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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de

justicia del pueblo Indígena Nasa del norte del Cauca.


Néstor Fabián Corredor Medina

El Estado, que jamás va preso, asesina por acción o por omisión.


Eduardo Galeano
I) A forma de introducción
El proceso histórico que se desarrolló en el siglo XV y que eufemísticamente se
denominó la Conquista, trajo consigo trascendentales implicaciones para el
ulterior desarrollo de los Estados Nación Latinoamericanos. Una de las
dimensiones, que se desarrolló bajo la influencia o imposición europea, fue la
jurídica-penal, desde el momento de la aparición de los europeos en territorio
Americano, las concepciones de justicia y castigo se moldearon con base en
principios políticos, ideológicos y filosóficos ajenos a nuestras sociedades, pues
como anota Zaffaroni “siempre se ha sabido que el sistema jurídico–penal
Latinoamericano es falso”. (Zaffaroni, 1998) De allí, que las instituciones
contemporáneas que imparten justicia y administran los castigos producto de
trasgresiones a las leyes, se encuentran ampliamente deslegitimados entre los
círculos intelectuales y el grueso de los ciudadanos de los países de esta región.1
Así las cosas, resulta sumamente interesante examinar y exponer las
características estructurantes y las pretensiones sociales que se expresan en las
concepciones de justicia y castigo que han desarrollado comunidades indígenas
del continente Americano. Esto con intención de hacer un contraste entre los
principios imperantes en las sociedades actuales y los postulados indígenas.
Luego, las conclusiones del ejercicio deben ponerse en función de la
trasformación de los sistemas de justicia y penalidad contemporáneos.
Específicamente, se analizarán las concepciones de justicia y castigo que han
desarrollado e implementado los integrantes del pueblo Nasa, en el departamento
del cauca, al sur de Colombia. Esto en contraste con los sistemas justicia y los
mecanismos de castigo instituidos en el Estado Colombiano. Para tal fin, se ha
propuesto una pregunta orientadora que estructure y de sentido analítico a la
discusión que se desarrollará, a saber: ¿cuáles son los principios rectores que
orientan la estructura jurídica y la pretensión social de los conceptos de justicia y
penalidad en la comunidad indígena Nasa en el sur de Colombia?
En ese sentido, el texto se configura con base en tres momentos o niveles, en
principio se desarrollará una exposición crítica de los postulados sobre los
conceptos de justicia y castigo que se desarrollan en la actualidad en los países
Latinoamericanos y en forma específica en Colombia. El segundo momento,
responde a las concepciones de justicia y castigo que ha desarrollado por milenios
el pueblo Nasa del el sur de Colombia, finalmente, se expondrán las conclusiones

1
Sobre el particular, ver el concepto de realismo jurídico- penal marginal que desarrolla el profesor Eugenio
Raúl Zaffaroni en el texto En busca de las penas perdidas.

1
Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
justicia del pueblo Indígena Nasa del norte del Cauca.
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en clave de propuesta, es decir, se abordaran como postulados a ser integrados


en la estructura jurídica y penal del Estado colombiano.

II) Concepto de justicia y castigo en el ordenamiento jurídico


Colombiano
El ordenamiento jurídico colombiano en general, y sus conceptos de justicia,
castigo y penalidad en particular, no son ajenos al influjo del pensamiento
europeo, de allí que muchas de sus características se encuentren en abierta
contradicción a la arquitectura cultural de este país. En ese sentido, en la decena
de constituciones que se han establecido en la historia republicana del país, el
castigo físico y punitivo como expresión de justicia ha sido generalidad y
tendencia. Es decir, es una estructura jurídico-penal calcada de los sistemas
judiciales europeos del silgo XIX, en la cual parece imperar una concepción
absoluta de la justicia en la forma en que la describe Thomas Metiesen:
Se puede tener la sensación de que las teorías de política criminal se mueven
en círculo. Las teorías “absolutas” del castigo, en las cuales el objetivo
principal es satisfacer las demandas de retribución justa, son probablemente
las teorías más antiguas. (Mathiesen, 2003)

Con base en lo enunciado, puede afirmarse que en el sistema penal colombiano, la


estructura filosófica que da sentido al andamiaje jurídico es anacrónica y no cumple
con ninguna función social especifica en el campo de corregir socialmente la
concepción del delito, esto debido a que básicamente busca castigar en forma
esquemática la ejecución o desarrollo de un hecho punible. Dicho de otra forma, su
única intención es regular mediante el encarcelamiento a los ciudadanos que comente
actos tipificados como delitos.

