Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
2
Créditos
Moderadora:
Nayelii
Traductoras Correctoras
Nayelii Caronin84
Clau
Srta. Ocst
3
Desiree
Recopilación y Revisión
Desiree
Sinopsis
SEÑORITAS,
Sé cómo lucen las cosas desde el exterior. Soy rico. Soy un cirujano exitoso.
Soy apuesto. Debería tener mujeres alineándose desde aquí hasta Nueva Jersey
arañando por espacio en mi cama, pero hay un enorme problema.
Cada vez que consigo una cita, lo jodo. ¿Preguntarle si está embarazada?
4 Hecho. ¿Olvidar su nombre? Hecho. ¿Comprarle una pizza para amantes de la
carne a mi novia vegana? Hecho, hecho, hecho.
Ese es el por qué mi mejor amiga, la fanática del romance Allie Jenkins, ha
declarado que está lanzándose a salvar el día. Ha preparado una lista de lectura
obligatoria directo del The Ripped Bodice 1, y se supone que tome notas, aprenda
de lo mejor, y ponga esta mierda en acción. Después de todo, la práctica hace al
maestro, ¿cierto?
Falso.
1 The Ripped Bodice: Es una librería exclusivamente de romance ubicada en California, EU.
Capítulo 1
JACK DARCY
2
En español en el original.
calienta con vergüenza, probablemente destellando rojo—. Pensé que podía ser la
elegida.
—Bueno, no hablaste lo suficiente para llegar a conocerla esta noche. —
Señala—. ¿Qué te ofendió de ella? ¿El suéter o su edad?
—¡Ninguno! No me importa salir con una mujer mayor. No me importa si no
es una modelo. Lo que no puedo soportar es su mentira sobre ambas cosas.
Allie se detiene al borde de un sermón, entonces se reclina en su asiento y
frunce el ceño.
—Bien. No puedo discutir con eso. ¿En serio dijo que había desfilado en la
Semana de la Moda de Nueva York?
Asiento solemnemente.
—Ni siquiera mide el metro cincuenta —dice Allie, perpleja—. Si iba a elegir
una carrera falsa, podría haberlo conseguido con cualquier otra. Astrofísica.
Estilista. ¿Pero una modelo?
Niego.
7
—Tres meses. Desperdicié un tercio de año hablando con una mujer que
mintió sobre todo lo que piensa, todo lo que hace, todo lo que es.
Para mi sorpresa, Allie se ríe un poco.
—Jack, relájate. No es la primera vez que alguien ha estirado la verdad en su
perfil de citas en internet. Piénsalo en esto como una práctica.
—He tenido bastante maldita práctica —gruño—. Estoy enfermo de practicar.
Otra simpática risa estalla de Allie, y estoy sorprendido de encontrarme
sonriendo ante el sonido. Soy un cirujano en uno de los hospitales más importantes
del país, y el empleo requiere mucho de mí: Largas horas, días llenos de estrés,
decisiones de vida o muerte. La única constante en mi vida, la única persona que
puede hacerme sonreír sin importar el día que he tenido, es Allie.
Afortunadamente, ella es mi mejor amiga.
Desafortunadamente, me ve como a su hermano, y nada más. Ha sido muy
clara en eso, lo cual es la razón por la que empujé los sentimientos que podría tener
por ella en un armario marcado con las palabras Zona de Amigos en letras grandes
con marcador permanente.
O al menos, habían estado bajo llave hasta esta noche cuando puse mis ojos en
ella, y las cosas habían cambiado de lugar. Vestida para matar y sonriendo en la
forma en que solo Allie Jenkins puede sonreír, me di cuenta de que quería más que
amistad con ella. Su personalidad hace palidecer a todos los demás en
comparación, y francamente, eso apesta. Porque ella no me quiere de esa manera.
—Tierra a Romeo. —Allie me sobresalta al destellar la camisa extra en mi
rostro otra vez—. Ve a ponerte esto, o me preocupa que no nos sirvan la botella de
vino. Estoy en necesidad de vino, y tú estás definitivamente en necesidad de mi
sabiduría.
—Allie, no tienes que hacer esto. —Me inclino sobre la mesa, el olor familiar
de su perfume, como rosas y azúcar, flotando en una brisa confortante—. Cada vez
que una mujer se sienta frente a mí en la mesa, termina en un desastre. Odiaría que
eso nos pase a nosotros.
—Vamos a ser claros. Cada mujer con la que has intentado salir se convierte
en un desastre. —Se señala con una mano—. Lo que significa que estoy a salvo.
No tengo una respuesta para eso, desde que es la novecientas cincuenta y
siete vez que ha dicho algo en este sentido a lo largo de los años.
—Estás en silencio. —Levanta una ceja mientras sorbe de su vino—. No
8 lastimé tus sentimientos, ¿cierto? Solo quería decir que nos hemos conocido por
tanto tiempo que soy inmune a tu torpeza.
Ella se reclina, luciendo bastante bonita en un vestido veraniego blanco, los
tirantes, no más grandes que el ancho de una pluma, mostrando una muestra
tentadora de piel bronceada por el verano. Alejo la mirada antes de que una pila de
baba se forme en mi labio inferior. Estoy en desesperada necesidad de una novia,
vamos a ponerlo de esa forma.
—Jack, tu apellido es Darcy por el amor de Dios —dice Allie, ajena a que la
estoy comiendo con la mirada—. Es requisito que tengas un hueso romántico en tu
cuerpo. Y no, no estoy hablando de ese hueso.
Agarro la camisa extra más fuerte en mi puño, reclinándome en mi silla así el
olor de ella no me abruma.
—Me sobreestima severamente, señorita Jenkins.
—Discute todo lo que quieras. Sabes que es inútil. Siempre me salgo con la
mía en esta relación.
La mesera aparece sosteniendo una botella de vino, y es mi señal para
retirarme. Me pongo de pie, murmuro una disculpa a la mesera y al ayudante de
mesero mientras limpian la mesa.
Creo que menciono algo sobre dejar una buena propina, pero estoy distraído
por la mano de Allie saliendo y posándose alrededor de mi muñeca. Un
estremecimiento corre a través de mí por su toque, y tiro de mi mano antes de que
ponga el resto de mí en llamas.
—Trae un bloc de notas para nuestra primera lección —dice Allie, relajando
su agarre en mi mano, frunciendo el ceño por mi retroceder—. La clase está en
sesión.
—No necesito un bloc de notas. Tengo una memoria fotográfica.
Allie se aclara la garganta.
—Regla Número Uno. No comentes la edad de tu cita antes de que diga su
nombre.
—Pero…
—Escríbelo. —Allie saca un bolígrafo de su bolso mágico y la desliza a través
de la mesa—. La Academia de Romance ha comenzado. Si quieres experimentar
una cita que no termine con una camisa en la tintorería, me escucharás.
—Allie…
9 —Cámbiate la camisa, bebe una copa de vino, y usa ese bolígrafo. —Allie
golpea sus nudillos contra la mesa—. Vamos a encontrarle el amor, señor Darcy.
Capítulo 2
ALLIE
—Te estoy diciendo —dice Aimee—. Solo dale una oportunidad.
—¡Ni siquiera lo he visto todavía, y mucho menos hablado con él! —discuto,
inclinándome contra el tablero de boletines de mi salón—. Ni siquiera sé su primer
nombre.
—¡Ugh! Solo confía en mí con esto. —Aimee, mejor conocida como Miss
Miller en la preparatoria Kentwood, se encarama en el borde de mi escritorio y
mira por la ventana—. Aquí viene. Aquí está. Solo mira ese cuerpo. Por favor, solo
10 hazlo por mí. ¿O debería decir hazlo con él por mí?
—Para, Aimee. ¡Vamos a ser compañeros de trabajo! —Golpeo su pierna al
lado para hacer espacio y abrir mi cajón. Apilo un montón de papeles dentro justo
cuando Aimee mira una Tootsie Pop extra ahí. La agarra, deja caer la envoltura en
la basura, y la mete en su boca mientras recupero una pila de formas coloridas.
—Vamos, solo mira ese contoneo —dice Aimee, sorbiendo alrededor de su
paleta—. Él define el contonear.
Camino hacia la cartelera de boletines y retomo mi engrapado.
—No estoy interesada. Especialmente no estoy interesada en el contoneo. Con
el contoneo vienen los problemas.
—¿Cuánto tiempo ha sido? ¿Ha sido demasiado tiempo desde que te volviste
inmune a los hombres de buena apariencia?
—No necesito responder a eso. —Golpeo con fuerza la grapadora mientras
pego un globo en la cartelera—. No importa, de todos modos.
—¿Cuando Ben terminó contigo? Apostaría que él fue la última vez que
tuviste un orgasmo sin baterías. ¿Tengo razón?
—No lo recuerdo. —Zas, zas, zas hace la grapadora—. Olvidé todo de él.
—Cierto. Pero los músculos de tu brazo no lo han hecho. Luce como que estás
abrigando algo de rabia, juzgando por la fuerza que estás usando para engrapar
esas pobres formas de papel al tablero. —Aimee se desliza fuera del escritorio y se
acerca, descansando una mano en mi brazo—. Deja el tablero de boletín por ahora.
Vas a decapitar ese globo.
Zas, zas, zas.
—No lo voy a hacer.
—Ven aquí y mira. —Aimee intenta sin éxito arrastrarme hacia la ventana—.
¿No estás un poco curiosa sobre el nuevo maestro en la cuadra? Sabes que es de lo
que todos están hablando.
—Nop, no estoy interesada. He renunciado a los hombres, y definitivamente no
voy a ir ahí con un compañero de trabajo.
Aimee deja de intentar retenerme. Dejando ir mi brazo, me deja para golpear
mi grapadora mientras se pasea a la ventana y pretende mirar casualmente.
—Podrías cambiar de idea cuando veas a este chico. Es humeantemente sexy
e inteligente.
—¿Cómo sabes que es inteligente? Nunca has hablado con él.
3 VW: Volkswagen.
—Lindo juego de palabras. ¿Lo has estado pensando todo el día?
—Toda la semana, en realidad. Debería ser una maestra de inglés.
—Hablando de consejo, necesito irme. Me voy a reunir con Jack para nuestra
sesión de la Academia de Romance.
—¿Cuál es la lección de hoy?
—Regla número dos: De vuelta a los básicos.
—¿Qué significa eso?
—Estoy llevándolo a la capital del romance.
—¿Las Vegas? —Aimee me chilla—. ¿Puedo ir con ustedes?
Suspiro y ruedo mis ojos al techo.
—Eso no es romántico. Esto es sobre romance, no lujuria o sexo. Estamos
encontrándole a Jack una novia. Una mujer con la que podría querer casarse. Pero
puedes venir con nosotros si quieres. Vamos a…
Somos interrumpidas por un golpe en la puerta. En algún momento en los
14
últimos minutos, mientras Aimee había estado llenando mi cabeza con consejos,
dejamos de ver por la ventana. Nos miramos una a la otra con terror.
Hay solo unas cuantas personas aquí; la escuela está todavía mayormente
vacía en este punto desde que faltan unas cuantas semanas para que comiencen las
clases. Aimee y yo solo venimos antes así podríamos compartir una botella de vino
mientras decorábamos nuestros salones.
—¡Esconde el vino! —dice Aimee. Entonces más tranquila—. ¡Esconde la
botella, Jenkins!
Pongo el corcho, luego ruedo la botella peligrosamente bajo mi escritorio
justo mientras la puerta se abre, rezando para que no se tire.
—Santa mierda —gime Aimee—. Es él.
—No más vino para ti —le murmuro mientras me enderezo, concentrada en
mantener mi voz baja y fuera del alcance del oído del hombre enmarcado en la
puerta—. Hola, ahí, ¿puedo ayudarte?
—Soy Matt Cooper —dice en una voz baja y grave, insinuando una sonrisa en
sus labios mientras nos inspecciona—. Soy el nuevo maestro de matemáticas, y
solo quería pasar por aquí y presentarme. Luce como que somos los únicos aquí
hoy.
Aimee y yo lo miramos. El incómodo silencio se alarga más y más hasta que
el rostro del señor Cooper se nubla con confusión.
—Lamento interrumpir —dice eventualmente, moviendo una mano hacia las
nuevas pizzas en el tablero—. Debería irme. Tus decoraciones lucen lindas.
—¡No! —estalla Aimee, incluso más torpemente—. No te vayas.
Ella dispara una mirada salvaje en mi dirección, pero solo me encojo de
hombros. No estoy segura de a dónde está yendo con esto, y estoy perfectamente
bien con dejarla sola en esto.
—Quiero decir… —Aclara su garganta—. Eh… quiero decir, solo quería decir
hola.
—Eso es por lo que pasé —dice él, una sonrisa arrugando alrededor de sus
ojos—. Como sea, la mayoría de las personas me llaman Cooper, pero pueden usar
lo que quieran.
—Hola. —Se ríe Aimee. Entonces en un susurro, me habla al oído—. No sé
qué diablos me está pasando.
—Soy Allie —digo, rodando mis ojos mientras Aimee me da un empujón al
frente—. La señorita Jenkins durante las horas escolares. Enseño jardín de niños.
15
La mano de Cooper se desliza alrededor de la mía mientras da una sólida
sacudida.
—Un placer.
—Um… —Mis mejillas se calientan por la palabra, y de repente yo soy la
torpe—. Seguro. Montones de placer. Quiero decir, un placer conocerte… eh,
¿Aimee?
—Estamos muy ocupadas, lo siento. —Aimee recoge la grapadora y va a
trabajar golpeándola al alzar contra el tablero—. ¿Te veo luego?
Cooper asiente, retrocede cuidadosamente, y cierra la puerta detrás de él.
Una vez que sus pasos desaparecen, me dejo caer en una silla tamaño infantil
mientras Aimee colapsa en el escritorio.
—¿Qué diablos fue eso? —pregunta, empujando una mano en su cadera y
luciendo desconcertada—. ¿En verdad bebimos tanto vino?
—¡Mierda! El vino. ¿Viste a dónde rodó la botella?
—¿Por qué hiciste rodar la botella?
—Entré en pánico. Varias veces. Entonces, él dijo placer, y perdí la calma.
¿Quién dice placer así todo espeluznante?
—Oh mi Dios, somos unas idiotas. —Aimee se arrellana en el escritorio
mientras tiro de mi bolso hacia mí y la esponjo como una almohada en la mesa—.
Él va a pensar que somos unas locas, ahora y siempre.
—Las primeras impresiones no lo son todo —discuto—. Si estás interesada en
él, tal vez deberías tomar el plan de lecciones que he preparado para Jack y aplicar
a la Academia de Romance para Matt Cooper.
—Como si estuvieras calificada para enseñar lecciones anti-torpeza, ¿señorita
Placer?
La puerta, justo en esa palabra, se abre. El señor Cooper ha regresado,
aparentemente a preguntar la dirección del baño.
—Por ese camino. —Señala Aimee, sus mejillas del color de ruibarbo—. Solo
sigue caminando y lo encontrarás.
—Oh, no. —Dejo mis manos descansar sobre mi rostro mientras Aimee gira a
mirarme—. ¿Crees que escuchó la parte de placer?
—Absolutamente. —Asiente Aimee—. Y luego le di la dirección al
16 estacionamiento. ¿Por qué no podemos pensar alrededor de él? Los baños están del
otro lado.
—Necesito salir de aquí. —Me pongo de pie, reúno todas mis cosas, y cuelgo
mi bolso en mis hombros—. Ya voy tarde para reunirme con Jack.
—¿Cuál es la lección número dos otra vez?
—Volver a los básicos.
Ella agarra un bolígrafo y garabatea en un pedazo de papel.
—Genial. Estoy yendo contigo. Necesito ver a la señorita Placer en acción.
Capítulo 3
ALLIE
—¿Señorita Placer? —Jack levanta sus cejas hacia mí mientras Aimee
completa un enormemente vergonzoso relato del incidente con el señor Cooper en
la escuela—. ¿Estamos hablando de la misma Allie Jenkins?
No estoy segura de qué es peor: El hecho de que Aimee compartió el
incómodo encuentro con Jack justo antes de nuestra primera lección anti-torpeza, o
el hecho de que he traído a dos no lectores a una librería. Aimee y Jack están
susurrando como niños rebeldes en una biblioteca en vez de buscar los títulos que
17 son lectura obligatoria para mi segunda lección de la Academia de Romance.
—Concéntrense en la asignación —siseo, revisando los estantes por mí
misma—. Piensa en clásicos. Mira, Jack, dime que has leído este.
Él frunce el ceño a una copia usada de Orgullo y Prejuicio.
—Vamos —le digo—. Tiene tu nombre en él.
—Estás actuando como si no sé sumar dos más dos —dice Jack—. Leo cosas,
Allie. Solo que no he leído mucho fuera del campo médico en años.
—Tiene escrito tu nombre como cien veces. ¿Qué hay de la secundaria? ¿No
te forzaron a leerlo?
—Ya estaba en el camino médico, así que no me molestaba con inglés siempre
que fuera posible.
—¿Es una de esas personas que son en verdad inteligentes pero que no tienen
sentido común? —Aimee agarra mi brazo y me tira entre los estantes—. Sabes, ¿del
tipo donde él sabía que quería practicar la medicina, así que solo falló en todas sus
otras clases?
—No en realidad. —Estudio a Jack.
Tiene una mirada preocupada en su rostro mientras estudia un libro con la
palabra vampiro en el título. Lo arranco de sus manos, remplazándolo otra vez con
la copia de Orgullo y Prejuicio que dejó atrás en un estante.
Me giro hacia Aimee.
—Es la persona más inteligente que conozco. Eso no es justo.
—¡Además, ¿tiene dinero?! —susurra Aimee—. ¿Y apariencia? Él
definitivamente tiene toda la apariencia. Fue golpeado con el palo de la buena
apariencia en su camino a la tierra, creo. Dios le dio…
—Lo entiendo. Tiene la apariencia, el cerebro, y el dinero —digo, sonando
molesta. Parcialmente porque es cierto. Los ojos de Jack son de un gris oscuro, tipo
melancólico, y su rostro, especialmente mientras lee, es calculador y preocupado—.
También tiene la casa… eh, el condominio.
—Déjame entender esto. —Aimee levanta sus dedos mientras cuenta—. Es
inteligente, bien parecido, tacha eso, muy bien parecido, tiene el dinero saliendo de
sus orejas y un condominio con una vista que derretiría mis bragas.
—Bastante.
—Entonces, ¿cuál es la trampa?
—¿A qué te refieres?
—Tú sabes… —Asiente en su dirección—. ¿Qué está mal con el Príncipe
18
Encantador?
—Nada.
—Espera un minuto. —Aimee agarra mi brazo otra vez y me arrastra a la
sección de erótica de la librería—. Él no nos seguirá aquí.
Estamos rodeadas por portadas de libros de pechos desnudos de hombres y
plumas. Montones de plumas. Podría hacer una almohada de todas las plumas en
las cubiertas de los libros de este pasillo.
Aimee se detiene frente a una imagen particularmente explicita con montones
de desnudez y esposas en ella.
—Si nada está mal con él, ¿por qué no estás saliendo con él?
—No estoy interesada. Somos solo amigos.
—Entonces sal con Cooper.
—Tampoco estoy interesada. Compañeros de trabajo.
—¡Elige uno! Porque quiero al otro.
—¡Ten a ambos! Elige porque no voy a ir tras ninguno de ellos.
Aimee truena sus nudillos, mirando a Jack.
—Debe haber algo mal con él.
—Estoy segura de que sí; déjame saber cuando lo encuentres.
—Debería tener mujeres haciendo cola por todo el país, rogando por una
propuesta.
—Bueno… —contesto evasivamente—. Supongo que es algo así como torpe.
—Sí, ¿pero no estaba viendo a alguien?
—¿La chica en el restaurante? —Negué—. Las cosas no resultaron.
—¿Por qué no?
Me lancé en toda la triste historia.
—Cuando finalmente se conocieron en persona, le dijo que lucía veinte años
más joven en su foto en línea que en persona.
Aimee se ríe, entonces cubre su boca con una mano.
—¡Eso es horrible! Sin embargo, probablemente resultó para mejor. Mejor
averiguarlo antes que después.
Asentí.
—Él solo estaba siendo honesto, así que tal vez ese es su problema…
19
demasiado franco.
—Puedo manejar lo franco si consigo el resto de su paquete.
Ruedo mis ojos.
—Entonces ve por ello. Pero en este momento, tenemos un trabajo por hacer.
—Doy palmadas—. Rapidito, rapidito. Esa es la razón de que estemos aquí.
Aimee frunce el ceño.
—¿Recuérdame por qué estamos aquí?
—¡Para pasar por una cita sin una pelea de comida!
—Oh, cierto. —Asiente Aimee, escaneando los estantes—. Bastante justo. Así
que, ¿cuál libro debería leer?
—Lo que sea. Elige literalmente cualquier cosa de la tienda, y estarás bien.
Solo lee algo.
He traído a Aimee y Jack al único lugar en la tierra que promete romance. De
hecho, absolutamente lo garantizan. Una librería en lo profundo de Culver City
decorada en rosas y florales, un pequeño rincón de amor en el medio de una
metrópolis bulliciosa.
Aquí el romance está en el aire, literalmente. Los libros vuelan sobre los
clientes, colgando de cuerdas delicadas, dejando pedazos de amor quedarse
después que las palabras son leídas y las páginas cerradas. Paso por los libros,
esperando que algo de ese amor caiga sobre mí.
No es que me sienta sola o crea que necesite a alguien para completarme.
Tengo excelentes amigos, una familia amorosa, algunos estudiantes geniales, y mi
empleo de ensueño. Lo tengo todo.
Pero eso no me detiene de querer esa sensación de amor salvaje e
incontrolable que te curva los dedos, te da escalofríos y desborda el corazón. La
cosa hecha con trozos de luz de estrellas, las cosas escritas en libros y cantadas en
canciones. La cosa que me haría doler con su plenitud, sexo abrasador y tiernos
besos. Todo de ello.
Pero hasta que ese día llegue para mí, continuaré mi estancia aquí, sin ayuda
de nadie manteniendo la librería en funcionamiento. Y, si tengo algo que decir al
respecto, traeré a Jack y Aimee para el viaje.
—¿Qué hay de esto? –Jack levanta un libro con un doctor al frente. Excepto
que a este doctor le falta una camisa, y hay un segundo hombre abrazándolo
apasionadamente por detrás—. ¿Lo has leído? Imagino que está dentro del campo
20
médico.
—Lo que sea que llame tu curiosidad, Jack —le digo, aunque estoy bastante
segura de que la única terminología médica en este particular libro implica insertar
la pestaña A en la hendidura B—. Es bueno para ramificarse.
Él lo añade a su pila, la cual es ahora de solo dos libros de alto.
—¿Por qué sigues dejando este? —Recojo Orgullo y Prejuicio por tercera vez y
lo empujo en sus manos—. Léelo. Aprende de los grandes.
—¿Los grandes?
—El señor Darcy. La Bella y la Bestia. El Titanic. Romeo y Julieta, menos lo de
morir. Consigue sentir el romance.
—Siento bastante romance —gruñe—. El problema es que no sale de la
manera en que lo intento.
—¡Olvidas tu última cita!
—No es solo mi última cita, Allie. ¡Es cada maldita chica con la que he
hablado en toda mi vida! —Las manos de Jack corren por su cabello y lo deja de
punta—. Solo ya ríndete conmigo, ¿está bien?
—No. —Mido mis palabras cuidadosamente. Hay más rabia, más frustración
detrás del estallido de Jack de lo que esperé, y eso me hace ocultar mi respuesta
sarcástica—. Nunca me rendiré contigo por una gran razón.
—¿Cuál razón?
—Porque me hablas bien a mí. —Encuentro su mirada, estudiando esos ojos
grises—. Te prometo que encontraremos a alguien que te entienda como yo lo
hago.
—¿Y si no lo hacemos?
Alcanzo su mano y cierro mis dedos alrededor de ella.
—Lo prometí. Siempre mantengo mis promesas a ti.
—¿Si no?
—¿Si no qué? —pregunto, dando un suspiro exagerado.
—Entonces si fallas en mantener tu promesa, solo tendrás que casarte
conmigo.
—¡¿Qué?!
Él rompe en una sonrisa.
—Desde que puedes soportarme, y yo puedo soportarte, podría ser peor.
21
—Oh, qué maravillosa razón para casarse —le digo, tratando de evitar que mi
corazón golpee contra mi pecho. Hablar de una falsa alarma que me dio acidez—.
Casarnos porque podríamos hacerlo peor.
—Es tan buena razón como cualquiera.
Por última vez, presiono una creciente pila de libros contra su pecho.
—Sé que eres un cirujano importante. Sé que te enorgulleces de aplastar tus
sentimientos hasta que no existen.
—No aplasto mis sentimientos.
