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ISBN~7899-12'6-5

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«Este libro es fácil de leer y, con todo, profundo en su
mensaje. En él, Bill Gothard ha desnudadosu alma, mostrándonos
la perspectiva de un hombre cuyo carácter es ejemplo vivo de
los poderosos principios que contiene su obra».
RAYCOMFORT y KIRK CAMERON
LIVING WATERS PUBLICATIONS

«La idea de que Dios es un Dios celoso porque es absoluto,


es una verdad vital para el cristiano. Este libro explica la
importancia de este concepto».
DR. SPIROS ZODHIATES, EDITOR JEFE
THE VOleE OF THE COSPEL

«Leí hace poco Nuestro Dios celoso, capítulo por capítulo, en


las noches, en mi momento de oración, y me bendijo y me
dio ánimo. Este libro de Bill Gothard me fue llevando por la
senda a un nivel más alto de confianza y de seguridad en mi
Salvador».
JONI EARECKSON TADA, PRESIDENTA DE JONI AND FRlENDS
Dedico este libro al cumplimiento total de la oración
de Cristo en Juan 17, que se producirá cuando cada
uno de los que somos miembros de su Cuerpo amemos
al Señor con todo el corazón, el alma, la mente y las
fuerzas, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

«Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos


en unidad, para que el mundo conozca que tú
me enviaste, y que los has amado a ellos
como también a mí me has amado».

JUAN 17:23
NUESTRO

Oros
CELOSO
El amor que no me deja ir

BILL GOTHARD

EDITORIAL

ij
Publicado por
Editorial Unilit
Miami, Fl. 33172
Derechos reservados

© 2004 Editorial Unilit (Spanish translation)


Primera edición 2004

© 2003 por Institute in Basic Life Principies, Inc.


Originalmente publicado en inglés con e! título: OurJealous Cod
por Bill Gothard
Publicado por Multnomah Pul.lishcrs, Ine.
204 W. Adams Avenue, P. O. 'lox 1720
Sisters, Oregon 97759 USA

Todos los derechos de publicación con excepción de! idioma inglés son con-
tratados exclusivamente por GLINT, P. O. Box 4060, Ontario, California
91761-1003, USA. (All non-English rights are contracted through: Gospel
Literature International, PO Box 4060, Ontario, CA 91761-1003, USA.)

Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, procesada en


algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por
algún medio electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro
excepto para breves citas en reseñas, sin e! permiso previo de los editores.

Traducido al español por: Dr. Andrés Carrodeguas

Las citas bíblicas se tomaron de la Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960
© Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso.

Producto 495352
ISBN 0-7899-1215-5
Impreso en Colombia
Printedin Colombia
CONTENIDO

RECONOCIMIENTOS 6

Capítulo 1 SU NOMBRE ES CELOSO 7

Capítulo2 AMARA DIOS CON TODO EL CORAZÓN 15

Capítulo 3 AMARA DIOS CON TODA EL ALMA 31

Capítulo 4 AMARA DIOS CON TODA LAMENTE 45

Capítulo 5 AMARA DIOS CON TODAS LAS FUERZAS 54

Capítulo 6 AFECTO RIVAL #1:


AMAR NUESTRA PROPIA VIDA 62

Capítulo 7 AFECTO RIVAL #2:


AMARALMUNDO 74

Capítulo 8 AFECTO RIVAL#3: AMAR EL DINERO 83

Conclusión CELOSOS LOS UNOS POR LOS OTROS 93

NOTAS 95
RECONOCIMIENTOS
e siento en deuda con el Señor porque me ha ido rodeando
M de una familia, unos amigos y unos colaboradores fieles
que lo aman y se han consagrado a su servicio. También le estoy
agradecido al capacitado y piadoso equipo de Multnornah,
bajo el destacado liderazgo de Don Jacobson. Quiero agra-
decer en especial el sabio y detallado trabajo de Larry Libby y
Thomas Womack, que han llevado este libro a su forma actual.
e"" l' í t L I. o

Su NOMBRE
ES CELOSO
Porque no te has de inclinar a ningún otro dios,
pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
ÉXODO 34:14

p ocos días después de su matrimonio, un joven esposo


muy sociable decidió demostrar el amor que le tenía a su
esposa, sacándola a un restaurante distinguido. Cuando llegaron,
el jefe de los camareros los escoltó hasta una mesa especial y
los ayudó a sentarse.
Pronto llegó la camarera, una joven brillante y atractiva.
El esposo le sonrió con evidente deleite. Observó su nombre
en el uniforme y lo usó para enzarzarse con ella en unos
momentos de animada conversación. Entonces, le pidió lo
que iban a comer de cena.
Mientras se alejaba la camarera, el feliz esposo volvió a
mirar a su esposa... y le sorprendió el cambio de actitud que
7
NUESTRO DIOS CELOSO

se había producido en ella. Daba el aspecto de sentirse


herida y sentida.
«Cariño», le dijo, «¿qué te suceder»
«Vi cómo te brillaron los ojos cuando miraste a esa
camarera. ¡Eso me dolió!»
Él se sintió confundido. «¿Te dolió? ¿Por qué te habría
de doler? Solo estaba tratando de ser amistoso. Esa es mi
naturaleza. Soy extrovertido. Disfruto con la gente».
Aquella distinción sirvió muy poco para consolar a su
acongojada esposa. ¿Acaso no acababa él de prometer en sus
votos matrimoniales que «abandonando a todas las demás»,
se uniría a ella y se dedicaría a ella? Desde su boda, ella ya
había notado en varias ocasiones que a su esposo le chispeaban
los ojos al ver a otras mujeres, pero no había dicho nada
hasta aquella noche en el restaurante.
Felizmente, esta historia tiene un buen final. El recién
casado aprendió pronto su lección, entrenó su vista ya partir
de entonces, trató a las demás mujeres de una manera
educada y desprendida. Sus ojos siguen chispeando, pero
solo cuando es su esposa la que entra en la habitación. Así
han ido desarrollando un matrimonio feliz y próspero.
Cuando escuché este relato, cuando oí a aquella joven
esposa explicar lo herida y ofendida que se había sentido con
el deleite tan evidente que sentía su esposo ante otra mujer,
pensé para mis adentros: Estaseñora tieneproblemas de celos.
8
SU NOMBRE ES CELOSO

Según yo, el problema estaba en ella.


Obviamente, era demasiado sensible, y tal vez temiera
que la desplazara otra mujer. Siempre había razonado que la
persona que sentía los celos era la que tenía el problema, y
era ella (o él) quien necesitaba resolverlo.
Sin embargo, en el mes de septiembre pasado, me vi en
una situación de consejería que hizo que recordara este
suceso ... y lo que sucedió aquel día cambió mi vida.
De repente, la afirmación de aquella joven se metió de
nuevo entre mis pensamientos: i Ví' cómo te brillaron los ojos
cuando miraste a esa camarera! En ese instante, vi lo que no
había visto antes: la poderosa importancia espiritual que
tenían aquellas palabras.
Aquella pareja se hallaba en una relación de pacto, y en
una unión así, no puede haber tolerancia alguna para
ningún afecto rival. En la ceremonia nupcial, ambos habían
hecho voto ante Dios de que se apreciarían y amarían entre sí
con todo el corazón.
En este caso, los celos estaban justificados. Ella tenía
razón en sentirse celosa. Quería que la vista de él se fijara en
ella. Quería su corazón; todo su corazón. Y a causa de los
votos que habían hecho, tenía todo derecho a esperar
aquellas cosas.
De repente, me saltaron a la mente unas palabras de las
Escrituras, y me llenaron de asombro con un significado
totalmente nuevo.
9
NUESTRO DIOS CELOSO

«Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso».


[XODO 20:S

Fue uno de esos momentos centrales en los cuales el


Espíritu de Dios parece levantar la cortina para revelar una
gran verdad que siempre ha estado presente, aunque haya
permanecido oculta a la vista. Medité en el significado de
aquellas fuertes palabras del Éxodo. ¿En qué sentido era
celoso Dios? ¿Solo era celoso por la nación de Israel, o
también lo era por mí? ¿Qué afectos rivales existían en mi
propia vida -palabras, pensamientos o acciones- que
hacían que el Soberano Todopoderoso del universo sintiera
el dolor de los celos?
Como en el caso de la esposa celosa en el restaurante,
Dios observa los ojos de mi corazón. Él lo nota cada vez que
me brillan ante algún afecto rival. Su Espíritu Santo se
entristece ante el quebrantamiento de mi lealtad. Y si
persisto en seguir dividiendo mis lealtades, vaya pasar por
un serio conflicto en mi vida, tal como les pasó a esos recién
casados en una noche que habrían debido disfrutar juntos.
Tal vez alguien haga este comentario: «¿Qué le importa al
Dios grande y omnipotente que uno de sus hijos se distraiga
con algún afecto pasajero? ¡Sin duda, Él tendrá cosas más
importantes que hacer, que seguirles la pista a nuestras
pequeñas indiscreciones o inclinaciones desviadas!».
lO
SU NOMBRE ES CELOSO

Si pensamos así, es solo porque subestimamos su amor...


y su santidad. Las Escrituras nos muestran que Él sí se da
cuenta de las cosas pequeñas; de esas «pequeñas» idolatrías
que nosotros justificamos con tanta rapidez. En el libro de
Jeremías, el Señor le habla a este profeta acerca de una
práctica que tenían algunas de las mujeres de Judá. Habían
estado horneando pequeñas tortas en sus propios hornos;
unas tortas hechas con la forma de un ídolo conocido como
«la reina del cielo» (Jeremías 44: 19).
No eran más que unas pequeñas tortas planas. Hasta
podríamos estirar el argumento un poco para llamarlas
galletas. Y con todo lo que estaba pasando en el mundo ...
con las guerras y los rumores de guerras ... con todas las
deliberaciones de los reyes, los príncipes y los generales ... ¿A
Dios le iban a preocupar unas mujeres que estaban horneando
galletas?
Sí, le preocupaba. Porque conocía los corazonesde ellas. Veía
las idolatrías secretas que había tras su «inocente» actividad.
Y esto es lo que dijo acerca de ella:

«¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y


en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen la leña,
los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan
la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para
hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira».
JEREIIlíAS 7:17-18
11
NUESTRO DIOS CELOSO

Aquellas pequeñas tortas despertaron los celos de Dios,


provocándolo a la ira. Se dio cuenta... y se entristeció. En el
primero y mayor de los mandamientos, Dios presenta con
toda claridad su exigencia de que le tengamos un amor
totalmente leal: «y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas
tus fuerzas» (Marcos 12:30).
Después de amar al Señor con todo el corazón, el alma, la
mente y las fuerzas, no nos quedará afecto alguno para otros
deleites que puedan rivalizar con Él.
Durante aquellos momentos del mes de septiembre en
los cuales elSeñor me abrió los ojos a estascosas, me comenzaron
a acudir a la mente otros textos bíblicos. Comencé a meditar
en la naturaleza misma de Dios. Él tiene muchos nombres y
títulos. Sin embargo, hay uno de ellos del que no se habla
mucho en estos tiempos. No se oye que se hagan cantos con
él, ni que se escriba bellamente en placas para las paredes, o
que se grabe en las joyas cristianas.
y sin embargo, tal vez se debería hacer.
Es Qanná.
«Celoso».
En los Diez Mandamientos, Él proclama: «Porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso» (Éxodo 20:5). Varios capítulos
más tarde, afirma: «Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios
12
SU NOMBRE ES CELOSO

celoso es» (Éxodo 34: 14). Josué afirma: «Él es Dios santo, y
Dios celoso» (josué 24: 19).
Por supuesto, yo había conocido estos versículos du-
rante muchos años. Solo que había dado por sentado que
describían la relación de Dios en el Antiguo Testamento con
Israel, en un tiempo remoto y un lugar muy lejano. En el
Nuevo Testamento, me imaginaba, Él se había convertido
en un Dios amoroso y lleno de misericordia, que de alguna
forma pasa por alto nuestros afectos rivales.
Sin embargo, mientras más lo pensaba, más incómodo
me iba sintiendo con estas conclusiones. Me daba cuenta de
que aquellos pensamientos tenían que huir ante lo que Dios
mismo había proclamado en Malaquías 3:6: «Porque yo
Jehová no cambio».
En otras palabras, tan amoroso y lleno de misericordia
era en el Antiguo Testamento, como lo es ahora en el Nuevo.
y Él insiste tanto en tener todo nuestro afecto y toda nuestra
lealtad en el Nuevo, como insistía en el Antiguo con su
propia nación.
Me inundó un sentimiento de profunda reverencia al
darme cuenta de que Dios estaba consciente de todo deleite,
amistad o afecto que rivalizara por mi vida con su carácter y
su voluntad. Y no solo estaba consciente, sino que también
se preocupaba muy profundamente por todos y cada uno de
nosotros. Alimentar esos afectos -volverse a ellos y cultivarlos
13
NUESTRO DIOS CELOSO

en los momentos tranquilos del día o de la noche-, era


agitar sus celos, yen realidad, entristecer a su Santo Espíritu,
trayendo angustia y conflicto a mi propia vida y a mis
relaciones.
Me encontré suplicándole a Dios que me diera una
nueva medida de su gracia y de su discernimiento.
Si yo estaba haciendo que mi Señor se sintiera celoso,
quería acabar con todo aquello.

PUNTOS PARA MEDITAR


¿Hay aspectos de su vida que compiten por el afecto y la
lealtad que solo le pertenecen a Dios? ¿Había usted pensado
alguna vez que Él es celoso de los afectos de usted? Llévele
estos asuntos a Él en oración, y pídale que le revele los
secretos de su corazón.

14
e 2

AMAR A. DIOS CON


TODO EL CORAZÓN
Dame, ¡'~¡o mío, tu corazón,
y miren tus ojospor mis caminos.
PRo\TRBIOS 23:26

iendo adolescente, recuerdo haberme tropezado un día


S con una afirmación que captó toda mi atención. Era algo
tan fascinante para mí, que le estuve dando vueltas en la
mente durante días, meditando en su aplicación a mi propia
vida.
Ahora, echándole una mirada retrospectiva, parece
profética.