Ahora bien, de tal formar que se facilite la exposición, se ubicaran dos tópicos
específicos con intención de poner en evidencia que en Colombia, la concepción
institucional de justicia está ligada en forma exclusiva al castigo físico, psicológico
y social. Acentuando de esta manera el resentimiento social y “profesionalizando”
los sujetos que se han desarrollado o perfilado como criminales.
Las instituciones de justicia, en Colombia, como en buena parte del continente,
ubican como criminales en forma casi que exclusiva a los delincuentes de casos
menores, es decir, se perfilan como criminales a sujetos de clases sociales
empobrecidas o populares, que violan los ordenamientos jurídicos en formas tales
como el asalto, el hurto o la agresión entre pares, luego podría decirse que la
política penal en Colombia y la concepción derivada de justica buscan
exclusivamente castigar al infractor, omitiendo las circunstancias políticas, sociales
o económicas que le llevaron a cometer el delito.

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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
justicia del pueblo Indígena Nasa del norte del Cauca.
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En esta dirección apuntan Rusche y Kirchheimer (1994) que la situación de


criminalidad en una sociedad se modifica o se regula con base en las
condiciones políticas y sociales que se desarrollan en un tiempo histórico
determinado, para el caso colombiano, puede afirmarse, que las altas tasas de
hacinamiento carcelario y el colapso del sistema de justica no solo se debe a la
marcada brecha social e inestabilidad política, sino que, la justicia ha sido
aparatizada por los grupos que han detentado las instituciones en forma
hegemónica, creando el imaginario colectivo, desde el cual la justica se traduce en
forma esquemática, con el castigo físico o el encarcelamiento. (Georg Rusche,
Otto Kirchheimer, 1994)
Siendo Colombia un país con los índices de corrupción más altos del planeta, y
con casos escándalos que rayan en el plano de lo increíble, es sintomático como
hechos de robo menor son castigados con penas severas. Observase como un
robo simple es registrado en forma inaudita en una revista de circulación nacional:
El hambre y el robo de una caja de caldo de gallina mantienen en la cárcel
a Leder Correa, un humilde campesino de 32 años quien viajó desde el
municipio de Argelia (Cauca) a la capital del Valle para reclamar un supuesto
subsidio de Acción Social. Casi dos meses después lo único que ha recibido
es un 'canazo'. (Semana, 2012)

De acuerdo a la revista Semana, un hombre de extracción popular,


específicamente dedicado a la apicultura es enviado a prisión por tomar de un
supermercado un caldo de gallina, articulo que tiene un precio comercial que no
supera los 0.1 centavos de dólar. Esto pone de manifiesto, que la lógica del
sistema judicial colombiano, castiga los delitos menores en forma efectiva y que
de esta forma, legitima su institucionalidad, asignando penas carcelarias a cuanto
sujeto cometa un delito, luego, a la opinión pública se le entrega el mensaje sobre
la efectividad y eficiencia de la justicia en Colombia.2
Como se pone en evidencia, los delitos menores, son castigados en forma severa
por el sistema de justicia colombiano, desestimando las razones que llevaron al
infractor a cometer el delito. Así las cosas, desde lo reseñado se pueden extraer
dos consideraciones, por un lado, el sistema jurídico penal se encuentra
desconectado de las condiciones políticas y sociales que se configuran en el
momento histórico, violando en forma evidente el artículo primero del código penal
colombiano, el cual afirma que la acción punitiva busca y tiene como fundamento
garantizar la dignidad de los ciudadanos. En segundo momento, es sintomático,
que la justicia, lejos de asumirse como la posibilidad de construir sociedades
equitativas, se entienda como el castigo severo a los infractores de delitos
menores.

2
Sobre el concepto de delitos menores, ver el trabajo sobre sistemas judiciales exprés en Brasil
desarrollada por el profesor Geraldo Prado.

