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Las nuevas tecnologías energéticas

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 Las nuevas tecnologías energéticas
César Dopazo García y Norberto Fueyo Díaz
DESCRIPTORES
ENERGÍA
TECNOLOGÍA
TRANSPORTE
RENOVABLE
FÓSIL
NUCLEAR
Introducción
En el actual contexto socioeconómico mundial con crecimien-
to de población y del nivel de vida, el suministro de los re-
cursos energéticos debe estar garantizado para el mayor nú-
mero posible de habitantes. Las tecnologías que transforman
esos recursos en energía final deben minimizar su impacto so-
bre el medio ambiente, suministrando una energía de cali-
dad, a un coste que permita el desarrollo de una actividad
económica competitiva.1, 2
La eficiencia energética y el ahorro de energía podrían
permitir, según estimaciones recientes, reducciones significati-
vas a corto y medio plazo de energías primaria y final, par-
ticularmente en el sector residencial y comercial.
El interés a nivel mundial, y muy especialmente en la UE,
en las energías renovables hace imprescindible el desarrollo,
demostración y despliegue comercial de tecnologías de con-
versión con mayores rendimientos, que utilicen materiales
abundantes y baratos, con reducciones significativas de in-
versiones (€/kW) y costes de generación (c€/kWh), así como
metodologías fiables y eficaces que permitan atemperar la in-
termitencia temporal y la dilución espacial de los recursos re-
novables (predicción de viento/producción de parques eóli-
cos, hibridación de varias tecnologías, renovables o no, en
generación descentralizada, potencia convencional de apo-
yo, etc.). Aunque los límites físicos, geográficos y técnicos de
los recursos renovables son gigantescos, la energía económi-
camente viable es mucho menor. Estudios recientes presentan
potenciales muy elevados y costes de generación eléctrica a
medio y largo plazo escasamente justificados.3, 4
Es prioritario elevar la eficiencia de las centrales termoe-
léctricas de combustibles fósiles mediante el uso de ciclos com-
binados con turbinas de vapor y de gas, de ciclos de vapor
supercríticos y ultra-supercríticos, y, siempre que sea posible,
con el uso de cogeneración. La gasificación de combustibles
40 I.T. N.º 82. 2008
sólidos (carbón, coque de petróleo, residuos sólidos urbanos
o biomasa, residuos de refinería, etc.) puede tener, asimismo,
un futuro prometedor. La demostración y estudios de viabili-
dad de tecnologías de separación del dióxido de carbono
(CO2) y su posterior almacenamiento en cavidades geológicas
(acuíferos, minas de sal, pozos maduros de petróleo o de gas,
etc.) o en el océano profundo están despertando un relativo
interés, ante la presión para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI) y por la necesidad de hacer viable la
utilización de combustibles fósiles no convencionales.5
La energía nuclear de fisión no emite GEI y es positiva
desde la perspectiva del cambio climático. En las sucesivas
generaciones de reactores nucleares se están resolviendo sa-
tisfactoriamente los aspectos de seguridad intrínseca y se van
reduciendo los tiempos de construcción, la inversión y los cos-
tes de generación. Los residuos nucleares de alta actividad y
larga vida media siguen siendo la asignatura pendiente de
estas tecnologías, tanto en lo relativo a su almacenamiento,
como a su posible transmutación. Problemas no-técnicos rela-
cionados con la energía nuclear de fisión son los de acepta-
ción pública y de proliferación nuclear.6, 7
La fusión nuclear viene siendo objeto de programas de in-
vestigación, muy generosamente subvencionados. La situación
actual en su desarrollo no permite anticipar avances a medio
plazo hacia su comercialización que, en caso de producirse, no
se confirmaría, muy probablemente, antes de finales de siglo.8, 9
Mientras que la generación de electricidad y calor/frío
para el sector residencial/comercial/agrícola e industrial uti-
liza un bajo porcentaje de petróleo, el transporte, por el con-
trario, depende casi exclusivamente del mismo. El agota-
miento de este recurso a medio/largo plazo confronta a este
sector con la necesidad de encontrar alternativas (vehículos
híbridos o eléctricos, biocombustibles, combustibles sintéticos
de transformación de carbón a líquido o de gas a líquido, hi- Tabla 1
drógeno, etc.).10, 11 El hidrógeno es abundante pero aparece Reservas confirmadas, producción, consumo y relación
combinado con otros elementos químicos; separarlo de ellos reservas/producción (años) de los combustibles fósiles
precisa una importante aportación energética en forma de Petróleo Gas natural Carbón
electricidad (electrolisis) o calor (termolisis, ciclos termoquími- Reservas confirmadas (Mtep) 165 x 103 163 x 103 463 x 103
cos, reformado con vapor, etc.). El hidrógeno se podría que- Producción (Mtep/a) 3914 2586 3080
mar en un motor de combustión interna, muy similar a los Reservas/producción (g) 42 63 150
existentes, o mezclar con oxígeno en una pila electroquímica Consumo (Mtep/a) 3890 2575 3090
de combustible; en cualquier caso la emisión mayoritaria de
ambos sería vapor de agua. Se piensa que las pilas de com-
bustible, aparte de su uso primordial en el sector transporte, Tabla 2
podrían tener un importante nicho de mercado en la genera- Países con reservas importantes de carbón en 2006
ción distribuida de electricidad y calor.12, 13 País Reservas (Mt) (%) s/total Reservas/producción (a)
La Sección 2 presenta y discute, brevemente, los recursos Estados Unidos 246.643 27,1 234
de energía primaria disponibles en el mundo, una imprescin- Rusia 157.010 17,3 *
dible condición de contorno para las tecnologías de conver- Sudáfrica 48.750 5,4 190
sión. La Sección 3 se dedica al sector transporte que, por su Australia 78.500 8,6 210
dependencia casi exclusiva del petróleo y el futuro agota- China 114.500 12,6 48
miento de las reservas del mismo, tiene características dife- India 92.445 10,2 207
renciadas de la generación de electricidad y calor. En la Sec- Subtotal 737.848 81,2 ———
ción 4 se describen las tecnologías para generación eléctrica, UE 36.994 4,0 ———
con apartados específicos para aquellas que convierten ener- España 530 0,1 29
gías renovables, combustibles fósiles y nucleares en energía
final. En la Sección 5 se presentan muy concisamente estima- e India poseen alrededor del 50 % de las reservas mundiales;
ciones de tiempos de comercialización de diferentes tecnolo- si se añaden Rusia, Sudáfrica y Australia, los seis países ate-
gías, así como inversiones y costes de generación. Las Con- soran más del 80 %. Dado el fuerte desarrollo económico de
clusiones aparecen en la Sección 6. China e India,16 es altamente probable que ambos deban im-
portar carbón en el futuro. Estados Unidos consume en la ac-
Recursos de energía primaria tualidad casi todo el carbón que produce y, previsiblemente,
Los recursos renovables (viento, sol, biomasas) son abundan- esta tendencia no parece que pueda cambiar significativa-
tes. Sin embargo, es imprescindible una cuidadosa evalua- mente. Australia y Sudáfrica exportan, en la actualidad, una
ción de sus límites físicos, geográficos y técnicos como una parte de su producción. No resulta inverosímil que, en un ho-
base de partida para la cuantificación del potencial econó- rizonte de escasez de recursos de energía primaria y de altos
micamente realizable. costes de la misma, estos seis países consuman internamente
La tabla 1 muestra las reservas mundiales confirmadas de casi todas sus producciones. La evolución previsible de los
petróleo, gas natural y carbón, junto con producciones y consu- precios del carbón sería, pues, alcista y tanto más cuanto que
mos del año 2006, así como la relación reservas/producción.14,15 la situación de escasez mencionada fuese más acuciante en
Las reservas energéticas de carbón casi triplican las de petróleo el futuro. Por tanto, ni el suministro del carbón a los países sin
y gas natural. Se estima que el petróleo durará alrededor de 40 reservas estaría garantizado, ni, muy probablemente, su pre-
años, el gas 60 y el carbón más de 150. Reservas no conven- cio vaya a experimentar tan solo aumentos moderados.
cionales (pizarras y arenas bituminosas, petróleo de alto coste, Las consideraciones anteriores, unidas al impacto ambien-
clatratos de metano, etc.) pueden extender la duración de la tal del uso energético del carbón, hacen que la Academia de
economía de los combustibles fósiles en un tiempo difícil de las Tecnologías de Francia concluya que el desarrollo, demos-
cuantificar con la información actual. tración y comercialización de las tecnologías de separación y
La distribución del petróleo y del gas natural, en zonas almacenamiento de CO2 debieran producirse en Estados Uni-
geoestratégicamente inestables, junto con propuestas de su dos y en China con vastas reservas de recurso primario.17
uso como “arma política”, genera tensión e incertidumbre so- Las reservas convencionales de uranio parecen tener una
bre la seguridad de suministro y los precios. El carbón, a la duración limitada de menos de 100 años. Sin embargo, el
par que más abundante, está distribuido en zonas de menor uso de reactores reproductores permitiría alargar la duración
conflictividad sociopolítica; se concluye, casi siempre sin más del combustible más de 1.000 años.
análisis, que su suministro estará garantizado en los próximos
200 años a precios asequibles. La tabla 2 contiene los países Demanda sectorial. Transporte
con reservas más abundantes de carbón (tanto bituminoso y El consumo mundial de energía final en 2007 se distribuye en-
antracitas, como sub-bituminoso y lignitos) en millones de to- tre los sectores de transporte (42 %), industria (38 %) y residen-
neladas y en participación porcentual, junto con los años es- cial/comercial/otros (20 %). WETO 203018 proyecta esos con-
timados de duración de las mismas.14 Estados Unidos, China sumos en el año 2030 a 43 %, 30 % y 26 %, respectivamente.

