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Desde la pelea

EL AÑO NUEVO ES UNA MENTIRA


DOCTOR EN DERECHO MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ HERRERA

A diario, y como si fuera necedad, hay que recordar que estamos envueltos en
mentiras sociales y que, desafortunadamente, las damos por verdades. Ello nos
hace vivir en el error y, como tal, tener una vida semejante a los invidentes. El
engaño es uno de los daños más profundos, graves y extensos que se puedan
ocasionar a la sociedad.
El tiempo es una de esas tantas mentiras sociales que pululan en nuestro ambiente
cuales polillas que van debilitando la fortaleza de la urdimbre social. Empecemos a
razonar: el tiempo no tiene una existencia real como si fuese una cosa fuera de
nosotros. En realidad es una medida utilitaria que el hombre ha ideado para
dimensionar los cambios que se dan en las cosas.
En efecto, todas las cosas, incluyendo nosotros, están sujetas a mudanza, cambio,
y a la duración de un comienzo que implica el proceso de cambio se le aplica una
medida inventada, ideal, por el ser humano que se basa en otra medida tomada del
movimiento de la tierra sobre su eje y alrededor del sol y a la cual, según sea, se le
ha llamado día, hora, minuto y segundo.
En tanto que también se habla de milenio, siglo, año, primavera, etc. etc. cuando se
trata del movimiento de traslación. Y, entonces, a esa medida se le ha dado el
nombre de “tiempo”. Cuando un cambio concluye su proceso se le llama “pasado”,
cuando está pasando se le llama “presente” y cuando imaginamos que vendrá el
cambio se le llama “futuro”.
Verdaderamente no existe ni el pasado, presente o futuro. Porque el primero ya
pasó, se extinguió, el presente porque los cambios son tan vertiginosos que no
pueden detenerse para poder medirlos, mientras que el futuro todavía no existe. Así
pues las transformaciones que sufre la realidad son tan veloces que no son
susceptibles de mesura y detener esos cambios, para poder medirlos, es imposible.
Así pues el tiempo no solamente es una invención del humano sino, también, algo
inútil pues los procesos de mudanza no pueden medirse. Pero entonces ¿qué pasa
con la realidad compuesta de cosas? La respuesta es que las cosas no fueron, ni
son y, mucho menos, serán, sino que están siendo.
Toda, absolutamente toda, la realidad está siendo, está durando. Nosotros estamos
siendo sin pasado, sin presente ni futuro. En el humano no existe la infancia, lo
adolescente, lo adulto, lo joven o viejo porque esas son simples mediciones sin
fundamento alguno válido, sencillas utilidades que sólo sirven para circunstancias
meramente prácticas.
De esa manera nunca pensemos en el año nuevo, ni en el viejo, ni en cuántos años
lleva Ud viviendo, en el ayer, en el hoy o mañana. Solamente esta Ud siendo.
No les siga el juego a aquellos vivales que nos han dicho que hay tiempo, son
burdas mentiras que le han infectado el cerebro a la gente para manipular conforme
a sus intereses. Viva, llanamente, viva viviendo, durando, transcurriendo. No se
mortifique en lo que supuestamente fue, es o será porque todo ello es falsedad.
A todos mis entrañables lectores les deseo un feliz vivir viviendo.
Un estupendo siempre.

Tiempo que dura algo o que transcurre entre el comienzo y el fin de un


proceso.

Duración de las cosas sujetas a mudanza.

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