Sunteți pe pagina 1din 175

COMO

PREPRAR
MENSAJES
BIBLICOS
Jonathan Haley
© Exegetica.Net
INDICE

- PREPARACION PREVIA:
INTRODUCCIÓN
Tarea 1. Iniciar lectura panorámica repetida.
Tarea 2. Anotar observaciones y preguntas iniciales.
Tarea 3. Juntar y organizar los recursos necesarios.
Tarea 4. Investigar y resumir información introductoria.
Tarea 5. Trazar las líneas maestras del libro.
Tarea 6. Distribuir las perícopas para la serie.
Tarea 7. Conclusión

- LUNES (CONTEXTO)
INTRODUCCIÓN
Tarea 1. Describir el contexto inmediato.
Tarea 2. Leer el pasaje repetidas veces, anotando observaciones.
Tarea 3. Determinar la aportación de la perícopa al contexto inmediato
y al argumento global.
Tarea 4. Determinar las palabras clave a investigar en mayor detalle.
Tarea 5. Investigar cuestiones contextuales importantes.
Tarea 6. Tarea 6. un breve artículo de repaso y control junto con algunas ideas
adicionales para los valientes.ación previa:

- MARTES (CONTENIDO)
INTRODUCCIONTarea 1. Examinar las opciones semánticas posibles.
Tarea 2. Determinar el significado semántico probable.
Tarea 3. Describir la aportación semántica contextual.
Tarea 4. Contrastar mis conclusiones sobre el sentido contextual con los mejores
comentarios.
Tarea 5. Redactar descripciones didácticas para la congregación, resaltando la relevancia
para el sentido del pasaje.
Tarea 6. Conclusión

- MIERCOLES ( ESTRUCTURA)
INTRODUCCION
Tarea 1. Entender las relaciones sintácticas
Tarea 2. Desarrollar un diagrama estructural
Tarea 3. Resumir los bloques de pensamiento
Tarea 4. Pulir tus decisiones exegéticas
Tarea 5. Redactar la idea exegética
Tarea 6. Conclusion
- JUEVES (SIGNIFICADO)
INTRODUCCION
Tarea 1. Identificar con precisión los puntos que hay que interpretar y aplicar.
Tarea 2. Aplicar las 3 preguntas de desarrollo a cada uno de esos puntos.
Tarea3. Profundizar en la aplicación que corresponde a cada punto.
Tarea 4. Resumir la interpretación y aplicación (o una interpretación aplicada) para
cada punto.
Tarea 5. Redactar la idea principal con sujeto y complemento.
Conclusión

- VIERNES (BOSQUEJO)
INTRODUCCION
Tarea 1. Determinar el propósito que deberá conseguir el sermón a la luz de tu
interpretación y aplicación del pasaje.
Tarea 2. Convertir el bosquejo exegético en un primer bosquejo homilético.
Tarea 3. Modificar el primer bosquejo homilético en función de los valores de una
trama Tarea 4. Agregar un segundo o tercer nivel de detalle al bosquejo que
comience a recoger el estudio más detallado que has hecho hasta aquí.
Tarea 5. Anotar las ilustraciones que se podrían aplicar a cada uno de los puntos
interpretados.
6. Conclusion Viernes

- SÁBADO (MANUSCRITO)
INTRODUCCION
Tarea 1. Redactar la introducción.
Tarea 2. Redactar la conclusión.
Tarea 3. Rellenar todos los apartados del bosquejo con el texto íntegro.
Tarea 4. Completar las transiciones y las ilustraciones en los puntos apropiados.
Tarea 5. Revisar y perfeccionar el manuscrito en todos sus niveles.
CONCLUSION

- DOMINGO (SERMON)
INTRODUCCION
Tarea 1. Alistar el bosquejo o manuscrito que llevarás al púlpito.
Tarea 2. Ensayar para conseguir fluidez y naturalidad.
Tarea 3. Orar el manuscrito.
COCLUSION

PREPARACION PREVIA
INTRODUCCIÓN
Probablemente una de las mejores maneras de aligerar el trabajo
semanal y diario en la preparación de sermones es haciendo una
planificación y preparación previa de toda una serie. Luego, para la
preparación de cada semana, uno aprovecha de ese trabajo inicial y no
tiene que así repetir trabajo ya hecho.

Tareas a realizar antes de iniciar una serie


Cómo mínimo, un par de tareas entran en esta preparación previa.

a) Distribuir todas las perícopas según las semanas en las que se


predicarán.
b) Realizar un estudio de fondo inicial del libro bíblico a predicar.
c) Entender la estructura básica del libro junto con sus argumentos
principales.
d) Desarrollar un resumen de los datos básicos que informarán la
interpretación de cada perícopa.

Hecho bien y almacenado de una manera estratégica para el uso


posterior, este trabajo previo puede aligerar de manera considerable lo
que toca cada semana y cada día.

Los siguientes artículos en esta serie desarrollan estas ideas básicas


siguiendo un orden lógico y práctico. Las presento en la forma de 6
tareas de preparación previa.
1. Iniciar lectura panorámica
repetida
Esencia de la tarea
Esta tarea consiste en comenzar tu preparación para cualquier serie con
una lectura voluminosa inicial del libro bíblico en cuestión y luego
transicionar esa lectura hacia el hábito de ingerir el libro como un todo
muchas veces mientras dure la serie. Quizás sea una de las mejores
maneras de empaparte del contexto y posteriormente evitar decir cosas
que no guarden una relación correcta con el resto del libro.

Descripción detallada
Posiblemente no exista mejor manera de prepararte para una serie de
predicaciones sobre un libro bíblico que leerlo una y otra vez. De
hecho, creo que este es el consejo que aparece siempre en todos los
libros que he leído sobre el estudio bíblico.

Se trata de una tarea que en realidad es tanto previa como constante. En


este momento, todavía no hemos comenzado la preparación de ningún
sermón en particular. Estos son kilómetros de base, por así decirlo. Es
momento de escuchar. Es momento de ir captando los grandes temas y
argumentos del libro. Recordemos que en la Biblia los “mensajes
completos” siempre nos vienen en forma de libros canónicos. El
mensaje íntegro viene a nivel de libros. No de palabras. No de frases.
No de oraciones. Ni siquiera a nivel de versículos, perícopas o
capítulos. El mensaje entero es propiedad del libro entero. Lo que Juan
dejó era su Evangelio, no el capítulo 3 suelto. Lo que Pablo envió a
Colosas era la epístola, no los vv. 8-15 del capítulo 2.

Claro que hay unidades lógicas de pensamiento más pequeñas – siendo


la perícopa la más importante de ellas (para uso homilético) – pero para
entender el mensaje completo de un libro, hay que estudiar el libro
completo. Así que esta primera tarea nos viene de cine.

Luego, cuando llegue el momento de ponernos manos a la obra y


empezar a preparar predicaciones concretas, todos los sermones de la
serie serán mejores porque estaremos “en forma” con el libro como un
todo. Lo conocemos – ¡y bien! – como un conjunto. Por ejemplo…

Sabemos que si este capítulo enfatiza una enseñanza, el


siguiente equilibra el asunto con otro énfasis complementario, y
así con muchos asuntos.
Sabemos cómo matizar el tercer punto del cuarto sermón de
la serie, porque sabemos que en los capítulos 5 y 6 el apóstol
agrega unas aplicaciones que arrojan luz adicional sobre ese
punto.
Así que organízate para empezar a leer voluminosamente el libro
bíblico sobre el que irá la serie. Y luego, ¡ponte a leer!

Para hacer
¿Cómo harás tu lectura panorámica repetida? ¿Qué plan seguirás?

La tarea consta de dos partes. (1) Desarrollar ese plan de lectura y (2)
Ponerlo en marcha. Te pueden resultar de ayuda algunas de estas
sugerencias.

Arranca con una lectura voluminosa inicial. Como mínimo,


intenta leer el libro ENTERO una vez de un tirón. Si puedes, haz
esto más de una vez. (Obviamente, con algunos libros largos esto
será bastante difícil.)
Planifica leer varias versiones diferentes.
Planifica tanto una lectura preparatoria para la serie como
una lectura panorámica que harás durante la serie. Ambas son
importantes.
Intenta leer el libro 10 veces antes de comenzar la serie.
Luego, prueba leyendo un capítulo cada día durante la serie
hasta completar el libro. Repite. Repite. Repite.
A tener en cuenta
Si el libro a estudiar es largo, posiblemente necesites un tiempo
considerable para hacer tu lectura voluminosa inicial. A lo mejor
vendría bien reservar la mañana de un sábado.

Luego está la tensión que sentirás durante la serie. ¿Qué podrías hacer
para compaginar adecuadamente el estudio esmerado de una perícopa
particular con una dosis constante, adecuada de lectura panorámica del
libro?

2. Anotar observaciones y preguntas


iniciales

Esencia de la tarea
Esta tarea plantea empezar a anotar, con un sistema adecuadamente
estructurado, las observaciones y preguntas que puedas tener al
comenzar y continuar con tu lectura panorámica repetida.

Descripción detallada
Es importante sacar todo el beneficio posible de la lectura panorámica
repetida que has comenzado. De hecho, uno de los hábitos que sería
sumamente importante perfeccionar – al trabajar sobre cualquier
aspecto de la preparación de tus sermones - es el de “dar un solo
golpe.” En este caso, el asunto es desarrollar un sistema de
almacenamiento de notas que te haga más fácil el acceso posterior a esa
reflexión cuando lo necesites.
Y ¿qué componentes podría tener un sistema útil?

Recoge todas tus reflexiones.


Las organiza de una manera lógica.
Permite fácil acceso y uso posterior.
El gran peligro que uno corre al ir anotando pensamientos mientras lee
es que al final esas notas no le vayan a ser de utilidad. O que no le sean
de utilidad sin cierto esfuerzo posterior al volver sobre todo eso para
recoger lo que pueda ser de valor para una predicación determinada.

¿Cómo se puede evitar esto?

Desde luego, casi cualquier sistema informatizado puede ayudar al


ofrecer la posibilidad de búsqueda posterior. Pero esto tampoco es una
solución ideal, dado que uno luego tiene que recordar hacer la
búsqueda, saber qué era lo que quería buscar, y tomarse el tiempo de
incorporar lo encontrado a la predicación que está preparando.

Mejor sería que todo esto estuviera más o menos hecho desde el
principio.

De ahí que sugiero que establezcas – de antemano – un sistema sencillo


que posteriormente irás “auto-completando” con contenido útil y
rápidamente aprovechable. (Puede que la primera vez requiera algo
más de esfuerzo inicial, pero con cada serie llegará a ser más fácil.)

Haz una carpeta para el libro a estudiar. (Veremos los pormenores


para sistemas digitales y analógicos en otros lugares de nuestra
web.)
Crea un documento para cada apartado importante. Para una serie,
estos apartados generalmente son de dos clases. (A) Temática –
para el libro en su conjunto. (B) Canónica – para cada perícopa
que vayas a predicar.
En la carpeta temática crea documentos para los siguientes apartados.
Autoría. Fecha. Origen. Audiencia. Situación. Teología. Estructura.
Temas principales. Dificultades. (Esencialmente, “los asuntos
básicos del contexto original del que surgió el escrito” –
Blomberg & Kamell)

Para cada documento / apartado temático importante deja un espacio


en
la zona más visible / superior del documento para el “borrador”
de tu Resumen del Apartado. Aquí irás puliendo un párrafo o dos que
representan tu “conclusión” funcional para este asunto. Esto servirá
como tu material de “uso posterior repetido” para este asunto en
concreto.

Luego, debajo de esa primera zona deja un espacio para tus preguntas
y
observaciones. Esta sección será menos estructurada – pero acabará
sirviendo de área de desarrollo y transición para cualquier
pensamiento
que tengas al leer y, en adelante, notas que quieras hacer sobre tus
investigaciones en diccionarios y enciclopedias bíblicas,
introducciones
y comentarios.

Periódicamente, a medida que avanzas en tu estudio inicial, vuelve


sobre lo que tienes provisionalmente redactado en la primera zona – la
de “Borrador” y actualiza lo que tienes allí escrito como resumen para
incorporar tus últimas conclusiones o investigaciones.

Llegaremos a la carpeta “Canónica” cuando hagamos la Tarea 6 de la


Preparación previa. En ese momento habremos realizado nuestra
distribución de perícopas y son esas las que irán a formar los
documentos de esta carpeta.

Para hacer hoy


Igual que ayer, la tarea de hoy también consta de dos partes. (1)
Desarrollar un sistema de almacenamiento de notas y (2) Empezar
a recoger observaciones y preguntas en ese sistema.
Dedica unos minutos a crear las carpetas y documentos que usarás. Si
tu sistema va a ser principalmente digital, toma en cuenta las ideas
que
aparecen en el tutorial sobre esta tarea.” Si tu sistema va a ser
principalmente tradicional, toma en cuenta las ideas que aparecen en
“Ejemplo tradicional.”

Lo mejor que puedes hacer para que tu nuevo sistema te sirva es


empezar a usarlo. Ponte a tu lectura (según lo visto en la Tarea
anterior), y procura anotar por lo menos algunas observaciones y
preguntas en uno de los documentos que has creado.

A tener en cuenta
Es mejor un sistema “grado B” que usas a uno “grado A” que no usas o
que todavía necesitas diseñar. Sé por experiencia propia que algunos de
nosotros podemos invertir una cantidad de tiempo exagerada probando
primero un sistema y luego otro. Si el que sugiero aquí no te convence
del todo y no tienes otro en mente, antes de no hacer nada, ¡prueba
éste! Ya habrá tiempo para mejorarlo o sustituirlo si te viene
inspiración para tu plan ideal. Hasta ese momento, “más vale pájaro en
mano…”

No te olvides de dejar constancia de tus fuentes. Siempre que recojas


algo de otra persona procura anotarlo. Luego, si aparece en tu sermón,
tendrás la referencia para poder mencionarlo o por lo menos para dejar
un paréntesis con la fuente en tus notas. Es algo más de trabajo, pero
esta es una cuestión de integridad. (Tenemos un par de artículos sobre
estas cuestiones para que puedas profundizar en ello: Tomando notas
en Logos y Tomando notas: lo esencial.)
3. Juntar y organizar los recursos
necesarios
Esencia de la tarea
Juntar y organizar los recursos necesarios para desarrollar la serie de la
mejor manera posible. (Esto obviamente también responde al tiempo
disponible y a la “profundidad académica” a la que uno desee llegar.)

Descripción detallada
Hace años, oí a alguien decir que 1 minuto de planificación ahorraba 3
en ejecución. Esta tarea previa se fundamenta en ese consejo, y de
manera especial nos exhorta a organizarnos.

Con esta tarea no estudiaremos nada, propiamente dicho. En cambio,


nos prepararemos para poder estudiar con mayor eficiencia y eficacia
cada día que nos toque hacerlo durante la serie.

Echa un vistazo a tus estanterías (bien sean estanterías normales o


digitales). ¿Tienes lo que necesitas para preparar esta serie de una
manera honrada? Es verdad que en última instancia uno no requiere
más que la misma Biblia. Sin embargo, fortalecer y contrastar nuestras
conclusiones con las de otros estudiosos de confianza es de sabios. Es
más, ir al púlpito sabiendo que lo que compartirás con los creyentes son
conclusiones apoyadas por otros aporta tranquilidad y confianza
añadida.

Entonces, las preguntas del momento son los siguientes. ¿Qué recursos
tienes? ¿Tienes unos buenos diccionarios o enciclopedias bíblicas?
¿Tienes algunos comentarios responsables sobre el libro bíblico que
piensas estudiar?

Tampoco debes olividarte de artículos en revistas o sitios web que


pueden ser de utilidad. Es posible que no gocen del mismo grado de
confianza que ciertos libros impresos, pero esto tampoco es siempre el
caso. Algunos materiales pueden ser muy buenos y de buen provecho –
sobre todo si no dispones de otras opciones.

Para hacer
Para esta tarea, toca recopilar lo que tienes e “ir de compras” para lo
que no tienes. También es importante saber qué recursos usarás en qué
momentos de la preparación. Pon el reloj y a ver si puedes completar
los tres pequeños trabajos siguientes en 30 minutos o menos.

 Haz una lista de los recursos que tienes que pueden servirte
para la preparación de esta serie. Piensa tanto en recursos
“introductorios” al libro bíblico en cuestión como aquellos que te
ayudarán versículo por versículo.
 Haz una lista de lo que te falta para preparar esta serie.
¿Puedes comprar algunos de estos ahora? ¿Puedes pedir algunos
prestado de algún colega ministerial? ¿Puedes encontrar algunos
en internet – siempre que no te implique en el pecado de la
piratería?
 Haz una lista de los artículos, capítulos, o libros que leerás
para comenzar tu preparación de esta serie. Esto formará la
lista inicial para lo que harás en la tarea previa 4: “Investigar y
resumir información introductoria.” También servirá como base
para el trabajo de cada semana durante la serie.

A tener en cuenta
A propósito, ¿Cómo sabes si algo es “bueno” o no? En la
contraportada, toda editorial te argumenta que su libro es el que faltaba
y te ofrece una lista de reseñas de personas reconocidas para avalarte
esa opinión. ¿Pero será ese el caso realmente, o se trata simplemente de
otro ejemplo de que también las editoriales cristianas viven del
marketing?
En el mundo de habla inglesa desde hace ya años tenemos la buena
suerte de contar con un creciente número de libros de valoración
escritos por eruditos que realmente saben de lo que hablan. Sólo para
poner dos ejemplos de esta clase de trabajo, podemos mencionar los
dos volúmenes publicados conjuntamente por Baker Academic y Inter-
Varsity Press que evalúan la oferta de comentarios sobre el Antiguo
Testamento y Nuevo Testamento (Old Testament Commentary Survey,
Tremper Longman III y New Testament Commentary Survey, D.A.
Carson). Además, ahora hay sitios en internet que recopilan
información de varias fuentes de confianza y nos ofrecen una especie
de mega-valoración. Quizás el mejor de estos sea
www.bestcommentaries.com. Personalmente, desde hace varios años,
vengo usando y recomendando este sitio web a cualquiera que se
maneje con el inglés. Nuestra colección de Bosquejos Analíticos se
apoya en las puntuaciones calculadas por este sitio web.

Desafortunadamente, en castellano la oferta en este campo es bastante


más limitada – tanto en los mismos comentarios publicados, como en
herramientas que los evalúan. Por consiguiente, habrá que recurrir,
probablemente, al sistema de toda la vida: preguntar a colegas
ministeriales y profesores de seminario, aunque – eso sí – también
podemos ver las opiniones aportadas por lectores en sitios web como
Amazón y diversas otras librerías digitales.

4. Investigar y resumir información


introductoria
Esencia de la tarea
Resumir información básica sobre el libro partiendo de su lectura
inicial y del estudio de varios artículos introductorios (en Biblias de
estudio, diccionarios, enciclopedias, comentarios, etc.).

Descripción detallada
Partiendo de los recursos seleccionados en la tarea anterior
(Preparación previa, tarea 3) es momento de ponerse a estudiar. En
principio no hay nada complicado en esto. Sin embargo, la sencillez de
la tarea con frecuencia conduce a ineficiencias posteriores. ¡Por lo
menos así ha sido en mi caso!

¿A qué me refiero?

Básicamente, a que no es bueno (en el sentido de “eficaz” o


“estratégico”) simplemente ponerse a estudiar sin una idea de cómo
uno piensa aprovechar el material posteriormente.

No sé cuántas veces me he puesto a leer y leer… a subrayar y resaltar y


tomar notas solo para encontrarme horas o días después con un montón
de información desestructurada que malamente está lista para ser
utilizada de manera eficiente en la organización de la serie o de alguna
predicación.

Así que lo mejor es realizar esta tarea con una estrategia previa. Para
investigar y resumir con eficacia, lo esencial es saber qué es
exactamente lo que uno busca y, una vez encontrado, anotarlo y
ponerse a buscar otras cosas. Luego hay un asunto relacionado, y es el
guardarlo de una manera que se pueda encontrar y usar con facilidad en
un momento futuro.

Para hacer
En función de lo dicho arriba, entonces, la tarea consiste en estas dos
actividades.

Investigar y anotar según “bloques lógicos” toda la información


introductoria sobre el libro.
Resumir esa información para “uso posterior repetido”.
Posiblemente tengas otra estrategia para llevar esto a cabo… algún plan
que se ajusta mejor a tu manera personal de trabajar. Pero si no es así, a
lo mejor las siguientes pautas te pueden servir.
Investigar y anotar.
Con los recursos escogidos en la tarea anterior, comienza a leer los más
sencillos y breves pasando hacia los más complejos y largos. Además,
hasta donde sea factible, lee por “bloque lógico” o apartado similar en
estos recursos. Lo que quiero decir con esto es que – de cara a la
eficiencia posterior – es importante leer, por ejemplo, todo lo que tienes
sobre el autor del libro bíblico en todos tus recursos y anotar tus
observaciones y conclusiones sobre el autor en un mismo sitio. Hecho
eso para cuestiones de autoría, pasa sucesivamente a otros asuntos
como, fecha, circunstancia, receptores, género, enfoques, etc.

Repito, no hay nada inspirado en esta manera de proceder, pero de cara


al aprovechamiento eficiente si tienes, por ejemplo, todas tus notas
sobre las “circunstancias” en un mismo sitio, puedes encontrarlas
rápidamente, usarlas con facilidad y, si viene al caso, agregar
información adicional en un momento futuro ¡sin que la información
esté repartida en mil lugares diferentes!

Como mínimo recoge información según estos apartados:

o Autor
o Fecha de composición
o Receptores
o Circunstancias
o Género literario
o Enfoques especiales
o Énfasis teológicos
o Argumento
o Etc.

Resumir la información.
Ahora tienes muchas notas – organizadas por tema – pero de cara a su
aprovechamiento posterior te animo encarecidamente a dar un paso
más con esta información. Hacer un resumen para “uso posterior
repetido.”

La idea aquí es juntar lo que has descubierto y sintetizarlo de una


manera que puedas aprovechar tus conclusiones multitud de veces a lo
largo de la serie sin tener que volver a re-leer todas tus notas sobre ese
tema, o – lo que es peor – re-estudiar todo el material de nuevo porque
no lo anotaste bien la primera vez.

Si nunca has desarrollado un hábito parecido a éste antes, esta sencilla


técnica puede resultar revolucionaria para tu manera de preparar
estudios bíblicos y sermones. Es más, bien hecho , y aprovechado
múltiples veces a lo largo de una serie, esa información básica
posiblemente se le quede a uno en la memoria para toda la vida. ¿No
sería estupendo que si, 8 meses después, alguien te preguntara sobre los
énfasis teológicos de, digamos, Abdías, lo tuvieras instantáneamente
disponible en tu mente?

A tener en cuenta
Tu propio resumen en tus propias palabras te guarda del plagio y te
ayuda a realmente asimilar y hacer tuyo el material.

Si sobre algún punto de los asuntos a estudiar encuentras más de una


opinión que merece la pena tener en cuenta, asegúrate de incorporar
una mención de las opciones en tu resumen final. Además de ayudarte a
mantener un equilibrio sano, te ayudará a no obviar alternativas
importantes en una predicación. No mencionar una alternativa
importante puede acabar restando valor a tu presentación a ojos de
algunos de tus oyentes, porque ellos estarán pensando sobre esa opción
que no mencionaste.

A efectos prácticos, el “Resumen para uso posterior” debe ser

Lo más breve y memorable posible, sin dejar de ser un resumen


completo.
Ubicado en un lugar visible para poder contextualizar tu estudio
posterior.
Relativamente fácil de editar a medida que tu opinión sobre esa
cuestión madura.
La idea es que lo veas, lo uses y, a medida que avances en tu estudio
del libro, lo puedas modificar si tu estudio posterior arroja nueva luz
sobre tus conclusiones preliminares anteriores.

5. Trazar las líneas maestras del libro


Esencia de la tarea
Trazar (en bosquejo o dibujo) las líneas maestras del libro junto con sus
argumentos principales.

Descripción detallada
Si en la tarea anterior se llegó a realizar un resumen de ciertos
elementos clave para el entendimiento del libro en su conjunto, esta
tarea es – en cierto sentido – la culminación lógica de ese trabajo. Esta
tarea pide que hagas una especie de “mapa” del recorrido del libro.

Si piensas en los mapas, sabes que pueden ser de diferente tipo y


escala. Lo mismo puede decirse de las líneas maestras de un libro
bíblico. Dependiendo del tiempo del que dispongas, las características
del mismo libro, y el grado de información que quieras captar, tu mapa
puede ser más o menos detallado.

Lo esencial, sin embargo, es recoger el fruto de tu estudio hasta aquí


sobre el libro bíblico – como un todo – para poder describir los
contornos del argumento de una manera que te sirva como ubicador y
orientador para cada sermón que prediques.

Para hacer
Piensa un momento. ¿Qué clase de “mapa” te ayudaría más para poder
– por un lado – desarrollar cada sermón de la serie con mayor
efectividad y, – por otro lado – mantener siempre a tus oyentes
informados de dónde se encuentran en el argumento del libro, y cómo
la porción a transitar en el sermón de este domingo contribuye a
completar el recorrido.

Puedes probar con diferentes estilos de mapa. Para empezar prueba


a desarrollar una de las siguientes ideas para el libro bíblico que estás
trabajando ahora mismo. Para series futuras podrías probar alguna de
las otras ideas.

Meta-Bosquejo. Este quizás sea el más fácil, debido a que


los bosquejos ya forman parte natural de muchísimos recursos.
Cualquier comentario, enciclopedia, o Biblia de Estudio vendrá
con un bosquejo como parte de su introducción. Por esta razón,
ésta podría ser la forma más amena de “trazar las líneas maestras
del libro”. Sería simplemente cuestión, no de ampliar los
bosquejos de los que ya dispones, sino de resumir y simplificar.
Es decir, de poder ver el conjunto del argumento entero.
Acabarás con un bosquejo del tipo que podrías usar para resumir
en 1 minuto a cualquiera que te pregunte – o en la misma
introducción a cada sermón – cómo el autor bíblico desarrolla su
mensaje.
“Mapa mental”. Otra manera de transmitir las líneas
maestras podría ser usando las “burbujas” de lo que se viene
llamando un “mapa mental”. En contraste con un bosquejo
clásico organizado por párrafos, un “mapa” mental viene
estructurado más informalmente según conceptos. Visualizar las
líneas maestras del argumento de esta manera podría ofrecer una
óptica muy interesante para captar – casi de manera instantánea –
la relación de conceptos entre sí.
Dibujo. Finalmente, podría ser interesante dibujar las
líneas maestras de alguna manera. La forma de hacer esto
dependerá del contenido de un libro determinado y de las ideas y
habilidades que puedas tener como artista. A alguno le puede
servir muy directamente la idea del mapa. A otros les podría ser
interesante presentar el argumento en forma de un comic. En el
caso de algunos libros bíblicos, un diagrama cronológico o
incluso geográfico podría venir a cuento.
Pero sea de una manera u otra, la idea de fondo es la misma: desarrollar
una herramienta que te permita recordar y transmitir las líneas maestras
del libro bíblico que estás estudiando para la presente serie de
sermones.

Esta no es una bonita idea que tiene poca utilidad práctica. Es, más
bien, una herramienta que te puede situar casi “automáticamente” cada
semana en el contexto global del libro. Por esa razón, puede ahorrarte
mucho tiempo a la larga y, cosa que es más importante todavía, ayudar
a que ninguna predicación particular se desvincule del contexto más
amplio del libro; ni para ti a la hora de preparar, ni tampoco para tus
oyentes a la hora de enmarcar la predicación dentro de la serie.

A tener en cuenta
Dado que estás trazando las líneas maestras del libro hacia el principio
de tu estudio y no hacia el final, puede ser interesante mantenerte
abierto a la posibilidad de revisar tu bosquejo o mapa a medida que
avances en tu estudio. En realidad, todo estudio bíblico debe entenderse
como una especie de diálogo en “espiral,” donde nuestro entendimiento
vuelve una y otra vez a refinarse y superarse ante nuevos contactos con
el texto bíblico. Por consiguiente, aunque un mapa puede ser de un
valor inestimable al inicio del recorrido, siempre se apreciará mejor y
se podrá matizar con mayor precisión una vez recorrido (al preparar un
sermón determinado) el tramo en cuestión.

6. Distribuir las perícopas para la


serie
Esencia de la tarea
Distribuir las perícopas según las exigencias de la serie a predicar
(respetando, en la medida de lo posible, la distribución del mismo texto
bíblico).

Descripción detallada
Aunque es verdad que esta tarea se podría realizar en cualquier
momento previo al inicio de la serie – ¡incluso antes de estudiar nada! –
el momento idóneo para ello es una vez que hayas conseguido un
entendimiento general adecuado del libro bíblico en cuestión.

Partiendo de tal base podrás distribuir las perícopas del libro con mayor
acierto y con un mejor conocimiento de lo que realmente implica
desarrollar una serie de predicaciones sobre este contenido concreto. El
hecho es que algunos libros bíblicos son más densos. Otros son algo
repetitivos. Algunos, incluso, tan largos que posiblemente decidas
predicar secciones representativas para así poder transmitir el mensaje
del libro de una manera comprensiva y acertada, sin aspirar a predicar
todo. Sobre todo en una situación como esta última, una cierta
familiaridad con el libro es esencial para realizar una distribución que
no menoscabe el mensaje del libro.

Para hacer
Con un ojo puesto en lo que has estudiado hasta el momento, distribuye
las secciones a predicar y asígnalas a fechas concretas en el calendario.
El resultado final mínimo debería ser un pasaje para cada domingo. Un
resultado final algo más elaborado, incluiría una primera idea del tema
que aborda cada perícopa o una noción del título que podría llevar el
sermón.

Resultado mínimo

Fecha
Perícopa
Resultado algo más extenso
Fecha
Perícopa
Una sugerencia de título
Primer acercamiento a una idea principal
La tarea de distribuir perícopas es tan diáfana, en sí, que no requiere
mucho más comentario que ¡manos a la obra! Sin embargo, como hay
maneras de afianzar esta tarea, posiblemente venga especialmente a
cuento ver los ejemplos que he puesto en el tutorial correspondiente.

Además, no te olvides de fechas señaladas (como Navidad, Domingo


de resurreccion, etc.) que quizás deben interrumpir la serie. Estas
pequeñas pausas hasta pueden venir bien (tanto para ti como para tus
oyentes) como cambio de ritmo, si la serie resulta ser larga.

A tener en cuenta
Al distribuir las porciones a predicar, ten presente los siguientes
consejos.

Ante todo, procura respetar las perícopas. Estas son las unidades
lógicas más pequeñas que presenta un texto bíblico. Posiblemente, una
de las maneras más sencillas de respetar el mensaje bíblico original es
predicando estas unidades lógicas.

Piensa en tu manera de predicar. Sobre todo si las perícopas resultan


muy cortas (pocos versículos) o muy largas (muchos versículos) ¿Estás
preparado para ajustar tu forma de preparar y predicar para manejar
estas variantes? No puedes, por ejemplo, plantearte una perícopa larga
un domingo concreto y luego realizar un desarrollo desproporcionado,
exponiendo los primeros versículos en gran detalle, sólo para ir de prisa
y corriendo sobre los que conforman el resto de la porción.

Si piensas que en tu congregación lo más apropiado para las


necesidades espirituales del momento son predicaciones que cubren
porciones más extensas, para que, por ejemplo, los creyentes tengan
conocimiento de mayor extensión bíblico, podrías pensar en sermones
donde varias perícopas acaban siendo puntos dentro de un mismo
sermón. Es cuestión de saber lo que estás haciendo, y ser coherente con
esa forma de encarar la tarea.

7. Preparación previa: Conclusión


Si has completado las seis tareas descritas en los artículos anteriores
estarás listo para preparar las primeras predicaciones sobre el libro
bíblico que vayas a exponer. Habrás cumplido con tu objetivo principal
y alcanzado la meta de la preparación previa.

Objetivo: Orientarse en el libro bíblico en su totalidad y distribuir las


perícopas para la serie de predicaciones.

Meta: Tener una distribución de perícopas para la serie que se base


en un entendimiento de la estructura del libro en su totalidad,
junto con una colección de notas que resuman toda la
información más importante sobre las circunstancias de los
lectores originales y los motivos por los que el autor escribió.
Obviamente, dependiendo del tiempo del que dispongas, también
puedes agregar algunas otras actividades para afianzar tu entendimiento
del texto bíblico a predicar a lo largo de la serie. Entre las posibilidades
adicionales que se podrían mencionar, me gustaría destacar sólo las
siguientes. Varias de estas ideas pueden incorporarse perfectamente a la
rutina diaria sin casi suponer una carga adicional de tiempo.

Ideas Adicionales
Escuchar el libro regularmente en audio.

Encuentra una grabación y escúchala mientras vas en coche, haces


ejercicio o das un paseo. De esta manera es posible asimilar grandes
porciones de texto bíblico sin casi esfuerzo, y aporta mucho a tu
conocimiento global del texto. Por ejemplo, hace un tiempo, cuando
empecé a correr a diario, acabé escuchando todas las Epístolas
Pastorales de Pablo unas 40-50 veces antes de comenzar una serie de
estudios bíblicos sobre 1 Timoteo. ¡Me ayudó en gran manera!

¡Comenzar a memorizar el libro!

Puedes memorizar versículos clave de tu libro, perícopas completas


antes de predicarlas o, incluso, libros enteros. Te
ayudará enormemente
a tener soltura con el texto a la hora de predicar. Sin embargo, más
importante todavía será el grado de meditación sobre el pasaje que
esto
te permitirá. Y tampoco tiene por qué ser demasiado complicado
memorizar. Tuve un profesor que memorizaba voluminosamente
simplemente con el hábito de leer en voz alta un versículo 5 veces al
día unos 20 días seguidos. Y yo mismo, de joven, con sólo escuchar
una grabación cada noche mientras lavaba los platos de la cena
conseguí memorizar toda la Epístola a los Filipenses durante un
verano.

Ideas en Versión Original


Si tienes conocimiento de los idiomas originales, probablemente tienes
los estudios suficientes como para no necesitar orientación sobre estos
temas. Sin embargo, puede que alguna de las siguientes ideas sean
novedosas o, por lo menos, sea bueno recordarlas.

Empieza a aprender / memorizar el vocabulario hebreo o griego.


Probablemente tienes un vocabulario básico que incluye las de mayor
frecuencia en el AT o NT. Para esta serie puedes ponerte a aprender
vocabulario adicional que aparece con cierta frecuencia en el libro
que
estás estudiando. Hay libros que ofrecen listas de este tipo, como
también software que lo puede generar. Ayudará mucho a la hora de
leer y estudiar el texto original.
Desarrolla la disciplina de escuchar una grabación del libro en el
idioma original o léelo tú mismo en voz alta.

Esto ha supuesto toda una “revolución” en mi manera de estudiar el


Nuevo Testamento.

Hace unos cuatro años me compré una grabación del texto griego del
Nuevo Testamento leído por Spiros Zodhiates, un cristiano chipriota.
En estos años la he escuchado entera ya más de diez veces mientras
sigo con el Nuevo Testamento griego en la mano. ¡Espléndido! Para
una serie sobre un libro neotestamentario específico simplemente se
puede hacer uso de esa porción de la grabación y escucharla una y
otra
vez.

Nota. Para quienes tengan interés en ello, la grabación de Spiros


Zodhiates es de 24 horas 51 minutos, para escucharla entera. Esta hay
que comprarla. Sin embargo, hace poco descubrí otra grabación muy
buena de Bible.is que se puede descargar gratuitamente en varios
formatos (PC, iPhone, etc.). Esta es una lectura más rápida que corre 18
horas y 19 minutos en total. Para descargar al ordenador, uno puede
escoger la opción “Greek” desde http://www.bible.is/audiodownloader.
Ambas grabaciones vienen con el acento del griego moderno.

Lunes – Contexto:
Introducción Lunes
Objetivo del día
Situar el pasaje en su contexto histórico y literario.
Meta a alcanzar
Tener unos párrafos escritos que te ayuden a explicar la aportación
que
la perícopa hace al argumento del libro, junto con su relación con las
porciones que la preceden y la siguen en el texto.

