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© José Moral de la Rubia, Mónica Teresa González Ramírez, René Landero Hernández
© Universidad Autónoma de Nuevo León
© Plaza y Valdés, S. A. de C. V.
ISBN: 978-607-402-296-4
Introducción
José Moral de la Rubia, Mónica Teresa González Ramírez y
René Landero Hernández................................................................................................. 13
Referencias bibliográficas.............................................................................................253
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Introducción
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Introducción
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Somatización: síntomas y trastorno
René Landero Hernández
Mónica Teresa González Ramírez
Definiciones
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
como psicosomático todo trastorno somático que cuenta con un factor psicológico
y que interviene en el origen de la enfermedad (Cardenal y Oñoro, 1999). Algunos
ejemplos habituales de enfermedades psicosomáticas son el asma bronquial, el sín
drome de hiperventilación, úlcera, síndrome de intestino irritable y dermatitis atópi-
ca (Kubo y Chida, 2006).
Por otra parte, algunos autores señalan que psicosomático no debe entenderse
como psicogénico, ya que este concepto implica una causalidad unidireccional en la
aparición de la enfermedad, es decir, a partir de algún factor psicológico se produce
alguna enfermedad física. Por el contrario, señalan que debe apoyarse el principio
de multicausalidad para la consideración etiológica de la enfermedad: muchos de los
factores (genéticos, familiares, socioculturales, cognitivos y emocionales) interac-
túan unos con otros contribuyendo a la aparición de un trastorno físico (Cardenal y
Oñoro, 1999).
Incluso se ha indicado que lo psicosomático es una actitud frente a la enfermedad
somática, cualquiera que ésta sea; una actitud que haga pensar en la relación particu
lar que tiene una enfermedad con el lugar y el momento determinado (en la vida del
sujeto) en que apareció (Rodado y Barcia, 2003), así, cualquier enfermedad se consi
deraría psicosomática, Este planteamiento no es nuevo, ya en 1995 Sandín , Chorot,
Santed y Jiiménes indicaban que el DSM-IV mantiene viva la idea de que cualquier
enfermedad puede ser psicosomática, considerando que los factores psicológicos
pueden relacionarse a su inicio o curso, coincidiendo con la perspectiva de que cual
quier trastorno médico puede ser potencialmente clasificado como psicosomático.
Por otro lado, los trastornos de somatización han sido definidos de diversas ma
neras, pero un elemento en común al definirlos es que existen síntomas somáticos
que no son explicados adecuadamente por causas orgánicas (De Gucht y Fischler,
2002). Los trastornos hacen referencia a una categoría diagnóstica dentro de las no
sologías psiquiátricas (López y Belloch, 2002), incluyendo un conjunto de signos y
síntomas, es decir: síndromes.
Lipowski (1988) proponía considerar la somatización como una tendencia para
experimentar y comunicar el distrés somático. Esta definición representa una in
ferencia por parte del observador, ya que las personas usualmente no reconocen y
podrían rechazar la explicación de una relación de su distrés y sus síntomas. Ac
tualmente, diferentes autores consideran la somatización como manifestaciones del
estrés psicológico (De Gucht y Fischler, 2002).
Así, ambos conceptos (somatización y psicosomático) hacen referencia a una
relación entre lo psíquico y lo físico, desde diferentes puntos de vista (López
y Belloch, 2002). Para diferenciarlos, partimos de que cuando el diagnóstico
médico no proporciona justificación de los síntomas se debe hablar de somati-
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Somatización: síntomas y trastorno
Comorbilidad y prevalencia
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Tipos de somatización
a) Trastorno de somatización
b) Trastorno somatomorfo indiferenciado
c) Dolor somatomorfo
d) Trastorno de conversión
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Somatización: síntomas y trastorno
• Segundo grupo: incluye casos en que la persona vive obsesionada por la po
sible existencia de una enfermedad o deformación física, independientemente
de los síntomas que padezca. La hipocóndria y el Trastorno dismórfíco corpo
ral se incluyen en este grupo.
• Tercer grupo: abarca enfermedades en las que es el individuo quien se provoca
los síntomas de manera intencionada, estos son los trastornos de simulación y
facticio. Este grupo no representa somatizaciones, pero tiene una gran seme
janza con los trastornos somatomorfos.
Una de las guías más utilizadas para realizar diagnósticos dentro de la psicología
y otras áreas afines es el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales,
DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994). En el DSM-IV se incluye un
apartado para el diagnóstico de trastornos somatomorfos (esto se abordará en el si
guiente capítulo).
En el DSM-IV se indica que los trastornos somatomorfos se diferencian de los
factores psicológicos que afectan el estado físico por la ausencia de una enfermedad
médica diagnosticable que pueda explicar por completo todos los síntomas físicos.
De los trastornos somatomorfos, el trastorno de somatización ha sido el más estu
diado, por lo que es el que mejor se diagnostica. Para su diagnóstico como mínimo
deben haberse presentado los siguientes síntomas (García-Campayo, 1999):
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Origen de la somatización
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Somatización: síntomas y trastorno
que disminuyen sus obligaciones, así, aprende que la enfermedad es una excusa per
fecta para cuando no puede resolver un problema. Este proceso no es consciente por
parte del somatizador, no lo controla, no simula, simplemente lo aprendió.
Los factores precipitantes son siempre situaciones de estrés, cuyas principales
fuentes son el trabajo, la pareja y los amigos; estas situaciones facilitan o potencian
la aparición de la enfermedad en personas que ya están predispuestas a sufrirlas. Los
factores mantenedores son los responsables de que una vez que se inicia la enfer
medad ésta se convierta en crónica, así, los principales factores mantenedores son
la ganancia secundaria (beneficios asociados a padecer la enfermedad, como inca
pacidad laboral) y el refuerzo social que suele provenir de la familia o del médico.
Nuevamente aclaramos, esto no es consciente ni simulado por parte del somatizador.
Por lo tanto, una persona con factores predisponentes, que durante años ha perma
necido sano, se enfrenta a factores ambientales más adversos de lo habitual (precipi
tantes), presentaría una enfermedad aguda; sin embargo, si hay factores mantenedo
res que complican la enfermedad y ausencia de factores protectores que faciliten su
recuperación, la enfermedad puede volverse crónica.
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Diagnóstico y evaluación
de los trastornos somatomorfos
José Moral de la Rubia
Introducción
A
pesar de la prevalencia considerable del trastorno de somatización o síndro
me de Briquet, de 0.9 a 2.8% en población general (Gureje, Simon, Ustun
y Golberg, 1997) y de 1 a 5% en población de pacientes de atención pri
maria (Peveler, Kilkenny y Kinmonth, 1997), así como del trastorno somatomorfo
indiferenciado en su modalidad de trastorno de somatización de 4.4% en población
general, abreviado de Escobar, Burnam, Karno, Forsythe y Golding (1987), y de
19.3% en población de pacientes de atención primaria (Escobar, Waitzkin, Silver,
Gara y Holman, 1998), con frecuencia estos trastornos no son reconocidos en las
consultas de médicos y psicólogos, ocasionando un importante incremento de costos
sanitarios, de 6 a 14 veces más que el promedio del derechohabiente estadounidense
(Hiller, Fichter y Rief, 2003; Smith, Monson y Ray, 1986).
Con la finalidad de evaluar estos trastornos se han desarrollados diversos instru
mentos de medida, como entrevistas clínicas entre las que se pueden mencionar la
Entrevista Clínica Estructurada para el DSM-IV (SCID) de First, Spitzer, Gibbon y
Williams (1997) o los Protocolos de Trastornos de Somatización (SDS) de la Organi
zación Mundial de la Salud (WHO, 1994b). También se cuenta con escalas autoapli-
cadas, más rápidas y sencillas de administrar como la Escala de Somatización de 12
reactivos de la Lista Revisada de Comprobación de 90 Síntomas (SCL-90-R) de
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Antecedentes históricos
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
conceptual izados como enfermedades con síntomas físicos y psíquicos diversos, des
tacándose entre los síntomas psíquicos la depresión. La definición de los mismos tiene
escasa semejanza con las clasificaciones actuales que emergen en el siglo XIX. En la an
tigüedad, la etiología de la histeria se atribuía a un desplazamiento libre del útero por el
cuerpo de la mujer y era exclusiva del género femenino. La hipocondría estaba relacio
nada con alteraciones en los órganos abdominales superiores, en concreto el estómago
y el bazo, pudiéndose presentar en ambos géneros. Durante el siglo xix se relacionó la
histeria con la sífilis terciaria y la epilepsia, siendo también reconocida en el hombre;
asimismo, la hipocondría, con diversas enfermedades gastrointestinales (Mace, 1992).
A finales del siglo xix, la histeria y la hipocondría dejaron de ser concebidas
como enfermedades médicas para ser contempladas como trastornos psiquiátricos.
La hipocondría fue incluida en una categoría amplía etiquetada como neurastenia. A
la histeria se la concibió como resultado de la sugestión (Charcot, 1887), disociación
(Janet, 1889, 1893) o represión y desplazamiento de conflictos psíquicos (Freud,
1984).
En el DSM-I (APA, 1954), la reacción histérica con síntomas neurológicos fun
cionales aparece en el grupo de trastornos psiconeuróticos, pero está ausente la hi
pocondría. En el DSM-II (APA, 1968) son consideradas la neurosis hipocondriaca
e histérica tipo conversivo (trastorno de conversión y dolor psicógeno). También
dentro de la histeria se incluía una modalidad disociativa. Es en la tercera edición
(APA, 1980) cuando surge, por vez primera, el grupo de trastornos somatomorfos,
manteniéndose en la edición revisada (APA, 1987) y en la cuarta revisión (APA;
1994), los cuales son separados de los trastornos disociativos.
Desde la introducción de los trastornos de somatomorfos en el DSM-III (APA,
1980) su definición y agrupación han recibido importantes críticas. Ya que la sección
está organizada bajo el rasgo común de síntomas físicos que sugieren una condición
médica general, lo que con frecuencia induce al clínico a pensar de un modo dico-
tómico: ¿los síntomas están basados en una enfermedad médica subyacente desco
nocida o son una expresión de problemas psicológicos? No obstante, la pretensión
de la Asociación Psiquiátrica Americana era fomentar una visión biopsicosocial de
la enfermedad que parece no alcanzarse (Kellner, 1994). Precisamente, Lipowski
(1987) señala que la somatización como tendencia a experimentar y comunicar ma
lestar psicológico en forma de síntomas físicos y búsqueda de ayuda médica nunca
descarta la concurrencia de procesos orgánicos. Kellner (1994) remarca que la cla
sificación actual del DSM no permite reconocer a muchos pacientes que muestran
malestar psicológico y síntomas funcionales, los cuales son atendidos por médicos
generales y especialistas.
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Como antes se indicó, el DSM-IV (APA, 1994) agrupa a los trastornos somatomorfos
por una característica común de presencia de síntomas físicos que sugiere una con
dición médica general y que no son explicados completamente por una enfermedad
médica, por los efectos de una sustancia o por otro trastorno mental. Los síntomas
deben causar angustia o deterioro clínicamente significativo a nivel social, laboral u
otras áreas importantes de funcionamiento del sujeto. La inclusión de estos trastor
nos bajo una categoría general obedece, de acuerdo con este sistema nosológico, a
un criterio de utilidad clínica más que a la consideración de que todos ellos cumplen
unos mismos factores etiológicos. Este grupo incluye siete criterios diagnósticos:
trastorno de somatización, trastorno somatomorfo indiferenciado, trastorno de con
versión, trastorno por dolor, hipocondría, trastorno dismórfico corporal, además de
la categoría residual de trastorno somatomorfo no especificado.
Trastorno de somatización
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
menos un síntoma sexual o del sistema reproductor al margen del dolor, como indife
rencia sexual, disfunción eréctil o eyaculatoria, menstruaciones irregulares, pérdidas
menstruales excesivas, vómitos durante todo el embarazo; 4) al menos un síntoma o
déficit que sugiere un trastorno neurológico no limitado a dolor, como ataxia, pará
lisis o debilidad muscular localizada, dificultad para deglutir, sensación de nudo en
la garganta, afonía, retención urinaria, alucinaciones, pérdida de sensibilidad táctil y
dolorosa, diplopia, ceguera, sordera, convulsiones, amnesia disociativa, pérdida de
conciencia distinta del desmayo. Los síntomas, tras un examen adecuado, no pueden
explicarse por la presencia de una enfermedad médica conocida o por los efectos
directos de una droga o fármaco. En caso de que exista una enfermedad médica, los
síntomas físicos o el deterioro social o laboral son excesivos en comparación con
lo que cabría esperar por la historia clínica, la exploración física o los hallazgos de
laboratorio. Los síntomas no se producen intencionadamente y no son simulados.
Los índices de prevalencia del trastorno de somatización son variables, desde 0.2
hasta un 2% en mujeres y menos de 0.2 % en hombres. Las diferencias en los índices
pueden depender de si el entrevistador es médico, del método de valoración y de las
variables demográficas de las muestras analizadas. Cuando el entrevistador no es
médico, el trastorno de somatización se diagnostica con mucha menos frecuencia
(APA, 2000). No obstante, hay muchos autores que consideran que la prevalencia es
bastante mayor, entre 4 o 5% (Woolfolk y Allen, 2007).
Bajo este rubro se encierra el diagnóstico de neurastenia y formas menores del trastor
no de somatización. La neurastenia es un trastorno caracterizado por un cansancio
inexplicable que aparece después de realizar un esfuerzo intelectual. También existe
la queja de una sensación de debilidad y agotamiento corporal y físico tras esfuerzos
mínimos. Puede cursar con tristeza, abatimiento, cansancio, temor, pérdida de me
moria, insomnio, irritabilidad, dolor de cabeza y otros. El diagnóstico, según la dé
cima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (WHO, 1992), debe
constar de más de dos de los siguientes síntomas: 1) sensación de dolor y molestias
musculares, 2) mareos, 3) cefaleas de tensión, 4) trastornos del sueño, 5) incapacidad
para relajarse y 6) irritabilidad.
El DSM-IV (APA, 1994) define el trastorno somatomorfo indiferenciado por
uno o más síntomas físicos, como fatiga, pérdida de apetito, síntomas gastrointesti
nales o urinarios, que tras un examen adecuado no pueden ser explicados completa
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
mente por la presencia de una enfermedad médica conocida o por los efectos directos
de una sustancia. En el caso de que exista una enfermedad médica, los síntomas
físicos o el deterioro social o laboral son excesivos en comparación con lo que cabría
esperar por la historia clínica, la exploración física o los hallazgos del laboratorio.
Los síntomas provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro, laboral
o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. La duración del trastorno
es por lo menos de seis meses. La alteración no se explica mejor por la presencia de
otro trastorno mental. Asimismo, los síntomas no se producen intencionalmente ni
son simulados.
Bajo este rubro también se incluyen el trastorno de somatización reducido o abre
viado de Escobar, Burnam, Karno, Forsythe y Golding (1987) que requiere cuatro
o más síntomas físicos médicamente no explicados en hombres o seis o más en mu
jeres a lo largo de la historia clínica del sujeto; asimismo, el trastorno multisomato-
morfo de Kroenke, Spitzer, deGuy, Hahn, Linzer, Williams, Brody y Davies (1997)
que requiere que tres síntomas físicos presentes médicamente no explicados e histo
ria de al menos dos años con síntomas de esta naturaleza. Se estima que el trastorno
de somatización abreviado tiene una prevalencia de 4.4% en muestra comunitaria
(Escobar, Burman Karno, Forsythe y Golding, 1987) y de 16.6 a 22% en pobla
ción de pacientes de atención primaria (Escobar, Waitzkin, Silver, Gara y Holman,
1998; Kirmayer y Robbins, 1991). La prevalencia del trastorno multisomatomorfo
es de 8.2% en población de pacientes de atención primaria (Kroenke, Spitzer, deGuy,
Hahn, Williams, Brody y Davies, 1997)
Trastorno de conversion
Janet (1889 y 1893) se dedicó al estudio de los estados disociativos, entendiendo que
las funciones psíquicas son conductas que nos acercan en grado variable a la reali
dad, descubriendo que la conducta humana se despliega en niveles de pensamiento
de complejidad creciente. Afirmaba que el nivel más exigente es el de la aprehensión
del mundo de los objetos, al que denominaba el poder del hacer presente, indicando
de esa manera el poder que el sujeto tiene de ser el agente de la acción presente.
Janet hablaba de la fuerza mental refiriéndose a lo que consideraba un reservorio de
energías informes (la energía del organismo que tiende a descargarse), estando su
interés orientado no tanto al estudio de esa fuerza indiferenciada y ciega, sino al es
tudio del nivel de integración de la conducta. Janet estableció un modelo de niveles o
jerarquía de las funciones psíquicas, donde la patología, entre ella la psicosomática,
aparece por desintegración de funciones por lesiones y disminución de la fuerza
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
psíquica. Por el contrario, Freud (1984) consideró que los síntomas conversivos los
fabrica el sujeto por el poder del deseo, siendo agente inconsciente de su trastorno.
Los síntomas no surgen de una desintegración de funciones por falta de energía o
daño orgánico, sino son la formación de compromiso ante un conflicto entre deseos
o fuerzas psíquicas.
Babinski (1909), al diferenciar las parálisis histéricas de las parálisis por un acci
dente vascular encefálico, estableció la dicotomía órgano-psíquica, que va a acom
pañar el estudio de toda la patología del sistema nervioso hasta la actualidad. Esta
dicotomía afirmaba que los síntomas objetivos y orgánicos son neurológicos; por el
contrario, los síntomas psíquicos o subjetivos son psiquiátricos. Con esto identificó
el síntoma histérico conversivo con organicidad focal, negó toda organicidad central
al fenómeno y le dio una naturaleza mental o imaginaria, siendo su estudio y trata
miento objeto del especialista en salud mental.
La visión dicotómica de Babinski prevalece en la psiquiatría hasta la tercera edi
ción del DSM (APA, 1980). En esta edición se abandona el término histeria y se
habla de trastorno conversivo, además se separa de trastornos disociativos, cuando
en la segunda edición bajo la etiqueta de neurosis histérica se incluían síntomas de
conversión y disociativos. Además, se hace una declaración explícita de enfoque
holístico biopsicosocial de la enfermedad, ya iniciado por Engel (1977).
El DSM-IV (APA, 1994) define el trastorno conversivo como uno o más síntomas
o déficit que afectan las funciones motoras voluntarias o sensoriales y que sugieren
una enfermedad neurológica o médica. Se considera que los factores psicológicos
están asociados al síntoma o déficit debido a que el inicio o exacerbación del cuadro
vienen precedidos por conflictos u otros desencadenantes. El síntoma o déficit no
está producido intencionalmente y no es simulado. Tras el examen clínico adecuado,
el síntoma o déficit no se explica por la presencia de una enfermedad médica, por los
efectos directos de una sustancia, o por un comportamiento o experiencia cultural
mente normales. El síntoma o déficit provoca malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto, o re
quieren atención médica. El síntoma o déficit no se limita al dolor o a una disfunción
sexual, no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno de somatización y
no se explica mejor por otro trastorno mental. Se distinguen cuatro tipos de síntomas
o déficit: con síntoma o déficit motor, como ataxia, parálisis o debilidad muscular lo
calizada, dificultad para deglutir, sensación de nudo de garganta, afonía y retención
urinaria; con crisis y convulsiones; con síntoma o déficit sensorial, como pérdida
de la sensibilidad táctil y dolorosa, diplopia, ceguera, sordera y alucinaciones, y de
presentación mixta, es decir, con síntomas de más de una categoría.
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
El síntoma principal del cuadro clínico es el dolor localizado en una o más zonas del
cuerpo, de suficiente gravedad como para merecer atención médica. El dolor provoca
malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas impor
tantes de la actividad del individuo. Se estima que los factores psicológicos desempe
ñan un papel importante en el inicio, gravedad, la exacerbación o la persistencia del
dolor. El síntoma o déficit no es simulado ni producido intencionalmente. El dolor no
se explica mejor por la presencia de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno de
ansiedad o un trastorno psicótico, y no cumple los criterios de dispareunia. Se distin
guen dos modalidades: trastorno de dolor asociado a factores psicológicos (se cree que
los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la
exacerbación o la persistencia del dolor), y trastorno por dolor asociado a factores psi
cológicos y a enfermedad médica (tanto los factores psicológicos como la enfermedad
médica general desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacer
bación o la persistencia del dolor). Además, por su duración se distingue entre agudo
(duración menor a seis meses) y crónico (duración igual o superior a seis meses). El
trastorno por dolor asociado a enfermedad médica no se considera un trastorno mental,
habiendo de establecerse el diagnóstico diferencial. A su vez, el tipo de trastorno por
dolor asociado a factores psicológicos no debe diagnosticarse si se cumplen los crite
rios para trastorno de somatización. El trastorno por dolor es relativamente frecuente.
Por ejemplo, se ha observado que, en el transcurso de 1 año, de 10 a 15% de los
adultos de Estados Unidos padecen algún tipo de discapacidad laboral debido única
mente a dolor lumbar (APA, 2000).
Hipocondría
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
Se presenta cuando hay reocupación por algún defecto imaginado del aspect«? físico.
Cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del individuo es excesiva. La
preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o
de otras áreas importantes de la actividad del individuo. La preocupación no se explica
mejor por la presencia de otro trastorno mental, como insatisfacción con el tamaño y
la silueta corporales en la anorexia nerviosa. Se estima que la incidencia del trastorno
dismórfico corporal en la comunidad se ubica entre 0.5 y 0.7% (Otto, Wilhelm, Co
hen y Harlow, 2001).
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
y dolores apropiados el día esperado del parto. Pueden haber cambios de tipo en
docrino, pero el síndrome no puede explicarse por la presencia de una enfermedad
médica causante de alteraciones endocrinas); un trastorno que implique síntomas
hipocondríacos no psicóticos de menos de seis meses de duración; un trastorno con
síntomas físicos no explicados, como cansancio o debilidad corporal de menos de 6
meses de duración que no sea debido otro trastorno mental.
Las cinco categorías de trastornos somatomorfos del DSM-IV antes explicadas
podrían agruparse en dos más generales (Chorot y Martínez-Narváez, 1995):
1. Pérdida real o una alteración del funcionamiento físico, lo que supone una
gran dificultad para distinguirlos de los problemas que poseen una base or
gánica, como los trastornos de somatización, el trastorno de conversión, y el
trastorno de dolor somatomorfo.
En el DSM-IV-TR (APA, 2000) los criterios para definir los trastornos y modalida
des no fueron modificados. Lo único que se realizó fue actualizar la información epi
demiológica y de factores de riesgo en relación con los avances en la investigación
de campo. Aunque inicialmente se propuso la fecha de 2006 para la modificación de
DSM-IV, ésta se ha pospuesto hasta el 2012 para que coincida con la publicación de
la undécima versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Orga
nización Mundial de la Salud.
En años recientes se están publicando muchos artículos críticos con la clasifica
ción de los trastornos somatomorfos en el DSM-IV que proponen modificaciones
para la quinta edición. Hay autores que sugieren suprimir el apartado de trastornos
somatomorfos, pasando la mayoría de las categorías diagnósticas al grupo de facto
res psicológicos que afectan a la salud y otras pocas al grupo de trastornos de ansie
dad (Fava, Fabbri, Sirri y Wise, 2007; Mayou, Kirmayer, Simon, Kroenke y Sharpe,
2005; Sykes, 2006). Otros proponen mantener el apartado, pero modificar radical
mente la definición de los trastornos (Creed, 2006; Noyes, Stuart y Watson, 2008)
y otros proponen sólo ligeras modificaciones (Hiller y Rief, 2005; Starcevic, 2006).