I.T. N.º 82. 2008 41

 Dada la dependencia, casi exclusiva, del petróleo en el
transporte, este sector merece unas consideraciones indepen-
dientes. Algunas proyecciones sitúan el parque mundial de
vehículos para el 2030 en más de 1.500 millones, también
con crecimientos importantes en los transportes marítimo y aé-
reo. Por un lado, las emisiones de CO2 del transporte son po-
co susceptibles de separación y almacenamiento, de manera
similar a las tecnologías de uso limpio del carbón en genera-
ción eléctrica. Por otro lado, el agotamiento de las reservas de
petróleo, según algunas estimaciones en unos 40 años, pero,
probablemente y en cualquier caso, antes de 2100, hacen im-
perioso buscar un portador alternativo de energía para las
flotas existentes y/o evolucionadas y/o sustitutivas. El reto no
es baladí puesto que, en transporte, se precisan combustibles
de alta densidad energética, con una extensa red de distribu-
ción y, además, se ha de remplazar tecnología robusta y fia-
ble, como las máquinas térmicas, de altas prestaciones.
A los combustibles fósiles convencionales, derivados del pe-
tróleo –gasolinas, gasóleo, gases licuados– o del gas natural
–comprimido o licuado– se están añadiendo, paulatinamente,
DME, metanol, etc., que se irán complementando, progresiva-
mente, con combustibles líquidos sintéticos obtenidos a partir del
carbón y del gas; sus contribuciones porcentuales serán, proba-
blemente, limitadas. El concepto de refinería de carbón –con
producción simultánea de líquidos de proceso Fischer-Tropsch,
metanol (con posible conversión a gasolina) y gases sintéticos–
ha comenzado a explorarse. Distintos tipos de biomasas y pro-
cesos –hidrolisis, fermentación, sacarificación, etc.– pueden
producir biocombustibles (bioetanol, ETBE y biodiesel) a precios
superiores a los de los combustibles convencionales. Los biocom-
bustibles producidos a partir de residuos lignocelulósicos o ani-
males –ésteres metílicos de ácidos grasos, biogás– podrían con-
tribuir, aunque modestamente, a una solución a medio y largo
plazo. Recientemente, la CE ha fijado como objetivo para 2020
la sustitución del 10% de combustibles derivados del petróleo
por biocombustibles. Los vehículos híbridos eléctricos/gasolina
o gasóleo, que a pequeña escala se ofrecen en el mercado, per-
miten ahorros de combustible de 30 a 40% con respecto al ve-
hículo convencional. Los coches eléctricos propulsados con ba-
terías avanzadas podrían ser una solución para desplazamien-
tos cortos, por ejemplo, dentro de áreas urbanas.10, 19, 20
Como es muy probable que todas las aportaciones citadas
anteriormente, que cohabitarán con el petróleo en los próxi-
mos 40 años –o hasta 2100–, no sean suficientes para cubrir
la demanda del transporte, el hidrógeno se presenta como un
posible portador energético, sustitutivo del petróleo, total o
parcialmente.12 Es el elemento más abundante del universo
aunque, en la Tierra, aparece siempre en combinación con
otros elementos; para separarlo de éstos, rompiendo los en-
laces químicos, se precisa una aportación significativa de
energía. En la actualidad se producen anualmente en el mun-
do alrededor de 50 MtH2, en su mayoría por reformado de
metano, CH4; se usa, principalmente, en industrias petroquí-
micas y alimentarias. La aportación de energía para romper
la molécula de metano se puede hacer mediante calor con-
vencional, solar, nuclear o con plasma.
42 I.T. N.º 82. 2008
La electrolisis del agua, H2O, es el método más antiguo de
producción de hidrógeno; su rendimiento energético, entre
65 y 70 %, puede mejorarse mediante electrolizadores de al-
ta temperatura o en fase vapor. La termolisis directa del agua
exige temperaturas superiores a 2.500 ºC, que se pueden re-
ducir hasta alrededor de 850 ºC usando ciclos termoquímicos
–el más conocido es el de iodo/azufre, en proceso de de-
mostración en la actualidad–; mediante una cinética química
intermedia, con reacciones exo- y endo-térmicas y con reac-
tantes intermedios como IH y H2SO4 se puede separar el hi-
drógeno de la molécula de agua. La producción de hidróge-
no mediante procesos biológicos –fotosintéticos, bacterianos,
etc.– se está ensayando a escala de laboratorio.
El coste de obtención de hidrógeno (en €/GJ) se estima en
la actualidad entre 3 y 6 para el reformado de metano, entre
7 y 11 si, en el método anterior, se separa y almacena el CO2,
y entre 10 y 12 con craqueo por energía solar. Mediante elec-
trolisis del agua con energía eólica podría costar entre 17 y
23 €/GJ, con energía nuclear entre 15 y 20, con energía so-
lar termoeléctrica entre 27 y 35 y con energía solar fotovol-
taica entre 47 y 75. Un coste estimado para ciclos termoquí-
micos podría variar entre 30 y 40 €/GJ. El coste actual de la
misma aportación energética de hidrógeno y de gasolina es
entre 4 y 6 veces superior en el primer caso. Es un objetivo de
la UE conseguir en 2020 costes de entre 1,2 y 1,6 €/GJ.
La producción masiva de hidrógeno para sustituir, total o
parcialmente, el petróleo no es un problema trivial. Para dar una
idea de órdenes de magnitud, se considera que por electrolisis
del agua se pueden producir alrededor de 20 tH2/GWhe. Se
estima que el consumo medio anual de un vehículo equipado
con pila de combustible podría ser de unos 400 kg. El hidróge-
no necesario para abastecer la flota presente de vehículos en Es-
paña –unos 26 millones– requeriría alrededor de 200.000 MW
eólicos o unas 65 centrales nucleares (CCNN) de 1.000 MWe.
Los números son elocuentes.21
Se puede almacenar a bordo de vehículos el hidrógeno
comprimido (<70 MPa y 27 ºC) con una densidad energética
de 1,1 kWh/l, líquido (alrededor de 0,10 MPa y -253 ºC) con
1,2 kWh/l, en hidruros metálicos o químicos con densidades
entre 0,7 y 1,8 kWh/l, o en carbono nanoporoso. La alta
densidad energética de la gasolina hace que los valores co-
rrespondientes para hidrógeno líquido o comprimido sean
menos de una cuarta parte de aquélla. Los objetivos de la UE
son almacenar a bordo entre 6 y 10 kg de hidrógeno para al-
canzar autonomías de unos 600 km –consumos a los 100 km
de 1,0 a 1,7 kg– a temperaturas en el rango de -40 a 85 ºC.
Habría que reducir los costes actuales y conseguir una veloci-
dad de repostado de 1,2 kg/min. Para ello se ha de lograr el
equilibrio adecuado entre los procesos de adsorción y desor-
ción del hidrógeno, con pesos y densidades energéticas apro-
piados, incorporación de sensores de fugas, con materiales
resistentes a la fragilización.
La infraestructura de distribución ha de cubrir una red am-
plia, comparable al servicio actual de las gasolineras. Se es-
tima que la inversión requerida para la red de “hidroductos”
e “hidrogeneras” superaría en gran medida los 100.000 M€.
 Cumplidas todas las etapas anteriores de producción, al-
macenamiento, transporte y distribución del hidrógeno, éste se
podría quemar en motores alternativos –rendimientos de 17 a
27 %– o en turbinas de gas –rendimientos de cerca del 60 % en