Habiendo realizado una buena preparación previa, nos encontramos en


una situación excelente para trabajar en una perícopa determinada. Lo
que nos toca ahora es asegurarnos de que, en nuestras cabezas, el texto
a predicar se encuentre en las mismas coordinadas lógicas en que lo
dejó el autor bíblico cuando terminó de redactar su escrito.

Bajo inspiración divina, el autor bíblico escribió el texto a predicar para


cumplir una función determinada en el transcurso de su escrito. Por lo
tanto, el pasaje que predicaremos este domingo se encuentra en el libro
por una razón determinada – una razón que contribuye al mensaje
completo. Nuestra labor, como exegetas, es asegurarnos de que
entendemos “perfectamente” esa razón determinada. De hecho, mal
predicaremos el texto si no sabemos bien por qué este pasaje particular
se encuentra en el libro y por qué se encuentra a esta altura del libro.

La fidelidad es una cuestión de contexto. Y es así en todos los niveles.


La fidelidad a nivel de palabras es cuestión de la frase en la que se
encuentra. La fidelidad a nivel de la frase es cuestión de la oración en la
que se encuentra. La fidelidad a nivel de la oración es entender el
párrafo en el que se encuentra. Y la fidelidad a nivel del párrafo es
entender el mensaje de la sección y del libro.

Es una dinámica un tanto curiosa porque siempre debe haber una


especie de diálogo constante entre nuestro entendimiento de las partes
más pequeñas y nuestro entendimiento de las partes más grandes de un
texto. De ahí que incluso se puede discutir por dónde comenzar mejor
este proceso, si por las palabras individuales o por párrafos que exigen
ciertas palabras para poder desarrollar su argumento.

Y esta última afirmación es sumamente importante. Las palabras


individuales no tienen un valor absoluto independientemente. Cuando
uno habla o escribe, escoge una palabra precisamente porque la
requiere la frase, la oración y el párrafo. En el fondo, lo que uno quiere
transmitir es una idea. Un pensamiento. Por consiguiente, la palabra es
el siervo de la idea.

Con todo, para entender las ideas hay que entender también las palabras
que se han escogido para comunicar esa idea. De ahí que hablemos de
un diálogo constante entre el contexto y sus componentes y de ahí que
también sea posible encarar la tarea de exégesis comenzando por lo
más pequeño o lo más grande.

Por lo tanto, con lo dicho, espero que queda claro que la secuencia de
pasos que elaboraré a continuación no representa una única manera de
desarrollar esta labor. Pero sí es una manera que pretende animar a que
se desarrolle este diálogo necesario entre las partes más pequeñas y más
grandes y sobre todo, respetando el mensaje completo que el Espíritu
Santo impulsó a escribir al autor.

Tareas a realizar el lunes


Para este “día” de trabajo daré prioridad al contexto.

Tengo dos razones principales para recomendar un acercamiento


contextual como el primero en nuestra labor

Primero, valiéndonos de una reciente – aunque ya sobradamente


usada
metáfora – haremos como cuando usamos Google Earth. Empezamos
en lo alto y así podemos ver todo de una manera completa. Luego, al
ir
acercándonos cada vez más al punto del planeta que nos interesa, lo
hacemos sabiendo perfectamente dónde nos encontramos. Llegamos a
nuestro destino de una forma contextual.

Segundo, dado que entiendo que la mayor parte de las personas que
leen esto, no tienen ni el tiempo suficiente ni la formación adecuada
en
los idiomas originales como para ir al “micro-detalle” en su estudio,
quiero comenzar con algo que todos pueden y deben hacer. Luego, si
uno tiene el tiempo y la formación requerida puede profundizar más.

Para el lunes recomiendo las siguientes 5 tareas.

Bueno, también recomiendo una “Tarea 0″ qué no es otra cosa que


continuar con la lectura panorámica del libro entero. Aunque pueda
parecer muy repetitivo, estoy plenamente convencido de que hay pocas
cosas que nos ayudarán mejor a tener siempre el mensaje completo
delante que seguir empapándonos del mensaje completo.

Tarea 1. Describir el contexto inmediato.


Tarea 2. Leer el pasaje repetidas veces, anotando observaciones.
Tarea 3. Determinar la aportación de la perícopa al contexto inmediato
y al argumento global.
Tarea 4. Determinar las palabras clave a investigar en mayor detalle.
Tarea 5. Investigar cuestiones contextuales importantes.
Conclusion

Tarea 1: Describir el contexto


inmediato
Esencia de la tarea
En esta tarea uno deliberadamente se esfuerza en ubicar la porción que
predicará en su contexto. Consiste, como mínimo, en describir el
contexto inmediato y relacionarlo con el material de fondo clave.
Realizar esta tarea es una apuesta clara por asegurarse de que el
mensaje del domingo participe del mensaje completo del libro del que
sale.

Descripción detallada
Afortunadamente, aunque se trate de una tarea importante, si uno ha
hecho bien su preparación previa, esta tarea puede llevar menos tiempo
de lo que pueda parecer. Este es especialmente el caso cuando uno ha
conseguido desarrollar a conciencia el trabajo que se recomienda en la
tarea de Preparación previa 5: “Trazar las líneas maestras del libro”.
También puede ser bastante más fácil de realizar una vez que uno se
encuentra en plena serie, porque podrá echar mano de algo del trabajo
que hizo en este campo para las porciones anteriores.

Posiblemente una buena manera de enfocar esta tarea para realizarla de


forma eficiente y útil, sea pensando en comunicársela a otro.
Concretamente, si tuvieras 30 a 60 segundos para contarle – por
ejemplo – al panadero en qué tramo del libro bíblico y en qué momento
del argumento se encuentra la porción que tienes que predicar este
domingo, ¿qué le dirías?

A propósito de lo anterior, uso dos palabras un tanto inusuales para


enfocar el matiz de esta tarea: “tramo” y “momento”.

Con “tramo del libro bíblico” quiero señalar que no es suficiente


decir,
“nos encontramos a mitad del capítulo 4.” Es de mucho mayor valor
didáctico poder comunicar algo descriptivo. Pensar en un tramo nos
ayuda a pensar que es más útil a nivel descriptivo decirle a alguien
que
nos encontramos en la parte sinuosa de la carretera que va entre
Almazán y el Burgo de Osma, que dicirle que nos entramos entre el
km
24 y 35 de la CL-116. La segunda identificación es muy precisa, sí,
pero no nos transmite tanto como la primera descripción. De manera
similar, siempre podemos comentar a nivel de capítulo y versículo en
qué parte del texto nos encontramos, pero eso no es de mucha ayuda
didáctica para la congregación.

Con “momento del argumento” quiero destacar la naturaleza


dinámica
de un desarrollo lógico. En una porción determinada, el autor estará
desarrollando una parte de lo que quiere decir y no otra. Saber
destacar
para nuestra congregación en qué parte de ese desarrollo nos
encontramos les ayudará mucho a entender los contenidos específicos
que el autor incluye en la porción bajo estudio. Volver a tomar
contacto
con nuestros mejores bosquejos analíticos puede ser de utilidad en
esto.

Para hacer
Prueba a resumir estos asuntos en unos párrafos. Puedes, por ejemplo,
completar las dos oraciones que aparecen abajo para que te sirvan de
patrón orientador.

“Recordemos que esta porción no es una perla suelta que Jesús…,


Pablo…, Pedro…, etc. deja caer por ahí. Forma parte de un contexto y
nunca seremos fieles al mensaje bíblico si nos olvidamos de esto.

Justo antes trató la cuestión de (… rellenar).


Justo después (… rellenar).”

Luego, asegúrate de incorporar lo que has escrito en el lugar idóneo del


bosquejo de tu sermón. Y dado que todavía tienes bastante estudio por
delante, no te sientas mal si necesitas volver sobre lo escrito y matizarlo
en función de tu estudio.

A tener en cuenta
Posiblemente, la tarea de describir el contexto inmediato y relacionar el
pasaje con el libro en su conjunto sea más fácil cuando se predica
narrativa. Hay algo natural en ello. La necesidad de situar el episodio
del día en la historia más amplia se auto-sugiere. “Recordemos que en
la porción que estudiamos el domingo pasado, (1.) Samuel acaba de…
(2.) Ahora…”

Quizás nos ayude tomar prestado de la narrativa esta necesidad y


aplicarla a cualquier predicación, dado que, si predicamos perícopa por
perícopa, nuestros oyentes, también experimentan las porciones
estudiadas de manera “episódica”. (1.) El domingo pasado, eso. Hoy,
esto. (2.) El domingo que viene, aquello.

Si las porciones narrativas tienen una dificultad potencial, quizás sea la


de que uno puede quedarse meramente con los aspectos temporales y
vivenciales de lo narrado, olvidándose de los fines teológicos por los
que el autor escogió narrar la porción y narrarla de la manera en que lo
hizo. Por lo tanto, cuando trabajemos con narrativa, no nos olvidemos
de hacer un esfuerzo especial por situar toda porción, no sólo en su
contexto temporal, sino también en su contexto teológico.

http://exegetica.net/tutoriales/l1-tutorial-lunes-tarea-1/ (VIDEO)

Tarea 2: Leer el pasaje repetidas


veces
Esencia de la tarea
Con esta tarea uno comienza a empaparse de la porción que irá a
predicar el domingo. El propósito es conseguir una idea básica clara
(pero revisable) del pasaje como un conjunto. Saber qué temas toca,
qué argumentos encara, qué aportación hace. El fruto de esta lectura te
servirá para varias de las otras tareas en el trabajo contextual del lunes.

Descripción detallada
Siempre habrá una cierta tentación de meterse demasiado pronto en los
detalles de un pasaje bíblico. Ya que nos hemos puesto a estudiar, ¡a
estudiar, ¿no?!

Sin embargo, dos reflexiones nos pueden ayudar a comprender mejor el


valor verdadero que hay en un estudio un tanto menos detallado para
empezar.

 Primero, muchos de los libros de la Biblia fueron escritos


sabiendo que la mayor parte de las personas las oirían. Es decir,
en muchos casos, el mensaje fue recibido originalmente a
velocidad de una lectura en voz alta.

 Segundo, el estudio minucioso tendrá mas sentido y, por lo tanto,


más valor y acierto si primero tengo una noción coherente de la
perícopa entera.

Gordon Fee, cuando habla de leer un pasaje repetidas veces enfatiza lo


importante que es intentar llegar a estar lo suficientemente
familiarizado con el pasaje como para poder mantener la esencia del
pasaje en tu mente mientras realizas los pasos siguientes de tu trabajo
exegético (New Testament Exegesis, 120). Esto es más importante de lo
que puede parecer en un principio.

De hecho, si nos apoyamos en una observación que viene del campo


del estudio de idiomas, uno no consigue entender una oración completa
si no es capaz de hacerse con todos los componentes de la oración
juntas en menos de 10 segundos. Es decir, parte del problema al
aprender un idioma nuevo es que antes de terminar de de-le-tre-ar ¡y
traducir! cada palabra una por una ya se ha olvidado de cómo empezó
la oración y tiene que volver para atrás para ver si lo consigue recuperar
y tenerlo en memoria junto con lo más reciente. La fluidez con un
idioma nuevo se consigue una vez que uno pueda mantener todas las
palabras en su memoria activa hasta entender la idea completa (Daniel
Streett, “Are Aural-Oral Methods Worthwhile for Teaching
Greek?” SBL – Applied Linguistics for Biblical Languages Section -
11/20/2010).

Lo que señala Fee es parecido. En tareas venideras estarás trabajando


sobre una gran cantidad de unidades pequeñas: palabras, frases,
oraciones y versículos. Para interpretar el conjunto correctamente,
necesitas conseguir una idea completa básica del pasaje que se quede
en tu memoria funcional y te pueda acompañar a lo largo de tu trabajo
en los detalles. Es vital para darte un marco conceptual coherente y
para delimitar posibles significados.

Para hacer
Para esta tarea, procura saborear el pasaje como una unidad. Es la
porción, cómo porción, que quieres degustar. Léela varias veces. Si te
ayuda, léela de diferentes maneras.

 Prueba leyendo rápido y lento.


 Prueba leyendo en voz alta, tal como lo harás para la
congregación el domingo. ¿Cambia en algo el matiz si enfatizas
una palabra u otra de diferentes maneras?
 Prueba leyendo en versiones diferentes (especialmente en
aquellas que usan los miembros de tu congregación). Observa
dónde distintas versiones usan palabras diferentes. A lo mejor
vendría bien apuntar algunas de estas diferencias – sobre todo si
señalan un entendimiento diferente de una frase.
 Si te manejas en más de un idioma, prueba en esos otros idiomas.
 Escucha a otro leerlo. Si tienes acceso a una o más grabaciones, a
lo mejor puede ser interesante hacer un “loop” del texto y oír la
porción del domingo una y otra vez. O escucharla una y otra vez
junto con la porción que la precede y la sigue. Total, como sólo
estás escuchando una grabación, tampoco es demasiado trabajo
hacerte con una porción un poco más amplia. Además, ¡nunca
ofenderás al Altísimo por exceso de contexto!
A tener en cuenta
No te olvides de recoger algún fruto de tu lectura. A estas alturas no es
preciso ser demasiado meticuloso. Con anotar algunas de tus
observaciones más básicas será suficiente.

 Una breve lista de observaciones iniciales…


 Una lista de palabras importantes…
 Un inicio de resumen (revisable) en tus propias palabras de las
ideas principales que el texto quiere transmitir a su oyente /
lector.

La idea principal es hacerte con una idea acertada, global del pasaje en
su conjunto. No te obsesiones con dejar todos los cabos atados en este
momento. Son ideas preliminares. Seguirás estudiando el pasaje y
profundizando en tu entendimiento.

No ignores posibilidades informatizadas para tu lectura. Por ejemplo,


entre posibles opciones:

Software “Repetidor” tipo A-B. Hay varios programas de


este tipo que te lo ponen muy fácil. Valdría la pena investigar
algunas de estas opciones para poder hacer uso de ellas de
manera casi automática cada semana.
Un software bíblico como Logos te permite ver versiones diferentes en
paralelo y hasta te indica diferencias que pueden haber entre versiones.

http://exegetica.net/tutoriales/l2-tutorial-lunes-tarea-l2/ (VIDEO)

Tarea 3: Determinar la aportación


del pasaje al contexto y al
argumento
Esencia de la tarea
Si en la primera tarea del lunes examinaste el contexto del pasaje a
predicar y en la segunda conseguiste una idea general del pasaje
mismo, esta tercera tarea pretende que relaciones tu entendimiento
provisional del pasaje con ese contexto. Se trata de vincular el fruto de
la segunda tarea con el de la primera.

Descripción detallada
Lo que pretendemos con esta tarea es que describas, por lo menos de
manera provisional, la aportación que hace el pasaje al contexto
inmediato y al argumento global del libro. Al igual que más tarde en el
proceso de la exégesis del pasaje llegarás a formular una “idea
principal” para el pasaje, con este paso propongo que determines – de
manera provisional – lo que podríamos llamar una “contribución
básica” o una “aportación principal”.

La diferencia entre una aportación principal y una idea principal es que,


aunque no sería nada deseable o recomendable, es completamente
posible describir la “idea principal” de un pasaje de manera aislada. Es
decir, sin relacionarlo con lo que viene antes o después en el texto o en
el libro en su conjunto. Redactar una “aportación principal” antes de
profundizar en el texto nos ayuda a evitar esta situación extraña. Se
trata de descubrir el propósito por el cual el autor incluyó esta porción
en el texto.

Para hacer
Lo que sugiero hacer en esta tarea es ampliar los puntos redactados en
la primera tarea agregando las observaciones correspondientes. Sin
complicarnos más. Recordemos lo que hicimos en la Tarea L1, donde
completamos las siguientes oraciones:

 Párrafo 1. “Justo antes de nuestro pasaje, se trató la cuestión de


(… rellenar).”
 Párrafo 2. “Justo después, se tratará (… rellenar).”
 A estas dos líneas de reflexión contextual ya hechas, sugiero
añadir dos más ahora:

 Párrafo 3. “En esta porción nuestro autor nos habla de


(…rellenar).”
 Párrafo 4. “Esta porción se relaciona con las porciones anteriores
y posteriores y con el libro en su conjunto de la siguientes
maneras (… rellenar).”
Con lo sencillo que esto es, uno quizás se pregunte por qué razón no se
hizo en el primer paso. La respuesta, obviamente, es que todavía no
habíamos comenzado a profundizar en el pasaje de la semana y, por
consiguiente, aventurarnos a determinar la aportación del pasaje al
contexto y al argumento global sería prematuro. Y aún así, todavía
podremos matizar estas observaciones a la luz del estudio detallado que
nos aguarda.

Ten presente que si resumiste observaciones recogidas en tu lectura


repetida del paso anterior (L2), a lo mejor ya tienes lo que necesitas
para completar el tercer párrafo. El cuarto párrafo será un trabajo de
reflexión, como observamos arriba, entre las tareas L1 y L2. Y por si
sirviera de ayuda, otra manera de preguntarse sobre la aportación de
una perícopa a su contexto y al argumento global del libro es
preguntarse: ¿Qué faltaría del mensaje de este libro si el presente pasaje
no estuviera?

A tener en cuenta
Complicado de entender no es, pero importante, sí. De hecho, me
atrevería a decir que muchas predicaciones nunca han pasado por una
reflexión de este tipo y por lo tanto, contribuyen a sermones
escandalosamente desvinculados del entorno lógico inspirado. Se acaba
tratando a un pasaje como si fuera proverbio – como una verdad
independiente que se puede citar sin referencia a un contexto. Como
bien dice mi amigo Rob Haskell comentando sobre algo parecido, “Hay
proverbios en la Biblia, y estos se encuentran [principalmente] en el
libro de Proverbios.” (Hermenéutica, 100).
La fidelidad en este asunto creo es en parte una cuestión de convicción
y en parte una cuestión de procedimiento. Como convicción se trata de
obrar siempre con el convencimiento total de que el mensaje no es
nuestro y, por lo tanto no tenemos ningún derecho de hacer lo que nos
parezca mejor con el texto – ni a nivel de su contenido, ni tampoco a
nivel del propósito por el que se incluyó ese contenido en nuestras
Biblias.

Como procedimiento, me da la impresión de que hay muchos


predicadores honrados que tienen la convicción anteriormente
mencionada asumida por completo, pero todavía no consiguen
predeciblemente vincular su mensaje al contexto y al argumento porque
no tienen el tiempo o el procedimiento incorporado para hacerlo. Me
atrevo a pensar que un buen número de predicaciones ganarían
enormemente en fidelidad bíblica incorporando esta simple tarea a su
elaboración: determinar la aportación del pasaje a su contexto y al
argumento.

http://exegetica.net/tutoriales/l3-tutorial-lunes-tarea-l3/ (VIDEO)

Tarea 4: Determinar las palabras


clave a investigar en mayor detalle.
Esencia de la tarea
Sabiendo mejor el contenido del pasaje junto con su relación con el
contexto y su papel en el desarrollo del argumento, te encontrarás en un
buen momento para saber qué conceptos o palabras requieren
investigación adicional. Elabora una lista de estas palabras junto con
una breve nota de por qué parece ser importantes examinarlas más a
fondo.

Descripción detallada
A lo mejor con tu lectura repetida del pasaje ya tienes una buena idea
de los conceptos y las palabras que merecen una investigación especial.
Si es así, puedes anotarlos ya si no lo has hecho todavía.

Es evidente que uno podría hacer una lista de este tipo en cualquier
momento, pero lo bueno de hacerlo ahora, una vez terminado el trabajo
de investigación contextual, es que uno tendrá mejor idea – debido a un
mejor entendimiento del contexto – de aquello que realmente merece la
pena investigar.

Si no tienes una lista elaborada ya, hay varias maneras de descubrir qué
palabras o frases merece la pena investigar en mayor detalle. Las
detallaremos a continuación. Al ir anotando las palabras a estudiar,
asegúrate no sólo de anotarlas de manera que puedas encontrarlas y
trabajarlas con facilidad posteriormente, pero también apunta la razón
por la que las anotaste. ¿Por qué te parece importante investigar esa
palabra en concreto? Además de orientar y delimitar tu investigación
(¡Sería posible investigar sobre cualquier palabra durante horas!), esa
misma pregunta se la podrían hacer los miembros de tu congregación y
comentarlo en tu sermón podría ser una manera perfecta de dar pie a
una elaboración sobre su significado.

Para hacer
Varias clases de palabras o expresiones pueden ser de especial interés
para agregar a tu lista de estudio. De momento, simplemente anota. No
investigues. Ya llegará el momento para investigar. Si te pones a
investigar antes de terminar tu lista, corres el peligro de no llegar a
recoger todas las palabras importantes, y posiblemente esto acabe
ejerciendo un peso desequilibrado en el énfasis de la predicación.

 Anota las palabras o expresiones con un sentido teológico


especial que puede ser bueno entender mejor para poderlas
explicar con claridad a la congregación.
 Anota las palabras que las diferentes versiones entienden de
maneras diferentes. Ten presente que en algunos casos las
diferentes versiones simplemente ofrecerán lo que no son nada
más que sinónimos en castellano. Estos pueden ser interesantes
para explicar a la congregación el concepto, pero no representan
diferencias. Lo que es más importante son aquellas diferencias de
traducción que realmente recogen entendimientos diferentes –
palabras y expresiones que NO son sinónimos.
 Anota las palabras o expresiones que pueden ser complicadas o
poco frecuentes en la Biblia. Modismos y expresiones
idiomáticas pueden ser de este tipo.
 Anota palabra repetidas. La repetición, con frecuencia, es una
manera de saber que esa palabra tiene un peso especial en el
pasaje.
 Anota nombres propios. Bien sean de personas, lugares u objetos.
No siempre, pero muchas veces, la aparición de una palabra de
este tipo destaca algo que requiere mayor investigación.

A tener en cuenta
Recuerda que es el mensaje en su conjunto el que te lleva a examinar
ciertas palabras. Desde luego que al estudiarlas más a fondo descubrirás
cosas nuevas sobre ellas. Pero esa nueva información deberá
mantenerse en una tensión sana con el mensaje global. Es decir,
siempre hay un cierto peligro (sobre todo para quienes no tienen mucha
experiencia), de descubrir algo muy interesante sobre alguna palabra en
el texto y luego “reformular” el mensaje del pasaje entero en función de
esa palabra. Generalmente, dejar que un descubrimiento novedoso
sobre una palabra recomponga un entendimiento normal del pasaje es
un indicio de que el entusiasmo le ha llevado a uno por mal camino.
Recuerda que aunque una palabra (aislada) pueda tener muchos
posibles significados y todos estos significados aparezcan en el
diccionario, en un contexto determinado sólo puede tener uno de esos
significados (siempre que no se trate de un juego de palabras). En este
caso, las traducciones pueden ser de inestimable ayuda, dado que si
todos traducen de forma igual o parecida (con palabras equivalentes),
probablemente sabrás cuál es el valor contextual más probable.
Recordemos siempre que la talla del expositor se ve no en lo novedoso
que puede ser, sino en lo fiel que consigue ser.

Para comenzar, anota todas las palabras que puedan ser interesantes
estudiar. Luego evalúa si todas las palabras realmente requieren
investigación. A lo mejor algunas son interesantes, pero con un par de
líneas en uno o dos comentarios ya tienes la aclaración que necesitas,
sin tener que invertir demasiado tiempo en el asunto. Uno quiere
trabajar con integridad y de manera completa, pero el equilibrio y la
eficiencia en el uso del tiempo también son buenas virtudes.

Tarea 5: Investigar cuestiones


contextuales importantes
Esencia de la tarea
Habiendo profundizado algo en el pasaje y en su contexto uno
posiblemente se haya dado cuenta de algunas cuestiones contextuales
que requieren más investigación. Estas pueden ser históricas, culturales,
literarias o teológicas. Identifica estas cuestiones y estúdialas lo
necesario para poder predicar el pasaje con claridad.

Descripción detallada
Aunque hayas hecho un estudio de preparación previa para la serie, no
toda cuestión de cierta importancia habrá salido en ese momento.
Siempre hay cuestiones que surgen de una porción determinada de un
texto que no tienen por qué haber salido antes. Estas cuestiones acaban
siendo asuntos contextuales que requieren estudio para poder luego
llegar a conclusiones acertadas en el mismo estudio de pasaje. Pueden
ser asuntos históricos, culturales, literarios o teológicos.

Pongamos un ejemplo fácil. Si uno encara una serie de predicaciones


sobre el Evangelio de Juan, puede que haya hecho una preparación
previa estupenda y muy completa, sin haber profundizado en la relación
entre los judíos y los samaritanos. Sin embargo, al llegar al capítulo
cuatro, la porción que tiene que ver con la llamada “mujer samaritana”
le obligará a realizar un estudio sobre esta cuestión. Es un estudio que
no necesariamente se auto-sugiere al hacer un estudio previo del
Evangelio de Juan en su conjunto, pero desde luego que se auto-sugiere
al llegar al capítulo 4. El contexto lo pide.

De igual manera, y sobre todo en las primeras semanas de una serie, es


posible que el examen de palabras y expresiones importantes en la tarea
anterior (L4), haya sugerido alguna que otra palabra que es importante,
no sólo para la exégesis del presente pasaje, sino para varios en
semanas subsiguientes, dado que representa un vocabulario especial o
un uso especializado del autor en cuestión. Por ejemplo, a lo mejor
topamos con el uso particular que Pablo le da a la palabra “carne”.
Merecería un estudio particular, dado que afecta a más de uno de los
textos que predicaríamos en la Epístola a los Romanos.

Para hacer
Por lo tanto, la tarea a realizar en este momento es una de lectura e
investigación. Los temas a trabajar son cualquiera que de manera
generalizada o medio-generalizada afecten a tu capacidad de realizar el
estudio sobre el contenido del pasaje. Pueden también ser asuntos que
tendrán su importancia en pasajes posteriores y el estudio invertido en
esta cuestión ahora te servirá para varias predicaciones.

 ¿Toca un asunto que da pie a un debate más amplio? ¿Hace falta


leer un poco sobre el estado actual de ese debate?
 ¿Toca una cuestión histórica o cultural que merece la pena
entender bien y explicar bien para que el pasaje cobre sentido?
 ¿Destapa alguna realidad teológica sobre la cual uno debería
tener mayor claridad o por lo menos estar al corriente de las
diversas posturas que existen?
 ¿Existe alguna cuestión literaria que hay que estudiar? Por
ejemplo, relacionada con el género literario, o algún aspecto del
género en estudio.
En cualquiera de estos casos son cuestiones contextuales que
condicionarán, de alguna manera, el trabajo que harás sobre el
contenido particular de la perícopa a predicar. Es más, si no apartas un
tiempo a su estudio te verás bloqueado en el análisis del pasaje porque
será evidente que te falta material de fondo adecuado para tomar ciertas
decisiones. O, como mínimo, para sentirte realmente “a gusto” con las
afirmaciones que llegas a transmitir a la congregación.

Si el pasaje te sugiere una o más cuestiones contextuales a estudiar,


anótalas y pontete a estudiar. Como siempre, asegúrate de recoger el
fruto de tu estudio en tu sistema de notas y archivos para uso posterior.
Mejor todavía, si puedes, recoge lo que aprendas en una oración o un
párrafo que puedas compartir con claridad en la misma predicación. De
esta manera matas dos pájaros de un tiro: aprendes y a la vez dejas una
parte de tu predicación escrita.

A tener en cuenta
Las enciclopedias y diccionarios bíblicos pueden ser de especial ayuda
para esta clase de estudio. Asegúrate de tener unos ejemplares de
confianza siempre disponibles.

Algunos comentarios tienen breves artículos dedicados a estas


cuestiones precisamente porque sus autores son conscientes de su
relevancia para la exégesis. Si no tienes un comentario o una serie con
entradas de este tipo, mira a ver si puedes conseguir uno. Si lees inglés
pregunta a un colega con una biblioteca inglesa si tiene un artículo o
dos sobre esta cuestión que te pueda pasar. Al haber en inglés muchos
comentarios de cierta extensión, es fácil que pueda tener un par de
breves artículos de este tipo – enfocados no sólo sobre el tema en
general, sino también desde la misma óptica del pasaje o libro en
cuestión.
Tarea 6: Conclusión Lunes
Si has completado las cinco tareas descritas en los artículos anteriores
estarás listo para profundizar más en el texto el martes. Habrás
cumplido con tu objetivo principal y alcanzado la meta del lunes:
conocer bien los diversos contextos que delimitan el pasaje a predicar
junto con el papel que ese pasaje cumple en el desarrollo general del
libro bíblico.

Objetivo: Situar el pasaje en su contexto histórico y literario.

Meta: Tener unos párrafos escritos que te ayuden a explicar la


aportación que la perícopa hace al argumento del libro, junto con
su relación con las porciones que la preceden y la siguen en el
texto.
Obviamente, dependiendo del tiempo del que dispongas, también
puedes agregar algunas otras actividades para afianzar tu entendimiento
del pasaje a predicar. Destaco algunas que pienso pueden ser
particularmente relevantes.

Ideas Adicionales
Resalta nuevamente ideas anteriores. Si esta no es la primera
perícopa que se predica de la serie, ¿qué conclusiones de los
sermones anteriores valdría la pena resaltar nuevamente para la
congregación? No menosprecies el trabajo anterior, y la
repetición de ciertas conclusiones siempre puede ser de ayuda.
Comienza a desarrollar una lista de ideas con posible valor
homilético. Probablemente no uses todas estas ideas cuando
llegue el momento de redactar tu bosquejo final o el texto
completo, pero dado que las ideas – y a veces las mejores – irán
surgiendo solas a medida que estudies, es muy bueno ir
registrándolas cuando surjan. Además, si no las pones por escrito,
en algunos casos acabarán siendo una molestia para tu capacidad
de estudio porque estarán ahí ocupándote parte del pensamiento
hasta que las registres en algún lugar que luego puedas consultar.
Memorizar el pasaje en la versión que usas para predicar. ¿Y por
qué no? Como ya estás metido en el texto cada día, con un
mínimo esfuerzo adicional lo podrás tener memorizado. Además,
estoy convencido de que el poco tiempo adicional que esto te
supondrá se verá recompensado por el tiempo de meditación que
conseguirás en el proceso. Es decir, acabarás consiguiendo
mucho tiempo adicional de reflexión sobre el pasaje en
momentos “sueltos” que no hubieras tenido de otra manera. Te
aseguro que en esos momentos de repaso te vendrán más ideas,
ilustraciones y aplicaciones. Asegúrate de tener también algún
cuaderno siempre a tu lado para no perder esas ideas cuando se te
presentan. (Si tienes un “Smartphone”, siempre puedes grabar
una nota en audio o texto para uso posterior. Y si tienes la
aplicación de Logos, puedes incorporar tus reflexiones
directamente en los archivos de notas que vienes desarrollando.)

Ideas en Versión Original


Si tienes conocimiento de los idiomas originales – ¡y el tiempo
disponible! – puede que alguna de las siguientes ideas te sean de
interés.

Valorar las variantes textuales que pueda haber. Rara vez habrá
que mencionar variantes en una predicación, pero para quien
tenga la formación adecuada en estas cuestiones, no está mal
saber si el pasaje a predicar contiene alguna variante de
relevancia y haber hecho alguna determinación al respecto.
Memorizar el vocabulario del idioma original. Desde luego, si ya
has comenzado con este hábito en tu preparación previa, mejor,
pero si no, aprender el vocabulario pertinente de una perícopa a la
vez tampoco está mal. De hecho, puede hasta ser mejor trabajar
con menos palabras nuevas y en mayor profundidad. Siempre se
comenta que la mejor manera de aprender realmente vocabulario
nuevo es con un primer contacto verdaderamente completo con
esa palabra. Aprender una palabra mientras la estudias en un
pasaje a predicar representa una ocasión muy completa.

Identificar las palabras estructurales en el original.

Puedes diagramar las oraciones si prefieres, pero esta actividad es


más
sencilla y todavía te ofrece una óptica estructural de gran utilidad.
Simplemente subraya o colorea los verbos y otras palabras
estructurales, como las preposiciones, para aclarar la relación de
frases
en el original. Otra manera, más fácil todavía (si tienes los recursos
correspondientes en Logos), es simplemente abrir uno de sus AT o
NT
sintácticos diagramados y poder conseguir una vista estructural
automática. (Además, si uno dispone de las versiones “interlineal
inversos”, en Logos, aún no sabiendo el hebreo o el griego, tiene
posibilidad de acercarse un paso más a esta clase de información)

Hacer una traducción provisional desde el original. Si te metes en el


texto original, nada te ayudará a tantear el texto tanto como intentar tu
propia traducción. Obviamente, dependiendo de tu nivel con el idioma
en cuestión sabrás hasta qué punto apoyarte en esa traducción, pero
como mínimo, habrás conseguido acercarte algo más al texto, y eso casi
siempre es positivo.

Martes – Contenido

Introducción Martes
Objetivo del día
Determinar el sentido contextual de las palabras usadas en el pasaje.

Meta a alcanzar
Tener breves definiciones contextuales didácticas de las palabras
importantes, resaltando la relevancia que pueden tener para el sentido
del pasaje entero.

El contenido específico que trabajaremos en esta porción de nuestro


“proceso semanal” es el más pequeño posible: las palabras. Pero
incluso con la gran carga de significado que transportan las palabras, no
lo hacen independientes de su contexto.

En cualquier punto determinado de la historia, una palabra tiene un


campo semántico determinado. Puede significar unas ciertas cosas y no
otras, pero incluso con esas ciertas cosas que puede significar, no puede
significar todas a la vez.

Posiblemente haya mejores metáforas, pero pensemos en lo siguiente.


En condiciones normales, un camión puede estar equipado para
transportar cargas líquidas, gaseosas o sólidas, pero no estará equipado
para dos o tres de estas de manera simultánea. Eso equivaldría, de
manera genérica, al campo semántico de una palabra: aquello
que puede llevar. Pero, pensando en un camión dotado para el
transporte líquido, en un viaje determinado no llevará leche y petróleo a
la vez. O lleva leche, o lleva petróleo. Pero que lleve una cosa u otra,
no es un asunto arbitrario, impredecible. El camión transporta lo que la
empresa tiene contratado transportar. De la misma manera, la carga
semántica de una palabra en un momento dado, no es un asunto
arbitrario, impredecible. La palabra transporta el significado que le pide
su autor y que, bajo condiciones normales, se puede discernir de su
contexto. De ahí que tener una buena idea sobre el contexto global y
cercano sea tan importante. Saber que un camión acaba de salir de las
instalaciones de la Central Lechera Asturiana es mucho más importante
que consultar en un manual las condiciones técnicas del tráiler.

Algo parecido ocurre con las palabras. Leer los diccionarios puede ser
muy útil, pero al final, el significado concreto en una oración concreta
siempre viene determinado por su uso en un contexto determinado, no
por las posibilidades mencionadas en un diccionario. Un diccionario no
prescribe, sólo describe. Y el mejor uso que le podemos dar a un
diccionario es, por un lado, para entender las posibles opciones y, por
otro lado, tener una pista sobre los contextos en los cuales suele darse
una opción u otra.

Lo que se desprende de todo esto es que incluso entender las palabras


es un trabajo contextual y, por ello, un trabajo que sólo se puede
realizar a nivel exegético en pasajes concretos. Por lo tanto, nada mejor
para aprender cómo funciona esto en la práctica que ir al pasaje que
estamos trabajando. Las palabras, en sí, no significan demasiado. Las
palabras, in situ, significan mucho. Así que ¡valor y al toro! (…
entendiendo, en nuestro caso, que ese toro no es un toro genérico (al
estilo de Platón), sino un toro que corre, airado y sudado, por las calles
de Cuéllar o Pamplona, o que lidia, ensangrentado, en La Plaza de Las
Ventas o en la de La Maestranza, y aclaremos, de paso, no en las plazas
de Barcelona porque, dado que ya se han prohibido las corridas de toros
en Cataluña, esa noción sería un ejemplo de una falacia exegética
conocida como un “anacronismo semántico”. Véase D.A. Carson,
Falacias exegéticas, CLIE, pp. 39-41.)

Nuestro principal interés para las tareas que trabajaremos el “Martes”


es primero estudiar nosotros mismos, por nuestra propia cuenta, lo que
pueden significar – en contexto – las palabras significativas de nuestro
pasaje. Pero luego es de sabios estudiar un poco más para conseguir
que nuestro trabajo anterior con las palabras participe de una
conversación más amplia. En concreto, echaremos mano de nuestros
mejores comentarios para contrastar y, si cabe, perfeccionar nuestras
conclusiones sobre el significado contextual de las palabras con lo que
allí estudiemos. Hecho eso, para cualquier palabra que tenga particular
relevancia o complejidad, recogeremos el fruto de nuestro estudio de
una manera que podamos compartirlo ya con la congregación en la
predicación que haremos.

