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COSTUMBRES TRADICIONES Y LEYENDAS DE MOQUEGUA

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE MOQUEGUA

La Región Moquegua está ubicada al sur del Perú en la parte más amplia del valle, es una
región volcánica en la cual se destacan el Huaynaputina, Ticsani y Ubinas; tiene una
superficie territorial de 16,147 Km2. que representa el 1.26 % del territorio nacional. La
Capital es la Ciudad de Moquegua ubicada a 1,412 m.s.n.m., la ciudad de Ilo es la Capital de
la Provincia del mismo nombre, está ubicada a 5 m.s.n.m. y la ciudad de Omate Capital de la
Provincia General Sánchez Cerro ubicada a una altitud de 2,180 m.s.n.m.
Políticamente esta dividida en tres provincias y veinte distritos: Mariscal Nieto (Moquegua,
Carumas, Cuchumbaya, Samegua, San Cristóbal, Torata), General Sánchez Cerro (Omate,
Chojata, Coalaque, Ichuña, La Capilla, Lloque, Matalaque, Puquina, Quinistaquillas, Ubinas,
Yunga) e Ilo (Ilo, El Algarrobal, Pacocha).
Moquegua ciudad capital, antigua Villa de Santa Catalina de Alejandría, fue fundada por los españoles en el año de
1, 541. Cada 25 de noviembre celebra su Aniversario. Caracterizada por su clima muy seco, soleado y frígido en las
alturas, la temperatura promedio anual es de 22 a 25°C.

UBICACIÓN

La Región Moquegua se localiza en la parte sur del territorio peruano.


Altitud:La altitud de la región Moquegua es de 1 412 m.s.n.m.
Aspectos Climatológicos:La temperatura esta en proporción a la altura, se ha determinado
que dentro del clima semi-cálido existe una temperatura de 18.3 ºC que corresponde al
área de la costa y en la zona frígida 3.3 ºC en el sector Puna.
Límites:Por el Norte con Arequipa, por el Sur con Tacna, por el Este con Puno y por el
Oeste con el Océano Pacífico.

Superficie:16,147km2.
División Política: La región Moquegua está conformada por 03 provincias y 20 distritos.

ORIGEN ETIMOLOGICO El nombre Moquegua tiene un origen desconocido, aunque las investigaciones
las vinculan a dos posibles orígenes antes de la llegada de los Incas: 4 Idioma: Quechua Palabra:
Moquegua Origen: Muki ,húmedo o mojadoy Hua.

ECONOMÍA: Las plantaciones de olivos de Ilo son el principal negocio de su agricultura, que es ocupación
de la mayor parte de los moqueguanos. También resaltan los sembríos de palta de Samegua. Omate es el
centro de producción de frutales, sobre todo de limón, lima y damascos.

EDUCACIÓN COLEGIOS PÚBLICOS Y PRIVADOS: Total: 376. Educación inicial: 120. Educación primaria:
191. Educación secundaria: 65.

PRINCIPALES ATRACTIVOS DE LA CAPITAL


Plaza de Armas. Constituye uno de los ambientes monumentales de gran atractivo turístico donde
destaca su hermosa fuente ornamental, cuyo diseño pertenece al arquitecto francés Gustavo Eiffel.
Iglesia de San Domingo. Conserva dos retablos tallados y en uno de sus altares se venera a Santa
Fortunata, en cuerpo presente.
CIRCUITO ZONA MONUMENTAL Los elementos tradicionales de la arquitectura moqueguana son el típico
techo mojinete, las portadas lisas y talladas, ventanas y puertas de madera tallada y rejas de fierro. Las
construcciones tradicionales emplearon el adobe, la piedra, la quincha y la madera en elementos
estructurales y decorativos los que podemos encontrar en las casas tradicionales que datan de mediados
del siglo XVIII.
Cerró Baúl. Impresionante y curiosa formación geológica. El perímetro de su cima aparece como cortado
perpendicularmente, y su forma tiene semejanza con un baúl.

CEREMONIAS CON CERVEZA EN EL ANTIGUO PERÚ Poco a poco los arqueólogos han empezando a
desvelar las costumbres de los habitantes de hace cientos de años de Cerro Baúl en Perú. Entre ellas se
encuentra la elaboración de cerveza de maíz por parte de mujeres de clase alta.

CALENDARIO TURISTICO
Torata celebra el 2 de febrero la Fiesta de la Virgen de la Candelaria. ·
El 19 de febrero se da inicio a la Semana Turística de Ilo.
El 3 de abril se festeja el Aniversario de Omate.
La Fiesta de las Cruces se festeja en todos los pueblos durante la primera semana de mayo.
La fiesta de Santa Fortunata se conmemora el 12 de octubre.
La Semana Turística de Moquegua comienza el 20 de noviembre, programándose variadas actividades
Folklóricas, deportivas y sociales.
El Festival de la Virgen de la Inmaculada Concepción se lleva a cabo el 08 de diciembre.

Gastronomia

Moquegua

PLATOS TÍPICOS
CUY FRITO: Exquisito plato típico de Moquegua, preparado en base a cuy cubierto de maiz
molido y frito.

PATASCA MOQUEGUANA: Delicia moqueguana preparada en base a trozos de chancho, mote, papas y exquisito
aderezo
LA CACHARRADA: Plato tradicional de moquegua elaborado en base a diversas carnes y papas cocidas bajo tierra
unica en el mundo.
CHICHARRÓN DE CHANCHO: Único en el Perú por sabor especial gracias a la excelente crianza de estos animales y
a la especial alimentación que reciben. Su sabor es incomparable.
MOQUEGUANO DE CAMARÓN: Plato especialidad de Moquegua preparado en base a Camarones que se extraen
de la riberas del río Moquegua o en su defecto de los exquisitos y gigantes Camarones del Valle de Omate.
PICANTE DE CUY: Plato muy difundido a nivel de la región, preparado en base a cuy y papas
ARROZ CON PATO: Otra delicia peculiar en su preparación en relación a las demás regiones del
Perú. Su sabor es sin igual.
OTROS: Asado a la Piedra, Sango, Puchero

POSTRES Y DULCES
Alfajor de Penco Besito de Amor
Guargüeros Suspiros Turrones
Torta de maiz
Roscas Manjar Bebidas, Licores y Dulces:
Blanco Hojaldrilla Pisco
Alfajorillo Pisco puro no aromático
Pisco puro aromático Damasco
Pisco acholado Ciruela
Pisco mosto verde Cuaresmillo
Vino Mora, fresas, Uvas y otras
Vino tinto seco Otros
Vino tinto semi seco Chicha Baya
Vino tinto tipo Oporto Leche de Monja
Macerados Chimbango

