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Apuntes preparados por la

Profesora Claudia Rodríguez


Cátedra derecho civil IV.

CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS.

El código civil en los art. 1439 a 1443 clasifica a los contratos. A esta clasificación
legal tiene que agregarse otras clasificaciones elaboradas por la doctrina.
1- En el art. 1439 el CC clasifica a los contratos en unilaterales y bilaterales.
En esta clasificación, el legislador atiende al número de partes que resultan
obligadas al generarse el contrato y no al número de partes que se necesita para
que el contrato se genere (para generarse requiere a lo menos de 2 partes, porque
el contrato es un acto jurídico bilateral).
Tampoco se atiende al número de obligaciones que el contrato engendra, sino al
número de partes que al momento de la formación del contrato quedan obligadas.
Son ejemplos de contratos unilaterales: el depósito, el mutuo, el comodato, la
prenda, la donación sin cargas y la fianza.
Ejemplos de contratos bilaterales: la compraventa (en que una de las partes se
obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en dinero), el arrendamiento, la permuta,
la sociedad.

Sin embargo, la doctrina ha señalado que esta clasificación no es de orden


público, ya que las partes pueden libremente darle al contrato el carácter de uni o
bilateral. Pero en realidad esta opinión de la doctrina parece factible solo
tratándose de contratos unilaterales, no siendo posible en los contratos bilaterales,
porque éstos, son bilaterales por su propia naturaleza. Razón por la cual las partes
no podrían alterar este carácter, cosa que si podrían hacer tratándose de un
contrato unilateral.

Existen contratos que al momento de generarse son unilaterales pues generan


obligaciones para una sola de las partes contratantes, pero que en el transcurso
de su existencia entran a obligar a la contraparte; como ocurre por ejemplo con el
contrato de comodato, que al generarse obliga solo al comodatario (a la restitución
de la especie entregada después de terminado el uso de la misma), pero puede

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suceder que en el transcurso de la ejecución del contrato haya hecho gastos de
conservación de la cosa prestada y, en tal caso surge para el comodante la
obligación de reembolsarle esos gastos.
Estos contratos que al nacer imponen obligaciones para una sola de las partes y
que en el transcurso del mismo hacen surgir obligaciones para la otra parte, se
llaman contratos sinalagmáticos o bilaterales imperfectos.
Sin embargo, esta terminología no nos parece apropiada, pues da la idea de
estaríamos en presencia de contratos bilaterales y esto no es así.
Un contrato quedará marcado como uni o bilateral al momento de su formación o
nacimiento. Por lo tanto si un contrato es unilateral, éste no perderá dicha
calificación si por causas sobrevivientes llega a quedar obligada la parte que
inicialmente no lo estaba. Pues, la nueva obligación no deriva del contrato, sino de
la ley. Esta ha sido la postura que ha adoptado la corte suprema, la cual ha
señalado que estos contratos no tienen cabida en el sistema jurídico chileno.

Importancia de esta clasificación:


a) Excepción de contrato no cumplido: art. 1552 CC. Consiste en que el
demandado puede negarse a cumplir la prestación que le corresponde, mientras el
demandante no cumpla o no de principio a la ejecución de la obligación que, a su
turno, el contrato ha puesto a su cargo. Por lo tanto, solo es aplicable a los
contratos bilaterales.
b) Condición resolutoria tácita: art. 1489 que permite al acreedor solicitar la
resolución del contrato con indemnización de perjuicios si el deudor se encuentra
en mora de cumplir. Opera exclusivamente en los contratos bilaterales.
c) La teoría de los riesgos: arts. 1550 y 1820 mediante ella se determinan la
suerte que corre la obligación de uno de los contratantes cuando la obligación
correlativa de la contraparte se extingue por imposibilidad de ejecución, en razón
de un caso fortuito o fuerza mayor.

