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El mayor problema que veo en algunos programas es que son realizados no para
radio, sino para templos. No necesariamente el predicador exitoso de púlpito
logra lo mismo en el micrófono. He visto muchos colegas transpirando y
tartamudeando ante el micrófono, cosa que no hacen ante un auditorio presente.
Cabe decir que es viable transmitir un culto desde la iglesia y lo hemos hecho con
Palau, Billy Graham, Mottesi y algunas iglesias. Pero tienen esa finalidad: decirle al
oyente que puede participar de ese culto en un templo o estadio, esté donde esté.
Recuerdo haber recibido una carta de una cárcel de Argentina, donde me decían:
"Los domingos a las 21 horas aquí en Batán nos reunimos 150 hermanos para
participar de su culto dominical en Montevideo, lástima que no podemos
ofrendar". Pero si usted desea un programa cuyo formato sea radial, no debe
tomar ese modelo.
3. No está bien castigar al oyente sin darle la imagen de que lo amamos. La ira de
Dios, a veces, es un "porotito" comparada con la nuestra cuando hablamos del
infierno, etcétera. Debemos cuidarnos de no caer en la teología jonista (Jonás), de
condenar sin amor a las personas (Nínive). Nuestro lenguaje y la forma en que lo
usamos, alejarán o atraerán a las personas.
8. Debemos ser exactos en las conclusiones a las que queremos llegar, pero sin
anular la iniciativa y la responsabilidad personales. Muchas personas ven la radio
simplemente como un entretenimiento, y la mayoría de los programas más
populares de radio, sólo consiguen alcanzar muy bien los requisitos 1, 2, 3 y 4 que
mencioné. Generalmente nadie espera que alguien cambie su vida como producto
de lo que digan los conductores de programas. El punto donde podemos perder la
popularidad de nuestro producto y su colocación, el Evangelio, es cuando
invitamos a la persona a cambiar de vida o a que deje de practicar algo que le
hace mal, (por ejemplo el alcohol o tabaco, el adulterio, la lotería, etc.).
En ese sentido dejo dos palabras que deben ayudarle a pensar: creatividad e
imaginación.
2. Creo que ya hablé bastante del uso de palabras; quiero mencionar algo de la
música. Habitualmente en un programa de radio se usa la música en, por lo
menos, las siguientes maneras:
1. La hora de la transmisión.
Los hábitos de oír radio están cambiando de acuerdo a diversos factores sociales.
Si usted vive en una ciudad donde todos los hombres trabajan en una industria
nocturna, no apuntará a tener una audiencia masculina a las diez de la mañana.
Un programa destinado a los niños usted no lo transmitirá a las seis de la mañana.
La hora de transmisión determina la duración y la agilidad, tanto como su
contenido. Hay programas que son para escuchar cocinando, otros mientras uno
limpia la casa, otros cuando se cena o almuerza, etcétera. Debemos tener en
cuenta qué hace la gente a la hora que queremos transmitir, para luego decidir
qué formato usaremos.
Si usted tiene cinco minutos no podrá hacer lo mismo que cuando tiene treinta o
una hora de espacio. Un programa corto a mi entender requiere mayor
elaboración que uno largo, ya que cada palabra en un espacio de tres minutos
ocupa un tiempo precioso.
4. La competencia.
Una vez que usted define lo que quiere decir, debe decidir el formato del
programa, que deberá estar relacionado con los cuatro factores mencionados
anteriormente. Creo que debemos mirar esto con más detalle. El escultor toma un
trozo de mármol sin forma y con el cincel va dándole forma a lo que ya decidió
que quiere lograr. Así, el productor de un programa de radio debe trabajar con la
verdad que quiere comunicar. Usted ya tiene las herramientas: voz, palabras,
sonidos, música, libreto y el medio (radio), todo sin forma. Ahora debe lograr el
formato y estilo.
No puedo poner punto final a este artículo de lo que es, en general, un buen
programa de radio, omitiendo algunos aspectos éticos de la comunicación
cristiana radial. La ética estudia conductas y reacciones humanas. Luego la Biblia
nos da algunas pautas de conducta y moralidad que hacen que la vida cristiana
sea una nueva experiencia; experiencia que trae sus problemas ya que la persona
confronta sus antiguas conductas con las nuevas.
En los aspectos prácticos de esta nueva conducta o ética bíblica se nos pide que:
1. Tengamos a los pastores en alta estima. Pido que los problemas pastorales no
sean debatidos en programas radiales.
3. Predique lo que dice la Biblia y no lo que dice su criterio. Esto se refiere a poner
en práctica las reglas básicas para la interpretación de las Escrituras, a lo que
llamamos hermenéutica.
Como evangélicos hemos descuidado esto por muchos años y estamos llegando
atrasados a usar los medios sociales de comunicación. En el dial tenemos en
Montevideo más de 35 emisoras de AM y FM que continuamente transmiten
diferentes mensajes. De la mayoría estamos ausentes. Es posible que lo estemos
por no saber decir lo que tenemos como la verdad que cambia la vida. Pregunto
con San Pablo: ¿Cómo oirán si no hay quien les predique?...