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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ÁVILA
empresas de economía social:
aspectos para su desarrollo
Francisco SALINAS RAMOS
JOSÉ MARÍA HERRANZ DE LA CASA
Coordinadores
Autores:
Concepción Albarrán Fernández
Paula Almansa Lapeira
Sofía Borgia Sorrosal
Andrés Delgado Gil
Vicente Enciso de Yzaguirre
Mª Ángeles Fernández López
José María Herranz de la Casa
Francisco Salinas Ramos
Enrique Sánchez Solano
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© Servicio de Publicaciones
Universidad Católica de Ávila
C/. Canteros, s/n. 05005 Ávila
Tlf. 920 25 10 20
e-mail: publicaciones@ucavila.es
www.ucavila.es
Imprenta Kadmos
salamanca, 2007
índice
Introducción . ................................................................................................... 9
Capítulo 1. Las empresas de economía social en el siglo xxi . ......................... 15
Francisco Salinas Ramos
capítulo 2. Políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía Social...... 47
Concepción Albarrán Fernández
Capítulo 3. La comunicación en las organizaciones de la economía social ...... 61
José María Herranz de la Casa
Capítulo 4. marketing y dirección estratégica en la economía social ............... 97
Vicente enciso Yzaguirre
capítulo 5. Régimen fiscal de las empresas de economía social. Especial refe-
rencia al de las cooperativas . ........................................................... 131
Sofía Borgia Sorrosal
capítulo 6. Las empresas de economía social: algunos delitos societarios ...... 153
Andrés Delgado Gil
Capítulo 7. El autoempleo femenino en la economía social.............................. 175
Enrique Sánchez Solano
capítulo 8. Capital-riesgo: ¿Fuente de financiación alternativa para empresas
de economía social?.......................................................................... 201
Paulina Almansa Lapeira y Mª Ángeles Fernández López
Sobre los autores ............................................................................................ 221
Introducción
Francisco Salinas Ramos
Universidad Católica de Ávila
Los últimos años del siglo XX y en los albores del presente siglo se han pro-
ducido y se siguen produciendo cambios en el mundo de la economía en general y
de las empresas en particular, ante los cuales las empresas de la Economía Social no
son ajenas, por ejemplo:
• Los mercados debido al fenómeno de la globalización, se van ampliando y
abriendo nuevos espacios donde las empresas han de saber moverse en una dimen-
sión estratégica.
• Entre las empresas hay cada vez mayor competencia y concentración con
nuevas formas de gestión basada en el volumen y en el reconocimiento internacio-
nal (mundialización).
• Por otro lado, se sigue produciendo deslocalizaciones de empresas con
graves problemas y de diverso tipo para los países de origen así como para los de
destino.
• El imperativo de las nuevas tecnologías obliga a las empresas a embarcarse
en ellas de lo contrario corren el riesgo de desaparecer.
• La apuesta por estilos modernos de organización de las empresas, de direc-
ción y gestión de las mismas obliga a estar en permanente mejora y actualización de
indicadores de calidad.
• La exclusión social de determinados colectivos y territorios se hace cada
vez más evidente y exige soluciones, y respuestas urgentes.
• Se está produciendo un mayor diálogo social entre las instituciones públi-
cas y los órganos de representación de la Economía social, pero donde se puede y
debe avanzar más.
10 introducción
Los escenarios descritos deben ser un acicate para que las empresas puedan
adecuarse a los nuevos tiempos si quieren permanecer en el mercado siendo com-
petitivas. El reto para las empresas de Economía Social es el mismo, se ve reflejado
por el fomento de empleo y cohesión social, recreación de mecanismos de partici-
pación social para integrar a más sensibilidades sociales, ampliando el límite del
actual diálogo social. Esto le exige también, el no quedarse anclado en las clásicas
figuras jurídicas de economía social. Habría que estar atento a lo que en la socie-
dad va aconteciendo con las nuevas formas de ejercer la solidaridad social desde la
actividad económica, siempre desde el respeto a la dimensión humana en cualquier
actividad y con la voluntad de promover las posibilidades de desarrollo integral de
la persona, convirtiendo el capital en instrumento.
La Economía Social ha de saber actuar de forma unitaria, integrando los diver-
sos comportamientos que se dan en la sociedad para construir cohesión social. Los
cambios antes indicados exigen comportamientos empresariales que sepan actuar en
mercados amplios y competitivos. Esto exige a las empresas de la Economía Social
desarrollar capacidades de gestión y descubrir alianzas estratégicas que aporten
sinergias y economías de escala para incrementar su competitividad y desarrollar
sus valores, creando empleo y construyendo riqueza colectiva.
Urge intensificar el diálogo social y la necesidad de estar donde se toman las
decisiones para que éstas contemplen la realidad y valores de la Economía social y
para trasladarlos a la sociedad. Estar en esos foros exige tener volumen represen-
tativo y bases sociales significativas, así como capacidad de integrar las diversas
experiencias nacidas con el objeto de construir la cohesión y apoyadas en la filoso-
fía de la Economía Social (empresas de inserción, centros especiales de empleo…) o
las que en la Unión Europea se admiten pero en España aún no se ha sabido integrar
(fundaciones, asociaciones…). Es el momento de reconocer a la Economía Social
como un sector amplio, generoso, cambiante e innovador que comprende más rea-
lidades de las que hasta ahora, tradicionalmente, se habían incluido. Con ello será
más potente y estará más presente en la realidad económica.
Vivimos en una sociedad proactiva que demanda constantemente soluciones
a problemas locales o aquellos que afectan a grupos sociales determinados. Ante
esta situación la solidaridad inventa constantemente formas de acción para apor-
tar salidas a personas y a territorios. Esta constante invención es precisamente la
riqueza que apoya la pluralidad de modos de acción de la Economía Social. No es
dispersión, sino fuerza. No es desconcentración sino esfuerzo en la búsqueda de
soluciones. Este empeño identifica a todas las figuras de la Economía Social: coope-
rativas, sociedades laborales, mutualidades, empresas de inserción, centros especia-
les de empleo… Son diversas formas de actuar pero con elementos comunes que las
introducción 11
caracteriza. Es la búsqueda para poner soluciones donde tan solo había problemas,
el tesón por generar riqueza colectiva, por desarrollar la cultura del emprendedor, la
valoración de las personas por encima del capital, entendiendo a este como instru-
mento y no como fin, son precisamente esos valores y filosofía los que construyen e
integran a todas esas formas de emprender bajo el concepto de economía social.
La Economía Social, en lo que llevamos de siglo, está creciendo y aumentando
su presencia y reconocimiento social así como su aceptación institucional. Esto
debido a la cada vez mayor integración –aunque aún queda mucho por hacer–, por-
que juntos somos más visibles, porque estas empresas siguen estando allí donde no
existe otra alternativa, a su vez ocupan espacios de liderazgo en sectores económi-
cos importantes imprescindibles para conseguir una sociedad más equitativa. Esta
“nueva forma de emprender” refuerza la pluralidad de la democracia económica,
porque el emprendedor colectivo se compromete cada vez más con la aportación de
soluciones a los problemas del entorno o del colectivo social al que pertenece, solu-
ciones que, de otra forma, o no existirían o serían más difíciles implantar; porque el
crecimiento de la Economía Social afecta positivamente a personas que encuentran
oportunidades de empleo que el mercado no les ofrecía; porque con la Economía
Social todos los sectores sociales pueden acceder al empleo independientemente de
sus condiciones físicas o psíquicas; porque al crecer la Economía Social crece una
sociedad más cohesionada.
El libro que tiene en sus manos, con el título Empresas de Economía Social:
aspectos para su desarrollo, elaborado por un equipo de profesores de la Universi-
dad Católica de Ávila y de la Universidad Miguel de Cervantes (Valladolid), exper-
tos en la materia, coordinados por el profesor Francisco Salinas Ramos, tiene como
finalidad contribuir a la formación de conocimiento y comprensión de la teoría y
práctica de la Economía Social en España, a la vez que a la difusión y promoción de
este tipo de empresas. El libro se estructura en ocho capítulos. En el contenido de
los mismos se quiere dejar de manifiesto que en los albores del siglo XXI, como se
viene haciendo en las dos últimas décadas del pasado siglo, el modelo de empresa,
al cual estábamos acostumbrados durante los dos últimos siglos, ha de cambiar. Se
agotó su esquema derivado de la cultura nacida en la revolución industrial. No puede
seguir siendo un sistema productivo cuyo objetivo sea maximizar el beneficio… y
poco más. Esto lo hizo bien, pero ya no sirve. No se puede hacer empresa sin pensar
en la calidad, en los clientes en las relaciones honestas con sus trabajadores, con sus
proveedores, con el entorno social y ambiental. Ya no es admisible la empresa que
persigue la simple maximización de beneficios. Se está demandando otra forma de
hacer empresa. Que sea más ciudadana, desarrollando elementos mayores de convi-
vencia, de respeto a lo que le rodea y con quienes se relacionan.
12 introducción
. Calvo Ortega, Rafael (dir.) (2005), Fiscalidad de las entidades de economía social, Edit. Aranzadi,
Navarra. También García Delgado, J. L. (dir.) (2005), La Economía social en España, Fundación ONCE,
Madrid. Volumen II. Muñoz Machado, S. (coord.) (2005), “Derecho y Tributación”.
14 introducción
de las dificultades a las que tienen que hacer frente las mujeres, el empleo por
cuenta propia, ya sea el autoempleo individual o el colectivo en las diferentes moda-
lidades que contempla la Economía Social. Finalmente, las profesoras Almansa y
Fernández, abordan en el capítulo octavo un tema importante que las empresas de
economía social deberían estudiar su aplicabilidad, se trata del capital-riesgo como
posible fuente alternativa de financiación para las empresas de Economía Social
En definitiva, la Economía Social es una realidad en nuestro país, está cada vez
más presente en diferentes realidades, territorios, actividades económicas, etc., está
haciendo esfuerzos para ser más visible y las instituciones públicas manifiestan su
reconocimiento y apoyo. Las empresas de la Economía Social avanzan en su com-
portamiento solidario económico y empresarial, construyen ese nuevo modelo de
empresa basado en el respeto a la persona, en la solidaridad y en la responsabilidad
social (innato en su misma identidad) y se acerca, cada vez más, a las inquietudes
sociales porque de ellas nace y a ellas aporta soluciones. La Economía Social está
en la sociedad y en el mercado de forma incuestionable e imprescindible.
Llegado a este punto quiero agradecer a todos aquellos que han hecho posible
que este libro haya visto la luz. A cada uno de los autores, que sólo ellos son respon-
sables de lo que en su capítulo exponen, les agradezco el que hayan formado parte
de este proyecto. Tanto en la elaboración porque con sus firmas han enriquecido
los contenidos, así como en el proceso de edición de la presente obra. Agradecer
también a la Universidad Católica de Ávila porque una vez más ha permitido que
un grupo de profesores dediquen parte de su tiempo a la investigación y estudio
de la Economía Social, tema que desde hace seis años viene trabajando intensiva-
mente como una aportación a la sociedad castellano-leonesa y a sus instituciones,
por extensión a todo el territorio español. Un agradecimiento especial a la Junta
de Castilla y León, concretamente a la Dirección General de la Economía Social,
tanto en lo que se refiere a la financiación de la elaboración de los contenidos como
en la edición y distribución. Sólo quedan palabras de gratitud del coordinador del
proyecto y de los órganos de gobierno y dirección de la Universidad Católica de
Ávila a la institución pública.
Capítulo 1
1. INTRODUCCIÓN
Más de uno se ha preguntado cómo puede ser la empresa del siglo XXI. Las
respuestas son tan variadas como autores han pretendido dar respuesta. Sin duda
alguna, habría que recuperar determinados conceptos que han sido conscientemente
olvidados, ignorados, entre otros serían: bien común, justicia, equidad, valores,
ética, responsabilidad, cohesión. La Economía social,
“entiende la empresa como otra forma de emprender distinta a la economía
de mercado, sin renunciar, en absoluto, a la eficacia profesional y a la rentabilidad
empresarial. Esta forma de emprender tiene como valores principales la primacía
de las personas sobre el capital, la gestión participativa y democrática, el compro-
miso de las personas con la ciudadanía activa y su implicación con la comunidad, la
solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. Y se preocupa por
generar y asegurar empleo de calidad, desempeñando un papel muy importante en el
desarrollo local y la cohesión social” (CEPES, 2005:32).
Uno de los objetivos de la Cumbre de Lisboa fue “hacer de Europa la econo-
mía más competitiva, dinámica, y basada en el conocimiento del mundo, capaz de
sostener el crecimiento económico con más y mejores puestos de trabajo y con una
mayor cohesión social”. Como demostraremos en este capítulo, la Economía social
es un socio con el que la Unión Europea tiene que contar para conseguir dicho obje-
16 francisco salinas ramos
tivo, hasta nos atreveríamos a decir que será un socio imprescindible. En España, esta
realidad está siendo cada vez más evidente y progresivamente reconocida, aunque
estamos hablando todavía de magnitudes que giran en torno al 10/15% de generación
de empleo y de riqueza. En los cuatro apartados en los que se divide el capítulo se deja
traslucir que estamos hablando de una realidad secular y que tiene un presente y un
futuro prometedor si se ponen en juego los avances tecnológicos, las modernas técni-
cas de gestión y dirección con un conjunto de principios, valores que darán sentido a
su proyecto empresarial orientado hacia las personas y su entorno.
. El autor ha tratado este tema en varias de sus publicaciones, se cita las dos últimas Salinas (2007)
y Salinas y Herranz (2007:11-15). También en este volumen hay otras colaboraciones que definen el con-
cepto “economía social”.
. Cf. Barea, Juliá, y Monzón (1999:15-28).
. Cf. Sajardo (1998:17-25).
las empresas de economía social en el siglo xxi 17
En este apartado se hace un breve recorrido por los antecedentes de las formas
de cooperación, el surgimiento de las cooperativas así como del cooperativismo
como movimiento, sin olvidar a los otros agentes de la economía social. Esta
aproximación histórica se divide en tres grandes periodos, en cada uno de ellos
implícitamente se describen los hechos, la doctrina que lo sustenta y la legislación
por la que se rigen15 y en un cuarto punto sobre aspectos clave de los primeros años
del presente siglo.
Díaz de Rábago, Joaquín (1901), Discursos, sobre Foros, la Cooperación en España. Tomo 7º, de las
obras completas. Sociedad Económica de amigos del país de Santiago. Santiago. “Historia y situación actual
de la cooperación en España”, pp. 273-333.
Garrido Hurtado, Fernando (1971), Historia de las clases trabajadoras. Vol 5. Zero, Madrid, Vol.
1: El Esclavo, 1970; Vol. 2 : El Siervo, 1973 (2ª Ed.); Vol. 3: El Proletariado, 1971; Vol. 4: El trabajador
asociado, 1971.
Gascón y Miramón, Antonio (1954), La Cooperación y las cooperativas (inicio a su estudio). recopi-
lado y puesto al día por Juan Gascón, Cosano, Madrid.
Jiménez Lorente, Tomás (1974), “El movimiento cooperativo en España”, en SANZ JARQUE, Juan
José. Cooperación. Teoría y práctica de las sociedades cooperativas. Universidad Politécnica de Valencia,
Valencia, pp. 63-92
González de la Vega, Aresio (1964), “Balance histórico de la cooperación en España”, en Varios, Coo-
perativismo en la coyuntura española actual, Valle de los Caídos, Madrid, pp. 271-347.
Reventós Carner, Juan (1960), El movimiento cooperativo en España. Ariel, Barcelona.
Sanz Jarque, Juan José (1994), Cooperación. Teoría general y régimen de las sociedades cooperati-
vas. El nuevo derecho cooperativo, Editorial Comares, Granada, pp. 261-279.
Soldevilla y Villar, Antonio (1973), El movimiento cooperativo mundial. Caja Rural Provincial, Valla-
dolid. Cap. VI: El movimiento cooperativista en España, pp. 221-309.
16. Romeu de Armas dice que “el gremio es una institución eminentemente cooperativa”, citado por
Giménez Lorente, o.c. p.65.
17. González de la Vega, Aresio, o.c. p. 273-281.
18. Entre sus múltiples obras habría que citar dos: Proyecto de reforma gremial e Informe sobre la
Ley Agraria. Se puede consultar Jovellanos, Gaspar Melchor (1965, Obras escogidas. Clásicos castellanos,
Espasa-Calpe, Madrid.
las empresas de economía social en el siglo xxi 23
cio de unos pocos. Carlos IV queriendo poner orden a través del Consejo de Casti-
lla, en 1792, dio un Reglamento con poca repercusión y éxito19.
Reconociendo las distintas formas de cooperación antes mencionadas y otras
más como antecedentes en sentido amplio de la institución cooperativa, la historia
del cooperativismo español empieza en el siglo XIX. Díaz de Rábago, sin lugar a
duda el primer historiador de la cooperación española20, en su Historia y situación
actual de la cooperación en España, ofrece un análisis bastante exhaustivo, a pesar
de las dificultades con las que se encontró: ausencia de un Centro que se encargase
de este particular, la poca información que aportaban las cooperativas, etc., de la
teoría, práctica y legislación de este periodo. Los primeros propagandistas de las
ideas cooperativas de los socialistas utópicos e impulsores de experiencias, fueron
Joaquín Abreú y Fernando Garrido. A partir de los años treinta del siglo XIX, en
Andalucía, Aragón, Castilla la Nueva, Cataluña, Asturias, Galicia, Baleares, Valen-
cia y Vascongadas, van surgiendo cooperativas tanto de producción, de crédito, de
consumo, de socorros mutuos como agrarias. Concretamente en Castilla la Vieja y
León, en esta época existían cooperativas de consumo, de producción (sombrereros,
tejedores, sastres, topógrafos, libreros, panaderos, zapateros, chocolateros, etc.) en
Béjar, Valladolid, Ponferrada, Zamora, Segovia, Ávila, Palencia, etc., así como la
Sociedad de crédito y depósito general agrícola en Burgos21.
La Constitución de Cádiz de 1812 y su desarrollo legislativo posterior, como
la Ley de Libertad industrial dictada en 1813, fue el primer marco jurídico que
permitió el establecimiento de industrias en España, entre ellas las sociedades de
socorros mutuos, las cooperativas. La Constitución de 1869 da cabida al derecho de
asociación y reunión de cualquier tipo; el Código de Comercio de 1885, dentro del
artículo 124; será la Ley de Asociaciones de 1887 la que de forma más clara se refe-
rirá a las cooperativas de producción, crédito y de consumo. A partir de esta fecha
“su existencia quedaba delimitada y su actuación amparada por el poder público”.
19. Sobre este tema consultar Díaz de Rábago, Joaquín, “Historia y situación actual de la coopera-
ción en España”, en o.c.
20. Díaz de Rábago en la obra que se viene citando escrita en 1899, reconocía como historiadores de
la cooperación española a “el infatigable don Fernando Garrido, autor de un follero de ardiente propaganda
titulado La cooperación; el exministro D. Manuel Pedregal y Cañedo en su libro Sociedades cooperativas;
y el catedrático de la Universidad central, D. José Piernas Hurtado, que ha publicado, coleccionadas y con
interesantes apéndices, tres conferencias dadas en Fomento de las Artes sobre El movimiento cooperativo,
p. 274.
21. Además de la obra de Díaz de Rábago, se puede consultar a Soldevilla, o.c.; González de Vega,
o.c.; Sanz Jarque (1994).