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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
justicia del pueblo Indígena Nasa del norte del Cauca.
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Ahora bien, se ha establecido que un elemento o característica que se hace


tendencia en el sistema penal colombiano, es castigar delitos menores y proponer
especificas capas de la población como delincuentes o potenciales delincuentes,
con esto se hace referencia, a los sectores populares o empobrecidos de la
sociedad colombiana. Luego, emerge el cuestionamiento sobre cómo es la
naturaleza y la concepción de “resocialización o rehabilitación” que la justicia
determina para las personas que son encarceladas en Colombia.
En ese sentido, el sistema penal colombiano, propone tres niveles de castigo para
los sujetos que son infractores o que cometen delitos, en el nivel más bajo se
encuentra el servicio social, en este caso los ciudadanos deben prestar servicios
a la comunidad, en el segundo nivel se encuentra asociado a la imposiciones
multas económicas, este nivel presenta altos índices de corrupción, pues los
agentes estatales que imponen los comparendos por contravenciones menores
exigen dinero para exonerar al ciudadano de dicha multa. El tercer nivel, es en el
que se dispone encarcelamiento, este corresponde a los delitos que pueden
considerarse graves y muy graves, de acuerdo a la especificidad en la
configuración del delito.
II.I) La Cárcel en Colombia, la universidad de la delincuencia
Como se ha observado, el sistema jurídico y penal colombiano prioriza el castigo
sobre otras formas de aproximación a los delitos que cometen sus ciudadanos, en
forma específica, el encarcelamiento se impone como tendencia, en ese sentido,
es sumamente importante desarrollar una breve caracterización crítica sobre esta
institución en Colombia.
De entrada debe decirse, que de igual forma que en el grueso de los países
latinoamericanos, la institución carcelaria ha crecido en forma exponencial, pues
como apunta el profesor Zaffaroni (1998), el número de encarcelados por todo
tipo de delitos ha aumentado, de allí que esta institución este saturada y su
pretensión social – la rehabilitación, por un lado y la imposición justicia por el otro-
no tengan relevancia en la vida del penado. Específicamente en Colombia la
situación del sistema carcelario es absolutamente precaria, obsérvense algunos
de los datos que proporciona un periódico local.
Por cada nuevo cupo que se crea en una cárcel colombiana, llegan tres
reclusos. El hacinamiento sigue siendo la piedra en el zapato del sistema
penitenciario, que tiende a colapsar a pesar de las medidas tomadas por la
justicia y el Gobierno. Las cifras, aportadas por el Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario (Inpec), así lo demuestran. Del 2010 al 2015, el
sistema penitenciario colombiano amplió su capacidad carcelaria en 10.000
cupos, los cuales no fueron suficientes porque en ese mismo lapso la
población en las prisiones creció en 36.843 nuevos reclusos. (ElTiempo, 2017)

Evidentemente, las condiciones de vida de los presos en Colombia se ubican en


el plano de la indignidad, esto conforme a que los lugares dispuestos para la
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reclusión son insuficientes en su estructura y logística, es decir, el Estado


colombiano no garantiza de ninguna forma los mínimos vitales para el desarrollo
de las condenas de sus ciudadanos.
De acuerdo a lo enunciado, los centros carcelarios no están controlados y
gestionados por los organismos estatales, sino que son grupos de poder
delincuenciales los que se hacen con el dominio de estos escenarios, de allí, que
el paso por la cárcel para un ciudadano, lejos de considerarse como ejercicio de
rehabilitación o reflexión se trasforme en la profesionalización de la criminalidad.
Lo anterior conforme a la dinámica cotidiana en la vida de un encarcelado en
colombiano, este debe competir básicamente por todos los artículos necesarios
para mantenerse con vida, luego para un penado regular, es necesario que se
ponga al servicio de los diferentes grupos organizados de delincuencia que
funcionan en los patios de castigo, o que pague en forma sistemática los
impuestos que los jefes del lugar imponen para garantizar servicios básicos como
colchones para dormir o la alimentación que proporciona la institucionalidad.
Así las cosas, el penado en Colombia, para mantenerse con vida en el interior de
un centro carcelario debe mutar en un ser agresivo, violento y que esté dispuesto
a violar las leyes en forma sistemática, de otra forma se convertiría en una presa
fácil al interior del esta institución. Finalmente, vale la pena mencionar que en
Colombia delitos como la extorción, el sicarito y el cobro de impuestos ilegales por
parte de grupos paramilitares, son desarrollados desde el interior de las cárceles,
esto en común acuerdo con la guarda de seguridad.3
En síntesis, las cárceles en Colombia posibilitan que los ciudadanos sujetos de
condenas, perfilen a diario las prácticas criminales y la ejecución de delitos, esto
debido a que si no desarrollan estas “aptitudes” se ponen en riesgo de perder la
vida, luego, la ley del más fuerte y el crimen organizado impera en estas
instituciones en le país.
III) El pueblo Nasa, una visión otra de la justicia y la penalidad.
El pueblo Nasa, es una comunidad indígena que actualmente habita el
departamento del Cauca en Colombia, su población haciende hasta las 19.000
individuos, a la fecha conservan muchos de sus caracteres culturales, entre otros,
su cosmovisión, su lengua y gran parte de su andamiaje jurídico-político. Debido
al ordenamiento jurídico Colombiano, expresado en la constitución política de
1991, gozan de autonomía territorial, política y jurídica en los lugares geográficos
que son determinados como resguardos.
Las jurisdicciones especiales indígenas, son figuras que se incluyen en la CPC de
1991 con base en un doble propósito, por un lado buscan reivindicar la naturaleza
indígena de buena parte de la población colombiana y de otro lado, buscan
3
Ver documental:” Encarcelados, la cárcel modelo de Bogotá” disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=JvBqWh-v0ZQ

