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de crianza en la
primera infancia: Alba Lucía Marín Rengifo**
Lucelly Ospina Martínez***
una construcción
sociocultural de las
relaciones de género y
generación en la familia*
Fecha de recepción: 30 de enero de 2014
Fecha de aprobación: 9 de junio de 2014
Resumen
Este artículo centra su interés en el tejido
relacional de la familia que marca derechos
y obligaciones entre el padre, la madre,
los cuidadores, los hijos y las hijas en la pri-
mera infancia; además, invita al cambio
de un paradigma que por siglos ha estado
presente en la construcción sociocultu-
ral del género y la generación, como es el
patriarcado, lo que provoca tensiones en los
discursos y las prácticas de los encargados
del cuidado y la crianza de los niños y las
niñas. El objetivo fue comprender, conjun- * Artículo producto de la investigación titulada De-
mocratización de las relaciones familiares favorecedoras
tamente con 75 familias pertenecientes a del cuidado integral de la primera infancia, realizada
los centros de desarrollo infantil (CDI) de en convenio con el Instituto Colombiano de Bien-
estar Familiar (ICBF) y la Universidad de Caldas,
tres municipios del departamento de Cal- Manizales, Colombia, en 2012.
das, la Dorada, Viterbo y Palestina-Arauca,
** Trabajadora Social y magíster en Estudios de Fa-
los aspectos culturales y sociales en torno milia y Desarrollo. Profesora de la Universidad de
a los discursos y prácticas que emplean en la Caldas, Manizales, Colombia. Correo electrónico:
crianza de los niños y las niñas según géne- alba.marin@ucaldas.edu.co
Palabras clave: género, generación, cuida- mera infancia: una construcción sociocultural de las rela-
ciones de género y generación en la familia. Tendencias &
do, crianza, democratización. Retos, 19(2), 63-76.
1.1. Hacia una conceptualización Dichos cambios sitúan asuntos como las
de la familia democratizadora desigualdades de género y generación, do-
minación del hombre y subordinación de
La noción de democratización en la familia
la mujer, el control y la regulación frente
implica ubicar contextualmente la catego-
al ejercicio de la sexualidad que afectan las
ría “familia”, que ha tenido una trayectoria
experiencias de vida familiar en el recono-
que no es unívoca, lineal, ni unánime. La cimiento recíproco de derechos y responsa-
familia suele ser un concepto normatiza- bilidades.
dor, impregnado de ideologías que suelen
considerarse universales para la imposición Lo anterior marca diferencias en las rela-
de modelos, de legitimación de roles y de ciones de afecto, sustento y de reproducción.
regulación de comportamientos. En los en- Estas nuevas formas, lejos de proponer la
y ancianos que señalan cursos de vida en 4 Permitió centrar el problema, establecer relaciones
con el contexto, agrupar, clasificar y dar cuenta de la
espacios socioculturales determinados en trama de nexos y relaciones en las diferentes catego-
cada grupo social. rías de análisis.
5 Aquí se reinterpretó y dio sentido a la información
para construir nuevos conceptos, categorías y len-
guajes.
2 El poder, en palabras de Maturana (1995, p. 26), es 6 Dicha investigación implica una metodología que
“[…] una concesión que hacemos y que nos atrapa no contradice la dialogicidad de la educación libera-
en redes tejidas por otros […] pertenecemos a una dora. De ahí que es dialógica y concientizadora. Al
cultura patriarcal y no nos damos cuenta de que na- mismo tiempo, la aprehensión de los “temas genera-
die detenta el poder si no es endosado por otros, el dores” y la toma de conciencia de las personas sobre
poder surge de la obediencia del otro”. ellas mismas (Freire, 1970, p. 118).
rol de madre, aunque a veces cansada, y es valores de cada persona, de la mujer y del
muy diferente, porque cuando crié a mi hombre” (VPD, 2012).9
hija mayor ella era diferente, callada, este
niño habla, es muy despierto, aunque tam- El discurso de este padre está enmarcado
bién es muy rebelde, a veces no hace caso” en creencias arraigadas a su historia de vida
(VMD, 2012).8 personal y social, en correspondencia con
valores, normas y costumbres que le ha-
Lo anterior refleja satisfacción con el rol cen pensar diferente respecto a la forma
otorgado por la cultura respecto a la ma- de criar un niño y una niña. Conserva lo que
ternidad, basado en un discurso relativo a cultural y socialmente ha aprendido: que
la diferencia de género asociado a lo que el hombre es más fuerte, más arriesgado y
culturalmente se le asigna a lo masculino requiere menos cuidado, pues corre menos
y lo femenino, contrastado con las expec- peligro en las relaciones que establece con
tativas individuales y sociales. También se iguales, contrario a las hijas mujeres a quie-
observa una diferencia entre el comporta- nes se les considera frágiles y vulnerables.
