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La Gran Reforma

MATERIA: Historia Eclesiástica II

MAESTRO: Neftalí Hernández

ALUMNA: Claudia Eloísa Masin

CICLO: Sexto

AÑO: 2014

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INTRODUCCION

El presente trabajo muestra como ha sido la historia de la iglesia en el periodo de la


reforma, Dios a través de su misericordia ha permitido que su Palabra sea conocida tal y
como es, sin mentira alguna en todos los tiempos. Sin embargo siempre han surgido
personas que se oponen a la verdad tal y como lo narra la historia.
Se nota en la gran reforma como el catolicismo quería predominar a través del papado y
como muchas veces ellos han sido un martirio para muchos cristianos.
La vida de la persecución no fue un periodo fácil, cuando los emperadores romanos
masacraban la vida de los cristianos, pero Dios permitía todo esto, para que su evangelio
siguiera avanzando y creciendo el número de los que creían en nuestro Señor Jesucristo,
autor de la fe cristiana.
Además en el periodo del Papado también hubieron muchos opositores al evangelio,
queriendo mantener una religión donde no hay salvación, estableciendo mandamiento de
hombre antes que escuchar lo que dice la Biblia. Y es allí donde Dios usa a Martin Lutero,
el enseñó que no son dogmas humanos que hay que seguir sino la verdad que esta
escrita en la Palabra de Dios.
El dijo que había que volver a lo que decía la Biblia. Y empezó a dar sus enseñanzas de
tal manera que lo que el quería era reflejar la verdad que se encontraba inmersa en la
Palabra de Dios, así pudo cambiar muchos paradigmas de la época en cuanto a la forma
de interpretar y compartir el texto bíblico. No hay que ser débiles ante un mundo lleno de
pecado y mentiras. Hay que mantenernos siempre con la verdad que es Cristo, así
mostramos al mundo que verdaderamente servimos a Dios y que somos hacedores de la
verdad.

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LA GRAN REFORMA
Martín Lutero (Eisleben, Alemania, 10 de noviembre de 1483 – ibídem, 18 de febrero de
1546), nacido como Martin Luder, después cambiado a Martin Luther, como es
conocido en alemán, fue un teólogo y fraile católico agustino que comenzó e impulsó la
reforma religiosa en Alemania, y en cuyas enseñanzas se inspiró la Reforma Protestante
y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo.
Lutero se caracterizó por exhortar a que la Iglesia cristiana regresara a las enseñanzas
originales de la Biblia, impulsando con ello una restructuración de las iglesias cristianas en
Europa. La reacción de la Iglesia católica ante la reforma protestante fue la
Contrarreforma. Sus contribuciones a la civilización occidental se llegan a considerar más
allá del ámbito religioso, ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una
versión estándar de la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la
traducción. Su matrimonio con Catalina de Bora el 13 de junio de 1525 inició un
movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas.

Primeros años de vida de Martin Lutero

La Casa de Lutero, donde vivió entre los 14 y 17 años mientras asistía a una escuela privada en
Eisenach.
Hijo de Hans y Margarette Luder, Martín nació el 10 de
noviembre de 1483, y fue bautizado el día que se
celebraba la festividad de San Martín de Tours. En 1484
la familia se trasladó a Mansfeld, donde su padre dirigía
varias minas de cobre. Habiéndose criado en un medio
campesino, Hans Lutero ansiaba que su hijo llegara a
ser funcionario civil para darle más honores a la familia.
Con este fin, envió al joven Martín a varias escuelas en
Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach.
En 1501, a los 18 años, Lutero ingresó en la Universidad
de Erfurt, donde tocaba el laúd y recibió el apodo de El
filósofo.
Lutero recibió el grado de bachiller en 1502 y una
maestría en 1505, como el segundo de 17 candidatos. Siguiendo los deseos de su padre,
se inscribió en la Facultad de Derecho de esta universidad. Pero todo cambió durante una
tormenta eléctrica en 1505. Un rayo cayó cerca de él mientras regresaba de una visita a la
casa de sus padres. Aterrorizado, gritó: ¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré monje!. Salió con
vida y abandonó la carrera de Derecho, vendió sus libros con excepción de los de Virgilio
y entró en el monasterio agustino de Erfurt el 17 de julio de 1505.

Su vida monástica y académica

El joven Lutero se dedicó por completo a la vida del monasterio, empeñándose en realizar
buenas obras con el fin de complacer a Dios y servir a otros mediante la oración por sus
almas. Su vida se complicó cuando se dedicó con mucha intensidad al ayuno, a las
flagelaciones, a largas horas en oración, al peregrinaje y a la confesión constante. Cuanto
más intentaba agradar a Dios, más se daba cuenta de sus pecados.
Johann von Staupitz, el superior de Lutero, concluyó que el joven necesitaba más trabajo
para distraerse de su excesiva reflexión, y ordenó al monje que comenzara una carrera
académica.
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En 1507 Lutero fue ordenado sacerdote, y en 1508 comenzó a enseñar Teología en la
Universidad de Wittenberg. Lutero recibió su grado de bachiller en Estudios Bíblicos el 9
de marzo de 1508.
El 21 de octubre de 1512 fue "recibido en el Senado de la Facultad de Teología", dándole
el título de Doctor en Biblia. En 1515 fue nombrado vicario de su orden, quedando bajo su
cargo once monasterios.
Durante esta época estudió el griego y el hebreo para profundizar en el significado y los
matices de las palabras utilizadas en las Escrituras, conocimientos que luego utilizaría
para la traducción de la Biblia judía.

Teología de la gracia de Lutero

Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las
Escrituras en profundidad. Influido por la vocación humanista de ir ad fontes (a las
fuentes), se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto,
términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero,
convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales
que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de
ellas la doctrina de la justificación sólo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la
salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y
recibido solamente por la fe.
Más tarde, Lutero definió y reintrodujo el principio de la distinción propia entre la Ley de
Moisés y los Evangelios que reforzaban su teología de la gracia. Como consecuencia,
Lutero creía que su principio de interpretación era un punto inicial esencial en el estudio
de las Escrituras. Notó que la falta de claridad al distinguir la Ley Mosaica de los
Evangelios era la causa de la incorrecta comprensión del Evangelio de Jesús en la Iglesia
de su época, institución a la que responsabilizaba de haber creado y fomentado muchos
errores teológicos fundamentales.

La controversia por las indulgencias

Además de sus deberes como profesor, Martín Lutero sirvió como predicador y confesor
en la iglesia de Santa María de la ciudad. También predicaba habitualmente en la iglesia
del palacio, llamada también "de todos los santos", debido a que tenía una colección de
reliquias donde había sido establecida una fundación por Federico III de Sajonia. Fue
durante este periodo cuando el joven sacerdote se dio cuenta de los efectos de ofrecer
indulgencias a los feligreses.
Una indulgencia es la remisión (parcial o total) del castigo temporal que aún se mantiene
por los pecados después de que la culpa ha sido eliminada por absolución. En aquella
época, cualquier persona podía comprar una indulgencia, ya fuera para sí misma o para
sus parientes muertos que permanecían en el Purgatorio. El fraile dominico Johann Tetzel
había sido reclutado para viajar por los territorios episcopales de Alberto de Brandeburgo
(arzobispo de Maguncia) vendiendo indulgencias. Con el dinero obtenido por dicho medio,
se esperaba financiar la edificación de la basílica de San Pedro en Roma, Italia, y comprar
un obispado para Alberto de Hohenzollern.
Lutero vio este tráfico de indulgencias no solo como un abuso de poder, sino como una
mentira, que, no teniendo base en las Escrituras, podría confundir a la gente y llevarla a
confiar solamente en la mentira de las indulgencias, dejando de lado el sacramento de la
confesión y el arrepentimiento verdadero. Lutero predicó tres sermones contra las
indulgencias en 1516 y 1517. Pero su enojo siguió creciendo y, según la tradición, el 31
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de octubre de 1517 fueron clavadas las 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de
Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas. Las tesis condenaban la avaricia y el
paganismo en la Iglesia como un abuso, y pedían una disputa teológica en lo que las
indulgencias podían dar. Sin embargo, en sus tesis no cuestionaba directamente la
autoridad del Papa para conceder indulgencias.
Las 95 tesis de Martín Lutero fueron traducidas rápidamente al alemán y ampliamente
copiadas e impresas. Al cabo de dos semanas se habían difundido por toda Alemania y,
pasados dos meses, por toda Europa. Este fue uno de los primeros casos de la Historia
en los que la imprenta tuvo un papel importante, pues facilitaba una distribución más
sencilla y amplia de cualquier documento.

