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En 1989, la Convención sobre los derechos del niño fue proclamada y adoptada por la
Asamblea General de Naciones Unidas con el objetivo de establecer los derechos de
la infancia y mejorar sus condiciones de vida. A su vez, en la convención se indican las
obligaciones de los Estados participantes y por tanto de los poderes públicos y la
sociedad en su conjunto, incluida la familia y los propios menores, como garantes del
respeto de estos derechos y su disfrute por todos los niños y niñas del mundo. En su
articulado recoge el derecho de los y las menores a ser protegidas de la violencia y de
cualquier forma de maltrato, siendo las personas adultas las responsables de
garantizar el cumplimiento de estos derechos
El bullying o acoso escolar, es aquella violencia que se produce entre iguales de forma
intencionada y repetitiva, en el entorno escolar, bien dentro del propio centro, en las
actividades extra-escolares o en los alrededores del centro escolar. En ocasiones esta
violencia puede producirse en la calle, o desde dispositivos móviles, siempre como
consecuencia de las relaciones sociales que se producen en el contexto escolar.
Las agresiones pueden ser verbales ( insultos, motes, desprecios, amenazas, burlas….),
físicas ( golpes, empujones, patadas, tirar, quitar o romper las cosas de la otra persona….),
sociales (ignorando, humillando, aislando, excluyendo, extorsionando o difundiendo rumores
de otro u otra menor) psicológicas (mediante persecución, intimidación, tiranía, chantaje,
manipulación y amenazas al otro) o sexuales (burlándose del cuerpo, la intimidad o la
orientación sexual del otro, tocando a la persona sin su consentimiento….).
Siempre que nos encontramos ante una situación de bullying hay menores con conductas
antisociales que de forma reiterada agraden a otros compañeros y compañeras y otros
menores que son víctimas de las conductas de los y las agresoras. En ambos casos nos
encontramos que las consecuencias de las agresiones traerán repercusiones negativas para la
vida de estos menores. Por ello es muy importante que padres y madres podamos actuar en
el contexto familiar frente al bullying tanto si nuestros hijos y/o hijas son agresores, victimas
o espectadores de la situación.