Sunteți pe pagina 1din 6

La Mayordomía Cristiana en su Práctica

¿Hasta dónde alcanza nuestro deber de mayordomía? Si un mayordomo es el


“encargado de la administración de los bienes de otro”, entonces debemos considerar
de quién somos mayordomos o a quien le servimos en la mayordomía. Por eso, la
entrega del cuerpo y de la mente, como mencionó Pablo en Romanos 12:1-2, es parte
inicial y completa para que funcione lo demás. No podemos empezar a “servir” si no
hemos entregado nuestras personas primero al Señor.

Lo que vamos a ver son las cosas que debemos hacer en el área práctica material, para
ser buenos mayordomos. Veremos, pues, la mayordomía integral, la que incluye la
parte material.

Lo que Dios enseña sobre la Mayordomía Integral.


1. Dios dio al hombre (creyente o no) dos responsabilidades desde que lo creó
(Génesis 1:26-28).
1. Sojuzgar. En hebreo la palabra “kabásh” significa pisotear, conquistar,
subyugar. En español el verbo transitivo “sojuzgar” significa “Sujetar o
dominar con violencia algo o a alguien”. Esto nos indica que en la vida
los creyentes deben:
1. Dominar sus pensamientos (Romanos 12:2).
2. Dominar sus palabras (Efesios 4:29).
3. Dominar sus acciones hacia otros creyentes (Romanos 15:2).
2. Señorear. En hebreo la palabra es “radá”, y significa destrozar. Lo
interesante es que ambas palabras tienen una raíz que significa “majar
con el pie”, como quien somete a alguien con su propio pie. Por siglos
era normal que los soberanos y poderosos demostrarán su poder
poniendo sus pies sobre los hombres o la cabeza del conquistado o
inferior. De allí que se acuñaran costumbres humanas desde la
antigüedad que simbolizaban el dominio o la sumisión:
1. Para demostrar dominio o autoridad: Coronas sobre la cabeza
(Lev. 8:9, cuando el Sumo Sacerdote es ungido); Aceite sobre la
cabeza (1º Samuel 10:1, cuando Saul es ungido); Cuando Jesús sea
entronizado como Rey, tendrá una mitra sobre su cabeza; etc.
2. Para demostrar sumisión, fracaso o frustración: Cuando Amán
fracasa en su intento de aniquilar a los judíos, se dice que su “mal
cayó sobre su cabeza” (Esdras 9:25). Cuando Satanás sea vencido,
se le aplastará la cabeza (Gn 3:15), lo cual fue cumplido en la Cruz.
3. Entonces, estas dos palabras significan que el ser humano es
responsable de hacer lo correcto, evitar lo incorrecto y detener
dinámicamente todo lo malo de una sola vez. Pero por el pecado, el
hombre perdió esta capacidad y gobierno. Ahora, Cristo es quien tiene
ese poder y todo lo que hacemos lo debemos hacer bajo el Señorío de
Cristo:
1. La verdadera recapitulación del primer hombre, que tenía
“dominio” sobre el resto de lo creado (Gn. 1.28; 2.19–20).
2. La caída del hombre cuando permitió que su dominio fuese
usurpado (Gn. 3:1-6; cf. Gn. 3.13).
3. Necesitamos ser “redimidos” para participar del dominio
restaurado por el Mesías (1ª Cor. 6:19-20).
4. La doctrina neotestamentaria del “segundo Adán” tiene
claramente su raíz en los pasajes veterotestamentarios citados.
2. La fidelidad en la mayordomía depende de la obediencia a Dios (1ª Cor. 4:1-7):
1. Servidores y administradores de los misterios de Dios (v. 1). No refiere a
la administración personal para satisfacción personal, sino para
“Cristo”.
2. En este servicio es necesario que “cada uno sea hallado fiel” (v. 2). Fiel a
servir y administrar los misterios de Dios.
3. Pablo se pone como ejemplo de integridad, transparencia y fidelidad en
relación a los misterios de Dios (v. 3-4).
4. Pablo nos exhorta a no le juzguen antes de tiempo, porque es el Señor
quien manifestará clara y visiblemente como se ha actuado en relación
a los misterios de Dios (v. 5).
5. Pablo nos dice que la mayordomía nos guía a no sentirnos mejores,
superiores o diferentes a otras personas (v. 6-7).
3. Solamente leer Hebreos 11 encontramos una lista de héroes de la fe, que
supieron ser buenos mayordomos.