ciclos combinados–, que generarían vapor de agua como pro-
ducto mayoritario y concentraciones muy reducidas de NOx.
En la actualidad se están desarrollando y demostrando las pi-
las de combustible, dispositivos electroquímicos en los que el
hidrógeno –u otros combustibles que se convierten en hidró-
geno mediante reformado interno– se mezcla con aire y gene-
ra agua y electricidad para la planta motriz del vehículo. Las
pilas de combustible poliméricas (PEM), de baja temperatura,
utilizadas en transporte, cuestan en la actualidad alrededor de
2.400 €/kW, si bien se espera reducir este valor a 1.200 y
400 en 2010 y 2015, respectivamente. Como referencia, el
coste actual del motor alternativo de automoción es de unos
24 €/kW; un objetivo deseable a largo plazo sería situar el
coste de la tecnología PEM en torno a los 40 €/kW. Teniendo
en cuenta la cadena completa de producción del hidrógeno
junto con su uso en el vehículo –“from well to wheels”– la efi-
ciencia energética depende, en gran medida, del proceso de
obtención, siendo, en muchos casos, muy similar a la de com-
bustibles convencionales con motores alternativos.13 Lo mismo
es aplicable a las emisiones totales de vehículos. Las pilas de
combustible de alta temperatura, tanto de óxidos sólidos
(SOFC) como de carbonatos fundidos (MCFC) son adecuadas
para la generación distribuida de electricidad y calor. Sus tem-
peraturas de operación –hasta 1.000 ºC las SOFC y hasta
650 ºC las MCFC– las hacen aptas para incorporar el refor-
mado interno de combustibles como el fuelóleo. En la actuali-
dad se están demostrando en diversas aplicaciones. Sin em-
bargo, sus costes son excesivamente altos, por el momento,
–8.200 y 2.900 €/kW para SOFC y MCFC, respectivamente–,
con objetivos de reducción a medio plazo a 820 y 1.200. Da-
da la intermitencia y, en cierta medida, la imprevisibilidad de
las energías eólica y solar, se considera, a veces, la produc-
ción de hidrógeno como una posible forma de almacena-
miento de la electricidad no programada que no acepta la red
eléctrica; el hidrógeno generado durante los periodos de vien-
to o sol no programados, o en los parques y granjas ad hoc,
se usaría para producir electricidad en las horas punta o cuan-
do escasease la aportación renovable. Esta supuesta inter-
cambiabilidad entre el hidrógeno y la electricidad ha llevado
a algunos autores a acuñar el término “hidricidad”.
Generación eléctrica
El informe WETO 2030 de la CE18 presenta datos históricos
sobre generación de electricidad por tecnologías a nivel mun-
dial y, simultáneamente, las proyecciones del modelo Poles
hasta el año 2030. Alrededor de tres cuartas partes de la
electricidad del año 2030 tendrá su origen en los combusti-
bles fósiles frente a algo más del 60 % en la actualidad. Las
tecnologías avanzadas de conversión de carbón penetran el
mercado a partir de 2005 e incrementan su cuota hasta re-
presentar el 30 % de la generación mundial en 2030, mien-
tras que las tecnologías convencionales van muy lentamente
reduciendo su contribución absoluta y porcentual. Frente a
una participación marginal de las centrales térmicas (CCTT)
de fuelóleo y gasóleo, principalmente en sistemas insulares o
aislados, las centrales de gas con ciclos combinados incre-
mentan significativamente su aportación hasta cerca del 20 %.
La electricidad de origen nuclear parece mantener su contri-
bución absoluta, reduciendo, sin embargo, su participación
relativa. La energía hidroeléctrica incrementa moderadamen-
te su contribución absoluta aunque no la porcentual. Final-
mente, la electricidad renovable empieza a tener una presen-
cia apreciable aunque todavía modesta.
A continuación se tratan por separado las tecnologías
de conversión de recursos energéticos renovables, fósiles y
nucleares.
Energías renovables
España, por su situación geográfica y orografía, ofrece poten-
ciales sustanciales en varias energías renovables (solar, eólica
e hidráulica). A corto plazo, sin embargo, los elevados costes
específicos de la energía generada son el principal obstáculo
para su penetración.22, 23 A medio plazo (10-15 años), es pre-
visible que el diferencial de coste con la generación conven-
cional disminuya, tanto por el abaratamiento de las renova-
bles (curvas de experiencia) como por el inevitable encareci-
miento de la generación convencional (a través del incremen-
to del coste del combustible o de la repercusión en el coste de
las emisiones contaminantes). En estos escenarios de alta pe-
netración de las renovables, los factores limitantes pueden ser
otros, como la dificultad técnica (y el coste) de incorporar a las
redes de distribución una alta fracción de potencia no gestio-
nable (eólica o solar) o el impacto visual sobre el territorio.
La evaluación precisa del potencial a escala nacional de
una energía renovable es un proceso elaborado. De las consi-
deraciones anteriores se deduce que es necesario discriminar
entre el potencial físico del recurso, el potencial que es técni-
camente aprovechable y el potencial que es producible a un
determinado coste de generación. Estos tres potenciales re-
quieren para su elaboración datos geográficos (físicos y hu-
manos) de alta resolución espacio-temporal, y datos técnico-
económicos para la tecnología en cuestión. Por ejemplo, en el
caso de la energía eólica, este procedimiento ha de estimar la
función de densidad de probabilidad de la velocidad del vien-
to en cada punto del territorio; excluir aquellas zonas en las
que la implantación de aerogeneradores no es viable por mo-
tivos técnicos (terreno escarpado), sociales (asentamientos hu-
manos) o medioambientales (zonas protegidas); seleccionar
los parámetros técnicos del aerogenerador (curvas de poten-
cia, velocidades de arranque y corte o pérdida de rendimien-
to por interacción entre estelas) y determinar los costes de in-
versión y de operación de la instalación. El resultado último de
una metodología de evaluación del potencial de una energía
renovable es una curva coste/producción, en la que la ener-
gía generable en cada punto del territorio se ordena por cos-
tes crecientes. La curva permite por tanto conocer, con la incer-
tidumbre asociada a las hipótesis utilizadas en la metodología,
el potencial que se puede generar a costes inferiores a uno da-
I.T. N.º 82. 2008 43
do. En ausencia de esta metodología, las (hoy frecuentes) pro-
puestas de niveles de penetración de las energías renovables y
costes asociados han de tomarse con mucha cautela.
A continuación se resume, tecnología a tecnología, el po-
tencial y grado de desarrollo tecnológico de las principales
fuentes de energía renovable en España, obtenidas con la
metodología apuntada en el párrafo anterior. Para indicar los
niveles de generación, se hace referencia a la producción
eléctrica total en España en el año 2005 (294 TWh); para los
costes, se utiliza el coste más frecuente en la totalidad del te-
rritorio, que se considera el más representativo para compa-
raciones entre tecnologías. Naturalmente, los costes mínimos
son siempre inferiores a los más frecuentes.
La hidroeléctrica es la energía renovable con más larga
tradición en España, con un total de 18.000 MW instalados
y un 7,9 % de contribución a la energía eléctrica generada
en 2005 (un año de baja hidraulicidad). Por razones de im-
pacto ambiental, actualmente se etiqueta como “renovable”
la energía hidroeléctrica generada en centrales de menos de
10 MW (también llamada minihidráulica), y solo las de me-
nos de 50 MW son consideradas instalaciones en el régimen
especial de generación (RD 436/2004). Por la alta penetra-
ción de la hidráulica convencional, el potencial minihidráuli-
co desarrollable en España es muy reducido (aproximada-
mente 12 TWh/a de energía, o un 4 % de la energía eléctri-
ca generada en 2005). Es, también, una tecnología muy ma-
dura, en la que no son esperables grandes desarrollos tec-
nológicos ni abaratamiento de costes.
La energía eólica terrestre ha tenido un sustancial desarro-
llo en España desde mediados de los años noventa. La poten-
cia instalada a finales de 2006 era de unos 11.600 MW (más
de 15 GW a finales de 2007), y la contribución a la genera-
ción de un 7 % de la energía eléctrica (2006). Se espera au-
mentar sustancialmente esta contribución en los próximos
años, con expectativas de alcanzar en torno a 29.000 MW en
2016. Como en el caso de casi todas las renovables, el coste
de generación es sustancialmente variable según la disponibi-
lidad del recurso; a medida que los mejores emplazamientos
posibles van siendo ocupados, el coste específico de la energía
generada en nuevos parques aumenta al empeorar la calidad
del recurso eólico. En el parque de generación actual, el coste
medio de la energía eólica generada es, según estimaciones
del Plan de las Energías Renovables, de entre 5 y 6 c€/kWh
(comparado con los 2 a 3,5 c€/kWh de la generación con-
vencional). Con los costes actuales de la tecnología, modelos
detallados de estimación del potencial de generación eólica
indican que el coste de generación más frecuente (estadísti-
camente más probable) en todo el territorio disponible es de
unos 15 c€; por debajo de este coste podrían generarse unos
500 TWh/a, 1,6 veces la energía eléctrica generada en el
año 2005. Sin embargo, además del elevado coste, varias
veces superior al de energía no renovable (y al coste actual
de la eólica), el impacto para ese nivel de generación sería
también considerable (e.g., el territorio ocupado sería un 20 %
de la extensión de España). Desarrollos tecnológicos en la fa-
bricación de las palas permitirán previsiblemente la instala-
44 I.T. N.º 82. 2008
ción de aerogeneradores de mayor potencia unitaria, a la vez
que más ligeros y silenciosos; se trabaja asimismo en la me-
jora de la electrónica de potencia y en técnicas de hibridación
de tecnologías y de almacenamiento de la energía.
La alta penetración de la energía eólica terrestre esta sus-
citando el interés por la eólica marítima u “offshore”, de la
cual existen algunas experiencias en Europa (con cerca de
600 MW y más de 300 aerogeneradores instalados) y nume-
rosos proyectos. En España, existe, por el momento, una úni-
ca instalación de cinco aeroturbinas en el puerto de Bilbao, si
bien están cimentadas en un dique del puerto, más que pro-
piamente en el lecho del mar. La tecnología de generación
offshore es esencialmente la misma que en la eólica terrestre;
los sobrecostes en los que se incurre son los asociados a la ci-
mentación en el lecho marino de los postes aerogeneradores,
a la evacuación de la energía a tierra y a la logística más
compleja del montaje y mantenimiento. Estos factores técnicos
limitan en la práctica la batimetría del emplazamiento a unos
50 metros (para cimentaciones en el lecho marino) o quizás
hasta 200 para aerogeneradores flotantes (en desarrollo). El
potencial offshore de España hasta batimetrías de unos 200 m
es de aproximadamente un tercio de la energía eléctrica ge-
nerada en 2005, a un coste más frecuente de 35 c€/kWh.
La tecnología de generación solar termoeléctrica, basada
en colectores solares y producción centralizada de potencia en
un ciclo termodinámico, se encuentra en un estado de madu-
ración inferior al de la eólica. Entre las experiencias relevan-
tes, cabe destacar las nueve plantas SEGS en Estados Unidos,
construidas entre 1985 y 1991, con un total de unos 324 MWe;
y en España la de Solúcar Energía, en Sanlúcar la Mayor, de
11 MWe y en operación desde 2007. Nuestras estimaciones
indican que el potencial de la energía solar termoeléctrica en
España es relativamente alto: unas 10 veces la energía eléctri-
ca generada en 2005 hasta un coste más frecuente de unos
25 c€/TWh. (Siendo una tecnología en fase de maduración,
los costes reportados suelen ser proyecciones de los mismos en
condiciones de explotación comercial.) Como en el caso de la
energía eólica, estos niveles de generación suponen una alta
ocupación del territorio (alrededor del 20 % de la superficie de
España); sin embargo, se estima que para el nivel de genera-
ción en España en 2005 sería necesario ocupar un 3 % de la
superficie y el coste sería de unos 21 c€/kWh.
La energía solar fotovoltaica centralizada, los llamados
“huertos solares”, presenta también potenciales altos (del or-
den de 15 veces la generación de 2005), pero a costes sus-
tanciales (costes de entrada del orden de 40 c€/kW, y del or-
den de 50 c€/kWh como coste más frecuente para el nivel de
generación mencionado). El aumento de rendimiento de las
placas solares, nuevos materiales y la emergencia de nuevas
tecnologías (tales como concentradores), hacen esperable
una reducción de costes en el año 2020 hasta unos niveles de
aproximadamente un tercio de los actuales.
Con cerca de 4.000 km de costa, la energía del mar apro-
vechable en España merece también consideración. Además de
la energía del viento offshore, mencionada anteriormente, las
energías propiamente marinas son la de las mareas o maremo-
triz y corrientes, así como la de las olas o undimotriz. La prime- Tabla 3
ra requiere para su aprovechamiento la construcción de in- Emisiones específicas o intensidad de CO2 aproximadas para
fraestructura significativa en la línea de costa; por ello, su des- distintas CCTT de combustibles fósiles
pliegue masivo se considera a menudo medioambientalmente Combustibles Emisión (kg CO2 /GJ) Emisión (g CO2/kWhe)
desaconsejable, restringiéndose su implementación a instalacio- Gas natural 53,0 540
nes aisladas, a menudo prototipos, aprovechando obra civil Fuelóleo 78,0 800
existente (por ejemplo, puertos). Para el aprovechamiento de la Hulla 92,0 940
energía undimotriz se han propuesto diversos tipos de dispositi- Antracita 96,3 990
vos. Entre los más consolidados está el denominado Pelamis, Lignito 111,0 1.140
promovido por la empresa escocesa Pelamis Wave Power. El
dispositivo es esencialmente un sistema articulado de boyas ci- recomiendan las adecuadas para que los valores de ICO , IE y
2

líndricas flotantes, que, movidas por el oleaje, accionan meca- PIBpc sean de orden unidad. La identidad (1) se puede expresar
nismos hidráulicos internos que generan potencia en turbinas. en términos de incrementos relativos de cada variable como:
Existe una única instalación comercial (de 2,25 MW) del dispo-
∆ECO ∆ICO ∆IE PIBpc ∆P
sitivo, en la costa portuguesa; se ha anunciado un segundo pro- = + 2
+ + 2
(2)
ECO ICO IE PIBpc P
yecto en Cornualles. La Península Ibérica presenta densidades 2 2

de energía moderadamente altas en la costa atlántica norte (en-
tre 60 y 70 kW por metro de cresta de ola) y medias-bajas en la
mediterránea (alrededor de 10 kW/m). La energía contenida
en las olas en la totalidad de la costa española es de unos 400
TWh/a; el aprovechamiento técnico reduciría este potencial a
entre un 3 y un 7% de la energía eléctrica generada en 2005.
El uso de biomasa primaria para la producción de ener-
gía eléctrica es objeto de controversia, dado el abanico de
usos alternativos, económicamente más atractivos o social-
mente más aceptados, de las tierras cultivables. Con las tec-
nologías actuales (combustión en parrilla), podría generarse
del orden del 15 % de la electricidad generada, a un coste
En la ecuación (2) (∆V)/V denota el incremento relativo de
la variable V que, multiplicado por 100, representa el aumen-
to en porcentaje de la misma. Para un sistema de generación
basado en gran medida en los combustibles fósiles, el creci-
miento de la población, junto con la imprescindible mejora de
la calidad de vida, estimada por el PIBpc, hace inevitable que
los dos últimos sumandos de la ecuación (2) contribuyan posi-
tivamente al incremento de emisiones. Las posibilidades de re-
ducción de las emisiones de CO2 dependen, por consiguiente,
de los dos primeros sumandos de (2); IE puede reducirse mejo-
rando las tecnologías de producción y actuando sobre los há-
bitos de consumo de la población, mientras que ICO disminuye,
2

más frecuente de unos 10 c€/kWh y con una ocupación de
un 15 % de la superficie cultivable. Tecnologías futuras, tales
como gasificación de la biomasa y generación en ciclo com-
binado, aumentarán los rendimientos y previsiblemente aba-
ratarán los costes. El aprovechamiento energético de la bio-
masa residual de la agricultura o de la silvicultura, que por
contra no requiere el cambio de uso de la tierra cultivable,
ofrece sin embargo potenciales muy moderados (del orden del
3 % de la energía generada) a costes ligeramente superiores.
Combustibles fósiles
La combustión de los recursos fósiles produce un impacto am-
biental seriamente cuestionado.21, 24 Para ilustrar cuantitativa-
mente ese impacto se puede factorizar las emisiones de CO2,
en primer lugar, con tecnologías de generación más eficientes
o, en un escenario a medio-largo plazo, con el uso de energías
renovables, con futuras técnicas de separación y almacena-
miento de CO2 y con Centrales Nucleares (CCNN) de fisión.
La tabla 3 muestra que las CCTT de gas contaminan apro-
ximadamente la mitad que las de carbón, mientras que las de
fuelóleo se sitúan entre ambas. Esta afirmación se debería
matizar en buena medida incluyendo el estado de operación
y mantenimiento de la planta concreta.
Fruto del análisis de muchos datos para muchas CCTT es
la fórmula empírica aproximada:
∆ECO
= - 0.03 ∆η
2
(3)
ECO
2

