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ESTUDIOS SIGÚEME 2 JURGEN MOLTMANN

SOBRE LA LIBERTAD,
LA ALEGRÍA Y EL JUEGO
Los primeros libertos de la creación

Ediciones Sigúeme - Salamanca 1972


Tradujeron Leopoldo Márquez y José Martín sobre el original alemán
Die ersten Freigelassenen der Sehbpfung
publicado en 1971 por Chr. Kaiser Verlag de Munich

1. ¿CÓMO CANTAR EN TIERRA EXTRAÑA? 11

2. EL DOMINIO POR EL JUEGO Y EL ENTRENAMIENTO


PARA LA LIBERACIÓN 15
1. Teorías críticas sobre el juego 15
2. Pan y juegos 19
3. Juego liberador 23

3. E L JUEGO TEOLÓGICO DE LA COMPLACENCIA DI-


VINA 29
1. ¿Por qué creó Dios el mundo? 30
2. ¿Para qué creó Dios el mundo? 33
3. ¿Por qué se ha hecho Dios hombre? . . . . 42
4. ¿Cuál es el objetivo final de la historia ? .. 52
5. ¿Es Dios bello ? 57

4. E L JUEGO HUMANO DE LOS LIBERTOS 67


1. La liberación del hombre 68
2. Obras libres 71
3. Circunstancias libres 73
4. Autotransformación y transformación de
las circunstancias 75
5. ¿Puede convertirse el trabajo en juego
creador ? 78
© Chr. Kaiser Verlag 1971 6. La religión de la libertad 82
O Ediciones Sigúeme 1972
5. L A IGLESIA LIBERADORA, CAMPO EXPERIMENTAL
DEL REINO DE DlOS 85
1. «Necesidad de la religión» 87
2. La religión tiene sentido en sí m i s m a . . . . 89
Printed in Spain. - Depósito legal: S. 414. 1972 3. La inversión agustiniana 91
Gráficas Ortega, Asadería, 17. - Salamanca, 1972 4. Experimento con el reino de la libertad.. 94
INTRODUCCIÓN

Herder llamó al hombre el «primer liberto de la crea-


ción», en una obra que le premiaron «Sobre el origen del
lenguaje». Esto ocurría el año 1770; anteriormente le ha-
bía descrito como hijastro de la naturaleza y ser tarado.
Sobre las taras del hombre y su miseria social y po-
lítica sabemos hoy más que Herder; en cambio, sentimos
menos el gozo de la libertad y la complacencia de existir.
Un liberto se alegra, ante todo, de su libertad y ensaya
en el juego sus nuevas posibilidades y fuerzas. ¿Por qué
se hace notar tan poco esto ? ¿Es que los viejos fariseos y
los nuevos zelotas, con sus pretensiones conservadoras o
revolucionarias, nos van a angustiar hasta el punto de ha-
cernos incapaces para la libertad, la alegría y la espon-
taneidad?
Difícilmente se logrará algo bueno o justo que no
proceda del gozo desbordado o de la pasión del amor.
Los presentes ensayos quieren hacer valer de nuevo
la estética contra las pretensiones totalitarias de la ética.
Son fruto de multitudes de conversaciones que, desde el
comienzo del movimiento «contestatario» estudiantil de
1967, se han venido teniendo en mi seminario de la uni-
versidad de Tubinga.
Dedico este escrito a los que personal o literariamente
tomaron parte en el diálogo, con especial mención de
Arnold A. van Ruler (f) de Holanda, Vítezlav Gardavsky
de Checoslovaquia y Harvey Cox de Estados Unidos.

JÜRGEN MOLTMANN

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1. ¿Cómo cantar en tierra extraña?

Todo hombre tiene hambre de felicidad y de alegría,


pero el espectáculo de nuestro mundo no se presta ex,
cesivamente a la risa. Sólo en la libertad es posible reír-
Y la libertad se hace cada día más difícil de encontrar.
Reímos cuando se deshace aquello que nos oprime,
cuando se alivian los pesares, cuando se rompen las
ataduras, cuando cede lo que se nos resiste y las barre-
ras empiezan a resquebrajarse. Brinca entonces el co-
razón en nuestro pecho y nuestra relación con personas
y circunstancias se torna ligera. Se distancia uno de sí
mismo y consigue sin estridencias lo que se proponía.
Se puede prorrumpir en carcajadas aun cuando se
está sumido en la desesperación. Hay quienes ríen sar-
cásticamente o sonríen con aire de superioridad o hacen
muecas llenas de cinismo. Pero la risa jubilosa desde la
libertad es siempre despreocupada e ingrávida, serena y
alada.
¿Podemos reír así, cuando la situación del mundo nos
acongoja, nos oprime y atormenta ? La promesa del salmo
126 tiene resonancias bellísimas: «Cuando libere el Se-
ñor a los prisioneros de Sión, parecerá que estamos so-
ñando; nuestros labios se llenarán de sonrisas». Queda

11
aún mucho por andar. Mejor sería preguntarse en nues- lechero y su comunidad judía en la aldea ukraniana de
tra situación con el salmo 137: «¿Cómo podremos can- Anatevka. El zar los oprime con excesivos impuestos.
tar la canción del Señor en tierra extraña ?». O como un Los hijos tienen que hacer el servicio militar en un ejér-
antiguo negro-espiritual se lamentaba en la esclavitud: cito extranjero y luchar en guerras que ellos no desean.
«How can I play, when Fm in a strange land». Los cosacos organizan pogromas siempre que les viene
¿Cómo puede uno reír, cuando en Vietnam son ase- en gana. Y, a pesar de todo, esta pequeña comunidad
sinados hombres inocentes? ¿Cómo tocar un instrumento, de perseguidos danza y canta el cántico del Señor en un
cuando en la India mueren de hambre los niños? ¿Cómo país extranjero. ¿Pretenden tan sólo olvidar su mala si-
bailar, cuando en Brasil son torturados los hombres? tuación? ¿Buscan un falso consuelo a sus miserias
¿No pertenecemos todos al mismo mundo? ¿Tenemos cantando bellas melodías? Pero lo que en realidad
derecho a reír, tocar y bailar, si al mismo tiempo, no está allí presente es la alegría en el sufrimiento, la
gritamos y trabajamos por aquéllos que se consumen en libertad en la esclavitud y la alabanza de Dios entre el
la sombra de la vida? ¿No habrá que paralizar el rena- suspiro de la criatura.
cimiento cultural del juego y la alegría festiva de la su- Para descubrir las huellas de este misterio es preciso
per-rica sociedad de occidente, mientras existan tales discernir críticamente entre una risa atormentada y una
infiernos en la tierra? risa liberada. ¿Qué función desempeña la felicidad, el
El homo ludens y la recuperación del derecho a la fe- juego y la alegría en nuestra sociedad? ¿Qué formas
licidad, al placer y a las diversiones produce buen efecto, adoptan? Hay que saber distinguir entre las formas
pero sólo a aquellos que los pueden costear. A los de- alienantes de una felicidad sólo aparente y las formas
más les resulta de mal gusto. liberadoras de la alegría. Fácilmente se deja uno engañar
Si, no obstante, me atrevo a hablar de la alegría de por entretenimientos, distracciones y diversiones confun-
la libertad y de la complacencia en el juego, no me di- diéndolas con la peligrosa, pero verdadera, felicidad de
rijo a aquéllos que son incapaces de entristecerse, su- la libertad. Por otra parte, se puede anticipar la libera-
frir y compadecerse porque se sienten a gusto en su pro- ción mediante el juego y evitar riendo la senda que nos
pio optimismo engañoso. Me dirijo a los que se entris- aliena de la verdadera vida.
tecen, se compadecen, a los que protestan y están opri-
midos por la enorme miseria de su sociedad y por su
propia impotencia hasta el punto de desesperar o que-
rer sumergirse en el olvido.
¿Cómo puedo jugar en tierra extraña, en una socie-
dad alienante y alienada? ¿Cómo se puede reír, cuando
aún no están secas todas las lágrimas sino que brotan
diariamente otras nuevas?
Hace algún tiempo pasó por nuestros escenarios la
obra El violinista en el tejado. Presenta a Tewje el

12 13
2. El dominio por el juego y el
entrenamiento para la liberación

1. TEORÍAS CRÍTICAS SOBRE EL JUEGO

Desde la Revolución francesa y desde los comien-


zos de la industrialización existen multitud de teorías
histórico-culturales y filosóficas sobre el sentido y sig-
nificación del juego para el hombre, pero pocas son las
que parten de la realidad social existente y de la función
política de los juegos 1 . Es a partir del tiempo en que

1. F. J. J. Buytendik, Het spel van mensch en dier ais openba-


ring van levendriften. Amsterdam 1932; Id., Der Spieler, en Das
Menschliche. Stuttgart 1958, 208-229; J. Huizinga, Homo ludens.
Vom Ursprung der Kultur im Spiel. Hamburg 1956; F. G. Jünger,
Die Spiele. List-Bücher 128, 1959; H. Rahner, Der spielende Mensch.
Einsiedeln 1952; E. Fink, Spiel ais Weltsymbol. Stuttgart 1960.
De entre los más recientes trabajos teológicos hay que mencio-
nar D. Solle, Imaginación y obediencia. Sigúeme, Salamanca 1972;
H. Buhr, Das Glück und die Theologie. Stuttgart 1969; G. M. Mar-
tin, Wir wollen hier auf Erde schon... Stuttgart 1970; Harvey Cox,
Las fiestas de locos. Ensayo teológico sobre el talante festivo y la
fantasía. Madrid 1972; D. L. Miller, Gods and games: toward a
theology of play. New York 1970; R. E. Neale, In praise ofplay:
toward a psychology of religión. New York 1969; A. A. van Ruler,
Gestaltwerdung Christi in der Welt. Über das Verháltniss von Kirche
und Kultur. Neukirchen 1956; V. Gardavsky, Hoffnung aus der
Skepsis. München 1970.
15
todo está corrompido, sólo la más bella de las artes
el hombre se ve obligado a trabajar disciplinada y ra-
está libre de la corrupción política». «En el bello esplen-
cionalmente en empresas industriales cada vez mayores
dor del arte tiene su plenitud la revolución de la libertad,
y a desterrar de su mundo laboral lo jocoso como algo
ahogada por los abusos y manipulaciones políticas».
desfasado, cuando el juego se convierte en problema
teórico. Por eso sus reflexiones sobre el juego nacen a Por tanto, aquí, en el imperio del esplendor estético,
impulsos de la nostalgia romántica o utópica de la sim- se cumple el ideal de igualdad, cuyos partidarios gusta-
plicidad de un mundo infantil perdido o aún no al- rían tanto ver realizado en su esencia. La «república
canzado. pura» como la «iglesia pura» no existen sino en los círcu-
los selectos de las almas bellas.
En la época del maquinismo industrial se une de buen
grado la alabanza del juego con la crítica cultural impreg- «Busca refugio en la callada estancia del corazón,
nada de melancolía por la pérdida de lo infantil, de lo cuando la vida te acongoje. La libertad anida sólo en
arcaico y de lo religioso en el mundo moderno. Entre- el dominio de los sueños y lo bello florece nada más
nado en el autocontrol y en la reflexión, el europeo se que en el canto», decía poéticamente Schiller. Y así
siente, con la más absoluta elementaridad, infeliz y torpe pensaban muchos intelectuales alemanes que vivieron la
contemplando en África o en América latina los coros revolución sólo en el plano ideal y la aceptaron única-
y danzas de los «indígenas», como él los llama con cierto mente como «revolución en la manera de pensar». Se
aire de superioridad. da el nombre de «partidarios entusiastas» a los que
quieren ver realizado políticamente el estado feliz de
La revolución industrial, que puso a sus propios
«libertad, igualdad, fraternidad», cuando en realidad lo
artífices fuera de juego, no es sino el anverso de las re-
son aquéllos que se entusiasman estéticamente con él
voluciones políticas iniciadas con la Revolución fran-
y llegan a un entendimiento con la falta de libertad e
cesa. Si nos remontamos a sus orígenes nos encontra-
igualdad política.
mos con que las teorías sobre el juego en Alemania es-
tán inspiradas en las revoluciones políticas y, al mismo La atención puramente estética a la libertad del
tiempo, no intentan otra cosa que absorberlas en el es- juego no es contrarrevolucionaria, en contra de lo que
píritu cultural. Friedrich Schiller, en cuya obra Über die afirman los obstinados realistas de la revolución. Se
asthetische Erziechung des Menschen («Sobre la educa- trata de la conocida y repetida versión mística ultra-
ción estética del hombre») 2 se inspiran hasta el día de mundana de la esperanza mesiánica en el cambio. Es
hoy la mayor parte de las reflexiones sobre el juego, se la vuelta de la desilusión externa a la emigración inte-
entusiasmó en un principio con la Revolución francesa, rior, de la derrota política al camino espiritual de las
pero acabó apartándose de ella tras los crímenes de Marat Indias. Los soñadores del tiempo de la Reforma pasaron
en el mes de septiembre. La estética sustituyó en él a la de la mística a la revuelta política y, después de los fra-
liberación política. «Por la belleza es como se camina casos, se convertieron en gentes pacíficas. Muchos neo-
hacia la libertad», dice en la carta segunda. Pues «donde místicos y hippies en América son el resultado de los
desengaños que siguieron al movimiento en favor de
los derechos del ciudadano. La libertad del juego se
2. 11793,21795.

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2
convierte así en sustitutivo de las libertades políticas parnos críticamente del juego, comenzando por un
imposibles de conseguir. Pero estas esperanzas políti- análisis crítico desde fuera.
cas se guardan de nuevo para mejor ocasión en aquellas Indudablemente que esto despoja al juego de su pla-
formas lúdicas de la «luz interior». cer desinteresado; mas también pudiera ser que la aliena-
Todas las teorías sobre el juego vienen a parar a la ción de lo alienado dejara ver lo que realmente le es pro-
afirmación de que el juego en sí mismo tiene sentido, pio. Intentaremos pasar de un análisis crítico de los jue-
pero que hacia fuera carece de él y se presenta como gos desde su aspecto externo en la sociedad a un aná-
inútil. El que se pregunta por la utilidad del juego es lisis de la sociedad desde la interioridad del juego. Puede
desde luego un estropeajuegos; de ahí que las teorías que alguien, al principio, no quiera seguir participando
sobre el juego no se pregunten por el lugar que han de en el juego, porque abriga sospechas contra los que lo
ocupar los juegos en la vida social de hoy y que pres- emprenden, pero al final acabará jugando para suplan-
cindan de sus funciones sociales y políticas. Con ello tarlos, es decir, que terminará no jugando para ellos,
pierde rápidamente importancia el tema al ser extraído sino contra ellos.
de la trama de intereses en los que de hecho se encuen-
tran implicados los juegos. El tema «juego» es, de suyo,
seductor, porque en el juego se olvida uno del resto del 2. PAN Y JUEGOS
mundo. La teoría considera exclusivamente al juego en
sí mismo y puede ser utilizado, por tanto, para cualquier Panem et circenses era la divisa del emperador ro-
tipo de intereses. mano. Dadle pan al pueblo y estará satisfecho. Llevadlo
Una teoría crítica del juego tiene que partir de fe de cuando en cuando al circo y será feliz. Evidentemente
pregunta: cuibono?¿a quién sirve? Esto suena induda- que el hombre es por naturaleza amante de su libertad;
blemente a simple capricho de estropeajuegos, pero en por eso deja que la opriman, pero no que se la quiten
realidad es un medio único para desenmascarar a los completamente.
jugadores tramposos. En una sociedad en la que el tra- Todo gobierno represivo tiene que dejar espaciadas
bajo somete al hombre a lavados de cerebro y a aliena- válvulas de escape que dejen pasar el vapor concentrado
ción es natural que los juegos del descanso y del tiempo de la agresión provocada por él, para que el recipiente
libre, de las artes y agrupaciones amistosas, lleven la no se desborde. «Por una vez no pasa nada», se dice,
marca de la alienación de la verdadera vida. En tal caso y con esto queda saneada la moral trabajosamente apren-
la vida verdadera y sana no puede ser descrita simple- dida, así como la adusta disciplina, y el dominio se hace
mente con las categorías estéticas de esta sociedad. Por más llevadero.
más que afirmen lo contrario, tales ensayos dan siempre Los cesares llevaron al pueblo a la arena para que
la impresión de «jugueteo» y de esnobismo, incosteable saciara sus instintos sanguinarios en las luchas de gla-
mientras la sociedad esté como está; y, además, puede diadores. Y aun sus víctimas les estaban agradecidas:
deformar a los hombres de la manera que frecuentemen- «Salve César, los que van a morir te saludan». Ocasio-
te lo viene haciendo. Por eso ahora queremos ocu- nalmente los generales victoriosos permitían a sus sol-

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dados que les cantaran coplas de burla. También a los Urlaub («licencia») da a entender, se concede una pausa
dictadores modernos les gusta promocionar el deporte para estar en condiciones de volver a producir otra vez
y pagan bien a los superentrenados profesionales, con y para cobrarle afición al trabajo, en vez de ser al con-
los cuales llega a identificarse el pueblo y de lo que se trario, trabajar para poder tener mejores vacaciones y
siente orgulloso. Para los de espíritu más tranquilo es- para vivir con más libertad.
tán las colecciones de sellos con sus raros ejemplares en Como término del argot militar la palabra «licencia»
todas sus modalidades y variantes. {Urlaub) revela claramente su contexto servil. El centro
También la moral tradicional necesita de vez en de gravedad de la vida descansa en el servicio, en el tra-
cuando, para ser cumplida, interrupciones y excesos. bajo. Incluso las restantes diversiones sólo sirven para
Los tiempos del ayuno eclesiástico se hacen más llevade- descargar y descansar. El hombre adaptado y reglamen-
ros si van precedidos de un carnaval agotador. La iglesia tado necesita cada tarde su película policíaca en la te-
medieval procuraba en determinadas épocas situarse por levisión, que le ofrece una aventura que no puede acon-
encima de su realidad absoluta y convertirse en objeto tecer en su mundo monótono. Se identifica con los hé-
de burla, p. e., como sucedía en la fiesta del asno, en la roes del oeste, él el pequeño hombre en zapatillas que
fiesta de los locos y en las diversiones de pascua. Según revive su fortaleza masculina. Su mundo carente de vi-
la narración de Lesskow El exorcismo, tanto el embria- vencias lo viene a completar el turismo con el «tufo
gador baile nocturno como la penitencia matutina del del ancho mundo». Los colorines de los anuncios de
monasterio entre lágrimas de contricción tienen la misma viaje le prometen encuentros con otros países y con
finalidad: sacar a la existencia de su aburrida medio- otras costumbres, pero con lo que tropieza en los cam-
cridad 3. ping y en las playas vuelve a ser parecido a lo suyo y
Las suspensiones ocasionales son evidentemente muy rara vez logra arrancarse de sus propios círculos. Los
propias de la economía de un dominio que es irreconci- turistas son asegurados incluso contra el mal tiempo,
liable con la libertad, de una moral en desacuerdo con y son importadas las típicas charangas bávaras o las
los instintos del hombre y de la reflexión espiritual chicas hawaianas de Munich o de San Francisco. El
que paraliza los sentimientos espontáneos. Los excesos carnaval se celebra hoy más que nunca. Se convierte en
que derivan del juego exigen, pues, un reglamento en los el opio de la hermandad del pueblo. «Cada Jeck es dis-
casos normales. tinto» suelen decir en el carnaval de Renania, pero so-
¿Qué función desempeñan entonces los juegos ? Des- lamente como «Jeck» no como hombre. Por una vez se
empeñan una función de alivio para los pesares que los es distinto, pero sin que medie ningún cambio. Se juega
preceden o los siguen. Y así la sociedad moderna de a ofrecer alternativas a la vida normal, porque apenas
producción amplía, en beneficio propio, los lugares y existen en ella 4.
espacios para el descanso. Como la misma palabra

3. N. S. Lesskow, Die Teufelsaustreibung, en Weg mis dem 4. Cf. H. M. Enzensberger, Einzelheiten I: Bewusstseinsin-
Dunkel. Leipzig 1952, 190-207. dustrie. Frankfurt 1964.

