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TIRSA. La ciudad de Tirsa fue originalmente una ciudad cananea de notable belleza (Cnt. 6:4).

Fue conquistada por Josué


(Jos. 12:24) y más tarde llegó a ser la capital de Israel en los días de Jeroboam I (1 R. 14:17), Baasa (1 R. 15:21, 33; 16:6);
Ela y Zimri (1 R. 16:8, 9, 15). Zimri prendió fuego al palacio estando él adentro cuando fue sitiado allí por Omri (1 R. 16:17,
18). Después de seis años, Omri trasladó su capital a Samaria. Un residente posterior de Tirsa, Menahem, derrocó a Salum y
usurpó el trono (2 R. 15:14, 16).
I. Identificatión. El lugar exacto de Tirsa es difícil de establecer con las evidencias del Antiguo Testamento. Se puede
sospechar una ubicación en el área general de Samaria y se han sugerido un número de grandes promontorios en el área,
entre ellos Tulluza al norte del monte Ebal, Teyasir más al norte yJemma’in 11 kms. al sur de Siquem. Dos de estos nombres
son semejantes a Tirsa. Sin embargo, el que parece ser con más certidumbre es el *Tell el-Far’ah (promontorio de la colina
elevada), de algunos 600 mts. de largo y 300 mts. de ancho, situado en el camino entre Siquem a Betsan y Damasco en la
cabecera del Wadi el Far’ah adonde el camino de la Transjordania llega a los altiplanos centrales. Ya para 1931, W. F. Albright
había sugerido esta identificación (Journal of the Palestine Oriental Society, XI, págs. 241 y sigtes.). Un sondeo de la
superficie indicó un período de ocupación que armonizaría con la evidencia literaria.
II. Excavación. Desde 1946, una serie de campañas han sido emprendidas por la “Dominican Ecole Biblique” bajo la dirección
del padre R. de Vaux, ayudado por el padre A. M. Steve. Un panorama claro está disponible de ese modo. Tell el-Far’ah fue
ocupado primero durante el período medio calcolítico (la mitad del cuarto milenio a. de J.C.) hasta ca. 600 a. de J.C. Cinco
períodos de ocupación son distinguibles desde el nivel de la edad del bronce primitivo (ca. 3200–2100 a. de J.C.). Los restos
de las edades del bronce medio y último están más o menos esparcidos ya que la ciudad fue severamente destruida en esos
días. Un pequeño santuario de la edad del bronce intermedio (ca. 2100– 1550 a. de J.C.) ha sido descubierto. La edad del
hierro I (ca. 1200–900 a. de J.C.) y II (ca. 900–600 a. de J.C.) están representados por cuatro períodos de ocupación, a los
que los excavadores describen como: nivel I, al fin de la edad del hierro II (ca. 723–600 a. de J.C.); nivel II, la primera parte
de la edad del hierro II (ca. siglo VIII a 723 a. de J.C.); nivel intermedio (siglo IX); nivel III, la edad del hierro I (fin del siglo
XI a principios del siglo IX a. de J.C.). La ocupación israelita de los días del Reino del Norte de Israel está representada por los
niveles I al III. La destrucción del nivel III puede bien representar el tiempo del ataque de Omri (1 R. 16:17) en 885 a. de J.C.
Después del abandono de Tirsa en favor de Samaria alguna deterioración de la ciudad podría esperarse y eso está reflejado en
una pobre colonización del nivel intermedio que data del siglo IX a. de J.C. Durante el siglo VIII, Tirsa entró en una fase
nueva. El nivel II (siglo VIII hasta el 723 a. de J.C.) reveló un número de casas bien hechas, un gran edificio administrativo,
una puerta macisa en la muralla de la ciudad y a lo largo de aquélla, gran cantidad de casas más pequeñas y más pobres. Esto
confirma el cuadro presentado por los profetas del siglo VIII (Am. 5:11, Is. 9:8–10). Esta fase de la vida de la ciudad terminó
con la invasión asiria del 723–721 a. de J.C. El último período de la ciudad, nivel I, representa los días finales de su vida
durante los años de dominio asirio que culminan con la destrucción de la ciudad a fines del siglo VII, posiblemente a manos de
Nabucodonosor. Era una ciudad pobre en comparación con la representada por el nivel II.
La comparación de los hechos arqueológicos de Tirsa con los de Samaria ofrecen una interesante correlación a la secuencia de
ocupación de los dos sitios que concuerda estrechamente con la evidencia del Antiguo Testamento.
