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Familia (Antigua Roma)

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Este aviso fue puesto el 7 de junio de 2012.

La familia romana fue una institución de la antigua Roma, presente en el ámbito social y
jurídico, que estaba compuesta por todos los que vivían bajo la autoridad del cabeza de familia
o pater familias.

Era compuesta por todos aquellos individuos que nacidos libres vivían bajo la conducta propia
de un estatus parental natural y jurídico, político, económico, religioso, etc, estatus civil y
estatus social al modo romano, esto suponía asumir tanto la protección como la autoridad del
cabeza de familia que era el pater familias. Familia también es una palabra con la misma raíz
que los famuli ("criados de los Oscos") y por lo tanto en Roma, se comprendía a algunos
sirvientes o siervos llamados específicamente fámulos. Desde el corazón de la familia romana
se derivó el concepto de la fide romana (confianza).

Índice

1 Generalidades

2 Clasificación de las familias romanas

2.1 Familia agnaticia

2.2 Familia cognaticia

2.3 Familia gentilicia

2.4 Familia por afinidad

3 Las mujeres en la familia romana

4 El matrimonio en la Antigua Roma

4.1 La ceremonia de boda

4.2 El divorcio

5 Véase también

6 Referencias

7 Enlaces externos

Generalidades
En el derecho romano se tenían cuatro acepciones para la familia: agnaticia, cognaticia,
gentilicia y por afinidad.

La familia romana era legalmente tan fuerte que ciertas cuestiones que hoy se tratan en los
juzgados o en los templos, entonces se trataban en casa, bajo el mando del cabeza de familia.
La familia era realmente la célula básica de la sociedad romana.

El pater familias era el hombre romano que no dependía de nadie (sui iuris) y de quien
dependían los demás (alieni iuris). No importaba que estuviese soltero o casado, ni su edad.
Una mujer nunca podía ser cabeza de familia.

La patria potestas de un cabeza de familia romano le permitía, de así quererlo, disponer de la


vida de cualquier miembro familiar, venderle como esclavo e inclusive darle muerte. Podía
también abandonar legalmente a un hijo nacido de su mujer o reconocerlo. Podía incluso
prohijar hijos de otros, así como concertar casamientos de los hijos. Realmente, es él quien
forma la familia romana.

Como jefe de familia es también el sacerdote de la religión familiar y el juez en los conflictos
entre familiares, pero para esto último tiene que contar con el asesoramiento de un consejo
familiar.

Para entender lo anterior, hay que tener en cuenta que el parentesco natural, fundado en la
descendencia física de la mujer, y que los romanos llamaban cognatio, carecía de valor civil, en
tanto el parentesco civil, fundado en el reconocimiento por parte del hombre de su
descendencia o en la adopción como hijos de descendencia ajena, y a lo que los romanos
llamaban agnatio, era el único parentesco legalmente válido.

La adoptio era el acto de adoptar a alguien. Pero, si ese alguien era cabeza de familia, se
adopta a toda su familia y el patrimonio pasa al adoptante. En este segundo caso se llama
adrogatio. Teniendo en cuenta que la autoridad paterna también se llama manus, la
emancipatio o 'emancipación' consiste en liberar a un hijo de la potestad paterna o hacerlo
pasar a la potestad de otro.

Por la adoptio un hijo extraño pasa a igualarse civilmente al hijo de legítimo matrimonio. Por
eso los romanos daban más importancia a la decisión legitimante del pater familias (agnatio)
que al hecho físico del parentesco natural (cognatio).

Clasificación de las familias romanas

En el derecho romano se tenían cuatro acepciones para la familia.


Familia agnaticia

Se entendía por familia agnaticia al conjunto de personas bajo la misma potestad doméstica, o
que lo estarían si el común pater no hubiese muerto, por línea de varón (hasta el sexto grado).
Así, por ejemplo forman parte de la familia agnaticia de un individuo bajo la potestad de su
abuelo (avus): su padre (pater), su tío paterno (patruus), su hermano (frates), su hijo (filius), el
primogénito de su tío paterno (frater patruelis o patruelis) así como el hijo de éste (nepos ex
patruelis) o su propio nieto (nepos), así mismo todos los varones adoptados por el pater
familias. La muerte del ascendiente no implica la disolución del vínculo hasta el sexto grado.

Familia cognaticia

Se entendía por familia cognaticia al parentesco por consanguinidad natural. Es decir, las
personas vinculadas por la procreación y el nacimiento.

Se compone de un tronco común y dos líneas:

Línea recta: Aquellos que descienden unos de otros. Puede ser ascendente o descendente. Por
ejemplo: padre, hijo, nieto, bisnieto, etc.