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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
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reconocer y respetar las tradiciones propias de las diferentes comunidades


indígenas en el país. La defensoría del pueblo de Colombia expresa la naturaleza
jurídica indígena de la siguiente forma.
De acuerdo con lo dispuesto en la norma que reconoce este derecho a los
pueblos indígenas de Colombia, art. 246 de la Carta Política de 1991, la
jurisdicción especial indígena es la facultad que tienen las autoridades de los
pueblos indígenas para resolver conflictos al interior de sus colectividades de
acuerdo con sus propios procedimientos, usos y costumbres. Conforme a la
normatividad vigente la norma que reconoce este derecho está consagrada en
la Constitución Política. (Defensoria, 2016, pág. 1)

En ese sentido, las comunidades indígenas en Colombia, están facultadas


constitucionalmente para planear, desarrollar e implementar estructuras
jurídicas y penales autónomas, estas acordes a sus principios filosóficos
ancestrales. Luego, la concepción de justicia y castigo responden a los
principios naturales de cada una de las comunidades. En la misma dirección, en
el año 1996 la corte constitucional de Colombia se pronuncia en favor de las
instituciones indígenas, en esta se reconoce la legalidad de los centros
penitenciarios indígenas y la posibilidad de reclamar los individuos
pertenecientes a las comunidades que se encuentren internos en
establecimientos carcelarios nacionales. (Sentencia C: 139 de 1996) con la
finalidad de purgar las condenas en reclusorios del ordenamiento indígena.
Así las cosas, los resguardos indígenas Nasa, que cuentan con la jurisdicción
especial enunciada, han desarrollado estructuras jurídicas y penales acordes a
sus principios filosóficos y políticos, de ahí que resulte sumamente interesante
develar – en un sentido parcial- la naturaleza y arquitectura de dichas formas
ancestrales de impartir justicia y castigo. De esta forma, en lo que resta del
apartado se expondrán las generalidades de las concepciones de justicia y
penalidad que ejerce el Pueblo Nasa en el sur de Colombia.
La justicia
Se ha enunciado que los conceptos de justicia y penalidad en la estructura
jurídica del Estado Colombiano, plantea un doble objetivo, por un lado, desde
lo no evidente o no explicito, se emplea como un mecanismo de control social
que garantice el orden político y económico imperante, y de otro lado, en lo
sentido explicito, pretende regular al sujeto que ha cometido acciones que son
consideradas como delictivas. En contraste, el modelo de justicia indígena, no
persigue el castigo como forma de regulación, pues pretende el rescate social y
humano del sujeto que ha cometido acciones que se consideren ilícitas o
ilegales.
En ese sentido, el concepto de justicia indígena se distancia del grueso de las
concepciones occidentales, esto en tanto su pretensión es posibilitar que los
sujetos que fracturan los códigos o normas colectivas, se reintegren en forma
armónica a los principios y dinámicas de sus comunidades. Quinayas y López
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(2015) en un estudio sobre género y paz en las comunidades Nasa, construyen


una síntesis bastante interesante en relación a lo mencionado.

