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Los monólogos de la protagonista invitan a una profunda reflexión sobre el impacto del
diagnóstico, la comunicación médico-paciente (a veces convertida en des-comunicación), el
aprendizaje del sufrimiento, la soledad, las paradojas de los tratamientos, la deshumanización
de la medicina actual, el exceso de pruebas diagnósticas, la falta de intimidad, el ensañamiento
terapéutico, la necesidad de cariño y bondad de los profesionales que le atienden. Es una dura
crítica al sistema sanitario y a sus profesionales, donde el personal de enfermería queda algo
mejor parado por su papel fundamental como cuidadores. Ella misma también hace autocrítica
de su vida, pues pensaba que cultivando exclusivamente la racionalidad podría salir adelante.
Se da cuenta que no es así, y concluye que lo importante que es la “inteligencia emocional”.
Descubre que el cultivar las emociones lejos de parecer “cursi”, se hace imprescindible. En esos
momentos se precisa esencia, sencillez, simplicidad. Es lo que realmente nos hace felices,
completos.
Esta película se refleja, lo que ningún sanitario o investigador debe hacer con un paciente. Claro
ejemplo de uno de los principios de la bioética “No maleficencia:” Primum nom nocere”, lo
primero no hacer daño, actuar evitando cualquier daño al paciente. Ningún profesional sanitario
deberá utilizar sus conocimientos para ocasionar perjuicios al enfermo, el balance entre los
beneficios y los riesgos de cualquier actuación médica debe ser siempre a favor de los beneficios.
La protagonista analiza su vida pasada desde el primer día que tiene conocimiento de su
enfermedad. Observando las escenas en las que hace flashback de su vida, las actitudes que
caracterizan sus actos y cómo a lo largo de la película va transformando la percepción de sí
misma.
A modo de conclusión, podemos resaltar que el trato al paciente sano o enfermo es un pilar
fundamental ya que muchas veces esto depende de su mejoría, debemos aplicar los principios
de la bioética ya que el personal de salud está para velar por la integridad y salud del paciente
mas no para experimentar con ellos ni hacer investigaciones experimentales que pongan en
riesgo su salud obteniendo beneficios propios con fines de lucro. Además, el personal de salud
debe aplicar la empatía, la inteligencia emocional y las habilidades sociales para trasmitirlas
mediante un trato óptimo al paciente. Recordemos que no basta con tener muchos
conocimientos en nuestro cerebro si no el saber trasmitirlos y aplicarlos en beneficencia de los
demás no para intereses propios.