Línea colateral: Aquellos que no descienden unos de otros pero tienen un tronco común. Por
ejemplo: hermanos.

En el ejemplo expuesto en el anterior punto, formarían parte de la familia cognaticia del


individuo señalado todos los anteriores señalados además de la abuela (avia), la madre
(mater), la hija (filia), la hermana (soror), la tía paterna (amita), el tío materno (avunculus), la
tía materna (matertera), la hija del tío paterno (soror patruelis), el hijo y la hija de la tía
paterna (amitinus y amitina), el hijo y la hija del tío materno (matruelis), el hijo y la hija de la
tía materna (consobrinus y consobrina), y sus descendientes.

Familia gentilicia

Se entendía por familia gentilicia el conjunto de personas que tenían en común la misma base
que la familia agnaticia, es decir, la gens. Sin embargo, se consideran grados más lejanos, con
la condición de que los involucrados se sientan parientes.

Familia por afinidad

Se entendía por familia por afinidad aquella compuesta por uno de los cónyuges y los agnados
o cognados del otro.

Para contar los grados, se cuenta como si un cónyuge ocupara el lugar del otro en su familia.
Las mujeres en la familia romana

A diferencia de los griegos, que tenían a sus mujeres en las casas y si tenían tiempo libre, no lo
pasaban en familia, los romanos sintieron un atractivo grande por la vida doméstica. La mujer
aparece como compañera y cooperadora del hombre romano, está a su lado en los banquetes,
comparte con él la autoridad sobre los hijos y criados y participa también de la dignidad que
tiene su marido en la vida pública. Pero esta libertad no impide que sea austera y reservada,
especialmente en la época republicana; incluso en el banquete, la mujer estaba sentada, no
recostada, y no bebía vino sino mulsum (vino con miel); en cualquier caso, está siempre en un
segundo plano bajo la autoridad marital y es así que no participa en la vida pública, en la
política, en la literatura, ni puede ser cabeza de familia e incluso los nombres de oficios de la
primera declinación son masculinos.

La educación femenina era prudentemente liberal. En la época infantil niños y niñas se criaban
juntos; las escuelas elementales también eran mixtas. Terminados los estudios primarios, las
chicas de buena familia continuaban instruyéndose privadamente en el conocimiento de la
literatura latina y griega; al mismo tiempo aprendían a tocar la lira, a bailar y a cantar. Esta
educación intelectual no impedía que la mujer hiciese determinadas labores: vigilaba y dirigía a
las esclavas, atendía los trabajos más delicados, bordaba, etc. Aparte de esto, la mujer no tenía
derechos ni podía ser cabeza de familia

El matrimonio en la Antigua Roma

Artículo principal: Matrimonio (Derecho romano)

Para cualquier romano normal el pragmatismo era parte de su forma de pensar, de manera
que el matrimonio no se escapaba de esta costumbre utilitarista.

Los romanos, institucionalmente monógamos, concibieron las relaciones sexuales continuadas,


con voluntad de convivencia y de vida en común, como un contrato, ya no entre dos personas,
sino entre dos familias.

Para empezar, en el derecho romano clásico, para contraer matrimonio era necesario que
ambos contrayentes ostentaran la ciudadanía romana. Esto es, que gozaran no sólo del status
libertatis sino también del status civitatis (que fueran libres y además, ciudadanos romanos),
es decir el IVS CONUBIUM. Cualquier otra unión (p.ej. ciudadano-extranjera) era considerado
un concubinato ("contubernio").

Debían también (para contraer matrimonio) tener la madurez sexual suficiente (por haber
alcanzado una edad o porque biológicamente mostraran signos de haberla alcanzado);
usualmente, los hombres se consideraban aptos para casarse a los catorce años y las mujeres a
los doce. Los hijos nacidos de este matrimonium iustum (o iusta nuptia) serían sometidos a la
patria potestas.

El casamiento de dos jóvenes dependía casi exclusivamente de los padres; pocas veces se
tenían en cuenta las inclinaciones de los interesados. Una vez decidido el matrimonio el primer
paso era la celebración de los sponsales, ceremonia arcáica en la que los respectivos padres
concertaban el casamiento de los hijos y establecían la dote que la joven aportaría al
matrimonio. Antiguamente los desposados ya quedaban obligados a la fidelidad recíproca y si
el matrimonio no se celebraba en el plazo estipulado, se podía perder la dote. Consultados los
dioses, si los agüeros eran favorables, se cambiaban los anillos, que tenían un valor simbólico.