EMAUS. Una villa de Judea mencionada sólo en Lucas 24:13. Una de las apariciones de Jesús el domingo de resurrección fue a
dos hombres que caminaban de Jerusalén a Emaús. El pasaje de Lucas sitúa la villa a 60 estadios de Jerusalén, ca. 17 kms. de
distancia. Una distancia diferente, 160 estadios, se encuentra en unos pocos manuscritos unciales, sinaíticos (cuarto siglo), N
(sexto siglo) K, Pi y Theta (noveno siglo), y un número de manuscritos minúsculos. “60 estadios” se encuentra en P75 (última
parte del segundo o primera del tercer siglo), B (cuarto siglo), A (quinto siglo), C (quinto siglo) y otros. La evidencia de P75 (el
recientemente publicado papiro Bodmer) y B (Codex Vaticanus) ambos establecen la distancia definitiva de “60 estadios”.
Se han propuesto tres identificaciones de Emaús: (1) La moderna villa de ’Amwas (publicación definitiva: H. Vincent and F. M.
Abel, Emmaus: sa basilique et son histoire, Librairie Ernest Leroux, Paris, 1932). Sin embargo, estaubicación hubiera requerido
que la distancia fuera “160 estadios” los cual es muy dudosa a la luz de las evidencias de los últimos manuscritos. (2) Una
colonia militar de Vespaciano, posiblemente la Kaloniye, del día de hoy, llamada Ammaous por Josefo. La distancia desde
Jerusalén es de ca. 34 estadios, un poco difícil de concordar con el registro bíblico. (3) La presente el Kubebe (publicación
definitiva: P. B. Bagatti, I Monumenti di Emmaus El-Qubeibeh e dei dintorni, Franciscan Press, Jerusalén, Jordánia, 1947). Los
restos aquí son definitivamente del período del Nuevo Testamento y la distancia desde Jerusalén concuerda más o menos bien
con el registro de Lucas haciendo esta identificación la preferida.
EN-GADI. En-gadi, el más grande oasis en la costa occidental del mar Muerto, está irrigado por una fuente que produce un
cinturón estrecho verde de vegetación que surge en un territorio desierto. La fama del oasis de En-gadi hizo que el autor del
Cantar de los Cantares de Salomón exclamara, “Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi amado” (Cnt.
1:14).
Sin embargo, la región alrededor de En-gadi no era fructífera. A sus desiertos estériles huyó David cuando Saúl buscaba su vida,
y en una de sus numerosas cuevasel anterior pastorcillo encontró un lugar de refugio (1 S. 24:1-6).
Aunque la huida de David a En-gadi fue temporalmente conveniente y él abandonó el desierto tan pronto como pudo hacerlo,
algunos en Israel miraban al desierto de Judea como una habitación ideal, apartado de las influencias corruptoras de la sociedad.
Los recabitas fueron tales personas que decidieron vivir una vida de ascetismo en un ambiente alejado de las tentaciones de la
vida civilizada. Los recabitas habitaron en tiendas y se abstuvieron de los frutos de la vid y de las cosechas que eran segadas
por el hombre (véanse 2 R. 10:15-18; Jer. 35:5-10).
Los recabitas fueron los precursores de los esenios quienes establecieron una colonia en el Qumrán, al norte de En-gadi, cerca
del mar Muerto. Para la gente del Qumrán, el desierto era el lugar ideal para vivir una vida piadosa en preparación para el
advenimiento del Mesías. En su Manual de Disciplina ellos citan Is. 40:3: “Voz que clama en el desierto: preparad el camino a
Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.” kms. kilómetros
En-gadi vino a ser una importante base durante la segunda revuelta judía (132–135 d. de J.C.) de la cual Simeón ben Cosba
(Bar Kochba) fue el líder. Muchos en Israel, incluyendo el renombrado rabí Akiba, veían en ben Cosba al Mesías prometido que
libraría a su pueblo.
Recientemente se descubrieron cartas que contenían órdenes al comandante y gente en En-gadi para que proveyera recursos
para el ejército judío. Ben Cosba ejerció control por ca. 2½ años, pero de nuevo el poder de Roma prevaleció y En-gadi sufrió
la derrota junto con Jerusalén y el resto de la Palestina judía.
Más tarde, los escritores romanos continuaron hablando de las palmas datileras de En-gadi y aun para el siglo V, Jerónimo habló
de En-gadi como una “grande villa judía” famosa por su alheña, sus dátiles y viñedos. Durante los tiempos romanos En-gadi
sirvió como un centro agrícola, comercial y territorio administrativo de la costa occidental del mar Muerto.
