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Montevideo, viernes 13 de julio de 1984

Emir Rodríguez Monegal: IMAGEN ESHREOSCOJ>ICA DI~ CARUTOS REAt


: Lisa Block de Behar: SHECCION DI: INEDITOS: CONOCIMIENTO YGOCil
: César Aguiar: NOTAS SOUIUl ltEAl DE AZl JA Y tA CIENCIA POUTICA llN El. URUGUAY Mariano Arana: Y DE PIGMEOS 8-9-10: Tulio HalperÚ1 Donghi:
AVIDA CURIOSIDAD DH MUNDO f(): Mercedes Ramírez: I.A AIJlGRIA DE SER INTifu(;ENTE 11: Blanca París y Juan Oddone: AlGUNAS PAGINAS DE HISTORIA
y
2-13: Carios Filgt;~¡r~ Juan Rlal: REAL ni~ AZUA y LAS CHlNCIAS SOCIAlES 14-15: Marta _Sabelli de toucao y Ricardo Í{odrígt;ez Pereyra: BIHUOGRAHA
C~~lo~ Martínez Moreno: UNA SEi\UU.ANZA Ida Vitale. Enrique i;ierro. Carlos no: EN MI~MOIUA . .

E
ra previsible que alguien pregun· contrario, estimulado por la cortedad de
tara "¿Cómo no se_' les ocurrió an·
tes?" cuando le proponía a Ale·
jandro Bluth -también en nom·
bre de Blanca Oddone -- esta publicación
Carlos Real de Azúa
pot· Lisa Block de Behar
reprobaciones apresuradas o estereo-
tipadas, rechazaba las objeciones que se
formulan desde 1ugares comunes, los
repudioH ad hoc y denuestos demasiado
sobre Carlos lteal de A zúa, a siete años de h<>mogóneos, así como el encomio coral,
su muerte. Pero como la pre¡..,runta parecía sos¡wchoHament..e sistemático y obedien-
formularse menos pn procura de una res· te de alabanzas tan reit..erativas como
puesta que por pura verbalización de acríticamente acomodadas. Pero y por
asombro, más que iniciar la referencia a sobre todo, sin que sus pronunciamientos
buenas intenciones y mejores proyectos He dirigieran nunca a conciliar una
-que hasta ahora no dejaron de ser aleat..oria posición de conveniencia que le
tales- preferí omitir las explicaciones preocupaba no adoptar: nada del
incontables del silencio y pasar así a par· equilibrio oportunista por oscilante, con-
licipar en la contradictoria índole de la temporizador, a prueba de riesgos ra-
ceremonia, esa búsqueda de intempo· dicaleH, a favor de protectoras prebendas
ralidad con fecha fija: la celebración o seguridades sectarias promisorias.
determinada por el almanaque y la pun· Todo lo contrario: era el suyo un oyente
tual fugacidad del aniversario. agredido, generalmente colectivo, difusor
potencial de sus enfadosas opiniones, el
Pero no es una participación fácil. más indicado para no oírlas.
Toda evocadón padece de más de una Sin embargo, estas frecuentes diver-
aprensión y esa pluralidad se justifica: gencias circuns-tanciales tampoco se for-
reHervas ante la indiscreción y abuso de mulaban como desafíos, ni provocaciones
un testimonio parcial que interrumpe un de polémicas, ni brillantes extravagan·
silencio contra otro silencio que no puede cias de un dandismo arrogante, tras-
ser interrumpido; ante la solemnidad nochado o decadent..e "pour épater -sur-
ritual, inconsecuente, de la paz requerida to u t. pas- le bourgeois", a contraco-
por el réquiem; ante la "idealización" rriente, sino como tentativas de una
necesaria, por forzosa: la "desrealiza- cruzada a favor de la lucidez, espontáneas
ción" de la ausencia; y todavía una in- y ponderativas al mismo tiempo. Era un
quietud mayor: el escalofrío ante la ant..agonismo prevenido contra la
iniciación de otra aventura escatológica. adhesión condicionada y fluctuante de
También por esa evocación se arriesga opiniones partidarias -y por partida-
repetir un tránsito tenebroso, el trance rias, parciales- de omisiones selectivas
inútil de un Orfeo tanto más displicente y, en el mejor de los casos, obnubilismos
que inconsolable. Porque la empresa que involuntarios, divisas distinciones ro-
lll' propone, afectuosa sin duda, no ex-
tuladoras de verdades a corto plazo, poco
cluye ni la vanidad ni el desafio -la im- comprensivas o demasiado ortodoxas,
prudencia doble que intenta rescatar algo aptas solo para servir de bandera mo-
de nada-, ·ni disminuye la irrespon- nocromática a complacencias tenden-
salülidad soberbia de un g;esto fatal que,
entre la fidelidad y la traición, no se ciosas.
La extensión e irrefutabilidad de su
define: la mirada retrospectiva de quien respuesta alteraba la mecánica opositiva
no teme ni transgredir una arbitrariedad
-ya aceptada, ni le importa ceder a una del diálogo: la respuesta- "contesta·
plicaban los acontecimientos culturales, critasl, con hora, duración, tema, alter- e ton··, la dicción- contradicción que
impaciencia mundana: ambiguo y escaso nativas del diálogo, encuentros intras- define la intervención de un interlocutor
quen~r es el de Orfeo, menos pasión que
difícilmente se hacía presente en mesas
redondas, conferencias, actos. Solía cendentes, diligencias menores, ges- que sP encuentra, por situación, enfren-
compaHión, más intrepidez que lealtad, tiones administrativas, distribución
su curiosidad atenúa el sentimiento, colaborar enviando escritos, los más ex- tado pendularmente al hablante, se sus-
tensos, los más eruditos, los más pe- cuantificada de su tiempo enlPcturas.las pendía, concluía eon su palabra porque
cuestiona el her.oísmo o los suspende. páginas leídas, numeradas, las preferen-
culiares, pero apareciendo a destiempo o decía tanto que más ya no se podía decir.
Cuando se requiere una evocación de deHapareciendo a último momento. No se ciaH literarias, los conflictos personales, Como el narrador de Proust, la mención
Carlos Heal de Azúa, estos escrúpulos trataba de timidez y menos, de golpes de HUH pn•ocupaciones más atormentadoras. incidental de una circunstancia, de un
contra privilegios de sobreviviente pesan efecto, Holo la misma repulsión hacia una Anotaciones farragosas, impu- nombre, derivaba a precisiones aso-
más porque, como pocos, sentia una aparición que se confunde con figuración. blicahk•H por la atención disipada, por la eiat.ivas, referencias históricas impre-
aversión severa, casi bíblica, coni.J"a la Por eso, ahora, tantos escrúpuloH. rigu ro Ha fa 1ta de selección: una tras- visil'>les, interminables, estrelladas en
representación -verbal, visual- de su posición, sin contextualizar, sin "diferen- constelaciones temáticas, intercalando
. figura. Las contadas fotografía¡.; no es- Ya He dijo: aborrecía dejarse fo· cia .. , dt> la eventualidad al escrito, un in- anócdotas que no atenuaban la graeia
casean por indifertmcia personal ni in- logra fiar tan Lo como detestaba ser objeto ventario por una invención. Cuenta Bor- mayor ni la pllrplejidad de un oyente sor-
curia familiar sino por la resistencia con- (k mención propia o, inconlrolablemenle, gps q Ul' ''loH Colegios de Cartógrafos prendido por el genio. Ocurria que el
tra toda figuración, la más deliberada ajena. Pero "On est quelquefois aussi dif- lt>vantaron un Mapa del Imperio, que conwnlario o la noticia recién mencio-
contra los excesos de la fijación, el re- f(•rPr1l. de soi-meme quedes aulres" decía tenía el tamaño del Imperio y coincidía nada disparaba subrept..iciamente del
trutu: la vuelta de la imagen, esa supers- La Roclrefoucauld, y en la intimidad con- puntualmente con él" y esta represen- plnno de la contingencia, concreta, in-
tidiln - una Hobrevivencia- la valo- lradt>da PSa aversión -- abHtención o abs- tación que por exacta y ·perfecta deja de mediata. particular, a un enfoque ge-
ración por representación, Huperstición tinencia--· con una exageración semejan· serlo, recuerda laH anoLaciones desco- nt>ralizador que He apartaba de la even-
que la actualidad alienta más que cual- le: continuaba debatióndose con la re· medidas, infinitas -·-por inacabapaH e in· tualidad fluctuante de la historia, deH·
quier otra forma irracional de la creencia, pn•spntación pero de manera diferente, nunwrahll's --, im¡wrfectas también por dibujándose en una incontrovertible per-
como siempn•. como nunca. opuPsta (quizá por com¡wnsación más la l'an•ncia de elaboración: caos cotidiano manencia filosófica. Si "Omnis deter-
qul' por contradicción) registrando l' im·on<·Phibll', imitativo del otro caos minatio eHl negat.io", Real de Azúa (sel
La obstinación de estoH recelos le dPsaforadanwnt.e cuantos acontecimien· prinwro .v mayor. el nuestro, el de todos, dd>at.ía espinosnmenteen eHeespectrode
impedía interesarse por referenciaH -o tos ¡wrsonal!•s. los más cot.idianoH, los t•sa n•alidad quP padecla dolorosamente insondable variedad que toda afirmación
J"('l'en•ncias, no t>s demasiado diferente- mús gpnpralPH, abrumadoramentt> t.ri- pn•caria, circunstancial. ;\\)rieta impe- Px!'luyl' pero supon!'.
a su persona. Un desinter(•H que no de- viall's o, sin discriminarlos, los más rwt raiJIPnwnt.l' datos con e espesor de /\sí St' explica la profusión exage-
ht>ría confundirse con desain•s de altivez dPcisi1·os. Con una minuciosidad in· lwdws, mall'ria prima estratificada, deH- rada --ya mítica- de ideaH prearnbu-
o dl• afectada modestia. ni con la ocul- \'l'rosímil por su pn•ciHión, manifestaba cargas grú fíe as no libradas de su contin- latoriaH, introductorias e inLPnnediarias
tación dt• vicios v virtudeH --la voluntad UllH "obsl'sión ll'xtual" --conHonancia gpm·ia y aunqu!' fugact•s ·-por fugaceH-- qup pn•t'PdPn a un dt•Harrollo, que lo in ter-
dl• protegl'r HU pr:ivacidud- . Hino algo así implícita·· quP val!' asimilarla a las 11o st• soportan. !'!'¡>tan o lo derivan hacia una referencia
como todas las variantes dP "Ll• moi est pn•ft•n•rwias ambiguanwntl' definidaH por Cuando un l'ditor. coordinando una apan•nl.l•mt>nlt• lat!'ral, un desarrollo que
hisahlp"; un rPchazo asrd.ico el suvo. H. Bart lws l'n El pln('er del texto. ))p la puhliraciún colt>cliva, le sugirió qut> sp opom• a cualqui!'r reduceión taxativa,
la convicción de la insignificancia ·in- mi~ma manPra qlH' l,eonardo Y\'oolf rPdujt·ra la rnlacción demaHiado dilatada linl'al. por ml'dio dl' precisas divergencias
dividual y, en definitiva, la ct>rteza rPgistraba las mínimas Ol'll!Tl'nt·ias dP la .v digrPsi1·a d<• uno dt• l'HOS párrafos que que distraen la reflexión en una refrac-
ÍITPparahlP ··-- dohlemPnLP-· dP la aust•n- 1·ida dt• Virgini1l. Sl' sabían ¡·ompll't.os Hodrígul'z Monegal calificara como "ar- riún múltipl~·. poniendo al deHcubierlo las
cia. El n•rhazo sp hac!' más evidente por JH'ro dispprsos. l'll hojas Htwltas. al dorHo borPst'!'11l!'s". ll' hizo gracia la ingPnua distorsiorws qu<' resultan de advertir
contrasl.P con n•conocimiPnLos y demos· d!' otros Psrritos. !'11 agPndas y t·uadernos pr!'lt•nsiún d!' intt•ntar simplificar la ver- planos difPrl•ntps .v l•ludir lWI'Hpeclivas
l.racimll's por los que sP desvÍ\;en otros inl!•rminahll's que difícilmPnL!• consl'r· -;iún d!' un fpnúmt•no rn!l qul'. como tal,
hombres qut• (se) nen•silan públicos. tan- Pstn•chas.
\·aria la familia, los dl't.allt•s <¡Ul' cifran solo t•nlPndía \'l'rtiginosamentl' dia- La l'Oil\'Prgl'llcia original dP puntos
los quit'lll'H confundt>n t•xistir con éxito, pt•quPiíus compras diarias. l'Ul'nt.as,
suhn con salir, notorioH no siemprP
l!•rticp. dP 1·ista distintos que le imp!-·d~u obHervar
notabks. nH·nús, gustos íntimos. rdlt•xiont>s, l'or t•so tambi(•n su intransigPncia
n•t·ut•rdos. ¡·on \"Prsat·ionl's teh•fóniras (a fn•ntt• a <'Oilll'ntarios qul' aunque irre-
En otros años, cuando Sl' multi- \"l't't•s fút ilt•s ppro igualnwntl' trans- lt·l·antl's 110 h• pasaban inadvPrt.idos. /\1
~E Montevideo, vi-ernes 13 de julio de 1984 2
desinteresado de la inteligencia. Sin em-

esquemáticamente cualquier fenómeno,


Imagen estereoscópica bargo, yo estaba seguro de que Carlitos
Real sabía tanto más que yo, que en nues-
tro intercambio yo iba a ser siempre
deudor. Además, nuestros estilos eran
condicionaba la complejidad de una tan distintos. Carlitos Real era un ejem-
elocuencia que desajustaba curiosamente
algunas de las solidaridades más obvias
del discurso. Su vocabulario de pasmosa
propiedad desconcertaba en estructuras
de Carlitos Reál plf!r perfecto del patriciado montevi-
deano. Su elegancia, su inteligencia, su
tono corresrondían al apellido completo:
Carlos Rea de Azúa. (Años después, en
poco regulares donde la linealidad con- Chile, 1954, habría de leer los dramas de
secutiva de la sintaxis se desaforaba en
por Emir Rodríguez Monegali un tal Gabriel Real de Azúa contem-
haces de incisos, aclaraciones, digre- poráneo de Andrés Bello, para una inves-
;;iones que arduament~ podían seguir el tigaCión que estaba haciendo, y había de
itinerario de un pensamiento mercurial- entender lo que significaba tener un an-
mente especulativo. Así desarticulada su tepasado dramaturgo en pleno siglo
sintaxis, proclivé a deslizamientos de XIX.) Yo, en cambio, descendía de
aparente incoherencia, se acercaba a una modestos escritores de provincia, gente.
realidad que naturalmente no tiene que había sido amiga de buenos escri-
lógica, apenas si soporta en forma dis- tores, y que tenía una gran devoción por
continua la que desde siglos le viene cons- la literatura pero que en Montevideo, la
truyendo el hombre. Atenas del Plata, siempre circulaba con
• · No se trata de una "incorrección", cautela. Carlitas era clase alta en cada
desprestigiacla por poco purista smo ae 1a sílaba de su nombre; yo me sentía, y me
recurrencia a una fi¡,TtJra (el anacoluto) siento, clase media de provincia. Pero
que resulta especialmente anta nm· P.!. para él esas distinciones no existían. Su
"clivaje" (por usar una palabra que so ha generosidad, su capacidad de trat~r a
preferí r) necesario a una exposición cada uno como una persona (en el sentido
abundante pero nunca viciosa. Un ha- filosófico de la palabra), hacían saltar las
hiante gozosamente locuaz que, sin em- barreras. Pronto empe:tamos a complotar
bargo, cuestionaba sus propias apre- literariamente. Pero ésto ya es parte de la
ciaciones por medio de una tartamudez imágen siguiente. Para completar ésta
imprevisible y expresiva: más recurso sólo me falta una imécdota.
que falla, la escisión se extendía hasta un _ Como profesor, Carlitas manejaba a
juego humorístico, sobre todo familiar, las mil maravillas el estilo caótico de su
donde la certeza de sus afirmaciones se mejor prosa. Los alumnos lo adoraban
desajustaba por gestos que no venían al por ser tan campechano y porque los
caso, a veces en colisión con el sentido dejaba hablar a gritos en clase, interrum-
enunciado, desamarrando todavía más pirlo, y tutearlo. Creo que su caos era
un discurso ya de por sí elusivo y poco ac- fecundo. Yo, en cambio, no sólo era
cesible. "Un desm·cien ctet d1rcurso" que ~~51 -lf:.v_A: en el patio con sus a~u~nos
tímido sino que había sido educado. en el
habría con-sentido Miehel Foucault en- PRIMERA de cincuenta y tantos autores que algún Liceo Francés, era apasionado de los
tendiendo por ordenar "disponer" tar~to ntes de conocerlo personalmente, enciclopedista había compilado, cuando diagramas y en cada clase llenaba el
como ''imponer", .si el orden y la orden
solo se diferenciaran accidentalmente.
Tanto la voz, el gesto, los súbitos
neologismos, la sintaxis desartieulaEia, la
erudición ocurrente, divertían (por
quiebra y esparcimiento) en una diso-
A ya lo llamaba Carlitos Real por- descubrí que me faltaban algunos libros pizarrón de llaves y flechas. Mis a'lumnos
que ese era el nombre que todos decisivos. Anduve por casas de amigos· no tenían respiro. Los 45 minutos eran 45
usábamos. Hoy ( 1984) este detalle (en ese entonces la Biblioteca Nacional minutos. Aunque nó evitaba el diálogo y
puede parecer insignificante pero no lo era un caos, las municipales se ocupaban hasta lo fomentaba, odiaba la chacota en
era hacia 1945, cuando la vieja forma- sólo de libros corrientes y" había que clase y no dejaba que los alumnos se dis-
ciación de ideas sorprendentemente lidad criolla todavía dominaba en ciertos depender de las bibliotecas particulares) trajeran charlando. Mi reputació~ como
imaginativa que se apartaba en un hablar círculos y todos nos tratábamos de usted y tetminé llegando a la conclusión que policía de tránsito no me hacía mas.
con puntos sueltos, cabos arrojados en y por el apellido. (Creo que no tutee a· sólo Cm·litos Real podía salvarme. Y así popular. De modo que mis clases y las de1
todas direcciones, por eso inasibles. Algo Benedetti o a Martínez Moreno hasta fue. Amigos comunes me consiguieron Carlitas eran como la medalla y su rever-
pasados añ'os de convivencia casi diaria.) los libros, los usé, y gracias a ellos gané so.Esto se me hizo patente un día eri que,.
de esta restallante verbalidad se advierte en mi función de adscripto, entré en una
en la ya legendaria fisonomía de sus es- Pero con Carlitas Real, todo era un pues tito al sol en Secundaria.
diferente. No sólo tuteaba a todo el mun- . Por los mismos amigos devolví los 1clase de Carlitas para hacer un anuncio•
critos aunque la permanenc~ia del texto
hace pósible la recuperación del desborde, do y se hada tutear por todos (incluso por libros y Carlitos Real siguió siendo un general. Antes de abrir la puerta se oía un
la normalización de la fractura porque, los estudiantes de Secundaria que enton- oxímoron, bibliográfico ahora, por algún tumulto digno de las asambleas revo-·
espacializada la dicción, la lectura ancla ces parecían vivir en otro planeta remoto tiempo. Por esas fechas, y gracias a la lucionarias de Francia, 1789; tumulto·
tantas veces cuanto sea necesario. Así la del nuestro), sino que su nombre pos- generosidad de Juan Carlos Sábat Pebet, dominado por su voz alfa y alegre que im-
coherencia queda asegurada por la con- tulaba un imposible oxímoron: Carlitos entré de adscripto en el Liceo Joaquín ponía cierta orientación al ruido. Apenas
secutividad -lineal- de la escritura y era tan familiar que podía caer en la Suárez. Los adscriptos de entonces entré, se produjo un silencio total. Pedí
las gestiones de un lector que cuenta con chacota: era, por otra parte, el nombre (aclaro, por las dudas) eran poco más que permiso para dar mi información, la di y
el estar ahí de la palabra escrita, conser- habitual de Charlie Chaplin entre no- porteros alfabetos que debían cuidar a las me retiré cuando volví a cerrar la puerta,
vada, con un tiempo propio que retiene la sotros; y el Real no sólo resultaba fieras cuando faltaba un profesor y, si 1789 volvió a estallar con toda su alegre
vertiginosidad del discurso ajeno. anacrónico en el democrático Uruguay de eran realmente valientes, hasta podían ,furia. Más tarde, durante el recreo, Car-
entonces sino que contrastaba violen- íntentar dar la clase en lugar del faltan te. ·litos me dijo qué cuando yo entré, entró
Pero esa recuperación problable dis- • Lamente con el nombre de pila. Sin em- También nos ocupábamos de la disciplina !un iceberg que heló la clase. Nos $imos
minuía o ni se intentaba en la sucesión bargo, la popularidad de ese oxímoron se general del turno en que trabajábamos. pero me quedé pensando_
irreversible de la conversación, apenas extendía hasta los que como yo, sólo lo Yo era entonces muy serio, muy callado,
intenumpida por la tímida, anonadada . conocíamos de oídas. muy tímido. Pero me tomé las funciones Segunda
aquiescencia de un oyente solo insinuan- Pero teníamos amigos comunes y de adscripto al pie de la letra. Daba clase
te, inevitablt•mente atento, nunca fas- gracias a ellos entré un día en contacto de todo: francés, inglés, geografía, his- La amistad con Carlitas se consolidó
cinado, que ·asistía atónito a la fiesta de con otra zona del inmenso territorio que toria, hasta dibujo, además de mi es- por comunes intereses literarios. Yo
saber. l'orque la desbordante fluidez de cubría el oxímoron. Y o estaba preparan- pecialidad en literatura. Esa versatilidad :1abía empe~ado a colaborar en la sección
su pensamiento -y no la consabida do uno de esos delirantes concursos de no me hizo popular con los studiantes que literaria de Marcha ya -11 1943 y a partir
facilidad de palabra- no tendía al rapto oposición para una modesta cátedra de preferían tomarse el tiempo libre cuando de 1945, me hice cargo de la misma. (Con
oratorio ni a seducciones retóricas. Lejos literatura en Montevideo en que se com- faltaba un profesor a tener que aguantar algún pequeño intervalo, la dirigí hasta
de la persuasión incantatoria del orador, plaeía el sadismo burocrático de En- a un intruso. Por otra parte, como tenía a fines de 1957; y colaboré en ella hasta
las dificultades de su exposición más las señanza Secundaria. Todo el mundo en- mi cargo durante el turno de la mañana la 1960). Una de las primeras personas que
disloeaciones gestuales, conformaban traba por la ventana entonces, no había disciplina general, mi popularidad fue busqué como coláborador fue precisa-
una especie de "extrañamiento .. involun- Estatuto del Profesor ni Cristo que te decreciendo hasta hacerse invisible a mente Carlitos. Ya he contado en otra
tario, igualmente válido, un fenómeno es- valga, pero los que no éramos ni Blancos medida que aumentaban las reprimen- parte (Literatura uruguaya del. medio
tót.ico y natural a la vez. Establecía una ni Colorados sólo teníamos acceso a la das, las faltas disciplinarias y las in- siglo, pp. 393-405, Montevideo, Alfa,
distancia diferente, una dest~mejanza que Enseñanza por la puerta estrecha y casi cómodas conversaciones con padres y 1966) la importancia de la obra literaria y
apartaba su palabra, como su figura, siempre cerrada del Concurso de Opo- madres de los jóvenes vándalos. crítica de Carlitas Real y, sobre todo, de
fugitiva, inquietante, siempre a punto de sición. Me había presentado (con Domin- En ese contexto tan académico sus colaboraciones en Marcha. Ahora
akjarsP. conocí al fín a Carlitos Real. Es posible sólo quiero evocar esta otra imagen: no el
go Luis Bordoli, José Pedro Díaz, Idea
Vilariño y hasta Mario Ber.edetti) para que lo haya encontrado antes en algún profesor que estimula la indisciplina
competir por una miseria de puesto en un lado, o que lo haya visto pasar, rápido, creadora de sus alumnos y que comparte
liceo de la capital, y enfrentando una lista elegante, seguro, con ese perfil de águila y con ellos un estilo deportivo y vitalista de
la ropa mejor ·cortada que se usaba en manifestarse, síno la imagen de Carlitas
Secundaria (todavía existían sastres que escritor. Aunque escribía todos los días_·
hacían trajes a medida), por los claustros (no sólo ese diario minucioso que tal vez
del V ásquez A ce vedo donde funcionaba sea su obra más importante y que espero
entonces Preparatorios. Pero la imágen que no sea censurado por motivos per-
que me ha quedado grabada para siempre sonales), Carlitos no era un escritor fácil.
es la de Carlitos Real en el Liceo Joaquín Su pensamiento era tan complejo y sutil
Suárez ele Avenida Brasil, entrando con tenía tantos pisos que la linealidad de la
su aire ele caballero inglés de la época vic- escritura le resultaba un obstáculo. Si se
toriana en el caos demótico en que yo hubiera inventado un sistema estereos-
(modestamente) hacía de agente de cópico, en que cada frase tuviera tres
tránsito. Sé que nos hicimos amigos a dimensiones y pudiera situarse en varios
pesar de que entonces la diferencia de planos a la vez y dar vuelta sobre sí mis-
edad (cinco años) parecía ínmensa. Yo ma en volumen, Carlitas (tal vez) hubiera
tenía veinticuatro contra sus veinti- podido escribir lo que quería. Pero con-
nueve; él era abogado y profesor vete- denado a la sucesión y a una sintaxis cas-
rano, en tanto que yo era mero adscripto tradora, sus textos aparecían encerrados
y profesor novelísimo. Pero nos unían su en chalecos de fuerzas. Carlitos usaba y
cordialidad y mi agresiva timidez, la abusaba de los paréntesis (curvos, rectos,
compartida pasión por los libros y el culto lineales), ponía frases incidentales dentro

Pundonor: Zona Militar del honor.


