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Otros títulos de la colección Contribuir a la formación de conoci-

miento y comprensión teórica y práctica de la


1. Las cooperativas en Iberoamérica y España. economía social en España, junto con la difu-
Realidad y legislación. sión y promoción de este tipo de entidades,
son los dos principales objetivos de esta obra.
2. Enseñanza del cooperativismo y la
Economía Social en la Universidad. FRANCISCO SALINAS RAMOS Este libro responde a la necesidad de
Experiencia y proyecto de futuro. Colección Economía Social
ES JOSÉ MARÍA HERRANZ DE LA CASA
seguir observando e investigando a las organi-
zaciones de la economía social desde distintas
3. La Ley de Cooperativas de Castilla y León. 16 COORDINADORES áreas de estudio. Por ello, se puede encontrar
Estudios y texto. en él: la relevancia histórica y futura de estas
4. La Economía Social y la integración organizaciones; el impulso actual desde las
sociolaboral de las personas en riesgo de políticas públicas; la necesidad de mejorar su
exclusión. Especial referencia a las personas comunicación y visibilidad externa; la relevan-
con discapacidad. cia de dirigir y gestionar de manera estraté-
gica; la situación actual del régimen fiscal; los

Empresas de Economía Social: aspectos para su desarrollo


5. Las cooperativas de viviendas en España. posibles delitos societarios a los que se
Desafíos de presente y futuro. enfrenta; el potencial sector generador de
6. Cooperativas de segundo grado y otras autoempleo femenino; y la oportunidad de
formas de integración y agrupación de optar a la financiación de capital-riesgo. Todos
cooperativas. Especial referencia a las
Cooperativas Agrarias. Empresas de Economía Social: estos temas configuran esta miscelánea que
vuelve a situar a las entidades de la economía
social, empresas –cooperativas, sociedades
7. Responsabilidad social de las empresas y
balance social. aspectos para su desarrollo laborales, empresas de inserción, centros espe-
ciales de empleo y mutualidades– y organiza-
8. La Comunicación en el ámbito de la ciones sociales –asociaciones y fundaciones–,
Economía Social. en el punto de investigación y análisis de la
Universidad Católica de Ávila y su colección
9. La Economía Social como puerta de Economía Social.
integración sociolaboral de los inmigrantes.
10. Desarrollo Rural y economía Social. I
Congreso Iberoamericano.
11. Desarrollo Rural y economía Social:
Situación, debates y retos.
12. Aportaciones de la economía social al
desarrollo rural en Iberoamérica y España.
13. El desarrollo rural en Iberoamérica.
14. El Trabajo Autónomo en España.
15. La Economía Social, instrumento de
cohesión y empleo en Castilla y León.

VER
IN I
TA
I E N TI A

TIS LIBE
AP

S RTA
TE
PUBLICACIONES
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA

Otros títulos de la colección Contribuir a la formación de conoci-


miento y comprensión teórica y práctica de la
1. Las cooperativas en Iberoamérica y España. economía social en España, junto con la difu-
Realidad y legislación. sión y promoción de este tipo de entidades,
son los dos principales objetivos de esta obra.
2. Enseñanza del cooperativismo y la
Economía Social en la Universidad. FRANCISCO SALINAS RAMOS Este libro responde a la necesidad de
Experiencia y proyecto de futuro. Colección Economía Social
ES JOSÉ MARÍA HERRANZ DE LA CASA
seguir observando e investigando a las organi-
zaciones de la economía social desde distintas
3. La Ley de Cooperativas de Castilla y León. 16 COORDINADORES áreas de estudio. Por ello, se puede encontrar
Estudios y texto. en él: la relevancia histórica y futura de estas
4. La Economía Social y la integración organizaciones; el impulso actual desde las
sociolaboral de las personas en riesgo de políticas públicas; la necesidad de mejorar su
exclusión. Especial referencia a las personas comunicación y visibilidad externa; la relevan-
con discapacidad. cia de dirigir y gestionar de manera estraté-
gica; la situación actual del régimen fiscal; los
Empresas de Economía Social: aspectos para su desarrollo

5. Las cooperativas de viviendas en España.

2021998 CMYK P.302


posibles delitos societarios a los que se
Desafíos de presente y futuro. enfrenta; el potencial sector generador de
6. Cooperativas de segundo grado y otras autoempleo femenino; y la oportunidad de
formas de integración y agrupación de optar a la financiación de capital-riesgo. Todos
cooperativas. Especial referencia a las
Cooperativas Agrarias. Empresas de Economía Social: estos temas configuran esta miscelánea que
vuelve a situar a las entidades de la economía
social, empresas –cooperativas, sociedades
7. Responsabilidad social de las empresas y
balance social. aspectos para su desarrollo laborales, empresas de inserción, centros espe-
ciales de empleo y mutualidades– y organiza-
8. La Comunicación en el ámbito de la ciones sociales –asociaciones y fundaciones–,
Economía Social. en el punto de investigación y análisis de la
Universidad Católica de Ávila y su colección
9. La Economía Social como puerta de Economía Social.
integración sociolaboral de los inmigrantes.
10. Desarrollo Rural y economía Social. I
Congreso Iberoamericano.
11. Desarrollo Rural y economía Social:
Situación, debates y retos.
12. Aportaciones de la economía social al
desarrollo rural en Iberoamérica y España.
13. El desarrollo rural en Iberoamérica.
14. El Trabajo Autónomo en España.
15. La Economía Social, instrumento de
cohesión y empleo en Castilla y León.

VER
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TIS LIBE
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PUBLICACIONES
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA
empresas de economía social:
aspectos para su desarrollo
Francisco SALINAS RAMOS
JOSÉ MARÍA HERRANZ DE LA CASA
Coordinadores

empresas de economía social:


aspectos para su desarrollo

Autores:
Concepción Albarrán Fernández
Paula Almansa Lapeira
Sofía Borgia Sorrosal
Andrés Delgado Gil
Vicente Enciso de Yzaguirre
Mª Ángeles Fernández López
José María Herranz de la Casa
Francisco Salinas Ramos
Enrique Sánchez Solano

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Universidad Católica de Ávila


2007
Empresas de economía social: aspectos para su desarrollo / Francisco Salinas Ramos,
José María Herranz de la Casa, coords. – 1ª ed. – Ávila: Universidad Católica, 2007.
– p. 224 ; 24 cm. – (Economía social ; 16)
ISBN 978-84-690-8670-4 D.L. S. 1.671-2007
1. Economía social 2. Empresas 3. Cooperativas 4. Tercer Sector 5. Organizaciones
sociales
HD62.6
331 a3

© Servicio de Publicaciones
Universidad Católica de Ávila
C/. Canteros, s/n. 05005 Ávila
Tlf. 920 25 10 20
e-mail: publicaciones@ucavila.es
www.ucavila.es

© Primera edición: octubre 2007

Con la financiación de:


Junta de Castilla y Leónnsejería de Economía y Empleo.

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad


ni parte de esta publicación pueden reproducirse,
registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación
de información, en ninguna forma ni por ningún medio,
sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético
o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro,
sin permiso previo por escrito de los titulares del Copyright.

Depósito Legal: S. 1.671-2007


I.S.B.N.: 978-84-690-8670-4

Imprenta Kadmos
salamanca, 2007
índice

Introducción . ................................................................................................... 9
Capítulo 1. Las empresas de economía social en el siglo xxi . ......................... 15
Francisco Salinas Ramos
capítulo 2. Políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía Social...... 47
Concepción Albarrán Fernández
Capítulo 3. La comunicación en las organizaciones de la economía social ...... 61
José María Herranz de la Casa
Capítulo 4. marketing y dirección estratégica en la economía social ............... 97
Vicente enciso Yzaguirre
capítulo 5. Régimen fiscal de las empresas de economía social. Especial refe-
rencia al de las cooperativas . ........................................................... 131
Sofía Borgia Sorrosal
capítulo 6. Las empresas de economía social: algunos delitos societarios ...... 153
Andrés Delgado Gil
Capítulo 7. El autoempleo femenino en la economía social.............................. 175
Enrique Sánchez Solano
capítulo 8. Capital-riesgo: ¿Fuente de financiación alternativa para empresas
de economía social?.......................................................................... 201
Paulina Almansa Lapeira y Mª Ángeles Fernández López
Sobre los autores ............................................................................................ 221
Introducción
Francisco Salinas Ramos
Universidad Católica de Ávila

Los últimos años del siglo XX y en los albores del presente siglo se han pro-
ducido y se siguen produciendo cambios en el mundo de la economía en general y
de las empresas en particular, ante los cuales las empresas de la Economía Social no
son ajenas, por ejemplo:
• Los mercados debido al fenómeno de la globalización, se van ampliando y
abriendo nuevos espacios donde las empresas han de saber moverse en una dimen-
sión estratégica.
• Entre las empresas hay cada vez mayor competencia y concentración con
nuevas formas de gestión basada en el volumen y en el reconocimiento internacio-
nal (mundialización).
• Por otro lado, se sigue produciendo deslocalizaciones de empresas con
graves problemas y de diverso tipo para los países de origen así como para los de
destino.
• El imperativo de las nuevas tecnologías obliga a las empresas a embarcarse
en ellas de lo contrario corren el riesgo de desaparecer.
• La apuesta por estilos modernos de organización de las empresas, de direc-
ción y gestión de las mismas obliga a estar en permanente mejora y actualización de
indicadores de calidad.
• La exclusión social de determinados colectivos y territorios se hace cada
vez más evidente y exige soluciones, y respuestas urgentes.
• Se está produciendo un mayor diálogo social entre las instituciones públi-
cas y los órganos de representación de la Economía social, pero donde se puede y
debe avanzar más.
10 introducción

Los escenarios descritos deben ser un acicate para que las empresas puedan
adecuarse a los nuevos tiempos si quieren permanecer en el mercado siendo com-
petitivas. El reto para las empresas de Economía Social es el mismo, se ve reflejado
por el fomento de empleo y cohesión social, recreación de mecanismos de partici-
pación social para integrar a más sensibilidades sociales, ampliando el límite del
actual diálogo social. Esto le exige también, el no quedarse anclado en las clásicas
figuras jurídicas de economía social. Habría que estar atento a lo que en la socie-
dad va aconteciendo con las nuevas formas de ejercer la solidaridad social desde la
actividad económica, siempre desde el respeto a la dimensión humana en cualquier
actividad y con la voluntad de promover las posibilidades de desarrollo integral de
la persona, convirtiendo el capital en instrumento.
La Economía Social ha de saber actuar de forma unitaria, integrando los diver-
sos comportamientos que se dan en la sociedad para construir cohesión social. Los
cambios antes indicados exigen comportamientos empresariales que sepan actuar en
mercados amplios y competitivos. Esto exige a las empresas de la Economía Social
desarrollar capacidades de gestión y descubrir alianzas estratégicas que aporten
sinergias y economías de escala para incrementar su competitividad y desarrollar
sus valores, creando empleo y construyendo riqueza colectiva.
Urge intensificar el diálogo social y la necesidad de estar donde se toman las
decisiones para que éstas contemplen la realidad y valores de la Economía social y
para trasladarlos a la sociedad. Estar en esos foros exige tener volumen represen-
tativo y bases sociales significativas, así como capacidad de integrar las diversas
experiencias nacidas con el objeto de construir la cohesión y apoyadas en la filoso-
fía de la Economía Social (empresas de inserción, centros especiales de empleo…) o
las que en la Unión Europea se admiten pero en España aún no se ha sabido integrar
(fundaciones, asociaciones…). Es el momento de reconocer a la Economía Social
como un sector amplio, generoso, cambiante e innovador que comprende más rea-
lidades de las que hasta ahora, tradicionalmente, se habían incluido. Con ello será
más potente y estará más presente en la realidad económica.
Vivimos en una sociedad proactiva que demanda constantemente soluciones
a problemas locales o aquellos que afectan a grupos sociales determinados. Ante
esta situación la solidaridad inventa constantemente formas de acción para apor-
tar salidas a personas y a territorios. Esta constante invención es precisamente la
riqueza que apoya la pluralidad de modos de acción de la Economía Social. No es
dispersión, sino fuerza. No es desconcentración sino esfuerzo en la búsqueda de
soluciones. Este empeño identifica a todas las figuras de la Economía Social: coope-
rativas, sociedades laborales, mutualidades, empresas de inserción, centros especia-
les de empleo… Son diversas formas de actuar pero con elementos comunes que las
introducción 11

caracteriza. Es la búsqueda para poner soluciones donde tan solo había problemas,
el tesón por generar riqueza colectiva, por desarrollar la cultura del emprendedor, la
valoración de las personas por encima del capital, entendiendo a este como instru-
mento y no como fin, son precisamente esos valores y filosofía los que construyen e
integran a todas esas formas de emprender bajo el concepto de economía social.
La Economía Social, en lo que llevamos de siglo, está creciendo y aumentando
su presencia y reconocimiento social así como su aceptación institucional. Esto
debido a la cada vez mayor integración –aunque aún queda mucho por hacer–, por-
que juntos somos más visibles, porque estas empresas siguen estando allí donde no
existe otra alternativa, a su vez ocupan espacios de liderazgo en sectores económi-
cos importantes imprescindibles para conseguir una sociedad más equitativa. Esta
“nueva forma de emprender” refuerza la pluralidad de la democracia económica,
porque el emprendedor colectivo se compromete cada vez más con la aportación de
soluciones a los problemas del entorno o del colectivo social al que pertenece, solu-
ciones que, de otra forma, o no existirían o serían más difíciles implantar; porque el
crecimiento de la Economía Social afecta positivamente a personas que encuentran
oportunidades de empleo que el mercado no les ofrecía; porque con la Economía
Social todos los sectores sociales pueden acceder al empleo independientemente de
sus condiciones físicas o psíquicas; porque al crecer la Economía Social crece una
sociedad más cohesionada.
El libro que tiene en sus manos, con el título Empresas de Economía Social:
aspectos para su desarrollo, elaborado por un equipo de profesores de la Universi-
dad Católica de Ávila y de la Universidad Miguel de Cervantes (Valladolid), exper-
tos en la materia, coordinados por el profesor Francisco Salinas Ramos, tiene como
finalidad contribuir a la formación de conocimiento y comprensión de la teoría y
práctica de la Economía Social en España, a la vez que a la difusión y promoción de
este tipo de empresas. El libro se estructura en ocho capítulos. En el contenido de
los mismos se quiere dejar de manifiesto que en los albores del siglo XXI, como se
viene haciendo en las dos últimas décadas del pasado siglo, el modelo de empresa,
al cual estábamos acostumbrados durante los dos últimos siglos, ha de cambiar. Se
agotó su esquema derivado de la cultura nacida en la revolución industrial. No puede
seguir siendo un sistema productivo cuyo objetivo sea maximizar el beneficio… y
poco más. Esto lo hizo bien, pero ya no sirve. No se puede hacer empresa sin pensar
en la calidad, en los clientes en las relaciones honestas con sus trabajadores, con sus
proveedores, con el entorno social y ambiental. Ya no es admisible la empresa que
persigue la simple maximización de beneficios. Se está demandando otra forma de
hacer empresa. Que sea más ciudadana, desarrollando elementos mayores de convi-
vencia, de respeto a lo que le rodea y con quienes se relacionan.
12 introducción

En el capítulo primero, el profesor Salinas analiza los diversos enfoques y


conceptos que coexisten para explicar y definir la economía social, a su vez ofrece
desde una perspectiva histórica los elementos básicos para conocer el pasado de la
economía social en general y de las cooperativas en particular, para comprender
el presente retomando algunos factores clave y aportando datos de la magnitud de
la Economía Social en España y los aspectos que puedan contribuir al desarrollo
de las empresas de Economía Social y con ellos construir el futuro de este tipo de
empresas. La profesora Albarrán en el segundo capítulo centra su estudio en los
gastos públicos que se destinan a este tipo de empresas, entendiendo a la Economía
social como un “ente”, se analizan las diferentes políticas públicas existentes a nivel
estatal y autonómico. En este contexto podríamos afirmar con CEPES que el Estado
tiene la obligación de velar por la equidad social y debe fomentar políticas genera-
doras de cohesión social, también comportamiento de empresas empeñadas en ello.
La economía social, por crear condiciones de equidad, por basarse en la participa-
ción de todos sus componentes en la propiedad de los medios de producción, por
fomentar el espíritu emprendedor, por crear mecanismos laborales incluyentes de
todas las personas, sin exclusión de sus condiciones personales, por procurar la cre-
ación de riqueza colectiva y no individual… ha de ser potenciada por las políticas
públicas. No sólo porque es un mandato Constitucional a los Poderes Públicos, sino
porque la acción de la Economía Social es, también, imprescindible en la construc-
ción social y, en la medida que procura una mayor estabilidad social, genera ahorro
al inversor por una menor dedicación del gasto público a los problemas derivados
de la inequidad social.
El capítulo tercero está dedicado a un aspecto clave por el que toda empresa
debe apostar, la comunicación; y más en particular las empresas de economía
social que deben poner en juego uno de sus principios, el de la formación e infor-
mación que en definitiva es invertir en comunicación como estrategia de dirección
y gestión. El profesor Herranz hace un análisis exhaustivo de la comunicación en
las organizaciones de la economía social, estudia las dimensiones de la comunica-
ción corporativa y la comunicación de las entidades de mercado y de no mercado,
aportando finalmente conclusiones y propuestas. El profesor Enciso en el capítulo
cuarto aborda también otro tema importante en las empresas de Economía Social. Si
no quieren perder el tren de estar en la “economía de mercado” desde su identidad,
valores y principios, deben subirse al tren de la dirección estratégica y del marke-
ting. Deben conocer y escudriñar los aspectos que más estén en consonancia con su
“nueva” forma de emprender y de comprender la empresa. La dimensión estratégica
(transparencia, eficiencia, calidad, etc.) es un requisito indispensable para el desar-
rollo, y de esta manera las empresas de Economía Social se convertirán en lo que
por naturaleza son, empresas “socialmente responsables”.
introducción 13

La Responsabilidad Social, concepto relativamente nuevo, pretende generar


esta nueva cultura empresarial. La Comisión Europea dice: “los sindicatos y las
organizaciones de la sociedad civil advierten de que las iniciativas voluntarias no
son suficientes para salvaguardar los derechos de los trabajadores y los ciudadanos,
y propugnan el desarrollo de un marco reglamentario que establezca normas míni-
mas, y garantice unas reglas de juego equitativas. Insisten además en que, para ser
creíbles, las prácticas de responsabilidad social no pueden ser definidas, aplicadas y
evaluadas de manera unilateral por las propias empresas y que es necesaria la parti-
cipación de todas las partes interesadas. Exigen la introducción de mecanismos efi-
caces que obliguen a las empresas a responsabilizarse de las consecuencias sociales
y ambientales de sus actividades”. (Comunicación de la Comisión en relación con la
“Responsabilidad social de las empresas: una contribución empresarial al desarrollo
sostenible”. Bruselas, 2.7.2002, COM (2002) 347 final).
La profesora Borgia en el capítulo quinto hace un análisis bastante didáctico
del Régimen Fiscal de las Cooperativas, sin olvidarse de hacer referencia a otros
agentes de la economía social. El lector puede completar su información sobre la
fiscalidad de las entidades de la Economía Social acercándose a la obra colectiva
dirigida por Calvo Ortega. Realmente se ha escrito mucho y hasta se ha criticado
por qué algunas de las empresas de la economía social tienen un régimen fiscal
especial; a todos ellos diría “si quienes defienden criterios neoliberales del mer-
cado percibieran la importancia de las consecuencias sociales de la actuación de
la Economía Social, seguro que tendrían que procurar y demandar a los Gobiernos
el fomento de estos comportamientos antes que su cuestionamiento por supuesta
acción desleal competitiva. Ojala demandaran el mismo trato fiscal para ellos por
realizar las mismas funciones sociales; seguro que contarían con el apoyo de toda la
economía social y es más, seguro que muchas de las acciones de la economía social
no existirían al no existir el motivo que las creó, como es la exclusión social, los
desequilibrios territoriales o la precariedad en el empleo. Ojala que en la solución
de cohesión social todas las empresas empeñaran sus esfuerzos” (CEPES, Anuario,
2006-2007).
En el capítulo seis, el profesor Delgado, presenta unas cuestiones generales
tanto de la economía social como del Código Penal, analiza algunos delitos socie-
tarios como el de falseamiento de documentos sociales, el de obstaculización de
los derechos de los socios y el de administración fraudulenta. El profesor Sánchez
estudia el autoempleo femenino, siendo un análisis muy pormenorizado, partiendo

. Calvo Ortega, Rafael (dir.) (2005), Fiscalidad de las entidades de economía social, Edit. Aranzadi,
Navarra. También García Delgado, J. L. (dir.) (2005), La Economía social en España, Fundación ONCE,
Madrid. Volumen II. Muñoz Machado, S. (coord.) (2005), “Derecho y Tributación”.
14 introducción

de las dificultades a las que tienen que hacer frente las mujeres, el empleo por
cuenta propia, ya sea el autoempleo individual o el colectivo en las diferentes moda-
lidades que contempla la Economía Social. Finalmente, las profesoras Almansa y
Fernández, abordan en el capítulo octavo un tema importante que las empresas de
economía social deberían estudiar su aplicabilidad, se trata del capital-riesgo como
posible fuente alternativa de financiación para las empresas de Economía Social
En definitiva, la Economía Social es una realidad en nuestro país, está cada vez
más presente en diferentes realidades, territorios, actividades económicas, etc., está
haciendo esfuerzos para ser más visible y las instituciones públicas manifiestan su
reconocimiento y apoyo. Las empresas de la Economía Social avanzan en su com-
portamiento solidario económico y empresarial, construyen ese nuevo modelo de
empresa basado en el respeto a la persona, en la solidaridad y en la responsabilidad
social (innato en su misma identidad) y se acerca, cada vez más, a las inquietudes
sociales porque de ellas nace y a ellas aporta soluciones. La Economía Social está
en la sociedad y en el mercado de forma incuestionable e imprescindible.
Llegado a este punto quiero agradecer a todos aquellos que han hecho posible
que este libro haya visto la luz. A cada uno de los autores, que sólo ellos son respon-
sables de lo que en su capítulo exponen, les agradezco el que hayan formado parte
de este proyecto. Tanto en la elaboración porque con sus firmas han enriquecido
los contenidos, así como en el proceso de edición de la presente obra. Agradecer
también a la Universidad Católica de Ávila porque una vez más ha permitido que
un grupo de profesores dediquen parte de su tiempo a la investigación y estudio
de la Economía Social, tema que desde hace seis años viene trabajando intensiva-
mente como una aportación a la sociedad castellano-leonesa y a sus instituciones,
por extensión a todo el territorio español. Un agradecimiento especial a la Junta
de Castilla y León, concretamente a la Dirección General de la Economía Social,
tanto en lo que se refiere a la financiación de la elaboración de los contenidos como
en la edición y distribución. Sólo quedan palabras de gratitud del coordinador del
proyecto y de los órganos de gobierno y dirección de la Universidad Católica de
Ávila a la institución pública.
Capítulo 1

Las empresas de economía social en el siglo xxi

Francisco Salinas Ramos


Universidad Católica de Ávila

1. INTRODUCCIÓN

Más de uno se ha preguntado cómo puede ser la empresa del siglo XXI. Las
respuestas son tan variadas como autores han pretendido dar respuesta. Sin duda
alguna, habría que recuperar determinados conceptos que han sido conscientemente
olvidados, ignorados, entre otros serían: bien común, justicia, equidad, valores,
ética, responsabilidad, cohesión. La Economía social,
“entiende la empresa como otra forma de emprender distinta a la economía
de mercado, sin renunciar, en absoluto, a la eficacia profesional y a la rentabilidad
empresarial. Esta forma de emprender tiene como valores principales la primacía
de las personas sobre el capital, la gestión participativa y democrática, el compro-
miso de las personas con la ciudadanía activa y su implicación con la comunidad, la
solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. Y se preocupa por
generar y asegurar empleo de calidad, desempeñando un papel muy importante en el
desarrollo local y la cohesión social” (CEPES, 2005:32).
Uno de los objetivos de la Cumbre de Lisboa fue “hacer de Europa la econo-
mía más competitiva, dinámica, y basada en el conocimiento del mundo, capaz de
sostener el crecimiento económico con más y mejores puestos de trabajo y con una
mayor cohesión social”. Como demostraremos en este capítulo, la Economía social
es un socio con el que la Unión Europea tiene que contar para conseguir dicho obje-
16 francisco salinas ramos

tivo, hasta nos atreveríamos a decir que será un socio imprescindible. En España, esta
realidad está siendo cada vez más evidente y progresivamente reconocida, aunque
estamos hablando todavía de magnitudes que giran en torno al 10/15% de generación
de empleo y de riqueza. En los cuatro apartados en los que se divide el capítulo se deja
traslucir que estamos hablando de una realidad secular y que tiene un presente y un
futuro prometedor si se ponen en juego los avances tecnológicos, las modernas técni-
cas de gestión y dirección con un conjunto de principios, valores que darán sentido a
su proyecto empresarial orientado hacia las personas y su entorno.

2. ECONOMÍA SOCIAL. ENFOQUES Y CONCEPTOS

Aún corriendo el riesgo de repetirnos, siendo conciente que estamos ante un


término que no es unívoco sino que es plural y multidimensional, es conveniente,
una vez más, empezar por algunas precisiones conceptuales, las cuales van de la
mano de dos corrientes de pensamiento, dos escuelas o si se prefiere de dos “enfo-
ques teóricos”. Por un lado, la escuela francófona con el enfoque de la economie
sociale y por otro la escuela anglosajona desde el non profit organizations o sector
no lucrativo. Entre ambos enfoques hay elementos comunes: se trata de “orga-
nizaciones privadas promovidas por el tejido social, que desarrollan actividades
económicas de servicio a sus socios o a la comunidad con criterios de gobierno y
de atribución de resultados no capitalista”. También hay realidades diferentes: la
Economía Social pone énfasis en el carácter democrático de la toma de decisiones,
en la atribución de los excedentes con criterios no capitalistas, etc.; el sector no
lucrativo, hace hincapié en el carácter altruista de las organizaciones y en la obliga-
ción de reinvertir en los objetivos de la organización los posibles beneficios.
El enfoque del «non profit» o sector no lucrativo se caracteriza por la no dis-
tribución de los beneficios, tiene su auge en el último tercio del siglo pasado. En los
inicios de la década de los años noventa la Universidad Johns Hopkins (Baltimore)
puso en marcha un proyecto internacional de estudio comparado del sector no lucra-
tivo, pero no todo valía solamente podrían ser objeto de estudio aquellas organiza-

.  El autor ha tratado este tema en varias de sus publicaciones, se cita las dos últimas Salinas (2007)
y Salinas y Herranz (2007:11-15). También en este volumen hay otras colaboraciones que definen el con-
cepto “economía social”.
.  Cf. Barea, Juliá, y Monzón (1999:15-28).
.  Cf. Sajardo (1998:17-25).
las empresas de economía social en el siglo xxi 17

ciones que reuniesen los siguientes rasgos comunes, convirtiéndose en requisitos


básicos para integrarse en el tercer sector:
• Tener un estructura (organización) formal.
• Surge desde la iniciativa privada.
• Carece de lucro, no reparte beneficios si los hubiese.
• Autogobierno de la entidad.
• Con participación voluntaria.
El Manual sobre las instituciones sin ánimo de lucro en el sistema de cuentas
nacionales, publicado por Naciones Unidas, delimita el ámbito de las instituciones
no lucrativas a partir de la definición de Salamon y Anheier. Estas entidades son
mayoritariamente asociaciones y fundaciones, cuyos objetivos son dar servicios
a las personas necesitadas, ofrecer servicios de mercado como educación, salud o
para la defensa de intereses de grupos.
El concepto de Economía Social, aunque es antiguo, resurge nuevamente
hacia los años setenta en Francia, fueron dos hechos los que dieron carta de natu-
raleza, uno, al crear el Comité Nacional de Enlace de las Actividades Mutualistas,
Cooperativas y Asociativas; y otro, el promulgar la Carta de la Economía Social
(1980), donde se define a este tipo de empresas como el “conjunto de entidades no
pertenecientes al sector público que, con funcionamiento y gestión democráticos e
igualdad de derechos y deberes de los socios, practican un régimen especial de pro-
piedad y distribución de las ganancias, empleando los excedentes de ejercicio para el
crecimiento de la entidad y la mejora de los servicios a los socios” (Monzón, 1987).
Hace cinco años (2002) la Conferencia Europea Permanente de Cooperativas,
Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones (CEP-CMAF), aporta una nueva delimi-
tación conceptual de la Economía Social, formulando los siguientes siete principios:

.  Salamon y Anheier (1992). Resultados de la investigación, versión en española: Salamon y


Anheier (2001).
.  NPls Hanhbook, (2003).
.  En Francia, como casi en toda Europa, la Economía Social es una consecuencia de la convergencia
de una “reflexión política y filosófica”, que surge durante el siglo XVIII. Se puede decir, por ejemplo, que
Rousseau J.J. al plantear el concepto de asociación en el Contrato Social se está anticipando a la idea de Eco-
nomía Social. Años después los planteamientos de Proudhon sobre…van a estar vigentes muchos de ellos en
la actualidad. Cf. Romefort (1986:82-102); Defourny (1992) se puede seguir las evolución histórica.
.  Posteriormente el Consejo Valón de Economía (Bélgica), va a utilizar una definición similar. Cf.
Salinas (2007).
.  Declaración final común de las organizaciones europeas de la Economía Social, CEP-CMAF, 20
de junio de 2002. Citado por Monzón (2007).
18 francisco salinas ramos

1. Primacía de la persona y del objeto social sobre el capital.


2. Adhesión voluntaria y abierta.
3. Control democrático de sus miembros (excepto las fundaciones que no tie-
nen socios).
4. Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general.
5. Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
6. Autonomía de gestión e independencia respecto de los poderes público.
7. Destino de la mayoría de los excedentes a la consecución de objetivos a
favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los miembros y del inte-
rés general.
En el año 2006 se van a emprender dos estudios a nivel europeo. Uno de ellos
es la investigación que Barea y Monzón realizan para la Comisión Europea, fruto
de ella es el “Manual Europeo de cuentas satélite de las empresas de la Economía
Social”, en el cual se proponen directrices destinadas a institutos de estadística e
investigadores de la Unión Europea, con el fin de elaborar las cuentas satélite de las
empresas de la Economía Social, no de toda sino la parte del subsector de mercado
formado por cooperativas, mutuas y otras empresas similares. El Manual ofrece la
siguiente definición: “conjunto de empresas privadas, organizadas formalmente,
con autonomía de decisión y libertad de adhesión creadas para satisfacer las
necesidades de sus socios a través del mercado, produciendo bienes y servicios,
asegurando o financiando y en las que la eventual distribución entre los socios de
beneficios o excedentes así como la toma de decisiones, no están ligados directa-
mente con el capital o cotizaciones aportadas por cada socio, correspondiendo un
voto a cada uno de ellos”.
El segundo estudio fue dirigido por Chaves y Monzón (2006) y promovido
por el Comité Económico y Social Europeo –CESE-, en el Informe final, siguiendo
las orientaciones del Manual de la Comisión Europea antes citado, se propone una
definición amplia y comprensiva del conjunto de la economía social: Conjunto de
empresas privadas organizadas formalmente, con autonomía de decisión y libertad
de adhesión, creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a través del
mercado, produciendo bienes y servicios, asegurando o financiando y en las que la
eventual distribución entre los socios de beneficios o excedentes así como la toma
de decisiones, non están ligados directamente con el capital o cotizaciones apor-
tados por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno de ellos. La Economía

.  Citado por Monzón (2006:159).


las empresas de economía social en el siglo xxi 19

Social también agrupa a aquellas entidades privadas organizadas formalmente con


autonomía de decisión y libertad de adhesión que producen servicios de no mercado
a favor de las familias, cuyos excedentes, si los hubiera, no pueden ser apropiados
por los agentes económicos que los crean, controlan o financian10.
Con la finalidad de superar los debates conceptuales y con espíritu integrador
de ambos enfoques, se propone dos aproximaciones conceptuales. La primera es de
la Comisión Científica de CIRIEC-España11, quien ha desarrollado una aproxima-
ción conceptual de la Economía Social de acuerdo con las normas de contabilidad
homologadas internacionalmente a partir del Sistema de Cuentas Nacionales de las
Naciones Unidas de 1993 (SCN-93) y del Sistema Europeo de Cuentas (SEC-95).
La segunda es la presentada por Jiménez en la obra dirigida por García Delgado
(2005a:17), lo hace desde la perspectiva integradora buscando los denominadores
comunes que den cohesión al sector12.
Primera aproximación. Utilizando la metodología del SEC-95 y los conocidos
Principios Cooperativos, pueden identificarse dos grandes subsectores de la Eco-
nomía Social: a) el subsector de mercado o empresarial, y b) el subsector de no
mercado.
El subsector de mercado o empresarial de la Economía Social está formado
por aquellos agentes de la misma cuyos recursos principales proceden de las ven-
tas realizadas en el mercado y que son genéricamente conocidos con el nombre de
empresas. En este subsector son muchas las diferentes clases de empresas que pue-
den ser incluidas, y entre ellas cabe citar a las cooperativas y sociedades laborales
de todas clases, las sociedades agrarias de transformación, las mutuas y mutualida-
des, las Cajas de Ahorros y los grupos de empresas de la Economía Social que, con
independencia de su forma jurídica, están creadas y controladas por empresas de la
Economía Social con el objeto de favorecer el cumplimiento de sus fines sociales;
otras empresas no públicas asimilables: empresas de inserción, centros especiales de
empleo.

10.  Citado por Monzón (2006:16).


11.  En 1990 la Comisión Científica del CIRIEC-España identificaba dos subsectores en la definición
que proponía de economía social. el de mercado formado por las empresas con organización democrática y
con distribución de beneficios no vinculada al capital aportado por el socio, y de no mercado, que integraría
a las instituciones privadas no lucrativas que producen servicios no destinados a la venta para determinados
grupos de hogares (Barea, 1990). En esos mismos años Gui (1991) distingue dos criterios, el de categoría
dominante –formada por las personas que poseen el último poder de decisión– y el de categoría beneficiaria
–las personas que reciben los beneficios de la actividad–. Cf. Observatorio Español de la Economía Social.
CIRIEC-España.
12.  Cf. García Delgado (2005a:13-24).
20 francisco salinas ramos

En cuanto al subsector de no mercado privados, la metodología actual del SEC-


95 lo considera formado por las Instituciones sin fines de lucro al servicio de los
hogares (ISFLH), definidas como aquellas entidades privadas dotadas de persona-
lidad jurídica que desarrollan una actividad productiva y no distribuyen beneficios,
obteniendo sus recursos principales de contribuciones voluntarias de los hogares,
de pagos de las administraciones públicas no vinculadas al volumen o valor de la
producción y de rentas de la propiedad. Este campo es muy heterogéneo (como las
asociaciones, fundaciones, entidades singulares…), en general se tendrán en cuenta
las consideradas de «utilidad social», es decir, el tercer sector de acción social.
La segunda propuesta, se hace en los siguientes términos: “criterio superador
de la dicotomía entre la perspectiva anglosajona del Non profit y algunas versio-
nes restrictivas de la continental europea, en la misma línea en que el CEP-CMAF
de la Unión Europea aglutina, siguiendo el orden de las siglas, a Cooperativas,
Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones. Aquí, incluso, aunque no siempre haya
sido posible incorporar sus magnitudes a los cómputos numéricos, se consideran
dentro del Tercer Sector, además de las Entidades Singulares —Cáritas, Cruz Roja
y ONCE—, las «empresas sociales» en su amplia acepción, incluyendo las Socie-
dades Laborales –una forma de empresa participada, en definitiva-, los Centros
Especiales de Empleo, las Empresas de Inserción, las Cajas de Ahorros, en la ver-
tiente, sobre todo, de su Obra Social, y las sociedades pertenecientes a los grupos
empresariales de aquellas entidades”.
Antes de concluir este apartado conviene hacer una reflexión sobre dos térmi-
nos: Tercer Sector y Economía Solidaria. El Tercer Sector suele ser el concepto que
integra las organizaciones no lucrativas (non profit) como a la economía social. El
Tercer sector se configura por entidades u organizaciones cuya actividad se orienta a
satisfacer necesidades sociales están vinculadas con la acción voluntaria, no poseen
ánimo de lucro y son financiadas por donaciones particulares y por el sector público;
es decir son aquellas organizaciones que prestan servicios públicos desde la socie-
dad civil. giner y montagut (2005) afirman que “las actividades de este sector son
parte esencial de la Economía social pero no toda la Economía Social configura el
Tercer Sector”. Concluyen diciendo que ambos términos “no son sinónimos”13.
También en Francia a finales del siglo XX se desarrolla con Laville (1994) el
concepto de Economía Solidaria, no está muy claro su ámbito funcional, pero se la
identifica con organizaciones que realizan actividades económicas orientadas hacia
colectivos excluidos o en riesgo de exclusión. Se las ve, unas veces como un híbrido
entre la economía de mercado (venta de bienes y servicios), de no mercado (dona-

13.  Giner y Montagut (2005:43-54).


las empresas de economía social en el siglo xxi 21

ciones, cuotas, subvenciones públicas) y no monetarias (voluntariado); otras como


“una fuerza de transformación social portadora de un proyecto de sociedad alter-
nativa a la mundialización” (Boulianne, 2003). Es una reacción al individualismo
competitivo de las economías capitalistas, lo que sustenta a este tipo de economía es
la solidaridad. La Economía Solidaria se articula sobre cuatro ejes: comercio equi-
tativo, finanzas solidarias, iniciativas locales e intercambio no monetario.
Siguiendo a Sajardo y Chaves (2006:97) constatamos que entre la Economía
Social y la Solidaria hay tanto convergencias como discrepancias. Hay autores que
consideran a la Economía Solidaria como una manera de acción específica y limi-
tada de la Economía Social, como un estímulo o prolongación de su acción; otros
que se trata de una forma de alejamiento, una vuelta a la auténtica acción solidaria.
Otros afirman que esta economía complementaría el papel redistribuidor de la Eco-
nomía Social, con una solidaridad recíproca como factor de producción. En los paí-
ses francófonos va teniendo mayor acogida el término Economía Social y Solidaria
“para identificar a un conjunto de actividades económicas de utilidad social, con
una triple misión: trabajo, inserción sociolaboral y creación de empleo, y remarcar
el proyecto político que sus actuaciones implican”14.

3. CONOCER EL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE…

En este apartado se hace un breve recorrido por los antecedentes de las formas
de cooperación, el surgimiento de las cooperativas así como del cooperativismo
como movimiento, sin olvidar a los otros agentes de la economía social. Esta
aproximación histórica se divide en tres grandes periodos, en cada uno de ellos
implícitamente se describen los hechos, la doctrina que lo sustenta y la legislación
por la que se rigen15 y en un cuarto punto sobre aspectos clave de los primeros años
del presente siglo.

14.  Cf. Sajardo y Chaves (2006).


15.  Los primeros apuntes del autor sobre este tema, se pueden consultar en su Tesis doctoral: El
Cooperativismo de trabajo asociado en la década de los ochenta. Su realidad social. Madrid, 1991. Capítulo
I: Historia de la cooperación y su incidencia en las cooperativas de trabajo asociado. pp. 15-62. También en
el Informe de la Investigación, realizado por Francisco Salinas (director) y José María Herranz (investigador
principal) (2006), sobre La Economía Social como generadora de empleo y el papel que desempeña en el
desarrollo del medio rural de Castilla y León. pp. 27-32. Los tres primeros puntos de este apartado fueron
escritos por el autor como “Introducción” en Sanz y Salinas (2002:15-27).
El lector interesado en la historia de la cooperación en España, puede consultar entre otras obras las
siguientes (la mayoría se refieren a finales del siglo XIX y hasta la década de los setenta del siglo XX) :
Cerdá Richart, Baldomero (1959), El Régimen Cooperativo. Tomo I: Historia y doctrina de la coope-
ración, Bosch, Barcelona.
22 francisco salinas ramos

3.1. Antecedentes y surgimiento de las cooperativas

Los antecedentes de las cooperativas y por extensión de la economía social


están en los gremios de comerciantes y artesanos que tienen como finalidad ayu-
darse y protegerse mutuamente en las cofradías16, en los aprovechamientos comu-
nales de tierras, de pastos, de molinos, el seguro mutuo del ganado y posadas
vecinales, en la comunidad de regantes, de pescadores, etc. Varias de estas fórmulas
existieron entre los siglos XII y XIX en diversos puntos de la geografía española,
concretamente en tierras castellanas y leonesas. Se pueden citar en el siglo XIII las
cofradías de los menestrales de Soria y otras ciudades de Castilla, Barcelona, Sevi-
lla, etc. que llegado el siglo XV se transformaron en gremios17.
En el siglo XVIII, Gaspar Melchor de Jovellanos, preocupado por las conse-
cuencias de la revolución industrial, pide a los poderes públicos que no se olviden
de las pequeñas empresas artesanas e industriales y propone el establecimiento de
Pósitos y Montes públicos con la finalidad de atenderles en el crédito y en el abas-
tecimiento de materias primas. Su obra no fue escuchada sino hasta olvidada y su
persona perseguida18. Los Pósitos, cuyo objetivo inicial fue socorrer a los labradores
con grano para sembrar las tierras o proporcionar pan o trigo en periodos de escasez,
fueron una de las más eficaces instituciones de la Edad Moderna, pero muy pronto
fueron “maleados”, lo que se creó para ser de interés general se convirtió en benefi-

Díaz de Rábago, Joaquín (1901), Discursos, sobre Foros, la Cooperación en España. Tomo 7º, de las
obras completas. Sociedad Económica de amigos del país de Santiago. Santiago. “Historia y situación actual
de la cooperación en España”, pp. 273-333.
Garrido Hurtado, Fernando (1971), Historia de las clases trabajadoras. Vol 5. Zero, Madrid, Vol.
1: El Esclavo, 1970; Vol. 2 : El Siervo, 1973 (2ª Ed.); Vol. 3: El Proletariado, 1971; Vol. 4: El trabajador
asociado, 1971.
Gascón y Miramón, Antonio (1954), La Cooperación y las cooperativas (inicio a su estudio). recopi-
lado y puesto al día por Juan Gascón, Cosano, Madrid.
Jiménez Lorente, Tomás (1974), “El movimiento cooperativo en España”, en SANZ JARQUE, Juan
José. Cooperación. Teoría y práctica de las sociedades cooperativas. Universidad Politécnica de Valencia,
Valencia, pp. 63-92
González de la Vega, Aresio (1964), “Balance histórico de la cooperación en España”, en Varios, Coo-
perativismo en la coyuntura española actual, Valle de los Caídos, Madrid, pp. 271-347.
Reventós Carner, Juan (1960), El movimiento cooperativo en España. Ariel, Barcelona.
Sanz Jarque, Juan José (1994), Cooperación. Teoría general y régimen de las sociedades cooperati-
vas. El nuevo derecho cooperativo, Editorial Comares, Granada, pp. 261-279.
Soldevilla y Villar, Antonio (1973), El movimiento cooperativo mundial. Caja Rural Provincial, Valla-
dolid. Cap. VI: El movimiento cooperativista en España, pp. 221-309.
16.  Romeu de Armas dice que “el gremio es una institución eminentemente cooperativa”, citado por
Giménez Lorente, o.c. p.65.
17.  González de la Vega, Aresio, o.c. p. 273-281.
18.  Entre sus múltiples obras habría que citar dos: Proyecto de reforma gremial e Informe sobre la
Ley Agraria. Se puede consultar Jovellanos, Gaspar Melchor (1965, Obras escogidas. Clásicos castellanos,
Espasa-Calpe, Madrid.
las empresas de economía social en el siglo xxi 23

cio de unos pocos. Carlos IV queriendo poner orden a través del Consejo de Casti-
lla, en 1792, dio un Reglamento con poca repercusión y éxito19.
Reconociendo las distintas formas de cooperación antes mencionadas y otras
más como antecedentes en sentido amplio de la institución cooperativa, la historia
del cooperativismo español empieza en el siglo XIX. Díaz de Rábago, sin lugar a
duda el primer historiador de la cooperación española20, en su Historia y situación
actual de la cooperación en España, ofrece un análisis bastante exhaustivo, a pesar
de las dificultades con las que se encontró: ausencia de un Centro que se encargase
de este particular, la poca información que aportaban las cooperativas, etc., de la
teoría, práctica y legislación de este periodo. Los primeros propagandistas de las
ideas cooperativas de los socialistas utópicos e impulsores de experiencias, fueron
Joaquín Abreú y Fernando Garrido. A partir de los años treinta del siglo XIX, en
Andalucía, Aragón, Castilla la Nueva, Cataluña, Asturias, Galicia, Baleares, Valen-
cia y Vascongadas, van surgiendo cooperativas tanto de producción, de crédito, de
consumo, de socorros mutuos como agrarias. Concretamente en Castilla la Vieja y
León, en esta época existían cooperativas de consumo, de producción (sombrereros,
tejedores, sastres, topógrafos, libreros, panaderos, zapateros, chocolateros, etc.) en
Béjar, Valladolid, Ponferrada, Zamora, Segovia, Ávila, Palencia, etc., así como la
Sociedad de crédito y depósito general agrícola en Burgos21.
La Constitución de Cádiz de 1812 y su desarrollo legislativo posterior, como
la Ley de Libertad industrial dictada en 1813, fue el primer marco jurídico que
permitió el establecimiento de industrias en España, entre ellas las sociedades de
socorros mutuos, las cooperativas. La Constitución de 1869 da cabida al derecho de
asociación y reunión de cualquier tipo; el Código de Comercio de 1885, dentro del
artículo 124; será la Ley de Asociaciones de 1887 la que de forma más clara se refe-
rirá a las cooperativas de producción, crédito y de consumo. A partir de esta fecha
“su existencia quedaba delimitada y su actuación amparada por el poder público”.

19.  Sobre este tema consultar Díaz de Rábago, Joaquín, “Historia y situación actual de la coopera-
ción en España”, en o.c.
20.  Díaz de Rábago en la obra que se viene citando escrita en 1899, reconocía como historiadores de
la cooperación española a “el infatigable don Fernando Garrido, autor de un follero de ardiente propaganda
titulado La cooperación; el exministro D. Manuel Pedregal y Cañedo en su libro Sociedades cooperativas;
y el catedrático de la Universidad central, D. José Piernas Hurtado, que ha publicado, coleccionadas y con
interesantes apéndices, tres conferencias dadas en Fomento de las Artes sobre El movimiento cooperativo,
p. 274.
21.  Además de la obra de Díaz de Rábago, se puede consultar a Soldevilla, o.c.; González de Vega,
o.c.; Sanz Jarque (1994).
24 francisco salinas ramos

3.2. Desarrollo del cooperativismo, siglo XX


Es difícil marcar límites entre un periodo y otro de la historia. A finales del siglo
XIX los impulsores del cooperativismo en España serán por un lado, la corriente socia-
lista y por otro, la doctrina social cristiana, que surge a partir de la publicación de la
Encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891). Estas dos influencias son las que funda-
mentalmente estarán presentes en la dinámica cooperativa de finales del siglo XIX y del
primer tercio del XX.
En las tres primeras décadas del siglo XX, el cooperativismo despertará de su
letargo para alcanzar mayor desarrollo y presencia en la realidad socioeconómica del país
como no lo había tenido hasta entonces. Las cooperativas de producción a pesar de las
luchas y enfrentamientos ideológicos se van a extender por toda la geografía; los diversos
sectores de cooperativas ven la necesidad de unirse y agruparse para redimensionar sus
objetivos. Desde el punto de vista legislativo el sector agrícola se beneficiará con la Ley
de Sindicatos Agrícolas (1906) y otras normas posteriores como la Ley de Colonización
y Repoblación (1907) contribuyeron a crear auténticas Colonias Agrícolas Cooperativas;
las cooperativas de consumo fueron reguladas por los Decretos de 1915 y 1920. Desde el
punto de vista ideológico y doctrinal los cooperativistas se reúnen en Asambleas y Con-
gresos para estudiar temas de interés general, tanto doctrinales como de funcionamiento.
Durante este periodo son varios los “prohombres” del cooperativismo que contri-
buyeron en dar a conocer la realidad cooperativa y su doctrina tanto en congresos como
revistas, publicaciones y a través de la enseñanza en la Universidad. José Piernas Hurtado
(1843-1911), jugó un papel importante en la integración de las entidades cooperativas a
finales del siglo XIX y en el Congreso Regional de Cooperativas celebrado en Badalona
en 1898, donde se acuerda fundar la “Revista Cooperativa Catalana”; difundió también
la doctrina cooperativa desde su cátedra de Hacienda Pública de la Universidad primero
en Zaragoza después en Madrid y desde las conferencias en el Fomento de las Artes22.
Destaca también Juan Salas Antón por su labor de publicista a través de la Revista “Coo-
perativa Catalana” y por su participación activa en los Congresos de la Alianza Coope-
rativa Internacional y los regionales de Cataluña y Baleares, así como por la creación de
la Cámara Regional de Cooperativas de Cataluña y Baleares. Joaquín Díaz de Rábago ha
desempeñado una amplia labor en diversos ámbitos de la teoría y práctica cooperativa.
Sus conferencias y escritos se extendieron por diversos puntos del territorio español e
internacionalmente, participó en el Congreso de la Alianza Cooperativa Internacional
de 1895 con la ponencia “Historia y situación actual de la cooperación en España”.
Sus publicaciones estaban preñadas de sugerencias y propuestas, por ejemplo sus obras

22.  Dichas conferencias fueron publicadas en su obra “Movimiento cooperativo”, donde se publica
la primera bibliografía sobre la cooperación en España.
las empresas de economía social en el siglo xxi 25

El crédito agrícola (1883) y Las cajas rurales (1894), jugaron un papel importante en
la creación de las Cajas Rurales en España. Ante la carencia de un marco legal para las
cooperativas, recibe el encargo de preparar un proyecto de Ley de Sociedades Coopera-
tivas, que no llegó a buen fin, poco después escribe Bases fundamentales de una ley de
Sociedades Cooperativas23. Díaz de Rábago será uno de los principales impulsores de la
Ley de Sindicatos Agrícolas.
No se puede olvidar al Instituto de Reformas Sociales, donde existía una sección de
Cooperación, hacia 1923 elaboró un censo de las cooperativas, estudió el derecho coope-
rativo de forma comparada y bajo la dirección de Antonio Gascón y Miramón, elaboró un
proyecto de Ley de Cooperativas. Después de largas discusiones no se aprobó y quedó en
el olvido, aunque después se sirvieron de este proyecto los legisladores de la Ley de 1931.
Gascón y Miramón fue, en 1930, el primer catedrático de “Cooperación y Mutualidad”24,
fundó también la Universidad Popular de Madrid donde se impartía la enseñanza del
cooperativismo.
En el ámbito de la cooperación agrícola, además de Díaz de Rábago están entre
otros muchos los nombres de Rivas Moreno, Joaquín Costa25, Antonio Vicent, Severino
Aznar, Inocencio Jiménez, Luis Chávez Arias, Sisinio Nevares26. Todos, y cada uno den-
tro de su ámbito geográfico, especialidad, responsabilidad y compromiso social, fueron
los impulsores del desarrollo del medio rural, concretamente de la agricultura y ganade-
ría, a través del fomento de los Sindicatos agrícola y de las Cajas Rurales.
En tierras como Castilla y León, Andalucía, Extremadura, Galicia, Valencia, Mur-
cia, Cataluña preocupa el precio del pan, de la carne, del arroz, de las hortalizas o de las
frutas. La solución la encuentran en el trabajo cooperativo a través de las instituciones de
la época: sindicatos agrícolas, cajas rurales y cooperativas agrarias. En este primer tercio
del siglo XX, Castilla y León tiene un papel de liderazgo en la integración de los sindi-
catos agrarios: la primera Federación de Sindicatos se crea en Palencia (1906), siete años
después se constituye la Confederación de Sindicatos de Castilla la Vieja, con residencia
en Valladolid, integrada por diez federaciones castellanas, a las que se añadieron de La

23.  Las obras completas de Joaquín Díaz de Rábago fueron publicadas por la Asociación Económica
de Amigos del País de Santiago, en ocho volúmenes. Santiago, 1900.
24.  Dentro de las muchas obras que escribió sobre cooperativas y mutualidades, habría que destacar
La Cooperación y las cooperativas, donde se puede leer el programa del Curso sobre “Cooperación y mutua-
lidad” explicado en 1930. o.c. pp. 321-332.
25.  Es importante resaltar la obra maestra de Costa, Joaquín (1898), Colectivismo agrario en España,
tuvo gran repercusión en futuras reformas del campo español. Véase del autor: Colectivismo agrario y otros
escritos, Alianza Editorial, Madrid, 1967.
26.  Nevares fue un incansable propagador de la sindicación agrícola, no sólo en Valladolid sino
por distintos puntos de Castilla y León y otras zonas de España, en permanente contacto con Vicent, Yoldi,
Flamarique, etc. Una de las instituciones que continúan aquella obra es el Instituto Nevares de Empresario
Agrícolas –INEA-, actualmente adscrito a la Universidad de Valladolid.
26 francisco salinas ramos

Rioja y Navarra. En 1916 se transformó en la Confederación Nacional Católica Agraria


—CONCA—, con domicilio en Madrid, integrada por 18 federaciones, con 1.529 sindi-
catos y más de 200.000 agricultores asociados27.
Si históricamente se considera a la Ley de Sindicatos Agrícolas de 1906 como el
primer marco jurídico sobre cooperativas, sin embargo, será la Ley de 1931 la primera
Ley de cooperativas, año y medio después se dio el Reglamento. Pasaron siete años y se
dictó la segunda Ley de Cooperación. La provisionalidad de la Ley de 1938 y las Leyes
Sindicales de 1940 y 1941 que derogaban las leyes de 1906 y 1931 y creaban a su vez un
nuevo ordenamiento jurídico Sindical, hacía necesaria una nueva disposición legislativa.
En enero de 1942 se publicará la tercera Ley de Cooperación, poco después (1943) el
Reglamento de ejecución. En el ámbito fiscal en 1954 se dará el primer Estatuto Fiscal
de las Cooperativas, reformado posteriormente en 1957 y en 196928. En la década de los
años sesenta se presentaron varios proyectos de ley, a partir de la Asamblea Nacional de
Cooperativas celebrada en 1961 hubo un movimiento de participación y presión pidiendo
una nueva Ley, todo culminó con el Reglamento de 1971. Fue una norma-puente entre la
situación real y la del futuro deseable, pero que “ofreció la oportunidad legal para que
las sociedades cooperativas experimentasen, en libre juego de su autonomía incremen-
tada, nuevas fórmulas y técnicas de cara a un futuro régimen consolidado en el plano
jurídico y en el orden económico”29. La última ley de este periodo es la Ley 52/1974, de
19 de diciembre, General de Cooperativas30, la cual respeta la tradición legislativa espa-
ñola, a la vez que la proyecta hacia logros más ambiciosos.
La década de los cuarenta fueron años críticos para el cooperativismo español, en
la década siguiente hay un cierto resurgimiento para en los años sesenta desarrollarse y
consolidarse, llegando a la madurez en la primera parte de los años setenta. La labor doc-
trinal y educativa se va a desarrollar desde la Obra Sindical de Cooperación31, el Centro
de Estudios Sociales del Valle de los Caídos32, la Asociación de Estudios Cooperativos33
y algunas universidades34.