Empezando en 1949 han sido emprendidas excavaciones sistemáticas en En-gadi. Una campaña en 1962 organizada por la
Universidad Hebrea y la Sociedad de Exploración Israelí, bajo la dirección de Binyamin Mazar, Emanuel Dunajevsky y Trude
Dothan trazó niveles de ocupación en Tell Goren, el sitio principal de ocupación en el oasis, desde el tiempo de Josías de Judá
hasta la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor (583 a. de J.C.). Entre los descubrimientos había hileras de grandes
jarrones, numerosos vasos de cerámica, utensilios de hierro y de bronce que fueron evidentemente usados en la manufactura
del perfume extraído del bálsamo que crece en la región de En-gadi. Josefo habla del bálsamo de En-gadi y Plinio menciona sus
palmeras.
En una casa identificada por una inscripción como perteneciente a un hombre llamado Tovshalom fue descubierta una olla de
cocinar que contenía un tesoro de lingotes de plata. Una lámpara de aceite fue usada como tapa para cubrir la olla. Otros
hallazgos incluyeron pesas de piedra, joyas y vasos de cerámica de excelente calidad.
Basado en sus campañas de En-gadi, Mazar sugiere que la colonia judía en En-gadi fue destruida en el tiempo de Nabucodonosor,
pero reconstruida después del regreso de Babilonia.
Durante el siglo V a. de J.C., fue el sitio de una próspera colonia. Entre los restos de una casa grande del período hay tiestos
con inscripciones arameas, fragmentos de cerámica importada ática y asas de jarrones que contienen la inscripción Yehud, que
denota la provincia persa de Yehudah, o Judá.
Ciudadelas del período helenístico (siglos III y II a. de J.C.) y el período hasmoneo (ca. 100–70 a. de J.C.) han sido excavadas.
La ciudadela hasmonea data del período de Alejandro Janneo y fue rodeada por una pared de piedra de aproximadamente dos
metros de espesor. Los restos más antiguos de En-gadi son de cerca del período calcolítico —ca. 27 por 18 mts. de tamaño,
data de la última parte del cuarto milenio a. de J.C. Es posible que este fuera un lugar central de adoración para los habitantes
del desierto de Judea y del área del mar Muerto en ese tiempo. Los remanentes más recientes datan del período romano-
bizantino —siglos IV al VI d. de J.C.
JOYAS. Tanto los hombres como las mujeres en el antiguo Cercano Oriente se adornaban con joyas, algunas de las cuales (por
ejemplo los *amuletos) tenían un significado mágico. Conchas, huesos y vértebras de peces fueron estilizados como joyas por
los *natufianos ya para el 8000 a. de J.C.
Descubrimientos importantes de joyas fueron hechos en los cementerios reales de *Ur y en la tumba del rey Tutankhamón. El
Instituto Oriental de Expediciones a *Meguido descubrió algunas muestras de joyas cananeas.
Entre los artículos comunes de joyería estaban *sellos de gemas, brazaletes, brazaletes para los tobillos, pendientes, aretes,
narigueras y redecillas de oro para el cabello. Cuando el siervo de Abraham buscaba una esposa para Isaac él le presentó a
Rebeca “un pendiente de oro que pesaba medio siclo y dos brazaletes que pesaban diez” (Gn. 24:22). Cuando Moisés estaba en
el monte Sinaí, Aarón pidió a los hombres de Israel que trajeran todos los aretes de oro de las orejas de sus esposas, hijos e
hijas para que pudieran hacer con ellos un becerro de oro (Ex. 32:1-6). Sin embargo, un uso legítimo de tales materials se
encontró en la construcción del tabernáculo cuando “vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y
trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová”
(Ex. 35:22). En Jueces 8:24 se lee que los ismaelitas usaban zarcillos (o narigueras).
PAISAJE DE JUDEA. Esta es una vista del Valle de Ajalón. Cortesía de Matson Photo Service.
Los monarcas usaron coronas de piedras preciosas y se sentaban en tronos ricamente ornamentados con joyas. Durante sus
conquistas, David adquirió una corona de piedras preciosas del rey de *Amón (2S. 12:30). La reina de Saba, del sur de *Arabia
trajo oro y piedras preciosas, junto con las especies por las cuales su tierra era famosa, cuando vino a ver a Salomón (1 R.
10:2).
Entre los judíos que regresaron de Babilonia estaba “Malquías, el hijo del platero” (Neh. 3:31). Por siglos los orfebres semíticos
habían hecho de las varillas de oro y plata bellos ornamentos incrustados con piedras preciosas.