Respuesta del Papado

Después de hacer caso omiso a Lutero diciendo que era un "borracho alemán quien
escribió las tesis" y afirmando que "cuando esté sobrio, cambiará de parecer", el Papa
León X ordenó en 1518 al profesor dominico de teología Silvestre Mazzolini investigar el
tema. Éste denunció que Lutero se oponía de manera implícita a la autoridad del Sumo
Pontífice, al mostrar desacuerdo con una de sus bulas, por lo que declaró a Lutero hereje
y escribió una refutación académica de sus tesis. En ella mantuvo la autoridad papal
sobre la Iglesia y condenó cada "desviación" como una apostasía. Lutero replicó de igual
manera y se desarrolló una controversia.
Mientras tanto, Lutero tomó parte en la convención agustina en Heidelberg, donde
presentó una tesis sobre la esclavitud del hombre al pecado y la gracia divina. En el curso
de la controversia por las indulgencias, el debate se elevó hasta el punto de dudar del
poder absoluto y de la autoridad del Papa, debido a que las doctrinas de "Tesorería de la
Iglesia" y la "Tesorería de los Méritos", que servían para reforzar la doctrina y práctica de
las indulgencias, se basaban en la bula Unigenitus (1343) del Papa Clemente VI. En vista
de su oposición a esa doctrina, Lutero fue calificado de hereje, y el Papa, decidido a
suprimir sus puntos de vista, ordenó llamarlo a Roma, viaje que no se realizó por
problemas políticos.
Lutero, que antes profesaba obediencia implícita a la Iglesia, negaba ahora abiertamente
la autoridad papal y apelaba a que se efectuara un concilio. También declaraba que el
papado no formaba parte de la inmutable esencia de la Iglesia original.
Deseando mantenerse en términos amistosos con el protector de Lutero, Federico el
Sabio, el Papa realizó un intento final de alcanzar una solución pacífica al conflicto. Una
conferencia con el chambelán papal Karl von Miltitz en Altenburgo, en enero de 1519,
llevó a Lutero a decidir guardar silencio en tanto así lo hicieran sus oponentes, escribir
una humilde carta al Papa y componer un tratado demostrando sus respetos a la Iglesia
católica. La carta escrita nunca fue enviada, debido a que no contenía retractación alguna.
En el tratado que compuso más tarde, Lutero negó cualquier efecto de las indulgencias en
el Purgatorio.
Cuando Johann Eck retó a Carlstadt, un colega de Lutero, a un debate en Leipzig, Lutero
se unió a este debate (27 de junio–18 de julio de 1519), en el curso del cual negó el
derecho divino del solio papal y la autoridad de poseer el "poder de las llaves", que según
él había sido otorgado a la Iglesia (como congregación de fe). Negó que la pertenencia a
la Iglesia católica occidental bajo la autoridad del Papa fuera necesaria para la salvación,
manteniendo la validez de la Iglesia Ortodoxa de Oriente. Después del debate, Johann
Eck aseguró que Lutero se vio forzado a admitir la similitud de su propia doctrina con la de
Jan Hus, quien había sido quemado en la hoguera.

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La brecha se ensancha

Lutero a través de los acontecimientos

Martín Lutero.

De esta forma, no había esperanzas de paz. Los escritos de


Lutero circulaban ampliamente por Francia, Inglaterra e
Italia en 1519, y los estudiantes se dirigían a Wittenberg
para escuchar a Lutero, quien publicaba ahora sus
comentarios sobre la Epístola a los gálatas y su
Operationes in Psalmos (Trabajo en los Salmos).
Las controversias generadas por sus escritos llevaron a
Lutero a desarrollar sus doctrinas más a fondo, y su
"Sermón en el Sacramento Bendecido del Verdadero y
Santo Cuerpo de Cristo, y sus Hermandades" extendió el
significado de la eucaristía para el perdón de los pecados y
el fortalecimiento de la fe en aquellos quienes la reciben,
apoyando además a que se realizara un concilio para
restituir la comunión.
El concepto luterano de "iglesia" fue desarrollado en su Von dem Papsttum zu Rom (En el
Papado de Roma), una respuesta al ataque del franciscano Augustín von Alveld en
Leipzig (junio de 1520); mientras que su Sermon von guten Werken (Sermón de Buenas
Obras), publicado en la primavera de 1520, era contrario a la doctrina católica de las
buenas obras y obras de supererogación (aquellas efectuadas por encima de los términos
de la simple obligación), mantenía que las obras del creyente son verdaderamente
buenas en cualquier llamado secular (o vocación) ordenado por Dios.

El Cautiverio Babilónico
Lutero escribió polémicas doctrinales en el Preludio en el Cautiverio Babilónico de la
Iglesia, especialmente con respecto a los sacramentos.
En lo que se refiere a la eucaristía, apoyaba que se devolviera el cáliz al laicado; en la
llamada cuestión del dogma de la transustanciación, afirmaba la presencia real del cuerpo
y la sangre de Cristo en la eucaristía, pero rechazaba la enseñanza de que la eucaristía
era el sacrificio ofrecido a Dios.
Con respecto al bautismo, enseñó que traía la justificación sólo si se combinaba con la fe
salvadora en el receptor. Sin embargo, mantenía el principio de la salvación incluso para
aquellos que más tarde cayeran y se reivindicasen.
Sobre la penitencia, afirmó que su esencia consiste en las palabras de la promesa de
exculpación recibidas por la fe. Para él, sólo estos tres sacramentos podían ser
considerados como tales, debido a su institución divina y a la promesa divina de salvación
conectada con ellos. Estrictamente hablando, sólo el bautismo y la eucaristía son
sacramentos, dado que sólo ellos tienen un "signo visible divinamente instituido": el agua
en el bautismo y el pan y el vino en la eucaristía. Lutero negó en su documento que la
confirmación, el matrimonio, la ordenación sacerdotal y la extrema unción fueran
sacramentos.

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La libertad cristiana
De manera análoga, el completo desarrollo de la doctrina de Lutero sobre la salvación y la
vida cristiana se expuso en su opúsculo La libertad cristiana (publicado el 20 de
noviembre de 1520), donde exigió una completa unión con Cristo mediante la Palabra a
través de la fe, la entera libertad de un cristiano como sacerdote y rey sobre todas las
cosas externas, y de un amor así para con el prójimo.

La excomunión de Lutero

El Papa advirtió a Martín Lutero el 15 de junio de 1520, con la bula Exsurge Domine, de
que se arriesgaba a la excomunión, a menos que en un plazo de sesenta días repudiara
41 puntos de su doctrina seleccionados de sus escritos. Cumplido dicho plazo, se
rumoreaba que Eck había llegado a Meissen con una prohibición papal, la cual se
pronunció realmente el 21 de septiembre. En octubre de 1520 Lutero envió su escrito En
la Libertad de un Cristiano al Papa, añadiendo la significativa frase: "Yo no me someto a
leyes al interpretar la palabra de Dios". El 12 de diciembre Lutero arrojó personalmente al
fuego la bula, la cual tomaba efecto en un plazo de 120 días, y el decreto papal en
Wittenberg, defendiéndose en su Warum des Papstes und seiner Jünger Bücher
verbrannt sind y su Assertio omnium articulorum. El Papa León X excomulgó a Lutero el 3
de enero de 1521 mediante la bula Decet Romanum Pontificem.
La ejecución de la prohibición, sin embargo, fue evitada por la relación del Papa con
Federico III de Sajonia y por el nuevo emperador Carlos V quien, viendo la actitud papal
hacia él y la posición de la Dieta, encontró contraindicado apoyar las medidas contra
Lutero. Este fue a Worms diciendo que "Iría allí aunque hubiese tantos demonios como
tejas en los tejados".

Dieta de Worms
Artículo principal: Dieta de Worms

El 3 de enero de 1521 fue publicada en Roma la bula Decet Romanum Pontificem, por la
que el papa León X excomulgaba a Lutero.
El emperador Carlos V inauguró la Dieta imperial de Worms el 22 de enero de 1521.
Lutero fue llamado a renunciar o reafirmar su doctrina y le fue otorgado un salvoconducto
para garantizar su seguridad.
Lutero se presentó ante la Dieta el 16 de abril. Johann Eck, un asistente del Arzobispo de
Tréveris, presentó a Lutero una mesa llena de copias de sus escritos. Le preguntó a
Lutero si los libros eran suyos y si todavía creía en lo que esas obras enseñaban. Lutero
pidió un tiempo para pensar su respuesta, el cual le fue concedido. Lutero oró, consultó
con sus amigos y mediadores y se presentó ante la Dieta al día siguiente. Cuando se trató
el asunto en la Dieta, el consejero Eck le pidió a Lutero que respondiera explícitamente:
"Lutero, ¿rechaza sus libros y los errores que en ellos se contiene?", a lo que Lutero
respondió: "Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros
argumentos de la razón —porque no le creo ni al Papa ni a los concilios, ya que está
demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de
la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra
de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de
la conciencia no es seguro ni saludable". De acuerdo con la tradición, Lutero entonces dijo
estas palabras: "¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude

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En los siguientes días se hicieron conferencias privadas para determinar el destino de
Lutero. Antes de que la decisión fuese tomada, Lutero abandonó Worms. Durante su
regreso a Wittenberg desapareció.
El emperador redactó el Edicto de Worms el 25 de mayo de 1521, declarando a Martín
Lutero prófugo y hereje, y prohibiendo sus obras.

Exilio en el castillo de Wartburg

La desaparición de Lutero durante el viaje de regreso


de Wittenberg fue planeada. Federico el Sabio dispuso
que una escolta enmascarada a caballo capturase a
Lutero y lo llevase al castillo de Wartburg en Eisenach,
donde permaneció cerca de un año. Le creció una
amplia y brillante barba, tomó el atuendo de un
caballero y se asignó el pseudónimo de Junker Jörg
(Caballero Jorge). Durante este periodo de estadía
forzada, Lutero trabajó a paso firme en la traducción
del Nuevo Testamento.
La estancia de Lutero en Wartburg fue el comienzo de un periodo constructivo de su
carrera como reformador. En su «desierto» o «Patmos» de Wartburg (como le llamaba en
sus cartas), empezó a traducir la Biblia, imprimiéndose el Nuevo Testamento en
septiembre de 1522. Además de otros escritos, preparó la primera parte de su guía para
párrocos y su Von der Beichte (Sobre la confesión), en la que niega la obligación de la
confesión y admite la sanidad de las confesiones privadas voluntarias. También escribió
en contra del arzobispo Albrecht, a quien obligó a desistir de reiniciar la venta de
indulgencias.
En sus ataques a Jacobus Latomus, avanzó en su visión de la relación entre la gracia y la
ley, así como en la naturaleza comunicada por Cristo, distinguiendo el objetivo de la
gracia de Dios para el pecador, quien, al creer, es justificado por Dios debido a la justicia
de Cristo, de la gracia salvadora que mora dentro del hombre pecador. Al mismo tiempo
puso énfasis en la insuficiencia del «principio de justificación», en la persistencia del
pecado después del bautismo y en la inherencia del pecado en cada buena obra.