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
Fava, Fabbri, Sirri y Wise (2007) sugieren que los factores psicológicos que afec
tan a las condiciones médicas se conviertan en una nueva sección del DSM-V con
definiciones más fiables y específicas, tomadas de los Criterios Clínicos para la In
vestigación Psicosomáticos (DCPR) de Fava, Freyberger, Bech, Christodoulou, Sen-
sky, Theorell y Wise (1995). Estas categorías diagnósticas son: hipocondría, fobia
a la enfermedad, negación de la enfermedad, somatización persistente, síntomas de
conversión, desmoralización y humor irritable. Mayou, Kirmayer, Simon, Kroenke
y Sharpe (2005) defienden la abolición del grupo de trastornos somatomorfos y re
distribuir sus categorías en otros grupos diagnósticos. La hipocondría debería ser de
nominada trastornos de ansiedad hacia la enfermedad y agrupada entre trastornos
de ansiedad, al igual que el trastorno dismórfico corporal. El trastorno de somati
zación debería ser redefinido como un trastorno de personalidad y clasificado en
el Eje II. Los síntomas somáticos y el trastorno de dolor deberían ser clasificados
en el Eje III de condiciones médicas. Los síntomas disociativos y conversivos
formarían un grupo aparte en el Eje I, rescatando el antiguo diagnóstico de histeria.
Fava, Freyberger, Bech, Christadoulou, Sensky, Theorell y Wise (1995) definen
la somatización persistente con base en dos criterios: 1) presencia de un trastorno
médico funcional (por ejemplo, fibromialgia, fatiga, trastornos de la motilidad eso
fágica, dispepsia no ulcerosa, síndrome de intestino irritable, astenia neurocircula-
toria, síndromes uretrales), cuya duración excede los seis meses y causa malestar,
búsqueda repetida de atención médica o deterioro de la calidad de vida; 2) presencia
de síntomas adicionales de activación autonómica que implican diversos órganos
(por ejemplo, palpitaciones, sudoración, tremor, rubor) y efectos secundarios exage
rados de la terapia médica, indicando umbral bajo de dolor y alta sugestionabilidad.
Por otra parte, los síntomas conversivos son definidos por estos autores con base en
tres criterios: 1) uno o más síntomas o déficit que afectan a la función sensorial o
motora voluntaria, caracterizados por falta de plausibilidad fisiológica, ausencia de
signos fisiológicos o hallazgos de laboratorio esperados, o características clínicas,
inconsistentes; si hay presencia de síntomas de activación autonómica (por ejemplo,
palpitaciones, sudoración, tremor, rubor) o trastornos médicos funcionales (como,
fibromialgia, fatiga, trastornos de la motilidad esofágica, dispepsia no ulcerosa, sín
drome de intestino irritable, astenia neurocirculatoria, síndromes uretrales), los sín
tomas de conversión deben ser prominentes, causando malestar, búsqueda repetida
de atención médica o deterioro de la calidad de vida; 2) al menos dos de los siguien
tes rasgos están presentes: a) ambivalencia en el reporte de síntomas (por ejemplo,
el paciente parece relajado o no preocupado al describir sus síntomas), b) rasgos de
personalidad histriónica (por ejemplo, expresión, lenguaje y apariencia dramáticas
y coloridas, dependencia demandante, alta sugestionabildiad, cambios rápidos de
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
Starcevic (2006) remarca que hay un fondo político en el descontento con los
términos y definiciones que aparecen en el apartado de trastornos somatomorfos. Por
una parte, está la aceptabilidad del paciente, y por otra, la impotencia de la medicina
y el principio de neutralidad teórica. Así, comenta que se debe resistir a las presiones
políticas para cambiar los términos si las alternativas no tienen unas ventajas claras.
De tal modo que un cambio sólo estaría justificado si posee fundamentos empíricos,
teóricos y conceptuales. Los trastornos caracterizados por síntomas físicos médica
mente no explicados es una realidad clínica. Aunque se cree que el predominio de
tales síntomas es razón suficiente para agruparlos, está abierto el debate sobre como
conceptualizarlos, denominarlos y clasificarlos. Mientras no se tenga un plantea
miento nuevo consensuado y con apoyo empírico es mejor mantener el actual, con
ligeros cambios procedentes de los trabajos de campo en cuanto a frecuencia y poder
discriminativo y predictivo de los síntomas. Probablemente, esta postura va a ser
adoptada en la discusión final para la creación de la quinta edición del DSM-V, es
decir, que seguirá existiendo el apartado de trastornos somatomorfos con las mismas
categorías diagnósticas y ligeros cambios en sus criterios. Entre los cambios proba
blemente se introduzca el término de malestar corporal de Hiller y Rief (2005) y un
énfasis más claro en el enfoque biopsicosocial de la enfermedad.
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Diagnóstico y evaluación de los trastornos somatomorfos
personas con asma. Entre los factores psicológicos o comportamentales que influyen
en el estado físico se incluyen: trastornos del Eje I, como depresión o trastorno de
ansiedad generalizada; trastornos del Eje II, como trastorno límite de la personali
dad; síntomas psicológicos (depresivos, ansiosos) o rasgos de personalidad que no
cumplen todos los criterios para un trastorno mental específico, comportamientos
anómalos, como rituales religiosos, o respuestas fisiológicas frente al ambiente o
estresores sociales.
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Validación de la escala de Severidad
de Síntomas Somáticos
José Moral de la Rubia
Introducción
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Se espera que las mujeres, personas con menos escolaridad y de clases sociales ba
jas, puntúen más alto en SSS; asimismo, asociación significativa, moderada y directa
con rasgo de ansiedad, estado de ansiedad, depresión y afecto negativo; y asociación
significativa y negativa con satisfacción marital y afecto positivo.
Método
Sujetos
La muestra está integrada por 100 parejas casadas procedentes de una ciudad indus
trial del noreste de México, Monterrey. Sólo una pareja asistía a terapia y ninguna se
encontraba en proceso de separación o divorcio. Con diferencia por género dentro
de cada pareja (r=.895, t=2.609, g.l.=99, p=.010), la media de edad de los esposos es
de 34.19 años, con una desviación estándar de 9.85; mayor que la de su cónyuge de
32.99 años con una desviación 10.17. El rango de edad varía de 18 a 60 años. La me
dia, mediana y moda de escolaridad corresponden a estudios medios superiores sin
terminar. Tiene primaria sin terminar, 4% primaria terminada, 6% secundaria, 24%
media superior sin terminar, 25% media superior terminada, 15% estudios universi
tarios 23% y 3% estudios de postgrado. Los esposos tienen un promedio de escola
ridad significativamente mayor que su cónyuge (Zw=-2.826, p=.005). La mediana y
la moda de la clase social a la que se cree pertenecer corresponden a media-media.
Se considera de media-media, 66% media-baja, 26% media-alta 5% y baja 3 por
ciento. Las esposas indican un promedio de pertenencia a clase social más alto que
su cónyuge (Zw=-2.585, p=.010). La media de años de matrimonio es de 11 años con
una desviación estándar de 9 años, mediana de 8 y un rango de 1 mes a 37 años. De
los encuestados, 5% ha tenido un divorcio. La media de hijos es de 2 y la desviación
estándar de 1, coincidiendo mediana y moda en 2, con un rango de 0 a 5 hijos.
46
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
Instrumentos de medida
47
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
48
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
somático (7, 8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21) y síntomas de depresión mayor
con claro componente cognitivo (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 13 y 19). Un modelo con
un factor de primer orden y dos jerarquizados (7, 8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y
21 para el primer factor y 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 13 y 19 para el segundo) presenta
mejor ajuste, tal como se observa en otros estudios (Beck y Steer, 1987). Los índices
de ajuste de este modelo jerarquizado se hallan en un nivel adecuado (χ2/gl=2.232,
FD=2.098, RMS SR=.062, RMS EA=.073, APGI=.893, GFI=.854, AGFI=.807,
NNFI=.837, NFI=.855 y CFI=.857) y dos alcanzan nivel de ajuste alto (PGI=.913 y
PNCP=1). Si se reducen los indicadores que determina cada factor a cinco (11, 12,
15, 16 y 17 para el primer factor; 1, 2, 3, 5 y 10 para el segundo), entonces logramos
índices de buen ajuste. Por la prueba chi-cuadrada se puede mantener el ajuste del
modelo (χ2=23.199, gl=34, p=.081). El cociente entre el estadístico chi-cuadrado y
sus grados de libertad es menor a 1 (χ2/gl=.682), el residuo estandarizado cuadrático
medio es menor a .05 (RMS SR=.045), el parámetro de no centralidad poblacio-
nal es menor a 1 (PNCP=.140), los índices gamma son mayores a .90 (PGI=.973 y
APGI=.956), el índice de ajuste de Joreskog ajustado es mayor a .90 (AGFI=.905),
los índices de Bentler son mayores a .90 (NFI=.907, NNFI=.932 y CFI=.949). En un
nivel adecuado están el índice de ajuste de Joreskog que es mayor a .90 (GFI=.942)
y el error cuadrático medio de aproximación menor a .75 (RMS EA=.064). Si se
introduce en el modelo la correlación entre los residuos 8 y 4, entonces el índice
de Joreskog muestra un ajuste perfecto (GFI=.951) y se aproxima mucho RMS EA
(.053). Si se factorizan los 10 reactivos seleccionados por Máxima Verosimilitud con
base en el criterio de Kaiser se definen dos factores que al ser rotados coinciden con
el modelo propuesto (11, 12, 15, 16 y 17 factor somático o de depresión enmascara
da; 1, 2, 3, 5 y 10 factor cognitivo-emocional).
Las Escalas de Afecto Positivo y Negativo (Positive Affect and Negative Affect
Scales, PANAS) de Watson, Clark y Tellegen (1988) constan de 20 reactivos con un
formato Likert de 5 puntos (1 de nada o muy ligeramente a 5 extremadamente). Diez
reactivos están en sentido de afecto positivo y 10 en sentido de afecto negativo. En la
presente muestra (n=200), el PANAS tiene una consistencia interna de .72. Al facto-
rizarse la matriz de correlaciones por Ejes Principales, con base en el criterio de Cat-
tell y una rotación Oblimín, ésta presenta una estructura de dos factores que explican
42% de la varianza total. El primer factor de afecto negativo consta de 10 reactivos (2,
4, 6, 7, 8, 11, 13, 15, 18 y 20), tiene una consistencia interna de .88 y su distribución
es asimétrica positiva de media 16.66 y desviación estándar de 6.75, no ajustándose
a una curva normal (ZK-S=2.289, p<.001). El segundo factor de afecto positivo consta
de 10 reactivos (1, 3, 5, 9, 10, 12, 14, 16, 17 y 19) tiene una consistencia interna de .84
y su distribución se ajusta a una curva normal (ZK-S=.716, p=.684) de media 31.36 y
49
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
50
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
Procedimiento
51
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
las respuestas, terminando con una pregunta cerrada de si deseaba o no tomar parte
del estudio.
Las escalas (SSS, PANAS y RAS) fueron traducidas al español por el proce
dimiento de doble traducción (inglés-español/español-inglés) con la ayuda de dos
maestros de inglés. Adicionalmente fue revisada por dos psicólogos para evaluar su
adecuación semántica con el constructo y por una muestra de 30 sujetos para evaluar
su comprensibilidad. Finalmente, con base en sugerencia de cambio a la traducción
de los lingüistas, el autor de este artículo fijó el formato definitivo de la escala.
Para la escala TAS-20 se empleó la traducción de Moral y Retamales (2000), con la
adecuación a población mexicana (Moral, 2008a y 2009a) y para el STAI la de Díaz-
Guerrero y Spielberger (1975). El BDI fue traducido y reelaborado por el autor del
presente estudio, aunque también se consideró la adaptación mexicana de Jurado,
Villegas, Méndez, Rodríguez, Loperena y Varela ( 1998).
La consistencia interna se estima por la alfa de Cronbach. Los valores de alfa
mayores o iguales a .70 se consideran altos, entre .60 y .69 adecuados, y menores a
.60 bajos. El ajuste de la distribución a una curva normal se contrasta por la prueba
de Kolmogorov-Smirnov. Las correlaciones se calculan por el coeficiente de corre
lación lineal de Pearson. El nivel de significación estadística se fijó en .05. Se habla
de tendencia a la significación para mantener la hipótesis nula con valores de p de
.049 a .010 (prueba de Kolmogorov-Smirnov); y para rechazarla con valores de p
de .051 a .099 (contraste de la significación de las correlaciones). Para el análisis
factorial exploratorio, se factoriza por el método de Máxima Verosimilitud; rotando
la solución tanto desde un método ortogonal (Varimax) como oblicuo (Oblimín).
Los factores se definen por los reactivos con las saturaciones máximas y mayores
a .35. Se consideran como reactivos adicionales aquéllos con saturaciones mayo
res a .40, aunque la máxima o más alta la presente en otro factor (Moral, 2006a).
El análisis factorial confirmatorio también es ejecutado por Máxima Verosimilitud
desde la matriz de correlaciones. Para evaluar el ajuste del modelo propuesto a los
datos se consideran catorce indicadores: función de discrepancia (FD), cociente de
la chi-cuadrada y sus grados de libertad (χ2/gl), residuo estandarizado cuadrático
medio (RMS SR), parámetro de no centralidad poblacional (PNCP), error cuadrático
medio de aproximación (RMS EA), índice gamma poblacional (PGI), índice gamma
poblacional ajustado (APGI), índice de bondad de ajuste de Joreskog (GFI), índice
de bondad de ajuste ajustado de Joreskog (AGFI), índice normado de Bentler-Bonett
(NFI), índice no normado de Bentler (NNFI), índice comparativo de Bentler-Bonett
(CFI) y el coeficiente delta de Bollen (Δ); y tres niveles de interpretación de ajuste:
bueno, aceptable o malo (Moral, 2006b) (véase tabla 8). Los cálculos se realizaron
con el SPSS16 y STATISTICA7.
52
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
Resultados
53
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
5 0 7
10 8 0 11
20 10 2 14
30
13 3.4 18
40
Deciles 50 17 4.5 20.5
60
21.6 7 27.2
70
80 30 9 38.7
90 40.8 11 56.8
ZK-S
2.381 1.460 1.948
Con base en el punto de corte de 40 para la escala SSS36, 9.5% de la muestra sería
caso de somatización. Con tendencia a la significación estadística (χ2=2.850, g.l.=1,
p=.091), 6% de los hombres frente a 13% de las mujeres serían casos de somatización.
54
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
55
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
sentir un nudo en la garganta que le dificulta tragar; 14) incapacidad para comer
ciertos alimentos porque le sientan mal; 23) desmayos o desvanecimientos cuando se
siente débil o mareada/o; y 6) dolores de cabeza. Se puede interpretar como un factor
de malestares intestinales y dolores de cabeza (véase tabla 2).
El segundo factor rotado explica 8.357% de la varianza total. Está definido por
cinco reactivos: 28) su corazón late tan fuerte que puede sentir sus golpes en el pe
cho; 20) incapacidad para mover una parte de su cuerpo por al menos unos minutos;
27) quedarse sin respiración cuando no se está haciendo ejercicio o al ejercitarse;
30) periodos de debilidad cuando intenta levantar o mover cosas que normalmente
podría; 25) un periodo de amnesia o pérdida de memoria. De forma adicional el reac
tivo 34 también satura alto en este factor (sensaciones desagradables de cosquilleo o
adormecimiento). Se puede interpretar como un factor de síntomas de niveles altos
de ansiedad (véase tabla 2).
El tercer factor rotado explica 7.972% de la varianza total. Está definido por siete
reactivos: 4) dolores en sus brazos o piernas distintos de los dolores en las articulaciones;
3) dolores en sus articulaciones; 2) dolor de espalda; 34) sensaciones desagradables de
cosquilleo o adormecimiento; 18) problemas para caminar; 19) pérdida de la sensibilidad
en un brazo o pierna en momentos distintos a cuando se está adormeciendo o se cansa de
estar en la misma posición por largo tiempo, y 5) dolores de pecho. Se puede interpretar
como un factor de dolores músculo-esqueléticos y de pecho (véase tabla 2).
56
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
El cuarto factor rotado explica 7.067% de la varianza total. Está definido por cua
tro reactivos: 33) tener que orinar con tanta frecuencia que le causa problemas; 36)
incapacidad para orinar cuando siente que tenía ganas de orinar; 7) dolor al orinar, es
decir, cuando va al baño, y 8) sensación dolorosa de ardor en sus partes íntimas. De
forma adicional se puede considerar el reactivo 32 con una saturación próxima a .40
(muchos problemas de mal gusto en la boca o de lengua sucia). Se puede interpretar
como un factor de dolores al orinar y el área genital (véase tabla 2).
El quinto factor rotado explica 6.826% de la varianza total. Está definido por cinco
reactivos: 22) ataques o convulsiones que le causan inconsciencia o que le provocan
que el todo el cuerpo se sacuda incontrolablemente; 24) caer en estado de inconscien
cia sin convulsiones ni temblores previos; 21) pérdida de su voz por 30 minutos o más
o incapacidad para hablar con más fuerza que un susurro; 17) pérdida del oído por un
periodo de tiempo; 31) muchas manchas o decoloraciones en la piel. Se puede inter
pretar como un factor de síntomas conversivos y manchas en la piel (véase tabla 2).
El sexto factor rotado explica 5.740% de la varianza total. Está definido por tres
reactivos: 16) visión borrosa por un tiempo no debida a la necesidad de lentes o
cambio de lentes, 15) pérdida de visión en uno o los dos ojos al grado que no pueda
ver nada por unos segundos o más y 26) visión doble. Se puede interpretar como un
factor de síntomas relacionados con la vista (véase tabla 2).
El séptimo factor rotado explica 4.338% de la varianza total. Está definido por
dos reactivos con la saturación más alta en el factor (32, muchos problemas de mal
gusto en la boca o de lengua sucia; 9, cualquier otro dolor no descrito en las ocho
preguntas anteriores y no relacionado con la menstruación, prevaleciendo dolor de
muelas y encía); y un reactivo adicional (33, tener que orinar con tanta frecuencia
que le causa problemas). Se puede interpretar como un factor de problemas relacio
nados con la boca y urgencia de orinar (véase tabla 2).
57
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
14 .429 .148 -.094 .127 -.095 .183 .086
58
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
59
Tabla 3. Matrices de patrones y estructural con 36 reactivos
Matriz de patrones Matriz estructural
F1 F2 F3 F4 F5 F6 F7 F1 F2 F3 F4 F5 F6 F7
16 1.000 -.063 -.044 -.022 .003 .018 -.023 .997 .245 -.349 .248 .282 .047 -.159
15 .685 .027 .092 .050 -.070 -.087 -.123 .673 .240 -.160 .233 148 -.073 -.218
26 .420 .105 -.195 .197 -.076 -.020 .053 .538 .309 -.398 .371 .134 -.029 -.098
28 .202 .793 .083 -.018 .046 .128 -.064 .426 .842 -.276 .232 298 .067 -.372
20 -.067 .781 .046 .019 -.110 -.080 -.106 .133 .766 -.202 .198 .095 -.147 -341
27 .070 .660 -.106 .014 .059 .015 .034 .312 .724 -.376 .235 .269 -.044 -.248
30 -.008 .603 -.050 -.008 .178 .182 -.155 .259 .702 -.322 .210 .383 .121 -.420
25 -.031 .419 -.250 .219 -.190 -.225 .063 .164 .502 -.397 .358 -.004 -.272 -.116
33 .012 .005 -.956 -.065 -.111 -.053 -.117 .297 .346 -.933 .221 .172 -.081 -.222
32 .100 -.003 -.600 -.029 .214 -.302 -.167 .367 .371 -.716 .245 .451 -.327 -.335
36 -.032 .242 -.544 .187 .137 .452 .141 .295 .419 -.672 .369 312 .407 -.089
7 .218 -.009 -.413 .155 .136 .200 -.094 .451 .291 -.569 .360 .349 .181 -.253
8 .056 .031 -.376 .168 .058 .224 -.058 .265 .240 -.471 .310 .218 .202 -.180
22 .103 .037 .026 .795 -.071 .187 -.052 .312 .247 -.230 .818 .087 .156 -.215
24 .023 .014 .001 .669 .023 -.019 -.006 .214 .203 -.210 .684 .133 -.047 -.158
21 -.002 .027 -.056 .594 -038 .051 -.036 .180 .198 -.227 .616 .079 .023 -.162
17 .105 -.066 -.015 .550 .064 -.258 .049 .243 .132 -.201 .575 .153 -.272 -.083
31 -.061 .218 .003 .325 .160 -.205 -.105 .144 .378 -.211 .416 .280 -.244 -.289
11 -.112 .104 .030 -045 .739 -.074 .009 .099 .243 -.154 .052 .719 -.100 -.209
12 .027 -.074 -.132 -.122 .544 -.032 -.092 .182 .125 -.240 .003 .577 -.040 -.220
10 -.094 -.120 -.059 .184 .495 .090 -.077 .092 .068 -.178 .229 .500 .076 -.204
1 .096 .035 -.026 .089 .492 -.058 .001 .274 .226 -.227 .205 .549 -.075 -.189
35 .012 .041 .068 .156 .443 -.098 -.156 .190 .240 -.140 .252 .509 -.119 -.323
13 .021 .097 -.225 -.077 .440 -.289 -.234 .254 .384 -.406 .141 .592 -.317 -.422
14 168 138 -.079 -.150 .410 -017 .185 279 .217 -.222 -.024 .440 -.027 011
29 .205 .287 -.083 -.019 .396 .106 052 .415 .445 -.340 .176 .529 .076 -.200
6 .092 .033 .141 .007 .360 .146 -.181 .190 .157 -.021 .084 .406 .137 -.286
23 .245 .054 - 135 .169 .351 .128 061 .442 .274 -.362 .321 .473 .112 -.147
9 .136 .026 -.069 .210 .222 -.410 .089 261 .205 -.241 .303 .301 -.422 -.068
4 .153 -.034 -.108 -.047 .007 .065 -.707 .280 .284 -.240 .159 .262 .052 -.726
3 .046 .025 -.066 .045 -.069 -.053 -.696 .175 .308 -.191 .216 .173 -.073 -.713
2 -.071 .089 .036 .013 208 -.006 -.547 .090 .308 -.114 .149 .359 -.033 -.624
34 .002 .336 -.223 -.046 .162 -.203 -.432 .268 .617 -.445 .224 .430 -.251 -.627
18 .195 .202 -.150 -002 .077 .032 -.385 .385 .466 -.364 .234 .332 .004 -.531
19 -.025 .305 -.007 .039 -.004 -.242 -.378 .128 .465 -.181 .199 188 -.280 -.497
5 .036 .122 -.006 .163 .011 .177 -.346 .178 .287 -.157 .271 .171 .152 -.427
Método de extracción: Máxima Verosimilitud. Método de rotación: Oblimín.
Fuente: elaboración propia.
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Si se elimina el reactivo 9 por ser muy inespecífico (cualquier otro dolor no des
crito en las ocho preguntas anteriores y no relacionado con la menstruación), por el
criterio de Kaiser se definen 10 factores que explican 57.643% de la varianza total.
Por el criterio de Cattell (véase figura 2) podría reducir a seis factores que explican
que el 50.071% de la varianza total.
62
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
Continúa...
