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macho argento
Guía práctica para sobrevivir en una sociedad de
hipócritas y pelotudos
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Este libro está dedicado a todas las personas que buscan mejorar en la vida,
ser felices y que se toman la vida con humor. Espero honestamente que los
ayude a encontrar su camino.
Adrián Alejandro Des Champs
Medellín, Colombia, 2018
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El baile de las máscaras
Dicen que quien ama lo profundo ama la máscara. La verdad nunca llegué a
entender el significado de esa frase. Mi interpretación es la siguiente: quien
tiene una agitada y compleja vida interior necesita ponerse un antifaz a la hora
de relacionarse con otros en sociedad para poder encajar, para poder estar
acompañado y así evitar la tan temida soledad. En el fondo todos somos
complejos y usamos la careta para protegernos.
Pero, ¿qué es una máscara? Es una coraza que nos ponemos para evitar
mostrarnos vulnerables. Es fácil quitarse la ropa, pero mostrarse tal cual es
uno y desnudar el alma frente a otro es una de las cosas más difíciles que un
ser humano puede hacer. ¿Por qué motivo le cuesta? No es fácil sentirse
vulnerable. El famoso “sé tú mismo” es el mayor de los desafíos. Sobre todo si
no sabes quién eres.
Jamás me había hecho las preguntas mágicas: ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Qué
me apasiona? ¿Qué puedo hacer para obtener lo que quiero? ¿Para qué me
levanto cada mañana? ¿Cuál es mi propósito? Es más fácil vagar por la vida
sin dirección que responder a estas preguntas. Es más fácil dejar que el río te
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lleve que nadar hacia dónde quieres ir realmente, incluso aunque sea contra la
corriente.
Más allá de mis logros profesionales, me sentía solo. Nunca había estado en
pareja, ni de novio. Apenas salía y prácticamente no conocía demasiadas
mujeres. Tenía amigas de la universidad, lo que para mí era un avance si lo
comparaba con mis tiempos de adolescente. Yo sentía que ellas solo me
utilizaban para elevar sus frágiles egos. No les atraía, solo me querían como
“amigo”. Para mí, en aquel entonces, era un intercambio justo, ya que, por
primera vez, me relacionaba de alguna forma con el otro sexo.
Un día me desperté y tenía veintiocho años. Los últimos diez años parecían un
sueño que apenas podía recordar. Sentí que tenía dieciocho y que me había
despertado luego de un coma que había durado una década. La depresión y la
bronca habían crecido. No es fácil ser hombre y vivir en la Argentina. La
cultura del “chamuyo” y de la seducción frívola había hecho de nuestra
sociedad un baile de máscaras. No sé cómo ni cuándo la música había
comenzado a tocar. Tal vez fue al compás de una tarantela a principios del
siglo veinte, al llegar los inmigrantes italianos a las orilla del Río de la Plata.
Pocas mujeres y hombres osados, pícaros y lanzados podrían haber sido una
explicación del fenómeno.
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Al despertar del coma, decidí cambiar mi situación y hacer algo al respecto.
Hasta ese entonces solo había tenido intimidad con no más de cinco mujeres y
no había estado en ninguna relación ni había experimentado la convivencia.
Ninguna de ellas me había atraído, sin embargo, se trataba de elegir entre
aquello que no me atraía o soportar el hambre provocada por la libido.
Igualmente, no establecí relación alguna con ninguna de ellas. Era demasiado
orgulloso para estar con alguien que no me atrajese físicamente. Prefería la
soledad por más dolorosa que fuera.
Fue allí cuando decidí comenzar a usar una nueva máscara y unirme al baile.
El antifaz de la arrogancia, de la seguridad, de la irreverencia y del sarcasmo.
La careta del “chamuyero”, como se lo llama en Argentina. Para mí era todo
un mundo nuevo. No conocía el juego ni sus crueles y particulares reglas. En
Argentina se utiliza la palabra “pendeja” para referirse a una mujer joven,
inmadura e irreverente de no más de veintitrés años. Cuando tenía esa edad, ni
siquiera sabía de su existencia. Para mí era todo lo mismo, tanto una mujer de
veinte como de treinta.
Jóvenes, poco experimentadas e ingenuas caen bajo los más simples encantos.
Luego aprenden a desconfiar, aprenden que las palabras no son sinceras, sino
un instrumento para alcanzar un fin. El baile ha comenzado. Luego de unos
años, desarrollan un escudo para protegerse, para evitar mostrarse vulnerables
nuevamente y así evitar sufrir a causa de ello.
Ahora los hombres deben desarrollar técnicas más complejas para penetrar ese
escudo y, al lograrlo y decepcionarlas nuevamente, el escudo se vuelve más
fuerte. Como la relación entre las bacterias y los antibióticos, en el largo plazo
tenemos un espiral de cinismo y desconfianza que crece día a día. Una danza
macabra y triste marcada por el compás del resentimiento.
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Lo peor de todo es que la mayoría de los hombres no usan en un principio esa
máscara y, de hecho, son genuinos en sus intenciones, pero, gracias a esos
pocos que desde las eras del colegio secundario se aprovecharon de la
ingenuidad y desataron el círculo vicioso que encendió la música, el hombre
con buenas intenciones queda fuera del baile.
Sus amigas le dicen “sé tú mismo”, ya que, según ellas, ese es el secreto para
conquistar a una mujer. Eso sí, a otra mujer, no a ellas. Ellas le dicen que “lo
quieren como amigo”, que “es un buen chico pero…” y/o que “tienen una
amiga para presentarle” (normalmente no muy atractiva y con una autoestima
tan baja como la de él). Y aquí aparece el dilema: solo o con la amiga fea. Ella
también tiene el mismo dilema. En la mayoría de los casos ambos ceden y así
tenemos tantas parejas que recorren el camino de la vida juntos, pero en triste
miseria y soledad. No están donde quieren estar ni con quien quieren estar.
Sufren la fatalidad de la incongruencia que existe entre sus acciones y sus
aspiraciones. Y luego vienen los hijos y el divorcio. Y se encuentran donde
empezaron, saliendo de un coma.
Este no fue mi caso, por suerte. Era demasiado orgulloso para ceder ante la
presión de la soledad. Seguía insistiendo, pero era rechazado u objetivado y
cosificado bajo la figura del amigo, o como una persona que conocí me dijo
cruelmente una vez, un “subchongo”. La figura del “chongo” en la Argentina
se refiere, precisamente, al hombre que la mujer usa para satisfacer sus deseos
sexuales sin involucrarse con él. Es un vocablo muy utilizado por mujeres
profesionales de más de veinticinco años que son el resultado de la cultura
feminista de los noventa que arruinó a una generación de mujeres. En nombre
de la igualdad, les enseñaron que debían actuar como hombres. Pero no como
cualquier hombre, sino como aquel que tanto odiaban: ese que utilizaba los
artilugios del lenguaje para seducirlas y llevarlas a la cama. Ese hombre que
usaban para repetir la frase: “Todos los hombres son iguales”, sin darse cuenta
que siempre salían con los mismos. La serie de televisión Sex and the
city (representación cultural de estos valores nauseabundos) le pudrió el
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cerebro a miles de mujeres, arruinándoles la vida no solo a las susodichas,
sino también a los hombres que genuinamente querían estar con ellas.
Ahora están solas, tienen casi cuarenta y siguen recorriendo los bares de
Buenos Aires en busca de cariño, aunque no lo admiten. Se esconden tras la
máscara de la arrogancia. Actúan como superadas y tienen una actitud
sobradora. Están a la defensiva y tienen motivos. Van a los bares, los lugares
más equivocados donde jamás encontrarán lo que buscan. Allí, por el
contrario, encontrarán al hombre del que se quejan constantemente. Ese
hombre cínico que odia a las mujeres porque fue rechazado por ellas toda su
vida. No sabía jugar el juego. No supo bailar la danza de las máscaras. Su
antifaz no fue lo suficientemente efectivo. Ahora sufre en soledad y vaga por
la noche mostrando una falsa seguridad. Desprecia a las mujeres. Las acusa de
su miseria y las considera seres viles. En el fondo, busca aceptación y cariño.
Pero es tarde, muy tarde. Está demasiado orgulloso para admitirlo. Ellas lo
odian, pero igual se acostarán con él para hacer cumplir su profecía de que
“son todos iguales”. Se vanaglorian de sus “chongos”, sin embargo, en el
fondo, sufren en soledad. Se muestran seguras, aunque estén temblando de
miedo. Parecen felices, pero se sienten miserables. Ellos hacen lo mismo.
Por eso ya no voy a los bares, estos hombres y mujeres me producen una
mezcla de repulsión y tristeza. No quieren ser ayudados, son demasiado
orgullosos o, en el peor de los casos, se victimizan. Para pedir ayuda hay que
tocar fondo como lo hace un alcohólico. Al hacerlo, nos damos cuenta lo mal
que estamos. Pero cuando la miseria no se hace evidente, el proceso de llegar
a lo más bajo se vuelve un accidente de auto en cámara lenta. Jamás llega el
momento de quiebre y la degradación es lenta y silenciosa.
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Extraído de la película “Ink” (2009).
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ser un inadaptado a ser una persona atractiva que ahora tiene un nivel decente
de “chamuyo”. No necesito más. Me junto con quienes me aceptan como soy
y con quienes se atreven a bailar sin máscaras.
Tuve que irme a otro país, a otra cultura donde el antifaz no se usa tanto. Las
mujeres desconfían de mí cuando uso la máscara de argentino. No necesito
usarla. Me la quito y me muestro como soy. Es cierto que en la tierra de los
ciegos el tuerto es rey, pero no me interesa la realeza. Quiero estar con una
mujer que comparta mis pasiones, con la que pueda emprender un proyecto de
vida, a quien pueda guiar y apoyar y, al mismo tiempo, que pueda guiarme y
cuidarme, que crea en mí. Ese soy yo. Siempre fui yo, detrás de la máscara
que se deshace. Le agradezco al antifaz antes de quitármelo por todo lo que
me ha enseñado. Es parte de mí ahora, parte de mi historia, sin embargo, en
esta etapa debo continuar con el rostro descubierto. Me siento libre por
primera vez en veinte años. Siento la frescura del aire puro que respiro y que
me llena de energía y alegría.
Vivir el presente
¿Alguna vez tuviste uno de esos sueños donde estabas llegando tarde a un
lugar importante? ¿O donde te faltaba una materia para terminar la
universidad, el secundario o la escuela? ¿Que estabas atrapado en el pasado y
que apenas despertabas te dabas cuenta que ya habías terminado ese período
de tu vida y sentías el alivio que siente alguien que se está ahogando al ser
rescatado?
Luego recuerdo que las palabras con las que me hablo crean la realidad en la
que vivo y que el pasado es tan solo una historia que me cuento. Puedo ser un
héroe, un monstruo, un maestro, un sobreviviente o una pobre víctima. En
cada período de mi vida he sido un personaje distinto. A estas alturas, creo que
todos.
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solo para torturarme. Hubo un período en que anhelaba la venganza más que
otra cosa. Hubo una época en la que quise ser amado más que nada. Hubo un
tiempo en el que la magia fue real. Hubo un momento en el que solo quería
que el día terminara.
¿En qué período me encuentro hoy? ¿Con qué nombre recordaré el presente
dentro de un año? ¿Y dentro de diez años? ¿Me contaré la historia una y otra
vez o le daré un significado distinto, o tal vez varios?
Hace un año que vine a este nuevo país. Una nueva aventura había
comenzado. Vine a dar la vida por la torre en la que dormía la princesa, tal vez
con la esperanza de que, en vez de morir por una ilusión, pudiera ver si la
doncella existía. Tal vez despertarla y ver quién era. Hago referencia al verso
de un poema que leí una vez:
¿Qué significa dar la vida por la torre y no por la princesa? Significa dar la
vida por una ilusión, algo que no es real. Significa idealizar a una persona (en
este caso una mujer) al punto tal de perder la noción de quién es realmente.
Por supuesto, de llegar a conocerla, veríamos sus defectos, pero ahora no
podemos verlos. Solo vemos la ilusión que nuestra mente proyecta. Hace
quince años algo parecido me había ocurrido. La diferencia es que ahora
estaba consciente que lo estaba haciendo. Aún con la conciencia de perderme
en la ilusión, volví a caer en ella.
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La solución parecía bastante lógica: salir con mujeres más jóvenes, cuya
mente aún no haya sido corrompida por la amargura de los años. Que pudieran
amar con pasión. Que no creyeran que todos eran iguales. Que disfrutaran del
éxtasis sexual de forma plena. Encontré un verso de un poema que expresaba
lo que sentía:
“I was late for the most of the things of my time. I loved what was old above
anything new. But the young ones offered me on silver plates their thighs.
Their nipples flesh. ‘I am the true wine’ they said. And I drank”.
“Llegué tarde para la mayor parte de las cosas de mi tiempo. Amé lo viejo
sobre cualquier cosa nueva. Pero las jóvenes me ofrecieron en bandejas de
plata su muslos. La carne de sus pezones. ‘Yo soy el verdadero vino’, dijeron.
Y yo bebí”.
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significado. De lo contrario, se convertirá en amarga desesperanza. La
desesperanza es eso: sufrimiento sin significado.
Tuve mis revanchas. En el primer momento sentí orgullo. Estaba haciendo las
paces con aquel niño frustrado que había sido. Luego fue simplemente una
cuestión de ego. Con una chica argentina me ocurrió que ella ni siquiera me
atraía o me agradaba. Cuando la conocí, mi autoestima estaba tan baja que no
pude ver cómo la negatividad de sus años la había consumido.
En otro caso, estaba tan dispuesto a lograr mi objetivo de intimar con una
chica, que no pude ver cuánto me atraía realmente. Y como usé una máscara,
simplemente la alejé de mí. Solo cuando se apartó pude ver el daño que la
máscara podía hacer. Solo cuando me la quité pude realmente conocerla. Ella
también usaba una máscara. Aun así, sentí que ella se alejaba. Tuve que
confesarle que fue el ego lo que hizo que actuara así. No me atreví a
confesarle lo que realmente sentía por ella. Que, al conocerla realmente, me
había gustado profundamente. Pero ya era tarde… Además había llegado a un
nivel de vulnerabilidad muy grande. Algo que era sano y liberador. Aun así,
no me atreví a decirle lo último. Temía perderla completamente. Suspiré y
seguí adelante.
En el fondo, iba a buscar a esas mujeres porque “amaba lo viejo por sobre
todo lo nuevo”. La nostalgia era mi motor y, al mismo tiempo, mi perdición.
Tenía que vivir el presente. Y, al salir con mujeres jóvenes, ellas me
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mostraron una nueva forma de ver el mundo. Un mundo que nunca había
conocido. Que siempre estuvo delante mío, pero que no pude ver ya que
estaba mirando otros mundos. Vivir en la Argentina era un tema, debido al
estúpido prejuicio de la diferencia de edad que impera allí por algún motivo.
Por eso me fui. Era una sociedad que se jactaba de ser liberal cuando era más
conservadora de lo que le gustaría admitir.
Recuerdo con gracia que cuando tenía tan solo dieciocho años, las mujeres me
rechazaban por “pendejo”, y ahora lo hacían por “viejo”. Por supuesto, hoy
comprendo que se trataba de un juego. Un artilugio que utilizaban para
averiguar de qué estaba hecho. En el fondo, no les importaba. Aunque el
prejuicio sí existía.
Estando fuera del país, conocí a una persona maravillosa con quien hoy
actualmente comparto una extraordinaria relación. La primera que tengo, de
hecho. Me siento feliz con ella. Puedo decir que por primera vez sé lo que es
amar a alguien realmente. No un amor idealizado, sino un amor cotidiano. Me
siento parte de un equipo avanzando por el camino de la vida. Y, sin importar
las diferencias culturales y de edad, avanzamos paso a paso, conociéndonos
día a día un poco más. Sin prisa y sin pausa. Porque, en realidad, ninguna de
esas cosas importa si dos personas están dispuestas a trabajar por un proyecto
en común.
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A las de menos de veinticinco solo les decía mi verdadera edad luego del
sexo. Para ese entonces no les importaba. O tal vez sí, pero el objetivo ya
estaba logrado. Estúpidos prejuicios de una sociedad inmadura. ¿Tanto cambia
el valor de una persona por tan solo un número? En el caso de estas chicas me
sentía obligado a mentir sobre mi experiencia sexual y la edad en la que había
debutado. Sentía vergüenza. Las nuevas generaciones vienen con más
experiencia sexual de lo que a la comunidad de padres les gustaría admitir.
Parte de la hipocresía de nuestra sociedad. Hoy me río de aquellas situaciones
y de cómo me sentía.
Cuando me encontraba con una mujer mayor, a los veintisiete años, sentía que
estaba siendo entrevistado para un trabajo. Me preguntaban sobre mi
experiencia en otras relaciones, la cual era nula. Por supuesto, mentía. No te
contratan si no tienes experiencia. Una verdadera estupidez, pero es algo que
ocurre. En el fondo, las entiendo. No tienen tiempo que perder y tienen miedo.
Se muestran arrogantes para compensar sus inseguridades. Si se mostraran
vulnerables, atraerían al hombre que realmente buscan, pero su arrogancia
solo atrae al que detestan. Eso las vuelve más agresivas y arrogantes. Un
círculo vicioso. Pueden romper el círculo si se muestran vulnerables, tal cual
son. Mostrando sus miedos. El hombre que las acepte lo haría por lo que son
realmente, mientras que los que las rechacen, no importaría realmente.
La era de la incomunicación
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distópica que ellos imaginaron, pero si en el concepto: la tecnología es ahora
una extensión de nuestro ser. No solamente presenciamos extensiones
artificiales de nuestro cuerpo orgánico, sino que también nos vislumbramos
con la presencia de artefactos que se han convertido en una verdadera
prolongación de nuestra vida social.
Uno de ellos son las tecnologías de las comunicaciones, las cuales han
cambiado para siempre la forma en la que nos relacionamos con los otros. La
distancia ya no es un obstáculo para las relaciones humanas, ya que podemos
mantener contacto con personas de latitudes lejanas con un simple clic. Hoy
en día existen programas que hacen posible comunicarnos oralmente, e
incluso mediante imágenes, a través de nuestras computadoras y teléfonos
celulares. Un deslumbramiento imposible de imaginar veinte años atrás. Con
las nuevas maravillas de las telecomunicaciones y la aparición de la Internet,
una nueva forma de comunicación se extendió de manera masiva: el chat o los
mensajes de texto. Si bien el lenguaje escrito es algo que existe desde hace
miles de años, la era moderna le otorgó un nuevo rol a dicha expresión del
lenguaje. En cierta forma, resulta bastante paradójico que en la era de las
comunicaciones intraplanetarias, donde las video-llamadas son cada día más
accesibles y eficientes, se haya generalizado una forma de comunicación tan
rudimentaria. No obstante, lo cierto es que sucedió: el chat es ahora un medio
aceptado y generalizado de comunicación. Se ha convertido en una nueva
forma de relacionarnos, para bien o para mal, con sus pros y sus contras.
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ubicado en una locación lejana, sino que, a partir de ese momento, comenzó a
ser usado también para comunicarse con alguien localizado, a veces, a solo
metros de nuestra presencia, y aquí es donde surgió el problema. Somos seres
gregarios y la comunicación está en nuestra esencia. Fuimos creados para
interactuar con otros. Por eso podemos hablar, escuchar, ver y sentir. Nos
comunicamos con palabras, con tonos de voz, con caricias, con golpes, con
abrazos, con besos. En lo personal, necesito estar frente al otro para conectar.
Si no es posible esto, aunque sea necesito escuchar una voz en tiempo real. El
chat siempre me ha generado rechazo. Lo veo como un mal necesario. He
aprendido sus mañas para sobrevivir, pero detesto sus designios. Soy
consciente que una nueva generación lo utiliza como medio primario de
comunicación y que la llamada telefónica puede ser considerada como un tabú
mortal o como una invasión al espacio personal. Hoy en día las chicas te dan
sus números celulares como si nada. En otra época, aquel número significaba
algo, era algo valioso y difícil de obtener. Esto se perdió desde que existe la
posibilidad de ignorar o bloquear a alguien. La indiferencia nunca tuvo un uso
tan difundido como hoy en día. Y ese es el peor de los males.
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el significado a partir de las creencias que definen su realidad. Entonces allí
aparecen los malos entendidos, que se retroalimentan cada vez que un mensaje
es enviado al repetirse el proceso de interpretación autorreferencial.
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Extraído de Psycho Pass (2012).
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emocionales y debilidades del ego se evidenciaban en las parafernalia de la
redes sociales.