Ten cuidado con lo que quieres cuando tienes quince


años, porque lo vas a tener cuando llegues a los
treinta. Ten cuidado con lo que quieres cuando
tienes treinta años, porque lo vas a tener cuando
llegues a los sesenta.
15
NUESTRO DIOS CELOSO

Cuando yo tenía quince años, lo que más quería en la


vida era ser eficaz en mi labor con los otros adolescentes.
Cuando llegué a los treinta años, anhelaba compartir con un
público más amplio lo que había aprendido acerca de los
jóvenes. Aquello era el gran anhelo de mi corazón, y Dios en
su gracia lo ha satisfecho.
Cuando ponemos el corazón en algo, comenzamos a
llenarnos los ojos y la atención con aquellas cosas que se
relacionan de manera directa con ese fuerte enfoque interior.
No en balde las Escrituras nos advierten: «Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida»
(Proverbios 4:23). Las demás prioridades, las demás cuestiones,
los demás sucesos de la vida que tal vez tengan una gran
importancia para muchas personas, pasan inadvertidos para
nosotros. ¿Por qué? Porque no están en sintonía con nuestras
metas. No tienen que ver con la pasión que llevamos en el
corazón.
Imagínese un atleta, un joven que se ha estado entrenando
durante años a fin de clasificar para las olimpíadas como
patinador de velocidad. Todos los días de su vida se levanta
antes del amanecer, y prepara cuerpo y mente para la
competencia que domina por completo todos sus pensamientos.
A medida que se aproxima la semana ;de pruebas para las
olimpíadas, ¿cuánto tiempo más va dedicando a pensa
acerca de otras empresas y otros intereses? ¡No tiene tiemp
16
AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

para ninguna otra cosa! ¡Todas ellas son distracciones! Él está


concentrando todas sus energías en una sola meta: alcanzar
sus sueños de clasificarse para las olimpíadas.
Lo mismo sucede en cuanto a amar a Dios tal como lo
ordenan las Escrituras. No se trata de una empresa informal
y tibia. Jesús mismo dijo que debemos amar al Señor nuestro
Dios

• con todo el corazón,


• con toda el alma,
• con toda la mente y
• con todas las fuerzas.

¿Por qué es esto tan importante? Porque nuestro corazón


es el asiento de nuestros afectos, y lo que amemos con el
corazón es lo que les va a dar [arma a las metas y a la dirección
que tome nuestra vida entera. Ese proceso, tanto si nos damos
cuenta como si no, está funcionando en nuestra vida en estos
mismos momentos.
Cuando nos apartamos de esa búsqueda... Cuando
comenzamos a apartar los ojos de esa meta... Cuando nos
sumergimos y fascinamos con otros afectos, con otros
«amantes», Dios se pone celoso. Y con toda razón. Él es el
que nos redimió, comprándonos a un precio grande y terrible.
Uno de mis primeros recuerdos de mi juventud de
creyente tiene que ver con unos proyectos en los que trabajé
17
NUESTRO DIOS CELOSO

en la sala de recreo que teníamos en rru hogar, mientras


repetía una y otra vez un canto.

A mi corazón, a mi corazón;
Ven a mi corazón, Señor Jesús.

Ven hoy, ven para quedarte.


Ven a mi corazón, Señor Jesús.

Por ser un joven creyente, yo sabía que el Señor ya estaba


en mi corazón, y que ciertamente, había llegado allí para
quedarse. Sin embargo, lo que estaba experimentando era
un anhelo más profundo por su presencia. Quería sentir su
cercanía y escuchar su voz; quería conocerlo por mí mismo, y
no solo como hijo de una familia cristiana o miembro de
una iglesia activa. Era como una respuesta personal a la invi-
tación que le hizo el Señor a la iglesia de Laodicea: «He aquí,
yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» (Apoca-
lipsis 3:20).
Hace varios años, estaba dirigiendo un seminario de
consejería para unos ochocientos jóvenes en nuestro centro
de adiestramiento de Indianápolis. Durante aquella semana
de adiestramiento, recibí una sorpresivainvitación para reunirme
con el gobernador de Indiana. Era una oportunidad especial,
18
AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓ~

pero iba a tener que salir de una de nuestras sesiones media


hora antes.
Cuando lo supieron varios de los estudiantes, me
rogaron que dejara que una jovencita de dieciséis años llamada
Christiana diera su testimonio. Como la recomendación
había sido tan fuerte, se la presenté a los jóvenes y salí para
acudir a la reunión.
Tan pronto como volví al auditorio, sentí que había
sucedido algo. Un maravilloso espíritu de avivamiento había
inundado el seminario. Había lágrimas de arrepentimiento y
de gozo. Pregunté qué había sucedido y todo lo que me
pudieron decir fue: «Queremos amar a Jesús de la forma que
Christiana lo ama».
Christiana expresó su amor por el Señor de la forma que
la mayoría de las jovencitas expresan su amor por un novio.
Habló de las cosas que a Él le gustan.
Alardeó acerca de las cosas que Él ha hecho.
Compartió las cosas especiales que Él le había dicho
desde la Palabra.
Señaló los recuerdos de unos sucesos especiales con Él y
explicó las muchas formas en que Él le prestaba atención a
ella.
Christiana amaba al Señor con todo el corazón ... y
aquel día, todos los que estaban en el auditorio pudieron
verlo y sentirlo.
19
NUESTRO DIOS CELOSO

BÚSCAME CON TODO EL CORAZÓN

«y me buscaréis y me hallaréis, porque me


buscaréis de todo vuestro corazón»,
JERHIIAS 29:13

Muchos han buscado al Señor, pero no lo han hallado,


porque no lo han buscado con todo el corazón.
En Jeremías 17:9 hay una verdad que complica el reto de
buscar a Dios con todo el corazón: «Engañoso es el corazón
más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?».
Este versículo describe el problema: el engaño, que tiene
metidas sus raíces hasta el centro mismo de nuestro ser.
Dios nos advierte que tenemos capacidad para esconder
apetitos erróneos en el corazón; para meterlos en las
resquebrajaduras y las grietas y detrás de paredes falsas y
puertas ocultas, en la secreta esperanza de poderlos sacar de
allí un día para satisfacerlos. Y Satanás, tal vez sabiendo
dónde los hemos escondido, nos proporciona con frecuencia
las oportunidades perfectas para lograrlo. Tal vez la gente se
sorprenda cuando caigamos en algún apetito ilícito que
parezca ajeno a nuestra personalidad, y tal vez nosotros
mismos nos lamentemos ante las consecuencias de nuestras
acciones. Sin embargo, se trata de lo mismo que todo el tiempo
hemos venido deseando hacer. El apetito se hallaba metido
20
fu'vlAR A DIOS CON ;rODO EL CORAZÓN

dentro de nuestro corazón, acariciado y alimentado en


privado durante años y esperando su oportunidad.
La única respuesta a este dilema es una operación quirúr-
gica radical.
Debemos dejar que el Espíritu de Dios corte lo que sea
necesario en la cubierta de nuestro corazón con un
arrepentimiento y una confesión auténticos, y purifique
después ese corazón con el agua de la Palabra.
La capacidad del corazón humano para esconder apetitos
secretos es increíble.
A lo largo de los años, nuestro ministerio ha trabajado
con centenares de jóvenes en problemas procedentes de
diversos sistemas de tribunales. Muchos han demostrado un
notable progreso en la restauración de sus relaciones con sus
padres y han crecido en su caminar con el Señor. Sin embargo,
si no podemos ayudarlos a revelar todos los secretos que
llevan en el corazón, es inevitable que vuelvan a las andadas
de antes en cuanto se les presente la primera oportunidad.
Cuán cierto es el texto bíblico que dice: «El que encubre sus
pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia» (Proverbios 28: 13).
Todos necesitamos abrirle el corazón a alguien o a algo.
Si nos resistimos en lugar de abrirlo delante del Señor, y
tratamos de conservar compartimentos escondidos y esquinas
para nuestro uso personal, solo nos estaremos engañando a
21
NUESTRO DIOS CELOSO

nosotros mismos. Y nos enfrentaremos al peligro de que


haya pecados secretos que echen raíces en nuestro corazón;
pecados que un día nos podrían llevar a unas angustias y
tragedias imposibles de imaginar.
Una atractiva jovencita de diecisiete años cautivó la
atención y la admiración de un jovencito de diecinueve.
Buscó la forma de conversar con ella, y la aprobación que
ella sintió que recibía de él se hallaba por encima de todo
cuanto había experimentado de su propio padre. Solo esa
realidad la hizo inmediatamente vulnerable ante las atenciones
de él.
El joven obtuvo su número de teléfono y comenzó a
llamarla en momentos en los que sus padres no estaban en la
casa. Poco tiempo después le había robado el corazón. Ella se
sentía segura con sus atenciones, y se fue distanciando más
de sus padres ... y también del Señor. Cerró el corazón a la
convicción del Espíritu Santo, que le seguía diciendo que
aquella amistad no era correcta y que la iba a herir.
Cuando se produjo el inevitable enfrentamiento entre el
joven y los padres de la jovencita, aquella hija prefirió al
amigo y se fue de la casa. El padre estaba enojado ante la
relación que su hija había mantenido en secreto durante
largo tiempo con aquel joven. Sin embargo, resultó que ella
no era la única de la familia que practicaba el engaño.
Cuando el padre vino a recibir consejería, admitió que él
22
AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

también estaba manteniendo una amistad secreta con otra


mujer, y que se había convertido en adicto a la pornografía.
Quería que su hija le mostrara su corazón sin engaños,
pero él mismo no le había presentado su propio corazón al
Señor sin engaños tampoco. Y la simple verdad es que no
podemos tenerloque queremos, sin darlea DiosloqueÉl quiere.

DELÉITESE EN LA LEY DEL SEÑOR

Pues tus testimonios son mis delicias


y mis consejeros ...

Guíame por la senda de tus mandamientos,


Porque en ella tengo mi voluntad.
SALivl0 119:24,35

El proceso de buscar al Señor con todo el corazón


comienza en realidad cuando nos deleitamos en su Palabra.
En las páginas de la Biblia nos encontramos con la
Palabra viva de Dios: Jesucristo mismo. Jesús les dijo a los
líderes judíos: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que
dan testimonio de mí» (Juan 5:39).
Este deleitarse en Dios se origina cuando leemos los
pasajes de las Escrituras y le permitimos al Espíritu Santo
que sea Él quien subraye, destaque y aplique ciertos pasajes
23
NUESTRO DIOS CELOSO

concretos. Es una experiencia maravillosa. Sus ojos están


revisando una página de la Biblia que usted ha leído muchas,
muchísimas veces. De repente, un versículo parece destacarse
como si estuviera escrito en letra negrita o subrayado con
todos los colores del arco iris. En ese momento, el Señor le
habla a través de ese pasaje de una forma muy real y oportuna.
Una y otra vez me he maravillado ante la forma en que el
Espíritu Santo saca a la luz conceptos frescos y aplicaciones
nuevas a partir de unos textos de la Escrituras que aprendí de
memoria años, tal vez décadas atrás.
A medida que comencé a injertar estos pasajes en mi
corazón y mi alma, fui comprendiendo como nunca antes el
corazón de Dios, y deleitándome en él. Los Salmos son un
punto de partida excelente para esta experiencia, por la forma
tan conmovedora en que expresan el corazón de David, des-
crito como un hombre según el corazón del propio Dios.
En una ocasión, mientras leía los Salmos, me encontré
con el Salmo 27:4:

Una cosa he demandado a Jehová,


ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová
todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová,


y para inquirir en su templo.
24
Á\IAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

Supe inmediatamente que aquello no era cierto acerca


de mi corazón en esos momentos. También supe que lo
debía ser.
Así que me aprendí de memoria ese versículo y comencé
a tomar la costumbre de dormirme todas las noches citándoselo
al Señor. Cada noche escogía una palabra distinta para
resaltarla y meditar en la forma en que se podría aplicar a mi
vida. Esto me proporcionó una comunión y una intimidad
con el Señor que eran cada vez más satisfactorias. A medida
que pasaba el tiempo, y comenzaba a hacer esto mismo con
otros pasajes de las Escrituras, empecé también a ver el
cumplimiento de la promesa que hace el Señor en Juan
15:7-8: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen
en vosotros, pedid todo lo que queréis, yos será hecho. En
esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y
seáis así mis discípulos».
Dormirse mientras se tiene comunión con Dios por
medio de las Escrituras es un elemento clave para amarlo
con todo el corazón. La Biblia dice: «Temblad, y no pequéis;
meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y
callad» (Salmo 4:4).
Durante los larg,),.años en que tuvo que huir de Saúl por
el desierto de Judá, David compuso estas palabras: «Cuando
me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las
vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la
sombra de tus alas me regocijaré» (Salmo 63:6-7).
25
NUESTRO DIOS CELOSO

