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2019
Documento de Santiago.
Expresión de la comunidad de venezolanos en Chile sobre el 10E de 2019
La crisis política y humanitaria que vive la nación venezolana es consecuencia del régimen
autoritario iniciado por Hugo Chávez y actualmente en manos de Nicolás Maduro. Su impacto
ha lastimado el tejido social y ha generado el éxodo forzado de millares de familias
desesperadas tanto por la persecución política como por la búsqueda, no de oportunidades
como cualquier migrante, sino de alimentos e insumos de primera de necesidad, derecho
conculcado a los venezolanos por un gobierno irresponsable, entrópico y delincuencial.
Adicionalmente, pero no por ello, menos grave, es el hecho que grandes mafias del narcotráfico
internacional, así como una diversidad de grupos delictivos y terroristas internacionales
comparten espacios importantes del poder en Venezuela, viviendo de los recursos y exportando
sus acciones allende de las fronteras. Sumado a esto, encontramos la injerencia de personal
cubano y militares rusos que dirigen el sistema de inteligencia, la estructura militar y diplomática
en Venezuela, lo cual vulnera la soberanía nacional y el principio de autodeterminación de los
pueblos.
Las elecciones del 20 de Mayo en Venezuela son consideradas como ilegales e ilegítimas, pues
además de violar nuestro marco jurídico, comenzando por la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, son contrarias a los estándares democráticos internacionales. Su
convocatoria, efectuada por la inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente en clara
transgresión a la normativa vigente, fue solo el inicio de un proceso no íntegro ni libre ni
transparente.
En efecto, este proceso electoral estuvo signado, como ya es constante, por una clara
subordinación del Consejo Nacional Electoral a favor de Nicolás Maduro; prohibición expresa de
los principales partidos políticos de la oposición venezolana y de sus líderes; práctica sistemática
de coerción, coacción e intento de control social a través de políticas públicas del Gobierno
(Carnet de la patria, Cajas Clap, por citar solo algunas) y; ausencia de una verdadera observación
electoral internacional.
Todo ésto produjo el desconocimiento inmediato de buena parte de las naciones del mundo
democrático, entre las que se incluyen, Estados Unidos de Norteamérica, países de la Unión
Europea y la mayoría de los integrantes del Grupo de Lima. El proceso fue también altamente
cuestionado a nivel interno, originándose, además de una sentencia del Tribunal Supremo de
Justicia Legítimo de Venezuela, sendas impugnaciones por el segundo candidato más votado,
Henri Falcón, y por organizaciones de la sociedad civil relacionadas con democracia y elecciones.
El Tribunal Supremo de Justicia Legítimo que opera en el exilio desde cuatro naciones, gracias
a la tiranía de Maduro, juzgó en el 2018 a Nicolás Maduro declarándolo culpable y condenándolo
a dieciocho (18) años y tres (3) meses de prisión, una multa de 25 millones de dólares y otra por
35 millones de dólares, respectivamente, por los delitos de corrupción y legitimación de
capitales ligados a la compañía Odebrecht. Tal decisión vale destacar, no generó ninguna
consecuencia en la estructura de poder interno de Venezuela por cuanto es una dictadura que
no obedece a principios éticos o legales sino a los fundamentos del abuso del poder militar y
delictivo que le dan soporte.
Ahora bien, día 10 de Enero de 2019, por mandato de la Carta Magna se inicia un nuevo período
constitucional (Artículo 231 CRBV). Dado que las elecciones del 20 de Mayo no fueron
reconocidas por las fuerzas vivas de la nación ni por la Comunidad Internacional (Grupo de Lima,
Estados Unidos, y la Unión Europea entre muchas otras naciones), nos encontramos ante la falta
absoluta prevista en el Artículo 233 constitucional, el cual establece los distintos supuesto por
los cuales puede darse una falta absoluta y los tres momentos en los cuales se da. Éstos son: el
primero, que habiendo Presidente electo se dé la falta absoluta antes de la toma de posesión,
el segundo, que la falta absoluta se dé durante los primeros cuatro años de gobierno del período
constitucional y el tercero, que se dé en los últimos dos años del periodo constitucional.
Actualmente estamos ante una falta absoluta ya que inicia el período constitucional y no hay
Presidente electo.
IV-Agradecimiento y petitorio
5.- Apoyar la restitución del hilo constitucional por el bien de la democracia y en resguardo del
respeto a los derechos humanos, favoreciendo con ello a toda la región.
De conformidad, lo suscribimos:
Jesús Castellanos Vásquez Rosario Rojas Sardi Luis Manuel Marcano Luis Zurita
Salazar.