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[Los palacios urbanos de Palladio] son, sobre todo, casas dignas pero sin fastuosidad, cuyo prestigio
urbano se confía más bien a la nobleza de las formas que a la ostentación de la riqueza o del poder;
elemento esencial es la fachada, con la que las grandes familias quieren contribuir, casi como se
tratara de un deber, al noble aspecto de la ciudad. Los palacios privados de Palladio... son muy
distintos para entendernos de la maciza y altiva ostentación de poder del Palazzo Farnese de
Roma.[...] Muchos de los palacios de Palladio se establecen sobre la vía del Corso: sus fachadas
forman las paredes de ésta, entendida como una arquitectura abierta y transitable cuyo techo es el
cielo. Cronológicamente, se distribuyen a lo largo de un período de treinta años, y cada fachada
presenta una forma propia, una originalísma compaginación de los elementos de la morfología
clásica. [...] Concebidas en función de la calle... casi todas [las fachadas] presentan un primer orden
rústico, casi un basamento, y sólo sobre éste, donde el vano de la calle se hace más luminoso, se
alzan los órdenes de columnas y pilastras. [...] Compone sus fachadas, preferentemente, con un
orden único, gigante, de columnas o pilastras, de tal modo que todas las profundidades y todos los
resaltes, ya sean reales o puramente representados, se proyectan sobre una única superficie o,
cuando menos, se compendian en una profundidad mínima. [Los palacios urbanos de Palladio] son,
sobre todo, casas dignas pero sin fastuosidad, cuyo prestigio urbano se confía más bien a la
nobleza de las formas que a la ostentación de la riqueza o del poder; elemento esencial es la
fachada, con la que las grandes familias quieren contribuir, casi como se tratara de un deber, al
noble aspecto de la ciudad. Los palacios privados de Palladio... son muy distintos para entendernos
de la maciza y altiva ostentación de poder del Palazzo Farnese de Roma.[...] Muchos de los palacios
de Palladio se establecen sobre la vía del Corso: sus fachadas forman las paredes de ésta,
entendida como una arquitectura abierta y transitable cuyo techo es el cielo. Cronológicamente, se
distribuyen a lo largo de un período de treinta años, y cada fachada presenta una forma propia, una
originalísma compaginación de los elementos de la morfología clásica. [...] Concebidas en función
de la calle... casi todas [las fachadas] presentan un primer orden rústico, casi un basamento, y sólo
sobre éste, donde el vano de la calle se hace más luminoso, se alzan los órdenes de columnas y
pilastras. [...] Compone sus fachadas, preferentemente, con un orden único, gigante, de columnas o
pilastras, de tal modo que todas las profundidades y todos los resaltes, ya sean reales o puramente
representados, se proyectan sobre una única superficie o, cuando menos, se compendian en una
profundidad mínima.
Nació en Padua en 1508. Allí estudió junto a Giovanni Maria Falconetto, aunque la
persona que más influyó en su formación fue el humanista y arquitecto aficionado Gian
Giorgio Trissino, convertido en su más decidido valedor. Con él viajó a Roma en 1551.
Los palacios[editar]
Durante sus estancias en Roma (a la de 1541, le siguieron dos más, en 1545 y en 1547)3
tomó muchos apuntes, no sólo de las ruinas romanas sino también de las obras de
Bramante, algunos de los cuales fueron recogidos en sus I quattro libri dell'Architettura,
obra publicada cuando tenía 62 años, y por la que se le ha relacionado con Leon Battista
Alberti. Otra semejanza con Alberti (concretamente con su Templo Malatestiano de
Rímini) fue la forma en que acometió la envoltura externa de la gótica Basílica de
Vicenza destinada a la administración comunal.1
[La solución de Palladio] consistió en rodear el núcleo medieval con una corona de pórticos en
dos pisos con arcadas, volteadas airosa y rítmicamente, en la disposición de los vanos serlianos,
como Sansovino había ya ideado para la biblioteca de San Marcos, y con éxito tal que, desde
entonces, pudo llamarse también «motivo palladiano». La seración de columnillas y columnas,
abajo toscanas y arriba jónicas, de dinteles y arcos sin demasiados apliques plásticos, salvo las
estatuas míticas que, por encima de la cornisa, prolongan los ejes recortándose sobre el cielo, o
la verde cubierta del artesón gótico, tienen tal énfasis musical y métrico que la arquitectura
parece mecida a ritmo de baile y hasta se puede pautar como un poema yámbico.4
Fachada del Palacio Valmarana en Vicenza.