No crea que se trata de una especie de disciplina severa e


inflexible. Es un verdadero deleite. Cuando los sucesos del
día y las preocupaciones por el mañana se comiencen a
desvanecer en su mente, y su cuerpo comience a relajarse y a
disfrutar del sueño y el descanso de los que Dios quiere que
disfrute, su espíritu saboreará esos pocos momentos finales
dorados de comunión con ese Dios que lo ama. Y cuando
vuelva a despertar -ya sea en medio de la noche o con la luz
de la mañana-, esa dulce fragancia de la presencia de Dios
estará aún con usted.
Cuando yo me duermo citando las Escrituras, se pro-
duce un maravilloso proceso purificador en mi corazón y mi
mente. La Palabra de Dios purifica las motivaciones, los
pensamientos y las fantasías incorrectas del corazón, y
cuando se acaba el proceso, he experimentado el gozo de
sueños espirituales, como el de hablarles a otras personas
acerca del Señor, o el de adorar rendido a los pies de Jesús.
Cuando despierto de uno de esos sueños, experimento un
amor totalmente nuevo por el Señor y por los demás.
Día y noche, nuestra comunión con el Señor va a
fortalecerse grandemente cuando nos aprendamos pasajes de
memoria. El salmista proclamó: «En mi corazón he guardado
tus dichos, para no pecar contra ti» (Salmo 119: 11).
No solo he disfrutado de valiosos tiempos de comunión
con el Señor al dormirme citando las Escrituras, sino que
también he planificado «vigilias de toda la noche» en las
26
A.\lAR A DIOS CO~ TODO EL CORAZÓN

cuales me despierto en medio de la noche para meditar en la


Palabra de Dios. En el silencio y la oscuridad de esas horas,
me acerco a Él y Él se acerca a mí. Es un consolador
recordatorio de que Él siempre está con nosotros. Aunque
estemos dormidos y no seamos conscientes, Él está allí.
Aunque me sentí motivado a realizar estas cosas desde
mis años de adolescente, me solía faltar la autodisciplina
necesaria para llevarlas a cabo, sobre todo aquello de
levantarme temprano. Para que me ayudaran a alcanzar mis
metas, les pedí a otros que me pidieran cuentas. La meditación
en las Escrituras se convirtió en el indicador más fuerte de
mi amor por el Señor, tal como decía David en el Salmo
104:34: «Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré
en Jehová».
Durante mis años en la escuela primaria, yo era muy mal
estudiante. De hecho, tuve que repetir el primer grado. La
maestra tuvo mucho tacto a la hora de explicármelo. Me
sacó al vestíbulo, donde me estaba esperando mi madre, y
me habló con una voz animada y llena de entusiasmo.
«Bien, Billy, ¿te gustaría ser líder en primer grado,
estudiándolo otra vez el año que viene?»
No obstante, la repetición del primer grado no me
ayudó demasiado. Como me estaba haciendo demasiado
grande para el pupitre, me pasaron de grado de manera
condicional. A partir de aquel año, me siguieron pasando de
manera condicional.
27
NUESTRO DIOS CELOSO

Después de la primaria, una de mis hermanas mayores


se estaba quejando en voz alta ante la idea de que yo pasara a
la secundaria.
«¿Cuál es tu problema?», le pregunté.
«Vas a tener malas notas», exclamó, «y muy pronto
vamos a ser conocidas como las hermanas del tonto».
Ese encuentro encendió un pequeño fuego debajo de
mí, y me motivó para trabajar duro y lograr mejores notas.
Todas las noches me pasaba horas trabajando laboriosamente
en mis tareas. Sin embargo, lo mejor que pude lograr, por
mucho que me esforcé, era tener un poco por encima del
mínimo para el «aprobado». Entonces, un día, una piadosa
anciana de la iglesia me preguntó si quería triunfar en la
vida. Su pregunta me tomó un poco por sorpresa, pero no
tuve que pensar mucho tiempo acerca de la respuesta. Le
respondí con un rotundo «sí», y entonces ella me desafió a
que aprendiera de memoria un pasaje largo de las Escrituras
cada semana y se lo recitara a ella.
Me llevaba unas diecisiete horas por semana lograrlo,
porque era muy malo para aprender. Sin embargo, cuando
me dieron las notas en el semestre siguiente, el promedio era
de un «sobresaliente» bajo. Después de aquello, todos los
años mis notas iban mejorando en proporción directa a mi
fidelidad en cuanto a aprender de memoria las Escrituras y
meditar en ellas. Todo el mundo estaba sorprendido, incluso
28
A"lAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

yo, cuando me gradué de la secundaria en la Sociedad


Nacional de Honor y del colegio universitario con honores.
Son miles los que han experimentado unos resultados
similares. Un estudiante de medicina con una capacidad
académica normal comenzó a aprenderse de memoria los
capítulos de las Escrituras. Se graduó en la escuela de medi-
cina dentro del percentil de los noventa. En la escuela uni-
versitaria superior se situó en el percentil noventa y cinco, y
en la prueba nacional final siguió en el percentil noventa y
cinco. Él atribuye esto directamente a su diligencia en la medi-
tación de la Palabra de Dios.

CAMINE HACIA LA MADUREZ


Dios quiere que todos y cada uno de sus hijos recorran el
camino de la vida hacia la posesión de un «corazón perfecto».
¿Qué significa esto? ¿Que nunca vamos a pecar?
No; el apóstol nos asegura que pecamos y seguiremos
pecando. Juan escribe: «Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad. Si decirnos que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros» (l Juan 1:8-1 O).
La perfección impecable es imposible a este lado del cielo.
Hasta Pablo mismo reconocía que él trataba de alcanzar esta
situación, pero no lo lograba (Filipenses 3:12-14).
29
NUESTRO DIOS CELOSO

Admitía con toda franqueza que aspiraba a la perfección,


pero no había llegado a ella. Sin embargo, eso no quiere
decir que dejara de intentarlo. Negándose a dejar que los
fallos del ayer lo desalentaran, o los retos del mañana lo
amedrentaran, había hecho del esfuerzo por seguir adelante
hacia la meta el objetivo de su vida.
Las Escrituras nos exhortan a todos a madurar en nuestro
caminar con el Señor, y en especial, en nuestro amor por los
demás.
Esta perfección «telas» está explicada en Efesios 4: 13:
«Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo».
Es decir, que hay mucho por andar y mucho por crecer.
Es un peregrinar paso a paso, para el que nos capacitan el
don de la gracia de Dios, y la fe que Él le da a todo creyente.
De hecho, Dios quiere celosamente que caminemos en
esa dirección, hora tras hora, día tras día, año tras año.

PUNTOS PARA MEDITAR


¿Está dispuesto a permitir que el Gran Cirujano realice una
operación radical de corazón en su vida? Mientras lee las
Escrituras y medita en ellas, pídale al Espíritu Santo que le
revele todos los rincones secretos y los armarios privados que
usted nunca le haya entregado completamente a Él.
30
CAI'ÍTlLO

AMAR A DIOS CON


TODA EL ALMA
La ley de Jehová esperfecta, que convierte el alma.
SALMO 19:7

ur ante su adolescencia, Doug se sentía lleno de dudas


D acerca de Dios y de la Biblia.
«Pero, ¿cómo sabemos que Dios es real?», me preguntó
en una ocasión. «¿Cómo podemos estar seguros de que la
Biblia dice la verdad?»
Cuando me presionó en busca de respuestas, yo terminé
contestándole: «Doug, aunque yo te respondiera ahora mis-
mo, en este minuto, todas tus preguntas, eso no te ayudaría.
Lo que me parece claro es que tú has exaltado tu propia men-
te por encima de la Palabra de Dios y de su Espíritu. Solo
cuando sometas tu mente, voluntad y emociones a la autori-
dad de Dios, vas a comprender las respuestas a tus preguntas».
Aquel pensamiento era nuevo para Doug.
31
NUESTRO DIOS CELOSO

No se había dado cuenta de que había puesto su mente


por encima de la Palabra y el Espíritu de Dios. Sin embargo,
ese es el resultado seguro cuando confiamos en que nuestro
razonamiento humano es capaz de comprender las profundas
verdades de las Escrituras. Estos grandes principios no se
comprenden tanto con el intelecto, sino que más bien se
disciernen con el espíritu.
y este es el mensaje mismo de las Fscrrturas. «Porque
¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él?Así tampoco nadie conoció
las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios» (l Corintios 2: 11).
El conocimiento que adquirimos con el razonamiento
humano tiende a volvernos arrogantes, y en nuestro orgullo
pensamos que podemos comprender completamente a Dios
ya la Biblia.
Le pregunté a Doug si alguna vez había sacado conscien-
temente del trono a su mente, su voluntad y sus emociones,
para ponerlas bajo la jurisdicción del Espíritu Santo de Dios
y de su Palabra. Él me dijo que no lo había hecho, y yo lo
animé a dar ese paso en ese mismo instante. Él aceptó, pero
su alma no se rindió sin presentar batalla.
En su primer intento, oró diciendo: «Oh Dios, sé que
son mi mente y mi voluntad las que están en el trono, y ...
quiero quitarlas. Amén».
Entonces abrió los ojos y me miró.
32
A:-'IAR A DIOS CON TODA EL ALMA

«Doug, le acabas de decir a Dios que quieres quitar del


trono a tu mente y tu voluntad. Ahora, vamos a hacerlo».
Oró de nuevo. «Señor, ayúdame a sacar a mi mente y mi
voluntad del trono de mi vida. Amén».
«Doug», le dije delicadamente, «Dios te va a ayudar. Él
quiere ayudarte. Pero esto es algo que tienes que hacer tú,
con un acto de tu mente, tu voluntad y tus emociones.
Debes decir con sinceridad: «Dios mío, en este momento
saco mi mente, mi voluntad y mis emociones del trono de
mi vida para poner en ese lugar a tu Espíritu y tu Palabra. A
partir de ahora, tú eres quien tiene el control de mis
pensamientos, emociones y decisiones».
Con sus propias palabras, Doug le presentó esas ideas al
Señor. Después que terminó, sucedió algo inesperado. De
repente le pareció que todas aquellas dudas que lo habían
estado acosando durante tanto tiempo, carecían de importan-
cia. Ahora poseía un discernimiento espiritual que le daba
una perspectiva nueva acerca de Dios, de la Biblia y de la
vida entera.
Pablo explicó el conflicto entre el razonamiento humano
y el discernimiento espiritual cuando escribió: «Pues mirad,
hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios
según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles»
(l Corintios 1:26).
33
NUESTRO DIOS CELOSO

Con respecto a las verdades espirituales profundas, Jesús


dijo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las
has revelado a los niños» (Lucas 10:21). Solo los que tienen
la fe de un niño en un Dios infinitamente sabio pueden
comprender estas cosas. Porque «elhombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente» (1 Corintios 2: 14).
¿Le ha parecido últimamente que su esperanza y su gozo
se han comenzado a debilitar? El discernimiento espiritual
por medio de los mandatos de Cristo nos permite ver más
allá de nuestras posibilidades y circunstancias del presente
para ver esas cosas «Dios ha preparado para los que le aman»
(1 Corintios 2:9).

LA CONVERSIÓN DE NUESTRA ALMA


CON LA LEY DE DIOS
Las Escrituras nos dicen que «la ley de Jehová es perfecta,
que convierte el alma» (Salmo 19:7). Cuando comenzamos
a ser creyentes, nuestro espíritu nace de nuevo. En cambio,
nuestra alma también necesita una conversión. La palabra
convertirse significa dar media vuelta; girar hacia el rumbo
diametralmente opuesto. Esto es lo que le hace la Ley de
Dios a nuestra alma, y la recompensa es grande.
H
M\fAR A DIOS CON TODA EL ALMA

Dios le prometió a Josué que todo le saldría «bien» en su


liderazgo y en la guerra, si mantenía delante de sí la ley, y
meditaba en ella de día y de noche (Josué 1:8). El testimonio
del Salmo 119 es igualmente significativo:

¡Oh, cuánto amo yo tu ley!


Todo el día es ella mi meditación.
Me has hecho más sabio que mis enemigos
con tus mandamientos, porque siempre están conmigo.
Más que todos mis enseñadores he entendido,
porque tus testimonios son mi meditación.
vv. 97-99

Jesús aclaró la ley en los mandatos que les enseñó a sus


discípulos, y nuestra forma de manifestar el amor que le
tenemos, es mantener delante de nuestros ojos los mandamientos
de Jesús, con el propósito de cumplirlos. Él nos dijo: «Si me
amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).
Los mandatos de Jesús no solo convierten nuestra
mente, voluntad y emociones, sino que también nos revelan
quién es el Señor en realidad. No es de extrañarse que Pablo
nos exhorte diciendo: «La palabra de Cristo more en
abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos
a otros en toda sabiduría» (Colosenses 3: 16). Y Santiago nos
ordena: «Recibid con mansedumbre la palabra implantada,
la cual puede salvar vuestras almas» (Santiago 1:21).
35
NUESTRO DIOS CELOSO

ELCONTROL DELALMAPORMEDIO DELAYUNO


Alguien describió la vida cristiana como una feroz pelea en-
tre dos perros. Cuando uno de los espectadores preguntó
cuál perro ganaría, el que tenía el control de todo aquello
dijo: «¡El que yo alimento'».
Pablo lo dijo de otra forma: «Porque el deseo de la carne
es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis....
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna» (Gálatas 5:17; 6:8).
El apóstol también estaba muy consciente de la necesidad
que tenía de controlar los afanes y apetitos de su alma con las
disciplinas personales. Se comparaba a un corredor que
estaba decidido a ganar el premio: «Sino que golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado»
(l Corintios 9:27).
Uno de los principales elementos del programa que se
había trazado Pablo para controlarse a sí mismo era el ayuno.
Afirma que ha estado «en muchos ayunos» (2 Corintios 11:27).
Todavía recuerdo con toda claridad la primera vez que
traté de pasarme un día entero sin comer. Esta idea me vino
cuando estaba aprendiendo estas palabras de Jesús: «Pero tú,
36
AMAR A DIOS CON TODA EL ALMA

cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no


mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público» (Mateo 6: 17-18).
En mi iglesia había un cuarto pequeño que sirvió de
escenario a mi «aventura» espiritual. Con mi Biblia, un
cuaderno de notas y un himnario, comencé. Después de lo
que me pareció horas, me fui al cuarto de al lado para ver el
reloj. Este me dijo que había estado ayunando menos de una
hora.
Los que ayunan pasan por este fenómeno: el reloj parece
funcionar con mayor lentitud. Así que, si quiere hacer más
cosas, lo que necesita es ayunar.
Al cabo de pocas horas, mi estómago me anunció que
era la hora del almuerzo. Allí tenía un nuevo reto con el que
tendría que contender. Mientras trataba de leer la Biblia, mi
mente se dedicaba a visualizar unos filetes acabados de freír,
un cremoso helado de chocolate y unos batidos bien espesos.
Mi alma le decía a mi espíritu: «¡Te felicito! Ya ayunaste.
Ahora, vamos a buscar algo de comer», Pero mi espíritu se
oponía, así que yo seguía ayunando.
Después de varias horas más, y de varias batallas con mi
carne, comenzó lo que para mí era una emocionante
experiencia nueva. De una forma que nunca antes había
conocido en mi joven vida, Dios abrió a mi comprensión
37
NUESTRO DIOS CELOSO

espiritual los ricos tesoros de su verdad y me mostró la forma


de aplicarlos a mi vida. Las recompensas espirituales de
aquel día me motivaron para repetir aquello semanalmente.
Una y otra vez, las Escrituras afirman que el ayuno
secreto obtiene recompensas públicas. Esdras ayunó y oró
para pedir seguridad contra los ladrones merodeadores, y
Dios los protegió (Esdras 8:21-23). Nehemías ayunó y
confesó los pecados del saqueado pueblo de Dios de
Jerusalén, y Dios le dio una estrategia para obtener la victo-
ria (Nehemías 1:4).
Los ancianos de la iglesia de Antioquía le ministraron al
Señor y ayunaron, y Él les indicó que enviaran a Bernabé y a
Pablo para alcanzar al mundo gentil (Hechos 13:2-3).
Cuando Dios quiere hacer algo especial en mi vida o en mi
ministerio, me llama a tener un tiempo de ayuno.