63
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
Reactivos F1 F2 F3 F4 F5 F6
19 .074 .592 .228 .090 .029 .023
4 .179 .540 .096 .107 .100 .190
2 .286 .492 .144 .093 -.015 -.025
18 .230 .417 .283 .130 .209 .238
31 .172 .325 .202 .301 .051 -.004
5 .109 .267 .201 .263 .048 .074
28 .175 .284 .775 .108 .073 .245
20 -.029 .400 .645 .072 .062 -.008
27 .157 .231 .621 .104 .223 .126
30 .285 .292 .604 .109 .151 .060
25 -.109 .259 .321 .223 .314 .027
22 .013 .071 .142 .835 .063 .151
24 .080 .106 .062 .638 .079 .066
21 .015 .089 .089 .595 .124 .044
17 .079 .153 -.045 .472 .080 .132
33 .048 .246 .101 .083 .929 .105
32 .327 .426 .051 .073 .573 .171
36 .249 -.120 .383 .325 .563 .067
7 .274 .081 .173 .293 .424 .276
8 .163 .027 .170 .276 .372 .117
16 .211 .051 .103 .147 .185 .941
15 .066 .209 .088 .149 .024 .643
26 .067 .085 .162 .284 .279 .427
Σ2 3.289 3.277 2.752 2.590 2.486 2.056
% 9.398 9.363 7.862 7.401 7.102 5.873
alta el reactivo 5 (dolores de pecho) que en anteriores soluciones se agrupó con los
dolores músculo-esqueléticos. El primer factor está definido por tres reactivos: 16,
15 y 26, correspondiendo al factor de síntomas relacionados con la vista. El segundo
factor está integrado por cinco reactivos: 33, 32, 36, 7 y 8; correspondiendo al fac
tor de dolores al orinar y en el área genital. El tercer factor está definido por cinco
reactivos: 28, 20, 27, 30 y 25, correspondiendo al factor de síntomas de niveles altos
de ansiedad. El cuarto factor está compuesto por seis reactivos: 22, 24, 21 y 17 (31
y 5 adicionales), correspondiendo al factor de síntomas conversivos y manchas en la
piel. El quinto factor está integrado por diez reactivos: 11, 12, 10, 1, 35, 13, 29, 6, 14
y 23, correspondiendo al factor de malestares intestinales y dolor de cabeza. El sexto
factor está definido por seis reactivos: 3, 34, 19, 4 y 2 (18 adicional), correspondien
do al factor de dolores músculo-esqueléticos. Los seis factores están correlacionados
entre sí, con valores de moderados a débiles. El primer factor (relacionados con la
vista) y segundo (dolores al orinar y el área genital) son los más interrelacionados
con los demás.
Debe señalarse que las saturaciones son más altas en la solución ortogonal y que
las correlaciones entre los factores son bajas, siendo la mayor de .370. La consisten
cia interna del factor de diez reactivos de síntomas intestinales y dolores de cabeza
(1, 6, 10, 11, 12, 13, 14, 23, 29 y 35) es alta, de .788. La consistencia interna del
factor de siete reactivos de dolores músculo-esqueléticos y de corazón (2, 3, 4, 5,
18, 19 y 34) es alta, de .811; como sugiere la solución de 6 factores oblicuos sin el
reactivo 9, si se elimina el reactivo 5 (dolores de pecho) no cambia el valor de co
eficiente de Cronbach, pero si se añade un octavo elemento, el 31 (muchas manchas
o decoloraciones en la piel), sube a .813. La consistencia interna del factor de cinco
reactivos síntomas de niveles altos de ansiedad (20, 25, 27, 28 y 30) es alta, de .830.
La consistencia interna del factor de cinco reactivos de síntomas conversivos y man
chas en la piel (17, 21, 22, 24 y 31) es aceptable, de .671; si eliminamos el reactivo
31 (muchas manchas o decoloraciones en la piel), como sugiere la solución de 6
factores independientes sin el reactivo 9, la consistencia mejora, pasando a .727. La
consistencia del factor de cinco reactivos de dolores al orinar y área genital (7, 8, 32,
33 y 36) es alta, de .820. La consistencia del factor de tres reactivos de los síntomas
relacionados con la vista (15, 16 y 26) es alta, de .782. Así, la consistencia interna de
los seis factores es alta (>.70).
Se procede a calcular una solución de 6 factores sin los reactivos 5, 9 y 31 por su
mayor ambigüedad y bajo peso. Con una rotación ortogonal (Varimax) se logra el
resultado esperado de 6 factores con cargas mayores a .35, siendo la varianza total
explicada de 48.47% (véase tabla 6). Igualmente ocurre con la rotación Oblicua, sólo
el reactivo 18 (problemas para caminar) presenta saturación baja (-.273) en la matriz
65
Tabla 5. Matrices de patrones y estructural con 35 reactivos (sin el 9)
Matriz de patrones Matriz estructural
Reactivos
F1 F2 F3 F4 F5 F6 F1 F2 F3 F4 F5 F6
16 1.000 .034 -.041 -.008 .013 .048 .997 .334 .273 .269 .290 -.051
15 .694 -.079 .001 .049 -.074 -.154 .678 .156 .234 .244 .149 -.213
26 .417 .193 .071 .198 -.070 .031 .534 .386 .300 .374 .149 -.083
33 .031 .998 -.031 -.042 -.118 -.116 .306 .966 .340 .245 .171 -.193
32 .127 .603 -.069 -.042 .207 -.307 .379 .698 .342 .240 .449 -.408
36 -.036 .480 .323 .249 .139 .359 .292 .654 .483 .418 .311 .121
7 .227 .355 .071 .205 .157 .082 .458 .544 .350 .400 .354 -.082
8 .060 .325 .102 .222 .079 .112 .270 .452 .289 .351 .225 -.027
28 .189 -.091 .832 -.008 .024 -.018 .429 .284 .868 .262 .295 -.303
20 -.068 -.019 .725 .000 -.138 -.210 .137 .216 .726 .199 .091 -.406
27 .059 .115 .651 .004 .027 .001 .310 .383 .721 .241 .262 -.238
30 -.012 .043 .640 .019 .183 -.054 .268 .337 .727 .249 .389 -.311
25 -.030 .289 .309 .169 -.218 -.131 .158 .398 .434 .319 -.003 -.247
22 .090 -.061 .065 .852 -.055 .072 .311 .211 .273 .856 .098 -.107
24 .013 .001 -.006 .653 .039 .002 .210 .199 .193 .661 .149 -.134
21 -.011 .056 .030 .607 -.033 .016 .178 .225 .203 .619 .084 -.110
17 .109 .034 -.125 .471 .037 -.096 .236 .178 .097 .502 .142 -.172
31 -.051 .003 .186 .278 .128 -.209 .148 .194 .354 .378 .259 -.347
5 .041 -.007 .184 .232 .052 -.163 .195 .174 .328 .334 .189 -.284
11 -.116 -.008 .085 -.072 .709 -.057 .101 .165 .246 .045 .699 -.216
12 .027 .133 -.080 -.111 .578 -.073 .188 .245 .135 .022 .597 -.173
10 -.099 .054 -.116 .211 .529 -.013 .097 .184 .087 .255 .520 -.130
1 .099 .032 .041 .054 .464 -.017 .274 .221 .237 .183 .526 -.159
35 .016 -.068 .011 .154 .462 -.202 .198 .134 .232 .258 .522 -.332
13 .040 .254 .046 -.108 .427 -.362 .268 .412 .362 .130 .584 -.485
29 .190 .081 .325 -.024 .395 .126 .413 .347 .480 .186 .533 -.094
6 .089 -.142 .077 .048 .386 -.050 .199 .038 .192 .129 .414 -.164
14 .153 .094 .137 -.178 .384 .158 .270 .228 .228 -.037 .428 .035
23 .227 .117 .091 .186 .380 .175 .438 .358 .309 .338 .495 -.014
3 .078 .067 .078 .092 .006 -.537 .210 .213 .330 .262 .204 -.599
34 .031 .226 .295 -.027 .171 -.519 .293 .445 .599 .259 .436 -.678
19 .002 .021 .233 .037 .005 -.513 .149 .181 .420 .210 .198 -.599
4 .186 .087 .045 .035 .095 -.473 .316 .255 .327 .234 .297 -.546
2 -.052 -.028 .138 .055 .260 -.408 .117 .140 .333 .194 .377 -.513
18 .210 .152 .239 .032 .112 -.273 .405 .379 .492 .274 .349 -.423
Método de extracción: Máxima Verosimilitud. Método de rotación: Oblimín.
Fuente: elaboración propia.
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
68
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
69
Tabla 7. Matrices de patrones y estructural con 33 reactivos (sin 5, 9 y 31)
Matriz de patrones Matriz estructural
Reactivos
Fl F2 F3 F4 F5 F6 Fl F2 F3 F4 F5 F6
16 .992 .041 -.046 .001 .012 .050 .989 .340 .280 .273 .288 -.038
15 .702 -.078 .002 .048 -.075 -.148 .683 .160 .235 .235 .145 -.198
26 .419 .191 .069 .207 -.074 .027 .536 .388 .301 .382 .143 -.072
33 .030 .997 -.028 -.041 -.128 -.104 .303 .961 .347 .248 .161 -.186
32 .128 .614 -.064 -.046 .198 -.295 .378 .707 .341 .225 .439 -.396
36 -.046 .481 .326 .243 .136 .357 .289 .655 .489 .415 .306 .144
7 .225 .364 .079 .189 .153 .093 .456 .552 .354 .384 .348 -.056
8 .057 .327 .110 .213 .077 .115 .269 .457 .294 .345 .220 -.010
28 .184 -.098 .830 .000 .031 -.028 .434 .289 .869 .238 .293 -.280
20 -.073 -.031 .726 •.016 -.132 -.225 .141 .218 .723 .183 .088 -.400
27 .051 .111 .650 .009 .029 -.008 .309 .387 .721 .222 .257 -.221
30 -.020 .038 .643 .027 .190 -.058 .269 .344 .727 .228 .388 -.290
25 -.036 .277 .311 .190 -.220 -.146 .157 .397 .433 .329 -.012 -.250
22 .084 -.069 .090 .822 -.036 .057 .305 .215 .268 .834 .098 -.087
24 .005 -.014 .005 .677 .048 -.020 .207 .201 .188 .685 .147 -.134
21 -.017 .047 .049 .600 -.025 .008 .174 .226 .201 .616 .080 -.097
17 .105 .029 -.114 .477 .041 -.106 .233 .182 .092 .509 .137 -.168
11 -.114 .001 .086 -.076 .705 -.053 .103 .174 .241 .021 .696 -.200
12 .026 .136 -.085 -.093 .574 -.081 .191 .252 .135 .027 .599 -.180
10 -.107 .050 -.116 .231 .538 -.028 .095 .189 .083 .267 .527 -.136
35 .004 -.073 .013 .181 .475 -.224 .195 .142 .228 .265 .531 -.345
1 .098 .038 .048 .050 .459 -.012 .275 .230 .238 .167 .520 -.141
13 .045 .263 .052 -.112 .421 -.348 .271 .423 .357 .103 .577 -.469
6 .092 -.134 .084 .027 .391 -.032 .200 .047 .187 .095 .415 -.133
29 .191 .087 .320 -.026 .391 .132 .417 .354 .479 .167 .528 -.066
23 .224 .122 .090 .186 .376 .175 .437 .364 .309 .333 .490 .007
14 .154 .099 .128 -.175 .374 .155 .273 .231 .232 -.042 .425 .041
19 .000 .014 .241 .055 .012 -.524 .151 .188 .415 .201 .198 -.606
3 .076 .064 .096 .101 .019 -.520 .211 .222 .326 .247 .206 -.582
34 .031 .227 .306 -.029 .177 -.514 .296 .456 .594 .226 .435 -.665
4 .182 .090 .059 .035 .108 -.452 .315 .266 .323 .212 .300 -.525
2 -.054 -.027 .155 .053 .270 -.389 .118 .151 .328 .166 .377 -.489
18 .207 .146 .245 .051 .117 -.273 .408 .386 .492 .270 .349 -.413
Método de extracción: Máxima Verosimilitud. Método de rotación: Oblimín.
Fuente: elaboración propia
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
FG33: Todos los 33 reactivos saturan en un factor. FG12: 4, 7, 13, 16, 18, 27, 28, 29, 30, 32, 33 y 34.
FG8: 7, 13, 18,28,29, 30, 32 y 34. FG5: 13, 28, 30, 32 y 34. 6FI33: F1 (1,6, 10, 11, 12, 13, 14,23,
29 y 35), F2 (2, 3, 4, 18, 19 y 34), F3 (20, 25, 27, 28 y 30), F4 (7, 8, 32, 33 y 36), F5 (17, 21, 22 y 24)
y F6 (15, 16 y 26). 6FI23 F1 (11, 12, 13 y 29), F2 (3, 4, 18 y 34), F3 (20, 27, 28 y 30), F4 (7, 32, 33 y
36), F5 (17, 21, 22 y 24) y F6 (15, 16 y 26). 6FI18: F1 (11, 12 y 13), F2 (3, 4 y 34), F3 (20, 27 y 28),
F4 (32, 33 y 36), F5 (21, 22 y 24) y F6 (15, 16 y 26).
Fuente: elaboración propia.
El modelo de 6 factores relacionados con tres indicadores por factor, así como
el modelo con un factor general y de 6 factores jerarquizados presentan los me
jores índices. Los ajustes son de buenos a adecuados si se consideran dos errores
correlacionados en cada uno de ellos (véase tabla 9). El modelo de 6 factores re
72
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
73
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
NFI 0.607 0.687 0.780 0.796 0.601 0.706 0.761 0.779
NNFI 0.667 0.708 0.791 0.807 0.668 0.748 0.788 0.806
CFI 0.697 0.752 0.836 0.852 0.693 0.777 0.821 0.839
Δ 0.702 0.756 0.839 0.855 0.696 0.780 0.824 0.841
6FR33 F1 (1, 6, 10, 11, 12, 13, 14, 23, 29 y 35), F2 (2, 3, 4, 18, 19 y 34), F3 (20, 25, 27, 28 y 30), F4 (7,
8, 32, 33 y 36), F5 (17, 21, 22 y 24) y F6 (15, 16 y 26). Los 6 factores correlacionados entre sí. 6FR23
F1 (11, 12, 13 y 29), F2 (3, 4, 18 y 34), F3 (20, 27, 28 y 30), F4 (7, 32, 33 y 36), F5 (17, 21, 22 y 24) y
F6 (15, 16 y 26). Los 6 factores correlacionados entre sí. 6FR18: F1 (11, 13 y 29), F2 (4, 18 y 34), F3
(27, 28 y 30), F4 (7, 32 y 33), F5 (21, 22 y 24) y F6 (15, 16 y 26). Los 6 factores correlacionados entre
sí. 6FR18rc: F1 (11, 13 y 29), F2 (4, 18 y 34), F3 (27, 28 y 30), F4 (7, 32 y 33), F5 (21, 22 y 24) y F6
(15, 16 y 26). Los 6 factores correlacionados entre sí, así como dos pares de residuos (que determinan
a los indicadores 24 y 26; 22 y 7). F6RJ33: F1 (1, 6, 10, 11, 12, 13, 14, 23, 29 y 35), F2 (2, 3, 4, 18, 19
y 34), F3 (20, 25, 27, 28 y 30), F4 (7, 8, 32, 33 y 36), F5 (17, 21, 22 y 24), F6 (15, 16 y 26) y FG (F1,
F2, F3, F4, F5 y F6),. 6FRJ23: Fl (11, 12, 13 y 29), F2 (3, 4, 18 y 34), F3 (20, 27, 28 y 30), F4 (7, 32,
33 y 36), F5 (17, 21, 22 y 24), F6 (15, 16 y 26) y FG (Fl, F2, F3, F4, F5 y F6). 6FRJ18: Fl (11, 13 y
29), F2 (4, 18 y 34), F3 (27, 28 y 30), F4 (7, 32 y 33), F5 (21, 22 y 24), F6 (15, 16 y 26) y FG (Fl, F2,
F3, F4, F5 y F6). 6FRJ18rc: Fl (11, 13 y 29), F2 (4, 18 y 34), F3 (27, 28 y 30), F4 (7, 32 y 33), F5 (21,
22 y 24), F6 (15, 16 y 26) y FG (Fl, F2, F3, F4, F5 y F6). Dos pares de residuos se correlacionan entre
sí (que determinan a los indicadores 24 y 26; 16 y 7)
Fuente: elaboración propia.
SSS18 (4, 7, 11, 13, 15, 16, 18, 21, 22, 24, 26, 27, 28, 29, 30, 32, 33 y 34). Fl (11, 13 y 29), F2 (4, 18
y 34), F3 (27, 28 y 30), F4 (7, 32 y 33), F5 (21, 22 y 24) y F6 (15, 16 y 26).
Fuente: elaboración propia.
74
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
75
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
76
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
77
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
SSS-36: Escala de Severidad de Síntomas Somáticos con 36 reactivos comunes a ambos géneros, suma
simple. SSS-33ss: Escala de Severidad de Síntomas Somáticos con 33 reactivos comunes a ambos gé
neros, suma simple. SSS-33sp: Escala de Severidad de Síntomas Somáticos con 33 reactivos comunes a
ambos géneros, suma ponderada. SMH-4: Escala de síntomas de menstruación e hiperémesis gravídica.
TAS20: Puntuación total de la escala de Alexitimia de Toronto de 20 reactivos, STAI- S: Puntuación
total de la escala de Ansiedad estado del STAI, STAI-T: Puntuación total de la escala de rasgo de
ansiedad del STAI, BDI: Puntuación total del Inventario de Depresión de Beck, PA: Puntuación total
de la escala de Afecto positivo del PANAS, NA: Puntuación total de la escala de Afecto negativo del
PANAS, RAS: Puntuación total de Escala de Valoración de la Relación.
Fuente: elaboración propia.
Discusión
Los autores (Allen, Woolfolk, Lehrer, Gara y Escobar, 2001 ; Woolfolk y Allen, 2007)
nunca han publicado datos sobre la estructura factorial de la escala SSS. En primer
lugar no fue ideada con alguna hipótesis estructural ni un número prefigurado de
factores; únicamente recoge el conjunto de síntomas que se consideran en los crite
rios diagnósticos del trastorno de somatización con base en el DSM-IV (APA, 1994).
78
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
79
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
80
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
Conclusiones
81
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
ser estandarizada con base en los centiles. La escala de síntomas relacionados con la
menstruación e hiperémesis gravídica posee una consistencia interna adecuada, tiene
una estructura unifactorial y su distribución tiende a ajustarse a una curva normal,
por lo que la escala se puede estandarizar con base en la media y desviación estándar.
Ambas se relacionan con afectividad negativa, alexitimia e insatisfacción marital.
Se recomienda replicar el estudio en otras partes de la republica, empleando mues
tras probabilísticas de la entidad local, así como en otros países. Se insta a estudiar su
validez discriminativa (pacientes y Controles) y criterial en relación con el SCID (First,
Spitzer, Gibbon y Williams, 1997) en población clínica y general para establecer un
punto de corte válido en México, siguiendo un método distinto al del presente estudio,
por medio de la ponderación con base en el poder discriminativo de cada reactivo, es
timado por regresión logística lineal (Martínez-Arias, 1995; Moral, 2006a).
Apéndice
Escala de Severidad de Síntomas Somáticos (SSS)
Rodee con un círculo el número que corresponde a la cantidad de malestar que ha ex
perimentado de cada uno de los siguientes síntomas durante el pasado mes. Si no ha
experimentado el síntoma en todo el mes, por favor rodee con un círculo el número
0. Los números van: de 0 “No, para nada" a 7 “Tanto que a penas podía aguantarlo".
01 2 3 4 567
No, para nada Tanto que apenas
podía aguantarlo
82
Validación de la escala de Severidad de Síntomas Somáticos
83
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
29) Mareo 01234567
30) Periodos de debilidad cuando intenta levantar o mover co
sas que normalmente podría 01234567
31 ) Muchas manchas o decoloraciones en la piel 01234567
33) Tener que orinar con tanta frecuencia que le causa problemas
01234567
Preguntas sólo para mujeres sobre la menstruación durante los últimos meses y su
último embarazo o embrazo presente.
84
Depresión y somatización.
Evaluación de la depresión a través
de un formato simplificado
del Inventario de Depresión de Beck
José Moral de la Rubia
85
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
86
Depresión y somatización
Las personas que sufren una depresión con relevancia clínica, es decir, que les provoca
un malestar subjetivo importante y/o un deterioro funcional a nivel familiar, laboral e
interpersonal, buscan ayuda con tanta frecuencia en centros de atención primaria como
en centros especializados de salud mental. Se estima que la depresión mayor en aten
ción primaria varía de 6 a 10%, pero sólo se detecta de 18 a 50% de los casos (Aker-
blad, Bengtsson, von Knorring y Ekselius, 2006). Su detección es dificultada cuando
predominan las quejas somáticas y casi se hallan ausentes los síntomas cognitivos/
afectivos; por el contrario, es facilitada cuando se usan instrumentos de medida fiables
y válidos para su medición como el Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Ruscio y
Ruscio, 2002). Debe considerarse que el médico de familia y comunitario proporciona
tratamiento antidepresivo a tales pacientes cada vez con más frecuencia, por lo que
estos facultativos necesitan evaluar el estatus clínico antes, durante y después del tra
tamiento. Entre los instrumentos psicométricos más usados para este fin se encuentran
el BDI y la Escala de Evaluación de la Depresión de Hamilton (HRSD) (Volk, Pace
y Parchman, 1993). Aunque el BDI cuenta con revisiones (BDI-II de Beck, Steer y
Brown, 1996; BDI-Y de Beck, Beck y Jolly, 2001) su forma originaria sigue siendo
muy empleada, tanto en la clínica como en investigación (Ruscio y Ruscio, 2002), en
muy diversos países (Abdel-Khalek, 2001; Yeung, Howarth, Chan, Sonawalla, Nieren-
berg y Fava, 2002), y no sólo con jóvenes y adultos maduros, sino también con adoles
centes (Canals, Blade, Carbajo, Domenech-Llaberia, 2001) y adultos mayores (Kim,
Pilkonis, Frank, Thase y Reynolds, 2002). Asimismo, aunque el BDI fue desarrollado
en población clínica, ha mostrado su validez en poblaciones no clínicas (Bumberry,
Oliver y McClure, 1978; Hammen, 1980).
Debe mencionarse que el BDI-II se creó para adaptar la medida a los criterios
de depresión del DSM-IV (APA, 1994). Cuatro reactivos concernientes a la imagen
corporal, dificultad para trabajar, pérdida de peso y preocupaciones somáticas fueron
eliminados. Estos fueron reemplazados por reactivos en relación con la agitación,
falta de autoestima, pérdida de energía y dificultad para concentrarse. Se modificó
la intensidad de dos reactivos (dificultades para dormir y pérdida de apetito) y se
amplió el marco temporal de 1 a 2 semanas para reflejar los criterios DSM-IV de
depresión mayor. A su vez, el BDI-Y es una adaptación a los criterios DSM-IV
de depresión mayor para niños y adolescentes. Estas revisiones, al igual que el
inventario original, han tenido gran aceptación por sus propiedades psicométricas
y utilidad; no obstante, algunos autores argumentan que el BDI original puede ser
más sensible en atención primaria para detectar síntomas depresivos (Myers y Win
ters, 2002; Ruscio y Ruscio, 2002),
87
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
88
Depresión y somatización
tikka, Virtanen y Viinamäki, 1999; Wise, Jani, Kass, Sonnenschein y Mann, 1988),
viéndose ligeramente afectada por los cambios en el nivel de depresión (Honkalam-
pi, Koivumaa-Honkanen, Antikainen, Haatainen, Hintikka y Viinamäki, 2004; Lu-
minet, Bagby y Taylor, 2001). El BDI también correlaciona de forma significativa,
directa y moderada con severidad de síntomas somáticos, siendo uno de sus princi
pales determinantes (Woolfolk y Allen, 2007).
En el presente capítulo se presenta una investigación empírica que tenía como objeti
vos estudiar la consistencia interna, distribución y estructura factorial de un formato
simplificado del Inventario de Depresión de Beck; asimismo, su validez concurrente
en relación con el modelo de dos factores independiente de los afectos (Watson, Clark
y Tellegen, 1988), la alexitimia (Taylor, Bagby y Parker, 1997) y la severidad de sínto
mas somáticos médicamente no explicados (Allen, Woolfolk y Lehrer, Gara y Escobar,
2001). En este estudio, donde se evaluaban parejas casadas, se empleó una forma sim
plificada del BDI que ahorra espacio impreso y tiempo en su administración, la cual
cuenta con 21 reactivos con 4 puntos de rango al igual que la versión original.
Se espera una distribución asimétrica positiva; diferencia por género, promedian
do más las mujeres; estructura de tres factores (actitudes negativas hacia sí mismo,
deterioro del rendimiento y alteraciones psicosomáticas) o dos factores (síntomas
cognitivo-emocionales y síntomas somático-comportamentales) jerarquizados a otro
general de orden superior; consistencia interna alta; una relación directa y moderada
con afecto negativo, síntomas somáticos médicamente no explicados y alexitimia;
así como una relación inversa, pero más baja, con afecto positivo.