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2- El art. 1440 clasifica los contratos en gratuitos y onerosos:
Para calificar a un contrato de gratuito u oneroso debe atenderse a un criterio
económico, es decir, a si el contrato resulta útil o provechoso para uno solo de
los contratantes o para ambos.
Así, son contratos oneroso: La compraventa, la permuta, el arrendamiento, el
mandato cuando es remunerado y el mutuo con interese,
Son contratos gratuitos: la donación, el comodato, el depósito, el mandato cuando
es gratuito y el mutuo sin intereses.

Si bien es cierto algunos autores señalan que los contratos bilaterales son
siempre onerosos, esto no es tan exacto pues existen algunos casos de contratos
bilaterales gratuitos como el mandato no remunerado y la donación con cargas.
El mandato por ser un contrato de confianza normalmente recae en un familiar o
amigo íntimo del mandante. Cuando no se remunera al mandatario, el contrato es
gratuito y solo cede en beneficio del mandante. Sin embargo, incluso en este caso
el contrato es bilateral, ya que siempre impone al mandatario la obligación de
hacerse cargo de los negocios cuya gestión se le encomienda y al mandante la
obligación de proporcionar a la contraparte lo necesario para que ejecute su
cometido.
La donación irrevocable o entre vivos en que se impone al donatario una carga o
un modo en beneficio de un tercero, es un contrato bilateral, ya que genera
obligaciones para el donante y para el donatario, pero además es gratuito pues no
genera utilidad económica al donante sino solo al donatario y al tercero
beneficiario del modo.

En lo que respecta a los contratos unilaterales, éstos no siempre revisten el


carácter de gratuitos.
Contratos unilaterales onerosos: el préstamo de dinero, si bien sólo el prestatario
resulta obligado, es provechoso para ambas partes, ya que el mutuario debe
restituir el capital al prestamista, mas los intereses corrientes o convencionales.

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Otro ejemplo lo constituye el contrato de depósito cuando se faculta al depositario
para usar la cosa en su provecho y el contrato de comodato celebrado en pro de
ambas partes art. 2179.
El profesor Ramón Meza Barros ilustra esto último de la siguiente manera: se
refiere al préstamo de un perro de caza con obligación del comodatario de
amaestrarlo.

Importancia de esta clasificación:


a) Es importante para efectos de determinar la responsabilidad del deudor en caso
de incumplimiento de las obligaciones. Así, en silencio de las partes regirá el art
1547 que establece de que grado de culpa responderá el deudor que incumpla su
obligación.
b) Se diferencian también en materia de saneamiento de la evicción. La obligación
de garantía es característica de los contratos onerosos, imponiendo la necesidad
de sanear la evicción. Art. 1422. en cambio en principio, en los contratos gratuitos
no se responde de la evicción.
c) También es importante hacer la distinción, debido a que ambas clases de
contratos están sometidos a reglas diversas en materia de error en la persona,
donde la regla general es que dicho error no vicia el consentimiento. Esta regla es
perfectamente aplicable tratándose de contratos onerosos, pero no ocurre lo
mismo en los contratos gratuitos debido a que éstos contratos se celebran en
consideración a las personas, razón por la cual los contratos gratuitos son intuito
personae, y, como consecuencia de ello el error en la identidad de la persona si
vicia el consentimiento. En cambio los contratos onerosos solo excepcionalmente
son intuito personae. Como ocurre con la transacción. Art 2456.
d) En materia de acción pauliana también se presentan diferencias. Mediante ésta
los acreedores pueden obtener que se dejen sin efecto las enajenaciones
fraudulentas hechas por el deudor en perjuicio de los acreedores para que se
reintegren a su patrimonio los bienes enajenados. Los presupuestos de
admisibilidad de la acción pauliana son menos estrictos tratándose de aquellos
casos en que el acreedor pretende dejar sin efecto contratos gratuitos que hubiere

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celebrado el deudor con un tercero, ya que solo le basta probar la mala fe del
deudor.
En cambio, si lo que pretende revocar es un contrato oneroso además de la mala
fe del deudor deberá probar la mala fe del tercero adquirente. Art 2468.

