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Discursos y prácticas

de crianza en la
primera infancia: Alba Lucía Marín Rengifo**
Lucelly Ospina Martínez***
una construcción
sociocultural de las
relaciones de género y
generación en la familia*
Fecha de recepción: 30 de enero de 2014
Fecha de aprobación: 9 de junio de 2014

Resumen
Este artículo centra su interés en el tejido
relacional de la familia que marca derechos
y obligaciones entre el padre, la madre,
los cuidadores, los hijos y las hijas en la pri-
mera infancia; además, invita al cambio
de un paradigma que por siglos ha estado
presente en la construcción sociocultu-
ral del género y la generación, como es el
patriarcado, lo que provoca tensiones en los
discursos y las prácticas de los encargados
del cuidado y la crianza de los niños y las
niñas. El objetivo fue comprender, conjun- * Artículo producto de la investigación titulada De-
mocratización de las relaciones familiares favorecedoras
tamente con 75 familias pertenecientes a del cuidado integral de la primera infancia, realizada
los centros de desarrollo infantil (CDI) de en convenio con el Instituto Colombiano de Bien-
estar Familiar (ICBF) y la Universidad de Caldas,
tres municipios del departamento de Cal- Manizales, Colombia, en 2012.
das, la Dorada, Viterbo y Palestina-Arauca,
** Trabajadora Social y magíster en Estudios de Fa-
los aspectos culturales y sociales en torno milia y Desarrollo. Profesora de la Universidad de
a los discursos y prácticas que emplean en la Caldas, Manizales, Colombia. Correo electrónico:
crianza de los niños y las niñas según géne- alba.marin@ucaldas.edu.co

ro y generación. En general, se presentan *** Trabajadora Social y candidata a magíster de Estu-


dios de Familia y Desarrollo. Profesora de la Uni-
los procesos de crianza y cuidado a partir
versidad de Caldas, Manizales, Colombia. Correo
de patrones socioculturalmente arraigados electrónico: lucelly.ospina@ucaldas.edu.co
que perpetúan asimetrías en las relaciones.
cómo citar: Discursos y prácticas de crianza en la pri-

Palabras clave: género, generación, cuida- mera infancia: una construcción sociocultural de las rela-
ciones de género y generación en la familia. Tendencias &
do, crianza, democratización. Retos, 19(2), 63-76.

Tend. Ret. ISSN 0122-9729. Vol. 19, No. 2, julio-diciembre 2014, pp. 63-76


64 Alba Lucía Marín Rengifo, Lucelly Ospina Martínez

Parenting Discourses and Discursos e práticas de


Practices in Early Childhood: criação na primeira infância:
A Sociocultural Construction uma construção sociocultural
of Gender and Generational das relações de gênero e
Relations in the Family geração na família
Abstract Resumo
This article focuses on the relational fab- Este artigo foca o seu interesse no tecido
ric of the family that marks the rights and relacional da família que marca os direitos
obligations between father, mother, care- e obrigações entre o pai, a mãe, os cuida-
givers, sons, and daughters in first infan- dores, os filhos e as filhas na primeira in-
cy; it also invites to change the paradigm fância; além do mais, convida à mudança
present for centuries in the sociocul- de um paradigma que durante séculos esteve
tural construction of gender and genera- presente na construção sociocultural do
tion, such as patriarchy, causing tensions gênero e da geração, como é o patriarcado,
in the parenting discourses and practices o que provoca tensões nos discursos e nas
of caregivers. The aim was to understand, práticas dos encarregados do cuidado e da
along with 75 families from different child criação de meninos e meninas. O objetivo
development centers (CDC) in three mu- foi compreender, conjuntamente com 75
nicipalities of the departments of Caldas, famílias pertencentes aos centros de des-
La Dorada, Viterbo and Palestina-Arauca, envolvimento infantil (CDI) de três mu-
the cultural and social aspects surrounding nicípios dos estados de Caldas, La Dorada,
parenting discourses and practices differen- Viterbo e Palestina-Arauca, os aspectos
tiated by gender and generation. In general, culturais e sociais em torno aos discursos e
the processes of parenting are rooted in so- práticas empregados na criação dos meni-
ciocultural patterns that perpetuate imbal- nos e meninas segundo o gênero e geração.
ances in relationships. Geralmente, se apresentam os processos de
criação e cuidado a partir de padrões sócio-
Keywords: Gender, generation, childcare, culturalmente enraizados que perpetuam
parenting, democratization. assimetrias nas relações.

Palavras chave: gênero, geração, cuidado,


criação, democratização.