27.  Se puede consultar la obra de Aleta, Alejo (1928), La acción social agraria en la Acción Cató-
lica, Madrid.
28.  Cf. De Luis Esteban (1981).
29.  Exposición de motivo de la Ley de Cooperativas de 1974.
30.  Consta de 62 artículos, ocho disposiciones finales y cinco transitorias.
31.  Organizan Seminarios, Cursillos de iniciación, Cursos de Altos Estudios, Escuela de Gerentes
Cooperativos, revistas como “Tribuna Cooperativa” o “Mundo Cooperativo”.
32.  Entre 1963 y 1965 se celebraron tres Mesas Redondas sobre: “La empresa artesana y cooperativa
a la luz de la doctrina social católica”, “el cooperativismo en la coyuntura española actual” y “la agricultura,
el cooperativismo y otras formas de asociación agraria”.
33.  Entre sus actividades tiene: Jornadas, Seminarios, cursos, investigaciones, en colaboración con la
Universidad Complutense dan origen a la Escuela de Estudios Cooperativos, publica la Revista de Estudios
Cooperativos —REVESCO—, se edita hasta la actualidad.
34.  Como la Universidad Complutense de Madrid, Universidad Politécnica de Valencia, etc.
las empresas de economía social en el siglo xxi 27

3.3. Democracia: cooperativismo y economía social


Son años de cambios rápidos los de la transición y la democracia hasta nuestros
días. El punto de partida está en la autorización que recibe el Gobierno para adecuar
la organización y estructura del movimiento cooperativo nacional-sindicalista a los
principios de autonomía y libertad asociativa. Una de las primeras acciones fue la
creación de la Dirección General de Cooperativas y Empresas Comunitarias35. A
poco más de un año se aprueba el Reglamento de aplicación a las Sociedades Coo-
perativas reguladas por la Ley 52/197436. Un mes después, diciembre de 1978, se
aprobará, ratificará y publicará la Constitución Española, en el artículo 129.2 hay
un mandato claro a los poderes públicos hacia el fomento de las sociedades coope-
rativas mediante una legislación adecuada, literalmente dice: “Los poderes públi-
cos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa,
y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas,
facilitar el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”.
Por otro lado, en virtud del desarrollo de las competencias de las Comunidades
Autónomas reguladas en sus respectivos Estatutos Autonómicos, fueron asumiendo
competencias no sólo en el ámbito de las cooperativas sino también en los ámbitos
de fundaciones y asociaciones.
A partir de esta fecha las empresas cooperativas y el movimiento cooperativo
entran en una nueva dinámica. Desde las instancias administrativas hay una política
clara de fomento y difusión del cooperativismo. Se actualiza y amplía el Censo de
Expertos y el de Centros especializados en formación, investigación, asesoramiento
cooperativo, etc. Ambas figuras eran reconocidas e inscritas en el Registro como
colaboradores de la naciente Dirección General de Cooperativas. En pocos años
se crea una red de Centros docentes como: Escuelas, Universidades, Cooperativas,
Asociaciones, etc. que desarrollaban actividades de formación y cualificación profe-
sional a distintos niveles, tanto en el sistema reglado como en el no reglado37. A par-
tir de mediados de la década de los noventa la formación se imparte tanto desde las
uniones, federaciones y confederaciones de cooperativas, como desde centros espe-
cializados y desde las Universidades. Esta red informal de Centros de educación,

35.  Real Decreto Ley 31/1977, de 2 de junio y del Real Decreto 1305/1977, de 10 de junio. Con
diversas denominaciones y cambios en su estructura continúa en el Ministerio de Trabajo antes y Seguridad
Social, ahora y Asuntos Sociales. En la actualidad se denomina: Dirección General de Fomento de la Econo-
mía Social y del Fondo Social Europeo.
36.  Real Decreto 2710/1978, de 16 de noviembre. Es un Reglamento extenso “por la deliberada
remisión de la Ley a la norma reglamentaria”.
37.  En marzo de 1985 existían 55 Centros Registrados en la Dirección General de Cooperativas. En
abril de dicho año se celebraron las Primeras Jornadas Pedagógicas de Centros de Formación Cooperativa,
organizadas por EDACO S. Coop. Cf. Dossier del mismo nombre, Madrid, abril, 1985.
28 francisco salinas ramos

formación, estudio e investigación, con ciertas modificaciones permanece hasta en


la actualidad. En Castilla y León, en la primera parte de los años ochenta, se crearon
varios Centros de formación, como el Centro de Formación Cooperativa Almanzor
(Barco de Ávila), los centros relacionados con las Escuelas Campesinas de Ávila,
Palencia, o el Centro Regional Castilla–León. Formación empresarial Cooperativa y
Comunitaria, con amplia actividad formativa e investigadora a nivel regional38. En
noviembre de 2002 la Universidad Católica de Ávila celebró un Seminario sobre
la “Enseñanza del cooperativismo y de la economía social en la universidad y en
el movimiento cooperativo”, donde se analizó la actualidad y las perspectivas de
futuro de dicha enseñanza39.
En los últimos 25 años, las cooperativas se han consolidado e incrementado
en número, a 31 de diciembre de 1981 existían 23.697 cooperativas registradas.
Según los datos del Libro Blanco de la Economía Social en el segundo semestre
de 1990 funcionaban en España 13.193 empresas de la economías social (de las
cuales cerca de 10.000 eran cooperativas agrarias, trabajo asociado o de consumo)
de 26.133 según el directorio a diciembre de 1988. Según el Informe sobre la Eco-
nomía Social en España, a diciembre de 2000 existían 23.334 cooperativas con
269.063 empleos creados. Si a estas sumamos las Sociedades Laborales, en esta
misma fecha, el número de empresas en situación de alta en la seguridad social
asciende a 35.269, generan 353.933 empleos directos, lo que representa el 2,4%
del total de la población ocupada y el 3,9% del empleo asalariado generado por el
sector privado40.
La Ley General de Cooperativas y su Reglamento de 1974 y 1978 respectiva-
mente, no eran las normas adecuadas para el presente y futuro del cooperativismo,

38.  Este Centro desarrolló una amplia actividad en la Comunidad Autónoma, publicó entre otros los
siguientes estudios e investigaciones:
Sánchez Vicente, Jesús (1982), El hombre castellano – leonés. Antecedentes comunitarios, nº 0. Cen-
tro Regional Castilla–León. Formación empresarial Cooperativa y Comunitaria. Cuadernos de Investigación
Cooperativa -CINCOOP-, Salamanca.
Sánchez Blanco, Ángel Asociaciones sindicales, Sociedades cooperativas y Cámaras Agrarias, nº 1.
Valdés Dal-Re, Fernando, Aspectos organizativos de las explotaciones comunitarias de la tierra,
nº 2.
García Villarejo, Avelino, La financiación de las cooperativas de explotación comunitaria. nº 3
Duque Domínguez, Justino F. La transformación y la comercialización en el trabajo agrícola aso-
ciado, nº 4.
De Luis Esteban, José Manuel, Las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra. Su fiscali-
dad, nº 5.
Sánchez Blanco, Ángel, Cooperativas y Sociedades Agrarias de transformación en Castilla – León, nº 6.
39.  Cf. Sanz Jarque y Salinas Ramos (2002).
40.  La fuente de estos datos es: año 1981: Registro de Cooperativas, Ministerio de Trabajo y Segu-
ridad Social; Barea y Monzón (1992:88) y Barea y Monzón (2002:29) A nivel de Castilla y León se realizó
una investigación sobre las cooperativas de Trabajo asociado de González y Rodríguez (1987).
las empresas de economía social en el siglo xxi 29

se requería y exigía un nuevo marco jurídico. Estas y otras muchas circunstancias


motivaron al legislativo a promulgar la Ley 3/1987, de 2 de abril, General de Coo-
perativas41. Completan el marco jurídico del cooperativismo español:
• La Ley 13/1989, de 26 de mayo, de Cooperativas de Crédito y su Regla-
mento (Real Decreto 84/1993, de 22 de enero).
• La Ley 20/1990, de 19 de diciembre, sobre Régimen Fiscal de las Coopera-
tivas.
• Reglamento del Registro de Sociedades Cooperativas (Real Decreto
136/2002, de 1 de febrero).
Existen distintas leyes sectoriales que directa e indirectamente hacen mención
en su articulado a las cooperativas:
• Ley 26/1984, de 19 de julio, General para la defensa de los consumidores y
usuarios (art. 20.2).
• Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenación y Supervisión de los Segu-
ros Privados y su Reglamento (Real Decreto 2486/1998, de 20 de noviem-
bre).
• Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación
(art.48.3).
• Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad (art. 92.1).
• Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de Edificación.
• Ley 16/1987, de 30 de julio, de Ordenación de los Transportes Terrestres y
su Reglamento (Real Decreto 1211/1990, de 28 de septiembre y Orden de
23 de julio de 1997).
La Ley Orgánica 9/1992, de 23 de diciembre, de transferencia de competencias
a Comunidades Autónomas que accedieron a la autonomía por la vía de artículo
143 de la Constitución Española, va a modificar el panorama legislativo de las coo-
perativas en España. Hoy nos encontramos con una nueva Ley de Cooperativas de
ámbito estatal, otras sectoriales, con catorce leyes cooperativas de ámbito autonó-
mico y con leyes de otros agentes de la economía social. El mapa legislativo sobre
cooperativas y de la economía social42 es el siguiente:

41.  Consta de 163 artículos, se estructura en tres títulos, cinco disposiciones adicionales, siete transi-
torias, seis finales y una derogatoria.
42.  Se puede consultar: Jiménez Sánchez (2002); Borjabad (2002); Montolio (2000). También visitar
la página web del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (www.mtas.es). En Asturias está muy avanzado
el proceso de aprobación de la ley de cooperativas.
30 francisco salinas ramos

Cooperativas
1. Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas.
2. Ley 31/2006, de 18 de octubre, sobe implicación de los trabajadores en las
sociedades anónimas y cooperativas europeas.
3. Real Decreto 136/2002, de 1 de febrero, por el que se aprueba el registro
de Sociedades Cooperativas.
4. Andalucía. Ley 2/1999, de 31 de marzo, de Sociedades Cooperativas
Andaluzas, modificada por la Ley 3/2002 de 16 de diciembre.
5. Aragón. Ley 9/1998, de 22 de diciembre, de Cooperativas de Aragón.
6. Castilla y León. Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas de la Comuni-
dad de Castilla y León. Modificada por la Ley 9/2004 de 28 de diciembre,
de medidas económicas, fiscales y administrativas.
7. Castilla-La Mancha. Ley 20/2002, de 14 de noviembre, de Cooperativas de
Castilla-La Mancha.
8. Cataluña. Ley 18/2002, de 5 de julio, de Cooperativas de la Comunidad
Autónoma de Cataluña. Modificada por la Ley 13/2003, de 13 de junio.
9. Comunidad Valenciana, Ley 8/2003, de 24 de marzo, de Cooperativas de la
Comunidad Valenciana.
10. Extremadura. Ley 2/1998, de 26 de marzo, de Sociedades Cooperativas de
Extremadura. Ley 8/2006, de 26 de diciembre, de Sociedades Cooperativas
especiales de Extremadura.
11. Galicia. Ley 5/1998, de 18 de diciembre, de Cooperativas de Galicia.
12. Islas Baleares, Ley 1/2003, de 20 de marzo, de Cooperativas de Baleares,
modificada por la Ley 7/2005, de 21 de junio.
13. La Rioja. Ley 4/2001, de 2 de julio, de Cooperativas de la Rioja.
14. Madrid. Ley 4/1999, de 30 de marzo, de Cooperativas de la Comunidad de
Madrid.
15. Murcia, Ley 8/2006, de 16 de noviembre, de sociedades cooperativas de la
Región de Murcia.
16. Navarra. Ley Foral 12/1996, de 2 de julio, de Cooperativas de Navarra.
Modificada por la Ley Foral 5/2006, de 11 de abril.
las empresas de economía social en el siglo xxi 31

17. País Vasco. Ley 4/1993, de 24 de junio, de Cooperativas de Euskadi y Ley


1/2000, de 29 de junio, de modificación de la Ley de Cooperativas de Eus-
kadi.

Sociedades Laborales, Fundaciones y otras


1. Ley 4/1997, de 24 de marzo, de Sociedades Laborales (actualmente se
estudia los proyectos de una nueva Ley). Real Decreto 2114, de 2 de octu-
bre de 1998, que regula el Registro Administrativo de Sociedades labora-
les.
2. Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenación y Supervisión de los
Seguros Privados y normas que la regulan. (Algunas Comunidades Autó-
nomas cuentan con leyes propias).
3. Real Decreto 304/2004, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Regla-
mento de Planes y Fondos de Pensiones. Real Decreto 1430/2002, de 27 de
diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de Mutualidades de Previ-
sión Social.
4. Ley 1/2002, de 22 de marzo, de Asociaciones. (Algunas Comunidades
Autónomas tienen leyes propias).
5. Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de Régimen Fiscal de las entidades sin
fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo.
6. Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones. (Varias Comunidades
Autónomas tienen leyes propias).
7. Ley 13/1982, de 7 de abril, de integración social de minusválidos. Poste-
riormente se han dado diversas normativas. Ley 8/2005, de 6 de junio, para
compatibilizar las pensiones in invalidez en su modalidad no contributiva
con el trabajo remunerado (Centros Especiales de Empleo).
En cuanto a las Empresas de Inserción habría que hacer mención al Proyecto
de Ley 121/000144, para la regulación de las Empresas de Inserción43. Mientras se
apruebe está en vigor la Disposición Adicional Novena de la Ley 12/2001, de 9 de
julio, de medidas urgentes de Reforma del Mercado de trabajo para el incremento
del empleo y la mejora de su calidad.

43.  Cf. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, 6 de Julio de 2007, nº
144-1.
32 francisco salinas ramos

3.4. En los albores del siglo XXI


La sociedad española, y con ella sus instituciones, en los últimos treinta años se
ha transformado y cambiado en lo económico, social, político, cultural, etc. España
está considerada dentro de los diez primeros países más ricos del mundo. Esta transfor-
mación también es visible para la Economía Social, cada vez más esta “nueva forma
de emprender” está saliendo de las “catacumbas”, está empezando a ser reconocida
por las instituciones públicas tanto por su peso específico en la creación de empleo
(diez/doce por ciento del empleo total) y en el sostenimiento en el tiempo del mismo,
como por su aportación el Producto Interior Bruto de la economía española, entre un
ocho y diez por ciento. El mismo sector está contribuyendo a “ser más visible”, está
apostando por una mayor integración del mismo, por dar a conocer su organización y
funcionamiento a la vez el “valor añadido” de su forma de entender la organización
del trabajo y de organizar la empresa. En los últimos siete años se han dado avances
significativos, veamos dos hechos: el reconocimiento institucional y la integración de
la economía social y su aportación a la economía española.
En cuanto al reconocimiento institucional, constatamos algunas realidades en
los años llevados del siglo XXI: en los tres niveles de las administraciones públi-
cas se han creado direcciones generales, departamentos, servicios, negociados...
de economía social, de cooperativas, etc.; cada vez más se la tiene en cuenta y se la
llama a formar parte de los órganos de consulta y hasta de decisión en los asuntos
de su competencia; cada vez son más las Universidades públicas y privadas que la
economía social va entrando a formar parte no sólo de los programas de asignaturas
sino también siendo en sí mismas una asignatura en el primer y segundo ciclo y un
área de conocimiento del tercer ciclo; así mismo van incrementándose los estudios
sectoriales como los generales, las investigaciones científicas de centros especiali-
zados como CIRIEC-España o de la Fundación ONCE, las tesis doctorales que tie-
nen como objeto de estudio la economía social, así como los congresos, seminarios,
jornadas que se organizan en la geografía española, etc.
En esta línea es importante resaltar que en los últimos dos años se está dando
un avance significativo en el reconocimiento de la economía social en los textos de
reforma de los Estatutos Autonómicos, son varios los que mencionan expresamente
a la economía social en su texto. Sirva de referencia la política de fomento y estí-
mulo que de las cooperativas y de la economía social hace el Estatuto de Autonomía
de Cataluña en el artículo 45 dedicado a adoptar medidas para promover el progreso
económico y social de Cataluña y de sus ciudadanos, basados en los principios de
solidaridad, cohesión, desarrollo sostenible e igualdad de oportunidades44. Literal-

44.  Estatuto de Autonomía de Cataluña. BOE, 20 de julio de 2006. Artículo 45.5.


las empresas de economía social en el siglo xxi 33

mente en el parágrafo 5 se lee: “La Generalitat debe fomentar la acción de las coo-
perativas y las sociedades laborales y debe estimular las iniciativas de la economía
social”.
Para hablar de la integración de la economía social, tenemos que referirnos a la
Confederación Empresarial Española de Economía Social –en adelante CEPES45–,
fue constituida en 1992, es de ámbito estatal, su carácter intersectorial la convierte
en la máxima institución representativa de la Economía Social en España, constitu-
yéndose como una plataforma de diálogo con los poderes públicos. CEPES integra a
24 organizaciones que desarrollan actividades económicas bajo el concepto de Eco-
nomía Social. Todos ellos son confederaciones nacionales y autonómicas y grupos
empresariales específicos, que representan los intereses de cooperativas, sociedades
laborales, mutualidades, empresas de inserción y centros especiales de empleo con
más de 200 estructuras de apoyo a nivel autonómico.
CEPES define la Economía Social como una forma de emprender que en equi-
librio con los criterios de competencia y competitividad integra los siguientes valo-
res: “organización democrática, predominio de la persona por encima del capital,
reparto de beneficios/resultados con criterio colectivo, especialmente solidaria con
el entorno y provocadora de cohesión social”.
La Economía Social “actúa allá donde se precisa una solución a problemas
locales de empleo, de necesidades de personas, de emigración, de desarrollo econó-
mico, de integración de colectivos en exclusión o de acceso a cualquier parcela del
estado de bienestar, influyendo en la construcción de una sociedad más equitativa y
cohesionada. Emerge como un agente provocador de cohesión social, apoyándose
en valores de solidaridad social y de responsabilidad social, sin dejar de estar pre-
sentes en sectores emergentes y punteros”.
Según los datos de 2006, CEPES representa los intereses de más de 51.500
empresas españolas, las cuales dan empleo a más de 2.500.000 trabajadores. En
torno a la realidad de la Economía Social y sus empresas están directa e indirecta-
mente asociados más de 10.700.000 personas. Si comparamos los datos del número
de empresas/entidades, la evolución del empleo y el número de las personas que
directa e indirectamente están relacionadas/asociadas en torno a la economía social,
de 2003 a 2006, ambos inclusive, tenemos los resultados en las tablas46 siguientes:

45.  Lo que se dice en este apartado y los datos son tomados del Anuario de la Economía Social 2006-
2007. (2007), Madrid, pp. 2, 29 y ss.
46.  La fuente estadística de las tablas es CEPES quien a su vez recibe información directamente de
sus asociados o en el caso de las cooperativas y de las sociedades laborales utiliza los datos del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales, Dirección General de Economía Social, del Trabajo Autónomo y del Fondo
Social Europeo.
34 francisco salinas ramos

Tabla 1. Evolución del número de empresas de Economía Social (2003-2006)

Empresas 2003 2004 2005 2006


Cooperativas 24.907 25.354 26.354 25.555
Sociedades Laborales 18.407 19.393 20.393 20.266
Asociaciones (Discapacidad) 2.500 2.900 2.900 3.501
Centros Especiales Empleo 240 309 760 1.606
Mutualidades 440 440 440 440
E. S. otras formas jurídicas 452 200 74 86
Empresas de Inserción 93 95 60 60
TOTAL 47.039 48.691 50.659 51.514
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario de la Economía Social
CEPES, 2003, 2004, 2005 y 2006-2007.

En los cuatro años que analizamos vemos claramente el crecimiento global


del número de empresas. Entre el primer año y el último el incremento es en torno
al 9%. Los de mayor incremento son los centros especiales de empleo seguido de
las asociaciones del sector de discapacidad. Tienen un crecimiento negativo las
empresas de inserción y las denominadas “otras formas jurídicas” (la mayoría son
Fundaciones). Las cooperativas tienen un lento crecimiento de un año a otro, casi lo
mismo pasa con las sociedades laborales de 2003 a 2005 teniendo un leve descenso
en el 2006.
Es ampliamente reconocido que el empleo generado por las empresas de la
economía social es de calidad y perdura más en el tiempo, hay mayor estabilidad
de los trabajadores en estas empresas que en otras. El análisis de cada uno de los
grupos o centros en torno a los cuales están los trabajadores, vemos (tabla 2) que
en muchos de ellos hay un crecimiento negativo, donde más se significa es en los
autónomos, en las sociedades laborales se sucede un leve crecimiento anual, cosa
parecida pasa con las cooperativas en los tres últimos años, pero sin llegar a alcan-
zar la cifra del año base (2003).

Tabla 2. Evolución del empleo en la Economía Social (2003-2006)

Nº de Empleos (Socios, Trab.) 2003 2004 2005 2006

Agricultores y Ganaderos asocia-


977.916 932.424 1.000.00 969.528
dos a cooperativas
Autónomos 222.385 549.918 580.566 354.017

continúa...
las empresas de economía social en el siglo xxi 35

Nº de Empleos (Socios, Trab.) 2003 2004 2005 2006

Empleos indirectos - - - 268.479


Socios trabajadores y asalariados
109.596 116.852 125.646 130.240
sociedades laborales

Trabajadores con discapacidad 39.357 38.357 65.440 94.172

Asalariados de otras figuras jurí-


173.603 310.289 248.349 361.986
dicas
Socios trabajadores/de trabajo y
319.755 308.808 313.972 317.806
asalariados en cooperativas

Trabajadores de Inserción 1.649 1.640 1.618 1.618

TOTAL 1.844.261 2.257.986 2.320.454 2.497.846

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario de la Economía Social
CEPES, 2003, 2004, 2005 y 2006-2007.

Otro dato importante es conocer el número total de personas que están rela-
cionadas e interactúan con la Economía Social, es decir, aquellas que directa e
indirectamente están asociadas a esta forma de emprender, de organizar el trabajo y
la empresa. Son cerca de once millones de personas, en 2006, casi una cuarta parte
de la población española, o lo que es lo mismo una da cada cuatro personas, las que
conforman el movimiento social y económico de la economía social. En los cuatro
años analizados hay un significativo incremento, menos en el 2004.

Tabla 3. Evolución del nº de personas asociadas a las empresas de economía social (2003-2006)

Ámbito/Número 2003 2004 2005 2006


Socios no Trabajador 4.209.651 3.178.798 3.755.890 —
Mutualistas 2.250.000 2.250.000 2.350.000 —
Socios:ONCE, CERMI 3.624.199 3.624.443 4.022.645 —
TOTAL 10.084.199 9.053.241 10.128.535 10.737.815
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario de la Economía Social
CEPES, 2003, 2004, 2005 y 2006-2007.

Las anteriores tablas que se resumen en la tabla 4 hablan por sí solas. Aunque
aparentemente son pequeñas en comparación con las macrocifras, sin embargo son
significativas cualitativamente hablando tanto por la calidad de empleo de crea, el
territorio donde se instalan estas empresas, las personas a las que dan empleo, así
36 francisco salinas ramos

como por la cohesión social de promueven, el interés no sólo por el bienestar del
socio trabajador y de las personas que indirectamente se relacionan con la economía
social sino por el compromiso que tienen con el territorio y la comunidad donde la
empresa realiza su actividad sea productiva o el servicio que presta. Los datos que
se acaban de dar y los planteamientos que se harán en los siguientes puntos ponen
en evidencia y confirman que estamos hablando de un sector en crecimiento, de un
“sector emergente”.

Tabla 4. Número de empresas, empleo y personas asociadas (2003-2006)

Empresas/Empleo/Asociacion 2003 2004 2005 2006


Nº de Entidades 47.039 48.691 50.659 51.514
Empleo 1.844.261 2.257.986 2.320.454 2.497.846
Asociacionismo d Empresas 10.084.199 9.589.723 10.128.535 10.737.815
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario de la Economía Social
CEPES, 2003, 2004, 2005 y 2006-2007.

4. …Y CONSTRUIR EL FUTURO

Nos encontramos en un entorno globalizado e intercomunicado, donde lo


económico, social, político, cultural y lo medioambiental se retroalimentan e inte-
raccionan a vertiginosa velocidad. Son las consecuencias de un fenómeno polié-
drico conocido como globalización o mundialización, que requiere de un adecuado
“gobierno” o lo que es lo mismo, una gestión al servicio del bien común, donde
el ser humano, la persona, todas las personas, sin excepción alguna, no sólo sea el
centro de las relaciones e interacciones sino que ha de ser agente y sujeto de una
sociedad de bienestar. Esta sociedad compleja y en permanente cambio se rige por
las leyes del intercambio y del mercado, que se mueven entre dos polos, el de la
integración y fusión empresarial por un lado, y el de la deslocalización de los cen-
tros de producción por otro; donde reina la competencia mundial entre empresas y
el dominio del mercado de un pequeño grupo de corporaciones económicas, con
graves repercusiones directas sobre el ritmo de trabajo con consecuencias claras
sobre la exclusión social, el empleo precario y relaciones laborales fragmentadas,
así como con una cada vez más creciente degradación del medio ambiente.
Vivimos en una época de claro predominio de la economía sobre la política, es
decir, de los aspectos económicos sobre los políticos, del consumo sobre la ciuda-
danía, donde el poder de las empresas y del mercado pesa sobre los gobiernos, que
muchas veces les dejan poco margen. Por otro lado, el Estado —en sus diferentes
las empresas de economía social en el siglo xxi 37

niveles— no termina de crear, promover y fomentar las condiciones para que el


conjunto de la población tenga las mismas oportunidades en el uso y disfrute de
sus derechos básicos (empleo, vivienda, salud, educación, protección social, etc.) e
incluso se constata una cierta tendencia, más en unos ámbitos que en otros, hacia la
dejación de sus funciones hacia la sociedad civil.
Una de tantas reacciones de esta sociedad ante la preocupante situación de
la agresividad del mercado o la dejación de funciones del Estado ha sido buscar
formas nuevas de emprender, de hacer economía, de comprender la empresa y
de gestionarla para que sea más humana y social, más cercana de las necesidades
y de los problemas de las personas. Es el surgimiento de nuevos movimientos
sociales y económicos conocidos como Economía Social, otros prefieren hablar de
“resurgimiento” de realidades tan antiguas como la civilización misma. Esta nueva
economía genera acción empresarial, en consecuencia riqueza, provocando más
democracia y equidad social. Se trata de empresas grandes y pequeñas comprometi-
das con el empleo estable, con la solidaridad social, con el entorno donde nacieron
del que, con seguridad, no se deslocalizarán.
Las empresas de la Economía Social contribuyen a la construcción de una
nueva sociedad tanto por los valores que promueve como por el compromiso por la
participación, por el desarrollo local sostenible, etc. El Consejo Económico Social
Europeo propone a los Poderes Públicos las siguientes líneas de trabajo para fomen-
tar el desarrollo de estas empresas47:
1. Integrar datos estadísticos para favorecer su visibilidad social.
2. Mejorar el marco jurídico y administrativo.
3. Promover este empresariado mediante la información y educación.
4. Promover centros de apoyo y asesoramiento para el desarrollo de estas
empresas.
5. Mejorar las condiciones financieras y el acceso a la financiación.
6. Integrar estas empresas en el desarrollo local.
7. Apoyar al desarrollo de redes y sistemas de empresas.
8. Reforzar la representación institucional de estas empresas.
9. Integrarlas en el diálogo social.

47.  Cf. DICTAMEN del Comité Económico y Social Europeo sobre La diversificación económica
en los países adherentes. Función de las PYME y de las empresas de la Economía Social, 1 de abril de 2004.
CCMI/006-CESE 528/2004.
38 francisco salinas ramos

Son varios los estudios48 que analizan los AGENTES que forman parte de la
Economía social. Aquí de forma abreviada reseñamos diferentes agentes desde sus
formas jurídicas de la Economía social, definiéndolas y citando la ley que las rige.
1. Cooperativa, es una “sociedad constituida por personas que se asocian
en régimen de libre adhesión y baja voluntaria para la realización de actividades
empresariales encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas
y sociales con estructura y funcionamiento democráticos conforme a los principios
formulados por la Alianza Cooperativa Internacional”.
2. Sociedad Laboral, es “toda aquella sociedad anónima o de responsabilidad
limitada de naturaleza mercantil, en la que la mayoría del capital social es de propie-
dad de los trabajadores que prestan en ella servicios retribuidos en forma personal
y directa cuya relación laboral lo sea por tiempo indefinido”. Para ser calificada de
“sociedad laboral” debe reunir los requisitos establecidos en la Ley 4/1997, de 24 de
marzo, de Sociedades Laborales. Para algunos aspectos debe acudir al texto refun-
dido de la Ley de Sociedades Anónimas de 28 de diciembre y a la Ley 2/1995, de 23
de marzo, de sociedades de responsabilidad limitada.
3. Mutualidades, concretamente las de previsión social son “entidades ase-
guradoras privadas sin ánimo de lucro que ejercen una modalidad aseguradora
de carácter voluntario complementaria al sistema de Seguridad Social obligatoria
mediante aportaciones a prima fija o variable de los mutualistas personas físicas o
jurídicas o de otras entidades o personas protectoras. Podrán ser también alternativas
al régimen de la Seguridad Social de Trabajadores por cuenta propia o autónoma”.
4. Empresas de Inserción, es definida como, “aquella sociedad mercantil o
sociedad cooperativa legalmente constituida que, debidamente calificada, realice
cualquier actividad económica de producción de bienes y servicios, cuyo objeto
social tenga como fin la integración y formación sociolaboral de personas, en situa-
ción de exclusión social como tránsito al empleo ordinario” (art. 4, del Proyecto
de Ley). A nivel estatal está en trámite el Proyecto de Ley para la regulación de las
empresas de inserción.
5. Centros Especiales de Empleo, los CEEs son “organizaciones producti-
vas que participan regularmente en las operaciones de mercado y que su finalidad
es asegurar el empleo remunerado y la prestación de servicios de ajuste personal y
social a los trabajadores con discapacidad. Su estructura y organización es la misma
que la de las empresas ordinarias”.

48.  Se puede consultar las publicaciones y el Centro de Documentación –CIDEC– de CIRIEC-


España. www.ciriec.es
las empresas de economía social en el siglo xxi 39

6. Fundaciones, la fundación se la define como “toda organización consti-


tuida sin fines de lucro que por voluntad de sus creadores tienen afectado de modo
duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general. Se rigen por la
voluntad de los fundadores, por sus estatutos y en todo caso por la Ley 50/2002”.
7. Asociaciones, son personas jurídicas que se caracterizan por carecer de
ánimo de lucro mercantil y por no distribuir entre sus asociados las ganancias even-
tuales obtenidas, no pudiendo ser causa de obtención de ninguna ventaja económica
para sus asociados. El derecho de asociación está reconocido en el art. 22 de la
Constitución Española, el ejercicio de este derecho está regulado mediante la Ley
Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación. Se dife-
rencias entre asociaciones de interés público de aquellas de interés particular. Las
Comunidades de Andalucía, Canarias, Cataluña, Comunidad Valencia y País Vasco,
tienen competencias exclusivas en esta materia.
Finalmente, las empresas de la Economía social de una manera u otra tienen
que hacer frente a determinados desafíos, que esquemáticamente se van a señalar:
• La globalización económica y la cada vez más extendida competencia
impone a las empresas en general y a las de la Economía Social en particular la
necesidad de desarrollar nuevas estrategias de marketing, mayores inversiones
de capital, inversiones tecnológicas avanzadas y procesos de concentración. Las
empresas deben evolucionar y adaptarse al entorno.
• La concentración empresarial y la creación de nuevos grupos cooperativos,
para hacer frente a los embates de una economía abierta y competitiva, es una nece-
sidad que no se puede eludir.
• Estos se crean para obtener ventajas y crear valor compensando en términos
netos los costes derivados de la organización del grupo. Estos pueden ser grupos
por coordinación, son redes de empresas que se crean por alianzas estratégicas para
actuar en el mercado, o grupos por subordinación, es de arriba-abajo, oficina domi-
nante que crea filiales.
• La “integración cooperativa” (por extensión se puede hablar de la “inte-
gración de la economía social”) es una de las manifestaciones del sexto principio
cooperativo, la “intercooperación”, aquí hay dos campos de incidencia y desarrollo.
1) el asociacionismo cooperativo, que pretende la defensa y representación de los
intereses generales de las cooperativas y del cooperativismo, la intercooperación
representativa, y 2) la colaboración entre sociedades cooperativas con el fin de
potenciar su acción empresarial e intercooperación económica. Esta vertiente en
principio tiende a establecer vínculos entre empresas cooperativas; vínculo o unio-
40 francisco salinas ramos

nes que según el grado de intensidad y duración permiten, a su vez, una segunda
distinción: a) integración estrictamente económica y b) la integración empresarial.
Dentro de a) habría que englobar las formas de colaboración o de cooperación
que no alteran la independencia económica ni la autonomía decisoria de las empre-
sas que participan en ellas, sino que a lo sumo, implican la realización conjunta de
alguna finalidad empresarial concreta; la b) se refiere a las formas de vinculación
que alteran el poder de decisión económica de las sociedades que reintegran, dando
lugar a una nueva empresa de titularidad jurídica plural:
–fusión y grupos de sociedades como instrumento de integración.
–cooperativas de segundo grado y el grupo cooperativo como formas tipifica
das de integración.

5. METODOLOGÍA PARA CONOCER LA EMPRESA.


PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

En la sociología de las organizaciones se emplean diversas técnicas y modelos


para conocer la organización (empresa), en este apartado se propone la metodolo-
gía conocida también como técnica DAFO. Esta metodología trata de analizar las
ventajas e inconvenientes de una situación dada y se basada en el diagnóstico de la
realidad de acuerdo a la identificación de las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y
Oportunidades49.
Las claves de la técnica D.A.F.O. son:

OPORTUNIDADES FORTALEZAS
Situación o circunstancia del entorno que Elementos favorables de carácter interno
es potencialmente favorable para la orga- de la organización. Recurso o capacidad
nización que se puede utilizar para alcanzar los obje-
tivos y mejorar la capacidad competitiva a
partir de la mejora de la gestión interna

49.  Oportunidades y Amenazas, son aquellos elementos o factores situacionales o contextuales


(teoría de la contingencia) que están presentes e intervienen como fuerzas o vectores externos, impulsando o
dificultando la tarea de las instituciones, servicios.
Fortalezas y Debilidades, hacen referencia al propio sistema, organización o servicio concreto,
dependiendo de su consolidación, competencias, recursos, prestaciones, equipamientos, etc.
las empresas de economía social en el siglo xxi 41

AMENAZAS DEBILIDADES
Situación o circunstancia del entorno que Limitaciones de carácter interno de la orga-
es potencialmente desfavorable para la nización. Representan una deficiencia que
organización puede constituir un obstáculo para conse-
guir los objetivos organizacionales
Los resultados del análisis a partir de las siguientes cuatro claves, pasan por
formular una serie de estrategias basadas en:
1. Fortalezas y oportunidades.
2. Fortalezas y amenazas.
3. Debilidades y oportunidades.
4. Debilidades y amenazas.
Ventajas de la Planificación estratégica:
• Facilita la comunicación.
• Estimula la participación.
• Acomoda intereses divergentes.
• Ayuda a ordenar la toma de decisiones.
• Garantiza una mejor puesta en marcha.

Claves de la Planificación estratégica:


1. Participación de los miembros de la organización en el proceso de planifi-
cación.
2. Definición de la Misión compartida y legitimadora de la finalidad.
3. Visualización de un horizonte de futuro que oriente y coordine la actividad
económica.
4. Asunción del marco del sistema de valores.
5. Realización de un adecuado diagnóstico (misión, visión de futuro, orienta-
ción por valores, a las metas estratégicas).
6. Formulación de objetivos estratégicos (globales, parciales que puedan ser
convertidos en planes de acción).
42 francisco salinas ramos

1. Misión
La misión es el compromiso adquirido por la organización con sus socios y
con el entorno. Es la razón de ser, lo que da sentido; es el por qué y para qué de su
acción cotidiana.

2. Visión
Es el horizonte al cual se quiere llegar, el futuro que se desea alcanzar; imagen
de lo que debe y quiere ser la empresa/organización. Refleja los anhelos, los sueños;
tiene hasta cierto punto un carácter utópico/ alcanzable. La formulación de hacia
dónde debe y quiere ir, a medio y largo plazo, debe ser colectiva, crear la capacidad
para lograrlo y creer en ella con coraje es la esencia de todo liderazgo.

3. Diagnóstico
Antes de iniciar el DAFO es importante además de definir la misión, la visión
e identificar los principios y valores básicos. Conviene tener claro que toda estabi-
lidad institucional no es más que un equilibrio dinámico entre dos grandes campos
de fuerzas:
Fuerzas y Debilidades Internas _______ Oportunidades y Amenazas Externas
En un momento determinado se puede plantear nuevas situaciones
• añadiendo fuerzas.
• aprovechando oportunidades.
• eliminando debilidades.
• superando amenazas.
En estos casos y de acuerdo con el DAFO se suelen dar las siguientes cuatro
posiciones (situaciones) en la organización:

POSICIÓN PÉSIMA (Repliegue)


POSICIÓN INTERMEDIA (Reto)
Amenazas +
Debilidades +
Amenazas +
Fortalezas -
Fortalezas +
Oportunidades -
POSICIÓN ÓPTIMA (Éxito)
POSICIÓN INTERMEDIA (Riesgo)
Amenazas -
Debilidades -
Debilidades +
Fortalezas +
Oportunidades +
Oportunidades +
las empresas de economía social en el siglo xxi 43

Finalmente habría que dar respuesta a las siguientes preguntas:


• Qué OPORTUNIDADES se decide aprovechar?
• Qué AMENAZAS se decide superar?
• Qué FUERZAS se decide liberar y aumentar?
• Qué DEBILIDAES se decide eliminar?
Las anteriores preguntas se han de contestar utilizando los siguientes criterios
de selección:
• IMPACTO en el logro de la Misión y los valores.
• FACTIBILIDAD (posibilidad) de implementación.
• COSTO de llevarlo a cabo.
• ÉTICA.
• IMAGEN.
Las empresas disponen de una amplia variedad de indicadores internos que les
permiten medir los resultados alcanzados en relación con los clientes de la empresa,
a su satisfacción, a su motivación y a su grado de compromiso con la empresa. Un
resultado deseado se alcanza más eficientemente cuando las actividades y recursos
se gestionan mediante la gestión por procesos.  Todos los productos y servicios pro-
porcionados a los clientes por las empresas son el resultado de la ejecución de uno
o varios procesos, de donde se deduce la importancia de los mismos dentro de una
estrategia de satisfacción de los clientes.

6.   CONCLUSIONES 

Definir la Economía Social es un tanto complejo, al tratarse de una realidad


poliédrica, multidimensional e incluso multifactorial, la opción que se ha tomado es
señalar los diferentes elementos que la caracteriza e identifica, visto no sólo desde
el ámbito científico sino, también, desde los mismos actores. También se hace refe-
rencia a las diferentes corrientes de pensamiento con sus respectivas concepciones y
agentes que forman parte de la Economía Social.
Como se deja de manifiesto en el texto de este capítulo, la Economía Social
tiene sus antecedentes varios siglos atrás, aunque es en el siglo XIX cuando surgen
los primeros planteamientos teóricos así como experiencias y realidades empresa-
riales que se van extendiendo no sólo por España sino por Europa y a nivel mundial.
44 francisco salinas ramos

En la actualidad la Economía Social es una realidad no solo por su aportación al PIB


(algo más del 8%), a la generación de empleo (en torno al 14% de la fuerza laboral
del país), por la respuesta que da a territorios y a las personas excluidas, etc. sino
también,  es reconocida por los poderes públicos (reforma de los Estatutos de Auto-
nomía), por las instituciones públicas (creación de la Subcomisión para la Eco-
nomía Social en el Congreso de los Diputados), por la presencia en los programas
de estudio de las Universidades e incluso en niveles inferiores se va introduciendo
progresivamente.
Finalmente, se reconoce que las empresas de Economía Social tienen  algunos
retos que afrontar y  potencialidades a desarrollar. Todo ello será posible con una
mayor cohesión y vertebración del sector, un mayor diálogo social y una mayor pre-
sencia en los espacios donde se debatan y tomen las decisiones.

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capítulo 2

Políticas públicas dirigidas a las empresas


de Economía Social

Concepción Albarrán Fernández


Profesora de Economía
Universidad Católica de Ávila

1. Introducción

Diversos estudios realizados sobre el papel la Economía Social en la sociedad


han puesto de manifiesto la contribución que pueden hacer las empresas de Econo-
mía Social al crecimiento y desarrollo económico de las regiones. Así por ejemplo,
en la Memoria de CEPES (2004) se señalaban las siguientes fortalezas de la Econo-
mía Social:
– “…. genera empresas distintas de las formas tradicionales, que sin renun-
ciar a la eficacia y rentabilidad empresariales, integran elementos de
solidaridad y cohesión social
– … genera empresas que contribuyen al pluralismo del mercado económico y
a la inclusión social
– sus empresas ayudan a crear un marco adecuado a las Nuevas formas de
empresa y de mercado

.  Véase, por ejemplo, Salinas y Herranz (2007).


48 concepción albarrán fernández

– se muestra especialmente eficaz en la generación de empleo, la responsabi-


lidad social, las coberturas complementarias de previsión social y la innova-
ción social, al integrar sus empresas inquietudes sociales”.
Los poderes públicos, siendo conscientes de esta realidad, considerando a las
empresas de economía social como mecanismo dinamizador de la sociedad en la
lucha contra el paro y la exclusión social, han diseñado políticas de muy diversa
naturaleza dirigidas de forma específica a las empresas de Economía Social.
Tradicionalmente, como señalan Chaves y Monzón (2000), las políticas que se
han implementado hacia el sector de la economía social han venido condicionadas
por el reconocimiento que a la economía social se le otorgaba. En función de éste,
las políticas pueden ser:
– Políticas de ordenación; diseñadas en un clima de reconocimiento de las
bondades de la economía social.
Las actuaciones públicas incluidas en estas políticas son de largo alcance
y están dirigidas a instaurar el marco estructural institucional, cultural y
material adecuado para el desarrollo del sector. Las medidas de este tipo de
políticas son estables y estructurales del sistema socioeconómico y no suje-
tas a los ciclos políticos y económicos.
– Políticas de proceso; elaboradas en un entorno de escaso reconocimiento a
las virtudes de la economía social.
Las actuaciones llevadas a cabo al amparo de estas políticas intentan dar
respuesta a un problema concreto y, por tanto, suelen se transitorias.
Los datos obtenidos del Observatorio de la Economía Social nos indican que
en la actualidad nuestros poderes públicos sí apuestan por la Economía Social,
esto es, le otorgan un buen reconocimiento –habida cuenta de los recursos que a su
fomento destinan–, si bien es cierto que, no todos los niveles de las Administracio-
nes Públicas lo hacen de la misma forma.
Los instrumentos susceptibles de ser utilizados por los poderes públicos para
influir en el sector de la economía social son de muy diversa naturaleza. En este
capítulo vamos a centrarnos en los gastos públicos que en España se destinan a

.  Estas son las razones que justifican las políticas públicas de fomento de la Economía Social según
Barrachina (2003).
.  Se ha de señalar que los poderes públicos han tardado en diseñar políticas públicas dirigidas de
forma específica al sector de la Economía Social, habida cuenta del desconocimiento y los prejuicios nega-
tivos que había hacia este sector institucional por parte de los protagonistas del proceso político. (Chaves y
Monzón (2000)).
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 49

las empresas de la Economía Social (en un capítulo posterior del libro se tratará
de forma extensa el tratamiento fiscal favorable al que están sujetas las empresas
de economía social). Además, vamos a tratar de las empresas de economía social
como un “ente”; esto es, vamos a tratarlas en general, sin diferenciar entre los dis-
tintos tipos de empresas de economía social (cooperativas de distinta tipología –de
trabajo, agrarias, etc–, sociedades laborales, centros especiales de empleo, mutua-
lidades y empresas de inserción). Es importante tener en cuenta esta acotación del
sujeto objeto de nuestro estudio, habida cuenta que existen actuaciones de los pode-
res públicos que no abordamos por ir destinadas a un tipo concreto de empresa del
sector, así como órganos de las Administraciones Públicas de los que no tratamos
por ser los responsables de éstas.

2. Políticas públicas destinadas a las empresas de economía


social en España

2.1. Introducción: panorámica sobre las empresas de economía


social en España

En el momento actual las empresas de la economía social tienen menor repre-


sentatividad que las empresas de mercado en España. Así, según los datos propor-
cionados por la Dirección General de la Economía Social, del Trabajo autónomo y
del Fondo Social Europeo, del total de la población ocupada en España en 2005 solo
un 22,8% lo estaba en empresas de economía social. Además, la distribución de esta
población ocupada por sectores de actividad no es homogénea: el 42,9% pertenece
al sector agrario, el 31,4% al sector industrial, el 24,5% al sector construcción y, el
18,6% restante al sector servicios. Cabe también señalar que la representatividad de
la mujer en las empresas de economía social es menor que la del hombre (38% de
mujeres frente al 62% de hombres).
Si nos referimos a la distribución de la población ocupada en empresas de la
economía social por comunidades autónomas, se observa como Andalucía está a la
cabeza (20,26%), seguida por el País Vasco (16,1%) y Cataluña (12,6%). Cabe des-
tacar aquí que, si bien Andalucía también es la comunidad autónoma en la que más
empresas de economía social hay (10.446), la que le sigue en el ranking es Cataluña
(7.554) y después la Comunidad Valenciana (5.036).

.  En 2004 el 24,6% de la población ocupada de España lo estaba en empresas de Economía Social.
.  Todos estos datos se han obtenido de la Dirección General de Economía Social del Trabajo autó-
nomo y del Fondo Social Europeo (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) y están tomados a 30 de junio
de 2007.
50 concepción albarrán fernández

2.2. Actuaciones de los poderes públicos hacia el sector de la Economía


Social

Todos los niveles de las Administraciones Públicas españolas, dando respuesta


al mandato constitucional que aparece en el artículo 129.2 de la Constitución Espa-
ñola, han apostado en los últimos años por la economía social, si bien es verdad que
no lo han hecho de forma homogénea.
En este epígrafe nos vamos a centrar en las acciones más relevantes llevadas
a cabo desde la Administración Central y, posteriormente haremos referencia a las
desarrolladas por las Comunidades Autónomas.

Políticas de fomento de la economía social de la Administración Central


La Administración Central, a través del Ministerio de Trabajo y Asuntos Socia-
les, ha apostado de forma significativa por la Economía Social en los últimos años
y, en este sentido, ha hecho posible el logro de mejoras en el marco normativo que
la regula así como en lo que a políticas públicas de fomento de la economía social
se refiere. Las actuaciones llevadas a cabo desde el Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales se pueden estructurar en dos grandes grupos:

a) Iniciativas legislativas
Con la aprobación de la Ley de Sociedades Laborales de 1997 (Ley 4/1997
de 24 de marzo) y la Ley de Cooperativas de 1999 (Ley 27/1999 de 16 de julio), se
abrieron nuevos cauces para la constitución y el desarrollo de estas sociedades, que
a su vez hacen posible su adaptación al nuevo entorno socioeconómico.
Asimismo, con posterioridad se han ido aprobando diversas disposiciones en
materia laboral, fiscal y de Seguridad Social que permiten a las empresas de eco-
nomía social competir en el mercado en igualdad de condiciones con el resto de
empresas, habida cuenta de las especiales características que tienen en su modelo
organizativo y de financiación. De entre estas disposiciones cabe destacar las relati-
vas a los siguientes temas:
– La clarificación del encuadramiento en el sistema de la Seguridad Social de
los socios trabajadores de las Sociedades Laborales.

.  El artículo 129.2 de la Constitución Española dice, textualmente: “Los poderes públicos promove-
rán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación
adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los tra-
bajadores a la propiedad de los medios de producción”.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 51

– La aplicación a las cooperativas de las disposiciones de Seguridad Social


sobre contratación a tiempo parcial con la consiguiente reducción de cotiza-
ción.
– Las mejoras en el tratamiento fiscal de la capitalización de la prestación por
desempleo.
– La condonación de las deudas del Fondo de Garantía Salarial por importe
de 6,3 millones de euros a los trabajadores que ante la crisis de sus empre-
sas y para conservar sus puestos de trabajo han aplicado el importe de las
prestaciones recibidas a la constitución de cooperativas o sociedades labo-
rales.
– La incorporación de las empresas de economía social a la formación conti-
nua en el marco del III Acuerdo Nacional de Formación Continua suscrito
el 19 de diciembre de 2002.
– la inclusión en la protección por desempleo a los socios de trabajo de
cooperativas y a los socios trabajadores de las cooperativas de explotación
comunitaria de la tierra.
– La incorporación de los socios trabajadores de cooperativas y sociedades
laborales a todas las normas e incentivos sobre trabajadores por cuenta ajena
que tengan por objeto la creación y consolidación de empleo estables.
– La concesión desde el año 2001 de bonificaciones en las cuotas de la Segu-
ridad Social a las empresas y a las entidades sin ánimo de lucro que con-
tratan a trabajadores desempleados en situación de exclusión social (que ha
dado lugar a las denominadas empresas de inserción).
– La extensión a los socios trabajadores de todos los beneficios que se han
venido estableciendo a partir del año 1999 para promover la conciliación
de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras (en este sentido
existe una medida especial de fomento del empleo de las mujeres trabaja-
doras en los supuestos de maternidad, dado que éstas tendrán derecho a una
bonificación del 100% de la cuota empresarial durante una año siempre que
se incorporen a una cooperativa o sociedad laboral después de ser madres y
antes de que hayan transcurrido dos años).
– Ampliación del abono de la prestación por desempleo en su modalidad de
pago único a los socios trabajadores a tiempo parcial y a aquellos trabajado-
res de cooperativas y sociedades laborales, que constituyan o se incorporen
como socios a las mismas, cuando no hayan mantenido un vínculo contrac-
tual previo con dichas sociedades con una duración superior a 12 meses
(medida que en 2002 benefició a 11.3000 socios trabajadores).
52 concepción albarrán fernández

Como se observa, son muchas las medidas legislativas llevadas a cabo por la
Administración Central Española para favorecer el desarrollo de las empresas de
Economía Social, que persigue hacer de ellas un “instrumento atractivo” generador
de empleo y riqueza.

b) Programas presupuestarios de gasto público


En cuanto a las medidas de gasto público llevadas a cabo desde el Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales señalar que éste ha establecido líneas de ayudas direc-
tas a las empresas y asociaciones de la economía social en el marco de diferentes
programas presupuestarios. Muchas de estas actuaciones tenían como objetivos
alguno de los siguientes: posibilitar la incorporación de desempleados como socios
trabajadores, financiar planes de inversión, favorecer la implantación de las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones, poner en marcha proyectos
empresariales innovadores generadores de empleo (I+E), desarrollar la integración
empresarial, organizar y ejecutar actividades de difusión y fomento de la economía
social y profesionalizar de la gestión y la formación de sus socios y dirigentes. Todo
esto lo ha hecho el Ministerio en el marco de la mejora de la competitividad empre-
sarial en un mercado cada vez más globalizado. Además ha contado con la coopera-
ción institucional de las comunidades autónomas que han asumido las competencias
de gestión de los programas de fomento del empleo en materia de cooperativas y
sociedades laborales.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2005 mostraban ya una apuesta
decidida por la economía social (y el trabajo autónomo en general); en dicho año
se incrementaron más de un 30% las partidas de fomento y difusión de la economía
social y el trabajo autónomo. Además, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
aprobó un importante paquete de medidas de fomento del empleo en cooperativas y
sociedades laborales, que presentaba las siguientes novedades:
– Incrementos en los importes de las ayudas para la incorporación de desem-
pleados como socios trabajadores.
– Incorporación como beneficiarios de los trabajadores que hubieran man-
tenido con dichas sociedades un contrato laboral de carácter temporal no
superior a 24 meses y pasasen a ser socios trabajadores.

.  Cofinanciadas a través de los programas operativos para el período 2000-2006 del Fondo Social
Europeo “Iniciativas Empresariales y Formación Continua” para las regiones del Objetivo 1 y del Objetivo
3, así como del Programa Operativo del FEDER “Mejora de la Competitividad y Desarrollo del Tejido Pro-
ductivo” para las regiones del objetivo.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 53

– Subvención de los gastos financieros de los microcréditos sin límite de tipo


de interés y por un importe de hasta 18.000 euros por empresa.
– Subvención a las asociaciones de cooperativas y sociedades laborales en la
prestación de asistencia técnica. La cuantía de la subvención podía alcanzar
hasta el 75% del coste de los servicios prestados, con un límite máximo de
30.000 euros y sin que el importe por cooperativa o sociedad laboral resul-
tase superior a 3.000 euros.
Nuevamente, los Presupuestos Generales del Estado para 2006 incorporaron
medidas de fomento de la economía social y del trabajo autónomo:
– Se aumentó un 10% el presupuesto destinado a políticas de fomento del
empleo en cooperativas y sociedades laborales, y también el destinado a
la difusión de la economía social, el trabajo autónomo y la responsabilidad
social de las empresas.
– Se aprobó la bonificación de las cuotas por contingencias comunes a la
Seguridad Social de las socias trabajadoras de Cooperativas de Trabajo
Asociado que, habiendo cesado en la actividad por maternidad, volvieran a
realizar la actividad en los dos años siguientes a la fecha del parto.
Además, se ha de destacar que una parte importante de los apoyos financieros
está destinada a la promoción de nuevos emprendedores e intentan aprovechar las
posibilidades que ofrecen los nuevos yacimientos de empleo (servicios sociales de
proximidad, gestión de residuos y protección del medio ambiente, ocio, valoración
del patrimonio cultural, artesanía, turismo rural, etc). Asimismo, intentan contribuir
a la incorporación al mercado de trabajo de aquellos colectivos que más dificulta-
des tienen para hacerlo: jóvenes en busca de su primer empleo, mujeres, parados
de larga duración, personas con discapacidad, minorías étnicas e inmigrantes. En
muchas ocasiones estas actuaciones han adoptado la fórmula de Cooperativa de Ini-
ciativa Social que fue introducida en la legislación cooperativa española de 1999.
Por todo lo expuesto, está claro que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Socia-
les se apoya en el sector de la economía social para crear empleo y lograr mayores
niveles de cohesión y bienestar social. Además, de esta forma intenta incidir sobre
el desarrollo local de las regiones.
En la actualidad, las políticas públicas que desde el Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales se destinan de forma específica a las empresas de Economía
Social se estructuran en tres grandes grupos:
– Ayudas a cooperativas y sociedades laborales.
– Actividades de fomento del empleo en la Economía Social.
54 concepción albarrán fernández

Estas medidas incluyen tanto actuaciones de fomento y difusión, cuya


finalidad es difundir y promocionar todo lo relacionado con el sector de la
economía social y de formación de los socios y trabajadores de las empresas
de economía social, lo que favorece su buena marcha.
– Otras actividades de fomento de la Economía Social.
En este grupo se incluyen, además de actuaciones de formación, fomento y
difusión, otras de diversa naturaleza cuya finalidad es apoyar a las asocia-
ciones y agrupaciones de empresas de economía social de ámbito estatal.
Además, las empresas de economía social pueden beneficiarse también de
todas las ayudas incluidas en el Programa de Fomento del Empleo Autónomo
aprobado el 5 de junio de 2007 por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Este programa incluye cuatro tipos de subvenciones: a) subvención por el estableci-
miento como trabajador autónomo o por cuenta propia, b) subvenciones financieras,
c) subvenciones para asistencia técnica y d) subvenciones para formación.

3. Políticas de fomento de la economía social de las


Administraciones Autonómicas

Las Administraciones Autonómicas españolas juegan un importante papel en


la consecución del desarrollo de su territorio, habida cuenta el traspaso de compe-
tencias que desde la Administración Central se ha producido en los últimos años
hacia ellas. Y es que, el que cada Administración Autonómica tenga poder de deci-
sión para determinar el destino de los recursos públicos limitados de los que dispone
le permite dar una mejor respuesta a las necesidades concretas de sus ciudadanos;
mejorar en la consecución de la eficiencia del gasto público (tanto la eficiencia
productiva como la asignativa) y también de la equidad (tanto la vertical10 como la
horizontal11).
En España, la Administración Central se apoya en las Administraciones Auto-
nómicas, y también en las Administraciones Locales, para conseguir el máximo cre-
cimiento (incremento de la producción y la renta) y desarrollo económico (aumento
de la calidad de vida) posible.

.  Produciendo la máxima cantidad de bienes y servicios posibles con los recursos disponibles, sin
desaprovechar ninguno.
.  Lo que implica que sea imposible alterar la asignación de los recursos de forma que se pueda
mejorar el bienestar de un individuo sin disminuir el de otro.
10.  Lo que supone tratar de forma desigual a los que se encuentran en distinta situación.
11.  Lo que implica tratar por igual a los que se encuentran en la misma situación.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 55

Entre las competencias que tienen las Administraciones Autonómicas espa-


ñolas se encuentran las de fomento de la Economía Social. Éstas se organizan y
ejecutan desde las Consejerías de Empleo de cada Comunidad Autónoma, habida
cuenta que relacionan el desarrollo de la economía social con el aumento del nivel
de empleo como medio para conseguir crecimiento y desarrollo económico.
En nuestra Comunidad Autónoma, Castilla y León, existe una Dirección Gene-
ral –Dirección General de Economía Social– dedicada a todo lo relativo a las empre-
sas de Economía Social12. La citada Dirección General pertenece a la Consejería de
Economía y Empleo y, a partir de ella se organizan todas las actuaciones de la Junta
de Castilla y León para fomentar la creación de empresas de Economía Social, para
difundir sus ventajas y para ayudar a la mejora de su competitividad.
El presupuesto de la Dirección General de Economía Social de la Junta de
Castilla y León ascendía en el año 2006 a 21.649.487 euros y, en el año 2007 este
importe se ha incrementado hasta 25.160.371 euros13. Además, se ha de señalar que
más de la mitad del presupuesto lo destina a conceder ayudas a las instituciones sin
fines de lucro (artículos 48 y 78 de la clasificación económica de su presupuesto
de gastos): en 2006 destinó el 52,2% del presupuesto a tal fin y en 2007 el 60,1%.
Si tenemos en cuenta que las empresas de economía social son instituciones sin
fines de lucro, podemos afirmar que ellas son las gran beneficiarias del presupuesto
de gastos que gestiona la Dirección General de Economía Social. Esta afirmación
hemos de hacerla con precaución pues las universidades y los centros de estudio e
investigación sin fines de lucro pueden ser beneficiarios también de algunos de los
fondos incluidos en los citados artículos de la clasificación económica del presu-
puesto.
En Castilla y León, no existen muchas ayudas específicas destinadas a las
empresas de Economía Social. Durante el presente año, 2007, se han aprobado sólo
dos órdenes reguladoras de ayudas dirigidas específicamente a las empresas de eco-
nomía social, son las siguientes:
– Orden EYE/413/2007, de 28 de febrero, por la que se convocan ayudas para
el año 2007 dirigidas al fomento de las inversiones para la creación y desa-
rrollo de Cooperativas de Trabajo, de Enseñanza y Sociedades Laborales.
– Orden EYE/412/2007, de 2 de marzo, por la que se convocan subvenciones
para el año 2007 para el fomento del empleo y mejora de la competitividad
en las Cooperativas y Sociedades Laborales.

12.  Véase la estructura organizativa de la Junta de Castilla y León en su página web: www.jcyl.es.
13.  Esta información se puede completar consultando las distintas clasificaciones de los Presupues-
tos Generales de la Junta de Castilla y León para los años referidos.
56 concepción albarrán fernández

Como se observa, las dos subvenciones convocadas van dirigidas a la mejora


de la competitividad de algunos tipos de empresas de economía social, como medio
para favorecer su crecimiento en un entorno competitivo como el actual.
En Andalucía, las actuaciones de los poderes públicos dirigidas a las empresas
de Economía Social tienen mucha más relevancia que en Castilla y León. De hecho,
ya en 2006 (el 23 de octubre de 2006) el Gobierno Andaluz, los Sindicatos Mayo-
ritarios de la Comunidad y CEPES Andalucía (Confederación de Entidades para
la Economía Social de Andalucía) firmaron el II Pacto Andaluz por la Economía
Social14. En el documento de este Pacto se establecen las líneas estratégicas para
el desarrollo y fortalecimiento del sector de la Economía Social en Andalucía que,
según se indica en el Informe Anual de la Economía Social Andaluza 2006, en dicho
año aporta casi el 14% al PIB de la región, cuenta con 13.000 empresas y genera
más de 90.000 empleos directos.
Según muestra el documento del II Pacto Andaluz por la Economía Social, sus
objetivos principales son:
– posibilitar nuevos equilibrios que impliquen el fortalecimiento y la coope-
ración de las empresas del sector para poder competir en mercados más
globalizados y,
– mejorar la calidad y los modelos de gestión, la innovación y la transferencia
tecnológica y la capitalización de las empresas para atender a las crecientes
necesidades del sector.
Con la finalidad de lograrlos, son muchas las actuaciones que de forma coordi-
nada y bajo la tutela del gobierno andaluz se están llevando a cabo en dicha región
en el sector de la Economía Social. De entre estas acciones, cabe señalar una en la
que las Administraciones Locales de ámbito provincial asumen un importante papel:
los Premios Provinciales de la Economía Social. Su finalidad es reconocer el trabajo
de las instituciones y los profesionales del sector y van ya por su quinta edición.
Puesto que el sector de la Economía Social tiene un importante papel en la
Economía Andaluza, sus empresas –a través de CEPES-A– establecen colaboracio-
nes con distintas entidades para luchar por mejorar su competitividad (por ejemplo,
la firma de convenio con la Agencia Andaluza de la Energía para implantar medi-
das de eficiencia energética) y participan en importantes proyectos de innovación
tecnología. Actuaciones de este tipo son a día de hoy muy poco relevantes entre las
empresas de economía social en Castilla y León y, a la vista de la situación anda-
luza, parece imprescindible la agrupación de las empresas del sector para luchar en
común por la consecución más ayudas del Sector Público.

