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Las lenguas pueden ser clasificadas según diferentes criterios. Algunas de las
clasificaciones más conocidas son:
2.- Clasificación Tipológica, que establece tipos de lenguas a partir del rastreo de semejanzas
estructurales y que se vincula más con los enfoques estructuralistas y, particularmente, con el
descriptivismo.
Los dos primeros tipos de clasificación a los que hacemos referencia (clasificación genética
y tipológica) se oponen en cuanto el sistema de clasificación genética depende de la interpretación
de rasgos compartidos, resultantes de la historia pasada de las lenguas en cuestión y, en este
sentido, su enfoque sobre las lenguas es diacrónico. Mientras que el método de clasificación
tipológica es puramente sincrónico, dado que agrupa tipos de lenguas sobre la base del
isomorfismo de la estructura sin considerar el origen histórico o la distribución geográfica presente
o pasada de las lenguas que considera.
En el diagrama arbóreo, que se suele utilizar para graficar estas relaciones de parentesco,
la dimensión horizontal representa el espacio en una forma muy idealizada (no en un sentido
geográfico absoluto, sino más bien en términos de contacto o ausencia de contacto entre
comunidades lingüísticas), mientras que la dimensión vertical representa el tiempo. Las ramas del
árbol representan los canales de transmisión, esto es, los caminos por los que se han transmitido
las innovaciones y allí donde una rama se escinde en dos o más esto implica la fragmentación de
una comunidad lingüística, indicada por el hecho de que las innovaciones siguientes ya no son
compartidas.
De esta forma el árbol genealógico representa la continuidad histórica entre los miembros
de una familia de lenguas, la cadena ininterrumpida de gramáticas sucesivas que unen al
antepasado con cada una de las lenguas descendientes.
La familia indoeuropea ha sido la más trabajada por los investigadores, debido a que es la
que cuenta con una mayor extensión geográfica y, por otra parte, su desarrollo puede seguirse en
un periodo más largo (más o menos 3500 años).
Este tipo de clasificación se realiza buscando semejanzas estructurales entre las lenguas.
Por lo tanto, el factor de clasificación es la estructura lingüística, sin que se tenga en cuenta que
exista o no relación en el origen de las lenguas comparadas. Como fundamento de la clasificación
tipológica, se han propuesto diversas características estructurales pero los más difundidos son dos
sistemas, uno basado en criterios morfológicos y el otro en criterios sintácticos.
El primero de estos, es decir, aquel que sigue criterios morfológicos, es el más antiguo y
clasifica a las lenguas según pertenezcan al tipo aislante (la palabra constituye una unidad fija
analizable, cada palabra tiene una forma y no puede, por tanto, transformarse ni por flexión ni por
derivación; por lo tanto, las relaciones gramaticales deben expresarse por el orden de las palabras.
Ejemplo: chino, vietnamita), aglutinante (la palabra, al menos idealmente, es segmentable en una
secuencia de morfos discretos que representan morfemas diferentes; cada relación gramatical
tiene su sufijo particular. Ejemplo: turco, suahili. Ejemplo tomado del turco: kuslar ‘pájaros’: kus
‘pájaro’, -lar ‘desinencia plural’) o flexivo (o fusional, la palabra no es netamente divisible en
morfos, siendo compleja la relación entre el exponente morfológico y la categoría gramatical, cada
sufijo expresa al mismo tiempo varias relaciones gramaticales diferentes. Ejemplo: griego, latín.
Ejemplo tomado del latín bonus: -us ‘nominativo, singular, masculino) según la estructura
morfológica de la palabra. Este tipo de clasificación ha recibido muchas críticas porque los tipos
establecidos no aparecen casi nunca en estado puro y porque la mayoría de las lenguas pertenecen
a tipos mixtos.
El segundo sistema, que sigue criterios sintácticos, clasifica las lenguas según el orden en
que los constituyentes básicos (sujeto –S-, verbo –V-, objeto –O-) aparecen en oraciones
declarativas simples. Este método tiene como resultado una fragmentación inicial de todas las
lenguas en tres tipos principales: lenguas SVO, lenguas VSO y lenguas SOV.
Los tipos lingüísticos no coinciden con las familias lingüísticas establecidas por medio de la
clasificación genética, dado que el principio mismo del cambio lingüístico subyacente a la aparición
de las familias lingüísticas, implica que una lengua puede cambiar de tipo en su evolución
diacrónica. Esto pone de relevancia que el parentesco genético y la clasificación tipológica son dos
cosas completamente diferentes.
William Stewart señala a principios de la década del ’60 que el multilingüismo nacional (el
uso de más de una lengua dentro del mismo territorio nacional) es una situación muy común y
extendida, no constituyendo casos excepcionales sino una problemática más bien común. En tal
sentido en Asia, Africa y América Latina, el multilingüismo ha ocasionado problemas serios de
comunicación nacional, dando lugar a la intervención gubernamental para su solución. Las
estrategias planteadas por los diferentes gobiernos podrían resumirse, según Stewart, básicamente
en dos tipos:
1.- caracterizado por la táctica de eliminación eventual, por educación y decreto, de todas las
lenguas excepto una que permanece tanto para servir a asuntos oficiales como ordinarios. Esta
estrategia aspira a restar importancia a la diversidad lingüística y generalmente forma parte de un
plan más amplio de total asimilación a la cultura nacional de todas las minorías étnicas y culturales.
