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Santiago, tres de marzo de dos mil ocho.

VISTOS:
En estos autos, que lleva el N° de rol 36.452-1998 del 20° Juzgado
del Crimen de esta capital, por sentencia de treinta y uno de enero de
dos mil cinco, escrita de fojas 890 a 937, el juez titular de dicho
tribunal, don Christian Carvajal Silva, condenó a Hassan Chaaban,
Juan Guillermo Fuhrer Fuster y Alonso Vivian Bahamondes Villegas, a
sendas penas de quinientos cuarenta días de reclusión menor en su
grado mínimo y accesorias correspondientes, como autores del delito
culposo de homicidio en perjuicio de María Teresa Salazar Díaz,
cometido en Santiago en julio de 1994.
En contra de esta resolución, las defensas de Juan Guillermo
Fuhrer Fuster, de Hassan Chaaban y de Alonso Vivian Bahamondes
Villegas, dedujeron recursos de casación en la forma y apelación.
Se trajeron los autos en relación.
CONSIDERANDO:
EN CUANTO A LOS RECURSOS DE CASACIÓN EN LA FORMA.
PRIMERO: Que los recursos de nulidad formal de los sentenciados
Fuhrer y Bahamondes, deducidos a fojas 947 y 985, respectivamente,
se fundan ambos en la causal 9ª del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal, en relación con los números 3 y 4 del artículo
500 del mismo cuerpo legal. En efecto, sostienen ambos recurrentes
que el fallo no contiene una exposición breve y sintetizada de los
hechos que dieron origen a la formación de la causa, El considerando
cuarto del fallo impugnado, que transcriben, expone -en su concepto-
en forma incompleta los hechos desde que no contiene las
alegaciones y defensas que sus respectivas partes han hecho valer y
probado en el proceso. Así, continúan los recursos aludidos, no se ha
acogido la absolución d e Fuhrer y Bahamondes precisamente por no
haber una completa relación de los hechos y defensas, sin que la
sentencia se explaye sobre las circunstancias que oportunamente
fueron hechas valer por sus respetivas partes. También entienden -los
referidos recurrentes- viciada la sentencia pues no contiene las
consideraciones en cuya virtud se dan por probados o por no probados
los hechos atribuidos a los procesados pues la afirmación contenida en
la motivación decimocuarta del fallo impugnado, referida a la calidad
de ?líder responsable? del grupo médico que operó a la paciente
María Teresa Salazar Díaz y a su falta de preocupación por la labor de
sus subalternos, está desvirtuada con el mérito de la prueba allegada
al proceso. Piden, finalmente, que se invalide la sentencia de primer
grado y se dicte una de reemplazo absolviendo a los acusados Fuhrer
y Bahamondes.
SEGUNDO: Que el acusado Hassan Chaaban, a fojas 969, recurre
de casación formal en contra de la sentencia de primera instancia,
arguyendo la causal 9ª del artículo 541 del Código de Procedimiento
Penal, en relación con los numerales 4 y 5 del artículo 500 del mismo
cuerpo legal. Expone, en efecto, que la sentencia omite las
consideraciones por las cuales da por probados determinados hechos
en el proceso o contiene fundamentaciones contradictorias que se
anulan entre si, dejando a la sentencia desprovista de los necesarios
razonamientos. Sostiene que en el considerando duodécimo atribuye a
su parte la conducta de suministrar a la difunta señora María Teresa
Salazar Díaz la droga (dipirona) que finalmente le causó la muerte, a
pesar que anteriormente el mismo fallo había sostenido que había sido
un auxiliar paramédico el que le había inyectado dipirona a la paciente.
También hay una contradicción en cuanto señala en el mismo
considerando duodécimo que no puede acogerse la alegación de su
parte de que el suministro de la dipirona a la paciente se debió a una
delegación de funciones en tal sentido del doctor Fuhrer, a pesar que
en el considerando tercero el mismo juez ya había dado por
establecido como un hecho que tal delegación había existido. Además,
cita como testigos a dos personas que nunca declararon en el proceso
sino que el sumario administrativo llevado a cabo en el Hospital
San José. Por último, la secuencia d e hechos narrada en el fallo no
está demostrada con prueba suficiente, desde que los dos únicos
testigos sobre el particular, la enfermera Angélica Alfaro y el
paramédico Héctor Rodríguez no declararon en el proceso y, todavía,
de sus declaraciones prestadas en el sumario interno, no se
desprenden los presupuestos fácticos que el fallo da por establecidos.