24 francisco salinas ramos
22. Dichas conferencias fueron publicadas en su obra “Movimiento cooperativo”, donde se publica
la primera bibliografía sobre la cooperación en España.
las empresas de economía social en el siglo xxi 25
El crédito agrícola (1883) y Las cajas rurales (1894), jugaron un papel importante en
la creación de las Cajas Rurales en España. Ante la carencia de un marco legal para las
cooperativas, recibe el encargo de preparar un proyecto de Ley de Sociedades Coopera-
tivas, que no llegó a buen fin, poco después escribe Bases fundamentales de una ley de
Sociedades Cooperativas23. Díaz de Rábago será uno de los principales impulsores de la
Ley de Sindicatos Agrícolas.
No se puede olvidar al Instituto de Reformas Sociales, donde existía una sección de
Cooperación, hacia 1923 elaboró un censo de las cooperativas, estudió el derecho coope-
rativo de forma comparada y bajo la dirección de Antonio Gascón y Miramón, elaboró un
proyecto de Ley de Cooperativas. Después de largas discusiones no se aprobó y quedó en
el olvido, aunque después se sirvieron de este proyecto los legisladores de la Ley de 1931.
Gascón y Miramón fue, en 1930, el primer catedrático de “Cooperación y Mutualidad”24,
fundó también la Universidad Popular de Madrid donde se impartía la enseñanza del
cooperativismo.
En el ámbito de la cooperación agrícola, además de Díaz de Rábago están entre
otros muchos los nombres de Rivas Moreno, Joaquín Costa25, Antonio Vicent, Severino
Aznar, Inocencio Jiménez, Luis Chávez Arias, Sisinio Nevares26. Todos, y cada uno den-
tro de su ámbito geográfico, especialidad, responsabilidad y compromiso social, fueron
los impulsores del desarrollo del medio rural, concretamente de la agricultura y ganade-
ría, a través del fomento de los Sindicatos agrícola y de las Cajas Rurales.
En tierras como Castilla y León, Andalucía, Extremadura, Galicia, Valencia, Mur-
cia, Cataluña preocupa el precio del pan, de la carne, del arroz, de las hortalizas o de las
frutas. La solución la encuentran en el trabajo cooperativo a través de las instituciones de
la época: sindicatos agrícolas, cajas rurales y cooperativas agrarias. En este primer tercio
del siglo XX, Castilla y León tiene un papel de liderazgo en la integración de los sindi-
catos agrarios: la primera Federación de Sindicatos se crea en Palencia (1906), siete años
después se constituye la Confederación de Sindicatos de Castilla la Vieja, con residencia
en Valladolid, integrada por diez federaciones castellanas, a las que se añadieron de La
23. Las obras completas de Joaquín Díaz de Rábago fueron publicadas por la Asociación Económica
de Amigos del País de Santiago, en ocho volúmenes. Santiago, 1900.
24. Dentro de las muchas obras que escribió sobre cooperativas y mutualidades, habría que destacar
La Cooperación y las cooperativas, donde se puede leer el programa del Curso sobre “Cooperación y mutua-
lidad” explicado en 1930. o.c. pp. 321-332.
25. Es importante resaltar la obra maestra de Costa, Joaquín (1898), Colectivismo agrario en España,
tuvo gran repercusión en futuras reformas del campo español. Véase del autor: Colectivismo agrario y otros
escritos, Alianza Editorial, Madrid, 1967.
26. Nevares fue un incansable propagador de la sindicación agrícola, no sólo en Valladolid sino
por distintos puntos de Castilla y León y otras zonas de España, en permanente contacto con Vicent, Yoldi,
Flamarique, etc. Una de las instituciones que continúan aquella obra es el Instituto Nevares de Empresario
Agrícolas –INEA-, actualmente adscrito a la Universidad de Valladolid.
26 francisco salinas ramos
27. Se puede consultar la obra de Aleta, Alejo (1928), La acción social agraria en la Acción Cató-
lica, Madrid.
28. Cf. De Luis Esteban (1981).
29. Exposición de motivo de la Ley de Cooperativas de 1974.
30. Consta de 62 artículos, ocho disposiciones finales y cinco transitorias.
31. Organizan Seminarios, Cursillos de iniciación, Cursos de Altos Estudios, Escuela de Gerentes
Cooperativos, revistas como “Tribuna Cooperativa” o “Mundo Cooperativo”.
32. Entre 1963 y 1965 se celebraron tres Mesas Redondas sobre: “La empresa artesana y cooperativa
a la luz de la doctrina social católica”, “el cooperativismo en la coyuntura española actual” y “la agricultura,
el cooperativismo y otras formas de asociación agraria”.
33. Entre sus actividades tiene: Jornadas, Seminarios, cursos, investigaciones, en colaboración con la
Universidad Complutense dan origen a la Escuela de Estudios Cooperativos, publica la Revista de Estudios
Cooperativos —REVESCO—, se edita hasta la actualidad.
34. Como la Universidad Complutense de Madrid, Universidad Politécnica de Valencia, etc.
las empresas de economía social en el siglo xxi 27
35. Real Decreto Ley 31/1977, de 2 de junio y del Real Decreto 1305/1977, de 10 de junio. Con
diversas denominaciones y cambios en su estructura continúa en el Ministerio de Trabajo antes y Seguridad
Social, ahora y Asuntos Sociales. En la actualidad se denomina: Dirección General de Fomento de la Econo-
mía Social y del Fondo Social Europeo.
36. Real Decreto 2710/1978, de 16 de noviembre. Es un Reglamento extenso “por la deliberada
remisión de la Ley a la norma reglamentaria”.
37. En marzo de 1985 existían 55 Centros Registrados en la Dirección General de Cooperativas. En
abril de dicho año se celebraron las Primeras Jornadas Pedagógicas de Centros de Formación Cooperativa,
organizadas por EDACO S. Coop. Cf. Dossier del mismo nombre, Madrid, abril, 1985.
28 francisco salinas ramos
38. Este Centro desarrolló una amplia actividad en la Comunidad Autónoma, publicó entre otros los
siguientes estudios e investigaciones:
Sánchez Vicente, Jesús (1982), El hombre castellano – leonés. Antecedentes comunitarios, nº 0. Cen-
tro Regional Castilla–León. Formación empresarial Cooperativa y Comunitaria. Cuadernos de Investigación
Cooperativa -CINCOOP-, Salamanca.
Sánchez Blanco, Ángel Asociaciones sindicales, Sociedades cooperativas y Cámaras Agrarias, nº 1.
Valdés Dal-Re, Fernando, Aspectos organizativos de las explotaciones comunitarias de la tierra,
nº 2.
García Villarejo, Avelino, La financiación de las cooperativas de explotación comunitaria. nº 3
Duque Domínguez, Justino F. La transformación y la comercialización en el trabajo agrícola aso-
ciado, nº 4.
De Luis Esteban, José Manuel, Las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra. Su fiscali-
dad, nº 5.
Sánchez Blanco, Ángel, Cooperativas y Sociedades Agrarias de transformación en Castilla – León, nº 6.
39. Cf. Sanz Jarque y Salinas Ramos (2002).
40. La fuente de estos datos es: año 1981: Registro de Cooperativas, Ministerio de Trabajo y Segu-
ridad Social; Barea y Monzón (1992:88) y Barea y Monzón (2002:29) A nivel de Castilla y León se realizó
una investigación sobre las cooperativas de Trabajo asociado de González y Rodríguez (1987).
las empresas de economía social en el siglo xxi 29
41. Consta de 163 artículos, se estructura en tres títulos, cinco disposiciones adicionales, siete transi-
torias, seis finales y una derogatoria.
42. Se puede consultar: Jiménez Sánchez (2002); Borjabad (2002); Montolio (2000). También visitar
la página web del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (www.mtas.es). En Asturias está muy avanzado
el proceso de aprobación de la ley de cooperativas.
30 francisco salinas ramos
Cooperativas
1. Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas.
2. Ley 31/2006, de 18 de octubre, sobe implicación de los trabajadores en las
sociedades anónimas y cooperativas europeas.
3. Real Decreto 136/2002, de 1 de febrero, por el que se aprueba el registro
de Sociedades Cooperativas.
4. Andalucía. Ley 2/1999, de 31 de marzo, de Sociedades Cooperativas
Andaluzas, modificada por la Ley 3/2002 de 16 de diciembre.
5. Aragón. Ley 9/1998, de 22 de diciembre, de Cooperativas de Aragón.
6. Castilla y León. Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas de la Comuni-
dad de Castilla y León. Modificada por la Ley 9/2004 de 28 de diciembre,
de medidas económicas, fiscales y administrativas.
7. Castilla-La Mancha. Ley 20/2002, de 14 de noviembre, de Cooperativas de
Castilla-La Mancha.
8. Cataluña. Ley 18/2002, de 5 de julio, de Cooperativas de la Comunidad
Autónoma de Cataluña. Modificada por la Ley 13/2003, de 13 de junio.
9. Comunidad Valenciana, Ley 8/2003, de 24 de marzo, de Cooperativas de la
Comunidad Valenciana.
10. Extremadura. Ley 2/1998, de 26 de marzo, de Sociedades Cooperativas de
Extremadura. Ley 8/2006, de 26 de diciembre, de Sociedades Cooperativas
especiales de Extremadura.
11. Galicia. Ley 5/1998, de 18 de diciembre, de Cooperativas de Galicia.
12. Islas Baleares, Ley 1/2003, de 20 de marzo, de Cooperativas de Baleares,
modificada por la Ley 7/2005, de 21 de junio.
13. La Rioja. Ley 4/2001, de 2 de julio, de Cooperativas de la Rioja.
14. Madrid. Ley 4/1999, de 30 de marzo, de Cooperativas de la Comunidad de
Madrid.
15. Murcia, Ley 8/2006, de 16 de noviembre, de sociedades cooperativas de la
Región de Murcia.
16. Navarra. Ley Foral 12/1996, de 2 de julio, de Cooperativas de Navarra.
Modificada por la Ley Foral 5/2006, de 11 de abril.
las empresas de economía social en el siglo xxi 31
43. Cf. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, 6 de Julio de 2007, nº
144-1.
32 francisco salinas ramos
mente en el parágrafo 5 se lee: “La Generalitat debe fomentar la acción de las coo-
perativas y las sociedades laborales y debe estimular las iniciativas de la economía
social”.
Para hablar de la integración de la economía social, tenemos que referirnos a la
Confederación Empresarial Española de Economía Social –en adelante CEPES45–,
fue constituida en 1992, es de ámbito estatal, su carácter intersectorial la convierte
en la máxima institución representativa de la Economía Social en España, constitu-
yéndose como una plataforma de diálogo con los poderes públicos. CEPES integra a
24 organizaciones que desarrollan actividades económicas bajo el concepto de Eco-
nomía Social. Todos ellos son confederaciones nacionales y autonómicas y grupos
empresariales específicos, que representan los intereses de cooperativas, sociedades
laborales, mutualidades, empresas de inserción y centros especiales de empleo con
más de 200 estructuras de apoyo a nivel autonómico.
CEPES define la Economía Social como una forma de emprender que en equi-
librio con los criterios de competencia y competitividad integra los siguientes valo-
res: “organización democrática, predominio de la persona por encima del capital,
reparto de beneficios/resultados con criterio colectivo, especialmente solidaria con
el entorno y provocadora de cohesión social”.
La Economía Social “actúa allá donde se precisa una solución a problemas
locales de empleo, de necesidades de personas, de emigración, de desarrollo econó-
mico, de integración de colectivos en exclusión o de acceso a cualquier parcela del
estado de bienestar, influyendo en la construcción de una sociedad más equitativa y
cohesionada. Emerge como un agente provocador de cohesión social, apoyándose
en valores de solidaridad social y de responsabilidad social, sin dejar de estar pre-
sentes en sectores emergentes y punteros”.
Según los datos de 2006, CEPES representa los intereses de más de 51.500
empresas españolas, las cuales dan empleo a más de 2.500.000 trabajadores. En
torno a la realidad de la Economía Social y sus empresas están directa e indirecta-
mente asociados más de 10.700.000 personas. Si comparamos los datos del número
de empresas/entidades, la evolución del empleo y el número de las personas que
directa e indirectamente están relacionadas/asociadas en torno a la economía social,
de 2003 a 2006, ambos inclusive, tenemos los resultados en las tablas46 siguientes:
45. Lo que se dice en este apartado y los datos son tomados del Anuario de la Economía Social 2006-
2007. (2007), Madrid, pp. 2, 29 y ss.
46. La fuente estadística de las tablas es CEPES quien a su vez recibe información directamente de
sus asociados o en el caso de las cooperativas y de las sociedades laborales utiliza los datos del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales, Dirección General de Economía Social, del Trabajo Autónomo y del Fondo
Social Europeo.
34 francisco salinas ramos
continúa...
las empresas de economía social en el siglo xxi 35
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario de la Economía Social
CEPES, 2003, 2004, 2005 y 2006-2007.
Otro dato importante es conocer el número total de personas que están rela-
cionadas e interactúan con la Economía Social, es decir, aquellas que directa e
indirectamente están asociadas a esta forma de emprender, de organizar el trabajo y
la empresa. Son cerca de once millones de personas, en 2006, casi una cuarta parte
de la población española, o lo que es lo mismo una da cada cuatro personas, las que
conforman el movimiento social y económico de la economía social. En los cuatro
años analizados hay un significativo incremento, menos en el 2004.
Tabla 3. Evolución del nº de personas asociadas a las empresas de economía social (2003-2006)
Las anteriores tablas que se resumen en la tabla 4 hablan por sí solas. Aunque
aparentemente son pequeñas en comparación con las macrocifras, sin embargo son
significativas cualitativamente hablando tanto por la calidad de empleo de crea, el
territorio donde se instalan estas empresas, las personas a las que dan empleo, así
36 francisco salinas ramos
como por la cohesión social de promueven, el interés no sólo por el bienestar del
socio trabajador y de las personas que indirectamente se relacionan con la economía
social sino por el compromiso que tienen con el territorio y la comunidad donde la
empresa realiza su actividad sea productiva o el servicio que presta. Los datos que
se acaban de dar y los planteamientos que se harán en los siguientes puntos ponen
en evidencia y confirman que estamos hablando de un sector en crecimiento, de un
“sector emergente”.
4. …Y CONSTRUIR EL FUTURO
47. Cf. DICTAMEN del Comité Económico y Social Europeo sobre La diversificación económica
en los países adherentes. Función de las PYME y de las empresas de la Economía Social, 1 de abril de 2004.
CCMI/006-CESE 528/2004.
38 francisco salinas ramos
Son varios los estudios48 que analizan los AGENTES que forman parte de la
Economía social. Aquí de forma abreviada reseñamos diferentes agentes desde sus
formas jurídicas de la Economía social, definiéndolas y citando la ley que las rige.
1. Cooperativa, es una “sociedad constituida por personas que se asocian
en régimen de libre adhesión y baja voluntaria para la realización de actividades
empresariales encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas
y sociales con estructura y funcionamiento democráticos conforme a los principios
formulados por la Alianza Cooperativa Internacional”.
2. Sociedad Laboral, es “toda aquella sociedad anónima o de responsabilidad
limitada de naturaleza mercantil, en la que la mayoría del capital social es de propie-
dad de los trabajadores que prestan en ella servicios retribuidos en forma personal
y directa cuya relación laboral lo sea por tiempo indefinido”. Para ser calificada de
“sociedad laboral” debe reunir los requisitos establecidos en la Ley 4/1997, de 24 de
marzo, de Sociedades Laborales. Para algunos aspectos debe acudir al texto refun-
dido de la Ley de Sociedades Anónimas de 28 de diciembre y a la Ley 2/1995, de 23
de marzo, de sociedades de responsabilidad limitada.
3. Mutualidades, concretamente las de previsión social son “entidades ase-
guradoras privadas sin ánimo de lucro que ejercen una modalidad aseguradora
de carácter voluntario complementaria al sistema de Seguridad Social obligatoria
mediante aportaciones a prima fija o variable de los mutualistas personas físicas o
jurídicas o de otras entidades o personas protectoras. Podrán ser también alternativas
al régimen de la Seguridad Social de Trabajadores por cuenta propia o autónoma”.
4. Empresas de Inserción, es definida como, “aquella sociedad mercantil o
sociedad cooperativa legalmente constituida que, debidamente calificada, realice
cualquier actividad económica de producción de bienes y servicios, cuyo objeto
social tenga como fin la integración y formación sociolaboral de personas, en situa-
ción de exclusión social como tránsito al empleo ordinario” (art. 4, del Proyecto
de Ley). A nivel estatal está en trámite el Proyecto de Ley para la regulación de las
empresas de inserción.
5. Centros Especiales de Empleo, los CEEs son “organizaciones producti-
vas que participan regularmente en las operaciones de mercado y que su finalidad
es asegurar el empleo remunerado y la prestación de servicios de ajuste personal y
social a los trabajadores con discapacidad. Su estructura y organización es la misma
que la de las empresas ordinarias”.
nes que según el grado de intensidad y duración permiten, a su vez, una segunda
distinción: a) integración estrictamente económica y b) la integración empresarial.
Dentro de a) habría que englobar las formas de colaboración o de cooperación
que no alteran la independencia económica ni la autonomía decisoria de las empre-
sas que participan en ellas, sino que a lo sumo, implican la realización conjunta de
alguna finalidad empresarial concreta; la b) se refiere a las formas de vinculación
que alteran el poder de decisión económica de las sociedades que reintegran, dando
lugar a una nueva empresa de titularidad jurídica plural:
–fusión y grupos de sociedades como instrumento de integración.
–cooperativas de segundo grado y el grupo cooperativo como formas tipifica
das de integración.
OPORTUNIDADES FORTALEZAS
Situación o circunstancia del entorno que Elementos favorables de carácter interno
es potencialmente favorable para la orga- de la organización. Recurso o capacidad
nización que se puede utilizar para alcanzar los obje-
tivos y mejorar la capacidad competitiva a
partir de la mejora de la gestión interna
AMENAZAS DEBILIDADES
Situación o circunstancia del entorno que Limitaciones de carácter interno de la orga-
es potencialmente desfavorable para la nización. Representan una deficiencia que
organización puede constituir un obstáculo para conse-
guir los objetivos organizacionales
Los resultados del análisis a partir de las siguientes cuatro claves, pasan por
formular una serie de estrategias basadas en:
1. Fortalezas y oportunidades.
2. Fortalezas y amenazas.
3. Debilidades y oportunidades.
4. Debilidades y amenazas.
Ventajas de la Planificación estratégica:
• Facilita la comunicación.
• Estimula la participación.
• Acomoda intereses divergentes.
• Ayuda a ordenar la toma de decisiones.
• Garantiza una mejor puesta en marcha.
1. Misión
La misión es el compromiso adquirido por la organización con sus socios y
con el entorno. Es la razón de ser, lo que da sentido; es el por qué y para qué de su
acción cotidiana.
2. Visión
Es el horizonte al cual se quiere llegar, el futuro que se desea alcanzar; imagen
de lo que debe y quiere ser la empresa/organización. Refleja los anhelos, los sueños;
tiene hasta cierto punto un carácter utópico/ alcanzable. La formulación de hacia
dónde debe y quiere ir, a medio y largo plazo, debe ser colectiva, crear la capacidad
para lograrlo y creer en ella con coraje es la esencia de todo liderazgo.
3. Diagnóstico
Antes de iniciar el DAFO es importante además de definir la misión, la visión
e identificar los principios y valores básicos. Conviene tener claro que toda estabi-
lidad institucional no es más que un equilibrio dinámico entre dos grandes campos
de fuerzas:
Fuerzas y Debilidades Internas _______ Oportunidades y Amenazas Externas
En un momento determinado se puede plantear nuevas situaciones
• añadiendo fuerzas.
• aprovechando oportunidades.
• eliminando debilidades.
• superando amenazas.
En estos casos y de acuerdo con el DAFO se suelen dar las siguientes cuatro
posiciones (situaciones) en la organización:
6. CONCLUSIONES
7. Bibliografía
1. Introducción
. Estas son las razones que justifican las políticas públicas de fomento de la Economía Social según
Barrachina (2003).