Método
Sujetos
La muestra está integrada por 100 parejas casadas (n=200) procedentes de una ciu
dad industrial del noreste de México, Monterrey. Sólo una pareja asistía a terapia y
ninguna se encontraba en proceso de separación o divorcio. La media de edad es de
34 años, con una desviación estándar de 10 y rango de 18 a 60 años. La media de
escolaridad corresponde a 9.5 años con una desviación estándar de 2. La mediana de
89
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Instrumentos de medidas
90
Depresión y somatización
Procedimientos
91
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
92
Depresión y somatización
zados, es decir, con la constricción de que todas las variables latentes tengan una va
rianza unitaria. No obstante, en los modelos jerárquicos donde los factores de primer
orden son variables latentes endógenas no se cumple esta condición. El programa
SEPATH (Steiger, 1995), que incorpora STATISTICA para el cálculo del análisis
factorial confirmatorio, no permite que las varianzas puedan ser especificadas di
rectamente en las variables latentes endógenas, resultando un cálculo indirecto no
estandarizado que deja el valor del parámetro del primer indicador en blanco. No
obstante, SEPATH ofrece una opción de constreñir las varianzas de las variables en
dógenas durante las iteraciones por medio del método de Browne y DuToit (1987) y
Mels (1989). Al aplicar esta opción en análisis factorial confirmatorio se logra unos
valores estandarizados en escala de 0 a 1 en los factores endógenos; con parámetro
unitario y varianza nula para el primer indicador; y sin alterar el cálculo de los índi
ces de ajuste con respecto al cálculo no estandarizado, como sí ocurre en ecuaciones
estructurales lineales. Por lo que se procedió a estandarizar los resultados en los mo
delos jerárquicos (de dos o cuatro factores subordinados a otro de orden superior).
Resultados
93
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
cuarto (.406) (véase tabla 4). A pesar de explicarse casi la mitad de la varianza, no
se mantiene la hipótesis nula de ajuste del modelo teórico a los datos por la prueba
chi-cuadrada (χ2=209.229, g.l.=132, p<.001), lo cual es común cuando se factorizan
más de 5 reactivos.
94
Depresión y somatización
95
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
96
Depresión y somatización
97
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
Reactivos F1 F2 F3
17 Me canso más que antes .343 .553 .048
20 Estoy preocupado por mi salud .179 .547 .097
11 Me molesto o irrito más fácilmente que antes .424 .541 .097
8 Me autocrítico por mi debilidad o mis errores .346 .474 .033
18 No tengo tan buen apetito como antes .126 .474 .370
12 Estoy menos interesado en los demás que antes .372 .452 .104
21 La relación sexual me atrae menos que antes .145 .414 .228
19 He perdido peso por falta de ganas de comer .247 .225 .942
Sumas de las saturaciones al cuadrado 4.70 3.74 1.51
Porcentaje de varianza explicada 19.39 17.80 7.19
Porcentaje de varianza acumulada 19.39 37.19 44.37
98
Depresión y somatización
En las sumas de las saturaciones al cuadrado tras la extracción, sólo dos resultan
mayores a uno, así que se prueba una solución bifactorial, coincidiendo con el crite
rio de Cattell (1966), al ubicarse el punto de inflexión de la curva de sedimentación
de los autovalores en el tercer autovalor. Si la estructura factorial se fuerza a dos fac
tores se explica 39.542% de la varianza total, obteniéndose el mismo resultado tanto
por el método de rotación ortogonal Varimax (véase tabla 8) como oblicuo Promax
(véase tabla 9). El primer factor explica 20.379% de la varianza total, está defino por
11 reactivos (7, 8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21) y se puede interpretar como
99
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
100
Depresión y somatización
Continúa...
101
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
18 No tengo tan buen apetito como antes .447 .077 .501 .390
19 He perdido peso por falta de ganas de
.002 .579 .408 .580
comer
20 Estoy preocupado por mi salud .643 -.101 .572 .350
21 La relación sexual me atrae menos que
.402 .065 .448 .347
antes
102
Depresión y somatización
103
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
No obstante, los índices de ajuste del modelo unifactorial con 21 indicadores son
algo pobres. Por la prueba chi-cuadrada se rechaza el modelo (χ2=491.748, g.l.=189,
p<.001), auque el cociente entre la chi-cuadrada y sus grados de libertad es menor
a 3 (χ2/gl=2.602), quedando en un nivel de ajuste aceptable. También, en un nivel
aceptable de ajuste, se ubican 7 de los 14 índices contemplados: la función de discre
pancia es menor a 3 (FD=2.471), el parámetro de no centralidad poblacional resulta
menor a 2 (PNCP=1.559), el residuo estandarizado cuadrático medio es menor a
.075 (RMS SR=.069), el error cuadrático medio de aproximación es menor a .099
104
Depresión y somatización
(RMS EA=.091), los índices gamma poblacionales son mayores a .80 (PGI=.871 y
APGI=.842), así como la delta de Bollen (Δ=.812). Sin embargo, en un nivel de mal
ajuste se hallan: los índices de Joreskog (GFI=.807 y AGFI=.764), los índices de
Bentler-Bonett (NFI=.727, NNFI=.788) y el índice comparativo de ajuste de Bentler
(CFI=.810) (véase tabla 12).
FG21- Del 1 al 21
FG-10: 1, 2, 3, 5, 7, 10, 11, 13, 15 y 17.
Fuente: elaboración propia.
Los índices de ajuste mejoran mucho si nos quedamos con los 10 reactivos de car
ga mayor a .60 (1, 2, 3, 5, 7, 10, 11, 13, 15 y 17) (véase tabla 11). Estos 10 indicado
res seleccionados están dispersos en los tres primeros factores en la solución tetradi-
mensional. Los índices alcanzan niveles de ajuste de adecuados (χ2/gl=2.308, RMS
EA=.074, GFI=.929 y AGFI=.888, NNFI=.920, NFI=.896 y CFI=.938) a buenos
105
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
106
Depresión y somatización
FD: función de discrepancia, 2ML: chi-cuadrada de ML. gl: grados de libertad, p: probabilidad de
2ML, RMS SR: residuo estandarizado cuadrático medio, PNCP: parámetro de no centralidad po
blacional, RMS EA: error cuadrático medio de aproximación de Steiger-Lind, GPI: índice gamma
poblacional, AGPI índice gamma poblacional ajustado, GFI: índice de bondad de ajuste de Joreskog
AGFI: índice ajustado de bondad de ajuste de Joreskog, NFI: índice de ajuste normado de Bentler-
Bonett, NNFI índice de ajuste no normado de Bentler-Bonett, CFI: índice de ajuste comparativo de
Bentler y Δ: delta de Bollen.
4FR-22: F1 →8, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →3, 4, 5, 6, 7 y 10, F3 →1, 2, y 9; F4 →9 y 19.
FG-4FJ-22: FG →F1, F2, F3 y F4, F1 →8, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →3, 4, 5, 6, 7 y
10. F3 →1, 2, y 9, F4 →9 y 19.
FG-4FJ-21: FG → F1, F2, F3 y F4, F1 →8, 11, 12, 13, 14, 15. 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →3, 4, 5, 6, 7
y 10, F3→1 y 2 F4 →9 y 19
FG-4FJ-10: FG→F1, F2, F3 y F4, F1 →11, 15 y 17, F2 →3, 4 y 5, F3→1 y 2; F4 →9 y 19.
Fuente: elaboración propia.
107
Tabla 14. Parámetros estandarizados del modelo con 22 indicadores de un factor
de primer orden y cuatro factores jerarquizados
bajo en el tercer factor (.350), especialmente en comparación con los otros dos indi
cadores de este factor (.775 y .766) (véase tabla 16), por lo que se estima de nuevo
el modelo de 4 factores relacionados con 21 indicadores (4FR-21). Los parámetros
de este modelo (4FR-21) son significativos (véase tabla 17) y los índices de ajus
te no varían respecto al anterior con 22 indicadores. Con valores buenos aparecen
(FD=1.975, PNCP=.887, GPI=.922, AGPI=.903), adecuados (χ2/gl=2.128, RMS
SR=.061, RMS EA=.069, GFI=.852, AGFI=.816, NNFI=.850, CFI=.869 y Δ=.870)
y malo (NFI=.781 ). Este modelo (4FR-21) es equivalente al jerarquizado (FG-
4FJ-21) por la prueba de la diferencia de las chi-cuadradas (dχ2=1.978-1.975=.003,
gl=185-183=2, p=.998).
Como en el modelo unifactorial los índices mejoran si se reduce el número de
indicadores en el modelo de 4 factores jerarquizados, quedándonos con aquéllos con
cargas más altas y homogéneas en la matriz de parámetros [F1 (11, 15 y 17), F2 (3,
5 y 7), F3 (1 y 2) y F4 (9 y 19)] (véase tabla 16). Los parámetro de este modelo (FG-
4FJ-10) son significativos (véase tabla 18). Los índices alcanzan niveles de ajuste
de adecuados (χ2/gl=2.397, RMS EA=.081, GFI=.931, AGFI=.881, NNFI=.913 y
CFI=.938) a buenos (FD=.385, PnCP=.210, RMS SR=.050, PGI=.960, APGI=.931,
NFI=.900 y Δ=.939). En este modelo reducido se sigue rechazando la hipótesis nula
de ajuste al modelo por la prueba chi-cuadrada (χ2=76.700, gl=32, p<.001) (véase
tabla 13). Estos mismos indicadores serían para el modelo de 4 factores relaciona
dos simplificados (véase tabla 16), resultando los índices de ajuste equivalentes (ín
dices adecuados: χ2/gl=2.606, RMS EA=.086, GFI=.933, AGFI=.873 NNFI=.900
y CFI=.936; e índices buenos: FD=.380, PnCP=.214, RMS SR=.050, PGI=.959
y APGI=.922, NFI=.902, y Δ=.937), además ambos modelos se pueden conside
rar equivalentes, por la prueba de la diferencia de las chi-cuadradas (dχ2=1.978-
1.975=.003, gl=185-183=2, p=.998). Todos los parámetros del modelo con 21 indi
cadores de cuatro factores relacionados también son significativos (véase tabla 19).
Como se observó con la solución de 4 factores, en la estructura trifactorial el indi
cador 9 (ideas de suicidio) aparece mejor asignado al factor de falta de apetito e ideas
de suicidio que duplicado en dos factores o asignado al factor de fracaso, tristeza,
desánimo, culpa, castigo, suicidio, llanto, indecisión y anhedonia. Si se considera
un modelo con 21 indicadores de tres factores de primer orden jerarquizados a otro
general de orden superior: F1 (8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21), F2 (1, 2, 3, 4, 5,
6, 7, 10 y 13) y F3 (9 y 19), o de cuatro correlacionados, ambos modelos, muestran
valores de ajuste malos en general y son exactamente iguales entre sí (véase tabla
20). Por lo que no se ensaya un modelo de 10 indicadores.
111
Tabla 16. Parámetros estandarizados con 22 indicadores del modelo de cuatro factores relacionados
Tabla 17. Parámetros estandarizados con 21 indicadores del modelo de cuatro factores relacionados
Modelo Parámetro E. E. T Prob. Modelo Parámetro E.E. T Prob.
(F1)-1->[8] 0.578 0.052 11.132 0.000 Var Res 0.666 0.060 11.077 0.000
(F1)-2->[11] 0.689 0.042 16.268 0.000 Var Res 0.525 0.058 8.997 0.000
(F1)-3->[12] 0.605 0.050 12.135 0.000 Var Res 0.635 0.060 10.536 0.000
(Fl)-4->[13] 0.596 0.051 11.796 0.000 Var Res 0.645 0.060 10.708 0.000
(F1)-5->[14] 0.567 0.053 10.744 0.000 Var Res 0.678 0.060 11.313 0.000
(Fl)-6->[15] 0.668 0.044 15.082 0.000 Var Res 0.554 0.059 9.358 0.000
(F1)-7->[16] 0.620 0.048 12.792 0.000 Var Res 0.615 0.060 10.228 0.000
(F1)-8->[17] 0.660 0.045 14.643 0.000 Var Res 0.565 0.059 9.505 0.000
(Fl)-9->[18] 0.513 0.057 9.018 0.000 Var Res 0.737 0.058 12.625 0.000
(F1)-10->[20] 0.556 0.054 10.351 0.000 Var Res 0.691 0060 11.572 0.000
(F1)-11->[21] 0.466 0.060 7.753 0.000 Var Res 0.783 0.056 13.984 0.000
(F2)-12->[3] 0.704 0.041 17.075 0.000 Var Res 0.505 0.058 8.699 0.000
(F2)-13->[4] 0.449 0.061 7.335 0.000 Var Res 0.798 0.055 14.505 0.000
(F2)-l4->[5] 0.694 0.042 16.490 0.000 Var Res 0.518 0.058 8.862 0.000
Continúa..
...continuación
(F2)-15->[6] 0.638 0.047 13.549 0.000 Var Res 0.593 0060 9.855 0.000
(F2)-16->[7] 0.709 0.041 17.419 0.000 Var Res 0.497 0.058 8.607 0.000
(F2)-17->[10] 0.673 0.044 15.286 0.000 Var Res 0.547 0.059 9.228 0.000
(F3)-18->[1] 0.786 0.040 19.732 0.000 Var Res 0.383 0.063 6.118 0.000
(F3)-19->[2] 0.766 0.041 18.772 0.000 Var Res 0.413 0.063 6.609 0.000
(F4)-20->[9] 0.766 0.056 13.800 0.000 Var Res 0.413 0.085 4.845 0.000
(F4)-22->[19] 0.680 0.057 12.004 0.000 Var Res 0.538 0.077 6.983 0.000
(F2)-43-(F1) 0.833 0.037 22.569 0.000
(F3)-44-(F1) 0 745 0.052 14.364 0.000
(F4)-45-(F1) 0.585 0.070 8342 0.000
(F3)-46-(F2) 0.859 0.044 19.598 0.000
(F4)-47-(F2) 0.710 0.063 11.213 0.000
(F4)-48-(F3) 0.664 0.072 9.181 0.000
3FR-21: Fl →8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →l, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10 y 13 y F3
→9 y 19.
FG-3FJ: FG → F1, F2 y F3, F1 →8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →l, 2, 3, 4, 5,
6, 7, 9, 10 y 13 y F3 →9 y 19.
Fuente: elaboración propia.
117
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
2FR-22: F1 →7, 8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 13 y 19.
FG-2FJ-22G → F1 y F2, F1 →7, 8, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20 y 21, F2 →1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 13 y 19.
FG-2FJ-10: F1 →11, 12, 15, 16 y 17; F2 →1, 2, 3, 5 y 10.
FG-2FJ-10-RC: F1 →11, 12, 15, 16 y 17; F2 →1, 2, 3, 5 y 10; correlación entre los residuos correspon
dientes a los reactivos 3 y 16.
Fuente: elaboración propia.
118
Depresión y somatización
Si se reducen los indicadores que determina cada factor a cinco, entonces logra
mos índices de buen ajuste para el modelo de dos factores jerarquizados y se retienen
los indicadores con parámetros más altos y homogéneos en la matriz de parámetros
del modelo con 21 indicadores (véase tabla 22). Para el primer factor son los reacti
vos: 11, 12, 15, 16 y 17; para el segundo factor: 1, 2, 3, 5 y 10. Todos los parámetros
del modelo con 10 indicadores de dos factores jerarquizados a otro general de orden
superior son significativos (véase tabla 23). Por la prueba chi-cuadrada se rechaza
el ajuste del modelo (χ2=69.864, gl=34, p<001), pero el cociente entre el estadís
tico chi-cuadrado y sus grados de libertad es menor a 3 (χ2/gl=2.055), reflejando
un ajuste aceptable. Alcanzan valores altos de buen ajuste 10 índices: el residuo
estandarizado cuadrático medio es menor a .05 (RMS SR=.045), el parámetro de no
centralidad poblacional es menor a 1 (PNCP=.140), los índices gamma son mayores
a .90 (GPI=.973 y AGFI=.956), el índice de ajuste de Joreskog ajustado es mayor
a .90 (AGFI=.905), así como la delta de Bollen (Δ=.950). En un nivel adecuado, el
índice de ajuste de Joreskog es mayor a .90 (GFI=.942), el error cuadrático medio
de aproximación menor a .75 (RMS EA=.064) y los índices de Bentler son mayores
a .90 (NFI=.907, NNFI=.932 y CFI=.949) (véase tabla 21). Al revisar la matriz de
correlación de los residuos estandarizados hay dos valores mayores a .099: la corre
lación entre los residuos correspondientes a los reactivos 3 y 16 (.150) y a los reac
tivos 10 y 12 (.136). Si se introduce en el modelo la correlación entre los residuos
correspondientes a los reactivos 3 y 16, entonces los índices de ajuste de Joreskog,
no normado de Bentler-Bonnet y comparativo de Bentler suben o son iguales a .95
(GFI=.951, NNFI=.950 y CFI=.963), el índice normado de Bentler-Bonnet es mayor
a .90 (NFI=.921) y RMS EA se aproxima a .05 (.053). Aunque el modelo se sigue
rechazando por la prueba chi-cuadrada (χ2=59.018/33=1.788), el cociente de la chi-
cuadrada por sus grados de libertad es menor a 2 (χ2/gl=1.788), reflejando buen
ajuste. Al introducir la correlación entre los residuos correspondientes a los reactivos
10 y 12 la matriz resulta singular y no se puede realizar el cálculo, por lo que no se
pudo introducir una segunda corrección.
Si se determina la estructura factorial por análisis exploratorio con los diez reacti
vos del modelo jerarquizado bifactorial reducido, factorizando por Máxima Verosimi
litud, rotando por Promax y determinando el número de factores por el criterio Kaiser,
se obtienen dos factores correlacionados que explican 57.338% de la varianza total. El
primer factor está definido por los reactivos: 1, 2, 3, 5 y 10; se puede interpretar como
de síntomas cognitivos/emocionales. El segundo factor está definido por los reactivos:
11, 12, 15, 16 y 17; se puede interpretar como de síntomas somáticos y desinterés per
sonal (véase tabla 24 ) y presentan una correlación alta de .701. Por la prueba chi-cua
drada, el ajuste del modelo a los datos no se mantiene (χ2=55.158, gl.=26, p=.001).
119
Tabla 22. Parámetros estandarizados del modelo con 22 indicadores de un factor
de primer orden y dos factores jerarquizados
Modelo Parámetro E. E. T Prob. Modelo Parámetro E. E. T Prob.
(F1)-1->[7] 0.337 0.114 2.958 0.003 Var Res 0.502 0.055 9.201 0.000
(F1)-2->[8] 0.568 0.053 10.709 0.000 Var Res 0.678 0.060 11.254 0.000
(F1)-3->[11] 0.712 0.041 17.573 0.000 Var Res 0.493 0.058 8.552 0.000
(F1)-4->[12] 0.600 0.050 11.887 0.000 Var Res 0.640 0.061 10.581 0.000
(F1)-5->[14] 0.569 0.053 10.756 0.000 Var Res 0.676 0.060 11.225 0.000
(F1)-6->[15] 0.672 0.044 15.192 0.000 Var Res 0.549 0.059 9.235 0.000
(F1)-7->[16] 0.624 0.048 12.887 0.000 Var Res 0.611 0.060 10.104 0.000
(F1)-8->[17] 0.660 0.045 14.563 0.000 Var Res 0.565 0.060 9.447 0.000
(F1)-9->[18] 0.510 0.057 8.891 0.000 Var Res 0.740 0.058 12.661 0.000
(F1)-10->[20] 0.556 0.054 10.304 0.000 Var Res 0.691 0.060 11.523 0.000
(F1)-11->[21] 0.474 0.060 7.934 0.000 Var Res 0.775 0.057 13.676 0.000
(F2)-12->[1] 0.707 0.040 17.643 0.000 Var Res 0.499 0.057 8.804 0.000
(F2)-13->[2] 0.693 0.041 16.739 0.000 Var Res 0.519 0.057 9.034 0.000
(F2)-14->[3] 0.714 0.039 18.078 0.000 Var Res 0.490 0.056 8.699 0.000
(F2)-15->[4] 0.445 0.061 7.306 0.000 Var Res 0.802 0.054 14.756 0.000
(F2)-16->[5] 0.670 0.044 15.370 0.000 Var Res 0.551 0.058 9.429 0.000
(F2)-17->[6] 0.623 0.048 13.063 0.000 Var Res 0.612 0.060 10.281 0.000
(F2)-18->[7] 0.406 0.112 3.620 0.000 Var Res 0.654 0.060 10.961 0.000
(F2)-19->[9] 0.588 0.051 11.594 0.000 Var Res 0.561 0.059 9.556 0.000
(F2)-20->[10] 0.663 0.044 14.968 0.000 Var Res 0.639 0.060 10.715 0.000
(F2)-21->[13] 0.600 0.050 12.084 0.000 Var Res 0.716 0.059 12.222 0.000
(F2)-22->[19] 0.533 0.055 9.678 0.000 Var Res 0.502 0.055 9.201 0.000
(FG)-44->(F1) 0.999 0.047 21.281 0.000 Var Res 0.000 0.094 .0004 1.000
(FG)-45->(F2) 0.802 0.000 1.13x1017 0.000 Var Res 0.357 0.000
Tabla 23. Parámetros del modelo con 10 indicadores de un factor de primer orden
y dos factores jerarquizados
Modelo P. E. P. no E. E. E. T Prob. Modelo Var Res. P. no E. E. E. T Prob.
(F1)-1->[11] 0.707 0.553 0.031 17.655 0.000 Var Res 0.491 0.457 0.061 7.434 0.000
(Fl)-2->[12] 0.580 0.464 0.039 11.936 0.000 Var Res 0.658 0.619 0.064 9.706 0.000
(Fl)-3->[15] 0.610 0.470 0.038 12.269 0.000 Var Res 0.622 0.608 0.064 9.534 0.000
(F l)-4->[16] 0.610 0.472 0.038 12.364 0.000 Var Res 0.622 0.605 0.064 9.486 0.000
(F1)-5->[17] 0.657 0.508 0.035 14.443 0.000 Var Res 0.561 0.543 0.063 8.567 0.000
(F2)-6->[1] 0.788 0.424 0.032 13.228 0.000 Var Res 0.437 0.424 0.058 7.310 0.000
(F2)-7->[2] 0.705 0.391 0.033 11.748 0.000 Var Res 0.543 0.510 0.061 8.379 0.000
(F2)-8->[3] 0.705 0.379 0.034 11.244 0.000 Var Res 0.536 0.539 0.062 8.758 0.000
(F2)-9->[5] 0.644 0.356 0.035 10.285 0.000 Var Res 0.610 0.594 0.062 9.529 0.000
(F2)-10->[10] 0.700 0.388 0.033 11.621 0.000 Var Res 0.547 0.517 0.061 8.473 0.000
(FG)-21->(F1) 1.000 1.176 0.001 1176 0.000 Var Res .000 0.390 0.000 0.390 0.000
(FG)-22->(F2) 0.500 1.650 0.001 1650 0.000 Var Res .750 0.485 0.340 1.428 0.153
Se presenta los parámetros no estandarizados (P. no E.) porque los errores estándar de los parámetros estandarizados (P. E.) son nulos, por lo que no
se puede estimar la significación de los mismos.
Fuente: elaboración propia.
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
122
Depresión y somatización
La puntuación total del BDI se relaciona con el género (rbp =.156, p=.027), pun
túan significativamente más las mujeres que los hombres; pero resulta independiente
de la edad (r=.057, p=.424), escolaridad (r=-.036, p=.610) e identidad de clase social
(r=-.048, p=.501 ) (véase tabla 26).
123
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Tabla 27. Deciles del BDI y sus dos factores en la muestra de 200 sujetos
Deciles BDI SCE-II DM-Il SCE-5 DM-5
10 1 0 0 0 0
20 3 2 0 0 0
30 4 3 1 1 0
40 7 5 3 2 1
50 9 6 3 3 1
60 11 7 4 4 2
70 15 9 6 5 3
80 19 12 9 6 4
90 25 16 11 8 6
95 31 18 15 10 8
Validez concurrente
Las correlaciones de BDI y sus dos factores se ajustan a las expectativas. Las
correlaciones más fuertes aparecen con afecto negativo y síntomas somáticos.
Le sigue la asociación con alexitimia Las tres correlaciones son negativas y mo
deradas. Finalmente significativa, pero débil, está la correlación negativa con
afecto positivo. A más puntuación en el BDI (depresión), más reporte de malestar
o afecto negativo, más quejas de síntomas somáticos, más rasgo de alexitimia y
menos afecto positivo. Congruentemente, la asociación de los síntomas somáticos
es más fuerte con el factor de depresión somática. A su vez, el afecto negativo y la
alexitimia correlacionan más con síntomas cognitivos emocionales de depresión. El
afecto positivo correlaciona más con depresión somática. Las asociaciones están más
definidas con los factores de 11 reactivos que con los factores de 5 (véase tabla 28).
124
Depresión y somatización
Discusión
125
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
126
Depresión y somatización
Este hallazgo es el más común dentro de la literatura empírica, por lo que se han
planteado dudas sobre la validez de la Escala de Alexitimia de Toronto pará medir
la dificultad para expresar e identificar emociones (Müller, Bühner y Heiner, 2003;
Wise, Mann y Mitchell, 1990). En sí, refleja que la alexitimia no es propiamen
te una depresión enmascarada, sino una deficiencia que provoca problemas en la
regulación de las emociones y relaciones, induciendo indefensión, desesperanza y
depresión. Precisamente, estrés y depresión son las dos emociones más reconocidas
por los alexítimicos, aunque sin capacidad de un análisis profundo de las mismas
(Taylor, Bagby y Parker, 1997; Moral, 2006c).
Las asociaciones encontradas entre el BDI y la escala de alexitimia están en el
intervalo de .40 a .60 propio de muestra clínicas (Honkalampi, Saarinen, Hintikka,
Virtanen y Viinamäki, 1999). Debe señalarse que la presente muestra no es de pobla
ción general, sino, que es una muestra de parejas casadas evaluadas en un contexto
de ajuste y satisfacción maritales, lo que parece dar al autorreporte una cualidad más
propia de las muestras obtenidas en pacientes de atención primaria (Mattila, Kron-
holm, Jula, Salminen, Koivisto, Mielonen y Joukamaa, 2008).
La correlación entre el BDI y el afecto negativo es moderada como se esperaba.
La expectativa no era una correlación alta (>.70) y menos perfecta (>.95), pues los
constructos comparados son disimilares en algunos aspectos. La depresión es un afecto
negativo, pero es diferencial de otros como la ira, angustia, vergüenza y culpa, que son
contemplados por el PANAS. Hay sujetos con alto nivel de afecto negativo que son las
denominadas personalidades neuróticas, pero la elevación en la escala de depresión no
implica la elevación en todos los afectos negativos (Chico-Librán, 2000); de ahí que
la correlación de síntomas somáticos sea más alta con neuroticismo que con depresión
(ver capítulo 5 de modelos para explicar la somatización en parejas casadas).
Conclusiones
128
Depresión y somatización
Apéndice
BDI (formato de presentación simplificado)
Por favor, lea con atención y señale con un círculo el grado en que cada una de las
siguientes afirmaciones describe su estado de ánimo durante la “última semana, in
cluido el día de hoy”. Conteste lo más sinceramente posible.
1 2 3 4
No Sí, Algo Si, Bastante Sí, Mucho
129
Modelos para explicar la somatización
en parejas casadas
José Moral de la Rubia
Introducción
131
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
132
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
En el marco del psicoanálisis, desde Freud pasando por Ferenczi (1919), Jelliffe (1922)
y Groddeck (1976) hasta la década de 1950, se considera que el mecanismo conversivo
daba explicación tanto de la histeria como de la patología psicosomática.
El modelo de la conversión, en su formulación originaria (Freud, 1984), toma el
principio de la conservación de la energía de la primera ley de la termodinámica: la
energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Un recuerdo con carga emocional
no se destruye al reprimirlo, sino que conserva la energía. La represión tan sólo impide
que la representación o conflicto y su energía ligada emerjan a la consciencia y hallen
su vía natural de descarga (ensueño o acción). En el inconsciente, la representación y
el afecto se desligan. Esta energía reprimida, libre de su representación, altera la ho-
moestasis del organismo y se vivencia como angustia flotante, por lo que interviene
un segundo mecanismo de defensa, el desplazamiento. La energía desligada se traspasa
o convierte de representación psicológica consciente (volición, fantasía, recuerdo) a
representación somática. A través de la representación corporal halla una vía de descar
ga, y por medio de esta descarga desplazada se preserva la homoestasis del organismo
y desaparece la angustia. Entre el conflicto inicial y la representación corporal elegida
hay una cadena asociativa que los une. El síntoma es la manifestación física transfor
mada del complejo originario y es el guardián del equilibrio del organismo.
Como ejemplo de conversión se puede citar el caso de Ana O. Es éste un caso de
histeria conversiva y disociativa, tratada por Joseph Breuer entre 1880 y 1882, y publi
cado por Sigmund Freud en Estudios sobre la histeria (1984). Al inicio del tratamiento,
Ana O. tenía veintiún años. Se la describe como inteligente y muy atractiva física
mente. Durante la enfermedad y tras la muerte de su padre, la paciente desarrolló gran
número de síptomas que emulaban la enfermedad del progenitor. Figuraban entre estos
síntomas: parálisis de un brazo, estrabismo, dificultad para tragar alimentos, anorexia,
tos nerviosa, hidrofobia y negativa a beber agua. Incluso presentó un desdoblamiento
de personalidad, con una identidad de niña mala y fastidiosa.
El estrabismo de Ana se eliminó cuando recordó una noche especialmente dolorosa
al lado de su padre moribundo. Estaba sentada junto a su lecho, abrumada por el dolor,
intentando no llorar, cuando él le preguntó la hora. De repente le vinieron las lágrimas
a los ojos. Intentó que su padre no las viera, acercando mucho el reloj a su cara. La
maniobra para disimular las lágrimas la obligó a ponerse bizca. Al revivir y expresar
este recuerdo doloroso se eliminó el estrabismo histérico.
133
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
134
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
procreación por vía anal, o con conflictos sádico-anales de sumisión y rebeldía ante
figuras de autoridad.
Jelliffe (1922) y Groddeck (1976) consideraron que enfermedades claramente
orgánicas como la fiebre o las hemorragias poseen un significado psíquico pri
mario, es decir, las interpretaban como síntomas de conversión, siendo medios de ex
presión de fantasías inconscientes. Más allá de la interpretación económica de
la conversión (desprendimiento de la libido de la representación psíquica en el
proceso de represión y transferencia de la energía libidinal a la representación corpo
ral), ésta tiene un carácter simbólico. A través de los síntomas corporales se expresan
las representaciones reprimidas, deformadas por los mecanismos de condensación y
desplazamiento. Quizá estas primeras propuestas de discípulos de Freud reflejan una
euforia psicologizadora excesiva que posteriormente fue criticada dentro del mismo
marco psicoanalítico (Roazen, 1975).
Stekel (1943) fue el primer psicoanalista en diferenciar la enfermedad psicoso-
mática de la histeria de conversión, no por el mecanismo de defensa responsable,
sino por la vía de expresión. Los síntomas psicosomáticos están a cargo del sistema
vegetativo y los síntomas histéricos están a cargo de sistema nervioso de relación. En
ambos trastornos se halla tanto una ganancia primaria (dinámica intrapsíquica) como
una ganancia secundaria (dinámica interpersonal). Tomemos el ejemplo de una pa
rálisis de brazo como conversión y una úlcera péptica como trastorno psicosomático.
Aparece como ganancia primaria el mantener inconsciente la dinámica de castigo que
sufre la persona por unos impulsos hostiles que nacen del ello (la instancia instintiva
de su aparato psíquico) y que son rechazados por el superyo (la instancia moral). Como
ganancia secundaria, el sujeto obtiene una mayor atención al estar enfermo e incordia
a esa o esas personas que provocan el conflicto de hostilidad con las limitaciones que
el síntoma provoca. De este modo, los impulsos hostiles logran una realización parcial.
En ambos trastornos interviene la represión, pero es más profunda en los trastornos psi
cosomáticos y en ambos trastornos el síntoma es una formación de compromiso entre
las diversas instancias del aparato psíquico.
Alexander (1950) formuló la teoría de la emoción específica que sin duda ha sido
la más influyente en medicina psicosomática hasta décadas recientes. Alexander fue un
psicoanalista de origen húngaro que trabajó en el Instituto Psicoanalítico de Chicago
desde la década de 1930 hasta su muerte en 1964. Su obra más influyente en este cam
po fue Psychosomatic Medicine: Its principles and Application (1950). No obstante, su
grupo de trabajo presentó una última formulación de su teoría del conflicto específico
y aportó datos adicionales en apoyo de la misma, cuatro años después de su muerte
(Alexander, French y Pollack, 1968).
135
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
136
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
Por el contrario, durante los periodos de cólera, el colon adquiere un color rojo,
es hipermóvil y se recubre de un moco rico en lisozimas. Si la agresividad
constreñida se prolonga, aparecen hemorragias o ulceraciones en la pared. Unas
relaciones familiares de estrecha dependencia y bloqueo de la agresividad son
frecuentes en pacientes con este tipo de alteraciones.
4. Hipertensión esencial: Es provocada por la activación de conflictos relacionados
con tendencias hostiles y competitivas. Los hipertensos suelen presentar rasgos
de rigidez bajo su conformismo, tendencia al perfeccionismo y explosiones de
cólera que contrastan con el comportamiento pasivo habitual.
5. Artritis reumatoide: Es provocada por la activación de conflictos de expresión de
la hostilidad e hipercontrol en las relaciones íntimas. Se señala como caracterís
tica diferencial la dificultad para movilizar los afectos por la vía motriz o verbal
y tendencia a utilizar la contención muscular como añadido, o sustituto, de los
mecanismos psicológicos para modular la agresividad. Dos tercios de los enfer
mos son mujeres, y Dunbar (1947) señala que estas mujeres parecen utilizar sus
músculos para compensar su inferioridad subjetiva.
6. Neurodermatitis: Es provocada por la activación de conflictos de ansiedades de
separación y abandono.
7. Hipertiroidismo: Es provocado por la activación de conflictos relacionados con
ansiedades paranoides o persecutorias que mantienen al sujeto en un estado de
alerta constante.
137
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
138
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
139
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
140
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
141
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
dos emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente.
Las amígdalas pueden albergar y activar repertorios de recuerdos y de respuestas que
llevamos a cabo sin que nos demos cuenta del motivo por el que lo hacemos, porque
el atajo que va del tálamo a las amígdalas deja completamente de lado al neocórtex.
Este atajo permite que las amígdalas sean una especie de almacén de las impresiones
y de los recuerdos emocionales de los que nunca hemos sido plenamente conscien
tes. Dicho tipo de memoria quedó manifiesta en una serie de experimentos con ratas,
donde se lesionaba el córtex auditivo. A la rata se le exponía un sonido como estí
mulo discriminativo de descargas eléctricas. Estas ratas no mostraron diferencia con
las controles en el condicionamiento de la respuesta de evitación ante la presencia
de la señal auditiva. Es decir, se puede condicionar una reacción emocional de mie
do sin la intervención del córtex. También, quedó patente en otro experimento con
humanos. En un grupo se emparejaban figuras geométricas extrañas con estímulos
agradables. Los estímulos se presentaban por medio de un taquitoscopio, a tal velo
cidad que impedía que el sujeto fuese consciente del estímulo emparejado. Luego se
pedía al sujeto que eligiese los estímulos que le eran más agradables. Se halló una
clara preferencia por las figuras geométricas, frente al resto de figuras y al grupo
control. LeDoux, tanto en los experimentos con ratas como con humanos, atribuye
el aprendizaje inconsciente a la vía talámica, que transmiten la aferencia sensorial a
las amígdalas y los hipocampos.
En el contexto de personas casadas, en el cual se desarrolla el trabajo empírico
que se presenta en este capítulo, un estresor clave es el desajuste diádico (Tkachuk,
Graff, Martin y Bernstein, 2004). Asimismo, un vínculo afectivo, sólido y de calidad
constituye una de las estrategias más efectivas para la regulación de las emociones y
atenuación del impacto de los estresores (Gruen, Folkman y Lazarus, 1987). Spainier
(1976) define el ajuste marital como un proceso de acomodación entre dos personas
que se ve reflejado en cuatro aspectos básicos: consenso, satisfacción, cohesión y
expresión afectiva. Este autor separa el concepto de ajuste del de satisfacción, inclu
yendo al segundo dentro del primero como una dimensión valorativa del cónyuge y
la relación.
Aparte del estilo de affontamiento y la alexitimia, otros dos constructos de per
sonalidad muy ligados a los síntomas somáticos médicamente no explicados son el
estilo supresor/sensibilizador y el rasgo de labilidad emocional o neuroticismo.
El estilo supresor refleja a un individuo que no reporta verbalmente malestar,
pero presenta una respuesta fisiológica muy intensa ante el estresor. Los sujetos su-
presores se caracterizan por puntuar alto en la escalas de deseabilidad social. El esti
lo sensibilizador describe a un individuo que reporta alto grado de malestar, pero no
refleja gran activación fisiológica ante el estresor. El concepto de supresión-sensibi
142
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
143
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
144
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
El modelo inicial fue desarrollado para explicar los hallazgos psicológicos en las
enfermedades como el cáncer, las cardiovasculares e ictus. Sólo comprendía los cuatro
primeros tipos. En el modelo de 1990 se añade el tipo 5 y 6. Para el modelo inicial se
desarrolló un nuevo método de terapia de conducta denominada de innovación creativa
(Creative Novation Behaviour Therapy, TCIC) para ser aplicado en individuos propen
sos a cáncer (tipo 1) y a la cardiopatita coronaria e ictus (tipo 2) (Grossarth-Maticek y
Eysenck, 1991). Para la evaluación de los seis tipos, el grupo de Eysenck ha elaborado
el Inventario Breve de Reacciones Interpersonales (SIRI) (Grossarth-Maticek y Ey
senck, 1990).
Otro concepto que se maneja actualmente en la clínica de los enfermos somati-
zadores es el de conducta enferma. Mechanic (1962) fue el primero en señalar que
la conducta enferma puede ser mantenida por contingencias operantes de refuerzo
positivo y negativo. A su vez, Parsons (1975) fue el primero en aplicar la idea de
la teoría de rol a las quejas psicosomáticas, considerando que cuando alguien es
ubicado en el papel de enfermo es exonerado de varias responsabilidades y recibe
atenciones especiales. Incluso algunos autores, como Gara, Rosenberg y Woolfolk
145
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
146
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
forzando al cerebro a modificar sus directrices para ayudar al órgano afectado. Fre
cuentemente este circuito de retroalimentación negativa causa experiencia de dolor.
El trastorno psicosomático ocurre cuando se produce disrregulación que puede
darse en cualquiera de las cuatro siguientes etapas:
1. Etapa de las demandas ambientales (Etapa 1). Los estímulos del medio ex
terno pueden forzar al cerebro a que ignore la retroalimentación negativa
procedente del órgano periférico. Una persona sometida a estrés inevitable
mente debe continuar actuando de cierta forma, a pesar de que la retroali
mentación negativa le pide cambiar su comportamiento.
2. Etapa de procesamiento de la información del sistema nervioso central (Eta
pa 2). El cerebro puede estar programado, inicialmente por la herencia y
posteriormente por el aprendizaje, para responder de forma inapropiada a
los estímulos externos o internos. De este modo, aunque la retroalimenta
ción negativa enviada por los órganos maltratados puede estar presente, el
cerebro puede responder de forma inapropiada. Es decir, el cerebro puede
actuar ignorando la retroalimentación negativa correlativa o puede respon
der a ella inadecuadamente, deteriorando el órgano periférico.
3. Etapa del órgano periférico (Etapa 3). El propio órgano puede responder con
una activación deficitaria o excesiva a las señales provenientes del cerebro.
Ésta sería la traducción literal de la teoría de la debilidad del órgano.
4. Etapa de la retroalimentación negativa (Etapa 4). La retroalimentación ne
gativa enviada por el órgano periférico puede ser inapropiada. Un ejemplo
extremo de alteración a este nivel se encuentra en algunas personas que na
cen sin el sistema natural para la respuesta al dolor; estas personas están en
constante peligro de herirse seriamente.
Los objetivos del presente capítulo son: 1) describir síntomas somáticos funcionales
en una muestra de parejas casadas, comparando ambos géneros, y 2) determinar
147
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Método
Sujetos
148
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
16% contratado como profesionistas, 14% tenía negocio propio, 5% era estudiante y
4% desempleado. Se considera de clase social media-media 66% , 26% media-baja,
5% media-alta y 3% baja. Era creyente católico 82%, 11% cristiano no católico, 2%
otra confesión religiosa y 5% ninguna.
Instrumentos de medida
149
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
State: Anxiety Inven
STAI-S 20 1970 20 .93 Sí .144 2FR
tory Spielberger, Gor-
Trait: Anxiety Inven such y Lushene
STAI-T 20 1970 20 .90 Sí .689 i
tory
Beck, Ward,
Beck depression No
BDI Mendelson, 21 1961 21 .91 1G2FJ
Inventory .003
Mock y Erbaugh
NA. NA.
Positive and Negative Watson, Clark y 10 .88 000
PANAS 20 1988 2F
Affect Scales Tellegen 10 PA. PA.
.84 .684
NRO: Número de reactivos en la versión original de la escala NRS: Número de reactivos selecciona
dos, Alfa: Valor de la alfa de Cronbach con los reactivos estandarizados. Nor: Probabilidad de la prue
ba de Kolmogorov-Smirnov para la hipótesis nula de normalidad. Factores: Contrastados por análisis
factorial confirmatorio, estimando el modelo estructural por Máxima Verosimilitud, desde la matriz de
correlaciones, dejando los residuos independientes entre sí.
Fuente: elaboración propia.
La escala de Ajuste Diádico (DAS) está integrada por 32 reactivos, con seis pun
tos de amplitud cada uno, salvo dos elementos con cinco puntos (23 y 24) y otros
dos dicotómicos (29 y 30). Se puntúa en sentido de ajuste. Siete son indirectos (18,
19, 23, 24, 29, 30 y 32) y hay que invertir la puntuación. En la presente muestra de
100 parejas casadas (n=200), al factorizar por Ejes Principales la matriz de corre
laciones de los 32 reactivos, con base en el criterio de Kaiser (autovalores mayores
a 1 antes de la extracción) se definen 8 factores que explican 49.1% de la varianza
total y con base en el criterio de Cattell (autovalores por encima del punto de in
flexión de la curva de sedimentación de los autovalores) la estructura se reduce a
dos. Eliminados dos reactivos por baja consistencia interna (29 y 32), se explica
36.76% de la varianza total con la estructura de dos factores. Al rotar por Oblimin,
el primer factor quedaría definido por 20 reactivos (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11,
12, 13, 14, 15, 23, 24, 25, 28 y 30) (α=.906) y se puede interpretar como consenso
y cohesión afectiva. El segundo está definido por 10 reactivos: 16, 17, 18, 19, 20,
21, 22, 26, 27 y 31(α=.847) y se puede interpretar como satisfacción diádica. La
correlación entre las puntuaciones factores es de -.672. Por análisis factorial con
firmatorio, empleando Máxima Verosimilitud, realizado el análisis desde la matriz
de correlaciones con todos los residuos independientes, la estructura de 4 factores
relacionados propuesta por Spanier (1976) (consenso: 1, 2, 3, 5, 7, 8, 9, 10, 11, 12,
13, 14 y 15; satisfacción: 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 31 y 32; cohesión: 24, 25, 26,
27 y 28; y expresión de cariño: 4, 6, 29 y 30) muestra mejor ajuste que un modelo
150
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
Procedimiento
151
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
adecuado a un formato simplificado por el autor del presente capítulo, aunque tam
bién se consideró la adaptación mexicana de Jurado, Villegas, Méndez, Rodríguez,
Loperena y Varela (1998). Para la escala TAS-20 se empleó la traducción de Moral y
Retamales (2000), con la adecuación a población mexicana (Moral, 2008a y 2009a).
De análisis de datos: Como técnicas estadísticas se emplearon: correlación lineal
de Pearson, la regresión lineal múltiple, análisis factorial de Componentes Principa
les, asimismo ecuaciones estructurales lineales. Primero se determinaron las corre
laciones con síntomas somáticos. Segundo, al hallarse los correlatos muy interrela-
cionados, por una parte fueron introducidos en el modelo de regresión por el método
Stepwise; por otra, los correlatos fueron factorizados por Componentes Principales,
fijando el número de componentes por el criterio Kaiser y se rotó la solución facto
rial por el método Varimax. Las puntuaciones de los componentes fueron estimadas
por el método de Anderson-Rubin y se usaron como predictores, siendo introduci
das en el modelo de regresión por el método Enter. Tercero, se contrastan modelos
con relaciones mediadoras. Los parámetros de los modelos estructurales lineales se
calcularon por Máxima Verosimilitud desde la matriz de correlaciones, dejando los
errores como variables latentes independientes entre sí. El nivel de significación para
rechazar la hipótesis nula se fija en valores de p menores a .050, se habla de tenden
cia a la significación con valores de p entre .050 y .099. Se contrasta la normalidad
de las escalas y puntuaciones factoriales por la prueba de Kolmogorov-Smirnov,
se mantiene la hipótesis nula de normalidad con valores de p mayores o iguales a
.05 y se habla de tendencia a la significación con valores de p entre .049 y .010.
Los cálculos estadísticos se realizaron por SPSS 16 y STATISTICA7. Para evaluar el
ajuste del modelo propuesto a los datos se consideran catorce indicadores: función
de discrepancia (FD), chi-cuadrada (χ2), cociente de la chi-cuadrada y sus grados
de libertad (χ2/gl), residuo estandarizado cuadrático medio (RMS SR), parámetro de
no centralidad poblacional (PNCP), error cuadrático medio de aproximación (RMS
EA), índice gamma poblacional (PGI), índice gamma poblacional ajustado (APGI),
índice de bondad de ajuste de Joreskog (GFI), índice de bondad de ajuste ajustado
de Joreskog (AGFI), índice no normado de ajuste de Bentler-Bonnet (NNFI), índice
normado de ajuste de Bentler-Bonnet (NFI), índice comparativo de Bentler (CFI)
y el coeficiente delta de Bollen (Δ); y tres niveles de interpretación de ajuste: bue
no, aceptable o malo (véase tabla 5) (Moral, 2006b). Para interpretar las relaciones
estructurales lineales, es deseable tener parámetros estandarizados, es decir, con la
constricción de que todas las variables latentes tengan una varianza unitaria. Este
enfoque no está disponible con variables manifiestas endógenas con el programa SE-
PATH (Steiger, 1995) que incorpora STATISTICA para el cálculo de ecuaciones es
tructurales lineales, ya que sus varianzas no pueden ser especificadas directamente.
152
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
Resultados
153
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
154
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
155
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Dolor abdo
60 1.47 1.66 49 1.17 1.60 2.564 .109 .285 .004 1.537 .127
minal
Dolor de
75 2.20 2.00 72 1.96 1.87 .138 .710 .135 .182 .942 .348
espalda
Dolores en
55 1.65 2.03 59 1.33 1.52 .196 .658 .052 .572 1.296 .198
articulaciones
Dolores en
48 1.12 1.66 48 1.06 1.51 .000 1 .118 .244 .284 .777
extremidades
Dolores de
30 .51 1.00 32 .61 1.20 .028 .868 .016 .788 .646 .520
pecho
Dolores de
71 2.09 1.98 76 1.99 1.62 .390 .532 -.176 .080 .361 .719
cabeza
Dolor al
21 .47 1.27 27 .39 .737 .893 .345 -.014 .887 .542 .589
orinar
Ardor partes
20 .41 1.16 21 .35 .796 1 .205 .041 .475 .635
íntimas
Otro dolor 15 .44 1.42 19 .43 1.19 .344 .581 .000 .083 .954
Vómitos 30 .55 1.11 21 .27 .60 .108 .184 .068 2.405 017
Náusea 54 1.06 1.30 40 .66 1.11 4.694 .030 .063 .533 2.413 018
Diarreas 37 .72 1.34 42 .77 1.20 .485 .486 .160 .112 -.302 .763
Gases exce
51 1.29 1.84 59 1.41 1.75 1.750 .186 .319 .001 -.571 .569
sivos
156
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
Intolerancia
48 1.14 1.60 50 1.30 1.76 .028 .868 .221 .027 -.761 .448
a alimentos
Pérdida
de visión 25 .56 1.33 22 .41 .99 (a) .644 .168 .094 .987 .326
temporal
Visión
borrosa 26 .69 1.50 34 .60 1.07 1.750 .186 .135 .179 .522 .603
temporal
Pérdida
del oído 16 .20 .51 15 .22 .63 (a) 1 .207 .039 -.276 .783
temporal
Problemas
para cami 20 .47 1.28 22 .37 .84 (a) .832 .373 .000 .804 .423
nar
Pérdida de
sensibilidad
31 .71 1.45 34 61 1.12 .114 .735 .104 .304 .575 .566
en extremi
dades
Inmovili
dad parcial 22 .45 1.06 26 .41 .93 (a) .523 .108 .285 .300 .765
temporal
Pérdida de
15 .17 .451 17 .23 .601 (a) .804 .153 .130 -.865 .389
su voz
Ataques o
convulsio 11 .11 .31 14 .17 .47 (a) .508 .417 .000 -1.347 .181
nes
Desmayos 23 .42 1.04 19 .27 .68 (a) .503 .124 .218 1.286 .202
Amnesia 11 .13 .39 8 .08 .27 (a) .453 .467 .000 1.393 .167
Falta de res
piración al 19 .27 .63 19 .43 1.11 (a) 1 .421 .000 -1.565 .121
esforzarse
Visión
24 .35 .72 21 .35 .81 (a) .629 .397 .000 .000 1
doble
Falta de res
piración sin 25 .56 1.36 37 .68 1.19 3.781 .052 .300 .002 -.793 .430
esforzarse
Palpitacio
29 .69 1.48 25 .55 1.27 .346 .556 .102 .313 .755 .452
nes
Mareo 53 1.38 1.75 36 .54 .904 6.244 .012 .284 .004 4.863 .000
Debilidad 34 .62 1.11 24 .44 .98 2.700 .100 .258 .009 1.413 .161
Continúa...
157
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
Manchas o
decoloracio 28 .48 1.06 19 .33 .78 2.370 .124 .259 .009 1.315 .191
nes
Mal gusto
22 .66 1.26 25 .48 1.14 (a) .230 .558 .000 1.591 .115
en la boca
Poliuria 20 .45 1.16 24 .45 1.04 (a) .454 .628 .000 .000 1
Cosquilleo
o adormeci 33 .81 1.58 36 .77 1.35 129 .719 .349 .000 .238 .812
miento
Nudo en la
21 .38 1.04 20 .23 .49 (a) 1 .045 .658 1.326 .188
garganta
Incapacidad
14 .25 .89 14 .22 .63 (a) 1 .502 .000 .382 .703
para orinar
Mens
truación 57 1.41 1.776
dolorosa
Mens
truación 52 1.60 2.094
irregular
Hipermeno
61 1.67 1.995
rrea
Vómitos en
46 1.45 2.143
embarazo
F: Frecuencia de presencia del síntoma, X Media, Sχ Desviación estándar, t de Student para datos
numéricos emparejados, prueba de McNemar para datos dicotómicos emparejados que emplea la chi-
cuadrado con corrección de continuidad, pero si el número de casos que cambian de valor de la primera
a la segunda variable es menor a 25, para el cálculo de la probabilidad se usa la distribución binomial,
(a): Probabilidad exacta bilateral usando la distribución binomial.
Fuente: elaboración propia.
158
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
r P
Género .138 .051
Edad -.034 .632
Número de hijos .141 .047
Estudios terminados -.002 .973
Clase social a la que cree pertenecer -.032 .657
Grado en que se considera creyente -.171 .018
Años de matrimonio -.129 .074
Frecuencia de práctica religiosa -.148 .042
DAS30: Ajuste diádico -.483 .000
TAS20: Escala de Alexitimia de Toronto .541 .000
STAI-S: Estado de ansiedad .641 .000
STAI-T: Rasgo de ansiedad .750 .000
BDI .626 .000
Afectos Positivos del PANAS -.400 .000
Afectos Negativos del PANAS .615 .000
Modelos de regresión
159
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
160
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
161
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Cons
27.153 1.002 27.086 .000
tante
C1 18.755 1.005 .796 18.660 .000 .796 .807 .796 1 1
C2 -2.665 1.005 -.113 -2.652 .009 -.113 -.191 -.113 1 1
C3 2.847 1.005 .121 2.832 .005 .121 .203 .121 1 1
C1: Alta afectividad negativa, alexitimia, insatisfacción marital y baja afectividad positiva. C2: Com
ponente de religiosidad. C3: Número de hijos.
Fuente: elaboración propia.
162
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
163
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
χ2 179 206 180 469 202 087 202 474 170 392 170 475 171 172 173 322
g1 84 85 98 99 98 99 98 99
p(≥ 05 y <010) 0 000 0 000 0 000 0 000 0 000 0 000 0 000 0 000
χ2/gl (<2 y >3) 2 133 2 123 2 062 2 045 1 739 1 721 1 747 1 751
RMS SR* (≤ 05
0 058 0 059 0 061 0 061 0 059 0 059 0 059 0 060
y >75)
Indices de no centralidad (valores medios)
PnCP (≤1 y >2) 0 524 0 522 0 563 0 553 0 389 0 386 0 383 0 397
RMS EA* (≤ 05 y
0 079 0 078 0 076 0 075 0 063 0 062 0 062 0 063
> 075)
PGI (≥ 90 y < 80) 0 935 0 935 0 934 0 935 0 954 0 954 0 954 0 953
APGI (≥ 90 y
0 907 0 908 0 909 0911 0 936 0 937 0 937 0 935
<80)
Otros índices de ajuste para una sola muestra
GFI (≥ 95 y < 85) 0 888 0 888 0 883 0 884 0 901 0 901 0 901 0 899
AGFI (≥90 y
0 840 0 841 0 838 0 840 0 862 0 863 0.863 0 862
<80)
NFI (> 90 y < 80) 0 878 0 878 0 849 0 848 0 868 0 868 0 889 0 887
NNFI (> 95 y
0913 0914 0 895 0 896 0 924 0 926 0 936 0 936
<85)
CFI (≥ 95 y < 85) 0 930 0 930 0914 0 915 0 938 0 939 0 948 0 948
χ (> 90 y < 80) 0 931 0 931 0915 0916 0 939 0 940 0 949 0 948
En todos los modelos (Alexitimia) →7, 9, 13 y 14 de la TAS20. (Ajuste diádico) →10, 12, 13 y 18
del DAS. (Síntomas somáticos) →28, 30, 32 y 34 del SSS. M1 y 1R: (Afecto negativo) →STAI-S.
STAI-T y BDI, M2 y 2R: (Afecto negativo=neuroticismo)→ 5, 8, 16 y 20 de STAI-T, Modelo 3 y
3R: (Afecto negativo=depresión)→ 1, 7, 10 y 11 del BDI, Modelo 4 y 4R: (Afecto negativo=estado
de ansiedad)→ 6. 12, 13 y 18 de STAI-S.
* Aunque se puede considerar que valores de RMS SR y RMS EA entre .076 y .099 reflejan un ajuste
aceptable.
FD: Función de discrepancia. χ2: Estadístico chi-cuadrado de Pearson, g.l.: grados de libertad del es
tadístico chi-cuadrado, p: probabilidad del estadístico con base en la distribución chi-cuadrado, χ2/g.l.:
cociente entre el estadístico chi-cuadrado y sus grados de libertad, RMS SR: Residuo estandarizado
cuadrático medio PnCP: Parámetro de no centralidad poblacional, PGI: índice gamma poblacional,
APGI: índice gamma poblacional ajustado, RMS EA: Error cuadrático medio de aproximación, GFI:
164
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
índice de ajuste de Jorekog, AGFI: índice de ajuste ajustado de Koreskog, NFI: índice de ajuste nor
mado de Bentler-Bonnet, NNFI: índice de ajuste no normado de Bentler-Bonnett, CFI: índice de ajuste
comparativo de Bentler, Δ: Coeficiente delta de Bollen.
Fuente: elaboración propia.
165
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
(Ajuste diádico)—>[DAS10]
(Ajuste diádico)-11->[DAS12] 1.024 0.088 11.649 0.000 1.020 0.087 11.708 0.000
(Ajuste diádico)-12->[DAS13] 0.861 0.087 9.889 0.000 0.851 0.086 9.847 0.000
(Ajuste diádico)-13->[DAS18] 0.923 0.086 10.695 0.000 0.912 0.085 10.669 0.000
(Síntomas somáticos)—
>[SSS28]
(Síntomas somáticos)-14-
0.977 0.082 11.871 0000 0.976 0.083 11.764 0.000
>[SSS30]
(Síntomas somáticos)-15-
0.950 0.083 11.450 0.000 0.955 0.083 11.438 0.000
>[SSS32]
(Síntomas somáticos)-16-
1.201 0.083 14.395 0.000 1.210 0.084 14.320 0.000
>[SSS34]
(EPSILON1)-17-(EPSlLON 1 ) 0.085 0.033 2.539 0.011 0.079 0.033 2.376 0.018
(EPSILON2)-18-(EPSILON2) 0.467 0.053 8.824 0.000 0.467 0.053 8.830 0.000
(EPSILON3)-19-(EPSILON3) 0.500 0.054 9.195 0.000 0.503 0.054 9.238 0.000
(EPSILON4)-20-(EPSILON4) 0.471 0.066 7.122 0.000 0.465 0.066 7.029 0.000
(EPSILON5)-21-(EPSILON5) 0.446 0.066 6.757 0.000 0.443 0.066 6.712 0.000
(EPSILON6)-22-(EPSlLON6) 0.608 0.066 9.155 0.000 0.613 0.066 9.232 0.000
(EPSILON7)-23-(EPSILON7) 0.550 0.067 8.259 0.000 0.555 0.067 8.332 0.000
(EPSILON8)-24-(EPSILON8) 0.525 0.060 . 8.762 0.000 0.528 0.060 8794 0.000
(EPSILON9)-25-(EPSILON9) 0.546 0.060 9.043 0.000 0.550 0.061 9.089 0.000
(EPSILON10)-26-
0.571 0.061 9.377 0.000 0.569 0.061 9.351 0.000
(EPSILON10)
(EPSILON11)-27-
0.314 0.052 6.094 0.000 0.309 0.051 6.010 0.000
(EPSILON11)
(ZETA 1 )-28-(ZETA 1 ) 2.845 0.394 7.218 0.000 2.705 1.329 2.036 0.042
(ZETA2)-29-(ZETA2) 0.828 0.227 3.656 0.000 0.843 0.000
(ZETA3)-30-(ZETA3) 0.122 0.031 3.901 0.000 0.127 0.031 4.081 0.000
(Alexitimia)-31->(Afecto
1.380 0.143 9.670 0.000 1.366 0.293 4.657 0.000
negativo)
(Alexitimia)-32->(Ajuste
0.346 0.147 2.342 0.019. 0.338 0.112 3.031 0.002
diádico)
(Alexitimia)-33->(Síntomas
-0.103 0.060 -1.703 0.089 -0.121 0.058 -2.083 0.037
somáticos)
(Afecto negativo)-34->(Ajuste
-1.169 0.176 -6.647 0.000 -1.162 0.113 -10.301 0.000
diádico)
(Afecto negativo)-35-
0.712 0.074 9.627 0.000 0.685 0.070 9.808 0.000
>(Síntomas somáticos)
166
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
(Ajuste diádico)-36->(Afecto
2.103 0.001 2013 0.000 2.034 0.717 2.836 0.005
negativo)
(Ajuste diádico)-37->(Síntomas
0.083 0.073 1.141 0.254
somáticos)
Al definir el afecto negativo como neuroticismo con cuatro indicadores del STAI-
T (5, 8, 16 y 20) (modelo 2), todos los parámetros son significativos, excepto el ajus
te diádico (p=.515) en la determinación de los síntomas somáticos, presentando la
alexitimia tendencia a la significación estadística (p=.073). Los índices de ajuste son
de adecuados (χ2/gl=2.062, RMS SR=.061, RSM EA=.076, GFI=.883, AGFI=.838,
NNFI=.895, NFI=.849 y CFI=.914) a buenos (FD=1.016, PnCP=.563, PGI=.934,
APGI=.909 y Δ=.915), salvo que por el estadístico χ2 se rechaza el modelo (p=.000)
(véase tabla 8). Al eliminar la vía no significativa (el ajuste diádico sobre los sínto
mas somáticos) y volver a calcular el modelo (modelo 2 revisado), todos los pará
metros son significativos, incluso la alexitimia queda como determinante con peso
distinto a cero de los síntomas somáticos (p=.048) (véase tabla 10). Los índices de
ajuste siguen siendo de adecuados (χ2/gl=2.045, RMS SR=.061, RSM EA=.075,
GFI=.884, AGFI=.840, NNFI=.896, NFI=.848 y CFI=.915) a buenos (FD=1.017,
PnCP=.553, PGI=.935, APGI=.911 y Δ=.916), sin prácticamente cambios, así sólo
por estadístico χ2 se rechaza el modelo (p<.001) (véase tabla 8).
...continuación
(DELTA1)-5-(DELTA1) 0.594 0.062 9.558 0.000 0.594 0.062 9.558 0.000
(DELTA2)-6-(DELTA2) 0.480 0.060 8.003 0.000 0.480 0.060 8.006 0.000
(DELTA3)-7-(DELTA3) 0.296 0.054 5.514 0.000 0.296 0.054 5.528 0.000
(DELTA4)-8-(DELTA4) 0.429 0.058 7.358 0.000 0.429 0.058 7.365 0.000
(Neuroticismo)—
>[STA1T5]
(Neuroticismo)-9-
0.944 0.085 11.130 0.000 0.944 0.084 11.218 0.000
>[STA1T8]
(Neuroticismo)-10-
0.892 0.086 10.338 0.000 0.878 0.086 10.216 0.000
>[STAIT16]
(Neuroticismo)-11-
0.842 0.088 9.582 0.000 0.840 0,087 9.629 0.000
>[STAIT20]
(Ajuste diádico)--
>[DAS10]
(Ajuste diádico)-12-
1.010 0.087 11.592 0.000 1.009 0.087 11.626 0.000
>[DAS12]
(Ajuste diádico)-13-
0.856 0.086 9.935 0.000 0.849 0.086 9.902 0.000
>[DAS13]
(Ajuste diádico)-14-
0.899 0.085 10.520 0.000 0.894 0.085 10.508 0.000
>[DAS18]
(Síntomas somáticos)--
>[SSS28]
(Síntomas somáticos)-
0.958 0.084 11.434 0.000 0.957 0.084 11.376 0.000
15->[SSS30]
(Síntomas somáticos)-
0.945 0.084 11.249 0.000 0.948 0.084 11.245 0.000
16->[SSS32]
(Síntomas somáticos)-
1.192 0.087 13.785 0.000 1.198 0.087 13.747 0.000
17->[SSS34]
(EPSILON1)-18-
0.518 0.062 8.305 0.000 0.512 0.062 8.191 0.000
(EPSILON1)
(EPSILON2)-19-
0.571 0.063 9.051 0.000 0.565 0.063 8.948 0.000
(EPSILON2)
(EPSILON3)-20-
0.617 0.063 9.771 0.000 0.623 0.063 9.856 0.000
(EPSILON3)
(EPSILON4)-21-
0.658 0.063 10.494 0.000 0.655 0.063 10.414 0.000
(EPSILON4)
(EPSILON5)-22-
0.460 0.067 6.907 0.000 0.456 0.067 6.862 0.000
(EPSILON5)
168
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
(EPSILON6)-23-
0.448 0.066 6.747 0.000 0.446 0.066 6.716 0.000
(EPSILON6)
(EPSILON7)-24-
0.604 0.067 9.066 0.000 0.608 0.067 9.121 0.000
(EPSILON7)
(EPSILON8)-25-
0.563 0.067 8.416 0.000 0.565 0.067 8.453 0.000
(EPSILON8)
(EPSILON9)-26-
0.517 0.061 8.449 0.000 0.519 0.061 8.476 0.000
(EPSILON9)
(EPSILON10)-27-
0.557 0.062 8.988 0.000 0.560 0.062 9.022 0.000
(EPSILON10)
(EPSILON11)-28-
0.569 0.062 9.146 0.000 0.568 0.062 9.134 0.000
(EPSILON11)
(EPSILON12)-29-
0.314 0.055 5.748 0.000 0.310 0.054 5.691 0.000
(EPSILON12)
(ZETA 1)-30-(ZETA 1) 0.278 0.052 5.387 0.000 0.282 0.052 5.433 0.000
(ZETA2)-31-(ZETA2) 0.379 0.058 6.504 0.000 0.386 0.058 6.630 0.000
(ZETA3)-32-(ZETA3) 0.104 0.043 2.443 0.015 0.110 0.042 2.651 0.008
(Alexitimia)-39-
0.452 0.053 8.539 0.000 0.455 0.053 8.585 0.000
>(Neuroticismo)
(Alexitimia)-40-
-0.233 0.086 -2.692 0.007 -0.252 0.082 -3.068 0.002
>(Ajuste diádico)
(Alexitimia)-41-
-0.145 0.081 -1.795 0.073 -0.155 0.079 -1.974 0.048
>(Síntomas somáticos)
(Neuroticismo)-42-
-0.303 0.132 -2.288 0.022 -0.264 0.119 -2.219 0.027
>(Ajuste diádico)
(Neuroticismo)-43-
1.034 0.145 7.123 0.000 0.999 0.135 7.373 0.000
>(Síntomas somáticos)
(Ajuste diádico)-44-
0.057 0.088 0.651 0.515
>(Síntomas somáticos)
Al definir el afecto negativo como depresión con cuatro indicadores del BDI (1,
7, 10 y 11) (modelo 3), el ajuste diádico sobre los síntomas somáticos (p=.770) y la
alexitimia sobre el ajuste diádico (p=.141) no son vías causales significativas. Los
169
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
170
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
(Síntomas somáticos)--
>[SSS28]
(Síntomas somáticos)-15-
0.948 0.089 10.605 0.000 0.948 0.089 10.633 0.000
>[SSS30]
(Síntomas somáticos)-16-
0.952 0.089 10.661 0.000 0.949 0.089 10.656 0.000
>[SSS32]
(Síntomas somáticos)-17-
1.318 0.104 12.621 0.000 1.314 0.104 12.650 0.000
>[SSS34]
(EPSILON1)-18-
0.500 0.065 7.731 0.000 0.501 0.065 7.745 0.000
(EPSILON1)
(EPSILON2)-19-
0.439 0.064 6.887 0.000 0.438 0.064 6.889 0.000
(EPSILON2)
(EPSILON3)-20-
0.595 0.065 9.113 0.000 0.597 0.065 9.136 0.000
(EPSILON3)
(EPSILON4)-21-
0.503 0.065 7.771 0.000 0.503 0.065 7.773 0.000
(EPSILON4)
(EPSILON5)-22-
0.465 0.066 7.005 0.000 0.467 0.066 7.022 0.000
(EPSILON5)
(F.PSILON6)-23-
0.441 0.066 6.649 0.000 0.441 0.066 6.657 0.000
(EPSILON6)
(EPSILON7)-24-
0.609 0.067 9.147 0.000 0.607 0.067 9.121 0.000
(EPS1LON7)
(EPSlLON8)-25-
0.560 0.067 8.378 0.000 0.559 0.067 8.366 0.000
(EPSILON8)
(EPSILON9)-26-
0.550 0.062 8.866 0.000 0.548 0.062 8.839 0.000
(EPSILON9)
(EPSILON10)-27-
0.595 0.062 9.547 0.000 0.594 0.062 9.522 0.000
(EPSILON10)
(EPSILON11)-28-
0.592 0.062 9.493 0.000 0.593 0.062 9.500 0.000
(EPSILON11)
(EPSILON12)-29-
0.217 0.055 3.953 0.000 0.219 0.055 3.985 0.000
(EPSILON12)
(ZETA 1)-30-(ZETA 1) 0.992 0.000 0.429 0.061 7.053 0.000
(ZETA2)-31-(ZETA2) 0.566 0.129 4.401 0.000 0.371 0.057 6.472 0.000
(ZETA3)-32-(ZETA3) 0.250 0.043 5.747 0.000 0.250 0.043 5.745 0.000
(Alexitimia)-39->(Depresión) 0.614 0.110 5.582 0.000 0.265 0.058 4.584 0.000
(Alexitimia)-40->(Ajuste
-0.124 0.084 -1.471 0.141 -0.301 0.062 -4.828 0.000
diádico)
(Alexitimia)-41-
0.130 0.059 2.199 0.028 0.139 0.052 2.649 0.008
>(Síntomas somáticos)
Continúa...
171
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
(Depresión)-42->(Ajuste -2.762 0.006
-0.916 0.165 -5.552 0.000 -0.251 0.091
diádico)
(Depresión)-43->(Síntomas
0.527 0.086 6.111 0.000 0.536 0.083 6.427 0.000
somáticos)
(Ajuste diádico)-44-
0.949 0.137 6.952 0.000 0.961 0.179 5.369 0.000
>(Depresión)
(Ajuste diádico)-45-
-0.025 0.084 -0.292 0.770
>(Síntomas somáticos)
Al definir el afecto negativo como estado de ansiedad con cuatro indicadores del
STAI-S (6, 12, 13 y 18) (modelo 4), el ajuste diádico como determinante de síntomas
somáticos no es significativo (p=.137) (véase tabla 12). Los índices de ajuste son
de adecuados (RMS SR=.059, RMS EA=.062, GFI=.901, AGFI=.863, NNFI=.936,
NFI=.889 y CFI=.948) a buenos (FD=.860, χ2/gl=1.747, PnCP=.383, PGI=.954,
APGI=.937 y Δ=.949), sólo por la prueba χ2 se rechaza el modelo (p<.001) (véase
tabla 8). Al eliminar la vía no significativa y volver a calcular el modelo (4 revisa
do), todas las relaciones causales son significativas (véase tabla 12) y los índices de
ajuste, prácticamente sin cambios, reflejan un ajuste de adecuado (RMS SR=.060,
RMS EA=.063, GFI=.899, AGFI=.862, NNFI=.936, NFI=.887 y CFI=.948) a bueno
(FD=.871, χ2/gl=1.751, PnCP=.397, PGI=.953, APGI=.935 y Δ=.948), salvo el es
tadístico χ2 que rechaza el modelo (p<.001) (véase tabla 8).
