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Análisis de caricatura.
MMXVII-I
1. El Escudo de la Regeneración
Publicación: El Zancudo
Año: 1890.
Cabe destacar, pues, que si bien hoy en día desde la hermenéutica de los textos
es posible inferir que el capital cultural que radicaba en las máximas y premisas
sobre las cuales se cimentó la nación (sus instituciones políticas, sus símbolos,
sus academias), era un monopolio de una élite de larga data (bien asentada por
una tradición patricia o por el ascenso social burgués), no hay que olvidar que el
espíritu de la época se sustentó en que estas formas de actuar ya
predeterminadas (acción cívica, civilizatoria) eran un patrimonio inherente al ser de
la nación en el tiempo. Es decir, no se debe caer en el reduccionismo de imaginar
a unas élites que ocupan los grandes fundamentos de su época de una manera
netamente instrumental, el convencimiento del telos de la historia y del devenir del
hombre pudo haber sido real. No en vano Groot adujo que:
¿Por quién estamos en América? .... No somos indios. Somos hijos de los
españoles y por ellos tenernos sociedades de que hemos podido hacer
República; por ellos tenemos ciudades con gente culta donde ahora
trescientos años no habia sino selvas habitada" por bárbaros; por ellos
tenemos puentes, caminos, colegios; ¡por ellos tu vimos hospitales para
pobres y casas! refugio para desvalidos. Estos sitios de la caridad cristiana
de los españoles no existen en nuestro tiempo~ porque tenían bastante de
qué subsistir. ¿Es ésta una paradoja? Piénselo el lector. (Groot, 1889,
p.XIII)
La singularidad del indio y del negro podía y debía orbitar sobre la universalidad
de la nación. No resulta entonces extraño, entrever que Groot bebió de la filosofía
de la historia de principios del siglo XVIII de José Benigno Bosuet, para quien el
cristianismo era solo una manifestación racional de los signos de los tiempos.
En efecto, las grandes virtudes del espíritu nacional, se sujetaron a la unión casi
orgánica que se originó desde la solidaridad colectiva de haber compartido “un
largo pasado de esfuerzos, de sacrificios y de desvelos” (Renan, 1882, p.10). El
culto a los antepasados permitió erigir grandes genealogías nacionales que
delimitaron las categorías axiológicas inamovibles sobre las cuales se debían
hilvanar los comportamientos en el estado presente de cosas. Por ejemplo, Groot
escribió:
El ilustrísimo Arzobispo don fray Juan de José Barrios, viendo que por sus
predecesores no se había celebrado Sínodo Diocesano, y la urgente
necesidad que de ello habla para el establecimiento de leyes municipales
que arreglaran la disciplina eclesiástica y todo lo concerniente á la
conversión y civilización de los indios por los medios más justos y
caritativos, convocó y reunió Sínodo Episcopal, que abrió sus sesiones el
día de 'Pascua del Espíritu Santo del año de 1556. (p. 120).
Ahora bien, es evidente que el autor de la caricatura, Alfredo Greñas, emitió una
crítica a todo este anquilosado sistema de pensamiento y a esta forma de hacer y
vivir la política y la patria. El ave que se presenta en la parte superior del escudo
no es majestuosa, por el contrario, parece un animal de rapiña dispuesto a
devorar. Puede ser un reflejo fidedigno de los políticos que durante el siglo XIX no
dudaron en cambiar de bando al amaño de los intereses particulares. Ergo, no
representan ideales magnánimos, solo fines individuales que se escondían detrás
de la apariencia de los héroes de unos valores universales: bien común, libertad,
orden, entro otros.