CULTURA

José Carlos Mariátegui

Mención especial merece José Carlos Mariátegui, uno de los pensadores más
grandes y universales que Moquegua dió al Perú y al mundo. Sus obras reflejan un
análisis social, cultural y económico de nuestro país que pocos hombres
consiguieron describir y plasmar en su real magnitud, sobre todo en su estrecha
relación e influencia en el contexto internacional.
Su filosofía hasta hoy sigue vigente debido a la naturaleza genérica de su análisis
en cuanto a los grandes problemas nacionales.
Mariátegui nació pobre, gran parte de su vida vivió convaleciente y discapacitado,
pero todo esto no fue excusa para dejarse aminalar y derrotar por los obstáculos
que la vida le puso, todo lo contrario, se dedicó a erradicar el gran problema
nacional, la ignorancia, en base a ferrea voluntad autodidacta y deseos de convertir al perú en un país
justo para todos, es por eso que se le conoce como el gran "Amauta" de América.

Mercedes Cabello de Carbonera

Precursora de la novela femenil peruana en la segunda mitad del siglo pasado, su fama llegó
mas allá de los linderos del país. Es un verdadero orgullo para las letras peruanas y para su
tierra, Moquegua. Alguien señaló, el 7 de febrero de 1849 y la mayoría de los biógrafos,
incluyendo al mismo Tamayo el año 1845, las fechas de natalicio de la novelista moqueguana.

MITOS Y LEYENDAS

LA LEYENDA DE MARÍA SOSA


María Sosa habló con su esposo y él le dijo que no, porque su madre
gastaba demasiado en aquellos recibimientos. Al ver la negativa de su hija,
la señora aguardó a que llegara la noche e ingreso al corral para sacar la res,
pero en la oscuridad no se dio cuenta que iba por unos matorrales, los
cuales le causaron profundas heridas en el cuerpo y al no poder curarlas
murió.
La gente murmuraba sobre la muerte de tan amable señora y culpaban a María Sosa por negarle el
animal.
Pasado el tiempo, misteriosamente María Sosa desapareció del valle, nadie la pudo encontrar . Ella tenía
un corral en el cerro, pues allí se encontraba abundante pasto. Las personas pensaron que tal vez María
estaba en su corral porque cuando se aproximaban notaban la presencia de unas extrañas piedras que
nunca estuvieron en el lugar. Una de esas piedras tenía la forma de una mujer que cargaba a su hijo en la
espalda. Entonces los pobladores comprendieron que se trataba de María Sosa y sus animales.
La madre fallecida, antes de su muerte maldijo a su hija, al esposo de ella y a sus animales.

LOS DOS AMIGOS Y LA SIRENA

Se cuenta que hace mucho tiempo, en el puerto de Ilo, ubicado al sur del
Perú en el departamento de Moquegua, vivía Alberto, un pescador.
Un día Alberto salió de faena al mar con su lancha, junto con su mejor amigo
de nombre Pío.
Estando ya en altamar, Alberto sintió cansancio por las largas horas que
navegaba. Al llegar la noche y preocupado porque no habían pescado nada,
decidieron regresar al muelle Fiscal y desviando la proa, enrumbaron a sus
casas. Pasada media hora, ambos amigos escucharon una melódica canción
en medio de la noche y el brillo del mar que provenía de un conjunto de rocas.
Ellos pensaron que era el viento con el vaivén de las olas y no le dieron importancia al sonido.
Pio, remando más despacio, decidió ver que animal provocaba tan bello sonido y divisando a una sirena
hermosa con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con una silueta de mujer inigualable, ella llevaba entre
sus manos una varita que daba buena suerte.
Pío se puso a pensar en ese momento en los rumores de vertían otros pescadores de la suerte y la
fortuna que traía la varita de la sirena.
Entonces decidió arrebatarle la varita a la sirena. Antes de hacer ello, la sirena se zambulló al mar. Pío
dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a la lancha y remó como nunca antes lo había hecho,
y se alejó de ese lugar.
Alberto le preguntó el porqué de aquella acción tan peligrosa a su amigo y este le respondió y solo
estaba ejercitando los músculos y así en medio de la conversación se dirigieron hacia el muelle.
Estando en el muelle Fiscal se bajaron los dos apresurados para tomar café en la casa de Pío.
Cerca de las dos de la mañana, Pío no podía dormir tranquilo por la acción que había realizado en el mar
y mientras pensaba , nuevamente escuchó la melodía. Él se levanto asustado y miró por la ventana, era
la sirena que lo llamaba entre las olas del mar y el oscuro ocaso.
Pío salió a pasear para borrar el miedo que llevaba dentro. Se encontró con Alberto y decidió contarle lo
que venía ocurriendo todas las noches.
Alberto, le dijo que la última vez que fueron al mar, saltó de la lancha y vio que había cogido algo
brillante ¿Qué era?-preguntó- no era nada –dijo Pío.
Sin haberle creído Alberto le respondió: “Esa es la varita de una sirena y mientras tú la tengas te traerá
mala suerte; es mejor que la devuelvas antes que pase más tiempo, porque cuando la llegues a tocar, en
el Mar te va a pasar algo muy malo”.
Después de la conversación, Pío regresó corriendo a su casa, cogió la varita y se fue a tirarla al mar en un
lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala suerte pisó un pozo de agua. De inmediato,
Pío se convirtió en una inmensa peña.
El poder de la varita hizo que desde ese día, ese lugar se convirtiera en una piscina natural de aguas
quietas y cristalinas conocida actualmente como Puerto Inglés.

LA HORMA
Al norte de la ciudad de Ilo, hay un manantial copioso que desemboca en la playa
El Platanal, llamada así porque en su lecho se levantan palmeras a la cual debe su
nombre, además de higueras y otras plantas.
Aquí habitaba un pequeño pero aguerrido pueblo perteneciente a la Cultura
Chinchorro. Su vida cotidiana se desarrollaba entre la paz de sus quehaceres
domésticos, los hombres se dedicaban a la pesca, al cultivo y a la orfebrería, y las
mujeres al tejido y cerámica.
Cuando Viracocha vino a Ilo a sumar territorios para incorporarlos a su Imperio, tuvo conocimiento de
las ricas minas de oro que existían al norte enviando un pequeño grupo de guerreros . Debido a la
dificultad de acceso a la quebrada El Platanal, no pudieron doblegar a los dueños de casa.
Irritado, el Apu Viracocha, cuenta la leyenda, voló hacia el lugar y aterrizo cerca al manantial dejando
estupefactos a los del Chinchorro y sometiéndolos de este mo
Testigo de esto, es que hoy en día se puede apreciar en una roca la horma del pie que el inca Viracocha
dejo al llegar.
Narran los pescadores con más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que Puerto Inglés , playa
ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de fuerte y desembarcadero pirata.
Los piratas desembarcaban aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la corona española en una
fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza, la cual hallamos en el cerro de peñas que se
encuentra ubicado frente a la playa.
Como era costumbre, después de haber atacado un navío real, la tripulación pirata quedaba maravillada
de tanta riqueza, todos los objetos eran de oro y decorados con rubíes.
Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los demás
daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas.
Una noche Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un
cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al cerro de peñas con la
finalidad de esconderlo, y así lo hizo.
No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la
traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron su
espíritu a la protección infinita de los tesoros.
Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro de
peñas, decapitado, debido al castigo que le dieron.
Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación pirata a
la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del tesoro será
maldecido como Gulibert.

LA POZA DE LA SIRENA

“Yo tuve la suerte de conversar en esa época muy niño


todavía con un señor que tenía cerca de noventa años de
nombre Don Amador Mazuelos y él nos aseguraba una
leyenda que había sucedido en Ilo. En esa época Ilo era una
caleta, un caserío se puede decir, porque era un grupo
muy pequeño; las casas estaban diseminadas, casi aisladas
en ciertos sitios del puerto. Así que esa gente, en esa
época, solamente se conocía la manera más rústica de
cocinar que era a leña… Entonces la materia prima era la
leña y había gente que vivía de ese trabajo. Y se trata
cabalmente de uno de estos señores que en una época en
que se fue al valle a traer su materia prima para las cocinas, se entretuvo en el valle comiendo fruta,
porque era temporada de frutas y, cuando acordó, ya el tiempo se le había vencido. Comenzó a
recolectar la leña, formó su atado y se lo puso a la espalda y este señor comenzó a caminar por rutina
por el mismo sitio que era el camino del puerto al valle, por la orilla del mar hasta la Boca del Río. Así
que cuando estaba pasando por un trecho muy pegado al mar, siente una voz de una mujer que estaba
tarareando, una voz muy bonita. Pero el agarró y pensó: “!Caray! esta mujer a dónde viene a cantar en
este desierto” Pero después se quedó parado y sorprendido porque recapacitó y resulta que él se
orienta bien y ve que la voz salía del mar. “¿Cómo –dijo- una mujer bañándose a estas horas de la
noche?” Y esa era una noche oscura, no había luna. Así que a las justas, dejo tirado la leña en el suelo, se
sentó sobre el atado y se puso a escudriñar el mar.
Y en el mar había un mochito y allí se veía un bulto que se movía, pero él decía que era un lobo; pero
sentía que desde allí salí una voz que era de una mujer que gritaba, que cantaba, que entonaba algo.
Pero de repente vio con sorpresa que siente un chapuzón y ve en la espuma blanca que con velocidad
salía en su dirección, una raya blanca que se dirigía hacia él. Cuando de repente ve que sale del agua una
mujer. El no se dio cuenta de la cola ni nada y recién supo más tarde que era una sirena. El problema era
de comunicarse hasta que se comunicaron con mímica y al fin se comprendieron. Entonces ella le decía
“¿Qué haces acá?” Y él le señalaba la leña y así.
Luego de una larga conversación, resulta que se despiden pero la sirena le dice que ponga las manos
juntas que le iba a dar algo. Entonces mete la sirena debajo del agua las manos y comienza a llenarle las
manos con lo que del fondo sacaba y el se lo mete al bolsillo. Luego se despiden y recién cuando se da la
vuelta, se da cuenta el leñador recién que la mujer tenia una cola de pescado. Cuando la sirena
desapareció, él se sentó un rato sobre la leña, pensativo y se dijo “Esto no lo puedo contar en el puerto,
porque si lo cuenta me van a decir que estoy loco, que estoy chiflado; nadie me va a creer porque no
hay otra persona que lo haya visto”. Entonces se quedó calladito.
Llegó al puerto y comenzó a repartir la leña; cada persona necesitaba dos palitos para cocinar. Termina
su venta y entonces se queda pensativo y va y se acerca a un bar; en ese tiempo los bares solo vendían
vino. Cuando terminó, metió la mano al bolsillo, saca la plata para pagar y empezó a examinar unas
cosas raras como una bolitas de fierro, pero brillante, medio blanquizcas. Como los del costado conocían
de esto, dijeron “! Perlas!” El leñador metió la mano al bolsillo, pagó y se fue asustado pensado en las
perlas.
Pero dicen que “en pueblo chico infierno grande”; voló la noticia y todo el mundo se enteró, hasta las
autoridades de esa época. Ellas se reunieron y se informaron de quién tenía las perlas, que era un pobre
diablo que vivía de la leña, que cómo puede tener perlas, que de dónde las habrá sacado, que seguro las
habrá robado… y especularon muchas cosas, incluso que había encontrado un banco de perlas. “!Vamos
a ser ricos¡” dijeron entonces y decidieron chapar al leñador. Luego de hacerlo le quitaron las perlas y le
dijeron que confiese de donde las había sacado. El se mantuvo en silencio porque tenía miedo de decir
la verdad, hasta que decidió contarlo todo pero a condición de que le crean: “Me las dio una sirena” les
dijo. No bien dijo esto lo castigaron. Le echaron agua, lo colgaron y le pegaron, lo que le mortificó
mucho; pero como insistía en su versión, uno de sus captores propuso que hiciera lo mismo para
demostrar que decía la verdad. Así que lo enviaron al mismo sitio custodiado por soldados sin mayor
fortuna por espacio de quince o veinte veces, recibiendo castigos por mentiroso. Uno de ellos le dijo
“¿Por qué no te concentras y así puedas transmitirle a la sirena para que venga?” Así que el leñador se
concentraba y llamaba a la sirena, hasta que en una noche sin luna salió nuevamente hacia el lugar
seguido de cerca por sus captores. Se puso frente al mar y de repente, igual que en la primera vez,
escuchó el canto de la sirena y su figura sobre la roca en medio del mar. “!¿La sienten?! ¡¿La sienten?!”
empezó a gritar. Tiro la leña al suelo y la llamaba a gritos “!Ven sirena! ¡Ven sirena!” Sintió el chapuzón,
vio la espuma del mar y la raya blanca que se le acercaba.
Al preguntarle qué pasaba, el leñador le comentó que desde el día que la había visto, en vez de ser una
alegría había sido una desgracia porque había sufrido mucho y le contó lo sucedido. Entonces el leñador
se agarró las puntas de la camisa formando una bolsa y le dijo “Dame perlas, dame perlas” La sirena le
entendió el mensaje y le lleno la camisa con lo que pedía; luego de lo cual llamó a las autoridades para
que vean lo que tenía. Al llegar al sitio algunos lograron ver algo de la sirena y al dar su chapuzón
pudieron verla por completo perdiéndose en el mar. la gente curiosa fue a ver lo que le había entregado
al leñador y éste soltó su camisa y las perlas se fueron al suelo, luego de lo cual todos se arrodillaron
para poder agarrar algo de ella, mientras el leñador desapareció por completo del lugar en el momento
de la confusión.
CALIENTA NEGROS
Graciela Vera contaba sobre la playa Calienta Negros la
siguiente leyenda: La misteriosa playa de Calienta Negros está
enclavada en un paradisiaco lugar rodeada de silenciosos
peñascos, ternos y celosos guardianes de lo que allí sucedió.
Esta enigmática y seductora playa tiene el increíble sortilegio
de atraer, enamorar y despertar profunda curiosidad por sus
raras leyendas de acontecimientos ocurrido durante la Colonia.
La leyenda cuenta de cuando llegaron por mar raras e
impresionantes embarcaciones a vela, flameando tétricas
banderas negras y despertando el temor de la población. En
esos galeones viajaban temibles y sanguinarios piratas en su afán de rapiña por haberse enterado de los
fabulosos tesoros en el Perú. Aquellos ocultaban sus naves en playas pequeñas y tranquilas par asechar
a los españoles portadores de sus inmensas riquezas. Pero también llegaban con sus bodegas llenas de
esclavos traído desde el Congo.
Hombres y mujeres negros eran tratados como bestias de carga y vendidos como tales. En la playa se les
sometía a subasta en donde se les cotizaba por su estatura, físico y dentadura, adornado con grilletes
que llevarían hasta el fin de sus días.
Fondeados sus galeones, los diabólicos piratas en su estratégico escondite procedían a desembarcas la
triste y lacerada mercancía humana en la playa , apartada tanto del humilde pueblo y aprovechando de
ese lugar para calentar o reanimar bajo los reconfortantes rayos de sol a los miserables negros,
desventurada gente que llegaba después de una penosa, larga y sacrificada travesía de largos meses por
el mar sin poder siquiera caminar ni estirar su cuerpo, medios moribundos, desnutridos y con múltiples
enfermedades. Esta famosa e histórica playa que los piratas utilizaban para calentar a los negros por
espacio de algunos días y alimentarlos con mariscos y pescado antes de su comercialización se conoce
hasta nuestros días como Caleta Negros (Calienta Negros).
Allí también ocurrió otro hecho: “Dicen que una hermosa y bien formada negrita era requerida y
asediada por un robusto y barbado pirata inglés, y cuentan que en una tranquila y oscura noche de
verano allá junto al roquerío el pirata pretendió hacerla su mujer. La negrita angustiada se defendió
como podía y desesperada, ya no sabía que hacer y antes de perder su honor en manos de ese bárbaro
pirata, cogió una daga del cinto del pirata… y en vista que los ruegos no el importaban ni las lágrimas
conmovían a aquel hombre cruel, ella perdió la razón, se hundió la daga en el pecho y se partió el
corazón.”
Otra versión no habla de piratas si no de comerciantes ingleses quienes desembarcaba por Puerto Inglés
y utilizaban Calienta Negros para los fines que se han comentado en líneas anterores. Es de allí donde
vendría el nombre de Calienta Negros: el lugar donde se calentaba a los negros vendidos como esclavos,
o la caleta de los negros, en donde se les comerciaba para introducirlos en los valles de Sama,
Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá.