ALGO ESPECIAL
Un domingo me desperté por la mañana con la clara sensación
de que debía ayunar ese día. Pero tenía un problema. Ya había
aceptado un compromiso para cenar con un piadoso
matrimonio de un pueblo vecino. ¿Cómo podría cumplir
con mi compromiso de estar con ellos al mismo tiempo que
honraba al Señor con mi ayuno?
Después del culto, me fui en mi auto hasta su casa. Ellos
me dieron una calurosa bienvenida, y después yo les dije:
38
A"IAR A DIOS C00i TODA EL ALMA

«Les tengo que decir algo que es muy difícil de explicar».


Ellos me preguntaron qué era, y les expliqué: «Esta mañana,
Dios me hizo ver muy claro que me debía pasar el día en ayu-
no, pero yo quiero honrar mi compromiso de estar con uste-
des, así que si me permiten omitir solo la cuestión de la
comida, todavía podremos confraternizar, y a mí me irá
bien». Ellos comprendieron enseguida y me dijeron que debía
seguir lo que el Señor me indicaba que hiciera. «Podemos
comer juntos en cualquier otro momento», me dijeron. «Váyase
a casa para estar con el Señor».
Durante la semana siguiente, el Señor honró aquel día
de ayuno de una forma asombrosa. Yo me había estado
reuniendo todas las noches con diversas pandillas de barrio
de Chicago, pero sin ver ningún resultado espiritual. El lunes
por la noche, cuando iba de camino para reunirme con una
pandilia del sur de la ciudad, vi junto al camino a dos hom-
bres jóvenes con chaqueta de cuero pidiendo que alguien los
recogiera. Me detuve y les hice señales de que entraran al
auto.
Mientras seguíamos, les pregunté dónde vivían. «En esta
zona», me dijeron entre dientes.
Me volví al joven que estaba sentado junto a la puerta y
le dije: «¿Cómo te llamas?» Él me dio su apellido, y casi
espontáneamente le dije: «¿Y te llamas Bill?».
39
NUESTRO DIOS CELOSO

Él me miró con una curiosidad llena de miedo. «Sí», me


dijo.
Entonces me volví al otro, que estaba sentado junto a
mí, y le pregunté su nombre. Él también me dio su apellido.
Yo hice una rápida oración: Señor, ¿cudl es su nombre de pila?
Me vino a la mente el nombre de Tom, así que le pregunté:
«¿Y te llamas Tom?».
Ambos me miraron asombrados. El segundo joven me
dijo: «y usted, ¿cómo sabe nuestros nombres? ¿Es policía?»
En realidad, yo estaba tan sorprendido como ellos, y le dije:
«Realmente, ¿te llamas Tom?» Él levantó el brazo izquierdo y
echó para atrás la manga de su chaqueta. Allí en el brazo
tenía tatuadas las letras T-o-m.
«Bill y Tom», les dije. «Escúchenrne. Yo nunca había
adivinado el nombre de nadie, como acabo de hacerlo. Es
evidente que Dios quiere que ustedes sepan que esto que les
vaya decir a continuación es tan cierto e importante como
sus nombres».
Después de explicarles el Evangelio, ellos admitieron que
en realidad se habían fugado de su hogar para irse a California.
De inmediato me di cuenta de que mi capacidad para decir-
les sus nombres -y su respuesta al Evangelio- eran resulta-
do directo de la preparación de mi corazón que Dios había
hecho por medio del ayuno. A lo largo del resto de la sema-
na, muchos miembros de pandillas que se habían estado
40
A"lAR A DIOS CON TODA EL ALMA

resistiendo al Evangelio, invocaron al Señor para pedirle la


salvación.
Cuando me acercaba a los treinta años de edad, me
venía a la mente este pensamiento: Jesús ayunó durante
cuarenta días cuando llegó a esta edad. ¿Por qué no habría yo de
poder hacer lo mismo? Esta idea se volvió emocionante y hacia
el final de un oscuro y frío mes de diciembre, viajé a una
cabaña en la zona de los Northwoods para hacer algo que se
convertiría en el momento decisivo de mi vida.
Durante aquellas semanas maravillosas, la temperatura
descendió hasta los treinta y cinco y los cuarenta grados
centígrados bajo cero a la intemperie con ventiscas de nieve
que llegaban al metro y medio de profundidad. Yo también
estaba pasando frío en mi habitación de los altos, pero estaba
experimentando una intimidad con el Señor que no había
conocido nunca antes. Escribí las lecciones que Él me había
enseñado durante los quince años anteriores de labor con los
jóvenes y con sus padres. Este material se convirtió en el
libro de texto del Seminario sobre Conflictos Básicos de los
Jóvenes, al que han asistido millones de personas durante los
últimos treinta y tantos años.
Una de mis metas durante el retiro en los Northwoods
fue leerme entera la Biblia. Cuando llegué al Salmo 21: 1,
tuve una experiencia personal con el Señor que ha causado
desde entonces un profundo impacto en mi vida. «El rey se
+1
NUESTRO DIOS CELOSO

alegra en tu poder, oh Jehová; y en tu salvación, ¡cómo se


goza!» (v, 1).
Esa verdad me preparó para el versículo siguiente. «Le
has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la
petición de sus labios» (v, 2).
En ese instante me sentí inusitadamente consciente de
que Dios me estaba invitando a hacerle una petición.
Recordé lo complacido que Él se sintió con la petición de
Salomón. Yo también quería sabiduría, pero además quería
algo más. Anhelaba experimentar la forma de vida de Dios y
tener la capacidad necesaria para explicársela a los demás, de
manera que ellos también la comprendieran.
Le pedí al Señor que me diera su vida, y la capacidad de
poderla enseñar a otros. Entonces bajé la vista para seguir
leyendo. Mis ojos se fijaron en el versículo cuatro, y un
estremecimiento recorrió todo mi ser. «Vida te demandó, y
se la diste» (v, 4).
A continuación de aquel tiempo pasado en los Northwoods,
fui invitado a dar un curso de verano en el Colegio Universi-
tario Wheaton. Ellos le habían dado a ese curso el nombre de
«Conflictos Básicos de los Jóvenes». En el primer grupo
había cuarenta y cinco alumnos, entre pastores, directores de
jóvenes y estudiantes de colegio universitario. Al año siguiente
se inscribieron ciento veinte. Y después pasaron a ser mil, a
continuación diez mil, y muy pronto, hasta veintiocho mil
A:-'IARA DIOS CO~ TODA EL ALMA

en un solo seminario de treinta y dos horas. Ciertamente, Dios


había comenzado a cumplir su promesa de 1 Corintios 2:9:

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,


ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman.

¿Qué cosa especial quiere hacer Dios por medio de usted?


¿Qué vida quiere Él que usted toque en su nombre?
¿Qué puertas -más allá de cuanto usted se imagina-
quiere Él abrirle?
¿Qué parte de este mundo en tinieblas quiere Él
iluminar por medio de la lámpara de su vida puesta en alto?
Sí, con toda seguridad, Él nos tiene planificadas cosas
incomprensibles en el cielo, para los días infinitos de la
eternidad. Peto Él también tiene planes para usarlo a su servicio
en esta vida, en estos breves días antes que comparezcamos
juntos ante su presencia. Y va a usar a los que lo hayan
amado con toda el alma, ofreciéndole su cuerpo, mente,
emociones y voluntad de todo corazón.
De hecho, Él siente celo por que esto suceda.
y es el celo del amor infinito.

PUNTOS PARA MEDITAR


Si nunca ha intentado ayunar, piense en la forma en que esta
disciplina lo puede llevar adelante en el sendeto de los que
+3
NUESTRO DIOS CELOSO

aman a Dios con todo el corazón. Podría comenzar con un


solo día, o incluso una sola comida, y usar ese tiempo para
buscar al Padre en su lugar secreto. Asegúrese de consultar a
su médico antes de intentar un ayuno prolongado de
semanas tal como el que yo acabo de describir.
Ci l' iii L () 4

AMAR A Oros CON


TODA LA MENTE
y renovaos en el espíritu de vuestra mente.
EFESIOS 4:23

n una ocasión oí hablar de una sencilla prueba para


E determinar qué es aquello que realmente yo amo más en
la vida. Era algo así:

• Cuando tengo un momento libre, ¿en qué pienso más?


• ¿Cuál es mi último pensamiento antes de quedarme
dormido por la noche?
• ¿Cuál es mi primer pensamiento cuando me despierto
por la mañana?

Por supuesto, nuestros pensamientos pasan por todo un


laberinto de recuerdos, impresiones y fantasías, la galería de
imágenes de la mente, con kilómetros de paredes y un
número incontable de fotografías. Algunas de las imágenes
+5
NUESTRO DIOS CELOSO

son claras y distintas, mientras que otras son borrosas y están


a medio revelar; son poco más que una vaga o turbia imagen.
Hay algunas de esas imágenes de las que apenas nos hemos
dado cuenta, o en las que apenas hemos pensado durante
años; en cambio hay otras a las que volvemos una y otra vez.
Entre esas imágenes pueden estar la casa de nuestros
sueños, los rostros de nuestros héroes del deporte o del
espectáculo, los esquemas de unos planes para el futuro ... o
imágenes impúdicas y pornográficas con las que nos hemos
encontrado a lo largo de los años. Dios las ve todas, y sabe
con exactitud en cuáles nos deleitamos.
y se siente celoso ante esos pensamientos nuestros. Él
está muy consciente de cuáles son esas imágenes a las que
volvemos una y otra vez, y dónde dejamos que se detenga
nuestra atención.
El libro de Ezequiel nos da una imagen gráfica de esa
conciencia constante que tiene Dios en cuanto a nuestros
pensamientos más internos. En una de las asombrosas visiones
del profeta, Dios lo transporta al templo de Jerusalén. Le
dice que abra un hoyo en el muro del templo para que vea en
qué están fijando la vista los ancianos de Israel en el secreto
de su mente.

Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles


y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa
AMAR A DIOS CON TODA LA MENTE

de Israel, que estaban pintados en la pared por todo


alrededor. Y delante de ellos estaban setenta varones
de los ancianos de la casa de Israel, y]aazanías hijo
de Safán en medio de ellos, cada uno con su
incensario en su mano; y subía una nube espesa de
incienso. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las
cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en
tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de
imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová;
Jehová ha abandonado la tierra.
EZEC:LL IEL 8lü-12

Pero el Señor sí veía todo aquello, ¿no es cierro? Y


también lo veía su profeta. Y lo han visto también los
millones y millones de personas que han leído este relato en
las Escrituras. Los pecados secretos no existen.
Una vez grabada una imagen en una de las paredes de
nuestra mente, es sumamente difícil quitarla de allí. En
especial si satisface los apetitos de la carne o de la mente. La
falacia de estas imágenes lujuriosas es que son engañosas; no
tienen nada que ver con la vida real. Sus promesas de placer
son vanas. Cuando yo trabajaba con las pandillas en la ciudad
de Chicago, recuerdo haberme encontrado con jovencitas
vestidas de manera provocativa que estaban teniendo
relaciones promiscuas con hombres jóvenes. Descubrí que
47
NUESTRO DIOS CELOSO

no le podía describir lo que había visto a la gente que estaba


orando por mi ministerio. Hacerlo habría sido crear escenas
de impureza en la mente de aquellos que leían mis circulares
de oración. Las personas se podrían imaginar que algo era
excitante o sensual, cuando lo que yo había visto estaba lleno
de fealdad y desesperación.
Lo mismo sucede con la pornografía. Aunque las imágenes
prometan belleza o encanto, todo es una mentira. El olor de
la muerte está aferrado a ellas.
Por esta razón, Salomón le advertía a su hijo: «No
codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con
sus ojos; porque a causa de la mujer ramera el hombre es
reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa
alma del varón» (Proverbios 6:25-26). En otras palabras, la
pornografía se lo come a uno vivo; lo va anulando hasta
volverlo nada.
El hecho es que, cuantos placeres nos imaginemos en
nuestra mente que sean contrarios a la voluntad de Dios, son
iniquidad, y fue por nuestras iniquidades por lo que murió
Jesús en la cruz. Por esta razón, yo he hallado que es muy
eficaz superponer la imagen de Jesús, brutalmente golpeado
y chorreando sangre, sobre cuanta imagen tenga en la mente
que no sea justa, mientras cito el texto bíblico: «Mas él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
48
A,\IAR A DIOS C001 TODA LA MENTE

pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga


fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5).
¿Cómo me puedo entretener con imágenes que causaron
que mi Señor fuera herido, llagado y destrozado?
El siguiente paso de importancia consiste en purificar
mi mente con las Escrituras, tal como nos indicó Jesús: «Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado»
(juan 15:3) y «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad»
(Juan 17:17).
Cuando nuestra mente haya sido purificada de la
maldad y se haya llenado de la Palabra de Dios, podremos
convertir en realidad la indicación que nos da Pablo:
«Solamente que os comportéis como es digno del evangelio
de Cristo» (Filipenses 1:27). También seremos capaces de
disfrutar de la recompensa prometida en Filipenses 4:7: «y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
La palabra que Jesús usó en el mandato de que amemos
a Dios «con toda nuestra mente» (Marcos 12:30) es didnoia.
Significa «pensamiento detenido, meditación». Comprende
una reflexión moral basada en el conocimiento o la
comprensión, y tiene una relación directa con la renovación
de nuestra mente por medio del Espíritu Santo: «No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis
49
NUESTRO DIOS CELOSO

cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta»


(Romanos 12:2). Una paráfrasis de este versículo dice: «No
dejen que el mundo que los rodea los meta a la fuerza en su
propio molde, sino permitan que Dios moldee de nuevo su
mente desde dentro» 1•
En vista de esto, hasta podríamos añadir una pregunta
más a aquella prueba de tres preguntas con la que comenzamos
este capítulo. ¿Qué voy a permitir que moldee mi mente: las
presiones exterioresdel mundo, o elpoder interior del Cristo que
habita en mí?
Amar al Señor con toda mi mente significa que voy a
llevar todo pensamiento y toda imaginación a la conformi-
dad con las enseñanzas del Señor Jesucristo. La gracia que
Dios nos da para que hagamos esto es una poderosa arma
contra los ataques morales que sufre nuestra mente. Pablo
afirma: «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas»
(2 Corintios 10:4).

