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Raúl Fradkin – “La revolución en los pueblos del litoral rioplatense”

Consignas:

1) ¿Cómo operó la fragmentación del espacio político que trajo consigo el principio
de retroversión de la soberanía en los pueblos rurales del litoral rioplatense?
2) Cuestiones de contexto: el espacio que analiza Fradkin ¿qué jurisdicciones se
cruzan y superponen? ¿qué ciudades y qué autoridades la componen? Por otro
lado, las poblaciones rurales que estaban bajo la autoridad de estas ciudades, ¿qué
nucleamientos conformaron?, ¿cuáles fueron sus características y aspiraciones?
3) Fradkin afirma que las guerras de la revolución adquirieron en este espacio la
forma de una “guerra de recursos” ¿a qué se refiere con esto y qué efectos tuvo
sobre la región?
4) El derrotero político que se inicia con la vacancia real en 1809 hasta 1815/16 que
se consolida la ruptura del Litoral respecto de Buenos Aires ¿incluyó a los
poblados rurales? Sintetice este proceso desde la perspectiva de los poblados
rurales del Litoral.
5) ¿Cuál fue la suerte de los grupos indígenas de esta región durante esta década
revolucionaria?
6) La segunda mitad de la década de 1810, en el Litoral, estuvo caracterizada por la
desintegración del Sistema de los Pueblos Libres y la consolidación de las
flamantes jurisdicciones provinciales que centralizaron el poder en desmedro de
la insurgencia indígena y de la autonomía de los poblados rurales. Sintetice este
proceso destacando los argumentos explicativos del autor. ¿Cuál termina siendo
el saldo de la experiencia revolucionaria para el Litoral? Realice un balance de la
situación de las poblaciones de la región en los primeros años de la década del
1820.
7) Siguiendo el proceso de apropiación de la soberanía por parte de los pueblos que
desarrolla el autor a lo largo de todo su artículo, confeccione una línea de tiempo
ubicando la emergencia/consolidación de provincias, ciudades y villas del Litoral.
Respuestas:

1) Para poder detectar la fragmentación del espacio político, debemos subrayar que
el autor, nos ofrece un análisis de lo que ocurría dentro de cada ciudad, dentro de
cada población, donde los más marginados a la hora de hablar de soberanía
comenzaron a hacerse sentir y escuchar, estamos hablando de la sociedad rural,
las villas, donde estaba la mayoría de la población y a las que el señor Fradkin
nos expone como otro bloque relevante en los procesos sociales que trajo consigo
la revolución, ¿hasta dónde y quienes llegaban a la soberanía? ¿Cuál era el límite
de la misma? Esto advierte para el autor, por lo menos, tres fenómenos:
El primero, las luchas desatadas por algunas ciudades de constituirse como cabeceras, las
llevó no solo a la confrontación con el gobierno superior, también las ubico en una
encrucijada con los pueblos rurales ya que debían encontrar una forma de representación
y a la vez resistir que éstas pretendían soberanía.
El segundo fenómeno, que las guerras no pueden ser vistas sólo como una confrontación
entre bandos (revolucionarios y realistas) o entre los dos bloques regionales de poder (el
Directorio y el Sistema de los Pueblos Libres) sino también como luchas por obtener la
adhesión de los pueblos rurales y como disputas en cada uno por obtener la supremacía.
Por último, esto trajo consigo confrontaciones internas étnicas muy fuertes en los pueblos.

2) En el espacio que analiza Fradkin abarca la Jurisdicción de la Gobernación de


Buenos Aires, que estuvo formada a principios del XVII y será reemplazada en
1783 por una Intendencia. A su vez, coexistió con el Gobierno Político y Militar
de Montevideo, con la inestable forma de gobierno que presentaban las Misiones
Guaraníes se adoptó una forma análoga junto con algunas comandancias militares
como las de Colonia del Sacramento y Entre Ríos. Estas jurisdicciones
pertenecían al mismo Obispado.

Las ciudades que componían este espacio eran pocas, estaban las situadas en el Río de la
Plata: Buenos Aires, Montevideo, y Maldonado, y las ubicadas en el Paraná: Corrientes
y Santa Fe, todas ellas mostraban dificultad a la hora de ejercer autoridad sobre las
poblaciones rurales y que a su vez dependían de los grupos sociales resaltantes de los
pueblos rurales. Alrededor de 1760 eran muy pocos los que adquirieron derecho a tener
sus propios cabildos; las ciudades mencionadas anteriormente los pueblos formados a
partir de pueblos de indios que habían perdido tal condición, algunos de los nuevos
poblados como la villa de Luján en la campaña bonaerense. Luego esta situación se
modificará a partir de la década de 1770 cuando la política gubernamental impulsó la
multiplicación de nuevas villas.