~Montevideo, viernes 13 de julio de 1984 !J
frases incidentales, citas dentro de exige que se hagan todas de nuevo, que tidos de basket-ball que compartíamos,
más tarde, extrañado de que todo es-
, y notas al pie de las notas al pie, y desaparece del mapa por días, etc., etc. Sé tuviem silencioso. El mayordomo (había vacaciones en Punta del Este, almuerzos
así, no conseguía decir todo lo que también que si le doy el papel a mi tía mayordomos entonces~ se asomó a la en el Golf Club: todo un mundo que yo
tenia que decir en las tres dimensiones de Gertrude, ella va a llegar puntualmente, puerta de calle en robe de chambre para apenas conocía y que era el mundo
su pensamiento exigente. Si existiera una va a saber el texto de memoria, y no me va informarle que la reunión había termi- que dP Carlitos, más urbano y elegante que el
escritura holográfica, Carlitos se habría a fallar una sola vez. Pero si pongo a mi me había tocado en el reparto,
nado a las once y que los señores ya es-
salvado. Pero en esos años (hablo de la tía Gertrude en una película, nadie va a taban durmiendo. Cm·Iitos me contaba pero que él me ofrecía con la sencillez y
mitad de los cuarenta~. él estaba conde- ser tan loco de pagar por verla. Yo me esta aventura (yo había sido puntual, es elegancia del que sabe dar. Lo notable en
él (y en esto se parecía al Profesor Hig-
naao a segUir una linea tortuosa y re- arriesgaba a poner a Carli tos porque claro~ y quejándose de la falta de ima-
petitiva, asfixiante; que incomodaba a sabía que, como Marilyn, todos iban a ¡..,rinacion de esa gente que se va a dormir a gins, de Pygmalion, aunque sin la in-
sus lectores y lo incomodaba a él. pagar por leerlo. las once de la noche. El era un noc- solencia británica~ es que trata a todo el
Corno director de la página, no sólo támbulo, y de noche le gustaba vagabun- mundo igual, con el mismo respeto, el
era mi tarea seleccionar las colabora-
Tercera dear por todo Montevideo. No era ex- mismo afecto, la misma mirada crítica. A
.ciones. También hacía el trabajo de re- traño salir con él de una fiesta, y verlo irse él le debo la amistad con gente como
Visión que en mglés se llama editing .Con Sería interminable evocar todas las solo por ahí, como si temiera volver a su Einar Barfod, increíble norue-
'excepción de Manuel Claps (que ya es go- uruguayo cuyo nombre parecía
imágenes que tienen que ver con una departamento de soltero. Como yo tengo salido de un cuento de Borges y que era,
otra historia~. sólo Carlitos me ha dado colaboración activa que duró hasta mi el trauma contrario, y soy patológica-
tanto trabajo, sobre todo en los años viaj¡; a Londres, a fines de 1957. No sólo mente puntual, me he pasado horas y naturalmente, especialista en cien-
cuarenta y cincuenta. La pesadilla em- en Marcha , sino tambié,n en Número, horas tratando de descubrir la manera de cia-ficción. O la frecuentación de Rodol-
pezaba con la concepción misma del ar- que fundé en 1949 con Idea Vilariño y compensar por las impuntualidades de fo Fonseca que parecía una versión más
, ticulo. En algunas de las infinitas conver- Manuel Claps, y al que se incorporaron Carlitos. Era inútil citarlo con dos horas católica de Carlitos Real (éste era católico
saciones que teníamos, yo le proponía o él Mario Benedetti y Sarandy Cabrera casi de anticipación a la hora verdadera, por- también, pero no era_proselitista como
.me sugería un tema. Después que nos desde el comwnzo. La "presencia de que él era demasiado inteligente como Rodó~, y al que conseguí atraer a Marcha .
poníamos de acuerdo, empezaba la Carlitos Real en Número no es muy vi- para no darse cuenta, y (además~ era tan Pero lo que sobre todo le debía yo a
agonía. Carlitos siempre prometía una sible, aunque publicó uno de sus primeros impuntual que igual llegaría tarde. En los Carlitos era la experiencia de un Uruguay
notita, un articulito, nada en 5n. Pero ensayos capitales, Ambiente espiritual años sesenta, cuando yo vivía solo en un más antiguo pero todavía vivo y que no
cuando llegaba a casa, traía por lo menos del 900 en el volumen triple dedicado a apartamento de la calle 18 de Julio (que había perdido del todo algunas viejas vir-
unas veinte páginas de formato oficio, es- analizar la Generación del 900 (1950~. había sido de BenedettO, solía invitarlo tudes a pesar de la aceleración del con-
critas avaramente de margen a margen, a Pero su presencia constante en nuestras de tanto en tanto a almorzar conmigo. sumerismo criollo. Y le debo, es claro,
un sólo espacio, sin pausa después del reuniones, la posibilidad de discutir con él Pero era inútil, cuando él llegaba, yo ya haber conocido a Magdalena Gerona.
punto, sin posibilidad de interlineado al- temas y autores, fue un elemento decisivo estaba furioso y muerto de hambre; o .
gunc sin aire en fin. Era inútil pedirle para la empresa de orientar aquella revis- roncaba después de haber tenido que al- Cuarta
que entendiera que ese texto debía ser ta literaria (de crítica y poesía~ a un nivel morzar solo. Se nos ocurrió que la mejor
transcripto al plomo por linotipistas que m~~ especializado_que el que Marcha per- solución era que yo fuese a almorzar a su Cuando me fui del Uruguay en 1968,
no lo leían (en el sentido de entender lo mttw. Por esos anos (hablo ahora de los casa. Fijamos un día que nos convenía a después de varios viajes que eran siempre
que tenían bajo sus ojos~ sino que lo tran- cincuenta~ mi situación en Secundaria los dos, y semana tras semana, yo me de regreso, ya no veía tanto a Carlitos
s<:ribían mecánicamente signo por signo. Real. La política internacionaii1os había
Un original tan tupido era una invitación separado un poco. Creo que él confiaba
a saltearse líneas, a comerse párrafos en- más que yo en la viabilidad del modelo
teros, al caos y a la locura. Pero eso no era cubano en nuestra América. Fuese como
todo. Después que yo cortaba y recortaba fuese, no lo perdí de vista y cuando volvía
párrafos y a veces hasta pasaba a al Uruguay, en viajes relámpago, Ca-
máquina los originales, Carlitos volvía a rlitos era, con Lisa e Isaac Behar, de los
revisarlos para agregar alg:mos detalles. pocos amigos uue seguía visitando en-
El nuevo ori¡..,rinal, aparentemente en lim- trailablemente. No es extraño que cuan-
pio, volvía a cubrirse de tachaduras y en- do al fin se decidió a venir a los Estados
miendas que hubieran hecho morir de en- Unidos, aceptando una invitación de la
vidia al Proust de Le t.em¡>s retrouvé si no Universidad de Columbia, me pusiese en
estuviera ya muerto hacía décadas. campaña para traerlo a Y ale. Aceptó en-
Llegado el momento de poner punto cantado y para concretar detalles fui a
final a las correcciones, le arrancaba el verlo a Nueva York. Nos paseamos de día
texto a Carlitos para llevarlo a la impren- por las calles pintorescas que bordean a la
ta y parlamentar con linotipistas, ti- Universidad y que son tan sórdidas y
pó¡..,rrafos y. el paciente jefe de taller. Mar- peligrosas de noche. Le hice mil recomen-
cha se hacw los JUeves en la Imprenta 33 daciones, sabiendo como sabía lo que le
que era una reliquia de los tiempos gustaba andar vagando solo de noche; le
merovingios. Pero la fidelidad de Quijano dije que en New York eso no se podía
y los suyos hacia posible la colaboración hacer. Me prometió ser prudente, pero no
amistosa de todos los obreros. El texto de sé por qué nunca asocié las prudencia con
Carlitos era compuesto y salían las él. Durante un tiempo, tuve imágenes de
pruebas de galera. Yo rogaba a mi Angel Carlitos asaltado y muerto en alguna
·de la Guard¡.¡ que Carlitos estuviese callejuela. N o le pasó nada. Era prudente,
demasiado ocupado para venir a corregir pero me tuvo en vilo.
personalmente las pruebas a la imprenta. Esta imagen fotográfica y algunas de las que siguen evocan itinerarios Cuando le tocó venir a Yale, a dar
Pero mi Angel debía haberse tomado montevideanos de Carlos Real de Azúa. una conferencm que fue como todo lo de
vacaciones permanentes. A cierta hora de él brillante y proliferante le había reser-
la mañana, Carlitos siempre llegaba, había mejorado algo. Pude abandonar las aparecía implacablemente a la hora v;do una si.dle en uno de los mejores
elegante y alegre, pidiendo las pruebas. delicias de la adscripción y concentrarme seilalada. Esos almuerzos eran para mí lo colegios (falsamente medievales, esas
Se metía en un rincón y emergía horas en mis cursos del V ásquez Acevedo. Más mejor de la semana porque tenerlo a suites son nuestro orgullo~. Pero Cm·Iitos
después con un texto completamente tarde, gané por concurso la cátedra de Carlitos para mí solo durante dos horas sP negó a quedarse solo en la suite y se
reescrito. ¿Cómo explicarle que a esa al- litPratu·ra inglesa y norteamericana en el era una fiesta. Todo marchó bien por un vino a mi pequeño apartamento a pasar la
tura ya era imposible reescribir, agrep;ar Instituto de Profesores, v allí volví a ser tiemiJO. Carlitos llegaba justo cuando yo noche en una camn ~.~strecha en un es-
lineas o párrafos enteros; es decir: volver colega de Carlitos Real que enseñaba es- ·estaba llegando, o apenas unos minutos critorio abarrotado dí• libros. Para mi fue
de nuevo al punto cero? Impermeable a tética y crítica literaria. Como suco· después que la inefable Olivia (su se- una fiesta. Maniático como él era del
las realidades de la imprenta, Carlitos nocimiento del inglés escrito era notable cretaria, como él la llamaba~ pero en sílenci<i, de sus horas de lectura y de
sólo pensaba en su texto. Con ayuda de (no lo hablaba bien, en cambio~ solíamos realidad ama de casa, cocinera y facto- suPilo, temí que no estuviera cómodo.
todos, e incluso de Quijano que creía que invitarlo a nuestra sección para que nos tum, me hada pasar a uno de los escri- Pero durmió como un bendito y se levan-
estábamos locos (él era un profesional ayudase a seleccionar candidatos. El otro torios abarrotados de libros y papeles en tó de mailana, lleno de entusiasmo y de
completo y sabía escribir a la medida ¡)rofesor era Ralph Cowling, inglés que se había convertido el cómodo depar- proyectos. Llevaba siempre consigo una
e¡¡acta~. terminábamos por arrancar las prototípico que escondía un humor muy ta; ... üo de los padres a la muerte de farmacopea de bolsillo, porque era adicto
pruebas a Carlitos, lo persuadíamos que estimulante detrás de la máscara de la éstos. Pero un día, Carlitos no pudo más. a toda clase de píldoras. Todos creíamos
es'taba bien así, y con la concesión de al- impavidez. Hecuerdo un día que ha- Cuando llegué, Olivia me recibió con la que eso era parte de sus manías. Y para
gunos cambios, lo resignábamos a que himnos citado a Carlitos para un examen información de que el nifio Carlitas (li- no contradecirlo, le conté que yo también
dejase publicar el artículo que él con· a las ocho, y Carlitos no aparecía. Al fin, teral) llegaría tarde y que yo podía ir al- tomaba vitaminas. Se rió porque lo que él
sideraba (honestamente~ mutilado. llegó, a las ocho y media, siempre ner- morzando solo si estaba apurado. Me tomaba eran cosas más serias que vi-
Durante años. esa fue mi lucha y esa mi vioso y apurado, con docenas de excusas negué a hacerlo aunque me pareció su- taminas.
agonía. Pero así conseguí c,ue Carlitos superpuestas, y una sonrisa que era blime el hallazgo. La noche anterior habíamos cenado
publicase algunos de los mejores trabajo's difícil de resistir. Pero Cowling se a- en un restaurant chino, Shanghai Village,
que salieron en Marcha entonces. Y con- trincheró en su ética victoriana y comen- Hay m~chas otras imágenes de estos
seguí (creo~ que se entusiasmase a seguir tó, tajantemente:'"How undignifi<..><:l tobe tiempos. Fiestas a las que íbamos, par-
publicando. late!"" ((~ue poco digno llegar tarde).La
Cuando me quejaba con amigos l{eina Victoria habría aprobado la frase.
comunes del trabajo que me daba Ca- Carlitos, en cambio, se puso hecho una
riitos, me trataban dt> loco y de em¡w- hiPna. Argi.iía que ia puntualidad no es
cinado. ¿Por qué insistir? ¿Por qué no una de las vtrtuaes teologales. !'ero
dejarlo que siguiese escribiendo, infi- Cowling se envolvió en el manto del sikn·
nitamente. repetitivamente, sólo para la cio. y ahí qut>dó la cosa.
posteridad? Pero yo lTPÍa Pn Carlitos. y La vl'rdad es qul' Carlitos era fa-
quería que Mar<"hn se t>enlltctase tlt• su lnllosament.t.• impuntual. Padecía la an·
talento, de su humor, de su encidopedis· gustia (común t'll lllH'stros pagos) tk no
mo. Entonn•s yo sabía que ya Biíly Wil· lll·ga r a tiempo. Lll~\'a ha consigo largas
dm· había dpscuhil·rto la mejor respul'sta listas dP las cosas qu<• tPnía que hacer
a esos que nw criticaban por insistir en cada dia. v hasta las consultaba nw·
tenerlo de estrt>lla. Una vez quP los t.ódicamenÚ•. ¡wro un diablo l'll él le hacía
productores d1 llollywood criticaron a llPgar siempn• tardt•, A l'SO dt> las cinco de
Wilder por su insistpncia en hacPr pl'- la tardt• y¡¡ llt•vaba un rPtraso de hora y
Uculas con Marilyn ~tonrm•, (•1 lPs dijo: nwdia: (ll' noche, la impuntualidad s'e
"Sí, yo s(~ que Pila no es dl• eonfiar.qw• multiplicaba. Hecundo una n•unión
llega al estudio sin saber el diálogo, que amistosa UUl' había sido marcada para las
llUlH"a (•stú satisfecha con ninguna toma y sl'is .v a la quP Carlilos llegú sil'tl' horas

Hay quienl's matl'an con yl'rba dl' antl'ayer. Esos son los opulentos.
ú~~ ~E Monlevideo, viernes 13 de julio de 19S4 Lj
~
bliografía crítica de la nueva estilística.

quedaba al lado de casa. (Quedaba,


ay; para mis males cerró.) Aunque
Carlitos era aficionado a la comida china
Conocimiento y goce Gredos, Madrid, 1955, Pág. 27-28)
Calando a todo lo largo y lo ancho del
contraste, 'f.S. Eliot (Las fronteras de la
crítica. Sur, Bs. As., 1944, Págs. 14-15)
no aceptaba comer sin pan. Firmemente,
le expliqué que el arroz era el pan chino. Y
Texto ·inédito de Carlos Real de A'z:úa desarrollaba no hace mucho tiempo:
. "Comprender un poema es gozar de él por
tuvo que aceptar. Pero al día siguiente buenas razones. Podríamos decir:ob-
cuando lo acompañé a New York para tener todo el góce que sea capaz de dar-
seguir charlando, y fuimos a cenar con nos, porque gozar de un poema desvir-
Mauricio y Mecha Muller a un restaurant
El fragmento siguiente inicia un manuscrito inédito , sin fecha, redac- tuando su senLido es gozar de una mera .
chino cerca de la casa de ellos, Carlitos se tado presumiblemente en los primeros años de la década del60 y que proyección de nuestra mente( ... ) Y, en
sintió protegido por la benevolencia aparece bajo el título "Conocimiento y goce" -tal vez provisorio- verdad, hasta el propio significado de
amistosa de los Muller y exigió pan. Fue como parte de un trabajo mayor del que existen indicios pero que, hasta goce varía con el objeto que lo inspira.
inútil que esgrimiera mi metáfora del Diferentes poemas, incluso, propor-
arroz. Dijo que no comería si no había
ahora, solo puede ser conjeturado. Real de Azúa atiende críticamente cionan satisfacciones diferentes. Es cier-
pan. Los mozos se pusieron nerviosos, algunas de las antinomias más transitadas de la teoría literaria: his- to que no gozamos completamente de un
vino el maitre, Mauricio salió a la calle a .toricismo y estética, conceptualización e inefabilidad, lo auténtico y lo poema a menos que lo entendamos y, por
comprar pan en algún lado. Al fin, la falso, insularidad de la obra y subordinación al género, abordaje exter- otro lado, es igualmente cierto que no lo
mesa quedó cubierta de pan y Carlitos se· no e inmanentismo, crítica y creación, entre otras. A pesar de todas las entendemos completamente si no
pudo dar el 1:,>usto inédito de comer co- gozamos de él."(*)
mida china con pan occidental. elaboraciones que se vienen desarrollando en los últimos años a pro- La distinción, la imbricación, la
De alguna manera, los exilados que pósito del denominado "discurso repetido", todavía puede sorprender última inescindibilidad de fruición y
eramos Mauricio, Mecha y yo tuvimos la profusión de citas que articulan "polifónicamente" un qiscurso per- conocimiento quedan bien marcados en
que ceder ante el uruguayo irredento que sonal donde leer y escribir se funden en una sola instancia. Más modes- este pasaje.
era Carlitos en cualquier lugar del planeta tia que alarde erudito, la transcripción (re)conoce la nociÓn ya for:
en que estuviera. Lo hicimos entre car-
cajadas porque con Carli tos no se podía. mulada, concertando el encuentro literal en una "biblioteca imagi- 2- El conocimiento enemigo
La última vez que lo vi fue en Gains- naria" desde la que el pensador americano, latinoamericano, rioplaten-
ville, Florida, en uno de esos tumultuosos se, naturaliza por contexto y. penetración los documentos de un tema Que existe la posibilidad de un
Congresos que organiza el Instituto de conocimiento de las obras literarias capaz
Literatura Iberoamericana, bajo la in-
. universal. de agostar simultánea o posteriormente
fatigable dirección de Alfredo Roggiano. toda libre fruición de la obra es una
Carlitos había sido invitado especialmen- posibilidad que tiene lejano abolengo.
te para hablar en una mesa sobre el . Giuseppe 'foffanin recordaba, a
Modernismo que estaba organizando propósito de la crítica del Post-
Angel Rama. Decir que su participación Renacimiento:
fue la mejor de la mesa ,y del Congreso, es "En el modo de leer posthumanista, en·
decir lo obvio. Lamentablemente, la tender significa descubrir al autor, no en
·mecánica de esas reuniones no permiten su sustancia inmutable y eterna (en la
intervenciones largas (todos quieren , cual se cree en cuanto es posible creer en
lucirse en la feria de vanidades) así que el un tiempo que no cree en cosas inmu-
trabaJO de Cm·litos sólo fue leído en parte, tables y eternas), sino en sus relaciones
y no hubo tiempo para discutirlo. Fue terrenas (a algunas de las cuales puede
publicado, más tarde, en la revista Es- convenir también el nombre de influjos y
critura de Caracas, pero con tan mala plagios) c.on otros autores o ambientes;
suerte que todo el final resultó' empas- significa acariciar serenamente las bar-
telado, con frases enteras fuera de lugar y bas de los númenes desvelados, en probar
sin continuidad posible. Hasta el final, con los nudillos si la madera de uno da el
los colegas de aquellos linotipistas y mismo sonido que la madera de otro, en
tipógrafos que había torturado Cm·litos apagar alguna vela sobre cada altar, y en
en la imprenta 33, habrían de perseguirlo alguno apagarlas todas." (Historia del
con éxito. En el clima de.jolgorio deGain- Humanismo. Bs.As., 195él. Pág. 379)
sville, con el aire caliente de la Florida, Dámaso Alonso ha hablado de un es·
piscinas al rayo del sol, playas no muy tudio filológico agostante del "spiritus
lejanas, y tantos profesores jóvenes de occidit" (Poesía español!f. Gred.os.
ambos sexos (a veces simultáneamente), Madrid, 1950. Págs. :Jil-34) y tiene in·
era difícil concentrarse en el lejano numerables versiones esta creencia de
Modernismo. Conseguí, sin embargo, que toda obra de arte, toda obra literaria
charlar más de una vez con Carlitas Heal. es como una flor que se cierra -y
Lo encontré espléndido: más sereno, más muere- ante la mirada demasiado in·
lúcido que nunca, más lleno de proyectos. quisidora. Gnetun Pi con: (L'éerivain et
En esa hora en que hasta· los cubanos son ombre. Gallimard, París, 195i3. Págs.
habían entendido que era suidda prohibir 11-14) examinando esta resistencia de la
a los intelectuales de izquierda viajar a creación al examen crítico y mondando el
los Estados Unidos (al contrario, había problema del inevitable orgullo del
que invadirlos, y saturarlos, llevar laP creador ante el analista, sostiene que todo
lucha a este terreno), Carlitas no se sentía yace en cierta inconsciente resistencia al
culpable de encontrar aquí un clima es- conocimiento y su "violación". A.E.
timulante para su trabajo. Un poco tarde, gozosamente y confesadamente irra- Housman ha afirmado también que, a
!-Planteo General

