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amenazando todos nuestros límites! Yo no pude lograrla hasta que tomé un plan
de comidas (el mío particular, diseñado según mis necesidades). Y hasta que no
trabajé los pasos, no aprendí a vivir en abstinencia.
También otros cambios en mi vida han venido de trabajar los pasos. Tengo una
madrina a quien agradecerle todo esto. Nancy no empezó como madrina. Nunca la
llamé por teléfono (tenía fobia al teléfono, como comprenderán; yo he sido una
experta en aislarme). Ella era simplemente una amiga del programa quien
trabajando el paso doce me llamó un día por teléfono y me preguntó: ¿Cómo has
estado? Y luego me dijo: Ya sabes, nunca llegarás a nada si no haces el cuarto
paso.
Practico otras abstinencias también. Ahora me abstengo de ser celosa, que solía
ser mi mayor defecto. Estoy aprendiendo a alejarme del orgullo y le estoy
permitiendo hacerse a un lado y que con el tiempo muera, me abstengo de
preocuparme por los demás y estoy aprendiendo a confiar en que los demás se
cuidarán de si mismos. He dejado de regañar y controlar a los demás. Esos eran
mis mayores defectos- Ahora, solo por hoy, vivo y dejo vivir. Me pregunto cómo lo
he conseguido. ¿El programa, quizás?.
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demasiado abrumado por la vida para siquiera pronunciar la palabra ayuda-,
podemos lanzarle nuestro salvavidas.
Comienza este proceso queriéndote a ti mismo. Trabaja los pasos con la ayuda de
Dios y de un padrino. Puedes encontrar la abstinencia, la felicidad y la paz. Este
es el regalo de CCA. ¡Acéptalo, te mereces estar abstinente!
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Ya no estoy confundido por las distintas definiciones de abstinencia. Me ha
llevado quince años lograr abstenerme de determinados alimentos a los que era
adicto, y hoy me siento libre de esa adicción.
Tenía que tener la comodidad de la comida para soportar el dolor de mis propios
defectos de carácter y de reconocer que no soy perfecto. (Pasos 4 y 5)
Sólo Dios sabe cuánto dolor sentí al tener que aceptar mis defectos, estar
dispuesto a ser liberado de ellos y hacer mis reparaciones. (Pasos 6 al 9)
El único mensaje que podía dar a los recién llegados era el de la recaída y el
pensamiento irracional, porque elegí seguir comiendo. (Paso 12)
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colaborar con mis compañeros, mi grupo y mi intergrupal a través del servicio. Los
instrumentos fueron diseñados para mantenerme abstinente, pero he de
usarlos. Gracias a Dios por CCA, por mi programa de recuperación y por esta
maravillosa herramienta que es la abstinencia.
Rockledge, Florida
ABSTINENCIA REVISADA
Entiendo que la abstinencia sin los pasos es una dieta. Pero ha habido un cambio
definitivo en nuestro programa respecto a la lucha frente a la comida. Para mí,
ésta es una situación preocupante. Aunque no somos un club de dietas y calorías,
somos Comedores Compulsivos Anónimos. Nuestro objetivo principal es
abstenernos de comer compulsivamente y llevar el mensaje de recuperación a
todos aquellos que aún sufren. No podemos separar este programa de la comida.
Es tanto nuestra compulsión como nuestro barómetro.
Sé que hay una recaída esperándome si dejo de trabajar los pasos, de usar las
herramientas de recuperación y de practicar los principios del programa de doce
pasos de OA/CCA:
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Sin la comida, como el eje de mi vida, soy libre para vivir y disfrutar de mi hija
recién nacida sin el temor de que yo le pueda traspasar la compulsión.
Dejé a CCA una vez. Ese fue el año y medio más desgraciado de mi vida. Sé que
puedo volver a eso. Lo único que tendría que hacer para volver a esa situación
sería dejar de trabajar el programa y hacer las cosas a mi manera otra vez.
Nadie me dijo nunca que el camino hacia la recuperación fuese sencillo, pero es
más sencillo que seguir comiendo compulsivamente. Este trastorno lo es a tres
niveles (físico, emocional y espiritual). No podemos separarlos. No podemos
trabajar un aspecto sin los otros dos.
Westmont, Illinois
Estoy celebrando ahora mis nueve años de abstinencia. Para alguien que no
puede seguir una dieta más de tres días, esto es un milagro. Un milagro que se ha
hecho posible, gracias a CCA. Hace nueve años llevaba ya cuatro en CCA y no
había logrado más de unos pocos días seguidos de abstinencia. Miraba a aquellos
que llevaban años abstinentes y pensaba que no tenían el mismo trastorno que
yo.
