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Lectura de Año Nuevo 2019

SEAMOS UNO EN CRISTO


Juan 17:1-26
V.C.: 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Buen día amados hermanos. Hoy es nuestro primer servicio del 2019 y vamos a
recibir la dirección espiritual para este año. Cada enero tenemos como costumbre
escoger un pasaje de la biblia que nos ayude a luchar y mejorar algún aspecto
espiritual de nuestro ministerio. A su vez esta dirección es una motivación de lucha
personal. Este año nuestra dirección será [la unidad], basada en San Juan 17:21 que
dice para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos
sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Oro que hoy
entendamos el contexto y significado profundo de este pasaje y que luchemos todo el
año por recordarlo lograr esta unión entre todos nosotros.
I. LA ORACIÓN DE JESÚS
Leamos el v.1a “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo:”
Desde el capítulo 13 del evangelio según Juan, se relata el discurso que Jesús dio a sus
discípulos durante la última cena y el capítulo 17 –que hoy estudiamos- es el cierre.
Como vemos, Jesús finalizó ese encuentro con la oración, oración que se conoce como
“la oración sacerdotal”. En los versos que acabamos de leer, vemos que el Señor
intercedió por todos. Intercedió por él mismo, luego por los 11 apóstoles y finalmente
por nosotros, los que en ese momento aún no éramos sus discípulos. Entonces vamos
a dar un paseo breve por el contenido de esta oración y luego vamos a detenernos en
en el asunto de la unidad.
Primero, Jesús oró por sí mismo. Leamos los v.1b-5 Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado
potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es
la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que
hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese. Como muchos saben, parte de la misión de Jesús al
venir a la tierra fue morir en nuestro lugar para pagar por nuestros pecados. Pero en
sus últimos tres años de vida ya varias veces Jesús había huido para no ser capturado
por los fariseos antes de tiempo –quienes lo querían matar-, pues también su misión
era hacer otras cosas en la tierra, como predicar, hacer milagros, etc. Sin embargo, al

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leer la oración de Jesús, vemos que ya el tiempo había llegado. Es decir que el arresto
del Señor era inminente y que ahora ya él no iba a huir.
El tiempo de Jesús de morir en la cruz ya había llegado, y para ello fíjense ¿qué
le pidió Jesús al Padre con respecto a sí mismo? La respuesta la podemos ver tanto en
el v.1b como en el v.5, Jesús pidió ser glorificado para que a su vez él glorificara al
Padre. Esto parece un trabalenguas, pero ¿Qué es lo que significa? Glorificar viene del
griego doxazo que se puede traducir como: magnificar, exaltar, y alabar. Jesús le pidió al
Padre que lo exaltara, que lo ayudara a ser reconocido como el Salvador del mundo -
a través de la Cruz- para que muchos conocieran profundamente a Dios y
arrepintiéndose fueran salvos. El hecho de morir crucificado aún siendo santos era
algo realmente difícil, también era difícil que la gente entendiera el verdadero sentido
espiritual de esta muerte, por eso Jesús en oración le pidió ayuda al Padre, pero
también Jesús le rogó que luego lo llevara nuevamente al cielo, a ese lugar que
abandonó para visitarnos acá a la tierra.
Segundo, Jesús oró por los apóstoles. Ahora yo le quiero pedir que observe los
v.6-19, porque allí Jesús intercedió por los 11 apóstoles. ¿Qué le pidió Jesús al Padre
para ellos? Miremos algunos puntos. Leamos el v.15 No ruego que los quites del
mundo, sino que los guardes del mal. Los apóstoles fueron discípulos que Jesús
escogió conforme a la voluntad de Dios Padre, y aunque ellos eran humanos y vivían
en el mundo, después de ser llamados formaron parte de la familia espiritual de Dios,
por lo cual ya no eran de este mundo, su patria era celestial. Durante tres años de
ministerio ellos acompañaron a Jesús a todos lados y aprendieron de él. En ese tiempo
Jesús los cuidó del enemigo y los defendió de sus ataques, ninguno de ellos se perdió,
a excepción de Judas, quien lo traicionó como lo advertía la escritura. Jesús fue como
un escudo para ellos, pero luego de su muerte, resurrección y ascensión al cielo, el
Señor los iba a dejar físicamente solos, por eso le rogó al Padre que los guardara del
mal. Pues Los apóstoles iban a continuar el ministerio de Jesús entre los judíos e iban
a exponerse a los ataques de los fariseos y de Satanás. Ellos iban a necesitar de la
ayuda de Dios.
¿Qué otra petición hizo Jesús por sus apóstoles? Leamos el v.17 Santifícalos en tu
verdad; tu palabra es verdad. Ellos eran hombres pecadores, fueron llamados en sus
pecados, pero Jesús los fue limpiando. Y a pesar de que ya ellos estaban más limpios,
aún quedaba mucho trabajo por hacer, más ahora que iban a trabajar solos en el
mundo contaminado de pecado. Por eso Jesús le rogó también a Dios Padre que
santificara en la palabra a los 11. Santificar significa hacerlos limpios de pecado y
vemos que esto es posible por la acción de [la palabra de Dios] en nuestras vidas.

