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Francisco Zenteno
Las clásicas temáticas COEX son los recuerdos humillantes, degradantes o vergonzosos, las
experiencias de éxtasis y alegría, el rechazo, y las experiencias que amenazaron la estabilidad
vital. Ahora bien, para todas estas temáticas es posible establecer un correlato perinatal, y al
mismo tiempo una dimensión arquetípica transpersonal que las representa. La exhaustiva
descripción realizada de los paralelismos entre las matrices perinatales y los símbolos
arquetípicos que acompañan dichas experiencias refleja de modo muy concreto esta
característica dinámica. Sin embargo, y gracias a la particularidad de la dimensión perinatal
que la configura como bisagra entre lo biográfico y lo espiritual es que también se puede
establecer paralelismos experienciales entre la dimensión del inconsciente post natal y el
territorio perinatal. Lamentablemente no contamos con suficiente espacio como para
extendernos aquí, aunque de todos modos la mención de esta doble direccionalidad es
importante.
Por otro lado, a partir de observaciones clínicas en más de cuatro mil de sesiones en las que
se utilizó dietilamida de ácido lisérgico/LSD con propósitos terapéuticos primero, y a través
de otras miles experiencias en que se utilizó la Respiración Holotrópica después, Grof pudo
comprobar empíricamente la existencia de un criterio de emergencia de los contenidos
psicológicos durante los estados holotrópicos. Este criterio está regido por lo que él denominó
“el radar interior” (Grof, 2000), mecanismo o entidad a través de la cual se movilizan hacia
la consciencia aquellos contenidos del inconsciente con mayor relevancia psicológica, carga
emocional y mayores posibilidades de integración en la consciencia. Vale decir, durante el
curso de una experiencia holotrópica el material psicológico involucrado siempre resulta
adecuado para la persona que lo experiencia ya sea de acuerdo a sus capacidades como ante
sus necesidades psicológicamente más urgentes. Esto se corresponde con la teleología del
inconsciente descrita por Jung, la cual se manifiesta a través de los procesos de individuación
regulados por el sí mismo, como esa entidad que tiende hacia el equilibrio, la integración de
la psique y a la totalidad del individuo con propósitos claramente autosanadores. Las
implicancias disciplinares de esto redundan en la posibilidad de casi cualquier persona para
practicar la Respiración Holotrópica con relativa independencia de su diagnóstico
psicopatológico y, en segundo lugar, en la facilitación y agilización del proceso
psicoterapéutico, ya que desliga al terapeuta de la tarea de tener que decidir qué es lo
adecuado para tratar en el proceso y qué no lo es, suprimiendo en parte importante algunas
de las clásicas barreras ideológicas de la disciplina psicoterapéutica.
Más allá de estas representaciones inconscientes que encuentran en el cuerpo su
manifestación existen otros tipo de fenómenos que se ligan mas con un aspecto psicosomático
propiamente tal. Un aspecto bastante relevante y recurrente en las experiencias holotrópicas,
son los dolores corporales producto de tensiones musculares desencadenadas a partir del
constante ejercicio de hiperventilación. Estas manifestaciones no tienen que ver con meras
reacciones fisiológicas, si no que más bien se relacionan con complejas estructuras
psicosomáticas que normalmente contienen un significado determinado para la personas. A
veces estas estructuras representan una amplitud o intensificación de dolores crónicos o
síntomas que aparecen en momentos de tensión física o emocional, y otras veces tienen que
ver con viejos síntomas que se reactivan y que el individuo sufre desde su infancia, pubertad
o cualquier otra época de su vida. En palabras de Grof “lo que ocurre en este proceso es que
la respiración acelerada, durante un periodo prolongado de tiempo, cambia la química del
organismo de manera que las energías y emociones bloqueadas, asociadas con diferentes
recuerdos traumáticos, se liberan y están disponibles para una carga periférica y para ser
procesadas. Hace posible que los contenidos de recuerdos previamente reprimidos emerjan
a la conciencia y puedan ser integrados” (2002, pp.255).