Esta última tarea tiene en mente nuestro “punto kilométrico” para el


trabajo con las palabras. Queremos acabar el “día” con unas breves
definiciones contextuales de las palabras importantes resaltando la
relevancia que pueden tener para el sentido del pasaje entero.” De esta
manera, dejamos “terminado” nuestro trabajo con las palabras de una
manera importante. Ya tendremos definiciones – en algunos casos poco
más que una oración aclaratoria; en otros casos párrafos enteros con
ilustraciones y explicaciones detalladas – redactadas y listas para
introducir en el bosquejo o texto de nuestro sermón.

Tareas a realizar para profundizar en el


contenido
A diferencia de las tareas hechas en apartados anteriores de nuestro
proceso, estas han de hacerse repetidas veces, dado que se deben
realizar con cada una de las palabras más significativas de la porción a
predicar. De ahí que también se deba entender que algunas de estas
“tareas” se pueden realizar de manera sumamente rápida. Ejemplo
especial de ello es la primera tarea que, en el caso de algunas palabras,
a lo mejor es cuestión de apenas algunos segundos y no más de un par
de minutos.

Los artículos en esta serie irán desglosando los conceptos


básicos descritos arriba, presentando cada idea en cierto detalle. Como
siempre, sigo recomendando una tarea constante…

Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica del libro.


Luego, para cada una de las palabras identificadas en la Tarea 4 del
Lunes, realizar las siguientes tareas:

Tarea 1. Examinar las opciones semánticas posibles.


Tarea 2. Determinar el significado semántico probable.
Tarea 3. Describir la aportación semántica contextual.
Tarea 4. Contrastar mis conclusiones sobre el sentido contextual con los mejores
comentarios.
Tarea 5. Redactar descripciones didácticas para la congregación, resaltando la relevancia
para el sentido del pasaje.
Tarea 6. Conclusión

Tarea 1: Examinar las opciones


semánticas posibles

Esencia de la tarea
La mayoría de las palabras tienen más de una acepción en el
diccionario. Antes de saber cuál es el sentido contextual que
corresponde a su uso en el pasaje sobre el que predicarás, tienes que
informarte de las opciones posibles. Esta tarea te pide tomar nota de las
opciones de manera consciente para que, entre otras razones,
accidentalmente no deseches posibilidades que deberías tener
presentes.

Descripción detallada
Como apuntábamos en la Introducción a las tareas del Martes,
descontextualizadas, la mayoría de las palabras tienen más de un
sentido posible. Sin embargo, en una oración concreta, normalmente
sólo tienen un significado funcional.

Para nuestro propio idioma materno, casi nunca tenemos que pensar de
forma deliberada, al oír o leer una oración, qué significados específicos
tienen en la oración de entre todas las posibilidades. La razón es que
llevamos toda la vida, desde nuestra infancia más temprana, inmersos
en lo que podríamos llamar un gran diccionario viviente, donde día tras
día, mes tras mes, hemos sido bombardeados constantemente de usos
que nos han ido perfilando tanto los significados posibles como los
contextuales.

Sin embargo, cuando pasamos a un segundo idioma, automáticamente


perdemos todo ese trasfondo. Si algo hemos conseguido aprender en
ese nuevo idioma, probablemente balbuceamos, como un niño pequeño,
procurando sortear – a tientas – las opciones léxicas disponibles.
Normalmente conseguimos usar las expresiones más básicas, con los
tiempos verbales más fáciles. Si tenemos suerte, nos hacemos entender.
Y si somos tan afortunados como para poder vivir en una segunda
cultura, posiblemente, y después de muchos años lleguemos a distinguir
los matices entre palabras y a usarlas correctamente. Incluso, yo que
llevo casi toda la vida hablando el castellano, ¡no siempre acierto en el
uso correcto de palabras como “por” y “para”!

Cualquiera que realmente haya intentado aprender un segundo idioma –


de verdad – sabe de lo que hablo. No es para nada fácil, y conseguir un
vocabulario amplio con un manejo aceptable de los campos semánticos
incluidos en ese vocabulario es un proyecto de años.

Comento todo esto porque casi ninguno de nosotros contamos con estas
ventajas cuando nos acercamos a los idiomas bíblicos: el hebreo, el
arameo y el griego. No pasa nada. Pero como mínimo – debemos
reconocer este hecho con una honestidad brutal. No manejamos estos
idiomas. Es más, en comparación con lo que escribí arriba sobre el
nivel de conocimiento de nuestros idiomas maternos y algunos de los
segundos idiomas hablados por el mundo hoy en día que podamos
haber ir aprendiendo, ni siquiera un pequeñísimo porcentaje de aquellos
que hemos estudiado el griego o el hebreo bíblico (y ni mencionar el
arameo) podemos alardear de realmente “conocer” estos idiomas. Me
pongo como primer ejemplo. En el momento de escribir estas líneas,
tengo un vocabulario funcional en el griego bíblico de unas 3200
palabras memorizadas de las 5440 que hay en el Nuevo Testamento.
Para conseguir esto, llevo una disciplina de 30-60 minutos de repaso de
vocabulario cada día desde hace varios años. Mis “tarjetas” digitales de
vocabulario tienen 3 caras (esto es posible porque son digitales). En el
primer lado está la palabra griega en la forma que aparece en el
diccionario. En la segunda cara hay una o más glosas sencillas que
representan palabras “equivalentes” en inglés. En la tercera cara
aparecen, enumerados, todos los significados que corresponden al
campo semántico total de esa palabra en el Nuevo Testamento.

Ahora bien. Comento todo esto para destacar una simple realidad.
Incluso con el gran esfuerzo constante que vengo haciendo, con la
mayoría de estas palabras puedo extraer de mi memoria la mayor parte
de las glosas principales que aparecen en la segunda cara de la tarjeta,
pero en muy pocos casos sería capaz de sacar todos los significados que
corresponden a todos los usos del campo semántico total de la palabra
en el Nuevo Testamento. Y mi esfuerzo en todo esto ¡ha sido
considerable!

De ahí que, a pesar de que sea una tarea relativamente sencilla, no


debemos menospreciar esta primera tarea. Examinar todas las opciones
semánticas posibles. Si no lo hacemos, no sabremos si hay acepciones
que estamos pasando por alto. Tampoco sabremos, habiendo
examinado y posteriormente descartado opciones poco probables, que
tenemos derecho a cierta confianza en nuestras conclusiones.

En nuestro idioma materno, todo esto ocurre más o menos de manera


automática. En los idiomas bíblicos, muy pocos contamos con ese nivel
de habilidad. Además, dada la importancia del material a interpretar,
todo el esmero que podamos aplicar será poco.

De ahí que la primera tarea consiste en ver, para cada palabra


importante, cuáles son nuestras opciones.

Para hacer
Afortunadamente, las actividades a realizar para esta primera tarea son
relativamente pocas y sencillas. ¡Menos mal, también, porque las
tendremos que repetir con muchas palabras! (En realidad, esta tarea no
debe contemplarse como una tarea independiente, sino, más bien una
tarea que da pie al estudio de una palabra.)
La actividad básica consiste en ver las alternativas que
existen en los diversos léxicos (diccionarios) del idioma bíblico
correspondiente. Si tienes más de un diccionario hebreo, griego o
arameo, mejor, pero con uno bueno se puede trabajar.
Encuentra la palabra que quieres investigar y simplemente
anota las acepciones principales que aparecen para esa palabra.
Repite el mismo proceso en los otros léxicos que puedas
tener.
A tener en cuenta
Otra manera de acercarse a acepciones posibles sería realizando la
misma clase de labor que realizan los lexicógrafos. Es decir, examinar
el significado de las palabras en los mismos contextos en los que
aparecen. Los que escriben diccionarios analizan docenas o cientos de
oraciones para identificar los sentidos que tienen las palabras en esas
oraciones. Los que editan los léxicos bíblicos han hecho exactamente lo
mismo. Han cotejado todas las veces que aparece una palabra en la
Biblia para identificar los usos que tiene. Después, juntan esos usos en
las categorías que figuran como acepciones en el diccionario.

El exegeta / predicador, puede hacer algo parecido, si dispone del


tiempo. Puede usar una concordancia para ver las veces que aparece
una palabra y, en base a su análisis del uso en contexto, sacar las
conclusiones correspondientes sobre los significados posibles. Sin
embargo, debido al tiempo que esto requiere, es poco factible que la
mayoría de los predicadores puedan realizar esta clase de estudio.
Además, como los diccionarios ya recogen esa clase de análisis, es más
eficaz y probablemente de más ayuda mirar allí.

Otra conclusión de todo lo expuesto arriba es llegar a tener un mayor


aprecio por las traducciones bíblicas. Es verdad que se puede debatir lo
que aparece en las traducciones en un asunto u otro. Sin embargo, si
sabemos evaluar nuestro propio conocimiento de los idiomas originales
en su justa medida, la mayoría de nosotros llegaremos a valorar mucho
más el trabajo de expertos reconocidos. Eso sin conceder a todas las
opiniones de los expertos un valor exagerado, ni menospreciar nuestra
propia capacidad de evaluar las opciones presentadas.
NOTA. Posiblemente una de las razones de que para los idiomas
bíblicos se use más la palabra léxico que diccionario sea que, en el
campo de los estudios bíblicos, se ha llegado a usar diccionario
también para una clase de recurso que se aproxima más a una
enciclopedia. En todo caso, aquí mismo, también podemos ver que la
misma palabra “diccionario” tiene más de una acepción. ¡Y eso en
castellano!
http://exegetica.net/tutoriales/m1-tutorial-martes-tarea-1-examinar-opciones-
semanticas-posibles/ (VIDEO)

Tarea 2: Determinar el significado


semántico probable

Esencia de la tarea
Habiendo tomado nota del campo semántico total de una palabra en la
tarea anterior, uno pasa naturalmente a determinar cuál de esas
posibilidades es la que mejor se corresponde al uso de la palabra en el
pasaje que predicará. Consulta tus diccionarios y traducciones y escoge
la que más sentido tiene.

Descripción detallada
Es evidente que el estudio de las palabras que configuran un pasaje
bíblico es muy importante. Sin embargo, las advertencias del estudioso
David Alan Black, en su libro Using New Testament Greek in Ministry,
sobre esta clase de estudio merecen una reflexión detenida y una
difusión amplia.

“A pesar de que el análisis léxico sea importante, es una herramienta


limitada, un siervo más que el soberano. Como profesor de griego,
nunca me he preocupado demasiado por la habilidad de mis alumnos
por hacer estudios de palabras; siempre me preocupa mucho más que
no se queden solo en eso. Demasiada predicación en el Nuevo
Testamento tiende a sufrir una rigidez en la traducción que ignora el
contexto más amplio en el que se encuentran las palabras. (p. 75,
traducción mía).”

Son afirmaciones fuertes y acertadas. Black tiene más que decir sobre
el asunto.

“Con frecuencia considerado el ‘ábrete sésamo’ del sentido original


de las Escrituras, el análisis léxico posiblemente sea
más susceptible al abuso que cualquier otro método de interpretación
(p. 74).”

Resalto esto, porque creo firmemente que Black (junto con muchos
otros eruditos que podríamos citar) acierta con afirmaciones de este
tipo. El estudio de palabras bíblicas es muy importante. Pero exagerar
su importancia es cometer el error de pensar ¡que los ladrillos son la
casa! Desde luego que la casa requiere ladrillos (a no ser que sea una
casa de madera), pero una casa no es la mera suma de ladrillos.

Así que hagamos los mejores estudios de palabras posibles, pero nunca
perdamos de vista que son las oraciones, los párrafos y el libro entero
los que contienen el pensamiento completo.

Para hacer
Estudiar las palabras puede ser de gran beneficio si tenemos claro que
las estudiamos “encarnadas.” De ahí que comentemos estas
advertencias aquí, porque es justo en esta tarea dónde los errores
mencionados arriba pueden comenzar a generarse si no tenemos
cuidado. Por el contrario, si emprendemos este estudio con una idea
clara de que lo que procuramos descubrir no es “el significado de esta
palabra”, sino “el significado de esta palabra aquí” nuestro estudio
puede ser de gran ayuda. Por si resulta de ayuda, exagerando un poco,
podríamos imaginarnos que una palabra no significa nada hasta que no
signifique algo en la oración de la que forma parte. Otra manera de
entender este asunto sería pensar que una palabra aislada tiene 2, 5, 8 ó
14 significados. Una palabra en contexto solo tiene uno.

Con eso en mente, salimos en busca de ese significado contextual


singular.

Volviendo a nuestros léxicos hemos de preguntar cuál de esos


significados posibles que vimos en la tarea anterior es el más probable,
en contexto. Para esa determinación contamos con varias ayudas.

1. Conociendo nuestro pasaje relativamente bien debido a nuestro


trabajo hasta aquí (sobre todo del “Lunes”), ¿cuál es la acepción
más natural que se nos presenta en la lectura?
2. En algunos casos (como el léxico griego de Tuggy), el
lexicógrafo se ha esforzado por ofrecer una sugerencia sobre qué
acepción corresponde ¡con cada uso concreto en el NT! Es decir,
a no ser que se trate de una de esas palabras que aparece cientos o
miles de veces en el NT, aparece la referencia bíblica para cada
uso, bajo la acepción correspondiente. Todavía tendremos que
sopesar la decisión del lexicógrafo, pero es una ayuda enorme, y
probablemente acierte el 99% de las veces.
3. En otros casos (como el léxico hebreo de Chavez), sólo vienen
unos versículos de muestra. Si ese es el caso, entonces tendremos
que ir a esos versículos para ver, en contexto, qué uso es más
parecido al nuestro.
4. Como veremos en el tutorial correspondiente, con el
software bíblico tenemos opciones adicionales en este asunto
sumamente interesantes. Ya no estamos limitados por lo extenso
que pueda permitirse ser un libro impreso. De ahí que nos vengan
indicados los usos específicos de todas las instancias específicas
de una palabra. Una vez más hay que enfatizar que debemos
sopesar lo que el software nos presenta, pero con casi toda
seguridad acierta.
5. Luego, algunos léxicos nos amplían la información con la que
podemos tomar nuestras decisiones. Mientras que anteriormente
muchos léxicos ¡incluidos los mejores! se limitaban a ofrecer
“glosas” equivalentes, ahora empiezan a aparecer ediciones con
verdaderas definiciones. Esto es un adelanto importante. (De este
clase destacaríamos obras como las de Louw y Nida y BDAG, en
inglés)
6. Después hay otros tomos en los que los estudiosos en cuestión
recorren parte del mismo camino en el que nos encontramos
nosotros, y nos ofrecen comentarios y observaciones sobre usos
en unos contextos y otros. Es decir, son más bien estudios de
palabras bíblicas que diccionarios de palabras bíblicas. (De ahí
que, por ejemplo, la conocida obra de Vine se titule Diccionario
expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento.)
7. En un sentido parecido, pero orbitando en otra esfera, está el
monumental Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (en 10
tomos) que está – por así decirlo – entre diccionario y
enciclopedia. Contiene unos macro-artículos sobre las palabras
del Nuevo Testamento. Afortunadamente, hay una versión
reducida de esta epopeya que nos resalta lo más importante del
trabajo anterior, pero en un sólo tomo: el Compendio del
Diccionario Teológico del Nuevo Testamento.
8. Finalmente comentar que tampoco debemos subestimar la
importancia de considerar qué acepción de una palabra es la más
probable directamente leyendo el texto.

 ¿Cómo lo ves tú mismo? Lee el texto y piensa. Prueba una


acepción y luego otra. Algunas podrás descartar casi sin tener que
pensarlo.
 Otra ayuda muy buena surge al comparar diferentes traducciones
castellanas. Por un lado, ¿traducen todas igual o parecido? Sería
una pista clara. Por otro lado, ¿existen diferencias? Aún así
probablemente reduzcan las opciones a considerar.
Cuando hayas sopesado la información y hecho tu valoración, anota esa
decisión en tu hoja de estudio.

Nuevamente, salvo en casos excepcionales, no dejes que esta tarea


tome demasiado tiempo. Tienes más palabras para estudiar, así que no
puedes detenerte demasiado tiempo en ninguna palabra en particular.
Recuerda también que el significado es una labor de equipo. Todas las
palabras de una oración y un párrafo ayudan a entender el significado
de cada una. Luego también está la gramática y el contexto más amplio
literario, histórico, cultural, etc. En definitiva, todas aquellas
consideraciones que hemos venido trabajando y que seguiremos
trabajaremos en adelante.

Todavía habrá unos controles adicionales, a nivel de palabra, con lo que


hagas en las tareas 3, 4 y 5. Sin embargo, no debemos caer en el error
de pensar que todo depende de la determinación que hagamos sobre el
sentido de una sola palabra. Eso rara vez es el caso.

A tener en cuenta
Es muy bueno tomarse un tiempo para llegar a conocer a fondo las
peculiaridades de los léxicos que acabas usando más. Todas tienen
peculiaridades. Si sabes cuáles son y, qué impacto tienen, tu exégesis
saldrá ganando. Por ejemplo…

 ¿Has leído la introducción al léxico? Allí se explicarán los


parámetros con los que trabajó el lexicógrafo. Sería sumamente
clarificador saber cuáles son esos parámetros.
 ¿Has leído una o más críticas responsables de la obra? Leer las
valoraciones de un par de eruditos de confianza podría evitar que
promovieras algún que otro defecto del diccionario en cuestión.
 Por ejemplo, y a pesar de que sea una de las máximas obras de
referencia, el léxico enciclopédico de Kittel, ¡no participa de la
inerrancia del Nuevo Testamenteo sobre el que versa! Cito dos
breves críticas en este sentido.
 Los eruditos del NT de Trinity Evangelical Divinity School
comentan, “A pesar de ser altamente estimada y muy provechosa,
Kittel no se encuentra enteramente libre de deficiencias: el lector
debe saber que los autores de los artículos individuales tienen
ellos mismos compromisos teológicos que a veces influyen en su
análisis de los datos léxicos. Además, debe tenerse en cuenta que
un análisis histórico del uso de una palabra puede no representar
de manera acertada el desarrollo del concepto más amplio con el
que la palabra tiene que ver” (An Annotated Bibliography on the
Bible and the Church, Editor: Douglas Moo, p. 38, 1986).
 Black, comenta, “Los estudiosos del Nuevo Testamento
han llegado a darse cuenta dolorosamente en años recientes que
incluso los análisis tan extensos contenidos en la obra de diez
volúmenes, Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Kittel)
no siempre dan un completo y suficiente reconocimiento de la
influencia de un contexto particular sobre el sentido de una
palabra” (p. 74).
Sin restarle a Kittel su valor merecido, el exegeta responsable debe ser
conocedor de perspectivas de este tipo y tenerlas muy en cuenta.

Para terminar, recomendaría la lectura pausada en dos campos.

1. Algún buen artículo sobre el estudio de las palabras. Hay


muchos, sobre todo si son más bien recientes y toman en cuenta
los avances lingüísticos y retóricos de las últimas décadas. (Una
buena primera introducción es el capítulo 6: “Lo que quieren
decir las palabras” de Rob Haskell en su libro Hermenéutica.)

2. Una guía completa que te ayude, paso a paso, a entender


realmente y usar los mejores léxicos. (Por ejemplo, para quien se
maneje adecuadamente con el inglés, no existe otro léxico que se pueda
comparar con la tercera edición del A Greek-English Lexicon of the
New Testament and Other Early Christian Literature - también
conocido por las siglas de los apellidos de los editories, BDAG. Para
aprender a usar esta obra, la mejor orientación que conozco es el
Apendice A: “Using BDAG” (Usar BDAG) de Rodney Decker en su
Koine Greek Reader.)
http://exegetica.net/tutoriales/m2-tutorial-martes-tarea-2-determinar-significado-
semantico-probable/ (VIDEO)

Tarea 3: Describir la aportación


semántica contextual
Esencia de la tarea
Hecha la elección de un significado contextual para una palabra en la
tarea anterior, prueba a describir en unas pocas frases lo que ese sentido
contribuye al sentido de la oración en la que aparece. Por un lado, esto
ayudará a aclarar ese significado en tu mente y, por otro, servirá como
una pequeña comprobación: si no eres capaz de describir la aportación
que ese significado hace al pasaje, a lo mejor no has acertado todavía.

Descripción detallada
Después de determinar el significado contextual probable de una
palabra, toca pensar en la aportación que este significado hace al
pasaje. ¿Qué se quiere transmitir en el pasaje al usar esta palabra con
este significado?

Está muy bien que hayamos usado unos léxicos para llegar a sentidos
probables con algunas de nuestras palabras más importantes. Sin
embargo, hasta aquí esto representa recibir un poco de ayuda de parte
de gente más experta que nosotros en los idiomas originales porque
precisamente a nosotros nos falta algo básico con que contaban los
lectores originales: el habernos criado con ese idioma en esa cultura en
ese momento de la historia.

Pero incluso los lectores originales, que contaban con un amplio


trasfondo en los usos de las palabras con las que se redactaron los libros
bíblicos, necesitaban hacer lo que pretendemos hacer en esta tarea:
preguntarse por lo que el autor quería decir con esas palabras. Parte de
lo que hemos hecho hasta aquí es para llegar un poco más en igualdad
de condiciones, a nivel de lenguaje, al lugar en que se encontraban los
lectores originales. Pero ahora hemos de hacer lo mismo que ellos:
entender lo que esas palabras con esos significados quieren decir.

Nuevamente, decir que aunque esto aparezca como “otra tarea a


realizar,” en el trabajo normal, formaría parte de un proceso de
reflexión bastante natural y breve.
 ¿Qué sentidos puede tener esta palabra?
 ¿Qué sentido es el más probable aquí?
 ¿Cómo he de entender lo que este sentido comunica?

Visto así, nos damos cuenta de que en la mayoría de los casos, esta
reflexión generalmente no tomará más que unos minutos, si llega. Es
una extensión natural del mismo esfuerzo mental anterior y – repito –
normalmente hecho en el mismo momento para cada palabra. Hasta
perfectamente podría haber descrito estas tres tareas como una sola,
compuesta de varias partes. No lo he hecho así, en parte para resaltar
cada aspecto y en parte porque hay actividades y herramientas para
describir en esta secuencia.

Para hacer
1. Descripción. Como mínimo, entonces, esta “tarea” animaría a que
(en tus notas para cada palabra importante) agregues una frase o dos
sobre la idea que el sentido contextual transmite en el pasaje. Como ya
hemos observado, en algunos casos anotar esto no llega ni a tomar un
minuto. Es simplemente cuestión de asegurarte de que lo has entendido.
Si te es de ayuda, un par de ideas te pueden servir para perfilar lo que
escribes.

 ¿Eres capaz de describir la aportación que hace?


 La frase u oración que anotas ¿sería suficiente para aclarárselo a
otra persona?
 ¿Es necesario distinguirlo de otros posibles sentidos contextuales
que no son correctos?
Es posible, sin embargo, que con algunas de las palabras todavía
quieras perfeccionar tu entendimiento, antes de contrastarlo con el de
los comentaristas. Quizás, al intentar describir la aportación semántica
contextual, te has dado cuenta de que todavía necesitas mejorar tu
entendimiento, no sólo del valor específico contextual que el autor
quería transmitir aquí con el uso de la palabra, sino también, quizás, por
qué no uso otras posibles palabras.
Varios recursos adicionales pueden ser de ayuda, si dispones del tiempo
necesario.

Para profundizar
2. Concordancias. Tradicionalmente, una de las herramientas
indispensables para cualquier exégesis seria ha sido la concordancia. La
razón es obvia y sencilla: si la mejor manera de saber los significados
que las palabras pueden tener es viéndolas en contexto, una
concordancia nos posibilita hacer eso de manera conveniente. Nos
permite consultar todos los usos de una palabra y, según las
características de la concordancia en cuestión, quizá verlos todos a la
vez con lo suficiente del contexto incluido para no tener que abrir la
Biblia al pasaje específico para poder verlo en contexto.

La consulta de una concordancia puede ser de especial beneficio para


perfilar el uso que un autor bíblico determinado da a una palabra. Es
decir, para ver, p. ej., cómo Pablo suele usar una palabra o entender
mejor si Lucas, en Lucas y Hechos tiene un uso distintivo de un
término particular.

Hay concordancias de diferentes tipos. Las menos útiles son aquellas


que presentan la información de una sola traducción de la Biblia. Las
más útiles son aquellas que están organizadas según las palabras de los
idiomas originales, bien sean presentadas en castellano o en los mismos
idiomas originales.

Lo cierto es que a estas alturas de la historia, cualquier concordancia


impresa ha quedado superada, con diferencia, por las prestaciones de
cualquier software bíblico, tanto en velocidad como en flexibilidad.
Realmente ya no merece la pena invertir ni el tiempo ni el dinero en
una concordancia impresa.

Resaltar que el uso que uno le debe dar a una concordancia es ver, en
contexto, cómo se emplean las palabras. Es decir, su función principal
es cotejar sentidos. Como señala Haskell, una concordancia no debe
usarse simplemente para realizar “estudios de concordancia” donde uno
junta una serie de versículos sobre una palabra determinada y los
organiza para crear su sermón o estudio bíblico (Hermenéutica, p. 94).

3. Traducciones y Paráfrasis. Otro acercamiento al sentido de las


palabras es comparando la manera en que las diferentes traducciones
han entendido su función en contexto. Las elecciones de los traductores
son una pista clara sobre cómo entienden el significado contextual de
una palabra y, además, podemos ver cómo ese entendimiento interactúa
con los otros componentes del contexto. Luego, si algunas de las
versiones tienden más a la paráfrasis que a la traducción, veremos un
esfuerzo por explicar ese sentido. A efectos de la exposición, esto
puede ser de ayuda. Por ejemplo, si en 1 Juan 2:2, una traducción más
literal versa, “El mismo es la propiciación por nuestros pecados…”
(LBLA), una paráfrasis nos puede ofrecer un acceso más “digerible”.
Fíjate en como estas versiones, en términos de nuestra tarea, “describen
la aportación semántica contextual” de la palabra propiciación.
“Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean
perdonados…” (DHH) o “Él mismo es el sacrificio que pagó por
nuestros pecados…” (NTV). Desde luego, una paráfrasis siempre es
más “interpretativa”, pero a efectos de aclarar la aportación de una
palabra a un versículo concreto, puede ser muy sugerente. Es más,
debido al hecho de que muchos de los miembros de tu congregación
pueden tener estas versiones o paráfrasis, tomar contacto con ellas tiene
el valor añadido de ayudarte a saber lo que están leyendo ellos, sobre
todo si hace falta aclarar algún asunto.

4. Léxicos comparativos y expositivos

 Louw y Nida. Lástima que en este momento no esté disponible


en castellano. Este léxico tiene un par de virtudes singulares en lo
que comentamos en esta tarea. (A). Dado que la organización
principal de este léxico es por dominios y sub-dominios
semánticos, permite ver una palabra en cercanía de otras palabras
semánticamente similares. Esto ayuda a distinguir posibles
matices, si los hubiera. (B). Dado que fue preparado
especialmente pensando en traductores del Nuevo Testamento,
además de contener definiciones (y no solo glosas), en muchos
casos los lexicógrafos han incorporado sugerencias destinadas a
ayudar a los traductores a encontrar maneras de expresar los
conceptos contenidos en la palabra en caso de que no existieran
unas equivalencias fáciles . Es decir, este léxico, además de
definir, en muchos casos también explica.
 Kittel. En la tarea anterior hice referencia a la obra monumental
de Kittel y también señalé algunas cautelas a tener en mente en el
uso de Kittel. Parte de la utilidad de esta obra es su naturaleza
expositiva. Parte de su dificultad para el uso práctico es lo
extensa que es – incluso en la versión compendio. (Otra obra
similar, en inglés, es la de Colin Brown.)
 Vine. Es un léxico expositivo y por consiguiente recorre parte de
la tarea que aquí uno mismo está haciendo. (Otras obras
parecidas, en inglés, son las de Mounce y Zodhiates.)
 Estudios especiales. En un nivel accesible, están obras como la
de Barclay, que expone 100 palabras importantes del Nuevo
Testamento griego. En un nivel más académico, existen
demasiadas monografías y obras multi-volumen como para
comentarlas aquí.
Otros léxicos y léxicos en desarrollo. Diccionario del
Griego Bíblico, A. A. García Santos, Verbo Divino. Diccionario
Griego-Español (DGE), Rodríguez Adrados, et. al. También el
Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento (DGENT), J.
Peláez y la Facultad de Filología Griega de la Universidad de
Córdoba.
A tener en cuenta
Gran parte de lo que uno realiza o no en este momento del proceso
depende del tiempo del que se dispone. Si no dispones de mucho
tiempo, no te compliques la vida, ni te sientas mal. Ten presente que al
contrastar tus conclusiones con los comentarios (en la próxima tarea)
estarás consultando las opiniones de estudiosos que sí han hecho estas
investigaciones adicionales – ¡y muchas más! Con frecuencia
descubrirás que el comentarista te hace un revisión general de todo lo
anterior.
 Resume todos los usos distintivos de un autor bíblico.
 Contrasta las traducciones más interesantes.
 Evalúa las aportaciones y conclusiones de los léxicos más
extensos y de los estudios especializados.

Así que si te ves corto de tiempo, pasa a la siguiente tarea. Sólo ten
presente que el precio a pagar por ese ahorro de tiempo es, por un lado,
que tendrás un contacto algo menos directo con el material, y por otro,
que dependerás algo más del estudio de otra persona. Pero ante las
demandas reales del ministerio, con frecuencia esta es precisamente la
decisión más honrada. De ahí que, incluso, describo los puntos 2, 3 y 4.
como “para profundizar” y no “para hacer”. Además, si disponemos de
comentarios fiables, tampoco deberíamos pensar que depender algo
más de ellos vaya a mermar nuestro trabajo sobremanera.

http://exegetica.net/tutoriales/m3-tutorial-martes-tarea-3-describir-
aportacion-semantica-contextual/ (VIDEO)

Tarea 4 – Contrastar mis


conclusiones sobre el sentido
contextual con los mejores
comentarios
Esencia de la tarea
Como probablemente no eres el mayor experto mundial en todos los
significados del vocabulario bíblico, sería prudente, como mínimo,
contrastar las conclusiones conseguidas en las tareas anteriores con los
mejores comentarios de los que dispones. Los mejores comentaristas no
solo ofrecerán sus conclusiones sobre el sentido de las palabras en
contexto, sino que también contrastarán sus conclusiones con las de
otros eruditos. Y como ya has hecho tu propio estudio provisional,
sacarás mayor provecho de los comentarios.
Descripción detallada
En cierto sentido, si en la tarea anterior (M3.) procuramos ver si
nosotros éramos capaces de expresar el mensaje que los significados
contextuales de las palabras pretenden transmitir, en esta tarea
procuraremos “verificar” en alguna medida lo que hemos entendido con
lo que han entendido algunas personas más expertas que nosotros.
Tener en cuenta, además, que esto no es lo mismo que consultar con
un léxico. La razón es que el enfoque del comentarista recae en el uso
de nuestras palabras en nuestro pasaje. Es decir, procura tomar en
cuenta todas aquellas dinámicas de contexto y argumento que tanto
constriñen el sentido particular de una palabra. Cuestiones que nosotros
mismos trabajaremos algo más en tareas futuras. Esto es de suma
importancia. Como Donald Carson bien dice (Falacias exegéticas, p.
70), al concluir su capítulo sobre las falacias en el estudio de las
palabras,

Pero el corazón de este asunto es que la semántica, el significado, es


más que el significado de las palabras. Implica frases, oraciones,
discursos, géneros, estilo; exige simpatizar no solo con los estudios
sistemáticos de la palabra (los que relacionan unas palabras con
otras), sino también con los estudios paradigmáticos de la palabra (los
que reflexionan por qué se utiliza esta palabra en lugar de aquella).

Luego, hay varias razones adicionales muy concretas por las que
merece la pena consultar los comentarios a estas alturas.

 Es de sabios reconocer que hay personas que probablemente


saben bastante más de los idiomas originales y que, además,
probablemente hayan dedicado años al estudio del libro bíblico al
que nosotros estamos dedicando unas semanas.
 Es un seguro para nuestra fidelidad. Si en algún asunto nos
hemos equivocado, aun si solo se tratara de cuestión de matices,
mejor descubrirlo ahora que después de haber echo
algún énfasis particular desde el púlpito.
 Muchos comentarios también aportarán reflexiones e ideas que
no se nos habían ocurrido todavía. Por consiguiente, nuestra labor
puede verse profundamente enriquecida. Pero al haber hecho ya –
por nuestra cuenta – todo el estudio que hemos hecho hasta aquí,
podremos valorar mejor lo que leemos y al mismo tiempo evitar
ser indebidamente influenciado por lo que el comentarista dice.
Para hacer
En líneas generales podemos hablar de dos clases de comentarios en
cuanto a la tarea que contemplamos en este momento. Los que ofrecen
apartados especiales para la información que buscamos y los que lo
presentan todo junto. Probablemente necesites consultar comentarios de
ambas clases, pero necesitarás una estrategia ligeramente diferente para
cada una de ellas.

 Algunos comentarios, como los de la serie de Hendriksen y


Kistemaker, listan las palabras de manera independiente. Estas se
pueden consultar con mínima distracción. Abres el comentario a
la sección que versa sobre las palabras, contrastas aquella
información con lo tuyo, y anotas lo que pueda ser de utilidad.
 Otros comentarios ofrecen sus perspectivas sobre las palabras en
el transcurso del mismo comentario. Sobre todo para esta clase de
comentario, deberías estar preparado para cotejar la información
sin mayor distracción. Asegúrate de tener un plan listo como el
que aparece abajo en la sección “A tener en cuenta”. Sin
embargo, el aspecto positivo de esta clase de presentación más
“narrativa” es que la misma explicación de las palabras vendrá
más contextualizada con otras observaciones que el comentarista
puede hacer.
Ambas clases de comentarios tienen sus ventajas. Lo importante es
poder contrastar tu trabajo con lo que allí encuentras, anotando y
perfeccionando tus conclusiones.

A tener en cuenta
Aclarar también que, a medida que uno vaya trabajando con sus
comentarios de referencia, irá haciéndose una mejor idea de cómo
consultarlos sin descarriarse del proceso y sin acabar meramente siendo
portavoz de la opinión de los comentaristas. Menciono esto, en parte,
porque dado que creo que puede ser muy útil en este momento del
proceso tomar contacto con la “conversación” que existe en torno a tu
pasaje y, concretamente, en cuanto a las palabras que emplea, tantear
exclusivamente lo que los comentaristas dicen sobre las palabras puede
ser un poco complicado. Es decir, tantear sus observaciones semánticas
sin, a la vez, tantear también sus observaciones gramaticales,
interpretativas, etc. De cara a esto, posiblemente sea muy provechoso
tener “abiertas” hojas o (en Logos) archivos de notas donde uno puede
ir dejando constancia de observaciones adquiridas sobre otras
cuestiones sin tener que “trabajarlas” ahora mismo. Estarán allí
almacenadas para cuando uno esté listo para trabajar temas de
estructura o de significado. Si ayuda, puede que quieras tener varias
categorías en mente donde guardar estas observaciones adicionales. Así
las vas guardando de una manera lógica y, cuando llegue el momento,
podrás trabajar juntas observaciones de un mismo tipo. A modo de
ejemplo, Herbert W. Bateman IV, en su A Workbook for Intermediate
Greek (Un manual de trabajo para el griego intermedio), resalta asuntos
a investigar en las siguientes categorías.

 Asuntos léxicos. (Como esto es lo que ahora mismo estamos


trabajando, se supone que no se guardaría nada aquí en este
momento.
 Asuntos estilísticos. (Se podría trabajar en diferentes momentos,
según el tipo de elemento estilístico en cuestión.)
 Asuntos sintácticos. (En nuestro proceso se trabajarían
cuestiones de estructura el “miércoles”)
 Asuntos interpretativos. (Según qué asunto sea, en nuestro
proceso se podría trabajar el “miércoles” o el “jueves”)
 Asuntos teológicos. (Interpretación y aplicación. Para
desentrañar el “jueves”)
Al mismo tiempo, dado estas categorías de Bateman no incluyen
asuntos homiléticos, puede ser bueno también agregar algunas
categorías de ese tipo, por si un comentarista sugiere algo en esos
sentidos.