14.  El 8 de octubre de 2002 se había firmado el I Pacto Andaluz por la Economía Social.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 57

4. Conclusiones

La revisión de las ayudas públicas que se dirigen a las empresas y a todos los
que deciden ejercer la actividad por cuenta propia en nuestro país nos pone de mani-
fiesto el importante papel que asume el Sector Público como promotor y fomenta-
dor del tejido empresarial.
Los distintos niveles de las Administraciones Públicas –Central, Autonómico
y Local– dedican recursos a fomentar la creación de empresas y a incentivar sus
inversiones para mejorar su competitividad.
Las empresas en general favorecen el crecimiento y el desarrollo económico
de las regiones, pues son instrumentos de creación de empleo y riqueza en ellas.
Las empresas de economía social en particular, por las características específicas
que presentan, son además instrumentos de cohesión social. Los poderes públicos,
siendo conscientes de esta realidad toman medidas para favorecer su creación, su
crecimiento y su desarrollo.
La importancia de las empresas de economía social en España, medida por el
porcentaje de población al que da empleo en España, es menor que la de las empre-
sas lucrativas de mercado: en 2005 solo un 22,8% del total de la población ocupada
en España lo estaba en empresas de economía social.
Asimismo, se ha de señalar que las empresas de economía social no tienen la
misma representatividad en todos los sectores de actividad. De hecho, de toda la
población ocupada en dicho tipo de empresas, el 42,9% pertenece al sector agrario,
el 31,4% al sector industrial, el 24,5% al sector construcción y, el 18,6% restante al
sector servicios.
Andalucía es la región española en la que hay más empresas de economía
social (10.446) y también en la que más porcentaje de la población ocupada lo está
en dicho tipo de empresas (20,26%). La Confederación de Entidades para la Eco-
nomía Social de Andalucía (CEPES-A) las representa y lucha por sus intereses de
forma bastante efectiva: en 2002 gracias a su actuación se firmó con el gobierno
andaluz y los sindicatos mayoritarios el I Pacto Andaluz por la Economía Social
y en 2006 se ha firmado ya el II. La puesta en práctica de lo acordado en dichos
Pactos supone la ejecución de importantes proyectos en las empresas de economía
social con recursos públicos, provenientes de todos los niveles de las Administra-
ciones Públicas –Central, Autonómica y Local–.
En Castilla y León las actuaciones públicas dirigidas al sector de la economía
social proceden de la Administración Central – Dirección General de Fomento de
la Economía Social y del Fondo Social Europeo (MTAS)– y de la Administración
58 concepción albarrán fernández

Autonómica –Dirección General de Economía Social. Consejería de Economía


y Empleo–. Las Administraciones Locales castellano-leonesas asumen un papel
residual en las actuaciones dirigidas a las empresas de economía social (apoyan en
momentos concretos a las Administraciones autonómicas, conceden subvenciones
puntuales).
En Castilla y León no existe una Sección Propia de CEPES (Confederación
de Entidades para la Economía Social de Castilla y León) y, está representada en
esta comunidad autónoma a través de otras asociaciones de empresas de economía
social que forman parte de ella (COCETA, CCAE, ONCE, CERMI, etc). Conside-
ramos que por este motivo presenta menos actividad que en Andalucía y, quizás por
ello ha logrado menos ayudas de los poderes públicos para las empresas del sector.
Estimamos que la constitución de una Sección propia de CEPES en Castilla y León,
aglutinando a las distintas agrupaciones de empresas del sector, puede contribuir a
la consecución de más ayudas públicas.
Por todo lo comentado podemos afirmar que la gran mayoría de las actuaciones
de los poderes públicos para con las empresas de economía social se engloban en
las dirigidas a las del fomento del trabajo autónomo, habida cuenta que las empresas
de economía social constituyen un tipo específico de empresas caracterizadas por la
forma en la que se distribuyen los beneficios y se toman las decisiones.
Asimismo, cabe destacar que las ayudas públicas dirigidas a las empresas de
economía social de forma específica tienen como finalidad principal difundir sus
“bondades”, de forma que la población las conozca y pueda plantearse ejercer la
actividad constituyendo una sociedad de dicho tipo. La mejora de la competitividad
de las empresas de economía social es otro de los objetivos fundamentales de las
ayudas públicas a ellas dirigidas; por ello dedican una parte importante de los recur-
sos a la formación.
La consecución de más ayudas públicas para las empresas de economía social
pasa por el aumento de la actividad de las entidades representativas del sector.

5. Bibliografía

CONFEDERACIÓN DE ENTIDADES PARA LA ECONOMÍA SOCIAL DE ANDALU-


CÍA (2007), Informe Anual de la Economía Social Andaluza 2006.
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CHAVES, R. y MONZÓN, J. L. (2000), Economía Social y Empleo en la Unión Europea,


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Ley 14/2005, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Comunidad de Castilla y
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Ley 16/2006, de 28 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Comunidad de Castilla y
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Página web del Observatorio Español de la Economía Social. www.observatorioeconomiaso-
cial.es
Página web de la Dirección General de Fomento de la Economía Social y del Fondo Social
Europeo. www. http://www.mtas.es/Empleo/economia-soc
Página web del Centro de Información y Documentación Europea de Economía Pública,
Social y Cooperativa www.uv.es/cidec
Página web de la Junta de Castilla y León: www.jcyl.es
capítulo 3

La comunicación en las organizaciones


de la economía social

José María Herranz de la Casa


Profesor de comunicación y periodismo
Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid)

Este capítulo analiza la relevancia de gestionar la comunicación para las


entidades de la economía social. Para ello, se centra en un primer momento en el
análisis de la comunicación como una estrategia de dirección y gestión de las orga-
nizaciones; para después, hacer incidencia en cómo gestionan la comunicación, en
la actualidad, las entidades de la economía social. Este trabajo también muestra la
economía social desde sus dos vertientes: empresarial –cooperativas, sociedades
laborales, empresas de inserción, centros especiales de empleo y mutualidades– y
solidaria –organizaciones sociales–, siguiendo el criterio de CIRIEC-España (Barea
y Monzón, 2002:20-21). Por un lado, se presenta un esbozo de una investigación
exploratoria sobre la realidad actual de los elementos comunicativos a través de los
portales web de una selección de entidades empresariales de economía social. Y
por otro lado, se muestran los datos más representativos de los últimos estudios que
analizan la gestión de la comunicación en las organizaciones sociales.
62 josé maría herranz de la casa

1. La comunicación como estrategia de dirección


y gestión en las organizaciones

A la hora de hablar de comunicación en las organizaciones, tenemos que hacer


un pequeño recorrido histórico conceptual que nace con las relaciones públicas,
pasa por la llamada comunicación organizacional y llega hasta nuestros días a través
de los términos de comunicación corporativa, corporate y reputación.
Como afirma Sotelo (2001:82), a principios del siglo XX surgen en Estados
Unidos las primeras agencias de relaciones públicas –public relations–, y los pri-
meros profesionales se incorporan a trabajar en empresas con la labor principal de
vehicular las relaciones entre estas organizaciones y los medios de comunicación.
Estas dos circunstancias son el germen de lo que hoy conocemos como comunica-
ción corporativa.
Paralelamente a la aparición de las relaciones públicas, la práctica de la orga-
nizational communication configuró desde los años cuarenta una experiencia dentro
de las empresas. Esta área contribuyó a planificar las relaciones, la participación y
la comunicación de empleados y directivos de las organizaciones. Como señala Del
Pozo (1997), el concepto de organizational communication, que recibe este nombre
a partir de 1968, sustituye a lo que hasta ese momento se conocía como business
communication e industrial communication, y que hasta esos años integraba toda la
comunicación interna y el ámbito de las revistas empresariales. Este espacio de la
comunicación organizacional pasa entonces a designar a todo proceso de comunica-
ción que ocurre entre los miembros de una colectividad social.

1.1. Hacia un concepto integral de la comunicación


Las relaciones públicas y la comunicación organizacional son las dos corrien-
tes procedentes de los Estados Unidos que van a marcar la comunicación de las
empresas en Europa, y especialmente en el Reino Unido hasta finales del siglo XX.
No será hasta finales de la década de los 80, cuando surjan nuevas ideas entorno a la
práctica de la comunicación empresarial como idea integral. En Francia fue donde
se empezó a cuestionar y valorar los conceptos de identidad e imagen corporativa,
el valor estratégico y la función gerencial de la comunicación desde un prisma que
aglutinase y coordinase la comunicación de la empresa.
De estos planteamientos nació el modelo y la figura del DIRCOM, Dirección
de Comunicación, como espacio o departamento de una empresa bajo el que se pla-

.  También recibe el nombre de Dircom, el director de comunicación de una organización.


la comunicación en las organizaciones de la economía social 63

nifica e integra toda la comunicación que genera identidad e imagen tanto interna
como externamente.
Aunque la tendencia anglosajona siempre ha bebido de las fuentes de las rela-
ciones públicas de Estados Unidos, Europa, con Francia a la cabeza, lideraría la
nueva etapa teórica de la comunicación corporativa. En esta nueva etapa, se desa-
rrollan los conceptos de imagen, identidad, cultura, y marca que estudian e investi-
gan autores como Van Riel (1997), Costa (1995), Villafañe (1993), Ind (1992), Weil
(1992), etc.
La influencia mutua entre lo anglosajón –relaciones públicas– y lo europeo
–comunicación corporativa– originan en los años 90 un nuevo marco de comunica-
ción desde la cultura empresarial anglosajona que lleva al concepto de corporate.
Según afirma Villafañe (2004:21-23), el concepto de corporate supone la gestión
estratégica de todos los elementos que influyen en la imagen de una organización.
Esta nueva aportación pone de manifiesto la total influencia de la comunicación
como estrategia, y la necesaria armonización entre las políticas de comunicación y
el resto de políticas de la empresa.
El final del siglo XX y el comienzo del XXI marca un nuevo impulso al campo
de la comunicación en las organizaciones. Las nuevas tendencias exploratorias y de
investigación centran especialmente su mirada en el estudio de los valores intangi-
bles de la empresa. Peters y Waterman (1994) los habían descubierto a principios de
los ochenta, y son los nuevos valores que llevan a la excelencia empresarial, a pesar
de no estar explícitamente incluidos en los balances finales. En el espacio de la
comunicación, hablar de intangibles es hablar de reputación corporativa (Fombrun,
1996) o profundizar en el concepto de marca (Aaker, 1994).

1.2. Delimitación del concepto de comunicación corporativa

Distintos autores han denominado a una misma realidad con distintos térmi-
nos. Las principales corrientes que definen la comunicación en las organizaciones
son dos: la primera califica la comunicación como proceso global, estratégico e
integral; la segunda, conforme al espacio donde se implanta: la organización, la
empresa o la institución.
Representando a la primera tendencia están Weil (1992) y el francés Regouby
(1989:56-58) que utilizan el término de comunicación global, para referirse a la
comunicación de la empresa. Regouby se desmarca de algunos conceptos utilizados
por otros autores –lo corporativo, lo institucional– y los incorpora a la génesis de lo
que el llaman comunicación global. Este autor define el término corporación como
64 josé maría herranz de la casa

«entidad física que es la empresa» y define institución como «la empresa en la ciu-
dad» que conecta a la empresa con el ciudadano.
Siguiendo la segunda tendencia se encuentran autores que utilizan el espacio
físico donde se desarrolla la comunicación para denominarla. En este espacio desta-
can autores como Losada Vázquez (1998) y Losada Díaz (2002), que han realizado
trabajos sobre la comunicación en la universidad y optan por el término de comu-
nicación institucional. Este concepto también lo utiliza Sotelo (2001:200) y en el
confluyen tres realidades, la comunicación, el marketing y las relaciones públicas.
Autores más próximos a la sociología de las organizaciones como Kreps
(1995) hablan de la comunicación organizacional, aunque este término es de los que
menos se utiliza, ya que se refiere más específicamente a una faceta de la comunica-
ción dentro del funcionamiento más interno de una entidad.
Johnsson (1991:332) utiliza el término de comunicación empresarial, y es uno
de los autores que manifiesta la dificultad para concretar esta realidad y se refiere a
ella como «revoltijo semántico». Sin embargo defiende que, por encima de todo, lo
importante es definir responsabilidades y prioridades para no dejar cuestiones des-
atendidas y mal controladas en el ámbito de la comunicación.
Otros autores más integradores o menos preocupados por el lenguaje, como
Martín (2003:24) usan los términos de comunicación empresarial, corporativa e
institucional indistintamente para referirse a la misma realidad. En este sentido
Valbuena (1997:229-230) afirma que tanto el adjetivo institucional como empre-
sarial tienen tantos elementos comunes que más bien representan facetas de la
propia comunicación. Muchos profesionales prefieren el adjetivo institucional al de
empresarial puesto que les parece que dignifica a ese tipo de comunicación, porque
acentúa lo permanente de la empresa, lo que está por encima de los cambios que se
produzcan.
Villafañe (1993) utiliza el término anglosajón de corporate para definir el
campo sobre el que descansa toda la comunicación de la empresa, mientras que
reserva el concepto de comunicación corporativa para referirse a “la comunicación
de la personalidad de la empresa hacia el exterior” (Villafañe, 1993:263). Y tam-
bién D’Humières (1993) utiliza corporate para referirse a la comunicación empre-
sarial y diferenciarla del segmento de la comunicación puramente comercial.
Por último, el vocablo que de alguna manera integra las dos acepciones ante-
riormente mencionadas es el de comunicación corporativa, que es usado por autores
como Costa (1995), Van Riel (1997), Goodman (1998) o Bernstein (1986).
Van Riel (1997:2) distingue entre tres formas principales de comunicación
corporativa; diferencia entre comunicación de dirección –entre la dirección y los
públicos internos y externos–; la comunicación de marketing, que apoya las ventas
la comunicación en las organizaciones de la economía social 65

de bienes o servicios (publicidad, patrocinio, marketing, etc.) y la comunicación


organizativa, que es un grupo de actividades comunicativas heterogéneas, que sólo
tienen unos pocos puntos en común (relaciones públicas con Administración, etc.).
Costa (1995 y 2001) habla de comunicación corporativa y se acerca al con-
cepto de corporativo desde dos puntos de vista; el primero, entendiendo lo corpo-
rativo como empresa, desde su significado anglosajón –corporation– una empresa
como resultado de «emprender» una acción ardua, que entraña riegos o como una
causa noble, una misión trascendente, ya sea la puesta en marcha de una sociedad
anónima, una asociación o un partido político. Y el segundo punto de vista, enten-
diendo lo corporativo desde su significado latino –corpus– como cuerpo, conjunto,
una unidad hecha de partes, un concepto que tiene un significado holístico, de totali-
dad, integral; un significado también compartido por Van Riel (1997:27).
Como resultado de integrar estos dos puntos de vista de lo corporativo, Costa
propone el concepto de comunicación corporativa como aquella comunicación de
empresas, en su acepción más amplia, concebida como proceso global e integral.
En este capítulo, la terminología que más se ajusta al concepto que se quiere
desarrollar en las organizaciones de la economía social es la de comunicación cor-
porativa, según la visión de Costa, y por lo tanto, será el término que utilizaré desde
esa doble visión de lo corporativo para aplicarlo a estas entidades.
Dadas todas estas premisas y planteamientos podemos establecer la siguiente
definición propia de comunicación corporativa que será la que manejaré:
“Un proceso global, inmerso en la estrategia de la organización, que agrupa
todas las acciones comunicativas que previa investigación, son planificadas, puestas
en marcha y se encuentran en constante evaluación. Estas acciones tienen como
objetivo en primer lugar transmitir valores y generar una imagen de la organiza-
ción y de los productos y servicios que ofrece, en todos los grupos de interés; y en
segundo lugar, consolidar una imagen en el tiempo que genere confianza y repu-
tación. Dependiendo del objetivo y el público a los que se dirijan las acciones, se
utilizarán diferentes estrategias, herramientas, técnicas o soportes, procedentes del
campo de la comunicación, el periodismo, las relaciones públicas, la publicidad, el
marketing, de los recursos humanos, etc.”

1.3. Situación actual de la comunicación corporativa en las empresas


y organizaciones españolas

En muchas organizaciones encontramos la gestión de la comunicación corpo-


rativa en el organigrama bajo la dirección de otra área distinta a la de la dirección de
comunicación. En la investigación que la Asociación de Directivos de Comunica-
ción (ADC-DIRCOM, 2000a:71) realizó sobre un total de 283 empresas de España,
66 josé maría herranz de la casa

el nombre que recibía el departamento encargado de la comunicación era depar-


tamento de comunicación (38%), mientras que en el 53,4% de los casos restantes
había hasta 24 denominaciones distintas que incluían al marketing, la publicidad,
las relaciones públicas, prensa, etc. Sin embargo, es muy significativo que en ese
mismo estudio, pero en la parte estudiada de organismos públicos e instituciones,
donde analizaron 178 entidades, (ADC-DIRCOM, 2000b:56), la denominación
mayoritaria era en un 31% departamento de comunicación; 24,8% prensa; y en un
27,9% hasta 12 denominaciones, cuatro de las cuales estaban relacionadas con los
medios de comunicación.
Todos estos porcentajes ratifican la heterogeneidad terminológica que anterior-
mente he señalado y una importante tendencia que relaciona la comunicación y los
medios de comunicación, en especial en el espacio de organismos públicos e institu-
ciones donde se encuentran las organizaciones sociales.
Bernstein (1986:150 y 153) señala que “la comunicación corporativa es tierra
de nadie, está entre la publicidad y las relaciones públicas, y tiene tropas de muy
diverso pelaje en cada uno de los flancos”; y se atreve a hablar de ella como una
«actividad de conjunto» donde la publicidad y las relaciones públicas, en mayor
medida, están incluidas como disciplina.
¿Pero realmente la comunicación corporativa es un elemento de gestión en
las organizaciones? Para responder a esta pregunta, debemos tener en cuenta los
estudios e investigaciones que nos permiten conocer en qué medida esto es una rea-
lidad. En este sentido, tres son las ideas fundamentales que pueden responder a esta
cuestión:

1. La comunicación importa y cada día crece su relevancia como elemento de


gestión...
Según la investigación de ADC-DIRCOM, existía un responsable de comuni-
cación en un 65% de las empresas investigadas; varios en un 17,3% y ninguno, en
el 17,7% (ADC-DIRCOM, 2000a:29). Sin embargo, en la investigación posterior
del año 2004 (ADC-DIRCOM, 2005:23) se incrementan estos ratios: en el 57% hay
un solo responsable; en un 11% hay varios responsables; en el 30% no hay un único
responsable de toda la comunicación, pero hay uno que se ocupa de la comunica-
ción corporativa; y en un 2% no existe responsable.
Además había un departamento específico encargado de la comunicación en
un 75,5% de las empresas; no existía en un 7,7% y no contestaron en un 16,8% de
las entidades (ADC-DIRCOM, 2000a:69). En el año 2004, este dato se incrementa
existiendo un departamento en un 78% de las empresas; no existía en un 13% y no
constataron en un 9% (ADC-DIRCOM, 2005:37).
la comunicación en las organizaciones de la economía social 67

Tabla 1. Datos comparativos sobre la existencia de una estrategia de comunicación en línea con la
estrategia empresarial

ADC-DIRCOM Referencia del año de estudio


2004 2000 1995
Existe formalmente una estrategia de comunicación 42% 41,4% 42%
en línea con la estrategia empresarial
Sí, existe pero no está formalmente escrita 40% 30,9% 28%
No, pero se está considerando 8% 5% 18%
No existe 8% 4,1% 11%
No, contesta 2% 18,6% 1%
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de ADC-DIRCOM (2005:45),(2001a:54) y (1995:37).

Como muestra la tabla, un 82% de las empresas cuentan con una estrategia
de comunicación, escrita o no escrita, en línea con la estrategia empresarial, en la
comparativa de los tres estudios realizados por ADC-DIRCOM se aprecia un incre-
mento a lo largo de los nueve años.
Asimismo, siguiendo esta línea, según otra investigación realizada por Villa-
fañe (2000:157) sobre el corporate español en el año 2000, el 76% de las empresas
tenían director de comunicación, pero en el 67% de los casos no tenían un departa-
mento de comunicación integral.

2. ... pero no está todavía lo suficientemente implantada ni desarrollada....


Según ADC-DIRCOM (2000a:58), sólo existía un plan de comunicación inte-
gral formalmente escrito en un 36,8%; No estaba escrito aún, pero estaba en desa-
rrollo en un 12,7%; Todavía no, pero se estaba considerando, 8,2%; No existía en
un 21,8%; No lo sabía en un 0,5% y No contestaron el 20% de las empresas. Unos
datos que no mejoran con el estudio del 2004, donde se pone de manifiesto que el
plan se desarrolla, pero no está escrito aún: existe plan formalmente escrito en un
34%; No estaba escrito aún, pero estaba en desarrollo en un 29%; Todavía no, pero
se estaba considerando, 14 %; No existía en un 11%; No lo sabía en un 3% y No
contestaron el 9% de las empresas ADC-DIRCOM (2005:48).
Estos datos, en comparación con los del epígrafe anterior, ponen de relieve que
a la hora de relacionar estrategia empresarial y comunicación hay sintonía concep-
tual, pero que cuando hay que formalizar por escrito en la práctica esa vinculación,

.  El estudio realizado por ADC-DIRCOM del año 1995 incluía un total de 110 empresas, el de
2000, 283 empresas y el del año 2004, 204 empresas.
68 josé maría herranz de la casa

no hay tanta correlación. Por lo tanto, podemos afirmar que esta relación alimenta
deseos y buenos propósitos más que realidades efectivas.
La investigación de Villafañe (2000:157) muestra también esta asimetría y
expresa que sólo el 45% de las empresas concedía a la estrategia de comunicación
la misma importancia que a la estrategia financiera; que el 85% de los encuestados
valoraban muy positiva o positivamente la eficacia de su política de comunicación,
a pesar de que el 74% de las empresas afirmaban tener problemas de comunicación
interna.

3. ...aunque el futuro parece alentador.


Según los datos de ADC-DIRCOM (2000a:62), a la pregunta sobre la tendencia
de la comunicación en las empresas durante los próximos cinco años, la respuesta
fue que aumentaría en un 72,3%; que permanecería estable en un 8,2%; disminui-
ría en un 0,5%; no sabía un 0,5%; y no contestaban en un 18,6% de los casos. Y el
estudio del 2004, sigue ratificando estos datos, la respuesta fue que aumentaría en
un 94%; que permanecería estable en un 5%; disminuiría en un 1%; no sabía 1%
ADC-DIRCOM (2005:61).
Toda esta información, en general, muestra una mejora de la situación en el
estado de la comunicación en las organizaciones y ofrecen la posibilidad futura de
seguir avanzando.

1.4. Líneas configuradoras de la gestión de la comunicación corpo-


rativa

La gestión de comunicación tiene como objetivo principal satisfacer las necesi-


dades de los clientes y los empleados. La comunicación como elemento estratégico
es un esfuerzo por conectar la visión, la misión y los objetivos de la organización,
con las fuerzas y oportunidades que existen en el mercado y que le dan sentido al
trabajo que hace cada persona. La comunicación no sólo vende productos y servi-
cios, sino que ayuda al buen funcionamiento de una empresa y a la relación con su
entorno.
Por ejemplo, los efectos beneficiosos de la implantación de una buena política
de comunicación corporativa en una empresa tienen su reflejo en los resultados eco-
nómicos puesto que dentro de la organización actúa como un elemento de cohesión
y unión en la organización. La comunicación permite propagar una cultura organiza-
tiva basada en los valores y la misión de la entidad y provoca algunas consecuencias
favorables como son: la mejora de la productividad, la reducción en el absentismo
la comunicación en las organizaciones de la economía social 69

laboral, la disminución de los accidentes laborales, el abandono de la empresa, etc.


La estrategia de comunicación debe estar siempre insertada en la política general de
la organización como señala Bartoli (1992:115):
“Como ocurre con la organización, la comunicación no es un fin en sí misma:
sólo puede concebirse al servicio de una política general, orientada hacia los buenos
resultados de la empresa”

Desde el punto de vista de los públicos externos, los beneficios de una ade-
cuada gestión de la comunicación pueden suponer un incremento de la imagen y la
confianza de los consumidores que puede provocar un incremento en las ventas y de
la reputación (Fombrun, 1996:72). Incluso puede ser una manera de solventar más
rápidamente momentos de crisis, ya que la reputación actúa como una reserva de
confianza y transparencia. En definitiva, como señala Van Riel (1997:26) es la base
perfecta para la relación favorable con los distintos públicos:
“La comunicación corporativa es un instrumento de gestión por medio del
cual toda forma de comunicación interna y externa conscientemente utilizada, está
armonizada tan efectiva y eficazmente como sea posible, para crear una base favo-
rable para las relaciones con los públicos de los que la empresa depende”

Pero cuáles son los principios fundamentales que deben orientar la comuni-
cación, y de qué forma cada organización debe configurar su propia gestión comu-
nicativa. Para responder a estas cuestiones se aportan a continuación una serie de
líneas configuradoras de la comunicación que algunos teóricos han destacado en sus
libros e investigaciones.

Comunicación integral
En los últimos tiempos, las organizaciones han implantado nuevas herramien-
tas de gestión que han incorporado progresivamente en sus planes estratégicos de
desarrollo. La inclusión de la comunicación en dichos planes, no es nueva, pero sí
diferente. La comunicación de una organización ya no se puede reducir a la apari-
ción en medios de comunicación por medio de una nota de prensa o la realización
de una campaña de publicidad. La comunicación no puede limitarse a la suma de
un conjunto de acciones aisladas, sino que debemos entenderla como un proceso
integral, donde se ponen en juego toda una gama de herramientas del campo del
periodismo, relaciones públicas, marketing, publicidad o recursos humanos. Es en
este punto donde la comunicación corporativa toma el valor de una herramienta de
dirección estratégica como afirman Bayón, Del Castillo y Arteta (1992:28):
“Para que una política de comunicación e imagen sea efectiva no basta con
crear un gabinete de prensa o cambiar un logotipo. La comunicación no es una táctica
70 josé maría herranz de la casa

sino una estrategia necesariamente avalada por una filosofía y un talante muy deter-
minados”

El propio plan de comunicación que se diseñe no debe ser un mero canal para
la distribución de información, sino un fin en sí mismo, debe ser la guía que dirija el
proceso global de gestión de la comunicación.
Por todo ello, es cierto que la comunicación debe gestionarse de forma inte-
gral, las exigencias actuales obligan a perder las visiones fragmentadas. Debe ser
un trabajo permanente y organizado, para convertirse en un punto neurálgico. Como
señala un autor como Regouby (1989:51), “está claro, la comunicación es hoy en
día a la vez el factor central y dominante de la supervivencia y el desarrollo de las
empresas”. Y como también explica Aguirre (2004:229), “la comunicación es tan
vital para la organización como la circulación sanguínea o el sistema neurológico
para el cuerpo. Un liderazgo sin comunicación lleva a la muerte de la organiza-
ción”.

Comunicación planificada y directora


Para hablar sobre las características de la comunicación, de cómo planificarla
y de cómo se convierte en directora de los procesos, hay que traer a colación algu-
nos datos anteriormente mencionados en la investigación de ADC-DIRCOM. Esta
investigación revelaba que en las empresas encuestadas no existía un plan de comu-
nicación integral en un 11% de los casos (ADC-DIRCOM, 2005:48) y que sólo en
un 34% existía y estaba escrito, a pesar de que la estrategia de comunicación estaba
en línea con la estrategia empresarial en un 82% de las empresas (ADC-DIRCOM,
2005:45).
La comunicación debe formar parte de la estrategia planificada general de la
organización y ser un proceso planificado y escrito, como señalan Bayón, Del Cas-
tillo y Arteta (1992:54):
“La comunicación empresarial ha de ser necesariamente una actividad deli-
berada, planificada y constante, cuya finalidad sea establecer y mantener un mayor
acercamiento entre una organización y su público. Deliberada y planificada porque
constituye una parte importante del enfoque básico de la vida de una empresa,
y constante porque no se trata de algo de última hora que se hace de cuando en
cuando para solucionar problemas esporádicos y luego se olvida”

Este proceso de comunicación, más allá de su dimensión informativa, puede


suponer también para los directivos de las organizaciones una forma de mejorar la
eficacia de sus decisiones, ya que como afirma La Porte (2001:78) “Gobernar, en
cierto sentido, es un modo de comunicar”. Incluso dada la relación entre la toma de
la comunicación en las organizaciones de la economía social 71

decisiones y el modo de comunicarlas, la habilidad directiva de comunicar se con-


vierte en una forma de ser eficaces y eficientes.
D’Aprix (1986:49) también expone claramente esta idea de que la administra-
ción es comunicación. Este principio es crucial para que la comunicación sea cohe-
rente y esté bien dirigida, de hecho como él mismo señala: “si se está convencido de
ello, no hay ninguna elección acerca de la buena comunicación organizativa. Para
dirigir bien a la gente, es necesaria una buena comunicación. Las dos cosas son la
misma tarea”.

Comunicación relevante
Para conocer la trascendencia de la comunicación en una organización hay que
fijarse, según señala Bel Mallén (2004:157), en el lugar que ocupa el departamento
de comunicación dentro del organigrama. Si el departamento de comunicación está
al mismo nivel jerárquico que los máximos responsables de la organización, cual-
quier decisión que se tome podrá ser objeto de asesoramiento, dadas las repercusio-
nes informativas que tendrá. Y a su vez, esta posición privilegiada del departamento
será una muestra de la necesidad de la comunicación y no de su carácter puramente
complementario.
Por esta razón, es importante señalar que el director de comunicación (DIR-
COM), en su función de gestor integral de procesos, parece estar asumiendo funcio-
nes de notable liderazgo. En esa línea, el departamento de comunicación ha pasado
a depender directamente de la Dirección ejecutiva, y el responsable participa en la
toma de decisiones –juntas directivas–. Y lo que es más relevante, tiene el apoyo
decidido y firme de la Dirección en todas las acciones que se planifican. Si estas
premisas básicas no se cumplen, la gestión de la comunicación no dejará de ser un
mero conjunto de acciones aisladas e ineficaces.
Como apuntan Bartoli (1992:122) y Costa (2001:213), esa posición de privi-
legio estratégico facilita que la comunicación corporativa actúe como un elemento
transversal a toda la organización, y por lo tanto, que afecte e influye a todo el orga-
nigrama de la entidad.

2. Análisis de las dimensiones de la comunicación


corporativa

Como se ha comentado, la comunicación es una forma de entender una orga-


nización tanto en una dimensión interna como hacia el exterior con el objetivo de
72 josé maría herranz de la casa

generar una imagen pública. La comunicación implica no sólo elementos informa-


tivos y publicitarios, sino también de recursos humanos, económicos, de dirección
y gestión, éticos y de diseño. Según apunta Costa (1995:293), “hoy constatamos
que la comunicación es el sistema nervioso central de las organizaciones, su flujo
vital”, puesto que todo el conjunto de relaciones interpersonales en la empresa y
con su entorno son formas de comunicación, es decir, de influencia.
Este sistema nervioso consta de ramificaciones que permiten un perfecto fun-
cionamiento de la comunicación. En un futuro, como afirma Costa (2004b:545), las
empresas deben no sólo producir bienes y resultados, sino también valores, y en ese
momento, los vectores de esta construcción deben ser: identidad, cultura, comuni-
cación e imagen.
Para Sanz de la Tajada (1994:42-44) la comunicación corporativa consta de
tres dimensiones básicas: la primera, permite entrar en un análisis más profundo de
lo que la empresa es, y que conforma lo que denomina su «dimensión identidad»
–que incluiría su cultura, valores, misión, etc.– ; la segunda, representa lo que la
empresa dice que es, su «dimensión comunicación», y que proyecta a través de su
comunicación; y la tercera determina lo que los públicos creen que es la empresa, su
«dimensión imagen», que sería su imagen percibida. A continuación se analizarán
estas tres dimensiones.

2.1. Dimensión identidad


El concepto de identidad tiene su origen en el adjetivo idéntico, que significa
«igual a sí mismo», es decir, lo que tiene condición de único y diferente, pudién-
dose ser diferenciado del resto de forma inequívoca. Si se traslada esta definición al
campo humano, una persona tiene una identidad que la hace ser persona, y a su vez,
la diferencia del resto.
A la hora de hablar de organizaciones y empresas, la identidad se puede definir
según explica Pulgar (1999:25) como el “conjunto de rasgos y atributos, visibles u
ocultos, pero tan reales que conforman su esencia única”. La identidad define la
esencia de la organización, su personalidad propia que la diferencia de sus compe-
tidores; es además el punto de partida a la hora de generar la imagen corporativa.
Cuando se habla de identidad corporativa en una organización la referencia que se
hace es a:
1. Su actividad productiva, es decir la acción empresarial que desarrolla para
generar beneficios, o lo que es lo mismo, los productos o servicios que
ofrece.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 73

2. Su historia, que agrupa la relación de personas y acontecimientos que han


pasado a lo largo de su vida. Sus fundadores, su éxitos y fracasos, sus sedes
e instalaciones, etc.
3. Su filosofía, que se define como lo que quiere ser y cómo llegar a serlo, el
camino para cumplir sus objetivos y su misión.
Villafañe (1993:28-29) distingue varios componentes que conforman la iden-
tidad de la organización: el comportamiento corporativo –lo que hace–, la cultura
corporativa –convivencia interna– y la personalidad corporativa –lo que proyecta
a través de su identidad visual y comunicación al exterior–. Todo este conjunto de
elementos conforman la Imagen corporativa.
En este punto es necesario hacer un pequeño paréntesis para señalar que la
cultura corporativa, elemento de la comunicación interna, supone la manifesta-
ción de la identidad corporativa en el trabajo diario y como afirma García Jiménez
(1998:142) la cultura corporativa:
“Es el conjunto de ideas, creencias, valores, normas no escritas, actitudes y
pautas de conducta creados, arraigados, asumidos y compartidos por las personas
que forman la empresa hasta el punto de constituir sistemas de referencia estable y
llegar a definir y hacer predecible su forma de ser y de actuar”

La cultura corporativa permite impregnar al conjunto de empleados de unos


valores que logren la integración, cohesión e implicación de todos ellos dentro de
la propia organización y que a su vez estos valores puedan ser proyectados hacia el
exterior.
Es importante destacar la cultura corporativa dentro del proceso de formación
de la imagen corporativa, porque los empleados crean una imagen de la organiza-
ción a partir de sus experiencias en ella. Esta imagen se transmite hacia el exterior
a través de su comportamiento, el modo de actuar, de atender y de comunicarse; es
decir, el trato que recibe un cliente cuando llama por teléfono, cuando va a comprar
en un gran almacén, ante una reclamación, una solicitud de información en un servi-
cio técnico o la atención que le presta una azafata en una feria o un avión.
En el desarrollo de la cultura corporativa también es determinante la forma en
la cual la organización y los empleados se comunican entre sí. Por tanto, el desa-
rrollo de estrategias de comunicación interna eficaces, benefician el desarrollo de
un clima laboral agradable. Asimismo, la cultura puede estar determinada por la
orientación estratégica de la organización donde la prioridad puede ser el servicio al
cliente, los empleados, la innovación, la lealtad a la empresa, la eficacia para aho-
rrar costes, etc.
74 josé maría herranz de la casa

2.2. Dimensión comunicación


La dimensión «comunicación» (Sanz de la Tajada, 1994:42-44) es el conjunto
de acciones de comunicación que realizan las organizaciones. En función de los
objetivos y de los públicos a los que quiera llegar la organización, los directivos
determinarán las acciones, herramientas y soportes necesarios. La comunicación
corporativa cuenta con un conjunto de áreas estratégicas bajo las que se desplegarán
todas las acciones entre las que están:
“Comunicación interna, comunicación externa, comunicación de crisis,
comunicación financiera, relación con los medios de comunicación, patrocinio,
mecenazgo, imagen corporativa, marketing, publicidad, relaciones públicas, lobby,
Internet, diseño, etc.”

Este concepto de área se entiende como espacios de relación entre la organiza-


ción y un público determinado, donde se utilizan en cada momento herramientas y
técnicas procedentes de distintas disciplinas. Todas estas áreas estratégicas forman
lo que denomina Costa (1995:228-229) el ecosistema de la comunicación corpora-
tiva. En este ecosistema, todas las áreas funcionan interrelacionadas, aunque sean
gestionados por separado. Un sistema de interrelaciones dominado por el área de
comunicación corporativa, donde por ejemplo, herramientas, acciones y soportes de
las relaciones públicas son utilizados también en la comunicación interna.

2.3. Dimensión imagen


Todas las organizaciones, instituciones o empresas son percibidas de una
determinada forma por los ciudadanos; tienen su propia imagen, única y singular.
Independientemente de que una empresa se preocupe de su imagen o no, siempre
comunica en su entorno. La imagen de la empresa constituye todo un conjunto de
atributos, producto de la experiencia sensorial de cada persona. Dichos atributos se
generan a partir del nombre, el espacio que ocupa, el logotipo, la página Web, el
entorno, el diseño del producto, la publicidad, las relaciones, el trato personal, las
acciones, herramientas y soportes de comunicación, etc. Y por lo tanto, es funda-
mental estructurar la comunicación desde las grandes estrategias hasta los pequeños
detalles.
Si la gestión de la comunicación corporativa en las organizaciones centra su
preocupación en el valor de los públicos externos e internos a la organización –los
clientes, consumidores, contribuyentes, votantes, socios, voluntarios, donantes,
accionistas, trabajadores, empleados, colaboradores, proveedores, etc.–, la organi-
zación debe esforzarse por conocer de qué forma esos públicos reciben y entienden
la comunicación en las organizaciones de la economía social 75

sus mensajes. Si el resultado de la comunicación es deficiente, la imagen pública no


se ajustará a la realidad.
No hay que olvidar que la imagen forma parte de la recepción del público y por
ello, constituye una percepción. Por el contrario, la identidad que forma parte de la
emisión de la empresa y está basada en los valores que la generan. En consecuencia,
una de las principales preocupaciones es lograr que la imagen que la organización
quiere transmitir a través de su comunicación –imagen transmitida–, sea lo más fiel
posible a la imagen que perciben el público en general –Imagen pública– y cada
público en particular –imagen percibida–.
La imagen pública, según Villafañe (1993:70), define un concepto de la
organización construido en la mente de cada una de las personas que la perciben
y reconocen. En definitiva, es el resultado acumulativo de todos los mensajes que
emite la entidad, y que son interpretados por el sujeto a través de su filtro personal
–influenciado por prejuicios, opiniones e ideas propias y ajenas, experiencias, inter-
pretaciones subjetivas, vivencias, valores, percepciones y ruido–.

3. La comunicación en las entidades de la economía


social

Antes de empezar a hablar de la gestión de la comunicación en las entidades de


la economía social, hay que establecer el marco de referencia de quiénes configuran
esta realidad.
La más reciente delimitación conceptual de la Economía Social ha sido
expuesta en el año 1999 en la Carta de Principios de la Economía Social, promo-
vida por la Confederación Europea Permanente de Cooperativas, Mutualidades,
Asociaciones y Fundaciones (CEP-CMAF), que es la plataforma europea represen-
tativa de las cuatro familias, y en cuyos principios se expresa:
• Primacía de la persona y del objeto social sobre el capital.
• Adhesión voluntaria y abierta.
• Control democrático por sus miembros (excepto para las fundaciones, que
no tienen socios).
• Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general.
• Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
• Autonomía de gestión e independencia respecto a los poderes públicos.
76 josé maría herranz de la casa

• Destino de la mayoría de los excedentes a la consecución de objetivos a


favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a los mismos y
del interés general.
La Comisión Científica de CIRIEC-España (Barea y Monzón, 2002:20-21)
ha desarrollado una aproximación conceptual de la Economía Social con el obje-
tivo de lograr un sector institucional de la Contabilidad Nacional, es decir, buscar
una metodología de medición, a partir del Sistema de Cuentas Nacionales de las
Naciones Unidas de 1993 (SCN-93) y del Sistema Europeo de Cuentas (SEC-95),
para conocer su importancia y poder así elaborar políticas económicas y sociales
adecuadas.
Según el Centro Internacional de Investigación y de Información sobre Econo-
mía pública, social y cooperativa en España (CIRIEC-España), se identifican a dos
subsectores dentro de la Economía Social:
1. Subsector de mercado o empresarial, donde están aquellas entidades que
son empresas como las cooperativas, sociedades laborales, empresas de
inserción, centros especiales de empleo y mutualidades. Estas empresas
actúan en el mercado, tienen una organización democrática y la distribución
de beneficios no está vinculada al capital aportado.
2. Subsector de no mercado, configurado por organizaciones microeconómi-
cas como las asociaciones y fundaciones, que actúan fuera del mercado, y
consiguen sus recursos mayoritariamente gracias a donaciones, cuotas de
socios, subvenciones, etc. Este subsector se identifica claramente con el
conjunto de organizaciones del Tercer Sector.
A la hora de contabilizar el subsector no de mercado (asociaciones y funda-
ciones), las organizaciones que lo integran según la metodología actual del SEC-
95, son aquellas formadas por las Instituciones sin fines de lucro al servicio de los
hogares (ISFLH). Sin embargo, hay muchas organizaciones sin ánimo de lucro,
que para la Contabilidad Nacional, no están incluidas dentro del grupo ISFLH. La
solución que ofrece CIRIEC-España es desarrollar una nueva concepción del Sec-
tor Institucional sin fines de lucro que estaría formado por entidades privadas con
personalidad jurídica propia, que producen bienes y servicios no de mercado a favor
de las familias, cuyos excedentes, si los hubiera, no pueden ser apropiados por los
agentes económicos que las crean, controlan o financian. Partiendo de esta defini-
ción, las organizaciones estudiadas bajo este criterio serían:
1. Las ya reseñadas Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares
(ISFLH).
a. Asociaciones y Fundaciones.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 77

b. Instituciones Religiosas.
c. Partidos políticos.
d. Sindicatos.
2. Tercer sector de Acción Social.
a. Todas aquellas asociaciones de beneficencia, de ayuda y de asistencia
social financiadas por otros agentes; las fundaciones u otras institucio-
nes sin fines de lucro financiadas por sociedades no financieras, institu-
ciones financieras y empresas de seguros.
b. Entidades singulares (Cruz Roja, Cáritas, Grupo ONCE y Obra Social de
las Cajas de Ahorro).
c. Grupos de instituciones de la Economía Social de no mercado (coopera-
tivas de iniciativa social).
En definitiva, el denominador común, dada la heterogeneidad de agentes refe-
ridos es la utilidad social, es decir, aquellas organizaciones que permiten producir
y distribuir a los individuos bienes sociales o preferentes que posibilitan la satis-
facción de necesidades sociales desatendidas por el sector público y por el sector
empresarial tradicional de mercado. En este capítulo, agrupamos a todas las entida-
des del sector de no mercado bajo la denominación de organizaciones sociales.
Una vez realizada esta acotación conceptual, pasaremos a analizar la gestión
de la comunicación en ambos sectores.

3.1. El subsector de mercado o empresarial


El subsector de mercado o empresarial está formado por las cooperativas, las
sociedades laborales, las empresas de inserción, los centros especiales de empleo y
las mutualidades. Y son escasos los estudios que se han realizado sobre la realidad
comunicativa, la imagen y la visibilidad de todas estas organizaciones en la socie-
dad. Las investigaciones de Herranz y Salinas (2004:241) y De la Torre (2005); o
algunos trabajos como el capítulo sobre visibilidad de la economía social en el libro
blanco en la Economía social en Cataluña (VV. AA., 2001:619-670) o algunos son-
deos político-sociales realizados por CEPES Andalucía constituyen el grueso de la
información sobre esta área de conocimiento.
Las principales conclusiones de todas estas investigaciones dibujan una reali-
dad en la que las empresas de la economía social son en general poco conocidas, y
su comunicación es deficiente para la relevancia económica en algunos sectores o
regiones; en muchos casos se reduce la economía social al cooperativismo, y dentro
78 josé maría herranz de la casa

de éste al sector agrario y rural; y llegan a asociarse en ocasiones con organizacio-


nes caritativas, ONG, o con visiones negativas e ideas caducas del pasado fruto de
experiencias fracasadas (cooperativas de viviendas como la PSV, perteneciente al
sindicato UGT). Como señala Herranz (2004:25):
“Hay una opinión unánime que apunta que las empresas de la economía social
no comunican, no muestran sus proyectos, tienen una falta de iniciativa comunica-
tiva, no tienen cultura de proyectar imagen y desconocen que esto pueda influir en
su negocio. En consecuencia, esto provoca que la comunicación, en muchos casos,
no exista, sea endogámica (solamente dentro del propio sector de actividad), no sea
transparente y sea reducida”

Identidades plurales, comunicación dispersa


Una de las dificultades que encuentran las empresas de la economía social es
que bajo este manto común, hay todo una amalgama de entidades que por sus sin-
gularidades y particularidades diversas componen un conjunto de reinos de Taifas.
Esta dificultad no es solamente propia de España sino que, como plantea Davant
(2003:411), es un inconveniente generalizado en toda Europea:
“Pese a la diversidad de las estructuras y de las acciones que ha llevado a cabo
la economía social tanto a nivel francés como europeo, no ha ganado suficiente
transparencia y coordinación. Entre todas estas iniciativas, no existe un hilo con-
ductor lo suficientemente sólido, una línea política clara y coherente. Hemos hecho
rimar a menudo diversidad y pluralidad con cacofonía y dispersión. Éstos son,
hemos de reconocerlo, los males que ha sufrido y sufre todavía la economía social”

Estas palabras del francés, Jean Pierre Davant, muestran los obstáculos por
unificar mensajes e ideas que permitan comunicarse con claridad a la sociedad. No
cabe duda que esta fragmentación no beneficia nada a la hora de crear una imagen
homogénea del sector. Y además, se convierte en una de las barreras a la hora de
planificar una comunicación eficaz con un mensaje identificativo. Por lo tanto, uno
de los objetivos de la comunicación será crear un mensaje común con aportaciones
y realidades plurales integradas, que pueda facilitar a la economía social un espacio
en la sociedad.
Sirva sólo como ejemplo que si una organización no consigue realizar una
comunicación eficaz con su entorno exterior, le resultará más difícil persuadir a
sus clientes o usuarios potenciales para que adquieran o consuman sus productos
o servicios, o para que compartan sus ideas. De la misma manera, si en el entorno
interior de una organización no se consigue una comunicación eficaz, resultará
difícil convencer y motivar a los propios empleados para que participen y trabajen
eficiente y eficazmente.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 79

Este capítulo presenta un pequeño trabajo exploratorio de los portales web de


una selección de entidades de la economía social con el objetivo de analizar: (1)
su apuesta comunicativa externa, de cara a generar una visibilidad y una imagen
pública adecuada, y (2) su capacidad de generar información. En la actualidad, los
portales web se han convertido en un instrumento de comunicación de bajo coste y
elevada repercusión, siempre que se sepa maximizar sus posibilidades comunicati-
vas. Según un estudio realizado sobre las cooperativas de segundo grado en España
en el año 2003 (Mozas y Bernal, 2004:153-154), el 95,1% de las cooperativas esta-
ban conectadas a Internet, pero sólo el 44,3% tenían página Web. Asimismo otro
estudio realizado sobre las 50 mayores cooperativas agrarias en España durante el
año 2002 (Juliá; García y Polo, 2004:181) afirmaba que el 82% de estas cooperati-
vas tenía página Web.
A la hora de seleccionar las organizaciones de estudio se ha realizado una
pequeña muestra que recoge a las confederaciones, uniones y federaciones naciona-
les de entidades representativas de cada uno de los sectores. Este análisis pretende
ser la primera etapa para analizar en mayor profundidad y extensión la gestión de la
comunicación en la economía social en España.
Las organizaciones analizadas son: Confederación Empresarial Española de
la Economía Social (CEPES), CEPES-Andalucía, CEPES-Extremadura, Confede-
ración de Cooperativas Agrarias de España (CCAE), Confederación Española de
Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), Confederación de Cooperativas
de Viviendas de España (CONCOVI), Confederación Española de Cooperativas
de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP), Unión Española de Cooperativas de
Enseñanza (UECOE), Unión Nacional de Cooperativas del Mar (UNACOMAR),
Unión de Cooperativas de Transporte de España (UCOTRANS), Unión de Coope-
rativas de Crédito (UNACC); Confederación Empresarial de Sociedades Laborales
(CONFESAL), Federación Española de Empresas de Inserción (FEDEI), Confe-
deración Nacional de Entidades de Previsión Social (CNEPS). Se ha seleccionado
también a Grupo FUNDOSA, dado que no existe una organización representativa
de los centros especiales de empleo y es la entidad más representativa del sector en
España.
Ni CONCOVI, ni UNACOMAR cuentan con página web, mientras que UCO-
TRANS tiene página web (www.telecontrans.es), pero durante el periodo de trabajo
de campo, del 20 de agosto al 10 de septiembre, ha sido imposible acceder a la
página.
Las categorías analizadas son:
1. Página web (Sí/NO).
80 josé maría herranz de la casa

2. Identidad. Hace referencia a si hay elementos de identidad como son los


objetivos, la misión, los miembros, el organigrama, etc.
3. Identidad visual. Hace referencia a si se pueden descargar elementos visua-
les como el logotipo.
Comunicación
4. Espacio para noticias o sala de prensa (Sí/No).
5. Acceso a este espacio de noticias desde la página de inicio (Sí/No).
6. Las noticias incluyen imágenes (Sí/No).
7. Periodicidad de las noticias: Alta (2-3 noticias semanales), Media (1 noti-
cia semanal), Baja (2 noticias al mes), Esporádica (sin periodicidad).
8. Incluye base de datos con imágenes o sonidos que se puedan descargar
(Sí/No).
9. Incluye Hemeroteca con noticias pasadas (Sí/No).
10. Incluye Buscador de noticias (Sí/No).
11. Datos de Contacto con el gabinete de comunicación (contacto General (G)
o contacto con el gabinete de comunicación (GC)).
12. Agenda con los actos, eventos o convocatorias que acontecerán (Sí/No).
13. Existe Boletín o publicación periódica (Sí/No).
14. Se puede descargar la publicación en formato pdf, word, etc. (Sí/No).
15. Existe posibilidad de suscribirse on-line al boletín (Sí/No).
16. Nuevas tecnologías. Este apartado hace referencia a la existencia de posi-
bilidades tecnológicas de última generación: Blogs, posibilidad de comen-
tarios a noticias, posibilidad de suscripción a noticias a través de RSS, etc.)
(Sí/No).