Aunque sí, la búsqueda de validación externa mediante fotos es algo que suele
atribuírsele a las mujeres y estadísticamente hablando esto se confirma. Por
este motivo, se inventaron redes exclusivas para publicar fotos: Instagram ,
Snapshot, etc…
Y, por supuesto, el target son las mujeres jóvenes las cuales buscan
desesperadamente compensar sus bajísimos niveles de autoestima con la
validación externa de unos onanistas arrastrados que, a su vez, presentan los
mismos síntomas de una autoestima dañada al depender su felicidad de que
ellas reaccionen a su patético acercamiento virtual.
Quisiera poder decirles a muchos de mis amigas y amigos que sus serios
problemas afectivos los van destruir muy lentamente en el largo plazo, sin
embargo no lo hago porque la respuesta es predecible: las personas con
problemas de autoestima suelen victimizarse constantemente lo que se traduce
en que se pondrán a la defensiva y negarán el planteo. Incluso, llegando a
ponerse agresivos. Es difícil admitir lo que les planteo ya que es un golpe al
ego y, asimismo, es difícil mostrarse vulnerable, sobre todo, en la era de la
superficialidad.
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Los hombres también hacen lo mismo, en algunos casos con fotos de sus
cuerpos pero para el caso de Facebook mostrando que tan entretenidas y
fascinantes son sus vidas. Poniendo imágenes con frases célebres u optimistas
o simplemente comentando banalidades o estados sentimentales. Todo para
buscar la validación de sus “amigos” virtuales. Tanto el amor como el
concepto de la amistad jamás han sido tan bastardeados como en nuestro
presente. En un artículo que he leído hace poco el autor ironiza diciendo: “Que
las vidas perfectas de Facebook no te depriman”.
Hace poco tuve el honor de hablar con dos personas sobre este polémico
tópico. Uno de ellos, un religioso con posturas bastante sugestivas y algo
peligrosas para la misma institución conservadora para la que trabaja, planteó
algo muy interesante. Él dijo que el secreto se encuentra en la filosofía de
poner la otra mejilla. La pregunta obvia es cómo hacerlo. Digo, poner la otra
mejilla con el odio parece más sencillo. Al fin y al cabo consiste en aguantar
los golpes e insultos. Ahora bien, ¿cómo se le pone la otra mejilla a la
indiferencia?
Muy simple: se da sin esperar recibir nada a cambio. Esa es la definición más
pura y realista del amor. En pocas palabras respondemos a la indiferencia con
el amor. Pero no con el amor condicional (producto de una mente llena de
escasez y necesidad) sino con un amor incondicional. El primero es producto
de una autoestima dañada, el segundo de un espíritu lleno de abundancia.
Cuando escucho a esos patéticos hombres arrodillarse ante una mujer
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diciéndole que la aman y odiándola luego y sintiéndose victimas de ella al ser
rechazados, solo siento lástima.
Eso no es amor, aquello es necesidad y egoísmo. Ellos dan pero esperan algo
cambio. Precisamente, el rechazo es un invento de una persona con baja
autoestima pues si alguien está dispuesto a dar por el hecho mismo de hacerlo
y eso es lo que los hace feliz, entonces lo que haga o diga la otra persona no
debería importarle. Incluso si lo insulta o le es indiferente. Por otro lado, en la
mayoría de los casos, ese rechazo, desprecio o indiferencia por parte de la
persona que recibe algo (ya sea en forma condicional o incondicional) es
producto de la falta de humildad y de la ignorancia de dicho individuo.
Piénsalo así. Tu das algo y la otra persona te trata con indiferencia o rechazo
¿Qué quiere decir esto? Que esa persona no te conoce y tampoco ha buscado
conocerte por lo tanto su opinión expresada a través de ese acto no tiene
validez.
Si una persona te dice que eres el amor de su vida o, por el contrario, que
jamás estará contigo, en ambos casos sus palabras no significan nada. Esto así
porque simplemente no te conoce y ni siquiera tiene la humildad para
admitirlo. En un caso te está idealizando, en el otro, te está demonizando. En
el fondo, no tiene ni idea de quién eres ¿Por qué debería afectarte su opinión
entonces? Es como si un extraño se acercara a ti por la calle y te dijera que
eres el peor ser de la tierra ¿Tiene validez su opinión? ¿Y entonces porque te
dejas afectar por ella? Si lo haces es tu problema y no el de él. Tu eres el que
tiene un problema de autoestima y se está victimizando. Tu no controlas lo
que hace el otro pero si controlas si lo que hace el otro te afecta o no. O por lo
menos puede elegir si quieres que te afecte o no.
Una persona que idealiza o demoniza y que es incapaz de ver al otro como es
y que encima no tiene la voluntad para conocerlo es, en general, un individuo
con una autoestima lastimada ¿Quieres hablar del amor real en una pareja?
¿De ese amor de la vida del que me hablas? Pregúntale a los miembros de una
pareja que llevan décadas juntos y siguen siendo felices y han sobrevivido
conflictos, aburrimiento y tragedias a través del trabajo y el esfuerzo en el día
a día por parte de ambos. El amor de la vida, en todo caso, se ve en
retrospectiva mirando hacia atrás. Y, de todas formas, yo no lo llamaría el
amor de la vida. De hecho ninguna pareja que ha estado tanto tiempo lo llama
así. Sería bastardear la relación ¿Sabes cómo lo llaman? Amistad.
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Y no es la amistad que tanto bastardean hoy los seres de baja autoestima
rodeándose de personas (ya sea real o virtualmente), para sentirse queridas y
buscar compensar mediante validación externa de otros individuos de baja
autoestima sus frágiles egos. La amistad también es dar sin esperar nada a
cambio y requiere la existencia de autoestimas sanas y una mentalidad de
abundancia. De lo contrario, la presencia de una necesidad de validación por
parte de los demás, lo tergiversa todo. Pregúntaselo a tu amigo o amiga que
tiene millones de amigos virtuales y organiza eventos para mostrarse a sí
mismo y a los demás cuantos amigos tiene y, a su vez, para sentirse querido y
especial. Necesita de algo externo para compensar que no se quiere a sí
mismo. Ese es su gran problema. El día en que esas personas que lo rodean lo
abandonen o el día que esté muy vieja y no tenga el atractivo físico para atraer
a esos “amigos” arrastrados que le tienen ganas (aunque ella lo niegue pero en
el fondo lo sepa) y que están ahí para subir su ego…ese día va a ser muy
complicado para él o para ella. Para poder querer genuinamente primero
debemos aprender a querernos a nosotros mismos para así librarnos de la
adicción a la validación externa.
Amar al prójimo es clave para ser feliz y, para amar realmente, se necesita
humildad para admitir que no conocemos al otro y que solo los años y el día a
día, nos ayudará a conocerlo. También necesitamos de esa humildad para
reconocer cuando tenemos problemas emocionales que nos impiden amar.
Uno de ellos es el miedo y el otro es la idealización. Ambos están
relacionados pero para darnos cuenta de este problema debemos ser humildes
y admitir la posibilidad de que algo no funcione bien en nuestro interior, en
vez de salir a la defensiva y victimizarnos. Debemos hacer esto en vez crear
una imagen mental (ya sea positiva o negativa) de una persona determinada
sin ni siquiera conocerlo.
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mismo. Tan simple y sin embargo la mayoría de los que las profesan parecen
olvidarse de ello. O se hacen los tontos a la hora implementarlo. Haz lo que yo
digo pero no lo que yo hago. Hay demasiada hipocresía en nuestro mundo. Es
más fácil seguir al pie de la letra los rituales superficiales escritos en la Biblia,
la Tora o el Corán que seguir la enseñanza principal.
“No comas carne los viernes, ve a la iglesia los domingos, no comas cerdo,
ora tantas veces al día”. ¿Y qué hay con ama a tu prójimo como a ti mismo?
¿No era esa la idea principal?
El resto son detalles y encima escritos por hombres no por Dios porque Dios
es amor, amante y amado ¿Por qué es tan difícil de entender para todas las
sectas religiosas del mundo algo tan simple? Una vez escuché que si
cualquiera de los fundadores de las principales religiones viajará en el tiempo
a nuestros días señalaría que hemos hecho todo mal y que no hemos entendido
nada. Lo que ocurriría luego sería que las instituciones eclesiásticas matarían a
sus propios profetas ya que sus enseñanzas reales y pragmáticas contradecirían
a los líderes religiosos de la actualidad.
Y algo de verdad hay en esto puesto que somos seres empáticos programados
para interactuar con el otro. Al fin y al cabo, dicen que la mejor forma de ser
feliz es hacer feliz alguien.
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Durante los últimos días de mi estadía en Paris, período que siempre recordaré
bajo el título de “los últimos sinsabores”, mi estado de ánimo estaba cargado
con una amarga decepción. Me sentía algo deprimido por mi regreso, ya que
lo interpretaba como la evidencia de mi fracaso. Perdido en los laberintos de
mi mente, vagaba por la ciudad como un alma perdida en el limbo de la
existencia. La depresión, la frustración y la bronca eran las emociones que mis
pensamientos generaban.
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“¿Qué pasó? ¿Qué estoy haciendo? Mira más detenidamente la situación que
ocurrió. Un hombre se acercó a otro pidiendo limosna, pero más que nada,
atención, y el otro se alejó asustado. ¿Qué hubiese sentido yo en esa situación?
¿Qué hubiera sentido si una persona hubiese actuado como si fuese una
especie de monstruo? Me hubiera dado bronca y probablemente hubiera
reaccionado con violencia. ¿Y luego que hice? Ataqué a una persona que se
encontraba en una situación mucho peor que la mía. ¿Quién sabe las
desgracias que le han ocurrido a lo largo de su vida? ¡Qué situación de
mierda! Todo por un mal entendido y circunstancias fortuitas se ha dado una
situación que pudo haber terminado en una tragedia. ¿Y qué tal si ahora
descarga su bronca acumulada en alguien más? ¿Y qué tal si lo hiere de
gravedad o peor?”.
No sé por qué, pero en ese momento lo abracé con fuerza y comencé a llorar.
Él hizo lo mismo y luego nos sentamos en el banco a conversar. El me
compartió la mitad de su sándwich y me narró su historia. Era un inmigrante
de Argelia, más específicamente de la Cabilia, una zona de dicho país que
había sido azotada por las guerras y la discriminación a lo largo de la historia.
Luego de estar un rato hablando, nos despedimos y cada uno siguió su
camino.
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otras veces agrediendo físicamente. Las emociones se retroalimentan
constantemente y el resultado final nos es desconocido. ¿Qué tal si una acción
que iniciamos como, por ejemplo, la de insultar a alguien por la calle, termina
iniciando una reacción en cadena que luego de cinco o diez interacciones
afecta dramáticamente la vida de alguien? ¿Qué tal si alguien que ni
conocemos termina siendo afectado trágicamente por nuestra reacción, en
apariencia inocua? Tal vez se trate de una persona que habló con el señor que
fue agredido por la mujer que, a su vez, fue insultada por el señor con el que
tuve una confrontación leve en el bus. Fue una discusión trivial, pero ésta se
sumó a su bagaje de bronca que venía acumulando y él lo transmitió a otros.
Aprender a perdonarse
Cuando una persona nos ha ofendido de alguna forma, nuestra mente se llena
de bronca, incluso de odio. Nuestro cuerpo se tensa y sentimos ese calor
punzante en el pecho y en nuestra cabeza. La persona que nos ofendió tal vez
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ni siquiera sepa sobre nuestro estado emocional, independientemente de cual
haya sido su intención. Tal vez él, o ella, ni siquiera sepa que nos ha ofendido
y somos nosotros quienes generamos ese estado de ira asumiendo la mala
intención del otro. No nos cabe en la cabeza que la única persona que se
perjudica debido a este sufrimiento somos nosotros mismos.
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Recuerdo que hace un tiempo atrás vi un documental sobre el proceso de
reconciliación en Sudáfrica, donde se encontraban frente a frente los
torturados y sus torturadores, estos últimos dispuestos a reconocer las
atrocidades que habían cometido y a disculparse por las graves faltas hacia las
personas a las que habían hecho sufrir. Recuerdo un caso en donde una de las
víctimas miró a su antiguo captor con una expresión de calma y compasión, y
le dijo en un tono de paz absoluta que lo perdonaba, que ya todo estaba en el
pasado. El torturador no pudo contenerse y se quebró abruptamente. No podía
contener sus lágrimas. La víctima ya no era tal. Había hecho las paces consigo
mismo y había perdonado, había soltado. Independientemente de la reacción
de la otra persona, él ya era libre. El torturador, en cambio, era el verdadero
prisionero. La culpa lo corroía al escuchar los relatos de las víctimas que
describían sus viles acciones. Apenas podía contenerse, simplemente se
quebraba en lágrimas. Cuando este acto tuvo lugar, cuando una de sus
víctimas lo perdonó, él fue libre también, aunque probablemente necesite de
años para perdonarse a sí mismo por lo que había hecho. Él sólo será
realmente libre cuando pueda perdonarse.
“El resentimiento nos hace esclavos de quien culpamos y, por lo tanto, socava
no sólo nuestra felicidad, sino también nuestra libertad (…) perdonar es un
acto declarativo de liberación personal (…). Al perdonar reconocemos que no
sólo el otro, sino también nosotros mismos, somos ahora responsables de
nuestro bienestar (…). El perdón a sí mismos tiene el mismo efecto liberador
(…) y hacerlo es una manifestación de amor a sí mismo y a la propia vida”.
Aprender a escuchar
26
pasajes de vuelta, decidimos comer unos aperitivos en un modesto restaurante.
Allí, una mujer muy amable nos recibió con el afecto de una madre. Como no
contábamos con demasiado dinero nos limitamos a pedir unas piezas de
cereal. En ese momento yo decidí a continuar la búsqueda mientras que Juan
Pablo se quedó sentado en la mesa del humilde lugar.
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Volviendo al relato, luego de que la mujer terminó de contar su historia, le
regaló a Juan una bolsa repleta de las célebres arepas santandereanas, un
alimento muy tradicional del lugar. Él se quedó sorprendido, no lo podía creer.
Aparentemente él no había hecho nada por ella, sin embargo ella estaba
enormemente agradecida. Cuando volví al restaurante agarramos los bolsos y
nos dirigimos a la parada del bus. En el camino Juan me comentó lo
acontecido y, en un segundo de iluminación llegó una poderosa conclusión:
“Las personas solo quieren ser escuchadas, nada más y cuando haces eso se
sienten increíblemente agradecidas”. Sabias palabras para alguien de tan corta
edad. Bien por él, mejor que lo aprenda lo antes posible. La mayoría de los
chicos de sus edad tienen la cabeza podrida y su arrogancia de creer que lo
saben todo los ciega de una forma dramática.
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completamente a él. Absorbe todo lo que te brinda el momento presente y
desconéctate del pasado que ya no existe y del futuro que no es todavía. Ahora
estamos liberados de ambos .
La hipocresía social
Julio Andrada es un empresario, dueño de una fábrica y una vasta riqueza que
vive en un barrio pudiente de Buenos Aires. Sin embargo, siempre intenta
ocultar sus orígenes humildes en el barrio de Lanús, donde, de niño, padeció
una dura situación económica. Por un golpe de suerte y, desde luego, gracias a
su esfuerzo y habilidades personales, logra ser dueño de una fábrica y amasar
una fortuna. Casado y con dos hijos (uno estudiando ingeniería en el MIT y
otra psicología en la UCA), disfruta de las comodidades de una vida de
abundancia. Aun así, se siente siempre temeroso de perder su fortuna y volver
al lugar de donde vino. Siempre en su pensamiento está la idea de que si la
gente de su actual estatus social supiera de sus orígenes humildes, lo
rechazaría.
"Cada vez que Andrada pasaba por delante de la villa, pensaba: "yo no voy a
ser como mi tío". Su mayor terror era imaginar que un día perdería todo lo
que poseía y debería mudarse a un lugar así. Era tal el temor que ni siquiera
su esposa o sus amigos sabían que tenía, o que había tenido, un tío que vivía
en una villa miseria. Era su secreto y también la fuerza que lo impulsaba a
acumular cada vez más. Alejarse de la pobreza era lo único que le producía
una auténtica tranquilidad interior".
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Dicen que el mayor miedo de alguien poderoso es perder todo lo que tiene.
Por eso sigue amasando fortunas a costa de la vida de los demás. Eso es lo que
ocurrió, por ejemplo, en la última crisis financiera internacional donde un
grupo de individuos pertenecientes a grandes empresas financiera (JP Morgan,
Goldman Sachs, etc...) quebraron el sistema financiero internacional para
ganar aún más dinero del que tenían. Es decir, gente muy rica produjo una
crisis por la que mucha gente se volvió pobre para volverse aún más rica. No
sé si esta gente responde al mismo patrón que el personaje, pero, sin duda,
están intentando cubrir una falencia interna o espiritual con recursos externos
o materiales, y eso simplemente es imposible. Es como beber de un colador.
La descripción de los hábitos del personaje y sus pares es crudamente realista.
Si uno ha trabajado en el ambiente empresarial sabrá identificar la doble moral
existente en estos ámbitos: familia y misa los domingos por un lado, y
prostitutas y modelos caras por el otro; protección de la familia y los amigos
por un lado, actos de corrupción e indiferencia hacia los que no están dentro
de su círculo personal y social por el otro. Es interesante ver cómo el
personaje justifica sus actos de corrupción alegando que, si bien soborna a los
funcionarios públicos para conseguir las licitaciones, sus obras son sólidas.
Desde su punto de vista, él es un hombre moral con valores bien definidos.
Igual que el personaje de Nicholas Cage en la película El señor de la
guerra cuando dice: "Yo trafico armas, no mato gente. La culpa es de quien
las dispara. A diferencia de las drogas, mis armas tienen un seguro". Más
cínico imposible.
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"¿Cuánta plata gastaría Miguens en esa oficina, en esas putas disfrazadas de
recepcionistas y secretarias?".
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Al sexólogo Kinsey le ocurrió lo mismo. Al publicar estadísticas certeras de
los hábitos sexuales de la sociedad norteamericana, fue catalogado de
pervertido. Él no dijo: "Las cosas deberían ser así", él dijo: "De acuerdo a un
estudio estadístico, las cosas son así". Maten al mensajero parece ser el lema.
La única forma de decir la verdad sin ofender o no ser acusado de malvado o
pervertido es hacerlo a través del humor. ¿Por qué nos reímos al escuchar a un
cómico describir con crudeza la realidad? Porque nos identificamos con lo que
dice, porque, en el fondo, sabemos que es verdad. Muy en el fondo. De lo
contrario, no sería gracioso el chiste.
El resentimiento social
Continuando con el brillante análisis social que realiza la novela, quiero
destacar otro tema que está casi omnipresente en la novela y, aun así, aparece
de forma implícita como “fondo de pantalla” en la cual se desarrolla la
historia: las desigualdades sociales y el resentimiento que ellas generan entre
las personas como “miembros” de clases diferentes.
“(…) Y se habría sorprendido si alguien (su hija, por ejemplo, que estudiaba
psicología) le hubiera dicho que cada mañana hacia el camino inverso a su
ascenso social, una suerte de recordatorio que señalaba de donde venía y a
donde había llegado (…). Porque Julio Andrada alguna vez había sido como
la gente que viajaba colgada en los colectivos”.
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cuenta y por el otro, porque recibe un maltrato y una estigmatización
constante de la sociedad. En pocas palabras: desprecio. El rico cree que el
pobre no trabaja porque es vago, porque prefiere robar. Lo que no sabe es que
no tiene opción, su destino en esta sociedad ya fue escrito. ¿Puede cambiarlo?
Todo es posible, pero las probabilidades están en su contra. Un niño que nació
con menos capacidad mental debido a una mala alimentación, que fue criado
al lado de una cloaca expuesto a una infinidad de enfermedades y que vive
cerca de la violencia más vil producto del narcotráfico, ya no tendrá las
mismas oportunidades que otros. Además, este niño tendrá muchas
probabilidades de generar un resentimiento hacia el resto de la sociedad por
ser percibido con ojos prejuicios debido a cómo se viste, a cómo luce, y por el
hecho de vivir en una villa. Muy probablemente el odio social y la cercanía a
malas compañías, un contexto social tóxico y recursos de dolor, los
convertirán en el monstruo que la sociedad le dijo que era al nacer. Algo
parecido al cuento de Mary Shelley, Frankenstein, donde la criatura
(originalmente bondadosa) se vuelve malvada, ya que, precisamente, es
percibido y tratado como si fuera un monstruo por su desagradable apariencia:
“¿Quieren que sea el monstruo que dicen que soy? ¡Entonces lo voy a ser!”. El
resentimiento que sentimos nos convierte en eso, monstruos. Ya no vemos al
otro como un ser humano, sino como un objeto de odio que merece el
sufrimiento más profundo por habernos hecho sufrir primero. En un genial
artículo humorístico que he leído se satiriza el pensamiento prejuicioso de las
clases altas al afirmar:
El rico y la clase media, por otro lado, odian a los marginales porque muchos
ya se han convertido en ese monstruo que describí anteriormente y, por lo
tanto, no hacen más que generalizar. Ese prejuicio, a la larga, se transforma en
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odio y resentimiento: “Esos monstruos que no respetan la vida deben morir”.
Ahora se trata de un círculo vicioso que no tiene fin y que solo genera una
retroalimentación de resentimiento, odio violencia y sufrimiento. ¿Cómo
llegamos a esta situación? ¿Cómo salimos ahora?
Los políticos saben que la personas, en general, se guían por las apariencias y
que, lo único que se tiene que hacer es actuar, hacer algo que parezca
trascendental y pragmático. También saben que si se indaga sobre lo que se
esconde detrás de esta tragedia, la conclusión sería tan compleja que obligaría
a la sociedad entera a asumir responsabilidad. No obstante, la gente no quiere
eso, quiere respuestas simples y superficiales a problemas complejos. Quieren
meter todo debajo del alfombra y olvidarlo en un breve tiempo. Quiere
encontrar culpables en lugar de asumir responsabilidad como parte de un
colectivo. Los gobernantes lo saben y, aunque estuvieran decididos a hacer
frente al problema (sea cual sea), no se arriesgarían a perder capital político.
Un líder que exige mirar hacia dentro y auto sacrificio es disfuncional en una
sociedad hedonista de corto plazo que no hace más que buscar “quien fue el
culpable”, en lugar de buscar la forma de solucionar el problema.
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Ya hemos visto la primeras medidas superficiales para calmar a doña Rosa,
quien por cierto es una triste representación de la mayoría del electorado
argentino: “Hay que hacer algo con el narcotráfico” gritan algunos. Y los
políticos se lanzan hacia una lucha que, por cierto, ya se perdió antes de
comenzarla. No se puede derrotar a un enemigo que se encuentra adentro.
Además, el narcotráfico (o el crecimiento exponencial de éste en las últimas
dos décadas) obedece a estas causas complejas y sistémicas que no queremos
conocer y menos aún, abordar, ya sea por miedo o pereza. Y, por cierto, no
hablo de un miedo a algo externo, hablo del miedo a mirarnos al espejo y ver
algo que podría no gustarnos.
¿Qué es una falso debate? Es una estrategia de la retórica que consiste en crear
una discusión bipolar (donde hay dos opciones contrapuestas e
irreconciliables) para evitar que se entre en una discusión más profunda que
pueda sacar a la luz problemas mucho más complejos. Es una forma de reducir
el análisis a un enfoque superficial que evite entender la complejidad que nos
rodea. Y tiene sentido, si podemos llegar a entender aunque sea un uno por
cierto de la complejidad de nuestra realidad, aplicar las respuestas y
soluciones indicadas nos costarían cien veces más. Y nadie quiere eso. Si
fuera político, haría exactamente lo mismo: “Hay que luchar contra el
narcotráfico, “Hay que discutir la legalización de las drogas”, “La culpa es de
los inmigrantes ilegales”, “La culpa de las discotecas, la policía, los políticos,
los padres que les importan poco y nada su hijos, etc...”.
Bueno, de esto último salió algo interesante. No digo que sea la única causa
porque eso sería caer en el simplismo que estoy denunciando sin embargo
valdría la pena preguntarse el rol de la apatía parental en todo esto. Por lo
menos ya tendríamos que hacernos cargo de algo en lugar de echar culpas
afuera y sería un buen comienzo. Sería un punto de partida para hacer
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preguntas inteligentes. Pero sigamos haciendo preguntas para ver qué es lo
que ocurre.
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aumento de la pobreza con la destrucción del vínculo familiar. No, claro que
no...o tal vez sí.
Tal vez todo sea parte de un sistema podrido cuyas partes se retro alimentan
dinámicamente generando resultados cuyas causas las buscamos en los
fenómenos más simples y más cercanos.
Mucho se ha hablado en las últimas dos décadas sobre el rol del periodismo en
la democracia. Precisamente, el debate llegó de la mano de una estrategia
discursiva implementada por el kirchenrismo con el fin de crear otro chivo
expiatorio más para asegurar su hegemonía y garantizar el apoyo de un vasto
sector de la población. Una estrategia de manual de psicología social para
lavarle el cerebro a las masas: “si quieres asegurar que la gente te siga, crea un
enemigo, alguien que represente la suma de todos los males, alguien a quien la
gente pueda culpar por sus desgracias”.
En el caso del partido que gobernó la Argentina durante los últimos doce años
el enemigo elegido fue la “Oligarquía”, “La clase media” y el periodismo
disidente (representado por el Grupo Clarín). Los primeras dos las puse entre
comillas ya que no estaban muy definidas. Es decir, nadie tenía muy en claro
de quien se estaba hablando. Más allá de unos pocos nombres, era difícil saber
quiénes estaban incluidos en dichas categorías. Recuerdo una vez estando en
el subterráneo de Buenos Aires el comentario de una mujer de alrededor de
cuarenta años. Ella se quejaba de la “clase media” y de cómo se beneficiaba a
costa del pueblo. Lo que no pude dejar de notar es que, teniendo en cuenta una
caracterización por ingresos, esta mujer pertenecía a aquella “clase media”
que criticaba.
Como se puede observar las técnicas de manipulación de masas van más allá
del hecho que un gobierno sea de “derecha”, “centro” o “izquierda”. A la vez,
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trascienden en el tiempo y en el espacio. Son simplemente estratégicas y
herramientas de manipulación que las puede usar cualquiera. Incluso usted mi
querido lector si desea crear su propia secta o bien generar fidelidad y
admiración en los clientes de su empresa. El sector privado también las utiliza
con mucha eficacia ¿Que literatura cree usted que leen los estudiantes de
marketing? Si quiere saber más al respecto sobre estas técnicas le sugiero ver
las películas “La ola”, “El experimento” (basada en la experiencia realizada en
la Universidad de Stanford) y “El experimentador” (basada en las experiencias
llevadas a cabo por Stanley Milgram). Todos experimentos sociales que solo
prueba una cosa: somos muy fáciles de manipular.
Así como dentro de los medios han existido periodistas que han denunciado
casos de corrupción y estrategias de desestabilización tanto a nivel nacional
como internacional, hay otros que han contribuido a incentivar dichos eventos
y estrategias. Y solo para aclarar, me estoy refiriendo a renombrados medios
como el New York Times, CNN y la BBC. No mencionó a Fox News porque
su apoyo al partido republicano y a las políticas neo liberales es demasiado
obvio (tanto que son blanco de bromas por los más sarcásticos comediantes
norteamericanos).
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Volviendo al tema en cuestión, se puede afirmar que el Frente para la Victoria
en Argentina utilizó un discurso basado en hechos reales para ganar cierta
veracidad. Aun así, lo cierto es que, en realidad, estaba haciendo precisamente
lo mismo que denunciaba: el diario Página 12 y el canal 678 se convirtió en un
vehículo mediático para influenciar a la opinión pública. Igualmente, no fue la
única estrategia. Menciono ésta ya que estamos hablando de los medios de
comunicación.
Una cosa no quita la otra: tanto los medios oficialistas como los medios
disidentes eran claramente periodismo dependiente de alguien. Cada uno
apoyaba a un sector específico. Cada uno se interesaba en generar su verdad.
El periodismo serio e independiente en la Argentina no existe como tal. El
último bastión de aquel se puede encontrar en los blogs o en los portales que,
de alguna forma, han desafiado la hegemonía de los medios masivos (ya sea
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de un lado o del otro). No por nada estos últimos se han dedicado a comprar o
cooptar a los blogueros. Saben que representan una amenaza para su
hegemonía.
Finalizo con una anécdota que representa lo expuesto. Hace un tiempo atrás
tuve una interesante conversación en un bar con un periodista del medio
Infobae. Como ya iba por la tercera cerveza su lengua comenzó a aflojarse.
Además de hablar pestes de Daniel Hadad (a quien definió como un sociópata
manipulador extremadamente peligroso) mencionó que, si alguien poseía el
dinero suficiente podía pagar para poner una nota que beneficiara o
perjudicara a algún sector específico o, incluso, a una persona física.
Honestamente no me sorprendió, digo al fin y al cabo, por la plata baila el
mono.
La era de la manipulación
Carlos es un muchacho inseguro. Tiene tan solo 19 años. No sabe decir que
no. Siempre acepta compromisos que no desea realizar. En cuanto a las
mujeres, no sabe cómo acercarse y aunque lo hace, es rechazado, ya sea con
crudeza o cayendo en la fatídica zona de amigos.
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Con respecto a las mujeres, sucede lo mismo. Comienza a ser cortante,
indiferente y mandón. Algo agresivo en el trato. “Un hombre de verdad se
respeta”, dice uno de esos sabios modernos que venden millones de libros.
Con el tiempo, la acción genera ser. Sus actos se convierten en hábitos y luego
éstos se integran a su personalidad. Aparenta ser una persona más segura. Un
auténtico “alfa”. Sin duda, muchas personas notan su cambio. Para aquellos
con sentido común, es simplemente un “arrogante de mierda”. Pero él se
siente respetado y confiado. De pronto, los resultados empiezan a surgir.
Comienza a tener sexo con muchas mujeres. Eso le da más confianza. Sus
relaciones no duran mucho pero fornica en abundancia. Sus amigos ya no lo
soportan. “No los necesito”, piensa él. En los ambientes que frecuenta, él
siempre posee una actitud dominante. Nadie lo confronta. Algunos le temen.
En el corto plazo, muchos lo admiran. En el largo plazo, simplemente se
alejan de él, ya que no lo soportan.
El falso alfa
La historia de Carlos ya la he escuchado millones de veces. En el ámbito de
las relaciones, los “pendejos” leen mucho ese tipo de material y luego actúan
como imbéciles. Aun así, gracias a ello, obtienen resultados muy rápidamente.
Ahora creen que se la saben todas. Encima leen de negociación y retórica, y ya
es imposible mantener una conversación sensata con ellos.
Me dijo que no puede escuchar mis audios. “Son muy largos”, comenta. Me
pide que resuma y escriba. “Es una cuestión de inversión”, exclama.
Definitivamente, esa forma de pensar la absorbió de algún lado. Es un
admirador de las escuelas de seducción y desarrollo personal que se han
expandido en los Estados Unidos. Probablemente de ahí haya sacado esas
ideas. Yo lo consideré una falta de respeto y no puede evitar enojarme. Le dije
que deje de aplicar a rajatabla lo que lee en manuales de manipulación y
negociación. Tal vez no fue una respuesta adecuada.
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Lo cierto era que yo estaba hablando amenamente y con una actitud
respetuosa y, de repente, recibo esa actitud arrogante y asquerosa. Encima,
obtenida de un manual. Su siguiente respuesta parecía sacada de un libro de
retórica: “Tu respuesta no es lógica porque es un argumento inválido”, dijo
con petulancia. ¡Que idiota! Luego señaló que debía seguir trabajando en su
emprendimiento. Era un hombre ocupado, aquel pendejo inmaduro que apenas
rozaba los veinte. En ese momento, perdí mi paciencia. No solo no había
escuchado los mensajes de audio que le mandé muy amenamente y
respetuosamente (o con la mejor onda, como solemos decir en mi país), sino
que insistía en que era por una cuestión de inversión. Partíamos de dos
paradigmas distintos: yo desde la comunicación y las relaciones humanas, él
desde pragmatismo y la negociación. Él hizo lo que decía el manual y “ganó”
la discusión. A mí me pareció un pendejo idiota y arrogante que cree que se
las sabe todas y no sabe nada.
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¿Qué estaba buscando? ¿Qué pretendía conseguir con esa respuesta? Si
esperaba una reacción positiva de mi parte, estaba muy equivocado al decir
eso. Le dije: “Pendejo, por favor, no utilices esos trucos de manipulación
conmigo”. Su respuesta fue irreverente e inmadura como la de Jorge. Martín
también tiene una escuela de seducción y de desarrollo personal. Les enseña a
otros chicos de su edad a ser un alfa y a ser la mejor versión de sí mismos. En
el fondo, tiene buenas intenciones, al igual que Jorge. Ambos quieren ayudar a
otros y llevar a cabo un emprendimiento exitoso. Creo que sus intenciones son
nobles. Pero el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
Gradualmente, sin que se den cuenta, sus acciones se transforman en hábitos,
y estos últimos en su nueva forma de ser.
Jorge, por ejemplo, tiene miedo. Temeroso de las empresas que compiten con
él, se cierra ante la posibilidad de colaborar. Considera que los otros ofrecen
basura. Tal vez no ofrezcan el mejor producto, pero han ayudado a muchos. El
producto que ofrece su competencia puede mejorarse, sin duda, pero ellos se
desenvuelven mejor que él en el mercado. Es más, él podría aprender de su
modelo de negocios. Él no me escuchaba: según el paradigma de la estrategia,
la manipulación y la negociación, todos son sus enemigos. Le sugerí que
hablara con una empresa de conocidos con quien podría trabajar en conjunto,
pero me siguió ignorando.
Claro que, luego de hospedarlo en mi casa por seis meses, descubrí la verdad.
Se trataba de una persona que mucho decía, pero poco hacía. Desde su punto
de vista delirante, él era una especie de rock star y por ello el trabajo deberían
realizarlo otros mientras él solamente cobraba las ganancias. Desde su
perspectiva, a lo largo de su vida él había estudiado y trabajado para
convertirse en aquel gurú que él creía que era. En realidad, nadie lo conocía
realmente y vivía una constante fantasía delirante. Igualmente era cierto que
conocía gente muy importante. Sus habilidades sociales lo habían llevado a
estar en los ambientes más privilegiados. De hecho, hacía bastante dinero,
pero rápidamente lo perdía al gastarlo en forma irresponsable en un estilo de
vida pornográficamente lujoso que no podía mantener.
Si bien con sus socios temporales hacía dinero y viajaba, cuando llegaba el
momento de trabajar, él se eximía de toda responsabilidad. Básicamente era
una sanguijuela social. Vivía de que otros lo invitasen o le prestaran dinero y
cuando alguien cuestionaba sus hábitos tóxicos, él lo atribuía a la envidia que
sentían al ver su “exitoso” estilo de vida. Utilizaba con frecuencia técnicas de
manipulación para obtener dinero y favores de personas de muy baja
autoestima. Al mismo tiempo, sus socios lo abandonaban al darse cuenta con
quién estaban tratando. Cuando eso sucedía (e incluso hasta cuando sus
víctimas de baja autoestima descubrían su verdadero ser), continuaba haciendo
contactos y ganándose a otras personas. Incluso vivía de muchas de sus
novias. Por supuesto, a la larga debía abandonar su locación y buscar un
nuevo ambiente donde no lo conociesen. Cuando otros dejaban de ayudarlo, se
victimizaba y acusaba a los otros de traicionarlo utilizando alguna técnica para
manipular y generar culpa. Más allá de su triste verdad, cuando uno estaba
cerca de él, podía sentir que emanaba una confianza que te absorbía. Uno se
sentía indestructible junto a él. Se llamaba así mismo “coach de seducción” y
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cobraba dinero para ayudar a otros, aunque apenas tenía 23 años y no había
logrado ningún mérito significativo en su vida.
El emprendedor
La cultura del emprendedor parece la panacea. Los millennials la han
adoptado como su lema. Sus valores parecen puros y honestos: compromiso,
voluntad, esfuerzo y disciplina. Sí, existe un potencial enorme. No obstante,
estos valores se mezclan con otros indudablemente tóxicos que producen una
generación de seres apáticos, cínicos, individualistas y pragmáticos. Ellos
predican la colaboración, la sinergia y el crecimiento, sin embargo, practican
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el individualismo, el pragmatismo y la lucha por el poder. Muchos rechazan
los valores negativos, pero otros los adoptan sin darse cuenta. Siguen al pie de
la letra las “estrategias” y, a la larga, la acción genera ser. Muchos se tornan al
lado oscuro, pero se ven a sí mismos como seres llenos de luz. La degradación
es tan lenta que ni ellos la notan. De hecho, la mayoría que los observan los
admiran fervientemente. Son emprendedores exitosos, ejemplos a seguir para
las nuevas generaciones. Se dice que los millennials son una generación sin
valores. Esto es una falacia absoluta. Hay valores, tanto positivos como
negativos. El problema es que están tan mezclados que es difícil separarlos.
Parece irónico que aunque sean contradictorios (empatía vs manipulación,
colaboración vs individualismo, sinergia vs negociación, etcétera.), están
amalgamados de una forma casi inseparable. Debemos ser conscientes de ello
para así poder elegir el paradigma más sano para nosotros y para los demás.
En esencia, se trata de tomar el punto de vista más humano.
Es increíble y patético ver como cada vez más personas caen bajo el encanto
de las mismas técnicas con las que los nazis convencían a la población
alemana. Aquella que les hizo creer que eran la raza superior y que debían
eliminar al resto de la humanidad: “Aunque fuese tu vecino si no es de genes
puros, hay que matarlo. No importa que lo conozcas de toda la vida. Ya no es
humano.” Antes lo era pero alguien les metió otro discurso en la cabeza y
ahora tiene que morir.
La cruda verdad
Parece ridículo pero, aún con todo lo estudiado sobre este fenómeno que tuvo
lugar hace como más de medio siglo, la gente sigue cayendo en las mismas
tretas baratas de la psicología social y el marketing. Ya sea por parte de un
gobierno de derecha, un gobierno populista de izquierda o una empresa de
desarrollo personal o seducción, las moscas caen y se comen toda la mierda
¿No me cree? Entre a la Internet y vea la cantidad de negocios que explotan la
miseria de la gente. La era de la información y de las comunicaciones nos dejó
sin propósito, nos arrebató la identidad. Y, en la búsqueda por recuperar lo
perdido, nos topamos con empresas que usan esta falencia para vendernos lo
que sea.
Quisiera aclarar que no estoy diciendo que esto esté mal. Es perfectamente
normal que las empresas de multinivel, de desarrollo personal o de lo que sea
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usen estas técnicas para vender. Si la gente es lo suficientemente idiota como
para caer en ellas y creerse la propaganda, merecen ser adoctrinados.
Igualmente debo precisar que no todos los emprendimientos de esa naturaleza
son estafas. Para ser honesto, la mayoría no lo son y ofrecen productos y
servicios legítimos. Si decido armar una empresa y deseo vender mi producto
debo usar todos los medios posibles para hacerlo. Si mi mercadería o servicio
es bueno y satisface una necesidad, no tiene porque que haber un conflicto
moral. Lo que estoy denunciando no es la herramienta utilizada sino el hecho
de que cada vez más personas caen bajo el encanto de estas técnicas. Ello
evidencia que, en la era de la información y la comunicación, estamos cada
vez menos desprovistos de armas para defendernos de estrategias de
manipulación que, en otras épocas, se usaron para realizar genocidios.
Hoy en día nos hacemos los maduros y los inteligentes. Creemos que aquello
no va a volver a suceder. En la era del coaching y el desarrollo personal
nuestro intelecto se fortalece con el conocimiento infinito. Las nuevas
generaciones absorben como esponja los conocimientos disponibles en la
vasta red de información. Son emocionalmente más inteligentes, más sabios.
Los millennials son la generación del porvenir. Son los emprendedores del
nuevo mundo que desafían los viejos y anticuados paradigmas. Buscan su
propósito e identidad y desafían el autoritarismo de la rutina… ¿De vedad?
¿Es tan así? Honestamente lo dudo mucho. Cuanto más cambian las cosas más
siguen igual.
El club de la pelea
Es verdad que las nuevas generaciones absorben información como
aspiradoras. Los jóvenes han visto “La ola” y “El club de la pelea” y, por ello,
creen que nadie puede subyugarlos. Esas películas les enseñaron a desafiar al
sistema y a cuestionar lo dado. Sobre todo la segunda que fue un hito para
varias de las nuevas generaciones.
¿De veras? ¿No podrá ser más de lo mismo? Tal vez se trate de una estrategia
más compleja para buscar el mismo fin de siempre: someter la voluntad
individual a la cultura de las masas. Disolver la identidad individual para
imponer una identidad colectiva es sencillo cuando las personas buscan llenar
un vacío existencial generado por una cultura mediática basada en el de
consumismo y la satisfacción instantánea.
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enseña a sus discípulos a desconfiar del discurso consumista, a no someterse a
la esclavitud de la cultura de masas. “No eres la ropa que usas” “No eres los
muebles que compras” “No eres tu trabajo”. Frases que repite a lo largo de la
película. Cada vez más personas se unen a su causa absorbidas por su atractivo
discurso desafiante y liberador. En una sociedad que despoja a los individuos
de sentido, es fácil venderles una ideología orientada a comprar un producto.