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Estos espacios de juego de la libertad tienen una abrirse y disponerse, pero cree tener que conquistarla
significación importante para el dominio y el trabajo y la mata incluso en el tiempo libre.
y sus correspondientes disciplinas y sistemas morales. De esta forma, a primera vista, encontramos en los
En ellos queda suspendido el estado normal (función conocidos espacios de juego de la libertad en esta socie-
suspensiva) 5 y se descargan las tensiones y obligaciones dad, formas de un trato alienado con la felicidad y de
cotidianas (función distensiva). El estado de excepción un intercambio coaccionado con la libertad. No obs-
que así se produce, se torna tan limitado que es un ser- tante, un trato alienado con la felicidad siempre es un
vicio a la vida normal y la distensión tiene que dejarnos trato con la felicidad. Como válvulas de escape de los
listos nuevamente para futuras tensiones. En definitiva, fracasos diarios tales juegos son juegos de la libertad,
los espacios de juego de la libertad en las vacaciones y aunque naturalmente se trata de la libertad de los coac-
diversiones sirven para una nueva estabilización de la cionados y a favor de la coacción. Cuando Theodor
moral laboral y de la obediencia política. Rara vez tiene Adorno opina que «no existe vida auténtica en lo falso»
lugar en ellos lo que a Harvey Cox le hubiera gustado tiene que mantener, sin embargo, que una falsa vida es
encontrar 6, a saber, la afirmación gozosa de la vida y todavía vida. «Un perro vivo es mejor que un león
una alternativa al esquema cotidiano de trabajo, al com- muerto» (Ecclo 9, 4b).
portamiento convencional y a la mediocridad.
La libertad que se busca, se preludia en zonas sin
peligro y la alegría que se quisiera respirar, se emplea 3. JUEGO LIBERADOR
como compensación de trabajos sin alegría. A esto se
enfrenta el que hombres que han perdido la costumbre Los movimientos de emancipación, concretamente
del ocio y la ociosidad, por haber hecho de la «plena los de «emancipación humana del hombre», no pueden
dedicación» su ideal, tienen que «emprender algo» con renunciar al juego de la libertad por aquello de que
su tiempo libre. Después de haberse hecho con su tra- se ha abusado de ella y se seguirá abusando. La causa
bajo tienen que «hacerse» también con su tiempo li- revolucionaria con su ética de recriminaciones, protes-
bre, con lo que no hacen sino prolongar el ritmo de su tas y exigencias, se vería obligada a admitir por este
trabajo en el tiempo libre, sólo que con otros medios. procedimiento la sociedad de producción de la cual
Las industrias de tiempo libre les ayudan comercial- quiere liberar al hombre.
mente a saber emplearlo. Ahora bien, el que «se hace» «No estás en el mundo para divertirte», decían los
con su tiempo libre está violando su propia libertad. puritanos a sus hijos. «No estás en el mundo para
La libertad le vendría espontánea simplemente con divertirte», dicen los neopuritanos. La inexistente hu-
manidad de la vieja sociedad los daba cita en las barri-
cadas de la crítica. La humanidad de la nueva sociedad
5. G. Lukács, Aesthetik, II Teil I. Neuwied 1963, 577 s. coloca es mencionada entre ellos sólo como exigencia abso-
en primer plano el «carácter suspensional de la esfera estética».
En el acto estético descansa el hombre de la acción impuesta. luta. Así, entre la crítica y la exigencia, quedan flotando
6. H. Cox, Las fiestas de locos. Ensayo teológico sobre el en la «intranquilidad del ir para allá y para acá buscando
talante festivo y la fantasía. Madrid 1972.

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una reconciliación sin encontrarla», como diría Hegel 7 . en peligroso para aquellos que están convencidos de que
Es por este camino como los restos de humanidad desa- «confiar es bueno, pero el control es mejor» (Lenin).
parecen totalmente de la historia. Y así, la historia de Lo opuesto es justamente lo verdadero y humano:
las revoluciones y reformas de la vida ofrece hasta el «el control es bueno, pero confiar es mejor».
momento una escandalosa paradoja. Una sociedad represiva no puede liberarse por el
La Reforma protestante impugnó, mediante la fe simple hecho de ajustar las válvulas de escape y dirigir
que justifica sin las obras de la ley, la justificación por la presión contenida hacia esfuerzos mayores. A lo más
las obras que defendía la sociedad eclesiástica medieval que puede conducir esto es a la transformación de una
con sus penitencias, indulgencias e instituciones limos- sociedad irreconciliada en otra distinta. Es «la revolu-
neras. Por eso la Reforma suprimió las festividades, ción del abuelo», como burlonamente decían los estu-
los juegos y las válvulas de escape de aquella sociedad. diantes parisinos y los kabautes de Amsterdam.
Las consecuencias, para aquéllos que aún querían creer Para una emancipación humana del hombre tiene
en la justificación por la sola fe, fueron la ahorrativa mucho más sentido liberar los juegos alienantes del
sociedad puritana y el mundo industrial del trabajo. control de los intereses dominantes y convertirlos en
En ninguna otra parte se promovió tanto la moral de entrenamientos para la libertad del hombre y de una so-
producción como en los países protestantes, principal- ciedad más libre. Hasta ahora las bases para una trans-
mente en Escocia y Suavia. formación se han tomado siempre de la organización
El mundo feudal del trabajo y la diversión fue eli- del trabajo y se ha venido a parar irremediablemente
minado en la Europa oriental por las revoluciones so- en un tipo distinto de organización de trabajo, no menos
cialistas. Prometieron al hombre la liberación humana, necesitado de cambio.
en realidad para convertir al pobre Stachanow en el ¿Qué pasaría si la liberación del hombre comenzase
santo del super-deber y a Prometeo en un archipuntual por las formas existentes de juego y por los espacios
realizador de planes, para ganar batallas de producción libres de juego de su libertad ? Significaría el engrande-
con brigadas paramilitares de trabajo y sembrar la tris- cimiento del tiempo libre y el ensayo de anticipaciones
tesse adusta en los paraísos de los talleres. En Praga y alternativas para un futuro más humano en las zonas
la revolución de 1948 cerró aquellos 2.000 cafés, cerve- donde se busca el alivio y la distensión. Significaría li-
cerías y tabernas, donde esa misma revolución había berar los juegos del control de los especialistas en llenar
sido discutida y preparada en los días de la aceptada el tiempo libre y promover una nueva autonomía. Sig-
monarquía k.u.k. El deporte socialista de masas actúa nificaría el paso de una fantasía reproductiva, que re-
entonces de válvula de escape. La libertad queda bajo pite en el tiempo libre el ritmo del mundo laboral, a una
control. Si, a pesar de todo, se consigue un renacimiento fantasía productiva en favor de un mundo más libre.
de las artes creativas, como sucedió en Praga con la El juego se torna desesperanzador y pierde su gra-
famosa discusión sobre Kafka, termina por convertirse cia cuando sólo sirve para olvidar durante algún tiempo
lo que es imposible cambiar. Se descubre la alegría de
7. G. W. F. Hegel, Aesthetik. Berlín 1955, 95. la libertad anticipando en el juego otras maneras y for-

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mas de ser, que abren camino en la inmutabilidad de una nueva y quizá mejor manera de integrarlas en la
lo que ya es. Se tiene complacencia en el juego y se ex- vida política, sino que tiene que resaltar mucho más
perimenta placer en el jugar ingrávido, cuando desde su efecto liberador, que es lo que se pretende.
aquí se amplían las perspectivas críticas para la transfor- La subcultura del chiste político se muestra al vivo
mación de un mundo, ya de suyo tan agobiante. El sen- en las dictaduras. La desfiguración de la imagen del
tido de los juegos es, en este caso, idéntico al de las dictador y de su propaganda, los dobles sentidos y la
artes, a saber, construir junto a las circunstancias dia- comicidad producen efectos liberadores. Juegos, chis-
rias y corrientes del hombre las «anti-circunstancias» y tes, caricaturas, parodias, imitaciones, equívocos cons-
las «contra-circunstancias» (McLuhan) 8 y posibilitar cientes son otros tantos medios de emancipación para
mediante una confrontación consciente la libertad crea- los que ya están cansados y agobiados. Las danzas
dora y las alternativas para el futuro. Se juega entonces medievales de la muerte despojaban a los organismos
no con posibilidades irreales, sino con posibilidades oficiales de sus condecoraciones y símbolos estatales.
reales; no con el pasado para librarse de él durante Era un respiro para el pueblo. Análogos efectos de «des-
algún tiempo, sino más bien con el futuro para cono- arme» pretendía La barca de los locos de Sebastián
cerlo. Frank reflejando la alta sociedad.
El hombre se libera en el juego y se libera ante todo Con tales medios sacudían su yugo los impotentes.
de la opresión del sistema de vida vigente, percatándose La sorpresa de tales situaciones les desviaba del camino
gozosamente de que no tiene que ser en absoluto así de la angustia a donde aquel yugo les había conducido.
como es y como se afirma que tiene que ser. Al soltarse En esa liberación de la angustia y en la burla del señor
repentinamente las cadenas, se ensaya el paso erguido. divinizado —en realidad, un simple enano— radica la
En el juego se pueden desarrollar el entrenamiento de potencia de los impotentes. Aquel que no siente miedo
la fantasía productiva en orden a la libertad de expre- —pero ¿quién es el que en realidad no lo siente?— no
sión y a otro tipo de contactos humanos. Los juegos, es fácilmente dominable, aunque, claro está, puede ser
las libertades y las diversiones desempeñan funciones fusilado. Los sabios estoicos y los mártires cristianos
socio-psicológicas en la sociedad actual. Las hemos des- intentaron demostrar esto a los antiguos tiranos sobre
crito y calificado como funciones de suspensión, alige- la arena. De esta forma atravesaban decididos el lugar
ramiento y compensación y las hemos comprendido en del suplicio, ya a la manera estoica «sin temor ni espe-
su efecto estabilizador con relación al mundo del tra- ranza», ya a la cristiana con «esperanza cuando ya no
bajo y del poder. Nuestra defensa del juego, de la li- hay nada que esperar».
bertad y de la felicidad en sus funciones anticipadoras Con los mecanismos del miedo y de la preocupación
y experimentales de un mundo distinto y como posturas se nos sujeta al suelo. La libertad comienza allí donde
de tanteo de un nuevo estilo de vida, no quiere significar súbitamente se deja de tener miedo. Todo acaba con la
muerte y, por tanto, la vida es de alguna manera todo;
8. M. McLuhan, Understanding media: the extensions of man.
tal es el pilar más firme de las ideologías de poder. «La
Introduction to the second edition. New York 1964. mort est nécessairement une contre-révolution», se leía

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en mayo de 1968 en un mural de París. Todos los movi- 3. El juego teológico
mientos liberadores comienzan con un par de hombres
que pierden el miedo y se comportan de modo distinto de la complacencia divina
a como esperaban de ellos sus dominadores. O como
diría Kurt Marti 9 :

Esto vendría bien a ciertos señores...


pero llega la resurrección,
distinta, muy distinta de como la pensamos.
Llega la resurrección
que es la insurrección de Dios contra los dominadores
y contra el dominador de dominadores: la muerte.

Estos versos nos sitúan ya en medio del juego teo-


lógico, en el juego liberador de la fe, junto a Dios frente
a la violencia maligna de la angustia y la cruel asfixia del
ansia que produce en nosotros la muerte. La fe en la
resurrección, en efecto, constituye el espíritu de insu- En teología nadie se interesa por las categorías es-
rrección frente a «la alianza con la muerte» (Is 28, 15); téticas. La fe ha perdido también la alegría desde que
es esperanza en la victoria de la vida, que devora a la se siente obligada a desterrar la ley del viejo mundo
muerte, contra la muerte que devora la vida. con la ley del nuevo. Su propia libertad le parece inútil
en un mundo donde todo tiene que ser útil y valioso.
Intenta hacerla útil y, al intentarlo, frecuentemente la
estropea. Todo ha de convertirse en ética, con lo que
queda paralizada la tradición teológica, tan rica en imá-
genes y categorías estéticas. Nosotros queremos recon-
siderar esa tradición teológica con absoluta sencillez;
por eso comenzamos formulándonos preguntas infan-
tiles. Las preguntas infantiles son muy difíciles de res-
ponder cuando se ha dejado de ser niño. Y, no obs-
tante, el mundo de los mayores está inconscientemente
envuelto por las preguntas insistentes y sorprendidas de
los niños.

9. K. Marti, Leichenreden. Neuwied 1969, 62 s.

28 29
1. ¿POR QUÉ CREÓ DIOS EL MUNDO? '! mundo e intentamos con el juego libre dar una respuesta
i al distinto-absoluto. O nos hundimos de miedo en el

Así pregunta el niño que ha dejado de serlo. Aprende abismo del mundo y nos, agarramos a cosas sin conte-
que en el mundo de los mayores todo tiene sus razones, nido. Si no existe en el mundo ninguna base sólida en
pero ¿tiene el mundo también su razón? La pregunta la cual todo se afirme con razones y finalidades, entonces
metafísica tropieza desde siempre con la realidad abierta, el mundo es o el desierto del absurdo o el juego del dis-
sin fondo o abisal. Desde Heráclito se ha empleado a tinto-absoluto 2. «El mundo... un portón mudo y frío
menudo el juego como símbolo cósmico del mundo. que se abre hacia miles de desiertos. El que pierde lo
«El curso del mundo es un niño que juega, que co- que tú perdiste no se para en ninguna parte», es la queja
loca aquí y allá las piezas de su rompecabezas; es el metafísica del nihilismo de Nietzsche. Mas la sabiduría
reino del niño», dice el fragmento 52 de Heráclito (Diels). de Dios dice: «A diario era yo su delicia y delante de
Esto significa que originariamente el producir tiene ca- él jugué en todo tiempo» (Prov 8, 30). Se trata de la sa-
rácter de juego. Jugando se integran los dioses y los biduría de la creación. No concede al mundo y a la vida
hombres en la totalidad del mundo y jugando muestran mayor o menor importancia que la que corresponde
su belleza y su orden. Como un juego es el flotar del a la creación, que ni es divina ni antidivina. No es Atlas
mundo en el espacio. Por todo esto el reino le pertenece soportando la carga del mundo en sus hombros, sino
al niño. el niño sosteniendo una pelota en sus manos.
«El mundo carece de base», es la exposición que hace La fe responde de un modo infantil a la pregunta no
el filósofo Eugen Fink de este símbolo cósmico x. tan infantil del niño y la sabiduría teológica culmina
en la libertad de los hijos de Dios. No existe fundamen-
Por nuestra apertura al mundo y porque en esta apertura tación alguna racional de que exista algo y no sea la
de la existencia humana se nos muestra el horizonte de un nada la que todo lo cubre. La existencia del mundo no
saber en torno a la carencia de fundamento del todo exis-
tenciante es por lo que, en última instancia, podemos jugar.
es necesaria. Lo ha expresado la teología al interpretar
el mundo como «creación divina», en la siguiente re-
A la falta de fundamento del mundo en su última flexión : si la creación fuese necesaria para Dios, Dios no
instancia corresponde el juego, como adecuada posi- sería su «creador libre»; si, por el contrario, fuese ca-
bilidad del hombre. Si el mundo no nos da un suelo sual o accidental desde la eternidad, el creador libre
firme bajo los pies, nos da al menos, y quizá por eso, ! no sería Dios, sino un demonio caprichoso. ¿Cómo es
la razón del juego. Justamente porque el equilibrio pa- posible, pues, entender esta libertad de Dios en la crea-
rece ser tan hábil, son las figuras del juego tan move- ción? Por ser libre creación, el mundo no puede ser una
dizas y los jugadores tan ágiles y veloces. exteriorización necesaria de Dios ni una emanación
En el momento en que la gravedad de la tierra los
atrae, pierden el juego. Jugamos en el mundo y con el
2. Esta es la alternativa que propone A. van Ruler al final de
su estudio Gestaltwerdung Christi in der Welt. Über das Verhalt-
1. E. Fink, Spiel ais Weltsymbol. Stuttgart 1960, 237. niss von Kirche und Kultur. Neukirchen 1956.

30 31
esencial de su plenitud divina; Dios es libre. Tampoco bre, sin embargo, sólo puede jugar con algo que, a su
obra arbitrariamente. Cuando crea algo, que no es vez, juega con él. Si juega, se pone a sí mismo en juego
Dios ni es la nada, este algo tiene su razón de ser no en y se juega también con él. Con la nada no puede jugar.
sí mismo, sino en la complacencia divina. La creación Únicamente puede jugar en el amor.
es un juego de Dios, un juego de su insondable e ines- Existen, no obstante, analogías. El juego es, como la
crutable sabiduría, el lugar de recreo para el desarrollo creación, una expresión de la libertad, pero no de la
de la gloria de Dios. arbitrariedad, ya que está vinculado a la alegría del crea-
¿Qué es, pues, la complacencia divina, puesto que dor en su creación y al placer del jugador en el juego.
en ella estriba la razón de la sinrazón del mundo? La Juego y creación aunan seriedad y jocosidad, tensión
complacencia es un comportamiento gracioso, muy en y distensión. El jugador se compenetra con su juego y
consonancia y correspondencia con Dios. Dios no ha lo toma en serio, pero, al mismo tiempo, se trasciende
creado al mundo ni de su esencia ni de su libertad; no a sí mismo y a su juego, por tratarse de un juego. Rea-
tenía por qué ser necesariamente. Mas la creación guarda liza su libertad sin sacrificarla, se exterioriza sin vaciarse.
una profunda proporción con Dios de alguna manera; A la libre creación por pura complacencia divina como
si no, no se alegraría en ella. Esto se puede expresar sim- símbolo cósmico corresponde la filiación divina como
bólicamente en categorías de juego. símbolo antropológico. Es lo que quiso indicar Jesús
volviéndose de los niños a los apóstoles: «En verdad os
Cuando decimos que el Dios creador juega, se esconde en digo: quien no recibe el reino de Dios como un niño
esta imagen la intuición metafísica de que la creación del no entrará en él» (Me 10, 15). No sabemos si la sentencia
mundo y del hombre, aunque plena de sentido divino, en
de Heráclito era conocida en tiempos de Jesús y si llegó
modo alguno representa un hacer necesario3.
a sus oídos. Los padres de la iglesia que nos han tras-
Con este giro «plena de sentido, pero no necesaria» mitido el dicho de Heráclito vieron siempre en él algo
han descrito Huizinga y otros muchos también el juego de común 4.
humano en contraposición al trabajo que se corona con
éxito y con ganancias.
La teología tiene que aportar aquí una pequeña dis- 2. ¿PARA QUÉ CREÓ DIOS EL MUNDO?
tinción. La palabra que emplea el antiguo testamento
para el crear de Dios es bará y se aplica exclusivamente Así pregunta el hombre que hay en el niño y que
al producir de Dios, nunca al hacer del hombre. Cuando interrumpe los juegos porque necesita objetivos con los
decimos «el Dios creador juega», jugar tiene en este que realizarse más seriamente. El Dios creador no es
caso un sentido muy distinto que cuando se aplica a un deus faber. Para realizarse no necesitaba crear nada.
los hombres. El Dios creador juega con sus propias
posibilidades y hace de la nada lo que le place. El hom-
4. Para comparar las dos sentencias D. L. Miller, The king-
dom ofplay: some oíd theological light from recent literature: Union
3. H. Rahner, Der spielende Mensch. Einsiedeln 1952, 15. Seminary Quarterly Review xxv (1970) 343-360.