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Introducción foques tradicionales, las familias asumen el


papel de reproducir los procesos de la socie-
Este trabajo se aborda desde el mundo dad, que aludena las normas y los valores en
contemporáneo, donde confluyen diversas las nuevas generaciones. “La familia es vista
formas familiares que demandan a la fa- como una institución reguladora y transmi-
milia y los cuidadores el contar con estra- sora de las prácticas valoradas por cada cul-
tegias que les permita estar a tono para la tura, como agente social que contribuye a
crianza y cuidado de sus hijos e hijas. Dicha que una comunidad determinada normatice
demanda implica indagar sobre las prácti- las conductas de sus miembros” (Di Marco,
cas, los imaginarios y significados que estos Faur y Méndez, 2005, p. 32).
atribuyen a los procesos educativos en los
que participan. Para ello, a continuación se Sin embargo, sobre el estereotipo de “fa-
desarrollan tres acápites: el primero reali- milia moderna” se han construido nuevos
za precisiones teóricas en el abordaje de la arreglos que ponen el acento en estrategias
familia y las relaciones parento-filiales, que vinculadas a las relaciones de género y de
afrontan las categorías de los derechos, el crianza que reorientan las familias según
género y la generación. El segundo presenta otros enfoques y prácticas. Algunos auto-
los resultados y la discusión que evidencian res denominan las nuevas formas familiares
como posmodernas, para determinar la
la reproducción generacional de los roles
fluidez de los vínculos y las múltiples for-
tradicionales del género, afirmando los es-
mas que combinan viejas y nuevas maneras
quemas de poder en el interior de las fami-
de vínculos familiares:
lias, los tiempos familiares como un marco
de referencia que permite reflexionar sobre Los cambios que trae la modernidad en el
el pasado, presente y futuro de la familia, las ámbito familiar sustentan la transforma-
ción de la intimidad, que se expresa en las
estrategiasy las prácticas de crianza. Final-
relaciones sexuales, las relaciones progeni-
mente, se ubican algunas conclusiones que to-filiales y las relaciones interpersonales;
señalan las tensiones entre los discursos y las a través de las cuales pueden observarse
prácticas que en el mundo familiar se tejen. los movimientos que asumen las prácticas
y los imaginarios entre los actores sociales
1. Referente conceptual (Palacio, 2009, p. 30).

1.1. Hacia una conceptualización Dichos cambios sitúan asuntos como las
de la familia democratizadora desigualdades de género y generación, do-
minación del hombre y subordinación de
La noción de democratización en la familia
la mujer, el control y la regulación frente
implica ubicar contextualmente la catego-
al ejercicio de la sexualidad que afectan las
ría “familia”, que ha tenido una trayectoria
experiencias de vida familiar en el recono-
que no es unívoca, lineal, ni unánime. La cimiento recíproco de derechos y responsa-
familia suele ser un concepto normatiza- bilidades.
dor, impregnado de ideologías que suelen
considerarse universales para la imposición Lo anterior marca diferencias en las rela-
de modelos, de legitimación de roles y de ciones de afecto, sustento y de reproducción.
regulación de comportamientos. En los en- Estas nuevas formas, lejos de proponer la

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destrucción de la familia, muestran cómo salidad, de no discriminación, su aplicación


los lazos familiares se crean y recrean de igualitaria1 y su indivisibilidad porque pue-
manera continua (Di Marco, Faur y Mén- den ejercerse de forma simultánea; como
dez, 2005). Para el estudio se concibió la afirma Galvis (2011), “tiene como punto de
familia como: partida la titularidad personal de estos y la
capacidad para exigir su vigencia” (p. 74).
Una forma particular de organización so-
cial en torno al parentesco, por la pre- Los derechos humanos logran su concre-
sencia de por lo menos un lazo conector
ción en el proceso de democratizacion y
por vía de afinidad, consanguinidad o
situación legal. Se estructura un tejido en el estudio de las relaciones familiares
relacional que marca derechos y obliga- sucede lo mismo, por lo cual se asume en
ciones, le da contenido a las interacciones esta investigación la democratizacion de la
como soporte de las experiencias vincu- familia como el proceso que:
lantes y define particularidades en los
procesos de convivencia y sobrevivencia Implica incluir a todos los miembros en
entre sus integrantes (Sánchez, López y una nueva dinámica, más flexible, in-
Palacio, 2013, p. 137). corporando las voces de la madre y de
los hijos en la toma de decisiones, así,
De acuerdo con lo anterior, la investigación como el reconocimiento de los deseos
centró su interés en el tejido relacional de de la madre que se atreve a romper con
el estereotipo del altruismo materno. Se
la familia que marca derechos y obligacio-
trata de cambios en la estructura familiar
nes entre el padre, la madre y los hijos y las que permiten ser evaluados como pasaje
hijas en la primera infancia, entendiendo a una nuevaconvivencia en la que tan-
esta última como: to las madres como los hijosde acuerdo
con la edad, el ciclo vital y los niveles de
La etapa del ciclo vital en la que se esta- maduración tienen el derecho a opinar y
blecen las bases para el desarrollo cogni- decidir junto con el padre (Schmukler y
tivo, emocional y social del ser humano. Di Marco, 1997, p. 41).
Diversas disciplinas como la neurocien-
cia, la psicología, la pedagogía y la econo- La democratización de las relaciones fami-
mía han demostrado que esta etapa es la liares en este estudio se abordó mediante las
más importante y la más decisiva para la subcategorías “género” y “generación”. La
vida de las personas y para la construc-
primera es entendida como:
ción de capital humano de un país (Insti-
tuto Colombiano de Bienestar Familiar Un conjunto de creencias, rasgos per-
[ICBF], 2010, p. 11). sonales, actitudes, sentimientos, valores,

Para el análisis de la familia, la categoría


“derechos humanos” es transversal, pues las 1 La noción de igualdad “es consustancial a la noción
de derechos humanos, en tanto la pertenencia a la
actuales relaciones familiares trascienden especie humana otorga la titularidad de estos dere-
el cumplimiento de estos y superan las con- chos y, por ende, el principio de no discriminación es
intrínseco a esta categoría. A su vez no se trata de un
diciones materiales y simbólicas que deben traslado normativo de los derechos ya reconocidos
ofrecerse a los hijos y las hijas. en las constituciones nacionales, sino precisamente
los derechos humanos surgen de un consenso mun-
dial, que se apoya en nociones de dignidad y liber-
El enfoque que introduce los derechos tad comunes a todas las civilizaciones y las culturas”
humanos implica su condición de univer- (Pinto, 2006, p. 31).

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conductas y actividades que diferencian 2. Metodología


al hombre de la mujer, a través de un
proceso de construcción social que tie- El estudio se realizó utilizando una meto-
ne varias características. Como proceso dología cualitativa, en tres momentos: ex-
histórico que se desarrolla a distintos
ploración o preconfiguración del problema,3
niveles tales como el Estado, el mercado
de trabajo, las escuelas, los medios de co- focalización o configuración4 y profundiza-
municación, la ley, la familia y a través de ción o reconfiguración,5 trabajados de for-
las relaciones interpersonales. En segun- ma circular (Galeano, 2003). El enfoque
do lugar, este proceso supone la jerarqui- fue la investigación acción participativa,6
zación de estos rasgos de actividades de
que permitió reflexionar y participar, y
tal modo que a los que se definen como
masculinos normalmente se les atribuye derivó en una coconstrucción con las 75
mayor valor (Benería, 1988, citada por familias, de los niños y las niñas menores
Murillo, 1996, p. 14). de cinco años, pertenecientes a los centros
de desarrollo infantil (CDI) de tres mu-
Como puede observarse, el género tras-
nicipios de Caldas, Viterbo, La Dorada y
ciende la relación establecida según el sexo,
Palestina-Arauca, quienes fueron selec-
es decir, ser hombre o mujer, y adquiere
cionados de manera aleatoria por el ICBF
una connotación sociocultural referida a un
y con actores institucionales que trabajan
sistema de roles y relaciones entre hom-
con la primera infancia en los CDI.
bres y mujeres. Estas relaciones son media-
das por el poder2 que configura asimetrías El proceso metodológico se desarrolló en
entre dichos roles y relaciones. cinco fases: a) comienzo de un camino
para trasegar, b) proceso educativo reflexi-
En cuanto a la categoría “generación”, esta
vo, c) tejido de lazos y vínculos en las rela-
se refiere al “conjunto de personas que com-
ciones familiares, d) construir y compartir
parten una relación que liga su colocación
los saberes y e) construcción de una ruta
en la descendencia propia de la esfera
posible para el trabajo con familias en las
familiar-parental (hijos, padres y abuelos)
relaciones democratizadoras. Estas fases se
con la posición definida en la esfera so-
cietal con base en la edad social” (Donati,
1999, p. 11). Esta definición supone ciertos 3 Posibilitó trabajar con datos sueltos, sin coherencia,
ni articulación, a partir de impresiones, sensaciones
eventos experimentados en un momento e intuiciones que adquirieron sentido a medida que
determinado por niños, jóvenes, adultos la investigación avanzaba (diálogo de saberes).

y ancianos que señalan cursos de vida en 4 Permitió centrar el problema, establecer relaciones
con el contexto, agrupar, clasificar y dar cuenta de la
espacios socioculturales determinados en trama de nexos y relaciones en las diferentes catego-
cada grupo social. rías de análisis.
5 Aquí se reinterpretó y dio sentido a la información
para construir nuevos conceptos, categorías y len-
guajes.
2 El poder, en palabras de Maturana (1995, p. 26), es 6 Dicha investigación implica una metodología que
“[…] una concesión que hacemos y que nos atrapa no contradice la dialogicidad de la educación libera-
en redes tejidas por otros […] pertenecemos a una dora. De ahí que es dialógica y concientizadora. Al
cultura patriarcal y no nos damos cuenta de que na- mismo tiempo, la aprehensión de los “temas genera-
die detenta el poder si no es endosado por otros, el dores” y la toma de conciencia de las personas sobre
poder surge de la obediencia del otro”. ellas mismas (Freire, 1970, p. 118).

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desarrollaron de forma circular e integra- 3.1. La reproducción generacional


ron los momentos señalados. La relación de los roles tradicionales del
establecida con los actores implicados fue género
pedagógica, pues la comunicación sobre la
Los esquemas de poder en la familia se
realidad fue abordada en la complejidad de
reproducen en la vida cotidiana, impreg-
su devenir, es decir, en el contexto particu-
nada por los significados construidos en
lar de cada familia.
las relaciones tejidas en la cultura, deriva-
El tipo de análisis realizado fue compren- da esta última de un complejo proceso de
sivo, a partir de la sistematización y pro- cambios estructurales y en las dinámicas
cesamiento de la información obtenida en relacionales. Las formas culturales dan
las técnicas trabajadas para la recolección lugar a conflictos; según Flaquer “podría
de información (los diálogos informales, considerarse que la familia se constituye
los círculos dialógicos, el metaplan, las ob- en un escenario donde confluyen fuertes y
servaciones, los talleres reflexivos, las visitas profundas tensiones; un campo donde se de-
domiciliarias, la ficha socioeconómica y sarrolla el encuentro pero también el desen-
el álbum familiar) en el programa com- cuentro entre los géneros y las generacio-
putacional Atlas.Ti. En este programa nes” (1998, citado por Palacio, 2004, p. 51).
se codificaron7 los relatos de acuerdo con
Estos aspectos parten de una construc-
las categorías previas de análisis plantea-
ción cotidiana, en un contexto cultural que
das desde las preguntas de conocimiento
orienta prácticas y discursos que constru-
y permitiendo que emergieran nuevas ca-
yen y deconstruyen realidades subjetivas.
tegorías.
Con ello, se hace referencia a que las per-
3. Resultados y discusión sonas, en un sistema familiar e institucio-
nal, establecen pautas de interacción y de
La discusión pretende ubicar las relaciones identidades relacionales, y contribuyen a la
entre las categorías configuradas teórica- estructuración de la identidad individual y
mente: el género, la generación, el poder, colectiva.
los tiempos familiares y las prácticas de
crianza, lo que permite observar en las fa- Las relaciones en la familia tradicional
milias y la institucionalidad (ICBF) la forma han estado condicionadas por relaciones
como se construyen en la vida cotidiana las de poder que se materializan en el géne-
interacciones respecto a la garantía de ro, entendido como la atribución cultural
los derechos en la primera infancia. que se les otorga a las personas en función
de la diferenciación sexual, y que legitima
las interacciones humanas en el contexto
cultural, en los discursos sociales que se
manifiestan en la práctica cotidiana y se re-
producen de generación en generación. En
7 La codificación es un proceso analítico a través del ese sentido, lo expresado por las madres
cual se fragmentan, se conceptualizan e integran de la segunda generación se condensa en
los datos para formar interrelaciones categoriales
(Strauss y Corbin, 2012). el siguiente relato: “Me siento bien en el

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rol de madre, aunque a veces cansada, y es valores de cada persona, de la mujer y del
muy diferente, porque cuando crié a mi hombre” (VPD, 2012).9
hija mayor ella era diferente, callada, este
niño habla, es muy despierto, aunque tam- El discurso de este padre está enmarcado
bién es muy rebelde, a veces no hace caso” en creencias arraigadas a su historia de vida
(VMD, 2012).8 personal y social, en correspondencia con
valores, normas y costumbres que le ha-
Lo anterior refleja satisfacción con el rol cen pensar diferente respecto a la forma
otorgado por la cultura respecto a la ma- de criar un niño y una niña. Conserva lo que
ternidad, basado en un discurso relativo a cultural y socialmente ha aprendido: que
la diferencia de género asociado a lo que el hombre es más fuerte, más arriesgado y
culturalmente se le asigna a lo masculino requiere menos cuidado, pues corre menos
y lo femenino, contrastado con las expec- peligro en las relaciones que establece con
tativas individuales y sociales. También se iguales, contrario a las hijas mujeres a quie-
observa una diferencia entre el comporta- nes se les considera frágiles y vulnerables.
miento del hijo pequeño en relación con
la hija mayor; la madre sostiene que criar En este caso, se reproduce la tradición
un hijo hombre trae angustia, lo que im- respecto a la vida privada como el conjunto
plica una mayor dedicación al control de sus de prácticas afectivas y materiales, orientadas
comportamientos. De ello se deriva que el al cuidado y la atención centrada en la mu-
tiempo, como un continuo de la construc- jer (Murillo, 1996) y la diferencia en el cui-
ción social, hace más compleja la crianza, dado y la crianza entre hombres y mujeres.
pues ella añora el pasado respecto a la for- Uno de los aspectos que sobresalió en los
ma como crió a su hija, lo cual corresponde tres municipios fueron los discursos aso-
a lo que culturalmente se le atribuye a la ciados al género y a la asignación tradicional
mujer al considerar que la sumisión faci- de roles, lo cual concuerda con lo manifes-
lita la crianza. tado por Restrepo (1999) cuando expresa
En este sentido, se perpetúa la “domestici- que:
dad” de la mujer, quien debe preocuparse Las mujeres son vistas como más apro-
por las necesidades materiales y afectivas piadas para el cuidado y la atención en
de los miembros de la familia, en este caso salud, para hacer el trabajo doméstico y
para la crianza de los hijos, actividades
los niños y las niñas en la primera infancia
que no son valoradas, y por lo tanto no
(Murillo, 1996). son tan merecedoras de los mismos dere-
chos de los hombres (p. 93).
Al abordar a las familias frente a las dife-
rencias en la crianza de niños y niñas, los La legitimación social de la mujer como
padres (varones) participantes refirieron: “ecónoma”, “criadora” y “moralizadora” se
“Es muy distinto por los valores huma- refleja en los siguientes relatos:
nos, más que todo por la diferencia en los