Para la jurisdicción especial indígena, se entiende por justicia el


restablecimiento de la armonía y el equilibrio del sujeto frente al entorno y a la
colectividad de la cual hace parte, lo que indica que es una justicia de tipo
restaurativo; mientras que para el sistema judicial nacional la justicia es la
facultad que tiene el Estado para regular las conductas de la población que
son socialmente incorrectas (Quinayás, 2015)
Dado lo anterior, la Concepción de justicia Nasa, que se ha implementado por
años en esta comunidad, tiene como pretensión fundamental restaurar al sujeto
más que castigarlo, esto da cuenta, que el objetivo general en esta estructura
es priorizar el bienestar colectivo, reconociendo que los sujetos que cometen
acciones consideradas ilegales, tienen la posibilidad de reconsiderar y reevaluar
sus comportamientos para con sus comunidades. En esa dirección, señala
Gladys, una Mayor4 de un resguardo en Corinto Cauca, que para los Nasa, la
justicia que imparten se traduce en “permitirle a los comuneros reencontrase
consigo mismos y con la forma de vida colectiva y ancestral de sus pueblos”.
Así las cosas, la justicia se concibe como el mecanismo por el cual el sujeto se
armoniza con su entorno social y ambiental, desechando la marginalización
como forma de “rehabilitar” o “resocializar” a los individuos pertenecientes a
estas comunidades. Luego, surge el interrogante sobre las formas en que se
imparta justicia.
Las estructuras que imparten justicia en el pueblo nasa están ligadas a la
jerarquía propia de las comunidades, es decir, los resguardos son
administrados por un consejo de mayores, desde el cual se emiten las
orientaciones políticas, económicas y administrativas, este a su vez responde a
las consideraciones que emergen de las Mingas, que son formas de
organización y discusión que se generan en todos los estamentos de las
comunidades Nasa. Puede decirse que la Minga, es una suerte de asamblea
comunitaria en la que se determina la forma más eficiente para la resolución
colectiva a los conflictos y tensiones que se presentan en las comunidades.
Con base en lo enunciado, los sujetos que se encuentran culpables de infringir
las normas comunitarias o que violan los códigos comunales, son trasladados a
un consejo de mayores, en este escenario se evalúan las faltas y se asignan
castigos, muchos de estos castigos se expresan en latigazos 5, en trabajo para
la comunidad (servir en los cultivos comunales) o en la reclusión en centros de
armonización para comuneros. El investigador social Mario Zamudio (2016) da

4
El grado de Mayor en las comunidades nasas, hace referencia a las figuras políticas, espirituales y
administrativas que posee un resguardo.
5
Los Latigazos son golpes dados en la espalda a un infractor por medio de un rejo o tira de cuero de animal

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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
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cuenta de la tipificación de los delitos que ha desarrollado el pueblo Nasa con


intención de juzgar los diferentes actos delictivos:

La justicia indígena se ha ido adaptando al desarrollo violento de este país,


Por eso, hoy tiene tipificados los delitos de cualquier sistema penitenciario
occidental, según los Nasa, hay delitos (ellos dicen faltas) leves, graves y muy
graves; los leves incluye los robos, hurtos y atracos simples; y se castigan con
remedios, baños, rezos y otros rituales ancestrales. Luego están las faltas
grave y muy graves homicidios o narcotráfico (…) estos se castigan en
algunos casos con fuetazos (latigazos) y en otros con tiempo de reclusión, a
veces, con ambos. (Zamudio, 2016)