Esto es lo que denuncia Tyler Durden, el protagonista de aquel film. Pero lo
cierto es que cuestionar los discursos de una sociedad superficial y vacía es, en
sí mismo, también un discurso que llena de identidad y propósito a personas a
quienes les han sido arrebatados dichas construcciones. Tyler está haciendo lo
mismo que, según él, la sociedad hace con nosotros. Por supuesto, lo hace de
una forma mucho más sutil.
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discurso del personaje y no con la denuncia de la película. El meta discurso
fue ignorado y con mucha razón: en el mundo de las apariencias y la
superficialidad, el espectador no tiene la capacidad para analizar con
profundidad.
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desarrollo personal y seducción que solo convalida el discurso que les quieren
vender. Los más inteligentes, a lo sumo, leen libros de marketing y psicología
social para someter a los otros pero a la larga se trata de lo mismo. La mayoría
no puede leer más de cinco párrafos. Son casi analfabetos funcionales. O
mejor dicho analfabetos emocionales y sociales. Para colmo, gracias a la
expansión del mundo virtual, han perdido el contacto con las otras personas.
Creen que tienen miles de amigos en sus redes virtuales. En realidad están más
solos de lo que creen y en el fondo lo perciben. Esto los deprime y los hace
moldeables.
Existe una modalidad de trabajo que viene ganando terreno entre los jóvenes.
Se vende como trabajo independiente y hasta como la posibilidad de obtener
el santo grial de la modernidad: la independencia financiera. En realidad se
trata de una forma más de empleo precario. Tal vez la peor de todas. Al fin y
al cabo, por lo menos el trabajador precario tiene un sueldo mínimo
asegurado. En el caso al que me refiero ni siquiera se cuenta con eso.
¿De qué estoy hablando? De las llamadas empresas multi nivel, tales como
Herba life, Omni Life, y tantas otras. Cito a estas porque son las más
conocidas aunque en las últimas décadas han aparecido muchas más como
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hongos bajo la lluvia. Desde los tradicionales batidos nutricionales hasta
cosméticos, café e inversiones financieras, estas empresas se caracterizan por
una enorme fuerza de venta integrada por trabajadores independientes.
Las modalidades de venta de cada una puede diferir en algunos detalles así
como los sistemas de retribución e incentivos a los vendedores. Lo que las une
es la capacidad para generar una fuerza laborar casi esclava que, encima, está
feliz de poder “ser parte” de estas compañías. A la hora de hacer ganancias, el
límite del sector privado es su imaginación y su creatividad. Sin duda, debo
reconocer que es un ingenioso modelo de negocios.
El secreto del éxito de estas empresas no pasa tanto por su estructura
financiera, claramente piramidal, sino más bien por la fidelización de la fuerza
de venta. La cultura corporativa nunca alcanzó niveles tan eficientes de
manipulación.
Y sí que funcionó. Las empresas multi nivel son el ejemplo extremo de cómo
aplicar los principios de la psicología social para lucrar. Ya no se trata de
convencer a la gente de ir a un país extranjero a pelear por una causa vacía.
Ahora la idea es directamente ganar dinero. Por supuesto, nadie se inmolaría
53
por una causa tan superficial como ésta. Es necesario crear un propósito
trascendental para poder llegar al alma humana.
Imagine que le dice a los soldados: “vamos a pelear esta guerra para que unas
cuantas empresas puedan apoderase de todo el petróleo de aquel país”.
Claramente pocas personas se alistarán en el ejército. En cambio, imagínese si
les dicen algo como: “Vamos a pelear para defender nuestra libertad y para
liberar a un pueblo oprimido”. Eso es distinto. Por esa causa muchas personas
idealistas estarían dispuestas a dar sus vidas porque es noble. Porque da
significado a sus tristes vidas. Les da un propósito a sus vacías existencias.
De eso se trata todo esto, de llenar con una causa noble el vacío existencial
que sienten las personas. Hoy en día es mucho más fácil hacer esto porque la
era del consumismo y la relaciones líquidas creó una generación que carga con
vacíos existenciales más grandes que una casa. Por ello es más fácil venderles
productos, ideas y causas. Tomarán cualquier cosa con tal de sentirse llenos.
Les dicen que son emprendedores, que son independientes. Les hablan de la
posibilidad de ser líderes de equipos. Los hacen sentir que son parte de un
proyecto que hace al mundo un mejor lugar. No están vendiendo productos
para verse mejor o para mejorar la salud, sino que ayudan a otros a alcanzar su
independencia financiera. O eso les dicen. Por eso ahora hay una legión de
estos jóvenes que te contactan por las redes sociales para ofrecerte armar un
54
negocio. “Soy emprendedor como tú” les dicen al otro joven, y le proponen
trabajar juntos para armar un proyecto.
Normalmente, buscan en grupos de emprendedores y desarrollo personal. Ahí
hay miles de personas con baja autoestima buscando hacer algo con sus
míseras vidas. Buscando armar un proyecto que le dé sentido a su existencia y
que les permita lograr la tan ansiada libertad financiera. Están en esos grupos
porque buscan a otros como ellos. Quieren estar acompañados por personas
que busquen lo mismo, que los entiendan, con quien puedan armar sinergias
(otra palabra de moda).
Entones aparece una sujeto que les dice que está buscando personas como
ellos, que quieran auto superarse y ser emprendedores. Les dice que tienen una
idea genial a través de la cual pueden armar un equipo de venta, ser líder de un
grupo de personas que se dedique a vender productos. La idea es tentadora y
viene de alguien que los entiende, alguien como ellos.
De ahí viene el nombre multi nivel: distintos niveles. Cuando eres parte de un
equipo un porcentaje de lo que vendes va para el líder del mismo. A su vez,
parte de ese porcentaje que recibe el líder de ese grupo va para el líder del
equipo del que él, a su vez, forma parte. Y así sucesivamente. Uno puede
obtener ingresos vendiendo los productos y, al mismo tiempo, armando
equipos de personas que a su vez armen sus propios equipos. Uno puede ser
independiente y, al mismo tiempo, convertirse en un líder motivador que
ayude a los demás a ser independientes y a formarse como líderes, a cumplir
sus sueños. O por lo menos lo sueños que los convencieron que debían tener.
La verdad es que ya no saben cuáles eran los suyos propios.
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que ayuda a los demás. La mejor forma de someter a un pueblo es haciendo
que él entregue su libertad voluntariamente. La historia del mundo, si me
preguntan.
Emprendimiento y cultura
Si bien es una cuestión personal, detrás de esta decisión hay una influencia
cultural. Hay sociedades y grupos culturales que tienen más propensión al
comercio que otras. Por ejemplo, a principios del siglo veinte, el proceso
inmigratorio que tuvo lugar en la Argentina trajo consigo un aumento del
pequeño y mediano comercio en la ciudad de Buenos Aires. Muchos de los
inmigrantes provenían del sur de Italia y de España, y traían consigo la
tradición del pequeño negocio (carnicerías, panaderías, etc.). Por otro lado,
aquellos con menos cultura del negocio no tuvieron más opción que probar
suerte en dichos emprendimientos debido a la necesidad de sobrevivir. Con el
tiempo y la práctica, comenzaron a adquirir habilidades y éstas fueron pasando
de generación en generación. Algunos con mayores habilidades que otros
lograron constituir empresas de considerable tamaño, incluso llegando a
construir imperios industriales.
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Asimismo, por el lado de la inmigración rusa y polaca encontramos la
tradición del comercio, y la venta arraigada en el judaísmo. Muchos de
nuestros abuelos fundaron pequeños y medianos comercios, llegando, en
algunos casos, a la creación de medianas y grandes empresas. Algo parecido
ocurrió con la población de la ciudad de Medellín. Actualmente conocida
como la ciudad de los emprendedores, es la envidia de todas las ciudades
colombianas. Los paisas (como son llamados) tienen un don para el comercio
y la venta. Son emprendedores natos y se dice que no existe tal cosa como un
paisa pobre. El motivo de su idiosincrasia es igualmente cultural. Son
descendientes de una comunidad judía que inmigró hace como cuatrocientos
años atrás, huyendo de la inquisición española. Para no ser quemados en la
hoguera, se convirtieron al catolicismo, sin embargo, mantuvieron sus
costumbres. Con el tiempo, las generaciones olvidaron el origen religioso,
pero, aun así, mantuvieron el gen de comerciante. Hoy día, si bien son muy
católicos, mantienen el espíritu emprendedor que los caracteriza.
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beneficios, fueron pocos. Ya sean personas de más de cuarenta o menos de
treinta años. Incluso, muchos de los famosos millennials dieron un paso al
costado a la hora de llevar la teoría a la práctica. Por supuesto, aquellos que
contaban con recursos educativos y económicos tenían una ventaja si deseaban
lanzarse a la aventura.
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del emprendimiento es una tendencia general o sólo se restringe al siempre
selecto grupo? Vale la pena responder a estas preguntas y aclarar de una vez
por todas la cuestión.
El espejismo del emprendedor
Al igual que ocurre el día de hoy con las historias de emprendedores exitosos,
hace medio siglo se llenaban miles de libros y periódicos con estas estas
historias. Todos debían creer que era posible lograr el éxito. El esfuerzo y el
trabajo duro era la clave. Vale aclarar que, en la época en que el mito fue
creado, el ascenso social todavía era una realidad posible para la mayoría de la
población. En la actualidad, en cambio, es nada más que un espejismo para las
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masas. Por supuesto, si todas las personas se enteraran de que vivimos en un
mundo injusto donde el ascenso social es más la excepción que la regla, esto
podría provocar ciertos disgustos. Y, normalmente, los disgustos
generalizados llevan a cuestionar el statu quo lo que, a su vez, deviene en
cambios estructurales.
Sin duda se necesitan cuentos que nos inspiren y que generan la ilusión de que
todo es posible. Para nada estoy diciendo que estas historias no sean ciertas.
Lo son. Pero si las examinamos con atención veremos que muchas de esas
historias involucran a personas de estratos altos o medios altos que han
recibido una educación privilegiada y cuentan con una extensa red de
contactos que le permiten progresar y llevar a cabo sus proyectos. Sí, hay
individuos que de la pobreza han llegado a la cima. O al menos desde una
posición media baja. No obstante, de vuelta, encontramos que esas historias
son más la excepción que la regla.
Conozco historias de personas que desde muy abajo han llegado muy arriba.
Son admirables y mucho se puede aprender de ellas. Ahora bien, la verdad es
que los emprendedores de la era digital raras veces provienen de estratos bajos
sino que pertenecen a la selecta cultura de las clases altas que cada vez están
más solas en la cima. La distribución del ingreso se hace cada vez más
regresiva y la exclusión más generalizada. Es la dinámica del capitalismo,
siempre la ha sido y siempre la será. Cada vez necesitaremos mejores
contadores de historias para generar el opio que nos haga olvidar la miseria
que nos rodea. Como si el consumismo no fuera suficiente. El poder de las
historias nos hipnotiza. Nos hace sentirnos fuertes, capaces de todo. De hecho,
llegan a inspirar a un par de personas las cuales tal vez lleguen a conseguir
algo y a ser exitosos. Pero, seamos realistas, ¿cuántos de los lectores de
“Padre Rico, Padre pobre” se han vuelto ricos? No muchos. Leer el libro no
tiene el mismo efecto que vivir durante toda tu existencia rodeado de la
cultura de la abundancia, donde los preceptos del éxito son trasmitidos por
ósmosis.
Recuerdo cuando leí ese libro por primera vez. Era una historia bien narrada
con valiosas lecciones, lo admito. Ahora bien, lo que nunca voy a olvidar es el
comentario de una chica joven de clase alta al ver el libro: “Sí, es bastante
básico, es para gente que no tiene muchas nociones sobre el tema”. O sea para
gente que no pertenece a su círculo, que no les fue trasmitido desde pequeños
los valores necesarios para sobrevivir en un mundo despiadado.
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Hace mucho tiempo atrás surgió una teoría conocida como el Darwinismo
Social, la cual establece que los ricos de una sociedad son la clase “más apta”
para la supervivencia. Son el resultado evolutivo de la lucha por adaptarse a
un medio hostil. Por corolario, el resto está condenado a extinguirse. Por
supuesto, la antropología rechazó rápidamente este tipo de teorías. Aun así,
secretamente, muchos la siguen creyendo. Se disfraza cuando escuchamos los
discursos de la meritocracia: “Aquellos que más tienen éxito son los que más
esfuerzan y los pobres y desempleados son vagos que no se esfuerzan. No
merecen caridad ni riqueza porque no se la han ganado”.
Si usted se fija bien, en las universidades más prestigiosas del mundo, como
Harvard, la mayoría de los alumnos son de clases pudientes. Y, aunque el
dinero no fuera la barrera de acceso, es lógico suponer que una mejor
preparación académica en el secundario aumenta las probabilidades de pasar
cualquier examen de ingreso. Eso sin contar que se dispone de toda la ayuda,
tutores, coaches y profesores particulares que el dinero puede comprar.
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es dinero y cualquier segundo que se dedique a algo que no genere
rentabilidad es un simple desperdicio. Incluso si se trata de relaciones
humanas y afectivas. Estas últimas solo tienen sentido si contribuyen a venerar
a su verdadero Dios: el dinero.
En el fondo no les importa crear un mundo mejor. Sin embargo, creer que lo
hacen los hace sentir importantes y satisface su sentido de la trascendencia.
Algunos se convencen de que es su propia actividad la que proporciona ese
factor de cambio a su entorno y al futuro de la humanidad. Otros donan dinero
a fundaciones e incluso participan de alguna que otra actividad solidaria. En
los casos más llamativos hasta buscan ser presidentes honorarios de dichas
fundaciones. Es su forma de sentirse importantes, de creerse el discurso de que
son buenas personas.
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“Todo burgués es orgulloso si es un verdadero burgués. Y no me refiero a los
burgueses de tres al cuarto que solo llevan ese título en virtud de su dinero o
porque han ascendido de cualquier modo en la escala social. Esos son una
paletos. Hablo de los verdaderos burgueses ya sean creadores o
conservadores. Es en ellos donde un día empieza a cristalizarse la soledad. Y
entonces empiezan a tener frio, se vuelven hieráticos y majestuosos, como los
nobles objetos de artes, los jarrones chinos o las mesas renacentistas. Se
vuelven solemnes, empiezan a coleccionar títulos estúpidos y condecoraciones
inútiles, hacen todo lo que están en sus manos para que los llamen Ilustrísimo
o Su Excelencia, o pierden su tiempo en procedimientos tortuosos para que
los nombren vicepresidentes o, incluso, presidentes de algo, aunque sea
presidentes honoríficos…Es la soledad que actúa de ese modo. Las personas
felices no tienen títulos, no hacen distinciones de rango, no conocen ni
pretenden ningún papel inútil en el seno de la sociedad”.
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mayoría están más concentrados en defender a la nueva “raza” de
emprendedores y sus ideales que en encarar un proyecto. Se vuelven feroces
defensores y agreden con violencia a cualquiera que proponga una actitud
crítica.
Decir “Soy emprendedor” para muchas personas significa ser alguien. Tener
una identidad. En el fondo no saben bien que quieren decir pero suena
importante. Recuerdo que un chico español que me contactó por Facebook me
dijo orgulloso que quería ser emprendedor. No sabía que quería hacer con su
vida ni que es lo que amaba hacer pero estaba seguro que quería ser una
persona emprendedora, la mejor versión de él mismo. Alguien que aporte algo
a la sociedad y, por supuesto, ser independiente financieramente. Un discurso
repetido una y otra vez en los medios y la Internet. Palabras vacías si me
preguntan.
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como niños pequeños llamando a su madre. Al final me echaron de dicho
grupo con la excusa que había puesto el link al sitio donde había publicado el
artículo y a otro donde tenía otros artículos de ese estilo. Como esa página la
creó un amigo con un perfil comercial me acusaron de promocionar mi
emprendimiento y encima traicionar a la causa. ¿Acaso no se hace evidente la
ironía al contradecir ellos sus propio ideales?
Lo único que evidenciaba estas actitudes era que se trataba de gente muy
frustrada que necesitaba descargar dicha frustración con otras personas y que
realmente carecían de identidad al adueñarse de una causa que ni siquiera era
la suya. A uno de ellos le pedí que leyera otro artículo a lo que me respondió
“No puedo, mi tiempo es valioso, soy emprendedor”. A aquella persona le
pregunté porque perdía su tiempo agrediendo a un extraño desde el anonimato
de la Internet si su tiempo era tan valioso como decía serlo. Aquí se evidencia
que él estaba repitiendo un discurso y enunciando frases hechas.
Aquel artículo, como este mismo, no lo escribí con el fin de criticar o agredir
sino como una forma de plantear un punto de vista crítico hacia una tendencia.
Quien sabe, tal vez a muchos les sirva. De hecho estos amigos empresarios me
comentaron que estaban totalmente de acuerdo con lo afirmado en el artículo
de las empresas multi nivel. Incluso uno de ellos incorporó uno de los
conceptos que mencioné a una estrategia de marketing que realizó. Era una
persona muy pragmática. Una vez me dijo: “cuando leo un artículo veo si me
sirve o no y luego tomo lo que me sirve, no hago nada más. Si no me sirve
busco otro y punto. No me pongo a discutir si está mal o no.” Quien realmente
está encaminado hacia una meta no tiene mucho tiempo que perder en esas
cosas. Más todavía en insultar o responder a insultos.
Les dejo uno de los comentarios representativos para que vean no solo el nivel
agresividad y frustración de esos grupos sino también como muchas personas
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han asumido una posición de “defensores de una causa” más qué aplicar los
principios que ellos mismos predican:
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familia. Irónicamente, se trata de la misma psicología social de manual que
usaron los nazis, los gobiernos populistas y los movimientos de ultra derecha
para someter a sus pueblos.
Suena medio trillado, lo sé, pero funciona. Sino no lo usarían. Una de las
claves de ser un buen emprendedor es aprender de los que más saben y emular
sus procedimientos y técnicas. Digo ¿Para que inventar la rueda?
Pero antes de que salgas corriendo para averiguar más sobre estos mecanismos
de marketing y de fidelización te sugiero volver al principio. No puedes dar el
paso diez si no has dado el paso uno y dos ¿No te parece? ¿Y cuál es el paso
uno? Encontrar tu propósito en la vida y convertirlo en una marca personal. Es
decir hallar aquello que te apasiona y encontrar la forma de monetizarlo
mediante una idea de negocio o emprendimiento. Una idea de negociosos debe
surgir de lo más profundo de tu ser. Conociéndote a ti mismo podrás enfocarte
en el nicho adecuado. Cuando la mente se concentra puedes ver oportunidades
que antes pasaban desapercibidas, como por ejemplo, vender ropa barata
importada de China en un país que, por algún extraño motivo, eliminó sus
aranceles de importación. Lo último era un ejemplo, nada más, no es para que
salgas corriendo a cursar un seminario de comercio exterior y a buscar que
países han eliminado sus aranceles.
Puedo ver que estas ansioso por emprender ¿Verdad? Eso es bueno. Por eso
debes enfocar tus energías como un río furioso que debe encausarse mediante
un canal para darle dirección y un uso provechoso a su fuerza. De lo contrario,
ésta solo se disipará desperdiciándose su energía y poder. Sería una pena que
eso sucediera ¿No estás de acuerdo? Entonces vamos por partes como dijo
Jack.
Lo primero es identificar una idea, un nicho, una oportunidad. Para ello hay
muchas metodologías. Una de ellas consiste en desarrollar tu creatividad.
Aunque no lo creas cualquier tipo de actividad artística puede servirte para
este propósito ¿Nunca has pensado en hacerlo? Bueno, si eres demasiado
pragmático para el arte y crees que es algo solo para bohemios te equivocas.
67
El arte ayuda desarrollar la creatividad y esta última es necesaria para
encontrar esa idea que te permita emprender un proyecto personal. Que te
permita ser libre e independiente. Incluso te servirá para resolver los
problemas que se vayan presentando una vez que hayas emprendido ¿Acaso
no sabías que las escuelas de negocios más renombradas les dedican un
espacio muy importante a las actividades destinadas a desarrollar la
creatividad?
Este nicho es muy sencillo de conquistar. Solo hay que ofrecerles de forma
atractiva y con apariencia de seriedad lo que ellos quieren: una fórmula
mágica que les permita alcanzar lo que tanto añoran. Normalmente, el
marketing de estos libros está diseñado a la medida de estas personas ¿Quieres
saber cuál es el secreto de su éxito en ventas?