Ante la ley, solo los ciudadanos romanos tenían derecho a contraer matrimonio. La tradición
conservó el recuerdo de tiempos en los que los patricios no podían casarse con una plebeya,
prohibición caída pronto en desuso (Lex Canuleia).

Hubo dos formas de matrimonio que estuvieron sucesivamente en vigor:

matrimonio cum manu: la mujer pasaba a formar parte de la familia de su marido y estaba
sujeta a su poder marital (manus). Podía realizarse esta unión de tres maneras:

- Confarreatio: forma sacra de contraer matrimonio. Rito llamado así por la pieza de pan (far)
que los esposos ofrecían al Dios Júpiter durante la ceremonia nupcial. Era la forma de
casamiento propia de los patricios. Su carácter sacro lo hacía de difícil disolución, pero no
imposible (el divorcio sería mediante la difarreatio).

- Coemptio: forma más usual y práctica. Se realizaba una compraventa ficticia de la novia, por
la que el marido adquiría la manus (poder) sobre ella. Es la versión matrimonial de la
ceremonia de liberación de esclavos, la manumissio.

- Usus: cuando los esposos cohabitaban ininterrumpidamente durante un año, el marido


adquiría la manus sobre la mujer; sin embargo, esto podía ser evitado gracias a la "trinoctii
usurpatio", según la cual, si la mujer se ausentaba durante tres noches seguidas del hogar
marital, evitaba caer en la manus maritalis. Puede verse como una versión matrimonial de la
prescripción adquisitiva.

matrimonio sine manu o libre: en él, la esposa continuaba perteneciendo a la familia paterna y
conservando los derechos sucesorios de su familia de origen. A pesar de la facilidad de
disolución de este matrimonio (bastaba con la simple separación de los esposos) los romanos
tenían conciencia de la seriedad de este vínculo.

La ceremonia de boda
El ceremonial que mejor se conoce es el patricio. La boda constituía uno de los
acontecimientos más importantes dentro de la vida familiar.

El día de la boda era escogido con toda cautela; sería pernicioso casarse en mayo, mientras
que la mejor época era la segunda quincena de Junio.

En la víspera de la boda la joven consagraba a una divinidad sus juguetes de niña; después, se
acostaba con el traje nupcial y una cofia de color anaranjado en la cabeza. Eran características
de la vestimenta nupcial el peinado y el vestido con velo. El traje era una túnica blanca que
llegaba a los pies, ceñida por un cinto. De la cabeza de la desposada caía un velo de color
anaranjado (flammentum) que le cubría la cara.

En todos los actos del rito matrimonial la futura esposa era asistida por la pronuba, una
matrona casada una sola vez. El rito empezaba consultando los auspicios: si el resultado no era
malo, quería decir que los Dioses eran favorables a esta unión. Terminada esta parte, tenía
lugar la firma de las tabulae nuptiales (contrato matrimonial) delante de diez testigos; después
la pronuba ponía las manos derechas de los esposos una encima de la otra y con esto los
esposos se comprometían a vivir juntos. Acabadas las formalidades, tenía lugar el banquete
nupcial.

Después, hacia la tarde, comenzaba la ceremonia de acompañamiento de la esposa a casa del


esposo. Este, de repente, fingía arrancar a su joven mujer de los brazos de su madre. Entonces
iban a casa del marido. La mujer iba acompañada de tres jóvenes; uno de ellos llevaba una
antorcha de espino (spine alba) encendida a la casa de la esposa. La gente que los seguía
mezclaba cantos religiosos y pícaros. Cuando llegaban a casa del marido, adornaban la entrada
con cintas de lana y la untaban con grasa de cerdo y aceite. El marido le preguntaba a la
esposa cómo se llamaba, ella le respondía ubi tu Gaius, ego Gaia ("si tú Gaio, yo Gaia"),
entonces los que la acompañaban la levantaban a pulso para que no tocase el quicio de la
puerta con el pie y la hacían entrar en la casa. Después era recibida por su marido y la pronuba
pronunciaba unas plegarias a la divinidad de la nueva casa (para que recibiesen con agrado a
esta nueva habitante); con esto terminaba la fiesta y los invitados volvían para sus casas.

El día de después del casamiento había un banquete íntimo (repotia, reboda) para los
parientes de los esposos.

El divorcio

Como el matrimonio romano estaba pensado para ser una institución que debía renovarse con
el consentimiento continuado de los cónyuges (affectio maritalis), se permitía el divorcio.
Como todo contrato, el matrimonio podía disolverse o terminarse. Primitivamente, el derecho
de revocación pertenecía únicamente al hombre; este solo tenía que reclamarle a su mujer
delante de un testigo las llaves de la casa y decirle: tuas res habeto ("coge tus cosas").
En principio, el matrimonio patricio por confarreatio (vid. supra) no podía disolverse, pero
pronto los romanos inventaron una ceremonia de efectos contrarios a la primera, a la que
llamaron difarreatio.

