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Oct.

2018
TELÉFONO DE LA ESPERANZA
Grupo de Desarrollo Personal
APRENDIENDO A VIVIR

Tema sesión 7

APRENDIENDO A NO COMPLICAR LA VIDA A LOS DEMÁS

I. INTRODUCCIÓN

Aprender a no complicar la vida a los demás es otra de las tareas más importantes
para nuestro bienestar y felicidad, ya que, el adoptar comportamientos y actitudes inade-
cuados con las personas de nuestro entorno (padres, pareja, hijos, amigos, compañeros
de trabajo, vecinos, etc.) implica recibir comportamientos igualmente inadecuados. Muy
pocas veces nos damos cuenta de ello, y pensamos que el responsable de nuestro sufri-
miento o malestar es la otra persona. Cuantas veces hemos dicho o hemos oído decir: “Si
mis hijos fueran más obedientes…”, “si mi jefe fuese más flexible…”, “si mi suegra fuera
menos entrometida…”, etc.

Queremos que los demás cambien para poder ser felices, y no nos damos cuenta
que, con nuestras actitudes, podemos estar amargando la vida a los que nos rodean. Es
cierto que los demás pueden tener comportamientos inadecuados que nos estén perjudi-
cando, pero que ellos cambien no está bajo nuestro control. No somos dueños de nadie,
¡ni de nuestros hijos!, solo somos dueños de nosotros mismos.

Por lo tanto, es conveniente que nos demos cuenta de aquellos comportamientos o


conductas negativas que podrían estar complicando la vida a los demás. No se trata de
sentirnos culpables y autocastigarnos, sino detectar aquellas “teclas” que tenemos desafi-
nadas, para ir poco a poco mejorando y construyendo nuestra felicidad.

Estos comportamientos pueden ser numerosos y pasar desapercibidos, por eso, va-
mos a descubrir y reflexionar sobre las características más frecuentes en ti. Tal vez,
cuando comiences a leer estas descripciones, “sin querer” tienes la tentación de identificar
a tu pareja, vecino, compañero de trabajo, suegra, etc. Rechaza esa tentación y concén-
trate en realizarlo como un ejercicio de autoconocimiento y reflexión personal, pues es lo
te ayudará a tomar decisiones sobre tu bienestar y facilitará tu cambio de actitud, y los
que están a tu alrededor, aparte de agradecértelo, también podrían cambiar.

II. DIEZ COMPORTAMIENTOS QUE COMPLICAN LA VIDA DE LOS DEMAS

1) Comportamiento Cortante

Los cortantes suelen criticar a los demás con bromas o comentarios hirientes que hu-
millan, desvalorizan, ridiculizan y ponen tensos a los que están a su alrededor, dejándoles
sin saber qué hacer o cómo reaccionar.
Al principio pueden hacer gracia sus comentarios sarcásticos, pero a la larga resultan
irritantes y sobre todo humillantes. A menudo hacen elogios con trampa, empleando una
frase con un dardo negativo, como: “Ese vestido no te hace ver tan gorda después de to-
do”. Encuentran errores en los demás porque ven el mundo a través de unos “ojos biz-
cos”. Ejemplos:

El: ¿Cómo es que eres tan guapa?


Ella: Me dieron también lo que te correspondía a ti.

El: ¿Esta silla está libre?


Ella: Sí, y la mía también si te sientas.

El: Soy fotógrafo y busco una cara como la tuya.


Ella: Soy cirujana plástica y busco una cara como la tuya

2) Comportamiento Autodestructivo

Los autodestructivos se quieren muy poco a sí mismos. Siempre recuerdan lo que tie-
nen de malo y repetidas veces se regañan a sí mismos, diciéndose “¡Soy un estúpido!”.
“No tengo remedio”. “Soy un desastre”. “No valgo para nada”. “Siempre me equivoco”.

Los autodestructivos tratan de derribarse a sí mismos antes de que otra persona ten-
ga oportunidad para hacerlo. Les cuesta aceptar elogios y niegan cualquier palabra ama-
ble o bella que les venga en su camino. Con esta actitud, es difícil tener cerca a un auto-
destructivo ya que genera impotencia y un gran sufrimiento.