Matrimonio y familia de Martín Lutero

Retrato de Catalina von Bora, esposa de Martín Lutero, por Lucas Cranach el Viejo. 1526.
Wartburg-Stiftung, Eisenach, Alemania

El 8 de abril de 1523, Lutero le escribe a Wenceslaus: "Ayer


recibí a nueve monjas de su cautiverio en el convento de
Nimbschen". Lutero había decidido ayudar a escapar a doce
monjas del monasterio cisterciense en Nimbschen, cerca de
Grimma en Sajonia, sacándolas del convento dentro de
barriles. Tres de ellas se marcharon con sus parientes,
mientras que las otras nueve fueron llevadas a Wittenberg.
En este último grupo se encontraba Catalina de Bora. Entre
mayo y junio de 1523 se pensó que la mujer se casaría con
un estudiante de la Universidad de Wittenberg, Jerome
Baumgartner, aunque probablemente su familia se lo negó. El Dr. Caspar Glatz era el
siguiente pretendiente, pero Catalina no sentía "ni deseo ni amor" por él. Se supo que se

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quería casar con Lutero o con Nicolás von Amsdorf. Lutero sentía que no era un buen
marido, ya que había sido excomulgado por el Papa y era perseguido por el Emperador.
En mayo o a principios de junio de 1525 se conoció en el círculo íntimo de Lutero su
intención de casarse con Catalina. Para evitar cualquier objeción por parte de sus amigos,
actuó rápidamente: en la mañana del martes 13 de junio de 1525 se casó legalmente con
Catalina, a quien afectuosamente llamaba "Katy". Ella se mudó a la casa de su marido, el
antiguo monasterio agustino en Wittenberg, y comenzaron a vivir en familia. Los Lutero
tuvieron tres hijos y tres hijas:
 Johannes, nacido el 7 de junio de 1526, quien posteriormente estudiaría leyes y
llegaría a ser funcionario de la corte, falleciendo en 1575.
 Elizabeth, nacida el 10 de diciembre de 1527, murió prematuramente el 3 de
agosto de 1528.
 Magdalena, nacida el 5 de mayo de 1529, murió en los brazos de su padre el 20 de
septiembre de 1542. Su muerte fue muy dura para Lutero y Catalina.
 Martín, hijo, nacido el 9 de noviembre de 1531, estudió Teología pero nunca tuvo
un llamado pastoral regular antes de su muerte en 1565.
 Paul, nacido el 28 de enero de 1533, fue médico, padre de seis hijos y murió el 8
de marzo de 1593, continuando la línea masculina de la familia de Lutero mediante
Juan Ernesto, que se extinguiría en 1759.
 Margaretha, nacida el 17 de diciembre de 1534, casada con el noble prusiano
George von Kunheim, pero falleció en 1570 a la edad de 36 años; es el único linaje
de Lutero que se mantiene hasta la actualidad.

La Guerra del Campesinado


La Guerra o revuelta de los campesinos (1524–25) fue una respuesta a la doctrina
luterana, la cual influyó fuertemente en la clase baja trabajadora, compuesta
principalmente por campesinos. Esta clase trabajadora retó de manera implícita la
autoridad que los nobles tenían sobre éstos. Las revueltas de los campesinos se habían
producido a pequeña escala desde el siglo XIV, pero ahora muchos campesinos creían
erróneamente que los ataques de Lutero a la Iglesia y la jerarquía de la misma
significaban que los reformadores les ayudarían en su ataque a las clases dominantes.
Dado que los sublevados percibían lazos profundos entre los príncipes seculares y los
príncipes de la Iglesia, interpretaban equivocadamente que Lutero, al condenar a los
segundos, condenaba también a los primeros. Las revueltas comenzaron en Suabia,
Franconia y Turingia en 1524, obteniendo apoyo entre los campesinos y nobles afectados,
muchos de los cuales poseían deudas en ese periodo. Cuando Thomas Müntzer llegó a
acaudillar el movimiento, las revueltas desembocaron en una guerra, que jugó un papel
importante en la fundación del movimiento anabaptista. Inicialmente Lutero parecía
apoyar a los campesinos, condenando las prácticas opresivas de la nobleza que habían
incitado a muchos campesinos a rebelarse. Debido a la dependencia que Lutero tenía en
el apoyo y la protección de los príncipes y la nobleza, tenía miedo de disponerlos en su
contra. En Contra las Hordas Asesinas y Ladronas del Campesinado (1525) incentivaba a
la nobleza a que castigara rápida y sangrientamente a los campesinos. Muchos de los
revolucionarios consideraron las palabras de Lutero como una traición. Otros desistieron
al darse cuenta de que no había apoyo ni de la Iglesia ni de su oponente principal. La
guerra en Alemania terminó en 1525, cuando las fuerzas rebeldes fueron masacradas por
los ejércitos de Felipe I de Hesse y de Jorge de Sajonia en la batalla de Frankenhausen,
en la que seis mil sublevados perdieron la vida. En total perecieron durante todo el
conflicto entre cien mil y ciento treinta mil sublevados, según diferentes estimaciones.

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La Biblia alemana de Lutero

Biblia de Lutero de 1534.


Cuando Lutero tradujo la Biblia al idioma alemán, la mayoría de la sociedad era
analfabeta. La Iglesia tenía el control del conocimiento, sus miembros eran estudiosos y
educados, en contraste con la sociedad analfabeta que adquiría sus conocimientos a
través de la transmisión oral, la memorización y la repetición de los textos bíblicos. Lutero
hizo posible el acceso al conocimiento, la información y la educación, desmitificando la
Biblia con el fin de lograr la búsqueda de la verdad. Lutero facilitó la propagación del
protestantismo, siendo la primera persona que imprimió un libro, - la Biblia alemana - la
cual tradujo de un manuscrito sagrado a la lengua materna de esa nación. De esta forma
le restó el poder a la Iglesia católica sobre el pueblo alemán, y precursó la reforma
protestante, que ocurrió gracias a la impresión de la Biblia que Lutero había traducido. La
intención de Lutero era que el pueblo tuviera acceso directo a la fuente sin la necesidad
de intermediarios, haciendo posible la interpretación libre de los textos sagrados y la
erradicación del analfabetismo en la sociedad alemana. La traducción de la Biblia la inició
durante su estadía en el castillo de Wartburg en 1521. Estando escrita ésta en latín
medieval, Lutero la tradujo al griego para posteriormente hacerlo al idioma alemán, con la
ayuda de diccionarios en griego, latín, hebreo y alemán. Éste deseaba traducirla del
griego al alemán, con la intención de revelar las escrituras con exactitud. Inicialmente sólo
incluyó el Nuevo Testamento, ya que los textos originales del Antiguo Testamento no
estaban escritos en latín o en griego. El Antiguo Testamento estaba escrito en caldeo-
arameo (idioma que carece de vocales en el sistema escrito; compuesto por letras
consonantes) y solamente los rabinos conocían qué letras se escribían. Lutero utilizó una
edición griega del Nuevo Testamento que originalmente fue escrita en griego por Erasmo,
texto que más tarde fue llamado Textus Receptus. Durante el proceso de traducción,
Lutero visitó pueblos y mercados cercanos con la intención de investigar el dialecto
común de la lengua alemana. Escuchaba a las personas hablar, para así poder transcribir
en lenguaje coloquial. La traducción se publicó en septiembre de 1522, lo que causó gran
conmoción en la iglesia católica. Lutero le dedicó la Biblia alemana a Federico El Sabio, a
quien estimaba grandemente.
Lutero tenía una mala percepción de los libros de Ester, Hebreos, Santiago, Judas y del
Apocalipsis. Llamaba a la epístola de Santiago una "epístola de paja", encontrando que
era muy poco lo que apuntaba a Cristo y su obra salvadora. También tenía duras palabras
para el Apocalipsis, del que decía que no podía "de ninguna forma detectar que el Espíritu
Santo lo haya producido".12 Creía tener razones al cuestionar la apostolicidad de estos
libros, debido a que la iglesia primitiva los catalogaba como antilegomena, lo que
significaba que no eran aceptados sin reservas, al contrario que los canónicos. Aun así
Lutero no los eliminó de su edición de las Escrituras. Lutero incluyó como apócrifos
aquellos pasajes que, encontrándose en la Septuaginta griega, no lo estaban en los textos
masoréticos disponibles en aquel entonces.