32 33
3
Si crea es, como decimos, para alegrarse en la creación, ser» 6. Quien se da cuenta de esto tiene resuelta la an-
para adornarla de riquezas y para hacerla gloriosa, se- gustiosa pregunta existencial «para qué existo, para
gún el lenguaje tradicional. Pero ¿qué significa todo qué sirvo, en qué puedo ser útil».
esto? Nuestra sociedad educa al niño bajo la amenaza
El mundo es un «theatrum gloriae Dei», dijo el se- de unas preguntas existenciales para las que el sentido
vero Calvino, que lo más que se permitía era jugar los de la vida descansa en el servicio, la utilidad y los fines.
domingos por la tarde una partida de bolos. El hombre «Hazte útil, si no quieres ser un inútil», dicen los apro-
ha sido creado para «glorificar a Dios», dice su Catecis- vechados. El que solamente pone el sentido de su vida
mo de Ginebra. «¿Cuál es el fin principal del hombre ?» en lo que tiene de aprovechable y útil terminará nece-
pregunta el Catecismo de Westminster de 1647, que los sariamente en una crisis vital, cuando en la enfermedad
puritanos se saben de memoria. Y responde: «El fin y en la pena le parezca todo, e incluso él mismo, inútil
principal del hombre es glorificar a Dios y gozar para y desaprovechable.
siempre de él» 5. No tiene el hombre que realizar a Ya la pregunta misma del Catecismo por el «fin
Dios, como pedía el humanista Ludwig Feuerbach, para fundamental del hombre» nos induce a confundir ale-
quien Dios era como el ideal de la humanidad futura. gría en Dios y en la existencia con fines y objetivos.
Lo que tiene que hacer es rendirle honor y alegrarse en Quien se deja arrebatar por la alegría en el creador y
la existencia de Dios y en su propia existencia. Es cosa en su propia existencia queda liberado de la angustiosa
que tiene de suyo pleno sentido. El sentido de la vida pregunta existencial por el «para qué». Y de esta forma
humana es la alegría, alegría en el agradecimiento y se hace inmune contra las ideologías dominantes, que
agradecimiento como alegría. prometen al hombre el sentido de su vida, para abusar
de él en favor de sus fines. Se hace inmune también
Esta respuesta anula propiamente la intención de la
contra una sociedad que valora y premia a los hombres,
pregunta ¿para qué ha sido creado el hombre y para
siguiendo un criterio de utilidad y aprovechamiento,
qué estamos en el mundo?, pues la respuesta no ofrece
como energías laborales o consumidoras.
ningún objetivo ético y ninguna finalidad ideal, sino
No es natural glorificar a Dios y alegrarse en él,
que justifica la existencia creada por sí misma. Lo sor-
si a uno se le presenta el mundo como un desierto. La
prendente e inesperado de esta respuesta tiene su impor-
idea de que la alegría en Dios incluye la alegría en la
tancia. La respuesta a la pregunta «para qué existe al-
propia existencia ha sido nublada por la educación
guien» no se resuelve en las finalidades comprobables
puritana del autodominio. El desconfiar de la propia
para las cuales alguien existe, sino en la aceptación de
naturaleza y de sus impulsos y el no fiarse de la exhube-
la existencia misma y en aquello que el biólogo y filó-
rante naturaleza exterior, lejos de abrir a esta alegría,
sofo holandés Buytendik llama «valor demostrativo del
la han amargado. Dando un paso más se puede ascender,
con los biólogos Buytendijk y Portmann, por los nive-
5. Cf. también H. Gollwiteer, Krummes Holz - aufrechter
Gang. München 1970, 177 s. 6. Der Spieler, en Das Menschliche. Stuttgart 1958, 210.

34 35
les de lo viviente y contemplar por una vez la naturaleza expresión y manifestación de aquel «valor demostra-
con la mirada del técnico. Ambos han demostrado que tivo» del que habla Buytendijk refiriéndolo a los ani-
el comportamiento animal puede considerarse ya como males ? La libre autopresentación humana sería entonces
un comportamiento de juego. «Para decirlo sencillamente, el eco humano de la complacencia de Dios en su crea-
que los pájaros cantan más de lo que les permite Darwin», ción y la glorificación de Dios vendría a ser la alegría
asegura Buytendijk. Juntamente con Portmann afirma manifestativa de la existencia. Por el placer sin amarras
también que la plenitud teleológicamente injustificada del vivir finito y por el sí a esta belleza mortal el hombre
que se pone de manifiesto en el lujo desbordante de participaría más íntimamente en el placer infinito del
especies, en el esplendor de los colores y en las formas creador.
hipertélicas, conducen al biólogo al concepto de auto- Un día estaba Pallieter, el de la novela de Félix
presentación. La naturaleza presenta no sólo el aspecto Timermans, apoyado en un árbol, como solía, con las
de la propia conservación y de la conservación específi- manos en los bolsillos de los pantalones y contem-
ca de estructuras prácticas, sino también una verdadera plando complacido el juego de los rayos del sol en las
ostentación de riqueza, y en esto consiste la libertad 7 . hojas. Alguien pasó y le hizo la pregunta acostumbrada:
Esta autopresentación o «valor demostrativo del ser» «¿Qué haces ahí?». A lo que él respondió: «Existo» 8 .
acompaña los niveles de lo viviente y llega, según sus Para justificar nuestra existencia solemos proponernos
posibilidades, a una plenitud provisional en el hombre. algo o quererlo o hacerlo, como si nuestra existencia
¿No responde esto quizá a aquella concepción del estuviera justificada y fuera bella por eso, cuando en
mundo que expresa Pablo en el capítulo octavo de la realidad ocurre al revés, que nuestra existencia está
carta a los romanos, según la cual la nostalgia de la cria- justificada y es bella antes de que hagamos algo o deje-
tura anhelante se orienta hacia la revelación de la li- mos de hacerlo. Si trabajamos, ha de ser por el ocio.
bertad de los hijos de Dios, en cuanto que la criatura Por este motivo los romanos llamaban al trabajo nego-
misma será liberada de la servidumbre de su ser tran- tium, no-ocio. Y cuando prospera, la alegría le es ya
sitorio? Si esto es así, tampoco el hombre está a solas contraria desde su comienzo. Ocio elaborado y alegría
con su tormento en un desierto mudo y frío. Su tormento construida no saben bien.
refleja el tormento de la criatura esclavizada y, en su
«Si el hombre se entiende como libre y sabe utilizar
libertad, incoada con el espíritu de la filiación divina,
su libertad, su actividad es un juego», ha dicho, después
la criatura encuentra también su libertad.
de Schiller, Sartre. ¿Cómo se presenta el correlato ob-
Esta libertad no puede ser la del que explota y somete
jetivo de esta libertad del hombre en el mundo? Para
la naturaleza, una libertad que tiene más de enemistad
la esperanza en nuestra autorrealización y la definitiva
que de comunidad. ¿En qué estriba, pues, tal libertad?
aclimatación de la identidad (Bloch) el mundo tiene que
¿No es en la gozosa alegría de la existencia, en el placer
puro no dominador del juego libre y en el gusto por la

8. Cf. H. J. Schultz, Auch Gott nicht fertig. Stuttgart 1969,


7. Según F. J. J. Buytendijk, Der Spieler, 210 s. 133 s.

36 37
ser un proceso abierto 9. A la esperanza del hombre co- bres hacen suya en el curso de la historia, sino el abso-
rresponde la apertura del mundo cara al futuro. Para luto-distinto ante el que quieren presentarse en el curso
el homo faber, que primeramente se ha de crear a sí de la misma. Lo que siempre importa humanamente,
mismo por faltarle la autoposesión, el mundo es un tanto en el trabajo y producción de medios de vida como
«laboratorium possibilis salutis», un campo experi- en las formas sociales y en las manifestaciones cultura-
mental de una posible salud y de una posible insalu- les, es la autopresentación u . En los procesos de todas
bridad. Si él mismo es objeto de su propia experimenta- las cosas que utilizan los hombres, se expresa siempre
ción, tenemos al hombre-laboratorio; si se trata de ex- el valor demostrativo ontológico. Quien produce algo
perimentación ajena, al hombre-casa laboral. La con- se presenta a sí mismo, aunque sólo sea merced a las
cepción del mundo como historia o como «país de posi- pequeñas diferencias personales que introduce en el
bilidades ilimitadas» responde muy bien al «Not-yet- trabajo fijado. Es un presentarse ante y delante de, que
compuosion in the American soul», al impulso fáustico con su presencia responde juntamente a una llamada.
y al apatridismo de Ahasver 10. Los hombres se encuen- La autopresentación implicada ahí no se identifica con
tran de hecho, con sus padecimientos, esperanzas y la autorrealización a través del trabajo, puesto que el
creaciones, en una historia abierta. Pero ¿en qué con- juego creador del expresarse no depende de los logros,
siste y de qué consta de suyo esta historia abierta? aunque naturalmente con ellos pudiera conseguirse
¿Consiste en el espacio universal de la naturaleza o en algo.
la nada o en el estar ante Dios? Teológicamente hablando la creación apunta a la
Los hombres están en la historia, pero la historia historia, como pone de manifiesto el antiguo testamento.
misma se encuentra, a su vez, en el absoluto-distinto. Pero también la historia apunta a la nueva creación,
No es lo absoluto-distinto de esa naturaleza que los hom- como asimismo manifiestan los profetas y el nuevo tes-
tamento. La libertad impele no solamente a su reali-
zación, sino también a su presentación y celebración.
9. E. Bloch, Zur Ontologie des Noch-Nicht-Seins. Frankfurt Exige ser realizada y también celebrada. La libre activi-
1961, 15 s. dad o actividad libre del hombre se puede llamar, con
10. Existe aquí un interesante paralelismo entre William Ja-
mes y Ernst Bloch. En el centenario del nacimiento de James, en Sartre, «juego», pero entonces el mundo, correlato obje-
el 1942, tuvo Bloch una conferencia en Cambridge, Mass., en la tivo correspondiente, se ha de entender como espacio de
que adujo la siguiente cita de James: «Las realidades flotan en un
extenso mar de posibilidades, de entre las cuales han de ser esco- recreo. Carente de base y de suelo el mundo ha de ser
gidas» (Philosophische Aufsátze. Frankfurt 1949, 64). En el escrito justamente por esto el lugar libre destinado a la libertad
anteriormente citado {Zur Ontologie des Noch-Nicht-Seins 1961, 32),
se encuentra la misma imagen con parecidos motivos en boca de del juego creador en correspondencia con el absoluto-
Bloch: «Lo real está cercado por un mar de posibilidades y una distinto. Lo que entonces está en juego no son las rea-
y otra vez continúa emergiendo de este mar un nuevo trozo de
realidad...». El influjo de la impaciente alma americana en aquel
país de posibilidades, al parecer, ilimitadas en el mundo de imáge-
nes filosóficas de Bloch no es pues tan pequeño como algunos 11. Con la distinción entre producción y presentación indico
piensan. Con el nuevo giro hacia el juego, la fiesta y la meditación los fenómenos psicológicos que ocupan la atención de H. Plessner:
quiere sacudir hoy la joven América la fiebre de acción y «refres- cf. Zur Anthropologie des Schauspielers en Zwischen Philosophie
car la historia». Cf. Harvey Cox, Las fiestas de locos, 44 s. und Gesellschaft. Bern 1953, 180-192.

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lizaciones, los éxitos y las conquistas, sino las bellezas colores, los tonos y las palabras y ellos se convierten
infinitas y las libertades finitas correspondientes a la en sus compañeros de juego. Habla y responde, es ac-
infinita alegría del creador. tivo y pasivo, donante y receptor al mismo tiempo.
La seriedad moral y política del hacer de la historia En el juego no es ni señor ni siervo. Todo lo cual vale
queda reemplazada por la alegría despreocupada en la ya se trate de los juegos en la vida como del juego de
existencia. En modo alguno esta alegría despreocupada la vida.
se hace superflua, sino que más bien es conservada y
Cuanto más profundamente progresa el análisis existencial,
protegida contra lo demoníaco y la desesperación, la tanto más claramente aparece que el hombre tiene aún la
autodivinización y auto-odio del hombre, contra la lo- posibilidad de ser más que el jugador del juego, el que se
cura del cumplimiento y la resignación del incumpli- oculta jugando. Se opera en ese momento una transforma-
miento. Las tareas sociales y políticas, si se toman en ción misteriosa. El hombre siente que el amoroso funda-
serio, son excesivamente grandes. La responsabilidad mento envolvente de su existencia juega con él un juego
maravilloso. Quiere decir esto que qui perd gagne, que el
infinita acaba por arruinar a un hombre, pues él es so- que pierde gana, como afirmó el poeta Charles Péguy12-
lamente hombre y no Dios. Yo creo que es la risa la
que tiene que mediar entre la ilimitación de las tareas y Causa malestar y extrañeza, en efecto, que el libro
la limitación de las fuerzas. «Si no fuera porque pode- sobre los padecimientos del justo Job, sufriendo ino-
mos tomar a broma tantas cosas, tendríamos que estar centemente, represente el destino en el marco de una
llorando y no podríamos hacer otra cosa», dicen con apuesta celestial entre Dios y Satán, y que también el
razón los que de verdad están dedicados al trabajo. Fausto de Goethe comience con un prólogo en el cie-
El mundo como historia es el símbolo necesario del lo 13. ¿Se pretende con esto superar mediante el juego
homo faber. En tanto que símbolo cósmico el juego tiene la sed insaciable de Fausto y el sufrimiento desahuciado
que revestir ciertamente formas arcaicas, pero rebasa de Job? Charles Péguy quiere expresar aún más alu-
el mundo de la historia, si con él se asciende o a los al- diendo a aquel juego de la gracia en el que el perdedor
bores del pensamiento o a la escatología del ser. El gana y el perdido es salvado, los pobres son saturados
juego, en tanto que símbolo cósmico, supera las cate- y los ricos despedidos vacíos; juego sorprendente es-
gorías del hacer, del tener y del lograr, para situarse catológico en el que «los últimos serán los primeros y
en las categorías del ser, de la existencia auténticamente los primeros los últimos». El comprender este juego de
humana y de la alegría demostrativa que en ella experi- la gracia, que todo lo transforma, significaría la renuncia
mentamos. Frente a la productividad acentúa la crea- al último resto de orgullo por nuestras realizaciones y
tividad y frente a lo ético lo estético. El trabajo pesado a nuestra liberación del egoísmo y la autocompasión,
se convierte en alegría, danza, canto y juego. Lo cual para entonar el «sí» de la gracia llenos de admiración.
beneficia mucho al trabajo mismo. Esto nos lleva ya al corazón de la siguiente pregunta.
El juego creador del hombre es un permanente ju-
gar con algo, que juega, a su vez, con el jugador. Juega 12. F. J. J. Buytendijk, Der Spieler, 229.
con las olas del mar y éstas juegan con él. Juega con los 13. Cf. G. M. Martin, «Wir wollen hier auf Erde schon...».
Stuttgart 1970, 79 s.
40 41
3. ¿POR QUÉ SE HA HECHO DIOS HOMBRE? ración de Jesús. El otro grupo lingüístico, «gloria»,
que sirve para expresar contenidos análogos, se encuen-
¿Por qué precisamente Jesús de Nazaret ? Así pregunta tra además en las narraciones de la resurrección de
la fe que hambrea inteligencia y la inteligencia que no se Jesús. Y esto quiere decir que no existe en Dios nin-
decide a creer sin percibir sus razones. ¿Tuvo Dios que gún motivo determinante que le obligue a hacerse hom-
hacerse hombre para conciliar su justicia y su miseri- bre en Jesús de Nazaret o a cambiar el rumbo de la mi-
cordia, su santidad y su amor? ¿Ha hecho necesaria la seria de los hombres. Simplemente le gustó hacerlo así
venida del Salvador el pecado de los hombres? Y, a su amor insondable.
aunque así fuese, ¿por qué precisamente en aquel tiempo ¿Fue entonces algo arbitrario? podríamos pregun-
y en aquel rincón del mundo? preguntaba el filósofo tar de nuevo. Y las proclamas de la fe ¿son también
igano Celso. ¿Por qué no ha aparecido el hijo de Dios afirmaciones arbitrarias? Diremos que entre necesidad
en muchos cuerpos al mismo tiempo? Por lo demás, y arbitrariedad se da un tertium. La revelación de Dios
no es propio de la idea realizarse solamente en un único en Jesucristo no era necesaria para Dios mismo, pero
individuo, decían sus continuadores Lessing y David tampoco arbitraria. Le cuadra profundamente y por-
Friedrich Strauss. que la contradicción de la crucifixión de Jesús responde
La tradición teológica ha entendido siempre que la tan profundamente a la esencia del amor de Dios por el
encarnación de Dios es necesaria por la culpa de los hombre perdido, es por lo que la fe lo llama «hijo».
hombres. La exposición de la miseria, a la que ha ve- No fue la miseria humana lo que obligó a Dios a venir
nido a parar el hombre por su pecado, proporciona en carne, sino su propio amor libre e indebido. Con
justamente el pretexto negativo para comprender el este amor responde Dios a la miseria de sus criaturas
nuevo giro que toma la miseria. Es el poner ésta al y, además, crea algo nuevo para ellas.
descubierto en el hombre como se nos hace compren- La historia de Cristo no se ha de entender solamente
sible la necesidad de un salvador. Con ello explicaba como la medida obligada de Dios para solucionar la
ciertamente la tradición por qué Dios tuvo que hacerse miseria y restablecer el viejo juego de la creación. Cierto
hombre, pero no por qué quiso hacerse hombre y por que el amor se deja llevar de la compasión para con el
qué precisamente en Jesús de Nazaret es donde acontece amado hacia un tipo de compasión determinado por su
este nuevo rumbo de la miseria de los hombres. En la miseria, pero en cuanto amor precede al compadecerse
historia de Jesús se oculta una contingencia histórica y a la compasión. Rebasa el simple cuidado del enfermo,
indeducible de cualquier dato e irreconstruible mediante para buscar la salud de una nueva vida. Al pecador
sistemas teológicos, pero esta casualidad histórica des- le es necesario el salvador, pero él viene por su libre
cubre la libertad de Dios en medio de las miserias hu- impulso, rebasando la miseria y la liberación de la mi-
manas y del cambio divino que ellas experimentan. seria, para situarnos en el futuro libre aportado por él.
La segunda área del grupo «complacencia» en ter- La nueva creación que brota de la salvación, no es
minología bíblica recoge por esto la exposición de los la vieja creación restablecida o simplemente reparada,
acontecimientos del nacimiento, bautismo y transfigu- sino una nueva creación frente a la vieja. Es un nuevo