TERCERO: Que por expresa referencia del inciso final del artículo
544 del Código de Procedimiento Penal, se aplica supletoriamente a
esta materia lo regulado en el artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, cobrando aplicación, entonces, lo que previene el
inciso tercero de esta última disposición, a saber, ?No obstante lo
dispuesto en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de
casación en la forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto
que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la
invalidación del fallo o cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo
del mismo?.
CUARTO: Que, consecuentemente, los vicios denunciados, en el
caso de existir, pueden ser enmendados a través de los respectivos
recursos de apelación, también interpuestos por los tres acusados, de
suerte que de ninguna manera es procedente acoger ninguno de los
tres recursos de casación en la forma interpuestos.
EN CUANTO A LOS RECURSOS DE APELACIÓN.
VISTOS:
Se reproduce la sentencia en alzada, con las siguientes
modificaciones:
a) en el considerando cuarto, párrafo tercero, se reemplaza la palabra
?cavo? por ?cabo?;
b) se reemplaza el párrafo segundo del considerando cuarto, por el
siguiente: ?El médico tratante, don Juan Guillermo Fuhrer Fuster,
estampó en la ficha clínica de la paciente, entre otras muchas
anotaciones, el hecho que aquella era alérgica a la dipirona, sin que el
médico anestesista, don Hassan Chaaban, leyera tal documento,
prescribiendo este último profesional, como tratamiento post
operatoria, la inyección de dos gramos de dipirona a la señora María
Teresa Salazar Díaz, droga que efectivamente le fue suministrada por
vía intravenosa por un auxiliar paramédico, cumpliendo las órdenes del
médico an estesista?;
c) en el mismo considerando cuarto, párrafo tercero, se reemplaza la
frase ?Dicha sala de recuperación se encontraba bajo la
responsabilidad del residente médico, Alonso Bahamondes Villegas,
quien no se encontraba presente al momento del ingreso de la
paciente recién operada, no recepcionando su ingreso?, por ?El
médico Alonso Bahamondes Villegas, médico residente de turno,
estaba en ese momento en el Hospital San José pero no exactamente
en la sala de recuperación?;
d) en idéntico párrafo se eliminan tanto la voz ?valiosos? como el
período que comienza con las palabras ?Pasado aproximadamente
una hora? y hasta el punto aparte (.);
d) se suprimen los razonamientos quinto, sexto, séptimo, octavo,
decimocuarto, decimosexto, decimoctavo, vigésimo y vigésimo
primero.
Y TENIENDO EN SU LUGAR Y, ADEMÁS, PRESENTE:
QUINTO: Que los hechos descritos en el párrafo cuarto de la
sentencia de primer grado, con las modificaciones que se le han hecho
mediante el presente fallo, constituyen el delito culposo de homicidio
previsto en el artículo 491 del Código Penal y sancionado en el N° 1°
del artículo 490 del mismo cuerpo de leyes, toda vez que un médico
anestesista, el doctor Hassan Chaaban, que formaba parte del equipo
que operó a la señora María Teresa Salazar Díaz, no leyó la ficha
clínica de la paciente donde constaba, entre otros datos, que ésta era
obesa, hipertensa y alérgica a la sustancia conocida como dipirona,
prescribiendo, como tratamiento post operatorio, al finalizar con éxito la
intervención quirúrgica, dos gramos de dipirona, la que se encargó de
inyectársela a la paciente por vía intravenosa un auxiliar paramédico,
lo que le produjo a la occisa un shock anafiláctico y, posteriormente, la
muerte. Es claro que el referido anestesista obró con imprudenc
ia culpable al no respetar las prescripciones de su ciencia o arte, pues
confesadamente no leyó la ficha clínica de la paciente, estando
obligado a ello por la lex artis, ordenando la inyección vía intravenosa
de la mencionada sustancia a la interfecta, lo que no hubiera sucedido
si el mencionado profesional hubiera obrado con la diligencia y cuidado
que prescribe su profesión y, todavía, su especialización, para estos
casos.