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Debe puntualizarse que la Biblia de Lutero incluye el texto íntegro de 14 de estos
documentos: la Oración de Manasés, Tobías, Judit, el Resto de Ester, Sabiduría,
Eclesiástico, Baruc, la Oración de Azarías, el Cántico de los Tres Jóvenes, la Historia de
Susana, la Historia de Bel, la Historia del Dragón, 1 Macabeos y 2 Macabeos. Así suelen
usarla desde entonces la iglesia luterana, y los anabaptistas (congregados en granjas
comunitarias rurales). Si bien, siglos más tarde, se hicieron ediciones desprovistas de
ellos en demanda de grupos protestantes tardíos, así como ediciones católicas
conservando los libros. Aquí se ven los textos íntegros de esta Biblia.
La primera traducción completa al alemán, inclusive el Antiguo Testamento, se publicó en
1534 en seis tomos y fue producto del esfuerzo común de Lutero, Johannes Bugenhagen,
Justus Jonas, Caspar Creuziger, Philipp Melanchthon, Matthäus Aurogallus y George
Rörer. Lutero continuó refinando su traducción durante el resto de su vida, trabajo que fue
tomado como referencia para la edición de 1546, el año de su muerte. Como se ha
mencionado anteriormente, el trabajo de traducción de Lutero ayudó a estandarizar el
alemán del Sacro Imperio (desde el cual se construiría la nación alemana en el siglo XIX)
y es considerado como uno de los pilares de la literatura alemana.
Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan reconoció que habían recibido la Biblia
por medio de la Iglesia católica apostólica y romana: "Estamos obligados a reconocer a
los papistas que son ellos los que tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de
ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta".

Transformaciones en la liturgia y el gobierno de la iglesia


Lutero revisó la liturgia en su Deutsche Messe (Misa Alemana) de 1526, estipulando cómo
debían ser los cultos diarios y la catequesis. Aun así, se oponía a una nueva ley de
formas e instó a que se mantuvieran las otras liturgias. Aunque Lutero apoyaba la libertad
cristiana en estas materias, también estaba a favor de mantener y establecer uniformidad
litúrgica entre aquellos que compartían la misma fe en un área dada. Vio en la uniformidad
litúrgica una expresión física de unidad en la fe, mientras que la variación litúrgica era un
posible indicador de variación doctrinal. No consideraba una virtud el cambio litúrgico,
especialmente cuando era hecho por personas o congregaciones, pues le complacía
conservar y reformar lo que la iglesia había heredado del pasado. Conservó el bautismo
de infantes, por tradición, en contra de la oposición anabaptista la cual solo admitía el
bautismo de adultos, por lo que condenó a sus miembros.
La transformación gradual de la administración del bautismo se realizó en el Taufbüchlein
(Cuadernillo Bautismal) (1523, 1526).
En mayo de 1525 tuvo lugar en Wittenberg la primera ordenación evangélica. Lutero
había rechazado la visión católica de la ordenación como un sacramento. Un servicio de
ordenación, con la imposición de manos junto con una oración en un servicio
congregacional solemne, era considerado suficiente.
Para suplir la falta de altas autoridades eclesiásticas debida a que muy pocos obispos
adoptaron la doctrina reformadora en tierras alemanas, Lutero sostuvo a partir de 1525
que las autoridades seculares deberían tomar parte en la administración de la iglesia.
Estas tareas no eran necesariamente exclusivas de las autoridades seculares, y Lutero
hubiera preferido que recayeran en manos de un episcopado evangélico. Declaró en 1542
que los príncipes evangélicos sólo serían "obispos de urgencia" y preconizó que los
poderes eclesiásticos pudieran ser ostentados por congregaciones cristianas, si bien
decidió esperar el curso de los acontecimientos y ver qué hacían los párrocos y
estudiosos para que descubrieran por sí mismos cuáles eran las personas apropiadas.
Los resultados de su viaje a Sajonia (1527-29) le hicieron ver que los párrocos y
estudiosos no estaban preparados para tal responsabilidad, siendo necesario que se

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mantuvieran las estructuras eclesiásticas tal y como fueran diseñadas al principio de la
Reforma.
Lutero tuvo especial interés por la educación. En sus diálogos con George Spalatin en
1524 se planeó un sistema escolar, declarando que era deber de las autoridades civiles el
proveer escuelas y el velar por que los padres enviaran a sus hijos a ellas. También
apoyaba el establecimiento de escuelas primarias para la educación femenina.
Mientras tanto, las iglesias luteranas en Escandinavia y muchos estados bálticos
mantuvieron el Episcopado Apostólico y la sucesión apostólica, incluso aquellas que
habían adoptado la teología antipapista de Lutero.

Último viaje de Lutero y muerte


El último viaje de Lutero a Mansfeld lo realizó debido a su preocupación por las familias
de sus hermanos y hermanas, quienes continuaban en la mina de cobre de Hans Lutero,
que estaba amenazada por las intenciones del Conde Albrecht de Mansfeld de controlar
esa industria para su beneficio personal. La controversia involucró a los cuatro condes de
Mansfeld: Albrecht, Philip, John George y Gerhard. Lutero viajó dos veces hacia fines del
año 1545 con el objetivo de participar en las negociaciones para llegar a un acuerdo. Fue
necesaria una tercera visita a principios de 1546 para completar las negociaciones. El 23
de enero Lutero dejó Wittenberg acompañado por sus tres hijos. Las negociaciones
concluyeron con éxito el 17 de febrero. Pasadas las 8 de la tarde de ese día, Lutero sufrió
dolores en el pecho. Al irse a la cama oró diciendo: «En tus manos encomiendo mi
espíritu; me has redimido, oh Señor, fiel Dios», tal y como se oraba habitualmente cuando
llegaba la hora de la muerte. A la una de la madrugada despertó con un agudo dolor de
pecho y fue envuelto con toallas calientes.
Sabiendo que su muerte era inminente, le agradeció a Dios por haberle revelado a su
Hijo, en quien él había creído. Sus compañeros Justus Jonás y Michael Coelius gritaron:
«Reverendo padre, ¿está listo para morir confiando en su Señor Jesucristo y confesando
la doctrina que enseñó en su nombre? Un distintivo «sí» fue la respuesta de Lutero. Murió
a las 2:45 del 18 de febrero de 1546 en Eisleben, la ciudad donde nació. Fue enterrado en
la Iglesia del Palacio de Wittenberg, cerca del púlpito desde el cual había transformado al
cristianismo.

Su legado

Monumento a Martín Lutero en Erfurt.

Martín Lutero fue el principal artífice de la Reforma


Protestante, en la que tuvo un papel mucho más
destacado que otros reformadores. Gracias a la
imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y
ejercieron influencia sobre otros muchos
reformadores y pensadores, dando origen a diversas
tradiciones protestantes en Europa y en el resto del
mundo.
Tanto la Reforma protestante como la consecuente
reacción católica, la Contrarreforma, supusieron un
importante desarrollo intelectual en Europa, por
ejemplo, mediante el pensamiento escolástico de los jesuitas en el caso del catolicismo.
Por su traducción de la Biblia, Lutero es considerado además uno de los fundadores de la
literatura en alemán.

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En los territorios luteranos disminuyó grandemente el poder absoluto de los reyes.
Católicos y protestantes sostuvieron entre sí terribles guerras religiosas. Un siglo después
de las protestas de Lutero, una revuelta en Bohemia provocó la Guerra de los Treinta
Años, un conflicto entre católicos y protestantes que arrasó gran parte de Alemania.

Formación del luteranismo


Artículo principal: Luteranismo
Cabe destacar que Lutero, personalmente, no fundó la iglesia luterana como una
institución, ni planeaba que sus enseñanzas derivaran en una nueva denominación
cristiana. Por el contrario, expresó, con sus propias palabras, su deseo de que eso no
ocurriera, cuando declaró:
"Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen así mismos 'luteranos', sino
Cristianos. ¿Quién es Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por
nadie. ¿Cómo podría, pues, beneficiarme a mí, una bolsa miserable de polvo y
cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Dejen, mis queridos amigos, de
aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen
que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien
nuestra doctrina viene".
A pesar de ello, en la historicidad de la reforma protestante, se fue designando el
apelativo "luterano" y "luteranismo" para referirse a la doctrina interpretativa y enseñanzas
que Lutero hizo acerca del cristianismo. Este término fue usado de igual forma por la
Iglesia católica para referirse a los simpatizantes de las interpretaciones que Lutero tenía
respecto al cristianismo. No obstante, paulatinamente fueron consolidándose diversas
iglesias autodenominadas luteranas, y con ello se fue formando la denominación cristiana
propiamente dicha.

Inicios de la Reforma Protestante

Mapa del Imperio con la división en circunscripciones de 1512.

En el siglo XV se produjo una gran crisis en la Iglesia católica en Europa Occidental


debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa.
Fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en
Roma, lo que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos, una
liderada por la Iglesia católica, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma

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como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia
y sujetándose a la autoridad del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades
eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la
herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo
idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que
reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia católica, y los países que
rechazaban la autoridad de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha
división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.
La Reforma Protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las
condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico.
Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio, además los burgueses eran
partidarios del humanismo y de reformar la corrupción de la Iglesia católica. Pero el grupo
más importante en Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran casi
independientes y señores de numerosas tierras y vasallos campesinos, siempre estaban
conspirando contra la autoridad del emperador germánico, que apenas tenía poder sobre
ellos. Pero junto a la alta nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles
más pobres y los segundones de las grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XV,
esta pequeña nobleza estaba completamente arruinada y para recuperar sus ingresos, los
pequeños nobles buscaban una oportunidad para apoderarse de los bienes y las
improductivas tierras de la Iglesia católica. La pequeña nobleza aprovechó las ideas de
los humanistas, que criticaban las excesivas riquezas, pompas y boatos de la Iglesia
católica, para proclamar que ella no tenía necesidad de propiedades e intentar apropiarse
de sus cuantiosas riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar
y aprovechar las convulsiones reformadoras.
Además, existía la figura del Emperador del Sacro Imperio, uno de los poderes
universales forjados en mutua competencia durante la Edad Media (el otro era el Papa),
cuyo poder efectivo dependía de su capacidad de hacerse obedecer en cada uno de los
territorios, prácticamente independientes, y antes de eso de ser elegido por los príncipes
electores, unos laicos y otros eclesiásticos. También disponía de unas funciones de
dimensión religiosa indudable, que le permitía incluso convocar Dietas con contenido
organizativo e incluso doctrinal, como Carlos I de España hizo de hecho durante todo el
proceso de la Reforma Protestante. Para algunos autores, la postura recelosa de los
pueblos germánicos desde la alta Edad Media (Concilio de Frankfurt, 794, frente al
Concilio de Nicea II, 787) se había expresado también en esas luchas entre pontificado e
imperio, de una forma incluso protonacionalista, en la que Roma era vista como
el último de los imperios paganos de la profecía y la representación del reino terrenal, en
tanto que la monarquía franca –por ejemplo- poseía la superior dignidad de rector y guía
del pueblo de Dios

Martín Lutero, pintado por Lucas Cranach el Viejo.

