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ANALISIS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES; ESPAÑA GRECIA, CHILE

ISRAEL Y CUANTO MOVIMIENTO SE HAYA PRODUCIDO EN EL MUNDO


COMO CONSECUENCIA DE LA DESIGUALDAD

Las recientes protestas callejeras en diversos países han tenido motivos, expresiones y
demandas distintas, que aquí son revisadas a través de la mirada de periodistas que han
dado cobertura a los hechos.

Revueltas callejeras que incendian las ciudades gigantescas manifestaciones en defensa


de la educación pública que terminan en violentos incidentes en Santiago de Chile,
israelíes hartos de los altos precios de la vivienda y de la falta de respuesta del Estado a
necesidades crónicas, protestas de españoles y griegos contra los recortes de los
servicios públicos y la crisis económica que no acaba nunca, egipcios y tunecinos que
tumban a los dictadores en las plazas… 2011 parece ser el año en que las multitudes han
resuelto asaltar las calles con la ayuda de tecnologías de la comunicación que amplifican
las protestas. Hasta ahora, estos movimientos apenas han producido cambios concretos
en las sociedades donde se han generado.

ISRAEL: EL COSTO DE LA VIVIENDA


Inmersos en un clima de guerra permanente que visualiza cualquier protesta como
antipatriótica, las gigantescas manifestaciones producidas durante las últimas semanas
en diferentes ciudades de Israel han sido interpretadas como una auténtica novedad
política en un Estado que vive más pendiente de sus vecinos que de sus propios
ciudadanos. “La chispa que encendió la protesta”, explica desde Jerusalén a M Semanal
María Laura Carpinetta, corresponsal del diario Tiempo Argentino, de Buenos Aires, “fue
la bronca de los jóvenes de Tel Aviv que padecen la falta de acceso a una vivienda
barata”.

Las protestas se incrementaron cuando el Parlamento aprobó la Ley de los Comités


Nacionales de la Vivienda, una idea del gobierno de Benjamín Netanyahu para agilizar los
trámites eternos que impiden la construcción de edificios a ritmo de mercado y que “se
propone desregular por completo la construcción, saltándose las condiciones
medioambientales y sociales”, explica Carpinetta. “La idea es que como va a haber más
oferta, bajarán los precios. Pero la gente cree que lo que hará es que serán expulsadas
comunidades enteras de zonas apetecibles para las grandes superficies o para la
construcción de pisos lujosos que luego serán comprados por millonarios estadunidenses
que los usarán como casa de veraneo, generando de este modo una burbuja que volverá
los precios aún más inaccesibles”.

Carpinetta, sin embargo, difiere de las interpretaciones que ha hecho la prensa occidental,
que han comparado las protestas con las de la primavera árabe o con el movimiento de
Los indignadosespañoles. “No se parece a la primavera árabe porque aquí no se está
cuestionando el sistema político, ni están tratando de tumbar al gobierno, aunque cada
vez haya más pedidos de renuncia al primer ministro Benjamín Netanyahu. Y tampoco los
compararía con Los indignados españoles porque me da la sensación de que los
españoles son un grupo social un poco más homogéneo de lo que se está viendo aquí.
Para entender las razones históricas de la protesta hay que tener en cuenta que en sus
orígenes Israel se construyó de manera muy planificada desde el Estado”, subraya la
periodista argentina. “Los primeros gobiernos fueron laboristas, y la clave era la
austeridad, por eso se ven edificios muy similares. Pero a finales de los setenta se dejó
esto de lado y comenzó a darse mayor libertad a constructores privados. En Jerusalén
esto es notorio: han desalojado del centro a la población más pobre para hacer centros
comerciales gigantes”.
Con el correr de los días el movimiento fue creciendo hasta el punto de que Netanyahu
designó una comisión especial para que atendiera las demandas de los manifestantes.
“La educación poco a poco fue ganando lugar en la agenda de las protestas”, añade
Carpinetta. “En Israel existe un sistema que se parece un poco al chileno: 50 por ciento de
los maestros de escuelas públicas están contratados por empresas privadas. Por ejemplo:
en las escuelas públicas hay clases obligatorias que son de paga; si tú no puedes pagar
esa clase, tu hijo no puede ir a esa escuela. De esta forma han segregado en diferentes
barrios a la clase media judía de la clase baja. Lo mismo ocurre con la salud pública, que
es cada vez menos gratuita. En los últimos años también han reducido las ayudas
sociales a las madres y a las guarderías infantiles. Todos estos motivos han ampliado la
base de la protesta, hasta lograr que en una misma manifestación se pueda ver lado a
lado a comunistas y religiosos ultraortodoxos pidiendo las mismas cosas”.