8 Voz de una madre de La Dorada. Segundo encuen- 9 Voz de un padre de La Dorada. Visita domiciliaria,
tro, octubre de 2012. noviembre de 2012.

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Guiar y orientar a nuestros hijos es la ta- condición de mono parentalidad de la fa-


rea de nosotras las madres, para que ellos milia, el proceso de crianza se torna más
sean de bien y tengan un buen futuro y difícil por no contar con la presencia del
buenas relaciones con los demás, siempre otro significante que ayude a direccionar
debemos estar con ellos cuando más lo y legitimar la relación parento-filial (Pé-
necesitan (VMD, 2012).10 rez y Arrázola, 2013, p. 24).

Es que hoy en día los papás son de bol- En nuestra cultura, como lo expresa Flaquer
sillo, por ejemplo en el caso mío vivo (1998), llamamos paternidad a la institución
sola con los dos niños y el papá viene cada
mes me los malcría y luego se va (VMD, que reúne un conglomerado de distintas re-
2012).11 laciones derivadas del hecho de ser el posi-
ble progenitor que se asocia a los derechos
En estos testimonios, las madres ocupan y obligaciones que se adquieren y, de igual
un rol de responsabilidad social frente a la manera, cuando se es pareja de la madre,
protección y formación de los hijos y las o de asumir la responsabilidad social de la
hijas, para la construcción de un futuro que educación de los hijos y las hijas, teniendo
promueva el bienestar y la vinculación so- en cuenta la diversidad en los contextos so-
cial. Sin embargo, las madres asumen una ciales y culturales donde confluyen los pro-
responsabilidad propia y no mencionan cesos de crianza y cuidado.
la responsabilidad del padre ni de otros in-
tegrantes de la familia en el proceso de criar Respecto al rol parental y de género en
y de establecer normas y valores a los hijos e la crianza, otra madre en el municipio de
hijas. Algunas no conviven con sus parejas Viterbo, expresó: “El padre comparte con
y tienen que asumir solas el cuidado y la su hija después del trabajo en las noches,
responsabilidad económica. juegan juntos, escuchan música, pasean;
sin embargo, él no va a ninguna reunión de
En otros casos, los padres (varones) viven estas porque dice que esto le corresponde a
con sus hijos y su pareja, pero se marginan la mamá” (VMV, 2012).12
de las labores de crianza y de cuidado, lo
que indica que las prácticas del padre para El segmento anterior refleja el sentir de la
compartir con sus hijos no se orientan madre, respecto a la vivencia de las relacio-
hacia la formación y la disciplina, y por eso nes del padre con su hija, expresada en la
suelen ser permisivos, lo cual genera en ellas atención y la forma de compartir. Se con-
una sobrecarga en su rol de cuidadoras. tinúa en una asignación tradicional de los
roles concernientes a la crianza, la madre se
La participación de ambos padres en el
encarga del acompañamiento de los asun-
proceso formativo, es importante para
forjar pautas comportamentales adecua- tos escolares como tareas y reuniones.
das, mientras que cuando es asumida por
la figura materna o paterna, debido a la De este modo, la función tradicional de los
padres (varones), que los hace desintere-
sarse de la crianza de los hijos y las hijas
10 Voz de una madre de La Dorada. Tercer encuentro,
octubre de 2012.
11 Voz de una madre de La Dorada. Cuarto encuentro, 12 Voz de una madre de Viterbo. Cuarto encuentro,
octubre de 2012. noviembre de 2012.

