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POLICIAL
PERUANO
2016
CONDICIONES DE VIABILIDAD CONSTITUCIONAL Y CONSECUENCIAS DE LAS
FÓRMULAS SIMPLIFICATORIAS DEL PROCESAMIENTO PENAL Nos permitimos
proponer determinadas condiciones que, consideramos darían viabilidad constitucional a las
fórmulas simplificatorias del procesamiento penal tratadas en el presente trabajo. En primer
término, el acogimiento del imputado a las fórmulas de simplificación procesal, trátese de
procesos especiales simplificados propiamente dichos o de procedimientos de
simplificación aplicables en el decurso del proceso común, debe darse de modo enteramente
voluntario e informado, mediando necesariamente el asentimiento de la defensa, que opera
como mecanismo de seguridad para efectos de garantizar tal voluntariedad informada. En
cuanto a los términos de referencia para el acogimiento, avenimiento o conformidad del
imputado, estos deben ser claros y en su caso marcar el límite máximo de la posibilidad
punitiva; resultando vedadas las emboscadas procesales posibilitadoras de una mayor
punición del acogido. En aquellas fórmulas simplificatorias, que a partir de la conformidad
del imputado posibilitan su condena anticipada, debe ejercitarse un efectivo e ineludible
control judicial de regularidad, que debe incidir necesariamente en: la razonabilidad
(entiéndase probabilidad o sustentabilidad material) de los cargos aceptados, ello a partir de
los elementos aportados a la investigación; la legalidad penal del título de incriminación; y
la voluntariedad informada del acogimiento. Debiendo adicionalmente habilitarse el
ejercicio jurisdiccional de un control pro reo, que excepcionalmente posibilite la absolución
anticipada del acusado, frente a la evidencia de causas eximentes de responsabilidad penal o
de la manifiesta concurrencia de supuestos que funden excepciones típicas. Este ámbito de
control jurisdiccional de regularidad, permitiría garantizar se satisfagan las exigencias
mínimas del debido proceso; sin desnaturalizar el carácter consensuado y la finalidad
simplificatoria de las fórmulas anticipativas de la resolución del proceso penal. Es de
resaltar que el principio de consenso pleno que posibilita la negociación entre fiscal e
imputado, respecto de los términos y condiciones de la punición; así como la asociación de
mecanismos premiales que garanticen de modo Ricardo Alberto Brousset Salas - Fórmulas
consensuadas simplificatorias del procesamiento penal 97 Revista Oficial del Poder
Judicial: Año 3, Nº 5 /2009 efectivo al imputado acogido la obtención de determinados
beneficios que incidan de algún modo en la atenuación de la pena, se constituyen como los
más eficaces elementos de validación constitucional y social de estas instituciones; por lo
que debe propenderse al abandono de aquellas fórmulas que se sustentan únicamente en la
adhesión unilateral del imputado. En Código Penal Militar Policial cuanto respecta a las
consecuencias más saltantes de la adopción de los mecanismos simplificatorios
consensuados del procesamiento penal, tenemos: • Se acuerda al fiscal un poder dispositivo
sobre el contenido esencial del proceso38, facultándolo a efectuar concesiones en aras de
consensuar los términos de la pena con el imputado y su defensa. Al respecto, cabe señalar
que los mecanismos de consenso vienen siendo criticados por un sector de la doctrina, bajo
la sindicación que estos han sido objeto de apropiación oficial, produciendo de este modo la
consolidación de prácticas neo inquisitivas; postura que no compartimos, por considerar que
contrariamente al sustento de tal posición crítica, las fórmulas simplificatorias sustentadas
en el consenso, más allá de la reducción de los plazos del proceso, permite a través de sus
mecanismos inclusivos una efectiva democratización de la decisión penal. • Se otorga al
abogado defensor un rol de garante procesal de la voluntariedad informada del imputado,
para la disposición de sus derechos a la presunción de inocencia, a la no incriminación y a
la contradicción de los cargos. • Se acuerda al juez la función de propiciar (en sede de
audiencia especial) el acuerdo entre el fiscal, el imputado y su defensa; ello en los procesos
de terminación anticipada, así como en la fórmula de conformidad consensuada. • Se limita
la discrecionalidad del juez frente a los acuerdos consensuados, al ámbito de un control de
la regularidad de los mismos, de tal manera que solo tiene la alternativa de aprobar o
desaprobar el acuerdo; y excepcionalmente apartarse del acuerdo para disminuir la pena
acordada o absolver al imputado, bajo reglas predeterminadas. No encontrándose facultado
para exceder los términos punitivos del acuerdo. • Se rompe el paradigma de la
determinación exclusivamente judicial de la pena; pues el quantum de la pena es acordada
entre el fiscal, el 98 Ricardo Alberto Brousset Salas - Fórmulas consensuadas
Indice
simplificatorias del procesamiento penal Revista Oficial del Poder Judicial: Año 3, Nº 5
/2009 imputado y su defensa (entiéndase dentro de un marco de legalidad, proporcionalidad
y razonabilidad), limitándose el juez a efectuar un control externo o periférico respecto de
su regularidad. Por lo que se traslada al fiscal la obligación de sustentar dentro de los
cánones exigidos para su determinación legal, tanto su propuesta inicial de pena, como la
que se determine como consecuencia del acuerdo celebrado con el imputado, ello en
términos de proporcionalidad y razonabilidad; de tal manera que se facilite el control
judicial de la misma. 7. A MODO DE CONCLUSIÓN Más allá de cualquier otra
consideración, debemos aceptar que la búsqueda de fórmulas para la simplificación del
procesamiento penal, surge como la única opción político criminal frente a la imposibilidad
material de tramitar bajo las pautas de un proceso común completo o lineal, la totalidad de
los casos penales que ingresan al sistema de justicia penal; generadora de una insoportable
sobrecarga tanto en el ámbito judicial como penitenciario. El reto que enfrenta dicha
búsqueda es el dotar de legitimidad o viabilidad constitucional a las fórmulas simplificadas
alternativas, lo que implica hacer que su diseño reúna las condiciones mínimas de un debido
proceso, respetando en lo sustancial las garantías fundamentales del procesamiento penal;
en unos casos39, sustituyendo creativamente los mecanismos40 legitimadores del juicio
oral y el rigor de la prueba, por el consenso negociado sometido a control judicial; y en los
otros, optando por llevar al imputado sin que medie acuerdo, a un procesamiento penal
recortado en su etapa investigatoria —destinada funcionalmente al órgano de persecución—
, y obviando la intermedia; mas no el juzgamiento, por tratarse de la etapa definitoria del
proceso, cuyo rigor en torno a la probanza constituye siempre un derecho del imputado41
complementario de la presunción de inocencia. Pero la legitimación de las fórmulas
simplificatorias consensuadas que permiten la condena anticipada del imputado42, además
de lo antes precisado, requiere: a) que, el acogimiento del imputado se produzca de modo
libre, voluntario e informado, mediando necesariamente el acompañamiento (entiéndase
asentimiento o conformidad) de su defensa técnica, que opera como mecanismo de garantía
validante del proceso; b) que, los términos de referencia para el acogimiento y conformidad
del imputado, deben ser claros y marcar el límite máximo de la posibilidad punitiva; puesto
que en caso de posibilitarse que la punición exceda la del término de referencia (propuesta
fiscal o acuerdo), se estaría promoviendo nulificantes emboscadas procesales contra el
acogido; c) que, el control judicial de regularidad debe incidir en los Ricardo Alberto
Brousset Salas - Fórmulas consensuadas simplificatorias del procesamiento penal 99
Revista Oficial del Poder Judicial: Año 3, Nº 5 /2009 ámbitos: de la voluntariedad
informada del acogimiento; de la razonabilidad de los cargos en términos de su
sustentabilidad material —a partir de la evaluación de los elementos aportados por la
investigación—; y de la legalidad del título de incriminación penal y de la pena, quedando
habilitado el ejercicio jurisdiccional de un control pro reo, que excepcionalmente posibilite
la reducción de la pena acordada o la absolución del imputado, solo cuando resulte
manifiesta la concurrencia de causas de atenuación (no previstas al formularse el acuerdo),
de causas de eximencia penal, o de presupuestos que conlleven la extinción de la acción
penal ejercitada o el fenecimiento del proceso. Desde otra perspectiva, podemos anotar que
los mecanismos de simplificación consensuada que posibilitan la definición anticipada del
Código Penal Militar Policial proceso penal, por un lado requieren del juez una actitud
propiciadora de acuerdos negociados; y de otro lado, limitan su discrecionalidad frente a
tales acuerdos, circunscribiéndola al ámbito externo del control de su regularidad, de tal
manera que solo tiene la alternativa de aprobar o desaprobar el acuerdo; y muy
excepcionalmente apartarse del acuerdo para disminuir la pena acordada o absolver al
imputado bajo reglas predeterminadas. Ello implica que se traslade al fiscal la obligación de
fundamentar (dentro de los cánones exigidos para su graduación judicial) la pena que se
arribe como consecuencia del acuerdo con el imputado, requiriéndose que en primer
término se determine la pena concreta, para luego precisarse las atenuantes específicas y
beneficios procesales que determinan su reducción hasta llegar al quantum de la pena
acordada, de tal manera que se posibilite el adecuado control judicial de su regularidad. En
cuanto a su impacto social, más allá de la reducción de los tiempos del proceso y la
racionalización de la carga procesal, las fórmulas de definición anticipada del proceso
penal, permiten a través de sus mecanismos inclusivos: por un lado, mejores condiciones
para la resocialización del sentenciado, pues su participación en la construcción
consensuada de su condena, partiendo de su reconocimiento voluntario de culpabilidad, es
favorable para la generación de una predisposición psicológica a su reinserción social43; y
de otro lado, una mejor respuesta del sistema de justicia penal en el control de la
criminalidad, en la medida que eleva los niveles de eficiencia al posibilitar resolver con
prontitud un mayor número de casos de mínima y mediana complejidad; y aplicar mayores
recursos al procesamiento lineal de las causas complejas, lo que en ambos casos abona en la
reducción de los niveles de impunidad generada dentro del sistema. LEGITIMACIÓN DE
LAS FÓRMULAS CONSENSUADAS SIMPLIFICATORIAS DEL PROCESAMIENTO
PENAL• Ricardo Alberto Brousset Salas* Resumen Ante la imposibilidad material de que
todas las causas que ingresan al sistema penal puedan ser objeto de procesos comunes
lineales, cobran vital importancia dentro del desarrollo penal propiamente dicho, las
fórmulas de simplificación que a partir del consenso posibilitan una definición anticipada
del proceso. El Código Procesal Penal del Perú ha desarrollado dos fórmulas: La conclusión
anticipada del juicio, y el denominado proceso de terminación anticipada, ambos de
aplicación general sin límites en la punición requerida por el fiscal. Estas son desarrolladas
por el autor, proponiendo determinadas condiciones que les darían viabilidad constitucional.
Palabras clave: Conclusión anticipada del juicio - Proceso de terminación anticipada.
Abstract In view of the material impossibility that all actions received by the criminal
justice system be subject to linear common proceedings, the simplification methods become
of vital importance within criminal development itself, which facilitate the anticipated
conclusion of the proceeding upon agreement. The Peruvian Code of Criminal Procedures
has developed two methods: An anticipated conclusion of a lawsuit and the so-called plea
bargaining or anticipated conclusion proceeding, both of general application and with no
limitations as to the punishments to be imposed by prosecution. These are developed by the
author, proposing certain conditions that would make them feasible. Key words:
Anticipated conclusion of a lawsuit – Plea bargaining or anticipated conclusion proceeding.
Sumario 1. Introducción. 2. Consideraciones relativas al modelo de la reforma procesal
penal y sus limitaciones de aforo. 3. Apreciaciones conceptuales con relación a las fórmulas
consensuadas de simplificación procesal en materia penal. 4. Del proceso de terminación
anticipada. 5. La conformidad o conclusión anticipada del juzgamiento. 5.1. Ámbito del
control judicial respecto a la regularidad de la conformidad. 5.2. La “conformidad” del
Código Procesal Penal de 2004. 6. Las consecuencias de las fórmulas consensuadas de
simplificación procesal. 7. A modo de conclusión. * Juez Superior Titular de la Corte
Superior de Lima – Poder Judicial de Perú. Profesor de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. • El presente trabajo está estructurado sobre la base del artículo “La búsqueda
de fórmulas para la simplificación del procesamiento penal: un análisis replanteado” que
trabajáramos en coautoría con mi hijo Ricardo A. Brousset Mendoza, por lo que en algunos
de sus pasajes se reproduce textualmente su contenido. Hecha esta precisión me considero
liberado de efectuar en tales casos citas a pie de página. 78 Ricardo Alberto Brousset Salas -
Fórmulas consensuadas simplificatorias del procesamiento penal Revista Oficial del Poder
Judicial: Año 3, Nº 5 /2009 1. INTRODUCCIÓN La legitimación de los mecanismos
procesales simplificatorios, a través de los cuales se busca revertir, dentro del contexto de
una reforma procesal profunda, las disfunciones de nuestro sistema de justicia penal; a
nuestro criterio exige necesariamente ser abordada desde la perspectiva situacional o de
contexto socio político, jurídico validante o de viabilidad constitucional; y de impacto
político criminal, pues ello nos va a posibilitar una aproximación a las causas, condiciones y
consecuencias esperadas de su implementación en nuestro procesamiento penal. En tal
entendimiento, a modo de introducción debemos precisar que una resumida apreciación
contextuada de nuestro procesamiento penal en los últimos cincuenta años, nos revela como
constantes: por un lado, una marcada tendencia al endurecimiento de nuestro sistema penal,
expresada en el ámbito penal sustantivo, por la sobrecriminalización coyuntural de
determinadas Código Penal Militar Policial conductas delictivas —unas percibidas como
Indice
Código Penal Militar Policial además de las antes señaladas, son de precisar: a) que tiene
como presupuesto de base la confesión del procesado admitiendo los cargos penales que le
son formulados en la acusación; b) que se trata de un mecanismo simplificatorio de
aplicación general, esto es, puede aplicarse en todos los procesos penales, cualquiera sea el
delito o los extremos de la penalidad; a diferencia de los modelos de conformidad español,
chileno y ecuatoriano, que establecen límites a su aplicación en atención a la penalidad de
los delitos materia de procesamiento19; y c) que a diferencia del proceso de terminación
anticipada, en el caso de procesos con pluralidad de imputados, se admite el acogimiento de
parte de los encausados, sin que se requiera el asentimiento de los demás coprocesados
(conformidad parcial). En función de lo señalado líneas arriba, aparece claro que la
conformidad es un instituto procesal que si bien resulta consecuencia de la confesión, no
puede confundirse con esta. En la confesión el imputado acepta los cargos fácticos. En la
conformidad, luego de confesar el imputado debe además aceptar la calificación jurídico
penal de los hechos, (pudiendo en cuanto a los extremos Ricardo Alberto Brousset Salas -
Fórmulas consensuadas simplificatorias del procesamiento penal 89 Revista Oficial del
Poder Judicial: Año 3, Nº 5 /2009 de la pena producirse acuerdo entre fiscal e imputado,
según la adopción de este instituto por nuestros reformadores del Código Procesal Penal).
Cabe señalar que mientras la confesión del imputado constituye un medio de prueba
especial; la conformidad supone la exclusión de toda posibilidad probatoria futura a partir
de la aceptación de cargos, lo cual no enerva la necesidad actual de controlar por lo menos
la razonabilidad (en términos de sustentabilidad probatoria) de los cargos aceptados,
entiéndase a partir de prueba preconstituida o de las actuaciones investigatorias20; pues
debe colegirse de la jurisprudencia vinculante citada que constituye un presupuesto para la
procedencia de la conclusión anticipada del juzgamiento que en la etapa procesal de
investigación se hubiere incorporado elementos que doten de razonabilidad a los cargos y
por ende de sustentabilidad a la adhesión del encausado; situación que en la lógica del
Código Procesal Penal de 2004, se sobreentiende verificada en razón que en el modelo
procesal de la reforma se exige el control liminar de la sustentabilidad de los cargos
contenidos en la acusación durante la etapa intermedia del proceso21 (artículo 352º, inciso 4
del Código Procesal Penal), pero que en atención a la imposibilidad de dicho control liminar
en la legislación procesal penal vigente22 se hace necesario que al igual de lo que ocurre en
el proceso de terminación anticipada23 el juez tenga que avocarse al control de tal
razonabilidad; siendo de precisar que el control judicial de dicha razonabilidad, no puede
confundirse con el control de suficiencia de las pruebas de cargo o con la homologación
probatoria de los cargos, las que no se corresponden con el especial carácter de esta
institución. Ello en razón que la aceptación del acusado no puede suplir la ausencia de cargo
probable, en cualquiera de los ámbitos que se requieren para establecer condena, pues el
imputado al manifestar su conformidad dispone de su derecho a la presunción de inocencia
y a la defensa, renunciando concreta y únicamente a ejercer controversia probatoria, esto es,
a presentar obstáculos a futuro a la pretensión punitiva ejercitada en su contra. Quede en
claro que dentro del marco de garantías propio de un Estado democrático de derecho, no es
posible pretender que el avenimiento dispositivo del acusado a la conformidad o a cualquier
otra fórmula simplificatoria que permita sentencia anticipada, habilite su condena con
prescindencia o abstracción de la prueba24, sin que se verifique la existencia de recaudos
investigatorios que aunados a la confesión del imputado acogido, permitan una estimación
judicial de razonabilidad de los cargos y por ende de su condena penal; pues esta
estimación, dada la naturaleza consensual de las fórmulas de simplificación procesal que
conducen a la posibilidad de condenas anticipadas, sustituye la convicción judicial
sustentada en prueba 90 Ricardo Alberto Brousset Salas - Fórmulas consensuadas
simplificatorias del procesamiento penal Revista Oficial del Poder Judicial: Año 3, Nº 5
/2009 como mecanismo mínimo para garantizar que la expedición de condena se condiga
con una razonable impartición de justicia penal; debiendo considerarse que la inobservancia
de tal mecanismo mínimo de control y garantía por parte del juez, acarrearía de nulidad la
sentencia anticipada por grave infracción al debido proceso. 5.1. Ámbito del control judicial
respecto a la regularidad de la conformidad En atención a la naturaleza procesal de la
conformidad (entiéndase conclusión anticipada del debate de juzgamiento en el modelo
nacional), consideramos que el control jurisdiccional de su acogimiento y aplicación en
cada caso concreto, necesariamente debe incidir en tres aspectos: a) la razonabilidad de los
cargos formulados por el Ministerio Público, el que según lo explicado precedentemente
carece de rigor probatorio en sentido estricto, limitándose a un juicio destinado a verificar
solo la probabilidad de los cargos; lo que posibilita que el mismo órgano jurisdiccional,
prosiga de modo libre e imparcial el juzgamiento de los no conformados, en aquellos
procesos con pluralidad de imputados en los que se produjera el acogimiento de parte de
ellos; b) la legalidad penal no solo en términos de la correcta adecuación típica de los
hechos atribuidos, sino también de igualdad y proporcionalidad, por lo que el control puede
extenderse, de ser el caso, a la verificación de la existencia en Código Penal Militar Policial
el caso concreto de circunstancias que pudieran determinar la exención o la atenuación de la
responsabilidad penal; y c) de la voluntariedad de la conformidad del imputado para lo que
se debe evaluar si el sometimiento del acogido fue voluntario, libre, informado y con el
asesoramiento de su abogado defensor y que no hubiere producido mediando error, presión,
desconocimiento de sus alcances jurídico procesales, o contando con un patrocinio
inexistente o fraudulento. Es menester precisar que, al igual que en la sentencia de
terminación anticipada, el control de regularidad del juez respecto del acuerdo, bajo ningún
punto de vista podría dar lugar a una sentencia que exceda los términos del acuerdo en
contra del acusado, pudiendo sí variar tales términos en su favor, de mediar causa legal que
lo amerite, por encontrarse facultado a efectuar un control directo pro reo, conforme lo
precisado líneas arriba. Siendo que, en aquellos casos en que el acuerdo resulte
manifiestamente carente de razonabilidad o que inmotivadamente arribe a una pena fuera de
los extremos de la conminación legal, el control judicial solo podría dar lugar a la
insubsistencia del trámite simplificado y la desaprobación del acuerdo, debiendo continuar
el desarrollo de la audiencia, bajo su tramitación regular. Ricardo Alberto Brousset Salas -
Fórmulas consensuadas simplificatorias del procesamiento penal 91 Revista Oficial del
Poder Judicial: Año 3, Nº 5 /2009 5.2. La “conformidad” del Código Procesal Penal de
2004 La fórmula de “conformidad” adoptada en el Código Procesal Penal25 bajo la
denominación de “conclusión del juicio” (entiéndase anticipada), se afilia parcialmente a las
fuentes italiana y colombiana; pues manteniendo en lo sustancial la fórmula de fuente
española adoptada por la Ley N° 28122, posibilita además una fórmula de conformidad
consensuada, basada en el consenso o acuerdo, entre el acusado y el fiscal respecto de la
pena a imponerse. 5.3. Apreciaciones críticas en torno a la incorporación de la
“conformidad” y su tratamiento jurisprudencial La incorporación de la conformidad a
nuestro acervo procesal penal, bajo la denominación de “conclusión anticipada del juicio”,
primero mediante una fórmula única, conservadora, sustentada en un consenso unilateral
expresado en la adhesión del imputado a los cargos propuestos por la parte acusadora (Ley
N° 28122); y luego proponiendo además una fórmula sustentada en un consenso real, que
permite una negociación entre el fiscal, el imputado y su defensor a efectos de acordar la
pena (Código Procesal Penal de 2004); así como el tratamiento jurisprudencial dado a dicha
institución; en el contexto de nuestra especial coyuntura de transición y reforma en materia
procesal penal; nos motiva una serie de reflexiones, especialmente vinculadas al primer
modelo de conformidad adoptado. a) En tiempos de reforma, se torna indispensable, por
razones de coherencia político criminal, que las modificaciones legislativas a implementarse
de inmediato, tiendan a adelantar la vigencia de determinadas instituciones o prácticas del
nuevo modelo, y en caso de no ser esto posible, se oriente a facilitar el tránsito hacia el
nuevo modelo; y que la jurisprudencia así como los acuerdos plenarios de nuestra Corte
Suprema de Justicia —en especial los de carácter vinculante— marquen una progresión
ideológica hacia el nuevo modelo, de tal manera que se facilite su implementación y
consolidación, dejando de lado criterios y prácticas incompatibles o contrarias con su lógica
fundamental. b) La conformidad de la Ley N° 2812226, conforme lo precisado líneas arriba,
condiciona la conclusión anticipada del juzgamiento a la confesión del imputado —en
términos de aceptación de los cargos contenidos en la acusación—, la que da lugar a su
acogimiento voluntario para tal fin el que se perfecciona con la opinión favorable del
Indice
ABREVIATURAS
- Ley carr y sit del personal PNP Ley de la carrera y situación del personal de la Policía
Nacional del Perú
- Ley de la PNP Ley de la Policía Nacional del Perú
- LOF FMP: Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar
Policial
- LOF del Ministerio de Defensa Ley de Organización y Funciones del Ministerio de
Defensa
- Ley Sit Mil Oficiales FFAA Ley de Situación Militar de los Oficiales de las Fuerzas
Armadas
- Ley del CCFFAA Ley del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas
- Ley del Sist Defensa Juríd del Estado Ley del Sistema de Defensa Jurídica del Estado
- Ley Gral Sist Financiero Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de
Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros
- Ley Régimen Discipl de la PNP Ley del Régimen Disciplinario de la Policía Nacional
del Perú
- Ley Régimen Discipl de las FFAA Ley del Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas
- LOMP Ley Orgánica del Ministerio Público
- LO Sist Nac de Control Ley Orgánica del Sistema Nacional de Control y de la
Contralorìa General de la República
- LOPJ: Ley Orgánica del Poder Judicial
- P.V. Precedente Vinculante
- R.N. Recurso de Nulidad
- Rgmto del C. de Ejecución Penal Reglamento del Código de Ejecución Penal
- Reglas de Empleo y Uso de la Fuerza FFAA Reglas de empleo y uso de la fuerza por parte de las
Fuerzas Armadas en el territorio nacional
- STC Sentencia del Tribunal Constitucional
- STS Sentencia del Tribunal Supremo
LEY Nº 29548
(03 de julio de 2010)
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
POR CUANTO:
El Congreso de la República
Ha dado la ley siguiente:
POR TANTO:
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
POR CUANTO:
El Congreso de la República, mediante el inciso a) del Artículo Único de la Ley Nº 29548, ha
delegado en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar, por un plazo de sesenta (60) días, entre
otras materias, la dación de un nuevo Código de Justicia Militar Policial, dentro de los
parámetros constitucionales vigentes.
De conformidad con lo establecido en el artículo 104 de la Constitución Política del Perú;
Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros;
Con cargo a dar cuenta al Congreso de la República;
Ha dado el Decreto Legislativo siguiente:
Código Penal Militar Policial
POR TANTO:
Mando se publique y cumpla, dando cuenta al Congreso de la República.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los treintiún días del mes de agosto del año dos mil
diez.
ALAN GARCÍA PÉREZ
Presidente Constitucional de la República
Jurisprudencia:
1.”66. El artículo 173 de la Constitución establece que en caso de delito de función, los miembros de las Fuerzas Armadas y de la
Policía Nacional están sometidos al fuero respectivo y al Código de Justicia Militar. Las disposiciones de este no son aplicables a
los civiles, salvo en el caso de los delitos de traición a la patria y de terrorismo que la ley determina. La casación a que se refiere
el artículo 141 sólo es aplicable cuando se imponga la pena de muerte.
68. Corresponde descartar asimismo criterios como los de ocasionalidad, causalidad o lugar de comisión del hecho para
determinar la competencia del fuero castrense. Efectivamente, para que se configure el delito de función no basta con que el
ilícito se presente cuando el agente realiza un acto de servicio, que el resultado se produzca como consecuencia del mismo o
que el hecho se produzca en la zona de conflicto.
70. Al respecto la Corte IDH tiene decidido que [...] si bien en diversas legislaciones se prevé la competencia de la jurisdicción
militar sobre delitos que tengan origen en el fuero ordinario cuando son cometidos por militares en activo, es necesario que se
establezca la relación directa y próxima con la función militar o con la afectación de bienes jurídicos propios del orden militar"
(Caso Radilla Pacheco contra México, Fundamento 284).
71. Resultará indispensable, en este contexto, analizar la finalidad de las FFAA y la PNP. En el artículo 165 de la Constitución se
sostiene que las primeras "Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de
la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137 de la Constitución". Respecto de la Policía
Nacional del Perú el artículo 166 agrega que ésta "[...] tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden
interno".
72. En buena cuenta, los institutos armados persiguen garantizar la defensa nacional entendida como salvaguarda de la
estructura política y social de la comunidad que se expresa en el Estado constitucional y democrático de Derecho.
73. Naturalmente que la intervención del fuero militar será extraordinaria y limitada al juzgamiento de los delitos de función. Al
respecto la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró que en un Estado democrático de derecho, la jurisdicción penal
militar ha de tener un alcance restrictivo y excepcional y estar encaminada a la protección de intereses jurídicos especiales,
vinculados a las funciones propias de las fuerzas militares. Por ello, el Tribunal ha señalado anteriormente que en el fuero militar
sólo se debe juzgar a militares activos por la comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra bienes
jurídicos propios del orden militar" (Caso Radilla contra México, Fundamento 272).” (STC N° 0022-2011-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. “Sexto.- …: a) que el delito de función es una noción subjetivo-objetivo, en tanto no protege un interés militar o policial del
Estado como tal, sino ligado necesariamente a un sujeto activo cualificado determinado; b) que se trata de un delito de infracción
del deber, en tanto que en este ilícito, por exigencia constitucional, el autor sólo puede ser quien lesiona un deber especial cuyo
origen se encuentra fuera del Derecho penal -concretamente en el Derecho administrativo- y que se muestra a través del tipo
penal, vale decir, solo puede ser cometido por quien ostenta una posición de deber determinada, derivada del ámbito
estrictamente militar o policial, radicada en las finalidades, organización y/o funciones de la institución militar o policial; c) que es
un delito especial propio, en tanto el elemento especial de la autoría: condición de militar o policía que vulnera bienes jurídicos
institucionales, opera fundamentando la pena; d) que si el criterio material es el idóneo para construir los delitos de función, cuya
sede normativa es el Código de Justicia Militar, entonces, cuando el deber sea vulnerable por cualquier ciudadano ajeno a las
Fuerzas Armadas o a la Policía Nacional no se tratará de un delito de función, en tanto que el deber es propio, inherente y
exclusivo de ambas instituciones …” (J V Competencia N° 000018-2004 Ucayali).
2. “2. Si bien el robo, ocurrido en la base militar en la que el favorecido del presente hábeas corpus prestaba servicio, no
constituye delito de función, pues a él no se le imputan tales actos, sino como consta de los actuados del proceso que se le sigue
en el fuero militar, obrante a fojas 68 de autos, sí lo sería “(...) el no haber realizado el relevo físico con el armamento que se
encontraba en la prevención al finalizar su servicio de guardia y no adoptar las medidas de seguridad pertinentes (...) haciendo
caso omiso a las disposiciones y procedimientos operativos respectivos, en los que se señala que el Comandante de Guardia
será el responsable de exigir que su adjunto registre el ingreso y salida del personal militar, debiendo verificar las maleteras de
los autos a fin de evitar sustracción de material, dándole también la responsabilidad de la custodia y estado del armamento
asignado a la prevención, así como prevenir el ingreso de personal que no cuente con la autorización respectiva”.
3. En tal sentido, el Tribunal Constitucional considera que al beneficiario del hábeas corpus no se le imputa la comisión del delito
de robo (para cuyo caso, al no constituir delito de función, sería competente únicamente el fuero común). Por el contrario, lo que
se le imputa es la comisión de un delito de función, consistente en la infracción de una obligación funcional relativa al deber de
custodia del armamento militar. Tal infracción de deber no constituye un atentado contra el patrimonio o la integridad personal,
bienes cuya protección penal queda sustraída de la competencia del fuero privativo militar, sino que se trata de infracciones a un
deber de naturaleza militar, destinado a proteger la posesión de armamento encargado a las Fuerzas Armadas a fin de cumplir su
misión, constitucionalmente encomendada, de garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República, de
conformidad con el artículo 165° de la Constitución. (STC Nº 3546-2004-PHC/TC).
3. ” 110. En este sentido, para que se respete el derecho al juez natural, el Tribunal ha señalado que no basta con que la ley
establezca previamente cuál será el tribunal que atenderá una causa y que le otorgue competencia a éste. Dicha ley, al otorgar
competencias en el fuero militar y al determinar las normas penales militares aplicables en dicho fuero, debe establecer
claramente y sin ambigüedad: a) quiénes son militares, únicos sujetos activos de los delitos militares; b) cuáles son las conductas
delictivas típicas en el especial ámbito militar; c) la conducta ilícita a través de la descripción de la lesión o puesta en peligro de
bienes jurídicos militares gravemente atacados, que justifique el ejercicio del poder punitivo militar, y d) la correspondiente
sanción, teniendo en cuenta el principio de proporcionalidad. Las autoridades que ejercen la jurisdicción penal militar, al aplicar
las normas penales militares e imputar a un militar de un delito, también deben regirse por el principio de legalidad y, entre otras,
constatar la existencia de todos los elementos constitutivos del tipo penal militar, así como la existencia o inexistencia de
causales de exclusión del delito.
111. El Tribunal ha señalado que la aplicación de la justicia militar debe estar estrictamente reservada a militares en servicio
activo. Por tal motivo, la Corte ha sido constante al declarar que civiles y “militar[es] en retiro[…] no p[ueden] ser juzgado[s] por
los tribunales militares”.” (Corte IDH caso Usón Ramírez contra Venezuela sentencia de 20 Nov 09).
4. ”283. … al analizar los diversos argumentos vertidos por el Estado al explicar el ejercicio de la jurisdicción militar en el presente
caso, llama la atención del Tribunal la aplicación del artículo 57, fracción II, inciso a), del Código de Justicia Militar [de México] en
la decisión del Primer Tribunal Colegiado (supra párr. 261). Dicha disposición se refiere a la extensión de la jurisdicción militar
sobre delitos del fuero ordinario cuando sean “[c]ometidos por militares en los momentos de estar en servicio o con motivo de
actos del mismo” (supra nota 272).
284. Al respecto, el Tribunal resalta que si bien en diversas legislaciones se prevé la competencia de la jurisdicción militar sobre
delitos que tengan origen en el fuero ordinario cuando son cometidos por militares en activo, es necesario que se establezca
claramente la relación directa y próxima con la función militar o con la afectación de bienes jurídicos propios del orden militar.”
(Corte IDH caso Radilla Pacheco contra México sentencia de 23 Nov 09 )
5. ”77. La calificación o no de un delito como de función dependerá de que en cada caso se verifique la concurrencia de sus 3
elementos: (i) elemento subjetivo; (ii) elemento funcional; y (iii) elemento objetivo.
B.2.b.1 Elemento subjetivo
78. El elemento subjetivo está referido a la determinación del grupo de sujetos a quienes se le puede válidamente imputar la
comisión de un delito de función a título de autores o partícipes. De acuerdo a la Constitución, están sujetos al fuero castrense
los miembros de las FFAA y de la PNP. ….
B.2.b.2 Elemento funcional
81. La conducta típica debe originarse en un acto del servicio o con ocasión de él, infracción que debe revestir cierta gravedad y
justificar el empleo de una conminación y una sanción penal. Los tribunales militares solo están habilitados, ergo, para juzgar de
los asuntos constitutivos de infracciones cometidas por el sujeto activo en ejercicio de sus funciones. Se requerirá que la función
o servicio en el cumplimiento del cual se cometió el delito sea en sí misma una actuación legítima enmarcada en las funciones
encargadas por la Constitución o las leyes a las FFAA o a la PNP
82. Asimismo, es preciso que exista una relación normativa entre la actividad del policía o militar -función encomendada- y la
comisión del delito. Con esto se quiere decir que el delito de función debe ser entendido como el quebrantamiento de un deber
institucional que forma parte del rol jurídico que corresponde desarrollar a militares y policías en la sociedad. Así, para que un
delito sea de competencia penal militar policial debe existir un vínculo claro de origen entre él y la actividad del servicio; esto es,
el hecho punible debe surgir como un abuso de poder -o una extralimitación- ocurrido en el marco de una actividad ligada
directamente a una función propia del cuerpo armado.
85. En la legislación interna, se considera que la función militar policial, abarca aquel "conjunto de tareas que se realizan en
tiempo de paz, o durante el régimen de excepción o conflicto armado, en cumplimiento de la Constitución Política del Perú, las
leyes y los reglamentos correspondientes", precisándose además que "el ejercicio regular de la función militar o policial, durante
operaciones o acciones militares o policiales, no genera responsabilidad penal, sin perjuicio de las investigaciones institucionales
a que haya lugar". Esto quiere decir que dentro de dicho concepto debe incluirse [...] el ejercicio regular en aquellas tareas,
actividades, acciones u operaciones que les corresponde realizar a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional en acto, consecuencia o con ocasión del servicio, en razón a las finalidades que la Constitución y la ley dispone para
estas instituciones.
B.2.b.3 Elemento objetivo
86. Este último elemento descansa en el bien jurídico tutelado por cada uno de los tipos penales de delito de función.
Bien jurídico castrense
87. El Tribunal Constitucional considera que, desde una perspectiva político-criminal compatible con la Constitución, deben
entenderse como bienes jurídico- penales a todas las circunstancias y finalidades que son necesarias para el libre desarrollo del
individuo, la realización de sus derechos fundamentales y el funcionamiento de un sistema estatal edificado sobre esa finalidad.
Razón por la cual la tutela especializada de bienes jurídicos propios de las FFAA y la PNP no puede ser contraria a tal premisa
básica, esto es, la protección, a través del derecho penal común, de las circunstancias y finalidades indispensables para el
desarrollo de la persona humana en la sociedad.
88. En coherencia con los elementales principios de lesividad y última ratio, consustanciales al derecho penal del Estado
constitucional y democrático de Derecho, por tanto, aplicables también al derecho penal militar policial, el delito de función debe
implicar la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico institucional y exigir un vínculo directo con las funciones constitucionales
asignadas a la fuerza pública. Debe ser, entonces, un ilícito cuya magnitud suponga un grave atentado contra un bien jurídico
propio, particular y relevante para la existencia, organización, operatividad y cumplimiento de los fines de las instituciones
castrenses.
89. La centralidad del bien jurídico, en el concepto del delito de función, se sustenta en que aquel es el criterio de legitimación
material sobre el cual se autorizan las competencias especializadas de los tribunales castrenses. Así, los parámetros indicados
en las STC 00454-2006-HC/TC, 00002-2008-AI/TC y 00001-2009- AI/TC delimitaron los alcances del delito de función y
afirmaron que, enunciativamente, este tipo de delitos se refiere a atentados contra bienes jurídicos que afecten o pongan en
riesgo:
a. La existencia de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional;
b. la organización de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional;
c. la operatividad de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional;
d. las funciones de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional;
e. la actuación de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional;
f. la seguridad del estado; y
g. la disciplina de las Fuerzas Armadas o Policía Nacional.
92. Otros principios esenciales para la actuación de los efectivos militares y policiales, cuya vulneración puede fundamentar la
tipificación de un delito de función, están válidamente reconocidos por el Código Penal Militar Policial. Tal estatuto corresponde a
la subordinación; entendida, esta última, como el ejercicio de autoridad del superior sobre el inferior en grado, en el marco de la
estructura orgánica de las FFAA y la PNP, a partir de la cual se configura el respeto, obediencia, acatamiento y colaboración
relativo a cada grado militar o policial. Asimismo, está el mando, entendido como el privilegio y la obligación de dar órdenes,
ligado al ejercicio de la autoridad sobre los subordinados.
93. El Decreto Legislativo Nº 1094 ha reconocido también a la defensa nacional como un principio esencial militar….
97. En consecuencia, en lo que aquí importa, para la interpretación del los tipos de delitos de función se deberá tener en cuenta
la vinculación de la conducta prohibida con los principios castrenses de disciplina, subordinación, mando, obediencia, defensa y
seguridad, incorporados en el Título Preliminar del Decreto Legislativo Nº 1094. Se requiere, en general, que la conducta
prohibida en el tipo de delito de función suponga preponderantemente una afectación a la función asignada a las FFAA y a la
PNP.
98. Son dos los grupos en los que se dividen los ilícitos que válidamente configuran delitos de función. El primero es el de los
delitos de función stricto sensu, que protege exclusivamente bienes jurídicos del ámbito militar o policial. El segundo agrupa a los
delitos de función lato sensu, referido a tipos pluriofensivos -supuestos delictivos que implican la lesión simultanea de más de un
bien jurídico- que atentan contra bienes jurídico-penales castrenses y comunes.
99. Frente al segundo grupo de ilícitos, una correcta técnica de tipificación por parte del legislador determina un tipo de delito de
función siempre y cuando el bien jurídico afectado sea uno castrense. Entonces, no todo delito a causa de su de naturaleza
pluriofensiva debe ser excluido de la condición de delito de función. No obstante, resultará ilegítima la sanción a través del delito
de función de conductas cuyo injusto reside en la lesión o puesta en peligro de bienes jurídico-penales comunes. Ello supone,
además, no favorecer casos de non bis in ídem.” (STC N° 0022-2011-PI/TC).
6. ”1. El recurso de amparo se dirige contra la Sentencia de la Sala de Conflictos de Jurisdicción del Tribunal Supremo de 29 de
septiembre 2003 recaída en el conflicto de jurisdicción 3/2003 instado por el Juzgado de Instrucción núm. 8 de Albacete contra el
Juzgado Togado Militar Central núm. 2. En la mentada resolución la Sala Especial de Conflictos de Jurisdicción establece que la
jurisdicción militar es la competente para conocer de los hechos enjuiciados, que podrían tener encaje en dos delitos de carácter
militar (abuso de autoridad con resultado de muerte y maltrato de obra a superior con resultado de lesiones graves, previstos en
los arts. 104 y 99.2 CPM y … otros dos de indudable carácter común (homicidio y tenencia ilícita de armas, arts. 138 y 564.1.1º
CP ….
Tal decisión del Tribunal Supremo parte de la naturaleza indudablemente militar de los dos primeros ilícitos apuntados (que
poseen un carácter pluriofensivo, que se evidencia al recordar que fueron cometidos por un militar, en un recinto militar, contra
otros militares que mantenían relaciones jerárquicas con el recurrente, con un arma militar y con una finalidad de venganza por
Título Preliminar
decisiones adoptadas en el seno de la Comandancia de Albacete). La Sala estima que el enjuiciamiento debe alcanzar a los
delitos comunes, por la evidente conexidad material y temporal que, a su juicio, existe entre unos y otros.
…
La Sentencia de la Sala de Conflictos de Jurisdicción del Tribunal Supremo de 29 de septiembre 2003, … contiene una
argumentación que cumple sobradamente con nuestras exigencias en la materia. La Sala parte de la existencia de cuatro
eventuales actos delictivos, explica por qué considera que dos de ellos tienen carácter militar (atendiendo a las personas en ellos
implicados como autores y víctimas, al lugar dónde los hechos tuvieron lugar, al origen militar del arma empleada para su
eventual comisión, y al móvil que puede encontrarse detrás de la comisión de tales hechos delictivos), recuerda que la legislación
procesal militar consiente en que, excepcionalmente, la Jurisdicción Militar pueda conocer de hechos delictivos comunes
conexos, y determina por qué los que aquí concurren lo son (conexidad material y temporal).” (España Auto TS 440/2006 de 11
Dic 2006)
Correlación:
Constitución: Artículos 1, 51, 55, 138, Cuarta Disposición Final y Transitoria.
C. Penal: Artículos 2.5, 10.
C. Procesal Penal: Artículos 17, 94.4, 508 y ss.
C. Procesal Constitucional: Artículos V, VI.
LOF FMP: Artículo II.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Passim.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículos 1, 2.
Estatuto de Roma: Artículo 21.
Jurisprudencia:
1. “2. Este Tribunal tiene dicho que el control judicial de constitucionalidad de las leyes es una competencia reconocida a todos
los órganos jurisdiccionales para declarar la inaplicabilidad constitucional de la ley, con efectos particulares, en todos aquellos
casos en los que la ley aplicable para resolver una controversia resulta manifiestamente incompatible con la Constitución (control
difuso).
Como tal, se trata de un poder-deber del juez, consustancial a la Constitución del Estado Constitucional, la cual, por lo demás,
tiene como características la de ser una auténtica norma jurídica, constituir la Ley Fundamental de la Sociedad y del Estado,
constituyendo así un derecho directamente aplicable. Y es que como sostuviera el Chief Justice Jhon Marshall al redactar la
opinión de la Corte Suprema en el Leanding Case Marbury v. Madison, resuelto en 1803,
El poder de interpretar la ley (...), necesariamente implica el poder de determinar si una ley es conforme con la
Constitución. En cualquier causa que involucre dos leyes en conflicto, el juez debe decidir cuál es la que debe regir. Así,
si una ley está en oposición con la Constitución, si la ley y la Constitución son ambas aplicables a un caso particular, de
manera que la Corte deba decidir esa causa conforme a la ley, sin atender a la Constitución, o conforme a la
Constitución, sin atender a la ley; la Corte debe determinar cuál de estas normas en conflicto rige en el caso. Esto es de
la misma esencia de los deberes judiciales.
4. Por tanto, la necesidad de interpretar la ley con arreglo a la Constitución no sólo se presenta como una exigencia lógica y
consustancial al carácter normativo de la Ley Fundamental, que de esta manera exige que el derecho infraordenado se aplique
siempre en armonía con ella, sino también, en lo que ahora importa, como un límite al ejercicio del control judicial de
constitucionalidad de las leyes, que demanda de los jueces de toda sede y grado, procurar hasta donde sea razonablemente
permisible, una interpretación de la ley que armonice con la Norma Suprema del Estado.
Un límite, por cierto, al que se suman otros de no menor importancia.
5. A) Por un lado, el control de constitucionalidad se realiza en el seno de un caso judicial, …
6. B) En segundo lugar, el control de constitucionalidad sólo podrá practicarse siempre que la ley de cuya validez se duda sea
relevante para resolver la controversia sometida al juez. …
7. C) En tercer lugar, y directamente relacionado con el requisito anterior, es preciso que quien plantee al juez la realización del
control judicial de constitucionalidad de la ley acredite que su aplicación le ha causado o pueda causarle un agravio directo, pues,
de otro modo, el juez estaría resolviendo un caso abstracto, hipótetico o ficticio. …
8. D) Finalmente, el ejercicio del control judicial de constitucionalidad de las leyes tampoco puede realizarse respecto de leyes o
normas con rango de ley cuya validez haya sido confirmada por este Tribunal en el seno de un control abstracto de
constitucionalidad….” (STC N° 1680-2005-PA/TC).
2. “ 9. Los tratados internacionales sobre derechos humanos no sólo forman parte positiva del ordenamiento jurídico nacional
(artículo 55º de la Constitución), sino que la Cuarta Disposición Final y Transitoria (CDFT) de la Constitución –en cuanto dispone
que los derechos fundamentales reconocidos por ella se interpretan de conformidad con los tratados y acuerdos internacionales
sobre derechos humanos ratificados por el Perú– exige a los poderes públicos nacionales que, a partir del ejercicio hermenéutico,
incorporen en el contenido protegido de los derechos constitucionales los ámbitos normativos de los derechos humanos
reconocidos en los referidos tratados. Se trata de un reconocimiento implícito de la identidad nuclear sustancial compartida por el
constitucionalismo y el sistema internacional de protección de los derechos humanos: la convicción jurídica del valor de la
dignidad de la persona humana, a cuya protección y servicio se reconduce, en última y definitiva instancia, el ejercicio de todo
poder.”
“12. La vinculatoriedad de las sentencias de la CIDH no se agota en su parte resolutiva (la cual, ciertamente, alcanza sólo al
Estado que es parte en el proceso), sino que se extiende a su fundamentación o ratio decidendi, con el agregado de que, por
imperio de la CDFT de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del CPConst, en dicho ámbito la sentencia resulta
vinculante para todo poder público nacional, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no haya sido parte en el
proceso. En efecto, la capacidad interpretativa y aplicativa de la Convención que tiene la CIDH, reconocida en el artículo 62.3 de
dicho tratado, aunada al mandato de la CDFT de la Constitución, hace que la interpretación de las disposiciones de la
Convención que se realiza en todo proceso, sea vinculante para todos los poderes públicos internos, incluyendo, desde luego, a
este Tribunal.
13. La cualidad constitucional de esta vinculación derivada directamente de la CDFT de la Constitución, tiene una doble vertiente
en cada caso concreto: a) reparadora, pues interpretado el derecho fundamental vulnerado a la luz de las decisiones de la Corte,
queda optimizada la posibilidad de dispensársele una adecuada y eficaz protección; y, b) preventiva, pues mediante su
observancia se evitaan las nefastas consecuencias institucionales que acarrean las sentencias condenatorias de la CIDH, de las
que, lamentablemente, nuestro Estado conoce en demasía. Es deber de este Tribunal y, en general, de todo poder público, evitar
que este negativo fenómeno se reitere.
14. En suma, por imperio del canon constitucional que es deber de este Colegiado proteger, se deriva un deber adicional para
todos los poderes públicos; a saber, la obligatoria observancia tanto de los tratados sobre derechos humanos ratificados por el
Perú, como de la interpretación de ellos realizada en todo proceso por los tribunales internacionales constituidos según tratados
de los que el Perú es parte.” (STC N° 02730-2006-AA).
Jurisprudencia:
1. “2. … El poder punitivo del Estado tiene límites impuestos por la Constitución. No puede ser arbitrario ni excesivo. Debe ser
congruente con los principios constitucionales y razonablemente proporcionado no sólo al hecho delictivo, sino también al bien
jurídico protegido. Por eso, no sólo el delito debe estar claramente tipificado en la ley, de manera detallada y explícita, sino
además, el bien jurídico protegido debe ser delimitado claramente, a fin de impedir que ciertos actos sean calificados o tipificados
equívocamente por el juzgador, con las consecuencias de un proceso indebido y una pena injusta.” (STC N° 005-2001-AI/TC).
2. “2. El principio de legalidad penal ha sido consagrado en el artículo 2º, inciso 24, literal "d", de la Constitución Política del
Perú, según el cual "Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley”.
En la STC 0010-2002-AI/TC, este Tribunal sostuvo que el principio de legalidad exige que por ley se establezcan los delitos y que
las conductas prohibidas estén claramente delimitadas previamente por la ley. Como tal, garantiza la prohibición de la aplicación
retroactiva de la ley penal (lex praevia), la prohibición de la aplicación de otro derecho que no sea el escrito (lex scripta), la
prohibición de la analogía (lex stricta) y de cláusulas legales indeterminadas (lex certa)
3. Este Tribunal considera que el principio de legalidad penal se configura como un principio, pero también como un derecho
subjetivo constitucional de todos los ciudadanos. Como principio constitucional, informa y limita los márgenes de actuación de los
que dispone el Poder Legislativo al momento de determinar cuáles son las conductas prohibidas, así como sus respectivas
sanciones. En tanto que en su dimensión de derecho subjetivo constitucional, garantiza a toda persona sometida a un proceso o
procedimiento sancionatorio que lo prohibido se encuentre previsto en una norma previa, estricta y escrita, y también que la
sanción se encuentre contemplada previamente en una norma jurídica.
4. Por tanto, resulta claro que la dimensión subjetiva del derecho a la legalidad penal no puede estar al margen del ámbito de
los derechos protegidos por la justicia constitucional frente a supuestos como la creación judicial de delitos o faltas y sus
correspondientes supuestos de agravación o, incluso, la aplicación de determinados tipos penales a supuestos no contemplados
en ellos. El derecho a la legalidad penal vincula también a los jueces penales, y su eventual violación posibilita su reparación
mediante este tipo de procesos de tutela de las libertades fundamentales.” (STC Nª 2289-2005-PHC/TC).
3. “Cuarto: Que el tipo previsto en el … Código Penal …, establece como únicas sanciones la pena privativa de libertad de cinco
a diez años y la pena de multa, de sesenta a ciento veinte días; sin embargo, infringiendo el principio de legalidad contenido en
el artículo segundo del Titulo Preliminar del Código Sustantivo, el Colegiado impuso contra la acusada la pena de inhabilitación,
que no se encuentra establecida en el citado dispositivo legal, resultando imperioso decretar la nulidad de este extremo de la
parte resolutiva de la sentencia; precisándose que tal determinación no incide sobre la decisión adoptada en ella, porque la
nulidad se circunscribe al aspecto cuestionado, conforme la reiterada Jurisprudencia que este Supremo Tribunal ha establecido;
del mismo modo, se ha impuesto una pena de multa por encima del máximo legal que es de ciento veinte días multa, siendo
imperioso corregirlo, …” (R.N. N° 0014-2004 Huánuco)
No es permitida la analogía para calificar el hecho como delito de función militar o policial, ni
para definir un estado de peligrosidad o determinar la pena o medida de seguridad por aplicarse.
Correlación:
Constitución: Artículo 139 inc. 9
C. Penal: Artículos III.
Jurisprudencia:
1. ”69. … las denominadas “cláusulas de interpretación o de extensión analógica”, .. son aquellas que dejan abierta la posibilidad
de que el juzgador complete el tipo aplicando un razonamiento analógico.
70. Un primer aspecto a dilucidar es la adecuación al principio lex certa de las “cláusulas de extensión analógica”. Para ello
debe distinguirse dos supuestos diferentes: i) los casos de integración normativa, en los que, frente a un vacío normativo, el
juzgador, utilizando la analogía con otras normas similares, crea una norma jurídica; y, ii) aquellos casos de interpretación
jurídica en los que existe una norma, cuyo sentido literal posible regula el caso concreto, y el juzgador se limita a delimitar su
alcance a través de un razonamiento analógico.
“71. La analogía como integración normativa está proscrita en el Derecho Penal por mandato constitucional (artículo 139.°,
inciso 9), Constitución). En cambio, sí se reconoce la legitimidad del razonamiento analógico en la interpretación (En este
sentido, Hurtado Pozo: A propósito de la interpretación de la ley penal. En Derecho N.º 46, PUCP, 1992, p. 89).
Las cláusulas de interpretación analógica no vulneran el principio de lex certa cuando el legislador establece supuestos
ejemplificativos que puedan servir de parámetros a los que el intérprete debe referir otros supuestos análogos, pero no expresos.
…” (STC Nª 010-2002-AI/TC)
Jurisprudencia:
1. ”35. El Derecho Penal es la rama del ordenamiento jurídico que regula el ius puniendi, monopolio del Estado, y que, por tal
razón, por antonomasia, es capaz de limitar o restringir, en mayor o menor medida, el derecho fundamental a la libertad personal.
De ahí que, desde una perspectiva constitucional, el establecimiento de una conducta como antijurídica, es decir, aquella cuya
comisión pueda dar lugar a una privación o restricción de la libertad personal, sólo será constitucionalmente válida si tiene como
propósito la protección de bienes jurídicos constitucionalmente relevantes (principio de lesividad). Como resulta evidente, sólo la
defensa de un valor o un interés constitucionalmente relevante podría justificar la restricción en el ejercicio de un derecho
fundamental.” (STC Nº 0019-2005-PI/TC).
3. “Los delitos de peligro —especie de tipo legal según las características externas de la acción- pueden definirse como aquellos
en los que no se requiere que la conducta del agente haya ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el
objeto jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que se quiere evitar [el peligro es un concepto de
naturaleza normativa en cuanto a que su objeto de referencia es un bien jurídico, aunque su fundamento, además de normativo,
también se basa en una regla de experiencia o de frecuente que es, a su vez, sintetizada en un tipo legal], sea cuando se
requiere realmente la posibilidad de la lesión —peligro concreto- o cuando según la experiencia general representa en sí misma
un peligro para el objeto protegido —peligro abstracto- (BACIGALUPO ZAPATER, ENRIQUE: Derecho Penal — Parte General,
ARA Editores, Lima, 2004, página 223). Los primeros son, siempre, delitos de resultado, y los otros son delitos de mera
actividad.” (Acuerdo Plenario N° 06-2006-CJ/116)
Jurisprudencia:
1. “ 84. Esta conformidad debe analizarse exclusivamente en relación con los derechos procesales del señor Raymond Genie
Peñalba que es el afectado en este asunto, pero no respecto de los acusados en el proceso correspondiente, lo que no está bajo
consideración de esta Corte ya que la circunstancia de que se trate de una jurisdicción militar no significa per se que se violen los
derechos humanos que la Convención garantiza a la parte acusadora.” (Corte IDH Caso Genie Lacayo contra Nicaragua
Sentencia de 29 Ene 97).
2. ”103. El derecho al juez natural está reconocido en el artículo 139°, inciso 3), de la Constitución, según el cual “Ninguna
persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley (...)”. La disposición exige que la competencia del juez
llamado a conocer el proceso penal deba ser determinado a partir de reglas preestablecidas en base a distintas consideraciones
(materia, territorio, grado, etc.), de forma que quede garantizada su independencia (principio que, a su vez, es recogido en el
inciso 2) del mismo artículo 139°) e imparcialidad en la resolución de la causa.
Constituye, a la vez de un derecho subjetivo, parte del “modelo constitucional del proceso” recogido en la Carta Fundamental,
cuyas garantías mínimas siempre deben ser respetadas para que el proceso pueda tener calidad de debido. En ese sentido,
considera el Tribunal Constitucional que toda norma constitucional en la que pueda reconocerse algún grado de implicancia en el
quehacer general del proceso debe ser interpretada de manera que, aquellas mínimas garantías, recogidas fundamentalmente
en el artículo 139° de la Constitución, sean, siempre y en todos los casos, de la mejor forma optimizadas, aun cuando dichas
normas establezcan algún criterio de excepción.” (STC Nª 010-2002-AI/TC)
3, “c) El propósito de un sistema separado de los tribunales militares es permitir a las Fuerzas Armadas tratar los asuntos que
incumben directamente a la disciplina, la eficiencia y la moral de los militares. La seguridad y el bienestar de los ciudadanos
depende en buena medida de la voluntad y disposición de una fuerza de hombres y mujeres para defenderse contra las
amenazas a la seguridad de la nación. Para mantener las Fuerzas Armadas en un estado de preparación, el ejército debe estar
en condiciones de hacer cumplir la disciplina de manera interna eficaz y eficiente. Las infracciones a la disciplina militar debe ser
tratado con rapidez y, con frecuencia es castigado más severamente de lo que sería el caso si un civil participa en dicha
conducta.
Sin un régimen disciplinario estricto las fuerzas armadas no podrían cumplir la función para la que fueron creadas. Con toda
probabilidad, los que se unen a las fuerzas armadas, lo hacen en tiempo de guerra por motivos de patriotismo y en tiempo de paz
frente a la eventualidad de una guerra. Para funcionar eficientemente como una fuerza, sus miembros deben inmediata
obediencia a todas las órdenes legítimas de los superiores, igualmente preocuparse en apoyar y actuar concertadamente con sus
compañeros y también respetar y sentir orgullo por las tradiciones del servicio. Todos los miembros cumplen un riguroso
entrenamiento para adaptarse a sí mismos física y mentalmente para el cumplimiento de la función que han elegido siendo de
suma importancia una rígida adherencia a la disciplina.
Muchos hechos previstos en la legislación común adquieren una connotación mucho más grave como delito de función y como
tal el castigo es más severo. Los ejemplos son múltiples, como el robo a un camarada. En el servicio es más reprobable ya que
resta valor a lo esencial, el espíritu de cuerpo, el respeto mutuo y la confianza en los compañeros y las exigencias del estilo de
vida en el cuartel. Igualmente dar un golpe a otro es considerado un crimen y castigado como tal, la insubordinación de un
soldado a un oficial superior es mucho más grave por el menoscabo de la disciplina y en algunas circunstancias puede equivaler
a un motín. Lo contrario, es decir, cuando un oficial no respeta a un soldado también es un delito serio de servicio. En la vida civil
negarse a trabajar acatando una huelga es un derecho del ciudadano, pero para un soldado hacerlo es un motín, un delito muy
grave, en algunos casos punibles con la muerte. Del mismo modo, el civil puede dejar su empleo en cualquier momento y la
única responsabilidad en que puede incurrir es por incumplimiento de contrato, pero para un soldado de hacerlo es el delito grave
de ausencia sin permiso y si él no tiene la intención de volver la ofensa es la deserción.
En una organización militar, como las fuerzas armadas canadienses, no puede haber una justicia militar totalmente
independiente; la razón es que el militar siempre está involucrado en la administración de disciplina en todos los niveles. Una de
los principales fundamentos del actual sistema de justicia militar se basa en el empleo de oficiales militares entrenados, que son
también oficiales jurídicos, para desempeñar funciones judiciales en los consejos de guerra. Si esta conexión fuera suprimida, (y
la verdadera independencia sólo podría lograrse por esa ruptura), la ventaja de la independencia del juez que con ello se podría
conseguir, no compensaría el inconveniente de perder un juez que posee conocimientos y experiencia militar que hoy le ayuda a
cumplir con sus responsabilidades de manera efectiva. Ni las Fuerzas ni el acusado se beneficiarían de tal separación. …
(Canadá S.C.R. 259 [1992] Michel Généreux v la Reyna )
Artículo IX.- Función de la pena y de las medidas de seguridad
1. La pena tiene función sancionadora y preventiva.
Título Preliminar
Jurisprudencia:
1. “El principio de proporcionalidad es un principio general del derecho expresamente positivizado, cuya satisfacción ha de
analizarse en cualquier ámbito del derecho. En efecto, en nuestro ordenamiento jurídico, éste se halla constitucionalizado en el
último párrafo del artículo 200 de la Constitución. En su condición de principio, su ámbito de proyección no se circunscribe sólo
al análisis del acto restrictivo de un derecho bajo un estado de excepción, pues como lo dispone dicha disposición constitucional,
ella sirve para analizar cualquier acto restrictivo de un atributo subjetivo de la persona, independientemente de que aquel se haya
declarado o no. Y las penas, desde luego, constituyen actos que limitan y restringen esos derechos de la persona.
196. Sin embargo, el principio de proporcionalidad tiene una especial connotación en el ámbito de la determinación de las
penas, ya que opera de muy distintos modos, ya sea que se trate de la determinación legal, la determinación judicial o, en su
caso, la determinación administrativa-penitenciaria de la pena. …
197. En la medida que el principio de proporcionalidad se deriva de la cláusula del Estado de Derecho, él no sólo comporta una
garantía de seguridad jurídica, sino también concretas exigencias de justicia material. Es decir, impone al legislador el que, al
momento de establecer las penas, ellas obedezcan a una justa y adecuada proporción entre el delito cometido y la pena que se
vaya a imponer. Este principio, en el plano legislativo, se encuentra en el artículo VII del título preliminar del Código Penal, que
señala que “la pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho (...)”.(STC Nª 010-2002-AI/TC).
2. ”5. En su relación con las penas, el principio de proporcionalidad usualmente ha sido enfocado como una “prohibición de
exceso” dirigida a los poderes públicos. De hecho, esta es la manifestación que se encuentra recogida en el artículo VIII del
Título Preliminar del Código Penal, en la parte en la que dispone que “[l]a pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el
hecho”. No obstante, si se reconoce que, en razón del principio de lesividad, el derecho penal tipifica atentados contra bienes de
relevancia constitucional y, singularmente, contra derechos fundamentales, procurando su protección (STC 0019-2005-PI/TC,
fundamento 35); el principio de proporcionalidad de las penas,prima facie, también implica una “prohibición por defecto”, es decir,
la prohibición –cuando menos como una regla general no exenta de excepciones– de que la pena sobredisminuya la
responsabilidad por el hecho (cfr. Clérico, Laura, “La prohibición por acción insuficiente por omisión o defecto y el mandato de
proporcionalidad”, en Jan-R.Sieckman (editor), La teoría principialista de los derechos fundamentales. Estudios sobre la teoría de
los derechos fundamentales de Robert Alexy, Marcial Pons, Madrid / Barcelona / Buenos Aires, 2011, p. 169 y ss.).
6. Por ello, el Tribunal Constitucional ha determinado “que ninguna de las finalidades preventivas de la pena podría justificar que
exceda la medida de la culpabilidad en el agente, la cual es determinada por el juez penal a la luz de la personalidad del autor y
del mayor o menor daño causado con su acción a los bienes de relevancia constitucional protegidos. Pero a su vez, ninguna
medida legislativa podría, en un afán por favorecer ‘a toda costa’ la libertad personal, anular el factor preventivo como finalidad de
la pena a imponerse. En tales circunstancias, lejos de ponderar debidamente los distintos bienes protegidos por el orden
constitucional, se estaría quebrando el equilibrio social que toda comunidad reclama como proyección de la Constitución
material” (STC 0019-2005-PI/TC, fundamento 41).” (STC 01010-2012-PHC/TC)
Jurisprudencia:
1. ”53. El principio de la culpabilidad es uno de los pilares sobre los que descansa el Derecho Penal. Concretamente, constituye
la justificación de la imposición de penas dentro del modelo represión que da sentido a nuestra legislación en materia penal y,
consecuentemente, a la política de persecución criminal, en el marco del Estado constitucional. El principio de culpabilidad brinda
la justificación de la imposición de penas cuando la realización de delitos sea reprobable a quien los cometió.
La reprobabilidad del delito es un requisito para poder atribuir a alguien la responsabilidad penal de las consecuencias que el
delito o la conducta dañosa ha generado.
54. El principio de culpabilidad se materializa cuando concurren una serie de elementos:
“[e]n términos generales puede decirse (...) que de acuerdo con el principio de culpabilidad se requiere que la aplicación de una
pena esté condicionada por la existencia de dolo o culpa, de conciencia de la antijuridicidad o de la punibilidad, de capacidad de
comportarse de acuerdo con las exigencias del Derecho (imputabilidad), de una situación normal para la motivación del autor
(exigibilidad). Asimismo, en el momento de la individualización de la pena, el principio de culpabilidad exige que la sanción sea
proporcionada al hecho cometido” (Bacigalupo, Enrique. “Justicia Penal y Derechos Fundamentales”, Marcial Pons, Madrid,
2002).” (STC Nº 003-2005-PI/TC).
2. “Segundo.- … que, toda pena presupone necesariamente la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos y la responsabilidad
penal del procesado; por otro lado, nuestro ordenamiento constitucional en concordancia con los principales instrumentos del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos (Declaración Universal de Derechos Humanos, Convención Americana sobre
Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) recoge en el literal "e" del inciso vigésimo cuarto del
artículo segundo de la Constitución Política del Estado en vigor, el derecho fundamental de "Toda persona a ser considerada
inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad"; por lo que, para enervar dicha garantía constitucional
debe constatarse en el caso concreto, la validez de los medios de prueba en cuanto a su obtención valoración y actuación de
cara al proceso y que la prueba acopiada sea suficiente no sólo en cantidad sino en calidad, que permita al Juzgador sustentar
racionalmente y objetivamente la culpabilidad del procesado” (R N N° 00495-2003-Lambayeque );
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 148.
3. “R29. Ahora bien, el derecho a la defensa debe necesariamente poder ejercerse desde que se señala a una persona como
posible autor o partícipe de un hecho punible y sólo culmina cuando finaliza el proceso, incluyendo, en su caso, la etapa de
ejecución de la pena. Sostener lo opuesto implicaría supeditar las garantías convencionales que protegen el derecho a la
defensa, entre ellas el artículo 8.2.b, a que el investigado encuentre en determinada fase procesal, dejando abierta la posibilidad
de que con anterioridad se afecte un ámbito de sus derechos a través de actos de autoridad que desconoce o a los que no puede
controlar u oponerse con eficacia, lo cual es evidentemente contrario a la Convención. En efecto, impedir que la persona ejerza
su derecho de defensa desde que se inicia la investigación en su contra y la autoridad dispone o ejecuta actos que implican
afectación de derechos es potenciar los poderes investigativos del Estado en desmedro de derechos fundamentales de la
persona investigada. El derecho a la defensa obliga al Estado a tratar al individuo en todo momento como un verdadero sujeto
del proceso, en el más amplio sentido de este concepto, y no simplemente como objeto del mismo.
62. Si el derecho a la defensa surge desde el momento en que se ordena investigar a una persona (supra párr. 29), el
investigado debe tener acceso a la defensa técnica desde ese mismo momento, sobre todo en la diligencia en la que se recibe su
declaración. Impedir a éste contar con la asistencia de su abogado defensor es limitar severamente el derecho a la defensa, lo
que ocasiona desequilibrio procesal y deja al individuo sin tutela frente al ejercicio del poder punitivo.” (Corte IDH caso Barreto
Leiva contra Venezuela sentencia de 17 Nov 09).
4. “Tercero: Que si bien es cierto el imputado tenía la condición de reo ausente, ello en modo alguno puede limitar su derecho a
la prueba pertinente, en tanto se trata de un elemento de carácter instrumental que integra el contenido esencial del derecho de
defensa reconocido en el inciso catorce del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política, sin que desde el principio de
proporcionalidad pueda justificarse impedir toda solicitud de prueba por la mera condición de reo ausente, pues se introduce un
factor disciplinario ajeno por completo a la función y razón de ser de la actividad probatoria, sólo limitable por razones de estricta
pertinencia y legalidad [vinculada a la regla de pertinencia, en tanto que lo ilegal es en sí mismo impertinente], así como por
motivos de conducencia y utilidad [que responden a la regla de necesidad de la prueba], y de oportunidad procesal;” (R.N. N°
1768-2006 Loreto)
Jurisprudencia:
Título Preliminar
1. “269. El alcance y el contenido del derecho de recurrir del fallo han sido precisados en numerosos casos resueltos por esta
Corte. En general, ha determinado que es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en
aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica.
Toda persona sometida a una investigación y proceso penal debe ser protegida en las distintas etapas del proceso, que abarca la
investigación, acusación, juzgamiento y condena.
270. En particular, considerando que la Convención Americana debe ser interpretada teniendo en cuenta su objeto y fin, que es
la eficaz protección de los derechos humanos, la Corte ha determinado que debe ser un recurso ordinario, accesible y eficaz, que
permita un examen o revisión integral del fallo recurrido, esté al alcance de toda persona condenada y respete las garantías
procesales mínimas:
a) Recurso ordinario: el derecho de interponer un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia adquiera
la calidad de cosa juzgada, pues busca proteger el derecho de defensa evitando que quede firme una decisión adoptada en un
procedimiento viciado y que contenga errores que ocasionarán un perjuicio indebido a los intereses de una persona.
b) Recurso accesible: su presentación no debe requerir mayores complejidades que tornen ilusorio este derecho. Las
formalidades requeridas para su admisión deben ser mínimas y no deben constituir un obstáculo para que el recurso cumpla con
su fin de examinar y resolver los agravios sustentados por el recurrente.
c) Recurso eficaz: no basta con la existencia formal del recurso, sino que éste debe permitir que se obtengan resultados o
respuestas al fin para el cual fue concebido. Independientemente del régimen o sistema recursivo que adopten los Estados
Partes y de la denominación que den al medio de impugnación de la sentencia condenatoria, debe constituir un medio adecuado
para procurar la corrección de una condena errónea. Este requisito está íntimamente vinculado con el siguiente:
d) Recurso que permita un examen o revisión integral del fallo recurrido: debe asegurar la posibilidad de un examen integral de la
decisión recurrida. Por lo tanto, debe permitir que se analicen las cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas en que se basa la
sentencia impugnada, puesto que en la actividad jurisdiccional existe una interdependencia entre las determinaciones fácticas y
la aplicación del derecho, de forma tal que una errónea determinación de los hechos implica una errada o indebida aplicación del
derecho. Consecuentemente, las causales de procedencia del recurso deben posibilitar un control amplio de los aspectos
impugnados de la sentencia condenatoria. De tal modo se podrá obtener la doble conformidad judicial, pues la revisión íntegra
del fallo condenatorio permite confirmar el fundamento y otorga mayor credibilidad al acto jurisdiccional del Estado, al paso que
brinda mayor seguridad y tutela a los derechos del condenado.
e) Recurso al alcance de toda persona condenada: el derecho a recurrir del fallo no podría ser efectivo si no se garantiza
respecto de todo aquél que es condenado, ya que la condena es la manifestación del ejercicio del poder punitivo del Estado.
Debe ser garantizado inclusive frente a quien es condenado mediante una sentencia que revoca una decisión absolutoria.
f) Recurso que respete las garantías procesales mínimas: los regímenes recursivos deben respetar las garantías procesales
mínimas que, con arreglo al artículo 8 de la Convención, resulten pertinentes y necesarias para resolver los agravios planteados
por el recurrente, sin que ello implique la necesidad de realizar un nuevo juicio oral.” (Corte IDH caso Norìn Catrimán y otros
contra Chile sentencia de 29 May14).
Jurisprudencia:
1. “el principio de ‘ne bis in idem' contempla el contenido material y procesal y debe contener como presupuesto un mismo
hecho, siempre que se trate del mismo sujeto y fundamento; que, además, se admite la acumulación de sanciones provenientes
de diferentes órdenes cuando ellas obedecen a diferente fundamento, es decir, si son bienes jurídicos distintos, si el interés
jurídicamente protegido por la infracción administrativa sea distinto al de la infracción Penal, que, en este supuesto, la
responsabilidad penal es independiente de la responsabilidad administrativa en que incurrió el funcionario por haber cometido
graves irregularidades en el desempeño de sus funciones, la existencia de un proceso penal no enerva la potestad de la
Administración para procesar y sancionar administrativamente al servidor o funcionario que ha incurrido en falta disciplinaria
porque ambos ordenamientos jurídicos cumplen distintos fines o sirven a la satisfacción de intereses o bienes jurídicos diferentes
-posibilidad que admite el artículo doscientos cuarenta y tres de la Ley 27444 -; el procedimiento administrativo tiene por objeto
investigar y, de ser el caso, sancionar una conducta funcional, mientras que el proceso penal conlleva una sanción punitiva que
puede incluso derivar en la privación de la libertad, siempre que se determine la responsabilidad penal” (Acuerdo Plenario N° 1-
2007/ESV-22, R.N. 2090-2005).
2. “En este sentido, en el caso del actor no se evidencia la vulneración al principio ne bis in ídem toda vez que la medida
disciplinaria –que alude en los Hechos de la demanda– tiene por objeto sancionar su presunta conducta funcional indebida; por el
contrario, el proceso penal está orientado a determinar su supuesta responsabilidad penal en los hechos realizados. Por lo tanto,
no se configura el presupuesto de la identidad de fundamento que configure la afectación del señalado principio en tanto el inicio
del proceso penal … tiene por propósito determinar un distinto tipo de responsabilidad, contexto por el cual la demanda debe ser
desestimada en este extremo.” (STC N° 01415-2010-PHC/TC)
3. ”13. … el ne bis in idem es un derecho que tiene un doble contenido. Por un lado ostenta un carácter procesal y por otro un
carácter material. Entender a este principio desde su vertiente procesal implica “…respetar de modo irrestricto el derecho de una
persona de no ser enjuiciado dos veces por el mismo hecho…” o no “…ser juzgado dos veces por los mismos hechos, es decir
que un mismo supuesto fáctico no puede ser objeto de dos procesos penales distintos o si se quiere que se inicien dos procesos
penales con el mismo objeto…” (STC 2050-2002-AA/TC). Mientras que desde su vertiente material “…expresa la imposibilidad de
que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto por la misma infracción, puesto que tal proceder constituiría un exceso del
poder sancionador…” (STC 2050-2002-AA/TC).
…
15. Pero la sola existencia de dos procesos o dos condenas impuestas, o si se quiere dos investigaciones fiscales no pueden ser
los únicos fundamentos para activar la garantía del ne bis in idem, pues se hace necesario previamente la verificación de la
existencia de una resolución que tenga la calidad de cosa juzgada o cosa decidida. Una vez verificado este requisito previo será
pertinente analizar strictu sensu los componentes del ne bis in idem, esto es: a) Identidad de la persona física o identidad de
sujeto; b) Identidad del objeto o identidad objetiva; y, c) Identidad de la causa de persecución o identidad de fundamento.” (STC
N° 1887-2010-HC/TC)
4. ”14. Debe precisarse que, el Tribunal Constitucional en casos precedentes al de autos y mediante el proceso constitucional de
hábeas corpus, sobre la vulneración al principio Ne bis in ídem, ha configurado los contornos de esta garantía fundamental,
estableciendo básicamente:
a) La dimensión material y procesal del Ne bis in ídem. La primera, según, el cual «nadie puede ser castigado dos veces por un
mismo hecho», expresa la imposibilidad de que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto por una misma infracción, puesto
que tal proceder constituiría un exceso del poder sancionador. En su vertiente procesal, tal principio significa que «nadie pueda
ser juzgado dos veces por los mismos hechos», es decir, que un mismo hecho no pueda ser objeto de dos procesos distintos o,
si se quiere, que se inicien dos procesos con el mismo objeto contrario a las garantías propias del Estado de Derecho (Cf. Exp.
N° 2050-2002-HC/TC. FJ. 19. Caso: Carlos Israel Ramos Colque).
b) Que el principio de Ne bis in ídem, opera respecto a resoluciones que han adquirido la calidad de cosa juzgada. Se yergue
como garantía de todo justiciable, a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas
mediante medios impugnatorios, ya sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarlas; y, a
que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición, no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por
actos de otros poderes públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que
se dictó (Cf. Exp. N° 4587-2004-HC/TC. FJ 38. Caso: Santiago Martín Rivas).
c) El principio Ne bis in ídem no se circunscribe a las sentencias definitivas, sino que comprende a todos los autos que ponen fin
al proceso penal -al referirse, por ejemplo, a las resoluciones que importen el sobreseimiento definitivo de una causa- (Cf. Exp.
N° 8123-2005-HC/TC. FJ. 19. Caso: Nelson Jacob Gurman).
d) Verificar la existencia de una vulneración al principio de Ne bis in ídem, supone constatar la conjunción de tres identidades
distintas: identidad de la persona perseguida (eadem persona), identidad del objeto de persecución (eadem res) e identidad de la
causa de persecución (eadem causa petendi).” (STC N° 2725-2008-PHC/TC).