Tabla 2. Resumen de todas las categorías y entidades analizadas

CEPES CEPES Grupo HISPA-


CEPES CCAE COCETA CNEPS UNACC CONFESAL FEDEI UECOE
Andal. Extrem. Fundosa COOP
(1) Web ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
(2) Identidad ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
(3) Identidad
Visual
✘ ✓ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✓ ✘ ✘
Comunicación
(4) Noticias ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✘ ✘ ✓ ✓ ✓ ✘ ✓
(5) Inicio ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✘ ✘ ✓ ✓ ✓ ✘ ✓
(6) Imágenes ✓ ✓ ✓ ✓ ✘ ✘ ✘ ✓ ✘ ✓ ✘ ✓
(7) Periodicidad B-M M-A B A B ✘ ✘ E B A ✘ B
(8) Base fotos ✘ ✓ ✓ ✓ ✘ ✘ ✘ ✓ ✘ ✘ ✘ ✘
(9) Hemeroteca ✘ ✓ ✓ ✓ ✘ ✘ ✘ ✓ ✓ ✓ ✘ ✓
(10) Buscador ✓ ✓ ✘ ✓ ✘ ✘ ✘ ✘ ✓ ✓ ✘ ✘
(11) Contacto G G GC GC G G G G G G G G
(12) Agenda ✓ ✓ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✓ ✘ ✓ ✘ ✘
(13) Boletín ✘ ✓ ✘ ✓ ✓ ✘ ✓ ✓ ✘ ✓ ✘ ✓
(14) Descargable ✘ ✓ ✘ ✓ ✓ ✘ ✓ ✓ ✘ ✓ ✘ ✘
(15) Suscripción ✘ ✓ ✘ ✘ ✓ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘ ✘
(16) Nuevas
Tecnologías
✓ ✓ ✘ ✘ ✓ ✘ ✘ ✓ ✘ ✓ ✘ ✘

Fuente: Elaboración propia a partir del análisis de todos los portales web.
la comunicación en las organizaciones de la economía social
81
82 josé maría herranz de la casa

3.1.1. Análisis detallado del área de comunicación de los portales web

a. Confederación Empresarial Española de la Economía Social - CEPES


(www.cepes.es)
La página está en 2 idomas –español e inglés– y aparecen elementos identita-
rios en el espacio ÁREA INSTITUCIONAL –quienes somos, magnitudes, socios,
directorio, documentos oficiales, memorias, video corporativo– Dentro del Quienes
somos, en un segundo nivel hay una agenda de eventos y actos. La página tiene una
SALA DE PRENSA con noticias que son recortes de prensa donde ha aparecido
CEPES, la periodicidad es baja-media y se pueden añadir comentarios o recomen-
dar. Hay un buscador de noticias que en el momento de utilizarlo no funcionaba
adecuadamente. Existe un pequeño ARCHIVO GRÁFICO que permite descargar
fotos con calidad de eventos y encuentros. CEPES cuenta con un boletín en papel,
pero al que no se puede acceder, ni descargar desde la página web. La información
de contacto es genérica.

b. Confederación de Entidades para la Economía Social de Andalucía -


CEPES Andalucía (www.cepes-andalucia.es)
El portal web cuenta con un espacio de Información corporativa donde apa-
recen elementos de identidad –qué es CEPES Andalucía, organigrama, miembros y
sedes–. Tiene una SALA DE PRENSA, y en la página de inicio aparece en la parte
central las noticias, novedades y eventos previstos. Dentro de la sala de prensa se
puede acceder a la Imagen Corporativa donde se puede descargar los logotipos,
submarcas y el manual de identidad corporativa. Cuenta con un espacio de reseñas
donde se pueden descargar recortes de periódicos donde aparece la organización. El
apartado de Noticias incluye información con imágenes con una periodicidad media-
alta, dando la posibilidad de enviar las noticias a otros usuarios. Y por último, hay
una fototeca, con imágenes descargables sobre eventos. Ambos espacios de noticias
e imágenes cuenta con un buscador y con una hemeroteca con todas las noticias
desde principios del año 2007. Existe la posibilidad de suscribirse y visualizar el
boletín “CEPES Andalucía Informa” con periodicidad quincenal, y el contacto es
genérico, no aparece la dirección de comunicación.

c. Confederación de Entidades para la Economía Social y Autónomos de


Extremadura - CEPES Extremadura (www.cepes-extremadura.org)
La página web aparecen elementos identitarios como los principios rectores,
la comisión ejecutiva, el equipo –con el nombre, foto y correo electrónica de la res-
ponsable de comunicación–, los proyectos y la localización. Hay un acceso desde
la página de inicio al apartado de NOTICIAS, que es independiente del área de
la comunicación en las organizaciones de la economía social 83

comunicación. En el área de comunicación aparece un espacio de notas de prensa


donde se pueden descargar estas notas, la periodicidad de las notas de prensa es
baja. También hay un espacio de convocatorias de prensa donde aparecen los actos
que organizan. Hay también una revista de prensa que es un repaso diario a las
noticias relacionadas con economía, empleo, economía social y autoempleo. En
Cepes Extremadura en los medios se pueden descargar los pdf., de las informacio-
nes aparecidas en medios de comunicación donde aparece la organización. Y por
último hay un apartado de contacto con los datos de la responsable de comunica-
ción. No tiene boletín, ni El área de NOTICIAS recoge información con imágenes
y la periodicidad es baja. Hay también un espacio llamado DOCUTECA donde se
incluye una Galería de imágenes de eventos que se pueden descargar con calidad.
No cuenta con boletín, ni con buscador.

d. Confederación de Cooperativas Agrarias de España - CCAE


(www.ccae.es)
La página web tiene un espacio identitario –quienes somos, organigrama,
memorias, etc.– En un segundo nivel aparece un apartado de COMUNICACIÓN
con varios espacios, algunos de los cuales se puede acceder directamente desde
la página principal de inicio –noticias, reportajes, archivo fotográfico y revista–.
El apartado de noticias incluye fotografías y la periodicidad es alta. Tiene un bus-
cador por fecha y texto y una hemeroteca con noticias desde el año 2004. Hay un
espacio con notas de prensa con muy breve texto y que sirve de convocatoria a los
medios también. Hay otro espacio de reportajes con información más elaborada
y que en ocasiones coincide con las noticias del apartado noticias. El espacio de
revista cooperación agraria  permite descargarse la revista en formato pdf y con
periodicidad bimensual. Cuenta también con un archivo fotográfico con más de 100
imágenes que se pueden descargar en alta resolución y están ordenadas por temas;
aparecen tanto actos y eventos, como personas y presentaciones. También hay un
archivo audiovisual, con piezas de campañas. Por último hay un espacio de con-
tacto con los datos de las responsables del gabinete de comunicación. La página no
cuenta con un espacio de agenda, pero sí aparece un espacio de cursos y jornadas
con información sobre eventos que organizan.

e. Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado -


COCETA (www.coceta.com)
La página contiene un espacio identitario COCETA con información sobre
qué es, órganos de gobierno, organigrama, áreas, etc. Existe un área de NOTICIAS
en la página de inicio, con información sin imágenes y con periodicidad baja.
Existe la posibilidad de sindicarse con RSS. En el apartado de publicaciones se
84 josé maría herranz de la casa

puede descargar el boletín trimestral y es posible suscribirse y recibir noticias y


alertas también. En este apartado también hay un dossier de prensa con informa-
ción variada de la organización. También se puede descargar el periódico Empresa
y Trabajo.coop con carácter bimensual. La página tiene un foro de opinión sobre
diversos temas.

f. Grupo Fundosa (www.fundaciononce.es)


La página del grupo Fundosa está integrada dentro de la página de la Funda-
ción ONCE. La página está en dos idiomas –español e inglés–. Hay un apartado
llamado QUIÉNES SOMOS donde aparece toda la información identitaria con
la misión, valores, estatutos, etc. En este apartado se puede descargar un video
corporativo en español e inglés. La sección de noticias se llama ACTUALIDAD,
y se puede acceder desde la página de inicio. En este apartado se pueden encon-
trar noticias de actualidad y relacionadas con la discapacidad. En ambos casos
incluyen imágenes y la periodicidad es alta. En el apartado de noticias existe la
posibilidad de enviarla a un amigo. Cuenta con un buscador de noticias y con
una hemeroteca donde se pueden consultar todas las noticias. Asimismo en esta
sección de ACTUALIDAD hay una agenda con las convocatorias y eventos en las
distintas localidades.

g. Unión de Cooperativas de Crédito - UNACC (www.unacc.com)


La página web cuenta con un espacio llamado UNACC donde aparecen los
elementos de identidad de la organización. También hay un espacio donde apare-
cen todos los miembros de la organización. No hay espacio de noticias, ni sala de
prensa, pero se pueden descargar los anuarios desde el año 1999. La organización
cuenta con una revista BANCA COOPERATIVA, que se puede descargar desde la
propia página en formato pdf y que tiene periodicidad semestral en los últimos dos
años –anteriormente cuatrimestral–, aunque la fecha de salida es variable. Además
se puede descargar de la página las memorias de la entidad.

h. Confederación Empresarial de Sociedades Laborales - CONFESAL


(www.confesal.es)
Esta página cuenta con un apartado donde aparecen todos los elementos identi-
tarios –objetivos, origen, organigrama, órganos de gobierno, miembros– . En cuanto
a los elementos de comunicación hay una sección de ACTUALIDAD INFORMA-
TIVA donde se incluyen imágenes, cuya periodicidad es desconocida, y a la que se
puede acceder desde la página de inicio. Dispone de un espacio de convocatorias
y agenda. Además hay un acceso directo al periódico Economía Social, de perio-
dicidad cuatrimestral. El periódico se puede descargar, pero no se puede realizar
la comunicación en las organizaciones de la economía social 85

suscripción on-line. Las noticias del periódico, que también se publica en versión
papel, pueden comentarse y puntuar. También hay un apartado para descarga de
fotografías, un poco difícil de manejar.

i. Federación Española de Empresas de Inserción - FEDEI


(www.fedei.org)
En la página de FEDEI aparecen elementos identitarios como el origen,
misión, objetivos, órganos de la junta o socios. Tiene un apartado de NOTICIAS,
accesible desde la página de inicio, y con un menú en movimiento. Las informa-
ciones no contienen imágenes y tienen periodicidad baja. Contiene un buscador de
acceso a las noticias.

j. Confederación Nacional de Entidades de Previsión Social - CNEPS


(www.cneps.es)
La página está en tres idiomas, aunque la traducción sólo es parcial. El apar-
tado de PRESENTACIÓN cuenta con un desplegable donde aparece una introduc-
ción sobre la organización, los objetivos, los miembros y se pueden descargar las
memorias de los últimos años. No cuenta con espacio de noticias, ni sala de prensa.
Hay una parte llamada CIRCULARES, de acceso exclusivo para miembros de la
organización. Y también aparece un listado de asociados y un ranking.

k. Unión Española de Cooperativas de Enseñanza - UECOE


(www.uecoe.es)
En la página web aparecen elementos de su identidad como los objetivos, la
estructura organizativa, una explicación de qué es la organización. No hay ningún
elemento de comunicación, pero sí incluye un listado de asociados, un punto de
contacto y un buzón de sugerencias.

l. Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios


- HISPACOOP (www.hispacoop.es)
En su página web recoge elementos de su identidad como los objetivos, quié-
nes son, los miembros que la forman o datos sobre la organización y listado de
asociados. Hay un espacio de NOTICIAS accesible desde la página de inicio, con
noticias divididas en tres temáticas con periodicidad baja y sin imágenes. Se recogen
noticias desde el año. Cuenta con un boletín de periodicidad cuatrimestral, pero con
mes variable de aparición, en él no aparecen fotografías, sólo textos y no se puede
descargar en pdf, únicamente se accede noticia a noticia a través de la página.
86 josé maría herranz de la casa

Conclusiones
Las principales conclusiones a las que llegamos después de este somero análi-
sis de los portales web y las herramientas de comunicación que utilizan, nos permi-
ten agrupar a las organizaciones en 4 grupos:
El primer grupo lo incluyen organizaciones con un desarrollo comunicativo
web muy relevante. Aquí estarían las organizaciones con mayor juventud CEPES
Andalucía y CEPES Extremadura que muestran con las herramientas y posibilida-
des que ofrecen sus portales web que comunicar es fundamental. También se inclui-
ría a CCAE y Grupo Fundosa por todas las opciones que ofrece en su página. Todas
ellas cuentan con departamentos de comunicación, y por ello, la capacidad para
actualizar contenidos y ofrecer recursos es mayor.
En un segundo lugar, estarían aquellas organizaciones que tienen algunas
herramientas y espacios de comunicación, pero poco desarrollados y que necesitan
mejorar. Aquí incluiríamos a CEPES y COCETA, que no cuentan con departamento
específico de comunicación y CONFESAL, que sí tiene. El peso de estas organi-
zaciones les obliga a tener un espacio informativo y comunicativo, pero que en
muchos casos está poco actualizado o escasamente estructurado. Esto supone una
dificultad de acceso a esa información tanto para periodistas como para personas
que quieren conocer más estas entidades.
El tercer grupo sería el de organizaciones más pequeñas, y con menor peso
específico, sin departamento de comunicación, pero con un desarrollo limitado de
los instrumentos de comunicación en su página web. En este grupo estarían FEDEI
y HISPACOOP, y avanzar en la gestión de la comunicación web puede ser un ele-
mento de mejora de su imagen pública.
Por último, estaría un cuarto grupo de organizaciones donde la comunicación no
parece ser una preocupación bien porque no tienen página web, CONCOVI y UNA-
COMAR, o bien porque no tienen espacio reservado para noticias, imágenes como
UCOTRANS, CNEPS y UECOE. También estaría incluida aquí la UNACC, a pesar
de que publica una revista que es el único elemento de comunicación constante.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 87

3.2. La comunicación en las organizaciones sociales

En este apartado presentaremos unas pinceladas rápidas de los estudios que


muestran la situación actual de la gestión de la comunicación en las organizaciones
sociales (OS) – subsector de la economía social de no mercado–.
La gestión de la comunicación como una estrategia dentro de las OS es un ele-
mento cada día más necesario y relevante dentro del sector no lucrativo. De hecho
las organizaciones sociales juegan un papel muy importante a la hora de comunicar
valores y romper prejuicios, puesto que esta función comunicativa está inserta en su
propia identidad como afirma Vicente Vidal (2004:322):
“Las empresas comunican para existir, pero las organizaciones del tercer
sector existen para comunicar, para transmitir sus valores a la sociedad. Se puede
decir que la comunicación forma parte de la esencia misma de estas organizaciones,
y está presente en todos sus procesos, en toda la gestión. No agotan su misión en la
prestación de servicios, con la mayor calidad posible, sino que encuentran su razón
de ser en la transmisión a la sociedad de determinados valores que la hacen más
democrática, más habitable, más humana. Ya se trate de una asociación cultural, una
ONG de cooperación o una organización ecologista, estas entidades existen funda-
mentalmente para impregnar la sociedad con sus ideas. El reto es hacerlo cada vez
con mayor profesionalidad, creatividad y eficacia”

La estrategia de comunicación corporativa de las organizaciones sociales, a


tenor de los estudios y trabajos realizados hasta el momento, no parece ser el punto
fuerte de su gestión. Las pequeñas y medianas asociaciones tienen una visión crítica
sobre sus propias estrategias:
“Carecemos de una estrategia de comunicación social adecuada. Tenemos
poca capacidad para trasmitir a la sociedad problemas muy importantes, la gente
no nos conoce o nos conoce mal, a menudo no conseguimos captar su interés. Sólo
se identifica a unas pocas asociaciones, las que salen en la tele. Las entidades más
recientes, las que nacen cada día en respuesta a alguna nueva o vieja necesidad
social, lo tienen aún más difícil para darse a conocer”

En general, tenemos serias dificultades para romper el silencio de la prensa y


los medios de comunicación, para difundir y proyectar nuestra realidad asociativa
hacia el entorno social. Sólo atraemos la atención de los medios cuando hay una
catástrofe o algún escándalo en el que estén implicados asociaciones u ONL.

.  Se ha respetado el término que cada autor utiliza para denominar a estas entidades –Organizacio-
nes no Gubernamentales (ONG), Organizaciones No Lucrativas (ONL)– aunque en ocasiones delimitan un
sector más determinado, –Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD)– donde se ha reali-
zado una mayor labor investigadora.
88 josé maría herranz de la casa

Nuestros propios medios de comunicación son inexistentes, insuficientes o


inadecuados. La comunicación social es una asignatura pendiente en la mayor parte
de las asociaciones” (Fundación Esplai, 2002:20).
Toni Puig (2002:39), especialista en asociacionismo y participación social, es
mucho más incisivo en sus afirmaciones sobre la comunicación en las OS:
“Debemos movilizar. Me escandaliza el casi nulo interés de las asociaciones
por comunicar, con ímpetu y convencimiento, lo que somos, hacemos y propone-
mos. Me horroriza la delgadez creativa e implicativa del cómo lo hacemos. Nuestra
corrección, que es monotonía. No tenemos gente preparada. Y nos duele el dinero
que dedicamos a comunicar. Si no comunicamos el Mundo Mejor que estamos
construyendo, ¿cómo podemos expandirlo?”

Erro y Ventura (2002:107) revelan que el flujo comunicativo no circula sufi-


cientemente en las ONGD, ya que existe falta de planificación y coordinación en
la comunicación interna y escasa comunicación con las contrapartes e inexistencia
de relación con los movimientos sociales. El resultado de estas deficiencias supone
que en el estudio, realizado sobre las ONGD en el País Vasco por Erro y Ventura,
(2002:52), el 56,1% de las ONGD opinaran que su imagen era buena, mientras que
el 34,1% opinara que era regular. Las razones esgrimidas para afirmar que estaba
habiendo un empeoramiento de su imagen eran: los escándalos de algunas ONGD
publicados en los medios de comunicación; las «dudas» sobre el destino de los fon-
dos; la imagen y los mensajes que transmiten ciertas organizaciones; la saturación
que se produce con los mensajes de solidaridad o la falta de resultados visibles de su
trabajo (Erro y Ventura, 2002:106).
Según Martínez (1998:191) el 26,8% (11) de las ONGD (41 en total) analiza-
das en una investigación de 1995 diseñaban su imagen corporativa dentro de su plan
estratégico. Casi diez años después, según los datos de la CONGDE (2005b:31),
sólo un 31,8% (28 organizaciones) de las 88 ONGD analizadas tienen un plan de
comunicación, siendo el plan estratégico el documento del que mayor número de
organizaciones disponen un 67% (59) de las ONGD.
En las organizaciones no lucrativas catalanas, según el Libro blanco (Vidal,
2002:35), el 30% de las ONL analizadas no habían realizado nunca una campaña de
comunicación, y del 63% restante que habían realizado una campaña de comunica-
ción, sólo el 28% lo hacían de manera habitual. Entre los medios para comunicarse
destacaban con un 65% las conferencias, con un 59% los envíos por correo, los car-
teles y la prensa local, y con un 45% la radio local (Vidal, 2002:38).

.  La investigación muestra los resultados de una encuesta a 73 ONGD que respondieron 42 organi-
zaciones y las aportaciones de varios grupos de discusión y entrevistas en profundidad a miembros de estas
ONGD del País Vasco.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 89

El estudio dirigido por Pin Arboledas (2007) ofrece información sobre el uso
e inversión en el área de comunicación. Sólo el 31,7% de las organizaciones realiza
campañas de comunicación externa con regularidad, el 35,5% las realiza puntual-
mente y el 32,7% no las realiza nunca o no contesta. En cuanto al objetivo de dichas
campañas se enfocan principalmente a dar a conocer las actividades de la organiza-
ción o sensibilizar a los ciudadanos como se puede ver en la tabla siguiente:

Tabla 3. Objetivo de las campañas de comunicación

Asociaciones Asociaciones
OBJETIVOS TOTAL Fundaciones
empresariales cívico-sociales
Sensibilizar ciudadanos 2,6 2,7 2,2 2,7
Dar a conocer la entidad 3,3 3,0 3,4 3,2
Captar recursos 2,1 2,2 1,9 2,2
Influir en las administraciones 2,3 1,7 2,6 2,2
Otros 0,5 0,4 0,4 0,6
* Valoración ponderada de 0 a 5
Fuente: Pin Arboledas (2007:57).

Y en relación a los medios que utilizan para comunicar y difundir sus activida-
des están los eventos, la web, el correo electrónico, la prensa y el correo postal. Las
nuevas tecnologías ya superan a los medios tradicionales como es el correo postal.

Tabla 4. Medios utilizados en las campañas por tipología de ONL

Medios de Asociaciones Asociaciones


Total Fundaciones
comunicación empresariales cívico-sociales
Prensa especializada 36,8% 21,7% 66,7% 26,0%
Prensa General 56,6% 50,0% 55,6% 57,0%
Radio 37,5% 30,4% 36,1% 38,0%
TV 33,8% 26,1% 33,3% 34,0%
Correo Postal 50,0% 56,5% 41,7% 53,0%
Web 61,8% 56,5% 61,1% 62,0%
Correo Electrónico 57,4% 47,8% 61,1% 56,0%
Eventos 70,6% 69,6% 77,8% 68,0%
Total 100% 100% 100% 100%
Fuente: Pin Arboledas (2007:59).

.  Esta investigación recoge datos de 201 organizaciones de toda España: asociaciones (124), fun-
daciones (66), Otras formas jurídicas (11) con actividad en el campo de la acción social, medioambiente,
cultural y empresarial.
90 josé maría herranz de la casa

En este sentido, las organizaciones sociales no parece que estén utilizando todo
su potencial de comunicación, como señala Pin Arboledas (2007:59):
“A pesar de que los grandes medios de comunicación han creado secciones
específicas para el sector no lucrativo, las ONLs por lo general no aprovechan como
deberían esas ventanas hacia el exterior. Las entidades más pequeñas, por no tener
un departamento de comunicación, muchas veces ni se lo plantean y el acceso a
estos medios normalmente lo acaparan las grandes ONLs y particularmente las de
cooperación internacional que cuentan con departamentos profesionales de marke-
ting y comunicación”

En cuanto a la comunicación interna, la encuesta pone de manifiesto “una


comunicación pasiva y unilateral ya que entre el 64% y el 75% de las ONLs se
limitan a atender las peticiones y enviar información a sus socios, donantes y usua-
rios y aprovechan los actos de la entidad para establecer contacto” (Pin Arboledas,
2007:56).
Tabla 5. Medios de relación de las ONLs con socios, donantes, voluntarios, etc.

Medios para relacionarse Nº ONLs %


Nada en especial 4 2,3%
Atienden sus peticiones 113 64,2%
Aprovechan los actos de la ONL para establecer contacto 118 67,0%
Envían información 132 75,0%
Les visitan regularmente 52 29,5%
Hacen encuestas de satisfacción / imagen 54 30,7%
Investigan para conocer sus necesidades / motivaciones 74 42,0%
Analizan su respuesta / participación en actividades / campañas ONL 72 40,9%
Otros 10 5,7%
Fuente: Pin Arboledas (2007:56).

En algunas ocasiones, la gestión de la comunicación busca sólo incrementar


los ingresos. Como destaca Javier Bernabé (2001:145) el objetivo de la mayoría de
las ONGD con un área de comunicación es conseguir financiación para potenciar su
independencia, y no es comunicar e informar sobre las realidades del Sur. Por esta
razón se potencian líneas publicitarias y de marketing por encima de otros ámbitos
comunicativos e informativos.
En esta línea, la gestión de la comunicación no se observa desde una pers-
pectiva global e integral y se reduce a actuaciones de marketing o publicidad para
captar fondos que contribuye a generar una imagen fragmentada que asocia a la OS
con catástrofe, problema, enfermedad, hambre, ayuda, donativo o campaña recauda-
la comunicación en las organizaciones de la economía social 91

toria. Según un estudio realizado por Ballesteros (2002a:190) sobre la publicidad en


prensa de las ONGD:
“La publicidad realizada por las ONGD españolas en el trienio 1998-2000
podría considerarse una publicidad basada en la apelación a los sentimientos, a la
sensibilidad del ciudadano, pues utiliza imágenes y palabras con gran contenido
emocional”

Asimismo, en un 60% de los anuncios estudiados, la única colaboración que


solicitan las ONGD era monetaria, y en un 23% de los casos coincidía con que se
había producido una catástrofe natural (Ballesteros, 2002b:114).
Hildegart González (2006:216-218) destaca que en los últimos años, en el
ámbito de la ONGD, se han incrementado los esfuerzos en materia de comunica-
ción, especialmente en las organizaciones de tamaño grande o mediano, dotándose
de departamentos específicos con profesionales y destinando recursos económicos.
Sin embargo, la eficacia de las acciones de comunicación es todavía limitada debido
a la ausencia de estrategias comunicativas claras que provoca mezcla de objetivos e
incoherencia de mensajes.
Al final, el resultado de no gestionar adecuadamente la comunicación provoca
que la percepción de las organizaciones sociales fluctúe entre la alta credibilidad y
confianza, y el desconocimiento debido a toda una serie de atributos estereotipados
o sesgados y de hechos puntuales –corrupción, abusos, mala gestión– que no son
mayores que en otras organizaciones empresariales –ENRON, Shell, Parmalat,
etc.– o instituciones políticas (Herranz, 2007).
Sin embargo, el efecto sobre este sector le debilita y hace que la imagen
pública no siempre sea positiva. En el estudio de la CONGDE (2005a:65-66) sobre
la percepción social de las ONGD, un 53,63% de los encuestados estaban «Muy
de acuerdo o Bastante de acuerdo» con la afirmación de que las ONGD hacen un
uso correcto de sus recursos económicos y materiales; un 19,67% «ni acuerdo, ni
desacuerdo» y un 18,65% están «Poco o Nada de acuerdo». Mientras que, para-
dójicamente, al preguntar sobre si la información acerca del uso de los fondos que
emplean las ONGD es transparente, el 40,82% afirmaba estar «Poco o Nada de
acuerdo» con esta afirmación; el 30,19% estaba «Bastante o Muy de acuerdo», y el
20,13% no estaba «ni en acuerdo ni desacuerdo». Estos datos ponen de manifiesto
que, a pesar de que exista una percepción positiva del uso de los fondos, la infor-
mación sobre la transparencia es baja y evidencia la falta de comunicación entre las
organizaciones sociales y los ciudadanos.
92 josé maría herranz de la casa

4. Conclusiones y propuestas

Si hasta hace una década, la comunicación corporativa tenía como principal


objetivo la armonización de una imagen externa de la organización, en la actuali-
dad, y con los nuevos parámetros empresariales –buen gobierno, responsabilidad
social corporativa, transparencia, etc.– la gestión de la comunicación corporativa
centra sus objetivos en la generación de una reputación que refuerce los vínculos
entre las organizaciones y sus grupos de interés.
En general, existe una preocupación creciente por la comunicación en las
organizaciones de la economía social, pero que en muchos casos es necesario
potenciarla. ¿De qué manera puede ser posible esto? En primer lugar, entendiendo
la comunicación corporativa como una forma de relación vital con todos los grupos
de interés y como un camino para visibilizar a los distintos sectores. Y en segundo
lugar, invirtiendo recursos y personal, ya que al final, la gestión de la comunicación
puede convertirse en la mejor estrategia de dirección y gestión empresarial.
En este sentido, la gestión de la comunicación debe abarcar tanto el plano
interno como el externo de la organización. En el espacio interno, la comunicación
ayuda a generar confianza y un sentimiento de pertenencia a la entidad, mientras
que en el espacio externo proporciona visibilidad, notoriedad, confianza, credibili-
dad y reputación.
Las entidades de la economía social no deben olvidarse de la relación con los
medios de comunicación. Como se ha podido analizar en la investigación de los
portales web, la mayoría de las federaciones y agrupaciones representativas de los
sectores de las empresas de economía social tienen espacios de información y noti-
cias, sin embargo, en muchos casos contienen carencias y poca continuidad debido
a la falta de profesionales dedicados a dicha labor. Son estas organizaciones de
segundo nivel las que deben asumir el reto de mejorar su comunicación, dado que
sus empresas asociadas en ocasiones carecen de recursos para ello.
En el ámbito de las organizaciones sociales, son las organizaciones más gran-
des las que hacen uso de la comunicación como herramienta de relación con sus
públicos. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta labor comunicativa se reduce a
la búsqueda de recursos y acciones de marketing y publicidad. Las nuevas tecno-
logías ofrecen la oportunidad de comunicar de manera rápida y con escaso coste a
las entidades más pequeñas. Además, la comunicación es una oportunidad y puede
convertirse en el mejor vehículo para que las organizaciones sociales muestren su
comportamiento transparente en la gestión de fondos, en la eficacia de sus acciones,
en los ideales que las mueven, en la participación que promueven o en la informa-
la comunicación en las organizaciones de la economía social 93

ción que publican. Al final, la comunicación puede convertirse en el mejor camino


para generar confianza y reputación entre la ciudadanía.
En la actualidad, las entidades de economía social suponen una respuesta alter-
nativa y eficaz a los espacios de exclusión generados por la actual economía capi-
talista y por lo tanto, son la esperanza de muchas personas para trabajar y obtener
ingresos para poder vivir. Por esta razón, deben ser conocidas y visibles, y en esta
labor deben colaborar todas ellas en su conjunto.

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capítulo 4

MARKETING Y DIRECCIÓN ESTRATÉGICA EN LA ECONOMÍA


SOCIAL

Vicente Enciso de Yzaguirre


Profesor de Economía
Universidad Católica de Ávila y Universidad Autónoma de Madrid

1. Dirección estratégica y marketing: conceptos adecuados


para el tercer sector

El título de este capítulo, marketing y dirección estratégica en la economía


social, podría parecer totalmente inconveniente, a un lector poco avisado, por pre-
tender enlazar los conceptos de dirección de marketing y de dirección estratégica
–tan abiertamente propios del mundo de los negocios– con el concepto de organiza-
ciones no lucrativas como integrantes y constituyentes del tercer sector o economía
social. Nada más lejos de la realidad, el tercer sector está compuesto por realidades
sociales muy variadas muchas de ellas integradas en la economía real. El tercer
sector en España cuenta con un ingente número de organizaciones que representan

.  Se puede distinguir, según Barea y Monzón, dos subsectores en la economía social: el subsector de
mercado –empresas con organización democrática y cuya distribución de beneficios no resulta vinculada al
capital aportado por cada socio- como las cooperativas, sociedades laborales, cajas de ahorro, mutualidades,
etcétera; y subsector de no-mercado –instituciones no públicas sin ánimo de lucro al servicio de los hogares-
como asociaciones, fundaciones y otras formas jurídicas. (Cfr. Barea y Monzón, 2002).
98 vicente enciso de yzaguirre

una importante fuente de empleo y de generación de riqueza por su contribución a la


formación del Producto Interior Bruto nacional.
Pero, el hecho incontestable de que gran número de iniciativas de la economía
social, como ha sucedido con muchas otras iniciativas de trascendencia económica,
tuvieron una corta duración o, en ocasiones, ni siquiera llegaron a nacer puede hacer
entender mejor la necesidad de asociar el tercer sector con prácticas aparentemente
más propias de la economía de mercado como son las técnicas del marketing y las
propias de la dirección estratégica.
En este sentido, resulta completamente evidente el cúmulo de esfuerzos sin
cuento, tanto materiales como personales, que se han venido destinando a activida-
des del tercer sector y que se han visto condenados al fracaso; ya que, las activida-
des de la economía social, al igual que el resto de las actividades económicas y a
pesar de las circunstancias y características que les son propias, no resultan inmunes
a la inoportunidad, a la ineficiencia y al desgobierno: sin criterios empresariales
estrictos, la solidaridad, las buenas intenciones y el deseo de ayudar no bastan para
que una actividad –aunque sea del tercer sector– pueda resultar sostenible.
Aunque pueden ser muchas las circunstancias que se contemplen para justifi-
car una trayectoria adecuada en una iniciativa social concreta –presencias de medios
materiales adecuados, idoneidad de los equipos directivos o de los colaboradores,
facilidades de carácter político o social para el desarrollo de la acción, valoración
social de las actividades que se realizan, etcétera– debemos poner en consideración
algunos aspectos, algunas técnicas de buen gobierno que, por resultar de éxito con-
trastado en el mundo de los negocios, deben ser de aplicación en el tercer sector y
pueden ayudar a optimizar los esfuerzos que tantas organizaciones y personas vie-
nen desarrollando.
La aplicación de las técnicas propias de la dirección estratégica y de la direc-
ción de marketing presupone la existencia de una organización que tiene una misión,
un propósito genérico, definido de acuerdo con las intenciones e intereses de los
stakeholders más influyentes; que aspira a un futuro deseado, una visión, en el que
se desarrollarán sus actividades específicas de acuerdo con la misión a cumplir; que
cuenta con los recursos materiales y personales adecuados para el cumplimiento de
los objetivos que delimitan las metas que la organización pretende y que dispone de

.  En el año 2001 conformaban el sector no lucrativo 240.737 asociaciones voluntarias, 1.218 aso-
ciaciones de utilidad pública y 7.150 fundaciones que, teniendo en cuenta las cajas de ahorro, empleaban el
9,7% de los trabajadores españoles y generaban el 4,7% del PIB de aquel año. (Cfr. García Delgado, 2004).
.  Grupos o individuos cuyos intereses dependen de las actuaciones de una organización y que a
su vez tienen cierto poder respecto al operar de la misma. En este sentido aplican el término stakeholders
inicalmente Cyert, R. y March, G. En A Behavioural Theory of the Firm. Prentice Hall, 1964 y se convierte,
posteriormente, en un término de uso común en el campo de la dirección.
marketing y dirección estratégica en la economía social 99

las habilidades y, por tanto, realiza eficientemente los procesos necesarios propios
de las acciones que debe realizar.
¿Qué pueden aportar, entonces, la dirección estratégica y el marketing? Este
será el objeto de las próximas páginas.
Pero delimitemos el alcance de ambos conceptos antes de ver su aplicabilidad
a la dirección de las organizaciones integradas en la economía social.

1.1. Dirección estratégica y dirección operativa

La dirección operativa optimiza los recursos –materiales, personales y tempo-


rales– disponibles realizando tareas y rutinas que se consideraron de éxito para la
organización en análisis estratégicos realizados en periodos anteriores en el tiempo.
La gestión operativa, por tanto, se realiza en un escenario o escenarios concretos de
acuerdo con unas circunstancias concretas y siguiendo una directrices estratégicas
concretas.
Cuando nos referimos a dirección estratégica estamos haciendo mención a una
tarea directiva que trasciende a la mera gestión, a la dirección de operaciones, para
ocuparse del desarrollo de la organización hacia el futuro. La dirección estratégica
se ocupara de posicionar a la organización desde una ventaja competitiva en un
escenario cambiante y ambiguo que afectará a la totalidad de su operar.
La dirección operativa producirá eficientemente los bienes o prestará los servi-
cios adecuados al programa establecido, controlará la rentabilidad, el cumplimiento
de los compromisos adquiridos, mejorará la eficiencia de las operaciones.
La dirección estratégica se caracteriza por ocuparse del futuro de la organiza-
ción en su totalidad; no solo estableciendo las medidas que garanticen la sostenibi-
lidad de su actividad sino posibilitando que dichas medidas puedan ser llevadas a la
práctica.
En principio, todas las organizaciones cuentan con los directores de operacio-
nes necesarios que les permitan actuar; pero es menos frecuente que cuenten con
estrategas que, superando los problemas diarios de la gestión de las cosas ordina-
rias, sean capaces de anticipar el futuro, posicionar ventajosamente a su organiza-
ción en él y, finalmente, administrar convenientemente el imprescindible cambio
estratégico.

.  Cfr. Jonson y Scholes (2003:14 y ss).


100 vicente enciso de yzaguirre

Menos aun son las organizaciones en las que la tarea principal de la alta
dirección consista precisamente en escudriñar el futuro, confiando el día a día a los
directores operativos. Solamente estas organizaciones estarán en condiciones de
enfrentarse al continuo devenir, al cambio constante, con solvencia y continuidad.
La globalización y las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento
están acelerando el cambio de una forma inopinada para hace tan solo un par de
décadas. Las empresas públicas y privadas y también el tercer sector –que por
administrar recursos escasos no puede resultar en su operar ajeno a los criterios
económicos generales– precisan, pues, redireccionar sus planteamientos en plazos
de tiempo cada vez más breves. Ante el cambio no basta la búsqueda de la eficiencia
en las actividades conocidas ni tampoco es suficiente una actitud de la organización
meramente reactiva si no se quiere perder el horizonte de la misión.
La mente del “fundador” no resulta suficiente en un entorno global, ambiguo y
continuamente cambiante: resulta imprescindible anticiparse habitualmente al futuro
si se quiere la continuidad en la misión desde una posición ventajosa y sostenible.
En este sentido resulta cada vez más necesario un modo estratégico de direc-
ción y en este campo el mundo de los negocios aporta elementos que pueden resul-
tar imprescindibles también para las organizaciones del tercer sector.

1.2. Las actividades propias del marketing son necesarias y honestas


En algunos ambientes del tercer sector, sobre todo entre organizaciones que
realizan actividades de no-mercado, suelen resultar frecuentes opiniones y juicios
rigurosos atribuyendo una falta de honestidad radical a cualquier técnica propia
de la economía de mercado y, en especial, a las actividades de marketing que, para
estos actores, resultan viciadas desde su origen.
Pero debemos advertir que realmente las actividades de marketing conforman,
en definitiva, un proceso social y de gestión por el que individuos o grupos obtienen
lo que precisan creando e intercambiando productos –bienes o servicios– que resul-
tan de interés para otros. En este sentido cualquier operación de intercambio, aún
el trueque más elemental de las culturas más primitivas, no resulta ser más que una
operación, aunque incipiente, de marketing.
Las actividades de marketing, por tanto, tendrán su inicio en el conocimiento de
las necesidades de un individuo o grupo de individuos que están en condiciones de
poder acceder a lo que desean y cristalizan esa necesidad en una demanda que con-

.  Cfr. Baker (1990:148 y 149).


marketing y dirección estratégica en la economía social 101

forma un mercado. Simultáneamente, otros individuos o grupos están en condiciones


de ofrecer al mercado bienes o servicios que resultan adecuados para cubrir las nece-
sidades manifestadas en la demanda. Si los hipotéticos compradores observan que lo
ofrecido tiene para ellos un valor superior a su precio y si los vendedores perciben que
el precio recibido es superior al coste, se producirá el intercambio: para que el inter-
cambio sea posible es preciso que ambas partes salgan ganando en la transacción.
Además, estos intercambios resultarán sostenibles si el nivel de satisfacción de
las partes, una vez realizada la transacción, responde, al menos, a las expectativas
previas.
De acuerdo con el desarrollo anterior, las tareas del marketing potencian las prác-
ticas comerciales tratando de que el proceso resulte equitativo y eficiente y, por tanto,
son de indudable utilidad también para las organizaciones de la economía social.
El marketing es conveniente y honesto. Solamente los instrumentos de marke-
ting serán deshonestos bien cuando resulten deshonestos los fines para los que son
empleados; bien, cuando los medios empleados se basen en la manipulación o resul-
ten engañosos o, bien, cuando ambos, medios y fines, resulten premeditadamente
inadecuados.
Desde el punto de vista de la ética de las organizaciones, los instrumentos y las
acciones de marketing serán neutrales si resultan coherentes y proporcionados: será,
una vez más, la intencionalidad de la acción humana la causante de la moralidad de
los actos realizados.
De todo lo anteriormente expuesto, las buenas prácticas de marketing supon-
drán un elemento imprescindible para el desarrollo de las actividades de cualquier
organización que pretenda resolver algún tipo de necesidad humana. La búsqueda
de la excelencia pasará necesariamente por un uso eficaz y eficiente de todos los
medios disponibles para la acción y, por tanto, también de los pertenecientes al
mundo del marketing.

.  El profesor Huerta de Soto explica como el proceso que él denomina “proceso empresarial”
supone un “acto creador” que permite que quienes disponen de determinados bienes o servicios obtengan por
ellos una cuota superior de valor del que tienen hasta entonces desde el momento en que alguien, por conocer
otras utilidades o mercados estimen más dichos bienes y servicios, los adquiera. En este sentido, el profesor
Huerta de Soto cuenta como “cuando iba a la Universidad de Stanford todas las mañanas con frecuencia cir-
culaba detrás de un camión de basura. Y se me quedó grabada una frase que llevaba en su parte de atrás y que
veía todas las mañanas -durante dos años- que decía: la mierda que usted tira, es lo que a nosotros nos da
de comer. Muchas gracias.” (Cfr. Huerta de Soto, 2007). Este resulta un buen ejemplo de una actuación de
marketing que permite transacciones permanentes en las que se conjuga el “gano-ganas”, verbo imprescindi-
ble para la sostenibilidad de los intercambios. La utilización del “gano-pierdes” solamente será sostenible en
condiciones monopolísticas del mercado y mientras estas condiciones se mantengan y el “pierdo-ganas” solo
es posible circunstancialmente como, por ejemplo, cuando el vendedor pretende una guerra de precios con
otros competidores en tratando de expulsarlos del mercado.
102 vicente enciso de yzaguirre

La orientación marketing ha resultado ser el mejor camino para el aumento de


la rentabilidad de las empresas privadas; mutatis mutandi, la aplicación de la “filo-
sofía de encuentro”, que suponen los desarrollos actuales del marketing, para las
organizaciones no lucrativas incrementará indudablemente su rentabilidad social,
medida como nivel de satisfacción de los destinatarios de las acciones de estas orga-
nizaciones en función de los recursos empleados.

2. La dirección estratégica ante la misión de una


organización del tercer sector

Hemos afirmado que la dirección estratégica trasciende las tareas de gestión o


de mera dirección de operaciones para “hacerse cargo” del desarrollo de la organi-
zación ante un futuro generalmente incierto.
Resulta muy frecuente que en las organizaciones del tercer sector exista una
fuerte presencia, real o moral, del fundador –o fundadores– de tal manera que
aparece entre los gestores de cada momento una inercia radical hacia los plantea-
mientos que dieron origen a la organización: entre los seguidores en el tiempo se
contempla la fidelidad al mensaje fundacional como un requisito imprescindible de
buen gobierno.
Esta inercia hacia planteamientos que han resultado de éxito hasta el momento
presente no solamente es patrimonio de las organizaciones del tercer sector. La
ausencia de requerimientos continuos sobre la idoneidad de la actuación supone
asumir un alto riesgo de cara a la sostenibilidad. No debemos olvidar que la falta de
dinamismo ante un mundo cambiante se encuentra en el origen de todos los fracasos
empresariales.

.  Debemos considerar que el análisis del futuro incierto nos debe llevar a establecer una prospectiva
razonable. Las posibilidades de una actuación “acertada” se van diluyendo en la medida que el horizonte de
futuro se aleja pero el método del análisis estratégico permanente nos permitirá irnos aproximando al futuro
de forma eficaz. Se trata de algo similar al funcionamiento de los faros de un automóvil en la oscuridad: a
pocos metros del origen los faros hacen que se vea con bastante nitidez el camino y sus obstáculos; a media
distancia se apreciará suficientemente la dirección que va tomando el camino y, finalmente, se distinguirá
levemente lo situado cerca del alcance de los faros. Pero, el simple movimiento del automóvil hará que lo
que se apreciaba suficientemente se vea con nitidez; lo levemente distinguido, se aprecie suficientemente;
y, por último, lo que permanecía en la oscuridad por encontrarse fuera del alcance de los haces de luz, se
distinguirá levemente y nos dará una idea de hacia donde se dirige el camino. El efecto combinado del movi-
miento y de la iluminación nos permite conducir el automóvil con suficiente eficiencia si administramos
toda la información de manera prudente. Igualmente, la acción directiva estratégica continuada nos permitirá
adelantarnos continuamente al futuro de la organización y tener una mayor probabilidad de éxito.
marketing y dirección estratégica en la economía social 103

La ciencia estratégica propone una herramienta básica para iniciar el juicio de


idoneidad: el análisis de cual sea la posición estratégica de una organización ante el
cambio.
Un primer objeto de análisis recaerá sobre la permanencia de la misión de la
organización en el futuro. Ante los cambios continuos a que se ven sometidas todas
las iniciativas tanto económicas y como sociales resulta imprescindible comprobar
la vigencia de las necesidades sociales objetivas que la organización atiende; así
como, la eficiencia real y percibida de las acciones que desarrolla al servicio de las
necesidades objetivas.
En segundo lugar, resulta imprescindible el estudio del entorno en el que actúa
la organización para poder reconocer que tipo de fuerzas pueden ejercer influencia
en el desarrollo futuro y cuales de ellas pueden resultar ser claves en este proceso de
cambio.
Un tercer objeto de análisis serán los recursos y competencias con las que
cuenta la organización procurando descubrir si existen algunos –recursos y/o com-
petencias– de carácter nuclear, exclusivos de la organización, de tal manera que
le permitan disfrutar de una posición de ventaja competitiva frente al resto de las
organizaciones.
En cuarto lugar, se debe tener en cuenta cuales sean los intereses de los stake-
holders y su imbricación en los objetivos de la organización para conocer la identi-
dad de los jugadores clave.
Fruto de este análisis se podrá establecer la idoneidad futura de la misión y de
los objetivos de la organización; estimar la adecuación de los recursos y compe-
tencias con que cuenta a los requerimientos que se le van a demandar en el futuro
y, finalmente, valorar la adecuación de los intereses de los diversos grupos de
stakeholders para llevar a cabo las acciones futuras: se podrá conocer la posición
estratégica de la organización y, por ende, su punto de partida para fijar estrategias
de futuro.

2.1. ¿Siguen existiendo las necesidades que han dado sentido a la


misión de la organización?, ¿Resultan adecuadas las acciones
que desarrolla la organización a las necesidades presentes?,
¿Qué hacen otras organizaciones que tratan de cubrir la misma
necesidad?

Son varias las preguntas que se agrupan alrededor de reconocer la persistencia


de la misión a lo largo del tiempo.
104 vicente enciso de yzaguirre

En primer lugar, el estratega deberá preguntarse si siguen existiendo en el


presente las necesidades que dieron origen a la organización en el pasado ya que no
resulta infrecuente que una organización surja como respuesta a una necesidad real
y que, con el paso del tiempo y la maduración de las sociedades, deje presentarse o
se presente con menor intensidad.
Así, por ejemplo, la necesidad de dar una crianza y educación adecuada a los
numerosos huérfanos existentes en las sociedades occidentales, como fruto combi-
nado de las elevadas tasas de natalidad y de mortalidad, provoca como respuesta
social la aparición de un sinnúmero de organizaciones de carácter gremial, público
y, sobre todo, religioso que dedican sus esfuerzos a atender a esta necesidad. Pero,
a partir de los años setenta del pasado siglo, las transformaciones sociales provocan
una rápida disminución de las tasas de natalidad y de mortalidad cuyo efecto com-
binado conduce a una disminución drástica del número de huérfanos desvalidos y
por tanto, con el paso del tiempo, la desaparición de las instituciones que tanto bien
hicieron en épocas pasadas para cubrir aquella necesidad real y objetiva. En térmi-
nos de marketing, diríamos que el producto “atención al huérfano desvalido” des-
pués de una etapa de crecimiento y maduración entró en una fase de declive como
la actual en la que muchas de las organizaciones que tenían esa misión, han desapa-
recido; otras, han buscado una nueva misión que realizar; y, finalmente, unas pocas
–probablemente orientadas a segmentos muy concretos del mercado y dotadas de
alta especialización; por ejemplo, internados dedicados a hijos de familias monopa-
rentales de alto poder adquisitivo– permanecen no sin dificultades.
Estoy totalmente convencido de que las organizaciones que atendían huérfanos
nunca pensaron que algún día su misión no tuviera objeto y sus acciones resultaran
estériles. También estoy totalmente convencido de que la agonía de las organiza-
ciones fue lenta hasta que comprendieron que no existían personas en número sufi-
ciente que necesitasen de su atención. Además, estoy seguro que no se produjo una
ordenada reestructuración del sector para adecuar la dimensión al mercado. Y, por
último, resulta penoso y lamentable la ingente cantidad de recursos –materiales y,
sobre todo, humanos, con la secuela necesaria de tragedias y frustraciones persona-
les– que se malgastaron hasta que finalmente la oferta se adecuó al mercado.
Un adecuado sistema de información de marketing e investigación comercial
hubieran dado razón respecto del ciclo de vida de este servicio y hubieran posibi-
litado que la oferta se hubiera adaptado más razonablemente a la demanda: con la
reestructuración del sector y la salida ordenada de competidores que sin pagar el

.  Sobre el interés de los ciclos de vida de los bienes y servicios se puede consultar McKiernan
(1992).
marketing y dirección estratégica en la economía social 105

precio del fracaso se hubieran dedicado a atender otras necesidades, ya que el mer-
cado, también el mercado del tercer sector, no tiene límites.
Pero, ¿qué es un sistema de información de marketing? Pues realmente un
sistema de información de marketing no es otra cosa que un conjunto de personas
y métodos que permitan recoger ordenadamente y en tiempo real la información
interna y externa que precisa la dirección sobre el comportamiento de la demanda,
evaluando el rendimiento de las acciones de la organización y la actuación de los
competidores.
Esta información la suministrarán tanto fuentes internas –información sumi-
nistrada por la contabilidad, por las direcciones operativas, por los departamentos
en contacto con usuarios o beneficiarios de la organización, etcétera– como de fuen-
tes externas –información procedente de materiales publicados por organizaciones
similares, de anuarios y documentos públicos, de la observación de la conducta y
acciones de la competencia, de las personas tales como suministradores, usuarios
o beneficiarios de otras organizaciones similares, de empleados antiguos o actuales
de la competencia, etcétera– de tal manera que permita a los directivos ajustar los
planes de marketing (productos o servicios, precios o sistemas de adquisición, difu-
sión y distribución) de la organización a los requerimientos actuales de la demanda
objetiva.
Por otra parte la investigación comercial continua va a permitir confirmar el
tamaño y cualidades de las necesidades demandadas. La investigación de mercado
exige trabajos de campo y por tanto necesita la utilización de cuantiosos recursos
por este motivo solamente las organizaciones con altos presupuestos pueden dedicar
los fondos adecuados a este menester. No obstante, la intensidad de los recursos
puede ser suplida por la especificidad y segmentación de las consultas realizadas
o por la utilización de la información sectorial que puede obtenerse de centros de
información y datos de carácter general.
En cualquier caso, toda organización esta obligada a confirmar continuamente
la existencia de la demanda adecuada y las variaciones previsibles de la misma para
orientar sus actuaciones futuras. De tal manera que no solo estribará el éxito de la
actuación en la existencia de una suficiente necesidad que demanda el mercado sino
en conocer las características de la misma para que los productos ofrecidos puedan
cubrir la necesidad objetiva de cada momento: no basta con querer ser solidarios
hace falta que los destinatarios de cada acción de una organización la valoren ade-
cuadamente y confirmen de hecho su expectativa. Se tratará pues de que la orga-
nización adapte sus recursos y competencias a las de las necesidades específicas
de cada segmento de mercado en cada momento de tal manera que los productos o
106 vicente enciso de yzaguirre

servicios ofrecidos tengan la calidad esperada y cubran suficientemente las expecta-


tivas de los usuarios o beneficiarios.
La orden de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, aun-
que nace para consolar en la hora de la muerte a pobres indigentes en una sociedad
en la que la sanidad no alcanza a toda la población, también encuentra un modo de
desarrollar su carisma en el primer mundo dedicando su atención y cariño a acom-
pañar en su trance final a enfermos de VIH, nuevos apestados de la sociedad de la
opulencia. El servicio que prestan las hijas de la Madre Teresa, el consuelo final para
seres tremendamente solos y desgraciados, es realmente el mismo pero los modos,
los medios y las habilidades que desarrollan son distintos en Calcuta, en Madrid
o en Ciudad de México o en Nueva York: tienen la sensibilidad de distinguir, aun
dentro de una misma línea, los diferentes productos que resultan más adecuados a la
demanda de cada segmento de mercado.
Finalmente, una buena práctica para conocer de forma sensiblemente más
idónea la evolución de los mercados y de los productos es investigar qué hace la
competencia. De esta forma se produce un aprovechamiento del éxito de todos los
que conforman una industria o un sector de actividad de organizaciones del tercer
sector. En este sentido los congresos, los encuentros, las inauguraciones, los folletos
explicativos de actividades, la publicidad, etcétera de otras organizaciones de la
competencia resultan de enorme interés. En este sentido, la práctica del benchmar-
king –determinar los recursos, las competencias y las acciones de “mi” organización
en función de las del “del mejor de la clase”– resulta una muestra de flexibilidad,
humildad y deseo de aprender con que toda organización debe plantear su adapta-
ción permanente ante el futuro cambiante.

2.2. El entorno y la organización


Cada actividad de toda organización se desarrolla en un ámbito real concreto:
no podemos ignorar cómo el ambiente influye, y de manera determinante muchas
veces, su quehacer ordinario.
Así, por ejemplo, el portal Google ha venido actuando con total libertad de
contenidos en los mercados globales; no obstante, en los últimos tiempos, ha sido
noticia como se somete a autocensura para poder operar en el ámbito de la Repú-
blica Popular China. Los directivos de Google han valorado positivamente acceder
a la censura del régimen comunista amputando el acceso de los ciudadanos chinos
a determinados contenidos para poder ofrecer sus servicios a un mercado numeroso
y emergente. Ante la amenaza de perder una oportunidad ante sus competidores
Google ha modificado su operar: las especiales circunstancias políticas del Gran
marketing y dirección estratégica en la economía social 107

Dragón Rojo han provocado un cambio estratégico de un líder de la red, de conse-


cuencias difíciles de prever.
En cada entorno concreto se entremezclan numerosas fuerzas y elementos de
influencia que hacen que no todas las organizaciones que en él actúan se encuentren
en una posición igual ante ellas. Los distintos recursos y competencias con que
cuenta cada organización hacen éstas se enfrenten al entorno desde posiciones estra-
tégicas distintas.
En este mundo cambiante, no sólo es preciso conocer la vigencia de la misión
de la organización en el momento presente sino que es necesario situar la organiza-
ción en el entorno en el que realiza su actividad. Resulta, pues, imprescindible tratar
de establecer su posición estratégica.
Para poder determinar la posición estratégica presente y futura de una orga-
nización dentro del universo en que se desenvuelve, es preciso, en primer lugar,
conocer de que manera inciden las actuales fuerzas del entorno en su operar; en
segundo lugar, anticipar los cambios que se pueden producir en el entorno conocido
y, en tercer lugar, tratar de percibir las alteraciones en el modo en que las fuerzas del
entorno puedan influir en la actividad futura de la organización si esta modifica sus
estrategias adecuadamente.
Dos elementos pueden dificultar esta tarea: en primer lugar, los factores del
entorno que inciden en una organización pueden ser muy numerosos y su influen-
cia compleja y difícil de determinar y, en segundo lugar, la velocidad con la que se
vienen produciendo los cambios políticos, económicos, tecnológicos y sociales es
cada vez más acelerada de tal modo que resulta cada vez más difícil poder anticipar
y valorar su amplitud y dirección.
Por todo ello, para la tarea de dirección estratégica se debe abrir el enfoque
del análisis a periodos razonables de tiempo. En sectores más simples y estáticos
–como, por ejemplo, las organizaciones que atienden personas con discapacidad
en las que la evolución del número de demandantes de servicios está fuertemente
ligada a los movimientos en la población– se podrán determinar con mayor faci-
lidad los factores clave del entorno y se podrá anticipar su evolución en periodos
de tiempo más largos que en sectores complejos y dinámicos –como por ejemplo,
organizaciones dedicadas a la investigación o al desarrollo– en los que resultará
más difícil establecer cuales sean los factores clave para el cambio y más arriesgado
prever su evolución ya que unos cuantos meses pueden resultar una eternidad para
la predicción de la evolución futura.
Las herramientas estratégicas acuden en auxilio del estudio más eficaz del
entorno y su capacidad de influencia en una organización concreta. Así, para poder
108 vicente enciso de yzaguirre

establecer que tipo de fuerzas del entorno tienen mayor influencia en una organiza-
ción se puede acudir a modelos como el análisis PEST, para conocer la influencia
del macroentorno; o bien, al análisis de las Cinco Fuerzas10 para posicionar la orga-
nización ante las fuerzas del microentorno.
Una vez determinadas las fuerzas clave del entorno respecto a una organiza-
ción, tanto en su consideración macro como micro, resultará factible establecer una
posible evolución de la influencia de estas fuerzas en el futuro; siempre en un futuro
suficientemente próximo como para que la predicción pueda ser relevante.
¿Cómo delimitar la influencia de los cambios del entorno en la actividad futura
de la organización? Resulta evidente la complejidad de las interactuaciones del
entorno en cada actividad organizativa. Esta complejidad dificulta la eficiencia en la
previsión y, sobre todo, hace que no sean de aplicación métodos iguales para entor-
nos cualitativamente diferentes.
Quizá algunas consideraciones sobre las diferentes características del entorno
nos permita utilizar los instrumentos más adecuados para la previsión. Resulta muy
interesante el trabajo de Duncan (1972: 313-327) que utiliza el método de la matriz
del Boston Consulting Group contraponiendo dos características antes citadas del
entorno: complejidad y dinamismo.

.  El análisis PEST (Cfr. Jonson y Scholes, 2003) consiste en una disección de fuerzas del entorno
atendiendo a los criterios de fuerzas de carácter político, económico, social y tecnológico y tratando de
encontrar en cada una de las agrupaciones cuales sean las fuerzas clave en el desarrollo de la acción de una
organización; de tal manera que, una modificación en las características de cada una de esas fuerzas provo-
que cambios relevantes para la organización. Así, para una organización no gubernamental que desarrolla su
actividad fomentando escuelas en un país del tercer mundo los cambios en la legislación del país de destino
pueden suponer una fuerza clave del cambio dentro de las de carácter político; el tratamiento fiscal de las
donaciones, en el país de origen, puede modificar su estructura de ingresos, pudiendo ser éste un factor clave
dentro de los de carácter económico; la evolución del posicionamiento de los ciudadanos del país de origen
respecto a la solidaridad puede ser una fuerza clave entre las sociales y los avances de la innovación tecnoló-
gica pueden suponer un factor clave en la disminución de los costes de edificación y de gestión de escuelas
suponiendo un factor clave de tipo tecnológico. Si resultasen ser los anteriormente citados los factores gene-
radores claves del cambio, de la evolución de éstos puede depender en mayor o menor medida la evolución
futura de la organización y, por tanto, en función de estas previsiones deberá ésta orientar su cambio estraté-
gico. Este análisis puede ayudar a conocer la posición actual de la organización en el macroentorno
10.  El análisis de las Cinco Fuerzas de Porter (Cfr. Porter, 1980) consiste en poner en consideración
la interactuación de las fuerzas que se generan en el pequeño entorno –sector de actividad- de una organi-
zación. Las cinco fuerzas a considerar son: competidores potenciales es decir, nuevas organizaciones que
pueden acceder a la actividad y aquí tienen especial interés la existencia o no de barreras de entrada en la
actividad concreta de la organización; poder de los proveedores por ejemplo, las administraciones públicas
cono origen de fondos para las actividades y poder de negociación de la organización; poder de los destina-
tarios, compradores o beneficiarios y poder de negociación de la organización; existencia y poder de orga-
nizaciones que produzcan bienes o servicios que resulten sustitutivos de los que genera la organización y,
finalmente, el grado de rivalidad entre las organizaciones del sector. Este análisis puede ayudar a conocer la
posición actual de organización en el microentorno.
marketing y dirección estratégica en la economía social 109

Duncan establece una matriz en la que en el eje de ordenadas aparece la dina-


micidad del entorno y en eje de abscisas la complejidad del mismo.
CONDICIONES
Simples Complejas
DEL ENTORNO

- Descentralización
- Análisis histórico de actividades de la
Estáticas - Pronóstico organización
- Análisis histórico
- Pronóstico
- Pronóstico

- Planificación de esce- - Experiencia y


Dinámicas narios aprendizaje

Fuente: Jonson y Scholes (2003:91).

Aparecen por tanto cuatro posiciones básicas: entornos de condiciones simples


y estáticas (por ejemplo, personas de tercera edad demandantes de un centro de día
en las que los datos históricos y las previsiones de crecimiento y envejecimiento de la
población pueden ayudar al pronóstico); entornos de condiciones simples y complejas
(por ejemplo, población dependiente demandante de ayuda que conforma un entorno
complejo debido a las diversas circunstancias de cada tipo de dependencia pero que
se puede reducir a un entorno simple mediante la descentralización de la organización
en tantas suborganizaciones como tipos de dependencia); entornos de condiciones
simples y dinámicas (por ejemplo, desarrollo de una universidad popular, en el que los
datos históricos tienen una importancia relativa y el futuro va a depender de otros fac-
tores, puede ser útil la planificación mediante la elaboración de diferentes escenarios
estáticos valorando la probabilidad de viabilidad de cada uno de ellos y estableciendo
la evolución más probable); y, finalmente, entornos de condiciones dinámicas y com-
plejas (por ejemplo, la predicción de la actividad de las grandes organizaciones –Cari-
tas, Cruz Roja, etcétera– en las que el entorno comprende diversidad de actividades
en condiciones continuamente cambiantes en su conjunto, en este caso la propia expe-
riencia y aprendizaje de la organización podrá reducir estos entornos a las categorías
anteriores mediante sectorización y segmentación para hacer posible la predicción).
En cualquier caso, sea cual sea el entorno de una organización, por muy está-
tico o por muy cambiante que sea, aunque exista el convencimiento de que a la
110 vicente enciso de yzaguirre

organización le espera un futuro cargado de incertidumbre, resulta imprescindible


el intento de comprender los factores externos que van a influir en el devenir de la
organización aunque resulte muy difícil establecerlos. La metodología de la direc-
ción estratégica puede aportar elementos suficientes para intentarlo con éxito.
Una vez determinados los elementos claves del cambio y su influencia con-
viene analizar si la organización cuenta con los recursos y las competencias necesa-
rias para poder seguir actuando en condiciones de ventaja competitiva en ese futuro
incierto y cambiante.

2.3. Recursos y competencias

Para el desenvolvimiento de su acción toda organización cuenta con recursos


tanto materiales como humanos y, necesariamente, ha desarrollado con el paso
del tiempo y el correspondiente aprendizaje las pericias y habilidades –competen-
cias– imprescindibles para poder realizar sus cometidos. En otro caso, el principal
problema de la organización, no ya futuro sino presente, será poder contar con los
recursos y de las competencias imprescindibles para cumplir su misión o, en otro
caso, bien adecuar su misión a los recursos y competencias de que disponga o bien
dejar de operar.
Vamos a considerar que la organización cuenta con los recursos y competen-
cias necesarios para el desarrollo de su misión; pues bien, en ese caso debemos
hacer algunas consideraciones.

2.3.1. La cadena de valor


En primer lugar, debemos analizar la conformación de la cadena de creación
de valor, es decir, de que manera cada recurso o cada competencia aporta valor a la
organización11.
En las empresas que producen bienes o servicios de mercado, inicialmente, la
contabilidad de costes y la composición de la cuenta de resultados si está debida-
mente segmentada por unidades o centros operativos pueden ayudar a orientar debi-
damente en este sentido. Así, podemos conocer, estableciendo la cadena de costes
y precios de transferencia interna de bienes y servicios a través de todo su proceso
de elaboración y venta, que valor aporta cada uno de los recursos y procesos. Este
estudio básico de dirección financiera en la gestión de los costes puede complemen-

11  Cfr. Porter (1985).


marketing y dirección estratégica en la economía social 111

tarse con otras consideraciones o valoraciones que nos permitan establecer como y
cuanto valor aportan cada recurso y cada competencia.
Aunque con mayor dificultad, en las organizaciones que producen bienes y
servicios puede ser de aplicación esta técnica. Indudablemente será relativamente
sencilla su aplicación en los supuestos en los que se pueda realizar benchmarking,
bien poniendo en relación los costes propios con los de organizaciones de mercado
que producen los mismos bienes o servicios o, bien, comparando los costes propios
con los de otras organizaciones de no mercado que producen los mismos bienes y
servicios. En este último caso se debe considerar cuidadosamente las peculiaridades
de los bienes o servicios prestados que pueden incidir en los costes de producción
y su valoración por parte de los destinatarios o beneficiarios de los mismos. No
resulta improbable que aspectos diferenciales de la organización resulten costosos
y, a la vez, poco apreciados por los beneficiarios. Así, al igual que en un fast food,
en un comedor de beneficencia, la utilización de un autoservicio puede interpretarse
por un trato menos cercano con los beneficiarios que si se atienden las mesas como
sucede en un restaurante tradicional. No obstante, está suficientemente aceptado
socialmente el uso de autoservicios con recogida de la comida en bandejas y reti-
rada de los elementos utilizados como para que los beneficiarios de un comedor de
beneficencia valoren más la cantidad y calidad de lo que consumen que el hecho
de ser servidos. A nadie se le oculta que es coste de la atención a un autoservicio
resulta muy inferior al coste de un servicio de comidas tradicional.
De este análisis se podrá comprobar qué recursos y que competencias aportan
en mayor medida valor a la actividad. El benchmarking, además, puede añadir la
comparación de la cadena de valor de la organización con las cadenas de creación de
valor de las organizaciones de mayor prestigio: a partir de esta comparación con el
“primero de la clase” –bien primero de la clase globalmente o bien el primero en cada
una de las operaciones o actividades del proceso de producción de los bienes o servi-
cios– se pueden establecer objetivos razonablemente eficientes para la organización.
Como vemos, resulta imprescindible la consideración de cuales son los recur-
sos y competencias de la organización y de que manera y en que medida aportan
valor en la producción de los bienes o servicios que ésta genera. Fruto de este
estudio se podrá determinar debilidades y fortalezas respecto a los recursos y habi-
lidades disponibles para poder atender las exigencias actuales del desarrollo de la
misión.