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Antiguamente la única forma de ser limpios, era a través de un sistema de
sacrificios que Dios mismo estableció. Un sacerdote debía entrar cada cierto tiempo a
la presencia de Dios en el templo y derramar la sangre de animales para que fuéramos
limpiados espiritualmente. Sin embargo, esto no era suficiente porque los animales
que eran sacrificados estaban contaminados por el pecado del hombre. De hecho, por
esta razón fue que tuvo que venir Jesús –el único cordero perfecto- y morir de una
vez y para siempre. Sin embargo, es interesante que Jesús mismo le pidió al Padre en
esta oración que santificara a sus discípulos en su verdad. Esto no quiere decir que el
sacrificio que él iba a hacer el Señor era insuficiente, sino que debido a que ellos iban
a caminar en un mundo contaminado, sus “pies” se iban a ensuciar y era necesario
que constantemente fuesen limpiados.
Curiosamente esta era la tercera vez que Jesús mencionaba el tema de la limpieza
a sus discípulos durante su última cena. Recordemos que al principio de la cena Jesús
lavó los pies de todos. Fue allí cuando llevó a cabo la famosa acción de humildad en
que se ciñó una bata y tomó un balde y uno por uno fue lavando los pies a los
apóstoles. En ese momento Pedro no quiso que Jesús lo lavara, y cuando Jesús le dijo
que si no se dejaba lavar no tendría parte con él, entonces Pedro le dijo: bueno Señor,
lávame todo, no solo los pies. Bueno, en ese momento Jesús le respondió: (Juan 13:10)
Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo
limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Luego en el capítulo 15 –también
durante la cena- Jesús recitó la famosa parábola de la Vid Verdadera y enseñó que él
era el tronco, nosotros éramos como las ramas y el Padre era el labrador que limpiaba
nuestros malos frutos. Y también dijo: Juan 15:3 Ya vosotros estáis limpios por la
palabra que os he hablado.
Entonces no queda duda que solamente por la palabra de Jesús podemos ser
santificados. Aunque ya hayamos aceptado el sacrificio de Jesús en la cruz, y
hubiéremos recibido el perdón de nuestros pecados, es necesario acudir
constantemente a la palabra y vernos reflejados en ella para entender en qué estamos
fallando y que esto nos lleve al arrepentimiento. [Santifícate en la Palabra]. No crea
esas informaciones falsas que generan algunas corrientes paganas y que afirman que
para ser limpios se deben hacer rituales, lavar las casas con algunas infusiones, o un
agua traída del Jordán, o de Himalaya etc. Tampoco le crea a esos que dicen que lo
que necesitamos para ser limpios está en el universo, que es la alineación de la estrella
x, con la y, etc. Siempre recuerde que Jesús para que sus discípulos fueran santificados
oró que el Padre nos santificara en su palabra. Amén.
Tercero, Jesús oró por nosotros, para que fuésemos uno. Como les dije este es
nuestro tema principal pero antes de habar de la Unidad quiero que veamos un
detalle importante. Leamos el v.20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también
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por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, hasta el momento Jesús estaba
orando por sus apóstoles, por los 11, pero ahora incorpora a otras personas, dice: a los
que han de creer. Jesús aclara que su oración no solo era por ellos sino también por
nosotros. Él no excluye a nadie, ni por su género, ni por si nacionalidad, ni por su
color de piel, Jesús oró por todos los que íbamos a creer. Ahora veamos ¿cuál fue el
tópico de su oración? v.21a para que todos sean uno; Jesús oró para que todos los
creyentes [seamos uno].
Siempre digo que la palabra “unidad”, hoy día está muy tergiversada y es mal
usada por las distintas instituciones humanas. Esta palabra a mucha gente le gusta e
incluso la adoptan como consigna, por ejemplo, muchos partidos políticos colocan la
palabra “unidad” en su nombre, como Lista Unidad (FI-UNLP), Unidad Ciudadana
(Argentina), Unidad, Trabajo y Seguridad (El Salvador), Mesa de la Unidad Democrática
(Venezuela), Unity Party of America (EEUU) y la Unidad Nacional Rusa (Rusia). Parece
que empíricamente el hombre sabe que hay beneficios en la unidad, pero
lastimosamente hay muy copos buenos ejemplos de Unidad genuina. Porque, aunque
en un principio queremos mantenernos unidos en cierto momento nuestros pecados
contaminan todo y se traduce en una división. Y bueno, por eso vemos muchos de
estos partidos políticos y otras instituciones, aunque su consigna es la unidad, luego
se dividen o se disuelven.
Entonces la pregunta es: ¿cuál debe ser nuestro ejemplo de unidad? Leamos
v.21b como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti esto lo dijo Jesús, y se lo dirigió a Dios Padre.
Ellos, junto con el Espíritu Santo son Dios y son el mejor ejemplo de unidad. Dios son
tres personas que forman un solo ser. Son tres personas distintas, con funciones, con
características distintas, pero que convolusionan en uno mismo. Por eso se dice que
ellos forman una tri-unidad o trinidad.
Hay muchos ejemplos prácticos en la biblia que muestran la unidad de Dios y
que nos pueden ayudar a lograrla entre nosotros. Lo primero es la creación. En este
proceso estuvieron y trabajaron tanto el Padre como el Hijo, como el Espíritu Santo.
Los tres estuvieron de acuerdo en todos los pasos aunque en cierta forma sus
funciones eran diferentes. Gracias a que ellos se mantuvieron unidos y llevaron a cabo
la creación, es que es posible que hoy nosotros estemos aquí. También en el plan de
salvación de la humanidad es otro ejemplo, vemos una perfecta unión de Dios Hijo y
Dios Padre. Ustedes saben, que Jesús en ocasiones quiso hacer las cosas diferentes,
por ejemplo, antes de ser arrestado él oró para ver si era posible que este paso no se
hiciera, era muy duro para él morir de la manera que lo hizo, sin embargo, estando
siempre en comunicación con el Padre a través de la oración, y respetando su
voluntad, la unidad en Dios fue posible y se llevó a cabo el plan. En general Jesús y el