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El fundador de la Reforma Protestante fue el monje católico agustino alemán Martín
Lutero, quien ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos.
En el convento católico, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la
Biblia y en los autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le
contrató para dar clases en la nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la
capital del ducado de Sajonia. A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio
Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador germánico
en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por
la supremacía en los asuntos temporales y terrenales.
Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos
antagonismos entre Roma y el Imperio Germánico, que aumentaron durante los siglos XIV
y XV. La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los
delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del
movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con
la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire
(1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia católica en el control del
gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el
ejercicio de la autoridad judicial.

Las indulgencias
En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las
indulgencias (documento que exime al alma del paso por el purgatorio). Muchos
consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de
prácticas anticristianas fomentadas por el clero católico, pero será Lutero el primero que
expondrá públicamente su opinión contraria a la venta de indulgencias y a toda la doctrina
que la sustentaba.
Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con
respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de
Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que
sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe. Este documento es conocido como Las
95 tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma Protestante.
Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero
se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia católica.
En algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la misma
Iglesia católica. Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión
de Alemania contra lo que ellos consideraban prepotencia de la Iglesia católica. Lutero
arriesgaba además su vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía
eclesiástica y ser condenado a la hoguera.
La Reforma Luterana
Al principio, la Iglesia católica no dio demasiada importancia a las ideas de Lutero, ni a
sus ataques contra la doctrina de salvación por las obras, pero muy pronto tuvo que
reaccionar ante las noticias que llegaban de Alemania, de que gran parte de la gente
estaba desafiando el dominio de la Roma papal.
Lutero continuó atacando la venta de indulgencias y la doctrina que sustentaba tal
práctica mediante escritos que la imprenta difundía por toda Alemania. Lutero hacía un
llamamiento a la nobleza alemana para que negase obediencia al Papa y apoyase una
reforma de la Iglesia católica alemana; afirmaba también, de acuerdo a su interpretación
de la Biblia, que todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna
ordenación especial y negaba la autoridad suprema del Papa sobre la cristiandad
universal. Lutero criticaba así mismo los numerosos sacramentos de la Iglesia católica,

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reduciéndolos a solo dos, que él pensaba eran bíblicamente fundamentados y afirmaba
también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la Iglesia
católica. Esto iba más allá de la doctrina de la salvación por la fe y suponía una auténtica
amenaza para la Roma papal. Finalmente, el Papa declaró a Lutero un hereje y lo
excomulgó, es decir, lo dejó separado de la comunidad de la Iglesia católica.

Bula Exsurge Domine de León X, que amenaza a Lutero con la excomunión.

En 1521, el recién elegido emperador Carlos V de Alemania (Sacro Imperio Romano) (rey
de España como Carlos I) convocó una Dieta (asamblea de todas las autoridades del
imperio) en la ciudad de Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la misma para explicar
su postura. Muchos advirtieron a Lutero que se trataría de una trampa, pero Lutero estaba
decidido a acudir pese a todos los peligros. La Dieta se celebró y Lutero expuso su
doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no quedó convencido por Lutero y, en cambio,
hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de la Iglesia católica. A partir de
entonces, la dinastía de los Habsburgo se convertirá en la primera defensora de la Iglesia
católica contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de España, la
defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española,
durante siglos.
La Dieta terminó y Lutero se dispuso a regresar a Wittenberg, pero en el camino de
vuelta, fue secuestrado por agentes de Federico III de Sajonia, que quería protegerle y
que lo escondió con nombre falso en el castillo de Wartburg. El duque quería salvar a
Lutero de posibles maniobras de la Iglesia católica, por lo que Lutero tuvo que quedarse
en el castillo y aprovechó ese tiempo para realizar su primera traducción al alemán de la
Biblia. Mientras Lutero estaba escondido, sus partidarios empezaron a interpretar sus
doctrinas, en un sentido que Lutero no había previsto, como producto de la doctrina de
Lutero de la interpretación libre de las Escrituras.
Varios seguidores de Lutero (pronto serían rechazados por el propio Lutero y
denominados "reformadores radicales") comenzaron a decir que se debían destruir todas
las pinturas, estatuas e imágenes religiosas, que los sacerdotes tenían el deber de
casarse, y no solo afirmaban que la Iglesia cristiana no debía tener propiedades, sino,
según sus interpretaciones de la Biblia, que todos los cristianos debían tener las mismas
propiedades y que, por lo tanto, se debía abolir la propiedad privada y repartir todos los
bienes entre los integrantes de la comunidad cristiana. De esta manera, corrientes
radicales que apoyaban todo esto, como el anabaptismo, fueron criticadas por Lutero y
posteriormente combatidas por católicos y protestantes por igual.
La alta nobleza reunió un gran ejército que derrotó brutalmente a estos protestantes
sublevados en una sola batalla. La represión fue durísima y miles de protestantes fueron

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ejecutados con extrema crueldad; entre los ejecutados se encontraba el dirigente más
importante de esta reforma radical, Thomas Müntzer.
Lutero apoyó desde un primer momento a la nobleza, ya que pensaba que su autoridad
era legítima y que su apoyo era indispensable para el triunfo de la reforma de la Iglesia
cristiana. Durante estos años, Carlos V no pudo intervenir en Alemania, pues prosiguió
sus guerras contra Francia y sus campañas contra los turcos, pero en 1529 consiguió un
periodo de paz con Francia que le permitió ocuparse de la situación religiosa en Alemania.
En 1529, Carlos V convoca una Dieta en la ciudad de Spira y en ella intenta convencer a
los nobles que se han convertido al luteranismo, para que se sometan a la autoridad del
Papa, pero los príncipes y señores luteranos se niegan y protestan en la convocatoria de
la Dieta, y a causa de esta protesta los católicos comenzarán a llamarlos con el nombre
de protestantes.
En 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella intentó
conseguir que los luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una
doctrina cristiana común que superase la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a
asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo Philipp Melanchthon. Los esfuerzos
de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, Melanchthon se negó a cualquier acuerdo y en su
lugar los protestantes redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la que exponían
sistemáticamente todos los principios de su doctrina. Los partidarios del Papa seguirían
pronto su ejemplo, redactando también su compendio doctrinal, de modo que la
cristiandad occidental se había dividido irremediablemente.

El emperador Carlos V en Mühlberg, pintado por Tiziano.


Lutero muere en 1546 mientras Carlos V preparaba en Alemania una campaña contra la
liga de Esmalcalda, defensora del protestantismo. Carlos V presentó su campaña no
como una guerra contra los protestantes, sino como un castigo contra los nobles que se
habían rebelado contra su emperador; en su ejército había, sobre todo, tropas españolas,
pero también nobles protestantes que no se habían unido a la liga y que permanecían
fieles a Carlos V. El ejército de Carlos V derrotó a la liga de Esmalcalda en 1547 en la
gran batalla de Mühlberg. Parecía que el triunfo de Carlos V era total y toda Sajonia fue
ocupada por las tropas del emperador germánico.
Carlos V se proponía ahora encontrar una solución a la división religiosa de Alemania,
pero su triunfo había asustado a todos los nobles de Alemania, tanto a los católicos como
a los protestantes, que temían que el emperador se volviera demasiado poderoso. Todos
estos nobles van a formar posteriormente en secreto una alianza contra Carlos V
anulando las ventajas conseguidas por la victoria de Mühlberg.
En un momento en que Carlos V se encontraba en Alemania sin tropas españolas, los
nobles alemanes se rebelan contra él y el emperador tuvo que escapar hacia Italia,
mientras su poder y autoridad se derrumbaban en Alemania.
Carlos V se vio obligado a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó
la paz de Augsburgo. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que

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quisiera sin que el emperador lo pudiese impedir (eius regio cuius religio), sin embargo,
todos los vasallos de un noble tenían que tener la misma religión. Finalizaba así el sueño
de Carlos V de mantener la unidad religiosa en sus dominios.