Los Problemas Humanos relacionados con la mayordomía


Todos damos por sentado que la mayordomía incluye todo en nuestra vida. Me
refiero a nosotros los cristianos. Sin embargo, algunos creyentes tienen serios
problemas con sus acciones de mayordomía cristiana. Las Escrituras mencionan
algunos de estos problemas comunes:

1. El egoísmo que nos desocupa de lo realmente importante en la vida (Fil. 2:12-


13):
1. V. 12. “Ocupaos en vuestra salvación” se refiere, no a sostenerse salvo,
sino a ser “obediente”, a seguir esforzado por ocuparse en la nueva vida
que tiene. Observamos que esto es así porque el mismo verso dice: “como
siempre habéis obedecido”.
2. V. 13. “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer”.
Esta frase no significa que Dios viene con una jarrita y le vacía en la
cabeza del creyente qué cosas debe querer y qué cosas debe hacer. Tanto
en español como en griego, significa que Dios “produce” mediante el
aprendizaje las acciones de las personas creyentes. Se los explico:
1. En griego el verbo “produce” es “energéo”, que significa “ser
activo” o “ser eficiente”. De “energéo” tenemos “energía” en
español. Este verbo está íntimamente relacionado con querer y
con hacer. Energéo se relaciona con el verso doce de “Ocuparse”,
como acción propia del individuo cristiano.
2. El término para “querer” es “zelo”, que significa “determinación”.
3. El término para “hacer” es “energéo” nuevamente, que significa
activo.
4. Es decir, al unir el “energeo” u obra de Dios en el creyente, el
creyente determina “obrar” en ocuparse en su salvación. Este
texto tiene que ver con la determinación individua del creyente en
poner en obediencia la voluntad de Dios mediante la “ocupación”
con “temor y temblor” que lo identifica con el Amo de su vida. De
no hacerlo así, se volvería reprensible y no buen siervo (cf. Fil.
2:14ss).
5. ¿Nos ocupamos realmente de nuestra nueva vida o vivimos en
desobediencia constantes?
3. El descuido de nuestras habilidades y dones nos conducen a una vida de
desobediencia.
1. Lucas 12:41-48. En este pasaje el Señor le responde a Pedro si la
parábola del mayordomo era para solo para ellos o para todo el
mundo. En su respuesta, el Señor no solo dice que es para su
pueblo, sino que nos da varias lecciones importantes:
1. Los privilegios también conllevan responsabilidades. No
hay privilegios sin responsabilidad. En el trabajo, en la
oficina, en la iglesia, en la casa… todo privilegio conlleva en
sí mismo responsabilidad.
2. Tenemos el privilegio de tener la Biblia en nuestras casas y
adquirirla libre y abundantemente. Pero somos
responsables de leerla, estudiarla y ponerla en práctica.
3. Entre más responsabilidades hay más exigencias a poner en
práctica.
4. Por eso, Dios advierte a quienes han creído en Cristo pero
no cumplen con sus responsabilidades (1ª Cor. 9:24-27; 2ª
Cor. 5:9-10).
2. El descuido de nuestros bienes materiales para no ofrecerlos al
Señor (Lc. 16:1-13).
1. Es la parábola del mayordomo infiel. Este buscó la manera
de, cuando fuera despedido, pudiera tener socios con el
dinero del amo de la casa. En esta parábola, Jesús nos
quiere demostrar algunas verdades con los bienes
materiales, especialmente los recursos que Dios nos ha
dado:
1. Debemos ser sabios y prudentes en el uso de nuestros
bienes materiales, sabiendo que son del Señor
realmente (v.8-9):
1. Nuestros bienes materiales deben ser usados
para lo que es eterno, porque lo material se
termina (2ª Cor. 4:18; 1ª Juan 2:17).
2. Especialmente nuestros bienes deben ser
usados para alcanzar a otros para Cristo (Lc.
16:8-9). Esto significa muchas cosas a nivel
material, a nivel de “riquezas injustas”, y no
solo usar las “riquezas justas” (espiritualidad,
oración, apoyo fraternal, etc.):
1. Proveer de Biblias e himnarios a la