'L
parecía decidido a trabajar más en con- cional. Por el otro reclaman sus fueros la veces, "la perfecta comprensión llega casi
tacto con estas universidades indepen- lucidez, la inteligencia, la aspiración a un a apagar el placer" (En Name and nature
dientes donde sus libros y sus artículos pleno calibrar lo que gustamos. of poetry citado por Kris en'' Psicoanálisis
a primer gran antinómia del es- El con'flicto no es nuevo pero creo y arte" Bs. As., 1955. Pág. 277). Un ex-
eran realmente leídos. Me despedí de él tudio critico es -seguramente-
con la seguridad de que nos seguiríamos aquella que enjuicia su propia que sólo en los umbrales de esta centuria perto hombre de teatro, el.chileno Pedro
viendo mucho en el futuro inmediato. se planteó con alguna precisión. Croce Orthous, examinando El Burgués Gentil-
existencia. ¿A qué estudiar la recuerda que el debate entre "volup-
Yo no sabía y él no me dijo, que es- obra, a qué calar en sus elementos, tratar hombre de Molit!re, cree también que la
taba seriamente enfermo y que todas tuosidad " y "concieneia históriea" obra de arte es ''un juguete que se puede
de desentrañarlos, recomponerlos, si lo -como forma específica de conocimien- destrozar irremediablemente si hur-
aquellas pastillas no eran fantasías sino · que importa -lo que importa supre-
necesidades. Cuando me llegó la noticia to- subyacía en el enfrentamiento fran- gamos mucho dentro de él" (El País.
, mamente- es la lectura libre y des- cés de 1900 entre Jules Lemaí'tre y Fer- Montevideo, llj8j 1960). Y desarrollando
de su muerte atroz, pensé que lo había prejuiciada, el contacto "ingenuo" con la
dejado irse de Gainsville como . si . dinand Bruneti~re (Benedetto Croce: La el tema de los peligros de la crítica, de la
obra, con la pura fruición que nos poésie. Introduction a la Critique et a actitud científica, en su extraña y suges-
fuéramos inmortales, y que esa distrac- provoque? ¿Lo que se nos diga después
ción me iba a costar cara. Ahora que lo es- l'histoire de la poésie et de la littérature. tiva Introduction it une science de la lit-
-si hay un "después"- modificará en térature (Estmpbul, 1950. Pág. 85), Guy
cribo me parece más injusto que nunca. P.U.F. París, 1950. Pág. 239). Otros han
algo, variará, enriquecerá esta radical ex- dado más tarde diferente formulación Michaud comienza por preguntarse:
periencia? verbal a la antítesis. A.C.Bradley ha "peut-on valablement critiquer,c'ést-ll-
Se enfrentan así por un lado un tipo desarrollado el dilema entre "erudición y dire juger, sans comprendre, sans <!"oñ-
de experiencia intelectualmente borrosa, lectura" (research vs. imaginative vision, ·na1tre? Il faut done tout d'abord envi·
hedonística, radicalmente sensorial, S.E.Hyman: 'fhe armed vision. A study· sager l'oeuvre et la littérature en général
in the methods of modern literary eri- sur le mode_.cognitif, c'est-ii-dire, en un
ticism. Vintage Books. N.Y. 1955 Pág. mot, envisager envers elles une attitude
191 ), William Empson el de "análisis" y scientifique? (... ) Aussitat les objections
"valoq1ción global" (Analitical critic y s'élt3vent. Peut-on parler de science dans
a.ppreciative critic;Id.244-245 ), John un domain qui passe pour extra, sinon
H..gnndtll' h·<ulit Dewey, con clara atinencia a este tema, antiscientifique: l'art, et en particulier la
c. l'<J¡~J d<! !l.Z:Ú:t distinguió en la experiencia estética las littérature? N'est-ce pas méconnai'tre
lL(~O:tlt'lí~l~¡?:
dos etapas de la percepción y la obser- l'essence m8me de l'oeuvre, qui est d'g
vación -o comprobación de reglas (John tre un fait particulier? N'est pas vouloir
Dewey: El arte como experiencia. Fondo confondre la qualité et la quantité,
de cultura económica, México, 1949). mesurer c. e quin' est pas mesurable, saisir
Oponiendo tipos de lector. se ha distin- l'insaisissable'! N'est-ce pas du mffine
AI\ITOI.OGIA
DEL ENSAYO
l:,>uido entre lectqres fluídos y lectores . coup risquer d'en étouffer la vie, d'en
URUil1Jf,'f0 tO~TfJ~!·O~mO ,filológicos (Alfonso Lopes Vieira: Cartas su primer l'ame?" · ,
de Soror Mariana. Lisboa, 1941, Pág. 14). ..., Iniciando su reflexión con el pro-
Y contrastando métodos críticos, Helmut blema de la ciencia literaria Michaud con-
Hatzfeld resumió la memorable polémica cluye así, tras retrazar la raíz de la in-
entre Spitzer y Lovejoy bajo la muy em- terrogación, en plantear la misma po-
parentada antítesis de estilística contra sibilidad que los anteriores, más dog-
método histórico (H. Hatzfeld:· Bi- máticamente han afirmado.

Va a votar por Bolentini, pero pone por condición que antes lo larguen del Vilardebó.
~E;: Montevideo, ~iernes 13dejuliode 1984 5
Consecuencias y móviles Amado Alonso (en Materia y forma
de la poesía. Gredos, Madrid, 1955. Pág.
El resultado extremo de esta actitud llH) afirma que ''analizar el goce estético
no es difícil de olear. El conocimiento es --ese goce estético que entra consti-
\lml calamidad, la crítica una insolencia, tutivamente en la misma obra de arte-
crítico un parásito. Y si se acepta, como es el único medio de no darlo erróneamen-
frecuentemente ocurre, que la re· te por supuesto(**)
· <»•nn·"'"" la experiencia estética del lector Pero engañárnos sobre el propio
gua la a la creación -y es la tesis de goce es un error inscrito en un error más
crítica y críticos no solo viven vasto: engañarnos sobre la propia obra
de lo que ~~ autor realiza que experimentamos. Con lo que, en
también de lo que el r<->ceptor recrea. puridad, estamos en una segunda pro-
APENDICE A: La crítica parásita posición: el conocimiento es la condiciún
la cread ón). del goce de una obta auténtica. La obra de
Bajo esta posición subyace,sostiene arte debe gozarse c~m naturalidad, pero
.A•Richards, la idea fundamental de que para no amar un fantasma, el investi-
tion is derogatory ", la tenden· gador y el erudito deben ser convocados.
to say that a mental activity is "Sans do u te - ci tu H enri Marro u a
or "sui generis", in sorne way Berei1son (De la counaissance historique.
ita more exalted standing that if it París, Seuil, 1954. Pág. 255) le véritable
recognised as merely too compli- amateur, I'artiste, est celui qui ainw un
or too inaccesible to experiment to tnbleau pour lui-mé'me, comme on aime
explainecl" ( I .A. Richard: un ami, son enfant, une personne. Pero
Priitcipl€~sofliterary critidsm. Routleclge agrega Marrou por su cuenta: ·· Mais d~s
, Paul. Londres, 1958. Pág. qu'il veut approfondir cet amour, il lui
do su método crítico está en- faut bien chercher it connartre son objet
o contra esta postura y aún en lui meme, tel qu'il est en réalité, pour
decirse que toda crítica, toda ten- ne pus risquer d'aimer sous son nom un
de conocimiento literario por infor- vrai fant8me."
e ella sea tiende tácitainen te a Pero el conocimiento no solo evita
a. En el capítulo dedicado a la (estas) gruesas confusiones. Nos hace

1929 Carlos y su familia.


y análisis de la obra literaria. Gredos. comprensiOn, para una normativa de la
Madrid, 1961. Pág. 15-17) afirma en la práctica lectora, para un despliegue
misma línea que el-estudio técnico parece razonado de los valores que puede portar
que mata el placer; solo después se ve que la obra literaria que puedan ser válidas
va haciendo más profunda la recepti- para el que estudia más allá de la obra
vidad y la comprensión. Una explicación concreta que se examina, que pueda ser
que ahonda el goce, que nos acerca a la in- extensible a experiencias futuras ·lite-
timidad de la obra postula, también re- r=iirias a realizar?
petidamente Hatzfeld (H. Hatzfeld: Pero esto no solo rige para lo que
Bibliografía crítica de In nueva estilística. puede llamarse ''enseñanza" sino tam-
Gredos. Madrid, 1955. Pág. 46) y este es bién para lo que cabe denominar "crítica
en puridad el lema de todas las tentativas militante". Carloni y Filloux (La critique
europeas, continentales, de la estilística. littéraire. París, 1955. Págs. 104-105)
(***) Un análisis que "greatly heighten señalan a propósito de Las Sandalias de
ancl infonn i.njoymenL'' es también el Empédocles.-de Claude-Edmond Magny
señuelo de la "New Critic" (S. K Hyman estas virtudes que implica un clarificar
Op. Cit. Púg. 1:37) y uno de sus precur- cognoscitivo que también es un enri-
sores, lvor A. l{ichards sostiene que "an quecer y que es el que consigue darle a las
outline or sclu~me of the mental events obras: a) su mejor fuerza persuasiva.
wieh make up the experience of "looking b) su filosofía implícita que no es "en
at" a picture or reading a poem can be of general ni clara ni coherente" y e) su
great assitance" (Op. Cit. Pág. 114) mejor público posible (''le meilleur public
Richards apunta aquí a un hecho que que son oeuvre postule".) Racionalizar,
puede dar pie a una cuarta proposición explicar, conocer en suma, es lo que debe
posible de enunciar. El conocimiento hacer la crítica en cuanto se dirige a
literario en todo lo que implica de abs- iluminar a un público lector, a señalar
traedún de lo individual, generalizaciún "existencias". Al manejar valores y
de experiencias singulares es la única vía patrones de juicio gue importan una con-
de enseñanza, el único medio con que es cepción de la literatura, un sistema
posible poner al sujeto no entrenado en el general de preferencias, al trabajar con
camino de realizar por sí mismo una serie un método que, con cierto mát:gen de par-
ilimitada de "informadas" experiencias ticularización, es válido para otras obras
crítica biográfica se verá --se tratará de más seguros de nuestros entusiasmos, de literarias. En suma: <¡ue el enseñar es en y que intenta, por lo general tácitamente,
ver- algunos de los motivos más eri· nuestros gustos, de nuestras devociones. cierto modo poner al enseñado en unos prestigiarse ante el lector, la crítica
zados de la posición negativa, "inefa- En su Hist.oria de Sarmiento (Bs. As., andadores que son la formación de cri- militante trabaja con "generalia", es
bilista ". Pero ya aquí puede colacionarse 1945. Pág. 10) decía Lugonesa propósito terios de dilucidación y valoración, la decir, entidades conceptualizadas.
la posición de algún muy fino psicoa- dP su designio de glorificar al sanjuanino: posesión de unos esquemas ele esos men-
nalista, quien sostiene que es "la culpa", "Y ello no excluye el estudio, natural- tal events de que habla Richards que se
en el sentido psicótico la que mueve a ver mente. Conviene al metal noble la tri- harán después connaturales a sus futuras
en el conocimiento un peligro insalvable turación y el metal de su ganga". experiencias. Que esos andadores deban
para la creación , para la productividad después abandonarse es tan cierto como
artística, ejemplifieándolo también y Truth, dice Richards (Op. Cit. Pág. 264), que, prologalmente, son imprescindibles.
abonándolo con adecuadas razones. (Ed- has claimed prior to all other conside- La intuición valorativa, la fruición
mund Bergler: Psicoanálisis del escritor rations. Love not grounded upon lmo- (*): Nose transcribe ladta comploto.
lectora o contempladora es, en cierto
Bs. As.,l954. Pág. 276) wledge would be described as worthless.'' modo, "compartible"; puede, hasta un (**): La nfirmudón de Alonso upunta, como os com-
Con lo que también, en este orden de prensible, a otra cuestión que después se exammaro:
cierto grado, ser realizada en grupo por la de si tll goce estético es "inefable" (en todo su cum-
meras proposiciones podríamos llegar a un guía y unos guiados. Pero lo único es- plimiento o en su reducto último) o es "analizab!t,"
la tercera: el conocimiento es la condiciún trictamente comunicable, totalmente ex- (en parte do su cumplimiento o "hasta" su última
4· Los bienes del conocimiento de_un goce seguro, de un goce valioso. En plicable, es el conocimiento de base ra- ll'lstancia: hasta su culminación).
una nota reveladora, Spitzer (Lingü(stica cional, de forma conceptual. ¿Qué otros
Anima se esconde ante la mirada de e historia literaria. Gredos, Madrid, 1960. medios están a nuestro alcance, por ejem- (***): Cun esta oxprosión pretendo excluir In ac-
Animo, según la famosa parábola de Paul Pág. 8) habla de "bellezas ocultas que no tividad do In crítica inglesa y nortoumericunn. que
plo, para una ilustración del proceso sigun otras líneas .
.Claudel ( Positions et Propositions I ). se dejan descubrir a los primeros intentos creador, para una· teoría del valor y la
Pero, ¿no habrá una manera de que de exploración" y sostiene que "aquellos función del arte, para una t.écnica de la
Animo no se prive de su amada? y, sobre que se oponen al análisis estético de las
todo, ¿será totalmente evitable de que obras poéticas pan>cen afectar a veces la
"esto, alguna vez", no ocurra? sensibilidad de una mimosa. Yo por mi
parte -agrega- me atrevo a sostener
La poesía habla por sí -dice Croe e que la formulación de observaciones por
en una página espléndida (Op. Cit. Pág. nwdio de la palabra, no es parte para que
ti(i ), pero para poder escuchar lo que ella llouvonuto, Maca dar, Roig,
la belleza artística se evapore en vanas llittutU'H{,
dice- Ps necesario acercarse mucho a su sutilezas intelectuales: antes al con- !lNll de iixt't~l, !l.ama.
voz: es la "filología" (el conocimiento trario, contrihuve a la formación de un l!!'lartine~ l!!'lore!W
literario en suma) la que nos proporciona gusto estbtico ¡{¡{!;; amplio y mús profun-
los nwdios,la que nos pone en la puerta de do. El amor, yn sea a Dios, a los hombres
la poesía,la que nos hace factible, y hasta o al arU•. no puedt> sino salir ganando con
cómoda. la comunicación. Primera l'l esfuerzo dPl Pntendimitmt.o humano por
pro¡>osidón entonces: el conocimiento es dt•scubrir la causa de las emoeiones más
la condidún, el supuesto previo de todo sublimes y reducirlas a fórmulas. Un
goel'. Pero la fruición de una obra no es al- amor frívolo: Pse es el que no puede
go seguro. La fruición puede ser en· sobn.•vivir a la ddinición intelectual: que
gariosa y la obra hurtarnos su ser au- t•l amor gntnde Sl' engrandece más al ser
túntico. Podemos equivocarnos, en suma, comprendido.··
sohrl' nuestra Pxperil•ncia y sobrP la obra
Pll quP la rpalizamos. Kn_vst•r ( W. l\a_vser: 1nterprPtaciém

Dedocracia: Auto-stop para llegar a cargos importantes.


( \ ,t:? ~.../2
L~- fJ1.~ /2_
- ---=-=-==:_: =~ d) 0.~ -----~,__:___:_::_~r.JIIr:::--~-3~· .~·de_2_984-=,:f)''
~L-- Montevideo,viernes1 eJUIO · __
~.-
l~spírit.u", en sus últimos ailos parece pai:-

Notas sobre Real de Azúa • w • - •


tieularmente"cautivado" por las posi-
bilidades modeliidoras e innovadoras que
el sistema político -emergente a "la
base", pero t.ambién a la "c~ltura "-

y la ciencia política en l Uru uaymal. .


· ofrecP.a laacciónhumana,parab1enopara

·La Política como objeto teórico


por César Aguiar Y en esa perspectiva, Real de Azúa
hará de "la polít.ica como acción y como
cos dirigentes, su relación con ()1 sistema esfera" el "centro de interés y punto de
Estudiar la relación entre la obra de Real de Azúa y el desarrollo de las polí lico y el sistema sociaL partida" de su quehacer político-lógico,
bases de la ciencia política en el Uruguay tiene un triple interés. El Como en toda obra, ,cada jalón es, a en una perspectiva que muestra una
primero, porque claramente la obra de Real tiene un rol fundador en la la par, redundante e innovador -que.J?O creciente inquietud por trascender su
es posible establecer cual es la prop~rcwn etapa anterior -1961/1971- ,situándose
eonstituciún de esa disciplina en el país. El segundo, porque, luego de en el campo de la teoría y del análisis
ideal en que una y otra cosa debwr~n
seguir una trayectoria variada y solvente en el campo de diversas combinarse en obra alguna--. Pero sm comparativo, y ¡llejándos.e de la mera
preocupaciones de las "ciencias humanas", claramente Real de Azúa duda es a través de sus componentes consideración sustantiva de "cómo es la
eulmina su obra eomo "politicúlogo". Y el tereero porque, en el campo redundantes -aplicados, en cada caso, a cosa, acá, en este país".
cuerpos empíricos diversos- donde Quien lea con atención los princi-
de la "cultura" nacional, justamente la obra menos conocida de Real de pales trabajos d9 Real de Azúa en lo que
puede identificarse la operación de un
Azúa es aquella que puede '·'clasificarse" precisamente en el terreno de "paradigma" que permite dar cuenta de hemos llamado "segunda categoría" o"-
la ciencia política. Por esa razón, parece de interés una presentaciún alguna forma de aquellos m9canismo segundo período", encontrará que en
sumaria de esa obra, buscando estimular su relectura. "est.ructurantes'' que dan cuenta -a su cada obra se registra una mayor preo-
vez- de "lo que pasa". Como creemos cupación por problem~~ propi~~en_te
que ese paradigma tiene, hoy por hoy, teóricos. Esa prpoeupac10n , casi mexis-
efectiva vigencia y validez, subrayemos tonte en El patriciado ... -ape,nas una
tres componentes básicos, que, como se breve disquisición en el contexto. de l~s
Los tres Real de Azúa marco comparativo más ampl~o. La ter- tc'Orías de las clases-/realmente meXIs-
cera finalmente, es la expresión de un verá, alejan decisivamente a Real de
A:cúa de los modelos clasistas econo- tente en El impulso y su freno, aparece
dmitido que toda clasificación Real de Azúa más claramente afiliado - 0 .primicialm(mte en L11~Iuse dirigente
es arbitraria, permÍtasenos a- formado-- al amparo de los enfoques micistas dominantes a partir de los 60' en
buena parte de las ciencias sociales para ponér en: discusión la teoría de Ias
grupar la obra de Real de Azúa "comprensivistas" difundidos en las clases, las diversas perspectivas d~ es·
en tres categorías. Primera, a- diversas "ciencias de la cultura", en las nacionales.
El primer componente refiere a la 'tratificación social, la teoría de las éhtes,
quella directamente relacionada con la que el rol organizador e interpretativo d~l las articulaciones entre esas teorías, las
ciencia política como disciplina espe- autor -del investigador- aparece sm identificación conceptual y empírica de
los "actores sociales". Las clases, élites o categorías de "dominio" y "dirección",
cífica. Segunda, aquella explícitamente control y sólo es evaluable a partir de su etc.- y se manifiesta ya plenamente en
ligada con la indagación del poder y la elencos que influyen en el sistema político
potencia persuasiva. . . , . -y en el conjunto de la sociedad y la cul- Política, poder y partidos... , al punto que
política en el país. Tercera, el resto(!). Desde el ángulo de la ciencia pohtica el trabajo se abre con una discusión
Las tres categorías en cuestión uruguaya, la obra más relevan~e de Real tui·a- se constituyen como actores
sociales y políticos sjn referencia propiamente teórica "sobre la idoneidad
tienen cierta ordenación en el tiempo. de Azúa incluye, enteras, la pnmera y la de un tipo político y su adecuación al caso
Claramente, la primera es la más nueva; segunda categorías, y seguramente no se biunívoca" ni directa a "la base", a la
propiedad, más acá o más allá de ella: por uruguayo" Y desde allí en más, ser~ l!l-
operativamente podríamos ubicarla des- perdería tiempo si se entra a leer algunos teoría en cuanto tal el campo pnvi-
de la publicación de Legitimidad, apoyo y títulos de la tercera, Pero concen- cierto, ni la "propiedad -o no- de los
medios de producción", ni su posesión legiado de preocupaciones, aún cuando
poder político por Fundación de Cultu.~a trémonos aquí en repasar las dos pri- no deje de"aplicarse" en forma "ilus-
Universitaria en el año 1964, hasta el fm meras, comenzando por la seg~nda directa -o no-, ni la contratación -o
no- de trabajo asalariado ni la efectiva trativa" y exploratoriamente "proba-
de la vida de Real de Azúa. La parte más -porque es más antigua, conocula y toria" al "caso uruguayo"
realización -o no- de trabajo produc-
relevante de la segunda se ubica con seguramente menor desde el ~ngulo de la tivo -los cuatro grandes criterios que
claridad entre 1961 -cuando se edita la ciencia política, aunque sea mexcusable En la tercer fase de la obra de Real de
primer edición de El patriciado uru- para el historiador-. permiten categr~izar las clases sociales Azúa, el cociente entre "redundancia" e
guayo, por Ediciones Asir- y 1971 en los modelos r'· Jistas economicistas- "innovación" es bastante menor que en la
-cuando se publica su trabajo sobre son condición necesaria o suficiente para fase anterior. Claro está, existe detrás del
Política, poder y partidos en el Uruguay '
Del patriciado al 71 definir a aquellos actores, aún cuando en conjunto algo así como un " paradigma
de hoy, en la colección de trabajos sobre ocasiones -obviamente!- puedan con- personal", propiamente rastreable y
En algún sentido, la obra de Real de tribuir a definirlos. El grado en el que los
Uruguay hoy publicada por Editorial Azúa se centra en el estudio de los pro- seguramente consistente, que continúa y
Siglo XXI Argentina-, pero segura- actores con influencia social son o no reafirma los tres componentes gue des-
cesos y mecanismos de influencia. De al- clases" en el sentido de los modelos
mente incluye "momentos" antes de 1961 guna forma, las tres categorías ~sta­ cribimos brevemente en él púnto ante-
y posteriores a 1971. "El resto" atraviesa clasistas economicistas es un problema rior. Pero esta nueva etapa de Real de
blecidas son variaciones sobre el mismo empírico, y no está definido a priori por la
la vida de Real de Azúa, y adquiere su tema de la influencia social y cultural. Azúa puede verse como un crecientemen·
mayor visibilidad entre la segunda mitad teoría. te acelerado proceso de incorporación
Pero nuestra segunda categoria acota El segundo componente se vincula a
de los 50' y fines de los 60', incluyendo esos límites en forma precisa: se trata de temática, bibliográfica y metodológica,
obras muy diversas -en textura, inten- lo anterior y refiere a la densidad propia, a que culmina en una obra formidable: lpl
determinar los mecanismos básicos de la irreductibilidad y a la especificidad de
ción, temática, alcance y género-, constitución del poder y los procesos clivaje mundial eurocentro-penfena
"lo político", "la política" y "las po- (1500-1900) y las áreas exceptuadas:
ocasionalmente "cargadas" de elementos políticos -especie privilegiada de in-
de interés en una lectura "desde" la cien- líticas", básicamente "emergentes" en- (para una comparación con el caso la-
fluencia, al fin- en el país. tre sí y, sobre todo, emergentes respecto
cia política. El grupo incluye varias obras, de tinoamericano), redactado a fines de 1974
Las tres categorías se relacionan, al sistema social y cultural. (Algo a si y comienzos de 1975, editado en forma
diverso género: libros, artícul_os perio- como lo que Althusser y Poulantzas, que
además, con ciertas perspectivas dísticos, fascículos. El grueso. sm embar- mimeográfica por el Centro de Infor-
"metodológicas" diferentes en cada caso. probablemente producirían escalofríos al maciones y Estudios del Uruguay
go, se reúne en cuatro estudios El pa- estilo y la envergadura intelectual de
La primera -aunque quizás el propio triciado ... , El impulso y su freno -pu- (CIESU) en 1976, y recientemente pu-
Real de Azúa resistiera esta afirmación- Real de Azúa, intentan explicar y no lo blicado por CIESU-Acali en 1983. Este
blicado en 1964 por Ediciones de la Banda hacen al hablar de "autonomía relativa").
es centralmente coincidente con las pers- Oriental-, La clase dirigente -pu- último periodo requiere aún su inventario
pectivas metodológicas hoy dominantes Para Real, claramente, el sistema político y balance, pero vayan algunas ideas en su
blicada en 1969 como número 34 de la -la articulación de aquellas tres cosas-
en las ciencias sociales occidentales: colección "Nuestra Tierra" por la edi- torno con el espíritu de volver al tema y
elaboración de teorías según modelos torial del mismo nombre- y el ya men-
tiene reglas propias, y, lo que es más im- busc~ndo -sobre todo- estimular su
más o menos hipotético-deductivos cons- portante, es desde el sistema político lectura.
cionado trabajo Política, poder y partidos. como se constituyen actores, elencos y
trmdos a partir de esquemas de va-
riables, "escisión" entre "diseños sus- élites sociales y políticas, cuyo rol es La tercer fase d~ la obra de Real
En su conjunto, los cuatro recorren decisivo para comprender el dominio y la -como dijimos- se abre con la publi-
tantivos" y "diseños auxiliares", se- tres puntos críticos del proceso histórico
paración conceptual entre "contextos de influencia movilizados en la sociedad. Y cación de Legitimidad, apoyo y poder
uruguayo -desde la fase fundacional así, en La clase dirigente, junto a actores político y coincide bastante bien con el
descubrimiento" y "contextos de va- hasta el agotamiento histórico del pa-
lidación", etc. La segunda es el resultado constitwdos"en la base", a partir de los acceso del autor a la Cátedra de Ciencia
triciado, desde el comienzo hasta el criterios clasistas tradicionales, aparecen Política de la Facultad de Ciencias
de una combinación libre de aproxi- "freno" del impulso batllista, el ciclo
maciones en torno a una preocupación actores como el "personal político", las Económicas y Administración. Y en esa
breve que va desde 1968 hasta julio de "élites administrativas y técnicas", o las obra Real entra de lleno: al tema principal
::mstantiva , donde es secundaria la aten- 1971-, y penniten completar una visión
ción a los problemas conceptuales im- "élites armadas" cuya realidad no es de la ciencia política -nadie es nunca tan
. global de los mecanismos "estructuran- mera apariencia ni mero factor residual fuerte como para conservar su dominio, si
plicados en el análisis del caso y donde ese tes" del sistema político, particularmente
caso se sitúa "en sí", sin relación a un en un conflicto social que se define "en la no logra transformar su mandato en
en términos de la constitución de los elen- base" y aparece, más o menos escondido derecho y la obediencia en deber, al decir
pero siempre activo-aunque sea "en de Rousseau-, al autor más importante
última instancia''- determinando el con· del tema- Max Weber, por supuesto- y
< \ il 1 <h 1:1:\1 PI. \/.1 \ junto del proceso político: propiamente, a un punto critico del análisis del sisterr¡a
el sistema político tiene un rol consti- politico uruguayo -las bases, fuentes y
tutivo de los principales actores sociales, tipo de le¡,>itimidad-. El desarrollo del
~.· ,,: i ~ ~ \ y aún en aquellos que se reclutan a partir tipo de "legitimidad retributiva" y su
fJ.. ; ., i1 • ,, > •