—Bien, los empujas en un armario, lo que sea…
—Tengo que ser impasible en mi trabajo.
—Sí, sí, y quizás por eso no pareces entender lo que el resto de la gente llama
amor. —Presiono los libros más duro contra su abdomen duro como piedra—. Lee
estos. Dime si no sientes que todo revolotea dentro y quieres lo mismo para ti
cuando termines. Una vez que digieras los libros, entonces, estarás listo para la
siguiente lección de la Academia de Romance.
Capítulo 4
JACK
Odio cuando ella tiene razón.
Anoche, empecé a leer el libro que Allie me forzó. El de la cubierta de la vieja
escuela y que tiene escrito clase de Inglés de secundaria por todos lados. Orgullo y
Prejuicio.
La cosa es, que normalmente soy un lector lento. Solía leer manuscritos
médicos con terminología salpicada por todos lados que requiere que tenga un
diccionario al lado y un marca páginas en la bibliografía. Reviso dos o tres veces
22 cualquier fuente en la que no confío automáticamente. Me toma horas pasar por un
capítulo.
No esta vez.
Esta vez, estoy volando. Paso rápido por el primer capítulo, y luego, para mi
sorpresa… quería saber qué pasaba después.
De nuevo, aquí surge el problema conmigo siendo un lector lento. Soy
impaciente, y no quería esperar para saber qué pasaba, así que necesité
comprometerme. Voy directo a mi Red Box4 local.
Renté la película con las mejores intenciones. Solo saber el final esta noche, y
después, volver y ponerme al día con el libro. Hago una bolsa de popcorn y
descorcho una botella de vino, y ahora de repente el vino casi se ha ido y no queda
nada en el tazón salvo semillas.
Mis ojos ruedan por los créditos finales, y mi mente comienza a preguntarse
cómo es posible convencer a Allie Jenkins de que he leído su amado libro cuando,
en realidad, pasé mi noche del sábado viendo la película solo.
Es exactamente una semana después de mi última cita fallida, y aunque mi
corazón puede no estar todo revoloteando después de la película, tal vez hizo un
pequeño revoloteo.
O un golpeteo. Tú sabes, algo más masculino que un revoloteo.
6MSG: Glutamato monosódico, básicamente saborizante artificial común en la comida china, pero
que puede causar problemas de salud y a veces ser tóxico.
—Sí, es por lo que se suponía que debías leerlo.
—Lo comencé, pero…
Deja escapar un suspiro furioso.
—Se suponía que leyeras un libro, Jack. Algo que no describa amor y romance
y sexo en términos de anatomía y estructura ósea.
—¿Hay sexo en este libro? —pregunto, ligeramente disuadido de mi
argumento—. Dime más.
—¡Estoy hablando sobre romance en general! El romance no es
necesariamente sobre sexo.
—Estoy bastante seguro que los dos están conectados de algún modo.
—Y es por eso que no has tenido una cita. —Palmea el asiento junto a ella en
el sofá—. Desde que lo tienes, no hay forma que no la miremos. Come antes de que
la comida se enfríe.
Me siento, principalmente porque la idea de pasar el tiempo con Allie es
26 mucho más atractiva que tener una casa vacía la noche del sábado. Mi condominio
tiene todo lo que un hombre adulto podría desear, excepto por una cosa que el
dinero no puede comprar. Calidez.
La única vez que este lugar se ilumina es durante mis cenas de domingo con
Allie. De algún modo, es un poco menos frío, un poco más animado, y un poco
más como hogar… hasta la mañana cuando el vacío resuena diez veces peor.
Los créditos comienzan, otra vez, y me siento en el sofá. Me inclino un poco
hacia adelante, luchando con los primeros bocados de comida con un modelo
incomodo de palillos antes de que finalmente establezca un ritmo. Junto a mí, Allie
come del pollo con una furia, como si nunca tendrá otra comida otra vez. Todo el
tiempo sus ojos se mantienen fijos en la pantalla.
Se ríe de algo en la pantalla, señala con sus palillos.
—¿Viste eso?
Me giro para mirarla a ella en su lugar, cuando se ríe es mi cosa favorita. No
conozco a alguien que se ría como ella; es como si pusiera toda su mente, cuerpo y
alma en ello. Todo, desde el brillo en sus ojos, el temblor en sus hombros, hasta el
sonido suave y agitado, se mueve con ella, sonando como alegría empacada en una
linda pequeña rubia.
Espero desesperadamente que su sentido del humor me contagie. Una de mis
últimas novias terminó las cosas después de informarme que era demasiado serio
para su gusto. No sé cómo ser menos serio, pero imagino que si alguien puede
enseñarme, es Allie.
—¿Entonces, ya hablaste con ella?
—¿Con quién? —Empujo un pedazo de brócoli en mi boca para evadir.
—Caroline.
—Por supuesto que he hablado con ella, trabajamos juntos.
—Vamos, ¿por qué no la has invitado a salir?
Hay una nueva enfermera en el hospital llamada Caroline, y Allie tiene en la
cabeza que sería la cita perfecta para mí. Estoy sinceramente en desacuerdo.
—No salgo con compañeras de trabajo.
—Ella podría transferirse de departamento.
—Incluso si estuviera interesado en ella, no estoy poniendo ninguna de
nuestras carreras en peligro. Hay bastantes otros peces en el mar.
—Me alegra que creas en la única —Allie rueda los ojos, entonces saca dos
27
galletas de la fortuna de la bolsa y las pone en su plato—. Solo piénsalo. Un doctor
y una enfermera, ¿qué lindo sería eso? Podrían dar estetoscopios en miniatura en
su boda. ¡Y los niños! ¡Solo piensa en lo sanos que tus hijos serían!
—¿Mini estetoscopios?
—¡Para escuchar el sonido de dos corazones latiendo juntos e-n-a-m-o-r-a-d-o-
s! —Allie se abanica, y finge desmayarse—. Está bien. Todavía estoy trabajando en
los detalles. Pero tenemos opciones. ¿Recuerdas esas paletas que los doctores les
dan a los niños después de la consulta médica? Esas podrían ser tus recuerdos.
Conseguiremos sus nombres estampados en ellas.
—No.
—¡Vamos, sueña conmigo, Jack!
Ella golpea mi rodilla con su mano, y no puedo evitar estremecerme. No sé lo
que me está pasando desde que la vi en ese vestido en el restaurante, sonriéndome
como si debiéramos estar juntos. Es como si mis ondas cerebrales hubieran
cambiado, y de repente el roce de la piel de Allie contra la mía envía una corriente
eléctrica que me deja caliente. He tratado de volver a la forma en que eran las
cosas, pero parece más imposible cada día.
—No soy un soñador —digo, una vez que puedo hablar otra vez. Trago mi
comida así no me ahogaré, solo en caso de que decida tocar mi pierna otra vez—.
Soy práctico.
—Pero Caroline. ¿No te gusta?
Nunca le he dado a Allie algún indicio de que me guste Caroline. Lo único
que puedo pensar de eso es que una vez le mencioné a Allie que Caroline era muy
capaz en su trabajo. Aparentemente, Allie había interpretado eso como una señal
de que quería casarme con ella.
—No estoy interesado en salir con Caroline —reitero—. Y seguro que no
estoy interesado en tenerte planeando una boda para nosotros.
—Eso me suena a que solo estás asustado. Espera hasta que conozca al nuevo
y mejorado tú. Jack Darcy dos-punto-oh. Una vez que termines con la Academia de
Romance de Allie, la cortejarás tan duro que ella no sabrá qué la golpeó.
—No quiero cortejar a nadie.
—Cortejar puede ser muy efectivo. Prueba A: Mira y aprende, ¿quieres? —
Allie toma el control remoto y sube el volumen—. Mira a un maestro en acción.
Por cierto, ¿terminaste con tu pollo?
Empujo la comida hacia ella, y se come el resto de la comida en segundos.
28 Poniéndome de pie, agarro los contenedores y llevo todo a la cocina.
Una vez solo, me inclino contra el mostrador y tomo varias respiraciones para
sacudir fuera esa chispa eléctrica. Mis músculos están más tensos de lo normal, y
parece que no puedo tomar una completa bocanada de aire.
—¡Te estás perdiendo el espectáculo! —grita Allie—. Y me voy a terminar el
vino si no vuelves aquí.
Regreso, encontrando a Allie envuelta en la suave y esponjosa manta que me
compró como un regalo de inauguración de la casa. Nunca deja el brazo de mi
sofá. Sus ojos están amplios y brillantes, y por un segundo, esos ojos azules me
mantienen cautivo.
Me siento cautelosamente en el sofá a su lado, y ella se acurruca contra mí sin
apartar la mirada de la pantalla. Es más cómodo de esta manera, clama. Más fácil
para el cuello.
Tengo que estar en desacuerdo. Mi voto dice que es increíblemente difícil
mirar una película con una hermosa mujer toda envuelta alrededor de mí, incluso
si ella es solo una amiga. De hecho, paso la mitad de mi tiempo recitando un
diccionario médico en mi cabeza para mantener todo apto para todo público.
Eventualmente, una media hora pasa, luego una hora, y Allie suspira cuando
algo romántico pasa en la pantalla. Su suspiro roza sobre mi mano, y me aparto de
ella.
Siente el movimiento y se menea a una posición acostada, pateando sus pies
sobre mi regazo y poniendo su cabeza en el reposabrazos. Sus parpados están
caídos, y es en este punto en cada una de nuestras cenas de domingo que Allie cae
presa de un coma de comida y se hunde en un sueño dichoso en mi sofá.
Allie se duerme casi inmediatamente. Por segunda vez hoy, estoy atrapado
mirando el final de Orgullo y Prejuicio solo, preguntándome qué significa ese
pequeño golpe en mi corazón. Debato en tomar unos cuantos Tums 7 solo para estar
seguro y descartar la acidez.
Una vez que la película termina, quito mis ojos de la pantalla y miro a Allie.
Duerme con una media sonrisa adorable en su rostro, y es mi parte favorita sobre
nuestras noches juntos.
Mi mano sube, casualmente cepillando un mechón de cabello de su rostro. Se
pega a su mejilla, así que lo cepillo otra vez, y entonces una tercera vez, y luego
imagino que también podría pasar una mano por su cabello porque mis dedos ya
están enredados ahí.
Ella se mueve, haciendo un suave gemido. Estoy sudando balas,
29
preguntándome qué me pasó. No suele ser así. Quiero decir, el comer hasta que
estamos comatosos y dormirnos sí, pero el nivel de atracción que estoy sintiendo
hacia Allie está fuera de serie.
Rezo para que no me atrape pasando una mano por su cabello. Podría haber
inhalado, también, porque cualquier aroma que use es intoxicante. No es de extrañar
que no puedo retener una novia; podría haber olido el cabello de mi mejor amiga.
Si eso no califica como incómodo, no estoy seguro qué lo hace.
Afortunadamente, ella no parece haber despertado. Pero mi corazón late
mientras rueda otra vez, rozando su pie contra mí en su sueño.
Rozando contra mi longitud, debería decir. Es una de las muchas palabras
para sustituir pene, de acuerdo a la colección de libros románticos de Allie. Los he
hojeado una o dos veces por curiosidad, y es increíble las muchas palabras que hay
para un órgano reproductor básico.
Un órgano reproductor que está claramente firme esta noche. Mis
terminaciones nerviosas están en llamas, y mi corazón está latiendo en una forma
que no tiene nada que ver con el romance y todo que ver con el deseo humano
básico.
Su cabello rubio está esparcido por el sofá y sus labios, tan llenos y tentadores
que es un milagro que en verdad nunca los haya notado antes, se han formado en
7 Tums: Antiácidos.
un medio mohín testarudo que solo puede ser descrito como lindo. Un mohín tan
perfecto que no puedo resistir darles un vistazo largo y complaciente.
Eventualmente, giro mi atención al techo y comienzo a recitar todo desde el
juramento de fidelidad hasta las tablas de multiplicar. Recordar las definiciones del
diccionario de terminología médica me ayuda a llegar a la medianoche, lo cual es
casi el momento en que me doy cuenta que he estado sentado aquí mientras Allie
duerme por casi una hora.
No quiero despertarla, pero necesito conseguir dormir. Así que, mientras da
un pequeño suspiro soñador. La tomo en mis brazos y me preparo para
levantarme. Sin embargo, en lugar de despertarla como había anticipado, Allie
simplemente se acurruca más cerca.
—Eso se siente bien —murmura—. Déjame quedarme aquí, Jack.
El latido de mi corazón suena como una línea de conga mientras me paro,
tirándola a mi pecho, y me muevo hacia la habitación. No es más pesada que un
manojo de plumas, incluso con toda la comida que comió esta noche. Puedo ser un
médico profesional, pero no puedo por mi vida imaginar cómo Allie Jenkins come
30
como un rinoceronte y mantiene su dulce pequeña figura.
Está perfectamente proporcionada, en mi opinión. Grandes ojos azules y
bastantes curvas, todo empacado en un pequeño, y delgado cuerpo. No tengo una
tonelada de amigos, pero cualquiera que la haya visto la ha admirado desde lejos,
siempre vacilantes de acercarse demasiado debido a la naturaleza de nuestra
amistad.
Nuestra amistad, me digo, preguntándome por qué el mundo está enviándome
señales de que la amistad ya no es suficiente para mí cuando se trata de Allie.
Éramos felices siendo amigos. Funcionábamos juntos. Como dijo, hago un desastre
de las citas. Me niego a hacer un desastre con Allie.
Llego a la habitación con ella pegada a mí como Velcro. Tengo que quitar sus
brazos de mi cuello mientras la acuesto en mi cama. Tiro de las mantas arriba y
sobre ella mientras se menea debajo, y entonces miro por un momento extra para
asegurarme de que está cómoda. Finalmente, cuando estoy convencido de que está
fuera de combate, cierro la puerta y me dirijo a una larga, y fría ducha.
Después, me visto rápidamente y me arrastro hacia el sofá en un par de
shorts y una camiseta. Me echo y pongo mis pies arriba, acomodándome para
pasar la noche.
Este acuerdo de dormir es tan regular que he considerado conseguir una
segunda cama. Allie siempre insiste en que debería tomar el sofá mientras yo tomo
la cama, pero siempre está demasiado borracha para en verdad discutir con los
acuerdos. Ella incluso ha dejado un par de shorts y una camiseta en mis cajones
que se pone antes de que empecemos la película así no tiene que cambiarse al
pijama.
Después de mucho pensar, opté en contra de comprar una cama para la
habitación de huéspedes. La dejaré como una oficina que no necesito. Después de
todo, si hubiera una cama de invitados, no tendría una excusa para acurrucarme en
el sofá y tirar de su esponjosa manta a mi pecho. Huele justo como ella. Floral,
como primavera y lluvia. Rosas y arcoíris. Dulce y fresco.
Tiro de la manta a mi barbilla y enciendo la televisión. Los créditos finales
todavía están rodando de nuestra sesión de películas anterior. Debato entre
cambiar a un nuevo canal, pero no puedo obligarme a hacerlo. Decido que es
tiempo de que tome la clase de Allie en serio. Necesito manejar esto llamado amor,
y necesito encontrarlo… por mi propia cordura.
Porque este asunto con Allie está volviéndome loco.
Ella nunca me ha dado ningún indicio de que esté interesada en mí como algo
más que un amigo. Así que, mi primer orden de negocio es conseguir sacar esta
31
salvaje fantasía que mi mente ha conjurado de nosotros dos juntos, porque si no,
estoy seguro que lo arruinaré, y eso no será bonito. Quiero decir, olí el cabello de
mi mejor amiga esta noche mientras dormía. En verdad es momento de controlarse
y seguir adelante.
Doy clic en reproducir por tercera vez esta noche. ¿Qué diablos? No tengo
nada que perder.
Romance, aquí voy.
Capítulo 5
ALLIE
Cuando despierto, es como si los ángeles estuvieran cantando y suaves
plumas acunan cada centímetro de mi cuerpo, esta cama es gloriosa, e igual es el
olor del café recién hecho.
No puedo estar en casa. Cuando me despierto en casa, el olor de café no
aparece hasta después de que he sacado mi trasero de la cama y hecho una olla, y
mi cama no es ni la mitad de cómoda que esta.
También está el ligero olor de mantequilla caliente que tiene a mi nariz en
32 alerta máxima. Es entonces que todo cae en su lugar; he despertado en esta
posición muchas veces para saber exactamente lo que está pasando después.
Cierro mis ojos, escuchando el familiar quebrar de huevos mientras Jack los
añade al sartén. Reposo en su cama un segundo más porque es glorioso, y sé que le
tomará por lo menos unos minutos más en la cocina antes de que se deslice en la
habitación y me despierte con un suave, y gentil murmullo de mi nombre.
Cuando digo que su cama es gloriosa, me refiero a que es increíble. Veamos,
amo mi cama. Amo la mayoría de las camas. Disfruto a fondo de un buen sueño,
tanto así que en cualquier lugar que pueda ponerme cómoda y cerrar mis ojos es
un pequeño pedazo de cielo.
Pero, no hay lugar en la tierra como la cama de Jack Darcy.
Mi cama es una linda cama doble metida en una habitación amarilla brillante
en mi apartamento de una habitación con renta controlada. Entonces, está la casa
de Jack.
Él tiene el piso superior, el penthouse condominio. Dos habitaciones, dos
baños, montones de espacios abiertos y modernos, diseño interior que llama la
atención. Una pared entera en su habitación es una ventana con vista a Los
Ángeles. Puedo ver el océano, el sol de la mañana brillando en el agua, el inicio del
fácil tráfico del domingo.
Me acurruco bajo las lujosas mantas por otro largo rato, empujando la culpa
de robar la cama de Jack otra vez. Siempre le digo que me deje dormir donde
caigo, pero nunca lo hace.
Él podría ser una cita incomoda, pero es un chico dulce. Gentil, a menudo
amable, excepto cuando es demasiado franco. Pero debajo de todo eso, hay un
osito de goma que tengo la suerte de tener como amigo.
Finalmente, la culpa de acostarme mientras Jack cocina el desayuno me saca
de la cama. Echo una mirada en el espejo y estoy sorprendida de encontrar que
luzco como algo sacado de Viernes 13. El maquillaje está en todas partes. Mi cabello
es un nido de ratas. Tengo brillo labial donde debe estar la sombra de ojos.
Después de tomar una ducha rápida en el baño principal, hecho un vistazo en
la gaveta extra de la cómoda donde Jack mantiene todas mis camisetas favoritas.
Técnicamente son sus camisetas, pero las robo como los M&M’s del frasco de
dulces.
En secreto sospecho que arregló esta pequeña gaveta para mí a propósito así
no iré husmeando por el resto de su ropa mientras robo mis favoritas. Lo cual es
33
gracioso porque no es como si no tuviera bastante de mi propia ropa aquí.
Tengo unos cuantos jeans, una o dos camisas de trabajo, y un montón de
calcetines escondidos entre otras ropas al azar que he dejado aquí con los años. Los
calcetines son una cosa que Jack nunca me deja tomar prestados, así que tuve que
sobre compensarlo. Básicamente, tengo suficiente ropa en casa de Jack para
vestirme para cualquier ocasión si surge la necesidad.
Poniéndome una vieja camiseta de universidad y shorts, me escabullo por el
pasillo y voy hacia la cocina. Aparezco en la puerta, lista para saludarlo como
siempre, cuando noto que algo está mal.
Está silbando esta mañana. Silbando.
Jack Darcy no silba. Estrecho mis ojos, mirando mientras se mueve con
facilidad, casi relajado, detrás de la estufa. ¿Está sonriendo? ¿De qué tiene que
sonreír? Jack Darcy no silba o sonríe al menos que alguien le dé una muy buena
razón para estar feliz. No es que sea un gruñón, solo es… reservado con sus
expresiones.
Me retiro de la puerta y observo por un momento. ¿Qué diablos lo tiene de
tan buen humor? Usualmente arroja un plato de huevos en la mesa mientras me
dice que deje de ponerle cuatro cucharadas de azúcar a mi café. No importa el
montón de crema.
Me siento un poco como un cuidador del zoológico mientras observo a Jack,
inspeccionando algún exótico animal nunca antes visto en la naturaleza. Esta
mañana, es fácil ver por qué Aimee me ha estado fastidiando por años con
perseguir a Jack.
Entiendo su confusión. Puedo ver, objetivamente, lo que notan las mujeres
que giran para verlo pasar en la calle. Jack es alto y delgado, su cabello oscuro
despeinado por pasar la noche en el sofá. Sus abdominales, santos abdominales, se
flexionan mientras gira para lanzar las cascaras de huevo en la basura. Olviden un
paquete de seis, parece haber doce abdominales en el estómago de Jack.
Incluso su espalda está en forma. ¿Puede una espalda ser hermosa? Leo
bastante romance, así que debería saber la respuesta a esto, pero mi mente está
experimentando dificultades técnicas. En verdad es una linda espalda.
Generalmente, Jack duerme en camiseta y protege mis tiernos ojos de su
deslumbrante abdomen. Pero no esta mañana. O perdió su camiseta o la olvidó, y
ese deslumbrante cuerpo está enviando sinapsis que se disparan a mis partes de
chica. Junto con todos los demás lugares.
Lo bebo, de repente ya sin hambre. Inesperadamente no más obsesionada con
el olor de café. Mientras voltea los huevos, sus músculos se tensan, todos tan
34
atractivos y definidos. Maldita sea su rutina de gimnasio.
Me pregunto brevemente si hace esto por todas las mujeres que duermen
aquí, e inmediatamente descarto la idea. Es como una ducha fría golpeando sobre
mi cabeza. Lucho por poner mi dedo en por qué odio el hecho de que
probablemente ha habido una mujer de pie justo donde estoy en el pasado,
comiéndose con los ojos a Jack Darcy justo como yo.
Estoy en el proceso de encontrar el coraje de aclarar mi garganta y
anunciarme cuando doy un paso. Desafortunadamente, golpeo mi dedo contra la
puerta en el proceso, terminando con una maldición que es inusualmente violenta
para mí. Mi larga, estridente palabra con M tiene el efecto colateral de arrastrar una
sonrisa sardónica sobre Jack mientras salto alrededor de dolor, y se gira para
enfrentarme.
—Buenos días para ti, también —dice—. Estaba esperando un hola, pero
supongo que un mierda lo hará.
—Entonces, ¿eso que huelo son huevos? —digo, tontamente cambiando de
tema. Me siento tan torpe como es humanamente posible, ahora que estoy cara a
cara con un Jack medio desnudo—. Estoy muriendo de hambre.
—Son huevos.
—¿Café? —Voy hacia el mostrador, con una pequeña cojera—. No tenías que
hacer esto. Nada de esto.
—Siempre cocino el desayuno para mí; es lo suficientemente fácil lanzar unos
pocos huevos extras.
—Y dar tu cama… no tenías que hacer eso, tampoco.
En respuesta, él desliza los huevos en un plato y lo lanza a la mesa.
—El sofá no es tan malo; me gusta un cambio de escenario de vez en cuando.
Me inclino y le doy el beso más breve en la mejilla. Se pone rígido
ligeramente, entonces se da vuelta y pone la comida en la mesa.
—Vamos a comer.
Veinte minutos después, hemos terminado el desayuno y nos hemos vestido
para el día. Estoy también convencida que Jack me dejará llevarlo al trabajo.
Vivimos en un soleado Los Ángeles, y más días que no, no es problema que el
único vehículo que Jack Darcy posea sea una ruda motocicleta.
Entonces, hay días como hoy. Una lluvia sorpresiva ha caído durante el
desayuno, cayendo con demasiada fuerza para que un viaje al trabajo sea cómodo.
Con suerte, tengo un auto con un techo real, y Jack no está de humor para llegar
35
empapado.
Terminamos el desayuno a la vez y nos dirigimos a mi auto. Conducimos en
silencio por un rato, el tráfico aumentando a pesar de ser una mañana de domingo.
Doy unas cuantas miradas hacia él y atrapo una vista de esa mandíbula… fuerte y
atractiva. Su rostro, concentrado, muestra solo un indicio de rastrojo en su barbilla.
—Entonces —digo, facilitando la conversación—. ¿Qué es diferente esta vez?
—¿De qué estás hablando?
Piso el freno y entro en el atestado tráfico. Echando un vistazo a Jack, me doy
cuenta que todavía me distrae, incluso con una camisa puesta, así que regreso mi
mirada al frente.
—Quiero decir, ¿por qué viniste a mí por ayuda después de esta cita? Has
estado en un millón de citas que no llevaron a nada, pero eso nunca te molestó
antes.
—No es nada. —Inclina su cabeza, mirando por la ventana del lado del
pasajero—. Solo estoy listo para encontrar algo más serio.
—No lo compro —le digo—. ¿Qué hizo esta mancha de vino peor que todas
las demás?
Su mandíbula está tensa, y siento que hay algo que preferiría ocultarme.
