Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Antes de que hubiera diez mandamientos, había solo uno: Adán y Eva no debían comer el fruto de un árbol
específico del jardín del Edén.
Todos nos preguntamos por qué estaba prohibido ese fruto. Tal vez Adán y Eva no fueran lo suficientemente
maduros como para comer el fruto que da conocimiento sobre el bien y el mal, o quizá Dios planeaba darles ese
conocimiento más adelante.
Una víbora parlante, descrita más adelante en la Biblia como “… la serpiente antigua llamada diablo o Satanás…”
(Apocalipsis 12:9) convence a Eva de que coma el fruto.
“¡No morirán! – respondió la serpiente a la mujer” – […], en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y
serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal” (Génesis 3:4, 5).
Eva come y convence a Adán de que haga lo mismo.
De algún modo, ese simple acto de desobediencia cambia la vida en este planeta – para peor. El resto de la Biblia
cuenta la historia del trabajo de Dios para remediar el daño y derrotar al pecado.
Diezmada. Esta es una buena palabra para describir cómo queda la cercana relación entre Dios y la humanidad.
Hace mucho mucho tiempo, Adán y Eva llegaron a reconocer el sonido de los pasos de Dios; al parecer, Él pasaba
tiempo “…caminando por el huerto…” (Génesis 3:10). Pero ahora, Dios le ordena a la pareja que abandone su jardín,
para siempre.
Según especulan algunos lectores de la Biblia:
Adán y Eva fueron creados para vivir para siempre;
Los animales eran herbívoros y vivían en paz unos con otros; y
Los cultivos eran silvestres.
Si alguna vez fue así, todo cambió. Llegado el momento, Adán y Eva morirán. Mientras tanto, su supervivencia
dependerá del duro trabajo de Adán en su lucha contra las malas hierbas, el clima y las criaturas para cultivar
alimentos suficientes. Para que la humanidad sobreviva, deberá pasar por un parto doloroso.