. Se ha de señalar que los poderes públicos han tardado en diseñar políticas públicas dirigidas de
forma específica al sector de la Economía Social, habida cuenta del desconocimiento y los prejuicios nega-
tivos que había hacia este sector institucional por parte de los protagonistas del proceso político. (Chaves y
Monzón (2000)).
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 49
las empresas de la Economía Social (en un capítulo posterior del libro se tratará
de forma extensa el tratamiento fiscal favorable al que están sujetas las empresas
de economía social). Además, vamos a tratar de las empresas de economía social
como un “ente”; esto es, vamos a tratarlas en general, sin diferenciar entre los dis-
tintos tipos de empresas de economía social (cooperativas de distinta tipología –de
trabajo, agrarias, etc–, sociedades laborales, centros especiales de empleo, mutua-
lidades y empresas de inserción). Es importante tener en cuenta esta acotación del
sujeto objeto de nuestro estudio, habida cuenta que existen actuaciones de los pode-
res públicos que no abordamos por ir destinadas a un tipo concreto de empresa del
sector, así como órganos de las Administraciones Públicas de los que no tratamos
por ser los responsables de éstas.
. En 2004 el 24,6% de la población ocupada de España lo estaba en empresas de Economía Social.
. Todos estos datos se han obtenido de la Dirección General de Economía Social del Trabajo autó-
nomo y del Fondo Social Europeo (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) y están tomados a 30 de junio
de 2007.
50 concepción albarrán fernández
a) Iniciativas legislativas
Con la aprobación de la Ley de Sociedades Laborales de 1997 (Ley 4/1997
de 24 de marzo) y la Ley de Cooperativas de 1999 (Ley 27/1999 de 16 de julio), se
abrieron nuevos cauces para la constitución y el desarrollo de estas sociedades, que
a su vez hacen posible su adaptación al nuevo entorno socioeconómico.
Asimismo, con posterioridad se han ido aprobando diversas disposiciones en
materia laboral, fiscal y de Seguridad Social que permiten a las empresas de eco-
nomía social competir en el mercado en igualdad de condiciones con el resto de
empresas, habida cuenta de las especiales características que tienen en su modelo
organizativo y de financiación. De entre estas disposiciones cabe destacar las relati-
vas a los siguientes temas:
– La clarificación del encuadramiento en el sistema de la Seguridad Social de
los socios trabajadores de las Sociedades Laborales.
. El artículo 129.2 de la Constitución Española dice, textualmente: “Los poderes públicos promove-
rán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación
adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los tra-
bajadores a la propiedad de los medios de producción”.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 51
Como se observa, son muchas las medidas legislativas llevadas a cabo por la
Administración Central Española para favorecer el desarrollo de las empresas de
Economía Social, que persigue hacer de ellas un “instrumento atractivo” generador
de empleo y riqueza.
. Cofinanciadas a través de los programas operativos para el período 2000-2006 del Fondo Social
Europeo “Iniciativas Empresariales y Formación Continua” para las regiones del Objetivo 1 y del Objetivo
3, así como del Programa Operativo del FEDER “Mejora de la Competitividad y Desarrollo del Tejido Pro-
ductivo” para las regiones del objetivo.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 53
. Produciendo la máxima cantidad de bienes y servicios posibles con los recursos disponibles, sin
desaprovechar ninguno.
. Lo que implica que sea imposible alterar la asignación de los recursos de forma que se pueda
mejorar el bienestar de un individuo sin disminuir el de otro.
10. Lo que supone tratar de forma desigual a los que se encuentran en distinta situación.
11. Lo que implica tratar por igual a los que se encuentran en la misma situación.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 55
12. Véase la estructura organizativa de la Junta de Castilla y León en su página web: www.jcyl.es.
13. Esta información se puede completar consultando las distintas clasificaciones de los Presupues-
tos Generales de la Junta de Castilla y León para los años referidos.
56 concepción albarrán fernández
14. El 8 de octubre de 2002 se había firmado el I Pacto Andaluz por la Economía Social.
políticas públicas dirigidas a las empresas de Economía social 57
4. Conclusiones
La revisión de las ayudas públicas que se dirigen a las empresas y a todos los
que deciden ejercer la actividad por cuenta propia en nuestro país nos pone de mani-
fiesto el importante papel que asume el Sector Público como promotor y fomenta-
dor del tejido empresarial.
Los distintos niveles de las Administraciones Públicas –Central, Autonómico
y Local– dedican recursos a fomentar la creación de empresas y a incentivar sus
inversiones para mejorar su competitividad.
Las empresas en general favorecen el crecimiento y el desarrollo económico
de las regiones, pues son instrumentos de creación de empleo y riqueza en ellas.
Las empresas de economía social en particular, por las características específicas
que presentan, son además instrumentos de cohesión social. Los poderes públicos,
siendo conscientes de esta realidad toman medidas para favorecer su creación, su
crecimiento y su desarrollo.
La importancia de las empresas de economía social en España, medida por el
porcentaje de población al que da empleo en España, es menor que la de las empre-
sas lucrativas de mercado: en 2005 solo un 22,8% del total de la población ocupada
en España lo estaba en empresas de economía social.
Asimismo, se ha de señalar que las empresas de economía social no tienen la
misma representatividad en todos los sectores de actividad. De hecho, de toda la
población ocupada en dicho tipo de empresas, el 42,9% pertenece al sector agrario,
el 31,4% al sector industrial, el 24,5% al sector construcción y, el 18,6% restante al
sector servicios.
Andalucía es la región española en la que hay más empresas de economía
social (10.446) y también en la que más porcentaje de la población ocupada lo está
en dicho tipo de empresas (20,26%). La Confederación de Entidades para la Eco-
nomía Social de Andalucía (CEPES-A) las representa y lucha por sus intereses de
forma bastante efectiva: en 2002 gracias a su actuación se firmó con el gobierno
andaluz y los sindicatos mayoritarios el I Pacto Andaluz por la Economía Social
y en 2006 se ha firmado ya el II. La puesta en práctica de lo acordado en dichos
Pactos supone la ejecución de importantes proyectos en las empresas de economía
social con recursos públicos, provenientes de todos los niveles de las Administra-
ciones Públicas –Central, Autonómica y Local–.
En Castilla y León las actuaciones públicas dirigidas al sector de la economía
social proceden de la Administración Central – Dirección General de Fomento de
la Economía Social y del Fondo Social Europeo (MTAS)– y de la Administración
58 concepción albarrán fernández
5. Bibliografía
nifica e integra toda la comunicación que genera identidad e imagen tanto interna
como externamente.
Aunque la tendencia anglosajona siempre ha bebido de las fuentes de las rela-
ciones públicas de Estados Unidos, Europa, con Francia a la cabeza, lideraría la
nueva etapa teórica de la comunicación corporativa. En esta nueva etapa, se desa-
rrollan los conceptos de imagen, identidad, cultura, y marca que estudian e investi-
gan autores como Van Riel (1997), Costa (1995), Villafañe (1993), Ind (1992), Weil
(1992), etc.
La influencia mutua entre lo anglosajón –relaciones públicas– y lo europeo
–comunicación corporativa– originan en los años 90 un nuevo marco de comunica-
ción desde la cultura empresarial anglosajona que lleva al concepto de corporate.
Según afirma Villafañe (2004:21-23), el concepto de corporate supone la gestión
estratégica de todos los elementos que influyen en la imagen de una organización.
Esta nueva aportación pone de manifiesto la total influencia de la comunicación
como estrategia, y la necesaria armonización entre las políticas de comunicación y
el resto de políticas de la empresa.
El final del siglo XX y el comienzo del XXI marca un nuevo impulso al campo
de la comunicación en las organizaciones. Las nuevas tendencias exploratorias y de
investigación centran especialmente su mirada en el estudio de los valores intangi-
bles de la empresa. Peters y Waterman (1994) los habían descubierto a principios de
los ochenta, y son los nuevos valores que llevan a la excelencia empresarial, a pesar
de no estar explícitamente incluidos en los balances finales. En el espacio de la
comunicación, hablar de intangibles es hablar de reputación corporativa (Fombrun,
1996) o profundizar en el concepto de marca (Aaker, 1994).
Distintos autores han denominado a una misma realidad con distintos térmi-
nos. Las principales corrientes que definen la comunicación en las organizaciones
son dos: la primera califica la comunicación como proceso global, estratégico e
integral; la segunda, conforme al espacio donde se implanta: la organización, la
empresa o la institución.
Representando a la primera tendencia están Weil (1992) y el francés Regouby
(1989:56-58) que utilizan el término de comunicación global, para referirse a la
comunicación de la empresa. Regouby se desmarca de algunos conceptos utilizados
por otros autores –lo corporativo, lo institucional– y los incorpora a la génesis de lo
que el llaman comunicación global. Este autor define el término corporación como
64 josé maría herranz de la casa
«entidad física que es la empresa» y define institución como «la empresa en la ciu-
dad» que conecta a la empresa con el ciudadano.
Siguiendo la segunda tendencia se encuentran autores que utilizan el espacio
físico donde se desarrolla la comunicación para denominarla. En este espacio desta-
can autores como Losada Vázquez (1998) y Losada Díaz (2002), que han realizado
trabajos sobre la comunicación en la universidad y optan por el término de comu-
nicación institucional. Este concepto también lo utiliza Sotelo (2001:200) y en el
confluyen tres realidades, la comunicación, el marketing y las relaciones públicas.
Autores más próximos a la sociología de las organizaciones como Kreps
(1995) hablan de la comunicación organizacional, aunque este término es de los que
menos se utiliza, ya que se refiere más específicamente a una faceta de la comunica-
ción dentro del funcionamiento más interno de una entidad.
Johnsson (1991:332) utiliza el término de comunicación empresarial, y es uno
de los autores que manifiesta la dificultad para concretar esta realidad y se refiere a
ella como «revoltijo semántico». Sin embargo defiende que, por encima de todo, lo
importante es definir responsabilidades y prioridades para no dejar cuestiones des-
atendidas y mal controladas en el ámbito de la comunicación.
Otros autores más integradores o menos preocupados por el lenguaje, como
Martín (2003:24) usan los términos de comunicación empresarial, corporativa e
institucional indistintamente para referirse a la misma realidad. En este sentido
Valbuena (1997:229-230) afirma que tanto el adjetivo institucional como empre-
sarial tienen tantos elementos comunes que más bien representan facetas de la
propia comunicación. Muchos profesionales prefieren el adjetivo institucional al de
empresarial puesto que les parece que dignifica a ese tipo de comunicación, porque
acentúa lo permanente de la empresa, lo que está por encima de los cambios que se
produzcan.
Villafañe (1993) utiliza el término anglosajón de corporate para definir el
campo sobre el que descansa toda la comunicación de la empresa, mientras que
reserva el concepto de comunicación corporativa para referirse a “la comunicación
de la personalidad de la empresa hacia el exterior” (Villafañe, 1993:263). Y tam-
bién D’Humières (1993) utiliza corporate para referirse a la comunicación empre-
sarial y diferenciarla del segmento de la comunicación puramente comercial.
Por último, el vocablo que de alguna manera integra las dos acepciones ante-
riormente mencionadas es el de comunicación corporativa, que es usado por autores
como Costa (1995), Van Riel (1997), Goodman (1998) o Bernstein (1986).
Van Riel (1997:2) distingue entre tres formas principales de comunicación
corporativa; diferencia entre comunicación de dirección –entre la dirección y los
públicos internos y externos–; la comunicación de marketing, que apoya las ventas
la comunicación en las organizaciones de la economía social 65
Tabla 1. Datos comparativos sobre la existencia de una estrategia de comunicación en línea con la
estrategia empresarial
Como muestra la tabla, un 82% de las empresas cuentan con una estrategia
de comunicación, escrita o no escrita, en línea con la estrategia empresarial, en la
comparativa de los tres estudios realizados por ADC-DIRCOM se aprecia un incre-
mento a lo largo de los nueve años.
Asimismo, siguiendo esta línea, según otra investigación realizada por Villa-
fañe (2000:157) sobre el corporate español en el año 2000, el 76% de las empresas
tenían director de comunicación, pero en el 67% de los casos no tenían un departa-
mento de comunicación integral.
. El estudio realizado por ADC-DIRCOM del año 1995 incluía un total de 110 empresas, el de
2000, 283 empresas y el del año 2004, 204 empresas.
68 josé maría herranz de la casa
no hay tanta correlación. Por lo tanto, podemos afirmar que esta relación alimenta
deseos y buenos propósitos más que realidades efectivas.
La investigación de Villafañe (2000:157) muestra también esta asimetría y
expresa que sólo el 45% de las empresas concedía a la estrategia de comunicación
la misma importancia que a la estrategia financiera; que el 85% de los encuestados
valoraban muy positiva o positivamente la eficacia de su política de comunicación,
a pesar de que el 74% de las empresas afirmaban tener problemas de comunicación
interna.
Desde el punto de vista de los públicos externos, los beneficios de una ade-
cuada gestión de la comunicación pueden suponer un incremento de la imagen y la
confianza de los consumidores que puede provocar un incremento en las ventas y de
la reputación (Fombrun, 1996:72). Incluso puede ser una manera de solventar más
rápidamente momentos de crisis, ya que la reputación actúa como una reserva de
confianza y transparencia. En definitiva, como señala Van Riel (1997:26) es la base
perfecta para la relación favorable con los distintos públicos:
“La comunicación corporativa es un instrumento de gestión por medio del
cual toda forma de comunicación interna y externa conscientemente utilizada, está
armonizada tan efectiva y eficazmente como sea posible, para crear una base favo-
rable para las relaciones con los públicos de los que la empresa depende”
Pero cuáles son los principios fundamentales que deben orientar la comuni-
cación, y de qué forma cada organización debe configurar su propia gestión comu-
nicativa. Para responder a estas cuestiones se aportan a continuación una serie de
líneas configuradoras de la comunicación que algunos teóricos han destacado en sus
libros e investigaciones.
Comunicación integral
En los últimos tiempos, las organizaciones han implantado nuevas herramien-
tas de gestión que han incorporado progresivamente en sus planes estratégicos de
desarrollo. La inclusión de la comunicación en dichos planes, no es nueva, pero sí
diferente. La comunicación de una organización ya no se puede reducir a la apari-
ción en medios de comunicación por medio de una nota de prensa o la realización
de una campaña de publicidad. La comunicación no puede limitarse a la suma de
un conjunto de acciones aisladas, sino que debemos entenderla como un proceso
integral, donde se ponen en juego toda una gama de herramientas del campo del
periodismo, relaciones públicas, marketing, publicidad o recursos humanos. Es en
este punto donde la comunicación corporativa toma el valor de una herramienta de
dirección estratégica como afirman Bayón, Del Castillo y Arteta (1992:28):
“Para que una política de comunicación e imagen sea efectiva no basta con
crear un gabinete de prensa o cambiar un logotipo. La comunicación no es una táctica
70 josé maría herranz de la casa
sino una estrategia necesariamente avalada por una filosofía y un talante muy deter-
minados”
El propio plan de comunicación que se diseñe no debe ser un mero canal para
la distribución de información, sino un fin en sí mismo, debe ser la guía que dirija el
proceso global de gestión de la comunicación.
Por todo ello, es cierto que la comunicación debe gestionarse de forma inte-
gral, las exigencias actuales obligan a perder las visiones fragmentadas. Debe ser
un trabajo permanente y organizado, para convertirse en un punto neurálgico. Como
señala un autor como Regouby (1989:51), “está claro, la comunicación es hoy en
día a la vez el factor central y dominante de la supervivencia y el desarrollo de las
empresas”. Y como también explica Aguirre (2004:229), “la comunicación es tan
vital para la organización como la circulación sanguínea o el sistema neurológico
para el cuerpo. Un liderazgo sin comunicación lleva a la muerte de la organiza-
ción”.
Comunicación relevante
Para conocer la trascendencia de la comunicación en una organización hay que
fijarse, según señala Bel Mallén (2004:157), en el lugar que ocupa el departamento
de comunicación dentro del organigrama. Si el departamento de comunicación está
al mismo nivel jerárquico que los máximos responsables de la organización, cual-
quier decisión que se tome podrá ser objeto de asesoramiento, dadas las repercusio-
nes informativas que tendrá. Y a su vez, esta posición privilegiada del departamento
será una muestra de la necesidad de la comunicación y no de su carácter puramente
complementario.
Por esta razón, es importante señalar que el director de comunicación (DIR-
COM), en su función de gestor integral de procesos, parece estar asumiendo funcio-
nes de notable liderazgo. En esa línea, el departamento de comunicación ha pasado
a depender directamente de la Dirección ejecutiva, y el responsable participa en la
toma de decisiones –juntas directivas–. Y lo que es más relevante, tiene el apoyo
decidido y firme de la Dirección en todas las acciones que se planifican. Si estas
premisas básicas no se cumplen, la gestión de la comunicación no dejará de ser un
mero conjunto de acciones aisladas e ineficaces.
Como apuntan Bartoli (1992:122) y Costa (2001:213), esa posición de privi-
legio estratégico facilita que la comunicación corporativa actúe como un elemento
transversal a toda la organización, y por lo tanto, que afecte e influye a todo el orga-
nigrama de la entidad.
b. Instituciones Religiosas.
c. Partidos políticos.
d. Sindicatos.
2. Tercer sector de Acción Social.
a. Todas aquellas asociaciones de beneficencia, de ayuda y de asistencia
social financiadas por otros agentes; las fundaciones u otras institucio-
nes sin fines de lucro financiadas por sociedades no financieras, institu-
ciones financieras y empresas de seguros.
b. Entidades singulares (Cruz Roja, Cáritas, Grupo ONCE y Obra Social de
las Cajas de Ahorro).
c. Grupos de instituciones de la Economía Social de no mercado (coopera-
tivas de iniciativa social).
En definitiva, el denominador común, dada la heterogeneidad de agentes refe-
ridos es la utilidad social, es decir, aquellas organizaciones que permiten producir
y distribuir a los individuos bienes sociales o preferentes que posibilitan la satis-
facción de necesidades sociales desatendidas por el sector público y por el sector
empresarial tradicional de mercado. En este capítulo, agrupamos a todas las entida-
des del sector de no mercado bajo la denominación de organizaciones sociales.
Una vez realizada esta acotación conceptual, pasaremos a analizar la gestión
de la comunicación en ambos sectores.
Estas palabras del francés, Jean Pierre Davant, muestran los obstáculos por
unificar mensajes e ideas que permitan comunicarse con claridad a la sociedad. No
cabe duda que esta fragmentación no beneficia nada a la hora de crear una imagen
homogénea del sector. Y además, se convierte en una de las barreras a la hora de
planificar una comunicación eficaz con un mensaje identificativo. Por lo tanto, uno
de los objetivos de la comunicación será crear un mensaje común con aportaciones
y realidades plurales integradas, que pueda facilitar a la economía social un espacio
en la sociedad.
Sirva sólo como ejemplo que si una organización no consigue realizar una
comunicación eficaz con su entorno exterior, le resultará más difícil persuadir a
sus clientes o usuarios potenciales para que adquieran o consuman sus productos
o servicios, o para que compartan sus ideas. De la misma manera, si en el entorno
interior de una organización no se consigue una comunicación eficaz, resultará
difícil convencer y motivar a los propios empleados para que participen y trabajen
eficiente y eficazmente.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 79
Fuente: Elaboración propia a partir del análisis de todos los portales web.
la comunicación en las organizaciones de la economía social
81
82 josé maría herranz de la casa
suscripción on-line. Las noticias del periódico, que también se publica en versión
papel, pueden comentarse y puntuar. También hay un apartado para descarga de
fotografías, un poco difícil de manejar.