—¿Es sobre Caroline? —pregunto—. Puedo hablar con ella si quieres.
Podemos arreglar un encuentro accidental, y…
—No es sobre Caroline. No tengo interés en ella, y nunca la has conocido, así
que no sé por qué tú tienes un interés en ella.
—¡Porque mantienes tu vida tan aislada de mí! Te presento a todos mis
amigos. Del trabajo y demás.
—No estoy ocultando a mis amigos de ti.
—Todavía no me estás dando una buena respuesta a mi pregunta.
Su mandíbula se aprieta, su mirada todavía viendo por la ventana.
—Solo estoy listo para terminar. Las citas desastrosas, el tiempo perdido, las
charlas en línea que no van a ningún lado.
—¿Sabes lo que estás buscando?
Se encoge de hombros.
—Supongo que lo sabré cuando lo vea.
Siento que no estoy consiguiendo más de esta conversación, así que no
presiono. El resto del camino consiste en una fácil mezcla entre el programa de
36 radio y un amigable silencio. Llegamos sin más incidentes al hospital, y pongo el
auto en el estacionamiento mientras Jack se desabrocha el cinturón.
—Gracias por el viaje. —Es el turno de Jack de inclinarse esta vez mientras
planta un casto beso en mi mejilla—. ¿Cuándo es nuestra siguiente lección?
—Justo ahora —digo, mirando al reloj, notando que estamos media hora
antes de su turno—. Lección tres. Siempre sé puntal en tus citas.
—¿Y la siguiente lección?
—Lección cuatro. Lee los malditos libros que te di.
—¿Y la cinco? —pregunta con una sonrisa divertida—. Si no lo has
averiguado, estoy tratando de averiguar cuándo será la próxima vez que pueda
verte.
—Regla número cinco: No estés tan ansioso. —Le sonrió—. Hablaremos
después. Por cierto, ¿necesitas un viaje a casa hoy?
Él niega mientras se desliza fuera del auto.
—Tenemos ese juego de caridad, así que conseguiré un viaje a casa con
Shane.
Espero en mi auto, mirando mientras Jack entra al edificio. Camina con tal
confianza que es difícil apartar la mirada. Ha estado dentro del edificio por dos
minutos antes de que me aleje y note, ni a media cuadra después, que su teléfono
debe haberse deslizado fuera de su bolsillo y caído en mi asiento.
Dudo en mantenerlo por el día, pero Jack no tendrá una manera de ponerse
en contacto conmigo sin su teléfono. Así que, giro el auto y vuelvo a entrar en el
estacionamiento. Dejando el auto en un lugar de estacionamiento de quince
minutos, salgo y me digo que esto no es una exploración.
Estoy aquí solo para regresar un teléfono. Totalmente no estoy aquí para
mirar el lugar de trabajo de Jack y la nueva enfermera, me digo mientras cierro la
puerta de mi auto. Solo negocios. Si me encuentro con Caroline accidentalmente, así
será.
43 Me meto la paleta en mi boca, por ninguna otra razón que darme algo que
hacer.
—¿Estás segura que te sientes bien para conducir? —pregunta Caroline
mientras lucho por ponerme de pie y tropiezo en dirección a mi bolso—. Puedes
descansar aquí un rato más si quieres.
—Estoy bien —digo, colapsando contra el marco de la puerta—. Estoy muy,
muy bien, gracias.
—Está bien, de acuerdo, tengo que trabajar, ¿así que supongo que te veremos
esta noche?
Asiento, y entonces finalizo con el saludo del dedo más tonto conocido por el
hombre.
Caroline probablemente piensa que me faltan algunos tornillos. Es muy
probable que asuma que Jack Darcy solo pasa tiempo conmigo porque soy un caso
de caridad. O tal vez es porque soy un raro misterio médico y él quiere
investigarme con ese gran, gordo y súper inteligente cerebro suyo. Estoy segura
que soy una anomalía.
Salgo del hospital, escudando mis ojos con una mano para evitar encuentros
futuros con sangre. Logro pasar por las puertas delanteras después de chocar en no
menos de siete marcos de puerta a lo largo del trayecto. Pero no me he desmayado,
lo cual hace este viaje un asombroso éxito.
Sin embargo, cuando llego afuera mi éxito es efímero.
Miro alrededor, buscando mi auto. Tengo mi teléfono y las llaves en mi bolso,
pero el auto que coincide con las llaves ha desaparecido.
—Acabo de verlos remolcar algo que podría haberte pertenecido —dice un
viejo y decrepito guardia detrás de mí—. ¿Nissan negro?
—¡No! ¿En serio? Quiero decir sí, es mío. —Aprieto mis llaves y aprieto
furiosamente el botón de la alarma con la esperanza de que mi bocina
enloqueciera—. No tengo tiempo para que confisquen mi auto. Estacioné en un
lugar de treinta minutos.
—Estacionaste en un lugar de quince minutos, y había estado ahí cerca de una
hora. —Me estudia—. ¿Perdiste la noción del tiempo?
—Supongo que podría decir eso. —Miro mi teléfono, desafortunadamente
confirmando las acusaciones—. Bueno, mierda.
Hago una pausa, pensando por un momento, y reviso mis contactos. Pienso
instantáneamente en llamar a Jack, pero eso no servirá de mucho ya que está
trabajando aquí, y su moto está en casa. Paso a través de mi agenda a la siguiente
44 mejor opción, marco llamar, y espero a que responda la única persona que sé no
me fallará.
—¿Papá? —digo una vez que responde—. Oye, algo extraño pasó hoy.
—¿Qué hiciste esta vez?
—¿Qué hice? Desearía que tuvieras más fe en mí —digo, encogiéndome
porque sé lo que vendrá después—. Solo llamo para saludar.
—Saludar, ¿y…?
Dejo salir un suspiro de frustración.
—Lo siento. Llamaré más seguido.
—¿Qué necesitas, cariño?
—Me remolcaron el auto en el hospital. Larga historia.
—Bien, puedes contarnos sobre eso durante el té.
—¿Té? —Niego, entonces me doy cuenta que mi papá no puede ver eso—.
No me vas a sobornar. Olvídalo, caminaré a casa.
—Voy en camino, calabaza. No te atrevas a moverte.
—¡Papá!
—No voy a sentarme solo a tomar el té, cariño.
—¿Me estás tomando de rehén?
—Pagaré la multa de incautación de tu auto y te llevaré.
Muerdo mi labio. La oferta es una buena, y él lo sabe.
—Bien, tenemos un trato. Pero no puedo quedarme mucho porque tengo un
juego esta noche.
—¿Qué tipo de juego? ¿Bingo?
—Papá. Vamos. Sé de deportes.
—¿Cuál es tu deporte favorito?
—El eh… —vacilo—. Uno con la pelota.
—Te veo pronto, calabaza. Por cierto, hoy es con los Darcy.
—Voy a echarme para atrás con nuestro trato.
—Demasiado tarde.
45
Capítulo 7
ALLIE
—Es tan bueno verte. —La señora de William Darcy finge una sonrisa—. Ha
pasado mucho tiempo, Allie.
—Lo ha sido —concuerdo en voz alta, pero por dentro, estoy
vehementemente en desacuerdo. No ha sido lo suficientemente largo—. ¿Cómo está?
Ella estudia mi apariencia, sus ojos brillantes absorben mis ropas desaliñadas
y cabello de aspecto salvaje. Después de todo, básicamente barrí el piso del
46 hospital con mi cola de caballo cuando me desmayé, y no he tenido tiempo de
ducharme esta mañana. Gracias a mi padre manteniéndome como rehén para la
cita de té de mi madre esta tarde.
—Oh, tú sabes —dice eventualmente, despidiéndome con un golpecito de sus
dedos—. Estoy muy ocupada. Justo la semana pasada volé a París para una
conferencia, y en cuanto volví, los rusos querían una actualización en persona del
equipo de investigación, así que… —Suspira pesadamente—. Me lancé a Moscú
por veinticuatro horas. No hace falta decir, que mi trabajo aquí ha quedado en
ruinas.
—Ahora, querida, no exageres. —William Darcy sonríe a su esposa,
pavoneándose mientras sus ojos se deslizan sobre su forma esbelta. El traje blanco
a la medida que ella está usando probablemente cuesta más que un mes de mi
salario—. Su trabajo es un éxito deslumbrante. De hecho, va a recibir uno de los
premios más prestigiosos en la industria en unas semanas.
—Felicidades —murmura mi papá mientras mi madre levanta sus cejas y da
su propia sonrisa falsa—. Eso es increíble, William, eres un hombre muy
afortunado.
William Darcy se inclina en su silla y suelta una carcajada mientras su esposa
finge no escuchar. Mientras tanto, lucho por no poner los ojos en blanco. Todo esto
—el té de la tarde, los premios, el informe de viajes—, no tiene sentido para mí.
Pero las posiciones son una parte tan importante de sus vidas como respirar. Es
como si no pudieran apagar este desfile de logros.
Mi padre es la única excepción en esta mesa. Es el único que no es doctor,
además de mí. Mi madre es una especialista en neurología, mientras que ambos
padres de Jack son investigadores en la cima de sus respectivos campos médicos.
—¿Cómo está tu trabajo, Franklin? —pregunta William—. ¿Manteniendo a
los chicos en forma estos días?
Mi papá prefiere Frank. Las únicas personas que lo llaman Franklin son el
señor y la señora Darcy. De alguna manera, la pareja parece pensar que la elección
de carrera de mi papá, como un profesor de leyes en una de las universidades más
prestigiosas del estado, es insatisfactoria. Como si él fuera una especie de fracaso
de algún tipo, lo cual es ridículo. No me imagino lo que piensan de mi elección de
carrera.
—Está bien —dice—. Va muy bien, gracias por preguntar.
—¿En qué estás trabajando? —presiona la señora Darcy—. ¿Eres parte de la
47 nueva legislación sobre la igualdad en la fuerza de trabajo para las mujeres?
Mi papá frunce el ceño.
—No, estoy enfocado en enseñar.
—Un gran trabajo —brama el señor Darcy, luciendo complacido mientras
desliza su brazo alrededor de la silla de su esposa—. Alguien tiene que enseñar a la
siguiente ola de cazadores de ambulancias 8. ¿No es cierto, Franklin?
Kathleen Darcy exhala pesadamente, como si la respuesta de mi padre fuera
un ataque personal a ella.
—Es muy importante, Franklin. Las mujeres en el mundo laboral…
—Sé que es importante, Kathy —interrumpe mi papá—. Después de todo,
tengo una hija en el mundo laboral. No quiero nada más que derechos igualitarios
para ella.
—Sí, pero… —Kathleen mira en mi dirección una vez más, sus ojos se dirigen
a un mechón de cabello suelto junto a mi rostro. Luego, en un susurro que es lo
suficientemente fuerte para que todos escuchen, murmura a mis padres—:
¿Podemos en verdad llamar al trabajo de Allie una carrera? Ella limpia narices de
niños para vivir.
8
Cazador de ambulancias: Es un abogado que se especializa en presentar casos que buscan daños por
lesiones personales.
—En realidad, eso no es lo que hago… —Comienzo, antes de decidir que no
vale la pena perder el aliento en la discusión. He explicado lo que hace una
maestra de kínder demasiadas veces para contar, y simplemente no entra en las
mentes de los Darcy. Tal vez sea su IQ demasiado alto—. Tiene razón —digo, con
sarcasmo—. Enseñar a los jóvenes de nuestra nación no es importante.
—Oh, Allie, por supuesto que no es a lo que mi esposa se refiere —dice el
señor Darcy—. Solo está diciendo que como una carrera, no hay mucho espacio
para el avance.
—Eso tampoco es cierto —murmuro, y luego me detengo, recordándome
guardar el aire.
Mi madre tiene una mirada asesina en su rostro, así que me callo para bien.
Decido que tomar un macaron y meterlo en mi boca es una manera mucho mejor
de pasar mis próximos minutos en esta tierra. No me importa lo que los Darcy
piensen de mí, pero a mi madre seguro que sí.
—Allie tiene mucho a su favor. Es relativamente joven, bastante atractiva —
comienza Kathleen—. William, ¿puedes pensar en cualquier hombre en el club que
48
esté buscando un compromiso?
Sostengo mi macaron a medio comer.
—¿Disculpe?
—El club es un lugar excelente para encontrar un esposo —dice William con
una sonrisa radiante—. Harías a algún hombre muy feliz, y él sería capaz de
proveer para ti. Tenemos montones de familias con excelente crianza en el club.
—¿Qué son, perros? —espeto. Mi madre no luce complacida con eso, pero no
me importa. Contengo bastante mi lengua, cerca del Dúo Darcy por ella. Hay una
razón de por qué Jack y yo nos mantenemos tan lejos como es posible de nuestros
padres—. No estoy interesada en, eh, la crianza, o comprometerme en nada.
Kathleen le guiña a mi madre.
—A su edad también pensé lo mismo. Y entonces conocí a William.
Mi madre desvía la conversación con una historia de cómo conoció a mi
padre. Mientras tanto, me concentro en machacar un bocadillo en pedazos en mi
plato. Mi padre observa con diversión, y es solo cuando mi madre niega hacia mí
que lanzo una servilleta sobre ello.
Esta es la razón por la que Jack y yo conectamos. Nuestro mutuo desagrado
por este estilo de vida. Pasar tiempo con nuestros padres es siempre lo mismo. Los
Darcy quieren presumir de sus carreras pomposas, mientras mi madre está
desesperada por mantenerse al día con ellos.
Mi papá es como yo. Es un poco mejor en mantener su boca cerrada que yo,
pero solo porque ha tenido más años de práctica. Él y yo tendemos a mirar esos
eventos tanto como miraríamos un circo.
Entra Jack Darcy. Es cinco años mayor que yo, así que puedo decir que lo he
conocido desde el día que nací. Crecimos juntos y decidimos mutuamente que
queríamos ser polos opuestos de nuestros padres. Se convirtió en nuestra
búsqueda, nuestra misión, tener vidas normales y carreras satisfactorias. Son solo los
lazos de familia lo que nos mantienen atados a estas obligaciones sociales.
Para el momento en que mi madre ha terminado su historia, me he puesto de
mal humor. Me siento descontenta de todo: No solo todos piensan que tengo un
fracaso de carrera, sino que piensan que necesito un esposo para arreglar las cosas.
El truco es que mientras que amo mi carrera, no me importaría una relación… y
estoy fallando en eso, también.
—Saben, casarse no lo es todo —digo, mientras mi madre termina su
historia—. Estoy feliz con mi carrera. Estoy feliz con ser soltera.
—Nadie dijo que no eras feliz —tranquiliza William, siempre el pacificador—
49
. Solo queremos lo mejor para ti, Allie. Te conocemos desde el día en que naciste.
Somos como familia.
—Haríamos lo mismo por nuestro propio hijo —dice Kathleen con un
asentimiento—. Queremos lo que es mejor para ambos. Después de todo, son como
hermanos.
Arrugo mi nariz, pensando que se siente extraño escuchar a la mamá de Jack
hablar de nosotros siendo tan cercanos como hermanos. Al menos, es extraño
después de los pensamientos que he estado teniendo sobre Jack y su abdomen
muy deslumbrante esta mañana.
—Lo siento.
—Podemos preguntar en el club. —William mira sobre mi cabeza a mi padre,
como si estuviera organizando un acuerdo de negocios—. ¿Qué dices, Franklin?
—Creo que Allie es capaz de encontrar a alguien por sí misma —dice mi
padre con una sonrisa sardónica—. Si así lo elige.
—¿Sí así lo elige? —Mi madre me mira fijamente—. Por supuesto que elegirá
a alguien. ¡No puede vivir el resto de su vida con el salario de un maestro!
—¡Papá es un maestro! —digo, apretando la servilleta en mis manos—.
Quiero decir, un tipo de maestro realmente de clase, pero aun así. Lo hago bien por
mi cuenta. Me gusta mi vida.
—Cariño, vives en un apartamento de una habitación con paredes amarillas.
—¿Y qué, mamá? Soy feliz ahí.
—Si Allie es feliz, voto porque la dejemos vivir su vida y ser feliz. ¿No es lo
que los padres quieren para sus hijos? —pregunta mi padre con un guiño en mi
dirección—. ¿Cómo está Jack, por cierto? ¿Igual de apuesto que siempre?
Síp, respondo automáticamente en mi mente. Tan apuesto como siempre, no
es que a alguien en esta habitación le importe mi opinión. Opto por sentarme de
vuelta y llenarme de bocadillos. La familia Darcy está pagando, y es mi pequeña
forma de rebelión.
—Jack está bien —dice la señora Darcy—. Tengo la sensación de que pronto
se abrirán para él las puertas en el campo de investigación.
—¿Investigación? —espeto—. Pero a él le gusta trabajar en el hospital. —
Intenté quedarme fuera de esto, pero defender a Jack viene naturalmente para mí.
Siempre nos hemos respaldado uno al otro—. Estudió medicina para salvar vidas,
no para trabajar en un laboratorio. —Ante la mirada horrorizada de mi madre,
rápidamente añado—: Sus palabras, no las mías.
50 —Ese es nuestro chico —dice William con una mueca afable—. Testarudo.
Justo como su viejo, supongo. No importa; encontrará una esposa pronto, y ella lo
meterá en cintura, justo como Kathleen hizo por mí. Es más, tenemos seleccionada
la cita perfecta para él.
—¿De qué están hablando? —murmuro con la boca llena de sándwich—.
¿Una cita para qué?
—Bueno, como mencioné, mi esposa va a recibir un premio, y esperamos que
Jack venga a la gala para apoyarla. Por supuesto, necesitará una acompañante
adecuada para esa noche.
—Naturalmente —digo, y mi padre inclina su cabeza para ocultar una
sonrisa.
Debajo de la mesa, veo el pie de mi madre serpentear y golpear el pie de mi
padre. Todo puede verse perfecto desde afuera en la Casa Jenkins, pero debajo de
la superficie, somos un desastre. Si los Darcy solo supieran la verdad, podrían no
invitarnos más a su precioso club.
—¿Y quién es esta mujer? —continúo, una vez que he tragado mi comida—.
¿Jack sabe sobre ella?
—Lo hará —dice el señor Darcy—. De hecho, creo que ambos la conocen—.
¿Sandra Swank?
—¿Están juntando a Jack con Sandra? —Los miro boquiabierta. Sandra
Swank era una bruja engreída que le pidió a Jack ir al baile de graduación—. ¿Por
qué? No funcionó la última vez que hicieron eso. Sandra pasó toda la noche
besuqueándose con Billy Friedman.
—Eran niños la última vez y no sabían lo que hacían —dice Kathleen—.
Sandra cometió un error. Esto no es el baile de graduación, esto es parte de un
compromiso adulto.
—Están barajando mucho lo del compromiso —digo, y me gano una mirada
llena de dagas de mi madre—. ¿No han considerado dejarnos vivir nuestras
propias vidas? —Miro alrededor, desconcertada—. Jack es un doctor por el amor
de Dios. Tiene su mierda resuelta. No necesita que ustedes le organicen su vida.
—Es más como que estamos ayudando al proceso de cortejo —dice Kathleen,
con voz tranquila y aguda. El tono que pone cuando se sale con la suya sin
importar lo que digan después—. Es lo suficientemente mayor para encontrar una
esposa.
—Lo sé. Estoy ayudándolo.
—¿Disculpa?
51 —Estoy ayudándolo —digo—. Pensé en juntarlo con una mujer en el hospital,
así que he estado entrenándolo en cómo tener una gran cita.
Nadie en la mesa luce divertido, incluyendo a mi padre.
—¡¿Qué?! —Abro mis brazos—. Es bueno para él. Y el nombre de la mujer es
Caroline, y es una enfermera.
—¿Una enfermera? —Kathleen arruga su rostro—. Pero nuestro Jack necesita
a alguien que lo desafíe. Mentalmente.
Mi estómago está revuelto por su respuesta, y ni siquiera conozco a Caroline.
Todo lo que sé es que parece increíblemente dulce e inteligente. También sé que, si
esa es su opinión sobre las enfermeras, su opinión sobre mí deber ser incluso más
baja.
—Él irá con Sandra —dice William, poniendo fin al asunto—. Ella viene de
padres excelentes y está en camino a completar su residencia este invierno. Pueden
casarse la próxima primavera y entonces tener hijos al año siguiente.
—Tengo que irme —digo—. Tengo una, eh, cosa.
—¿Una cosa? —dice mi madre, mirando mientras pateo mi silla—. ¿Qué tipo
de cosa?
—Una cosa de kickball.
—¿Desde cuándo practicas deportes? —pregunta William—. Siempre te he
visto como del tipo de ratón de biblioteca. No tenías un hueso atlético en tu cuerpo
cuando eras más joven.
—Vaya genio, gracias —digo, tomando dos sándwiches para el camino. Su
opinión sobre mí no puede ser más baja de todos modos, así que bien podría tomar
la comida gratis. Después de todo, estoy con un salario de maestro, como tan
amablemente señalaron—. Dejaré saber a Jack que dicen hola. Buena suerte con
su… eh, charla de compromiso.
—Oh, querida, un segundo. —Kathleen levanta un dedo—. Mencionaste
perros antes, y tenía un favor que pedirte.
Un sentido de temor se apodera de mí cuando digo:
—¿Sí?
—Nuestra cuidadora está fuera de la ciudad la semana después de la gala.
¿Te importaría sustituir a nuestra niñera de los perros?
—¿Cuidar perros? —No es la idea de cuidar perros lo que es ofensivo para
52 mí. Sucede que amo a los perros, bastante, incluso a los perros Darcy. Es el hecho
de que ellos piensen en mí en la misma categoría que sus perros, pero no su hijo.
Encantador.
—Los perros, bueno, te conocen. Por supuesto que pagaremos. Déjanos saber
cuánto necesitas para llegar a fin de mes.
—Ya estoy llegando a fin de mes —digo—. Pero lo haré. Solo envíenme un
correo con los detalles o lo que sea.
—Genial. Te contactaremos para fijar la fecha para una orientación de
antemano.
—¿Orientación? —Hago una mueca—. ¿Qué tipo de orientación?
—Los perros requieren cuidado impecable —dice Kathleen con una
inclinación de su nariz—. Nuestra peluquera está en París, nuestro entrenador en
Alemania, y nuestra habitual cuidadora de perros es británica. Son de la más alta
calidad de perros.
—Por supuesto que lo son —murmuro—. No sé si pueda…
—Dejaremos un cheque por cinco mil dólares en el mostrador —dice
William—. ¿Eso será suficiente por una semana?
—Bueno, en ese caso, estaré ahí.
Tratando de sonar animada, me meto un macaron rosado en la boca y me
alejo de la mesa. Mi auto todavía está confiscado, pero el club está lo
suficientemente cerca de la casa de mis padres para caminar.
Mientras salgo al exterior, el hermoso día de verano calienta mis hombros
descubiertos, en mi mente reproduzco la conversación de la hora del té. No hay
mucho en ella que me haga feliz, y me pregunto si no debí haberme vendido por
cinco mil grandes para ser niñera de perros.
Entonces, recuerdo que tengo un auto confiscado, un apartamento de una
habitación con un sofá roto, y una deuda estudiantil que necesita pagarse.
También, cuando ese auto confiscado vuelva, debería reemplazar la batería, frenos
y la transmisión.
Básicamente, necesito el dinero. No hay mucho que no haría por cinco mil
dólares, además de romper la ley y vender mi cuerpo. Al final, decido que cuidar
un par de perros delicados es el menor de mis problemas.
También junto a mis problemas está ahora la preocupación sobre Sandra
Swank. Probablemente debería decirle a Jack que sus padres están planeando
53
exhibirlo en el club como en un espectáculo de perros.
Solo desearía que la idea no aplastara tanto mi corazón que doliera. Cuando
llegue el día, será difícil conceder mi tiempo con Jack a alguien, a cualquier otra
persona. Pero más difícil sería verlo casado con una mujer que no amara.
Con renovado vigor, decido llevar la Academia de Romance al siguiente
nivel. Jack necesita enamorarse antes de la gala. Podría no querer verlo casado, pero
no puede casarse con Sandra Swank.
Capítulo 8
REGLA #2 DE KICKBALL: No juegues si no puedes apuntar.
—Él tiene, ah, mucha agresión que sacar. —Caroline cruza sus brazos sobre
una brillante camiseta roja con las palabras Kick-Ballers de lado a lado—. ¿Debería
estar preocupada?
—Siempre ha sido bueno en los deportes —digo con una sacudida de
cabeza—. Injustamente.
Miramos mientras Jack calienta con alguien a quien llama Shane. Los dos
hombres están arrojándose la pelota y atrapándola. Para mí, luce más como una
54 zona de guerra que una actividad divertida. Ese es el por qué decidí permanecer
alejada y utilizar mi tiempo para llegar a conocer a Caroline.