<img title=”Foto: Albert Gea/ Reuters”


src=”http://www.msemanal.com/sites/semanal.milenio.com/files/imagecache/Interior/719/m
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mayo pasado.” />
Los indignados, en la Plaza Cataluña de Barcelona, el 27 de mayo pasado. Foto: Albert
Gea/ Reuters

GRAN BRETAÑA: “REBELIÓN CONSUMISTA”

Si las masivas manifestaciones israelíes sorprendieron al mundo, el estallido inglés dejó


literalmente estupefacta a la opinión pública internacional. En apenas una semana los
disturbios iniciados en los barrios más pobres de Londres se extendieron a otras ciudades
y obligaron al primer ministro David Cameron a suspender de forma urgente de sus
vacaciones y ordenar la mayor movilización de fuerzas policiales de la última década. En
este caso, la tendencia a simplificar las motivaciones de la bronca social también llevó a
los medios de comunicación a trazar equivocados paralelos. “En primer lugar, hay que
aclarar que no son indignados, como se ha visto en España y Grecia”, explica a M
Semanal el periodista Marcelo Justo, colaborador del diario ABC de Madrid desde la
capital británica. “Ha habido mucha furia, incluso muchos han salido a la calle con una
especie de exuberancia dionisiaca, como quien sale a apoderarse del mundo y luego
tiene celebraciones de tribu victoriosa. Pero salvo algunas pintas callejeras y alguno que
otro ‘Fuck Cameron’, no ha habido un discurso político articulando una demanda
específica. Hubo más contenido político el año pasado en las protestas estudiantiles
contra el aumento de las matrículas universitarias. Aquí la primera versión, que luego se
propagó a todo el mundo, fue que se trataba de negros afrocaribeños excluidos, pero ese
análisis es insuficiente —explica Justo— porque cuando uno ve el tipo de gente que ha
pasado por las Cortes acusada de participar en estos disturbios junto a los negros y
pobres excluidos han aparecido estudiantes universitarios y maestros. En realidad se trata
de una masa variopinta en la que ni siquiera el elemento étnico es el excluyente, ya que
hay muchos blancos”.

Para Justo las claves de la revuelta inglesa hay que buscarlas en otro lado. “Para
entender esta rebelión hay que tener en cuenta que la sociedad británica tiene el dinero
como valor supremo, hasta el punto de que los tabloides describen a las personas
añadiendo el valor de las propiedades que poseen. Aquí es muy habitual ver escrito: ‘John
Smith, que tiene un coche que vale 20 mil libras’. Lo que se ha visto en estos disturbios es
una especie de consumismo violento de los que no tienen y quisieran tener más. Ya no
importa cómo se hayan conseguido las cosas. El que tiene es y existe, y el que no tiene
no vale nada. Hay que tener en cuenta que la caída de los niveles de vida que ha
experimentado Inglaterra desde el 2008 es la más drástica desde la posguerra. No tiene
que sorprender que suceda ésto, ya que estos valores del consumismo excesivo son los
que se maman todos los días colectivamente”, establece el reportero argentino.

Como testimonio quedan numerosos almacenes de ropa elegante saqueados. Junto a las
tiendas de móviles y aparatos de alta tecnología estos se transformaron en los principales
objetivos de las masas enardecidas que sacudieron las ciudades inglesas durante toda la
semana. “A todo esto —concluye el periodista de ABC— hay que sumar el progresivo
debilitamiento del Estado de Bienestar durante estas últimas décadas, lo que ha
terminado por poner en marcha políticas que, más que integrar, han desintegrado a la
sociedad británica. Hay también un gigantesco vacío discursivo, cuyo origen está en la
caída de las ideologías, que sólo se ha suplido con un discurso sobre la fama, sobre el
poder y sobre la tenencia de los objetos”.
Protestas en la zona de Hackney, al este de Londres, el pasado ocho de agosto. Foto:
Luke Macgregor/ Reuters

CHILE: LA EDUCACIÓN, DE LAS MÁS CARAS DEL MUNDO

Mientras ardían las periferias inglesas, la sociedad chilena experimentaba una de las
mayores manifestaciones de protesta callejera de los últimos tiempos. Los manifestantes
piden una profunda reforma de la educación, una de las promesas electorales del
gobierno de Sebastián Piñera. Pero las quejas contra uno de los sistemas educativos más
caros del mundo y, sin duda, el más oneroso de toda América Latina, no son el único
motivo que ha sacado a las multitudes a las calles, generando violentos enfrentamientos
con la policía en Santiago de Chile a comienzos de esta semana. “Cuando asumió este
gobierno, en 2010 —explica Christian Palma, periodista del diario chileno La Tercera—,
se presentó con credenciales de excelencia. Prometió que iba a cambiar la manera de
gobernar, que iba a haber mejores empleos, más oportunidades para la población más
necesitada. Y todas estas promesas quedaron en el olvido. Éste es uno de los motivos
por los cuales la gente ha salido ahora a reclamar a las calles. Hay que tener en cuenta
que es un gobierno de derecha y en Chile no ha habido mucha empatía entre la
ciudadanía y la derecha. Este es el primer gobierno de derecha en más de 50 años,
exceptuando la dictadura de Pinochet, quien llegó al poder por la fuerza”.