Según Giulio Carlo Argan, la solución adoptada por Palladio para la basílica se debió a
su propósito de "dar a Vicenza dignidad y forma clásicas evocando su origen romano".
"Transformar un palacio comunal gótico mediante una envoltura clásica haciendo de él
una basílica civil romana implicaba, en el pensamiento del artista, imponer al núcleo
vital de la comunidad urbana un asentamiento clásico y moderno a un tiempo. [...] La
galería repite en la parte superior los vanos amplios y profundos del pórtico, pero la
estructura que une las arcadas es más compleja, con mayor separación entre las medias
columnas y las columnas laterales geminadas en profundidad. [...] Se trata de un espacio
con intervalos claramente marcados según un ritmo trímetro yámbico: breve-larga-
breve. Y en el mismo ritmo, más apretado, se encuentran en los llenos: columnita-media
columna, columnita".3
Fue tal la cantidad de palazzos y otras construcciones civiles que realizó que Vicenza
quedó identificada como la ciudad de Palladio, especialmente la vía mayor o Corso, que
lleva su nombre. Allí se encuentra el palacio Chiericati (1551-1553), que destaca "por la
novedad de las tribunas en los ángulos de un ancho pórtico toscano adintelado y sus
acróteras plásticas y geométricas", y el palacio Valmarana, en el que utilizó pilastras de
orden gigante al modo de Miguel Ángel en la basílica vaticana. El orden gigante
también lo aplicó a las columnas de la loggia del Capitano (1571), o al inacabado
palacio Porto.1
[Los palacios urbanos de Palladio] son, sobre todo, casas dignas pero sin fastuosidad, cuyo
prestigio urbano se confía más bien a la nobleza de las formas que a la ostentación de la riqueza
o del poder; elemento esencial es la fachada, con la que las grandes familias quieren contribuir,
casi como se tratara de un deber, al noble aspecto de la ciudad. Los palacios privados de
Palladio... son muy distintos para entendernos de la maciza y altiva ostentación de poder del
Palazzo Farnese de Roma.[...] Muchos de los palacios de Palladio se establecen sobre la vía del
Corso: sus fachadas forman las paredes de ésta, entendida como una arquitectura abierta y
transitable cuyo techo es el cielo. Cronológicamente, se distribuyen a lo largo de un período de
treinta años, y cada fachada presenta una forma propia, una originalísma compaginación de los
elementos de la morfología clásica. [...] Concebidas en función de la calle... casi todas [las
fachadas] presentan un primer orden rústico, casi un basamento, y sólo sobre éste, donde el vano
de la calle se hace más luminoso, se alzan los órdenes de columnas y pilastras. [...] Compone
sus fachadas, preferentemente, con un orden único, gigante, de columnas o pilastras, de tal
modo que todas las profundidades y todos los resaltes, ya sean reales o puramente
representados, se proyectan sobre una única superficie o, cuando menos, se compendian en una
profundidad mínima.
Las villas[editar]
Artículo principal: Villas palladianas
Fachada principal de Villa Foscari (1560).
Con frecuencia las mismas familias que encargan a Palladio la construcción de su palacio en la
ciudad le hacen construir también su villa en el campo: palacio y villa representan dos caras de
la misma realidad social. La casa urbana se inserta en una condición espacial dada, la
perspectiva de la calle; la villa se inserta en un ambiente paisajístico siempre distinto, abierto a
todas direcciones. Con respecto a la calle, el palacio es una fachada, un plano frontal; con
respecto al horizonte y al paisaje que la rodea, la villa es un organismo articulado, condicionado
por la variedad de los puntos de vista, el carácter del emplazamiento, las pendientes del terreno,
etc. [...] Palladio plantea el problema en términos claros: se trata de insertar una forma sólida,
una construcción geométrica y volumétrica, en un espacio natural que es distinto en cada
ocasión, y de encontrar entre estas dos realidades... una relación de armonía e incluso de
perfecta equivalencia.[...] En la mayoría de los casos la fascinación de las villas palladianas
consiste, precisamente, en esta concertada variedad de desarrollos temáticos: de la simplicidad
de lo rústico a la solemnidad histórico-religiosa del templo, del carácter práctico de los cuerpos
secundarios destinados a las necesidades de la hacienda agrícola a la refinadísima elegancia de
los cuerpos centrales destinados a otras funciones sociales. Los parques y los jardines, como
naturaleza "educada" o formada por el hombre, relacionan la arquitectura con amplios espacios
cultivados, las colinas y los bosques...
Las iglesias[editar]
San Giorgio Maggiore.