 Ideas sobre bosquejos


 Ideas sobre ilustraciones
 Ideas sobre aplicaciones
 Ideas sobre introducciones y conclusiones
Vistas las categorías anteriores, si acabas usando nuestro “proceso
semanal” a lo mejor quieres tener siempre preparadas carpetas para
Contexto, Contenido, Estructura, Significado, Bosquejo, Texto,
Sermón. Evidentemente, también puede que tengas un sistema tuyo
favorito,

Básicamente, la destreza a desarrollar en cuanto a esta última reflexión


es simplemente el saber centrarse (sin distracción) en lo que uno está
trabajando en un momento dado, sin perder (al mismo tiempo) la
oportunidad de “captar” información que se le presente, lo cual le
ahorrará tiempo en los días venideros. Es evidente que esto es una
destreza muy importante a desarrollar para el trabajo en cualquier
momento, dado que la mente trabaja de tal manera y los recursos se
leen de tal manera que siempre se presentarán ideas e información a
“destiempo”. Saber recoger esas ideas e información, sin perder el
enfoque sobre el trabajo que uno está desempeñando en ese momento,
es vital.

http://exegetica.net/tutoriales/m4-tutorial-martes-tarea-4-contrastar-
conclusiones-sobre-sentido-con-mejores-comentarios/ (VIDEO)

Tarea 5: Redactar descripciones


didácticas para la congregación

Esencia de la tarea
Conseguidas unas conclusiones que te sean convincentes sobre las
palabras, es hora de redactar esas conclusiones en un formato didáctico
que puedas compartir con la congregación en el sermón. El poder
redactar tus conclusiones de forma que instruya a otros es un paso final
muy bueno para realmente aprenderlo uno mismo, pero además, una
vez redactado – pensando específicamente en la congregación – ya
tienes contenido terminado para tu predicación.

Descripción detallada
Posiblemente no sea necesario realizar esta tarea para algunas de las
palabras que has estudiado. Si en un principio anotaste una palabra
porque tenías una ligera duda sobre algo, pero resulta que solventada
esa duda, la palabra no requiere mayor aclaración, no merece la pena
invertir más tiempo en ello. Cuando llegue el momento de decir algo
sobre la palabra o su sentido en el pasaje, se menciona brevemente y se
sigue adelante.

Sin embargo, hay otras palabras que, una vez hecha tu investigación y
contrastada con las observaciones de los comentaristas, te das cuenta
que merecen un trabajo adicional para poder presentarlas bien a la
congregación. Puede haber varios motivos para ello.

 Son palabras complicadas o con significados discutidos, así que


las tendrás que aclarar.
 Son palabras de una relevancia capital para entender el
argumento del pasaje, así que tendrás que explicar.
 Son palabras que encierran nociones teológicas muy sugerentes,
y las puedes ilustrar.
Esto, claro está, y como venimos recalcando quizás ya demasiadas
veces, sin caer en la trampa de hacer que alguna palabra interesante se
haga con el enfoque del sermón de manera desequilibrada. Por ejemplo,
no sería apropiado sacar la aplicación de una palabra interesante. Las
aplicaciones deberían surgir, más bien, de aquellas cosas que el pasaje
afirma o enseña. Evidentemente, las palabras juegan un papel en eso,
pero la afirmación es algo que corresponde a las oraciones, no a las
palabras.

Con esa puntualización en mente, volvamos a nuestras palabras para de


alguna manera, “cerrar” nuestro ciclo de trabajo con ellas. Habiendo
contrastado tu forma de entender las palabras con la de personas más
expertas para conseguir un entendimiento sólido de lo que quieren
transmitir en el pasaje, es hora de pensar en las personas que te oirán
predicar. ¿Cómo expresarías lo que has aprendido para que esas
personas lo entendiesen rápidamente en el transcurso de la predicación?

Para hacer
Lo que toca hacer no es particularmente complicado. Posiblemente las
siguientes indicaciones sirvan de orientación suficiente.

¿Qué palabras merecen una expresión didáctica especial? Piensa,


¿qué necesito transmitir para que lo entiendan? ¿Vale lo que ya tengo
redactado? ¿Es cuestión simplemente de pulir un par de frases? En ese
caso, hazlo y no te compliques más. Quizás aquí “la regla de dos
minutos” valdría. Si lo que la palabra que tienes delante en un momento
dado sólo requiere que le dediques menos de dos minutos para que esté
en condiciones de uso homilético, dedícale esos dos minutos y sigue a
la palabra siguiente. Por el contrario, si es una palabra que requiere una
cierta reflexión para presentarla bien, dedícale el esfuerzo del que
hablamos específicamente en esta tarea.

Ponte a escribir. Piensa en las categorías mencionadas arriba.

 Si se trata de una palabra complicada o de significado discutido,


redacta algo que lo aclararía para cualquiera que pasara por tu
despacho dentro de 15 minutos.
 Si se trata de una palabra muy relevante al argumento, ¿Qué
necesitas explicar? ¿Hay contrastes que se deben establecer?
¿Usos especiales que uno debe tener en cuenta?
 Si se trata de una palabra con nociones teológicas muy
sugerentes, ¿se puede ilustrar de alguna manera? ¿Cómo se la
explicarías a un niño? ¿Se puede dibujar o diagramar? ¿Hay
algún episodio narrativo en las escrituras que la dejaría clara?
Deja de escribir cuando casi se pueda incluir en el texto final del
sermón.

No es cuestión de escribir algo de manera prematura. Es decir, algo


que no responda a cuestiones de estructura y aplicación, etc., que
todavía vendrán, sino más bien que escribas algo que te deje con esa
sensación de que el viernes o el sábado no tendrás que volver sobre esto
antes de poder incorporarlo a tu bosquejo o texto final. Dicho de otra
manera, has estado trabajando estas palabras con cierto esfuerzo. Las
ideas están en tu mente. No hay mejor momento que ahora para
completar tu reflexión sobre estas palabras, como palabras. Y sabes
que has completado tu reflexión cuando la has podido describir de tal
manera que las puedes expresar, aclarar, explicar o ilustrar en el sermón
para que las entienda esa abuelita que está sentada en la segunda fila.

A tener en cuenta
Esta tarea sigue siendo una extensión de las anteriores. Por lo tanto,
a lo mejor con una palabra complicada, lo mejor sería redactar las
aclaraciones necesarias mientras tienes abierto delante los comentarios
que has estado examinando.

Y hablando de los comentarios, no te olvides de citar la fuente si


recoges una idea particularmente útil y memorable. Puede ser
tentador no perder tiempo en introducir un pie de página, pero es lo
correcto. Además, lo que puedas “perder” en parecer más original al
hacer una mención, lo ganarás en credibilidad, y eso no tiene precio.

Ten presente, también, que el propósito especial de esta tarea es


pensar en tu audiencia. Es decir, convertir el fruto de tu estudio en
algo que puedas compartir.

Recuerda que esta expresión didáctica también debe tener una


orientación definida y necesaria. En la formulación de la tarea hemos
querido enfatizar esa orientación de esta manera: “Redactar
descripciones didácticas para la congregación, resaltando la relevancia
para el sentido del pasaje.” La finalidad debe ser una expresión que
resalte el motivo por el que esta palabra aparece en este pasaje.

Debemos estar particularmente alerta ante el peligro de redactar


descripciones descontextualizadas.

Finalmente, añadir que si hemos hecho bien nuestro trabajo con las
palabras, llegando a entender sus significados en el contexto particular
que estamos preparando, lo que hagamos en la siguiente serie de tareas
será más fácil y natural. El trabajo del “miércoles” se verá muy
beneficiado porque al esforzarnos por entender las frases, oraciones y
afirmaciones de nuestro texto, tendremos una buena materia prima con
la que trabajar. Una materia prima que, además, cobrará mayor valor y
encanto al verse correctamente relacionado con su entorno y el
argumento inspirado.
http://exegetica.net/tutoriales/m5-tutorial-martes-tarea-5-
redactardescripciones-didacticas-resaltando-relevancia-para-sentido-del-
pasaje/ (VIDEO)

Tarea 6. Conclusión Martes


Las tareas descritas en los cinco artículos anteriores (y en los tutoriales
correspondientes) se han centrado de manera especial en el estudio de
las palabras más importantes del pasaje que irás a exponer. Si has
conseguido desarrollarlas adecuadamente te encontrarás listo para
trabajar las relaciones entre estas palabras el miércoles. Habrás
cumplido con tu objetivo principal y alcanzado la meta del martes:
conocer bien, especialmente a nivel de las palabras, los detalles del
contenido del pasaje a predicar.

 Objetivo: Determinar lo mejor posible el sentido


contextual de la palabras usadas en el pasaje.
 Meta: Tener una colección de breves definiciones
contextuales de las palabras importantes resaltando la
relevancia que pueden tener para el sentido del pasaje
entero.
Si dispones de tiempo adicional, también puedes agregar algunas otras
actividades para profundizar en tu comprensión del pasaje.
Evidentemente, también existe otra opción … ¡avanzar trabajo en vez
de profundizar!

Ideas Adicionales
Leer ese artículo especial que no leíste antes. Es posible que en un
momento anterior optases por no leer un artículo más extenso
sobre algún concepto o palabra especial en tu pasaje. Quizás en
aquel momento no estabas seguro de tener el tiempo para ello o
no lo veías tan importante. A lo mejor ahora, terminadas las
tareas, ves que sí tienes tiempo o que te vendría bien profundizar.
¡Anímate!
Sigue con tu memorización del pasaje. El trabajo que has hecho
sobre las palabras habrá enriquecido mucho tu aprecio por lo que
vienes memorizando. Aunque eso sí, también existe el “peligro”
de que ya no te guste tanto alguna que otra parte de la traducción
que vienes aprendiendo. Siempre puedes cambiar palabras, pero
probablemente es mejor seguir con la traducción que vienes
usando – sobre todo si es la traducción que usas habitualmente
para predicar. La fluidez que tendrás con una versión reconocida
en tu propio idioma compensará cualquier aspecto que en algún
que otro momento quieras matizar.

Ideas en Versión Original


Si tienes conocimiento de los idiomas originales, probablemente tienes
los estudios suficientes como para no necesitar orientación sobre estos
temas. Sin embargo, puede que alguna de las siguientes ideas sean
novedosas o, por lo menos, sea bueno recordarlas.

 Investiga algunas de tus palabras en una literatura más


amplia. Puede aportar perspectivas adicionales útiles sobre tus
palabras. Por ejemplo, para el griego del NT hay el trasfondo de
la Septuaginta y toda la literatura helenista contemporánea.
Según qué léxicos y comentarios tengas, alguna de esta literatura
ya habrá sido mencionada. Explora algunas de esas menciones.
 Amplia tus recursos. Si no tienes los recursos necesarios para
hacer lo sugerido arriba, investiga cómo conseguirlos y cuanto
costarían. ¿Necesitas mejorar tu colección de léxicos? ¿Vendría
bien ampliar, por ejemplo, tus recursos digitales de los
Padres apostólicos, de Filón, Josefo, por mencionar algunos de
los más interesantes?
 Fortalece tus defensas contra las falacias en el estudio de las
palabras. Hemos hecho varias menciones del libro Falacias
exegéticas de Donald Carson. Si no lo has leído todavía, y sabes
algo de los idiomas originales – especialmente el griego – la
lectura del capítulo sobre las falacias en el estudio de las palabras
te servirá el resto de tu ministerio.

Miércoles – Estructura
Introducción Miércoles
Objetivo del día
Descubrir la manera en la que el autor organiza su pensamiento.

Meta a alcanzar
Tener un diagrama estructural del pasaje, junto con unos resúmenes
de
cada bloque de pensamiento y una redacción de la idea exegética.
En el trabajo del “miércoles” pasamos de las palabras a las unidades de
pensamiento formadas por esas palabras. Analizaremos nuestro pasaje
de estudio en sus relaciones gramaticales y su configuración
estructural. Nuestro enfoque recaerá sobre frases y oraciones.

Hacer esto es de vital importancia para poder entender el pensamiento


del autor. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de convertir en
secundario algo que el pasaje pone como primario.

Después, habiendo desentrañado estos asuntos, procuraremos resumir


lo que ese trabajo nos resalta. Dicho de otra manera, nuestro texto tiene
las relaciones sintácticas que tiene y viene estructurado de la manera
que viene para hacer ciertas afirmaciones o transmitir ciertos
conceptos. Resumir los bloques de pensamiento pretende poner de
manifiesto cada una de esas afirmaciones o conceptos de tal manera
que posteriormente podamos interpretarlas y aplicarlas.

Normalmente, estos resúmenes son la semilla de los puntos principales


de nuestro sermón. Si acabamos “diciendo algo” estos son ese “algo”
que diremos (al menos, en versión alfa).

Completado este trabajo propio en las primeras 3 tareas, puliremos


nuestro trabajo con un diálogo con los mejores comentaristas. Luego
haremos un resumen. En ciertos aspectos, se parece a lo que hicimos en
las tareas 4 y 5 del “martes”. Sin embargo, tanto lo que consultamos,
como lo que resumimos tiene que ver con la estructura del pasaje
entero y no solo con las palabras más importantes. Son actividades
similares, pero aplicadas a esferas más amplias.

En contraste con lo hecho en la tarea M4, donde la intención era


simplemente ver lo que ocurría a nivel de las palabras, recomiendo que
esta interacción con los comentarios sea una interacción más completa.
De hecho, que sea la principal (y quizás definitiva) interacción con tus
mejores comentarios. Por consiguiente, si al leer los comentarios y
contrastar tus observaciones gramaticales y estructurales con los de los
comentaristas, éstos hacen una aplicación u ofrecen una ilustración que
sea de utilidad, asegúrate de hacer una nota de ello o de alguna manera
resaltarlo para poder recogerlo cuando llegues a las tareas
correspondientes en los días venideros.

Luego, a resumir. ¿Somos capaces de describir el pensamiento


completo del autor en unas oraciones? Esto todavía no es la llamada
“Idea Homilética” o “Idea Principal” que pretendemos llevar al púlpito
en una expresión memorable. Es el precursor de eso. Es una expresión
más académica y completa. Sin embargo es importante como puente a
la disciplina homilética, dado que pretende ser una respuesta completa
a la pregunta “¿Qué Dice?” sin tener que preocuparse por cuestiones de
aplicación y presentación. Es la perla en bruto, tal y como sale extraída
del texto bíblico.

Terminadas estas tareas, estamos listos para pasar al gran asunto del
significado del pasaje para la gente de hoy. Hemos completado la
primera disciplina; el trabajo netamente exegético ha llegado a su fin.

Tareas a realizar para discernir la


estructura
Como siempre, sigo recomendando una tarea constante…

Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica…


Los artículos de esta serie desarrollan estas ideas básicas siguiendo un
orden que espero resulte de ayuda. Las vuelvo a presentar en 5 tareas,
entendiendo evidentemente, que esta distribución es un tanto arbitraria.

Tarea 1: Entender las relaciones


sintácticas
Esencia de la tarea
Esta tarea pretende llegar a entender cómo se relacionan entre sí las
palabras del pasaje. Valiéndote de tus propios conocimientos de los
idiomas originales o apoyándote en recursos que suministren la
información necesaria, debes procurar entender las relaciones
gramaticales del pasaje, para poder estructurarlo correctamente según el
pensamiento del autor en la próxima tarea.

Descripción detallada
Con esta tarea y la siguiente, la manera en la que procedes tendrá
mucho que ver con la familiaridad que tengas, o no, con los idiomas
originales, los recursos con los que cuentas – sobre todo a nivel de
herramientas informáticas – y el tiempo del que dispones. Luego, si no
tienes costumbre de realizar tareas como estas ahora mismo, tendrás
que ir aprendiendo las destrezas correspondientes e irlas introduciendo
en tu manera de trabajar. Dado todo esto, para cada persona, estas
tareas pueden tener unas características muy personales.

También señalar que esta tarea y la siguiente van muy relacionadas.


Esto se debe a que lo que se pretende es entender las
relaciones sintácticas del pasaje para poder estructurarlas
correctamente.

Agregar que, aunque esta tarea se centra en las relaciones sintácticas de


los idiomas originales, que, a fin de cuentas, son los que realmente
importan, tampoco está todo perdido si uno se ve incapaz – por las
razones que sean – de tener un acercamiento de esta clase al texto.
Aunque la manera más fiable de visualizar la estructura de un texto sea
partiendo de los idiomas originales, todavía se puede conseguir mucho
trabajando la estructura aunque sólo sea en nuestro propio idioma. Por
lo tanto, procuraré en mis comentarios y tutoriales ofrecer pautas y
consejos para ambas maneras de trabajar.

Para hacer
Como señala David Alan Black, “Tu preocupación principal en el
análisis sintáctico es aislar cualquier rasgo gramatical que pueda afectar
la interpretación del pasaje” (Using New Testament Greek in Ministry,
p. 100). Estos rasgos incluyen elementos como los siguientes:

 La presencia o ausencia del artículo.


 El tiempo (aspecto) y voz de las formas verbales.
 El caso de nombres y pronombres.
 Orden de las palabras, frases y cláusulas.
 Preposiciones.
 Conjunciones.
Evidentemente, en función, de la formación, herramientas y tiempo del
que uno dispone, puede proceder de varias maneras. Enumeraré algunas
de estas a continuación, según cada una de estas categorías. Sin
embargo, por mi propia experiencia he visto que muchas veces la
combinación concreta que surge al preparar una predicación concreta
puede variar, sobre todo en función del género literario de un pasaje
particular y su extensión.

En función de tu formación
 Si no dominas los idiomas originales, es aconsejable esforzarte
por entender el pasaje en los idiomas que dominas, y no sumergir
tu preparación en aguas desconocidas. Procura determinar los
verbos, las frases y las dependencias que puede haber,
reflexionando de manera comparativa sobre varias versiones en
idiomas que dominas. Acto seguido (en la tarea siguiente),
plasmarás tu entendimiento en un diagrama estructural que te
obligará a hacer evidente esas determinaciones.
 Si dominas los idiomas originales, procura traducir el pasaje tú
mismo (si no lo has hecho ya), esforzándote de manera especial
por realizar una traducción que resalte los aspectos distintivos de
la sintaxis y distribuyendo tu traducción según las frases
constituyentes correspondientes. Esto te obligará a desentrañar
las relaciones sintácticas. Si quieres, puedes diagramar las
oraciones o ponerle a las palabras “etiquetas” explicativas de la
morfología o sintaxis que está detrás de tus decisiones. (Esta
última idea también puede ser de utilidad para facilitar la
comparación con los comentarios que consultas en la tarea 4.)
 Si estás aprendiendo alguno de los idiomas originales,
esfuérzate lo más que puedas (y así avanzar), respetando siempre
los límites de tus conocimientos actuales.

En función de tus herramientas


 Si trabajas con recursos impresos. Procura adquirir
comentarios que hagan un énfasis especial en dejar claro la
importancia de las cuestiones gramaticales más importantes.
También hay recursos que puedes conseguir (como la Ayuda
gramatical para el estudio del Nuevo Testamento griego de
Roberto Hanna que se dedica de manera especial a estas
cuestiones).
 Si trabajas con recursos digitales, invierte el tiempo necesario
en conocer las prestaciones del software en este campo. Por
ejemplo, con Logos, si dispones de los recursos correspondientes
(por ejemplo, un interlineal inverso) e inviertes un poco de
esfuerzo en aprender sus usos, puedes, por ejemplo, ver en vista
global todos los tiempos verbales en tu pasaje (con la
herramienta, “Análisis de pasaje”). Mejor todavía, configurando
un par de filtros visuales, puedes ver por ejemplo, sin más
esfuerzo posterior que un clic, y en diferentes colores, todos los
elementos gramaticales relevantes del idioma original plasmado
sobre el texto castellano.
En función de tu tiempo
 Si tienes poco tiempo, apóyate más en tus comentarios, cuando
llegues a ese punto del proceso. También podría ser prudente
pasar directamente a la tarea 2, procurando resolver las dudas
correspondientes que puedas tener a la hora de plasmar la
estructura del pasaje.
 Si el pasaje a predicar es largo, probablemente necesitarás
priorizar lo que analizas en detalle. De tu trabajo hasta aquí
habrás identificado las porciones más complicadas. Usa tu tiempo
para intentar resolver dudas sintácticas en esas porciones.
Afortunadamente, muchas de las porciones que suelen ser largas
por naturaleza son de género narrativo, y en esos casos, puedes
apoyarte más en las mismas estructuras narrativas.
 Si tienes mucho tiempo, estudia lo necesario, pero luego sal a
visitar a algún miembro de tu congregación o a alguna persona
con inquietudes espirituales. La predicación es importante, pero
no es el único ministerio que tenemos, ¿verdad?

A tener en cuenta
Meterse en terreno de sintaxis y gramática puede ser complicado. Saber
valerse de lo que uno puede sacar de ello es bueno, pero también es
bueno saber ir con la prudencia adecuada.

De hecho, Donald Carson en el capítulo sobre las falacias gramaticales


en Falacias exegéticas, deja la siguiente advertencia: “en las unidades
sintácticas complejas hay un mayor número de variables que en las
palabras individuales, y por lo tanto más cosas pueden ir mal. Es como
comparar un coche con una nave espacial” (p. 71). Así que si había que
ir con cuidado con las palabras, más todavía con la sintaxis.

Todos necesitamos saber valorar nuestras habilidades en su justa


medida (Rom 12:3). Es mejor entender bien una buena traducción que
sugerir conocimientos de los idiomas originales que no tienes. Por
ejemplo, yo personalmente tengo un conocimiento aceptable del griego
del NT, así que lo uso bastante. Sin embargo, del hebreo no sé casi
nada. Por consiguiente, cuando trabajo en el AT, me apoyo firmemente
en las versiones inglesas, castellanas y en mis comentarios.

No vayamos más allá de lo que realmente nos permite nuestro nivel de


conocimiento.
Tarea 2: Desarrollar un diagrama
estructural
Esencia de la tarea
Esta tarea procura estructurar el pasaje de manera un tanto visual según
el pensamiento del autor bíblico. Al organizar los componentes del
pasaje de esta manera es más probable aclarar la composición lógica
del autor. Si uno ha podido realizar un análisis sintáctico en la tarea
anterior, este paso le será más fácil y la probabilidad de acierto será
mayor.

Descripción detallada
Partiendo del idioma original, si uno puede, lo que se debe hacer en
esta tarea es crear un bosquejo sencillo que le ayude al intérprete a
visualizar lo mejor posible la composición que tiene el pasaje en el
original. El asunto es que como los idiomas no son idénticos en sus
estructuras gramaticales, las traducciones no siempre serán capaces de
reflejar ciertas relaciones que existen, por ejemplo, las de dependencia
entre una frase y otra. De esta manera, sin querer, uno puede acabar
pensando que una frase es principal cuando, a lo mejor en el original,
depende de otra.

Nuevamente, David Alan Black lo expresa con claridad.”

“El objetivo del análisis estructural es reorganizar las


palabras del pasaje de tal manera que el tema central del
texto llega a ser evidente. El análisis también destapará
las relaciones que existen entre la cláusula principal y
cualquier cláusula dependiente que puede estar presente
en el texto.”

Se puede realizar esta tarea de varias maneras y si uno analiza la


literatura correspondiente, verá que muchas son muy similares aunque
lleven nombres diferentes. Lo esencial es conseguir desarrollar un
diagrama (de la forma que sea) que deje clara la estructura del original.
Además, puede gozar de más o menos niveles de detalle según los
criterios del intérprete. Por ejemplo, se podría dejar el asunto a nivel de
las cláusulas o crear niveles adicionales, al poner frases en otras líneas.
Todo depende del grado de detalle que uno quiera.

Para hacer
Como esta tarea sigue de la anterior, mucho de lo que uno haga ahora
dependerá de lo que ya hizo.

 Si en la tarea anterior identificaste las relaciones sintácticas del


pasaje, este conocimiento te servirá para determinar cuáles son
las cláusulas principales y secundarias, qué frases dependen de
qué palabras y otros asuntos por el estilo.
 En cambio, si no llegaste a estudiar las relaciones sintácticas
(bien sea por falta de tiempo, formación, o lo que sea) tendrás
que valerte más del análisis directo en este momento. Con todo,
si contrastas varias traducciones, podrás avanzar bastante bien.
 Otra opción tiene que ver con conseguir uno de los recursos
sintácticos informatizados, como los que tiene Software Bíblico
Logos (por lo menos en inglés), que traza estas relaciones en los
idiomas originales de manera magnífica. Simplemente,
estudiando estos diagramas para cada oración, cláusula y frase,
uno puede realizar un diagrama estructural en castellano bastante
fidedigno.

El procedimiento es sencillo. Quizás la mejor manera de ilustrarlo es


directamente con un ejemplo. En los tutoriales podremos ver cómo
funciona esto en el software, pero aquí simplemente mostrar un trozo
del pasaje que allí vengo usando. En concreto, 1 Juan 2:14.

El diagrama estructural que preparé aparece a continuación. Lo


desarrollé guiándome de manera muy directa de un recurso en Logos
titulado, The Lexham Syntactic Greek New Testament: Sentence
Analysis, pero es evidente que, en este caso por lo menos, también
podría haber conseguido resultados muy parecidos trabajando
directamente con mis traducciones castellanas (aunque ese no siempre
será el caso).

 Os he escrito a vosotros, padres,


 porque conocéis al que ha sido – desde el principio.
 Os he escrito a vosotros, jóvenes,
 porque
 sois fuertes
 y la palabra de Dios permanece – en vosotros
 y habéis vencido al maligno.
Desde luego, este versículo no es muy complicado, pero sirve bien para
ilustrar lo que esta tarea pretende. Por ejemplo, entre otras cosas,
resalta lo siguiente:

 Este versículo contiene 2 oraciones.


 Cada oración tiene una cláusula independiente.
 Cada oración tiene una cláusula dependiente, señalada por la
palabra “porque”
 Cada oración contiene una frase preposicional, que puse después
del guión (también podría haberlas puesto debajo de la frase o
palabra que modifican).
 La cláusula dependiente en la segunda oración esta compuesta de
tres segmentos paralelos.

A tener en cuenta
Como ya he señalado, en algunos casos, el valor que uno consigue
preparando un diagrama estructural de este tipo a partir del idioma
original no es mucho más de lo que sería posible examinando buenas
traducciones. En otros casos la diferencia marcada podría ser mayor.
Con todo, lo que si me aporta haciéndolo de esta manera es un grado de
seguridad bastante importante.

Sin embargo, preparado de una manera u otra, el valor principal de esta


tarea es poder ver las relaciones entre conceptos. Esto nos ayuda a
enfatizar lo principal. Por ejemplo, en este caso (junto con los 1 Juan
2:12-13) podemos ver que sería invertir las prioridades de Juan
argumentar que este pasaje nos habla de la lucha espiritual, cuando
evidentemente “vencer al maligno” aparece en segundo plano y en
paralelo con otras cosas que son verdad de estos creyentes en su
relación con Dios. Cosa que también nos da una pista de que, en este
caso, “vencer al maligno” probablemente tiene otro sentido muy
diferente al de la llamada “lucha espiritual”.

Luego, a nivel de uso, me prepara muy bien para los siguientes pasos.
Por ejemplo, con 1 Jn 2:14, sé perfectamente que cuento con dos
afirmaciones, y mi predicación puede desarrollarse de esa manera.
Claro, también tengo cuatro afirmaciones paralelas anteriores en1 Juan
2: 12-13 que necesito tomar en cuenta. Aquí sólo hemos visto uno de
los versículos.

En muchos casos, el diagrama que sale en este paso podrá configurar la


estructura de la predicación. No siempre tiene por qué ser así, como
argumento en otros lugares (ver., p.ej. “Dos ideas determinantes para
mis bosquejos“). Sin embargo, un sermón expositivo nunca puede
ignorar esta estructura sin correr el peligro de desvirtuar el mensaje.

Y hablando del mensaje. En el próximo paso comenzaremos a resumir


el pensamiento del autor (con nuestras propias palabras) en base a la
estructura que hemos determinado. De esta manera comenzamos a
recoger el fruto de nuestra exégesis.
Tarea 3: Resumir los bloques de
pensamiento
Esencia de la tarea
Partiendo del diagrama estructural que realizamos en la tarea anterior,
queremos resumir, en bloques, lo que hemos entendido hasta aquí del
argumento del autor bíblico. Al resumir los bloques de pensamiento de
esta manera pretendemos poner de manifiesto cada una de las ideas o
afirmaciones importantes del autor para luego poder interpretarlas y
aplicarlas.

Descripción detallada
En sí, esta tarea no es demasiado complicada de describir o entender.
Consiste simplemente en poner en nuestras propias palabras nuestra
forma de enteder cada oración o par de oraciones que hemos
identificado estructuralmente en la tarea anterior.

Si hablo de “bloques de pensamientos” es para resaltar las porciones


que has identificado en en el análisis estructural. Todavía no es
momento de intentar formular un resumen exegético global del pasaje.
Harás eso después de tomar contacto con los comentarios. Más bien, si
identificaste, por ejemplo, cuatro secciones en tu análisis, procura
desarrollar cuatro resúmenes de una oración o dos para cada sección.
Puede también resultar de gran ayuda pensar: ¿Qué afirma cada una de
estas secciones? ¿Qué quiere dejar claro el autor?

Normalmente, estos resúmenes pueden ser muy útiles porque ayudan a


concretar tus conclusiones antes de indagar en los comentarios. Al
mismo tiempo, te preparan para los pasos siguientes, dado que estos
resúmenes son las semillas de los puntos principales del sermón. Si
acabamos “diciendo algo,” estos son ese “algo” que diremos (al menos,
en versión alfa).
Para hacer
Vuelve sobre tu análisis exegético. Reflexiona. Redacta. Repasa.

 ¿Puedes discernir bloques o unidades de pensamiento? ¿Cuántos?


 Para cada uno de esos bloques, procura resumir lo que dicen con
tus propias palabras, tomando en cuenta lo identificado en el
diagrama estructural.
 Valora brevemente lo que has escrito. ¿Capta la idea de la
porción adecuadamente?

En ciertos casos, puede que la estructura del pasaje tenga algún que
otro elemento curioso que deberás tener en cuenta de alguna manera.
Por ejemplo, en 1 Juan 2:12-14, hay seis oraciones en el original,
presentadas en una estructura de 3+3. Sin embargo, para mis
resúmenes, y luego mi predicación, juntaré estas seis oraciones en tres
bloques debido a que Juan se dirige dos veces a tres grupos: hijos,
padres, jóvenes. Resumiré lo que Juan dice a los “hijos”, lo que dice a
los “padres” y lo que dice a los “jóvenes”. Cada uno de estos tres
resúmenes formará la base de un sub-punto en el bosquejo de mi
sermón. ¿Por qué así? Porque dado que Juan “dice” algo en cuanto a
cada uno de estos grupos, mi sermón necesitará recoger eso.

Si te ayuda, también puedes pensar en estos resúmenes como las piezas


con las que construirás tu “idea exegética” en la tarea 5 (de la cual, en
adelante, sacarás la “idea principal” que usarás para la misma
predicación). La idea exegética debería reflejar todos los aspectos
importantes de pasaje. Estos resúmenes te dan la oportunidad de una
cierta elaboración sobre cada una de esos aspectos. Por consiguiente, si
haces esta tarea bien, después de ver si modificas alguna opinión al
interactuar con los comentaristas, tendrás las bases para formular la
idea exégetica y sabrá exactamente qué ideas deberás incluir para ser
fiel al mensaje completo del pasaje.

A tener en cuenta
Todavía hay lugar para matizar en función del estudio que todavía
harás. Hasta puede que cambie bastante tu forma de entender algún
elemento. Sin embargo, tener unos resúmenes hechos te introduce en el
diálogo con los comentaristas como participante que también ha
reflexionado sobre el pasaje. Por consiguiente, tu interacción con ese
material será mucho más provechosa, por un lado, y además te
protegerá de una lectura insuficientemente crítica de lo que viene allí
escrito

Tarea 4: Pulir tus decisiones


exegéticas
Esencia de la tarea
Habiendo completado nuestro propio trabajo exegético, toca pulir ese
trabajo con los mejores comentarios de los que disponemos. De esta
manera nos aseguramos de no haber obviado nada importante,
podremos matizar lo que hemos descubierto por nuestra cuenta, y
tendremos ocasión de profundizar más, sacando partido del trabajo de
otros. Al mismo tiempo, debido a que los comentarios nos ofrecerán
aportaciones de diversos tipos, será importante recoger esa información
de manera eficaz para uso posterior.

Descripción detallada
Esta tarea te pide trabajar varias actividades de manera simultánea. El
asunto es que aunque la tarea principal a realizar es pulir tus decisiones
exegéticas, es decir, llegar a “cerrar” tu trabajo formal sobre el “¿Qué
dice?”, lo haces en diálogo con tus comentarios. Esto te expone a una
cantidad de material bastante amplio con posiblemente muchas ideas
nuevas que te pueden distraer.

Sin embargo, la razón de dejar una lectura más extensa de los


comentarios hasta aquí es para que tu propio estudio sobre el texto
bíblico sea lo primario. Los comentarios te sirven de apoyo, y ¡quizás
de mucho apoyo! Pero eso no quita que el enfoque primario siga siendo
tu propio estudio del pasaje. De otra manera, la “exégesis” se podría
convertir, más bien, en un mero cotejar las opiniones de otros.

Pero a estas alturas del proceso, ya tienes una buena idea del contexto
del pasaje y su contribución al argumento global del libro. Ya tienes un
buen manejo del contenido del pasaje desde la óptica de sus palabras en
contexto. Ya tienes unas nociones claras de la estructura del pasaje y
has resumido los pensamientos principales.

Con todo eso detrás, quizás la estrategia ideal sea leer los comentarios
en función de los bloques que hayas identificado. En concreto, debido a
que esos bloques representan las afirmaciones o proposiciones que irás
a comunicar, ¿por qué no leer los comentarios desde esa óptica? Esta
sugerencia no es particularmente ingeniosa: normalmente será cuestión
simplemente de seguir el desarrollo normal de cada comentario. Lo
importante es, más bien, en cuanto al enfoque de la lectura. No lees y
tomas notas, sin más. Lo haces con referencia a los bloques de
pensamiento que has determinado.

A efectos prácticos, eso significa que lees con mayor intencionalidad y


resaltas y anotas con un enfoque más preciso. No estás estudiando con
horizontes indefinidos. Estás preparando un sermón que se está
perfilando según el trabajo que ya vienes realizando y que tiene que ser
predicado a las 11 el domingo. Por consiguiente, si leer algo, resaltar
algo, u anotar algo contribuye a ese fin, perfecto. Si no es así, pasa a lo
siguiente que sí lo haga.

Para hacer
Lo dicho arriba sugiere que será importante desarrollar esta tarea con
una estrategia clara. En más de una ocasión me he perdido leyendo en
mis comentarios sin un objetivo fijo. Horas más tarde me he dado
cuenta de que he recogido poco de toda esa lectura que, de una manera
tangible, me haya acercado a un sermón terminado.
 Como decía arriba, quizás lo más importante a estas alturas sea
estudiar (¡y recoger el fruto de lo estudiado!) en función de
la estructura reflejada en los resúmenes que elaboraste en la tarea
anterior. Es decir, guardar lo que recoges bajo esos bloques, dado
que predicarás por medio de esos bloques.
 Normalmente, también trabajaría un bloque hasta terminarlo. Es
decir, si el bloque que estuviera trabajando en un momento
dado fueran los versículos 1-2b, leería lo que los tres o cuatro
comentarios que estoy consultando dicen sobre ese pasaje, antes
de seguir con lo que tienen que decir para el siguiente bloque, por
ejemplo, los vv. 2c-4 (o lo que sea). Para la mayoría de nosotros,
nuestras mentes sólo pueden trabajar eficazmente con un cierto
volumen de material a la vez. Por lo tanto, mejor ir cerrando
bloques de pensamiento, añadiendo y puliendo, hasta tener lo
necesario para poder exponer esa porción.
 Evidentemente, la forma concreta de trabajar dependerá de las
preferencias de cada uno y de si trabaja con papel o de manera
digital.