42 43
juego. El pecado no es una mancha sucia, caída en la pecto es teoría de una praxis, bajo el segundo pura teo-
blanca vestidura del hombre y que se puede lavar. No ría, es decir, contemplación que transforma al contem-
es el pecado el que tiene que soltarse del hombre, sino plante en contemplado. Por tanto, doxología.
el hombre del pecado, decía con auténtica visión Lu- La libertad de hablar con Dios y de Dios arranca
tero. Lo cual acontece no solamente por una repara- de la alegría en Dios; no puede ser impuesta. El verda-
ción de las faltas o por la curación del hombre enfermo, dero conocimiento no es impositivo ni puede realizarse
sino porque el hombre muere a la ley, al pecado y a la por imposición autoritaria o lógica necesidad de asen-
misma muerte, para despertar a una nueva vida. A esto timiento; supone la libertad. El conocimiento de Dios
se refiere Pablo, cuando dice que la gracia se ha hecho es un arte y, si se me permite la expresión, un juego
sobreabundante allí donde dominó la culpa. No es, sublime. Aunque la historia de Dios en Cristo y por él
pues, el simple logro divino de una reparación. Dios en los hombres que sufren parte de la complacencia
aparece como algo necesario frente al estado de miseria divina, y la libertad de Dios en la historia de la salva-
humana, pero de Dios en Cristo se puede hablar sólo ción no puede ser reconstruida mediante un sistema ra-
a partir de la libertad de Dios que es amor. No se debe cional, ¿es posible entender esta historia con las cate-
hablar de Dios si no es preciso, dice con razón Bult- gorías estéticas del juego?
mann. Solamente se puede hablar de Dios, si Dios mis- Es posible que Jesús haya llorado, pero no se habla
mo comienza a hablar, dice con más razón Barth. nunca de que Jesús haya reído, a pesar del artículo de
Una cosa es descubrir la miseria, en la que el hablar Harvey Cox en «Play-Boy» 14. De aquí ha deducido,
de Dios se hace necesario; otra es, sin embargo, la li- la tradición dogmática, con su absoluta falta de humor,
bertad de hablar entonces de Dios. Esta la inaugura la impecabilidad de Jesús: risu abstinuit, nunca rió. En
Dios mismo. La teología es al mismo tiempo necesaria cambio, el salmo veterotestamentario lo que espera de
y no necesaria. Se hace relevante para el hombre en el nuestra existencia salvada es el« entonces nuestra boca
reino de la miseria y la necesidad, aunque surge de la se llenará de risas».
admiración por la historia de Cristo y de la alegría de Según Lucas, los ángeles, embargados de presenti-
la gracia inmerecida de Dios, que nos habla desde esa mientos, cantan y alaban a Dios por el nacimiento
historia. En esta admiración y en esta alegría es como del niño en el pesebre, mientras que los soldados, aje-
penetra el reino de la libertad en el reino de la miseria nos a lo que ocurría en el Gólgota, se juegan a los da-
y la necesidad, rompiendo sus ataduras. En el primer dos bajo la cruz la túnica de Jesús, después de haberle
aspecto la teología cristiana es, en efecto, la teoría de puesto en ridículo anteriormente como rey de espinas
una praxis que transforma la miseria: teoría de la pre- y arlequín en cumplimiento de órdenes superiores. La
dicación de la comunidad, de los servicios litúrgicos y vida de Jesús está, según los evangelios, bajo el signo
de las ayudas. En el segundo, por el contrario, la teolo- del pesebre y de la cruz, de la soledad y del crimen.
gía cristiana es, al mismo tiempo, alegría desbordante Con estas desgracias fracasan todas las categorías es-
en Dios y juego libre de pensamientos, palabras, imáge-
nes y cantos con la gracia de Dios. Bajo el primer as- 14. God and the Hippies: Play-Boy (1968) 15.

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téticas. Cuesta entender los sufrimientos y tormentos tido clásico, Jesús no murió como «loco». En una pa-
del Cristo abandonado como un juego serio de amor a labra, el Gólgota no es Oberammergau.
los hombres, al modo como alguna vez lo han entendido Otra cosa es la Pascua. Aquí comienza en realidad
los místicos. Ni se puede describir la historia de la cruz la risa del redimido, la danza del liberado y el juego
como una astucia del demonio que engaña a Dios, tal creador de nuevas respuestas concretas a la libertad
y como algunos teólogos de la iglesia antigua trataban inaugurada, aunque todavía en circunstancias tales que
a veces de explicar. Tales categorías de juego están aquí no dejan excesivo margen a la risa. Harvey Cox debería
fuera de sitio. haber tomado mucho más en serio la cruz de Cristo con
En el plano lingüístico son más frecuentes en los su figura de «Cristo arlequín» 16, para hacer despertar
evangelios las expresiones tomadas del mundo de los con la resurrección el epíritu festivo y la alegría de la
esclavos, del trabajo y del sufrimiento. Como dice el fantasía. La muerte de Jesús no es ninguna broma. El
himno de la carta a los filipenses, cesó en su juego de que percibe a Dios en el grito de Jesús abandonado,
ser semejante a Dios, tomó figura de esclavo y se hizo abandonará el inocente juego religioso con los dioses.
obediente hasta la muerte de cruz. Al que tomó esta Mas he aquí que con su muerte por la fuerza de la re-
figura de esclavo le costaron nuestras culpas sudor y surrección «se ha convertido la muerte en burla», como
trabajo, dicen los creyentes. Por sus heridas y no por su dijo Lutero; aunque aún exista la muerte, se entiende.
vida feliz hemos sido salvados, dicen los libertos. El reconocimiento de la resurrección de Cristo provoca
Hugo Rahner viene a caer en un pensamiento gnós- en los creyentes la mofa sobre «el mundo con su gran
tico-doceta, cuando dice: ira» (Paul Gerhardt). Los cánticos pascuales celebran
desde muy antiguo la victoria de la vida, riéndose con
Lo que se presenta en la superficie como destino y sufri-
miento o, cristianamente, como participación en la aniqui- exorcismos de la muerte, burlándose del infierno y pro-
lación aparentemente insensata de la cruz, es para los mís- vocando a los señores de este mundo. Esto mismo nos
ticos, que contemplan la realidad a través de los velos, el manifiesta la canción pascual en 1 Cor 15, 55-57:
juego maravillosamente imaginado del amor eterno, juego
tan variada y cuidadosamente imaginado, como sólo lo Sumióse la muerte en la victoria.
puede hacer el amor15. ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
¿Dónde tu victoria, infierno?
¿Es, pues, la cruz de Jesús un velo de carne sufrida Gracias sean dadas a Dios
y atormentada, a través del cual se puede contemplar que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo.
un cielo alegre con el sol radiante del amor de Dios?
Opino que la cruz debería quedar fuera del juego, tex- Hasta en la época de la ortodoxia protestante, de
tualmente y en serio. El grito de muerte de Jesús no reconocida sequedad, solían los predicadores cuares-
cabe, a pesar de Bach, en las categorías del canto. Si su males comenzar sus sermones con un chiste 17. La risa
muerte no se puede entender como una tragedia en sen-
16. Harvey Cox, Las fiestas de locos, 157-176.
15. H. Rahner, Der spielende Mensch. Einsiedeln 1952, 52. 17. Fr. Flógel, Geschichte des Groteskekomischen. Ein Beitrag

46 47
anula la seriedad del ataque y le hace perder su valor Crucificado, donde se nos descubre la gloria del Dios
desde el momento en que pone al descubierto su inata- venidero. De su humillación nace nuestra salvación.
cable libertad y superioridad justamente allí donde las Con su viaje al infierno abre a los presos el cielo de la
potencias dominadoras de este mundo han especulado libertad; de ahí, que la cruz de Cristo siga siendo
con el miedo y el sentimiento de culpabilidad. Como el para los liberados el signo de la esperanza en esta tierra.
aliado de estas potencias dominadoras es la muerte, Se refleja incluso en su propia vida. La vida pascual es
quiere decir que con la pascua comienza la rebelión de un canto libre al Padre en medio de los suspiros de la
los libertos contra los vínculos que los esclavizan. La criatura esclavizada (Rom 8). En medio de los gritos
rebelión no procede de exigencias morales, sino del de las criaturas atormentadas muestran los hijos de
alegre agradecimiento por la libertad. Tiene un funda- Dios una insospechada libertad, gritando, a pesar de
mento metamoral en la fe de la resurrección. todo, «Abba», Padre amado. Realmente no tienen para
La pascua se inaugura como una fiesta, ya que la ello más motivo que el de formar una comunidad con
pascua es una fiesta en la que Cristo resucitado celebra Cristo, radicada en la unidad de la «fuerza de la resu-
un sacrificio de alabanza y agradecimiento por la sal- rrección» con la «comunidad de los sufrimientos de
vación y se sienta con los suyos a la mesa. Epifanías Cristo», y viceversa.
pascuales y cenas festivas se encuentran unidas origi- El anticipo de la nueva creación, operado espiritual-
nariamente en el cristianismo. Por medio de la comida mente por la libertad del creyente, nos conduce más
es como el Resucitado, caudillo de la vida contra la profundamente que antes a la solidaridad con los do-
muerte, introduce a los suyos en su nueva vida y los hace lores del mundo. La «fuerza de la resurrección», como
participar de sí mismo. La eucaristía está llena de re- llama Pablo a la libertad, nos incorpora al seguimiento
cuerdos de la cruz y llena de esperanza en la nueva crea- del Crucificado y a la comunión con aquellos pobres
ción. Y la unidad de recuerdo y esperanza es una de- abandonados, de los que el Crucificado se constituyó
mostración de la alegría presente por la gracia. Pascua en hermano. Por más que esto suene a contradicción,
significa resurrección, libertad y alegría, pero pascua la correspondencia es realmente inevitable. Sólo el que
es resurrección de Cristo crucificado. es capaz de felicidad puede dolerse de los padecimientos
La pascua no supera a la pasión de Cristo hasta tal propios y ajenos. Quien puede reír, puede también llo-
punto que no debamos pensar más en ella; más bien, rar. Quien tiene esperanza es capaz de aguantar con el
cualifica la cruz de Cristo como acontecimiento saba- mundo y sentir sus dolores. Cuando la libertad se va
neo. El Resucitado es el que se nos adelanta a morir acercando es cuando comienzan a doler las cadenas.
en la cruz por nosotros, para abrirnos al futuro glo- Cuando el reino de Dios está cerca, es cuando se em-
rioso y libre de Dios. No es en las exigencias infinitas pieza a sentir la profunda sima del abandono de Dios.
ni en los sueños de la fantasía, sino en presencia del Cuando se puede amar, porque se siente el amor, tam-
bién se puede sufrir, asumir el dolor y vivir con los muer-
tos. El acontecimiento pascual en el mundo lo evidencia
zur Geschichte der Menschheit. Liegnitz-Leipzig 1788, trae muchos
ejemplos del risus paschalis, de la risa pascual. una vida que es alegría de la liberación, solidaridad

48 49
4
con los encadenados, juego en la existencia redimida, dominio y de la muerte en el mundo. La libertad pas-
dolor de la existencia no salvada. cual no se puede convertir, por tanto, en huida y olvido
¿Pueden jugar los creyentes? ¿No tienen algo más del mundo, sino que conduce a la aceptación crítica
importante que hacer ? El juego presupone en todo caso de la situación mundana con sus momentos inacepta-
la inocencia. Sólo los que carecen de culpa, a saber, bles, y a su paciente transformación hasta convertir
los niños y los que por el amor se han liberado de la al mundo en la ciudad libre de los hombres. Por eso
culpa, pueden jugar. El culpable se ha destruido a sí se unen vitalmente en los libertos a un mismo tiempo
mismo y, por haber perdido su espontaneidad, no sabe el reír de la pascua y el sufrimiento de la cruz. No so-
jugar bien, no sabe perder y ganar deportivamente. lamente ríen con los que ríen y lloran con los que lloran,
Está en sí mismo dividido y vacila entre la auto-afirma- como propone Pablo en Rom 12, 15, sino que ríen con
ción y el auto-odio. El culpable emplea el chantaje los que lloran y lloran con los que ríen, como recomien-
consigo mismo, valiéndose de una imagen que él no es; dan las bienaventuranzas de Jesús. Su juego está crí-
de ahí que él puede ser también objeto de chantaje. ticamente dirigido en todo momento contra los opreso-
Mas la fe es una nueva espontaneidad y un suave res; de aquí que provoque una y otra vez la opresión
sentido. Al creer nos sentimos más en conformidad de aquéllos que, porque temen la libertad, prohiben
con nosotros mismos y cobramos nueva confianza en la risa.
nosotros, porque se ha confiado en alguien más de lo El final de la historia de Cristo está, pues, lleno de
que merecía y de lo que jamás pensó. El sentido de la la alegría en la complacencia divina y del juego del
pascua es liberar de la opresión de la culpa y de la rei- hombre liberado. Sólo la historia, en sí misma, posee
teración insistente del mal. La pascua inaugura la li- la seriedad de la muerte. Hugo Rahner prefería hablar
bertad, que borra fronteras y nos orienta hacia el juego del juego serio-alegre, según la idea del pensamiento
de la nueva creación. Todo lo cual es posible y tiene griego sobre la virtud, mas con esta orientación hacia
sentido porque existe un infierno y una desesperanza el justo medio no pasó el dintel de la historia de Cristo.
que han sido superados de una vez para siempre por la La dialéctica de la resurrección y crucifixión de Cristo
muerte de Cristo y se han convertido en pasado para no se explica ni con la doctrina platónica sobre el justo
los libertos. La cruz de Cristo no pertenece al juego medio entre seriedad y alegría, ni con la sabiduría del
mismo, pero hace posible el nuevo juego de la liber- Eclesiastés, para el que sólo Dios es serio y todo lo de-
tad. El sufrió para que volvamos a poder reír. Murió más hay que tomarlo tranquila y jocosamente. En la
para que podamos vivir en libertad. Entró en el in- cruz de Cristo Dios toma al hombre con la seriedad de
fierno del abandono para que se nos abriera a noso- la muerte, para desvelarle la alegre libertad de la pas-
tros el cielo de la libertad. Se hizo esclavo de los es- cua. Dios toma sobre sí el dolor de lo negativo y el des-
clavizados, siervo de los siervos, para que éstos se amparo del juicio divino, para reconciliar los enemigos
conviertieran en señores libres de todas las cosas. y para hacer a los ateos el regalo de su comunidad.
Resurrección y libertad pascual tienen a su espalda Sin esta dura dialéctica teológica de muerte y vida,
la cruz de Cristo y enfrente el fin corporal de la ley, del infierno y cielo, destrucción y reconciliación, las teorías

50 51
antropológicas y religiosas del juego se quedan bor- ¿No se estancaría la vida histórica si cumpliese al-
deando el manierismo y el esnobismo. Por no tomar en guna vez su finalidad? Para una vida que consigue su
serio la muerte, no puede tampoco la vida entrar en el pleno sentido mediante finalidades y objetivos, la vi-
juego de la libertad oportunamente. sión del cielo produce escalofrío, ya que no presenta
«Todo es inútil», dice el nihilista y se desespera. más que un infinito aburrimiento sin finalidad.
«Todo es realmente en balde», dice el creyente y se ale- La escatología cristiana no ha concebido jamás el
gra de la gracia, que se da de balde, y espera un nuevo fin de la historia como una jubilación o el día de la paga
mundo, en el que todo se da y se obtiene gratuitamente. o como finalidad cumplida, sino absolutamente a modo
«Todos los que estáis sedientos venid al agua; los que de una cosa sin finalidad, como canto de alabanza in-
no tenéis dinero venid y comprad sin dinero y de balde finitamente gozoso, rueda de los redimidos en torno a
vino y leche», prometían los profetas del antiguo y del la plenitud trinitaria de Dios y armonía total de alma y
nuevo testamento (Is 55, 1; Apoc 22, 17). cuerpo. No espera un cielo metaterreno para almas des-
poseídas de cuerpo, sino un nuevo cuerpo penetrado
por el espíritu y libre de la represión de la ley y de la
4. ¿CUÁL ES EL OBJETIVO FINAL DE LA HISTORIA? muerte. Nunca describe la alegría existencial de la nueva
creación salvada y libre con los colores de una vida
Tal es la pregunta que hace el homo faber, en cuyo tarada por las penas, los trabajos y las culpas. Sus des-
mundo laboral todo tiene que tener su finalidad y en cripciones evocan, como tan bellamente ha dicho Ernst
el que lo que carece de ella carece también de sentido Bloch, lo que para todo el mundo ha sido la niñez:
y es por tanto producto del mal. Su dios-ídolo, el deus risa despreocupada, admiración extasiada de la riqueza
faber, tiene que revelar los fines que le fija a su historia. y bondad de Dios y nueva inocencia. Pinta el final de la
Mas, la pregunta por un fin en la historia ¿es real- historia con categorías estéticas.
mente la pregunta escatológica ? Pensar escatológica- Esto no quiere decir que el hombre, al final de su di-
mente significa pensar una cosa hasta el final. Ahora fícil proceso evolutivo, se ha de convertir en un niño.
bien, ¿existe una tal finalidad en la historia al final de El infantilismo no es la solución de sus problemas. Ló
sus cosas, de sus hombres y de sus circunstancias? que quiere decir es que se ha de hacer como un niño.
Si es que existe, al final de todas las cosas, un fin al- Tal es el futuro del homo faber. Sin duda que el fin de
canzable, sería mejor que este fin no se cumpliera nunca, la historia serán un novum y en realidad totaliter aliter,
pues un fin cumplido despojaría a la vida de su finalidad. si ha de surgir de la salvación de una vida que está siem-
La búsqueda infinita de la verdad sería entonces mucho pre necesitada aquí de salvación. Para describir esto
mejor que la posesión eterna de la misma. Escatología, no basta la negación de lo que aquí, en la vida presente,
en cuanto que es reflexión sobre lo último, será el astuto se experimenta como negativo. Las analogías de este
método de mantener el fin y de prorrogarlo una y otra absoluto-distinto indescriptible han de ser tomadas de
vez, para que permanentemente se nos vaya mostrando aquella vida del niño que precede al mundo del homo
como fin en lo provisional. faber. Las imágenes de la novedad futura no proceden