CUESTE LO QYE CUESTE


Ken sabía por experiencia propia lo poderosos que se pueden
volver los apetitos de la mente. Desde los catorce años tenía
ataques diarios de pensamientos lujuriosos, y probaba todo
lo que conocía para vencerlos. Oraba, leía la Biblia, ayunaba
y aprendía textos bíblicos de memoria, pero nada parecía
funcionar por mucho tiempo.
50
A,'\1AR A DIOS CON TODA LA MENTE

Las batallas continuaron durante años, y Ken pensó:


Seguramente después que me case eseproblema va a desaparecer
de mi vida y tendré la victoria. Sin embargo, el matrimonio
no resolvió su problema. Se me ha dicho que en ciertos
sentidos, el matrimonio y su experiencia sexual hacen que la
batalla con los pensamientos lujuriosos sevuelva más intensa.
Estudió el para ministerio y se hizo pastor. Pero con
frecuencia se sentía culpable por las batallas morales que
perdía en su mente, voluntad y emociones. Un día en un
seminario aprendió lo que era recuperar el «terreno» que
había abandonado en manos de Satanás dentro de su alma.
No comprendía del todo los conceptos bíblicos que apoyaban
aquello, pero durante las dos horas de camino de regreso a
casa, decidió intentarlo.
Le pidió al Señor que le hiciera recordar todas y cada
una de sus derrotas morales. Las fue confesando una por
una, reclamando la sangre de Cristo para conseguir el
perdón, y le pidió a Dios que le devolviera el terreno que él
había abandonado al control de Satanás. Durante esta
purificación personal, el Señor le recordó un suceso que se
había producido siendo él de muy temprana edad, y durante
el cual se había abierto a la impureza. Él confesó aquel
pecado y después clamó al Señor con estas palabras: «¡Dios
mío, dame la victoria, cueste lo que cueste!»,
51
NUESTRO DIOS CELOSO

A partir de aquel día, Dios le dio victoria sobre su


mente, su voluntad y sus emociones en el aspecto de la
impureza moral. El «precio» consistió en comparecer
delante de su iglesia para confesar que había estado viendo
pornografía en la Internet. Muchos pasaron al frente para
asegurarle que lo perdonaban y darle las gracias por haber
sido sincero, de manera que ellos pudieran seguir su
ejemplo.
Hoy en día, Ken camina muy cerca del Señor. Su mente
ha sido purificada por la sangre de Cristo y la Palabra de
Dios, y tiene un profundo ministerio en la vida de otras per-
sonas.
Amar a Dios con toda nuestra mente significa sintonizar
nuestros pensamientos con los suyos. Significa ver la vida tal
como Él la ve. Contemplar las oportunidades tal como Él las
contempla. Odiar el pecado tal como Él lo odia.
Solo la Palabra de Dios, iluminada para nosotros por el
Espíritu de Dios, puede realizar esto en nuestra mente. Pablo
le dijo a Timoteo que «toda la Escritura es inspirada por Dios,
y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir
en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo
3: 16-17).
Una paráfrasis de este versículo habla de «reorientar la
vida del hombre y adiestrarlo en una vida buenas".
52
A:\IAR A DIOS CON TODA LA MENTE

Ese es el efecto que tiene la Palabra de Dios en nuestra


mente. Como una brújula interna, nos reorienta y nos
vuelve hacia los resultados que Dios quiere ver en nuestra
vida. Jesús dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos»
(Juan 14: 1S).
La palabra guarCÚlr significa «fijardelante de nuestros ojos y
disponerse a usarlos». Lo explica la expresión de los marinos,
que dicen que «guardan las estrellas», lo cual significa que
guardan su curso por medio de las estrellas de la bóveda
celeste. Dios nos ha hecho una maravillosa promesa si hacemos
esto. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el
que me ama; yel que me ama, será amado por mi Padre, yyo
le amaré, y me manifestaré a él" (Juan 14:21).
Cuando comenzamos a honrar y obedecer los mandatos
de Cristo, y a mantenerlos en prioridad dentro de nuestros
pensamientos, estamos alejando nuestra vida de los bancos y
arrecifes que nos podrían hundir, al mismo tiempo que
tomamos un rumbo que nos va a deleitar mucho más allá de
lo que nos podríamos imaginar.

PUNTOS PARA MEDITAR


¿Qué tal le fue en la prueba de tres preguntas que hayal
principio de este capítulo? ¿Qué paso le haría falta dar en su
vida para poner al Señor en primer lugar dentro de todos sus
pensamientos? Dispóngase a rendirle cuenta de su vida a un
amigo cristiano.
53
CAPÍTlLO)

AMAR A Oros CON


TODAS LAS FUERZAS
Si fueres flojo en el día de trabajo,
tu fuerza será reducida.
PROVERBIOS 24:10

n mis primeros tiempos del colegio universitario, entré


E una tarde de viernes en el aula donde tendría una clase de
historia unos minutos antes que comenzara, y me senté en
mi pupitre. Solo había unos pocos alumnos más, además del
profesor, el Dr. Kenyon, quien estaba sentado en su escritorio,
al frente del aula.
Parecía estar absorto en sus pensamientos, mientras
tenía la mirada fija en el escritorio. El Dr. Kenyon era uno de
mis profesores favoritos. Su talle delgado y su cabello blanco
impresionaban. Era un instructor gentil y elocuente, sin
rastro alguno de arrogancia. Tenía un rostro amable y una
actitud humilde.
5+
A:lJAR A DIOS C00: TODAS LAS FUERZAS

De repente, se levantó y comenzó a caminar hacia mí


por el pasillo. Cuando llegó donde yo estaba, puso un trozo
de hoja de cuaderno en mi pupitre. Yo 10 recogí y leí estas
palabras escritas a mano: «¿Por qué Dios derrocha la energía
en nosotros cuando somos jóvenes, y la sabiduría cuando
somos viejos?»,
Levanté la vista hacia el Dr. Kenyon, y me sorprendió su
expresión de súplica y de búsqueda. Me di cuenta sobresaltado
de que estaba esperando una respuesta acerca del significado
de la vida ... iY tenía la esperanza de que yo se la diera!
Más tarde pensé en la forma en que habría podido respon-
der a su pregunta. Habría podido decir: «Tenemos que cla-
mar al Señor para pedirle salvación en nuestra juventud, y
dedicarle nuestras fuerzas, de manera que cuando seamos
más viejos y más sabios, les podamos enseñar a otros acerca
de su amor y su verdad».
Habría debido tener una respuesta. Habría debido estar
listo para explicar la esperanza que poseía, tal como dice 1 Pedro
3: 15. Sin embargo, no tuve la respuesta, y no estuve listo. En
lugar de darle la respuesta, mascullé un comentario insignifi-
cante y fuera de lugar, mientras sentía que se me ruborizaba
el rostro de vergüenza. El Dr. Kenyon esperó un tiempo que a
mí me pareció de varios minutos, mientras sus ojos me implo-
raban que le diera una respuesta. Cuando se dio cuenta de
55
NUESTRO DIOS CELOSO

que no tenía nada más que decirle, se dio vuelta lentamente


y regresó a su escritorio.
Durante la conferencia de aquel día, mi corazón y mi
mente funcionaban a toda prisa. Solo podía pensar en la
oportunidad que había perdido. Me había honrado y
abrumado a un tiempo el que me pidiera una respuesta así.
Tomé la decisión de volver después de mis clases aquel día
para hablar con él. Sin embargo, al final del día, me enredé
en otros asuntos. Cuando por fin regresé al aula, ya se había
ido. Sintiendo una súbita urgencia de hablar con él, decidí
averiguar dónde vivía para visitarlo en su casa.
Mis intenciones eran buenas, pero otras actividades
impidieron que lo hiciera durante el fin de semana. Me dije
que no dejaría de hablar con él cuando llegara el lunes. Pero
al entrar en el aula, había un grupo de estudiantes frente a su
tablero de avisos. Una nota que había en el tablero decía que
el Dr. Kenyon no iba a dar aquella clase. Nunca más daría su
clase de historia... ¡porque había fallecido!
Me sentí destrozado en mi espíritu y me dolió la poca
energía que había demostrado, cuando habría podido
compartir el Evangelio con un hombre que buscaba con
ansias. Aún puedo ver aquellos ojos escudriñadores suyos.
No tengo idea de cuál haya sido su estado espiritual, pero
hay unas palabras de Ezequiel que tomaron un significado
nuevo para mí en aquel día. «Cuando yo dijere al impío: De
56
Á\lAR A DIOS COc.! TODAS LAS FUERZAS

cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que


el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el
impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de
tu mano» (Ezequiel 3: 18).

Son demasiadas las actividades que nos roban la fuerza y


nos agotan las energías, y no tienen valor eterno alguno. Por esa
razón, Dios nos advierte que nos mantengamos «aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5: 16).

DOS PREGUNTAS VITALES


Antes de entrar a la secundaria, un líder de jóvenes llamado
Jack Hamilton me invitó a ir con él a una conferencia en
Kansas City. Aquel viaje se convirtió en uno de los más
significativos de toda mi vida. Por el camino me explicó una
nueva idea en la que había estado trabajando para ayudar a
los jóvenes a interesarse en la Biblia. La llamaba «Interrogatorio
bíblico», y es un método que después fue usado durante años
por miles de iglesias.
En un momento del viaje, se volvió hacia mí y me dijo:
«Bill, has visto alguna vez la verdad que hay en el Salmo
127: 1, "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los
que la edifican"? Observa que en ambos casos se edifica una
casa, pero en uno de ellos, se edifica en vano».
Asombrado con aquella idea, tomé la decisión de que
todo cuanto hiciera para el Señor, sería dirigido por Él.
57
NUESTRO DIOS CELOSO

Entonces, Jack me dio unos consejos que causaron un


impacto en el resto de mi vida. «Bill, cuando llegues a la
secundaria, hazte dos preguntas antes de participar en ninguna
actividad extraescolar. Pregúntate primero: "¿Ya a contar
para algo esta actividad dentro de diez años?" Y después: "¿Ya
a contar esta actividad para la eternidad?" esas dos preguntas
son como las marcas que le ayudan a un agricultor para
poder arar un surco en línea recta. El arador experto escoge
un poste al fondo del campo, y después un árbol distante
que esté detrás de él. Mientras esas dos marcas estén en línea
la una con la otra, él sabe que está avanzando en línea recta».
Durante las reuniones que siguieron, me sentí retado a
presentarles el Evangelio a todos los alumnos de mi escuela
secundaria. Cada año, hacía de esto mi meta y le dedicaba
todas mis energías. Un año llevé a cabo una encuesta telefóni-
ca para preguntarles a mis compañeros qué cosas creían que
eran las más importantes en la vida.
Después de la encuesta telefónica, le envié a cada uno de
ellos una carta para darle las gracias por haber participado en
ella. Después expresé mi deseo de que cada alumno
descubriera cuál era la cosa más importante de todas en la
vida, y le incluía un folleto que tenía ese propósito. Su título
era «Lo más importante de la vida», Su mensaje era directo y
sencillo: Lo que más importa en la vida no es el dinero, ni
58
AMAR A DK S CON TODAS LAS FUERZAS

son los deportes, los estudios o la diversión, sino el conocimiento


de Jesucristo como Salvador.
Estaba tan ocupado con estos proyectos, y aprendiendo
de memoria las Escrituras, que solo tuve tiempo para asistir a
una parte de un juego de fútbol durante mis cuatro años en
la secundaria. Mi modelo era el apóstol Pablo, quien resumió
así su vida para la iglesia de Col osas: «Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a
todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría,
a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de
él, la cual actúa poderosamente en mí» (Colosenses 1:27-29).
Cuando pienso en tanta energía concentrada, recuerdo a
Dave, un estudiante de secundaria que me ayudó durante
varios años en mi trabajo con los jóvenes. Cuando hizo la
prueba para el equipo de corredores en su segundo año de
secundaria, su entrenador reconoció de inmediato que tenía
cualidades de corredor y lo reclutó.
Al mismo tiempo, Dave demostró capacidad como
ayudante mío, y gran eficacia con los adolescentes. Mientras
él trabajaba con otros adolescentes, Dios obraba también en
su propio corazón. Comenzó a pensar sobre qué debía
ocupar el primer lugar en su vida: las carreras o el Señor. Así
que como sintió que Dios le pedía que pusiera en el altar sus
capacidades, su tiempo y sus talentos. De manera que un día
59
NUESTRO DIOS CELOSO

tomó la decisión tan difícil de renunciar al eqUlpo de


corredores.
Cuando le dijo a su entrenador que se tenía que salir del
equipo por razones personales, este lo animó para que fuera
a hablar con otro entrenador de pista llamado Gil Dodds.
Gil había alcanzado la fama manteniendo durante cuatro
años el récord mundial de una milla bajo techo. Cuando
firmaba su autógrafo, muchas veces añadía la cita bíblica de
Filipenses 4: 13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
(Muchos fanáticos miraban con curiosidad el «Fil. 4: 13» y
creían que había corrido la milla en Filadelfia en cuatro
minutos y trece segundos).
Gil Dodds comprendió la batalla espiritual que libraba
Dave, y lo alentó en su decisión de darle el primer lugar a
Dios. Con esta confirmación en el corazón, Dave regresó
con su entrenador y terminó su renuncia del equipo. Después
de esta decisión, sintió que se le había quitado de encima un
inmenso peso. Pero entonces, sucedió algo inesperado. Era
como si Dios le dijera: «Ahora que sé que me tienes en el pri-
mer lugar, puedes regresar al equipo». Así que sorprendió y
agradó al entrenador, regresando.
La prueba del «primer lugar» se produjo un fin de semana
en el cual Dave tuvo que escoger entre asistir a un retiro de
jóvenes o participar en una importante competencia de
pista. Decidió estar en el retiro de jóvenes cuando comenzara
60
AivlAR A DIOS CON TODAS LAS FUERZAS

el viernes por la noche, y después tratar de regresar para la


carrera el sábado por la tarde. Cuando llegó a la competencia,
el entrenador le hizo señas para que se cambiara de ropa
rápidamente y se metiera en la carrera. Se unió a los demás
competidores en los bloques de arrancada, y comenzó la
carrera. David se puso a la cabeza de todos los demás
corredores y rompió la cinta en medio de un inmenso
griterío que le resonaba en los oídos.
Dios honró su decisión de ponerlo a Él en primer lugar,
permitiendo que sobresaliera en la pista durante todo su
tiempo en la secundaria y en el colegio universitario. Ahora es
pastor asociado de una gran iglesia en un barrio residencial,
y sigue experimentando las bendiciones del Señor. Hasta el
día de hoy, ha mantenido los ojos centrados en la meta de
agradar a Cristo ... y sigue tratando de correr la carrera con
todas sus fuerzas.