 Si trabajas con papel y recursos impresos, una idea sencilla


podría ser simplemente dedicar una hoja a cada bloque de
pensamiento. Lees y anotas lo más destacado. Si dispones de un
escritorio lo suficientemente amplio, puedes tener todos tus
comentarios abiertos a la vez e ir de uno en uno hasta terminar el
bloque en cuestión.
 Si trabajas principalmente en un medio digital, la idea básica no
es diferente, solo los procedimientos. Desarrollaremos algunas
ideas especificas sobre esto en el tutorial correspondiente.
A tener en cuenta
Como decíamos en el apartado correspondiente para la tarea M4,
también será importante estar listo para dejar las anotaciones esenciales
en los sitios apropiados si, en tu lectura, topas con algo bueno que no
pertenece directamente al bloque que estés estudiando en un momento
dado a nivel exegético.

 Un comentarista menciona una posible aplicación.


 Te viene a la mente una ilustración.
 Tienes una idea de cómo organizar el sermón a nivel homilético.

Para todo esto es bueno tener hojas listas -o mejor, si trabajas, en un


entorno digital – archivos y documentos de notas listos para anotar lo
vital y poder seguir adelante. Afortunadamente, si ya vienes trabajando
de esta manera, no será necesario ajustar mucho tu forma de trabajar.
Solo destacar que, en contraste con lo hecho con referencia a la tarea
M4, donde la intención era simplemente ver lo que ocurría a nivel de
las palabras, recomiendo que esta interacción con los comentarios sea
una interacción más completa. De hecho, que sea la principal (y quizás
definitiva) interacción con tus mejores comentarios. Por consiguiente,
si al leer los comentarios y contrastar tus observaciones gramaticales y
estructurales con los de los comentaristas, éstos hacen una aplicación u
ofrecen una ilustración que sea de utilidad, asegúrate de hacer una nota
de ello o de alguna manera resaltarlo para poder recogerlo cuando
llegues a las tareas correspondientes en los días venideros.

Tarea 5: Redactar la idea exegética

Esencia de la tarea
Terminada toda nuestra labor netamente exegética, es hora de resumir
nuestro entendimiento del pasaje en unas oraciones que recojan todas
las ideas importantes de nuestro pasaje. Una vez redactadas, las
podremos usar para mantener el norte en nuestro desarrollo homilético.
Nos ayuda a saber que vamos en la dirección correcta y que tampoco
nos hemos olvidado de nada importante.

Descripción detallada
Si hemos adecuadamente escudriñado nuestro pasaje, deberíamos de
ser capaces de describir el pensamiento completo del autor en unas
cuantas oraciones. Esto todavía no es la llamada “Idea homilética” o
“Idea principal” que pretendemos llevar al púlpito en una expresión
memorable. Es el precursor de eso. Es una expresión más académica y
completa. Sin embargo, es importante como puente a la disciplina
homilética, dado que pretende ser una respuesta completa a la pregunta
“¿Qué Dice?” sin tener que preocuparse todavía por cuestiones de
aplicación y presentación.

No tiene por qué tomarnos demasiado tiempo esta redacción. Si en la


tarea 3, resumimos los principales bloques de pensamiento de nuestro
pasaje, ya tendremos un buen adelanto. Sólo tocaría, si es que no lo
hemos hecho ya, pulir aquellos resúmenes en función de la interacción
con los comentarios a la hora de incorporar sus conceptos en la idea
exegética que redactemos.

Para hacer
Podría ser de utilidad pensar en tres aspectos de esta tarea:

(1) redactar, (2) comprobar, y (3) usar.

1. Redacta la idea exegética con un sujeto y complemento. Esto es lo


más importante. Y para profundizar en este asunto, nos apoyaremos en
el trabajo de quién posiblemente haya hecho más por resaltar la
importancia de tener una idea principal clara que cualquier otro:
Haddon Robinson. Él sugiere que es bueno pensar en términos de un
sujeto y un complemento. El sujeto se dirige a la pregunta ¿de qué
habla el pasaje? El complemento contesta esa pregunta.

Dicho de otra manera, el sujeto es el tema completo del pasaje. ¿Sobre


qué versa el pasaje? El complemento es lo que dice acerca de ese
tema. ¿Qué dice tu pasaje sobre ese asunto? Redacta unas oraciones
que recojan ambas partes para tu pasaje.

(Para una descripción más extensa de este asunto, junto con unos
ejemplos útiles, puedes ver el libro de Haddon Robinson, La
predicación bíblica, especialmente las pp. 64-68).
2. Comprueba el acierto de tu idea exegética frente al
pasaje. Analiza la idea exegética que acabas de elaborar (sujeto y
complemento) a la luz del pasaje.

Hablando específicamente sobre el sujeto (o tema) Robinson escribe


que una vez que lo hayas elaborado deberías volver sobre el pasaje y
relacionarlo con los detalles. “¿Se ajusta el tema a las partes? ¿Es
demasiado amplio? ¿Demasiado limitado?¿Es el tema una descripción
exacta de lo que habla el pasaje?” (p. 64) Contrasta la expresión del
sujeto (tema) que has redactado y examínalo a la luz del pasaje y de los
resúmenes que tienes hechos del pasaje. ¿Tu sujeto cubre todas las
bases? Si no es así, debes ajustarlo hasta que sea el caso. Y dado que
puede ser de ayuda en este análisis, Robinson sugiere aplicarle las
preguntas ¿Quién?, ¿Qué?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?, ¿Cómo? al
sujeto que has propuesto. Matiza la expresión del tema hasta que cubra
los detalles del pasaje de manera adecuada. Robinson afirma que
cuando, al final, el sujeto dé en el clavo, “todos los detalles del párrafo,
en forma directa o indirecta, se relacionan con ese asunto. Cuando un
tema propuesto describe acertadamente lo que habla el autor, todo se
ilumina” (pp. 65-66).

Luego hay que examinar el complemento, que es la otra mitad de una


idea exegética completa. Robinson escribe, “Una vez aislado el tema
(sujeto), debe determinar el o los complementos que lo completan y le
dan sentido. Al hacerlo, debe tener conciencia de la estructura del
pasaje y distinguir entre las afirmaciones principales y las secundarias”
(p. 66). Evidentemente, la persona que ya haya analizado las relaciones
sintácticas del pasaje y diagramando su estructura (tareas 1 y 2), tendrá
esto muy presente y podrá distinguir entre lo primario y secundario con
bastante facilidad.

3. Usa la idea exegética para enfocar tu trabajo posterior. Una vez


que estés satisfecho con la redacción de tu idea exegética, ponla en un
sitio visible para lo que queda de tu preparación del sermón. Úsala para
guiar el desarrollo que todavía le darás a tu sermón. Tenlo de referencia
para perfilar la estructura de tu bosquejo. Emplealo como “control”
para la idea homilética (idea principal) que desarrollarás en adelante.
A tener en cuenta
Debería ser obvio que aunque una idea exegética elaborada debería
poder servirte de brújula, no tiene porque ser inalterable. Si al proseguir
con tu estudio te das cuenta de que obviaste algo, evidentemente, lo
puedes modificar. Sin embargo, la mayoría de las veces puedes asumir
que, si lo has redactado con cuidado, no necesitará más que unos
ligeros retoques.

Un ejemplo. De tanto en tanto me ha tocado diseñar un logotipo para


algún proyecto. Estudio el asunto. Diseño un borrador. Lo retoco. Lo
muestro a otras personas implicadas en el proyecto. Lo modifico.
Luego, lo modifico más. Al final, llega un momento en el que pienso.
¡Creo que ya está!

Pero justo en ese momento hago algo que siempre me ha sido de gran
ayuda: pongo una copia de mi nuevo logotipo en un sitio visible, al
lado de mi escritorio, donde lo veré a todas horas del día por varias
semanas. Si resulta que no me canso de mi nuevo logotipo después de
verlo tanto y tan seguido, pienso que quizás, efectivamente, he dado en
el clavo. El logotipo “funciona”. Si me “canso” del logotipo, puede ser
que algo no está bien, todavía. En ese caso lo retoco y lo vuelvo a
colocar en ese sitio visible.

Algo parecido se puede hacer con una idea exegética y luego con una
idea homilética. Normalmente no dispondrás de un mes, ni tampoco lo
necesitarás. Sin embargo, puedes poner esa idea exegética a la vista. En
la medida en que hayas acertado en su formulación, verás que te ayuda
a perfilar toda interpretación, aplicación y exposición posterior del
pasaje. Si en el proceso descubres que algo “no cuadra del todo,” no
pasa nada. Lo retocas y sigues trabajando.

En algunos casos, hasta he puesto en la cabecera de la primera página


del sermón tanto la idea exegética como la idea homilética. Esto me
ayuda a saber exactamente dónde me dirijo en la predicación, tanto a la
hora de escribir el texto final, como a la hora de repasar mis notas,
como en el momento de subirme al púlpito.
Conclusión Miércoles
Completadas las cinco tareas descritas en los artículos anteriores verás
que el resto del proceso es cuesta abajo. Habrás cumplido con tu
objetivo principal y alcanzado la meta del miércoles.

Objetivo: Descubrir la manera en la que el autor organiza


su pensamiento.
Meta: Tener un diagrama estructural del pasaje, junto con
unos resúmenes de cada bloque de pensamiento y una redacción
de la idea exegética.
Conseguido esto, has terminado, formalmente, con la parte exegética
del proceso.

Sin embargo, como viene siendo nuestra costumbre en estos artículos,


aquí también agregaremos unas ideas adicionales por si dispones de
algún tiempo adicional o si quieres afianzar, aún más, tu entendimiento
del texto bíblico a predicar.

Ideas Adicionales
A. Perfeccionar tus habilidades para diagramar. Si no te sientes
muy seguro en la tarea de trazar un diagrama estructural de una
perícopa, podría representar una muy buena inversión de tiempo
estudiar más sobre este tema y practicarlo a conciencia hasta que
llegue a ser una destreza natural. (Lo mismo se puede decir en
cuanto a poder desarrollar ideas exegéticas de manera eficiente.)
B. Afianzar destrezas y procedimientos.Puede que todo esto
parezcan demasiadas tareas o algo demasiado estructurado.
Además, en alguna ocasión me ha salido un sermón muy bueno
casi de manera espontánea, poniéndome a escribir con sólo el
texto delante. Pero en esta reflexión, quizás la frase importante
sea “en alguna ocasión.” Para la mayoría de nosotros esto
representaría la excepción. Lo que queremos conseguir, bajo la
bondad de Dios, es predicar sermones buenos de manera
predecible, en la gran mayoría de las ocasiones. De ahí que sea
imprescindible desarrollar un plan que seguiremos de forma
habitual y para cuyo uso perfeccionamos las destrezas
requeridas.Toma un momento para pensar sobre las actividades
que normalmente realizas al preparar un sermón. Ahora piensa en
las tareas descritas hasta aquí y en la secuencia con que se han
estructurado. ¿Hay algunas que ya piensas incorporar de manera
habitual? ¿Cuáles? ¿Cómo? ¿Juntarás algunas? ¿Las harás en una
secuencia diferente? ¿Qué harás para asegurarte de que entren en
tu rutina normal de estudio?

Ideas en Versión Original


Si tienes conocimiento de los idiomas originales, puede que alguna de
las siguientes ideas te sean de interés particular.

1. Tomar algunos pasos para “automatizar” tu análisis


sintáctico. Sobre todo con el uso de software. Por ejemplo,
puedes establecer “filtros visuales”, que de manera automática te
resaltan la morfología de cualquier pasaje. Si dedicas un par de
horas a entender bien cómo funcionan y estableces uno o dos,
para empezar, nunca tendrás que volver a configurarlo, y lo
puedes usar cada vez que trabajas con el idioma original en
cuestión.
2. Conseguir comentarios que faciliten el análisis gramatical,
estructural, y la elaboración de las ideas exegéticas. En inglés,
podríamos sugerir la nueva serie, Zondervan Exegetical
Commentary on the New Testament que específicamente ofrece
apartados para cada uno de estos asuntos, y otros parecidos.
Estamos estudiando la posibilidad de traducir esta serie al
castellano.
3. Fortalece tus defensas contra las falacias gramaticales. El
libro de Donald Carson, Falacias exegéticas, contiene un capítulo
muy interesante sobre las falacias gramaticales. No es tan extenso
como el capítulo sobre las falacias en el estudio de las palabras,
pero es una lectura algo más difícil. Con todo, para quienes se
adentran en las entrañas de la sintaxis, tiene observaciones muy
valiosas.

Jueves – Significado
Introducción Jueves
Objetivo del día
Entender de qué manera el mensaje original es válido hoy en día, y
concretar la idea principal.

Meta a alcanzar
Tener escrita una interpretación y una aplicación para cada punto
principal del bosquejo exegético (con posibles ilustraciones), junto
con
una expresión memorable de la idea homilética “definitiva” que
usarás
en el sermón.

El trabajo del jueves es algo diferente a lo que precede y a la vez actúa


a manera de “puente” de lo que sigue. Es el día en que, de manera
especial, nos dedicamos a interpretar el significado del mensaje original
para nuestra audiencia moderna.

Sobra decir que entender con toda claridad el significado actual de


nuestro pasaje para poder transmitirlo a nuestros oyentes es un trabajo
de capital importancia. No se puede hacer de manera honrada sin haber
hecho el trabajo exegético anterior, pero a su vez todo el trabajo
anterior “perderá” su relevancia inherente si no sabemos definir y
explicar esa relevancia para nuestro mundo contemporáneo.

Me atrevería a decir (tanto por mi propia experiencia, como por lo que


intuyo en la exposición de algunos otros), que este trabajo de “traducir”
para una audiencia diferente un mensaje originalmente dado a otra
audiencia en otro tiempo con frecuencia se hace más de manera
intuitiva, automática y hasta inconsciente, que de manera meditada y
específica. Seguramente en muchos casos, el mensaje no sufrirá
grandes distorsiones con esta manera de proceder. El expositor tendrá
el trasfondo cristiano adecuado para discernir y resaltar la relevancia
actual del pasaje en el mismo proceso de redactar el bosquejo del que
predicará.

Sin embargo, espero que sea evidente que puede haber maneras más
seguras de proceder. Sin unos pasos y criterios definidos y claros, es
muy posible que nuestra exposición sufra algunos de los siguientes
defectos.

 Obviamos algunos de los puntos. (Es decir, resaltamos el


significado contemporáneo de algunas verdades, pero otras se nos
escapan, porque no nos hemos detenido el tiempo necesario para
identificar todos los puntos que deberíamos interpretar. Por
consiguiente, nuestro mensaje total acaba siendo incompleto.)
 Otros puntos carecen de precisión. (Si no reflexionamos
pausadamente sobre el significado actual de cada afirmación de
nuestro texto, nuestras aplicaciones pueden resultar muy
generales, y como resultado, no acabamos ofreciendo a nuestra
congregación la orientación o ayuda concreta que el pasaje
ofrece.)
 Otros puntos se presentan sub-desarrollados. (Sin una
meditación detenida sobre un punto, es posible que nuestra
explicación de su significado resulte superficial. No es tanto que
la presentemos de manera equivocada o vaga, como que
simplemente no hemos extraído todos los nutrientes que ofrece
para la alimentación del oyente.)
 Nuestra interpretación puede ir desvinculándose de la
idea exegética del pasaje. (Este sería el mayor peligro. Después
de días de esfuerzo por descubrir el sentido original del texto
bíblico, puede suceder que perdamos el rumbo en el salto al día
de hoy. Es indispensable asegurarnos de que lo que la
predicación dice para hoy guarda una sintonía evidente con lo
que el pasaje decía para ayer.)

En resumen, podríamos afirmar que sin un proceso definido de


“interpretar” lo que fue escrito en lo que iremos a decir, corremos un
peligro palpable de expresar (como bíblicos) unos significados
contemporáneos que pueden ser (1.) incompletos, (2.) imprecisos, (3.)
superficiales o (4.) desviados.

Las tareas del jueves pretenden formalizar unos procedimientos que nos
ayudarán a evitar estos problemas.

Tareas a realizar para profundizar en el


significado
Sigo recomendando una tarea constante…

Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica…


Y posiblemente esta tarea sencilla empiece a cobrar una relevancia
adicional a medida que avanzamos en nuestra preparación. Al
centrarnos ahora cada vez más en la expresión que en la investigación
puede que exista una cierta tendencia a “alejarnos” del texto. El
proceso de preparar el sermón nos obliga a poner más de lo nuestro:
nuestras conclusiones, estructura, explicaciones e ilustraciones. Seguir
empapándonos directamente en el texto puede resultar un buen
contrapeso y control.

Dicho eso, es necesario avanzar, y los artículos de esta serie pretenden


desarrollar lo necesario siguiendo un orden lógico y práctico. Espero
que sea evidente cómo estas 5 tareas responden a los problemas
potenciales expuestos anteriormente. Al mismo tiempo espero que sea
evidente que realizar estas tareas no sólo te ayudará a afirmar con
convicción la relevancia contemporánea del texto, sino que al mismo
tiempo irá aportando contenidos concretos al desarrollo del sermón.

Tarea 1. Identificar con precisión los puntos que hay que interpretar y aplicar.
Tarea 2. Aplicar las 3 preguntas de desarrollo a cada uno de esos puntos.
Tarea3. Profundizar en la aplicación que corresponde a cada punto.
Tarea 4. Resumir la interpretación y aplicación (o una interpretación aplicada) para
cada punto.
Tarea 5. Redactar la idea principal con sujeto y complemento.
Conclusión

Tarea 1: Identificar los puntos a


interpretar y aplicar.

Esencia de la tarea
Esta tarea nos anima a identificar con precisión los puntos que hay que
interpretar y aplicar. Se trata de hacer evidente cuáles son las
afirmaciones que el mismo pasaje hace, y que nosotros, en honor a la
autoridad del texto, debemos resaltar (de manera contextualizada) para
nuestra audiencia. Si el pasaje afirma dos ideas, nosotros deberíamos
hacerlo también. Si el pasaje resalta cuatro verdades, interpretar y
aplicar esas cuatro verdades es nuestro deber.

Descripción detallada
Al leer el enunciado de esta tarea, “identificar con precisión los puntos
que hay que interpretar y aplicar”, uno podría pensar que representa
más trabajo de lo que realmente supone. Es verdad que hace falta sacar
a la luz, de manera evidente, las afirmaciones explícitas e implícitas del
pasaje, pero si venimos siguiendo un proceso ordenado hasta aquí, no
será necesario volver sobre toda nuestra perícopa como si
no hubiésemos hecho nada todavía.
1. En primer lugar, debido a la cantidad de tiempo que hemos
invertido en el estudio del pasaje, ya tendremos una noción de
cuáles pueden ser las afirmaciones que el texto sagrado pretende
transmitir. Como mínimo ya seríamos capaces de intuir lo que
hace falta interpretar y aplicar.
2. En segundo lugar, como ya hemos redactado la idea exegética (en
la etapa anterior), y se supone que ésta recoge el conjunto del
mensaje del pasaje, probablemente todo lo que el pasaje afirma y
pide que nosotros transmitamos a la congregación se encuentre
en lo que allí hemos dicho.
3. En tercer lugar, dado que en la tarea 3 del miércoles resumimos
los bloques de pensamiento del pasaje, probablemente podemos
discernir sin demasiado esfuerzo adicional, la idea básica que
cada bloque de pensamiento afirma. De hecho, si vuelves a esa
tarea 3, verás que allí mismo dice lo siguiente: “Al resumir los
bloques de pensamiento de esta manera pretendemos poner de
manifiesto cada una de las ideas o afirmaciones importantes del
autor para luego poder interpretarlas y aplicarlas.” Concretar esas
ideas o afirmaciones importantes – pero ahora con la intención
inmediata de transmitir su esencia contemporánea a nuestra
audiencia – es de lo que se trata esta tarea.
Para hacer
Con esto en mente, lo que debemos hacer es simplemente poner por
escrito – de manera sencilla y concreta – las afirmaciones que hace el
pasaje. En muchos casos podrás identificar un punto a interpretar y
aplicar para cada uno de los bloques del pensamiento que has
identificado en el texto (punto 3, arriba), o un punto a interpretar y
aplicar para cada frase en la idea exegética que tienes redactada (punto
2, arriba). En última instancia, procura poner sobre papel aquello que tu
mente de manera intuitiva cree que pretende enseñar el pasaje (punto 1,
arriba) y revísalo hasta que puedas ver que recoge todos los puntos
importantes a trabajar.

Lo realmente importante en esta tarea es simplemente concretar los


puntos a interpretar y aplicar. Todas las tareas siguientes dependen de
que esto esté bien hecho. Si te ayuda, prepara una hoja o archivo para
cada punto que identifiques. Luego, en las tareas 2, 3 y 4, puedes ir
ampliando información y clarificando el punto identificado.

A tener en cuenta
Nunca debemos perder de vista que estos puntos importantes son sólo
parte del conjunto. Por ello, es vital que no cobren un protagonismo
que no les corresponde sobre el mensaje de la perícopa entera. El
mensaje de la predicación viene en la idea principal de la perícopa. Los
puntos apoyan esa idea principal. No deben convertirse en sermones
pequeños dentro de un sermón más grande.

De manera similar, vale la pena recalcar que la presente tarea puede


ser muy breve. Se trata exclusivamente de identificar los puntos a
interpretar y aplicar. Sí, los tenemos que identificar con precisión
y claridad, pero no le demos más vueltas (como parte de esta
tarea) una vez identificadas.

Tarea 2: Aplicar las 3 preguntas de


desarrollo a cada punto

Esencia de la tarea
En esta tarea debemos aplicar las 3 preguntas de desarrollo a cada uno
de los puntos concretados en la tarea anterior. De cara a nuestros
oyentes, debemos pensar si para cada punto, hace falta explicar, probar,
o ilustrar.
Descripción detallada
Haddon Robinson, en su libro La predicación bíblica, argumenta que
para cualquier idea sólo se pueden hacer tres cosas en cuanto a su
desarrollo. Este paso simplemente procura que evaluemos las
afirmaciones de nuestro texto desde estas ópticas. (Para un mayor
desarrollo de estas ideas, ver pp. 79-98, Haddon Robinson, La
predicación bíblica)

1. Explicar. ¿Este punto requiere aclaración? Básicamente, si


puedes imaginar que alguien de la congregación podría no
entender algo en el bloque de pensamiento o en la afirmación que
tienes delante, el punto necesita explicación.
2. Probar. ¿Este punto requiere defensa? Evidentemente, damos
por sentado la veracidad del texto bíblico, pero con esta pregunta
tomamos conciencia del hecho de que no todos en la audiencia
harán lo mismo. Algunos tendrán dudas y habrá que probar la
veracidad de lo que el texto afirma. También es posible
que alguien crea lo que afirma el texto, pero no entienda cómo
eso puede funcionar en la vida real.
3. Aplicar. ¿Este punto necesita ser puesto en práctica? Esta
pregunta enfoca la utilidad de la afirmación bajo consideración.
¿Cómo debe impactar esto en la vida del oyente? La respuesta a
esta pregunta es en unas ocasiones más directa, en otras menos.
Para hacer
En vista de lo descrito anteriormente, en esta tarea simplemente
debemos analizar – punto por punto – las afirmaciones principales de
nuestro pasaje bajo estas tres ópticas y anotar nuestras conclusiones.
Esto dará cierta orientación a cómo presentamos las ideas del texto a
nuestra congregación.

Volvamos por partes más detalladamente.

Explicar. Robinson describe dos maneras en que esta explicación se


puede desarrollar.
1. Si en el pasaje el mismo autor bíblico explica su punto, nosotros
tenemos que valernos de esa explicación. A lo mejor, todavía su
explicación necesitará aclaración adicional para nuestra
audiencia, pero por lo menos debemos empezar con la
explicación del propio texto.
2. Por otra parte, de cara a nuestros oyentes, posiblemente haya
elementos en el pasaje que nuestra audiencia no entenderá por
tratarse, por ejemplo, de una cultura diferente. Robinson lo
pregunta de esta manera, “¿Hay elementos en el pasaje bíblico —
que el escritor da por sentado— de los cuales mi auditorio
requiere una explicación?” (p. 80).
Probar. Sobre la pregunta, ¿Es verdad? Robinson explica, “Un
impulso inicial de los que toman en serio la Biblia es ignorar esa
pregunta y suponer que una idea debiera ser aceptada como verdadera
solo porque viene de la Biblia. Pero la aceptación psicológica rara vez
viene solamente por citar las Escrituras; también se debe ganar
mediante el razonamiento, las demostraciones y los ejemplos” (p. 82).
Por lo tanto sugiere varias vías para comprobar la veracidad de lo que
el texto afirma. Algunas de éstas son vías que los propios escritores
bíblicos usaron.

 Citar otros textos bíblicos que avalan la afirmación.


 Desarrollar una argumentación lógica.
 Demostrar por la experiencia.
 Recurrir a diversos campos de la ciencia.
 Afianzar con una frase única.

Aplicar. Personalmente creo que la manera de llevar a cabo esta


aplicación puede darse de muchas maneras diferentes. No siempre tiene
por qué ser algo que se puede “hacer” como si se tratara de una receta
para cocinar una tarta. De hecho, en mi opinión, ciertos enfoques
contemporáneos en la predicación pecan al convertir todo en listas de
actividades a realizar al estilo de “5 maneras de mejorar
tu matrimonio”. A veces, sí, el punto afirmado por el pasaje nos llevará
a recomendar una acción visible por parte de nuestros oyentes. Pero
siempre debemos tener cuidado con sugerir, por nuestra manera de
“aplicar”, que la vida cristiana se realiza por fuerza de la voluntad y
actividad humana. Hay veces donde la aplicación más “práctica” es
aquella en la que la persona realmente entiende una verdad por primera
vez. Hay otras veces donde la acción es cambiar una actitud.

Robinson destaca las siguientes consideraciones a tomar en cuenta a la


hora de establecer una aplicación correcta.

1. Entender el contexto original del pasaje y distinguir aquello que


es similar y diferente entre los primeros lectores y nuestros
oyentes.
2. Nuestras aplicaciones deben surgir de lo que entendemos que era
el propósito teológico del autor. Para ello es necesario, no sólo
fijarnos en lo que el propio texto dice, sino también, en lo
posible, fijarnos en las preocupaciones que llevaron al autor a
escribir lo que encontramos en el texto.
Terminado este análisis tu documento deberá contar con dos elementos
para cada punto importante.

1. Una expresión clara del punto a interpretar.


2. Una reflexión sobre la clase de explicación, comprobación o
aplicación que ese punto necesitará.
A tener en cuenta
No es necesario en este momento tene reelaborado todo lo referente a
estas 3 preguntas de desarrollo. Es suficiente tener una idea de qué
clase de tratamiento puede requerir un punto. Ya habrá tiempo para
elaborar más. Sin embargo, lo que uno ha conseguido pensado sobre
cada punto importante de esta manera es aclarar muy bien lo que las
afirmaciones del texto “le piden” a la hora de interpretar y aplicar.
Concretar esto ofrecerá al predicador una gran seguridad a la hora de
decirle a su congregación: “En efecto, lo que yo estoy diciendo es lo
que dice la Biblia.”

Debemos tener presente que a un punto concreto se le puede aplicar


más de una pregunta de desarrollo. Es decir, es muy posible que un
punto necesite ser explicado, pero también verificado después de la
aclaración. Al mismo tiempo, evidentemente, puede ser un punto que
también merezca ser aplicado.

Tarea 3: Profundizar en la aplicación


que corresponde a cada punto.

Esencia de la tarea
Esta tarea pretende que hagamos una evaluación de cada punto que
nuestro pasaje afirma para entender con gran claridad cómo se aplican a
nuestra audiencia contemporánea. Posiblemente sea la tarea más
importante de todas de cara a interpretar lo que Dios quiere decir a
nuestros oyentes por medio del pasaje a predicar.

Descripción detallada
Si la tarea anterior (Jueves, Tarea 2), nos animaba a pensar en qué
clase de desarrollo merecería una afirmación en particular para poder
presentarla con claridad, convicción y relevancia a nuestra
congregación, esta tarea tiene como objetivo profundizar en cómo
contextualizar esas afirmaciones para que realmente digan lo que
tengan que decir para una audiencia contemporánea concreta.

Sin entrar en un análisis exhaustivo, evaluaremos los puntos


identificados desde varias ópticas para ganar mayor claridad sobre la
naturaleza de la relevancia contemporánea de cada punto. Al mismo
tiempo esto nos obligará a tomar contacto con unos marcos de reflexión
más amplios que nuestro propio texto y nos ayudará a no afirmar
ideas independientemente de otras consideraciones importantes.
Algunas de estas serían la manera en que encaja con las categorías
importantes de la teología, diferentes ámbitos de la vida y, como no, si
existen matices a tener en cuenta en función de las diferencias
culturales.

Para hacer
Esencialmente, lo que recomendaría sería pensar sobre cada uno de los
puntos importantes identificados y analizarlos desde cada una de las
ópticas que mencionaré a continuación. Anota cualquier observación
importante que puedas tener al respecto, junto con cualquier cita bíblica
relevante que pueda arrojar mayor luz o matices importantes a tus
conclusiones.

Propongo tres marcos de evaluación.

1. Evaluar desde una óptica teológica.

Aunque esto puede sonar muy sofisticado, no lo es tanto. Simplemente


requiere pensar sobre cada punto a interpretar y aplicar desde una
perspectiva teológica. Por ejemplo, Blomberg y Markley en su libro
sobre la práctica de la exégesis (A Handbook of New Testament
Exegesis, Baker Academic) sugieren unos pasos de reflexión bastante
sencillos (pp. 275-276).

Listar las categorías de la teología sistemática sobre las


cuales el pasaje bajo estudio tiene algo que decir.
Formular lo que el texto contribuye a nuestro
entendimiento de cada una de las doctrinas que toca.
Si surgen aparentes contradicciones con otros pasajes
bíblicos, re-evalua tu entendimiento del texto y, si resulta
necesario, de los otros pasajes.
A. Tantea una muestra representativa de cómo otros han resuelto la
aparente contradicción.
B. Modifica tu propia síntesis teológica sistemática a la luz de tu
mejor solución al problema.
2. Evaluar desde una óptica vivencial.

Gordon Fee, en su famoso libro, Exégesis del Nuevo Testamento:


Manual para estudiantes y pastores (Editorial Vida), después de
recomendar un análisis bíblico-teológico (similar al punto 1, anterior)
se centra en el aspecto vivencial de la aplicación (p. 121). Resumiré sus
puntos de la siguiente manera:

 Hacer una lista de los asuntos de la vida a los que se dirige el


pasaje.
 Aclarar el carácter y el campo de aplicación de estos asuntos.
 ¿Estos puntos son aplicables a todos por igual, o se dirigen
principalmente a ciertos grupos o personas? Por ejemplo,
¿creyentes o no creyentes? ¿iglesia o nación? ¿padres o hijos?
etc.
3. Evaluar desde una óptica cultural.

Valiéndonos nuevamente del libro de Blomberg y Markley (p. 276),


vemos que es importante pensar en lo que puede o no cambiar debido al
paso de los siglos y el cambio de culturas.

 Determina lo mejor posible la aplicación o aplicaciones


originalmente pretendidas por el texto.
 Si una situación contextual contemporánea cambiada hace que la
misma aplicación o aplicaciones sean imposibles o inciertas,
identifica los principios trasculturales sobre los que se basa cada
aplicación.
 Busca aplicaciones contemporáneas, diferentes de los principios
trasculturales que consiguen los mismos objetivos que las
aplicaciones originales.
Habría otras maneras posibles de estructurar esta reflexión y desde
luego podríamos agregar una lista mucho más larga de preguntas que
nos ayudarían a perfilar mejor un aspecto u otro. Sin embargo, estas
tres ópticas de evaluación probablemente sean más que suficientes para
profundizar en la aplicación que corresponde a cada uno de nuestros
puntos principales en el sermón. No se trata de agobiarnos con una
evaluación interminable. Se trata de llegar con claridad a aplicaciones
contextuales acertadas. A lo mejor, con el paso del tiempo, acabes
perfilando tus propias preguntas que te ayuden a hacer esto de una
manera certera y eficiente.
Terminada este tarea, tu documento ya contará con estos elementos
para cada punto importante.

 Una expresión clara del punto a interpretar.


 Una reflexión sobre la clase de explicación, comprobación o
aplicación que ese punto necesitará.
 Unos enunciados sobre la relevancia teológica y vivencial que
cada punto tiene con referencia a tus oyentes, tomando en cuenta
las diferencias culturales que pueden existir con la audiencia
original.
A tener en cuenta
Algunos comentarios hacen una reflexión especial sobre la aplicación
contemporánea de los pasajes que trabajan. Como ocurre con todo,
puede que algunas veces te parezca que acierten más y otras veces
menos. Como mínimo, sin embargo, generalmente ofrecen muchas
pistas dignas de considerar y algunas reflexiones muy perspicaces.

Es más, ciertos comentarios se dirigen de manera específica, con


apartados claramente delimitados, a los temas que abordamos arriba.
Por ejemplo, la Editorial Vida ha comenzado a traducir y sacar al
mercado español la serie, Comentario Bíblico con Aplicación: Serie
NVI. Ademas de que muchos de los comentarios individuales se
reconocen entre los mejores que hay en inglés sobre algún libro bíblico
en particular, todos siguen un patrón claro en su desarrollo: (1.) Sentido
original, (2.) Construyendo puentes, y (3.) Significado contemporáneo.
Uno puede leer una descripción más amplia sobre estos comentarios en
la página web de la Editorial, en la Introducción de uno de los mismos
libros en Amazon, o en la ficha descriptiva que tenemos en la sección
de recursos en nuestra propia web.

Luego hay otros comentarios que, aunque no organicen el comentario


entero en este sentido, se esfuerzan por incluir para cada perícopa un
apartado que destaque temas de aplicación. Por ejemplo, los
comentarios de William Hendriksen y Simon Kistemaker (serie,
Comentario al Nuevo Testamento, Libros Desafío) tienen apartados
titulados, “Consideraciones prácticas en…” o “Lecciones prácticas
derivadas de…” Luego, para poner otro ejemplo, la serie Zondervan
Exegetical Commentary on the New Testament (lamentablemente,
todavía sólo en inglés) incluye para cada perícopa una sección titulada,
“teología aplicada”. Esta pretende describir la contribución teológica
que hace la perícopa al mensaje entero del libro y luego enlazar esa
contribución con el contexto bíblico-teológico más amplio. Finaliza con
unas sugerencias sobre su relevancia para la iglesia contemporánea.

Cada predicador debería llegar a conocer bien las ayudas particulares


que le pueden brindar los recursos con los que cuenta en su biblioteca y
sacar el mayor provecho posible de cada uno de ellos. Sin embargo,
nada puede reemplazar la reflexión personal sobre estos asuntos,
porque al final, ningún comentarista conoce la actualidad de tu
congregación y ningún comentarista te puede librar de
la responsabilidad que tú tienes de interpretar y aplicar el texto bíblico
para tu congregación. ¡Por algo el Señor te ha puesto a ti detrás del
púlpito y no al comentarista!

Tarea 4: Resumir la interpretación


aplicada de cada punto.

Esencia de la tarea
Esta tarea pretende que sintetizamos, en una pocas oraciones, lo que
sería nuestra conclusión sobre cómo cada punto importante es aplicable
a a nuestros oyentes. Es responder a la pregunta, “A la luz de la
reflexión que he hecho sobre esta afirmación del texto, ¿qué quiere
decirle exactamente Dios a mis oyentes con este punto?”

Descripción detallada
Probablemente la manera más eficiente de trabajar esta tarea no será de
forma independiente. De hecho, probablemente sea más eficiente
trabajar las tareas 2, 3 y 4 de manera seguida para cada afirmación del
texto que hacer la tarea 2 para cada punto, luego volver sobre cada
punto con la tarea 3, y finalmente volver a retomar cada punto con la
tarea 4.

Desde luego que cada una de estas tareas se puede distinguir como una
reflexión distinta, pero a nivel práctico, probablemente el trabajo sea
más eficiente y mejor si, una vez identificado cada punto, tomamos
cada uno a su vez y le dedicamos nuestra
atención ininterrumpida hasta terminar. Así que, si tengo cuatro puntos
principales que surgen de cuatro afirmaciones que he identificado en el
texto, tomo el primero, le aplico las 3 preguntas de desarrollo (tarea 2),
profundizo en su aplicación (tarea 3) y resumo la interpretación
aplicada a la que he llegado (tarea 4).