ECO , del sector eléctrico multiplicando y dividiendo sucesiva-

2
En esta fórmula, η denota el rendimiento (%). (3) expresa que
mente por la electricidad generada, Ee, por el producto inte- un incremento del rendimiento cerca del punto de diseño
rior bruto, PIB, y por la población, P, y escribir: (η≈35%) de una planta de generación se traduce directa-
mente en una reducción de las emisiones, a la par que en un
ECO Ee PIB
ECO = 2
x x xP (1) ahorro económico al disminuir el combustible utilizado.
2
Ee PIB P
En la actualidad, una de las prioridades de los fabricantes
El primer factor del lado derecho de la identidad (1) se de- de calderas se centra, por tanto, en el incremento del rendi-
nomina intensidad de CO2, ICO (MtCO2/TWhe), y cuantifica miento, al mismo tiempo que en la reducción de la inversión
2

las emisiones necesarias para producir la unidad de electrici-
dad elegida. El segundo factor se conoce como intensidad
energética o eléctrica, IE (TWhe/M€) y da idea de la electrici-
dad consumida para generar la unidad de PIB. El tercer factor,
PIBpc (M€/habitante), es el PIB per cápita en una población de
P habitantes. Las unidades elegidas son arbitrarias, si bien se
por MW.22, 23 Con ciclos de vapor supercríticos (SC) y ultra-su-
percríticos (USC) se está logrando aumentar el rendimiento de
una planta convencional moderna de carbón del 35 % actual a
más del 40 %, y se espera alcanzar valores superiores al 50 %
en un futuro próximo. Mientras tanto, las escasas plantas de
demostración de la tecnología de gasificación de carbón inte-

I.T. N.º 82. 2008 45

 Fig. 1. Técnica de combustión de carbón con oxígeno.
grada con ciclos combinados de turbinas de vapor y de gas
existentes en el mundo alcanzan rendimientos superiores al
40 %, aunque todavía lejos del objetivo del 50 %. Estos comen-
tarios son, asimismo, aplicables a plantas –en desarrollo y de-
mostración– de combustión directa con ciclos combinados.
Las CCTT de gas natural con ciclos combinados parecen
estar en un momento dulce tanto por sus altos rendimientos
–iguales o superiores al 50 %–, como por la inversión relati-
vamente baja –WETO 2030 presenta en €99/kW cifras de
745, 548-587 y 427-533 para 2000, 2010 y 2030, respec-
tivamente–, no exentas de controversia, por el reducido tiem-
po de construcción, por su capacidad para suministrar pun-
tas de demanda y por la disponibilidad a precios no excesi-
vos del gas. La situación puede alterarse por un incremento
significativo de los precios del gas.
El futuro de los combustibles fósiles para generación de
electricidad está condicionado al desarrollo de tecnologías que,
aparte de una alta eficiencia de conversión, reduzcan drástica-
mente sus emisiones. En este momento, varios proyectos de de-
mostración en el mundo, con actividades paralelas de I+D, gi-
ran en torno a la separación de CO2 de los gases de combus-
tión o del combustible resultante de un proceso de gasificación.
Una central térmica (CT) convencional de carbón de 500
MWe quema en una hora alrededor de 250 toneladas (t) de
carbón mezclado con más de 2.000 t de aire. La composición
másica del flujo de los productos mayoritarios de combustión
es de 71,3 % de nitrógeno (algo más de 1.500 t/h), 21,5 % de
CO2 (unas 500 t/h), con porcentajes mucho menores de oxí-
geno y vapor de agua, 3,8 y 3,4 respectivamente. Dado el,
previsiblemente, limitado volumen disponible para el almace-
namiento de GEI sería poco razonable bombear el nitrógeno
junto con el CO2. Una CT como la anterior emitiría entre 2,5
y 3,0 MtCO2/a en función de su tiempo de operación.
La técnica de separación de CO2 en postcombustión aña-
de, tras la limpieza de gases efluentes, una torre de lavado
por absorción de CO2 con aminas; después de su paso por la
torre, cada 100 kg del flujo contienen en teoría 90,8 kg de
nitrógeno (más de 1.500 t/h), 4,9 kg de oxígeno y 4,3 kg
de vapor de agua. La amina se puede regenerar por desor-
ción del CO2, y éste, comprimido, normalmente a condiciones
supercríticas, puede ser bombeado a su almacenamiento geo-
46 I.T. N.º 82. 2008
lógico. Esta tecnología se usa comercialmente, en la actuali-
dad, a escala relativamente pequeña en plantas químicas. La
técnica de carbonatación/calcinación separa el CO2 de los
gases de combustión mediante su reacción con óxido de cal,
CaO, transformándolo en carbonato cálcico, CaCO3, que por
calcinación a temperatura elevada se descompone en CaO y
CO2. El manejo en esta técnica de altas cantidades de sólidos
puede ser un obstáculo para su desarrollo.
La técnica de oxicombustión consiste en sustituir el aire de
combustión por oxígeno. La figura 1 presenta un esquema del
proceso; una unidad de separación de aire (ASU) genera dos
corrientes, de oxígeno y nitrógeno respectivamente. El oxígeno
se inyecta al hogar para quemarse con el combustible. La au-
sencia del nitrógeno haría que los productos de combustión al-
canzasen temperaturas muy elevadas en comparación con la
operación con aire, modificando los patrones de transferencia
de calor tanto en el hogar como en los sucesivos intercambia-
dores. Para evitar esto, se recirculan gases de combustión se-
cos o húmedos, con lo cual se logran flujos térmicos y tempe-
raturas comparables a los de combustión convencional, si bien
el contenido de CO2 y otros contaminantes minoritarios, como
SO2, aumenta considerablemente. Tras condensar el vapor de
agua, la corriente de productos de combustión contiene, ma-
yoritariamente, CO2 (94,5 kg por cada 100 kg) y O2 (5,5 kg).
El coste adicional de la ASU podría en parte compensarse por
la posibilidad de evitar unidades de desulfuración (de-SOx) y
de desnitrificación (de-NOx) que, dadas las reducidas concen-
traciones de esos gases, permitirían su compresión, bombeo y
almacenamiento junto con el CO2. Aunque la incertidumbre
sobre aspectos económicos de una tecnología en proceso de
desarrollo y demostración es alta, se estima que alrededor del
30 % de la energía generada en una CT de oxicombustión se
consumiría en la ASU, en la recirculación de gases y en las
operaciones de compresión y bombeo de CO2. Asimismo, el
coste de generación del kWh de oxicombustión podría ser un
50 % superior al convencional. El uso de óxidos metálicos pa-
ra suministrar el oxígeno de combustión es una técnica (chemi-
cal looping) en desarrollo; los procesos de liberación de oxí-
geno del metal y de oxidación posterior del mismo son reversi-
bles y se llevan a cabo en lechos fluidizados; esto presenta, de
nuevo, el inconveniente de un manejo importante de sólidos.
 Fig. 2. Separación de CO2 previa a la combustión en gasificación de carbón.
Se puede separar el CO2 antes de la combustión, por
ejemplo, en procesos de gasificación de carbón, como se es-
quematiza en la figura 2. Tras la gasificación del combustible
sólido con oxígeno, procedente de una ASU, y su desulfura-
ción y limpieza, en general, se obtiene gas de síntesis, mez-
cla en porcentajes variables de monóxido de carbono, CO, e
hidrógeno. En un reactor químico se produce, a continuación,
la reacción de desplazamiento del hidrógeno del vapor de
agua a hidrógeno molecular con la oxidación simultánea del
CO a CO2; el gas resultante es, mayoritariamente, una mez-
cla de CO2 e hidrógeno, que se separan mediante membra-
nas o procesos alternativos. El CO2 se comprime y bombea a
su almacén, mientras que el hidrógeno se quema en una tur-
bina de gas –en desarrollo–, diseñada para temperaturas su-
periores a las normales de operación con gas natural. Se in-
cluye una turbina de vapor en el ciclo combinado.
Energía nuclear
Dados los indicios crecientes sobre el cambio climático global
inducido, en parte, por el uso masivo de combustibles fósiles,
parece importante promover la penetración de tecnologías
de baja intensidad de carbono, ICO , en la cesta energética de
2
generación eléctrica. Las energías renovables y nuclear, junto
con las tecnologías –actualmente en desarrollo y demostra-
ción– de conversión limpia del carbón, son candidatos reales
a suplir a medio y largo plazo las cuotas de las CCTT con-
vencionales. Considerando las incertidumbres en el ritmo de
introducción en el mercado de las energías renovables y en la
evolución de sus costes, así como en la viabilidad técnico-
económica de la separación y el almacenamiento de CO2 a
escala comercial y en los probables altos precios del carbón
en el futuro, la energía nuclear adquiere una relevancia que
es imprescindible analizar con rigurosos criterios científico-
técnicos, para contribuir a la cobertura de una demanda im-
precisa aunque fuertemente creciente.
En el reciente White Paper on Energy del Gobierno del Rei-
no Unido25 se pueden leer frases ejemplares como: “El papel
del Gobierno es, por tanto, proveer un marco político que ani-
me el desarrollo de un amplio espectro de tecnologías de baja
emisión de carbono, de tal manera que podamos minimizar los
costes y los riesgos a la economía para conseguir nuestros ob-
jetivos”, “al excluir la energía nuclear como una opción, nues-
tros modelos indican que sería más caro lograr nuestros obje-
tivos de reducción de emisiones de carbono” y “después de re-
visar la evidencia y la información disponibles, creemos que
las ventajas [de la energía nuclear] exceden a las desventajas”.
Los residuos de alta actividad y larga vida generados si-
guen siendo uno de los problemas para una aceptación de
las centrales nucleares (CCNN). Su almacenamiento en em-
plazamientos geológicos estables no presenta problemas ni
técnicos ni de seguridad superiores a los de gestión del CO2
secuestrado. La reducción de la actividad de los residuos, así
como de su vida media a unas decenas de años, es un reto
científico-técnico viable a medio-largo plazo que solamente
requiere la subvención necesaria y suficiente.7, 26
Los criterios económicos de valoración también comienzan
a ser favorables para las CCNN. El informe del MIT, The Fu-
ture of Nuclear Power,6 estima costes de generación del kWh
competitivos con los de ciclos combinados con turbina de gas,
simplemente con reducciones en el coste de su construcción
(25 %), en el tiempo de construcción (hasta 4 o 5 años), en los
costes de operación y mantenimiento (O&M) y en el coste del
capital; el escenario del MIT sobre el incremento del parque
nuclear hasta 1.000 GWe en al año 2050 parece realizable
y realista para cumplir los objetivos del Protocolo de Kyoto.
Por otro lado, dada la baja sensibilidad de los costes de ge-
neración nuclear a los precios del combustible, esta opción
presenta claras ventajas en un escenario de fuertes incremen-
tos en los precios de los combustibles (gas natural y carbón) y
un precio moderado de alrededor de 20 €/tCO2 en un plau-
sible futuro mercado de emisiones.
Los reactores nucleares (RRNN) actuales de Generación III
y los que se construirán a medio plazo de Generación III+
ofrecen un diseño evolutivo de los reactores clásicos, aunque
incorporan medidas de seguridad altamente fiables, junto con
reducciones importantes de costes.
Los RRNN de Generación IV (GIV),27 objeto de definición y
diseño en el presente por un foro internacional (GIF) liderado
por Estados Unidos, incorporarán medidas de seguridad in-
trínseca, producción mínima de residuos y dificultad en su uso
para fines armamentísticos, junto con unas cifras económicas
muy favorables. Varios de los diseños conceptuales de GIV son
I.T. N.º 82. 2008 47
RRNN reproductores (fast breeders) que permiten una utiliza- Tabla 4
ción mucho mejor del combustible; la duración estimada de las
Inversión y costes de generación de varias tecnologías energéticas
reservas de uranio utilizado en RRNN actuales de menos de
Inversión (€/kW)
100 años se extendería más de 1.000 años usando reactores Energía
Coste eléctrico
2000 2010 2030 c€/kWh
reproductores. El concepto de reactor nuclear de muy alta tem-
peratura (VHTR) incorpora la posibilidad de utilizar parte del Solar termoeléctrica 12-18

