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Paulo Reglus Neves Freire

Fue un educador y experto en temas de educación, de origen brasileño. Uno de los más influyentes teóricos
de la educación del siglo XX. Hijo de una familia de clase media-pobre de Recife, Brasil, nació el 19 de
septiembre de 1921. Conoció desde niño la realidad del nordeste brasileño, en el que hasta hacía poco se
vivía en esclavitud y que por aquellos tiempos las clases rurales vivían en opresión, marginadas del proceso
social, político y económico y sin participación alguna en las decisiones importantes para el país.
Es ahí donde intenta que sus compatriotas rompan su pasividad y silencio, que reconozcan la fuerza de su
unidad transformadora, que adquieran la capacidad crítica para relacionarse con la sociedad y que se liberen
de sus ataduras.

Freire trabajo principalmente entre los pobres que no sabían leer ni escribir de los hombres y mujeres «no
letrados», de aquellos llamados «los desarrapados del mundo», de aquellos que no podían construirse un
mundo de signos escritos y abrirse otros mundos.Una experiencia que formaría sus preocupaciones por los
pobres y que le ayudaría a forjar su perspectiva educativa.

En 1962 tuvo la primera oportunidad de aplicar de manera significativa sus teorías, cuando se les enseñó a
leer y escribir a 300 trabajadores de plantíos de caña de azúcar en tan solo 45 días. En respuesta a estos
buenos resultados, el gobierno brasileño aprobó la creación de miles de círculos culturales en todo el país.

Desde unas creencias profundamente cristianas, definió a la educación como un proceso destinado no a la
domesticación sino a la liberación del individuo, a través del desarrollo de su conciencia crítica.

En 1997, el día 2 de mayo, a sus 75 años, falleció Paulo Freire; días antes de su muerte él mismo aún debatía
sobre las nuevas perspectivas de la educación en el mundo. Su pensamiento pedagógico continúa vigente en
nuestros días.

El método de Paulo Freire


El método de Freire es fundamentalmente un método de cultura popular, Por este motivo, su labor apunta
principalmente a concienciar y lo hace bajo el argumento de que el hombre se hace historia y busca
reencontrarse; es el movimiento en el que busca ser libre. Ésta es la educación que busca ser práctica de la
libertad.

La metodología surge de la práctica social para volver, después de la reflexión, sobre la misma práctica y
transformarla, tiene que ser construido por los hombres, en su calidad de sujetos, capaces de transformar su
realidad.

Otras características del método de Freire son su movilidad y capacidad de inclusión. Por ser una
pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida constantemente al cambio, a la evolución dinámica y
reformulación. Si el hombre es un ser inacabado, y este ser inacabado es el centro y motor de esta
pedagogía, es obvio que el método tendrá que seguir su ritmo de dinamicidad y desarrollo como una
constante reformulación.
Pedagogía del oprimido:
Antes de comenzar a hablar de la pedagogía de la esperanza, hay que desarrollar qué es la pedagogía del
oprimido, la misma hace una crítica sobre lo que realmente debe ser la educación en nuestros tiempos.

Para Freire, el ser menos conduce a los oprimidos tarde o temprano a luchar contra quien los oprimió o
minimizo, ahora bien se preguntaran ¡cual es la relación entre la educación y la opresión? Ahí es donde
aparece la educación bancaria, es una educación estática, detenida, con contenidos totalmente ajenos a la
realidad del educando, donde aparece el educador (es el que sabe y garantiza la verdad y el educando (es el
que non sabe y viene a la escuela para aprender).

El docente transmite el conocimiento y es alguien indiscutible y el alumno recibe el conocimiento sin


participación en el proceso, se lo ve como un archivador de datos.

El aprendizaje del alumno consiste en la memorización del contenido y repetición sin espacio para la
reflexión. “cuanto más se dejan llena, más educados serán”…

En esta educación no existe comunicación, el que hace comunicados es el docente y el alumno escucha,
retiene y repite, no existe la creatividad y se estimula a la inocencia.