El clasicismo de Palladio también se aprecia, aunque con algún toque manierista en las
iglesias que construyó en Venecia: San Giorgio Maggiore (1565), "de tres naves y
profundo coro tras la capilla mayor, situada en la isla de su nombre y panorama
obligado para el observador desde la piazzeta de San Marcos; la Iglesia del Redentor
(1577), en la isla de Giudecca, que cuenta como la anterior, "con cúpulas y hastiales y
columnas gigantes soportando nítidos frontones clásicos; y la iglesia de San Francesco
della Vigna, y otros claustros y conventos.9
Las dos iglesias venecianas, San Girogio Maggiore y la del Redentore presentan
notables novedades respecto a los esquemas tradicionales de la arquitectura religiosa.
"Los interiores son grandes vanos luminosos, con los que se relacionan los espacios
laterales, en un despliegue continuo de superficies blancas acentuadas por la mayor
intensidad lumínica de las estructuras. Más que lugares de devoción, son espacios
destinados a un rito que debe desarrollarse a la luz del sol, en presencia de la gente, sin
sombra de misterio", dice Argan. Además, añade Argan, "la forma de las dos iglesias
viene determinada por su situación en el espacio, en el paisaje urbano". San Giorgio
Maggiore, está al otro lado del ancho canal de San Marcos, frente a la basílica de San
Marcos que se encuentra enfrente. Así "el campanile y la cúpula ligera y transparente
como una bola de vidrio de San Giorgio" se corresponden, a distancia, con las cúpulas
de San Marcos "que parecen de madreperla y su altísimo campanile, rojo y blanco en el
cielo". "El plano del muro que está a la vista, de color rojo claro, sirve de fondo a la
fachada blanca que es como una barrera blanca, intensamente iluminada, entre el espejo
del agua y el horizonte. [...] Dos planos rematados por tímpanos triangulares, uno más
bajo y más ancho y otro, el central, más alto y estrecho".10
La obra escrita más importante de Palladio son Los cuatro libros de la arquitectura (I
quattro libri dell'architettura, en italiano), un tratado de arquitectura publicado en
Venecia en 1570 en cuatro secciones llamadas libros, escrito y abundantemente
ilustrado de diseños, secciones, y detalles de elementos de arquitectura.
Palladio, Andrea (2008). Las antigüedades de Roma (1ª edición). Madrid: Akal.
p. 223. ISBN 9788446026976.
Influencia[editar]
Hasta mediados del siglo XVIII, la arquitectura inglesa estuvo bajo la influencia total
del llamado palladianismo. Los propietarios burgueses y nobles, que habían adquirido
una nueva conciencia de su propia importancia después de la implantación de la
monarquía constitucional, fueron los primeros en Europa en abandonar el lenguaje
formal barroco para construir sus residencias, y los primeros en buscar un ideal de
creación más discreto y moderado, pero que no dejara de ser digno y solemne.
Así, en parte por la labor de lord Burlington -el mayor coleccionista de sus dibujos e
introductor de su legado en Inglaterra- en la primera mitad del siglo XVIII Inglaterra se
llenó de construcciones palladianas, formadas por cuerpos cúbicos claramente
definidos y según un estricto sistema de proporciones, con una decoración exterior muy
austera y fachadas acentuadas por un gran pórtico al estilo de un templo antiguo, es
decir, edificado sobre un zócalo de obra rústica.
A mediados del siglo XVIII se vivió un segundo auge en la construcción de villas que
originó la aparición, ante las puertas de Londres, de casas de campo de dimensiones más
reducidas, propiedad de la burguesía adinerada, como la de Wrotham Park, construida
en 1754 por Isaac Ware. El centro de esta casa lo forma el cubo de una villa palladiana,
con cinco hileras de ventanas y un pórtico jónico tetrástilo con frontón (arquitectura)
irregular. Posteriormente, esta tradición sería transmitida a las colonias de
Norteamérica, donde la incipiente burguesía levantaría sus villas conforme a estos
principios.
Galería de fotos[editar]
Teatro Olímpico.
Villa Badoer.
Villa Emo.
Andrea di Pietro, universalmente conocido como Palladio, vino al mundo en la ciudad italiana
de Padua un 30 de noviembre de 1508. De familia humilde; apenas con 13 años ingresaría
como aprendiz en un taller de cantería de la ciudad, donde iniciaría su formación hasta que, en
1523, su familia se instaló en la no lejana Vicenza, en cuyo gremio de constructores se inscribió
Andrea mientras completó su formación de juventud al amparo de los talleres de Giovanni di
Giacomo da Porlezza y de Girolamo Pitteli.