Siguiendo esa línea de ideas, la leyenda que yace en las garras del animal de
rapiña reza: “Ni orden, ni libertad”. Nada que resulte muy sorprendente, teniendo
en cuenta medidas que se adoptaron durante la Regeneración como una gran
censura a la prensa, la negación de la participación de otros grupos en la esfera
política (incluso dentro de la misma coalición del partido conservador), el
monopolio educativo que descansaba en la mano de la Iglesia católica (que no
solo iba dirigido a la formulación de los programas educativos, sino al
nombramiento de profesores, y a la prohibición de libros y textos de toda clase).
2. El monstruo de la Regeneración
Año: 1898.
Para la reflexión sobre esta caricatura, será preciso iniciar con un texto de Miguel
Antonio Caro:
Publicación: El Barbero
Año: 1892.
4. Independencia de Panamá
Publicación: Mefistófeles
Año: 1904.
Esta imagen presenta una doble vía, en primer lugar, se ve a un gobierno central
ocupado en otros asuntos, probablemente atendiendo los problemas de una élite
capitalina que tenía como pretensión expandir sus formas de operar sobre los
demás centros urbanos del territorio nacional, ya desgastado por la cruenta guerra
de los mil días. Por otro lado, se ve la amenaza yanqui, que desde el siglo XIX
viene dando visos de una buena voluntad armada y cimentada en los principios de
la fuerza.
De un lado, una política nacional ya desgastada por los oprobios generados hacia
el interior. Que había visto las máximas expresiones de maldad y crueldad
después dela exclusión sistemática de varios agentes en el plano de la política, a
la cual el proceso de industrialización había agarrado ya cansada de los funestos
desenlaces que recorrieron las latitudes del territorio nacional. Por la otra esquina,
el Destino Manifiesto se presentó como el paradigma a seguir en materia de
liberad, modernización, industria, pero como un agente al que había que temer.
Colombia era mujer, una fémina de principios del siglo XX que necesitaba la tutela
paternalista de un hombre viril que demostraba su fuerza en el despliegue
irremediable de fuerzas militares, y de fuerzas económicas.
5. El sueño de un candidato
Publicación: El Zancudo
Año: 1891.
Para el análisis de esta imagen, vale la pena acercarse de primera mano a la obra
de Miguel Antonio Caro:
La crítica que subyace a todo ese simbolismo que trae a colación elementos, por
así llamarlos, “arcaicos”, radica en señalar a esa recuperación de los valores
ancestrales como una forma de dominio y coerción que puede traducirse hasta en
violencia física. Miguel Antonio Caro es un rey cómodo, que ha implantado unas
formas de ver la vida que resultan “incómodas”, o “premodernas”. Caro vería en
Madrid y la Santa Sede a los pináculos de la civilización. A continuación se
evidenciará esto:
Año: 1917.
De la crítica cultural a Estados Unidos, se pasa a un antiimperialismo ya
sea nacional o latinoamericano. En consecuencia, y por primera vez en la
historia latinoamericana, el nacionalismo logró, de alguna manera movilizar
a las masas. Este nacionalismo económico, (tal como se presenta por
primera vez en la revolución mexicana de 1910-1917), propaga la idea de
un Estado nacional-revolucionario. Así pues, el nacionalismo se transforma
en una ideología emancipadora. Partidos nacional-revolucionarios, pasan a
formar parte de sus más importantes propagandistas. Se trataba de
alcanzar una “segunda independencia nacional”; en otras palabras, a la
independencia política formal de comienzos del siglo XIX, debía seguir
ahora la independencia económica con respecto al imperialismo de Estados
Unidos, según se desprendía de esta nueva tendencia. (Morales Manzur,
2016, p.133)
7. Horizontes políticos
…el norte de nuestra política exterior debe estar allá, en esa poderosa
nación que más que ninguna otra ejerce decisiva atracción respecto de
todos los pueblos de América. Si nuestra conducta hubiera de tener un
lema que condensase esa aspiración y esa vigilancia, él podría ser respice
polum, es decir, no perdamos de vista nuestras relaciones con la gran
confederación del norte. (Suárez, 1955, p.163).
BIBLIOGRAFÍA: