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La valencia diferencial de los Sexos (Héritier) y las estructuras

elementales del Parentesco (Lévi-Strauss)

Por Francisco Javier Mireles Alonso 1

“La sociedad pertenece al reino de la cultura, mientras que la familia es la emanación, a nivel
social, de aquellos requisitos naturales sin los cuales no podría existir la sociedad y, en
consecuencia, tampoco la humanidad.” Lévi-Strauss (citado en REUBEN, 2008:6)

En un primer plano, ambos autores convergen en cuanto a enfoques de


paradigmas: el estructuralismo francés; siendo Lévi-Strauss el predecesor de
cátedra de Héritier en el Collège de France, profundizando ésta última en la
teoría de la alianza y de ahí, en las razones de la prohibición del incesto,
basados en la noción de intercambio de mujeres, e incluso ampliando al
respecto de “lo idéntico y lo diferente” (HÉRITIER, 2007:16)2.

Para Héritier, al respecto de las nociones sobre género en sus estudios3,


a manera general, argumenta que en un inicio se posee una concepción de
debilidad femenina (durante el embarazo, la lactancia y la crianza,
principalmente) como referente inmediato a la supuesta imperfección de la
naturaleza femenina, lo cuál denota una cierta “protección” que no legitima la
sujeción ni la sumisión (HÉRITIER, 2007:14). Argumenta que la desigualdad no
es un efecto de la naturaleza, sino que esta es instaurada por la simbolización
fundamentada del orden social y de las discrepancias mentales aún vigentes,
basadas en un principio en los datos adquiridos por los sentidos, a manera de
representaciones inconscientes (HÉRITIER, 2007:15). Con respecto a retomar
lo “idéntico y lo diferente”4 de Lévi-Strauss, concibe un sistema global de
clasificación basado principalmente en la diferencia sexuada (y notable) con un
dualismo universal y connotado por la alteridad y diferencia dual, con respecto

1
“Organización Social, Familia y Parentesco” Lic. En Antropología, 5to. Semestre, CCSyH, UASLP.
2
http://es.wikipedia.org/wiki/Fran%C3%A7oise_H%C3%A9ritier
3
“Las clasificaciones intelectuales no pueden estar desprovistas de afectos y emociones” (HÉRITIER,
2007:19)
4
Al respecto de esto, sitúa a la mujer en el centro de esta distinción, al poder engendrar individuos de
ambos sexos.
a la “valorización” (HÉRITIER, 2007:16). Con respecto a esta, la autora
propone una “valencia diferencial de los sexos”5, presente en el origen de lo
social y que denota el poder de un sexo sobre otro (la
valorización/desvalorización) basado en el principio de diferencia generacional
que otorga superioridad y autoridad en el sistema de parentesco y sus
categorías, por ejemplo, padre–hijo, mayor-menor o anterior-posterior
(HÉRITIER, 2007:17)6.

Al respecto de lo anterior, Lévi-Strauss menciona los siguientes


fundamentos de lo social (HÉRITIER, 2007:18)

 La prohibición del incesto7 en función de que “la vida sexual es,


en el seno de la naturaleza8, un indicio de la vida social, ya que,
de todos los instintos, el sexual es el único que para definirse
necesita del estimulo del otro” además de que “la prohibición del
incesto se encuentra, a la vez, en el umbral de la cultura, en la
cultura y, en cierto sentido, es la cultura misma” (LÉVI-STRAUSS,
1988:45).
 La exogamia, ya que “es el único medio que permite mantener el
grupo como grupo, evitar el fraccionamiento y el aprisionamiento
indefinido que acarrearía la practica de los matrimonios
consanguíneos” (LÉVI-STRAUSS, 1988:556)
 El matrimonio como vinculo legal que une a los grupos, ya que
“en el origen de las reglas matrimoniales, incluso de aquellas cuya

5
“El pasado y el presente de la humanidad depende de construcciones ideológicas y practicas a partir de
una asimetría funcional” con lo que propone la diferencia como base de una armonía y no de una
jerarquía (HÉRITIER, 2007:307) aunque menciona que “la valencia diferenciada de los sexos se
reencuentra en la jerarquía que connota el sistema binario de oposiciones que nos sirve para pensar y
que es compartido por hombres y por mujeres” (HÉRITIER, 2007:115)
6
“La relación conceptuada orientada se traduce en desigualdad vivida” (citado en OLAVARRIA,
2002:103) y versa al respecto de la construcción social del genero a partir de una teoría general del
simbolismo.
7
Lo presenta como una renuncia por parte de los hombres a usar sexualmente y con fines reproductivos
a sus hijas y hermanas en sus grupos de consanguinidad, para cambiarlas por las de otros hombres que
pertenecen a otros grupos, estableciendo así las premisas de una vida social pacifica y regulada (citado
en HÉRITIER, 2007:18).
8
“Una de las premisas básicas del parentesco es que la sociedad reconoce a la naturaleza a través del
parentesco” (BESTARD, 1998:223).
singularidad aparente pareciera justificarse solo por medio de una
interpretación a la vez especial y arbitraria, siempre encontramos
un sistema de intercambio” (LÉVI-STRAUSS, 1988:555).
 La distribución sexual de las tareas