Al hablar del valor de la sabiduría en el libro de Job, se afirma que su valor excede por mucho al oro de Ofir, el precioso ónice,
el zafiro, el topacio, las perlas y los rubíes (Job 28:15-20). Todas estas piedras fueron valiosas por su belleza y escasez y fueron
usadas en la producción de joyas.
SELLOS. I. Palabras Usadas en la Biblia. La palabra más común para “sello” en hebreo es hotam, una palabra tomada del
egipciohtm (T. O. Lambdin, JAOS, 73, 1953, pág. 151) . Hotam designa el sello cilíndrico así como el sello para estampar de la
misma manera que el verbo hotam “sellar” no indica la clase de sello usado en el proceso de sellar. El sello de Judá (Gn. 38:18,
25) debió haber sido un sello cilíndrico, el tipo más común de sello en Mesopotamia y Palestina durante la edad patriarcal.
Por otra parte, elhotam de Jeremías 22:24 definidamente designa un “sello de anillo” ya que se dice que lo llevaba puesto en
“la mano derecha”.
Otra designación hebrea par sello es tabba’at, también una palabra tomada del egipcio db’t (Lambdin, ibid.), la cual es usada
exclusivamente como una designación del “sello de anillo” (Gn.41:42). El hebreo tabba’at fue posteriormente usado para
designar cualquier anillo, aun las argollas adheridas a piezas de los muebles del templo para sostener las varas de Madera
gruesa por las cuales podían ser alzados (Ex. 25:12 y sigtes.). El arameo ’ƒzqa, “sello” aparece una vez en la Biblia (Dn. 6:18),
En el Nuevo Testamento las palabras corrientes son sphragis, “sello” y sphragizo, “sellar”.
IMPRESION DE UN SELLO CILINDRICO del Antiguo Período Babilónico siglos XIX o XVIII a. de J.C. El texto dice “Manum, el
Adivinador y Siervo del dios Enki (Ea). Cortesía del Museo Británico.
II. Uso del Sello en la Biblia.
A. Para Denotar Autoridad. Las órdenes reales, especialmente cuando eran escritas por un enviado del rey, eran selladas con el
sello real. Ejemplos de estas costumbres son las “cartas” escritas por la reina Jezabel en nombre de Acab por medio de las
cuales ella daba órdenes a los oficiales de Jezreel para enjuiciar a Nabot (1 R. 21:8); también los decretos dados por Amán y
Mardoqueo a nombre del rey Asuero (Esd. 3:10, 12; 8:2, 8, 10). Tales documentos que contienen impresiones del sello real han
sido repetidamente encontrados en las excavaciones de las ciudades antiguas del Cercano Oriente.
Como ejemplos, se pueden mencionar los muchos documentos sellados con el sello real de Ugarit discutidos y detallados por
Claude F.-A. Schaeffer en Ugaritica III, Paris, 1956, págs. 1 y sigtes.
B. Legalización de Documentos. Los documentos legales, como acuerdos o contratos, eran no sólo firmados por los participantes
de tales acuerdos, sino que también eran sellados para su validación.
Jeremías describe este proceso en relación con la escritura de compra que fue firmada y sellada en el momento de la compra
de un lote de propiedad (Jr. 32:10. 11, 14, 44). También un pacto entre el pueblo de Judá y Dios hecho en los tiempos de
Nehemías fue sellado por el gobernador así como por los representantes del pueblo (Neh. 9:38; 10:1). Unos tratados antiguos
sellados, elaborados entre reyes, se han encontrado en Ugarit (Schaeffer, ibid.) y en otras partes. Un estudio de los sellos
adheridos a los tratados entre el rey Esarhadón, de Asiria y algunos príncipes de Media, encontrados en Nimrod, ha sido hecho
por D. J. Wiseman en Iraq. 20, 1958, págs. 4–23.
C. Sellando Estructuras. Algunas veces las puertas o las entradas de ciertas estructuras eran selladas para asegurar que ningún
individuo no autorizado pudiera entrar. Algunos ejemplos bíblicos de esta práctica son la entrada sellada a la cueva de leones
en la que Daniel había sido arrojado (Dn. 6:17, en hebreo v. 18) y la piedra sellada de la tumba de José en la cual Jesús fue
puesto (Mt. 27:66). Esta práctica en tiempos antiguos puede ser demostrada por la tumba de Tutankamón. Cuando esta tumba
fue descubierta en noviembre de 1922, su entrada estaba cerrada por una pared revocada en la cual se habían impreso los
sellos oficiales. De la misma manera, la puerta entre la antecámara y la cámara sepulcral, así como la puerta al anexo fueron
cerradas con paredes y selladas; también las puertas de los altares interiores de los sarcófagos del rey en el cual descansaba
su ataúd dorado eran protegidos con sellos (Howard Carter and A. C. Mace, The Tomb of Tutankh-Amen, vol. I, New York, 1923,
págs. 134, 148, 152, 247, 250 y las láminas XIV, XLI–XLV).
