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¡Que escurridiza es la abstinencia, se precipita dentro y fuera de nosotros,

amenazando todos nuestros límites! Yo no pude lograrla hasta que tomé un plan
de comidas (el mío particular, diseñado según mis necesidades). Y hasta que no
trabajé los pasos, no aprendí a vivir en abstinencia.

También otros cambios en mi vida han venido de trabajar los pasos. Tengo una
madrina a quien agradecerle todo esto. Nancy no empezó como madrina. Nunca la
llamé por teléfono (tenía fobia al teléfono, como comprenderán; yo he sido una
experta en aislarme). Ella era simplemente una amiga del programa quien
trabajando el paso doce me llamó un día por teléfono y me preguntó: ¿Cómo has
estado? Y luego me dijo: Ya sabes, nunca llegarás a nada si no haces el cuarto
paso.

Oh, el cuarto paso! Me había abstenido de él tanto como de la comida. Me dí


cuenta de que tenía que hacerlo, así que le pedí a Nancy leérselo. Ella me
acompañó durante todo el proceso del quinto paso, esperaba que se asustara con
todas las horribles cosas que me habían pasado y las que yo había hecho y por las
que se me podía culpar, y todo lo feo de mi vida apareció. Los defectos de carácter,
creo que así los llaman, todavía tenía que aprender mucho de ellos.

Nancy era tan maravillosa... sus ojos se posaban en mí de repente mientras


leía; cuando terminé de leer me abrazó y me dijo que todo estaba bien. Ella me
entendía, sabía de qué estaba hablando.

Practico otras abstinencias también. Ahora me abstengo de ser celosa, que solía
ser mi mayor defecto. Estoy aprendiendo a alejarme del orgullo y le estoy
permitiendo hacerse a un lado y que con el tiempo muera, me abstengo de
preocuparme por los demás y estoy aprendiendo a confiar en que los demás se
cuidarán de si mismos. He dejado de regañar y controlar a los demás. Esos eran
mis mayores defectos- Ahora, solo por hoy, vivo y dejo vivir. Me pregunto cómo lo
he conseguido. ¿El programa, quizás?.

También me mantengo alejado de ciertas personas, lugares y cosas que son


resbaladizas para mí y que me alteraban: cenas sociales, celebraciones familiares,
etc. Me he dado cuenta de que la abstinencia va más allá de mi comportamiento
en la cocina o en el restaurante. Toca cada área de nuestra vida. La abstinencia
requiere un plan de vida, no únicamente de comidas. Por eso es por lo que
tenemos doce pasos. Por eso tenemos el programa.

Nunca estaremos abstinentes de nuestra compulsión por la comida, si sólo


hablamos de ello. De hacerlo así solamente, nos sentaremos para siempre al lado
del camino anhelado de lo que otros tienen, sintiéndonos descorazonados e
inadecuados. La abstinencia es acción. Para tener lo que tienen los que están
abstinentes, necesitamos estar dispuestos. Tenemos que luchar por alcanzarlo.
Tenemos que aceptar nuestra condición y trabajar en ella, preguntando a los
demás cómo lo han logrado. Y si vemos a alguien hundirse entre nosotros,

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demasiado abrumado por la vida para siquiera pronunciar la palabra ayuda-,
podemos lanzarle nuestro salvavidas.

¿Viene la abstinencia de repente? Para algunos si, pero para la mayoría,


obtenerla es un proceso. En los dos años pasados, mi madre ha muerto, mi
suegro ha tenido cáncer, mi cuñado es un enfermo terminal y nos hemos
trasladado dos veces. En otra época, hubiera enviado todo esto muy lejos. Ahora
lo acepto. Lo tomo un día a la vez, un paso a la vez. Estoy encontrando la
serenidad y asombrosamente, la capacidad de abstenerme de comer
compulsivamente. Nada ha ocurrido de repente, pero está sucediendo. La clave es
seguir viniendo. Funciona si lo trabajas. Algunos de nosotros hemos de trabajarlo
durante mucho tiempo, pero finalmente, un día, algo cambia y como por arte de
magia, lo logramos.