Conclusiones
Las principales conclusiones a las que llegamos después de este somero análi-
sis de los portales web y las herramientas de comunicación que utilizan, nos permi-
ten agrupar a las organizaciones en 4 grupos:
El primer grupo lo incluyen organizaciones con un desarrollo comunicativo
web muy relevante. Aquí estarían las organizaciones con mayor juventud CEPES
Andalucía y CEPES Extremadura que muestran con las herramientas y posibilida-
des que ofrecen sus portales web que comunicar es fundamental. También se inclui-
ría a CCAE y Grupo Fundosa por todas las opciones que ofrece en su página. Todas
ellas cuentan con departamentos de comunicación, y por ello, la capacidad para
actualizar contenidos y ofrecer recursos es mayor.
En un segundo lugar, estarían aquellas organizaciones que tienen algunas
herramientas y espacios de comunicación, pero poco desarrollados y que necesitan
mejorar. Aquí incluiríamos a CEPES y COCETA, que no cuentan con departamento
específico de comunicación y CONFESAL, que sí tiene. El peso de estas organi-
zaciones les obliga a tener un espacio informativo y comunicativo, pero que en
muchos casos está poco actualizado o escasamente estructurado. Esto supone una
dificultad de acceso a esa información tanto para periodistas como para personas
que quieren conocer más estas entidades.
El tercer grupo sería el de organizaciones más pequeñas, y con menor peso
específico, sin departamento de comunicación, pero con un desarrollo limitado de
los instrumentos de comunicación en su página web. En este grupo estarían FEDEI
y HISPACOOP, y avanzar en la gestión de la comunicación web puede ser un ele-
mento de mejora de su imagen pública.
Por último, estaría un cuarto grupo de organizaciones donde la comunicación no
parece ser una preocupación bien porque no tienen página web, CONCOVI y UNA-
COMAR, o bien porque no tienen espacio reservado para noticias, imágenes como
UCOTRANS, CNEPS y UECOE. También estaría incluida aquí la UNACC, a pesar
de que publica una revista que es el único elemento de comunicación constante.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 87
. Se ha respetado el término que cada autor utiliza para denominar a estas entidades –Organizacio-
nes no Gubernamentales (ONG), Organizaciones No Lucrativas (ONL)– aunque en ocasiones delimitan un
sector más determinado, –Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD)– donde se ha reali-
zado una mayor labor investigadora.
88 josé maría herranz de la casa
. La investigación muestra los resultados de una encuesta a 73 ONGD que respondieron 42 organi-
zaciones y las aportaciones de varios grupos de discusión y entrevistas en profundidad a miembros de estas
ONGD del País Vasco.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 89
El estudio dirigido por Pin Arboledas (2007) ofrece información sobre el uso
e inversión en el área de comunicación. Sólo el 31,7% de las organizaciones realiza
campañas de comunicación externa con regularidad, el 35,5% las realiza puntual-
mente y el 32,7% no las realiza nunca o no contesta. En cuanto al objetivo de dichas
campañas se enfocan principalmente a dar a conocer las actividades de la organiza-
ción o sensibilizar a los ciudadanos como se puede ver en la tabla siguiente:
Asociaciones Asociaciones
OBJETIVOS TOTAL Fundaciones
empresariales cívico-sociales
Sensibilizar ciudadanos 2,6 2,7 2,2 2,7
Dar a conocer la entidad 3,3 3,0 3,4 3,2
Captar recursos 2,1 2,2 1,9 2,2
Influir en las administraciones 2,3 1,7 2,6 2,2
Otros 0,5 0,4 0,4 0,6
* Valoración ponderada de 0 a 5
Fuente: Pin Arboledas (2007:57).
Y en relación a los medios que utilizan para comunicar y difundir sus activida-
des están los eventos, la web, el correo electrónico, la prensa y el correo postal. Las
nuevas tecnologías ya superan a los medios tradicionales como es el correo postal.
. Esta investigación recoge datos de 201 organizaciones de toda España: asociaciones (124), fun-
daciones (66), Otras formas jurídicas (11) con actividad en el campo de la acción social, medioambiente,
cultural y empresarial.
90 josé maría herranz de la casa
En este sentido, las organizaciones sociales no parece que estén utilizando todo
su potencial de comunicación, como señala Pin Arboledas (2007:59):
“A pesar de que los grandes medios de comunicación han creado secciones
específicas para el sector no lucrativo, las ONLs por lo general no aprovechan como
deberían esas ventanas hacia el exterior. Las entidades más pequeñas, por no tener
un departamento de comunicación, muchas veces ni se lo plantean y el acceso a
estos medios normalmente lo acaparan las grandes ONLs y particularmente las de
cooperación internacional que cuentan con departamentos profesionales de marke-
ting y comunicación”
4. Conclusiones y propuestas
5. Bibliografía
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María (dirs.), La comunicación en el ámbito de la economía social, (pp. 19-47), Univer-
sidad Católica de Ávila, Ávila, colección Economía Social nº 8.
la comunicación en las organizaciones de la economía social 95
. Se puede distinguir, según Barea y Monzón, dos subsectores en la economía social: el subsector de
mercado –empresas con organización democrática y cuya distribución de beneficios no resulta vinculada al
capital aportado por cada socio- como las cooperativas, sociedades laborales, cajas de ahorro, mutualidades,
etcétera; y subsector de no-mercado –instituciones no públicas sin ánimo de lucro al servicio de los hogares-
como asociaciones, fundaciones y otras formas jurídicas. (Cfr. Barea y Monzón, 2002).
98 vicente enciso de yzaguirre
. En el año 2001 conformaban el sector no lucrativo 240.737 asociaciones voluntarias, 1.218 aso-
ciaciones de utilidad pública y 7.150 fundaciones que, teniendo en cuenta las cajas de ahorro, empleaban el
9,7% de los trabajadores españoles y generaban el 4,7% del PIB de aquel año. (Cfr. García Delgado, 2004).
. Grupos o individuos cuyos intereses dependen de las actuaciones de una organización y que a
su vez tienen cierto poder respecto al operar de la misma. En este sentido aplican el término stakeholders
inicalmente Cyert, R. y March, G. En A Behavioural Theory of the Firm. Prentice Hall, 1964 y se convierte,
posteriormente, en un término de uso común en el campo de la dirección.
marketing y dirección estratégica en la economía social 99
las habilidades y, por tanto, realiza eficientemente los procesos necesarios propios
de las acciones que debe realizar.
¿Qué pueden aportar, entonces, la dirección estratégica y el marketing? Este
será el objeto de las próximas páginas.
Pero delimitemos el alcance de ambos conceptos antes de ver su aplicabilidad
a la dirección de las organizaciones integradas en la economía social.
Menos aun son las organizaciones en las que la tarea principal de la alta
dirección consista precisamente en escudriñar el futuro, confiando el día a día a los
directores operativos. Solamente estas organizaciones estarán en condiciones de
enfrentarse al continuo devenir, al cambio constante, con solvencia y continuidad.
La globalización y las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento
están acelerando el cambio de una forma inopinada para hace tan solo un par de
décadas. Las empresas públicas y privadas y también el tercer sector –que por
administrar recursos escasos no puede resultar en su operar ajeno a los criterios
económicos generales– precisan, pues, redireccionar sus planteamientos en plazos
de tiempo cada vez más breves. Ante el cambio no basta la búsqueda de la eficiencia
en las actividades conocidas ni tampoco es suficiente una actitud de la organización
meramente reactiva si no se quiere perder el horizonte de la misión.
La mente del “fundador” no resulta suficiente en un entorno global, ambiguo y
continuamente cambiante: resulta imprescindible anticiparse habitualmente al futuro
si se quiere la continuidad en la misión desde una posición ventajosa y sostenible.
En este sentido resulta cada vez más necesario un modo estratégico de direc-
ción y en este campo el mundo de los negocios aporta elementos que pueden resul-
tar imprescindibles también para las organizaciones del tercer sector.
. El profesor Huerta de Soto explica como el proceso que él denomina “proceso empresarial”
supone un “acto creador” que permite que quienes disponen de determinados bienes o servicios obtengan por
ellos una cuota superior de valor del que tienen hasta entonces desde el momento en que alguien, por conocer
otras utilidades o mercados estimen más dichos bienes y servicios, los adquiera. En este sentido, el profesor
Huerta de Soto cuenta como “cuando iba a la Universidad de Stanford todas las mañanas con frecuencia cir-
culaba detrás de un camión de basura. Y se me quedó grabada una frase que llevaba en su parte de atrás y que
veía todas las mañanas -durante dos años- que decía: la mierda que usted tira, es lo que a nosotros nos da
de comer. Muchas gracias.” (Cfr. Huerta de Soto, 2007). Este resulta un buen ejemplo de una actuación de
marketing que permite transacciones permanentes en las que se conjuga el “gano-ganas”, verbo imprescindi-
ble para la sostenibilidad de los intercambios. La utilización del “gano-pierdes” solamente será sostenible en
condiciones monopolísticas del mercado y mientras estas condiciones se mantengan y el “pierdo-ganas” solo
es posible circunstancialmente como, por ejemplo, cuando el vendedor pretende una guerra de precios con
otros competidores en tratando de expulsarlos del mercado.
102 vicente enciso de yzaguirre
. Debemos considerar que el análisis del futuro incierto nos debe llevar a establecer una prospectiva
razonable. Las posibilidades de una actuación “acertada” se van diluyendo en la medida que el horizonte de
futuro se aleja pero el método del análisis estratégico permanente nos permitirá irnos aproximando al futuro
de forma eficaz. Se trata de algo similar al funcionamiento de los faros de un automóvil en la oscuridad: a
pocos metros del origen los faros hacen que se vea con bastante nitidez el camino y sus obstáculos; a media
distancia se apreciará suficientemente la dirección que va tomando el camino y, finalmente, se distinguirá
levemente lo situado cerca del alcance de los faros. Pero, el simple movimiento del automóvil hará que lo
que se apreciaba suficientemente se vea con nitidez; lo levemente distinguido, se aprecie suficientemente;
y, por último, lo que permanecía en la oscuridad por encontrarse fuera del alcance de los haces de luz, se
distinguirá levemente y nos dará una idea de hacia donde se dirige el camino. El efecto combinado del movi-
miento y de la iluminación nos permite conducir el automóvil con suficiente eficiencia si administramos
toda la información de manera prudente. Igualmente, la acción directiva estratégica continuada nos permitirá
adelantarnos continuamente al futuro de la organización y tener una mayor probabilidad de éxito.
marketing y dirección estratégica en la economía social 103
. Sobre el interés de los ciclos de vida de los bienes y servicios se puede consultar McKiernan
(1992).
marketing y dirección estratégica en la economía social 105
precio del fracaso se hubieran dedicado a atender otras necesidades, ya que el mer-
cado, también el mercado del tercer sector, no tiene límites.
Pero, ¿qué es un sistema de información de marketing? Pues realmente un
sistema de información de marketing no es otra cosa que un conjunto de personas
y métodos que permitan recoger ordenadamente y en tiempo real la información
interna y externa que precisa la dirección sobre el comportamiento de la demanda,
evaluando el rendimiento de las acciones de la organización y la actuación de los
competidores.
Esta información la suministrarán tanto fuentes internas –información sumi-
nistrada por la contabilidad, por las direcciones operativas, por los departamentos
en contacto con usuarios o beneficiarios de la organización, etcétera– como de fuen-
tes externas –información procedente de materiales publicados por organizaciones
similares, de anuarios y documentos públicos, de la observación de la conducta y
acciones de la competencia, de las personas tales como suministradores, usuarios
o beneficiarios de otras organizaciones similares, de empleados antiguos o actuales
de la competencia, etcétera– de tal manera que permita a los directivos ajustar los
planes de marketing (productos o servicios, precios o sistemas de adquisición, difu-
sión y distribución) de la organización a los requerimientos actuales de la demanda
objetiva.
Por otra parte la investigación comercial continua va a permitir confirmar el
tamaño y cualidades de las necesidades demandadas. La investigación de mercado
exige trabajos de campo y por tanto necesita la utilización de cuantiosos recursos
por este motivo solamente las organizaciones con altos presupuestos pueden dedicar
los fondos adecuados a este menester. No obstante, la intensidad de los recursos
puede ser suplida por la especificidad y segmentación de las consultas realizadas
o por la utilización de la información sectorial que puede obtenerse de centros de
información y datos de carácter general.
En cualquier caso, toda organización esta obligada a confirmar continuamente
la existencia de la demanda adecuada y las variaciones previsibles de la misma para
orientar sus actuaciones futuras. De tal manera que no solo estribará el éxito de la
actuación en la existencia de una suficiente necesidad que demanda el mercado sino
en conocer las características de la misma para que los productos ofrecidos puedan
cubrir la necesidad objetiva de cada momento: no basta con querer ser solidarios
hace falta que los destinatarios de cada acción de una organización la valoren ade-
cuadamente y confirmen de hecho su expectativa. Se tratará pues de que la orga-
nización adapte sus recursos y competencias a las de las necesidades específicas
de cada segmento de mercado en cada momento de tal manera que los productos o
106 vicente enciso de yzaguirre
establecer que tipo de fuerzas del entorno tienen mayor influencia en una organiza-
ción se puede acudir a modelos como el análisis PEST, para conocer la influencia
del macroentorno; o bien, al análisis de las Cinco Fuerzas10 para posicionar la orga-
nización ante las fuerzas del microentorno.
Una vez determinadas las fuerzas clave del entorno respecto a una organiza-
ción, tanto en su consideración macro como micro, resultará factible establecer una
posible evolución de la influencia de estas fuerzas en el futuro; siempre en un futuro
suficientemente próximo como para que la predicción pueda ser relevante.
¿Cómo delimitar la influencia de los cambios del entorno en la actividad futura
de la organización? Resulta evidente la complejidad de las interactuaciones del
entorno en cada actividad organizativa. Esta complejidad dificulta la eficiencia en la
previsión y, sobre todo, hace que no sean de aplicación métodos iguales para entor-
nos cualitativamente diferentes.
Quizá algunas consideraciones sobre las diferentes características del entorno
nos permita utilizar los instrumentos más adecuados para la previsión. Resulta muy
interesante el trabajo de Duncan (1972: 313-327) que utiliza el método de la matriz
del Boston Consulting Group contraponiendo dos características antes citadas del
entorno: complejidad y dinamismo.
. El análisis PEST (Cfr. Jonson y Scholes, 2003) consiste en una disección de fuerzas del entorno
atendiendo a los criterios de fuerzas de carácter político, económico, social y tecnológico y tratando de
encontrar en cada una de las agrupaciones cuales sean las fuerzas clave en el desarrollo de la acción de una
organización; de tal manera que, una modificación en las características de cada una de esas fuerzas provo-
que cambios relevantes para la organización. Así, para una organización no gubernamental que desarrolla su
actividad fomentando escuelas en un país del tercer mundo los cambios en la legislación del país de destino
pueden suponer una fuerza clave del cambio dentro de las de carácter político; el tratamiento fiscal de las
donaciones, en el país de origen, puede modificar su estructura de ingresos, pudiendo ser éste un factor clave
dentro de los de carácter económico; la evolución del posicionamiento de los ciudadanos del país de origen
respecto a la solidaridad puede ser una fuerza clave entre las sociales y los avances de la innovación tecnoló-
gica pueden suponer un factor clave en la disminución de los costes de edificación y de gestión de escuelas
suponiendo un factor clave de tipo tecnológico. Si resultasen ser los anteriormente citados los factores gene-
radores claves del cambio, de la evolución de éstos puede depender en mayor o menor medida la evolución
futura de la organización y, por tanto, en función de estas previsiones deberá ésta orientar su cambio estraté-
gico. Este análisis puede ayudar a conocer la posición actual de la organización en el macroentorno
10. El análisis de las Cinco Fuerzas de Porter (Cfr. Porter, 1980) consiste en poner en consideración
la interactuación de las fuerzas que se generan en el pequeño entorno –sector de actividad- de una organi-
zación. Las cinco fuerzas a considerar son: competidores potenciales es decir, nuevas organizaciones que
pueden acceder a la actividad y aquí tienen especial interés la existencia o no de barreras de entrada en la
actividad concreta de la organización; poder de los proveedores por ejemplo, las administraciones públicas
cono origen de fondos para las actividades y poder de negociación de la organización; poder de los destina-
tarios, compradores o beneficiarios y poder de negociación de la organización; existencia y poder de orga-
nizaciones que produzcan bienes o servicios que resulten sustitutivos de los que genera la organización y,
finalmente, el grado de rivalidad entre las organizaciones del sector. Este análisis puede ayudar a conocer la
posición actual de organización en el microentorno.
marketing y dirección estratégica en la economía social 109
- Descentralización
- Análisis histórico de actividades de la
Estáticas - Pronóstico organización
- Análisis histórico
- Pronóstico
- Pronóstico
tarse con otras consideraciones o valoraciones que nos permitan establecer como y
cuanto valor aportan cada recurso y cada competencia.
Aunque con mayor dificultad, en las organizaciones que producen bienes y
servicios puede ser de aplicación esta técnica. Indudablemente será relativamente
sencilla su aplicación en los supuestos en los que se pueda realizar benchmarking,
bien poniendo en relación los costes propios con los de organizaciones de mercado
que producen los mismos bienes o servicios o, bien, comparando los costes propios
con los de otras organizaciones de no mercado que producen los mismos bienes y
servicios. En este último caso se debe considerar cuidadosamente las peculiaridades
de los bienes o servicios prestados que pueden incidir en los costes de producción
y su valoración por parte de los destinatarios o beneficiarios de los mismos. No
resulta improbable que aspectos diferenciales de la organización resulten costosos
y, a la vez, poco apreciados por los beneficiarios. Así, al igual que en un fast food,
en un comedor de beneficencia, la utilización de un autoservicio puede interpretarse
por un trato menos cercano con los beneficiarios que si se atienden las mesas como
sucede en un restaurante tradicional. No obstante, está suficientemente aceptado
socialmente el uso de autoservicios con recogida de la comida en bandejas y reti-
rada de los elementos utilizados como para que los beneficiarios de un comedor de
beneficencia valoren más la cantidad y calidad de lo que consumen que el hecho
de ser servidos. A nadie se le oculta que es coste de la atención a un autoservicio
resulta muy inferior al coste de un servicio de comidas tradicional.
De este análisis se podrá comprobar qué recursos y que competencias aportan
en mayor medida valor a la actividad. El benchmarking, además, puede añadir la
comparación de la cadena de valor de la organización con las cadenas de creación de
valor de las organizaciones de mayor prestigio: a partir de esta comparación con el
“primero de la clase” –bien primero de la clase globalmente o bien el primero en cada
una de las operaciones o actividades del proceso de producción de los bienes o servi-
cios– se pueden establecer objetivos razonablemente eficientes para la organización.
Como vemos, resulta imprescindible la consideración de cuales son los recur-
sos y competencias de la organización y de que manera y en que medida aportan
valor en la producción de los bienes o servicios que ésta genera. Fruto de este
estudio se podrá determinar debilidades y fortalezas respecto a los recursos y habi-
lidades disponibles para poder atender las exigencias actuales del desarrollo de la
misión.
decir, conviene analizar cuales de los recursos y competencias de los que cuenta la
organización forman parte del conjunto que resulta imprescindible para poder llevar
a cabo la misión –y todas las organizaciones que quieran dedicarse a fines similares
necesitan disponer de dichos medios– y cuales de los mismos son patrimonio de
algunas de las organizaciones del sector con carácter exclusivo.