D. Uso Figurativo. Numerosos textos, especialmente en el Nuevo Testamento, hablan de actividades de sellar en el sentido
figurado. Algunas de estas figuras son tomadas de las situaciones de la vida real, mientras que otras son ficticias. En Isaías
29:11 una visión oscura es comparada con “las palabras del libro que está sellado”. La referencia aquí es hecha indudablemente
a un rollo de papiro tal como los que se encontraron en Elefantina, los cuales eran enrollados y luego doblados en el centro
desde cada extremo, después de lo cual una cuerda era puesta alrededor de éste. Se le ponía entonces arcilla húmeda en el
nudo y un sello era impreso en la arcilla húmeda (E. G. Kraeling, The Brooklyn Museum Aramaic Papyri, New Haven, 1953, Pl.
XXI). Para la explicación de algunos textos que hablan de un trabajo de sellar no se han encontrado paralelos de la vida real. A
esta categoría de textos pertenece, por ejemplo, Apocalipsis 7:3, que habla de un sello usado por los siervos de Dios en sus
frentes. El autor, evidentemente, tenía en mente la marca de un esclavo. Estas eran hechas en el esclavo con un hierro candente
o en tatuaje, o un esclavo recibía una etiqueta que lo identificaba, la que tenía que llevar alrededor de su cuello o muñeca por
medio de una cadena (I. Mendelsohn, Slavery in the Ancient Near East, New York, 1949, págs. 42–50.)
III. Sellos Usados.
A. Sellos Cilíndricos. El hogar original del sello cilíndrico parece haber sido Sumer en el valle de la baja Mesopotamia, donde los
primerísimos y más arcaicos sellos cilíndricos han sido hallados. Que los sellos cilíndricos se originaron entre los súmeros es
también debido al hecho de que ellos inventaron la escritura sobre tabletas de arcilla, porque el sello cilíndrico es el mejor para
hacer impresiones sobre la arcilla. Egipto, que en las primeras etapas de su historia copió muchos de los logros culturales de los
súmeros, recibió el sello cilíndrico de ellos y lo usó por varios siglos antes de desarrollar su propio sello de estampa típicamente
egipcio. Otras naciones antiguas del Cercano Oriente también adoptaron el sello cilíndrico junto con la escritura en tabletas de
arcilla.
Los materiales usados más frecuentemente para hacer los sellos cilíndricos fueron la esteatita y la hematita; pero también se
usaron la piedra caliza, la lazulita, el serpentino, el basalto, el mármol y otras piedras, y ocasionalmente aun madera o marfil.
La mayoría de los sellos cilíndricos tienen una longitud de 20 a 30 mm. y un diámetro de 10 a 15 mm., pero algunos son tan
pequeños que tienen una longitud de 15 mm. o tan grandes como 65 mm. pudiendo variar el diámetro desde los 7 a los 50 mm.
La mayoría de los cilindros están perforados a lo largo para que puedan ser llevados puestos en una cuerda o cadena como Judá
lo hizo (Gn. 38:18). Algunos, sin embargo, estaban provistos con un aro de metal por medio del cual el sello podía mantenerse
y suspenderse. La cara exterior se grababa con un diseño invertido. Cuando el cilindro era hecho rodar sobre la arcilla húmeda
producía una impresión continua del diseño grabado en el cilindro. Virtualmente, cada sello es diferente y casi no hay dos sellos
iguales entre los miles que han salido a luz hasta ahora. Estas diferencias en diseño fueron necesarias para identificarlos con el
propietario del sello y para prevenir el fraude. Fue por esta razón, que en tiempos posteriores, la ley de Grecia prohibió a los
cortadores de sellos hacer un duplicado de un sello o guardar en su posesión, una impresión de un sello manufacturado.
Por lo tanto, se encuentra una gran variedad de motivos representados en los sellos cilíndricos.
Algunos presentan diseños geométricos, otros simples moldes de flores o plantas, también animales y humanos en formaciones
simples. Un dibujo popular era una escena arreglada alrededor de un árbol sagrado, o una escena tomada de una narración
mitológica o de la esfera religiosa. Por lo tanto, se encuentran seres humanos representados en la presencia de dioses, héroes
peleando contra dragones o gente en postura de adoración. La mayoría de los sellos cilíndricos en contrados en Palestina
muestran motivos mesopotámicos, aunque algunos contienen jeroglíficos egipcios e imitaciones de diseños egipcios. Unos
cuantos sellos revelan un arte híbrido en el cual se encuentran diseños mesopotámicos y egipcios o inscripciones en el mismo
sello.