Podemos descubrir que nuestra abstinencia no es perfecta, pero aprendemos de


nuestra naturaleza humana y avanzamos. Aprendemos a pensar. Aprendemos a
actuar en la vida en vez de reaccionar. A aceptar que no podemos hacerlo todo y a
cambiar lo que podemos. Sólo podemos cambiar nuestras acciones, nuestros
pensamientos, y el modo en que se interaccionan.

La abstinencia es para mí un refugio. En lugar de la comida, donde alguna vez me


refugié, ahora me refugio rápidamente a este sitio seguro donde yo cuido de mi
misma, pongo a mi familia en manos de mi Dios, tal como yo lo concibo. No es un
mal sitio para estar.

Comienza este proceso queriéndote a ti mismo. Trabaja los pasos con la ayuda de
Dios y de un padrino. Puedes encontrar la abstinencia, la felicidad y la paz. Este
es el regalo de CCA. ¡Acéptalo, te mereces estar abstinente!

Ocean city, Maryland

LA ABSTINENCIA VIENE PRIMERO

Yo no estoy de acuerdo con la definición de abstinencia que aparece en el folleto


Un Compromiso a la Abstinencia. Para mí, comer compulsivamente y darme
atracones son comportamientos causados por una reacción a determinados
alimentos. Por lo tanto, la abstinencia es abstenerse de consumir aquellos
alimentos que tiene cualidades adictivas.

En AA estás sobrio o no lo estás. Los miembros se abstienen de todo lo que


contenga alcohol. No puedo seguir llamándome comedor compulsivo, si no
reconozco que soy un adicto a la comida, adicto a ciertos alimentos que me
hacen actuar compulsivamente en todas las áreas de mi vida.

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Ya no estoy confundido por las distintas definiciones de abstinencia. Me ha
llevado quince años lograr abstenerme de determinados alimentos a los que era
adicto, y hoy me siento libre de esa adicción.

La abstinencia es lo más importante en mi vida. Si como compulsivamente, cada


área de mi vida se ve afectada. Entonces, no tengo contacto con mi ser espiritual.
Estoy siendo mi propio Dios. Entonces es que le he dado a la comida el poder de
ser más poderosa que Dios, y entonces no habrá razón de ser de mi vida.

Ahora veo que cuando no me abstenía de comer compulsivamente aquellos


alimentos a los que era adicto, mi cerebro estaba tan trastornado que era incapaz
de comprender los pasos. Estaba demasiado ocupado preocupándome de cómo y
cuándo iba a darme mi siguiente atracón y no era capaz de sentir mi impotencia y
la ingobernabilidad de mi vida. (Paso 1)

Estaba buscando comida para hacer más llevadera mi dependencia de la gente,


las cosas y los lugares, en vez de buscar a mi Dios (Pasos 2 y 3)

Tenía que tener la comodidad de la comida para soportar el dolor de mis propios
defectos de carácter y de reconocer que no soy perfecto. (Pasos 4 y 5)

Sólo Dios sabe cuánto dolor sentí al tener que aceptar mis defectos, estar
dispuesto a ser liberado de ellos y hacer mis reparaciones. (Pasos 6 al 9)

Seguía considerando a la comida como mi Dios, así no tendría que continuar


haciendo mi inventario personal y luego admitir que yo era menos que perfecto
.(Paso 10)

Rezaba por la comida y a la comida, y no tenía conciencia de mi espiritualidad,


sólo de la comida. (Paso 11)

El único mensaje que podía dar a los recién llegados era el de la recaída y el
pensamiento irracional, porque elegí seguir comiendo. (Paso 12)

Para mí, la abstinencia ha de lograrse antes de comenzar a practicar los pasos. No


creo que los pasos puedan convertirme en abstinente. Estar dispuesto a sentir y
aprender a afrontar la vida como venga, vendrá sólo después de que esté
dispuesto a no volver a comer de nuevo. Tengo que crecer y actuar como un
adulto, no como un niño. Los instrumentos de recuperación junto con mi
abstinencia serán los que me mantengan en recuperación. No puedo mantenerme
abstinente de mis comportamientos compulsivos si elijo aislarme no yendo a las
reuniones, si no pido ayuda a mi padrino, si no reservo tiempo para rezar y
meditar, leer y escribir un diario. Y si no establezco un plan de comida diario, no
estoy abstinente.