miento del hijo pequeño en relación con
la hija mayor; la madre sostiene que criar En este caso, se reproduce la tradición
un hijo hombre trae angustia, lo que im- respecto a la vida privada como el conjunto
plica una mayor dedicación al control de sus de prácticas afectivas y materiales, orientadas
comportamientos. De ello se deriva que el al cuidado y la atención centrada en la mu-
tiempo, como un continuo de la construc- jer (Murillo, 1996) y la diferencia en el cui-
ción social, hace más compleja la crianza, dado y la crianza entre hombres y mujeres.
pues ella añora el pasado respecto a la for- Uno de los aspectos que sobresalió en los
ma como crió a su hija, lo cual corresponde tres municipios fueron los discursos aso-
a lo que culturalmente se le atribuye a la ciados al género y a la asignación tradicional
mujer al considerar que la sumisión faci- de roles, lo cual concuerda con lo manifes-
lita la crianza. tado por Restrepo (1999) cuando expresa
En este sentido, se perpetúa la “domestici- que:
dad” de la mujer, quien debe preocuparse Las mujeres son vistas como más apro-
por las necesidades materiales y afectivas piadas para el cuidado y la atención en
de los miembros de la familia, en este caso salud, para hacer el trabajo doméstico y
para la crianza de los hijos, actividades
los niños y las niñas en la primera infancia
que no son valoradas, y por lo tanto no
(Murillo, 1996). son tan merecedoras de los mismos dere-
chos de los hombres (p. 93).
Al abordar a las familias frente a las dife-
rencias en la crianza de niños y niñas, los La legitimación social de la mujer como
padres (varones) participantes refirieron: “ecónoma”, “criadora” y “moralizadora” se
“Es muy distinto por los valores huma- refleja en los siguientes relatos:
nos, más que todo por la diferencia en los
8 Voz de una madre de La Dorada. Segundo encuen- 9 Voz de un padre de La Dorada. Visita domiciliaria,
tro, octubre de 2012. noviembre de 2012.
Es que hoy en día los papás son de bol- En nuestra cultura, como lo expresa Flaquer
sillo, por ejemplo en el caso mío vivo (1998), llamamos paternidad a la institución
sola con los dos niños y el papá viene cada
mes me los malcría y luego se va (VMD, que reúne un conglomerado de distintas re-
2012).11 laciones derivadas del hecho de ser el posi-
ble progenitor que se asocia a los derechos
En estos testimonios, las madres ocupan y obligaciones que se adquieren y, de igual
un rol de responsabilidad social frente a la manera, cuando se es pareja de la madre,
protección y formación de los hijos y las o de asumir la responsabilidad social de la
hijas, para la construcción de un futuro que educación de los hijos y las hijas, teniendo
promueva el bienestar y la vinculación so- en cuenta la diversidad en los contextos so-
cial. Sin embargo, las madres asumen una ciales y culturales donde confluyen los pro-
responsabilidad propia y no mencionan cesos de crianza y cuidado.
la responsabilidad del padre ni de otros in-
tegrantes de la familia en el proceso de criar Respecto al rol parental y de género en
y de establecer normas y valores a los hijos e la crianza, otra madre en el municipio de
hijas. Algunas no conviven con sus parejas Viterbo, expresó: “El padre comparte con
y tienen que asumir solas el cuidado y la su hija después del trabajo en las noches,
responsabilidad económica. juegan juntos, escuchan música, pasean;
sin embargo, él no va a ninguna reunión de
En otros casos, los padres (varones) viven estas porque dice que esto le corresponde a
con sus hijos y su pareja, pero se marginan la mamá” (VMV, 2012).12
de las labores de crianza y de cuidado, lo
que indica que las prácticas del padre para El segmento anterior refleja el sentir de la
compartir con sus hijos no se orientan madre, respecto a la vivencia de las relacio-
hacia la formación y la disciplina, y por eso nes del padre con su hija, expresada en la
suelen ser permisivos, lo cual genera en ellas atención y la forma de compartir. Se con-
una sobrecarga en su rol de cuidadoras. tinúa en una asignación tradicional de los
roles concernientes a la crianza, la madre se
La participación de ambos padres en el
encarga del acompañamiento de los asun-
proceso formativo, es importante para
forjar pautas comportamentales adecua- tos escolares como tareas y reuniones.
das, mientras que cuando es asumida por
la figura materna o paterna, debido a la De este modo, la función tradicional de los
padres (varones), que los hace desintere-
sarse de la crianza de los hijos y las hijas
10 Voz de una madre de La Dorada. Tercer encuentro,
octubre de 2012.
11 Voz de una madre de La Dorada. Cuarto encuentro, 12 Voz de una madre de Viterbo. Cuarto encuentro,
octubre de 2012. noviembre de 2012.