PUNTOS PARA MEDITAR


¿Qué actividades y compromisos de su vida impiden que
usted ame y sirva a Cristo con todas sus fuerzas? Pregúntese
lo siguiente: «La participación en todas estas cosas, ¿va a
tener alguna importancia dentro de diez años ... o en la eter-
nidad?».

61
CAPÍTULO 6

AFECTO RIVAL #1:


AMAR NUESTRA
PROPIA VIDA
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida
está escondida con Cristo en Dios.
COLOSENSES 3:2-3

l doctor miró fijamente a los ojos al paciente.


E «Se lo vaya decir sin rodeos. Siento muchísimo tener
que decide esto, pero usted no se va a mejorar. Esta enferme-
dad va a acabar con su vida en seis meses, y no podemos
hacer nada».
El hombre recibió esta sorprendente noticia con sereni-
dad. IOdos tenemos que morir en algún momento, pensó. Pero
lo que no quería él era una muerte común y corriente. Que-
ría que su vida tuviera un dramático fin que lograra algo sig-
nificativo.
62
AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

Varios dias más tarde, se tropezó con una escenaasombrosa:


veintenas de policías que rodeaban a una pequeña tienda de
su barrio. Dentro de ella, un ladrón armado retenía a varios
rehenes.
Se fue al capitán de la policía y le dijo que quería entrar a
la tienda para hablar con el pistolero. El oficial se opuso de
inmediato: «Usted está loco, caballero. ¡Lo va a matar!»
«Eso es exactamente lo que yo quiero», le contestó el
hombre. «De rodas maneras, solo tengo unos pocos meses de
vida».
Al final, como no tenían ninguna otra opción, la policía
le permitió al hombre que entrara a la tienda. Sin temor a la
muerte, se fue derecho al pistolero. Su osadía causó que este
entrara en pánico. Pensando que debía haber algún plan
inminente para irrumpir en la tienda y capturarlo, el
delincuente se rindió.
El hombre que estaba viviendo en tiempo prestado se
metió tranquilamente el arma en el bolsillo y salió caminando
de la tienda con el pistolero y sus rehenes. La multitud lo
vitoreó y se convirtió instantáneamente en héroe.
Pero seguía con su dilema encima.
Pocos días después oyó decir que había un furioso motín
en una prisión cercana. Se fue allá a toda prisa y se ofreció
para entrar a hablar con los amotinados. «No puede hacerlo»,
le dijeron los guardas. «¡Lo van a matarl»
63
NUESTRO DIOS CELOSO

«Eso es lo que tengo la esperanza de que suceda», les


respondió el hombre, «porque de todas maneras, vaya morir
dentro de unos pocos meses. Lo mejor que pueden hacer es
dejarme entrar, a ver si puedo salvar unas cuantas vidas».
A regañadientes, los guardas lo empujaron por la puerta
y la cerraron con candado detrás de él. Atónitos al ver que un
hombre sin armas simplemente entrara para hablar con
ellos, los presos escucharon lo que él les dijo y decidieron
acabar con el motín. El hombre era héroe otra vez... pero
aún se preguntaba cómo iba a lograr su meta.
Entonces, un día recibió una llamada de su médico. «[Le
tengo una buena noticia! Me equivoqué al diagnosticar su
caso. Usted no se va a morir». En ese mismo instante, el
hombre perdió todo su valor extraordinario y volvió a ser el
hombre temeroso y normal de siempre.
Aunque no puedo documentar la veracidad de este
relato, sí puedo verificar el informe siguiente, que sostiene el
hecho de que la gente más poderosa que hay sobre la faz de la
tierra es la que no le tiene miedo a la muerte.
El Dr. Josef Tson vivió durante el gobierno comunista
del dictador rumano Nicolae Ceausescu. Escribió un ensayo
sobre la veracidad del cristianismo y el engaño del comunismo,
y fue a entregar personalmente un ejemplar a la oficina del
dictador. Poco tiempo después (y como era de esperar), un auto
de la policía se estacionó frente a su hogar, y fue arrestado.
64
AFECTO RIVAL #1: ANIAR NUESTRA PROPIA VIDA

En la estación de policía le exigieron que se retractara de lo


que había escrito. No lo podía hacer, les dijo a los oficiales,
por la sencilla razón de que era cierto.
«Si usted no se retracta de lo que ha escrito», le dijeron,
«lo vamos a matan>. El Dr. Tson se limitó a quedarse allí de
pie, con una pacífica sonrisa en el rostro.
«¿No se da cuenta de lo que acabamos de decir?», le
dijeron furiosos. «¡Va a morir!»
«Si me matan», les contestó, «me van a obligar a usar mi
arma contra ustedes».
Sorprendidos, le preguntaron: «¿Qué arma es esa?»
«Morir por mi fe», les dijo. «Durante muchos años, he
estado predicando el Evangelio por toda Rumania. Miles de
personas tienen mis mensajes grabados. Cuando oigan que
he muerto por mi fe, escucharán mis mensajes con una
nueva resolución. ¿Me podrían hacer el favor de matarme?»
Dándose cuenta de que era cierto lo que él les acababa
de decir, decidieron no ejecutarlo. En lugar de hacerlo, lo
estuvieron interrogando durante meses y lo soltaron. Hace
varios años, los oficiales de mayor graduación de esta misma
organización se reunieron con nosotros en nuestro Centro
de Adiestramiento de Indianápolis y elaboramos un acuerdo
escrito por el cual nos comprometemos a adiestrar a cien mil
de sus oficiales de policía, cosa que estamos preparándonos
en estos momentos a realizar.
65
NUESTRO DIOS CELOSO

Las Escrituras afirman que los santos triunfan sobre


Satanás «por medio de la sangre del Cordero y de la palabra
del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte» (Apocalipsis 12:11). Cuando Jesús llamó a sus dis-
cípulos a seguirle, los retó a una vida de sacrificio y una
muerte de mártires. De hecho, la mayoría de ellos fueron
martirizados por su fe. Sin embargo, por medio de su muer-
te, decenas de miles más se convirtieron en creyentes.
El Imperio Romano fue conquistado por los mártires que
recibieron en esostiempos lacorona de vida. Durante lasgrandes
persecuciones de los primeros siglos del cristianismo, un
funcionario se presentó ante el emperador y le dijo: «¡Deja
de quemar a esos cristianos! Su humo hace que todos los que
están viéndolos en la multitud se vuelvan creyentes».
Jesús lanzó el reto: «Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí,
la hallará» (Mateo 16:24-25).
Uno de los sucesos más importantes de mi vida se pro-
dujo cuando tenía unos trece años. Sigue vivo en mi memo-
ria hasta el día de hoy el recuerdo de las cosas que me rodea-
ban en esos momentos. Estaba sentado junto a la ventana de
mi habitación, leyendo el Libro de los Mártires de Fax. Mien-
tras iba pasando las hojas, me trataba de imaginar los atroces
66
AFECTO RI\'AL # 1: A:YIAR NUESTRA PROP1A \'lDA

dolores que soportaban cuando les arrancaban los miembros


en el potro, los hervían en aceite o los quemaban en la hoguera.
De manera especial me impresionó John Huss, el cual
siendo niño encendió una vela y puso un dedo sobre la llama
con el fin de ver si tenía la valentía suficiente para que lo que-
maran en la hoguera ... que es exactamente lo que le sucedió
años después.
En ese momento tan importante de mi vida, sentí que el
Señor me preguntaba: Bill, ¿tú también moriríaspor mí? Con
toda mi sinceridad y firmeza, le respondí que sí moriría por
Él. Algo pasó en mi interior cuando tomé aquella resolución.
Me imaginé a mí mismo en una carrera contra el tiempo.
¿Cuánto podría hacer por el Señor antes de morir por Él? A
partir de aquel momento, comencé a preocuparme cada vez
menos por una vida llena de diversión, y más por tener una
muerte que diera fruto.

MI VIDA PORlA SUYA


Hacerse el propósito de morir por el Señor es un buen punto
de partida. Sin embargo, pronto aprendí que por lo general,
Dios no nos llama a un martirio dramático, sino más bien a
morir diariamente al yo. la pérdida de mi vida era un proceso
de un momento tras otro en los cuales iba escogiendo las co-
sas que agradaban al Señor e hicieran progresar su reino, y
rechazando las que complacían mis apetitos y estorbaban a
la obra del Señor.
67
NUESTRO DIOS CELOSO

En nuestra vida es mucho lo que va envuelto en la ima-


gen que queremos proyectar hacia las personas que nos
rodean. Queremos que la gente nos admire y nos dé su apro-
bación. Nos imaginamos que, de alguna manera, la popula-
ridad equivale al éxito en la vida. Sin embargo, Jesús llama a
sus discípulos a renunciar a la popularidad del mundo para
recibir los elogios de su Padre.
Los que están en el mundo exigen un precio muy alto
por dar su aprobación. Nos exigen lealtad, demandan que
estemos de acuerdo con sus filosofías y que aceptemos sus
normas morales, que nos sometamos a su vocabulario social-
mente adecuado y que abandonemos cuantas convicciones
pudieran causar que ellos se sintieran culpables o incómodos
en nuestra presencia.
Después de retamos a perder nuestra vida por Él, Jesús
preguntó: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare
todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará
el hombre por su alma?» (Mateo 16:26).
Dios me enseñó que la muerte a mí mismo comprende
un intercambio de mi reputación por la suya. A partir de ese
momento, ya no tenía importancia para mí lo que la gente
pensara de mi persona. Lo único que importaba era que los
demás vieran a Cristo en mí y por medio de mí. A fin de
cuentas, en realidad no importa para nada a quién estemos
complaciendo, y desagradamos al Señor. Tampoco importa
68
AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

en realidad a quién desagrademos, siempre que agrademos al


Señor.
Después de terminar mi grado de maestría, pensé que
sería impresionante añadirle un doctorado en filosofía a mi
nombre, así que me inscribí en una universidad con ese pro-
pósito. Pronto me di cuenta de las influencias negativas que
existían contra mi fe en el Señor y en su Palabra. No obstan-
te, me sentí bastante seguro de que podría soportar esas pre-
siones. Al fin y al cabo, me había especializado en estudios
bíblicos en el colegio universitario y la escuela postgrado, y
había aprendido de memoria largos pasajes de la Biblia. Ade-
más de eso, viviría en casa todo el tiempo. Allí también
podría seguir realizando los ministerios con jóvenes para los
cuales había sido ordenado y enviado.
A principios del primer semestre, comencé a escuchar
filosofías que eran tanto bíblica como intelectualmente
absurdas. Un profesor de psicología proclamó: «Todos somos
como pequeñas cajas. Lo que entra es lo que sale. Si quere-
mos cambiar la conducta, solo tenemos que cambiar la expe-
riencia».
Yo levanté la mano.
«¿Está usted diciendo que una persona no tiene voluntad
para tomar decisiones morales por su propia cuenta?», le
pregunté.
69
NUESTRO DIOS CELOSO

«¡Así es!», me contestó el profesor. «Todos somos producto


de lo que experimentamos. Nada más que eso».
Después de varias semanas de este tipo de entrenamiento,
en mi corazón comenzó a crecer una cierta actitud que
nunca había esperado ni previsto. A pesar de mis resoluciones
anteriores, me di cuenta de que estaba alimentando una
admiración creciente por el prestigio de la comunidad educativa,
y su correspondiente desdén por el lugar de los cristianos en
el mundo.
Esto me alarmó. Me había sentido muy seguro de que
podía recibir aquellas clases sin dejar que me afectaran.
Una mañana, cuando me dirigía a una clase, sentí un
fuerte mensaje de parte de Dios. Bil!, tienes que escoger. O
recibes mi aprobación sobre tu vida, o recibes la del hombre.
Habrá quienes puedan tener ambas, pero tú no. Me retiré de la
universidad y las mismas Escrituras me tranquilizaron: «Cesa,
hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las
razones de sabiduría» (Proverbios 19:27).
Cesar de amar nuestra vida significa también rechazar
nuestras propias aspiraciones. Hace poco hablé con un joven
que es un dinámico líder espiritual. Son centenares los
varones adolescentes que lo admiran como modelo de vida,
y los padres de ellos escuchaban sus consejos en cuanto a la
educación de sus hijos. Yo sentí que él estaba pasando por
70
AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

algún tipo de lucha interior, así que le pregunté que pensaba


hacer en el futuro.
Me dijo que quería meterse en la política. Yole respondí
que ciertamente, Dios tiene un lugar para los líderes
políticos piadosos, pero muchos fracasan porque entran en
la política con la meta de glorificarse ellos mismos. Le
recordé la diferencia entre un político y un verdadero hom-
bre de estado: el primero busca el puesto; al segundo, es el
puesto el que lo busca a él.
Entonces le cité un versículo que había hecho impacto en
mi vida muchos años antes: «¿Y tú buscas para ti grandezas?
No las busques» (Jeremías 45:5).
«¿Le has consagrado a Dios alguna vez tu aspiración a
ocupar cargos políricosr», le pregunté.
«Sí», me contestó. «Lo he puesto todo en sus manos».
«Esees el problema», le dije. «Dios no quiere que lo pon-
gas en sus manos, para poder tomarlo de nuevo después.
Quiere que lo pongas en el altar y mueras a todo ello, de la
misma forma que le pidió a Abraham que pusiera a su hijo
en el altar y muriera a todos los sueños que tenía acerca de su
futuro».
El joven vio enseguida la diferencia y puso en el altar
todas sus aspiraciones políticas. El resultado fue un nuevo
poder espiritual en su vida y un aumento de su eficacia con
los hombres jóvenes que estaba preparando.
7I
NUESTRO DIOS CELOSO