Freire lo que busca con la pedagogía del oprimido es que los sujetos adquieran la Biofilia (amor por la
vida); ya que para el si el individuo no lucha por sus intereses y emancipación cultural y social, es porque ha
perdido el amor por la vida.

Esta Biofilia se alcanza a través de la liberación, dejar de ser oprimido y para eso se requiere que la
educación deje de ser mecanicista. Otro de los instrumentos que el autor menciona para poder llegar a ser
liberados es la praxis humana. La praxis es la reflexión y acción del hombre sobre el mundo para
transformarlo, es decir, que el único que puede transformar su realidad es uno mismo, él es el sujeto que debe
configurarse responsablemente y así no solo liberarse a sí mismo (oprimido) sino también a su opresor (el
docente).

La toma de conciencia y reflexión sobre nuestra realidad nos ayudara en nuestra liberación y esta
concientización debe ser colectiva para que se pueda llegar a una justicia social.

Pedagogía de la esperanza:

El autor profundiza en la historia para mostrar las condiciones que dieron forma al pensamiento; descubre las
tramas que envolvieron la vida, ideas y procesos sociales; muestra la tragedia de las discriminaciones, la
extensión de la injusticia y el drama de los que lucharon. La obra es también una prueba de fortaleza de parte
de una generación que resistió al sometimiento y que extrajo de los sucesos y de las persecuciones el coraje
para trabajar en la transformación social.
Pedagogía: Las personas tienen que llegar al fondo de su problema por sí mismos y ver la capacidad de darle
cara, no hay unas personas que lo saben todo y otras nada, el ser humano si niega la realidad en la que vive
es humillado, pero es humillado por aceptar la ideología del que lo humilla.
Cada persona tiene “el saber de la experiencia vivida” (educación) y cada persona concibe la educación de
forma diferente dependiendo de su contexto (experiencia vivida).
En la enseñanza, se puede y se debe transmitir los propios pensamientos ideológicos, respetando los del
educando, ya que, enseñar no es transmitir los conocimientos concretos de un objeto, enseñar es un acto
creador y crítico respetando el opuesto.
Respetar y conocer el contexto en el que vive el educando es imprescindible para el educador, de esta
manera mediante la comunicación llegará más a los educandos.
Tanto el educador como el educando al enseñar aprenden y al aprender enseñan, el educador debe de
señalar las diferentes visiones que hay en el mundo y no proponer sólo su propia visión.
Es importante que el educador no sea autoritario, que no crea que en la relación educador – educando el
único que educa es el educador. Si el educador es autoritario, anula y aplastan el pensamiento de los
educandos. Este tiende a generar en los educandos pensamientos tímidos, inauténticos o a veces rebeldes.
Una posición muy válida del educador es aquella en la que el educador hace una pequeña introducción y
después deja participar a los educandos.
Para educar a los educandos es imprescindible saber sus intereses, y desde ahí educarlos. Todas las
personas, independientemente del “mundo” que sean, y de lo que sean, (albañiles, filósofos, etc.) necesitan
unos conocimientos propios como seres históricos, políticos, sociales y culturales. Este conocimiento es mejor
que sea desde lo local (concreto) hacia lo mundial (no concreto).
Los educadores deben hacer toda una serie de reflexiones en torno a cómo educar, que educar, etc. Cuando
la persona se sumerge en sí misma perdiendo toda esperanza, sus ganas de luchar se ven reducidas o
desaparecen.
Es importante que los educadores potencien la libertad, creatividad, capacidad de elegir, etc. de los
educandos.
Es preciso que las minorías, aun siendo diferentes entre ellas, se unan para luchar por unos derechos, para
poder vencer a una mayoría.
A las minorías no hay que tratarlas de un modo protector y paternalista, se puede hablar, tratar, discutir, etc.
como con cualquier persona.

La multiculturalidad consiste en que cada individuo tiene derecho a ser diferente, sin miedo a ser diferente,
a poder moverse y posibilidad de que las diferentes personas crezcan juntas.