Debo proteger mi anonimato y el de mis compañeros. Debo continuadamente

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colaborar con mis compañeros, mi grupo y mi intergrupal a través del servicio. Los
instrumentos fueron diseñados para mantenerme abstinente, pero he de
usarlos. Gracias a Dios por CCA, por mi programa de recuperación y por esta
maravillosa herramienta que es la abstinencia.

Rockledge, Florida

ABSTINENCIA REVISADA

Yo estaba en CCA el año en que los planes de comida fueron eliminados. Mi


primer padrino me hizo entrar en un plan de comidas y luego trabajar los pasos.
Desde entonces me parece que el centro de nuestro programa se ha alejado de la
abstinencia.

Entiendo que la abstinencia sin los pasos es una dieta. Pero ha habido un cambio
definitivo en nuestro programa respecto a la lucha frente a la comida. Para mí,
ésta es una situación preocupante. Aunque no somos un club de dietas y calorías,
somos Comedores Compulsivos Anónimos. Nuestro objetivo principal es
abstenernos de comer compulsivamente y llevar el mensaje de recuperación a
todos aquellos que aún sufren. No podemos separar este programa de la comida.
Es tanto nuestra compulsión como nuestro barómetro.

Si la comida me está llamando, significa que tengo un problema en mi vida. Si


tengo un problema y como por ello, entonces tengo dos problemas. Cuando estoy
comiendo compulsivamente soy incapaz de fijarme en nada más.

Sé que hay una recaída esperándome si dejo de trabajar los pasos, de usar las
herramientas de recuperación y de practicar los principios del programa de doce
pasos de OA/CCA:

Hubo un tiempo en que en mi mente, me había convertido en algo tan importante


para CCA que hacía toda clase de servicios. Cuando me trasladé de los grupos a
los que servía, me dí cuenta de que prestaba servicios porque pensaba que CCA
me necesitaba. La verdad es que podía haber dejado CCA en cualquier momento y
la agrupación hubiera seguido funcionando. La gente hubiera seguido
funcionando y recuperándose. Me estaba absteniendo para CCA, no para mi.
Cuando me trasladé recaí.

Con esta experiencia, he aprendido que soy un comedor compulsivo, y que mi


trastorno es progresivo y mortal. Para mí, la abstinencia es trabajar el paso ocho y
el nueve conmigo mismo. (El único modo en que puedo restaurar el daño que
durante años he hecho a mi cuerpo es mantenerme abstinente).

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Sin la comida, como el eje de mi vida, soy libre para vivir y disfrutar de mi hija
recién nacida sin el temor de que yo le pueda traspasar la compulsión.

No es bueno para mí comer compulsivamente. Si lo hago, me separo a mi misma


de la gracia sanadora de mi Poder Superior. Sin la abstinencia, no tengo a mi
Dios, ni mi salud, ni mi cordura, ni mi vida. Tengo que seguir las sugerencias del
programa o morir.

Dejé a CCA una vez. Ese fue el año y medio más desgraciado de mi vida. Sé que
puedo volver a eso. Lo único que tendría que hacer para volver a esa situación
sería dejar de trabajar el programa y hacer las cosas a mi manera otra vez.

He oído decir que la recaída es parte del proceso de recuperación. Yo no lo creo.


Nadie ha de recaer. Algunos de los que recaen no vuelven al programa. Esto es
algo a lo que no me voy a arriesgar.

La abstinencia es lo más importante en mi vida, sin excepción. No puedo


volver al camino fácil nunca más. Me mataría.

Nadie me dijo nunca que el camino hacia la recuperación fuese sencillo, pero es
más sencillo que seguir comiendo compulsivamente. Este trastorno lo es a tres
niveles (físico, emocional y espiritual). No podemos separarlos. No podemos
trabajar un aspecto sin los otros dos.