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ber, la complacencia en el juego, que es el punto de (un-endlich) y lo «indefinido» (end-los). La alegría lla-
conjunción del Dios libre y del hombre liberado. El mada «celestial», índice de las «alegrías celestiales» tan
hombre jugará allí con «el cielo y la tierra, el sol y todas difícilmente imaginables, tiene ya sabor de eternidad;
las criaturas», dijo Lutero. en cambio, los tormentos del infierno no se pueden
llamar «eternos», sino solamente infinitos. A juzgar por
Todas las criaturas conocerán el placer, el amor y la alegría la experiencia, eternidad y tiempo no son dos catego-
y reirán contigo y tú con ellos, incluso corporalmente19. rías que dividan dos mundos, ya que en realidad están
unidas con la alegría y el dolor. De esta forma tiene sen-
La reflexión cristiana sobre el final menciona, además
tido esperar en la eternidad cuando decimos «tú me
del futuro, la eternidad. «Eternidad» se ha hecho pala-
enseñarás el camino de la vida, la hartura de tus bienes
bra difícil de entender para los que viven un ritmo cada
junto a ti, las eternas delicias junto a tu diestra» (Sal 16,
día más acelerado. «Eternidad» suena a intemporali-
11). Quien siente en el dolor la infinitud del tiempo puede
dad e incorporeidad. «Eternidad» procede, al parecer,
amar la eternidad que presiente en la alegría infinita.
de la cosmovisión griega donde los dioses viven en la
eternidad y los hombres en el tiempo pasajero.
En un mundo no acabado y en el que aún existe la
risa y el llanto, la eternidad se puede entender como un 5. ¿Es Dios BELLO?
futuro que, sin dejar de ser futuro, es sin embargo pre-
sente. En cuyo caso la eternidad es más bien un hoy Sobre la «gloria de Dios» y «glorificación del hom-
que invariablemente es más que solamente un hoy 20. bre» no hablan demasiado los léxicos teológicos mo-
En este sentido la eternidad se experimenta en la alegría, dernos. El Lexicón für Theologie und Kirche, católico,
ya que la más alta experiencia temporal de la alegría remite al artículo «Ehre Gottes» (gloria de Dios), en
es su propia intensidad. Banalmente expresado equivale el que se prueba con distinciones jurídicas que Dios no
a decir que para el hombre feliz no pasa el tiempo ni procura su honra con espíritu egoísta. El Religión in
las horas. El júbilo reflejado en los himnos habla de una Geschichte und Gegenwart, protestante, en su artículo
alegría «sin tiempo». La «eternidad» es in-finita en esta «Ehre» (gloria), trata exclusivamente de la honra del
experiencia, pues en la alegría no se sabe «encontrar hombre. Y, no obstante, kabot y doxa son términos fun-
el fin». El «tiempo» es, a su vez, experiencia de dolor, damentales en el antiguo y nuevo testamento. El único
la experiencia eterna del tormento. El dolor dice: «¿no teólogo en la tradición protestante continental que se
se acabará esto nunca?». El dolor se hace infinito. Existe ha atrevido a llamar «bello a Dios» es Karl Barth 21.
una gran diferencia entre lo que se ha llamado «infinito»
Dios nos ama como un Dios que es digno de amor. Esto
es lo que expresamos cuando decimos que Dios es bello.
19. WA 36, 600; 45, 356.
20. Cf. Fr. Rosenzweig, Der Stern der Erlosung. Heidelbergx
31954, 176 s. También en Tomás de Aquino la eternidad parece en
el tiempo como futuro atrayente y deseado. 21. K. Barth, Kirchliche Dogmatik II, 1, 734, 739.

56 57
Barth habla de la belleza de Dios para explicar la de Cristo, centro de atención en la iglesia oriental, ni
gloria de Dios: para la doxología. Las categorías estéticas de la nueva
libertad han cedido ante las categorías morales de la
No podemos desconocer que Dios es glorioso en el modo nueva ley y de la nueva obediencia. Si la fe libera de
como irradia alegría y que es todo lo que es no sin la be-
la ley, de la culpa y de las ataduras del vivir sin Dios,
lleza, sino justamente en su belleza.
muchos dirán inmediatamente que no basta una tal
libertad de, que es preciso fijar la libertad para.
¿Qué es lo que contribuye a la comprensión de la
Andan buscando nuevas leyes y objetivos del obrar,
gloria de Dios? Al dominio de Dios responde con toda
mientras que Pablo tenía dicho en la carta a los gála-
claridad, en nuestra comprensión tradicional, la obe-
tas (5, 1) que Cristo «nos ha rescatado para la libertad»
diencia del hombre. Que Jesús es el Señor es verdad
y no para nuevas leyes. Tal rescate para la libertad no
en la medida en que existen hombres dispuestos a obe-
significa liberarse de una ley para someterse a otra;
decerle. Mas esta manera de entender el dominio y la
es liberarse de trabajar a la fuerza y de no tener más
obediencia convierte el dominio divino en magnitud
remedio que trabajar. Nos hacemos libres no solamente
ética y es protagonizada únicamente en la seriedad de
de la ley vieja y extraña, sino también, por así decirlo,
la existencia moral, ya por la obediencia ya por la pro-
de la ley de la propia libertad. Esta libertad ante la obli-
testa. ¿Responde, sin embargo, realmente este subrayar
gación de actuar se expresa insuperablemente en la
la nueva obediencia a la libertad para la que, según
festiva alegría de la libertad.
Pablo, Cristo ha librado a los que estaban esclavizados
En las tradiciones del antiguo testamento las refe-
por la ley?
rencias a la gloria de Dios en determinadas teofanías
El concepto complementario de dominio de Dios apuntan un doble sentido 22. Se experimenta tanto el
estriba, según el uso bíblico, en la gloria de Dios. Es temor de Yahvé como la gloria de Yahvé. El kabod
el despliegue fastuoso de Dios, de su belleza y de su de Yahvé tiene rasgos acentuadamente míticos. El
amabilidad. A esto corresponde, por parte del hombre, salmo 97 dibuja la gloria de Dios con truenos, rayos y
la admiración, la veneración y la alabanza y junta- fuego devorador. En el profeta Ezequiel aparece la glo-
mente la libertad que se manifiesta en el agradecimiento, ria en forma de tormenta, nubes, rayo y ruido de aguas.
el placer y la complacencia en lo bello. Le corresponde El documento sacerdotal, más elaborado, lo representa
el amor a Dios, que no sólo se exterioriza moralmente claramente como sustancia ígnea radiante, insoportable
en el amor al prójimo, sino también estéticamente en el para el hombre. «El que ha visto a Dios debe morir»
juego festivo ante Dios mismo. El acento unilateral del (Ex 33, 20). Moisés tiene que esconderse en la grieta de
dominio de Dios en la iglesia occidental, y concreta- una roca porque le fue permitido contemplar la be-
mente en el protestantismo, ha colocado la existencia lleza de Yahvé que pasaba de largo y seguir viviendo
cristiana bajo categorías jurídicas y moralistas. Cristo (Ex 33). Después de sus encuentros con Dios en el
es descrito en esta teología como profeta, sacerdote
y rey, dejando apenas espacio para la transfiguración
22. Cf. el artículo doxa en ThW II, 240 s.

58 59
monte su rostro despide un resplandor deslumbrante, resucita Jesús de la muerte vergonzosa (Rom 6, 4).
ante el que los israelitas se llenan de temor, hasta tener Hasta lo más íntimo de la doxa del Padre ha sido resu-
que cubrir su rostro. Si la «gloria de Dios» en el antiguo citado y exaltado (1 Tim 3, 16). Dios le ha resucitado de
testamento se puede llamar bella, lo es sólo en el sentido entre los muertos y le ha dado la gloria (1 Pe 1, 21).
de las elegías a Duino del religioso Rilke: Si para el antiguo testamento la gloria de Dios es el
conjunto que integra el futuro esperado de Dios (Is 40,
Lo bello no es otra cosa que el comienzo de lo terrible 5), la resurrección de entre los muertos del Crucificado
que podemos soportar y admirar, implica y significa la resurrección para el futuro de
porque desdeña tranquilamente el destruirnos. Dios.
Lógicamente han podido aplicarse a Cristo las mis-
Las tradiciones israelitas no han cultivado especial- mas expresiones de gloria. Si ha resucitado para la glo-
mente tales acontecimientos. Son, en efecto, irrepeti- ria de Dios que ha de venir, esta gloria suya y de su des-
bles. Las tradiciones de estos encuentros con Dios po- tino se introduce, a su vez, en la miseria de este tiempo.
nen de manifiesto insistentemente la «palabra de Dios», Si ha resucitado para el futuro de Dios, este futuro pe-
pero no las circunstancias acompañantes visibles, en netra, a su vez, por él en el presente. De ahí que el lu-
las que esto sucedió. Cuando, por el contrario, los pro- gar de «Dios de la gloria» (Hech 7, 2) pueda susti-
fetas anuncian el futuro dominio de Dios en términos tuirse por «señor de la gloria» (1 Cor 2, 8). El esplendor
de juicio y promesa, todos estos anuncios del Dios, que de la gloria divina se refleja en el rostro de Cristo e ilu-
dividen en dos la historia y predicen el futuro, desem- mina a su través los corazones de los hombres, a la ma-
bocan últimamente en la teofanía sensible de Dios, nera como el Creador hizo salir la luz de las tinieblas
esto es, en la gloria de Dios que llena todos los pueblos. el primer día de la creación (2 Cor 4, 6).
Los anuncios históricos, declarando la voluntad de Según los evangelios sinópticos en el nacimiento de
Dios en oráculos y mandatos, apuntan a la glorificación Jesús y en su transfiguración, se hace visible el esplendor
de Dios definitiva y universal, en la que él mismo estará divino, mientras que rara vez utiliza el término doxa al
presente con el ser de una nueva creación. La escucha de hablar del Jesús terreno. Lo reservan para las apariciones
la palabra de Dios se ha de centrar, pues, en la contem- del Resucitado. Juan ha sido el que por primera vez
plación definitiva de su gloria futura. En esta perspec- identificó totalmente el Cristo glorificado con el Jesús te-
tiva escatológica la esperanza de la visión de Dios tiene rreno, de forma que se pueda hablar también de la doxa
origen no solamente griego, sino también israelita. No del Jesús terreno. Es cierto que para Juan el conoci-
lo enseñará el uno al otro, pues lo verán todos, como miento de la gloria de Jesús es asunto de fe y no de vi-
es, cara cara, se dice en Jer 31, 34. sión inmediata; pero precisamente esta fe contempla la
En el nuevo testamento doxa significa también glo- gloria de Cristo, de modo paradójico, en su pasión y
ria divina, esplendor divino, poder divino y resplandor muerte. La crucifixión de Jesús es, no obstante lo que
visible divino. Con la doxa se describe tanto la divini- tiene de vergonzoso, su glorificación. Su abatimiento es
dad del Padre como la de Cristo. Por la gloria del Padre, su exaltación. Esto quiere decir que Dios se gloría en

60 61
T*

aquel que se hizo esclavo por todos, muestra su des- cubierto» es reflejo de la gloria de Dios, sin tener que
lumbrante resplandor en el que sufrió una muerte de ocultarlo por miedo o por vergüenza. Está, en efecto,
abandono por todos los abandonados, muestra su ho- lleno de la «esperanza de la gloria» (1 Cor 1, 27). Sobre
nor haciendo de la vergüenza de Jesús en la cruz su esta base la tradición dogmática ha entendido la justi-
propia vergüenza. Esto cambia radicalmente nuestras ficación de los impíos como el principio de su glorifi-
ideas sobre la gloria de Dios. Los señores se cubren con cación y la glorificación como la plenitud de su justi-
el esplendor de la riqueza, los reyes con el honor de su ficación.
autoridad, las naciones incluso buscan su gloire; pero ¿Qué se entiende por esta glorificación del hombre?
Dios muestra su gloria en los débiles, su honra en el La primera carta de Juan subraya que no ha apa-
abatimiento y su esplendor en la cruz de Cristo. recido aún lo que seremos, pero que cuando él, Dios
La gloria de Dios no es el esplendor de un omnipo- mismo, aparezca, seremos iguales a él (3, 2). De la fi-
der metaterreno, sino la belleza del amor que se ha va- liación divina de la fe resulta, pues, la igualdad con
ciado de sí mismo sin perderse y que puede perdonar Dios. Con lo cual no se expresa apoteosis alguna del
sin perder nada de sí mismo. Ahora bien, si en el rostro hombre, que se coloca en lugar de Dios, aunque cier-
del que ha sido crucificado por la ley y los poderes de tamente exprese su transformación definitiva, mediante
este mundo resplandece la gloria de Dios, es que tal la visión cara a cara, en el Dios contemplado, hasta
ley y tales poderes dejan de ser dominadores y no hay una semejanza total. El «eritis sicut Deus» de la ser-
por qué temerlos ni por qué respetarlos más. El que piente en el paraíso se cumple realmente merced a la
ha sido abatido por ellos, es decir, el que ha muerto esperanza de la fe cristiana, pero a partir de Dios. La
en la horca de los malhechores, se transforma en el Al- restauración de la pura creaturidad del hombre se
tísimo. La gloria del Dios crucificado conduce conse- trasciende en una más estrecha comunidad con Dios,
cuentemente a la revolución de todos los valores y des- como se puede presentir aquí en la comunidad con Cristo.
hace el poder de lo que se había divinizado a sí mismo. Que esto no ha de entenderse exclusivamente en sentido
La fe tiene que agradecer su libertad a este recono- espiritual lo subraya Pablo cuando habla de la trans-
cimiento del Dios crucificado. En Cristo crucificado re- formación de este «cuerpo de abatimiento» en el nuevo
conoce el derecho divino a la gracia de Dios que justi- «cuerpo de gloria» (Flp 3, 21).
fica lo carente de tal derecho. En él reconoce también Si después de este breve excurso, al hilo del uso bí-
el poder creativo de Dios, que hace amable lo odioso. blico del término «gloria», replanteamos la cuestión
Y reconoce, asimismo, la belleza de Dios que alegra a bajo el punto de vista de la relación entre ética y esté-
los tristes. Su esperanza se endereza, a consecuencia tica, debemos señalar que en la experiencia de Dios y
de esto, hacia la participación plena de la gloria de Dios. en la vida de fe ambas resultan inseparables. El poder
Así como es justificado de fe en fe (Rom 1, 17), así es de Dios se siente, al mismo tiempo, como gloria y su
también transformado de gloria en gloria (2 Cor 3, 18). belleza como soberanía. Su gloria no se puede reducir
Si, en virtud de la fe, puede levantar su cabeza del polvo a su dominio ni su dominio a su gloria. Lo uno inter-
porque se acerca la redención, también «con el rostro preta, más bien, lo otro y lo defiende de malentendidos.

62 63
Lo bello es lo que contagia la alegría en Dios. Por esto La contemplación de Dios en la imitación del Cru-
se conjuntan admirablemente la nueva obediencia y la cificado se hace viva por la permanente penitencia y el
nueva canción en la correspondiente actitud y respuesta cambio constante de circunstancias. No es posible con-
del hombre. Sin el libre juego de la fantasía y de la do- seguir esa contemplación si se prescinde de esto. La
xología la nueva obediencia degenera en legalismo. La penitencia permanente es el morir diario del hombre
vida cristiana consiste entonces en evitar las cosas que viejo y la renovación del hombre interior, del hombre
no está permitido hacer. Sin la obediencia corporal, nuevo. Esto es doloroso, pero no es más que el reverso
o sea, sin los cambios corporales, sociales y políticos, de la alegría de la esperanza. La transfiguración no es
las dulces canciones y las fiestas de la libertad se con- para presentarla sobre una montaña, aparte del mundo.
vierten en frases hueras. «No se tiene derecho a cantar Tampoco la transfiguración de Jesús aconteció en el
gregoriano, si no se grita en favor de los judíos», repro- camino de la cruz en Jerusalén. La transfiguración del
chaba con razón Bonhoeffer durante las persecuciones rostro cubierto se pone de manifiesto en la transfor-
judías del Reich de Hitler a una iglesia que interior- mación que se opera con el dolor y con la lucha, por
mente se había refugiado en la liturgia. A Bonhoeffer medio de la autotransformación y del cambio de las
le gustaba mucho cantar gregoriano y quizá por eso circunstancias, para que el hombre, junto a los demás
gritaba tan irritado en favor de los judíos condenados hombres, se sitúe a la altura del futuro.
al silencio, porque quería cantar con ellos alguna vez Si, por tanto, la praxis de la transfiguración y de la
en libertad. visión de Dios es penitencia y cambio en la imitación
«El que ha visto a Dios debe morir». «Es terrible caer de Cristo, no por esto han de ser logros dolorosos que
en manos del Dios vivo», se dice. Por tanto a Dios sólo haya que imponerse. La penitencia es alegría como nos
se le puede «ver» muriendo con él y naciendo de nuevo ha mostrado exegéticamente Julius Schniewind 23 . Lo
de él. Si la comunidad de fe con Cristo consiste en ser que libera al hombre de su viejo ser, no son las exigen-
bautizados con Cristo en su muerte, esto quiere decir cias de lo nuevo y del cambio sino que es la alegría de
que aquella muerte se repite. Si la comunidad de fe con lo nuevo lo que lo hace libre y lo levanta sobre sí mismo.
Cristo significa vivir con Cristo, aquella contemplación Si se entiende la penitencia como un retorno del alma
se nos anticipa en el renacimiento a la esperanza. La glo- a su pasado malo y deprimente, naturalmente que esto
rificación del hombre comienza con la experiencia del tiene que ver con nuestra confesión, contrición y «saco
amor de Dios que nos justifica. Por esto, el creyente y cenizas»; pero si la penitencia es conversión al futuro,
contempla ya a Dios, aunque bajo el modo de la es- su concreción será alegría, nueva confianza en sí mismo
peranza y de la conversión. Participando del sufrimiento y amor. También aquí puede uno entristecerse, pero cabe
visible de Cristo en el mundo toma parte de la gloria aceptar el pasado sin perder la propia conciencia, porque
invisible de Cristo. El que así muere y entrega su vida, se puede ser otro y situarse por encima de uno mismo.
ve a Dios. Es lo que justifica la inversión cristiana del
verso de Rilke, aunque suene desatinadamente: «pues
lo terrible no es otra cosa que el principio de lo bello». 23. J. Schniewind, Die Freude der Busse (1940). Gottingen 1956.

64 65
5
La ida de Enrique iv a Canosa no fue penitencia.
La tradición penitencial de occidente acentuó demasiado
4. El juego humano de los
el morir del hombre viejo y se hizo legalista. Y esto libertos
pasaba no sólo en la iglesia. A ella no le fue posible de-
mostrar ni teórica ni prácticamente el evangelio de la
alegría de Dios y de la liberación de los hombres. Pero
si la penitencia, en cuanto conversión al futuro, es la
alegría de la libertad, entonces ha de ser posible, par-
tiendo de esta alegría, operar un cambio en la situación
injusta y opresora de las circunstancias políticas y so-
ciales. Debería tenerse en cuenta no sólo el imperativo
moral, sino la posibilidad de sentir la alegría en él. El
legalismo lo corrompe todo, hasta la revolución de la
libertad.

