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INTRODUCCIÓN

Los sistemas vivos estamos formados por sustancias químicas que tomamos de los
alimentos diarios que consumimos y de los cuales obtenemos la energía necesaria
para realizar nuestras funciones vitales.

Los alimentos están compuestos por moléculas de carbohidratos, proteínas y lípidos,


entre otras, constituidas fundamentalmente por carbono, es decir, son compuestos
orgánicos.

Los elementos químicos más abundantes en los sistemas vivos son carbono (C),
oxígeno (O), hidrógeno (H) y nitrógeno (N), los cuales son de los más ligeros, además,
el carbono forma con facilidad enlaces covalentes estables C-C debido a su
tetravalencia y presenta una gran capacidad de formar largas cadenas, lo que origina
la formación de una inmensa variedad de moléculas orgánicas.

El análisis de un compuesto orgánico comprende el análisis cualitativo, cuantitativo y


funcional. El análisis cualitativo o elemental se verifica investigando la presencia de los
elementos constituyentes para determinar si contiene otros elementos distintos del
carbono, hidrógeno y oxígeno. Podemos suponer que en la mayor parte de los casos,
la observación del compuesto durante su purificación, es suficiente para darnos la
certeza de que se trata de un compuesto orgánico. De no ser así, podemos probar si
efectivamente lo es, mediante sencillas operaciones. Al calentar una muestra de una
sustancia orgánica sobre la llama de un mechero, deberá arder o carbonizarse, y en
este último caso, la masa carbonosa deberá, a la larga, quemarse sin dejar residuo
alguno. Si se trata de una sal metálica (por ejemplo, de un ácido orgánico), el metal o
su óxido quedarán como residuo y pueden identificarse por los métodos clásicos del
análisis inorgánico. Otra forma de probar la presencia de carbono e hidrógeno, se
logra hacer mediante una reacción de oxidación con óxido de cobre por medio de calor
por el cual se consigue la destrucción del compuesto orgánico y como resultado
tenemos que el carbono se transforma en anhídrido carbónico y el hidrógeno se
transforma en agua. Estos dos compuestos son fácilmente identificables.

Por otro lado, la identificación del nitrógeno, azufre, fósforo y los halógenos se basa en
la conversión de estos elementos en sales inorgánicas mineralizándolas a través de
una fusión alcalina con sodio metálico, esto deja en libertad sales minerales que son
analizadas para la identificación de los elementos por métodos convencionales de la
química analítica inorgánica.

En la presente práctica se tuvo la oportunidad de experimentar con esta técnica con el


objetivo de Identificar, a través de reacciones específicas, los elementos más comunes
que constituyen los compuestos orgánicos y conocer algunas pruebas de laboratorio
en las que se basa el análisis cualitativo elemental orgánico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Geissman, T. (1974). Principios de química orgánica. 5th ed. Barcelona: Editorial
Reverté, pp.24-28.

Pasto, D. and Johnson, C. (1981). Determinación de estructuras orgánicas. 6th ed.


Barcelona [etc.]: Reverté, pp.335-336.

Solano Oria, E., Pérez Pardo, E. and Tomás Alonso, F. (1991). Prácticas de
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laboratorio de quim

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