—¿Cuánto tiempo has trabajado en el hospital?
—Unos cuantos meses —dice—. Se siente como más tiempo.
—Jack se ve bien ahí afuera, ¿cierto? —Le guiño—. Es un chico muy
agradable.
—Mmm-hm.
—¿Estás soltera?
—Lo estoy —dice Caroline lentamente—. Y tampoco estoy buscando.
—¿Es porque es un poco incómodo de llegar a conocer? Estamos trabajando
en eso.
—No, simplemente no estoy buscando en general.
—Ese es el mejor momento para enamorarse… o eso dicen. —Doy una
carcajada—. No que yo sepa.
—Sí, pero, no con un compañero de trabajo —dice, moviendo su largo cabello
rubio detrás de su espalda—. Estoy enfocada en el nuevo empleo. De todos modos,
¿cuánto tiempo has conocido al doctor Darcy?
—Mis padres dicen que desde el día en que nací —le digo—. Pero creo que es
una mentira. No puedo imaginarlos trayendo a Jack al hospital. Así que, tal vez
desde que tenía una semana de nacida.
Sonríe.
—¿Crecieron juntos?
—Oh, sí. Hicimos todo juntos. Lo conozco bien… lo que sea que necesites
saber, solo pregunta.
—Eso es lindo.
—¿Qué?
—La forma en que dices “nosotros”. —Caroline mueve sus cejas hacia mí—.
Pensé que estaban casados.
—¿Jack y yo? —Niego y pongo mis ojos en blanco al mismo tiempo, lo cual es
una mala idea. Para cuando logro mirar hacia adelante una vez más, estoy
mareada—. Nah, eso no va a pasar.
—¿Por qué?
—Somos… —Soy interrumpida por el fuerte silbido que significa que Jack
está tratando de llamar mi atención—. ¿Qué quiere ahora?
55 Jack me hace señas para unirme a él, muy a regañadientes, me despido de
Caroline y me pongo de pie.
—Esta conversación no ha terminado —le digo con una sonrisa—. Le diré a
Jack que dijiste hola.
—No, está bien… —Caroline me hace un gesto con la mano, pero al último
segundo se detiene—. Lo que sea. Seguro.
Con eso, marcho hacia Jack y el resto del Equipo Azul. El capitán está
tratando de darnos la alineación titular para el juego, pero imagino que me dirán
cuando sea mi turno, así que no pongo mucha atención y en su lugar decido
susurrar a Jack.
—Caroline se ve muy bonita hoy, ¿no crees? —Me inclino contra Jack y lo
golpeo con mi codo—. Ella dice hola.
—¿Por qué diría hola? —Frunce el ceño mientras mira en su dirección—.
Vinimos juntos. Acabo de hablar con ella.
Exhalo.
—Está coqueteando.
—Tú, allá atrás, chica nueva. —El capitán del equipo me apunta—. Vas a ir
después de Darcy, ¿está bien?
—Nah, ponme de último, por favor —digo, hundiéndome en el fondo—. En
realidad no quiero jugar. Solo soy un cuerpo caliente para rellenar tu formación.
—Alternamos chicos y chicas. Vas después de Jack.
—Espero que sepan que soy horrible —susurro a Jack—. ¿Les advertiste?
—Te advertí que no vinieras aquí. Odias los deportes.
—No me estás haciendo sentir muy bienvenida. —Empujo a Jack lejos del
grupo—. Estoy aquí porque soy tu entrenadora. Me pediste que te ayudara a
enamorarte, así que tengo que monitorear tu comportamiento y darte consejos. ¿Y
esto? —Ondeo mi dedo alrededor frente a su cuerpo—. Es una mala actitud, señor
Darcy.
—Doctor Darcy —corrige—. Función del trabajo.
—Bueno, doctor Darcy, tal vez no serías tan quisquilloso conmigo si
conocieras toda la imagen.
—¿Qué imagen? —La mano de Jack se mueve y se envuelve alrededor de mi
muñeca—. ¿Qué no me estás diciendo, Allie?
Estoy demasiado ocupada mirando su mano en la mía para responder de
inmediato. Tiene este agarre tan poderoso, posesivo, y como que me gusta que lo
56
esté usando en mí. Incluso si solo está tratando de llegar a mis secretos.
—Allie —murmura, su voz cayendo en ese registro bajo, un murmullo secreto
que envía un revoloteo a través de mi estómago—. ¿Qué noticias?
—Toda esta cosa de la Academia de Romance, es… —vacilo—. Es más
urgente que nunca que encuentres a alguien.
—¿Por qué?
—Porque tu mamá tiene esta ceremonia de premiación, y ella y tu padre
están preparando juntarte con una cita horrible.
—¿Cómo sabes que es horrible?
—Sandra Swank.
Los labios de Jack se fruncen, y hay un destello de algo oscuro que llena sus
ojos antes de alejarlo y, como siempre, se mantiene sin emociones en la superficie.
—No voy a ninguna parte con Sandra Swank.
—Por la forma en que tus padres están hablando no suena como que tengas
opción. Mira, creo que eso está mal. Estaban hablando sobre enamorarse como…
no lo sé, criar perros o algo. Fue raro.
—¿Por qué estabas hablando con ellos de…? —Aclara su garganta—. ¿Mi
vida amorosa?
—Me vi atrapada en una fiesta de té con ellos en el club. —Gesticulo a mi
auto detrás de nosotros en el estacionamiento—. Mi papá dijo que pagaría la multa
si asistía con él. Lo soporté, y él recuperó mi auto.
—¿Te remolcaron del hospital? —Los ojos de Jack, antes oscuros, se
iluminan—. ¿Por qué corriste tras mí para entregar mi teléfono?
—Y entonces procedí a ponerme en ridículo y barrer el piso con mi cabello.
Sí, recuerdo lo que pasó. Sabes, excepto por la parte donde me desmayé.
—Yo habría pagado tu multa, Allie, no tenías que…
—Está bien. Me alegra haberme sentado en esa estúpida tarde de té con ellos.
Si no lo hubiera hecho, no los habría escuchado hablar sobre emparejarte, y no
habría sido capaz de advertirte.
—No tenías que hacerlo…
Niego, una sonrisa sardónica en mi rostro.
—Siempre me cubres la espalda. Yo la tuya. Considéranos a mano.
57 —Lo digo en serio, no tenías que hacerlo. Puede que ni siquiera esté en la
ciudad para el premio de mi madre. ¿Cuándo es?
—En unas semanas, pero… Espera. ¿Dónde estarás?
—Quería decirte, pero no había tenido la oportunidad todavía, y…
—¡Te toca, Doc Darcy! —grita, a través del campo de juego, el hombre con
quien Jack había estado jugando a la pelota antes del juego—. Tenemos dos outs.
No lo arruines.
—¡Espera un segundo! Ese hombre es realmente molesto —digo,
volteándome hacia Jack después de gritar al capitán—. Necesita un calmante. Y tú
necesitas decirme qué está pasando.
—Shane es el mejor neurocirujano en la Costa Oeste —dice Jack, una sonrisa
divertida jugando en sus labios—. Tiene permitido ser un idiota.
—Él no me importa. Me importa lo que ibas a decir.
—Es solo algo que surgió…
—Darcy, trae tu trasero aquí. Si lanzan y no estás en el home, es un out
automático.
—Un segundo. —Jack aprieta mi brazo en simpatía antes de soltarlo—.
Volveré.
Marcha hacia su lugar como pateador, luciendo como una estrella de fútbol
universitario. Varias mujeres dan un paseo para mirar mientras frota sus manos
juntas y mira a Caroline, la lanzadora, con intensa concentración. Sintiéndome
malhumorada, me arrastro de regreso a la banca del Equipo Azul y miro mientras
Caroline hace su primer tiro.
—¿Qué mierda es esa? —grita Shane a Caroline mientras la pelota rebota en
una trayectoria errática hacia el home—. Mantén la maldita pelota en el suelo.
Caroline se encoje. Ondeando una disculpa para Jack y Shane.
—Fue un accidente —murmuro entre dientes mientras Shane se pasea—.
Toma un calmante.
—¿Siquiera trabajas aquí? —El importante neurocirujano se detiene frente a
mí—. Si no recuerdo mal, eres la chica paseando por ahí con Darcy. ¿Qué es lo que
haces? ¿Escuela de enfermería?
—Soy una maestra de kínder.
—Exactamente —bufa, luego camina hacia un lado—. Clava esta, Darcy. No
seas una niña.
—Eso es grosero. —Me levanto, moviéndome molesta frente a él—. Haz a
58
todo este equipo un favor y saca el palo de tu trasero, por favor.
—Jack, pon a tu novia bajo control, ¿quieres?
—No soy su novia.
El capitán gira para enfrentar a Jack, y atrapo el nombre en la espalda de su
camiseta. Diamond. Se da vuelta, sonriéndome.
—Bueno, si sabes lo que es mejor para ti, cariño, podrías esforzarte más por
hacerlo tu novio.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Te estoy diciendo que… —El doctor Diamond es interrumpido a media
oración por un jadeo colectivo de la multitud.
Me congelo, a medio camino de decirle al doctor Diamond lo que pienso de
su horrible actitud, cuando la protesta comienza. Cuando me doy vuelta, atrapo a
Jack murmurando una corriente particularmente vulgar de improperios. Parece
estar clavado en su lugar en el home, aunque la pelota no está en ningún lugar a la
vista.
—¡Corre, Darcy! —grita el doctor Diamond—. Es una bola buena.
Mi estómago se hunde cuando finalmente atrapo la vista de la escena que
detuvo a todos.
—Oh, mierda. ¡Caroline!
Jack gira para mirarme con una expresión horrorizada en su rostro. Para ser
un doctor de pensamiento rápido, no siempre es el más rápido en reaccionar bajo
circunstancias normales.
—¡Ve hacia ella! —grito, ignorando los gritos del doctor Diamond por un
jonrón. Hasta que no puedo ignorar más al Doc Diamond porque está gritando en
mi oído. Finalmente, giro para enfrentarlo—. No seas un idiota. Hay una mujer
herida ahí.
Entonces dejo su lado y corro para ver cómo está Caroline y golpear algo de
sentido en Jack.
—¿Acabas de llamar al doctor Diamond un idiota? —murmura Jack mientras
llegamos a Caroline al mismo tiempo—. ¿Sabes quién es? Es el líder…
—No me importa qué hace para vivir, es un idiota —digo, arrodillándome—.
Caroline, ¿estás bien?
Parpadea, y fuerza una sonrisa. Sus manos cubren su rostro y lágrimas,
probablemente una reacción al dolor, mientras intenta sentarse, pero falla y vuelve
59 al suelo.
—Edtoy bien. Duenle, pedo estaré b-dien… eserio.
—¿Jack, qué hiciste? —Giro para enfrentar a Jack, quien está mirando a
Caroline como si fuera una muñeca rota, y no tiene ni idea si puede ser arreglada—
. ¿Qué pasó?
—Pateé la pelota —comienza, y entonces se calla—. Pasó demasiado rápido…
—¡¿Golpeaste a Caroline en el rostro con una pelota?! —Golpeo su brazo—.
En serio, Jack. Podrías haber apuntado a cualquier lugar en el mundo excepto el
rostro de Caroline. Déjame ver, cariño. ¿Puedes mover tus manos así Jack puede
mirar el daño?
Caroline da una ligera sacudida de su cabeza.
—Etá sandrando, y…
—Si estás preocupada por lo de antes, estoy bien —le digo—. Estás rodeada
de doctores aquí. Deja que alguien dé una mirada.
—Etá bien —dice, con una mirada fugaz de consternación hacia mí—. Pero…
Jack toma gentilmente sus manos, es entonces cuando lo veo. Antes no era
obvio porque la camiseta de Caroline era rojo brillante, y había estado concentrada
solo en su rostro. Sin embargo, se ha formado una multitud a nuestro alrededor, y
alguien señala la mancha en su ropa.
Mientras Caroline baja sus manos, todo sucede a la vez. Sus ojos ya han
comenzado a oscurecerse arriba de la nariz, y debajo hay sangre en todas partes.
Está goteando de su nariz, bajando por su camiseta, acumulándose en un pequeño
charco al lado de su mejilla.
—Vamos a sentarte —dice Jack—. Necesitamos… Mierda ¡¿Allie?!
Las estrellas negras bailan en pequeños círculos alrededor de mi cráneo, y me
balanceo contra Jack, contra la multitud, contra el asfalto bajo mis pies. Me aferro a
algo, alguien, pero es demasiado tarde.
Esa maldita sangre está noqueándome otra vez, y no puedo hacer nada.
—Jack —susurro, y entonces me derrumbo sobre Caroline.
60
Capítulo 9
JACK DARCY
Bueno, lo he hecho.
He establecido el récord del hombre más horrible del mundo.
Por mi culpa, una de mis compañeras de trabajo tiene ahora una nariz rota.
Aparte de un ligero dolor, Caroline insistió en que estaba bien. Aceptó mis
profusas disculpas con un gesto de su mano y demandó que no me sintiera mal
por el accidente.
61
Allie, por otro lado, está luchando.
Después de todo, tuvo un día difícil.
Se desmayó no una, sino dos veces, asistió a una tortuosa tarde de té con
nuestros padres, y confiscaron su auto. Para la guinda de este desastroso domingo,
hizo un enemigo del neurocirujano más prestigioso de la región.
Este día, justo aquí, es por qué mantengo el negocio y el placer separados.
Allie y Caroline están ahora descansando al lado de la otra en camas de
hospital a juego. El parque de kickball estaba a solo unos pocos kilómetros, y fue
más fácil para mí regresar al hospital mientras Allie era revivida y alguien miraba
la nariz de Caroline.
—Me voy a ir —dice Caroline, enderezándose en la cama, después bajando y
uniéndose a mi lado—. ¿Parece que Allie está siendo más coherente, y tal vez
puedas llevarla de regreso esta noche?
—Por supuesto. Lo siento, otra vez. Si hay algo que pueda hacer… —Sigo a
Caroline mientras se mueve al borde de la habitación. Sus ojos están negros, hay
un enorme vendaje sobre su nariz, y me siento como un monstruo—. No te apunté
a ti, lo juro. La pelota salió de mi pie y…
—Es un deporte, la gente sale herida. —Caroline me da pulgares arriba—.
Luzco bastante bien, ¿no crees?
—Ruda —concuerdo, aunque no me hace sentir nada mejor—. Si quieres
tomarte unos días, estoy seguro que podemos arreglar algo.
—No trabajo otra vez hasta el jueves. Estaré bien para entonces. Deja de
preocuparte, doctor Darcy.
—Jack.
—Doctor Darcy —dice con un guiño—. Dile a Allie que espero que se sienta
mejor.
Como si fuera una señal, Allie se da la vuelta.
—¡¿Qué demonios le pasó?!
—Bueno… —Me acerco a su cama, desgarrado a la mitad por el lindo brillo
azul en sus ojos.
Tiene la expresión más inocente en el mundo cuando despierta, nunca dura
más de unos pocos minutos, pero esos son los minutos que más valoro.
—¿Y yo? —añade—. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Otra vez?
62 —¿Con qué parte debería empezar? ¿La parte donde accidentalmente golpeé
a Caroline en el rostro con una pelota, o la parte donde colapsaste encima de ella
después?
—Eh, sí. Caramba, somos el equipo. —Allie se reincorpora a una posición
sentada. Su rostro luce bastante miserable—. Soy una idiota.
—No, yo soy el idiota.
—Sí —dice Allie, quitando un mechón de cabello de sus ojos—. Supongo que
lo eres. Regla número cinco: No golpear chicas bonitas en el rostro con una pelota.
—Creo que debería ser evidente.
—Uno pensaría —dice con una sonrisa tímida—. Solo dime que no apuntaste
a su rostro.
—Diablos, no. Nunca lo haría.
—Lo sé. Eso me trae a la Regla Número Seis: No juegues kickball con chicas
bonitas si no puedes apuntar una mierda.
—Haré una nota de eso. —Golpeo el bolígrafo metido en el portapapeles que
todavía estoy sosteniendo. No sé por qué estoy sosteniéndolo… para darle a mis
manos algo que hacer, supongo, mientras Allie estaba fuera de combate—. ¿Cómo
te sientes?
—Avergonzada.
—Quiero decir…
—Estoy bien. ¿Cómo está Caroline?
—Acaba de irse. —Apunto con el pulgar sobre mi hombro hacia la puerta—.
Lo creas o no, luce mejor que tú.
—Eso no es mucho decir. Ella luce como un mapache, pobre cosa. En verdad
la golpeaste duro.
—Doble sentido.
—En verdad pateaste la pelota duro —corrige con una ligera risa—. ¿Se
recuperará al cien por ciento?
—Absolutamente. El doctor dijo que era una ruptura ligera, pero nada de qué
preocuparse. Estará tan bien como nueva en poco tiempo.
—Bueno, supongo que esto podría ser una bonita historia de primera cita.
—Allie…
—Lo siento, lo siento. Me detendré —vacila, corriendo una mano a través de
su frente mientras se mece ligeramente en la cama—. Solo quiero que seas feliz. Me
63 pediste ayuda, y quiero cumplir bien mi promesa.
Me siento en la cama junto a ella y descanso una mano sobre su rodilla.
—Te pedí ayuda para aprender cómo salir en citas correctamente. El resto…
felicidad, amor, todo lo que conlleva… depende de mí.
Lo piensa por un momento, convirtiendo sus labios en un dulce pequeño
mohín. Eventualmente, asiente y cubre mi mano con la suya.
—Eso es bastante profundo, doctor Darcy.
—Yo no…
—Hablando de profundo —continúa, completamente inconsciente de la
forma en que está descansando su mano sobre la mía está haciendo que mi pulso
se dispare—. Espero no haberte metido en muchos problemas con el doctor Idiota.
—¿El doctor Diamond? —Escondo una sonrisa, preguntándome si leyó mi
mente—. No, está bien.
—¿Eso es todo lo que tienes? ¿Que está bien?
—¿Por qué suenas tan sorprendida?
—Solo pensé… —vacila, sus dedos apretándose sobre los míos—. Pensé que
tendría un sermón. Tú sabes, esto es por lo que mantengo los negocios y el placer
separados —dice, dejando caer su voz a un registro bajo e imitándome—. En verdad
siento que me salí de mis casillas con él. Fue tan… tan…
—Idiota, lo sé —digo. Lo que viene después nos sorprende a ambos—.
Gracias.
Sus ojos se asoman por debajo de esas pestañas bonitas.
—¿Qué acabas de decir?
—Dije que gracias. —Otra vez, esto es alarmante para ambos, y su ceja se
arquea hacia arriba mientras continuó—. Aprecio que cuides de mis espaldas.
Lo tenía en la punta de mi lengua darle el sermón que había esperado, así que
este cambio de acción me tiene preguntándome qué me pasó. Una combinación de
cosas, supongo. Principalmente, la comprensión de que Allie podría ser la única
amiga que tengo en este mundo que iría tras el doctor Diamond por mí.
—Pensé que era dulce —le digo, apretando su mano de vuelta—. Y sé que
todos los demás están pensando que lo merecía, también.
—No es nada que no habrías hecho por mí.
—Tal vez no, pero aun así, lo aprecio. También aprecio que me advirtieras
sobre la cita para la premiación de mi madre.
64
—¡Jack! —Se sienta más derecha, sus ojos fijándose en mí—. ¡No me digas
que pensaste que lo olvidé!
—¿Olvidar qué?
—¿Lo que ibas a decirme durante el juego? ¿Sobre no estar en la ciudad para
que importe?
—Oh, no es nada, Allie, podemos hablarlo después. —Niego, de repente
renuente a decirle sobre la llamada telefónica que recibí hoy en mi receso del
almuerzo—. Vamos a hablarlo la próxima semana en la cena del domingo. En
realidad no es importante, y…
—Jack William Darcy. —Cuando sea que usa mi nombre completo, significa
que está haciendo todo lo posible por llamar mi atención—. No te atrevas a
guardarme secretos.
Comienza a quitar su mano de la mía, así que volteo la mía hacia arriba y
sostengo su palma apretada. Sus ojos siguen el movimiento, separando sus labios
ligeramente mientras mira nuestros dedos cerrados. No es la única atrapada fuera
de guardia por el movimiento, pero se siente bien… Especialmente con las noticias
que siguen.
—Acepté una entrevista de trabajo hoy.
—¡Eso es genial! ¿Dónde? ¿Cuándo? —Allie sacude su cabeza luciendo
mareada—. ¿Cuándo comienzas? ¿Qué vas a hacer? No sabía que estabas
buscando. ¿Estás guardándome secretos? No empieces a guardarme secretos. Así
es como comienzan a fallar las amistades. Antes de que lo sepas, solo estaremos
hablando una vez al día, y entonces una vez por semana, y entonces una vez al
mes, y entonces me hundiré en una profunda depresión.
Esto es por lo que somos amigos. Para todo mi pensamiento lógico y directo.
Allie es un manojo de sentimientos, emociones y corazón. Donde yo vería esta
información como una pieza critica de noticias que procesar y digerir, ella
reacciona con gusto. Sus dedos aprietan los míos tan fuerte que tengo que
desenredarlos antes que me deje sin trabajo para siempre.
—Dije una entrevista de trabajo.
—Sí, pero es una formalidad. —Hace el gesto de poner los ojos en blanco más
grande de todo el tiempo—. Quiero decir, eres doctor Jack Darcy. ¿Quién no te
contrataría?
—¿Desde cuándo eres consciente de mis credenciales?
—¡Vamos, eres el doctor más caliente en el mercado!
65 Levanto una ceja.
—¡Vamos, mírate! —Allie frunce el ceño—. No quiero decir caliente, caliente,
quiero decir… olvídalo.
—Eso no está ni remotamente cerca de la verdad, pero…
—… todos aman trabajar contigo, y…
—… ¿cómo podrías incluso saber eso? —Estoy tratando de no sonar
desconcertado, pero estoy genuinamente curioso sobre cómo Allie formuló su
evaluación—. Nunca me has visto trabajar.
—Veo cómo mucha gente te mira. Quiero decir, incluso en el juego de
kickball. No notaste que incluso aunque el doctor Idio… doctor Diamond…
reclamó el lugar de capitán para sí mismo, ¿todos te miraban para la alineación
titular?
—No.
—Vamos, Jack. El doctor Idiota podría pensar que es el capitán, pero es a ti a
quien todos respetan. Eres a quien todos quieren en su equipo. —Pestañea, sacude
su cabeza, y da una suave sonrisa—. Cualquier persona, cualquier hospital,
cualquier… ¿para qué diablos aplicaste, de todos modos?
—No apliqué, ellos me llamaron.
—Exactamente. —Asiente, como si eso probara su punto—. Te quieren
porque eres el paquete completo, y obviamente el rumor se ha esparcido por todo
el estado sobre ti.
Mi pecho se contrae ante esto, la fe infundada sin embargo incesante de Allie
en mí. Seguramente, solo lo dijo para ser agradable y alentadora, sin embargo el
hecho que parece decirlo en serio es la parte que importa. Encuentro
sorprendentemente difícil respirar mientras dejo caer la otra información.
—Estaban llamando para ofrecerme una posición como jefe de un nuevo
departamento de investigación. Una promoción, técnicamente —le digo—. El
hospital está en Florida.
—¿Florida? —Luce desconcertada, como si la mera idea de Florida es
confusa—. ¿Florida?
—¿El estado número veintisiete? ¿La península en la parte inferior de nuestro
país? ¿Hogar de Disneyworld?
—¿Florida? —La idea todavía parece desconcertarla—. ¿En serio estás
66 pensando en mudarte a Florida?
—Allie, es solo…
—¡Dicen que es una locura allá abajo! Hay caimanes, e… ¡insectos! ¡Grandes
insectos! Y pájaros de nieve, lo que sea que sean esos, y hay…
Frunzo el ceño.
—Son las personas que pasan el invierno…
—Florida. —Jadea, y esta vez es una declaración—. ¿Cuándo comienzas? ¿Por
qué no me advertiste? Esto es tan repentino. ¿Quién comerá comida china los
domingos conmigo? Voy a morir de hambre. Jack, ¡no puedes hacerme esto! —
Hace una pausa, traga, levantando un dedo para que me quede callado—. Pero,
estoy muy feliz por ti.
—Es una entrevista por teléfono.
—Espera un segundo. ¿Por qué no dijiste eso?
—Lo hice, pero… —Me interrumpo, pensando que probablemente no debí
haberle dicho a Allie todo esto justo después de que despertó de su segundo
episodio de inconsciencia en un día. Se ve un poco pálida, y estoy preocupado de
que se vaya a desmayar si no hago algo para calmar sus miedos.
—Jack esto es… —aclara su garganta, luchando por poner una sonrisa—… es
realmente genial. Lo digo en serio.
—Mira, no estaba buscando empleo. Te habría dicho si lo hubiera estado… lo
sabes. Te digo todo.
