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De esta forma el rol del psicólogo va tomando diferentes matices de lo que sería el analista clásico,
respondindiendo a necesidades del entorno, planteándose diferentes elementos y cambios en la
técnica, por ejemplo desde este enfoque toma un rol importante y fundamental la alianza
terapéutica entre el paciente y el psicólogo desde el comienzo de la terapia, en ésta, se produce un
desdoblamiento del yo del paciente en el cual una parte regresa parcialmente a modos más
tempranos y primitivos de funcionamiento, y otra ( yo observador ) se mantiene junto al terapeuta
evaluando y enfrentando esta regresión, que de por sí sola provoca angustia y tensión. Fiorini H.
(2001), plantea que una buena psicoterapia transcurre en un contrato de trabajo compartido por
las partes, no impuesto por una de las partes a la otra, sino en un contrato que las partes
comparten, sujeto a revisión, al evaluar los aciertos y los errores, también tiene que poder el
paciente evaluarnos a nosotros, no solo nosotros a los pacientes, en donde al comenzar la terapia
ya se le especifica el modo de funcionar en este tipo de terapia, se pacta un contrato terapéutico en
donde entre el paciente y el psicólogo acuerdan un objetivo, foco de trabajo determinado, que sea
posible y realizable en un periodo acordado de tiempo.
Me parece importante destacar como ente esta terapia entre el psicólogo y el paciente no hay un
rol marcadamente asimétrico, como ser, en otras terapias donde es muy marcado (psicoanálisis),
aquí se reconoce la parte sana del funcionamiento del paciente, potenciándola.
Otro punto a diferenciarse en cuanto al rol del terapeuta es su relación con la temporalidad, la
duración del tratamiento suele fijarse previamente y ser más corta (de unos meses por lo general).
Tiene un principio, un medio y un fin, introduciendo en la relación terapéutica un nuevo y
necesario elemento de realidad, que tiende a desalentar en el paciente la producción de fantasías
regresivas (fantasías omnipotentes de unión permanente con el terapeuta y acelera el progreso).
Por ultimo hablare sobre la técnica y las características propias de este enfoque diferenciándolo
con la técnica psicoanalítica, que a pesar de valerse de muchas de sus herramientas, tiene también
sus diferencias en cómo se realiza el labor con los conflictos en cada una. En lo que respecta al
abordaje de los conflictos psíquicos del paciente, en el psicoanálisis clásico, las situaciones
conflictivas actuales del individuo están vinculadas con conflictos infantiles; durante el
tratamiento analítico el paciente revive dichos conflictos en la relación transferencial) con el
terapeuta y son analizados, a fin de lograr su resolución. Mientras que en una psicoterapia breve
(psicoanalíticamente orientada): hay una elección de los conflictos a tratar, dependiendo su
urgencia, su importancia. Estos conflictos son propios de la estructura del foco terapéutico, y se les
llama “conflicto focal”, o “actual”, o “central”. El terapeuta se centra en factores determinantes
actuales del conflicto focal. Aunque me parece importante aclarar que en algunos tratamientos
breves si es necesario y posible enfrentar al paciente con el conflicto original. Esto ocurre cuando
se tiene la impresión de que de otro modo no se obtendrán mayores progresos a lo largo de este;
el terapeuta puede emprender una labor interpretativa de algunos componentes del conflicto
original, los que estén vinculados a la problemática focal.
A su vez en relación al rol del terapeuta en la transferencia la terapia toma diferente orientación
según si es: una psicoterapia de apoyo en donde se intenta establecer un vínculo terapeuta
resguardador, protector, orientador; en donde en términos psicodinámicos esta relación puede
interpretarse como tendiente a favorecer en el paciente una disociación entre objetos malos y
buenos. Así la eficacia depende de la influencia correctora con el vínculo real con el terapeuta.
Mientras que en una psicoterapia de esclarecimiento se intenta establecer una relación de
indagación donde se intenta esclarecer las conexiones significativas entre la biografía, la
trasferencia entre vínculos básicos conflictivos a las relaciones actuales y los síntomas. El
terapeuta funciona acentuando su rol de docente experto, en donde en la transferencia, la
idealización debe ser tácitamente aceptada; y la hostilidad inmediatamente explicada como
actualización de la biografía o como desplazamiento de otros vínculos actuales. Por ultimo en una
psicoterapia psicoanalítica, en cuanto al rol, tiene como componente la ambigüedad espacial y
temporal, el terapeuta tiene que moverse con cierto margen de indefinición. Esta ambigüedad
ataca el control que el paciente tiende a ejercer sobre sus objetos perseguidores disociados. En
este contexto la regresión, el afloramiento defensivo es necesario, permitidos, sugeridos como
aceptables útiles.
Para concluir se puede observar como el rol del terapeuta en una psicoterapia breve va tomando
características propias de esta, que se pueden observar en su técnica e implementación de
herramientas que tiene como eje fundamental el poder logar en un tiempo determinado trabajar
con una problemática específica que trae el paciente a consulta. A su vez dependiendo el foco
elegido para a trabajar, puede el psicólogo colocarse en diferentes posicionamientos, ya sea de
apoyo, esclarecimiento, o una posición más analítica, según sea la necesidad.