calor generado, en el rango de 600 a 950 ºC, para la pro- Solar fotovoltaica 6.457
4.373 3.146
20-80
3.936 2.202
ducción de hidrógeno mediante ciclos termoquímicos.
Cuando menos a corto y medio plazo parece inviable la Eólica 996
911 816
2-5
820 571
sustitución de los alrededor de 360 GW de potencia nuclear
2.198 2.087
instalada a nivel mundial, prescindiendo de aproximadamen- Biomasa gasificación 2.368
1.978 1.461
5-15
te 2.600 TWh anuales (900 TWh en 2003 en la UE), para cu-
Hidroeléctrica (Mini) 4-10
brir la creciente demanda de economías desarrolladas y emer-
587 533
gentes. La extensión de vida de los RRNN existentes (hasta 40- Gas C.C. 745
548 427
2-4
60 años), con una ampliación moderada del parque, parece
1.733 1.252
ser la decisión predominante adoptada en el mundo. En la ac- Carbón
1.696 969
3-5

tualidad, se están construyendo en el mundo cerca de 40 3.574 3.639

Nuclear 3.632 4-6
CCNN, principalmente en Asia –una en Finlandia–. Varios 3.159 2.365
países en la UE y, en Latinoamérica Brasil y Argentina, entre Fuente: Imperial College Centre for Energy Policy and Technology (ICCEPT).