La conveniencia de uno u otro tipo de estrategias varía según cada caso en particular. Por
otra parte, la aceptación o el rechazo de estas políticas por parte de la comunidad está ligada a las
actitudes lingüísticas de la comunidad de hablantes.
Stewart propone una tipología sociolingüística, a fin de que su empleo en la descripción de
situaciones lingüísticas nacionales, facilite el planteo de políticas lingüísticas adecuadas.
Este autor propone una tipología de lenguas en relación al estatus social de las mismas,
dado que el grado de estatus social relativo a cada lengua se vincula con las actitudes adoptadas
por los hablantes a favor de determinados atributos sociohistóricos del lenguaje. El tipo de lengua
según su estatus social es a menudo un factor importante para determinar si una lengua será
aceptada o no como conveniente para algún uso específico (por ejemplo, educación, lengua oficial,
etc.).
Stewart establece cuatro atributos que demuestran tener una tendencia a influir en las
actitudes sociales de los hablantes: 1) historicidad: si la lengua es o no el resultado de un proceso
de desarrollo a través del uso. Lo que determina que una lengua sea histórica es su asociación con
alguna tradición étnica nacional; 2) estandarización: si existe o no una colección codificada de
normas gramaticales y léxicas que sean formalmente aceptadas y aprendidas por los usuarios
(gramáticas y diccionarios dan por lo general a la lengua un estatus de legitimidad generalmente
aceptado); 3) vitalidad: si la lengua tiene o no una comunidad existente de hablantes nativos; 4)
homogeneticidad: si el léxico básico de la lengua y su estructura básica gramatical se derivan de
los mismos estadíos previos.
1)+; 2) +; 3) -; 4) + clásico
1)+; 2) -; 3) +; 4) + vernáculo
1)+; 2) -; 3) +; 4) - criollo
1)+; 2) -; 3) -; 4) - pidgin
El estándar y el clásico son los dos tipos de lengua con más alto prestigio universal. Sus
normas altamente codificadas (reforzadas en muchos casos por la existencia de una
importante y prestigiosa literatura) tiende a fomentar un grado relativamente alto de
uniformidad en el uso, incluso cuando existe entre sus hablantes importante distancia social o
geográfica. Estos dos tipos de lenguas son, por otra parte, los que tienen mayor probabilidad
de ser adoptadas como lenguas oficiales.
Las lenguas vernáculas por lo general se aprenden como primeras lenguas o lenguas
nativas. Su peso social y político proviene del hecho de que por lo general tienen un número
importante de hablantes monolingües. Por lo general no se emplean para la escritura a causa
de su falta de estandarización. Ejemplos. Guaraní (que se encuentra en proceso de
estandarización).
Las lenguas pidgin y criollas son el resultado del desarrollo de una lengua auxiliar para
comunicación en ciertas clases de contacto social y lingüístico entre hablantes que no poseen
una lengua común. Por lo general llegan a fundirse materiales gramaticales y léxicos de fuentes
diferentes. La diferencia más evidente entre ambas es la carencia de hablantes nativos en el
caso de las lenguas pidgin.
Las lenguas artificiales y marginales se parecen en que ambas son creaciones ad hoc. Las
lenguas artificiales por lo general tienen una estructura muy rígida y simplificada y por lo
general es producto de la creación de autores individuales, ejemplo: esperanto.
Las formas de hablar marginales tienen una estructura poco establecida, son instrumento
de comunicación privada, entre un número muy limitado de individuos que están en contacto
frecuente pero no tienen una lengua común. Pueden tener puntos de contacto con la creación
de los pidgin (ejemplos: lenguas domésticas desarrolladas en Asia entre los europeos y sus
sirvientes).
1.- Oficial (o): uso de una lengua considerada legalmente apropiada para todos los fines
representativos políticos y culturales.
2.- Grupo (g): el uso de una lengua por parte de los miembros de un grupo particular o
subgrupo étnico o cultural.
3.- Mayor comunicación (m): el uso de una lengua, distinta de la oficial, en la comunicación a
través de las fronteras lingüísticas para fines de negocios y comercio dentro de la nación.
4.- Educativa (e): el uso de una lengua, distinta de la oficial, como medio de instrucción en
algún nivel del sistema educativo.
5.- Literaria (l): el uso de una lengua, distinta de la oficial, principalmente para actividades
literarias y científicas.
6.- Religiosa (r): el uso de una lengua principalmente en conexión con la práctica de alguna
religión.
7.- Técnica (t): el uso de una lengua principalmente como medio de acceso a la literatura
internacional técnica y científica.
Existe frecuentemente cierta correlación entre función y tipo de lengua según su atributo:
Oficial
Estándar o Clásica
Literaria
Religiosa
Las situaciones multilingües tienden a ser estables, de modo que con frecuencia diferentes
lenguas usadas en el mismo territorio nacional no interfieren funcionalmente una con la otra,
dado que se encuentran en distribución complementaria en cierto sentido social y geográfico.
Por lo general, la estabilidad se rompe por razones histórico naturales o por intervención
administrativa una de las dos lenguas tiende a desaparecer.
Cuando las lenguas que están en funciones complementarias son variantes de la misma
lengua, se hallan en una relación de diglosia (Stewart sigue a Ferguson, 1959, en este
concepto).
Fishman en 1963 amplia este concepto al hablar de uso complementario de dos lenguas
distintas o de dos variedades de una misma lengua.