5. “3. … este Tribunal Constitucional ha desarrollado el concepto de ne bis in ídem, precisando que en aquellos casos en los que
el primer proceso seguido contra el procesado fue declarado nulo, no existiría tal vulneración del derecho. En efecto, dado que la
exigencia primaria y básica de la dimensión procesal del ne bis in idem es impedir que el Estado arbitrariamente persiga
criminalmente a una persona por más de una vez, este Tribunal considera que tal arbitrariedad no se genera en aquellos casos
en lo que la instauración y realización de un proceso penal se efectúa como consecuencia de haberse declarado la nulidad del
primer proceso, tras constatarse que este último se realizó por una autoridad jurisdiccional que carecía de
competencia ratione materiae para juzgar un delito determinado.” (STC N 5660-2009-PHC-TC)
6. “154. En lo que toca al principio ne bis in idem, aún cuando es un derecho humano reconocido en el artículo 8.4 de la
Convención Americana, no es un derecho absoluto y, por tanto, no resulta aplicable cuando: i) la actuación del tribunal que
conoció el caso y decidió sobreseer o absolver al responsable de una violación a los derechos humanos o al derecho
internacional obedeció al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad penal; ii) el procedimiento no fue instruido
independiente o imparcialmente de conformidad con las debidas garantías procesales, o iii) no hubo la intención real de someter
al responsable a la acción de la justicia. Una sentencia pronunciada en las circunstancias indicadas produce una cosa juzgada
“aparente” o “fraudulenta”. Por otro lado, esta Corte considera que si aparecen nuevos hechos o pruebas que puedan permitir la
determinación de los responsables de violaciones a los derechos humanos, y más aún, de los responsables de crímenes de lesa
humanidad, pueden ser reabiertas las investigaciones, incluso si existe un sentencia absolutoria en calidad de cosa juzgada,
puesto que las exigencias de la justicia, los derechos de las víctimas y la letra y espíritu de la Convención Americana desplaza la
protección del ne bis in idem.” (Corte IDH caso Almonacid Arellano contra Chile sentencia de 26 Set 06)
directa que encarna el superior inmediato, se halla sometido, al mismo tiempo, a todos los
grados superiores y ejerce, a su vez, autoridad sobre los inferiores en grado.
El medio por el cual se ejercita la autoridad del superior sobre el inferior en grado es la
subordinación y ella consiste en el respeto y acatamiento a cada grado militar o policial. La
subordinación entraña respeto, obediencia y colaboración. El superior se presenta ante sus
subordinados con el grado y la autoridad legítimos que la Nación le ha otorgado por sus
aptitudes y merecimientos. La jerarquía y la subordinación son principios absolutamente
impersonales, pues tanto el oficial como el subalterno forman parte de una organización
militar o policial, cuyo fin es el cumplimiento de sus deberes militares o policiales.
c. Principio de mando y obediencia: El mando es el privilegio y la obligación de dar
órdenes. Todo superior debe mantener, por todos los medios posibles, su autoridad sobre
sus subordinados. Cualquiera que sea su grado o la dificultad que se le presente se halla
absolutamente obligado a exigir la obediencia y el respeto que le son debidos, la estricta
ejecución de sus órdenes y el cumplimiento de las leyes, reglamentos y consignas que
importan el servicio.
d. Principio de defensa y seguridad de la República: Las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional tienen como función primordial la defensa y la seguridad de la República,
conforme a los artículos 165 y 166 de la Constitución Política, para cuyo cumplimiento es
imprescindible la preservación de la existencia, organización y operatividad de las fuerzas
del orden, dado que la defensa nacional es integral y permanente, tal como lo establece el
artículo 163 de la Carta Fundamental.
Por ello, el delito de función previene y sanciona todo acto de los efectivos militares o
policiales que atente contra el cumplimiento de las funciones, la existencia, organización y
operatividad de las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional.
e. Principio de subordinación al poder constitucional: Las Fuerzas Armadas y Policía
Nacional no son deliberantes y están subordinadas al poder constitucional; por esta razón,
en los efectivos militares y policiales recae el deber de defender la estabilidad de la
organización política y viabilizar el normal desarrollo de la vida y acción del Estado, en
concordancia con los artículos 165, 166, 169 y 171 de la Constitución Política. En
consecuencia, el delito de función previene y sanciona todo acto de un militar o policía que
atente contra el orden constitucional.
Correlación:
Constitución: Artículo 163 y ss.
Ley Régimen Discipl de las FFAA: Artículos 2, 3, 7, 8.
Ley Régimen Discipl de la PNP: Artículo 7.
Correlación:
Constitución: Artículos 139 inc. 8
C. Procesal Penal: Artículos 17, 21, 22, 23.
LOF FMP: Artículo 30
C. Penal: Artículos X, 101, 422.
C. Civil: Artículos IX, X.
CPC: Primera Disposición Final.
LOMP: Artículo 4.
PRIMERO
PARTE GENERAL
TITULO I
DE LA LEY PENAL MILITAR POLICIAL
Capítulo I
Aplicación espacial
Jurisprudencia:
1. “28. El Estado peruano ha reconocido, dentro del desarrollo normativo de su texto político fundamental, el principio de
soberanía señalando que: “La soberanía emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y responsabilidades
que la Constitución y las leyes establecen…”. De este postulado constitucional se deriva que las potestades ejercidas por los
poderes públicos de nuestro Estado se sujetan a lo establecido por la propia Constitución y, en general, por el ordenamiento
jurídico nacional. De ahí que la soberanía deba ser entendida como la potestad político-jurídica que permite decidir libremente
sobre los asuntos internos y externos de un Estado.
29. Una de las manifestaciones de la soberanía, es aquella que se denomina soberanía político – territorial, que consiste en el
ejercicio del poder pleno, exclusivo y excluyente del que dispone un Estado sobre el territorio, pueblo y bienes materiales e
inmateriales que se encuentran dentro de sus fronteras; derivándose de ello que, por sobre el orden jurídico nacional, no puede
existir ni reconocerse voluntad ajena ni superior al Estado mismo, que interfiera en su propia organización política ni jurídica.
Consecuentemente, el Estado se encuentra en la obligación de cumplir con el deber de “… defender la soberanía nacional,
garantizando la plena vigencia de los derechos humanos…” (STC 00001-2009-PI/TC, fundamento jurídico 134).
39. … el legislador peruano ha determinado que la: “Ley Penal peruana se aplica a todo el que comete un hecho punible en el
territorio de la República…”. Esta norma, que desarrolla el principio de territorialidad en la aplicación de la ley penal peruana, es
correlato directo del principio de soberanía en su manifestación jurídica.
41. Siendo este el aspecto normativo y doctrinal que rodea el tema objeto de análisis, este Colegiado considera pertinente
señalar y resaltar que la defensa de la soberanía nacional es también su competencia, conforme al mandato constitucional
establecido en el artículo 44º de la Constitución Política del Perú, por cuyo imperio sería inadmisible que la potestad de impartir
justicia, por hechos acontecidos en el Perú, sea asumida por autoridades extranjeras ajenas a la estructura orgánica del Poder
Judicial.
42. Por ello este Colegiado considerada oportuno subrayar, dentro del rol tuitivo de la soberanía jurídica de nuestro país, que el
hecho de que un Juez foráneo se haya investido de jurisdicción para conocer de unos hechos que han sucedido en el Perú, sin
que estos sucesos fácticos tengan la característica de ser perseguibles a través de la jurisdicción universal, resulta lesivo a la
soberanía jurídica de nuestro país, pues ello supondría el sometimiento de nuestro Estado a la regulación normativa del país que
se arroga competencia a través del funcionario correspondiente, con lo cual se cerniría en nuestro sistema jurídico un clima de
inseguridad que no resulta tolerable.” (STC Nº 05761-2009-HC/TC)
Jurisprudencia:
1. “5. Se alega la incompetencia de la emplazada Sala Penal Especial para emitir pronunciamiento con relación al delito de
suministro de armas previsto en el artículo 279° del Código Penal, por cuanto, tratándose de un delito contra la Seguridad
Pública –hecho ilícito que se habría producido en territorio colombiano–, resulta aplicable la normatividad especial; en este caso,
lo previsto en el artículo 6.° de la Ley de Aeronáutica Civil N.° 24882. Este argumento legal no resulta valedero para cuestionar la
legitimidad de la competencia de la Sala Penal, sino, antes bien, dicha norma prevé una excepción al Principio del Pabellón (por
el cual rigen las leyes del Estado respecto de la matrícula de la aeronave) en el sentido de que, aun cuando se trate de delitos
cometidos a bordo de una aeronave civil extranjera en vuelo sobre territorio peruano, el caso se someterá a las leyes y tribunales
nacionales cuando se afecte la seguridad o el orden público de la República. Análogamente, el artículo 6.° del Código de
Procedimientos Penales y el artículo 2.°, inciso 4), del Código Penal vigente, prescriben que el peruano que fuera del territorio de
la República haya cometido un delito penado por la ley nacional y por la del país en que se perpetró –y este delito es también
penado en Colombia–, puede ser juzgado a su regreso al Perú.” (STC N° 518-2002-HC/TC).
Capítulo II
Aplicación temporal
Correlación:
Constitución: Artículos 2 inc. 24 d, 103, 109, 139 inc. 11.
CPMP: Artículo 160.
C. Penal: Artículos II, VIII, 6, 52 y ss.
C. Procesal Penal: Artículo VII.
Declaracíón Universal de los Derechos Humanos: Artículo 11 inc. 2.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 9.
Estatuto de Roma: Artículo 24.
Ley Régimen Discipl de las FFAA: Artículo IV.
Jurisprudencia:
1. “Combinación de leyes o unidad en la aplicación de las leyes
En el caso de conflicto de leyes en el tiempo, se debe aplicar la ley más favorable al reo “10° Sin embargo, también es posible
que se pueda elegir de entre dos leyes penales sucesivas en el tiempo los preceptos más favorables, en virtud al “principio de
combinación” que permite al juzgador poder establecer una mayor benignidad penal a favor del reo.
11. Es congruente con la finalidad esencial de favorabilidad que se pueda reconocer -dentro de las leyes penales- los preceptos
que más favorezcan al reo, pues si se autoriza escoger entre dos leyes distintas –íntegramente en el tiempo, resulta coherente y
razonable que puedan combinarse, para buscar un tratamiento más favorable al reo
12° Cabe enfatizar que con ello no se está creando una tercera Ley o ‘Lex tertia’, sino que se está efectivizando un proceso de
integración de normas más favorables al reo, que no colisiona con los contenidos del principio de legalidad. Por lo demás, esta
concepción guarda concordancia con el principio de necesidad de la intervención penal, porque cuando se producen variaciones
en los preceptos que integran las normas penales y que favorecen al reo, es evidente que el legislador ha estimado necesario
regular -en sentido benéfico- la intervención penal." (Acuerdo Plenario N° 2-2006/CJ-116).
2. … “aplicación del artículo 6º del Código Penal en relación con la Ley número 28002:
1º) Cuando la nueva ley disminuye el marco legal abstracto con que se conmina la infracción penal objeto de condena firme, la
pena impuesta con arreglo a la ley anterior ineludiblemente debe ser sustituida;
2º) La sustitución de la pena debe respetar los hechos declarados probados, y las circunstancias y factores reconocidos en el
fallo como relevantes para la determinación judicial de la pena, los que son inmutables;
3º) La nueva pena a imponerse debe respetar los principios de proporcionalidad y de legalidad;
4º) Si se impuso el máximo o el mínimo legal con arreglo a la ley anterior, la nueva pena sustituida debe, igualmente, imponer el
máximo o el mínimo legal, respectivamente, establecida en la nueva ley; y,
5º) Si se impuso una pena inferior al mínimo legal estipulado en la ley anterior o ésta respeta los parámetros de dicha ley, la
nueva pena debe, asimismo, imponer una pena inferior al mínimo legal establecida en la nueva ley o, según el caso, una pena
dentro de los parámetros de la nueva ley. En ambos casos, el nivel de disminución queda librado al Tribunal de la sustitución, a
cuyo afecto valorará el conjunto de factores y circunstancias fijados en los artículos 45º y 46º del Código Penal, así como las
demás previstas en la Ley e incorporadas en la sentencia. Otros factores que deben tomarse en consideración son, de un lado, el
nuevo cuadro de penas instituido por la nueva ley para el conjunto de delitos regulados por ella y referidos a la misma Sección
modificada; y, de otro lado, aunque sin ser estimado como el factor el principal o preferente, la lógica proporcional en relación a la
concreta cuantía de la pena que impuso el Tribunal originario.” (Sentencia Plenaria N° 2-2005/DJ-301-A).
3. En relación a la aplicación de la Ley N° 28002 se establece los siguientes criterios de sustitución de penas, “Sexto.- … a) Si la
pena impuesta fue mayor a la del nuevo máximo, se reducirá al nuevo máximo legal; b) Si la pena impuesta fue el mínimo
anterior, se convertirá en el nuevo mínimo legal; c) Si la pena impuesta fue inferior al mínimo anterior, pero mayor del nuevo
mínimo, se reducirá al nuevo mínimo legal; y
d) Si la pena impuesta fue inferior al nuevo mínimo legal y menor al nuevo máximo de la pena del tipo base (artículo doscientos
noventiséis), no se podrá reducir la pena.” (J V R.N. N¬ 000352-2005 Ayacucho).
4. “… nuestro ordenamiento jurídico reconoce como principio general que la ley no tiene efectos retroactivos, conforme lo
proclama el artículo 103°, tercer párrafo, de la Constitución Política del Perú; sin embargo, esta cláusula constitucional se
encuentra matizada por el principio de favorabilidad, que establece una importante excepción en el caso de que la nueva ley sea
más favorable al reo. Ello precisamente porque la prohibición de retroactividad es una prohibición garantista, y establece una
preferencia a las leyes que despenalizan una conducta o que reducen la penalidad. De igual modo, el alcance de este principio
se manifiesta en la aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o conflicto entre leyes penales, como así lo
consagra el artículo 139°, inciso 11), de la Constitución.
7. Precisada esta regla general, debe aclararse que, tratándose de normas de derecho penal material, rige para ellas el principio
tempus delicti comissi, que establece que la ley aplicable es aquella vigente al momento de cometerse el delito, lo que es acorde
con el artículo 2° de la Constitución, literal “d” del numeral 24, que prescribe que nadie será procesado ni condenado por acto u
omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción
punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley. Se instituye así un razonable tratamiento de la libertad y de la autonomía
personal, fijando límites de aplicación a las normas punitivas.
8. En el caso de las normas procesales penales rige el principio tempus regit actum, cuyo enunciado es que la ley procesal
aplicable en el tiempo es la que se encuentra vigente al momento de resolverse el acto. Esto supone la aplicación inmediata de la
ley procesal, mas no que a través de ella se regulen actos procesales ya cumplidos con la legislación anterior.
9. En el caso de las normas de ejecución penal, específicamente en lo que a la aplicación de determinados beneficios
penitenciarios se refiere, resulta ejemplar la Ley N° 27770 (que regula el otorgamiento de beneficios penales y penitenciarios a
aquellos que cometen delitos graves contra la administración pública), que, a juicio de este Tribunal, por no tratarse de una ley
penal material, sus disposiciones deben considerarse como normas procedimentales, por cuanto a través de ellas se establecen
los presupuestos que fijan su ámbito de aplicación, la prohibición de beneficios penales y la recepción de beneficios
penitenciarios aplicables a los condenados.” (STC N° 2196-2002-HC/TC).
5. “26. … si bien el principio de legalidad penal, reconocido en el artículo 2.24,d de la Constitución, incluye entre sus garantías la
de la Lex previa, según la cual la norma prohibitiva deberá ser anterior al hecho delictivo, en el caso de delitos de naturaleza
permanente, la ley penal aplicable no necesariamente será la que estuvo vigente cuando se ejecutó el delito.
Parte General Título I: De la ley penal militar policial
La garantía de la ley previa comporta la necesidad de que, al momento de cometerse el delito, esté vigente una norma penal que
establezca una determinada pena. Así, en el caso de delitos instantáneos, la ley penal aplicable será siempre anterior al hecho
delictivo. En cambio, en los delitos permanentes, pueden surgir nuevas normas penales, que serán aplicables a quienes en ese
momento ejecuten el delito, sin que ello signifique aplicación retroactiva de la ley penal.” (STC 2488-2002-PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. “Primero.- … Para determinar en qué momento se entiende perpetrado el delito a los efectos de concretar la ley aplicable en
el tiempo se han expuesto una pluralidad de criterios doctrinales (teoría de la actividad, teoría del resultado, teoría de la
ubicuidad, teoría del efecto intermedio, teoría de la relevancia o de la valoración jurídica). El Nuevo Código Penal, en su art. 7º,
se inclina por la doctrina de la actividad al establecer que "a los efectos de determinar la ley penal aplicable en el tiempo, los
delitos y faltas se consideran cometidas en el momento en que el sujeto realiza la acción u omite el acto que estaba obligado a
realizar".” (España STS 5920/1998 de 16 Oct 98).
Capítulo III
Aplicación personal
Jurisprudencia:
1. ”79. La competencia ratione personae del fuero privativo militar policial se halla limitada a personal de fuerzas de seguridad. El
sujeto activo del ilícito penal -militar o policía- debe encontrarse en situación de actividad; puesto que, si la jurisdicción militar se
estableció con el fin de mantener el orden y la disciplina, no corresponde que el personal en retiro sea juzgado por tribunales
castrenses.
80. Sobre el enjuiciamiento de personas distintas a personal castrense, la Corte IDH ha establecido que "la jurisdicción militar no
es la naturalmente aplicable a civiles que carecen de funciones militares y que por ello no pueden incurrir en conductas contrarias
a deberes funcionales de este carácter" (STC N° 0022-2011-PI/TC).
TÍTULO II
DEL HECHO PUNIBLE DE FUNCIÓN
Artículo 8.- Infracción militar o policial
Son delitos de función militar o policial las acciones u omisiones dolosas o culposas previstas
por este Código.
Correlación:
Constitución: Artículos 2 incs. 24b y 24d; 37, 173.
CPMP: Artículos II, 175 y ss.
LOF FMP: Artículo III
C. Penal: Artículos II, IV, VII, 12, 319, 320, 321, 323
C. Civil: Artículos 210-213.
Ley del Servicio Militar: Artículo 63.
: Artículo 10.
Convención contra la Tortura: Artículos 1, 2.2, 4 y ss.
Convenio sobre Desaparición Forzada: Passim.
Estatuto de Roma: Artículos 6, 7, 8, 30.
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1, 2 del artículo II.
Parte General Título II: Del hecho punible de función
2. ”8. El delito de función no protege un interés militar o policial del Estado como tal. Se trata de un delito por el que se incumple
un deber y solo puede ser cometido por quien ostenta una posición determinada, derivada del ámbito estrictamente militar o
policial.
Cuando la infracción o delito es cometido por cualquier ciudadano ajeno a las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional, no se trata
de un delito de función ya que el deber sólo es propio de quien pertenece a cualquiera de estas instituciones.
9. En este orden de ideas, en el delito de función se presenta una doble condición subjetiva y objetiva; esto es, se trata de un
sujeto activo, militar o policial, que comete un delito de función militar o policial (es decir, hechos que real y estrictamente dañan a
la organización castrense o policial), no resultando posible extender la competencia a casos con sujetos civiles o con delitos
comunes.
Se trata de hechos en los que se quebranta un deber inherente a la profesión militar o policial que importa lesiones o la puesta en
peligro de bienes jurídicos estrictamente castrenses en la medida en que ello pueda afectar la defensa nacional u otras funciones
asignadas por la Constitución a las Fuerzas Armadas.
10. Por ello en la STC 0017-2003-AI/TC, este Colegiado ha precisado que de conformidad con el artículo 173.° de la
Constitución Política del Perú, el ámbito de la justicia militar está estrictamente restringido al juzgamiento de los denominados
“delitos de función”.
En efecto allí enfatizó [cf. fundamentos 110 ss.] que lo que caracteriza al delito de función no es solo la condición de militar del
agente activo, sino la afectación de bienes jurídicos propios de las instituciones castrenses.” (STC N° 0173-2006-PHC/TC).
3. “Cuarto. Conforme puede verse de la revisión de autos, se atribuye al Técnico DD, de la Marina de Guerra del Perú, en
situación de actividad, haber intentado apropiarse de xxx contando con la participación de JJ ; de tal forma, que el 06 de
diciembre de 2012, cuando este ultimo fue revisado en la puerta del Hospital Naval, se le incautó, en el maletín que portaba, el
referido material médico que le fue entregado momentos antes por el primero de los nombrados, y que estaba destinado al área
de consultorio externo de dicho nosocomio donde prestaba servicio DD.
Quinto. De los fundamentos fácticos descritos, podemos colegir que la conducta desplegada por el encausado no se adecúa a un
delito común, sino a un delito de función que debe ser investigado y juzgado por la justicia militar, puesto que se configuran los
delitos de hurto de material, destinado al servico (grado de tentativa), tipificado en el artículo 135 del Código Penal Militar Policial;
por consiguiente, concurren los tres factores que definen el delito de función; la condición de militar en actividad del imputado,
bien jurídico institucional y sustracción de bienes del ámbito del recinto militar y con ocasión del servicio. De ser así, los hechos
investigados íntegramente considerados son de competencia de la justicia militar; por consiguiente, corresponde dirimir la
competencia a favor del fuero castrense.“ (Contienda de competencia N° 11-2014 Callao).
4. “Como requisitos configuradores de las infracciones culposas merecen señalarse: a) una acción u omisión voluntaria, no
intencional o maliciosa, o sea, que se halle ausente en ella todo dolo directo o eventual; b) factor psicológico o subjetivo, eje o
nervio de la conducta imprudente en cuanto propiciador del riesgo, al marginarse la racional presciencia de las consecuencias
nocivas de la acción u omisión empeñadas, siempre previsibles, prevenibles y evitables; elementos de raigambre anímica no
homogeneizable y, por lo mismo, susceptible de apreciarse en una gradación diferenciadora; c) factor normativo o externo,
representado por la infracción del deber objetivo de cuidado, definido el mismo no sólo atendiendo a la respuesta exigible a un
hombre consciente, de prudencia e inteligencia media, sino, también, a un conjunto de reglas extraidas de la estimable cantera
de la común y diaria experiencia, muchas de ellas cristalizadas y consolidadas a través de normas reglamentarias o de otra
índole, aceptadas e impuestas en la vida social y en cuyo escrupuloso atendimiento cifra la comunidad la conjuración del peligro
acentuadas por sobrevenencia de circunstancias excepcionales; hallándose en la violación de tales principios o normas
socioculturales o legales, la raíz del elemento de antijuridicidad detectable en las conductas culposas o imprudentes, al erigirse
aquéllos en reglas rectoras de un sector actuacional; el reproche de culpabilidad pasa por la constatación de que el autor, con su
comportamiento peligroso, ha infringido el deber de cuidado requerido, en general, en el tráfico en aras de la evitación del
resultado dañoso, mostrándose igualmente inobservante de aquellas previsiones que eran exigibles en atención a sus personales
aptitudes; d) originación de un daño, temido evento mutatorio o alterador de situaciones preexistentes; e) adecuada relación de
causalidad entre el proceder descuidado e inobservante, desatador del riesgo, y el damnum o mal sobrevenido, lo que supone la
traducción del peligro potencial entrevisto o podido prever en una consecuencialidad real, en un efectivo resultado lesivo;
constatación de la relación causal que conecta el efecto criminal con el comportamiento delictivo, juicio a posteriori que permite
atribuir el efecto dañoso a la acción humana desplegada por el agente. (España STS 192/1997 de 14 Feb 97).
Jurisprudencia:
1. ” nuestro Código Penal vigente le confiere relevancia jurídica, tanto al aspecto activo del comportamiento humano, constituido
por el ejercicio de la finalidad a través de un hacer, como a su aspecto pasivo, constituido por la omisión; dicha omisión, social y
jurídicamente relevante, está referida a la realización de una acción determinada que le es exigida a! agente, de alli que
estructuralmente, los delitos omisivos consistan en la infracción de un deber jurídico; pero no todos estos comportamientos
omisivos penalmente relevantes, están descritos por un tipo penal, es por ello que la doctrina reconoce, la existencia de delitos
omisivos impropios o llamados también de comisión por omisión; respecto de este tipo de delitos omisivos, el Código Penal en su
artículo trece, establece una cláusula de equiparación que nos permite adecuar el comportamiento omisivo al comisivo, pero para
ello, es preciso constatar no sólo la causalidad de la omisión sino también la existencia del deber de evitar el resultado por parte
del agente frente al bien jurídico o posición de garante;” (R.N. N° 2528-99 Lima).
Jurisprudencia:
1. ”[El delito imputado es en el grado de tentativa acabada] toda vez que el citado procesado dio principio a la ejecución del delito
por hechos exteriores, llevándose a cabo todos los actos que objetivamente y subjetivamente deberían producir el resultado
típico, empero éste no se produce por causas ajenas a la voluntad del agente.” (R. N. 2849-2003 Lambayeque).
2. “Segundo.- … que, si bien resulta evidente que existía en los agentes la intención criminal de perpetrar un ilícito penal, por el
hecho objetivamente incontrovertible del hallazgo de las especies antes glosadas, ello por sí mismo no resulta reprochable
penalmente, en tanto que constituyó actos preparatorios dentro del "iter criminis", caracterizado por el conjunto de actos donde el
autor dispone de los medios elegidos con el objeto de crear las condiciones para alcanzar el fui que se propone, que preceden a
la fase ejecutiva del ilícito; de tal manera que resultan atípicos y no son sancionables punitivamente; por lo que, la sentencia
absolutoria en este extremo se encuentra arreglada a ley.”. (R.N. 3540-2003 Cañete).
1. ”Segundo: Que, en el presente caso, resulta de aplicación el artículo dieciocho del Código Penal que regula la institución del
desístimiento voluntario de consumar el delito, en tanto que el imputado realizó parte de los actos de ejecución del delito … pero
voluntariamente se desistió de consumarlo en un momento en que todavía, según su representación, no había hecho todo lo que
era necesario para consumarlo; que, en efecto, se cumplen los dos requisitos de la nisma: evitación de la consumación y
voluntariedad del desistimiento; que, en primer lugar, desde una perspectiva objetiva, el propio imputado evitó la consumación del
delito, no siguió actuando … y, en segundo lugar, desde una perspectiva subjetiva, la no consumación se debió a la propia
voluntad del imputado” (R. N. 2132-2004 Cañete).
Jurisprudencia:
Parte General Título II: Del hecho punible de función
1. En los delitos de infracción del deber, “… el autor del delito … no puede ser cualquier persona, sino sólo aquél funcionario o
servidor público que ocupa un status especial y mantiene una vinculación exclusiva con el injusto sobre la plataforma del deber
que ostenta. La infracción del mismo lo convierte en autor, con independencia del dominio de la situación fáctica que no tiene
ninguna trascendencia jurídica, pues el fundamento está construido por la posición que domina en relación al deber estatal que le
corresponde: conducirse correctamente con lealtad y probidad en el ejercicio de la Administración Pública y con los bienes que
se encuentran bajo su ámbito. En este espacio, por ejemplo, deberá disponer correctamente del patrimonio estatal que
administra.
10º. Por consiguiente, el funcionario o servidor público, en tanto y en cuanto su responsabilidad penal se sustenta en la infracción
del deber, siempre será autor del delito contra la Administración Pública, sin perjuicio -claro está de los diferentes presupuestos
que también se requieran para determinar la autoría de cada injusto, como por ejemplo en el delito de peculado, que exige
además el vínculo funcional con el objeto.
11º. Este tipo de delitos restringe el círculo de autores -como se anotó-, pero se admite la participación del “extraneus”, que no
ostenta esa obligación especial, como partícipe: inductor o cómplice. Para fundamentar esta perspectiva -en torno a la
accesoriedad de la participación- en la jurisprudencia nacional actual se considera dominante y homogénea la tesis de la unidad
de título de imputación para resolver la situación del “extraneus”.
Esta posición, sostiene lo siguiente: A. Un mismo hecho no puede ser reputado bajo dos tipos penales diferentes. B. El extraneus
puede participar en delitos funcionariales y responderá por el injusto realizado por un autor que infringe el deber especial. Por
tanto, la participación del extraneus no constituye una categoría autónoma de co-ejecución del hecho punible, sino que es
dependiente del hecho principal. Esto es, no posee autonomía y configuración delictiva propia a pesar de que aquél toma parte
en la realización de la conducta punible.
12º. Desde esta posición subsidiaria, serán partícipes los que sin infringir el deber, formen parte del hecho referido a la acción del
infractor del deber -el hecho punible está unido esencialmente al autor y constituye una imputación única-. Esta posición guarda
absoluta concordancia con el artículo 26º CP que regula las reglas de la incomunicabilidad de las circunstancias de participación
y señala lo siguiente: “Las circunstancias y cualidades que afectan la responsabilidad de algunos de los autores y partícipes no
modifican las de los otros autores o partícipes del mismo hecho punible”. Esta fórmula ratifica la opción dogmática y
jurisprudencial que sostiene la imposibilidad de la punibilidad del extraneus como autor de un delito de infracción de deber. Lo
expuesto significa, además, que el partícipe sólo merece ser sancionado si existe un hecho antijurídico por parte del autor.”
(Acuerdo Plenario N° 2-2011/CJ-116).
2. ”[la] conducta corresponde a la de coautor, al haberse cumplido los requisitos que configuran la coautoría: decisión común
orientada al logro exitoso del del resultado, aporte esencial realizado por cada agente y el tomar parte en la fase de ejecución
desplegando un dominio parcial del acontecer”. (R.N. 1720-2004 Callao)
Jurisprudencia:
1. “Tercero: Que el artículo veinticuatro del Código Penal referido a la instigación, reprime al que dolosamente determina a otro a
cometer él hecho punible con la pena que le corresponda al autor; que mediante la instigación el instigador hace surgir en otra
persona -llamada instigado- la idea de perpetrar un delito, siendo este último el que ejecuta materialmente el medio típico;
además, el instigador debe actuar intencionalmente a fin de lograr el hecho delictivo;” (R.N. 1552-2003 del Santa)
2. ”Segundo.- … el tipo de participación requiere que el sujeto, objetivamente, realice un aporte cocausal -psíquico, o por medio
de consejos, y/o material, mediante la ejecución de los hechos concretos-, según las reglas de la imputación objetiva, respecto
del hecho del autor principal, y que lo haga en la etapa de preparación o, según el caso, en la etapa de ejecución del delito; y
subjetivamente, que su actuación sea dolosa, esto es, que conozca que presta aporte a la realización de un hecho punible; que a
los efectos de delimitar el aporte propiamente típico del partícipe es de tener presente, como anota la doctrina jurídico penal, que
existe un ámbito de actuación de éste último que es inocua y cotidiana, y que sólo mediante la puesta en práctica de planes de
otras personas se convierte en un curso causal dañoso, lo que obliga a distinguir entre intervenciones propias y creación de una
situación en que otros realizan el tipo” (R.N. N° 2270-2004 La Libertad)
4. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una amenaza para
la vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho antijurídico para alejar el
peligro de sí mismo o de otro. No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que
aceptase o soportase el peligro en atención a las circunstancias; especialmente, si causó el
peligro o estuvo obligado por una particular relación jurídica;
5. El que obra en cumplimiento legítimo de un deber militar o policial o en el ejercicio de un
derecho;
6. El que actúa violentado por una fuerza física irresistible; y,
7. El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre disposición.
Correlación:
Constitución: Artículo 2 incs. 23, 24 a,.
CPMP: Artículo 203.
C. Penal: Artículos 20 incs. 1, 3, 4, 5, 6, 8, inc 10, 71 y ss.
C. Procesal Penal: Artículos 75, 76, 170.2.
C. Civil: Artículos 6, 7, 1971.
Estatuto de Roma: Artículo 31 nums. 1a, 1b, 1c, 1d.
Jurisprudencia:
1. ”Cuarto.- Que la ley veintisiete mil novecientos treintiséis, … respecto a las condiciones de la legítima defensa, prescribe que,
en cuanto al requisito de necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla, se excluye la valoración del criterio
de proporcionalidad de los medios, debiéndose considerar en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y peligrosidad de
la agresión, la forma de proceder del agresor y los medios que se disponga para la defensa.” (R. N. 2486-2001 Cono Norte).
TÍTULO III
DE LAS PENAS
Capítulo I
Clases de penas
Correlación:
CPMP: Artículos 20, 477 y ss.
Jurisprudencia:
1. “El tema en discusión es si la ejecución de la pena de inhabilitación requiere como presupuesto la firmeza del fallo que la
imponga o su inscripción en el Registro Judicial.
8º. Es evidente que la regulación del momento inicial de la ejecución de una pena es un ámbito que incumbe al legislador
procesal -el Código Penal, por lo demás, no ha establecido un precepto al respecto-. En su relación con los recursos, puede
existir, como regla, el sistema de ejecución provisional o el sistema suspensivo. En la legislación procesal penal nacional se ha
optado por ambos modelos. En este contexto cabe precisar lo siguiente: A. Si se examina el régimen del NCPP, podrá advertirse,
en el caso de la sentencia condenatoria, la inclinación por el primer modelo: la impugnación no tiene efecto suspensivo -así lo
dispone el artículo 402º.1 NCPP como regla específica frente a la genérica del artículo 4412º.1 NCPP-, con la excepción de la
imposición de las penas de multa o limitativas de derechos, una de las cuales es, por cierto, conforme al artículo 31º.3 del Código
Penal, la pena de inhabilitación. Ello significa, entonces, que sólo las sentencias que imponen penas de privativas de libertad y
restrictivas de libertad que consignan los artículos 29º y 30º del Código Penal -en adelante, CP- se cumplen provisionalmente
pese a la interposición de un recurso impugnatorio contra ellas. Por tanto, si el condenado estuviera en libertad y se impone pena
o medida de seguridad privativa de libertad de carácter efectivo, el Juez Penal, interpuesto el recurso, según lo autoriza el
artículo 402º.2 NCPP, podrá optar por su inmediata ejecución o por imponer alguna restricción de las previstas en el artículo 288º
NCPP. A su turno, el Tribunal de Revisión, en caso se hubiera optado por la inmediata ejecución de la pena impuesta, podrá
suspenderla, atendiendo a las circunstancias del caso, según el artículo 418º.2 NCPP. Tal efecto suspensivo concluirá cuando la
sentencia queda firme. En consecuencia, la pena de inhabilitación conforme a las disposiciones pertinentes del NCPP no se
ejecuta hasta que la sentencia condenatoria adquiera firmeza. Rige plenamente, en este dominio, el denominado sistema
suspensivo. B. Distinta es la regulación normativa adoptada por el ACPP. En efecto, su artículo 330º admite expresamente el
sistema de la ejecución inmediata o provisional para todas las penas, salvo las de internamiento, relegación, penitenciaría o
expatriación. … “
En consecuencia, la pena de inhabilitación según las normas del ACPP -con diferencia del régimen del NCPP- se ejecuta
provisionalmente (no hay al respecto ninguna regla de excepción similar a la contenida en el NCPP). Siendo así, no hace falta
esperar la firmeza de la sentencia condenatoria que la imponga para comenzar a ejecutar la pena de inhabilitación. El sistema
que para esta clase de pena sigue el ACPP, ante la interposición de un recurso, es el de la ejecución provisional.
9º. En conclusión, resulta obvio, entonces, que los alcances de la pena de inhabilitación respecto del Acuerdo Plenario número 2-
2008/CJ-116, del 18 de julio de 2008, funcionan plenamente en aquellos Distritos Judiciales en los que se dictó la referida pena
con arreglo al NCPP, en especial los fundamentos jurídicos 9º y 11º. Esta pena se ejecuta una vez que la sentencia condenatoria
que la impuso adquirió firmeza. Por ende, el plazo de ejecución se inicia desde esa fecha, no antes. Distinto es el caso de la
pena de inhabilitación impuesta bajo el régimen procesal del ACPP, pues la impugnación que se interpone contra ella no tiene
efecto suspensivo. Así las cosas, concedido el recurso impugnatorio, se remitirán las copias pertinentes al Juez de Ejecución -el
Juez Penal según el ACPP y la Ley Orgánica del Poder Judicial- para que inicie el procedimiento provisional de ejecución…”
(Acuerdo Plenario N° 10-2009/CJ-116).
Correlación:
CPMP: Artículos 20 inc. 4, 26.
C. Penal: Artículo 38.
C. Procesal Penal: Artículos 548, 549.
Jurisprudencia:
1. “Séptimo: Que el tipo penal aplicable, como se ha señalado en la sentencia recurrida, es el estipulado en el artículo cinco del
Decreto Ley número veinticinco mil cuatrocientos setenticinco; que en dicha sentencia se ha impuesto la pena de inhabilitación
“absoluta durante el tiempo de la condena”; que, sin embargo, el citado numeral, primero, consagra un régimen propio de la
indicada pena de inhabilitación, pues se trata de una pena principal pero fija su período de duración bajo un modelo distinto al
establecido en el artículo treintiocho del Código Penal, el mismo que debe regir luego de la pena privativa de libertad -única forma
de entender la expresión cuando la norma específica señala luego de mencionar la pena privativa de libertad, “... e inhabilitación
posterior por el término que se establezca en la sentencia” -; y, segundo, el juez con arreglo al artículo treintiséis del Código
Penal debe determinar los derechos que son objeto de inhabilitación, lo que se ha omitido en el presente caso; que, siendo así,
corresponde integrar el fallo de instancia en aplicación a lo dispuesto por el artículo doscientos noventiocho, penúltimo párrafo,
modificado por el Decreto Legislativo número ciento veintiséis, respecto a la determinación de los derechos que son objeto de
inhabilitación, no así en lo atinente a la duración de la pena de inhabilitación pues su corrección implicaría una reforma peyorativa
en tanto que el recurso sólo proviene por parte de la imputada. (P V R.N. N° 003044-2004 Lima).
Correlación:
CPMP: Artículos 17 inc. 4, 29, 73, 74, 99, 100, 101, 108, 112, 113, 114, 116, 130, 320, 334, 457.
C. Penal: Artículos 41, 42, 43.
C. Procesal Penal: Artículos 547, 549.
Capítulo II
Aplicación de las Penas
Jurisprudencia:
1. “Determinción e individulización de la pena
Las disposiciones contenidas en el artículo 34 y siguientes del Código de Justicia Militar Policial [hoy articulo 30 y siguientes del
CPMP], al fijar normas que reducen el ámbito de movilidad que tiene el juzgador para determinar la pena a imponer, busca evitar
la arbitrariedd en la imposición de la sanción penal” (FMP Ejecutoria Suprema. Exp N° 310001-2009-0166)
Jurisprudencia:
1. “§ 2. La Determinación Judicial de la Pena
8º. La determinación judicial de la pena viene a ser un procedimiento técnico y valorativo que ha de permitir la concreción
cualitativa, cuantitativa y, a veces, ejecutiva de la sanción penal [VÍCTOR PRADO SALDARRIAGA: Obra citada, página 95].
Dicha actividad se realiza al final del proceso, es decir, una vez que se han actuado y contradicho las pruebas; sobre este
fundamento el Juez considera el hecho acusado como típico antijurídico y culpable. En base a estos dos criterios el Juez se
abocará, tal como explica la doctrina, primero, a construir el ámbito abstracto de la pena -identificación de la pena básica-,
sobre el que tendrá esfera de movilidad; y segundo, a examinar la posibilidad de una mayor concreción en la pena abstracta -
individualización de la pena concreta-. Finalmente entrará en consideración la verificación de la presencia de las
“circunstancias” que concurren en el caso concreto.
9º. Las circunstancias del delito son elementos accidentales nominados o innominados dentro de la estructura del delito que
influyen en la determinación de la pena. Su carácter accidental implica entonces que no constituyen (ni son co-constitutivas) del
injusto ni de la responsabilidad del sujeto. Por eso hay que diferenciarlas de aquellas que han pasado a formar parte del injusto
del respectivo delito como en el asesinato, y en general de la mayoría de los delitos, ya que un tipo legal, como es la descripción
de un ámbito situacional, requiere ser circunstanciado [JUAN BUSTOS RAMÍREZ: Derecho Penal - Parte General, Obra
Completas, Tomo I, Ara Editores, Lima, 2004, página 1192]. En virtud a ello es que se señala que sólo se pueden considerar las
circunstancias (agravantes o atenuantes) a efectos de la individualización de la pena, cuando no sean específicamente
constitutivas del hecho punible o modificatorias de la responsabilidad. Entre las clases de circunstancias, encontramos: a) Las
“circunstancias comunes o genéricas”, que son aquellas que operan en el proceso de determinación de la pena de cualquier
delito -como es el caso de las previstas en el artículo 46º y el artículo 46º- A del CP-, con la salvedad de que sólo se pueden
considerar dichas agravantes a efectos de la individualización de la pena, cuando no sean específicamente constitutivas del
hecho punible o modificatorias de la responsabilidad, es decir, que a veces por la propia estructura del tipo legal no se pueden
aplicar. Con ello se respeta la prohibición del principio de la doble valoración del injusto y del reproche penal. En el caso
específico del artículo 46º-A del CP, su aplicación es exclusivamente para delitos donde no se requiera una cualidad especial en
el sujeto activo -miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público-. b) Las
“circunstancias especiales o específicas” que son aquellas que están señaladas para un delito determinado o un grupo de
delitos solamente. Así por ejemplo, las previstas en el artículo 189º CP, que operan únicamente con el delito de robo; en el
artículo 186º que operan solamente con el delito de hurto; en el artículo 297º que operan solamente con el delito de tráfico ilícito
de drogas; y el “delito masa” -regulado en el último inciso del primer párrafo del artículo 49º del CP-, que opera únicamente con el
delito continuado. Y, c) Las circunstancias denominadas “elementos típicos accidentales”, son aquellas que concurren con una
conducta típica. Ésta (la circunstancia) se anexa a una conducta típica y forma un tipo penal derivado, prototipo es el parricidio
[VÍCTOR PRADO SALDARRIAGA: La determinación judicial de la pena. Nuevos criterios para la determinación judicial de la
pena, Centro de Investigaciones Judiciales, Investigación y Publicaciones, Lima, páginas 35 - 37]. Las circunstancias tienen,
pues, por objeto una mayor precisión del injusto, es decir, están dirigidas a una mejor consideración graduacional de las
valoraciones que lo componen e, igualmente, están en relación al sujeto responsable, se trata de una mejor graduación de su
responsabilidad, sobre la base de determinar las circunstancias que han influido en su conciencia y en sus estados
motivacionales [JUAN BUSTOS RAMÍREZ/ HERNÁN HORMAZÁBAL MALARÉ: Lecciones de Derecho Penal, Volumen II,
Editorial Trotta, Madrid, 1999, páginas 396-397].
La función de las circunstancias es determinar el quantum de la pena, es decir, afectan su medida, ya sea para aumentarla o
disminuirla. Por eso mismo, aquellas que por sí mismas constituyen ya un delito (un injusto) o son cofundantes del injusto, no
pueden ser tenidas en cuenta, ya que han servido para fijar el marco penal y, por tanto, no podrían nuevamente ser consideradas
para su medida [JUAN BUSTOS RAMÍREZ, Obra citada, página 1195].” (Acuerdo Plenario N° 8-2009/CJ-116).
2. “Es muy común en la casuística judicial de nuestro país la presencia simultánea y plural, en un caso penal, de dos o más
circunstancias agravantes específicas de distinto nivel o grado; y, por tanto, con diferente penalidad conminada. Ello ocurre con
frecuencia en la comisión de delitos de cierta complejidad como el robo, sobre todo si tal ilícito fue realizado en casa habitada
(agravante de primer grado), causando lesiones leves a la víctima (agravante de segundo grado) y por integrantes de una banda
(agravante de tercer grado). …”
9º. Esta presencia múltiple de circunstancias agravantes configura lo que la doctrina denomina concurrencia de circunstancias.
Según la doctrina y la jurisprudencia nacional, la determinación de la pena concreta, en tales supuestos, demanda una
visualización analítica pero integrada, a la vez que coherente, de la calidad y eficacia de las circunstancias concurrentes. Lo cual
implica, como regla general, que el Juez no puede dejar de apreciar y valorar cada circunstancia concurrente [Cfr. Acuerdo
Plenario Nº 1-2008/CJ-116, del 18 de julio de 2008, Fundamento Jurídico 9º].
10º. Por tanto, todas las circunstancia presentes en el caso sub judice deberán ser evaluadas, atendiendo a su condición,
naturaleza y efectos, para poder configurar la pena concreta. Esto significa, por ejemplo, que a mayor número de circunstancias
agravantes concurrentes la posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena básica será también mayor. Sin embargo, la
eficacia de las circunstancias agravantes concurrentes quedará siempre limitada por la imposibilidad de realizar una doble
valoración sobre un mismo indicador o factor de agravación. Esto es, garantías procesales como el ne bis in idem exigen, para
tales casos, que el juez aplique un test de compatibilidad sobre todas las circunstancias agravantes que concurren. Es decir
que examine que cada circunstancia concurrente este referida siempre a un factor o indicador diferente.
11º. Ahora bien, si las circunstancias agravantes luego de ser examinadas por el juez resultan compatibles entre si, el órgano
jurisdiccional deberá, como ya se ha mencionado, de valorarlas en conjunto y extraer de ellas los efectos correspondientes que
abonen a la construcción y definición de la pena concreta. Por el contrario, cuando las circunstancias agravantes concurrentes
aluden a un mismo factor, ellas son incompatibles y deben excluirse en función de su especialidad. Es decir, la circunstancia
agravante especial excluirá a la genérica. Un ejemplo de ello, en base a las circunstancias agravantes específicas del artículo
189º, sería el caso de la pluralidad de agentes (primer párrafo inciso 4) que quedará excluida por la calidad de integrantes de una
organización criminal que aquellos tengan (tercer párrafo). Sólo esta última deberá ser tomada en cuenta por el juez para decidir
sobre la pena concreta.”
“§ 3. La Determinación de la Pena en caso de Concurrencia de Circunstancias Agravantes Específicas de Diferente
Grado o Nivel
12º. El problema a dilucidar esta en relación con la Concurrencia de Circunstancias Agravantes Específicas de distinto
grado o nivel. Este conflicto se presenta cuando en la realización de un delito concurren simultáneamente circunstancias
agravantes que, como en el ejemplo anteriormente planteado, no corresponden a un mismo nivel o grado sino a diferentes
grados y, por tanto, están vinculadas a distintas escalas de pena conminada. El siguiente ejemplo grafica tal situación: X ha
cometido un delito de robo en casa habitada (Art. l89º, Inc. 1, primer párrafo, pena privativa de libertad entre doce y veinte años),
apoderándose de un bien de valor científico (Art. 189º, 4, segundo párrafo, pena privativa de libertad entre veinte y treinta
años), y causando lesiones graves al propietario del inmueble (Art. 189º, tercer párrafo). En estos casos la circunstancia de
mayor grado absorberá el potencial y eficacia agravante de las de grado inferior. Por consiguiente, ella operará como pena
básica a partir de la cual el juez determinará la pena concreta a imponer. Por tanto, el ejemplo utilizado permite reconocer y
concluir señalando que ante tal concurrencia de circunstancias agravantes el juez deberá decidir la pena concreta en base a la
escala punitiva del agravante específica de mayor grado o nivel (producción de lesiones graves), por lo que la pena a imponer
al condenado será la de cadena perpetua. (Acuerdo Plenario N°2-2010/CJ-116).
Correlación:
C. Penal: Artículo 45, 46.
Grupo hostil es la pluralidad de individuos en el territorio nacional que reúne tres condiciones:
(i) está mínimamente organizado; (ii) tiene capacidad y decisión de enfrentar al Estado, en
forma prolongada por medio de las armas; y, (iii) participan en las hostilidades o colaboran en
su realización.
La situación de enfrentamiento contra grupo hostil es aquella donde el Presidente de la
República autoriza la intervención de las Fuerzas Armadas frente a dicho grupo, para conducir
operaciones militares, previa declaración del Estado de Emergencia, encargándoles el control
del orden interno.
Correlación:
CPMP: Artículos 38, 39.
C. Penal: Artículos 45, 46-A, B, C, D.
Jurisprudencia:
1. “7° El artículo 49º CP, cuyo texto fue modificado por la Ley número 26683, del 11 de noviembre de 1996, prevé el denominado
delito continuado: sucesivas violaciones de la misma ley, igual o semejante, cometidas con actos ejecutivos de la misma
resolución criminal, consideradas como un solo delito “continuado”. Asimismo, identifica en el último inciso de su primer párrafo la
denominada circunstancia agravante específica por pluralidad de personas perjudicadas por el delito continuado: el “delito masa”.
En este último caso hace referencia al supuesto en el que con las sucesivas violaciones de la misma ley -delito continuado- por
parte del agente, hubieran resultado perjudicadas una pluralidad de personas; supuesto en el que el Juez aumentará la pena
hasta un tercio de la máxima prevista para el delito más grave.
El delito continuado consiste en la realización de acciones similares u homogéneas en diversos momentos pero que transgreden
el mismo tipo legal [RAÚL PEÑA CABRERA, autor citado por FELIPE VILLAVICENCIO TERREROS: Derecho Penal Parte
General, Editorial Grijley, Lima, 2006, página 686]. Ello implica que aquellas conductas entre las que existe relación de
continuidad deben ser percibidas como parte de un único fenómeno global [RAMÓN RAGUÉS i VALLÉS: La prescripción penal:
fundamentos y aplicación, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2004. Página 126]. No todos los delitos admiten la figura del
delito continuado. En este sentido, “sólo es viable, entonces, en los delitos cuyo injusto sea cuantificable, susceptible de
agravación con actos que se realizan en sucesión progresiva (...). No tiene cabida allí donde el injusto se agote necesariamente
con un acto único e indivisible, como es el caso de la vida o de los llamados bienes personalísimos, de suyo inacumulables
cuando la lesión pasa de un titular a otro” [JUAN FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, autor citado por FELIPE VILLAVICENCIO
TERREROS, Obra citada, página 689].
Lo que determina la diferencia entre uno y otro instituto jurídico es que en el delito masa la denominada “pena de arranque” será
la pena base del delito continuado [Rocío CANTARERO BRANDES, autora citada por IGNACIO GÓMEZ AYALA: El delito masa.
En Consejo General del Poder Judicial: Unidad y Pluralidad de delitos, Cuadernos y Estudios de Derecho Judicial, página 14], y
que podría elevarse hasta un tercio de la máxima prevista para el delito más grave, por lo que sigue considerándose al delito
masa como una “subespecie del delito continuado” [ROCÍO CANTARERO BRANDES, autora citada por IGNACIO GÓMEZ
AYALA: Obra citada, página 16]. El fundamento de la agravación punitiva del delito masa se construye sobre la existencia de un
injusto de mayor gravedad [IGNACIO GÓMEZ AYALA, Obra citada, página 10] al que informa, según nuestra legislación, la
pluralidad de personas a las que afecta. El efecto plus punitivo de esta figura radica, precisamente, en la posibilidad de aglutinar
distintos resultados o perjuicios a fin de erigir una “unidad” sustrayendo de este modo el supuesto a las reglas de los concursos
de cuya naturaleza no participa el delito masa. Son elementos del delito masa: a) la realización de un delito continuado; y, b)
pluralidad de personas perjudicadas por el delito. Cabe destacar que, al igual que en el delito continuado, la ley excluye la
aplicación de las reglas sobre delito masa, en caso de que “resulten afectados bienes jurídicos de naturaleza eminentemente
personal pertenecientes a sujetos distintos” Se estima como tales a la vida y la salud individual (PRADO SALDARRIAGA,
VÍCTOR: Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú, editorial Gaceta Jurídica, Lima, 2000, página 144). De modo que, el
delito masa viene a ser una circunstancia agravante específica del delito continuado. Se basa en la pluralidad de personas
perjudicadas por el delito continuado que ejecuta el agente. En este caso, la pena será aumentada en un tercio de la máxima
prevista para el delito más grave.” (Acuerdo Plenario N° 8-2009/CJ-116).
Jurisprudencia:
1. “Se produce un concurso real de delitos cuando un mismo autor con una pluralidad de acciones independientes entre sí,
realiza, a su vez, varios delitos autónomos. … “
“Para la determinación de la pena concreta aplicable, en caso del concurso real de delitos, rige un procedimiento que responde a
las reglas derivadas del denominado “principio de acumulación”. El esquema operativo que el órgano jurisdiccional debe
desarrollar en estos casos es el siguiente: A. Identificación de una pena básica y una pena concreta parcial para cada delito
integrante del concurso. Ello supone, como primer paso, que se defina la posibilidad de sanción establecida para el delito -límites
mínimo y máximo o pena básica- en base a la penalidad conminada en la ley para dicho ilícito. El segundo paso consiste, atento
a las circunstancias correspondientes y/o concurrentes de su comisión, en la concreción de la pena aplicable al delito en cuestión
-pena concreta parcial-. Cabe precisar que esta primera etapa de determinación de la pena deberá cumplirse tantas veces como
delitos que estén en concurso real. El órgano jurisdiccional debe operar para ello en principio de la misma forma como si cada
hecho debiera enjuiciarse solo. B. En la segunda y última etapa, cumplida la precedente, el Juez procederá a sumar las penas
concretas parciales y así obtener, con dicha adición, un resultado que será la pena concreta total del concurso real. Sin embargo,
esta pena concreta resultante tendrá que ser sometida a un doble examen de validación. En primer lugar, será del caso verificar
que la pena no exceda de treinta y cinco años si es pena privativa de libertad temporal, así como que tampoco exceda el
equivalente al doble de la pena concreta parcial establecida para el delito más grave de los comprendidos por el concurso real.
En caso de que el resultado de la pena concreta total supere cualquiera de esos dos límites legales, su extensión deberá de
reducirse hasta el límite correspondiente (treinta y cinco años o el que representa el doble de la pena concreta parcial fijada para
el delito más grave). Finalmente, el artículo 50º CP incorpora una última verificación de carácter excepcional. Ésta implica cotejar
que ninguno de los delitos integrantes del concurso real haya obtenido como pena parcial la de cadena perpetua, ya que de
darse tal supuesto dicha sanción punitiva sería la única que tendría la condición de pena concreta, suprimiéndose, en tal caso,
las demás penas concretas parciales. Cabe aclarar que si más de un delito resultase con pena concreta parcial de cadena
perpetua estas no se sumarían debiendo aplicarse como pena concreta total sólo una de ellas.” (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-
116).
Jurisprudencia:
1. “El concurso real retrospectivo o posterior se configura cuando los delitos que componen el concurso no fueron juzgados
simultáneamente en un solo proceso penal. Es decir, al autor de esa pluralidad concursal de delitos independientes se le fue
sometiendo a juicio y condenando secuencialmente por cada hecho punible, según la oportunidad en que tales ilícitos se fueron,
sucesivamente, descubriendo. “
“9°. En la imposición de la pena concreta para esta modalidad especial de concurso real la doctrina exige que se fije como
criterio rector que el autor no debe resultar con una pena concreta final y total, luego de sus sucesivos juzgamientos y condenas,
que sea más severa que aquella que se le habría aplicado si hubiese sido juzgado simultáneamente, en un sólo proceso, por
todos los delitos que cometió y que dieron lugar al concurso rea l… la pena concreta para tales casos, surgirá también, de la
aplicación del mismo procedimiento regulado para el concurso real de delitos en el artículo 50° CP. Es decir, el órgano
Parte General Título III: De las penas
jurisdiccional competente en cada juzgamiento deberá adicionar las penas concretas parciales que obtenga por los delitos que
procesó, a aquellas que ya fueron impuestas en los juzgamientos precedentes. Luego deberá someter el resultado o pena
concreta total del concurso real retrospectivo, a las verificaciones y límites señalados en el mismo artículo 51º CP y a los cuales
ya se ha hecho mención al analizar el caso del concurso real (no superar treinta y cinco años de pena privativa de libertad ni
superar el doble de la pena concreta parcial correspondiente al delito más grave y aplicar sólo la pena de cadena perpetua si ella
resulta como sanción para, cuando menos, uno de los delitos en concurso). (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116)
Jurisprudencia:
1. “La reincidencia es, sin duda alguna, una institución muy polémica. La finalidad de su inclusión responde a la necesidad de
una mayor represión penal por razones de prevención especial, basada en la mayor peligrosidad del sujeto. Esa calificación,
como es evidente, tiene un alto valor simbólico social. El Tribunal Constitucional, por lo demás, reconociendo la jerarquía
constitucional del principio de culpabilidad, no consideró que la agravante de reincidencia era incompatible con el mencionado
principio. Desde una perspectiva general se puede calificar de reincidente a quien por la repetición de hechos delictivos revela la
inclinación a cometerlos, por lo que el plus de punición se orienta a la reforma de aquella inclinación.”
“Procesalmente debe tomarse en consideración dos requisitos. El primero, el juzgador, para la calificación de reincidente de un
imputado, ha de tener a la vista el boletín de condenas y, en su caso, la hoja carcelaria respectiva –que establece la fecha exacta
de la excarcelación-; en defecto de uno o ambos documentos registrales, ha de contar con copia certificada de la sentencia y, si
correspondiere, de la resolución que dispone su excarcelación por la concesión de un beneficio penitenciario. El segundo, como
la reincidencia es una circunstancia agravante cualificada, por imperio del principio acusatorio, ha de ser solicitada por el Fiscal
en la acusación, a menos que el Tribunal haga uso del planteamiento de la tesis al amparo de lo dispuesto por el artículo 285º A
del Código de Procedimientos Penales. Por tanto, no puede establecerse de oficio, sin el debate procesal respectivo, pues ello
importaría, además, un fallo sorpresivo que vulneraría el principio de contradicción.”
“El marco penal adecuado a la culpabilidad por el hecho debe ir referido necesariamente a un concreto autor y a las
circunstancias del hecho realizado; y, hasta dicho límite, no hay ya razones para excluir las necesidades de prevención especial
derivadas de la tendencia del autor, esto es, evitar su recaída en el delito (JAÉN VALLEJO, MANUEL: Justicia penal
contemporánea, Editorial Librería Portocarrero, Lima, dos mil dos, página cincuenta y nueve).”
“C. Dentro del marco establecido por la culpabilidad: determinación de un marco, necesariamente ampliado en sus posibilidades
legales en virtud del artículo 46º B del Código Penal, tiene lugar la segunda operación adicional -efectos punitivos concretos de la
reincidencia-, con la que culmina la individualización de la pena. En este nivel se ha de tener en cuenta que la culpabilidad por el
hecho pudo agravarse por haberse rebelado el autor contra normas sociales cuya validez le queda clara por medio de una
condena anterior por un nuevo delito doloso. Sin embargo, la agravación de la pena sólo se producirá cuando el sujeto manifiesta
con su delito un menosprecio hacia el bien jurídico afectado y que no ha sido impresionado por la pena anterior, al punto de
evidenciar que la sanción impuesta no le ha conducido a llevar un comportamiento social adecuado a la norma. Por lo que debe
verificarse, en cada caso, si se le puede reprochar al autor, reincidente, que no haya tomado como advertencia la anterior
condena [así, Sentencia del Tribunal Constitucional Federal Alemán, del dieciséis de enero de mil novecientos setenta y nueve,
BverfGE 50, 125 ss].
“ 13º. Sobre la base de los anteriores fundamentos jurídicos, y en torno a los problemas detectados y definidos en el numeral tres
de los Antecedentes de este Acuerdo Plenario, se asumen los siguientes criterios de interpretación:
a) Sobre la operatividad paralela de las mismas circunstancias en disposiciones legales con funciones diferentes. Queda claro
que la reincidencia y la habitualidad no pueden cumplir a la vez las funciones que corresponden a una circunstancia común y a
una cualificada. Sólo deben apreciarse en su rol de circunstancias cualificadas, pues únicamente en ese caso pueden agravar la
pena por encima del marco de conminación legal de la sanción para el delito cometido, lo cual fue el sentido de su
reincorporación al Derecho penal nacional.
b) Sobre la eficacia de las agravantes cualificadas para la determinación judicial de la pena concreta. La condición cualificada de
una agravante siempre demanda que el juez determine la pena concreta dentro del nuevo marco conminatorio que ha fijado la ley
como consecuencia punitiva para la reincidencia y la habitualidad. Y donde tomando de referencia la pena conminada para el
delito que posibilita la configuración de la agravante cualificada, el nuevo máximo de la pena básica será el límite fijado por el
artículo 46º B para dicho tipo de agravante (un tercio o una mitad por encima del máximo original).
c) Sobre la operatividad de la agravante cualificada del artículo 46º C frente a las reglas sobre concurso real y concurso real
retrospectivo de delitos. Siendo la habitualidad una circunstancia agravante cualificada se deberán aplicar sus efectos punitivos
sólo en el tercer delito cometido en el lapso de cinco años y luego se sumará la pena resultante a las penas concretas
correspondientes a los otros delitos del concurso real, pero respetando siempre los límites punitivos fijados por los artículos 50º y
51º del Código Penal (La pena total no debe ser superior al doble del máximo conminado para el delito más grave, ni mayor de
treinta y cinco años de privación de libertad; y si para uno de los delitos en concurso corresponde cadena perpetua, sólo se
aplicará esta sanción excluyéndose las demás).
d) Sobre los elementos de configuración de las agravantes cualificadas de los artículos 46º B y 46º C. Se debe asumir que la
reincidencia opera sólo hasta los cinco años posteriores al cumplimiento parcial o total de pena privativa de libertad por condena
anterior. Este límite cronológico es compatible con el que históricamente se fijaba en el artículo 111º del Código Penal de mil
novecientos veinticuatro. Además resulta similar al considerado por el artículo 46º C del Código Penal vigente para la
habitualidad que regula una efectividad penal más gravosa. El nuevo delito que da lugar a la reincidencia puede ser de igual o
distinta naturaleza que el que determinó la pena privativa de libertad cumplida total o parcialmente.”
En cuanto a la habitualidad, ella se produce solamente en el caso de que los tres delitos se hayan cometido en un lapso de 5
años y no medie condena sobre alguno de ellos en dicho plazo. Además la habitualidad requiere que todos los delitos cometidos
sean dolosos y de igual naturaleza. Esta especialidad en la reiterancia indica la habituación delictiva del agente y justifica su
mayor punibilidad.
e) Sobre la determinación de la pena concreta en caso de concurrencia de circunstancias cualificadas del artículo 46º A, con las
previstas por los artículos 46º B o 46º C. Si concurrieran las agravantes cualificadas del artículo 46º A (calidad de funcionario
público, aprovechamiento de conocimientos privilegiados, comisión en prisión de delitos graves) con las de reincidencia o
habitualidad se deberán aplicar los efectos punitivos correspondientes en la determinación de la pena concreta, por ser todas
circunstancias compatibles. No obstante, la pena concreta resultante no podrá exceder de los límites contemplados por el artículo
46º A del Código Penal (de treinta y cinco años de privación de libertad).
f) Límites de las penalidad derivada de las agravantes de los artículos 46º B y 46º C. En coherencia con los límites punitivos
fijados en los artículos 29º, 46º A, 50º y 51º del Código Penal, en ningún caso la pena concreta que corresponda a la efectividad
de la agravación por reincidencia o habitualidad será mayor de treinta y cinco años de pena privativa de libertad. Cuando los
delitos que dan lugar a tales supuestos tengan prevista pena de cadena perpetua sólo se aplicara dicha pena.
g) Eficacia de los antecedentes penales cancelados en los casos de reincidencia según los artículos 46º B y 69º in fine. La
reforma del artículo 69º del Código Penal, sobre cancelación de antecedentes y rehabilitación inmediata, tuvo lugar mediante la
Ley número 28730, del trece de mayo de dos mil seis. Esto es, cuatro días después que la Ley número 28726 que introdujo el
artículo 46º B del Código Penal sobre la agravante de reincidencia. Por consiguiente, la primera de las normas citadas modificó
implícitamente a la segunda. Siendo así el párrafo in fine del nuevo texto del artículo 69º, donde se dispone que “La reincidencia
deja sin efecto la cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales, hasta el cumplimiento de la nueva pena.”,
derogó el párrafo final del artículo 48º B del Código Penal que establecía que “A los efectos de esta circunstancia no se
computarán los antecedentes penales cancelados”. De esta manera, pues, a partir de la vigencia de la Ley número 28730, la
reincidencia es una excepción a la regla general de la rehabilitación inmediata por cumplimiento de la pena privativa de libertad
impuesta. Ahora bien, esa excepción sólo debe ser aplicable a condenas que se hayan impuesto y cumplido con posterioridad a
la ya citada reforma del numeral 69º del Código Penal. En todo caso, cuando se haya vencido el plazo de prescripción de la
reincidencia acordado en cinco años posteriores a la excarcelación (ver literal ‘d’), operará definitivamente la cancelación de los
antecedentes generados por esa condena.” (Acuerdo Plenario N° 1-2008/CJ-116)
Correlación:
CPMP: Artículo 33.
C. Penal: Artículo 46-C.
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1 del artículo 38.
Capítulo III
Rehabilitación
Jurisprudencia:
1. ”En el derecho penal las penas tienen una naturaleza distinta respecto de las medidas de seguridad. Mientras que la pena
constituye la sanción tradicional que caracteriza al derecho penal y es un mal con el que este amenaza en el caso de que se
realice un acto considerado como delito; las medidas de seguridad no suponen la amenaza de un mal en el caso de que se
cometa un delito, sino un tratamiento dirigido a evitar que un sujeto peligroso nuevamente llegue a cometerlo. No obstante ello,
desde la perspectiva constitucional, la medida se seguridad de internación se justifica no sólo porque persigue evitar la comisión
de futuros delitos, sino también porque su finalidad es la recuperación de la persona. Por ello, es una exigencia constitucional
que, a fin de que dicha medida cumpla su finalidad, la persona sea internada en un centro hospitalario que cuente con
tratamiento médico especializado y la adecuada atención profesional.
14. Sin embargo las medidas de seguridad (internación) no pueden ser impuestas por el juez penal con absoluta y entera
discrecionalidad; antes bien, para que una medida de seguridad sea constitucionalmente legítima, esta debe dictarse dentro de
los límites que la Constitución y la ley prevén y en estricta observancia del principio de proporcionalidad….
15. En tal virtud, dado que la medida de internación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputable en un centro hospitalario
u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia, dicho ingreso no puede ser por un tiempo indefinido sino
limitado, motivo por el cual se ha previsto que “la duración de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de duración
de la pena privativa de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido” (artículo 75 del CP). Finalmente, cabe
señalar que la imposición de la medida de internación comporta una facultad para el juez que la dictó y un deber para la
autoridad del centro en el cual se encuentra internada la persona. Así, el juez penal puede solicitar cada 6 meses a la autoridad
del centro de internación un peritaje a fin de conocer si las causas que dieron lugar al dictado de la medida de internación han
desaparecido o no. Sin perjuicio de ello la autoridad del centro de internación está obligada a remitir dicho informe, al margen de
que el Juez lo solicite o no (artículo 75 del CP). En cualquier caso, si las causas que hicieron necesaria la aplicación de la medida
han desaparecido “el juez hará cesar la medida de internación impuesta”.(STC N° 03426-2008-HC).
TÍTULO IV
DE LA EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA CONDENA
Artículo 43.- Causales de extinción de la acción penal
La posibilidad de iniciar acción penal o de pronunciar condena se extingue:
1. Por muerte del imputado;
2. Por amnistía;
3. Por derecho de gracia;
4. Por prescripción; y
5. Por cosa juzgada.
Correlación:
CPMP: Artículos 44-50, 167, 464.
LOF FMP: Artículo 46.
C. Penal: Artículos 78, 89.
Jurisprudencia:
1. “6. La prescripción, desde un punto de vista general,es la institución jurídica mediante la cual, por el transcurso del tiempo, la
persona adquiere derechos o se libera de obligaciones. Y, desde la óptica penal, es una causa de extinción de la responsabilidad
criminal fundada en la acción del tiempo sobre los acontecimientos humanos o la renuncia del Estado al ius punendi, en razón de
que el tiempo transcurrido borra los efectos de la infracción, existiendo apenas memoria social de la misma.
7. Es decir, que mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la posibilidad de
investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o autores del mismo.
8. Dicho de otro modo, en una Norma Fundamental inspirada en el principio pro homine, la ley penal material otorga a la acción
penal una función preventiva y resocializadora en la cual el Estado autolimita su potestad punitiva contemplando la necesidad de
que, pasado cierto tiempo, se elimine toda incertidumbre jurídica y la dificultad de castigar a quien lleva mucho tiempo viviendo
honradamente, consagrando de esta manera el principio de seguridad jurídica. …
Parte General Título IV: De la extinción de la acción penal y de la condena
9. Así, la ley considera varias razones que permiten extinguir la acción penal, en virtud de las cuales el Estado autolimita su
potestad punitiva: pueden ser causas naturales (muerte del infractor), criterios de pacificación o solución de conflictos sociales
que tienen como base la seguridad jurídica (cosa juzgada o prescripción) o razones sociopolíticas o de Estado (amnistía).
10. En este orden de ideas, resulta lesivo a los principios de economía y celeridad procesal, vinculados al derecho al debido
proceso, que el representante del Ministerio Público, titular de la acción penal, sostenga una imputación cuando esta se ha
extinguido, o que formule denuncia penal cuando la potestad persecutoria del Estado, por el transcurso del tiempo, se encuentra
extinguida, y que el órgano jurisdiccional abra instrucción en tales supuestos.” (STC N° 1805-2005-PHC/TC).
2. “f) Si bien en el artículo 102, inciso 6º de la Constitución se determina que "ejercer el derecho de amnistía" es atribución
exclusiva del Congreso; debe reconocerse, también, que cualquier atribución de los poderes del Estado o de las instituciones
públicas no son absolutas o ilimitadas, por cuanto la discrecionalidad que puede pretender el Estado tiene como límite la vigencia
de sus obligaciones convencionales establecidas por los Tratados de Derechos Humanos, por los principios constitucionales y,
principalmente, por los derechos inalienables de las personas.
h) La amnistía es una institución que otorga el olvido a las personas procesadas y condenadas por delitos políticos, la aplicación
de ésta a personas que han cometido delitos comunes, constituye una absoluta desnaturalización, y negación del contenido
histórico y doctrinario de la institución.” (STC N° 013-1996-AI/TC).
3. “43. La Corte estima necesario enfatizar que, a la luz de las obligaciones generales consagradas en los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana, los Estados Partes tienen el deber de tomar las providencias de toda índole para que nadie sea
sustraído de la protección judicial y del ejercicio del derecho a un recurso sencillo y eficaz, en los términos de los artículos 8 y 25
de la Convención. Es por ello que los Estados Partes en la Convención que adopten leyes que tengan este efecto, como lo son
las leyes de autoamnistía, incurren en una violación de los artículos 8 y 25 en concordancia con los artículos 1.1 y 2 de la
Convención. Las leyes de autoamnistía conducen a la indefensión de las víctimas y a la perpetuación de la impunidad, por lo que
son manifiestamente incompatibles con la letra y el espíritu de la Convención Americana. Este tipo de leyes impide la
identificación de los individuos responsables de violaciones a derechos humanos, ya que se obstaculiza la investigación y el
acceso a la justicia e impide a las víctimas y a sus familiares conocer la verdad y recibir la reparación correspondiente.” (Corte
IDH caso Barrios Altos contra Perú sentencia de 14 Mar 01).
4. ”Quinto: Que, por otro lado, aún cuando el imputado -según afirma el Auditor de la Institución- fue sancionado
administrativamente con suspensión de seis meses, no se está ante un supuesto de ne bis in idem, constitucionalmente
prohibido, porque las sanciones administrativa y penal, en este caso, no tienen el mismo fundamento o, mejor dicho, no tutelan el
mismo bien jurídico vulnerado, dado que el tipo penal de peculado no sólo tutela el correcto desempeño de la función pública sino
también el patrimonio público unido al debido cumplimiento del derecho presupuestario, y porque existe un supuesto de relación
de sujeción especial del imputado con el Estado al ser funcionario público y contra él se ha concretado el régimen administrativo
sancionador.”(R.N. N° 1228-2005 Ancash).
5. ”20. Según el artículo 102, inciso 6, de la Constitución, entre las atribuciones del Congreso de la República se encuentra la de
dictar leyes de amnistía. Mediante ellas el legislador establece que determinados hechos, considerados originariamente ilícitos,
dejaron de serlo. La consecuencia del olvido de la responsabilidad penal es la renuncia del Estado al ejercicio de la acción penal
(extinción) así como a la ejecución de la pena. Por tanto, la entrada en vigencia de una ley de amnistía impide la iniciación de un
proceso penal; suspende a éste en cualquier estado en el que se encuentre y, si se hubiera dictado sentencia condenatoria,
cancela todos sus efectos penales, con excepción de los de orden civil.” (STC N° 679-2005-PA/TC)
Jurisprudencia:
1. “3. El indulto es una facultad del Presidente de la República reconocida en el artículo 118,21 de la Constitución Política, a
través de la cual, tal como lo prevé el artículo 89º del Código Penal, se suprime la pena impuesta a un condenado. Se trata,
además, de una facultad presidencial revestida del máximo grado de discrecionalidad; lo que no significa que se trate de una
potestad que pueda ser ejercida sin control jurisdiccional y con la más absoluta arbitrariedad.
4. Además, nuestra Constitución (artículo 139,13) prevé que el indulto adquiere los efectos de la cosa juzgada. Al respecto,
constituye una garantía expresamente prevista en nuestro ordenamiento jurídico la prohibición de dejar sin efecto resoluciones
que han adquirido la calidad de cosa juzgada, así como la prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada
(artículo 139, incisos 2 y 13 de la Constitución). (STC N° 03660-2010-PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. Dúplica del plazo de prescripción en delitos cometidos contra el patrimonio del Estado
“12º. El legislador incrementó el plazo de prescripción -duplicó- en el último párrafo del artículo ochenta del Código Penal y
destacó la mayor gravedad cuando el delito es cometido por un funcionario o servidor público contra el patrimonio del Estado, ello
en concordancia con el último párrafo del artículo 41º de la Constitución Política del Perú -“el plazo de prescripción se duplica en
caso de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado por funcionarios y servidores públicos”-. La ley consideró que tenía que
reconocerse un mayor reproche, traducido en el plazo de la prescripción, por tratarse de un atentado contra el normal
funcionamiento de la Administración Pública, la seguridad de los bienes pertenecientes a la Administración Pública y la
inobservancia del deber de fidelidad del funcionario o servidor público hacía el patrimonio público desde la perspectiva de las
obligaciones del cargo o función que ejerce y abusa. En tal sentido, el ataque contra el patrimonio público es ejecutado por
personas que integran la Administración Pública a las que se le confió el patrimonio y se colocó al bien en una posición de
especial vulnerabilidad por aquéllos. Esto implica un mayor desvalor de la acción -como conducta peligrosa para los bienes
jurídicos- complementado con el desvalor de resultado derivado de la específica función de protección que tienen esas personas
respecto del patrimonio del Estado, de la lesión que proviene de la acción desvalorada y de la mayor posibilidad que tienen para
encubrir sus actividades ilícitas.
13º. Por tanto, se incrementó el plazo de prescripción para obtener una variante en cuanto a la acción persecutoria o ejecución
de la pena y dar a estos casos concretos una regla especial con la finalidad de otorgar al organismo encargado de la persecución
del delito un mayor tiempo para que pueda perseguir el hecho punible y establecer una mayor dificultad para que el delito no
quede impune. …(Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ-116).
2. ”15. … resulta importante resaltar que hay hechos criminales que perjudican a la sociedad en su conjunto, afectando el mundo
social, político, económico y cultural de un país, y con ello nuestra democracia y al Estado de Derecho.
16. Esta realidad ha acompañado nuestra historia como país, pues estamos de manera permanente viviendo y sufriendo un
conjunto de hechos de criminalidad organizada en los que se afecta al patrimonio del Estado, que no es otro que el patrimonio de
todos los peruanos. En un país que vive en extrema pobreza, con millones de niños y adolescentes en situación de miseria, no es
posible aceptar la impunidad de la corrupción, porque el accionar del Estado no los alcanzó, o porque se recurre a argucias
legales para impedirlo.
17. Es por ello que la Norma Suprema establece que "[e]l plazo de prescripción se duplica en caso de delitos cometidos contra el
patrimonio del Estado".
La redacción del texto constitucional no es clara; pareciera que se refiere a todos los delitos cometidos en agravio del Estado,
pero consideramos que no es así, ya que, por el principio de legalidad y seguridad jurídica, debe entenderse tal plazo de
prescripción en el contexto de todo el artículo y, mejor aún, en el contexto de todo el capítulo, que trata exclusivamente de los
funcionarios y servidores públicos.
18. Este Supremo Colegiado considera que duplicar el plazo de prescripción en todos los delitos cometidos en agravio del
Estado, sería atentar contra el principio de legalidad, de cuya interpretación pro homine se infiere que aplicarlo a todos los
imputados a los que se procese es extender in malam parte lo que pudiera afectar a este, cuando por el contrario su aplicación
debe ser in bonam parte.
En consecuencia, dicha duplicidad solo es aplicable en el caso de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado o de
organismos sometidos por este, de conformidad con el artículo 41°, in fine, de la Constitución.” (STC N° 1805-2005-PHC/TC).
Correlación:
CPMP: Artículos 34, 36, 43.