El matrimonio por usus o por coemptio se terminaba con la mancipatio o transmisión de la


potestad del marido en favor de un tercero, que manumitía a la mujer

En el derecho romano se tipificaba el tipo de divorcio según su causa:

Divortium ex iusta causa: como, por ejemplo, el adulterio de la mujer o el marido.

Divortium bona gratia: por causas no imputables a algunos de los cónyuges (esterilidad,
impotencia, etc.)

Divortium sine causa: cuando alguno de los cónyuges repudiaba al otro sin que mediase causa
que justificara este comportamiento.

Divortium communi consensu: de mutuo acuerdo.

Introducción

Este trabajo habla de la familia en la época de roma, habla de las responsabilidades de cada
uno de los miembros de la misma, de las obligaciones así como de los derechos, de la
denominaciones y jerarquías, de cómo se podía llegar a ser parte de una familia romana, y
como se podía llegar a perder este derecho.

Eran los tiempos en los cuales el paterfamilias podía disponer de todo cuanto poseía como
bienes, incluyendo los esclavos, y en cierta forma, de la vida o muerte de los hijos (jus vitae
necisque), en cuanto al tema de la Patria Potestad y su vinculación directa con el Derecho de
Familia, por no discutir entre quienes piensan que el Derecho de Familia, más que de Derecho
Privado, ha pasado a ser parte substancial del Derecho Público, por ser el Estado el principal
protagonista de este tipo de Derecho o en todo caso, un tercer tipo de Derecho que reúne
particularidades del Privado y Público simultáneamente.

La Familia Romana

En Roma una familia estaba integrada no sólo por las personas ligadas por vínculos de sangre,
i.e., cónyuges e hijos, sino también todos los que dependendian del "pater familias" (esclavos,
libertos y clientes). Una familia romana, era mucho más amplia que una familia actual y podía
estar formada por cientos de personas.
La familia romana era un pequeño país donde el padre era el gobernante, con derechos
establecidos sobre sus integrantes y responsabilidad legal por ellos ante la sociedad. Desde un
principio Roma se había organizado en gens, en manzanas donde vivían gentes unidas por un
mismo apellido; vivían en familia, pero en familia directa, con un solo padre, con una sola
autoridad, y en régimen monogámico.

El Pater Familias:

Tenía la obligación de mantener a la familia, representarla políticamente y oficiar los ritos


religiosos domésticos. Tenía autoridad sobre todos los miembros de su familia, incluso decidir
sobre su vida o su muerte.

Los Hijos:

Los hijos, por oposición a los esclavos, son llamados a veces "liberi/-orum", término que
procede del adjetivo "liber/-era/-erum: libre". A pesar del nombre, la situación jurídica de los
hijos difiere poco de la de los esclavos ya que la "patria potestas" daba al "pater familias" un
enorme poder sobre ellos.

Este poder se sustanciaba en los siguientes derechos:

"Ius exponendi", derecho a aceptar o no dentro de la familia al recién nacido.

"Ius vitae necisque", derecho a ordenar la muerte de cualquiera de los hijos.

" Ius vendendi", derecho a vender a los hijos como esclavos.

La Esposa:

La situación de la esposa estaba condicionada por el tipo de matrimonio que la uniera a su


marido. Existían dos clases: el más antiguo era el matrimonio "cum manu". En virtud de este
matrimonio el padre renunciaba a la patria potestad sobre su hija para asumirla el esposo. El
matrimonio "cum manu" fue sustituido por el matrimonio "sine manu", en que el padre, a
pesar del matrimonio, conservaba la "patria potestas" sobre la hija. Esta circunstancia daba
cierta independencia a la mujer. Este matrimonio se podía disolver por iniciativa de cualquiera
de los cónyuges (la esposa debía consultar con sus padres). El trámite era muy simple y rápido.
Consistía en enviar a la pareja una nota con este mensaje: "Tuas res tibi habeto".
Esclavos:

Los esclavos eran personas privadas de libertad, explotadas como fuerza de trabajo, a las que
se podía comprar y vender como vulgares mercancías.