172
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
173
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
...continuación
(EPSILON6)-23- 6.724 0.000
0.444 0.067 6.664 0.000 0.450 0.067
(EPSILON6)
(EPSILON7)-24- 8.966 0.000
0.611 0.067 9.168 0.000 0.600 0.067
(EPSILON7)
(EPSILON8)-25- 8.602 0.000
0.573 0.067 8.561 0.000 0.577 0.067
(EPSILON8)
(EPSILON9)-26- 8.902 0.000
0.564 0.062 9.034 0.000 0.557 0.063
(EPSILON9)
(EPSILON10)-27-
0.596 0.063 9.526 0.000 0.590 0.063 9.392 0.000
(EPSILON10)
(EPSILON11)-28-
0.578 0.063 9.247 0.000 0.582 0.063 9.270 0.000
(EPSILON11)
(EPSILON12)-29- 0.000
0.215 0.056 3.829 0.000 0.225 0.057 3.968
(EPSILON12)
(ZETA1)-30-(ZETA1) 0.688 0.053 12.926 0.000 0.651 0.048 13.467 0.000
(ZETA2)-31-(ZETA2) 0.416 0.063 6.641 0.000 0.404 0.060 6.687 0.000
(ZETA3)-32-(ZETA3) 0.278 0.046 6.097 0.000 0.284 0.046 6.134 0.000
(Alexitimia)-39->(Estado
0.309 0.067 4.635 0.000 0.248 0.064 3.870 0.000
de ansiedad)
(Alexitimia)-40->(Ajuste
-0.327 0.061 -5.324 0.000 -0.462 0.065 -7.074 0.000
diádico)
(Alexitimia)-41-
0.148 0.059 2.504 0.012 0.200 0.051 3.937 0.000
>(Síntomas somáticos)
(Estado de ansiedad)-42-
-0.192 0.071 -2.686 0.007 0.347 0.060 5.783 0.000
>(Ajuste diádico)
(Estado de ansiedad)-43-
0.335 0.059 5.654 0.000 0.346 0.060 5.786 0.000
>(Síntomas somáticos)
(Ajuste diádico)-44-
0.184 0.001 184 0.000 -0.656 0.154 -4.262 0.000
>(Estado de ansiedad)
(Ajuste diádico)-45-
-0.119 0.080 -1.488 0.137
>(Síntomas somáticos)
174
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
Discusión
Debe señalarse que la muestra empleada de parejas casadas era de población gene
ral, donde sólo había una pareja en terapia; así el nivel de queja somático es signi
ficativamente inferior a una muestra de pacientes con trastornos somatomorfos. Al
carecerse de datos en población general con la escala SSS36, no podemos hacer el
contraste entre sus parámetros y los estadísticos descriptivos de la muestra presente a
fin de conocer el nivel de somatización del conjunto de los encuestados. No obstante,
en el grupo de pacientes con síntomas somáticos múltiples, 15 meses después de ter
minada una terapia cognitivo conductual, cuando la severidad de síntomas reportada
es más baja, la media en la escala SSS36 es de 35.02 con un error estándar de la
media de 3.89; así toda media comprendida entre 27.28 y 42.76 se puede considerar
estadísticamente equivalente con un intervalo de confianza de 95% y entre 25.02 y
45.02 con un intervalo de confianza de 99% (Allen, Woolfolk, Lehier, Gara y Es
cobar, 2006). Siendo la media de las parejas casadas de 24.24 es significativamente
inferior (t=-7.049, gl=199, p<.001) al grupo de pacientes tratados con éxito.
Los síntomas más comunes en la muestra son de dolor, gases, náuseas, mareo
y sensaciones de adormecimiento en las extremidades. Existen pocas diferencias
entre las quejas de los cónyuges. Las mujeres se quejan más de mareos, náuseas y
vómitos; los hombres de falta de respiración cuando no se está haciendo esfuerzo. Es
decir, en las mujeres se expresan más síntomas vasovagales y en el hombre síntomas
cardio-respiratorios; respecto al dolor no hay diferencias. Además, la concordancia
de quejas es significativa y moderada.
Las variables de emociones (estado de ansiedad, depresión, afecto negativo y
afecto positivo), ajuste diádico y personalidad (neuroticismo y alexitimia) están re
lacionadas con el criterio (intensidad de síntomas somáticos definido por la escala
SSS36), siendo estas relaciones moderadas e incluso con el rasgo de ansiedad alta.
Sin embargo, las variables religiosas (fe y práctica ritual) muestran asociaciones
débiles. A su vez, las variables sociodemográficas son independientes, salvo el nú
mero de hijos. Si no se considera esta última relación como espuria por su debilidad,
podría reflejar que un número grande de hijos (3 ó más) constituyen una fuente de es
trés que se refleja en la salud somática de los padres. La relación de la somatización
débil con las variables demográficas ha sido señalada por varios estudios (Craig,
Boardman, Mills, Daly-Jones y Drake, 1993; Lumley, Stettner y Wehmer, 1996).
Las variables demográficas de género y años de matrimonio mostraban tendencia a
la significación estadística en su relación con los síntomas somáticos (SSS36), pero
su valor correlacional tan débil (<.14), sobre todo en comparación con las variables
175
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
176
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
177
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
178
Modelos para explicar la somatización en parejas casadas
179
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Conclusiones
180
Un modelo para explicar
la somatización en jóvenes
René Landero Hernández
Mónica Teresa González Ramírez
Psiconeuroinmunología y somatización
Los temas relacionados con el estrés se han popularizado en los últimos tiempos.
Hablar sobre estrés es algo cotidiano, reportado en los medios de comunicación,
conversaciones informales y en ambientes académicos. En este último rubro, las
investigaciones se han difundido en diferentes campos, sobre todo en el ámbito
de la salud; así se ha demostrado que el estrés es una de las variables psicológicas
que más influencia tiene en el proceso de salud-enfermedad y su impacto va des
de el sistema psiconeuroinmunoendocrinológico (incluyendo las conductas de las
personas) hasta la interacción con el medio ambiente; además, es de resaltar que su
influencia en la salud puede ser directa o indirecta.
181
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
182
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
del estrés de Sandln. Este modelo puede ser utilizado como referente para explicar
síntomas psicosomáticos y síntomas somáticos.
La teoría transaccional del estrés tiene como base el concepto de valoración o
evaluación cognitiva y se parte de la idea que no es una situación la que genera la
respuesta de estrés, sino que es la forma en que valoramos esa situación la que hace
que se genere la respuesta de estrés. Así, ante un evento en particular cada indivi
duo puede hacer una valoración diferente, algunos considerarlo como un reto, otros
como amenaza o, bien, considerar que no cuenta con suficientes recursos para hacer
le frente, por lo que se incluyen en el proceso de estrés la valoración de la situación
y la valoración de los recursos del propio individuo.
El Modelo explicativo del estrés y los síntomas psicosomáticos, representa
que, ante situaciones generadoras de estrés (estresores diarios, recientes, cróni
cos o la combinación de estos), la persona puede o no percibir estrés dependien
do de la valoración que hace de sus recursos, del apoyo con que cuenta y de la
situación en sí misma, evaluándola como amenazante, como un desafío o como
una situación que genera daño o perdida. La autoevaluación de los recursos se
refiere principalmente a la autoestima y la autoeficacia, específicamente la au-
toeficacia para hacer frente a la situación de estrés. Además, se considera que las
variables sociodemográficas puedan ser un factor relacionado al estrés percibido y a
los síntomas psicosomáticos. Una vez que la persona percibe algún nivel de estrés se
pueden presentar respuestas a nivel emocional, conductual y fisiológico, incluyendo
en las respuestas emocionales: ansiedad, depresión, cansancio emocional, y en las
fisiológicas los síntomas tales como: dolor de estómago, espalda, brazos, piernas,
cabeza, pecho, vértigos, falta de aire, estreñimiento, indigestión, etcétera. (González
y Landero, 2006). El modelo puede observarse en la figura 1. La explicación deta
llada de cada elemento del modelo puede consultarse en González y Landero (2006).
A pesar de que la somatización y los síntomas psicosomáticos son dos construc-
tos diferentes (véase Somatización: síntomas y trastorno), ambos se ven afectados
por las mismas variables, ya que para que aparezca un trastorno físico hay muchos
factores relacionados (Cardenal y Oñoro, 1999). Por ejemplo, la relación de los sín
tomas con el estrés ha sido ampliamente documentada (González y Landero, 2006;
Kirmayer, Groleau, Loaper y Dominicé, 2004; Lipsane, Saarijävi y Laverma, 2004).
Por otro lado, se ha documentado que la somatización se asocia a trastornos por
ansiedad y depresivos, y que constituyen el centro de los desordenes somatomorfos
(Lipowski, 1988). Otros autores como Martin y Yutzy en Holloway y Zerbe, 2000)
señalan que generalmente la somatización aparece junto con otras condiciones psi
quiátricas incluyendo depresión mayor (55% de los pacientes), trastornos de ansie
dad (34%), trastornos de personalidad (61%) y trastornos de pánico (26%). Diversos
183
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
184
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
Método
Análisis estadístico
185
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Estudio 1
Participantes
Instrumentos
186
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
Procedimiento
Se citó a los estudiantes previamente seleccionados a una reunión para cada tur
no donde se explicó a los asistentes que habían sido seleccionados aleatoriamente
para representar a su facultad en una investigación y se aplicaron los instrumentos a
aquellos que aceptaron participar. Posteriormente, se buscó en las aulas a los aproxi
madamente 80 estudiantes que no habían asistido a las reuniones y se procedió con
ellos de la misma manera que con los estudiantes que habían participado en dichas
reuniones.
187
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Estudio 2
Participantes
Instrumentos
Procedimiento
188
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
Resultados
189
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
190
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
191
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
192
Un modelo para explicar la somatización en jóvenes
Discusión
Los modelos presentados en este capítulo aportan evidencia a favor de la Teoría tran
saccional del estrés de Lazarus y Folkman (1984) y del modelo de González y Lan
dero (2006). Se enfatiza el papel de la valoración de las situaciones, de los recursos
propios y del apoyo con el que se cuentan, en el estrés percibido y esto contribuye a
la presencia de síntomas somáticos.
En cuanto a los estresores, en el modelo de la figura 3 puede observarse que se
fijaron a cero las covarianzas entre esta variable y el resto de las exógenas; debido
a que no resultaron significativas en los análisis. Esta ausencia de relación entre las
exógenas es congruente con el modelo teórico planteado por González y Landero
(2006), presentado en la figura 1. Además, puede observarse en el modelo teórico
que no se plantea una relación directa entre la valoración amenazante de la situación
y la valoración de los recursos propios o del apoyo ambiental.
La importancia de incluir a los estresores en el análisis de la somatización surge
desde la experiencia clínica donde se ha visto que los síntomas somáticos suelen
aparecer tras exigencias vitales que sobrepasan las capacidades personales de afron-
tamiento (Farré y Fullana, 2005), es decir, estresores valorados como amenazantes o
desbordantes de los recursos para hacerles frente.
Además es relevante comentar que la valoración de los recursos propios intervie
ne con el nivel de estrés percibido. En este caso se analizó cómo la autoestima y la
autoeficacia son predictores del estrés percibido: a mayor autoestima y autoeficacia,
menor es el estrés percibido. Asimismo, se incluye la valoración que hace la persona
del apoyo social recibido. La relación de autoestima y apoyo social con estrés ha sido
documentada en un modelo estructural por González, Landero y Ruiz (2008) en el
cual estas variables explicaban 31.9% de la varianza para el estrés, por su parte las
relaciones familiares y sociales se consideran variables moderadoras de los efectos
del estrés (Wimbush y Nelson, 2000). Así, los modelos evidencian que a mayor per
cepción de apoyo social, disminuye el estrés percibido.
193
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
194
U n modelo para explicar la somatización en jóvenes
195
Tratamiento psicológico
de los trastornos somatomorfos
Sergio Moreno González
Javier García Campayo
197
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
198
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
199
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
200
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
Los pacientes a los que nos hemos referido a lo largo del capítulo, tienen múltiples
síntomas físicos sin explicación médica y estos síntomas tienden a cronificarse y
hacerse resistentes al tratamiento (Coryell y Norton, 1981 ; Craig, Boardman, Mills,
Daly-Junes y Drake, 1993). De forma típica, estos pacientes están insatisfechos con
la atención médica recibida y cambian habitualmente de profesional sanitario (Lin,
Katon, Von Korff, Bush, Lipscomb y Russo, 1991). La investigación sugiere que el
número de síntomas físicos sin explicación médica guardan correlación positiva di
recta con el grado de psicopatología del paciente y su disfunción física (Katon, Lin,
Von Korff, Russo, Lipscumb y Bush, 1991).
La conceptualización cognitiva-conductual de las somatizaciones proporciona un
marco explicativo para el tratamiento de las mismas con terapia de igual orientación.
El modelo enfatiza la interacción entre fisiología, cognición, emoción, conducta y
ambiente (Sharpe, Preveler y Mayou, 1992). Los pacientes somatizadores padecen
altos niveles de arousal fisiológico y están menos habituados a tareas estresantes que
los sujetos control (Rief, Shaw y Fichter, 1998). Este arousal psicológico está com
puesto por una tendencia a amplificar la información somatosensorial, es decir, estos
pacientes son hipersensibles a las sensaciones corporales que experimentan como
intensas, nocivas y molestas (Barsky, 1992). Además los pacientes somatizadores
tienen interpretaciones cognitivas desadaptativas sobre sus síntomas físicos (Rief,
Hiller y Malgraf, 1998). Por ejemplo, ellos pueden llegar a creer que su dolor, fatiga
y/o malestar de cualquier tipo pueden ser indicativos de una patología concreta. En
relación a las interpretaciones tergiversadas de las sensaciones somáticas, algunos
pacientes catastrofizan hasta el punto de imaginar que las repetidas sensaciones fí
sicas son signo de un desenlace fatal. De este modo el excesivo arousal de los so
matizadores produce sensaciones físicas que no sólo generan malestar sino también
temor.
Los pensamientos negativos a su vez generan emociones negativas y compor
tamientos desadaptativos. Pensar en la posibilidad de tener una enfermedad desen
cadena respuestas de ansiedad y disforia que mantiene el arousal psicológico y la
sintomatología física. Intentado prevenir la aparición o la exacerbación de los sínto
mas, los pacientes somatizadores, de forma característica, se enfrentan evitando las
actividades (Smith, Monson y Ray, 1986; Katon, Lin, Von Korff, Russo, Lipscomb
y Bush, 1991). Al alejarse de las actividades se proporcionan oportunidades para
focalizar la atención de forma adicional sobre la propia salud. Además, los pacientes
que sufren estos síntomas físicos, distorsiones cognitivas y afectos negativos bus
can repetidamente ayuda médica y evaluaciones diagnósticas (doctor shopping). Los
201
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
médicos, por otro lado, al tratar de conducirlos hacia las evaluaciones y evitar malas
prácticas médicas, pueden incrementar el comportamiento somatizador ordenando
pruebas diagnósticas innecesarias. Estas pruebas, incluso con resultados negativos
que descartan una patología, refuerzan la creencia desadaptativa de que cualquier
síntoma físico es indicativo de patología/enfermedad. Del mismo modo, los trata
mientos médicos innecesarios pueden resultar iatrogénicos para el paciente, es decir,
causa o agravamiento de algunos síntomas.
Con base en lo antes expuesto, proponemos un abordaje multifacético que inclu
ye un trabajo cognitivo, experiencial, interpersonal y conportamental. El tratamiento
de referencia en el que nos basamos (Woolfolk y Allen, 2007) incluye 10 sesiones
altamente estructuradas proponiendo un abordaje comprehensivo de la patología. Lo
componen técnicas de relajación para reducir el estrés, como gestión de las activi
dades y habilidades de comunicación para paliar las funciones del rol de enfermo,
incluso un pequeño entrenamiento en conciencia emocional y reestructuración cog
nitiva para modificar y eliminar las creencias disfuncionales. El presente abordaje
tiene de característico, frente a otras propuestas, el énfasis que hace en las emocio
nes y la aceptación de las mismas por parte de los pacientes. También se desarrolla
de forma más sistemática el abordaje del rol de enfermo, haciendo un análisis de
las funciones significativas que desempeña para el paciente a través de las soma
tizaciones, el refuerzo que obtiene de las consecuencias derivadas y las relaciones
interpersonales que se establecen, así como las estructuras vitales que proveen los
contextos para poder activar y mantener dicho rol. Esta parte surge de abordajes más
relacionados con la terapia sistémica, la terapia interpersonal y el condicionamiento
operante. La TCC tradicional ha errado en los aspectos relacionados con el campo
emocional, intentando controlarlo (Westen, 2000). En el abordaje propuesto se hace
énfasis en el plano emocional buscando la exploración, la diferenciación, la expre
sión y la aceptación emocional.
A continuación se describe cada uno de los componentes del abordaje multifacé
tico propuesto.
Intervenciones conductuales
Entrenamiento en relajación
202
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
1998) y dar la sensación de tener cierto control sobre los síntomas (Lerher, 1982). Se
proponen dos técnicas de relajación: la respiración diafragmática (Fried, 1993) y la
relajación muscular progresiva (Bernstein & Carlson, 1993).
Los métodos se plantean al inicio del tratamiento para optimizar el beneficio
de las mismas durante el abordaje. Al obtener beneficio tempranamente se reduce
el escepticismo del paciente y facilita la adherencia al tratamiento. La respiración
diafragmática es fácil de aprender, de practicar y de generalizar a las situaciones co
tidianas. El control de la respiración se basa en técnicas de yoguis tradicionales. Es
una respiración profunda y lenta, focalizada en la zona abdominal, se coloca la mano
sobre el abdomen y la otra sobre el tórax, se toma aire por la nariz, lenta y profunda
mente, y se hace llegar hasta el abdomen levantando la mano que se había colocado
sobre él. El tórax se moverá sólo un poco y a la vez que el abdomen. Cuando se haya
relajado la persona, inhala aire por la nariz y lo saca por la boca haciendo un ruido
suave y relajante como el que hace el viento cuando sopla ligeramente. Las respira
ciones son largas, lentas y profundas para que eleven y desciendan el abdomen. Uno
se focaliza en el sonido y las sensaciones que produce la respiración a medida que va
relajándose el sujeto progresivamente. Al paciente se le propone una práctica diaria
de un par de veces durante 15 minutos y mantenerla a lo largo de todo el tratamiento.
Se le plantea una práctica escalona desde contextos no estresantes (viendo TV, baño,
etcétera), hacia situaciones más estresantes (hablar en público, entre otras). Frente a
las resistencias a la práctica siempre conviene recordar que es preferible una práctica
pobre que una ausencia total de la misma.
La relajación muscular progresiva que se propone está basada en el método de
Jacobson (1938) pero de forma abreviada, no se es fiel al protocolo propuesto por
el autor ya que muchos pacientes somatizadores presentan problemas con el sistema
muscular (contracturas, distensiones, etcétera) y suelen tener muy poca tolerancia a
la tensión muscular. Se pretende conseguir con esta práctica más concienciación, dis
criminación y reducción de tensión en vez de inducir a la relajación. Los 16 grupos
musculares quedan reducidos a 12 (antebrazos y brazos, pantorrillas y muslos,
estómago, pecho y parte superior de la espalda, hombros, cuello, boca y paladar,
ojos, parte alta de la frente y parte baja). Se propone una práctica diaria que le llevará
entre 20 y 30 minutos al paciente. Se siguen los verbatims propios del método para
cada grupo muscular.
No existe eficacia demostrada superior de una técnica frente a la otra por lo que
se pueden aplicar de forma combinada o por separado. Se trata de dotar al paciente
del aprendizaje de ambas técnicas para que posteriormente las aplique según sus
preferencias, necesidades o demandas. La elección de estas técnicas frente a otras es
203
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
por motivos prácticos: permiten aprenderse sin tener que asistir a una prolongada ins
trucción.
La conducta de enfermedad
Se recomienda no abordar este punto hasta que el paciente haya adquirido cierto
nivel en las habilidades cognitivas. Uno de los puntos comunes a este tipo de
204
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
pacientes son las visitas repetidas a los profesionales de la salud, esto hace que estén
focalizados continuamente en el cuerpo, hipervigilando, generando ansiedad ante
los cambios corporales y sufriendo estrés ante la interpretación de las sensaciones.
Todo ello hace que desarrollen cierta sensibilidad al dolor y a la amplificación de los
síntomas. Esto provoca que la relación con los médicos se deteriore, añadiendo un
factor de frustración pues el paciente no se siente escuchado, el médico cree que está
perdiendo el tiempo y se incrementa el ciclo antes comentado.
Se intenta reestructurar la idea de conseguir una seguridad 100% respecto a la sa
lud de uno mismo. Se puede trabajar con la inmediatez en la búsqueda de visitas y la
monitorización de los síntomas para obtener una visión más realista de la aparición y
magnitud de los mismos. Para muchos pacientes el rol de enfermo y la búsqueda de
ayuda se ha convertido en el “sentido” de su vida, lo cual plantea una difícil modifi
cación si estos no adquieren previamente un “plan” alternativo.
• Establecer una rutina agradable para ir a la cama; el entorno debe ser oscuro,
seguro y confortable. Los ejercicios de relajación, la meditación o una con
versación intranscendente con el compañero de cama pueden ser útiles para
conciliar el sueño.
• Acuéstese y despiértese cada día a la misma hora. Establezca primero la hora
de levantarse y con base en ésta, la de acostarse.
• Determine la cantidad de horas de sueño necesarias para sentirse bien y limite
a éstas el tiempo total de permanencia en la cama.
205
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Cogniciones y emociones
Emoción
Día/hora Síntomas físicos Situación Pensamiento
(0-100)
Momento incómodo
Momento relativamente
aliviado
Pedimos que nos registren 2 momentos específicos cada día: cuando los sínto
mas están exacerbados y cuando los síntomas están aminorados y sienten una leve
mejoría. La meta es incrementar la conciencia que tiene el paciente en vez evaluar
la severidad del síntoma. Se han de rellenar en el momento preciso en el que sucede
la sintomatología.
Los autorregistros se usan para detectar patrones sintomatológicos y para ver las
relaciones que se establecen entre síntomas, pensamientos y emociones. El objetivo
no es dotar al sujeto de un elemento de autoevaluación corporal más, sino incremen
tar su conciencia sobre los cambios físicos y el contexto psicosocial en el que se
producen, es útil para establecer relaciones entre los síntomas y el estrés. Previo a
206
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
ello los pacientes deben ser entrenados en distinguir sensaciones físicas y emociones
e igualmente deben saber distinguir entre pensamientos y emociones. Por ejemplo,
saber identificar la ansiedad como una emoción y no identificarla con las sensacio
nes físicas que desencadena.
Los pacientes somatizadores suelen presentar dificultades a la hora de diferenciar
entre pensamientos y emociones. Sea cual sea la causa de ello (alexitimia o la repre
sión emocional) nuestros esfuerzos irán dirigidos a despertar la conciencia y la acep
tación de sus pensamientos y emociones. La dificultad de muchos pacientes estriba
en el hecho de haber aprendido a ignorar las emociones o pensamientos creyendo
que esto les ahorraría sufrimiento. Si tenemos constancia de que eso está siendo así,
hay que intentar confrontar al paciente con dicha información sobre todo interpre
tando los signos no verbales que expresan esa emoción o pensamiento oculto. Otra
forma de enseñarle al paciente a identificar emociones es proporcionándole una lista
de las más habituales para que las pueda identificar en su cotidianeidad (Woolfolk y
Allen, 2007).
Una vez que el paciente reconoce un patrón cognitivo y emocional característico,
hay que animarle a que identifique, etiquete, y quizás exprese esa emoción que ha
sido inhibida. Cuando la emoción es incontrolable hay que enseñarle a emplear es
trategias de autorregulación: relajación, distracción, reestructuración cognitiva, etcé
tera. Es importante que adquieran estas capacidades antes de pasar a las técnicas de
reestructuración cognitiva, pues no podemos pretender cambiar algo si no sabemos
diferenciarlo.
Técnicas de distracción
207
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
negativos y sentimientos sobre los síntomas pueden aflorar y exacerbarlos. Los auto-
rregistros pueden servir para demostrarle al paciente cómo cuando se ha encontrado
físicamente peor es cuando más se ha focalizado en las molestias.
Es conveniente crear una lista con el paciente de actividades distractoras (llamar
por teléfono, leer algo que le enganche, jugar con el perro, entre otras) para pedirle
que durante la siguiente semana aplique estas actividades en lugar de quedarse en la
cama o tumbado en el sillón prestando atención a las molestias. Hay que plantearle
la tarea como si se tratara de un experimento, un método que va a ser probado y
evaluado, donde se va a demostrar o no a sí mismo si esas actividades son eficaces.
Reestructuración cognitiva
Los pacientes somatizadores tienden a tener creencias disfuncionales sobre las sen
saciones corporales y con frecuencia sobre su capacidad para obrar eficazmente.
Algunas veces, los errores de pensamiento les hacen actuar de forma que agudizan
su dolor y malestar. Un componente importante del tratamiento consiste en ayudar
a los pacientes a examinar sus tendencias de pensamiento. Tras revisar con ellos
durante algún tiempo los autorregistros, el terapeuta tendrá una idea aproximada de
cómo distorsiona el paciente. Las distorsiones cognitivas más frecuentes en estos
pacientes suelen ser: el perfeccionismo, los pensamientos catastrofistas, la sobres-
timación de resultados negativos, los deberías y el pensamiento dicotómico. Algu
nos pacientes reaccionan de forma negativa cuando sus pensamientos son descritos
como irracionales o cuando los cuestionamos; para evitarlo hemos de describir esta
actividad como un “análisis más profundo” de los pensamientos o como la obtención
de diferentes perspectivas.