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perpetúa la relación diádica madre-hijo o Los patrones culturales tradicionales aso-


madre-hija; no obstante, en la intimidad ciados al género reproducen y perpetúan
familiar el padre comparte rutinas domés- las inequidades y legitiman las interac-
ticas, mientras que en el escenario público ciones en la vida cotidiana basadas en re-
expresa indiferencia sobre ellas (Carrillo, laciones de poder que privilegian al varón,
2003). lo cual es naturalizado en la vida familiar por
la consideración de que son ellos los pro-
Así mismo, se observaron algunos casos en veedores económicos y las mujeres las
los que el discurso de las madres reconoce encargadas del cuidado y la crianza de la
la función del varón en la educación de los primera infancia. La construcción cultu-
hijos y le conceden una posición de autori- ral de género dificulta la transformación
dad, se destaca la imagen masculina como y la práctica de otros paradigmas sobre la
necesaria para una “adecuada” crianza de los crianza y el cuidado en tanto a los varones
niños y las niñas: “La crianza de los niños se les atribuyen roles diferenciales con res-
se complica más, porque mi esposo murió pecto a las mujeres.
meses atrás, él era la autoridad en la casa,
la presencia del hombre hace falta” (VMV, 3.2. Tiempos familiares
2012).13
La distribución de los tiempos en la fa-
Si bien la madre se duele de su exceso de milia constituye un marco de referencia
trabajo en la vida familiar, el discurso se que permite reflexionar sobre el pasado, el
orienta a reconocer la autoridad masculi- presente y el futuro del grupo familiar. En
na para educar a los hijos. Al respecto, Di los tiempos familiares, confluyen aspectos
Marco y Col (2005) plantean que la auto- políticos, sociales, culturales e históricos,
ridad la detenta muchas veces uno de los que obedecen a un ordenamiento social y
miembros de la familia, en este caso los pa- se reproducen en el marco de las relaciones
dres (varones), quienes cuentan con el re- cotidianas. Como dice Palacio (2009):
conocimiento que les confiere legitimidad Los tiempos familiares, se anudan en una
en el ejercicio del poder. Dicha legitimidad confluencia dialéctica que hacen visible
de la autoridad familiar, aún hoy, en mu- la configuración de escenarios discursivos
chas familias es masculina y paterna. de ejercicio de poder y resistencia, entre
lo que se pauta como el deber ser familiar
Calveiro (2005) señala que el poder en las en el ordenamiento social, cultural, legal
relaciones familiares se muestra a través de y político hegemónico y la opción de
construir otros cursos de acción familiar
las asimetrías, donde quien tiene el privile- alternos y emergentes (p. 1).
gio del poder es el padre, pues este ostenta
la autoridad y el reconocimiento material De acuerdo con la autora, los tiempos fa-
o simbólico para la toma de decisiones miliares necesitan reconfigurar la trayecto-
centrada en una voz directriz que debe ser ria de la vida familiar, superar las miradas
obedecida. tradicionales y transitar hacia cambios
paradigmáticos que permitan reconocer
13 Voz de una madre de Viterbo. Visita domiciliaria,
apuestas de los discursos y las prácticas de-
noviembre de 2012. mocratizadoras.

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En este sentido, hay una similitud en los po y el ejemplo que nos dieron mi papá y
discursos planteados por las familias e ins- mi mamá fue muy bueno” (VPD, 2012).15
tituciones, en los tres municipios de Cal-
das. Por un lado, la añoranza por tiempos El testimonio del padre refleja su sentir
pasados en términos de obediencia, crianza frente a su crianza y su formación que,
centrada en el castigo físico, que se consi- además, resalta el contexto donde vivió
deraba natural y, por otra parte, la incer- la niñez, percibida como “buena”. Cuan-
tidumbre de no saber cómo actuar y qué do el padre hace alusión al castigo físico
decidir frente a la formación de las nue- que ejercieron con él, y cuyo resultado fue
vas generaciones. “Para mí es muy difícil. la formación de un hombre recto y res-
Antes la relación con mi hijo adolescen- ponsable, el dominio físico, psicológico y
te era mejor, él cambió cuando tuve a los simbólico implican un sometimiento de la
dos niños. Me reprocha, que con ellos soy voluntad, una naturalización y justificación
más paciente, porque no les pego” (VMA, del castigo hacia él, que asume con agrade-
2012).14 cimiento por considerar que le aportó para
su vida actual.
Este testimonio expresa una tensión en las
relaciones que se construyen con los hijos Por otro lado, algunas familias ofrecen dis-
y las diferencias dadas a partir del ciclo cursos en los que reconocen la individua-
vital, en las que se complejiza el cuidado lidad de los niños y las niñas, pero siguen
y la crianza y se marcan cambios de una concibiéndolos en relación con la necesi-
generación a otra. La categoría generación dad y con la crianza frente a las cuales se
trasciende los cursos de vida en los aspec- reproducen los valores tradicionales. En
tos biológicos, psicológicos y socioculturales palabras de Giddens (1992), a partir de los
que impregnan la vida de los integrantes de estrechos vínculos personales, propios de
la familia en cada momento de su desa- los contextos tradicionales, supeditados
rrollo, donde confluyen relaciones tejidas en la confianza mutua entre madres, pa-
de forma sutil, pero que impactan la vida de dres, niños y niñas, se crean historias an-
quienes las viven. cladas a criterios internos y externos de la
vida familiar.
En otros apartes, surge el testimonio de
un padre en La Dorada, con un discurso 3.3. Las estrategias y las prácticas
alusivo a su proceso de crianza centrado de crianza
en el castigo físico; a ello atribuye una for- La crianza guarda estrecha relación con
mación ajustada en valores. Textualmente los roles y los estilos parentales, a partir
expresó: “A mí me pegaban, sabe que yo le de los discursos y las prácticas que se han
agradezco a mi mamá que me hubiera cas- construido respecto a la formación de los
cado, nosotros somos siete hermanos y so- padres o los cuidadores, por lo cual, como
mos honestos todos. Me criaron en el cam- dicen Torres, Garrido y Ortega, citando a
Aguilar (2008):

