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El Profeta Muhammad[1]
Locke había sentado las bases para un nuevo paradigma. Este paradigma
de tolerancia, que consagra el derecho a la libertad de creencias y cultos
religiosos en el mundo occidental, no es, por tanto, un mero corolario de la
filosofía política liberal expuesta por pensadores de la Ilustración como Locke:
también debe considerarse, al menos en parte, producto de la confrontación
histórica entre estados y confesiones cristianas mutuamente intolerantes por
un lado, y una política musulmana impresionantemente tolerante por otro. En
otras palabras, la noción y el ejercicio occidentales de la tolerancia religiosa se
deriva -en un grado no desdeñable- del ejemplo del Islam. Un académico muy
respetado, Norman Daniel, autor del influyente estudio Islam and the West:
The Making of an Image (Edimburgo, 1958), lo afirma claramente en otra
obra:"La noción de tolerancia en la cristiandad se tomó prestada de la
costumbre musulmana.”[9]
Uno de aquellos debates fue el que tuvo lugar entre el misionero dominico
Bartolomé de Las Casas y el historiador Ginés de Sepúlveda en Valladolid en
1550. Este último sostenía que tanto la necesidad política como los principios
religiosos requerían el dominio "de la perfección por encima de la imperfección,
de la fuerza por encima de la debilidad, de la eminencia de la virtud por encima
del vicio"; la relación de los indios con los españoles era como la de los niños
con los adultos. . . las mujeres con los hombres. . . las bestias salvajes con la
gente civilizada”. Las Casas, por el contrario, horrorizado por las matanzas,
mutilaciones y quemas que se llevaban a cabo en nombre de la conquista
cristiana, abogaba por el abandono de la conquista y de la esclavitud forzada,
si bien pedía la conversión total de los indios por medios pacíficos.[28]
Como se verá en esta obra, tal debate habría sido inconcebible en un
contexto musulmán tradicional. No sólo los más eruditos de la comunidad, sino
también los más ignorantes entre los que participaban en las guerras de
conquista musulmanas, habrían encontrado absolutamente reprobable ese
desprecio indiscriminado por la dignidad intrínseca del ser humano, per se. La
actitud musulmana hacia los seres humanos se define esencialmente por la
doctrina coránica de al-fiṭra, la sustancia primordial e inalienable de la
humanidad:
[3] Thomas Arnold, The Preaching of Islam (London, 1935), pp. 420–421.
[4] Wilfred Cantwell Smith, The Meaning and End of Religion: A Revolutionary
Approach to the Great Religious Traditions (London, 1978), capítulo cuatro,
‘The Special Case of Islam’ pp. 80–118.
[5] Bernard Lewis, The Multiple Identities of the Middle East (Nueva York,
1998), pág. 120.
[7] John Locke, “A Letter Concerning Toleration”, en John Horton and Susan
Mendus, ed., A Letter Concerning Toleration: In Focus (Londres y Nueva York,
1991), pág. 24. Véase para debate Nabil Matar, “John Locke and the
Turbanned Nations”, Journal of Islamic Studies, 2 (1991), p. 72.
[8] Locke, ‘A Letter Concerning Toleration’, pág. 51. Tim Winter, citando a
Ahmed Gunny, Images of Islam in Eighteenth-Century Writings (Londres,
1996), pág. 132, escribe que la obra utópica de Locke Reasonableness of
Christianity, presentaba la forma ideal del Cristianismo con un aspecto muy
parecido al Islam, y fue criticada por esta misma razón. Véanse, para esto, y
para varios puntos importantes relativos a la relación entre los filósofos
occidentales de la Ilustración y el Islam, el excelente ensayo de Tim Winter,
‘Ishmael and the Enlightenment Crise de Coeur’, en Basit Koshul y Steven
Kepnes, ed., Scripture, Reason and the Contemporary Islam-West Encounter:
Studying the ‘Other’, Understanding the ‘Self’ (Nueva York, 2007), pp. 149–
175.