Casi todo, me corrijo en mi cabeza. Pero no puedo decirle todo porque si lo
hiciera, sabría que la sensación de su mano en la mía es tan correcta, demasiado
correcta, que tengo ganas de más.
—Bueno, supongo que eso me hace sentir mejor. —Levanta la mirada, y
ahora que las noticias han tenido un momento para asentarse, la sonrisa en su
rostro es genuina—. ¡Dime más! Estoy en verdad emocionada por ti, Jack. ¿Cómo
te sientes?
—¿Cómo me siento?
—¿En serio no se te ocurrió pensar en cómo esto te hace sentir?
Doy una sutil negación.
—Es trabajo… negocios. No importa cómo me siento. Lo que importa es que
es una oportunidad genial. Estaré haciendo investigación importante, y eso…
—Pensé que no te gustaba hacer investigación. Pensé que entraste en
67
medicina para ayudar a las personas.
—Investigar es ayudar a las personas. Es críticamente importante para el
avance de la medicina.
—Lo sé, entiendo eso, solo pensé que te gustaba ser práctico con los
pacientes.
—Lo hago, pero esta es una oportunidad genial.
—En verdad no has pensado sobre tus sentimientos —dice con una media
sonrisa en su rostro—. ¿Incluso quieres este empleo, Jack?
—Acepté la entrevista de trabajo.
—¿Pero es lo que quieres?
—Es el siguiente paso natural en mi carrera, y creo…
—Eso no es lo que pregunté. Tus padres querrían que lo tomes. —Aprieta mi
brazo mientras sus dedos tiran suavemente, dulcemente sobre mi piel—. ¿Es lo que
quieres?
—¡Es una maldita entrevista telefónica! —Me pongo de pie, sorprendiendo a
Allie con mi estallido—. Solo estoy diciéndote los hechos. Eso es todo. No sé cómo
me siento.
—Lo siento —dice—. Yo solo…
—Es una buena oportunidad —digo, enfáticamente—. Acepté la entrevista
telefónica. Esto es todo. No significa que haya conseguido el empleo.
—Está bien, está bien. Doctor Psicópata. Solo estaba cuidando de ti. —
Levanta sus manos en rendición—. Probablemente es hora que me vaya.
—Allie, espera…
Lucha por pararse, tambaleándose como un cervatillo buscando su primer
paso. Detengo mi caminar y la alcanzo, deslizando mis brazos alrededor de su
cintura mientras los suyos suben alrededor de mi cuello.
Deslizo mi otro brazo bajo sus piernas, deslizándola en un abrazo a través de
mi pecho antes de que pueda dar otro traspié y estrelle su cabeza contra el suelo
por tercera vez hoy.
El único problema es que su cabeza descansa contra mi pecho, y sus dedos se
tensan alrededor de mi cuello. Me inclino hacia la cama para dejarla caer en ella,
pero no me suelta, y lejos de quitar sus manos de atrás de mi cabeza, está pegada a
mí.
68 —¿Estás bien? —pregunto, suavemente. Ya sintiendo que he tomado el rol de
doctor Idiota—. Lo siento, Allie. Ha sido un largo día, y tengo mucho que pensar.
No quería estallar.
El suave sonido de un esnifar sube a mis oídos, y esto me aturde. Allie no es
una llorona. Puedo contar el número de veces que ha llorado frente a mí con una
mano. La primera vez fue cuando su perro murió cuando tenía siete años. La
última vez fue cuando un estudiante en su clase había sido diagnosticado con
cáncer hace dos años. Basta decir, que toma mucho hacer llorar a Allie.
Me siento en la cama, mi corazón rompiéndose a la mitad mientras la acuno
contra mí. Otro bufido sigue al primero, y entonces la caliente humedad de
lágrimas contra mi camisa señala que oficialmente he tomado el título de doctor
Idiota.
He hecho llorar a Allie.
No creo haberme desagradado más alguna vez, y he estado en muchas
situaciones dolorosamente torpes e incómodas, particularmente con mujeres… sin
embargo ésta se lleva el premio.
—Lo siento mucho, Allie. No quería hacerte llorar. Por favor, por favor, deja
de llorar. No sé qué hacer…
Un gran sorbido me interrumpe mientras se aferra a mi pecho.
—Solo déjame quedarme aquí por un minuto —dice con una voz cordial—.
Estoy emocionalmente sensible hoy.
—Es…
—No te atrevas a preguntarme si estoy en mi periodo, Jack Darcy —espeta—.
Acabo de enterarme que mi mejor amigo, mi más antiguo amigo, mi compañero en
el crimen de comer comida china podría estar mudándose al pene de América.
Tengo permitido unas pocas lágrimas.
No sé por dónde empezar, o qué decir después de eso. Personalmente no
tengo problemas con el estado de Florida, y estoy bastante seguro que Allie
tampoco… salvo por el hecho de que lo ve como el lugar en la tierra que me está
llevando lejos de ella.
Así que la dejo aferrarse a mí, y dejo sus lágrimas caer contra mi pecho.
Afortunadamente, no es uno de esos tipos de llantos que te jala del hombro, y sus
ojos se salen. Es más un bufido molesto, y eso me da esperanzas de que seré capaz
de sacarla de eso.
—Lo juro, solo es una entrevista telefónica, Allie. Creo que podrías estar
exagerando. Ni siquiera me han ofrecido el empleo todavía, menos aceptarlo.
69 —Entonces, ¿podrías no irte?
—Probablemente no me iría. Hay un montón de logística que resolver antes
que incluso sea una opción.
—¿Cómo qué?
—Como una serie de entrevistas que tomarían meses. Es una nueva posición
que están buscando crear, no una que estén apresurándose a llenar. Ni siquiera
empezaría hasta octubre, y eso si les gusto a todos, y si estoy calificado.
—Por supuesto que a la gente le gustarás. Por supuesto que estás calificado
—responde—. Eres Jack Darcy.
—Todo lo que quise decir cuando dije que no estaría cerca para la ceremonia
de premiación de mi madre es que puedo tener entrevistas esa semana o estar
fuera de la ciudad…
—… buscando lugares para vivir en tu nuevo estúpido estado.
—Allie.
—Lo siento —dice, finalmente calmando su respiración y saliéndose de mis
brazos. Una vez que está sentada en la cama, limpia sus ojos y fuerza su mirada a
encontrar la mía—. Solo estoy sorprendida de que estés buscando.
—Te dije, no estaba…
—No habrías aceptado la entrevista si no estuvieras interesado —dice con
una sonrisa sardónica—. En los últimos veintisiete años, si he aprendido algo, es
que Jack Darcy no hace nada si no quiere hacerlo.
Inclino mi cabeza hacia un lado, la presión en mi pecho levantándose
ligeramente ante la vista de la sonrisa en su rostro.
—Es una buena decisión de negocios ir con la entrevista. Es una oportunidad
fantástica.
—¿Por qué? —Niega, sus ojos brillando por los restos de lágrimas—. ¿Qué te
hace querer dejar todo esto?
Sus brazos se abren ampliamente, e inspecciono el hospital alrededor de mí.
Sé que no se refiere a esta habitación, esta instalación, este salario y carrera. Se
refiere a esta vida… todo lo que he construido en los últimos treinta y dos años.
—No es que quiera dejar esto —digo, apoyándome en la última palabra
pesadamente—. O a ti. Pero he estado aquí por toda mi carrera. Soy bueno en mi
trabajo. Si quiero avanzar…
70 —Podrías avanzar justo aquí si quisieras —dice—. Sé que es una gran
oportunidad, pero ¿qué más hay ahí para ti?
—No sé, Allie —le digo, luchando por mantener mi voz estable. Se levanta
ligeramente, y soy muy consciente de que está presionando mis botones—. Nuevas
oportunidades. Nuevas experiencias. Un nuevo lugar para vivir… siempre he
estado aquí, en nuestra pequeña burbuja.
—¿Nuestra pequeña burbuja no es suficientemente buena?
Su voz es una búsqueda silenciosa, sus ojos buscan en los míos una respuesta.
No puedo darle una. No una honesta, respuesta satisfactoria. Lo que sea que le
diga será una mentira.
La verdad es que he llegado a sospechar que mis problemas de citas surgen
en parte de mi relación con Allie. No porque ella esté haciendo algo para
sabotearlas, sino porque es tan jodidamente increíble.
Es inteligente, y divertida, y es el alma más amable que este mundo ha visto.
No solo se preocupa por mí, y sus estudiantes, y su familia, sino que existe en este
mundo como si cada día pudiera ser su último.
Ríe más fuerte que cualquiera que he conocido, y aunque no llora seguido,
cuando lo hace, es como si el mundo estuviera terminando. A diferencia de mí,
siente las cosas, incluso las más pequeñas, directo en su corazón.
¿Cómo diablos puedo encontrar a alguien ahí afuera que me impresione más
de lo que ella ya lo ha hecho?
—La verdad es… —Comienzo, pero me detengo.
Si estuviera siendo honesto, le diría que la verdad es que ya estoy enamorado
de alguien, y es de ella. Me ha dicho incontables veces que no está interesada en
mí, y estoy comenzando a darme cuenta que ya que no puedo tenerla, podría
necesitar algo de espacio para respirar. Algo de espacio lejos de Allie para pensar,
reagrupar, poner mi vida en orden a como era antes que ella pusiera todo patas
arriba. Una nueva oportunidad… nuevo entorno, nuevos amigos… podría ser la
respuesta.
—¿La verdad es…? —pide Allie.
—Estoy en una rutina aquí, y creo que esta oportunidad vino en el momento
adecuado.
Hay un largo silencio siguiendo mi declaración. Su expresión se refleja en un
arcoíris de emociones, dolor, frustración, rabia. Sé cómo lucen todas en sus ojos, y
eventualmente, se obliga a posarse en una sombra de indiferencia.
—Bien —dice, terminando la conversación—. ¿Puedo llevarte a casa?
71
Capítulo 10
ALLIE
Me las arreglé para pasar la mayor parte del día sin pensar en Jack Darcy más
de diecisiete veces por hora. No es el mejor récord personal, pero probablemente
tampoco es mi peor.
Cuando llegó la tarde, volví a nuestro restaurante chino favorito y recogí una
taza gigante de sopa para llevar. Excepto que en vez del contenedor de polietileno
normal para llevar, había traído mi propio Tupperware y pedí que lo empacaran
88 ahí. Es improvisado en casa.
Llegué a la casa de Caroline sin derramar, quemar, ni destruir la sopa, y tuve
extra cuidado agarrando la bolsa contra mi pecho mientras subía por una pulcra y
pequeña escalera hacia un dúplex en un vecindario medio agradable. No tan
bonito como el de Jack, no tan malo como el mío.
Caroline abre la puerta después de un solo golpe, y su sorpresa sigue
segundos después.
—¿Allie? ¿Qué estás haciendo aquí?
—¡Traje sopa!
Toma la bolsa que le ofrezco, con una mirada inquisitiva en mi dirección.
—¿Sopa?
—Tú sabes, así te sentirás mejor.
—No estoy enferma —dice, acercando su mano libre a su rostro y
presionando suavemente contra su mejilla—. Solo tengo una nariz rota y un par de
ojos negros.
—Lo sé, y Jack está sinceramente apenado por eso. —Me estremezco ante la
vista de sus moretones, el oscuro púrpura ahora desvanecido a una sombra verde-
tornado—. ¿Cómo estás?
—Tú sabes —dice con una risa—. Tan bien como podría estar con una rostro
como este.
—Bueno, tendrás que perdonar a Jack por la idea de la sopa. No tiene mucha
experiencia con romper narices de mujeres y tener que disculparse, así que fue con
lo mejor que tenía.
Ríe otra vez.
—Supongo que es entendible. ¿Quieres entrar?
—Oh, debería irme. En realidad… —Me detengo, doy media vuelta
alrededor—. Debería explicar. Jack quería estar aquí en persona, pero la cosa es…
—¿Dijiste que esta sopa es casera? —Inhala una bocanada, sonriendo
sardónicamente mientras mira dentro de la bolsa—. ¿Eso significa que no necesitas
tu recibo?
—Eh, claro. —Brevemente coqueteo con la idea de inventar una mentira muy
complicada sobre cómo ordené la misma sopa hace una semana, lo cual no es una
mentira en realidad, pero decido que Caroline lo verá—. En realidad, tengo una
historia sobre eso.
—Me gustan las historias. ¿Qué tal si lo explicas con un poco de sopa?
89
—No quiero ser una molestia. Solo vine a dejar esto por Jack.
—No he ido a trabajar en una semana, y estoy muriendo por compañía.
Vamos.
Con un asentimiento de aprobación, sigo a Caroline por la puerta y hacia su
casa. Como se esperaba, es pequeña en metros cuadrados, pero ordenada como un
botón. Es casi como si hubiera estado esperando compañía.
No tiene correo de ningún tipo sobre su mostrador, ni tiene tazas de café sin
lavar en el fregadero. Sus almohadas están dispuestas adorablemente en un sofá
gris elegante, y una vela está ardiendo dulcemente en la cocina. Toda la casa huele
muy bien, a lino fresco, y el suave brillo de la televisión salta al fondo.
—¿Estás segura que no estabas esperando compañía? —pregunto, mirando
alrededor—. El único momento en que mi mostrador está libre de basura es
cuando hago una fiesta. Incluso entonces, hay un cincuenta por ciento de
probabilidades de que decida limpiar realmente.
Me da una sonrisa avergonzada.
—Normalmente no soy así de organizada, pero he estado aburrida. Eres
compañía bienvenida. Déjame traerte un tazón. Toma asiento en la sala de estar.
Mientras pone la sopa por un minuto en el microondas, me acomodo en el
sofá. Doblo mis manos torpemente frente a mi cuerpo, preguntándome por qué
diablos acepté la invitación. No tengo nada en común con Caroline excepto mi
amistad con Jack Darcy y un amor por la sopa china.
—¿La escuela ya comenzó? —pregunta Caroline, sonando como si realmente
tuviera curiosidad—. ¿Jack dijo que enseñas en la preparatoria Kentwood?
Asiento, entonces me doy cuenta que no puede verme desde la cocina, y
camino hacia ella. Hacemos una pequeña charla sobre la escuela y mis
preparaciones para el año que viene, el hospital, consejos y trucos para mantener el
mostrador libre de basura, y para el momento que estamos a mitad de nuestros
platos de sopa, he decidido que me gusta mucho Caroline.
Casi toda una comida ha pasado, y ni un momento de silencio ha envuelto
nuestra conversación. Es una conversadora genial e incluso una mejor oyente. Me
encuentro contándole sobre Aimee, sobre el nuevo maestro de matemáticas, y
nuestro incómodo incidente con la botella de vino rodante.
—¿Te quedarías un minuto más? —pregunta Caroline, abriendo el
refrigerador—. Tengo masa para galletas, y si me las como todas, no será bonito.
90 —Puedo ayudarte con eso.
Mientras las galletas se hornean y cubren la casa con olores deliciosos, nos
movemos al sofá y hablamos más sobre el hospital. Eventualmente, una de las
historias de Caroline termina con la mención de Jack, y finalmente ambas nos
quedamos sin conversación.
—¿Dijiste que tenías una historia sobre la sopa? —pregunta Caroline—. Me di
cuenta que la nota tampoco era de él.
—¿En serio? Pensé que era buena falsificando su firma.
—La firma está bien —dice con un guiño—. Fue la parte donde escribió con
amor, Jack que me di cuenta.
—Oh, sí. Supongo. —Frunzo el ceño ante este gran descuido de mi parte—.
Jack tenía buenas intenciones. Vino anoche pidiendo ayuda con cómo disculparse
contigo. Quería hacer la sopa.
—¿Fue su idea?
—Vamos —digo poniendo los ojos en blanco—. Traté de convencerlo de lo
contrario.
—Quiero decir, es original. Me gustó.
—A mí también. Hicimos un esfuerzo honesto por cocinarla desde cero pero…
—Muevo mi cabeza de lado a lado—. Solo digamos que tengo una olla y una bolsa
de verduras menos.
Asiente, mirándome por un largo momento.
—¿Qué tan a menudo el doctor Darcy y tú pasan el tiempo?
—Oh, no sé, no mucho. —Me muevo en mi asiento, de repente dándome
cuenta que casi todas las historias que le conté, excepto las de la escuela,
involucran a Jack—. Las noches de domingo cenamos, pero no es mucho. Solo un
hábito de crecer juntos.
—Sabes que no estoy interesada en él, ¿cierto? Creo que es bastante claro, así
que si podemos avanzar, sería genial.
Me congelo mientras el temporizador suena. Caroline se pone de pie con una
floritura, dirigiéndose a la cocina sin mirar atrás. Los sonidos que hace sacando las
galletas del horno rompen el silencio, seguido por un nuevo aliento de aire lleno de
pegajosas pepitas de chocolate y bordes de galletas apenas crujientes.
Caroline regresa un momento después con un plato lleno de postre y una
mirada severa nublando su rostro.
—No hagas esto incómodo, Allie. Estás tratando de emparejarme, y no tengo
91 idea de por qué.
—¿Qué?
—Tú y yo sabemos que no estoy interesada en el doctor Darcy. —Caroline da
una educada sonrisa y niega—. No es mi tipo.
—Pero…
—Él no es mi tipo.
Me detengo por un momento y niego.
—Lo siento, pero cuál es tu tipo, ¿entonces? Jack es bastante de todo. Es
inteligente, apuesto, tiene seguridad financiera, es genuino, buena persona, y…
—Y es un hombre.
—¡Sí, exacto! En verdad es un hombre. Estoy segura que algún día sería un
excelente esposo. Somos básicamente hermanos.
—No entiendes —dice Caroline con una media sonrisa—. Él es un hombre, por
lo tanto, no es mi tipo.
—Oh. Oh. Oh, Caroline, lo siento… no me di cuenta.
Agita una mano y ríe.
—No hago un hábito de anunciarlo en el hospital. No lo escondo tampoco, si
alguien pregunta.
—Oh. Lo siento mucho. No habría empujado tanto a Jack si lo hubiera sabido.
—¡Está bien! —Caroline se ríe otra vez y empuja el plato hacia mí—. No es la
primera vez que pasa. Deberías conocer a mi madre. Todavía está esperando que
cambie de opinión o cualquier mierda que lea. Ella me ama, solo no lo entiende.
Me estremezco.
—Eso no es lo que quise decir en absoluto. En verdad…
—Amiga, tienes que relajarte. —Caroline señala la bandeja en la mesa frente a
mí—. Lo que más me preocupa es el hecho de que piensas que el doctor Darcy es
como un hermano para ti.
—Lo es —le digo—. Crecimos juntos. Me ve como su hermana menor o algo.
—Sí. Cierto.
—¿Qué se supone que significa eso? —Me estoy sintiendo curiosa sobre su
implicación, así que agarro una galleta y tomo un enorme y caliente bocado. Las
chispas de chocolate aparentemente se han convertido en lava fundida, y mis ojos
se humedecen mientras mis pupilas gustativas mueren una lenta y dolorosa
muerte—. Ay.
92
—Leche. —Caroline empuja un vaso hacia mí.
Muevo mi cabeza agradeciéndole, todavía con demasiado dolor para hablar.
—Bueno, mientras estás sacando el fuego de tu boca, déjame explicar algo. —
Caroline rompe una galleta a la mitad delicadamente, y entonces toma el más
pequeño y más sensible bocado—. Ni tú ni el doctor Darcy se miran como
hermanos.
—Creo que te equivocas. —Trago—. Con todo respeto.
—Supongo que es justo, pero con más respeto aún, estás malditamente
equivocada. —Caroline sonríe mientras trago el resto de mi leche—. Prueba A: Los
hombres no hablan de sus hermanas durante todo el día. Tengo tres hermanos.
Apostaría mi ingreso anual a que nadie en sus trabajos siquiera sabe que existo. Tal
vez han escuchado de mí como un contacto de emergencia en alguna forma.
—Pero…
—Solo créeme en esto. ¿El doctor Darcy? No tanto. Todo es Allie esto y Allie
aquello. Eres todo de lo que habla. —Me da una mirada significativa—. Él piensa
que eres la persona más graciosa que jamás ha existido. No estoy diciendo que no
estoy de acuerdo, pero la mayoría de los hombres no hablan de sus hermanos por
horas todos los días. Si estás interesada en él, deberías darle una señal.
—¡Lo hice!
Levanta una ceja.
—¿En serio? Porque estoy casi segura que estaría saltando sobre la invitación
si la pusieras en la mesa.
—Lo hice en el pasado. No recientemente porque hizo claros sus sentimientos.
—¿Qué tan claro?
—Le pedí salir en una cita.
—¿Cuándo?
—No sé, hace unos años —digo—. Muy claramente. Le dije que lo amaba y
que pensaba que tal vez deberíamos ser una pareja.
—¿Y?
—Y dijo que no.
—¿Solo así? —El rostro de Caroline está enmascarado con incredulidad—. No
te dio ninguna explicación.
Doy una ligera negación.
—Nada que tuviera sentido.
93
—Nada que tuviera sentido.
Pongo los ojos en blanco.
—Sé que piensas que probablemente no estoy teniendo mucho sentido ahora,
pero tienes que confiar en mí. No has conocido a Jack tanto como yo.
—Tal vez no, pero… —Se pone de pie, dejando la oración colgando—.
Descubrí al doctor Darcy cargando un libro el otro día. No pretendo hacer
suposiciones, pero nunca antes pareció ser del tipo de Orgullo y Prejuicio antes de
esta semana.
—¿En verdad traía el libro? —La miro boquiabierta—. ¿Un libro de bolsillo
real con páginas entre las cubiertas?
—Ven conmigo.
La curiosidad consigue lo mejor de mí, y dejo las galletas calientes detrás
mientras sigo a Caroline fuera de la sala de estar, pasando la cocina, y dentro de un
pequeño rincón que podría ser usado como comedor.
Sin embargo, en lugar de mesa de comedor y sillas la típicas de comedor, este
espacio ha sido llenado con estanterías atestadas de libros, apiladas del suelo al
techo. Un pequeño y adorable escritorio antiguo se posa contra una esquina con
una silla desgastada empujada contra él. Una pequeña colección de teteras, y tazas
de té se encuentran en el único estante que no está cubierto con libros de bolsillo,
de pasta dura, o copias de edición limitada que he visto en línea en su mayoría.
—Wow —murmuro, y la aprobación es clara mientras mis dedos pican por
correr a lo largo de los lomos—. No tenía idea de que eras una de nosotros.
—Una de nosotros —dice con una risa—. Sí, supongo que se podría decir.
Entonces, dime: ¿Tuviste algo que ver con el cambio de material de lectura del
doctor Darcy? Cuando lo miré por primera vez en el hospital, no leía nada salvo
libros de texto. Por diversión.
—Podría decírtelo, pero entonces él podría matarte.
—¿Cómo lo hiciste?
—¿Qué? ¿Oh, los libros? —Pierdo el rastro de la conversación mientras
encuentro un viejo favorito en el estante y lo quito amorosamente para leer la
contraportada por enésima vez—. Ofrecí enseñarle a Jack unas cuantas lecciones.
—¿Qué tipo de lecciones?
—Una especie de Academia de Romance. —Arrugo mi nariz y vuelvo a abrir
el libro mientras me doy cuenta de lo tonto que suena—. Vamos a decir que Jack
necesita algo de práctica con las mujeres. Ya sabes, en una manera no profesional y
94 romántica.
Caroline alcanza a su nariz, estremeciéndose mientras sus dedos se posan a lo
largo de los moretones.
—No me digas.
—Prueba A: Negro y Azul —digo, asintiendo a su rostro—. No sé qué pasa
con él. Es demasiado honesto para algunas personas, o demasiado directo,
supongo. No me molesta, pero el hombre ha arruinado más camisas de las que
puedo comprar en un año.
—¿Dónde las está conociendo?
—Principalmente en línea. Lo cual es el por qué traté de conseguir que se
interesara en ti —digo con una sonrisa avergonzada—. Eres bonita, agradable, e
inteligente y pensé que podría tener más suerte con alguien que ya conozca.
Ella chasquea.
—Casi me has hecho sentir mal por decirte que no soy heterosexual.
—Mejor que arruines mis planes más temprano que tarde —bromeo—. De
esta forma, puedo poner mi vista en alguien más
—¿Alguien más?
—Para emparejarlo con alguien más. Está esta gala a la que irá para la
premiación de su madre, y ella está determinada a emparejarlo con Sandra Swank
para entonces. No te preocupes, no tiene programados los bebés hasta el próximo
año.
—Eso es ridículo. ¿Qué año es este?
—Dímelo a mí.
—¿Por qué no tú? Podrías ir con él. Incluso como amiga.
Niego.
—No soy material para salir con Jack Darcy. Su madre está buscando a
alguien con gran crianza. Sus palabras, no las mías.