Pablo le recordó a la grey de Calosas: «Poned la mira en


las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios»
(Colosenses 3:2-3). Hay otra traducción que dice: «Ustedes
murieron cuando Cristo murió ... »3
Los que han comprendido realmente esta verdad a lo
largo de los siglos, han sido capaces de enfrentarse a sus
temores más grandes y vencerlos. ¿Cómo se puede matar a
alguien que ya está muerto? ¿Cómo se puede amenazar a
alguien cuya vida real y verdadera está segura para siempre,
inalcanzable, y dentro del protector abrazo del Hijo de Dios?
Esto fue lo que escribió David: «En Dios he confiado; no
temeré; ¿qué puede hacerme el hornbre?» (Salmo 56:11).
Meditemos por un instante en esta pregunta de David.
¿Qué me puede hacer el hombre?
Me puede quitar mis posesiones xerrenales. Se puede
burlar de mí y humillarme. Me puede expulsar. Me puede
amenazar. Se puede reír de mí. Puede mentir acerca de mí.
Puede inventar acusaciones en mi contra. Me puede arrestar.
Me puede maltratar. Me puede encarcelar. Me puede hacer
pasar hambre. Me puede matar. Sin embargo, en medio de
todo esto, tal como Jesús nos aseguró: «ni un cabello de
vuestra cabeza perecerá» (Lucas 21: 18).
Nuestra vida está segura en Él. Nuestro destino ha sido
sellado en los cielos. ¿Por qué trabajar tan duro en acariciar y
72
AFECTO RIVAL #1: AMAR l"UESTRA PROPIA VIDA

proteger lo que nunca, nunca puede nadie llegar a dañar?


Amar nuestra vida aquí en la tierra no solo es contrario a las
Escrituras, sino que es un desperdicio de un tiempo muy
valioso. Una vez que recibimos a Jesucristo como Salvador y
Señor, todo lo que realmente importa a fin de cuentas ha
quedado fijado para siempre.
Somos libres para llevar una vida que agrade a Aquel que
nos ama con un amor celoso.

PUNTOS PARA MEDITAR


Lea Colosenses 3: 1-3 y Gálatas 2:20. ¿Qué quiere decir Pablo
con eso de que ya hemos muerto? ¿Cómo puede cambiar la
comprensión de esto nuestra forma de ver nuestras prioridades
cada día?

73
CAPÍTULO 7

AFECTO RIVAL #2:


AMAR AL MUNDO
«No sois del mundo,
antes yo os elegí del mundo».

JUAN 15:19

a mayoría de nosotros no nos despertamos por la mañana


L preguntándonos: ¿A quién podría atormentar yo hoy?
Con todo, los conflictos parecen seguir apareciendo.
Algunas veces vemos lo que no debemos. Otras, decimos
lo que debemos, pero nos lo interpretan mal. Hasta es posible
que no digamos absolutamente nada, y sin embargo, nos
malinterpreten. Los demás nos juzgan o rechazan por razo-
nes que nunca nos parecen claras. Es como si los conflictos
nos cayeran del cielo, o surgieran en el camino frente a noso-
tros, justo a tiempo para hacernos tropezar y ponernos en
peligro de caer.
74
AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Podríamos decir: «Solo estoy pasando un día malo».


Pero ¿loexplica esto realmente? ¿Acaso no podría ser algo más?
En un texto muy penetrante de las Escrituras, el apóstol
Santiago escribe: «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos
entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales comba-
ten en vuestros miernbros?» (Santiago 4: 1).
Así como Dios agitaba a los adversarios de Israel en su
contra cuando veía que Israel se estaba deleitando en un
afecto rival, ahora también hace esto con los creyentes del
Nuevo Testamento que tratan de mantener una amistad con
el mundo, al mismo tiempo que su relación de pacto con Él.
Despertamos los celos del Señor ... y es inevitable que
aparezcan los conflictos en nuestra vida.
Santiago no nos deja lugar a duda en sus palabras: «¡Oh
almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo
del mundo, se constituye enemigo de Dios» (Santiago 4:4).
Es imposible que amemos al Señor con todo el corazón
si tenemos un amor por el mundo que compite con el amor
por Él. Sería como un hombre casado que pusiera en su
escritorio del trabajo un cuadro con la foto de otra mujer,
junto con el que tiene la foto de su esposa. Es algo ofensivo.
No tiene por qué estar allí. Por esa razón, las Escrituras nos
suplican: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
75
NUESTRO DIOS CELOSO

en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la


carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Yel mundo pasa, y sus
deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre» (l Juan 2:15-17).
Esta lista describe con claridad diáfana los ataques
diarios de la cultura actual. En una atmósfera así, lo cierto es
que no nos podemos quedar pasivos ni neutrales. Debemos
comprometernos a amar a Dios y ser odiados por el mundo,
o amar al mundo y ser enemigos de Dios. Por mucho que
nos gustaría pensar de otra manera en ocasiones, en realidad
no hay un punto medio.
Las Escrituras definen las tres categorías que componen
al «mundo» con detalles esclarecedores.

LOS DESEOS DE LA CARNE


«Los deseos de la carne» comprenden el anhelo de lo prohi-
bido, y nos llevan a los siguientes pecados: «Adulterio, forni-
cación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemista-
des, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, en-
vidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he di-
cho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios» (Gálatas 5: 19-21).
76
AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Si alegamos que estamos en contra de cosas como el


adulterio, la fornicación y la impureza, pero invertimos
nuestro dinero, nuestro tiempo y nuestra atención en
películas, música, libros y revistas que describen, presentan y
glorifican estas actividades, somos culpables de amar al
mundo. Ese punto de vista no será popular en estos tiempos,
incluso en círculos cristianos, pero cuando nos detenemos a
pensarlo ... ¿cómo podrían ser las cosas de otra manera?

LOS DESEOS DE LOS OJOS


«Los deseos de los ojos» comprenden la codicia de cosas que
agradan a nuestros apetitos sensuales. Esa codicia no se
satisface nunca, porque se encuentra fuera de la voluntad de
Dios. Solo conociendo a Cristo de una manera íntima y
experimentando elpoder de su resurrección, podremos encontrar
en nuestra vida una satisfacciónprofunda y duradera.
Pablo comprendía esto cuanto tomó la decisión de
cambiar las cosas temporales por unos tesoros eternos. Esto
es lo que él afirma: «y ciertamente, aun estimo todas las
cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo,
y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8).
Si servimos a los deseos de nuestros ojos, vamos a llevar
una existencia inútil, porque «el Seol y el Abadón nunca se
77
NUESTRO DIOS CELOSO

sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos»


(Proverbios 27:20).
Desde el principio, el programa de Satanás ha consistido
en atraer nuestra atención por medio de los deseos de los
ojos. La fruta prohibida fue agradable ante los ojos de Eva,
Dalila agradó los ojos de Sansón, y Bersabé deleitó los de
David.
Escoger el amor al mundo equivaldría a decidirnos a
disfrutar de los placeres que atraen nuestra naturaleza carnal,
sin preocuparnos del daño que les puedan causar a otras per-
sonas, sobre todo a nuestro cónyuge, a nuestros hijos y a los
demás creyentes. Pablo usó la controversia que había en la
iglesia alrededor de la carne ofrecida a los ídolos para
explicar que no debemos hacer nada que pueda causar que
otro creyente tropiece, se debilite o se escandalice (Romanos
14:21).
Si tenemos conflictos con otras personas acerca de las
cosas que dejamos entrar en nuestra vida, nos debemos
preguntar: «¿Es esto una evidencia que Dios me está dando
de que tengo un afecto rival que está entristeciendo a su
Espíritu?».
Daniel, como campeón de Dios, se resistió con éxito al
atractivo y el amor del mundo, y experimentó las recompensas
incalculables del favor divino. Las Escrituras revelan el
secreto que utilizó para vencer al mundo. Hizo votos antes
78
ArECTO RI\'AL #2; Af\IAR AL i\¡UNDO

quepasaran las cosas, paraprepararse a las tentaciones mundanas


que esperaba que le llegaran.
Cuando se dio cuenta de que lo llevarían cautivo a
Babilonia, «propuso en su corazón no contaminarse con la
porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía»
(Daniel 1:8).
Cuando yo estaba en secundaria, me preocupaba la
publicidad positiva que los periódicos le estaban dando a
una famosa revista sensual. Sabía que aquello iba a popularizar
la pornografía y a dañar millones de vidas y matrimonios.
Por eso hice voto de nunca mirar el interior de una de esas
revistas. Eso sucedió hace más de cincuenta años. Dios ha
sido fiel en cuanto a quitarme el apetito por ellas, y en
cuanto a protegerme de ellas.

LA VANAGLORlADE LA VIDA
El tercer aspecto del «amor al mundo», según 1 Juan 2, es
descrito como «la vanagloria de la vida».
Los hombres en especial nos sentimos orgullosos de
nuestra ocupación. «Lo que yo hago» parece formar una parte
importante de «lo que yo soy». Cuando estaba estudiando en
la secundaria, vi cómo mi padre capeaba una crisis de trabajo
en la cual le volvió la espalda deliberadamente a «lavanagloria
de la vida» con el fin de agradar al Señor.
79
NUESTRO DIOS CELOSO

Después de veinte años de fiel servicio en su compañía


de publicaciones sobre ingeniería, le ofrecieron a mi padre el
puesto más alto de toda la firma. Lo invitaron a convertirse
en el presidente de la compañía.
Aquello debe haber activado notablemente su ego,
como lo habría hecho con casi todo el mundo. Sin embargo,
había un impedimento. Antes que se firmara el contrato, el
que era presidente en esos momentos, y que se convertiría en
jefe ejecutivo, impuso un requisito final: quería que mi pa-
dre le hiciera propaganda en la revista a un cierto producto.
Mi padre se dio cuenta inmediatamente de que aquel
producto estaba asociado con la maldad y la corrupción, y que
él no podía participar en la labor de anunciarlo. Le explicó
sus convicciones al presidente de la compañía, y también
afirmó que si aquel era el requisito, tendría que dar por
sentado que su trabajo con la compañía habría terminado.
Lo vi alejarse de un trabajo muy bien pagado y con
muchos beneficios extraordinarios. No tenía trabajo alguno
por delante, y sí tenía seis hijos que mantener. Aunque en
aquel entonces yo solo era un adolescente, nunca olvidaré lo
primero que él hizo después de renunciar. Para mí, fue un
valiente paso de fe. De inmediato, hizo efectivo uno de sus
valores de banco y le envió un fuerte donativo a un misionero
en Alemania.
80
AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Cuando lo vi hacer este tipo de sacrificios, decidí que si


él lo podía hacer en el mundo de los negocios, yo lo podía
hacer en mi escuela secundaria. Después de varios meses, mi
padre se convirtió en el director ejecutivo de Gideons Inter-
national, los Gedeones, una organización que pone Biblias
en los hoteles y en otros lugares. También se convirtió en jefe
ejecutivo de la junta de la misión Pacific Garden, y sirvió de
instrumento para lanzar al aire el drama radial cristiano
llamado Unshackled.
Gideons International tiene un ministerio mundial en
el que se distribuyen hasta un millón de Biblias por semana.
Unshackled es ahora el drama radial que más tiempo ha lleva-
do en el aire en toda la historia, y es transmitido día y noche
por todo el mundo. Mientras tanto, unos pocos años des-
pués que él se marchó, la compañía de publicaciones de
ingeniería tuvo que cerrar.
Cuando pienso en este incidente, recuerdo estas palabras
de David:

¿Quién es el hombre que teme a Jehová?


Él le enseñará el camino que ha de escoger.
SAL~10 25:12

Gracias a las decisiones obedientes de mi padre, gracias a


que él decidió valorar el temor del Señor por encima del
SI
NUESTRO DIOS CELOSO

amor al mundo, Dios lo guió a unos ministerios que han


llegado al mundo entero. Y además de esto, su joven hijo lo
estaba observando mientras tomaba esas decisiones ... que
me han marcado a mí, y han marcado mi ministerio a lo
largo de todos los años de mi vida.

PUNTOS PARA MEDITAR


Yo escribí acerca del impacto que tuvieron en mi vida de
estudiante de secundaria las decisiones tomadas por mi pa-
dre. ¿Quién podría estar observando hoy su vida, viendo las
decisiones que toma mientras escoge entre amar a Cristo y
amar al mundo?

82
CAPÍTULO 8

AFECTO RIVAL #3:


AMAR EL DINERO
"Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón»,
MATEO 6:21

quello que cO,nrrole nuestro dinero, controla también


A nuestro corazon.
Por esa razón, Dios tiene un celo especial con respecto a
nuestra actitud hacia el dinero. Él sabe que «los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición» (1 Timoteo 6:9).
Yo aprendí una de mis primeras lecciones acerca del
valor eterno del dinero cuando aún era un jovencito adolescente,
en un banquete de jóvenes en Chicago. Uno de los oradores
explicó cómo funcionan las ofrendas llamadas «promesas de
fe», y aquella fue la primera vez que oí hablar de aquello. Nos
animó a escribir en una tarjeta una cantidad de dinero con
respecto a la cual confiaríamos que Dios nos las proporcionara
83
NUESTRO DIOS CELOSO

cada mes, por encima de lo que esperábamos recibir. Como


yo solo era un estudiante de trece años, casi todo lo que
recibía era más de lo que esperaba, así que escribí una
cantidad que ciertamente me parecía una inmensa suma de
dinero.
Para mi asombro, el dinero siempre aparecía a fines de mes.
Venía de trabajitos inesperados, de la venta de cosas que no
usaba, o simplemente me lo regalaban. Al final del año,
había enviado toda la cantidad que había escrito en rru
promesa de fe.
Entonces, Dios hizo algo inesperado. Hizo que las
circunstancias funcionaran de tal forma, que recibí un regalo
que era exactamente el doble de la cantidad que yo había
dado.