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en un estado desesperación y, de repente, tuvo una epifanía. Llegó a su mente
esa idea única. El secreto de su éxito. Esta fórmula es universal en la literatura
y los amos del marketing lo saben. Aquí está el primer secreto de aquellas
personas que triunfan como vendedores de libros de auto ayuda y desarrollo
financiero: conocen la necesidad (debilidad) del público al que apuntan y
manejan con precisión el fino arte de contar historias.
Haz memoria y piensa en todos los libros que has leído sobre temas técnicos y
piensa cuales realmente te han apasionado al mismo tiempo que te han
entretenido. Seguramente son los que utilizaron el famoso recurso de contar
historias para ilustrar una enseñanza. Y seguro que, si se trata de una historia
sobre el mismo autor del libro, éste utiliza la famosa estructura del “Héroe y la
epifanía” ¿Verdad? En realidad, la estructura es más compleja, pero me
entiendes ¿Por qué crees que las mejores escuelas de marketing destinadas
exclusivamente para los estratos de la población más ricos dedican tantas
materias al famoso Story Telling? Nada es casualidad, menos en el marketing
¿Vas entendiendo como funciona esto?
Déjame contarte algunos de los detalles más jugosos de estos “Artistas de las
Ventas”. Por ejemplo, utilizan palabras como “exclusivos” o como “secretos”
para endulzar tus ojos. Por supuesto que lo que dicen esos libros no es
exclusivo y menos aún secreto. ¡Si se venden en todas las librerías! Aun así,
esas palabras cautivan. Y el lenguaje genera realidades.
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Si realmente tu pasión es emprender hazlo. Si quieres ser exitoso haciéndolo
paga el precio: dedicación y esfuerzo. Necesitarás la creatividad para
imprimirle a esa estructura prestada tu sello personal y, para ello, deberás
haber creado tu marca personal primero.
El ascenso social es más la excepción que la regla. Pero es necesario que haya
ejemplos para mostrarle a los idiotas: “miren es posible, si trabajan duro lo
lograran”. Es posible pero requiere desarrollar una serie de habilidades que no
todo el mundo está en condiciones de desplegar. Es decir, todos los seres
humanos tenemos el mismo potencial. Ahora bien, si nacemos en un barrio
pobre y, debido a la mala alimentación, tenemos un desarrollo neuronal sub
normal, no podremos desarrollar al máximo ese potencial. No será lo mismo si
somos el hijo de un obrero de una construcción. Menos aún, no será lo mismo
si hablamos del hijo de uno de los dueños del país.
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la conocen. Viven encerrados en barrios privados aislados de la realidad.
¿Nunca has notado que los modelos de los economistas neoclásicos que
justifican las políticas que benefician a unos pocos parten de suponer que el
desempleo es voluntario y que no existen las desigualdades sociales? Para
ellos, el que no trabaja es porque no quiere y todos tienen las mismas
oportunidades. Muy en el fondo algunos creen que se trata de una cuestión
evolutiva: “el más apto sobrevive”, “debemos cuidar nuestra estirpe.” Por eso
se reproducen entre ellos. Y claro, si viven todos en el mismo lugar y
frecuentan los mismos círculos sociales es una cuestión casi lógica.
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esos otros gurús: los del coaching y el desarrollo personal, esos que tienen
unas fotos de ellos en su página de Facebook con una mirada arrogante
mirándote con intensidad. Una mirada que dice: “Yo soy el capo y tú un pobre
mortal”. Normalmente, en la imagen están vestidos de la forma más elegante
y están mostrando sus bíceps bien fortalecidos. Y entonces uno piensa: “me
gustaría hacer lo que ellos hacen. Tener millones de seguidores y mi página
personal repleta de fotos mías con cara de “banana” y tirando alguna que otra
frase cursi de superación personal. Al igual que la moda de ser emprendedor,
ser coach de superación personal es la nueva tendencia. Pero ¿Cómo lograrlo?
Bueno déjame ilustrarte.
En fin, esto es solo la punta del iceberg. Está demostrado que esas fotos
hacen que la gente piense: “debe ser un tipo muy capaz y muy inteligente.
Ahora mismo me voy al gym…pero no sin antes haberle comprado todos los
libros y seminarios”. Pero volviendo al tema. Tú quieres ser uno de ellos.
Excelente. Para eso hay que aprenderse la fórmula mágica y aunque no lo
creas, no es tan compleja. De hecho, es bastante sencilla. Lo único que
requiere es tiempo y dedicación. Muchos creen que necesitas mucho capital
inicial para realizar semejante epopeya, pero se equivocan. Necesitas muy
poco dinero para empezar. Solo debes saber cómo invertirlo adecuadamente.
Pero antes de entrar en ese tema, debo contarte un secreto.
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más sencilla es creando contenido en un blog y, si cuentas con más recursos,
en un video blog. O sea, crearte un canal de Youtube. Pero, atento que tiene
que tratarse de buen contenido de lo contrario no funciona. Y, por supuesto,
debe ser entregado de una forma muy específica para cooptar y mantener la
atención de la gente. Recuerda que el internauta promedio es de la generación
Z (nacido luego de 1994 aproximadamente) y no puede prestar atención más
de cinco minutos. Y si de leer se trata, debe hacerse en un formato muy
específico, ya que ese target a duras penas sabe lo que es un libro. En realidad
leen pero solo libros de desarrollo personal, que a la larga te queman el
cerebro. Además, debido a la falencia en la educación a nivel mundial, la
expansión de la cultura de la satisfacción instantánea y el crecimiento de los
medios visuales de comunicación, muchos usuarios de la Internet son
prácticamente analfabetos funcionales, por lo que un vídeo será en la mayoría
de los casos la mejor opción.
El secreto de tu éxito
Quiero aclararte que crear contenido no es nada sencillo. Si crees que los
“bloggers” o “youtubers” más famosos son gente inculta y analfabeta como la
mayoría de los internautas te equivocas. Son gente muy bien formada, en
muchos casos autodidactas. Son personas que invirtieron mucho de su tiempo
leyendo y viendo vídeos para formarse y poder producir contenido de calidad.
El secreto es, precisamente, producir ese contenido útil e interesante para las
personas y regalarlo. Es decir, mostrárselo a todo el mundo para que la gente
lo vea y para que aprecien tu arte y lo critiquen (así puedes mejorarlo). Así
comienza. Por supuesto, deberás tener en cuenta a que público quieres apuntar
y cuáles serán las redes sociales que elegirás. Cada red tiene su estratégica
óptima. De hecho, hay expertos en cada una de ellas que puedes contratar si
no sabes cómo hacerlo o si no quieres dedicarle tiempo a ello. Es como todo
en la vida: maximiza el tiempo. Haz lo mejor que sabes hacer y el resto
déjaselo a otro experto. Si no sabes programar, contrata a un programador,
sino no sabes diseñar contrata a un diseñador. Si ni siquiera quieres hacer el
contenido, contrata a un creador de contenido. Hay para todo. Por supuesto,
cuanto más cosas delegues más inversión inicial necesitarás.
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especializada, te irás convirtiendo en eso que ya dices que eres. Para mí,
escribir (ya sean artículos o guiones de vídeos) es una forma muy práctica de
formarme en un tema específico. Como dice el refrán: si quieres volverte
experto en algo, enséñalo. O mejor dicho escríbelo. Es como estudiar haciendo
resúmenes.
Un libro es fácil de escribir. Puedes dedicarte a escribir una página por día o
sino a escribir muchos artículos para luego sacar un libro recopilando cada
uno de ellos. Por supuesto, agregando algunos inéditos. Hay autores que viven
de eso. Un sabio consejo es ir con el libro a distintas editoriales. Quien sabe,
tal vez algunas interese. Y aunque hoy en día los libros físicos no generan
tanta ganancia como antes por la aparición de los libros digitales, tener uno
físico da mucha autoridad. La imagen es todo.
Si lo sé todo el mundo quiere eso, por eso la publicidad lo explota para vender
productos. Si realmente quieres tener un estilo de vida flexible y tener la
libertad para trabajar desde donde quieras con un ingreso atractivo, solo te
quiero decir una cosa: ¡Esto es posible!
Pero también te quiero advertir que no será fácil. No es cuestión de hacer unos
simples clics con el mouse. Deberá esforzarte y mucho. Puede tomarte años y
habrá momentos donde deberás hacer frente a la desesperación. Entonces
¿Estás listo para esto?
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necesitan para alcanzarlos? Los foros son buenos lugares para estudiar la
demanda.
Cuarto: asegúrate que los lectores de tus artículos dejen su mail así comienzas
a construir una lista de prospectos (potenciales clientes).
Quinto: una vez que tu página tenga un nivel de usuarios alto presenta el
producto o servicio que ofreces.
Estructura y contenido
Solo podrás lograr el beneficio de una vida libre y relajada si aprendes el
secreto de cómo generar contenido interesante y como presentarlo de manera
que genera emociones. Si lo que produces es de una calidad superior, en el
mediano plazo la gente te vera como una autoridad en el tema en cuestión. Y
luego es cuestión de elegir la estrategia de venta más adecuada.
¿Quiere saber cuál es la mejor parte de todo esto? Que podrá trabajar desde
cualquier lugar y a medida que escribes irás mejorando en técnica y estilo.
Comenzarás a aprender de todo un poco: venta, marketing, redacción. A la
larga de verdad que serás un verdadero experto.
La revelación
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¿Te das cuenta como está armado este artículo? Te voy tirando migajas de
información útil a lo largo de la lectura siempre prometiendo más y mejor
información. “¿Te gusta?, ¿Quieres más?”. La mayoría de los textos y
artículos de marketing utilizan esta estructura. Lo bueno que tiene esta técnica
es que a lo largo del texto te voy metiendo ideas sin que te des cuenta.
Siempre con preguntas cuya respuesta en sí: “¿Te gusta?” “¿Te sientes
motivado?” “¿Verdad?”. Y el cerebro dice “si, si, si” y sigues leyendo.
Por supuesto, que te doy información útil pero en pequeñas dosis. Quiero que
sigas dependiendo de mí. Quiero subyugare y someterte. Y, para ello, a lo
largo del proceso te voy prometiendo hermosas recompensas: libertad
financiera, riquezas, felicidad, etc…
Y tú sigues leyendo...
El manipulador y la víctima
La víctima
Las primeras personas mencionadas, “las víctimas”, aluden a una situación en
la cual el mundo conspira contra ellos. Las otras personas LES hacen cosas.
LOS hacen enojar. LOS deprimen. LOS humillan. LES producen daño. Ellas
no asumen responsabilidad en lo que les pasa y sus vidas transcurren en la
pasividad. Su destino ha sido sellado y nada de lo que hagan podrá cambiar
dicha fatalidad. Buscarán cualquier excusa para ofenderse y la descripción de
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su pasado será una historia trágica. El presente es consecuencia de lo que les
aconteció y una excusa más para poder justificar su desgracia inmutable.
Buscarán cualquier forma y harán lo que sea necesario para que los otros
sientan lastima por ellos. Particularmente no les tengo paciencia. A veces
siento que chupan la energía vital de las otras personas como vampiros
emocionales. Necesitan de la compasión de los demás para sentirse
importantes. Sus frágiles autoestimas dependen de ello. Puede que no sean
malas personas no obstante son seres tóxicos y conviene mantenerlos lejos.
El manipulador
El manipulador es una figura despreciable. Busca satisfacer sus necesidades
de corto plazo a costa de explotar las debilidades en el carácter de los
otros. Conoce las falencias humanas a la perfección y no vacilará en
explotarlas cuando tenga la oportunidad. Siempre encontrará como justificar
sus acciones y, cuando sea acusado de manipulador, recurrirá a ingeniosas
estrategias de retórica para confundir a las personas y hacerlos dudar de sí
mismos. Sabe, precisamente, que la mayoría de los seres humanos carecen de
un carácter fuerte y que, de repetir algo con suficiente seguridad, a la larga la
mayoría cederá o, al menos, dudará se su propia convicción. Podrá repetir con
toda la seguridad del mundo “esto que sostengo en mi mano es una tijera”,
cuando en realidad solo sostengan una lapicera. Y la mayoría, al menos,
durará. El manipulador es inseguro en el fondo. Sin embargo, la gente lo
describe como seguro de sí mismo. No es necesariamente un sociópata.
Muchas veces se trata de una persona que llevó el tóxico hábito de la
manipulación al extremo para poder sobrevivir. Y, ahora, es el único modo de
vivir que conoce, el cual no lo quiere cambiar ¿Para qué hacerlo? Le resulta
tan fácil obtener lo que quiere de los demás y, buscar otras alternativas, sería
demasiado difícil y le llevaría demasiado tiempo. Ya está cómodo con su
forma de ser, está sumergido en un caliente baño de inmersión del que no
quiere salir. En el fondo es un ser miserable que, si bien en el corto plazo,
logra parecer verdaderamente genuino, a la larga, revela su verdadera
naturaleza. Está condenado a buscar contentamente nuevas relaciones y
nuevos lugares en donde moverse ya que tarde o temprano su mayor fortaleza
es la causa de su derrumbe. Es la razón por la cual las personas lo terminan
por rechazar y se alejan de él. Su única esperanza es seguir moviéndose,
buscando blancos fáciles que sean proclives de ser engañados: normalmente
personas de baja autoestima que buscan confort en sus dulces y cálidas
palabras. Es un verdadero seductor. Ha dominado el arte de la adulación a la
perfección hasta hacerla parecer genuina. Puede que no sea una mala persona
pero es un ser tóxico y conviene mantenerlo lejos.
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El manipulador y la víctima: más cerca de lo que creen
El manipulador y la víctima tienen en común más de lo que a ellos les gustaría
admitir. El manipulador muchas veces se victimiza, acusando a los demás de
agredirlo, traicionarlo o avergonzarlo. Él es una víctima del vil
comportamiento de los demás y usará la culpa como su arma predilecta. Sabe
que ésta es un instrumento para el que muy pocas personas han desarrollado
una armadura lo suficientemente resistente.
Usará frases como: “La verdad que me siento herido por lo que hiciste”, “Me
das muchas lastima”, “Hice tanto por vos, ¿Y así me lo agradeces?”, “¿Así
se supone que tratas a tus amigos?”. Cualquier instrumento es válido para
quebrar las voluntades ajenas. Cuanto más frágil sea el carácter y la
autoestima de sus interlocutores, más simples serán sus técnicas y estrategias.
Te acusará de haberlo traicionado y haberle hecho cosas terribles, aunque no
hayas hecho nada. Pero lo dirá con tanta convicción que dudarás de todo.
Incluso te preguntarás si realmente eres una buena persona o un ser malicioso.
Hasta podría acusarte de hacer lo que él hace: manipular y victimizarse.
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necesiten para ser conscientes de lo destructivo que son sus hábitos, para que
se decidan finalmente a buscar ayuda y cambiar su forma de ser.
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idea de aquella conducta era la de llanamente odiar al prójimo. “Aquel que
está enfrente es el enemigo”. Muchos se creyeron aquel discurso y actuaron
acorde a eso. No había espacio para la neutralidad: “Si no estás conmigo, sos
el enemigo”.
Hoy en día muchos se hacen los “boludos” (tontos): les cuesta admitir que
fueron tan manipulables. Que se dejaron sobornar, hicieron la vista gorda o se
prostituyeron a cambio de un plan social, un crédito hipotecario, un aumento
salarial o algún que otro beneficio. Si el presidente Bush en persona me
hubiera regalado una casa como parte de un plan social la hubiese aceptado.
Boludo no soy. Aun así, hubiese seguido pensando que era un dictador
genocida e hubiese hecho pública mi opinión sobre aquel ser miserable. En la
Argentina, los beneficios se intercambian por la forma de pensar. Hoy solo los
fanáticos se siguen creyendo el discurso. Esos pobres diablos que luchan por
llegar a fin de mes. La cúpula, que nunca se creyó nada, hace rato que se
alineó con los nuevos vientos. El cínico siempre es el que sobrevive porque
nunca se cree nada y sabe adaptarse. El resto son simples idiotas.
Hace unos meses estuve en Buenos Aires durante dos semanas. Los sucesos
que describo a continuación ocurrieron el mismo día en el barrio de Palermo:
80
tono educado, a lo que ella me responde: “No de vos”, en un tono agresivo y
sobrador. Me quedo impactado por su respuesta. Palermo solía ser un barrio
familiar hacía unos 15 años atrás. No obstante, desde que la arrogancia y la
frustración de los “chetos” o los “nuevos ricos” (como los denominan los
aún más chetos) invadió el barrio, ya me da asco vivir allí. Igualmente, esto
no solo tiene que ver con la existencia de un desprecio interclasista. En cada
eslabón de cada casta se puede sentir la arrogancia, la frustración y el
desprecio. Ya sea entre pares o hacia los de arriba o los de abajo”.
El humor
El humor es la sal de la vida. Por cada risa que liberamos se dice que vivimos
quince minutos más. La forma en la que nos tomamos los problemas de la
vida define qué clase de personas somos. Y si somos capaces de tomarnos las
cosas con humor eso dice mucho de nosotros. No hay que tomarse la vida tan
en serio. Al fin y al cabo no saldrás vivo de ella. Pero ¿Que le está ocurriendo
a nuestra sociedad? Cada día pareciera que avanzamos más hacia la censura
más peligrosa de todas: la autocensura. La que peor reprime este arte tan
maravilloso que ha inventado la humanidad: el sentido del humor.
Desde luego que los políticos y los hombres poderosos no son estúpidos.
Conocen el poder del humor y sus consecuencias. La censura explicita
siempre ha sido su patética reacción para evitar que aquel grito de mordaz
denuncia se les escapara de las manos. Aun así, el problema con la censura es
que no cae bien. Las personas solemos entregar cálidamente nuestro corazón a
81
quien nos haga reír y si alguien osara censurarlo, esa persona se ganará el odio
de todos.
Solo una persona se atrevió a censurarlo y dicen que hasta hoy es una de las
cosas que más ha lamentado en su vida pues les costó el odio de la mayoría de
la población. Hablo de la jueza María Servini de Cubría, un triste exponente
del autoritarismo, arrogancia y mediocridad que caracterizan al poder judicial
en la Argentina. Ella emitió una orden judicial para evitar que un chiste, que
hacía referencia a su persona, saliera al aire. Sin embargo, debido a la enorme
indignación social y el apoyo de muchas personas del ambiente político y del
espectáculo, tuvo que dar una marcha atrás a su decisión muy rápidamente. Lo
más triste del asunto es que cuando se trasmitió el programa completo con los
dos minutos que habían sido censurados, la gente se sorprendió al ver que el
chiste era bastante sencillo (aunque ingenioso como siempre). El mismo Tato
Bores lo dijo: “¿Tanto lío por esta tontería? Esto es realmente grave”. Y sí lo
era.
La verdad es que me resulta ridículo cuando alguien se toma a pecho algo que
no lo afecta directamente. Si alguien viene y te roba, digamos que eso es algo
que sí te impacta en forma directa. No obstante, que alguna persona escriba
sobre un tema dado en un foro de la Internet o en un medio de comunicación,
no es algo que te impacte verdaderamente.
82
Claro que hay gente que busca intencionalmente ofenderse por cualquier cosa
para así llamar la atención y así satisfacer su sentido de la importancia.
Normalmente, se trata de gente mediocre y resentida que busca salir del
anonimato y reclamar su existencia. Esa es su forma de sentirse importantes:
ofendiéndose y agrediendo al otro en respuesta. Luchan bajo la bandera de lo
políticamente correcto como una excusa barata para canalizar sus
frustraciones personales. Por supuesto, es una estupidez que busquen
ofenderse y luego censurar pero, al conocer sus situaciones de miseria
existencial, puedo comprender porque lo hacen. Eso sí, no lo justifico.
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basarse en una observación o descripción de la realidad. De lo contrario el
chiste no tendrá sentido y nadie se reiría.
Los mismo ocurre con la lucha por la igualdad de género y con la violencia
contra la mujer. Hay marchas y manifestaciones. Programas estatales y
cobertura mediática masiva. Nos creemos nuestra propia mentira: “somos el
país que más lucha por el derecho por las mujeres” ¿De verdad? ¿Tanto
cambiaron las cosas? Para nada.
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¿Lo ve? Ahora soy yo el machista y misógino. Todo por denunciar las cosas
como son. En el fondo estoy denunciando una injusticia en contra de la mujer
¿Y que gano? Agravios, insultos de hipócritas que niegan la realidad. De
mujeres que por hacer marchas y no depilarse creen que hacen algo en contra
del problema real que ni si quiera quieren ver y del que, en realidad, son
cómplices. De hombres y mujeres que creen que por criticar a alguien que
hace humor y llamarlo machista resuelven el terrible flagelo de la trata y la
violencia de genero.