Para hacer
Y en cuanto a lo que habría que hacer en esta tarea sería simplemente
redactar, en una o dos oraciones, mi interpretación de cada punto,
aplicado a mis oyentes. Si lo pienso en términos de mi sermón, sería
como preparar una conclusión para cada punto principal del sermón. Si
el pasaje tuviera cuatro puntos principales, cada uno debería tener su
propia conclusión o resumen. Es posible que en la misma predicación
no “concluya” cada sección ofreciendo ese resumen de manera textual,
pero si no lo hago, por lo menos debe ser el fundamento sobre el que
cada sección acabe.

A lo mejor cuento una anécdota que transmite ese punto de una manera
más dinámica. O cito una frase célebre… Pero la anécdota o la frase,
sólo aparecen porque recogen lo que ya he determinado que es la
interpretación aplicada de ese punto. Y aún así, normalmente, sí vendrá
a cuento decir directamente lo que has concluido que sea la
interpretación aplicada de cada punto. Sería como la idea principal de
cada afirmación del pasaje.

Terminada esta cuarta tarea tu trabajo sobre cada punto importante


estará completo. Para cada afirmación del pasaje tendrás:

1. Una expresión clara del punto a interpretar.


2. Una reflexión sobre la clase de explicación, comprobación o
aplicación que ese punto necesitará.
3. Unos enunciados sobre la relevancia teológica y vivencial que
cada punto tiene con referencia a tus oyentes, tomando en cuenta
las diferencias culturales que pueden existir con la audiencia
original.
4. Una interpretación aplicada para cada punto, resumida en un par
de oraciones.
A tener en cuenta
Como sugerí arriba, esta tarea no es nada más que recoger el fruto de la
reflexión que has hecho en las tareas anteriores. Pero tampoco quiero
mermar su importancia.

Cuando estuve en el seminario oí en alguna clase de homilética que si


un punto era lo suficientemente importante como para desarrollarlo en
el sermón, era lo suficientemente importante como para aplicarlo. De
ahí que resumir la interpretación aplicada de cada punto tenga una
relevancia capital. ¿Para qué todo el trabajo de exégesis o
interpretación si no piensas ofrecer las conclusiones a la gente? A veces
nos vemos hablando y hablando, pero sin concretar nada. Hacer eso es
malgastar el tiempo de la gente que nos escucha.

Así que ¡resume la interpretación aplicada de cada punto!

 Cuando llegue la hora de estructurar tu bosquejo y


redactar tu manuscrito, habrás adelantado tu trabajo muchísimo
con un contenido que realmente hará que las distintas porciones
parezca que se escriben solas. Eso es porque sabrás a qué irás a
llegar con cada sección del sermón.
 Luego, cuando llegue la hora de predicar, tus
sermones ganarán mucho en relevancia ante los ojos de tu
congregación, debido a que has pensado de forma muy clara
sobre lo que Dios les está diciendo por medio del texto.
Ambas ventajas – tanto en preparación como en exposición – son lo
suficientemente importantes como para merecer el esfuerzo ahora.
¡Pruébalo!

Tarea 5: Redactar la idea principal


con sujeto y complemento.
Esencia de la tarea
Esta tarea pide que preparemos una versión “comunicativa” de la idea
principal del pasaje. Una expresión memorable que, a la luz de nuestro
análisis del significado del pasaje, recoja fielmente la esencia de la idea
exegética.

Descripción detallada
Al finalizar el trabajo el “miércoles” concluimos con la idea exegética.
Este era un resumen completo de lo que descubrimos que nuestro texto
decía a su audiencia original. Ahora, habiendo ya indagado en el
significado contemporáneo de ese mensaje, podemos preparar una idea
homilética que procure transmitir ese mensaje original a nuestros
oyentes.

Pero a lo mejor uno se pregunta: “¿Qué relación guarda la idea


homilética con los resúmenes que acabamos de redactar en la tarea
anterior para cada punto importante del pasaje?” Quizás la imagen de
un viaje en tren lo ponga en perspectiva.

Normalmente, un viaje en tren tiene varias paradas y un destino final.


Según el recorrido, puede tener más o menos paradas. Estas pueden
tener más o menos kilómetros entre una y otra. Pero todo viaje tiene un
destino final.
En nuestro sermón, los puntos principales son las paradas. Según el
texto sobre el que estemos predicando, puede haber más o menos
puntos principales y estos pueden incorporar más o menos versículos.
Los resúmenes de interpretación aplicada son los “nombres” que hemos
identificado para esos puntos principales.

Ahora toca aclarar la naturaleza y nombre del destino final. Ese destino,
como un viaje en tren, es lo que marca la trayectoria de toda la
predicación. No es un destino independiente de los puntos principales
que hemos ido atravesando, pero no se puede identificar enteramente
con ninguno de esos puntos. Es algo que resume el mensaje entero del
pasaje.

Para hacer
Aunque no es imprescindible, si te ayuda, puedes pensar en esta tarea
en tres pasos.

A. Paso uno. A la luz de lo investigado y concluido en las tareas 2,


3 y 4, “traduce” a su aplicabilidad contemporánea, frase por frase
lo que era tu idea exegética. (Recuerda que la idea exegética era
una que pretendía recoger todo lo importante del pasaje, así que
en este paso lo haría también, sólo que “contemporizado”.)
B. Paso dos. Procura reducir esa idea exegética contemporizada a
una idea homilética más dinámica, quizás escueta, que tenga
tanto sujeto como complemento.
C. Paso tres. Con la idea homilética firmemente en mente, prueba a
redactar una expresión memorable de esa idea homilética. Esta
será la versión “definitiva” que usarás en el sermón. Una versión
que recoja la idea principal del pasaje de una manera asequible
para que la gente pueda llevársela consigo a casa.

En cuanto a las características de una buena idea homilética, al igual


que hicimos con la idea exegética, volvemos al trabajo de Haddon
Robinson. Él resalta varios aspectos a tener en cuenta. Citaremos
algunos. (Para una lectura más extensa sobre este asunto, junto con
varios ejemplos útiles, ver La predicación bíblica, especialmente las
pp. 98-100).

 “Ahora debe afirmar la idea central, de modo que se relacione


tanto con la Biblia como con su auditorio. Los publicistas saben
que las ideas rara vez se toman completas, más bien se resumen a
lemas” (97).
 “El lenguaje usado en la idea homilética debe ser atractivo y
convincente, sin ser sensacionalista. ¿Es una idea ingeniosa?
¿Capta la atención del oyente? ¿Es fácil de recordar? ¿Vale la
pena recordarla? ¿Llega con eficacia a los hombres y mujeres
modernos el lenguaje usado?” (100).

Luego comenta que no todas las ideas homiléticas tienen por qué seguir
el mismo patrón. Por ejemplo:

 “Cuando una idea [exegética] es un principio universal aplicable


a cualquier persona o época, la expresión de la idea homilética
puede ser idéntica a la exegética” (98).
 “Otras ideas exegéticas se convierten en homiléticas haciéndolas
precisas y personales” (98).
 “A veces la idea homilética será más moderna y menos ligada a
los términos del texto” (99).

Y para que la diferencia entre una idea exegética y una idea homilética
sea lo más clara posible, agrego uno de los ejemplos más ilustrativos
que Robinson incluye. Se encuentra en la página 99.

 Texto bíblico: 1 Timoteo 4:12-16


 Idea exegética: “Pablo exhortaba a Timoteo a ganarse el respeto
a su juventud siendo ejemplo en sus acciones y sus motivaciones,
y siendo diligente en el ministerio público de las Escrituras.”
 Idea homilética: ”Los hombres jóvenes se ganan el respeto al
dar atención a la vida personal y a la enseñanza.”
 Expresión memorable: (mía, no de Robinson) “Vida y
ministerio intachable. Respeto inmejorable.”

Con frecuencia en un sermón acabo usando cada una de estas tres


expresiones en diferentes momentos. Quizás la idea exegética en un
momento que formalmente estoy resumiendo la enseñanza, luego la
expresión más escueta, atemporal (la idea homilética), para recalcar esa
idea de manera diferente, o posiblemente un par de veces. La expresión
memorable, en cambio, puede aparecer en algunos de mis sermones
como una especie de refrán en momentos clave, o varias veces en una
conclusión que viene ganando velocidad hasta un cierre contundente.

Una vez que estés satisfecho con la redacción de tu idea homilética,


júntala con la idea exegética que tienes y pon ambas en un sitio visible
para lo que queda de tu preparación del sermón. Esto puede ser en un
lugar aparte, pero con frecuencia también las incluyo justo debajo del
título del sermón que comienzo a elaborar en MS-Word. De esta
manera siempre tengo delante el rumbo del sermón.

A tener en cuenta
A lo mejor uno llega de manera intuitiva directamente al resultado
final, sin tener que dar varios pasos. Sin darle más vueltas te ves capaz
de pasar directamente de la idea exegética con que finalizaste tu trabajo
el miércoles a una expresión memorable de la idea homilética.

Sin embargo, debido a la enorme importancia que tiene actualizar la


idea exegética (descubierta a lo largo de varios días de estudio) a una
idea homilética memorable, dar varios pasos conscientes puede resultar
muy bueno para salvaguardar nuestra fidelidad al mensaje original.

En realidad en este proceso estamos haciendo dos tareas de manera


simultánea.

1. Estamos interpretando el significado del pasaje (en su conjunto)


para nuestra audiencia contemporánea.
2. Estamos versionando esa interpretación para un evento
comunicativo.

La posibilidad de dar un mal paso en este proceso es muy grande – aun


cuando nuestra intención firme sea mantener la máxima fidelidad al
pasaje. De ahí que tomar un tiempo prudente puede ser muy bueno.
Además, llegar a tener una costumbre personal de pasar por unos pasos
definidos nos puede brindar una seguridad tranquilizadora, porque
sabemos exactamente cómo pasamos de la idea exegética a la idea
homilética para llegar a su expresión memorable. Quizás no lleguemos
a ser de los más rápidos en preparar sermones, pero sí de los más fieles.

-–-–-

Por si ayuda a rematar la importancia de lo que pretendemos hacer en


este paso, me remitiré a un apartado sobre esta cuestión en el libro de
Wayne McDill, 12 Essential Skills for Great Preaching, (“12 destrezas
esenciales para predicar estupendamente”, segunda edición, B&H
Publishing Group). McDill desarrolla, entre las pp. 88-97, un
procedimiento casi idéntico al que estamos describiendo aquí entre la
idea exegética y la idea homilética. McDill las llama “la idea del texto”
y “la idea del sermón”.

Las describe de esta manera.

 La idea del texto: La idea esencial del texto [bíblico]


desarrollado como sujeto/complemento y expresado en una
oración completa, en tiempo pasado. Contiene referencias a
ciertos elementos históricos asociados con el texto – autor o
locutor, personas o lectores secundarios, el tono o propósito del
pasaje, circunstancias del escrito, y características literarias
especiales.
 La idea del sermón: El mismo sujeto/complemento que la
esencia de la idea del texto, expresado en una oración universal
en tiempo presente, sin los elementos históricos de la idea del
texto.
Acto seguido, habiendo explicado estos términos, McDill dedica una
sección a defender la importancia de desarrollar ambas ideas. La
sección lleva el título, “¿Por qué dos ideas separadas?”

En respuesta, McDill ofrece cuatro razones que reproduciré a


continuación, sin las explicaciones que él ofrece en su libro. Creo que
la lógica que hay tras las razones será lo suficientemente evidente como
para respaldar el esfuerzo que conlleva sacar tanto una idea exegética
clara como una idea homilética clara.

1. La revelación de Dios en las Escrituras se produce en contextos


históricos particulares.
2. Discernir el mensaje teológico atemporal requiere dar atención
adecuada a los particulares históricos del texto.
3. El mensaje teológico del texto debe ser aislado del texto para una
expresión clara.
4. El mensaje “particularizado” del texto debe ser “re-
particularizado” para la audiencia contemporánea.
McDill concluye su explicación de esta manera:

“Espero que puedas ver lo importante que es no confundir el texto y el


sermón. Nosotros somos intérpretes. Procuramos mantenernos cercanos
al texto. Pero debemos traducir su significado para nuestra audiencia.
La verdad teológica de las Escrituras siempre es relevante. No hace
falta hacer que sea relevante. Pero si no distinguimos entre la idea del
texto y la idea del sermón, corremos el peligro de perder la verdad
teológica en un enredo de historia y tópicos.” (p. 90).

Conclusión Jueves
Has alcanzado un momento importante en la elaboración del sermón. Si
has completado las cinco tareas descritas en los artículos anteriores no
sólo habrás terminado de interpretar, con esmero, el pasaje para tus
oyentes, sino que con ello habrás terminado todo lo que tiene que ver
con los aspectos netamente académicos. Lo que queda ahora es
estructurar y redactar para la predicación todo lo que has descubierto y
concluido. Sí, hay trabajo importante por delante, pero es de otra
naturaleza. También puede ser trabajo difícil, a veces, pero si hemos
hecho bien las partes exegéticas y hermenéuticas – y especialmente si
hemos recogido de manera intencionada el fruto de esa labor – la parte
homilética nos será bastante más llevadera.

En este momento habrás cumplido con el objetivo principal del jueves


y alcanzado su meta.

 Objetivo: Entender de qué manera el mensaje original es válido


hoy en día, y concretar la idea principal.
 Meta: Tener escrita una interpretación y una aplicación para cada
punto principal del bosquejo exegético (con posibles
ilustraciones), junto con una expresión memorable de la idea
homilética “definitiva” que usarás en el sermón.

Dependiendo del tiempo del que dispongas, también puedes agregar


algunas otras actividades para ayudar a los oyentesa comprender mejor
la relevancia del pasaje para su situación personal. A continuación
algunas ideas.

Ideas Adicionales
Incorporar una “expansión” teológica en el sermón. A veces un
pasaje toca un tema teológico de gran importancia sin entrar en
detalles. Posiblemente sea de utilidad para tus oyentes hacer una
“pausa” en lo que es la exposición del pasaje en sí para poder
ahondar unos minutos en esa cuestión teológica. Evidentemente,
no sería algo que uno haría siempre, pero si tener una idea más
clara de un tema teológico de transcendencia puede ser de ayuda
para entender lo que el pasaje en sí describe, hacer esta clase de
“expansión” podría venir a cuento. Muchos comentarios, incluso,
hacen esto a medida que van avanzando con su reflexión. De
hecho, si tus mejores comentarios incluyen un artículo especial
de este tipo, puede ser una buena pista de que se trata de un
asunto que puede requerir aclaración adicional para muchos de
tus oyentes.
Agregar un “mini-tema” sobre algún aspecto cultural de
relevancia. De manera similar, puede haber alusiones a
realidades socio-culturales en el texto que requieran mayor
conocimiento para poder ubicarlas adecuadamente como telón de
fondo para el pasaje que se está exponiendo. Si topas con un
asunto de este tipo, también puede venir muy bien explicarlo en
cierto detalle a la congregación.
Ayudar al oyente a encontrar la interpretación aplicada por su
propia cuenta. No siempre es necesario que el predicador
ofrezca las conclusiones “pre-cocinadas”. De tanto en tanto
puede ser de gran utilidad desarrollar un punto de tal manera que
anime al oyente a llegar a sus propias conclusiones. Con esto no
quiero decir que llegue a sus propias ideas desvinculadas del la
verdad y del texto bíblico. Más bien que el expositor le ayude al
oyente a llegar a la conclusión bíblica usando su propio
razonamiento. Sería cuestión, por lo tanto, de ayudarle de alguna
manera a caminar el mismo camino que el predicador ha
caminado en su preparación para llegar al significado
contemporáneo del pasaje. Matarías dos pájaros de un tiro. Le
ayudarías a entender la aplicación del pasaje, pero al mismo
tiempo le ayudarías a interpretar mejor por su propia cuenta.
Disponemos de al menos dos artículos (en la sección Principios >> Las
3 disciplinas >> ¿Qué significa?) que pueden ayudarte a profundizar
aun más en los temas tocados en este trabajo del jueves: “Prefiero una
hermenéutica en minúsculas” y “Mejores Ideas Principales.” Si no
los has leído, podrían serte de interés.
Viernes – Bosquejo
Introducción Viernes

Objetivo del día


Determinar el propósito del sermón y desarrollar los puntos
principales de un bosquejo que transmita el pensamiento original.

Meta a alcanzar
Tener escrito el propósito del sermón, junto con un borrador del
bosquejo homilético.

Con las tareas del viernes, por fin (!) comenzamos a construir el sermón
propiamente dicho. Puede parecer que esto llega demasiado tarde en el
transcurso de la semana, pero el asunto es que no llegamos a este punto
del proceso con las manos vacías. Tenemos mucho con qué trabajar,
que no sólo no ayudará a hacerlo mejor, sino más rápido
también. Quizás una metáfora del entorno de la construcción nos sea
útil.

Para edificar un edificio sólido, funcional y atractivo, hace falta mucho


trabajo de diversos tipos.

 Hay que estudiar los terrenos disponibles, para asegurarnos en


cuanto a temas como las características del suelo, las normas
urbanísticas vigentes, la clase de acceso que tendrá (tanto de
transporte público como privado), que el edificio a construir
gozará de una situación que le permita no sólo una construcción
estable, sino también poder cumplir con su razón de ser de
manera adecuada. Esto requiere mucha preparación previa.
 Luego, hace falta trazar los planos arquitectónicos. ¿De cuántas
plantas será el edificio? ¿Cuántos metros cuadrados ocupará
sobre le suelo? ¿Hasta qué profundidad hará falta poner los
cimientos? Después, habrá que conseguir los permisos necesarios
para la construcción, comprar y transportar los materiales, y
reclutar obreros.
 Cuando todos los preparativos se hayan completado, toca
aplicarlo al terreno. Hace falta escavar y poner los cimientos.
Esto implica empezar a interpretar – sobre el terreno – lo que se
trazó en el despacho. Sin embargo, todavía no hay nada que
sobresalga por encima del nivel del suelo. Si el proyecto se
cancelara en este momento, y se tapara todo con tierra, nadie que
paseara por la calle unas semanas más tarde tendría por qué
saber, siquiera, que sobre ese solar ya se ha invertido muchísimo
tiempo y dinero.
 Pero el proyecto no se cancela y por fin (!) llega el momento de
construir algo que se pueda apreciar por encima del nivel del
suelo. Sólo ahora, después de un proceso sumamente largo, se
puede empezar a apreciar la estructura del edificio y, luego, su
acabado. A nadie le parecería lógico quejarse de que el proceso
hasta aquí ha sido innecesario o demasiado largo. ¡Todo lo
contrario! Sería absurdo intentar levantar un edificio sin todo el
trabajo anterior.

De la misma manera, todo nuestro estudio previo del libro, nuestra


exégesis detallada del pasaje y posterior interpretación de su
significado, ha hecho posible que nuestro trabajo netamente homilético
se pueda realizar con integridad. Es verdad que hay veces que nos
vemos tentados a simplemente empezar a perfilar un bosquejo o
escribir un manuscrito. Pero cada vez que nos vemos ante esa tentación
debemos reconocerla por lo que es: un engaño que pretende
convencernos de que podemos levantar un edificio sin haber estudiado
el terreno, desarrollado un plano arquitectónico o puesto cimientos.
Pero al igual que ocurre con una construcción bien hecha, a estas
alturas del proyecto, contamos con unos recursos que nos ayudarán
muchísimo a sacar una estructura y acabado de impecable solidez y
armonía.

1. Ya tenemos claro el propósito del libro junto con la aportación


que nuestro pasaje hace a sus líneas maestras.
2. Ya tenemos en mano definiciones didácticas de las palabras y los
conceptos más importantes.
3. Ya tenemos esbozado un diagrama exegético del pasaje e
identificado sus bloques de pensamiento principales.
4. Ya sabemos lo que son las ideas exegéticas y homiléticas del
pasaje.
5. Ya sabemos cuántos y cuáles son los puntos principales del
pasaje.
6. Ya hemos determinado la interpretación contemporánea aplicada
de esos puntos principales.
7. Incluso, ya hemos identificado algunas maneras de ilustrar estos
puntos principales.

¡Los materiales están todos sobre el terreno a estas alturas del proceso!

Así que nada debería desanimarnos, haciéndonos pensar que “todo está
por escribir, todavía.” Al contrario, si hemos seguido el proceso, lo que
nos toca ahora se parece más a un trabajo de ensamblaje, que otra cosa.
Es juntar las piezas.

Tareas a realizar para desarrollar un


bosquejo
Las tareas a realizar el “viernes” son las siguientes.

Como siempre…

Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica…


Luego, en cuanto al desarrollo del bosquejo homilético en sí…

Tarea 1. Determinar el propósito que deberá conseguir el sermón a la luz de tu


interpretación y aplicación del pasaje.
Tarea 2. Convertir el bosquejo exegético en un primer bosquejo homilético.
Tarea 3. Modificar el primer bosquejo homilético en función de los valores de una
trama Tarea 4. Agregar un segundo o tercer nivel de detalle al bosquejo que
comience a recoger el estudio más detallado que has hecho hasta aquí.
Tarea 5. Anotar las ilustraciones que se podrían aplicar a cada uno de los puntos
interpretados.
6. Conclusion Viernes

Tarea 1: Determinar el propósito del


sermón.

Esencia de la tarea
A la luz de tu interpretación y aplicación del pasaje, determinar el
propósito que deberá conseguir el sermón en la vida de tus oyentes.

Descripción detallada
Con esta tarea, queremos aclarar lo que pretendemos conseguir con
nuestro sermón. No es suficiente simplemente predicar un cierto
contenido, por muy correcto que sea lo que digamos sobre ello. Se
supone que si Dios tiene un mensaje para su pueblo, es que quiere que
ocurra algo como resultado. Por lo tanto, nuestro objetivo con esta tarea
es llegar a saber con gran claridad qué es aquello que queremos que
ocurra. Mejor dicho, ¿qué es aquello que el pasaje mismo pretende que
ocurra?

También hay que tener claro que el propósito del sermón y la idea
principal del sermón no son la misma cosa. Nuevamente, Haddon
Robinson nos ayuda al describir la diferencia de la siguiente manera:
“El propósito señala lo que uno espera que ocurra en el oyente como
resultado de la predicación del sermón. El propósito difiere de la idea
del sermón, como el blanco de la flecha…. La idea afirma la verdad
mientras que el propósito define lo que esa verdad debe lograr” (La
predicación bíblica, 108).

Por eso presento la tarea de determinar el propósito del sermón ahora.


En la última tarea del jueves redactamos la idea principal de nuestro
sermón, así que ahora tenemos algo con que trabajar.

Para hacer
Posiblemente esta sea una de la tareas que peor he realizado a lo largo
de toda mi carrera hasta aquí (por lo menos de una manera formal). He
sufrido demasiado bajo la idea de que mi propósito no es otro que
predicar la verdad de mi pasaje. Hasta cierto punto, eso es verdad. Mi
deber es predicar la verdad del pasaje. Sin embargo, ese objetivo se
queda corto debido a que no resalta adecuadamente el motivo por el
que se predica la verdad del pasaje.

Habría varias maneras de determinar lo que puede ser ese motivo. Sin
embargo, me limitaré en lo que sigue a dos enfoques principales. El
primero surge del propósito y argumento general del libro bíblico. El
segundo se percibe de los contenidos del mismo pasaje que iremos a
predicar.

¿Cual es el motivo por el que este pasaje se incluyó en el texto


bíblico?
Tal y como identificamos en la tarea 3 del lunes, “Determinar la
aportación al contexto”, el pasaje que tenemos delante para predicar
este domingo se incluyó porque agrega algo al mensaje total del libro
bíblico en el que se encuentra. Puede que nuestro propósito para el
sermón se encuentre allí.

¿Qué es lo que nuestro pasaje pretende conseguir en el lector?

De ahí que también nos sea de ayuda haber identificado y resumido


con claridad las interpretaciones aplicadas de las afirmaciones más
importantes de nuestro pasaje. La aplicación de una verdad ya nos
conduce en la dirección del propósito. Ya nos habla de cosas que
tienen
que ocurrir en las vidas de nuestros oyentes como consecuencia de
lo
expuesto. De manera similar, pensar sobre la idea homilética con un
ojo
puesto en lo que Dios quiere conseguir en la vida de los oyentes con
esa verdad, también puede sugerir el propósito que deberá tener el
sermón.

Valiéndonos de estos enfoques, debemos poner por escrito unos


resultados visibles y medibles que creemos que Dios quiere conseguir
en nuestros oyentes por medio del sermón. Una buena manera de hacer
esto es redactando unos enunciados de propósito para el sermón que
incorporen verbos de “acción” en cuatro ámbitos posibles: (1)
conocimiento, (2) comprensión, (3) actitudes, y (4) habilidades. (En
su libro, Robinson incluye una tabla de estos verbos en la p. 113, y en
la p. 111, unos ejemplos de propósitos que los emplean.)

Para que estas recomendaciones no sean ambiguas, ofrecemos un


ejemplo partiendo de 1 Timoteo 3:14-16.

 Los creyentes deben entender (comprensión) que no todo


comportamiento vale en la iglesia y estar dispuestos (actitud) a
limitar sus comportamientos a lo que corresponde con una
realidad tan magnífica como la iglesia de Dios.
 Asimismo, basándose en nuestro estudio de 1 Timoteo, cada
miembro comprometido debería crear una lista (conocimiento)
con comportamientos y actitudes que Pablo define como
aceptables en la iglesia y crear otra lista (conocimiento) con
comportamientos y actitudes que Pablo define como inaceptables
en la iglesia y sugerir (habilidad), en consecuencia, al menos un
cambio práctico que sería deseable ver en nuestra congregación.
A tener en cuenta
Como se puede ver de lo anterior, es posible tener más de un propósito
para el sermón. Esto tendrá mucho que ver con el pasaje concreto a
predicar en una semana dada. También tendrá que ver con las
diferentes personas que estén en la audiencia y sus necesidades
particulares.

Por ejemplo, según el pasaje a predicar, puede haber tanto propósitos


de conocimiento como de actitudes, o de comprensión, actitudes y
habilidades. Nuestro deber es resaltar todos aquellos que surjan del
pasaje y que, como mínimo, corresponden al grueso de la
congregación.

Por otra parte, siempre habrá en un domingo normal, al menos tres


clases de personas en la audiencia. El creyente más maduro, el creyente
menos maduro y el no-creyente. Con frecuencia puede haber propósitos
diferentes con respecto a cada uno de estos grupos. Muchas veces, para
no recargar la misma predicación demasiado, acabo enfocando sobre
cada uno de estos grupos en la oración final, para ayudarles a dialogar
con Dios mismo sobre cómo les toca responder ante Él en cuanto al
mensaje de la Palabra

Tarea 2: Convertir el bosquejo


exegético en un primer bosquejo
homilético.

Esencia de la tarea
Convertir el bosquejo exegético en un primer bosquejo homilético que
retenga la esencia del mensaje original a la vez que lo presenta de una
manera contextualizada que consigue los propósitos establecidos.
Descripción detallada
Habiendo establecido el propósito del sermón en la tarea anterior, ya
tenemos todos componentes necesarios para comenzar a dar estructura
a nuestra predicación. Por consiguiente, en esta tarea queremos
comenzar a plasmar, de manera preliminar, todos los puntos principales
que van a formar el esqueleto de nuestro sermón.

Afortunadamente, ya contamos con varios trabajos hechos que nos


ayudarán mucho en esto. Ya tentemos una idea exegética y homilética.
Ya tenemos un bosquejo exegético. Ya tenemos interpretaciones
aplicadas de cada afirmación importante en el texto. Con todo esto en la
mano, necesitamos redactar la estructura básica de nuestro sermón
pensando en la mejor manera de hacerlo para que consiga el propósito
o los propósitos marcados en la tarea anterior.

Para hacer
En cierto sentido, la tarea a realizar es sumamente simple, aunque no
sencilla.

Simple, debido a que en esencia solo se trata de “traducir” el bosquejo


exegético para una audiencia contemporánea, en función de todo lo
concluido a nivel de “interpretación” y “propósito” en las tareas
anteriores. Por lo tanto, es enteramente posible fijarse sobre el bosquejo
exegético que has redactado y de manera más o menos intuitiva “sacar”
un bosquejo homilético que “diga lo mismo” de forma contextualizada
y “predicable”.

Sin embargo, cualquiera que tenga experiencia en esta clase de


actividad sabe que con frecuencia no resulta tan fácil. De ahí que
agrego el matiz de que no sea sencillo. Para todas aquellas ocasiones en
las que hay que implicarse de manera más deliberada en esta
“traducción”, posiblemente pensar en partes y en algunos de los
elementos interpretativos que ya tenemos a mano puede resultar de
mucha ayuda.
En concreto, se trata de aplicar lo concluido el jueves (significado) a las
conclusiones del miércoles (estructura) para conseguir los propósitos
establecidos (tarea 1, viernes). A nivel conceptual, el trabajo del jueves
representa una especie de embudo: estructura textual > interpretación <
estructura sermónica. O, en la terminología que venimos usando:
estructura > significado < bosquejo = miércoles > jueves < viernes.

Retomando el trabajo concreto que necesitamos hacer, o que ocurre


intuitivamente, si analizamos el proceso en tres pasos, podríamos
trazarlo de esta manera: 1 > 2< 3. Detallado, estos pasos podrían
describirse como a continuación…

 Retomar la idea exegética junto con el bosquejo exegético.


 Analizar estos en función de la idea homilética y las
interpretaciones aplicadas…
 Redactar un bosquejo homilético que transmita el mismo mensaje
que el original, pero a una audiencia contemporánea con el fin de
conseguir los propósitos establecidos.

Algunos días este proceso resultará más fácil; otros días menos. Pero
no queda más remedio que realizar la labor. Así que dedica unos
minutos a trabajar con tu pasaje los puntos descritos arriba. En un
primer intento no es imprescindible alcanzar algo pulido y definitivo.
Todavía pensarás más en ello al seguir desarrollando el bosquejo.
Todavía le aplicarás a tu primer borrador criterios adicionales. Pero
conseguir un primer borrador “interpretado” del mensaje original
resultará ser un logro considerable en el desarrollo definitivo del
sermón.

A tener en cuenta
Por si no resulta evidente, la razón por la que hablo de un
“primer”
bosquejo homilético es porque posiblemente modifiquemos este
bosquejo en función de las ideas que presentaré para la tarea 3 y
definitivamente ampliaremos y perfeccionaremos este bosquejo
en
función de las tareas 4 y 5. En todo caso, como sabe cualquiera
que
haya predicado más de una vez, ¡ningún bosquejo resulta ser
“definitivo del todo” hasta que se esté predicando! Siempre
puede
sufrir mejoras en cualquier momento de la preparación.

Tarea 3: Modificar el primer


bosquejo en función de un guión
homilético.

Esencia de la tarea
Si viene a cuento, modificar el primer bosquejo homilético en función
de los valores de una trama / guión homilético.

Descripción detallada
Formalmente, esta tarea es “opcional”. Es opcional debido
principalmente a que es una segunda manera de trabajar el bosquejo
homilético preparado en la tarea anterior. Si no llegas a realizar esta
tarea, todavía tendrás un bosquejo homilético completamente funcional
y listo para rellenar para la predicación. Además, no siempre será
aconsejable aplicar las pautas que marca esta tarea.

Dicho eso, modificar el bosquejo en función de los valores de un


“guión” homilético puede ser de inmenso valor a la hora de predicar un
sermón que realmente capte la atención del oyente y le retenga
firmemente interesado en la exposición hasta el momento final.
Entendido así, esta tarea es una esfuerzo por asegurarte que todo el
trabajo que has hecho tenga una máxima oportunidad de producir el
fruto que deseas en la vida de tus oyentes. Con un poco de reflexión
adicional, puedes hacer que tus sermones ganen mucho en dinamismo e
impacto.*

De hecho, en mi experiencia, la presente tarea casi siempre tiene cabida


(como mínimo) en algún nivel como una “super-estructura” para la
estructura final que le doy a un sermón. Hay que redactar el bosquejo
final del sermón más como un guionista que como un filósofo.

La esencia de esta tarea la saqué de un pequeño libro de Eugene L.


Lowry que se titula The Homiletical Plot, (“La Trama Homilética”).
Lowry argumenta que las estructuras homiléticas con las que muchos
de nosotros trabajamos dan demasiado peso a los elementos lógicos y
un peso insuficiente a las dinámicas de comunicación. Él pregunta,
“¿Imagina lo que hubiera sido la historia del Hijo Pródigo si Jesús
hubiese organizado su mensaje en base a sus ingredientes lógicos en
vez de al viaje del hijo?” (p. 12).

Alguno dirá, “Sí, pero la parábola del Hijo Pródigo era una historia.
Organizarla como un tratado filosófico la hubiese arruinado.” Ese es el
punto.

Sin embargo, de ahí no quiero argumentar, ni mucho menos, que todo


sermón se tenga que convertir en una historia. ¡Para nada! Más bien,
quiero argumentar que para que un sermón capte y mantenga la
atención del oyente debe tener los componentes que hacen que una
historia funcione. A saber, un asunto a resolver y un desenlace que no
llega hasta el final. Es justo en eso en lo que Lowry me ha sido de tanta
ayuda. Él habla de crear “tensión homilética,” y mantener esa tensión
homilética hasta el final del sermón. Comenta: “Desafortunadamente,
nos han enseñado a comenzar nuestras predicaciones delatando la
trama…” (34). Que el predicador tenga sumamente claro su idea
principal ¡no significa que la tenga que decir en la introducción!

Para hacer
Lo bueno del libro de Lowry es que además de señalar la importancia
de pensar en clave guionista, ofrece una estructura clara que le facilita
al predicador el proceso de desarrollar un bosquejo que consiga
mantener el interés del oyente. Habla de cinco fases, que detallamos a
continuación. Cuando la presente tarea sugiere “modificar el primer
bosquejo en función de un guión homilético”, son precisamente estas
cinco fases las que servirían de base para tal modificación.

Fase 1: Desequilibrar – Hay que captar la atención del oyente. Esto


lo sabe y lo comenta todo el mundo. Es lo que se comenta cada
vez que se habla de una introducción, y generalmente se dice
también que dispones de 30 segundos para conseguirlo. Sin
embargo, muchos desperdiciamos estos 30 segundos con
anuncios o reportajes sobre algún viaje o ministerio realizado
durante la semana. No pensamos primero en la necesidad
acuciante de despertar la inquietud de la persona que está sentada
en el banco para que la Palabra Divina tenga la oportunidad de
hablarle de un asunto de vital importancia en su vida. Y
desgraciadamente, son demasiadas las ocasiones en que
desperdiciamos esta ocasión por falta de preparación previa y
ninguna otra razón. Pero el fallo más importante es el que tiene
ver con el segundo aspecto.
Fase 2: Ahondar en la discrepancia – Debemos transformar esa
atención inicial en interés sostenido por la importancia del tema
y por el deseo de descubrir el desenlace o la resolución del
asunto. En este paso, es importante hacer un análisis esmerado
del problema. Hay que evitar a toda costa un análisis superficial.
Y para conseguir eso tienes que ir más allá de una descripción de
los hechos, y explorar las causas. Lowry argumenta que si se
analiza insuficientemente o mal la discrepancia, perdemos
credibilidad ante el oyente.
Fase 3: Destapar la clave de la resolución – Piensa en un chiste. Te
hace reír porque sale algo que no te habías esperado. Es un
“reverso” de lo que es normal. La clave te pilla por sorpresa. Esto
es lo que debería ocurrir en la predicación. Afortunadamente,
según Lowry, esto no es tan difícil si entendemos que existe una
discontinuidad entre lo que generalmente se considera “verídico”
y lo que es “verídico según la óptica de Dios”.
Fase 4: Experimentar el evangelio – En este paso tienes que recetar
el remedio correspondiente para el descubrimiento que destapaste
en el paso anterior.
Fase 5: Anticipar las consecuencias – Haz que el oyente vea los
resultados que se pueden esperar si alguien pone en práctica lo
recetado en el cuarto paso. En esto, las historias verídicas de
alguien que hizo lo que tú acabas de recomendar vienen muy
bien. De hecho, creo que debemos convertirnos en expertos en
buscar y guardar historias verídicas de personas que viven según
las consecuencias del evangelio.
Visto esto, una advertencia de suma importancia, según mi parecer.