Westmont, Illinois

UNA DECISIÓN CLAVE

Estoy celebrando ahora mis nueve años de abstinencia. Para alguien que no
puede seguir una dieta más de tres días, esto es un milagro. Un milagro que se ha
hecho posible, gracias a CCA. Hace nueve años llevaba ya cuatro en CCA y no
había logrado más de unos pocos días seguidos de abstinencia. Miraba a aquellos
que llevaban años abstinentes y pensaba que no tenían el mismo trastorno que
yo.

En aquellos cuatro años no pude avanzar mucho en los pasos porque no tenía
una sólida práctica del primer paso en la cual basar mi recuperación. Guiada por
el miedo y la desesperación, aprendí a usar las herramientas de recuperación.
Superé mi miedo a hacer llamadas telefónicas, sobre todo a aquellos que llevaban
más tiempo abstinentes. Presté el servicio de preparar las sillas y distribuir la
literatura en la reunión. Me reunía en mi casa con pequeños grupos de
compañeros que se estaban recuperando de la recaída, escribía, meditaba y leía la
literatura del programa.

Desde la niñez, el miedo siempre me ha anulado y me ha aislado. Sólo por la

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agonía de la compulsión por la comida me atrevía a acudir a otros para obtener
ayuda. Después de cuatro años en CCA tenía la suficiente esperanza como para
rendirme completamente. Había admitido mi impotencia antes, pero nunca que mi
vida era ingobernable. Después de una semana de abstinencia, escribí un
inventario del cuarto paso y se lo leí a un amigo con seis años de abstinencia.

Titubeé mucho, pero si quería tener lo que este amigo tenía (abstinencia duradera,
claridad de pensamiento, respeto a sí mismo y recuperación), tenía que
comprometerme a la abstinencia al cien por cien. Pero, ¿qué había de eso de
comer cómo y cuándo quería? Tenía dos opciones: disciplina y recuperación o
libertad y enfermedad. Mi Poder Superior intervino, opté por la abstinencia.

Pero, ¿cómo? Después de cuatro años intentándolo y fallando, ¿Qué podía


intentar ahora diferente? ¿Cómo podía estar seguro de que nunca volvería, sólo
por hoy, a dar un bocado compulsivo? Muchas veces leí el folleto de CCA, Antes de
que Tomes el Primer Bocado Compulsivo y estaba totalmente de acuerdo con él.
Una y otra vez intenté y fracasé. ¿por qué? Por que no sabía que era ese primer
bocado compulsivo el que debía evitar. Sólo algunas veces lograba evitar el
atracón, pero la mayor parte del tiempo sucumbía.

Así que tomé la determinación de identificar cuándo estaba enfrentándome a


un primer bocado compulsivo y telefonear antes de tomarlo. Nueve años de
abstinencia iniciaron con una sola comida. Ahora no estoy más lejos ni más
cerca que antes de la compulsión por la comida. Sólo estoy a un bocado de
distancia.

Nueve años de practicar, comprometerme y trabajar los pasos me han alejado


de ese primer bocado. Dejé mi comida en manos de mi padrino durante varios
años. No podía evitar los alimentos que me provocaban compulsión, porque
eran casi todos, pero logré eliminar los peores. Pude entonces trabajar plenamente
los pasos confiando en que el dolor, el miedo, la ira y el placer no me volverían a
llevar a la comida. He conseguido ser honesto respecto a lo que como. Podía
entonces aprender a ser honesto con todo lo demás.

Todo ha cambiado en unos pocos años. Ahora como todo tipo de comida sin
ansiedad ni compulsión, y no planeo ya mis comidas ni se las confío a nadie salvo
cuando estoy muy estresado y veo que lo necesito. Pero una cosa no ha
cambiado: esté comiendo en casa, en un picnic, en un buffet, restaurante o en
casa de un amigo, siempre estudio qué sería en ese caso un primer bocado
compulsivo, y me comprometo a telefonear antes de tomarlo.

Mi vida es ahora maravillosa. Estoy comprometido para casarme, voy a volver a


estudiar, las promesas se han convertido en una realidad para mi. Todo comenzó
con mi abstinencia y mi compromiso de reconocer el primer bocado compulsivo y
llamar antes, hace nueve años.