C. Penal: Artículo 80.
Correlación:
CPMP: Artículo 166.
C. Penal: Artículo 83.
Correlación:
CPMP: Artículos 44-47, 167, 464
C. Penal: Artículo 84.
Jurisprudencia:
1. “Según estatuye el artículo 84º del [Código Penal] ‘Si el comienzo o la continuación del proceso penal depende de cualquier
cuestión que deba resolverse en otro procedimiento, se considera en suspenso la prescripción hasta que aquél quede concluido’.
La citada disposición legal, así expuesta, existe como presupuestos que determinan el efecto suspensivo del plazo de
prescripción, en primer lugar, que preexista o surja ulteriormente una cuestión jurídica controvertida que impida la iniciación o la
continuación del proceso penal incoado; y, en segundo lugar, que la decisión que incida sobre la iniciación o continuación del
proceso se realice en otro procedimiento, obviamente distinto del que se ve impedido de continuar o del que, por lo anterior, no
pueda instaurarse”. (Acuerdo Plenario N° 6-2007/CJ-116).
2. “… El apartado uno del artículo 339º del nuevo Código Procesal Penal prescribe que “la Formalización de la Investigación
Preparatoria suspende el curso de la prescripción de la acción penal”. Entonces la discusión de ese párrafo está centrada en las
cuestiones de legitimidad, legalidad y razonabilidad.”
Suspensión del plazo de prescripción por la formalización de la investigación preparatoria “24º. La “suspensión” de la
prescripción prevista en el artículo 84º del Código Penal consiste en la creación de un estado en el cual el tiempo deja de correr
porque se presenta una situación particular determinada por la Ley que impide la persecución penal -constituye la excepción al
principio general de la continuidad del tiempo en el proceso-. La continuación del proceso dependerá de la decisión de una
autoridad extra penal, que puede ser un Juez del ámbito civil, administrativo, comercial, de familia y en todos los casos se
paraliza el inicio o la continuación del proceso desde que se presenta la circunstancia que amerita la imposibilidad de su
prosecución y se reiniciara cuando se resuelva esa cuestión. Por consiguiente, el término de la prescripción sufre una
prolongación temporal.
25º. La consecuencia más significativa es que el tiempo transcurrido con anterioridad al momento en que se presentó la causa
que suspendió el proceso no se pierde y se sumará al que transcurra después de su reiniciación, pero el tiempo cumplido durante
la vigencia de la suspensión no se computa para los efectos de la prescripción extraordinaria. …
30º. Por tanto, la suspensión del plazo de prescripción significa que la ley otorga más tiempo a la autoridad para que persiga el
delito. Constituye la manifestación de voluntad objetivamente idónea del Estado para asegurar el éxito en la persecución del
hecho delictivo y contribuye a consolidar el principio constitucional de obligatoriedad en el ejercicio de la persecución penal que
tiene el Ministerio Público prescrita en el artículo 159º de la Carta Política.
31º. La aplicación de esta regulación legal no vulnera el derecho fundamental del imputado a un proceso sin dilaciones indebidas
programado en el inciso tres del artículo 139º de la Constitución -inserto en la garantía del debido proceso- y tampoco se afecta
el derecho a que la causa se resuelva por el Juez Penal en un tiempo razonable, por lo siguiente: A. El fenómeno de la
prescripción regulado en la norma constitucional y sustantiva está determinado esencialmente por una autolimitación del Estado
para ejercer su potestad represiva cuando no ejerce la acción eficaz y oportunamente en un tiempo determinado. Por tanto, el
legislador es el que decide si los actos que se realizan para iniciar la persecución penal, como “la Formalización de la
Investigación Preparatoria” es una causa que suspende el curso de la prescripción. B. Dicha institución sustantiva está
inspirada en el interés de la sociedad de que no haya delitos impunes, pero limitando a los órganos encargados de la
persecución penal. Una interpretación distinta, supone aceptar que la prescripción es un derecho establecido a favor del
imputado y el rechazo a la existencia de causas procesales que suspendan el curso de la prescripción. Sin embargo, esto implica
olvidar el interés social en la persecución de los delitos. C. La suspensión del plazo de la prescripción no origina un problema de
condiciones de desigualdad entre el Ministerio Público y el imputado por la creación de una posibilidad que afecta derechos
fundamentales, pues cuando el hecho imputado de carácter delictivo conserva su contenido de lesividad, es necesario una
sanción a su autor por ser legítima. En ese sentido, no se puede sostener la existencia de desigualdad -relevante jurídicamente-
cuando se persigue y castiga una infracción punible. D. No puede concebirse que los imputados tengan derecho a la resolución
del proceso en un plazo razonable en los que el retraso pueda ser provocado por su propia actitud procesal para evitar el avance
del procedimiento y prescribir el delito, lo que debe evitarse. E. La reforma del sistema procesal implicó cambios radicales e
importantes constituyendo uno de los más significativos relevar a los jueces de las labores de investigación dentro del proceso
penal -propio de un sistema acusatorio- y por otro lado, la reforma de la aplicación de instituciones dentro del nuevo sistema. En
ese contexto, en el ordenamiento procesal la “suspensión de la prescripción” se forja en un proceso estructurado que respeta
las garantías del debido proceso, promueve valores constitucionales medulares y definitivos para la protección jurisdiccional
efectiva. F. En el Nuevo Código Procesal Penal las etapas del proceso tienen un plazo establecido: La Investigación Policial o
Fiscal veinte días, la Investigación Preparatoria ciento veinte días, ampliado a sesenta días y para casos complejos hasta ocho
meses y si bien el juzgamiento no tiene plazo definido, no obstante una de sus características principales como innovación del
nuevo modelo procesal es su celeridad y continuación ininterrumpida hasta su conclusión, evitando dilaciones y pérdida de
concentración,
Parte General Título V: De la reparación civil
como la propia Ley lo señala en el artículo 360º [inciso 1 y 5]-“si no fuera posible realizar el debate en un solo día, éste continuará
durante los días consecutivos que fueran necesarios hasta su conclusión y no podrá realizarse otros juicios hasta su
culminación”-. Es evidente que el nuevo sistema procesal busca simplificar, descongestionar, acelerar y hacer más eficiente la
Administración de Justicia penal, asegurando una mayor eficiencia y eficacia en tanto en cuanto a la decisión de los jueces sólo
se someten las causas que están en capacidad de resolver oportunamente. G. Por otro lado, la propia norma procesal en los
artículos 334º [inciso 2] y 343º regula las situaciones en las que el plazo de la investigación preliminar y preparatoria exceda su
duración y reconoce al afectado el derecho de acudir al Juez de la Investigación Preparatoria –Juez de Garantías considerado
como el custodio de la legalidad del procedimiento de investigación que realiza el Ministerio Público y tiene como función esencial
tutelar las garantías del imputado- para que resuelva el conflicto y ordene la culminación de esas etapas procesales cuando las
considere excesivas -se materializa por medio de una audiencia de control de plazos-. Es evidente el interés y voluntad del
legislador de someter a control el plazo del proceso por el Juez que ejerce las funciones del control de garantías -y reglado en el
sistema procesal penal- en virtud del principio medular del Estado de Derecho para no dejar a completo arbitrio del Fiscal la
duración de la investigación.
32º. En ese contexto, es claro que el plazo de la suspensión del proceso se produce dentro del marco impuesto por la Ley, no es
ilimitado y eterno y se corresponde con la realidad legislativa de la nueva norma procesal y el marco de política criminal del
Estado. Por tanto, con los límites racionales regulados no habría un exceso de tiempo hasta la culminación del proceso con un
pronunciamiento que ponga término del modo más rápido posible a la situación de incertidumbre porque con la previsión de la ley
fijando pautas de duración de los procesos no debería existir menoscabo a un juicio justo en un tiempo razonable y donde el
derecho de la sociedad a defenderse del delito se armoniza con el del imputado, de modo que no se sacrifica a ninguno de ellos
a favor del otro. Con esto debe resaltarse que si bien los actos del procedimiento suspenden el curso de la prescripción de la
acción persecutoria, no obstante lo hacen hasta cierto límite.” (Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ-116)
TÍTULO V
DE LA REPARACIÓN CIVIL
Artículo 51.- Reparación civil
La reparación civil se establece en la sentencia conjuntamente con la pena. Esta obligación
comprende:
1. La restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y,
2. La indemnización por los daños y perjuicios.
Correlación:
CPMP: Artículos 52 y ss. 171 y ss.
C. Penal: Artículos 92, 93.
C. Procesal Penal: Artículo 11 y ss.
C. Civil: Artículos 1321, 1332, 1969 y ss.
Jurisprudencia:
1. “la confesión sincera … no puede ser valorada como presupuesto para establecer la cuantía de la reparación civil –que no es
una pena-, … la naturaleza de la acción civil ex delito es distinta, pues tiene como finalidad reparar el daño o efecto que el delito
ha tenido sobre la víctima y, consecuentemente, debe guardar proporción con los bienes jurídicos que se afectan. …
el daño civil lesiona derechos de naturaleza económica y/o derechos o legítimos intereses existenciales, no patrimoniales, de las
personas. Por consiguiente, aún cuando es distinto el objeto sobre el recae la lesión en la ofensa penal y en el daño civil, es claro
que, pese a que no se haya producido un resultado delictivo concreto, es posible que existan daños civiles que deban ser
reparados. En los delitos de peligro, desde luego, no cabe negar a priori la posibilidad de que surja responsabilidad civil, puesto
que en ellos -sin perjuicio, según los casos, de efectivos daños generados en intereses individuales concretos- se produce una
alteración delordenamiento jurídico con entidad suficiente, según los casos, para ocasionar daños civiles, sobre el que
obviamente incide el interés tutelado por la norma penal -que, por lo general y que siempre sea así, es de carácter
supraindividual-. Esta delictiva alteración o perturbación del ordenamiento jurídico se debe procurar restablecer, así como los
efectos que directa o causalmente ha ocasionado su comisión [el daño como consecuencia directa y necesaria del hecho
delictivo]” (Acuerdo Plenario N° 1-2005/ESV-22 R.N. 984-2005).
2. Ver Jurisprudencia 5 del artículo 438.
3. “cabe establecer si los delitos de peligro pueden ocasionar daños civiles y, por tanto, si es menester fijar la correspondiente
reparación civil, más allá de las especiales dificultades que en estos delitos genera la concreción de la responsabilidad civil.
Como se ha dicho, el daño civil lesiona derechos de naturaleza económica y/o derechos o legítimos intereses existenciales, no
patrimoniales, de las personas. Por consiguiente, aún cuando es distinto el objeto sobre el recae la lesión en la ofensa penal y en
el daño civil, es claro que, pese a que no se haya producido un resultado delictivo concreto, es posible que existan daños civiles
que deban ser reparados.
En los delitos de peligro, desde luego, no cabe negar a priori la posibilidad de que surja responsabilidad civil, puesto que en ellos
—sin perjuicio, según los casos, de efectivos daños generados en intereses individuales concretos- se produce una alteración del
ordenamiento jurídico con entidad suficiente, según los casos, para ocasionar daños civiles, sobre el que obviamente incide el
interés tutelado por la norma penal —que, por lo general y que siempre sea así, es de carácter supraindividual-. Esta delictiva
alteración o perturbación del ordenamiento jurídico se debe procurar restablecer, así como los efectos que directa o causalmente
ha ocasionado su comisión [el daño como consecuencia directa y necesaria del hecho delictivo] (conforme: Rolo TORRES,
MARGARITA: La reparación del daño causado por el delito, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, páginas 124/125).
Por consiguiente, no cabe descartar la existencia de responsabilidad civil en esta clase de delitos, y, en tal virtud, corresponderá
al órgano jurisdiccional en lo penal determinar su presencia y fijar su cuantía.” (Acuerdo Plenario N° 006-2006/CJ-116)
4. “Vigésimo primero. No obstante el Acuerdo Plenario número seis-dos mil seis/CJ-ciento dieciséis [fundamento décimo], señala
que cabe la posibilidad que exista reparación civil en los delitos de peligro, pues se produce una alteración del ordenamiento
jurídico con entidad suficiente, según los casos, para ocasionar daños civiles, sobre el que obviamente incide el interés tutelado
por la norma penal -que, por lo general y que siempre sea así, es de carácter supraindividual-. Esta delictiva alteración o
perturbación del ordenamiento jurídico se debe procurar restablecer, así como los efectos que directa o causalmente ha
ocasionado su comisión [el daño como consecuencia directa y necesaria del hecho delictivo].
Vigésimo segundo. Entonces, la reparación civil se logrará si se acredita la comsión del hecho punible. En el presente caso, al
ser un delito de peligro, su reparación está subordinada a la existencia del delito que se cuestiona por afectación por vicios
procesales, de ahí que la impugnación por la nulidad debió entenderse extensivamente como impugnación de la reparación civil.
Vigésimo tercero. Sobre la alegación de causa de justificación, es cierto que la antijuridicidad se rige por el principio de unidad del
ordenamiento jurídico, lo que significa que lo que no constituye un injusto en el ámbito penal, no debería constituirlo tampoco en
otra parte del ordenamiento jurídico.
Vigésimo cuarto. Entonces, cuando un acto está protegido por una causa de justificación, este será lícito, incluso en el ámbito
civil, de ahí que no podría caber una reparación civil. Esta consideración no es absoluta, pues puede haber casos en los cuales a
pesar de no ser antijurídica la conducta supone un daño civil.” (Casación N° 229-2015 Lima).
5. “Primero.- En sede penal es procedente aplicar a la reparación civil los intereses compensatorios devengados desde la fecha
en que se provocó el daño al agraviado.
Segundo.-. El monto de la reparación civil debe determinarse en atención al daño económico, moral y personal, comprendiendo
inclusive el lucro cesante. No procede reducir o elevar el monto correspondiente en atención a la gravedad del delito o la
capacidad económica del agente.” (IV Pleno Nacional Iquitos 5/99)
Jurisprudencia:
1. ”Quinto: Que la reparación civil importa el resarcimiento del bien o indemnización por quien produjo el daño delictivo, … la
reparación civil comprende: a) la restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor, y b) la indemnización de los daños y
perjuicios; que, asimismo, de conformidad con el artículo noventa y cinco del acotado Código [Penal], la reparación civil es
solidaria entre los responsables del hecho punible.
Sexto: Que, en este contexto, la restitución, pago del valor del bien o indemnización por los daños y perjuicios ocasionados,
según corresponda, cuando se trate de procesos en los que exista pluralidad de acusados por el mismo hecho y sean
sentenciados independientemente, por diferentes circunstancias contempladas en nuestro ordenamiento procesal penal, debe
Parte General Título V: De la reparación civil
ser impuesta para todos, la ya fijada en la primera sentencia firme, esto con el objeto de que: a) exista proporción entre el daño
ocasionado y el resarcimiento, b) se restituya, se pague o indemnice al agraviado sin mayor dilación, y c) no se fijen montos
posteriores que distorsionen la naturaleza de la reparación civil …” (P.V. R.N. N° 216-2005 Huánuco).
Jurisprudencia:
1. “Tercero.- Por aclamación. Consentida la sentencia, sus extremos penales y civiles se deben cumplir o extinguir por separado.
En consecuencia, la ejecución no concluirá hasta que se cumpla con ambos o se extingan ambos según las reglas que
corresponden al derecho penal, en lo que toca a las penas, y al derecho civil, en lo que toca a la reparación civil.” (IV Pleno
Nacional Iquitos 5/99)
Correlación:
Constitución: Artículos 140, 173.
CPMP: Artículos 17 Inc. 1, 59, 470 y ss.
C. Penal: Artículos 325, 326, 328, 339.
Ley Nº 27379: Passim.
Correlación:
Constitución: Artículos 140, 173.
CPMP: Artículos 17, 59, 482 y ss.
C. Penal: Artículos 325, 326, 328, 332, 339.
Ley Nº 27379: Passim.
Jurisprudencia:
1. “… se debe tener además presente que el Estado por su propia naturalez y expresión colectiva de la voluntad de las personas
que la integran, busca su permanencia en el tiempo y en el espacio, por ello, no puede dejar indefenso un bien jurídico colectivo,
Parte Especial Título I: D. contra la defensa nacional
de interés superior a los individuales o privados, como es la defensa y seguridad nacionl que contemplan los artículos 163 al 175
de la Constitución Política del Estado; que por esta razón, son consideradas delictivas las actuaciones encaminadas al
debilitamiento o puesta en peligro de la defensa y seguridad nacional…”
“...se debe tener en cuenta que aun tratandose de un delito continuado –sucesivas violaciones de la ley penal, en diversos
momentos, con la misma resolución criminal- la conducta del sentenciado es más reprochable, pues era consciente que cada vez
que proporcionaba una información secreta de la defensa nacional relacionada al instituto que le instruyó y le dio la oportunidad
de representar al país en el extranjero y le otorgó la preparación para asumir el máximo grado de su especialidad, no sólo
evidenciaba la más abyecta de las deslealtades, sino que tenía la certeza que en cada entrega, socavaba en mayor medida la
defensa nacional …” (FMP Ejecutoria Suprema Exp N° 310001-2009-0166)
2. “DÉCIMO.– Que, en atención a las características típicas del hecho concretamente atribuido al TIP.FAP Ariza Mendoza, ha de
resolverse el concurso aparente de leyes suscitados entre los artículos 66°–67° del CJMP [Art 58 , 59 en el actual CPMP] y
330°–331° del CP, a favor de los dos primeros artículos y, por ende, de la justicia militar policial. El contenido delictivo de la
figura penal militar policial queda abarcado y sancionado de modo tan completo mediante la aplicación de esos artículos del
CJMP, que las normas del CP quedan desplazadas. Los artículos 66–67° del CJMP comprenden en todos sus aspectos a la
acción atribuida al mencionado imputado.
El principio de especialidad –lex specialis derogat legi generale–, en cuanto regla de interpretación, es determinante en este
caso. Existe una obvia superposición, sólo parcial, entre los tipos legales comunes y militar policial, más allá de una determinada
o focalizada coincidencia de la dirección de protección típica, pero materialmente estos últimos representan un caso especial
frente a los tipos legales comunes. Los elementos que contiene el tipo delictivo militar policial, desde una perspectiva
interpretativa teleológica y sistemática, caracterizan de manera más precisa al hecho –se circunscribe, propiamente, a un secreto
militar– y al autor –el agente es un militar en actividad que comete el delito con ocasión del servicio que desempeñaba–.
El tipo delictivo militar policial incluye, en suma, la mayor parte de los elementos del hecho. Con ello, el enjuiciamiento del hecho
por la jurisdicción militar policial refuerza la disciplina castrense, tanto porque el imputado será juzgado por los jueces de ese
Orden Jurisdiccional como por la repercusión que tendrá en el colectivo de militares investigar y juzgar a un efectivo castrense
por hechos que afectan el ordenamiento de las Fuerzas Armadas.” (CSJ Sala Penal Permanente Contienda N° 37 – 2009)
Capítulo II
Delitos contra la seguridad interna
Jurisprudencia:
1.” 125. Ante todo, cabe precisar que la descripción típica contenida en el delito de sedición presenta cinco supuestos
diferenciados: (i) Levantarse en armas para impedir el cumplimiento de alguna norma legal, sentencia o sanción; (ii) levantarse
en armas para incumplir una orden del servicio; (iii) levantarse en armas para deponer a la autoridad legítima, bajo cuyas órdenes
se encuentren; (iv) levantarse en armas para impedir el ejercicio de las funciones a la autoridad legítima, bajo cuyas órdenes se
encuentren; (v) levantarse en armas para participar en algún acto de alteración del orden público.
126. Respecto del supuesto (i), cabe recordar que, en su momento, este Tribunal estableció que el artículo 70.1 del Decreto
Legislativo Nº 961, referido a "impedir el cumplimiento de alguna norma legal, sentencia o sanción", tutelaba el régimen
constitucional; y, por tanto, incurría en vicio de inconstitucionalidad al no calificar como delito de función. Inclusive, sanciona la
misma conducta que ya se hallaba prohibida por la legislación penal común, a través del artículo 347 del Código Penal. Tales
razones siguen hoy siendo válidas para que el Tribunal Constitucional reafirme la inconstitucionalidad del texto que ahora se ha
reproducido en el artículo 62 de Código Penal Militar.
127. Sobre el supuesto (ii), este Tribunal confirmó la constitucionalidad solo de un extremo del artículo 70.2 del Decreto
Legislativo Nº 961. Se juzgó que tal inciso, referido a "incumplir una orden del servicio", protegía bienes jurídicos estrictamente
castrenses, como de hecho lo son el orden y la disciplina en el accionar de las FFAA y PNP. Razón por la cual se consideró que
tal extremo no resultaba inconstitucional "siempre y cuando se entienda, conforme al artículo 173 de la Constitución, que quien
dicta la orden sea una autoridad militar".
128. Ahora bien, en vista de que un extremo del artículo 62 del Decreto Legislativo Nº 1094 reproduce el mismo contenido
normativo, basta reiterar lo expuesto supra en el sentido de que, si bien se trataría de dos disposiciones legales distintas, hay una
misma norma que no perdió vigencia. Dado que el parámetro de constitucionalidad del delito de función no ha variado, han
concurrido los tres requisitos de la cosa juzgada; y, en consecuencia, ha operado la sustracción de la materia. Por ello, el
Tribunal Constitucional declara la improcedente la demanda en el extremo referido a la sedición contra una "orden de servicio".
129. En relación con los supuestos (iii) y (iv), cabe precisar que este Tribunal no se pronunció sobre la inconstitucionalidad del
artículo 70.3 del Decreto Legislativo Nº 961, que reprimía el "deponer a la autoridad, bajo cuyas órdenes se encuentren" o
"impedir el ejercicio de sus funciones", enunciados normativos reiterados en el artículo 62 ahora impugnado -permutada la
expresión "autoridad" por "autoridad legítima"-.
130. Al respecto, este Tribunal considera que las autoridades a las que se hace referencia incluyen a miembros del Poder
Ejecutivo, como el Presidente de la República -siempre que no se busque deponer su autoridad- y los ministros de Defensa y del
Interior, así como los mandos militares y policiales de niveles alto y medio. En este sentido, las dos modalidades del tipo de
sedición protegen preponderantemente el orden constitucional y la estructura funcional de los órganos del Estado, y las
relaciones entre estos y los ciudadanos, bien jurídico no propio de las FFAA o la PNP. Entonces, por razones similares a las ya
expuestas con relación al delito de rebelión, este extremo del delito de sedición no puede ser calificado como delito de función.
131. Respecto al supuesto (v), este Tribunal considera que se encuentra obligado a pronunciarse sobre el fondo; puesto que, el
similar contenido del artículo 70 del Decreto Legislativo Nº 961 fue declarado inconstitucional. Más allá de la generalidad con que
se halla redactada la parte en cuestión del artículo 62, resulta evidente que la acción típica de "levantarse en armas" para
"participar en algún acto de alteración del orden público" lesiona un bien jurídico común como la seguridad pública, y se podría
afectar la propiedad privada, medios de transporte, vías de comunicación, servicios públicos, etc. Por ello, este extremo del delito
de sedición no puede ser calificado como delito de función
132. Finalmente, y al igual que en el delito de rebelión, se advierte que el enunciado normativo que contiene el delito de sedición
también incorpora como agravante el hecho de que los actos descritos se lleven a cabo empleando las armas "que la Nación le
confió [a militares y policías] para su defensa". En ese sentido, a juicio de este Tribunal, esta agravante resulta
constitucionalmente válida; puesto que no sanciona el recurso a las armas, ya constitutiva de la sedición, sino únicamente el
mayor injusto que supone el uso de armas que han sido confiadas por el Estado. Como es lógico, tal agravante resulta aplicable
solo respecto del supuesto (ii) referido a la sedición para "incumplir una orden de servicio"
133. Por todo lo expuesto, el Tribunal Constitucional declara inconstitucional la expresión "deponer a la autoridad, bajo cuyas
órdenes se encuentren, impedir el ejercicio de sus funciones"; y con respeto de la calidad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-
PI/TC, reafirma la inconstitucionalidad de la expresión "impedir el cumplimiento de alguna norma legal, sentencia o sanción" y "o
participar en algún acto de alteración del orden público". (STC N° 0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”137. Conviene comenzar el análisis [de la constitucionalidad] por los incisos 1 y 3. Sobre el inciso 1 resultan válidos los
argumentos que se han expresado supra respecto a la constitucionalidad del delito de sedición cuando se ejecuta contra una
orden de servicio. También en el tipo de motín la "orden de servicio" circunscribe el interés lesionado al ámbito de militar o
policial. Respecto del inciso 3, la referencia a una "orden superior o de la disciplina" cumple sin duda el mismo papel. Si a lo
anterior se suma que para la configuración del delito se exige que el sujeto activo realice la acción como parte de un grupo,
resulta razonable afirmar que el delito de motín sanciona un atentado contra bienes jurídicos de naturaleza castrense como son
la subordinación y disciplina.
138. Con relación al inciso 2, se debe afirmar que este sanciona el acto de "exigir" la "entrega de sueldos, raciones, bienes o
recursos o efectúa cualquier reclamación". Si bien la amplitud con que se halla descrita la conducta típica, que hace abstracción
de la legitimidad de tales demandas, pudiera resultar indebida, una norma como esta debe ser entendida en coherencia con el
artículo 42 de la Constitución, que no reconoce el derecho de huelga a las FFAA y la PNP. Lo anterior permite observar que la
norma sanciona el quebrantamiento de la disciplina implícito en el mero hecho de participar de reclamaciones grupales.
Por las razones expuestas, la disposición penal impugnada presenta las características básicas del delito de función.
139. Ahora bien, de lo anterior, se advierte que la disposición legal ahora impugnada que prevé el delito de motín reproduce la
misma norma del artículo 71 del Decreto Legislativo 961 que fuera controlada por este Tribunal. Se reitera, entonces, lo
expuesto supra, en el sentido que la norma -a diferencia del dispositivo- nunca ha dejado de tener vigencia.” (STC N° 0022-2012-
PI/TC).
Artículo 64.- Negativa del militar o del policía a evitar rebelión, sedición o motín
El militar o el policía que, contando con los medios necesarios para hacerlo, no evita la
comisión de los delitos de rebelión, sedición o motín o su desarrollo, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de la mitad del máximo señalado para el delito que se perpetra.
Correlación:
Constitución: Artículos 45, 169.
CPMP: Artículos 60, 62, 63, 68, 69.
C. Penal: Artículo 352.
Jurisprudencia:
1. ”143. Las dos disposiciones legales se refieren a un comportamiento que consisten en no evitar la comisión de determinados
hechos ilícitos. Así, el artículo cuya constitucionalidad se cuestiona establece que este delito se configura cuando "el militar o el
policía que, contando con los medios necesarios para hacerlo, no evita la comisión de los delitos de rebelión, sedición o motín o
su desarrollo". Mientras que antes se establecía que el delito se configuraba con el "no evitar la perpetración de los delitos de
rebelión, sedición o motín o su desarrollo, cuando se cuente con los medios necesarios para hacerlo".
144. De lo anterior, se advierte que la disposición legal ahora impugnada (artículo 64 del Decreto Legislativo Nº 1094) reproduce
la misma norma que estableció el artículo confirmado en su constitucionalidad por este Tribunal. Por ello, cabe reiterar lo
expuesto supra en el sentido de que si bien se tratarían de dos disposiciones legales distintas, también lo es, que hay una única
norma, que nunca ha dejado de tener vigencia.
145. Cuando se sometió a control el artículo 72 del Decreto Legislativo Nº 961, este Tribunal afirmó que mediante esta norma
penal se sanciona la conducta que atenta contra bienes jurídicos que contienen un componente estrictamente castrense y que
comprometen las funciones constitucionales de las FFAA y de la PNP, consagradas en los artículos 163, 165 y 166 57 . Por ello,
se juzgó que la disposición penal impugnada presentaba las características básicas del delito de función y no contravenía el
artículo 173 de la Constitución. Se confirmó, entonces, la constitucionalidad del delito.
146. Este Tribunal reafirma ahora, respecto al impugnado artículo 64, que la "negativa a evitar rebelión, sedición o motín" no
castiga los levantamientos armados contra el orden constitucional y legal, en defensa de bienes jurídicos comunes. Tarea que
corresponde a los tipos penales de rebelión y sedición, vigentes en la ley penal común. Por el contrario, el tipo penal bajo análisis
penaliza el quebrantamiento de un deber solamente atribuible a militares y policías, esto es, el uso de fuerza para la defensa del
orden constitucional y legal, así como de la seguridad pública y el orden interno. En tal sentido, la norma impugnada sanciona la
violación de funciones típicamente castrenses, vinculadas a los principios de disciplina y defensa nacional.” (STC N° 0022-2012-
PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”149. Se ha alegado la violación de la cosa juzgada bajo el sustento de que la demanda de inconstitucionalidad interpuesta
contra el artículo 73 del Decreto Legislativo Nº 961 fue desestimada. Al respecto, se puede observar que el artículo impugnado
agrega que uno de los supuestos del delito se configura cuando el militar "colabora con ellos de cualquier manera", mientras que
la anterior redacción establecía que para la configuración del delito bastaba con que el militar "colabore con ellos", además de
haberse agregado la pena accesoria de inhabilitación. Como se aprecia, no hay cambios significativos entre una disposición y
otra.
150. Así las cosas, correspondería declarar la improcedencia de la demanda al haber operado la sustracción de la materia por
cosa juzgada, pues tampoco han variado el sentido de los cuestionamientos a su constitucionalidad ni el parámetro constitucional
de análisis.
151. Sin embargo, este Tribunal advierte que el referido artículo 65 incorpora como uno de los supuestos de colaboración con
organización ilegal el que el sujeto activo "colabore con ellos de cualquier manera". Si bien tal fórmula indeterminada podría
lesionar el principio de legalidad penal (artículo 2, inciso 24, literal d, de la Constitución); puesto que, esta norma, en su garantía
de lex certa, supone la interdicción de las "cláusulas legales indeterminadas". Una interpretación de esta índole debe ser
descartada.
No escapa pues a este Tribunal que en el derecho penal del Estado constitucional y democrático de Derecho no solo los tipos de
autoría, sino también los tipos de participación deben resultar cuando menos "determinables". Razón por la cual solo pueden
resultar punibles actos de "colaboración" cuando por sí mismos sean elevados a tipos de autoría como sucede en el presente
caso- o cuando puedan ser tenidos por formas de participación en otros delitos plenamente "determinados".
152. Con relación a la frase "colabora con ellos de cualquier manera", ella individualmente considerada, parecería tratarse de una
cláusula indeterminada. Sin embargo, la propia norma permite determinar su contenido típico por dos aspectos. En primer lugar,
debe tratarse de un medio equivalente a la "instrucción" o al suministro de "material bélico". y, en segundo lugar, tal colaboración
debe ejecutarse "aprovechando su función militar policial". En ese sentido, el Tribunal Constitucional juzga que, a partir de una
interpretación contextual de la expresión en cuestión, su significado resulta plenamente determinable.
Siendo así, el Tribunal Constitucional declara la constitucionalidad del artículo 65 del Decreto Legislativo Nº 1094.” (STC N°
0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”155. En efecto, el artículo hoy impugnado prescribe que el delito se configura cuando se causa "falsa alarma". Mientras que el
derogado establecía que ello sucedía cuando se causa "falsa alarma en conflicto armado". Se cambió también "grave daño o
afectar la operación militar policial", poniéndose "atentar contra la operación militar o policial". Además se ha agregado la pena
accesoria de inhabilitación.
156. Este Tribunal observa que ambas disposiciones persiguen sancionar a aquel militar o policía que cause falsa alarma,
confusión o desorden entre sus pares o entre la población, siempre que tal conducta atente contra la operación militar o policial.
Se advierte, entonces, que la norma penal castiga un grave atentado contra el principio de disciplina que compromete la
operatividad de las FFAA o la PNP; por tanto, el ilícito en cuestión constituye un delito de función.
157. Como la disposición legal impugnada reproduce el mismo contenido normativo que estableció el artículo cuya
constitucionalidad fue confirmada por este Tribunal, cabe reiterar lo expuesto supra en el sentido de que si bien se tratan de dos
disposiciones legales distintas, también lo es que hay una única norma que nunca dejó de tener vigencia.
158. En consecuencia, puesto que se ha comprobado la existencia de cosa juzgada, la demanda debe ser declarada
improcedente en este extremo por haber operado la sustracción de la materia. Así las cosas, el Tribunal Constitucional reafirma
la constitucionalidad del artículo 66 del Decreto legislativo Nº 1094.” (STC N° 0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”161. El artículo 67 en cuestión señala que el delito se configura cuando en el contexto de un conflicto armado internacional se
"realice actos, profiera palabras o haga declaraciones derrotistas, cuestione públicamente las operaciones bélicas que se llevan a
cabo o la capacidad de las Fuerzas Armadas o Policiales peruanas"; mientras que el antiguo artículo 75 exigía que en el contexto
de "guerra" y con el fin de "denigrarla" se "realice públicamente actos o profiera palabras de desprecio contra la misma, su
condición o las operaciones bélicas o bien contra las fuerzas armadas peruanas". Además, ahora se ha agregado la pena
accesoria de inhabilitación y ya no se recoge el extremo que fue declarado inconstitucional del Decreto Legislativo Nº 961 que
establecía "y que atenten contra la integridad, independencia y poder unitario del estado".
Parte Especial Título I: D. contra la defensa nacional
162. A juicio de este Tribunal, las conductas descritas en el tipo penal impugnado implican un atentado contra el principio de
disciplina y ponen en peligro la operatividad de las FFAA y la PNP y las funciones de defensa nacional, todos ellos bienes
jurídicos castrenses, únicamente cuando se realizan públicamente
El carácter "público" de las conductas sancionadas supone que sean realizadas ante varias personas, reunidas o separadas,
pero de manera que pueda difundirse la noticia, o a través de los medios de comunicación. Además, tales acciones deben ser
idóneas para producir grave desorden entre los efectivos de las FFAA o PNP. Solo así la norma penal impugnada resulta válida
como delito de función.
163. Como la disposición legal ahora impugnada reproduce parte de la misma norma que estableció el aludido artículo 75,
corresponde afirmar que, si bien se trata de disposiciones legales distintas, hay una única norma, que mantiene un continuum,
por lo que son de aplicación los efectos de la cosa juzgada.
164. En consecuencia, ha operado el supuesto de sustracción de la materia; puesto que la disposición analizada se mantiene
vigente en el ordenamiento jurídico. Corresponde, entonces, declarar la improcedencia de la demanda en este extremo. Siendo
así, el Tribunal Constitucional reafirma la constitucionalidad del artículo 67 del Decreto legislativo Nº 1094 referido al delito de
derrotismo.” (STC N° 0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”167. El artículo cuya constitucionalidad se cuestiona presenta un contenido similar al del derogado, y la única diferencia es
que mientras el primero en la parte de la pena utiliza la expresión "señalada", el segundo en la misma parte utilizada la expresión
"prevista". De lo anterior se colige que la disposición legal impugnada establece el mismo contenido normativo que estableció el
artículo 76 del Decreto Legislativo Nº 961, razón por la cual la norma no el dispositivo nunca dejó de tener vigencia.
168. No escapa a este Tribunal que cuando se habla de conspiración de lo que se trata es de un concierto de voluntades y de la
resolución conjunta de cometer un delito concreto, siendo indispensable que no se llegue a dar comienzo a la ejecución del
delito, pues en ese caso estaríamos ante una tentativa. Así, todo delito de conspiración supone el adelantamiento de las barreras
de punibilidad hasta estadíos previos a la lesión del bien jurídico. La conspiración resulta, pues, un delito de peligro, cuya
criminalización, en el Estado constitucional y democrático de Derecho, resulta justificada en función de la protección de bienes
jurídicos de particular entidad.
169. Se debe precisar que, si bien el artículo 68 no lo expresa literalmente, se entiende que los delitos de rebelión, sedición y
motín a los que se refiere son los sancionados por los artículos 60, 62 y 63 del Código Penal Militar Policial y no los castigados
en el Código Penal.
170. Conviene comenzar el análisis del tipo penal cuestionado por el supuesto referido a la conspiración para cometer motín. En
este caso, el peligro recae sobre la disciplina y la subordinación que, al confirmarse supra la constitucionalidad del artículo 63,
fueron calificadas como bienes jurídicos castrenses. Por ello, respecto de este extremo del artículo 68 se configura la sustracción
de la materia por existir cosa juzgada, correspondiendo declarar la improcedencia de la demanda en este punto.
171. Respecto de la conspiración para cometer delitos de rebelión o sedición, este Tribunal considera que, sin afectar la calidad
de cosa juzgada de la STC 0012- 2006-PI/TC, respecto a las normas penales previamente controladas, el dispositivo penal ahora
cuestionado, resulta susceptible de una distinta interpretación normativa que, al no haber sido advertida en la sentencia
precitada, no fue sometida a control. Asimismo, el parámetro de control se muestra en algún sentido alterado; toda vez que,
como fue establecido supra, el artículo 60 y parte del artículo 62 no protegen bienes jurídicos de naturaleza castrense, por lo que
merecen un examen diferenciado.
172. En el caso de la rebelión del artículo 60, tal como se afirmó supra, se protege, entre otros bienes, el régimen constitucional,
la integridad y el orden constitucional; por lo que resulta inconstitucional, por esta misma razón, la previsión legal que busca
sancionar con la legislación penal militar la conspiración para cometer rebelión.
173. Siguiendo el mismo razonamiento, en función de lo expuesto supra respecto del artículo 62 el caso de la conspiración para
cometer sedición también resulta inconstitucional; puesto que tutela el orden constitucional y la estructura funcional de los
órganos del Estado. No obstante, el delito de conspiración resulta constitucional cuando se halla referido al supuesto de sedición
del artículo 62 que atenta contra bienes jurídicos castrenses. Este es el dirigido a "incumplir una orden del servicio" dictada por
una autoridad militar.
174. Por todas las razones expuestas, el Tribunal Constitucional declara fundada la demanda en este extremo; y, en
consecuencia, inconstitucional la palabra "rebelión". (STC N° 0022-2012-PI/TC).
Capítulo III
Violación de información relativa a la defensa nacional, orden interno y seguridad
ciudadana
Jurisprudencia:
1. “65. Sobre el particular, cabe mencionar, que sobre el orden interno, el Tribunal Constitucional ha sostenido que esta noción
“es concurrente, complementaria y subsidiaria tanto del orden público como de la defensa nacional. Consiste en aquella situación
de normalidad ciudadana que se acredita y mantiene dentro de un Estado, cuando se desarrollan las diversas actividades
individuales y colectivas sin que se produzcan perturbaciones o conflictos. Tal concepto hace referencia a la situación de
tranquilidad, sosiego y paz dentro del territorio nacional, la cual debe ser asegurada y preservada por el órgano administrador del
Estado para que se cumpla o materialice el orden público y se afirme la Defensa Nacional (...) El orden interno es sinónimo
de orden policial, ya que a través de la actividad que este implica se evita todo desorden, desbarajuste, trastorno, alteración,
revuelo, agitación, lid pública, disturbio, pendencia social, etc., que pudieran provocar individual o colectivamente miembros de la
ciudadanía (...)”
Asimismo, sostuvo que “en atención al principio de corrección funcional (aquel por el cual la Constitución debe interpretarse de tal
manera que las funciones de cada uno de los órganos del Estado no se vean alteradas) el alcance de las competencias
complementarias de las Fuerzas Armadas debe ser comprendidas bajo el principio de subsidiaridad. Desde esta perspectiva, si
hay otros órganos encargados de la defensa civil, del control del orden interno y de la promoción del desarrollo económico y
social, la actuación de las Fuerzas Armadas en estos campos deberá restringirse a situaciones de estricta necesidad, sólo para
aquellos casos en los que los órganos normalmente competentes no lo hagan, de manera que no se altere el orden competencial
establecido en la Constitución” [subrayado agregado].
En cuanto a la seguridad ciudadana, el Tribunal Constitucional ha precisado que ésta se constituye en uno de los aspectos que
se encuentra comprendido dentro del orden interno. Así, sostuvo que “Fundamentalmente, el orden interno comprende tres
aspectos: a) La seguridad ciudadana (protección de la vida, integridad física y moral, patrimonio, etc.); b) La estabilidad de la
organización política (resguardo de la tranquilidad, quietud y paz pública, respeto de la autoridad pública); y c) El resguardo de
las instalaciones y servicios públicos esenciales (edificaciones públicas e instalaciones que cubren necesidades vitales y
primarias de la comunidad, tales como el agua, la energía eléctrica, etc.)”.
66. Seguidamente, cabe examinar el cuestionado artículo 78° del CJMP[de contenido similar al artículo 70 del CPMP], que
establece que “El militar o policía que se apropia, destruya, divulgue o publique, de cualquier forma o medio, sin autorización, o
facilite información clasificada o de interés militar o policial, que manifiestamente perjudique o ponga en grave peligro la defensa
nacional, orden interno o seguridad ciudadana, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de cinco años ni mayor
de diez años, con la accesoria de inhabilitación”. Mediante esta norma penal se pretende sancionar la conducta del militar o
policía (en actividad y en acto de servicio o con ocasión de él), que se apropia, destruye, divulga o publica, de cualquier forma o
medio, sin autorización, o facilite información clasificada o de interés militar o policial, y que manifiestamente perjudique o ponga
en grave peligro bienes jurídicos como la defensa nacional, el orden interno o la seguridad ciudadana (bienes jurídicos que tienen
también un ámbito militar o policial, respectivamente, y que comprometen las funciones constitucionales de las Fuerzas Armadas
y de la Policía Nacional, según los artículos 163°, 165° y 166° de la Constitución). Por tanto, en la aludida norma penal se
presentan las características básicas del delito de función, por lo que no contraviene el artículo 173° de la Constitución.” (STC N°
0012-2006-AI/TC).
Capítulo IV
Ultraje a símbolos nacionales militares o policiales
Jurisprudencia:
1. ”La noción de patria y el señalamiento de sus símbolos se encuentran consignados en el artículo 49.º de la Constitución.
La idea de patria tiene connotaciones cívico-sociológicas. Ellas implican una suerte de amor al suelo, donde uno ha nacido, a un
pasado común y sus tradiciones. En ese sentido, dicha noción no se agota en el sentimiento de afecto al lugar que nos cobija,
sino que trasciende hacia los hombres que la “nutrieron” con su ejemplo y conducta. Surge como consecuencia de las
experiencias de los años formativos en la niñez y la juventud, y por la adhesión elemental al medio en donde nuestros
antepasados forjaron nuestro presente y las nuevas generaciones construyen el futuro. …
La noción de símbolos patrios alude a un conjunto de figuras, objetos, divisas, obras poético-musicales y blasones cívicos que
coadyuvan significativamente a la identificación, integración y reconocimiento del sentido de patria.
Dentro de una etnografia compleja y diversa como la peruana, los símbolos patrios se constituyen en elementos que contribuyen
a unificar, distinguir y ensalzar la pertenencia a un colectivo nacional.
Expresan una representación material y tangible de una pluralidad de valores y vivencias comunes de una Nación constituida
como Estado. Por ende, son objeto de respeto, enaltecimiento y veneración por parte de la comunidad que identificatoriamente
simbolizan.
De allí que nuestro Código Penal señale, … que constituye delito de ultraje a la nación y sus símbolos representativos, el
vilipendiar o menospreciar públicamente de obra, palabra o por escrito, los signos representativos de la patria.
Es innegable el papel formativo que desempeña la determinación, defensa y respeto a los símbolos patrios, ya que estos
concretan la idea de patria como una experiencia cotidiana y consolidan el sentimiento de identidad común mediante relaciones
cognitivas y afectivas.
37. Sobre el tema, la Corte Constitucional Colombiana en la Sentencia C-469/97 ha señalado que “Los símbolos patrios –la
bandera, el escudo y el himno- son la representación material de toda una serie de valores comunes a una Nación constituida
como Estado”.
Este Tribunal Constitucional comparte la tesis de que “Independientemente de su origen, los símbolos patrios tienen una función
de representación de sentimientos de identidad nacional. Su permanencia, estabilidad e intangibilidad es lo que permite que
generaciones sucesivas se identifiquen con los símbolos y los conviertan en un factor de cohesión social y de orgullo. Muchos
actos de heroísmo, en el mundo entero, se han producido con motivo de la defensa de algún símbolo patrio, particularmente de la
bandera”. Asimismo, considera que los valores comunes y la representación de sentimientos de identidad nacional deben ser
preservados por el Estado a fin de cumplir el mandato constitucional de promover la integración nacional, conforme al artículo
17° de la Constitución.” (STC N° 044-2004 AI/TC).
Artículo 74.- Ultraje a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú
El militar o el policía que vilipendie o menosprecie públicamente de obra, palabra, por escrito o
por cualquier otro medio a las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años y con
sesenta a ciento veinte días multa.
En caso de enfrentamiento contra grupo hostil o de conflicto armado internacional, la pena
privativa de libertad será no menor de cuatro ni mayor de ocho años y con ciento veinte a ciento
ochenta días multa.
Correlación:
CPMP: Artículo 73.
C. Penal: Artículos 344, 345.
TÍTULO II
DELITOS COMETIDOS EN ESTADOS DE EXCEPCIÓN Y
CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
Capítulo I
Disposiciones Generales
Correlación:
Estatuto de Roma: Passim.
C. Procesal Penal: Artículos 554 y ss.
Correlación:
C. Penal: Artículo 317.
Estatuto de Roma: Artículo 28.
Correlación:
Constitución: Artículos 37, 173.
C. Penal: Artículos 151, 317, 319, 320, 321, 323.
Estatuto de Roma: Artículos 6, 7, 28, 33.
Capítulo II
Delitos de inconducta funcional durante estados de excepción
Capítulo III
Delitos contra las personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario
Artículo 88.- Delitos contra personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario
El militar o el policía que, en estados de excepción y cuando las Fuerzas Armadas asumen el
control del orden interno, utilice a menores de dieciocho años en las hostilidades, deporte o
traslade forzosamente personas o tome como rehén a una persona protegida por el Derecho
Internacional Humanitario será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de ocho años.
Capítulo IV
Delitos de empleo de métodos prohibidos en la conducción de hostilidades
Jurisprudencia:
1. ”237. Se hace el mismo cambio ya identificado, remplazando los "estados de excepción y cuando las Fuerzas Armadas
asumen el control del orden interno", por "un conflicto armado internacional o no internacional". El artículo 95.7 sancionaba al que
"mate o lesione a traición", mientras que el artículo 91.7 se refiere al que "ataque a traición [...] con el resultado de los incisos 16)
o 17) del artículo 33", referido a muerte o lesiones. De la revisión de ambos textos se concluye que la redacción del dispositivo es
sustancialmente la misma.
238. Ahora bien, sin afectar la calidad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, respecto a las normas penales previamente
controladas; este Tribunal considera que el dispositivo penal ahora cuestionado resulta susceptible de una distinta interpretación
normativa que, al no haber sido advertida en la sentencia precitada, no fue sometida a control.
239. Para este Tribunal resulta evidente que las seis disposiciones penales impugnadas no persiguen sancionar la infracción de
bienes jurídicos comunes, sino la corrección en el uso de la fuerza que, estando sujeta a los principios de necesidad y
proporcionalidad, limita los métodos y medios utilizados por las FFAA y la PNP cuando operan en cumplimiento de sus funciones.
240. En este sentido, los incisos 1, 2 y 3 del cuestionado artículo 91 se hallan circunscritos a la prohibición penal de "atacar",
constituyendo tipos penales de mera actividad que, por su propia redacción, no exigen para su consumación el resultado de
muerte o lesiones que pudiera hacer inferir la tutela de bienes jurídico-penales comunes. Consecuencias de tal índole deberán
dar origen a un proceso penal en la jurisdicción penal común. Tal razonamiento resulta aplicable también al inciso 6, cuya
prohibición se limita a las acciones de "ordenar" o "amenazar" con que "no se dará cuartel" y no exige la producción de
resultados lesivos concretos. Por ello, este Tribunal debe confirmar la constitucionalidad de los incisos 1, 2, 3 y 6 del artículo 91
del Decreto Legislativo Nº 1094.
241. Por otro lado, las disposiciones de los incisos 4 y 5 que prohíben "utilizar" como "escudos a personas protegidas" y
"provocar o mantener la inanición de civiles como método de conducción de hostilidades [...]", respectivamente, se hallan también
directamente vinculadas a la tutela de la corrección en el uso de la fuerza. Tal bien jurídico se incorpora como propio del
desempeño de las funciones de las FFAA y la PNP desde que estas instituciones estatales se hallan sujetas al DIH y obliga a
que la utilización de métodos indebidos de combate -que implican la instrumentalización de personas que no participan del
enfrentamiento armado- sea entendida como una lesión de un deber institucional. Sin embargo, la responsabilidad de esta índole
será independiente de la que pueda sobrevenir por la lesión de bienes jurídico-penales comunes (vida, integridad, libertad, salud
pública, etc.). Por ello, este Tribunal debe confirmar la constitucionalidad los incisos 4 y 5 del artículo 91 del Decreto Legislativo
1094.
242. Finalmente, se debe analizar el inciso 7 que contiene la prohibición penal de "atacar a traición" a un miembro de las fuerzas
enemigas -participe directo de las hostilidades- causándole lesiones o la muerte. Un análisis preciso de esta norma implica
distinguir que no se halla destinada a evitar las lesiones o la muerte en las fuerzas enemigas; puesto que resultados
intencionales de tal índole son impunes en acciones de combate, sino, únicamente, a sancionar su producción a través de un
método incorrecto.
Resultaría, pues, ingenuo sostener que la norma se halla orientada a tutelar la vida o la integridad física en contextos en que se
está autorizado a lesionarlas. Esta interpretación resulta coherente con la desarrollada supra respecto del artículo 89 del mismo
cuerpo legal. Por ello, este Tribunal debe confirmar del inciso 7 del artículo 91 del Decreto Legislativo Nº 1094.
243. En consecuencia, el Tribunal Constitucional confirma la constitucionalidad de todas las disposiciones del artículo 91 del
Decreto Legislativo Nº 1094 referidas a métodos prohibidos de combate.” (STC N°0022-2012-PI/TC).
Capítulo V
Delitos de empleo de medios prohibidos en la conducción de hostilidades
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años el
militar o el policía que en estados de excepción y cuando las Fuerzas Armadas asumen el
control del orden interno:
1. Utilice veneno o armas venenosas.
2. Utilice armas biológicas o químicas o
3. Utilice balas que se abran o aplasten fácilmente en el cuerpo humano, en especial balas de
camisa dura que no recubra totalmente la parte interior o que tengan incisiones.
Correlación:
CPMP: Artículo 93.
C. Penal: Artículo 279-A.
Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra (I): Artículo 35.2.
Jurisprudencia:
1. ”248. Ahora bien, sin afectar la calidad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, respecto a las norma penales
previamente controladas; este Tribunal considera que el dispositivo penal ahora cuestionado resulta susceptible de una distinta
interpretación normativa que, al no haber sido advertida en la sentencia precitada, no fue sometida a control.
249. Para este Tribunal resulta evidente que las 3 disposiciones penales impugnadas no persiguen sancionar la infracción de
bienes jurídicos comunes, la corrección en el uso de la fuerza que, estando sujeta a los principios de necesidad y humanidad,
limita los medios utilizados por las FFAA y la PNP cuando actúan en cumplimiento de sus funciones.
250. En este sentido, los incisos 1, 2 y 3 del cuestionado artículo 92 se hallan circunscritos a la prohibición penal de "utilizar"
medios de combate altamente dañinos o crueles, como son el uso de veneno, armas biológicas o balas que provoquen heridas
especialmente graves. Estas prohibiciones constituyen tipos penales de mera actividad que, por su propia redacción, no exigen
para su consumación el resultado de muerte o lesiones que pudiera hacer inferir la tutela de bienes jurídico-penales como la vida
o la integridad física, cuya lesión supone el quebrantamiento de normas penales comunes.
251. En consecuencia, el Tribunal Constitucional confirma la constitucionalidad de todas las disposiciones del artículo 92 del
Decreto Legislativo Nº 1094 que prevé el delito de medios prohibidos en las hostilidades.” (STC N°0022-2012-PI/TC).
Capítulo VI
Delitos contra operaciones humanitarias y emblemas
Correlación:
Convenio de Ginebra (I): Artículos 38 y ss
Jurisprudencia:
1. ”272. Aparte del cambio de "estados de excepción y cuando las Fuerzas Armadas asumen el control del orden interno", por "un
conflicto armado internacional o no internacional", se presentan otras modificaciones. El antiguo texto sancionaba al que "mate o
lesione gravemente a una persona" utilizando indebidamente los signos protectores, mientras que artículo impugnado sanciona la
conducta de utilizar tales signos "con el resultado de los incisos 16 o 17 del artículo 33", referido a lesiones graves o muerte.
También se eliminó la agravante referida la muerte de modo doloso. Si bien la denominación del delito se ha mantenido, en vista
que los cambios en la redacción de las disposiciones penales son considerables, resulta imposible considerar esta disposición
como sustancialmente igual a la previamente derogada, por lo que corresponde proceder al análisis de su contenido normativo.
273. En principio, a pesar de la nueva redacción y de la denominación asignada de "utilización indebida de los signos
protectores", se debe comenzar por desestimar que el tipo penal en cuestión se oriente a garantizar el deber utilizar de manera
correcta los distintivos regulados por el DIH. Esto es así porque requiere el resultado de lesiones o muerte para su aplicación.
274. En este sentido, si bien el tipo penal describe la acción prohibida con el verbo "utilizar" de modo indebido los signos
protectores de los Convenios de Ginebra, también exige para su configuración la producción del resultado de lesiones o muerte.
Sin embargo, tal exigencia solo podría adoptar un sentido constitucionalmente válido si se las interpreta en coherencia con el
principio constitucional de culpabilidad. Esto implicaría la exigencia de una relación subjetiva entre el sujeto activo del delito y el
resultado lesivo.
275. Como se ha desarrollado supra, la proscripción de la responsabilidad penal objetiva, como consecuencia del principio
constitucional de culpabilidad, exige que solo se sancionen conductas a título de dolo o imprudencia (cfr. STC 010-2002-AI/TC,
Fundamento 64). Sin embargo, en el caso bajo análisis, una interpretación dolosa del tipo penal cae fuera del margen semántico
de interpretación del término "utilizar".
276. Esto es así porque la norma no prohíbe "matar" o "lesionar" valiéndose del uso indebido de los signos protectores de los
Convenios de Ginebra; sino "utilizar" los signos protectores de los Convenios de Ginebra con el resultado de muerte o lesiones.
En tal sentido, la interpretación restante es la que entiende al tipo penal en cuestión como uno imprudente.
277. Lo anterior implica que lo que realmente sanciona el tipo penal es la infracción de un deber de cuidado cuya titularidad es
exclusiva del militar o policía y que desencadena un resultado lesivo sobre la vida o integridad de una persona. Tal interpretación
obliga a precisar que esta norma resultaría únicamente aplicable a los casos en que la muerte o lesiones causadas sean
penalmente reprochables (no justificadas). Por ello, el tipo penal bajo análisis no sanciona formas concretas de lesiones u
homicidio imprudentes, ilícitos que atentan contra bienes jurídicos comunes y que, por tanto, deberán ser juzgados bajo
competencia de la justicia ordinaria.
278. En consecuencia, el Tribunal Constitucional declara constitucional el artículo 96 del Decreto Legislativo Nº 1094, que prevé
el así denominado delito de "utilización indebida de los signos protectores" como delito de función.” (STC N°0022-2012-PI/TC).
directa ventaja militar esperada y sin justificación suficiente para la acción, pudiendo haber
previsto que ello causaría daños extensos, duraderos e irreparables al medio ambiente, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de quince años.
Capítulo VII
Disposición común
TÍTULO III
DELITOS CONTRA EL SERVICIO DE SEGURIDAD
Capítulo I
Delitos cometidos por centinela, vigía o responsables de la seguridad
Jurisprudencia:
1. “Al acusado se le encontró embriagado, bajo los efectos de una aguda intoxicación alcohólica, habiendo consumido poco antes
bebidas de esta clase concretadas en dos combinados a base de whisky. A aquel estado de ebriedad se llegó sin que conste que
mediara algún factor extraño patológico o de consumo de medicamentos incompatibles con la ingesta, ni se da cuenta de la
concurrencia de cualquier dato de carácter aleatorio, sorpresivo o inesperado en el proceso natural de la embriaguez. En
consecuencia, la causa eficiente ha de situarse necesariamente en el previo consumo de alcohol que en adecuada relación
causal condujo a dicho desenlace, nexo que no aparece interferido por algún elemento o factor extraño a un proceso causal de
estas características, según las reglas dictadas por la común experiencia, conforme a la cual la embriaguez es consecuencia
natural de la ingestión de bebidas alcohólicas. El dato de un consumo reducido, como sucede en este caso, no quiebra la
deducción que esta Sala considera lógica ya que la cantidad de la ingesta no tiene porqué afectar a todas las personas de igual
modo sino que, bien al contrario, los efectos resultan variables según situaciones llenas de relativismo y circunstancialidad.
7.- El acusado obró culposamente, omitiendo el deber objetivo y subjetivo de cuidado que le era exigible en el caso ( nuestras
Sentencias 31.05.2004 ; 07.06.2004 ; 11.04.2005 ; 31.01.2006 ; 29.09.2006 y 30.04.2009 , entre otras); primero por consumir
alcohol que, aún en la dosis que se establece y según sus circunstancias personales, habría de afectar a sus facultades
sicofísicas, y en segundo lugar por no observar el deber de abstinencia durante la prestación de un servicio de armas en que la
exclusión del alcohol se ofrece como presupuesto mínimo e indispensable. Dicho deber de cuidado es exigible a quienes se
encuentren en dicha situación servicial, y no se reduce en lo que hace al consumo de alcohol, prohibido en todo caso, por la
supuesta tolerancia de los mandos en determinadas y especiales circunstancias …” (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar
STS 9020/2011).
Jurisprudencia:
1. “A partir del "factum" sentencial resulta que el recurrente dejó el puesto asignado como centinela para retirarse a dormir al
interior de un vehículo militar que se hallaba estacionado en un lugar próximo, llevando consigo su dotación de armamento.
Como advierte el Excmo. Sr. Fiscal Togado el tipo subjetivo de este delito no requiere de ninguna intencionalidad o móvil
específico en la conducta del autor, que opere como elemento subjetivo del injusto, bastando el dolo genérico consistente en
Parte Especial Título III: D. contra el servicio de seguridad
conocer los componentes del tipo objetivo (elemento intelectual del dolo), y actuar conforme a dicho conocimiento (elemento
volitivo), esto es, "saber lo que se hace y querer lo que se sabe" ( STS., Sala 2ª, 26.02.1998 y 28.06.2005 ).
Se colma también el tipo objetivo tanto en lo que concierne al incumplimiento de las obligaciones propias del centinela ( art.
147.3º CPM ), como al resultado jurídico del grave daño para el servicio que es elemento normativo sometido a la apreciación
judicial, que se concreta en la afectación al mismo servicio que se desempeña y no en función del riesgo para la seguridad de lo
que sea objeto de vigilancia. En este sentido el que el objetivo fuera una iglesia ortodoxa cerrada, situada en lugar no transitado
por personas, fuera del núcleo urbano y cercada por alambrada, son datos irrelevantes para la configuración típica porque el
daño no es material sino jurídico y se refiere al normal desenvolvimiento de la misión del Centinela, el cual, como también
advierte la Fiscalía Togada en su oposición al Recurso, se impone como consecuencia de la acción contraria a los deberes del
servicio, sin necesidad de que dicho resultado deba ser abarcado por el dolo del autor” (España Tribunal Supremo. Sala de lo
Militar STS 852/2006).
2. “hemos dicho con reiterada virtualidad que el servicio de armas tiene carácter permanente y continuo "desde su iniciación con
el llamamiento a prestarlo hasta su total terminación", incluidos "cuantos actos anteriores o posteriores al propio servicio de
armas se relacionen con éste o afecten a su ejecución", como se establece en el mencionado art. 16 CPM , siendo irrelevante
para la pérdida de dicha continuidad el que los hechos se produzcan en periodo de descanso, ya que mientras dure el servicio de
esta clase el militar está sobre las armas de modo continuo sin que puedan hacerse distinciones sobre fases o periodos del
servicio” (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 4145/2014).
Jurisprudencia:
1. “… la conducta del General nn se encuentra tipificada como delito de deserción previsto y penado en el inciso 2 del artículo
105 del CPMP, por no haberse presentado a su Unidad… para ocupar el cargo de segundo comandante de la …, al cual estaba
asignado, ausentándose más de ocho días en forma injustificada.” (FMP Ejecutoria Suprema. Exp N° 0003-2014-00-00).
2. “Primero: La relación jurídica que vincula al militar con las Fuerzas Armadas, no desaparece ni se suspende por el hecho de
que aquel se encuentre en situación de enfermedad o lesión que le impida prestar el servicio propio de éstas.
Segundo: Los extremos fácticos en que pueda fundarse la imposibilidad de cumplimiento de los deberes de presencia y
disponibilidad que pesan sobre el militar y la posible justificación del incumplimiento de dichos deberes, o, de no reincorporación
a la Unidad de destino, incumbe alegarlos y probarlos al acusado por tratarse de un elemento normativo negativo del tipo.
Tercero: Los términos justificación y autorización no son equivalentes, pues si la ausencia autorizada será una ausencia
justificada, también puede ser justificada una ausencia no autorizada, cuando se acredite la concurrencia de causa, que
demuestre la imposibilidad del cumplimiento de los deberes de presencia y disponibilidad, que el acusado alegue como
justificación de su conducta.
Cuarto: En las situaciones de enfermedad la ausencia justificada es la que se acomoda al marco normativo regulador de las
bajas por tal motivo. También, en su defecto, cabe la justificación mediante la comunicación a la Unidad y aportación de los
correspondientes informes médicos, con propuesta o confirmación de la baja. Estos informes habrán de cubrir todo el periodo de
ausencia y asimismo, a efectos de la disponibilidad y control militares, el enfermo habrá de estar localizado, caso de no residir en
la Unidad. Sin perjuicio del control de la Sanidad Militar en cuanto a requerir al enfermo para las revisiones que procedan.
Quinto: A efectos de prueba de la enfermedad y su duración, cabe entender acreditados ambos extremos aunque no esté
acreditado todo el periodo de ausencia mediante informes médicos, cuando pueda inferirse que durante los lapsos de tiempo no
cubiertos ha persistido igual enfermedad, en función de la evolución lógica del proceso curativo.” (España Acuerdos del Pleno no
jurisdiccional de la Sala de 13 Oct 10).
En los casos de los incisos 1 y 2 del presente artículo, la pena será privativa de libertad no
menor de cuatro ni mayor de ocho años, con la accesoria de inhabilitación.
En los casos de los incisos 3 y 4 del presente artículo, la pena será privativa de libertad no
menor diez ni mayor de quince años, con la accesoria de inhabilitación.
Si el agente es un militar o policía con grado de Oficial, la pena privativa de libertad máxima se
aumentará en dos años.
Capítulo III
Inutilización voluntaria para el servicio activo
Capítulo IV
Capitulación indebida y cobardía
Correlación:
Constitución: Artículos 139 inc. 21, 165, 166.
CPMP: Artículo 111.
TÍTULO IV
DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD INSTITUCIONAL
Capítulo I
Insulto al superior
Correlación:
CPMP: Artículo 113.
Jurisprudencia:
1. “6. …El honor es un concepto jurídico ciertamente indeterminado y variable, cuya delimitación depende de las normas, valores
e ideas sociales vigentes en cada momento histórico, pero que en todo caso, desde una perspectiva objetiva, aluden a la suma
de cualidades que se atribuyen a la persona y que son necesarias para el cumplimiento de los roles específicos que se le
encomiendan. Desde un sentido subjetivo el honor importa la conciencia y el sentimiento que tiene la persona de su propia valía
y prestigio; reputación y la propia estimación son sus dos elementos constitutivos …” (Acuerdo Plenario N° 03-2006/CJ-116).
2. “En este sentido la Sala ha declarado, recientemente en Sentencia 02.11.2004, que el delito [de insulto al superior] de que se
trata es pluriofensivo por cuanto que el bien jurídico que el tipo penal protege comprende tanto la dignidad del sujeto pasivo,
ofendida por el sujeto activo inferior en el orden jerárquico, como el valor disciplina considerado elemento esencial de cohesión
interna en la organización castrense. La afectación a la disciplina de los hechos enjuiciados es patente, como se advierte
enseguida a partir del enfrentamiento que el Soldado Serafin tuvo con el Cabo que desempeñaba el servicio de Guardia de
Seguridad. No sucede lo mismo con la lesión del bien jurídico honorífico, ya se considere el honor personal desde la perspectiva
objetiva de la fama o heteroestima del ofendido, o desde el plano subjetivo consistente en la autoestima o concepto que cada uno
tiene de sí mismo. … para apreciar el carácter injurioso de determinadas palabras o expresiones de significado usualmente
ofensivo, deben ponderarse casuísticamente los factores concurrentes que influyan en la valoración de lo dicho o hecho por el
sujeto activo, de manera que aquel significado literal o gramatical puede perder todo o parte de su sentido en el caso de que se
trate. En efecto,… el delito de injurias está lleno de relativismo y circunstancialidad, de manera que será la ponderación caso por
caso la que demuestre la real afectación del honor o dignidad personal, en cuanto que bien jurídico que la norma también
protege”. (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 7886/2004).
3. “Según ha declarado reiteradamente esta Sala, son requisitos necesarios para la existencia del delito de insulto a superior del
artículo 101 del Código Penal Militar los siguientes: a) Que se haya perpetrado alguna coacción, injuria o amenaza; acerca de
cuyas conductas habrá de estarse a las correspondientes figuras típicas del Código Penal, b) Que las mismas sean dirigidas
contra un superior jerárquico, c) Que se hayan proferido en su presencia, en escrito a ellos dirigido o con publicidad, y d) Que el
dolo exigible en los delitos de insubordinación es el genérico, consistente en el conocimiento de los elementos objetivos del tipo y
en el consentimiento de su producción”. (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 899/2014).
Capítulo II
Insubordinación
Jurisprudencia:
1. “Como la norma contenida en dicho artículo dispone que comete delito de desobediencia el militar que "se negare a obedecer
o no cumpliere las órdenes legitimas de sus superiores relativas al servicio que le corresponde [...]", procede acudir al art. 15 del
mismo Código, en cuanto definidor de acto de servicio (los 3 actos de servicio son la forma en que se hace realidad el servicio), a
fin de conocer cuál sea ese servicio a cuyo cumplimiento resulta obligado el militar. Y como a tenor de lo dispuesto por este
articulo son actos de servicio "todos los que tengan relación con las funciones que corresponden a cada militar en el
cumplimiento de sus específicos cometidos, y que legalmente les corresponde", es claro que el mandato no sólo ha de proceder
de un superior con atribuciones para darlo y ha de ser emitido en forma adecuada, sino que también ha de tener relación con las
funciones que su destinatario debe cumplir para realizar los cometidos que la ley le ha asignado.” (España Tribunal Supremo
Sala de lo Militar STS 268/2004).
2. “La jurisprudencia de esta Sala … ha venido desarrollando el análisis puntual de los elementos típicos del delito de
desobediencia previsto en el art. 102 CPM [de 1985] que integra el tipo básico, consistentes en: a) La existencia de orden
legítima, transmitida de forma adecuada …b) Taxatividad en su contenido, esto es, sin margen de discrecionalidad apreciable por
el destinatario de la misma …; c) La condición de la orden como relativa a acto de servicio que corresponde realizar al sujeto
activo del delito… ; y d) La gravedad o entidad de la desobediencia en consideración a la naturaleza del mandato incumplido,
consecuencias del incumplimiento, circunstancias del caso, reiteración de la negativa o intencionalidad del sujeto activo y la
repercusión sobre la disciplina quebrantada, cuya indemnidad constituye el bien jurídico protegido.” (España Sala de lo Militar
STS 827/2008).
Capítulo III
Desobediencia
Jurisprudencia:
1. “… que al ser … un elemento de inteligencia confiable, gozaba de la plena confianza de los cargos y funciones en puestos de
alta responsabilidad en la Dirección de Inteligencia teniendo acceso a la información clasificada en el Frente Interno y Externo;
situación , por la cual al haber viajado … al extranjero … sin autorización de su Comando, con la agravaante de no haber
declarado … los viajes .., puso en grave riesgo la seguridad de [su Instituto] y la Seguridad Nacional, ante lo cual, por razones de
seguridad se modificó los planes operativos y protocolos de seguridad, [se cambió] las claves, [se dispuso] la reasignación y
entrenamiento del personal de agentes para asumir la nueva misión; hechos que evidencian claramente que se atentó el servicio”
(FMP Ejecutoria Suprema Exp N° 038-2015-02-11-90/90).
2. “3. …conforme a doctrina reiterada de este Tribunal, la reserva de ley que opera en materia penal no impide la existencia de
posibles «leyes penales en blanco», esto es, de normas penales incompletas en las que la conducta jurídico-penal no se
encuentre exhaustivamente prevista en ellas y que remiten para su integración a otras normas distintas, que pueden tener incluso
carácter reglamentario (por todas, STC 24/2004, de 24 de febrero, FJ 3). Al respecto lo que resulta exigible es la concurrencia de
los tres siguientes requisitos: en primer lugar, que el reenvío normativo sea expreso; en segundo término, que esté justificado en
razón del bien jurídico protegido por la norma penal; y, finalmente, que la Ley, además de señalar la pena, dé certeza, es decir,
sea de la suficiente concreción para que la conducta calificada de delictiva quede suficientemente precisada con el complemento
indispensable de la norma a la que la ley penal se remite, resultando, de esta manera, salvaguardada la función de garantía del
tipo con la posibilidad de conocimiento de la actuación penalmente conminada…” (España STC 34/2005 de 17 Feb 05).
3. “Cuarto: … Para analizar el ámbito del derecho fundamental a la libertad de expresión en las Fuerzas Armadas, debemos partir
de la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. …
El Estado debe poder restringir la libertad de expresión allá donde exista una amenaza real para la disciplina militar, no
concibiéndose el funcionamiento eficaz de un Ejército sin unas normas jurídicas destinadas a impedir que se socave dicha
disciplina. Pero las autoridades internas no pueden, sin embargo, basarse en tales normas para obstaculizar la manifestación de
opiniones incluso cuando sean dirigidas contra el Ejército como institución ( Sentencias Engel y otros, Verinigung demokratischer
Soldaten Österreichs y Gubi vs Austria de 19 de Diciembre de 1.994 , y Grigoriades vs Grecia de 25 de Noviembre de 1.997 ). A
tenor de dicha doctrina, sólo cabe limitar el derecho de expresión de los militares cuando exista una "necesidad social imperiosa",
lo que ocurrirá allí donde pueda tener lugar una amenaza real para la disciplina y la cohesión interna de las Fuerzas Armadas.
2º. En segundo lugar, y tras la doctrina del TEDH, es procedente atender a la doctrina del Tribunal Constitucional en esta
materia. … tras reiterar que hay sectores o grupos de ciudadanos sometidos a límites más estrictos o específicos en cuanto al
ejercicio del derecho a la libertad de expresión por razón de la función que desempeñan, se precisaba, en la misma línea
marcada en análogos supuestos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en relación con el derecho garantizado en el art.
10 del Convenio (con cita de la STEDH de 8 de Junio de 1976, caso Engel y otros), que tales limitaciones presentan especial
singularidad cuando se trata de miembros de las Fuerzas Armadas, ya que no debe olvidarse que resultan indispensables a la
organización militar, para poder cumplir sus fines, las características de profunda jerarquización, disciplina y unidad, las cuales se
verían en entredicho de quedar amparadas bajo el manto protector de la libertad de expresión conductas que fueran claramente
indicativas de una desmesura en el ejercicio de la crítica a determinados aspectos de la actuación del Instituto armado. De suerte
que "no cabe negar que la exigencia del debido respeto a los órganos constitucionales y las autoridades civiles y militares resulta
un límite legítimo a la libertad de expresión de los militares", justificado por las exigencias de la específica configuración de las
Parte Especial Título V: D. contra la integridad institucional
Fuerzas Armadas, "y particularmente como garantía de la necesaria disciplina, entendida tanto en cuanto sujeción a los órganos
jerárquicamente superiores, como en cuanto acatamiento y reconocimiento de la superior posición de los órganos encargados de
manifestar la voluntad del Estado. …
3º. De esta doctrina jurisprudencial se deducen dos conclusiones: a) Que las características de profunda jerarquización, disciplina
y unidad, que resultan indispensables a la organización militar para poder cumplir sus fines, justifican limitaciones a la libertad de
expresión que excluyan conductas que fueran claramente indicativas de una desmesura en el ejercicio de la crítica a
determinados aspectos de la actuación de las Fuerzas Armadas o del Instituto Armado. Pero no excluyen cualquier crítica, o
defensa ponderada de los derechos e intereses de los integrantes de las Fuerzas Armadas o de la Guardia Civil, siempre que se
exprese con moderación y respeto. Y, b) Que para determinar cuándo se actúa en el ámbito de la libertad constitucional de
expresión, es necesario efectuar una ponderación del ejercicio que el militar haya hecho de sus derechos constitucionales y de
los límites que a dicho ejercicio derivan de los deberes que ha de cumplir en su condición de miembro de las Fuerzas Armadas o
de la Guardia Civil, de acuerdo con el criterio de que en ningún caso puede perder la mesura necesaria para no incurrir en una
vulneración del respeto debido a sus superiores ni atentar contra el buen funcionamiento del servicio y de la institución
anteriormente expuesto, teniendo en cuenta las circunstancias concurrentes.
Esta Sala se ha pronunciado reiteradamente sobre el alcance del reconocimiento del derecho a la libertad de expresión en el
ámbito castrense …, en la línea establecida por el Tribunal Constitucional …, y por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
(STDH. 8 08.06.1976 caso "Engel y otros" y 25.03.1985 caso "Barthold "), habiendo declarado que su ejercicio se predica
igualmente de los militares, si bien que junto a los límites expresos establecidos por la Constitución, o que puedan fijarse
legalmente para preservar bienes y derechos que la Norma Fundamental protege, cabe el establecimiento de límites todavía más
precisos en la medida que se consideren necesarios para proteger los fundamentos y los criterios esenciales de la organización
castrense, asentada precisamente sobre la disciplina, sujeción jerárquica y unidad interna … necesarias para el cumplimiento de
los fines que legal y constitucionalmente están encomendados a las Fuerzas Armadas. …
justificándose la pervivencia de un estatuto especial de las Fuerzas Armadas que comporta la limitación de los derechos de sus
miembros, tanto en la voluntariedad del ingreso en las mismas, ( Sentencia del TEDH de 1 de Julio de 1997, caso Kalaç contra
Turquía ), como en los dos principios básicos que son el mantenimiento de la conveniente despolitización de las mismas y "la
necesidad de mantener la disciplina y el principio de jerarquía que, tratándose de las Fuerzas Armadas, resultan a todas luces
imprescindibles, en palabras del Tribunal Constitucional y de esta propia Sala".” (España STC 2171/2015 de 20 May 15).
Jurisprudencia:
1. “Los delitos de peligro -especie de tipo legal según las características externas de la acción- pueden definirse como aquellos
en los que no se requiere que la conducta del agente haya ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el
objeto jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que se quiere evitar peligro es un concepto de
naturaleza normativa en cuanto a que su objeto de referencia es un bien jurídico, aunque su fundamento, además de normativo,
también se basa en una regla de experiencia o de frecuente que es, a su vez, sintetizada en un tipo legal], sea cuando se
requiere realmente la posibilidad de la lesión -peligro concreto- o cuando según la experiencia general representa en sí misma un
peligro para el objeto protegido -peligro abstracto-. Los primeros son, siempre, delitos de resultado, y los otros son delitos de
mera actividad.” (Acuerdo Plenario N° 6-2006/CJ-116)
Capítulo IV
Delitos contra el servicio de seguridad
Jurisprudencia:
1. “2.- A propósito de la figura del Centinela, hemos declarado con reiterada virtualidad que su concepto legal a efectos penales
es el que se contiene en el art. 11 CPM , precepto en que incluye tanto a quien lo es en sentido estricto, es decir, "el militar que,
en acto de servicio de armas y cumpliendo una consigna, guarda un puesto confiado a su responsabilidad", como a quienes
también reúnen esta consideración por asimilación legal comprensiva de quienes "sean componentes de las patrullas de las
guardias de seguridad en el ejercicio de su cometido", por lo que la condición de Centinela hemos dicho que es cuestión jurídica,
ante todo ( Sentencias 16.03.1998 ; 25.11.2002 y 22.03.2004 ). Y asimismo hemos sostenido con igual reiteración, que el bien
jurídico que la norma protege radica en la especial relevancia de las funciones que el Centinela tiene encomendadas en el
desempeño de su misión, de velar por la seguridad de las Fuerzas Armadas y de sus instalaciones así como por el normal
desenvolvimiento de las funciones militares, a lo que se añade la integridad física de las personas que las realizan cuando se
trata de la modalidad de maltrato de obra; lo que justifica la especial y reforzada protección penal que se otorga a dicho sujeto
(vid. nuestra reciente Sentencia 29.11.2011 y las que en ella se citan).” (España Tribunal Supremo Sala de lo Militar STS
496/2013)
TÍTULO V
DELITOS COMETIDOS EN EL EJERCICIO DEL MANDO O
AUTORIDAD
Capítulo Único
Omisión de deberes del mando
operación con personal militar o policial a sus órdenes, será sancionado con pena privativa de
libertad no menor de un año ni mayor de cinco años.