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Padre siempre estuvieron sincronizados, tuvieron un propósito en común y se
apoyaron en la misión a pesar de las diferencias. Por eso siempre fueron uno.
En resumen, aprendemos de Jesús y el Padre, que para mantener la unidad
debemos [respetarnos, comunicarnos, tener un propósito en común y trabajar de forma
sincronizada a pesar de nuestras diferencias]. Pero quiero hacer una llamada de atención,
y para esto les pido que leamos el v.21c que también ellos sean uno en nosotros; esta
unidad por la cual Dios estaba orando no se trata de una unidad secular, de hecho no
se trata tampoco de una unidad hombre-hombre en la iglesia, sino que se refiere a
una unidad de nosotros como iglesia con Dios en medio, por eso el versículo dice “en
nosotros”. La verdad es que uno humanamente puede lograr cierto grado de unidad,
existen personas que son unidas como los buenos amigos, la familia, los socios, etc.
Pero de lo que hablamos hoy es una [unidad en Dios] esta es una unidad más que
humana, es una unidad espiritual.
Y hay muchos beneficios en lograr esta unidad. Lo primero está en el v.21d para
que el mundo crea que tú me enviaste. La unidad de nosotros como iglesia será un
testimonio para el mundo de la existencia de Jesús. A veces, más que predicar impacta
más en alguien nuestra condición como iglesia, el amor que haya entre nosotros.
Pablo un día le escribió a la iglesia de Corinto por este tema. Allí había una fuerte
competencia por distintas causas, principalmente los dones espirituales, y pensando
que esto era beneficioso persiguieron estos dones y descuidaron la unidad, por eso su
pastor (Pablo) les escribió: 1Co 13:1-3 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y
no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese
profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal
manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos
mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado,
y no tengo amor, de nada me sirve. El hablar en lenguas, la profecía, la ciencia, la fe y
la filantropía son dones que el Espíritu Santo puede poner en nosotros, y que edifica
mucho a la iglesia, pero estos no servirían de nada en una iglesia dividida, por lo cual
lo más importante es cultivar la unidad en amor entre nosotros como también lo
aprendimos la semana pasada.
La naturaleza también nos da muchos ejemplos de beneficios de ser unidos, por
ejemplo, podemos ahuyentar al enemigo y estar a salvo. Hace unas semanas vi un
documental donde un grupo de hienas atacaron a un león. El león es conocido como
el rey de la selva, pero este león del documental estaba solo y por eso fue vulnerable
al enemigo. Por un largo rato estas hienas hirieron al león y aunque lucho y luchó casi
estaba muerto. El problema es que estaba solo. Sin embargo, esta situación se revirtió
cuando apareció su manada y lo apoyó en la lucha. En ese momento las hienas más

