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FORO
V CICLO
CURSO:
DERECHO CONSTITUCIONAL
DOCENTE:
DR. SIALER NIQUEN CARLOS
ESTUDIANTE:
LAZO PINTO ROBERT ROSENDO
TEMA:
ANALISIS DE DOS SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
- EXP. Nº 1182-2005-PA/TC CONO NORTE DE LIMA CAROL LUZ SÁENZ
LUMBRERAS.
- EXP. Nº 00535-2009-PA/TC LIMA RODOLFO LUIS OROYA GALLO
NOVIEMBRE 2018
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I. ANTECEDENTES.
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…por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que
le confiere la Constitución Política del Perú HA RESUELTO Declarar
INFUNDADA la demanda de amparo. Publíquese y notifíquese. SS.
C. INDICAR
Posteriormente, a partir del año 2001, comienza a regir la novísima ley del
procedimiento administrativo general, la misma que - entre otras cosas -
contenía un sub capítulo dedicado a regular el procedimiento sancionador,
estableciendo en su artículo 230º diversos principios que regían la potestad
sancionadora de la administración pública, además de algunos otros aspectos
concernientes a dicho tema, redefiniéndose así el marco jurídico que hasta
entonces se había venido aplicando en todo proceso disciplinario.
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No obstante, en la medida que fue utilizado con mayor frecuencia el proceso
de amparo constitucional para atacar las decisiones de la administración en
materia de sanciones, fue nuestro Tribunal Constitucional quien se arrogó la
potestad de establecer las nuevas reglas, no solo en sede administrativa (es
decir en el sector público), sino también en la corporativa particular,
lógicamente desde la perspectiva del derecho constitucional, único referente
válido para cualquier órgano de control constitucional del mundo.
Ocurre sin embargo, que en algunos casos que datan de varios años, el
Tribunal Constitucional recurrió a conceptos como “debido proceso sustantivo”
para corregir algunos excesos de la administración pública en la aplicación de
sanciones laborales, aplicando los principios de razonabilidad y
proporcionalidad cuando la sanción impuesta al administrado había sido
notoriamente desproporcionada o, en todo caso, irrazonable.
Se trata del proceso de amparo interpuesto por Carol Luz Sáenz Lumbreras
contra el SENATI (Exp. Nº 1182-2005-PA/TC y el amparo instaurado por
Rodolfo Oroya Gallo contra la Universidad San Ignacio de Loyola (Exp.
N 00535-2009-PA/TC). En ambos procesos se evidencias situaciones más o
menos coincidentes pero, a pesar de ello el TC adoptó soluciones distintas,
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jugando siempre con los conceptos y categorías ya antes referidas para
justificar su decisión, ya sea estimando o desestimando la demanda.
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Como bien nos recuerda López González, “En la tensión permanente
entre Poder y Libertad que protagoniza el desenvolvimiento del Derecho
Público y por ello también el del Derecho Administrativo, el Estado de
Derecho a través de la consagración que formula el principio de legalidad
y de la garantía y protección de los derechos fundamentales, exige un uso
jurídico proporcionado del poder, a fin de satisfacer los intereses
generales con la menos e indispensable restricción de las libertades”.
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permitiendo que el operador o aplicador de la norma recurra a
interpretaciones subjetivas o arbitrarias. Esto podría ocurrir, por ejemplo,
si se estableciera que son sancionables actos contra las buenas
costumbres o contra la moral, o cuando se hace referencia a actos
análogos o similares a los descritos sin especificar cuáles serían tales
conductas sancionables.
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La lectura de la línea de argumentación del TC nos revela que éste
estaría convalidando la aplicación de medidas irrazonables o
desproporcionadas a condición de que éstas provengan de una norma
que haya cumplido con los tres requisitos ya anteriormente reseñados
(lex scripta, lex praevia, lex certa), con lo cual contradice abiertamente
las pautas de razonabilidad y proporcionalidad que ha utilizado en
innumerables casos semejantes, enmendándole (mal) la plana a
cuanto tribunal de honor o disciplinario se le haya puesto al frente con
medidas excesivas.
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indeterminada, afectando los principios de proporcionalidad y
razonabilidad reconocidos en los artículos 3°, 43° y 200° de la
Constitución.
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III. REFLEXIONES FINALES
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