EL MISTERIOSO MUSEO DEL ALGARROBAL

Los que viven cerca del ahora museo del Algarrobal, cuentan
que hace mucho tiempo, en la provincia de Ilo en el distrito
del Algarrobal se construyó una vivienda que tenía como
finalidad convertirse en museo.
Al término de esa edificación, empezaron a implementar el
interior de la vivienda con algunos restos que dejaron los
hombres antiguos que vivían en ese lugar.
A pesar del tiempo transcurrido, se dice que al promediar la media noche, se oían voces y sonidos como
si estuvieran trabajando en una chacra , cuidando el ganado, y lo más misterioso es que se escuchaba el
ladrido de un perro. Es por esa razón, que ninguno de los que cuidaban el lugar se atrevía a entrar a la
casa.
Cierto día uno de los vigilantes junto a un arqueólogo, se atrevieron a entrar al lugar. Esperaron hasta
media noche y al toque del reloj que marcaba las doce empezó nuevamente el bullicio, entonces vieron
que de pronto se le apareció un perro que ladraba; mientras ellos caminaban por el museo, pasados
unos minutos, desaparecieron las voces y aquel ladrido, los hombres se tropezaron y con mucho miedo
se levantaron, lo único que ellos deseaban en ese instante era salir de aquel lugar.
Al día siguiente, los hombres se pusieron a cavar, y encontraron que dentro de aquella excavación los
restos óseos de una persona con sus bienes, acompañado del esqueleto de un perro.
Consultando a los pobladores del lugar, los hombres se enteraron que en ese lugar hace muchos años
vivieron hombres llenos de bienes y que tenían como guardián un perro. Esos hombres son conocidos
como los Chiribaya.
Desde entonces, es común para aquellos pobladores escuchar los ladridos del perro y aquellas voces
misteriosas. Muchos dicen que el perro sale del museo y va a tomar agua del río los días martes y
viernes al promediar la media noche.