SEXTO: Que de todos los antecedentes mencionados en el
considerando tercero de la sentencia que se revisa puede concluirse
que el médico Juan Guillermo Fuhrer Fuster no es responsable de
delito culposo alguno y, por lo tanto, deberá ser absuelto de la
acusación formulada en su contra. En efecto, dicho profesional operó
el 11 de julio de 1994 a María Teresa Salazar Díaz, en el Hospital San
José de esta capital, para reparar un prolapso genital, existiendo el
antecedente de la paciente de que ésta era alérgica a la dipirona, lo
que hizo constar en la ficha clínica, documento que entregó al
anestesista, doctor Hassan Chaaban, para que éste se enterara de los
antecedentes mórbidos de la paciente. El referido anestesista no leyó
la ficha clínica, como lo reconoció en su declaración extrajudicial
prestada ante la Policía de Investigaciones a fojas 14, y dispuso, como
tratamiento post operatorio, el suministrarle a la paciente dos gramos
de dipirona, lo que le produjo un shock anafiláctico y, finalmente, la
muerte.
SÉPTIMO: Que resulta claro, entonces, que el acusado Fuhrer realizó
su labor profesional cumpliendo a cabalidad con la lex artis
correspondiente, examinado a su paciente, ordenando la práctica de
diversos exámenes y registrando en la ficha clínica sus resultados,
entre ellos el hecho de tratarse de una paciente obesa, hipertensa y
alérgica a la dipirona, operándola del mal que la aquejaba sin ningún
contratiempo. Si la paciente falleció se debió única y exclusivamente a
la negligencia culpable del médico Hassan Chaaban, quien no leyó la
ficha clínica donde constaba la referida alergia de la señora Salazar
Díaz. El doctor Fuhrer, en cambio, no sólo no actuó con negligencia
sino que cumplió diligentemente con todas las prescripciones que
contempla la ciencia médica para el tratamiento y operación de este
tipo de dolencias y procedimientos.
OCTAVO: Que, en consecuencia, de los presupuestos fácticos del
proceso se perfilan los elementos de la negligencia culpable que el
artículo 491 del Código penal castiga, a saber, una actividad voluntaria
lícita, como lo es una intervención quirúrgica llevada a cabo
acertadamente tanto en el diagnóstico de la dolencia como en su
tratamiento, desplegando todos los participantes de dicha intervención
una conducta diligente y adecuada a la lex artis, con excepción del
anestesista, señor Hassan Chaaban, quien con grave omisión de su
parte, no leyó la ficha clínica de la paciente y ordenó, como tratamiento
post operatorio, el inyectarle dos gramos de dipirona, producto al que
era alérgica la paciente -hecho que constaba en la ficha clínica-, lo que
le causó un shock anafiláctico y la muerte posterior. Resulta palmario
que no se puede condenar a Juan Guillermo Fuhrer Fuster por
negligencia culpable en su obrar cuando, al contrario, cumplió con
todas las regulaciones y disposiciones que la ciencia médica ha
dispuesto para el examen, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad
que aquejaba a la fallecida señora Salazar Díaz.
NOVENO: Que tan así es que en dos pericias evacuadas en autos, a
saber, la del Departamento de Medicina Legal de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Chile, de fojas 796 y la del
Departamento de Medicina Criminalística de la Policía de
Investigaciones, de fojas 811, se concluye que el doctor Fuhrer no
actuó negligentemente sino, al contrario, apegado a la lex artis. El
informe pericial evacuado por el Servicio Médico Legal, que se lee a
fojas 865, sólo refiere como una supuesta negligencia el hecho de no
haber señalado en la carátula de la fi
cha clínica la alergia a la dipirona de la paciente, ?como es lo habitual
y que se estila en la mayoría de los establecimientos hospitalarios y
clínicos?. Empero, es lo cierto que este cuestionamiento, que sólo
hace el Servicio Médico legal, no alcanza a ser una violación de la lex
artis, desde que el tantas veces mencionado doctor Fuhrer si indagó
las dolencias y alergias de la paciente y las transcribió todas en la ficha
clínica, siendo obligación del anestesista leerla, lo que probadamente
no hizo, de suerte que aún cuando sea una práctica habitual el
consignar las alergias en la carátula de la ficha clínica, es lo cierto que
basta para cumplir la lex artis el mero hecho de consignarlas en tal
documento, lo que en la especie sucedió.
