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JERUSALEN. Sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, Jerusalén ha sidon un gran centro religioso desde el
tiempo en que David estableció allí su capital alrededor del año 1000 a. de J.C. Probablemente fue un importante lugar de
adoración cananea por 800 años antes de David porque Abraham adoró allí y pagó los diezmos a Melquisedec (Gn. 14:18–20).
Las excavaciones de 1961 indican que la ciudad conanea de 1800 a. de J.C., tenía murallas hasta la falda oriental de la colina
sudoriental y se extendía tanto como la ciudad de David. De modo que en los últimos 1750 años, Jerusalén ha sido un centro
religioso y en los tiempos bíblicos llegó a ser la ciudad principal de israel.
I. Nombres. Uno de los textos egipcios de execración del siglo XIX a. de J.C., menciona primeto un nombre equivalente a
Urushalim. Cuatrocientos años más tarde el nombre aparece en las tabletas de Tell el-Amarna como Urusalim. En los registros
asirios de un período posterior se usa el nombre de Urushalim. En la Biblia la ciudad se menciona primero como Salem o Shalem,
el reino sacerdotal de Melquisedec (Gn. 14:18). Durante el período de los jueces fue Jebus de los jebuseos (Jue. 19:10, 11),
después de su captura por David (2 S. 5:6–9) el nombre primario era Jerusalén hasta que fue reconstruida en el 135 d. de J.C.,
por el emperador romano Aelius Hadrianus (Adriano) como Aelia Capitolina. El nombre Jerusalén fue restaurado en el siglo IV
por Constantino, cuya madre, Helena, hizo una peregrinación a la ciudad en el 326 d. de J.C. Hoy los musulmanes la llaman El
Kuds (la santa), pero para cristianos y judíos es Jerusalén.
El nombre hebreo Yerushalaim que se traduce Jerusalén se deriva del cananeo Urushalim que significa “el dios Shalem fundó (la
ciudad)”. Shalem era una deidad de los amorreos y su asociación con Jerusalén apoya el dicho de Ezequiel 16:3; “… Así ha dicho
Jehová el Señor sobre Jerusalén: tu origin, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea”.
Los nombres de los hijos de David, Absalón y Salomón reflejan el nombre de la deidad de Jerusalén.