Este fenómeno pone entonces un énfasis no menor en el rol que juega el cuerpo y sus
manifestaciones psicosomáticas en la estimulación y canalización del contenido inconsciente
emergente. Con esto se introduce una concepción bioenergética de la psique, de la cual se
desprende que ciertas emociones y representaciones específicas tienen una carga energética
que puede bloquearse en ciertas partes del cuerpo generando entonces tensiones musculares.
Esta concepción bioenergética es para nada nueva, más bien tiene su origen en la Teoría del
Carácter (1986) propuesta por el psicoanalista Wilhem Reich.
Por otro lado Reich, introduce tempranamente en la psicología el importante papel que juegan
los procesos energéticos en la compresión del funcionamiento psicológico. Según esta
mirada, los contenidos psíquicos reprimidos, tanto emociones como sentimientos sexuales,
son vistos en términos energéticos y ocupan específicamente un lugar particular en nuestro
cuerpo, los músculos. Desde el punto de vista de los conceptos que se relacionan con la
Respiración Holotrópica, la contribución más importante de Reich tiene lugar en las áreas de
los procesos bioenergéticos y las correlaciones psicosomáticas que se encuentran a la bases
de los trastornos emocionales.
Dado el prolífero y complejo desarrollo de la obra reicheana, la cual no sólo se limitó al
análisis caracterológico propiamente tal, es que muchos de sus colaboradores prefirieron
seguir indagando en aquello que Reich pudo haber dejado inconcluso: la bioenergética. Entre
sus colaboradores más destacados se encuentra el doctor Alexander Lowen, quien fue unos
de sus más fieles seguidores en cuanto a la teoría del carácter. Lowen (1977) propone a raíz
de la concepción reicheana de la coraza muscular, que en realidad los sujetos organizamos
estructuras defensivas en distintas capas o niveles de complejidad que pueden diagramarse
como círculos concéntricos. En el nivel mas exterior de la personalidad se encontraría la capa
del ego constituida principalmente por las defensas psíquicas tales como la negación,
proyección, el reproche, la desconfianza, etc., A continuación y en dirección hacia el núcleo
del sujeto se encontraría la capa muscular donde se encuentran las tensiones musculares
crónicas que apoyan y justifican las defensas del ego, y al mismo tiempo protegen al
individuo contra la capa interior de los sentimientos reprimidos que no atreve a expresar.
Esta capa emocional estaría entonces compuesta por todas aquellas emociones reprimidas
tales como la cólera, pánico, terror, desesperación, tristeza, etc. Por último estaría en el
centro o corazón del cual emanaría el sentimiento de amar y ser amado.
Para este autor, el énfasis psicoterapéutico debe basarse en el trabajo corporal de la segunda
capa defensiva, es decir, la capa muscular, la cual es considerada como una bisagra o un
lugar de encuentro entre las capas primera y tercera. Según Lowen (1977) “parece lógico
ocuparse en las capas primera y tercera, que se complementan, puesto que la primera se
refiere a las defensas intelectuales, y la tercera a las emocionales. Pero esta amalgama es
difícil de lograr, porque la única conexión directa entre ambas es la capa de las tensiones
musculares.” (pp.116). En este sentido afirma Lowen que el trabajo sobre esta capa permite
pasar a la capa mental o emocional cuando sea necesario. De esta manera al tratar tensiones
musculares puede ayudar a un individuo a entender como su actitud psicológica está
condicionada por su armadura o rigidez corporal, de modo que cuando se estime conveniente
se pueden suprimir las emociones reprimidas movilizando los músculos contraídos que
refrenan la expresión. Finalmente en dicha liberación energética o expresividad encontramos
una arista fundamental para el trabajo psicoterapéutico de la Respiración Holotrópica.
Por otro lado, la respiración en sí misma como proceso biológico constituye un factor esencial
en la expresión y canalización de los contenidos psicológicos reprimidos (Lowen, 1977); ya
en los inicios de la terapia Reichiana y en el centro de la terapia bioenergética la respiración
profunda y continua eran entendidas como el principal canal mediante el cual se generan los
desbloqueos emocionales y las distensiones musculares. En el núcleo de las terapias
psicocorporales, la respiración es la causal del aumento energético corporal necesario para
desestructurar aquellas tensiones, corazas y armaduras que impiden el libre funcionamiento
de los sentimientos, emociones, y procesos psicológicos del organismo.