En Roma la condición de esclavo podía adquirirse por varias vías: Por nacimiento. Todo hijo de
una esclava se convertía automáticamente en esclavo del dueño de su madre, eran
particularmente apreciados por su fidelidad y recibían el nombre de "vernae". Por derecho de
conquista. Los romanos subastaban ("sub hasta") como esclavo a todo enemigo capturado en
el curso de una guerra. Esta costumbre pervivió hasta la Edad Moderna. Por insolvencia. Un
deudor insolvente podía ser reducido a esclavitud por sus acreedores. El dinero obtenido de la
venta era destinado a cubrir la deuda contraída. Por exposición o venta. Era habitual en Roma
abandonar a los hijos recién nacidos si no eran acogidos en el seno familiar. Los bebés
expuestos podían ser recogidos por cualquiera para criarlos y venderlos como esclavos. Los
esclavos eran comprados y vendidos por los "mangones".

Los niños esclavos eran considerados frecuentemente como juguetes, pues en ese tiempo los
juguetes de los niños eran animales (aves, perros, conejos (para las niñas)), aunque también
existían casos de verdadero afecto. Los niños y adolescentes esclavos favoritos eran liberados,
teniendo casi en todo los mismos derechos que los nacidos libres (joyas, cortejos, vestidos de
príncipe), salvo en el atuendo característico (praetexta) de los nacidos libres.

Libertos:

Los libertos eran esclavos manumitidos, liberados por su amo. Era frecuente que el "pater
familias" manumitiera, concediera la libertad, a los esclavos más fieles y laboriosos, sobre todo
en su testamento. Jurídicamente los libertos, a pesar de ser libres, eran ciudadanos
incompletos ya que tenían derechos civiles (casarse con una romana,), pero no políticos. Sus
hijos, en cambio, ya gozaban de la plena ciudadanía.

Los libertos nunca llegaron a formar una clase social, sobretodo porque los hijos de los libertos
eran considerados libres, nacían libres. Los libertos eran casi todos comerciantes o artesanos, y
era bastante frecuente que llegasen a ser más ricos que los propios amos o que cualquier
noble.

Clientes:
Los clientes eran ciudadanos libres que habían establecido una relación de apoyo y socorro
mutuo con otros "pater familias" mejor situados social y/o económicamente que ellos. Estos
"pater familias" recibían el nombre de patronos.

El cliente debía prestar al patrono: Apoyo electoral e incluso militar; presentarle sus respetos
todas las mañanas ("salutatio") a cambio podía contar con la ayuda del patrono en los pleitos y
en las dificultades económicas. De hecho los que carecían de medios recibían en la "salutatio"
una cestita, la "sportula", con alimentos para el día.

Parentesco:

Parentesco viene del padre o la madre, el abuelo u otros ascendientes de quien se desciende.
Los romanos entendían el parentesco en dos sentidos: el parentesco del derecho civil y el
natural; cuando concurren ambos derechos, se contrae un parentesco natural y civil a la vez.

Tipo de Parentesco: "Agnatio" y "Cognatio".

El natural, es el que deriva de las mujeres cuando tienen hijos ilegítimos; es natural y civil,
cuando derivan de un matrimonio legítimo.

El parentesco natural se llama así o se le denomina "cognatio", y el civil es designado


corrientemente "agnación", que es el que viene por línea del varón.

La "agnatio" es el parentesco civil fundado sobre la autoridad paterna, ya que del paterfamilias
dependía la composición de la familia, siendo libre de cambiarla a su arbitrio. Cuando muere el
cabeza de familia, los que le estaban sometidos empiezan a constituir distintas familias, pero
continúan unidos por el parentesco agnaticio.

La "cognatio" es el parentesco que une a las personas descendientes unas de otras en línea
directa o que descienden de un autor común, sin distinción de sexo.

Clases Y Grados De Parentesco:

Tenemos el parentesco natural y el parentesco por afinidad. En el primero se distingue: a) el


parentesco en línea directa o recta, que se divide en dos: la ascendente y la descendente, de la
primera derivan por el segundo grado las líneas colaterales. El parentesco en línea recta es
aquel que une a dos personas, de las cuales una desciende de la otra y b) el parentesco
colateral, que es aquel que une a dos personas que descienden de un mismo autor, sin que la
una descienda de la otra, como los hermanos y sus descendientes los tíos paternos y
maternos. El parentesco por afinidad es el que se origina por el matrimonio y lo forman los
parientes de uno de los esposos y los parientes del otro. En el parentesco por afinidad no hay
grados.

Nacimiento:

Cuando un niño nacía era depositado por la comadrona en el suelo. Si el padre aceptaba al
hijo, lo recogía u ordenaba que fuera amamantado; en caso contrario era abandonado en un
vertedero o junto a la columna Lactaria.