Así a fines del siglo XVIII en la Intendencia de Buenos Aires había 5 ciudades, 22 villas,
20 parroquias, 28 pueblos de indios y 10 fuertes, esto logró desarrollar las aspiraciones
autonómicas de los poblados, que solían estar vinculadas a las Jurisdicciones civiles,
militares y eclesiásticas. Con la población rural en crecimiento, heterogénea y móvil de
diversos orígenes, ponían en duda la capacidad de las autoridades de cada poblado para
controlar sus territorios y provocaba tensiones con las autoridades superiores que serían
los jueces comisionados y comandantes militares.

3) En este espacio las guerras de la Revolución adquirieron forma de una “guerra de


recursos”, cuando se irrumpió la primera expansión de la ganadería de exportación
que tenía al litoral como epicentro y amenazó la subsistencia de la población rural
y el de la reproducción de la economía agraria.

De modo que el reclutamiento compulsivo, la apropiación de caballadas, ganado y


cosechas, imposición a los auxilios, saqueo de establecimientos productivos y de
poblados, el desplazamiento forzado de poblaciones y la emigración de pobladores fueron
parte de las guerras en el Litoral; esto terminó siendo habitual. A las poblaciones rurales
no les quedaba alternativa que probar una política autónoma para evitar el saqueo de sus
tierras, ya que la guerra amenazaba sus bases materiales del orden social local justo
cuando el orden político se derrumbaba.

A finales de la época colonial, el territorio del litoral fue escenario de un proceso donde
las autoridades tenían limitada su capacidad sobre la población campesina. Pero también
los pueblos se encontraban confrontados entre ellos debido a las dimensiones
demográficas, orígenes, trayectorias y estatutos; esto fue buen visto por las autoridades
para buscar colaboración. Esta guerra potenciaba la emergencia de actores locales en los
poblados, que tenían como sustento material y forma de estructuración política, un
proceso en el cual se dieron las prácticas y principios de legitimidad.

4) Los poblados rurales, no sólo estaban incluidos, sino que fueron el eje del
conflicto, como el autor lo remarca, producto de una población en crecimiento,
heterogénea y móvil, en la cual los indios emigrantes tenían un papel relevante.
Las tensiones entre las autoridades locales cada vez eran más pronunciadas, la revolución
logro desestabilizar los grupos vecinales, los dividió y trajo consigo una movilización de
las poblaciones rurales, quienes tomarían un lugar en la historia.

Algunas de estas tensiones ya se manifestaban a principios de la revolución, el hecho de


que la convocatoria a la Junta Central solo se limitaba a las principales ciudades fue un
desencadenante de dicha movilización sectorial.

Cuando Belgrano dirige su expedición militar a Paraguay, a pesar de su fracaso al tratar


de imponer su reconocimiento en el mismo, tuvo efectos importantes en el Litoral,
multiplico las “milicias patrióticas” en poblados y partidos rurales. Intento resolver
antiguas disputas, reconociendo el estatuto de pueblo a algunos poblados, entre ellos el
pueblo de CaruzúCuatiá y Mandisoví, quedando bajo jurisdicción de Corrientes y
Yapeyú.

A fines de 1810, con la imposición de un nuevo reglamento para el gobierno de los


pueblos guaraníes, donde los NATURALES de Misiones quedaban liberados del tributo
y establecía que serían “en todo iguales a los españoles, nacidos en el suelo de américa,
quedando habilitados para ejercer todos los empleos civiles, políticos, militares y
eclesiásticos; este reglamento permitía que en los pueblos y sus campañas fijaran sus
poblaciones tanto los naturales como los españoles, si bien los primeros recibirían
“gratuitamente las propiedades de las suertes de tierra que se les señalen” y a los segundos
se les permitía comprarlas “ después de acomodados los naturales”. Con Artigas como
teniente Gobernador de las misiones, los pueblos guaraníes tendrían sus pautas y derechos
reconocidos.

En 1812 aparece otra cuestión, los vecinos de la ciudad y de la campaña podían participar
en Bs. As en las elecciones. Así dos problemas quedaban entrelazados; el derecho de los
pueblos a ejercer la soberanía y el de los vecinos de campaña a integrarse al cuerpo
político en igualdad de condiciones. Estos dos problemas se encontraban dentro de un
contexto de movilización rural. A fines de 1811 un nuevo cuerpo político, conjugado por
el pueblo y el ejército se expresaba, demostrando que la guerra es donde fusiona lo militar
y lo político de los cuales surgen masivos movimientos internos, acentuando autoridades
militares y milicianos.