3) Comportamiento Peleón

Los peleones viven sus vidas con la mosca detrás de la oreja, desafiando constante-
mente para que les respondan. Siempre están a la ofensiva: preparados para combatir o
argumentar. Pasan furiosos sin razón para ello, incluso si los demás hacen lo que ellos
quieren. Tratan de encontrar fallos, atacando antes de que los ataquen.

Les gusta jugar a abogados del diablo, incluso si están de acuerdo con el punto de
vista de los demás. A cualquier cosa responderán con lo opuesto. Constantemente provo-
can a la gente sin razón aparente. Como en el fondo se sienten inseguros necesitan ocul-
tarlo y demostrar que son importantes e inteligentes.

4) Comportamiento de Víctima

Las víctimas deprimen a los que están a su alrededor, sobre todo cuando hablan de
cómo es la vida. Su intención es lograr que los demás sientan lástima por ellos, aunque
no desean ningún consejo. Suelen tener autocompasión, convencidos de que la vida y los
demás los maltratan. Nada es bueno para ellos; siempre ven el vaso medio vacío.

Las víctimas culpan a los demás cuando algo va mal en sus vidas. Son igual al peleón
en sus sentimientos de inadaptación y en sus convicciones de que son desafortunados,
pero, en vez de mostrar los puños y afilar la lengua, recurren a expresiones catastrofistas.
Culpan al tiempo, a la vida, a los negocios, a su infancia, etc. Las víctimas constantes go-
zan con la autocompasión y solicitan la piedad de los demás con sus “pobres almas nece-
sitadas de ayuda”.

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Las víctimas son también perpetuos aguafiestas, pues inventan situaciones que aún
no han ocurrido. Por ejemplo, saben perfectamente que hará mal tiempo, que nadie les
hablará en una fiesta, que todo les irá mal incluso antes de que pongan un pie fuera de
casa. Quien tenga alrededor a una víctima por un corto período de tiempo, llegará a de-
primirse y sentirse exhausto y sin fuerzas.

5) Comportamiento Inseguro

Los inseguros van a cualquier dirección en la que sople el viento y tienen dificultades
para tomar decisiones. A menudo son tranquilos y complacientes, sin embargo, se les co-
ge antipatía más tarde, cuando empieza a estar claro que cuando dicen SÍ realmente sig-
nifica NO. Pueden decir una cosa un día y lo opuesto al día siguiente.

Poco dispuestos a defender algo o a alguien, incluidos a sí mismos, los inseguros


piensan que si detienen sus problemas éstos se alejarán, o las decisiones se tomarán por
sí mismas. Malgastan el tiempo respecto a sus habilidades y nunca quieren arriesgarse a
equivocarse. Cuando se les fuerza a tomar decisiones se enfadan.

6) Comportamiento Cabezón

Los cabezones creen en algo o en alguien sin ninguna consideración hacia otros pun-
tos de vista. Debe ser “lo que él dice o nada”. Se apasionan con lo que dicen y rechazan a
cualquiera que no acepte su opción.

Los cabezones casi siempre tratan de convencer a los demás de su forma de pensar.
Cuando alguien tiene su propia opinión o no está de acuerdo, aunque sea suavemente, se
enfadan, le dicen lo equivocado que está y le consideran un traidor. Parecen tener todas
las respuestas y monopolizan toda discusión. Son tan inflexibles y justicieros, que hacen
prácticamente imposible un diálogo con ellos. Son como un perro con hueso. Cuando tie-
nen una idea en sus cabezas no la abandonan nunca.

7) Comportamiento Narcisista

Los narcisistas tienen una sola cosa en su agenda: ellos mismos. Sólo escuchan a los
demás si sus asuntos les afectan a ellos. Su vocabulario está lleno de expresiones en las
que aparecen las palabras “mi” y “conmigo”. “Yo” es la primera palabra de cada una de las
frases que pronuncia. Intentar tener una conversación con un narcisista puede ser la ex-
periencia más frustrante que se tenga, porque utiliza el monólogo en vez del diálogo.