El malestar de la sociedad chilena, que hizo eclosión esta semana detrás de la bandera
de la reforma educativa, se debe a que “hay muchas cuestiones sociales pendientes”,
explica Palma. Pero “los anteriores gobiernos de la Concertación tampoco las habían
resuelto, por lo cual estas protestas son como la punta del iceberg”. El periodista recuerda
que las primeras manifestaciones masivas de este año se dieron contra la construcción de
centrales hidroeléctricas en la Patagonia, a lo que hay que sumar la frustración “por las
grandes reformas en el sistema de pensiones que luego quedaron en la nada, al igual que
la reforma en el sistema de salud, que se anunció con grandilocuencia pero que vino
acompañado de la letra pequeña que dejó en evidencia que el cambio no era tan
profundo. Tampoco se resolvió con claridad el tema de las uniones de hecho de los
homosexuales, y por último está el tema mapuche, también latente”, que le ha generado
más de un dolor de cabeza al gobierno de Piñera.

Con este malestar de fondo las protestas de los estudiantes en contra del sistema
educativo prendieron de forma inusitada y terminaron volcando a la población a las calles
pidiendo una reforma constitucional, explica el periodista, “que garantice mayor igualdad
en la educación. Aquí la educación no sólo no es gratis, sino que se la ve como una
oportunidad de mercado, y hay mucha gente que lucra con la educación. Hay que tener
en cuenta que, según los expertos, el chileno es el sexto sistema educativo más caro del
mundo”.

La respuesta de Piñera a los reclamos fue desde un principio errática. “Este conflicto ya
obligó a renunciar al anterior ministro de Educación, Joaquín Lavín, que es uno de los
líderes de la derecha más dura”, explica Palma, quien además señala la gran caída de la
popularidad del presidente Piñera. “En la última encuesta del Centro de Estudios Públicos,
un sondeo semestral que es el más serio e influyente que se realiza en Chile, quedó en
evidencia que tiene un 26 por ciento de aprobación, el más bajo que ha tenido nunca un
Presidente en la historia de esta encuesta que tiene 20 años”. Y aunque, según Palma, “a
estas alturas del conflicto es imposible evaluar el tamaño del daño político que este tema
le ha causado al gobierno”, está claro que los chilenos han descubierto el valor de las
protestas callejeras, sumándose al resto de los movimientos ciudadanos a nivel mundial
que han decidido hacer público su descontento con los asuntos públicos a través de
marchas en las calles.

comentario

1. Marcelo Christian Ahuerma Salazar |:El mundo que da vueltas,y las democracias de la
americalatina,se afianzan en los metodos democraticos…en cuanto a las cuestiones
electivas y procelitistas…en cuantos a los ‘re-cambios’ de los sectores politicos,y
económicos,como recomposición de los poderes que ejercen la administrasión y el
control social…pero hay una constante que se vive indistintamente en los diferentes
paises…se avanzan en proyectos de unidad latinoamericanista y se ”dificulta” en
consolidación de integracion social y libertades constitucionales…Es de todos
conocido que respecto de la abolición de estructuras que hacen a la ”disociasión y la
diferenciación de clases”,como practica poblaciónal,no se ha avansado en nada…los
”desalojos,las represiones,las infraestructuras de sostenemiento institucional que
regulan la voluntad de los intereses del poder y no de los pueblos”,han demostrado
que no existe la practica de ”equidad,igualdad,fraternidad,libertad”…por referir a lo
basico de la concepsión constitucional de los pueblos ‘independientes,libres y
soberanos’…no es una verdad lo que digo…es una redundante evidencia,de ”cuentos
de aplicación elemental a quienes sobreviven en estos sitemas”…la ubicuidad de las
luchas han mostrado que se masificaron los niveles de ”riesgos y persecucionismo y
justificación” de las practicas del estado que no promueve soluciones sino
”confusión.inpunidades,e insertidumbres u interperies”…qui onda pues,compa,-decian
en una pueblada-…se va a votar…y parece que se acabaron las ”injusticias,las
persecuciones,y las desesperanzas”…salen de los ”escrutinios”…y seguimos
igual…aunque ganemos en zonas ”queran de ellos”…—hay que exigir que se vote
tambien —y se esplicite en los votos de los candidatos—’las aboliciónes de las
estructuras institucionales que no sirven a la voluntad de los pueblos—los sistemas de
control social que afectan el integracionismo—las estructuras que conforman fuerzas
de choque y violencia desde el estado ,cuando no produce soluciones de la voluntad
popular—son demandas ‘democráticas’…pues lo otro,nos exige a los pueblos el unico
camino de las ”confrontaciones que proponen los sectores de los intereses
acumulados en las funciones del estado”…esto parece ser una reflección de calma-
nanitas al lado de los desmadres cotidianos…pero es lo que se dice al menos en
algun lugar de la urbanidad que resiste en ”democracias”…unasur entre otras…Y es
una interesante propuesta,para poner a la población en la responsabilidad concreta de
”continuar haceptando metodos antidemocraticos y arcaicos”,o profundizar la
democratización de los metodos que nos permitan convivir en la socialización de
nuestras verdaderas libertades…

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