Las causas que llevaban a un padre a rechazar a un hijo eran muchas (defectos físicos, dudas
acerca de la paternidad, ...). Eso sí, era más fácil que fuera expuesta una niña que un niño.

La exposición de un hijo no deseado era una práctica tan habitual en Roma que ni las leyes
consiguieron frenarla (desde Rómulo existía una ley de dudosa eficacia que penaba con la
confiscación de la mitad del patrimonio el abandono de un varón o de una hembra, si ésta era
la primera hija).

Costumbres de la Familia Romana

El patriarca se encargaba por las mañanas de repartir las tareas domésticas a los esclavos y de
atender a su contador que le traía las cuentas del negocio todas las mañanas. El padre era
sobretodo el dueño del patrimonio, tenía claros derechos de autoridad sobre las mujeres
(esposa, hijas), los hijos y los esclavos, pero también era el representante legal ante los actos
de los hijos. Si un hijo cometía delito, también el padre era culpable. El padre era también juez,
pues resolvía litigios al interior de su pequeño reino. En las familias nobles el padre no veía a
los hijos sino hasta la noche, por eso el cristianismo y su amor filial para con el padre "debió
producirles a los paganos el efecto de una intimidad un poco repugnante y de una humildad
servil; tenía que parecerles algo plebeyo".

Los hombres libres de familias acomodadas no andaban casi nunca solos, no se vestían ni se
calzaban nunca ellos mismos sino que lo hacían por ellos los esclavos (lo que si hacían solos era
lavarse los dientes). Ni siquiera en la alcoba conyugal estaban solos, había siempre a mano un
esclavo, durmiendo frecuentemente detrás de la puerta. Las damas debían salir de casa
siempre en compañía: una señorita de compañía (comites) y un caballero de servicio (custos),
aunque sus salidas eran poco frecuentes y las más conservadoras salían semi veladas.
Tampoco los jóvenes debían salir sin un custodio.
En cuanto a las señoras romanas, sabido es que se casaban poseyendo una dote, que no
siempre pasaba en manos del marido, quien en cierta forma, cargaba también una dote toda
su vida (su testamento). La tradición romana estipulaba que una mujer que se separaba del
marido regresaba con el padre, pues la hija era algo así como un préstamo del padre al yerno.
Las habían fidelísimas a su marido, a quien seguían al exilio e incluso al suicidio, y otras que
tomaban a cargo todas las labores del padre de manera muy eficiente, y finalmente, algunas
que se casaban con una fortuna mayor a la del marido, y que solían rechazar su autoridad. Las
mujeres libres eran frecuentemente ociosas, muchas pasaban el día hilando en el huso, pero
unas pocas ayudaban al marido sobre todo en lo contingente a la contabilidad del hogar.

Un personaje típico de la romanidad, por levantar siempre abundantes comentarios, era el de


la viuda; aquella era sumamente codiciada y casi siempre tenía una corte de pretendientes;
era considerada "irresistible" por no tener amo alguno, y por tener en su poder toda la
herencia. Podía tranquilamente volver a casarse con quien quisiera, e incluso el concubinato
era tolerado, siempre y cuando existiese una promesa explícita de matrimonio.

Las jovencitas, en cambio, debían mantenerse vírgenes, o al menos, llevar sus relaciones en el
más estricto secreto. El concubinato era aceptado, en un principio considerándolo como un
término peyorativo pero con el tiempo como algo normal u "honorable"; tenía incluso bien
determinados sus aspectos jurídicos. El concubinato debía asemejarse lo más posible al
matrimonio, los hijos de una pareja de concubinos eran considerados ilegítimos y no tenían
derecho a la herencia paterna, más si a la materna. La concubina debía ser una mujer libre
(viuda (vidua) o divorciada) puesto que los esclavos no tenían derecho a casarse.

Entre los romanos, eran los padres de familia quienes decidían si aceptaban o no al recién
nacido. La señal de aceptación la daba el padre cuando lo levantaba del suelo donde lo había
dejado la matrona: el padre lo tomaba o acogía (tollere) con tal acto. Si por el contrario no lo
aceptaba, el hijo era expuesto, es decir, era dejado en algún basurero público o en algún
domicilio; en tal caso los recién nacidos o bien morían, o bien eran recogidos por tratantes de
esclavos que lo alimentarían para posteriormente venderlo.