La Contrarreforma Católica
Artículo principal: Contrarreforma Católica
Durante casi 20 años, la Iglesia católica había visto cómo gran parte de los católicos se
peleaban entre ellos en Europa y sus obispos, dejaban de reconocer al Papa como
Primus inter pares o como máxima autoridad de la Iglesia católica, y se separaban de
Roma incluso algunos cardenales, en consecuencia, hubo muchos partidarios de Roma
que requerían una reacción de su Iglesia católica, que mejorase sus costumbres y
corrigiera los errores que habían alimentado la Reforma Protestante. A esta reacción de la
Iglesia católica contra el protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de
Contrarreforma Católica (aunque escritores católicos prefieren el término "Reforma
Católica").
Aunque muchos creían que era necesario reformarse, no sabían el modo de hacerlo.
Pronto, se llegó a la idea de que la mejor solución era convocar a un Concilio donde se
pudiesen discutir las posibles reformas. Carlos V presionaba también a los Papas para
que se convocase ese concilio con la esperanza de que la Iglesia católica volviese a
existir unificada, pero los Papas desconfiaban de las pretensiones políticas de Carlos V en
Italia y no convocaron este concilio sino hasta 1545, reunión que sería conocida como
Concilio de Trento.
Las sesiones del Concilio de Trento duraron casi 17 años, ya que fueron interrumpidas
muchas veces. Varios Papas se sucedieron en Roma en ese lapso y cuando dicho
concilio finalizó, en 1562, ya había muerto Carlos V.
El Concilio de Trento se desarrolló sin la participación de los católicos adherentes al
emergente protestantismo (aunque fue Lutero quien primero propuso la necesidad de un
concilio, en 1518), en muchos casos ellos mismos se negaron a participar, creando así
una nueva Iglesia católica, e intentándose librar de los errores anteriores: se cuidó la
formación de los obispos, se establecieron medidas de disciplina para los sacerdotes y se
crearon seminarios para que los nuevos sacerdotes tuvieran una preparación religiosa
adecuada para poder enseñar una fe católica.
Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina milenaria católica frente a las protestantes:
Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la
Sagrada Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia católica que junto con la Biblia
hacen parte del único depósito de la fe).
La salvación es por gracia de Dios mediante la fe y las obras juntas (Decreto de la
Justificación).
La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el cuerpo de
Cristo y del vino en su sangre, que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de
Jesucristo en la cruz.
La veneración a las imágenes iconográficas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas
al culto cristiano de María (madre de Jesús) como virgen y a los Santos fueron
confirmadas como práctica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una
enorme importancia en el desarrollo del arte en las iglesias católicas europeas, el llamado
arte barroco será la expresión artística de la Contrarreforma Católica, con gran
abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica.
Se unificaron los ritos de la Iglesia católica Occidental en uno solo, la Misa tridentina.
La Contrarreforma Católica alimentó un renacer en la Roma papal, impulso que se
manifestó en el reavivamieto de antiguas órdenes religiosas, como la Orden de los

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carmelitas descalzos, reformada en España por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la
Cruz, los dos grandes escritores místicos de la Península Ibérica.
Pero la orden religiosa que más ayuda prestó a la Contrarreforma Católica fue la
Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, de la que se distinguieron varios
teólogos participantes en el Concilio de Trento.
La Reforma Protestante en Inglaterra
Comenzó con la difusión en la isla de los primeros escritos de Martín Lutero, Ulrico
Zwinglio y otros reformadores continentales. Además, la tradición de John Wyclif,
reformador medieval, probablemente aún ejercía influjo en ciertos sectores de la Iglesia
de Inglaterra.
Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó
por los problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas
Wolsey, a quién nombró canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico
convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello
fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor) por el Papa León X tras publicar "La
Defensa de los Siete Sacramentos" (1521), donde argumentaba con vehemencia a favor
de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de
Inglaterra se haya separado de la Iglesia católica a mediados del siglo XVI, no por aceptar
o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa
del rey Enrique VIII.
Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de Inglaterra tras decretar el
Acta de supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de
Inglaterra, no se realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su
gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener relación con la Curia
Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la Iglesia católica en beneficio de la
Corona Real.
Al sucederle su hijo Eduardo con el nombre de Eduardo VI, con apenas 9 años de edad,
se produjeron los primeros avances efectivos de la reforma de la Iglesia de Inglaterra,
pues se redactó el primer Libro de Oración Común, que introdujo, gracias al trabajo del
Arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ciertos cambios menores en la doctrina y
sobre todo en la forma de celebrar la misa. Este libro fue la primera expresión concreta de

La reforma de la Iglesia de Inglaterra.


En 1553, Eduardo VI muere a la edad de 15 años, dejando como sucesora a Jane Grey
(coronada el 10 de julio de 1553), quien gobernó solo unos días. Se produjo una breve
guerra de sucesión hasta que se impuso como reina (con el apoyo de la mayoría) María I
de Inglaterra, quien rápidamente abrogó las reformas religiosas introducidas durante el
reinado de Eduardo VI y sometió nuevamente a obediencia papal a la Iglesia de
Inglaterra, en noviembre de 1554.
Restablecido el catolicismo, el Acta de Supremacía y el Libro de Oración Común fueron
suprimidos y se nombraron nuevos obispos, se persiguió a los partidarios de la
independencia de la Iglesia de Inglaterra (ya conocidos como anglicanos) y algunos de
ellos acabaron en la hoguera (no todos eran favorables a la reforma religiosa).
María murió en 1558 a los 42 años de edad y sin hijos, por lo que su media hermana,
Isabel I de Inglaterra fue proclamada reina. Isabel asumió el trono de Inglaterra tratando
de mantener la unidad nacional por sobre las diferencias religiosas, por lo que no mostró
inicial apoyo a ninguno de los bandos en disputa (protestantes y católicos), sin embargo,
la política internacional y especialmente las conspiraciones y rebeliones, la hicieron dar
cada vez más apoyo al bando protestante.

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Isabel restauró el Acta de Supremacía, por lo que los obispos partidarios de la
supremacía católica fueron depuestos y sustituidos, proclamó luego el Acta de
Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de la Iglesia de Inglaterra a utilizar el
Libro de Oración Común (con aquellos pequeños cambios introducidos por Cranmer) con
su texto en inglés y no en latín. Todo ello dio espacio para la difusión de las ideas de la
Reforma Protestante en Inglaterra, no obstante la moderación que en general siguió
teniendo la Iglesia de Inglaterra al conservar casi intacta su tradición medieval.
Isabel I persiguió cruelmente a los católicos durante su reinado.

La Reforma Protestante en Suiza

La parte central del Monumento Internacional de la Reforma, en Ginebra, Suiza, recuerda


el legado de Guillaume Farel, Juan Calvino, Teodoro de Beza y John Knox.

En Suiza también se van a separar algunos territorios de la Iglesia católica; las ideas de
Lutero llegaron muy pronto a Suiza y aparecieron una serie de predicadores que
criticaban la corrupción de la Iglesia católica y defendían la creación de una "Iglesia"
distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque compartía muchas de las ideas de
Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva "Iglesia" cristiana y rechazaba
el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el mismo
Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte cuando Zwinglio muere en
un combate contra los suizos católicos.
Pero el principal foco de la Reforma Protestante en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra,
gracias a la actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la Reforma
Protestante.
En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos
expulsando a los sacerdotes católicos, pero estos reformadores no sabían cómo organizar
la nueva "Iglesia" que pretendían crear ni tampoco tenían claro qué nueva doctrina
querían establecer, por lo que llamaron a una figura de prestigio dentro del campo
protestante, que supiera cómo organizar la nueva Iglesia y diera un contenido religioso
claro, y llamaron a la ciudad a Juan Calvino.
Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades, entre ellas la
de París; aunque al principio acepta algunas de las ideas luteranas, muy pronto piensa
que Lutero ha conservado demasiadas cosas de la Iglesia católica que debían ser
suprimidas. Calvino también opina que el hombre debe acceder a la fe por medio de la
lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos los sacramentos de la

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Iglesia católica, incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las
imágenes debían ser eliminadas de los templos religiosos.
Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes
religiosos debían ser pastores elegidos por la congregación; pero la teoría religiosa más
importante que Calvino predicó como producto de su libre interpretación de la Biblia es la
Predestinación: según esta teoría el hombre por sí mismo no puede hacer nada para
alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes de nacer Dios ya ha
elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no puede hacer nada
para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres
elegidos para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que
tienen riquezas y éxito material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios.
Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que
huir del Reino y refugiarse en el extranjero. Ya empezaba a ser conocido entre los
protestantes europeos como un hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen
organizador que sabía dirigir a los hombres, y por esta razón fue llamado por los
protestantes de Ginebra.
Cuando Calvino llega a Ginebra, toma la decisión de que si quiere imponer una nueva
"iglesia" que adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la
ciudad; intenta dar órdenes al consejo municipal, que termina por expulsarle de Ginebra.
Sin embargo, la situación en Ginebra continuaba sin aclararse, las autoridades de la
ciudad eran incapaces de organizar una "Iglesia" nueva y Calvino seguía teniendo
partidarios en la ciudad; estos partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para
que permitan el regreso de Calvino a Ginebra con la promesa de que no se entrometerá
en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades autorizan el regreso de Calvino a
Ginebra en 1541.
Calvino ha aprendido la lección y ha comprendido que no puede manifestar abiertamente
su deseo de controlar políticamente la ciudad; sin embargo, no renuncia a hacerse con el
poder de Ginebra, que para él era indispensable para fundar su nueva Iglesia. Durante
doce años Calvino va a llevar a cabo una paciente labor para ganarse partidarios en el
gobierno de la ciudad, aumentar su influencia en Ginebra hasta que llegase el día en que
el gobierno y todas sus instituciones estuvieran bajo su control. Cuando ya Calvino está a
punto de controlar el gobierno se produce la ejecución en la hoguera del español Miguel
Servet.
Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía
curiosidad por todas las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y
la religión. Como muchos hombres de su tiempo estaba descontento con la Iglesia
católica y rechazaba la doctrina católica milenaria. Servet desarrolló sus propias ideas
religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo tenía
naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del
cristianismo, que la Iglesia católica había condenado por herética en el siglo IV y que
todos los protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las
universidades francesas y también en la de París, donde conoció a Calvino. Allí Calvino
comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español al que consideraba un peligroso
hereje.
A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se
instaló como médico en Vienne de Isère, localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo
éxito como médico y llegó a adquirir una respetable situación económica y fue en esos
años cuando descubrió la circulación de la sangre.
Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió un libro sobre sus doctrinas
acerca de Jesucristo, que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.