Si la operación causó un peligro común para un número indeterminado de personas o para los
bienes militares o policiales, la pena privativa de libertad será no menor de cinco ni mayor de
diez años.
El que actúa por culpa será sancionado con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor
de cuatro años.
Correlación:
Reglas de Empleo y Uso de la Fuerza FFAA: Passim
TÍTULO VI
DELITOS DE VIOLACIÓN AL DEBER MILITAR POLICIAL
Capítulo I
Delitos contra el deber militar policial
Capítulo II
Excesos en el ejercicio del grado, mando o posición en el servicio militar policial
Jurisprudencia:
1. “290. El actual texto adiciona el exceso en la facultad de "empleo" a los excesos en la facultad de "mando o de la posición en
el servicio" que eran los únicos supuestos previstos por el derogado. El exceso sancionable ya no será el que devenga "en grave
perjuicio del personal militar o policial o de terceros" previsto en el dispositivo abolido, sino el que devenga "en perjuicio de la
función militar policial o del personal militar o policial" que es lo que establece la disposición actualmente bajo análisis. Asimismo,
el artículo impugnado establece una escala de penas diferente, reemplaza la inhabilitación por la separación absoluta, y adiciona
la accesoria de multa. Finalmente, se ha suprimido la referencia a "los delitos de lesa humanidad", que fue considerado como
supuesto excluido para la aplicación de la norma prevista en el artículo derogado. De lo presentado, ambos dispositivos
presentan un contenido bastante similar, toda vez que en ambos casos el elemento rector del tipo es el exceso de las facultades
cometida en perjuicio de la función militar, del personal militar o policial.
291. Ante todo, cabe distinguir que la descripción típica contenida en el delito de exceso en el ejercicio del mando presenta
cuatro supuestos: (i) Exceso en las facultades de mando o de la posición en el servicio o el ordenar cometer cualquier acto
arbitrario en perjuicio de la función militar policial o del personal militar o policial; (ii) exceso en las facultades de mando o de la
posición en el servicio en perjuicio de la función militar policial o del personal militar o policial causando lesiones graves; (iii)
exceso en las facultades de mando o de la posición en el servicio en perjuicio de la función militar policial o del personal militar o
policial que se comete en enfrentamiento contra grupo hostil, en conflicto armado internacional, frente al adversario; y (iv) exceso
en las facultades de mando o de la posición en el servicio en perjuicio de la función militar policial o del personal militar o policial
causando la muerte.
292. Es conveniente comenzar el examen de constitucionalidad descartando la inconstitucionalidad de los supuestos (ii) y (iv). Al
respecto, sin afectar la calidad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, respecto a la norma penal previamente controlada;
este Tribunal considera que ambos supuestos del dispositivo penal ahora cuestionado resultan susceptibles de una distinta
interpretación normativa que, al no haber sido advertida en la sentencia precitada, no fue sometida a control.
293. Al respecto, debe ponerse de relieve que estas disposiciones penales persiguen sancionar el "exceso en las facultades de
mando o de la posición en el servicio" que causa lesiones graves o muerte. No obstante, el resultado típico exigido supone
también un "perjuicio de la función militar policial o del personal militar o policial". Así pues, las lesiones o muertes deben ser
valoradas fundamentalmente en relación con la operatividad de las FFAA y el cumplimiento de la misión militar o policial, esto es,
no en cuanto a la lesión de bienes jurídicos individuales (derechos a la vida y a la integridad), sino en el impacto que la muerte y
las lesiones graves suponen en la baja de la capacidad militar y/o policial. Esta lectura del tipo penal de delito de función resulta
coherente con la posición privilegiada que ostenta quien se halla al mando sobre sus subordinados.
294. Ahora bien, tal agravación del injusto penal por el resultado, atribuido al autor del delito, solo podría adoptar un sentido
constitucionalmente válido si se las interpreta en coherencia con el principio constitucional de culpabilidad. Esto implicaría, como
se ha afirmado supra, la exigencia de una relación subjetiva entre el sujeto activo del delito y el resultado lesivo.
295. Entonces, conviene que este Tribunal recuerde que la proscripción de la responsabilidad penal objetiva, como consecuencia
del principio constitucional de culpabilidad, exige que solo se sancionen conductas a título de dolo o imprudencia (cfr. STC 010-
2002-AI/TC, fundamento 64). Sin embargo, en el caso bajo análisis, una interpretación dolosa de ambos supuestos agravados se
halla fuera de lugar, toda vez que la conducta sancionada es la de "excederse" en el mando o la posición de servicio con
consecuencia causal de muerte o lesiones y no la de "matar" o "lesionar". En tal sentido, la interpretación restante es la de un
delito agravado mediante un resultado imprudente.
296. Lo anterior implica que lo que realmente sanciona el tipo penal agravado es el quebrantamiento del deber de utilizar de
forma razonable el mando y la posición de servicio que conduce a un resultado de muerte o lesiones que, en cuanto bajas en el
personal militar-policial, perjudica el desarrollo de la misión militar o policial. Por ello, tales supuestos típicos de delitos de función
resultan constitucionalmente válidos.
Parte Especial Título VI: D. de violación al deber militar o policial
297. Este mismo razonamiento no puede aplicarse al supuesto (i). Al respecto cabe señalar que en la STC 0012- 2006-PI/TC,
este Tribunal no analizó la constitucionalidad del primer párrafo del artículo 139 del Decreto Legislativo Nº 961, de contenido
similar al supuesto bajo análisis. Sobre dicha disposición, se debe entender que el excederse en la facultad de empleo, mando o
posición o el ordenar cometer actos arbitrarios en perjuicio de la función militar policial o del personal militar o policial constituyen
delitos de función en la medida en que se trata de conductas ilícitas que afectan al orden y la disciplina en las FFAA y PNP,
poniendo en grave riesgo la organización y funciones de estas instituciones castrenses. Por ello, corresponde confirmar su
constitucionalidad.
298. Siguiendo la lógica expuesta en el párrafo anterior, se debe confirmar la constitucionalidad del supuesto (iii), referido a los
excesos cometidos en enfrentamiento contra grupo hostil, en conflicto armado internacional, frente al adversario. Tal como está
redactado el texto, el bien jurídico protegido es el mismo que se ha analizado en el supuesto (i), cuya lesión se castiga en un
contexto de especial relevancia.
299. En cualquier caso, por las razones ya expuestas, cabe subrayar que el "perjuicio [...] del personal militar o policial" al que se
refieren los supuestos (i) y (iii) de la disposición en cuestión no puede en ningún caso interpretarse como la lesión de bienes
jurídicos comunes, como son, entre otros, vida, integridad o patrimonio, en cuyo caso la acción no puede ser calificada como
delito de función.
300. En consecuencia, con pleno respeto de la cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, este Tribunal considera que debe
confirmarse la constitucionalidad del artículo 130 del Decreto Legislativo Nº 1094.” (STC N° 0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. “QUINTO : … el trato degradante consiste en un comportamiento de palabra u obra que rebaja, humilla y envilece al inferior,
despreciando el fundamental valor de su dignidad personal ", siendo preciso, en efecto, " que el maltrato de palabra u obra
alcance un mínimo de gravedad o que la humillación determinada por el maltrato llegue a un determinado nivel, conceptos de
naturaleza circunstancial empleados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, interpretando el artº 3 del Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales en sus Sentencias de 18 de enero y 25 de abril de 1978 ".
Esta exigencia de mínimo de gravedad ha sido igualmente recordada tanto por esta Sala como por el Tribunal Constitucional,
habiéndose precisado que " para que la conducta del superior llegue a constituir trato degradante incardinable en el artículo 106,
el atentado a la dignidad de la persona que de lugar a la lesión de su integridad moral ha de llevarse a cabo, según la Sentencia
de esta Sala de 5 de diciembre de 2007 , "de forma lo suficientemente grave hasta el punto de generarle sentimientos de
humillación o vejación, tal como los mismos han sido descritos en las Sentencias del TEDH interpretativas del Convenio para la
protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales (Convenio de Roma). Ese mínimo de gravedad, tiene que
dar origen en el sujeto pasivo a sentimientos de temor, angustia o inferioridad, de vejación o de quebrantamiento de su
resistencia física o moral (Ss. TEDH, citadas por la sentencia recurrida de 18.01.1978, 25.02.1982 y 10.05.2001 )"; de idéntica
manera, la STC 128/1990 , citada por nuestra Sentencia de 18 de noviembre de 2005, afirma, en su fundamento jurídico noveno,
que "para encuadrar una pena o trato en alguna de las categorías del art. 3 del Convenio de Roma de 1950, ha de atenderse a la
intensidad de los sufrimientos infligidos a una persona", expresándose en parecidos términos la STC 119/1996, de 8 de julio,
conforme a la cual "sólo pueden merecer tan graves calificativos los tratos que acarreen sufrimientos de una especial intensidad
o sensación de envilecimiento distinto y superior al que suele llevar aparejada la simple imposición de una condena" (Sentencia
de esta Sala de 18 de Noviembre de 2.008, ya citada).” (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 9158/2012).
2. “307. ... cabe precisar que la descripción típica contenida en el delito de exceso en el ejercicio del mando presenta tres
supuestos diferenciados: (i) Vejar o ultrajar gravemente al subordinado; (ii) impedir que el
subordinado presente, continúe o retire recurso de queja o reclamación; y (iii) exigir al subordinado la ejecución indebida o la
omisión de un acto propio de su función.
308. Ahora bien, sin afectar la calidad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, respecto a la normas penales previamente
controladas; este Tribunal considera que el dispositivo penal ahora cuestionado resulta susceptible de una distinta interpretación
normativa que, al no haber sido advertida en la sentencia precitada, no fue sometida a control.
309. Respecto al supuesto (i), este Tribunal considera que la sanción de vejámenes o ultrajes castiga directamente el
quebrantamiento de un deber de respeto hacia el subordinado, en ausencia del cual resultaría mellada la autoridad con la cual el
superior jerárquico ejerce las facultades de mando sobre los subordinados. Asimismo, la sanción de tal conducta se halla
estrechamente vinculada al mantenimiento del orden, el mando y la disciplina al interior de personal policial o militar. Por ello,
corresponde confirmar la constitucionalidad de este extremo del dispositivo penal.
310. Con relación al supuesto (ii), este Tribunal considera que la prohibición de actos que impidan al subordinado presentar,
continuar o retirar recurso de queja o reclamación, se halla orientada a castigar actos lesivos para el buen funcionamiento
institucional de las FFAA y la PNP. Asimismo, la sanción de tal conducta se halla estrechamente vinculada al mantenimiento de
orden y la disciplina al interior de personal policial o militar. Por lo tanto, corresponde confirmar la constitucionalidad de este
extremo del dispositivo penal.
311. Cabe subrayar que en los casos en los que las conductas analizadas en los supuestos (i) y (ii) lesionen bienes jurídicos de
naturaleza común, como los derechos al honor, a la igualdad y no discriminación, a la tutela procesal efectiva, entre otros, se
constituirían ilícitos independientes cuya responsabilidad corresponde dilucidar a través de la ley penal común.
312. Sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, respecto al supuesto (iii), conviene precisar que en la STC 0012- 2006-PI/TC este
Tribunal no controló la constitucionalidad del enunciado "exija al subordinado la ejecución indebida o la omisión de acto propio de
sus funciones" previsto en el artículo 141.3 del Decreto Legislativo Nº 961.
Al respecto, este Tribunal entiende que el exigir al subordinado la ejecución indebida o la omisión de actos propios de la función
militar o policial efectivamente constituyen delitos de función en la medida en que se trata de conductas ilícitas que afectan al
orden y la disciplina en las FFAA y PNP, poniendo en riesgo la organización y funciones de las mencionadas instituciones
castrenses. Razón por la cual, corresponde confirmar su constitucionalidad.
313. En consecuencia, sin afectar la autoridad de cosa juzgada de la STC 0012-2006-PI/TC, debe declararse constitucional el
artículo 132 del Decreto Legislativo Nº 1094, que prevé el delito de excesos en el ejercicio del mando en agravio del subordinado
como delito de función.” (STC N° 0022-2012-PI/TC)
3. “Primero: el Sargento don Gustavo había decidido llevar al soldado don Gerardo al botiquín, siendo aproximadamente las
veintidós y treinta horas, y a tal fin salieron juntos de los locales de la Compañía; al pasar delante del personal de tropa que se
encontraba en espera de la lista de control nocturno, el soldado se resistió a ir al botiquín a la vez que empezó a proferir contra el
Sargento las frases [insultos]; ante esto el Sargento don Gustavo le propinó al soldado don Gerardo dos golpes con la mano
abierta, bofetadas, de tal manera que el soldado Gerardo sufrió una ligera contusión de pómulo derecho, de pronóstico leve, que
no ha necesitado como tratamiento más que una pomada antiinflamatoria. El soldado Gerardo fue llevado al botiquín por otro
Suboficial que accidentalmente pasaba por allí, mientras que el Sargento don Gustavo procedió a pasar la lista de control
nocturno de su Compañía. …
Segundo: Sostiene el Ministerio Fiscal su recurso [que objeta la absolución al Sargento] sobre la base de entender que no cabe
la legítima defensa en las agresiones verbales, así como que no hubo contención del delito por cuanto que el insulto a superior
ya se había ejecutado; ello le sirve para sentar su afirmación de que en el caso de autos no entra en juego, en todo caso, la
exención de responsabilidad contenida en el mencionado art. 105 del CPM . Entiende esta Sala que la eximente que puede
entrar en juego en el caso debatido no es un estado de necesidad (que puede generar responsabilidad civil) sino el cumplimiento
de un deber. ... En el caso ahora estudiado se da cumplimiento a lo que el CPM. ordena en el art. 137 "El militar con mando de
fuerza o unidad militar, Comandante de buque de guerra o aeronave militar que no mantuviere la debida disciplina en las fuerzas
a su mando, tolerare a sus subordinados cualquier abuso de autoridad o extralimitaciones de facultades o no procediere con la
energía necesaria para impedir un delito militar, será castigado con la pena de tres meses y un día a cuatro años de prisión», …
Y este cumplimiento de un deber estricto, cuya omisión se castiga con rigurosidad, es el pilar que sustentaba el art. 105 y en el
que se fundamenta la causa de justificación que exonera, y que en el caso de autos se da, por cuanto que, por un lado, se
"contiene» la comisión del delito (el Ministerio Fiscal alega que ya se consumó el delito de insulto a superior y que por ende es
inaplicable el precepto, cuando lo realmente sucedido es que "se está cometiendo el delito»), concurriendo los otros requisitos
precisos para su procedencia: flagrancia, existencia de un delito específico (no común), cual es la desobediencia, abuso de
autoridad (la dos bofetadas propinadas por el sargento al soldado) y el empleo del medio racionalmente necesario y
proporcionado para contener el delito militar flagrante. Pues no puede olvidarse de la concurrencia de estas circunstancias: la
existencia de los demás soldados en formación (que observan y juzgan) y la desafiante y provocativa actitud del soldado que
induce a la indisciplina total por parte de aquello al agitarse, revolverse, desobedecer y repetir las frases de "h.. de p.» y "me c.
en tu p. m.» dirigidas al Sargento que, en definitiva, consigue mantener el orden. Por supuesto que el abuso de autoridad que se
encierra en las dos bofetadas existe, pero desaparece por la concurrencia de la expresada causa de justificación de cumplimiento
de un deber. “ (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 20020/1992).
TÍTULO VII
DELITOS QUE AFECTAN LOS BIENES DESTINADOS AL
SERVICIO MILITAR POLICIAL
Jurisprudencia:
1. “que en el delito de peculado tanto en su modalidad dolosa como culposa, se sanciona la lesión sufrida por la administración
pública al ser despojada de la disponibilidad de sus bienes, despojo que es producido por quienes ostentan el poder
administrador de tales bienes, como son los funcionarios o servidores públicos, quienes al incumplir el mandato legal que
establece el destino que ha de darse a tales bienes, permite que el Estado pierda su disponibilidad sobre el bien y éste no
cumpla su finalidad propia y legal;” (R.N. N° 1118-2002).
2. “que, en nuestra legislación penal, en los delitos cometidos por funcionarios públicos …, no se requiere establecer la
naturaleza penal de los hechos en una vía extra penal, ya que en estos delitos no importa la cuantía de los caudales públicos
apropiados o ilícitamente utilizados, configurándose este cuando los bienes estatales son usados para fines ajenos al servicio y
realizados por funcionarios o servidores públicos;” (R.N. N° 3683-2002).
Jurisprudencia:
1. “7. El delito de hurto, al igual que el delito de robo, desde la perspectiva objetiva, exige que el agente se apodere
ilegítimamente de un bien mueble, total o parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra (confrontar: artículos
185º y 188º del Código Penal). El acto de apoderamiento es, pues, el elemento central de identificación para determinar, en el iter
criminis, la consumación y la tentativa. Desde esta perspectiva el apoderamiento importa: (a) el desplazamiento físico de la cosa
del ámbito del poder patrimonial del tenedor -de su esfera de posesión- a la del sujeto activo, y (b) la realización material de actos
posesorios, de disposición sobre la misma. A estos efectos, según el artículo 185º del Código Penal, se requiere de la
sustracción de la cosa, esto es, la separación de la custodia de la cosa de su titular y la incorporación a la del agente.
8. La acción de apoderarse mediante sustracción, materialmente, define al delito de hurto y, por extensión, de robo, como uno de
resultado y no de mera actividad. Este entendimiento de ambos delitos, a su vez, fuerza a entender no sólo que el agente
desapodera a la víctima de la cosa -adquiere poder sobre ella- sino también, como correlato, la pérdida actual de la misma por
parte de quien la tuviera, situación que permite diferenciar o situar en un momento diferenciado la desposesión del
apoderamiento.
En tal virtud, el criterio rector para identificar la consumación se sitúa en el momento en que el titular o poseedor de la cosa deja
de tener a ésta en el ámbito de protección dominical y, por consiguiente, cuando el agente pone la cosa bajo su poder de hecho.
Este poder de hecho -resultado típico- se manifiesta en la posibilidad de realizar sobre la cosa actos de disposición, aún cuando
sólo sea por un breve tiempo, es decir, cuando tiene el potencial ejercicio de facultades dominicales; sólo en ese momento es
posible sostener que el autor consumó el delito.
9. Este criterio de la disponibilidad potencial, que no efectiva, sobre la cosa -de realizar materialmente sobre ella actos
dispositivos permite desestimar de plano teorías clásicas como la aprehensio o contrectatio -que hacen coincidir el momento
consumativo con el de tomar la cosa, la amotio -que considera consumado el hurto cuando la cosa ha sido trasladada o movida
de lugar- y la illatio -que exige que la cosa haya quedado plenamente fuera del patrimonio del dueño y a la entera disposición del
autor-; y, ubicarse en un criterio intermedio, que podría ser compatible con la teoría de la ablatio -que importa sacar la cosa de la
esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del tenedor, efectivo dominio sobre la cosa-. El desplazamiento de la cosa en
el espacio no es el criterio definitorio del hurto, sino el desplazamiento del sujeto que puede realizar actos de disposición.
10. Por consiguiente, la consumación en estos casos viene condicionada por la disponibilidad de la cosa sustraída -de inicio sólo
será tentativa cuando no llega a alcanzarse el apoderamiento de la cosa, realizados desde luego los actos de ejecución
correspondientes-. Disponibilidad que, más que real y efectiva -que supondría la entrada en la fase de agotamiento del delito
debe ser potencial, esto es, entendida como posibilidad material de disposición o realización de cualquier acto de dominio de la
cosa sustraída. Esta disponibilidad potencial, desde luego, puede ser momentánea, fugaz o de breve duración. La disponibilidad
potencial debe ser sobre la cosa sustraída, por lo que: (a) si hubo posibilidad de disposición, y pese a ello se detuvo al autor y
recuperó en su integridad el botín, la consumación ya se produjo; (b) si el agente es sorprendido in fraganti o in situ y perseguido
inmediatamente y sin interrupción es capturado con el íntegro del botín, así como si en el curso de la persecución abandona el
botín y éste es recuperado, el delito quedó en grado de tentativa; y, (c) si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido
uno o más de ellos pero otro u otros logran escapar con el producto del robo, el delito se consumó para todos.” (Sentencia
Plenaria N° 1-2005/DJ-301-A)
Jurisprudencia:
1. “Cuarto.- .. en el presente caso, según la imputación, el Técnico de Segunda Guardacostas Armada Peruana JJ, estando de
servicio y cumpliendo funciones de Técnico de Guardia en las instalaciones de la Comandancia de la Tercera Zona Naval con
sede en Arequipa, en horas de la noche, sustrajo nueve aros de camioneta y una caja conteniendo doce chumaceras, por el
monto de ochocientos diez dólares americanos, contando para ello con la participación del Oficial de Mar Segundo Armada
Peruana BB y el Oficial de Mar Tercero RR. Que de lo reseñado anteriormente, es de señalar que se trata de bienes sustraídos
de la instalación militar y necesarios para la administración de sus fines constitucionales: por consiguiente, dicha conducta no se
adecúa a un delito común sino a un delito de función que debe ser investigado y juzgado por la Justicia Militar, puesto que se
configura los delitos de hurto de material destinado al servicio tipificado en el artículo ciento treinta y cindo del Código Penal
Militar Poilcial, con la agravantae contenida en el numeral uno del tipos base –afectación de material destinado a la defensa de
nacional., que prevé el artículo ciento treinta y tres y abandono de puesto de vigilancia prevista en el artículo cien del citado
Código ; por consiguiente, concurren los tres factores que definen el delito de función; la condición de militar en actividad del
imputado, bien jurídico institucional y sustracción de bienes del ámbito del reciento militar y con ocasión del servicio. Siendo ellos
así, los hechos investigados íntegramente considerados son de competencia de la Justicia Militar.” (Contienda de competencia
N° 08-2013 Arequipa).
TÍTULO VIII
DELITOS CONTRA LA FIDELIDAD A LA FUNCIÓN MILITAR
POLICIAL
Capítulo único
Jurisprudencia:
1. “es obvio que a los efectos de la prescripción de la acción penal debe tomarse en cuenta -por tratarse [el delito de falsificación
de documentos] de un delito de resultado y de estructura instantánea la fecha del uso del documento falso … la fecha de
consumación se produce desde que el sujeto, conociendo la falsedad del documento, realiza un acto material de utilización del
mismo-;” (R.N. N°1720-2004 Callao).
Jurisprudencia:
1. “317. El artículo hoy impugnado establece que la certificación falsa debe vincularse con los "asuntos del servicio", dejando de
lado la frase "en razón de la función o profesión". También el sujeto beneficiado ha sido modificado, incluyendo exclusivamente a
otro militar o policía, y ya no a cualquier persona: "terceros". Se añade también como conducta típica la expedición de
certificaciones falsas para eximir al militar o policía destinatario de un puesto o función, extremo que no se encontraba previsto
con anterioridad. Finalmente, se determina una escala penal aplicable diferente.
318. En esta oportunidad los cambios en el dispositivo han circunscrito la adecuadamente la acción. Ahora la comisión del delito
debe vincularse con los "asuntos del servicio" y no como se establecía "en razón de la función o profesión"; asimismo, la
restricción a militares y policías de los sujetos beneficiados como consecuencia del delito le otorga un cariz institucional a la
acción típica. Tales variaciones permiten afirmar que el bien jurídico protegido es propio de las FFAA y PNP.
319. A pesar de que la STC 0012-2006-PI/TC expresó que el bien jurídico tutelado era la fe pública, ello no obsta para que en la
configuración actual del delito la prevalencia del injusto recaiga en la fidelidad a la función castrense. Razón por la cual debe
considerarse que se trata de un delito de función lato sensu. El fin perseguido se encuentra en los asuntos del servicio que
realiza el militar o policía en actividad, tiene como sujeto beneficiado a otro igual que él, e incluso permite eximir al oficial
castrense de un puesto o función. Elementos objetivos del tipo que describen una afectación al principio de disciplina, el cual
resulta fundamental para las funciones de las FFAA o PNP.
320. Es cierto que, como afirma la STC 0012-2006-PI/TC, también está en juego el bien jurídico fe pública. Sin embargo, el bien
jurídico prevalente, dentro de este delito pluriofensivo, es particular de las FFAA o PNP, por estar en juego la disciplina castrense
y las funciones de los cuerpos armados.
321. Por las razones expuestas, este Tribunal considera que el artículo 140 del Decreto Legislativo Nº 1094, que prevé el delito
de certificación falsa sobre asuntos del servicio como delito de función, debe ser confirmado en su constitucionalidad.” (STC N°
0022-2012-PI/TC).
Jurisprudencia:
1. ”324. El artículo impugnado modifica al sujeto beneficiado, exigiendo que se trate de otro militar o policía y se elimina la
referencia a "terceros". Además, suprime la exigencia de perjuicio respecto de terceros. También se modifica la acción típica,
sancionando ahora la conducta de aquel que "pone en peligro el servicio o la operación militar o policial" y no como se establecía
el hecho que atente contra la administración militar o policial o el servicio. La destrucción, supresión u ocultamiento recaerá sobre
"documentación" sin que se requiera, a los efectos del delito previsto, que sea verdadera o que no se pudiere disponer de la
misma como era establecida. Finalmente, se fija un nuevo marco punitivo.
325. La exigencia de que la acción ponga en peligro el servicio o la operación militar o policial, sumada a la precisión de la
condición del sujeto beneficiado, a juicio de este Tribunal, son trascendentes para catalogar el bien jurídico tutelado como uno de
naturaleza militar policial. En concreto, el tipo penal castiga la violación del principio de disciplina, el cual resulta fundamental
para las funciones de las FFAA o PNP.
326. Es cierto que, como afirma la STC 0012-2006- PI/TC, también está en juego el bien jurídico fe pública. Sin embargo, el bien
jurídico prevalente, dentro de este delito pluriofensivo, es particular de las FFAA o PNP, por estar en juego la disciplina castrense
y las funciones de los cuerpos armados.
327. Por las razones expuestas, el Tribunal Constitucional considera que el artículo 142 del Decreto Legislativo Nº 1094 que
prevé el delito de destrucción de documentación militar policial como delito de función, debe ser confirmado en su
constitucionalidad.” (STC N° 0022-2012-PI/TC).
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Parte Procesal Título I: Principios y garantías procesales
LIBRO TERCERO
PARTE PROCESAL
TÍTULO I
PRINCIPIOS Y GARANTÍAS PROCESALES
Artículo 143.- Juicio previo
Nadie podrá ser condenado sin un juicio previo, fundado en ley anterior al hecho imputado,
respetando los derechos y garantías establecidas en la Constitución Política del Estado, los
tratados internacionales en materia de protección de derechos humanos y de acuerdo a las
normas de este Código.
Correlación:
Constitución: Artículo 55, 139 inc. 10.
CPMP Artículos III, 160, 260.
LOF FMP: Artículo 45.
C. Procesal Penal: Artículos I, V.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículos 9, 10.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículos 1, 8.1.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 14.
Estatuto de Roma: Artículo 2.c).iv.
Jurisprudencia:
1. “7. … la pretensión punitiva del Estado se determina y materializa en el proceso penal, y es lo que se denominagarantía
procesal, la cual está reconocida constitucionalmente por el inciso 10) del artículo 139.º , es por ello que la sanción sólo puede
tener lugar en el marco de un debido proceso (artículo 139.3), entendiéndose como tal, aquel en el que se asegure al imputado
su derecho de defensa (artículo 139.14) y un tratamiento digno en estricto cumplimiento del principio de proporcionalidad, y en el
que exista una regulación equilibrada de los derechos y deberes de los sujetos procesales.
8. Debe subrayarse que la Constitución reconoce el derecho de defensa, y que en virtud de éste se garantiza que el justiciable,
en la determinación de sus derechos y obligaciones, cualquiera sea su naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral, etc.), no quede
en estado de indefensión.
Así, todo justiciable tiene derecho a conocer de forma cierta, expresa e inequívoca, los cargos que pesan sobre él con el objeto
de defenderse de todos y cada uno de los elementos de hecho que componen el tipo de la conducta prohibida que se le imputa,
surgiendo el derecho a probar, el contradictorio, la igualdad sustancial -entre otros- como atributos constitucionales del justiciable
que son conocidos como tutela procesal efectiva.
9. Por su parte, le corresponde al órgano jurisdiccional determinar si los hechos que fueron objeto de acusación se dieron o no
(con anterioridad al proceso) con la finalidad de subsumirlos en el tipo penal concreto, analizar los tipos de ejecución,
determinar la autoría y/o participación, o advertir -si fuera el caso- la presencia de causas de justificación que no permitan
sancionar la conducta prohibida.
Por ello es que ha constatarse la correlación entre acusación y sentencia, como institución procesal derivada del principio
acusatorio y del derecho de defensa.” (STC 0402-2006-HC/TC).
Jurisprudencia:
1. “ … el principio de inmediación, la actividad probatoria debe transcurrir en presencia del juez encargado de pronunciar
sentencia, puesto que solo de esta manera se garantiza que exista un contacto directo entre el juzgador y los medios de prueba
aportados al proceso, que permitirá a este ponderarlos en forma debida y plasmar sus conclusiones en forma suficiente y
razonada al momento de emitir sentencia condenatoria.” (STC N° 1808-2003-HC/TC).
2. “168. La publicidad del proceso tiene la función de proscribir la administración de justicia secreta, someterla al escrutinio de las
partes y del público y se relaciona con la necesidad de la transparencia e imparcialidad de las decisiones que se tomen. Además,
es un medio por el cual se fomenta la confianza en los tribunales de justicia. La publicidad hace referencia específica al acceso a
la información del proceso que tengan las partes e incluso los terceros.” (Corte IDH caso Palamara Iribarne contra Chile
sentencia de 22 Nov 05).
Jurisprudencia:
1. El Tribunal Constitucional] “ha precisado que [el derecho a ser juzgado por un juez imparcial], posee dos dimensiones; a saber:
1) Imparcialidad subjetiva. Se refiere a evitar cualquier tipo de compromiso que pudiera tener el juez con las partes procesales o
en el resultado del proceso, y, 2) Imparcialidad objetiva. Referida a la influencia negativa que puede tener en el juez la estructura
del sistema, restándole imparcialidad, es decir, si el sistema no ofrece suficientes garantías para despejar cualquier duda
razonable (Exp. N° 004-2006-PI/TC, fundamento 20)”. (STC N° 00849-2011-PHC/TC).
2. “117. El derecho a ser juzgado por un juez o tribunal imparcial es una garantía fundamental del debido proceso. Es decir, se
debe garantizar que el juez o tribunal en el ejercicio de su función como juzgador cuente con la mayor objetividad para enfrentar
el juicio. Al respecto, este Tribunal ha establecido que la imparcialidad exige que el juez que interviene en una contienda
particular se aproxime a los hechos de la causa careciendo, de manera subjetiva, de todo prejuicio y, asimismo, ofreciendo
garantías suficientes de índole objetiva que permitan desterrar toda duda que el justiciable o la comunidad puedan albergar
respecto de la ausencia de imparcialidad. La imparcialidad del tribunal implica que sus integrantes no tengan un interés directo,
una posición tomada, una preferencia por alguna de las partes y que no se encuentren involucrados en la controversia. La
imparcialidad personal o subjetiva se presume a menos que exista prueba en contrario. Por su parte, la denominada prueba
objetiva consiste en determinar si el juez cuestionado brindó elementos convincentes que permitan eliminar temores legítimos o
fundadas sospechas de parcialidad sobre su persona.” (Corte IDH caso Usón Ramírez contra Venezuela sentencia de 20 Nov
09).
3. “43. … En tal sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos reconoce que los tribunales militares compuestos por
oficiales en actividad pueden constituir, en principio, tribunales independientes e imparciales, y que serán tolerados siempre que
existan suficientes garantías para la preservación de tales principios.
44. Por lo tanto, de lo expuesto en los fundamentos precedentes se desprende de forma indubitable que la condición de oficial en
actividad de los jueces de la jurisdicción militar, no vulnera per se los principios de independencia e imparcialidad judicial. No se
puede reputar que los militares en actividad sean en principio personas incapaces de actuar con independencia e imparcialidad.”
(STC N°00001-2009-AI-TC).
4. ”Séptimo: Que, siendo ello así, al ser los mismos Magistrados … los que revocaron la resolución del Juez de la Investigación
Preparatoria que declaró de oficio el sobreseimiento de la causa, (lo que implicó la revisión del control de los elementos de la
teoría del delito en el presente caso, entre ellos la tipicidad, debido a que concluyeron que los hechos denunciados se subsumían
en el tipo penal imputado, conforme a los artículos trescientos cuarenta y cuatro y trescientos cuarenta y cinco del Código
Procesal Penal), y los que luego en segunda instancia emitieron la decisión final condenatoria (revocando una sentencia
absolutoria, para lo cual también incidieron en la tipicidad), en el presente caso no se cumplió con la imparcialidad objetiva que
debe tener todo Juez o Tribunal para resolver un caso concreto, dado que, antes de que emitieran su decisión final ya tenían una
posición respecto a los hechos investigados, lo cual resulta ser un hecho concreto que genera duda de imparcialidad en perjuicio
del encausado.” (Casación N° 106-2010 Moquegua)
2. Hasta antes de la sentencia firme, ningún funcionario o autoridad pública puede presentar a
un militar o un policía como culpable o brindar información en tal sentido.
No obstante se podrá publicar los datos estrictamente indispensables cuando sea necesario
para lograr su identificación y/o captura.
Correlación:
Constitución: Artículo 2 inc. 24e.
CPMP: Artículo 156, 325, 386.
LOF FMP: Artículo 45.
C. Procesal Penal: Artículo II.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 11 inc. 1.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículos 5.4, 8.2.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 14.2.
Estatuto de Roma: Artículo 66.
Jurisprudencia:
1. “244. El Tribunal Europeo ha resaltado que la presunción de inocencia puede ser violada no sólo por los jueces o tribunales a
cargo del proceso, sino también por otras autoridades públicas, por lo cual las autoridades estatales deben elegir
cuidadosamente sus palabras al declarar sobre un proceso penal, antes de que una persona o personas haya sido juzgada y
condenada por el delito respectivo. Si bien en el marco del proceso penal en sí mismo, los señalamientos de culpabilidad por
parte de funcionarios tales como fiscales y procuradores no constituyen una violación a la presunción de inocencia, las
declaraciones de estos funcionarios a la prensa, sin calificaciones o reservas, infringen la presunción de inocencia en la medida
en que fomenta que el público crea en la culpabilidad de la persona y prejuzga la evaluación de los hechos por una autoridad
judicial competente. Esta Corte coincide con este criterio y advierte que la presunción de inocencia exige que las autoridades
estatales sean discretas y prudentes al realizar declaraciones públicas sobre un proceso penal.
247. Al respecto, la Corte reitera que las autoridades estatales deben tener en cuenta que los funcionarios públicos tienen una
posición de garante de los derechos fundamentales de las personas y, por tanto, sus declaraciones no pueden desconocer éstos.
Este deber de especial cuidado se ve particularmente acentuado en situaciones de mayor conflictividad social, alteraciones del
orden público o polarización social o política –tales como la lucha contra el terrorismo en el Perú -precisamente por el conjunto de
riesgos que pueden implicar para determinadas personas o grupos en un momento dado. La presunción de inocencia no impide
que las autoridades mantengan debidamente informada a la sociedad sobre investigaciones penales, pero requiere que cuando
lo hagan, guarden la debida discreción y circunspección necesaria para garantizar la presunción de inocencia de los posibles
involucrados.
258. Al referirse a las garantías judiciales protegidas en el artículo 8 de la Convención, también conocidas como garantías
procesales, este Tribunal ha establecido que para que en un proceso existan verdaderamente dichas garantías, es preciso que
se observen todos los requisitos que sirvan para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho, es
decir, las condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos cuyos derechos u obligaciones están
bajo consideración judicial. La referida disposición convencional contempla un sistema de garantías que condicionan el ejercicio
del ius puniendi del Estado y que buscan asegurar que el inculpado o imputado no sea sometido a decisiones arbitrarias, toda
vez que se deben observar “las debidas garantías” que aseguren, según el procedimiento de que se trate, el derecho al debido
proceso. Asimismo, esta Corte ha señalado que toda persona sujeta a un juicio de cualquier naturaleza ante un órgano del
Estado deberá contar con la garantía de que dicho órgano actúe en los términos del procedimiento legalmente previsto para el
conocimiento y la resolución del caso que se le somete.” (Corte IDH caso J. contra Perú sentencia de 27 Nov 13).
2. “58. El derecho a la presunción de inocencia ha sido analizado por este Colegiado en múltiples ocasiones. Así en la sentencia
recaída en el Expediente N.º 10107-2005-HC/TC (fundamentos 2, 3, 4 y 7) se señaló que el fundamento de este derecho se halla
tanto en el principio-derecho de dignidad humana (artículo 1º de la Constitución) como en el principio pro homine. Y es a partir de
esta declaración que la presunción de inocencia no es un derecho absoluto sino relativo, motivo por el cual en nuestro
ordenamiento se admiten determinadas medidas cautelares personales (como la detención preventiva o detención provisional),
sin que ello signifique su afectación, siempre, claro está, que tales medidas sean dictadas bajo criterios de razonabilidad y
proporcionalidad, y de manera excepcional. Es importante señalar, además, que parte de esa relatividad del derecho a la
presunción de inocencia se vincula con el hecho de que dicho derecho incorpora una presunción iuris tantum y no una
presunción iure et de iure o absoluta, de lo cual se deriva, como lógica consecuencia, que la presunción de inocencia puede ser
desvirtuada o destruida mediante una mínima actividad probatoria.” (STC N° 00013-2009-AI/TC).
Jurisprudencia:
1. ” 272.El derecho a no autoincriminarse no se encuentra reconocido expresamente en la Constitución. Sin embargo, se trata de
un derecho fundamental de orden procesal que forma parte de los derechos implícitos que conforman el derecho al debido
proceso penal, este último reconocido en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución. Su condición de derecho implícito que
forma parte de un derecho expresamente reconocido, también se puede inferir a partir de la función que los tratados
internacionales en materia de derechos humanos están llamados a desempeñar en la interpretación y aplicación de las
disposiciones por medio de las cuales se reconocen derechos y libertades en la Ley Fundamental (IV Disposición Final y
Transitoria)[48]. Así por ejemplo el artículo 8º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que reconoce
expresamente como parte de las "Garantías Judiciales" mínimas que tiene todo procesado, el
“g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable (...)".
273.Lo mismo sucede con el ordinal "g" del artículo 14.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece
que entre las garantías mínimas que tiene una persona acusada de un delito, se encuentra el derecho
"g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable".
274. Dicho derecho garantiza a toda persona no ser obligada a descubrirse contra sí misma (nemo tenetur se detegere), no ser
obligada a declarar contra sí misma (nemo tenetur edere contra se) o, lo que es lo mismo, no ser obligada a acusarse a sí misma
(nemo tenetur se ipsum accusare). Sin embargo, su ámbito normativo no se agota en garantizar la facultad de no ser obligado a
declarar contra sí mismo o a confesar su propia culpabilidad, de modo que pueda entenderse que, respecto a sus coinculpados,
el imputado sí tenga la obligación hablar o acusar. La incoercibilidad del imputado comprende ambos supuestos y, en ese
sentido, debe indicarse que este derecho garantiza la potestad del imputado o acusado de un ilícito penal a guardar silencio
sobre los hechos por los cuales es investigado o acusado penalmente, tanto en lo que le atañe como en lo que incumbe a
terceros.
276. Por tanto, para los efectos de que este derecho no sufra un menoscabo que pueda ser calificado como arbitrario, el Estado
está prohibido de ejercer violencia psíquica o física sobre el inculpado o acusado y ejecutar métodos engañosos o de naturaleza
análoga que pudieran estar destinados a obtener involuntariamente información sobre los hechos criminales por los cuales se le
investiga o acusa en un proceso penal. Del mismo modo, si el derecho a no autoincriminarse comprende el derecho a guardar
silencio, en el ámbito jurisdiccional, los jueces y tribunales tienen la obligación de no asumir una aceptación tácita del silencio,
pero sí a darle un sentido interpretativo del mismo que pueda ayudar a dilucidar la causa. Y es que sí existe un deber de
respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación, según dispone el artículo 38º de la
Constitución.
277.Desde luego, los jueces y tribunales también tienen la obligación de negar valor a las declaraciones obtenidas por la
violencia, lo que no debe entenderse en términos restrictivos, con referencia únicamente a la violencia psíquica o física, sino en
un sentido amplio, como omnicomprensiva de toda información obtenida del investigado o acusado sin su voluntad. Como se ha
dicho antes, el derecho a no confesar la culpabilidad garantiza la incoercibilidad del imputado o acusado. Sin embargo, dicho
ámbito garantizado no es incompatible con la libertad del procesado o acusado para declarar voluntariamente, incluso
autoincriminándose.” (STC N° 0003-2005-PI/TC)
Jurisprudencia:
1. 3.1.- “El Derecho de Defensa: … el Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia ha precisado que el derecho de
defensa tiene una doble dimensión: una material, referida al derecho del imputado de ejercer su propia defensa desde el mismo
instante en que toma conocimiento de que se le atribuye la comisión de determinado hecho delictivo; y otra formal, que supone
el derecho a una defensa técnica, esto es, al asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor de su elección desde que la
persona es citada o detenida por la autoridad y durante todo el tiempo que dure la investigación preliminar o el proceso mismo.
Parte Procesal Título I: Principios y garantías procesales
En ambos casos se garantiza el derecho de no ser postrado a un estado de indefensión en cualquier etapa del proceso, inclusive,
como ya se dijo, en la etapa preliminar.
Sobre la materia el Tribunal Constitucional, en las alegaciones de violación al derecho de defensa, relievó en el Expediente Nº
4303-2004- AA/TC que la notificación es un acto procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera, per se, violación del
derecho al debido proceso o a la tutela procesal efectiva; para que ello ocurra resulta indispensable la constatación o acreditación
indubitable por parte de quien alega la violación del debido proceso, de que con la falta de una debida notificación se ha visto
afectado de modo real y concreto el derecho de defensa u otro derecho constitucional directamente implicado en el caso
concreto. …
El derecho a no quedar en estado de indefensión se conculca cuando los titulares de los derechos e intereses legítimos se ven
impedidos de ejercer los medios legales suficientes para su defensa; no obstante, no cualquier imposibilidad de ejercer esos
medios produce un estado de indefensión que atenta contra el contenido constitucionalmente protegido de dicho derecho, sino
que es constitucionalmente relevante cuando se genera una indebida y arbitraria actuación del órgano que investiga o juzga al
individuo (Exp. Nº 0582-2006-PA/TC; Exp. Nº 5175-2007-HC/TC, entre otros). A partir del entendimiento genérico de la “defensa”
como la acción de ampararse o protegerse, debemos precisar que la mencionada en la norma se refiere a la que resulta de un
ataque, sindicación o imputación en cualquier actuación o trámite de carácter judicial o administrativo, vale decir, en los procesos
que se siguen ante los jueces, o en los procedimientos que se adelantan ante las autoridades administrativas de cualquier orden,
y que consiste en la posibilidad de analizar, desentrañar, controvertir y refutar técnica, jurídica y probatoriamente las acusaciones
recibidas en estos materias, derecho que, como puede verse, conlleva implícitamente los derechos a la libertad, a la seguridad y,
obviamente, el de petición.
3.2.- La defensa técnica como derecho:
La defensa de una persona es un elemento también clave de la configuración de la tutela procesal efectiva, puesto que un
proceso no puede considerarse como respetuoso de la persona si no se le permite la posibilidad de presentar sus argumentos,
estrategias y elementos de respaldo jurídico necesarios. Así, la defensa también es un derecho regla de la tutela procesal
efectiva. …”
La violación del derecho de defensa,…”ocurrirá cuando una persona no logra ofrecer a quien la juzga los elementos necesarios
para desvirtuar una acusación en su contra o para afirmar que tiene la razón en lo que alega. Pero no todo acto que imposibilita
un correcto uso de la defensa produce un agravio al derecho…. Por ello hemos hablado siempre de indefensión ‘material’ y no
formal, para la cual resulta necesaria pero no suficiente la mera transgresión de los requisitos configurados como garantía,
siendo inexcusable la falta de ésta, cuando se produce de hecho y como consecuencia de aquélla. …”
“3.3.- El derecho fundamental a la prueba:
[El derecho a la prueba] “Constituye un derecho básico de los justiciables producir la prueba relacionada con los hechos que
configuran su pretensión o su defensa. Según este derecho, las partes o un tercero legitimado en un proceso o procedimiento
tienen el derecho de producir la prueba necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o
defensa.
Se trata, pues, de un derecho complejo cuyo contenido, de acuerdo con lo señalado anteriormente por el Tribunal Constitucional
(vid. STC 06712-2005/HC/TC, FJ 15), está determinado: (...) por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren
necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la producción o conservación de la prueba a
partir de la actuación anticipada de los medios probatorios y que éstos sean valorados de manera adecuada y con la motivación
debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente
motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido efectiva y adecuadamente
realizado.
Como puede verse, de los elementos que forman parte del contenido del derecho a la prueba uno está constituido por el hecho
de que las pruebas actuadas dentro del proceso penal sean valoradas de manera adecuada y con la motivación debida. De lo
cual se deriva una doble exigencia para el juez: en primer lugar, la exigencia del juez de no omitir la valoración de aquellas
pruebas que son aportadas por las partes al proceso dentro del marco del respeto a los derechos fundamentales y a lo
establecido en las leyes pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas pruebas sean valoradas motivadamente con
criterios objetivos y razonables.
Por ello, la omisión injustificada de la valoración de una prueba aportada por las partes, respetando los derechos fundamentales
y las leyes que la regulan, comporta una vulneración del derecho fundamental a la prueba y, por ende, al debido proceso.
3.4.- El sentido constitucional del derecho a la prueba
El derecho a probar es uno de los componentes elementales del derecho a la tutela procesal efectiva, … una de las garantías
que asiste a las partes del proceso es la de presentar los medios probatorios necesarios que posibiliten crear la convicción en el
juzgador de que sus argumentos son los correctos. De esta manera, si no se autoriza la presentación oportuna de pruebas a los
justiciables, ¿se podrá considerar amparada la tutela procesal efectiva? Todo hace indicar que ello sería imposible. Sólo con los
medios probatorios necesarios, el juzgador podrá sentenciar adecuadamente. Por ello, la ligazón entre prueba y tutela procesal
efectiva es ineluctable: la primera constituye un derecho-regla de la segunda; una verdadera garantía de su ejercicio.” (J V
Casación N° 0000281-2011 Moquegua).
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1 del artículo 237..
Correlación:
Constitución: Artículos 2 inc. 24.g, 139 incs. 4, 14.
CPMP: Artículos 236, 391.
C. Procesal Penal: Artículos 265, 267, 280.
C de PP: Artículo 133.
C. Procesal Constitucional: Artículo 25 inc. 11.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 5.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículos 8.2.d, 8.5,13.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 19.
Jurisprudencia:
1. ”172. (…) el Tribunal Constitucional ha de recordar que el derecho a no ser incomunicado no es un derecho absoluto, sino
susceptible de ser limitado, pues como el mismo literal “g”, inciso 24), del artículo 2° de la Constitución se encarga de precisar, tal
incomunicación puede realizarse en los casos indispensables para el esclarecimiento de un delito, y en la forma y por el tiempo
previstos por la ley. En tal supuesto, “la autoridad está obligada bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar
donde se halla la persona detenida”.
En consecuencia, no hay un derecho absoluto a no ser incomunicado. Éste puede efectuarse, excepcionalmente, en los casos
indispensables, y siempre que con ello se persiga el esclarecimiento de un delito, considerado como muy grave. Además, el
Tribunal Constitucional considera que cuando la Constitución alude a la existencia de un “caso indispensable”, con ello exige la
presencia de una razón objetiva y razonable que la justifique. Pero, a su vez, sea cual fuere esa base objetiva y razonable, tal
incomunicación no puede practicarse para otros fines que no sean el esclarecimiento de un delito, en la forma y plazo que la ley
establezca.
173. En segundo lugar, aunque el literal “g”, inciso 24), del artículo 2° de la Constitución no indique expresamente la autoridad
responsable para decretar la incomunicación, el Tribunal Constitucional entiende que ella debe ser efectuada necesariamente por
el Juez penal, en tanto que se trata de una medida limitativa de un derecho fundamental”.(STC N° 0010-2002-AI/TC).
Se garantiza la intervención de las partes con iguales posibilidades de ejercer sus facultades y
derechos.
Los jueces preservarán el principio de igualdad procesal, debiendo superar todos los obstáculos
que impidan su vigencia o lo debiliten.
Correlación:
Constitución: Artículo 2 inc. 2.
CPMP: Artículos145, 148.
LOF FMP: Artículo 45.
LOPJ: Artículo 6.
C. Penal: Artículo 10.
CPC: Artículo 50. 2.
C. Procesal Penal: Artículo I.3.
Ley Sit Mil Oficiales FFAA: Artículo 2.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículos 2.1, 7, 10.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 24.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículos 14.3, 26.
Estatuto de Roma: Artículo 67 1.
Jurisprudencia:
1. “64. … este Colegiado ha sostenido en reiteradas oportunidades que la noción de igualdad debe ser percibida en dos planos
convergentes. En el primero se constituye como un principio rector de la organización y actuación del Estado Social y
Democrático de Derecho. En el segundo, se erige como un derecho fundamental de la persona.
Como principio fundamental se encuentra reconocida en los artículos 103.° y 2.2. de la Constitución, e implica un postulado o
proposición con sentido y proyección normativa o deontológica que, como tal, constituye parte del núcleo del sistema
constitucional de fundamento democrático.
Como derecho fundamental, se encuentra reconocida en el artículo 2.º inciso 2), de nuestra Norma Fundamental, que comporta
el reconocimiento de la existencia de una facultad o atribución conformante del patrimonio jurídico de la persona, derivada de su
naturaleza, que consiste en ser tratada igual que los demás en hechos, situaciones o acontecimientos coincidentes; por ende,
deviene en el derecho subjetivo de obtener un trato igual y de evitar los privilegios y las desigualdades arbitrarias
67. El principio-derecho de igualdad, a su vez, advierte dos manifestaciones relevantes: la igualdad en la ley y la igualdad en la
aplicación de la ley. La primera manifestación (igualdad en la ley) constituye un límite al legislador, en tanto la actividad
legiferante deberá estar encaminada a respetar la igualdad, encontrándose vedado establecer diferenciaciones basadas en
criterios irrazonables y desproporcionados. En otros términos, el actuar del legislador tiene como límite el principio de igualdad,
en tanto que dicho principio le exige que las relaciones y situaciones jurídicas determinadas que vaya a determinar deban
garantizar un trato igual y sin discriminaciones.
68. De otro lado, se encuentra la igualdad “en la aplicación de la ley”. Si bien esta segunda manifestación del principio de
igualdad no será examinada en el presente caso, cabe mencionar, de modo referencial, que se configura como límite al actuar de
órganos públicos, tales como los jurisdiccionales y administrativos. Exige que estos, al momento de aplicar la ley, no deban
realizar tratos diferentes entre casos que son sustancialmente iguales. En otros términos, la ley debe ser aplicada de modo igual
a todos aquellos que se encuentren en la misma situación, sin que el aplicador pueda establecer diferencia alguna en razón de
las personas o de circunstancias que no sean las que se encuentren presentes en la ley.” (STC N° 0023-2005-PI/TC).
2. ”OCTAVO: Que el principio de igualdad de armas, previsto en el apartado 3) del artículo 1 del Titulo Preliminar NCPP incide en
la exigencia de que las partes cuenten con los mismos medios de ataque y defensa e idénticas posibilidades y cargas de
alegación, prueba e impugnación, a efectos de evitar desequilibrios entre sus respectivas posiciones procesales. El principio de
igualdad de armas es una proyección del genérico principio de igualdad, el cual hay que estimarlo vulnerado cuando el legislador
crea privilegios procesales carentes de fundamentación constitucional alguna o bien el legislador, o Bien el propio órgano
jurisdiccional crean posibilidades procesales que se le niegan a la parte contraria (GIMENO SENDRA, Vicente: "Derecho
Procesal Penal", 2da edición, Colex, Madrid, 2007, pp 91-94).
En tal virtud, no debe invocarse su vulneración en todo acto procesal, pues existen casos en los que justificadas razones
establecidas por la ley, reconocen a determinada parte procesal, como es el caso del fiscal cuando hace use de la facultad
asignada por la Constitución de ejercitar la acción penal. Tal ejercicio no puede ser interpretado como una vulneración del
principio de igualdad de armas, que tiene su principal plasmación en la actividad probatoria, en la que concurrentemente se
requiere de la inmediación de un órgano jurisdiccional y la vigencia directiva del principio procesal, de contradicción, que integra
el contenido constitucionalmente protegido de la garantía de defensa procesal.” (Casación N° 54-2009 La Libertad).
2. “QUINTO. Que una de las líneas rectoras del nuevo proceso penal, como consecuencia de la asunción especifica del principio
acusatorio es la separación de funciones de investigación y juzgamiento. De esta manera, constitucionalmente, la investigación
penal esta a cargo del Fiscal y la decisoria a cargo del Juez.
Que tal separación de funciones tiene su base constitucional en el artículo 159°.4 de la Ley Fundamental cuando señala que
corresponde al Ministerio Publico conducir desde su inicio la investigación del delito. Con la adopción del sistema procesal
acusatorio y la estructura del proceso penal común, tanto el Ministerio Publico como los órganos jurisdiccionales deben asumir
plenamente las competencias exclusivas y excluyentes que la Constitución les asigna.” (Casación N° 54-2009 La Libertad).
Jurisprudencia:
1. “77. El artículo 8.1 de la Convención también se refiere al plazo razonable. Este no es un concepto de sencilla definición. Se
pueden invocar para precisarlo los elementos que ha señalado la Corte Europea de Derechos Humanos en varios fallos en los
cuales se analizó este concepto, pues este artículo de la Convención Americana es equivalente en lo esencial, al 6 del Convenio
Europeo para la Protección de Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. De acuerdo con la Corte Europea, se
deben tomar en cuenta tres elementos para determinar la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) la
complejidad del asunto; b) la actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades judiciales” (Corte IDH Caso
Genie Lacayo contra Nicaragua Sentencia de 29 Ene 97).
2. “156. El artículo 8.1 de la Convención Americana establece como uno de los elementos del debido proceso que los tribunales
decidan los casos sometidos a su conocimiento en un plazo razonable. Al respecto, la Corte ha considerado preciso tomar en
cuenta varios elementos para determinar la razonabilidad del plazo en el que se desarrolla un proceso: a) complejidad del asunto,
b) actividad procesal del interesado, c) conducta de las autoridades judiciales y d) afectación generada en la situación jurídica de
la persona involucrada en el proceso.
179. El Estado está obligado a combatir esta situación de impunidad por todos los medios legales disponibles, ya que ésta
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la indefensión de las víctimas, quienes tienen derecho a
Parte Procesal Título I: Principios y garantías procesales
conocer la verdad de los hechos. Por ello, el reconocimiento y el ejercicio del derecho a conocer la verdad en una situación
concreta constituye un medio de reparación”. (Corte IDH caso Anzualdo Castro contra Perú sentencia de 22 Set 09).
3. “9. Al respecto, este Tribunal Constitucional considera pertinente definir la línea jurisprudencial fijada, y, por tanto, precisar que
la eventual constatación por parte de la judicatura constitucional de la violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo
razonable no puede ni debe significar el archivo definitivo o la conclusión del proceso judicial de que se trate (civil, penal. laboral,
etc.), sino que, bien entendidas las cosas, lo que corresponde es la reparación in natura por parte de los órganos jurisdiccionales,
la misma que consiste en emitir el pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto en el plazo más breve posible.
10. El Tribunal Constitucional arriba a dicha conclusión por cuanto entiende que el derecho al plazo razonable del proceso es un
derecho de naturaleza inclusiva, en la medida en que su ámbito de tutela puede alcanzar a más de un titular. Así, tratándose de
un proceso penal, la cobertura constitucional puede alcanzar no sólo al procesado, sino también a la víctima o la parte civil. Por
ello, es posible que, cada vez que se determine la violación del derecho al plazo razonable del proceso, se afecte también el
derecho a obtener satisfacción jurídica en un tiempo razonable de la víctima o la parte civil. Y es que, una situación como la
descrita, esto es, la prolongación del proceso más allá de lo razonable, podría afectar por igual a ambas partes; y si ello es así,
debería considerarse también la tutela del derecho de la víctima o la parte civil. De ahí la necesidad de que la consecuencia
jurídica sea la emisión de la decisión que resuelva de manera definitiva la situación jurídica del procesado. Dicho con otras
palabras, que el órgano jurisdiccional emita pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto en el plazo más breve posible.
11. Así las cosas, este Tribunal considera que, en el caso de un proceso penal, no puede establecerse por ejemplo, la exclusión
del procesado, el sobreseimiento del proceso archivo definitivo del proceso penal como si fuera equivalente a una decisión de
absolución emitida por el juez ordinario;sino que, actuando dentro del marco constitucional y democrático del proceso penal, el
órgano jurisdiccional debe emitir el pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto en el plazo más breve posible,
declarando la inocencia o responsabilidad del procesado, y la consiguiente conclusión del proceso penal. En cualquier caso,
como es obvio, tal circunstancia no exime de las responsabilidades a que hubiere lugar para quienes incurrieron en ella, y que
deben ser dilucidados por los órganos competentes (Cfr. STC 3689-2008- PHC, P.J. 10).
12. Por último, el referido plazo más breve posible para la emisión del pronunciamiento que resuelva de manera definitiva la
situación jurídica del procesado debe ser fijado o establecido según las circunstancias concretas de cada caso. Y es que el plazo
para el pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto no debe ser fijado una vez y para siempre, de modo que sea
aplicable en todos los casos, sino que éste debe ser fijado de manera objetiva y razonable por el juez constitucional en atención a
las circunstancias concretas de cada caso, sobre todo teniendo en cuenta el estado actual del proceso, por cuanto la fijación del
mismo puede resultar un imposible en algunos casos y/o puede constituir un exceso en otros.” (STC 00295-2012-PHC/TC).
4. ”NOVENO: Que en este orden de ideas el apartado 2) del articulo 144° NCPP cuando se refiere a la regulación de la actividad
de jueces y fiscales, debe ser entendido en relación a aquellas actividades relacionadas al ejercicio de la acción penal -en caso
de fiscales- como seria formular acusación; y expedir resoluciones en caso de jueces, las cuales al estar en estrecha relación con
las funciones que la Constitución le asigna al Ministerio Publico y al Poder Judicial de manera exclusiva y excluyente no pueden
ser sancionadas con la caducidad del plazo establecido por ley para emitir su dictamen o resolución, lo cual importaría una
vulneración de las citadas normas constitucionales. Sin embargo, su inobservancia necesariamente debe estar sujeta a una
sanción disciplinaria, puesto que todo justiciable tiene derecho a ser juzgado en un plazo razonable y a no ser sometido de
manera indefinida a un proceso penal sin que se resuelva su situación jurídica.
Asimismo, realizando una interpretación sistemática del propio Código, se tiene el artículo 343 NCPP referido al control del plazo
de la investigación preparatoria -el cual está vinculado a la facultad constitucional asignada al Ministerio Público de investigar el
delito- en el que se establece que acarrea sólo responsabilidad disciplinaria en el Fiscal en caso se exceda en el plazo otorgado.
Por otro lado, el apartado 1) del citado artículo 144 NCPP debe ser entendido como todos aquellos plazos establecidos en la ley
que no se encuentran comprendidos en la excepción antes detallada, como son los plazos para impugnar, para ofrecer pruebas,
para interponer excepciones, entre otros, todos lo cuales se dan dentro de la propia dinámica del proceso penal.
DECIMO: Que es cierto que la Ley establece un plazo para la formulación de la acusación (quince días, según lo dispuesto en el
artículo 344.1 del NCPP). El requerimiento fiscal, acusatorio o no acusatorio, sin embargo, tiene lugar no como el ejercicio de una
facultad discrecional del Ministerio Público sino como la ejecución de una obligación indispensable o necesaria para la
continuación del proceso, sea para definir la clausura de la causa a través del sobreseimiento o para abrir la etapa principal de
enjuiciamiento.
La caducidad es una sanción procesal. Supone, según doctrina consolidada, una facultad procesal atribuida a un sujeto procesal,
y consiste en la pérdida o privación de la misma por efecto del tiempo transcurrido sin haberla ejercitado. Se funda en el
comportamiento procesal del sujeto y su efecto es la preclusión, en cuya virtud aquél pierde la facultad procesal de que se trate y
no puede ya ejercitarla. La caducidad consumada impide la realización del acto (EUGENIO FLORIAN: Elementos de Derecho
Procesal Penal, Bosch, Barcelona, 1934, pp 133-134).
El requerimiento fiscal -acusatorio o no acusatorio-, como ha quedado expuesto, es la expresión de un deber funcional ineludible:
el proceso penal no se concibe sin su ejercicio. Por tanto, el incumplimiento de los plazos legalmente previstos para su emisión,
por su carácter de acto necesario para el proceso, solo acarrea
responsabilidad disciplinaria como lo establece el articulo 144°.2 NCPP; tienen que ser cumplidos aunque se hubiese producido
su término final.
Por otro lado, el carácter expreso o la exigencia de una especifica autorización legal para imponer una sanción procesal, tal como
ha sido establecido por el articulo VII, apartado 3), del NCPP, a la que se une su interpretación restrictiva, impide `deducir’ del
ordenamiento un supuesto de caducidad y consiguiente preclusión. La norma establecida en el artículo 144° NCPP, en el caso
de la actividad del Fiscal, no permite que se declare la caducidad del ejercicio de la acusación por vencimiento del plazo. Tal
situación, además, importaría, primero, crear pretorianamente un supuesto adicional de sobreseimiento de la causa, al margen
de lo dispuesto en el articulo 344°.2 del NCPP; y segundo, instituir una causal de cese de la acción penal fuera de los casos
establecidos por la ley, vulnerándose los principios de oficialidad y de obligatoriedad del ejercicio de la acción penal. (Casación
N° 54-2009 La Libertad).
Jurisprudencia:
1. “9º. Sin perjuicio del procedimiento principal o etapa de enjuiciamiento, que tiene reglas específicas a las que es del caso
atenerse, en los diversos procedimientos que instaura el NCPP tiene lugar la expedición, indistinta, de resoluciones orales tras
las correspondientes audiencias preliminares ordenadas por la ley procesal. …”
“En varias situaciones procesales es obligatoria una resolución oral, mientras que en otras, pese a la existencia de una audiencia
previa, la expedición de una resolución escrita es obligatoria. Fuera de estos casos, es de adoptar una regla o criterio rector que
permita decidir si la resolución será oral o escrita. El punto se aclara, sin duda, desde la vigencia de otros principios
consustanciales a la audiencia misma, en especial el de concentración, puesto que exige que los actos procesales se realicen en
una ocasión [VÍCTOR MORENO CATENA y VALENTÍN CORTÉS DOMÍNGUEZ: Derecho Procesal Penal. 3ª Edición, Editorial
Tirant Lo Blanch, Madrid, 2008, p. 231] y en el que se privilegia la memoria como elemento clave para una correcta decisión. Si
las audiencias se llevan a cabo bajo una lógica de concentración y, además, de continuidad -en las denominadas “audiencias
preliminares”, fuera de la audiencia principal o de enjuiciamiento, por su propia naturaleza, no se permite su suspensión, aunque
es obvio que es posible admitir excepciones fundadas en una causa objetiva y razonable-, es inevitable concluir que la resolución
será oral si se dicta antes de finalizar la audiencia. Ésta no puede suspenderse para otro día con el sólo propósito de dictar una
resolución oral o de realizar un acto procesal intrascendente que muy bien pudo hacerse en el curso de la audiencia; un
pronunciamiento diferido exige, entonces, una resolución escrita.
10º. Un punto distinto, aunque vinculado, es el referido a la documentación de la resolución oral, de suerte que sea posible
garantizar tanto la seguridad jurídica y la inalterabilidad de la misma, como su revisión en sede de impugnación respecto del
cumplimiento de sus presupuestos materiales y formales. La respuesta, sin duda, desde una perspectiva sistemática, se
encuentra en la correcta interpretación de los artículos 120º y 361º NCPP. Los autos, atento a sus exigencias formales, requieren
de una documentación -no sucinta- sino integral, y ésta se concreta en el acta. La reproducción audiovisual está referida a las
actuaciones procesales, a las diligencias que se realizan en la audiencia. La resolución judicial es un acto procesal sujeto a sus
propias regulaciones. Si se admite, desde la perspectiva del NCCP -principio de legalidad procesal- la primacía del acta
(parágrafo 8º) frente a la reproducción audiovisual o al medio técnico o grabación respectiva, es ineludible como pauta general
que la resolución oral debe constar en el acta y transcribirse de modo integral. No obstante ello, es evidente asimismo, si se
asume criterios razonables de economía y celeridad procesal, que si el auto jurisdiccional no es impugnado, no será necesario
que se transcriba
§ 3. Motivación de las resoluciones
11º. La motivación de las resoluciones es una exigencia constitucional específica reconocida por el artículo 139º.5 de la Ley
Fundamental, y a la vez es un derecho que integra el contenido constitucionalmente garantizado de la garantía procesal de tutela
jurisdiccional, que impone al juez la obligación de que las decisiones que emita han de ser fundadas en derecho. Las
resoluciones judiciales deben ser razonadas y razonables en dos grandes ámbitos: 1) En la apreciación -interpretación y
valoración- de los medios de investigación o de prueba, según el caso -se ha de precisar el proceso de convicción judicial en el
Parte Procesal Título I: Principios y garantías procesales
ámbito fáctico-. 2) En la interpretación y aplicación del derecho objetivo. En este último ámbito, si se trata de una sentencia penal
condenatoria –las absolutorias requieren de un menor grado de intensidad-, requerirá de la fundamentación (i) de la subsunción
de los hechos declarados probados en el tipo legal procedente, con análisis de los elementos descriptivos y normativos, tipo
objetivo y subjetivo, además de las circunstancias modificativas; y (ii) de las consecuencias penales y civiles derivadas, por tanto,
de la individualización de la sanción penal, responsabilidades civiles, costas procesales y de las consecuencias accesorias.
La motivación, por cierto, puede ser escueta, concisa e incluso -en determinados ámbitos- por remisión. La suficiencia de la
misma -analizada desde el caso concreto, no apriorísticamente- requerirá que el razonamiento que contenga, constituya lógica y
jurídicamente, suficiente explicación que permita conocer, aún de manera implícita, los criterios fácticos y jurídicos esenciales
fundamentadores de la decisión. Basta, entonces, que el órgano jurisdiccional exteriorice su proceso valorativo en términos que
permitan conocer las líneas generales que fundamentan su decisión. La extensión de la motivación, en todo caso, está
condicionada a la mayor o menor complejidad de las cuestiones objeto de resolución, esto es, a su trascendencia. No hace falta
que el órgano jurisdiccional entre a examinar cada uno de los preceptos o razones jurídicas alegadas por la parte, sólo se
requiere de una argumentación ajustada al tema en litigio, que proporcione una respuesta al objeto procesal trazado por las
partes.
La jurisdicción ordinaria, en vía de impugnación, puede incluso integrar o corregir la falta de motivación de la sentencia recurrida
en tanto se trata de un defecto estructural de la propia decisión impugnada, siempre que aun faltando expresa nominación de la
razón, la sentencia contenga, en sus hechos y en sus fundamentos jurídicos, todas las circunstancia acaecidas.
Es palmario, por lo demás, que la nulidad procesal requiere como elemento consustancial que el defecto de motivación genere
una indefensión efectiva -no ha tratarse de una mera infracción de las normas y garantías procesales-. Ésta únicamente tendrá
virtualidad cuando la vulneración cuestionada lleve aparejada consecuencias prácticas, consistentes en la privación de la
garantía de defensa procesal y en un perjuicio real y efectivo de los intereses afectados por ella, lo que ha de apreciarse en
función de las circunstancias de cada caso (principio de excepcionalidad de las nulidades de decisiones de mérito en
concordancia con el principio de conservación de los actos procesales -artículos 152º y siguientes del NCPP-).
Por otro lado, los errores -básicamente jurídicos- en la motivación, son irrelevantes desde la garantía a la tutela jurisdiccional;
sólo tendrán trascendencia cuando sean determinantes de la decisión, es decir, cuando constituyan el soporte único o básico de
la resolución, de modo que, constatada su existencia, la fundamentación pierda el sentido y alcance que la justificaba y no puede
conocerse cuál hubiese sido el sentido de la resolución de no haber incurrido en el mismo.
12º. En función a lo anterior, es evidente que, la motivación, desde la perspectiva del deber de exhaustividad -decisión razonada
del derecho vigente con relación a la pretensión esgrimida, de todos los puntos litigiosos, y en función de los hechos probados en
el proceso-, tendrá lugar cuando la resolución judicial: 1. Carece llanamente de motivación, es decir, omite pronunciarse sobre las
pretensiones y resistencias relevantes formuladas por las partes e impide conocer el desarrollo del juicio mental realizado por el
juez y cuya conclusión es el fallo que pronuncia. 2. Es notoriamente insuficiente, vale decir, no se apoya en razones que permitan
conocer cuáles han sido los criterios jurídicos esenciales que la fundamentan, cuya apreciación está en función al caso concreto.
3. Es arbitraria por ilógica, incoherente, incomprensible o contradictoria (supuestos de motivación aparente) -desconexión entre
motivación y decisión, o ausencia de coherencia interna de la resolución-. En vía de impugnación, la sentencia de vista o la de
casación exige una contestación individualizada a la motivación del recurso o a la pretensión impugnativa, aunque la motivación
por remisión o implícita es tolerable en la medida en que la parte de la decisión objeto de remisión esté razonablemente
fundamentada -criterio establecido en la Casación Nº 05-2007/Huaura-.
13º. El artículo 139º.5 de la Constitución expresamente menciona que la motivación de las resoluciones se expresa a través de
su forma escrita. Empero, la interpretación de esta norma constitucional no puede ser meramente literal, pues de ser así se
opondría al principio de oralidad y a la lógica de un enjuiciamiento que hace de las audiencias el eje central de su desarrollo y
expresión procesal.
En la medida en que se permita conocer el cumplimiento de los presupuestos materiales y formales de una resolución
jurisdiccional, que se impida la manipulación de las decisiones judiciales y que se garantice un mecanismo idóneo y razonable de
documentación, las resoluciones orales en modo alguno afectan las finalidades que cumple la motivación: 1. Controlar la
actividad jurisdiccional por parte de la opinión pública, cumpliendo así con el requisito de publicidad. 2. Hacer patente el
sometimiento del juez al imperio de la ley. 3. Lograr el convencimiento de las partes sobre la justicia y corrección de la decisión
judicial, eliminando la sensación de arbitrariedad y estableciendo su razonabilidad, al conocer el por qué concreto de su
contenido. 4. Garantizar la posibilidad de control de la resolución judicial por los Tribunales Superiores que conozcan de los
correspondientes recursos [JOAN PICÓ I JUNOY: Las Garantías Constitucionales del Proceso. Editorial Bosh, Barcelona, 1997,
p. 64].
En tanto la resolución oral -con las particularidades antes citadas se documenta en el acta y, adicionalmente, la audiencia en la
que se profiere es objeto de una grabación por medio de audio o de video, su reconocimiento no importa vulneración
constitucional alguna.” (Acuerdo Plenario N° 6-2011/CJ-116).
2. “2. La necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que informa el ejercicio de la función
jurisdiccional y, al mismo tiempo, es un derecho fundamental de los justiciables. Mediante la motivación, por un lado, se garantiza
que la administración de justicia se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículo 138° de la Constitución)
y, por otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de defensa. El Tribunal Constitucional ha sostenido
(Exp. N° 1230-2002-HC/TC) que dicho derecho no garantiza una determinada extensión de la motivación o que se tenga que
pronunciarse expresamente sobre cada uno de los aspectos controvertidos o alegados por la defensa, ni se excluye que se
pueda presentar la figura de la motivación por remisión.” (STC N° 2937-2009-PHC/TC).
3. “118. Sobre este deber de motivar las decisiones que afectan la estabilidad de los jueces en su cargo, la Corte reitera su
jurisprudencia en el sentido que la motivación “es la exteriorización de la justificación razonada que permite llegar a una
conclusión”. El deber de motivar las resoluciones es una garantía vinculada con la correcta administración de justicia, que
protege el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por las razones que el Derecho suministra, y otorga credibilidad a las
decisiones jurídicas en el marco de una sociedad democrática. Por tanto, las decisiones que adopten los órganos internos que
puedan afectar derechos humanos deben estar debidamente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias.
En este sentido, la argumentación de un fallo y de ciertos actos administrativos deben permitir conocer cuáles fueron los hechos,
motivos y normas en que se basó la autoridad para tomar su decisión, a fin de descartar cualquier indicio de arbitrariedad.
Asimismo, la motivación demuestra a las partes que éstas han sido oídas y, en aquellos casos en que las decisiones son
recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las instancias
superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las “debidas garantías” incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar
el derecho a un debido proceso.” (Corte IDH caso Chocrón Chocrón contra Venezuela sentencia de 01 Jul 11).
5. “7. Respecto a la vulneración del derecho a la motivación de resoluciones judiciales, este Tribunal ha señalado que la
necesidad de que las resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional, y
al mismo tiempo, un derecho constitucional de los justiciables. Mediante ella, por un lado, se garantiza que la administración de
justicia se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículos 45 y 138 de la Constitución Política del Peru) y,
por el otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efectiva su derecho de defensa. Justamente, con relación al derecho a
la debida motivación de las resoluciones, este Tribunal ha precisado que "la Constitución no garantiza una determinada extensión
de la motivación, por lo que su contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica congruente entre lo
pedido y lo resuelto, y que, por sí misma, exprese una suficientejustificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o
concisa o se presenta el supuesto de motivación por remisión (...)" (STC Exp. N' 1291-2000-AA/TC, F. J. 2).” (STC 4292-2010-
PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. “7. …en consideración de este Tribunal la prueba prohibida es un derecho fundamental que no se encuentra expresamente
contemplado en la Constitución, que garantiza a todas las personas que el medio probatorio obtenido con vulneración de algún
derecho fundamental sea excluida en cualquier clase de procedimiento o proceso para decidir la situación jurídica de una
persona, o que prohíbe que este tipo de prueba sea utilizada o valorada para decidir la situación jurídica de una persona. En este
sentido, debe destacarse que la admisibilidad del medio probatorio en cualquier clase de procedimiento o proceso no se
encuentra únicamente supeditaba a su utilidad y pertinencia, sino también a su licitud.
…
La prueba prohibida en la Constitución
13. Nuestra Constitución prevé pruebas expresamente prohibidas. Así, conforme al inciso 10), del artículo 2° de la Constitución,
no tienen efecto legal los documentos privados que han sido abiertos, incautados, interceptados o intervenidos sin la existencia
de un mandato judicial debidamente motivado.
En sentido similar, el literal h del inciso 24) del artículo 2° de la Constitución reconoce que carecen de valor las declaraciones
obtenidas por: a) la violencia moral, psíquica o física; b) la tortura, y c) los tratos humillantes o denigrantes.
14. En el ámbito del proceso penal, la prueba prohibida se encuentra expresamente reconocida en el artículo 159° del Nuevo
Código Procesal Penal, cuyo texto dispone que “[e]l Juez no podrá utilizar, directa o indirectamente, las fuentes o medios de
prueba obtenidos con vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona”.
15. De este modo, en nuestro ordenamiento jurídico una prueba será considerada prohibida cuando se obtenga mediante la
violación directa o indirecta de algún derecho fundamental, mas no de los derechos de rango legal o infralegal.