—Eso es muy extraño.
—Sí, lo sé. Además soy maestra. Jack merece estar con un genio o algo así.
—No sé… creo que Jack merece elegir con quien estar.
—Bastante justo. Pero solo estoy dándole las herramientas para tener éxito
cuando encuentre a una mujer que quiera tanto como para perseguirla.
—Quiero entrar.
95
—¿Qué?
—Quiero entrar —dice Caroline otra vez con una sonrisa—. Quiero ayudar.
La Academia de Romance y todo eso.
—Jack me mataría si supiera que te conté sobre esto. Le gusta mantener su
vida profesional separada de su vida privada.
—Entonces, ayudar detrás de escena —dice—. Voy a escoger el siguiente
libro que lea.
Le sonrío.
—Respeto eso.
—Deberías escribir estas cosas para él.
—Estaba pensando en eso… —Dudo, todavía insegura si estoy lista para
admitir todo con Caroline—. Mucho, en realidad. Me gusta la idea.
—Bueno, deberías. No he tenido una cita en mucho tiempo; también me
vendría bien un curso de actualización.
—¿En serio? ¿Estarías interesada? —Difícilmente puedo mantener el
escepticismo fuera de mi voz—. En realidad tenía esta idea. Es estúpido.
—Si es estúpido, ¿por qué estás contándomelo?
Caroline es tan directa en su respuesta que soy forzada a detenerme y pensar.
—No estoy segura. Pero supongo que ahora tengo que decirte.
—¿Cuál es la idea?
—Un blog. —Se siente bien una vez que lo he dicho—. Sé que suena tonto, y
estoy segura que nadie ahí fuera querría leer sobre…
—Yo lo haría.
—Todavía no te he dicho lo que es.
—Tenemos el mismo gusto en libros, juzgando por la manera en que estás
viendo mi colección. En verdad no me importa de qué hables, probablemente me
gustará.
—Bueno, eso es lo que me hizo pensar en ello. Estaba pensando en quitar el
nombre de Jack, pero incluir fragmentos sobre la Academia de Romance. Ya sabes,
los libros que leemos, las reglas tontas… ya sabes, Regla número 9, no…
—Vendida. Deberías hacerlo.
—Pero qué si…
Caroline espera por un largo momento, pero nunca termino mi oración, y
96 eventualmente me pide que continúe.
—¿Qué si… qué?
—¿Falla?
Se encoge de hombros.
—Entonces nadie lo lee y nadie es más sabio. Solo hazlo anónimo al principio
si estás tan preocupada, o deja fuera tu apellido.
—Ah.
—¿Qué tienes que perder? —Selecciona un libro de la estantería y me lo da—.
Regla número en-la-que-sea-que-estés: El romance no está completo sin un
pequeño cuento de hadas.
Capítulo 14
JACK DARCY
105
Capítulo 15
ALLIE
9 Protagonista de la novela y película, ¿a quién ama Gilbert Grape? Protagonizada por Johnny Deep.
de ellas probablemente están preguntándose por qué estoy prácticamente saltando
para mantener el ritmo.
En un buen día, no puedo seguir el ritmo de Jack, y no llamaría a esto un
buen día. Estoy en unos tacones que me eleva casi hasta la barbilla de Jack y en un
elegante vestido negro con finos tirantes que se extiende a medio muslo. Es casi lo
mejor que alguna vez luciré con mi estatura y figura, y estoy bastante orgullosa de
ello. Pero Jack parece pensar que me vestí como una desnudista y está actuando
todo enfadado por eso.
—¡Jack, espera! —le digo—. ¿El palo en tu trasero es en verdad por mi
vestido? He usado menos ropa que esto y nunca escuché una queja de ti. ¿Qué
cambió tu opinión esta noche?
—Allie… —dice, una nota de advertencia en su voz.
—No eres mi papá, que yo sepa… ¡¿entonces qué te preocupa?!
Jack no pierde su temperamento a menudo, pero cuando lo hace, es rápido y
de repente. Sé que lo he presionado demasiado lejos cuando su mano se enrolla
109 alrededor de mi muñeca y me tira fuera de la acera. Me agarra con ambas manos
en mis hombros y me guía hasta que mi espalda está presionada contra la pared de
ladrillos del edificio más cercano.
Sus manos son gentiles, pero sus ojos están en llamas cuando su mirada
encuentra la mía.
—Nunca me quejé antes porque solo estabas usando esos ridículos atuendos
alrededor de mí —sisea—. No desfilando enfrente de algún extraño.
—¡Difícilmente estoy desfilando enfrente de algún extraño! Mi cita es un
hombre que mi papá conoce. Nos hemos conocido antes.
—¿Lo has conocido antes?
—Lo vi en una fiesta. No importa; esta cita no es sobre mí, es sobre ti.
—No quería venir en primer lugar.
—Tú eres la razón por la que estoy aquí.
Jack se inclina, esos ojos destellando, y mira directamente detrás de mi
cabeza. Su mirada es tan penetrante que me estremezco debajo de ella, y
finalmente, da un paso atrás.
Mi pecho está pesado por la cercanía de él, la intensidad de Jack Darcy que
tan raramente llego a ver. Cuando está cerca de mí, por lo general está tan relajado
como puede; lo veo durante esas horas que él deliberadamente se relaja, esconde el
estrés de la oficina, y se centra en disfrutar las otras partes de la vida.
La ferocidad con la que está respirando indica que no soy la única afectada
por nuestra proximidad demasiado cercana. Irónicamente, ninguno de nosotros
encontramos mucho que decir, basado en el silencio que siguió.
Después de varios momentos de inhalar y resoplar, miro mi vestido y lo
coloco en su lugar tímidamente.
—¿En verdad luzco tan horrible? —le pregunto, mi voz suave—. Si parezco
tanto a una prostituta, iré a cambiarme.
—Nunca dije que te veías como una prostituta.
—Me dijiste que mi vestido es demasiado corto, la parte de arriba demasiado
baja, y los tirantes demasiado delgados.
—Eso no significa…
—¿Cuál es tu problema, Jack? —Extiendo la mano y la pongo sobre sobre su
hombro—. Has estado molesto conmigo toda la noche. ¿Qué te he hecho? Si
quieres que me vaya, me iré.
—No.
110
—¿Y bien?
Él pasa una mano por su frente y sacude ligeramente su cabeza.
—Lo siento.
—¿Eso es todo? No estoy buscando una disculpa. Estoy buscando una
respuesta. ¿Qué he hecho para enojarte esta vez?
—Te ves hermosa —estalla, esos brillantes ojos cortando en mi camino—.
Luces increíble, y estoy molesto que lo desperdicies en mí.
Parpadeo y recapitulo por un momento.
—Lo siento, ¿pero qué?
—Preguntaste qué hiciste, y estoy diciéndote que no fue nada…
—No, no, entiendo esa parte. —Hago un pequeño giro bajo su mirada—.
¿Crees que soy hermosa?
—Sí, Allie. Por supuesto que lo creo.
—Muchas gracias. —Termino mi giro con una torpe pirueta que me hace
tropezar con Jack. Aterrizo con una mano en su traje, la otra en su camisa, y mis
dedos se atascan ahí. Me siento un poco como la Mujer Araña tratando de trepar
en Jack Darcy—. Lo siento por eso.
Jack mira al cielo, las destellantes estrellas envueltas por una capa de negro y
un manojo de nubes. Mientras tanto, mis manos permanecen firmemente
presionadas en su pecho, y odio admitirlo, pero estoy disfrutando la sensación de
ellas ahí.
Su pecho es fuerte, y su camisa tan suave, y la combinación me tiene
preguntándome lo que se sentiría si mis manos se deslizaran por debajo de su
botón y se posaran en la piel. Debo terminar mordiéndome el labio, pero no me
doy cuenta hasta unos segundos después de Jack mirando desvergonzadamente
mi boca.
Una vez que me doy cuenta mi rostro hace una mueca incomoda, e
inmediatamente parpadeo lejos las estrellas en mis ojos y fuerzo una sonrisa
normal en mi rostro.
—Así que, ¿este atuendo está bien? —pregunto, alisando mi vestido—.
Porque luces genial. Perfecto. Súper sexy. Quiero decir, para la chica. La mujer… tu
mamá definitivamente eligió a una mujer… y a ella le gustarás. Eh… debería.
—Crees que soy… —Jack hace una pausa con una sonrisa en su rostro
terriblemente engreída—. ¿Súper sexy?
111 —Crees que soy hermosa —replico, quitando mis manos de su cuerpo—.
Vamos, idiota, vamos a comer. Estás pagando mi cena.
—Se supone que tu cita haga eso.
—Lo que sea.
Avanzo hacia el restaurante y doy a la anfitriona mi nombre. Por supuesto,
no está en la lista porque la mamá de Jack hizo la reservación por nosotros. Y, por
supuesto, ella usó el nombre de Jack.
—Regla número 13 —espeto—. Haz tus propias malditas reservaciones. No
dejes que tu mamá las haga por ti.
Jack niega, murmura educadamente a la anfitriona, y le da una propina de
inmediato. Por esta razón, nos han cambiado a asientos de primera y una copa de
vino gratuita que es entregada al segundo que nos sentamos.
—Regla número 14 —digo—. Asegúrate que tu cita esté aquí antes de que
comiences a beber. No se ve bien cuando tu cita aparece y tú ya estás
completamente borracho.
Jack levanta su copa de vino tinto.
—No he estado súper borracho desde que tu mamá consiguió esa botella de
Grey Goose para un regalo de Navidad cuando éramos demasiado jóvenes para
estar comprando alcohol.
Un poco de mi insolencia se apacigua mientras el luminoso y chispeante
recuerdo flota ante mí. Nochebuena, Jack Darcy y yo bajo el muérdago tomando
nuestra primera incursión en el borracho mundo del vodka. Todo había estado
yendo a las mil maravillas hasta que esta servidora decidió que tres tragos en fila
era la mejor idea que se haya inventado alguna vez. Jack se había inclinado bajo el
muérdago, esos hermosos ojos tan brillantes y dulces como son ahora, y fue por el
beso.
Procedí a salir del camino y vomitar profusamente en sus zapatos.
Esa fue la última vez que trató de besarme. Es también la noche que
borrachamente le dije que lo amaba y le pedí que se casara conmigo. Eso podría ser
a lo que me refería cuando Caroline me preguntó si alguna vez le había dado una
señal.
—Tal vez ese es tu problema —le digo, sentándome de vuelta en mi silla y
moviendo un dedo hacia él—. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo un poco
imprudente?
—Allie…
112
—¡No! —Lo corto con otro agudo movimiento de mi dedo—. No dije
estúpidamente peligroso, solo dije un poco imprudente. Tú sabes, algo al límite.
—Crecí fuera de eso.
—Corrección: Nunca creciste con eso.
—He sido imprudente.
—No, Jack, siempre has hecho lo que todos esperan de ti. No estoy diciendo
que sea algo malo porque no lo es. Es increíble; eres un increíble doctor, un amigo
genial, un buen hijo… —digo con un guiño de broma—. Un muy buen hijo, en
realidad. ¿Pero qué hay de hacer algo para ti? ¿Por pura diversión?
—Eso no soy yo —dice, inclinándose hacia adelante sobre sus codos—. No
soy del tipo imprudente.
—Regla número 14: Debes…
—Ya dijiste catorce.
—¿Lo hice? —Con un ceño de confusión, miro a mi copa de vino para
encontrarla moderadamente vacía. Asiento—. ¿Cuándo pasó eso?
Jack mira su reloj.
—Desde que llevamos media hora esperando.
Aparentemente, hemos estado hablando y contando historias por treinta
minutos, y no me había molestado en notar que mi cita aún no había llegado.
Tampoco lo hizo Jack, así que al menos estábamos parejos en ese frente, aunque no
estoy segura de lo que eso dice de mis habilidades de observación. O lo que dice
sobre el hecho de que estoy teniendo más diversión de lo que alguna vez pensé
que tendría esta noche.
—¿Número 15? —indica Jack.
Me toma un minuto recordar de qué está hablando. Eventualmente, me
golpea, y doy un asentimiento decisivo.
—Regla 15: Cuando te enamoras, hay que ser un poco temerario.
—Oh, estoy en desacuerdo… —comienza Jack, pero es interrumpido por una
rubia que se sienta junto a él y pone una mano en la suya.
—Estoy completamente de acuerdo —dice la recién llegada, sus pestañas
centelleantes con brillo plateado mientras las mueve en mi dirección—. Eres el
doctor Jack Darcy, ¿cierto? ¿Y eso te haría a ti, Allie?
Ella frunce sus labios y asiente a cada uno de nosotros en turnos. Estoy más
impresionada por la confianza con la que caminó hacia aquí y se unió a la
113 conversación que cualquier otra cosa. Es solo después que asiento y sacudo su
mano que soy capaz de fijarme en el resto del paquete. Y qué paquete es.
Su cabello es tan rubio que es casi plateado, y está recogido hacia atrás en un
majestuoso moño. Su vestido es ceñido y de color granate, e incluso aunque flota
todo el camino hasta sus tacones, tiene más piel saliéndose de su vestido que yo
con mi vestido corto. Es solo que toda la piel que se muestra en ella es de la parte
de arriba.
Como que me como con los ojos su pecho y me pregunto cómo una mujer tan
delgada puede tener pechos de ese tamaño. Estoy a medio camino de preguntar si
son reales, pero en mi cabeza ya estoy formulo la Regla 16: No preguntes a una
mujer si sus senos son falsos en la primera cita.
Cuando me vuelvo a unir a la conversación, nuestra nueva amiga, Delilah, ya
se ha presentado a Jack. Y por presentarse, me refiero a que se puso
completamente cómoda en su regazo. De algún modo se movió bajo su brazo y lo
forzó sobre la silla detrás de ella, y tiene una mano descansando sobre su muslo.
Levanto mis cejas y aparto la mirada, tentada a preguntar si necesitan algo de
privacidad. La única cosa que me detiene es la mirada asesina en el rostro de Jack.
Dejando a los dos acurrucarse, o de lo que sea que se estén susurrando,
aprovecho para escribir la Regla número 1 negativa en mi servilleta. En silencio, la
deslizo a Jack.
Echa un vistazo a la hoja, y muy ligeramente, levanta una ceja. Levanta su
mirada para encontrarse con la mía y hay un fuego detrás de esos zafiros azules
que envía fisuras de energía por mis venas.
Me encojo de hombros y retiro la servilleta. NO SEXO EN LA PRIMERA CITA,
dice. En este punto, va ser más difícil para Jack de lo que esperó; su cita está lista
para empezar el juego previo aquí en la mesa.
—Estoy de acuerdo —dice una voz detrás de mí—. ¿Pero por qué tienes
reglas negativas?
Me congelo, cien por ciento mortificada. Probablemente un ciento cincuenta
por ciento mortificada. Tan mortificada que ordeno otra botella de vino a un
mesero que pasa antes de girarme para encontrar a mi cita, Theodore Anton
Hamilton, parado detrás de mí.
—¿Qué tal si no mencionamos esto a mi papá? —le digo, poniéndome de pie
y dándole a Theo un incómodo abrazo—. Odiaría que esto saliera en la
conversación en nuestra próxima fiesta de Navidad.
114 —¿Odiar que salga qué? —pregunta Delilah, ronroneando mientras mira a
Theo a través de la mesa—. ¿Qué reglas?
Theo llega al otro lado de la mesa y le pasa la nota a Delilah.
—Regla número uno negativa.
—Oh —dice con un mohín—. No veo nada malo con el sexo en la primera
cita.
Ante esto, Theo se deja caer en el asiento junto a mí y ordena una tercera
botella de vino para la mesa, luciendo muy interesado en la mujer frente a él. Los
dos invitados han estado aquí por siete minutos, y ya vez, Jack tiene razón. Las
cosas son un desastre.
Afortunadamente, Theo trae una placentera distracción a la cena. La
distracción es él mismo. Aparentemente, su padre trabaja en una ley de
entretenimiento en pleno Hollywood, y Theo está considerando impulsar la carrera
por sí mismo. Lo cual explica en detalle, fanfarroneando de cada cliente que su
padre ha visto.
—Es bastante seguro que mi papá fue un abogado en la herencia de Michael
Jackson —dice Theo, reclinándose media hora más tarde—. No recuerdo los
detalles.
—Oh, Diosmío —dice Delilah, como si fuera todo una palabra. Ha dicho esto
no más de cien veces esta noche—. Dime más.
—Por favor no —dice Jack.
Lo pateo debajo de la mesa, incluso aunque no puedo estar más de acuerdo.
La pregunta que he estado pensando por la pasada hora o así es ¿cómo diablos mi
papá pensó que este Theo podría ser potencialmente un buen partido para mí? Al
menos que esto en realidad fuera solo un plan para ayudar a Jack, eso tuvo que ser.
Todavía estoy descifrando cómo encaja Delilah en el molde de Kathleen
Darcy de lo que debería de ser una esposa para su hijo, y lo único que puedo
pensar es que las dos mujeres nunca se han conocido. No hay manera en el infierno
que la estimada Kathleen Darcy elegiría a Delilah para su hijo. Delilah podría ser
agradable y todo, pero no está llegando a la escuela de medicina en un futuro
cercano.
Estoy a mitad de ensoñación cuando finalmente me doy cuenta de que
Delilah se está excusando para usar el baño. Con una risa disimulada, sale de su
asiento y envía un saludo a Jack. Miro junto a mí y encuentro la silla vacía.
—¿A dónde fue Hollywood? —pregunto, notando que Theo también se ha
ido—. ¿Cómo me perdí a mi cita yéndose?
—¿Y se supone que estoy aprendiendo de ti? —pregunta Jack—. Se ha ido
115
por cinco minutos. No sé a dónde… el baño, supongo.
—Esto no es una cita real para mí. Lo es para ti.
—Es práctica para mí. No es real.
Me inclino a través de la mesa.
—¿En qué estaban pensando nuestros padres?
Jack niega.
—Déjame recordarte, soy el que dijo que esto sería un desastre.
—Sí, bueno, no estuve en desacuerdo contigo.
—Ni siquiera puedo decir una palabra —dice con un movimiento en su
asiento—. ¿Cómo se supone que practique?
—Pregúntale a Delilah algo sobre ella. Ve si puedes conseguir que se abra
sobre algo, lo que sea, además de su deseo de escuchar los Cuentos de Theo aquí.
—No importa; no estoy interesado en ella.
—Entiendo, pero puedes intentar conocerla. ¿Qué si hay más de lo que se ve?
Jack no luce convencido. Lleva una copa de vino a sus labios, entonces se
detiene y la extiende hacia mí.
—Por las citas horribles.
Levanto mi copa para encontrarla vacía.
—¡Caramba! —digo, antes de servirme una copa más—. Ha pasado un
tiempo desde que he estado en una cita que requirió tres copas de vino para
pasarla.
—Cuatro.
—Tres. ¡¿Cuántas has tenido?!
—Estoy cuidando la mitad de la porción —dice Jack, girando una cantidad
microscópica de líquido rojo alrededor en su copa—. Estoy de guardia esta noche.
Y, no que esté contando, pero esta es tu cuarta —añade con una sonrisa astuta—.
No que me esté quejando. Tus mejillas lucen lindas cuando están todas rosadas.
—¡¿Lindas?! —Cacheteo mi rostro, moviendo el vino alrededor mientras saco
mi teléfono—. Tal vez es por lo que Theo está hablando más a Delilah que a mí. No
iba por linda, iba por sexy.
—¿No puedes ser ambas?
—No sé. —Vacilo mientras los ojos de Jack, muy ligeramente, se desvían a mi
escote en una forma muy-no-de- Jack. No sé qué está pasando con él, así que
116 muevo mi mano enfrente de su rostro—. Hola, Jack. ¿Estás en una cita con Delilah?
No mires mis bubis.
Sus ojos van a mi rostro, y tiene una expresión avergonzada cuando
finalmente toma un sorbo y me pasa la copa.
—Ten la mía; no estaba planeando beberla de todos modos.
Theo y Delilah se unen a nosotros en la mesa justo cuando nuestras entradas
llegan. Nuestra mesa es dividida con nuestras elecciones: Tengo el filete y papas,
igual Jack. Delilah fue por la ensalada de pollo, igual que Theo.
—Soy vegetariana —dice Delilah, tomando un enorme bocado de ensalada
con una sonrisa—. Pero ese filete huele increíble.
—Uh, hay… —comienza Jack, pero le doy otra patada por debajo de la mesa
antes de que pueda terminar su pensamiento.
Sé exactamente a dónde estaba yendo con eso: Estaba a punto de señalar que
hay enormes pedazos de tocino encima de la ensalada de pollo, y Delilah ha
comido al menos tres de ellos con su primer bocado. Son imposibles de perder. La
descripción de la ensalada dice Ensalada de pollo con tocino y queso azul.
Simplemente estoy tratando de entrenar a Jack para que comente menos sobre la
elección de comida de la mujer.
Regla 17, pienso. Nunca comentar los hábitos alimenticios de una mujer. No hay
un buen resultado. Menciona que come mucho, y se acomplejará. Di que come
demasiado poco, y eso es molesto. Escribo esto para Jack y le paso la nota.
Theo y Delilah no lo notan, mientras han regresado a su charla sobre la
escena de Hollywood.
Me inclino y susurro a Jack:
—¿Recuerdas de lo que hablamos? —añado un enorme asentimiento hacia
Delilah—. Consigue conocerla.
—Entonces, Delilah —dice Jack, durante el primer descanso en la
conversación—. ¿Qué es lo que haces?
—¿Hacer? —Ella se le queda mirando sin comprender—. ¿Hacer…?
—¿Por trabajo? ¿Carrera o escuela o…? —Jack se está ahogando aquí, y me
mira en busca de ayuda.
No le doy nada, no todavía. En una cita real, tendría que salirse él solo de
esos agujeros, y no estaré alrededor para limpiar sus desastres.
—¿Por trabajo? —repite Delilah, como si la sola pregunta en sí la
confundiera—. Oh, ya sabes, ayudo a manejar la empresa de mis padres.
141
Capítulo 18
ALLIE
CONTRAS:
Es tan inteligente que puede ser molesto.
Huele tan bien que puede ser molesto
Es tan atractivo que es molesto.
Luce tan bien después de conducir su motocicleta que es molesto.
Nunca me deja dormir en el sofá y siempre me mueve a su cama.
Conoce cada uno de mis secretos.
Si sigue besándome, podría enloquecer de lujuria.
Come la mitad de la comida china.
Es mi alumno (algo así)
148 Está tratando de salir con alguien más
Y al último momento, añado un artículo más en la lista de contras.
Es mi mejor amigo, y no quiero perderlo.
Mi dedo se cierne sobre la tecla de borrar, pero antes de que pueda borrar la
lista, me sobresalto, parpadeando cuando un mensaje de texto vibra en mi teléfono.
Golpeo guardar sin mirar y cierro la computadora, solo en caso de que Jack de
algún modo ya esté aquí.
Mis manos tiemblan mientras levanto el teléfono para mirar. Ya he tomado
mi decisión. Tengo once contras y diez pros, lo cual significa que el cinturón de
castidad ha ganado.
Respiro un poco más fácil una vez que veo el mensaje.
Aimee: Entonces, ¿qué decidiste?
No puedo obligarme a responderle, y cuando cierro mis ojos y me digo que
no me caiga dormida, no puedo evitar añadir un artículo más en la columna de
pros. Este, para mi pequeño corazón romántico, vale todos los contras del mundo:
Quiero mi felices para siempre.
Sentándome en la cama, soy sorprendida con una toma de conciencia. Es
ahora o nunca. Jack y yo somos adultos; si elegimos dormir juntos, seguramente
podemos todavía ser amigos después, ¿cierto?
Es esta lógica lo que empuja mi mano a escribir la nota.
Es simple. Tres palabras y una carita sonriendo. La pongo en la almohada
junto a mí, y mientras cierro mis ojos, puedo sentir el peso de las palabras ahí.
¿Me acompañas?
149
Capítulo 19
JACK DARCY
Estoy exhausto.
Cada músculo en mi cuerpo duele para el momento en que llego a casa.
Bueno, con excepción de uno. Tengo exactamente un hueso en mi cuerpo que
piensa con mente propia y tiene muchas ganas de ir. Apenas he estacionado y
golpeado el botón del ascensor antes de que mi mente envíe señales abajo que me
tienen preocupado por el qué pensará Allie si sigue despierta.
150
Ha sido una larga noche, estuve ocupado desde el segundo en que llegué al
segundo en que dejé el hospital. Bajo circunstancias normales, apenas sería capaz
de permanecer de pie lo suficiente para ducharme antes de colapsar en la cama.
Esta noche, hay una complicación en mi plan. Se llama Allie Jenkins.