Un ejemplo puede ayudar a la comprensión. Todas las organizaciones dedica-
das a la solidaridad y ayuda ante catástrofes de toda índole necesitará un conjunto
de recursos materiales y personales así como determinadas competencias de orga-
nización, logística y gestión que permitan publicitar su capacidad de ayuda ante
cada necesidad concreta, recaudar fondos, obtener los bienes o servicios objeto de
la ayuda, disponer de los medios de transporte y distribución, etcétera. Cáritas, por
ejemplo, contará, ademas, con algunos recursos que poseen muy pocas organizacio-
nes que pretendan atender estas demandas y que, podemos decir que son recursos
y competencias de carácter exclusivo. Así, Cáritas, contará, probablemente, con
personal y organización residente en la propia región en la que se ha producido la
catástrofe o, en todo caso, en zonas próximas a la misma lo que permite disponer
de medios personales y operativos con en tiempo real y prácticamente sin costes de
traslado, residencia, manutención, etcétera: recursos exclusivos que harán que su
ayuda sea más rápida y aun coste menor.
Además, como Cáritas probablemente está presente en la zona de la catástrofe
de manera permanente podrá valorar mucho mejor la dimensión de la misma –luga-
res en los que se ha producido, alcance real de los daños ocasionados, vías y medios
de acceso disponibles, etcétera– mejor que una organización que deba comenzar
por ponerse en contacto con las autoridades del país de origen y de destino antes,
incluso, de dedicarse a organizar las ayudas; Cáritas conocerá perfectamente, ya que
su personal probablemente pertenece a ese ámbito cultural, cual son las necesidades
reales de las personas afectadas y cuales son los medios adecuados para procurar
resolverlas sin disfunciones de carácter cultural o religioso –en algunas regiones
del planeta no utilizan leche de vaca, productos derivados del cerdo, alimentos
enlatados, determinadas prendas de vestir– que llevan a que, por no conocer como
quieren ser ayudados los afectados se malgasten los recursos económicos, siempre
escasos. ¿En cuántas ocasiones Cáritas, Manos Unidas o Cruz Roja han explicado,
ante determinados conflictos como, por ejemplo, ante los devastadores efectos del
tsunami que afectó recientemente al sudeste asiático, que la mejor ayuda era la eco-
nómica y poder adquirir en regiones próximas a la catástrofe los medios de atención
necesarios?
Esta capacidad de comprensión de cada catástrofe concreta se traduce en espe-
ciales habilidades –de evaluación, logísticas, de trato con los afectados– con las que
marketing y dirección estratégica en la economía social 113
las fuerzas determinantes del cambio que pueden afectar de una manera determi-
nante el futuro de una organización.
Un análisis DAFO, como derivado de la auditoría estratégica del entorno y
del inventario de recursos y competencias con que cuenta la organización, puede
resultar imprescindible para acercarnos a las repercusiones concretas que el cambio
puede exigir de la estrategia. Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades for-
man un cuarteto típico del análisis que puede reducirse a dos: amenazas producto de
las debilidades y oportunidades dimanantes de las fortalezas.
Aquellos recursos y competencias, claves del éxito de la organización, que
permitan hacer frente a las posibles amenazas futuras y todos aquellos que posibi-
liten afianzar su posición ventajosa y el aprovechamiento de nuevas oportunidades
de éxito pasarán a constituir el núcleo de competencias para el cambio o factores
críticos para poder mantener la ventaja frente a los competidores.
Lógicamente, toda elección estratégica y toda modificación de acciones estra-
tégicas que se planteen pasará por la potenciación de los recursos y competencias
que constituyen el núcleo para el cambio: Esta resultará ser la apuesta estratégica
más segura para la organización.
12. A este respecto resultan muy interesantes los comentarios de Mendelow alrededor de la construc-
ción de la matriz de interés-poder. Cfr. Mendelow, 1991.
116 vicente enciso de yzaguirre
debe tener bien informados sobre la marcha de las actividades, logros, dificultades,
metas, etcétera para que continúen cada vez más implicados en las tareas diarias de
la entidad; respecto a aquellos que se manifiestan con bajo interés pero gozan de
mucho poder la organización deberá mantenerlos satisfechos con los resultados que
se obtienen con su aportación –recursos económicos, implicación y participación en
actividades públicas, información siempre favorable, etcétera– a la buena marcha
de las actividades; finalmente, los stakeholders con mucho interés y mucho poder
resultarán ser los jugadores clave en la actualidad y, en principio, también para el
cambio estratégico.
¿Cuáles son los intereses dominantes de los stakeholders de una organización?
En principio serán los intereses de los jugadores clave los que, en mayor o en menor
medida, determinarán la configuración de la misión de la organización, pero se debe
tener en cuenta que esto será posible en la medida en que los jugadores clave man-
tengan satisfechos y despreocupados a sus colaboradores poderosos; procuren que
se encuentren implicados y proactivos el resto de sus colaboradores y se mantenga
debidamente informado al entorno social en el que se desarrolla su actividad13.
Por lo tanto, una importante tarea de marketing en las organizaciones del tercer
sector se debe orientar a mantener satisfechos a los bienhechores y a la captación
de nuevos fondos para las actividades que desarrolla. En este sentido tiene mucho
interés un artículo de profesor Mora14 que sostiene la necesidad de una fuerte inver-
sión de recursos por parte de las organizaciones no gubernamentales para establecer
los instrumentos de marketing orientado a la captación de fondos de tal manera que
les permita la diversificación de recursos; acudiendo no solo a las administraciones
publicas sino también a la captación de socios, a la venta de bienes o servicios de
mercado y a la colaboración con empresas mercantiles en las actividades conse-
cuencia de su responsabilidad corporativa.
Otra tarea imprescindible para el desarrollo eficiente de cualquier organización
en el siglo veintiuno es la asignación de medios suficientes al marketing interno15 de
tal manera que todas las personas y departamentos y centros de operaciones sepan
que su tarea concreta –la que sea– está directamente orientada al cliente, que todas
las actividades tiene suma importancia ante ese objetivo final, que la eficiencia en
13. Aquí, juega un papel definitivo un buen sistema de información de marketing, al que antes nos
referíamos; así como, un eficiente servicio de comunicación.
14. Cfr. Mora Ticó, P. Tercer Sector y nuevos perfiles profesionales: la captación de fondos. Publi-
cado en http://www.educaweb.com/EducaNews/interface/asp/web/NoticiesMostrar.asp?NoticiaID=1798&S
eccioID=1907. [Consulta efectuada el 2 de agosto de 2007].
15. Cfr. Kotler (2003:273).
118 vicente enciso de yzaguirre
alguna posición monopolística respecto a ese recurso concreto o bien por alguna
otra causa que provoque la exclusividad.
Cuanta mayor sea la exclusividad en la disposición de unos recursos y se vaya
a seguir precisando de ese tipo de recursos en el futuro la posición de la organización
seguirá manifestando una cierta ventaja competitiva frente al resto de las organiza-
ciones. Ahora bien, si ese recurso, en el futuro, pudiese ser adquirido por cualquier
organización o pudieran aparecer en el horizonte nuevos recursos de uso alternativo
a disposición de otras organizaciones, la posición de ventaja se tambalearía.
Igualmente, una organización contará con cierta ventaja en la medida en que
cuente con competencias de carácter exclusivo. Pero si en el futuro esas competen-
cias, exclusivas hoy, pueden ser adquiridas por los competidores, quedan obsoletas
con motivo de los cambios culturales o científicos o tecnológicos, se pierden a favor
de otras organizaciones, etcétera la posición de la organización se verá duramente
deteriorada.
Además, habrá que tener en cuenta el grado de dinamismo de la organiza-
ción. No todas las organizaciones pueden reaccionar de la misma manera ante los
cambios futuros. No reaccionará igual una organización en la que los stakeholders
principales superan los sesenta años de edad que otra en la éstos que no superen los
cuarenta años. De la misma manera, se adaptará mejor al cambio una organización
en la medida en que sus miembros gocen de una mayor formación o de una mayor
conciencia de la misión. Cuanto más dinámico sea el gobierno y menos cristalizada
se encuentre culturalmente una organización, con más facilidad podrá acometer con
éxito el cambio estratégico.
Finalmente, como punto de partida ante el futuro incierto y ante los cambios
que se avecinan, se debe contar rigurosamente con la organización “real” en todos
sus términos y no con una organización “ideal”; es preciso prever con rigor la
exclusividad futura de recursos y competencias y es preciso valorar la capacidad de
adaptación a los posibles cambio partiendo de la vigente cultura y de los actuales
equilibrios de poder y modos de gobierno.
3. Opciones estratégicas
16. Su nacimiento se produce en Italia en el siglo XV por iniciativa de los frailes franciscanos. Las
cantidades prestadas y los gastos de administración se cubrían, al principio con, limosnas y retornos de prés-
tamos anteriores pero, con el paso del tiempo, estos recursos resultaron insuficientes y fue preciso, además,
el cobro intereses. Aquí se desata la cuestión de la licitud del préstamo con interés. El Concilio de Letrán
(1515), admite que se pueda establecer un módico interés en los préstamos con prenda y, finalmente, el Con-
cilio de Trento (1545-1563) incluye a los Montes de Piedad entre los organismos de beneficencia propios de
la Iglesia Católica.
marketing y dirección estratégica en la economía social 121
Con el paso del tiempo, las cajas de ahorro se han ido adaptando –tomado deci-
siones de cambio estratégico– a los aconteceres del mercado financiero español y,
con la aproximación de España al Mercado Común en la década de los años setenta
del pasado siglo, a los de los mercados financieros internacionales17. El resultado
final es que aquellas instituciones sin ánimo de lucro que prestaban sin interés se
han convertido en instituciones financieras similares a la banca18 que en vez de
pagar un dividendo privado a sus dueños sostienen una obra filantrópica a modo de
dividendo social. La adaptación estratégica a cambiado totalmente su misión y su
visión; y en la actualidad, muchas de ellas están tomando posiciones hacia su trans-
formación definitiva en sociedades por acciones.
Por tanto, la adaptación a los cambios exige mirar al futuro sin miedo, sin com-
plejos, poniendo en discusión no solo los elementos periféricos de la actividad de la
organización sino también los aspectos más hondos y radicales de la razón de ser de
la misma.
Misión, visión, propósitos y aspiraciones... todos ellos deben ser cuestionados,
en la medida adecuada, para adaptar la organización obteniendo una ventaja compe-
titiva que le permita desarrollar su actividad. No obstante, ante el cambio estratégico
siempre resultará plantearse “¿en qué actividad o negocio estamos?” ya que, de otro
modo, con la velocidad cada vez más vertiginosa con la que evoluciona el entorno,
cualquier organización obligada a efectuar pequeños, frecuentes y sucesivos cam-
bios de adaptación estratégica puede terminar por desdibujar su identidad.
17. El Real Decreto 2290/1977, de 27 de agosto, supone el final del carácter especial de las cajas de
ahorro, permitiéndolas operar como cualquier banca y accediendo así al descuento de efectos comerciales, al
negocio de comercio exterior, a las operaciones de regulación monetaria y a las cámaras de compensación.
18. En el orden político, se manifiestan como instrumentos de poder más eficaces, en manos de los
partidos políticos, que la banca tradicional.
122 vicente enciso de yzaguirre
21. Se encuentran interesantes reflexiones en Salmador Sánchez, Bueno Campos, y Morcillo Ortega
(2005).
126 vicente enciso de yzaguirre
22. Resultan aportaciones relevantes las de Montañés (2003); y Carrión Maroto (2005).
marketing y dirección estratégica en la economía social 127
4. Conclusiones
5. Bibliografía
1. Introducción
Sociedades Laborales
Las sociedades Laborales tienen reconocidos en la Ley 4/1997, de 24 de
marzo, que regula las sociedades laborales (S.A.L. y S.L.L.), una serie de beneficios
fiscales en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documen-
tados. Para acogerse a ellos es necesario tener la condición de “sociedad laboral” y
destinar al Fondo especial de Reserva, en el ejercicio en el que se produzca el hecho
imponible, el 25 por 100 de los beneficios líquidos.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 133
Las ventajas fiscales otorgadas para estos impuestos son las siguientes:
Exención de las cuotas devengadas por las operaciones de constitución,
aumento de capital, transformación de S.A.L. en S.L.L. y adaptación de las S.A.L. a
esta Ley. Bonificación del 99 por 100 (modalidad transmisiones patrimoniales one-
rosas) por la adquisición de bienes y derechos provenientes de la empresa de la que
proceda la mayoría de los socios trabajadores de la sociedad laboral.
Bonificación del 99 por 100 (modalidad gradual de actos jurídicos documen-
tados) por la escritura notarial que documente la transformación de otra sociedad en
una S.A.L. o S.L.L. o entre éstas.
Bonificación del 99 por 100 (modalidad gradual de actos jurídicos documen-
tados) por las escrituras notariales que documenten la constitución de préstamos,
incluidos los representados por acciones o bonos, siempre que el importe se destine a la
realización de inversiones en activos fijos necesarios para el desarrollo del objeto social.
Además, en el Impuesto sobre Sociedades cuentan con el derecho de libre amorti-
zación para aquellos elementos de inmovilizado material e inmaterial afectos a la
realización de sus actividades y adquiridos durante los 5 primeros años a partir de la
fecha de su calificación como laboral.
. A los efectos de este Impuesto, las operaciones realizadas por las Sociedades Agrarias de Transfor-
mación con sus socios se computarán por su valor de mercado. Se entenderá por valor de mercado el precio
normal de los bienes, servicios y prestaciones que sería concertado entre partes independientes por dichas
operaciones.
No obstante, cuando se trate de Sociedades Agrarias de Transformación que, conforme a sus estatutos,
realicen servicios o suministros a sus socios, se computará como precio de las correspondientes operaciones
aquél por el que efectivamente se hubiesen realizado, siempre que no resulte inferior al coste de tales servi-
cios o suministros, incluida la parte correspondiente de los gastos generales de la entidad. En caso contrario
se aplicará este último.
134 sofía borgia sorrosal
. Si bien es cierto, que la Ley permite que las Cooperativas que hayan incurrido en alguna de las
causas de pérdida de la condición de Cooperativa fiscalmente protegida, previstas en el artículo 13, puedan
beneficiarse de algunas de las ventajas fiscales previstas.
138 sofía borgia sorrosal
Cooperativas no protegidas
Cooperativas del campo
Cooperativas Cooperativas del mar
protegidas
Cooperativas de producción industrial
De trabajo asociado
Cooperativas Agrarias
especialmente De primer grado Explotación Comunitaria de la Tierra
protegidas Del mar
De Consumidores y Usuarios
De segundo grado
Cooperativas mixtas de segundo grado
Fuente: Barrera, De Luis, Juliá y Montolío (1991).
Tabla 3. Requisitos que deben cumplir las Cooperativas declaradas por la Ley como especialmente
protegidas para poder disfrutar de las ventajas fiscales previstas
Fuente: Elaboración propia.
. El artículo 8.3 de la Ley 20/1990 establece que “para el cómputo de estos porcentajes no se toma-
rán en consideración: a) los trabajadores con contrato de trabajo en prácticas, para la formación en el trabajo
o bajo cualquier otra fórmula establecida para la inserción laboral de jóvenes. b) los socios en situación de
suspensión o excedencia y los trabajadores que los sustituyan. c) aquellos trabajadores asalariados que una
Cooperativa deba contratar por tiempo indefinido en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 44 de la Ley
8/1980, de 10 de marzo, del estatuto de los trabajadores, en los casos expresamente autorizados. d) los socios
en situación de prueba”.
. Estos límites vienen recogidos en el artículo 9.2 de la Ley 20/1990 y son los siguientes: “a) que las
materias, productos o servicios, adquiridos, arrendados, elaborados, producidos, realizados o fabricados por
cualquier procedimiento, por la Cooperativa, con destino exclusivo para sus propias explotaciones o para las
explotaciones de sus socios, no sean cedidos a terceros no socios, salvo que se trate de los remanentes ordi-
narios de la actividad Cooperativa o cuando la cesión sea consecuencia de circunstancias no imputables a la
Cooperativa. b) que no se conserven, tipifiquen, manipulen, transformen, transporten, distribuyan o comer-
cialicen productos procedentes de otras explotaciones, similares a los de las explotaciones de la Cooperativa
régimen fiscal de las empresas de economía social… 143
3.1. Ventajas fiscales previstas por la norma para las Cooperativas pro-
tegidas
o de sus socios, en cuantía superior, por cada ejercicio económico, al 5% del precio de mercado obtenido por
los productos propios, o al 40% del mismo precio, si así lo prevén sus estatutos”.
. El artículo12.4 de la Ley 20/1990 dice que “no serán de aplicación las limitaciones del apartado
anterior, ni las establecidas en el artículo 13.10, a aquellas Cooperativas que tengan un mínimo de 30 socios
de trabajo y, al menos, 50 socios de consumo por cada socio de trabajo, cumpliendo respectode estos con lo
establecido en el artículo 8.3”.
. Con la entrada en vigor de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de
no Residentes y sobre el Patrimonio los tipos impositivos del Impuesto sobre Sociedades han sido modifica-
dos a la baja quedando configurados de la siguiente manera:
Régimen general.
Reducción del actual tipo del 35% al 30% en un plazo de 2 años.
Ejercicio 2007: tipo gravamen 32,5%.
Ejercicio 2008 y siguientes: tipo gravamen 30%.
Régimen PYMEs.
Aplicable a las empresas con una facturación inferior a 8 millones de euros, reducción 5 puntos en
2007, del 30% al 25%. Aplicable a los primeros 120.202,41 € de la base imponible y el resto sujeta al tipo
general.
144 sofía borgia sorrosal
Incrementos y disminuciones
patrimoniales
10. De acuerdo con el artículo 82 del Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales: “1. Están exentos del impuesto:
a) El Estado, las comunidades autónomas y las entidades locales, así como los organismos autónomos del
Estado y las entidades de derecho público de análogo carácter de las comunidades autónomas y de las enti-
dades locales. b) Los sujetos pasivos que inicien el ejercicio de su actividad en territorio español, durante
los dos primeros períodos impositivos de este impuesto en que se desarrolle aquella. A estos efectos, no se
considerará que se ha producido el inicio del ejercicio de una actividad cuando esta se haya desarrollado
anteriormente bajo otra titularidad, circunstancia que se entenderá que concurre, entre otros supuestos, en los
casos de fusión, escisión o aportación de ramas de actividad. c) Los siguientes sujetos pasivos: -Las personas
físicas. - Los sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades, las sociedades civiles y las entidades del artí-
culo 35.4 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, que tengan un importe neto de la cifra
de negocios inferior a 1.000.000 de euros.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 145
11. Asimismo, si las Cooperativas de segundo y ulterior grado asocian únicamente a Cooperativas
de las catalogadas como especialmente protegidas podrán disfrutar también de las ventajas fiscales previstas
por la ley para este tipo de empresas, siempre que no incurran en ninguna de las causas de pérdida de las
condición de Cooperativa especialmente protegida.
146 sofía borgia sorrosal
2. Ingresos a imputar.
A la hora de calcular la base imponible hay que considerar separadamente los
resultados cooperativos y los extracooperativos siendo reducido el resultado de unos
y otros al 50% en el momento de llevar a cabo la liquidación del impuesto13.
Entre los llamados resultados cooperativos se deben incluir:
– Los ingresos relativos al ejercicio de la actividad cooperativizada llevada a
cabo con los propios socios.
– Las cuotas ingresadas periódicamente por los socios.
– Las subvenciones corrientes.
– Las subvenciones de capital imputadas al ejercicio económico.
– Los ingresos de intereses y retornos provenientes de la participación de la
Cooperativa, como socio o asociado, en otras Cooperativas.
12. De acuerdo con el artículo 15.2 de la Ley 20/1990 “se entenderá por valor de mercado el precio
normal de los bienes, servicios y prestaciones que sea concertado entre partes independientes por dichas
operaciones.