Los efectos de la prueba prohibida
Parte Procesal Título I: Principios y garantías procesales
16. En el ámbito del proceso penal la consecuencia de la prueba prohibida se encuentra reconocida en el artículo 159° del Nuevo
Código Procesal Penal, al señalar que “[e]l Juez no podrá utilizar, directa o indirectamente, las fuentes o medios de prueba
obtenidos con vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona”.
Como puede advertirse, el Nuevo Código Procesal Penal plantea la prohibición de que el juez pueda utilizar determinados
medios de prueba que se hubieran obtenido mediante la violación de los derechos fundamentales.
17. En el ámbito constitucional, en la STC 02333-2004-HC/TC este Tribunal destacó que el literal h del inciso 24) del artículo 2°
de la Constitución prescribe que “el derecho a que se establezca la invalidez de las declaraciones obtenidas mediante el uso de
la violencia en sentido lato” tiene “como fin enervar el valor jurídico de aquellas revelaciones o exposiciones alcanzadas mediante
cualesquiera de las formas de agresión anteriormente señaladas”. (STC N° 655-2010-PHC/TC).
2. “17º. Asimismo, a través de la audiencia de tutela se podrá solicitar la exclusión del material probatorio obtenido ilícitamente -
en los casos en que ésta sea la base de sucesivas medidas o diligencias- siempre que no exista una vía de las Salas Penales de
la Corte Suprema propia para alcanzar este propósito y que tenga que ver con la afectación o vulneración de alguno de los
derechos fundamentales del imputado reconocido en el artículo 71º NCPP. La posibilidad de atacar el material probatorio
obtenido ilegalmente deriva del reconocimiento del principio de legitimidad de la prueba -axioma que instruye que todo medio de
prueba será valorado sólo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un procedimiento constitucionalmente legítimo, y que
carecen de efecto legal las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, con violación del contenido esencial de los derechos
fundamentales de la persona- que se encuentra establecido en el artículo VIII del Título Preliminar del NCPP y de la utilización de
la prueba -regulado en el artículo 159º del acotado Código- que establece que el Juez no podrá utilizar, directa o indirectamente,
las fuentes o medios de prueba obtenidos con vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona.
Lo anotado hace viable que en la Audiencia de tutela se cuestionen los elementos probatorios obtenidos mediante
procedimientos ilegales o viciosos y que una vez comprobada su ilicitud el Juez determine su exclusión, como medida correctiva
o de protección.” (STC N° 06423-2007-PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. “Quinto: Que, por lo demás, es de dejar sentado como doctrina general que cuando se trata de testigos o imputados que han
declarado indistintamente en ambas etapas del proceso penal, en la medida en que la declaración prestada en la etapa de
instrucción se haya actuado con las garantías legalmente exigibles -situación que se extiende a las declaraciones en sede
policial, siempre que se cumpla lo expresamente estatuido en la norma habilitante pertinente referido a la presencia del Fiscal y,
en su caso, del abogado defensor-, el Tribunal no está obligado a creer aquello que se dijo en el acto oral, sino que tiene libertad
para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras de tales declaraciones, pues puede ocurrir, por determinadas razones -
que el Tribunal debe precisar cumplidamente-, que ofrezca mayor credibilidad lo declarado en la etapa de instrucción que lo dicho
después en el juicio oral, en tanto dicha declaración se haya sometido en tal acto a contradicción con las garantías de igualdad,
publicidad e inmediación y trasunta una mayor verosimilitud y fidelidad -cumplimiento, en su esencia, de los requisitos de
legalidad y contradicción-; que, por otro lado, es de tener presente que las declaraciones prestadas ante el Juez Penal, si bien no
pueden leerse bajo sanción de nulidad, conforme el artículo doscientos cuarenta y ocho del Código de Procedimientos Penales,
tal regla sólo es aplicable, antes que el testigo declare en el acto oral, lo cual sin embargo no impide su posterior lectura en la
estación procesal oportuna luego de actuarse la prueba personal, conforme a lo dispuesto en el artículo doscientos cincuenta y
tres del Código de Procedimientos Penales.” (P V R.N. N° 003044-2004 Lima).
Jurisprudencia:
1. “2.3.1. Desde el punto de vista jurídico, la interpretación jurídica por excelencia es la que pretende descubrir para sí mismo
(comprender) o para los demás (revelar) el verdadero pensamiento del legislador o explicar el sentido de una disposición. En el
mismo sentido, interpretar una norma jurídica es esclarecer su sentido y precisamente aquel sentido que es decisivo para el
ámbito jurídico.
2.3.2. La teoría de la interpretación jurídica es la parte de la teoría general del Derecho destinada a desentrañar el significado
último del contenido de las normas jurídicas cuando su sentido normativo no queda claro a partir del análisis lógico-jurídico
interno de la norma. Por lo tanto, la interpretación es la técnica que conduce a la compresión del sentido de la norma jurídica y
determina el sentido exacto de la norma.
2.3.3. El formalismo interpretativo parte de la idea de que toda norma tiene siempre un único significado correcto, o dicho de otra
manera, de que la interpretación conforme a ley no puede ser más que una, la cual, en el peor de los casos, solo espera ser
descubierta por el intérprete. El Juez que conoce necesariamente el derecho, debe limitarse a declararlo en el caso concreto, no
a crearlo. Será por ello la actividad jurisdiccional una actividad meramente declarativa a través de la que se exterioriza y hace
pública por el Juez la única interpretación correcta, o mejor válida de la norma, la cual, por lo demás, no surge ex novo con la
sentencia pues se entiende que la norma existe con anterioridad en el propio texto legal y que simplemente ha sido deducida
judicialmente según los cánones de la lógica formal.
2.3.4. A ello, se debe agregar que cuando una resolución incurre en error ya sea en la interpretación de la ley sustantiva o en la
ley procesal, se trata de un supuesto en que la resolución, objeto de impugnación, es contrario a derecho. Desde esta
perspectiva el error es el concepto de equivocación o la falsa representación de una cosa.” (Casación N° 475-2013 Tacna).
TÍTULO II
ACCIONES QUE NACEN DE LOS DELITOS
Capítulo I
Acción penal
Sección Primera
Reglas generales
Jurisprudencia:
1. “QUINTO: La excepción de improcedencia de acción como medio de defensa técnico se perfecciona en un proceso en
concreto hasta en dos supuestos, primero, cuando los hechos investigados e imputados a determinada persona no configuran el
delito investigado ya sea porque en ellos falta alguno de los elementos objetivos o subjetivos del delito que se trate (falta de
adecuación del hecho aI tipo), o simplemente los hechos son atfpicos (ausencia de tipo); y segundo, se verifica cuando el hecho
si bien es cierto configura el delito
imputado, por razones de polftica criminal no es justiciable penalmente debido a que concurre alguna causal de exclusión de
punibilidad (condiciones objetivas de punibilidad y excusas absolutorias).” (Sala Penal de Apelaciones Lima 036-2011-4-1826-JR-
PE-02).
2. “5. Conforme a reiterada jurisprudencia constitucional, la cosa juzgada tiene una doble dimensión (formal y material). Mediante
el contenido formal se consagra el derecho “…a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso judicial no puedan ser
recurridas mediante medios impugnatorios, ya sea porque éstos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para
impugnarla” mientras que el contenido material alude a que “…el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal
condición, no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, incluso, de los
mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó”. (Exp. Nº 4587-2004- AA, fund 38). De este modo, el
efecto de cosa juzgada del indulto de un lado proscribe articular medios impugnatorios tendientes a revisar lo ya decidido a favor
de un condenado, y de otro lado, imposibilita una posterior persecución penal basada en los mismos hechos cuya consecuencia
penal fue dejada sin efecto por el indulto. Es decir, el indulto no solo elimina la pena sino también la posibilidad de volver a
perseguir penalmente a la persona por los mismos hechos.” (STC 03660-2010/TC).
3. “Primero: La ausencia de dolo o de otros elementos subjetivos distintos del dolo es una causa para declarar fundada una
excepción de naturaleza de acción.
Segundo: Cuando el hecho en sí constituye delito, su errónea calificación no debe dar lugar a la procedencia de una excepción
de naturaleza de acción.” (Acuerdo Plenario N° 6/97).
Capítulo II
Acción civil
Jurisprudencia:
1. ”Segundo.- Que …, resulta necesario precisar que, pese a establecerse la reparación civil conjuntamente con la sentencia a
tenor de lo dispuesto por el artículo noventidós del acotado Código, ésta no tiene la naturaleza jurídica de una pena. Tercero.-
Que el artículo ciento uno del acotado Código, señala que la reparación civil se rige además por las disposiciones pertinentes del
Código Civil; en tal sentido, resulta de aplicación supletoria al caso de autos, el inciso primero del artículo dos mil uno del citado
cuerpo de leyes, toda vez que teniendo su origen el pago de la reparación civil en una, sentencia firme, la prescripción de la
ejecución de la misma se suscita a los diez años, …” (R.N. N° 3388-2002 Cusco).
2. “2. El artículo 2°, inciso 24), literal "c", de la Constitución Política del Estado señala, como uno de los contenidos
constitucionalmente garantizados de la libertad y seguridad personal, que no hay prisión por deudas, y que este principio no limita
el mandato judicial por incumplimiento de deberes alimentarios.
3. En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha sostenido que: “cuando el citado artículo prohíbe la prisión por deudas, con ello
se garantiza que las personas no sufran restricción de su libertad locomotora por el incumplimiento de obligaciones, cuyo origen
se encuentra en relaciones de orden civil. La única excepción a dicha regla se da, como la propia disposición constitucional lo
señala, en el caso del incumplimiento de deberes alimentarios (...). Sin embargo, tal precepto –y la garantía que ella contiene- no
se extiende al caso del incumplimiento de pagos que se establezcan en una sentencia condenatoria. En tal supuesto, no es que
se privilegie (...) el carácter disuasorio de la pena en desmedro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente,
la propia eficacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como son el control y la regulación
de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídicos que se consideran dignos de ser tutelados”. (Caso Ángel
Alfonso Troncoso Mejía, Exp. N.° 1428-2002-HC/TC).” (STC N° 02926-2004)
En el procedimiento penal, la acción resarcitoria sólo podrá ser ejercida mientras esté pendiente
la persecución penal. No obstante, la sentencia absolutoria no impedirá al Tribunal o la Sala
pronunciarse sobre la acción civil válidamente ejercida.
Correlación:
CPMP: Artículo 171, 173, 174, 339, 413.
C. Procesal Penal: Artículos 11, 12.
Jurisprudencia:
1. “… Sin lugar a dudas, la modificación más importante del Código Procesal Penal en el ámbito de la acción civil incorporada al
proceso penal se ubica en el artículo 12º, apartado 3), del referido Código, que estipula que la sentencia absolutoria o el auto de
sobreseimiento no impedirán al órgano jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil derivada del hecho punible válidamente
ejercida, cuando proceda. Esto significa, en buena cuenta, que cuando se sobresee la causa o se absuelve al acusado no
necesariamente la Jurisdicción debe renunciar a la reparación de un daño que se ha producido como consecuencia del hecho
que constituye el objeto del proceso, incluso cuando ese hecho -siempre ilícito- no puede ser calificado como infracción penal.”
“…Con independencia de su ubicación formal, la naturaleza jurídica de la reparación civil es incuestionablemente civil, y que aún
cuando exista la posibilidad legislativamente admitida de que un Juez Penal pueda pronunciarse sobre el daño y su atribución, y
en su caso determinar el quantum indemnizatorio -acumulación heterogénea de acciones-, ello responde de manera exclusiva a
la aplicación del principio de economía procesal. GIMENO SENDRA sostiene, al respecto, que cuando sostiene que el
fundamento de la acumulación de la acción civil a la penal derivada del delito es la economía procesal, toda vez que dicho
sistema permite discutir y decidir en un solo proceso, tanto la pretensión penal, como la pretensión civil resarcitoria que pudiera
surgir como consecuencia de los daños cometidos por la acción delictuosa y que, de ser decidida con absoluta separación en un
proceso civil produciría mayores gastos y dilaciones al perjudicado por el delito, debido a la onerosidad, lentitud e ineficacia de
nuestro ordenamiento procesal civil [Derecho Procesal Penal, 2da Edición, Editorial Colex, Madrid, 2007, p. 257].
9º. El artículo 139º, inciso 3), de la Constitución consagra la garantía de tutela jurisdiccional, que incluye como uno de sus
elementos esenciales el derecho de acceso a los órganos jurisdiccionales, a través del cauce del ejercicio del poder jurídico de
acción, que implica la atribución que tiene toda persona de poder acudir al órgano jurisdiccional para que éste, a través de la
prestación del servicio de impartir justicia al que está obligado, resuelva un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica. …”
10º. Como se advierte, nuestro sistema procesal penal se ha adherido a la opción de posibilitar la acumulación de la pretensión
resarcitoria, de naturaleza civil, en el proceso penal. En tal sentido GÓMEZ COLOMER expresa que una vez aceptada la
existencia de la permisibilidad de la acumulación al proceso penal de uno civil, toca determinar el objeto del proceso civil
acumulado, que no es otro que la pretensión y la resistencia, siendo el contenido de la referida pretensión, casi siempre, de
naturaleza patrimonial [Derecho Jurisdiccional III. Proceso Penal. El objeto del proceso. 12ª Edición, Editorial Tirant lo Blanch,
Valencia, 2003, p. 110]. En otras palabras, la acumulación de la acción civil al proceso penal, responde sencillamente a un
supuesto de acumulación heterogénea de pretensiones, con fines procesales estrictos. Esta tendencia encuentra un beneficio en
el hecho de que, con el menor desgaste posible de jurisdicción, se pueda reprimir el daño público causado por el delito y reparar
el daño privado ocasionado por el mismo hecho.”
Respecto a la “oportunidad para constituirse en actor civil. El artículo 101º del Código Procesal Penal expresa que la constitución
en actor civil deberá efectuarse antes de la culminación de la Investigación Preparatoria. En este punto lo que cabe dilucidar es si
la petición de constitución en actor civil puede hacerse en la fase de diligencias preliminares -que integra la investigación
preparatoria-, o si resulta necesario que se haya formalizado la continuación de la Investigación Preparatoria.
17º. Es de descartar la primera posibilidad fundamentalmente porque, como bien se sabe, al momento que se vienen realizando
las diligencias preliminares el Ministerio Público aún no ha formulado la inculpación formal a través de la respectiva Disposición
Fiscal; esto es, no ha promovido la acción penal ante el órgano jurisdiccional, por lo que mal podría acumularse a ella una
pretensión resarcitoria en ausencia de un objeto penal formalmente configurado. Por lo demás, debe quedar claro que con la
formalización de la Investigación Preparatoria propiamente dicha el Fiscal recién ejerce la acción penal, acto de postulación que
luego de ser notificado al Juez de la Investigación Preparatoria (artículos 3º y 336º.3 del Código Procesal Penal) permite el
planteamiento del objeto civil al proceso penal incoado.” (Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116)
Jurisprudencia:
1. “12º En caso de duda o superposición funcional, será la Presidencia del Consejo de Defensa Jurídica del Estado, conforme
con las atribuciones y obligaciones, establecidas en el literal h), del artículo 8, del Decreto Legislativo Nº 1068, quien resolverá
los problemas de competencia que puedan presentarse entre los procuradores públicos; tanto en su aspecto positivo como
negativo, estableciendo el modo y la forma de apersonamiento en el proceso penal. Corresponde también a dicho órgano rector
precisar si la defensa del Estado será única o colegiada; … “
Parte Procesal Título III: Jurisdicción y competencia
“13º No cabe admitir, en el supuesto relativo a un solo agraviado (V. G. una municipalidad), la intervención simultánea y múltiple
de procuradores, salvo en caso de perpetración de distintos delitos, cuya persecución integra a diversos procuradores, aunque
cabe la coordinación entre estos. Fuera de ese marco, se generan efectos en materia de ofrecimiento y actuación probatoria,
alegaciones y recursos; el principio de igualdad de armas corre riesgo de ser afectado.
14º La designación de un solo procurador concentrará el ejercicio defensivo y, al mismo tiempo, evitará la probabilidad de
proliferación de audiencias de constitución de actor civil en las diversas Cortes Superiores, en las que se encuentra vigente el
Nuevo Código Procesal Penal, lo que repercutirá a su vez a favor de la programación de audiencias de otro tipo.
15º Cuando el proceso penal esté referido a la presunta comisión de delitos contra la administración pública, y la notitia
criminal surja en razón a la intervención realizada por la Contraloría General de la República, en ejercicio de sus atribuciones,
corresponde que el Procurador Público de esa entidad se constituya como actor civil; conforme se establece en el segundo
párrafo del artículo 46 del Decreto Supremo Nº 017-2008-JUS, concordado con lo dispuesto en el numeral 6.4, inciso a), de la
Directiva Nº 002-2011-JUS/CDJE, de 12 de julio de 2011, emitida por el Consejo de Defensa Jurídica del Estado.
16º Desde luego, la constitución como actor civil no se encuentra referida únicamente a la pretensión civil, dado que el así
constituido en responsable, representación de los intereses del Estado, también debe colaborar en el esclarecimiento de los
hechos sometidos a proceso, y aportar elementos que permitan demostrar la comisión delictiva y la magnitud del daño causado,
por lo que se requiere que el Procurador Público participe activamente durante el desarrollo de las etapas del proceso penal y
haga valer, responsablemente, el derecho de impugnar, para no saturar innecesariamente a los órganos judiciales y no judiciales
del sistema penal.” (Acuerdo Plenario N° 4-2012/CH-116)
TÍTULO III
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
Capítulo I
La jurisdicción
Jurisprudencia:
1. “22. Las disposiciones del artículo 14 [del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos] se aplican a todos los tribunales
y cortes de justicia comprendidos en el ámbito de ese artículo, sean ordinarios o especializados, civiles o militares. El Comité
observa que en muchos países existen tribunales militares o especiales que enjuician a civiles. Aunque el Pacto no prohíbe el
enjuiciamiento de civiles por tribunales militares o especiales, esos juicios, sin embargo, deben desarrollarse en condiciones que
permitan la plena aplicación de las garantías previstas en el artículo 14, sin que dichas garantías puedan limitarse o sean
modificadas por la índole militar o especial del tribunal de que se trate. El Comité observa también que el enjuiciamiento de civiles
por tribunales militares o especiales puede plantear problemas graves en cuanto a que la administración de justicia sea
equitativa, imparcial e independiente. Por consiguiente, es importante que se tomen todas las medidas posibles para velar por
que tales juicios se desarrollen en condiciones en que puedan observarse plenamente las garantías estipuladas en el artículo 14.
El enjuiciamiento de civiles por tribunales militares debe ser excepcional, es decir, limitarse a los casos en que el Estado Parte
pueda demostrar que el recurso a dichos tribunales es necesario y está justificado por motivos objetivos y serios, y que, por la
categoría específica de los individuos y las infracciones de que se trata, los tribunales civiles no están en condiciones de llevar
adelante esos procesos.” (Comité de Derechos Humanos Observación: CCPR-GC-32).
Capítulo II
La competencia
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 2 del artículo 80.
2. “Primero.- Que, en esta Contienda de Competencia debe dilucidarse si corresponde al Fuero Común o al Fuero Militar, el
conocimiento del proceso, iniciado en el fuero común por el Tercer Juzgado Penal Especial de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que aperturó instrucción por delito de homicidio calificado en contra de …[los] integrantes del cuerpo militar que intervino
en el operativo militar, denominado NIPON, conocido posteriormente como "CHAVIN DE HUANTAR" , el cual estaba constituido
por Fuerzas Especiales Combinadas de los Institutos Armados y tenía como finalidad el rescate de los rehenes secuestrados en
la Residencia del Embajador de Japón, por existir indicios de haberse producido ejecuciones extrajudiciales de terroristas cuando
se encontraban rendidos; también se comprendió en el proceso penal a … personas ajenas al grupo o comando encargado de
ejecutar el referido plan NIPON, por la que no se encuentran comprendidos en el auto apertorio de fecha veintinueve de mayo del
año en curso dictado por la Sala de Guerra del Consejo Supremo de Justicia Militar, que ha circunscrito la intervención de la
Justicia Militar exclusivamente al personal de Comandos que intervinieron, como elemento profesional y especializado en el
operativo militar; Segundo.- Que, el operativo militar, antes referido, realizado el día veintidós de abril de mil novecientos
noventisiete, se planificó y ejecutó por orden del entonces Presidente de la República, …Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas,
para preservar el orden interno y la seguridad nacional, gravemente afectados por el ataque armado de un grupo terrorista
organizado y pertrechado como fuerza militar que asaltó la residencia del Embajador de Japón el día diecisiete de diciembre de
mil novecientos noventiséis, lo que dio lugar a que se decretara el estado de emergencia en diversos distritos del departamento
de Lima, entre ellos el Distrito de San Isidro; cuyo régimen de excepción se prorrogó por sesenta días, mediante Decreto
Supremo número cero veinte guión DE guión CCFFAA, de fecha catorce de abril de mil novecientos noventisiete, asumiendo las
Fuerzas Armadas, en virtud de ello, el control del Orden Interno, lo cual amerita calificar la intervención de los Comandos
Militares como un hecho producido en zona declarada en estado de emergencia al que por lo tanto debe aplicarse el artículo
décimo de la Ley veinticuatro mil ciento cincuenta, que dispone que los miembros de las Fuerzas Armadas que presten servicio
en zonas declaradas en estado de excepción están sujetos a la aplicaci6n del Código de Justicia Militar y que las infracciones
que cometan aquellos en ejercicio de sus funciones tipificadas en dicho Código son de competencia del Fuero Privativo Militar,
salvo las que no tengan vinculación con el servicio, como en efecto lo son las personas no comprendidas en el auto apertorio de
instrucción expedido por la Jurisdicción Militar; Tercero. - Que, habiendo actuado el grupo militar constituido y entrenado para
ello, en la operación de rescate de los rehenes en acatamiento a una orden superior, en un escenario de claro enfrentamiento
militar, caso de haberse producido infracciones o excesos punibles previstos en el Código de Justicia Militar, durante su
intervención, tal eventualidad debe considerarse como producida en ejercicio de la función, correspondiendo por lo tanto que sus
autores sean sometidos a la jurisdicción del fuero militar con arreglo al ordenamiento contenido en el Código de Justicia Militar;
que, por otra parte, constituye argumento esencial y resulta de estricta aplicación lo dispuesto en el artículo ciento setentitrés de
la Constitución Política del Estado, en cuanto dispone que en el caso de delito de función los miembros de las Fuerzas Armadas
y de la Policía Nacional están sometidos al fuero respectivo y al Código de Justicia Militar y que esta disposición es aplicable a
los civiles en el caso de delitos de Traición a la Patria y de Terrorismo; siendo el caso además, que los hechos punibles materia
de la competencia se encuentran comprendidos en el Código de Justicia Militar como delito de violación del derecho de gentes,
tipificado en el artículo noventicuatro del aludido Código; Cuarto.- Que, lo dispuesto por el artículo trescientos veinticuatro del
Código de Justicia Militar, debe adecuarse a lo que manda al artículo ciento setentitrés de la Constitución Política del Estado,
toda vez que los pretendidos agraviados actuaron como un grupo armado integrante de la organización terrorista "Túpac Amaru",
calificada como tal por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, como es de verse a fajas cincuenticinco, de
allí que resulta impropio considerarlos como elementos civiles; Quinto.- Que, la determinación de la competencia respecto a la
investigación y juzgamiento de los excesos que se hubieren producido, concluido que fue el rescate de los rehenes, en los cuales
estarían involucrados personal militar, integrantes del grupo de comandos y personal ajeno a dicho cuerpo, debe efectuarse con
estricta sujeción a lo normado por los artículos trescientos cuarentidós y trescientos cuarentitrés del Código de Justicia Militar,
esto es, que cada jurisdicción, la militar y la civil conozcan en forma independiente el delito que corresponda con arreglo a la
legislación penal pertinente; Sexto.- Que, como fluye de las consideraciones expuestas, los inculpados, integrantes del cuerpo de
Comandos, han actuado en una operación militar en cumplimiento de una orden impartida con arreglo a la Constitución, por
autoridad con capacidad de hacerlo y que las infracciones de naturaleza delictiva en que hubieren incurrido corresponde sean
conocidos por el Fuero Militar, cosa que no ocurre con los elementos ajenos a dichos comandos, quienes habrían actuado de ser
el caso, como infractores y autores de delitos comprendidos en la legislación común y que por lo tanto deben permanecer sujetos
a la Jurisdicción del Fuero Común.” (Contienda de competencia N° 19/21-2002).
3. ”11. De autos se advierte que el recurrente viene siendo procesado ante el Primer Juzgado de Instrucción Permanente de la
FAP …, como resultado de la pérdida de kits de álabes, es decir, de repuestos para aviones de dicha institución cuya pérdida
dada su naturaleza afecta directamente a las naves destinadas a garantizar la seguridad, soberanía e integridad del espacio
aéreo, función que está asignada de manera específica a dicho instituto castrense por la Norma Suprema.
A mayor abundamiento el demandante, por su condición de militar, se desempeñaba como personal encargado del almacén de
Servicio de Mantenimiento de la FAP (Seman), razón por la cual cumplía funciones administrativo-militares, y estaba a cargo del
material militar perdido.
12. De, las copias certificadas que obran en autos se acredita que al demandante no se le imputa la comisión del delito de hurto
agravado que alega en la demanda si no que por el contrario se le atribuye la comisión de un delito de función, consistente en el
incumplimiento de una responsabilidad funcional relativa al deber de custodia de bienes militares. Ello constituye una infracción
de deber de naturaleza militar, consistente en proteger la posesión y custodia de material militar encargado a la Fuerza Aérea del
Perú, que es parte de las Fuerzas Armadas, a fin de cumplir las funciones encomendadas por la Constitución (artículo 165.°)
de garantizar la independencia e integridad territorial de la República.
13. En consecuencia no se acredita la alegada vulneración, toda vez que el fuero militar es competente para conocer los hechos
que se le imputan al demandante; en consecuencia debe desestimarse la pretensión.” (STC N° 0173-2006-PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. “La contienda de competencia … surge en el proceso cuando durante su trámite se presentan problemas sobre la
determinación de competencia: siendo dos las situaciones en las que se pueden dar: a) positiva: cuando dos o más jueces
simultáneamente toman conocimiento del mismo delito y pretenden conocer de él. b negativa: cuando dos o más jueces
simultáneamente rehúsan tomar conocimiento del mismo delito.” (Contienda de competencia N° 11-2014 Callao).
Capítulo III
La competencia por el territorio
Capítulo IV
Tribunales competentes
Jurisprudencia:
1. “118. …, esta Corte ha señalado anteriormente que un juez debe separarse de una causa sometida a su conocimiento cuando
exista algún motivo o duda que vaya en desmedro de la integridad del tribunal como un órgano imparcial. En aras de
salvaguardar la administración de justicia se debe asegurar que el juez se encuentre libre de todo prejuicio y que no exista temor
alguno que ponga en duda el ejercicio de las funciones jurisdiccionales.
119. En el presente caso, ha quedado demostrado que el señor Eladio Ramón Aponte Aponte, uno de los magistrados de la Sala
de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia que conoció el recurso de casación interpuesto por el señor Usón Ramírez,
había sido quien, como Fiscal General Militar, ordenó iniciar la investigación en contra de éste. Sin embargo, dicho
fiscal/magistrado no se inhibió de conocer la causa ni aceptó la recusación en su contra. Al haber participado en una primera
etapa ordenando la apertura de la investigación en contra del señor Usón Ramírez, dicho fiscal/magistrado no debió haber
intervenido en el posterior juzgamiento. Tales hechos no fueron desvirtuados por parte del Estado de manera convincente (…).
Por lo tanto, el Tribunal considera que el Estado violó el derecho del señor Usón Ramírez a ser juzgado por un tribunal imparcial,
lo que constituye una violación del artículo 8.1 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.” (Corte
IDH caso Usón Ramírez contra Venezuela sentencia de 20 Nov 09)
2. “VIGÉSIMO. En tal sentido, no es razonable que el juez supremo que conoce de una acción de revisión sea el mismo que
antes emitió una sentencia producto del juicio oral o decidió recursos de nulidad o de casación, de los que se derivó una
sentencia condenatoria con carácter de cosa juzgada. En estos supuestos, sin duda, las referencias a la parcialidad del juez se
pueden considerar objetivamente justificadas.
VIGÉSIMO PRIMERO. Como ya se puntualizó, la imparcialidad de los magistrados judiciales es una garantía que debe asentarse
en la confi anza de los ciudadanos en el valor justicia. La garantía de imparcialidad objetiva establece, tal como se anotó, una
incompatibilidad de funciones del juez que participa en la instancia anterior o en otra sede o proceso conexo para conocer el
objeto de la revisión de sentencia. En consecuencia, la existencia del temor fundado en aquella falta de imparcialidad del juez
que intervino anteriormente, justifi ca el apartamiento del magistrado a fi n de no perjudicar sus intereses de redención de justicia
a través de la acción de revisión.
VIGÉSIMO SEGUNDO. En ese contexto, los magistrados que emitieron decisión previa, en apariencia, no se hallan en condición
de imparcialidad para el accionante y ante la colectividad en cuyo nombre ejerce función, y si bien el juez no necesariamente
debe gozar del consenso de la mayoría, debe contar; sin embargo, con la confi anza de los sujetos concretos que juzga, de modo
que estos no solo no tengan sino ni siquiera alberguen, el temor de llegar a tener un juez enemigo o de cualquier modo no
parcial18, lo que en este caso no se cumple, por tener el magistrado una posición formada y concretamente expresada en
relación al caso” (Sentencia Plenaria Nº 1-2015/301-A.2-ACPP)
Jurisprudencia:
1. “La recusación es una institución procesal de relevancia constitucional. Garantiza, al igual que la abstención o inhibición, la
imparcialidad judicial, esto es, la ausencia de perjuicio; y, como tal, es una garantía específica que integra el debido proceso
penal -numeral tres del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución-. Persigue alejar del proceso a un juez que, aún
revistiendo las características de ordinario y predeterminado por la ley, se halla incurso en ciertas circunstancias en orden a su
vinculación con las partes o con el objeto del proceso -el thema decidendi- que hacen prever razonablemente un deterioro de su
imparcialidad.” excluir cualquier duda legítima sobre su imparcialidad] -test objetivo-.”
Las causas de recusación, están legalmente tasadas y son las previstas en la ley “Para acreditar si existe o no vulneración del
derecho al Juez Imparcial no sirve un análisis abstracto y a priori y, en definitiva, general, sino que es menester examinar cada
caso concreto para determinar que el juez, de uno u otro modo, no es ajeno a la causa -opción por el criterio material o sustancial
en vez del criterio meramente formal-…. lo relevante es que los temores estén objetivamente justificados, deben alcanzar una
cierta consistencia -no basta la simple opinión del acusado o de la parte recusante-; y, la respuesta de si existe parcialidad o no
varía según las circunstancias de la causa, a cuyo efecto debe valorarse la entidad o naturaleza y las características de las
actuaciones procesales realizadas por el Juez.”
“…la sola presentación de una recusación contra el juez de la causa bajo el argumento que se le ha interpuesto una demanda de
habeas corpus o amparo o una queja ante el órgano disciplinario del sistema judicial… no justifica su estimación por el órgano
jurisdiccional.” (Acuerdo Plenario 3-2007/CJ-116).
2. “Que por el hecho que se le interponga queja ante el órgano de control interno no puede ser considerado como indicio
razonable para dudar de la imparcialidad de la magistrada recusada; que la función de administrar justicia no puede quedar al
arbitrio de las partes, sino que ella debe desarrollarse libre e imparcialmente, como ha ocurrido en el presente caso” (R.N. N°
1504-2003 Cañete).
Correlación:
CPMP: Artículo 191 y ss
C. Procesal Penal: Artículo 57.
Correlación:
CPMP: Artículo 192, 193.
CPC: Artículos 54 y ss.
C. Procesal Penal: Artículo 58.
Artículo 198.- Resolución y diligencias urgentes
Mientras estuviera pendiente la decisión sobre cuestiones de competencia, está permitido al juez
militar policial resolver sobre la libertad o privación de libertad del imputado, así como actuar
diligencias urgentes e irrealizables ulteriormente o que no permitan ninguna prórroga. La sala o
el tribunal dará prioridad a los incidentes de recusación en el señalamiento de vista de la
causa.Correlación:
CPMP: Artículo 254, 319 y ss.
C. Procesal Penal: Artículos 52, 59.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 7.6.
LOF FMP: Artículo 12.
TÍTULO IV
SUJETOS PROCESALES
Capítulo I
El Imputado
Sección primera
Normas generales
Jurisprudencia:
1. Ҥ 2. La audiencia de tutela. Alcances
10º. Los derechos fundamentales deben gozar de mayor protección y por ello es que a nivel procesal la Audiencia de tutela es
uno de los principales aportes del nuevo sistema procesal. Los derechos protegidos a través de esta Audiencia son los que se
encuentran recogidos taxativamente en el artículo 71º del NCPP. Son los siguientes: (i) conocimiento de los cargos incriminados,
(ii) conocimiento de las causas de la detención, (iii) entrega de la orden de detención girada, (iv) designación de la persona o
institución a la que debe avisarse de la detención y concreción inmediata de esto, (v) posibilidad de realizar una llamada, en caso
se encuentre detenido, (vi) defensa permanente por un abogado, (vii) posibilidad de entrevistarse en forma privada con su
abogado, (viii) abstención de declarar o declaración voluntaria, (ix) presencia de abogado defensor en la declaración y en todas
las diligencias que requieran su concurso, (x) no ser objeto de medios coactivos, intimidatorios o contrarios a la dignidad, ni ser
sometidos a técnicas o métodos que induzcan o alteren la libre voluntad, (xi) no sufrir restricciones ilegales, y (xii) ser examinado
por un médico legista o por otro profesional de la Salud, cuando el estado de salud así lo requiera. En salvaguarda de su efectiva
vigencia, de esta audiencia de tutela pueden emanar resoluciones judiciales que corrijan los desafueros cometidos por la Policía
o los Fiscales, así como también protejan al afectado.
11º. La finalidad esencial de la audiencia de tutela es, entonces, la protección, resguardo y consiguiente efectividad de los
derechos del imputado reconocidos por la Constitución y las leyes. Desde esta perspectiva, el Juez de la Investigación
Preparatoria se erige en un Juez de Garantías durante las diligencias preliminares y la investigación preparatoria ejerciendo su
función de control de los derechos ante la alegación del imputado de que se ha producido la vulneración de uno o varios de sus
derechos reconocidos específicamente en el artículo 71º del NCPP, responsabilizando al Fiscal o a la Policía del agravio. En
otras palabras, su finalidad esencial consiste en que el Juez determine, desde la instancia y actuación de las partes, la
vulneración al derecho o garantía constitucional prevista en la citada norma y realice un acto procesal dictando una medida de
tutela correctiva -que ponga fin al agravio-, reparadora -que lo repare, por ejemplo, subsanando una omisión- o protectora.
12º. Un aspecto vital que es de destacar es que la tutela de derechos es un mecanismo eficaz tendiente al restablecimiento del
statu quo de los derechos vulnerados, que encuentra una regulación expresa en el NCPP, y que debe utilizarse única y
exclusivamente cuando haya una infracción -ya consumada- de los derechos que asiste al imputado. Como puede apreciarse, es
un mecanismo o instrumento procesal que se constituye en la mejor vía reparadora del menoscabo sufrido, y que incluso puede
funcionar con mayor eficiencia y eficacia que un proceso constitucional de hábeas corpus [ALVA FLORIÁN, César A. (2004) La
Tutela de Derechos en el Código Procesal Penal de 2004. Lima, Gaceta Jurídica, p. 13.]
…
14º. Ahora bien, lo expuesto en el fundamento jurídico precedente no significa que el imputado o su abogado defensor puedan
cuestionar a través de la audiencia de tutela cualquier tipo de disposición o requerimiento que haga el fiscal, pues solamente se
pueden cuestionar los requerimientos ilegales que vulneran derechos fundamentales relacionados con los enumerados en el
artículo 71º numerales del 1 al 3 del NCPP. Por lo tanto, aquellos requerimientos o disposiciones fiscales que vulneran derechos
fundamentales pero que tienen vía propia para la denuncia o control respectivo, no podrán cuestionarse a través de la audiencia
de tutela. En efecto, ocurre que el NCPP ha establecido en varios casos mecanismos específicos para ventilar asuntos relativos a
los derechos básicos del imputado, como sucede como las audiencias de control del plazo de las diligencias preliminares o de la
investigación preparatoria formalizada (artículos 334º.1, 343º.2) o con aquella que sustancia el reexamen de la intervención de
las comunicaciones telefónicas o análogas (artículo 231º.3). Por ello, no es errado afirmar que la audiencia de tutela es residual,
esto es, opera siempre que el ordenamiento procesal no especifique un camino determinado para la reclamación por un derecho
afectado.
15º. Siendo ello así, el Juez de la Investigación Preparatoria está obligado a convocar a audiencia de tutela si se presenta una
solicitud para la tutela del respeto a un derecho fundamental que no tiene vía propia. No obstante, debe de realizar una
calificación del contenido de la solicitud porque eventualmente el agravio puede constituirse en irreparable si se cita a audiencia,
por lo que en este caso excepcionalmente puede resolver de manera directa y sin audiencia. Asimismo, no está obligado a
convocar a audiencia de tutela en los casos que aprecie manifiesta intención del imputado o de su abogado defensor de obstruir
la labor de investigación de la fiscalía en vez de debatir sobre la existencia de un agravio de derechos. El Juez, por tanto, está
habilitado para realizar un control de admisibilidad de la petición respectiva y, en su caso, disponer el rechazo liminar, cuidando
siempre de verificar cada caso en particular para no dejar en indefensión al imputado.
16º. Por otro lado, si bien los actos de investigación realizados por el Ministerio Público gozan de amparo legal por tratarse de la
autoridad pública encargada de la persecución del delito, ello no implica que sean inatacables o incuestionables, puesto que han
de sujetarse a la ley y al principio de objetividad. Es decir, estos actos de investigación podrán quedar viciados o excluidos,
según el caso, si se vulneraron derechos fundamentales que se encuentran recogidos en el artículo 71º NCPP, esto es, si por
ejemplo se efectuó su detención sin haberle puesto en conocimiento al imputado de los derechos fundamentales que le asisten,
por lo que el Juez en audiencia de tutela dictará las medidas que correspondan de acuerdo a ley.
18º. Otro de los problemas recurrentes que es del caso abordar en el presente acuerdo es el relativo al cuestionamiento de la
Disposición de Formalización de la Investigación Preparatoria a través de la Audiencia de Tutela, es decir, si es posible activar -
desde la defensa- una vía de control judicial de la referida disposición fiscal. Sobre el particular y, en principio, debemos
descartar esta posibilidad, fundamentalmente porque, como se ha enfatizado, la vía de la tutela sólo está habilitada para aquellos
casos en los que se vulnere algunos de los derechos esenciales asociados en términos amplios a la defensa. Por lo demás debe
quedar claro que la Disposición en cuestión es una actuación unilateral del Ministerio Público y no puede ser impugnada ni
dejada sin efecto por el Juez de la Investigación Preparatoria. Cumple una función esencialmente garantista: informa al imputado
de manera específica y clara acerca de los hechos atribuidos y su calificación jurídica, esto es, el contenido de la imputación
jurídico penal que se dirige en su contra. Además, ya en el proceso formalmente iniciado, las partes pueden hacer uso de los
medios de defensa técnico para evitar un proceso en el que no se haya verificado los presupuestos esenciales de imputación.
Piénsese por ejemplo en la declaración de atipicidad a través de la excepción de improcedencia de la acción o en la de
prescripción ordinaria, si es que antes de la Formalización de la Investigación Preparatoria se cumplió el plazo correspondiente.
19º En síntesis, es de afirmar, que la Tutela de Derechos es una garantía de específica relevancia procesal penal, que puede
usar el imputado cuando ve afectado y vulnerado uno o varios derechos establecidos específicamente en el artículo 71º del
NCPP, quien puede acudir al Juez de Investigación Preparatoria para que controle judicialmente la legitimidad y legalidad de los
actos de investigación practicados por el Ministerio Público y repare, de ser el caso, las acciones u omisiones que generaron el
quebrantamiento del derecho de las partes procesales. La vía de tutela judicial sólo podrá hacerse efectiva durante las diligencias
preliminares y en la investigación preparatoria propiamente dicha.” (Acuerdo Plenario N° 4-2010/CJ-116).
2. “Al abrir investigación se debe precisar el delito y la modalidad que se imputa, al no hacerlo, se lesiona el “derecho a la
defensa, toda vez que,” no informar “con certeza … los cargos imputados, se le restringe la posibilidad de declarar y defenderse
sobre hechos concretos, o sobre una modalidad delictiva determinada y, con ello, la posibilidad de aportar pruebas concretas que
acrediten la inocencia que aduce.
… Por ello, es derecho de todo procesado el que conozca de manera expresa, cierta, e inequívoca los cargos que se formulan en
su contra, … dado que … permanecerá inalterable durante el desarrollo de la instrucción, pero su determinación por parte del
juzgador incidirá en el derecho de defensa de los imputados y en su libertad personal cuando se determine su situación jurídica y
la posterior pena a imponérsele” (STC N° 3390-2005-PHC/TC).
3. ”Sobre esta base, este Tribunal Constitucional puntualiza que la observancia de la detención por un plazo estrictamente
necesario no es una mera recomendación, sino un mandato cuyo incumplimiento tiene enorme trascendencia al incidir en la
libertad personal que es presupuesto de otras libertades y derechos fundamentales. Y es que, no cabe duda, resulta lesivo al
derecho fundamental a la libertad personal, sea que ha transcurrido el plazo establecido para la detención, o porque, estando
dentro de dicho plazo, ha rebasado el plazo estrictamente necesario.
En suma, toda detención que supere el plazo estrictamente necesario, o el plazo preestablecido, queda privada de fundamento
constitucional. En ambos casos, la consecuencia será la puesta inmediata de la persona detenida a disposición del juez
competente.
…
11. Ahora bien, cierto es que las personas habilitadas para proceder a la detención tienen también la obligación constitucional de
respetar los derechos fundamentales de la persona, y, por tanto, la de observar estrictamente los plazos de la detención (límite
máximo y plazo máximo); sin embargo, ello no siempre ocurre en el mundo de los hechos; de ahí que sea necesario que se
efectúe un control de los plazos tanto concurrente como posterior por la autoridad competente, dejándose constancia del mismo,
disponiendo, si fuera el caso, las medidas correctivas pertinentes, bajo responsabilidad. Este control del plazo de la detención
debe ser efectuado tanto por el representante del Ministerio Público como por el juez competente, según corresponda, sin que
ambos sean excluyentes, a luz de los parámetros antes señalados.
Reglas vinculantes para la tutela del derecho a ser puesto a disposición judicial dentro del plazo estrictamente necesario o dentro
del plazo máximo de la detención
12. Sentado lo anterior, resulta necesario establecer las reglas sustantivas y procesales para la tutela del derecho a ser puesto a
disposición judicial dentro de los plazos señalados supra. Estas reglas deben ser interpretadas en la perspectiva de optimizar una
mejor protección del derecho a la libertad personal, en la medida que no solo es un derecho fundamental reconocido, sino que
además es un valor superior del ordenamiento jurídico y presupuesto de otros derechos fundamentales.
a) Regla sustancial: El plazo de la detención que la Norma Fundamental establece es un plazo máximo, de carácter absoluto,
cuyo cómputo es inequívoco y simple, pero no es el único, pues existe también el plazo estrictamente necesario de la detención.
Y es que, aún sí la detención no hubiera traspasado el plazo máximo, ese dato per se no resulta suficiente para evaluar los
márgenes de constitucionalidad de la detención, pues esta tampoco puede durar más allá del plazo estrictamente necesario
(límite máximo de la detención). Como es evidente, el límite máximo de la detención debe ser establecido en atención a las
circunstancias de cada caso concreto, tales como las diligencias necesarias a realizarse, la particular dificultad para efectuar
determinadas pericias o exámenes, el comportamiento del afectado con la medida, entre otros.
En suma, resulta lesiva al derecho fundamental a la libertad personal la privación de esta en los supuestos en que ha transcurrido
el plazo máximo para la detención, o cuando, estando dentro de dicho plazo, se ha rebasado el plazo estrictamente necesario; en
ambos casos, dicho estado de cosas queda privado de fundamento constitucional, y la consecuencia debe ser la puesta
inmediata de la persona detenida a disposición del juez competente para que sea este quien determine si procede la detención
judicial respectiva o la libertad de la persona, sin perjuicio de las responsabilidades que señala la ley para la autoridad,
funcionario o persona que hubieren incurrido en ellas.
b) Regla procesal: El derecho a ser puesto a disposición judicial dentro del plazo estrictamente necesario de la detención o
dentro del plazo máximo de la detención resulta oponible frente a cualquier supuesto de detención o privación de la libertad
personal que se encuentre regulado por el ordenamiento jurídico (detención policial, detención preliminar judicial, etc.). En ese
sentido, a efectos de optimizar su tutela, lo que corresponde es que la autoridad competente efectúe un control de los plazos de
la detención tanto concurrente como posterior, dejándose constancia del acto de control, disponiendo, si fuera el caso, las
medidas correctivas pertinentes, bajo responsabilidad. Este control de los plazos de la detención debe ser efectuado tanto por el
Representante del Ministerio Público como por el juez competente, según corresponda, sin que ambos sean excluyentes, sino
más bien complementarios.” (STC N° 06423-2007-PHC/TC)
4. “83.El derecho de la persona detenida o retenida de ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, de
los cargos formulados en su contra está consagrado en el artículo 7.4 de la Convención Americana, que no distingue entre la
detención efectuada por orden judicial y la que se practica infragranti. Por ello se puede concluir que el arrestado en flagrante
delito conserva aquel derecho.
84. Tomando en cuenta que esa información permite el adecuado derecho de defensa, es posible sostener que la obligación de
informar a la persona sobre los motivos y las razones de su detención y acerca de sus derechos no admite excepciones y debe
ser observado independientemente de la forma en que ocurra la detención.” (Corte IDH caso López Álvarez contra Honduras
sentencia de 01 Feb 06)
Desde el primer acto en que intervenga el imputado, será identificado por sus datos personales y
señas particulares.
Si se abstiene de proporcionar esos datos o lo hace falsamente, será identificado por medio de
testigos o por otros medios útiles, aún contra su voluntad.
La duda sobre los datos obtenidos no alterará el curso del procedimiento y los errores sobre
ellos, podrán ser corregidos en cualquier oportunidad.
Correlación:
Constitución: Artículos 2 inc. 1, 2 inc. 24f.
CPMP: Artículos 201, 211, 221, 360, 375, 383 Inc a, 417.
C. Procesal Penal: Artículo 72.
Correlación:
CPMP: Artículo 252, 395.
C de PP: Artículos 205, 210.
C. Procesal Penal: Artículo 79.
CPC: Artículo 458 y ss.
Estatuto de Roma: Artículo 61.2.
Jurisprudencia:
1. “Tercero: Que si bien es cierto el imputado tenía la condición de reo ausente, ello en modo alguno puede limitar su derecho a
lo prueba pertinente, en tanto se trata de un elemento de carácter instrumental que integra el contenido esencial del derecho de
defensa reconocido en el inciso catorce del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política, sin que desde el principio de
proporcionalidad pueda justificarse impedir toda solicitud de prueba por la mera condición de reo ausente, pues se introduce un
factor disciplinario ajeno por completo a la función y razón de ser de la actividad probatoria, sólo limitable por razones de estricta
pertinencia y legalidad [vinculada a la regla de pertinencia, en tanto que lo ilegal es en sí mismo impertinente], así como por
Parte Procesal Título IV: Sujetos procesales
motivos de conducencia y utilidad [que responden a la regla de necesidad de la prueba], y de oportunidad procesal;…” (J V R.N.
N° 001768-2006 Amazonas)
2. “14. En síntesis, la declaración de reo contumaz no constituye una facultad discrecional de la Sala Penal Superior, sino que
está sometida a específicos presupuestos materiales, que deben respetarse cumplidamente. Es imprescindible el correcto
emplazamiento al acto oral bajo apercibimiento de la declaración de contumacia, luego una segunda citación y se persistir en la
inconcurrencia voluntaria recién se dictará el auto de contumacia y se procederá conforme al artículo 319 del Código de
Procedimientos Penales” [disponer captura y reservar el proceso hasta que sea habido]. (Acuerdo Plenario N° 5-2006/CJ-116).
3. “27. … Ausente es aquella persona enjuiciada que, pese a un requerimiento judicial, regularmente oficiado, no se apersona al
proceso, en razón de desconocer su condición de procesado, usualmente, por no haberse encontrado en su domicilio en el
momento en que fue notificado. Contumaz, en cambio, es la persona que, teniendo noticia cierta e inequívoca de su
enjuiciamiento, no se apersona al proceso, pese a los requerimientos formulados judicialmente.
Las características de la ausencia no permiten considerarla como un elemento objetivo que permita presumir la voluntad de fuga
del procesado, aunque ella puede conllevar la emisión de una orden de ubicación, captura y conducción del procesado ante el
juez penal para la verificación de la diligencia correspondiente. Por el contrario, las características de la contumacia son
reveladoras de un dato objetivo que permite presumir el peligro de fuga y/o el riesgo de perturbación de la actividad probatoria, y,
por consiguiente, justificar el dictado del mandato de detención.” (STC N° 00024-2010-AI/TC).
Sección segunda
Defensa
Jurisprudencia:
1. “167. Por otra parte, este Tribunal considera que las declaraciones obtenidas mediante coacción no suelen ser veraces, ya que
la persona intenta aseverar lo necesario para lograr que los tratos crueles o la tortura cesen. Por lo anterior, para el Tribunal,
aceptar o dar valor probatorio a declaraciones o confesiones obtenidas mediante coacción, que afecten a la persona o a un
tercero, constituye a su vez una infracción a un juicio justo. Asimismo, el carácter absoluto de la regla de exclusión se ve reflejado
en la prohibición de otorgarle valor probatorio no sólo a la prueba obtenida directamente mediante coacción, sino también a la
evidencia que se desprende de dicha acción. En consecuencia, la Corte considera que excluir la prueba que haya sido
encontrada o derivada de la información obtenida mediante coacción, garantiza de manera adecuada la regla de exclusión.”
(Corte IDH caso Cabrera García contra México sentencia de 26 Nov 2010).
Jurisprudencia:
1. “4. Al respecto, en casos análogos al de autos, el Tribunal Constitucional ha afirmado anteriormente (Expediente N° 1323-
2002-HC/TC), que ambas dimensiones del derecho de defensa pueden ser ejercidas por un abogado que, al mismo tiempo, es
procesado. Para ello, es preciso que el letrado esté debidamente capacitado y habilitado conforme a ley; y, en particular, que no
esté comprendido en ninguno de los impedimentos previstos en los artículos 285°, 286° y 287° del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial.
5. En otras palabras, reconocer el ejercicio del derecho de defensa en forma integral, a un procesado que no ostenta la calidad
de abogado, implicaría someterlo a un estado de indefensión por ausencia de una asistencia letrada, versada en el conocimiento
del Derecho y de la técnica de los procedimientos legales, situación que, además, quebranta el principio de igualdad de armas o
igualdad procesal de las partes.” (STC N° 2028-2004-HC/TC).
2. “ … entre el conjunto de garantías que integran el derecho a un proceso justo, se incluye el derecho a la defensa y asistencia
de letrado, que el artículo 24.2 de la Constitución [Art 139 Inc 14 de la CPE del Perú] refiere expresamente al proceso penal, pero
que alcanza al resto de los procesos. Este derecho a la defensa y asistencia de letrado, como ya señalaba el Tribunal
Constitucional en su sentencia 30/1981, de 24 de julio, interpretado el referido precepto constitucional, por imperativo del artículo
10.2 de nuestra Carta Magna, conforme al artículo 6.3.c) del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales y al artículo 14.3.d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, "comporta de forma
esencial el que el interesado pueda encomendar su representación y asesoramiento técnico a quien merezca su confianza y
considere más adecuado para instrumentar su propia defensa".
La libre designación de abogado prima siempre -salvo muy excepcionales circunstancias que permitan su restricción- sobre la
asignación de oficio, pues como significa la STC 165/2005, de 20 de junio "en el ejercicio del derecho a la asistencia letrada tiene
lugar destacado la confianza que al asistido le inspiren las condiciones profesionales y humanas del Abogado y, por ello, procede
entender que la libre designación de éste viene integrada en el ámbito protector del derecho constitucional de defensa". Había
significado la STC 130/2001, de 4 de junio, que "en el proceso penal el órgano judicial habrá de proceder a nombrar al imputado
o acusado o condenado un Letrado del turno de oficio tan sólo en los casos en los que, siendo preceptiva su asistencia, aquél,
pese a haber sido requerido para ello, no hubiese designado Letrado de su elección o pidiese expresamente el nombramiento de
uno de oficio, así como en los supuestos en que, siendo o no preceptiva la asistencia de Letrado, carezca de medios económicos
para designarlo y lo solicite al órgano judicial o éste estime necesaria su intervención (SSTC 216/1988, de 14 de noviembre, FJ 2;
18/1995, de 24 de enero, FJ 3)".
Sentada la primacía de la asistencia al acusado por el letrado de su elección, también debe precisarse que el hecho de que la
inculpada hubiera podido encontrarse efectivamente asistida por un letrado de oficio a lo largo de todas las actuaciones no
serviría por sí sólo para subsanar la vulneración de su derecho a la designación de un letrado de su libre elección. Así, el Tribunal
Constitucional en su Sentencia 339/2005, de 20 de diciembre, precisa que "la efectividad de la defensa y de la asistencia
ejercida, en el marco del derecho a un proceso con todas las garantías que consagra el art. 6 CEDH y el art. 24.2 CE, constituye
una garantía complementaria a la obligación de nombramiento del Abogado de oficio, pero no puede ser utilizada para prescindir
de la voluntad manifestada por el demandante de amparo de designar un Letrado de su elección y justificar la asignación de un
Letrado de oficio, produciendo una restricción injustificada, sin apoyo legal para ello, del derecho a la libre designación de
Abogado", con lo que en definitiva se viene a confirmar la clara prevalencia de la defensa letrada elegida por el acusado en un
proceso penal frente a la que le es conferida de oficio.”. (España Tribunal Supremo. Sala de lo Militar STS 345/2010)
Jurisprudencia:
1. “Que, en el caso de autos, el rechazo del apersonamiento del abogado ha tenido como base el incumplimiento de requisitos
legales. En efecto, conforme al artículo 80° del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente al proceso penal, en el primer
escrito que presente la parte al proceso puede designar a su abogado. En el presente caso, el cuestionado rechazo del
apersonamiento del abogado tuvo como base que el escrito de apersonamiento no estaba firmado por su defendido.” (STC N°
03842-2009-PHC/TC).
Capítulo II
Agraviado
Sección primera
Derechos fundamentales
2. En los delitos cuyo resultado sea la muerte del agraviado, tendrán tal condición los
herederos legales.
Correlación:
CPMP: Artículo 57, 163, 171, 218, 219, 349.
C. Procesal Penal: Artículo 94.
C. Civil: Artículos 1969 y ss.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 1.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 11.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 3.
Ley del Sist Defensa Juríd del Estado: Artículo 1.
Jurisprudencia:
1. “ … no hace falta que la víctima, declarada así por sentencia firme de condena, haya estado previamente constituida en parte
civil desde el proceso penal declaratorio de condena para intervenir en el proceso de ejecución y, como tal, participar en su
desarrollo con la finalidad de garantizar el cumplimiento de la reparación civil fijada a su favor…” “la constitución en parte civil del
agraviado sólo tiene sentido, desde una perspectiva de tutela de su derecho de participación procesal, en tanto persiga una
concreta indemnización o reparación civil”; exigirle la constitución en parte civil para la ejecución “vulneraría … el derecho
constitucional a la tutela jurisdiccional …, que garantiza el acceso a los Tribunales a toda persona en resguardo de sus derechos
e intereses legítimos…” (Acuerdo Plenario N° 1-2005/ESV-22 R.N. 1538-2005).
2. “167. Como lo señaló anteriormente, la Corte destaca que la participación de la víctima en procesos penales no está limitada a
la mera reparación del daño sino, preponderantemente, a hacer efectivos sus derechos a conocer la verdad y a la justicia ante
autoridades competentes. Ello implica necesariamente que, a nivel interno, deben existir recursos adecuados y efectivos a
través de los cuales la víctima esté en posibilidad de impugnar la competencia de las autoridades que eventualmente ejerzan
jurisdicción sobre asuntos respecto de los cuales se considere que no tienen competencia …
176. … Asimismo, el Tribunal ha señalado que la obligación de investigar y el correspondiente derecho de la presunta víctima o
de los familiares no sólo se desprende de las normas convencionales de derecho internacional imperativas para los Estados
Parte, sino que además se deriva de la legislación interna que hace referencia al deber de investigar de oficio ciertas conductas
ilícitas y a las normas que permiten que las víctimas o sus familiares denuncien o presenten querellas, pruebas o peticiones o
cualquier otra diligencia, con la finalidad de participar procesalmente en la investigación penal con la pretensión de establecer la
verdad de los hechos” (Corte IDH caso Rosendo Cantú contra México sentencia de 31 Ago 10).
3. “Nos encontramos ante una demanda sustentada en el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE, por lo que convendrá
recordar lo que este tribunal viene afirmando reiteradamente en nuestra jurisprudencia, en el sentido de que el contenido primario
de este derecho garantiza la satisfacción de la pretensión, que se producirá siempre que se reciba una respuesta judicial
motivada y fundada en derecho, lo que no sucederá si es arbitraria o manifiestamente irrazonable o está incursa en un error
patente. Ahora bien, también hemos afirmado que «el ejercicio de la acción penal no comporta en el marco del art. 24.1 CE un
derecho incondicionado a la apertura y plena sustanciación del proceso penal, sino solo a obtener un pronunciamiento motivado
del juez en la fase instructora sobre la calificación jurídica que le merecen los hechos, expresando las razones por las que
inadmite su tramitación, o acuerda el sobreseimiento o archivo de las actuaciones. De modo que las exigencias derivadas del
derecho a la tutela judicial efectiva se verán satisfechas por la resolución de inadmisión si se fundamenta de forma razonable en
la exclusión ab initio del carácter delictivo de los hechos imputados y, si se admite la querella, por la resolución que acuerda la
terminación anticipada del proceso penal, sin apertura de la fase de plenario, en el caso de que se sustente razonablemente en la
concurrencia de los motivos legalmente previstos de sobreseimiento libre o provisional» (entre las últimas, STC 34/2008, de 25
de febrero, F. 2).
Tampoco hay que olvidar que la persona que interpone la demanda de amparo es la presunta víctima de un delito, siendo
doctrina de este Tribunal Constitucional que esta, como afirmamos en la STC 145/2009, de 15 de junio (F. 4), no tiene un
derecho fundamental, constitucionalmente protegido, a la condena penal de otra persona … sino que meramente es titular del ius
ut procedatur, es decir, del «derecho a poner en marcha un proceso, substanciado de conformidad con las reglas del proceso
justo, en el que pueda obtener una respuesta razonable y fundada en derecho» (así, STC 120/2000, de 10 de mayo, F. 4). Por
ende, la función esencial de este Tribunal en el cauce constitucional de amparo se ha de circunscribir a enjuiciar si las
resoluciones judiciales impugnadas han respetado el ius ut procedatur del justiciable que ha solicitado protección penal de los
derechos que las Leyes en vigor reconocen. …
Además de los derechos fundamentales que la recurrente pretende defender a través de la investigación judicial que ha
promovido, no hay que olvidar que esta se halla sometida al rigor de una relación de sujeción especial que se deriva de su
estatuto militar, dentro del cual las relaciones de jerarquía y subordinación proyectan sus efectos de forma permanente …,
habiendo denunciado a unos mandos respecto de los que se encuentra subordinada y sobre los que recae la importante misión
de realizar los informes correspondientes en que se ha de basar la renovación o no de su compromiso con el Ejército. Esta
cualificación profesional de los denunciados debe compensarse con la firmeza judicial en la investigación frente a la posible
resistencia o demora en la aportación de medios de prueba, debiendo practicarse cuantas posibilidades razonables de
indagación resulten útiles para aclarar los hechos.” (España STC 106/2011 de 20 Jun 11).
Sección segunda
Acción civil
5. Las pruebas que se ofrezcan, indicando en su caso los datos que permitan llevar adelante su
actuación. Si se trata de testigos o peritos, además de los datos personales y el domicilio, se
indicará los hechos sobre los que deberán ser examinados o requeridos.
La presentación deberá acompañarse con una copia del escrito para cada demandado.
Si se omitiere alguno de los requisitos establecidos en este artículo, deberá intimarse a quien
efectuó la presentación para que en el plazo de tres días corrija el error u omisión, bajo
apercibimiento de inadmisibilidad.
Correlación:
CPMP: Artículos 51 y ss, 171 y ss, 336, 349.
C de PP: Artículos 57, 58.
C. Procesal Penal: Artículo 100.
C de PP: Artículo 207.
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 174.
2. ”195.El recuento de todas estas disposiciones legales [las que regulan la defensa jurídica del Estado] permite concluir a este
Tribunal que las facultades y atribuciones con las que cuentan los procuradores públicos en delitos de terrorismo son semejantes
a las que, con posterioridad, se ha conferido a los procuradores públicos en general para la defensa de los intereses del Estado.
En ese marco, el Tribunal estima conveniente precisar que el ámbito de actuación de la procuradoría pública en defensa de los
intereses del Estado, no sólo opera una vez que se ha iniciado un proceso penal, sino también en el procedimiento preliminar.
Bien sea en la realización de investigaciones preliminares, bien en la formulación de la denuncia penal, cuando ese sea el caso, y
ciertamente se prolonga durante todo el proceso penal cuando se ha constituido en parte civil, incluyendo, desde luego, las
investigaciones complementarias que se ordenen, una vez iniciado el proceso.” (STC N° 0003-2005-AI/TC)
Capítulo III
La Fiscalía Militar Policial
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 153.
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 193
Capítulo IV
Normas Comunes a las Partes
TÍTULO VI
ACTOS PROCESALES
Capítulo I
Idioma y forma de los actos procesales
Correlación:
Constitución: Artículos 2 inc. 19, 48.
CPMP: Artículos 149, 209.
C. Procesal Penal: Artículo 114.
C de PP: Artículos 122, 134, 144, 152, 258.
CPC: Artículo 130 inc. 7.
LOPJ: Artículo 15.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículos 1.1, 8.2a.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículos 14.3.f, 27.
Jurisprudencia:
1. “184. Como lo ha establecido en otras ocasiones este Tribunal, y conforme al principio de no discriminación consagrado en el
artículo 1.1 de la Convención Americana, para garantizar el acceso a la justicia de los miembros de comunidades indígenas, “es
indispensable que los Estados otorguen una protección efectiva que tome en cuenta sus particularidades propias, sus
características económicas y sociales, así como su situación de especial vulnerabilidad, su derecho consuetudinario, valores,
usos y costumbres”. Además, el Tribunal ha señalado que “los Estados deben abstenerse de realizar acciones que de cualquier
manera vayan dirigidas, directa o indirectamente, a crear situaciones de discriminación de jure o de facto”.
185 La Corte consideró probado que la señora Rosendo Cantú no contó con un intérprete provisto por el Estado cuando requirió
atención médica, ni cuando presentó su denuncia inicial, ni tampoco recibió en su idioma información sobre las actuaciones
derivadas de su denuncia. Para poder poner en conocimiento de las autoridades el delito que la había afectado y acceder a
información debió recurrir a su esposo que hablaba español. Por otra parte, en ocasiones posteriores que convocó a la víctima, el
Estado dispuso la presencia de un intérprete y además informó que se encontraba implementando un programa de formación de
intérpretes indígenas en Guerrero. La Corte valora positivamente ambas medidas adoptadas por México. Sin embargo, la
imposibilidad de denunciar y recibir información en su idioma en los momentos iniciales implicó, en el presente caso, un trato que
no tomó en cuenta la situación de vulnerabilidad de la señora Rosendo Cantú, basada en su idioma y etnicidad, implicando un
menoscabo de hecho injustificado en su derecho de acceder a la justicia. Con base en lo anterior, la Corte considera que el
Estado incumplió su obligación de garantizar, sin discriminación, el derecho de acceso a la justicia en los términos de los
artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación el artículo 1.1 del mismo instrumento.“ (Corte IDH caso Rosendo
Cantú contra México sentencia de 31 Ago 10)
Correlación:
CPMP: Artículos 241, 247, 414, 415.
C. Procesal Penal: Artículo 140.
Capítulo II
Actos y resoluciones judiciales
Jurisprudencia:
1. ”3. Tratándose de una sentencia que contiene evidentes errores materiales –como se deduce de lo expuesto–, a quien le
corresponde corregir o aclarar los mismos, es al propio órgano jurisdiccional que emitió la resolución cuestionada, puesto que de
permitirse que otro órgano jurisdiccional de la misma especialidad o de una distinta de aquella –en el caso de autos, la penal–
intervenga corrigiendo o manipulando de algún modo el contenido de la misma, se afectaría la garantía de la cosa juzgada,
prevista en el artículo 139°, inciso 2, de la Constitución.
4. En todo caso, el demandante debió, en su oportunidad, hacer uso de los mecanismos procesales previstos en la legislación
ordinaria para la corrección o aclaración, lo que en modo alguno puede pretenderse a través del proceso de amparo, por las
razones antes expuestas.” (STC 03959-2005-HC/TC).
Capítulo III
Plazos
Capítulo IV
Control de la duración del procedimiento
Jurispudencia:
1. Ver Jurisprudencia 3 del artículo 154.
2. “El Juez no puede instar de oficio el control del plazo de investigación, por aplicación de los principios de legalidad procesal
(art. IV del TP CPP 2004), por mandato expreso del artículo 343º.2) y el principio de contradicción (art. I.2 del TP CPP). Además
porque su iniciativa como Juez garante de los derechos que reconoce el artículo II y VIII del Título Preliminar del Código Procesal
Penal, es superada por aplicación extensiva del artículo 342.2 modificado por Ley 30077". (Pleno Nacional Penal 2014 Tumbes)
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 4 del artículo 154.
Capítulo V
Reglas de cooperación judicial
Correlación:
CPMP: Artículos 256.
C. Procesal Penal: Artículos 508 y ss.
Parte Procesal Título VI: Actos procesales
Capítulo VI
Comunicaciones
Correlación:
CPMP: 148 Inc 1, 151, 164, 199 Inc 2, 206, 213 Inc 6, 294, 311, 360, 379, 447, 449.
C. Procesal Penal: Artículos 83, 127 y ss.
LOPJ: Artículo 155-A.
Jurisprudencia:
1. “4. Que sobre el acto de no haber sido notificado de la lectura de sentencia, el Tribunal ha señalado que la notificación es un
acto procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera, per se, violación del derecho al debido proceso; para que ello ocurra
resulta indispensable la constatación o acreditación indubltable por parte de quien alega la violación clel derecho al debido
proceso, de que con la falta de una debida notificación se ha visto afectada de modo real y concreto una manifestación del
derecho de defensa; pero estando el proceso en
la etapa final solo para la lectura de sentencia no se acredita vulneración del derecho de defensa.” (STC N° 00723-2011-
PHA/TC).
TÍTULO VII
INVALIDEZ DE LOS ACTOS PROCESALES
Artículo 260.- Principios generales
No podrán ser valorados para fundar una decisión judicial, ni utilizados como presupuesto de
ella, los actos cumplidos con inobservancia de los derechos y garantías previstos en la
Constitución Política del Estado, los Tratados Internacionales de protección de derechos
humanos y en este Código.
Tampoco podrán ser valorados los actos cumplidos con inobservancia de las formas, que
obstaculicen al ejercicio del derecho a la tutela judicial del agraviado o impidan el ejercicio de
los deberes del fiscal.
Correlación:
Constitución: Artículos 2 Incs. 10 y 18
CPMP: Artículos 143, 147, 148, 150, 151, 158, 161, 262, 311.
CPC: Artículo 199.
C. Procesal Penal: Artículos VIII, 157.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 8.g.
Convención contra la Tortura: Artículos 1, 15.
Estatuto de Roma: Artículos 21, 69.7.
Jurisprudencia:
1. “Cuarto: Que el derecho de defensa es un principio de la función jurisdiccional y esta regulado en el inciso catorce del articulo
ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Perú; en virtud del cual se garantiza que los justiciables, en la determinación
de sus derechos y obligaciones, cualquiera sea su naturaleza (civil, penal, laboral, administrativa), no queden en estado de
indefensión. Por ello, el contenido esencial del derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso judicial,
cualquiera de las partes resulta impedida, por actos concretos de los órganos judiciales, de hacer uso de los medios necesarios,
suficientes y eficaces para ejercer la defensa de sus derechos e intereses legítimos, -Sentencia del Tribunal Constitucional
expediente número cuatro mil doscientos veintisiete-dos mil cuatro-AA/TC- Ica-.
Quinto: Que siendo así, al no haberse emplazado válidamente al Estado se ha incurrido en causal de nulidad insubsanable ….”
(R.N. N° 1872-2011 Cusco).
Correlación:
CPMP: Artículo 245, 265, 266, 267, 379, 401.
Jurisprudencia:
1. ”Según el principio pro actione, invocado por este Tribunal en anteriores oportunidades, se impone a los juzgadores la
exigencia de interpretar los requisitos y presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho a
obtener una resolución válida sobre el fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe dirigirse por la continuación del proceso y
no por su extinción.” (STC N° 2302-2003-AA/TC).
Parte Procesal Título VII: Invalidez de los actos procesales
Jurisprudencia:
1. “5. La nulidad es entendida como aquel instituto procesal por medio del cual se declara la inexistencia o la invalidación de un
acto procesal debido a que se ha cometido un vicio procesal, es decir, por violación a la ley procesal que hace imposible obtener
la finalidad del acto viciado. Ello implica realizar nuevamente dicho acto procesal. Por tanto, la declaración de nulidad implica un
nueva realización de dicho acto, puesto que es inexistente, no pudiéndose considerar como un pronunciamiento fondal en el que
se arribe a una decisión ya que solo se ha advertido la existencia de un vicio insubsanable que hace necesaria la realización del
acto anulado” (STC. N° 4230-2009-PHC/TC).
Correlación:
CPMP: Artículo 261, 263, 264, 451, 452, 457.
C. Procesal Penal: Artículo 154.
CPC: Artículos 173, 380
TÍTULO VIII
MEDIOS DE PRUEBA
Capítulo I
Normas Generales
Jurisprudencia:
1. Requisitos legitimadores de la prueba indiciaria
Lo característico de la prueba indiciaria “es que su objeto no es directamente el hecho constitutivo del delito, tal y como está
regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por medio de un razonamiento basado en el
nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y los que se tratan de probar; que, respecto al indicio, (a) éste -hecho
base- ha de estar plenamente probado -por los diversos medios de prueba que autoriza la ley-, pues de lo contrario sería una
mera sospecha sin sustento real alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza
acreditativa, (c) también concomitantes al hecho que se trata de probar -los indicios deben ser periféricos respecto al dato fáctico
a probar, y desde luego no todos lo son, y (d) y deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuercen
entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia -no sólo se trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí-;
que es de acotar que no todos los indicios tienen el mismo valor, pues en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas
Parte Procesal Título VIII: Medios de prueba
diversas de la configuración de los hechos -ello está en función al nivel de aproximación respecto al dato fáctico a probar- pueden
clasificarse en débiles y fuertes, en que los primeros únicamente tienen un valor acompañante y dependiente de los indicios
fuertes, y solos no tienen fuerza suficiente para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra manera … en lo
atinente a la inducción o inferencia, es necesario que sea razonable, esto es, que responda plenamente a las reglas de la lógica y
de la experiencia, de suerte que de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre ambos exista un enlace preciso y
directo.” (Acuerdo Plenario N° 1-2006/ESV-22, R.N. N° 1912-2005).
2. ”4. Este Tribunal Constitucional ha señalado (cf. STC 010-2002-AI/TC, FJ 133-135) que el derecho fundamental a la prueba
tiene protección constitucional, en la medida en que se trata de un contenido implícito del derecho al debido proceso, reconocido
en el artículo 139, inciso 3, de la Constitución. En este sentido, una de las garantías que asisten a las partes del proceso es la de
presentar los medios probatorios necesarios que posibiliten crear convicción en el juzgador sobre la veracidad de sus
argumentos. Sin embargo, como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba también está sujeto a restricciones o
limitaciones, derivadas tanto de la necesidad de que sean armonizados con otros derechos o bienes constitucionales –límites
extrínsecos–, como de la propia naturaleza del derecho en cuestión –límites intrínsecos–.” (STC N° 4831-2005-PHC/TC).
3. “2. En lo que concierne a la alegada utilización del atestado policial actuado en el proceso penal N°066-93 seguido al
recurrente ante el fuero militar, es preciso señalar que este Tribunal en anterior oportunidad ya se ha pronunciado en el sentido
de que las pruebas actuadas en los procesos por traición a la patria ante la jurisdicción militar no son nulas a pesar de haberse
vulnerado el derecho al juez competente. Ello debido a que a partir de la distinción existente entre fuente de prueba (entendida
como realidad extra procesal independiente al proceso) y medio de prueba (que vendría a ser un acto procesal, esto es, una
realidad interna al proceso, y por medio del cual la fuente de prueba es ingresada al proceso), es posible determinar que la
declaración de nulidad de un proceso únicamente acarrea la invalidez de los medios de prueba inherentes al mismo, mas no así
de las fuentes de prueba (Cfr. STC Exp. N° 00003-2005-AI/TC, fundamentos 128, 129; Exp. N° 00010-2002-AI/TC, fundamento
160).” (STC N° 5822-2007-PHC/TC).
4. ”El derecho a probar es uno de los componentes elementales del derecho a la tutela procesal efectiva, pues constituye un
elemento implícito de tal derecho, como ya lo ha señalado este Tribunal en la sentencia recáida en el Expediente N.º 010-2002-
AI/TC.
El Tribunal Constitucional, respecto al derecho a la prueba, ha precisado que éste apareja la posibilidad de postular, dentro de los
límites y alcances que la ley reconoce, los medios probatorios necesarios para justificar los argumentos que el justiciable esgrime
a su favor. En efecto, el derecho a probar es uno de los componentes elementales del derecho a la tutela procesal efectiva
(Expediente N.º 010-2002-AI/TC).
El contenido del derecho a la prueba está compuesto por “(...) el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren
necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la producción o conservación de la prueba a
partir de la actuación anticipada de los medios probatorios y que estos sean valorados de manera adecuada y con la motivación
debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente
motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido efectiva y adecuadamente
realizado” (Expediente Nº 6712-2005-PHC/TC).
Asimismo, este Tribunal ha considerado que se vulnera el derecho a probar cuando habiéndose dispuesto en el propio proceso la
actuación o incorporación de determinado medio probatorio, ello no es llevado a cabo (cfr. Exp. N.º 6075-2005-PHC/TC, 00862-
2008-PHC/TC).” (STC N° 02914-2012-HC/TC).
Jurisprudencia:
1. ”Así, entre otros, el medio probatorio debe contar con:
· Pertinencia: Exige que el medio probatorio tenga una relación directa o indirecta con el hecho que es objeto de proceso. Los
medios probatorios pertinentes sustentan hechos relacionados directamente con el objeto del proceso.
· ·Conducencia o idoneidad: El legislador puede establecer la necesidad de que determinados hechos deban ser probados a
través de determinados medios probatorios. Será inconducente o no idóneo aquel medio probatorio que se encuentre
prohibido en determinada vía procedimental o prohibido para verificar un determinado hecho.
· Utilidad: Se presenta cuando contribuya a conocer lo que es objeto de prueba, a descubrir la verdad, a alcanzar
probabilidad o certeza. Sólo pueden ser admitidos aquellos medios probatorios que presten algún servicio en el proceso de
convicción del juzgador, mas ello no podrá hacerse cuando se ofrecen medios probatorios destinados a acreditar hechos
contrarios a una presunción de derecho absoluta; cuando se ofrecen medios probatorios para acreditar hechos no
controvertidos, imposibles, notorios, o de pública evidencia; cuando se trata de desvirtuar lo que ha sido objeto de
juzgamiento y ha hecho tránsito a cosa juzgada; cuando el medio probatorio ofrecido no es el adecuado para verificar con él
los hechos que pretenden ser probados por la parte; y, cuando se ofrecen medios probatorios superfluos, bien porque se
han propuesto dos medios probatorios iguales con el mismo fin (dos pericias con la finalidad de acreditar un mismo hecho)
o bien porque el medio de prueba ya se había actuado antes.
· Licitud: No pueden admitirse medios probatorios obtenidos en contravención del ordenamiento jurídico, lo que permite
excluir supuestos de prueba prohibida.