En este sentido, hay una similitud en los po y el ejemplo que nos dieron mi papá y
discursos planteados por las familias e ins- mi mamá fue muy bueno” (VPD, 2012).15
tituciones, en los tres municipios de Cal-
das. Por un lado, la añoranza por tiempos El testimonio del padre refleja su sentir
pasados en términos de obediencia, crianza frente a su crianza y su formación que,
centrada en el castigo físico, que se consi- además, resalta el contexto donde vivió
deraba natural y, por otra parte, la incer- la niñez, percibida como “buena”. Cuan-
tidumbre de no saber cómo actuar y qué do el padre hace alusión al castigo físico
decidir frente a la formación de las nue- que ejercieron con él, y cuyo resultado fue
vas generaciones. “Para mí es muy difícil. la formación de un hombre recto y res-
Antes la relación con mi hijo adolescen- ponsable, el dominio físico, psicológico y
te era mejor, él cambió cuando tuve a los simbólico implican un sometimiento de la
dos niños. Me reprocha, que con ellos soy voluntad, una naturalización y justificación
más paciente, porque no les pego” (VMA, del castigo hacia él, que asume con agrade-
2012).14 cimiento por considerar que le aportó para
su vida actual.
Este testimonio expresa una tensión en las
relaciones que se construyen con los hijos Por otro lado, algunas familias ofrecen dis-
y las diferencias dadas a partir del ciclo cursos en los que reconocen la individua-
vital, en las que se complejiza el cuidado lidad de los niños y las niñas, pero siguen
y la crianza y se marcan cambios de una concibiéndolos en relación con la necesi-
generación a otra. La categoría generación dad y con la crianza frente a las cuales se
trasciende los cursos de vida en los aspec- reproducen los valores tradicionales. En
tos biológicos, psicológicos y socioculturales palabras de Giddens (1992), a partir de los
que impregnan la vida de los integrantes de estrechos vínculos personales, propios de
la familia en cada momento de su desa- los contextos tradicionales, supeditados
rrollo, donde confluyen relaciones tejidas en la confianza mutua entre madres, pa-
de forma sutil, pero que impactan la vida de dres, niños y niñas, se crean historias an-
quienes las viven. cladas a criterios internos y externos de la
vida familiar.
En otros apartes, surge el testimonio de
un padre en La Dorada, con un discurso 3.3. Las estrategias y las prácticas
alusivo a su proceso de crianza centrado de crianza
en el castigo físico; a ello atribuye una for- La crianza guarda estrecha relación con
mación ajustada en valores. Textualmente los roles y los estilos parentales, a partir
expresó: “A mí me pegaban, sabe que yo le de los discursos y las prácticas que se han
agradezco a mi mamá que me hubiera cas- construido respecto a la formación de los
cado, nosotros somos siete hermanos y so- padres o los cuidadores, por lo cual, como
mos honestos todos. Me criaron en el cam- dicen Torres, Garrido y Ortega, citando a
Aguilar (2008):
14 Voz de una madre de Arauca. Cuarto encuentro, no- 15 Voz de un padre de La Dorada.Visita domiciliaria,
viembre de 2012. noviembre de 2012.
Las prácticas educativas que adoptamos no que se le hubiera partido una pierna o
con nuestros hijos no suelen provenir de un brazo (VMD, 2012).17
análisis informados y profesionales, sino
de estrategias que muchas veces se han Lo que manifiesta la madre sobre la crian-
ido transmitiendo de generación en ge- za se basa en la autoridad como mecanis-
neración (con algunas adaptaciones a la mo para disciplinar, en función del aca-
“época”), y, a pesar de que algunas veces
hemos cuestionado diversas formas con las tamiento de la norma. En su discurso, la
que nos educaron, en el momento de la madre justifica el castigo con el cuidado y
acción frente a nuestros hijos solemos minimiza sus efectos frente a la niña que
traicionarnos y tendemos a hacer lo mis- utiliza un lenguaje convenientemente ins-
mo que hemos aprendido, visto, vivido y
titucional respecto a la posibilidad de “de-
criticado cuando fuimos educados (p. 80).
mandar” a la madre por maltrato. En este
Esta reproducción automática de los es- sentido, la legitimación del castigo y el ejer-
quemas de crianza y de educación es vi- cicio parental autoritario reproduce patro-
sible en las familias de los tres municipios; nes culturales.
se suelen repetir los patrones culturales de
La relación de poder está justificada de
generación en generación. Así lo expresó
forma tácita porque se ha naturalizado
una madre: “Anteriormente la crianza era
para obtener obediencia, que se considera
más estricta, había más respeto y más edu-
una virtud de los hijos. Estas prácticas des-
cación. Actualmente, la crianza es un poco
conocen los derechos de los niños y las ni-
difícil porque estamos criando con alcahue-
ñas, como lo expresa Jiménez (2003): “los
tería a nuestros hijos (VMA, 2012).16
adultos, difícilmente aceptan que son au-
Este discurso está asociado a creencias toritarios y generalmente asocian este tipo
moralizantes que se tensionan con las po- de autoridad con el castigo físico” (p. 5).