13. Importe que se destinará al fondo de reserva obligatorio.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 147
3. Gastos deducibles.
Tienen la consideración de gasto deducible:
– Las prestaciones de trabajo de los socios, las entregas de bienes y servicios
prestados por los mismos, así como las rentas de los bienes cuyo goce ha
sido cedido por éstos a la Cooperativa.
– Las cuantías que la Cooperativa está obligada a destinar al fondo de educa-
ción y promoción14.
– Intereses producidos por socios y asociados en sus aportaciones al capital
social, sean éstas obligatorias o voluntarias, así como los derivados de
retornos cooperativos integrados en el fondo especial15.
Por último el artículo 20 de la Ley 20/1990 señala que: “No tendrán la consi-
deración de partida deducible para la determinación de la base imponible las can-
tidades distribuidas entre los socios de la Cooperativa a cuenta de sus excedentes
ni el exceso de valor asignado en cuentas a las entregas de bienes, servicios, sumi-
nistros, prestaciones de trabajo de los socios y rentas de los bienes cuyo goce haya
sido cedido por los socios a la Cooperativa, sobre su valor de mercado determinado
conforme a lo dispuesto en el artículo 15 de esta ley”.
Cuando habla de ingresos extracooperativos la Ley hace referencia a los
siguientes tipos de ingresos:
– Los relativos a la actividad cooperativizada siempre que se realice con per-
sonas que no sean socias de la Cooperativa.
– Los procedentes de operaciones realizadas con entidades de naturaleza no
cooperativa.
14. A este respecto el artículo 19 de la Ley 20/1990 establece que: “1. La cuantía deducible de la
dotación al fondo de educación y promoción no podrá exceder en cada ejercicio económico del 30 por 100
de los excedentes netos del mismo. El fondo se aplicará conforme al plan que apruebe la asamblea general
de la Cooperativa; 2. Las dotaciones al fondo, así como las aplicaciones que requiera el plan, ya se trate
de gastos corrientes o de inversiones para el inmovilizado, se reflejarán separadamente en la contabilidad
social, en cuentas que indiquen claramente su afectación a dicho fondo; 3. Cuando en cumplimiento del
plan no se gaste o invierta en el ejercicio siguiente al de la dotación la totalidad de la aprobada, el importe
no aplicado deberá materializarse dentro del mismo ejercicio en cuentas de ahorro o en deuda pública; 4. La
aplicación del fondo a finalidades distintas de las aprobadas dará lugar […] a la consideración como ingreso
del ejercicio en que aquella se produzca del importe indebidamente aplicado. De igual forma se procederá
con respecto a la parte del fondo de reserva obligatorio que sea objeto de distribución entre los socios […]”.
15. El artículo 18.3 de la Ley 20/1990 dice que esto será así “siempre que el tipo de interés no exceda
del básico del Banco de España, incrementado en tres puntos para los socios y cinco puntos para los asocia-
dos”.
148 sofía borgia sorrosal
C) Compensación de pérdidas
El artículo 24 de la Ley 20/1990 establece que si la suma algebraica a que se
refiere el artículo anterior resultase negativa, su importe podrá compensarse por la
Cooperativa con las cuotas íntegras positivas de los cinco ejercicios siguientes.
16. En este sentido el artículo 28 de la Ley 20/1990 dice que “en el supuesto de socios de Cooperati-
vas de trabajo asociado o de socios de trabajo de cualquier otra Cooperativa, se distinguirán los rendimientos
que procedan del trabajo personal de los correspondientes al capital mobiliario, considerándose rendimientos
del trabajo el importe de los anticipos laborales, en cuantía no superior a las retribuciones normales en la zona
régimen fiscal de las empresas de economía social… 149
Ajustes Extracontables + 0 -
Cuota Integra
Bonificaciones
Cuota Líquida
Cuota Diferencial
para el sector de actividad correspondiente. A estos efectos se asimilarán a dividendos la parte del excedente
disponible del ejercicio económico que se acredite a los socios en concepto de retorno cooperativo”. A este
respecto existen reglas especiales y el artículo 29 de la Ley 20/1990 establece que “los retornos cooperativos
no se considerarán rendimientos del capital mobiliario y, por tanto, no estarán sujetos a retención: a) cuando
se incorporen al capital social, incrementando las aportaciones del socio al mismo; b) cuando se apliquen a
compensar las pérdidas sociales de ejercicios anteriores; c) cuando se incorporen a un fondo especial, regu-
lado por la asamblea general, hasta tanto no transcurra el plazo de devolución al socio, se produzca la baja de
este o los destine a satisfacer perdidas o a realizar aportaciones al capital social”.
150 sofía borgia sorrosal
17. Si se trata de una cooperativa de las especialmente protegidas la deducción será del 5% sobre el
importe de dichos retornos cooperativos.
18. A este valor podrá ser disminuido en el importe de las pérdidas sociales no reintegradas.
régimen fiscal de las empresas de economía social… 151
5. BIBLIOGRAFÍA
1. CUESTIONES GENERALES
Este capítulo pretende proporcionar una visión de un grupo de delitos que, sin
duda, pueden cometerse en el seno de empresas de la denominada economía social.
No obstante, los delitos societarios no se circunscriben exclusivamente a este tipo
de empresas; las posibilidades de comisión de este grupo de ilícitos van mucho más
allá.
No pretendo ahora (en otros capítulos de esta publicación se da sobrada cuenta
de ello) analizar las características de las empresas de economía social (sobre la
realidad de las cooperativas, sociedades laborales, centros especiales de empleo y
empresas de inserción en Castilla y León, Díez, 2007:21 y ss.).
Baste, en este momento, identificar uno de los grandes subsectores, el del
mercado o empresarial. Este subsector está formado por aquellos agentes de la eco-
nomía social “cuyos recursos principales proceden de las ventas realizadas en el
mercado y que son genéricamente conocidos con el nombre de empresas”; pueden
citarse como ejemplos, las cooperativas, las sociedades laborales, las mutuas y las
Cajas de Ahorros (Salinas, 2007:12).
154 andrés delgado gil
. Tanto las cuestiones generales de este apartado I como los concretos delitos societarios que
analizaré, pueden aplicarse a todas las empresas de la economía social, ya sean cooperativas, sociedades
laborales, etc. Por tanto, aunque en algunos casos los ejemplos vienen referidos a sociedades cooperativas, lo
indicado es válido también para otro tipo de empresas.
. Vid. art. 2 Ley 50/2002 de 26 de diciembre, de Fundaciones: “Son fundaciones las organizaciones
constituidas sin fin de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patri-
monio a la realización de fines de interés general”.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 155
. Dice el art. 32.1 de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas: “El Consejo Rector es el
órgano colegiado de gobierno al que corresponde, al menos, la alta gestión, la supervisión de los directivos
y la representación de la sociedad cooperativa, con sujeción a la Ley, a los Estatutos y a la política general
fijada por la Asamblea General. No obstante, en aquellas cooperativas cuyo número de socios sea inferior a
diez, los Estatutos podrán establecer la existencia de un Administrador único, persona física que ostente la
condición de socio, que asumirá las competencias y funciones previstas en esta Ley para el Consejo Rector,
su Presidente y Secretario”.
158 andrés delgado gil
. Hay que tener en cuanta, en este sentido, lo establecido en el art. 9.1 de la Ley 27/1999, de 16 de
julio, de Cooperativas: “De los actos y contratos celebrados en nombre de la proyectada cooperativa antes
de su inscripción, responderán solidariamente quienes los hubieran celebrado”. Con casi idéntica redacción,
puede verse también el art. 10.3 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla
y León.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 159
Parece que esta decisión del legislador es correcta porque (Quintero y Morales,
2005:927):
– de esta forma se restringe la intervención del Derecho penal a supuestos en
que el titular del bien jurídico tutelado no encuentra otra forma para la reso-
lución del conflicto;
– no es fácil que prosperen acciones penales sin la participación del agra-
viado;
– cabe una persecución pública de estos delitos cuando lo afectado sea el
interés general o una pluralidad de personas.
Sin embargo, algún autor ha apuntado que ello se compadece mal con la tras-
cendencia socioeconómica de estos delitos, privatizando en exceso el ejercicio de
esta acción penal. De acuerdo con esta idea, podrá llegar a utilizarse la denuncia
como un arma de chantaje (Muñoz, 2004:531).
En definitiva, los delitos societarios son delitos semiprivados (salvo en el caso
de quedar afectados intereses públicos o una pluralidad de personas, en cuyo caso
se configuran como delitos públicos; la expresión “pluralidad de personas” ha de
entenderse también cuando el agraviado sea una única persona jurídica pero com-
puesta por varias personas físicas (Muñoz, 2004:532). Probablemente, lo novedoso
de la regulación en el CP de este tipo de ilícitos hizo que el legislador fuera cauto,
temeroso de una posible criminalización de las relaciones mercantiles (González,
2004:610).
Una vez analizadas las cuestiones comunes a todos los delitos societarios, en
las páginas siguientes examinaré los distintos ilícitos incriminados en el Código
penal español y que, a partir de lo ya subrayado, pueden cometerse por empresas
de la Economía social. No obstante, sólo estudio algunos de los delitos societarios
regulados en el Código penal de 1995. Estos ilícitos son:
– Delito de falseamiento de documentos sociales (art. 290 CP).
– Delito de obstaculización al ejercicio de los derechos de los socios (art. 293
CP).
– Delito de administración social fraudulenta (art. 295 CP).
160 andrés delgado gil
Una última apreciación: los delitos recogidos en los arts. 290 y ss. CP son los
más habituales en el mundo societario. Sin embargo, no pueden olvidarse otros
ilícitos como la estafa, la apropiación indebida o las falsedades documentales. Es
más, muchos de los delitos societarios pueden tener correspondencia con otros deli-
tos (así, con la falsedad documental), planteándose entonces un concurso de leyes
que deberá resolverse de acuerdo con lo establecido en el art. 8 CP 1995 (Muñoz,
2004:532).
Los únicos posibles sujetos activos de este delito son los administradores de
derecho o de hecho de la sociedad. Al significado de estas dos últimas cuestiones ya
me he referido anteriormente. Se trata, por tanto, de un delito especial, en el sentido
de que sólo puede ser cometido por los administradores de la sociedad.
Baste señalar, como ejemplo, que en el caso de las sociedades cooperativas
estos administradores de derecho serán los integrantes del Consejo Rector. Recojo
ahora una comparativa (algunos artículos) de lo establecido para el Consejo Rector
en la Ley 27/1999 de 16 de julio de Cooperativas y lo indicado en la Ley 4/2002 de
11 de abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León. Esta última ley es de
aplicación “a todas las sociedades cooperativas que desarrollen con carácter prin-
cipal su actividad intrasocietaria, dentro del territorio de la Comunidad Autónoma
de Castilla y León, sin perjuicio de que las relaciones con terceros o actividades
instrumentales derivadas de la especificidad de su objeto social se realicen fuera de
la misma. Las sociedades cooperativas tendrán su domicilio social en el territorio
de la Comunidad de Castilla y León, dentro del cual deberá estar establecida la
dirección administrativa y empresarial de la misma” (art. 2). Se puede apreciar la
casi identidad entre la regulación en una Ley u otra.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 161
Por tanto, cuando el sujeto activo del delito es una autoridad o un funcionario
público queda incriminado su comportamiento al realizar cualquiera de las falseda-
des recogidas en el art. 390.1 CP, esto es: alteración de un documento, su simulación
total o parcial, la suposición en un acto de la intervención de personas que no la
hubieran tenido o la atribución de declaraciones o manifestaciones falsas y, final-
mente, el faltar a la verdad en la narración de los hechos.
Sin embargo, de ser un particular (por ejemplo, un administrador de una socie-
dad) quien comete una falsedad en documento, sólo queda incriminado penalmente
. El art. 24 CP 1995 proporciona una definición tanto de autoridad como de funcionario público a
los efectos penales. Así: “1. A los efectos penales se reputará autoridad al que por sí solo o como miembro de
alguna corporación, tribunal u órgano colegiado tenga mando o ejerza jurisdicción propia. En todo caso, ten-
drán la consideración de autoridad los miembros del Congreso de los Diputados, del Senado, de las Asam-
bleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y del Parlamento Europeo. Se reputará también autoridad
a los funcionarios del Ministerio Fiscal. 2. Se considerará funcionario público todo el que por disposición
inmediata de la Ley o por elección o por nombramiento de autoridad competente participe en el ejercicio de
funciones públicas”.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 163
al realizar cualquiera de las conductas señaladas en los tres primeros puntos del art.
390 CP. No así, por tanto, cuando lo que hace es faltar a la verdad en la narración de
los hechos. Se produce así una restricción importante de la relevancia penal de las
falsedades documentales realizadas por particulares. La idea es que en estos casos
las falsedades aparecen como instrumentos para la realización de otro delito con
mayor carga lesiva (Valle, Quintero y Morales, 2005:892).
En definitiva, parece que sin la previsión del art. 290 CP, la documentación por
parte de sus administradores (de hecho o de derecho) de datos falsos en las cuentas
anuales de la sociedad (por ejemplo, inscribiendo partidas falsas en el activo o no
poniendo en el pasivo deudas reales) que den una idea errónea de su situación eco-
nómica quedaría impune (Muñoz, 2004:532-533).
En cuanto a qué sea el bien jurídico protegido en este precepto, como ya antes
avanzaba, presenta un carácter pluriofensivo, al contemplar un delito de lesión y
otro de peligro. En el primer caso (delito de lesión), se requiere el daño efectivo al
derecho de obtener una información completa y veraz sobre la situación jurídica y
económica de la sociedad. Por otra parte, es de peligro respecto a intereses patrimo-
niales, al exigirse que la falsedad tenga la forma “idónea” para causar un perjuicio
económico a la sociedad, a los socios o a terceros (González, 2004:611). No obs-
tante, de producirse finalmente el perjuicio existirá una mayor pena (mitad supe-
rior). En este sentido, son sujetos pasivos de este delito la sociedad misma, alguno
de sus socios o un tercero, en función de la idoneidad de la falsedad para causarles
un perjuicio económicamente evaluable (Valle, Quintero y Morales, 2005:895).
En cuanto a la conducta sancionada en este precepto, consiste, como queda
indicado, en la falsificación de los documentos que incorporan la información
societaria esencial. Además, el falseamiennto ha de ser idóneo para ocasionar un
perjuicio económico.
La acción falsaria deber tener por objeto las cuentas anuales u otros documen-
tos que deban reflejar la situación jurídica o económica de la sociedad. Se trata,
por tanto, de documentos que han de mostrar la imagen real de la sociedad y de su
patrimonio.
El objeto material del delito son, precisamente, las cuentas anuales (u otros
documentos) que deben reflejar la situación jurídica o económica real de la socie-
dad. Como establece el art. 34 del Código de Comercio:
“1. Al cierre del ejercicio, el empresario deberá formular las cuentas anuales
de su empresa, que comprenderán el balance, la cuenta de pérdidas y ganancias y la
memoria. Estos documentos forman una unidad.
2. Las cuentas anuales deben redactarse con claridad y mostrar la imagen fiel
del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa, de con-
formidad con las disposiciones legales”.
164 andrés delgado gil
Por tanto, las cuentas anuales están formadas por una unidad que comprende
el balance, la cuenta de pérdidas y ganancias y la memoria. El “balance compren-
derá, con la debida separación, los bienes y derechos que constituyen el activo de
la empresa y las obligaciones que forman el pasivo de la misma, especificando los
fondos propios. El balance de apertura de un ejercicio debe corresponder con el
balance de cierre del ejercicio anterior” (art. 35.1 Código de Comercio). De otra
parte, la “cuenta de pérdidas y ganancias comprenderá, también con la debida
separación, los ingresos y los gastos del ejercicio y, por diferencias, el resultado del
mismo. Distinguirá los resultados ordinarios propios de la explotación, de los que
no lo sean o de los que se originen en circunstancias de carácter extraordinario”
art. 35.2 Código de comercio). Finalmente, “la memoria completará, ampliará y
comentará la información contenida en el balance y en la cuenta de pérdidas y
ganancias. Cuando lo imponga una disposición legal, la memoria incluirá el cua-
dro de financiación, en el que se inscribirá los recursos obtenidos en el ejercicio y
sus diferentes orígenes, así como la aplicación o el empleo de los mismos en inmo-
vilizado o en circulante” (art. 35.3 Código de comercio).
En definitiva, la cuenta de pérdidas y ganancias muestra la actividad eco-
nómica de la empresa, el balance su situación patrimonial y la memoria aquellos
extremos jurídica y económicamente relevantes relacionados con los documentos
anteriores (Valle, Quintero y Morales, 2005:896).
No forma parte de las cuentas anuales, mas es un documento esencial para
comprobar la situación de la sociedad, el informe de gestión. Este informe conten-
drá una exposición sobre la evolución de los negocios, informando sobre los acon-
tecimientos ocurridos tras el cierre del ejercicio así como de la evolución previsible
del negocio.
En las sociedades cooperativas, por ejemplo, será el Consejo Rector quien
deberá confeccionar estos documentos. No obstante, la fiscalización y censura
de las cuentas corresponde a la denominada Intervención (arts. 38 y ss. de la Ley
27/1999 de 16 de julio de Cooperativas y arts. 46 y ss. de la Ley 4/2002 de 11 de
abril de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León).
En el art. 46 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comunidad
de Castilla León se establece lo siguiente (prácticamente tiene la misma redacción
en este punto la Ley 27/1999 de 16 de julio de Cooperativas):
“1. Son Interventores aquellos socios elegidos por la Asamblea general para
realizar la fiscalización y censura de las cuentas de la cooperativa y aquellas otras
funciones que, en su caso, se les atribuya en los Estatutos.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 165
Por tanto, aunque tanto las cuentas anuales como el informe de gestión lo han
de confeccionar los miembros del Consejo Rector, su fiscalización corresponde a
la Intervención. Ello ocasiona que, en mi opinión, tanto unos como otros pueden
cometer el delito incriminado en el art. 290 CP 1995 puesto que, si bien la obliga-
ción de confeccionar los documentos corresponde a unos, los Interventores también
pueden falsear la situación real de la sociedad, emitiendo un informe por separado,
en caso de disconformidad (art. 47.3 Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de
la Comunidad de Castilla León).
Por otra parte hay que tener en cuanta que dada la redacción del art. 290 CP, el
objeto material del delito no queda limitado a las cuentas anuales (o al informe de
gestión). Deben entenderse incluidos todos los documentos referentes a la contabi-
lidad de cualquier sociedad (Valle, Quintero y Morales, 2005:896). El precepto no
indica de forma taxativa cuáles son los documentos que constituyen el objeto mate-
rial sino que, de forma amplia, se refiere a las “cuentas anuales u otros documentos
que deban reflejar la situación jurídica o económica de la entidad”.
En cuanto a si es posible la comisión imprudente de este delito, la opinión
mayoritaria es clara: sólo cabe una realización dolosa del tipo delictivo. La inten-
ción de causar un perjuicio económico a la sociedad, o a alguno de sus socios, o a un
tercero, descarta la imprudencia en los administradores.
social, o suscripción preferente de acciones reconocidos por las Leyes, serán casti-
gados con la pena de multa de seis a doce meses”
De nuevo los únicos sujetos activos posibles de este delito son los administra-
dores de hecho o de derecho de la sociedad por lo que, como sucedía en el art. 290
CP 1995, se configura como un delito especial.
En cuanto a los sujetos pasivos, el precepto se refiere a los socios.
Se trata de un precepto que pretende reforzar las exigencias de transparencia
en la gestión de la sociedad. De esta forma, lo que se protege son los derechos del
socio.