LA INDIA MARÍA

En los inicios de valle Algarrobal, existía en una de los


fundos una india llamada María. Ella vivía con su madre.
Conforme pasaron los años María se convirtió en una
persona cada vez mas malcriada y malagradecida.
Un día su madre mando a María a pastar ovejas al cerro y
ella ni quiso obedecer lo indicado. La madre de la india , le
increpo su conducta y la muchacha le contesto y cacheteó
a su propia madre.
La madre de María le dijo que las hijas que golpeaban a sus
madres se condenaban. María no presto importancia a las
palabras de su madre y se fue al cerro. En la mitad del
camino, María se sintió mal y al poco poco rato ella y sus
ovejas se convirtieron en piedra. Desde entonces podemos observar a María y a sus ovejas en el cerro
yendo al Algarrobal.
San Gerónimo
Cuentan que hubo un tiempo en que el río se secó en una de sus peores sequías al extremo que las
desgracias y miserias no podían ser castigo de Dios: los animales morían, las hembras perdían sus crías,
las plantas morían, los árboles se secaban. No había remedio para esto y algunas personas comenzaron
a irse a otros valles con mejor suerte.
Un día llegó al valle un hombre que, según contó, venía caminando valle abajo y visitaba todos los
lugares. Llamó la atención la túnica que usaba y su firma de hablar, tan dulce y firme. Desde que llegó
hablaba de Dios y de lo importante que era arrepentirse de los pecados para no traer la ira divina. Peor
de lo que se dio cuenta la gente del valle era que con su llegada empezó a llegar el agua y con ella la
vida. Las atenciones hicieron que este personaje quedase en el valle más tiempo del que tenía
programado. En ese tiempo, los animales engordaron, el río creció, las plantas empezaron a tomar
fuerza y las hembras preñaban y parían.
Pero este personaje debía continuar su recorrido hacia el norte. No escuchaba los ruegos de la gente
que se reunía en tu entorno. No le inmutaron ni las lágrimas de las mujeres agradecidas ni la risa de los
niños que jugaban a su alrededor, pues su partida era inevitable. Dicen los viejos que mientras subía el
cerro cayendo ya la tarde, las gentes en silencio rogaban a todas las fuerzas para que el personaje no se
vaya. Pero la oscuridad que avanzaba muy rápido, como nunca, impidió seguir viendo al visitante
perderse en las alturas.
Al día siguiente la gente se levanto con congoja y sólo atinaron a recorrer con la vista el sendero del
visitante y cual no sería su sorpresa al ver al mismo pero convertido empiedra: los ruegos de la gente
había logrado detener su partida y había logrado hacer que se queda en medio del valle, para bendecir
su prosperidad. Las gente empezó entonces a llamarlo San Jerónimo, patrono del valle de Ilo.
Dicen que los valles del norte nunca recibieron su visita, por eso terminaron secándose y sus gentes
tuvieron que salir de ellos para no morir de hambre y sed.
Frente al Parque Ecológico de El Algarrobal, en medio de un angosto camino se puede ver a un
personaje de espaldas, con su capa a medio vuelo y la pierna flexionada en además de subir el cerro,
recorrido que nunca culminó.

EL VENGADOR ESPÍRITU PIRATA


Narran los pescadores con más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que
Puerto Inglés , playa ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de
fuerte y desembarcadero pirata.
Los piratas desembarcaban aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la
corona española en una fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza,
la cual hallamos en el cerro de peñas que se encuentra ubicado frente a la
playa.
Como era costumbre, después de haber atacado un navío real, la tripulación
pirata quedaba maravillada de tanta riqueza, todos los objetos eran de oro y
decorados con rubíes.
Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los
tesoros y a la vez los demás daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus
vidas.
Una noche Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un
cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al cerro de peñas con la
finalidad de esconderlo, y así lo hizo.

No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la
traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron su
espíritu a la protección infinita de los tesoros.
Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro de
peñas, decapitado, debido al castigo que le dieron.
Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación pirata a
la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del tesoro será
maldecido como Gulibert.

LA DAMA ENCANTADA
Cuenta la leyenda que cierta vez en el valle Chiribaya de la provincia de Ilo se hallaba un chombo, el cual
fue encontrado por un explorador, percatándose que emanaba un olor fétido del mismo.
Al darse cuenta de dicho olor, el explorador decidió abrir el chombo. Al destaparlo, no pudo soportar la
fetidez, perdiendo la conciencia por algunos segundos.
Al despertar, se topo con una bellísima dama, ella había salido del chombo.
Al cruzar miradas la dama le dirigió la palabra para pedirle que no dijera nada sobre su existencia y a
cambio de su silencio le concedería cualquier deseo.

PLAYA LAS LOBERAS


Había una vez en el puerto de Ilo una playa en la cual vivían una señora y sus dos nietas. Un día la señora
mando a sus nietas a recoger leña, sin saber que por ese lugar se encontraban merodeando piratas. Los
piratas al ver a las niñas fueron tras ellas, las golpearon y las ultrajaron.
Las niñas al regresar a su casa le contaron todo lo sucedido a su abuela, quien enfurecida salio en busca
de los culpables. Al encontrar a los culpables, la mujer lanzo grandes maldiciones contra ellos, y debido a
esto se dice que los piratas se convirtieron en lobos marinos.
Es por eso que a ese lugar se le conoce con el nombre de la playa Las Loberas

INKARÍ QUE VINO A MOQUEGUA:

Soy indio puro, legítimo. El vino a Moquegua Los de mi pueblo, también. Ustedes no son peruanos, son
españoles o cruzados. Son familia de Pizarro. Yo soy Reyes, familia de Inkarrey. Inkarrí es hijo de la
Madre Luna y el Padre Sol.
Inkarrí amarró al Sol para que el tiempo durara. También amarró el toro. Gran hombre mandaba todo,
hacia caminar las piedras. España lo llamó. Por eso construía un puente de oro sobre el mar, para llegar
a España. Antes de terminarlo, Pizarro lo mató con armas, balas. Inkarrí sólo tenía waraka. Le cortó la
cabeza y la mandó a España. Su cuerpo se quedó aquí. Dicen que en España su cabeza está viva, la barba
le está creciendo, todos los meses la afeitan. Ahora no hay Inkarrí. Cuando murió, llegó Jesucristo,
poderoso del Cielo. El no tiene que ver nada con Inkarrí que está en la tierra. Cristo está aparte, no se
mete con nosotros. Tiene el mundo en la mano como una naranja.
Cuando el mundo se voltee, va a regresar Inkarrí y va a andar, como en las épocas antiguas. Entonces
todos los hombres, cristianos y gentiles, vamos a encontrarnos.
Todo eso lo saben los cerros y punas. Inkarrí ha hablado con Sara-Sara, Solimana, Achatayhua. Esas
montañas lo han visto. Son las más altas, por eso ven más lejos y saben todo.

LA BOCA DEL SAPO


Hace mucho tiempo cuando el puerto de Ilo estaba en pleno crecimiento, el gobierno peruano mandó a
inspeccionar el terreno para la construcción de la vía férrea para el paso de “Kalamaso” -esto hace
muchos años atrás- a un grupo de obreros, el objetivo era observar por donde debería de pasar la línea
férrea del futuro tren que vendría de Moquegua. Empezaron, los obreros, desde la zona denominada
“Bello Horizonte”, caminaron por el acantilado de los cerros y no encontraron ninguna dificultad, pero
cosa curiosa, avistaron un cerro de forma muy peculiar, tenía la forma de una boca, esto por la zona de
Miramar.