siciones institucionales frente a las nuevas
En otros testimonios, la memoria de la
formas de criar y formar respecto a los
crianza del padre o de la madre, signada
derechos. Otro testimonio refleja la jus-
por la sanción y el castigo físico y psico-
tificación del castigo en función de la obe-
lógico, conduce al deseo de romper con la
diencia y la educación:
cadena violenta en la crianza de los hijos:
La verdad, muchas veces sí los he gritado, “Él me daba muy duro. Mis piernas están
y eso no es razón me estoy arrepintiendo. cicatrizadas, yo por eso no lo quiero. Cuan-
Les he pegado como tres veces pero a la
do tuve mis primeros hijos les casqué, pero
niña porque resultó encaramada en ese
armario con ganas de tirarse porque iba a después dije: yo no quiero que les pase lo
volar y yo la bajé tres veces, y tres veces le mismo, ni que me cojan bronca” (VMA,
advertí, a la tercera le pegué, casi se mue- 2012).18
re, le dijo al papá que yo le había pegado y
que me iba a demandar. Yo sí prefiero que
le hubiera quedado el rojo de la chancla y
17 Voz de una madre de la Dorada. Visita domiciliaria,
octubre de 2012.
16 Voz de una madre de Arauca. Visita domiciliaria, 18 Voz de una madre de Arauca. Tercer encuentro, no-
octubre de 2012. viembre de 2012.
Esta reflexión le permite a la madre ver- saber cómo y cuándo reprender” (VMV,
se en el ejercicio de la maternidad de una 2012).19
manera distinta y su referente es personal,
Como puede verse en los testimonios, en
no institucional; de modo que este es otro
relación con los estilos parentales, las fa-
motor de cambio centrado en lo que para
milias están en un proceso de transición
el discurso de los derechos puede ser un
y hacen todo lo posible por resignificar
motivo, pero con un pretexto referido a la
sus patrones de crianza para formar en el
posibilidad de amabilidad y no necesaria-
afecto y el reconocimiento de los niños y
mente frente a lo que puede ser exigido
niñas, como seres autónomos y sujetos de
como derecho: derechos. Algunas familias transitan desde
Las raíces de la violencia hay que bus- el estilo parental autoritario a un estilo
carlas en prácticas de autoridad y de re- permisivo y democrático.
laciones entre los géneros que se funda-
mentan en valores e ideologías legítimos Conclusiones
socialmente que justifican el derecho al
golpe y al maltrato por parte de los seres Puede apreciarse en los discursos de las
queridos, de quienes se espera protección, madres, los padres y los cuidadores que el
amor y cuidado, la transformación de las poder en la familia es circular, dependien-
fuentes de protección en fuentes de terror do la jerarquía del cuidador a cargo, ya sean
es la característica central de la violen-
padres, madres o algunos otros miembros de
cia en la intimidad de la familia y en las
relaciones interpersonales (Schmukler, la red familiar. Se legitima la autoridad en
1997, p. 112). el proceso de la crianza y el cuidado para ga-
rantizar en los niños y las niñas el cumpli-
Las preguntas que pesan sobre las familias miento de la norma y los comportamien-
que se enfrentan a las nuevas relaciones y al tos asociados a atribuciones de género que
desarrollo de los niños y las niñas en la pri- perpetúan las asimetrías en las relaciones.
mera infancia son ¿cómo hacerlo?, ¿cómo
educar?, teniendo en cuenta que se educa Las acciones de las madres, los padres y los
según la apropiación de un discurso, en un cuidadores en torno a las estrategias en el
uso del poder se orientan a:
contexto sociocultural dotado de un senti-
do que orienta sus reflexiones. • Procurar la formación de responsabilidad
e inculcar en los infantes las normas
En su mayoría, las madres alguna vez han
culturales y socialmente aceptadas,
castigado físicamente a sus hijos, pero so-
por ello el castigo y la sanción conclu-
licitan de manera abierta orientación para
yen en el desarrollo de la vida cotidiana
mejorar su rol de madres y reconocen que
familiar.
una vez han sancionado a sus hijos sienten
arrepentimiento y los comportamientos de • Se utiliza un discurso y una práctica am-
los niños y las niñas desbordan el manejo bivalentes que algunas veces le apuestan
emocional de la situación. Una madre ex-
presó al respecto: “Que nos enseñen cómo 19 Voz de una madre de Viterbo. Segundo encuentro,
criar nuestros hijos a tenerles paciencia […] octubre de 2012.
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