Es difícil relacionarse con personas que constantemente hablan de sí mismas, sus hi-
jos, su marido/esposa, su carrera y sus éxitos. Esto puede ser desesperante e irritante,
porque estar tan llenos de sí mismos puede demostrar inmadurez y visión egocéntrica del
mundo de un niño de dos años.

8) Comportamiento Estirado

Los estirados piensan que son perfectos y esperan que los demás vivan según sus
códigos éticos y morales. Por ejemplo, pueden despreciar a alguien que fuma, bebe, tie-
nen relaciones prematrimoniales, o no son tan acicalados o tan bien organizados como
ellos. Normalmente están llenos de enfado y disgusto y son poco tolerantes hacia los de-
más. A estos perfeccionistas les gusta sólo un limitado número de cosas y de gente.
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Es extremadamente difícil tener cerca y más difícil aún vivir con ellos, porque poca
gente puede estar a la altura de sus expectativas.

9) Comportamiento Controlador

Los controladores tienen dificultad para trabajar en equipo, para delegar autoridad, y
tratan de hacer todas las cosas por sí mismos. Se enfadan o pierden interés cuando las
cosas no van por su camino, ya que sienten que tienen que orquestar cualquier movimien-
to. Manipulan forzando a que las cosas ocurran y, cuando sucede lo contrario, sienten pá-
nico y se enfadan más. La ironía es que los controladores, incapaces de controlar a una
persona, una situación o una cosa, pierden el control de sí mismos. Ésta es la gente que
da puñetazos en la pared cuando las cosas no van como ellos quieren.

10) Comportamiento Crítico Acusador

Los críticos acusadores hacen sentir mal al otro para sentirse bien ellos. Según ellos,
nadie hace bien las cosas. En vez de preguntar, acusan. Buscan ganar poder y control.
En esencia, se sienten en la obligación de encontrar algo erróneo en los demás, en ha-
cérselo saber en un tono duro, crítico y atacante, reflejando su constante insatisfacción.

Expresan frases como: “No te darán el trabajo porque eres demasiado nervioso” o
“Eres un desastre en la cocina”. Sentados en el restaurante o en el autobús, comentarán:
“mira qué gordo es ese” o “qué hombre tan feo”, o “mira que vestido tan vulgar lleva”.

Veamos cómo se desenvuelve una conversación entre dos críticos acusadores:

El: Tú tienes la culpa de que lleguemos tarde.


Ella: No, la culpa es tuya.
El: Ha sido por ti y tu maquillaje.
Ella: Ha sido por ti y tus llamadas telefónicas.
El: Tú siempre llegas tarde y en tu familia todo el mundo llega tarde. ¿Nadie te ha
enseñado a llegar a tiempo?

Los críticos acusadores exigen la perfección que de ellos nunca obtienen y se mantie-
nen frustrados al tratar de hacer perfecto un mundo imperfecto. Son personas que a me-
nudo encuentran fallos en cosas que no tienen importancia. Desgraciadamente, el com-
portamiento del crítico acusador se da en demasiados matrimonios, lo que podría justificar
el alto porcentaje de divorcios.

Quien tiene cerca a un crítico acusador, incluso poco tiempo, terminará enfermándose
físicamente, ya que ellos consiguen un difícil tipo de veneno para el “estómago”.

III. ¿CUÁL ES TU COMPORTAMIENTO?

Puede ser que te hayas visto en más de una de estas descripciones. Seguramente
has identificado también a alguien con quien vives o tienes por amigo. ¡Tal vez has reco-
nocido a la persona con quien te casaste! Lo verdaderamente importante es identificar
dónde te encuentras tú: ¿que qué características posees?, ¿qué comportamientos adop-
tas con los cuales, “sin darte cuenta”, estás amargando la vida a los demás? Es importan-
te que reflexiones sobre ello, ya que muchas veces, estamos más pendientes del compor-
tamiento de los demás y olvidamos o pasamos por alto lo que nosotros hacemos.
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Si realmente estás dispuesto a aprender a vivir, a llevar una vida emocionalmente sa-
na, haz una profunda y sincera reflexión sobre los comportamientos que influyen negati-
vamente en la felicidad de las personas de tu entorno y repercute en tu propia felicidad.

IV. CUMPLIDOS “AL REVÉS”

Además de los comportamientos antes descritos, también existe una forma muy sutil y
fácil de amargar la vida a los demás, y es hacer cumplidos al revés, que pueden utilizarse
en las diversas situaciones y con los interlocutores más variados. Podemos hacer cumpli-
dos al revés a nuestro cónyuge, hijos, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Muchas personas, a base de práctica, adquieren una gran pericia y habilidad para de-
cir exactamente “la frase inadecuada en el momento inadecuado”.

Algunos ejemplos:

• Te mantienes muy bien para tu edad.


• ¿Entiendes lo que te digo?
• Me tienes que dar el nombre de tu crema ¡Casi no se te notan las arrugas!
• Para ser mujer eres muy lista.

Frecuentemente lanzamos estos cumplidos al revés como si fuesen balas al azar. Te-
nemos que ser responsables de aquello que decimos y de cómo utilizamos nuestras balas
verbales. Como las balas de verdad, los cumplidos al revés no sólo pueden herir, sino que
pueden literalmente matar a los demás.

V. MOTIVACIONES PARA EL CAMBIO

Hemos visto algunos aspectos negativos que hacen que compliquemos y amargue-
mos la vida a los demás, lo cual repercute en nosotros mismos haciendo que nos sinta-
mos culpables e incómodos. Talvez veas la necesidad de empezar a hacer cambios en tu
vida y tal vez te preguntes ¿CÓMO? Como todos los proyectos que se llevan a cabo con
rigor, se necesita una fase de estudio e investigación para que dé resultado.

Si tuviéramos que construir una casa, no podríamos limitarnos a decir cómo podría ser
su aspecto, sino que deberíamos realizar un reconocimiento y un plano del terreno, luego
escoger los materiales para edificar las distintas partes, definir la posición de las habita-
ciones, etc. De la misma forma, el proyecto de transformar nuestra vida empieza con un
profundo análisis y reflexión sobre lo que queremos conseguir.
Para vivir una vida plena, es importante saber lo que es mejor para nosotros, exca-
vando en lo más profundo de nuestro ser para localizar aquello que queremos. Cuando
hayamos establecido con claridad cuáles son nuestros deseos, los que nos podrían hacer
felices, aquellos que son sin duda alguna lo mejor para nosotros y también para los de-
más, no nos queda nada más que pasar a la acción para que se realicen.

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VI. PISTAS PARA NO COMPLICAR LA VIDA A LOS DEMÁS (Y A SI MISMO).

a) “Haz a los demás...”

Sentir que los demás nos necesitan y nos valoran es una forma de disminuir la ansie-
dad y el sufrimiento. Un médico competente, un buen profesor, o un electricista de prime-
ra categoría, rara vez tienen problemas para encontrar trabajo. Si tú eres un buen “amigo”,
difícilmente van a faltarte los amigos. Es como una corriente de energía que fluye conti-
nuamente en ambas direcciones. Si tu comportamiento es amable, sincero y generoso, sin
lugar a dudas vas a recibir el mismo comportamiento de los demás.

Si escuchas los puntos de vista y opiniones de los demás sin imponer los tuyos, los
demás también estarán dispuestos a escuchar tus ideas y a ser más tolerantes contigo,
como dice el refrán: “Haz a los demás lo que quisieras que hicieran contigo”. O como dice
otro “Cada uno recoge lo que siembra”; si siembras comprensión, recogerás amabilidad y
comprensión, si siembras afecto, recogerás afecto, etc.

b) Controla tu temperamento

W. Wilson escribió una vez: “Si vienes con los puños cerrados, creo poder asegurarte
que mis puños se cerrarán con la misma rapidez que los tuyos, pero si vienes y me dices:
sentémonos juntos y analicemos las cosas, pronto descubriremos que hay muchos puntos
en los que estamos de acuerdo”.

La hostilidad a flor de piel conduce a la irritabilidad y estallidos de cólera. Por supues-


to que existen cosas que pueden hacernos enfurecer, y que el sentimiento de ira o rencor
contra una persona importante en nuestra vida necesitan ser expresados de una forma
adecuada. Pero maldecir y gritar porque estás atascado en el tráfico, o porque tus hijos no
han dejado el vaso en el lavatrastos, son cosas que no tienen ninguna utilidad ni beneficio
para tu bienestar y el de los demás. Cuando no consigues controlar tus emociones de ira
o tu enfado, son ella las que te controlan y estás completamente a su merced.

c) Sé directo/a

Elimina el uso de conductas erróneas para imponer tu punto de vista. La gente detec-
ta el sarcasmo en tu tono de voz. Si algo te molesta, dilo abiertamente; no actúes en la
clandestinidad. No digas frases que luego tengas que corregir con un “era sólo una bro-
ma”. Afronta las cosas directamente. Expresa lo que quieres de una forma clara, directa y
concreta; no des rodeos, el camino más corto entre dos puntos es una línea recta.

d) Expresa sentimientos positivos

Muchas personas se acostumbran a señalar los defectos y aspectos negativos de los


demás sin tener en cuenta lo positivo; como si tuvieran un radar donde continuamente de-
tectan solo lo negativo de los demás. Nos cuesta mucho detectar los aspectos positivos y
agradables de los demás y, más aún, nos cuesta expresarlos, manifestarlos, reforzar a las
personas sus cualidades, actitudes o comportamientos positivos.

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En la educación de nuestros hijos, parece que estamos pendientes de sus comporta-
mientos inadecuados, pero, cuando se portan bien, o realizan adecuadamente las tareas,
lo pasamos por alto, como algo que tienen la obligación de hacer. Si nos acostumbramos
a expresar sentimientos positivos, nos daremos cuenta que hacemos felices a los demás
y a la vez nos sentiremos mejor con nosotros mismos.

e) Acepta a los demás

A todos nos resulta fácil aceptar al otro cuando sus opiniones y gustos son afines a
los nuestros, cuando su comportamiento es adecuado o cuando su actitud es agradable.
En cambio, nos resulta tremendamente difícil aceptar y respetar a aquellos que tienen una
opinión distinta a la nuestra o su comportamiento no es del todo adecuado.

Ser tan exigentes con los demás, el no aceptar sus fallos, sus errores, o incluso las
opiniones que son distintas a las nuestras, provoca que continuamente estemos irritables,
airados y enfadados; porque es natural encontrar opiniones distintas o comportamientos
inadecuados hacia nosotros de cualquier persona de nuestro entorno ya sea de un fami-
liar, amigo o compañero de trabajo.

El aceptar a los demás es propio de la persona madura y equilibrada, que es cons-


ciente que los demás son distintos a ella y en cambio tienen los mismos derechos. Cuanto
más tolerante y flexible sea con los demás, más tolerante y flexible seré conmigo mismo
cuando cometa un error o cuando adopte comportamientos inadecuados.

f) Aceptación de ti mismo/a

Cuando te aceptas, te quieres y piensas que mereces la felicidad, te haces más acce-
sibles a los demás, más atento y más tolerante en relación con los demás.

Si cambias tus esquemas interiores, cambias también tu comportamiento. Si te tratas


a mí mismo con cariño y paciencia, no juzgándote ni machacándote los errores que come-
tes, podrás relacionarte con los demás de manera distinta, ya que los criterios que utilices
para valorar a los demás serán distintos.

Platón decía: “El que no se quiere a sí mismo no puede querer a los demás, el que no
está en paz consigo mismo no puede estar en paz con los demás”. Si yo me quiero a mí
mismo, tendré más amor para dar y recibiré todavía más, lo que irá progresivamente au-
mentando mi felicidad y la de las personas que me rodean.

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CUESTIONARIO

1) De los 10 comportamientos ¿en cuáles te ves más reflejado/a?

2) ¿Cuáles son las consecuencias negativas de estos comportamientos?

3) ¿Estos comportamientos son los mismos en tu casa (con tu familia) y fuera de ella
(con los demás)? Explica.

4) Indica lo que deseas y vas a hacer para “hacer agradable la vida a los demás”

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