PROBADME AHORA EN ESTO ...


Pocos años después, abrí mi primera cuenta de ahorros y
comencé a guardar cuanto dólar podía ahorrar. Cuando
llegué al segundo año de secundaria me sentía muy
complacido con el balance que tenía en mi pequeña libreta
de banco de color beige. De hecho, más que complacido, me
sentía orgulloso. Me preguntaba cuántos alumnos más
tendrían tanto dinero como yo en el banco. Cada vez que
miraba el balance de aquella libreta de banco, por algún
motivo me sentía más importante y autosuficiente.
8-+
AFECTO RIVAL #3: MIAR EL DINERO

Dios que vela celosamente los corazones de todos sus


hijos, sabía exactamente cómo yo me sentía... y decidió
hacer algo al respecto.
Un domingo por la mañana, estaba sentado en la iglesia,
escuchando a un orador invitado de la organización de los
Gedeones. Él nos dijo cómo ponían Biblias en los hoteles y
los hospitales, y les regalaban Nuevos Testamentos a decenas de
miles de niños en edad escolar. Por hacer algo, sin ninguna
intención real de hacer nada, calculé cuántos Nuevos
Testamentos yo podría comprar con todo el dinero que tenía
en el banco.
De repente, Dios interrumpió mis pensamientos con un
mensaje de las Escrituras que me traía convicción: «No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo
6:19-21).
Yo pensé en que mi tesoro y mi corazón estaban ambos
seguros y bien guardados en el First National Bank de
LaGrange. Inmediatamente después de aquel incómodo
pensamiento, Dios me perturbó con otro pasaje de las
Escrituras: «¿Robará el hombre a Dios?» (Malaquías 3:8).
va. j Q'h
i! 7\Tf ue orror.,' pense.'
85
NUESTRO DIOS CELOSO

«Puesvosotros me habéis robado ... En vuestros diezmos


y ofrendas».
De repente me di cuenta de que nunca había diezmado
del dinero que tenía en mi cuenta. El pasaje dice a
continuación:

«Traed todos los diezmos al alfolí


y haya alimento en mi casa;
y probadme ahora en esto,
dice Jehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielos,
y derramaré sobre vosotros bendición
hasta que sobreabunde».
i\¡ALAQLÍ,\S 3:IO

Entonces comencé a regatear con Dios: «Señor, te voy a


dar el diez por ciento de esa cuenta bancaria». Aquello no
pareció impresionarlo a Él... ni a mí tampoco. «Te voy a dar la
mitad del dinero». Pero entonces, las palabras de Malaquías
surgieron de nuevo en mi mente: Probadme ahora en esto...
si no osabriré las ventanas de los cielos.
Por último, decidí entregarle a Dios mi cuenta bancaria.
Toda. Aquello significaba la muerte de mi visión de comprar
un auto. Sin embargo, estaba más emocionado aun porque
iba a poner a prueba la fidelidad de Dios. Cuando le di el
86
AFECTO RIVAL #3: AMAR EL DINERO

dinero a Él, no estaba esperando que me devolviera dinero a


cambio. Lo que quería era que me diera más fe. Con fe, sabía
que podría adquirir cuanto necesitara a fin de poder cumplir
su voluntad para mi vida.
Sin embargo, en los días siguientes comenzaron a
presentarse oportunidades inesperadas de ganar dinero. Un
trabajador de metalurgia me pidió que revelara e imprimiera
unas fotografías de acero muy agrandadas en mi laboratorio
fotográfico casero, con el fin de poder determinar los tipos
de aleaciones que contenía. Me pagaba muy bien por aquel
trabajo que hacía después de las clases, y al año siguiente,
tenía en el banco el doble de la cantidad de dinero que había
dado, además de un auto que era mejor que el que habría
podido comprar el año anterior.
Cualquiera pensaría que con unas experiencias como
esas, cualquier amor al dinero habría quedado superado.
Pero Dios sabía que mi apego secreto al dinero tenía unas
raíces profundas, y que yo tenía unas cuantas lecciones más
de importancia que debía aprender.

NUEVAS PRUEBAS
Un día, me subí a mi preciado Chevy del 58 para ir a un
poblado cercano. Estaba pensando en la nueva cuenta de
banco que acababa de comenzar, y saboreando el hecho de
que nuevamente estaba comenzando a reunir ahorros.
,8 /
~
NUESTRO DIOS CELOSO

Casi en ese mismo instante, me saltó a Ía mente un pen-


samiento. ¿ Y si tienen un accidente con este auto? De repente,
me di cuenta de que si Dios quitaba de mí su mano protecto-
ra por un instante, todo el dinero que tanto trabajo me había
costado ganar, se desvanecería.
Decidí ir con mucho cuidado, para asegurarme de que
no tendría un accidente. Al acercarme a una fila de autos
estacionados en paralelo dentro de nuestro distrito de nego-
cios, me deslicé 1entamente entre ellos, para no chocar con
ninguno que pudiera estar dando marcha atrás con rapidez.
Entonces, noté en la carretera la luz roja centelleante de un
auto patrulla de la policía. ¡Debe haber sucedido un accidente!
Me dirigí a la escena, y cuando llegué, volví mi atención al
auto chocado. Cuando volví a mirar a la carretera, el auto
que tenía delante se había detenido. Con una repugnante
certeza, me di cuenta de que no podría frenar a tiempo.
Pocos segundos después, choqué con la defensa trasera de ese
auto.
Allí me quedé sentado, sin poderlo creer, mirando a la
capota toda arrugada de mi amado Chevy, y el vapor que
salía del radiador dañado. Pero aun en aquel momento tan
angustioso, estuve consciente de la presencia del Señor. Me
vino a la mente un versículo de las Escrituras: «Porque el
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por
hijo» (Hebreos 12:6).
AFECTO RIVAL #3: AMAR EL DINERO

Mi auto estaba aún en condiciones de conducirlo, así que


muy a mi pesar, tomé el rumbo de un taller de chapistería
para conseguir un presupuesto sobre el costo de la reparación.
La cantidad era un poderoso mensaje del Señor. ¡Eraexactamente
La cantidad que tenía en mi nueva cuenta de banco, hasta el
último dólar!
Dios usó muchas experiencias más para demostrarme
que Él podría satisfacer todas mis necesidades, si yo le
entregaba primero a Él todo el control sobre mi dinero. Era
tal como lo promete su Palabra: «Dad, y se os dará; medida
buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro
regazo; porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir» (Lucas 6:38).

LA HISTORIA DE UN ORO PERDIDO


Mi examen final en la cuestión de la economía lo tuve
cuando tenía ya treinta años, durante mi ayuno de cuarenta
días en los Northwoods, En medio de aquellos momentos
tan valiosos, noté una mesita junto a la pared, y me pregunté
qué habría en la gaveta. Dentro había una vieja revista Lije.
La abrí en uno de los artículos principales, que hablaba de
un instructor de submarinismo en Costa Rica.
Un día estaba esperando a que llegara uno de sus estu-
diantes, y decidió nadar hasta un arrecife de coral. Cuando
subía sobre el arrecife, notó que algo brillaba a unos cinco
89
NUESTRO DIOS CELOSO

metros de profundidad en aquellas aguas tan claras. Se


sumergió, y sacó un puñado de monedas de oro.
Siglos antes, un galeón español había sido destrozado
durante una tormenta, y había arrojado sus tesoros junto al
arrecife. El tesoro había quedado allí, sin que nadie 10
descubriera, durante todos aquellos años. Había oro por
valor de once millones de dólares. Una fuerte oleada de
envidia y de codicia se levantó en mi alma. Pensé: ¿Por qué no
habría podido descubriryo ese oro?
En aquel momento tan importante de mi vida, Dios me
llevó a un punto de decisión. ¿Me iba a centrar en el dinero
para llegar a rico, o iba a buscar el Reino de Dios y acumular
tesoros eternos? En una oración muy definitiva, le dije al
Señor que nunca iba a acumular riquezas para mí mismo,
sino que iba a vivir tan frugalmente como pudiera, a fin de
poderle dar a Él tanto como me fuera posible.
La historia del tesoro tiene un final significativo. Variosaños
más tarde, varios amigos me pagaron un viaje a Jamaica.
Durante el viaje, conocí a un viejo marino y comenzamos a
conversar. Cuando supe que procedía de Costa Rica, le
pregunté si conocía al instructor de submarinismo que había
descubierto el oro. Él me dijo que 10 conocía muy bien.
«¿Qué fue de él?», le pregunté.
El curtido marino me miró a través de sus espesas cejas.
«Es una historia trágica», me contestó. Entonces me la comen-
zó a relatar.
90
AFECTO RIVAL #3, AMAR EL DI:"ERO

Con e! fin de mantener en secreto su hallazgo, e! buzo


trabajaba de noche, reuniendo sacos de! oro que se habían
incrustado en e! arrecife de coral. Usaba galones de ácido para
extraer las monedas de! coral. A la mañana siguiente, él y un
pariente suyo llevaban los sacos al banco para ponerlos en
una bóveda. Sin saber nada, sus vecinos le decían: «¿Qué lle-
van ahí, sacos de oro?». Entonces ellos se sonreían, y se reían.
Pero un día, alguien descubrió su secreto, y pronto se
corrió la voz. El gobierno reclamó que e! dinero era suyo y
fondeó un barco sobre e! lugar de! hallazgo. Llegaron bucea-
dores de todas partes, nadaron bajo e! barco y sacaron una
parte del tesoro. Los amigos y parientes le exigieron dinero al
hombre, y aparecieron fuertes problemas con su esposa. El
viejo marino terminó diciendo: «Hoy en dÍa, ese hombre no
tiene un centavo, está divorciado, tiene muy mala salud y
está deprimido».
Era como si e! Señor me estuviera diciendo: Bill, la
decisión que tomaste cuando teníastreinta años, fue la correcta.
Te voy a confiar mucho mdsde lo que ese hombre descubrió. No va
a serpara ti. Te lo voya darpara que compartas las verdaderas
riquezas de mi Palabra con el mundo, y manifiestes mi amor
por medio de la generosidad.
Rechazar e! amor al dinero equivale a experimentar las
palabras del proverbio: «La bendición de Jehová es la que
enriquece, y no añade tristeza con ella» (Proverbios 10:22).
Durante los cuatro meses pasados solamente, Dios ha provisto
91
NUESTRO DIOS CELOSO

para este ministerio una cantidad mucho mayor que la des-


cubierta por aquel buceador.
Dios es celoso con respecto al afecto rival al dinero, y por
una buena razón. Este no solo se convierte en un dios y en un
ídolo en nuestra vida, sino que es un capataz particularmente
cruel y exigente. Pablo le recuerda a Timoreo que «raíz de
todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores» (l Timoteo 6: 10).
Nuestro amoroso Pastor no quiere que nos desviemos de
la fe... que vaguemos lejos de su protector cuidado. No
quiere que caigamos en medio de los espinos de la codicia y
las preocupaciones económicas, donde mientras más luchemos,
mientras más nos esforcemos, más heridas recibiremos.
Él es celoso porque nos quiere proteger de estas aflicciones
que son de esperar.
Un Dios bueno solo puede ser celoso por nuestro bien.

PUNTOS PARA MEDITAR


El Señor, que conoce el futuro, y conoce también nuestro
corazón, es celoso de la influencia que tiene el dinero al
moldear nuestra vida y marcar las decisiones más críticas de
nuestra existencia. ¿Acaso no será este capítulo la amorosa
advertencia de Dios para que usted piense de nuevo la
dirección que lleva y las prioridades actuales de su vida?
92
COXCLCS¡ÓX

CELOSOS LOS UNOS


POR LOS OTROS
«Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor
y a las buenas obras; no dejando de congregarnos,
como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca».
HEBREOS 10:24-25

uando recuerdo los años de mi vida, veo que entre las


C personas a las que les estoy más agradecido se encuentran
las que me enseñaron a amar y servir al Señor.
Mis padres fueron mis mentores y ejemplos constantes
en cuanto a hacer lo que es correcto, como lo fueron mis dos
hermanas mayores. Una de ellas parecía casi omnipresente.
Cada vez que estaba a punto de hacer algo incorrecto, allí
aparecía ella. Estaba celosa de mi bien, y aunque no siempre
lo agradecí entonces, la amo ahora por haber sido así.

93
NUESTRO DIOS CELOSO

Estoy agradecido por los pastores, los colegas y los ami-


gos que me han amado y exhortado, y han orado por mí.
Estoy agradecido por mis críticos, que me han hecho
regresar a la Palabra de Dios (ya mis rodillas) una y arra vez a
fin de aguzar y refinar mi mensaje.
El escritor de la epístola a los Hebreos exhorta a sus lec-
tores, diciéndoles: «Mirad bien, no sea que alguno deje de
alcanzar la gracia de Dios ... no sea que haya algún fornicario,
o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su
primogenitura» (Hebreos 12:15, 16).
¡Miremos bien! Démonos aliento, enseñémonos, exhor-
témonos, impulsémonos mutuamente a amar al Señor con
el corazón, el alma, la mente y las fuerzas. Seamos celosos,
como lo es Dios, por el gozo de nuestros hermanos y herma-
nas, y por su éxito y crecimiento en el Señor Jesucristo.
Así eran las cosas en mi familia con mi hermana.
Así son las cosas en toda familia donde se preocupan los
unos por los otros.
Así son las cosas en la familia de Dios, donde nuestro
Padre y nuestro Hermano Mayor nos han mostrado el camino.

9-+
NOTAS
1. ]. B. Phillips, The New Testament in Modern English,
versión revisada.
2. ]. B. Phillips, The New Testament in Modern English,
versión revisada.
3. The New Living Translation.

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