La finalidad de la tarea consiste en examinar junto con el paciente los pensamien
tos desde diferentes perspectivas. Inicialmente buscando evidencias que sostengan
su creencia, después buscando evidencias en contra. Otra manera es preguntando
qué es lo que le dirían ellos a un amigo que pensara lo mismo. También se le puede
invitar al paciente a hacer un análisis costo-beneficio de pensar así o pensar de otra
manera. Para los catastrofistas el terapeuta les puede invitar a imaginar y “asumir lo
peor que pudiera pasar”, esto hace que la situación se vea indeseable o inconvenien
te, pero no desastrosa.
Es interesante el trabajo que continúe en casa, examinando dichos pensamientos
de forma más profunda. Woolfolk y Allen (2007) proponen una serie de preguntas
guía al respecto:
208
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
Métodos interpersonales
El rol de enfermo
La meta de esta tarea es conseguir que los pacientes se den relativa cuenta de cual
quier ganancia secundaria derivada del hecho de sentir dolor o malestar y valorar la
posibilidad de que la conducta de enfermedad se instaure como habitual. Una vez
identificadas esas ventajas, el terapeuta y el paciente han de buscar métodos alter
nativos para alcanzar esos mismos beneficios que lograba a través del rol de enfer
mo. Es un tema muy delicado dado que familiares, amigos y médicos pueden haber
acusado al paciente de cuentista, exagerado o fantasioso respecto de sus síntomas.
El terapeuta ha de tener cuidado de no insinuar que el paciente elige la experiencia
sintomatológica. Si la discusión despierta las defensas del paciente será estéril el
trabajo al respecto. Es recomendable abordar este tema en un momento avanzado de
la terapia, cuando la alianza terapéutica esté bien instaurada. La forma de abordarlo
sería descentralizar al paciente de su propia experiencia y analizar el rol de enfermo
a través de otras figuras donde el paciente haya hecho de cuidador y posteriormente
intentar trasladar los paralelismos a la situación presente.
209
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Entrenamiento en asertividad
Los objetivos perseguidos con este punto son: obtener información adicional so
bre el paciente, obtener el apoyo desde casa de ese coterapeuta y alterar comporta
mientos que refuerzan la conducta de enfermedad y la sintomatología del paciente.
Para ello se recomienda un diálogo abierto y conjunto. La alianza terapéutica mu
chas veces no se haya plenamente instaurada como para tolerar un encuentro por
separado con el familiar, así que para evitar suspicacias se anuncia esta participación
lo antes posible y se demora dicho encuentro a cuando esté más avanzada la terapia.
Conviene resaltarle al paciente los beneficios de estos encuentros, ya que facilitará el
posterior trabajo. En las sesiones conjuntas se aborda el tema del estrés vivido y ma
nejado por el paciente, se clarifica en qué consiste la ayuda que se va a prestar desde
la terapia, se invita a reflexionar sobre cómo la enfermedad ha alterado las activida
des de la pareja y se les guía en cómo ir recuperándolas y adaptándolas, también se
210
Tratamiento psicológico de los trastornos somatomorfos
211
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia
desde la terapia cognitivo-conductual
para el trastorno de somatización
José Moral de la Rubia
l término fibromialgia fue acuñado en 1976 y proviene del latín fibra (fi
E bra), del griego mio (músculo) y algia (dolor), es decir, dolor en las fibras
musculares. Yunus, Masi, Calabro, Miller y Feigenbaum (1981) definieron la
fibromialgia con base en 4 criterios diagnósticos: 1) dolor difuso durante más de tres
meses, en más de tres localizaciones; 2) ausencia de signos biológicos, artritis o trau
matismos; 3) cinco o más puntos dolorosos a la palpación, y 4) presencia de 3 o más
síntomas menores, como ansiedad, alteraciones del sueño, sensación de hinchazón,
alteraciones digestivas, cefaleas y hormigueo.
En la actualidad, y especialmente desde la décima Clasificación Internacional
de Enfermedades (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (1992), la fi
bromialgia es concebida como una enfermedad reumatológica crónica (de más de 3
meses de duración), caracterizada por dolores generalizados (afectando el eje axial,
incluyendo segmentos superior e inferior, así como lados derecho e izquierdo del
cuerpo) y sensibilidad dolorosa a la presión con una fuerza de 4 kilos en al menos
11 de los 18 puntos gatillos definidos por el Colegio Americano de Reumatología
(ACR) (Wolfe y otros, 1990).
213
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
214
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
diversos estresores que pueden estar presentes, como familiares y laborales, entre
otros.
Fava, Fabbri, Sirri y Wise (2007) han propuesto la categoría de somatización
persistente para diagnosticar la fibromialgia en salud mental, donde se incluiría la
fatiga crónica, el síndrome de intestino irritable, la astenia neurocirculatoria y los
síndromes uretrales. Requiere una duración de seis meses con malestar, búsqueda
repetida de cuidado médico y pérdida de calidad de vida. Aparecen también síntomas
de activación autonómica incrementada (palpitaciones, sudoración, tremor, rubor) y
efectos secundarios exagerados de los tratamientos médicos que indican umbrales
bajos en la percepción de dolor y alta sugestionabilidad. Estos autores proponen
que, en el DSM-V, la somatización persistente sea contemplada entre los factores
psicológicos que afectan a una condición médica, haciendo desaparecer el conjunto
de trastornos somatomorfos.
En la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (WHO,
1992), la fibromialgia (M79.7) se ubica en el capítulo XIII de enfermedades del
sistema osteomuscular y del tejido conectivo, dentro de los trastornos de los teji
dos blandos (M60-M79), junto con el reumatismo no especificado (M79.0), mialgia
(M79.1), neuralgia y neuritis no especificadas (M79.2), paniculitis no especificada
(M79.3), hipertrofia de paquete adiposo (infrarrotuliano) (M79.4), cuerpo extraño
residual en tejido blando (M79.5), dolor en miembro (M79.6), otros trastornos es
pecificados de los tejidos blandos (M79.8) y trastorno de los tejidos blandos no es
pecificado (M79.9). La fibromialgia (FM) es referida como un grupo de trastornos
comunes reumáticos no articulares, caracterizados por dolor y rigidez de intensidad
variable de los músculos, tendones y tejido blando circundante, y un amplio rango
de otros síntomas, como alteraciones del sueño, del tracto intestinal, fatiga e irritabi
lidad. No es contagiosa. Lo padece entre 3 y 6% de la población mundial y es vista
más comúnmente en individuos de 20 a 50 años.
A los pacientes con síntomas semejantes a lo que actualmente se denomina fibro
mialgia, en décadas anteriores venían siendo diagnosticados de reumatismo psicóge-
no, tal como se pueden ver en los casos presentados por Shulman y Bunim (1962).
Varios autores han atribuido los síndromes somáticos funcionales a depresión en
mascarada (Abbey y Garfinkel, 1991). Aunque diversos artículos reportan alta co-
morbilidad de trastornos psiquiátricos entre los pacientes somáticos funcionales, la
prevalencia de trastornos del eje I no es más alta que la observada en otros pacientes
médicos (Shanks y Ho-Yen, 1995). Así, se considera incorrecto atribuir los síntomas
somáticos funcionales a trastornos psiquiátricos; además, se señala que el malestar
emocional puede intensificar los síntomas, reduciendo la tolerancia a los mismos y
motivando la búsqueda de tratamiento.
215
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Causas de la fibromialgia
216
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
217
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Tratamiento de la fibromialgia
Tratamiento médico
218
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
menticios que aporten nutrientes celulares y liberen radicales libres del organismo,
como germen de trigo, levadura de cerveza y leiticina de soya.
Los medicamentos anti inflamatorios que se utilizan para tratar muchas afec
ciones reumáticas no son útiles para las personas con fibromialgia. Sin embargo,
dosis moderadas de fármacos anti inflamatorios no esteroideos (AINEs), o de anal
gésicos, se emplean para aliviar parte del dolor. Una subcategoría de los AINEs,
principalmente los selectivos en la inhibición de la COX-2, son los más empleados
para el alivio del dolor, causando menos efectos secundarios sobre el estómago que
los AINEs tradicionales. La mayoría de los médicos no suele recetar calmantes de
tipo narcótico ni tranquilizantes, excepto en los casos más severos de fibromialgia
(Mease, 2005).
Los medicamentos que facilitan el sueño profundo y relajan los músculos ayudan
a descansar a muchas personas que sufren de fibromialgia. Los médicos también
recetan medicamentos, conocidos comúnmente como antidepresivos, para tratar la
fibromialgia. Estos fármacos funcionan elevando el nivel activo de serotonina, no-
radrenalina o ambos en el cerebro. Los niveles bajos de serotonina no están vin
culados únicamente con la depresión clínica, sino también con los trastornos del
sueño asociados con la fibromialgia. En dosis más bajas que las recetadas para tratar
la depresión profunda, los antidepresivos parecen aliviar el dolor en las personas
con fibromialgia y, de esta manera, aumentar las posibilidades de lograr una buena
noche de descanso. Así, de 20 a 40 miligramos de fluoxetina es la dosis terapéutica
recomendada en caso de prescribir estos fármacos (Arnold, Keck y Welge, 2000;
O’Malley, Balden, Tomkins, Santoro, Kroenke y Jackson, 2000).
Hay dos clases principales de antidepresivos: tricíclicos e inhibidores selectivos
de la recaptación de serotonina, o ISRS. En ocasiones, también se receta un fármaco
llamado ciclobenzaprina (Flexeril), clasificado como relajante muscular pero similar
a los antidepresivos. Aunque menos estudiados, también se están probando los in
hibidores selectivos de la recaptación de serotonina-noradrenalina (ISRN) (Tofferi,
Jackson y O’Malley, 2004).
Aunque muchas personas duermen mejor y se sienten más cómodas al tomar anti
depresivos, la mejoría observada varía ampliamente de una persona a otra. Estos me
dicamentos pueden tener efectos secundarios, tales como somnolencia diurna, estre
ñimiento, sequedad de la boca y aumento del apetito. Algunos ISRS o ISRN pueden
dificultar el sueño. Estos efectos secundarios raramente son severos, pero pueden
resultar molestos. Algunos estudios han sugerido que al combinar los antidepresivos
tricíclicos con ISRS pueden aumentar los beneficios de cada fármaco, al tiempo que
los efectos secundarios de ambos fármacos se anulan mutuamente. La hierba de San
Juan es un suplemento que puede funcionar como los medicamentos antidepresivos,
219
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
pero con menos efectos secundarios. La hierba de San Juan, que procede de la flor
de una hierba del mismo nombre, se suele recetar en Europa.
Tratamiento psicoterapéutico
220
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Sesión 1
221
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
esforzarse para completar los tres primeros objetivos en 60 minutos y los restantes
cuatro en la hora siguiente.
222
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
223
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Momento de
elevada inco
modidad
Momento de
leve incomo
didad
Escala para Síntomas Físicos: 0 = no hay molestia física, 1 = malestar físico ligero, el malestar puede
ignorarse, ..., 10 = malestar físico muy severo, el malestar requiere descansar en cama.
Escala para Emociones: 0 = No se experimenta ninguna emoción, 1 = Se experimenta el menor gra
do posible de la emoción especificada, 10 = Se experimenta la forma más intensa de la emoción
especificada.
Fuente: elaboración propia.
224
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Se trabajan con base en cuatro ejercicios de estiramiento muscular que llevan menos
de 5 minutos en ser realizados. En la sesión se entrega la hoja con las instrucciones
y el terapeuta los realiza con todos los pacientes. En este ejercicio se van a ver las
limitaciones funcionales y el terapeuta debe insistir en superarlas para ir experimen
tando de forma progresiva, con las semanas, una clara mejoría.
Se indica estirar el músculo hasta que el paciente encuentre una barrera motriz.
La barrera motriz es una sensación de tirantez o tensión que aparece cuando el mús
culo, por la causa que sea, no se puede estirar más. Es una sensación de freno no
dolorosa. Al llegar a la barrera motriz se detiene, manteniendo la posición, durante
6-10 segundos en los que irá disminuyendo la tensión. Al bajar ésta se avanza hacia
otra barrera motriz. Esta secuencia se puede repetir 2-3 veces. El estiramiento se
realizará de forma progresiva y lenta.
Se empieza por el estiramiento de las fibras superiores del trapecio y del ester-
nocleidomastoideo. El individuo debe estar sentado en una silla en la que se pueda
agarrar a la base del asiento con la mano del lado a tratar. Los movimientos que se
deben hacer para comenzar el estiramiento son: flexión de cuello, inclinación de la
225
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
cabeza hacia el lado contrario al lado a tratar y girar la cabeza hacia el lado que se
está tratando. Al notar tensión querrá decir que se ha encontrado la barrera motriz y
se mantendrá la postura de la cabeza sujetándola con la mano que queda libre. Para
aumentar la tensión se deja caer hacia el lado contrario al que se está agarrado a la
silla durante 6-10 segundos. La secuencia se podrá repetir 2-3 veces en cada lado.
Segundo, se trabaja estiramiento del angular de la escápula. La posición de par
tida es igual que en el ejercicio anterior. La persona debe flexionar el cuello y luego
inclinar y rotar la cabeza hacia el lado contrario al que se trata, hasta notar sensación
de tensión. También se sujetará la cabeza con la mano libre y se dejará caer hacia el
lado contrario como en el ejercicio anterior. El estiramiento durará 6-10 segundos y
se podrá repetir de 2 a 3 veces, aumentando la inclinación de la cabeza para encon
trar nuevas barreras motrices.
Tercero, se ejecuta el estiramiento de isquiotibiales. En este caso el sujeto debe
estar tumbado boca arriba y agarrarse con las manos la cara posterior del muslo para
ir flexionando la cadera. Según se avanza en la flexión se va extendiendo la rodilla
hasta llegar a la primera barrera motriz. Para aumentar aún más la tensión y estirar
también los gemelos se puede añadir la dorsiflexión de tobillo que consiste en llevar
la punta de los dedos del pie hacia la cara anterior de la pierna. Se realizará una serie
de 3-5 ejercicios de contracción-relajación de 6-10 segundos de duración cada uno.
Por último, se realiza el estiramiento del tríceps sural (gemelos). Estando de pie,
apoyado con las manos en una mesa y el tronco ligeramente inclinado hacia ella. La
pierna que no se va a tratar se deja más adelantada que la otra y ligeramente flexio-
nada. La pierna que se va a tratar se sitúa más atrás y apoyada sobre los dedos. El
tronco y la pierna a tratar deben formar una línea. Para estirar los gemelos el paciente
intenta tocar el suelo con el talón del pie. Como en el ejercicio anterior, se mantendrá
el estiramiento durante 6-10 segundos y se podrá repetir de 2 a 3 veces.
Tareas
226
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Sesión 2
Los objetivos de la Sesión 2 son discutir la respuesta de los pacientes hacia la prime
ra sesión, revisar las tareas (formulario de monitoreo de síntomas, respiración dia
fragmática, caminar y estiramientos), evaluar el nivel de actividad de los pacientes
y fomentar un incremento en actividad (caminar) y/o disminución de actividad (si
es el caso de algún paciente). Además de iniciar el entrenamiento en reconocimiento
y etiquetado de emociones. Se cierra con el ejercicio de respiración diafragmática y
estiramiento.
227
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
7. Discutir patrones que los pacientes han observado al estar completando los
formularios en esa semana (por ejemplo: sus síntomas son peores en las tardes
o después de discusiones).
8. Proveer entrenamiento adicional para completar los formularios propiamente
(por ejemplo: identificar de manera correcta síntomas físicos, pensamientos y
emociones).
228
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Tareas
229
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Presentación de la pareja
230
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
1. Revisar una interacción reciente de cada uno de los pacientes con sus parejas
acerca de los síntomas de la fibromialgia.
2. Identificar y discutir con la pareja las tendencias de la comunicación obteni
das en la interacción del punto anterior.
3. Pedir al menos a una pareja que haga juego de roles de estilos alternativos de
comunicación, durante la sesión.
4. Planear “experimentos comunicativos” para que las parejas los realicen en
casa.
231
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Tareas
Sesión 4
232
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Las sugerencias básicas para una higiene del dormir, son las siguientes:
233
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Distracción
Tareas
234
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Sesión 5
Revisión de tarea
Restructuración cognitiva
1. ¿Qué evidencia apoya este pensamiento? (¿Qué me hace creer que es ver
dad?)
2. ¿Cuál es la evidencia en contra de este pensamiento?
235
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Tareas
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Sesión 6
Revisión de tarea
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
mo lento y monótono, una voz profunda y relajada, así como en el poder relajante
asociado a ciertas palabras que desencadenan una respuesta condicionada de relax.
En su forma reducida, el entrenamiento autógeno de Schultz y Luthe (1959) toma el
siguiente formato:
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
• Continue dejándose mecer por su respiración mientras siente que su cuerpo es cada
vez más pesado y está más caliente, y también el calor aumenta en el plexo solar. Lle
ve su pensamiento al corazón, en el centro del pecho y un poco a la izquierda. Pausa
de 5 segundos. Perciba su latido y repita mentalmente: “Mi corazón late tranquilo y
regular”. Repetir cinco veces. Ahora lleve la atención a la frente. Pausa de 5 segundos.
• Imagine que, mientras está tranquilamente tumbado sobre la arena, con el cuerpo pe
sado y caliente, una agradable brisa le refresca la frente. Pausa de 5 segundos. Repita
mentalmente la fórmula: “Mi frente está fresca”. Repetir cinco veces.
239
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
sentimos aún más relajados. Seguimos desciendo hasta llegar a la orilla. Vemos una
piedra grande y plana y nos tumbamos en ella mirando al cielo azul”.
De aquí le sigue el ejercicio de visualización: “Ahora visualizamos nuestro cuer
po. Podemos ver los puntos de dolor en rojo. Vamos a sentir una ráfaga suave de aire
fresco que torna estas zonas en color azul. Según cambie el color va desapareciendo
el dolor y el malestar y nos vamos sintiendo cada vez mejor y más relajados”.
Pasados unos minutos, se inicia el ejercicio de activación: “Ahora nos vamos a
levantar de esa roca junto al río y vamos a empezar a subir la colina verde. Según
subimos nos vamos sintiendo cada vez más activos. Entramos en el ascensor que
tiene las puertas abiertas. Le damos al botón del piso décimo. El ascensor empieza a
subir y nos vamos sintiendo más activos. Llevados el piso décimo y abre la puerta y
abrimos los ojos. Puede que sienta todavía el cuerpo muy dormido. Cierre y abra las
manos para ir activándose más”.
Tareas
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Al igual que en la sesión tercera, las personas solteras, divorciadas o viudas sin
pareja invitan a la persona con la cual convivan y que trajeron en la tercera sesión;
o se sigue trabajando en actividades significativas para su desarrollo personal y re-
lacional si están solos/as. Con las parejas que están disponibles el día programado,
se concierta una cita individual y se trabaja con el mismo formato. En esta séptima
sesión esa persona trabajaría como aquellos sin pareja.
Revisión de tarea
241
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Comunicación de pareja
(se profundiza en lo iniciado al final de la Sesión 3)
Tareas
Sesión 8
Revisión de tarea
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
1. Pedir a los pacientes que piensen en otras personas que ellos o ellas conozca
bien y que hayan estado enfermos.
2. Preguntar sobre las ventajas y desventajas de la enfermedad de esas personas.
3. Pedir a los pacientes que consideren el impacto de su enfermedad en su pasado
y su presente (incluyendo las ventajas y desventajas de los síntomas de fibro
mialgia).
Tareas
243
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Sesión 9
Revisión de tarea
Revisión de asertividad
Tareas
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
Revisión de tarea
1. Revisar el uso actual de cada técnica de manejo del estrés discutida durante
el curso del tratamiento, es decir, respiración diafragmática, relajación, incre
mento de actividades individuales y con la pareja, incremento de ejercicio,
ritmo de actividades, distracción, cuestionamiento de pensamientos, higiene
del dormir, habilidades comunicativas con la pareja (empatia, asertividad, ne
gociación y resolución de problemas).
245
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Discusión de la terminación
246
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
En sesiones previas, discutimos las muchas desventajas que conllevan tus problemas
de salud. “¿Hay algunas ventajas de estar enfermo?”.
Existen algunos obstáculos que podrían presentarse al discutir el rol de enfermo,
por ejemplo, el paciente podría negar que haya conocido a alguien con un problema
crónico de salud, en tal caso, el terapeuta pregunta acerca de la salud de sus padres
y/o hermanos. Algunos pacientes niegan de igual manera cualquier problema de sa
lud sucedido en su familia, en tal caso, podría ser que el paciente haya sido criado
en un ambiente que valoraba la dureza y el estoicismo, y la enfermedad sea vista
como signo de debilidad. En estos casos, el terapeuta se enfoca en el paciente y en su
experiencia de enfermedad, preguntándole cómo se siente consigo mismo por estar
enfermo, y cómo trata a los demás si están enfermos.
Por otro lado, puede que el paciente niegue que sus problemas de salud tengan
algún beneficio. En este caso, el terapeuta podría recordarle lo discutido anterior
mente, acerca de algún conocido que haya sufrido una enfermedad crónica, en caso
de que el paciente lo haya dicho; de lo contrario, el terapeuta puede comentar los be
neficios que el paciente tuvo en su niñez cuando estaba enfermo. Si el paciente con
tinúa negando que existan beneficios debido a sus problemas de salud, el terapeuta
interrumpe momentáneamente la discusión del rol de enfermo y pasa a considerar el
tema de la asertividad.
La asertividad se relaciona con el rol de enfermo en que, si el paciente está obte
niendo atención y cuidados al estar enfermo, es probable que tenga deficiencias en
la habilidad de pedir atención y cuidados de manera directa. Una ventaja del rol de
enfermo es que las personas obtienen cosas sin necesidad de pedirlas. Por lo tanto,
todos los pacientes con somatización tienen dificultad para expresar sus pensamien
tos y sentimientos, al menos en algunas situaciones.
El terapeuta comienza definiendo qué es la asertividad y explicando al paciente
los beneficios de ayudarlo a actuar de manera más asertiva en algunas situaciones.
La asertividad se define como la expresión de manera abierta y honesta los propios
pensamientos y emociones, evitando culpar o atacar a los demás (Woolfolk y Allen,
2007).
247
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
Antes de pasar a la Etapa 3, el paciente debe dominar las primeras etapas. Para
esto, se les puede pedir de tarea que identifique sus pensamientos y emociones al
interactuar con otras personas, entre sesiones. Para este fin también pueden servir los
formularios. En el transcurso de la Etapa 3, también debe haber mucha repetición,
e incluir un gran número de juegos de roles, para que el paciente vaya practicando
la comunicación asertiva. Como observación final, se le explica al paciente que su
comportamiento asertivo tal vez no sea bienvenido por algunas personas.
248
Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
249
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
TGC: Terapia cognitivo-conductual, ICP: Intervención de carta psiquiátrica, Pre: Antes del tratamien
to. Pos: Postratamiento: 3, 9 y 15 meses. p*: probabilidad de efecto del tipo de tratamiento por contras
tes planeados, p**: probabilidad de la interacción del tipo de tratamiento y el momento de evaluación
por análisis de varianza de modelo mixto
Fuente: Allen, Woolfolk, Escobar, Garay Hamer, 2006, p. 1516.
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Propuesta de tratamiento para la fibromialgia desde la terapia
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Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
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Acerca de los autores
277
Evaluación, modelos y tratamiento de la somatización
278
Evaluación, modelos y tratamientos de la somatización.
Su aplicación al tratamiento de la Fibromialgia
se terminó de imprimir en junio de 2011.
en los talleres de Grupo H Impresores,
Sabino #12, Col. El Manto,
Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F.
La edición consta de 1 000 ejemplares.
l presente libro trae al lector una serie de revisiones conceptuales, así como
Salud
www.plazayvaldes.com.mx