En aquellos cuatro años no pude avanzar mucho en los pasos porque no tenía
una sólida práctica del primer paso en la cual basar mi recuperación. Guiada por
el miedo y la desesperación, aprendí a usar las herramientas de recuperación.
Superé mi miedo a hacer llamadas telefónicas, sobre todo a aquellos que llevaban
más tiempo abstinentes. Presté el servicio de preparar las sillas y distribuir la
literatura en la reunión. Me reunía en mi casa con pequeños grupos de
compañeros que se estaban recuperando de la recaída, escribía, meditaba y leía la
literatura del programa.
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agonía de la compulsión por la comida me atrevía a acudir a otros para obtener
ayuda. Después de cuatro años en CCA tenía la suficiente esperanza como para
rendirme completamente. Había admitido mi impotencia antes, pero nunca que mi
vida era ingobernable. Después de una semana de abstinencia, escribí un
inventario del cuarto paso y se lo leí a un amigo con seis años de abstinencia.
Titubeé mucho, pero si quería tener lo que este amigo tenía (abstinencia duradera,
claridad de pensamiento, respeto a sí mismo y recuperación), tenía que
comprometerme a la abstinencia al cien por cien. Pero, ¿qué había de eso de
comer cómo y cuándo quería? Tenía dos opciones: disciplina y recuperación o
libertad y enfermedad. Mi Poder Superior intervino, opté por la abstinencia.
Todo ha cambiado en unos pocos años. Ahora como todo tipo de comida sin
ansiedad ni compulsión, y no planeo ya mis comidas ni se las confío a nadie salvo
cuando estoy muy estresado y veo que lo necesito. Pero una cosa no ha
cambiado: esté comiendo en casa, en un picnic, en un buffet, restaurante o en
casa de un amigo, siempre estudio qué sería en ese caso un primer bocado
compulsivo, y me comprometo a telefonear antes de tomarlo.
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LA VENTAJA DE LA ABSTINENCIA
Puedo decir esto porque me he dado cuenta ahora más que nunca de que sólo
cuando estoy abstinente y libre de mi abrumadora obsesión por la comida, soy
capaz de ver las cosas que me pasan con perspectiva. Cuando mi punto de
vista se basa en la comida, la percepción de todo lo demás se altera. Solía
extrañarme cuando estuchaba a la gente decir que la abstinencia era la cosa más
importante en sus vidas. ¿Más importante que Dios? Pensaba que eso era una
blasfemia. Ahora, me he dado cuenta de que si no estoy abstinente, no puedo
poner a Dios en primer lugar. Cuando como compulsivamente, la comida se
convierte en mi Dios. Cuando estoy abstinente, pongo mi confianza en Dios y
estoy libre para vivir la vida plena que Dios tiene pensada para mí.
Algunas veces, como no, olvido por qué es tan importante que me abstenga de los
dulces y de darme atracones. He pasado los últimos tres años y medio, desde que
estoy en CCA, experimentando con distintos planes de comida para averiguar cuál
era el idóneo para mí y poder así definir mi abstinencia. He probado uno tras otro,
sin sombra de duda, y he descubierto que cuando como dulces, mi obsesión por la
comida y la compulsión vuelven a invadir mi vida. A pesar de que sé que puedo
vivir libre de esta obsesión con sólo abstenerme, aún me descubro a veces
racionalizando e intentando justificarme para comer solo este pastelito. ¿Por qué?
Porque en lo que se refiere a la comida, no estoy cuerda.
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Pero algo dentro de mí, (la parte sana de mi mente), me recuerda que mantenerme
abstinente es la cosa más importante que puedo hoy hacer. Puede que en ese
momento no sienta que la abstinencia es lo más importante, pero es esencial que
recuerde que no siempre puedo confiar en mi manera de sentir. Debo escuchar a
la débil voz de mi cordura, por muy débil que sea. Debo confiar en que, al final la
cordura regresará, y que recordaré de nuevo que la abstinencia es lo más
importante.
Este trastorno estará conmigo toda la vida, y sospecho que siempre seré victima
de éstos ataques. El Libro Grande me dice que hay una solución. Hay un modo de
vida que me permite obtener una recuperación diaria de mi enfermedad, mientras
trabaje los pasos, y mientras esté dispuesta a hacer lo que sea necesario para
recuperarme.