Fue precisamente a través de su nuevo mentor Daniele Barbaro como Palladio fue poco a poco
introduciéndose en los círculos humanistas y culturales de la esplendorosa Venecia, donde
gracias a los méritos que cosechó proyectando principalmente edificios religiosos, llegó a ser
nombrado arquitecto mayor de la República Véneta en sustitución de Jacopo Sansovino, cargó
que hasta su muerte en 1580, compaginaría con distintos proyectos tanto públicos como
privados siempre en la norteña región del Véneto.
· Por último, en el cuarto de los libros, son presentados varios modelos ornamentales que el
autor recopilaría durante su visita a Roma.
Tanto su importante legado constructivo como, sobre todo, su brillante tratado teórico,
confirman a Andrea Palladio como una de las figuras claves de la arquitectura de la Edad
Moderna, hasta el punto de que, pese a que su ámbito de actuación se limitó a una región
concreta de la geografía italiana, sus ideas arquitectónicas plasmadas en Los Cuatro Libros de
Arquitectura trascendieron las fronteras transalpinas, difundiéndose con notable éxito durante
los siglos XVII y XVIII por los distintos territorios europeos.
Las ideas de Palladio calaron especialmente hondo en las Islas Británicas, donde su teoría,
que prácticamente adelantaba el Neoclasicismo, hicieron del Barroco un movimiento casi
inexistente; pero incluso, con el paso de los siglos, no es extraño apreciar ideas palladianas en
diferentes edificios de lugares tan dispares como Estados Unidos, China o Australia.
Entre las contrastadas como suyas y las que le son atribuidas, son un total de 24 las villas
palladianas conservadas, las cuales, fueron declaradas en la década de los noventa del siglo
XX Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una de las primeras villas confirmadas como obra de Andrea Palladio es la llamada Villa Godi,
proyectada al amparo de su primer mecenas Giangiorgio Trissino en la localidad de Lonedo,
cerca de Vicenza. Mencionada por él mismo en su tratado, supuso uno de sus primeros
ensayos en los que el arquitecto trató de compaginar y hacer convivir sus teorías clásicas con
la tradición constructiva de la zona.
El edificio principal huye de cualquier alarde ornamental en favor de la más absoluta simetría,
de ahí su severo aspecto exterior caracterizado por dos alas perfectamente simétricas que
flanquean un cuerpo central, abierto mediante una loggia accesible a través de una escalinata.
También en las cercanías de Vicenza, Palladio proyectó la Villa Chiericati, encargada por un
notable de nombre Giovanni a quien, al mismo tiempo, el universal Andrea diseñó también los
planos de un palacio urbano en la propia ciudad de Vicenza. En la Villa Chiericati, planteada
hacia 1550, se observa un depurado perfeccionamiento del lenguaje clásico, en el cual, el
pórtico de acceso al pabellón principal imita inequívocamente la estructura de los pronaos de
los templos de la Grecia Clásica.
En la Villa Cornaro, planteada apenas dos años después en una pequeña localidad de la
provincia de Padua por encargo de un adinerado patricio veneciano, Palladio dio un paso más
y, respetando rigurosamente sus estrictos ideales de proporción y simetría, se atrevió con una
construcción abierta en sus fachadas anterior y posterior por sendos pórticos clásicos en doble
altura rematados por sus respectivos frontones triangulares.
Muy característica es también la Villa Badoer, en la localidad de Fratta Polesine. Se trata de
un pequeño palacio rural abierto mediante la típica loggia que, de nuevo, evoca el ingreso de
los templos griegos clásicos. Sin embargo, en Villa Badoer no es sólo el pabellón residencial lo
que centra la atención, ya que dentro del conjunto agrícola-residencial encontramos también un
genuino granero de planta curvilínea fruto también de la maestría de Palladio.
Otras villas palladianas relevantes son la Villa Foscari (conocida también como la
Malcontenta), la Villa Angarano, la Villa Arnaldi, la Villa Caldogno o la Villa Valmaran, por
citar algunas del total de 24 que se le atribuyen al genial arquitecto vicentino de adopción; sin
embargo, de todas ellas, destacaremos una en especial que, por sus características, puede
decirse que es el verdadero icono de las villas de Andrea Palladio:
Es la llamada Villa Capra, conocida como "La Rotonda", en las afueras de Vicenza. Iniciada
en 1566, se trata de un edificio de planta centralizada en torno a un espacio principal circular y
cupulado en torno al cual, se suceden en perfecta simetría las distintas estancias, todas ellas
rigurosamente inscritas en un área delimitada por una circunferencia imaginaria. A cada una de
sus cuatro fachadas y accesibles a través de elegantes escalinatas, abren las consabidas
fachadas inspiradas en los pronaos de los templos griegos
Pese a no ser de grandes proporciones en comparación a otras construcciones
contemporáneas, La Rotonda es, sin duda, la más elegante y sofisticada de las villas de
Palladio, siendo perfectamente reconocible en ella la inspiración en el Panteón de Roma.