otros, están dando pasos para abrir el debate sobre la ener-

gía nuclear. En 2030, la UE de 25 estados podría fácilmente
cumplir las exigencias del Protocolo de Kyoto manteniendo su
potencia nuclear instalada de cerca de 140 GW, sustituyendo
progresivamente las CCNN de tecnología obsoleta en los mis-
mos emplazamientos licenciados en la actualidad. La alterna-
tiva de cierres programados, en teoría, hasta alrededor de
100 GW remanentes en 2030, pondría una fuerte presión so-
bre las energías renovables y sobre las tecnologías limpias de
carbón, cuya penetración comercial no permitirá, con muy al-
ta probabilidad, cumplir los objetivos fijados o, en cualquier
caso, con costes muy superiores y, probablemente, con la ca-
lidad y garantía de suministro considerablemente reducidos.
La aceptación pública de la energía nuclear es un escollo
importante para su inclusión en la cesta energética futura. En-
cuestas recientes sobre la energía nuclear en la UE indican que
el porcentaje de la población a favor de la misma varía des-
de el 65, el 61 y el 60 %, en Hungría, la República Checa y Li-
tuania, hasta el 38 y el 16% en Alemania y España, pasando
por porcentajes del 58, el 52 y el 44% en Finlandia, Francia y
el Reino Unido, respectivamente. El caso de España, a 22% de
distancia del país inmediato, es sorprendente y no basta con
la explicación simplista de la proclividad española al “no sa-
be, si contesta”. Dado que el ciclo político es menor que el ci-
clo energético, se impone el establecimiento de acuerdos entre
partidos que eviten vaivenes por decisiones meramente co-
yunturales. Esto, junto con una educación rigurosa, sin sesgos
ideológicos y con libros de texto ponderados parece esencial
para “desemocionalizar” el debate y adoptar racionalmente
las decisiones más convenientes para los ciudadanos.
La fusión es una potencial tecnología para generar elec-
tricidad a muy largo plazo. El proyecto ITER (Internacional
Termonuclear Experimental Reactor) pretende demostrar para
finales de la próxima década la viabilidad de generar 500
MW alimentando el dispositivo con 50 MW durante un pe-
riodo de más de dos minutos; un laboratorio desarrollará en
paralelo materiales adecuados para fusión. Al ITER seguirá
un proyecto DEMO que producirá resultados alrededor de
2040. Los prototipos precomerciales ocuparán otro periodo
de tiempo no despreciable, de manera que, de producirse
una penetración comercial de la fusión, no ocurriría antes del
último cuarto del siglo XXI.
Penetración en el mercado y costes
En 2001, el Laboratorio Nacional de Risø9 estimaba los tiem-
pos de comercialización de diferentes tecnologías energéti-
cas: bioetanol (2005), eólica marina (2008), pilas de com-
bustible de óxidos sólidos –SOFC– y pilas poliméricas
–PEMFC– (2010), hidrógeno como portador de energía
(2017), reactores nucleares de Generación III (2020) y de
Generación IV (2030), fusión (2050). Algunos plazos han si-
do claramente optimistas.
Resultados recientes de una encuesta al Advisory Group
on Energy de la CE para el VII Programa Marco sobre tiem-
pos de penetración comercial indicaban el siguiente resultado:
RRNN de Generación IV (2040 con rango amplio entre 2025
y 2075), fusión (no antes de 2075), CCTT de carbón SC y USC
(penetración comercial importante a partir de 2020), gasifi-
cación de carbón integrada en ciclos combinados y separa-
ción/almacenamiento de CO2 (después de 2030), hidrógeno
(alrededor de 2035 y en adelante), pilas de combustible (al-
rededor de 2025), eólica marina (después de 2015), fotovol-
taica para aplicaciones descentralizadas (entre 2020 y 2050).
Aunque es siempre difícil anticipar fechas de penetración
en el mercado, precios y costes de generación de futuras tec-
nologías energéticas se intenta en la presente sección presen-
tar algunas estimaciones de diferentes fuentes. La tabla 4 re-
sume algunos resultados del Imperial College CEPT, con pro-
yecciones de los costes de inversión (€/kW) hasta 2030. Las
desviaciones de estos valores de datos procedentes de otras
fuentes no son muy significativas; por ejemplo, el USDOE y la
International Association for Energy Economics presentan en
2003 unos costes de generación (c$/kWh) para distintas tec-

48 I.T. N.º 82. 2008

nologías: nuclear (5), carbón (4), gas ciclo combinado (3,8),
solar fotovoltaica (22,3), solar termoeléctrica (17,3) y eólica
(6,6). La OIEA ha sintetizado recientemente los costes de ge-
neración (c€/kWh) estimados en varios estudios:
— Nuclear: 5,2 (MIT); 3,2-5,5 (U. Chicago); 3,3 (R.A. Ing,
Reino Unido); 2,8 (DGEMP, Francia); 3,8 (METI, Japón);
3,4-5,8 (CERI, Canadá); 1,6-5,3 (AEN/AIE).
— Carbón: 3,3; 2,6-3,2; 3,6-5,0; 3,2-3,4; 4,1; 3,1-3,8; 1,2-
5,3 (mismas fuentes).
— Gas natural: 2,9-4,3; 2,7-3,5; 3,1-4,0; 3,5; 4,5; 4,7-4,9;
2,9-5,0 (mismas fuentes).
— Petróleo: 7,8 (METI, Japón).
— Hidroeléctrica: 3,1-18,8 (AEN/AIE).
— Eólica marina: 5,3-7,7 (R.A. Ing, Reino Unido), 2,4-11,2
(AEN/AIE).
— Eólica terrestre: 7,9-10,3 (R.A. Ing, Reino Unido), 4,0-9,5
(AEN/AIE).
Conclusiones
Se ha presentado una visión realista de las nuevas tecnologías
de conversión de energía primaria en final. La “primera tec-
nología” a considerar es el uso racional de la energía, me-
diante el incremento de la eficiencia en su conversión y el aho-
rro en cada aplicación. El sector transporte ha de ir adaptán-
dose progresivamente a la sustitución del petróleo como, prác-
ticamente, el combustible exclusivo y del motor de combustión
interna (alternativos, turbinas de gas) como la única tecnolo-
gía de conversión; los vehículos híbridos, los biocombustibles,
los combustibles líquidos sintéticos y las baterías avanzadas
compartirán el mercado durante varias décadas, con un hori-
zonte prometedor e incierto –por el momento– a largo plazo
basado en la producción y el almacenamiento a bordo del hi-
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View publication stats
drógeno y su conversión en energía eléctrica en pilas de com-
bustible. El “mix energético” de generación eléctrica debe es-
tar adaptado a las peculiaridades de cada país o región. La
incorporación masiva y racional de las energías renovables
en la cesta energética exige una evaluación de su potencial
con curvas de costes de generación en función de la produc-
ción; la internalización de costes debe considerar la potencia
de apoyo con bajos factores de utilización. El incremento de
eficiencia es prioritario para las centrales térmicas de com-
bustibles fósiles, por medio de ciclos de vapor supercríticos o
ultrasupercríticos y ciclos que combinen turbinas de vapor y
de gas; a medio-largo plazo, las tecnologías de separación
(en precombustión como parte de un proceso de gasificación,
oxicombustión y postcombustión) y almacenamiento de CO2,
si se demuestra su viabilidad técnico-económica, pueden fa-
vorecer el uso continuado de combustibles fósiles convencio-
nales o no. Las centrales nucleares avanzadas de fisión son,
junto con las renovables, las que garantizan un impacto am-
biental reducido y controlable; las tecnologías de almacena-
miento de residuos son seguras y precisan poco desarrollo
adicional; sin embargo, la de transmutación es el gran reto
que requiere una gran inversión de fondos públicos en I+D. La
fusión es una esperanza incierta a muy largo plazo. ■
César Dopazo García*,** y Norberto Fueyo Díaz*
*Catedráticos del Área de Mecánica de Fluidos, Universidad de Zaragoza
*Doctor Ingeniero Industrial
**Doctor Ingeniero Aeronáutico
**High Level Group on Energy and Climate Change, EC Presidency
Agradecimientos
Los autores agradecen a Antonio Gómez, Salvador Izquierdo, Carlos Montañés, Mar-
cos Rodrigues y Yosune Sanz su colaboración en la estimación del potencial de las
energías renovables.
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17. Prospective sur l’Energie au XXIe siècle, Communication à L’Académie des Techno-
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diciembre de 2002.
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