[9] 9 Norman Daniel, Islam, Europe and Empire (Edinburgh, 1966), pág. 12.
[11] Winter, “Ishmael and the Enlightenment”, pág. 170, n. 10; Winter se
refiere aquí a J. G. A. Pocock, Barbarism and Religion (Cambridge, 1999), vol.
II, pág. 3. 2, p. 109. Sin embargo, los filósofos de la Ilustración también
usaron el Islam y los turcos como símbolos de la tiranía: la obra de teatro de
Voltaire Mahomet utilizó la figura del Profeta para ridiculizar a la religión como
fuente de poder corrupto y de seductora superstición. Sin embargo,
pensadores como Herder y Goethe no tenían más que elogios para el Islam y
el Profeta. Es interesante observar que Goethe expresó su profundo pesar por
haberse visto obligado a traducir la obra de Voltaire al alemán, por orden de
su príncipe en Weimar; véase Fred Dallmayr,"West-Eastern Divan: Goethe
and Hafiz in Dialogue", capítulo 8 de su Dialogue Among Civilizations: Some
Exemplary Voices (Nueva York y Basingstoke, 2002), pág. 151. Dallmayr cita
(pág. 258, n. d.) 4) la obra de Katharina Mommsen, Goethe und der
Islam (Stuttgart, 1964), y Goethe und die arabische Welt(Frankfurt-Main,
1988), según la cual Goethe encontró muy atractivas doctrinas del Islam
como las siguientes:"la idea de la unidad de Dios; la convicción de la
manifestación de Dios en la naturaleza; y la noción de que Dios ha hablado a
la humanidad a través de diferentes mensajeros".
[12] Para una discusión concisa de este vasto tema, véase De Lacy O'
Leary, Islamic Thought and its Place in History (Nueva Delhi 2001;
reimpresión de la edición Londres, 1939 edición, originalmente titulado Arab
Thought and its Place in History); y S. E. Al-Djazairi, The Hidden Debt to
Islamic Civilisation (Oxford, 2005).
[13] Esta dilución del exclusivismo religioso también puede tener un impacto
negativo en el compromiso con la propia fe de uno, como muchos cristianos
comprometidos han observado en nuestros tiempos de relativismo religioso.
En su The Meeting of Religions and the Trinity (El encuentro de Religiones y la
Trinidad (Edimburgo, 2000), el estudioso católico y teólogo Gavin D' Costa
critica el tipo de pluralismo religioso asociado a John Hick, y sostiene que un
acercamiento a otras religiones basado en la teología trinitaria puede tener
más éxito en lograr los objetivos de pluralismo -abertura, tolerancia, igualdad,
etc.- que los enfoques pluralistas en sí mismos. Sostiene que: "Dentro de una
orientación trinitaria católica romana el otro es siempre interesante en su
diferencia, y puede ser el posible rostro de Dios. . . Además, el otro puede
enseñar a los cristianos a conocer y rendir culto a su propio Dios trinitario de
manera más verdadera y rica. La teología trinitaria proporciona el contexto
para un compromiso con la alteridad que sea crítico, reverente y abierto sin
ningún desenlace predecible "(pág. 9).
[14] Eugene A. Myers, Arab Thought and the Western World in the Golden
Age of Islam(Nueva York, 1964), pp. 133–134.
[17] Robert Briffault, The Making of Humanity (Lahore, 1980), pág. 192.
Véase también Osman Bakar, Tawḥīd and Science (Lahore, 1998),
especialmente el capítulo 7, ' The Influence of Islamic Science on Medieval
Christian Conceptions of Nature', pp. 131-155; y D. M. Dunlop, Arabic Science
and the West (Karachi, 1958).
[20] Citado por George Makdisi, The Rise of Humanism in Classical Islam and
the Christian West: With Special Reference to Scholasticism (Edimburgo,
1990), pp. 307–308.
[22] Makdisi, The Rise of Humanism. pág. 301 y ss. Véase la traducción
ligeramente diferente que hace Wallis de esta frase clave, On the Dignity of
Man, pág. 3.