Tras larga caminata, los obreros se pusieron a descansar en las faldas de este último cerro, pero un
curioso trabajador quería explorar aquel cerro de extrañas formas; en el momento del descanso se fue a
la cima y todos lo avistaron atónitos por tal osadía.
Todos esperaban el regreso de su compañero de trabajo pero este no llegaba, pasó el tiempo y la
preocupación comenzó a inquietar a los demás obreros. Se decidieron en ir a buscarlo, ingresaron a la
abertura del cerro de extrañas formas y no encontraron nada, sólo uno de ellos pudo ver a un sapo
muerto que no le tomó mucha importancia. Los hombres seguían con la búsqueda, pero los resultados
eran desalentadores.
Al atardecer regresaron al Campamento donde reportaron la desaparición de su compañero al jefe de la
expedición. La búsqueda fue intensa durante varios días sin resultados positivos. Nunca apareció este
muchacho, decía la gente, por esos tiempos, que la boca se había tragado al hombre que había venido a
inspeccionar la ruta que tendría el “Kalamaso”. Hoy a ese cerro lo llaman “La boca del sapo”, ubicado
más allá de Miramar, en la provincia de Ilo.

EL GUARDIAN DEL CERRO BAUL

No se puede ubicar de donde sale ese maravillo animal. Sale


bramando, dicen algunos; otros dicen que tranquilo corre por
las faldas del cerro. Sale de noche, entre el límite de un día y
otro día, arrastrando una larga cadena de oro. Es un toro
barroso, cuentan. Es negro chillo, dicen otros. Los más afirman
que es dorado, oro puro, como si el sol estuviera correteando por el cerro al filo de la media noche.
Nadie dice que es verde o azul, pero podría ser. Aparece y desaparece. Muchos hablan que lo han
llegado a ver, pero no es creíble; porque el día que alguien lo vea se a encantar, quedará convertido en
piedra; es posible que muchas piedras que hay en ese lugar sean de cristianos que lo vieron retozando
con su cadena de oro.
Antes de que el guardián sea un toro, era una enorme serpiente, la que agitaba su tremenda cola
golpeando los hielos y las aguas de los ríos y lagunas para que desciendan de las alturas de los valles. Era
una criatura propia de las tierras libres, vivía oculta de las miradas de los hombres. Habitaba
compartiendo los misterios de la entraña nocturna y salía cuando era necesario para que las aguas
lleguen a las tierras sedientas de la costa.
No se sabe el momento o la época cuando el toro reemplazó al inmenso ofidio enemigo de las acequias.
Ahora en el Cerro Baúl merodea un toro con una larga cadena de oro. Así dicen. Nadie lo ha visto. Otros
dicen que es una cadena que sirve para aherrojar, oprimir, el espíritu rebelde del Cerro Baúl; que el toro
es el guardián que impide que la serpiente salga a la superficie para que el agua baje a los valles a
fructificar las tierras. Muchas cosas e historias se cuentan. El hecho real es que aquí me encuentro desde
hace muchos años esperando que salga ese cornúpeta para adorarlo o … para matarlo.

EL HOMBRE CABEZA DE GORILA


Esto sucedió tiempo atrás, en épocas ya pasadas. Ocurrió en nuestro puerto,
donde existía un hombre honesto, caballero y gentil con toda la gente. Se
llamaba Francisco y se dedicaba a labores de zapatero. Un día Francisco salía de
su trabajo ubicado en un callejón muy sucio y desordenado, cuando se
encontró con un hombre cuya cabeza se parecía al de un gorila quien le
preguntó sobre si conocía a un zapatero, Francisco mirándolo preocupado le
responde “yo soy el zapatero que buscas” entonces el amigo con cabeza de
gorila le dijo que tenía un trabajo para él. Preguntando Francisco sobre el
trabajo, el hombre con cabeza de gorila cayó d

al suelo, pidió ayuda, entre balbuceos y frases incoherentes y nadie había, solo
Francisco, quien lo llevó a su casa para tratarlo.
Este hombre de aspecto sorprendente se quedó a dormir en casa de Francisco, después salió por la
mañana sigilosamente llevándose unos zapatos de color marrón que tenía Francisco, quien al despertar
se dio cuenta que le faltaban los zapatos de color marrón y no dudó en echarle la culpa al hombre que
había auxiliado el día anterior, salió preocupado y furioso a buscarlo.

Este hombre de cabeza extraña se escondió en una playa cercana a Montecarlo, cuando creyó que nadie
lo perseguía subió a la punta de una peña para mostrar al horizonte los zapatos de color marrón que
había robado. En ese momento el zapatero Francisco llega observando lo que hacía el hombre cabeza de
gorila, cuando se escuchó una voz ruidosa que le decía “ estos zapatos son viejos, no los quiero, te voy a
castigar por este atrevimiento, convertiré tu cabeza en una peña grande por el resto de los siglos”. Era el
Dios del Mar que esperaba entrar a su reino con vestimenta nueva. Francisco asustado se fue corriendo
a contar a sus amigos de lo que había visto y nadie le creyó, entonces, el zapatero volvió a la playa
Montecarlo y vio desde lejos una cabeza de gorila esculpida en una peña, después murió sin volver a
contar a nadie de lo que había visto.
Ahora nosotros podemos ver al hombre cabeza de gorila cada vez que vayamos a Ciudad Nueva y
pasemos por la playa Montecarlo, allí está esperando al Dios del Mar para que lo desencante y vuelva a
ser el mismo de antes.