Para comenzar, no estoy seguro si está todavía en mi condominio. Podría
haberse ido a casa. A pesar de que tuvo cuatro copas de vino en la cena,
probablemente esté completamente sobria para ahora, y es probable que se
levantara temprano y condujera a su casa. Probablemente para evitar tratar
conmigo, el idiota que se fue durante el momento más increíble de su vida.
A pesar de la lógica en eso, está la remota posibilidad, el Ave María, el
comodín, que tal vez, todavía esté en mi apartamento. Es este pensamiento lo que
detiene mi aliento mientras el ascensor llega al piso superior.
Doy un paso en el pasillo dirigiéndome a mi condominio preguntándome si
estará aquí, ¿estará en el sofá? ¿La cama? ¿Estará esperando que finja que nada ha
pasado o querrá que lo retomemos donde lo dejamos?
Deslizo mi llave en la puerta y la abro tan silenciosamente cómo es posible.
Hay un chirrido a dos terceras partes del camino, y me detengo, a medio camino
en mi entrada, y me quedo quieto.
Nada. No hay ni siquiera un sonido, ni tampoco su dulce figura descansando
en el sofá como esperaba. La manta está doblada pulcramente en la esquina, y
cuando mis miedos son confirmados, un nudo crece en mi estómago.
Mientras voy en dirección a la ducha, me pregunto qué estará pasando por su
mente. Ciertamente no me arrepiento de lo que pasó entre nosotros, ¿pero ella? Mi
miedo más grande es haber ido demasiado lejos, no necesito mucho en este
mundo, pero necesito a Allie Jenkins en mi vida. Eso no es negociable. Si ella
prefiere fingir que nunca pasó por el bien de nuestra amistad, puedo manejar eso.
Será doloroso, pero lo haré. Por nosotros.
Ya tengo mi camisa fuera y estoy a medio camino de la ducha antes de notar
el bulto en mi cama. El hermoso bulto con cabello esponjado que tiene el nudo en
mi estómago evaporándose como rocío de la mañana.
Dejando caer mi camisa en la cesta de lavandería, giro para investigar. ¿Allie
Jenkins en mi cama? Listo. ¿Una suave sonrisa en su rostro? Listo. ¿Las mantas
tiradas hasta su barbilla cubriendo cada centímetro de su cuerpo? Listo, listo, y listo.
Mi mano se estira hacia su rosada mejilla, y no puedo evitar retirar algo de su
ondulado cabello de su rostro. Debe haberse bañado antes de subir a la cama
porque huele fresco y limpio, con indicios de mi champú, de mí, en ella.
Ante mi toque, se acurruca más cerca, murmurando algo demasiado suave
151
para oírlo. Me inclino, pero está claro que las palabras no tienen sentido. Hablando
en sueños. Me inclino más cerca todavía, pero una fresca, casi helada brisa me
roza, y miro con sorpresa para encontrar la ventana de la habitación abierta.
Con unos pocos pasos, la cierro lo suficientemente fuerte como para que una
corriente de aire pase por la habitación, y Allie se mueve en su sueño. Si ha
dormido toda la noche con la ventana abierta y el cabello empapado, estará
enferma en la mañana.
Con una sonrisa, me dirijo al baño. Podría no haberme dejado una invitación
abierta para unirme a ella en la cama, pero estoy perfectamente feliz con este
resultado. Con algo de suerte, seremos capaces de aclarar las cosas en la mañana, y
pueda explicarle cómo me siento por ella. Puedo finalmente decirle que no me
arrepiento ni de un minuto de lo que pasó esta noche, y puedo pedirle salir en una
cita apropiada.
Mientras entro en la ducha, una sensación de bienestar se establece en mis
hombros. Si hay una cosa que el solitario camino a casa esta noche me mostró, es
que la Academia de Romance funcionó. Podría no haber funcionado como se
esperaba, pero hizo algo bastante claro: Estoy enamorado.
Estoy enamorado de mi mejor amiga.
Capítulo 20
ALLIE
Mis ojos se abren. Por alguna razón, ya puedo sentir el calor en mis mejillas y
un estremecimiento que se siente como vergüenza radiando por mi columna.
Todavía no estoy segura de por qué; ni siquiera estoy segura de en dónde
estoy. Mientras ruedo en un pequeño pedazo de paraíso en la tierra, las cosas
comienzan a asentarse. ¿Cama súper cómoda? ¿Almohadas que huelen increíble?
¿El chisporroteo de huevos y tocino? Listo, listo y listo.
152 Con prisa, la noche vuelve a mí y me golpea como una tonelada de ladrillos.
Es más fácil simplemente dejar que las olas me cubran; trayendo de vuelta los
recuerdos con venganza. Jack salvando mis zapatos. Besándome en el océano.
Besándome en su sofá. Dejándome dormir sola toda la noche a pesar de mi muy
directa invitación.
Por extraño que parezca, mientras los recuerdos de anoche se envuelven y me
llevan a través de esta mañana, me quedo con una dulce sensación de saciedad. Un
toque agridulce se arrastra, también, como el comer la cereza en la parte superior
de un helado caliente. Sucedió, y fue delicioso, pero ahora se ha acabado.
La cosa es, que no quiero que Jack Darcy sea mi postre. Quiero que sea mi
desayuno, almuerzo, y cena. El postre es muy raro para mi gusto. No quiero que
Jack sea mi convite de vez en cuando, quiero que sea mi alimento diario. Mientras
subo las sábanas hasta mi barbilla, hago una nota mental que el análisis de amor
por grupos de comida podría ser una publicación excelente para el blog.
La idea de una publicación para blog me tiene preguntándome en dónde
diablos terminó la nota para Jack. Viendo que Jack no está aquí junto a mí, o vio la
nota y la ignoró, o no la vio en absoluto. Rezo desesperadamente por lo último, y
continúo mi búsqueda del Post-It en un frenesí.
Mientras me siento, frunzo el ceño a la almohada junto a mí. La nota no está
ahí, ni está encima de las sábanas. Sacudo las sábanas un poco, e incluso me
deslizo hacia un lado de la cama y echo un vistazo al suelo. Nada.
La nota se ha ido, y la única persona que podría haberla movido es Jack
Darcy.
Con un jadeo de horror, me escabullo debajo de las sábanas y lanzo la manta
sobre mi rostro. La vergüenza ha vuelto a aturdirme en todo su esplendor,
pinchazos de incomodidad que pican en mi espalda. Incluso mi cuero cabelludo
pica con la mortificación de lo que Jack debe pensar de mí.
Tengo que imaginar que pensó que todavía estaba bajo la influencia del vino
cuando escribí esa nota. Probablemente la arrugó y lanzó la evidencia de mi deseo
por él a la basura. Eso podría ahorrarnos una incómoda discusión en el desayuno.
Llena con un repentino pánico, la desesperada necesidad de salir de aquí es
abrumadora. ¿Qué diría Jack, mi mejor amigo por veintitantos años, ahora que
sabe con seguridad que lo deseo? Absolutamente, positivamente lo deseo. Mi nota
no dejaba nada a la imaginación.
Quizás puedo bajar por el costado del edificio de Jack. Puedo evitarlo por un
rato hasta que esto termine y ambos olvidemos que incluso sucedió. Saliendo de la
cama, me acerco a la ventana y me doy cuenta que está cerrada.
153
Estoy segura de que la abrí anoche. La fría brisa fue lo que me arrulló para
dormir finalmente después de una noche de vueltas y vueltas, a pesar de la ducha
fría que había tomado para calmar mis nervios.
Esto solo podría significar una cosa: Jack entró en la habitación, cerró la
ventana, y vio la nota. Mis dedos descansan en el alféizar de la ventana y miro
hacia abajo. Quizás pueda saltar. Es solo como un trillón de metros hasta el suelo.
Tiro de la ventana. No se mueve, así que tiro más fuerte. Más y más fuerte
hasta que tengo que imaginar que la ventana está atascada. Finalmente, me rindo y
vuelvo a la cama, mis palmas pegajosas con sudor mientras debato mi siguiente
movimiento.
Considero llamar a Aimee, y desbloqueo mi teléfono. Soy distraída antes de
que pueda marcar por un mensaje de Caroline. ¿Caroline? Me detengo,
preguntándome brevemente si la llamé anoche y lo olvidé. Quiero decir, me
agrada Caroline, pero no hemos estado hablando exactamente por mensajes de
texto.
Caroline: ¡Genial entrada de blog! ¡¡Me encantó!! ¿Asumo que estás hablando
del Doc Darcy?
Yo: ¿Cuál entrada de blog?
Caroline: La de hoy. ¿En verdad estabas despierta tan tarde? Fue publicado
como a las… 4 de la mañana.
Yo: No escribí una entrada de blog.
El siguiente mensaje de Caroline contiene un enlace que detiene mi corazón.
Un enlace de mi propio blog. El que no se suponía que estuviera funcionando
todavía, el que estoy demasiado asustada para comenzar a usar. La publicación
que he creado para mierdas y risas, y la publicación que está ahora viva, ha sido
vista 2,439 veces.
Me congelo y rápidamente abro la computadora de Jack. Mi teléfono no está
bien; debe estar mintiéndome. Desafortunadamente, sin embargo, para el momento
en que saqué las estadísticas en la pantalla grande, el número había subido a 2,579.
—¡Mierda! —Contengo un grito—. ¡Mierda-maldita-mierda!
Cierro de golpe la computadora de Jack, me contengo en el último segundo y
el aterrizaje es un poco más suave. Un suave golpe. Entonces agarro mi teléfono, el
cual ha sonado tres veces más, probablemente todos de Caroline, o quién sabe,
quizás es el Us Weekly, y corro de vuelta a la ventana.
Comienzo a tirar de ella con todas mis fuerzas, determinada a no rendirme
154 hasta sentir el aire fresco en mi rostro. Incluso levanto mi pierna y la apoyo contra
la ventana, reclutando todo mi cuerpo por el esfuerzo.
Qué se joda el escalar, pienso, quizás saltar sería una mejor solución. Las
pasadas veinticuatro horas han ido de una deliciosa fantasía a una pesadilla total.
Tiro y tiro, gruño y me pregunto cuánto le tomará a Jack notar que me he ido.
Justo cuando estoy comenzando a sudar, la puerta cruje detrás de mí, y me
congelo. Me congelo sólida con una pierna en la ventana de Jack, una camiseta que
se ha movido fuera de lugar y ya no cubre mi trasero, y ambas manos en la
ventana. Añade eso a la lista del circo de hoy.
—¿Estás tratando de…? —Jack se interrumpe, meneando la cabeza que me
dice que no puede entender esto—. ¿Abrir la ventana?
—Sí. —Jadeo—. Supongo que podrías decirlo.
Un mortal silencio se establece sobre nosotros. Jack me mira por un largo
tiempo, su mirada se dirige hacia mi trasero solo una vez, y entonces vuelve a mis
ojos. En el mismo momento, quito mi pierna del alféizar de la ventana y froto su
camiseta mientras él cruza la habitación, da un solo y delicado toque a un botón, y
tira de la ventana ampliamente abierta.
—¿Mejor? —Se gira, levantando una ceja—. La bloqueé anoche.
—Sí, así está mejor —digo, moviéndome a su lado—. Discúlpame ahora, debo
irme. —Lo aparto de un codazo y pongo ambas manos en el alféizar.
Inmediatamente, mi cabeza nada con mareos mientras miro al suelo debajo—.
Mierda, olvidé lo alto que vives.
—¿Qué está pasando, Allie?
—¿Qué está pasando?
Doy un pequeño grito y me debato respecto a decirle todo. Su rechazo de mi
oferta anoche. La vergüenza resultante. Ahora el horror de que mi publicación del
blog está en vivo. Debo haber golpeado en Guardar y Publicar en vez de en
Guardar como borrador o lo que sea que haya dicho ahí. No me tomé el tiempo de
leerlo, de ahí el problema.
En el último minuto, sin embargo, me contengo. Bajo ninguna circunstancia
voy a insinuar a Jack la existencia de la publicación. Al menos, no antes de que
retire el artículo. Si Jack descubre que publiqué algo, querrá leerlo. Es así de
apoyador. El problema es que no hay manera de que no se dé cuenta que el artículo
es sobre él, él único Doctor Atrevido.
Es a la vez el producto de mis fantasías y la perdición de mi existencia.
155 En su lugar, pongo mi rostro más animado y hago mi mejor esfuerzo por
ignorar todo.
—Nada está pasando. ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el trabajo?
—Bien —dice, cauteloso—. ¿Cómo dormiste?
—De maravilla. ¿Huelo huevos?
—Allie, respecto a anoche…
—Detente. —Levanto una mano y fuerzo la más brillante sonrisa que puedo
reunir. Me siento como una lamparita—. Las cosas terminaron exactamente cómo
debían. No tenemos que hablar de ello. ¿Qué tal si fingimos que nunca pasó?
—Quiero explicar…
—No tienes que explicar una palabra. —Palmeo mis manos y las froto
juntas—. Entendí fuerte y claro. Estoy muriendo de hambre, ¿podemos comer?
Su frente se arruga con confusión.
—¿A qué te refieres con que entendiste?
Trato de no hiperventilar mientras miro sus ojos caer sobre mí, brillantes,
curiosos y buscando, una de sus manos frota inconscientemente su barba.
—Tampoco estoy interesada en seguir con esto —balbuceo—. Quiero decir,
en verdad me gustas. Como amigo, hermano, lo que sea. Anoche, nos dejamos
llevar un poco. Nos besamos. ¿Y qué?
—¿Y qué? —Jack se congela. Cuando habla, es un murmuro—. ¿Y qué? Fue
increíble.
Miro hacia arriba, mirándolo a los ojos todo el tiempo que puedo hasta que es
demasiado. Hay una suavidad ahí, una curiosidad. Puedo sentir que está tratando
de decírmelo delicadamente, así que lo ayudo a cortar el cordón.
—Fue un beso genial. Eres un increíble besador, y estoy segura que tu
próxima cita terminará mucho mejor que esta. Creo…
—¿Qué si no quiero otra cita? ¿Qué si creo que está terminó bien?
—Jack. —Niego, deteniéndome en su nombre mientras lucho por lo que viene
después—. Solo déjalo, por favor. Nos besamos. Ambos somos solteros mayores de
edad, y fue… bueno, ¡fue un momento divertido! Pero la única razón porque me
besaste es que estábamos concentrados en esta estúpida Academia de Romance.
Has estado tan concentrado en aprender cómo enamorarte, y yo he estado tan
atenta en ayudarte, que las cosas se confundieron. Vamos solo a olvidarlo.
—Allie…
156 —Haremos una cita de práctica más juntos, y luego creo que deberíamos
olvidarnos de que te ayude. Es desastroso, y —me interrumpo, encogiendo un
hombro—, y confuso. Ya no me necesitas, Jack. Nunca me necesitaste.
—Siempre te he necesitado.
—No me refiero a como una amiga. Quiero decir, todo mal aquí. Traté de
cambiarte, y lo siento por eso. —Miro hacia mis pies, tragando para pasar un nudo
en mi garganta—. La chica correcta vendrá y te amará por ti, Jack. Justo de la
manera en que eres.
Mi mano se estira por su cuenta y toca su mejilla. Mis dedos sintiendo la
aspereza de su barba incipiente antes de trazar su sexy línea de la mandíbula. Mi
pulgar roza sobre su labio inferior, y la sensación envía un estremecimiento por mi
piel.
Sus ojos se posan en mi boca mientras su mano alcanza y enlaza mis dedos en
los suyos. Entonces arrastra sus ojos hacia arriba para encontrar mi mirada.
—Me tengo que ir. —Cambio el tema antes de que pueda decir algo que
debilite mi resolución—. ¿Puedo usar tu computadora rápidamente?
—¿Uh, qué? —Pestañea ante el abrupto cambio de tema—. ¿Mi
computadora?
Asiento.
—Seguro, eh, ve. El desayuno está listo, también.
—No tengo hambre —le digo, abriendo la laptop y rápidamente cerrando mis
ventanas.
—Está bien.
No estaría en un apuro por salir de aquí excepto que tengo que llegar a casa y
averiguar cómo funciona este estúpido blog. Necesito borrar esta lista de pros y
contras que aparentemente es material viral antes de que Jack se entere.
Después de que me cambie, pienso, mirando a la camiseta de Jack. Me muevo
hacia el armario y busco a través de varios artículos que he escondido aquí por los
años. Mientras me visto, sus ojos siguen cada uno de mis movimientos.
—Gracias de todas formas—le digo, sintiendo un dolor silencioso irradiar de
él—. Huele increíble.
Él mira mientras reúno mis cosas, cierro el buscador en su laptop, y me paro.
Cuando camino tentativamente a través de la habitación, sus ojos me siguen.
Doy vuelta en la puerta, inspirada para limpiar la mirada de preocupación de
su rostro.
157
—Por lo que vale. —Me detengo para ofrecer un guiño—. Me respaldo por mi
análisis profesional.
—¿Análisis profesional?
—No apestas besando.
Capítulo 21
ALLIE
173
Capítulo 24
JACK DARCY
10 SparkNotes: Es un sitio web y una aplicación con guías de estudios de diversos temas.
—No quiero solo tu dinero —dice con una sonrisa descarada—. Quiero que
los leas todos. No importa lo que te tardes, pero tienes que darles una
oportunidad.
—Bien. Pasaré los siguientes veinte años de mi vida poniéndome al día con
ellos si me ayudas ahora.
—Trato. —Extiende su mano, y las sacudimos, una mirada de satisfacción
mutua pasando entre nosotros—. Ahora, digo que comencemos por aquí…
Dos horas después, he comprado exactamente ciento noventa y tres dólares
en libros y tengo una vida para leer. No planeé exactamente como llevarlos a casa
en mi moto, así que terminé comprando un morral de cuarenta y cinco dólares que
dice Las Chicas Inteligentes Leen Romance. Pero no te preocupes, las señoras en la
tienda me dijeron. Es “súper bonito”.
Me siento fabuloso llevando mi morral “súper bonito” que se siente como si
está llena de ladrillos. Varias amigas de la tienda me acompañan a la puerta,
deseándome suerte mientras me giro para despedirme.
176 Mientras repaso todos los consejos, todavía no estoy cien por ciento seguro de
cuáles necesitan ser mis siguientes pasos. Quiero decir, tengo una lista de casi cien
de ellos, pero todos son tan anti-Jack que me ponen inquieto.
—¿Estás segura de que no puedo solo… —vacilo—, no sé, lanzar piedras a su
ventana? ¿Al estilo Romeo y Julieta?
—¿Alguna vez has leído Romeo y Julieta?
—No —admito.
—No lances rocas a su ventana —dice una de las señoras—. Solo envía un
mensaje de texto y di que estás yendo. Es el siglo veintiuno.
—Pero…
—No vas a escuchar nuestro consejo, ¿cierto?
Respiro profundo.
—Sí, lo voy a hacer. Gracias… por todo.
—Ella es una dama afortunada —dice una de las mujeres—. No te preocupes
tanto.
Ofrezco una última sonrisa de agradecimiento, subiendo a mi moto con mi
morral “súper bonito”.
—¿Entonces… sin piedras?
—Sin piedras.
177
Capítulo 25
JACK DARCY
Todos los consejos románticos que recibí en la librería asumen una cosa.
Una cosa muy importante.
Que Allie Jenkins abra su maldita puerta.
He llamado a Allie unas cuantas veces desde que llegué. Vine directo a su
apartamento, con el morral “súper bonito” y todo, y no ha respondido una sola
178 llamada. Podría asumir que está ocupada, o está todavía con Aimee, excepto por
un pequeño problema.
Puedo escuchar su teléfono sonando a través de la puerta. Claramente, está
evitándome, desde que la puerta permanece cerrada. Trato una vez más, escucho
su familiar tono, y grito el nombre de Allie, y todavía… nada.
Así que, voy a afuera y vuelvo a mi primera idea, a pesar de todos los
consejos en contra.
Piedras.
Seleccionando unos pocos guijarros cerca de la rueda de mi moto, los
sostengo en mi mano, sintiendo su peso quemar en mi palma. Levanto la mirada,
encontrando la ventana de Allie en el tercer piso. Puedo lanzar en un juego de
quemados… debería ser capaz de golpear el objetivo, no hay problema.
Estaba equivocado.
El primer puñado se dispersa en todas direcciones, fallando completamente.
Probablemente debería haberme rendido entonces y esperar, como una persona
normal, a que Allie me llamara. Pero hay un pánico quemando en mi estómago, y
ese pánico me impulsa a continuar recogiendo guijarros y lanzándolos, un puñado
tras otro, cuando unos pocos encuentran su ventana y se esparcen por el cristal.
—¿Qué diablos estás haciendo? —La ventana debajo de la de Allie se abre, y
una mujer mayor con rulos en su cabello y un cigarro en mano saca la cabeza—.
Voy a llamar a los policías, pervertido.
—No soy…
Antes de que pueda explicar, su ventana se cierra de golpe. El pánico sube;
no puedo creer que Allie me ignore tanto tiempo. Tuvimos un beso incómodo, una
noche rara. ¿En verdad va a tirar una amistad de toda la vida antes de que pueda
explicar?
Tengo unas cuantas piedras más en mi mano, ligeramente más grandes que
los guijarros, y me tomo mi tiempo con la puntería. Esta es mi última oportunidad
de golpear la ventana de Allie. Después de esto, me rindo. Me voy a casa antes de
que los policías aparezcan, y lo intentaré otra vez después.
Las sirenas se escuchan a la distancia. Los policías no pueden estar aquí tan
rápido, pienso, y tomo otros pocos segundos para apuntar. Terminando, mi
ansiedad a tope, tiro de mi codo hacia atrás y lanzo las piedras con diez veces más
la cantidad de fuerza necesaria.
Esta vez, mi objetivo está en la mira.
La velocidad, de algún modo, no.
179 Aparentemente golpeé el punto de presión exacto en la ventana, el dulce lugar,
y el panel completo de cristal se rompe en mil pedazos. El sonido ahogado por la
sirena, el tráfico de LA, y lo único que sigue es un grito estridente…
probablemente de la mujer mayor con los rulos rizadores.
—Oh, mierda —murmuro mientras la alarma del edificio comienza a sonar.
Los policías llegan minutos después. Aparentemente, ellos pueden llegar aquí
así de rápido.
Las siguientes horas son… humillantes.
Cuando corté los lazos con mi madre esta mañana, nunca había esperado
incumplir de mi promesa tan pronto. Pero, Allie no parece estar interesada en
responder su teléfono cuando llamo, así que, tengo una opción más, y marco el
número que había planeado borrar.
—Hola, madre —digo—. Es Jack. Tengo un favor que pedirte.
Capítulo 26
ALLIE
189 Él se pasea por mi apartamento, sus ojos agudos estudiando la cocina, el agua
hirviendo, la taza vacía con la bolsa de té esperando y la libreta junta a ella.
Arranco la libreta antes de que pueda ver mi lista de ideas de títulos para mi
siguiente artículo.
—Lo siento por eso.
—¿En serio? —Levanto una ceja—. ¿Tienes algún tipo de explicación, o
vamos a fingir que no sucedió?
Se detiene, dándome una mirada de disgusto.
—Estaba tratando de ser romántico.
—¿Irrumpiendo en mi casa?
—Ahora me doy cuenta —dice a través de dientes apretados—, que estaba
equivocado.
—¿Tú crees?
—¡Entré en pánico!
—¿Porque nos besamos anoche? —Todavía estoy confundida por lo que está
sucediendo, y quiero darle la opción de retroceder con gracia—. Mira, Jack, he
tenido bastantes primeros besos que no llevan a ninguna parte. Este no tiene por
qué complicar las cosas entre nosotros.
Jack se estremece ante esto.
—¿Crees que no lleva a ninguna parte?
—No me pareció que lo quisieras.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Oh, Jack, sabes lo que significa. —Justo entonces, la tetera silba, señalando
mi enojo con un chillido estridente, apago el agua y acerco mi taza mientras la
levanto de la estufa—. No te hagas el estúpido.
—¿De qué estás hablando?
—No me hagas deletrearlo para ti. —Me vuelvo para enfrentarlo—. Si querías
ser romántico, aquí está una idea: Podrías haber entrado a la cama conmigo
cuando lo pedí. O al menos explicar por qué no lo hiciste.
Él me mira, sus labios separados con sorpresa.
—No necesito nada lujoso, o… o, piedras lanzadas a mi ventana. Solo te quería
a ti.
—Retrocede. —Jack sacude su mano—. Me estoy perdiendo la parte donde
me diste algún tipo de señal. ¿Cómo se suponía que supiera que me querías?
210 —Jack, tienes una carrera y una vida. No puedes tirar todo eso por mí. Te lo
debes a ti mismo ver esto. Ve a Florida. Decide lo que es mejor para ti —dice—.
Necesitamos tiempo para pensar sobre las cosas entre nosotros, lo que en verdad
queremos. Dame tiempo, Jack. No me sigas.