2.3.2. Recursos y competencias exclusivas


Una vez elaborado el inventario de recursos y de competencias, resulta inex-
cusable conocer el grado de exclusividad de cada recurso y de cada competencia; es
112 vicente enciso de yzaguirre

decir, conviene analizar cuales de los recursos y competencias de los que cuenta la
organización forman parte del conjunto que resulta imprescindible para poder llevar
a cabo la misión –y todas las organizaciones que quieran dedicarse a fines similares
necesitan disponer de dichos medios– y cuales de los mismos son patrimonio de
algunas de las organizaciones del sector con carácter exclusivo.
Un ejemplo puede ayudar a la comprensión. Todas las organizaciones dedica-
das a la solidaridad y ayuda ante catástrofes de toda índole necesitará un conjunto
de recursos materiales y personales así como determinadas competencias de orga-
nización, logística y gestión que permitan publicitar su capacidad de ayuda ante
cada necesidad concreta, recaudar fondos, obtener los bienes o servicios objeto de
la ayuda, disponer de los medios de transporte y distribución, etcétera. Cáritas, por
ejemplo, contará, ademas, con algunos recursos que poseen muy pocas organizacio-
nes que pretendan atender estas demandas y que, podemos decir que son recursos
y competencias de carácter exclusivo. Así, Cáritas, contará, probablemente, con
personal y organización residente en la propia región en la que se ha producido la
catástrofe o, en todo caso, en zonas próximas a la misma lo que permite disponer
de medios personales y operativos con en tiempo real y prácticamente sin costes de
traslado, residencia, manutención, etcétera: recursos exclusivos que harán que su
ayuda sea más rápida y aun coste menor.
Además, como Cáritas probablemente está presente en la zona de la catástrofe
de manera permanente podrá valorar mucho mejor la dimensión de la misma –luga-
res en los que se ha producido, alcance real de los daños ocasionados, vías y medios
de acceso disponibles, etcétera– mejor que una organización que deba comenzar
por ponerse en contacto con las autoridades del país de origen y de destino antes,
incluso, de dedicarse a organizar las ayudas; Cáritas conocerá perfectamente, ya que
su personal probablemente pertenece a ese ámbito cultural, cual son las necesidades
reales de las personas afectadas y cuales son los medios adecuados para procurar
resolverlas sin disfunciones de carácter cultural o religioso –en algunas regiones
del planeta no utilizan leche de vaca, productos derivados del cerdo, alimentos
enlatados, determinadas prendas de vestir– que llevan a que, por no conocer como
quieren ser ayudados los afectados se malgasten los recursos económicos, siempre
escasos. ¿En cuántas ocasiones Cáritas, Manos Unidas o Cruz Roja han explicado,
ante determinados conflictos como, por ejemplo, ante los devastadores efectos del
tsunami que afectó recientemente al sudeste asiático, que la mejor ayuda era la eco-
nómica y poder adquirir en regiones próximas a la catástrofe los medios de atención
necesarios?
Esta capacidad de comprensión de cada catástrofe concreta se traduce en espe-
ciales habilidades –de evaluación, logísticas, de trato con los afectados– con las que
marketing y dirección estratégica en la economía social 113

no cuentan la inmensa mayoría de las organizaciones dedicadas a estas cuestiones


que existen en el planeta; se tratan pues de competencias exclusivas de estas orga-
nizaciones.
Como vemos en el ejemplo anterior, el carácter exclusivo de determinados
recursos y competencias conduce a que la actividad de la organización, que cuenta
con ellos, pueda llevar a cabo la misión en mejores condiciones que el resto de las
organizaciones que no disponen de estos medios especiales.
Resulta imprescindible delimitar, en la organización concreta a que nos refi-
ramos, si existen recursos y habilidades o competencias que exceden los mínimos
necesarios para poder realizar las actividades que le son propias y que se pueden
denominar como exclusivas: nos encontraremos ante el inventario de recursos y
competencias exclusivas de la organización.
Pero además, algunos de estos recursos y competencias podrán resultar muy
relevantes en la cadena de valor de la organización y gracias a ellos el valor añadido
generado, bien económico en el caso de los productos de mercado o bien apreciado
por los beneficiarios en el caso de los productos de no-mercado, resulta superior al
resto de las organizaciones: nos encontraremos ante el núcleo de recursos y compe-
tencias clave para lograr su ventaja competitiva.
Dos precisiones más:
– la primera, un recurso o competencia exclusiva tiene un mayor valor estra-
tégico en la media en que goce de mayor robustez, es decir, en el caso de
recursos, en la medida en que éstos resulten difíciles de conseguir para
otras organizaciones y, en el caso de competencias, en la media de que éstas
resulten difíciles de imitar;
– la segunda, las competencias más robustas son las que se refieren a la ges-
tión de otras competencias operativas –gestión de vínculos entre competen-
cias o entre competencias y recursos– y así, las competencias más valiosas
desde el punto de vista estratégico son las que tiene que ver con los elemen-
tos de éxito de la cultura corporativa.

2.3.3. Núcleo de competencias para el cambio


Finalmente, se debe determinar qué recursos y qué competencias resultan cla-
ves para poder mantener la ventaja competitiva ante el cambio.
En anteriores epígrafes se insistía en la necesidad de dedicar esfuerzo directivo
de primera magnitud para tratar de comprender anticipadamente cuáles pueden ser
114 vicente enciso de yzaguirre

las fuerzas determinantes del cambio que pueden afectar de una manera determi-
nante el futuro de una organización.
Un análisis DAFO, como derivado de la auditoría estratégica del entorno y
del inventario de recursos y competencias con que cuenta la organización, puede
resultar imprescindible para acercarnos a las repercusiones concretas que el cambio
puede exigir de la estrategia. Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades for-
man un cuarteto típico del análisis que puede reducirse a dos: amenazas producto de
las debilidades y oportunidades dimanantes de las fortalezas.
Aquellos recursos y competencias, claves del éxito de la organización, que
permitan hacer frente a las posibles amenazas futuras y todos aquellos que posibi-
liten afianzar su posición ventajosa y el aprovechamiento de nuevas oportunidades
de éxito pasarán a constituir el núcleo de competencias para el cambio o factores
críticos para poder mantener la ventaja frente a los competidores.
Lógicamente, toda elección estratégica y toda modificación de acciones estra-
tégicas que se planteen pasará por la potenciación de los recursos y competencias
que constituyen el núcleo para el cambio: Esta resultará ser la apuesta estratégica
más segura para la organización.

2.4. Los intereses de los stakeholders

Un último aspecto básico a considerar para poder delimitar la posición estra-


tégica de una organización es detenerse a considerar quienes son las diferentes per-
sonas o grupos que interactúan con ella y cuáles son sus verdaderos intereses, pues
resultaría una necedad intentar el cambio estratégico en contra de los intereses de
aquellos que tienen el poder en la organización. Una actuación así estaría condenada
al fracaso porque la oposición, la resistencia o ambas actitudes de los stakeholders
darían al traste con cualquier intento de cambio de dirección estratégica.
Hemos de tener en cuenta, por tanto, que alrededor de la actividad de una
organización se encuadran una multitud de personas e instituciones que influyen en
el quehacer de la misma. Al mismo tiempo, la actividad de la organización afecta a
los intereses de estas personas o grupos, cuyos intereses se ven influenciados por la
actividad de la organización.
Puede tratarse tanto de stakeholders internos a la organización –integrantes
de la junta de gobierno o administración, directivos, trabajadores, etcétera– como
de stakeholders de carácter externo –bienhechores, proveedores, administraciones
públicas, beneficiarios...–; pero hay algo caracteriza a todos: todos ellos tienen
marketing y dirección estratégica en la economía social 115

algún tipo de poder en la actividad de la organización y sus intereses personales o de


grupo se ven influidos por los quehaceres de la misma.
Pues bien, una vez establecidas cuales sean las fuerzas determinantes del
cambio y cual es el núcleo crítico de factores internos de la organización –recur-
sos y competencias claves para el cambio–, una tarea previa a la configuración de
las posibles nuevas estrategias es conocer bien el mapa de las diversas personas y
grupos que interactúan con la organización determinando cuales son sus intereses
y cual es su poder. Poder y grado de interés conformarán un binomio que se debe
analizar cuidadosamente para poder llevar a cabo una buena aproximación a la ver-
dadera posición estratégica de una organización.
No sólo es preciso tratar de conocer hacia donde nos conduce el futuro, no sólo
es preciso valorar los recursos y competencias de la organización para que pueda
acometer el futuro con solvencia, sino que también resulta imprescindible estimar
hasta que punto los stakeholders están dispuestos mantener su apoyo ante los cam-
bios estratégicos que se pretendan proponer. Este apoyo o falta del mismo resultarán
tanto más claves cuanto mayor sea el interés y con más poder cuente cada uno de los
intervinientes.
No todos tendrán el mismo interés en las actuaciones y desarrollo de la organi-
zación ni no todos detentarán el mismo poder. El grado de interés dependerá de las
circunstancias y características cada stakeholder y el poder que detente cada uno de
ellos de la posición de éste respecto a la organización12.
Acudamos a un ejemplo que resulte ilustrativo. Una asociación que se dedica a
atender las necesidades de la población deficiente estará vinculada, como todas a un
gran número de stakeholders. Así, habrá stakeholders internos como, por ejemplo:
los miembros de la asociación, bien a título individual o bien reunidos en asamblea;
los cargos directivos como el presidente, vicepresidente, tesorero, etcétera; la junta
directiva y las comisiones de la asamblea; los gestores; los empleados; los volunta-
rios; los beneficiarios directos de la labor de la asociación y las familias de dichos
beneficiarios. También habrá stakeholders externos como: las administraciones
públicas; instituciones entidades y empresas del ámbito de actividad de la asocia-
ción, especialmente las dedicadas a labores complementarias o sustitutivas; bene-
factores y mecenas, en general; organizaciones sociales; medios de comunicación;
proveedores y suministradores; antiguos asociados, antiguos empleados, antiguos
beneficiarios y sus familias.

12.  A este respecto resultan muy interesantes los comentarios de Mendelow alrededor de la construc-
ción de la matriz de interés-poder. Cfr. Mendelow, 1991.
116 vicente enciso de yzaguirre

Dicho esto, metodológicamente resulta necesario desarrollar dos tareas sucesi-


vas respecto a los stakeholders: en primer lugar, establecer un adecuado inventario
–como se ha realizado anteriormente con el ejemplo de la asociación de atención
a las necesidades de las personas con discapacidad– sin despreciar, en principio,
a ninguno por irrelevante y lejano que pueda parecer; y, en segundo lugar, situar a
cada uno de ellos atendiendo en cada caso a las dos coordenadas –interés y poder–
que ayudarán posicionarlos correctamente frente a la organización.
Volviendo al ejemplo de la asociación para atención a las personas con discapa-
cidad descubriremos que, respecto al binomio interés-poder, existirán stakeholders:
– con un interés bajo y poco poder en la organización, por ejemplo: los anti-
guos asociados, empleados o beneficiarios; las instituciones, organismos y
empresas que ni son bienhechores ni se dedican a este tipo de actividad; las
organizaciones sociales; seguramente, los proveedores; los socios, cuanto
menor sea su poder decisorio individual en la asamblea y, casi con certeza,
los beneficiarios, que reciben las atenciones de la organización y que no
estén en condiciones de valorar el quehacer y el desarrollo de la misma.
– con un interés bajo y mucho poder, por ejemplo: las administraciones
públicas, en la medida que aportan fondos para financiar la asociación; la
asamblea de socios si sus miembros no están implicados en la actividad de
la asociación; los bienhechores y mecenas y los medios de comunicación.
– con mucho interés y poco poder, por ejemplo: los empleados, salvo los
cargos ejecutivos; los voluntarios y las familias de los beneficiarios, si no
participan activamente en el gobierno o en las tareas de la asociación.
– con mucho interés y mucho poder, por ejemplo: los socios fundadores o el
fundador; los miembros de la junta directiva; los ejecutivos de la asocia-
ción; la asamblea y los socios, si son pocos e implicados en las actividades
ordinarias y las familias de los beneficiarios, en la medida que participen en
la vida diaria de la asociación.
Esta simple enumeración y clasificación nos llevará a concluir que el trata-
miento que se debe dar de cada persona o grupo de stakeholders debe ser diferente,
en función de su diverso grado de interés y cuota de poder que detente, para la
buena marcha de la organización.
Así, respecto a los que manifiestan bajo interés y detentan poco poder la aso-
ciación deberá dedicar un esfuerzo mínimo de presencia e información, por ejemplo,
con la presencia frecuente de buenas noticias de la asociación en los medios próxi-
mos de comunicación; a los stakeholders con mucho interés y poco poder se les
marketing y dirección estratégica en la economía social 117

debe tener bien informados sobre la marcha de las actividades, logros, dificultades,
metas, etcétera para que continúen cada vez más implicados en las tareas diarias de
la entidad; respecto a aquellos que se manifiestan con bajo interés pero gozan de
mucho poder la organización deberá mantenerlos satisfechos con los resultados que
se obtienen con su aportación –recursos económicos, implicación y participación en
actividades públicas, información siempre favorable, etcétera– a la buena marcha
de las actividades; finalmente, los stakeholders con mucho interés y mucho poder
resultarán ser los jugadores clave en la actualidad y, en principio, también para el
cambio estratégico.
¿Cuáles son los intereses dominantes de los stakeholders de una organización?
En principio serán los intereses de los jugadores clave los que, en mayor o en menor
medida, determinarán la configuración de la misión de la organización, pero se debe
tener en cuenta que esto será posible en la medida en que los jugadores clave man-
tengan satisfechos y despreocupados a sus colaboradores poderosos; procuren que
se encuentren implicados y proactivos el resto de sus colaboradores y se mantenga
debidamente informado al entorno social en el que se desarrolla su actividad13.
Por lo tanto, una importante tarea de marketing en las organizaciones del tercer
sector se debe orientar a mantener satisfechos a los bienhechores y a la captación
de nuevos fondos para las actividades que desarrolla. En este sentido tiene mucho
interés un artículo de profesor Mora14 que sostiene la necesidad de una fuerte inver-
sión de recursos por parte de las organizaciones no gubernamentales para establecer
los instrumentos de marketing orientado a la captación de fondos de tal manera que
les permita la diversificación de recursos; acudiendo no solo a las administraciones
publicas sino también a la captación de socios, a la venta de bienes o servicios de
mercado y a la colaboración con empresas mercantiles en las actividades conse-
cuencia de su responsabilidad corporativa.
Otra tarea imprescindible para el desarrollo eficiente de cualquier organización
en el siglo veintiuno es la asignación de medios suficientes al marketing interno15 de
tal manera que todas las personas y departamentos y centros de operaciones sepan
que su tarea concreta –la que sea– está directamente orientada al cliente, que todas
las actividades tiene suma importancia ante ese objetivo final, que la eficiencia en

13.  Aquí, juega un papel definitivo un buen sistema de información de marketing, al que antes nos
referíamos; así como, un eficiente servicio de comunicación.
14.  Cfr. Mora Ticó, P. Tercer Sector y nuevos perfiles profesionales: la captación de fondos. Publi-
cado en http://www.educaweb.com/EducaNews/interface/asp/web/NoticiesMostrar.asp?NoticiaID=1798&S
eccioID=1907. [Consulta efectuada el 2 de agosto de 2007].
15.  Cfr. Kotler (2003:273).
118 vicente enciso de yzaguirre

su trabajo tiene consecuencias mensurables para la excelencia del operar general y


que, por tanto, deben esforzarse por actuar en consecuencia.
Lógicamente, en tiempo real, continuamente se estarán produciendo interac-
ciones entre los diversos grupos; de tal manera que, los intereses de unos se atempe-
rarán con los de los otros, siempre en función del poder real de cada uno de ellos en
cada momento.
Definitivamente, se podrá establecer correctamente la posición estratégica
de una organización ante las fuerzas del cambio estratégico si se tiene en cuenta,
además de sus recursos y competencias críticas, la posición –en el binomio interés-
poder– de cada grupo de stakeholders, sus intereses y los mecanismos reales del
juego de poder existente dentro de cada organización.

2.5. Posición estratégica de la organización ante los cambios inciertos


del futuro

Indudablemente, cada organización se encontrará en una posición estratégica


distinta de la del resto de organizaciones similares respecto al entorno presente y,
tal como decíamos anteriormente, esa posición tendrá mayor valor estratégico en la
medida en la que cuente con un mayor número o cualidad de recursos y de compe-
tencias exclusivas con las que mantiene una cierta ventaja competitiva frente a las
demás.
Por otro lado y ante el desempeño de la misión, el equilibrio de poder de los
stakeholders principales posibilitará una fuerte economía de tiempos y de esfuerzos
en el gobierno de las cosas ordinarias posibilitando así que la organización emplee
la mayor parte de sus recursos al desarrollo de sus objetivos y actividades sin distor-
siones y pérdidas inútiles.
Pues bien, ante los cambios inciertos que vendrán en el futuro conviene ana-
lizar la posición estratégica de cada organización y estimar cuidadosamente las
posibles consecuencias que el cambio deparará para la organización, de tal manera
que las opciones que se puedan plantear ante nueva dirección estratégica tengan en
cuenta de manera realista no sólo los medios con que cuenta la organización sino
también la posible actitud proactiva o reactiva de cada uno de implicados en ella y
poder medir también las consecuencias prácticas que de estas actitudes se pueden
derivar.
Así, una organización gozará de una mejor posición estratégica ante el cambio
en la medida en que sus recursos tengan un mayor carácter exclusivo, bien porque
ese recurso esté situado geográficamente en un lugar próximo, bien porque exista
marketing y dirección estratégica en la economía social 119

alguna posición monopolística respecto a ese recurso concreto o bien por alguna
otra causa que provoque la exclusividad.
Cuanta mayor sea la exclusividad en la disposición de unos recursos y se vaya
a seguir precisando de ese tipo de recursos en el futuro la posición de la organización
seguirá manifestando una cierta ventaja competitiva frente al resto de las organiza-
ciones. Ahora bien, si ese recurso, en el futuro, pudiese ser adquirido por cualquier
organización o pudieran aparecer en el horizonte nuevos recursos de uso alternativo
a disposición de otras organizaciones, la posición de ventaja se tambalearía.
Igualmente, una organización contará con cierta ventaja en la medida en que
cuente con competencias de carácter exclusivo. Pero si en el futuro esas competen-
cias, exclusivas hoy, pueden ser adquiridas por los competidores, quedan obsoletas
con motivo de los cambios culturales o científicos o tecnológicos, se pierden a favor
de otras organizaciones, etcétera la posición de la organización se verá duramente
deteriorada.
Además, habrá que tener en cuenta el grado de dinamismo de la organiza-
ción. No todas las organizaciones pueden reaccionar de la misma manera ante los
cambios futuros. No reaccionará igual una organización en la que los stakeholders
principales superan los sesenta años de edad que otra en la éstos que no superen los
cuarenta años. De la misma manera, se adaptará mejor al cambio una organización
en la medida en que sus miembros gocen de una mayor formación o de una mayor
conciencia de la misión. Cuanto más dinámico sea el gobierno y menos cristalizada
se encuentre culturalmente una organización, con más facilidad podrá acometer con
éxito el cambio estratégico.
Finalmente, como punto de partida ante el futuro incierto y ante los cambios
que se avecinan, se debe contar rigurosamente con la organización “real” en todos
sus términos y no con una organización “ideal”; es preciso prever con rigor la
exclusividad futura de recursos y competencias y es preciso valorar la capacidad de
adaptación a los posibles cambio partiendo de la vigente cultura y de los actuales
equilibrios de poder y modos de gobierno.

3. Opciones estratégicas

3.1. Una base de partida


Como veníamos diciendo, solamente basándose en la organización “real” se
pueden establecer posibles soluciones para la adaptación de una organización ante
los cambios futuros.
120 vicente enciso de yzaguirre

Partir de la organización “real” –conjunto de recursos y competencias y con-


junto de intereses de los stakeholders, articulados en determinadas estructuras de
poder– supone para el estratega aceptar la existencia de un conjunto de bases orgá-
nicas de partida, que resultan ineludibles ya que la organización “es la que es”, y
que pueden permitir que todos los desarrollos estratégicos se inicien desde posicio-
nes sólidamente fundamentadas.
Pues bien, esa organización “real”, con una misión “real”, que viene desarro-
llando una actividad “real” se enfrentará al cambio de maneras diferentes en función
de la visión que para el futuro adopten los stakeholders principales. Esta visión
podrá ser diversa entre organizaciones similares, en función del juicio de oportuni-
dad de los stakeholders, y conducirá en cada caso al establecimiento de propósitos
diferentes y aspiraciones distintas.
Un ejemplo: en España, el papel las cajas de ahorros han sufrido una gran
transformación en las últimas décadas dentro del sector financiero nacional.
Históricamente, estas instituciones nacieron como “montes de piedad” a ini-
ciativa de instituciones de la Iglesia Católica16 con el fin de facilitar el préstamo y el
empeño a personas necesitadas y evitar así que cayesen en manos de prestamistas y
usureros.
Las cajas de ahorros españolas, desde su nacimiento –su origen es mixto:
bien a iniciativa de instituciones religiosas o bien de origen civil– son entidades
financieras privadas con un fin benéfico y social y persiguen un beneficio econó-
mico para distribuirlo a lo largo del tiempo a través de su obra social de carácter
filantrópico.
Inicialmente, el carácter filantrópico, determinaba que la mayor parte de su
operación de activo estuviese centrada en préstamos con prenda a largo plazo y
bajo tipo de interés y sus operaciones de pasivo estuviesen dirigidas a la captación
del pequeño ahorrador, sin acceso a la banca ordinaria, asegurándole la estabilidad
de su ahorro y ofreciéndole a cambio un moderado tipo de interés. Esta operativa
marcaba un carácter distintivo de las cajas de ahorros respecto al resto del sector
financiero conformado casi exclusivamente por entidades bancarias ordinarias.

16.  Su nacimiento se produce en Italia en el siglo XV por iniciativa de los frailes franciscanos. Las
cantidades prestadas y los gastos de administración se cubrían, al principio con, limosnas y retornos de prés-
tamos anteriores pero, con el paso del tiempo, estos recursos resultaron insuficientes y fue preciso, además,
el cobro intereses. Aquí se desata la cuestión de la licitud del préstamo con interés. El Concilio de Letrán
(1515), admite que se pueda establecer un módico interés en los préstamos con prenda y, finalmente, el Con-
cilio de Trento (1545-1563) incluye a los Montes de Piedad entre los organismos de beneficencia propios de
la Iglesia Católica.
marketing y dirección estratégica en la economía social 121

Con el paso del tiempo, las cajas de ahorro se han ido adaptando –tomado deci-
siones de cambio estratégico– a los aconteceres del mercado financiero español y,
con la aproximación de España al Mercado Común en la década de los años setenta
del pasado siglo, a los de los mercados financieros internacionales17. El resultado
final es que aquellas instituciones sin ánimo de lucro que prestaban sin interés se
han convertido en instituciones financieras similares a la banca18 que en vez de
pagar un dividendo privado a sus dueños sostienen una obra filantrópica a modo de
dividendo social. La adaptación estratégica a cambiado totalmente su misión y su
visión; y en la actualidad, muchas de ellas están tomando posiciones hacia su trans-
formación definitiva en sociedades por acciones.
Por tanto, la adaptación a los cambios exige mirar al futuro sin miedo, sin com-
plejos, poniendo en discusión no solo los elementos periféricos de la actividad de la
organización sino también los aspectos más hondos y radicales de la razón de ser de
la misma.
Misión, visión, propósitos y aspiraciones... todos ellos deben ser cuestionados,
en la medida adecuada, para adaptar la organización obteniendo una ventaja compe-
titiva que le permita desarrollar su actividad. No obstante, ante el cambio estratégico
siempre resultará plantearse “¿en qué actividad o negocio estamos?” ya que, de otro
modo, con la velocidad cada vez más vertiginosa con la que evoluciona el entorno,
cualquier organización obligada a efectuar pequeños, frecuentes y sucesivos cam-
bios de adaptación estratégica puede terminar por desdibujar su identidad.

3.2. ¿Hacia dónde dirigirse?


Ante una evolución previsible en las fuerzas clave del entorno la organización
puede comportarse de múltiples maneras.
Una primera forma es la adaptación reactiva. La conducta reactiva suele llevar
a decisiones estratégicas tendentes a proteger como sea las unidades operativas y las
actividades que hasta ese momento realiza la organización. Este tipo de conducta,
que ha resultado suicida en tantas ocasiones, suele ser la que menos problemas plan-
tea y resulta con frecuencia mejor aceptada por los diferentes grupos de stakeholders
que estimarán que de esta manera la organización se fortalece, reafirmando sus expe-
rimentados modos de proceder; se optimizan los recursos, sin arriesgarse a acometer

17.  El Real Decreto 2290/1977, de 27 de agosto, supone el final del carácter especial de las cajas de
ahorro, permitiéndolas operar como cualquier banca y accediendo así al descuento de efectos comerciales, al
negocio de comercio exterior, a las operaciones de regulación monetaria y a las cámaras de compensación.
18.  En el orden político, se manifiestan como instrumentos de poder más eficaces, en manos de los
partidos políticos, que la banca tradicional.
122 vicente enciso de yzaguirre

nuevas e inciertas estrategias; se afianzan los logros obtenidos hasta el momento y


logrados con tantos esfuerzos; y, además con este proceder ante el cambio, segura-
mente no se pondrán en riesgo los difíciles equilibrios de poder existentes.
En ocasiones la conducta reactiva, ante la seguridad por parte de los stakehol-
ders clave de la que la misión resulta imposible puede llevar a prácticas destructi-
vas: no pocas organizaciones del tercer sector quizá para proteger los intereses de
dirigentes y empleados han perdido definitivamente su identidad y se han conver-
tido en la práctica en empresas más o menos vergonzantemente mercantiles o en
terminales de partidos políticos u otros grupos de poder.
Otras formas de adaptación diferentes a las anteriores tienen en común la
característica de responder a conductas de tipo proactivo: aceptan el reto del cambio
como un elemento cotidiano de servicio del tal modo que la visión debe evolucionar
con los tiempos y los beneficiarios deben ser servidos de la forma y manera que
necesiten en cada momento.
De acuerdo con algunos autores19 se pueden señalar hasta cuatro direcciones
proactivas principales de cambio estratégico.
Una primera dirección será recortar-mantener-penetrar orientando las acciones
estratégicas hacia el mismo mercado con los mismos productos y actividades y esta-
bleciendo, en cada momento, el grado deseado de actuación: bien manteniendo el
mismo nivel de actividades, bien incrementándolas o bien reduciéndolas en función
de las circunstancias cambiantes del entorno. Resulta muy ilustrativo como varía el
comportamiento de las organizaciones no gubernamentales que se encuentran muy
vinculadas ideológicamente con grupos o partidos políticos en función de las mayo-
res o menores cuotas de poder que éstos últimos detentan.
Una segunda dirección será lo que podemos llamar profundización de pro-
ducto. Se tratará de adaptar los productos que ofrece la organización a las nuevas
necesidades de los beneficiarios de los mercados conocidos y a los que ya se venía
dirigiendo hasta el presente. Estrategias de profundización o desarrollo de producto
se podrán articular a partir de las competencias existentes en función de las nuevas
necesidades del mercado objetivo al que se dirige la organización. Un ejemplo de
profundización de producto son las organizaciones del primer mundo dedicadas a
la atención de los inmigrantes que tanto se han desarrollado en las últimas décadas.
Estas organizaciones inicialmente se dedicaron a proveer a los inmigrantes de unos
mínimos recursos materiales que les ayudasen a sobrevivir en los primeros momen-
tos, se ocuparon de enseñarles el idioma y las costumbres del país de destino, les

19.  Cfr. Anssof (2003), y Jonson y Scholes (1988).


marketing y dirección estratégica en la economía social 123

ayudaron a obtener documentación necesaria para poder trabajar en condiciones jus-


tas, etcétera; posteriormente, fueron descubriendo nuevas necesidades de la pobla-
ción inmigrante –explotación laboral, alquiler de habitación abusivo, problemas de
integración y de identidad cultural, segundas e incluso terceras generaciones– y han
ido adaptado sus servicios a la satisfacción de las mismas.
Otra tercera dirección es la que denominaremos profundización de mercado.
Las acciones estratégicas se orientarán a llegar con los mismos productos a nuevos
mercados; nuevos mercados bien de acuerdo con criterios geográficos o bien con
otros criterios fruto de la segmentación. La profundización de mercado requerirá
nuevas habilidades y competencias que se deben desarrollar, en la medida de lo
posible, a partir de las competencias existentes. Cáritas, a medida que se fueron
presentando en nuestra sociedad nuevos tipos de marginación, fue atendiendo a
estos nuevos segmentos de mercado. Así, sin dejar la atención de las personas sin
recursos económicos suficientes, los inmigrantes, la tercera edad dependiente, los
enfermos de VIH, los drogodependientes y otras personas y grupos desfavorecidos
son objeto también de la atención de Cáritas.
Una cuarta dirección es la que podríamos llamar diversificación. Se tratara de
simultanear las actividades desarrolladas por la organización –productos y mercados
conocidos– con la aplicación de recursos a nuevas actividades y a nuevos mercados.
La organización precisará capacitarse para un nuevo estilo de tareas directivas. Se
necesitará de competencias avanzadas de gestión vínculos y, con toda probabilidad,
la nueva orientación estratégica hacia la diversificación exigirá un nuevo estilo de
organización y un nuevo estilo de dirección. Un ejemplo palpable de una política de
diversificación de éxito es el de la Cooperativa de Mondragón que ha sabido exten-
der sus actividades a prácticamente todos los sectores de la economía productiva,
financiera y de servicios con el mismo espíritu cooperativo que la vio nacer.
Se debe tener en cuenta que la implementación de cada tipo de estrategia
demandará la organización un esfuerzo mayor o menor ya que en unos casos se
precisará simplemente reorientar la asignación de los recursos disponibles pero en
otros casos será preciso poder contar con nuevos recursos y competencias. En todo
caso, la implantación de estrategias de desarrollo de mercado supondrá seguramente
un mayor esfuerzo que la implantación de nuevas estrategias de desarrollo de pro-
ducto y, por supuesto, la diversificación requerirá una mayor intensidad de recursos
y de competencias que en el caso de orientarse a cualquiera de las anteriores.
El riesgo asumido por la organización resultará creciente en la medida en que las
direcciones estratégicas a implantar se orienten al desarrollo de nuevos productos, al
desarrollo de nuevos mercados o, finalmente, al desarrollo de nuevas actividades, lo
que supone implementar simultáneamente nuevos productos y nuevos mercados.
124 vicente enciso de yzaguirre

Igualmente, estas direcciones del cambio estratégico precisan de un periodo de


implantación cada vez cada vez de mayor duración ya que, la puesta en disposición
de todos los recursos y competencias necesarias de una manera eficiente precisará
de plazos más dilatados si la organización se orienta a la diversificación que a cual-
quiera de las direcciones anteriormente citadas.
Por todas estas razones resulta frecuente que cuando una organización
requiera, por la implementación de nuevas estrategias, cambios radicales en bienes
entregados o en los servicios prestados, o bien acometa la implantación de su activi-
dad en nuevos mercados o en nuevos segmentos suficientemente diferenciados del
mercado; o, en mayor medida, en los procesos de diversificación, el cambio estraté-
gico se lleve a cabo mediante políticas de alianzas con otras organizaciones –bien,
expertas en los nuevos productos o nuevas actividades; o bien, sean residentes en
los nuevos mercados–, con lo que de alguna manera se asumen riesgos menores y se
acortan los plazos de implantación.
Por último, estas direcciones del cambio estratégico podrán adoptarse de
manera simultánea y complementaria en el caso de que en la organización existan o
puedan establecerse unidades estratégicas diferenciadas; en otro caso, las direccio-
nes para el cambio estratégico tendrán, generalmente, un carácter alternativo.

3.3. La elección estratégica


Finalmente, ante la elección estratégica, la obligada elección de las nuevas
estrategias ante el cambio, conviene realizar algunas consideraciones.
Es evidente que anta los problemas estratégicos, el mismo modo que ante
cualquier otro problema, no existe una sola solución. Cualquier elección, por tanto,
supone el descarte de otras opciones posibles que, al igual que la seleccionada, tie-
nen sus ventajas y sus inconvenientes.
Deben señalarse algunos criterios de selección que permitan que este proceso
se resuelva de la manera más eficiente. Tres criterios podemos señalar: la estrategia
adoptada debe resultar lógica ante el momento presente, debe ser aceptable para los
stakeholders y, finalmente, debe ser posible20.
La opción estratégica elegida debe ser el resultado de un escrutinio entre las
opciones más adecuadas ante el cambio, de tal manera que traduzca mejor las forta-
lezas de la organización –núcleo de recursos y competencias clave– en nuevas opor-
tunidades de ventaja competitiva; reafirme los aspectos radicales de la misión de la

20.  En este sentido resulta interesante consultar Ambrosini (1998).


marketing y dirección estratégica en la economía social 125

organización; y, finalmente, se corrijan, en la medida de lo posible, las amenazas


producto de las debilidades estratégicas presentes.
Además, las acciones estratégicas seleccionadas, que muchas veces pueden
suponer una modificación de la visión de la organización, deben ser aceptadas no
solo por los stakeholders principales sino por el mayor número de stakeholders por-
que el cambio estratégico logrará en buena medida un mayor éxito en función del
grado de adhesión de los stakeholders.
Se deberá tener en cuenta las diversas posiciones de los stakeholders ante el
cambio de estrategia y situarlas con la perspectiva del binomio interés-poder al que
anteriormente aludíamos. Por tanto, una tarea preferente será reposicionar a los
stakeholders de tal manera que las nuevas estrategias cuenten con la máxima adhe-
sión de los directivos y resto de “jugadores clave”; el apoyo de los bienhechores
y las demás personas o grupos poderosos con bajo nivel de interés en el quehacer
cotidiano de la organización; el esfuerzo incondicional de empleados y voluntarios;
y, finalmente, la buena opinión del resto de los interesados. Para lograr ese reposi-
cionamiento de los stakeholders deberán tenerse en cuenta los resultados previsibles
de la aplicación de las técnicas y los criterios del marketing interno y externo.
Un referente para la adopción o no de una opción estratégica será sin duda
el grado de adhesiones que podrá alcanzar entre los stakeholders principales y los
niveles de indiferencia o rechazo que pueda generar entre el resto; así como, las
posibilidades que existen de reposicionar a los stakeholders previsiblemente no
afectos o díscolos.
Pues bien, las opciones que pasen la criba de estos dos criterios deben enfren-
tarse con un tercer criterio de comprobación: las posibilidades reales de que su apli-
cación resulte eficaz para la organización.
Para ello se deberán contar con los instrumentos de análisis de que disponga
la organización para la medida del resultado de su actividad medido en función del
coste de oportunidad de los recursos empleados y del grado de satisfacción de los
usuarios y beneficiarios de las actividades que desarrolla.

Implantación de la nueva estrategia


Entre otros muchos aspectos a tener en cuenta ante la implantación del cambio
estratégico21, tres parecen clave por las especiales características de las organizacio-
nes del tercer sector: estructura de gobierno, estilo de gestión del cambio y plazo.

21.  Se encuentran interesantes reflexiones en Salmador Sánchez, Bueno Campos, y Morcillo Ortega
(2005).
126 vicente enciso de yzaguirre

El primer aspecto a tener en cuenta ante la implantación de la nueva estrategia


hace referencia a la idoneidad del diseño organizativo de la entidad para acometer
los cambios propuestos. La estructura de gobierno de la organización debe resultar
adecuada para la opción estratégica que en cada caso se elija.22.
Así, una estructura simple, con un mando único y personal puede resultar efi-
caz para organizaciones de reducida dimensión pero no soportará un crecimiento
constante de la actividad ya que a partir de un determinado tamaño el gobierno
resultará imposible.
Una estructura funcional, o incluso multidivisional, exigirá un órgano de direc-
ción fundamentalmente operativo, que resultará por ejemplo poco adecuado para
acometer una opción estratégica de diversificación.
En este sentido, en la medida que resulte más compleja la actividad de una
organización deberán implementarse estructuras de gobierno más del tipo holding
o incluso estructuras de red u organizaciones virtuales para poder gobernar en la
diversidad.
Las organizaciones del tercer sector, fieles al espíritu fundacional, suelen
tender a la rigidez en los modelos de dirección y de gestión. Las organizaciones de
mercado, por el contrario, a la búsqueda de la mayor rentabilidad económica, tienen
completamente asumida la cultura del cambio; también para la adaptación de los
modelos de estructura de gobierno. Una pregunta resulta previa y fundamental ante
la implantación del cambio estratégico: ¿contamos con la forma de organización
adecuada?
Otro aspecto importante es el estilo de gestión con el que una organización del
tercer sector puede abordar el cambio.
Una organización poco acostumbrada a buscar la adaptación al cambio, como
cultura básica de dirección estratégica, considerará la gestión del cambio como
una actividad imprescindible ante un devenir forzado por los cambios del entorno.
En este caso, la gestión del cambio supondrá un contratiempo, una circunstancia
sobrevenida –“¡con todo el trabajo que tenemos por delante, además...!”– a la que
la organización deberá dedicar al cambio recursos adicionales a los necesarios para
la gestión ordinaria. Esta forma reactiva de actuación añadirá sin duda componentes
muy negativos al cambio estratégico.
Pero aún en el caso de que la organización tenga culturalmente asumido que
la tarea principal de la alta dirección consiste en escudriñar el futuro para tratar de

22.  Resultan aportaciones relevantes las de Montañés (2003); y Carrión Maroto (2005).
marketing y dirección estratégica en la economía social 127

enfrentarse a las incertidumbres venideras desde la posición más ventajosa posible,


la gestión del cambio puede abordarse desde diferentes enfoques y posiciones.
Las organizaciones fuertemente jerarquizadas con un estilo de gobierno pira-
midal, se enfrentarán a la implantación del cambio de una manera impuesta y des-
cendente. Deberán dedicar sus mayores esfuerzos a transmitir los nuevos objetivos,
medios, actividades, aptitudes y actitudes a todos los que componen el quehacer
diario de la organización detectando, aislando y venciendo las resistencias que pue-
dan desarrollarse ante la nueva dirección estratégica.
En el polo opuesto, las organizaciones más informales, tanto desde el punto de
vista estructural como cultural, se enfrentarán al cambio después de un análisis inte-
ractivo entre las distintas personas y grupos agentes de tal modo que, como conclu-
sión, surgirán las nuevas estrategias que marcarán el cambio. Lógicamente, la tarea
de análisis conjunto permitirá a la organización una mayor adhesión de los jugado-
res clave del cambio y por tanto una mayor eficiencia en la gestión estratégica.
Una última consideración imprescindible es la velocidad de adaptación al cam-
bio. La entraña de la dirección estratégica se sitúa en la anticipación del análisis que
permita adelantarse adecuadamente a los cambios. Los retrasos en la implantación
siempre supondrán una rémora en la eficiencia de la gestión del cambio y, a la larga,
una perdida de posición estratégica para la organización.

4. Conclusiones

De lo expuesto hasta aquí podemos extraer algunas conclusiones que pueden


ayudar a la reflexión:
En primer lugar, toda organización del tercer sector utiliza siempre recursos
escasos –característica básica de toda actividad económica–, y aunque no se mueva
por el afán de lucro propio de las actividades económicas de mercado se mueve por
el afán de servicio y solidaridad y, por tanto, debe optimizar sus recursos: en su ges-
tión ordinaria deberá utilizar todos los instrumentos de éxito que se emplean en el
resto de las organizaciones económicas.
En segundo lugar, a causa del desarrollo tecnológico y la globalización de los
mercados se está produciendo una dinámica por la que el entorno en el que actúan
las organizaciones, también las organizaciones del tercer sector, evoluciona cada
vez a una velocidad mayor. Esta característica agudiza el factor de incertidumbre
para el futuro.
128 vicente enciso de yzaguirre

En tercer lugar, las necesidades a cubrir por parte de las organizaciones de


la economía social han evolucionado paralelamente a los cambios de ese entorno
incierto en el que actúan de tal modo que resulta imprescindible un modelo de ges-
tión que tenga en cuenta los posibles cambios estratégicos que permita afrontar el
futuro desde posiciones de ventaja competitiva.
En cuarto lugar, más sensibles a la evolución del entorno, las organizaciones
de la economía de mercado han desarrollado técnicas propias de la dirección estra-
tégica y del marketing estratégico que resultan de aplicación también a todo tipo de
organizaciones del tercer sector.
En quinto lugar, que toda organización que pretenda una gestión de éxito
en el futuro debe incorporar esas técnicas a su gestión de tal manera que, con un
alto sentido profesional, se anticipe a los cambios futuros estableciendo sistemas
recurrentes de gestión estratégica que rediseñe continuamente las operaciones y las
implemente con eficiencia.
En sexto lugar, la tarea de gestión estratégica debe constituir la preocupación
de la alta dirección de las organizaciones dejando la gestión operativa para los eje-
cutivos de rango inferior. Se trata de un error frecuente de consecuencias fatales
invertir este orden de intereses y destinar los recursos más preciosos, la dedicación
de los altos directivos, a tareas de gestión ordinaria.
En séptimo lugar, una ordenada y constante tarea de gestión estratégica procu-
rará tal aprendizaje a la organización y le permitirá adaptarse cada vez con mayor
con flexibilidad a los cambios futuros acometiendo de una manera cuasi-natural,
con prudencia pero sin temores, las novedades en su operar y las modificaciones en
la visión –e incluso en la misión– que la permitan subvenir eficazmente las necesi-
dades de sus beneficiarios.
Octavo y último, la dirección estratégica es el modo adecuado para el gobierno
de cualquier organización en el siglo veintiuno y, por tanto, quienes pretendan un
futuro de éxito deberán aplicarse a profundizar en las técnicas de dirección adecua-
das.
marketing y dirección estratégica en la economía social 129

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capítulo 5

Régimen fiscal de las empresas


de economía social. Especial referencia
al de las cooperativas

Sofía Borgia Sorrosal


Profesora de Derecho Financiero y Tributario
Universidad Católica de Ávila

1. Introducción

Este capítulo centra su análisis en el régimen fiscal especialmente previsto


para las llamadas empresas de economía social haciendo hincapié principalmente en
la fiscalidad de las cooperativas.
Es necesario partir del concepto de economía social y para ello haremos
nuestra la aproximación al concepto que hace la Comisión Científica del CIRIEC-
España. De acuerdo con la Comisión, y utilizando la metodología del SEC-95 y los
conocidos Principios Cooperativos, pueden identificarse dos grandes subsectores
de la Economía Social: a) el subsector de mercado o empresarial, integrado por
las empresas privadas con organización democrática (una persona, un voto) y con
distribución de beneficios, en su caso, no vinculada al capital aportado por el socio,
y b) el subsector de no mercado, que integra a las instituciones privadas sin fines de
lucro al servicio de los hogares.
El subsector de mercado o empresarial de la Economía Social está formado
por aquellos agentes de la misma cuyos recursos principales proceden de las ven-
132 sofía borgia sorrosal

tas realizadas en el mercado y que son genéricamente conocidos con el nombre de


empresas. En este subsector son muchas las diferentes clases de empresas que pue-
den ser incluidas, y entre ellas cabe citar a las cooperativas y sociedades laborales
de todas clases, las sociedades agrarias de transformación, las mutuas y mutualida-
des, las Cajas de Ahorros y los grupos de empresas de la Economía Social que, con
independencia de su forma jurídica, están creadas y controladas por empresas de la
Economía Social con el objeto de favorecer el cumplimiento de sus fines sociales.
En cuanto al subsector de productores no de mercado privados, la metodología
actual del SEC-95 lo considera formado por las Instituciones sin fines de lucro al
servicio de los hogares (ISFLH), definidas como aquellas entidades privadas dota-
das de personalidad jurídica que desarrollan una actividad productiva y no distribu-
yen beneficios, obteniendo sus recursos principales de contribuciones voluntarias de
los hogares, de pagos de las administraciones públicas no vinculadas al volumen o
valor de la producción y de rentas de la propiedad.

2. Rasgos generales sobre la fiscalidad de las empresas


de economía social

Debido a sus rasgos específicos, el sector de la economía social requiere solu-


ciones a la medida en lo referente a fiscalidad. Esto encuentra su justificación en el
hecho de que la economía social difiere de los sectores económicos tradicionales. A
continuación haremos un breve repaso de las principales ventajas o especialidades
con las que, desde el punto de vista fiscal, cuentan este tipo de empresas dedicando
una especial atención a la fiscalidad de las empresas cooperativas.

2.1. Subsector de mercado o empresarial

Sociedades Laborales
Las sociedades Laborales tienen reconocidos en la Ley 4/1997, de 24 de
marzo, que regula las sociedades laborales (S.A.L. y S.L.L.), una serie de beneficios
fiscales en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documen-
tados. Para acogerse a ellos es necesario tener la condición de “sociedad laboral” y
destinar al Fondo especial de Reserva, en el ejercicio en el que se produzca el hecho
imponible, el 25 por 100 de los beneficios líquidos.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 133

Las ventajas fiscales otorgadas para estos impuestos son las siguientes:
Exención de las cuotas devengadas por las operaciones de constitución,
aumento de capital, transformación de S.A.L. en S.L.L. y adaptación de las S.A.L. a
esta Ley. Bonificación del 99 por 100 (modalidad transmisiones patrimoniales one-
rosas) por la adquisición de bienes y derechos provenientes de la empresa de la que
proceda la mayoría de los socios trabajadores de la sociedad laboral.
Bonificación del 99 por 100 (modalidad gradual de actos jurídicos documen-
tados) por la escritura notarial que documente la transformación de otra sociedad en
una S.A.L. o S.L.L. o entre éstas.
Bonificación del 99 por 100 (modalidad gradual de actos jurídicos documen-
tados) por las escrituras notariales que documenten la constitución de préstamos,
incluidos los representados por acciones o bonos, siempre que el importe se destine a la
realización de inversiones en activos fijos necesarios para el desarrollo del objeto social.
Además, en el Impuesto sobre Sociedades cuentan con el derecho de libre amorti-
zación para aquellos elementos de inmovilizado material e inmaterial afectos a la
realización de sus actividades y adquiridos durante los 5 primeros años a partir de la
fecha de su calificación como laboral.

Sociedades Agrarias de Transformación


Como dice la Disposición Adicional Primera de la Ley 20/1990 a las Socie-
dades Agrarias de Transformación inscritas en el Registro General de tales enti-
dades del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación o, en su caso, de las
Comunidades Autónomas, les será de aplicación, salvo algunas excepciones, el
régimen tributario general y, en consecuencia estarán sujetas al Impuesto sobre
Sociedades.
En cuanto a las ventajas fiscales previstas para este tipo de entidades podemos
destacar la exención total en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos
Jurídicos Documentados, para los actos de constitución y ampliación de capital.

.  A los efectos de este Impuesto, las operaciones realizadas por las Sociedades Agrarias de Transfor-
mación con sus socios se computarán por su valor de mercado. Se entenderá por valor de mercado el precio
normal de los bienes, servicios y prestaciones que sería concertado entre partes independientes por dichas
operaciones.
No obstante, cuando se trate de Sociedades Agrarias de Transformación que, conforme a sus estatutos,
realicen servicios o suministros a sus socios, se computará como precio de las correspondientes operaciones
aquél por el que efectivamente se hubiesen realizado, siempre que no resulte inferior al coste de tales servi-
cios o suministros, incluida la parte correspondiente de los gastos generales de la entidad. En caso contrario
se aplicará este último.
134 sofía borgia sorrosal

Mutualidades y sociedades cooperativas de seguros


Como dice Moreno Ruiz (2000) “la Constitución española de 1978, en su artí-
culo 129.2, establece un mandato a los poderes públicos de fomento de las socieda-
des cooperativas, el cual puede entenderse como extensivo a las mutualidades”. En
virtud de dicho mandato constitucional estas empresas cuentan con las mismas ven-
tajas fiscales que el resto de cooperativas. Dichas ventajas afectan principalmente
al Impuesto sobre Sociedades y se comentarán más detenidamente en el apartado
dedicado a la fiscalidad de las Cooperativas.

2.2. Subsector de no mercado


Fundaciones y asociaciones
Con respecto al Impuesto sobre Sociedades podemos distinguir dos regímenes
de tributación:
A. El primero es el establecido por la Ley 49/2002 de 23 de diciembre, de
régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al
mecenazgo. Este régimen es aplicable a:
– Las Fundaciones.
– Asociaciones de Utilidad Pública.
– Entidades que, teniendo la forma jurídica de alguno de los grupos anterio-
res, estén inscritas en el registro de la AECI (Agencia Española de Coopera-
ción internacional) de entidades dedicadas a la cooperación internacional.
B. El segundo es el régimen de entidades parcialmente exentas, establecido
en el Capítulo XV del Título VII del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre
Sociedades (artículo 120 al 122), aplicable a las Asociaciones no declaradas de Uti-
lidad Pública y a aquellas Fundaciones o Asociaciones de Utilidad Pública que no
cumplan los requisitos establecidos en el Art. 3 de la Ley 49/2002 de 23 de diciem-
bre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fisca-
les al mecenazgo, exigidos para disfrutar las ventajas del primer régimen.
Por otra parte en relación con los impuestos locales el artículo 15 de la Ley
49/2002 establece que: “estarán exentos del Impuesto sobre Bienes Inmuebles los
bienes de los que sean titulares, en los términos previstos en la normativa reguladora
de las Haciendas Locales, las entidades sin fines lucrativos, excepto los afectos a
explotaciones económicas no exentas del Impuesto sobre Sociedades”.
El mismo artículo dice lo siguiente respecto del Impuesto sobre el Incremento
de Valor de los Bienes de Naturaleza Urbana: “Estarán exentos del Impuesto sobre
régimen fiscal de las empresas de economía social… 135

el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana los incrementos


correspondientes cuando la obligación legal de satisfacer dicho impuesto recaiga
sobre una entidad sin fines lucrativos.
En el supuesto de transmisiones de terrenos o de constitución o transmisión
de derechos reales de goce limitativos del dominio sobre los mismos, efectuadas
a título oneroso por una entidad sin fines lucrativos, la exención en el referido
impuesto estará condicionada a que tales terrenos cumplan los requisitos estableci-
dos para aplicar la exención en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles”.

Incentivos fiscales al mecenazgo


Contarán con unos incentivos fiscales especiales los donativos, donaciones y
aportaciones que, cumpliendo los requisitos establecidos, se hagan en favor de las
siguientes entidades:
– Las entidades sin fines lucrativos a las que sea de aplicación el régimen
fiscal establecido en el Título II de la Ley 49/2002.
– El Estado, las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales, así como
los Organismos autónomos del Estado y las entidades autónomas de carác-
ter análogo de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales.
– Las universidades públicas y los colegios mayores adscritos a las mismas.
– El Instituto Cervantes, el Institut Ramón Llull y las demás instituciones con
fines análogos de las Comunidades Autónomas con lengua oficial propia.
Los siguientes donativos, donaciones y aportaciones irrevocables, puros y sim-
ples, realizados en favor de las entidades anteriormente referidas darán derecho a la
práctica de una serie de deducciones en distintos impuestos.
– Donativos y donaciones dinerarios, de bienes o de derechos.
– Cuotas de afiliación a asociaciones que no se correspondan con el derecho a
percibir una prestación presente o futura.
– La constitución de un derecho real de usufructo sobre bienes, derechos o
valores, realizada sin contraprestación.
– Donativos o donaciones de bienes que formen parte del Patrimonio Histó-
rico Español, que estén inscritos en el Registro general de bienes de interés
cultural o incluidos en el Inventario general a que se refiere la Ley 16/1985,
de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
– Donativos o donaciones de bienes culturales de calidad garantizada en
favor de entidades que persigan entre sus fines la realización de actividades
museísticas y el fomento y difusión del patrimonio histórico artístico.
136 sofía borgia sorrosal

Este tipo de donativos darán derecho a deducciones tanto en el Impuesto sobre


la Renta de las Personas Físicas como en el Impuesto sobre Sociedades.
Para otros tipos de Mecenazgo como pueden ser: los convenios de colabora-
ción empresarial en actividades de interés general, gastos en actividades de interés
general o programas de apoyo para acontecimientos de excepcional interés público
la Ley 49/2002 establece también determinados incentivos fiscales.

3. Régimen fiscal de las empresas Cooperativas

En relación con las empresas Cooperativas, el artículo 129.2 de la Constitución


Española habla de la necesidad de fomentar, mediante una legislación adecuada, las
sociedades cooperativas.
Con la intención de dar cumplimiento a dicho mandato constitucional y, dada
la función social que cumple este tipo de sociedades, se aprobó la Ley 20/1990, de
19 de diciembre, sobre Régimen Fiscal de las cooperativas.
La exposición de motivos de la Ley explica que el régimen fiscal establecido
en la misma trata de responder a los siguientes principios:
“1. Fomento de las sociedades Cooperativas en atención a su función social, actividades y
características.
2. Coordinación con otras parcelas del ordenamiento jurídico y con el régimen tributario
general de las personas jurídicas.
3. Reconocimiento de los principios esenciales de la institución Cooperativa.
4. Globalidad del régimen especial que concreta tanto las normas de beneficio como las de
ajuste de las reglas generales de tributación a las peculiaridades propias del funciona-
miento de las Cooperativas.
5. Carácter supletorio del régimen tributario general propio de las personas jurídicas”.

Las novedades más destacables de la Ley 20/1990 pueden resumirse mediante


los siguientes principios (Barrera, De Luis, Juliá y Montolio, 1991):
– Generalización de la protección fiscal a todas las cooperativas regularmente
constituidas, si bien se establecen dos niveles de protección: protección
básica y protección especial.
– Se condiciona la protección básica al cumplimiento de los principios esen-
ciales cooperativos.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 137

– Se regula la protección especial, que se reserva a cooperativas concretas,


con unos criterios más actuales y flexibles, más fáciles de aplicar y concre-
tar, refiriéndose a:
– Límites exigidos para determinar la capacidad económica de los socios.
– Permisión de operaciones con terceros dentro de unos determinados por-
centajes.
– Principio de no discriminación en función de la actividad realizada con los
socios, o de la clase de trabajo que los socios aporten.
La Ley 20/1990 configura un régimen tributario especial del que pueden bene-
ficiarse las sociedades Cooperativas y que, como explica exposición de motivos de
la Ley, se instrumenta a través de dos tipos de normas:
“De una parte, normas incentivadoras, [...] que establecen beneficios
tributarios en atención a la función social que realizan las Cooperativas,
en cuanto que facilitan el acceso de los trabajadores a los medios de pro-
ducción y promueven la adecuación de las personas de los socios a través
de las dotaciones efectuadas con esta finalidad.
De otra parte, existen normas técnicas, de ajuste, que adaptan las
características y regulación social específica de las Cooperativas a los tér-
minos de las normas tributarias”.
Las normas tributarias generales actuarán supletoriamente en todo lo que no
haya sido regulado por la Ley 20/1990 al diseñar y reglamentar el régimen fiscal
especial previsto para las sociedades Cooperativas.
La Ley clasifica las cooperativas protegidas por un régimen fiscal especial en
dos tipos:
– Cooperativas protegidas: se incluyen dentro de esta categoría todas las coo-
perativas que se ajusten a lo previsto en la Ley general de Cooperativas y
que no hayan incurrido en ninguna de las causas de pérdida de la categoría
de Cooperativa protegida fiscalmente previstas en el artículo 13 de la Ley
20/1990.
– Cooperativas especialmente protegidas: el artículo 7 de la Ley 20/1990
establece que “se considerarán especialmente protegidas y podrán disfru-
tar, con los requisitos señalados en esta ley, de los beneficios tributarios

. Si bien es cierto, que la Ley permite que las Cooperativas que hayan incurrido en alguna de las
causas de pérdida de la condición de Cooperativa fiscalmente protegida, previstas en el artículo 13, puedan
beneficiarse de algunas de las ventajas fiscales previstas.
138 sofía borgia sorrosal

establecidos en los artículos 33 y 34, las Cooperativas protegidas de pri-


mer grado de las clases siguientes:
a) Cooperativas de trabajo asociado
b) Cooperativas agrarias
c) Cooperativas de explotación comunitaria de la tierra
d) Cooperativas del mar
e) Cooperativas de consumidores y usuarios”.
Para que las Cooperativas de segundo y ulterior grado puedan disfrutar de
dichas ventajas deberán cumplir determinados requisitos previstos en el artículo 35
de la Ley 20/1990 que analizaremos posteriormente.

Tabla 1. Clasificación de las Cooperativas según la Ley 20/1990

Cooperativas no protegidas
Cooperativas del campo
Cooperativas Cooperativas del mar
protegidas
Cooperativas de producción industrial
De trabajo asociado
Cooperativas Agrarias
especialmente De primer grado Explotación Comunitaria de la Tierra
protegidas Del mar
De Consumidores y Usuarios
De segundo grado
Cooperativas mixtas de segundo grado
Fuente: Barrera, De Luis, Juliá y Montolío (1991).

Es importante señalar que todas las cooperativas tienen la condición de pro-


tección básica, con independencia de su fecha de constitución, siempre que sus
Estatutos y funcionamiento se ajusten a los principios generales del cooperativismo
recogidos en la Alianza Cooperativa Internacional celebrada en Viena en 1966
(Barrera, De Luis, Juliá y Montolío, 1991):
- Alta y baja voluntaria de los socios en la cooperativa.
- Funcionamiento democrático de la cooperativa.
- Interés voluntario y limitado a las aportaciones de los socios al capital.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 139

- Reparto equitativo de los excedentes en proporción a la actividad cooperativa


desarrollada por los socios.
- Fomento de las relaciones intercooperativas y federativas y formación inte-
gral de los miembros de las cooperativas fundamentalmente en las técnicas econó-
micas y profesionales.