21
Pero Servet cometió el error de escribir a Calvino en Ginebra enviándole ejemplares de su
libro, y Calvino en una carta lo denuncia a la Inquisición francesa católica. Sin embargo,
Servet tenía amigos que le protegieron y ayudaron a ocultar su imprenta, y la Inquisición
católica renunció a investigar. Pero Calvino envió las cartas que el propio Servet había
escrito; las cartas eran una prueba irrefutable de que aquel médico era el español Miguel
Servet.
La Inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución
sus amigos ayudan a Servet a escapar. Servet no sabe la influencia política que Calvino
tiene en Ginebra y comete el tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad,
creyendo que allí estaría seguro. En Ginebra, Calvino lo reconoce y consigue que las
autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere que se juzgue a Servet
y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la ciudad y
el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la
ciudad que se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la
muerte en la hoguera, un ejemplo claro de la "inquisición protestante", que perseguía y
ejecutaba a los que consideraba "herejes".
La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se
habían refugiado en Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas
religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y escaparon de la ciudad; el más famoso de
estos refugiados fue Sebastián Castellion que desde el extranjero denunció a Calvino por
la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho del hombre a tener
sus propias opiniones; Castellion es considerado el padre de la libertad de pensamiento
en Europa.
Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con
el gobierno de la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno
municipal y algunos de ellos ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de
Calvino.
Calvino quiso hacer de Ginebra la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso
obligar a sus habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron
todos los bailes, se prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos
y representaciones teatrales, se cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las
borracheras, todos debían ser buenos cristianos a la fuerza.
Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada sólo al trabajo y a la oración.
Pero Calvino quería extender toda su comunidad cristiana por toda Europa y en Ginebra
se fundaron escuelas calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la
ciudad; estos extranjeros debían regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina
calvinista. El más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox, que
consiguió que toda Escocia se convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas
recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el único país donde el calvinismo se
convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en Holanda y hubo
importantes minorías calvinistas en Alemania, Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los
calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de
hugonotes.

La Reforma Protestante en Hungría

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Religioso húngaro Ferenc Dávid fundador del Unitarismo en Transilvania.

Conde húngaro Juan Segismundo Szapolyai, Príncipe de Transilvania.

Conde húngaro Gabriel Bethlen, Príncipe de Transilvania.

La reforma se extendió rápidamente por toda Europa, y en particular en el reino de


Hungría, donde adquirió connotaciones políticas muy serias. Los húngaros enfrentaron a
los turcos otomanos durante varios siglos, hasta que finalmente en la Batalla de Mohács
en 1526, los musulmanes derrotaron a los húngaros y murió el rey Luis II de Hungría (ya
para la época del rey Luis II, el poder real se había enfrentado a protestantes húngaros
que pretendían contraponer al catolicismo).

Pronto el Reino de Hungría tras la derrota se dividió en tres partes: una al Oeste
controlada por los germánicos, donde Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador
del Sacro Imperio Romano Germánico fue coronado como rey húngaro; una región central
controlada por los otomanos, y una región oriental independiente en la forma del
Principado de Transilvania, donde el conde húngaro Juan Segismundo Szapolyai fungió
de Príncipe. Szapolyai y toda Transilvania, si bien eran independientes, el Estado era
vasallo del Imperio otomano y el sultán decidía qué noble húngaro ocuparía el trono del
Principado y cuáles serían sus movimientos políticos principales.

De esta forma el nuevo mapa húngaro tomó forma, y Transilvania y sus Príncipes se
convirtieron en las figuras representantes de Hungría, contraponiendo a la dinastía de los
Habsburgo que por otra parte portaba la corona del reino. Juan Segismundo Szapolyai se
convirtió al protestantismo y comenzó a albergar a todos los filósofos y religiosos checos y
germánicos que huían del Imperio Germánico y de los Habsburgo. La estrategia de
Szapolyai y de los posteriores Príncipes de Transilvania fue utilizar al protestantismo

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como instrumento contra los Habsburgo fielmente católicos, de los cuales querían
deshacerse para así poder reunificar el reino húngaro dividido bajo la figura húngara de
mayor relevancia, el líder transilvano.

En el año de 1541 se publicó la primera traducción al húngaro del Nuevo Testamento,


obra del monje Juan Sylvester y luego en 1590 el pastor protestante Gáspár Károli publicó
la primera Biblia completa en húngaro, conocida como la Biblia de Károli. Los príncipes
transilvanos promovieron las escuelas protestantes, las cuales eran cada vez más
populares en ciudades como Bratislava, Sopron, Szárlőrinc, Sárvár, de igual forma como
los asentamientos sajones en el Principado húngaro independiente. Al mismo tiempo, el
nuevo movimiento religioso protestante de Juan Calvino, conocido como Calvinismo
continuó con la misión del luteranismo y pronto la región Nor-Este del Reino húngaro se
sumergió a tal punto en la nueva confesión religiosa, que la ciudad de Debrecen era
denominada en aquella época "La Roma Calvinista".

Uno de los pensadores protestantes más significativos fue el pastor húngaro Ferenc Dávid
(1510 - 1579), quien primero profesó el luteranismo y luego el calvinismo, posteriormente
se volvió un gran defensor del anti-trinitarismo, es decir, no aceptaba la existencia de la
Santísima Trinidad, y de esta manera, pronto se convirtió en el fundador del unitarismo en
Transilvania, agregando aún una confesión religiosa más al gran mosaico existente en
aquel tiempo. La diversidad religiosa en el Principado alcanzó tales niveles, que el
Príncipe Juan Segismundo Szapolyai, de confesión protestante, aconsejado por sus
religiosos, convocó a la Gran Asamblea transilvana en la cual se sancionó el Edicto de
Turda en 1568. Este documento rezaba que todas las confesiones religiosas cristianas
eran aceptadas por igual en el Principado húngaro. Así, éste sería el primer Estado en en
mundo reconocer la diversidad de culto cristiano: catolicismo, luteranismo, calvinismo y
unitarismo.4

Posteriores príncipes como el barón húngaro Esteban Bocskai (1605 - 1606) y el conde
húngaro Gabriel Bethlen (1613 - 1629) fueron fuertes defensores del protestantismo en
Transilvania y Hungría, catapultando a los húngaros a un nivel cultural, socio-político y
económico de desarrollo a la par con Francia, el Imperio Germánico e Inglaterra. Ellos
condujeron guerras de independencia contra los Habsburgo, e inclusive Gabriel Bethlen
participó en la Guerra de los Treinta Años (1618 - 1648) apoyando la confederación
protestante.

La situación religiosa en la región central del reino húngaro se inclinaba igualmente hacia
el protestantismo, pues ahí eran raramente vistos los sacerdotes católicos. Los
predicadores protestantes contaban con la protección de los otomanos, quienes en
realidad no se entrometían en los conflictos religiosos de los cristianos, sino que lo único
que les importaba era que estos pagasen los impuestos a los turcos. Como era de
suponerse, en la región del reino húngaro bajo control germánico, el catolicismo se
mantuvo con gran fortaleza, y si bien los predicadores protestantes eran comunes, la
influencia del rey Habsburgo no permitía su predominancia.

Posteriormente los Habsburgo introdujeron en Hungría la contrarreforma católica, y la


ardua labor de los jesuitas como el cardenal Pedro Pázmány lograron la paulatina
conversión de gran parte de la población al catolicismo (sin embargo, Transilvania
permanecerá, a grandes rasgos, protestante hasta la época actual).

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El calvinismo
La Reforma llega a su completa expresión sociológica y eclesiástica y a su
sistematización doctrinal coherente con el calvinismo. El espíritu lógico y jurídico latino de
Juan Calvino (1509-1564); el hecho de que la Reforma calvinista se desarrolló en un
ambiente ciudadano y republicano como el de Ginebra, y que en otras zonas (Francia,
Países Bajos) se encontrara ampliamente empeñada en las guerras de religión; y el
mayor radicalismo de esta Reforma, que no se limitó a corregir el edificio de la Iglesia
medieval, como había hecho Lutero, sino que quiso fundarlo de nuevo sobre el modelo de
la Iglesia primitiva (aspiración común con el anabaptismo), explican la diversa fisonomía
del calvinismo.
La Iglesia calvinista, incluso allí donde está en relaciones de íntima colaboración con el
estado, como en Ginebra, es una Iglesia que se gobierna por sí misma, por medio de sus
consejos de pastores y de "ancianos" (consistorios, sínodos), creando de este modo en
sus fieles el gusto y la capacidad del autogobierno. Su ética está determinada por el
desarrollo que asume en la doctrina calvinista la idea de la predestinación. Esta doctrina,
que parece que habría de conducir a un fatalismo pasivo, quitando al hombre todo motivo
de obrar, se trueca en cambio en el Calvinismo en un enérgico impulso a la acción.