Son todos hipócritas. Cuanto más cambian las cosas más siguen igual. Claro
está que, si armo un show de stand up hablando sobre estos temas, muy
probablemente tenga un éxito rotundo. Si realmente mis chistes son buenos e
ingeniosos la gente se reirá porque sabe que en el fondo lo que digo es verdad.
Por supuesto, lo admitirán en secreto al reírse. Igualmente, cada día, gracias al
avance norma de lo políticamente correcto como nueva forma de censura,
incluso a los comediantes les resulta difícil expresarse. Sin duda, se trata de
una nueva versión más elaborada de la censura: la autocensura por miedo a
quedar mal, a ser políticamente incorrectos, a ofender a otros.
La censura tradicional
La censura al humor siempre ha estado presente. Ya sea por motivos sociales
o simplemente por no aceptar la opinión del otro. Si vamos al caso de la
censura en la Argentina, podemos recordar la cancelación del programa de
sátira política “Canal K” en la década de 1990. El motivo fue bastante
estúpido como de costumbre. En este caso fue la inglesa la que se ofendió al
aparecer el Papa en uno de los sketches cómicos tirándose una flatulencia.
También esta conservadora institución presionó para que no se trasmitiera el
película “La última tentación de Cristo” por el canal “Space”. Por supuesto
años después, cuando la “Pasión de Cristo” se estrenó y hubo personas que se
quejaron de la extrema violencia de dicha película, la iglesia fue muy
contundente en su respuesta: “El que no le gusta que no la vea”. Bastante
hipócrita teniendo en cuenta su actitud una década atrás.
Como sea, estos actos de censura, ya sea por incomodad política o por el
hecho de ofender a algún grupo conservador, ocurrieron en todo el mundo a lo
85
largo del siglo XX. Normalmente temas como la religión, el sexo y las
tradiciones eran tabú incluso para el ojo irreverente del humor, sufriendo tanto
humoristas como programas cómicos presiones políticas y censura directa.
Como siempre, es parte de todo una fachada. Como ha sucedido con muchas
de las libertades democráticas adquiridas en las últimas décadas, el juego está
en las apariencias. La idea de los centros de poder siempre ha sido mantener el
control de la población. Sin embargo, actualmente, utilizar medios autoritarios
es inviable. Por eso fue necesario el desarrollo de mecanismos control más
complejos. Los medios de comunicación jugaron un rol fundamental para este
propósito. La idea fue mantener la apariencia de que vivimos en democracia
por ello se introdujeron mecanismos de control más sutiles. Quien haya leído
“Diálogos entre Maquiavelo y Montesquieu en el infierno” y “Los perros de
guardia” sabe de lo que estoy hablando.
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No se necesita demasiado para controlar a una población. El primer paso es
mantener las apariencias de que aún tienen su preciada libertad. Lo cierto es
que en el mundo de la precarización y la desigualdad creciente, los derechos
políticos, sociales y humanos son corroídos muy gradualmente a medida que,
precisamente, los derechos económicos van desapareciendo. Pero sucede con
tanta lentitud que apenas damos cuenta. Nos acostumbramos y aprendemos a
tolerar lo intolerable.
Hoy en día los comediantes temen ofender a su audiencia ya que saben que,
pese a existir la libertad de expresión, cada acto y dicho tienen sus
consecuencias. Irritar la sensibilidad de un grupo determinado puede
significar, gracias a las redes sociales, la ruina de una persona. De esta forma,
la auto censura se convierte en una perversa forma de control: la censura del
siglo XXI. Y esto, lamentablemente, está dañando la misma esencia del
humor. El humor debe ser políticamente incorrecto. Debe desafiarnos, debe
provocar y cuestionar los cimientos mismos de la normas sociales. De eso se
trata. No se puede hacer humor sin al menos ofender a alguien y, si un
comediante tiene miedo de ofender que se dedique a otra cosa. No obstante, en
el mundo de lo políticamente correcto (donde decimos una cosa pero hacemos
otra cosa), decir las cosas como son está mal visto. El lema es: “puedes decir
lo que quieras (hay libertad de expresión) pero cuidado con lo que dices habrá
consecuencias”. Esto tiene el olor de la censura en toda su extensión. De la
peor clase de hecho.
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El miedo a ofender
Como ciegas ovejas seguimos al rebaño y si alguien acusa a otro de
discriminar, calificándolo de machista, racista u homofóbico, acusamos sin
cuestionar. Y si no imputamos, miramos al calumniado con desconfianza. Las
redes sociales se han convertido en fiscal, juez, jurado y verdugo.
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hipersensibilidad crea ciegos que obedecen a las normas establecidas y
contribuyen a la auto censura la cual mantiene todo inmutable. Lo
políticamente correcto es la nueva forma adoptada por el fascismo.
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pisoteados en nombre del respeto por el otro. La libertad de expresión es solo
un espejismo.
“Uno debe analizar las cosas tal como son y no pensar cómo deberían ser”.
Sabio consejo acuñado por Nicolás Maquiavelo en su obra magnánima “El
príncipe”. Aun así, no es fácil evitar caer en el vicio de imaginar mundos
perfectos o situaciones ideales. A veces, a la hora de reflexionar sobre un
determinado tema, caminamos sobre la delgada línea que separa la reflexión
sobre la realidad, del mundo de la fantasía, donde caemos en la tentación de
perdernos.
He recibido una gran cantidad de mensajes referidos al texto titulado “La era
de la incomunicación” en el cual planteé en forma crítica como el chat (ya sea
desde una computadora como desde un dispositivo móvil) ha entorpecido
nuestra forma de relacionarnos con los demás. No solo destruyendo posibles
vínculos, sino también entorpeciendo la comunicación entre conocidos,
amigos y familiares.
90
serie de entrevistas a una suerte de “expertos” en la materia los cuales me
iluminaron con una variada cantidad de consejos. Fue como en los tiempos en
donde realizaba investigaciones con metodología cualitativa. A través de
entrevistas, la idea fue entender el funcionamiento de las relaciones virtuales.
Por supuesto, me opongo rotundamente a ellas y al medio de comunicación
utilizado. Ahora bien, hay que ver el mundo como es y no como debería ser y,
lamentablemente, muchos hombres dependen de este medio para enhebrarse
algo decente. O al menos lo necesitan para relacionarse con mujeres. Aun así,
los sabios consejos extraídos de estas entrevistas no estarán enfocados en el
chat propiamente dicho, sino que estarán encuadrados en un paradigma más
holístico. Por último, hago la aclaración de que, para muchos temas
mencionados, haré muchas generalizaciones, consciente de que para cada
temática siempre hay excepciones (y a veces las suficientes para cuestionar la
regla). Aun con el riesgo de sonar prejuicioso prefiero que el aporte sea
pragmático. Así que caballeros, sin más preludio, aquí van:
Primer consejo: siempre que estemos chateando con una bella cortesana
conviene mantener un apropiado acompasamiento temporal ¿Qué quiere decir
esto? Si ella tarda dos minutos en contestar, nuestro siguiente mensaje deberá
ser enviado al menos tres minutos después. Si ella tarda dos horas en
contestar, nosotros contestaremos a las tres horas. Y si ella tarda un día en
contestar, nosotros tardaremos un día y medio. La idea es sub comunicar que
tenemos vida y que no estamos tan necesitados. Lo cierto, es que la mayoría
de los onanista que intentan levantar una damisela utilizando el chat no tienen
mucha vida y están bastante necesitados. “Hay mucha hambre” como diría una
buena amiga.
91
su anonimato para este artículo, realizar esta acción generará ansiedad en la
dama, quien se pasará todo el día preguntándose: “¿Que habré hecho mal?
¿Qué habré dicho para ofenderle? ¿Se habrá enojado?”.
En caso de que usted sea la víctima del cruel “clavado de visto” por parte de
una cortesana, le sugiero que conserve la calma y evite hacer lo que hace la
mayoría del “populacho”, es decir escribir otro mensaje. Lo que debe hacer es
simplemente nada. Espere a que ella retome la conversación y, si no sucede
nada, espere al menos una semana para enviar un nuevo mensaje. Recuerde: lo
importante es ocultar que usted es un onanista compulsivo. Durante esa
semana usted deberá aplicar lo que el filósofo David Hume llamó “La regla de
tres simple”, que consiste en encararse (o al menos empezar una conversación)
con tres cortesanas por cada una que le “clave un visto”. Usted podrá objetar
diciendo que durante el período en el que David Hume vivió no existía la
Internet, ni ningún medio de comunicación virtual, a lo que replicaré
aclarando que la misma mecánica del chat se aplicaba a la correspondencia
escrita. Y créame cuando le digo que el notable filósofo la “solía poner” más
que usted.
92
números tan fácilmente como realizan favores sexuales en una disco al dealer
de turno para obtener la tan ansiada onza de diversión nocturna. Las épocas en
las que el teléfono significaba algo ya han pasado de moda. Sobre todo para
las nativas digitales. Hoy día, dar el teléfono es un recurso que las jóvenes
damiselas utilizan para tener un listado de babosos cromañones en sus
celulares quienes, mandándoles mensajes, compensarán los frágiles egos de
las damas. En el caso de las mujeres de más de treinta, es más relativo, aun así
la mayoría de los hombres sigue prefiriendo la dureza de la carne (es un hecho
histórico no una opinión).
Usted podrá decir: “estas son reglas generales y en la realidad pasa de todo”.
Sí, es cierto pero aquí me concentro en la generalidad y no en la
particularidad. En mi caso particular, quiero una mujer que prefiera tener una
agradable y atractiva conversación telefónica o física y no un intercambio de
vacíos mensajes. Y, en caso de tener lo segundo, escribo cuanto se me da la
gana y contesto cuando tengo tiempo. Y si a la susodicha “no le va” esto,
busco una a la que sí “le vaya”.
A los hombres nos encanta una mujer que nos haga reír genuinamente. Eso es
difícil de encontrar. Temas como la discriminación y violencia de género (que
son importantes y que deben tratarse con seriedad) han tenido un efecto
secundario muy nocivo: han censurado el humor y han hecho que todos
tengamos que ser “políticamente correctos” y el humor no puede caer dentro
de esta categoría. Recuerda: No te tomes la vida tan en serio, al fin y al cabo
no saldrás vivo de ella. Y si la vida te da la espalda, tócale el culo.
93
fácilmente quienes son los dueños del país. Esto es clave para saber predecir la
evolución de la economía y saber dónde están los nichos en los que podemos
invertir. Empecemos por lo básico: las variables económicas. Sí, todos los
manuales de inversión nos hablan de las variables fundamentales de la
economía. Las bolsas del mundo siempre esperan que revelen esos datos. Y
una vez que se dan a conocer las ovejitas siempre hacen lo mismo. El punto es
ver que hacen estas últimas y hacer exactamente lo opuesto. En la vida, los
negocios y otras frutillas, la clave es hacer lo opuesto de lo que hacen la
“gilada”. O sea la mayoría de las personas. Entender cómo opera la mayoría
los consumidores, de los inversionistas y de los hombres es una la verdadera
variable maestra. Pero primero analicemos algunas variables básicas que hay
que tener en cuenta.
94
Pero igual, insisto, en esos países donde todo explota cada cuanto es donde
más plata uno puede sacar. El motivo es simple: la economía no cae un 2% de
un año a otro como en un país como “la gente”. Acá, literalmente, todo se va a
la mierda de un día para el otro. Puede haber abruptas caídas del producto
bruto, de las variables financieras, del precio de la banana…de todo. Y acá es
donde aparece la oportunidad. Si usted apostó a que todo iba a volar en
pedazos y, efectivamente, todo se fue por el caño (y encima de forma colosal),
usted se volverá asquerosamente rico. Sí, usted puede apostar que un país se
va ir al demonio y, cuanto peor le vaya, mejor para usted. Es como si usted
apostara a que un equipo de fútbol va a perder y, encima, cuanto más goles le
metan más dinero ganará. Y lo mejor es que estos países suelen meter goles en
contra muy seguido (los cuales, por cierto, valen doble).
En los países de “gente bien” esto ocurre una vez cada muerte de Obispo,
como la crisis financiera del 2008. En cambio en “bananolandia” ocurre muy
seguido. No tiene que esperar mil años para que haya una oportunidad para
forrarse de guita a costa de la miseria general. Acá las muertes de Obispos y
de Papas ocurren a una tasa cercana a la edad media donde tenían lugar las
tristemente célebres orgías papales. Claro que, a la hora de invertir, no sea un
idiota como los fondos de capital. Sepa analizar el momento y ver la situación.
Consulte a los actores claves. Pregúnteles cuando piensan hacer el próximo
golpe de estado o de mercado. Haga “inside trading”. Si, ya sé que es ilegal
pero los que realmente triunfan en el mercado bursátil lo hacen todo el tiempo.
Por supuesto, hay que hacerlo bien para que no te descubran o por lo menos
para que exista una duda razonable de si lo hiciste o no. Es lo mismo que
cogerte una pendeja de 17 años. Sí, es ilegal pero, aun si te descubren, usted
puede decirle al juez: “Señoría no sabía que era menor de edad…mirelá parece
de 22…Además no me diga que usted no le daría…”.
95
A la hora de entender la estructura productiva y económica de un país
subdesarrollado (o en vías de desarrollo si queremos ser políticamente
correctos), conviene usar un enfoque heterodoxo (o sea opuesto al de la
economía tradicional). Esto no lo digo porque yo sea un zurdo roñoso. Para su
información, sepa que me baño todos los días, me afeito dos veces al día, me
depilo las extremidades y las “partes”, pago por meretrices que cotizan en
dólares y voy a excomulgar mis pecados todos los domingos a la iglesia a la
que doné cuantiosas cantidades de dinero para que le pusieran mi nombre a la
capilla. Ahora bien, hablando en serio, la teoría tradicional está hecha para
justificar políticas que benefician a un grupo selecto de personas
(normalmente a las élites que ponen a los políticos de turno) y a ciertos países
(los “serios”). Por lo que si usted sabe que un político pone a un ministro de
economía “del palo” sepa que va aplicar esa teoría. De esta forma, por lo
menos estudiar la teoría tradicional o del “mainstream” le servirá para saber
con qué tipo de políticas le van a salir. Ahora bien, para entender las
consecuencias de las políticas que se implementan (sean de un lado o del
otro), necesitamos, si, un enfoque más científico (o por lo menos más serio).
Téngalo en cuenta a la hora de invertir en el mercado financiero o si piensa
poner una empresa. Bueno, si es lo último mejor hable con un empresario
porque los economistas no saben un carajo.
Ahora bien, si usted es de esos economistas que cree todas esas pelotudeces
que acabé de mencionar, puedo estar seguro de un par de cosas: que usted
enseña en las universidades más caras del mundo (y, por lo tanto, más
prestigiosas), que usted tiene un puesto en algún organismo internacional o
institución financiera nacional muy importante teniendo a su disponibilidad
96
dos pasantes de la carrera de economía de 20 años de edad con mucha
angustia oral y, por último, que le pagan como mínimo cinco mil dólares por
escribir “papers” econométricos que hasta un mono borracho puede escribir
en menos de diez minutos. También asumo con bases estadísticas sólidas que
su novia u esposa se está enfiestando a varios pigmeos nigerianos mientras
usted lee este artículo. Pero no se preocupe, ella luego también excomulgará
sus pecados el domingo y luego vivirán felices para siempre enfiestándose
pendejas de 20 años que estudian economía y pigmeos nigerianos
respectivamente. Si es así, bien por usted.
A partir de cierta edad cuando los hombres comenzamos a interesarnos por las
mujeres, nuestra cabeza intelectual (motivada por la otra cabeza que requiere
más sangre), comienza a generar ideas para lograr el preciado objetivo:
introducir nuestro bastón viril en una húmeda roqueta. En este sentido, como
la mayoría de nosotros no contamos con ideas propias, lo primero que
hacemos es ver lo que hacen los otros o lo que la sociedad recomienda que
uno haga para lograr introducir nuestro majestuoso miembro dentro de una
doncella. ¿Y qué ideas nos llegan primero? Bueno la cultura popular nos lleva
a tomar las películas como modelos para relacionarnos con el sexo opuesto, lo
que realmente no suele funcionar en el largo plazo. Sin embargo, una idea que
prevalece en el inconsciente colectivo y que, de hecho, es bastante intuitiva, es
que el músico la pone seguido. Y es verdad: el tipo más idiota y gris puede
ponerla si es capaz de coordinar dos o tres acordes. ¿Acaso no has notado que
la mayoría de tus idiotas amigos de la secundaria comenzaron a tomar clases
de guitarra a penas luego de descubrir que sus manos pueden ser usadas para
otro propósito que el de sacudir sus nutrias?
Pues claro, captaron rápidamente que un tipo que toca un instrumento tiende a
humedecer los espíritus lascivos de las damas. Sobre todo en la etapa en la que
son adolescentes donde las doncellas tienen más hormonas que cerebro. En
ese período de sus vidas están tan hambrientas de cilindros de carne que
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confunden cualquier cosa con “seguridad”. Claro, es lo que buscan en un
hombre (o lo que, por lo menos, dicen que buscan) pero, están tan
desesperadas por consumir de una u otra forma cantidades abundantes de
semen lubricante, que se conforman con lo que pudiera llegar a parecer un
hombre “de verdad” (aunque claramente no lo sea).
Eso sí, le advierto que en el largo plazo usted podría llegar a creerse el
personaje y convertirse en un imbécil pero por lo menos la habrá puesto
mucho. Y, coger, cagar y comer son los mejores placeres de la vida ¿Porque
privarse de ellos?
98
Decir “Sos un pelotudo” o “Que pelotudo”, en cambio, tiene otra connotación
totalmente distinta. En mi humilde entender, la gente es pelotuda cuando tiene
actitudes de un nene de cuatro años de edad en situaciones donde debería
actuar como un adulto. Para ser técnicos: habla de la falencia en la inteligencia
emocional. Igualmente, hay distintas clases de pelotudos. He descubierto a
través de un sondeo representativo en muchos foros que la mayoría de los
pelotudos se congrega en la Argentina, Uruguay y Chile. En los dos primeros
países tiene sentido: ahí es donde se usa más el término. En el caso de Chile,
tal vez tenga que ver con que la pelotudez en contagiosa. De todas formas ésta
no es exclusiva de dichos países. Aun así cada uno de los países del mundo
tiene su palabra para expresarla.
Desde hace varios años que empecé a escribir para muchos medios digitales y
foros sobre diversos temas y siempre me terminaba encontrando con los
mismos tipos de internautas infumables. Empecemos con el más tristemente
célebre: el ofensor o troll como se le llama por esos pagos. No hay mucho que
decir sobre este pelotudo. Se la pasa insultando y/o agrediendo a cuanto
internauta se atreva a escribir un comentario. En realidad, más allá de su
pelotudez, es un pobre imbécil resentido que busca una forma descargar la
frustración que siente a diario. En la vida real es un simple “cagón” medio
tímido. Generalmente, un gordo cuarentón que vive con su madre o un
pendejo de catorce años. Es través de su alter ego virtual que expresa su
miseria existencial. Uno no podría reconocerlo por su actitud en la vida real
claramente.
Usted pensará que este es el más de insoportable de los pelotudos que habita el
océano virtual pero se equivoca. Hay uno mucho más infumable: el cuya
personalidad en la red no es un alter ego sino un triste reflejo de quien es
realmente en mundo real. Aquí tenemos a todos esos imbéciles que se la pasan
insultando y agrediendo en los foros de discusión sobre cada tema sobre el que
no están de acuerdo. No importa si se trata de política o de cocina, salen con
los tapones de punta a defender su posición la cual es la única válida.
Respuesta: “Que idiota que sos. Sos el tipo más infeliz que conocí. Seguro que
no tenés trabajo y te la pasas rascándote todo el día. Ya por tu perfil puedo ver
que no sabes nada de postres” (¿?).
99
Usted pensará que la respuesta es digna de un pelotudo por lo incoherente (y
lo es) pero es más peligrosa que la del pelotudo del primer tipo. Lo que hacen
estos salames se llama retórica y consiste en descalificar al comentador y no al
comentario para ganar una discusión. Los políticos en los debates lo hacen
todo el tiempo. El objetivo no es convencer al interlocutor (eso sería
argumentar) sino a lo terceros que observan la discusión (al público o la
“gilada”). Es su forma de sentirse importante y mostrar que la tienen grande.
Por ejemplo:
Respuesta del pelotudo: “¿Vos que sabes si no sabes nada de bebidas? Que se
puede esperar de alguien que pone esa foto de perfil”.
Estos salames en la vida real son iguales que en el mundo virtual. Son
increíblemente agresivos y esa es la base para imponer su posición. Tenía un
conocido que era así y era literalmente infumable. En una época era el único
de un grupo de amigos que había “garchado” (fornicado) con una mina (chica)
por lo que se basaba en eso para ganar cualquier discusión. Por ejemplo:
Era tan hincha pelota que terminé llevando a todos mis amigos de putas para
que no tuviera como seguir usando el mismo artilugio. Igual después encontró
otro. Siempre encuentran una forma de degradar, insultar o agredir al rival. En
eso se basa su exposición. Nunca en argumentos lógicos.