LORENA Y SU HATO

Desde que nació Lorena, algunos decían que se parecía a su tía, tenía la misma mirada y hasta la forma
de comportarse era parecida.
Después que su madre murió de una enfermedad que nadie conocía, Lorena se quedó al cuidado de su
padre y una tía, que hacía las veces de su madre. Poco a poco aprendió a cuidar el hato que le había
dejado su madre antes de morir; y su padre, para que su vida no transcurra en soledad, se casó con
Sofía, su nueva compañera. Viendo la tía que su presencia para el cuidado de Lorena estaba ya
remplazada, se alejó de la sobrina para rehacer su vida en otro lugar.
Lorena y la madrastra no se entendían, siempre se ponían ha discutir. Pedro, el padre de Lorena,
cansado de renegar por el comportamiento de ambas, terminó enfermo. A Lorena no le importaba
Sofía, ella se preocupaba de su hato y con ellos se entendía mejor que con la madrastra, el encuentro
diario era en las horas de las comidas y también el momento de los problemas, por eso, antes que
comiencen a discutir Lorena siempre se iba a ver su hato que lo esperaba ansioso para su pastoreo.
Un día su padre se acordó que antes decían que su hija se parecía mucho a su tía, su cuñada; más
todavía, se acordó del tiempo que la tía vivía con ellos y todo lo que le había enseñado. Estaba muy feliz,
pero no comprendía porque su hija se comportaba de ésa manera si todo se le había dado. Ambas,
hijastra y madrastra, vivían de cuidar sus hatos, ellos les daban la subsistencia, si algo faltaba vendían
uno o dos corderos y todo estaba solucionado, pero cada una de ellas siempre vivían por su lado y a su
manera.
Los días pasaban y el padre, viejo y cansado, no sabía qué hacer para que su hija y su esposa se
reconciliaran, una vez le dijo a su hija “¿qué pasa hija, por qué tratas así a Sofía?” Y ella sin inmutarse le
respondió “ ella no es mi madre, a mi madre nunca le diste lo que le das a ella. Lo que te pide ella tú se
lo das”. El padre estaba acongojado, no se había dado cuenta que su hija, ya mayor, se daba cuenta de
todo. Sin embargo tras esta conversación el comportamiento de Lorena no cambió, al contrario le dio
oportunidad para responder y enfrentar cualquier situación con su madrastra, una vez le dijo “Oye,
cuídate, sólo por que mi padre está con nosotros no te trato de otra manera, porque sino sería peor”.
No pasó mucho de esto, el padre murió, estaba cansado del enfrentamiento de Lorena con su
madrastra, todo para ellas era discusión y peleas. La muerte de Pedro, también fue otro motivo de
discusión, Lorena echaba la culpa a Sofía y ésta a la otra. El día del entierro no faltaron los amigos del
deudo que se dieron cuenta de estas rencillas, las peleas eran cotidianas, los motivos no faltaban.
Después de la muerte del padre, cada una de las mujeres se dedicó a trabajar y cuidar su hato, ninguna
de ellas quería perder ni uno de sus animales y en el pastoreo había muchas veces que coincidían en los
lugares que acostumbraban pastar, pero quien ganaba de irreverente era siempre Lorena, que en último
de sus recursos le increpaba la edad mayor de Sofía, “vieja”, le decía.
Los años no pasan en vano, y Sofía ya bordeaba los setenta años, no podía hacer lo que, otrora, en su
juventud hacía, ya se le estaban acabando los animales. Un día al cruzarse con Lorena le dijo que le
vendiera unos cuantos corderos y ovejas que ella ya no tenía, pero esta le dijo tajantemente ¡No!. Sofía
se quedó muy triste y entre si se dijo: “Ni un año va a pasar, ni un mes va a pasar, que tendrás que pagar
todo lo malo que hiciste, y quizá ninguna semana pasará o en el momento que tú no te imaginas, te
quedarás sin moverte, sin hablar, serás como las piedras que están regadas en el sendero de los
caminos” y se puso a llorar amargamente de su vida.
Los días transcurrían y las mujeres no se reconciliaban, cierta vez, ambas salieron muy temprano a
realizar sus faenas diarias, era ya muy tarde y ninguna de las dos regresaba. La tía, muy viejita ella, la
que decían que se parecía a Lorena, al enterarse se fue en busca de su sobrina, no la encontró, solo halló
a Sofía muerta sentada junto a su perrito que aullaba muy adolorido, llanto de queja que no entendía el
porqué de la muerte de su ama.
Volvió la tía al pueblo llorando y trayendo el cuerpo de la madrastra para darle sepultura, pasaron días y
la sobrina no regresaba,” se habrá ido con algún muchacho” pensó la tía muy preocupada, se resignaba
a que algo le haya ocurrido, sin embargo, su corazón no estaba conforme con lo que sucedía, quería
volver a ver a Lorena. En su caminar diario en busca de la joven, aquella vez, se sentó a descansar en
unos terrenos de poco sembrío, cuando acariciando una piedra suponiendo que era una oveja, se puso a
llorar y desde lejos, con sus ojos llorosos divisó a una mujer que caminaba, pero ella al llamarla no la
escuchaba, al contrario pensó que se iba y al querer alcanzarla tropezó con una de las piedras regadas
en el camino y nadie la pudo auxiliar.
Esa noche la gente muy preocupada por la demora en volver la tía, comenzó a buscarla, con lámparas y
candiles, formando grupos, se fueron por los diversos caminos que nacen del pueblo. Al amanecer del
día siguiente, un grupo de ellos encontró a la tía muerta entre unos peñascos y al revisar muy bien el
lugar se sorprendieron al ver que una de las peñas tenía la forma de una joven mujer rodeada de piedras
que parecían ser sus ovejitas y corderos. Nadie sospechó nada, pero la gente piensa que ella es Lorena y
su hato, que Dios la castigó por su perversidad y maldad; si alguien quiere constatar de lo que se cuenta,
vaya al valle de Ilo, en el distrito del Algarrobal, y verá cerca de la hacienda Chiribaya a la pastora y su
rebaño convertida en piedra
Esto se cuenta desde hace tiempo, cuando en las lomas de Ilo los pastores de las zonas vecinas venían a
pastar sus animales en las majadas, y en las laderas formaban sus pequeñas chozas para su refugio.
Mario Poma Curi