14 Voz de una madre de Arauca. Cuarto encuentro, no- 15 Voz de un padre de La Dorada.Visita domiciliaria,
viembre de 2012. noviembre de 2012.

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Las prácticas educativas que adoptamos no que se le hubiera partido una pierna o
con nuestros hijos no suelen provenir de un brazo (VMD, 2012).17
análisis informados y profesionales, sino
de estrategias que muchas veces se han Lo que manifiesta la madre sobre la crian-
ido transmitiendo de generación en ge- za se basa en la autoridad como mecanis-
neración (con algunas adaptaciones a la mo para disciplinar, en función del aca-
“época”), y, a pesar de que algunas veces
hemos cuestionado diversas formas con las tamiento de la norma. En su discurso, la
que nos educaron, en el momento de la madre justifica el castigo con el cuidado y
acción frente a nuestros hijos solemos minimiza sus efectos frente a la niña que
traicionarnos y tendemos a hacer lo mis- utiliza un lenguaje convenientemente ins-
mo que hemos aprendido, visto, vivido y
titucional respecto a la posibilidad de “de-
criticado cuando fuimos educados (p. 80).
mandar” a la madre por maltrato. En este
Esta reproducción automática de los es- sentido, la legitimación del castigo y el ejer-
quemas de crianza y de educación es vi- cicio parental autoritario reproduce patro-
sible en las familias de los tres municipios; nes culturales.
se suelen repetir los patrones culturales de
La relación de poder está justificada de
generación en generación. Así lo expresó
forma tácita porque se ha naturalizado
una madre: “Anteriormente la crianza era
para obtener obediencia, que se considera
más estricta, había más respeto y más edu-
una virtud de los hijos. Estas prácticas des-
cación. Actualmente, la crianza es un poco
conocen los derechos de los niños y las ni-
difícil porque estamos criando con alcahue-
ñas, como lo expresa Jiménez (2003): “los
tería a nuestros hijos (VMA, 2012).16
adultos, difícilmente aceptan que son au-
Este discurso está asociado a creencias toritarios y generalmente asocian este tipo
moralizantes que se tensionan con las po- de autoridad con el castigo físico” (p. 5).
siciones institucionales frente a las nuevas
En otros testimonios, la memoria de la
formas de criar y formar respecto a los
crianza del padre o de la madre, signada
derechos. Otro testimonio refleja la jus-
por la sanción y el castigo físico y psico-
tificación del castigo en función de la obe-
lógico, conduce al deseo de romper con la
diencia y la educación:
cadena violenta en la crianza de los hijos:
La verdad, muchas veces sí los he gritado, “Él me daba muy duro. Mis piernas están
y eso no es razón me estoy arrepintiendo. cicatrizadas, yo por eso no lo quiero. Cuan-
Les he pegado como tres veces pero a la
do tuve mis primeros hijos les casqué, pero
niña porque resultó encaramada en ese
armario con ganas de tirarse porque iba a después dije: yo no quiero que les pase lo
volar y yo la bajé tres veces, y tres veces le mismo, ni que me cojan bronca” (VMA,
advertí, a la tercera le pegué, casi se mue- 2012).18
re, le dijo al papá que yo le había pegado y
que me iba a demandar. Yo sí prefiero que
le hubiera quedado el rojo de la chancla y
17 Voz de una madre de la Dorada. Visita domiciliaria,
octubre de 2012.
16 Voz de una madre de Arauca. Visita domiciliaria, 18 Voz de una madre de Arauca. Tercer encuentro, no-
octubre de 2012. viembre de 2012.