Sólo unos cuantos sellos cilíndricos contienen un diseño además de un nombre personal. Uno de los más antiguos de estos sellos
encontrados en Palestina viene de Taanac. Su inscripción cuneiforme da el nombre de su propietario como “Atanah-ili, hijo de
Habsim, siervo de Nergal”. Este sello asignado a la primera parte del segundo milenio a. de J.C., ostenta también algunos
jeroglíficos egipcios y una escena de adoración (J. Nougayrol, Cylindressceaux et empreintes de cylindres trouvés en Palestine,
Paris, 1939, págs. 37–39. L. XII.) Un sello cilíndrico interesantísimo de loza fina fue encontrado en Betel en un antiguo basurero.
Con fecha de la dinastía egipcia diecinueve, está inscrito con el nombre ’strt, “’Astart ”, en jeroglíficos egipcios. Esta diosa está
representada en pie, en un lado de la inscripción, mientras que Baal con una cimitarra en su mano derecha la enfrenta en el
otro lado de la inscripción (W. F. Albright, BASOR, No. 56, Dic. 1934, págs. 7–8, Fig. 1). Otro sello interesante del siglo XIII fue
encontrado en Bet-san. Este sello particularmente grande (69 por 52 mm.), de bella serpentina ostenta un cartucho de Ramesés
II, a quien se presenta con yelmo de batalla lanzando flechas a los enemigos cananeos amarrados debajo de un pabellón, el
cual es un blanco en un poste con tres flechas clavadas en éste. Al otro lado del pabellón está el dios Resheph quien tiene una
cimitarra en su mano izquierda y el jeroglífico de “vida” en su mano derecha (Nougayrol, op. cit., págs. 63–65, L. VII).
IMPRESION DE UN SELLO EN UN ASA DE JARRON del Tell Beit Mirsim. El sello identifica al mayordomo del Rey Joaquín
(aproximadamente 597 a. de J.C.). Cortesía de Matson Photo Service.
Sellos cilíndricos con nombres grabados en escritura fenicia de los períodos asirios, babilónicos y persas se han encontrado en
Mesopotamia, Siria y Palestina. Sin embargo, ninguno de los veinticinco sellos estudiados por K. Galling (ZDPV, 64, 1941, págs.
161–65, 194–98, L 9–11) fueron encontrados en excavaciones controladas y el lugar de donde provienen muchos de ellos es
desconocido.
Prácticamente todos ellos parecen haber pertenecido a los arameos que vivían en Siria o en el norte de la Mesopotamia.
B. Sellos Cónicos. Los sellos cónicos de estampar tienen generalmente la parte superior redonda perforada y en el extreme
inferior la base ligeramente circular convexa u oval con el diseño grabado en ella. El origen del sello cónico se ha buscado en
Siria-Palestina o Egipto (G. E. Wright, BASOR, No. 167, Oct. 1962, págs. 11–13). En Palestina, los sellos cónicos empiezan a
aparecer no antes del siglo X a. de J.C. y parecen haber sido usados sólo hasta el fin del período del imperio babilónico. En Asiria
y Babilonia esos sellos fueron usados desde el siglo VIII a. de J.C., en adelante. Los sellos cónicos de Palestina son,
generalmente, más pequeños que los sellos de Mesopotamia y son con más frecuencia hechos de piedras negras. La superficie
de estampar es normalmente plana, ya que se usaban en otros materiales de escritura que no eran de arcilla. Los diseños
cónicos son cuadrúpedos, escorpiones y otras criaturas. Rara vez se encuentran inscripciones en tales sellos.