Los criterios usados para abandonar a los recién nacidos (niños expósitos) eran diversos: a los
malformados se los exponía siempre, los pobres los exponían por no tener con qué
alimentarlos; la clase media prefería tener menos hijos para poder educarlos mejor. En el
campesinado de las provincias orientales, la familia que había llegado a un máximo tolerable
de hijos regalaba los sobrantes a otras familias que los aceptaban gustosos (más trabajadores
para la familia); aquellos hijos regalados eran llamados threptoi (tomados a cargo). Pero
incluso los ricos llegaban a no desear un hijo, frecuentemente por cuestiones legales de
testamento. Los niños expuestos rara vez sobrevivían: los ricos no lo querían ver más mientras
que los pobres guardaban algunas esperanzas de que el niño fuese acogido.

El Matrimonio en la antigua Roma


El matrimonio entre los romanos no era respaldado por escrito; había una ceremonia con
testigos donde además era entregada la dote de la mujer (si es que tenía una), y por supuesto
también una fiesta.

No había tampoco ningún alcalde o párroco que presenciara necesariamente la ceremonia. Era
un acto privado "que ningún poder público tenía porqué sancionar", pero era obligatorio llevar
testigos.

Tipos de Matrimonios:

Matrimonio "Cum Manu" y "Sine Manu"

La "manus" acompañaba casi siempre al matrimonio para que la mujer pudiera entrar a la
familia civil del marido, caer bajo su potestad y ocupar con respecto a él el lugar de una hija,
participar en su culto privado y poder heredarlo como "heres sua" (heredera suya).

En el matrimonio "sine manu" la mujer no salía de su familia natural, no haciéndose agnada de


la familia de su marido, éste no adquiría sobre ella ninguna potestad; la mujer ocupaba ante el
marido el mismo plano de igualdad, no se le consideraba con respecto a él (como en el
matrimonio "cum manu-loco filiae) en el lugar de una hija.

La convivencia de una pareja era tolerada; así lo demuestra la diferencia que había entre
matrimonios con mano (cum manum) y las uniones sin mano (sine manu), en el primer caso la
mujer pasaba oficialmente a obedecer a su marido, mientras que en el segundo caso, a pesar
de dejar la casa, la mujer seguía bajo el mando de su propio padre.

El adulterio era algo grave que daba derechos al padre o al marido de matar a su hija o esposa,
y también al amante. Sucedía cuando un hombre, casado o soltero, era sorprendido en el acto
con una mujer casada. Si la mujer era soltera, o si era una prostituta o extranjera o esclava, no
se consideraba adulterio, aún si el hombre con el que era sorprendido era casado.

El matrimonio tenía relación con asuntos legales, sin que la falta de un documento escrito
representase un problema pues siempre se efectuaban las debidas investigaciones. Tenía
relación con el patrimonio (sobre todo en lo relativo a la herencia), con la legitimidad de los
hijos y con la dote, sobretodo porque el divorcio era perfectamente legal. El divorcio era tan
informal como el matrimonio, y bastaba con que uno de los dos cónyuges se decidiera y
celebrara el acto ante testigos. La mujer, tanto si ella se había separado como si había sido
repudiada, se llevaba su dote; los hijos en cambio, al parecer, se quedaban con el padre. Se
divorciaban y volvían a casar con mucha frecuencia, por lo que era normal ver en una casa
hijos de distintas madres, además de los adoptados.

Requisitos para Contraer Matrimonio:

La "Pubertad": Con esta palabra se designa en el hombre la aptitud de engendrar y en la mujer


la de concebir. La edad de la pubertad se fijó para los varones los catorce años y las mujeres
eran núbiles a los doce.

Consentimiento de los contrayentes: El consentimiento recíproco de las partes es necesario


para contraer matrimonio.

El consentimiento del paterfamilias: El derecho de los ascendientes para consentir o prohibir el


matrimonio de sus descendientes deriva de la potestad paterna, de la cual es un atributo.

El "connubium": Que es la aptitud legal para contraer las "iustae nuptiae-connubium est uxoris
iure ducendae facultas". Tendrán "connubium" los ciudadanos romanos, los "latini veteres" y
aquellas personas a quienes por concesión especial se otorgue esta ventaja.

Impedimentos para Celebrar el Matrimonio.

Impedimentos que resultan del parentesco.

Impedimentos resultantes de la afinidad. La afinidad es el lazo que une a un esposo con los
parientes del otro.

Otros impedimentos. El matrimonio anterior no disuelto.

Impedimentos por razones políticas y sociales.

Disolución del Matrimonio:

Por la esclavitud: como pena del derecho civil y por la pérdida de la ciudadanía
Por cautividad: pero el matrimonio se considera subsistente si los dos esposos son hechos
prisioneros y juntos obtienen la libertad.

Por muerte de uno de los esposos: La viuda debía guardar luto durante diez meses.

Por divorcio: En Roma fue un principio generalmente admitido que el matrimonio podía
disolverse con entera libertad, tal como se contraía.