· Preclusión o eventualidad: En todo proceso existe una oportunidad para solicitar la admisión de medios probatorios, pasado
dicho plazo, no tendrá lugar la solicitud probatoria.”(STC N° 06712-2005-HC/TC).
·
2.” Si bien en el sexto fundamento de la sentencia recaída en el Expediente Nº 00862-2008-PHC/TC) se señala que “(…) el
derecho a la prueba exige que se actúen aquellos medios probatorios cuya actuación fue solicitada por algunas de las partes y su
actuación haya sido aceptada por el órgano jurisdiccional habida cuenta de su relevancia para la dilucidación de la controversia
(…)”. Sin embargo, debe tenerse presente que el juez puede, mediante resolución debidamente motivada, señalar las razones
por las cuáles la actuación de dichos medios probatorios no se realizó o ya no era necesaria.
En el tercer fundamento de la sentencia recaída en el Expediente N.º 6065-2009-PHC/TC, el Tribunal Constitucional estableció
“(…) que se vulnera el derecho a probar cuando habiéndose dispuesto en el propio proceso la actuación o incorporación de
determinado medio probatorio, ello no es llevado a cabo (Cfr exp. Nº 6075-2005-PHC/TC, 00862-2008-PHC/TC). No obstante el
criterio referido, este colegiado advierte que si bien dicha omisión resulta prima facie atentatoria del debido proceso, puede darse
el caso de que el medio probatorio no ostente una relevancia tal que amerite la anulación de lo actuado, en atención, por
ejemplo, a la valoración de otros medios de prueba, lo que no es más que una manifestación del principio de trascendencia que
informa la nulidad procesal (cfr. Exps. Nº 0271-2003-AA aclaración, 0294-2009-AA fund 15, entre otros). Naturalmente, es la
justicia ordinaria la que en primer lugar evalúa la trascendencia del medio probatorio, a fin de determinar si procede o no a la
anulación de lo actuado”. (STC N° 02914-2012-HC/TC).
3. “Décimo primero: el ofrecimiento de un testigo, cumpliendo los presupuestos y formalidades, tiene el objetivo de acreditar la
tesis exculpatoria de la defensa, desbaratar la teoría del caso del Fiscal o acreditar o desvirtuar alguna circunstancia de la
comisión del delito. En la medida en que el rechazo del testigo ofrecido sea arbitrario o ilegal, dicha decisión lesiona el derecho a
la prueba, pues el ordenamiento procesal está configurado de tal manera que la defensa tenga la oportunidad de probar su teoría
del caso o desvirtuar la tesis exculpatoria.” (Casación N° 56-2010 La Libertad)
Capítulo II
Comprobaciones Directas
Correlación:
CPMP: Artículo 271.
C. Procesal Penal: Artículo 193.
CPC: Artículo 272.
Jurisprudencia:
1. “9. … las intervenciones corporales, como parte de esta gama de instrumentos innovadores diseñados por el legislador penal,
constituyen actos de investigación que toman como objeto de análisis el cuerpo de la persona humana, a fin de adquirir
convicción sobre un hecho controvertido necesario para la solución del caso. Asimismo, en la medida que dichos actos suponen
la afectación de derechos fundamentales, es necesario que sean autorizados por el órgano jurisdiccional y emitidos en estricto
respeto del Principio de Proporcionalidad. “
“Test de Proporcionalidad
…
11. … Examen de idoneidad: implica que la medida restrictiva del derecho fundamental debe ser adecuada para la realización
del fin propuesto. En ese sentido, dado que los actos de investigación corporal buscan determinar hechos que son
indispensables para el éxito del proceso penal, su objetivo último lo constituye el no dejar impune la comisión de un delito, y, en
consecuencia garantizar el interés público en la investigación del delito, bien jurídico que en definitiva merece atención por parte
del Estado. …
Examen de necesidad: supone que la medida adoptada por el legislador, para ser constitucional, deberá ser absolutamente
indispensable para la consecución del fin legítimo, pues de existir una medida alternativa que, siendo igualmente idónea para
conseguir el mencionado fin, influya con menor intensidad en el respectivo bien constitucional, entonces, la medida legislativa
cuestionada resultará inconstitucional. …
Examen de proporcionalidad en sentido estricto: el Tribunal Constitucional estima que, en los actos de investigación corporal,
el grado de realización del fin de relevancia constitucional (que, como se mencionó anteriormente, lo constituye el interés público
en la investigación del delito) es, por lo menos, equivalente al grado de afectación del derecho a la intimidad (que se realizaría en
la medida que al tomarse dichos actos de investigación, se obtendrían datos que forman parte de la esfera jurídica privada del
demandante). En ese sentido, la medida cuestionada aprobaría el examen de proporcionalidad en sentido estricto, resultando
constitucional. (STC N° 815-2007-PHC/TC)
Jurisprudencia:
1. ”345.El derecho a la inviolabilidad de domicilio garantiza a toda persona a no ser objeto de intervenciones, ilegales y
arbitrarias, por parte de particulares o por el Estado, dentro de su domicilio. El domicilio es el espacio físico donde las personas
desarrollan su vida privada. …
346.Esa protección del espacio personal es lo que subyace como telos en el inciso 9) del artículo 2º de la Ley Fundamental, al
prescribir que el contenido constitucionalmente declarado del derecho a la inviolabilidad del domicilio no consiente que alguien
pueda
"(...) ingresar en él ni efectuar investigaciones o registros sin autorización de la persona que lo habita o sin mandato
judicial, salvo flagrante delito o muy grave peligro de su perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de
grave riesgo son reguladas por la ley".
347.El Tribunal recuerda que el domicilio tiene un carácter subjetivo, en tanto la persona desarrolla su vida en una esfera de
intimidad personal y familiar; y un carácter objetivo, toda vez que asegura diversos espacios de vida más allá del privado, es
decir, más allá del lugar en el que el ser humano desarrolla su vida personal y familiar. …
350.En atención al doble carácter del derecho, el Tribunal es de la opinión que el concepto de “domicilio” no puede ser restringido
al espacio físico donde los titulares del derecho constituyen su residencia habitual, en los términos del artículo 33° del Código
Civil; antes bien, debe extenderse a todo lugar o espacio en el que la persona pueda desarrollar su vida privada y, por tanto,
vedados al libre acceso de terceros. …
351.De allí se desprende que, el derecho a la inviolabilidad del domicilio repele intervenciones no consentidas sobre el espacio
físico donde se desarrolla la vida privada y familiar de una persona. Sin embargo, como sucede con todo derecho fundamental, el
de inviolabilidad del domicilio tampoco es un derecho absoluto y, en ese sentido, no siempre que se produzca una injerencia en
el espacio físico por él garantizado, sin que se cuente con el consentimiento de su titular, se generará automáticamente una
lesión del derecho. Sin embargo, de conformidad con el inciso 9) del artículo 2º de la Constitución, una injerencia sobre el
domicilio que no cuente con el consentimiento de su titular no se considerará arbitraria si es que se sustenta en un mandato
judicial.
352.En efecto, de conformidad con el inciso 9) del artículo 2º de la Constitución, cualquier intervención en el ámbito del derecho a
la inviolabilidad del domicilio ha de respetar, en términos generales, el principio de reserva de jurisdicción. Según éste, no basta
con que en la ley se establezcan los supuestos en los que se puede autorizar el ingreso no consentido al domicilio, sino que es
preciso, además, que se cuente con una orden judicial que así lo disponga. Dicha orden judicial, además de tener que estar
estrictamente motivada, ha de contemplar necesariamente si los motivos por los cuales se solicita su adopción se encuentran
previstos en la ley, si tienen una finalidad constitucionalmente legítima y si su ejecución es necesaria e indispensable para
cumplir dicha finalidad.” (STC N° 0003-2005-AI/TC)
Jurisprudencia:
1. “15. Que el dispositivo de la Norma Fundamental que tutela el derecho a la inviolabilidad del domicilio a su vez señala los
supuestos de excepción a la autorización de ingreso o registro del domicilio, precisando que cabe su intervención en caso de “(...)
flagrante delito o muy grave peligro de su perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de grave riesgo son reguladas
por la ley”, estas dos últimas referidas a un estado de necesidad o fuerza mayor.” (STC N° 03691-2009-PHC-TC).
Correlación:
CPMP: Artículo 56, 243, 276, 279, 281, 283.
C. Penal: Artículos 221, 231.
C. Procesal Penal: Artículos 217.
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 354.
Capítulo III
Testimonios
Correlación:
CPMP: Artículos 255, 256.
C. Procesal Penal: Artículo 169.
C de PP: Artículo 150.
Capítulo IV
Peritajes
1. El perito tiene acceso al expediente y demás evidencias que estén a disposición judicial a fin
de recabar las informaciones que estime convenientes para el cumplimiento de su cometido.
Indicará la fecha en que iniciará las operaciones periciales y su continuación.
2. El perito deberá guardar reserva, bajo responsabilidad, de cuanto conozca con motivo de su
actuación.
Correlación:
CPMP: Artículo 298.
C. Procesal Penal: Artículo 176.
Jurisprudencia:
1. “Si las partes no interesan la realización del examen pericial o no cuestionan el dictamen pericial, expresa o tácitamente -lo
que presupone el previo conocimiento del dictamen y acceso a sus fuentes- es obvio que su no realización en nada afecta el
derecho a la prueba ni los principios que la rigen. Por el contrario, si las partes lo solicitan o requerida la concurrencia de los
peritos y éstos -por cualquier motivo- no concurren, el análisis de la eficacia procesal del informe pericial estará dado por las
características del cuestionamiento formulado, la necesidad objetiva del examen pericial solicitado y los recaudos de la causa.”
(Acuerdo Plenario N° 2-2007/CJ-116)
Capítulo V
El Careo
Capítulo VI
Otros Medios de Prueba
Correlación:
CPMP: Artículos 361.
C. Procesal Penal: Artículo 235.
Ley Gral Sist Financiero: Artículos 140, 143.
Jurisprudencia:
1. “§ 1. Aspectos generales. Objeto de la incautación
7º. La incautación, en cuanto medida procesal, presenta una configuración jurídica dual: como medida de búsqueda de pruebas y
restricción de derechos -propiamente, medida instrumental restrictiva de derechos- (artículos 218º al 223º del Nuevo Código
Procesal Penal -en adelante, NCPP-), y como medida de coerción -con una típica función cautelar- (artículos 316º al 320º del
NCPP)-. En ambos casos es un acto de autoridad que limita las facultades de dominio respecto de bienes o cosas relacionadas,
de uno u otro modo, con el hecho punible. En el primer caso, su función es primordialmente conservativa –de aseguramiento de
fuentes de prueba material- y, luego, probatoria que ha de realizarse en el juicio oral. En el segundo caso, su función es
substancialmente de prevención del ocultamiento de bienes sujetos a decomiso y de impedimento a la obstaculización de la
averiguación de la verdad. Aún cuando en la identificación de los bienes sujetos a una u otra medida existen ámbitos comunes -
pueden cumplir funciones similares-, lo esencial estriba en la función principal que cumplen, básicamente de cara a la posibilidad
de una consecuencia accesoria de decomiso, con arreglo al artículo 102º del Código Penal -en adelante, CP-.
8º. La incautación instrumental (artículo 218º NCPP) recae contra (i) los bienes que constituyen cuerpo del delito, o contra (ii) las
cosas que se relacionen con el delito o que sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos investigados. El objeto de esta
medida de aseguramiento es amplio y, por su propia naturaleza investigativa, comprende una extensa gama de bienes u objetos
relacionados, de uno u otro modo, con el delito.
En estricto sentido se entiende por; A. ‘Cuerpo del delito’, además de la persona -el cadáver en el delito de homicidio- comprende
al objeto del delito, es decir, aquél contra el que recae el hecho punible o que ha sufrido directamente sus efectos lesivos -la
droga en el delito de tráfico ilícito de drogas-. B. Las ‘cosas relacionadas con el delito o necesarias para su esclarecimiento’, son
tanto las ‘piezas de ejecución’: medios u objetos a través de los cuales se llevó a cabo la comisión del delito, como las
denominadas ‘piezas de convicción’: cosas, objetos, huellas o vestigios materiales, que pueden servir para la comprobación de
la existencia, autoría o circunstancias del hecho punible.
9º. La incautación cautelar (artículo 316º.1 NCPP) incide en los efectos provenientes de la infracción penal, en los instrumentos
con los que se ejecutó y en los objetos del delito permitidos por la ley. A. Los efectos del delito o producta scaeleris son los
objetos producidos mediante la acción delictiva, como el documento o la moneda falsa, así como las ventajas patrimoniales
derivadas del hecho punible, como el precio del cohecho, el del delincuente a sueldo, o la contraprestación recibida por el
transporte de droga, etcétera. B. Los instrumentos del delito o instrumenta scaeleris son los objetos que, puestos en relación de
medio a fin con la infracción, han servido para su ejecución, tales como el vehículo utilizado para el transporte de la mercancía,
los útiles para el robo, el arma empleada, maquinarias del falsificador, etcétera. C. Los objetos del delito son las cosas materiales
sobre las que recayó la acción típica, como por ejemplo las cosas hurtadas o robadas, armas o explosivos en el delito de
tenencia ilícita de las mismas, la droga en el delito de tráfico ilícito de drogas, los bienes de contrabando en dicho delito, etcétera,
para lo que se requiere una regulación específica. En estos casos la incautación como medida procesal precede al decomiso
como consecuencia accesoria que se dictará en la sentencia (artículo 102º CP).
10º. Como se advierte de los parágrafos precedentes, los bienes y objetos que pueden incautarse -privación de la posesión de un
bien u objeto y su consecuente indisponibilidad y ocupación por la autoridad penal cumplen en la mayoría de los casos una doble
función: garantiza su eventual decomiso como consecuencia accesoria del delito conforme a las disposiciones del artículo 102º y
siguientes del CP, y permite su eficaz control para la acreditación del hecho punible -asegura su utilización por las partes y el
Juez como objeto de prueba-. Como ya quedó expuesto, la función que prima en el caso concreto será la determinante, aunque
desde luego una distinción radical es, por lo menos, particularmente complicada. A estos efectos, se ha de tener en cuenta el
estado de la causa -específicamente, de la investigación- al momento de su imposición, y la evidencia de que se trata de un bien
u objeto destinado, sin dificultad alguna, a la consecuencia accesoria del decomiso.
§ 2. Régimen de la incautación
11º. La incautación, instrumental o cautelar, es una medida que la realiza, en primer término, la Policía o la Fiscalía, pero a
continuación requiere de la decisión confirmatoria del Juez de la Investigación Preparatoria. A. En los casos de flagrancia
delictiva -en las modalidades reconocidas por el artículo 259º NCPP- o de peligro inminente de su perpetración, por su propia
configuración situacional, es obvio que la Policía debe incautar los bienes o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el
hecho punible. La necesidad de la ocupación de bienes u objetos vinculados al delito, a fin de ponerle término y garantizar su
probanza efectiva, a la par que consolidar la razonabilidad de la intervención policial, está fuera de discusión. En estos casos la
comisión del delito se percibe con evidencia -se da una relación directa del delincuente con el bien o cosa relacionada con el
delito- y exige de manera inexcusable una inmediata intervención de la autoridad. B. Fuera de ambos supuestos, la incautación
en el curso de la investigación preparatoria -en especial durante las denominadas “primeras diligencias”- requiere de una decisión
del Fiscal. La autoridad policial, por consiguiente, necesita de una expresa autorización del Fiscal. A su vez, la legalidad de la
orden o autorización fiscal se centra, sin perjuicio de la presencia de indicios de criminalidad mínimos, en lo que se denomina
“peligro por la demora”, en tanto fin constitucionalmente legítimo. El juicio de necesidad de la medida es básico. Es el riesgo
fundado de que de no incautarse o secuestrarse un bien o cosa delictiva haría ineficaz la averiguación de la verdad -obstrucción
de la investigación y del proceso en general- y en su caso las medidas de ejecución penal pertinentes. La incautación,
precisamente, garantiza que no se desaparezcan u oculten tales bienes o cosas, con lo que se dificultaría su apreciación judicial
como objeto de prueba o se frustraría el ulterior decomiso, si correspondiera -la efectividad de la tutela que pudiera otorgarse en
una eventual sentencia se pondría en crisis-. C. Se requerirá previa orden judicial cuando el peligro por la demora, no es que sea
inexistente, sino que en él no confluya la noción de urgencia y siempre que se trate de bienes objeto de decomiso (artículo 317º
NCPP). Esta noción dice de la perentoriedad o necesidad inmediata, apremiante de la incautación; cuando el riesgo de
desaparición del bien o cosa delictiva es más actual o grave. Si no se presenta esta situación fáctica será del caso pedir la orden
judicial.
12º. La intervención judicial es imprescindible. Salvo el supuesto c) del parágrafo, anterior, que requiere resolución judicial previa
-el Juez tiene aquí la primera palabra-, la regla es que ejecutada la medida por la Policía motu proprio o por decisión de la
Fiscalía, el Juez de la Investigación Preparatoria debe dictar una resolución, que puede ser confirmatoria de la decisión instada
por el Fiscal o desaprobatoria de la incautación policial-fiscal. La regla general en la materia es que la decisión judicial se dicta
sin trámite alguno -el mismo día o a más tardar al día siguiente-, salvo norma específica al respecto (artículos 203º y 254º. 1
NCPP). En los dos supuestos de incautación, instrumental y cautelar, no se exige la celebración de una audiencia; sólo el previo
traslado a las partes o sujetos procesales, en especial al afectado, si no existiere riesgo fundado de pérdida de finalidad de la
medida -si el conocimiento de la posible incautación podría determinar la desaparición u ocultamiento del bien o cosa delictiva-.
Pero, por otro lado, es posible que el Juez, discrecionalmente, decida la realización de una audiencia. Disponer el traslado o
realizar la audiencia es una decisión previa inimpugnable, opción que, en caso de revisión de la decisión final, no puede ser
censurada por el Tribunal Superior, a menos que ponga en serio riesgo la finalidad procesal de la incautación o no persiga
utilidad procesal alguna.
§ 3. Ausencia de resolución judicial. Efectos procesales
13º. La incautación siempre requiere de una resolución judicial, sea antes de su ejecución -excepción, parágrafo 10º, literal c)- o
después de ella –regla general, parágrafo 10º, literales a) y b)-. En el último caso, la ausencia de la intervención y ulterior
Parte Procesal Título VIII: Medios de prueba
resolución judicial, al vulnerarse un requisito de la actividad procesal, importa un defecto cuya subsanación, empero, es posible.
Un efecto distinto -de nulidad absoluta e insubsanabilidad-, en cambio, tiene el primer supuesto, atento a su especial relevancia:
sin resolución judicial no puede tener lugar legalmente una incautación. La confirmación judicial debe solicitarse ‘inmediatamente’
(artículo 203º.3 y 317º.2 NCPP). Esto último significa que entre el momento en que tiene lugar la incautación y que se presenta la
solicitud de confirmación judicial no debe mediar solución de continuidad. Debe realizarse enseguida, sin tardanza injustificada, lo
que será apreciable caso por caso, según las circunstancias concretas del mismo. La justificación de la tardanza se examinará
con arreglo al principio de proporcionalidad. La confirmación judicial constituye un requisito más de la incautación como actividad
compleja que, sin embargo, sólo persigue dotarla de estabilidad instrumental respecto de la cadena de actos que pueden
sucederse en el tiempo y que de uno u otro modo dependan o partan de él. Por tanto, la tardanza u omisión de la solicitud de
confirmación judicial -al no importar la infracción de un precepto que determine la procedencia legítima de la incautación- no
determina irremediablemente la nulidad radical de la propia medida ni su insubsanabilidad. El plazo para requerir la respectiva
resolución jurisdiccional, en este caso, no es un requisito de validez o eficacia de la incautación -sin perjuicio de la
responsabilidad administrativa que acarrea al Fiscal omiso-. Su incumplimiento no está asociada,
como consecuencia legalmente prevista, a específicas y severas sanciones procesales: nulidad absoluta o anulabilidad –requisito
indispensable para anudar los efectos jurídicos correspondientes-.
14º. Siendo indispensable la intervención judicial, que es una condición previa para la valorabilidad de toda incautación desde la
perspectiva probatoria, desde luego, no es posible utilizar como evidencia lo obtenido a través de la incautación mientras no se
ha cumplido con el correspondiente control jurisdiccional. En estos casos, para decidir acerca de una petición concreta derivada o
vinculada a la incautación la autoridad judicial debe realizar, con carácter previo pero en ese mismo acto, una evaluación de la
legalidad de la incautación. De no ser posible el aludido examen por la necesidad de un debate más amplio, será del caso
rechazar provisoriamente el requerimiento o la solicitud que, como dato esencial, se sustentó en la incautación a fin de definirla
anticipadamente y, emitida la decisión respectiva, recién pronunciarse sobre su mérito.
§ 4. Reexamen de la incautación
15º. El afectado por una medida de incautación, instrumental o cautelar, que en ambos casos tiene la condición de interviniente
accesorio, tiene dos opciones: interponer recurso de apelación o solicitar el reexamen de la medida. La institución del reexamen
se asocia a la incorporación de actos de investigación o de algún elemento de convicción luego de la realización del acto mismo,
que modifique la situación que inicialmente generó la incautación. Desde luego, si la incautación carece desde un inicio de los
presupuestos materiales que la
determinan será del caso interponer el respectivo recurso de apelación. El tercero que alegue ser propietario de un bien
incautado y que no ha intervenido en el delito, dice el artículo 319º.2 NCPP, puede solicitar el reexamen de la medida de
incautación, a fin de que se levante y se le entregue el bien de su propiedad. Esta norma no significa que sólo tiene esta opción,
pues muy bien, frente a la contundencia de la evidencia preexistente -no la que puede aportar con posterioridad a la incautación-
puede intentar derechamente la apelación. El reexamen, por lo demás, importa un análisis de la medida a partir de nuevos
indicios procedimentales o elementos de convicción; no controla la incautación sobre la base de las evidencias existentes cuando
ésta se decretó o efectivizó.” (Acuerdo Plenario N° 5-2010/CJ-116)
TÍTULO IX
MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES Y REALES
Capítulo I
Medidas Cautelares Personales
Correlación:
CPMP: Artículos 162, 321, 417 Inc 1.
C. Procesal Penal: Artículos VI, 253, 268.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 3, 29.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 7.2.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 9.
Estatuto de Roma: Artículo 55.1.d.
Jurisprudencia:
1. “6. Al igual que por imperio del derecho a la presunción de inocencia, el encarcelamiento preventivo no se ordenará sino
cuando sea estrictamente necesario para asegurar que el proceso se pueda desarrollar sin obstáculos hasta su finalización,
cuando la sentencia con que culmine no deje de merituar ninguna prueba (ni sufra la adulteración de alguna) por obra del
procesado, y cuando se cumpla efectivamente la pena que ella imponga.
7. Por la misma razón (la presunción de inocencia), tampoco podrá prolongarse más de lo estrictamente indispensable para que
el proceso se desenvuelva y concluya con una sentencia definitiva, mediante una actividad diligente de los órganos
jurisdiccionales especialmente estimulada por la situación de privación de la libertad de un presunto inocente, y sin que pueda
pretenderse la ampliación de aquel término argumentándose que se mantienen los peligros para los fines del proceso o la
concurrencia de cualquier clase de inconvenientes prácticos (todos los imaginables deben estar comprendidos en el término
límite), ni mucho menos con argumentos que encubran o pretendan justificar la incuria o displicencia de los funcionarios
responsables.
8. El derecho de que la prisión preventiva no exceda de un plazo razonable, si bien no encuentra reflejo constitucional en nuestra
Lex Superior, se trata de un derecho, propiamente de una manifestación implícita del derecho a la libertad personal reconocido
en la Carta Fundamental (artículo 2°, 24) de la Constitución) y, por ello, se funda en el respeto a la dignidad de la persona.
…
18. Los parámetros legales, si bien son válidos para el enjuiciamiento de un caso concreto en el que haya sido dispuesta la
medida, sin embargo, no agotan el contenido de dicho derecho fundamental, de modo que ni todo el plazo máximo legal es per
se razonable, ni el legislador es totalmente libre en su labor de establecer o concretar los plazos máximos legales. Aunque no
haya transcurrido todavía el plazo máximo legal, puede lesionarse el derecho a la libertad personal si el imputado permanece en
prisión provisional más del plazo que, atendidas las circunstancias del caso, excede de lo razonable. Su duración debe ser tan
solo la que se considere indispensable para conseguir la finalidad con la que se ha decretado la prisión preventiva; por lo tanto, si
la medida ya no cumple los fines que le son propios, es preciso revocarla de inmediato.” (STC N° 3771-2004-HC/TC).
Jurisprudencia:
1. “Décimo. La libertad ambulatoria puede ser limitada dentro del proceso penal a efectos de asegurar sus fines. Esta es la
justificación de la imposición de una medida cautelar personal como la prisión preventiva.
Décimo primero. La aplicación de esta medida es excepcional, en atención a la preferencia por la libertad del sistema
democrático, por ende, su adopción se hará solo en los casos necesarios y que cumplan los requisitos de ley, en especial el
peligro procesal. Pues de otra forma se lesionará no solo la libertad, sino también la presunción de inocencia, pues se encarcela
como si fuera culpable a quien se le debe presumir inocente
Décimo segundo. La prisión preventiva solo se decreta cuando existe peligro que el imputado se pueda sustraer del proceso y no
se llegue a una sentencia de fondo, así como cuando existe afectación a la actividad probatoria, son los llamados peligro de fuga
y de obstaculización probatoria. (Casación N° 626-2013 Moquegua)
2. “100. Respecto del artículo 7 de la Convención Americana, la Corte ha reiterado que cualquier restricción al derecho a la
libertad personal debe darse únicamente por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas
o por las leyes dictadas conforme a ellas (aspecto material), y además, con estricta sujeción a los procedimientos objetivamente
definidos en la misma (aspecto formal). Asimismo, el Tribunal ha considerado que toda detención, independientemente del
motivo o duración de la misma, tiene que ser debidamente registrada en el documento pertinente, señalando con claridad las
causas de la detención, quién la realizó, la hora de detención y la hora de su puesta en libertad, así como la constancia de que se
dio aviso al juez competente, como mínimo, a fin de proteger contra toda interferencia ilegal o arbitraria de la libertad física. Lo
contrario constituye una violación de los derechos consagrados en los artículos 7.1 y 7.2 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 de este instrumento.” (Corte IDH caso García y familiares contra Guatemala sentencia de 29 Nov 12).
3. “111. La Corte ha establecido que para restringir el derecho a la libertad personal a través de medidas como la prisión
preventiva deben existir indicios suficientes que permitan suponer razonablemente que la persona sometida a proceso ha
participado en el ilícito que se investiga. Sin embargo, ‘aún verificado este extremo, la privación de libertad del imputado no
puede residir en fines preventivo-generales o preventivo-especiales atribuibles a la pena, sino que sólo se puede fundamentar
[…] en un fin legítimo, a saber: asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la
justicia.” (Corte IDH caso Barreto Leiva contra Venezuela sentencia de 17 Nov 09).
Jurisprudencia:
1. “11. Conviene puntualizar que no toda intervención a un derecho fundamental per se resulta inconstitucional, pero sí puede
resultarlo cuando la misma no se ajuste plenamente al principio de proporcionalidad. Y es que si bien, es atribución del juez penal
dictar las medidas coercitivas pertinentes a fin de asegurar el normal desarrollo y fines del proceso, y por tanto, puede imponer el
impedimento de salida del país, dicha medida coercitiva –con independencia de la nueva normativa procesal penal– debe reunir,
por lo menos, los siguientes requisitos:
a. Debe ser ordenada, dirigida y controlada por autoridad judicial. …
b. La decisión judicial debe contener los datos necesarios de la persona afectada. …
c. Debe estar debidamente fundamentada y motivada. …
d. Debe señalarse la duración de la medida. …
En cualquier caso, esta medida no puede durar más allá de lo que puede durar el proceso penal, pues, existiendo sentencia
condenatoria con mandato de detención no hay razón alguna para mantener su vigencia. O más aún, si se trata de procesos
fenecidos con sentencia absolutoria o de un sobreseimiento, resultará totalmente arbitrario que dicha medida subsista.” (STC N°
3016-2007-PHC/TC).
2. “… el Tribunal Constitucional viene subrayando en su reiterada jurisprudencia que las actuaciones del Ministerio Público son
postulatorias y en ningún caso decisorias sobre lo que la judicatura resuelva en cuanto a la imposición de las medidas coercitivas
de la libertad [Cfr. RTC 07961-2006-PHC/TC, RTC 05570- 2007-PHC/TC y RTC 00475-2010-PHC/TC, entre otras], …” (STC N°
03505-2012-HC/TC).
3. “Décimo quinto. El Decreto Legislativo novecientos cincuenta y siete establece un sistema acusatorio contradictorio de origen
eurocontinental, incorporando un sistema de audiencias previas y de juzgamiento, regidos en general por la oralidad,
inmediación, contradicción y publicidad.
Décimo sexto. Es importante la audiencia para tomar una decisión, pues durante la investigación preparatoria o etapa intermedia
las partes sustentan sus pretensiones a través de los principios citados, y el Juez debe cumplir una función activa en busca de la
mayor información y de la mejor calidad, que le permita la resolución, lo que se aplica en la audiencia de prisión preventiva, …
4. Argumentación y contradicción de la audiencia de prisión preventiva y la motivación del auto previsto en el inciso uno del
artículo doscientos setenta y uno del Código Procesal Penal.
Décimo séptimo. En la audiencia de prisión preventiva una buena práctica, especialmente al inicio de la realización de audiencias
previas …, es: que la argumentación por las partes de los presupuestos materiales se haga punto por punto, …, referidos a los
requisitos de la medida cautelar que requieren o se oponen, …
Décimo octavo. Lo primero que se tratará será sobre los graves y fundados elementos de convicción. El Fiscal relatará los
hechos y argumentará la intervención del imputado, sobre la base de los elementos materiales obtenidos, que sustentaran sus
dichos. El Juez dará la palabra a la defensa para que exponga lo necesario. …, pues la defensa es cautiva y los abogados deben
conocer la ley, doctrina, jurisprudencia y el caso concreto, estando obligados a observar el derecho a la defensa en el
procedimiento correspondiente.
Vigésimo. Una vez agotada la discusión del primer requisito, habiendo el Juez logrado la información que requiere, dará la
palabra al Fiscal para continuar con la prognosis de pena a imponer, bajo los mismos términos.
Vigésimo primero. Luego, sobre el peligro procesal. El Fiscal indicará específicamente, individualizando cuál es el alegado, …
después la réplica del defensor del imputado y el Juez estará en condiciones de establecer su magnitud.
Vigésimo segundo. Finalmente, se fundamentará la proporcionalidad de la medida cautelar solicitada, la magnitud del riesgo
procesal acreditado, así como su duración. El Fiscal debe motivar en su requerimiento escrito, …demostrando por qué es idónea,
necesaria y proporcional en sentido estricto. La defensa podrá cuestionarlo.
Vigésimo tercero. i) La motivación es de la máxima importancia al requerirse una afectación grave en derechos fundamentales,
… debe examinarse para su corrección: a) Comprensión del problema y lenguaje claro y accesible. b) Reglas de la lógica y
argumentación. c) Congruencia. d) Fundamentación jurídica, doctrinaria y jurisprudencial. ii) El Tribunal Constitucional, …indicó
que resulta indispensable una especial justificación para decisiones jurisdiccionales que afectan derechos fundamentales como la
libertad, en la que debe ser más estricta, pues solo así es posible evaluar si el Juez Penal ha obrado de conformidad con la
naturaleza excepcional, subsidiaria y proporcional de la medida …
Vigésimo cuarto. En conclusión, el debate se dividirá necesariamente en cinco partes, la existencia: i) De los fundados y graves
elementos de convicción. ii) De una prognosis de pena mayor a cuatro años. iii) De peligro procesal. iv) La proporcionalidad de la
medida. v) La duración de la medida. El representante del Ministerio Público debe comprenderlos en su requerimiento escrito,
fundamentando cada extremo con exhaustividad. Esto posibilitará que la defensa lo examine antes de la audiencia, se prepare y
pueda pronunciarse sobre estos y que el Juez analice y resuelva cada uno, dividiéndose el debate en cada una de los cinco
puntos indicados, ejerciéndose contradicción uno a uno, agotado uno se pasará al otro.” (Casación N° 626-2013 Moquegua)
Jurisprudencia:
1. “CUARTO. Que, ahora bien, el peligro procesal (periculum in mora) es el elemento más importante para valorar en un auto de
prisión preventiva. Éste tiene un carácter subjetivo, pero objetivado legalmente a través de diversos criterios de carácter
meramente enumerativos, y, por ende, reconoce un margen de discrecionalidad en los jueces. La ley como se sabe, establece la
presencia de dos peligrosismos: fuga -que es el paradigma del periculum libertatis- y obstaculización …
El peligro de fuga hace referencia a la probabilidad de que el imputado en caso de permanecer en libertad,i vaya a sustraerse a
la acción de la justicia, evitando ser juzgado o bien se vaya a sustraer de la pena que se le podría imponer [LLOBET
RODRÍGUEZ, JAVIER: Proceso Pena! Comentado, cuarta edición, Editorial Jurídica Continental, San José, dos mil nueve,
página trescientos ochenta y ocho].
Dentro de los criterios que el Juez debe tener en cuenta para determinar el peligro de fuga están aquellos vinculados a la
situación personal, familiar y económica del imputado, conocido como “arraigo' -que tiene esencialmente un carácter objetivo, y ni
puede afirmarse con criterios abstractos, sino debe analizarse conforme al caso concreto- (artículo 269 del Nuevo Código
Procesal Penal). El arraigo debe ser entendido como el establecimiento de una persona en un lugar por su vinculación con otras
personas o cosas. El arraigo tiene tres dimensiones: l) La posesión, 2) el arraigo familiar y 3) el arraigo laboral. El primero se
refiere a la existencia de un domicilio conocido o de bienes propios situados dentro del ámbito de alcance de la justicia. El
segundo se circunscribe al lugar de residencia de aquellas personas que tienen lazos familiares con el imputado. El tercero se
expresa en la capacidad de subsistencia del imputado, que debe provenir de un trabajo desarrollado en el país. Todo ello, visto
en su conjunto, acreditaría el establecimiento de una persona en un determinado lugar. Es claro que estas circunstancias de
arraigo, de presentarse, desincentivan la fuga del imputado [DEL RÍO LABARTHE, GONZALO: La Prisión Preventiva en la
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. En: Temas penales en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Anuario de
Derecho Penal. Lima, dos mil ocho, página noventa y siete].” (Casación N° 631-2015 Arequipa).
Trigésimo segundo. Será desproporcional dictar una medida de prisión preventiva a quien sería sancionado con una pena
privativa de libertad suspendida, estableciendo el artículo cincuenta y siete del Código Penal que podría ser cuando la pena sea
menor de cuatro años y no haya proclividad a la comisión de delitos.
7. Sobre el peligro procesal: de fuga
Trigésimo tercero. El peligro procesal es el elemento más importante de esta medida y la razón por la que se dicta, …Se divide
en dos: i) Peligro de fuga. ii) Peligro de obstaculización probatoria. …
Trigésimo quinto. El Código Procesal Penal, … establece una serie de criterios (no taxativos) que debe evaluar el Juez de la
Investigación Preparatoria para determinar que existe la probabilidad que el imputado se sustraiga del proceso: i) El arraigo. ii) La
gravedad de la pena que se espera como resultado del procedimiento. iii) La magnitud del daño causado y la ausencia de una
actitud voluntaria del imputado para repararlo. iv) El comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro
procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a la persecución penal. v) La pertenencia del
imputado a una organización criminal o su reintegración a las mismas.
7.1. Arraigo
Trigésimo sexto. … Este elemento exige establecerse de manera permanente en un lugar, vinculándose a personas y cosas. El
Código Procesal Penal señala que el arraigo en el país del imputado está determinado por el domicilio, residencia habitual,
asiento de la familia y de sus negocios o trabajo y las facilidades para abandonar definitivamente el país o permanecer oculto.
Trigésimo séptimo. Toda vez que los criterios para establecer peligro procesal no son taxativos, tampoco los del arraigo. … el
Juez pueda considerar otro elemento para considerarlo, siempre que lo justifique en su resolución.
Trigésimo noveno. … no existe ninguna razón jurídica para entender que la presencia del algún tipo de arraigo (criterio no
taxativo) descarta, a priori, la utilización de la prisión preventiva.
Cuadragésimo. Tampoco la sola situación de inexistencia de arraigo genera que deba imponerse necesariamente la prisión
preventiva, sobre todo cuando existen otras que pudieran cumplir estos fines. Por lo que este requisito, debe valorarse en
conjunto con otros, para establecer si es que en un caso concreto existe o no peligro de fuga.
7.2. Gravedad de la pena
Cuadragésimo primero. A diferencia del analizado en [cuanto a la prognosis de la pena], no es un elemento de proporcionalidad,
sino un dato objetivo que se basa en una máxima de la experiencia, como es que ante un peligro de aplicación de grave pena, el
imputado puede temer condena en ese sentido y fugar. …
Cuadragésimo tercero. Entonces, de la gravedad de la pena sólo se obtiene un dato sobre el peligro de fuga, el cual debe ser
valorado en conjunto con otros requisitos que también lo sustenten, así como ocurre con el arraigo.
7.3. La magnitud del daño causado
Cuadragésimo sexto. … lo que se debe valorar es: La magnitud del daño causado y la ausencia de una actitud voluntaria del
imputado para repararlo. El contenido de la primera parte de este criterio sigue siendo confuso, pues se podría entender como
una referencia a la forma de realización del ilícito penal, a la especial violencia o gravedad con que se ha cometido, …
Cuadragésimo octavo. En consecuencia, la única forma de interpretación no lesiva a derechos del imputado es la que hace
referencia a la gravedad del delito, vinculado a las circunstancias que agravarían la pena a imponer.
Cuadragésimo noveno. La propia redacción de la segunda parte de este criterio “ausencia de una actitud voluntaria del imputado
para reparar el daño”, implica que no estamos ante circunstancias del hecho, sino ante un criterio de reparación civil inaceptable.
Quincuagésimo. La reparación del agraviado poco tiene que ver con el peligro procesal, sin embargo, atendiendo a una correcta
interpretación, la actitud del imputado luego de cometido el delito, ayudará a acreditar su buena conducta en el proceso penal.
7.4. Comportamiento procesal
Quincuagésimo primero. Este es uno de los más importantes, pues permite hacer una efectiva prognosis de la probabilidad de
fuga del imputado sobre la base de la real conducta que ha manifestado a lo largo de la investigación u otras etapas que están
ligadas a la huida o intento de fuga, como son la asistencia a diligencias, el cumplimiento de reglas establecidas por una medida
cautelar alternativa, la voluntad dilatoria del imputado, declaraciones de contumacia, falta de pago de la caución (cuando está
válidamente constituida), etc.
Quincuagésimo segundo. También se deben analizar las conductas que fuera del tipo penal ocurren con inmediatez al hecho, por
ejemplo, la persona que luego de cometer el delito, consciente de ello fuga del lugar de los hechos.
Quincuagésimo tercero. No son admisibles como criterios para determinarlo, la actitud legítima adoptada por el procesado en
ejercicio de algún derecho que el ordenamiento le ha reconocido, así, el hecho de no confesar el delito atribuido no puede ser
considerado como un mal comportamiento procesal.
Quincuagésimo cuarto. La segunda parte de este criterio (en otro procedimiento anterior), debe ser analizado con mayor
rigurosidad, pues se hace la prognosis sobre un comportamiento anterior y lejano, que debe ser evaluado de conformidad con
otros presupuestos del peligro de fuga. Asimismo, el hecho que en un anterior proceso se le impuso una prisión preventiva (o
mandato de detención), no autoriza al Juez a imponer, por su solo mérito, una en el actual proceso.
7.5. La pertenencia a una organización criminal
Quincuagésimo séptimo. Como señala la circular Resolución Administrativa número trescientos veinticinco-dos mil once-P-PJ, la
pertenencia o integración de un imputado a una organización delictiva o banda es un criterio clave en la experiencia criminológica
para atender a la existencia de un serio peligro procesal, tanto en el ámbito de la fuga como en el de la obstaculización
probatoria. Las estructuras organizadas (independientemente del nivel de organización) tienden a generar estrategias y métodos
para favorecer la fuga de sus pares y para contribuir en la obstaculización probatoria (amenaza, “compra”, muerte de testigos,
etcétera), de ahí que en ciertos casos solo baste la gravedad de la pena y este criterio para imponer esta medida.
Quincuagésimo octavo. Para fundamentar este extremo no basta con indicar que existe una organización criminal, sino sus
componentes (organización, permanencia, pluralidad de imputados e intención criminal), así como la vinculación del procesado.
Asimismo, motivar qué peligro procesal se configuraría al pertenecer a esta organización.” (Casación 626-2013 Moquegua).
Jurisprudencia:
1. “De la ilegitimidad de la detención preventiva a la libertad procesal
43. La libertad procesal es un derecho del encausado a obtener la aplicación de una medida cautelar menos gravosa que la
detención preventiva, cuando al vencimiento del plazo legal establecido en el artículo 137° del Código Procesal Penal, este no
hubiere ejercido una defensa obstruccionista afectante del principio de celeridad judicial y, pese a ello, no se le haya dictado
sentencia en primera instancia. De allí que la doctrina y la jurisprudencia comparada califiquen dicha situación como arbitraria.
La libertad procesal supone, en este caso, la previa existencia de una negligencia jurisdiccional, al haberse negado o no haberse
podido juzgar al encausado dentro del plazo legal establecido en el artículo 137° del Código Procesal Penal.
La variación de la medida cautelar se sustenta en la acreditación objetiva, atribuible a la exclusiva responsabilidad del juzgador,
de la vulneración del plazo razonable para sentenciar.
La modificación de la situación del justiciable no debe menguar en modo alguno la continuación del proceso, ni tampoco impedir
la adopción de medidas de prevención para asegurar su éxito.
En ese orden de ideas, los presupuestos materiales que configurarían la libertad procesal serían los siguientes:
a) Vencimiento del plazo de duración de la detención preventiva. b) Inexistencia de una sentencia en primera instancia. c)
Conducta procesal regular del encausado en la tramitación de la causa; vale decir, no incurrir en una defensa obstruccionista
atentatoria de la celeridad y éxito judicial.” (STC N° 02915-2004-PHC/TC).
2. “311. La Corte ha precisado también las características que debe tener una medida de detención o prisión preventiva para
ajustarse a las disposiciones de la Convención Americana:
a) Es una medida cautelar y no punitiva: debe estar dirigida a lograr fines legítimos y razonablemente relacionados con el
proceso penal en curso. No puede convertirse en una pena anticipada ni basarse en fines preventivos-generales o preventivo-
especiales atribuibles a la pena.
b) Debe fundarse en elementos probatorios suficientes: Para disponer y mantener medidas como la prisión preventiva deben
existir elementos probatorios suficientes que permitan suponer razonablemente que la persona sometida a proceso ha
participado en el ilícito que se investiga. Verificar este presupuesto material constituye un primer paso necesario para restringir el
derecho a la libertad personal por medio de una medida cautelar, pues si no existiesen mínimamente elementos que permitan
vincular a la persona con el hecho punible investigado, tampoco habrá necesidad de asegurar los fines del proceso. Para la
Corte, la sospecha tiene que estar fundada en hechos específicos, esto es, no en meras conjeturas o intuiciones abstractas. De
allí se deduce que el Estado no debe detener para luego investigar, por el contrario, sólo está autorizado a privar de la libertad a
una persona cuando alcance el conocimiento suficiente para poder llevarla a juicio.
c) Está sujeta a revisión periódica: La Corte ha puesto de relieve que no debe prolongarse cuando no subsistan las razones que
motivaron su adopción. También ha observado que son las autoridades nacionales las encargadas de valorar la pertinencia o no
del mantenimiento de las medidas cautelares que emiten conforme a su propio ordenamiento. Al realizar esta tarea, las
autoridades nacionales deben ofrecer los fundamentos suficientes que permitan conocer los motivos por los cuales se mantiene
la restricción de la libertad, la cual, para que no se erija en una privación de libertad arbitraria, de acuerdo con el artículo 7.3 de la
Convención Americana, debe estar fundada en la necesidad de asegurar que el detenido no impedirá el desarrollo eficiente de
las investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. La Corte resalta, además, que el juez no tiene que esperar hasta el momento
de dictar sentencia absolutoria para que una persona detenida recupere su libertad, sino que debe valorar periódicamente si se
mantienen las causas de la medida y la necesidad y la proporcionalidad de ésta, así como si el plazo de la detención ha
sobrepasado los límites que imponen la ley y la razón. En cualquier momento en que aparezca que la prisión preventiva no
satisface estas condiciones, deberá decretarse la libertad, sin perjuicio de que el proceso respectivo continúe.
312. De conformidad con lo indicado, no es suficiente con que sea legal; además, es necesario que no sea arbitraria, lo cual
implica que la ley y su aplicación deben respetar los requisitos siguientes:
a) Finalidad compatible con la Convención: la finalidad de las medidas que priven o restrinjan la libertad debe ser compatible con
la Convención (supra párr. 311.a). La Corte ha indicado que “la privación de libertad del imputado no puede residir en fines
preventivo-generales o preventivo-especiales atribuibles a la pena, sino que sólo se puede fundamentar […] en un fin legítimo, a
saber: asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la justicia”. En este sentido, la
Corte ha indicado reiteradamente que las características personales del supuesto autor y la gravedad del delito que se le imputa
no son, por sí mismos, justificación suficiente de la prisión preventiva. Asimismo, ha destacado que el peligro procesal no se
presume, sino que debe realizarse la verificación del mismo en cada caso, fundado en circunstancias objetivas y ciertas del caso
concreto.
Parte Procesal Título IX: Medidas cautelares personales y reales
b) Idoneidad: las medidas adoptadas deben ser idóneas para cumplir con el fin perseguido.
c) Necesidad: deben ser necesarias, es decir, es preciso que sean absolutamente indispensables para conseguir el fin deseado y
que no exista una medida menos gravosa con respecto al derecho intervenido entre todas aquellas que cuentan con la misma
idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto. De tal manera, aun cuando se haya determinado el extremo relativo a los
elementos probatorios suficientes que permitan suponer la participación en el ilícito (supra párr. 311.b), la privación de la libertad
debe ser estrictamente necesaria para asegurar que el acusado no impedirá dichos fines procesales.
d) Proporcionalidad: deben ser estrictamente proporcionales, de tal forma que el sacrificio inherente a la restricción del derecho a
la libertad no resulte exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal restricción y el cumplimiento de
la finalidad perseguida.
e) Cualquier restricción a la libertad que no contenga una motivación suficiente que permita evaluar si se ajusta a las condiciones
señaladas será arbitraria y, por tanto, violará el artículo 7.3 de la Convención. De este modo, para que se respete la presunción
de inocencia al ordenarse medidas cautelares restrictivas de la libertad es preciso que el Estado fundamente y acredite, de
manera clara y motivada, según cada caso concreto, la existencia de los referidos requisitos exigidos por la Convención.” (Corte
IDH caso Norín Catrimán contra Chile sentencia de 29 May 14).
Jurisprudencia:
1. “5. El derecho a que la prisión preventiva no exceda de un plazo razonable, no se encuentra expresamente contemplado en la
Constitución. Sin embargo, se trata de un derecho que coadyuva el pleno respeto de los principios de proporcionalidad,
razonabilidad, subsidiariedad, necesidad, provisionalidad y excepcionalidad que debe guardar la aplicación de la prisión
provisional para ser reconocida como constitucional. Se trata, propiamente, de una manifestación implícita del derecho a la
libertad personal reconocido en la Carta Fundamental (artículo 2º24 de la Constitución) y, en tal medida, se funda en el respeto a
la dignidad de la persona humana.
6. Por lo demás, la interpretación que permite a este Tribunal reconocer la existencia implícita del referido derecho en la
Constitución, se encuentra plenamente respaldada por su Cuarta Disposición Final y Transitoria, que exige que las normas
relativas a los derechos y las libertades que la Constitución reconoce se interpreten de conformidad con los tratados sobre
derechos humanos ratificados por el Perú. …
En consecuencia, el derecho a que la detención preventiva no exceda de un plazo razonable forma parte del núcleo mínimo de
derechos reconocido por el sistema internacional de protección de los derechos humanos y, por tanto, no puede ser
desconocido.
7. Es necesario precisar que el derecho a la razonabilidad del plazo de la prisión preventiva es distinto –tanto en su contenido
como en sus presupuestos– del derecho a la razonabilidad del plazo del proceso en su totalidad, al que hace alusión el artículo
8°1 de la Convención Americana.
Así, tal como ha establecido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Un atraso que constituya violación de la
disposición del artículo 7.5 puede estar justificado según el artículo 8.1” (Informe N.° 12/96, Caso N.° 11,245, párrafo 110), por el
sencillo motivo de que mientras en el primero de los casos de lo que se trata es de garantizar un tiempo limitado de detención, en
el segundo se busca garantizar el límite temporal entre el inicio y el fin del proceso.
11. El contenido del derecho a que la detención preventiva no exceda de un plazo razonable se expresa en el adecuado
equilibrio entre los dos valores que se encuentran en contrapeso al momento de aplicar la medida: por una parte, el deber del
Estado de garantizar sentencias penales justas, prontas y plenamente ejecutables; y, por otra, el derecho de toda persona a la
libertad personal (artículo 2º24) y a que se presuma su inocencia, mientras no se declare judicialmente su culpabilidad (artículo
2º24.e).
14. Como resulta evidente, no es posible que en abstracto se establezca un único plazo a partir del cual la prisión provisional
pueda reputarse como irrazonable. Ello implicaría asignar a los procesos penales una uniformidad objetiva e incontrovertida,
supuesto que es precisamente ajeno a la grave y delicada tarea que conlleva merituar la eventual responsabilidad penal de cada
uno de los individuos acusados de la comisión de un ilícito.
16. En tal sentido, para determinar si dicha razonabilidad ha sido rebasada, es preciso atenerse a las específicas circunstancias
de cada caso concreto.
§6. Criterios de evaluación de la razonabilidad del plazo de la prisión preventiva
a) Actuación de los órganos judiciales: “Prioridad y diligencia debida” …
b) Complejidad del asunto. …
c) Actividad procesal del detenido. … (STC N° 2915-2004-HC/TC)
2. “70. El artículo 7.5 de la Convención Americana garantiza el derecho de toda persona detenida en prisión preventiva a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Este derecho impone
límites temporales a la duración de la prisión preventiva, y, en consecuencia, a las facultades del Estado para proteger los fines
del proceso mediante este tipo de medida cautelar. Cuando el plazo de la prisión preventiva sobrepasa lo razonable, el Estado
podrá limitar la libertad del imputado con otras medidas menos lesivas que aseguren su comparencia al juicio, distintas a la
privación de su libertad mediante encarcelamiento. Este derecho impone, a su vez, una obligación judicial de tramitar con mayor
diligencia y prontitud aquellos procesos penales en los cuales el imputado se encuentre privado de su libertad. La tarea de este
Tribunal es examinar si la prisión preventiva a que fue sometido Juan Carlos Bayarri excedió los límites de lo razonable.” (Corte
IDH caso Bayarri contra Argentina sentencia de 30 Oct 08).
Jurisprudencia:
1. “158. Por otra parte, los representantes de la presunta víctima y sus familiares alegaron que el Estado había violado en
perjuicio del señor Tibi el artículo 5.4 de la Convención Americana, que establece que, “salvo en circunstancias excepcionales”,
los procesados deben estar separados de los sentenciados, y ser sometidos a un tratamiento adecuado a su condición. En el
presente caso, está demostrado (supra párr. 90.49) que no había un sistema de clasificación de los detenidos en el centro
penitenciario en donde estuvo recluido el señor Tibi y que por esta razón se vio en la necesidad de convivir con sentenciados y
quedó expuesto a mayor violencia. La Corte considera que la falta de separación de reclusos descrita es violatoria del artículo 5.4
de la Convención Americana.” (Corte IDH caso Tibi contra Ecuador Sentencia de 07 Set 04).
2. “146. Esta Corte ha considerado que el artículo 5.4 de la Convención Americana impone a los Estados la obligación de
establecer un sistema de clasificación de los reclusos en los centros penitenciarios, de manera que se garantice que los
procesados sean separados de los condenados y que reciban un tratamiento adecuado a su condición de persona no
condenadas. Estas garantías pueden ser entendidas como corolario del derecho de una persona procesada a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad, el cual está reconocido en el artículo 8.2 de la
Convención.Corresponde al Estado demostrar la existencia y funcionamiento de un sistema de clasificación que respete las
garantías establecidas en el artículo 5.4 de la Convención, así como la existencia de circunstancias excepcionales en caso de no
separar los procesados de los condenados.” (Corte IDH caso Yvon Neptune contra Haití Sentencia de 06 May 08).
Jurisprudencia:
1. “4. … la detención judicial preventiva debe ser una medida provisoria, es decir que su mantenimiento sólo debe persistir en
tanto no desaparezcan las razones objetivas que sirvieron para su dictado, pues las medidas coercitivas, además de ser
provisionales, se encuentran sometidas a la cláusula ‘rebus sic stantibus’, lo que significa que su permanencia o modificación, a
lo largo del proceso, estará siempre subordinada a la estabilidad o cambio de los presupuestos que posibilitaron su adopción
inicial, por lo que es plenamente posible que alterado el estado sustancial de los presupuestos fácticos respecto de los cuales la
medida se adoptó, la misma sea variada, …” (STC N° 02408-2011-PHC/TC)
Jurisprudencia:
1. “Octavo: … a) Que las medidas de seguridad son sanciones que se aplican judicialmente a los inimputables o imputables
relativos que han cometido un hecho punible; que la medida de internación es privativa de libertad y sólo puede aplicarse
cuando existe el peligro potencial de que el inimputable pueda cometer en el futuro otros delitos considerablemente graves. Por
tanto la internación es una medida de seguridad que conlleva graves efectos restrictivos en la libertad de las personas. Por lo
demás, como señala Claux Roxin, “...el fin de la pena y las medidas de seguridad no se diferencia en esencia. Ciertamente, los
fines preventivos se persiguen por las medidas de seguridad de una forma diferente y que la mayoría de las veces contrasta
también con la orientación de los cometidos de la pena en el caso individual, pero la tendencia fundamentalmente preventiva es
la misma” (Claus Roxin. “Derecho Penal. Parte General”. Tomo I. Editorial Civitas. Madrid, mil novecientos noventisiete).
b) Que, en consecuencia, tratándose de una sanción la medida de internación sólo puede ser impuesta en la sentencia y luego
de que en juicio se haya acreditado la realización del delito por el inimputable y su estado de peligrosidad.
c) Que la duración de la medida de internación no puede ser indeterminada, por eso el operador judicial debe definir en la
sentencia su extensión temporal, la cual, conforme lo establece el artículo setenticinco ab initio, en ningún caso puede exceder
los límites cuantitativos de la pena privativa de libertad concreta, que se hubiera aplicado al procesado si hubiera sido una
persona imputable.
d) Que, además, la duración de la medida de internación debe ser proporcional a la peligrosidad potencial del agente y coherente
con las recomendaciones que sobre el tratamiento a aplicar haya precisado el perito psiquiatra.” (J V R.N. N° 000104-2005
Ayacucho).
Jurisprudencia:
1. ”2. La Constitución reconoce dos modos de ejercer la detención preliminar por parte de las fuerzas policiales, a saber: el delito
flagrante y la orden judicial. Así lo dispone el artículo 2.24,f de la Constitución, cuando señala que:
“Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en caso de
flagrante delito”.
3. Sin embargo, el hecho de ser ejercida por autoridad competente y en virtud de una orden judicial o en flagrancia delictiva no
determina necesariamente la legalidad o no arbitrariedad de la detención. Y es que hay una serie de garantías anejas al derecho
a no ser detenido sino por delito flagrante u orden judicial que asisten al detenido, en cuya ausencia la detención se convierte en
arbitraria. Uno de ellos es el derecho de ser puesto a disposición de autoridad judicial al más breve plazo –derecho que motiva la
presente sentencia– así como los derechos a ser informado de los cargos imputados, el derecho a la defensa letrada, el derecho
a no ser obligado a declarar contra sí mismo, y el derecho a no ser sometido a torturas ni tratos inhumanos, entre otros.
4. En el presente caso, se alega vulneración del derecho de ser puesto sin demora a disposición del órgano jurisdiccional para
que asuma jurisdicción. Tal derecho se encuentra reconocido en instrumentos internacionales de Derechos Humanos. Así, el
artículo 9, inciso 3, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que: “Toda persona detenida o presa a
causa de una infracción penal será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones
judiciales [...]”. Asimismo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 7, inciso 5, establece que: “Toda
persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer
funciones judiciales [...]”. Asimismo, la propia Constitución establece de manera expresa que, conforme al artículo 2, inciso 24, el
detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en el término de la
distancia, con excepción de los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas, en cuyo caso el plazo máximo será de
quince días naturales.” (STC N° 04846-2008-PHC/TC).
Correlación:
CPMP: Artículo 331, 333.
C. Procesal Penal: Artículo 259.
D. Leg. N° 989: Passim
Jurisprudencia:
1. “16. … el Tribunal Constitucional ha establecido en reiterada jurisprudencia que la flagrancia en la comisión de un delito
presenta la concurrencia de dos requisitos insustituibles: a) la inmediatez temporal, es decir, que el delito se esté cometiendo o
Parte Procesal Título IX: Medidas cautelares personales y reales
que se haya cometido instantes antes; y b) la inmediatez personal, es decir, que el presunto delincuente se encuentre en el lugar
de los hechos en el momento de la comisión del delito y esté relacionado con el objeto o los instrumentos del delito, ofreciendo
una prueba evidente de su participación en el hecho delictivo. …
17. Que la flagrancia es un instituto procesal con relevancia constitucional que debe entenderse como una evidencia del hecho
delictuoso respecto de su autor. Así, la flagrancia se configurará cuando exista un conocimiento fundado, directo e inmediato del
hecho punible que se viene realizando o que se acaba de realizar instantes antes, situación en la que, por su particular
configuración, es necesaria la urgente intervención de la Policía para que actúe conforme a sus atribuciones. En este sentido, lo
que justifica la excepción al principio constitucional de la reserva judicial para privar de la libertad a una persona es la situación
particular de la urgencia que, en el caso, concurriendo los requisitos de la inmediatez temporal e inmediatez personal de la
flagrancia delictiva, comporta su necesaria intervención.” (STC N° 03691-2009-PHC-TC).
Correlación:
Constitución: Artículo 2 inc. 24f.
CPMP: Artículos 331, 332.
C. Procesal Penal: Artículo 261.
D. Leg. N° 989: Passim
Ley N° 27411: Artículo 13
Ley N° 28121: Passim
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículos 8, 9, 10.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 7.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículos 2.3.a, 9.
Jurisprudencia:
1. ”11. En el mismo sentido la Ley N° 27411, publicada el 27 de enero de 2001, establece en su artículo 3° catorce datos que
deberá contener el mandato de detención en referencia al requerido, para señalar a continuación que “[e]n caso de desconocerse
alguno de los datos de identidad personal, debe expresarse esta circunstancia en el mandato de detención, a excepción de los
indicados en los incisos a), b), c) y d) que serán de obligatorio cumplimiento”, siendo los mismos: a) Nombres y apellidos
completos, b) Edad, c) Sexo y, d) Fecha y lugar de nacimiento. Posteriormente, mediante Ley Nº 28121, publicada el 16 de
diciembre de 2003, se modifica el citado artículo de la Ley N° 27411 y se subraya la exigencia, bajo responsabilidad del órgano
jurisdiccional, de consignar los datos contemplados en los incisos : a) Nombres y apellidos completos, b) Edad, c) Sexo y h)
Características físicas, talla y contextura.
12. Estas previsiones legales también fueron establecidas mediante Resolución Administrativa N.º 081-2004-CE-PJ, publicada el
7 de mayo de 2004, que aprobó la Directiva Nº 003 2004-CE-PJ, precisando esta última en su Disposición General 5.2, que el
mandato de detención dictado por el órgano jurisdiccional deberá contener bajo responsabilidad a efectos de la individualización
del presunto autor –en aquellos supuestos que se presenten los elementos establecidos en el artículo 135º del Código Procesal
Penal- los requisitos previstos en el artículo 3º de la Ley N.º 27411, modificada por Ley N.º 28121.” (STC N° 05470-2005-
PHC/TC)
Capítulo II
Medidas Cautelares Reales
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1 del artículo 318.
2. “16. Las medidas de coerción reales, son actos de autoridad, plasmados a través de una resolución jurisdiccional, y regidas
por el principio dispositivo, mediante los cuales se asegura las consecuencias jurídicas económicas del delito y las costas
procesales. Su reconocimiento legal es consecuencia de la acumulación de acciones: una penal y una civil en un mismo proceso
penal. Las citadas medidas recaen sobre el patrimonio del imputado o sus bienes jurídicos patrimoniales, limitándolos con la
finalidad de impedir que durante el proceso determinadas actuaciones dañosas o perjudiciales por parte de aquél afecten la
efectividad de la sentencia o la eficacia del proceso. Están dirigidas a la protección de las pruebas o medios de prueba [en
puridad de fuentes de investigación o de prueba], lo que en síntesis quiere decir salvaguardar o proteger el proceso [JOSÉ
ANTONIO NEYRA FLORES: Manual del Nuevo Proceso Penal y Litigación Oral, Editorial Idemsa, Lima, 2010. pp. 487-488 y
491]. Su principal finalidad estriba, pues, en asegurar el futuro cumplimiento de las responsabilidades civiles derivadas de la
comisión del hecho punible, y de las penas pecuniarias y consecuencias accesorias, amén de las costas; es decir, la realización
plena de todas las responsabilidades pecuniarias que en definitiva pueden declararse procedentes.
Ahora bien, las notas características de las medidas de coerción real son las comunes a todas las medidas de coerción. En tal
sentido, sobre ellas el artículo 315º.1 del Código Procesal Penal de 2004 -en adelante, NCPP-, insiste en su sujeción al principio
de variabilidad. Al respecto se destaca que su variación, sustitución o cese está en función a “...las circunstancias del caso y con
arreglo al principio de proporcionalidad...”.
17º. Como las responsabilidades pecuniarias pueden ser de diferente tipo, las medidas reales pueden ser de distinta índole y
clasificación, existiendo: A. Medidas reales penales. Su objeto es garantizar la efectividad de los pronunciamientos de naturaleza
penal y procesal penal de la sentencia y que posean un contenido patrimonial: multa, decomiso, pago de costas. B. Medidas
reales civiles. Son propias del proceso civil acumulado. Tienden a asegurar la ejecución de los pronunciamientos de naturaleza
civil y contenido patrimonial de la sentencia: restitución, reparación e indemnización. …”
“19º. Como es sabido, los presupuestos de las medidas de coerción real son dos: A. El ‘fumus delicti comissi’, consiste en la
existencia de indicios racionales de criminalidad -es la denominada ‘apariencia y justificación del derecho subjetivo’-, que en el
proceso penal importa, como acota GIMENO SENDRA, una “...razonada atribución del hecho punible a una persona
determinada” [Derecho Procesal Penal, 2da. Edición, Editorial Colex, Madrid, 2007, p. 501]). …” B. El segundo presupuesto es el
‘periculum in mora’, es el peligro o daño jurídico derivado del retardo del procedimiento. Consiste en el riesgo de daño para la
efectividad de la tutela judicial pretendida en el proceso principal. Se debe acreditar la concreta probabilidad de que se
produzcan, durante la pendencia del proceso, situaciones que impidan o dificulten la efectividad del procedimiento penal y civil de
condena, que pueda incorporar la sentencia penal -peligro de infructuosidad-. …” (Acuerdo Plenario N° 7-2011/CJ-116).
Correlación:
CPMP: Artículos 336, 342, 435.
C. Procesal Penal: Artículo 305.
C de PP: Artículo 96 y 102.
CPC: Artículo 617.
Correlación:
CPMP: Artículos 113, 336, 342.
C. Procesal Penal: Artículo 308.
CPC: Artículos 623, 624.
Correlación:
CPMP: Artículos 323 y ss, 337, 338, 340.
C. Procesal Penal: Artículo 309.
.
Correlación:
CPMP: Artículos 323, 337.
C. Procesal Penal: Artículo 310
TÍTULO X
PROCESO COMÚN
Capítulo I
Aspectos Generales de la Etapa Preparatoria
Correlación:
CPMP: Artículos 346, 360, 370.
C. Procesal Penal: Artículo 321.
Jurisprudencia:
1. ”2.5. Que dichas actas al haber sido incorporadas al juicio mediante su lectura, de conformidad con lo previsto en el artículo
325 parte in fine del CPP, para los efectos de la sentencia tiene carácter de prueba, en calidad de pruebas preconstituidas, y
siendo que estas actas han sido elaboradas de conformidad con el artículo 120 del CPP estas por sí solas tienen eficacia
probatoria, las que no pueden ser enervadas por el hecho de que los funcionarios que la suscribieron no hayan prestado su
testirnonial, como erróneamente se sostiene en la sentencia apelada para desvirtr"rar su eficacia probatoria; además el error en
la redacción de un dato, tampoco puede servir de sustento para desestimar la carga probatoria de estas actas, conforme lo
prescribe el artículo 121 inciso 2 del CPP….” (Exp N° 05758-2008-1 4-1 601 -JR-PE-01-Trujillo).
Jurisprudencia:
1. “Quinto. De lo expuesto se desprende que nuestra normatividad legal le otorga facultad y competencia para resolver los
requerimientos de prolongación de prisión preventiva, estrictamente al Juez de la Investigación Preparatoria, no estableciendo
límites a dicha potestad, esto es, no restringe en modo alguno a que dicha facultad la realice únicamente a nivel de la
investigación preparatoria; por lo que no existiendo prohibición legal en concreto, se puede entender, en principio, que es
permisible que siga realizando esta función como Juez de Garantías, aún si la causa se encuentra en etapa intermedia, juicio oral
o cuando se haya dictado sentencia condenatoria de primera instancia, que se encuentre recurrida vía recurso de apelación. Al
respecto, el inciso dos del artículo veintinueve del Código Procesal Penal, establece como competencia de los Juzgados de
Investigación Preparatoria: “Imponer, modificar o hacer cesar las medidas limitativas de derechos durante la investigación
preparatoria...”, de lo que se colige que no hay una prohibición expresa a que realice dicha actividad en otros estadios del
proceso.
Sexto. Ello es entendible, pues lo que se procura es que la dilucidación sobre la prolongación de prisión preventiva, se realice vía
una audiencia específica, la misma que se encuentra normativamente vinculada a la actuación del Juez de la Investigación
Preparatoria como se ha precisado en el fundamento jurídico anterior. Por tanto, debe entenderse que es este Magistrado el
competente para pronunciarse sobre las medidas cautelares que se solicitan con posterioridad a la conclusión de la etapa de
investigación preparatoria, a fin que no exista el riesgo que lo decidido pueda influir en el futuro del proceso, toda vez que es otro
órgano jurisdiccional el que se va a encargar del juzgamiento: Juez de Juzgamiento Unipersonal y/o Colegiado, que no realizaría
un prejuzgamiento de los hechos materia de investigación si tuviera que pronunciarse sobre la medida cautelar de naturaleza
personal solicitada, tanto más, si uno de los presupuestos de la prisión preventiva se refiere a la presencia de elementos de
convicción, que vinculen razonablemente al procesado con los hechos que se le imputan, pues solo se prevé excepcionalmente
que se pueda decidir la admisibilidad de la prueba penal rechazada por el Juez de la Investigación Preparatoria en la etapa
intermedia o cuando se haya descubierto con posterioridad, debiéndose formar convicción sobre la base de la prueba producida
en el juicio oral. Garantía de imparcialidad que también se busca resguardar y se extiende en los supuestos en que el caso de
fondo se encuentre con sentencia condenatoria en grado de apelación ante la Sala Penal Superior; que además no permitiría que
haya derecho al recurso, por ser esta la última instancia.
Séptimo. En el mismo sentido, el inciso dos del artículo trescientos veintitrés del Código Procesal Penal, señala que: “el Juez de
la investigación preparatoria, enunciativamente, está facultado para (...) pronunciarse sobre las medidas limitativas de derechos
que requieran orden judicial y –cuando corresponda– las medidas de protección ...”. De ello se deriva entonces, que es el Juez
de la Investigación Preparatoria el que, garantizando el derecho de las partes, deberá citarlos a la audiencia de prolongación de
prisión preventiva, escenario en el que evaluadas las circunstancias propuestas resuelva el pedido, atendiendo y analizando
debidamente la posición de las partes, ello en el estadio en el que se encuentre el proceso, sin que tal situación signifique que la
Sala Penal Superior al resolver el tema de fondo pueda desconocer lo resuelto por el Juez de la Investigación Preparatoria con
los efectos perniciosos que se pudieran obtener par el proceso, como sería el hecho de que en los casos que se declare la
nulidad de la sentencia de primera instancia, el encausado quede en libertad y se sustraiga a la acción de la justicia. Ello pues, el
artículo doscientos setenta y siete del Código Procesal Penal, indica: “El Juez debe poner en conocimiento de la Sala Penal la
orden de libertad, su revocatoria y la prolongación preventiva”. Octavo. En conclusión, a efectos de salvaguardar tanto el principio
de imparcialidad como el de pluralidad de instancias –esto último, pues se daría lugar a que en virtud del recurso de apelación la
parte que se considere afectada pueda recurrir lo decidido por el Juez de la Investigación Preparatoria, ante el Superior
Jerárquico–, se hace necesario establecer vía desarrollo jurisprudencial, que el encargado de resolver el pedido de prolongación
de prisión preventiva , en todos los casos, es el Juez de la Investigación Preparatoria…” (Casación N° 328-2012 Ica).
Capítulo II
Actos Iniciales
Sección Primera
Denuncia
Parte Procesal Título X: Proceso común
Sección Segunda
Iniciación De Oficio
Jurisprudencia:
1. “9º Una norma de clausura del procedimiento de incautación y, especialmente, de aseguramiento del material incautado –el
cuerpo del delito– para su debida autenticidad, es la prevista en el artículo 220, apartado 5, del NCPP, que instituye la
denominada “cadena de custodia”, …”
“10º Debe quedar claro, desde el principio de libertad probatoria, que la autenticidad del cuerpo del delito, de necesaria
demostración, exige que el elemento de investigación utilizado para justificar la acusación es el mismo objeto encontrado en el
lugar de los hechos y el mismo sobre el cual –si correspondiere– se realizaron los análisis forenses o periciales, y se
establecieron los vínculos o inferencias respectivas (entre otras: relacionar al imputado con la víctima o con la escena del delito,
establecer las personas asociadas o partícipes del delito, corroborar el testimonio de la víctima, definir el modo de operación del
agresor y relacionar casos entre sí o exonerar a un inocente), y el mismo que se exhibe en el juicio oral. Ha de garantizarse que
desde que se recoge el cuerpo del delito hasta que llega a concretarse como prueba en el momento del juicio, aquello sobre lo
que recaerá la inmediación, publicidad y contradicción de las partes y el juicio del órgano jurisdiccional, es lo mismo.
El aludido requisito de autenticidad, que responde al principio o elemento de mismidad, propio de las ciencias forenses y de la
investigación criminal, puede acreditarse de una de las cinco formas de autenticación siguiente: 1. Auto autenticación.
2. Marcación. 3. Testimonio. 4. Pericia. 5. Cadena de custodia. La primera forma está en relación con bienes, cosas u objetos
que tienen características notorias y bien conocidas, que hacen que ellas no necesiten autenticación porque se autentican a sí
mismas (verbigracia, ejemplar de un periódico, imagen de un personaje relevante). La segunda es el acto de señalar el cuerpo
del delito con un signo distintivo, propio y exclusivo, de quien intervino en las diligencias de levantamiento, recolección o
incautación, o del perito que lo manipula dentro del laboratorio (ejemplo, grabar las iniciales del policía o fiscal que intervino en el
mango de un cuchillo hallado en el lugar de los hechos). La tercera es el testimonio, en cuya virtud el testigo reconoce el cuerpo
del delito como auténtico (ejemplo, las fotografías). La cuarta es la pericia en la que el perito precisa que lo analizado es
auténtico, que es el mismo bien, cosa u objeto que recibió (al anterior y a este se les puede denominar, según el caso, “testigos”
o “peritos de acreditación”). La última es la cadena de custodia [MORA IZQUIERDO y otra, 2007: 195-198]. …”
“11º La cadena de custodia, como quinta forma de autenticación, referida al cuerpo del delito, “[…] se puede definir como aquel
procedimiento de registro y control que tiene por finalidad garantizar la integridad, conservación e inalterabilidad de los elementos
materiales de prueba [en pureza, del hecho delictivo y de su autor], tales como documentos, armas blancas y de fuego, muestras
orgánicas e inorgánicas, proyectiles, vainas, huellas dactilares, etcétera, desde el momento de su hallazgo en la escena del
crimen, considerando su derivación a los laboratorios criminalísticos forenses donde serán analizados por parte de los expertos,
técnicos o científicos, y hasta que son acompañados y valorados como elementos de convicción [en rigor, actos de prueba] en la
audiencia de juicio oral” [READI SILVA y otra, 2003: 23].
La cadena de custodia es, propiamente, un sistema de control que permite registrar, de manera cierta y detallada, cada paso que
sigue el cuerpo del delito encontrado en el lugar de los hechos (recolección, incorporación –utilización de embalajes adecuados–,
rotulación, etiquetamiento –con identificación del funcionario responsable y referencias sobre el acto de hallazgo, ocupación e
incautación–, traslado, almacenamiento, conservación, administración y destino final), de suerte que proporciona un conocimiento
efectivo del flujograma que ha seguido el bien, cosa u objeto, a través de los diferentes sistemas (policial, fiscal, laboratorio
criminalístico, Instituto de Medicina Legal, u otros entes públicos o privados), hasta llegar a las instancias judiciales [la
obligatoriedad de su presentación se advierte de lo dispuesto por el artículo 282.1 NCPP].”
incautado y lo entregado al fiscal, perito –organismos técnicos periciales, laboratorios forenses, universidades, instituciones
públicas o privadas, institutos de investigación (artículo 173, apartado 2, NCPP) – o juez.
Aquí, en principio, se está ante una irregularidad o un acto procesal defectuoso, que no determina su nulidad, inadmisibilidad o
inutilización.
14º De la ruptura de la cadena de custodia o de su omisión no sigue necesaria o automáticamente que el cuerpo del delito es
inauténtico y, por consiguiente, que carece de eficacia probatoria. Recuérdese, de esta forma, que la cadena de custodia es una
de las modalidades para acreditar la mismidad de un bien, objeto o cosa incautado, y que solo busca facilitar la demostración de
su autenticidad a través de un conjunto de formatos y procedimientos estandarizados y protocolizados; y, en otro sentido, que en
materia de prueba rige el principio de libertad probatoria (artículo 157, apartado 1, NCPP); de suerte que las partes pueden
acreditar la autenticidad de la prueba material presentada por los diversos medios de prueba reconocidos por la ley.