Al respecto del incesto (con su prohibición como medio de regulación de los


fluidos entre cuerpos al concebir estos como signos metonímicos del cuerpo
humano), Héritier menciona que justamente es por la valencia diferencial de los
sexos que le otorga a los hombres el “derecho reconocido y el poder para
hacerlo” como “lo anterior” (HÉRITIER, 2007:18). Con respecto a este valor
desigual, una explicación, por parte de la autora, consiste en la búsqueda
constante por la noción abstracta de equilibrio (que no esta en la naturaleza) y
a la instauración de jerarquías en las principales categorías de “lo idéntico y lo
diferente” (en lo que llama “un núcleo duro de observación primordial”) además
de la valorización sistémica de lo masculino, donde la valorización de la
voluntad le corresponde sobre la pasividad femenina preexistente (HÉRITIER,
2007:19).

Con respecto a la prohibición del incesto y el consecuente intercambio


de mujeres en la teoría de Lévi-Strauss, esa conformación del sistema social
de apropiación de las mujeres por padres y hermanos, critica Héiritier, legitiman
los aparatos de pensamiento que, de un modo conceptual, despoja a la mujer
de poder procreador, es decir, que la negación basada en los sistemas
conceptuales relativos a la procreación que justifican esa apropiación por una
inversión de sus causalidades y exclusión de tareas “nobles” y establecimiento
de un conjunto de juicios de valor fundados en la denigración9 (HÉRITIER,
2007:20) además de la necesidad masculina por la apropiación de la
fecundidad y su reparto como un bien necesario para la supervivencia10,
considerando el tiempo necesario “de fabricación in utero”, la crianza y el
aprendizaje (que conlleva a la exclusividad de la reproductora y el producto, así

9
Lo que denomina “Sistema de denigración y desvalorización de lo femenino”, argumenta, “es
transmitido por la educación, el lenguaje, los usos habituales de la violencia y de las imágenes”
(HÉRITIER, 2007:341)
10
“los hombres no pueden concebir a sus hijos” (HÉRITIER, 2007:23) y donde quedo el dualismo y la
procreación como aporte compartido.
como el intercambio entre grupos asociados para mantener un nivel adecuado
de reproductoras) (HÉRITIER, 2007:20).

Al respecto de las categorías binarias, propone los valores del


pensamiento consciente, los cuales son notados por observación de diferencia
sexuada que condiciona la aparición de esas categorías, jerarquizadas y
valorizadas por que son connotadas por los signos de lo masculino/femenino
(HÉRITIER, 2007:25), además las concibe como la posible primera operación
mental a través de la cuales se manifestó el pensamiento (HÉRITIER,
2007:115). Justamente es en esta instancia cuando surge la importancia
conceptual de las estructuras del parentesco, a lo cual Héritier comenta a Lévi-
Strauss al argumentar que “se sabe que para el, la relación hermano/hermana
controla en cierta manera la noción de reciprocidad y de intercambio por medio
de la prohibición del incesto [y ligados en destino matrimonial]” (HÉRITIER,
2007:113) por lo que la autora, presenta como matriz de los sistemas
terminológicos11 de parentesco en esta relación a tres maneras diferentes: 1)
donde la relación es estructuralmente igualitaria, 2) donde la relación es
desigual, con superioridad del hermano, y 3) donde la relación es desigual, con
superioridad de la hermana (HÉRITIER, 2007:113) aunque destacando que la
desigualdad es en cuestión de un orden ideológico y no de un estatus real. Por
su parte, en artículos recientes, Lévi-Strauss critica a las influencias de los
estudios de genero – estudios del papel atribuido a las diferencias entre los
sexos en la vida de las sociedades – y que retoman ese naturalismo y
empirismo tildándolas de “robinsonadas genitales” y sostiene que “la cultura
modelaría la naturaleza, no al revés” (citado en OLAVARRIA, 2002:100) y
menciona un replanteamiento de la teoría de Lévi-Strauss que “consiste en una
reducción de la multiplicidad de reglas de alianza y filiación, desprovistas en si
mismas de inteligibilidad, a un numero discreto de tipos simples, cada uno
dotado de un valor explicativo, a partir de los cuales se pueden deducir tipos