P e n ,. de clivajes clasistas la densidad propia aplicación al caso de los caudillos tra-


del nivel político impone su impronta in- dicionales del Uruguay es, probablemen-
Hí: L .lw< deleble. te, la mayor originalidad y riqueza del
Y así, dado lo anterior, el tercer com- trabajo. De hecho, el tipo de "lef'timidad
ponente es casi una resultante, y refiere al re tribu ti va" -ni racional lega ni caris-
papel siempre modelador y, en mu_chos y mática ni tradicional, sino propiamente
principalísimos eventos, a_ún propJa~E?n­ "retributiva", una suerte de "pacto"
te creador, que de~>de el sistema poht1co particularista en el que se obtienen be-
puede asumir la política como aventura nefieios mutuos para dominantes y
humana, como acción de los hombres. Si dominados- se muestra como parti-
Real de Azúa llega a la ciencia política a cularmente fecundo para explicar el rol
partir de una trayectoria personal que del sistema de caudillos en el pasad.o
--por así decirlo- comienza por el nacional y avanzar hacia la comprensión
anúlisis de las influencias culturales o "del de ciertas características estructurales

~-------------------------·------·-··---------------------·--------___,¡
Los teléfonos de ANTEL marchan tan mal, que ni siquiera suenan ya cuando uno está bajo la ducha.
~E Montevideo, viernes 13 de julio de 1984 7
sistema político uruguayo.: la po- probabilidad en un intelectual "pro- la edición reciente de El clivaje ... - Al- aproximación -si es cierta- pone en
de "clientelas", la inconvertibilidad medio" es extremadamente baja, parece gún día habrá que dar cuenta detallada de radical cuestión todos los intentos
i+"ÁIPt•l'.m·" de las adhesiones ele base clasis- claro. En su historia intelectual Real ele ese cambio y sus razones, y será de par- tradicionales de una "sociología na-
la importancia del clivaje urba- Azúa pasó de una preocupación centrada ticular interés estudiar qué de lo viejo Cional", conceptualmente descartados
rural en la determinación del compor- en la literatura a una preocupación cen- quedó impreso en lo nuevo, y en qué hace tiempo, pero en definitiva reinantes
tamiento electoral, las características del tracia en la ciencia política; de una grado contribuyó a enriquecerlo en en la práctica actual de las ciencias so-
sistema de poder local, etc. preocupación basada en las influencias términos conceptuales, empíricos y aún ci~les académicas "de alternativa". Y así,
La segunda obra de importancia de culturales ,a. una preocupa~i?n centrada humanos. Pero más allá deJ rastreo de esa la evolución intelectual de Real de Azúa
Real de Azúa en el campo teórico ele la en la ool.l,tJca como. a~C10!1; de una evolución, la mera consideración de "El es también un juicio sobre la situación ac-
po li ,...
LICa es L a pol't'
1 ·ICa como ac-
•·nreocupac10n
' , -· v1va
, ., ··-Y ·pnontana
- · · por. , "qué: clivaJ·e ... " daría pie para un traba]· o bas- tual de las ciencias sociales uruguayas.
El sistema político, esbozo de un paso e;1este pa1s a '!na preocupa~10n por tan te más largo que éste. En tren de En fin
'manual" del tema publicado en dos la teona ; del pequeno ma~~<? fádicolle la subrayar un rasgo para un balance, desde
. por la Oficina de Apuntes del comm:~a ~ una. ¡~ret?,cupaciOIJ. por l~ com- el ángulo de la ciencia politica y de las _No está hecho aún un inventario de
Centro de Estudiantes de la Facultad de paracwn em¡!mca a escala mH.ndwl; de ciencias sociales en general, El clivaje ... la ciencia política en el Uruguay. (En
Ciencias Económicas y Administración un quehac~r mtelectual n~arcaclo. por _la muestra que el enfoque sustantivo, de rigor, tampoco hay ·mucho de qué hacer
(CECEAI buen ejemplo del relevante rol metodol~¡,rw ~la persp~ctiva delid~ahs- "caso único", no alcanza para comprender un inventario). Pero con justicia y se-
.. cultural cumplido por los centros es- mo aleman ~as culturahsta a un e12,fo_gue ni siquiera ese caso, y que de la inda- guridad puede afirmarse que la ciencia
' ~"u""'""''"" en otros tiempos-. y allí Real cada vez.. mas basado en l_a "pruel?ll"; -de gación "sustantiva" del caso debe a van- política en el Uruguay no existe sin Real
ilustrar la rapidez con que S¿ ~na ,C??hanza en Ja J~l;opia capacidad de zarse- ha.cia Úi- teoria .-sólo validable de Azúa. Con apenas menos seguridad y
al día" con la bibliografía mtmcwn Y. ~omprensiOn, al recl~mo de la en un marco comparativo, en que el riesgo de alguna pequeña injusticia
ciencias políticas, desarrolla ~ol?trastacJon -a~ menos- mtersub- el "caso" -probablemente, motivo puede afirmarse también que no existe
y única vez su perspectiva Jetiva, Y .~e un e~~I!o p~·eocupad? P.0,~- la principal de nuestra preocupación, hasta Real de Azúa. (Con la excepción de
en el campo. No es posible da:r aprehenswn de totalidades sigmhca- y aún pasión, teórica y práctica- la obra del Dr. Alfredo M. Errandonea,
aquí de esa perspectiva, pero sí ~ivas" ~un enfoque analítico que puede sea "situable en campo de ddatos" orientada a la investigación empírica,
subrayar que la obra explicita e ilustra formalizarse como un "esquema de a lo largo de un esquema de va- puede considerarse inexistente la obra
• esa elección de hacer de "la política como' variables" -tal como anota, adecua- dables, que, en términos conceptuales, original de la Cátedra de Ciencia Política
esfera" el centro estructuran te ,g,amente, Carlos Filgueira en su prólogo a deben ser_ indepef!diepte~ entre sí. Esa de la Facultad de Derecho). Y deplora-
sis, descartando enfoques anter- · - .7 blemente, tendemos a pensar que con
·. · como los centrados en el poder, en • - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - , , - - - - - - . iguales riesgos de seguridad y justicia
el si!'ltema político, en la decisión auto- podría afirmarse que casi no existe, tam·
ritaria, la estructura de autoridad o en el poco, desde Real de A zúa. Los que -des-
Estado, que congregan los aportes de los pués. de él- he111os intentado algo, nos
principales autores contemporáneos en nutnmos de él, en forma consciente o in-
ciencia política -desde Easton hasta CQI1sciente, pero sobre todo, no hemos al-
Poulantzas, pasando por Freund, de canzado el nivel de la tercera etapa de
Jouvenel, Mac Iver, Moore Jr., Apter, Real: los estudios desarrollados estos
Almond, Coleman, Miliband y el grueso años -por Filgueira , González Ferrer,
del aporte latinoamericano-. Allí Real Martorelli, De Sierra Cosse, Rial o no-
de Azúa se afilia a cierta "mirada cons- sotros mismos- son estudios "sustan-
tructiva" en el campo ele las ciencias tivos", centrados en ver "qué pasa acá",
sociales, que puede afirmarse en una lec- despreocupados -aún- de la teoría y ,
tura de Marx, en otra lectura de Parsons, del marco comparativo. El aporte de Real
en las lecturas de Lenin y Gramsci y que ele Azúa a la ciencia política en el Uru-
implica necesariamente el aporte decisivo guay muestra que, sin ese salto, ni si-
-como enfoque y como estilo- de quiera llega a haber "explicación del
w(~ber. caso'' y sólo hay, ihisoriamente, una cien·
cia P?litica "en estado práctico" -esto
En los tres o cuatro años que van es, digamos francamente, no como cien-
desde la edición de La política ... hasta la cia- . Pero también , además de juicio, la
redacción de El clivaje ... -probablemen- obra de Real y su itinerario intelectual es
te, la obra-, Real de A zúa "devora" invitación al avance y víspera de su efec·
literalmente la bibliografía moderna en ti va consolidación.__ _______ _
ciencia política, y verifica lo que indu-
dablemente configura un giro insólito en
una historia intelectual personal. Que,
leído desde ahora, el giro era predictible
siempre podrá sostenerse; pero que s~

De gigantes y de pigmeos
desaparición se produjo, para oprobio de.
todos, en medio de un casi absoluto silen-
cio. Silencio que se prolonga, incon-
movible, durante los siete años que nos
separan ele su ya lejana muerte. Es que en·
por Mariano Arana esta última década, la arquitectura, como
la ciudad, como el país, como la población

H
ace pocas semanas atrás, Manuel ancláha su legendario y modeslísimo gitimado por amiJlio consenso. y sus relaciones de convivencia, se han
Flores Mora, en uno de sus atra- Morris en una esquina cualquiera y salía "Cuántos sacrificios estaríamos dis- degradado. Individual y colectivamente,
panles escritos, nos hacía saber puestos a admitir los uruguayos, si el sistema imperante -nos ha empobre-
a deambular por las calles de la Comer- cido. Económica y culturalmente nos em-
que el uruguayo Guillermo Capra- cial, el Prado, la Unión, la Aguada, el creyésemos cabalmente que con ellos se
rio podría haber aprendido el idioma de pujó a la indigencia.
l{educto, el Cerrito, A tahualpa, Arroyo Fue propósito visible trabar la infor-
los pigmeos en procura del apacigua- Seco, Peñarol, o el Pocitos menos tran- beneficia la comunidad", me confiaba
miento de una tribu salvaje. Rt>al de A zúa poco antes del golpe militar. mación, limitar el pensamiento, mini-
sitado y ostentoso. mizar las mentes, ensayando el insensato
¿De qué habríamos de sorprender- Innúmeras veces, Montevideo fue Para el logro de aquella justicia,
nos ya los orientales,ante las reiteradas buscó sin descanso la obtención de la ver- suicidio de un "iibarismo" ilustrado.
para él, objeto de un itinerario obstinado Pero el reduccionismo obcecado toca
hazm1as de qut• han dado prueba -y por .v permanentt•. Sit•mpre diferenciado y en dad. La buscó tenazmente, procurando
cierto que la siguen dando- tantos com- abarcarla en su complejidad, en sus con- a su fin.Su suerte está echada.
PI fondo sin embargo, siemprP el mismo. A la hora de re-crear, de re-compo-
patriotas !'n los mús diversos úmbitos de Porque la ciudad es, simultáneamente, tradicciones, en la multiplicidad de sus
aé'luación? matices. La buscó sin rehuir la densidad ner, de re-construir, nos cabe la respon-
in~tante y procl'so; unicidad y pluralis-
Nos lwmos habituado Pll efecto a in- mo. Para quiPn sahP interpretarla, se conceptual y reflexiva; sin rehuir el rigor sabilidad de recobrar para la comunidad,
Legrar sin sobrPsaltos, pericias, reali- constituyP, mús allú dt• su andamiaje sist.emútico. Sin rehuir tampoco, el com- obras y autores relevantes y sin embargo
zaciom•s y talentos avalados por la con- nwt.eríal. t•nmt•túfora de su gente y de su promiso personal y la preocupación sen- acallados. Real de Azúa, a no dudarlo, se
sagraciún PXLt>rna. Pero lwmos ido per- sible. La buscó con libertad de eriterio e cuenta entre ellos. Su rescate resulta im-
hí;;Loria. Su ll'cción no se manifiesta en postergable, para que no se perpetúe
diPndo, <'n lo intt•rno, capacidad dl' sor- hloqm•. ;;íno a través dt> la pluridimen- indq>endencia de juicio. Y en ello reside,
prPsa .v spnsibilidad critica para des- probablemente. la razón de su ostracis- como gigante solitario en país de pig-
sionalidad dt• ;;us IPcturas posibll's .v la
cubrir_,. pondPrar la n•al significación dP dilatada dil'l•rsificación dt> vt•rl.ienll•s mo.. Libertad e independencia no son meos.
algunos dt• nut•st ros t'l"<'<l(lon•s dP t'S- cognoscil iva;;. valon•s confiables en ópoca de subor-
lat ura nw 1·or. dinación v ct•nsura.
;,CúnÍo d!'ll'rminar. para l'lcaso con- En Vl'rdad. JHH'O~. quizú nadit• ea- l{pai de /\zúa \'ivió sus últimos m1os
l'l'l'lO. la "n•al significaciún" dt• Carlos p:lt'itado como M para una aproxinwciún como t-xiliado en su propio suelo. Su
llPal d{' :\zú;¡'! ;,Cómo<'l';duar la amplitud compn•nsi1·¡¡ al ft•JJÓilll'llO urbano. Un
.1· profundidad dt• -<U ll'g:Hio'' barrio. Ull t>sp:lt'Ío público. un l'dificio .
un:~ mml:~lidnd arquitPt'tónico-l'XJlrl'siva.
('i¡•rtilllH'Il[i', 110 llll' I'OITl'S)lO!Hit• a itH•rwl p:~ra ltl'al dt• ;\zú:J. otros t.anlos
1111 la l·alor;¡¡·iún global d!' una pPrso- n•lt•rt•nlt•s dt• unnHllnt•nto histórico d:~do.
n:didad dt• ta11 1·ariados JH'rfiiPs. S!'n- dt• una ¡·ontTt•la c:~pal'idad ¡•¡·onúnlit·a y
rillanwntt•. 110 ¡•stú a mi akaill'l' han•rlo. producli,·:l. dl' una pn't'Ísa rl'l:lt·i<'>ll dt'las
Cn•o si. pod!'r d:ll·[¡•sl Íino11io cin·uns<TÍlo lut•r;.:¡s ··.oci;dt•s t•n juq~o. dl' las Jliilllas dt•
a un ún·a t•spt•t·ífit'a. J.¡¡ mía propia. La co11fort d01nin:111Ll's. dt• una partkular
li!lt'UI:III:J ¡¡) l'llll>rill> ('Oilstruido \'¡JI !'S- JH'ITt'JH'it'>n t·st\•ti1·a .\' cultural. dt· una
p:wio uri>:Jno. · <l<·tt•rilllll:id:J l'OIIl'I'Jll'ÍÚn .Jp la \'Ída .\' !'1
Ht·al dt· .\;.ua lt'nía pord país. UII !'11- pn•,.,tigi" "Ol'ial. l·:nt':Jrú a la ciudad
tr:Jiíal>il' !'arino. ( 'ari1io qut• st• nutria con •·o1no ¡¡) p:~ís todo t'Oil 1·isión ana-
t•l I'OIHH'Ílllit•nto t''<l'lll'ial. PI !'SI u dio pt•r- litit·a .1· a la 11'/. intl'gradora: n·gional ~·a
lll:Jlll'llll'. la dist·usi(n¡ lúcida sobr!' sus la 1'1'1. l't'llllH'Ilit':l: dot·unll'lllad:~ y a 1<1 \'l'/.
'·n1 ol i ,. ;1.
pnlt'llt'i:didadt•s. sus limilat'Íolws. sus 1
Jlt't'tili:m•,., l:H't•las. Sobn· su l'iahilidad l·:ntt'IHii<'> a la ciud:~d -y al país
misma. Y lt'llÍ:J igu:~lnll•ntt•. un t•n-
tr<llí:il>lt• t':Jrilw por ~u l'iudad. La l'OIHH'Ía
p:ilnw :1 palmo. C:llnin:Hior int·:~nsahlt·.
todo ¡·on¡o gt•sta coll'l'lil'il. Cn•1·ó fir-
IlH'IIH'Illt· qtll' st'>lo l'll l:1 juslil'i:J ÍJodría
l'iilll'lll:lr-,t• un pro~·t•t'lo dt• naeiún ll'- L ·------'