C. Escarabajos. Véase ESCARABAJOS.
D. Sellos Escarabaoides. Este nombre se le da generalmente a los sellos de estampar ovales, los que tienen una superficie plana
debajo que ostenta un diseño inscripción, y un lado superior curvo que generalmente no presenta ningún grabado. Siendo que
estos sellos no tienen nada en común con los escarabaoides egipcios (véase Escarabajos), el nombre “escarabaoide” confunde
un poco. Por lo tanto, el término substituto “sellos hemioroides” (A. Procopé-Walter, AFO, 6, 1930–31, pág. 66) o “sellos ovales”
(K. Galling, ZDPV, 64, 1941, pág. 126) ha sido propuesto, aunque sin mayor éxito. Los sellos escarabaoides están perforados a
lo largo y fueron usados en una cadena o en un cordón alrededor del cuello o muñeca o montados en un anillo. El material usado
para estos sellos es generalmente más duro BASOR Bulletin of American Schools of Oriental Research
ZDPV Zeitschrift des deutschen Palästina–Vereins
que el usado para los escarabajos. En muchos casos fueron hechos de piedras semi-preciosas tales como calcedonia, ágata,
jaspe, cornalina, amatista y ónice. El tamaño de los sellos escarabaoides varía grandemente y no tienen tampoco ninguna
proporción fija entre la longitud y la anchura. La longitud de los sellos varía de 11 a 40 mm. y la anchura de 8 a 30 mm. De
acuerdo con los grabados en el lado inferior, los sellos escarabaoides pueden ser divididos en tres clases: (1) sellos que llevan
sólo un diseño pictórico; (2) sellos que llevan sólo una inscripción; y (3) sellos que llevan tanto un diseño pictórico como una
inscripción.
Los motivos pictóricos de los sellos escarabaoides representan esfinges y varios animales entre los cuales el león fue el más
popular. Sobre algunos sellos aparece la serpiente áurea egipcia o el sol alado; además, se encuentran deidades y humanos
parados enfrente de los dioses como adoradores.
Las inscripciones tienen que ver exclusivamente con los nombres y oficios de los propietarios. De los muchos sellos conocidos,
sólo unos cuantos se mencionarán aquí. Sellos inscritos de gentes plebeyas, que no eran oficiales reales, normalmente llevaban
el nombre del propietario y el de su padre, como por ejemplo uno inscrito Ishm’yhw bn ’zryhm, “Perteneciente a Shemayahu,
el hijo de Azaryahu” (D. Diringer, Le iscrizioni antico-ebraiche palestinesi, Florence, 1934, págs. 199–200, No. 40). Los sellos
de los oficiales reales generalmente mencionan su título, tales como el bello sello de león de Meggido, inscrito Ishm’ ’bd yrb’m,
“Que pertenece a Shema, el ministro de Jeroboam” (Diringer, op. cit., págs. 224–228, No. 68). Por un largo tiempo se pensaba
que el Jeroboam mencionado en aquel sello era el rey Jeroboam II; pero recientemente se han lanzado argumentos fuertes por
S. Yeivin en favor de atribuir este sello al reinado de Jeroboam I (JNES, 19, 1960, págs.
205–212). Desde ca. 600 a. de J.C., viene un sello encontrado en *Tell en-Nasbeh que muestra un gallo de riña peleando y la
inscripción ly’znyhw ’bd hmlk, “Perteneciente a Yaazanyahu, el ministro del rey”
(Diringer, op. cit. pág. 229, No. 69 Este Yaazanyahu puede ser el individuo mencionado en 2 Reyes 25:23 y Jer. 40:8 (Jaazanías).
Durante las excavaciones de Laquis salió a luz la impresión de un sello inscrito lgdlyhw ’shr ’l hbyt, “Gedalyahu quien es el
mayordomo de la casa”. Gedalyahu (Gedalias) era probablemente el individuo a quien después de la destrucción de Jerusalén
los caldeos nombraron como gobernador de Judá (Jer. 41:1 y sigtes.); pero la impresión del sello encontrada en Laquis viene
del tiempo cuando él era aún un alto oficial del palacio del rey Sedequías, como indica su título “quien es mayordomo de la casa
(palacio)”. Impresiones idénticas de un sello encontrado en Tell Beit Mirsim (probablemente Debir), Bet-semes y Ramat Rahel
ostentan la inscripción l’lyqm n’r ywkn, “Perteneciente a Elyakim mayordomo de Jaukin (rey Joaquín)” (Diringer, op. cit., pág.
126, No. 9).
Durante las excavacioncs de Ezióngeber (Elat) se encontró un sello encerrado en una vasija de cobre que representa un carnero
y lleva la inscripción lytm “perteneciente a Jotam”. Siendo que la inscripción no tiene título ni patronimico, se ha sugerido que
el sello pertenecía al rey Jotam de Judá, tal vez durante el tiempo cuando él actuó en lugar de su padre como gcobernador de
Elat (N. GIueck, BASOR 79, Oct. 1940, págs. 13–15).