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Esta reflexión le permite a la madre ver- saber cómo y cuándo reprender” (VMV,
se en el ejercicio de la maternidad de una 2012).19
manera distinta y su referente es personal,
Como puede verse en los testimonios, en
no institucional; de modo que este es otro
relación con los estilos parentales, las fa-
motor de cambio centrado en lo que para
milias están en un proceso de transición
el discurso de los derechos puede ser un
y hacen todo lo posible por resignificar
motivo, pero con un pretexto referido a la
sus patrones de crianza para formar en el
posibilidad de amabilidad y no necesaria-
afecto y el reconocimiento de los niños y
mente frente a lo que puede ser exigido
niñas, como seres autónomos y sujetos de
como derecho: derechos. Algunas familias transitan desde
Las raíces de la violencia hay que bus- el estilo parental autoritario a un estilo
carlas en prácticas de autoridad y de re- permisivo y democrático.
laciones entre los géneros que se funda-
mentan en valores e ideologías legítimos Conclusiones
socialmente que justifican el derecho al
golpe y al maltrato por parte de los seres Puede apreciarse en los discursos de las
queridos, de quienes se espera protección, madres, los padres y los cuidadores que el
amor y cuidado, la transformación de las poder en la familia es circular, dependien-
fuentes de protección en fuentes de terror do la jerarquía del cuidador a cargo, ya sean
es la característica central de la violen-
padres, madres o algunos otros miembros de
cia en la intimidad de la familia y en las
relaciones interpersonales (Schmukler, la red familiar. Se legitima la autoridad en
1997, p. 112). el proceso de la crianza y el cuidado para ga-
rantizar en los niños y las niñas el cumpli-
Las preguntas que pesan sobre las familias miento de la norma y los comportamien-
que se enfrentan a las nuevas relaciones y al tos asociados a atribuciones de género que
desarrollo de los niños y las niñas en la pri- perpetúan las asimetrías en las relaciones.
mera infancia son ¿cómo hacerlo?, ¿cómo
educar?, teniendo en cuenta que se educa Las acciones de las madres, los padres y los
según la apropiación de un discurso, en un cuidadores en torno a las estrategias en el
uso del poder se orientan a:
contexto sociocultural dotado de un senti-
do que orienta sus reflexiones. • Procurar la formación de responsabilidad
e inculcar en los infantes las normas
En su mayoría, las madres alguna vez han
culturales y socialmente aceptadas,
castigado físicamente a sus hijos, pero so-
por ello el castigo y la sanción conclu-
licitan de manera abierta orientación para
yen en el desarrollo de la vida cotidiana
mejorar su rol de madres y reconocen que
familiar.
una vez han sancionado a sus hijos sienten
arrepentimiento y los comportamientos de • Se utiliza un discurso y una práctica am-
los niños y las niñas desbordan el manejo bivalentes que algunas veces le apuestan
emocional de la situación. Una madre ex-
presó al respecto: “Que nos enseñen cómo 19 Voz de una madre de Viterbo. Segundo encuentro,
criar nuestros hijos a tenerles paciencia […] octubre de 2012.

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a la autonomía de los niños y las niñas, y, por otra parte, la incertidumbre de no


y otras al control y al poder por parte de saber cómo actuar y qué decidir frente a
padres y madres, con la utilización del la formación de las nuevas generaciones.
castigo físico.
Se observó que la crianza guarda estrecha
Se perpetúa la “domesticidad” de la mujer, relación con los roles y los estilos paren-
quien debe preocuparse por las necesidades tales, a partir de los discursos y las prác-
materiales y afectivas de los miembros de la ticas que se han construido respecto a la
familia, en este caso los niños y las niñas en formación de los padres o los cuidadores,
la primera infancia. con lo cual se genera una reproducción au-
Las madres asumen una responsabilidad tomática de los esquemas de crianza y de
propia y no mencionan la responsabilidad educación visibles en las familias de los tres
del padre ni de otros integrantes de la fa- municipios, que suelen repetirse de gene-
milia en el proceso de criar y de establecer ración en generación.
normas y valores a los hijos e hijas. Las preguntas a las que se enfrentan hoy
El discurso de los padres (varones) se en- las familias en las nuevas relaciones, y más
específicamente en la crianza y el cuidado
marca en creencias arraigadas a su historia
de los niños y niñas en primera infancia,
de vida personal y social, en corresponden-
son ¿cómo hacerlo?, ¿cómo educar o criar?,
cia con valores, normas y costumbres que les
teniendo en cuenta que lo hacen según la
hacen pensar diferente respecto a la forma
apropiación de un discurso, en un contexto
de criar un niño y una niña. Por lo anterior,
sociocultural específico, dejando abierto el
conservan lo que cultural y socialmente
debate para futuros estudios.
han aprendido: que el hombre es más fuer-
te, más arriesgado y requiere menos cuida-
Referencias
do, pues corre menos peligro en las relacio-
nes que establece con iguales, contrario a Acosta Barrios, M. (2012). Crianza de niños, ni-
ñas en familias que se dedican a la delincuencia
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margen de la crianza y el cuidado; esto Cardona de la Milagrosa, M. (2013). Efectos de
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