100
Hay que aclarar que estos tipos la suelen poner bastante seguido en la vida real
porque la mujeres se emboban con cualquier imbécil que tenga este tipo de
actitudes. Lo ven como el alfa, el macho dominante aunque en el fondo sea un
pelotudo. Por supuesto, en el largo plazo la mayoría de las minas lo dejan y
solo se queda con las que tienen alguna patología que permita bancárselo.
¿WTF?
101
desubicado. Por amor de Dios, tomate la vida con soda, al fin y al cabo no vas
a salir vivo de ella.
102
Y ahí uno ya sabe lo que viene: el discurso de que el faso es ilegal porque no
se cual interés político o económico fue afectado. “Porque Rockefeller quería
ganar un millón de dólares con no sé qué…” Y uno se lo tiene que fumar (al
tipo, no al porro). Lo peor de todo es que seguro Rockefeller fumaba de la
buena y le chupaba un huevo pero bueno…Igualmente, si uno habla con
suficientes porreros o acérrimos defensores del faso o dealers consumidores
(Y Dios sabe que yo lo hecho), empieza a ver que los argumentos, tanto para
justificar su injusta ilegalidad o sus maravillosas propiedades médicas, son
sospechosamente idénticos. Como si lo sacaran del mismo lugar y todos
repitieran lo mismo. Si no me cree vaya por algún centro cultural, la
universidad de filosofía y letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) o
alguna escuela secundaria y póngase a hablar con los consumidores. Observe
que repiten los mismos argumentos casi calcados. Puedes decirle que su vieja
es una puta pero ni se te ocurra decirle que la marihuana es adictiva, que
produce cáncer o que produce problemas psiquiátricos. Se vuelven locos y
empiezan con el discurso que uno ya escucho miles de veces de la boca de un
fumado. Y no importa que haya miles de estudios probando que efectivamente
el consumo produce todo esos efectos. Ellos lo niegan diciendo que es parte de
alguna conspiración médica o de las farmacéuticas ¡Como si las farmacéuticas
tuvieran tiempo de hacer esa pelotudez! Ya bastante trabajo tienen probando
medicamentos en África. A demás con lo infumables que son los porreros,
perderían plata y mucha paciencia. Y si no salen con la teoría de la
conspiración te vienen con que los estudios son inconclusos o boludeces así y
citan alguna revista de divulgación pseudo científica que uno después nunca
encuentra. Eso sí, todos los efectos del tabaco, el alcohol, la merca, el café, el
té, el mate y el agua ya están todos comprobados.
“Yo solo fumo una vez cada tanto” Mentira vil que si la hay, como la de un
pendejo de secundaria que le dice a su novia “Solo te meto la puntita” pero en
la punta está el veneno. En realidad, están los que fuman algo, los que fuman
103
bastante y los que fuman “mucho”. Y lo que fuman mucho los sacas “al
“toque” porque se la pasan hablando del porro todo el puto tiempo. Estos son
los verdaderos infumables.
“El porro no tuvo nada que ver chabón, de hecho mi primo me dijo que en
“Harvar” descubrieron que cuando fumas faso los pedos te vuelen a como al
perfume de “Chrisitia” Diorr…yo a mi novia siempre la despierto con los
pedos y le encanta”.
Por supuesto, su primo vive en Wilde y conoce a un chabón cuyo mejor amigo
se cruzó a un flaco en un bar de San Telmo que tiene un amigo que estudia en
Harvard…abogacía Y la novia bueno…claramente tiene que vivir fumada
para bancarse los pedos de este pelotudo.
En fin, el hermano de mi amigo nunca volvió a ser el mismo: una pena pero,
por lo menos, para bien de mi amigo, ya no habla de porro…ahora habla de
Jesús y mi amigo se quiere cortar la pelotas. Y ese no fue el único caso, una ex
de mi hermano que fumaba desde los 14 años y una pendeja con la que salí
que amaba el porro, las dos ahora son bipolares…ojo eso fue por comer
demasiados chicles de menta.
A ver imbécil, todo tiene efectos secundarios: si tomas cinco litros de una de
agua te morís y además sos un pelotudo por haberlo hecho. Por lo menos el
fumador de tabaco tiene más dignidad: no es un boludo negador de la realidad.
Sabe que se está haciendo mierda pero lo hace “porque quiere y es su
derecho”. No sé si es el último de los idealistas o el primero de los pelotudos
pero igual tiene más dignidad. No viene con argumentos inválidos como el
típico: “mi abuelo fuma porro desde los 14 y tiene 90 y todavía se le
para….” O sea bien por tu abuelo…Pero a ver pedazo de gil, yo conozco un
amigo que fue a 160 Km por hora desde Buenos Aires a Mar de Plata en 3
horas y no chocó ¡¡¡¿Y qué?!!!! Eso no significa que no vayas a chocar. Si
cien pelotudos más hacen lo mismo da por seguro que noventa y nueve
terminan adornando el pavimento. Y aunque conozcas a diez giles que haya
104
hecho eso el argumento sigue siendo un invalido porque es inducción. Estabas
tan fumado cuando cursaste “Pensamiento científico” que ni sabes que eso.
Por último, quiero aclarar que no estoy diciendo que no fumes porro, o sea, lo
que me rompe soberanamente los huevos es la actitud de estos salames, no el
porro en sí. Todo con moderación, ya sea el café, el alcohol, el porro o las
anfetaminas. De hecho, el porro es un medio eficaz para enfiestar pendejas.
Están tan hechas mierda y baqueteadas porque vienen haciéndose mierda
desde los 13 años, que llegan al a los 18 con más “millaje” en polvos que un
viajero frecuente de Air France y menos neuronas que una ameba unicelular.
Entre la pepa, el LSD y la merca no les quedó mucho. Ahora bien, con toda
leche ordeñada que tienen adentro vamos a poder exportar productos lácteos
por 10 años sin tener problemas en la balanza comercial. Y lo padres…bueno
ese es otro tema: en nombre de la libertad dejan que su hijos se hagan mierda.
Y otra cosa, yo sé que escuchaste que hay muchas personas que a partir de que
empezaron a fumar levantan más “minitas” (mujeres jóvenes) y que garchan
como locos. He visto un par de casos así pero cada sustancia tiene un efecto
particular según la persona y créeme, luego de unos años terminan medios
tarados. Y no funciona con la mayoría. Así que no te recomiendo ese camino.
Si querés levantar, en todo caso hace que la minas fumen o usa éxtasis que es
más efectivo. ¡Hey! No estoy recomendando nada, solo digo que es más
efectivo…eso escuché.
En fin, fuma porro solo para cogerte alguna pendeja descerebrada o para
cuando tengas que fumarme a algún tarado “fuma porro”. En realidad la
mayoría fuma por eso: para no tener que bancárselo. Y para que vean que todo
esto es verdad de casualidad entré a un grupo de Facebook donde una mina
posteo un artículo cuyo título era:
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“La marihuana es una llave que abre el gen dormido de enfermedades
psiquiátricas” (Chocolate por la noticia). Y por supuesto los comentarios de
los pelotudos pseudo intelectuales eran:
Pelotudo 1: “Eso es falaz; si fuera así todos los que fumamos tendríamos
problemas mentales. ¿De dónde salen los estudios sobre esto?”.
Yo respondí:
“En realidad, hablando en serio, estos estudios, se vienen haciendo hace más
30 años y son bastante serios y concluyentes, igual que los del tabaco. Igual
yo fumo ambos y aceptó las consecuencias. No quiero ser el típico
“fumaporro” paranoico fanáticos que dice: “a mi vieja la podes
insultar…pero no metas con el faso…”
Le ponen “like”. Luego yo comento:
“No sé si sea verdad, pero cuatro personas que conozco que fumaban todo el
tiempo desde temprana edad terminaron medio mal: dos bipolares y otras con
depresión aguda. Ojo, pudo haber sido por otros factores, qué se yo. Yo tengo
una ulcera y no ando culpando al café.” Le ponen “like”.
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Volviendo al tema del humor y el ingenio a la hora de levantar mujeres
jóvenes, como dije anteriormente, estas solo quieren diversión, por lo que no
las vas conquistar con aburridos sermones sino con emociones, humor e
ingenio… Bueno, solo con emociones a veces. Sobre todo, este es el caso si
estás pensando en discotecas (o boliches como les decimos en Argentina). Ahí
todo es rápido, la música es fuerte y la adrenalina esta en los niveles más altos.
Además, la mayoría de la gente está borracha o drogada así que no importa
demasiado el contenido de lo que dices. Debes adaptarte al lugar, es
decir moverte, bailar, sonreír. O sea, estar al mismo nivel energético que las
chicas. Si lo sé, puede ser cansador, así que por ello existen las bebidas
energéticas y otras sustancias. No las recomiendo porque te hacen mierda pero
si no te queda otra…
¿Te has preguntado quienes son los personajes de la noche que más chicas
jóvenes ser levantan? Dejame darte una pista: la respuesta tiene que ver con
las emociones. La disco es el centro de la diversión por lo tanto la entrada al
lugar es clave y aquel que provea dicha entrada tendrá más posibilidades de
besarse con una chica, de recibir un favor sexual o, directamente, de irse a
casa con ella.
Así es, estos energúmeno adictos a los esteroides y cruzados del bocho
fornican más que los Relaciones Públicas porque tiene más poder en el micro
mundo de la noche: deciden quienes entran y quienes no al epicentro de la
fiesta. He hablado con estos personajes y me han contado la cantidad de veces
que alguna pendeja les exprimió oralmente su bastón viril o de como se la
apretaron vilmente en un callejón.
107
En conclusión, a las mujeres les encanta el sexo (más que a los hombres tal
vez) y a diferencia de los hombres, que se “garchan” (fornican) lo que pueden,
las damiselas se “empalman” lo que quieren. Así que, si eres hombre y soltero
(o pirata), sal por las noches con la mentalidad de que muchas mujeres
salieron en modo frenesí sexual. Y si son jóvenes, más todavía porque tienen
el libido por las nubes.
Volviendo al tema de los que tiene “el poder” en el mundo de la noche, los
otros personajes que la “mojan” seguido son los proveedores de diversión en
estado material: los barman. Tengo otro amigo que, con el único propósito de
engarzar cortesanas (disculpe mi bajo lenguaje, no sé cómo expresarme en
español neutro sin repetir expresiones), le pidió al dueño de la discoteca (que
era amigo de él) que lo dejara ser barman en su establecimiento.
Aclaro que mi amigo era un tipo que ganaba muy bien y tenía su propia
empresa. Él solo quería “ponerla” y estaba dispuesto a “trabajar” extra los
fines de semanas para lograr su objetivo. Es más, lo hacía gratis porque plata
no necesitaba ¡Que voluntad señores! Y sí, es admirable. Su meta podrá ser
polémica para algunos pero su voluntad para llegar a su objetivo es admirable.
Finalmente los que tienen el mayor ratio de “sexo por sustancias” son los
proveedores de productos ilegales: marihuana, cocaína y las tan de moda
sustancias sintéticas (éxtasis, LSD y derivados). No estoy recomendándote
que te vuelvas dealer. Lo único que hago es describir la realidad: estos tipos
son los que más pendejas penetran ya que proveen la “diversión” en estado
puro. Polémico sí, pero es la realidad.
108
De hecho, el arquetipo de hombre ideal para una mujer 20 no es un abogado
de Harvard sino un delaer de cocaína. Por supuesto que, ya a los 30, tiene que
sentar cabeza y encontrar un buen proveedor (de comida no de merca/
cocaína) por lo que el abogado de Harvard es una opción más rentable a largo
plazo. Por supuesto, el fino caballero nunca sabrá sobre todas las pijas que ha
chupado y todas las veces que ha entregado su húmeda “rosqueta” en forma
inmediata a cambio de una onzas de éxtasis. Es más, ella dirá que es virgen.
Por supuesto, a él lo hará esperar tres meses para el sexo. No vaya a creer que
es una cualquiera. Además querrá asegurarse de que el honrado caballero está
buscando algo serio.
Finalizo con una jugosa anécdota de un amigo cirujano plástico que como la
mayoría de los pertenecientes a esta profesión son poseedores de una moral
bastante cuestionable. Este singular personaje se había hecho cirujano plástico
simplemente para poder tener más sexo con mujeres jóvenes. Y debo decir
que mucho éxito tenía ya que, cogerse una pendejea con baja autoestima (que
son la mayoría de las mujeres que se someten a estos procedimientos) es
bastante sencillo.
“Pero hay que tener mucho cuidado de cómo se usan las neuro ventas. Una
vez me llamaron para hacer un taller en un congreso de cirujanos plásticos.
Cuando llegué, los veía como hambrientos y empecé a sentir el ambiente
pesado. En menos de media hora me di cuenta, por las preguntas, que todos
ellos querían aprender cómo vender cirugías a la mala. Imagínate, un doctor
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puede operar máximo a tres personas al día, pero creo que querían usar las
neuro ventas para operar a nueve, por decir algo. Entonces, durante cinco
horas me la pasé repitiendo a cada rato que primero estaba la ética. Me di
cuenta que es un sector peligroso y nunca más volví a aceptar hacer un taller
para este segmento”.
Más claro échale agua. Lo terrible es que mi amigo no se detuvo ahí. Al poco
tiempo descubrió que la marihuana era una excelente forma de llegar al sexo
sin muchas habilidades seductoras. Y que la chicas de 18 a 23 años se mueren
por ella. Triste lo sé. El mundo se fue a la mierda tan gradualmente que ni nos
dimos cuenta. Como sea, lo que hacía era ponerse en la puerta de la disco y
decir: “¿Fumas porro?” “¿Vamos a mi casa fumar?”. Y así todas aceptaban.
Una vez le pasó que estaba con un amigo y unas chicas les preguntaron si
tenían cocaína. Como él ese tipo de substancia no consumía ni proveía (algo
de ética tenía), no supo que hacer, así que mintió y les dijo que sí pero que la
tenía en su casa. El problema con las pendejas cocainómanas es que, a la
inestabilidad emocional que conlleva su edad, se le agrega la inestabilidad por
su adicción la cual las hace bastante peligrosas. Al llegar a su apartamento la
chicas se pusieron frenéticas y comenzaron a exigir el producto con
agresividad. “Malditas ninfas descerebradas” pensó él. “Qué carajo hago
ahora?”. Justo cuando él y su amigo empezaban a experimentar pánico, les
vino a la cabeza un pensamiento salvador: “¡Hay azúcar impalpable en la
cocina! Lo peor que les puede pasar es una rinitis y sería mucho más sano que
la cocaína”.
Es increíble lo que una mente inmoral puede pensar para justificar su accionar.
En fin, fueron a la cocina y les ofrecieron el azúcar a las chicas diciéndole que
era la tan ansiada droga. La chicas aspiraron como dos aspiradoras
automáticas y luego del tercer “saque” dijeron: “¡Como pega esto!” Sí, el
efecto placebo. Gracias a esta mentira “blanca”, el cirujano y su amigo
terminaron la noche realizando una orgía de proporciones bíblicas.
¿Qué conclusión podemos sacar de estas historias? Que aquel que no fornica
es porque, o no quiere, o porque es muy pajero (no tiene la voluntad) para
lograr ese objetivo. La voluntad es clave. Si tanto te obsesiona el sexo y
quieres sacarte el morbo hay formas eficientes, como lo describen estas
historias sin embargo se requiere voluntad y persistencia. Para lograr tus
objetivos hay que trabajar.
110
Coger/follar/ garchar no es la único en la vida pero si quieres sacarte el morbo
hay formas de tener sexo con mujeres hermosas encontrando el nicho
adecuado y teniendo la constancia y la paciencia para llegar a tu meta. Ahora
bien, si eres un “pajero” y no tienes constancia, empieza a trabajar para
adquirirla porque sin ella no podrás lograr nada en la vida. Y si logras sacarte
el morbo de empalmarte a una mujer hermosa te darás cuenta que la vida
consiste en más que en eso y es cuestión de encontrar tu pasión, comer un rico
asado con los amigos y encontrar una (o varias) mujeres con las que valga la
pena recorrer el camino de la vida.
No boluda, son todos iguales los chabones que vos te encamas y encima
representan el 5% del universo poblacional masculino. Es decir que asumís
que el 5% representa al 100%. Podría ser educado y decirte que eso se llama
inducción y que, de hecho, David Hume refutó esta forma de razonamiento
111
hace 300 años pero ¿Sabes qué? Prefiero decirte que sos una pelotuda que
generaliza todo el tiempo y que ni siquiera sabe quién es David Hume porque
cuando debiste haberlo aprendido estabas haciendo orgías con tipos 20 años
mayor que vos totalmente borracha y “falopeada” mientras que tu viejo creía
que estabas en casa de tu amiga Flopi estudiando. “Mi nena no hace esas
cosas” “No sabes las cosas que me hace tu nena viejo pelotudo”.
En fin, sin entrar a discutir la ausencia de los padres hoy en día y la falta de
moral de nuestra sociedad (que son un hecho a pesar que insistamos en
negarlo), gracias a este tipo de propagandas, a la “tinealización” creciente y a
la invasión de la cultura pop yankee estamos todo el tiempo pesando en
garchar minas que están buenísimas. Pero esas minas son enhebradas por un
selecto grupo de pelotudos que por alguna razón representa a todo el género
masculino.
¿Qué pasa con el resto de los hombres mortales? Por un lado tenemos un
amplio espectro de flacos que, si bien pueden garchar, se engarzan lo que
pueden (o más bien lo que ellos creen que pueden). “¿Y estaba buena?”
“Y…estaba dable”. De vez en cuando se enhebran algo decente y, muy de vez
en cuando, alguna mina que está realmente buena. Por supuesto, cuando
ocurre algo así, estos energúmenos lo atribuyen a la suerte. Casi con el mismo
nivel de pedo mental que tenían los romanos y los griegos hace 3000 años
(que cada vez que pasaba algo que no entendían se lo atribuían a los dioses del
olimpo), estos salames se desligan de toda responsabilidad de controlar la
realidad en la que viven. “No sabes la mina que me garché anoche, tuve un
culo (suerte)”. Y no te hagas el pelotudo, seguro que alguna vez dijiste algo
así.
Después están lo que se conforman realmente con lo que les toca. O sea, a
diferencia del grupo anterior ni siquiera salen a buscar una buena concha (a un
boliche por ejemplo) y si salen, los hacen una vez cada muerte de obispo.
Estos patéticos personajes tienen aún más arraigada la creencia que tienen la
mayoría de los hombres de que:
1) Hay que tener facha (atractivo físico) para estar con minas lindas.
2) La mina que te gusta no te va dar pelota así que agarra lo que puedas.
112
gachariamos aunque estuviéramos a punto de ser ejecutados por el ISIS. En
cierta forma no culpo a estos individuos, están atrapados en su depresiva
realidad inventada por ellos cuyas creencias funcionan como profecías que
auto cumplen una y otra vez. Estos están en una situación más jodida que los
de la primera categoría. Si salieran e irían a un boliche (un lugar diseñado
para la procreación por el más idóneo de los científicos de Cambridge), tal vez
conseguirían algo más decente e incluso, si tuvieran “suerte”, alguna mina que
realmente les guste tal vez les daría bola. Pero como no quieren ir a un boliche
porque no les gusta esos antros de mierda debido a que:
Y en cierta forma las mujeres hacen lo mismo, porque tampoco les gusta estar
solas. Por eso, al final tenemos muchas parejas que viven una vida de callada
desesperación. Con esto no quiero decir que muchas parejas que se formaron
así no sean son felices, pero muchas más viven una vida de mierda ¿A quién
no le paso de cogerse una mina con novio? Eso pasa todo el tiempo. Y es
normal, digo si yo fuese mina y no encontrara a alguien con quien estar que
valga la pena, antes de seguir garchándome cuanto flaco me cruce, preferiría
estar con alguien hasta que consiga algo mejor. Ojo eso no quiere decir que no
siga en modo frenesí sexual. Sobre todo las pendejas. A cierta edad las
hormonas mandan. Ya a partir de los 25 se calman un poco pero el tema de
“estar de novia” para no estar sola es una regla más que una excepción. Si ya
escucho:
113
Los hombres también nos ponemos de novio para no estar solos. Nada te baja
la autoestima más que estar solo sin haberlo elegido. Ojo, si tuviéramos la
oportunidad nos cogeríamos cuanta mina podamos pero si ese fuese el caso no
estaríamos con este bagre en primer lugar… “pero la quiero” (o de eso se
convencen). Si son unos hijos de puta pero las minas también.