E. Impresiones de Sellos Reales. Cientos de asas de jarros han sido encontradas en las excavaciones de sitios judíos, las que
contienen impresiones de sellos reales; pero un sello real del que se hicieron las impresiones no se ha encontrado aún. Las
impresiones son de dos tipos: la más antigua muestra un scarabaeus sacer de cuatro alas con una inscripción, mientras que la
posterior muestra un símbolo de dos alas, interpretado de diversas maneras como representando un ave, un discosol alado o
un rollo JNES Journal of Near Eastern Studies ca. cerca de, aproximadamente
volador. Todos estos sellos contienen la inscripción lmlk “Perteneciente al rey” y el nombre de una de las 4 siguientes ciudades,
Hebrón, Sif, Soco o Mnsht. Las tres primeras ciudades son conocidas y sus sitios han sido identsificados; pero Mmsht permanece
en el misterio, porque no se conoce ninguna ciudad de ese nombre. Algunos erudilos han sugerido que mmsht es una abreviatura
de memshelet, “gobierno” y designa a Jerusalén como centro administrativo de un distrito. También la función de la impresión
de los sellos en los cientos de jarros es incierta. Algunos piensan que las cuatro ciudades mencionadas en los sellos son lugares
donde estaban situadas las fábricas reales de cerámicas, y que las impresiones de los sellos indicaban que el tamaño de los
jarrones en cuestión, o su volumen, era aprobado o garantizado por el gobierno. Otros consideran las cuatro ciudades como
centros de distritos administrativos en los cuales el reino de Judá fue dividido durante los dos últimos siglos de su existencia.
Los sellos son generalmente fechados en los siglos VIII y VII a. de J.C. (Y. Aharoni, Excavations at Ramat Rahel, Rome, 1962,
págs. 51–56).
F. Impresiones de Sellos del Gobierno Postexílico. De los sitios postexílicos localizados en Judá, se han hallado asas de jarrones
ostentando impresiones en sellos que normalmente son inscritos con la palabra “Judá”, algunas veces en forma abreviada. De
Ramat Rahel vienen algunas impresiones de sellos que aun han revelado dos nuevos nombres de gobernadores judíos de la
provincia de Judá durante el período persa. Una inscripción dice yhwd ykw’zr phw’, “Judá, Yehoezer el gobernador”, mientras
que otra dice l’hyw phw” “Perteneciente a Ahiyo el gobernador”. Todos estos sellos han sido fechados diversamente desde el
quinto hasta el siglo II a. de J.C. La evidencia más reciente parece favorecer una fecha en el tercer o segundo siglo a. de J.C.
(Aharoni, op. cit., págs. 56–59; G. Garbini, ibid., págs. 61–68).

JERUSALEN. Sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, Jerusalén ha sidon un gran centro religioso desde el
tiempo en que David estableció allí su capital alrededor del año 1000 a. de J.C. Probablemente fue un importante lugar de
adoración cananea por 800 años antes de David porque Abraham adoró allí y pagó los diezmos a Melquisedec (Gn. 14:18–20).
Las excavaciones de 1961 indican que la ciudad conanea de 1800 a. de J.C., tenía murallas hasta la falda oriental de la colina
sudoriental y se extendía tanto como la ciudad de David. De modo que en los últimos 1750 años, Jerusalén ha sido un centro
religioso y en los tiempos bíblicos llegó a ser la ciudad principal de israel.
I. Nombres. Uno de los textos egipcios de execración del siglo XIX a. de J.C., menciona primeto un nombre equivalente a
Urushalim. Cuatrocientos años más tarde el nombre aparece en las tabletas de Tell el-Amarna como Urusalim. En los registros
asirios de un período posterior se usa el nombre de Urushalim. En la Biblia la ciudad se menciona primero como Salem o Shalem,
el reino sacerdotal de Melquisedec (Gn. 14:18). Durante el período de los jueces fue Jebus de los jebuseos (Jue. 19:10, 11),
después de su captura por David (2 S. 5:6–9) el nombre primario era Jerusalén hasta que fue reconstruida en el 135 d. de J.C.,
por el emperador romano Aelius Hadrianus (Adriano) como Aelia Capitolina. El nombre Jerusalén fue restaurado en el siglo IV
por Constantino, cuya madre, Helena, hizo una peregrinación a la ciudad en el 326 d. de J.C. Hoy los musulmanes la llaman El
Kuds (la santa), pero para cristianos y judíos es Jerusalén.
El nombre hebreo Yerushalaim que se traduce Jerusalén se deriva del cananeo Urushalim que significa “el dios Shalem fundó (la
ciudad)”. Shalem era una deidad de los amorreos y su asociación con Jerusalén apoya el dicho de Ezequiel 16:3; “… Así ha dicho
Jehová el Señor sobre Jerusalén: tu origin, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea”.
Los nombres de los hijos de David, Absalón y Salomón reflejan el nombre de la deidad de Jerusalén.

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