familia. Muchas veces se gastan en cosas
que no edifican ni conducen a las
personas a la verdad.
2. Proveer de recursos para que la iglesia
trabaje. Por eso se habla de diezmos y
ofrendas (1ª Cor. 9 y Hebreos 7), o de
cualquier otra ofrenda en beneficio de la
obra de Dios.
3. Apoyar el ministerio de Evangelismo y
Misiones (Filipenses 4 y otros).
4. Apoyar el ministerio pastoral al proveer
de un salario al pastor (Hebreos 13:7, 17;
cf. 1ª tim 5:17-18). No enriquecer al
pastor, sino proveerle de un salario para
que viva y se dedique a la enseñanza
mayormente.
5. Apoyar a las necesidades de otros
miembros de la iglesia (He. 13:15-16).
6. Y muchas acciones más, como ofrecer
ropa que no se usa, zapatos, alimentos,
etc.
3. Lo que uno hace con los bienes materiales
demuestra lo que podría hacer con los dones de
Dios (v. 10).
4. La parábola habla de “dinero”, de riqueza, y
esto nos dice que si somos fieles en el cuidado
y administración del dinero, Dios podría
encomendarnos mayores cosas (vv. 10-12). Eso
“poco” determina hasta que punto está
dispuesto a ser obediente (recordemos a la
viuda, Mr. 12:42-44).
5. Por último, la parábola nos dice que no
podemos servir a dos amos. Nosotros
debemos servir a Dios y el dinero debe servirnos
a nosotros, no a la inversa (v. 13). el dolor y el
sufrimiento vienen cuando servimos al dinero y
queremos que Dios nos sirva a nosotros (1ª Ti.
6:10). ¡Puro ENLACE! Si amamos a
Dios tendremos una actitud apropiada hacia el
dinero.
2. Lo anterior (ofrendar y diezmar) es posible
solamente cuando se ha cumplido con los otros
deberes:
1. Apoyar y sostener a los ancianos de su propia
casa (1ª Timoteo 5:3-8). Cada familia debe
velar por sus padres ancianos fielmente,
cuidándolos y honrándolos hasta el final.
2. Esto mismo si los ancianos hacen eso por su
propia casa (Tito 2:3-5). (Note que en la Biblia
se da la orden de sostener las viudas, pero no se
dice lo mismo de los viudos. Esto es por la razón
que culturalmente los varones tenían segura su
vejez hasta el final, pero no las ancianas.
Actualmente, este mandamiento aplica a
ambos ancianos, especialmente en nuestra
cultura que en ocasiones olvida a sus
ancianos).
3. Es proveer y dar a sus hijos lo necesario (2ª
Corintios 12:14). Si los padres dan “tesoros” de
honor, de amor, de desprendimiento, de
generosidad, de comprensión, ellos recibirán
lo mismo al final del camino.
2. El descuido de nuestra administración hacia nosotros
mismos, a nuestro ser.
1. Filipenses 4:8-9. Donde dedicamos nuestros
pensamientos y ocio. Estudiamos, aprendemos, nos
profesionalizamos… pero son miles de personas,
tanto creyentes como impíos, dedicadas a
desperdiciar sus pensamientos en pornografía, en
TV, en novelas, etc., y no oran, no estudian las
Escrituras, ni las meditan.
2. 1ª Corintios 6:19-20. ¿Qué hacemos con nuestros
cuerpo y nuestro espíritu? ¿Cómo lo alimentamos,
cuidamos y protegemos, al saber que no nos
pertenece? Cuidarnos de una alimentación
descuidada, o evitar una exposición al Sol, quizá no
suene muy beneficioso, porque nos dicen que este
cuerpo tiene que morir, pero, ¿qué haría si sabe que
el cuerpo físico es donde vive el Espíritu Santo de
Dios? ¿Lo cuidaría un poco más?
3. Mateo 5:37. Aprender a decir no y aprender a
decir sí. A todos se nos dificulta, pero debemos
aprender en el transcurso de nuestra vida.

Conclusión

Al fin de cuentas, la mayordomía tiene que ver con el señorío de Cristo en nuestra vidas (Col. 1:18).
es allí, en una relación sincera y transparente con Cristo, donde encontramos el verdadero éxito.
Lo que cuenta es SABER y HACER la voluntad de Dios revelada en las Escrituras (1ª Jn. 2:17),
haciendo todo para Su gloria (Col. 3:17), como siervos fieles en él (Mr. 10:35)

S-ar putea să vă placă și