—No, Allie. —Cierro el agua y la sigo a la habitación—. No hagas esto otra
vez. La última vez que te dejé salir por esa puerta, me arrepentí cada segundo.
—La última vez, quería que me persiguieras —dice, un estremecimiento mece
su labio inferior—. No me sigas esta vez.
—¿De qué se trata esto?
—¡Rompiste las reglas, Jack! —Levanta su voz mientras deja caer su toalla y
busca su ropa—. No se suponía que me dijeras que me amabas, no así. No puedes
dejar todo por mí.
—Somos nosotros —le digo—. Tú y yo, mejores amigos. Así no es como
manejamos nuestros problemas.
Allie está demasiado ocupada deslizando las ropas sobre su cuerpo para
responder. Niega, las lágrimas cayendo libremente ahora. Sus mejillas están
empapadas por el vapor, las lágrimas, con sus ojos enrojecidos.
—No puedo soportar verte así —digo, demasiado asustado para alcanzarla
otra vez. Tengo miedo de que si presiono demasiado, se retirará para siempre—.
¿Qué hice? ¿Qué dije?
Mis preguntas parecen ser lo equivocado de pronunciar porque una nueva
ola de lágrimas estalla mientras me mira, finalmente vestida.
Agarra todo, camina hacia mí, sin molestarse más en esconder sus lágrimas.
—No hiciste nada malo, Jack —dice, alcanzándome. Sus dedos encuentran mi
mejilla y son suaves y calmantes contra mi piel—. Eres perfecto.
—Te quiero, Allie. Te amo, y necesito…
—Detente. —Se inclina de puntillas, sus ojos nivelándose con los míos,
haciendo una pausa antes de completar el argumento con el más suave y más
rápido de los besos—. Tú no eres el problema. Soy yo.
—No puedo subir a ese avión sabiendo que estás así.
Se pasa una mano por el rostro, dando una sonrisa tensa que no llega a sus
ojos.
—Por favor. Ve, por mí. Necesito tiempo para pensar.
—¿Qué hay para pensar?
211 Ella niega.
—Por mí —dice, y hay un indicio de ruego en sus palabras—. Por mí, Jack.
Dame tiempo.
Deja mi apartamento, la puerta cerrándose detrás de ella. El clic de desliza en
su lugar, cerrando con un tintineo que finalmente congela mi corazón.
Me muevo hacia adelante, lo suficientemente lejos para descansar una mano
en la manilla, y es cuando me detengo. Algo sobre la expresión de Allie, su
petición de que le dé su espacio, me resuena, y esta vez, no siento que tenga una
opción.
Tengo que dejarla ir.
Capítulo 30
ALLIE
Estoy llorando tan duro que apenas puedo llegar a la escuela sin chocar con
cada auto en la carretera. De hecho, lloro tan duro que eventualmente, soy forzada
a detenerme después de demasiados sustos.
Además, está el pequeño hecho de que mis ojos se están volviendo rojo
intenso, lo cual no es una gran apariencia para el primer día de escuela… pero no
sé qué más hacer.
212 Cuando Jack y yo nos vinimos juntos anoche, esta mañana, se sintió de algún
modo inevitable. Como si fuera algo que había estado construyéndose por años y
años, finalmente culminando en unas cuantas horas que hicieron mi lista de las-
horas-favoritas-que-jamás-viví.
Y entonces él fue y trató de renunciar a todo por mí… una nueva
oportunidad, un progreso en su carrera, un cambio de vida. No puedo dejarlo
hacer eso por mí.
No se suponía que nos enamoráramos. Ni siquiera se suponía que tuviéramos
sexo, pero es lo que pasó, y ahora había amor también.
Para ambos. Porque incluso si no se lo dije en voz alta, él tuvo que haberlo
sentido. Visto en mis ojos. No hay otra razón para que le pidiera que no me
siguiera esta mañana. Si no lo amara, habría caído justo en sus brazos y le habría
contado todo. Confesado mi amor, mi necesidad de él, justo tanto como él parece
necesitarme.
La verdad es, que encajamos juntos perfectamente. Como piezas de un
rompecabezas, como mantequilla de maní y jalea, como café y crema. Excepto que
no pertenecemos juntos. Él es un Darcy, y yo soy Allie. Es un famoso cirujano,
mientras que yo vengo de todas las cosas normales.
Apago mi auto, descansando mi cabeza contra el volante mientras pienso.
Pienso y pienso, y sin embargo, no puedo salir con una solución. La señora Darcy
regresa a mi mente, y no puedo evitar soñar despierta algunas malas palabras en
conjunción con su nombre. Si no fuera por ella, podría no haber estado tan indecisa
de darle a esta relación una oportunidad.
Tomo unas pocas respiraciones profundas, calmantes, y giro mis llaves en la
ignición. Jack estará en el aeropuerto para ahora. Se habrá ido; Lo sé porque se lo
pedí. Le rogué. Si le hubiera pedido seguirme en su lugar, lo habría hecho. Si no le
hubiera específicamente prohibido seguirme, lo habría hecho, también.
Mi auto enciende pero no arranca.
—¿Me estás tomando el pelo? —Golpeo el volante lo suficientemente duro
para amoratar mi mano—. ¡Arranca!
Otro intento, y sin embargo nada. Unos cuantos intentos más, y está claro que
hay algo horriblemente mal con mi vehículo.
—¡Tú, idiota! —grito a mi auto—. ¡No hoy! ¡Cualquier día, pero no hoy!
Para cuando tengo marcado el servicio de grúa, soy capaz de darme cuenta
del lado bueno de todo esto. He cambiado mi tristeza por la ira, mi angustia por la
frustración. Todas las emociones originales flotando alrededor de Jack están
213 todavía ahí, solo están enterradas profundo debajo de una pila de miedo creciente
sobre cómo conseguiré alguna vez pagar esas facturas. Necesito un auto; Necesito
conducir al trabajo.
¿Tengo suficiente dinero para una nueva transmisión, comida, y renta? No
mucho.
Mientras espero por el mecánico, cien millones de pensamientos pasan por mi
cabeza, la mayoría de ellos oscuros y sangrientos y llenos de improperios. Podría
pedirles dinero a mis padres, o podría preguntarle a Jack, pero odio pedir favores.
Incluso si planeo pagarlos.
Hay, sin embargo, una manera de que pueda pagar las reparaciones de mi
vehículo por mí misma, sin tomar un préstamo o vender mi cuerpo en las calles de
Los Ángeles.
Con un suspiro resignado, y unas cuantas docenas de comienzos falsos,
finalmente me las arreglo para hacer a mis dedos llamar al número correcto.
Cuando la mujer del otro lado del teléfono responde, contengo la respiración y
debato si colgar por tres segundos completos.
—Señora Darcy —digo finalmente—. Estoy llamando para disculparme, ¿y
para ver si todavía necesita a alguien que vigile a los perros el próximo fin de
semana?
Capítulo 31
JACK
Es noche de sábado, casi una semana después de mi noche con Allie, y estoy
frenético.
Se suponía que estuviera en la ceremonia de premios para mi madre, pero
estoy llegando tarde. Específicamente, estoy fuera del apartamento de Allie,
preguntándome en dónde diablos podría estar cuando necesito que esté aquí.
Ahora.
214 No la he llamado en toda la semana. Lo intenté una vez, pero ella me envió
un mensaje y dijo que prefería no hablar por teléfono. Que tal vez podríamos
ponernos al día una vez que regresara.
Ponernos al día, como si fuéramos amigos de preparatoria que no han
jodidamente hablado por diez años. Así que, le di la semana. Ahora estoy de
regreso, listo para ponerme al día como ella lo puso. Lo cual me trae a la pregunta de
dónde está Allie una noche de sábado.
Saco mi teléfono, golpeando mis pies con ansiedad, y marco a Aimee. Es la
única otra persona a quien Allie confiesa sus planes.
—¿Jack? —responde sonando correctamente confundida—. ¿Qué pasa?
—¿Sabes dónde está Allie?
—¿Uh, no? —dice—. Dijo que tenía algo que hacer esta noche, pero no creo
que alguna vez dijera qué era.
—¿Ustedes dos no se dicen todo? —demando—. ¿Dónde está?
—Tranquilízate, Superman. Estoy segura de que solo está comprando comida
o algo. Si estuviera haciendo algo genial, estoy segura de que me lo habría dicho.
¿Has intentado llamarla?
—No.
—Bueno, tiene un teléfono, y estoy segura de que sabes su número.
Vacilo, confundido. La forma en que Aimee está hablando, no parece que
sabe sobre la última noche de domingo. ¿Allie ha mantenido en secreto nuestro
tiempo juntos? Ella le dice a Aimee todo, y solo puedo pensar en dos razones de
por qué está manteniéndolo en silencio: Vergüenza o decepción.
No son grandes opciones.
—Oh, eh, está bien —murmuro—. Muchas gracias, Aimee.
—Jack, ¿estás bien? —pregunta—. Pareces… aturdido.
—No, estoy bien. Voy a dejarte, creo que me envió un mensaje.
Cuelgo, dándome cuenta demasiado tarde que Aimee estaba todavía
hablando. Hago una mueca, me imagino que puedo disculparme después, y voy a
mis mensajes de texto.
No es de Allie, y el nombre en la pantalla me tiene confundido. ¿Caroline?
Usualmente si es algo relacionado con el trabajo, ella llamaría o enviaría un correo
electrónico, o dejaría una nota en mi escritorio. Un mensaje de texto de una
compañera de trabajo es algo que tiendo a evitar. Es demasiado personal.
215
Abro el mensaje, y me sorprendo al no encontrar palabra sobre el trabajo. En
vez de eso, hay un enlace a un sitio web, y debajo de eso, un simple mensaje.
Caroline: Jack… creo que necesitas ver esto.
Capítulo 32
ALLIE
Giro un bolígrafo sobre el papel, luchando por un nuevo título. La libreta está
vacía ante mí, al igual que esta enorme, hermosa y fría casa donde me he plantado
durante la noche.
Un par de los grandes en efectivo ofrece gran inspiración para poner los
argumentos pasados a un lado y luchar por hacer un trabajo. El trabajo que estoy
haciendo esta noche es vigilar perros, y eso va a pagar por la nueva transmisión,
216 llantas, y frenos que mi auto necesita tan desesperadamente antes de que el año
escolar se ponga en marcha a toda velocidad.
Ha sido una semana desde que Jack se fue para su viaje a Florida, y debería
estar de vuelta para ahora, a tiempo para el premio de su madre. Digo debería
porque no estoy segura si en realidad regresó o no. Entonces otra vez, le pedí que
me diera tiempo y espacio. Así que, no debería estar sorprendida de que me diera
tiempo y espacio. Por lo menos, Jack Darcy es un hombre de palabra.
Cuando llegué a la casa Darcy temprano esta tarde, había estado trabajando
en las agallas para preguntar a la señora Darcy si había escuchado cómo había ido
la entrevista. El Señor sabe que ella habría estado feliz de escuchar que no he
hablado con Jack en una semana… su plan, parece, está funcionando.
Sin embargo, ella y el señor Darcy ya se habían ido, ambos preparándose
para su velada del sábado por la noche. He sido dejada con una larga lista de
instrucciones y suficientes números de emergencias para hacer un directorio. Solo
la promesa de un motor de auto que encienda dulcemente me mantiene aquí con
una sonrisa en mi rostro.
Según lo prometido, los Darcy se están yendo mañana por negocios, así que
estaré apareciendo por la semana para cuidar de los perros cuando no esté en el
trabajo. No estoy segura si ella le dijo a Jack sobre este acuerdo, lo cual me da un
cierto hormigueo. Estoy solo a pasos del viejo dormitorio de Jack, en donde nos
acostábamos y veíamos películas cuando éramos niños o leíamos libros cuando
Jack se cansaba de las películas.
Este recuerdo trae una sonrisa a mi rostro, y me pongo de pie, yendo por el
pasillo, mis dedos recorriendo las pocas fotos enmarcadas que muestran fotos
familiares reales, y no esos trabajos profesionales de arte.
Paso una que me atrapa con sorpresa. Es de Jack y yo… estoy alrededor de
los cuatro años, Jack cerca de los nueve. Estamos cubiertos con tanto polvo que
solo lo blanco de nuestros ojos es visible, y eso me hace reír.
Se siente un poco extraño reír dentro de esta enorme casa, sola, así que me
muevo a cosas con menos valor sentimental. O eso pienso, hasta que atrapo un
vistazo de la habitación de Jack. La mayoría de esta casa luce como un museo: Las
cosas están en sus lugares correctos, los muebles son de primera línea, e incluso las
almohadas no están hechas para ser tocadas.
Pero esta habitación tiene algo, algo más.
Un indicio de personalidad, de Jack. El pequeño Jack inocente que conocí y
amé al crecer. Mientras me retiro de la habitación, de repente sintiendo como si
estoy invadiendo algo demasiado personal, me doy cuenta de que hay todavía un
poco de ese dulce niño en el adulto, apuesto y exitoso, doctor Darcy. Su sonrisa, la
217
emoción en sus ojos ante una estúpida película de autos, la creencia de que él y yo
estamos enamorados… hay un optimismo que nunca dejó su espíritu.
Este pensamiento pica mis ojos con lágrimas, como hace el pensamiento de
que he lastimado a Jack. Que no podía darle lo que necesitaba, lo que se merecía.
Mi corazón duele, sintiéndose como si está desgarrándose en mi pecho mientras un
flujo caliente de lágrimas corre por mis mejillas, a mi barbilla, y cae en el suelo.
Lo limpio rápidamente, de repente preparada para escribir. Mi blog ha estado
desatendido por una semana, aunque debo haber empezado y dejado de trabajar
en eso un millón de veces. Incluso Caroline me contactó, preguntando qué estaba
mal. El mundo, o al menos una pequeña parte de él, parece invertido en mi
historia. No es hasta este momento, en esta casa llena de recuerdos de la infancia,
que entiendo lo que necesito escribir.
Abro la laptop que he traído conmigo y me sirvo una copa de vino. Después
de esto, tengo una taza de café, ya tibio. Esta vez, soy capaz de prescindir del lápiz
y los garabatos, la procrastinación y las tonterías, y escribir todo lo que desearía
poder decirle a Jack, pero que nunca seré capaz de decir en voz alta.
Entonces, una vez que termino, bebo mi copa de vino, me sirvo otra, y le doy
en publicar.
Capítulo 33
JACK
225
Capítulo 34
JACK
230 —¿Cenicienta?
—Iba a decir la chica más afortunada del mundo —le digo, derritiéndome
mientras abrazo un nuevo par de tacones—. Pero sí, me haces sentir como una
princesa.
—¿Por qué no los usas esta noche? —dice Jack, su voz volviéndose un poco
ronca mientras susurra en mi oído—. Y ese vestido que me encanta tanto. La ropa
debajo es opcional.
Mi sangre comienza a calentarse, mi piel cálida al tacto a pesar de la piel de
gallina ahí.
—Jack Darcy, ¿qué te ha pasado?
—Sé lo que está en tu agenda esta noche —murmura—. No es como si has
sido tímida en tus indirectas.
Pestañeo, fingiendo inocencia.
—¿Agenda? ¿Qué agenda?
Él gesticula alrededor del apartamento.
—¿El nuevo libro de Jack sobre cómo ser un hermano mayor? ¿El nuevo
coche que marcaste en mi buscador de internet que tiene dos asientos? ¿La manta
rosa que pusiste sobre mis trajes en el armario?
Muerdo mi labio.
—¿Y?
—Y… —Jack se detiene y me desliza en su regazo, los zapatos cayendo al
suelo—. Diría que si no tuviéramos planes para esta noche, podríamos poner tu
agenda en movimiento justo ahora.
—Oh, Jack. —Puedo sentirlo, duro debajo de mí, mientras envuelvo mis
brazos alrededor de su cuello y me muevo contra él—. ¿Qué si le decimos a las
chicas que me enfermé, y que no necesitan venir…?
Sus manos corren por debajo de mí, bromeando, un deseo tan intenso que
olvido mis pensamientos a mitad de la frase.
—Es demasiado tarde —murmura contra mi oído—. Supongo que solo
tendremos que esperar a más tarde.
—No es demasiado tarde —digo, buscando a tientas por mi teléfono—. Solo
diré que estoy vomitando, y…
En ese momento, hay un golpe en la puerta y el sonido de dos risas femeninas
viniendo de afuera. Mi cabeza se levanta de golpe para ver a Jack.
—Ah, mierda.
231
—Esa no es forma de saludar a tus amigas —dice él, pero tiene una amplia
sonrisa en su rostro. Cuando se pone de pie, pasa una mano sobre mi pecho y
susurra en mi oído—. Pero me alegra que mi plan esté funcionando. ¿Por qué no te
vistes, y las dejaré entrar?
Asiento, todavía muda por la intensidad de las caricias de Jack, su promesa
para después, su adorable sonrisa y el brillo en sus ojos. Como siempre, está
vestido a la perfección en un traje a medida, sus rasgos hermosamente cincelados,
su postura alta, magra y hermosa.
Estoy todavía de pie ahí mirando confundida cuando Jack abre la puerta.
Caroline y Aimee irrumpen, cada una ondeando botellas de champán. Aimee tiene
un pastel en su otra mano, y Caroline carga un gran bolso lo suficientemente
grande para guardar en su interior a un perro crecido.
—¡Feliz aniversario! —gritan juntas—. ¡Yey!
—Gracias, señoritas —dice Jack, tomando la botella de champán—. No
deberían haberse molestado. Vamos a salir esta noche.
—Oh, esto es para mí —dice Caroline, tirándola contra su pecho—.
Técnicamente es el turno de Aimee de hacer de niñera, pero quería un beso en la
mejilla al bebé Jack y hacerle compañía.
—No estoy bebiendo —dice Aimee, apenas escondiendo una sonrisa
tímida—. ¡Pero estoy celebrando!
—¿Estás embarazada? —digo, mi mandíbula cayendo.
—¡Estoy comprometida! —Destella un anillo hacia mí, un brillante, hermoso
diamante—. ¡Matt se propuso anoche! Tenía que decírselos en persona, de lo
contrario los habría llamado.
—¡Aimee! ¡Estoy tan feliz por ti! —La tiro en un abrazo—. Ya era hora, eh,
¿Señor Cooper?
—Nuestro aniversario fue ayer —dice, tirando de su anillo de vuelta para
examinarlo—. No te ofendas, pero en verdad me alegra que nunca salieras con él
aquel día.
Agarro la mano de Jack y aprieto, y él me sonríe.
—Sí, eso nunca iba a pasar. Tenía mi ojo en un semental diferente.
—Yo todavía estoy soltera —dice Caroline—. Pero tengo mi champán y el
blog, y mejillas de bebé para apretar, así que estoy feliz.
Caroline ha estado ayudando con mi blog ahora exitoso por el último par de
años. Nos reunimos una vez a la semana para organizar publicaciones, concursos,
232
entrevistas… y todo lo demás bajo el sol que va junto con manejar un exitoso sitio
de romance. Es intenso, pero vale la pena.
Aimee, mientras tanto, ha estado yendo en serio con el maestro de
matemáticas desde que él le pidió salir aquel fatídico día. Afortunadamente,
habíamos resuelto eso. Luego Jack y yo nos habíamos juntado después de su
entrevista en Florida, resultando en un torbellino de tres meses de romance, que
terminó en una propuesta. Hoy llevamos casados dos años.
Bebé Jack había llegado un año después de eso, y con suerte el próximo año,
tendríamos otro. Amo a mi bebé más que a nada, pero estoy secretamente
esperando una niña para el número dos. Quiero decir, tengo que pasar mi
colección de zapatos a alguien.
Jack está ocupado felicitando a Aimee y educadamente estudiando su anillo
mientras Caroline me empuja fuera de la habitación para que me vista.
—¿Qué está en la agenda esta noche? —pregunta una vez que estamos a solas
en mi habitación—. ¿Jack tiene preparado planes secretos?
Asiento, deslizándome en un vestido de color piel que llega a mis rodillas,
entonces poniéndome los nuevos tacones. Son puramente mágicos.
—No importa —dice Caroline, inspeccionando mi atuendo—. Juzgando por
tus ropas, los dos están llegando al motel más cercano y poniéndose a trabajar en el
tamaño de su familia.
Inclino mi cabeza a un lado.
—¿Es tan obvio?
—Que pasen un buen rato esta noche —dice con un guiño—. Vengan a casa,
no vengas a casa, lo que sea, Aimee y yo cuidaremos el fuerte. Necesito acurrucar
al bebé Jack, de todos modos.
La beso en la mejilla, entonces regreso a la sala de estar y felicito a Aimee un
poco más, suspiro y jadeo sobre su anillo, y entonces le doy un beso en el aire
también. Jack ha desaparecido en algún lugar, y para el momento en que regresa,
estoy de pie en la puerta lista para salir.
Jack pone sus ojos en mí mientras regresa a la sala de estar y se detiene en
seco.
—¿Cómo te vuelves más hermosa cada día?
Aimee se abanica y Caroline abre la botella de champán, mirando la escena
como si es parte de una película.
—Deberían irse ahora —dice Caroline—. Antes de que Aimee empiece a
233
babear.
Jack apoya su mano en mi espalda, pero lo detengo ahí y corro de regreso al
cuarto del bebé. Reviso a bebé Jack una vez más, realmente rápido, hasta que mi
esposo y las chicas me alejan de la habitación y me arrastran al pasillo.
—Estará bien por unas horas —dice Jack mientras entramos al ascensor—.
Relájate, Allie.
Exhalo.
—No lo hemos dejado solo por tanto tiempo.
—Tiene casi un año. Caroline es responsable —dice—. Puede vigilar a Aimee
y a Jack muy bien.
Sonrío, inclinándome contra él.
—Entonces, ¿a dónde estamos yendo esta noche?
Jack engancha un dedo en el cuello en V de mi vestido y mira dentro.
—No estoy seguro de que logremos salir del estacionamiento.
Le doy un ligero golpe en el brazo, bromeando, antes de que me derrita
contra él y descanse mi cabeza contra su pecho.
—Bien por mí, pero no soy tan flexible a mi edad como solía serlo.
—Lo creas o no —dice Jack, mientras las puertas del ascensor se abren—. He
hecho reservaciones para nosotros en algún lugar.
—Pero qué hay de…
—Primero cena, y después tengo reservaciones en ese hotel particular donde
pasamos nuestra noche de bodas…
Puedo sentir mis ojos ampliándose.
—¡¿Tú qué?!
—Y un paquete de spa para la mañana —dice.
—Jack, eso es demasiado. No podemos estar lejos…
Sus manos suben y alcanzan mis hombros mientras nos detenemos en el
estacionamiento. Frota mi espalda, roza un beso contra mi cuello, y se inclina
peligrosamente cerca de mi oído.
—Cuidado —le digo, estremeciéndome bajo su toque—. Así es como me
embaracé la primera vez.
Él da una suave risa.
—Y eres la esposa más increíble, y madre, y amiga. Creo que mereces una
234 noche para relajarte, un poco de mimos mañana y un masaje. ¿Qué piensas?
—¿Y cena? —pregunto, mi estómago gruñendo.
—Tengo reservaciones en este pequeño lugar que pasa que amas —dice
Jack—. Un pequeño lugar chino que nos mantuvo juntos por años y años.
—¡¿Nuestro lugar de comida china de las noches de domingo?!
—No es elegante —dice—. Pero me imaginé…
—Vamos, señor —le digo, agarrando su mano y arrastrándolo al auto—.
Tenemos una agenda que mantener.
Nos las arreglamos para llegar al restaurante mientras mantenemos nuestras
manos fuera del otro, y terminamos la cena en tiempo récord. Cuando regresamos
al auto y nos dirigimos al hotel, Jack descansa una mano en mi pierna, mirándome
con preguntas sin responder en sus ojos.
—¿Qué está mal? —pregunto.
—Siempre he querido preguntarte. La Academia de Romance… —dice,
apagándose—. ¿Pasé?
—Jack —le digo, seria—. Estás felizmente casado. Tienes un hermoso hijo.
Estamos en camino a un hotel para tener sexo fantástico y con suerte hacer otro
bebé. ¿Tú qué crees?
Jack se inclina en su asiento, una sonrisa crepitando en sus labios.
—Diría que es una excelente maestra, señora Darcy.
—Y yo diría que eres un estudiante estupendo. —Aprieto su mano y presiono
un beso en su mejilla—. Pasó con honores, señor Darcy.
FIN
235
Lily Kate
Lily Kate trabaja un día suuuuper aburrido y escribe libros llenos de calor,
corazón y humor por las noches. Su novela debut, Delivery Girl, está programada
para lanzarse a principios del 2017. Cuando no está escribiendo libros, puedes
encontrarla viendo películas de Navidad antes de Acción de Gracias, comiendo
crema batida directamente del envase, o pasando el tiempo con su familia.
236
237