Tabla 2. Causas de pérdida de la condición de Cooperativa fiscalmente protegida

“1. No efectuar las dotaciones al fondo de reserva obligatorio y al de educación y


promoción, en los supuestos, condiciones y por la cuantía exigida en las disposiciones
Cooperativas.
2. Repartir entre los socios los fondos de reserva que tengan carácter de repartibles
durante la vida de la sociedad y el activo sobrante en el momento de su liquidación.
3. Aplicar cantidades del fondo de educación y promoción a finalidades distintas de
las previstas por la ley.
4. Incumplir las normas reguladoras del destino del resultado de la regularización
del balance de la Cooperativa o de la actualización de las aportaciones de los socios al
capital social.
5. Retribuir las aportaciones de los socios o asociados al capital social con intereses
superiores a los máximos autorizados en las normas legales o superar tales límites en el
abono de intereses por demora en el supuesto de reembolso de dichas aportaciones o por
los retornos cooperativos devengados y no repartidos por incorporarse a un fondo espe-
cial constituido por acuerdo de la asamblea general.
6. Cuando los retornos sociales si fueran acreditados a los socios en proporción
distinta a las entregas, actividades o servicios realizados con la Cooperativa o fuesen dis-
tribuidos a terceros no socios.
7. No imputar las pérdidas del ejercicio o imputarlas vulnerando las normas estable-
cidas en la ley, los estatutos o los acuerdos de la asamblea general.
8. Cuando las aportaciones al capital social de los socios o asociados excedan los
límites legales autorizados.
9. Participación de la Cooperativa, en cuantía superior al 10 por 100, en el capital
social de entidades no Cooperativas. No obstante, dicha participación podrá alcanzar el
40 por 100 cuando se trate de entidades que realicen actividades preparatorias, comple-
mentarias o subordinadas a las de la propia Cooperativa. El conjunto de estas participa-
ciones no podrá superar el 50 por 100 de los recursos propios de la Cooperativa.
10. La realización de operaciones cooperativizadas con terceros no socios, fuera de
los casos permitidos en las leyes, así como el incumplimiento de las normas sobre con-
tabilización separada de tales operaciones y destino al Fondo de Reserva Obligatorio de
los resultados obtenidos en su realización. Ninguna Cooperativa, cualquiera que sea su
clase, podrá realizar un volumen de operaciones con terceros no socios superior al 50 por
100 del total de las de la Cooperativa, sin perder la condición de Cooperativa fiscalmente
protegida.
continúa...
140 sofía borgia sorrosal

11. Al empleo de trabajadores asalariados en número superior al autorizado en las


normas legales por aquellas Cooperativas respecto de las cuales exista tal limitación.
12. La existencia de un número de socios inferior al previsto en las normas legales,
sin que se restablezca en un plazo de seis meses.
13. La reducción del capital social a una cantidad inferior a la cifra mínima estable-
cida estatutariamente, sin que se restablezca en el plazo de seis meses.
14. La paralización de la actividad cooperativizada o la inactividad de los órganos
sociales durante dos años, sin causa justificada.
15. La conclusión de la empresa que constituye su objeto o la imposibilidad mani-
fiesta de desarrollar la actividad cooperativizada.
16. La falta de auditoria externa en los casos señalados en las normas legales.

Fuente: Artículo 13 de la Ley 20/1990 sobre el Régimen Fiscal de las Cooperativas.


régimen fiscal de las empresas de economía social… 141

Tabla 3. Requisitos que deben cumplir las Cooperativas declaradas por la Ley como especialmente
protegidas para poder disfrutar de las ventajas fiscales previstas

Tipo De Trabajo Asociado Agrarias De explotación Comuni- Del mar De Consumidores y


de Cooperativa taria de la Tierra Usuarios
Características de Integrada por perso- Asocian a perso- Asocian a personas que Deben asociar a Asocia a personas
los socios nas físicas que apor- nas físicas titulares han cedido a la Coo- personas físicas físicas con el objeto
tan su trabajo. de una explotación perativa sus derechos titulares de algún de procurarles pro-
agraria, forestal, de uso y aprovecha- tipo de actividad ductos que no estén
ganadera o mixta miento de tierras y bie- pesquera o marí- gravados en su
situada dentro del nes inmuebles para la tima. entrega por el tipo
ámbito en el que explotación agraria de El volumen de ope- incrementado de
desarrolla su activi- los mismos con inde- raciones de venta IVA.
dad la Cooperativa. pendencia de que los realizadas por los
También poden ser propietarios presten su distintos socios
socios otras coope- trabajo o no a la Coo- no debe superar
rativas siempre que perativa. el límite fijado
cumplan determina- Asimismo, podemos por el Ministerio
dos requisitos3. encontrar socios que de Hacienda para
no han cedido el uso de
Asimismo, la suma poder tributar en el
ningún tipo de inmue-
de las cantidades ble y que aportan su régimen de estima-
que sirven de base trabajo para la explo- ción objetiva.
imponible para el tación en común de los
cálculo del Impuesto bienes aportados a la
sobre Bienes Inmue- Cooperativa por otros
bles de las fincas socios5.
rústicas, de cada Por otra parte, la suma
socio, situadas en el de las cantidades que
ámbito de actuación sirven de base imponi-
de la Cooperativa no ble para el cálculo del
debe superar la can- Impuesto sobre Bienes
tidad de 6.500.000 Inmuebles de las fin-
pesetas4. cas rústicas, de cada
socio, situadas en el
ámbito de actuación de
la Cooperativa no debe
superar la cantidad de
6.500.000 pesetas.
continúa...
.  El artículo 9.1 de la Ley 20/1990 dice que “también podrán ser socios otras Cooperativas agrarias
y de explotación comunitaria de la tierra protegidas, sociedades agrarias de transformación de las contem-
pladas en el número 3 de la disposición adicional primera de esta ley, entes públicos, sociedades en cuyo
capital social participen mayoritariamente entes públicos y comunidades de bienes y derechos que reúnan las
condiciones del párrafo anterior, integradas, exclusivamente, por personas físicas”.
.  De acuerdo con el artículo 9.3 de la Ley 20/1990 este límite cuantitativo varía para otro tipo de
situaciones. Así “tratándose de Cooperativas dedicadas a la comercialización y transformación de productos
ganaderos, en las que se integren socios titulares de explotaciones de ganadería independiente, que el volu-
men de las ventas o entregas realizadas en cada ejercicio económico, dentro o fuera de la Cooperativa, por
cada uno de estos socios, exceptuados los entes públicos y las sociedades en cuyo capital social participen
éstos mayoritariamente, no supere el límite cuantitativo establecido en el Impuesto sobre la Renta de las Per-
sonas Físicas para la aplicación del régimen de estimación objetiva singular”.
.  Asimismo, el artículo 10 de la Ley 20/1990 prevé la posibilidad de que también sean socios en cali-
dad de cedentes de derechos de uso y aprovechamiento: “los entes públicos, las sociedades en cuyo capital
social participen mayoritariamente los entes públicos, las comunidades de bienes y derechos, integradas por
personas físicas, los aprovechamientos agrícolas y forestales, los montes en mano común y demás institucio-
nes de naturaleza análoga, regidas por el derecho civil y por el derecho foral”.
142 sofía borgia sorrosal

Retribuciones El salario percibido El salario percibido


por los socios no por los socios no
debe ser superior debe ser superior
al 200% de lo que al 200% de lo que
cobraría, por término cobraría, por tér-
medio, un trabajador mino medio, un tra-
por cuenta ajena del bajador por cuenta
mismo sector. ajena del mismo
sector.
Número de traba- El número de traba- El número de socios
jadores: jadores asalariados trabajadores asala-
Asalariados y indefinidos no puede riados indefinidos no
Socios exceder del 10% del puede superar el 20%
total de socios. del número de socios
Se podrán contra- trabajadores.
tar trabajadores por Se podrán contratar
cuenta ajena por trabajadores por cuenta
cualquier otra moda- ajena por cualquier
lidad de contrata- otra modalidad de con-
ción siempre que el tratación siempre que
número de jornadas el número de jornadas
realizadas por los realizadas por los mis-
mismos no supere el mos no supere el 40%
20% de las jornadas de las jornadas reali-
realizadas por los zadas por los socios
socios trabajadores6. trabajadores.
En cuanto a la Al desarrollar su Las operaciones reali- En la realización Las entregas de bie-
actividad desarro- actividad este tipo de zadas con productos de de sus actividades nes realizadas a per-
llada Cooperativas deben explotaciones ajenas pesqueras deberán sonas que no forman
respetar determina- no deberán superar el respetar una serie parte de la Coopera-
dos límites previstos 5% de la cantidad obte- de límites recogi- tiva no puede supe-
por la Ley7. nida en las operaciones dos expresamente rar el 10% del total
realizadas durante el en la Ley 20/1990. de las ventas reali-
año por la Cooperativa zadas en el ejercicio
con los productos de pudiendo llegar esta
sus explotaciones. cantidad al 50% si
lo permiten los esta-
tutos de la Coope-
rativa8.


Fuente: Elaboración propia.

.  El artículo 8.3 de la Ley 20/1990 establece que “para el cómputo de estos porcentajes no se toma-
rán en consideración: a) los trabajadores con contrato de trabajo en prácticas, para la formación en el trabajo
o bajo cualquier otra fórmula establecida para la inserción laboral de jóvenes. b) los socios en situación de
suspensión o excedencia y los trabajadores que los sustituyan. c) aquellos trabajadores asalariados que una
Cooperativa deba contratar por tiempo indefinido en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 44 de la Ley
8/1980, de 10 de marzo, del estatuto de los trabajadores, en los casos expresamente autorizados. d) los socios
en situación de prueba”.
.  Estos límites vienen recogidos en el artículo 9.2 de la Ley 20/1990 y son los siguientes: “a) que las
materias, productos o servicios, adquiridos, arrendados, elaborados, producidos, realizados o fabricados por
cualquier procedimiento, por la Cooperativa, con destino exclusivo para sus propias explotaciones o para las
explotaciones de sus socios, no sean cedidos a terceros no socios, salvo que se trate de los remanentes ordi-
narios de la actividad Cooperativa o cuando la cesión sea consecuencia de circunstancias no imputables a la
Cooperativa. b) que no se conserven, tipifiquen, manipulen, transformen, transporten, distribuyan o comer-
cialicen productos procedentes de otras explotaciones, similares a los de las explotaciones de la Cooperativa
régimen fiscal de las empresas de economía social… 143

3.1. Ventajas fiscales previstas por la norma para las Cooperativas pro-
tegidas

3.1.1. Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados


El artículo 33 de la Ley 20/1990 prevé una exención del impuesto respecto de
los actos, contratos y operaciones siguientes:
a) constitución de la sociedad, ampliaciones de capital, fusiones y escisiones.
b) constitución y cancelación de préstamos.
c) adquisiciones de bienes y derechos que vayan a formar parte del fondo de
educación y promoción para el cumplimiento de sus fines.

3.1.2. Impuesto sobre Sociedades


La Ley 20/1990 prevé la aplicación de un tipo reducido del 20% a la base
imponible de las cooperativas que provenga de los resultados cooperativos. Sin
embargo, la base imponible correspondiente a los resultados extracooperativos tri-
butará al tipo general.
Otra importante ventaja con la que cuentan las cooperativas dentro del
Impuesto sobre Sociedades viene regulada en el artículo 33. 3 de la Ley 20/1990 y
hace referencia a la “libertad de amortización de los elementos de activo fijo nuevo
amortizable, adquiridos en el plazo de tres años a partir de la fecha de su inscripción
en el registro de Cooperativas y sociedades anónimas laborales del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, o, en su caso de las Comunidades Autónomas”.

o de sus socios, en cuantía superior, por cada ejercicio económico, al 5% del precio de mercado obtenido por
los productos propios, o al 40% del mismo precio, si así lo prevén sus estatutos”.
.  El artículo12.4 de la Ley 20/1990 dice que “no serán de aplicación las limitaciones del apartado
anterior, ni las establecidas en el artículo 13.10, a aquellas Cooperativas que tengan un mínimo de 30 socios
de trabajo y, al menos, 50 socios de consumo por cada socio de trabajo, cumpliendo respectode estos con lo
establecido en el artículo 8.3”.
.  Con la entrada en vigor de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de
no Residentes y sobre el Patrimonio los tipos impositivos del Impuesto sobre Sociedades han sido modifica-
dos a la baja quedando configurados de la siguiente manera:
Régimen general.
Reducción del actual tipo del 35% al 30% en un plazo de 2 años.
Ejercicio 2007: tipo gravamen 32,5%.
Ejercicio 2008 y siguientes: tipo gravamen 30%.
Régimen PYMEs.
Aplicable a las empresas con una facturación inferior a 8 millones de euros, reducción 5 puntos en
2007, del 30% al 25%. Aplicable a los primeros 120.202,41 € de la base imponible y el resto sujeta al tipo
general.
144 sofía borgia sorrosal

Tabla 4. Tipos de resultados en Cooperativas

Operaciones con so cios Resultados


Cooperativos
Rendimientos de
la actividad
cooperativizada Operaciones con terceros
no socios

Fuentes ajenas a los fines Rendimientos Resultados


específicos Extracoooperativos
Extracooperativos
Rendimientos de Derivados de inversiones o
la actividad no participaciones en
cooperativizada Sociedades no Cooperativas

Incrementos y disminuciones
patrimoniales

Fuente: Álvarez (2002).

3.1.3. Tributos locales


Asimismo, el artículo 33.4. de la Ley 20/1990 dice que las Cooperativas pro-
tegidas podrán disfrutar de una bonificación del 95% en la cuota de los siguientes
tributos locales:
a) Impuesto sobre Actividades Económicas10.
b) Impuesto sobre Bienes Inmuebles correspondiente a los bienes de naturaleza
rústica de las Cooperativas agrarias y de explotación comunitaria de la tierra.

10.  De acuerdo con el artículo 82 del Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales: “1. Están exentos del impuesto:
a) El Estado, las comunidades autónomas y las entidades locales, así como los organismos autónomos del
Estado y las entidades de derecho público de análogo carácter de las comunidades autónomas y de las enti-
dades locales. b) Los sujetos pasivos que inicien el ejercicio de su actividad en territorio español, durante
los dos primeros períodos impositivos de este impuesto en que se desarrolle aquella. A estos efectos, no se
considerará que se ha producido el inicio del ejercicio de una actividad cuando esta se haya desarrollado
anteriormente bajo otra titularidad, circunstancia que se entenderá que concurre, entre otros supuestos, en los
casos de fusión, escisión o aportación de ramas de actividad. c) Los siguientes sujetos pasivos: -Las personas
físicas. - Los sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades, las sociedades civiles y las entidades del artí-
culo 35.4 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, que tengan un importe neto de la cifra
de negocios inferior a 1.000.000 de euros.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 145

3.2. Ventajas fiscales adicionales previstas para las Cooperativas


especialmente protegidas

3.2.1. Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documenta-


dos
La Ley 20/1990 prevé en su artículo 34.1 la “exención para las operaciones de
adquisición de bienes y derechos destinados directamente al cumplimiento de sus
fines sociales y estatutarios”.

3.2.2. Impuesto sobre Sociedades


Las Cooperativas especialmente protegidas podrán beneficiarse de una reduc-
ción del 50% de la cuota tributaria de este impuesto.

3.3. Ventajas fiscales previstas para las Cooperativas de segundo


grado

De acuerdo con el artículo 35 de la Ley 20/1990 las Cooperativas de segundo


y ulterior grado podrán disfrutar de las mismas ventajas fiscales previstas para
las Cooperativas protegidas de las que hemos hablado en el apartado 2.2. de este
capítulo. Para que estas Cooperativas puedan beneficiarse de dichas medidas es
imprescindible que no hayan incurrido en ninguna de las causas de pérdida de la
condición de Cooperativa fiscalmente protegida relacionadas en el artículo 13 de la
Ley 20/199011.
Nota: Es importante destacar que el disfrute de las ventajas fiscales previstas
para las Cooperativas protegidas y las especialmente protegidas no requiere de nin-
guna declaración previa por parte de la Administración.

11.  Asimismo, si las Cooperativas de segundo y ulterior grado asocian únicamente a Cooperativas
de las catalogadas como especialmente protegidas podrán disfrutar también de las ventajas fiscales previstas
por la ley para este tipo de empresas, siempre que no incurran en ninguna de las causas de pérdida de las
condición de Cooperativa especialmente protegida.
146 sofía borgia sorrosal

4. Medidas fiscales especialmente previstas para los


distintos impuestos

Las normas de ajuste técnico son de aplicación a cualquier tipo de Cooperativa


y se refieren al Impuesto sobre Sociedades, al Impuesto sobre la Renta de las Perso-
nas Físicas y al Impuesto sobre el Patrimonio.
4.1. Impuesto sobre Sociedades
A) En cuanto a la determinación de la base imponible:

1. Reglas especiales de valoración.


– Las operaciones realizadas entre la cooperativa y sus socios dentro del
ámbito de actuación de la misma se valorarán atendiendo al valor de mer-
cado12.
– Los anticipos laborales a los socios trabajadores y de trabajo serán calcula-
dos teniendo en cuenta las cantidades que se habrían percibido en el caso de
ser trabajadores por cuenta ajena.
– Cuando se trate de cesiones de tierra o de derechos de uso sobre la misma
serán valorados al precio de mercado de la zona en la que se encuentren
situados los inmuebles.

2. Ingresos a imputar.
A la hora de calcular la base imponible hay que considerar separadamente los
resultados cooperativos y los extracooperativos siendo reducido el resultado de unos
y otros al 50% en el momento de llevar a cabo la liquidación del impuesto13.
Entre los llamados resultados cooperativos se deben incluir:
– Los ingresos relativos al ejercicio de la actividad cooperativizada llevada a
cabo con los propios socios.
– Las cuotas ingresadas periódicamente por los socios.
– Las subvenciones corrientes.
– Las subvenciones de capital imputadas al ejercicio económico.
– Los ingresos de intereses y retornos provenientes de la participación de la
Cooperativa, como socio o asociado, en otras Cooperativas.

12.  De acuerdo con el artículo 15.2 de la Ley 20/1990 “se entenderá por valor de mercado el precio
normal de los bienes, servicios y prestaciones que sea concertado entre partes independientes por dichas
operaciones.
13.  Importe que se destinará al fondo de reserva obligatorio.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 147

– Los ingresos procedentes de las operaciones financieras realizadas de forma


ordinaria para la buena marcha de la Cooperativa.

3. Gastos deducibles.
Tienen la consideración de gasto deducible:
– Las prestaciones de trabajo de los socios, las entregas de bienes y servicios
prestados por los mismos, así como las rentas de los bienes cuyo goce ha
sido cedido por éstos a la Cooperativa.
– Las cuantías que la Cooperativa está obligada a destinar al fondo de educa-
ción y promoción14.
– Intereses producidos por socios y asociados en sus aportaciones al capital
social, sean éstas obligatorias o voluntarias, así como los derivados de
retornos cooperativos integrados en el fondo especial15.
Por último el artículo 20 de la Ley 20/1990 señala que: “No tendrán la consi-
deración de partida deducible para la determinación de la base imponible las can-
tidades distribuidas entre los socios de la Cooperativa a cuenta de sus excedentes
ni el exceso de valor asignado en cuentas a las entregas de bienes, servicios, sumi-
nistros, prestaciones de trabajo de los socios y rentas de los bienes cuyo goce haya
sido cedido por los socios a la Cooperativa, sobre su valor de mercado determinado
conforme a lo dispuesto en el artículo 15 de esta ley”.
Cuando habla de ingresos extracooperativos la Ley hace referencia a los
siguientes tipos de ingresos:
– Los relativos a la actividad cooperativizada siempre que se realice con per-
sonas que no sean socias de la Cooperativa.
– Los procedentes de operaciones realizadas con entidades de naturaleza no
cooperativa.

14.  A este respecto el artículo 19 de la Ley 20/1990 establece que: “1. La cuantía deducible de la
dotación al fondo de educación y promoción no podrá exceder en cada ejercicio económico del 30 por 100
de los excedentes netos del mismo. El fondo se aplicará conforme al plan que apruebe la asamblea general
de la Cooperativa; 2. Las dotaciones al fondo, así como las aplicaciones que requiera el plan, ya se trate
de gastos corrientes o de inversiones para el inmovilizado, se reflejarán separadamente en la contabilidad
social, en cuentas que indiquen claramente su afectación a dicho fondo; 3. Cuando en cumplimiento del
plan no se gaste o invierta en el ejercicio siguiente al de la dotación la totalidad de la aprobada, el importe
no aplicado deberá materializarse dentro del mismo ejercicio en cuentas de ahorro o en deuda pública; 4. La
aplicación del fondo a finalidades distintas de las aprobadas dará lugar […] a la consideración como ingreso
del ejercicio en que aquella se produzca del importe indebidamente aplicado. De igual forma se procederá
con respecto a la parte del fondo de reserva obligatorio que sea objeto de distribución entre los socios […]”.
15.  El artículo 18.3 de la Ley 20/1990 dice que esto será así “siempre que el tipo de interés no exceda
del básico del Banco de España, incrementado en tres puntos para los socios y cinco puntos para los asocia-
dos”.
148 sofía borgia sorrosal

– Los derivados de actividades distintas a las específicas de la Cooperativa.

B) Incrementos y disminuciones patrimoniales


De acuerdo con el artículo 22 de la Ley 20/1990 no tendrán la consideración de
incrementos patrimoniales las siguientes operaciones:
– las aportaciones obligatorias o voluntarias de los socios y asociados al
capital social, las cuotas de ingreso y las deducciones en las aportaciones
obligatorias efectuadas por los socios en los supuestos de baja de los mis-
mos en la cooperativa, destinadas al fondo de reserva obligatorio.
– la compensación por los socios de las pérdidas sociales que les hayan sido
imputadas.
– los resultados de la regularización de los elementos del activo cuando así
lo disponga la ley especial que la autorice.
El mismo artículo añade que no serán consideradas disminuciones de capital
las reducciones de capital social provocadas por la baja de algún socio.

C) Compensación de pérdidas
El artículo 24 de la Ley 20/1990 establece que si la suma algebraica a que se
refiere el artículo anterior resultase negativa, su importe podrá compensarse por la
Cooperativa con las cuotas íntegras positivas de los cinco ejercicios siguientes.

D) Deducciones por doble imposición


De acuerdo con el artículo 25 de la Ley 20/1990 la deducción por doble impo-
sición de dividendos y retornos cooperativos o, en su caso, por doble imposición
internacional, se practicará por las Cooperativas aplicando el tipo de gravamen que
corresponda en función del carácter cooperativo o extracooperativo de los rendi-
mientos que originan dicha deducción.
E) Retenciones
Las Cooperativas deberán practicar, de acuerdo con la normativa en vigor, las
retenciones que correspondan tanto a sus socios como a terceros con los que reali-
cen operaciones16.

16.  En este sentido el artículo 28 de la Ley 20/1990 dice que “en el supuesto de socios de Cooperati-
vas de trabajo asociado o de socios de trabajo de cualquier otra Cooperativa, se distinguirán los rendimientos
que procedan del trabajo personal de los correspondientes al capital mobiliario, considerándose rendimientos
del trabajo el importe de los anticipos laborales, en cuantía no superior a las retribuciones normales en la zona
régimen fiscal de las empresas de economía social… 149

Esquema General de Liquidación del IS en las Cooperativas


Ingresos Cooperativos Ingresos Extracooperativos

Gastos Cooperativos Gastos Extracooperativos

Gastos Contables Comunes

Ajustes Extracontables + 0 -

Base Imponible Cooperativa Base Imponible Extracooperativa

50% Dotación FR Obligatorio

Base Liquidable Cooperativa Base Liquidable Extracooperativa

Tipo Impositivo 20% Tipo Impositivo 35%

Cuota Integra Previa

Cuota Integra Negativa de Ejercicios Anteriores

Cuota Integra

Deducción por doble imposición

Bonificaciones

Deducción por realizar ciertas actividades


Deducción por inversiones
Deducción por creación de empleo

Cuota Líquida

Retenciones e ingresos a cuenta


Pagos Fraccionados

Cuota Diferencial

Pérdida de Beneficios de Ejer. Ant.


Intereses de Demora

Cuota a ingresar o devolver

para el sector de actividad correspondiente. A estos efectos se asimilarán a dividendos la parte del excedente
disponible del ejercicio económico que se acredite a los socios en concepto de retorno cooperativo”. A este
respecto existen reglas especiales y el artículo 29 de la Ley 20/1990 establece que “los retornos cooperativos
no se considerarán rendimientos del capital mobiliario y, por tanto, no estarán sujetos a retención: a) cuando
se incorporen al capital social, incrementando las aportaciones del socio al mismo; b) cuando se apliquen a
compensar las pérdidas sociales de ejercicios anteriores; c) cuando se incorporen a un fondo especial, regu-
lado por la asamblea general, hasta tanto no transcurra el plazo de devolución al socio, se produzca la baja de
este o los destine a satisfacer perdidas o a realizar aportaciones al capital social”.
150 sofía borgia sorrosal

4.2. Del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas


Cuando el sujeto pasivos del IRPF sea socio de una cooperativa se tendrán en
cuenta las siguientes medidas:
– Los retornos cooperativos sujetos a retención deberán imputarse como ren-
dimientos del capital mobiliario.
– Las perdidas atribuidas a los socios no podrán ser deducidas por éstos en el
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.
– Para el cálculo de la variación patrimonial derivada de la transmisión o
reembolso de las aportaciones sociales al coste de adquisición de las mis-
mas habrá que sumarle las cuotas de ingreso y las pérdidas que habiéndose
atribuido a los socios hubieran sido reintegradas en efectivo o compensadas
con retornos de que sea titular el socio y que estén incluidos en un fondo
específico regulado por la asamblea general.
– Los socios se beneficiarán de una deducción en la cuota del IRPF que
ascenderá al 10% de los retornos cooperativos17.

4.3. Valoración de la participación en una Cooperativa en el


Impuesto sobre el Patrimonio
Las participaciones de socios y asociados en la cooperativa serán valoradas en
el Impuesto sobre el Patrimonio por el valor total de las aportaciones realizadas de
acuerdo con el último balance aprobado18.
Terminaremos este capítulo señalando que las medidas y ventajas fiscales pre-
vistas por la normativa para las empresas cooperativas nos parecen, no sólo necesa-
rias, sino generosas y suficientes. La legislación actual coloca a las cooperativas en
un lugar preferente, dentro del sistema impositivo español, algo que, por otra parte
es imprescindible si se quiere fomentar este tipo de empresas como solución al paro
y a la precariedad laboral en la que se encuentra gran parte de la población.

17.  Si se trata de una cooperativa de las especialmente protegidas la deducción será del 5% sobre el
importe de dichos retornos cooperativos.
18.  A este valor podrá ser disminuido en el importe de las pérdidas sociales no reintegradas.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 151

5. BIBLIOGRAFÍA

ALONSO RODRIGO, E. (2001), Fiscalidad Cooperativas y Soc. Laborales, Instituto para


la Promoción y Formación Cooperativas, Barcelona.
ÁLVAREZ, M.I. (2002), Aspectos jurídicos y económicos de las empresas de economía
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versidad de Oviedo, Oviedo.
BARRERA, J.J., DE LUIS, J.M., JULIÁ, J. F. y MONTOLÍO, J.M. (1991), El nuevo régi-
men fiscal de las cooperativas, Fundación por el desarrollo y el cooperativismo y la
economía social (FUNDESCOOP), Madrid.
CRESPO. M. (1999), Régimen Fiscal de las Cooperativas, Editorial Aranzadi, Madrid.
JULIÁ, J.F., y SERVER, R. (1996), Fiscalidad de Cooperativas: Teoría y Práctica, Edicio-
nes Pirámide, Madrid.
MORENO RUIZ, R. (2000), Mutualidades, Cooperativas, Seguro y Previsión Social, CES,
Colección Estudios, Madrid.
capítulo 6

LAS EMPRESAS DE ECONOMÍA SOCIAL: ALGUNOS DELITOS


SOCIETARIOS

Andrés Delgado Gil


Profesor de Derecho Penal
Universidad Católica de Ávila

1. CUESTIONES GENERALES

Este capítulo pretende proporcionar una visión de un grupo de delitos que, sin
duda, pueden cometerse en el seno de empresas de la denominada economía social.
No obstante, los delitos societarios no se circunscriben exclusivamente a este tipo
de empresas; las posibilidades de comisión de este grupo de ilícitos van mucho más
allá.
No pretendo ahora (en otros capítulos de esta publicación se da sobrada cuenta
de ello) analizar las características de las empresas de economía social (sobre la
realidad de las cooperativas, sociedades laborales, centros especiales de empleo y
empresas de inserción en Castilla y León, Díez, 2007:21 y ss.).
Baste, en este momento, identificar uno de los grandes subsectores, el del
mercado o empresarial. Este subsector está formado por aquellos agentes de la eco-
nomía social “cuyos recursos principales proceden de las ventas realizadas en el
mercado y que son genéricamente conocidos con el nombre de empresas”; pueden
citarse como ejemplos, las cooperativas, las sociedades laborales, las mutuas y las
Cajas de Ahorros (Salinas, 2007:12).
154 andrés delgado gil

El otro gran subsector de la Economía social es el de no mercado, formado por


instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares, definidas como “aquellas
entidades privadas dotadas de personalidad jurídica que desarrollan una actividad
productiva y no distribuyen beneficios, obteniendo sus recursos principales de con-
tribuciones voluntarias de los hogares, de pagos de las administraciones públicas
no vinculadas al volumen o valor de la producción y de rentas de la propiedad”. Son
ejemplos de esta clase las asociaciones y las fundaciones (Salinas, 2007:12-13).
Ciertamente, el título genérico de esta publicación sobre Economía social
(Empresas de Economía social: aspectos fundamentales para su desarrollo) hace que
me centre en lo que se denomina subsector de mercado o empresarial. Sin embargo,
a partir de lo que a continuación indicaré, también en relación con instituciones sin
ánimo de lucro como las fundaciones (englobadas en el subsector de no mercado)
pueden cometerse delitos societarios.
En realidad, lo decisivo a la hora de determinar quién puede realizar alguno de
los llamados delitos societarios no es, dentro de la Economía social, la pertenencia
a uno u otro de los subsectores, sino la participación de forma permanente en el
mercado.
Los delitos societarios se recogen en el Capítulo XIII “De los delitos societa-
rios”, Título XIII “Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico”,
Libro II, CP 1995; arts. 290 a 297.
El art. 297 CP 1995 dice:
“A los efectos de este Capítulo se entiende por sociedad toda cooperativa,
Caja de Ahorros, mutua, entidad financiera o de crédito, fundación, sociedad mer-
cantil o cualquier otra entidad de análoga naturaleza que para el cumplimiento de
sus fines participe de modo permanente en el mercado”

En definitiva, los diferentes delitos societarios se cometen en el seno de una


sociedad y ésta viene definida, a los efectos de estos ilícitos penales, en el art. 297
CP 1995. Sociedad será, por tanto y por ejemplo, tanto la Caja de Ahorros o la coo-
perativa (subsector de mercado o empresarial) como la fundación (subsector de no
mercado). La participación en el mercado de la sociedad constituye la característica

.  Tanto las cuestiones generales de este apartado I como los concretos delitos societarios que
analizaré, pueden aplicarse a todas las empresas de la economía social, ya sean cooperativas, sociedades
laborales, etc. Por tanto, aunque en algunos casos los ejemplos vienen referidos a sociedades cooperativas, lo
indicado es válido también para otro tipo de empresas.
.  Vid. art. 2 Ley 50/2002 de 26 de diciembre, de Fundaciones: “Son fundaciones las organizaciones
constituidas sin fin de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patri-
monio a la realización de fines de interés general”.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 155

fundamental para poder apreciar un delito societario en el comportamiento de deter-


minadas personas.
Por otra parte, en el art. 297 CP se realiza una definición exhaustiva de cuáles
son las sociedades incluidas (cooperativa, Caja de Ahorros, mutua, entidad finan-
ciera o de crédito, fundación, sociedad mercantil); pero se añade una cláusula final
abierta (o cualquier otra entidad de análoga naturaleza que para el cumplimiento de
sus fines participe de modo permanente en el mercado).
Puede entenderse el sentido de la expresión “análoga naturaleza” recogiendo
las características comunes de todas las entidades expresamente citadas (González,
2004:608):
– tener personalidad jurídica y un patrimonio común;
– órganos de administración y gobierno;
– ser susceptibles de sufrir daños patrimoniales en la sociedad o en un socio,
o de causarlos a terceros.
Finalmente, no creo que estas sociedades hayan de tener necesariamente ánimo
de lucro puesto que, por ejemplo, en las fundaciones no existe.
La redacción definitiva de este art. 297 CP 1995 no fue sencilla. Fue fruto de
un intenso debate parlamentario y finalmente adoptada por consenso. Es en este
debate parlamentario cuando se introduce en la redacción a las cooperativas y a las
Cajas de ahorros (Valle, Quintero y Morales, 2005:928).
Otro dato a tener en cuenta: en algunos Proyectos de Códigos penales anterio-
res a 1995 se utilizó la expresión “delitos financieros”. Sin embargo, sin perjuicio
de que la mayoría de las actividades que se describen en los arts. 290 y ss. CP tienen
que ver con el mundo financiero, los ámbitos en los que este tipo de hechos pueden
tener lugar vienen aludidos en el art. 297 (Muñoz, 2004:528).
En ocasiones se ha indicado que la inclusión de los delitos societarios en el
CP 1995 representa una novedad absoluta en el Derecho penal español (González,
2004:606). Sin embargo, también suele matizarse que ello no significa que, ante-
riormente, nuestro Derecho penal olvidase totalmente la participación de directivos
u órganos societarios en comportamientos criminales. Con anterioridad al CP 1995
existían algunas, aunque ciertamente pocas, previsiones concretas de determinados
delitos así como la regulación del “actuar en nombre de otro” (Valle, Quintero y
Morales, 2005:884).
En general, la regulación de los delitos societarios ha sido bien recibida por
la doctrina penal. Se hacía necesaria la intervención del Derecho penal por varios
motivos:
156 andrés delgado gil

– para reforzar la protección de intereses patrimoniales individuales;


– para asegurar algunos intereses colectivos.
Las normas de Derecho civil, mercantil o administrativo se mostraban insufi-
cientes o insatisfactorias en ocasiones (también los instrumentos jurídico-penales
hasta ahora existentes). Ciertamente, nuestro Ordenamiento jurídico contiene varias
normas extrapenales que disciplinan el comportamiento de las sociedades. Estas
normas establecen mecanismos de control y reparación, en su caso, de los daños
derivados de un incorrecto comportamiento de estas instituciones. Por ello, el Dere-
cho penal debe justificar su presencia. La intervención del Derecho penal ha de estar
sustentada por sólidos argumentos; entre otras cuestiones, las consecuencias de esta
intervención son desde luego más graves.
Tanto la importancia del objeto de protección como la ineficacia de la legisla-
ción civil o mercantil o administrativa (Valle, Quintero y Morales, 2005:885) per-
miten explicar la intervención del Derecho penal en la regulación de determinadas
comportamientos realizados en el seno de las sociedades que participan de forma
permanente en el mercado. Esta es su justificación. En estos delitos se protegen
varias cuestiones:
– los intereses de acreedores o terceros ajenos a la sociedad;
– el propio capital;
– los derechos políticos o económicos de los socios, etc.
En definitiva, se trata de delitos pluriofensivos, que atacan varios bienes jurídi-
cos (Valle, Quintero y Morales, 2005:886).
Como indicaba, la tipificación penal de estos comportamientos ha sido bien
recibida por los autores. Se han producido varios efectos derivados de la crimina-
lización de determinadas conductas en el mundo de las sociedades. Así, uno de los
más importantes consiste en que hasta 1995 era posible lesionar bienes jurídicos
relevantes para el correcto funcionamiento del mercado sin que recayera una san-
ción intimidatoria para los sujetos (Mestre, 2005:383-384). Pero también se ha pro-
ducido otro efecto. Ante la lentitud de los procesos judiciales civiles (o mercantiles)
para resolver incidentes en el seno de una sociedad, muchas acciones se han llevado
a la vía penal, tratando entonces de acelerar el proceso y de que las medidas que se
establezcan sean más contundentes. Sin embargo, los Jueces penales han limitado la
vía penal a los casos en los que exista un indicio de lesión de los bienes jurídicos ya
señalados, no admitiendo las querellas en otro caso (Mestre, 2005:384).
En definitiva, la regulación del grupo de delitos recogidos en los arts. 290 y
ss. CP 1995 pretende una triple garantía (Mestre, 2005:384-385):
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 157

– De una parte, garantizar a los ciudadanos una transparencia institucional de


las sociedades;
– En segundo lugar, la lealtad interna de las sociedades respecto de sus pro-
pios socios;
– Finalmente, el correcto funcionamiento de los sistemas públicos de control
de las sociedades.
Por otra parte, todos los denominados delitos societarios son delitos especiales,
en el sentido de que sólo pueden cometerse por las personas especialmente indica-
das en cada uno de los tipos del CP. Sólo los sujetos que presenten las características
descritas en los tipos penales podrán realizar el hecho a título de autor. En este sen-
tido, el CP limita la capacidad para ser autor de estos delitos a los administradores,
accionistas y socios de la sociedad.
En todos los tipos delictivos se equipara al administrador de hecho con el
administrador de derecho. Una definición de administrador a efectos penales podría
ser la siguiente: cualquier persona, física o jurídica, directamente o por represen-
tación, de forma delegada o fruto de un apoderamiento, que ejerza realmente las
funciones de gestión o administración de la sociedad (Valle, Quintero y Morales,
2005:888). Teniendo lo anterior en cuenta, podría quedar incriminado por un delito
societario (realizando el comportamiento previsto en el tipo correspondiente) aquel
miembro, por ejemplo, del Consejo Rector de una Cooperativa, al estar entre sus
competencias las de la gestión de la Cooperativa.
El término “administrador de derecho” designa a toda persona que formal-
mente, esto es, jurídicamente, actúa como tal en el ámbito societario. Quedan com-
prendidos, por tanto (Mestre, 2005:390):
– los integrantes de los órganos de administración propios de cada modelo de
sociedad o entidad asimilada, cuyos nombramientos hayan sido correcta-
mente efectuados, aceptados, formalizados e inscritos en el Registro Mer-
cantil correspondiente;
– quienes sustituyen a los administradores sociales en función de nombra-
mientos específicos o para la consecución de finalidades determinadas.

.  Dice el art. 32.1 de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas: “El Consejo Rector es el
órgano colegiado de gobierno al que corresponde, al menos, la alta gestión, la supervisión de los directivos
y la representación de la sociedad cooperativa, con sujeción a la Ley, a los Estatutos y a la política general
fijada por la Asamblea General. No obstante, en aquellas cooperativas cuyo número de socios sea inferior a
diez, los Estatutos podrán establecer la existencia de un Administrador único, persona física que ostente la
condición de socio, que asumirá las competencias y funciones previstas en esta Ley para el Consejo Rector,
su Presidente y Secretario”.
158 andrés delgado gil

La equiparación del administrador de derecho con el administrador de hecho


encuentra su apoyo en razones de política criminal. De otra forma, quien por deja-
dez no se preocupara de regularizar su situación quedaría fuera de la posibilidad de
poder ser castigado a través de alguno de los tipos delictivos. Lo mismo ocurriría en
el caso de quien dolosamente hubiera creado la situación irregular para sustraerse
del ámbito de los delitos societarios (Muñoz, 2004, p. 530). Además, el concepto
de administrador de hecho debe utilizarse también para incluir en el ámbito de la
autoría a aquellos que fácticamente dominan la sociedad, aunque no ostenten for-
malmente ningún cargo dentro de la misma (Muñoz, 2004:530). Se trata, por tanto,
de un concepto que ha de entenderse en sentido amplio (Rodríguez, 1997:115). Los
administradores de hecho son (Mestre, 2005:391):
– aquellos cuyos nombramientos adolecen de irregularidades formales (por
ejemplo, falta de inscripción en el Registro Mercantil);
– los administradores ocultos (esto es, quienes manejan la sociedad mediante
testaferros, sin tener ningún cargo en la empresa);
– las personas que ejercen tareas de dirección efectiva de la sociedad a través
de apoderamientos, ya sean éstos generales o particulares.
Sucede también que, de la misma forma en que se equipara al administrador de
hecho con el de derecho, los delitos societarios pueden cometerse en el seno de una
sociedad constituida o en formación. Se trata ahora de evitar lagunas de punibilidad
por el hecho de que la sociedad no haya sido inscrita todavía en el Registro corres-
pondiente. Por tanto, también los administradores de una sociedad en formación
pueden incurrir en este tipo de delitos. Antes de la inscripción es normal que se
realicen acuerdos que no sólo tienen efectos internos, sino también frente a terceros
(Muñoz, 2004:528).
Finalmente, otro dato a tener en cuenta, común a todas las figuras delictivas,
es la necesidad de interponer denuncia por parte de la persona agraviada o de su
representante legal para poder ejercer la acción penal. No obstante, la denuncia no
es necesaria cuando la comisión del delito afecte a una pluralidad de personas o a
los intereses generales.
En este sentido, el art. 296 CP 1995 establece:

.  Hay que tener en cuanta, en este sentido, lo establecido en el art. 9.1 de la Ley 27/1999, de 16 de
julio, de Cooperativas: “De los actos y contratos celebrados en nombre de la proyectada cooperativa antes
de su inscripción, responderán solidariamente quienes los hubieran celebrado”. Con casi idéntica redacción,
puede verse también el art. 10.3 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla
y León.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 159

“1. Los hechos descritos en el presente Capítulo, sólo serán perseguibles


mediante denuncia de la persona agraviada (esto es, quien ha sufrido directamente
las consecuencias de la acción típica: Quintero y Morales, 2005:927) o de su repre-
sentante legal. Cuando aquélla sea menor de edad, incapaz o una persona desvalida,
también podrá denunciar el Ministerio Fiscal.
2. No será precisa la denuncia exigida en el apartado anterior cuando la comi-
sión del delito afecte a los intereses generales o a una pluralidad de personas”.

Parece que esta decisión del legislador es correcta porque (Quintero y Morales,
2005:927):
– de esta forma se restringe la intervención del Derecho penal a supuestos en
que el titular del bien jurídico tutelado no encuentra otra forma para la reso-
lución del conflicto;
– no es fácil que prosperen acciones penales sin la participación del agra-
viado;
– cabe una persecución pública de estos delitos cuando lo afectado sea el
interés general o una pluralidad de personas.
Sin embargo, algún autor ha apuntado que ello se compadece mal con la tras-
cendencia socioeconómica de estos delitos, privatizando en exceso el ejercicio de
esta acción penal. De acuerdo con esta idea, podrá llegar a utilizarse la denuncia
como un arma de chantaje (Muñoz, 2004:531).
En definitiva, los delitos societarios son delitos semiprivados (salvo en el caso
de quedar afectados intereses públicos o una pluralidad de personas, en cuyo caso
se configuran como delitos públicos; la expresión “pluralidad de personas” ha de
entenderse también cuando el agraviado sea una única persona jurídica pero com-
puesta por varias personas físicas (Muñoz, 2004:532). Probablemente, lo novedoso
de la regulación en el CP de este tipo de ilícitos hizo que el legislador fuera cauto,
temeroso de una posible criminalización de las relaciones mercantiles (González,
2004:610).
Una vez analizadas las cuestiones comunes a todos los delitos societarios, en
las páginas siguientes examinaré los distintos ilícitos incriminados en el Código
penal español y que, a partir de lo ya subrayado, pueden cometerse por empresas
de la Economía social. No obstante, sólo estudio algunos de los delitos societarios
regulados en el Código penal de 1995. Estos ilícitos son:
– Delito de falseamiento de documentos sociales (art. 290 CP).
– Delito de obstaculización al ejercicio de los derechos de los socios (art. 293
CP).
– Delito de administración social fraudulenta (art. 295 CP).
160 andrés delgado gil

Una última apreciación: los delitos recogidos en los arts. 290 y ss. CP son los
más habituales en el mundo societario. Sin embargo, no pueden olvidarse otros
ilícitos como la estafa, la apropiación indebida o las falsedades documentales. Es
más, muchos de los delitos societarios pueden tener correspondencia con otros deli-
tos (así, con la falsedad documental), planteándose entonces un concurso de leyes
que deberá resolverse de acuerdo con lo establecido en el art. 8 CP 1995 (Muñoz,
2004:532).

2. DELITO DE FALSEAMIENTO DE DOCUMENTOS SOCIALES

El art. 290 CP 1995 dice:


“Los administradores, de hecho o de derecho, de una sociedad constituida
o en formación, que falsearen las cuentas anuales u otros documentos que deban
reflejar la situación jurídica o económica de la entidad, de forma idónea para causar
un perjuicio económico a la misma, a alguno de sus socios, o a un tercero, serán
castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.
Si se llegare a causar el perjuicio económico se impondrán las penas en su
mitad superior”

Los únicos posibles sujetos activos de este delito son los administradores de
derecho o de hecho de la sociedad. Al significado de estas dos últimas cuestiones ya
me he referido anteriormente. Se trata, por tanto, de un delito especial, en el sentido
de que sólo puede ser cometido por los administradores de la sociedad.
Baste señalar, como ejemplo, que en el caso de las sociedades cooperativas
estos administradores de derecho serán los integrantes del Consejo Rector. Recojo
ahora una comparativa (algunos artículos) de lo establecido para el Consejo Rector
en la Ley 27/1999 de 16 de julio de Cooperativas y lo indicado en la Ley 4/2002 de
11 de abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León. Esta última ley es de
aplicación “a todas las sociedades cooperativas que desarrollen con carácter prin-
cipal su actividad intrasocietaria, dentro del territorio de la Comunidad Autónoma
de Castilla y León, sin perjuicio de que las relaciones con terceros o actividades
instrumentales derivadas de la especificidad de su objeto social se realicen fuera de
la misma. Las sociedades cooperativas tendrán su domicilio social en el territorio
de la Comunidad de Castilla y León, dentro del cual deberá estar establecida la
dirección administrativa y empresarial de la misma” (art. 2). Se puede apreciar la
casi identidad entre la regulación en una Ley u otra.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 161

Tabla 1. Comparativa entre la ley de cooperativas estatal y la ley de Castilla y León

Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas


de la Comunidad de Castilla y León
Art. 32.1 Naturaleza, competencia Art. 40.1 Naturaleza, competencia
y representación y representación
El Consejo Rector es el órgano colegiado de El Consejo Rector es el órgano colegiado de
gobierno al que corresponde, al menos, la alta gobierno al que corresponde la gestión y repre-
gestión, la supervisión de los directivos y la sentación de la sociedad cooperativa, con suje-
representación de la sociedad cooperativa, con ción a la Ley, a los Estatutos y a la política
sujeción a la Ley, a los Estatutos y a la política general fijada por la Asamblea general.
general fijada por la Asamblea General.
Art. 33 Composición Art. 41.1 Composición
Los Estatutos establecerán la composición del
Los Estatutos establecerán la composición del
Consejo Rector. El número de Consejeros no
Consejo Rector. El número de consejeros no
podrá ser inferior a tres miembros, que osten-
podrá ser inferior a tres ni superior a quince,
tarán los cargos de Presidente, Vicepresidente
debiendo existir, en todo caso, un Presidente,
y Secretario, salvo cuando la cooperativa tenga
un Vicepresidente y un Secretario. Cuando
tres socios, en este caso el Consejo Rector
la cooperativa tenga tres socios, el Consejo
estará formado por dos miembros, no exis-
Rector estará formado por dos miembros, no
tiendo el cargo de Vicepresidente.
existiendo el cargo de Vicepresidente.

Art. 34.1 Elección Art. 42.1 Elección


Los consejeros (…) serán elegidos por la Los Consejeros de la cooperativa (…) serán
Asamblea General en votación secreta y por elegidos por la Asamblea general, en votación
el mayor número de votos. Los Estatutos o secreta y por el mayor número de votos.
el Reglamento de régimen interno deberán
regular el proceso electoral, de acuerdo con
las normas de esta Ley. En todo caso, ni serán
válidas las candidaturas presentadas fuera del
plazo que señale la autorregulación corres-
pondiente ni los consejeros sometidos a reno-
vación podrán decidir sobre la validez de las
candidaturas.
Fuente: Elaboración propia.

Una de las cuestiones que la doctrina se ha planteado ha sido la necesidad de


este art. 290 CP. A primera vista, podrían bastar otros tipos penales como los de fal-
sedad en documento (arts. 390 y ss. CP). De ser así, existiría un solapamiento entre
ambos delitos.
Sin embargo, otros autores han entendido que en el Código penal se ha instau-
rado el principio de atipicidad de las falsedades ideológicas cometidas por particu-
lares (Valle, Quintero y Morales, 2005:892 y Muñoz, 2004:532). En este sentido, en
162 andrés delgado gil

el artículo 390.1 CP se incrimina a autoridades y funcionarios públicos que comen-


ten en documento determinadas falsedades, mientras que en el art. 392 (delito de
falsificación de documentos por un particular; como lo son los administradores de
una sociedad) no quedan incriminados todos los comportamientos de falsificación
previstos en el artículo anteriormente citado.
El art. 390.1 CP establece:
“Será castigado con las penas de prisión de tres a seis años, multa de seis a
veinticuatro meses e inhabilitación especial por tiempo de dos a seis años, la autori-
dad o funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, cometa falsedad:
1. Alterando un documento en alguno de sus elementos o requisitos de carác-
ter esencial.
2. Simulando un documento en todo o en parte, de manera que induzca a error
sobre su autenticidad.
3. Suponiendo en un acto la intervención de personas que no la han tenido, o
atribuyendo a las que han intervenido en él declaraciones o manifestaciones dife-
rentes de las que hubieran hecho.
4. Faltando a la verdad en la narración de los hechos”

El art. 392 CP dice:


“El particular que cometiere en documento público, oficial o mercantil, alguna
de las falsedades descritas en los tres primeros números del apartado 1 del artículo
390, será castigado con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis
a doce meses”

Por tanto, cuando el sujeto activo del delito es una autoridad o un funcionario
público queda incriminado su comportamiento al realizar cualquiera de las falseda-
des recogidas en el art. 390.1 CP, esto es: alteración de un documento, su simulación
total o parcial, la suposición en un acto de la intervención de personas que no la
hubieran tenido o la atribución de declaraciones o manifestaciones falsas y, final-
mente, el faltar a la verdad en la narración de los hechos.
Sin embargo, de ser un particular (por ejemplo, un administrador de una socie-
dad) quien comete una falsedad en documento, sólo queda incriminado penalmente

.  El art. 24 CP 1995 proporciona una definición tanto de autoridad como de funcionario público a
los efectos penales. Así: “1. A los efectos penales se reputará autoridad al que por sí solo o como miembro de
alguna corporación, tribunal u órgano colegiado tenga mando o ejerza jurisdicción propia. En todo caso, ten-
drán la consideración de autoridad los miembros del Congreso de los Diputados, del Senado, de las Asam-
bleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y del Parlamento Europeo. Se reputará también autoridad
a los funcionarios del Ministerio Fiscal. 2. Se considerará funcionario público todo el que por disposición
inmediata de la Ley o por elección o por nombramiento de autoridad competente participe en el ejercicio de
funciones públicas”.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 163

al realizar cualquiera de las conductas señaladas en los tres primeros puntos del art.
390 CP. No así, por tanto, cuando lo que hace es faltar a la verdad en la narración de
los hechos. Se produce así una restricción importante de la relevancia penal de las
falsedades documentales realizadas por particulares. La idea es que en estos casos
las falsedades aparecen como instrumentos para la realización de otro delito con
mayor carga lesiva (Valle, Quintero y Morales, 2005:892).
En definitiva, parece que sin la previsión del art. 290 CP, la documentación por
parte de sus administradores (de hecho o de derecho) de datos falsos en las cuentas
anuales de la sociedad (por ejemplo, inscribiendo partidas falsas en el activo o no
poniendo en el pasivo deudas reales) que den una idea errónea de su situación eco-
nómica quedaría impune (Muñoz, 2004:532-533).
En cuanto a qué sea el bien jurídico protegido en este precepto, como ya antes
avanzaba, presenta un carácter pluriofensivo, al contemplar un delito de lesión y
otro de peligro. En el primer caso (delito de lesión), se requiere el daño efectivo al
derecho de obtener una información completa y veraz sobre la situación jurídica y
económica de la sociedad. Por otra parte, es de peligro respecto a intereses patrimo-
niales, al exigirse que la falsedad tenga la forma “idónea” para causar un perjuicio
económico a la sociedad, a los socios o a terceros (González, 2004:611). No obs-
tante, de producirse finalmente el perjuicio existirá una mayor pena (mitad supe-
rior). En este sentido, son sujetos pasivos de este delito la sociedad misma, alguno
de sus socios o un tercero, en función de la idoneidad de la falsedad para causarles
un perjuicio económicamente evaluable (Valle, Quintero y Morales, 2005:895).
En cuanto a la conducta sancionada en este precepto, consiste, como queda
indicado, en la falsificación de los documentos que incorporan la información
societaria esencial. Además, el falseamiennto ha de ser idóneo para ocasionar un
perjuicio económico.
La acción falsaria deber tener por objeto las cuentas anuales u otros documen-
tos que deban reflejar la situación jurídica o económica de la sociedad. Se trata,
por tanto, de documentos que han de mostrar la imagen real de la sociedad y de su
patrimonio.
El objeto material del delito son, precisamente, las cuentas anuales (u otros
documentos) que deben reflejar la situación jurídica o económica real de la socie-
dad. Como establece el art. 34 del Código de Comercio:
“1. Al cierre del ejercicio, el empresario deberá formular las cuentas anuales
de su empresa, que comprenderán el balance, la cuenta de pérdidas y ganancias y la
memoria. Estos documentos forman una unidad.
2. Las cuentas anuales deben redactarse con claridad y mostrar la imagen fiel
del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa, de con-
formidad con las disposiciones legales”.
164 andrés delgado gil

Por tanto, las cuentas anuales están formadas por una unidad que comprende
el balance, la cuenta de pérdidas y ganancias y la memoria. El “balance compren-
derá, con la debida separación, los bienes y derechos que constituyen el activo de
la empresa y las obligaciones que forman el pasivo de la misma, especificando los
fondos propios. El balance de apertura de un ejercicio debe corresponder con el
balance de cierre del ejercicio anterior” (art. 35.1 Código de Comercio). De otra
parte, la “cuenta de pérdidas y ganancias comprenderá, también con la debida
separación, los ingresos y los gastos del ejercicio y, por diferencias, el resultado del
mismo. Distinguirá los resultados ordinarios propios de la explotación, de los que
no lo sean o de los que se originen en circunstancias de carácter extraordinario”
art. 35.2 Código de comercio). Finalmente, “la memoria completará, ampliará y
comentará la información contenida en el balance y en la cuenta de pérdidas y
ganancias. Cuando lo imponga una disposición legal, la memoria incluirá el cua-
dro de financiación, en el que se inscribirá los recursos obtenidos en el ejercicio y
sus diferentes orígenes, así como la aplicación o el empleo de los mismos en inmo-
vilizado o en circulante” (art. 35.3 Código de comercio).
En definitiva, la cuenta de pérdidas y ganancias muestra la actividad eco-
nómica de la empresa, el balance su situación patrimonial y la memoria aquellos
extremos jurídica y económicamente relevantes relacionados con los documentos
anteriores (Valle, Quintero y Morales, 2005:896).
No forma parte de las cuentas anuales, mas es un documento esencial para
comprobar la situación de la sociedad, el informe de gestión. Este informe conten-
drá una exposición sobre la evolución de los negocios, informando sobre los acon-
tecimientos ocurridos tras el cierre del ejercicio así como de la evolución previsible
del negocio.
En las sociedades cooperativas, por ejemplo, será el Consejo Rector quien
deberá confeccionar estos documentos. No obstante, la fiscalización y censura
de las cuentas corresponde a la denominada Intervención (arts. 38 y ss. de la Ley
27/1999 de 16 de julio de Cooperativas y arts. 46 y ss. de la Ley 4/2002 de 11 de
abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León).
En el art. 46 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comunidad
de Castilla León se establece lo siguiente (prácticamente tiene la misma redacción
en este punto la Ley 27/1999 de 16 de julio de Cooperativas):
“1. Son Interventores aquellos socios elegidos por la Asamblea general para
realizar la fiscalización y censura de las cuentas de la cooperativa y aquellas otras
funciones que, en su caso, se les atribuya en los Estatutos.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 165

2. Los Estatutos de la cooperativa establecerán el número de Interventores


debiendo éste ser número impar, pudiendo asimismo establecer la existencia y
número de suplentes”

Por otra parte, el artículo siguiente (art. 47) dice:


“1. Las cuentas anuales y el informe de gestión, antes de ser presentados para
su aprobación a la Asamblea general, deberán ser censurados por el Interventor o
Interventores en un plazo de un mes, desde que dichas cuentas les fueren entregadas
por el Consejo Rector, salvo que la cooperativa esté sujeta a auditoría de cuentas, en
cuyo caso no será necesaria la censura”

Por tanto, aunque tanto las cuentas anuales como el informe de gestión lo han
de confeccionar los miembros del Consejo Rector, su fiscalización corresponde a
la Intervención. Ello ocasiona que, en mi opinión, tanto unos como otros pueden
cometer el delito incriminado en el art. 290 CP 1995 puesto que, si bien la obliga-
ción de confeccionar los documentos corresponde a unos, los Interventores también
pueden falsear la situación real de la sociedad, emitiendo un informe por separado,
en caso de disconformidad (art. 47.3 Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de
la Comunidad de Castilla León).
Por otra parte hay que tener en cuanta que dada la redacción del art. 290 CP, el
objeto material del delito no queda limitado a las cuentas anuales (o al informe de
gestión). Deben entenderse incluidos todos los documentos referentes a la contabi-
lidad de cualquier sociedad (Valle, Quintero y Morales, 2005:896). El precepto no
indica de forma taxativa cuáles son los documentos que constituyen el objeto mate-
rial sino que, de forma amplia, se refiere a las “cuentas anuales u otros documentos
que deban reflejar la situación jurídica o económica de la entidad”.
En cuanto a si es posible la comisión imprudente de este delito, la opinión
mayoritaria es clara: sólo cabe una realización dolosa del tipo delictivo. La inten-
ción de causar un perjuicio económico a la sociedad, o a alguno de sus socios, o a un
tercero, descarta la imprudencia en los administradores.

3. DELITO DE OBSTACULIZACIÓN AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS


DE LOS SOCIOS

El art. 293 CP establece:


“Los administradores de hecho o de derecho de cualquier sociedad constituida
o en formación, que sin causa legal negaren o impidieren a un socio el ejercicio de
los derechos de información, participación en la gestión o control de la actividad
166 andrés delgado gil

social, o suscripción preferente de acciones reconocidos por las Leyes, serán casti-
gados con la pena de multa de seis a doce meses”

De nuevo los únicos sujetos activos posibles de este delito son los administra-
dores de hecho o de derecho de la sociedad por lo que, como sucedía en el art. 290
CP 1995, se configura como un delito especial.
En cuanto a los sujetos pasivos, el precepto se refiere a los socios.
Se trata de un precepto que pretende reforzar las exigencias de transparencia
en la gestión de la sociedad. De esta forma, lo que se protege son los derechos del
socio.
La conducta típica consiste en negar o impedir a un socio, sin causa legal
(elemento fundamental para que el comportamiento del administrador quede incri-
minado) cualquiera de los derechos que le corresponden. Habrá que analizar en
este punto cada una de las empresas de la Economía social (dado el objetivo de esta
publicación) para conocer cuáles son en cada caso los derechos de los socios. Se
trata, por tanto, de que dada la técnica legislativa utilizada, el contenido y alcance
del precepto nos vendrá dado por la normativa reguladora de la condición de socio,
o más bien, de los derechos inherentes a dicha condición (Valle, Quintero y Mora-
les, 2005:907-908).
En este momento, me centro en lo que al respecto indica la Ley 4/2002, de 11
de abril, de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León. La redacción del art. 16
de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas es muy parecida.
El art. 22 (“Derecho de los socios”) de la Ley de 2002 establece:
“1. Los socios pueden ejercitar, sin más restricciones que las derivadas de un
procedimiento sancionador, o de medidas cautelares estatutarias, todos los derechos
reconocidos legal o estatutariamente.
2. En especial tienen derecho:
a. Ser elector y elegible para los cargos representativos de los órganos
sociales de su cooperativa o de los que la representen en otras entidades
o Instituciones externas a ella.
b. Participar libremente con voz y voto y con sujeción a las prescripciones
estatutarias en los debates y acuerdos de la Asamblea general y demás
órganos colegiados de la cooperativa de los que formen parte.