5) La suerte de los grupos indígenas fue que se transformaron en actores cada vez
más decisivos en las confrontaciones entre ciudades y pueblos, entre “puebleros
y paisanos” y entre americanos y europeos, la cual reflejaba una confrontación
interétnica. Los pueblos guaraníes se manifestaban contra el que consideraban
europeo, reformulaban así la oposición entre americanos y europeos, dejando
entrar una amenaza al orden y las jerarquías sociales locales. Un ejemplo fue
Domingo Manduré, un indio minuán, quien toma el pueblo de Mandisoví,
convirtiendo el poblado en un foco de poder regional.

6) El autor señala que las emergencias de estos nuevos liderazgos políticos


expresaban una trama de oposiciones que no se daban entre sectores sociales, sino
entre regiones. Lo que confirma el anclaje social marcadamente territorial de los
actores y los liderazgos emergentes. Situación entendible si se atiende a las
trayectorias de las disputas jurisdiccionales y a la dinámica de la guerra que
terminó adoptando forma de una guerra de autodefensa local. Otras cuestiones
refieren a las profundas divisiones entre facciones elitistas de los pueblos y al
papel decisivo que adoptaron los actores rurales en la definición de sus
alineamientos.

Se configuraron una serie de coaliciones territoriales que expresaron tanto las tensiones
entre territorios y cabeceras como entre paisanos de las campañas y “puebleros”. Se
dieron en los pueblos situados en las riberas del Paraná y del Uruguay. En los primeros,
los liderazgos parecen haberse constituido en torno a familias de prestigio local con
posiciones de poder y, en los segundos, un papel decisivo lo tuvieron los grupos indígenas
movilizados. Situación que llevó a las confrontaciones de perfiles sociales y étnicos más
marcadas en aquellos territorios.

Desde esta perspectiva, la reconstrucción del orden primero en Corrientes y luego en


Entre Ríos tuvo como condición de posibilidad la derrota del Sistema de los Pueblos
Libres como alternativa política y con ella la derrota de la insurgencia indígena y de las
aspiraciones autonómicas de sus pueblos.

De este modo, las estructuras administrativas coloniales no pudieron superar la crisis


revolucionaria y tras los sucesos de vaivenes emergió una configuración estatal
conformada por entidades soberanas llamadas provincias.

Hacia 1820 los poderes supra-regionales que se habían forjado con la revolución y la
guerra con la pretensión de sustituir a la quebrantada arquitectura institucional virreinal
sucumbían y se desintegraban. Simultáneamente: el Directorio bajo las fuerzas de las
provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y el Sistema de los Pueblos Libres bajo el impacto
de la invasión portuguesa.

En el nuevo contexto, se configuró una situación de “provisionalidad permanente”


definida por un conjunto de entidades estatales soberanas con diferente grado de solidez
y consistencia. En todos los casos se fue adoptando un sistema de gobierno representativo
que incluía a la ciudad y a las campañas en un único cuerpo político depositario de la
soberanía.

Como conclusiones, el autor rescata que la revolución adquirió características propias en


los pueblos rurales. Por lo tanto, la lucha contra los “europeos” intensificó las disputas de
poder entre facciones locales en contexto de fuerte desestabilización de los equilibrios de
poder local e intensa movilización rural.

Entonces, mientras algunos pueblos veían la coyuntura como propicia para ampliar sus
jurisdicciones, otras la percibieron como favorable para liberarse de la dependencia de
sus antiguas cabeceras. Sin embargo, estas pujas autonómicas debían desplegarse en un
contexto en el que intervenían fuerzas externas que intentaban imponer su primacía. Esta
conjunción de ejes de conflictividad superpuestos y multiplicación de actores y liderazgos
construyó configuraciones y coaliciones diferentes que convirtió a la era revolucionaria
en una prueba de ensayos políticos con aspiraciones contradictorias y de resultados
incompletos.

Con respecto a los pueblos, quedaron subordinados a proyectos centralizadores de


estados. De modo que los cabildos fueron disueltos y las atribuciones de justicia quedaron
en manos de una nueva justicia letrada de carácter provincial, y la justicia local en manos
de una nueva institución (los jueces de paz) reclutados entre vecinos de cada partido, pero
designados por el gobierno provincial a través de un sistema de cooptación. En Entre Ríos
y Corrientes, el modelo institucional adoptado fue la división del territorio provincial en
departamentos principales y subordinados, y al frente se encontraban los comandantes
militares. Así se mantiene un sistema de gobierno local centrado en las figuras de los
jueces de paz, salvo en los partidos de frontera donde en la práctica la autoridad local
residía en el comandante.
7)

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