Glorieta, New México

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LA VENTAJA DE LA ABSTINENCIA

Hoy la abstinencia es la cosa más importante en mi vida sin excepción. No


siempre lo fue. He mantenido una pérdida de 35 kilos desde que llegué a CCA
hace tres años y medio, en vez de altibajos en mi abstinencia. Hace poco me
he visto amenazada por mi adicción a la comida, sobre todo a los dulces.
Ahora sé que no importa qué ocurra, el día de hoy será un éxito si me mantengo
abstinente.

Puedo decir esto porque me he dado cuenta ahora más que nunca de que sólo
cuando estoy abstinente y libre de mi abrumadora obsesión por la comida, soy
capaz de ver las cosas que me pasan con perspectiva. Cuando mi punto de
vista se basa en la comida, la percepción de todo lo demás se altera. Solía
extrañarme cuando estuchaba a la gente decir que la abstinencia era la cosa más
importante en sus vidas. ¿Más importante que Dios? Pensaba que eso era una
blasfemia. Ahora, me he dado cuenta de que si no estoy abstinente, no puedo
poner a Dios en primer lugar. Cuando como compulsivamente, la comida se
convierte en mi Dios. Cuando estoy abstinente, pongo mi confianza en Dios y
estoy libre para vivir la vida plena que Dios tiene pensada para mí.

Algunas veces, como no, olvido por qué es tan importante que me abstenga de los
dulces y de darme atracones. He pasado los últimos tres años y medio, desde que
estoy en CCA, experimentando con distintos planes de comida para averiguar cuál
era el idóneo para mí y poder así definir mi abstinencia. He probado uno tras otro,
sin sombra de duda, y he descubierto que cuando como dulces, mi obsesión por la
comida y la compulsión vuelven a invadir mi vida. A pesar de que sé que puedo
vivir libre de esta obsesión con sólo abstenerme, aún me descubro a veces
racionalizando e intentando justificarme para comer solo este pastelito. ¿Por qué?
Porque en lo que se refiere a la comida, no estoy cuerda.

El síntoma más característico de mi trastorno son episodios recurrentes de falta


de cordura. Durante éstos ataques, olvido el dolor y la miseria de la comida
compulsiva y olvido la razón de ser de la abstinencia. La abstinencia pasa
rápidamente a parecerme tonta, o imposible, o una aberración. Pienso, ¿A qué va
eso de la abstinencia? Al final, por supuesto, después del atracón, mi cordura
regresa y me doy cuenta del precio que he pagado por haber caído otra vez en mi
trastorno.

Sabiendo que soy víctima de la falta de cordura en lo referente a la comida, estoy


aprendiendo a decirme a mi misma en estas situaciones: ahora mismo la
abstinencia no parece demasiado importante, pero es por mi falta de cordura. He
olvidado temporalmente que soy una comedora compulsiva y he perdido el sentido
de la realidad respecto a mi trastorno.

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Pero algo dentro de mí, (la parte sana de mi mente), me recuerda que mantenerme
abstinente es la cosa más importante que puedo hoy hacer. Puede que en ese
momento no sienta que la abstinencia es lo más importante, pero es esencial que
recuerde que no siempre puedo confiar en mi manera de sentir. Debo escuchar a
la débil voz de mi cordura, por muy débil que sea. Debo confiar en que, al final la
cordura regresará, y que recordaré de nuevo que la abstinencia es lo más
importante.

Ahora que sé más de la naturaleza de mi trastorno, puede que sea capaz de


reconocer los primeros síntomas y evitar todo esto. Puede que sea capaz de
reconocer mejor los locos pensamientos que acompañan a estos ataques. Y puede
que sea más fácil para mí escuchar esa débil voz en mi interior. Puede que esta
vocecita se haga más y más fuerte cada vez que la escuche.

Este trastorno estará conmigo toda la vida, y sospecho que siempre seré victima
de éstos ataques. El Libro Grande me dice que hay una solución. Hay un modo de
vida que me permite obtener una recuperación diaria de mi enfermedad, mientras
trabaje los pasos, y mientras esté dispuesta a hacer lo que sea necesario para
recuperarme.