A tener en cuenta
Hay que tener cuidado de que estas cinco fases – por su utilidad
homilética – no se conviertan en el bosquejo automático de cada
semana. La fidelidad bíblica sigue obligando a que las demandas del
texto estén por encima de cualquier otra consideración. Más bien, estas
cinco fases deberían funcionar como una especie de “filtro” a través del
cual examino la estructura que me sugiere la idea principal del pasaje y
los propósitos que éste me fija.

Por consiguiente, a efectos prácticos, la pregunta que le hago a cada


bosquejo que desarrollo es: “¿Debería matizar la organización o
presentación de este bosquejo de alguna manera para que refleje
mejor las intenciones de estas cinco fases?” De esta manera las fases
sirven al texto y apoyan su desarrollo homilético sin forzar un
desarrollo que aleja a la predicación del texto que inicialmente
pretendía explicar.

Entendida esta advertencia, cómo mínimo, este concepto me resalta la


imperiosa necesidad de no quitarle la “tensión homilética” al sermón
por mi forma de organizar el bosquejo. De hecho, no me canso de
decirle a todo predicador que me escuche, que esa famosa idea de (1)
“decirle a la gente lo que les voy a decir”, (2) “decirlo”, y (3) “decirles
lo que les acabo de decir” es una receta fatal que garantiza que nadie se
vea obligado a prestar atención más allá del (1).
——————

* (Nota: La mayor parte del contenido de esta tarea es una versión de lo


que aparece en la segunda parte del artículo que escribí hace un tiempo
titulado “Dos ideas determinantes para mis sermones.”)

Tarea 4: Agregar un segundo o tercer


nivel de detalle al bosquejo.

Esencia de la tarea
Agregar un segundo o tercer nivel de detalle al bosquejo que comience
a recoger el estudio más detallado que has hecho hasta aquí con
material de apoyo que explique, demuestre, aplique o amplíe cada
punto.

Descripción detallada
De aquí en adelante, todo lo que haremos para completar el sermón (de
una manera u otra) es rellenar. Ya tenemos el esqueleto definitivo de
nuestro bosquejo. Ahora toca ampliar contenido.

Sin embargo, al ampliar contenido, es importante hacerlo con cierta


estrategia. Debemos incorporar aquello a lo que nos obliga el texto
bíblico (todo aquello que hemos estudiado) y hacerlo de manera que
avance el argumento de la idea principal (idea homilética) del sermón y
consiga los propósitos establecidos.

Para esto, un buen procesador de textos, como Microsoft Word, que


tiene unas prestaciones magníficas para el desarrollo de bosquejos nos
puede ser de suma utilidad. A medida que vamos ampliando contenido,
nos permite visualizar con mayor facilidad si nuestros puntos de
segundo nivel son de una importancia parecida. Lo mismo ocurre con
nuestros puntos del tercer nivel. De esta manera también nos ayuda a
escudriñar la lógica del argumento de cada sección del bosquejo.

Para hacer
El relleno de segundo y tercer nivel del bosquejo evidentemente lo
sacaremos de las notas que hemos ido recopilando al realizar nuestro
estudio exegético del pasaje. Es todo lo que preparamos que sea
importante incluir de…

Preparación previa
Contexto
Contenido
Estructura
Sobre todo, debemos incluir cualquier material que, en su momento,
específicamente preparamos para su inclusión en el bosquejo. Material
como nuestros resúmenes introductorios y contextuales, las
descripciones didácticas, las interpretaciones aplicadas. Es ir
recogiendo, de nuestro trabajo previo, todo lo que hay que incorporar
que sea de relevancia para apoyar el argumento que hemos trazado con
nuestro bosquejo.

Si ayuda, también se puede pensar sobre esta tarea en dos pasos.

Paso A: Determinar lo que hay que incluir.

Debes ir, punto por punto en tu bosquejo, preguntando qué contenido


hay que incluir para rellenar ese punto adecuadamente. Lo más
probable es que tengas a mano, de tu estudio exegético y hermenéutico
anterior, contenidos listos para insertar.

Si no está tan claro qué incluir precisamente de todo aquello,


posiblemente las siguientes preguntas presten algo de claridad al
asunto. Como verás, es una nueva aplicación de las preguntas de
desarrollo que vimos en la tarea 2 del jueves.
¿Qué hace falta hacer aquí en este punto?
¿Hace falta reafirmar algo? ¿Qué?
¿Hay que definir o explicar algo? ¿Qué?
¿Hay que probar o defender algo? ¿Qué?
¿Hay que aplicar algo? ¿Qué?
¿Con qué clase de material procuraré hacerlo?
¿Tengo material exegético para incluir?
¿Debo incorporar una interpretación?
¿Debería conseguir información objetiva adicional
sobre algo?
¿Debería introducir una cita?
¿Debería narrar algo?
¿Debería poner alguna ilustración?
¿Vendría bien un chiste?

Paso B: Introducir lo que hay que incluir o una nota sobre ello.

Una vez que tengas claro lo que tienes que incluir, debes incorporarlo
al bosquejo. Esto puede tomar varias formas.

Ampliación del bosquejo. Puede ser un subpunto de segundo, tercer


o cuarto nivel que desarrollarás más en breve o, en caso de
redactar un manuscrito, que desarrollarás de forma completa el
sábado.
Contenido ya preparado. Si se trata de algún contenido que ya
tienes preparado, como uno de los resúmenes preparados en días
anteriores, puedes incluirlo entero, directamente.
Una nota sobre algo que ya tienes. Si sabes que tienes un contenido
pero no lo quieres incorporar por completo en este momento,
agrega una nota al respecto en el sitio correspondiente (p. ej.
“Aquí pondré la cita de Sanjaime, p. 76”).
Una nota sobre algo que todavía falta investigar. Si ves que
todavía falta estudio adicional sobre un punto en particular, deja
una nota en ese punto del bosquejo que te lo recuerde. Luego,
cuando encuentres el momento adecuado, ponte a investigar esa
cuestión e introdúcela una vez que la hayas estudiado.
(Probablemente esa será una de las tareas que vendrán a
continuación.)
Al finalizar esta tarea, lo que quieres es haber pasado de un bosquejo
mínimo a uno ampliado. Probablemente pases de un bosquejo de una
página a un bosquejo de 3-4 páginas.

Lo importante es que mientras que el bosquejo que tienes al finalizar


las tareas 2 o 3 te da una idea clara del rumbo general del sermón, el
bosquejo que tienes al finalizar la tarea 4 será uno que – si fuese
necesario – podrías usar para predicar de manera extemporánea, porque
todas las ideas están ya representadas, aunque no desarrolladas del
todo, todavía.

A tener en cuenta
Puede ser importante no pasarse en el nivel de redacción que uno
realiza en este momento. Las razones principales para no escribir
demasiado – repito, ¡en este momento! – son dos. Estos dos van en un
mismo sentido.

Para no perder nada importante de vista.

Has realizado mucho estudio en los días anteriores. Tienes mucho


material. Por consiguiente, debes hacer un esfuerzo por asegurarte de
que todo ese trabajo tenga una representación equilibrada en tu
sermón.
La manera más certera de garantizar que eso ocurra es no ampliando
con demasiado detalle ningún punto específico hasta que todos los
puntos hayan recibido un desarrollo preliminar – a nivel de bosquejo.

Para no escribir demasiado sobre un único punto.

En un momento de “inspiración” es posible escribir, escribir y


escribir,
solo para darte cuenta, más tarde, que no has dejado tiempo suficiente
para desarrollar otros puntos igualmente importantes del pasaje. Si
eso
ocurre, acabas perdiendo tiempo valioso quitando contenido que ya
redactaste.

Con todo, hay ciertos momentos en los que uno se siente “inspirado” y
puede ser prudente captar “de cabo a rabo” todo lo que esa inspiración
brinde. Hay que usar el buen juicio, y con el tiempo uno aprende a
saber cuándo se puede dejar llevar por un arrebato de inspiración y
cuando no.

Tarea 5: Anotar ilustraciones para


cada punto interpretado.

Anotar ilustraciones que podrían afianzar la comunicación de cada


punto principal del bosquejo.

Descripción detallada
En cierta medida, esta tarea no es más que una extensión de la anterior.
Pretende formalizar un aspecto particular de rellenar el bosquejo: a
saber, la inclusión de ilustraciones que concreten las conclusiones
principales de la predicación.

En mi experiencia, he visto que con frecuencia predicadores con una


fuerte convicción sobre la prioridad de la exégesis sana en la
exposición bíblica sufren de una cierta ausencia de ilustración. Son
muy buenos a la hora de extraer la verdad del original, pero menos
comprometidos con realzar esas verdades con ejemplos que las
afiancen, las presten relevancia, las aporten claridad o viveza.

Personalmente, he tenido múltiples experiencias en las que, al preparar


un sermón, me he dado cuenta de que a una verdad que ya tengo
incorporada en el bosquejo o manuscrito, le falta algo. Sé que si
predico esa sección del sermón en su estado actual, a la gente le
parecerá muy espesa o poco importante. Por consiguiente, me he
esforzado unos minutos más por ver si encuentro o desarrollo por mi
cuenta alguna manera de ilustrar lo que quiero transmitir. Casi siempre
ese esfuerzo adicional me ha valido la pena, y lo sé por los “¡ahas!” que
veo en los ojos de los oyentes al concluir esa porción de la predicación
y por los comentarios al finalizar el culto.

Por consiguiente, esta tarea nos pide hacer ese esfuerzo adicional. Para
ello, quizás lo más importante es contestar la siguiente pregunta.
¿Cómo debo “rematar” la interpretación aplicada de cada punto?

Para hacer
Como mencioné arriba, esta tarea es, en realidad, una extensión de la
tarea anterior. Por consiguiente, puede que ya hayas identificado la
clase de ilustración que necesitas incluir. De hecho, también es posible,
que al preparar tus interpretaciones aplicadas (en la tarea del jueves) ya
hayas anotado ideas de posibles ilustraciones a incorporar. Si ese fue el
caso, ¡mucho mejor! Si no llegaste a tanto en aquel momento, ahora es
el momento de hacerlo.

No tienes por qué necesariamente, en este momento, redactar esa


ilustración de manera completa, pero sí, como mínimo, encontrarla para
poder dejar una nota en el bosquejo sobre lo que será. Incluso si fueras
a encontrar la ilustración perfecta, redactada completamente, en algún
recurso, casi nunca se puede introducir sin ninguna modificación en un
sermón. Como mínimo, normalmente habrá que ajustar la “moraleja”
de la ilustración para que encaje de la mejor manera posible con el
punto que pretendes afianzar. Si no lo haces, esa ilustración que
escogiste para apoyar un punto determinado acabará pareciendo más
como una isla de información aislada que aparece de manera algo
inconexa entre lo que quieres afirmar.

A nivel del bosquejo entonces, una vez que hayas identificado la


ilustración (anécdota, chiste, ejemplo, cita) que usarás, sería
importante, al menos agregar (1) una frase introductoria que de pie a la
ilustración, (2) una frase con la esencia de la ilustración, y (3) una frase
concluyente que resuma lo que la ilustración aporta al desarrollo del
sermón. Más tarde, cuando redactes el bosquejo o manuscrito final
podrás completar esta información para que quede perfectamente
coordinada con su contexto en el sermón.

A tener en cuenta
A mi juicio, tanto la exégesis sana como la ilustración de lo descubierto
son destrezas esenciales. Evidentemente, la primera es mucho más
importante que la segunda. Pero una verdad pobremente explicada o
ilustrada puede dejar de tener el impacto que merece. De ahí que
desarrollar tu capacidad para ilustrar bien y con eficiencia sea de gran
importancia.

Evidentemente, lo dicho arriba presupone que uno ha llegado a tener


cierta habilidad en lo de ilustrar. Si sientes que todavía hay lugar para
crecer en esta destreza, posiblemente algunas de las siguientes ideas te
pueden ser de ayuda.

 Estudiar unos artículos o libros sobre el arte de


ilustrar. Existen unos recursos muy buenos que pueden orientar
y dar muchas ideas prácticas. En la zona de Principios >> Las 3
disciplinas >> ¿Cómo lo presento? hay un artículo que menciona
varios recursos que versan sobre esto. Se titula, Homilética:
Recursos de orientación y apoyo en Logos. Este puede ser un
buen punto de partida para esta clase de profundización.
 Desarrollar una cantera de ilustraciones. Este sería un
proyecto a largo plazo. En años anteriores se trataba
principalmente de ir almacenando en tarjetas y archivadores todas
las ilustraciones que podrían ser de ayuda algún día y facilitar su
posterior uso con el desarrollo de un buen índice. Con el
advenimiento de la informática, las utilidad de un sistema de este
tipo se ha incrementado muchísimo. Uno puede ahora, en un
software como el de Logos como en una página web personal
crear una biblioteca de ilustraciones etiquetadas de acceso
instantáneo.
 Recopilar una serie de libros y recursos en internet a los que
acudir con eficiencia. Otras personas también se han implicado
en la creación de colecciones de ilustraciones. Algunas de estas
colecciones vienen publicadas en libros. Otras están disponibles
en internet para consultar libremente, o haciéndose miembro de
la página. El software bíblico de Logos también incluye un
sistema para agregar y encontrar ilustraciones que se van
recopilando en diferentes sitios en internet. El asunto es
investigar estas opciones para saber bien cómo funciona cada una
y tener a mano una lista breve de aquellas que uno encuentra de
mayor utilidad. De esa manera, cuando llega el momento en la
preparación del sermón en el que uno necesita echar mano, sin
pérdida de tiempo, de la ilustración perfecta sabe exáctamente
qué sitio consultar y cómo hacerlo.
 Saber crear la ilustración perfecta “a medida” uno
mismo. Finalmente mencionaría que uno de las mejores maneras
de ilustrar un punto es ideando algo en el acto que encaje
perfectamente. No siempre será posible, pero verdaderamente me
sorprende las veces que, con un poco de reflexión decidida, soy
capaz de recordar algo de mi propia experiencia que resulta ser
justo lo que necesitaba. Luego, con algo de trabajo adicional, soy
capaz de adecuarlo con precisión al contexto del sermón y hasta
con un vocabulario que hace juegos de palabras. No hay nada
mejor, pero cuesta esfuerzo mental y algo de tiempo.

Conclusión Viernes
Al completar las tareas descritas en los artículos anteriores estarás listo
para pasar con cierta tranquilidad, el sábado, al desarrollo completo del
manuscrito (si es que usas uno), o a dar los últimos retoques
introductorios y concluyentes al bosquejo (si no piensas usar un
manuscrito). Pero sigas un camino u otro, los contornos principales de
tu sermón están ya claramente visibles. Has cumplido con el objetivo
principal del viernes y alcanzado la meta.
Objetivo: Determinar el propósito del sermón y desarrollar
los puntos principales de un bosquejo que transmita el
pensamiento original.
Meta: Tener escrito el propósito del sermón, junto con un
borrador del bosquejo homilético.

Dependiendo del tiempo que tengas disponible, también puedes agregar


algunas otras actividades que o bien pueden fortalecer tu trabajo en el
bosquejo o en su presentación. Mencionaré dos. La primera tiene en
vista perfeccionar tu manera de preparar la misma estructura del
sermón. La segunda tiene como objetivo dar el mejor apoyo visual a tu
predicación para que el oyente pueda tener una experiencia algo más
multi-sensorial.

Ideas Adicionales
1. Perfeccionar tu uso de las herramientas de bosquejo en MS
Word (o tu procesador de textos preferido). Estas herramientas me
ofrecen dos ventajas de particular ayuda.

La primera es que me permite mantener a un lado de la pantalla la


vista de pájaro, mientras que al otro lado tengo los detalles en
forma de bosquejo ampliado o manuscrito completo.
La segunda es que me permite colapsar los niveles del bosquejo a
gusto para poder ver las relaciones lógicas con claridad. En
ciertos momentos, me es útil saber si solo

1) Introducción
2) Punto 1. (apoyado por…)
a) Subpunto 1.
b) Subpunto 2.
c) Subpunto 3.
d) Etc.
e) (Que lleva a…)
3) Punto 2. (apoyado por…)
a) Subpunto 1.
b) Subpunto 2.
c) Etc.
d) (Que sigue con…)
4) Punto 3. (apoyado por…)
a) Subpunto 1.
b) Subpunto 2.
c) Subpunto 3.
d) Etc.
e) (que acaba en…)
5) Conclusión

Evidentemente, este bosquejo es meramente ilustrativo. Pero la idea de


usar una herramienta de este tipo es ayudarte a ver – ¡con claridad! – le
estructura lógica de tu sermón. Y uno de los mejores consejos que
jamás recibí en un seminario fue este: “La estructura presta claridad.”

Te la presta a ti, a la hora de estructurar el sermón, para percibir mejor


si lo que argumentas realmente tiene el sentido que piensas que tiene.
Se la presta también a tu oyente, que tiene que captar el argumento del
sermón sin la ventaja de todo el estudio de trasfondo. Por consiguiente,
cualquier esfuerzo que puedes hacer por mejorar la nitidez y
transparencia del argumento será muy bienvenido por tus oyentes.

De hecho, esta idea me ha resultado tan útil, que ha llegado a ser mi


forma de escribir por defecto, no sólo los puntos principales de mi
bosquejo, sino todo el manuscrito que redacto. Si alguien leyera uno de
mis manuscritos de sermón quizás le extrañase ver que absolutamente
todo el contenido viene en formato de bosquejo, con hasta 5 niveles. Sí,
algo un poco extraño para leer, quizás, cuando se está acostumbrado a
párrafos normales. Sin embargo, a la hora de preparar realmente me
ayuda a ver las conexiones lógicas: si una cosa realmente sigue de la
otra; si este subpunto es de la misma importancia estructural que el otro
que también viene en el mismo nivel del bosquejo, etc. Además, si ya
vienes preparando los niveles más importantes en bosquejo, es
simplemente seguir con el mismo patrón al completar el resto del
contenido del manuscrito.
Sin embargo, como con todo, cada uno deberá ver qué es lo que mejor
le funciona. Además, estas herramientas pueden tener sus ciertas
complicaciones hasta que uno aprende su funcionamiento. (Por
ejemplo, para mi gusto, la herramienta de bosquejo que tenía una
versión anterior de WordPerfect, que usaba antes, era más intuitiva que
la que uso ahora en Word.) A pesar de ello, a mi juicio, las enormes
ventajas que ofrecen merecen el esfuerzo por dominar su uso.

2. Desarrollar tanto tu filosofía como tu uso de MS PowerPoint (o


tu software de presentación preferido).

Mucho dependerá de la situación en la que te encuentres, en cuanto a


los recursos técnicos disponibles, pero si tienes opción de utilizar un
proyector digital al predicar, emplear PowerPoint (o algún software de
presentación parecido) puede ayudar mucho a fomentar la claridad
entre tus oyentes.

El mejor consejo que siempre se ofrece en el uso de un proyector es


que “menos es más”. Es decir, que el gran peligro está en sobrecargar
las diapositivas con demasiado contenido, con fuentes pequeñas. Esto
agobia al oyente y acaba distrayendo de lo que se está diciendo. ¡Mejor
no usar nada! Además, preparar un PowerPoint con mucho texto o
transiciones muy elaboradas acaba tomando una cantidad de tempo
desmesurada.

Sin embargo un “minimalismo” controlado puede ser muy bueno. Por


ejemplo:

 Podrías simplemente mostrar el texto bíblico sobre el que estás


comentando en un momento dado.
 Podrías mostrar el texto bíblico con algunas palabras o
frases subrayadas, para que la gente vea rápidamente lo que estás
destacando en un momento dado.
 Podrías incluir los enunciados de los puntos principales del
bosquejo, para que la gente entienda, con claridad, dónde se
encuentran en el desarrollo lógico del pasaje en un momento
dado.
 Podrías incluir los resúmenes de las interpretaciones aplicadas,
para que entiendan perfectamente en qué acaba esa porción.
 Podrías incluir cualquier cita más o menos larga, dado que seguir
sólo la lectura podría resultar difícil para alguno.
 Podrías incluir el enunciado de la idea principal para enfatizar lo
que deben llevarse consigo a casa.

Estas son solo algunas ideas. Lo que importa es que llegues a una
manera de preparar un PowerPoint que apoye de verdad y sin
distracciones adicionales lo que estás diciendo con tu voz.

Luego está la parte técnica de esta cuestión. Es importante ganar


destreza en el manejo de PowerPoint para no perder tiempo
innecesariamente preparándolo. Parte de esto se consigue dedicando un
poco de tiempo al aprendizaje del software; otra parte llega con la
experiencia. Y si tienes la enorme suerte de contar con alguien de
confianza, tal vez puedes pasarles tu bosquejo y ellos te prepararán las
diapositivas. Por ejemplo, en mi caso, mi esposa Kathy siempre me
ayuda con esto. Cuando mi manuscrito está adecuadamente finalizado,
le paso el archivo y ella prepara un PowerPoint estupendo.

Sábado – Manuscrito
Introducción Sábado

Objetivo del día


Rellenar el bosquejo con introducción, conclusión, párrafos
completos e ilustraciones.

Meta a alcanzar
Haber completado el bosquejo o manuscrito completo que piensas usar
al predicar.

Hemos llegado a la recta final. En el trabajo del viernes completamos la


estructura de nuestro bosquejo. Ahora sólo queda rellenar algunos
huecos importantes. Al hacer esto, hay dos vías principales a seguir.

La primera vía es la más sencilla: rellenar el bosquejo.


Para quienes dispongan de menos tiempo o se sientan más
cómodos predicando de manera algo extemporánea, éste será el
camino a seguir.
La segunda vía requiere más tiempo: redactar un
manuscrito. Para quienes dispongan del tiempo necesario o
deseen conseguir un grado de precisión mayor, ésta será la
opción a escoger.

Ambas opciones tienen sus ventajas. El asunto a determinar es cuál de


estas opciones responde mejor a tu tiempo, tu personalidad y destrezas,
y a las expectativas de tus oyentes. También habrá que tener en cuenta
si podría haber otras ocasiones, en el futuro, en las que se podría
predicar el sermón en otro lugar. En esos casos, tener un manuscrito
íntegro puede ser de valor, dado que no te obliga a tener que volver
tanto sobre tu estudio de fondo para “rellenar” sobre la marcha el
contenido que no introdujiste en el bosquejo.

Tareas a realizar para profundizar en el


contenido
Las tareas a realizar el “Sábado” son bastante lógicas y relativamente
sencillas. Pueden tomar cierto tiempo, desde luego, pero no son
complicadas de entender o llevar a cabo.

Eso sí, en muchas ocasiones se traba el proceso, no por ser


complicado, sino por no saber qué contenido introducir en un
caso concreto. Por ejemplo, no encuentras la ilustración perfecta
para la introducción. O no te acaba de convencer la manera de
expresar la conclusión final.
Terminada las descripción de las cinco tareas, habrá un breve artículo
de repaso y control junto con algunas ideas adicionales, como viene
siendo ya costumbre.

Tarea 1: Redactar la introducción.


Esencia de la tarea
Redactar una introducción para el sermón que no sólo consiga despertar
la atención inicial del oyente, sino que convierta esa atención inicial en
un interés sostenido, debido a que se ha podido demostrar al oyente la
importancia verdadera del tema para él o ella.

Descripción detallada
No es lo mismo hacer un viaje turístico a un lugar desconocido sin
haberse informado antes, que documentarse previamente sobre su
historia, costumbres, cosas que ver, gastronomía, etc. El tomarnos el
tiempo para documentarnos antes nos permite entender mucho mejor lo
que nos encontraremos durante el viaje, además, la expectación con la
que vamos hace que lo disfrutemos de otra manera.

Algo parecido es lo que ocurre cuando trabajamos bien la introducción


para nuestro mensaje. Preparamos al auditorio y generamos
expectación anunciando lo que vamos a descubrir en el “viaje
expositivo”. Esto es a la introducción, lo que a la conclusión sería el
acopio de información que traemos cuando volvemos a casa.
Seguramente regresamos con la cámara de fotos a rebosar, souvenirs,
guías de rutas y diversos folletos informativos que hemos ido
guardando de los lugares visitados y que, una vez en casa, volveremos
a mirar, probablemente con algún amigo, recordando los buenos
momentos pasados y lo que aprendimos.

Tanto la introducción como la conclusión del sermón deben estar


perfectamente ajustadas a la “ruta expositiva” como lo está la
preparación y el acopio de información de un viaje. La primera marcará
la pauta de lo que la gente va a escuchar y creará el interés y la segunda
recogerá el resumen de lo que se ha visto.

Para hacer
Lo ideal es que ya tengas esbozadas las líneas maestras de tu
introducción debido, sobre todo, al trabajo realizado en la tarea 3 del
viernes: “Modificar el primer bosquejo en función de un guión
homilético.” Si ese es el caso, lo que toca ahora es terminar de redactar
o editar esa introducción para que sepas exactamente con qué palabras
vas a preparar a tus oyentes para que estén máximamente receptivos a
la palabra bíblica. Sí no llegaste a tanto en aquel momento, tocará más
trabajo ahora.

Pero sea cual sea el estado particular en el que se encuentra en este


momento la introducción, lo importante ahora es redactarla por
completo, y redactarla de tal manera que consiga los dos primeros
objetivos del guión homilético que defiende Lowry. La introducción
debe (1), “desequilibrar” al oyente y (2), ayudarle a “ahondar en la
discrepancia”.

Además, la introducción debe conseguir estos dos objetivos de tal


manera que (valiéndonos de la metáfora descrita arriba) oriente al
oyente sobre el “paisaje” bíblico que verá en este viaje. Es decir, no
sólo debemos despertar o profundizar su interés en el tema, sino
también en la manera en que este pasaje bíblico en concreto abordará el
tema.
Como conseguir todo esto de la mejor manera requerirá reflexión y
“arte”. Además, deberá responder a los propósitos establecidos para el
sermón.

En definitiva, nuestra introducción debe conseguir un interés sostenido


por lo que este pasaje afirma según los propósitos por los que fue
incluido en el canon bíblico. Esto puede resultar ser un reto
considerable, en ocasiones.

A tener en cuenta
Es importante no introducir siempre tus sermones de la misma manera.
Si predicas con frecuencia para la misma audiencia, por el mero hecho
de repetir el mismo patrón, tus introducciones acabarán perdiendo algo
de su valor. La gente se acostumbrará a ese patrón y no conseguirás
despertar el interés con tanta facilidad.

Una manera de evitar esto es procurando siempre ser creativo y


dándole al sermón una introducción lo más original posible, según los
énfasis y objetivos del pasaje. Sin embargo, todos tenemos tendencia a
caer en ciertas rutinas, así que a largo plazo podría ser interesante ir
desarrollando una cantera de patrones básicos para la introducción.
Cosa que te podría acelerar el proceso de desarrollar una introducción.

Podrías dar inicio a una “cantera de ideas de introducción” con algunas


de las siguientes sugerencias:

 Dedica 15 minutos a generar opciones con una tormenta de ideas.


 Vuelve sobre sermones ya predicados y agrega a la lista cualquier
idea que funcionó particularmente bien.
 Analiza las sugerencias de un par de manuales de homilética.
 Al escuchar a otros predicar, recoge cualquier idea que te parezca
prometedora.
Por ejemplo, uno puede comenzar con…

 Una pregunta intrigante.


 Una afirmación sorprendente.
 Una anécdota llamativa.
 Una cita o frase célebre.
 Un ejemplo fabricado a medida para el tema.
 Una serie de preguntas o ejemplos que conduzcan al oyente de lo
general (aplicable a cualquiera) a lo específico (aplicable a uno
mismo).
 Un texto bíblico mal aplicado.
 Un segmento de una película.
 Una entrevista con alguien de la calle.
 Etc.Etc.
Pon tu lista creciente en algún lugar donde la puedas ver cada vez que
te sientes a preparar. Luego, si te ves atascado al preparar algún sermón
en particular, echa un vistazo a tu lista y verás cómo te ayuda a salir del
bloqueo mental

Tarea 2: Redactar la conclusión.


Esencia de la tarea
Redactar la conclusión para que, en la recta final, la predicación
consiga transmitir con suma claridad la idea principal del pasaje y
cumpla con contundencia los propósitos establecidos para el sermón.

Descripción detallada
En la tarea anterior nos esforzamos en preparar al oyente para poder
“disfrutar” del viaje homilético de la mejor manera posible. En esta
tarea nos dedicaremos a ayudarle aprovechar lo aprendido y
experimentado durante el viaje.

Valiéndonos de una metáfora bíblica, con nuestra conclusión queremos


ayudar al oyente a no ser como aquella persona en la epístola de
Santiago, que mirándose en el espejo, después se olvidó qué aspecto
tenía (Santiago 1:22-25). Es más, según lo que indica ese mismo
pasaje, queremos hacer lo posible por ayudar a nuestros oyentes no
sólo a recordar lo que han oído, sino a ponerlo por obra también.

Para hacer
Según el pasaje a predicar y los propósitos establecidos para el sermón,
cada conclusión tendrá su propio carácter. Aun así, normalmente habrá
un par de elementos que puede venir muy bien incluirlos de alguna
manera. Por ejemplo…

Repasar los puntos principales.


Recordar las interpretaciones aplicadas.
Enfatizar la idea principal.
Llegar a un punto culminante y de desenlace.

Este último punto nos devuelve a la idea del guión homilético de


Lowrey. Si hemos sido capaces de mantener esa “tensión homilética”
hasta muy cerca del final del sermón, habrá que ir incorporando, en la
conclusión y justo antes, las últimas tres fases de su patrón. A saber,
Fase 3: Destapar la clave de la resolución, Fase 4: Experimentar el
evangelio, y Fase 5: Anticipar las consecuencias.

Retrasar estos tres elementos lo máximo posible es la razón principal


por la que lo menciono en relación a la conclusión aunque no siempre
tengan que estar en la conclusión, propiamente dicha. El asunto
importante es no adelanar innecesariamente la resolución del tema,
porque destapar el desenlace demasiado pronto hace que los oyentes ya
pierdan interés en lo que todavía queda por decir.

Dicho eso, repito que ni siquiera este patrón, por muy útil que sea a
nivel de atención y persuasión, lo usaría siempre. Nuevamente
podemos volver a la idea de una cantera de patrones de conclusión, al
igual que hicimos para las introducciones. Mucho de lo ideado allí
también puede aplicarse aquí pero quizás también podemos pensar en
algunas opciones adicionales.

 Retomar un asunto que se había dejado “colgando” en la


introducción.
 Acabar con una sorpresa.
 Terminar correctamente un chiste que, intencionadamente,
terminó mal en la introducción.
 Incluir unos momentos de reflexión y oración.
 Pedir que cada uno anote sobre un papel (o en su teléfono móvil)
algo que sienten que el Señor quiere que hagan en respuesta a lo
predicado.
 Un ejemplo personal en el que el mismo predicador tuvo que
responder ante el mensaje del pasaje.
 Etc.Etc.

A tener en cuenta
Al igual que comenté para las introducciones, también es importante no
acabar siempre los sermones de la misma manera. Por ejemplo, me
acuerdo hace unos años oír predicar varios meses seguidos a un pastor
que “siempre” acababa el sermón con la historia de conversión de una
persona famosa. Después de varias semanas ya era predecible lo que
iba a hacer, así que no sólo perdía impacto su conclusión, sino que uno
comenzaba a preguntarse si toda perícopa bíblica realmente tenía eso
como su aplicación principal. En consecuencia, este hombre sufría una
pérdida de credibilidad. El oyente habitual tendría razón para
preguntarse si el pastor realmente había hecho una exposición del texto
bíblico de la mañana, o si simplemente había rellenado un patrón
homilético que tenía con unas cuantas alusiones esporádicas al texto
para que pareciera un estudio legítimo.

Si predicas con frecuencia para la misma audiencia, tus introducciones


y conclusiones acabarán perdiendo algo de su valor si siempre repiten
el mismo patrón. Una vez más, tener muy presente la idea principal del
pasaje y esforzarse por conseguir los propósitos establecidos para el
sermón ayudará mucho para librarnos de esa clase de monotonía. Es
permitir que el pasaje gobierne en el momento culminante de la
predicación.

Es más, insistir en la soberanía del pasaje también nos recuerda que


detrás del pasaje está el Dios soberano que lo inspiró. Por consiguiente,
nunca debemos perder de vista en nuestra conclusión (ni en ninguna
otra parte del sermón) que, si hemos hecho nuestro trabajo bien, las
conclusiones del sermón son nada menos que las conclusiones que Dios
mismo quiere hacer llegar al oyente. Así que no tengamos miedo a
concluir con toda la autoridad natural que el texto bíblico confiere. Si lo
dice Dios, estamos autorizados para decirlo también, como sus
heraldos. Eso sí, siempre que tengamos muy claros que el mensaje es
de Dios, en última instancia, y no nuestro. Hay casos desafortunados en
esta profesión, de predicadores que realmente no han llegado a entender
la diferencia real entre la autoridad inherente de Dios y la autoridad
delegada del predicador. ¡Qué Dios nos libre de ser contados entre
ellos!

Tarea 3: Rellenar todos los


apartados del bosquejo con el texto
íntegro.
Esencia de la tarea
Rellenar todos los apartados del bosquejo con el texto íntegro que
necesitas para comunicar cada punto y subpunto del sermón de una
manera clara y segura.

Descripción detallada
En ciertos sentidos, no hay demasiado que decir sobre esta tarea. Tienes
un bosquejo y hace falta rellenarlo. Si piensas predicar con un bosquejo
de manera algo extemporánea habrá menos para hacer en este
momento. Si piensas predicar con un manuscrito completo, todavía hay
faena. Probablemente todavía tengas que redactar párrafos enteros que
desarrollen lo que ahora mismo está solo a nivel de ideas en tu
bosquejo.

Hay que ponerse a escribir. Tomará su tiempo y, por ello, es necesario


apartar un tiempo adecuado.

Para hacer

 Hay que escribir.


 No hay más remedio.

A tener en cuenta
Aprovecha, lo más posible, cualquier contenido completado de tu
exégesis inicial. A lo mejor mucho de esto todavía está en un estado un
tanto “bruto”. Este es el momento de pulirlo de manera definitiva.

Siempre que me veo enfrentado con un trabajo minucioso que requiere


un esfuerzo sostenido de varias horas, me ayuda dividirlo en partes. De
hecho, llevo ya más de un año trabajando con un sistema en el que me
concentro unos 25 minutos sin interrupción y luego descanso 5
minutos. Repito este patrón en bloques de cuatro, con un descanso algo
más largo al finalizar el cuarto bloque. Es decir, el patrón acaba siendo
el siguiente: 25/5, 25/5 / 25/5, 25/15. Finalizado el descanso de 15
minutos, arranco con otro bloque de 4×25/5. Los descansos son muy
importantes. Los aprovecho para beber agua, estirar los músculos,
relajarme mentalmente, y atender cualquier necesidad personal o
familiar que he postergado durante los 25 minutos de concentración. Lo
asombroso es cuánto me ayudan estos pequeños descansos a
mantenerme enfocado sin distracción significativa durante los tiempos
de trabajo. Es más, hay muchas veces que, si me encuentro
“bloqueado” mentalmente al escribir, al tomar el descanso y estar
pensando en otra cosa menos complicada unos minutos, de repente, se
me ocurre la idea que me faltaba.

A lo mejor prefieres hacer algo parecido, pero de una manera más


orgánica. En lugar de bloques de 25 y 5, prefieres establecer metas
relacionadas con el mismo desarrollo del sermón. Por ejemplo, podrías
concentrarte en redactar un subpunto y luego descansar unos minutos.
Otro subpunto y otro descanso. Así hasta terminar.

Lo importante no es el método particular. Lo importante es terminar la


tarea. Muchas veces esto sencillamente requiere disciplina y tenacidad.
¡Tampoco sobra pedirle fuerzas al Señor para acabar bien la tarea!

Tarea 4: Completar las transiciones y


las ilustraciones en los puntos
apropiados.

Esencia de la tarea
Si todavía hace falta, completar las transiciones y las ilustraciones en
los puntos apropiados.

