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Tres cerditos construyen casas de diferentes materiales para escapar de un lobo hambriento. La casa de paja del primer cerdito es soplada por el lobo, y la de madera del segundo también es destruida. La casa de ladrillos del tercer cerdito resiste los embates del lobo, aunque este intenta engañarlo en varias ocasiones para comérselo. Finalmente, el cerdito logra atrapar al lobo en un caldero de agua hirviendo.
Tres cerditos construyen casas de diferentes materiales para escapar de un lobo hambriento. La casa de paja del primer cerdito es soplada por el lobo, y la de madera del segundo también es destruida. La casa de ladrillos del tercer cerdito resiste los embates del lobo, aunque este intenta engañarlo en varias ocasiones para comérselo. Finalmente, el cerdito logra atrapar al lobo en un caldero de agua hirviendo.
Tres cerditos construyen casas de diferentes materiales para escapar de un lobo hambriento. La casa de paja del primer cerdito es soplada por el lobo, y la de madera del segundo también es destruida. La casa de ladrillos del tercer cerdito resiste los embates del lobo, aunque este intenta engañarlo en varias ocasiones para comérselo. Finalmente, el cerdito logra atrapar al lobo en un caldero de agua hirviendo.
Un día ellos salieron de la granja donde habían nacido. Salieron al mundo para comenzar nuevas vidas y disfrutar de cualquier aventura que se les pusiera en su camino. El primer cerdito se encontró con un hombre que cargaba algo de paja, y le preguntó si podría darle alguna para construirse una casa. “Seguro, cerdito”, le dijo el hombre. El le dio al cerdito una gran cantidad de paja, y el cerdito se construyó una casa bonita de paja dorada. Un gran lobo malo vivía cerca. El se apareció y vió la nueva casa y, sintiendo mucha hambre y pensando que le gustaría comer un cerdito para la cena, el gritó: “Cerdito, cerdito, déjame entrar”. A lo que el cerdito respondió “No, no, por el pelo de mi brillante mentón, no te dejaré entrar!” Asi que el lobo gritó muy enfadado, “Entonces soplaré y soplaré, hasta derribar tu casa!” Y resongo y sopló y sopló y resongó hasta que la casita de paja se cayó, y entonces el lobo se comió al cerdito como cena de esa noche. El segundo cerdito iba caminando en el camino cuando se encontró con un hombre con una carga de madera. “Por favor señor”, le dijo “puede darme algo de madera para que yo pueda construir una casa?” “Seguro”, le dijo el hombre, y le dio una gran pila de madera. En poco tiempo, el cerdito se había construido una casa bonita. La siguiente tarde, apareció el mismo lobo. Cuando vio otro cerdito, esta vez en una casa de madera, el gritó “Cerdito, cerdito, déjame entrar” A lo cual el cerdito respondió “No, no, por los pelos de mi brilloso mentón, no te dejaré entrar!” Asi que el lobo gritó “Entonces resongaré y soplaré, hasta tirar tu casa!” Y el resongó y sopló y sopló y resongó hasta que la casa se cayó y el lobo engulló al cerdito como cena. El tercer cerdito se encontró con un hombre con una carretilla de ladrillos. “Por favor señor puede darme algunos ladrillos para construirme una casa?”, le preguntó, y cuando el hombre le hubo dado algunos, se construyó una casa bonita con ladrillos. El gran lobo malo apareció, y se relamió los labios pensando en el tercer cerdito. Y gritó. “Cerdito, cerdito, déjame entrar”. Y el cerdito le respondió “No, no, por los pelos de mi brilloso mentón, no te dejaré entrar!” Asi que el lobo gritó, “Entonces resongaré y soplaré, hasta tirar tu casa!” Y el resongó y sopló y sopló y resongó, y resongó de nuevo y sopló de nuevo, pero la casa que había sido construida tan bien con ladrillos, se mantuvo, no importó cuan duro el lobo trató. El lobo se fue pensando como podía engañar al cerdito, y regresó y llamó a través de la ventana de la caja de ladrillos. “Cerdito, hay unos maravillosos nabos en el campo del granjero. Podemos ir mañana en la mañana las 6 en punto y conseguir algunos?” El cerdito pensó que era una buena idea, y el era muy aficionado de los nabos, pero el fue a las cinco en punto y no a las seis, y recogió todos los nabos que necesitaba antes de que el lobo llegara. El lobo estaba furioso, pero pensó que mejor trataría con otro truco. El le dijo al cerdito de las manzanas en el huerto del granjero, y le sugirió que ambos fueran a traer unas a las cinco de la mañana del siguiente dia. El cerdito accedió y se fue como antes, una hora más temprano. Pero esta vez el lobo también llegó más temprano, y llegó cuando el cerdito estaba aún en el árbol de manzanas. El cerdito fingió alegrarse de verlo y le arrojó una manzana al lobo. Mientras el lobo se fue a recogerla, el cerdito saltó del árbol y se metió en un barril. El rodó rápidamente colina abajo dentro del barril hasta llegar a su casa de ladrillo y apresuradamente entró y puso cerrojo a la puerta. El lobo estaba muy enojado de que el cerdito lo hubiera engañado de nuevo, y lo persiguió de vuelta a su casa. Cuando llegó trepó al techo, pretendiendo bajar por la chimenea y atrapar al cerdito de esa manera. El cerdito estaba esperándolo, sin embargo, con un gran caldero de agua hirviendo en el fuego. El lobo bajó por la chimenea y cayó en el caldero con un gran chapoteo, y el cerdito rápidamente le puso una tapadera a la olla. El lobo malvado nunca fue visto de nuevo, y el cerdito vivió feliz en su casa de ladrillo por muchos muchos años.