15º Por lo tanto, se puede precisar lo siguiente:
a) El cuerpo del delito y el conjunto de diligencias –mayormente periciales–, realizadas a partir de él, no pierden eficacia
probatoria por el simple hecho de la ausencia de la cadena de custodia o su ruptura. No obstante ello, será necesario que la
parte –no solo la acusadora, que por ley debe seguir el procedimiento en cuestión, para garantizar la mismidad de la prueba– que
incorpore esos elementos materiales pueda acreditar la autenticidad del cuerpo del delito en sus ámbitos esenciales por otros
medios de prueba, más allá de la prueba documentada que dimana del acta de incautación y de los formatos respectivos de
cadena custodia –perjudicados por la ruptura de la conexión–. Por lo demás, errores formales o de poca entidad en la propia
elaboración de las actas y formatos, en modo alguno hacen perder eficacia probatoria a la cadena de custodia. La decisión
acerca de la autenticidad de un elemento material es parte del juicio de valor que el juez debe realizar sobre el grado de
credibilidad de la prueba aportada o practicada en el juicio; el error del juez, al formular el juicio sobre la autenticidad de la prueba
material importa un error de derecho por falso juicio de convicción [REYES ALVARADO, 2011: 625].
b) La ruptura de la cadena de custodia no es un problema de ilegitimidad de la prueba determinante de su inutilización –sanción
procesal asociada a la prueba prohibida–, porque no vulnera el contenido constitucionalmente garantizado de derecho
fundamental o constitucional alguno (artículo VIII, del Título Preliminar, y artículo 159 del NCPP). Tampoco un bien, cosa u objeto
relacionado con el delito, que se ofrezca como prueba material con ausencia de una cadena de custodia, o cuando se produce un
supuesto de ruptura de la misma puede ser considerado como un medio de prueba impertinente o prohibido por la Ley (artículo
155, apartado 2, NCPP).
c) Como existe libertad probatoria y sólo se presenta un vicio en un mecanismo tendente a acreditar la autenticidad de la prueba
material, la vulneración de las reglas de cadena de custodia no da lugar a la exclusión probatoria. La pérdida de eficacia procesal
dimanante del vicio en cuestión puede ser salvada con una actividad probatoria alternativa, por lo que se está ante un aspecto
propio de la valoración de la prueba, de la credibilidad del cuerpo de la prueba que presentó la parte concernida, que el órgano
jurisdiccional decidirá de acuerdo con las restantes circunstancias del caso [MUÑOZ NEIRA, ibídem: 362].
d) Tratándose de la cadena de custodia, la alegación de la simple posibilidad de su rompimiento, manipulación o contaminación,
no es aceptable. Debe acreditarse acabadamente tal alegación. En todo caso, la actividad probatoria establecerá, si es del caso
otorgar o no, mérito a esa evidencia y valorarla o no.
e) La vulneración del contenido constitucionalmente garantizado de un derecho fundamental, a propósito de irregularidades en la
cadena de custodia, solo se presentaría cuando se admite y se da el valor de prueba cuando el supuesto cuerpo del delito se
obtuvo sin respetar las garantías esenciales del procedimiento y, especialmente, la garantía de defensa procesal.
f) Cabe insistir –y así lo ha precisado el Tribunal Supremo español en las sentencias del cuatro de junio de dos mil diez y
veinticuatro de abril de dos mil doce– que las formas que han de respetarse en las tareas de ocupación, conservación,
manipulación, transporte y entrega de lo incautado a la entidad correspondiente, que es el proceso al que se denomina
genéricamente “cadena de custodia”, no tiene sino un carácter meramente instrumental; es decir, que tan solo sirve para
garantizar que lo analizado es la misma e íntegra cosa, bien u objeto ocupado, generalmente, al inicio de las actuaciones. De
modo que, a pesar de la comisión de algún posible error, ello no supone, por sí solo, sustento racional y suficiente para
sospechar siquiera que el bien, cosa u objeto analizado no fuera aquel bien, cosa u objeto originario, ni para negar el valor
probatorio de los exámenes periciales y sus posteriores resultados, debidamente documentados.” (Acuerdo Plenario N° 6-
2012/CJ-116)
Jurisprudencia:
1. “29. La labor que el fiscal realice una vez recibida la denuncia o conocida la noticia criminal no ha sido desarrollada en detalle
por el ordenamiento jurídico vigente. Sin embargo, esta actividad está sujeta a diversos principios y garantías que orientan su
normal desenvolvimiento para que éste sea conforme a la Constitución.
Principio de interdicción de la arbitrariedad
30. Desde la consolidación del Estado de derecho surge el principio de interdicción de la arbitrariedad, el mismo que tiene un
doble significado, tal como ha sido dicho en anterior sentencia: “a) En un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad aparece
como el reverso de la justicia y el derecho. b) En un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente de
fundamentación objetiva; como lo incongruente y contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es decir,
como aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo. En consecuencia, lo arbitrario será todo aquello carente de vínculo
natural con la realidad”. (Exp. N° 090-2004 AA/TC).
Adecuando los fundamentos de la referida sentencia a la actividad fiscal, es posible afirmar que el grado de discrecionalidad
atribuido al fiscal para que realice la investigación sobre la base de la cual determinará si existen elementos suficientes que
justifiquen su denuncia ante el juez penal, se encuentra sometida a principios constitucionales que proscriben: a) actividades
caprichosas, vagas e infundadas desde una perspectiva jurídica; b) decisiones despóticas, tiránicas y carentes de toda fuente de
legitimidad; y c) lo que es contrario a los principios de razonabilidad y proporcionalidad jurídica.
Principio de legalidad en la función constitucional
31. El fiscal actúa como defensor de la legalidad y representante de la causa pública en el proceso penal. En efecto, el respeto
de este principio implica que el Ministerio Público ejercite la acción penal por todo hecho que revista los caracteres de un delito,
sin perder de vista que su labor se ejecuta en función de la justicia y teniendo como parámetros a la Constitución y a la ley.
Debido proceso y tutela jurisdiccional
32. Al respecto, este Colegiado ha reconocido que el debido proceso se proyecta también al ámbito de la etapa prejurisdiccional
de los procesos penales, es decir, en aquella cuya dirección compete al Ministerio Público (Exp. N° 1268-2001 HC/TC). Por
tanto, las garantías previstas en el artículo 4° del Código Procesal Constitucional serán aplicables a la investigación fiscal previa
al proceso penal siempre que sean compatibles con su naturaleza y fines, los mismos que deben ser interpretados de
conformidad con el artículo 1° de la Constitución, según el cual “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son
el fin supremo de la sociedad y del Estado”.” (STC 06167-2005-PHC/TC).
2. “13. Los criterios que el Tribunal Constitucional considera necesarios para determinar la razonabilidad y proporcionalidad del
plazo de la investigación fiscal, evidentemente, no son criterios jurídicos rígidos aplicables de manera idéntica a todos los casos.
Por el contrario, deberán ser aplicados atendiendo a las circunstancias presentes en la investigación fiscal. Al respecto, la
jurisprudencia comparada, particularmente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ha señalado que para determinar la
existencia, en un caso concreto, de un plazo razonable se debe tener en consideración la complejidad del asunto, el
comportamiento de las partes y la actuación de los tribunales.
14. Criterios que también la jurisprudencia de este Colegiado ha recogido en sendas sentencias, tales como 6167-2006-PHC/TC,
7624-2005-HC/TC, 594-2004-HC/TC. Por ello, a juicio de este colegiado, los criterios a considerar para determinar la
razonabilidad del plazo de la investigación fiscal son de dos tipos: subjetivo y objetivo. En el primero quedan comprendidos 1) la
actuación del fiscal y 2) la actuación del investigado; en el segundo, la naturaleza de los hechos objeto de investigación.
15. Los criterios subjetivos, como ya se adelantó, están referidos a la actuación tanto del investigado como del fiscal a cargo de la
investigación prejurisdiccional. En cuanto se refiere al investigado se debe tener en cuenta la actitud obstruccionista del
investigado, la cual puede manifestarse en 1) la no concurrencia, injustificada, a las citaciones que le realice el fiscal a cargo de
la investigación, 2) el ocultamiento o negativa, injustificada, a entregar información que sea relevante para el desarrollo de la
investigación, 3) la recurrencia, de mala fe, a determinados procesos constitucionales u ordinarios con el fin de dilatar o paralizar
la investigación prejurisdiccional, y 4) en general, todas aquellas conductas que realice con el fin de desviar o evitar que los actos
de investigación conduzcan a la formalización de la denuncia penal.
16. En cuanto a la actividad del fiscal, el primer criterio a considerar es la capacidad de dirección de la investigación y la
diligencia con la que ejerce las facultades especiales que la Constitución le reconoce. En principio, se parte de la presunción de
constitucionalidad y legalidad de los actos de investigación del ministerio público. No obstante, es una presunción iuris tantum, en
la medida que ella puede ser desvirtuada. Ahora bien, para la determinación de si en una investigación prejurisdiccional hubo o
no diligencia por parte del fiscal a cargo de la investigación deberá considerarse, de un lado, la realización o no de aquellos actos
que sean conducentes o idóneos para la formalización de la denuncia respectiva.
17. En ese sentido, habrá inactividad fiscal aun cuando se lleven a cabo actos de investigación que no tengan relación directa o
indirecta con el objeto de investigación. Más aún, la falta de diligencia fiscal no puede ser soslayado por aseveraciones o
infundios acerca de la conducta del investigado o de terceros; por cuanto, de realizarse una conducta ilícita de personas
vinculadas al proceso, sólo cabe realizar una denuncia a fin de no incurrir en el posible delito de omisión de denuncia, previsto en
el artículo 407° del Código Penal.
18. Dentro del criterio objetivo, a juicio del Tribunal Constitucional, cabe comprender la naturaleza de los hechos objeto de
investigación; es decir, la complejidad del objeto a investigar. Al respecto, es del caso señalar que la complejidad puede venir
determinada no sólo por los hechos mismos objeto de esclarecimiento, sino también por el número de investigados más aún si se
trata de organización criminales internacionales, la particular dificultad de realizar determinadas pericias o exámenes especiales
que se requieran, así como los tipos de delitos que se imputan al investigado, como por ejemplo, los delitos de lesa humanidad.
También debe considerarse el grado de colaboración de las demás entidades estatales cuando así lo requiera el Ministerio
Público.
19. Cabe señalar que es dentro del marco de estos criterios jurídicos que se deberá determinar, en cada caso concreto, si es que
la investigación prejurisdiccional se ha desarrollado dentro de un plazo razonable. Ello es así en la medida que los actos de los
poderes del Estado y los órganos constitucionales, en general, y del Ministerio Público, en particular, no se legitiman, desde la
perspectiva constitucional, en sí mismos, sino a partir del respeto pleno del conjunto de valores, principios constitucionales y de
los derechos fundamentales de la persona, de conformidad con el artículo 1° de la Constitución.” (STC N° 5228-2006-PHC/TC).
Jurisprudencia:
1. “3. Que en el artículo 159º de la Constitución Política del Perú se establece que corresponde al Ministerio Público ejercitar la
acción penal pública, de oficio o a petición de parte, así como emitir dictámenes antes de la expedición de las resoluciones
judiciales en los casos que la ley contempla. Desde esta perspectiva, se entiende que el Fiscal no decide, sino que más bien pide
que el órgano jurisdiccional juzgue o que, en su caso, determine la responsabilidad penal del acusado; esto es, que realiza su
función persiguiendo el delito con denuncias o acusaciones, pero no juzga ni decide, por lo que, si bien la actividad del Ministerio
Público en la investigación preliminar del delito, al formalizar la denuncia o al emitir la acusación fiscal, se encuentra vinculada al
principio de interdicción de la arbitrariedad y al debido proceso, dicho órgano autónomo no tiene facultades coercitivas para
restringir o limitar la libertad individual, pues sus actuaciones son postulatorias y no decisorias sobre lo que la judicatura resuelva.
4. Que por lo mismo, no puede considerarse que el inicio de una investigación en mérito a una denuncia de parte implique per
se una afectación o una amenaza al derecho a la libertad individual ya que ello implicaría que la persona que se ve afectada en
sus derechos no pueda efectuar denuncia alguna, para que se realicen las investigaciones correspondientes a fin de comprobar
la veracidad de los hechos denunciados.” (STC N° 3030-2010-PHC/TC).
2. ”8º. La acusación directa como parte del proceso común faculta al Ministerio Público acusar directamente, siempre que estén
presentes todos los presupuestos de la punibilidad y de la perseguibilidad y se cumplan los supuestos de aplicación
contemplados en el artículo 336º.4 NCPP. En el presente caso, el Fiscal decide pasar directamente a la etapa intermedia
prescindiendo de la etapa de investigación formal. La acusación directa formulada por el Ministerio Público deberá cumplir con
los presupuestos contemplados en el artículo 349º NCPP, y previo traslado del requerimiento a las partes el Juez de la
Investigación Preparatoria ejercerá el correspondiente control de acusación pudiendo desestimar el pedido Fiscal cuando
concurra alguna de las causales de sobreseimiento, previstas en el artículo 348º NCPP.
…
En el caso de que el Fiscal ha decidido no continuar con las diligencias de investigación y acusar directamente -como una de sus
facultades como director de la investigación- el imputado solo solicitaría la realización de elementos de convicción durante las
diligencias preliminares porque no se produciría la etapa de Investigación Preparatoria por ser innecesaria, ni tampoco una
formalización de la Investigación Preparatoria en este sentido. Además, el artículo 336º.4 NCPP estipula que la acusación directa
podrá formularse por el Fiscal, si concluida las Diligencias Preliminares o recibido el Informe Policial considera que los elementos
obtenidos en la investigación establecen suficientemente la realidad del delito y la intervención del imputado en su comisión.
Acusación directa, cuyos requisitos están previstos en el artículo 349º NCPP, que cuenta con los mismos elementos de la
formalización de la Investigación Preparatoria prevista en el Artículo 336º.1 NCPP, por lo que se garantiza el conocimiento cierto
de los cargos y la probabilidad de contradicción.
§ 4. Funciones del requerimiento acusatorio en la acusación directa
12º. Conforme a lo expuesto el requerimiento acusatorio, en el procedimiento de acusación directa, cumple las funciones de la
disposición de la formalización de la investigación preparatoria en la etapa de investigación. Es decir: (i) individualiza al imputado
y señala los datos que sirven para identificarlo; (ii) satisface el principio de imputación necesaria describiendo de forma clara y
precisa el hecho que se le atribuye al imputado, con sus circunstancias precedentes, concomitantes y posteriores, y la
correspondiente tipificación; (iii) establece la suficiencia probatoria señalando los elementos de convicción que fundamentan el
requerimiento acusatorio; (iv) determina la cuantía de la pena que se solicita y fija la reparación civil cuando no hay actor civil; y
(v) ofrece los medios de prueba para su actuación en la audiencia.
13º. El derecho de defensa de las partes procesales queda salvaguardado con la notificación del requerimiento de acusación
para que en el plazo de 10 días puedan pronunciarse sobre el pedido fiscal. Respecto al imputado, se le posibilita, en virtud del
artículo 350º.1 NCPP observar la acusación fiscal formal y sustancialmente y, de ser el caso, ofrecer las pruebas que considere
se deben producir en el juzgamiento. En el caso de que la víctima no haya podido constituirse en actor civil podrá solicitarla al
Juez de la Investigación Preparatoria conforme al artículo 100º NCPP y antes de que concluya el plazo establecido en el artículo
350º NCPP, en virtud de lo señalado por la citada normativa en el apartado 1, literal h), conforme al cual los sujetos procesales
podrán plantear en el plazo de 10 días cualquier otra cuestión que prepare mejor el juicio; asimismo, objetar la reparación civil, o
reclamar su incremento o extensión, para lo cual ha de ofrecer los medios de prueba pertinentes para su actuación en el juicio
oral.
14º. El Fiscal en el requerimiento de acusación, de conformidad con el artículo 349º.4 NCPP, indicará entre otros aspectos las
medidas de coerción subsistentes dictadas durante la Investigación Preparatoria; y, en su caso, podrá solicitar su variación o que
se dicten otras según corresponda.
En caso que el Fiscal no solicite una medida coercitiva, será de aplicación lo dispuesto por el artículo 286º NCPP, la medida que
prevé de comparecencia simple. Excepcionalmente, y solo por razones de urgencia y necesidad de asegurar la presencia del
imputado en el proceso, el Fiscal podrá requerir medida de coerción personal proporcional al peligro procesal en una audiencia
autónoma a la de la etapa intermedia de control de la acusación. …” (Acuerdo Plenario N° 6-2010/CJ-116)
Jurisprudencia:
1. “16. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha precisado que: “…La decisión del Fiscal no promoviendo la acción
penal mediante la denuncia o requerimiento de instrucción correspondientes, al estimar que los hechos que se le pusieron en su
conocimiento no constituyen delito es un acto de esencia típicamente jurisdiccional –como toda actividad del Ministerio Público en
el proceso- que adquiere el carácter de inmutable e irreproducible surtiendo los efectos de la cosa juzgada, una vez firme. De
este modo, al igual que una decisión judicial recaída, es definitiva y en consecuencia trasciende en sus efectos con caracteres
prohibitivos para procesos futuros basados en los mismos hechos materia de decisión…” (Informe N° 1/95, relativo al caso
11.006 del 7 de febrero de 1995).
17. Este criterio ha sido asumido por el Tribunal Constitucional a través de diversos fallos en los que ha señalado que: “… las
resoluciones que declaran no ha lugar a formalizar denuncia penal, que en el ejercicio de sus funciones pudieran emitir los
representantes del Ministerio Público, no constituyen en estricto cosa juzgada, pues esta es una garantía exclusiva de los
procesos jurisdiccionales. No obstante ello, este Colegiado les ha reconocido el status de inamovible o cosa decidida, siempre y
cuando se estime en la resolución, que los hechos investigados no configuran ilícito penal…” (STC 2725-2008-PHC/TC). A
contrario sensu, no constituirá cosa decidida las resoluciones fiscales que no se pronuncien sobre la no ilicitud de los hechos
denunciados, teniendo abierta la posibilidad de poder reaperturar la investigación si es que se presentan los siguientes
supuestos: a) Cuando existan nuevos elementos probatorios no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público; o, b)
Cuando la investigación ha sido deficientemente realizada.” (STC N° 1887-2010-HC/TC).
2. “16. Este Tribunal afirma que la decisión fiscal de “No ha lugar a formalizar denuncia penal” … genera un estatus de
inamovible. Esta afirmación tiene sustento en dos postulados constitucionales: a) La posición constitucional del Ministerio
Público, lo encumbra como el único órgano persecutor autorizado a promover el ejercicio público de la acción penal, es decir,
ostenta el monopolio acusatorio que le asigna el artículo 159° de la Constitución Política, en otras palabras, es el fiscal quien
decide qué persona debe ser llevada ante los tribunales por la presunta comisión de un delito; b) Si bien las resoluciones de
archivo del Ministerio Público no están revestidas de la calidad de la cosa juzgada, sin embargo, tienen la naturaleza de cosa
decidida que las hace plausibles de seguridad jurídica. Este Tribunal ha señalado en precedente sentencia (Exp. N° 0413-2000-
AA/TC. FJ. 3. Caso: Ingrid del Rosario Peña Alvarado), que el principio de cosa decidida forma parte del derecho fundamental al
debido proceso en sede administrativa, por lo que, frente a su transgresión o amenaza, necesariamente se impone el
otorgamiento de la tutela constitucional correspondiente. Es necesario acotar que, el fiscal no es una simple autoridad
administrativa, pues su actividad se orienta a la legalidad y no a los intereses administrativos o de los administrados.
17. Se trata, entonces, de una decisión discrecional que implica una valoración de hechos e interpretación de disposiciones en
mérito de la cual se decide si se está técnicamente en condiciones de ejercer la acción penal y cuál es el modo más adecuado de
hacerlo, pero sin soslayar que, los actos del Ministerio Público, no se legitiman, “desde la perspectiva constitucional, en sí misma,
sino a partir del respeto pleno del conjunto de valores, principios constitucionales y de los derechos fundamentales de la persona,
de conformidad con el artículo 1° de la Constitución” (Cf.Exp. N° 1762-2007-HC/TC. FJ. 11. Caso: Alejandro Toledo Manrique).
…
19. Distinto sería el caso, si el motivo de archivamiento fiscal de una denuncia, se decidiese por déficit o falta de elementos de
prueba, por cuanto la existencia de nuevos elementos probatorios, no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público,
permitiría al titular de la acción penal reabrir la investigación preliminar, siempre que los mismos revelen la necesidad de una
investigación del hecho punible y el delito no haya prescrito.” (STC N° 2725-2008-PHC/TC)
Jurisprudencia:
1. “6° … El artículo 336º.2, ‘b’ NCPP, … fija como contenido de la Disposición de Formalización y Continuación de la
Investigación Preparatoria -en adelante, DFCIP-, “los hechos y la tipificación específica correspondiente. El Fiscal podrá, si fuera
el caso, consignar tipificaciones alternativas al hecho objeto de investigación, indicando los motivos de esa calificación”.
7º. Es evidente, por lo demás, que el nivel de precisión de los hechos -que no de su justificación indiciaria procedimental-, atento
a la propia naturaleza jurídica de la DFCIP y del momento procesal de ejercicio o promoción de la acción penal por el Fiscal,
debe ser compatible -cumplidos todos los presupuestos procesales- con el grado de sospecha inicial simple, propia de la
necesidad de abrir una instancia de persecución penal -es decir, que impulse el procedimiento de investigación-. Tal
consideración, como se sabe, ha de estar alejada de las meras presunciones, y fundada en puntos de partida objetivos y
asentada en la experiencia criminalística de que, en pureza, existe un hecho de apariencia delictiva perseguible –presupuesto
jurídico material- atribuible a una o varias personas con un nivel de individualización razonable y riguroso. Lo expuesto explica
que una de las características del hecho investigado es su variabilidad durante el curso de la etapa de investigación preparatoria
-o, mejor dicho, ‘delimitación progresiva del posible objeto procesal’-, y que el nivel de precisión del mismo -relato del hecho
histórico y del aporte presuntamente delictivo de los implicados por la Fiscalía- tiene un carácter más o menos amplio o
relativamente difuso. No es lo mismo un delito flagrante, que uno referido a sucesos complejos y de determinación inicial algo
incierta y, por tanto, de concreción necesariamente tardía. En iguales términos, como no podía ser de otro modo, se ha
pronunciado la STC Nº 4726-2008-PHC/TC, del 19 de marzo de 2009, aunque es de aclarar que el nivel de detalle del suceso
fáctico está en función a su complejidad y no necesariamente a su gravedad.
8º. En nuestro nuevo sistema procesal penal no corresponde al órgano jurisdiccional, como en otros contados modelos
procesales, un amplio control de los presupuestos jurídico-materiales en sede de investigación penal preparatoria, cuyo señorío
ejerce a plenitud el Ministerio Público -distinto es el caso, por cierto, de las otras etapas o fases procesales- (verbigracia: artículo
15º.3 del Estatuto de Roma de la Corte Penal). Bastaría, en principio, la mera afirmación por el Fiscal de un suceso
aparentemente típico para la configuración formalmente válida del proceso penal -el acto de imputación, si bien procesal, no es
jurisdiccional-. Sólo en definidos momentos y precisos actos procesales está reservado al órgano jurisdiccional intervenir para
enmendar presuntos desafueros del Fiscal a propósito de la expedición de la DFCIP. Este sería el caso, por ejemplo, de la
delictuosidad del hecho atribuido y de los presupuestos procesales, en que el NCPP prevé vías específicas para su control
jurisdiccional –el supuesto más notorio es el de la excepción de improcedencia de acción: artículo 6º.1, ‘b’ NCPP-.
9º. Es evidente, asimismo, que no puede cuestionarse en vía de tutela jurisdiccional penal el nivel de los elementos de convicción
o su fuerza indiciaria para anular la DFCIP, puesto que se trata de un presupuesto procesal -bajo cargo exclusivo de la
jurisdicción ordinaria (así, STC Nº 4845-2009-PHC/TC, del 7 de enero de 2010)-, cuyo control está reservado al requerimiento
fiscal que da por conclusa la fase de investigación preparatoria e inicia la etapa intermedia, en cuyo caso se exige, ya no
sospecha inicial simple, sino ‘sospecha suficiente’ -se ha de esperar una condena con fuerte probabilidad, sospecha que a su vez
alcanza a un convencimiento por el órgano jurisdiccional de la existencia de los presupuestos procesales y de la punibilidad de la
conducta imputada-, plenamente controlable en este caso (vid: artículos 344º.1, 346º.1, 350º.1,‘a’ y 352º.2 y 4 NCPP).
Así las cosas, se entiende que el parágrafo 14 del Acuerdo Plenario Nº 4-2010/CJ-116 limite el ejercicio de la acción de tutela, a
la que califica de “residual”, a los derechos taxativamente enumerados en el artículo 71º NCPP, y que el parágrafo 18 fije como
criterio base la irrecurribilidad de la DFCIP.
10º. Ahora bien, la garantía de defensa procesal, desarrollada por el artículo IX del Título Preliminar del NCPP, incluye, aparte de
los llamados ‘derechos instrumentales’ (derecho a la asistencia de abogado, utilización de medios de prueba pertinente, a no
declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable), los denominados ‘derechos sustanciales’, que son presupuestos básicos
de su debido ejercicio, entre ellos la comunicación detallada de la imputación formulada contra el imputado. Su efectividad, sin
duda, como correlato del conocimiento de los cargos (artículo 72º.2, ‘a’ NCPP), requiere inexorablemente de que los hechos
objeto de imputación en sede de investigación preparatoria (vid: artículo 342º.1 NCPP) tengan un mínimo nivel de detalle que
permita al imputado saber el suceso histórico que se le atribuye y la forma y circunstancias en que pudo tener lugar. Tal dato es
indispensable para que pueda ejercer una defensa efectiva, la cual no puede quedar rezagada a la etapa intermedia o a la etapa
principal de enjuiciamiento: la defensa se ejerce desde el primer momento de la imputación (vid: artículo 139º.14 de la
Constitución), que es un hecho procesal que debe participarse a quien resulte implicado desde que, de uno u otro modo, la
investigación se dirija contra él, sin que haga falta un acto procesal formal para que le reconozca viabilidad. Es evidente, a partir
del modelo procesal asumido por el NCPP, que el imputado, en un primer momento, deberá acudir al propio Fiscal para solicitar
las subsanaciones correspondientes en orden a la precisión de los hechos atribuidos -este derecho de modo amplio lo reconoce
el artículo 71º.1 NCPP-.
11º. Muy excepcionalmente, ante la desestimación del Fiscal o ante la reiterada falta de respuesta por aquél -que se erige en
requisito de admisibilidad-, y siempre frente a una omisión fáctica patente o ante un detalle de hechos con entidad para ser
calificados, de modo palmario, de inaceptables por genéricos, vagos o gaseosos, o porque no se precisó el aporte presuntamente
delictivo del imputado, cabría acudir a la acción jurisdiccional de tutela penal.
En este caso la función del Juez de la Investigación Preparatoria -ante el incumplimiento notorio u ostensible por el Fiscal de
precisar los hechos que integran los cargos penales- sería exclusiva y limitadamente correctora -disponer la subsanación de la
imputación plasmada en la DFCIP, con las precisiones que luego de la audiencia sería del caso incorporar en la decisión judicial
para evitar inútiles demoras, pedidos de aclaración o corrección, o cuestionamientos improcedentes-. Bajo ningún concepto el
auto judicial puede ser anulatorio y, menos, de archivo o sobreseimiento anticipado de la investigación.” (Acuerdo Plenario
Extraordinario N° 2-2012/CJ-116).
2. “La individualización del presunto autor o partícipe de un delito concreto “se trata, en estricto sentido procesal, de un requisito
de admisibilidad de la promoción de la acción penal, cuyo incumplimiento constituye un motivo específico de inadmisión del
procesamiento penal…” “La individualización de imputado, por imperio, de los artículos 19º al 22º del Código Civil, importa que a
la persona a quien se atribuye un hecho delictuoso determinado se la identifique con el nombre y sus apellidos, de los padres -si
es hijo matrimonial- o progenitores que los hayan reconocido -si es hijo extramatrimonial- o adoptantes -si es adoptado-, según el
caso. Cualquier determinación sobre el particular importa un problema probatorio que debe merecer la decisión judicial
correspondiente en el modo y forma de ley. A los efectos de la inculpación penal, que da lugar a la primera resolución judicial de
imputación, basta esa referencia completa para estimar cumplido el mencionado requisito de admisibilidad.” (Acuerdo Plenario N°
7-2006/CJ-116)
3. ”6. En primer lugar, el actor demanda la expresión “comunica”, contenida en el Artículo 286 del C.P.P., ya que a su juicio, el
carácter meramente informativo de la audiencia de formulación de la imputación limita injustificadamente el derecho de defensa
de los presuntos infractores de la ley penal, quienes en la audiencia únicamente juegan un rol pasivo y no pueden, ni controvertir
el acto de imputación, ni presentar las aclaraciones a los cargos que se formulen en su contra.
De acuerdo con las consideraciones precedentes, la Corte considera, por el contrario, que la solución legislativa prevista en el
aparte acusado dotó de garantías el derecho de defensa, al menos por tres razones: (i) en primer lugar, porque se diseñó un
momento procesal específico, dotado de todas las garantías procedimentales e institucionales, para informar al presunto
responsable sobre la existencia de un procedimiento penal en su contra: la audiencia de formulación de la imputación; como este
conocimiento es indispensable para ejercer la defensa, la realización de la audiencia, lejos de limitar el derecho de defensa, lo
hace posible; (ii) en segundo lugar, porque la ley previó un escenario específico para delimitar el alcance de la controversia
jurídica, es decir, para que el Estado informe al particular sobre los hechos considerados relevantes y la calificación jurídica
provisional las conductas, y para que el presunto infractor tenga claridad sobre la materia sobre la cual recaerá la actividad
procesal del ente acusador; como esta delimitación es fundamental para ejercer la defensa, pues no es posible defenderse frente
a acusaciones indeterminadas, la realización de esta audiencia informativa materializa la prerrogativa que el peticionario
considera desconocida; (iii) aunque en esta audiencia el presunto infractor de la ley penal no puede controvertir ni modificar los
términos de la imputación, tiene la posibilidad de hacerlo durante todo el procedimiento penal; es decir, la defensa material no se
ejerce en dicha audiencia, sino justamente a partir de ella.
Por las razones expuestas, el carácter informativo de la audiencia de formulación de acusación no desconoce el derecho al
debido proceso, y en consecuencia, la expresión “comunica” contenida en el Artículo 286 del C.P.P. será declarada exequible.”
(Colombia Corte Constitucional Sentencia C-303/13)
Cuando una persona considera que se le está investigando, podrá solicitar al juez que se requiera
al fiscal a que inicie la investigación formal o certifique que no existe sospecha sobre su
persona.
Correlación:
Constitución: Artículos 2 incs. 5 y 10.
CPMP: Artículos 284, 286, 318.
C. Procesal Penal: Artículo 230 y ss.
LOMP: Artículo 5, 80.
LOF FMP: Artículo 25.
Ley Gral Sist Financiero: Artículos 140, 143
Ley Nº 27697: Passim.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 12.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 11.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 17.
Jurisprudencia:
1. “19. Como todo derecho fundamental, la vida privada no es un derecho absoluto, por lo que puede ser restringido siempre que
las injerencias no sean abusivas o arbitrarias; esto es, que tales injerencias deben encontrarse previstas en la ley, perseguir un
fin legítimo y ser idóneas, necesarias y proporcionales en una sociedad democrática (artículo 11.2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Semejante situación sucede con el derecho al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones.”
(STC N° 655-2010-PHC/TC)
2. “113. El artículo 11 de la Convención prohíbe toda injerencia arbitraria o abusiva en la vida privada de las personas,
enunciando diversos ámbitos de la misma como la vida privada de sus familias, sus domicilios o sus correspondencias. En ese
sentido, la Corte ha sostenido que “el ámbito de la privacidad se caracteriza por quedar exento e inmune a las invasiones o
agresiones abusivas o arbitrarias por parte de terceros o de la autoridad pública”.
114. Como esta Corte ha señalado anteriormente, aunque las conversaciones telefónicas no se encuentran expresamente
previstas en el artículo 11 de la Convención, se trata de una forma de comunicación incluida dentro del ámbito de protección de
la vida privada. …
129. …, para que resulte conforme a la Convención Americana una injerencia debe cumplir con los siguientes requisitos: a)
estar prevista en ley; b) perseguir un fin legítimo, y c) ser idónea, necesaria y proporcional. En consecuencia, la falta de alguno
de dichos requisitos implica que la injerencia es contraria a la Convención.
130. El primer paso para evaluar si la afectación de un derecho establecido en la Convención Americana es permitida a la luz de
dicho tratado consiste en examinar si la medida cuestionada cumple con el requisito de legalidad. Ello significa que las
condiciones y circunstancias generales conforme a las cuales se autoriza una restricción al ejercicio de un derecho humano
determinado deben estar claramente establecidas por ley. La norma que establece la restricción debe ser una ley en el sentido
formal y material.
131. En cuanto a la interceptación telefónica, teniendo en cuenta que puede representar una seria interferencia en la vida
privada, dicha medida debe estar fundada en la ley, que debe ser precisa e indicar reglas claras y detalladas sobre la materia,
tales como las circunstancias en que dicha medida puede ser adoptada; las personas autorizadas a solicitarla, a ordenarla y a
llevarla a cabo; el procedimiento a seguir, entre otros elementos.” (Corte IDH caso Escher contra Brasil sentencia de 06 Jul 09).
Capítulo III
Desarrollo de la investigación
El fiscal militar policial, por resolución motivada, podrá disponer la reserva parcial de las
actuaciones imprescindibles para no frustrar la eficacia de las medidas dispuestas hasta que
concluyan y por un plazo que no podrá superar diez días.
Correlación:
CPMP: Artículo 144, 151, 212, 318 Inc 1, 414 Inc 6, 428 Inc 6.
C. Procesal Penal: Artículo 324.
C de PP: Artículo 73.
Capítulo IV
Conclusión de la etapa preparatoria
Jurisprudencia:
1. “6. La primera de las características del principio acusatorio … guarda directa relación con la atribución del Ministerio Público,
reconocida en el artículo 159° de la Constitución, entre otras, de ejercitar la acción penal. Siendo exclusiva la potestad del
Ministerio Público de incoar la acción penal y de acusar, a falta de ésta, el proceso debe llegar a su fin. …
7. De acuerdo a la ya reseñada característica del principio acusatorio, la falta de acusación impide cualquier emisión de sentencia
condenatoria, máxime si el fiscal tuvo la opción, en vez de acusar, de solicitar la ampliación de la instrucción. En caso el fiscal
decida no acusar, y dicha resolución sea ratificada por el fiscal supremo (en el caso del proceso ordinario) o por el fiscal superior
(para el caso del proceso sumario), al haber el titular de la acción penal desistido de formular acusación, el proceso penal debe
llegar a su fin.” (STC 2005-2006-HC/TC)
2. “6. Cuando… el juez penal, disconforme con el dictamen no acusatorio, eleva los autos al Fiscal Superior en grado, y éste a su
vez, decide confirmar el sentido del anterior dictamen, este Tribunal ha señalado que el seguir adelante con el proceso resulta
violatorio del principio acusatorio. (Exp. N° 2005-2006-PHC/TC, 2735-2007-PHC/TC, 05386-2007-PHC/TC).7. Sin embargo,
como ya lo ha advertido este Tribunal Constitucional, ningún derecho fundamental es absoluto. Del mismo modo, esta regla
derivada del principio acusatorio podría encontrar supuestos en los que resulte relativizada. Y es que, si bien el ejercicio de la
acción penal es una competencia otorgada por el Constituyente al Ministerio Público, en tanto se trata de un órgano constituido, y
por lo tanto sometido a la Constitución, esta facultad de decidir si se ejerce o no la acción penal, no puede ser ejercida de modo
arbitrario (Exp. N° 6204-2006-HC, Chávez Sibina, fund 7).
8. De ahí que por más que nuestra Carta Magna encomiende al Ministerio Público la defensa de la legalidad, ello no impide que
ante un proceder arbitrario, tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional pueda corregir tales actuaciones. (STC 4620-
2009-PHC/TC)
Parte Procesal Título X: Proceso común
Capítulo V
Control de la acusación
Jurisprudencia:
1. “§ 1. La acusación fiscal. Alcances jurídico procesales
6º. La acusación fiscal es un acto de postulación del Ministerio Público que promueve en régimen de monopolio en los delitos
sujetos a persecución pública (artículos 159º.5 de la Constitución, 1º y 92º de la Ley Orgánica del Ministerio Público -en adelante,
LOMP, 219º ACPP y 1º, 60º y 344º.1 NCPP). Mediante la acusación la Fiscalía fundamenta y deduce la pretensión penal; esto
es, la petición fundamentada dirigida al órgano jurisdiccional para que imponga una sanción penal a una persona por la comisión
de un hecho punible que se afirma que ha cometido. La Fiscalía, como se sabe, en virtud del principio de legalidad u
obligatoriedad, está obligada a acusar cuando las investigaciones ofrecen base suficiente sobre la comisión del hecho punible
atribuido al imputado (expresamente, artículo 344º.1 NCPP).
La acusación fiscal debe cumplir determinados requisitos que condicionan su validez, y que corresponde controlar al órgano
jurisdiccional. Con independencia de los presupuestos procesales, cuya ausencia impide al órgano jurisdiccional entrar a
examinar el fondo de la pretensión, la acusación fiscal debe expresar, de un lado, la legitimación activa del fiscal como tal -cuya
intervención sólo es posible en los delitos de persecución pública- y la legitimación pasiva del acusado, quien desde el Derecho
penal debe tratarse no sólo de una persona física viva sino que ha debido ser comprendido como imputado en la etapa de
instrucción o investigación preparatoria y, por ende, estar debidamente individualizado. De otro lado, desde la perspectiva
objetiva, la acusación fiscal ha de respetar acabadamente los requisitos objetivos referidos a la causa de pedir: fundamentación
fáctica y fundamentación jurídica, y al petitum o petición de una concreta sanción penal. …”
7º. Los artículos 225º ACPP, 349º NCPP y 92º.4 de la Ley Orgánica del Ministerio Público identifican el contenido de la acusación
fiscal y condicionan su eficacia procesal. La característica común de las normas citadas, desde una perspectiva subjetiva, es la
necesidad de una identificación exhaustiva del imputado, quien ha de haber ser sido comprendido como tal mediante una acto de
imputación en sede de investigación preparatoria o instrucción -fiscal o judicial, según se trate del NCPP o del ACPP,
respectivamente-. Desde la perspectiva objetiva, la acusación debe mencionar acabadamente la fundamentación fáctica, indicar
con todo rigor el título de condena y concretar una petición determinada, así como el ofrecimiento de medios de prueba.
Formalmente, además de su carácter escrito, la acusación debe describir de modo preciso, concreto y claro los hechos atribuidos
al imputado o a la persona a la que se la atribuye responsabilidad civil, con mención fundamentada del resultado de las
investigaciones. Desde el Derecho penal, los hechos que la fundamentan deben ser los que fluyen de la etapa de investigación
preparatoria o instrucción. Se exige una relación circunstanciada, temporal y espacial, de las acciones u omisiones dolosas o
culposas penadas por la ley, que han de constituir el objeto del juicio oral. Esta descripción ha de incluir, por su necesaria
relevancia jurídico - penal, las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal.
8º. La acusación debe incluir un título de imputación determinado, es decir, una calificación, siempre provisional, del hecho
punible objeto de investigación preparatoria o instrucción. Éste comprende la precisión de los elementos legales del hecho
punible, la indicación de la ley penal correspondiente con las normas que correspondan, referidas a la tipicidad objetiva y
subjetiva, al grado del delito, a la forma de autoría o de participación.
Lo expuesto en el auto de apertura de instrucción o en la disposición de formalización y continuación de la investigación
preparatoria -según se trate del ACPP o del NCPP, respectivamente-, respecto del fundamento jurídico, tiene un carácter relativo:
lo que interesa, sin perjuicio de la identificación del imputado, es la definición de los hechos que han sido objeto de investigación,
y que no se altere la actividad: identidad, por lo menos parcial, de los actos de ejecución delictiva y la homogeneidad del bien
jurídico tutelado. Lo expuesto no hace sino ratificar que ambas decisiones -judicial una y fiscal otra- determinan la legitimación
pasiva y se convierten en el requisito previo de la acusación, con lo que evitan las acusaciones sorpresivas y robustecen el
derecho de todo ciudadano al conocimiento previo de la acusación; derecho último, que integra la garantía de defensa procesal, y
que no implica convertir el auto de apertura de instrucción o la disposición de formalización y continuación de la investigación
preparatoria en un escrito de acusación. Una regla expresa sobre esa vinculación relativa del fundamento jurídico de la causa de
pedir se encuentra en el artículo 349º.2 NCPP, que incluso autoriza un cambio en la calificación jurídica, siempre -claro está- con
pleno respeto del principio acusatorio, que exige en este nivel, de un lado, identidad esencial -es decir, total o parcial- entre los
hechos de ejecución delictiva investigados y acusados, y, de otro lado, respeto de la homogeneidad del bien jurídico protegido
por el ordenamiento sustantivo. En tanto se trata de un acto de postulación, que es objeto de conocimiento del acusado y
respecto del cual se iniciará el juicio oral, no es de recibo sostener que tal proceder del fiscal vulnera el principio de contradicción
o lesiona la garantía de defensa procesal.” (Acuerdo Plenario N° 6-2009/CJ-116).
2. “II..el texto constitucional en el artículo ciento cincuenta y nueve establece que el Ministerio Público es el titular del ejercicio de
la acción penal pública y tiene el deber de la carga de la prueba, bajo el principio de la imputación necesaria como una
manifestación del principio de legalidad y del principio de la defensa procesal (art. 2. 24 “d” y 139.14).
III. En virtud del mencionado principio, la jurisprudencia Constitucional ha señalado como “(...) ineludible exigencia que la
acusación ha de ser cierta, no implícita, sino precisa, clara y expresa; con una descripción suficiente detallada de los hechos
considerados punibles que se imputan y del material probatorio en que se fundamenta (...)”, según el cual “al momento de
calificar la denuncia será necesario, por mandato directo e imperativo de la norma procesal citada, controlar la corrección jurídica
del juicio de imputación propuesto por el fiscal, esto es, la imputación de un delito debe partir de una consideración acerca del
supuesto aporte delictivo de todos y cada uno de los imputados” (Fundamento jurídico 13 de la STC Nº 4989-2006-PHC/TC).
IV. La imputación que se alude, supone la atribución de un hecho punible, fundado en el factum correspondiente, así como en la
legis atinente y sostenido en la prueba, presupuestos que deben ser inescrupulosamente verificados por el órgano jurisdiccional
que ejerciendo la facultad de control debe exigir que la labor fiscal sea cabal, que la presentación de los cargos, sea puntual y
exhaustiva, que permita desarrollar juicios razonables.
V. No es suficiente la simple enunciación de los supuestos de hecho contenidos en las normas penales; estos deben tener su
correlato fáctico concreto, debidamente diferenciado y limitado respecto de cada uno de los encausados, tanto más cuando se
trata de delitos de infracción de deber, donde las conductas están íntimamente vinculadas al cargo que desempeñan y la función
que les es confiada.
VI. Asimismo el Acuerdo Plenario número seis-dos mil nueve/CJ-ciento dieciséis, precisa que “El Juez Penal tiene un control de
legalidad sobre el ejercicio de la acción penal, por cuanto el procesamiento de quien resulte emplazado por el Fiscal requiere
autorización o decisión judicial, por lo que corresponde al Juez es evaluar si la promoción de la acción penal se amolda a los
requisitos que establece la ley procesal; dicho deber de control se intensifica en la etapa intermedia ante la acusación del señor
Fiscal Superior, correspondiéndole entonces a la Sala Superior efectuar el control correspondiente.” (J V R.N. N° 000956-2011
Ucayali).
4. “28. Para satisfacer el artículo 8.2.b convencional el Estado debe informar al interesado no solamente de la causa de la
acusación, esto es, las acciones u omisiones que se le imputan, sino también las razones que llevan al Estado a formular la
imputación, los fundamentos probatorios de ésta y la caracterización legal que se da a esos hechos. Toda esta información debe
ser expresa, clara, integral y suficientemente detallada para permitir al acusado que ejerza plenamente su derecho a la defensa y
muestre al juez su versión de los hechos. La Corte ha considerado que la puntual observancia del artículo 8.2.b es esencial para
el ejercicio efectivo del derecho a la defensa.
30. Por todo ello, el artículo 8.2.b convencional rige incluso antes de que se formule una “acusación” en sentido estricto. Para que
el mencionado artículo satisfaga los fines que le son inherentes, es necesario que la notificación ocurra previamente a que el
inculpado rinda su primera declaración ante cualquier autoridad pública.
31. Evidentemente, el contenido de la notificación variará de acuerdo al avance de las investigaciones, llegando a su punto
máximo, expuesto en el párrafo 28 supra, cuando se produce la presentación formal y definitiva de cargos. Antes de ello y como
mínimo el investigado deberá conocer con el mayor detalle posible los hechos que se le atribuyen.” (Corte IDH caso Barreto
Leiva contra Venezuela sentencia de 17 Nov 09).
Al ofrecerse la prueba se presentará la lista de testigos y peritos, con indicación del nombre,
ocupación y domicilio, y se acompañarán los documentos ofrecidos o se indicará dónde se
encuentran.
Los medios de prueba serán ofrecidos con relación a los hechos o circunstancias que con ellos
se pretende probar o, de lo contrario, no serán admitidos.
Correlación:
CPMP: Artículos 375, Inc 6, 379, 401, 402, 450.
C. Procesal Penal: Artículo 349.1.h.
Jurisprudencia:
1. “Cuarto: Que en el presente caso se tiene que el Juez de la Investigación Preparatoria mediante auto emitido en la audiencia
de control de la acusación declaró fundada la solicitud de sobreseimiento formulada por la defensa del encausado …, no
obstante que dicha petición fue realizada fuera del plazo estatuido en el artículo trescientos cincuenta del acotado Código …
motivo por el cual la Sala Superior al resolver la apelación interpuesta por el señor fiscal declaró nula la resolución y ordenó que
se retrotraiga la causa al estadio en que se produjo el vicio; que, en atención a ello, el recurrente denuncia la existencia de una
incorrecta aplicación de la norma que establece un plazo para contradecir la acusación, por lo que se hace necesario –sostiene al
invocar la causal excepcional- que este Supremo Tribunal emita pronunciamiento para determinar que en la realización de una
audiencia preliminar de control de la acusación no se pueda restringir o prohibir la solicitud, contradicción o pronunciamiento
sobre una petición de sobreseimiento o cualquier otra cuestión que se refiera al fondo del asunto, a pesar que dicha petición sea
realizada con posterioridad al vencimiento del plazo legal establecido.
Quinto: Que, en este contexto, se tiene que el impugnante no ha justificado razonablemente, desde la defensa del ius
constitutionis, el interés casacional ni la necesidad de una correcta interpretación del artículo trescientos cincuenta del Código
Procesal Penal, pues esta norma al establecer, de manera clara e inequívoca, un plazo para realizar determinado acto –como es
interponer las defensas necesarias contra la acusación-, no requiere de mayores precisiones interpretativas, por lo que su
inobservancia acarrea necesariamente su nulidad, tal como se resolvió en la resolución impugnada.” (Casacion N° 60-2009 La
Libertad).
Jurisprudencia:
1. “§ 3. El control de la acusación en el NCPP
12º. La etapa intermedia en el NCPP se afilia al sistema legal de la obligatoriedad del control del requerimiento fiscal. El Juez de
la Investigación Preparatoria es el encargado de realizar el control de legalidad de la acusación fiscal, esto es, verificar la
concurrencia de los presupuestos legales que autorizan la acusación fiscal -ese, y no otro, es su ámbito funcional-. El
procedimiento de la etapa intermedia consta de dos fases: oral y escrita. Las distintas posibilidades que tiene el Juez de la
Investigación Preparatoria frente a la acusación fiscal, según los artículos 350º/352º NCPP, pueden concretarse luego del trámite
de traslado a las demás partes -nunca antes- (fase escrita) y de la realización de la audiencia preliminar (fase oral, que plasma la
vigencia calificada de los principios de oralidad y concentración). El Juez decide luego de escuchar a las todas las partes
procesales, nunca antes.
13º. El artículo 350º.1 NCPP autoriza a las partes proponer motivadamente ocho cuestiones o mociones específicas. Ahora bien,
el control formal de la acusación fiscal, que incluso puede promoverse de oficio por el Juez de la Investigación Preparatoria -la
revisión del cumplimiento de los requisitos legales de un acto procesal trascendente y la validez de la serie procesal constituye
una facultad judicial inherente a la potestad jurisdiccional, enraizada en garantía misma de tutela jurisdiccional efectiva-, está
contemplado en el literal a) del citado apartado 1) del artículo 350º NCPP. Éste comprende los supuestos descritos en el párrafo
9º en relación con el artículo 349º NCPP. Los defectos denunciados, en caso que se acojan, requerirán, conforme al artículo
352º.2 NCPP, una decisión inmediata de devolución de las actuaciones al Fiscal, con la necesaria suspensión de la audiencia,
siempre que se requiera de “...un nuevo análisis del Ministerio Público”.
14º. El control sustancial de la acusación está en función al mérito mismo del acto postulatorio del Fiscal. Negar la validez de la
acusación y la consecuente procedencia del juicio oral -con independencia de la aplicación de un criterio de oportunidad,
circunscripto a los supuestos del artículo 2º NCPP, y de la deducción de excepciones- sólo es posible si se presentan los
requisitos que permiten el sobreseimiento de la causa, los que están taxativamente contemplados en el artículo 344º.2 NCPP.
Este control, por imperio del artículo 352º.4 NCPP, puede ser realizado de oficio. Al Juez de la Investigación Preparatoria le
corresponde decretarla, cuando la presencia de los requisitos del sobreseimiento es patente o palmaria, no sin antes instar el
pronunciamiento de las partes sobre el particular.
15º. Por la propia naturaleza de ambos controles: formal y sustancial, no es posible ejercerlos conjuntamente, sino
sucesivamente. El control formal es previo a toda posibilidad de análisis de mérito de la acusación. Es así que el artículo 352º.2
NCPP precisa que si se advierten defectos que importan el incumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 349º.1
NCPP -en una discusión que debe preceder al análisis de los demás aspectos que deben tratarse en la audiencia preliminar- lo
pertinente es suspender la audiencia para su debida subsanación, luego de lo cual debe reanudarse. La decisión de formular
observaciones a la acusación es una causal de suspensión de la audiencia, que será del caso instar sólo cuando el defecto
detectado requiera de un nuevo análisis del Ministerio Público. De no corresponder la suspensión, siempre será del caso decidirla
Parte Procesal Título X: Proceso común
y proseguir con la audiencia para dar paso a la discusión de las demás observaciones. El control sustancial tiene lugar en un
momento procesal distinto, luego de la subsanación de las observaciones de la acusación fiscal. Ésta comprende el examen de
la concurrencia de cinco elementos necesarios para la viabilidad de la acusación respecto de los cargos objeto de investigación:
elemento fáctico, elemento jurídico, elemento personal, presupuestos procesales vinculados a la vigencia de la acción penal y
elementos de convicción suficientes (artículo 344º.1 NCPP). “ (Acuerdo Plenario N° 6-2009/CJ-116).
Jurisprudencia:
1.” 3. Que respecto a la procedencia del hábeas corpus este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha precisado que si bien el juez
constitucional puede pronunciarse sobre la eventual violación o amenaza de violación a los derechos constitucionales conexos,
tales como el derecho al debido proceso, al principio ne bis in ídem, etc.; también lo es que ello ha de ser posible siempre que
exista conexión, entre estos y el derecho a la libertad individual, de modo que la amenaza o violación al derecho constitucional
conexo incida también, en cada caso, de manera negativa y directa en el derecho a la libertad individual.
4. Que en el presente caso se pretende la nulidad de una resolución judicial por considerarse vulneratoria de los derechos
reclamados, sin embargo este Colegiado aprecia que dicho pronunciamiento judicial no determina restricción alguna a la libertad
individual del actor. En efecto, el auto de enjuiciamiento que contiene la imputación penal, en sí mismo, no genera agravio a la
libertad personal que constituye el derecho fundamental materia de tutela del hábeas corpus. Por consiguiente, en la medida que
los hechos cuestionados no guardan conexidad negativa con la libertad individual corresponde que la demanda sea rechazada.”
(STC N° 01612-2011-PHC/TC)
Capítulo VI
Juicio oral y público
Sección Primera
Normas generales
Jurisprudencia:
1. “La investigación preparatoria está a cargo del fiscal. Por ello es que el personal del Ministerio Público le corresponda citar a
testigos y peritos. Las etapas intermedia y juicio oral se realizan bajo la conducción del órgano judicial respectivo, siendo lo
pertinente que los testigos y peritos sean citados por el órgano jurisdiccional. …”
“… el fin de la norma no es que en todos los casos el Ministerio Público y las demás partes procesales citen a sus testigos y
peritos, sino el que únicamente coadyuven a este propósito. Es el órgano judicial el que hace el juicio, capta la información y
expide resoluciones orales y/o escritas, y es a su área administrativa a la que corresponde (con la información que aquellos le
brinden).” (Acuerdo Plenario N° 5-2012/CJ-116)
Jurisprudencia:
1. “116. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra el derecho al debido proceso legal (artículo 14) derivado
de “la dignidad inherente a la persona humana”. Esa norma señala diversas garantías aplicables a “toda persona acusada de un
delito”, y en tal sentido coincide con los principales instrumentos internacionales sobre derechos humanos.
117. En opinión de esta Corte, para que exista “debido proceso legal” es preciso que un justiciable pueda hacer valer sus
derechos y defender sus intereses en forma efectiva y en condiciones de igualdad procesal con otros justiciables. Al efecto, es
útil recordar que el proceso es un medio para asegurar, en la mayor medida posible, la solución justa de una controversia. A ese
fin atiende el conjunto de actos de diversas características generalmente reunidos bajo el concepto de debido proceso legal. El
desarrollo histórico del proceso, consecuente con la protección del individuo y la realización de la justicia, ha traído consigo la
incorporación de nuevos derechos procesales. Son ejemplo de este carácter evolutivo del proceso los derechos a no
autoincriminarse y a declarar en presencia de abogado, que hoy día figuran en la legislación y en la jurisprudencia de los
sistemas jurídicos más avanzados. Es así como se ha establecido, en forma progresiva, el aparato de las garantías judiciales que
recoge el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, al que pueden y deben agregarse, bajo el mismo
concepto, otras garantías aportadas por diversos instrumentos del Derecho Internacional.
118. En este orden de consideraciones, la Corte ha dicho que los requisitos que deben ser observados en las instancias
procesales para que pueda hablarse de verdaderas y propias garantías judiciales, “sirven para proteger, asegurar o hacer valer la
titularidad o el ejercicio de un derecho” y son “condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquéllos
cuyos derechos u obligaciones están bajo consideración judicial”.” (Corte IDH Opinión Consultiva OC-16/99 de 01 Oct 99).
Correlación:
CPMP: Artículos 146, 167 y ss, 192, 193, 229.
C. Procesal Penal: Artículos 350.1.b., 362.-
Correlación:
CPMP: Artículo 228.
C. Procesal Penal: Artículo 365.
Sección Segunda
Sustanciación del juicio
Jurisprudencia:
1. Por el principio acusatorio “la sentencia condenatoria no puede sobrepasar el hecho y las circunstancias del mismo -esto es,
en este último supuesto, ‘las situaciones que rodean, que están alrededor, a la realización del hecho o que suponen especiales
condiciones del autor’-, fijadas en la acusación y materia del auto de enjuiciamiento …” sin embargo, se puede “modificar la
calificación jurídica del hecho objeto de la acusación –lo que incluye, obviamente, las denominadas “circunstancias modificativas
de la responsabilidad penal”-, pero a condición -en cumplimiento del principio de contradicción o más concretamente del derecho
de conocimiento de los cargos- que “...previamente haya indicado al acusado esta posibilidad y concedido la oportunidad para
defenderse”…” (Acuerdo Plenario N° 1-2005/ESV-22 R.N. 224-2005).
Parte Procesal Título X: Proceso común
Correlación:
CPMP: Artículo 144, 152, 153, 289 y ss, 296 y ss, 406.
C. Procesal Penal: Artículos 119, 170, 378.
C de PP: Artículos 247, 248, 250, 251, 252.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 8 inc. 2.f.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 14.e.
Estatuto de Roma: Artículo 67.1.e.
Jurisprudencia:
1. “242. El literal f) del artículo 8.2 de la Convención consagra la “garantía mínima” del “derecho de la defensa de interrogar a los
testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar
luz sobre los hechos”, la cual materializa los principios de contradictorio e igualdad procesal. La Corte ha señalado que entre las
garantías reconocidas a quienes hayan sido acusados está la de examinar los testigos en su contra y a su favor, bajo las mismas
condiciones, con el objeto de ejercer su defensa. La reserva de identidad del testigo limita el ejercicio de este derecho puesto que
impide a la defensa realizar preguntas relacionadas con la posible enemistad, prejuicio y confiabilidad de la persona misma del
declarante, así como otras que permitan argumentar que la declaración es falsa o equivocada.” (Corte IDH caso Norìn Catrimán y
otros contra Chile sentencia de 29 May14).
Sección Tercera
Deliberación y sentencia
Jurispurdencia:
1. ”2. … aun cuando el derecho a la prueba constituye un elemento del debido proceso, y la presunción de inocencia obliga al
órgano jurisdiccional a una actividad probatoria suficiente que desvirtúe el estado de inocencia del que goza todo imputado, en
nuestro ordenamiento la prueba se rige por el sistema de valoración razonable y proporcional (“Sana Crítica”). En virtud de ello, el
juzgador dispone de un sistema de evaluación de los medios probatorios sin que estos tengan asignado un valor predeterminado
(“Tarifa Legal”). (STC N°0198-2005-HC TC).
Parte Procesal Título X: Proceso común
Jurisprudencia:
1. Inciso 3 valoración “requisitos para la sindicación de coacusado, testigo o agraviado”
“Las circunstancias que han de valorarse [en la declaración de un coimputado] son las siguientes: a) Desde la perspectiva
subjetiva, ha de analizarse la personalidad del coimputado, en especial sus relaciones con el afectado por su testimonio.
También es del caso examinar las posibles motivaciones de su delación, que éstas no sean turbias o espurias: venganza, odio,
revanchismo, deseo de obtener beneficios de cualquier tipo, incluso judiciales, que por su entidad están en condiciones de
restarle fuerte dosis de credibilidad. Asimismo, se tendrá del cuidado de advertir si la finalidad de la declaración no sea, a su vez,
exculpatoria de la propia responsabilidad. b) Desde la perspectiva objetiva, se requiere que el relato incriminador esté
mínimamente corroborado por otras acreditaciones indiciarias en contra del sindicado que incorporen algún hecho, dato o
circunstancia externa, aún de carácter periférico, que consolide su contenido incriminador. c) Asimismo, debe observarse la
coherencia y solidez del relato del coimputado; y, de ser el caso, aunque sin el carácter de una regla que no admita matizaciones,
la persistencia de sus afirmaciones en el curso del proceso. El cambio de versión del coimputado no necesariamente la inhabilita
para su apreciación judicial, y en la medida en que el conjunto de las declaraciones del mismo coimputado se hayan sometido a
debate y análisis, el juzgador puede optar por la que considere adecuada.”
“Tratándose de las declaraciones de un agraviado, aún cuando sea el único testigo de los hechos, al no regir el antiguo principio
jurídico testis unus testis nullus, tiene entidad para ser considerada prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para
enervar la presunción de inocencia del imputado, siempre y cuando no se adviertan razones objetivas que invaliden sus
afirmaciones. Las garantías de certeza serían las siguientes: a) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan
relaciones entre agraviado e imputado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras que puedan incidir en la parcialidad
de la deposición, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza. b) Verosimilitud, que no sólo incide en la coherencia y
solidez de la propia declaración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter objetivo que le
doten de aptitud probatoria. c) Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que se señalan en el literal c) del párrafo
anterior.“ (Acuerdo Plenario N° 2-2005/CJ-116).
2. “… la sentencia penal debe estar debidamente fundamentada (tanto fáctica como jurídicamente), no sólo en el extremo que
acredita la responsabilidad penal o no del agente imputado por la comisión de un determinado hecho delictivo, sino también
respecto a los extremos de la determinación e individualización de la pena a imponer y el monto a fijar por concepto de
reparación civil, conforme a la normatividad existente para tales efectos,…” (J V Casación N° 000063-2011 Huaura).
3. “El derecho a la prueba es “un derecho complejo cuyo contenido, de acuerdo con lo señalado anteriormente por el Tribunal
Constitucional (vid. STC 06712-2005/HC/TC, FJ 15), está determinado: (...) por el derecho a ofrecer medios probatorios que se
consideren necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la producción o conservación de
la prueba a partir de la actuación anticipada de los medios probatorios y que éstos sean valorados de manera adecuada y con la
motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar
debidamente motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido efectiva y
adecuadamente realizado.
8. Como puede verse, de los elementos que forman parte del contenido del derecho a la prueba uno está constituido por el hecho
de que las pruebas actuadas dentro del proceso penal sean valoradas de manera adecuada y con la motivación debida. De lo
cual se deriva una doble exigencia para el Juez: en primer lugar, la exigencia del Juez de no omitir la valoración de aquellas
pruebas que son aportadas por las partes al proceso dentro del marco del respeto a los derechos fundamentales y a lo
establecido en las leyes pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas pruebas sean valoradas motivadamente con
criterios objetivos y razonables.
9. Por ello, la omisión injustificada de la valoración de una prueba aportada por las partes, respetando los derechos
fundamentales y las leyes que la regulan, comporta una vulneración del derecho fundamental a la prueba y, por ende, al debido
proceso.” (STC N° 4831-2005-PHC/TC).
5. “Quinto: Que de otro. lado, conviene llamar a la reflexión a los magistrados Víctor Ciro Torres Salcedo, Manuel Guevara
Saldaña y Victoria Teresa Montoya Peraldo, a fin de que tengan en cuenta lo dispuesto por el artículo doscientos ochentiocho
del Código de Procedimientos Penales y los artículos ciento cuarentitrés y ciento cuarentiocho del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, normas relacionadas a la suscripción de las resoluciones judiciales, por cuanto, a pesar que la
sentencia condenatoria se expidió en mayoría, el magistrado que emitió su voto singular apareció suscribiéndola”; (R.N.
N°0014-2004 Huánuco).
Jurisprudencia:
1. Ver Jurisprudencia 1. del artículo 401.
2. “… el Tribunal, sin variar o alterar sustancialmente el hecho punible objeto de acusación, puede plantear la tesis de
desvinculación. Ésta no es necesaria si la nueva circunstancia o la distinta tipificación, siempre que respete la homogeneidad del
bien jurídico protegido, ha sido propuesta expresa o implícitamente por la defensa. Tampoco corresponde plantear la tesis para
introducir una circunstancia atenuante o variar el grado del delito o el título de participación, ni cuando se está ante un manifiesto
error en la tipificación, fácilmente constatable por la defensa.” (Acuerdo Plenario 4-2007/CJ-116)
Parte Procesal Título X: Proceso común
3. “16º. Los artículos 225º y 273º ACPP y 349º.1 y 387º.1 NCPP exigen que el Fiscal en su acusación, tanto escrita como oral,
precise la pena que solicita. El Tribunal no tiene una vinculación absoluta con ese pedido de pena, aunque los dos Códigos
presentan algunas diferencias entre sí. El artículo 285º-A.4 ACPP estipula que es posible que el Tribunal aplique una sanción
más grave que la solicitada por el Fiscal, aunque está obligado a una motivación reforzada. El artículo 397º.3 NCPP, sin
embargo, fija como regla que el Tribunal no puede aplicar una pena más grave que la requerida por el Fiscal, salvo que solicite
una por debajo del mínimo legal sin causa justificada de atenuación.” “La regla general es que la individualización de la pena es
tarea que corresponde a los tribunales como esencialmente unida a la función de juzgar, y siempre deben hacerlo dentro del
marco legal, con independencia de la posición de la acusación. El petitum o petición de pena no integra el objeto del proceso
penal ni define el principio acusatorio, aunque, desde luego -y en la concepción asumida por el NCPP- tiene incidencia en el
principio de contradicción y la garantía de defensa procesal, pues, fija los términos del debate al señalar un tope máximo a la
pena a imponer en el caso concreto y expresa un límite a las funciones encomendadas tanto al Ministerio Público cuanto al Poder
Judicial dentro de la organización del Estado [COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA, MIGUEL: La iniciativa del Tribunal en las
decisiones y pronunciamientos de la sentencia penal. En: Revista del Poder Judicial, Edición CGPJ, Madrid, Iberius, 2004, página
30].” (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116).
4. ”Primero.- … el órgano jurisdiccional puede desvincularse de la calificación jurídica propuesta por la acusación fiscal, pero
debe tener en consideración la homogeneidad del bien jurídico, la inmutabilidad de los hechos y las pruebas, la preservación del
derecho de defensa y la coherencia de los elementos fácticos y normativo;, respetando además los principios de legalidad penal,
de instrucción y de verdad material. Segundo: …, un límite fundamental que tiene el órgano jurisdiccional para desvincularse del
delito acusado es que el delito por el que condena no debe ser más grave.” (Acuerdo Plenario N° 4/98)
5. ”67. Al determinar el alcance de las garantías contenidas en el artículo 8.2 de la Convención, la Corte debe considerar el
papel de la “acusación” en el debido proceso penal vis-à-vis el derecho de defensa. La descripción material de la conducta
imputada contiene los datos fácticos recogidos en la acusación, que constituyen la referencia indispensable para el ejercicio de la
defensa del imputado y la consecuente consideración del juzgador en la sentencia. De ahí que el imputado tenga derecho a
conocer, a través de una descripción clara, detallada y precisa, los hechos que se le imputan. La calificación jurídica de éstos
puede ser modificada durante el proceso por el órgano acusador o por el juzgador, sin que ello atente contra el derecho de
defensa, cuando se mantengan sin variación los hechos mismos y se observen las garantías procesales previstas en la ley para
llevar a cabo la nueva calificación. El llamado “principio de coherencia o de correlación entre acusación y sentencia” implica que
la sentencia puede versar únicamente sobre hechos o circunstancias contemplados en la acusación.
68. Por constituir el principio de coherencia o correlación un corolario indispensable del derecho de defensa, la Corte considera
que aquél constituye una garantía fundamental del debido proceso en materia penal, que los Estados deben observar en
cumplimiento de las obligaciones previstas en los incisos b) y c) del artículo 8.2 de la Convención.” (Corte IDH caso Nelson
Ramírez contra Guatemala sentencia de 20 Jun 05)
.
Artículo 412.- Decisión.
La sentencia absolutoria ordenará la libertad del sentenciado, la cesación de todas las medidas
cautelares, la restitución de los objetos afectados al procedimiento que no estén sujetos a comiso
y las inscripciones necesarias. La libertad del sentenciado se otorgará aun cuando la sentencia
absolutoria no esté firme.
La sentencia condenatoria fijará con precisión las penas que correspondan y decidirá sobre la
entrega de objetos decomisados o su destrucción.
Correlación:
CPMP: Artículos 409, 411, 414.
C. Procesal Penal: Artículos 398, 399.
C de PP: Artículos 284, 285.
Ley Sit Mil Oficiales FFAA: Artículo 52.
Ley carr y sit del personal PNP: Artículos 77, 83, 93.
Ley Régimen Discipl de la PNP: Artículo 72.
Estatuto de Roma: Artículo 66.3.
Jurisprudencia:
1. ”Segundo.- … procede integrar las sentencias que hayan omitido determinar el monto a pagarse por concepto de reparación
civil siempre que la parte considerativa del fallo en cuestión contenga ; elementos suficientes para establecer de manera
indubitable el extremo omitido en el fallo.” (Acuerdo Plenario N°3/98)
Sección Cuarta
Registro de la audiencia
1. El lugar y fecha, con indicación de la hora de inicio y finalización, así como de las
suspensiones y de las reanudaciones;
2. La mención de los Vocales y de las partes;
3. Los datos personales del imputado;
4. Los datos personales de los testigos, peritos e intérpretes y la referencia de los documentos
leídos, y las constancias que ordene el Presidente, a instancia de las partes;
5. Las solicitudes y decisiones producidas en el curso del juicio y peticiones finales de las
partes;
6. La observancia de las formalidades esenciales específicamente si se procedió públicamente
o fue excluida la publicidad, total o parcialmente, con mención de los motivos de la
decisión;
7. Otras menciones previstas por la ley o las que el Presidente ordene, incluso por solicitud de
los demás intervinientes;
8. La pena y la parte dispositiva de la sentencia
9. La constancia de la lectura de la sentencia o de su postergación; y
10. La firma de los vocales y la del relator secretario.
Correlación:
CPMP: Artículos 144, 409, 415
C. Procesal Penal: Artículo 120.
C de PP: Artículo 213, 291.
Parte Procesal Título XI: Procesos especiales
TÍTULO XI
PROCESOS ESPECIALES
Capítulo I
Procesos en tiempo de Conflicto Armado Internacional
Correlación:
CPMP: Artículos 33 Inc 15, 384 y ss, 417 y ss.
Correlación:
CPMP: Artículos 33 Inc 16, 134, 162, 208, 241, 306, 316, 333.
Capítulo II
Procesos Abreviados
Sección Primera
Acuerdo pleno
Jurisprudencia:
1. “1) El Tribunal, en el procedimiento de conformidad, no puede agregar ni reducir los hechos o circunstancias descritos por el
Fiscal y aceptados por el imputado y su defensa. Tampoco puede pronunciarse acerca de la existencia o no de las pruebas o
elementos de convicción. 2) La oportunidad procesal para que el acusado se acoja a la conformidad es cuando se le emplace en
el período inicial y, siempre, antes que se inicie propiamente el período probatorio del juicio oral. 3) La conformidad parcial está
expresamente autorizada por la ley. Es posible un juzgamiento independiente para los acusados no conformados, que se
producirá siempre que los hechos estén clara y nítidamente definidos en la acusación, y el relato fáctico que contiene la
acusación delimite perfectamente los roles y la conducta específica que realizó cada copartícipe. 4) El imputado conformado
puede declarar en el juicio contradictorio seguido contra los acusados no conformados. El régimen jurídico de su declaración
variará si al momento de su intervención en el juicio son ajenos o no al proceso -criterio de la alteridad-. 5) El Tribunal está
vinculado absolutamente a los hechos conformados. No sólo tiene un deber de instrucción o información, también tiene poderes
de revisión in bonam partem respecto a su configuración jurídica, dentro de los límites del principio acusatorio y del respeto al
principio de contradicción, y, en consecuencia, está autorizado a dictar la sentencia que proceda. Asimismo, puede dosificar la
pena dentro del marco jurídico del tipo legal en aplicación de los artículos 45º y 46º del Código Penal. 6) La sentencia
conformada no tiene efectos extensivos o prejudiciales sobre la sentencia dictada en el juicio contradictorio. Si en el juicio
Parte Procesal Título XI: Procesos especiales
contradictorio surgen datos nuevos que favorezcan la situación jurídica de los reos conformados, en el fallo que se dicte puede
revisarse la sentencia con el fin de atenuar la pena. 7) Existe cierta coincidencia entre la regulación de la confesión y la función
de la conformidad. La confesión, para que configure una circunstancia atenuante de carácter excepcional, está sujeta a
determinados requisitos legalmente estipulados, cuya ratio es la facilitación del esclarecimiento de los hechos delictivos y que
sea relevante para la investigación de los mismos. No obstante ello, la conformidad, de cumplir sus requisitos legales, importa
necesariamente una reducción de la pena, por aplicación analógica del artículo 471º del Nuevo Código Procesal Penal, aunque
con una reducción inferior a la sexta parte. 8) La conformidad sobre el objeto civil está informada por los principios dispositivos y
de congruencia. Si no se cuestiona la reparación civil no es posible modificarla. Debe respetar la pretensión civil alternativa de la
parte civil. Es posible, si fuera el caso, la cesura del juicio para la actuación de pruebas en aras de la determinación de la
reparación civil. Debe tomarse en cuenta para su concreción la suma global y la regla de la solidaridad en los supuestos de
codelincuencia. La variación del monto de la reparación civil en la segunda sentencia no altera la fijada en la sentencia
conformada.” (Acuerdo Plenario N° 5-2008/CJ-116)
Sección Segunda
Acuerdo parcial
Correlación:
CPMP: Artículo 426.
C. Procesal Penal: Artículos 372.
Capítulo III
Procedimiento para Asuntos Complejos
Capítulo IV
Procedimiento para la Aplicación de Medidas de Seguridad
Cuando el fiscal militar policial o las demás partes estimen que corresponde adoptar una medida
de seguridad, lo solicitarán al juez indicando los antecedentes y circunstancias que motiven el
pedido.
La presentación del fiscal deberá reunir en lo demás los requisitos de la acusación.
Si el juez militar policial considera que es imputable ordenará la aplicación del proceso común.
Correlación:
CPMP: Artículos IX, 36, 42, 375, 384 y ss, 439.
C. Procesal Penal: Artículos 156, 387, 393.
C. Penal: Artículos 71-77.
Estatuto de Roma: Artículo 53.2
TÍTULO XII
CONTROL DE LAS DECISIONES JUDICIALES
Capítulo I
Normas Generales
Jurisprudencia:
1. “el Tribunal, puede en el supuesto que el recurso impugnativo haya sido interpuesto sólo por el sentenciado, según el caso:
variar el grado de consumación del delito (de tentativa a delito consumado), variar el grado de participación (por ejemplo de
cómplice secundario a cómplice primario o instigador o autor), variar la pena de principal a accesoria o viceversa, e integrar el
fallo disponiendo el tratamiento terapéutico a que se refiere el artículo 178º-A del Código Penal. Por otro lado, el Tribunal de
Revisión no puede integrar el fallo recurrido e imponer una pena omitida aún cuando la ley penal la establezca.” (Acuerdo
Plenario N° 6-2007/CJ-116).
2. “Sentado que el Tribunal de Mérito debe desentenderse del requerimiento de una pena ilegal y otorgar primacía al principio de
legalidad, distinto es el caso cuando se trata de la potestad de un Tribunal de Apelación, de Casación o del recurso de nulidad.
Prima en este caso el principio dispositivo cuyo interés es el límite de la facultad de revisión del Tribunal Ad Quem. Si se trata de
un recurso acusatorio, esto es, el Fiscal es el recurrente y pide una pena mayor, el Tribunal de Revisión tendrá como tope
recurso la pretensión impugnativa del Fiscal, en tanto sea coherente con la pretensión penal hecha valer cuando formuló
acusación oral. Es posible que la pretensión en cuestión sea objetivamente ilegal y no respete el marco penal del artículo 50º CP,
empero aquí se superpone el principio dispositivo en tanto expresa un límite razonable de entidad político criminal, compatible
con la garantía de tutela jurisdiccional, al poder de revisión de la instancia superior. Por ende, a lo más el Tribunal deberá, si
correspondiere, elevar la pena hasta el tope de la pretensión ejercitada, pudiendo hacer referencia al concurso real de delitos aún
cuando sobre ese extremo no se haya pronunciado el Tribunal de Mérito y la acusación fiscal. Si, por el contrario, se trata de un
recurso defensivo interpuesto por el imputado o por la Fiscalía a su favor y el Tribunal de Revisión advierte que la pena impuesta
no es compatible con el marco penal legalmente establecido -incluso, vulnera flagrantemente las reglas del artículo 50º CP-, en
Parte Procesal Título XII: Control de las decisiones judiciales
aplicación del principio de interdicción de la reforma peyorativa (artículos 300º.1 ACPP y 409º.3 NCPP) no le es posible subsanar
el error y tampoco anular el fallo porque ello importaría afectar el entorno jurídico del imputado y con él la propia esencia del
derecho al recurso, que integra el contenido esencial de la garantía procesal del debido proceso. (Acuerdo Plenario N° 4-
2009/CJ-116).
4. “4. El artículo 4º del Código Procesal Constitucional establece que: “El amparo procede respecto de resoluciones judiciales
firmes dictadas con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la justicia y el debido proceso.”
Este artículo, a su vez, enuncia una serie de derechos que forman parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho
a la tutela procesal. Se trata de un conjunto de derechos enunciados; es decir, que en ellos no se agotan todas las exigencias
que se derivan del derecho a la tutela procesal efectiva y, en ese sentido, bien puede decirse que no se trata de una
disposición númerus clausus de derechos fundamentales de orden procesal.
…
6. En suma, la cuestión de si la prohibición de la reformatio in peius comprende o no a la reparación civil, debe ser resuelta
positivamente. La prohibición de reforma en peor, cuando la impugnación sólo ha sido efectuada por algunas de las partes –
como en este caso, en el que el recurso lo planteó sólo el recurrente–, impide que el órgano jurisdiccional de alzada pueda
aumentar el monto de la reparación civil….” (STC N° 00806-2006-AA/TC).
Capítulo II
Decisiones Impugnables
Correlación:
Constitución: Artículo 139.
CPMP: Artículos 159, 393, 409, 411, 453,
C. Procesal Penal: Artículos 399, 405.1.c.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 14.5.
Jurisprudencia:
1. ”7. El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad
judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos
objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso. Sin embargo, no todo ni cualquier error en el
que eventualmente incurra una resolución judicial constituye automáticamente la violación del contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales.