Es necesario insistir en que los castigos que emergen de los consejos de


mayores, tiene como único propósito, permitir que el comunero reevalúe su
comportamiento y se reivindique consigo mismo, con su comunidad y con el
medio ambiente.
Centro de armonización; las cárceles de los Nasa
La circunscripción especial que cobija a los grupos indígenas en Colombia, ha
posibilitado que estos configuren centros de detención para sus comuneros
(sentencia T- 921 de 2013), estos se estructuran con base en los principios que
cada pueblo determine. En esa medida, el pueblo Nasa del Cauca, ha
desarrollado centros de reclusión para los comuneros que cometen
infracciones, estos escenarios han sido denominados como centros de
armonización. (CorteConstitucional, 2013)
Los centros carcelarios o centros de armonización indígena de los Nasa, no son
lugares con cerraduras y fuertes rejas; son fincas agrícolas al aire libre que se
encuentran en el interior de los resguardos, de la misma forma, no existen
guardas de seguridad armados, simplemente los mayores que orientan los ritos
de purificación, se encargan de tener control de la permanencia de los
condenados en estos lugares.
En dichos espacios, los penados trabajan en los diferentes cultivos (maíz
principalmente) asisten a ritos de purificación y se encuentran en mingas de
reflexión sobre el comportamiento esperado para la vida en comunidad,
Zamudio (2016) reseña un día en el centro de armonización “es viernes, y los
reclusos acaban de llegar de hacer sus labores diarias. Unos fueron a cuidar los
cultivos de maíz (…) y otros se encargaron de alimentar a los cerca de diez
marranos que hay en la finca” (Pág. 15)
Dicho eso, se pone en evidencia, que acompañado de los rituales ancestrales
que buscan limpiar y purificar el espíritu de los penados, el centro de
armonización prepara a los comuneros para la continuación efectiva de su vida
en comunidad, priorizando la restauración individua, sobre el castigo y
marginalización propio de las prisiones de los sistemas penales occidentales.

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Concepción de justicia y castigo; un paralelo entre el sistema penal colombiano y el sistema de
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Sobre este principio de restauración individual, expresa el gobernador del


cabildo de Corinto a Zamudio (2016) que armonizar “es equilibrar al individuo a
través de los sabedores ancestrales y sus rituales. Los centros son lugares de
reflexión, para que los internos recapaciten y se vuelvan a encontrar con ellos
mismos”. (Pág.15)
A forma de síntesis, debe afirmarse que las instituciones carcelarias de los
Nasa distan de ser centros de castigo y profesionalización de los criminales,
muy por el contrario, se inscriben como lugares de reflexión que preparan a los
comuneros infractores para reencontrase con sus comunidades, de la misma
forma que posibilitan la crítica y la trasformación individual.
A forma de conclusión
Sin lugar a dudas, es necesario proponer la imperativa necesidad de
trasformación en la concepción de justicia y castigo que se ejerce desde el
poder judicial en Colombia, es decir, no es posible validar social y políticamente
las instituciones que se utilizan en forma deliberada para mantener estático un
orden social, político y económico altamente inequitativo y parcializado.
En ese sentido, es necesario advertir que las instituciones que imparten justicia
en Colombia, no solamente deben modificar y refrescar las estructuras que las
orientan y determinan ideológica y políticamente, sino que se deben incluir
formas de justicia y penalidad que atienen a las necesidades y demandas
sociales y contextuales, luego, involucrar a todos los sectores de la sociedad en
la configuración del sistema supone un ejercicio importante de democratización
de la justicia.
Finalmente, la revisión de los caracteres de justicia indígena en la comunidad
Nasa, suponen un importante insumo que alimente la reflexión colectiva sobre
el sentido ontológico de las instituciones que imparten y construyen
concepciones de justicia en este país. Así las cosas, es necesario reconocer
todos los principios, formas y proyecciones en las concepciones de justicia que
tienen o desarrollan los sectores que configuran la sociedad colombiana, esto
con intención de consolidar formas de justicia que perfilen a Colombia como un
país justo, equitativo y altamente democrático.

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Bibliografía

CorteConstitucional. (2013). Sentencia C T-921. Bogotá.

Defensoria. (2016). Jurisdicción especial indigena. Bogotá.

ElTiempo. (17 de Agosto de 2017). Politica carcelaria, de mal en peor. El Tiempo.

Georg Rusche, Otto Kirchheimer. (1994). Pena y estrucutra social . Bogotá: Temis .

Mathiesen, T. (2003). Juicio a la prisión, una evaluación crítica. Buenos Aires : Editar soceidad
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Quinayás, L. M.-W. (2015). Derechos Humanos, Justicia y Mujeres Indígenas Nasa. CENCAT.

Semana, R. (2012). Por el rebo de una caja de caldo de gallina, campesiono sera sentenciado a seis
años de prision. Semana .

Zaffaroni, E. (1998). En busca de las penas perdidas . Buenos Aires: Sociedad Anonima Editora .

Zamudio, M. (2016). Centros de armonización: así son las “cárceles” de los indígenas nasa. El
Pacifista.

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