[24] George Makdisi,"Interaction Between Islam and the West", Revue des
Études Islamiques, 44 (1976), pp. 287– 309.
[25] Para un resumen de su posición con respecto al escolasticismo occidental
y al humanismo, véase George Makdisi, “Scholasticism and Humanism in
Classical Islam and the Christian West”, en Journal of the Americal Oriental
Society, 109 (1989), pp. 175–182. Makdisi también afirma que la universidad
occidental derivó la noción de "cátedra" en un campo de estudio particular de
"el patrón tradicional islámico de enseñanza en el que el profesor se sienta en
una silla (kursī) y los estudiantes se sientan a su alrededor"; de ahí también
el término "círculo académico" (ḥalqa). Para el debate véase Hugh Goddard, A
History of Christian-Muslim Relations (Edimburgo, 2000), pág. 100.
[26] Sir John Glubb, The Life and Times of Muhammad (Nueva York, 1971),
pág. 244. Titus Burckhardt muestra que esta influencia musulmana se
extendió al ámbito del amor caballeresco, y demuestra que "la actitud
[cristiana] caballeresca para con la mujer es de origen islámico". Titus
Burckhardt, La civilización hispano-árabe, versión española de Rosa Kuhne
Brabant, Alianza Editorial (Madrid, 1980), pág. 115. Asimismo, Roger Boase
sostiene que el principio y la práctica del amor cortesano debe haber pasado
de la España islámica al mundo cristiano oralmente, en un proceso de difusión
cultural, dados los numerosos puntos de contacto entre la España musulmana
y el mundo cristiano -comercio, diplomacia, guerra, matrimonio, migración,
etc. -. Todo esto tuvo como resultado un flujo de ideas que, desde la cultura
más refinada y noble entraban en la menos sofisticada. Roger Boase, The
Origin and Meaning of Courtly Love(Manchester, 1977), pág. 68.
[27] Seyyed Hossein Nasr, Religion and the Order of Nature (Nueva York y
Oxford, 1996), pág. 163. Dallmayr deja bien claro la espantosa realidad de
esta "cultura de la conquista":"la conquista de las Américas por parte de las
potencias europeas condujo en el curso de menos de un siglo a la muerte por
matanza, hambre y enfermedad de unos 70 millones de habitantes nativos",
es decir, el 90% de la población del momento. Dallmayr, Beyond
Orientalism: Essays on Cross-Cultural Encounter (Albany, NY, 1996), pp. 1–
2.
[30] Una interpretación típica de este versículo citado por Kamili es la de al-
Alūsī (d. 1270/1854): “. . . todos los miembros de la raza humana, incluidos
los piadosos y los pecadores, están dotados de dignidad, nobleza y honor
". Véase Mohammad Hashim Kamali, The Dignity of Man: An Islamic
Perspective (Cambridge, 2002), pág. 1.
[31] Esto es claramente un eco del Corán 49:13: "Oh hombres, os hemos
creado varón y hembra, y os hemos constituido en tribus y naciones para que
os conozcáis unos a otros. En verdad, a los ojos de Dios, el más honrado
entre vosotros es el más piadoso".
[34] Tzvetan Todorov, The Conquest of America: The Question of the Other,
tr.Richard Howard (New York, 1984), pág. 50; citado en Dallmayr, Beyond
Orientalism, p. 227, n. 9.
[37] Ashis Nandy, “The Politics of Secularism and the Recovery of Religious
Tolerance”: Alternatives, 13 (1988), p. 189 citado en Dallmayr, Beyond
Orientalism, pág. 27.
[38] Tim Winter, “Islam and the Threat of Europe”, in World Faiths Encounter,
29 (2001), pág. 11.
[39] Abdal Hakim Murad[Tim Winter], “Faith in the Future: Islam after the
Enlightenment”. Se trata de una transcripción de la primera conferencia
conmemorativa anual de Altaf Gauhar, Islamabad (23 de diciembre de 2002).
Publicado en línea en http://www.masud.co.uk/ISLAM/ahm/postEnlight.htm.