Así, en el Exp. N.º 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singular de los magistrados Gonzales Ojeda y Alva Orlandini (Exp. N.º
1744-2005-PA/TC), este Colegiado Constitucional ha precisado que el contenido constitucionalmente garantizado de este
derecho queda delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos:
a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. Está fuera de toda duda que se viola el derecho a una decisión debidamente
motivada cuando la motivación es inexistente o cuando la misma es solo aparente, en el sentido de que no da cuenta de las
razones mínimas que sustentan la decisión o de que no responde a las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo
intenta dar un cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.
b) Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación interna del razonamiento [defectos internos de la
motivación] se presenta en una doble dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de las premisas
que establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado, cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se
presenta como un discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la
decisión. Se trata, en ambos casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación mediante el control de los
argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva de su corrección lógica o desde su
coherencia narrativa.
c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas. El control de la motivación también puede autorizar la
actuación del juez constitucional cuando las premisas de las que parte el Juez no han sido confrontadas o analizadas respecto de
su validez fáctica o jurídica. Esto ocurre por lo general en los casos difíciles, como los identifica Dworkin, es decir, en aquellos
casos donde suele presentarse problemas de pruebas o de interpretación de disposiciones normativas. La motivación se
presenta en este caso como una garantía para validar las premisas de las que parte el Juez o Tribunal en sus decisiones. Si un
Juez, al fundamentar su decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha llegado a la conclusión de que el daño
ha sido causado por “X”, pero no ha dado razones sobre la vinculación del hecho con la participación de “X” en tal supuesto,
entonces estaremos ante una carencia de justificación de la premisa fáctica y, en consecuencia, la aparente corrección formal del
razonamiento y de la decisión podrán ser enjuiciadas por el juez [constitucional] por una deficiencia en la justificación externa del
razonamiento del juez. …
El control de la justificación externa del razonamiento resulta fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión
judicial en el Estado democrático, porque obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación de su decisión y a no dejarse
persuadir por la simple lógica formal.
d) La motivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de
derecho indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si bien, como ha establecido este Tribunal en
reiterada jurisprudencia, no se trata de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en
términos generales, sólo resultará relevante desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de argumentos o la
“insuficiencia” de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está decidiendo.
e) La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida motivación de las resoluciones obliga a los órganos
judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los términos en que vengan planteadas, sin
cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan modificación o alteración del debate procesal (incongruencia activa). Desde
luego, no cualquier nivel en que se produzca tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de su control. El
incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del marco del
debate judicial generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho a la
motivación de la sentencia (incongruencia omisiva). Y es que, partiendo de una concepción democratizadora del proceso como la
que se expresa en nuestro texto fundamental (artículo 139º,incisos 3 y 5), resulta un imperativo constitucional que los justiciables
obtengan de los órganos judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente de las pretensiones efectuadas; pues
Parte Procesal Título XII: Control de las decisiones judiciales
precisamente el principio de congruencia procesal exige que el juez, al momento de pronunciarse sobre una causa determinada,
no omita, altere o se exceda en las peticiones ante él formuladas.
f) Motivaciones cualificadas.- Conforme lo ha destacado este Tribunal, resulta indispensable una especial justificación para el
caso de decisiones de rechazo de la demanda, o cuando, como producto de la decisión jurisdiccional, se afectan derechos
fundamentales como el de la libertad. En estos casos, la motivación de la sentencia opera como un doble mandato, referido
tanto al propio derecho a la justificación de la decisión como también al derecho que está siendo objeto de restricción por parte
del Juez o Tribunal.
8…. En ese sentido, si bien el dictado de una sentencia condenatoria per se no vulnera derechos fundamentales, sí lo hace
cuando dicha facultad se ejerce de manera arbitraria, esto es, cuando no se motivan debidamente o en todo caso legítimamente
las decisiones adoptadas y/o no se observan los procedimientos constitucionales y legales establecidos para su adopción. La
arbitrariedad en tanto es irrazonable implica inconstitucionalidad. Por tanto, toda sentencia que sea caprichosa; que sea más bien
fruto del decisionismo que de la aplicación del derecho; que esté más próxima a la voluntad que a la justicia o a la razón; que sus
conclusiones sean ajenas a la lógica, será obviamente una sentencia arbitraria, injusta y, por lo tanto, inconstitucional. ” (STC
00728-2008-PHC/TC).
Correlación:
CPMP: Artículos 144, 159, 447.
C. Procesal Penal: Artículo 421, 422.
CPC: Artículo 374.
Jurisprudencia:
1. “… téngase presente que en la audiencia de apelación no ha habido actividad probatoria que por el principio de inmediación
nos permita cambiar la valoración que la Sala Suprema de Guerra ha realizado a las pruebas producidas en el juicio oral,
conforme a lo previsto en el segundo párrafo del artículo 448 del CPMP” (FMP Ej. Supr. Exp N° 0003-2014-00-00).
2. ”El ofrecimiento y admisión de los medios probatorios está relacionado con el derecho a la libertad probatoria, pues cualquier
medio probatorio ofrecido oportunamente mientras sea idóneo, pertinente y conducente para sustentar una circunstancia debe
ser admitido por el Juzgador; sin embargo, estas reglas generales de admisión de los medios probatorios no rigen para la
admisión de los medios probatorios en segunda instancia, así lo señala el numeral dos del artículo cuatrocientos veintidós del
Código Procesal Penal, el cual señala que “sólo se admitirán los siguientes medios de prueba: a) Los que no se pudo proponer
en primera instancia por desconocimiento de su existencia; b) Los propuestos que fueron indebidamente denegados, siempre
que hubiere formulado en su momento la oportuna reserva; y, c) Los admitidos que no fueron practicados por causas no
imputables a él”.” (Casación N° 56-2010 La Libertad).
3. “SEGUNDO: Nuestro NCPP acoge el sistema de apelación limitada, pero con algunas características de la apelación plena,
específicamente por permitir introducir pruebas documentales, …
TERCERO: Es precisamente por permitirse actuar determinados medios de prueba en la etapa recursal del proceso penal, es
que estamos frente a un modelo de apelación limitado modulado, este radica en la posibilidad de introducir nuevos medios
probatorios. Al respecto, el inciso 5 del artículo 422 del NCPP establece la posibilidad de citar a aquellos testigos que han
declarado en primera instancia, siempre que la Sala, por exigencias de inmediación y contradicción, considere indispensable su
concurrencia para sustentar el juicio de hecho de la sentencia, a menos que las partes no hayan insistido en su presencia. Así
Parte Procesal Título XII: Control de las decisiones judiciales
también, la regla general es que en la valoración de prueba personal la Sala de revisión no le puede otorgar diferente valor
probatorio, salvo que el mismo haya sido cuestionado por un medio de prueba actuado en segunda instancia.
CUARTO: La regla general referida en el considerando anterior se produce como consecuencia de los principios de inmediación
y oralidad, que priman en materia de actuación y ulterior valorabilidad y valoración de la prueba personal, por lo que el Tribunal
de segunda instancia no está autorizado a variar la conclusión o valoración que de su contenido y atendibilidad [que] realice el
órgano jurisdiccional de primera instancia, estos casos son identificados como las “zonas opacas” . No obstante, existen “zonas
abiertas” que sí permiten el control de aspectos relativos a la estructura racional del propio contenido de la prueba, ajenos en sí
mismos a la percepción sensorial del Juzgador de primera instancia, que pueden ser fiscalizados a través de las reglas de la
lógica, la experiencia y los conocimientos científicos.
QUINTO: En el presente caso, se advierte que la Sala de Apelaciones no actuó prueba, salvo la declaración del sentenciado, por
lo que sólo podía valorar las actuaciones realizadas en primera instancia, en tanto existan “zonas abiertas”; es decir, sólo podía
efectuar un control de la estructura racional del contenido de la prueba; situación que no se observa en el presente caso; puesto
que, se limita a enumerar una serie de vicios de valoración; es decir, transgresión del derecho a la prueba en cuanto no se habría
admitido medios de prueba necesarios para el proceso y la falta de actuación de oficio de otros - tales como la citación de
Médicos que determinen de manera concreta el tratamiento médico y sus efectos de la enfermedad venérea de la cual sufría el
sentenciado; siendo el caso que, dichos argumentos ameritan más que una absolución, la nulidad de la sentencia de segunda
instancia. (Casación N° 153-2010 Huaura).
Jurisprudencia:
1. ”16º Al respecto, se debe partir de la afirmación que tal como se desprende de la aludida norma [artículo 420 Inc 5 del
NCPP], la realización de la audiencia de apelación se llevará a cabo con la presencia de los sujetos procesales que
voluntariamente decidan concurrir a la citada audiencia, sin ser necesaria la presencia obligatoria del concurrente; con lo que
claramente se advierte que existe un tratamiento diferenciado, dado a la apelación de autos con el de apelación de sentencias,
pues en este último supuesto se podrá declarar inadmisible el recurso de apelación del inconcurrente, absteniéndose la Sala
Superior de pronunciarse sobre el fondo del recurso.
17º La naturaleza procesal de la apelación de sentencias es la revisión de la decisión de la primera instancia, en la que dado al
principio de contradicción y de asistencia efectiva se requiere la presencia obligatoria de la parte recurrente; por lo que en caso
de su inconcurrencia se genera como gravamen, la inadmisibilidad del recurso, lo que perjudica única y exclusivamente a dicha
parte recurrente, caso que no se puede aplicar supletoriamente con la audiencia de apelación de autos, puesto que no se
requiere presencia, puesto que no se realiza juicio alguno.
18º En este punto, se debe tener en cuenta que el artículo VII, del Título Preliminar, apartado 3, del NCPP, señala expresamente
que “[…] la ley que coapta la libertad o el ejercicio de los derechos procesales de la persona, así como la que limite un poder
conferido a las partes o establezca sanciones procesales, será interpretada restrictivamente. La interpretación extensiva y la
analogía quedan prohibidas mientras no favorezcan la libertad del imputado o el ejercicio de sus derechos”. De la norma acotada,
se puede colegir que el hecho de trasladar lo dispuesto es el artículo 423, apartado 3, del NCPP, que declara la inadmisibilidad
del recurso de apelación de sentencia por inasistencia del imputado a la audiencia, no puede aplicarse extensivamente a la
impugnación de autos porque se aplica la analogía in malam partem y perjudica de esta manera al imputado, pese a que la
norma contenida en el artículo 420 del acotado Código no lo señala en forma expresa. Por tanto, no es aplicable el apartado 3,
del artículo 423, del NCPP, donde se señala la inadmisibilidad del recurso, pese a haber sido fundamento porque toda persona
tiene derecho a la tutela jurisdiccional protegida constitucionalmente; tanto más si se tiene en cuenta que la interpretación
sistemática que se buscaría hacer de dicho numeral no sería a favor del reo sino en contra del mismo, vulnerándose el principio
de la función jurisdiccional.
19º En otras palabras, no se puede obviar que la sanción de inadmisibilidad del recurso por inasistencia a la audiencia es taxativa
para los casos de apelación de sentencias, y siempre en casos en las que discute el juicio de culpabilidad pero no para la
apelación de autos, lo cual no deriva de un olvido o error del legislador, porque claramente se advierte del apartado 5, del artículo
420, del NCPP, que señala expresamente que “[…] a la audiencia de apelación de autos podrán concurrir los sujetos procesales
que lo estimen conveniente”; por tanto, si su asistencia a la audiencia es discrecional o facultativo, en tanto que la ley los faculta
a asistir o no a un acto procesal, sería ilegítimo porque al ejercer un derecho sean sancionados penalmente.
20º Finalmente, se debe dejar sentado que el NCPP, en su artículo 420, apartado 5, al señalar que las partes procesales podrán
concurrir a la audiencia de apelación de autos, no contraviene ningún derecho, pues, como ya se explicó precedentemente, es
una facultad discrecional de las partes de asistir o no a la audiencia de apelación de autos; mientras que el artículo 423, apartado
3, del citado Código, regula que a la audiencia de apelación de sentencia las partes procesales tendrán que concurrir de manera
obligatoria, puesto que en esta se analiza un nuevo juicio oral, por lo que es estrictamente necesaria la presencia de la parte
recurrente; por consiguiente, no es posible que de manera supletoria y extensiva se traslade el carácter de obligatoriedad de la
parte recurrente a la audiencia de apelación de autos. De ahí que cuando el impugnante no concurra a la audiencia de apelación
de autos, el órgano revisor no debe declarar inadmisible el recurso –como sucede en la apelación de sentencias– sino resolver el
fondo de aquel; en provecho de la persecución regular de la causa, según las normas del Nuevo Código Procesal Penal.”
(Acuerdo Plenario N° 1-2012/CJ-116).
2. “4.1.4. … en los casos de inasistencia del imputado recurrido a la audiencia de apelación, no existe impedimento alguno para
que dicha diligencia se lleve a cabo, con la presencia de los otros sujetos procesales, incluso dicha ausencia puede ser
convalidada con la asistencia de su abogado defensor, lo que asegura el resguardo de todas las garantías que nuestro
ordenamiento jurídico procesal penal prevé a su favor, en consecuencia, la obligatoriedad en la asistencia del imputado recurrido
tiene una aplicación relativa, pues existen mecanismos supletorios, como es la asistencia de su abogado defensor, que
garantizan en pleno los derechos y garantías procesales, en consecuencia, no es del caso considerar dicha inasistencia como
vulneración de las normas legales de carácter procesal, debiendo interpretarse en forma sistemática lo dispuesto por el inciso
dos del artículo cuatrocientos veintitrés del Código Procesal Penal.” (J V Casación N° 000183-2011 Huaura).
Jurisprudencia:
1. “Segundo: Que, como criterio rector, es del caso dejar sentado que la sentencia o Ejecutoria que emite la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia, pronunciándose sobre el recurso de nulidad interpuesto por las partes en el ámbito de sus derechos e
intereses legítimos, por su propia naturaleza y jerarquía, es definitiva e inmodificable -salvo, claro está, los supuestos de
aclaración y corrección de resoluciones-, y contra ella no procede recurso alguno, menos articulación de nulidad de actuados
basada en motivos de mérito, que en buena cuenta persiguen un reexamen del recurso o cuestión controvertida definitivamente
resuelta; que, asimismo, excluida in limine toda alegación que pretenda una nueva valoración de la cuestión jurídica decidida, y
en tanto ello no implique volver a examinar lo ya resuelto -alegando supuestos vicios in iure-, sólo es posible cuestionar
indirectamente el fallo invocando, de un lado, vicios de procedimiento en la tramitación del recurso en la propia Sala Penal,
siempre que importen una efectiva indefensión a la parte afectada, y, de otro lado, pero muy restrictivamente, vicios por defecto
de la propia sentencia de mérito, y sólo cuando se vulnere el principio de congruencia entre pretensión impugnatoria y absolución
del grado o sentencia proferida, cuyo amparo por lo demás está sujeto a que ese tema no haya sido tratado implícita o
explícitamente en el fallo al respeto al principio de enmienda y conservación de los actos procesales; que fuera de esos vicios,
que suponen infracción de la norma que guía el trámite del procedimiento impugnatorio en la Corte Suprema de Justicia o cautela
la configuración del fallo en orden a lo que debe decidir, siempre que sobre los alcances de la congruencia no exista una
motivación puntual en el propio fallo, no cabe articulación alguna contra la Ejecutoria Suprema y, extensivamente, contra una
sentencia que resuelva el objeto procesal de una causa en vía recursal, y siempre en este último caso que no exista contra la
misma un recurso impugnatorio posible de interponerse y el punto no haya sido objeto de la pretensión impugnatoria por haberse
seguido sorpresivamente luego de su expedición.” (J V R.N. N° 000798-2005 Ica).
2. “Que el recurso que le corresponde al auto en el que la Sala declara inadmisible el recurso de apelación [por inasistencia del
recurrente] es el de reposición, conforme lo señala el numeral 4 del artículo 420° del Nuevo Código Procesal Penal, recurso que
debe ser tramitado conforme a lo señalado en el artículo 415° del mismo cuerpo de leyes.” (STC N° 00073-2010-PHC/TC).
3. “Quinto.- Que en caso que el Superior en grado anule una sentencia absolutoria en virtud de la cual se excarceló al imputado
detenido, el Juez Penal o Sala Penal Superior podrá dictar mandato de detención siempre que no haya transcurrido el plazo de
detención fijado en el art. 137º del Código Procesal Penal y se den los requisitos estipulados en el art. 135º del Código Procesal
Penal.” (Acuerdo Plenario N° 3/97)
4. “Tercero: La Sala puede absolver al condenado incluso si él no ha impugnado la sentencia condenatoria. Además, la Sala
puede absolver a todos los condenados incluso si sólo uno de ellos impugnó la sentencia.. Cuarto. La Sala puede declarar la
nulidad de la sentencia, incluso por completo y aunque el Fiscal sólo haya impugnado la condena impuesta contra uno de los
absueltos.” (Acuerdo Plenario N° 8/97)
Capítulo III
Revisión de Sentencia Firme
Jurisprudencia:
1. “… Que la acción de revisión de sentencia firme constituye un medio extraordinario que ataca la santidad de la cosa juzgada y
conmueve los cimientos del orden jurídico al autorizar que una sentencia firme y ejecutoriada, sea nuevamente revisada en sus
propios fundamentos y a la luz de nuevos hechos o circunstancias. La doctrina y la legislación en materia penal aceptan este
instituto en forma restringida, precisando los casos en los cuales procede revisar la sentencia ejecutoriada. Con la revisión de
sentencia firme se preserva el derecho a la inocencia de toda persona, ante la presentación de nuevas pruebas no conocidas o
no existentes cuando se emitió la sentencia anterior, es decir no puede valorarse nuevamente la prueba ya actuada.” (FMP
Ejecutoria Suprema RERSE N° 079-v-2013).
2. “Segundo: Que el recurso de revisión es un procedimiento extraordinario de impugnación de marcado carácter excepcional
destinado a rescindir sentencias firmas de condena, previsto en supuestos legalmente tasados en que se ponga en evidencia a
posteriori su injusticia, esto es, su finalidad está encaminada a que, sobre la sentencia firme, prevalezca la auténtica verdad y,
con ella, la justicia material sobre la formal; que este recurso, en tanto está sujeto al principio de excepcionalidad, por regla
general está dirigido al examen de los fundamentos fácticos de la sentencia y, exclusivamente, por dos motivos esenciales:
cuando la condena se sustentó en pruebas falsas o cuando se acrediten hechos nuevos o se descubran nuevas pruebas que
permitan variar la situación jurídica apreciada y definida en el fallo”. (Rev Sent N° 62-2004 Apurímac)
3. “… el proceso para la Revisión de Sentencias firmes no consiste en un nuevo enjuiciamiento de la misma causa, ni tiene por
objeto la revaloración de la prueba entonces practicada, ni se dirige a un nuevo examen del derecho aplicado … No se trata, …
de otra instancia en la que se pueda debatir el acierto de aquel enjuiciamiento, sino de verificar si a la vista de los nuevos datos
aportados ahora por el actor o de los mandados traer de oficio por la propia Sala del Tribunal Supremo, cabe obtener la
conclusión de la injusticia de la Sentencia cuya Revisión se pretende, siempre que concurra alguna de las causas o supuestos
tasados que expresamente se recogen en la legislación procesal. … no se trata del replanteamiento del debate, fáctico o jurídico,
sino de un nuevo proceso sobre novedades extrínsecas al proceso antecedente; …no cabe por el cauce de la Revisión penal
someter a permanente cuestionamiento las Sentencias firmes, con las miras puestas en obtener una tercera instancia en que se
valore de nuevo la prueba practicada en el Juicio, o de contrastarla con otra prueba que aporte con posterioridad el interesado, a
no ser que ésta sea de tal naturaleza que evidencie la inocencia del condenado. ” (España Sala de lo Militar STS 1411/2007)
Jurisprudencia:
1. “3. En cuanto a la supuesta afectación a los principios de irretroactividad de la ley y de la aplicación de la ley más favorable al
reo en materia penal (establecidos en el artículo 103.° de la Constitución, este Supremo Intérprete de la Constitución ha señalado
en la Sentencia recaída en el Expediente N.º 4786-2004-HC/TC que “pese a que existe un nexo entre la ley penal (que califica la
conducta antijurídica y establece la pena) y la penitenciaria (que regula las condiciones en las que se ejecutará la pena
impuesta), esta última no tiene la naturaleza de una ley penal, cuya duda sobre sus alcances o eventual colisión con otras leyes
imponga al juzgador la obligación de aplicar la ley más favorable”. Desde esa perspectiva, atendiendo a que las normas que
regulan el acceso a los beneficios penitenciarios no son normas penales materiales sino normas de derecho penitenciario, sus
disposiciones deben ser consideradas como normas procedimentales, puesto que ellas establecen los presupuestos que fijan su
ámbito de aplicación, la prohibición de acceder a beneficios penales y la recepción de beneficios penitenciarios aplicables a los
condenados.
4. Es en este contexto que este Tribunal ha precisado en la sentencia recaída en el caso Carlos Saldaña Saldaña (Expediente
N.º 2196-2002-HC/TC FFJJ 8 y 10) que “[e]n el caso de las normas procesales penales rige el principio tempus regis actum, que
establece que la ley procesal aplicable en el tiempo es la que se encuentra vigente al momento de resolverse el acto. [No
obstante, se considera asimismo que] la legislación aplicable para resolver un determinado acto procedimental, como el que
atañe a los beneficios penitenciarios, está representada por la fecha en la cual se inicia el procedimiento destinado a obtener el
beneficio penitenciario, esto es, el momento de la presentación de la solicitud para acogerse a éste”.” (STC N° 4059-2010-
PHC/TC)
Correlación:
Constitución: Artículo 139 inc. 14.
C. de Ejecución Penal: Artículo 8.
Reglamento del C. de Ejecución Penal: Artículos 17, 18.
C. Procesal Penal: Artículo 488, 489.
LOPJ: Artículos 7, 284.
LOMP: Artículo 94.1.
Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículo 8.
Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 8 incs. 2d y 2e.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: Artículo 14 inc. 3a.
Correlación:
C. Procesal Penal: Artículo 489.
TÍTULO II
DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS INTERNOS
Capítulo I
De los derechos
Jurisprudencia:
1. “6º El Libro Sexto, del Código Procesal Penal, de dos mil cuatro –en adelante, NCPP– regula, en su integridad, el denominado
“proceso de ejecución penal” y las costas. La Sección I está dedicada a la ejecución de la sentencia penal y comprende nueve
artículos (del 488 al 496 del NCPP).
Desde la perspectiva de los derechos de las partes, en especial del imputado, se reconoce la potestad o facultad de plantear ante
el juez de la Investigación Preparatoria –en adelante, JIP– los requerimientos y observaciones que legalmente correspondan,
respecto de la ejecución de la sanción penal, la reparación civil y las consecuencias accesorias impuestas en la sentencia
(artículo 488.2 del NCPP). Ello importa admitir que durante la ejecución de la sentencia penal –que da lugar al proceso de
ejecución penal– es posible la interposición de los denominados “incidentes de ejecución”.
Se definen los “incidentes de ejecución” como todas aquellas cuestiones, de naturaleza contenciosa, promovidas por las partes
procesales, o de oficio por el juez, que surgen con ocasión de la ejecución de una sentencia firme. Tiene por contenidos los
asuntos específicamente previstos por la ley u otra controversia relativa a interpretación o aplicación del fallo [MANZINI V, 1954:
325]. Queda fuera del incidente de ejecución toda materia que haya sido explícita o implícitamente resuelta por la sentencia que
se ejecuta; así como que afecta a vitia in procedendo, relativo al proceso concluido con la sentencia que viene en ejecución; solo
Ejecución Penal Título II: Derechos y obligaciones de los internos
corresponde a él cualquier materia que afecte al título de ejecución; esto es, la falta del título ejecutivo o la falta, en la sentencia,
del requisito de firmeza [LEONE III, 1963: 529, 531 y 533].
7º Los incidentes previstos en el indicado apartado 2), del artículo 488, NCPP, son los calificados como “incidentes de control o
supervisión de ejecución penal”. Tienden a garantizar la juridicidad y corrección de toda la dinámica en que está envuelta la
ejecución de la sentencia condenatoria, sea en el ámbito de la sanción penal, como de las consecuencias accesorias y de la
reparación civil.
Un supuesto específico incorporado por el artículo 490.3 del NCPP es el “incidente de cómputo de la pena privativa de libertad”.
También es posible plantear un “incidente de control o supervisión” en los casos en que sea indispensable definir los ámbitos o
alcances de la parte dispositiva de una sentencia, o que haya oposición a decisiones de la autoridad ejecutiva. Las posibilidades
de que se origine un incidente, desde esta perspectiva, rebasan los supuestos legalmente previstos, por lo que debe acudirse
incluso a la analogía para su admisión [MANZINI, V, 1954: 326].
8º Desde la configuración del “procedimiento incidental”, la competencia general para el conocimiento de los “incidentes de
ejecución” corresponde al JIP. Para el caso de la ejecución de la sanción penal, establecida en el Código de Ejecución Penal –en
adelante CEP–, la competencia específica atañe al juez penal unipersonal, mientras que lo relativo a los incidentes de refundición
o acumulación de penas incumbe al Juzgado Penal Colegiado (concordancia de los artículos 488.2, 489 y 491.3, 4 y 5 del
NCPP).
La Sala Penal Superior solo entiende en apelación estos incidentes (conforme: artículo 416.1, literal e, in fine del NCPP –
causación de gravamen irreparable, como regla general–, y artículo 491.6 del NCPP; incidentes de modificación de sentencia,
como regla específica solo para esos casos).
9º El fundamento legal de esta intervención judicial, en sede de ejecución, es el artículo VI, del Título Preliminar del Código Penal
–en adelante, CP–, que estatuye: “[…] la ejecución de la pena será intervenida judicialmente”; norma que traduce uno de los
ámbitos generales de la potestad de ejecución. Por lo demás, uno de los derechos que integra el contenido constitucionalmente
garantizado de la tutela jurisdiccional es la ejecución de lo juzgado; esto es, el derecho a la ejecución de las sentencias.
En consecuencia, el juez ha de cuidar con todo rigor que lo dispuesto en el fallo –que se erige en título de ejecución sobre el
presupuesto de su firmeza– se cumpla acabadamente dentro de los marcos de la ley –principios de legalidad penal y legalidad
procesal penal–. El juez tiene, pues, atribuido no solo la decisión sobre el principio y el final de la ejecución, sino también, y muy
especialmente, su fiscalización sobre la forma y modo de ejecución, que es el ámbito acotado del control de legalidad de una
sentencia de condena.
Con tal finalidad, la norma procesal, por su propia naturaleza y alcance, es la que debe regular las reglas de competencia y el
conjunto de procedimientos de ejecución aplicables –en tanto subfunción de la jurisdicción–, para que sea posible (i) que las
partes puedan, en sede de ejecución, interponer los requerimientos o formular las observaciones que correspondan en el ámbito
previsto por el ordenamiento jurídico –en especial la ley penal material y la ley de ejecución penal material–, y (ii) que el juez
pueda decidir con arreglo al Derecho objetivo.
10º Reconocer que la sentencia de condena penal debe ejecutarse cumplidamente y que, sin embargo, existen posibilidades de
su modificación en el ámbito propiamente penal, es admitir que la sanción penal impuesta no constituye una medida cuantitativa
y cualitativamente inexorable, sino tan solo el fundamento del derecho a castigar y la limitación máxima del derecho del ius
puniendi, del derecho al castigo –reconocido ya en el proceso penal declarativo–. El juez, dentro de la ley, tiene la facultad de
modificar incluso tanto la cantidad como la calidad de la pena merecida –por ejemplo, para uno u otro supuesto: artículos 48 y 53
del CEP, y artículos 59.3 y 60 del CP–; como la medida de seguridad impuesta, a la que puede darle término anticipadamente
(artículos 75 y 77 del CP).
Si bien la ejecución penal es necesariamente forzosa –la nota de coerción es esencial en la ejecución de sanciones penales–, es
mucho más elástica en su dinamicidad y en evolución que la civil. Ello es así porque la finalidad última del proceso penal de
ejecución está condicionada por la finalidad que la Constitución y el Código Penal atribuye a las consecuencias jurídicas del
delito; esto es, por su orientación predominantemente preventiva. La distinción entre pena y medida de seguridad, que tiene el
mismo fin preventivo, se encuentra, como enseña ROXIN, en el tipo de su delimitación, en el que transcurren por dos vías
distintas [1997: 106-107].
En sede de ejecución, la única finalidad perseguida es la preventivo-especial. Las penas privativas de libertad deben, por tanto,
encaminarse a la resocialización del reo, entendida esta como vida futura sin delitos, como buen comportamiento externo del
delincuente, que es lo que precisamente explican numerosas instituciones del Derecho de ejecución penal, como la liberación
condicional [SANZ MULAS, 2001: 33].” (Acuerdo Plenario N° 3-2012/CJ-116)
Capítulo II
De las obligaciones
Correlación:
C. de Ejecución Penal: Artículos 21 y ss.
Reglamento del C. de Ejecución Penal: Artículos 16 y ss., 76 y ss.
Ejecución Penal Título III: Ejecución de las penas
TÍTULO III
EJECUCIÓN DE PENAS
Capítulo I
De la pena de muerte
Capítulo II
De las penas limitativas de derechos
Capítulo III
De la pena privativa de la libertad
TÍTULO IV
BENEFICIOS PENITENCIARIOS
Capítulo I
Permiso de salida
Jurisprudencia:
1. “7. El Tribunal Constitucional ha señalado en la Sentencia recaída en el Expediente N° 2700-2006- PHC/TC, caso Víctor
Alfredo Polay Campos, que, en estricto, los beneficios penitenciarios no son derechos fundamentales, sino garantías previstas
por el Derecho de Ejecución Penal, cuyo fin es concretizar el principio constitucional de resocialización y reeducación del interno.
En efecto, a diferencia de los derechos fundamentales, las garantías no engendran derechos subjetivos, de ahí que puedan ser
limitadas. Las garantías persiguen el aseguramiento de determinadas instituciones jurídicas y no engendran derechos
fundamentales a favor de las personas. Por otro lado, no cabe duda de que aun cuando los beneficios penitenciarios no
constituyen derechos, su denegación, revocación o restricción del acceso a los mismos debe obedecer a motivos objetivos y
razonables, por lo que la resolución judicial que se pronuncia al respecto debe cumplir con la exigencia de la motivación de las
resoluciones judiciales.” (STC N° 4059-2010-PHC/TC).
2. ” 3. En efecto, el Juez demandado decidió declarar improcedente el beneficio penitenciario solicitado por el actor, amparando
su decisión en el criterio de conciencia, por cuanto si bien el Código de Ejecución Penal prevé el cumplimiento de ciertos
presupuestos formales para su concesión, un beneficio como indica su naturaleza jurídica y a diferencia de los derechos
procesales, puede ser otorgado o no sin que esto suponga un acto de arbitrariedad; antes bien, la resolución por la que se
resuelve esta petición puede ser impugnada para ser revisada por el órgano superior jerárquico, tal como ha acontecido en el
presente caso en que el actor ejerció su derecho a la doble instancia.” (STC Nº 1181-2002-HC/TC).
Capítulo II
Redención de la pena
Capítulo III
Prelibertad
Correlación:
CPMP: Artículos 491, 492 Y 493.
Capítulo IV
Liberación condicional
Jurisprudencia:
1. “Primero. El Juez para conceder o denegar los beneficios penitenciarios de semi libertad y liberación condicional puede
sustentar su decisión en todos los elementos técnicopenitenciarios, en los aportados por el peticionante y los referidos a las
condiciones personales del interno, los que deben ser objeto de una apreciación lógico-crítica e integral, en base a los principios
rectores que orientan el sistema y tratamiento penitenciario.” (Acuerdo Plenario N° 9/97).
Artículo 495.- Requisitos Para la concesión de la liberación condicional deberá cumplirse con
los requisitos siguientes:
a) Constancia de haber desarrollado actividades de trabajo o estudio en el centro de reclusión,
la que deberá contener el cómputo de redención;
b) Que haya observado buena conducta;
c) Que tenga el propósito de desarrollar alguna actividad laboral o educativa en libertad;
d) Informe favorable emitido por los profesionales encargados del plan de atención del
condenado; y
e) Certificado policial que acredite lugar de domicilio.
Correlación:
C. de Ejecución Penal: Artículos 53, 54.
Reglamento del C. de Ejecución Penal: Artículos 183 y ss
TÍTULO V
OFICINA GENERAL DE CENTROS DE RECLUSIÓN MILITAR
POLICIAL
Artículo 498.- Oficina General de Centros de Reclusión Militar Policial
La Oficina General de Centros de Reclusión Militar Policial es el órgano responsable de la
planificación, organización y coordinación de la política penitenciaria en los centros de
reclusión militar policial de los institutos armados y la Policía Nacional.
Correlación:
CPMP: Artículos 499 y ss.
TÍTULO VI
DE LOS CENTROS DE RECLUSIÓN MILITAR POLICIAL
Capítulo I
Organización de los centros de reclusión
Capítulo II
De los centros de reclusión militar policial
Correlación:
CPMP: Artículo 503.
Jurisprudencia:
1. ”Asimismo, la Corte ha señalado que, de las obligaciones generales de respetar y garantizar los derechos que establece el
artículo 1.1 de la Convención Americana, derivan deberes especiales determinables en función de las particulares necesidades
de protección del sujeto de derecho, ya sea por su condición personal o por la situación específica en que se encuentre. Así, el
Estado tiene el deber de proporcionar a los detenidos revisión médica regular y atención y tratamiento adecuados cuando así se
requiera. El Principio 24 del Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de
Detención o Prisión
determina que “[s]e ofrecerá a toda persona detenida o presa un examen médico apropiado con la menor dilación posible
después de su ingreso en el lugar de detención o prisión y, posteriormente, esas personas recibirán atención y tratamiento
médico cada vez que sea necesario. Esa atención y ese tratamiento serán gratuitos”. La atención por parte de un médico que no
tenga vínculos con las autoridades penitenciarias o de detención es una importante salvaguardia en contra de la tortura y malos
tratos, físicos o mentales, de las personas privadas de libertad. En este sentido, la falta de atención médica adecuada a una
persona que se encuentra privada de la libertad y bajo custodia del Estado podría considerarse violatoria del artículo 5.1 y 5.2 de
la Convención dependiendo de las circunstancias concretas de la persona en particular, tales como su estado de salud o el tipo
de dolencia que padece, el lapso transcurrido sin atención, sus efectos físicos y mentales acumulativos y, en algunos casos, el
sexo y la edad de la misma, entre otros.” (Corte IDH caso Diaz Peña contra Venezuela sentencia de 26 Jun 12).
Correlación:
CPMP: Artículo 501.
TÍTULO VII
REGIMEN DISCIPLINARIO
Capítulo I
De las faltas y sanciones
Jurisprudencia:
1. “150. La Corte considera que las celdas de aislamiento o castigo sólo deben usarse como medidas disciplinarias o para la
protección de las personas por el tiempo estrictamente necesario y en estricta aplicación de los criterios de racionalidad,
necesidad y legalidad. Estos lugares deben cumplir con las características mínimas de habitabilidad, espacio y ventilación, y solo
pueden ser aplicadas cuando un médico certifique que el interno puede soportarlas. La Corte recalca que es prohibido el encierro
en celda oscura y la incomunicación. A tal efecto, el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas señaló que celdas de
aislamiento de 60 x 80 centímetros, en las que no hay luz ni ventilación y sólo se puede estar en ellas de pié o agachado
‘constituyen en sí mismas una forma de instrumento de tortura.” (Corte IDH caso Montero Aranguren contra Venezuela sentencia
de 05 Jul 06)
Capítulo II
Procedimiento para imponer las sanciones
Correlación:
CPMP: Artículos 506, 507 Y 508.
Quinta.- Financiamiento
La implementación de la presente norma se financia con cargo al Presupuesto Institucional de
los pliegos involucrados, según corresponda, sin demandar recursos adicionales al Tesoro
Público.
POR TANTO:
Mando se publique y cumpla, dando cuenta al Congreso de la República.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los treintiún días del mes de agosto del año dos mil
diez.
ALAN GARCÍA PÉREZ
Presidente Constitucional de la República
JAVIER VELASQUEZ QUESQUÉN
Presidente del Consejo de Ministros
RAFAEL REY REY
Ministro de Defensa
OCTAVIO SALAZAR MIRANDA
Ministro del Interior
VÍCTOR GARCÍA TOMA
Ministro de Justicia
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
TITULO PRELIMINAR
Artículo I.- Fuero Militar Policial
El Fuero Militar Policial, previsto en el artículo 173 de la Constitución Política del Perú, es un
órgano jurisdiccional autónomo, independiente e imparcial. Es competente únicamente para
juzgar los delitos de función.
Correlación:
Constitución: Artículo 173.
CPMP: Artículo 177.
Correlación:
LOF FMP: Artículo V.
CPMP: Art{iculo 145.
.
Título II Competencia y jurisdicción del Fuero Militar Policial
TÍTULO I
GENERALIDADES
Capítulo Único
Artículo 2.- Relación del Fuero Militar Policial con el Sistema de Seguridad y Defensa
Nacional
El Fuero Militar Policial, por su naturaleza y finalidad, se relaciona con el Sistema de Seguridad
y Defensa Nacional, dentro de la autonomía e independencia que les reconocen la Constitución
Política del Perú y sus respectivas leyes.
Correlación:
Constitución: Artículo 139 Inc 1, 163 y ss.
CPMP: Artículo VIII.
.
TÍTULO II
COMPETENCIA Y JURISDICCIÓN DEL FUERO MILITAR
POLICIAL
Capítulo I
Competencia
Capítulo II
Jurisdicción
El Fuero Militar Policial es único y ejerce jurisdicción en el ámbito nacional, a través de sus
órganos jerárquicamente organizados. Está integrado por órganos jurisdiccionales y fiscales de
nivel equivalente.
El Consejo Ejecutivo del Fuero Militar Policial es el máximo órgano de gobierno y
administración. Está conformado por los vocales y fiscales supremos militares policiales, que
son un total de doce (12) oficiales generales o almirantes, en situación de actividad o retiro, que
pertenecen al Cuerpo Jurídico Militar Policial.
Los oficiales generales o almirantes en situación de retiro son cuatro (4), de los tres son vocales
supremos de la Sala Suprema Revisora y uno es fiscal supremo ante dicha Sala.
Los oficiales generales o almirantes en situación de actividad son ocho, de los cuales dos con
magistrados por cada instituto de las Fuerzas Armadas y dos de la Policía Nacional del Perú. De
estos cuatro son vocales supremos de la Sala Suprema de Guerra, uno es vocal supremo de la
Vocalía Suprema, dos son fiscales supremos ante sendas instancias jurisdiccionales y uno es el
Director del Centro de Altos Estudios de Justicia Militar.
El Presidente del Consejo Ejecutivo preside el Fuero Militar Policial. Es elegido por los
miembros del Consejo Ejecutivo entre los vocales supremos titulares de la Sala Suprema
Revisora o el fiscal supremo titular ante dicha Sala. Ejerce el cargo por un período de dos años y
puede ser reelegido, por única vez, por un período igual. El cese en el cargo de Presidente
implica el término de las funciones de vocal supremo o fiscal supremo, y viceversa.
Compete al Consejo Ejecutivo del Fuero Militar Policial:
1. Aprobar, a propuesta de su Presidente, la organización técnica y administrativa que facilite
la gestión de los distintos órganos jerárquicos del Fuero Militar Policial; y, designar al
personal administrativo correspondiente, previa evaluación curricular;.
246
Título III Organización del Fuero Militar Policial
TÍTULO III
ORGANIZACIÓN DEL FUERO MILITAR POLICIAL
Capítulo I
Órganos Jurisdiccionales
Capítulo II
Tribunal Supremo Militar Policial1
1
D Leg 1096
Artículo 2.- Vigencia de disposiciones
La organización del Tribunal Supremo Militar Policial y de la Fiscalía Suprema Militar Policial entrará en vigencia el
1 de enero de 2011.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
Correlación:
CPMP: Artículos 175, 191.
LOF FMP: Artículos 8, Disp Complementaria Única.
LOPJ: Artículo 8.
Artículo 11.- Elección y cese del Presidente del Tribunal Supremo Militar
Policial
El Presidente del Tribunal Supremo Militar Policial es Oficial General o Almirante en situación
de retiro, elegido entre sus miembros por la Sala Plena, para ejercer el cargo por un período de
dos (2) años. Puede ser reelegido, por única vez, por un periodo igual. La elección se realiza
dentro de los treinta (30) días anteriores al inicio del año judicial.
248
Título III Organización del Fuero Militar Policial
Al término del ejercicio del cargo de Presidente, cesa en sus funciones de Vocal Supremo.
El Presidente del Tribunal Supremo Militar Policial preside el Fuero Militar Policial, el Consejo
Ejecutivo y la Sala Revisora Militar Policial.
Correlación:
LOF FMP: Artículo 29 c 2.
LOPJ: Artículo 123
Capítulo III
Tribunales Superiores Militares Policiales
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
250
Título III Organización del Fuero Militar Policial
Capítulo IV
Juzgados Militares Policiales
Capítulo V
Órganos Fiscales Militares Policiales2
2D Leg 1096
Artículo 2.- Vigencia de disposiciones
La organización del Tribunal Supremo Militar Policial y de la Fiscalía Suprema Militar Policial entrará en vigencia el
1 de enero de 2011.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
a. Fiscales Supremos Militares Policiales, quienes actúan ante las Salas del Tribunal Supremo
Militar Policial.
b. Fiscales Superiores Militares Policiales, quienes actúan ante los Tribunales Superiores
Militares Policiales. Y,
c. Fiscales Militares Policiales, quienes actúan ante los Juzgados Militares Policiales.
Los Fiscales del Fuero Militar Policial, en sus distintos niveles, son oficiales en situación de
actividad, con grado militar o policial equivalente al de los vocales o jueces, del respectivo
órgano jurisdiccional. Proceden del Cuerpo Jurídico Militar Policial.
El número de Fiscales Militares Policiales, en cada caso, está determinado por el número de
Salas del Tribunal Supremo Militar Policial, de los Tribunales Superiores Militares Policiales y
de los Juzgados Militares Policiales del ámbito nacional.
Correlación:
LOF FMP: Artículo 6, 7, 8.
TÍTULO IV
DISPOSICIONES COMUNES A LOS ÓRGANOS
JURISDICCIONALES Y FISCALES MILITARES POLICIALES
Artículo 26.- Suplencia de Vocales, Jueces y Fiscales
En caso de ausencia justificada o impedimento temporal de un Vocal Supremo o Superior, el
cargo es cubierto por un Vocal Suplente designado por el Presidente del Tribunal Supremo
Militar Policial. Cuando se trate de Jueces Militares Policiales, el Juez Suplente es designado
por el Presidente del respectivo Tribunal Superior Militar Policial.
En caso de ausencia justificada o impedimento temporal de un Fiscal Supremo o Superior, el
cargo es cubierto por un Fiscal Suplente designado por el Presidente de la Fiscalía Suprema
Militar Policial. Cuando se trate de Fiscales Militares Policiales, el Fiscal Suplente es designado
por el Fiscal Superior respectivo.
La designación de Vocales, Jueces y Fiscales Suplentes recae en Oficiales del Cuerpo Jurídico
Militar Policial en situación de actividad o retiro, del mismo grado militar o policial que se
exige para el cargo a suplir. El ejercicio del cargo en calidad de suplente sólo da derecho a
percibir el bono contemplado en el artículo 57 de la Ley.
En el caso específico que un Vocal de una Sala no pueda actuar por causa justificada, es
reemplazado por el Vocal de menor antigüedad de otra Sala.
Similar procedimiento, se aplica para el caso de los Fiscales Militares Policiales.
Correlación:
LOF FPMP: Artículos 24, 38, 57.
Los Jueces y Fiscales del Fuero Militar Policial, en el ejercicio de sus funciones, tienen los
mismos derechos, deberes y obligaciones, conforme a la presente Ley.
Asimismo, les son aplicables los mismos impedimentos e incompatibilidades que establece la
Ley para sus homólogos del Fuero Ordinario.
Los Vocales, Jueces y Fiscales deberán cumplir con los cursos académicos que determine el
Centro de Altos Estudios de Justicia Militar, y los que correspondan a su respectivo grado.
Correlación:
CPMP: Artículo 255.
LOPJ: Artículo 196.
4.7. A su solicitud.
4.8. Por insuficiencia profesional.
4.9. Participar en la ruptura del orden constitucional.
5. Pase a la situación de disponibilidad por medida disciplinaria o sentencia judicial. La
apertura de Consejo de Investigación debe ser autorizada por el Consejo Ejecutivo del
Fuero Militar Policial.
d) Destitución o separación definitiva del cargo por inconducta funcional, jurisdiccional o
fiscal, o por condena o reserva de fallo condenatorio por la comisión de delito doloso.
e) Incompatibilidad sobreviniente.
f) Impedimento físico o mental permanente, acreditado y declarado por la autoridad
competente.
g) Otras que señale la Ley.
Los Vocales, Jueces y Fiscales incursos en las causales contempladas en los literales b),d), e) y
f) no pueden volver a desempeñar cargo alguno en el Fuero Militar Policial. Se exceptúa el
supuesto de suplencia de Vocales, Jueces o Fiscales para el caso del literal b).
Correlación:
LOF FMP: Artículos 5, 11, 13, 23, 24.
Correlación:
CPMP: Artículo XV.
CPC: Primera Disposición Final.
TÍTULO V
RÉGIMEN ESPECIAL EN CASO DE CONFLICTO ARMADO
Artículo 31.- Casos especiales de conflicto armado
En los casos de conflicto armado, declarado conforme a la Constitución Política del Perú, el
Fuero Militar Policial funciona de conformidad con las disposiciones especiales previstas en el
Código de la materia y con las medidas excepcionales que adopte el Tribunal Supremo Militar
Policial para garantizar la oportuna administración de Justicia Militar Policial. También son de
aplicación los convenios y tratados internacionales en lo que fuera pertinente.
Correlación:
CPMP: Artículos 416 y ss
LOF FMP: Artículos 7, 32.
TÍTULO VI
ÓRGANO DE CONTROL
Capítulo I
Órgano de Control de la Magistratura Militar Policial
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
Capítulo II
Órgano de Control Institucional
256
Título VII Línea de carrera en el Fuero Militar Policial
Correlación:
LO Sist Nac de Control: Passim.
TÍTULO VII
LÍNEA DE CARRERA EN EL FUERO MILITAR POLICIAL
Artículo 37.- Línea de carrera en el Fuero Militar Policial
La línea de carrera en el Fuero Militar Policial se rige por los niveles jerárquicos establecidos en
la presente Ley.
Correlación:
LOF FMP: Artículos VI, 15, 19, 22, 34, 39.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
TÍTULO VIII
CUERPO JURÍDICO MILITAR POLICIAL
Artículo 38.- Naturaleza y constitución
El Cuerpo Jurídico Militar Policial está constituido por los Oficiales de las Fuerzas Armadas y
de la Policía Nacional del Perú en situación de actividad y con formación jurídica militar
policial, acreditada con título profesional de abogado. Se exceptúa, únicamente, los casos
contemplados en los artículos 9 y 24 de la Ley.
Correlación:
LOF FMP: Artículos 9, 24 .
TÍTULO IX
PERSONAL AUXILIAR Y DE APOYO DE LOS ÓRGANOS
JURISDICCIONALES Y FISCALES MILITARES POLICIALES
Capítulo I
Auxiliares Jurisdiccionales
Capítulo II
Personal de Apoyo al Fuero Militar Policial
TÍTULO X
PROCEDIMIENTOS Y GARANTÍAS APLICABLES EN EL FUERO
MILITAR POLICIAL
Artículo 45.- Principios de la administración de Justicia Militar Policial
Los procesos penales en el Fuero Militar Policial se sujetan a los principios y garantías previstos
en el artículo 139 de la Constitución Política del Perú y en el Código Penal Militar Policial.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
Correlación:
Constitución: Artículos 55, 139 Inc 10.
CPMP: Artículos 143, 145, 146, 147, 148, 150, 152, 156, 199, 207.
260
Título XI Régimen económico, administrativo, laboral del Fuero Militar Policial
TÍTULO XI
RÉGIMEN ECONÓMICO, ADMINISTRATIVO Y LABORAL DEL
FUERO MILITAR POLICIAL
Capítulo I
Presupuesto y Recursos
Capítulo II
Organización Técnico - Administrativa
Correlación:
LOF FMP: Artículo 51.
Capítulo III
Inspectoría General del Fuero Militar Policial
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
Capítulo IV
Órgano de Defensa Judicial
Capítulo V
Régimen Laboral
por resolución del Tribunal Supremo Militar Policial. El otorgamiento de dicho bono se efectúa
mensualmente, no tiene naturaleza remunerativa ni efectos pensionarios y no demanda recursos
adicionales al Tesoro Público.
Correlación:
LOF FPMP: Artículo 26.
TÍTULO XII
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
PRIMERA.- Implementación del Fuero Militar Policial
El Fuero Militar Policial asume los bienes y recursos humanos, patrimoniales, presupuestales y
financieros y el acervo documentario, pertenecientes al Consejo Supremo de Justicia Militar.4
El proceso de transferencia e implementación correspondiente se efectuará en un plazo de ciento
ochenta (180) días naturales, contados a partir de la vigencia de la presente ley.
Una vez concluido el proceso antes señalado, queda extinguido, para todos sus efectos, el
Consejo Supremo de Justicia Militar.
TÍTULO XIII
DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA
ÚNICA.- Dirección del Centro de Altos Estudios de Justicia Militar
El Centro de Altos Estudios de Justicia Militar, creado por la Ley N 26677, es un órgano
desconcentrado del Fuero Militar Policial. Depende del Presidente del Tribunal Supremo Militar
Policial. Capacita y perfecciona a los miembros del Cuerpo Jurídico Militar Policial.
Su Director es un Vocal Supremo, Oficial General o Almirante en situación de actividad,
designado por el Pleno del Tribunal Supremo Militar Policial por un periodo de un (1) año.
Puede ser llamado a integrar Sala cuando sea necesario.
Su Reglamento será aprobado por acuerdo del Consejo Ejecutivo del Fuero Militar Policial.
Correlación:
OF FMP: Artículos 5, 9, 27.
DISPOSICIÓN DEROGATORIA
ÚNICA.- Derogación de la Ley N 28665.
Deróganse la Ley N 28665 y las normas legales y administrativas que se oponen a la presente
Ley o limitan su aplicación.
DISPOSICIÓN FINAL
ÚNICA.- Vigencia de la Ley
La presente Ley entra en vigencia al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial El
Peruano.
264
Código Penal Militar Policial
INDICE ANALITICO
A
Abandono
- de puesto de vigilancia, 100.
- o retardo de servicio de guardia o patrulla, 102.
- de escolta, 103.
- de comando, 122.
Abogado, 212; 213; 148.1; 169.3; 199.3; 206.3; 219; 235; 236.1, 4; 291.2a; 313.3; 367; 411.a; 450; 467.11 .
Abogado de oficio, 148.1
Abolición de derechos y acciones, 87.
Accesoria de inhabilitación, 98
Acceso público (a la sala de audiencias), 391
Acciones civiles, 55
- Acción civil, 171
- De su ejercicio, 172; 220
- Delegación, 173
- Intereses estatales174
- Forma y contenido, 221
- Oportunidad, 222
- Responsabilidad civil, 413
Acción penal
- Causales de extinción de la –, 43,
- … pública, 163.
- Excepciones, 167.e
- Funciones de la fiscalía militar policial, 226
- Sobreseimiento, 371.5
- Decisiones impugnables, 439.b
- Resolución, 457
Acciones que nacen de los delitos, 163 y ss.
Aclaratoria, 245.
Actas (actuaciones procesales), 241
Actos procesales
- Idioma, 237.
- Día y hora de cumplimiento, 238.
- Lugar, 239.
- Documentación, 240.
- Actas, 241.
- Invalidez del acta, 242.
- Reserva del original, 243.
- Resoluciones judiciales, 244
- Aclaratoria 245
- Reposición 246
- Copia autentica 247.
- Plazos, principios generales 248 y ss.
- Control de la duración del procedimiento, 252 y ss.
- Reglas de cooperación judicial, 255 y ss.
- Comunicaciones, 259.
- Invalidez de los –, 260 y ss.
Acuerdo Pleno
- Admisibilidad, 422.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
B
Banco de la Nación, 28; 318.3; 338.2; 340.2
Beneficio de salida, 487
Beneficios penitenciarios
- Permiso de salida, 487
- Redención de la pena, 488; 489
- Prelibertad, 490 y ss.
- Liberación condicional, 494 y ss.
Buena fe procesal, 235.
C
Cadáver
- Levantamiento de –, 312
- Necropsia – 313
- Embalsamamiento – 314
- Examen de vísceras y materias sospechosas - 315
- Examen de lesiones y de agresión sexual, 316.
Cadena perpetua, 18; 134 in fine
Calamidad pública o privada, 135.3
Capitulación indebida, 109
Careo
- Procedencia, 306
- Reglas del –, 307.
Centinela (s), 99; 100; 101
Centro Hospitalario, 203.2; 205
Centros de reclusión militar policial. 458; 463; 467.11; 468; 470; 472; 483; 487; 500; 514
Certificación falsa, 140
Certificación, 476
Circunstancias eximentes, 16
Circunstancias atenuantes, 32
Circunstancias agravantes, 33
Clausura de locales, 285
Clausura del debate, 407
Coerción, 162; 321; 322; 323; 324; 331; 333; 342.
Cobardía, 110
C. Civil, 55
C. Procesal Civil, 336; 338; 341
Cohecho, 453.3.
Colaboración con organización ilegal, 65.
Comando negligente militar o policial, 128.
Comiso, 56
- Procedimento para el - , 282
- Objetos no sometidos a - , 283
- Incautación de datos, 286
- Decisión (sentencia absolutória), 412
Comisión por omisión, 9
Competencia
- Determinación de la competencia, 178.
- Efectos de las cuestiones de –, 179.
- Resolución de Contienda de - 180
- Contienda de – por requerimiento, 181.
- Contienda de – por inhibición, 182.
- Consulta del Juez, 183.
- Inhibición del Juez, 184.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
D
Daños
- extensos y graves al medio ambiente natural, 97
- a operaciones, 126
- la acción civil para la reparación o indemnización de los-. 171
- Preexistencia y valorización, 317.2
- Sentencia firme y embargo, 339.1
- Responsabilidad civil, 413
Decisión, 412
Declaración
- Libertad de declarar, 199.5, 199.6.
- de contumacia o ausencia, 206
- del imputado solo tendrá valor si se es asistido por su defensor, 207
Índice analítico
- Registro, 208.
- Desarrollo, 209
- Métodos prohibidos, 210
- Facultades Militares Policiales, 211
Derecho a elegir abogado
- Nombramiento de abogado, 213
- Nombramiento (de abogado) en caso de urgencia, 214
- Renuncia y abandono, 215
- Pluralidad de defensores, 216
- de nulidad, 267.3, 267.4
- de testigo (criterio judicial), 292
- de testigo (residente en el extranjero), 294
- Forma de la – (de testigo), 295
- Anticipo jurisdiccional de prueba, 365.2
- La incomunicación no impedirá la – (del testigo), 402
- de los imputados se recibirá sin intervalo alguno, 417.2
Defensa (vid. Derecho de defensa).
Defensor (vid. Abogado).
Degradación, 22; 477; 478; 479
Deliberación, 408
Delito continuado, 35
Delito (s) de función, II
Delito en la Audiencia, 398.
Delito instantáneo, 46.a
Delito permanente, 46.c
Delitos Contra La Defensa Nacional
Traición a la patria
- Traición a la patria, 58
- Traición a la patria en tiempo de paz, 59
Delitos contra la seguridad interna
- Rebelión militar policial, 60
- Exención y atenuación de pena, 61
- Sedición, 62
- Motín, 63
- Negativa del militar o del policía a evitar rebelión, sedición o motín, 64
- Colaboración con organización ilegal, 65
- Falsa alarma, 66
- Derrotismo, 67
- Conspiración del personal militar policial, 68
- Disposiciones comunes sobre agravantes inherentes a militares y policías, 69
Violación de información relativa a la defensa nacional, orden interno y seguridad ciudadana
- Infidencia, 70
- Posesión no autorizada de información, 71
- Infidencia culposa, 72
Ultraje a símbolos nacionales militares o policiales
- Ultraje a los símbolos nacionales, militares o policiales, 73
- Ultraje a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú, 74
Delitos Cometidos En Estados De Excepción Y Contra El Derecho Internacional Humanitario
- Personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, 75
- Responsabilidad de los jefes y otros superiores, 76
- Órdenes superiores, 77
- Jurisdicción universal, 78
- Non Bis In Idem, 79
- Responsabilidad del Estado, 80
Delitos de inconducta funcional durante conflictos armados
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
- Devastación, 81
- Saqueo, apropiación y destrucción, 82
- Confiscación arbitraria, 83
- Confiscación con omisión de formalidades, 84
- Exacción, 85
- Contribuciones ilegales, 86
- Abolición de derechos y acciones, 87
Delitos contra las personas protegidas por el DIH
- Delitos contra personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, 88
- Lesiones fuera de combate, 89
- Confinación ilegal, 90
Delitos de empleo de métodos prohibidos en la conducción de hostilidades
- Métodos prohibidos en las hostilidades, 91
Delitos de empleo de medios prohibidos en la conducción de hostilidades
- Medios prohibidos en las hostilidades, 92
- Forma agravada, 93
- Plan sistemático, 94
Delitos contra operaciones humanitarias y emblemas
- Delitos contra operaciones humanitarias, 95
- Utilización indebida de los signos protectores, 96
- Daños extensos y graves al medio ambiente natural, 97
Delitos Contra El Servicio De Seguridad
Delitos cometidos por centinela, vigía o responsables de la seguridad
- Violación de consigna, 99
- Abandono de puesto de vigilancia, 100
- Omisión de aviso o repulsión, 101
- Abandono o retardo de servicio de guardia o patrulla, 102
- Abandono de escolta, 103
- Seguridad de las instalaciones y bienes, 104
Deserción
- Deserción, 105
- Deserción agravada, 106
- Deserción de prisionero de guerra, 107
Inutilización voluntaria para el servicio activo
- Afectación deliberada al servicio, 108
Capitulación indebida y cobardía
- Rendición o capitulación indebida, 109
- Cobardía, 110
- Exención de pena, 111
Delitos contra la integridad institucional
Insulto al superior
- Agresión al superior en grado, 112
- Acto tendente a agredir o amenazar, 113
- Ofensas al superior, 114
Insubordinación
- Insubordinación, 115
- Amenazas al superior, 116
Desobediencia
- Desobediencia, 117
- Incumplimiento de itinerario, 118
- Excusa indebida, 119
Delitos contra el servicio de seguridad
- Desobediencia al servicio de seguridad, 120
- Perjuicios al servicio de seguridad, 121
Delitos cometidos en el ejercicio del mando o autoridad
Índice analítico
- de la impugnación, 436.
Día y hora de cumplimiento, 238.
Discriminación (principio de igualdad), 152; 460
Doble incriminación (Principio de prohibición de), XIII
Doble instancia (Principio de), XII.
Documentación (vid. Documento).
Documento (s)
- Entrega de objetos o – , 281.
- Interceptación de –, 261.
- no sometidos a comiso, 283.3
- Vid. también Prueba documental.
Documento Nacional de Identidad, 302.1.a.
Domicilio
- Allanamiento de –, 277.
- Inviolabilidad del –, 150
- procesal, 201.
- real, 201.
- Fijación de –, 201.
- del imputado, 201
- del actor civil, 221.
- del denunciante, 349
- del impugnante, 449
6. del beneficiado con la liberación condicional, 495.e.
E
Ejecución penal
- Legalidad, 458.
- Derecho de Defensa, 459.
- Principio de Igualdad, 460.
- Control en la ejecución de la pena, 461.
- Principio de humanidad de las penas, 462.
- Participación comunitaria, 463.
- Ejecución de sentencia, 464.
- Derechos de los internos, 465 y ss.
- Obligaciones de los internos, 469 y ss.
- Ejecución de penas, 470 y ss.
Embalsamamiento de cadáver, 314.
Embargo (vid. Medidas cautelares).
Error (saneamiento), 261; 266; 267.2
Escuchas telefónicas (vid. Interceptación de las comunicaciones).
Etapa preparatoria
Aspectos generales, 344 y ss.
Finalidad, 344.
Expediente de investigación, 345.
Valor de las actuaciones, 346
Actuación jurisdiccional, 347
Incidentes y audiencias durante la –, 348.
Actos iniciales, 349 y ss.
Denuncia, 349 y ss.
Iniciación de oficio, 353 y ss.
Desarrollo de la investigación, 363 y ss.
Conclusión de la –, 370 y ss.
Examen de vísceras y materias sospechosas, 315
Excarcelación (cesación de la prisión preventiva), 326.
Excepción (es)
Índice analítico
- Enumeración, 167.
- de naturaleza de juicio, 167.1.a.
- de naturaleza de acción, 167.1.b.
- de cosa juzgada, 167.1.c.
- de amnistía, 167.1.d.
- de prescripción, 167.1.e.
- que se fundan en hechos nuevos, 386.
- Oportunidad, 168
- Trámite, 169.
- Efectos, 167.2.
Exención
- de responsabilidad penal y de pena, 16
Eximentes imperfectas, 32
Expulsión
– de las FF AA o la Policía Nacional, 20.2; 23; 480.
- Poder discrecional del juez y de disciplina, 236.1, 231.3
Extinción de la acción penal y de la pena
- Causales de, 43, 44
- Plazos de prescripción, 45, 46, 47, 48, 49, 50
- Sobreseimiento y –, 371 y ss
Extradición, 3.
Extranjero (a) (s)
- Delitos cometidos en el –, 78; 188.
- Cosa juzgada (sentencia firme) 464
- Testigo que reside en el extranjero, 294
Extraterritorialidad, 2.
F
Falta de provocación suficiente, 16.2.
Fiscal Militar Policial, 164; 165; 168; 169.2; 187.2; 206.1; 206.2; 211; 222; 226; 227; 228; 229; 265.1.a; 274; 279; 286; 307;
312.2; 313.3; 321; 322; 327; 331, 333; 336; 345; 347; 349; 352; 353; 355, 357; 358; 360; 353; 364; 367; 369; 373; 375; 377; 378;
383; 406 in fine; 417.5; 420; 424; 427; 429; 430; 431; 446
Fiscal Superior Militar Policial, 222; 359
Fiscalía militar policial
- Funciones, 226.
- Objetividad, 227.
- Poderes y atribuciones, 228.
- Excusa, 229.
- Fuerzas Armadas y Policía Nacional, 230, 231, 232.
- Los Órganos de Control Militar y Policial, 233.
- Responsabilidad del funcionario negligente, 234.
- Buena fe procesal, 235.
- Poder discrecionalidad y de disciplina, 236
Flagrancia, 332
Fotografías, 273.2.
Fuerza física irresistible, 16.6.
Fuerza pública
- Uso de la – 293; 388
Función de la pena y de las medidas de seguridad, IX
Función (de las FF.AA y PNP), XIV.d
G
Grado militar o policial (Pérdida del), 23
Grave alteración de la conciencia, 16.1, 330.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
H
Hecho punible de función, 8 y ss.
Humanidad (Principio de), 462.
I
Idioma, 149; 209; 237;
Ignorancia de la ley, VII.
Igualdad (Principio de), 152; 460
Imparcialidad (Principio de), 145
Imposibilidad de asistencia (a la audiencia), 397
Imputado
Derechos, 199
Identificación, 200
Domicilio, 201
Inimputabilidad del procesado, 202
Anomalía psíquica sobrevenida, 203
Enfermedad, 204
Informe del Director del Centro Hospitalario, 205
Contumacia, 206
Ausencia, 206
Derecho de defensa, 207 y ss.
Libertad de declarar, 207
Registro, 208
Desarrollo, 209
Métodos prohibidos, 210
Facultades militares policiales, 211
Derecho de elección de abogado, 212
Nombramiento de abogado, 213
Nombramiento en caso de urgencia, 214
Renuncia y abandono, 215
Pluralidad de defensores, 216
Incautación de datos, 286
Incendio, 35 inc. 11; 135.3
Incomunicación
- Prohibición de – del imputado, 151
- de los testigos, 402
Indemnización
– de daños y perjuicios en la reparación civil, 51; 171; 413
– por nulidad de sentencia firme, 457
- Vid. también Reparación civil.
Independencia (Principio de), 145
Indulto, 44 inc. 3
Informes (como medio de prueba), 309
Infracción militar o policial, 8
Inhabilitación
- pena limitativa de derechos, 20.4; 21
- Efectos, 26
- accesoria, 98
- Duración, 27
Inhibición
- Contienda de competencia por –, 182.
- del Juez, 184
- Reemplazo del inhibido, 194
Índice analítico
J
Jurisdicción
- natural, VIII.
- Inhibición, 184; 192
- Recusación, 193
- Reemplazo, 194
- Buena fe procesal, 235
- Poder de disciplina, 391
- Poder discrecional y de disciplina, 236
Juez Civil, 341.
Juez de la Investigación Preparatoria, 347 y ss
Juez de Paz, 312.2.
Juzgados Penales Militares Policiales, 175.4; 191.3
Juicio oral y público
Normas generales
- Preparación del Juicio, 384.
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
L
Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional, 297.2.
Legalidad (Principio de), IV; 458.
Legitimación
- Del imputado, 444
- Del actor civil y del agravia<do, 445
- Del fiscal, 446
Lesividad (Principio de), VI.
Lesión: Examen médico de –, 316
Levantamiento de cadáver, 312
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial, VIII; 191; 228.
Índice analítico
Ley penal
- Aplicación espacial, 1 y ss.
- Aplicación temporal, 5 y 6.
- Aplicación personal, 7
Liberación condicional
- Definición, 494
- Requisitos, 495.
- Procedimiento, 496.
- Revocatória, 497
M
Madre (s), 329.3.
Médico (s)
- – legista, 204.1; 312.2; 316; 317.7; 476
- Examen de lesiones, 316
- Anomalía psíquica sobrevenida, 203.
- Levantamiento de cadáver, 312
- Necropsia, 313.
- Embalsamamiento de cadáver, 314.
- Examen de agresión sexual, 316
- Certificado – que acredita el fallecimiento, 476.
Medidas Cautelares Personales
- Principio general; 319
- Libertad, 320
- Medidas de coerción, 321
- Requisitos, 322
- Forma y carácter, 323
- Duración máxima, 324
- Tratamiento, 325
- Cesación de la prisión preventiva, 326
- Revocatoria y revisión de las medidas cautelares, 327
- Incumplimiento, 328
- Limitaciones a la prisión preventiva, 329
- Internación, 330
- Aprehensión sin orden judicial, 331
- Flagrancia, 332
- Detención, 333
Medidas Cautelares Reales
- Procedencia, 334
- Indagación sobre bienes embargables, 335
- Embargo, 336
- Ejecución e Impugnación del auto de embargo, 337
- Variación y levantamiento de la medida de embargo, 338
- Sentencia firme y embargo, 339
- Autorización para vender el bien embargado, 340
- Desafectación y tercería, 341
- Trámite de la apelación en segunda instancia, 342
- Inscripción en los registros públicos, 343
Medidas de seguridad, IX; 42; 462.
Medio ambiente (Daños extensos y graves al- ) 97.
Medios de comunicación (y juicio oral), 390
Medios de prueba
- Libertad probatoria, 268
- Admisibilidad de la prueba, 269
- Prescindencia de prueba, 270
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
Comprobaciones Directas
- Objeto, 271
- Adecuación, 272
- Participación de testigos y peritos, 273
- Registro de personas, 274
- Registro de vehículos y bienes, 275
- Allanamiento y registro de morada, 276
- Lugares especiales, 277
- Allanamiento sin autorización judicial, 278
- Trámite de la autorización, 279
- Autorización del juez, 280
- Entrega de objetos o documentos, 281
- Procedimiento para el comiso, 282
- Objetos no sometidos a comiso, 283
- Comunicaciones, 284
- Clausura de locales, 285
- Incautación de datos, 286
- Control, 287
- Destino de los objetos comisados, 288
Testimonios
- Deber de atestiguar, 289
- Capacidad de atestiguar, 290
- Abstención para rendir testimonio, 291
- Criterio judicial, 292
- Comparecencia compulsiva, 293
- Residentes en el extranjero, 294
- Forma de la declaración, 295
- Peritajes
- Procedencia, 296 y ss
- El Careo
- Procedencia, 306
- Reglas del careo, 307
- Otros Medios de Prueba
- Reconocimientos, 308
- Informes, 309
- Reconocimiento de personas, 310
- Recaudos, 311
- Levantamiento de cadáver, 312
- Necropsia, 313
- Embalsamamiento de cadáver, 314
- Examen de vísceras y materias sospechosas, 315
- Examen de lesiones y de agresión sexual, 316
- Preexistencia y valorización, 317
- Levantamiento de secreto bancario, 318
Momento de comisión, 6.
Motín, 63
Motivación del proceso de individualización de la pena, 30
Motivación de las decisiones judiciales, 156
Muerte
- del agraviado, 217.2; 312.1; 313; 314
- del condenado, 44; 470; 472; 473
- del imputado, 43
- de personas civiles, 91.3
- Causar la - (circunstancia agravante) 33.17
Vid. también Pena de muerte.
Índice analítico
Mujer (es)
- Derecho de la -, 468
- Limitaciones a la prisión preventiva tratándose de – en los tres meses de embarazo, 329.3.
- privada de libertad tiene derecho a permanecer en el Centro de Reclusión Militar Policial con sus hijos, 468
- Sector para – en los Centros de Reclusión Militar Policial, 468; 501
Multa, 28; 29; 334; 457.
N
Naves militares o policiales nacionales, 1.2..a.
Necesidad racional del medio empleado, 16.2.
Necropsia, 313.
Nulidad
- absoluta, 263
- relativa, 264
- La incompetencia territorial no acarrea la – de los actos procesales, 190.
- Efectos de la –, 267.
- de sentencia firme, 457.
O
Orden y dirección del debate (en audiencia) 394
Oficina General de Centros de Reclusión Militar Policial, 498
Omisión de cumplimiento de deber en función operativa, 127
Omisión (Comisión por - ), 9.
Oralidad, 392
Oralidad (excepciones a la -), 393
P
Parte civil (vid. Acciones civiles).
Partícipe (s), 322.1; 333; 336.2; 358; 371.2
Pase a la situación
- militar o policial de retiro, 25.
- militar o policial de disponibilidad, 25
Películas, 273.2.
Peligro actual e insuperable, 16.3.
Peligro actual y no evitable de otro modo, 16.4.
Pena (s)
Clases de penas, 17
- Pena privativa de libertad, 18
- Cómputo de la pena, 19
- Clases de penas limitativas de derechos, 20
- Imposición de penas limitativas de derechos, 21
- De la degradación, 22
- Efectos de la expulsión, 23
- Separación del servicio, 24
- Efectos de la separación del servicio, 25
- Inhabilitación, 26
- Duración de la inhabilitación, 27
- Pena de multa, 28
- Tiempo y forma de pago, 29
Aplicación de las penas
- Motivación del proceso de individualización de la pena, 30
- Parámetros y fundamentos para la individualización de la pena, 31
- Circunstancias atenuantes, 32
- Circunstancias agravantes, 33
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
- Admisibilidad de la –, 269.
- Legalidad y validez de la –, 158.
- Valoración de las –, 159
- Errónea valoración de las -. 440.1
- Omisión de la valoración de las -, 441.5
- Carga de la –, 226
- Prescindencia de –, 270
- Medios de – (vid. Medios de prueba).
- Ofrecimiento de – , 376; 381
- Recepción de -, 402
- en audiencia de apelación, 450
- Información al imputado de la – existente, 209
- de descargo, 209
- ofrecidas en la acción civil, 221.5.
- materiales del delito, 272 in fine.
Prueba (s) documental (es)
- Se incorporan al juicio por su lectura, 405
- Traductor, 209; 237.3
- Obligación de presentar elementos relacionados con la investigación que puedan servir de –, 289.
- Incautación de datos y –, 284; 286; 318.2; 318.3
- Reconocimiento, 308; 310; 311; 354; 393.3; 405; 417.3
- Ofrecimiento de –, 376; 425
- Actuación en la preparación de la –, 381.
- Serán leídos y exhibidos en la audiencia, 405
- Falsedad de –, 453.2.
- Del impugnante, 448
- en la revisión de sentencia firme, 453.2, 455.
Publicidad
- Principio de – en el proceso, 144
Público
- Acceso del – a la audiencia, 367;
- El juicio oral es –, 391
Vid. también Publicidad.
Puesto de vigilancia (Abandono de), 100
R
Rebelión
- Tipicidad, 60
- Causales de exención de la pena, 61.
- Negativa del militar o policía a evitar la –, 64
- Conspiración del personal militar o policía, 68
- Agravantes inherentes a militares y policías, 69
Recaudos, 311.
Recepción de pruebas, 402
Reconocimiento de documentos y otros objetos, 308; 311; 354; 393.3; 405; 417.3
Reconocimiento de personas, 310.
Reconstrucción del hecho, 271.3
Recusación
- Requisitos, 193.
- del Juez, 193.1
- Reemplazo del recusado, 194.
- Trámite cuando el Juez no conviene en la –, 195.
- contra todos los integrantes de la Sala, 196
- de secretarios y auxiliares jurisdiccionales, 197
- Resolución y diligencias urgentes, 198
Índice analítico
S
Sala Suprema Revisora, 175.2.a.
Sala Suprema de Guerra, 175.2.b
Saneamiento de los actos procesales, 261
Secreto de las actuaciones (Prohibición de), 151
Secreto profesional, 291.2
Secuestro de persona protegida por el DIH (traslado forzoso o en rehén), 88
Sedición
- Tipicidad, 62
- Negativa del militar o policía a evitar la –, 64.
- Conspiración del personal militar o policía, 68.
- Agravantes inherentes a militares y policías, 69.
- Sentencia (s)
- Deliberación, 408
- Requisitos esenciales de la sentencia, 409
- Redacción y lectura de la sentencia, 410
- Correlación entre la Sentencia y Acusación, 411
- Decisión, 412.
- Responsabilidad civil, 413
- Registro de la audiencia
- Forma, 414
- Valor de los registros, 415
- Ejecución 464 y ss
- Sobreseimiento, 440
- Condenatoria, 441
- Absolutoria, 442
- Refundición de penas, 443
Índice analítico
Sexo
- Registro personal a cargo de persona del mismo – del intervenido, 274
- Prohibición de discriminación por razón de –, 460
Separación
– temporal o absoluta del servicio, 24.
- del servicio (efectos), 25.
Separación de la función de investigar y de juzgar, 153
Signos protectores (utilización indebida), 96
Símbolos nacionales militares y policiales (vid. Ultraje a los símbolos nacionales militares y policiales)
Sistema Nacional de Control, 297.2.
Sobreseimiento, 371 y ss
Sujetos procesales
- El imputado, 199 y ss.
- La defensa, 207 y ss
- Agraviado, 217 y ss.
- Actor civil, 220 y ss
- La Fiscal Penal Militar Policial, 226 y ss.
T
Teatro de Operaciones (Comandante del), 471
Tentativa, 10; 12
Tercería, 341.
Terremoto (circunstancias agravantes), 33. 11.
Territorialidad (Principio de), 1.
Testimonio (s)
- Deber de atestiguar, 289.
- Capacidad de atestiguar, 290.
- Abstención de rendir –, 291
- Criterio judicial, 292.
- Comparecencia compulsiva, 293.
- Residentes en el Extranjero, 294.
- Forma de la declaración, 295.
Tiro de gracia, 475.
Traductor, 209; 237 (vid. también Intérprete).
Traición a la Patria, 58; 59
Transporte
- Delitos cometidos en un medio de –, 187
- Motín en un medio de –, 63.3
- Ataque a medios de – sanitarios, 95
Tratados internacionales
- Prevalencia de los – en materia de Derechos Humanos, III; 143; 260
Trato (igualdad de -), 152
Trato digno; 218.1
Tribunales competentes
- Órganos, 191.
- Inhibición, 192.
- Requisitos de la recusación, 193.
- Reemplazo del inhibido o recusado, 194
- Trámite cuando el Juez no conviene en la recusación, 195
- Trámites especiales, 196.
- Inhibición y recusación de secretarios y auxiliares jurisdiccionales, 197.
- Resolución y diligencias urgentes, 198.
- Tribunales Superiores Militares Policiales, 175.3; 191.2
Tumulto (circunstancias agravantes), 33.11.4
Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial
U
Ubicuidad (Principio de), 4.
Ultraje a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú, 74.
Ultraje a los símbolos nacionales militares y policiales, 73
Uniforme (s)
- Utilización indebida de, 96.
- Uso de – de gala en el procedimiento de degradación, 479.
Utilización indebida de los signos protectores, 96.
V
Víctima (s) (agraviado)
- Principio de protección a la –, 260
- Calidad de agraviado, 217
- Derechos del agraviado, 218
- Asesoramiento legal, 219
- Buena fe procesal, 235.
- Pluralidad de –, 369; 329.
Vigía (s), 99; 100; 101; 102; 103; 104
Violación de información relativa a la Defensa Nacional, Orden Vocalía Suprema, 175.2.c; 191.1.c