FRANCISCO, ANTONIO E IGNACIO

Cuenta la gente, desde hace ya mucho tiempo atrás, que tres hombres venidos de lugares extraños
visitaron las tierras andinas situadas entre Moquegua y Puno. Uno de ellos llamado Francisco no quiso
caminar más y se quedó en el pueblo de Tiquillaca, voy a ser ganadero en estas pampas se dijo y no
pensándolo más, se estableció con la gente del lugar. Todos estaban contentos con él. Era un ganadero
amable y bondadoso, curaba a los enfermos y ayudaba a los más necesitados, se hizo querer tanto, que
todos lo creyeron santo, es por ello que en honor a este gran hombre el pueblo tomó su nombre para
después llamarse San Francisco de Tiquillaca y es como se conoce hasta hoy.
De los otros dos hombres uno llamado Antonio se quedó en un lugar llamado Esquilache, zona rica en
oro y minerales, voy hacer minero dijo para sí y no queriendo dar un paso atrás se adelantó para
ingresar a la ciudad, mientras el otro hombre lo miraba perderse por los peñascos. Antonio conocía el
oficio del minero por eso no le fue difícil adaptarse al trabajo diario. Con la gente también se portó bien
enseñando las bondades de los hombres como hijos de Dios. Ayudaba a todos, no miraba distingos en
nadie, era un hombre sabio y bueno. La gente pensaba que Dios le había mandado a Antonio a enseñar
a los hombres a no ser tan codiciosos con el oro de aquel lugar. Por ello, cuando murió Antonio le
hicieron una iglesia para recordarlo siempre. Por eso que en aquella iglesia la gente piensa que esta
enterrado Antonio, que a los favores de Dios, el lugar fue llamado para la posteridad como San Antonio
de Esquilache.
El último de los viajeros se llamaba Ignacio, este hombre era fuerte, en su juventud había sido militar,
tenía gran resistencia en el viaje, buscaba un buen lugar donde quedarse, quiero un lugar donde
sembrar y cosechar pensaba, y mirando a un lugar y otro, avistó el cerro Chucapaca y se quedó a
descansar, no, este sitio es frío, no es bueno para la agricultura, murmuraba para sus adentros. Voy a ir
más abajo concluyó. Caminó más adentro y observó una pampa más allá del cerro Cruzani. Allí hay
tierras favorables sonrió alegremente. Ignacio había llegado al lugar que deseaba, pero al llegar a la
ciudad, la gente no se encontraba en sus casas, solo observó a un niño que pastaba muy cerca sus
llamitas y alpacas, con él entabló una a amistad entrañable en esa tarde, pero Ignacio tenía que volver al
cerro Chucapaca donde había pernoctado el día anterior, pues se hacía de noche y la oscuridad
comenzaba a reinar en la ciudad. Al día siguiente volvió al pueblo y la gente ya se había ido a trabajar,
sólo encontró al niño que el día anterior se encontraba con sus llamitas y alpacas. Lo saludó y preguntó
por sus padres, el niño no le respondió. Le dio un pan y el niño le dijo gracias. Ignacio le pidió que no
contara a nadie del pueblo que se encontró con él, sin embargo el niño, le dijo a su madre que todos los
días un hombre blanco con un terno negro baja del cerro Chucapaca y le da regalos y pan. La gente se
asustó un poco y subió a la altura del cerro Chucapaca y no encontró nadie. Sin embargo el niño lo
miraba sentado mirando la pampa por el cerro Cruzani pero nadie más lo miraba. Entonces Ignacio le
dijo al oído, si la gente quiere verme que me construya una casa y yo bajaré a encontrame con ellos. Es
así como la gente comprendió el milagro con el niño y muy obedientes construyeron una casa donde por
primera vez la gente conoció a Ignacio quedándose a vivir con ellos por un tiempo hasta que murió. En
la actualidad esa casa es el templo de San Ignacio en el distrito de Ichuña, allí se venera al santo que es
el patrón del pueblo y que la gente quiso honrar su memoria nombrando el pueblo como San Ignacio de
Ichuña, en la provincia de Sánchez Cerro, departamento y región de Moquegua.
Mario Poma Curi

MUJER DE ARENA

Hace mucho tiempo en la Pampa Inalámbrica vivían una linda


jovencita con sus padres. La joven siempre solía pasear por las
noches para encontrase con su enamorado. En algunas ocasiones se
escapaba de su casa porque sus progenitores se oponían a la relación
con el joven. La pareja se pasaban conversando toda la noche y por el
día se dedicaban a dormir. Es por eso que los padres tomaron la férrea decisión de no dejarla salir a la
joven ni a la puerta de su casa.
Una noche ante la negativa de los padres, la joven decidió escaparse de su casa con su enamorado,
planeo muy bien lo que iba a hacer y en el momento más oportuno decidió salir de su casa por la noche.
Con su enamorado quedaron que sería el cerro el lugar del encuentro, caminó mucho y tras el largo
recorrido se dio con la sorpresa que su enamorado no llegó, pasaron hora y horas y no hubo siquiera
esperanzas que el enamorado llegara. Se puso a llorar y de tanto estar en este estado se quedó
profundamente dormida.
Nadie sabe hasta el día de hoy su paradero. Los padres siempre van a buscarla por donde le dijeron que
la vieron la última vez y solo encuentran figuras de arenas que se asemejan a una mujer. Muchos dicen
que los ventarrones se la llevaron aquella noche de espera y cada vez que corre viento fuerte en la
pampa inalámbrica, trae arena en su corriente para formar figuras de mujer.

UN DIA EN EL PUEBLO DEL CORAL


En un pueblito ubicado cerca a la playa, vivían todos los habitantes del mar, por eso le pusieron de
nombre CORAL. Los habitantes más queridos eran el Pez Sierra y el Pez Martillo admirados por los
hermosos trabajos que hacían para toda la ciudad, despertando la envidia de otros pobladores. Ellos
habían aprendido el oficio de sus padres y sus padres, de los abuelos; estaban muy contentos porque
eran expertos en lo que hacían. Un día el tiburón, hombre desocupado y sin futuro, llegó al pueblo muy
molesto, y a quién miraba por la calle le increpaba su presencia. Se fue directamente donde los amigos
carpinteros y comenzó a destruir los hermosos trabajos que estaban a la vista de todo el mundo. El
Pulpo como autoridad policial, tomó preso al intruso y lo envió al calabozo, prometiéndoles a los
agredidos un juicio justo con todas las de la ley.
Para sopesar la amargura del Pez Sierra y el Pez Martillo, el Delfín, músico de profesión y amigo de los
desdichados, fue a visitarlos y a decirle que en la vida de todo hay y no se amilanen por un simple
accidente; ante eso les interpretó una hermosa melodía que les levantó el ánimo y nuevamente
comenzaron a realizar bellos trabajos.

En el juicio por daños y perjuicios, la Ballena Blanca fue quien defendió a los carpinteros y la Orca, otra
ballena, defendió al tiburón. Se alegaron muchas disculpas, por un lado se dijo que los carpinteros no
hicieron nada al susodicho, por otro, se manifestó que tendríamos que entender al tiburón por haber
tenido una vida desordenada y que había aprendido todo lo que sabe de sus padres. Sin embargo el
pueblo, ante tan difícil, situación, opinó que el tiburón tenía que abandonar la ciudad. Y dejar a todos los
del pueblo del Coral trabajando pacíficamente. Que en pueblo de Coral solo se vive para cantar y amar.

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