Juan Calvino
Los que están persuadidos de ser elegidos de Dios e instrumento de sus planes piensan
cumplir en sus acciones su eterna voluntad, y recíprocamente encuentran en el éxito de
sus acciones una comprobación de su elección. Las obras, eliminadas por Lutero como
obras "meritorias", reingresan en la ética reformada como "signos" de la salvación
cumplida. El dualismo del mundo y del Reino de Dios, que no es substancialmente menos
completo para Calvino que para Lutero, no conduce en este caso a una tolerancia pasiva,
sino a una enérgica actividad dirigida a someter el mundo a la voluntad de Dios, y a
obligarle a reconocer su gloria.
La motivación de esta actividad en el mundo, por otra parte, está desprovista de todo
motivo utópico: el mundo no es substancialmente mejorado por la actividad de los
elegidos, y sigue siendo el mundo del pecado, provisional, transitorio, caduco. El
calvinismo no espera una instauración milenarista del Reino de Dios (como el
anabaptismo), y su visión de la vida perfecta se proyecta decididamente en el más allá
(como en el luteranismo y en el catolicismo); pero igual que el catolicismo, y más que el
luteranismo, se interesa por el problema de una sistematización de la ciudad terrena que
tienda favorablemente a los fines del Reino de Dios.
La ética calvinista se traduce en la vida económica (estimulada por la supresión de la
prohibición medieval del préstamo a interés) en un activismo al mismo tiempo libre y
austero, que considera la vida como un combate, el lucro como un deber, el éxito como
una sanción divina, el lujo como un pecado y la severidad del tipo de vida como un título

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de nobleza (puritanismo). Esta concepción de la vida, en los siglos XVII y XVIII,
especialmente en suelo anglosajón, se cruza con otras influencias de origen humanista y
anabaptista, que por una parte conducen a una atenuación de la doctrina de la
predestinación (arminianismo) y por otra a una valoración más favorable de la capacidad
del hombre natural (jusnaturalismo), e inclinan la autonomía de los elegidos calvinistas en
el sentido de la declaración de los derechos del hombre y de la libertad de conciencia.
El devenir de la Reforma
Nacida de exigencias religiosas, la Reforma se entrecruza, en su difusión, con los
intereses políticos y las pasiones nacionales y raciales, polarizando en los Estados
germánicos el estado de ánimo impaciente por la influencia, a veces financieramente
gravosa, de la curia romana, y sacando provecho de la secularización de los bienes
eclesiásticos confiscados por los príncipes, en gran parte en provecho propio. Tal
interferencia de motivos determina diversamente la configuración de la Reforma y de la
Iglesia en los estados protestantes, y su conexión más o menos estrecha con las
autoridades civiles.
Una posición aparte ocupa la Iglesia anglicana, brotada de un acto de gobierno regio al
que debe también su fisonomía particular: católica en el rito y en la jerarquía, calvinista en
la doctrina y en la moral. Pero la historia de la Reforma en Inglaterra no se identifica con
la de la Iglesia anglicana, sino que más bien es la historia de la controversia del
anglicanismo con las Iglesias "independientes", de más acentuado carácter calvinista. En
Francia, la historia de la Reforma se inserta en la de las luchas de la nobleza provincial
contra el creciente absolutismo monárquico. De esta situación de minoría combatida y
perseguida se deriva la teoría calvinista del derecho a la resistencia, por parte de los
"magistrados inferiores" y de los estados generales, al arbitrio del soberano. En Italia la
Reforma se redujo a un movimiento de "élites" intelectuales, más o menos íntimamente
unido al humanismo. A este origen cultural deben los reformadores italianos su peculiar
fisonomía, que les confiere una posición intermedia entre Renacimiento y Reforma, y los
convierte en precursores (incomprendidos y combatidos hasta por los protestantes de su
tiempo) de la Ilustración del siglo XVIII (socinianismo).
La época de la Reforma comprende esencialmente los siglos XVI y XVII. En el XVIII
afloran en la sensibilidad europea nuevas tendencias, que aunque sigan buscando su
inspiración en la fe y en la piedad de la Reforma, señalan al mismo tiempo hacia nuevos
problemas y nuevas orientaciones. El predominio de la Biblia en la Reforma quedará
sometido a la crítica de la razón y de la historia; el dogma cristiano se resolverá en la
"religión natural" (Ilustración); la esfera del sentimiento, relegada a un segundo plano por
el objetivismo teológico, eclesiástico y sacramental de la ortodoxia protestante, recobrará
la conciencia de su autonomía, contraponiéndose al racionalismo (Pietismo, Metodismo,
Romanticismo). El protestantismo vivirá en adelante de su controversia con el mundo
moderno, al cual sigue proporcionando importantes temas de meditación espiritual.

Causas y efectos de la Reforma


Las causas profundas del malestar religioso tenían sus raíces en el propio desarrollo
histórico del Renacimiento europeo. La crisis política de la iglesia bajomedieval y el Cisma
de Occidente (1378-1417) originaron un vacío espiritual y la creciente mercantilización de
las prácticas religiosas. Numerosos humanistas denunciaron el bajo nivel moral del clero,
su escasa preparación, la primacía de los intereses terrenales sobre los espirituales y, en
especial, la venta de indulgencias con las que se conseguía una rebaja de las penas del
purgatorio.

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Los anhelos de regeneración de las costumbres religiosas y la búsqueda de una vida
espiritual más intensa y personal fueron abriéndose paso en círculos de religiosos y laicos
como el de los Hermanos de la Vida Común, un grupo próximo a lo que se llamó la
devotio moderna. Numerosos en los Países Bajos y Renania, e influyentes gracias a sus
escuelas (Erasmo y Lutero asistieron a ellas) y a sus libros -sobre todo la Imitación de
Cristo (1418), atribuida a Tomás de Kempis, (1380-1471)-, no desafiaban la ortodoxia
abiertamente, sino que manifestaban sus críticas de forma implícita, prescindiendo de
muchos ritos y preceptos que consideraban superfluos y defendiendo una piedad
subjetiva y ascética basada en la lectura personal y directa de la Biblia. La crítica textual
propugnada por los humanistas vino en su ayuda, demostrando que, aparte del bautismo
y la eucaristía, presentes en los Evangelios, el posterior edificio de los sacramentos
(confirmación, matrimonio, confesión, penitencia, extremaunción, ordenación) era artificial
y estaba llamado a desmoronarse, y con él la necesidad de una casta sacerdotal que lo
mantuviese en pie: la jerarquía eclesiástica entera, desde el papa hasta el último
franciscano, se hacía innecesaria.
A nivel político, allí donde la Reforma triunfó tuvo lugar un proceso de consolidación del
poder establecido. La ruptura con el papado liberó a los gobernantes de su dependencia
respecto a una institución que proclamaba la superioridad de su poder espiritual sobre
cualquier otro poder terrenal. Además, la supresión de las antiguas instituciones
eclesiásticas y la secularización de sus bienes, junto al principio luterano que atribuía al
poder político la organización de sus propias iglesias, favoreció una ampliación del ámbito
de competencias del poder civil: el pastor se convertía así en funcionario del príncipe. La
tesis del sacerdocio universal no implicó la desaparición del ministerio pastoral, sino la
profesionalización de los líderes eclesiásticos a partir de una completa redefinición de su
estatus social y de sus funciones. La labor fundamental del pastor era ahora la
predicación de la doctrina, y el sermón se convirtió en pieza clave de una misa cuya
liturgia se simplificaba y enriquecía a la vez con nuevos elementos como los cánticos,
empleándose las lenguas vulgares como vehículo de comunicación.
La Reforma también tuvo importantes repercusiones sociales. Las doctrinas reformadas,
al hacer hincapié en la salvación individual, estructuraron las prácticas piadosas en torno
al culto doméstico. Las familias se integraban en parroquias en las que el pastor ejercía
una "clericatura atenuada", una tarea de disciplina y control. La primera práctica colectiva
era el culto dominical. La confesión privada al oído fue sustituida por una confesión
pública leída por el pastor, quien también ofrecía una absolución general. La eucaristía se
celebraba cuatro veces al año. Los ritos asociados a la existencia del feligrés (bautismo,
matrimonio y funerales) perdieron toda su carga simbólica.

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CONCLUSION

A través de la historia se ha notado como la iglesia a querido ser eliminada por causa de
la falsa doctrina y de hombres que no han temido a Dios, que no le tomaron valor a las
personas que trataron de demostrar que el único Salvador es Jesucristo y que no es por
obras el ganar la salvación sino por gracia.
Muchos Papas quisieron eliminar la reforma Cristiana, debido a que querían que el
catolicismo que practicaba dogmas y hacían doctrinas erróneas fuera el único que
predominara. Pero Dios le enseña a esta clase de personas que de el nadie se burla y
que en medio de las tempestades el siempre tuvo hombres que uso para que su
evangelio siguiera caminando y así muchos pudieran alcanzar la verdadera esperanza.
Uno de los reformadores que Dios uso en su misericordia fue Martin Lutero un hombre
lleno de valor quien enfrentó con valentía los errores que el catolicismo estaba
cometiendo, empezando de la máxima autoridad.
Lutero tuvo el valor para confrontar la mentira frente a hombres poderosos en autoridad
humanamente. Sin embargo eso no lo detuvo de hacer la voluntad de Dios y es toda una
historia de hombres que con valentía, defendieron la Palabra.
Se recomienda a cada uno lograr tener convicción en lo que hemos creído, para así dar
frutos dignos de arrepentimiento y muchos puedan seguir la verdad, haciendo buen uso
de la palabra.

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
2 Timoteo 2:15

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