.  Reproduzco la totalidad del art. 22 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comuni-
dad de Castilla León debido a la cantidad de información sobre los derechos de los socios que proporciona y
que son necesarios para la interpretación del delito. Son estos derechos los que constituyen el objeto jurídico
de tutela y, por tanto, fundamentales a la hora de entender el tipo.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 167

c. Recibir intereses por sus aportaciones al capital si, en su caso, lo esta-


blecen los Estatutos ó la Asamblea general.
d. Percibir el retorno cooperativo, en su caso.
e. Actualización, devolución y transmisión de sus aportaciones al capital
social, cuando proceda.
f. Separarse de la sociedad, mediante el ejercicio del derecho a la baja
voluntaria.
g. Recibir la formación adecuada en función de los fondos destinados a
este fin por la cooperativa.
h. Participar en las actividades empresariales y sociales de la cooperativa.
i. Recibir la información necesaria para el ejercicio de sus derechos y
el cumplimiento de sus obligaciones, y en relación a todo aquello que
afecte a la sociedad, en los términos establecidos en el apartado 3 de
este artículo.
j. Cuantos de carácter específico queden reconocidos en esta Ley, u otras
Leyes o consten en los Estatutos de la cooperativa.
3. El socio podrá ejercitar el derecho de información en los términos previstos
en esta Ley, en los Estatutos o en los acuerdos de la Asamblea general.
a. Será responsabilidad del Consejo Rector el que cada socio reciba una
copia de los Estatutos de la cooperativa y, si existiese, del Reglamento
del Régimen Interno, y de las modificaciones que se vayan introdu-
ciendo en los mismos.
Dicha obligación deberá cumplirla el Consejo Rector en el plazo de un
mes desde que se constituyó la cooperativa o, en su caso, al tiempo de
comunicar al aspirante a socio el acuerdo de admisión.
En el supuesto de modificación estatutaria, deberá comunicarla a los
socios en el plazo máximo de un mes desde que se inscriba en el Regis-
tro de Cooperativas. En el caso de modificaciones del Reglamento de
Régimen Interno, en el plazo de un mes desde que se acuerden por la
Asamblea general dichas modificaciones.
El socio que no haya recibido la citada documentación dentro de los
citados plazos, tendrá derecho a obtener del Consejo Rector en el plazo
máximo de un mes desde que la solicite de dicho órgano, con indepen-
dencia de las eventuales responsabilidades en que hayan podido incurrir
los miembros del citado órgano por no cumplir con la obligación expre-
sada en los párrafos anteriores de este apartado.
b. Todo socio tiene libre acceso a los Libros de Registro de Socios de la
Cooperativa, así como al Libro de Actas de la Asamblea general y, si lo
solicita, el Consejo Rector deberá proporcionarle copia certificada de
los acuerdos adoptados en las Asambleas generales.
Asimismo, el Consejo Rector deberá proporcionar al socio que lo soli-
cite copia certificada de los acuerdos del Consejo que afecten al socio,
individual o particularmente.
168 andrés delgado gil

c. Todo socio tiene derecho a que, si lo solicita del Consejo Rector, se le


muestre y aclare, en un plazo no superior a un mes, el estado de su situa-
ción económica en relación con la cooperativa.
d. Cuando la Asamblea general, conforme al orden del día, haya de deli-
berar y tomar acuerdos sobre las cuentas del ejercicio económico, éstas,
junto con el informe de los Interventores o el de la auditoría, deberán
estar a disposición de los socios en el domicilio social de la cooperativa,
desde el día de la publicación de la convocatoria hasta el día de la cele-
bración de la Asamblea. Durante dicho tiempo, los socios podrán exa-
minar la referida documentación y solicitar sobre la misma, por escrito,
al Consejo Rector las explicaciones o aclaraciones que estimen conve-
nientes para que sean contestadas en el acto de la Asamblea; la solicitud
deberá de presentarse, al menos, con cinco días hábiles de antelación a
la celebración de la Asamblea.
Cuando en el orden del día se incluya cualquier otro asunto de natura-
leza económica, será de aplicación lo establecido en el párrafo anterior,
si bien referido a la documentación básica que refleje la cuestión econó-
mica a debatir por la Asamblea y sin que sea preciso el informe de los
Interventores.
e. Todo socio podrá solicitar, por escrito, al Consejo Rector las aclaracio-
nes e informes que considere necesarios sobre cualquier aspecto de la
marcha de la cooperativa, que deberán ser contestados por el Consejo
Rector en la primera Asamblea general que se celebre pasados ocho días
desde la presentación del escrito.
f. Cuando el 10 % de los socios de la cooperativa, o cien socios, si ésta
tiene más de mil, soliciten por escrito al Consejo Rector la informa-
ción que consideren necesaria, éste deberá proporcionarla, también por
escrito, en un plazo no superior a un mes.
g. En los supuestos de las anteriores letras d), e) y f), el Consejo Rector
podrá negar la información solicitada, cuando el proporcionarla ponga
en grave peligro los legítimos intereses de la cooperativa. No obstante,
esta excepción no procederá cuando la información haya de proporcio-
narse en el acto de la Asamblea y ésta apoyase la solicitud de informa-
ción por más de la mitad de los votos presentes y representados y, en los
demás supuestos, cuando así lo acuerde el Comité de Recursos o, en su
defecto, la Asamblea general como consecuencia del recurso interpuesto
por los socios solicitantes de la información.
En todo caso, la negativa del Consejo Rector a proporcionar la infor-
mación solicitada podrá ser impugnada por los solicitantes de la misma
por el procedimiento a que se refiere el artículo 39, quienes, además
respecto a los supuestos a), b) y c) de este artículo, podrán acudir al
procedimiento previsto en el artículo 249.3 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil.
Sin perjuicio de los derechos de los socios regulados en los números
anteriores, los Estatutos y la Asamblea general podrán crear y regular
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 169

la existencia de Comisiones con la función de actuar como cauce e ins-


trumento que facilite la mayor información posible a los socios sobre la
marcha de la cooperativa.
h. Aquellas cooperativas que formen parte de otra, de segundo grado,
vendrán obligadas a facilitar información a sus socios, al menos con
carácter anual, acerca de su participación en éstas, proporcionándose en
Asamblea general y debiendo constar como punto específico del orden
del día.
4. Los socios pueden ejercitar, sin más restricciones que las derivadas de un
procedimiento sancionador, o de medidas cautelares estatutarias, todos los derechos
reconocidos legal o estatutariamente”

Hay que tener en cuenta que sólo la obstaculización no amparada legalmente


puede ser subsumible en el art. 293 CP, pues caben restricciones a estos derechos
(por ejemplo, art. 22.4 Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comunidad
de Castilla León).
Por otra parte, sólo es posible la comisión dolosa de este delito, quedando
excluida la realización imprudente.
Finalmente, en algunos casos, es posible que este delito aparezca junto con
otro de coacciones o de amenazas. Entonces, habrá que acudir a un concurso ideal o
medial, según el caso (González, 2004:616).

4. DELITO DE ADMINISTRACIÓN FRAUDULENTA

El art. 295 CP 1995 establece:


“Los administradores de hecho o de derecho o los socios de cualquier socie-
dad constituida o en formación, que en beneficio propio o de un tercero, con abuso
de las funciones propias de su cargo, dispongan fraudulentamente de los bienes de
la sociedad o contraigan obligaciones a cargo de ésta causando directamente un
perjuicio económicamente evaluable a sus socios, depositarios, cuentapartícipes o
titulares de los bienes, valores o capital que administren, serán castigados con la
pena de prisión de seis meses a cuatro años, o multa del tanto al triplo del beneficio
obtenido”

Los sujetos activos de este delito han de ser, de nuevo, los administradores de
la sociedad (de derecho o de hecho). Pero en este caso también pueden serlo, dada la
redacción del precepto, los socios (los que estén en condiciones de realizar la con-
ducta típica). Se trata, por tanto, de nuevo, de un delito especial.
170 andrés delgado gil

Este delito se introdujo por vez primera en el ordenamiento español en el


Código penal de 1995. Desde el principio alcanzó un lugar privilegiado entre los
delitos societarios. Con esta regulación se pretendía criminalizar determinados com-
portamientos desleales de los administradores de sociedades que pudieran amenazar
los intereses de los socios o de la propia sociedad (Quintero y Morales, 2005:917).
La razón de esta novedosa regulación obedece a que los delitos patrimoniales clá-
sicos (estafas o apropiaciones indebidas) no eran capaces (o no siempre) de neu-
tralizar los ataques a los intereses económicos de la sociedad o de sus miembros
(González, 2004:618).
En ese sentido, son varias las diferencias con estos delitos comunes.
El art. 248.1 CP, en relación con el delito de estafa, establece:
“Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para
producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio
propio o ajeno”

En el delito de administración fraudulenta no existe el engaño bastante previo


que requiere el delito de estafa. Además, aunque se admitiera la existencia de este
engaño, quien engañaría en el delito societario sería el mismo que luego realiza
la disposición patrimonial (Muñoz, 2004:537). Recuérdese que el delito de estafa
requiere cuatro elementos:
– Engaño bastante por parte del sujeto activo;
– Error en el sujeto pasivo como consecuencia del engaño previo;
– Disposición patrimonial del engañado;
– Perjuicio patrimonial propio o ajeno.
En el delito de administración social fraudulenta no es necesario que el admi-
nistrador consiga el objeto material del delito a través de un engaño puesto que ya
tiene su posesión. Pero sucede que, aunque lo necesitara, tampoco sería posible
la incriminación del administrador a través del tipo de la estafa puesto que el que
engaña realizaría después también la disposición patrimonial. Sin embargo, en el
delito de estafa son sujetos diferentes quienes engañan y quienes realizan la dispo-
sición patrimonial. En definitiva, el administrador de la sociedad no goza de capa-
cidad de disposición de los bienes como consecuencia de un engaño previo, sino a
través de una relación legítima de administración basada en la confianza (Quintero
y Morales, 2005:917).
También presenta características diferentes el delito de apropiación indebida
regulado en los arts. 252 y ss. CP.
Dice el art. 252 CP 1995:
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 171

“Serán castigados con las penas del artículo 249 ó 250, en su caso, los que en
perjuicio de otro se apropiaren o distrajeren dinero, efectos, valores o cualquier otra
cosa mueble o activo patrimonial que hayan recibido en depósito, comisión o admi-
nistración, o por otro título que produzca obligación de entregarlos o devolverlos,
o negaren haberlos recibido, cuando la cuantía de lo apropiado exceda de cuatro-
cientos euros. Dicha pena se impondrá en su mitad superior en el caso de depósito
necesario o miserable”

Las diferencias entre los delitos de administración social fraudulenta y los de


apropiación indebida son varias. Como subraya la STS 29.07.2002, el administrador
de una sociedad puede desarrollar varias conductas y, por supuesto, no todas delic-
tivas:
– En primer lugar (supuesto que debería ser el habitual), el administrador
de una sociedad puede proceder de acuerdo con los parámetros y normas
marcados por los usos y necesidades de la sociedad, comportándose leal y
fielmente. Por supuesto, esta postura no encierra ningún delito.
– En segundo lugar, puede ocurrir, y tampoco sería una conducta castigable
desde el punto de vista penal, que el administrador realice operaciones erró-
neas o de riesgo que entran dentro de las previsiones normales de desenvol-
vimiento de la empresa.
– En tercer lugar, podría suceder que el administrador, prevaliéndose de
su cargo en la empresa, realizara actos encaminados a la adjudicación de
bienes pertenecientes a la sociedad. Se trataría en este caso de un delito de
apropiación indebida.
– Finalmente, en cuarto lugar, existiría un delito de administración social
fraudulenta en el caso de que el administrador, prevaliéndose de sus fun-
ciones y tratando de obtener un beneficio se procurara alguna utilidad o
ventaja derivada de su actuación desleal. La diferencia con la apropiación
indebida estriba en que ahora el administrador de la sociedad no se apropia
definitivamente de los bienes o no ingresa en el patrimonio propio los bie-
nes pertenecientes a la sociedad, sino que basta con que se procure alguna
ventaja o utilidad derivada de su comportamiento desleal. En definitiva en
el delito en estudio no se produce una apropiación definitiva del patrimonio
de la sociedad.
Por otra parte, en cuanto al bien jurídico que se protege en este delito societa-
rio, pese a lo que a primera vista parece, no consiste únicamente en el patrimonio de
los socios. El precepto menciona también, por ejemplo, a los titulares de los bienes,
entre los cuales es claro que se encuentra la propia sociedad. No se entendería que
en otros delitos societarios menos graves se protegiera el patrimonio societario y no
172 andrés delgado gil

en el más grave de administración social fraudulenta (Quintero y Morales, 2005:918


y 919). Por tanto, sujetos pasivos de este delito son los socios pero también la propia
sociedad.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que el art. 295 no incrimina con carácter
general la administración fraudulenta de patrimonios ajenos, sino que la sanciona
únicamente en el ámbito societario (González, 2004:618), si bien, el concepto de
sociedad a efectos penales en muy amplio (art. 297 CP).
En cuento a las conductas incriminadas, nos encontramos con dos modalidades
típicas:
– disponer fraudulentamente de los bienes de la sociedad (lo que supone rea-
lizar actos de transmisión dominical o gravamen sobre los mismos, pero sin
contraprestación real y adecuada para la sociedad, y con beneficio para el
autor o un tercero, (Mestre, 2005:389)).
– contraer obligaciones a cargo de ésta (lo que significa asumir deudas o
compromisos de pago sin un correspondiente incremento patrimonial, y a
los fines de beneficiarse económicamente el autor del hecho o un tercero,
(Mestre, 2005:389)).
En ambos casos se ha de causar un perjuicio económicamente evaluable a los
socios (etc.) o a la propia sociedad. Dicho de otra manera: el administrador
a) dispone de los bienes de la sociedad, esto es, se aprovecha o utiliza éstos,
en beneficio propio o de un tercero, con abuso de las funciones propias del cargo
y causando directamente un perjuicio económico a los socios o demás titulares del
bien protegido.
b) contrae obligaciones a cargo de la sociedad, esto es, dispone de los bienes
sociales, en beneficio propio o de un tercero, con abuso de las funciones propias del
cargo y que causen directamente un perjuicio económico a los socios (etc.) o a la
propia sociedad (González, 2004:619).
En estos dos comportamientos pueden apreciarse algunos rasgos comunes
(González, 2004:619):
– el sujeto activo ha de actuar con abuso de las funciones propias de su
cargo;
– ha de actuarse en beneficio propio o de un tercero desde un punto de vista
económico. Por ello, en este delito sólo cabe la comisión dolosa y no la
imprudente;
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 173

– el objeto de la acción es el mismo: los bienes, que incluye desde las propie-
dades sociales hasta el capital.
Finalmente, para la consumación de este delito se requiere la producción de
un resultado, consistente en causar directamente un perjuicio económicamente eva-
luable, que es un daño o merma patrimonial concretos. La cuestión es, entonces,
demostrar que el perjuicio se ha ocasionado directamente por la conducta típica del
administrador desleal o si, por el contrario, es una consecuencia indirecta o refleja
(González, 2004:619).

5. BIBLIOGRAFÍA

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174 andrés delgado gil

VALLE MUÑIZ, J.M., QUINTERO OLIVARES, G. y MORALES PRATS, F. (2005), “De


los delitos societarios”, en QUINTERO OLIVARES, G. (dir.), Comentarios a la Parte
Especial del Derecho Penal, Thomson-Aranzadi, Navarra, pp. 881-929.
Capítulo 7

EL AUTOEMPLEO FEMENINO EN LA ECONOMÍA SOCIAL

Enrique Sánchez Solano


Profesor de Economía
Universidad Católica de Ávila

1. INTRODUCCIÓN

Desde hace décadas el autoempleo está recibiendo una creciente atención por
parte de los responsables públicos de la política de empleo así como por la literatura
económica, como consecuencia del potencial que está mostrando en el proceso de
creación de empleo.
La OCDE (2000) en su Informe sobre el Empleo señala la importancia del
autoempleo como fuente generadora de empleo en los países de la Unión Europea
durante los años noventa y destaca el hecho de que en algunos países su crecimiento
sea superior al experimentado por el empleo asalariado.
La visión tradicional del empleo autónomo como respuesta o solución al paro
en las épocas de crisis económica está dando paso a una visión ligada al dinamismo
empresarial, a la innovación y a la creación de empleo (Cueto y Taboada, 2004:9).
No cabe duda que en este proceso ha jugado un papel importante el cambio de
percepción de este fenómeno por parte de la ciudadanía y de los poderes públicos.

.  Para una revisión véase Blanchflower (2000).


176 enrique sánchez solano

El autoempleo ha pasado de percibirse hasta hace unos años como una forma arcaica
de trabajo (Meager, 1996) a ser hoy en día considerado como un elemento dinami-
zador de las economías modernas. La escasa valoración que ha tenido esta forma
de trabajo se ha debido a su fuerte vinculación al sector agrario tradicional y a ser
considerado como último recurso ante el desempleo. Sin embargo, esa concepción
ha cambiado en los últimos años, entre otras razones, por su creciente vinculación
con el sector servicios.
Probablemente podamos hablar de una nueva caracterización del trabajo por
cuenta propia pues hoy en día presenta aspectos relevantes que lo diferencian de
épocas pasadas. Así, por un lado, tenemos que el autoempleo cada vez está más vin-
culado con ramas económicas ligadas a las nuevas tecnologías y, por otra parte, el
concepto de trabajo por cuenta propia abarca un creciente número de modalidades.
Ante las mayores dificultades a las que tienen que hacer frente las mujeres
(mayor nivel de desempleo, mayores dificultades de realización profesional, mayor
participación en el empleo precario…) el empleo por cuenta propia, ya sea a través
del autoempleo o del autoempleo colectivo en las diferentes modalidades enclava-
das en la Economía Social, se convierte en una opción en la que poder desarrollar
toda una serie de aptitudes que por cuenta ajena, tal vez no sería posible, contribu-
yendo a su vez, al desarrollo económico.

2. EL CONCEPTO DE AUTOEMPLEO

Entendemos por autoempleo, trabajo autónomo o trabajo por cuenta propia,


la población empleada que, debe tomar decisiones sobre los mercados en los que
operan, sobre la financiación y que suelen ser propietarios o arrendatarios de la
maquinaria y el equipo con que trabajan (INE, 2000). Por lo tanto, los hechos más
representativos son la asunción de riesgos y el control de la producción (OCDE,
1992).
Habitualmente a la hora de analizar el autoempleo se suele excluir a las ayu-
das familiares, pudiendo ser considerados como trabajadores por cuenta ajena en
empresas familiares, ya que no cumple los criterios de asunción de riegos y control
de la producción.

.  Así, la declaración de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) de 1995, sobre identidad coope-
rativa, señala a las cooperativas como un modo eficaz de garantizar la participación activa de la mujer en el
ámbito empresarial (Serra, 2004: 117).
el autoempleo femenino en la economía social 177

Como fiel reflejo del complejo entorno económico y, en particular, del mer-
cado de trabajo, el concepto de autoempleo abarca un creciente número de modali-
dades, que cada vez dificultará más determinar donde está la línea que lo diferencia
de otras modalidades laborales.
Igualmente en el concepto de autoempleo están también representadas buena
parte de la actividad que se realiza en la Economía Social y Cooperativa, donde
destacan las Cooperativas de Trabajo Asociado y las Sociedades Laborales, son de
autoempleo colectivo (Barrera, 2005:12).

3. FACTORES EXPLICATIVOS DEL CRECIENTE INTERÉS DEL


AUTOEMPLEO Y DE LA ECONOMÍA SOCIAL

El creciente protagonismo experimentado por el autoempleo en las últimas


décadas cabe explicarlo por la concurrencia de una serie de factores que pasamos a
analizar:
Desde la perspectiva de la demanda laboral, uno de los problemas que carac-
teriza a los mercados de trabajo de los países desarrollados es, salvo contadas
excepciones, la dificultad de generar empleo asalariado. Esta situación es debida a
factores tales como:
– La creciente competencia a que deben hacer frente las empresas en un
entorno cada vez más cambiante y globalizado. Uno de los mecanismos uti-
lizados por las empresas para hacer frente a tal amenaza son los procesos de
concentración empresarial, con las consiguientes reducciones de plantilla
que se producen habitualmente.
– El estancamiento del empleo público debido a los procesos de privatización
de empresas públicas y al estancamiento de la oferta de empleo público
como consecuencia de las políticas de control del gasto público.
– Las dificultades de acceso y de permanencia en el mercado laboral produci-
das por la creciente inestabilidad de los mercados de trabajo, especialmente
relevante en el caso de los colectivos que tienen menores oportunidades
(los jóvenes, las mujeres, los trabajadores de avanzada edad y las personas
con discapacidad).
Por otra parte, desde la perspectiva de la oferta laboral, se están produciendo
a partir de los años noventa una serie de hechos que favorecen el autoempleo y la
actividad emprendedora:
178 enrique sánchez solano

– La creciente flexibilidad que requieren la empresas en un entorno cada vez


más globalizado gracias a la descentralización de la producción y la apari-
ción de nuevas formas de trabajo (por ejemplo, el teletrabajo); a la flexibi-
lización de la legislación laboral; o a la externalización de las actividades
productivas no estratégicas de las empresas.
Asimismo, la sociedad de consumo y los elevados niveles de renta de la pobla-
ción de las economías desarrolladas ha dado paso a un sistema de producción cada
vez más diferenciado, frente al tradicional sistema de producción estandarizado,
caracterizado por las economías de escala (Henrekson, 2004).
– La terciarización de las economías desarrolladas iniciada en los años 60 y
70. El sector servicios es propicio para el desarrollo del empleo por cuenta
propia.
– El cambio tecnológico. La gran transformación que viene experimentando
la estructura productiva de las economías desarrolladas basada en la manu-
factura tradicional hacia una nueva estructura basada en las nuevas tecno-
logías (electrónica, informática, biotecnología,...) favorece el autoempleo
(Audretsch y Thurik, 2001; 2004).
La introducción de las TIC en el ámbito empresarial está permitiendo una
reducción de los costes de transacción, una menor importancia de las economías de
escala y una creciente especialización de las empresas.
– En un entorno cada vez más cambiante, las empresas maduras y de gran
tamaño presentan mayores dificultades que las nuevas empresas para intro-
ducir nuevos productos y procesos de producción de forma eficiente. A
su vez, las empresas de pequeño tamaño a menudo desempeñan un papel
de agentes de cambio, dada su gran motivación para crecer (Henrekson,
2004).
– El autoempleo se está convirtiendo en un referente de lo que se ha dado en
llamar el “espíritu emprendedor” y la “capacidad empresarial” (Iglesias y
Llorente, 2004), cada vez más valorado por la sociedad (Valdés, 2000:13)
y las instituciones publicas. En este sentido, las pequeñas empresas pueden
realizar un importante y barato mecanismo de identificación del talento
emprendedor y de gestión (Henrekson, 2004).
Específicamente en lo que a la Economía social o autoempleo colectivo se
refiere debemos destacar la creciente importancia que el denominado Tercer Sector
está adquiriendo ante la falta de una respuesta adecuada por parte del sector público
y del sector privado a aspectos tan importantes tales como la primacía de la persona
el autoempleo femenino en la economía social 179

frente al capital en la actividad económica, la integración plena en el ámbito laboral


de determinados colectivos de personas, etc.
Por último, el autoempleo puede desempeñar un importante papel en la inte-
gración de la mujer en el mercado de trabajo remunerado, como instrumento para
incrementar sus tasas de actividad y de empleo y la calidad del empleo (Iglesias y
Llorente, 2004).
En este sentido es necesario resaltar, que las distintas modalidades de empleo
por cuenta propia suponen una alternativa al empleo asalariado para aquellos indi-
viduos o colectivos que, por distintas razones encuentran dificultades para acceder
o mantenerse en el mercado laboral o para compaginar su actividad laboral con su
vida familiar principalmente motivado por la falta de adaptación de las antiguas
estructuras laborales aún existentes a los cambios sociales y económicos experi-
mentados en España en las últimas décadas.

4. REVISIÓN DE LA LITERATURA SOBRE EL AUTOEMPLEO FEMENINO

Los estudios empíricos en los que se analiza el papel de la mujer en el autoem-


pleo son relativamente escasos, en la medida que la ha prevalecido una visión uni-
forme de la actividad empresarial, sin tratar de analizar las posibles diferencias entre
las características del empresariado masculino y femenino.
La literatura económica ofrece dos alternativas para explicar el aparente menor
éxito de las empresas propiedad de mujeres: a) las que mantienen la existencia de
discriminación en el mundo de los negocios hacia las empresarias y b) las que con-
sideran que algunas características de las empresarias definen su «perfil femenino»
propio (Junquera, 2004:246). No obstante, nos encontramos con que son todavía
escasos los estudios empíricos sobre este asunto, además de haber una importante
disparidad de variables representativas del éxito utilizadas en dichos estudios. Sin
embargo, estudios como el de Chell y Baynes (1998) concluyen que no existen
diferencias significativas en el resultado de las empresas en función del género,
aunque sí hay una clara evidencia de infrarresultado de los negocios propiedad de
«esposas».
Respecto al estado civil y al sexo, Taylor (1996) indica que la probabilidad
de entrar en el autoempleo aumenta si el trabajador está casado y disminuye con la

.  Esta es una de las principales razones que explican el fuerte incremento en el acceso de estos
colectivos, especialmente las mujeres, al empleo público.
180 enrique sánchez solano

edad. Por su parte, Blanchflower (2000 y 2004) afirma que la probabilidad de estar
autoempleado es mayor en el caso de los hombres y aumenta con la edad.
Laferrére y McEnteee (1995) señalan que estar casado o tener hijos también
desempeña influencia importante en la decisión de trasladarse de un empleo por
cuenta ajena al autoempleo.
Otros estudios han analizado la relación existente entre el acceso de la mujer
al autoempleo con la maternidad. Así, diversos estudios [Edwards y Field-Hendrey
(2002); Boden (1996); Connelly (1992); Devine (1994); MacPherson (1988); Schi-
ller y Crewson (1997); Wellington (2001)] sugieren que las mujeres con hijos tienen
una mayor probabilidad de entrar en el autoempleo o de estar autoempleada.
Sin embargo, trabajos como el de Wellington (2006) indican que si bien es
cierto que las mujeres pueden optar por el autoempleo con el fin de conciliar la vida
laboral y familiar, no encuentra que el acceso al autoempleo por parte de la mujer
sea más probable hoy en día que en el pasado. Con lo que le lleva a pensar que la
mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral ha supuesto una reducción
en el tiempo dedicado a los hijos.
Por otra parte, de los diferentes estudios realizados en el ámbito de la Eco-
nomía Social se desprende que la participación laboral de mujeres y hombres en
dicho ámbito difiere en función del tipo de entidad. Así, en el sector de no mercado
o instituciones sin fines de lucro las mujeres presentan una participación elevada
en actividades de acción social incluidas en el sector servicios. Por el contrario,
en el caso del sector de mercado o sector empresarial la participación femenina es
menor, en consonancia con los niveles existentes en el conjunto de la economía.
No obstante, dentro del sector de mercado existen también importantes diferencias,
tales como la participación femenina en las cooperativas frente a las sociedades
laborales, presentando una participación superior a la del conjunto de la población
ocupada femenina mientras que en el caso de las sociedades laborales esta tasa es
sensiblemente inferior.
En el ámbito de las cooperativas, las mujeres están sobrerrepresentadas en
las cooperativas educacionales, sanitarias, enseñanza y consumidores y usuarios,
mientras se hallan subrepresentados en las cooperativas del mar, cooperativas de
vivienda, de crédito, de explotación comunitaria de la tierra y de transportistas.
(Ribas y Sajardo, 2005:271)
¿Qué razón pueden explicar esta heterogeneidad en lo que a la participación
laboral femenina se refiere? La respuesta reside en las características organizacio-
nales y la filosofía que subyace detrás de cada una de las formas de organización
empresarial.
el autoempleo femenino en la economía social 181

En este sentido Apelqvist (1996:38) indica que los valores de carácter perso-
nal y laboral propios del cooperativismo están más próximos al modo en el que las
mujeres conciben el trabajo: en las cooperativas existe una mayor colaboración y
proximidad entre los socios, así como una organización del trabajo de carácter no
jerárquico lo cual conduce a una mayor implicación en la empresa.

5. FUENTES ESTADÍSTICAS UTILIZADAS

Para realizar el presente trabajo hemos optado por utilizar los datos facilitados
por la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora trimestralmente el Instituto
Nacional de Estadística (INE). Las razones por las que nos hemos decantado por
utilizar esta información estadística en vez de la proporcionada por el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales a través de la Dirección General de la Economía Social,
del Trabajo Autónomo y del Fondo Social Europeo estriban, por un lado, en el
periodo de tiempo analizado (dos décadas, desde el segundo trimestre de 1987 hasta
el segundo trimestre de 2007) y por el interés en comparar la evolución del empleo
por cuenta propia con el empleo asalariado.
El INE a la hora de la elaboración de la EPA considera las siguientes moda-
lidades de trabajadores por cuenta propia: empleador; empresario sin asalariados;
miembro de cooperativa y ayuda familiar.
Por último, debemos aclarar que, aunque a la hora de analizar el autoempleo
es habitual excluir a la ayuda familiar, pudiendo ser considerados como trabajadores
por cuenta ajena en empresas familiares, ya que no cumple los criterios de asunción
de riegos y control de la producción que están presentes a la hora de definir el autoe-
mpleo, hemos optado por mantenerlo con el fin de poder observar el importante
cambio que esta categoría ha experimentado durante el período analizado.

6. EVOLUCIÓN DEL EMPLEO POR CUENTA PROPIA EN ESPAÑA

El mercado de trabajo español presenta un especial interés en la medida en que


confluyen tradicionalmente una de las mayores tasas de paro y una tasa de autoem-
pleo superior a la media de los países de la OCDE (Verheul et al., 2006:3).

.  La EPA, además del autoempleo propiamente dicho, en lo que se concierne específicamente a lo
que denominamos Economía Social solamente recoge el empleo perteneciente a las cooperativas, ámbito
éste de la Economía Social donde la mujer tiene una mayor presencia.
.  Utilizamos los datos correspondientes al segundo trimestre de cada año.
182 enrique sánchez solano

Roura, Iglesias y Llorente (2005) analizan los factores que explican el autoe-
mpleo en España para lo cual contrastan cuatro hipótesis. La principal conclusión
del trabajo es que el factor relevante a la hora de explicar la evolución del autoem-
pleo en España es la emergencia de nuevas formas de trabajo, especialmente en el
caso del empleo parcial, tanto en lo referido en términos agregados como para cada
uno de sus componentes (empleadores, empresarios sin asalariados y miembros de
cooperativas), siendo escasa la capacidad explicativa en el caso de las hipótesis del
empleo refugio; del autoempleo como mecanismo de transición en el mercado de
trabajo y del cambio sectorial.
Fernández Serrano (2006), a partir de un análisis de conglomerados jerárqui-
cos pone de manifiesto la existencia de cuatro grandes grupos de países en la Unión
Europea (más un quinto conformado solamente por la República Checa):
Grupo 1. Modelo “troncal” europeo. Integrado por ocho países, entre ellos
Francia y el Reino Unido. Son los que se ajustan en mayor medida al promedio
europeo, que presenta deficiencias en la cultura empresarial.
Grupo 2. Modelo escandinavo de cultura emprendedora minoritaria “de
calidad”. Conformado por los países escandinavos, se caracterizan por tener los
niveles más bajos de preferencia frente al trabajo por cuenta propia. Son economías
desarrolladas, con un elevado nivel educativo de la población, donde los individuos
que optan por la actividad empresarial se debe principalmente al motivo oportuni-
dad. Por todo ello, es un emprendimiento “de calidad”, con gran capacidad de con-
tribuir al crecimiento económico.
Grupo 3. Modelo centro-oriental europeo de rigidez estructural. Grupo
formado por la mayor parte de los países comunitarios del centro y este europeo
junto a Alemania. Existe una predisposición hacia el autoempleo superior a la media
europea, pero explicada por situaciones de necesidad.
Grupo 4. Modelo mediterráneo de cultura emprendedora de “subsisten-
cia”. Integrado por los países mediterráneos. En estos países la población muestra
una predisposición mayor hacia el trabajo por cuenta propia, pero forzada por situa-
ciones de necesidad derivadas de las altas tasas de desempleo existentes, por lo que
predomina una cultura empresarial sólida pero de escasa calidad.
En este grupo es en el que se encuentra España. Nuestro país se caracteriza por
tener la menor tasa de participación en la actividad emprendedora con altas expecta-
tivas (que generará un número de puestos de trabajo significativo) de todos los paí-
ses que participan en el Global Entrepreneurship Monitor (Verheul et al., 2006:17).
Asimismo, España presenta un elevado peso de las empresas de tamaño superre-
ducido; un reducido peso en las actividades de mayor valor añadido, así como un
reducido nivel de innovación tecnológica (Verheul et al.,2006:17).
el autoempleo femenino en la economía social 183

Todo ello deja clara constancia de la relativa baja calidad del autoempleo en
España, siendo imprescindible mejorar su dotación de capital humano y tecnológico.
El gráfico nº 1 recoge la evolución del empleo en el periodo 1987-2007
atendiendo a la situación profesional y sexo. Resalta el gran crecimiento que ha
experimentado en los últimos 20 años el empleo femenino en España: más de un
140%, frente al 46,19% en el caso de los varones, lo que ha permitido que las muje-
res pasen de representar el 29,74% al 41,04% de la población ocupada española.
Este fuerte crecimiento viene explicado por dos factores esenciales: por un lado, el
hecho de partir de unos niveles de empleo femenino bajos; y por otro lado, al fuerte
aumento del nivel educativo de las mujeres, especialmente en lo que concerniente
a su acceso a los estudios universitarios y al cambio social de la sociedad española
respecto al papel de la mujer en el ámbito laboral.

*UiILFRQž2FXSDGRVSRUVLWXDFLyQSURIHVLRQDO\VH[R 
Gráfico 1. Ocupados por situación profesional y sexo (1987-2007)







0LOHVGHWUDEDMDGRUHV

7RWDORFXSDGRV YDURQHV
7RWDORFXSDGRV PXMHUHV
 7UDEDMDGRUHVFXHQWDSURSLD YDURQHV
7UDEDMDGRUHVFXHQWDSURSLD PXMHUHV
 $VDODULDGRV YDURQHV
$VDODULDGRV PXMHUHV






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 ,,

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 ,,

,
7,
7

7
7

7











































$xRV

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPA (INE).

No obstante, este fuerte incremento experimentado por el empleo femenino


se explica fundamentalmente por el crecimiento en el empleo asalariado, siendo el
crecimiento del empleo por cuenta propia de un escaso 1,32%, crecimiento que es
menor incluso al masculino (4,71%).
184 enrique sánchez solano

Gráfico nº 2. Evolución el empleo por cuenta propia por sexo y situación


profesional.
Gráfico 2. Evolución del empleo por cuenta propia por sexo y situación profesional

1800
1600 E mpleador (varones )

1400 E mpleador (mujeres )


Trabajadores (miles)

1200
E mpres ario s in as alar. o trabajador
independ. (varones )
1000
E mpres ario s in as alar. o trabajador
800 independ. (mujeres )
M iembro cooperativa (varones )
600
M iembro cooperativa (mujeres )
400
A yuda familiar (varones )
200
0 A yuda familiar (mujeres )

I
I

I
TI

TI
TI

TI

TI

TI

TI

TI

TI

TI

TI
05

07
87

89

91

93

95

97

99

01

03
20

20
19

19

19

19

19

19

19

20

20

Años

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE).

Sin embargo, si realizamos un análisis más detallado del empleo por cuenta
propia, podemos destacar un cambio importante en lo que al empleo femenino se
refiere. Así, podemos ver que en casi todas las categorías de empleo por cuenta
propia el crecimiento experimentado por el empleo femenino es sensiblemente
superior al masculino (con la salvedad de la ayuda familiar, donde se produce un
gran descenso y de similar cuantía tanto en hombres como mujeres (superior al
70%). La categoría de empleo por cuenta propia que presenta un mayor incremento
de la participación femenina es la de los empleadores, con un incremento de más
del 407% (frente al 135,76% en el caso de los hombres), seguido de las empresarias
sin trabajadores a su cargo con un 19,35% (frente a una reducción del 10,06 % en
el caso de los hombres) y del 15,77% en el caso de los miembros de cooperativas
(11,72% en el caso de los hombres).
En cuanto a la distribución de las mujeres en las diferentes situaciones pro-
fesionales, el 86,5% de las mujeres son trabajadoras por cuenta ajena (en 1987
suponían en 67,57%) mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es del
79,5% (71,16% en 1987).
En cuanto a la distribución de las mujeres ocupadas en las diferentes situacio-
nes profesionales, las mujeres ocupadas por cuenta propia han pasado de representar
respecto del total de ocupadas el 31,92% en 1987 al 13,4% en 2007. Este dato, no
obstante, es necesario matizar ya que este fuerte descenso está condicionado por la
gran reducción de mujeres ocupadas en la categoría de la ayuda familiar. Por esta
razón, si analizamos las distintas categorías del trabajo por cuenta propia vemos que
en todas las modalidades de trabajo por cuenta propia se ha incrementado su partici-
el autoempleo femenino en la economía social 185

pación respecto al empleo femenino total. Así, en el caso de las mujeres empresarias
con trabajadores a su cargo ha experimentado un incremento significativo, pasando
de sólo el 4,86% en 1987 a un 24,34% en 2007 (en el caso de los varones ha pasado
de un 15,13% a un 34,06%). En el caso de las mujeres empresarias sin asalariados
o trabajadoras independientes se ha incrementado desde un 52,17% hasta el 61,45%
(en el caso de los hombres, de 69,76% a un 59,91%). En el empleo en cooperati-
vas ha aumentado ligeramente el peso entre el autoempleo femenino, pasando de
suponer el 2% al 2,29% (en el caso de los hombres, ha pasado del 2,26% al 2,41%),
mostrando todavía menor atractivo el cooperativismo frente a otras modalidades de
autoempleo entre la población, tanto femenina como masculina.
En cuanto a la distribución por sexos existente en cada categoría, mientras que
en el caso de los trabajadores asalariados, la participación relativa de las mujeres se
ha incrementado desde un 28,67% al 43,09%, en el caso de las mujeres autoemplea-
das se produce un ligera disminución del 32,13% al 31,42%. No obstante, debemos
recordar la incidencia de la ayuda familiar, por lo que si analizamos los datos para
cada categoría de trabajo por cuenta propia, observamos que, aunque las mujeres
siguen presentando un peso claramente inferior respecto a los hombres que trabajan
por cuenta propia, se constatan apreciables incrementos en el peso relativo. Así,
en el caso de las empleadoras la participación de las mujeres pasa del 13,19% a un
24,66%; mayor incremento presenta en el caso de las empresarias sin trabajadores a
su cargo (del 26,15% al 31,97%) y un escaso incremento en el caso de las mujeres
que son cooperativistas (29,52% al 30,31%).
Esta mayor presencia de la mujer empresaria en negocios sin trabajadores a su
cargo o en empresas de muy reducida dimensión vendría a reflejar cómo el autoem-
pleo ha surgido frecuentemente a través de las políticas de autoempleo encamina-
das a disminuir el desempleo de los colectivos más desfavorecidos en el mercado
laboral (Toribio, 2001) ya que el autoempleo, en comparación con el empleo asala-
riado, se asocia con mejores resultados como instrumento de inserción laboral para
la mujer, en la medida que incrementa la estabilidad laboral de la mujer y reduce
notablemente la probabilidad de ser expulsada de la población ocupada (Iglesias y
Llorente, 2004).
Dentro del empleo por cuenta propia, podemos comprobar que no existen gran-
des diferencias entre las diferentes categorías (con la salvedad de la ayuda familiar),
presentando los empleadores un nivel educativo ligeramente superior respecto a la
media del conjunto de los trabajadores por cuenta propia.
A lo largo del periodo se observa que el autoempleo se comporta de forma
anticíclica: en la etapa de recesión el acceso al autoempleo se realiza como “empleo
refugio”, mientras que en los momentos de expansión económica hay una reducción
del mismo como consecuencia del crecimiento del empleo asalariado. No obstante
186 enrique sánchez solano

este carácter anticíclico parece reducirse en los últimos años donde se produce un
apreciable crecimiento del trabajo autónomo a pesar de la fortaleza del trabajo asa-
lariado. Tal vez sea un síntoma de un cambio en el patrón de comportamiento en la
medida que la motivación que origina el acceso al autoempleo cada vez está menos
basado en la necesidad (opportunity entrepreneurship), como consecuencia de una
actitud defensiva ante la escasez o inexistencia de alternativas de empleo en el
mercado laboral, adquiriendo un mayor protagonismo el acceso al autoempleo por
razones de oportunidad (opportunity entrepreneurship), con el fin de sacar partido a
oportunidades de negocio percibidas en el mercado (Acs et al., 2005:18-21).
Por otra parte, si comparamos la evolución del autoempleo femenino en
España con la de los países de nuestro entorno, la valoración que podemos hacer es
positiva. En el gráfico siguiente podemos observar que en 2006 España ocupaba ya
el primer lugar en cuanto al Índice de la Actividad Emprendedora (T*- A) femenina
que elabora desde hace unos años el Global Entrepeneurship Monitor.

'VFOUF (MPCBM&OUSFQSFOFVSTIJQ.POJUPS
Fuente: Q
Global Entrepreneurship Monitor (2006:49).

En la tabla 1 podemos constatar la mayor presencia de la educación univer-


sitaria entre
&O la
MB población ocupada
UBCMB  QPEFNPT femenina
DPOTUBUBS MB que entre
NBZPS la masculina
QSFTFODJB en todas las
EF MB FEVDBDJÊO
situaciones profesionales.
VOJWFSTJUBSJB Otra pauta
FOUSF MB QPCMBDJÊO de comportamiento
PDVQBEB GFNFOJOB RVF FOUSF queMBseNBTDVMJOB
constata FO
es la
UPEBT
mayor MBT TJUVBDJPOFT
presencia QSPGFTJPOBMFT
de los estudios 0USB QBVUB
universitarios EF DPNQPSUBNJFOUP
en la población asalariada RVF TFlos
que en
DPOTUBUB
ocupados porFTcuenta
MB NBZPS QSFTFODJB
propia. DentroEF
deMPT
éstaFTUVEJPT VOJWFSTJUBSJPT
última podemos FO MBque,
observar QPCMBDJÊO
el mayor
BTBMBSJBEB RVF FO MPT PDVQBEPT QPS DVFOUB QSPQJB %FOUSP EF ÀTUB ÑMUJNB
nivel educativo
QPEFNPT de la población
PCTFSWBS femenina
RVF  FM NBZPS es muy parejo
OJWFM FEVDBUJWP EF MBen todas lasGFNFOJOB
QPCMBDJÊO categorías
FTdel
autoempleo, siendo ligeramente superior en la categoría de empresarias
NVZ QBSFKP FO UPEBT MBT DBUFHPSÄBT EFM BVUPFNQMFP  TJFOEP MJHFSBNFOUF con trabaja-
dores a su cargo.
TVQFSJPSFOMBDBUFHPSÄBEFFNQSFTBSJBTDPOUSBCBKBEPSFTBTVDBSHP

5PEP FMMP FTUBSÄB FO DPOTPOBODJB DPO MPT SFTVMUBEPT BQPSUBEPT QPS
-BGFSSÀSFZ.D&OUFFF 
RVJFOFTTFÈBMBORVFUFOFSVOOJWFMEFFTUVEJPTEF
UFSDFS HSBEP SFEVDF MB QSPCBCJMJEBE EF BDDFEFS BM BVUPFNQMFP %FOUSP EFM
DPMFDUJWPEFBVUPFNQMFBEPT JOEJDBORVFMPTBVUPFNQMFBEPTDPOFMFWBEPOJWFM
el autoempleo femenino en la economía social 187

Todo ello estaría en consonancia con los resultados aportados por Laferrére
y McEnteee (1995) quienes señalan que tener un nivel de estudios de tercer grado
reduce la probabilidad de acceder al autoempleo. Dentro del colectivo de autoem-
pleados, indican que los autoempleados con elevado nivel educativo presentan una
mayor probabilidad de emplear a trabajadores.

Tabla 1. Ocupados por situación profesional, sexo y nivel de formación


alcanzado (2º trimestre 2004)

  total Analfabetos Ed. Primaria Ed. secundaria Ed. Superior


  total % V-M % horiz. % vert % V-M % horiz. % vert % V-M % horiz. % vert % V-M % horiz. % vert % V-M
total                        
ambos sexos 100,0   0,37 100,0   19,00 100,00   49,86 100,00   30,77 100,00  
varones 100,0 60,9 0,39 100,0 64,8 21,50 100,00 68,94 51,28 100,00 62,64 26,83 100,00 53,11
mujeres 100,0 39,1 0,33 100,0 35,0 15,09 100,00 31,06 47,66 100,00 37,36 36,91 100,00 46,89
trabajadores por cta                        
propia
ambos sexos 18,1   0,36 17,8   28,32 5,14   48,45 8,79   22,86 4,15  
varones 20,7 69,3 0,28 14,5 52,5 28,81 5,95 70,54 49,17 10,16 70,38 21,74 4,49 65,93
mujeres 14,2 30,7 0,56 24,1 47,5 27,21 3,87 29,46 46,81 6,66 29,62 25,41 3,62 34,07
Empleador                    
ambos sexos 30,0   0,14 11,9   22,10 6,62   50,33 15,09   27,42 8,22  
varones 33,3 77,1 0,13 16,1 71,4 23,49 7,83 81,93 50,28 16,75 76,99 26,10 8,69 73,35
mujeres 22,4 22,9 0,18 7,1 28,6 17,47 3,91 18,12 50,56 11,33 23,03 31,88 7,15 26,65
Empresario sin                    
asalariados
ambos sexos 59,4   0,43 69,5   31,22 18,53   46,35 27,51   21,99 13,05  
varones 59,9 70,0 0,36 79,0 59,8 32,14 19,26 72,07 47,59 28,52 71,89 19,89 11,92 63,32
mujeres 58,1 30,0 0,57 58,9 40,2 29,08 16,89 27,93 43,45 25,23 28,11 26,88 15,61 36,66
Miembro                    
de cooperativa
ambos sexos 2,7   0,45 3,4   22,90 0,62   50,23 1,37   26,42 0,72  
varones 2,7 68,7 0,00 0,0 0,0 25,08 0,68 75,25 49,83 1,34 68,17 25,08 0,68 65,24
mujeres 2,8 31,3 1,45 7,1 100,0 18,12 0,50 24,75 51,09 1,42 31,83 29,35 0,82 34,76
Ayuda familiar                    
ambos sexos 8,0   0,70 15,3   31,91 2,54   56,38 4,49   11,01 0,88  
varones 4,1 35,5 0,22 3,2 11,1 25,76 1,05 28,68 62,88 2,56 39,61 11,03 0,45 35,56
mujeres 16,7 64,5 0,96 28,6 88,9 35,28 5,91 71,32 52,76 8,84 60,39 11,06 1,85 64,79
asalariados                        
ambos sexos 81,8   0,37 82,2   16,92 13,84   50,19 41,04   32,52 26,59  
varones 79,3 59,0 0,43 85,5 67,5 19,60 15,53 68,38 51,83 41,08 60,98 28,15 22,31 51,11
mujeres 85,7 41,0 0,29 75,9 32,4 13,07 11,20 31,62 47,82 40,97 39,02 38,82 33,26 48,89
otra situación                        
ambos sexos 0,1   0,00 0,0   23,33 0,02   40,67 0,03   36,00 0,03  
varones 0,1 56,0 0,00 0,0 - 17,86 0,01 42,86 45,24 0,03 62,30 35,71 0,03 55,56
mujeres 0,1 44,0 0,00 0,0 - 28,79 0,03 54,29 33,33 0,03 36,07 36,36 0,03 44,44

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPA (INE).

No obstante, Blanchflower (2004) llega a la conclusión de que, mientras en


Europa la probabilidad de acceder al autoempleo es menor en el caso de las perso-
nas con mayor nivel educativo, en EE.UU. ocurre lo contrario. Esto proporcionaría
evidencia indirecta a favor de la hipótesis institucional. Una razón por la que hay
188 enrique sánchez solano

tan pocas mujeres en puestos ejecutivos en las grandes empresas estadounidenses es


porque la actividad emprendedora proporciona una atractiva alternativa profesional
para las mujeres cualificadas (Henrekson, 2004).
Este creciente nivel formativo de la población femenina, junto con el creciente
peso de los servicios (OCDE, 2000) y de las TIC son factores que favorecen la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo, especialmente a través de la moda-
lidad del autoempleo.
En lo que respecta a las ramas de actividad, la participación de la mujer, tanto
en lo relativo al empleo por cuenta propia como al empleo asalariado, se ha redu-
cido drásticamente en las ramas agropecuarias (siendo mínimo el incremento en el
caso de las cooperativas), se ha incrementado en los últimos años en la construc-
ción, aunque presenta un gran desequilibrio con respecto a los varones. Por tanto,
el fuerte crecimiento del empleo femenino se ha sustentado en el sector servicios,
tanto en lo que respecta a las actividades relacionadas con el turismo y el comercio,
como con las ramas relacionadas con las actividades sociales, ámbito en el que la
mujer está socialmente más acostumbrada a desenvolverse (Toribio, 2001) además
de ser los estudios pertenecientes al ámbito de las CC. Sociales y Ciencias de la
Salud por los que optan principalmente las mujeres.
Por lo que respecta a las ocupaciones, se ha producido un incremento des-
tacable del número de trabajadoras en estos 20 años tanto en ocupaciones con un
elevado nivel de cualificación como de aquellas que requieren un escaso nivel de
cualificación. Así, las ocupaciones que han registrado un mayor incremento de
empleo han sido “trabajadores no cualificados”, seguido de “Operadores de instala-
ciones y maquinaria; montadores”, “Técnicos y profesionales de apoyo”, “Técnicos
y profesionales científicos e intelectuales” y Dirección de las empresas”. En cambio
presentan descensos en el número de trabajadoras en las categorías “Trabajadores
cualificados en agricultura y pesca”, “Artesanos y trabajadores cualificados de
industrias manufactureras, construcción y minería” y “Trabajadores de servicios de
restauración, personales, protección y vendedores de comercio”.
En lo relativo al número medio de horas trabajadas por los ocupados (tabla 2)
se constata, la mayor jornada laboral del trabajador autoempleado frente al trabaja-
dor asalariado, como sistemáticamente vienen arrojando los estudios empíricos. Así
observamos que, aunque en ambos casos se ha producido una reducción del número

.  No obstante, a pesar de este y otros inconvenientes que van parejos al trabajo autónomo (mayor
estrés laboral, poco tiempo para dedicar a la familia, escasas horas de sueño, los inconvenientes que plantea
en la vida en pareja; elevada tasa de fracaso, con las consecuencias que tiene para la pérdida de tus activos,
ahorros, etc.), los autoempleados muestran una mayor satisfacción laboral que los trabajadores asalariados
(Blanchflower, 2004; Williams, 2003; García y Montuenga, 2002).
el autoempleo femenino en la economía social 189

de horas trabajadas en 2007 respecto a 1987, disminución que es mayor en el caso de


los asalariados, que en el caso de los trabajadores por cuenta propia, cualquiera de la
categoría que consideremos –a excepción de la ayuda familiar—trabajan un numero
medio de horas superior a los asalariados presentando un sensible diferencia 43,6
horas frente a 37,1). Los empleadores son los que, por término medio, presentan un
mayor número medio de horas trabajadas (casi un 20% superior al número medio de
horas trabajadas por los asalariados), y a priori sorprendentemente superior incluso
a los empresarios sin asalariados.

Tabla 2. Número medio de horas efectivas trabajadas por los ocupados


que han trabajado por situación profesional y sexo

  1987TII 2007TII +, 87-07


total      
ambos sexos 41,6 38,2 -8,17
varones 42,7 40,8 -4,45
mujeres 39 34,5 -11,54
trabajadores por cuenta propia: Total      
ambos sexos 45,3 43,6 -3,75
varones 46,8 45,6 -2,56
mujeres 42,2 39,3 -6,87
Empleador      
ambos sexos 46,4 46,2 -0,43
varones 46,8 47,1 0,64
mujeres 43,6 43,4 -0,46
Empresario sin asalariados o trabajador indepen-
diente      
ambos sexos 46,1 44,1 -4,34
varones 47,1 45,7 -2,97
mujeres 43,2 40,6 -6,02
Miembro de cooperativa      
ambos sexos 42,3 38,4 -9,22
varones 43,2 39,8 -7,87
mujeres 40 35,1 -12,25
Ayuda familiar      
ambos sexos 42,6 27,4 -35,68
varones 45,3 31 -31,57
mujeres 40,8 25,3 -37,99
asalariados      
ambos sexos 40,1 37,1 -7,48
varones 41,1 39,6 -3,65
mujeres 37,5 33,8 -9,87
otra situación      
ambos sexos 38 37,4 -1,58
varones 41,7 47,8 14,63
mujeres 32,6 23,3 -28,53
Fuente: elaboración a partir de datos de la EPA (INE).
190 enrique sánchez solano

Por otra parte, que los trabajadores enclavados en la categoría de Ayuda fami-
liar presenten un menor número de horas es lógico dado su carácter de apoyo al
negocio familiar.
En lo que se refiere a las mujeres, el hecho diferenciador radica en el menor
número de horas trabajadas respecto a los hombres, lo cual se explica fundamental-
mente por el mayor peso de la jornada a tiempo parcial en las mujeres, así como el
tener que llevar la mayor parte del trabajo del hogar y del cuidado de los hijos.
La diferencia del número medio de horas trabajadas por las mujeres autoem-
pleadas frente a las asalariadas presenta escasas diferencias frente a la diferencia
registrada en la misma situación en el caso de los hombres.

Tabla 3. Parados que han trabajado anteriormente situación por profesional


y sexo en el último empleo. (Valores absolutos y porcentajes)

  parados % vertical % V-M


Total      
Ambos sexos 1.548,70 100 100
Varones 695,10 100 44,88
Mujeres 853,60 100 55,12
Trabajador por cuenta propia: total    
Ambos sexos 35,8 2,3 2,31
Varones 16,9 2,4 47,21
Mujeres 18,9 2,2 52,79
Empleador    
Ambos sexos 4,5 0,3 12,57
Varones 1,8 0,3 40,00
Mujeres 2,6 0,3 57,78
Empresario sin asalariados    
Ambos sexos 26,2 1,7 73,18
Varones 12,7 1,8 48,47
Mujeres 13,5 1,6 51,53
Miembro de cooperativa    
Ambos sexos 0,9 0,1 2,51
Varones 0,5 0,1 55,56
Mujeres 0,4 0,0 44,44
Ayuda familiar    
Ambos sexos 4,3 0,3 12,01
Varones 1,9 0,3 44,19
Mujeres 2,4 0,3 55,81
Asalariados      
Ambos sexos 1.015,10 65,5 65,55
Varones 504,5 72,6 49,70
Mujeres 510,6 59,8 50,30
Otra situación profesional    
Ambos sexos 1,3 0,1 0,08
Varones 0,7 0,1 53,85
Mujeres 0,6 0,1 46,15
Han dejado su último empleo hace más de 1 año      
Ambos sexos 496,50 32,1 32,06
Varones 172,90 24,9 34,82
Mujeres 323,50 37,9 65,16
Fuente: elaboración a partir de datos de la EPA (INE).
el autoempleo femenino en la economía social 191

En la tabla 3, correspondiente a los parados que han trabajado anteriormente


por situación profesional en el último empleo. Como era de esperar se constata una
escasa presencia de parados entre los autoempleados (solamente un 2,31% del con-
junto de parados que han dejado su empleo hace menos de un año. Con respecto a
los parados que dejaron su último hace más de un año, que en el 2º trimestre de 2007
suponían el 32,1% del total de parados, debemos suponer que la inmensa mayoría
de los mismos su último empleo fue asalariado).
Este escaso número de parados entre los trabajadores por cuenta propia se debe
a dos razones principales: a) en primer lugar, el que sean ellos sus propios emplea-
dores, con lo que de ellos mismos dependen la “contratación” y el “despido”; que en
este último significaría el cese del negocio; y en segundo lugar, hay que destacar el
elevado coste de oportunidad al que tienen que hacer frente, fundamentalmente por
la imposibilidad de cobrar prestaciones por desempleo, como ocurre en el caso de
los asalariados que cumplan los requisitos establecidos.
Con respecto a las mujeres observamos que hay un mayor número de mujeres
desempleadas frente a los hombres (55,12% del total de parados). Sin embargo,
observamos que tanto en la categoría de trabajadores asalariados como de trabajado-
res por cuenta propia el número de mujeres desempleadas es ligeramente superior,
sin embargo, es en el caso de los trabajadores que llevan más de un año desemplea-
dos, donde el porcentaje de mujeres (65,16%) presenta un mayor diferencial con el
de los hombres, lo que refleja las mayores dificultades que tienen las mujeres para
reincorporarse al empleo.
En el caso del empleo por cuenta propia la tasa de paro femenina es ligera-
mente superior a la masculina (52,79%). No obstante, es en la categoría de emplea-
dor donde las mujeres presentan la mayor tasa de paro frente a los varones (57,78%)
y destaca la Economía Social, el cooperativismo, como la forma de trabajo donde
las mujeres presentan el menor peso frente a los hombres en términos de desempleo
(44,44%) aunque debemos tener en cuenta el bajo número de desempleados que hay
en el empleo por cuenta propia.
En la tabla 4 destaca que un elevado porcentaje de los inactivos (85,63%) deja-
ron su último empleo hace más de un año, seguido de los asalariados (13,10%), y
suponiendo los inactivos cuyo último trabajo estuviera incluido en la categoría de
trabajador por cuenta propia solamente un 1,24%, las razones de este porcentaje tan
reducido se explica por las mismas razones que acabamos de analizar en el caso de
los desempleados.