¿Cómo se convierte el hombre en hombre? Esta es


la pregunta de los hombres que han perdido su huma-
nismo o que aún no lo han encontrado. Queremos ha-
cer coincidir en un diálogo a dos hombres y dos caminos
que históricamente no se conocieron: Martín Lutero
y Karl Marx, cristianismo reformador y humanismo
revolucionario.
El hombre se hace a sí mismo hombre. El hombre
es lo que él hace de sí mismo, dice la doctrina aristo-
télica de la virtud. El ejercicio hace al maestro. A fuerza
de hacernos el justo repetidas veces nos convertimos en
justos. Practicando el humanismo nos hacemos verda-
deros hombres.
Según este concepto, en principio tan esclarecedor,
lo humano y lo inhumano dependen del hombre. El es
la permanente posibilidad de sí mismo. Se puede auto-
rrealizar. Se puede incluso transformar. Con todo, si-
gue siendo el sujeto de sus posibilidades, aunque des-
graciadamente la realidad no sea así la mayoría de las
veces.

66 67
w

la relación que funda la base de su existencia. Lutero


¿Es el hombre realmente libre frente a su realidad
rechazó, por tanto, la antropología del hombre que se
inhumana? ¿No realiza también la posibilidad de ser
realiza a sí mismo y le opuso la antropología cristiana
humano mediante su inhumanidad fáctica? ¿No defi-
en una fórmula breve: «el hombre se justifica por la
nen su realidad las posibilidades que le quedan? ¿No
fe» (hominem justificad fide)3. Esta fórmula quiere decir
pierde su libertad cuando se deja arrastrar por la falta
que ningún camino del hacer conduce de la realidad
de libertad? ¿Cómo puede surgir de un no-hombre
inhumana a la realidad humana del hombre, pues nin-
un hombre verdadero?
gún camino conduce del hacer al ser. Lo que se es en
el fondo precede a lo que se hace y en este hacer se ma-
nifiesta. No es su propio hacer lo que fundamentalmente
1. LA LIBERACIÓN DEL HOMBRE
le transforma. El cambio fundamental acontece, ante
todo, por lo que Dios obra creativamente en él. El
La fe divina del cristiano en el evangelio, que supera
acontecimiento de la justificación del pecador hace de
la ley, anula la simplicidad de la doctrina aristotélica
una vida injusta una vida justa. La donación del amor
sobre la virtud, aunque suene tan natural 1. Si el hombre
es lo que primordialmente convierte a un ser falto de
es lo que él hace de sí mismo, su ser hombre está some-
amor en un ser amado. Así como la creación no tiene
tido a su hacer. Su hacer está, a su vez, sometido a la
precedentes, ni condiciones ni soportes —ex nihilo o
ley. La ley, por su parte, exige de él la justicia y esta
de libértate Dei, según la expresión de la teología tra-
justicia es inasequible desde el momento en que se hace
dicional— así también la justificación del impío acon-
injusto. Por este procedimiento se convierte en esclavo
tece por la vocación creadora de Dios a un nuevo ser.
de una ley que le ofrece el humanismo, pero no se le
El hombre «nace de nuevo», dice el lenguaje bíblico.
humaniza, que exige^de él la libertad, pero que no le
Renace por la palabra del amor. En consecuencia, la
hace libre. Si el hombre es lo que él hace de sí mismo,
fe no es una virtud que se pueda aprender, sino que más
deja de ser libre frente a sus propias obras, puesto que
bien se asemeja a un proceso genético. La confianza
depende de ellas y les está sometido. En el fondo lo ha-
en Dios engendra la fe confiada del hombre. Tales ex-
cen a él y no él a ellas.
presiones muestran cómo el lenguaje abandona la es-
Lutero llamó blasfemia el afirmar que «nuestras
fera de la productividad del hombre y toma sus analo-
obras nos crean o que seamos criatura de nuestras obras...
gías de la generatividad, de suerte que se distinga el
Si fuera así, seríamos nuestros propios dioses, creadores
hacer del ser.
o realizadores» 2. El principio de la doctrina aristo-
télica sobre la virtud se convierte en una blasfemia si Si el nuevo ser del hombre es «engendrado» por la
se aplica a su relación con Dios, que es para el hombre palabra de Cristo, que nos llama, nos justifica y nos in-

1. Me atengo en lo que sigue a la exégesis que hace de Lutero 3. Disputatio de homine, en WA 39, I, 175 s. Cf. E. Wolf,
H. J. Iwands, Glaubensgerechtigkeit nach Luthers Lehre: ThEx Menschwerdung des Menschen?: Peregrinatio II (1965) 119 s.,
heute (München) 75 (1941). especialmente 133 s.
2. WA 39, I, 48.
69
68
funde confianza, se descubre en ello una inversión de 2. OBRAS LIBRES
la relación entre hacer y ser. «No haciendo lo que es
justo nos convertimos en justos, sino que por ser justos La experiencia de la justificación y de ser amado por
hacemos lo que es justo», dice Lutero contra Aristóteles. Dios constituye no solamente esta libertad del hombre
La persona es la que hace las obras y no las obras a la frente a sus obras, sino también las «obras libres».
persona. La persona es creada por Dios, es concebida Si el hombre es aceptado y amado gratuitamente en la
por el amor de Dios. De ahí que muera definitivamente fe por Dios, sus obras serán como las de Adán en el
el que había amado el mundo de la ley y de las obras, paraíso. «Tales habrían sido las obras libres, las que se
y también el mundo del pecado y de la muerte. Hasta hacen no por otra cosa que por agradar a Dios y para
el emperador pierde con la muerte su derecho. A un conseguir piedad», escribe Lutero en el tratado sobre
muerto no se le puede pedir ya nada. Pero vive en el La libertad del cristiano 5.
nuevo mundo de Dios «donde no existe ley, ni pecado, Obras libres son, por tanto, las liberadas de finali-
ni conciencia, ni muerte, sino alegría plena, justicia, dad y de obligado cumplimiento. También ellas acon-
paz, vida, salvación y gloria» 4. Y obra desde este im- tecen «gratuitamente», como la gracia misma, para com-
perio de la libertad, mientras exista en el mundo de la placer a Dios y por amor al prójimo. Liberadas del egoís-
muerte. mo y del buscarse a sí mismo, se realizan en el olvido
Esto significa que la persona humana es liberada de de sí, de un modo espontáneo y como un juego. No es
la servidumbre de las obras (necessitas operum). El necesario forzarlas. Se entienden desde sí mismas.
hombre no tiene por qué crearse a sí mismo. El nuevo
La moral de la fe es el amor que se entiende desde
ser recibido de Dios lo pone mucho mejor de manifiesto
sí mismo, que no precisa ser conquistado a la fuerza.
en las obras libres. Ha dejado de ser el Dios infeliz y
Todo lo que desde siempre se ha descrito en lenguaje
orgulloso, creador de sí misino. Ha dejado de ser cria-
cristiano como santificación a modo de justificación,
tura de sus obras. Trasciende todas sus obras y se man-
obediencia nueva según la fe, ley nueva, comportamiento
tiene libre frente a ellas. A semejanza de Dios, se oculta
cristiano o piedad, tiene que ser expresado con catego-
tras de sus obras. La exteriorización de su vida y su
rías absolutamente distintas de las de servidumbre bajo
actividad no es la que cristaliza en «obras», hasta el
las leyes que dirigen e imponen la acción. La así llamada
punto de tener que suscribirlas siempre con un «esto lo
nueva obediencia es únicamente nueva, cuando deja
he hecho yo», para erigirse con ellas un monumento.
de ser obediencia y se convierte en un hacer libre,
No tiene por qué identificarse con ellas hasta conver-
pleno de fantasía y de amor. La así llamada nueva ley
tirlas en su ídolo. Queda descargado de erigir su pro-
es solamente nueva, cuando deja de ser ley y se convierte
pio monumento.
en el juego del amor que obra rectamente cuando hace
lo que quiere. La fe no es caer bajo el dominio de Cristo

4. WA 40, 1,45. 5. De libértate christiana, capítulo 22.

70 71
como antes lo estábamos bajo la ley, sino que nos in- 3. CIRCUNSTANCIAS LIBRES
troduce, como liberación, en la libre hermandad de
Cristo. «Podríamos ser buenos en lugar de tan rudos, pero
Pablo estableció el desafortunado paralelismo en- las circunstancias no son así», se dice en La ópera de los
tre la servidumbre del pecado y la servidumbre de la tres centavos. La persona hace las obras; en eso con-
justicia y con ello pasó en Rom 6 de una obediencia a siste su libertad. El símil bíblico lo expresa diciendo
otra; pero únicamente «por la debilidad de vuestra que el buen árbol produce buenos frutos. No hay que
carne», como dice en el versículo 19. Era, por tanto, obligarlo. Lo hace de suyo, únicamente para brillar con
plenamente consciente de lo inadecuado del paralelismo. su riqueza en la pura alegría de su existencia. Pero
La libertad rescatada por la fe no consiste en un simple ¿dónde está este árbol ?
cambio de dominio, en el que se sustituyen los señores,
permaneciendo idéntica la forma de dominio en su El árbol dañado en el patio
estructura y la servidumbre en su mentalidad. Si esta nos está indicando lo malo del terreno;
mas los transeúntes le echan en cara sus taras.
libertad consiste en un «cambio gozoso» (Lutero), con-
Y con razón.
siste también correlativamente en un relevo de la dicta- (Bert Brecht).
dura de la ley por la democracia del espíritu. La cons-
titución de la libertad no se asemeja a la constitución No tiene la culpa de los malos frutos sólo la raíz
de la servidumbre absolutamente en nada. El vino nuevo mala del árbol, sino quizá también el mal terreno. En
se corrompe en los odres viejos. Si Cristo es invocado un patio sin luz no puede florecer bien el árbol. Su mundo
como Señor por los liberados, su señorío no sigue siendo circundante no le da ninguna oportunidad, lo deforma.
para ellos lo que anteriormente era y lo que actualmente Pero si se planta en un parque, se desarrolla y muestra
es de todas formas, pues este Señor es el crucificado que su plenitud. «La nobleza del nacimiento divino es el
se ha hecho siervo por todos. Él lava a los suyos los pies sello de los hijos de Dios, la gloria de las realizaciones
cansados, pero en modo alguno sus cabezas en sentido es la señal de los siervos», dijo muy bellamente en cierta
moral o ideológicamente sus^cerebros. Como salvador, ocasión Hans Ioachim Iwand 8.
alcanza con su pasión el poder sobre los redimidos; ¿No fuerza, sin embargo, al hombre la sociedad mo-
como liberador, se convierte en el autor de su libertad derna de realizaciones a esta servidumbre? Goethe se
y, de esta forma, se convierte en autoridad. Su obedien- percató certero en el Wilhelm Meister del final de la
cia no es obediencia ciega, sino agradecimiento libre noble sociedad representativa y del comienzo de la época
y uso consciente de la libertad en el amor creativo. burguesa. Por eso aconsejaba no preguntar a los ciuda-
Tales son las obras libres. danos «quién eres tú», sino «qué tienes», «qué puedes» 7.
Vio claramente el paso de la sociedad de estamentos a

6. H. J. Iwand, Glanbensgerechtigkeit nach ' Luthers Lehre, 49-


7. J. Habermas, Offentlichkeit. Neuwied 1962, 23.

72 73
la nivelada sociedad de producción, el paso de la aris- La imposición objetiva de la idolatría de los propios
tocracia a la meritocracia. Es ésta una sociedad en la logros no es otra cosa que una blasfemia organizada.
que las categorías del obrar y del tener desnaturalizan Si la comparamos con ella, la sociedad eclesiástica me-
las categorías del ser, como afirmó el «rabbí rojo», dieval de la justificación por las obras es un juego de
Moses Hess. niños. ¿Cómo puede producir el árbol, deformado por
El hombre es socialmente aquello que rinde —fuerza este mundo que le rodea, buenos frutos ? ¿Cómo puede
de trabajo— y lo que puede rendir para sí mismo, esto vivir el hombre humanamente bajo el yugo de una im-
es, un consumidor. La identidad de su yo la obtiene de posición tan inhumana?
lo que él tiene y puede tener. La experiencia de su yo
es la experiencia de sí mismo como cosa, del cuerpo
que posee, del dinero, de la casa, de los hijos, de la po- 4. AUTOTRANSFORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN
sición social, del poder y de los problemas que le preo- DE LAS CIRCUNSTANCIAS
cupan. En vez de decir «no puedo dormir» dice «no
tengo los calmantes adecuados», en vez de «amo a mi La simple liberación por la fe de la personalidad íntima
mujer», dice «tengo un matrimonio feliz». Es decir, del hombre, que queda suelta de la coacción exterior
que ya no es un «yo» en su existencia, sino que todo lo de las obras, conduciría en la sociedad de producción
sitúa a categorías de tener o no tener. Prescindiendo de a una escapada romántica a la interioridad del corazón,
lo que tiene o no tiene, este hombre no es nada, carece a no ser que estuviera unida a la humanización de las
de importancia, no se le conoce. estructuras y de los principios por los que se rige esta
El hombre es aquello que produce, lo que de sí mismo sociedad. La liberación de la persona por la fe tiene que
hace. Con este principio aristotélico criticó Karl Marx ir codo a codo con las obras libres y liberadoras del
la sociedad capitalista de los que tienen y no tienen. Si amor, como dijo Lutero.
el principio vale para la antropología, es que la socie- Si son las circunstancias las que deforman el árbol,
dad ha robado al obrero su humanidad por la explo- deberían cambiarse las circunstancias, de tal forma que
tación y la alienación. Produce, en efecto, la ganancia ofreciesen al árbol las posibilidades objetivas de desa-
para otros. Produce su propia pobreza e inhumanidad. rrollarse libremente. Si las circunstancias sociales obli-
Con el mismo principio postulaba Marx lógicamente gan al hombre a acciones inhumanas, tienen que ser
una sociedad humana que produjera al hombre en sen- transformadas hasta hacer posibles las acciones hu-
tido pleno y profundo como término permanente de su manas.
propia efectividad e hiciera posible al hombre realizarse Naturalmente es una ilusión pensar que, en este caso,
como hombre en su riqueza. una sociedad anteriormente justa justificaría a los hom-
Si tradujéramos la crítica que hace Marx de la socie- bres que vivieran en ella y que una sociedad, quizá en
dad capitalista del tener al lenguaje de Lutero, tendría- otro tiempo libre, haría libres a los hombres que la for-
mos que decir que esta explotadora sociedad de pro- masen. Ya la afirmación de que las circunstancias no
ducción es la justicia de las obras institucionalizada. libres producen necesariamente hombres serviles es falsa.

