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DÉJATE LLEVAR

TODO SE MUEVE Y SE RENUEVA

Se mueve el sol, la luna y la tierra,


el átomo y la estrella.
Se mueve el aire, el agua, la llama, la hoja.
Se mueve la sangre, el corazón,
el cuerpo, el alma.
Todo se mueve, nada se repite.
Todo es calma y danza,
quietud en movimiento.
Lo que no se mueve se muere,
pero incluso en lo que muere todo se mueve.
Se mueve el Espíritu de Dios,
energía del amor,
verdor de la Vida.
Se mueve Dios, el Misterio que todo lo mueve
y lo impulsa al amor y la belleza.
Déjate llevar.

José Arregui

LO MÁS IMPORTANTE,
LO MÁS IMPORTANTE NO ES (I)

Que yo te busque,
sino que tú me buscas en todos los caminos. (Gen 3, 9)
Que yo te llame por tu nombre,
sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano. (Is 49, 16)
Que yo te grite cuando me faltan las palabras,
sino que tú gimes en mí con tu grito. (Rm 8, 26)
Que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro. (Mc 1, 17)
Que yo te comprenda,
sino que tú me comprendas en mi último secreto. (1 Cor 13, 12)

Benjamín González Buelta, sj

LO MÁS IMPORTANTE,
LO MÁS IMPORTANTE NO ES (II)

Que yo hable de ti con sabiduría,


sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera. (2 Cor 4, 10)
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas. (Jn 13, 1)
Que yo trate de animarme y planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos. (Jer 20, 9)
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú, no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra,
y mi mejor manera de encontrarte.

Benjamín González Buelta, sj

DIME QUIÉN ERES

Ahora que la noche es tan pura,


y que no hay nadie más que tú,
dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
dime quién eres tú que andas sobre la nieve;
tú que, al tocar las estrellas,
las haces palidecer de hermosura;
tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.
Dime quién eres; ilumina quién eres;
dime quién soy también,
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.

Himno de la liturgia romana

ODA XXI: A NUESTRA SEÑORA

Virgen que el sol más pura,


gloria de los mortales, luz del cielo,
en quien la piedad es cual la ateza:
los ojos vuelve al suelo
y mira un miserable en cárcel dura,
cercado de tinieblas y tristeza.
Y si mayor bajeza
no conoce, ni igual, juicio humano
que el estado en que estoy por culpa ajena,
con poderosa mano
quiebra, Reina del Cielo, esta cadena.

Fray Luis de León, OSA

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