Descripción detallada
Evidentemente, uno puede perfectamente haber redactado todas las
transiciones e ilustraciones que requiere el sermón en la tarea anterior.
No hay nada obligatorio en esta separación de trabajos.
Sin embargo, la razón por la que las he separado es la de resaltar cada
aspecto como merecedor de su propia reflexión y esfuerzo. En este caso
concreto, es decir, con el asunto de las transiciones e ilustraciones,
quiero destacar lo siguiente:

1. Hay veces que no le damos a las transiciones entre secciones


importantes del sermón la reflexión y el esmero adecuado.
Simplemente asumimos que como aparece un enunciado de nivel
1 en el bosquejo, el oyente sabrá que hemos pasado de un tema
principal a otro. Pero esto no se puede dar por sentado. A no ser
que lo resaltes con una diapositiva de PowerPoint (o algo
parecido) las personas de la audiencia no sabrán necesariamente
que has pasado del Punto Principal 1 al Punto Principal 2. De ahí
que necesitamos esforzarnos – de manera especial – en nuestras
transiciones para que la gente nos pueda seguir.
2. Luego, en cuanto a las ilustraciones, posiblemente hayas puesto
unos apuntes para un relato ilustrativo que puedes contar con
facilidad. Sin embargo, si hay tiempo, puede valer la pena
concretar lo que vas a contar para que realmente vibre la
ilustración. Un giro de palabras… Un enlace a vocabulario usado
en otra parte del sermón… Unas expresiones graciosas que
aligeren lo contado.
Para hacer
Vayamos por partes, para que lo que tenemos en mente con esta tarea
quede claro.

1. Examina cada uno de tus puntos principales y


perfecciona las transiciones entre ellos si hace falta.
¿Llegas bien y de manera lógica y prolija entre el final del punto
anterior y el inicio del punto siguiente? ¿El oyente te podrá seguir, sin
estar desorientado, entre un punto y el otro? ¿Has incluido lo que
podríamos llamar “marcadores verbales” para ayudar al oyente a saber
que estás transicionando?
Recuerda que el oyente te sigue a nivel de palabras individuales que se
suceden una tras otra. Es un hilo muy fino sobre el que balancear el
desarrollo lógico del sermón. Por consiguiente, es absolutamente
necesario hacer todo lo posible para que, a nivel verbal, el oyente pueda
seguir la lógica del desarrollo y de las transiciones. Unos ejemplos de
esto serían:

 Transiciones vocales sencillas, evidentes.


o “Para empezar”
o “Primero”
o “Segundo”
o “Tercero”
o “Finalmente”
 O ampliando, transiciones más explicativas.
o “Ahora que hemos visto que Pedro enfatiza la importancia
de entender con claridad quiénes somos como pueblo de
Dios, pasamos a una segunda afirmación que tiene ese
punto como fundamento necesario. Veamos lo que dice
sobre ello en la segunda sección de nuestro texto.”
o “¿Quién se lo hubiera esperado? La verdad que el Apóstol
Juan resalta con estas tres perspectivas complementarias
cambia toda nuestra manera de pensar sobre el entorno en
el que vivimos. ¿Pero a qué debe conducir eso? ¿Qué
importancia tiene para nuestra manera de salir del culto esta
mañana y entablar nuestra próxima conversación con el
vecino? De ahí que, al concluir, quiero que pensemos en
algo que quizás se te haya escapado en el texto bíblico
hasta el momento…”
Podríamos poner más ejemplos, pero probablemente estos sean
suficientes. Lo que toca hacer ahora, si es que no lo has hecho ya, es ir

por el bosquejo o manuscrito, examinar cada transición que tienes y ver


si son adecuadas o hay que mejorarlas de alguna manera. Es
simplemente cuestión de asegurarte de que tus oyentes te podrán seguir
en las transiciones importantes del sermón. Esto ayudará muchísimo en
su capacidad para comprender con claridad el desarrollo del argumento
bíblico.
2. Vuelve sobre las ilustraciones que piensas usar para
determinar si se deben completar o mejorar.
¿Están completadas las ilustraciones? ¿Deberías acabarlas, para poder
usarlas con fluidez?

Luego, ¿Cada ilustración viene a cuento? Es decir, ¿realmente es una


buena ilustración para el punto a enfatizar? ¿Se puede mejorar
trabajando la manera de contar el asunto? Muchas veces me he dado
cuenta de que la diferencia entre una ilustración que realmente
“funciona” y otra que no lo hace, no es la ilustración en sí, sino la
manera de hilarla con el argumento que vengo desarrollando. Cambiar
la introducción o alguna palabra que usa, hace que su relevancia acabe
siendo evidente para el oyente. Básicamente, se trata de “versionar” la
ilustración para que encaje de la mejor manera posible con este sermón.

Versionar una ilustración es particularmente importante cuando


empleas una ilustración sacada de algún libro o de internet. El asunto es
que esa ilustración, por muy buena que pueda ser, probablemente se
usó originalmente en otro contexto y para enfatizar otro asunto, aunque
haya sido un tema casi idéntico. Si simplemente escoges una ilustración
y la metes en tu sermón, sin más, puede que el “desencaje” desoriente
en algo a tus oyentes y el punto que pretendías rematar con la
ilustración acabe perdiendo fuerza y relevancia.

A tener en cuenta
La noción básica detrás de esta tarea principalmente tiene que ver con
conseguir la máxima claridad posible.

Por un lado, que el oyente pueda seguir el argumento global de sermón


sin perderse en las transiciones. ¡La estructura presta claridad! Y las
transiciones son de capital importancia para establecer la estructura en
la mente del oyente.

Por otro lado, que el oyente pueda apreciar, sin ningún desajuste
mental, cómo las ilustraciones escogidas realmente apoyan el punto que
estás ilustrando en un momento dado. Para ello, es imprescindible
escoger las ilustraciones más apropiadas o versionar las ilustraciones
para que lo sean.

Tarea 5: Revisar y perfeccionar el


manuscrito en todos sus niveles.

Esencia de la tarea
Revisar y perfeccionar el manuscrito en todos sus niveles, para que
ahora, con la ventaja de una vista global del conjunto, puedas conseguir
un bosquejo o manuscrito pulido que goce de una coordinación
estructural extraordinaria, un desarrollo dinámico y una expresión
memorable.

Descripción detallada
Mi experiencia es que realizar esta tarea muchas veces es lo que separa
un sermón bueno de uno superior. No es una tarea absolutamente
necesaria. El bosquejo o manuscrito ya está terminado. Podrías subir al
púlpito con lo que ya tienes. No pasaría nada, necesariamente.

Sí embargo, cualquier manual de composición nos diría que hay algo


diferente e importante en poder editar lo escrito una vez que ya esté
completado el borrador. Además, si pensamos que (a nivel humano) la
diferencia entre una predicación buena y una excelente puede resultar
ser la diferencia entre que un joven rebelde bostece o preste atención, o
que una señora mayor decida pasar el resto de sus días viendo
telenovelas o apoyando activamente la obra misionera, uno se da cuenta
que un esfuerzo más sobre el conjunto entero bien puede merecer la
pena.
No quiero imponer, con esto, un sentido de culpa si no dedicamos cada
momento libre a la mejora minuciosa de nuestro sermón. Dudo que el
Señor nos juzgue por no pulir y pulir y pulir nuestro manuscrito hasta
no poder pulir más. Sin embargo, sí quiero afirmar, por mi propia
experiencia también, que hay algo diferente en la clase de revisión y
perfeccionamiento que uno puede realizar sobre su sermón una vez que
está completo. Por consiguiente, si uno se ve con la energía y el tiempo
necesario, bien puede valer un esfuerzo adicional.

Para hacer
Cómo mínimo, puede ser muy útil pensar en tres clases de revisión: (1)
revisión del argumento, (2) revisión del desarrollo, y (3) revisión del
estilo. Detallo cada una de estas a continuación de manera resumida.

1. Revisión del argumento. (nivel de bosquejo)

o Mira tu bosquejo de nuevo.


 ¿Su desarrollo es transparente?
 ¿Sigue un orden lógico?
 ¿Cumple eficazmente el objetivo que marcaste para
la predicación?
 Si alguien sólo leyera tus puntos principales, ¿sabría
exactamente lo que enseña el pasaje?
o En función de este repaso, ajusta, redistribuye, aclara
cualquier elemento del bosquejo y la estructura que lo
necesite.

Revisión del desarrollo. (nivel de párrafos)

 Una de las destrezas más interesantes en este punto es la de


aprender cuánto tiempo te toma predicar una página de tu
manuscrito.
o Concretamente, es controlar lo que se tarda en predicar una
página que tenga cierto tamaño de fuente, cierto número de
líneas por página, etc.
o Alternativamente existe la posibilidad de controlar el tema
con la prestación (de Microsoft Word, p. ej.) que te dice
cuántas palabras tiene tu manuscrito y saber que
normalmente comunicas cierto número de palabras por
minuto.
 ¿Por qué es interesante saber esto?
o Para pulir.
o Algunas de mis predicaciones más dinámicas han resultado
de tener un borrador que superaba en 10 minutos el tiempo
del que disponía para la predicación.
o Esto me ha obligado a ir por todo el manuscrito
haciéndome las siguientes preguntas:
 ¿Dónde me repito?
 ¿Este párrafo es realmente necesario?
 ¿Esta oración avanza el argumento como me parecía
en un principio?
 Y aunque nuestro borrador no sea demasiado largo, una revisión
general para limar, mejorar o incluso cambiar porciones viene
muy bien.

3. Revisión del estilo. (nivel de frases)

 La tarea ha realizar aquí es mejorar la expresión.


o Al repasar tu manuscrito, mira a ver si no puedes encontrar
unas cinco a diez expresiones que carezcan de vida y
expresarlas con otras palabras que le den más fuerza.
o Si tienes una herramienta de sinónimos en tu procesador de
textos puede ser de ayuda.
o Por ejemplo, en lugar de decir, “muy caliente”, di
“hirviendo”. En vez de “muy interesante”, prueba
“ingenioso”. (Consulta Robinson, p. 190)
 A menudo se escuchan en los sermones frases muy trilladas.
Como botón de muestra y para practicar, busca para cada una de
las siguientes una metáfora que les dé más fuerza. (Ver Robinson
ps. 190-191)
o el hombre sin Dios está perdido
o la salvación es el don más preciado
o el justo por la fe vivirá
o el pecado arruina al hombre
o Dios es soberano
A tener en cuenta
Repito lo que dije arriba. Debemos tener cierto cuidado con no caer
víctimas de la idea de que hay que perfeccionar y perfeccionar y
perfeccionar. Esa noción hasta podría sugerir que en el fondo pensamos
que todo depende de nosotros.

Además, hay otras responsabilidades que tenemos en el ministerio y


todo debe mantener el equilibrio apropiado. Mejor, desde luego, sería
hacer una visita pastoral a unos miembros de la congregación que
invertir esa media hora en la quinta revisión de un manuscrito ya
pulido.

Conclusión Sábado
Al completar las tareas correspondientes del sábado toda la preparación
referente al bosquejo o manuscrito del sermón está terminada. Habrás
cumplido con tu objetivo principal y alcanzado la meta del sábado:

Objetivo: Rellenar el bosquejo con introducción,


conclusión, párrafos completos e ilustraciones.
Meta: Haber completado el bosquejo o manuscrito
completo que piensas usar al predicar.

Sin embargo, como veremos en las tareas para el domingo, todavía no


es hora de descansar sobre nuestros laureles. El sermón está
enteramente escrito, es verdad, pero todavía hay que predicarlo, y eso
requiere unas cuantas tareas importantes, pero un tanto diferentes de lo
que viene siendo el trabajo hasta aquí. No se trata tanto de trabajo
principalmente mental, sino de expresión. Y eso requiere alistarse para
un “evento comunicativo”. Requiere asegurarse de que puedes
“interpretar” en vivo y en directo ese contenido escrito de la manera
más natural y dinámica posible.

Ideas Adicionales
Cómo posibles ampliaciones útiles que podrían enriquecer las tareas del
sábado, dejo un par de ideas añadidas.

1. Entrevistar a creyentes sobre su trayectoria de maduración


espiritual con un ojo puesto en la aplicación práctica de
verdades bíblicas. Sería de sumo interés mantener (con su
permiso, evidentemente, y en el anonimato, generalmente)
anotaciones sobre el discipulado y desarrollo espiritual de
creyentes comprometidos, “normales.” Si uno redactara y
etiquetara las experiencias vividas y las lecciones aprendidas,
sería posible desarrollar una cantera de ejemplos verídicos de
cómo importantes verdades bíblicas pueden ser puestas en
práctica. Sobre todo, de cara a las Fases 4 y 5 de Lowry,
“Experimentar el evangelio” y “Anticipar las consecuencias”
estas historias reales pueden ser sumamente impactantes como
muestras de cómo otros creyentes han sido transformados por
aquello que las Escrituras enseñan. (Las biografías de
reconocidas personas de fe también pueden servir muy bien en
este sentido, pero siempre puede haber una cierta sensación de
“distancia” entre ellos y tus oyentes al tratarse de personas
“excepcionales”.)

2. Ver cómo otros predicadores han ilustrado algún punto del


pasaje. Esta no sería mi primera recomendación. De hecho, casi
es la última que hago, en todo este proceso semanal. Sin
embargo, hay veces que simplemente me veo sin idea alguna para
ilustrar algún punto determinado de un sermón. En algunos de
estos casos he recurrido con cierto éxito a los sermones que otros
han compartido (para el pasaje que estoy predicando) por medio
del Software Bíblico de Logos. Cómo te presenta los bosquejos
de varios contribuyentes sobre el mismo pasaje que estoy
predicando, en algunas ocasiones he encontrado que alguien ha
usado justo el ejemplo que me faltaba.

Domingo – Sermón
Introducción Domingo

Objetivo del día


¡Predicar el mensaje con toda la autoridad natural del texto
bíblico!

Meta a alcanzar
Llegar al púlpito enteramente preparado y relajado, pero con la
intensidad que le corresponde a alguien que trae un mensaje de Dios
y
quiere ver a las personas tocadas por ese mensaje.

En mi experiencia, este es el momento en que puede producirse un


importante autoengaño. Después de tanto esfuerzo, ya tengo un
manuscrito completo y puede parecer que el trabajo está hecho. “Ahora
voy a descansar un rato. Total, ya estoy listo.”

El problema es que no estoy listo. Porque se trata de predicar, no de


enviar el manuscrito a una editorial. Si dejo el esfuerzo aquí, puede que
tenga un contenido maravilloso, pero la presentación puede resultar
decepcionante. La gente podría irse a casa con una valoración similar a
la que tuve una vez al oír una conferencia dada por un autor de fama
mundial, “¡Ese es mejor en papel!”
En este sentido, la predicación realmente encierra dos tareas. La tarea
de un autor, y la tarea de un artista. Hay que componer la obra;
luego hay que interpretar la obra.

Afortunadamente, en lo que queda por hacer no empezamos de cero.


Ya llevamos tiempo en contacto con nuestro material. Ahora toca
adecuar todo aquello y adecuarnos a nosotros mismos para el evento
expositivo. Hace falta prepararnos para el momento de la predicación.
En mi experiencia, esto puede incluir algunos elementos como
imprimir el manuscrito o bosquejo, repasarlo o ensayarlo, y orar tanto
sobre el contenido de la predicación como por la gente que la irá a oír.

Obviamente esto requiere cierto tiempo. Uno probablemente no debe


ponerse a ello a las altas horas del sábado por la noche. Además, mi
experiencia es que cuanto peor llego a esta etapa, más nervioso estoy y
más me cuesta dormir. Se hace evidente la necesidad vital de estar
verdaderamente listo con tiempo. Nada dará una muerte tan rápida a
nuestras ganas de llevar un ministerio de predicación como sufrir el
estrés de colocarse regularmente detrás del púlpito sin estar
completamente preparado.

Dicho eso, según tus circunstancias personales y cómo te haya ido la


preparación, puede que adelantes algo de este trabajo el sábado. Sin
embargo, si el tiempo lo permite el domingo por la mañana, puede que
sea buen momento para hacer estas últimas labores estando ya
descansado. Además, puede resultar una buena oportunidad para ir
“calentando motores” y así ir a la iglesia con el contenido y el cometido
bien presente en tu mente y corazón.

Tareas a realizar para profundizar en el


contenido
Evidentemente algunas de estas tareas se pueden hacer antes, pero las
he puesto para el domingo. A mí me suele funcionar bien así, y como
mínimo nos distribuye las tareas de una manera equilibrada.
INTRODUCCION
Tarea 1. Alistar el bosquejo o manuscrito que llevarás al púlpito.
Tarea 2. Ensayar para conseguir fluidez y naturalidad.
Tarea 3. Orar el manuscrito.
COCLUSION

Tarea 1: Alistar el bosquejo o


manuscrito que llevarás al púlpito.

Esencia de la tarea
Esta tarea tiene en vista preparar la versión del bosquejo o manuscrito
que llevarás contigo al púlpito. De cara al momento de la exposición y
a tu manera de hacerla, esta versión del documento puede tener algunas
características particulares que también requieren preparación.

Descripción detallada
Como mencioné en el artículo introductorio, dado que predicar encierra
tanto la tarea de autor como la de artista / intérprete, es posible que el
sermón que escribiste como autor todavía necesite algún retoque para
que esté listo para uso del artista. Esto dependerá mucho de cómo
trabajes y cuáles sean tus preferencias y tus destrezas particulares. Pero
en todo caso, lo importante es darse cuenta de que no siempre el
formato del documento tal y como sale por defecto de tu procesador de
textos va a ser el que mejor te servirá.

Trabajes con un bosquejo o un manuscrito, posiblemente necesitarás


hacer alguna pequeña modificación para uso en el púlpito. A
continuación, algunas ideas…

Para hacer
o Fuentes grandes. Ayuda mucho, por ejemplo, imprimir el
documento con un tamaño de fuente que se pueda ver con
facilidad sobre el púlpito. En mi caso particular, suelo
componer el manuscrito final en MS-Word con el texto a
11 o 12 puntos. Esto me es útil a la hora de escribir, porque
me deja ver varios párrafos de texto a la vez y de esta
manera me sitúo mejor en el desarrollo lógico de lo que
estoy redactando. Sin embargo, en el púlpito, ver texto a 11
o 12 puntos es un sufrimiento y me cuesta más mantener el
contacto visual con la congregación. Por esa razón, una vez
el sermón está completamente redactado, paso todo el texto
a 16 o 17 puntos para así verlo mejor. También
suelo achicar, en varios milímetros, el tamaño de los
márgenes para no tener tantas hojas, ya que el tamaño del
texto ha aumentado.
o Enumerar las páginas. Si el procesador de textos ya tiene
enumeradas las páginas al pie de cada hoja mejor. Si no, es
momento de hacerlo, para que no te encuentres en el
púlpito estresado por si cada hoja sigue correctamente a la
anterior.
o Resaltados. Me es muy útil, tanto a nivel de saber qué
destacar, como a nivel de ubicarme con mayor rapidez en el
manuscrito, resaltar con un rotulador amarillo (o tu color
preferido) ciertas frases y oraciones. Si resulta que me
encuentro haciendo mis últimos repasos con el manuscrito
todavía en pantalla, también puedo resaltar directamente en
Word.
o Secciones a sacrificar si me veo corto de tiempo. En
algunas iglesias, ceñirse al tiempo reservado para la
predicación es de mucha importancia. Sin entrar en una
discusión sobre si esto es deseable o no, el asunto es que
una audiencia que ya sabe que el culto acaba a una cierta
hora señalada puede dejar de prestar atención o puede
volverse un tanto molesta con el predicador si uno se pasa.
Mejor acabar a tiempo. Por esa razón, si tengo la idea de
que mi sermón puede superar el tiempo del que dispongo, a
veces en mis últimos repasos marco oraciones, párrafos o
secciones enteras que podrían suprimirse en caso de que
sea necesario. De hecho, en muchas ocasiones, hasta me he
dado cuenta que esas porciones quizás no hacían tanta falta
como pensaba. Es más, al quitarlas, el sermón incluso ha
ganado algo en dinamismo.
o Marcas de énfasis, pausas, etc. También al repasar, suelo
subrayar ciertas palabras y poner signos de admiración al
lado de otras. En algunos casos me escribo indicaciones
sobre cómo creo que debo decir algo en particular: “Pausa,”
“Susurrar,” “Con intensidad,” “Enumerar en voz alta,” etc.
Todo esto, para que en el momento mismo de la
predicación, no acabe tratando como algo normal un punto
que necesita un énfasis particular.
o Comentarios opcionales. En algún que otro caso me viene
a la mente una idea que no tuve tiempo de incorporar en el
mismo manuscrito, pero que si hay tiempo podría valer la
pena incorporar. Hago una nota el margen de la hoja. En
otros casos, me doy cuenta de que posiblemente haya en la
congregación esa mañana alguien que ha atravesado por
algo muy parecido a un punto que mencionaré y, si no la
menciono de paso, el resto de la congregación lo extrañará.
Lo anoto en el margen, también.
o Copias adicionales. Pueden haber buenas razones para
imprimir más de una copia de tu bosquejo o manuscrito.
Con frecuencia me veo sacando copias adicionales por
algunas de las siguientes razones.
 Copia de seguridad, por si acaso. A lo mejor soy
una persona nerviosa, pero no me gustaría que algo le
pasara a mi manuscrito y no tuviera una segunda
copia a la que podría recurrir si hiciera falta.
 Copia para quien te siga con el PowerPoint. Si
alguien me ayuda pasando las diapositivas de
PowerPoint, suelo imprimir una copia y señalar los
puntos de transición en esa copia para que
sepan exactamente el mejor momento de transición.
Puede ser una distracción importante para la gente si
el predicador está diciendo una cosa, pero el texto
sobre la pared dice otra.
 Copia para los sordos, quizás. En alguna ocasión
también he sacado una copia para hermanos sordos
en la iglesia. Es algo para preguntarles, pero si les
interesa tener una copia del bosquejo o manuscrito,
puede que eso les haga sentirse más integrados en la
congregación.
A tener en cuenta
Cada predicador tendrá sus propias modificaciones preferidas. El
asunto principal es saber cuáles son aquellas que más te ayudarán a ti, y
dejar el tiempo necesario el sábado o el domingo temprano
para realizarlas sin apuros.

Y si no tienes costumbre, todavía, de realizar algunas de estas


modificaciones al documento final, anímate a probar algunas.
Puede que te ayude mucho a la hora de exponer, porque
aumentará tu soltura y el acierto en tu expresión.

Tarea 2: Ensayar para conseguir


fluidez y naturalidad.
Esencia de la tarea
Repasar el bosquejo o manuscrito varias veces (practicando gestos
clave) para conseguir mayor fluidez y naturalidad.

Descripción detallada
Puede ser de gran utilidad ensayar la predicación un par de veces,
prestando atención especial a los gestos y el lenguaje no verbal.
Recuerda: es muy diferente leer en silencio lo que tienes sobre pantalla
que predicar en voz alta a una congregación con todos los gestos,
énfasis y pausas que debes hacer en una exposición en vivo y en
directo. Lo último que quieres es verte detrás del púlpito intentando
descifrar tus propias notas sobre algo que no pillaste antes al no
ensayarlo por lo menos una vez. Luego (como mencioné también en la
tarea 1), para iglesias que vigilan cuidadosamente el tiempo en el reloj,
ensayar una vez, como mínimo, te da mayor seguridad de que lo que
tienes que decir encaja bien en el tiempo del que dispones. No hay nada
peor para la contundencia espiritual de tu conclusión que ver que, en
sus mentes, todos ya se fueron a casa hace 1o minutos porque te has
extendido demasiado.

Sin embargo, queremos insistir en que este repaso / ensayo no se puede


dejar para el último momento. Es una actividad que requiere tiempo y
energía. Hay que apartar un tiempo protegido para ello. En mi caso,
casi siempre me levanto varias horas antes de lo normal los domingos
que predico para tener al menos 1-2 horas reservadas para esta clase de
disciplina.

Para hacer
¿Qué actividades específicas podrían entrar en este ensayo? ¿Qué
podemos decir sobre ellas?

Repasos en pantalla. Tiene la ventaja de poder corregir y


resaltar en el acto en MS-Word. La desventaja es que a veces,
sigues editando y no ensayando. Otra desventaja es que todavía
no es la versión física que llevarás al púlpito y, por consiguiente,
a veces tanto el tamaño del texto sobre la pantalla como el grado
de inclinación de la pantalla resulta todavía diferente a lo que
será tu experiencia en el púlpito.
Repasos detrás del púlpito. Ensayar en el mismo púlpito brinda
la ventaja de asemejarse mucho más a lo que experimentarás en
un par de horas. Puedes practicar mejor las miradas a toda la
congregación, y es más real en otros sentidos también. Sin
embargo, lo malo que tiene es que cansa más al tener que estar de
pie más tiempo.
Repasos en voz alta. Puede venir muy bien poder oírte a ti
mismo. “¿Qué tal suena esa inflexión?” O, “Hmmm. Veo que si
lo digo así me quedaré sin aire antes de que acabe la oración.” La
gran desventaja es que puede cansar la voz más de lo necesario.
Repasos susurrando. Repasando así, protejo mi voz, y todavía
me permite acercarme un poco a como sonaría todo en voz alta.
Pillar oraciones demasiado largas. A veces no me doy cuenta al
redactar una oración que será demasiado larga de decir, que me
enredaré. Así que en los repasos, a veces, parto una oración en
dos. Evidentemente, esta clase de cambio sería mejor realizarlo
mucho antes. Por esta razón, si la redacción del sermón me va
bien, y tengo tiempo para ello el viernes o el sábado, ensayo
párrafos particulares para ver si hay oraciones que necesitan ser
acortadas, entre otras cosas.
Practicar sobre todo, momentos importantes o puntos
complicados. Esto puede quizás parecer un poco exagerado,
sobre todo porque tengo una convicción firme de que lo que más
ayuda a la naturalidad de los gestos, al tono de la voz y a la
sensación de pasión es una convicción firme que surge del hecho
de realmente haber captado el mensaje que Dios tiene para su
pueblo. Sin embargo, he tenido más de una predicación con una
lectura mala de una frase o un tono de voz que no correspondía
justo en un punto que debería haber tocado las emociones del
oyente. O, hace poco, la conclusión a todo mi sermón perdió un
poco de impacto precisamente porque no fui capaz de decir una
frase con intensidad al encontrarme susurrando inesperadamente.
Una pena.
A tener en cuenta
Mucho de lo que puedes encontrar útil en el hábito de ensayar también
dependerá de tu nivel de experiencia y tu comodidad con una audiencia
en particular. Siempre ensayo más para una audiencia desconocida o
particularmente grande (porque me pongo más nervioso) que para una
congregación que conozco muy bien. También influye mucho en todo
esto si predicas con un bosquejo o un manuscrito, y del tiempo que
dispones para preparar.
Pero hagas lo que hagas a nivel de repaso y ensayo. No llegues tarde.
No llegues con la voz cansada

Tarea 3: Orar el manuscrito.


Esencia de la tarea
Esta tarea te anima específicamente a poner cada sección de tu sermón
delante del Señor en oración.

Descripción detallada
Además de orar de forma general por el culto y la gente que asistirá,
puede venir bien “orar tu predicación.”

Lo que quiero decir con esto es lo siguiente: haz una lectura de tu


bosquejo o manuscrito “delante del Señor.” Ora sobre cada uno de los
puntos. Pide que Dios los use. Pide que te corrija si algo está mal. Pide
que te ayude a comunicar esa idea difícil en el párrafo 3 de la página 5
de una manera que le honre. Pide que la introducción capte la atención
de la gente. Pide que la conclusión mueva a la gente a la reflexión, o al
arrepentimiento, o a alguna decisión.

Básicamente es una especie de repaso ofrendado. Dedicas el mensaje al


Señor, párrafo por párrafo.

Para hacer
No hay mucho más para decir, pero posiblemente un par de enfoques
pueden ser de ayuda.

 Ora, especialmente, sobre las afirmaciones principales que surgen


de cada bloque de pensamiento del pasaje. Dado que estas
afirmaciones son lo que Dios quiere comunicar a la
congregación, pide que lo haga.
 Ora sobre la efectividad de la introducción y la conclusión.
 Intercede a favor de cómo los oyentes oirán algunos puntos en
particular.
 Pide que el Señor te guarde de tonos de voz que te hagan parecer
más de lo que eres.
 Pide, sobre todo, que la excelencia de Dios y su verdad sean
apreciadas.
A tener en cuenta
Para mí este siempre es uno de esos momentos sagrados en el que
después de tanto sudar el sermón, me doy cuenta nuevamente que yo
sólo soy el portavoz y que por más que haya preparado una
predicación exquisita a nivel humano de investigación, estructura y
expresión, no conseguiré nada si Dios no escoge usarla. Es también el
momento en que más me doy cuenta de lo vital que es todo lo que está
sobre papel para mi congregación. He tenido momentos muy intensos
en los que me he encontrado rogando con lágrimas que el Señor haga
ver a las personas alguna verdad en particular.

Sí, la predicación es investigación y redacción. La predicación es arte e


interpretación. Pero sobre todo es ministerio. Ministerio en nombre de
un Dios que se ha comunicado en persona y palabra, y que quiere que
su mensaje llegue a las personas con toda su autoridad y amor.

Conclusión
¡Enhorabuena! Si has completado las tareas descritas en los artículos
anteriores habrás hecho mucho por presentar con efectividad el mensaje
que Dios te ha dado de su Palabra. Habrás cumplido con tu objetivo
principal y alcanzado la meta, no sólo del domingo, ¡sino de todo este
proceso de preparación!

Objetivo: ¡Predicar el mensaje con toda la autoridad


natural del texto bíblico!
Meta: Llegar al púlpito enteramente preparado y relajado,
pero con la intensidad que le corresponde a alguien que trae un
mensaje de Dios y quiere ver a las personas tocadas por ese
mensaje.

Ideas Adicionales
Incorporar la predicación en un marco de discipulado más amplio.

 El proceso que hemos desarrollado en estos artículos y tutoriales


necesariamente se ha enfocado en el estudio riguroso del pasaje
bíblico a predicar, junto con la presentación del mensaje para una
audiencia contemporánea. Lo que todos bien sabemos, sin
embargo, es que la exposición de la Palabra sólo es parte del
ministerio que realizamos con las personas. Es una parte
sumamente importante porque, sin un buen fundamento bíblico,
lo demás puede edificarse sobre cimientos problemáticos y
tambalearse con facilidad.
 Por lo tanto, animo a que cada pastor piense en maneras de
integrar, lo mejor posible, la exposición de la Palabra con el
discipulado general de las personas de su congregación. Podría
valer la pena dedicar un par de horas a pensar sobre cómo
integrar la exposición bíblica con el crecimiento espiritual
completo de las personas. Enumero unas ideas a continuación que
pueden servir como punto de arranque para esta clase de
reflexión y planificación
 Dar opción al finalizar la predicación de que las personas respondan
de alguna manera privada o pública.
 Animar a que puedan orar posteriormente con el pastor o alguno de
los ancianos, si lo desean.
 Preparar guías que animen a las personas al estudio personal del
pasaje, bien sea (1) como estudio previo en preparación para el
domingo, (2) como notas que pueden tomar durante la predicación,
o (3) como hoja de reflexión personal en respuesta a la predicación.
 También se pueden preparar guías de estudio para grupos pequeños
que complementen la predicación. Estas pueden ser más específicas,
interactuando expresamente con lo predicado por el pastor o pueden
ser más generales, animando al estudio inductivo del mismo pasaje
bíblico o uno relacionado.
 ¿Existe un programa de discipulado personal en la iglesia?
 ¿Se promocionan (dentro o fuera de la iglesia) oportunidades para
asistir a clases formales o informales sobre temas bíblicos,
teológicos o ministeriales? Hoy en día existen muchas opciones que
incluso se pueden realizar a distancia por internet o en el mismo
software bíblico de Logos. (Dos opciones de este tipo serían el de la
EET, la Escuela Evangélica de Teología de la FIEIDE con la que
yo he estado vinculado estos años o el programa FLET, que ahora
viene incorporado en Logos.)
 ¿Qué opciones de servicio y misión existen para los miembros de la
congregación? Un desarrollo personal sano requiere no sólo la
alimentación, sino también el ejercicio.
Periódicamente evaluar tus predicaciones.

Predicar bien requiere mucha implicación personal. Por


eso, muchas veces nos sentimos emocionalmente muy
identificados con nuestro sermón y su contenido. Y ¡muy a la
defensiva si alguien nos critica! Pero la crítica constructiva nos
viene muy bien (Proverbios 9:9). Sobre todo en momentos de
mucho aprendizaje.
Por consiguiente, de tanto en tanto viene bien aprovechar
una predicación para ver si hay áreas a mejorar. De hecho, hay
varias maneras diferentes de realizar evaluaciones sobre tu forma
de predicar.
Evaluaciones propias.

 Por ejemplo, puedes hacer una vídeo grabación. Consigue la


colaboración de alguien para esto. Que tenga todo montado y
listo para grabar antes del momento de la predicación.
 Si no dispones de la opción de vídeo, puedes hacer una grabación
en audio. Sin embargo, sería mejor vídeo porque sacarás mayor
provecho de la experiencia, si puedes también evaluar aspectos
visuales, como los gestos y cualquier otra comunicación no
verbal.
 Luego, cuando tengas un buen momento para
ello, siéntate con tranquilidad y realiza una autoevaluación
siguiendo la grabación. Anota posibles puntos a mejorar en el
futuro.

Evaluaciones de otros.

 Antes de predicar, pide la ayuda de dos personas de confianza


de tu iglesia que tengan un criterio objetivo.
 Pásales a cada uno una copia de un documento para la
evaluación de sermones y pídeles que lo rellenen y te
lo den después del culto. (Si no dispones de un
formulario de este tipo, puedes descargar uno
aquí: Evaluación del sermón.
 Cuando lo hayan rellenado, repasa lo que hayan puesto para ver
qué aspectos del sermón o de tu forma de predicar
merecerían reflexión y posible futuro trabajo.

Imagina que cada mes realizaras una evaluación de este tipo, y como
resultado fueras capaz de mejorar cada mes en un aspecto más. A lo
largo de 2 o 3 años, esto podría representar tener un gran impacto sobre
tu ministerio de la Palabra.

Diagnosticar la salud de la iglesia.

A riesgo de ser mal entendido, creo que a veces caemos en


el error de pensar de que si sólo predicamos la palabra no
adulterada y la predicamos con claridad y poder, la congregación
deberá – automáticamente – crecer y gozar de salud en todos los
ámbitos. Dudo que la realidad sea tan sencilla. Además, uno de
los peligros de esta idea es que nos ponemos, como predicadores,
bajo mucha presión. Pensamos que sólo por esforzarnos lo
suficiente en el estudio y el púlpito, el Señor debe bendecir.
Probablemente una opinión más equilibrada sería que es poco
probable que el Señor bendiga si no nos esforzamos en el estudio
y el púlpito, pero hay otros factores y ministerios que también
son importantes para la salud global de la congregación.
De hecho, durante unos ocho años participé como Socio
Nacional en España para un ministerio que se conoce como el
Desarrollo Natural de la Iglesia, y puedo dar constancia, hasta
con datos estadísticos, de que hay muchos factores que influyen
en la salud global de la iglesia. Curiosamente, las personas hasta
pueden pensar que las predicaciones son peores de lo que son si
las cosas no marchan bien en el resto de la vida congregacional.
Incluso, hasta he tenido la experiencia personal de que una
misma predicación me salió mejor y tuvo mayor impacto en una
iglesia saludable que en otra que no gozaba de buena salud.
¿Cómo puede ser eso? Pues, como botón de muestra, imagina que
existen rencores entre los miembros, o que a la gente no le
“gustan” los cultos… Cuando subes al púlpito no te espera una
audiencia tan receptiva como puede ser el caso en una iglesia
sana. ¡Hasta se reirán menos de tus chistes!
Habría mucho más que se podría decir sobre este punto,
pero lo que quiero transmitir con todo esto es simplemente lo
siguiente. Una predicación sana y dinámica es de vital
importancia para la salud de una iglesia. Sin embargo, no es lo
único que importa. Por consiguiente, animaría a cada
congregación no sólo a velar por la integridad de su ministerio de
la Palabra, sino también a estudiar todo lo que tiene que ver con
su salud y ministerio. Posiblemente, le vendría bien un
diagnóstico como los que realiza el Desarrollo Natural de la
Iglesia.

S-ar putea să vă placă și