BASTA, nadie es un hijo de puta: ni las minas por cogerse cuanto flaco
pueden ni los flacos por cogerse lo que pueden. Acá el problema son las
creencias que tenemos que por supuesto determinan la realidad en la que
vivimos. ¿Nunca escuchaste la frase “Las palabras crean realidades”?
Probablemente no, porque cuando debiste haberla escuchado muy
posiblemente te estabas haciendo una paja pensando en Antonela tu
compañerita de curso que o no te daba ni la hora o “te quería como amigo” y
que por cierto, era penetrada como taladro por el miembro viril del chamuyero
natural del curso que por cierto se garchaba a Mariana, Grisel, María, Martina,
Natalia…en fin, salvo a la gorda que se la dejaba a la plebe (¡Que generoso!).
En fin, las palabras crean realidades. La forma en la que nos hablamos afecta
la forma en la que percibimos la realidad, la forma en la que actuamos y la
forma en la que los demás reaccionan ante como actuamos. Si creés que
Antonela le da bola a los que tienen facha o a los que tienen guita (dinero), y
bueno, muchas chances no vas a tener. Pero te puedo asegurar que eso está
lejos de ser así. Bueno, no siempre, tal vez Antonela sea “alto” gato pero, en
general no es así. Ese tipo de mujeres (los gatos) por lo general se nuclean en
ciertos ambientes (Tinelli).
Sí, ya sé “Te quiere como amigo”, “es más todas te quieren como amigo”
Bueno, ese es otro tema. Eso es porque nadie te enseñó despertar lo que
despierta Horacio en las minas, a calentarlas, a generar atracción. Sí, ya sé que
las mujeres son difíciles de entender y es imposible saber cómo funciona su
mente. Preguntémosle a Mel Gibson. La verdad es que ni ellas saben lo que
quieren. Quieren a un tipo que las respeté, que las trate bien, que sea buen
114
tipo, etc.. pero cuando a aprese Mr rigth lo mandan a la zona de amigos. Mr
rigth es el “el Sr correcto” en inglés. Te lo aclaro por si estabas en una orgia o
pajeándote cuando debiste haber estado estudiando inglés.
Incluso peor, capaz que ya están de novia o casadas con Mr Rigth, ¿Y qué
hacen? Lo engañan con el chamuyero de turno, que no solo las trata como una
puta, sino que las ignora y las denigra. En definitiva, las mujeres no saben lo
que quieren (ojo, los hombres tampoco pero ya llegaremos a eso). Para la
mujer promedio la situación ideal sería estar con ambos o mejor, que en el
fondo el chico malo sea sensible y solo ellas pueden ver su bondad interior, es
más solo ellas pueden sacar lo bueno de él, domesticar al chico malo….
Pelotuda volvé a la realidad, ya estas grande para creer en Papa Noel y los
reyes magos…..(suspiro). En fin las mujeres lo quieren todo y eso no existe, el
mundo no es una película de Hollywood, es imperfecto. En la vida real lo que
hay que hacer es, primero mostrarle a los hombres que pueden estar con la
mujer que le gusta o con las mujeres que les gustan. O sea, tienen que borrarse
la creencia pelotuda de que no pueden, de que solo los tipos con facha pueden
o los que tienen guita, o que no se pueden aprender chamuyar, etc…
Es muy probable que nunca tengas que acércate a una mina hermosa porque
ellas se te acercan a vos. Conozco casos y es así. ¿Pero que pasa después? Si
tu autoestima es baja (y siendo así de carilindo es difícil aunque puede pasar),
esas chicas que te enhebraste la noche anterior y con la que te pusiste a salir te
dejan a los dos meses porque están confundidas….o sea alguien la
confundió…Fue Milton, el que trabaja en el Starbucks, sí, ese que además de
ser un seductor natural, un rey del chamuyo, y el rey de la noche, es más feo
que pisar mierda descalzo, tan feo que pareciera que lo parieron por el culo.
Sí, Milton. Y sí, la facha sin la autoestima es un tema. O sea garchás pero la
pasas mal porque te “enamoras” todo el tiempo (es decir idealizas a las minas
115
con las que salís porque tenés una mentalidad de escases más grande que la
pija de un pigmeo africano) y ellas obviamente te dejan.
Sí, desde luego que si tenés facha y guita, es muy probable que te la re creas y
garches un montón y a los 23 ya estés casado porque te “cansaste de garchar”.
Sin ningún lugar a duda. Bien por vos hijo de la re mil puta. Pero tené en
cuenta que según un informe de la ONU, a nivel mundial el 1% de la
población concentra casi el 90% de la riqueza por lo que dudo que tengas
mucha guita. Y, como la facha está repartida tan mal como lo está la riqueza,
es muy probable que seas feo y pobre. O, en el mejor de los casos, “normal”
de clase media. Aunque si tenés facha pero sos pobre tu vida igual va a estar
solucionada porque en este mundo de mierda ser atractivo es como nacer con
guita: tu vida ya está solucionada. Algún contrato publicitario vas a obtener y
en el peor de los casos terminas como un gato caro.
Ahora bien ¿Querés dejar de ser el pibe que no le dan ni la hora, o el que lo
ponen en la zona de amigos? ¿Querés saber cómo cachondear a una mina?
116
¿Cómo seducirla, como enamorarla? Es un largo camino, pero vale la pena
recorrerlo. En el fondo nos hacemos los machotes de que queremos garchar
mil minas, no gusta el futbol y tomamos cervezas, pero en el fondo nos
gustaría estar viendo “Vampire Diaries”, tomando cepita de frutas tropicales
con una mujer que nos guste, que nos haga feliz. Pero atención, no es que
somos felices porque ella está con nosotros, ella está con nosotros porque
somos felices. No hay nada más atractivo para una mujer que un tipo feliz, que
va por la vida sonriendo, que acepta quien es y lo disfruta al máximo. Y de eso
se trata la vida ¿No?
A su regreso ella nos dirá que está confundida y que necesita tomarse un
tiempo. Nosotros la dejaremos ir. Si vuelve bien y sino seguiremos nuestra
vida y encontraremos otra mujer: “Después de un gran amor siempre viene
otro gran amor”.
117
que él representa precisamente a ese otro con la que nuestra damisela puede
partir, ya sea en forma temporal o en forma definitiva. A veces es el chico
irresistible que la seduce en la playa y con la que tiene un intenso encuentro
sexual en el mar, otra veces es ese compañero de trabajo o de universidad con
quien tiene un sabroso amorío, y otras veces es con quien termina en pareja,
luego de abandonarnos.
En fondo Milton puede ser cualquiera que vea con ojos de deseos a nuestra
querida damisela y que tenga los recursos para llegar a sus emociones.
Aunque tu esposa tenga 50 años, esté fea y gorda, siempre va a ver un hombre
que le va querer dar (probablemente el verdulero). Alguien que con sus
cumplidos y sus detalles llegará al fondo de su corazón y/o de su húmeda
rosqueta.
La pregunta aquí es: ¿Qué hacemos ante esta situación? ¿Salimos en busca de
Milton con una escopeta recortada en mano? No, no serviría de nada. Por una
lado ejercer la violencia y ser reactivos solo mostrará lo inseguros que somos
y, por ello, nuestra cortesana se alejara aún mas de nosotros. Por otro lado,
Milton no puede ser destruido. Se regenera con mucha facilidad como el T-
1000 de Terminator 2. Además es como el agente Smith de “Matrix”, hay uno
en cada esquina. No vale la pena, por uno que eliminamos aparecen dos más.
Entonces ¿Qué hacemos? Déjenme decirles algo: por más grotesca que la
existencia de Milton nos pueda parecer, él nos recuerda que podemos ser
mejores personas. Si, Milton es un gran seductor, pero las mujeres que dejan a
sus novios, maridos o parejas no van a él simplemente por sus características.
Terminan con él porque van a buscar lo que no obtienen en otro lado: detalles,
afecto, comprensión, sexo, emoción, pasión. Una mujer no deja a un hombre
por las características del “otro”. Lo deja por la falencias de éste. La existencia
de Milton, nos recuerda que debemos trabajar en nosotros, en nuestra
autoestima, y en nuestro defectos. Hacer esto nos conecta más con nosotros y
con lo demás, nos hace más empáticos, más atentos: más atractivos a los ojos
de una muer. Milton es un recordatorio de lo que podría pasar si descuidamos
a nuestra dama. Y no estoy hablando de celos y de vigilarla (eso empeora las
cosas), hablo de cariño comprensión y atención. Y para ello no solo hay que
trabajar en la pareja sino en nosotros, en nuestros miedos e inseguridades.
Milton es una suerte de versión para adultos del hombre de la bolsa o el cuco:
“Cuidado, si no atiendes bien a tu mujer, Milton se la llevará y se la
enhebrará”.
118
También podemos aprender de Milton. Digo, es un experto en seducción,
¿Quién mejor para iluminarnos el camino?¿Que ocurre por ejemplo si nos
gusta una hermosa y cálida mujer que está con otro? Milton sabría qué hacer y
hay tanto que podemos aprender. Él sabe, por ejemplo, que la mayoría de las
mujeres están en relaciones insípidas o incluso complicadas por el simple
hecho de evitar estar solas o, simplemente por miedos y presiones sociales o,
incluso debido a una baja autoestima. Milton también sabe que la mayoría de
los hombres son descuidados y poco atentos con sus mujeres. En algún
momento se van a mandar una cagada. Tienen tanto miedo a perderlas que
finalmente la profecía se auto cumple. Un hombre celoso es un hombre
inseguro. Vigilarlas en forma paranoica no es la forma de conservar una
mujer. La mejor forma es atenderlas y comprenderlas. Eso sí, para ello hay
que trabajar todos los días. Es fácil seducir una mujer distinta cada día pero
¿Seducir a la misma todos los días? Ahí está el desafío.
Y al final…
119
“Kircherismo” los dejó resentidos con el mundo e increíblemente sensibles.
Aun así no fueron los únicos. Los textos sobre la cultura emprendedora fueron
publicados en grupos de emprendedores y el nivel de agresividad fue igual o
peor. Solo que, en vez de llamarme “facho de mierda” me llamaban “zurdo
roñoso”. En algunos casos fue por el mismo texto. Dicen que si te critican los
de la derecha y los de la izquierda al mismo tiempo esto quiere decir que estás
haciendo bien las cosas. De hecho, por algunos de los textos humorísticos fui
llamado machista, por algunos, y feminista por otros. Claramente, los textos
son un espejo del alma del lector y solo reflejan sus valores, sentimientos y
frustraciones. Fueron muy pocos los que captaron las ironías y pudieron ver
más allá del análisis superficial. No obstante, con gente sensible no hay otro
resultado posible: se ofenderán por cualquier cosa. En uno de los grupos
consideraban “violentos” los textos del “Baile de las máscaras” y aquel en el
que hablo sobre el amor y la amistad en tiempos de Selfis. Claro que está
gente tiene el pésimo habito de victimizarse todo el tiempo y por ello se la
pasan viendo personas violentas, racistas, machistas y homofóbicas por todos
lados. Como si no hubiera suficiente de todo eso en el mundo, buscan donde
no hay.
Tanto para los grupos con alguna afinidad política como para los grupos de
emprendedores se da algo muy curioso: la necesidad de defender con uñas y
dientes un ideal o una causa, ya sea el feminismo, un movimiento político, el
movimiento emprendedor, etc… En el fondo se trata de personas que no
encuentran sentido a sus vidas y que viven muy frustradas. Por este motivo es
que fueron fácilmente manipuladas gracias a las técnicas que describí en
algunos de los textos. Todos queremos pertenecer a algo, especialmente a un
movimiento noble que nos haga trascender. El problema es que los políticos y
expertos en marketing lo saben muy bien y lo usan en contra de nosotros. Y
ocurre en todo el mundo. Miren lo que ocurrió con Trump y Bush en los
Estados Unidos. Siempre las mismas técnicas: crear una causa de apariencia
noble y utilizar luego los prejuicios y frustraciones individuales de las
personas en contra de ellas. Hasta los publicistas lo hacen.
Tomemos un ejemplo concreto para ilustrar este punto. Hace un tiempo atrás
en Argentina apareció una propaganda creada por el Alto Palermo Shopping
para aumentar las ventas. Hasta aquí nada del otro mundo. Lo que ocurrió fue
que lo genios malvados de la publicidad descubrieron un dato interesante:
existía un segmento poblacional y demográfico que sufría de mucha
frustración y decidieron aprovecharse de ello para venderles el producto. Se
trataba de las mujeres profesionales de 25 a 40 años. Las tristemente
120
conocidas bajo el nombre de “treintañeras resentidas”, la cuales usted puede
encontrar en cualquier bar de Palermo luego de las 21hs o en un After Office.
Es un perfil interesante porque, por supuesto, tiene el poder adquisitivo para
comprar en las tiendas de dicho shopping. También son famosas por repetir
frases asquerosamente estereotipadas como “los hombres son todos iguales”
cuando en realidad siempre salen con los mismos. Los publicistas notaron
rápidamente lo frustradas y solas que se sienten están mujeres luego de
amargas experiencias en la tierra del “chamuyo” y se preguntaron cómo
podrían aprovecharse de ello. No les fue fácil deducirlo, los nuevos
movimientos feministas se la pasan reclutando soldados en esta demografía
utilizando el truco más viejo: cuando quieres buscar un adepto a una causa
dale alguien a quien culpar por sus frustraciones. Podemos observar este
“truco” en todos lados. Desde en el nazismo y los movimientos de derecha
europeos de la actualidad hasta en los regímenes populistas de Latinoamérica.
Funciona siempre. Es más fácil echar la culpa afuera que hacerse responsable
de lo que sentimos. Es casi un tentación. En este libro hay varios textos donde
hablo de ello. Como sea, en la publicidad aparecían mujeres que se
encontraban con sus ex parejas y, al verlas, los hombres las veían radiantes y
por supuesto, acompañadas por un hombre más atractivo. El lema de la
propaganda era: “ve a comprar al shopping para ponerte más linda y vengarte
de tu ex”. Sin duda triste y peligroso. Triste porque se aprovecha de un
sentimiento negativo y peligroso porque lo exacerba.
121
despiadado: “el feminismo”. Cada extremo tiene su contraparte que le da
sentido a su existencia. De ahí viene la famosa frase: “si el anti semita no
existiera el judío lo hubiese inventado”. Creo que la frase era al revés pero el
sentido es el mismo. Y antes de que diga que soy un nazi por decirlo (típico
comportamiento de alguien que se victimiza y usa la retórica para agredir), le
aclaro que mi madre es de origen judío (aunque ahora es budista) y mi padre
de origen católico (aunque ahora musulmán e hinduista). Así que hágame el
favor y váyase a la mierda y con todo el cariño del mundo le digo: chúpeme la
pija.
122
pragmático. Por eso me fui del país. Quería estar en pareja con alguien con
quien pudiera construir un proyecto de vida y que me malcriara mucho porque
soy muy consentido.
Necesitamos hablar de estos temas con libertad, empezar a ver las cosas con
una óptica más amplia. No se trata de “la guerra de los sexos”. Tenemos una
enorme cantidad de problemas sociales que se esconden bajo de pantalla
“marketinera” de los debates bipolares. Desde la pobreza hasta el verdadero
machismo, debemos abordar los temas con seriedad y no desde una
perspectiva egoísta a través de la cual canalizamos nuestras frustraciones.
Hace poco hablé con una mujer joven que habitaba en una villa miseria cerca
de Buenos Aires. Es gracioso la forma en la que se refirió a las marchas
feministas del “Ni una menos”, “La marcha de las putas” y el reciente “Me
too”. ¿Saben lo que me dijo?: “Ah sí, la marcha de las chetas (las ricas)”.
La violencia de género en sus formas más atroces afecta más que nada a las
mujeres de clase baja (que gracias al aumento de la pobreza en la Argentina
ahora constituyen la mayoría de la población femenina) y no a la niña rica
mimada que vive en la burbuja de su barrio privado o en una “nube de pedos”
en la Universidad de Sociología o de Filosofía y Letras de la UBA. Es como
dice una de las pocas feministas con sentido común Camille Paglia: “el nuevo
feminismo es un feminismo burgués armado por la niña rica que quiere que el
mundo sea como su barrio privado”. Y así no son la cosas: el mundo es un
lugar hostil y para cambiarlo primero debemos aceptar como es y salir de
nuestras burbujas de ignorancia. A mí me encantaría poder salir con un traje
Armani a pasear por un barrio peligroso sin ser asaltado. Pero muy
probablemente terminé siendo atracado. Así funciona el mundo y, si en todo
caso, deseo ejercer mi derecho a vestirme como quiero, llevaré un arma para
defenderme porque sé cómo funciona el mundo y no voy a ser ingenuo ni a
quejarme porque me discriminan debido a la forma en la que me visto. Ese es
el primer paso para cambiar las cosas, viéndolas como son y no como deberían
ser. A la mayoría de las manifestantes de esas marchas les importa poco y
nada las mujeres pobres del conurbano bonaerense que son violadas todos los
días. Dicen que marchan por una cuestión de género (una actitud altruista)
pero en el fondo marchan por sus intereses particulares y de clase (una actitud
egoísta). Las mujeres de clases bajas ven a las representantes de esos
movimientos por lo que realmente son: una par de “chetitas” con aspiraciones
de gloria, reconocimiento y fama cuyo máximo sueño es ir hablar de las
injusticias contra la mujer en la Naciones Unidas mientras promocionan sus
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libros y comen comida gourmet. Es necesario ver las cosas como son y
abordarlas en forma honesta.
Por eso el humor en la Argentina se hace más necesario que nunca: nos
enfrenta con nuestros demonios, nos obliga a pensar, nos desafía. Y lo
necesitamos más irreverente que nunca para enfrentar esta tendencia a la
victimización que se esconde detrás de lo políticamente correcto. Tomemos
como ejemplo los textos que he escrito. Claramente un lector astuto se dará
cuenta que fueron escritos con mucho sarcasmo. Como lo mencioné antes, a
veces la forma de atacar una postura, racista, discriminatoria o misógina es a
través de la exageración o la ironía. Claro que, debido al analfabetismo
funcional de hoy en día, a mucha gente le cuesta entender ese nivel del
lenguaje. Y, lamentablemente, hablo de personas que se encuentran en los
grupos a los que me referí los cuales, se supone, tienen un alto nivel de
educación no obstante, se quejan si el texto es muy largo y leen el título pero
no el contenido. Tan desesperados están por ofenderse que ni siquiera leen con
atención lo escrito.
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tomar un enfoque serio o uno humorístico. A veces elijo el serio y otras veces
el humorístico. Hay que reírse un poco. Finalizó con el monologo final del
personaje de la serie Duckman quién resume la importancia del humor:
Escribo para ser libre y público para que, tal vez, con mucha suerte, algunos
de los escritos toquen el alma de alguien y modifiquen aunque sea en forma
infinitesimal los pensamientos y creencias de quien los lee. Tal vez escribo
también para que me conozcan, para que me comprendan, para que puedan ver
la vida a través de mis ojos. Eso no es fácil. La única forma de ver esto es leer
todo lo que he escrito, lo cual equivaldría a leerse diez novelas. En vez de eso,
solo publico fragmentos de lo que soy y, en cierta forma, esos textos terminan
convirtiéndose en un espejo de quien los lee. Es gracioso que he sido de
acusado de fascista de mierda y zurdo sucio por el mismo texto. Asimismo me
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llamaron machista y feminista por el mismo artículo. También me llamaron
rencoroso y tolerante por el mismo escrito.
Solo los que se atrevieron realmente a conocerme fuera del espejismo virtual
pudieron ver más allá de las apariencias. Admiro el valor de aquellos que se
han atrevido a ir más allá de sus prejuicios. En cierta forma, esto habla bien de
ellos y de su deseo de deshacerse de sus pre concepciones. Aquello no es fácil
teniendo en cuenta que escribo con un estilo provocativo y algo irreverente.
Sin embargo, de no hacerlo, ¿cuál sería la gracia? Me río de las variadas,
opuestas y curiosas interpretaciones de mis textos. Desde comentarios de
halago hasta agresiones sin sentido. Desde descargas emocionales hasta
interpretaciones lógicas de lo más complejas.
Si bien escribo para mí, también escribo para otros porque, insisto, si puedo
aunque sea cambiar la vida de una de las personas que me lee, incluso sin
enterarme, entonces mi vida tiene propósito. Posiblemente la mayoría será
indiferente, burlones o incluso agresivos pero si por lo menos existe en aquel
mar de resentimiento alguien que pueda percibir la verdadera naturaleza de lo
que escribo, entonces este efecto secundario de una actividad de catarsis
personal dará significado a todo.
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