L.. meJOr ca llena de radio y TV v·¡' a ser


· · ¡.,¡ que se h aga para anuncmr
· la ruptura de todas las .::adcnas. lnclmda
- la de radio y TV
~~Montevideo, viernes 13dejuliode 1984 ~E
.L a trayectoria intelectual y vi- como de una presa parecía no haber
tal d-e Carlos Real de Azúa lo
muestra en una· relación peculia-
rísima con su tiempo y su Uruguay:
en éste era sin duda una figura ex-
céntrica, y sin embargo su mundo de
referencia no podía ser más uruh>uayo, ni
medida común. Y la que ahora procla-
maba suya se revestía de la radical in-
transigencia que Green queria para la
propia: su identificación aún más precisa
con el catolicismo a la antih>ua española
-que pronto iba a seguir- parecia con-
La ávida curios
por Tulio Halperin Donghi
estar más marcado por la crisis de un firmarlo aún más.
tiempo convulsionado, desde que se La confianza en la conciliación e in- seguro, no podía esperar hallar la clave
asomó a él en la década del treinta, cuan- tegración que subtendía aún su apa- para las preguntas que lo habían ate-
do la marea ascendente de los fascismos sionada exaltación de la intolerancia, se nazado: habían sido entonces otros es-
ocupaba el primer plano, hasta su muerte apoyaba además en otro rasgo que fi- tímulos los que lo habían atraído hacia
misma, luego de haber asistido -como guraba entre los más hondos de su per- ella.
espectador apasionado y participante sonalidad intelectual: una incansable Esos estímulos no eran sólo los de
nunca libre de reticencias- a tantos curiosidad por la variada, ambigua, una golosa curiosidad ante la variedad
otros flujos y reflujos de tantas otras inagotable riqueza del mundo en torno. del mundo exterior; venían también del
mareas. Mientras su mundo interior se le daba respeto hacia la maciza realidad de ese
Esa trayectoria problemática es lo bajo el signo de la contradicción, entre al- mundo exterior. El contacto con la Es-
que más eficazmente trasunta a sus es- ternativas insuperables, el que le ofrecía paila de Franco no lo había llevado a dis-
critos de una vida no marcada por otra su experiencia exterior se ubicaba bajo el minuir su comprensión simpática por :la
parte por transiciones bruscas. Esta no de esa pululan te multiplicidad, y su reac- figura de José Antonio, pero sí a admitir
podría haber avanzado de modo más ción instintiva frente a ella era tratar de que las virtudes que la hacían atractiva
lineal: nacido en Montevideo, iba a aban- entenderla en toda su riqueza, más bien no la hacían menos irrelevante a la som-
donar su casa natal junto con sus padres, que oponerle a fuerza de aceptaciones y bría y sórdida realidad española. Frente a
en 1942 por el apartamento que iba a negacio~tes, una versión depurada pero Martínez Estrada y su pensamiento
ocupar hasta el fin, en compañía de una también empobrecida. desesperado, le bastaba ahora evocar la
riquísima biblioteca y de una fidelísima Sobre todo por esa curiosidad se iba fif.,TUra física de la Argentina de 1946. Su
doméstica. Abogado poco entusiasta, a dejar guiar en esa exploración tan libre vivo interés por las ideas y su historia se
sólo muy tarde abandonaría del todo el y a la vez tan disciplinada que es el tema combina así con una desconfianza igual-
foro por la enseñanza, que ya había co- de toda su obra. Como nota muy fina- mente viva por las ideologías, como en-
menzado a ejercer mucho antes y que iba mente Lisa Block, en su despego por la mascaradoras de la realidad, que so-
a seguir ejerciendo hasta no mucho antes literatura confesional había algo más que brevive en perpetua lucha con una ten-
de su muerte. Sus viajes -salvo los de un rasgo de pudor: él se apoyaba en la dencia igualmente profunda a la adhesión
Buenos Aires, que no podía contar como convicción de que, si los desgarramientos afectiva a ciertos complejos de ideas.
el extranjero- fueron poco frecuentes del mundo interior son sin duda impor- Es esta una de las tantas tensiones
hasta sus últimos años, pero (acaso por tantes (cómo podría no creerlo si creía que que caracterizarán para siempre a su es-
eso mism~ dejaron fuerte huella en una del modo en que los resolviese dependía tilo intelectual, que tendrá su paralelo en
vida no marcada con igual intensidad su salvación o perdición eternas) eso no la que se da entre su visión de la realidad
por otros incidentes exteriores, desde el los hace necesariamente interesantes: in- como "diversidad", como variedad
de España, que en 1941 ii1spiró una in- teresante es el mundo en su rica, descon- pululan te, y su convicción de que su tarea
flexión decisiva en la marcha de sus ideas. certante variedad. era no sólo evocarla en esa riqueza ina-
Esas experiencias tan influyentes La curiosidad por la varia riqueza del gotable, sino descubrir un modo de orien-
son en suma las de un observador, así mundo -siempre tan poderosa- ma- tarse en ese laberinto sin traicionar esa
fuese él apasionadamente participante: dura por fin en interés autónomo por la contradictoria variedad de su objeto. El
es ocioso buscar en la obra o en otros tes- realidad histórica. En 1950 Ambiente es- instrumento que buscaba para superar
t,imonios la huella de otras de las que piritual del 900 lo muestra capaz de esa tensión era en efecto una "aguja de
hubiese sido menos vicariamente pro- definir con pulcra precisión el nivel de navegar diversidades'', no un enrejado de
tagonista, en parte porque un recato in- realidad que se propone someter a categorías que las reduce a artificial
vencible le hacía impensable el cultivo de análisis, que designa en lenguaje orte- homogeneidad, y su búsqueda subtiende
cualquier literatura confesional, así guiano como el de "ideas y creencias ". su exploración de la historia, primero
adoptase ella el modo alusivo, en parte Bajo ese signo coloca una breve explo- centrada en la de las ideas, y luego vol-
también porque -por lo que puede ración del outillage mental de que dis- cada hacia áreas temáticas cada vez más
adivinarse- su_ yjda no conoció crisi13 re- ponían los hispanoamericanos entre 1895 amplias. Ella va a imponer a esa ex-
solutivas (salvo la que se columbra poco y 1905. El cuadro que nos ofrece no sólo es ploración una estrategia que será carac-
antes de su muerte). No podía quizá admirable por su concisa precisión, su terística de los trabajos de Real de Azúa,
conocerlas: en el plano más personal es- justa seguridad de tono. Es admirable marcada por constantes zigzagueos y
tuvo ella encerrada en una impasse por1 todavía porque no es propiamente ha- retornos al punto de partida, necesarios
definición insoluble entre exigencias y blando un cuadro; Real de A zúa no olvida para hacer justicia a una realidad cuyos
aspiraciones vividas como intrínseca- ni por un instante que la realidad que caminos parecen bifurcarse a cada paso.
mente contradictorias, y ello desde su examina es dinámica; esa "aguja de La tendencia no hará sino acentuarse, y la
temprana conversión que, en una bre- navegar diversidades" en la que confía comparación entre este escrito de 1950 y se ofrecía cada viernes ·en pasto a una
vísima cronología de su trayectoria debe permitirle también, en consecuen- El modernismo y las ideologías, publi- masa de leetores inesperadamente vasta,
ideológico-política, fechó en 1934, es decir cia, distinguir "la muy diferente vita- cado póstumamente, que cubre sustan- sin que éstos se fatigaran al parecer
a los (!ieciocho años. "' lidad de lo retardado, de lo germinal, de lo cialmente el mismo territorio, y en la cual jamás de todo ello. Un remedo demo-
Una versión atendible quiere que vigente y lo minoritario". Así el análisis la límpida línea de análisis se apoya en n·atizado del público letrado (de cu-
haya int1uido en ella la lectura de Julien de las ideas se transforma en auténtica unas desmesuradas notas desbordantes riosidad más vasta que disciplinada, pero
Green, cuyo Pamphlet contre les ca- historia de las ideas, con clara vocación de cosas y de rápidos escorzos, de rea- enormemente receptiva) que Hispa-
tholiques de France ofrecía en prosa neo- de volcarse en una historia sin adjetivos lidades más aludidas que propiamente noamérica había conocido al filo del siglo,
pascaliana una requisitoria cerrada con- limitativos. evocadas, notas en conjunto bastante y que había dado el contorno necesario a
tra quienes habían reducido a una fe a la Esa historia se apoya en un saber más extensas que el texto al que sirven ck una legión de ensayistas y cronistas
vez esperanzadora y terrible a las dimen- muy seguro acerca de realidades pasadas sostén y glosa. capaces de estilizar en formas litera-
siones de la más rutinaria cotidianidad. cuya relevancia para las que habían sido Esa abrumadora acumulación de riamente refinadas la experiencia in-
Frente a ellos el re<~iente converso yan- sus angustiosas preocupaciones do- hechos y argumentos ceñidos a los datos mediata de sus lectores, se ofrece así a
kee-francés evocaba la admirable in- minantes no es nada evidente; hay que de la realidad empírica podía parecer Real de Azúa y le hace posible desarrollar
tolerancia de la España del Siglo de Oro, concluir que aún en la etapa en que éstas quizá fruto del ensañamiento polémico: su obra dando rienda suelta a tendencias
para quien la fe había sido asunto de vida lo habían obsesionado su aproximación al era sobre todo desconfianza frente a las que son desde el comienzo muy poderosas
o muerte, y no el amable trasfondo sen- mundo de las ideas y de la cultura tuvo construcciones de ideas, a las ajenas no en él.
timental para la misa que antecede al al- una dimensión más hedónica y desin- más que a las propias. Y es frente a estas Sólo que, sin variar en nada esa ac-
muerzo en familia de los domingos. Para teresada de lo que retrospectivamente se últimas donde esa desconfianza cumple Litud esencial, Real de Azúa iba a pa1·
Carlos Real de Azúa se trataba, como le aparecía: su nativa agudeza no podía su función correctiva con máxima efi- ticipar de modo cada vez más apasionado
para Green, de una conversión; entre la fe sino haberle revelado bien pronto que en cacia. Es en ese sentido ejemplar su obs- en el redescubrimiento de una quemante
que había recibido en la infancia -de una toda esa mediocre literatura y mediocre tinado combate contra quienes postulan problemática político-social, que iba a
madre a la que adoraba- y abandonado prosa de pensamiento de las que ahora un "arielismo"latinoamericano, ins- agregar urgencia al debate cultural en la
luego, y la que ahora se npoderaba de él mostraba tener un conocimiento tan pirado en Rodó. Pese a que Real de Azúa década del sesenta, antes de contribuir a
se identifica afectivamente con más de un desencadenar otros menos incruentos.
aspecto de ese vilipéndiado arielismo, no En este aspecto su avance no iba a ser
se propone en absoluto reivindicarlo, sino un absoluto lineal. Según el breve iti-
sobre todo señalar todo lo que apartaba nerario trazado por él mismo, tras de
de él a Rodó; éste era demasiado pasar "del antitotalitarismo al terceris-
ecléctico, demasiado moderado, en suma mo y al ruralismo" entre 1942 y 1959, la
demasiado uruguayo, para identificarse etapa de 1959 a 1965 lo orientó "hacia la
por completo con un combate de reta- izquierda y la acción autónoma"; el pun-
guardia contra los avances de la nueva to de llegada fue su adhesión a la "iz-
sociedad de masas. quierda balanceada" entre 1965 y 1970;
Los artículos polémicos de Real de desde 1970 se ve como "el abogado del
Azúa los publica sob1·e todo Marcha, y diablo de la izquierda y el marxismo''.
por una década larga, a partir de mediada La crisis latinoamericana abierta por
la del cincuenta, en el público de Marcha la revolución cubana no lo impulsa, como
va a encontrar el suyo propio. Es de- se ve, a modificar su sistema de referen-
·masiado pronto para que se haya es- cia; lo persuaden más bien de qm! las dis-
tudiado qué significó Marcha no sólo en el yuntivas irremecliablemente inactuales
Uruguay, en esos años; es quizá de- que lo apasionan están recuperando una ''
masiado tarde para que el recuerdo baste inesperada vigencia actual. La excelencia
para saberlo, tlino a unos pocos: un se- de las dos obras históricas que publica a
manario que ofrecía del Uruguay del cada comienzos de la década del .sesenta nace í<
vez menos plácido otoüo de la era batllis- d(! que en ambas ha log, :lo admira- ··~
ta una imagen crítica, pero implícitamen- blemente disciplinar ese al',big-uo es- :~
te enaltecedora, gracias al testimonio de tí mulo sentimental poniéndol(' d! servicio "
su mera presencia en el que entre otras de reconstrucciones magistralmente ;tj
cosas el análisis y la crítica cultural al- n1atizad as y equilibradas de dos etapas .r.':.:
canzaba una extrema riqueza y sutileza, y e1e la vi e1a uruguaya. ·

Quien desestabilice esta desestabilización buen desestabilizador será.


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~,E: Montevideo, viernes 13 de julio de 1984 f)
inadecuada. tórica o la literaria, y el contraste con el

orel mundo Esa actitud debe ahora adaptarse a


las necesidades de una disciplina que no
puede ya ser estrictamente individual.
No sólo la aproximación a un cierto estilo
de ciencia política, sino otros estímulos
paso más vivo y la marcha aparentemen-
te más caprichosa de sus escritos an-
teriores es lo primero que salta a la vista.
Como en casos anteriores, esa
evolución, dictada por necesidades in-
sobre el pasado uruguayo. Los caudillos y externos, impulsan su estilo intelectual teriores, es facilitada por cambios en sus
la communio mystica entre ellos y las en la misma dirección. El Uruguay vive, circunstancias. El ensayo, y la polémica
masas rurales, misterio gozoso evocado en medio del cotidiano agravarse de su los había cultivado en el marco de una
entre transportes por sus aclmiradores crisis, un efímero florecer de empresas relación con el público que no había
póstumos, son sometidos al mismo editoriales: en ese nuevo contexto Real de sobrevivido a la crisis de su Uruguay. Sin
examen sonrientemente desmitificador: Azúa va a ofrecer una serie de estudios duda, aún luego de ella iba a reunir en
las masas que se supone guiadas por ins- breves, ordenados en torno a un tema Historia visible e historia esotérica al-
tintos tan oscm·os como certeros esperan más que a un problema, que tratan de gunos de esos textos, que superan ai-
de su caudillo servicios muy precisos. Y combinar lo informativo con lo critico- rosamente el compromiso implícito en la
por otra parte esa masa no es todo el analítico. Es este un esfuerzo que no es publicación en libro, pero hubieran sido
séquito caudillesco, y seria dificil inter- del todo nuevo en él, pero si hasta ahora indudablemente distintos si hubiesen
pretar las relaciones -tan importantes- había encontrado su terreno propio en el sido escritos con ese destino. Los que
entre por ejemplo. Rivera y el clan de los estudio literario y de historia ideológica, ahora escribe verán la luz en publica-
Obes como fundadas en lealtades pri- va a invadir el de la historia y el análisis ciones más especializadas y profesio-
marias, irrazonadas y pasionales. El político. A él debemos una breve histol'ia nales; no ignora que los más extensos
pátriciado uruguayo se inscribe así im- del Uruguay, que marca sin estridencias, corren riesgo de permanecer inéditos por
plícitamente en contra de las versiones en un texto cuyo orden exterior refleja largo tiempo, debido entre otras cosas a
fuertemente dicotómicas de la historia (por primera vez plenamente) la disci- la disminuída actividad de la industria
nacional; y no sólo la que se centraba en plina rigurosa del estilo intelectual de su editorial uruguaya.
la oposición entre doctores y caudillos, autor, una in1agen del pasado nacional al- En estos escritos tardíos renueva
sino la más reciente que la organiza ternativa a la dominante en la historio- más el estilo de aproximación a temas y
alrededor de las luchas de los partidos grafía uruguaya; debemos también un problemas que el elenco de estos. El más
históricos. Esas versiones no sólo centran escorzo admirablemente equilibrado de la extenso de los corisab'Tados a temas de
la historia nacional en la historia política; trayectoria de los grupos de presión en el ciencia política, El clivaje mundial cen-
más grave es que ofrezcan de los pro- Uruguay, pero debemos sobre todo un tro-periferiu (1500-1900) y las áreas ex-
tagonistas de ésta una imagen a la vez muy lozano Herrera, que recupera la ceptuadas_· (para una comparación con el
simplificada y rígida que no respeta las felicidad de tono del estudio sobre el caso latinoamericano) , aborda uno cuya
ambigi:iedades de una realidad más in- Patriciado; de nuevo Real de Azúa no ol- importancia había anotado al pasar en su
definida e indiferenciada de lo que esas vida ni por un instante las graves limi- conmemoración de Paysandú. La pre-
versiones quieren reconocer. Y a la vez taciones de su personaje, pero no puede gunta es por qué el Japón y por su parte
más abierta a la contingencia: lejos de evitar encontrarlo invenciblemente sim- Estados O nidos y los Dominions blancos,
ofrecer el esqueleto de la historia na- pático, a través de esas limitaciones mis- incorporados pi·1mero a la periferia del
cional, los partidos tuvieron durante lar- mas. mundo capitalista, escaparon a esa con-
gas etapas significación muy dismi- Esa tardía experiencia de acción dición periférica sin salir de la esfera
nuída; su desaparición, que estuvo en los colectiva se cerró -es bien sabido- con capitalista, y por qué Hispanoamérica no
votos de tantos hombres públicos en la una derrota para él no inesperada. Ella lo logró. La marcha de la exploración es
segunda mitad del siglo, fue a juicio de tuvo consecuencias personales: la más algo titubeante, decidido a acatar la
Real de Azúa una posibilidad real en la directa fue el fin de su carrera docente, metodología de la ciencia política, Real de
etapa en que ella se dio en efecto en la Ar- que ya se le había hecho cada vez menos Azúa no parece muy seguro de domi-
gentina. El misfuo surgimiento de una gvata debido al clima en que debía desen- narla; ello hace que no siempre subraye
nacionalidad en el Uruguay le parece volverse. Las menos directas lo afectan con la nitidez necesaria las conclusiones
colocado bajo el signo de esa contingencia con mayor dureza: resuelta la larga im- que ha alcanzado, y prefiera presentarlas
hasta mucho más tarde de lo que ge- passe político-social, lo que muere no son con modestia infundada como sugeren-
neralmente se admite; ello le permite no sólo las contradictorias esperanzas de cias para futuras exploraciones.
·sólo eludir las acrobacias interpretativas aquellos a quienes se había sumado. Una de las que así anuncia fructifica
que hacen posible a algunos historiadores Muere también por fin, tras de su inter- en el artículo que publica la revista de la
prolongar hacia el pasado la prehistoria minable, fiera agonía de más de una CEPAL sobre la dimensión del estado-
del sentimiento nacional uruguayo, sino década, el Uruguay creado bajo el signo nación y el estilo de desarrollo constric-
registrar sobriamente el consenso pa- del batllismo, que había sido el marco tivo. También aquí retoma una vieja
tricio que por un instante rodeó a la Cis- para una existenda cotidiana marcada preocupación: en más de uno de sus es-
platina. por algunas costumbres queridas. Cul- critos se revelaba hasta qué punto se
Si se niega a ordenar la historia del mina ahora, por ejemplo, la mutación de había resignado mal a la frustración de
siglo XIX o dental en torno a una historia
de corrientes políticas abusivamente
De esas dos obras El patriciado reificadas, es para rescatar no sólo la am-
uruguayo es la más feliz, en todos los sen- bigÜedad de la ]JO lítica de esa etapa, sino
tidos del término: esta perfecta joya de la más aún la l'Íca complejidad de una so-
historiografía hispanoamericana es ante ciedad en proceso de autodefinición. Esta
Lodo el fruto de una afinidad profunda en- es,por detrás del patriciado, la prota-
tre el autor y su tema: aunque está lejos- gonista de su libro y también sobre ella
de ser la "payada inteligente" a la que la cliríge una mirada a la vez afectuosa y
redU(~e privadamente en carta a su so- desmitificaclora. _
brino Santiago Real de A zúa, y se apoya Su mayor sobriedad frente
por el contrario en un material excep- a la problemática política es quizá
cionalmente rico y admirablemente con- facilitada por su ingreso a la enseñanza
trolado, se ubica bajo el signo del gozo universitaria como porfesor de Ciencia
más bien que del esfuerzo. Política en la Facultad de Ciencias
Pero si esa afinidad le abre el camino Económicas. Hasta entonces había
a una comprensión prodigiosamente profesado en liceos y en el Instituto Ar-
segura de la realidad que estudia, ella no tigas historia y literatura, cuya enseñan-
le impide advertir con infatigable lucidez za se adaptaba muy bien a la marcha es-
las muchas limitaciones de ese grupo que pontánea de su pensamiento y a su modo
se quiere dirigente y sólo ocasionalmente también espontáneo de aproximarse a los
st! salva de ser marginal a un territorio" problemas de la sociedad y la cultura. En
bravío y una sociedad fragmentada con- la ciencia política ve la oportunidad para
tra sí misma. Su cariño por el patriciado hacer suyo un modo alternativo de
lo impulsa a revivir desde dentro sus aproximación a éstos. Nótese que nada lo
limitaciones como límites que'le son im- hacía necesario, en Francia Jouvenel o
puestos, y por lo tanto con una perspec- Duverger hacen ciencia política perfec- la ciudad, impuesta por la crisis de la destinos históricos alternativos que
tiva más fecunda para el análisis his- tamente respetable sobre la base de sociedad urbana, que se ve intensificada hubiesen podido deparar a su Monte-
tórico que la de la diatriba póstuma, tan recursos análogos a los que Real de Azúa por el desenlace de la crisis política. Mon- video un contorno nacional más vasto
frecuentada por historiadores y ensayis- poseía de antiguo: un conocimiento tevideo no tiene ya un centro que es que el Uruguay de 1830. Pero ahora se
tas por esos años. Ese cariño no lo arras- sólido de los clásicos del siglo XVIII y patrimonio de todas las clases; las vuelve sobre todo al p•·esente: tras de una
tra nunca a las deformaciones magni- XIX y la agudeza necesaria para percibir prósperas construyen su propio espacio introctucdon que rastrea el tema de la di-
ficadoras o embellecedoras que son la al- el mundo en torno. Pero a ese ejemplo social al borde del mar, separado del resto mensión del estado desde Aristóteles
ternativa más habitual a esas diatribas. -prestigioso va a prefel'ir el de la ciencia por el espesor de los barrios ricos; mien- hasta Tocqueville, ofrece un examen
Sobre la moralidad colectiva del grupo política norteamericana, con su indigen- tras tanto, van cerrando uno tras otro los ceñido de las facilidades que un país
patricio ofrece un balance sin ilusiones: cia cultural, pobreza especulativa y abs- cavernosos cafés de la ciudad vieja y la pequeño de territorio y de población
es la que puede esperarse de quienes tracto empirismo, y quizá más de uno en- nueva, que fueron la sede verdadera de la homogénea, acotado por vecinos más
deben defender su autorrespeto, su pa- contrará levemente irritante que -tras vida intelectual durante tres cuartos de grandes, ofrece a un "estilo de desarrollo
trimonio, su supervivencia social misma de denunciar todo eso abundantemente- siglo. El andamiaje institucional de ésta constreñido" (caracterizado por una
contra acechanzas casi cotidianas; la entrara a profesar a ratos viva devoción no resiste mejor los embates del cambio: minuciosa desmovilización política,
mezcla fascinante de noble candor y poi~ Samuel Huntington, cuyo éxito se es todo un estilo de convivencia intelec- social y econóniica y un muy lento pro-
criollisima malicia de algunos de sus debe, quizá más aun que a su identifi- tual el que está terminando de morir jun- greso económico). Concluye que un orden
héroes la evoca con ánimo comprensivo y cación con el orden político norteame- to con la sociedad que lo había hecho así caracterizado puede implantarse es-
compasivo; nunca la toma por lo que no rieano, a que encarna quizá mejor que posible. tablemente ya que no genera fuerzas
es, y su escepticismo se hace zumbón nadie esos rasgos dudosamente admi- En sus escritos más tardíos adopta capaces de desafiado con éxito. En tono
frente a algunos ejemplos precoces de los rables de la tradición intelectual de su un estilo de indagación y presentación sobrio y neutro, expresa así la convicción
"fiscales de la República", Catones as- país. Ese interés por una actitud que le más sistemático: el modelo para éste lo de que esp Uruguay irreconocible que
pirantes al catonato rentado, que ya era radicalmente extraña surge quizá del encuentra en las disciplinas que han acaba de emerger de la crisis le ofrecerá el
aparecen ocasionalmente en esa etapa descubrimiento de que otras a él más tomado por tan'a estudiar sistemáti- marco para lo que le quede por vivir.
temprana. afines le servirían menos en el momento camente los temas por él frecuentados: Por oposición a ese presente quP
Su escepticismo corroe también, e en que la actitud con que se ha aproxi- cree desde ahora vedadas las excursiones anuncia un largo futuro, p] entero pa,;ado
igualmente de modo nada militante, mado siempre a la actividad política antes tan libres en las fronteras entre los
buena parte de las nociones aceptadas acaba de revelÓrsele como radicalmente territorios de la ciencia poiítica, la his-

llay gusanos que se transforman en mm·iposas. Otros se convierten en cronistas.