El Divorcio:

Es la ruptura voluntaria del lazo conyugal; puede resultar del consentimiento mutuo de los
cónyuges ("bona gratia"), o de la voluntad de uno solo, en cuyo caso se dice que es por
repudio. El divorcio por repudio puede hacerse cuando hay motivo legal: infidelidad, atentado
contra la vida del cónyuge; y cuando no hay causa para repudiar, en cuyo caso se castiga al
cónyuge generalmente con pérdidas patrimoniales.

Otras Uniones Matrimoniales.

El Concubinato: debió su frecuencia a las disposiciones que prohibían el matrimonio entre los
ingenuos y los libertinos. Se tomaba por concubina a aquella con quien el matrimonio estaba
vedado.

El concubinato se contrae sin las formalidades de las "iustae; es necesaria la pubertad de las
partes; no se requiere el consentimiento del paterfamilias; no podrá contraerse entre personas
cuyo parentesco o afinidad los volvería incapaces para contraer "iustae nuptiae". El
concubinato es incompatible con el matrimonio no disuelto, no pudiéndose tener a la vez
esposa y concubina.

Costumbres Matrimoniales:

La edad mínima para el matrimonio era de catorce años para los hombres y de doce años para
las mujeres. Para poderse casar debía haber consentimiento mutuo y además aprobación por
parte de ambos padres. La fecha preferida para casarse era en junio, poco antes del solsticio
de verano (21 de Junio), cuando el sol está en su apogeo. Una de las costumbres
matrimoniales era la presencia de diez testigos como también la de los regalos de boda. "La
noche de bodas se desenvolvía como una violación legal" pero habían también algunos
hombres que respetaban la timidez de su mujer, solo que en tales casos la sodomizaban.
El día antes de la boda la novia dedicaba los juguetes de su infancia a su Lares familiar (dios
familiar representado en estatuillas a la entrada de la casa cuya función era protegerlos de los
extraños), y también su bulla (collar protector del mal de ojo que usaban desde el octavo día
de nacidos). El día de la boda se iniciaba con un cortejo; se encendían antorchas que seguían
un camino hacia la casa del novio. La prometida, que iba con un velo en su rostro, era
acompañada por tres niños que debían tener a sus padres aún con vida. Dos niños iban
tomados de la mano al lado de la novia, mientras que el tercero iba delante con una antorcha
de espino que había sido encendida anteriormente en la casa de la esposa. Se consideraba que
los restos de esta antorcha tenían la capacidad de otorgar longevidad.

Se sentaba a los novios uno al lado del otro, ambos con la cabeza cubierta por un velo, en un
banco cubierto con piel de oveja ofrecida en un sacrificio. Después continuaba con un acto en
el que el novio daba una vuelta a la derecha del altar, tomaba un poco de sal y un pan redondo
de espelta (una variedad de trigo), el panis farreus, que ambos compartían. Tal acto
consagraba la unión y la mujer pasaba en ese momento de las manos del padre a las manos del
flamante marido.

Conclusión

La familia está organizada en Roma sobre la base del patriarcado; el papel del paterfamilias era
el principal y de ahí que la madre ocupara un lugar completamente secundario. La familia se
desarrollaba exclusivamente por vía de los varones, la mujer al casarse salía de su familia civil
para pasar a formar parte de la familia del marido.

La familia son muchas personas que están bajo la potestad de otro, como el paterfamilias, la
materfamilias, el filiusfamilias, la filiafamilias y los demás descendientes.

Paterfamilias. Es aquel que tiene el señorío en su casa y se le designa correctamente con este
nombre aunque no tenga hijo, pues el término no es sólo de relación personal, sino de
posición de derecho. Es paterfamilias el varón que es "sui iuris" cualquiera que sea su edad. El
jefe de familia tiene bajo su potestad a sus hijos y demás descendientes sobre los cuales
ejercerá la "patria protestas". También se encuentra bajo su potestad su esposa, si la tiene "in
manu", sus esclavos y una persona libre cuando la tiene "in mancipium". Compartiendo el
hogar con el paterfamilias, pero desempeñando un papel secundario, tenemos a la
materfamilias, que es la que vive honradamente, pues se distingue de otras mujeres por sus
costumbres, dando lo mismo que sea casada o no, ya que ni el matrimonio, ni el nacimiento
hacen a una mujer de familia, sino las buenas costumbres.

Los romanos entendían el parentesco en dos sentidos, el parentesco natural se llama así o se
le denomina "cognatio", y el civil es designado corrientemente "agnación", que es el que viene
por línea del varón.

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