Sylacauda, Alabama

LA ABSTINENCIA NO ES UN JUEGO DE NÚMEROS

La noche pasada, durante las intervenciones, dije mi discurso. Pero me fui a la


reunión, preguntándome si lo que había dicho era lo que quería decir realmente.
Mi corazón pensaba en los recién llegado y otros que no son aún capaces de soltar
riendas y dejárselo a Dios, y lograr así su abstinencia.

Puesto que hay muchos miembros en mi área, que han sido bendecidos con el don
de una larga abstinencia, nuestras reuniones se centran muchas veces en la
abstinencia. Es una cosa maravillosa para nosotros, y justo lo que yo necesito.

Pero me he dado cuenta de que algunos de los recién llegados y algunos de los
diligentes pero no abstinentes, no acuden a las reuniones con mucha frecuencia.
Como no están totalmente abstinentes, se sienten menos que otros.

CCA no es un club de dietas, pero tampoco es un club de veteranos de la


abstinencia. CCA es un programa que usa los doce pasos para ayudar a los
comedores compulsivos a alcanzar la paz, la salud y la recuperación de su
obsesión por la comida. El primer día de abstinencia de un recién llegado es tan
importante como el día número 2347 de un veterano.

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A menudo comienzo mi discurso con: Hola, soy C:W: y soy un comedor
compulsivo, y este es mi día/mes/año de abstinencia. Para mi, mi abstinencia es
algo que celebrar. Pero, pensándolo bien, puede que sea un poco presumido.
Puesto que me he mantenido abstinente gracias a mi Poder Superior, he logrado
sentir más consideración hacia aquellos que aún no están abstinentes. Me he
dado cuenta de que las sonrisas se congelan y los ojos se apagan cada vez que un
miembro proclama abstinencia.

Así que, tras mucha deliberación, he decidido cambiar mi introducción. Desde


ahora diré: Hola, soy C:W: y soy un comedor compulsivo, y gracias a mi Poder
Superior, hoy estoy abstinente. Cuando pasan las listas para apuntar los
aniversarios de abstinencia, no apunto mi nombre.

Aún sigo pensando de lo que dije anoche, tiendo a predicar, a pesar de que tengo
una opinión acerca de las competencias que se establecen entre los miembros por
la duración de su abstinencia, tengo una más fuerte convicción acerca del
concepto de abstinencia. Antes de mi compromiso a la abstinencia de CCA, solía
consumirme de celos, envidia y autocompasión. Me sentía desgraciado, y estaba
seguro que los más allegados lo sabían. Por otro lado, en mi vida pública era
alegre y divertido, y estuve a merced de mi trastorno durante 32 años. No quiero
volver.

La abstinencia es esencial para estar en paz y cuerdo. Es más importante que


nada para mí (más que mis creencias religiosas y que mi pareja, mis hijos y mi
familia). Verás, si no estoy abstinente, no puedo apreciar ni participar de estas
maravillas. Estando abstinente hoy, veo con nuevos ojos el lugar que ocupo en
este mundo. Percibo de otro modo los gritos de mis hijos, los desacuerdos con mi
marido...Estando abstinente hoy, veo que mis hijos están para que los mime, les
abrace y les quiera, no para prometerles que les voy a traer dulces y luego
comerlos yo.

Así que si estabas en esa reunión y te quedaste un poco confuso, te ofrezco una
disculpa. En el futuro no voy a decir cuánto tiempo llevo de abstinencia en
número de días. Pero no dejes que esto te confunda. La Abstinencia es lo más
importante en mi vida.

Aloha, Oregon

HAZLO FÁCIL

La quinta tradición dice: Cada grupo tiene un objetivo primordial, que es llevar el
mensaje a los comedores compulsivos que aún sufren. ¿Cuál es ese mensaje? Es

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el mensaje de la abstinencia, y la posibilidad de recuperarnos de los efectos del
comer compulsivo.