~_E: Montevideo, viernes 13 de julio de 1984

pro¡1io, ese esfuerzo es desde luego in-


necesario en los ele Lema literario-
, nacional se le presenta dotado de una cultural. Aquí el desvant->cerse del núcleo
homogeneidad nueva. Si, al ver ayanzar obsesivo que había subtendido su obra
la crisis, había proclamado la necesidad previa, o bien no se refleja en escritos que
de reconciliar los legados de la Tierra continúan en la línea ele otros muchos
Purpúrea y el Uru¡,ruay batllista esa tarea más tempranos y ya excepcionalmente
se le aparece como cada vez menos libres de su imperio (como el ya men-
problemática, ya que ambos, vistos cionado El modernismo y las ideologías),
retrospectivamente, son menos anties- o bien se traduce en la conquista ele una
téticos ele lo que le había aparecido. La serenidad opuesta al paso nervioso tan
nostalgia del Uruguay premoderno se in- característico ele aquéllos.
tegra en la de la civilización liberal, cuyos Es ésta la que confiere al prólogo ele
blandos encantos había solido apreciar Ariel en su edición de Roció para la
menos, y que ahora ve dominando con sus "Blihlioteca Ayacucho" su inmediata
prestigios todo el pasado nacional, aún en JUsteza de tono, y una suerte de ingrávida
medio de la dureza a ratos salvaje de la armonía a la que sólo se había acercado en
lucha facciosa. El patriciado uruguayo. sin alcanzarla ni
La ausencia de esa dicotomía entre aún allí plenamente. Ese breve escrito
tradicionalismo y apertura al futuro. en ubica para nosotros a Ariel en el contexto
que había reconocido una de las claves de justo de un género hoy olvidado, vuelve a
la historia nacional, es un rasgo negativo explorar las deudas y la originalidad de
pero esencial del punto de vista reflejado Rodó, examina lo que en él hay de de-
en otro vasto manuscrito, en que explora rivativo y nuevo en el marco de una
los orígenes del sentimiento nacional en el imagen global de su personalidad, y hace
Uruguay, en fiera polémica contra todo eso con sabia economía de recursos y
quienes declaran descubrir su presencia una constante, infaliblemente feliz se-
en fechas muy anteriores a 1828. La hos- guridad de toque.
tilidad contra el uso de la historia como Esa serenidad, nacida de un temple
materia prima de mitos patrióticos se ex- de alma en que la melancolía se parece a
trema contra quienes -dominando los una somb¡;a de la feliciclacl, corresponde
requisitos artesanales de la reconstruc- muy bien a una etapa final signada por el
ción histórica- traicionan delibera- disiparse de las esperanzas que, en cuan-
damente su espíritu. ¿Algo más que la to a sí mismo y en cuanto al mundo,
defensa de la honradez histórica contra
algunos supuestos cultores desintere·
habían agregado tensión a su vida: podía
por fin aceptarse y también aceptar su
sacios de la historia científica ha inspi- condición de sobreviviente de un mundo
La alegría
rado este torrencial esfuerzo erudito? que sólo ahora advertía hasta qué punto
Real de Azúa probablemente opinaría había sido el suyo.
que no: que el intelectual busque la verdad Esto es sin duda verdad, pero es sólo
le parecía a la vez un principio moral y un parLe de la verdad: basta recordar al
de S r inteligente
dato irrecusable de su experiencia; ver a Carlos Real de Azúa de esa última etapa,
algunos desertar de esa· búsqueda era tan inagotablemente curioso de reali· ¡por Mercedes Ramírez
para él un espectáculo intolerable, y ex· dadPs como siempre, tan chispeantemen-
presar tan extensamente como es ne- Le malicioso como siempre, para advertir e acerco al recuerdo de Carlitos el que sigue!" Carlitos podía en lentecer
cesario hasta qué punto lo eraJ)odría hasta quó punto este rastreo de una de puntillas, con mucho respeto, un examen indefinidamente cuando em-
parecerle justificación suficiente e cual- trayectoria vital e intelectual, desde la con mucho cariño. No intento e- prendía rasLrPos genealógicos a partir de
quier empresa. radical insatisfacción consigo mismo y el vocar al pensador, al crítico los apellidos del examinando. Y jamás
Pero no cabe duda de que cuando mundo hasta la crepuscular serenidad de al investigador que fue Carlos Real de dejaba de analizar previamente las per-
emprende esa exploración tan vasta del la aceptación de ambos no agota el sen- A¡-;úa. Quienes fueron sus pares en las formances del reo, anotadas en el carné ele
problema de los orígenes de la nacio- tido de su vida y ::;u obra. Al principio disciplinas culturales a las que Carlos estudiante. /\sí en una ocasión descubrió
nalidad uruguaya, su modo de ver la como al final, la obra llena de la ale¡,rría de dedicó su pasión y su talento claro, ya que íbamos a examinar a un alumno
dimensión problemática implícita en la la exploración sugiera algo que el co- han establecido la significación que tiene japonós que había perdido todos sus
existencia misma de esa nacionalidad ha nocimiento personal confirmaba: que esa su obra en la historia de la cultura uru- exámenes anteriores. H.eal de Azúa y yo
sufrido un cambio quizá decisivo. vida que 11vanza monótonamente en an-. , guaya e iberoamericana. hicimos las preguntas más simples y
No comienza ahora a subrayar hasta gosto teatro y tras de cuya rutinaria Perteñezco al grupo de personas a claras en el tono más claro y más simple.
qu~ punto el surgimiento de una na- monotonía se adivinan devastadoras tor- quienes Real de Azúa mostró su perfil Fue inútil: el japonés nos miró sonriendo
cionalidad separada en el territorio mentas interiores, no estuvo sin embargo más accesible: el perfil de Carlitos el en silencio todoel tiempo. "¡Aprobado!",
uruguayo fue un hecho contingente; su colocada bajo el signo ele la infelicidad. bienhumorado, el ingenioso, l'enfant dijo Carlitos, y dándonos una explicación
disidencia con la visión esencialista que ,Junto con los desgarradores dilemas del terrible, el distraído demoledor de vul· como compañeros de tribunal, aclaró:
domina en este aspecto a la historiografía intelectual que vive con despiadada in- garidades, el del aire burlón pero ca- Yo no voy a llevar sobre mi conciencia el
nacional no es tampoco nueva. Pero, aun- tensidad sus dramas y a la vez los de su riñoso, aristocrático pero cálido. peso de haber bochado a un japonés que
que contingen~e. el surgimiento ele esa siglo, reconocemos aquí una capacidad Este grupo de personas del que for- ya perdió seis exámenes.·'
nacionalidad se le había aparecido siem- para construirse una vida en medio de la mo parte estuvo integrado por sus dis- quise recordar a Cm·litos en estas
pre como intrínst->camente valioso: era tormenta primero interior y luego exter· cípulos de literatura del 1A V A y de ~s­ anócdotas muy menores de las que fui
una cosa sola con la definición de un na, que era ya quizá el secreto último de tétiea en el 1PA; sus colegas de ambos ms testigo, porque en cada una de ellas, más
peculiar estilo de convivencia en que se un cierto estilo patricio y criollo del títuLos y, supongo, por todas las per- allú del profesor que pudiera parecer
reflejaba la coincidencia en un implicito y ochocientos, el secreto que Hudson ex- sonas qt:e ocuparon un lugar muy fron- caprichoso o frívolo, había un maestro de
original sistema de valores; su propia ploró en La Tierra Purpúrea: como en terizo y episódico en su vida. maestros que estaba enseñándome a mí
relación con éste, desde el comienzo am- esos héroes de una historia ele sangre que que no había por qué tomar enfáticamen-
bigua, había sido uno de los aspectos paradójicamente tolera los tonos del Para muchos de nosotros, sin em- te una tarea que, como la de examinar,
esenciales de su autodefinidón. Ahora la idilio, en Carlos Real de Azúa un desam- bargo, fue posible adivinar en él una for- además de perniciosa, es inútil.
vigencia de todo eso había caducado y parado candor se combinaba con una ma muy radical de la angustia, un sentido
ello le obligaba a redefinir su relación con minuciosa sabiduría, una invencible muy esencial de la soledad. La sospecha o Carlitos impartió esas lecciones, que
una historia de la que se sabía criatura y fragilidad con una negativa tan discreta premonición de ese hombre estrictamente no olvidé nunca, con displicencia lúdica,
parte, pero cuyo sentidó era ~ransfor­ como obstinada a dejarse destruir por severo se confirmó cuando vimos a sin temor al veredicto de la moralina
mado por un desenlace que imponía a la ella, para hacer posible ese milagro de Carlilos muerto, en su dormitorio pe- pedagógica, pero, por supuesto, sabiendo
nación una nueva figura. La desazón energía indomable y sonriente que le per- numbroso, el perfil aquilino alumbrado que la fuerza de su personalidad, la so·
frente al descubrimiento de que en el es- mitió, al borde mismo de la muerte, con- por un cirio solo. lidez de sus conocimientos. hacían de él la
tilo nacional de los uruguayos había aún servar intacta la ávida curiosidad por un Alguien habrá conocido a ese Carlos excepción de la regla de objetividad y
más elementos contingentes de lo que mundo que había sido hasta el fin tan Real de Azúa es1)ncial que la muerte justicia a qpe están sometidos el común
había adivinado, contribuye quizá a duro con él. revelaba. Al resto :1os fue dado disfrutar de los profesores.
agregar acritud a su discusión de una his- del compañero chispeante que armó para Disfrutó siempre de los sobrenten·
toriografía que sigue imperturbablemen· (Tulio Halper{n Donghi proporcionó a todos nosostros un personaje lleno. de didos, los implícitos, las salidas descon·
te practicando sus ritos 'celebratorios en .J /\QUE el texto precPdente que re· gracia y desplantes, mediante el cual le t't•rt.antes y de todo aquello que padecía
medio de las ruinas. produce. en parte, el prólogo que realizó fue cómodo moversP, ir v venir sin ser una levP distorsión o excepcionalidad.
Si en historia o en ciencia política es- para una antología de próxima aparición molestado en su pudor<)so seiiorío in- Unica fue esa manera de estar apenas
tos escritos de su última etapa reflejan un en coedición /\rea ·-·Le gasa). tt-rior. llt•gando y ya yóndose que tuvieron todas
esfuerzo disciplinado de adaptación a un RPcuerdo a Carlitos como com- sus pn•sent·ias. Y único ese tartamudeo
estilo intelectual que no le es todavía paiit-ro dl' tribuna lt>s de Literatura. Era administrado con que precedía sus im·
un colt•ga harto arbitrario, harto mo· pl'cablt•s dPfinicionPs o las graciosas y
vedizo, harto huidi1.o. Cada maiiana nunca crul'ies sPnt.encias con que sepultó
dPsaparPl'Ía por dos o t.n~s horas. SiemprP t•l t•ngolamit•nto y la lontPría de muchos
sospt•ch<'• qtH' sP largaba hasta la playa, ('()PLÚilPOS.
dPsdt• dondt• volvía adtH.'Í<'IHio qul'haeen•s l'nn•t·ia t•star sit•mpn• divt•rt.ido con
confusos l' impostPrgahles. PI t•spt•t·túculo dt•l acont.l•t'<'r humano. Fue
un homhrt• alt•gn• y así quiero rPcordarlo.
Examinar Lill'rat.ura o lo que fuera. l.a·~;tl.\'il <'ril una <~lt~gría valiPnte: una
Pra para t'•lunt'Oll\'t'IH'ionalismo y Pstaha ;tl<·gría dt•la intPligt'IH'Ía.
dispuPsto a dt•sharalarlo por todos sus Su obra dt• pt•nsador y Pnsayista l'S
flmll'os . .'\:-;í. por t•jt•mplo.un dbt l'll <¡Ul' tan origi11al qtH' no pudo gt•nerar una es·
t.onwhamos l'XÚmt•n dt' un grupo suyo. t'llt'Lt. Y l<tlllpot·o h;t ll'nido ni tPndr{¡
proponía J;¡:-; prt'guntns t' innwdiatanll'nt (' igual su modo dis¡ll'ndioso .\' l't•rtPro de
la:-; l'Oiltl'~Laha. Pxplicitando las n•:-;¡nw:-;· n•part ir la sal dt·l tal\'nlo ~· t•l cornil' dt' la
t;¡;, con sut ilt•f.<l, \'iiH'uiúndolas con otros ;dPgría.
pasajt•s dt•l !t•xto litl'rnrio, iluminúndobs
t'Oil citns \' t'IHiqut•ci<'·ndolas dP tal
m<llwr;t q lit! termina ha por configurar una
dist•rtnci<in t•jt•mplai· sohr(' toda la bolilla
qut• suscitara b1 intt•rrogaciún originaria .
.. ;.!l.lu.\· hit•n! ;Tn•s sohn•sa liPn Ll's 1 ¡ l'ast•

Pese a quien pese en noviembre halmí elecciones sin presos políticos y sin proscriptos. Fn Estados U ·
~,E: Montevideo, viernes 13dejuliode 1984))
Todas las franquicias verbales

gunas páginas de historia ese querer, de cualquier manera la am-


habrían sido factibles a través de la
Pquivocidad radical del federalismo, es-
pecie de gran manto que encubría tanto a
los partidarios de la cooperación y el en-
Blanca París y Juan Oddone bigüedad básica del federalismo permite
trelazamiento interprovincial como a los
fanáticos de la autonomía local, además
. . otra parte de esta separata, Tulio Halperín ha trazado con admirable msmuar que 1ntJO la cobertura VIstosa de de cohonestar a los adherentes a las dos
precisión el perfil humano e intelectual de Carlos Real de A zúa valorando tam- las fórmulas federales y con federales políticas permitiéndoles poner variados
bién su aporte historiográfico. Sólo quisiéramos subrayar ahora la calidad ex- pudiera esconderse un movimiento cen- entas1s en los cl1versos elementos de su
trífugo, una fuerza insolidaria, que, aún esquema doctrinaL Hacia donde se des-
cepcional de su trabajo, por el que perdurará como uno de los más represen- presumida, no puede -aunque cueste
tativos historiadores del Uruguay de la crisis. plazaba el acento dominante- por lo
creerlo- hurtarse a colaborar. ¿Por qué? menos hasta 18:~5- esto es, hacia el in-
Dotado de una formación sin duda excepcional para el medio, enriquecida Es claro que reafirnia la tesis don-
sularismo y la anarquía los hechos se en-
por la perspectiva de otras ciencias sociales, en casi toda su obra alienta una de más falible y ostensiblemente luce. cargarían muy pronto de develarlo y esto
~e.flexión sobre la problemática del pasado. Crítico penetrante de la realidad No es inútil apuntar que una no- ha permitido trazar los cursos diversos
uruguaya y de su entorno, y a la vez testigo de los años revueltos en que se vedosa percepción de la ambigüedad de del federalismo norteamericano y del
desenvuelven los últimos de su existencia, su labor intelectual fue un incesan- las ideologías y de la naturaleza dialéctica federalismo rioplatense como una· ace-
te navegar en aguas profundas. Ensayos, estudios, artículos breves o trabajos dPl desarrollo histórico late en las ase- leración de fuerzas centrípetas, en el
veraciones de un lote de historiógrafos y primero, y centrffugas en el segundo. Del
de investigación, nutridos por una erudición toiTencial, incorporan asimismo el polemistas qlw tan privados han apa-
: énf?t;tue esclarec~dor de la econom.ía, la antropolog!a la sociología o la ciencia recido regularnH'nle de Pilas. Carlos aislamiento a la coordinación ei1 el primer
pohtJca. La dommante preocupaciÓn por la temática de los gmpos y las re- María Ramírez incidiendo sobre el punto caso y de la unidad a la diversificación
laciones sociales, confiere a la obra de Real de Azúa la dimensión de una his- tal vez por primera vez dijo que "los recelosa en el segundo. Dentro de este
proceso la modalidad artiguista es vista
toria global. orientales recibieron con inmenso júbilo entonces como un mero momento de él y
Res·ulta muy difícil seleccionar tan sólo algunos párrafos de esa produc- el advenimiento de su independencia ab- aún se señalará qué breve y qué inconsis-
ci<'ln histórica, plena de hipótesis, polémica siempre, incitando a la respuesta, u soluta. ¿Por qué'! Nadie podrá expli- tente fue a la postre la Federación aupada
la discusión, a la reflexión, abriendo caminos a nuevas inte1·pretaciones. cárselo sino comprendiendo que la so- por el Protector. Pivel ha precisado que la
Los textos aquí reunidos pretenden aproximar una imágen repK·esen- beranía federal proclamada .v defendida iJ:t~egració~ federa~iva cabal, con excep-
por J\rtigas con exageración intransigen-
tativa de su labor, reflejando tres puntos de vista diferenciados. c~on de la__ mdia~la de C<?rrientes, tan per-
te, encerraba el górmen de la independen- Lmaz y he!, solo duro un año, exten-
De "~l patriciado uruguayo" se ofrece parte sustancial del capítulo que cia absoluta cuando fuese necesario optar
hace referencia al ocaso del grupo patricio que, tras cambiantes vicisitudes, se entre ella y el yugo exótico del Imperio o diéndose sólo de 1815 a 1816. Ya antes
extingue con la consolidación del Uruguay moderno. En estas ¡páginas Real de la supremada unitaria d~Buenos Aires", que él, Falcao Espalter, en su desor-
denado alegato, había llamado la aten-
Azúa resume las aristas más descollantes de los cambios operados en ef país Un Lerdo de siglo más tarde también ción sobre el hecho de que cada provincia-
desde fines del siglo XIX. Blanco Acevedo, formalizando mejor un y ello aún en el trecho cenital de la fe-
, En la significación independe!ltist~t el~! federaliE_!.ffi.:O de Artigas, se re- argumt>nLQ después muy repetido, vio, deración- tuviera sus fueros, su escudo y
produce uno de los capítulos del trabajo inédito sobre los orígenes nacionales sin arredrarse al parecer por la contradic- su bandera. En suma: que con federalis-
ción, al artiguismo confedera! como mo teórico o no, la .Provincia Oriental,
del Uruguay (El Uruguay como "cuestión nacional) donde analiza las prin- primer paso hacia la independencia ab-
cipales tesis historiográficas en torno a la secesión de la Banda Oriental, tema soluta. En puridad, habría sido la íntima en la práctica político- administrativa
que Real de Azúa reinterpreta en un vasto y docum•entado estudio de casi dialóetica de los hechos mismos la encar- concreta, se organizó con plena, libérrima
cuatrocientas páginas. independencia.
gada de asegurar el tránsito. Importa en-
Por último se transcribe la ejemplar introducción al fascículo inicial de la tonces poco para ella que vínculos de /Capítulo del trabajo inédito: El Uruguay,
Enciclopedia Uruguaya donde caracteriza en apretado trazo las principales federación o confederación sean de cual- como cuestiím nacional\
líneas de fuerza que moldean la evolución política del país desde el pobla- quier manera más contractuales, menos La historia política.
mientojnicial hasta los umbrales mismos del Uruguay actual. .· . firmes, menos sobrentendidos que los que
traban las viejas unidades. Importan Las ideas y las fuerzas.
arna.,...ar~•·~ en el caso oriental, en cambio, que en una
Penumbra y epílogo del patriciado Esta_dos Unidos, puesto que nada similar identidad inicial hubiera surgido primero La historia política del Uruguay
n buena parte de lo que va del podía haber representado la tarifada la disidencia y después la ruptura política suele fijarse en la memoria de propios y

E siglo XX, los viejos sectores de " guía socia:·~· de algún anuario.
la soeiedad siguieron marcando, Después de 1940 y de la Guerra
con todo, su peso en las costum- Mundial N" li aún estas débile<:J presen-
bres y en la cultura. cías parecieron disiparse y el flaco hijo
Los hombres de la llamada "ge- patricio arribó a un estuario donde se
y militar entre Artigas y Buenos Aires extraños como una sucesión de imágenes
decidiendo que desde este lado del río la esterotípicas. Es el Montevideo de las
revolución procediera autonómicamente. murallas pétreas y artilladas y su entorno
Variantes hay en la fecha de esta no- rural cruzado por blandengues y con-
vedad, que es para alb'llnos la del rom- trabandistas. Es Artigas, el caudillo
neración del Ateneo " ( 1880 -1885) confundió con pantanosas formas al- pimiento entre Artigas y Sanatea a bueno, buscando implantar, entre los
habían sido, por lo menos en su gran toburguesas y tendencias plutocráticas mediados de 1812, y para otros, por su desvelos de un asedio de todos los frentes,
mayoría de origen I?atricio. Los de la crecientemente desembozadas. Pues es índole más drástica y su amplitud el una patria concreta, un hogar de tierra y
~generación del 900 ' (con excepciones ley general que en una sociedad dinámica rechazo artiguista del acuerdo conclmdo dignidad para aquellos "infelices",
de Viana y de Herrera y Reissig) per- (y const~t.uímos una, aunque no se crea) la por Durán y Giró con el Gobiemo de aquellos "desheredados" con los que con-
tenecen a la nueva burguesía inmigra- tendencia a fundar una selección en el Buenos Aires el 8 de diciembre de 1816. vivió y luchó. Es el Uruguay "tierra pur-
toria, a la clase acomodada formada des- nacimiento siempre fracasa. Mucho más Sería en especial desde esa altura que la púrea", ruedo colorido y violento, pago
pués de 1851 o a la clase estanciera discutible es que fraeasen las que la fun- querencia independentista, aún enredada clásico de las guerras civiles y de pasiones
(Carlos Rey les) nueva también. dan en otros títulos. en los andadores de la fórmula federal se partidarias ancestrales. Es el pais del900
Se ha dicho que para la formación de Políticamente, y con esto termina la expidió abundosamente en decisiones de en adelante que realizó en el pequeño
una clase alta con prestigio se requiere"- historia, el Patriciado tuvo todavía arres- alto valor expresivo -desde nombres de ámbito que le recortaron azares y tra-
dinero, más inclinación, más tiempo". La tos para darle sus jefes a las dos variantes barcos a fórmulas juratorias que poco tados, la experiencia ejemplar de un Es-
fórmula parece exacta y' lejos de ser que adoptaron en nuestro siglo los dos tendrían que ver con alguna conciencia de tado y una sociedad "modernas" en la
peyorativa es estrictamente neutral: el partidos tradicionales. Condición de una instancia política superior. Con más plena o (por lo menos) en la más
segundo de los términos "inclinación'' Lodos los patriciados es producir sus visión más sociológica que mero registro visible de las acepciones. Y es, también, el
carga cualitativamente una serie de im- clisidentes y tanto José Batlle y Ordoñez de acontecimientos Beraza retrotrae la Uruguay de nuestros días, el del lento,
ponderables nada fáciles de explicar. Los ( 1856-1929) como Luis Alberto de invención nacional y sostiene que el irremontable deterioro econorriico, el del
tres ingredientes existen con relativa I-Ierrera (187:J-195H) tuvieron algo de pueblo oriental se hizo "una nación" a sisLPma de partidos esclerosados y vacío,
abundancia en la sociedad uruguaya de ello. El primero llevó al poder a las clases raíz de los hechos posteriores al armis- el de la emigración de sus elementos más
nuestro siglo y si en algunos casos el medias y abrió vías de desarrollo a la ticio del 20 de octubre de 1811 y, en es- dinámicos, el de las devaluaciones y el
tiempo era corto la cuantía económica clase obrera de la ciudad. Herrera, mucho pedal, en la gran experiencia de "la privilegio reptante e invulnerado, el del
compensaba la brevedad del tercer más apegado que Batlle a su núcleo Redota" o "el Exodo". La emigración aferrarse, sin esperanza efectiva, al ar-
término. Como sostiene Wright Milis : originario, le dio al nacionalismo la base masiva habría comportado el "embrión qudipo de lo que fue, el de la convicción
siempre hay una clase alta y siempre hay popular que había perdido o dejado de un Estado" y se habría fundado en los desolada que "al mundo nada le importa"
adiciones. desorganizar desde el fin de las guerras dos ejes doctrinarios de "la Revolución" v no sómos el "laboratorio" admirado e
En el Montevideo de los diez, de los civiles. A cierta altura de sus vidas los -como retroversión de la soberanía al imitado por todos los pueblos del orbe.
veinte, de los treinta, en sus casas de la dos tuvieron que enfrentar,a su vez, la pueblo- y "la nacionalidad", fundada en Pero vale la pena hurgar debajo de esas
Ciudad Vieja cada vez más amenazadas disidencia de aquellos ¡.,TJ.·upos que en sus la "soberanía particular" de cada pueblo imágenes, ver qué las enhebra, cuánta
por la piqueta o la oficina pública, en sus partidos resistían esta presencia de lo del Virreinato. El ideal de confederación verdad o deformación conllevan comó
quintas del Prado, en sus decrecientes es- popular: BaUle después de 1910 y He- qlw plasma en 1812 en las notas a las jun- Lej~n. todas, una singular, no siempn'
tandas, todavía la vieja clase siguió mar- 1-rera después de H)a l. Pero toda esta tas de Buenos Aires y del Paraguay com- dignificante, no siempre decopcionante,
pleta -y no deforma- una nacionalidad trayectoria histórica.

X
cando un melancólico magisteri.o de nueva cuestiún es medulannente ajena a
modales, un invisible cánon del gusto. El la plenitud patricia y su destino no tiene ya perfilada, puesto que no se deseaba la /Eneiclopedia Uruguaya, La historia· política
·unión en otra forma. Esa concevción
estilo del Patriciado remanente se fue dilucidación aquí.
refugiando en es¡Jorádieos bailes pri- \El
..
combinaba y adecuaba "la vocación M'"'""''""· A<" l!)EIH/
' 1>atrieiado uruguayo, MontPvideo ' Asü·
vados, en al~unos centros, en algunas 19 G 1 , ' · autonomista de los pueblos y la unidad
salas polvonentas que se abrían rara- 2<>.edición: Montevideo, Banda Orienta- política rÍoplatense" _
•:wnte, en una nostalgia de "matronas" 1, 19H 11 ·------------------~
expedida por cronistas de sociedad, en La significación hidependentista
una literatura biográfica y genealógica
aderezada por descendientes. Se derrum- del feder1:1lism<) de Ar~igas.
baron, entre t'\rto, algunos pequeños Y Las numerosas y explícitas manifes-
orgullosos patneiados depart¡unentales, t~tciones con que i\rtigas expidió su per-
que liastá no hace mucho todavía eran Lmaz voluntad de no romper los vínculos
VIsibles-en San Josó y en Salto, y todos que ligaban la Banda Oriental con las res-
sus aportes se nivelaron en la competen- !.antes regiones de la zona platense han
cia montevideana. presentado siempre un denso punto ele
Como una a'ristocracia o un Pa- perplejidad para la apologética indepen-
Lriciado implican, para su plena vigencia, dentista usual. J\ veces st) las ha pasado
una aspirabilidad hacia ellos de los otros por alto, aunquL' ello tal vez no sea la nor-
sectores sociales, un deseo de imitarlos y ma general. Otras, y es sin duda postura
de entrar en contacto, Lodo ese mecanis- mús inteligente, se ha tendido a inter-
mo exige un rol canónico de importantes. prd.arlas como la expresión, verbalmente
No existió nunca entre nosotros una lista inadecuada de otro querer diverso y aún
similar a la.de "los cuatrocientos" de los literalnwnte antagónico. Fuera cual' fuese

"Por el momento el diálogo va bien, sei'lores. Fs de esperar que no vengan ahora a oponerse a alguna c·osa".
-----------=---
~- _~e~ oa~ ______..,_'lr'\1_'~~------L'.
_::::::::::J_..: ~..e- Montevideo. viernes 13 de julio de 1984 ;:;

RealdeAzúa
llruguay - ellas emanaban. Durante el período de
;,una sociedad amortiguadora? modernización mdical esa constante se
marcó en la insuficiencia de un mercado

U
na sinopsis. de lo desarrollado adecuado para la expansión industrial (y
hace muy factible subrayar la la correlativa permanencia del esquema
continuidad y permanencia de cier~
tas características. Y esa conti-
nuidad abre el camino a la presunción
lógica de e¡~ eti la muy estable confi-
guración iie un limitado número de
y las ciencias sociales exportador-importador), la parciali-
7.ación de la "motivaeión nacional" en ún
·purtido político no dominante y en unu
especie de "ideología nacional" iden-
tifieadu con contenidos políticos par-
variables ha descansado la índole amor- por Carlos Filgueira y Juan ~al tidarios e ideológicos de "compromiso".
tiguadora (también "amortizada") de los Dumnte el período populista la misma se
períodos socio-políticos uruguayos res- Hacia fines de la década del treinta Real de Azúa realizaba una actividad seí1alará por la menor ambición auto-
pecto a los tipos que llamaríamos nomista del "modelo desarrollista"
"máJc. 1s" o "puros" que pueden cons- política militantP., duramente criticada en los años sucesivos, que culminará
correlativa a la inadecuación cada vez
truirse deducidos del curso histórico con un apartamiento y una toma de distancia entre las posiciones ideológicas y más ostensible del mercado para un
latinoamericano y, sobre todo, del de los los hechos. Su libro testimonial, España de cerca y de lejos saldará las cuentas crecimiento aulosostenido pero tambien
países vecinos. Esa presencia de ·:·cons- de su etapa militante y marcará el inicio de una nueva reflexión intelectual que en la menor virulencia dinamizadora de
tantes" o "invariables" se despliega a lo alejará de los temas sociales y políticos por casi dos décadas. Hacia fines de una ideología de tipo nacionalista y an-
vé·ces con total ostensibilidad mientras los años cincuenta los temas histúricos comienzan a preocuparlo y no aban- Umperialista.
en otras se esbo7.a de modo diverso;. en donará el género hasta su muert.e, y en los sesenta complementa el retorno al TERCERA: La importancia de un
ambos casos, empero, esa misma con- co~nzar una etapa de reflexión en ciencia política. Estudia la literatura recien- sistema bipartidario estable, de las es-
tinuidad los da, por su fuer7.a acumulada tructuras jurídicas que más tarde lo con-
y ya entonces "tradicional" -un poder te sobre el tema,en 1967 gana por concurso la cátedra de Ciencia Política en la
solidan y de la emergencia de un elenco o
de incidencia mucho mayor que el que en Facultad de Ciencias Económicas y en 1969 ingresa como Investigador personal político unilicado. Todos estos
cada período, aisladamente ponderadas, asociado al Instituto de Economía de la misma Facultad. Retiene estos crurgos conexos determinantes se marearon des-
hubieran sido capaces de mostrar. hasta 197 4 cuando la administración interventora no lo confirma. Las de el período de independencia y anarquía
Creo, en suma, que si se busca la preocupaciones intelectuales lo llevaron a un campo muy amplio en la década por su alto poder de socialización y
identificación de esas constantes son seis de los 60' de modo que siguió escribiendo sobre temas literarios e históricos, movilización de la masa nativa, por su
las que emergen, las que resaltan de una agregando la reflexión en ciencia política y sociología. Luego de 1973 las flexibilidad para acoger diversos eonte-
operación de cortes verticales a lo largo nuevas condiciones del país motivaron la pérdida de cargos en la enseñanza nidos, intereses e ideologías así como
de los períodos marcados ("colonial", superior, lo que le permitió disponer de más tiempo como investigador. Abor- también para albergar bajo la cúpula
'desarrollo hacia afuera", "modernizador- dó nuevos proyectos y se vinculó a nuevas instituciones.Investigador aso- caudillesco-partidaria y a distintos ni-
radical", "populista", "neoautoritario veles diferente;; grupos sociales. Durante
conservador" y de "ascenso militar") y ciado al Centro de Informaciones y Estudios del Uruguay ( CIESU ), en su seno la etapa de "desarrollo hacia afuera",
de los dos intermedios ("insurrección elaborará algunos trabajos que recién comienzan a difundirse C(}_mo El clivaje manteniéndose estas capacidades (aun-
regional y guerra civil-internacional" y mundial euro-centro periferia (Acalí - CIESU 1983).Al mismo tiempo es que algo debilitada la última respecto a
"reajuste dietatorial" ). reclamado por la prestigiosa Universidad de Columbia, de Nueva York, cuyo Jos sectores sociales más altos) se pro-
PRIMERA: la relativa debilidad Departamento de Ciencia Política le encarga -con el apoyo de la Fundación nunciará, en cambio, muy claramente la
(desunión, floja cohesión, flaqueza de la Tinker- dictar cursos sobre los temas "Nijloautoritarismo y cambio político aptitud para una socialización política
base económica) de una dase dominante en América Latina" y "Elites y cambio político en América Latina". En ese efectiva de los sectores extranjeros (que
y/o dirigente y, en especial, de su sector ámbito escribirá el aún inédito Uruguay, ¿una sociedad amortiguadora? obra ya tenía sus antecedentes en los años
terrateniente, así como la de la estructura 1888 a 1851). Igual aptitud para la so-
social en que ambas constelaciones -la que CIESU editará en el correr de los próximos meses. Al momento de su cialización política del sector armado- y
más amplia, la más reducida- hubieron fallecimiento estaba trabajando en el tema" neoconservadorismo", para el que cancelándolo así como fuerza indepen-
de sustentar su poder. había obtenido una beca del Social Sciences Research Council de Nueva York, diente- mostró una <;le las dos alas del
Ella habría estado determinada: en el marco de sus actividades dentro del CIESU. Lamentablemente no pudo sistema partidario, la colorada, desde el
durante el primer período, por la ines- culminar este p1·oyecto. En el área de ciencias sociales, además de los trabajos tercer tercio del siglo pasado. En el pe·
tabilidad y la conflictualidad de la citados su obra incluyó un manual en dos volúmenes sobre ciencia política l'Íodo de modernización-radical habrá que
atribución de la propiedad de la tien·a,. publicado en 1971, un texto donde discute el tema Legitimidad, apoyo y poder agregar sólo a los invariados datos an-
por la careHcia de manos sometibles a político (1969). La clase dirigente publicado en la serie Nuestra Tierra en 1969, teriores el compromiso partidario y social
servidumbre como las que hicieron involucrado en el proceso de transfor-
posible la extracción minera o la agricul- el trabajo acerca del Ejército y la política en el Uruguay publicado en marzo de mación institueional que se cumplió entre
tura de plantación en otras zonas de 1969 en Cuadernos de Marcha y un muy recordado capítulo en el libro Uru- 1925 y 1981 así como la función esta-
América española; por la índole adminis- guay hoy, aparecido en 1971, titulado Política, poder y partidos en el Uru- bili7.adora de esas nuevas estructuras.
trativa subordinada de Montevideo res- guay, citando sólo los más conocidos y sin tener en cuenta todo el enorme También su probada flexibilidad para
pecto a Buenos Aires y por su dominante aporte realizado a la historia política y social fronterizo con su dedicación a la acoger sin quebrarse contenidos y ten-
carácter militar naval y, más en general, sociología y la ciencia política. Falta publicar casi todos los trabajos inéditos dencias supervinientes -caso, sobre
por la demora de la implantación social en al tieJllpO de su muerte, entre ellos un desari'O,llo teórico sobre la clase dirigente todo, de las radicales que se pronunciaron
la región con todas sus variadas con- y un estudio sobre el "tercerismo" como corriente ideológica. Para un Uru- en el batllismo. Y aún podría agregarse:
secuencias. Durante el intermedio de "in- guay que prácticamente desconoce la obra de Real de Azúa no sólo hay que en- una legitimación del '.'gobierno de par-
dependencia y anarquía" asumen sig- tido" que hasta entonces había sido muy
nificación especial: la devastación rural carar la publicación de estos trabajos sino que también es necesario reeditar discutible y que se obtuvo a través de la
· originada en la propia guerra de libe- gran parte de su obra la que mantiene toda la frescura y vigencia renovadora constitucionalización o legalización de
ración, en el' ·proceso de ocupación por- de su primer día de aparición. Es un modo de afirmar algunos de los cimientos arbitrios que hacían de la oposición -
tugo-brasileño (1816-1828) y en la guerra que Real de Azúa puso al desarrollo de las ciencias sociales en Uruguay y que normalmente medio país en términos
civil-internacional que corrió de 1838 a tan duramente fueron castigadas en los últimos tiempos, tanto como él, de- políticos- una condición respetada y
1851; la marginalización de los sectores saparecido en el casi-anonimato en tiempos difíciles. retribuida en posiciones de valor muy
sociales dominantes respecto al proceso Hemos selecci~nado dos fragmentos de su ob,.a relacionada con el tema cien- sustancial. Esa misma cónsistencia de las
revolucionario global y la correlativa in- cias sociales. El primero corresponde a un .inédito de Real de Azúa donde estructuras político-partidarias así como
tensa y .semiautónoma movili7.ación de caracteriza al Uruguay que perecía, hacia 1972-73, como una sociedad amor- la del compromiso que forzosamente
los sectores rurales medios y bajos; la comportaban se mostrará en toda su
condición de semidependencia del nivel tiguadora. Finalmente incluímos parte de un trabajo de 1975 realizado para la saliencia durante el intervalo dictatorial
superior en los séquitos partidario- CEPAL en la que expone el proyecto autoritario para un pequeño país. (1933-1938), un estilo de acción estatal
caudillescos y el también correlativo ehti n a !t':1M+~~ 'MWfUrJ'Jii~ más bien propicio a arrasarlas o, por lo
carácter populista-probendario del mis- menos, a dañarlas. Durante el período
mo sistema partidario caudillesco en · propiedad; la con~inuidad de la atracción del bloque de poder entre 1851 y 1890: populista se pueden registrar las mismas
cuanto se sostenía en una con-iente de entre los diversos polos externos de poder dase terrateniente inarticulada, sector permanencias: estructuras político-
asignaciones materiales a los grupos con sus consecuencias en la división de la financiero extranjero o desmedidamente partidarias exteriormente firmes, com-
medios y bajos que era restada así a lo clase superior, un factor variable cada vez especulador, estrato mercantil se- promiso social y político, personal o elen-
recibido por el nivel superior. También la más dependiente ahora ele la insuficiencia miautonomi7.ado imponiendo políticas co común y estable. Pero en el tipo de ac-
división entre los diferentes polos de de la base de recursos materiales y so- financieras propias ("01·ismo "versus ción gubernamental que el populismo
atracción externa (Buenos Aires, Brasil, ciales de la en~idad soberana consagrada "papelismo"); disfuncionalidad del representó o en el desenlace que en otros
provincias argentinas) y los proyectos por la Convención de Paz de 1828, es apoyo ideológico ("principismo") y países tuvo, hay que destacar dos in-
políticos implícitos en ellos. Durante el decir, de sus deficiencias para alcanzar la semiostracismo político del nivel social variantes de alto poder de atenuación:
"período de desarrollo hacia afuera": la necesaria "autonomía para la dependen- más alto después de 1865. Durante el 1) la previa y considerable movili7.ación
ambiguedad e indeterminación de la cia". Agréguese todavía el carácter ya período modernizador-radical todo ello y participación políticas que explica la
salida de 1851; las continuas guerras tradicional y autosostenido de las estruc- refluirá y se acentuará con la aceptación posterior inexistencia de sectores sociales
civiles y su impacto sobre la prosperidad turas partidarias y sus efectos sobre la por parLe de la clase alta del compromiso en violento ritmo de incorporación al sis-
·agropecuaria y la estabilidad de la unidad de la clase dirigente; la debilidad político-social con el Estado, la buro- tema; 2) la marginalidad del sector
cracia, las capas medias y la industria sin militar como grupo social con puntos de
Herrera: otra partida que la estabilidad social y vista específicos, un fenómeno al que ya
el nacionalismo
agrario
l Jna actividad una paz interna desde entonces firme. Y
agréguese todavía que durante el período
se hiw referencia. Y los mismos rasgos,
por fin, permanecieron y atenuaron la
G:uhH> lli·a! tJc ;"\'1\J -cucstion~HJa populista esta posible ya tradicional factible máxima intensidad de la etapa
pérdida de la posición hegemónica hizo neoautoritaria.
más débil el puntual ataque populista al CUARTA: La relativa debilidad de
sector y más débil también su réplica. las estructuras de dependeneia (o inter-
S!•;GUNDA: los caracteres y la dependencia asimétrica). Para t.odos los
dimensit'm de la base física nacional y sus períodos, a partir de las guenas de se-
efectos en lo social, lo ideológico y lo cesiún v dviles actuaron como deter-
econúmieo, marcada durante el cnbniaje, rninanL~s un tipo ele economía con base de
en la índole fronteri7.a de la región; du- propiedad "nacionalmente contn¡lada"
rante la independecia y la anarquía y el (es decir, no "economías de enclave") y el
período de "desarrollo hacia afuera", por eminente valor estratégico- en termmos
la creación de una nacionalidad con es- militares pero sobre Lodo navales- más
caso sustento de poder material, en con- que económico del área oriental. A ello
tinuidad soeial, ecolób..jca e ideológica con habría que sumar, a partir del período de
las naciones vecinas y expuesta a las dis- modemización-radicalla existencia de un
tintas afinidades y atracciones que de importante sector nacionalizado y al

¡. ¿Cómo estará la carne congelada, teniendo en cuenta que las cámaras_ no funcionan desde hace once años?
~,E Montevideo, viernes 13dejuliode 1984 J!J
de la etapa populista la magra y derecho civil. Excepto estas dos muy es- la comunidad pequeña. Esto tanto en costo, por lo menos inmediato.
va dimensión del mercado peciales condiciones es probable que las términos (.>eonómicos -en que es factible En ese cuadro de desmovilización y
to de vista de una inversión más generosas leyes sobre inversión de que se hagan efectivas- como en de escasa apelación a posibilidades in-
masiva, sustancial. Todo esto capital extranjero sólo consigan la ele- términos políticos. En éstos, empero, es novativas la menor diferenciac.ión de
como es obvio, múltiples y vación del "status" jurídico y financiero concebible que por efectos del "horror roles que señala a los paí-ses pequeños
bies corrientes de re¡,.rimen- de las empresas foráneas itfincadas que teológico" , sea mucho menor la capa- beneficiará igualmente a un estilo conser-
copamiento: el término "rela- obtendrán de esta manera un lucro de cidad de maniobra, por lo menos en una vador, en especial en tanto y cuanto ese
su raíz comparativa deja suficien- coyuntuí·a bastante inesperado. Puede primera etapa y hasta que se esté en el bajo grado de diferenciaci{m se traduce
para ellas. agregarse toda vía que si el es fuerzo caso de pasar a purtos de vista más prag- psicosocialmente en un abanico de as-
UI NTA: La relevancia motiva- productivo se concentra, como es muy máticos y menos "comprometidos". Lo piraciones más modestas, conformistas y
sustentadora de una firme línea probable, sobre la exportación y el que quiere decir igualmente que en esa rutinarias. Para todas aquéllas que no lo
nte, de sesgo "iluminista" mejoramiento de la balanza de pagos ello primera etapa la rigidez de manejo po- sean la emigración será un arbitrio eficaz
despu-és, democrático- hará muy vulnerable el estilo a dos va- lítico puede daflar mucho la flexibilidad que sólo puede hacerse disfuncional
tarde, con su corolario de riables tan inseguras en su conformación aspirada de manejo económico. cuando desangre las reservas y diezme
"racional-legal" en el sen- como éstas lo son. Puede agregarse igual- En cuanto a las posibilidades de ob- los cuadros de capacidad técnica más im-
de la expresión. Durante mente que si se busca un espoleo indus- tener apoyo calificado y activo de la prescindibles. También -y a largo
_pl-nAriocllo "'""'""" tuvo alta correlación trializador inicial del tipo del ensayado en población y de aprovecharcreativamente plazo- cuando sumado al desmante-
anza de la implantación re- otras partes, es casi seguro que en el área las latencias de cohesión e inventividad lamiento cultural que la represión com-
Jll!'lOSia·llCI!m a ti va española; durante no existirá la capacidad ociosa necesaria que pueden caracterizar preferentemente porta el nivel intelectual medio de la
de independencia y anarquía para una inmediata activación. Tam- las pequeñas unidades es concebible que comunidad hayaUirremediablemente.
fácil (y se hizo más fácil) con las bién el énfasis en la actividad exporta- la índole normalmente impuesta del estilo Pero la lucidez. la alta información y la
cias "ilustradas" dentro de la autodeterminación puntual de una
, la acción temprana de ciudadanía no están entre las metas del
IVlllsc•nena y el republicanismo-radical estilo constrictivo y esos efectos actúan
grupos inmigratorios arte- regularmente a ritmo pausado, los ca-
franceses, italianos); en la etapa nales de comunicación informan de ellos
hacia afuera" se robus:. con lentitud y los mensajes más alarman-
rigidez constitucionalista y tes llegan a gentes que no están en con-
del "principismo" pero, más diciones de pesar o siquiera de ser oídas o
sustancialmente, con la cohonestación cuando llegan a algunas que lo están es
ideológica liberal-democrática a la que seguro que serán diversamente desci-
apeló el sector social superior política- ft·ados.
"blanco" y desplazado desde la También el estilo constrictivo re-
a del 70. Durante el estadio de quiere menos capacidad de decisión
modernización-radical los mismos con- autónoma que todo§ los otros alterna-
tenidos,a un tiempo ahondados y ex- tivos respecto a los meteoros de poder
tremados, se identificaron en cierta y dominantes en el área,lo que quiere decir
considerable medida con el compromiso que los riesgos externos se amortiguan
político-partidario alcanzado y ambos con .mucho y en todo lo que no pertenezca a
una especie de "doctrina nacional" casi este rubro, esto es: hostilidad de la
indiscutida. Y aquí es de nuevo que hay opinión pública internacional, peligros
que hacer referencias al alto grado de in- latentes en ella, etc.,la ,t,~ntativa habitual
tegración del sector de la fuerza armada será la busca de asociaciones interna-
en el sistema, al que la ideología y la es- cionales con otros estados de similar pos-·
pecial modulación solidarista que re- tura. Estas asociaciones, sobre deteriorar
presentó la Masonería dotó de fuerte con- aún más la ímagen externa del sistema
sistencia. Todos estos determinantes, por pueden ser incurablemente simbólicas y
fin, mostrar01f su acción amortiguadora representar muy magras ven tajas
durante el intermedio dictatorial, la etapa materiales.
populista y la redefinidón neoautorit.aria, Marquemos aún dos trazos pro-
aunque, claro está, a lo largo de diferentes bables. En naciones pequeñas y pacíficas.
y aún contradictorios modos de inferen- en las que por ello debe suponerse que las
cia. SEXTA: Aunque no la menos fuerzas de eoerción no han librado mu-
decisi.1ca, la amortizacibn del·disenso chas generaciones guerras internacio-
social y de la marginalizaciún de los se<:- nales 1ii i·ealizado -por obvias razones de
tores más deshet·edados. Ya es tema tamm1o- tareas de integración física y
reiterado en nuestra historiografía social social que otras han cumplido , esas fuer-
el papel que en esto jugaron las a medio zas tPnderún a subrayar de modo muy
"conquistas'", las a medio "concesiones" persistente su valor simbólico de cus-
de la etapa de modcmizadún radical y su todios de un orden social bastante rígido,
· impacto amortig-uador (~n las clóeadas que de un "estilo de vida" y de una entidad
la siguieron. Ello tanto en d sPntido de nacional prácticamente inseparables del
dolar de menor explosiv idud al período de primero. Esta pretensión será muy co-.
tono populista y hac(~r menos estentóreo lwrente con la característica "sacro-
el tono de las dmnandas de los sectores colectiva" que -como decíamos- la
con ni\'eles fuertemente reprimidos de inevitable "doctrina nacional" tenderú a
aspiraciones (menores en general los impregnarse y. aún se percibirá una sus-
peligros que al "statu quo" social pa- tancial afinidad entre esa doctrina y las
recían amenazar) como en el sentido de tradiciones y valores estamentales que
generar un conformismo a cuyos sig- formalizan poderosamente al subsistema
nificado y efectos ya se hizo reiterada de coerción. Sin embargo tal sesgo
referencia. ideológico podrá llegar a chocar frontal-
mente con los valores secular-libertarios
Pequeña naciún y que un modelo económico neo-capitalista
estilo de desarrollo lleva implícitos, lo que hace posible que
Parece obvio, para comenzar, que un ambos puedan llegar a dañarse re-
extremo productivista a todo trapo no dora y en la posición subordinada del y su misma dirección ideológico-social no cíprocamente o aún más verosímilmente
tendrá muy largo aliento, por lo menos en consumo p~ede lleg~r a .~i~~1ificar un favorezca el respaldo de aquellos sectores a contribuir a no ser tomados muy en
los tórmínos cuantitativos que habitual- proceso de re-enclavrzacron capaz de de edad y actividad (juventud, "inte- serio.
mente importan si es que el cuadro es de generar abruptas diferencias entre los ligencia'". téenieos) más proclives a brin-
sectores preferidos y los otros, todo con darlo sin tasa a una dirección alternativa (Carlos Real de Azúa, Los estilos de
una forzosa limitación y escasa variedad desarrollo y las pequeñas naciones, San-
de recursos. Ello puede hacer irreal la los efectos sociales correspondientes. más consensual y compatíbilizadora.
Todas las consideraeiones preceden- Pero el estilo no requiere mucha movi- tiago CEPAL División Desarrollo Social
secuencia de modelos similares adop- DS/124 Agosto de 1975)
tados en medios más ídóneos a ellos1 una tes, salvo la excepción ya admitida para lización sino más bien lo contrario, lo que
irrealidad que puede producir efL>etos de las perspectivas del capital foráneo tiende a amortizar la significación adver-
suponen a la pequeña nación en el vado. sa del fenómeno y en el mismo sentido se (Carlos Real de.Azúa, U1 uguay ¿Una
muy variada laya (reajustes, sustitu- sociedad amortiguadora?, manuscrito
ciones, búsqueda de "chivos emisarios"· Es probable, no obstante, que más bien se hace posible que el disenso latente re-