DÉCIMO: Que tampoco es responsable de delito culposo alguno el
medico Alonso Vivian Bahamondes Villegas. Desde luego, como
aparece de los antecedentes del proceso, dicho profesional no
participó ni en el diagnóstico de la dolencia de la paciente, ni en su
operación, ni en su tratamiento post operatorio, no participa en el
decurso del ilícito, no tiene ninguna actividad que lo vincule al
desarrollo causal del delito culposo de autos. Bahamondes Villegas
tiene una participación posterior al homicidio culposo de autos y, por
ese sólo hecho, ninguna responsabilidad puede tener en su comisión.
En efecto, dicho profesional, a la fecha de los hechos, era el médico
residente de turno del Hospital San José, a cargo de la sala de post
operados, sin que tenga la obligación de permanecer allí pues también
está a cargo de otros servicios distantes entre sí, del referido Hospital.
Del sumario administrativo llevado a cabo al interior del referido
nosocomio, se infiere que el doctor Bahamondes habría cometido una
falta al no estampar en la ficha clínica de la paciente ninguno de los
acontecimientos desde que se produjo el paro cardio respiratorio de la
paciente hasta su traslado a la UCI pero, claramente, tal falta no
importa, de ninguna manera, que la muerte de la señora Salazar se
haya debido a la conducta negligente de Bahamondes Villegas. Así se
desprende, por lo demás, de los mencionados informes periciales del
Departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Chile, de fojas 796 y del Departamento de Medicina
Criminalística de la Policía de Investigaciones, de fojas 811.
UNDÉCIMO: Que de los recién señalados informes, así como del
sumario administrativo interno, se desprende que no es cierto, por lo
demás, que el doctor Bahamondes no haya estado en su lugar de
trabajo pues éste lo constituía todo el Hospital y no solo la sala de post
operados, desde que el mencionado médico estaba a cargo de todos
pacientes quirúrgicos de ese centro asistencial. Y de hecho, no hay un
residente específico para la sala de post operados. La única falta que
se le podría atribuir, el no consignar determinados datos en la ficha
clínica, no tiene nada que ver con el desarrollo causal del ilícito
culposo. Consecuentemente, se dictará absolución en su favor.
DUODÉCIMO: Que se acogerá la petición absolutoria hecha a favor de
los encausados Fuhrer y Bahamondes, hechas por sus respetivas
defensas a fojas 688 y 700, respectivamente, por las razones antes
señaladas, sin que, por lo tanto, deba esta Corte pronunciarse sobre
las demás aleg aciones hechas en forma subsidiaria.
DECIMOTERCERO: Que la pena asignada al delito culposo de autos
es reclusión menor en sus grados mínimo a medio y, concurriendo a
favor de Hassan Chaaban una circunstancia atenuante y no
perjudicándole agravante alguna, tiene vedado este tribunal imponerle
la sanción en su grado superior.
DECIMOCUARTO: Que en cuanto a los encausados Fuhrer y
Bahamondes, debe tenerse presente que nadie puede ser condenado
por delito sino cuando el tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los
medios de prueba legal, la convicción de que realmente se ha
cometido un hecho punible y que en él ha correspondido al procesado
una participación culpable
y penada por la ley.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 456 bis, 510 y 514del
Código de Procedimiento Penal, se declara:
I.- Que se rechazan los recursos de casación en la forma interpuestos
por la defensa de los acusados Juan Guillermo Fuhrer Fuster, Alonso
Vivian Bahamondes Villegas y Hassan Chaaban, a fojas 947, 969 y
985, respectivamente.
II.- Que se revoca la sentencia de treinta y uno de enero de dos mil
cinco, escrita de fojas 890 a 937, en cuanto por ella se condenó a Juan
Guillermo Fuhrer Fuster y a Alonso Vivian Bahamondes Villegas a
sufrir sendas penas de quinientos cuarenta días de reclusión menor en
su grado mínimo y accesorias correspondientes, como autores del
delito culposo de homicidio en perjuicio de María Teresa Salazar Díaz,
cometido en Santiago en el mes de julio de 1994 y en su lugar se
decide que se les absuelve de la acusación formulada en su contra
como autores de dichos ilícitos.
III.- Que se confirma, en lo demás, la aludida sentencia.
Redacción del Ministro señor Mera.
Regístrese y devuélvase.
N° 14.193-05.

Dictada por la Sexta Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de


Santiago, presidida por la Ministro señora Rosa María Maggi
Ducommun e integrada, además, por el Ministro don Juan Cristóbal
Mera Muñoz y por el Abogado Integrante señor Emilio Pfeffer
Urquiaga.

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