3- El art 1441 clasifica al contrato oneroso en conmutativo y aleatorio:


Parte de la doctrina, entre ella el profesor Jorge López Santa María critican el art
1441 por diversas razones como son:
- No le parece apropiado adoptar como elemento determinante del concepto de
contrato conmutativo la equivalencia de las prestaciones recíprocas, pues supone
que el contrato oneroso es siempre bilateral, y eso no es así, pues existen casos
de contratos onerosos que son unilaterales como el préstamo de dinero (donde si
bien solo el prestatario resulta obligado, es provechoso para ambas partes, ya que
el mutuario debe restituir el capital mas los intereses corrientes o convencionales),
el contrato de depósito cuando se faculta al depositario para usar la cosa en su
provecho y el contrato de comodato celebrado en pro de ambas partes. Por otra
parte, el término equivalencia significa igualdad de dos o mas cosas, algo que en
los contratos onerosos no ocurre, pues todo contrato oneroso, sea conmutativo o
aleatorio implica algún grado de riesgo. Y es tan así que incluso el derecho chileno
tolera en los contratos onerosos cierto grado de desigualdad en las utilidades que
reciben las partes, interviniendo el legislador solo excepcionalmente mediante la
institución de la lesión enorme.

Otros profesores como don Rubén Celis han señalado que el CC fue muy sabio al
no decir en dicho art. Prestaciones equivalentes, y emplear en vez de eso la
expresión “se mira como equivalente”. Es así como no resulta necesario que
realmente sean iguales, basta que las partes las miren como equivalentes.
En el contrato conmutativo, el beneficio que cada parte persigue se mira como
equivalente al gravamen que soporta; las partes pueden apreciar de inmediato la
ventaja o la pérdida que el contrato les acarrea.

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- Otra crítica que ha hecho la doctrina dice relación con la omisión en que incurre
el legislador respecto de las obligaciones de no hacer, pues no existe ningún
motivo para excluirlas de la categoría de contrato conmutativo.

- Se critica también la ambigüedad del precepto al señalar que en contrato


aleatorio existe equivalencia, la cual consistiría en una incertidumbre.
Lo que realmente distingue a los contratos conmutativos de los aleatorios es que
solo en los primeros las partes pueden pronosticar si el contrato les resultará
beneficioso, en cuanto y porqué. Y, aún cuando estos pronósticos no resulten
exactos ello no privará al contrato oneroso de su carácter conmutativo.
Tratándose de los contratos aleatorios, ningún cálculo racional es factible en lo
que a las consecuencias económicas que va a producir el contrato se refiere, pues
dichos consecuencias quedarán supeditadas al azar, a la suerte.

No debe confundirse el contrato aleatorio con el contrato generador de obligación


condicional.
Mientras la condición es un elemento accidental, la contingencia de ganancia o
pérdida que también implica futureidad e incertidumbre es un elemento de la
esencia de los contratos aleatorios.
En los contratos aleatorios no queda supeditado al azar la existencia o inexistencia
de las obligaciones sino que los resultados económicos, o sea, la mayor o menor
utilidad o provecho.
// Contrato aleatorio de renta vitalicia. Si convengo con Pedro en pasarle una renta
mensual en dinero durante el resto de su vida y el me paga por el derecho a
percibirla una determinada colección de óleos. Del hecho incierto, esto es, el
fallecimiento de Pedro, depende no el nacimiento de mi obligación, sino que su
duración y por tanto su envergadura económica.
Sin embargo existen casos en que hay una gran analogía entre contrato
condicional y aleatorio, pues del azar depende ya no la extensión de la obligación
sino que su existencia. //contrato de seguro contra incendio. Dependerá del

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siniestro no solo cuanto tiene que pagar la aseguradora sino que también si nace
la obligación de indemnizar.

La mayoría de los contratos onerosos son conmutativos.