La conducta típica consiste en negar o impedir a un socio, sin causa legal
(elemento fundamental para que el comportamiento del administrador quede incri-
minado) cualquiera de los derechos que le corresponden. Habrá que analizar en
este punto cada una de las empresas de la Economía social (dado el objetivo de esta
publicación) para conocer cuáles son en cada caso los derechos de los socios. Se
trata, por tanto, de que dada la técnica legislativa utilizada, el contenido y alcance
del precepto nos vendrá dado por la normativa reguladora de la condición de socio,
o más bien, de los derechos inherentes a dicha condición (Valle, Quintero y Mora-
les, 2005:907-908).
En este momento, me centro en lo que al respecto indica la Ley 4/2002, de 11
de abril, de Cooperativas de la Comunidad de Castilla León. La redacción del art. 16
de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas es muy parecida.
El art. 22 (“Derecho de los socios”) de la Ley de 2002 establece:
“1. Los socios pueden ejercitar, sin más restricciones que las derivadas de un
procedimiento sancionador, o de medidas cautelares estatutarias, todos los derechos
reconocidos legal o estatutariamente.
2. En especial tienen derecho:
a. Ser elector y elegible para los cargos representativos de los órganos
sociales de su cooperativa o de los que la representen en otras entidades
o Instituciones externas a ella.
b. Participar libremente con voz y voto y con sujeción a las prescripciones
estatutarias en los debates y acuerdos de la Asamblea general y demás
órganos colegiados de la cooperativa de los que formen parte.
. Reproduzco la totalidad del art. 22 de la Ley 4/2002 de 11 de abril de Cooperativas de la Comuni-
dad de Castilla León debido a la cantidad de información sobre los derechos de los socios que proporciona y
que son necesarios para la interpretación del delito. Son estos derechos los que constituyen el objeto jurídico
de tutela y, por tanto, fundamentales a la hora de entender el tipo.
las empresas de economía social: algunos delitos societarios 167
Los sujetos activos de este delito han de ser, de nuevo, los administradores de
la sociedad (de derecho o de hecho). Pero en este caso también pueden serlo, dada la
redacción del precepto, los socios (los que estén en condiciones de realizar la con-
ducta típica). Se trata, por tanto, de nuevo, de un delito especial.
170 andrés delgado gil
“Serán castigados con las penas del artículo 249 ó 250, en su caso, los que en
perjuicio de otro se apropiaren o distrajeren dinero, efectos, valores o cualquier otra
cosa mueble o activo patrimonial que hayan recibido en depósito, comisión o admi-
nistración, o por otro título que produzca obligación de entregarlos o devolverlos,
o negaren haberlos recibido, cuando la cuantía de lo apropiado exceda de cuatro-
cientos euros. Dicha pena se impondrá en su mitad superior en el caso de depósito
necesario o miserable”
– el objeto de la acción es el mismo: los bienes, que incluye desde las propie-
dades sociales hasta el capital.
Finalmente, para la consumación de este delito se requiere la producción de
un resultado, consistente en causar directamente un perjuicio económicamente eva-
luable, que es un daño o merma patrimonial concretos. La cuestión es, entonces,
demostrar que el perjuicio se ha ocasionado directamente por la conducta típica del
administrador desleal o si, por el contrario, es una consecuencia indirecta o refleja
(González, 2004:619).
5. BIBLIOGRAFÍA
1. INTRODUCCIÓN
Desde hace décadas el autoempleo está recibiendo una creciente atención por
parte de los responsables públicos de la política de empleo así como por la literatura
económica, como consecuencia del potencial que está mostrando en el proceso de
creación de empleo.
La OCDE (2000) en su Informe sobre el Empleo señala la importancia del
autoempleo como fuente generadora de empleo en los países de la Unión Europea
durante los años noventa y destaca el hecho de que en algunos países su crecimiento
sea superior al experimentado por el empleo asalariado.
La visión tradicional del empleo autónomo como respuesta o solución al paro
en las épocas de crisis económica está dando paso a una visión ligada al dinamismo
empresarial, a la innovación y a la creación de empleo (Cueto y Taboada, 2004:9).
No cabe duda que en este proceso ha jugado un papel importante el cambio de
percepción de este fenómeno por parte de la ciudadanía y de los poderes públicos.
El autoempleo ha pasado de percibirse hasta hace unos años como una forma arcaica
de trabajo (Meager, 1996) a ser hoy en día considerado como un elemento dinami-
zador de las economías modernas. La escasa valoración que ha tenido esta forma
de trabajo se ha debido a su fuerte vinculación al sector agrario tradicional y a ser
considerado como último recurso ante el desempleo. Sin embargo, esa concepción
ha cambiado en los últimos años, entre otras razones, por su creciente vinculación
con el sector servicios.
Probablemente podamos hablar de una nueva caracterización del trabajo por
cuenta propia pues hoy en día presenta aspectos relevantes que lo diferencian de
épocas pasadas. Así, por un lado, tenemos que el autoempleo cada vez está más vin-
culado con ramas económicas ligadas a las nuevas tecnologías y, por otra parte, el
concepto de trabajo por cuenta propia abarca un creciente número de modalidades.
Ante las mayores dificultades a las que tienen que hacer frente las mujeres
(mayor nivel de desempleo, mayores dificultades de realización profesional, mayor
participación en el empleo precario…) el empleo por cuenta propia, ya sea a través
del autoempleo o del autoempleo colectivo en las diferentes modalidades enclava-
das en la Economía Social, se convierte en una opción en la que poder desarrollar
toda una serie de aptitudes que por cuenta ajena, tal vez no sería posible, contribu-
yendo a su vez, al desarrollo económico.
2. EL CONCEPTO DE AUTOEMPLEO
. Así, la declaración de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) de 1995, sobre identidad coope-
rativa, señala a las cooperativas como un modo eficaz de garantizar la participación activa de la mujer en el
ámbito empresarial (Serra, 2004: 117).
el autoempleo femenino en la economía social 177
Como fiel reflejo del complejo entorno económico y, en particular, del mer-
cado de trabajo, el concepto de autoempleo abarca un creciente número de modali-
dades, que cada vez dificultará más determinar donde está la línea que lo diferencia
de otras modalidades laborales.
Igualmente en el concepto de autoempleo están también representadas buena
parte de la actividad que se realiza en la Economía Social y Cooperativa, donde
destacan las Cooperativas de Trabajo Asociado y las Sociedades Laborales, son de
autoempleo colectivo (Barrera, 2005:12).
. Esta es una de las principales razones que explican el fuerte incremento en el acceso de estos
colectivos, especialmente las mujeres, al empleo público.
180 enrique sánchez solano
edad. Por su parte, Blanchflower (2000 y 2004) afirma que la probabilidad de estar
autoempleado es mayor en el caso de los hombres y aumenta con la edad.
Laferrére y McEnteee (1995) señalan que estar casado o tener hijos también
desempeña influencia importante en la decisión de trasladarse de un empleo por
cuenta ajena al autoempleo.
Otros estudios han analizado la relación existente entre el acceso de la mujer
al autoempleo con la maternidad. Así, diversos estudios [Edwards y Field-Hendrey
(2002); Boden (1996); Connelly (1992); Devine (1994); MacPherson (1988); Schi-
ller y Crewson (1997); Wellington (2001)] sugieren que las mujeres con hijos tienen
una mayor probabilidad de entrar en el autoempleo o de estar autoempleada.
Sin embargo, trabajos como el de Wellington (2006) indican que si bien es
cierto que las mujeres pueden optar por el autoempleo con el fin de conciliar la vida
laboral y familiar, no encuentra que el acceso al autoempleo por parte de la mujer
sea más probable hoy en día que en el pasado. Con lo que le lleva a pensar que la
mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral ha supuesto una reducción
en el tiempo dedicado a los hijos.
Por otra parte, de los diferentes estudios realizados en el ámbito de la Eco-
nomía Social se desprende que la participación laboral de mujeres y hombres en
dicho ámbito difiere en función del tipo de entidad. Así, en el sector de no mercado
o instituciones sin fines de lucro las mujeres presentan una participación elevada
en actividades de acción social incluidas en el sector servicios. Por el contrario,
en el caso del sector de mercado o sector empresarial la participación femenina es
menor, en consonancia con los niveles existentes en el conjunto de la economía.
No obstante, dentro del sector de mercado existen también importantes diferencias,
tales como la participación femenina en las cooperativas frente a las sociedades
laborales, presentando una participación superior a la del conjunto de la población
ocupada femenina mientras que en el caso de las sociedades laborales esta tasa es
sensiblemente inferior.
En el ámbito de las cooperativas, las mujeres están sobrerrepresentadas en
las cooperativas educacionales, sanitarias, enseñanza y consumidores y usuarios,
mientras se hallan subrepresentados en las cooperativas del mar, cooperativas de
vivienda, de crédito, de explotación comunitaria de la tierra y de transportistas.
(Ribas y Sajardo, 2005:271)
¿Qué razón pueden explicar esta heterogeneidad en lo que a la participación
laboral femenina se refiere? La respuesta reside en las características organizacio-
nales y la filosofía que subyace detrás de cada una de las formas de organización
empresarial.
el autoempleo femenino en la economía social 181
En este sentido Apelqvist (1996:38) indica que los valores de carácter perso-
nal y laboral propios del cooperativismo están más próximos al modo en el que las
mujeres conciben el trabajo: en las cooperativas existe una mayor colaboración y
proximidad entre los socios, así como una organización del trabajo de carácter no
jerárquico lo cual conduce a una mayor implicación en la empresa.
Para realizar el presente trabajo hemos optado por utilizar los datos facilitados
por la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora trimestralmente el Instituto
Nacional de Estadística (INE). Las razones por las que nos hemos decantado por
utilizar esta información estadística en vez de la proporcionada por el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales a través de la Dirección General de la Economía Social,
del Trabajo Autónomo y del Fondo Social Europeo estriban, por un lado, en el
periodo de tiempo analizado (dos décadas, desde el segundo trimestre de 1987 hasta
el segundo trimestre de 2007) y por el interés en comparar la evolución del empleo
por cuenta propia con el empleo asalariado.
El INE a la hora de la elaboración de la EPA considera las siguientes moda-
lidades de trabajadores por cuenta propia: empleador; empresario sin asalariados;
miembro de cooperativa y ayuda familiar.
Por último, debemos aclarar que, aunque a la hora de analizar el autoempleo
es habitual excluir a la ayuda familiar, pudiendo ser considerados como trabajadores
por cuenta ajena en empresas familiares, ya que no cumple los criterios de asunción
de riegos y control de la producción que están presentes a la hora de definir el autoe-
mpleo, hemos optado por mantenerlo con el fin de poder observar el importante
cambio que esta categoría ha experimentado durante el período analizado.
. La EPA, además del autoempleo propiamente dicho, en lo que se concierne específicamente a lo
que denominamos Economía Social solamente recoge el empleo perteneciente a las cooperativas, ámbito
éste de la Economía Social donde la mujer tiene una mayor presencia.
. Utilizamos los datos correspondientes al segundo trimestre de cada año.
182 enrique sánchez solano
Roura, Iglesias y Llorente (2005) analizan los factores que explican el autoe-
mpleo en España para lo cual contrastan cuatro hipótesis. La principal conclusión
del trabajo es que el factor relevante a la hora de explicar la evolución del autoem-
pleo en España es la emergencia de nuevas formas de trabajo, especialmente en el
caso del empleo parcial, tanto en lo referido en términos agregados como para cada
uno de sus componentes (empleadores, empresarios sin asalariados y miembros de
cooperativas), siendo escasa la capacidad explicativa en el caso de las hipótesis del
empleo refugio; del autoempleo como mecanismo de transición en el mercado de
trabajo y del cambio sectorial.
Fernández Serrano (2006), a partir de un análisis de conglomerados jerárqui-
cos pone de manifiesto la existencia de cuatro grandes grupos de países en la Unión
Europea (más un quinto conformado solamente por la República Checa):
Grupo 1. Modelo “troncal” europeo. Integrado por ocho países, entre ellos
Francia y el Reino Unido. Son los que se ajustan en mayor medida al promedio
europeo, que presenta deficiencias en la cultura empresarial.
Grupo 2. Modelo escandinavo de cultura emprendedora minoritaria “de
calidad”. Conformado por los países escandinavos, se caracterizan por tener los
niveles más bajos de preferencia frente al trabajo por cuenta propia. Son economías
desarrolladas, con un elevado nivel educativo de la población, donde los individuos
que optan por la actividad empresarial se debe principalmente al motivo oportuni-
dad. Por todo ello, es un emprendimiento “de calidad”, con gran capacidad de con-
tribuir al crecimiento económico.
Grupo 3. Modelo centro-oriental europeo de rigidez estructural. Grupo
formado por la mayor parte de los países comunitarios del centro y este europeo
junto a Alemania. Existe una predisposición hacia el autoempleo superior a la media
europea, pero explicada por situaciones de necesidad.
Grupo 4. Modelo mediterráneo de cultura emprendedora de “subsisten-
cia”. Integrado por los países mediterráneos. En estos países la población muestra
una predisposición mayor hacia el trabajo por cuenta propia, pero forzada por situa-
ciones de necesidad derivadas de las altas tasas de desempleo existentes, por lo que
predomina una cultura empresarial sólida pero de escasa calidad.
En este grupo es en el que se encuentra España. Nuestro país se caracteriza por
tener la menor tasa de participación en la actividad emprendedora con altas expecta-
tivas (que generará un número de puestos de trabajo significativo) de todos los paí-
ses que participan en el Global Entrepreneurship Monitor (Verheul et al., 2006:17).
Asimismo, España presenta un elevado peso de las empresas de tamaño superre-
ducido; un reducido peso en las actividades de mayor valor añadido, así como un
reducido nivel de innovación tecnológica (Verheul et al.,2006:17).
el autoempleo femenino en la economía social 183
Todo ello deja clara constancia de la relativa baja calidad del autoempleo en
España, siendo imprescindible mejorar su dotación de capital humano y tecnológico.
El gráfico nº 1 recoge la evolución del empleo en el periodo 1987-2007
atendiendo a la situación profesional y sexo. Resalta el gran crecimiento que ha
experimentado en los últimos 20 años el empleo femenino en España: más de un
140%, frente al 46,19% en el caso de los varones, lo que ha permitido que las muje-
res pasen de representar el 29,74% al 41,04% de la población ocupada española.
Este fuerte crecimiento viene explicado por dos factores esenciales: por un lado, el
hecho de partir de unos niveles de empleo femenino bajos; y por otro lado, al fuerte
aumento del nivel educativo de las mujeres, especialmente en lo que concerniente
a su acceso a los estudios universitarios y al cambio social de la sociedad española
respecto al papel de la mujer en el ámbito laboral.
*UiILFRQ2FXSDGRVSRUVLWXDFLyQSURIHVLRQDO\VH[R
Gráfico 1. Ocupados por situación profesional y sexo (1987-2007)
0LOHVGHWUDEDMDGRUHV
7RWDORFXSDGRVYDURQHV
7RWDORFXSDGRVPXMHUHV
7UDEDMDGRUHVFXHQWDSURSLDYDURQHV
7UDEDMDGRUHVFXHQWDSURSLDPXMHUHV
$VDODULDGRVYDURQHV
$VDODULDGRVPXMHUHV
,,
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,
7,
7
7
7
7
$xRV
1800
1600 E mpleador (varones )
1200
E mpres ario s in as alar. o trabajador
independ. (varones )
1000
E mpres ario s in as alar. o trabajador
800 independ. (mujeres )
M iembro cooperativa (varones )
600
M iembro cooperativa (mujeres )
400
A yuda familiar (varones )
200
0 A yuda familiar (mujeres )
I
I
I
TI
TI
TI
TI
TI
TI
TI
TI
TI
TI
TI
05
07
87
89
91
93
95
97
99
01
03
20
20
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Años
Sin embargo, si realizamos un análisis más detallado del empleo por cuenta
propia, podemos destacar un cambio importante en lo que al empleo femenino se
refiere. Así, podemos ver que en casi todas las categorías de empleo por cuenta
propia el crecimiento experimentado por el empleo femenino es sensiblemente
superior al masculino (con la salvedad de la ayuda familiar, donde se produce un
gran descenso y de similar cuantía tanto en hombres como mujeres (superior al
70%). La categoría de empleo por cuenta propia que presenta un mayor incremento
de la participación femenina es la de los empleadores, con un incremento de más
del 407% (frente al 135,76% en el caso de los hombres), seguido de las empresarias
sin trabajadores a su cargo con un 19,35% (frente a una reducción del 10,06 % en
el caso de los hombres) y del 15,77% en el caso de los miembros de cooperativas
(11,72% en el caso de los hombres).
En cuanto a la distribución de las mujeres en las diferentes situaciones pro-
fesionales, el 86,5% de las mujeres son trabajadoras por cuenta ajena (en 1987
suponían en 67,57%) mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es del
79,5% (71,16% en 1987).
En cuanto a la distribución de las mujeres ocupadas en las diferentes situacio-
nes profesionales, las mujeres ocupadas por cuenta propia han pasado de representar
respecto del total de ocupadas el 31,92% en 1987 al 13,4% en 2007. Este dato, no
obstante, es necesario matizar ya que este fuerte descenso está condicionado por la
gran reducción de mujeres ocupadas en la categoría de la ayuda familiar. Por esta
razón, si analizamos las distintas categorías del trabajo por cuenta propia vemos que
en todas las modalidades de trabajo por cuenta propia se ha incrementado su partici-
el autoempleo femenino en la economía social 185
pación respecto al empleo femenino total. Así, en el caso de las mujeres empresarias
con trabajadores a su cargo ha experimentado un incremento significativo, pasando
de sólo el 4,86% en 1987 a un 24,34% en 2007 (en el caso de los varones ha pasado
de un 15,13% a un 34,06%). En el caso de las mujeres empresarias sin asalariados
o trabajadoras independientes se ha incrementado desde un 52,17% hasta el 61,45%
(en el caso de los hombres, de 69,76% a un 59,91%). En el empleo en cooperati-
vas ha aumentado ligeramente el peso entre el autoempleo femenino, pasando de
suponer el 2% al 2,29% (en el caso de los hombres, ha pasado del 2,26% al 2,41%),
mostrando todavía menor atractivo el cooperativismo frente a otras modalidades de
autoempleo entre la población, tanto femenina como masculina.
En cuanto a la distribución por sexos existente en cada categoría, mientras que
en el caso de los trabajadores asalariados, la participación relativa de las mujeres se
ha incrementado desde un 28,67% al 43,09%, en el caso de las mujeres autoemplea-
das se produce un ligera disminución del 32,13% al 31,42%. No obstante, debemos
recordar la incidencia de la ayuda familiar, por lo que si analizamos los datos para
cada categoría de trabajo por cuenta propia, observamos que, aunque las mujeres
siguen presentando un peso claramente inferior respecto a los hombres que trabajan
por cuenta propia, se constatan apreciables incrementos en el peso relativo. Así,
en el caso de las empleadoras la participación de las mujeres pasa del 13,19% a un
24,66%; mayor incremento presenta en el caso de las empresarias sin trabajadores a
su cargo (del 26,15% al 31,97%) y un escaso incremento en el caso de las mujeres
que son cooperativistas (29,52% al 30,31%).
Esta mayor presencia de la mujer empresaria en negocios sin trabajadores a su
cargo o en empresas de muy reducida dimensión vendría a reflejar cómo el autoem-
pleo ha surgido frecuentemente a través de las políticas de autoempleo encamina-
das a disminuir el desempleo de los colectivos más desfavorecidos en el mercado
laboral (Toribio, 2001) ya que el autoempleo, en comparación con el empleo asala-
riado, se asocia con mejores resultados como instrumento de inserción laboral para
la mujer, en la medida que incrementa la estabilidad laboral de la mujer y reduce
notablemente la probabilidad de ser expulsada de la población ocupada (Iglesias y
Llorente, 2004).