.  Está situación va a verse modificado en breve como consecuencia de la elaboración del Estatuto
del Trabajador Autónomo.
192 enrique sánchez solano

Dentro del colectivo de los trabajadores por cuenta propia, observamos que la
inactividad se concentra fundamentalmente en los autoempleados sin trabajadores
a su cargo (63,50%), lo cual sin duda, al igual que indicábamos en el caso del des-
empleo, muestra la mayor fragilidad de la supervivencia de la actividad económica,
frente a autónomo que tiene trabajadores a su cargo, a aquellos que se organizan a
través del cooperativismo, presentando el menor porcentaje de inactividad el colec-
tivo de miembros de cooperativas.
Si analizamos la distribución por sexo, podemos constatar que es superior en el
caso de las mujeres (57,16%) porcentaje que es ligeramente al que presenta el colec-
tivo femenino en el caso del desempleo. Al igual que acabamos de ver en el caso del
desempleo, el porcentaje de mujeres inactivas es claramente superior en el colectivo
de los asalariados (58,93); los trabajadores que hace más de un año que dejaron su
último empleo (56,98%); presentando un comportamiento diferente en el caso del
autoempleo: el porcentaje de mujeres inactivas es claramente inferior en el caso de
los empleadores (42,78%) y empresarios sin trabajadores a su cargo (47,13%); sin
embargo, en el caso de los miembros de cooperativas, si bien el porcentaje total de
inactivos es muy bajo, está constituido principalmente por mujeres (81,48%).

Tabla 4. Inactivos que han trabajado anteriormente por situación profesional


y sexo. (Valores absolutos y porcentajes)

  inactivos % vertical % V-M


Total      
Ambos sexos 11.063,60 100 100
Varones 4.740,10 100 42,84
Mujeres 6.323,50 100 57,16
Trabajador por cuenta propia: total    
Ambos sexos 137 1,2 1,24
Varones 67,7 1,4 49,42
Mujeres 69,3 1,1 50,58
Empleador    
Ambos sexos 18,7 0,2 13,65
Varones 10,6 0,2 56,68
Mujeres 8 0,1 42,78
Empresario sin asalariados    
Ambos sexos 87 0,8 63,50
Varones 46 1 52,87
Mujeres 41 0,6 47,13
Miembro de cooperativa    
Ambos sexos 2,7 0 1,97
Varones 0,5 0 18,52
Mujeres 2,2 0 81,48
Ayuda familiar    
Ambos sexos 28,7 0,3 20,95
Varones 10,6 0,2 36,93
Mujeres 18,1 0,3 63,07
el autoempleo femenino en la economía social 193

  inactivos % vertical % V-M


Asalariados      
Ambos sexos 1.449,30 13,1 13,10
Varones 595,1 12,6 41,06
Mujeres 854,1 13,5 58,93
Otra situación profesional    
Ambos sexos 3,9 0 0,04
Varones 1,4 0 35,90
Mujeres 2,5 0 64,10
Han dejado su último empleo hace más de
1 año      
Ambos sexos 9.473,40 85,6 85,63
Varones 4.075,90 86 43,02
Mujeres 5.397,60 85,4 56,98
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPA (INE).

En cuanto a los ocupados que declaran tener un segundo empleo (tabla 5) pode-
mos observar que en el periodo considerado (1992-2007) el porcentaje de mujeres
autoempleadas que declaran tener un segundo empleo autónomo se ha reducido de
forma importante (pasando de un 62,93% a un 49,79% del total de mujeres ocupa-
das que declaran tener un segundo empleo), mientras que ha aumentado en el caso
de las mujeres que declaran tener un segundo empleo asalariado (de un 31,90% a un
49,79%).
Esta pauta de comportamiento se percibe aún más acusada en el caso de las
mujeres asalariadas, ya que las que declaran tener como segundo empleo un empleo
por cuenta propia se ha reducido desde un 35,64% a un 15,16% del total de muje-
res ocupadas que declaran tener un segundo empleo; y en el caso de las mujeres
asalariadas que declaran tener un segundo empleo asalariado casi se ha duplicado,
pasando desde un 19,68% a un 38,60%.

Tabla 5. Ocupados que han declarado segundo empleo por sexo, situación
profesional en el empleo principal y situación profesional en el empleo
secundario (porcentajes)

Empleo
Trabajador por cuenta propia Asalariado Otra situación
secundario
% % % % % %
empleo
1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz
principal
´92 ´07 ´92 ´07 ´92 ´07
trabajador
                             
cuenta propia
ambos sexos 50,2 54,8 9,16 73,93 57,44 14,8 39,5 166,89 21,80 41,40 3,0 1,1 -63,33 4,42 1,15
varones 42,9 43,0 0,23 76,06 60,14 11,1 27,6 148,65 19,68 38,60 2,3 0,9 -60,87 4,08 1,26
mujeres 7,3 11,9 63,01 62,93 49,79 3,7 11,9 221,62 31,90 49,79 0,6 0,2 -66,67 5,17 0,84
continúa...
194 enrique sánchez solano

Empleo
Trabajador por cuenta propia Asalariado Otra situación
secundario
% % % % % %
empleo
1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz
principal
´92 ´07 ´92 ´07 ´92 ´07
asalariado                      
ambos sexos 68,8 114,6 66,57 60,14 25,99 43,7 323 639,13 38,20 73,24 2,0 3,4 70,00 1,75 0,77
varones 62,1 80,3 29,31 64,96 37,38 31,7 131,8 315,77 33,16 61,36 1,8 2,7 50,00 1,88 1,26
mujeres 6,7 34,3 411,94 35,64 15,16 12,0 191,3 1494,17 63,83 84,53 0,2 0,7 250,00 1,06 0,31
otra situación                              
ambos sexos 1,8 . -     0,1 . -   0,1 . -    
varones 1,6 . -     0,1 . -   0,0 . -    
mujeres 0,2 . -     0,0 . -     0,1 . -    

Fuente: elaboración a partir de datos de la EPA (INE).

Por tanto podemos ver que la situación profesional de trabajador asalariado es


menos probable compatibilizarlo con un empleo autónomo, mientras que aquellas
mujeres que están autoempleadas con un segundo empleo se compatibiliza tanto
con un segundo empleo autónomo como asalariado, siendo en este caso porcentual-
mente algo menor.
Por último, en la tabla 6 viene recogido la distribución de la población ocupada
por comunidades autónomas. Las comunidades que tienen un mayor peso relativo
del autoempleo entre la población femenina ocupada son Galicia (22,13%), Asturias
(18,17%), Castilla y León (16,24%), mientras que en el caso contrario se encuentran
Madrid (9,46%), Canarias (10,31%) y Cataluña (11,36%).
En cuanto a las mujeres por cuenta propia con empleados a su cargo, las comu-
nidades autónomas donde presentan un mayor peso relativo son Baleares (35,36%),
Asturias (29,94%) y Aragón (28,07%), mientras que en el extremo opuesto se
encuentran Castilla y León (17,86%) y Castilla-La Mancha (18,58%). Por lo que
respecta a las mujeres autónomas sin trabajadores a su cargo, la mayor presencia
en términos relativos se da en Navarra (68,24%), Galicia (66,67%) y Castilla y
León (65,89%), mientras que la menor presencia la encontramos en el País Vasco
(53,26%), Asturias (55,29%) y Cataluña (57,41%).
Por lo que se refiere a la participación femenina en las cooperativas, destacan
de forma importante tres comunidades autónomas: el País Vasco (16,75%); seguido
de La Rioja (6,98%) y Navarra (4,12%). Este patrón se repite también en el caso
de los varones. Llama la atención que las comunidades autónomas con una mayor
presencia de la actividad agropecuaria presenten los menores porcentajes de partici-
pación del empleo femenino cooperativo.
el autoempleo femenino en la economía social 195

Tabla 6. Ocupados por situación profesional, sexo y comunidad autónoma.


(Valores absolutos y porcentajes)

Trabajador por Miembro Ayuda


Empleador Empr sin asals Asalariados
cuenta propia cooperativa familiar
Nacional            
V 20,44 34,06 59,91 2,41 3,61 79,52
M 13,45 24,34 61,45 2,29 11,93 86,50
Andalucía            
V 20,00 34,51 58,56 2,19 4,71 79,96
M 14,37 21,90 61,29 1,53 15,28 85,59
Aragón            
V 21,54 34,93 62,35 0,39 2,46 78,43
M 14,42 28,07 58,31 2,45 11,17 85,54
Asturias        
V 22,24 32,48 59,45 2,02 6,06 77,67
M 18,17 29,94 55,69 - 14,37 81,77
Baleares            
V 21,95 44,88 49,70 3,01 2,41 78,05
M 12,57 35,36 61,43 1,43 1,79 87,43
Canarias        
V 17,40 30,46 63,45 0,42 5,78 82,60
M 10,31 24,68 63,24 1,03 11,05 89,64
Cantabria            
V 21,37 34,58 59,81 1,87 3,74 78,56
M 15,27 24,69 57,41 3,09 14,20 84,35
C. y León        
V 26,04 26,47 66,98 2,38 4,16 73,96
M 16,24 17,86 65,89 1,76 14,49 83,69
C. - Manc            
V 23,09 31,21 62,51 1,30 4,97 76,67
M 15,77 18,58 61,80 1,46 17,95 84,10
Cataluña        
V 19,65 30,25 67,00 0,99 1,80 80,33
M 11,36 27,12 61,47 0,53 10,88 88,64
C. Valen            
V 20,39 40,04 54,85 1,60 3,47 79,59
M 14,04 25,65 58,91 1,98 13,46 85,96
Extremad            
V 24,90 29,75 58,10 4,05 8,26 75,10
M 16,02 21,37 60,48 2,42 15,73 83,91
Galicia            
V 22,31 40,87 53,20 0,20 5,74 77,54
M 22,13 22,13 66,67 1,75 9,54 77,85
Madrid        

continúa...
196 enrique sánchez solano

Trabajador por Miembro Ayuda


Empleador Empr sin asals Asalariados
cuenta propia cooperativa familiar
V 16,74 36,52 59,73 1,51 2,28 83,26
M 9,46 26,96 63,05 1,11 8,96 90,42
Murcia            
V 18,61 44,46 51,16 1,64 2,74 81,39
M 13,28 23,85 59,94 2,14 14,37 86,60
Navarra        
V 22,69 27,30 66,33 3,32 3,06 77,20
M 14,52 21,76 68,24 4,12 6,47 85,48
P. Vasco            
V 23,65 25,47 56,89 16,46 1,19 76,28
M 13,29 22,57 53,26 16,75 7,23 86,71
Rioja        
V 25,14 40,71 51,77 1,77 5,75 74,75
M 15,22 22,09 58,14 6,98 12,79 84,78
Ceuta            
V 8,44 46,15 46,15 - 7,69 91,56
M 8,11 16,67 83,33 - - 91,89
Melilla        
V 11,35 50,00 37,50 - 6,25 87,94
M 12,99 50,00 40,00 - 10,00 87,01

Nota: Los resultados de Ceuta y Melilla deben tomarse con precaución porque pueden estar
afectados por grandes errores de muestreo.
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPA (INE).

7. CONCLUSIONES

En las últimas décadas estamos asistiendo en España a un gran cambio en el


mercado de trabajo. Destaca el fuerte crecimiento que ha experimentado la tasa de
actividad y la tasa de empleo femenina. No obstante, este crecimiento se ha susten-
tado hasta la fecha casi exclusivamente en el empleo asalariado.
No obstante, a pesar de que desde una perspectiva cuantitativa no cabe hacer
una lectura especialmente positiva de la evolución del empleo por cuenta propia,
desde una perspectiva cualitativa la situación es diferente. A diferencia de lo que
tradicionalmente ha venido ocurrido, en los cuatro o cinco años parece que estamos
asistiendo a un importante cambio en la medida que se observa que el autoempleo se
no comporta de forma anticíclica, de manera que estamos viendo que en los últimos
el autoempleo femenino en la economía social 197

años concurren un importante crecimiento de nuestra economía con un crecimiento


del empleo por cuenta propia, a pesar de la fortaleza del empleo asalariado.
Este fenómeno, a su vez, puede explicarse porque la motivación que origina el
acceso al autoempleo cada vez menos está basada en la necesidad, como consecuen-
cia de una actitud defensiva ante la escasez o inexistencia de alternativas de empleo
en el mercado laboral, adquiriendo un mayor protagonismo el acceso al autoempleo
por razones de oportunidad, con el fin de sacar partido a oportunidades de negocio
percibidas en el mercado.
Debido a la creciente complejidad e inestabilidad del mercado de trabajo es
necesario fomentar el autoempleo colectivo, la actividad empresarial del Tercer
Sector, para lo cual es importante seguir incidiendo en el desarrollo de una política
de fomento del autoempleo de calidad y duradero.
Por otra parte, es necesario resaltar que las distintas modalidades de empleo
por cuenta propia suponen una alternativa al empleo asalariado para aquellos indi-
viduos o colectivos que, por distintas razones encuentran dificultades para acceder
o mantenerse en el mercado laboral o para compaginar su actividad laboral con su
vida familiar principalmente motivado por la falta de adaptación de las antiguas
estructuras laborales aún existentes a los cambios sociales y económicos experi-
mentados en España en las últimas décadas
El creciente nivel educativo y formativo de la población femenina, la creciente
terciarización de la economía y la utilización de las TIC son factores que están favo-
reciendo la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, especialmente a través
de las modalidades del autoempleo.

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capítulo 8

Capital-riesgo: ¿Fuente de financiación alternativa


para empresas de economía social?

Mª Ángeles Fernández López


Profesora de Economía. Universidad Católica de Ávila
Paula Almansa Lapeira
Doctoranda Universidad Autónoma de Madrid

1. Introducción. Empresas de Economía Social

La utilización de la expresión “economía social” abarca un amplio conjunto


de acepciones que conviene aclarar, ya que en ocasiones se asimila a expresiones
como tercer sector, economía alternativa, sector voluntario y otras. Generalmente se
acepta que el tercer sector lo integran empresas e instituciones a medio camino entre
la economía pública y la economía capitalista (Barea y Monzón, 2002). En países
anglosajones tienen más tradición científica los conceptos de sector no lucrativo y
sector voluntario.
Para la Comisión Europea, la economía social está formada por tres sectores:
las cooperativas, las mutualidades y las asociaciones. El Comité Consultivo de la
Comisión Europea de las Cooperativas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones
(CMAF), estableció las siguientes notas para subrayar las características comunes

.  http://europa.eu/scadplus/leg/es/cha/c10714.htm [Consulta realizada el día 8 de septiembre de


2007].
202 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

del conjunto de organizaciones de Economía Social que permiten diferenciarlas de


las empresas de capitales:
– Primacía de las personas y del objeto social sobre el capital; a excepción de
las fundaciones, todas son empresas de personas.
– Adhesión voluntaria y abierta y control democrático por sus miembros
desde la base.
– Conjunción de los intereses de los miembros, usuarios y/o del interés gene-
ral.
– Defensa y aplicación del principio de solidaridad y de responsabilidad.
– Autonomía de gestión e independencia de los poderes públicos.
– Aplicación de los excedentes al objeto social mediante su reinversión o
distribución según los deseos de sus miembros para la creación de empleo,
de actividades de nuevas empresas, retorno sobre los capitales invertidos,
servicio a los miembros, actividades socioculturales, etc.
Este Comité incluye de forma expresa como organizaciones integrantes de la
economía social a cooperativas, mutualidades, mutuas, asociaciones, fundaciones y
sociedades laborales.
La Comisión Científica del CIRIEC-España impulsó una nueva definición de
Economía Social que se apoyaba en los Principios Cooperativos y en la metodología
del Sistema Europeo de Cuentas Económicas Integradas (SEC) y de la Contabilidad
Nacional, e identificaba dos sub-sectores de la Economía Social:
a) el subsector de mercado o empresarial, integrado por las empresas con orga-
nización democrática (una persona, un voto) y con distribución de beneficios no
vinculada al capital aportado por el socio y
b) el subsector de no mercado, que integraría a las instituciones privadas sin
fines de lucro al servicio de los hogares.
De acuerdo con dicha metodología se entiende por Economía Social al con-
junto de empresas privadas creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a
través del mercado, produciendo bienes y servicios, asegurando o financiando y en
las que la distribución del beneficio y la toma de decisiones no están ligadas direc-

.  Centro Internacional de investigación e información sobre la Economía Pública, Social y Coo-
perativa, asociación dedicada a la información, investigación y difusión de trabajos de Economía Pública
Social y Cooperativa, creada en 1986 y perteneciente a la red CIRIEC-Internacional, con sede en Bélgica
(www.ciriec.es).
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 203

tamente con el capital aportado por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno
de ellos. La Economía Social también incluye a las instituciones sin fines de lucro
que son productores no de mercado privados al servicio de los hogares, no contro-
lados por las administraciones públicas y que producen servicios no destinados a la
venta para determinados grupos de hogares, procediendo sus recursos principales de
contribuciones voluntarias efectuadas por los hogares en su calidad de consumido-
res, de pagos de las administraciones públicas y de rentas de la propiedad.
Sin embargo, entendemos que la Economía Social puede incluir más formas
de gestión empresarial (no sólo cooperativas, como parece desprenderse del pri-
mer subsector, de mercado, identificado en la definición anterior), de manera que
podríamos decir que la economía social es aquella forma de actividad empresarial,
emprendedora, que integra valores diferenciadores de otras actividades. Según
CEPES estos valores son similares a los propuestos por el Comité Consultivo de la
Comisión para las CMAF y se concretan en:
– Primacía de las personas y del objeto social sobre el capital.
– Organización y cultura empresarial con vocación de gestión participativa y
democrática.
– Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general.
– Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
– Autonomía de gestión e independencia respecto a los poderes públicos.
– Aplicación de la mayor parte de los excedentes a la consecución de objeti-
vos a favor del interés general , el interés de los miembros y el desarrollo
sostenible.
Según la presentación de la Confederación Empresarial para la Economía
Social (www.cepes.es), el compendio de los valores anteriores son el fondo y la
forma en el que las Organizaciones de la Economía Social materializan la Res-
ponsabilidad Social, ya que se fundamenta sobre principios de solidaridad y en el
compromiso de las personas en un proceso de ciudadanía activa e implicación en la
Comunidad, genera empleo de calidad así como una mejor calidad de vida, y pro-
pone un marco adaptado a las nuevas formas de empresa y de trabajo, desempeña un
papel importante en el desarrollo local y la cohesión social, es un factor de democra-
cia y de generación de Capital Social y, finalmente, contribuye a la estabilidad y al
pluralismo de los mercados económicos.

.  Confederación Estatal Española de la Economía Social.


204 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

Siguiendo el concepto anterior de Economía Social, las formas en que se orga-


nizan las empresas de economía social pueden por tanto ser muy variadas. No obs-
tante destacan de forma muy significativa las sociedades cooperativas, sociedades
laborales (anónimas o limitadas) y fundaciones laborales. En España, las empresas
creadas bajo una de estas formas y que cumplan por tanto los requisitos exigidos por
la ley para su constitución, están recogidas en el Registro del Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales. En realidad cualquiera de estos tipos de empresas es tan sólo
–aunque ello tiene enormes consecuencias a nivel empresarial– la forma jurídica
que adoptan estas sociedades al constituirse pero que no dejan de ser en ningún caso
empresas (exceptuando quizás las fundaciones).
Por tanto tienen un objetivo empresarial destinado a un mercado. Pero no debe-
mos olvidar que, como ya se ha sugerido, la propia exigencia de la forma coopera-
tiva establece características diferenciadoras en cuanto a la estructura económica y
financiera, lo que desarrollaremos en el siguiente apartado. Por otra parte, la necesi-
dad de dedicar una atención especial a este tipo de empresas es compartida por los
dirigentes políticos, que acaban de aprobar en el pasado mes de julio, el texto del
proyecto de Ley para la regulación del régimen de las empresas de inserción, uno de
los tipos característicos de empresa de economía social.
Según los datos publicados por CEPES relativos a la economía social en
España en 2005, había un total de 50.659 empresas que generaron más de dos millo-
nes de puestos de trabajo. La mayoría de estas empresas eran cooperativas (26.146)
y sociedades laborales (20.279). El resto se agrupan en Mutualidades, Empresas de
inserción, Centros de Empleo, Asociaciones y empresas de economía social creadas
bajo otras formas jurídicas.
Según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en el último año el con-
junto de cooperativas y sociedades laborales (más de 45.000 empresas, básicamente
de autoempleo colectivo, la mayor parte limitadas y en una proporción mucho menor
anónimas) generaron el pasado año 7.319 empleos netos (junio 2006-junio 2007).
Los datos nos indican la importancia de este grupo de empresas en el conjunto
de la economía española. Pero esta relevancia puede multiplicarse si incluimos,
además de cooperativas y sociedades laborales, todas las PYMES que adopten esos
criterios de actuación.

.  Este registro se puede consultar en la página del Ministerio: www.mtas.es. Sin embargo, existen
otros directorios de empresas de economía social, creados por las propias asociaciones empresariales.
.  http://www.cepes.es/articulo.cfm?idArticulo=249&iddisciplina=5 [Consulta realizada el 8 de
septiembre de 2007].
.  http://www.mtas.es/Empleo/economia-soc/Default.htm [Consulta realizada el día 8 de septiembre
de 2007].
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 205

Una de las dificultades principales a las que se enfrenta toda empresa, sea
social o no, es la búsqueda de financiación para su actividad empresarial. Esta difi-
cultad se acentúa en el caso de pequeñas y medianas empresas, que no tienen acceso
a recursos como grandes mercados de capitales (bolsa, por ejemplo), reservados a
empresas de gran tamaño. La obtención de financiación puede ser, en algún caso, un
obstáculo que haga inviable el proyecto empresarial o el crecimiento del mismo. La
financiación puede provenir de recursos propios o ajenos y es en este segundo caso
donde surgen las mayores dificultades a la hora de conseguirlos.
Teniendo en cuenta lo anterior, en este capítulo analizamos esa búsqueda de
financiación a través de un nuevo intermediario, la actividad de capital riesgo, aun-
que con ciertos matices diferenciadores de la financiación tradicional a través de
este instrumento.
Por otro lado, la actividad del capital riesgo busca colocar fondos de inverso-
res en empresas no cotizadas con gran potencial de crecimiento y expansión pero
dificultades concretas para conseguir financiación. Tradicionalmente esta forma de
financiación no se ha ocupado de las empresas de economía social, sin embargo, en
el mundo empresarial actual, donde la responsabilidad social juega un papel cada
vez más relevante, consideramos que la actividad de capital riesgo puede dirigir su
interés hacia este tipo de sociedad del “tercer sector” donde encuentre una renta-
bilidad financiera junto a una posible “rentabilidad social” que sea atractiva a sus
inversores. En este capítulo tratamos de analizar esta posibilidad de financiación
para estas empresas dadas las particularidades de, por un lado, las empresas de
economía social –empresas que reciben los fondos– y, por otro, las empresas que
buscan esa inversión financieramente rentable y que pueden encontrar un plus en la
rentabilidad social.

2. La financiación de las empresas de economía social y


empresas socialmente responsables

Como se ha puesto de manifiesto en el apartado anterior, existe gran diversidad


en cuanto a empresas de economía social, incluso dependiendo de la acepción de la
palabra usada en diversos países.
En nuestro país, nos guiamos por el directorio del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, Secretaría General de Empleo, Dirección General de la Economía
Social, del Trabajo Autónomo y del Fondo Social Europeo. Según este directorio
son empresas de Economía Social las cooperativas, las sociedades laborales (anóni-
mas o limitadas) y las fundaciones.
206 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

De todas ellas destacan por número las sociedades cooperativas, que superan
las 25 mil en el conjunto de España en el segundo trimestre de 2007. Sin embargo,
las peculiaridades financieras y de organización económica de las mismas hacen que
no puedan ser objeto de la inversión de capital riesgo social que analizamos en este
trabajo. Uno de los principales argumentos en contra de la inversión en cooperativas
reside en que, como se establece en la Ley 27/1999 de Cooperativas, parte de los
beneficios deben ir a diversas partidas (Fondos de reserva obligatorio y voluntario).
La imposibilidad de reparto de beneficios provoca que no exista interés, por parte
de inversores que buscan una rentabilidad financiera alta, en dirigir sus inversiones
hacia ellas.
Por este motivo, en este trabajo ampliamos el concepto de “empresa de eco-
nomía social” para hablar de todas aquellas PYMES que adopten los valores men-
cionados en el apartado anterior, que sean socialmente responsables. Jurídicamente,
adoptarán principalmente la forma de sociedades limitadas (laborales o no), puesto
que los requisitos para su constitución (capital mínimo social) son menos exigentes
que en el caso de las sociedades anónimas.
Volviendo al tema de la exclusión de las cooperativas del ámbito de interés
de las empresas de capital riesgo, muchos autores han tratado de explicar las par-
ticularidades financieras de las mismas. Así por ejemplo Bel y Fernández (2002),
Fernández Guadaño (2006) y Gómez y Miranda (2006). Todos ellos hacen especial
referencia a la obligatoriedad de llevar a reservas un alto porcentaje de los benefi-
cios. Por ello sería muy difícil encontrar inversores para este tipo de empresas. Por
el contrario tienen la ventaja de poder acudir a otras fuentes de financiación exclusi-
vas de las mismas. Existe además otra dificultad para la inversión en cooperativas y
radica en el hecho de que, en el caso de ampliar la financiación ajena de las mismas,
a través de la figura del “socio colaborador”, hasta un máximo del 45% del capital
social, el poder de decisión de este tipo especial de socios está limitado al 30% de
los votos de la asamblea de la sociedad (Bel y Fernández, 2002). De nuevo ésta es
una dificultad insalvable que impide la entrada de ciertos inversores (los de capital
riesgo) que en ocasiones exigen participar en la gestión de la empresa invertida, qui-
zás como garantía para obtener la rentabilidad buscada.
Estas características tan especiales lógicamente dificultan la financiación ajena
de las cooperativas y para paliar los posibles efectos negativos se han aprobado
una serie de nuevos instrumentos para captar dicha financiación ajena que si bien
tienen la característica de ser participativos (es decir participan de los resultados
de la sociedad cooperativa) algunos autores pueden llegar a considerar que es una

.  Estas modificaciones se han realizado tanto en la legislación estatal como en la autonómica.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 207

forma de asimilación a otras figuras más “capitalistas”, como la sociedad anónima


o limitada. Entre las nuevas fuentes de financiación se encuentran los títulos parti-
cipativos, las participaciones especiales y las cuentas en participación. Un análisis
detallado de los mismos se encuentra en Bel y Fernández (2002).
Por todo lo anterior, como ya adelantamos, ampliamos el ámbito de la
“economía social” para el trabajo que nos ocupa en este capítulo y hablamos de
“empresas socialmente responsables”. Consideramos que hay muchas otras empre-
sas que pueden cumplir el criterio de ser consideradas “sociales” en el sentido de
tener presente en su actividad los principios citados en el apartado introductorio. Y
ello es compatible con otras formas jurídicas de creación de las empresas, no sólo
ni fundamentalmente cooperativas, sino también las muy extendidas sociedades
limitadas.
Estas empresas que consideramos “socialmente responsables” se enfrentan,
como cualquier otra empresa a la necesidad de capital y, en ocasiones, puede resul-
tar más compleja la obtención de dicho capital. Al no ser sociedades cooperativas (u
otro tipo de sociedades que reciben esa especial atención en forma de subvenciones,
donaciones o microcréditos, por ejemplo) no pueden acceder a ayudas estatales
establecidas para este tipo empresarial y, por otro lado, por su pequeño tamaño no
encuentran acceso a mercados de capitales, reservados a grandes empresas. Las
posibilidades de capitalización mediante recursos propios son muy limitadas en el
caso de PYMES (suelen limitarse a aportaciones de familiares y amigos), por lo que
resulta imprescindible acudir a financiación con capital ajeno.
Por ello proponemos este nuevo concepto de “capital riesgo social” como vía
de generación de recursos para estas pequeñas empresas que, por un lado, ofrecen
una alta rentabilidad financiera (aunque quizás no tan alta como la exigida en el
capital riesgo tradicional) y, por otro, ofrecen además a los inversores una rentabi-
lidad “social”. Puede que sea complejo cuantificar esta última, pero consideramos
que existen inversores que valoran esta rentabilidad tanto como la financiera. Estos
inversores pueden ser por ejemplo cajas de ahorro, que justifican de esta forma su
presencia en actividades “sociales”.
En conclusión, la flexibilidad es una exigencia presenta cada vez más en cual-
quier actividad económica; como hemos señalado en el caso de las cooperativas
también están apareciendo nuevas formas, más flexibles, de captación de recursos
ajenos, en lo que puede ser el inicio de un camino hacia la equiparación de las figu-
ras empresariales. Estos mismos requisitos de flexibilidad pueden ser el origen de
esta innovadora forma de inversión, a través del capital riesgo, en empresas social-
mente responsables.
208 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

3. La actividad del capital-riesgo

3.1. Objeto general


Como ha quedado de manifiesto en los apartados anteriores, una de las prin-
cipales dificultades a las que se enfrenta cualquier actividad empresarial es la
búsqueda de recursos financieros ajenos, que es incluso mayor en el caso de las
PYMES.
La financiación mediante capital-riesgo consiste, siguiendo al profesor Martí
Pellón (2006), en la oferta de financiación estable a PYMES, normalmente de forma
temporal y sin intención de controlar las empresas financiadas, con el objeto de
favorecer su nacimiento o expansión. El inversor busca con esta operación la gene-
ración de plusvalías que puedan surgir al vender su participación. Las características
fundamentales de la operación se resumen en:
– Un elevado riesgo,
– orientación hacia empresas innovadoras,
– participación temporal y minoritaria (aunque está cambiando),
– apoyo gerencial y valor añadido y
– remuneración vía plusvalías.
El alto riesgo suele ser asociado a la falta de garantías (personales o reales)
que, de existir, podrían facilitar el acceso a recursos de entidades financieras, que
prefieren dirigir sus inversiones hacia objetivos más seguros, en principio, como las
grandes empresas o administraciones públicas.
En segundo lugar, sólo empresas con un alto potencial de crecimiento, con
ventaja frente a posibles competidores, buen equipo gestor y donde sea posible
deshacer la posición de forma relativamente sencilla, serán tenidas en cuenta por los
inversores.
La aportación suele tener carácter temporal y minoritario, sin embargo, cada
vez más aparecen operaciones donde los inversores también asumen papeles de
control y dirección de la gestión. Lo que siempre sucederá es que los inversores
no se limitan a aportar fondos o buscar fórmulas de financiación mixtas (a medio
camino entre recursos propios y ajenos), sino que además realizarán un seguimiento
activo de la inversión.
Finalmente, las ganancias de los inversores se materializarán en el momento
en el que deshagan su posición, al vender a nuevos inversores, menos arriesgados,
cuando la actividad ya está consolidada. Otra postura es mantener la inversión para
la obtención de dividendos. En cualquier caso la rentabilidad ha de ser de cuantía
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 209

suficiente como para cubrir los posibles fracasos de otras operaciones. Para una
comprensión de los aspectos formales de las operaciones de capital riesgo, se puede
consultar Álvarez (2006) o cualquiera de los manuales clásicos de finanzas como
los de Brealey y otros (2007).
En principio, cualquier persona o institución puede ser proveedora de fondos
para la actividad de capital riesgo. No obstante, las motivaciones de cada uno pue-
den ser diversas, aunque todos busquen una rentabilidad superior a los instrumen-
tos de ahorro tradicionales. Esa diversa motivación puede hacer que las empresas
intermediaras gestoras de los fondos experimenten diferencias en función del
perfil inversor. Y es en este punto donde puede tener cabida una cierta actividad de
“capital riesgo social” donde los inversores renuncien a parte de la elevada rentabi-
lidad financiera tradicional de este tipo de inversiones, por una rentabilidad de tipo
“social”.
Los intermediarios financieros que actúan en este tipo de inversiones pueden
ser, básicamente, de dos tipos: sociedades de capital riesgo que gestionan recursos
por cuenta propia ó sociedades gestoras de entidades de capital riesgo, que gestio-
nan recursos por cuenta ajena.

3.2 Breve historia del capital riesgo en España


La actividad de capital riesgo en nuestro país surgió con cierto retraso respecto
al resto de Europa, donde se inició en Reino Unido. Según Martí Pellón (2002), las
etapas de esta actividad financiera son:
1. Iniciativa pública (1972-1986). En este periodo esta intermediación finan-
ciera se utilizó para impulsar zonas económicamente desfavorecidas, para
lo que se crearon las llamadas “Sociedades para el Desarrollo Industrial”,
dependientes del antiguo Instituto Nacional de Industria. Pronto la fórmula
fue copiada por Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Sin embargo
apenas hubo iniciativas en el ámbito privado.
2. Entradas de inversores privados (1987-1991). La entrada de España en la
Comunidad Económica Europea marcó el inicio de la llegada de empre-
sas internacionales dedicadas al capital riesgo, que adoptaron la forma
de Sociedad Gestora de Capital Riesgo, es decir, el tipo de sociedad que
promueve la creación de fondos con recursos de terceros inversores y que

.  Recogidas en la Ley 25/2005, de 24 de noviembre, reguladora de las entidades de capital-riesgo y


sus sociedades gestoras.
210 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

ellos sólo gestionan. En esta etapa, las sociedades promovidas por el sector
público fueron mucho menores.
3. Redefinición de la actividad (1992-1996). En esta etapa, siguen llegando
inversores pero se ralentiza el ritmo de crecimiento de los capitales gestio-
nados.
4. Primer ciclo de crecimiento (1997-2000). La recuperación económica
favorece el cada vez mayor protagonismo de la inversión en empresas no
cotizadas.
5. Consolidación del crecimiento (2001-2003). Tras el acelerado crecimiento
de la etapa anterior las principales cifras se consolidaron en los niveles
alcanzados.
6. Segundo ciclo de crecimiento (2004-2006). Finalmente, en este periodo
se han producido numerosas grandes operaciones que implican un mayor
volumen de fondos movilizados. Pero además de estas grandes operaciones,
el mercado registra muchísimas operaciones de tamaño medio (inversiones
inferiores a 100 millones de euros).
En nuestra opinión, estas pequeñas operaciones son las que pueden interesar a
personas (físicas, pero también jurídicas) que busquen una inversión rentable finan-
ciera y socialmente. Quizás estemos ante una nueva etapa en la que aparece una
nueva forma de interpretar el capital riesgo y a la que denominamos “capital riesgo
social sostenible”.

4. Capital riesgo social sostenible

4.1. ¿Qué es el Capital Riesgo Social Sostenible?


El capital riesgo social sostenible se plantea como una alternativa de financia-
ción para empresas que tengan enfoque social y que a su vez sean financieramente
rentables.
Se denomina capital riesgo porque, al igual que el capital riesgo convencional,
consiste en la inversión en capital de compañías no cotizadas con el objetivo de pro-
porcionarles recursos para su crecimiento y rentabilizar la inversión con su posterior
venta con plusvalías.

.  Comienzan a aparecer anuncios de Cajas de Ahorro que ponen el énfasis en las actividades socia-
les a la que dedican sus beneficios, por ejemplo Caja Navarra. En general, las Cajas de Ahorro cumplen muy
bien las características de los inversores para esta nueva forma de “capital riesgo social”.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 211

Pero, a su vez, es social porque va dirigido a invertir en empresas participa-


das que bien realicen una actividad mercantil cualquiera y, para el desarrollo de
la misma, utilizan medios sociales (creación de empleo para discapacitados...) o
bien sea compañías que tengan como finalidad cumplir una misión social (medio
ambiente, salud...).
Por último, es sostenible porque la inversión se realiza en empresas que sean
financieramente rentables, de manera que produzcan beneficios que les permitan
crecer y continuar con su labor utilizando sus propios recursos y sin depender de
financiación exterior subvencionada para la supervivencia.
De esta manera se genera valor para los accionistas del fondo de capital riesgo
y para las empresas en las que se invierte pero, sobre todo, para la sociedad.
Para que una empresa pueda ser considerada para este tipo de financiación
debe cumplir determinados criterios de rentabilidad social y financiera.
Los criterios de rentabilidad social incluyen a compañías dedicadas a iniciati-
vas sociales y a compañías dirigidas a fomentar la integración en el mercado laboral
de colectivos en riesgo de exclusión. Los sectores principalmente considerados para
inversión son el desarrollo social, desarrollo económico, salud y medio ambiente.
Los criterios de rentabilidad financiera son similares a los del capital riesgo
convencional, como que la empresa financiada posea una posición de liderazgo en
su nicho de mercado y que tenga ventajas competitivas, que exista un equipo direc-
tivo con una estrategia clara, capacitado y comprometido y que la empresa tenga
posibilidades de generar una elevada rentabilidad y solidez financiera.
En términos generales, cualquier empresa en prácticamente cualquier industria
podría considerarse como candidata para capital riesgo social sostenible siempre
que cumpla los criterios de rentabilidad social y rentabilidad financiera. En general,
el perfil de empresa que se puede beneficiar de este tipo de financiación tiene espe-
cial interés en los siguientes colectivos:
– Inmigración.
– Mujer: violencia de género, igualdad de oportunidades.
– Discapacitados.
– Tercera edad.
– Infancia.
– Desempleados de larga duración.
– Jóvenes primer empleo.
– Presidiarios.
– Drogodependientes.
212 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

En cuanto a sectores preferentes de actividad de las empresas candidatas a este


tipo de financiación, pueden encuadrarse dentro de alguno de los siguientes grupos:

Desarrollo social:
– Inserción social y laboral.
– Mejorar el equilibrio entre vida profesional y personal.
– Formación.
– Vivienda.
– Envejecimiento de la sociedad.

Salud:
– Investigación en salud.
– Comercialización de genéricos.
– Formación de personal sanitario.
– Equipamiento médico.
– Prótesis y ortopedia.
– Medicina preventiva.
– Información y prevención.
– Asistencia a tercera edad.
– Alimentación.
– Deporte.

Desarrollo económico:
– Comercio justo, comercio exterior.
– Política de innovación (I+D+i).
– Desarrollo rural.
– Apoyo a la comunidad.

Medio ambiente:
– Agricultura ecológica.
– Energías alternativas.
– Reciclaje.
– Agua.
– Forestal.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 213

El siguiente gráfico muestra dónde se situaría el capital riesgo social sostenible


en comparación con el capital riesgo convencional, los microcréditos y las dona-
ciones o subvenciones a fondo perdido como posibles fuentes de financiación, en
función de las variables “rentabilidad social” y “rentabilidad financiera”.

Gráfico 1. Rentabilidad social y financiera de distintas fuentes de financiación

En el entorno social, existen determinado tipo de proyectos o empresas que


generan un enorme impacto social y a las que no se puede exigir una rentabilidad
económica a cambio. Este tipo de proyecto puede ser financiado tanto por capital
público (subvenciones) como privado (donaciones), pero el mayor volumen de
financiación para este tipo de proyectos es público.
A medida que aparece rentabilidad financiera en los proyectos, surgen también
las posibilidades de inversión para la financiación privada, que busca, además de un
retorno social, un retorno financiero.
El siguiente gráfico muestra las posibilidades de inversión y la evolución del
tipo de proyectos a medida que se pasa de financiación pública a privada. Al alejar-
nos de la financiación procedente del sector público para empresas con un enfoque
social, la necesidad de obtener una rentabilidad financiera que haga sostenible al
capital aumenta.
214 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

Gráfico 2. Principales tipos de financiación, con fondos públicos o privados de actividades


con contenido social

ILQDQFLDFLyQS~EOLFD ILQDQFLDFLyQSULYDGD

&RRSHUDFLyQLQYHUVLyQD 0LFURFUpGLWRFRQGLFLRQHV &DSLWDOULHVJRVRFLDO


IRQGRSHUGLGR IDYRUDEOHVGHFUpGLWR VRVWHQLEOHLQYHUVLyQ
DOWDPHQWHUHQWDEOHHQHPSUHVDV
VRFLDOHV

4.2. El capital-riesgo aplicado a las empresas de economía social y a


empresas socialmente responsables

El capital riesgo social sostenible se ha planteado como un instrumento nove-


doso para financiar a empresas de economía social y a empresas socialmente res-
ponsables, aprovechando la experiencia que existe del capital riesgo convencional y
el impacto que éste genera potenciando el crecimiento del tejido empresarial.
Existe un colectivo de empresas que, sin ser puramente de economía social y
buscando el beneficio económico, sí que tienen un interés social que va más allá
de lo exigido por la responsabilidad social corporativa. Este tipo de empresas no
necesariamente adoptan la figura jurídica de cooperativa, SLL, SAL o asociaciones
y, sin embargo, pueden llegar a generar un impacto social similar o incluso superior
a las anteriores.
Este tipo de empresas no suele tener acceso a subvenciones y otros tipos de
financiación destinada a empresas sociales ya que carecen de la estructura jurídica
tradicionalmente considerada como de economía social y, por otro lado, también
experimentan dificultades para acceder a otros tipos de financiación convenciona-
les, ya que su nivel de rentabilidad financiera esperada, en muchas ocasiones, está
por debajo del de otras empresas en el mercado.
Como ocurre con la mayoría de las PYMES, la financiación por cuenta ajena,
a través de préstamos bancarios, es prácticamente imposible si no se dispone de
activos materiales de garantía como avales, activos inmobiliarios… y, además,
normalmente carecen de experiencia y de una relación larga con las personas que
toman las decisiones en las instituciones financieras, lo que dificulta la obtención de
esa financiación.
Esta dificultad de acceder a recursos ajenos es la que ralentiza o impide el ade-
cuado crecimiento de las PYMES en general. En el caso de PYMES con un enfoque
social este problema se agrava, ya que las expectativas de rentabilidad financiera,
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 215

al menos en el corto plazo, suelen ser inferiores al de empresas normalizadas. El


coste de oportunidad para la sociedad en general de la falta de crecimiento de estas
empresas con enfoque social y su potencial fracaso es muy elevado, ya que, al tener
una orientación hacia la generación de empleo de inserción o algún otro tipo de acti-
vidad social, es la sociedad en conjunto la que deja de beneficiarse de las ventajas
de la existencia y adecuado crecimiento de estas empresas.
En el mercado de financiación de PYMES, para el caso de PYMES con gran-
des perspectivas de crecimiento y capacidad para generar beneficios en el corto y
largo plazo, existe la posibilidad de acceder a financiación de capital riesgo. Sin
embargo, es un porcentaje muy pequeño el que accede a financiación de capital
riesgo, ya que los requisitos de rentabilidad financiera mínima exigida son dema-
siado elevados, habitualmente superiores al 30% de rentabilidad anual, sobre todo
para el caso de empresas jóvenes, que suelen tener un elevado índice de fracaso y,
por tanto, un mayor nivel de riesgo.
En el caso de PYMES con un enfoque social, éstas tienen el potencial para
generar una rentabilidad social importante, pero es improbable que la rentabilidad
financiera, en caso de existir, alcance las cotas mínimas exigidas por las sociedades
gestoras de entidades de capital riesgo. Por tanto, el acceso a financiación de capital
riesgo tradicional es extremadamente dificultoso y, si lo lograran, sería probable-
mente a cambio de renunciar a todos o gran parte de los objetivos sociales, que
podrían mermar la rentabilidad financiera potencial.
El capital riesgo social sostenible se presenta como una alternativa de financia-
ción para empresas rentables social y financieramente, que utiliza métodos similares
de valoración a los del capital riesgo tradicional, pero valora tanto la rentabilidad
financiera como la social, de manera que, si un proyecto o empresa cuenta con una
rentabilidad financiera moderada pero una rentabilidad social muy elevada, podría
ser financiado por este tipo de capital riesgo ya que, en conjunto, la rentabilidad
combinada obtenida sería elevada.
Mediante el capital riesgo social se puede generar un impacto social significa-
tivo con una inversión relativamente pequeña en comparación con la rentabilidad
generada. Al tratarse de empresas financieramente rentables, la búsqueda de finan-
ciación externa en forma de capital riesgo no es algo recurrente, sino que está justi-
ficado por una necesidad concreta del momento, como por ejemplo la necesidad de
expansión o la inversión inicial para poner en marcha la empresa.
Por tanto, al apoyar a este tipo particular de PYMES en sus primeras etapas de
crecimiento, se está ayudando a acelerar y a aumentar las probabilidades de éxito y
de alcanzar un tamaño óptimo, con todos los efectos positivos que esto conlleva.
216 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

La entrada de un grupo de capital riesgo social en el accionariado de la empresa


genera importantes beneficios para todas las partes. Con el grupo de capital riesgo,
la empresa logra estabilidad financiera en sus primeras etapas, precisamente cuando
es más vulnerable a fluctuaciones de mercado o de condiciones de financiación.
Además contará con el asesoramiento y seguimiento del grupo de capital
riesgo, no como un gestor más en el día a día, sino aportando aquella experiencia y
conocimiento del que probablemente el emprendedor social carezca, y también los
contactos tanto con fuentes de financiación (bancos, cajas…) como con proveedo-
res, clientes, servicios jurídicos… de los que el emprendedor también carezca.
De esta manera, el grupo de capital riesgo social no sólo genera un valor para
la empresa social por aportar capital sino también por aportar una serie de intan-
gibles que son muy necesarios para la supervivencia de una empresa, sobre todo
cuando está creciendo.
Los beneficios del apoyo que el capital riesgo social genera trascienden más
allá de los propietarios y gestores de la empresa con vocación social, incluso más
allá de sus empleados, clientes y proveedores, que son los principales beneficiarios.
Estos beneficios se extienden a toda la sociedad ya que estas empresas que tienen
vocación social buscan generar valor e impacto para toda la sociedad.
Así, por ejemplo, una empresa que contrate a personal de inserción laboral
estará generando un impacto tangible: esa persona pasa de ser una “carga” para el
estado en forma de ayudas y subvenciones, a cobrar un salario y pagar impuestos,
de los que se benefician la sociedad en su conjunto. Además, al tener un salario, su
renta disponible aumentará, por lo que pagará impuestos asociados al consumo y
generará beneficio y empleo para aquellas empresas proveedoras de los bienes y
servicios que esta persona de inserción consuma.
Pero además, existe un efecto más amplio muy difícil de evaluar. Por ejemplo,
no es posible medir la satisfacción, la autoestima, la felicidad, la sensación de per-
tenencia que puede aportarle a alguien considerado como “en riesgo de exclusión
social” conseguir un empleo, pero sin duda ese empleo habrá tenido un impacto
enorme en el individuo y en su entorno, que va mucho más allá del aumento de la
renta disponible.
El hecho de que los hijos de este empleado en riesgo de exclusión accedan
a mejores oportunidades educativas, vayan a la universidad, accedan a un empleo
cualificado… es un impacto cuyos incuestionables beneficios económicos son
imposibles de medir.
Lo que es innegable es que el impacto que genera el capital riesgo social no
sólo beneficia al propio inversor, que genera plusvalías a la vez que está contribu-
yendo a la sociedad, sino que los beneficios de este tipo de inversión pueden llegar
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 217

a afectar a un gran colectivo que, sin la ayuda de este híbrido entre inversión social
y financiera, tendrá dificultades para convertirse en autónomo y sostenible para la
sociedad.

5. Conclusiones

Aunque en un principio la acepción de “Economía Social” se aplica única-


mente a sociedades cooperativa, laborales y asociaciones, puede ser fácilmente
ampliada a todas aquellas otras actividades empresariales que cumplan ciertas
características “sociales”. Estas empresas, principalmente PYMES, se enfrentan
en algún momento de su vida (en ocasiones al inicio de la actividad, pero también
en momentos de crecimiento) a la necesidad de financiación a través de recursos
ajenos. Pero estas PYMES tienen más dificultades que las grandes empresas en la
obtención de dichos recursos.
Por otro lado existe una actividad financiera ya consolidada en nuestro país
especializada en la financiación de proyectos potencialmente muy rentables pero
con un alto riesgo. Y en los últimos años ha surgido una actividad similar al capital
riesgo pero con un sentido mucho más social en el que la rentabilidad no se mide
únicamente a través de ratios financieros sino también, aunque con mayor dificul-
tad, a través de “indicadores sociales”.
Por un lado definimos las empresas potenciales receptoras de recursos como
“socialmente responsables”. Por otro lado, los potenciales inversores en esta acti-
vidad serían todos aquellos que busquen rentabilizar su inversión monetaria a
través de una alta rentabilidad financiera junto con, no menos importante, una alta
rentabilidad social, medida por el número de trabajadores empleados que procedan
de colectivos en riesgo de exclusión social (personas con discapacidad, parados de
larga duración, mujer maltratada…), el cambio tecnológico más respetuoso con el
medio ambiente, etc, según el interés social del inversor. En términos generales las
cajas de ahorro podrían estar muy interesadas en este tipo de inversión.
Como conclusión cabe mencionar que, aunque el capital riesgo social está
desarrollado en países anglosajones y continúa creciendo en estos países, en España
se han producido iniciativas aisladas pero todavía queda un largo recorrido hasta
poder desarrollar el sector.
Al tratarse de un híbrido a medio camino entre el capital riesgo y la inversión
social, es necesario un perfil de inversor muy específico y familiarizado tanto con
las inversiones de capital riesgo (buscando maximizar la rentabilidad financiera)
como con el concepto de rentabilidad social.
218 Mª Ángeles fernández López - Paula almansa lapeira

El desarrollo y proliferación de este tipo de financiación contribuirá a desa-


rrollar el tejido empresarial español y generará una conciencia de responsabilidad
social emprendedora muy necesaria para que las empresas, desde el momento de sus
orígenes, introduzcan determinados criterios socialmente responsables en su forma
de operar.
Los beneficios del capital riesgo social se producen no sólo para el inver-
sor, sino para todos los grupos de interés que se relacionan con la empresa, tanto
empleados como clientes, proveedores y, en definitiva, la sociedad en su conjunto.
Así como algunos de los beneficios sociales y prácticamente todos los finan-
cieros son cuantificables y, en su mayoría, predecibles, existe un conjunto de bene-
ficios intangibles que no se pueden cuantificar y que, sin embargo, aportan un valor
inmenso a los beneficiarios, incluida la sociedad en su conjunto.

6. Bibliografía

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MARTÍ PELLÓN, J. (2002), Oferta y demanda de capital riesgo en España 2001, Civitas,
Madrid.
— (2006) “Capital riesgo: aspectos conceptuales y operativos”. Disponible en www.webca-
pitalriesgo.com
SOBRE LOS AUTORES

Concepción ALBARRÁN FERNÁNDEZ

Doctora en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid. (2005). En la


actualidad es la Decana Comisaria de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la
Universidad Católica de Ávila y, durante el periodo 2001-2006 ha sido la Directora del
Servicio de Prácticas e Información para el Empleo de dicha universidad.
Desde marzo de 2005 es la Coordinadora de la Sección de Economía de la Ins-
titución Gran Duque de Alba (entidad destinada a la investigación dependiente de la
Excma. Diputación Provincial de Ávila y del CSIC) y, desde abril de 2006 es miembro
del Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de Ávila.
Ha participado, en calidad de investigadora coordinadora, en dos proyectos euro-
peos de la iniciativa EQUAL y, también, en varios proyectos de investigación en mate-
ria de economía social financiados por la Junta de Castilla y León.

Paula ALMANSA LAPEIRA

Licenciada en CC. Empresariales por ICADE (E-2) y en Derecho y Psicología


por la UNED. Además es MBA por Wharton (U. de Pensilvania) y en la actualidad está
realizando el Doctorado en el Departamento de Finanzas de la U. Autónoma de Madrid.
Profesionalmente ha desarrollado su labor en la banca de inversión, especializada en
Fusiones y Adquisiciones de Empresas, principalmente en Londres y Madrid. Trabajo
que ha compartido con labores de dirección y asesoramiento de empresas sociales. Es
socia fundadora de Acumen Gestión, grupo de asesoramiento en capital-riesgo social
sostenible.
220 sobre los autores

Sofía BORGIA SORROSAL

Vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad


Católica de Ávila y profesora de Derecho Financiero y Tributario en dicha universidad.
Además ha participado como investigadora, entre otros, en los siguientes proyectos de
investigación: Análisis del comportamiento de los tributos cedidos para la financiación
de la Comunidad Autónoma de Castilla y León (proyecto financiado por la Junta de
Castilla y Léon) 2005; Balanza fiscal de la Comunidad Autónoma de Castilla y León,
(proyecto financiado por la Junta de Castilla y Léon) 2006.
Entre sus publicaciones podemos destacar: “El Impuesto sobre el Patrimonio de
las personas físicas”, Crónica Tributaria, núm. 109, IEF, Madrid, 2003; “Los principios
constitucionales de eficiencia y economía en la programación y ejecución de los gastos
públicos”, Presupuesto y Gasto Público, núm. 36, IEF, Madrid, 2004.

Andrés DELGADO GIL

Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Dere-


cho penal en la Universidad Católica de Ávila desde el curso 2000-2001. Ha trabajado
en diferentes despachos penalistas de abogados. Entre sus conferencias y participacio-
nes en Congresos pueden destacarse las siguientes: Patrimonio público y malversación,
dentro de las III Jornadas de Pensamiento Económico: Economía y Libertad, desarro-
lladas en la Universidad Católica de Ávila en 2007 y El tipo básico del delito fiscal y
la exención de responsabilidad penal por regularización, impartida en la Universidad
Carlos III de Madrid en 2006.
Ha publicado varios artículos, entre los que pueden citarse: “El delito de revela-
ción de secretos de Estado en los artículos 598 CP común y 54 CP militar: reflexiones
sobre sus diferencias”, RECPC (en línea), 2005, número 07-13 y “La inimputabilidad
del delincuente consumidor de drogas y la reciente doctrina jurisprudencial”, La Ley
Penal, 2005-21. En la actualidad y desde 2005 es Jefe de Protocolo de la Universidad
Católica de Ávila.

Vicente ENCISO DE YZAGUIRRE

Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Madrid. Profe-


sor del Departamento de Economía y Hacienda Pública de la Universidad Autónoma
de Madrid y profesor Contratado Doctor de la Universidad Católica de Ávila, de
donde es, en la actualidad, Administrador General. Sus líneas de investigación son,
de una parte, las cuestiones de alta dirección de organizaciones tales como dirección
estratégica, marketing, responsabilidad social corporativa y, de otra, los aspectos
económico-fiscales de las corporaciones. Director de las tres ediciones de las Jorna-
sobre los autores 221

das sobre Pensamiento Económico “Economía y Libertad”, es autor de numerosas


colaboraciones en revistas, libros y publicaciones. Colabora como profesor invitado
en programas de postgrado con la Universidad Politécnica de Madrid y ha sido pro-
fesor visitante durante cinco años de la Universidad Anahuac de México, D.F.

Mª Ángeles FERNÁNDEZ LÓPEZ

Doctora en CC. Económicas y Empresariales por la U. Autónoma de Madrid y


Licenciada en Derecho por la UNED. Ha desarrollado su actividad docente, como pro-
fesora de análisis económico, en las Universidades South Bank de Londres, Autónoma
de Madrid y Católica de Ávila, donde continúa en la actualidad. Su áreas de investiga-
ción son, principalmente, economía de la energía y economía laboral. En ambos casos
tiene numerosas publicaciones relevantes, así como participación en proyectos de inves-
tigación.

José María HERRANZ DE LA CASA

Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado


como periodista en el diario deportivo MARCA y también ha sido profesor de la Uni-
versidad Católica de Ávila, donde además desarrolló su labor como responsable adjunto
del Gabinete de Comunicación.
En la actualidad es profesor en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Infor-
mación en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid), impartiendo su
docencia en la licenciatura de periodismo, y además es director del Gabinete de Comu-
nicación de la universidad. Las líneas de investigación que desarrolla y los trabajos y
artículos publicados giran principalmente entorno a: la comunicación y transparencia en
las organizaciones sociales —tema de su tesis doctoral—; la comunicación empresarial
y corporativa; y la responsabilidad social en las empresas.
Ha sido director de distintas Jornadas y Seminarios en el campo de la economía
social, junto con el profesor Salinas Ramos, con el que ha colaborado en la coordinación
y edición de los últimos números de la colección de Economía Social.

Francisco SALINAS RAMOS

Doctor en Sociología. Profesor Invitado de la Universidad Católica de Ávila, coor-


dinador del equipo de investigación y de la Colección de libros sobre Economía Social
de la UCAV. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad
Pontificia de Salamanca (campus de Madrid). Secretario de la revista SOCIEDAD Y
222 sobre los autores

UTOPÍA. Miembro del Consejo de Dirección del Centro Internacional de Investigación


sobre Economía Pública, Social y Cooperativa, Sección de España y del Consejo de
Redacción de la Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa CIRIEC-España.
Miembro de la Red Española de Investigadores en Economía Social. Técnico de Cáritas
Española hasta abril de 2007; director de la Revista Documentación Social desde 1979
hasta 2003. Secretario General de LARES desde abril de 2007. Autor de cerca de un
centenar de artículos y de varios libros sobre política social, bienestar social, servicios
sociales, tercer sector, economía social; coordinador o director de más de 15 libros sobre
Economía Social.

Enrique SÁNCHEZ SOLANO

Profesor de Economía en la Universidad Católica de Ávila. Vicedecano de la


Facultad de CC. Sociales y Jurídicas (2000-02). Entre sus trabajos de investigación en
las áreas de la Economía Laboral, Desarrollo Rural y Economía Social destacan los
siguientes:
Análisis de la mentalidad y la sensibilidad de la población abulense respecto a la
igualdad entre hombres y mujeres para acceder al mercado de trabajo. Proyecto finan-
ciado por el Excmo. Ayuntamiento de Ávila y Fondo Social Europeo (Años 2005-06).
Proyecto Internacional de Investigación sobre el Desarrollo Rural y la Economía Social
en el ámbito de los países de Iberoamérica, Portugal y España (PIIDRES 2005-2008)
financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
El autoempleo como medida de la política activa de empleo. El autoempleo en
España, en: SALINAS, F. y HERRANZ, J.Mª (Editores). El Trabajo Autónomo en
España, Universidad Católica de Ávila (2006), pp. 61-96. Codirector del Seminario
¡Genera tu propio empleo! El emprendedor y la Economía Social. El poder de las nue-
vas ideas. Universidad Católica de Ávila. Ávila, 25-26 de junio de 2007

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