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buen tuvieron miedo y huyeron porque ante un solo león quizá podían tener ventaja,
pero ante un grupo de ellos no tenían ninguna oportunidad.
Hay materiales que también nos enseñan la importancia de la unidad. Por
ejemplo, los vidrios blindados nos enseñan que la unidad nos perite ser más fuertes
y resistentes. No sé si usted sabe, pero el blindaje en general consiste en la
superposición de muchas capas muy delgadas de algún material bien pegadas entre
sí. Por ejemplo, un vidrio blindado es la sumatoria de varios vidrios de pequeño
espesor pegados entre sí. El hecho es que si usted dispara un proyectil a una sola de
esas láminas la romperá en mil pedazos, pero cuando le dispara a muchas juntas, la
bala no logra pasar.
Como les dije al principio este verso, el v.21 será nuestro versículo clave del año.
Estos 12 meses queremos luchar por fomentar y conservar la unidad entre nosotros.
Pero de la palabra de hoy aprendemos que no se trata de una unidad humana sino de
una unidad en Dios. Por ello debemos luchar por imitar la relación entre Cristo y el
Padre. Hoy aprendimos que entre otras cosas debemos respetarnos, comunicarnos,
tener un propósito en común y trabajar de forma sincronizada a pesar de nuestras
diferencias. Pero también vimos que esto es posible en el vínculo del amor. Por eso
yo e invito a amar en Jesús al hermano, y amar no se trata de un sentimiento, sino de
un verbo. Es decir que debemos luchar este año por servir a nuestros hermanos en
amor, por orar por nuestros hermanos en amor, por ayudar a nuestros hermanos en
amor para que de esta manera nuestra unidad glorifique a Dios y sea testimonio de
la existencia y el poder de Jesús.
Este es un gran reto, porque sabemos que es más fácil destruir que unir. Además,
por ahí anda rondando el enemigo que quiere devorarnos, por eso debemos estar
comprometidos y luchar. Pero hemos visto que hay mucha bendición en mantenernos
unidos, así somos más fuertes como el vidrio blindado y también invencible como el
león acompañado de su manada.
Luchemos por unirnos en la misión, por congregarnos juntos, por orar unidos,
por servir juntos, predicar juntos, en luchar juntos. Yo hoy quiero dejarle la tarea de
que usted encuentre en sí mismo aspectos prácticos que debe cambiar para que esto
sea posible y que ante Dios haga un esfuerzo este año por girar la página y cambiarlo.
Yo particularmente quiero luchar por tener una buena comunicación con ustedes, a
veces me encierro en mis propios asuntos y poco conversamos. También quiero
tenerlos presente en mis oraciones, e incluso orar más por ustedes que por mí mismo.
Esto es un reto para mí, pero le pido al Señor que me ayude.

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