Dentro del empleo por cuenta propia, podemos comprobar que no existen gran-
des diferencias entre las diferentes categorías (con la salvedad de la ayuda familiar),
presentando los empleadores un nivel educativo ligeramente superior respecto a la
media del conjunto de los trabajadores por cuenta propia.
A lo largo del periodo se observa que el autoempleo se comporta de forma
anticíclica: en la etapa de recesión el acceso al autoempleo se realiza como “empleo
refugio”, mientras que en los momentos de expansión económica hay una reducción
del mismo como consecuencia del crecimiento del empleo asalariado. No obstante
186 enrique sánchez solano
este carácter anticíclico parece reducirse en los últimos años donde se produce un
apreciable crecimiento del trabajo autónomo a pesar de la fortaleza del trabajo asa-
lariado. Tal vez sea un síntoma de un cambio en el patrón de comportamiento en la
medida que la motivación que origina el acceso al autoempleo cada vez está menos
basado en la necesidad (opportunity entrepreneurship), como consecuencia de una
actitud defensiva ante la escasez o inexistencia de alternativas de empleo en el
mercado laboral, adquiriendo un mayor protagonismo el acceso al autoempleo por
razones de oportunidad (opportunity entrepreneurship), con el fin de sacar partido a
oportunidades de negocio percibidas en el mercado (Acs et al., 2005:18-21).
Por otra parte, si comparamos la evolución del autoempleo femenino en
España con la de los países de nuestro entorno, la valoración que podemos hacer es
positiva. En el gráfico siguiente podemos observar que en 2006 España ocupaba ya
el primer lugar en cuanto al Índice de la Actividad Emprendedora (T*- A) femenina
que elabora desde hace unos años el Global Entrepeneurship Monitor.
'VFOUF (MPCBM&OUSFQSFOFVSTIJQ.POJUPS
Fuente: Q
Global Entrepreneurship Monitor (2006:49).
5PEP FMMP FTUBSÄB FO DPOTPOBODJB DPO MPT SFTVMUBEPT BQPSUBEPT QPS
-BGFSSÀSFZ.D&OUFFF
RVJFOFTTFÈBMBORVFUFOFSVOOJWFMEFFTUVEJPTEF
UFSDFS HSBEP SFEVDF MB QSPCBCJMJEBE EF BDDFEFS BM BVUPFNQMFP %FOUSP EFM
DPMFDUJWPEFBVUPFNQMFBEPT
JOEJDBORVFMPTBVUPFNQMFBEPTDPOFMFWBEPOJWFM
el autoempleo femenino en la economía social 187
Todo ello estaría en consonancia con los resultados aportados por Laferrére
y McEnteee (1995) quienes señalan que tener un nivel de estudios de tercer grado
reduce la probabilidad de acceder al autoempleo. Dentro del colectivo de autoem-
pleados, indican que los autoempleados con elevado nivel educativo presentan una
mayor probabilidad de emplear a trabajadores.
. No obstante, a pesar de este y otros inconvenientes que van parejos al trabajo autónomo (mayor
estrés laboral, poco tiempo para dedicar a la familia, escasas horas de sueño, los inconvenientes que plantea
en la vida en pareja; elevada tasa de fracaso, con las consecuencias que tiene para la pérdida de tus activos,
ahorros, etc.), los autoempleados muestran una mayor satisfacción laboral que los trabajadores asalariados
(Blanchflower, 2004; Williams, 2003; García y Montuenga, 2002).
el autoempleo femenino en la economía social 189
Por otra parte, que los trabajadores enclavados en la categoría de Ayuda fami-
liar presenten un menor número de horas es lógico dado su carácter de apoyo al
negocio familiar.
En lo que se refiere a las mujeres, el hecho diferenciador radica en el menor
número de horas trabajadas respecto a los hombres, lo cual se explica fundamental-
mente por el mayor peso de la jornada a tiempo parcial en las mujeres, así como el
tener que llevar la mayor parte del trabajo del hogar y del cuidado de los hijos.
La diferencia del número medio de horas trabajadas por las mujeres autoem-
pleadas frente a las asalariadas presenta escasas diferencias frente a la diferencia
registrada en la misma situación en el caso de los hombres.
. Está situación va a verse modificado en breve como consecuencia de la elaboración del Estatuto
del Trabajador Autónomo.
192 enrique sánchez solano
Dentro del colectivo de los trabajadores por cuenta propia, observamos que la
inactividad se concentra fundamentalmente en los autoempleados sin trabajadores
a su cargo (63,50%), lo cual sin duda, al igual que indicábamos en el caso del des-
empleo, muestra la mayor fragilidad de la supervivencia de la actividad económica,
frente a autónomo que tiene trabajadores a su cargo, a aquellos que se organizan a
través del cooperativismo, presentando el menor porcentaje de inactividad el colec-
tivo de miembros de cooperativas.
Si analizamos la distribución por sexo, podemos constatar que es superior en el
caso de las mujeres (57,16%) porcentaje que es ligeramente al que presenta el colec-
tivo femenino en el caso del desempleo. Al igual que acabamos de ver en el caso del
desempleo, el porcentaje de mujeres inactivas es claramente superior en el colectivo
de los asalariados (58,93); los trabajadores que hace más de un año que dejaron su
último empleo (56,98%); presentando un comportamiento diferente en el caso del
autoempleo: el porcentaje de mujeres inactivas es claramente inferior en el caso de
los empleadores (42,78%) y empresarios sin trabajadores a su cargo (47,13%); sin
embargo, en el caso de los miembros de cooperativas, si bien el porcentaje total de
inactivos es muy bajo, está constituido principalmente por mujeres (81,48%).
En cuanto a los ocupados que declaran tener un segundo empleo (tabla 5) pode-
mos observar que en el periodo considerado (1992-2007) el porcentaje de mujeres
autoempleadas que declaran tener un segundo empleo autónomo se ha reducido de
forma importante (pasando de un 62,93% a un 49,79% del total de mujeres ocupa-
das que declaran tener un segundo empleo), mientras que ha aumentado en el caso
de las mujeres que declaran tener un segundo empleo asalariado (de un 31,90% a un
49,79%).
Esta pauta de comportamiento se percibe aún más acusada en el caso de las
mujeres asalariadas, ya que las que declaran tener como segundo empleo un empleo
por cuenta propia se ha reducido desde un 35,64% a un 15,16% del total de muje-
res ocupadas que declaran tener un segundo empleo; y en el caso de las mujeres
asalariadas que declaran tener un segundo empleo asalariado casi se ha duplicado,
pasando desde un 19,68% a un 38,60%.
Tabla 5. Ocupados que han declarado segundo empleo por sexo, situación
profesional en el empleo principal y situación profesional en el empleo
secundario (porcentajes)
Empleo
Trabajador por cuenta propia Asalariado Otra situación
secundario
% % % % % %
empleo
1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz
principal
´92 ´07 ´92 ´07 ´92 ´07
trabajador
cuenta propia
ambos sexos 50,2 54,8 9,16 73,93 57,44 14,8 39,5 166,89 21,80 41,40 3,0 1,1 -63,33 4,42 1,15
varones 42,9 43,0 0,23 76,06 60,14 11,1 27,6 148,65 19,68 38,60 2,3 0,9 -60,87 4,08 1,26
mujeres 7,3 11,9 63,01 62,93 49,79 3,7 11,9 221,62 31,90 49,79 0,6 0,2 -66,67 5,17 0,84
continúa...
194 enrique sánchez solano
Empleo
Trabajador por cuenta propia Asalariado Otra situación
secundario
% % % % % %
empleo
1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz 1992 2007 ∆ 92-07 horiz horiz
principal
´92 ´07 ´92 ´07 ´92 ´07
asalariado
ambos sexos 68,8 114,6 66,57 60,14 25,99 43,7 323 639,13 38,20 73,24 2,0 3,4 70,00 1,75 0,77
varones 62,1 80,3 29,31 64,96 37,38 31,7 131,8 315,77 33,16 61,36 1,8 2,7 50,00 1,88 1,26
mujeres 6,7 34,3 411,94 35,64 15,16 12,0 191,3 1494,17 63,83 84,53 0,2 0,7 250,00 1,06 0,31
otra situación
ambos sexos 1,8 . - 0,1 . - 0,1 . -
varones 1,6 . - 0,1 . - 0,0 . -
mujeres 0,2 . - 0,0 . - 0,1 . -
continúa...
196 enrique sánchez solano
Nota: Los resultados de Ceuta y Melilla deben tomarse con precaución porque pueden estar
afectados por grandes errores de muestreo.
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EPA (INE).
7. CONCLUSIONES
8. BIBLIOGRAFÍA
APELQVIST, K. (1996), “Estrategias para una autoridad compartida entre hombres y muje-
res en las cooperativas” en Revista de la Cooperación Internacional, nº 1, pp. 35-47.
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AUDRETSCH, D.B. y THURIK, A.R. (2001), “What is new about the new economy:
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198 enrique sánchez solano
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. Centro Internacional de investigación e información sobre la Economía Pública, Social y Coo-
perativa, asociación dedicada a la información, investigación y difusión de trabajos de Economía Pública
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(www.ciriec.es).
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 203
tamente con el capital aportado por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno
de ellos. La Economía Social también incluye a las instituciones sin fines de lucro
que son productores no de mercado privados al servicio de los hogares, no contro-
lados por las administraciones públicas y que producen servicios no destinados a la
venta para determinados grupos de hogares, procediendo sus recursos principales de
contribuciones voluntarias efectuadas por los hogares en su calidad de consumido-
res, de pagos de las administraciones públicas y de rentas de la propiedad.
Sin embargo, entendemos que la Economía Social puede incluir más formas
de gestión empresarial (no sólo cooperativas, como parece desprenderse del pri-
mer subsector, de mercado, identificado en la definición anterior), de manera que
podríamos decir que la economía social es aquella forma de actividad empresarial,
emprendedora, que integra valores diferenciadores de otras actividades. Según
CEPES estos valores son similares a los propuestos por el Comité Consultivo de la
Comisión para las CMAF y se concretan en:
– Primacía de las personas y del objeto social sobre el capital.
– Organización y cultura empresarial con vocación de gestión participativa y
democrática.
– Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y del interés general.
– Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
– Autonomía de gestión e independencia respecto a los poderes públicos.
– Aplicación de la mayor parte de los excedentes a la consecución de objeti-
vos a favor del interés general , el interés de los miembros y el desarrollo
sostenible.
Según la presentación de la Confederación Empresarial para la Economía
Social (www.cepes.es), el compendio de los valores anteriores son el fondo y la
forma en el que las Organizaciones de la Economía Social materializan la Res-
ponsabilidad Social, ya que se fundamenta sobre principios de solidaridad y en el
compromiso de las personas en un proceso de ciudadanía activa e implicación en la
Comunidad, genera empleo de calidad así como una mejor calidad de vida, y pro-
pone un marco adaptado a las nuevas formas de empresa y de trabajo, desempeña un
papel importante en el desarrollo local y la cohesión social, es un factor de democra-
cia y de generación de Capital Social y, finalmente, contribuye a la estabilidad y al
pluralismo de los mercados económicos.
. Este registro se puede consultar en la página del Ministerio: www.mtas.es. Sin embargo, existen
otros directorios de empresas de economía social, creados por las propias asociaciones empresariales.
. http://www.cepes.es/articulo.cfm?idArticulo=249&iddisciplina=5 [Consulta realizada el 8 de
septiembre de 2007].
. http://www.mtas.es/Empleo/economia-soc/Default.htm [Consulta realizada el día 8 de septiembre
de 2007].
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 205
Una de las dificultades principales a las que se enfrenta toda empresa, sea
social o no, es la búsqueda de financiación para su actividad empresarial. Esta difi-
cultad se acentúa en el caso de pequeñas y medianas empresas, que no tienen acceso
a recursos como grandes mercados de capitales (bolsa, por ejemplo), reservados a
empresas de gran tamaño. La obtención de financiación puede ser, en algún caso, un
obstáculo que haga inviable el proyecto empresarial o el crecimiento del mismo. La
financiación puede provenir de recursos propios o ajenos y es en este segundo caso
donde surgen las mayores dificultades a la hora de conseguirlos.
Teniendo en cuenta lo anterior, en este capítulo analizamos esa búsqueda de
financiación a través de un nuevo intermediario, la actividad de capital riesgo, aun-
que con ciertos matices diferenciadores de la financiación tradicional a través de
este instrumento.
Por otro lado, la actividad del capital riesgo busca colocar fondos de inverso-
res en empresas no cotizadas con gran potencial de crecimiento y expansión pero
dificultades concretas para conseguir financiación. Tradicionalmente esta forma de
financiación no se ha ocupado de las empresas de economía social, sin embargo, en
el mundo empresarial actual, donde la responsabilidad social juega un papel cada
vez más relevante, consideramos que la actividad de capital riesgo puede dirigir su
interés hacia este tipo de sociedad del “tercer sector” donde encuentre una renta-
bilidad financiera junto a una posible “rentabilidad social” que sea atractiva a sus
inversores. En este capítulo tratamos de analizar esta posibilidad de financiación
para estas empresas dadas las particularidades de, por un lado, las empresas de
economía social –empresas que reciben los fondos– y, por otro, las empresas que
buscan esa inversión financieramente rentable y que pueden encontrar un plus en la
rentabilidad social.
De todas ellas destacan por número las sociedades cooperativas, que superan
las 25 mil en el conjunto de España en el segundo trimestre de 2007. Sin embargo,
las peculiaridades financieras y de organización económica de las mismas hacen que
no puedan ser objeto de la inversión de capital riesgo social que analizamos en este
trabajo. Uno de los principales argumentos en contra de la inversión en cooperativas
reside en que, como se establece en la Ley 27/1999 de Cooperativas, parte de los
beneficios deben ir a diversas partidas (Fondos de reserva obligatorio y voluntario).
La imposibilidad de reparto de beneficios provoca que no exista interés, por parte
de inversores que buscan una rentabilidad financiera alta, en dirigir sus inversiones
hacia ellas.
Por este motivo, en este trabajo ampliamos el concepto de “empresa de eco-
nomía social” para hablar de todas aquellas PYMES que adopten los valores men-
cionados en el apartado anterior, que sean socialmente responsables. Jurídicamente,
adoptarán principalmente la forma de sociedades limitadas (laborales o no), puesto
que los requisitos para su constitución (capital mínimo social) son menos exigentes
que en el caso de las sociedades anónimas.
Volviendo al tema de la exclusión de las cooperativas del ámbito de interés
de las empresas de capital riesgo, muchos autores han tratado de explicar las par-
ticularidades financieras de las mismas. Así por ejemplo Bel y Fernández (2002),
Fernández Guadaño (2006) y Gómez y Miranda (2006). Todos ellos hacen especial
referencia a la obligatoriedad de llevar a reservas un alto porcentaje de los benefi-
cios. Por ello sería muy difícil encontrar inversores para este tipo de empresas. Por
el contrario tienen la ventaja de poder acudir a otras fuentes de financiación exclusi-
vas de las mismas. Existe además otra dificultad para la inversión en cooperativas y
radica en el hecho de que, en el caso de ampliar la financiación ajena de las mismas,
a través de la figura del “socio colaborador”, hasta un máximo del 45% del capital
social, el poder de decisión de este tipo especial de socios está limitado al 30% de
los votos de la asamblea de la sociedad (Bel y Fernández, 2002). De nuevo ésta es
una dificultad insalvable que impide la entrada de ciertos inversores (los de capital
riesgo) que en ocasiones exigen participar en la gestión de la empresa invertida, qui-
zás como garantía para obtener la rentabilidad buscada.
Estas características tan especiales lógicamente dificultan la financiación ajena
de las cooperativas y para paliar los posibles efectos negativos se han aprobado
una serie de nuevos instrumentos para captar dicha financiación ajena que si bien
tienen la característica de ser participativos (es decir participan de los resultados
de la sociedad cooperativa) algunos autores pueden llegar a considerar que es una
. Estas modificaciones se han realizado tanto en la legislación estatal como en la autonómica.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 207
suficiente como para cubrir los posibles fracasos de otras operaciones. Para una
comprensión de los aspectos formales de las operaciones de capital riesgo, se puede
consultar Álvarez (2006) o cualquiera de los manuales clásicos de finanzas como
los de Brealey y otros (2007).
En principio, cualquier persona o institución puede ser proveedora de fondos
para la actividad de capital riesgo. No obstante, las motivaciones de cada uno pue-
den ser diversas, aunque todos busquen una rentabilidad superior a los instrumen-
tos de ahorro tradicionales. Esa diversa motivación puede hacer que las empresas
intermediaras gestoras de los fondos experimenten diferencias en función del
perfil inversor. Y es en este punto donde puede tener cabida una cierta actividad de
“capital riesgo social” donde los inversores renuncien a parte de la elevada rentabi-
lidad financiera tradicional de este tipo de inversiones, por una rentabilidad de tipo
“social”.
Los intermediarios financieros que actúan en este tipo de inversiones pueden
ser, básicamente, de dos tipos: sociedades de capital riesgo que gestionan recursos
por cuenta propia ó sociedades gestoras de entidades de capital riesgo, que gestio-
nan recursos por cuenta ajena.
ellos sólo gestionan. En esta etapa, las sociedades promovidas por el sector
público fueron mucho menores.
3. Redefinición de la actividad (1992-1996). En esta etapa, siguen llegando
inversores pero se ralentiza el ritmo de crecimiento de los capitales gestio-
nados.
4. Primer ciclo de crecimiento (1997-2000). La recuperación económica
favorece el cada vez mayor protagonismo de la inversión en empresas no
cotizadas.
5. Consolidación del crecimiento (2001-2003). Tras el acelerado crecimiento
de la etapa anterior las principales cifras se consolidaron en los niveles
alcanzados.
6. Segundo ciclo de crecimiento (2004-2006). Finalmente, en este periodo
se han producido numerosas grandes operaciones que implican un mayor
volumen de fondos movilizados. Pero además de estas grandes operaciones,
el mercado registra muchísimas operaciones de tamaño medio (inversiones
inferiores a 100 millones de euros).
En nuestra opinión, estas pequeñas operaciones son las que pueden interesar a
personas (físicas, pero también jurídicas) que busquen una inversión rentable finan-
ciera y socialmente. Quizás estemos ante una nueva etapa en la que aparece una
nueva forma de interpretar el capital riesgo y a la que denominamos “capital riesgo
social sostenible”.
. Comienzan a aparecer anuncios de Cajas de Ahorro que ponen el énfasis en las actividades socia-
les a la que dedican sus beneficios, por ejemplo Caja Navarra. En general, las Cajas de Ahorro cumplen muy
bien las características de los inversores para esta nueva forma de “capital riesgo social”.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 211
Desarrollo social:
– Inserción social y laboral.
– Mejorar el equilibrio entre vida profesional y personal.
– Formación.
– Vivienda.
– Envejecimiento de la sociedad.
Salud:
– Investigación en salud.
– Comercialización de genéricos.
– Formación de personal sanitario.
– Equipamiento médico.
– Prótesis y ortopedia.
– Medicina preventiva.
– Información y prevención.
– Asistencia a tercera edad.
– Alimentación.
– Deporte.
Desarrollo económico:
– Comercio justo, comercio exterior.
– Política de innovación (I+D+i).
– Desarrollo rural.
– Apoyo a la comunidad.
Medio ambiente:
– Agricultura ecológica.
– Energías alternativas.
– Reciclaje.
– Agua.
– Forestal.
capital-riesgo: ¿fuente de financiación alternativa para empresas… 213
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a afectar a un gran colectivo que, sin la ayuda de este híbrido entre inversión social
y financiera, tendrá dificultades para convertirse en autónomo y sostenible para la
sociedad.
5. Conclusiones
6. Bibliografía