Pedagogía de la confianza:
La confianza, es el fundamento de toda relación social que no está basada en la fuerza ni en el temor. La
pregunta sobre el sentido de la educación debe referirse a si estamos formando a personas que aprenden a
basar sus relaciones y comportamientos sociales en el miedo, o en su contrario, en la confianza. Cada día
más comienza a valorarse el aprendizaje de la confianza como la emoción que debe fundar las competencias
requeridas para desenvolverse con éxito en cualquier organización social. Y la escuela debe jugar un papel
crucial en ello.

Uno de los rasgos que caracteriza al ser humano es el reconocimiento de la vulnerabilidad que amenaza a
nuestra existencia. Vivimos permanentemente en la incertidumbre. La confianza o la falta de ella son
indicadores emocionales del grado de fragilidad con que nos distinguimos. Cuando hay confianza nos
sentimos más seguros, más protegidos, menos desamparados. Cuando no la hay, las amenazas aumentan y
tenemos la sensación de que corremos peligro.
La confianza y la falta de ella nos hablan de la manera como encaramos el futuro en función de los peligros
que éste puede deparar. Definen, por tanto, nuestro modo particular de relacionarnos con el mundo y con el
futuro. Desde la confianza o la desconfianza nos situamos en el mundo de una manera diferente: en un
mundo más abierto y desprotegido, o en uno más hostil y amenazante. La confianza es un gran disolvente del
temor e implica una apuesta, pues nada garantiza la seguridad, nada elimina las contingencias. Podemos
apostar a una u otra y obtendremos resultados distintos.

Si la confianza posee el efecto de disolver el miedo, de permitirnos mirar el futuro con optimismo, de reducir la
incertidumbre y disminuir la complejidad, la confianza es un requisito fundamental para actuar. El temor y la
desconfianza inhiben, paralizan; la confianza nos pone en movimiento y dinamiza nuestra capacidad
emprendedora. Pero ella no es sólo un antecedente de la acción, sino que es también resultado de la misma.
Ambas se retroalimentan. La confianza nos impulsa a actuar y nuestras actuaciones harán crecer o disminuir
la seguridad que tenemos sobre nuestro desempeño. Del mismo modo, el nivel de desempeño de una
persona afectará el nivel de confianza que tengamos sobre ella. Todo sistema social, y por lo mismo la
escuela, requiere desenvolver la confianza como condición de funcionamiento. El sistema escolar está
llamado a desarrollar, tanto a nivel de sus estructuras como de su cultura organizacional, mecanismos para
generar confianza en sus miembros. La escuela tiene que transformarse en un espacio que amplíe la
capacidad creativa y amorosa de los seres humanos, y en un lugar donde la confianza sea cultivada como el
valor básico donde tienen lugar los aprendizajes. De aquí la importancia de poner en práctica en las escuelas
una verdadera pedagogía de la confianza, que sugiere la institucionalización de ciertos mecanismos para
generar este valor en los estudiantes.

Si los profesores estimulan la cooperación entre los estudiantes desarrollarán confianza. Por el contrario, si
fomentan la competitividad provocarán diversas formas de desconfianza. Cuando las reglas del juego de la
escuela son conocidas, claras, simples, legítimas y respetadas, las personas sabrán a qué atenerse, por lo
que la incertidumbre se reducirá y la confianza aumentará. Pero si las normas no son transparentes, son
impugnadas, o existe arbitrariedad y autoritarismo, afectarán negativamente el nivel de confianza al interior de
la escuela.

El compromiso de los profesores no es el de “pasar materia” y entregar información, sino de generar


conocimiento, que verdaderamente produce confianza y facilita moverse en el mundo. Llevar adelante un
proceso de socialización en valores. La escuela no sólo debe comprometerse a dar información y entregar
conocimiento, sino también a formar a sus estudiantes en valores. Los valores son los que orientan nuestras
decisiones y expresan lo que verdaderamente nos importa.

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