Sylacauda, Alabama
Puesto que hay muchos miembros en mi área, que han sido bendecidos con el don
de una larga abstinencia, nuestras reuniones se centran muchas veces en la
abstinencia. Es una cosa maravillosa para nosotros, y justo lo que yo necesito.
Pero me he dado cuenta de que algunos de los recién llegados y algunos de los
diligentes pero no abstinentes, no acuden a las reuniones con mucha frecuencia.
Como no están totalmente abstinentes, se sienten menos que otros.
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A menudo comienzo mi discurso con: Hola, soy C:W: y soy un comedor
compulsivo, y este es mi día/mes/año de abstinencia. Para mi, mi abstinencia es
algo que celebrar. Pero, pensándolo bien, puede que sea un poco presumido.
Puesto que me he mantenido abstinente gracias a mi Poder Superior, he logrado
sentir más consideración hacia aquellos que aún no están abstinentes. Me he
dado cuenta de que las sonrisas se congelan y los ojos se apagan cada vez que un
miembro proclama abstinencia.
Aún sigo pensando de lo que dije anoche, tiendo a predicar, a pesar de que tengo
una opinión acerca de las competencias que se establecen entre los miembros por
la duración de su abstinencia, tengo una más fuerte convicción acerca del
concepto de abstinencia. Antes de mi compromiso a la abstinencia de CCA, solía
consumirme de celos, envidia y autocompasión. Me sentía desgraciado, y estaba
seguro que los más allegados lo sabían. Por otro lado, en mi vida pública era
alegre y divertido, y estuve a merced de mi trastorno durante 32 años. No quiero
volver.
Así que si estabas en esa reunión y te quedaste un poco confuso, te ofrezco una
disculpa. En el futuro no voy a decir cuánto tiempo llevo de abstinencia en
número de días. Pero no dejes que esto te confunda. La Abstinencia es lo más
importante en mi vida.
Aloha, Oregon
HAZLO FÁCIL
La quinta tradición dice: Cada grupo tiene un objetivo primordial, que es llevar el
mensaje a los comedores compulsivos que aún sufren. ¿Cuál es ese mensaje? Es
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el mensaje de la abstinencia, y la posibilidad de recuperarnos de los efectos del
comer compulsivo.
¡Al final lo logré! Treinta días de abstinencia. Había logrado en varias ocasiones
una o dos semanas de abstinencia, pero normalmente recaía hacia el día 25 o 26.
Me he saboteado a mi misma muchas veces cuando estaba a punto de llegar al
mágico número 30. Ahora que lo he logrado, me doy cuenta de que no tenía nada
de mágico; sino que hay algo mágico en cada día de abstinencia.
Según me iba acercando a ese número mágico (el 30), veía cómo estaba tratando
de mal a mí débil abstinencia. La estaba manejando sin cuidado, jugando con ella,
casi provocándome a mi misma para romperla. Me di cuenta las pasadas
vacaciones.
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Como parte de mi plan personal, decidí abstenerme de los alimentos con los que
me daba atracones para celebrar cualquier acontecimiento, y los sustituí por
sanos y sabroso platos que podía disfrutar toda la familia. Para crear ambiente de
celebración ponía la mesa con mucho esmero y lujo: bonitos manteles, nuestra
mejor vajilla, copas de cristal (que no usábamos desde nuestra boda), y candeleros
de cristal con velas en cada comida.
Lo único que desentonaba era un vaso de plástico que puse para mi hija de seis
años, yo sentía que no podía confiar en ella para usar una copa de cristal. Ella
lloró quejándose por tener un vaso diferente, hasta que se dio cuenta de que las
copas eran demasiado delicadas y que era mejor usar ese.
Según la veía coger el vaso, me dio un vuelco el corazón, lo trató tan rudamente,
sin cuidado, pretendiendo chocarlo cuando brindaba con los demás, golpeando el
vaso contra toda cosa dura que encontró y dejándolo caer a cada rato.
Rápidamente me vi reflejada en ella. Había estado tratando sin cuidado mi
abstinencia. Estaba tan segura de que iba a romperla otra vez que jugaba con ella.
No cuidé y mimé mi abstinencia. Al contrario, la golpeaba contra cualquier
situación tentadora. No llegué a romper mi abstinencia, como mi hija no llegó a
romper el vaso, pero estuve a punto.
Y ya sabes, podría decirse que fue mi Poder Superior el que permaneció junto a mi
cuidando de la abstinencia que me había regalado. Dios cuidaba de mí como yo
vigilaba a mi hija.
SouthJacksonville, Illinois
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