Como dice el enuncia de CCA: CCA no es un club de dietas. Tampoco es un grupo


de terapia, Al-Anon, ACA, o cualquier otra asociación de los doce pasos. OA/CCA
es sólo un grupo que se dirige a las necesidades de los comedores compulsivos y
da la posibilidad de una recuperación diaria de nuestro trastorno, que es el comer
compulsivamente. Ese es el mensaje que siento se necesita compartir en las
reuniones.

Conforme al libro de los Doce Pasos y Doce Tradiciones de AA, se manifiesta lo


relativo a la quinta tradición: Mejor hacer algo excelentemente bien que muchas
cosas mal. Ese es el punto central de ésta tradición. Cuanto más tiempo estoy
abstinente, que ya son nueve años, mayor es mi necesidad de escuchar historias
de recuperación en CCA. A menudo oigo a la gente hablar de otros miembros, de
literatura no aprobada, de terapias, etc. Sé que no puedo controlar lo que se dice
en las reuniones, pero espero que CCA madure pronto, respecto a esto. Mi vida
depende de ello. Sé que debo limar la ira que esto me produce. Estos días, estoy
mucho más sensible con este tema, puede ser porque hubo un tiempo en que yo
también lo hacía.

La primera tradición es igual de importante: Nuestro bienestar común ha de


tener la preferencia. La recuperación individual depende de la unidad de CCA. En
la unidad está la recuperación. En mi experiencia, creo que es la abstinencia y
solo eso lo que me da la claridad de ver los errores que cometo en el grupo y
remediarlos. El único modo en que puedo progresar es poniendo las necesidades
del grupo por encima de mis necesidades individuales, y llevando el mensaje de la
abstinencia a otros.

Los Angeles, California

MANÉJALO CON CUIDADO

¡Al final lo logré! Treinta días de abstinencia. Había logrado en varias ocasiones
una o dos semanas de abstinencia, pero normalmente recaía hacia el día 25 o 26.
Me he saboteado a mi misma muchas veces cuando estaba a punto de llegar al
mágico número 30. Ahora que lo he logrado, me doy cuenta de que no tenía nada
de mágico; sino que hay algo mágico en cada día de abstinencia.

Según me iba acercando a ese número mágico (el 30), veía cómo estaba tratando
de mal a mí débil abstinencia. La estaba manejando sin cuidado, jugando con ella,
casi provocándome a mi misma para romperla. Me di cuenta las pasadas
vacaciones.

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Como parte de mi plan personal, decidí abstenerme de los alimentos con los que
me daba atracones para celebrar cualquier acontecimiento, y los sustituí por
sanos y sabroso platos que podía disfrutar toda la familia. Para crear ambiente de
celebración ponía la mesa con mucho esmero y lujo: bonitos manteles, nuestra
mejor vajilla, copas de cristal (que no usábamos desde nuestra boda), y candeleros
de cristal con velas en cada comida.

Lo único que desentonaba era un vaso de plástico que puse para mi hija de seis
años, yo sentía que no podía confiar en ella para usar una copa de cristal. Ella
lloró quejándose por tener un vaso diferente, hasta que se dio cuenta de que las
copas eran demasiado delicadas y que era mejor usar ese.

Según la veía coger el vaso, me dio un vuelco el corazón, lo trató tan rudamente,
sin cuidado, pretendiendo chocarlo cuando brindaba con los demás, golpeando el
vaso contra toda cosa dura que encontró y dejándolo caer a cada rato.
Rápidamente me vi reflejada en ella. Había estado tratando sin cuidado mi
abstinencia. Estaba tan segura de que iba a romperla otra vez que jugaba con ella.
No cuidé y mimé mi abstinencia. Al contrario, la golpeaba contra cualquier
situación tentadora. No llegué a romper mi abstinencia, como mi hija no llegó a
romper el vaso, pero estuve a punto.

Y ya sabes, podría decirse que fue mi Poder Superior el que permaneció junto a mi
cuidando de la abstinencia que me había regalado. Dios cuidaba de mí como yo
vigilaba a mi hija.

Mi abstinencia es tan delicada... Ahora sé que, aunque haya rebasado la marca


de los treinta días, debo tratar mi abstinencia con dulzura y amor para evitar que
se rompa.

SouthJacksonville, Illinois

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