':·~x
externos o internos y aún persistentes es- busque funcionar como "modelo adscrip- presentado por las extras y las contra-
fuerzos de tipo integracionista ). to'" a otro mayor, especialmente en la lealtades (ideológicas, universales,cori-
También esa parquedad de recursos provisión de materias primas y capaeidad tinentales). pueda ser reprimido a poco
y mercado puede significar escaso atrac- laboral superflua y aún en la recepción de
tivo para la concurrencia masiva de in- energía, productos industrializados y (;l,lfl$0!1.' , IHftllJI'-I':IONA~U 'bll: , Vl!VIHO

versión privada extranjera, la cual, sin t(.>enología más ad(.>euada y barata que la H1'\ h l .\ IH l.\ t f!' ·\l.
~t ·M:·: ~~·íVnmP"Q Pt, ~ :·~~~~~t.l.~4
\r~tund,, '>1/HW\Ut- 1k !9':"
sutanciales alicientes estaría en el caso de que de otras partes pudiera adquirirse. M~HYí!'V1,Pto IFt~'d·'~(i\V
sentirse inhibida ante las posibilidades de Como en lodos los casos. el estilo JH1lP1U11ri1J)
futuro si es muy oscura la imagen inter-
nacional del Pstilo y muy alto PI nivel de
constrictivo deberá enjugar los mayores
costos relativos del aparato público L ;ts pequt:fías oriental
i¡ t:I;\•HH ¡j¡o j.¡ flltl·!!<ll,l IHU•)IIH•'

reprl•sión Pjercido. Todo ello tendería a cuando son sufragados por una nación
pesar. salvo muy concretas eventuali- pc•qut>üa pero es probable que en un clima lldCÍOill'S y el
dades de integración del área en otras d(· firme reprt>sión de demandas esos gas-
previsibl(mwnle mús fructuosas. Todo tos --salvo los de seguridad qut> pudieran vst i.!o de
ello salvo igualnwntt' especial!•s coyun· tender a ¡·n•cpr siempre. absoluta y
turas -~que no dl•bieran considt>rarse prupurcionalml'ntt• -- puedan ser. in· dL'Sarrullo
aquí de convulsión e inseguridad en las flación mediant<>. sustancialmente com- · l' o n s t ríe t i vo'
naciones n>einas. circunstancia que, por primidos.Mejorl's que las medias, aún
lo menos en los malos tiempos, son dables mil ximas. sPrún las posibilidadt>s de con·
de transformar un l'spacio pPqueño y bien trol t' influjo de informaciorws eomurws a Carlos R. ea! de A zúa •
controlado en un santuario del lucro-no· las pc•quPr1as án.•as y en especial la ma- ·,cq¡'-¡(<• ,11 dt':\t.J .. <tdt•
('esantP. o por lo nwnos dPl dar1o-no- nejabilidad que un sistema autoritario ~~ ·' ' ,\¡ ¡,,., H.,·,tl •k \t.Jd
L•
emt>rgpnl.P. para emplear los t1>rminos del puPda lograr en la Pstrategia é'xterior de

. Es cierto. En este país no hay presos políticos. Hay políticos presos.


~Montevideo, viernes 13 de julio de 1984JLI

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L_a d~~cripción _bi'?liogr~fica s~ realiza según nonnas ISBD y para la orga- 80.-- Montevideo: Banda Oriental,
latinoamericano). Montevideo:
mzaclon de la b1bliograf1a se s1guen las pautas utilizadas por el propio autor. 1981. - 132 p. Véase además ítem 122
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Dentro de las áreas temáticas, las citas se ordenan cronológicamente con el fin de Batllismo y las raíces de la crisis CIESU; 9)
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H~Wl!
Jü!l'lll 4G. Legitimidad. apoyo y poder po- CHA 14(G75): 14-15,20 jun. 1%:3
il !lCfl!OMl\l H!I'Hf\
lítico: ensayo dt> tipología -- M onte\'ideo 7G. U na carrera Ji ter aria: Eduardo
: FCU. 1%\). - l:lGp. Maltea .. Entregas de la Licorne, 5-G; G7-
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1DG9. (Aportes; 6-7) 78. Pasado inmediato /sobre el libro
. 48. El poder de la cúspide: elites, sec· Fin de Fiesta de Beatriz Guido/ MAR-
t.orPs dirigentes, clase dominante.··- CHA 20(952): 23,20 mar.1959
Montevideo, 1970.- 27() h.- lnécl' 79. Memoria tardía ele un gran

En su propaganda, El Ocaso nunca ofrece programas en vivo.


~,E:'Montevideo, viernes 13dejuliode 198415
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mar. 1948 nuestro: ante dos falsificaciones MAR-
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crit;ura2(4): 82-85,1948 125. Las dos dimensiones de la defensa
de Paysandú. M ARCHA 26, 2a. Sección set. 1952 la Cepa! No. 4: 153-173, segundo sem.
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Escritura No. 8: 135-136,dic. 1949 ( 1238): 25-29,31 dic. 1964
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95. Rodó y Zorrilla de San Martín.
Tribuna Católica No. 2: 15-21, 1950 centenario de Berro y Flores. MAHCHA 165. Sobre 1-Iinchliff, el valor de los M.S. de L.j R.R.P.
29(1392): 28-29,23 feb. 1968 viajeros ingleses. MARCHA 17(811): 20-
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tos. Numero No. 6,7,8, jun. 1950 Véase
además items 23, 25
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cuelas. MARCHA 30(1420): 29, 1loct.
2:3,4 may.1956
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97.-- Montevideo: ltOSGAL, 1%0. 1968 .:.:_M=a~ck.:.:_in=1.:_::1o.:.:_n:__. .:.:_M.:.:_A.:_::H.:.:_C~H~A~2_::_0(:.::_9.:.:_19~):__:_::_22:::._·:::._23:..:_,_..........- , . .
·- 22p.- Separata. 128. Ante la ley de elecciones univer-
98. José Enrique Hodó. Almanaque del sitarias: argumentos jurídicos y razones
políticas. MARCHA 30(1425): 11,15
Banco de Seguros del Estado p. 61-67,
1952
99. Rodó y su pensamiento. MAR·
CHA 15(718): 13-15, 7may.1954
nov. 19()8
129. El centenario inclemente: Herrera.
MARCHA 35(1650): 13,27 jul. 1973
Nota biográfica
100. Sobre Luis Alberto Menafra. 130. Maldoror Montevideo Lau-
MARCHA 16(755): 15, 11 mar. 1955 tréamont Ducasse. Maldoror: Hevista - Nació en Montevideo el15 de marzo de
de la ciudad de Montevideo No. 12: 2-6, - Investigador Asociado del Instituto
101. Otro ismo autóctono. MAHCHA HHG; murió en esta ciudad el 16 de julio de Economía de la Facultad de Ciencias
16(756): 13, 18mar.1955 1976 dl• 1977. Económicas y de Administración, de la
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5,12may.1955 - Doctor en Derecho y Ciencias Sociales
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MARCHA 17(787): 20-23,28ocL 1955 Goyena. MARCHA 11(482): 14-15, 17 - Profesor de Literatura en la Ensei'ian-
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len¡,ruaje: el último libro de Zum Felde . . l:l·l. -. 11(4H:l): 14,24 .JUN. 1949 de Columbia, N u e va York, enero-mayo,
Profesor (fundador) del curso de 197:3.
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17(793): 22,9dic. 1955 turo Ardao. MAHCHA 1:3(621): 14-15,9 Mont.l•video, 1954-1967. política Internacional" en d Ministerio
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111.--. EIComen·iod('l.ima, 1957 140.-- -Conclusión 15 (705):H-H; 12,22
197·1.Cesó por no renovación del con-
112. Partidos políticos y literatura en el en. Hl54 trato.
Uruguay. Tribuna Universitaria, No. 5, 141. Letra y espíritu de la universidad
6: 10 l-135, 7nov. 1958 /sobre Universidad oficial y universidad
113. Muerte de Raúl Montero Bus- viva de Antonio M. Grompone/ MAR-
tamante. MARCHA 20(925): 21-22, 22 CHA 16(7:34 ): 14,27 ag. 1954
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MARCHA 20(947): 22-23,6 feb. 1959 1954 Carlos l\eal de Azúa
115. Los cien años de Carlos Roxlo. 14:!. Cultura, ciencia y humanrdades en
FL Pi\TlUCJ/'t.DO
MARCHA 22( IOfJI ): 21-22,24 mar. 19(il
116. Un bosquejo de nacionalismo: el
la Universidad. MAI\CHA IG(7:Hi): 14-
lfl, 10sl•L 1954 un l·o
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22( 1052 ): 2-:l, 7 abr. 1961 MAHCIIA Hi(7:17): 22-2:1: 17set. 1954
117. Bosquejo de un nacionalismo 14fl. La sociología nacional: un tema
popular: centenario de Rodó (sic., léase verde: el "ensayo" de Carlos Hama
Roxlo) 111. MARCHA 22( 1'05:!): ~2-2:1. MAHCIIA 19(H~n'l: 20-2:l,24en. 195H
14abr. 1961. Véaseademásitl·m~fJ 141i. Aclaración y descargo. M A HCIIA
118. Horacio Arredondo. MAHCIIA Hl(H9\l): 22-2:1.7 feb. 1958
280:147): 11, 7abr. 1967 147. Fin de una polémica. MAHCIIA
119. Ariel. Libro argentino. La Nación. 19( DO 1): 22-2:1, 2H fPh. 195H
Suplemento literario (Buenos Aires) 18 1•IH. La crónica de Bonavita o PI color-
jul. 19-;¡ cito dPI país. MAHCIIA 201922): 22-23,
120.- -.1-:l, 2fljUJ. 1971 lo. ag. Hlf>H

Todavía nadie puede afirmar que el 29 de noviemhre vaya a morir un ohispo.


~----------------------------~-·~ _________M_o_n_te_v_i_d_eo__
,v_i_e_rn_e_s_1_3_d_e_i_u_lio
__d_e_1_9_8_4__ ~
Una semblanza
por Carlos Martínez Moreno
En memoria
de Carlos Real de Azúa
e onocí a Carlos Real de Azúa en
. 1936. Y recuerdo el tema de la
primera conversación importante
que mantuve con él, en uno de los
pasillos de la Facultad de Derecho: la
guerra de España. Yo era un devoto de la
causa de la República; él, con no menos
Angel Hama afirma, y es cierto, que .
la desembocadura de esa forma arbores-
cente de trabajar y en buenas cuentas de
pensar se dio, en los últimos ensayos de
Real de Azúa y en la praxis de suelo-
cución, por el expediente de que proli-
feraran sus notas al pie, las cuales aca-
~~"
?. idi~n
chorion -~
(1)
fervor, sostenía la de los rebeldes. Me in- baban por pergeiiar un segundo ensayo,
terpeló, casi sin conocenne, para referirse al margen y en addenda del ensayo
inicial, complejizando y diversificando a aura imán
a un artículo mío, aparecido como t:o-
laboración en El Día, diario en el cual yo la vez las estructuras del texto y las límpida erranda
no trabajaba. El título (le ese artículo era posibilidades y los alicientes de sun'sivas MARCA
el de "La contradicción de don M. de lPcturas. Era además, en el generoso fluir MUDA MllDA
Unamuno". "Muy bien" --me dijo Real del dPrrame de sus motivaciones, la for- salamandra
de Azúa, como un extracto de su juicio-- ma acaso subconscientemente elegida
.' M u y bien, es decir muy mal". Y me por Heal de Azúa para transgredir los
detalló la paradoja: la contradicción de mandatos de extensión máxima impar- a pie quebrado
Unamuno, a tenor de sus recientes de- tidos por los editores. Tengo muy presen-
claraciones y con respecto a viejas te, al respecto, la profusión excesiva, la fermento atónito
opiniones suyas de los tiempos ele Primo largueza en páginas junto a la espesura 1 amartillados paJ:ieles leves
ele Rivera, era evidente. Pero, desde su de contenidos de su excelente ensayo
punto de vista, era bienvenida. Discu-
timos un buen rato y ele ese modo hicimos
para Uruguay hoy, de Siglo XXI Argen-
tina, violando los límites preestablecidos
V ecuadores
ausencia y desmemoria
nuestra amistad. por la cordura del compaginador Orfila
En 1942 ingresamos ambos a Mar- Raynal y dist?rsionando, de algún . (la histori.a de los pueblos vencidos es dis;contínua)'';NJ1:¡
cha. Carlos Quijano -muerto en estos modo, la armoma interna del volumen
mismos días en que escribo- nos reclutó como un todo, en su composición a varias
del aula de Economía Política, por voces y en el equilibrio de su armazón raro doble voz claustral

~))
aquellos días a su cargo. Allí yo comencé plural. ___ _ --· marca traza arca doble
a escribir mi crónica de teatros y Real de En su condición de militante po- ••-·-..:--··~ muda tinta doble nauta
Azúa los ensayos que, en el tránsito hacia lítico, Real de Aziía frecuentó muchas cerco doble cifra avara
su madurez (más allá de la época es- tiendas y, en definitiva, no perduró en ·
pañola) harían de él a uno de los creadores ninguna de ellas. Fue integrante y
críticos (Angel Rama habla, en término animador de Nuevas bases, un grupo de pneuma que reverdece templa su color llama extenúa voraz insaciable
feliz, de su "imaginación sociológica") examen y crítica de la realidad socio- ll't~~~ aroma que refleja los cuerpos en los cuerpos insurgentes que rezuman

~
más importantes del Uruguay , sin política del país, que acabó por empujar a
amonestación de tiempo o delimitación gente valiosa a disímiles vertederos a ' ecos palabras calcos
generacional. Decir que fue el ensayista quieí·da y derecha, hacia el nacionalismo
más eminente de la Generación del 45 es y hacia el socialismo, y terminó po llilllílft!~"')) manantiales ~
decir muy poco, puesto que fue casi el desintegrarse sin dejar rastro, hasta
único, en un proceso que -otros lo han
anotado antes- derivó desde una inicial
preferencia por el feuómeno literario a
punto de que gente bien informada suele
ignorar hoy su existencia y trayectoria.
Figuró después, por un período, en las
· Excitador Crítico del Pasaje Hermeneuta Real Omnívoro Azúa
Redactor de la Ciudad tetrada. t
una central y definitiva pasión por las filas del Ruralismo, creyendo que fuese C;¡r/o.~ Pdlegritw
\: ideas sociales y políticas. posible extraer una experiencia de acción rt:S~ll'c:.l\
Los años de Marcha se cierran, tanto fecunda y novedosa de las inspiraciones IN'Io:MiiiiL"tlPl .'i;m/',-¡/Jlo, 1116184.
1
para mí como para él, cuando el sema- de Benito Nardon<.>. Y asimismo prestó s / (1) "el que está en si mismo" (en el Eienchon de llipólito)
nario es clausurado por el ré!,rimen mi-
litar, en noviembre de 1974. Real de Azúa
morirá tres años y meses más tarde, en
plena madurez y asendereada posesión de
su pensamiento crítico, rico y barroco
adhesión a tentativas de izquierda como
la de la Unión Popular entre Erro y los
socialistas, cristalizada en la lista 4190 y
en el chasco de su final destino de tan des-
parejas acjjudicaciones electorales. Por
_IJ
.

\V
ct
~--. ~.__;7/,~:~.
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f1- .·.· · ~

como ninguno. último, en octubre de 1970, firmó con
Sobre esos más de treinta años en otras varias personas (entre quienes yo
que la escritura de Real de Azúa alienta mismo) la convocatoria a un estilo distin- l!l corozán tieiiC e11 toda.~ J1ilrtes
en Marcha y la prestigia, hay toda una lo de coalición de fuerzas, la cual se en- /os mi.~mo.~ de/Jere.~.
leyenda .. Angel Rama escribe: "Un ejem- cauzó en 1971 en el Frente Amplio. La
plo paradigmático de su forma arbores- fluencia torrentosa del pensamiento En aquel tiempo Montevideo,
cente de trabajar, que hizo el padecimien- político de Real de A zúa y el versátil pero, a la ventana de los domingos,
to de linotipistas y correctores del se-
manario Marcha durante años (hasta el
más allá de las apariencias en contrario,
coherente proceso de la inserción ele su tu generosa alegría, tu amiga, ! l!rgente a IJ/anca y a u~..'!

~
punto de hacerle una huelga a sus co- conducta en la invariable lealtad a ciertos ap~emiante llamada.
laboraciones) pues las pruebas eran ob- fines, alientan -con cierta engañosa aquí es el pueblo de Tlahuapan
jeto de incesante reescritura y amplia- visualización proteiforme y cama- y estamos solos en la Noche
En cualquier tarde te esperábamos,
ción, lo que obligaba a rehacerlas integras leónica- en tales transformaciones,
a partir de un manuscrito escrito hasta virajes y cambios. Criatura de filiación tarde negra o tarde dorada,
intercambiemos pasaportes
los bordes y lleno de tachaduras y en- espiritualista y católica, en el bagaje de la pero una tarde que fueron muchas
vivos y muertos escribamos
miendas ... " No podría asegurar que la cultura de las clases altas -así como que a su lendel vuelven imantadas.
huelga referida haya pasado nunca de su otros hemos podido creer que represen- como ilusiones un fragmento
anuncio o amenazá, pues Real de Azúa tábamos el de las clases medias- y con Cruzaban idea-; como flechas
disfrutaba de cabal simpatía entre la gen- una particular aleación de elementos de dónde la tarde en que nos vimos
te de Talleres Gráficos 33 y sobornaba esa · nacionalismo y progresismo en una wel- por tu cielo siempre incendiado;
entre el Silencio y el silencio
amistad con las comuniones compar- tanschaaung muy propia, compuesta e es natural que, tanta red tendida,
montevideano de ese invierno
tidas, tales como las que se oficiaban en independiente, Real de Azúa debió ser trope7.aras con lentas palabras.
los altares de Peñarol. Pero me acuerdo cabalmente el fundador, por ser el más noche cerrada y con abrazos
muy bien de que Real de Azúa se quejaba sabio y el mejor dotado de los posibles que fueron son y serán siempre
Guardián de una Historia noble
por el hecho de que se le entregaran siem- candidatos, de la cátedra de Política que
pre sus galeras para la corrección de se creó hace algunos años en nuestra negada que descifrabas, .
textos que vuelan irreales
pruebas en bandas de papel más angostas Facultad de Derecho. Y por razones ac- la deuda que entre todos tenemos
que aquéllas que se usaban de sólito y nos cidentales, aleatorias y poco creíbles no lo textos que vuelan y reales
te sea en espíritu pagada.
llegaban a nosotros, a fin de evitar -en fue, en uno de los varios azares de frus- nos reconcilian ·en la Hora
su caso- que escribiera a orillas del tt·ación de los que estuvo sembrada su que pudo ser la del Gran Hueco
primero otro texto tan caudaloso como el existencia, por otros conceptos tan bi- Que nuestro recuerdo te merezca
y es la del pájaro que canta
inicial o más henchido todavía. Era una zarra, estudiosa y plen1_1,_ . y nuestra tierra desmemoriada.
al mediodía en este pueblo
consecuencia de su forma arborescente de La probidad escmpulosa, incomplacien- Quién nos diera recuperarte ~.___,.-,.:-Au y que nos dice la Palabra
trabajar, como dice Angel Rama. La cual te y severa fue uno de ,os mejores rasgos
~~~~~~~i~
en imposible apocatástasis.
era a su vez -y él no lo dice- resultado del espíritu creador y del intelecto de lteal donde por fin muere la muerte
del modo inacabable en que mentalmente de Azúa. Parece oportuno que él cierre fcJ;¡ l'it;de
:~ del flagrante Montevideano

X
ejercitaba y acataba en sí mismo el auge aquí una afectuosa evocación de su fi-
de los procesos asociativos. El Real de gurq. _ México. 19/H
igual lloremos desolados
Azúa errabundo, espasmódicamente tar-
tamudo y a veces inesperado en los ful- Mé<icoD.F.,juniodo 19R4 y roguemos por el hennano
gurantes trances de la creación de una del corazún ante los dioses
frase verbal, que hacía a un tiempo las
delicias, los sortilegios y las fatigas de su todo est:í cerca y está lejos
conversación, era el campeón imbatible
de la asociación de ideas, una asociación allí es verano aquí es invierno
de ideas incoercible, ocasionalmente Deseamos expresar nuestro especial agradeci- y estamos juntos en la Noche
brillante y a menudo laberintica, tan miento a Gabriel Denis Real de Azüa por la efi- de sinrazones y razones
legítima ei1 los arbitrios de su estructura ciente cordialidad con que ha atendido nuestros mientras tememos y esperamos
discursiva (si es que la había) como en reiterados pedidos de datos y doum1entos fami-
otros podría ser el rigor austPro de la con- liares y personales de Carlos Real de Azüa Enrique Fierro
creción, pero innegablemente más iridis-
~~rcxi'm. 9 ele ;uuio de 198-1.
cente, enriquecedora y amena.

Sigue funcionando el Círculo de la Prensa de los Tres Monitos, bajo el lema de "No ver, no oir, no hablar''

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