El art 2258 menciona algunos contratos aleatorios.
La tendencia actual en lo que a seguros se refiere es que para las compañías
aseguradoras, el seguro suele ser un contrato conmutativo, debido a que estas
compañías a priori están en situación de pronosticar sus ganancias gracias a
cálculos, estadísticas, sistemas computacionales y a las técnicas de reseguro.
Conservando el seguro su naturaleza aleatoria solo para los consumidores. Pero
este análisis corresponde sólo al conjunto del negocio de los seguros, pues, si
consideramos a cada contrato de seguro individualmente sigue conservando su
carácter de aleatorio incluso para el asegurador.
El contrato de compraventa de cosas que no existen pero se espera que existan
puede revestir el carácter de condicional o de aleatorio dependiendo de las
circunstancias. Art 1813.
A característica principal de los contratos aleatorios es que en ellos lo que es
ganancia para una de las partes constituye una pérdida para la otra.

Importancia de esta clasificación:


Su importancia radica en que solo tratándose de contratos onerosos conmutativos
tiene cabida la lesión enorme y la doctrina de la imprevisión.

4- art. 1442 contratos principales y accesorios:


La regla general en esta materia es que los contratos sean principales y la
excepción la constituyen los accesorios.
//contratos principales: la compraventa, el arrendamiento, el depósito y el
comodato.
El contrato accesorio tiene por objeto asegurar, garantizar el cumplimiento de otra
obligación, por eso se denominan también cauciones, art 46. // hipoteca, prenda,
fianza.

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El contrato accesorio no puede subsistir sin una obligación principal, pero puede
existir sin ella. Se puede concebir perfectamente al contrato accesorio sin que
exista aún la obligación principal, pero es inconcebible que sobreviva a la extinción
de la obligación principal.
La caución puede constituirse para garantizar una obligación futura y en tal caso
existirá la obligación accesoria antes que la principal.

Importancia de esta clasificación:


Su importancia radica en determinar la extinción de los contratos principales y
accesorios por aplicación del principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal. De tal modo que extinguida la obligación principal, se extingue el
contrato accesorio. Art. 1536, 2381 n°3, 2434 inc 1°.
Existen los llamados contratos dependientes que difieren de los accesorios
debido a que no tiene como objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal, sino que solo dependen de otro contrato para poder producir sus efectos.
Tal es el caso de las capitulaciones matrimoniales, las cuales pueden celebrarse
antes del matrimonio, pero sus efectos solo se producirán desde el momento de
celebración del matrimonio.

5- Art 1443 contratos reales, solemnes y consensúales:


La regla general aquí es que el contrato sea consensual. Los contratos son reales
o solemnes solo en los casos expresamente señalados por la ley. Por lo tanto, si la
ley no señala que el contrato es real o solemne, el contrato va a ser consensual.
Contratos consensúales: Para que haya contrato es necesario que las partes se
hayan puesto de acuerdo en los electos esenciales de este contrato.
Cuando la ley dice que el contrato es consensual, no está diciendo que este se
perfecciona por el consentimiento de las partes, ya que en todo contrato se
requiere el consentimiento, sea este real, solemne o consensual. Lo que la ley nos
dice es que en el contrato consensual basta con el solo consentimiento, es decir,
que no se necesita ningún otro elemento para el perfeccionamiento del mismo.