74 75
En la servidumbre han existido siempre y existen hoy bre deduce de aquí estriba entonces, y primordialmente
hombres que han demostrado y siguen demostrando sor- a decir verdad, en él mismo. La liberación interior y la
prendentemente desasimiento y libertad. De otra forma liberación exterior están relacionadas mutuamente. No
no se hubiera llegado nunca a la superación de la tira- se puede deducir una de la otra. Por eso, coinciden en
nía social y política. Y, por el contrario, tampoco que- la praxis revolucionaria o liberadora la autotransfor-
dan garantizadas las libertades exteriores por la liber- mación y la transformación de las circunstancias, como
tad interna del hombre. Existen bastantes hombres, dijo con razón Marx contra Fuerbach y el materialismo
ni libres ni justos, en circunstancias relativamente li- en su famosa tesis 3 8. La autotransformación y la trans-
bres y justas, que no saben aprovechar las posibilidades formación de las personas, sin cambiar las circunstancias,
que objetivamente se les ofrece. La sociedad carente es una ilusión idealista que tienen que olvidar también
de libertad no produce automáticamente hombres sin los teólogos. Cambiar las circunstancias sin la auto-
libertad, aunque puede someterlos de tal forma bajo la transformación del hombre es, a su vez, una ilusión
opresión que se les haga cada día más difícil la libertad. materialista que tienen que olvidar también poco a poco
Una sociedad relativamente libre no produce automá- los marxistas.
ticamente hombres libres, aunque sí favorece su li-
El librar a la persona de la ley del rendimiento obli-
bertad.
gado y el desmantelamiento de las vigencias objetivas
El que los hombres aprovechen las posibilidades po- y de los principios construidos en esta sociedad son
sitivas de la humanidad no depende tanto de las cir- dialécticamente idénticos. El liberar a la persona, por
cunstancias cuanto de ellos mismos. Sin embargo, no la fe y la esperanza practicadas en el amor al prójimo,
se puede describir con absoluto paralelismo la presión de la coacción de las obras, lejos de contradecirse,
de la falta de libertad y el favor de la libertad. Si la opre- coinciden en la vida. Para expresarlo otra vez teológica-
sión de la tiranía se hace excesivamente grande, existen mente, la imitación del Crucificado libera al hombre
a menudo factores negativos que no dejan al hombre de las leyes y de los poderes de este mundo y lo hace
ser hombre, para oponérsele como fuerzas personales. libre. El iconoclasmo, llevado a cabo por la libertad,
El favor de los factores positivos, con relación a la contra dioses, tabúes e ídolos de esta sociedad cambia
libertad, no actúa de la misma manera. Reconoce los las circunstancias.
fueros de la libertad, pero no excluye la falta de libertad.
No impide el abuso de la libertad. Por esto se puede de-
cir con Esquilo que «la mitad de la virtud la pierde el
hombre en la servidumbre», pero no se puede concluir
al revés: «la mitad de la virtud la gana el hombre ya por 8. «La doctrina materialista sobre el cambio de circunstancias
y la educación olvidan que las circunstancias deben ser cambiadas
medio de la libertad». Las causas masivas de la infeli- por los hombres y el educador mismo debe ser educado; de ahí
cidad humana se pueden aminorar. La presión de la que tenga que explorar la sociedad en dos partes, de las cuales una
está por encima de él. La coincidencia del cambio de circunstancias
servidumbre se puede desmantelar. Pero a esto no está y de la actividad humana o autocambio sólo se pueden comprender
unida la garantía de felicidad y libertad. Lo que el hom- y entender racionalmente como praxis revolucionaria»: Frühsch-
riften, ed. Landshut. Stuttgart 1953, 339 s.
76 77
5. ¿PUEDE CONVERTIRSE EL TRABAJO EN JUEGO CREADOR? aguijoneado por la necesidad y la angustia, cuando los cris-
tianos mismos se han imaginado un Dios, cuya creación
no es una emanación necesaria sino un regalo inmerecido
También en la visión marxista de una sociedad ab- del amor?10.
solutamente humana, es decir, de la sociedad comunista,
cesa el trabajo y es reemplazado por la autoactividad. Por lo demás, el viejo Marx se hizo un poco más
El hombre humanizado no trabajará más, sino que ac- precavido. «El trabajo no se puede convertir en juego
tivará su vida pluriforme y profunda. La explotación como quiere Fourier», dice en El Capital. Pero los es-
será superada por la socialización de los medios de pro- pacios para el juego de la libertad no se pueden am-
ducción. Cesarán la distribución del trabajo y la aplica- pliar sobre la base de la automatización del trabajo
ción de cada hombre a determinadas y delimitadas pro- en el reino de la necesidad. La humanización del hom-
fesiones para ser reemplazadas por actividades múltiples, bre, en última instancia, no ha de llevarse ya a cabo
que se asemejan a la creación artística. También el fu- en el trabajo, sino en la libertad.
turo de la revolución marxista es la vita aesthetica. Si
es que alguna vez pintó Marx —y es curiosamente no- Pero esto sigue siendo un reino de obligaciones. Cabal-
table las pocas veces que lo hizo— el reino de la libertad, mente al otro lado del mismo es donde comienza el des-
lo hizo siempre utilizando las categorías estéticas del arrollo humano de fuerzas que constituyen el fin de sí mis-
mas, el verdadero imperio de la libertad11.
juego, del artista y de las actividades figurativas de los
hombres libres en sus ratos de ocio. Tomando como Entretanto se ha hecho mayor la resignación en este
punto de partida el escapismo de Schiller hacia el reino punto, pues la historia de la industrialización —incluso
de los sueños, en el que únicamente florece la libertad, de la industrialización socialista— demuestra que de
Marx formuló su visión futura del hombre total y de la ningún modo más tiempo libre aporta automáticamente
libre asociación de los hombres libres. al hombre más libertad y más ocasiones de autorreali-
Para el marxista checo Vitezlav Gardavsky el amor zación. De aquí que Herbert Marcuse y otros neo-
se convierte en la palabra clave «que hace del trabajo marxistas hayan tomado nuevamente las ideas de Fourier,
una creación y de la creación la autorrealización del afirmando contra Marx:
hombre». En el juego seriamente creador y libre del
poder encuentra Gardavsky la más profunda realización Yo creo que una de las nuevas posibilidades que lleva im-
de lo humano y también un punto de coincidencia en- plícita la diferencia cualitativa entre sociedad libre y no
tre cristianismo y marxismo 9. El marxista francés Roger libre consiste exactamente en encontrar el reino de la li-
bertad en el reino de la necesidad, en el trabajo y no más
Garaudy declara con una referencia muy al caso: allá del trabajo12.
Esta creación tendrá las características de una creación
estética... ¿Por qué tiene que obrar siempre el hombre
10. R. Garaudy, Der Dialog. Rororo aktuell 944, 1966, 86.
11. Das Kapital III. Berlín 1959, 873, s.
9 V. Gardavsky, Hoffnung aus der Skepsis. München 1970, 12. H. Marcuse, Versuch über die Befreiung. Suhrkamp 329,
1969, 40 s. Das Ende der Utopie. Berlin 1967, 12 s.
52 s.
79
78
Si continúa la separación entre el imperio de la ne- Marx permaneció, antropológicamente hablando, en
cesidad y el imperio de la libertad, como creía el viejo el terreno de la doctrina aristotélica sobre la virtud, se-
Marx que era necesario afirmar, entonces tendrían que gún la cual el hombre es lo que hace de sí mismo, un
llevar los hombres en ambos reinos una vida radical- creador de sí mismo, causa sui. De aquí que sólo pueda
mente distinta. Pero esto contradiría la visión del construir el reino humano de la libertad dentro del
«hombre integral». reino de la necesidad. El hombre es esencialmente un
El desarrollo moderno de las fuerzas productivas en productor. Si esto es verdad, lo que importa es que
las sociedades superindustriales ofrece, sin embargo, produzca las circunstancias humanas para ser hombre.
según Marcuse, la posibilidad de realizar la libertad No obstante, con estas ideas Marx permanece dentro
aun dentro del reino de la necesidad, de transformar del ámbito de la sociedad capitalista productora y se
hasta la misma jornada laboral, de modo que queden mantiene en su primer principio. No rompe ideológica-
suprimidas sus formas enervantes y entontecedoras, y mente con la «coacción de las obras» (necessitas operum),
el proceso de producción se convierta en un proceso de sino que quiere trastornar la función de esta coacción,
creación. Marcuse llama a este camino de Marx a Fou- para que el trabajo, sometido a la imposición extraña
rier el camino del realismo al surrealismo. de finalidades, se convierta en una actividad con fin
Todo esto constituye un esfuerzo por fraguar una en sí misma. Que de la programación desde fuera se
utopía con categorías estético-eróticas. La creciente auto- haga una autoprogramación.
matización de los procesos de trabajo exige del traba- Mas, si se pasa de la heteronomía a la autonomía,
jador, cada vez más, autonomía, imaginación produc- en consonancia con la ilustración burguesa, hay que
tiva y alegría en el experimento. Lo constituye en «vi- tener mucho cuidado de que no permanezca el mismo
gilante y regulador» del trabajo más que en su siervo. nomos. El que se esté bajo una ley extraña o que esta ley
Lo hace sujeto de libertad dentro todavía del reino de se haga propia, de modo que a uno le parezca su propia
la necesidad. ley, no supone en sus consecuencias gran diferencia.
La pieza perseguida es siempre la misma, ya sea cazada
De cualquier manera que esto se piense, la elimina-
por otro o comience a cazarse a sí misma. La misma
ción de la oposición entre necesidad y libertad, en aquel
autonomía puede ser legal. La misma autodetermina-
progreso cuantitativo del viejo Marx —«menos trabajo:
ción puede convertirse en obligación de rendimiento.
más libertad»— oculta en el fondo «el escándalo de la
¿Se puede expresar con esta legalidad el escándalo de
diferencia cualitativa» entre una sociedad libre y otra
la diferencia cualitativa entre libertad y falta de liber-
no libre, como dice Marcuse de nuevo haciendo una
tad? Si el paso del trabajo a la creación se concibe así,
interesante referencia a lo cristiano 13. ¿En qué radica
el juego creador sigue siendo un rendimiento inaudito
este escándalo del que el mismo Marx terminó por
que impulsa a los hombres a sacar a una luz lo humano
apartarse ?
que yace todavía en la oscuridad.
La alternativa protestante entre la justicia por las
13. Das Ende der Utopie, 20. obras y la justicia por la fe era mucho más radical.

80 81
Ó
bien está fundada en el juego, en la representación y en
Conocía aquel escándalo de la «diferencia cualitativa»
la fantasía.
entre las obras de la ley, que llevaron a Cristo a la cruz,
En las fiestas con los dioses los hombres no sola-
y aquella justicia del Crucificado que hace justos por la
mente conjuraban mágicamente a los dioses para que
fe «sin las obras de la ley». Si aplicamos esta idea refor-
les socorriesen en la necesidad, sino que se representa-
mista del hombre que es justificado por la fe, a la moderna
ban a sí mismos y a sus vidas ante lo absolutamente-
sociedad de producción, esto significa que el hombre
distinto, correspondiéndole de nuevo como en el origen
no solamente es liberado de la programación extraña y
del tiempo. El hombre arcaico jugaba en lo religioso
de la explotación, sino, más profundamente aún, que es
con sus cultos y sus fiestas. Se presenta en alianza con
liberado de la sugestión de que es aquello que produce.
los dioses. Entendió la historia como la fiesta de los
Se libera entonces no solamnte de las adversas cir-
dioses. El hombre arcaico que, evidentemente, padecía
cunstancias de producción, para conseguir otras mejo-
una necesidad material más aguda que el hombre mo-
res. No tiene por qué avergonzarse más de sí mismo y,
derno.
consiguientemente, no precisa de justificarse ante sí
mismo. Encuentra lo humano en el hecho de ser acep- Si esto es así, la religión pertenece —con palabras
tado y amado tal cual es. Lo libera de leyes extrañas de Marx— no tanto al imperio de la necesidad, como
y de sí mismo en cuanto que no tiene que «tomar la suspiro de la criatura oprimida, cuanto al imperio de
vida más en aquel doble sentido», sino que la puede vi- la libertad, es decir, la religión es juego del recuerdo, ex-
vir y dar libremente. presión de la alegría y fantasía de la esperanza ante
Dios de aquella comunidad originaria y definitiva.
Mitos e imágenes religiosos son algo más que tran-
quilizantes ideológicos de circunstancias insoportables o
6. LA RELIGIÓN DE LA LIBERTAD
compensaciones de una miseria opresora; son sueños
diurnos de comunidades humanas en las cuales el ab-
¿Puede ayudar la «religión» al hombre en orden a
soluto-distinto se hace presente siempre, en corres-
conseguir esta libertad de sí mismo ? En las ideas y sen-
pondencia inadecuada, anticipándonos ya la transfor-
timientos religiosos, Feurbach vio a tenor de su lógica
mación del más acá. En ellos se celebra ya aquel
de productores justamente capitalista, únicamente pro-
juego creador por el que suspira el hombre fatigado y
ductos del corazón humano. Marx consideró a la reli-
trabajador cuando suspira por la libertad. Tenía razón
gión como «un suspiro de la criatura oprimida», fun-
«el comunista religioso» Wilhelm Weitling contra Marx,
dada únicamente en la necesidad y alienación real. La
cuando el año 1843 escribió en el Evangelium der armen
revolución estaba obligada a cargar con la herencia
Sünders («Evangelio del pobre pecador»):
religiosa y a eliminar los deseos imaginarios religiosos
superándolos en las necesidades reales y en los deseos La religión no debe ser destruida, sino más bien utilizada
concretos. Pero Huizinga, el historiador de la religión para liberar a la humanidad. El cristianismo es la religión
y de la cultura, y G. van der Leeuw han demostrado que de la libertad14.
la religión no procede de la necesidad, sino que más
14. Das Evangelium des armen Sünders. Bern 1845, 17.
82 83
5. La iglesia liberadora campo
experimental del reino de Dios

¿Para qué existe la iglesia?, preguntan sorprendidos


hoy muchos. Para unos es ésta una pregunta en trance
de desaparecer. Han crecido en el cristianismo. Dejaron
resbalar sobre sí sin gustarlas la enseñanza de la re-
ligión y la preparación a la comunión. Se bautizaron
y se casaron por la iglesia. Cumplen regularmente sus
deberes religiosos, pero rara vez toman parte en la «vida
de la comunidad», como suele decirse en los círculos
intraeclesiásticos. Sólo en parte se identifican con la
iglesia, en cuanto que les ayuda a cuidar de los niños,
de los viejos y de los enfermos. Sólo a temporadas se
identifican con la iglesia, cuando, por ejemplo, les gusta
la liturgia de navidad o de semana santa.
Como en todas las grandes organizaciones, se ex-
pande también en la iglesia universal, en las diocesanas
y en las locales, la apatía de sus miembros. Se manifiesta
en esa identificación sólo parcial o en el no sentirse en
absoluto identificados. Muchas de las funciones que la
iglesia ha venido ejerciendo hasta ahora en la vida de
los hombres pueden realizarlas ellos mismos o pueden

85
ser desempeñadas por otras instituciones culturales o una secta. Frente a la activa adaptación al mundo no
sociales. Si para un hombre la iglesia queda privada de es esto, sin embargo, algo distinto a una adaptación
su función, se hace cuestionable su natural presencia pasiva. Ante la creciente «invasión de la increencia»,
en su habitat y en su distribución del tiempo. ¿Para qué de la que se quejan, su propia fe se torna tímida. No
existe la iglesia? ¿Ha de apoyar a una iglesia que nada tienen confianza en lo que creen. Luchan por el papa
le dice y que tan pocas cosas le puede dar? y la iglesia o por la Biblia y el credo. No quieren «ex-
Para otros es ésta una cuestión angustiosa. Están perimentos» ni nuevos ensayos ni diálogo con los no
identificados plenamente con la iglesia y vienen a des- cristianos. Más que nada combaten a los que, proce-
embocar en una crisis interior de identidad a la vista diendo de igual crisis de identidad, obran de distinta
de su creciente insignificancia. Los que experimentan manera y contribuyen así al desgarramiento de la igle-
esta crisis interior suelen emprender dos caminos. Unos sia. Crece la mentalidad de gueto.
preferirían una iglesia más moderna, más adaptada,
más actual y más importante y, en nuestro caso, puesto
que la política decide el destino de los hombres, exigen
un compromiso político radical de la iglesia en las cues- 1. «NECESIDAD DE LA RELIGIÓN»

tiones que son tan vitales al pueblo y a la humanidad


tan dividida hoy. Quisieran ver a la iglesia en la vanguar- Entre la autocerrazón ortodoxa y la propia tarea
dia política, en el camino hacia la justicia y la libertad, asimiladora se destruye la autoconciencia de la iglesia.
en el mundo de intereses conflictivos y de luchas por el La pregunta de para qué existe la iglesia encuentra mul-
poder. Su iglesia ideal es la que se convierte en defensora titud de respuestas a partir de multitud de necesidades
moral de un mundo mejor. diversas, pero ni una sola es clara y concluyente. Anti-
Los otros afirman, sin embargo, que una iglesia so- guamente se consideraba a la iglesia como la corona de
cial y políticamente actual y poderosa pierde su mis- la sociedad. El estado y los demás organismos existían
midad interior, su proprium cristiano. No reconocen en razón de la iglesia, así como la iglesia misma existía
la iglesia de Cristo y la iglesia de sus padres en una igle- en la tierra en razón de Dios y del culto. Después los
sia que sea, por ejemplo, una institución moderna so- estados y los organismos se desviaron de su finalidad
cial-terapéutica. Se dan cuenta también de que el nú- religiosa de dar culto a Dios y, bajo la iniciativa de
mero de los que se sienten cristianos de iglesia se hace Maquiavelo, tomaron a su servicio la religión y las igle-
cada vez más pequeño. De esto no culpan ni a la iglesia sias. «Los jefes de un estado libre y de un reino tienen
ni se culpan a sí mismos, sino al espíritu moderno del que mantener los importantes pilares de la religión».
tiempo. Presas del pánico proclaman al pequeño rebaño Así les resulta más fácil «conservar su estado religiosa-
de los últimos fieles la decadencia escatológica de la mente y, por ende, mantener en su reino el bien y la uni-
humanidad ante Dios. Buscan refugio en los círculos dad», pues «la religión contribuye en gran manera a
que piensan igual y en ellos se apoyan mutuamente. Ha- fomentar la obediencia en el ejército, la unidad en el
cen de la necesidad virtud y convierten a la iglesia en pueblo y a hacer que los hombres estén a gusto», acon-

86 87
seja Maquiavelo en su famoso tratado, y muy leído las responsabilidades o se establecen las autoridades sin
por príncipes y políticos, Sobre el estado 1 . religión.
Según Rousseau, cada estado necesita una «religión La sociedad burguesa se emancipa de la tutela de
burguesa» como vínculo ideal y simbólico de la comu- la iglesia y los hombres que viven en ella exigen su ma-
nidad de sus ciudadanos. La religión no se interpreta yoría de edad en el uso de su razón y de su voluntad.
ya a partir de su propia finalidad, sino que es juzgada En los movimientos de emancipación de esta sociedad
y valorada únicamente según su utilidad para otros y en la exigencia de autonomía de los que la componen
fines. La religión es inútil para mantener el respeto a la se hace cada vez más difícil responder a las preguntas:
autoridad de los príncipes, jueces, maestros y padres. ¿para qué se necesita la iglesia? ¿para qué es útil la fe?
La religión es útil para proponer puntos de vista supe- De aquí que unos lamenten esta historia liberadora como
riores, de carácter comunitario, en los conflictos de gru- apostasía de Dios y otros busquen afanosamente nece-
pos y partidos. La religión es necesaria para apoyar sidades insolubles y problemas humanos, en los que
el derecho y el orden, las costumbres y la moral. «De- puedan poner de manifiesto que la iglesia y la fe son to-
jadle al pueblo la religión». La religión, por tanto, cesa davía necesarias.
de tener su propio fin en sí misma y se convierte en un
medio para otros fines, fines impuestos por la moral
y la política. 2. LA RELIGIÓN TIENE SENTIDO EN SÍ MISMA
Si religión, iglesia y fe se sitúan bajo el punto de vista
de la finalidad y de la utilidad de la sociedad, desapa- La crisis de identidad en el cristinaismo no es de hoy.
recen automáticamente una vez que estos fines se pueden Se viene discutiendo desde los comienzos de la Ilustra-
conseguir por otros medios. Muerto el perro se acabó ción europea. No hacemos más que actualizar ideas de
la rabia, es lo que se suele decir. No es precisa la fe en aquella discusión que plantea Schleiermacher en sus
Dios para esclarecer los enigmas de la naturaleza o las Discursos sobre la religión a los intelectuales que la
complicaciones de la historia. Naturaleza e historia se desprecian, escrito en 17992. Schleiermacher parte de que
pueden explicar etsi Deus non daretur, aunque no exis- se ha abusado de la religión como medio para otras fi-
tiese Dios. No es precisa la fe en Dios para llevar una nalidades y que esto constituye una religión falsa. Con
vida honrada. Moral y responsabilidad ética son re- ello se pretendía hacer asequible la religión a los inte-
sultantes de las funciones desempeñadas por el grupo. lectuales de su tiempo.
No es necesaria la iglesia para establecer la autoridad
en los distintos sectores de la vida. O se democratizan No temáis de que, a la postre, venga a dar en ese lugar co-
mún de presentaros lo necesaria que es la religión para
mantener el derecho y el orden en el mundo y para venir
1. Cf. para la historia del origen de la «religión política»: en ayuda de la miopía de la visión humana y de los estre-
J. Moltmann, Theologische Kritik der politischen Religión, en J.
Moltmann - J. B. Metz - W. Oelmüller, Kirche im Prozess der
Aufklárung. München-Mainz 1970, 20 s. (traducción castellana en 2. Citado según la edición de la Philosophische Bibliothek de
preparación: Ediciones Sigúeme, Salamanca). Félix Meiner. Leipzig s.a., 23.