11
Héritier desarrolla la hipótesis relativa a que las concepciones sobre el cuerpo humano constituyen
una lógica simbólica fundada en los principios de diferencia y de valores contrastados sobre los que se
montan los sistemas tipo-terminológicos. En virtud de ello, su teoría del parentesco es también una
teoría del cuerpo, puesto que en este tiene lugar la “observación de la diferencia” e implica conocer las
etnoteorias sobre la concepción de la persona, la representación de la reproducción y las relaciones
entre el hombre y la mujer en la constitución de un nuevo ser humano (OLAVARRIA, 2002:103)
mas complejos entre los que se establecen relaciones de transformación” y a la
aclaración de que “el hecho de que los hombres sean quienes intercambian
mujeres o a la inversa, resulta indiferente a la teoría” (OLAVARRIA, 2002:105)
debido, principalmente, a que solo con invertir los signos y el sistema de
relaciones permanecería incólume, y a que menciona que no es suyo el
decreto de que los hombres fueran agentes y las mujeres sujetos de
intercambio12, pero que los datos etnográficos muestran esa tendencia
(OLAVARRIA, 2002:106) en clara alusión a la cuestión de genero que impacta
directamente sobre Héritier, es decir, al manejo de una ambivalencia cuyo
sentido especifico tiende hacia las condiciones generales prevalecientes en el
sistema de relaciones, es decir, tomar en cuenta lo que Bourdieu argumento en
su teoría de la practica, en la cual busca entender a los actores y sus contextos
al observar sus estrategias (practicas encaminadas a la obtención de valores
localmente definidos) (OLAVARRIA, 2002:106) como parte también de “las
estructuras mentales subyacentes a los diferentes sistemas de parentesco”
(BESTARD, 1998:52). Justamente es en esa cuestión de la valencia diferencial
de los sexos, algo aparentemente lógico, donde yace un empirismo y
naturalismo latente, ya que se deja de lado la cuestión de la
complementariedad de los opuestos y se tiende hacia la dicotomía antagónica,
ya que “la ideología cognaticia implica que, en el nivel de las líneas de filiación,
existe una complementariedad y una interdependencia entre los géneros.
Ambos lados se reconocen, pero ello no implica una igualdad entre las partes.
Esta complementariedad no se basa en la igualdad, es asimétrica” (BESTARD,
1998:195). Por lo tanto, esa valencia diferencial de los sexos es una norma, es
decir, “rige la inteligibilidad social de la acción, pero no es lo mismo que la
acción que gobierna” (BUTLER, 2006:69).

A manera general, ambos autores parten de una de las mas amplias


nociones dentro del quehacer antropológico, el del parentesco, y si bien
concentran grandes similitudes en el aparato analítico, poseen sus grandes
divergencias notables en la incorporación preponderante del genero en Héritier

12
“Frente a Lévi-Strauss, Bourdieu acota “en efecto, las mujeres “circulan”, pero de abajo a arriba”
(OLAVARRIA, 2002:107).
y su pretendido “estado inmutable estructural”13, y aun a pesar del tiempo que
separa a ambas obras, son las revisiones que Lévi-Strauss ha hecho a sus
teorías y a sus detractores, lo que le otorga un gran marco en el cual
desenvolver todo el análisis y replantear sus propios puntos álgidos.

Bibliografía

BESTARD, Joan (1998) “Parentesco y Modernidad” Paidós Básica, España.

BUTLER, Judith (2006) “Deshacer el género” Paidós Estudio 167, España.

GALVIS Ortiz, Ligia (2002) “La familia. Una prioridad olvidada” Ediciones
Aurora, Colombia.

HÉRITIER, Françoise (2007) “Masculino/Femenino II. Disolver la Jerarquía”


FCE, Argentina.

LÉVI-STRAUSS, Claude (1988) “Las estructuras elementales del parentesco”


Paidós Studio Básica, España.

OLAVARRIA, María Eugenia (2002) “De la casa al laboratorio. La teoría del


parentesco hoy día” en Alteridades, julio-diciembre, año/vol. 12, núm. 024,
UAM – Iztapalapa.

REUBEN Soto, Sergio (2008) “El carácter histórico de la familia y las


transformaciones sociales contemporáneas” en
reflexiones.fcs.ucr.ac.cr/documentos/80_2/el_caracter.pdf [consultado el 20 de
noviembre de 2008 a las 2 25 pm]

13
Al respecto de la valencia diferencial de los sexos, presentada como una invariable o categoría
universal.

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