Palacios Urbanos
Pese a que las villas agrícolas suburbanas han acaparado la mayoría de elogios, dentro de la
ingente producción arquitectónica de Andrea Palladio no hay que desdeñar la amplia nómina
de palacios urbanos que, sobre todo en la ciudad de Vicenza, son también fruto de la maestría
de este genial arquitecto del Cinquecento italiano.
De todos ellos, el más importante es el llamado Palazzo della Ragione di Vicenza, conocido en
la actualidad como Basílica Palladiana. Se trata de un edificio de carácter público prototípico
de las ciudades del norte de Italia en el que se aglutinaban en una sola construcción las
principales administraciones civiles de la urbe. El de Vicenza fue iniciado durante el siglo XV,
sin embargo, tras diversos problemas estructurales e incluso un derrumbamiento, fue necesaria
una remodelación, la cual, pese a su juventud y gracias a la intercesión de su mentor Trissino,
fue encomendada a un entonces joven Andrea Palladio, quien se encargaría del diseño de las
loggias exteriores.
Presenta dos pisos de elegantes galerías en las que se suceden arcos de medio punto
flanqueados por pequeños vanos adintelados coronados por óculos, un modelo inspirado en
los viejos arcos de triunfo conmemorativos romanos que definió el arquitecto Sebastiano Serlio
en sus también célebres Cinco Libros de Arquitectura.
En la misma plaza de la Basílica proyectó Palladio, por encargo del Delegado de la República
Veneciana en Vicenza, un segundo edificio público conocido hoy como Palazzo del Capitanio.
Pese a las limitaciones espaciales que presentaba la parcela en que había de ser levantado, el
arquitecto concibió el edificio en función de un orden compuesto definido por columnas de
orden gigante rematadas en capiteles corintios que recorren verticalmente sus fachadas.
El piso bajo abre mediante una loggia o pórtico de tres esbeltos arcos de medio punto que, sin
solución de continuidad, dan paso a tres balconadas adinteladas, mientras que el último piso
queda recorrido por una elegantísima balaustrada.
Un recorrido por las calles de la pequeña ciudad de Vicenza significa toparse, sobre todo en
sus viales principales, con distintos palacios planteados por Andrea Palladio, de entre los
cuales, mencionaremos también el Palazzo Schio, el Palazzo Porto, o el Palazzo Valmarana,
caracterizado éste por sus enormes pilastras corintias que definen su fachada principal.
Edificios religiosos
Apenas un año después, fue colocada la primera piedra del que, sin duda, fue el proyecto más
ambicioso del arquitecto vicentino en la noble Venecia. En concreto se trataba del Monasterio
de San Giorgio Maggiore, una antiquísima fundación monacal emplazada en uno de los
muchos islotes que flanqueaban la señera plaza de San Marcos.
En una primera etapa, Palladio proyectó el refectorio y el claustro -llamado palladiano-, del cual
son de destacar tanto la sublime armonía de los arcos de medio punto que definen el primer
cuerpo; como los ventanales que, en perfecta simetría, se disponen sobre cada una de las
arcadas inferiores alternándose frontones triangulares y circulares.
Poco después, se haría cargo también de la iglesia monacal, bajo cuyas planos fueron erigidos
los muros perimetrales y el tambor de la cúpula, la cual, al igual que la fachada, no quedaría
cerrada hasta treinta años después gracias a la labor de Vincenzo Scamozzi.
De regreso a la ciudad de Vicenza y poco antes de su muerte en agosto de 1580, tuvo tiempo
Palladio de definir el proyecto del que había de ser, en competencia con la Villa Capra, su obra
más insigne: el Teatro Olímpico, encomendado por la Accademia Olimpica con la finalidad de
dotar a la ciudad de un espacio en el que promover la cultura escénica.
Las obras serían culminadas cinco años después por su hijo Silla y por Vincenzo Scamozzi,
insigne arquitecto también vicentino que se haría cargo tras la muerte del maestro de buena
parte de sus proyectos inconclusos.