88 89
chos límites del poder humano, con el recuerdo de un ojo esto significa ciertamente, en su aspecto negativo, el
que todo lo ve y el de un poder infinito; o para mostraros término de la posición dominante de la religión, pero
cómo la religión es una compañerafiely un saludable apoyo
positivamente significa que religión, Dios, fe e iglesia
de la moralidad. ¡Bonita alabanza para la que es celestial,
si sólo tiene que preocuparse de los avatares terrenos de los se han liberado al fin de sus funciones auxiliadoras y
hombres! Para esto no merece la pena bajar del cielo. que vuelven a encontrarse a sí mismas. No hay por qué
asustarse de que desaparezcan las antiguas necesidades
Si la religión no es fin en sí misma y no tiene de de la religión. Mejor sería reflexionar sobre las necesi-
suyo valor y objetivo, entonces es que carece en abso- dades positivas que surgen de la nueva situación y que
luto de ellos. A la pregunta por su utilidad social y por estriban cabalmente en la inversión agustiniana de la
su utilidad moral la religión no tiene nada que respon- relación religión-vida.
der. Su dignidad consiste precisamente en que se des-
preocupa de tales preguntas egoístas y ambiciosas. Sólo
así se la puede entender y participar en ella. Los que la 3. LA INVERSIÓN AGUSTINIANA
quieren defender mostrando su necesidad externa y su
utilidad son en el fondo sus peores enemigos. Por eso Después de haber hecho uso de «Dios» durante
opinaba Schleiermacher: tanto tiempo para gozar del mundo o al menos para
seguir viviendo en él con honradez, no es preciso que
Lo que es amado y apreciado por sus ventajas externas ahora desaparezca Dios de ese mundo donde deja de
puede que sea necesario para algo, pero no es necesario
ser utilizado en tal sentido. Una nueva reflexión de la
en sí mismo. Queda reducido a un deseo piadoso que no
se realiza. Ningún hombre razonable le da más importancia fe puede producir la inversión de aquello que se goza
que la que corresponde al valor de aquella otra cosa. Y y de aquello que se utiliza. Se utiliza entonces el mundo
para la religión este valor sería excesivamente pequeño. para gozar de Dios. Que desaparezca, lento pero seguro,
Yo, al menos, difícilmente ofrecería este precio, pues he de de la vida de muchos y de la sociedad el Dios auxilia-
confesar que, a mi juicio, no hay que darle tanta impor-
dor, pero después de la muerte de este Dios se podrá
tancia a las acciones injustas que evita o a las buenas que
hace 3. hablar todavía de cómo unos aún podemos alegrarnos
en el Dios libre y de cómo podemos gozarle 4.
La religión no interviene en el ámbito de los pro- Ya no necesitamos más a Dios como auxiliador,
cesos de explotación de la sociedad moderna. Si se la tapagujeros o solventador de problemas. Somos al fin
incorpora, acabará por disolverse y aniquilarse. Si,1, libres, según Agustín, para la fruitio Dei et se invicem
como frecuentemente se ha dicho, el mundo moderno in Deo, para el disfrute de Dios y para el disfrute mutuo
del estado, de la economía, de la escuela y de la moral en Dios. En lugar del uso y del abuso se sustituye por
se ha liberado del influjo de la religión, de Dios, de la
fe y de la iglesia, y empieza a funcionar por sí mismo, 4. W. Hamilton, citado según S. Daecke, Der Mythos vom
Tode Gottes. Stundenbücher 87, Hamburg 1969, 48 s. Cf. J. Molt-
mann, Zukunft ais neues Paradigma der Tranzendenz: Internatio-
3. Ibid. nale Dialog Zeitschrift 2 (1969) 1, 6 s.

90 91
el disfrute desinteresado de Dios. Si la teología deja de trabajo para gozarse en la belleza de Dios y en el
de ser necesaria para una praxis filantrópica no tiene valor de su propia existencia?
por qué desaparecer; puede ser cultivada, en definitiva, Quien ha sido educado según el principio de que sólo
en orden a Dios y arrancando de la alegría infinita en el trabajo hace dulce la vida, ésta le resultará sin duda
Dios como corresponde a su propia naturaleza. Si la amarga. Quien identificó su propia valía con su utilidad
iglesia es liberada de las funciones sociales ejercidas social, encontrará su vida sin valor cuando ya no lo
hasta ahora, se hace naturalmente superflua en este necesiten. Quien ha puesto el sentido de su vida en fi-
ámbito. Pero resulta que, en el mundo del eterno retor- nalidades, la carencia de fines le resultará un sinsentido.
no de los mismos fines y procesos de aprovechamiento, Schleiermacher presentó la religión como plena de
lo único realmente atractivo es lo superfino. sentido en sí misma, pero exteriormente innecesaria y
En una sociedad industrial, superindustrial y, final- supo conjugar el autovalor de la religión con la crítica
mente, con Herrmann Kahn, postindustrial, la econo- social del trabajo esclavizante.
mía y la industria son cada vez menos interesantes.
¿Quién es capaz de mostrar un interés apasionado por Ahora suspiran millones de hombres de ambos sexos y de
procesos que se pueden automatizar y dirigir ciberné- todas las condiciones bajo la presión de trabajos mecánicos
ticamente? Al crecer la industrialización el hombre se e impropios... No hay mayor impedimento para la religión
que el que nosotros tengamos que ser nuestros propios
liberará de trabajos mecánicos o impropios de él. Si crece esclavos, pues esclavo es aquel que hace algo realizable
el número de hombres que trabajan y se acorta la jor- por fuerzas muertas. Esperamos de la madurez de las cien-
nada laboral, será un problema quién va a ser el que cias y de las artes que hagan útiles para nosotros estas fuer-
podrá aún trabajar. No podrá mantenerse por más zas muertas que transformarán el mundo corporal y lo
tiempo la tesis fundamental sobre la que hasta ahora manejable del espiritual en un castillo de hadas... Cada
hombre empezará a ser un ciudadano libre, la vida será
se han construido la imagen del hombre y los sistemas activa y contemplativa al mismo tiempo, el látigo del ca-
de educación y de moral, y que afirmaban que el hombre pataz no se alzará contra nadie, todos tendrán paz y tran-
se convierte en justo y respetable a través del trabajo. quilidad para contemplar el mundo en sí mismo 5 .
El hombre estará más libre de trabajos que en épocas
pasadas. Mas, ¿para qué se queda libre y cómo experi- Hasta que llegue esa inversión agustiniana del uti-
mentará su libertad?¿La experimentará como miedo ante lizar a Dios en gozar de Dios queda mucho por andar y
su propia superfluidad? ¿Pasarán sus labores sin dejar es dudoso que alguna vez las ciencias y las técnicas
huella, sin dejar en la vida alguna señal personal? ¿Aca- transformen el mundo en un «castillo de hadas», si se
bará vacía la vida en la que el trabajo ha dejado de tener tiene en cuenta la destrucción técnica de la naturaleza.
importancia? ¿Entenderá el hombre el hecho de haber En el fondo son innecesarias las especulaciones sobre
dejado de ser necesario como expresión de su propia libertad y religión para pensar esta inversión, pues cua-
insignificancia? ¿No será una amenaza la falta exterior lesquiera que sean las circunstancias exteriores, la in-
de finalidad de su vida como lo es el sinsentido interior
de la misma, o se valdrá de su automatizado mundo
5. L. c, 144.

92 93
versión radica en el núcleo de la fe cristiana. Si la fe licitados en los momentos críticos individuales o en los
cristiana es fundamentalmente liberación de las obras momentos cumbre de la vida como el nacimiento, la
de la ley en favor de la libertad de los hijos de Dios, madurez, bodas, enfermedad, conflictos matrimoniales
entonces es la fe misma la que debe presionar continua- y muerte. Se trata, por lo general, en estos sectores de
mente para pasar del reino de la necesidad al reino de la ayudas en la vida que afectan a espacios relativamente
libertad. Debe superar, en la fruición del Dios libre y de libres de dominio y a tiempos bastante libres de trabajo.
su propia libertad, la pregunta legalista y totalmente En la sociedad actual y, quizá también en la mejor de
capitalista de para qué necesitamos de Dios y para qué todas las posibles, se encuentran necesidades que se
sirve la fe. pueden llamar religiosas.
No se cree libremente porque esto nos pueda servir La crítica que hoy se hace a la iglesia se dirige de una
psicológicamente. No se reza libremente, si a esto em- manera especial contra el llamado «intervencionismo»
puja la necesidad. No se va a la iglesia, porque esto en política, en los negocios y en la escuela, cuando esta
sirva para algo. No se estudia correctamente teología intervención no es grata. Ahora bien, la ampliación de
para poder después emplearla de un modo útil. Se cree las necesidades religiosas en la vida privada hacen de
en la medida en que lo que se nos ofrece es creíble. Se la iglesia y de sus servidores algo tan necesario como lo
ora porque es un derecho primordial de los libres ha- era anteriormente en el sector del orden público. Es ne-
blar con Dios. Se va a la iglesia porque nos complace cesario ver también críticamente que la sociedad moderna
su liturgia gozosa. En realidad se estudia teología por la en trance de emancipación hace posible la libertad sólo
curiosidad y el placer de la cosa misma. para los trabajadores y los arrivistas, los sanos y los ca-
paces de disfrute 6. Con sus ideales humanísticos de ma-
yoría de edad y autonomía tiende paradójicamente a
4. EXPERIMENTOS CON EL REINO DE LA LIBERTAD canvertirse en una sociedad segregacionista. Los niños
van a los jardines de infancia, los viejos a las residen-
La iglesia se localiza cada día más, por un necesario cias de ancianos, los enfermos a los hospitales, los in-
apoyo del estado y de demás estamentos, en el ámbito curables a los sanatorios, los delincuentes a las cárceles
de la prestación de servicios en la sociedad. En una so- y centros de habilitación. El resto se queda solo.
ciedad dividida en funciones nunca o rara vez se conside- Por razón de la mayor longevidad viven hoy día
ra a la iglesia desde fuera, bajo el punto de vista político más generaciones al mismo tiempo y conjuntamente
de «trono y altar», pero sí es bien vista como servidora que en sociedades anteriores, en las que una generación
en determinados sectores; dicho sociológicamente, la se contaba ya con 30 años. Hoy son 60 ó 70. Cuanto
iglesia es bien vista en el campo de la prestación de ser- más tiempo tienen que vivir juntas las generaciones,
vicios. más celosas están de su separación y tanto más despla-
Se exige su asistencia y su cuidado en la educación
de los niños, en la visita a los enfermos, los viejos y los 6. J. B. Metz, Gefáhrliche und befreinde Erinnerung. Zur
presos, y para la moral personal. Sus servicios son so- Prásenz der Kirche in der Gesellschaff. Publik 41 (1970) 23.

94 95
zan abiertamente los jóvenes y aprovechados a los demás intereses. El fin de la emancipación fue para él la comu-
de los centros vitales. ¿Quién representa la libertad re- nión de los hombres libres, en la que no tienen nada
primida de los oprimidos: la libertad de hacerse viejo, que hacer el dominio ni la dificultad, para hablar en tér-
la libertad de ser niño, la libertad de estar enfermo, la minos de Jürgen Habermas.
libertad de recibir amor y pertenecer a la comunidad, En esta asociación desinteresada Schleiermacher cre-
la libertad de los viejos y de los niños, de los que sufren yó ver realizado el objetivo de la Revolución francesa
y soportan culpas? Aquel «mundo OK.», en el que no en el campo de la religión y del arte, a saber, fraternidad
cabe nada más que desear, es una alucinación provocada en el espíritu de la libertad sobre el terreno de la igual-
por razones muy claras. dad. Asociación significa para él el libre juego del es-
Quedan, pues, aún en la llamada sociedad emanci- píritu, del diálogo y de las artes, de la fantasía produc-
pada suficientes necesidades y miserias en las que se tiva y de la mutua alegría de los hombres. Aquí se
puede practicar la libertad de la fe y la libertad del amor. cumplió para él la democracia, políticamente irreali-
Y puesto que esta sociedad ilustrada produce a ritmo zable, pues así queda sustituida la supra e infraestruc-
tremendo nuevas miserias y nuevas represiones, la li- tura del mundo político por aquel intercambio del
bertad del amor, practicada en trastiendas y sótanos, libre tomar y dar. Tal democracia asociacionista exis-
podrá ser un buen oponente. Si los cristianos y las ins- tió solamente, como él mismo concede, en los círculos
tituciones eclesiásticas practican verdaderamente la li- libres y en los salones de intelectuales y ricos. Como
bertad de Cristo, que es la libertad de los que han per- queda dicho anteriormente, Schleiermacher esperaba que
dido la esperanza, tienen bastante que hacer en esta las ciencias liberaran alguna vez a todos los hombres de
sociedad y nunca quedarán en paro. la esclavitud de los trabajos mecánicos. En las actuales
Al mismo tiempo se amplía el sector en el que no circunstancias la libre asociación sólo es posible «a
existen propiamente más menesteres primarios y nece- unos pocos afortunados». Ellos son los que pueden
sidades externas. Me estoy refiriendo al sector del tiempo anticipar ya aquel reino democrático de la libertad, en
libre, del relax, del entretenimiento y de la cultura, el el que florece la verdadera religión. Para los menos afor-
sector de la asociación libre de objetivos. Las comuni- tunados representan de esta suerte el futuro por el que
dades no saben qué hacer con estos sectores. Se rellenan merece la pena trabajar.
con cursos teológicos y con actividades caritativas y so- De su visión no resultó ninguna crítica agresiva del
ciales. Tal y como aparece la sociedad, de momento no mundo laboral, pero algo se esconde en ella que es im-
hay nada que decir en contra. Pero Schleiermacher te- prescindible. Si nos volvemos a ocupar críticamente de
nía una visión distinta de estos espacios relativamente los crecientes espacios libres del hombre en la sociedad
libres de dominio y de trabajo. En su Teoría del compor- moderna constatamos, en primer término, cómo en modo
tamiento asociativo (1802) tomó conciencia de que una alguno se pueden considerar en razón de espacios va-
sociedad libre, no obligada ni determinada por finalidad cíos de la libre humanidad. Los juegos libres del alivio
exterior alguna, de todos los hombres ilustrados, pro- y del relajamiento no son normalmente alternativas con
mocionaría como siempre los primeros y más nobles relación a la actividad laboral. El relajamiento está de-

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finido por la tensión y el alivio por la carga. Normal- excitar la fantasía productiva de cara al futuro, tras la
mente se repite en forma de juego durante el tiempo fantasía reproductiva elaboradora del pasado y de sacar
libre lo que se ha realizado penosamente en el trabajo a la luz la espontaneidad reprimida. Se trata de procurar
y en el negocio, aunque naturalmente sin imposición y una cultura, que no solamente ofrezca una compensación
sin obligación. Los que trabajan con máquinas estri- social, sino que prepare los cambios sociales, al darnos
dentes buscan su descanso montando motos ruidosas y a conocer una hermandad que no se funde en la auto-
profesores que gustan leer y escribir libros lo buscan ridad.
en las novelas policíacas. La liturgia misma puede convertirse en fuente de
Ocurre que la asociación compensadora y relajante nueva espontaneidad. No tiene por qué seguir siendo
es, en realidad, casi siempre un reflejo del trabajo social un lugar de inhibiciones, vacilaciones y esfuerzos por
de los hombres que se asocian. Por lo demás, ¿por qué comportarse decentemente. Las comunidades serán los
hablan tanto de negocios, de universidad, de problemas campos experimentales del reino de la libertad en medio
económicos y de la educación de los niños? ¿No pueden del ámbito de la necesidad.
«darle al interruptor» y hablar de algo completamente Es natural que exista una demanda de ejemplos y
distinto? La asociación libre no es realmente libre, recetas sobre «cómo llevar a cabo esto». Pero los ejem-
porque está llena de la fantasía reproductiva, con la plos y las recetas sólo servirían para impedir la espon-
cual busca liberarse de sus problemas prácticos, dis- taneidad, que no es cosa factible, sino tan sólo libera-
cutiéndolos una vez más. Si fuese al contrario, los tra- ble. Yo he visto los signos de unas iglesias liberadas y
bajadores leerían libros y los profesores montarían en de unos campos experimentales del reino en la iglesia
moto y no sería fácil averiguar las profesiones de los de la Ascensión de East Harlem, en la «liberated church»
componentes de un grupo por los temas de sus conver- de San Francisco, en las comunidades negras de Kenia,
saciones. en las comunidades alemanas en el destierro y en los
El paso de la reproducción del mundo laboral en el grupos cristianos de las comunidades diocesanas que
tiempo libre a la producción de nuevas situaciones en di- no se componían exclusivamente de jóvenes. Es nece-
cho tiempo es difícil, pero tiene que ser dado, si queremos sario que cada cual ensaye para realizar su propia ex-
vivir realmente en la libertad. Las comunidades tendrán periencia 7.
que llenar sus correspondientes espacios, libres de do- El existir-para-otro es una realidad. Dietrich Bonhoe-
minio y de trabajo, con algo más que con actividades ffer utilizó esta fórmula para exponer el misterio de la
morales y sociales. Esto es ciertamente necesario, pero sustitución vicaria de Cristo y de su muerte. El existir-
aún no libera. Tendrán que ensayar las posibilidades de para-otro es también el misterio del amor en aquellos
una libertad creadora. Lo cual no significa servir a un que siguen al hombre de Nazaret. El existir-para-otro
descanso, originado en las fatigas de lo cotidiano, me- es la estructura fundamental de la iglesia de Cristo, que
diante entretenimientos, asociaciones y juegos. Esto es
importante, pero aún no libera. Se trata de ingeniar, en
sustitución, modelos de libertad creadora. Se trata de 7. Cf. Sister Corita, Footnotes and Headlines. A Play-Pray-
Book. New York 1967.

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vicariamente intercede por los hombres y, en especial, sino que evidencie en sí misma también la existencia
en favor de aquéllos por los que nadie intercede. El libre y redimida con aquel a quien todavía quiere ser-
existir-para-otro es necesario para la liberación y para vir. La iglesia es en este sentido y sólo en este sentido
la salvación de la vida humana oprimida y culpable. fin en sí misma, no como iglesia jerárquica y burocrá-
El amor hará que se extienda por todas partes una li- tica, sino como comunidad de los hombres libres. Bajo
bertad concreta. este aspecto la iglesia no sólo tiene funciones de ayuda
De estas ideas fundamentales proceden las fórmulas a un mundo rodeado de dificultades, sino que posee
hoy en uso de «iglesia para el mundo» y de «iglesia para un valor óntico demostrativo. En la libertad esperada
los demás». De éstas, a su vez, han brotado acciones y recordada de Cristo la iglesia presta un servicio de
como «pan para el mundo», «amnistía para los presos», liberación a los hombres, demostrando a un mismo
«navidad solidaria», pastoral del teléfono, etc. El amor tiempo esta libertad y dejando traslucir el gozo de
que sufre al ver sufrir al otro y promueve la felicidad esta libertad.
de los otros es en realidad la forma actualmente obli-
gada de la libertad en medio de la servidumbre-y del
abandono; pero el existir-para-otro no es ni lo último,
ni el objetivo, ni siquiera la libertad misma. Es el camino,
eso sí el único camino, que conduce al existir-con-los-
otros.
El que Cristo haya muerto por nosotros tiene su fin
y su futuro en el hecho de que él está con nosotros y
nosotros reímos, vivimos y reinamos con él. El existir-
para-los-otros en el amor vicario tiene como finalidad
el estar alguna vez con los otros en la libertad. Dar
pan a los hambrientos en el mundo tiene como finali-
dad el comer su pan con todo el mundo. Si no es ésta
la finalidad, la asistencia es sólo una nueva forma de
dominio. La «iglesia para los demás» acaba fácilmente
en el antiguo paternalismo, si su último fin no es aquel
reino en el que nadie tiene que defender a nadie, sino
que cada uno se puede alegrar con el otro y con todos
juntamente. El existir-para-otro es el modo de redención
de la vida. El existir-con-el-otro es la forma de la vida
misma salvada y libre.
Convendría, pues, que la iglesia no se comprendiese
como medio para un fin, como iglesia para el mundo,

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