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Contratos solemnes: Son aquellos que además del consentimiento, requieren por
disposición de la ley de la observancia de ciertas formalidades, de tal modo que si
no se da cumplimento a esas formalidades, el contrato no produce ningún efecto
civil. Lo que sucede es que en estos contratos no se producen los efectos que le
son inherentes mientras el consentimiento no se preste por las partes en la forma
que la ley prescribe, porque la ley entiende que si no se da cumplimiento a las
solemnidades, el consentimiento no se produce. Las solemnidades pueden ser de
distinta índole:
- instrumento público o privado.
- escrituración.
- presencia de un funcionario.
Hay que tener presente que no todas las formas externas son solemnidades, lo
son solamente aquellas que la ley prescribe en consideración a la naturaleza
misma del acto o contrato, es decir, a aquellas solemnidades objetivas
denominadas también ad solemnitatem.
Si la formalidad se exige en atendiendo al estado o calidad de las partes, no es
una solemnidad propiamente tal, sino una formalidad habilitante o de protección a
ciertas personas. Por eso, no siempre que estamos en presencia de una
formalidad el contrato será solemne, porque las formalidades pueden ser de
distinta naturaleza.
a) solemnidades propiamente tales.
b) formalidades habilitantes.
c) formalidades por vía de prueba.
d) formalidades por vía de publicidad.
Son contratos solemnes el de matrimonio, la adopción, la hipoteca art 2409, la
compraventa de bienes raíces art 1801.
La que le da el carácter de solemne a un contrato es la ley. Pero las partes
también pueden darle este carácter a un contrato que legalmente no lo es. //
Contrato de compraventa de bienes muebles.
Pero no es lo mismo un contrato solemne por disposición de la ley que uno
solemne por acuerdo de las partes, porque si es la ley la que lo establece y se

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omiten las solemnidades, el contrato va a ser nulo absolutamente; en cambio, si el
contrato es solemne por la sola voluntad de las partes, dicho contrato va a poder
producir efectos aún cuando la solemnidad no se cumpla en la forma convenida.
Art. 1802.

Contratos reales: Tratándose de estos contratos la doctrina ha señalado que el art


1443 incurre en una impropiedad en el lenguaje, porque el contrato real se
perfecciona por la entrega, concepto que es mas amplio y genérico que el de
tradición, ya que la tradición es una especie de entrega que sirve para transferir el
dominio.
En estos contratos el consentimiento de las partes se manifiesta mediante la
entrega: esta es la forma de exteriorizar el consentimiento de las partes.
Si bien es cierto que la mayor parte de los contratos reales se perfecciona por la
entrega de la cosa, hace excepción a esta regla el contrato de mutuo, ya que este
contrato se perfecciona expresamente por la tradición de la cosa. Art. 2197.
Pero los contratos de comodato art 2174, depósito art 2212 y prenda art 2386 se
perfeccionan por la entrega, lo mismo ocurre con la anticresis art 2437. en estos
casos si no hay entrega, el legislador considera que no ha habido consentimiento
y, por consiguiente, no ha habido contrato.

Todo el concepto de contrato real descansa en la idea de que este responde a la


naturaleza misma de las cosas, de tal modo que, siendo la obligación del deudor
la de restituir la cosa objeto del contrato, dicho contrato nacerá solamente cuando
ha habido tal entrega, porque si no la hay no puede haber tal obligación de
restituir.
Esta es justamente la gran crítica que se le hace a la concepción del contrato real,
pues es un absurdo el celebrar un contrato con el único objeto de que la persona
que reciba la cosa, tenga la obligación de restituirla. La razón determinante por la
cual se entrega la cosa no es la obligación de restituirla, sino que es otra:
- En el mutuo y en el comodato: que la persona pueda consumir o usar la especie
objeto del contrato, respectivamente.

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- En el depósito: que la persona cuide la especie depositada.
- En la prenda: que la especie sirva de garantía a la obligación respectiva.

Tampoco parece lógico sostener que la restitución de la cosa es consecuencia de


la entrega y que la restitución no pueda tener lugar sino una vez que la cosa se ha
entregado. No es necesario, en realidad, que en el contrato real exista la entrega,
sino que la entrega es necesaria para que nazca la obligación de restituir. Lo que
sucede es que hoy en día todo el concepto de contrato real está en crisis y, se
señala que perfectamente puede haber un contrato real sin entrega, al igual que
sucede en otros contratos, como el arrendamiento, que se perfecciona por el sol
consentimiento y en que la obligación de devolver la cosa surge solo una vez que
la cosa ha sido entregada, esto es así porque si el arrendador no cumple su
obligación no puede surgir la obligación del arrendatario de restituir la cosa.
Por eso es que algunos sostienen que puede desaparecer la noción de contrato
real, pasando a ser estos contratos consensúales y, en los cuales la entrega no
sería mas que el cumplimiento de una obligación.

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