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1.

APERSONAMIENTO
La Republica Manteña (en delante, el Estado comparece ante esta honorable Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, la Corte, Corte IDH o Tribunal) a
efectos de someter a consideración el presente memorial, en virtud del artículo 41 del
reglamento de la Corte IDH, tras el sometimiento del caso por parte de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, la Comisión o CIDH), en el cual se
exponen los argumentos que demuestran que el Estado cumplido con sus obligaciones en
aras del pleno respeto y garantía de los derechos consagrados en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante, la Convención o CADH). En tal
sentido, se expondrá, en primer lugar, los hechos que son materia de controversia para,
posteriormente, hacer referencia a las cuestiones de admisibilidad que demuestran que,
en el presente caso, al no haberse cumplido con los requisitos que exige la Convención,
la Corte carece de competencia para pronunciarse sobre el fondo del asunto. Sin perjuicio
de ello, se hará referencia a cada uno de los derechos alegados, tales como el derecho a
la vida, la integridad personal, prohibición de esclavitud, la libertad personal, garantías
judiciales, protección a la familia, los derechos del niño, a la propiedad y protección
judicial, para, de este modo, demostrar que en tanto se ha cumplido a cabalidad con las
obligaciones contenidas en la Convención, no cabe atribuir responsabilidad internacional
a la República Manteña.

2. EXPOSICIÓN DE LOS HECHOS

La República Manteña, Estado caribeño, independizado el 17 de marzo de 1951, es


miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA) desde el 25 de noviembre de
1961. La República Manteña ratificó la Convención Americana sobre Derechos Humanos
el 10 de diciembre de 1978 y reconoció la competencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos el 31 de julio de 1982.

La R. Manteña comparte la Isla de Cocos con la República Colorada (RC). La República


Colorada registra un conflicto armado no internacional desde 1960. Las Fuerzas
Revolucionarias Coloradas (FRC) son un grupo armado que controla la región limítrofe
con la R. Manteña, específicamente con el municipio de Jaboncillo.

La ciudad costera de Jaboncillo está conformada por una población mayoritariamente


descendiente del pueblo indígena llamado Koaque. De acuerdo al censo del año 2000, los
Koaque representan aproximadamente el 70% de los 10.000 habitantes de Jaboncillo. El
restante 30% lo integran mestizos que llegaron en los años 80 y 90 motivados por el
creciente negocio camaronero.

El 16 de junio de 2004, a las 10h00, se registró un sismo de M 7.7 en el norte del Estado.
Al igual que los terremotos de 1810 (M 7.6) y 1905 (M 7.8), el sismo creó olas de
maremoto de hasta 40 metros. Por lo que, nuevamente, la ciudad de Jaboncillo fue
cubierta por un tsunami. El tiempo transcurrido entre el terremoto y el tsunami fue entre
20 y 25 minutos.
Los habitantes de Jaboncillo conocían de estos dos eventos telúricos por la tradición oral.
También decían que se debe cuidar el gran escudo que los protegían, comúnmente
conocidos como manglares. Sin embargo, en los años 80, los manglares fueron
remplazados por piscinas para cultivar el camarón. Esta industria acuícola creció
rápidamente, convirtiéndose, desde 1996 hasta nuestros días, en la primera fuente de
ingresos en el PBI del Estado.

Se estima que en el terremoto fallecieron 700 personas y que, aproximadamente, 3.000


personas perdieron la vida como consecuencia del tsunami. En total se registraron 3.700
personas fallecidas, quienes en su mayoría eran trabajadores en las piscinas de camarones,
puesto que sus empleadores les obligaron a permanecer en la zona de las piscinas con el
objetivo de reparar las compuertas que fueron afectados por el sismo.

Los descendientes Koaques y unos pocos mestizos, huyeron hacia la loma de Xipixapa,
lugar ceremonial ubicado a unos 200 metros sobre el nivel del mar. La tradición Koaque
decía que “cada cien veranos la madre se mueve con una gran ola cubre a su hijo”, por
eso huyeron hacia Xipixapa.

Dalila Ozorio contrajo matrimonio con Carán Koaque el 28 de diciembre de 1985. Dalila
y Carán procrearon dos hijas y tres hijos. Quienes el día del terremoto tenían las siguientes
edades: Auki (19 años), Wayra (18 años), Toa (17 años), Yaku (14 años) y Wawa (12
años).

Carán Koaque trabajaba en la camaronera Rey Salomón S.A. Carán, al igual que sus 80
compañeros de trabajo, perdió la vida como consecuencia del tsunami. Sin embargo, su
esposa e hijos lograron llegar a la loma Xipixapa antes de que la gran ola cubra la ciudad.
La familia Koaque Ozorio, como miles de Jaboncillanos, improvisaron refugios en las
laderas de la loma Xipixapa.

Al momento del sismo, la Capitanía del Puerto Jaboncillo contaba con 20 uniformados.
Con el sismo las telecomunicaciones se interrumpieron por lo que la Capitanía de Puerto
no recibió la alerta de tsunami que emitió tras el terremoto el Servicio Meteorológico
Nacional. Por lo que, el comandante de la capitanía de puerto dispuso que los uniformados
resguarden la seguridad en la ciudad, con el fin de evitar saqueos o actos de vandalismos.

Inmediatamente después del sismo, el alcalde municipal convocó urgentemente a una


reunión del Comité de Operaciones de Emergencias (COE) para las 12h00 del día 16 de
junio. Reunión que nunca se efectuó porque la alcaldía fue cubierta por la gran ola,
quedando sepultados el alcalde y todos los miembros del consejo municipal.

El Presidente Molay delegó al Ministerio de Defensa la coordinación de la repuesta al


desastre; a pesar de que la reforma a la Ley de Seguridad del año 2002 señalaba que, bajo
el principio de descentralización subsidiaria, el Ministerio de Gestión de Riesgos y
Cambio Climático era el responsable de dicha coordinación cuando el evento adverso
supere las capacidades municipales. En la parte considerativa el Presidente señalaba que,
por la magnitud del desastre y por ser una zona cercana al conflicto armado en la RC, el
Ministerio de Defensa debía coordinar la respuesta a los eventos adversos.

el Vicepresidente Anderson solicitó asistencia humanitaria internacional mediante


equipos de rescate en estructuras colapsadas y rescate acuático. Luego de 24 horas, 3
equipos de voluntarios llegaron desde la Republica Colorada. En la solicitud de asistencia
humanitaria internacional el Vicepresidente también requería agua, alimentos y ropa
usada.

El Gobierno Nacional emprendió un gran proyecto de reconstrucción de viviendas con la


asesoría de ONUHABITAT. El proyecto entregaba bonos que cubrían la reparación o
reconstrucción integral de las viviendas. Las personas afectadas por el terremoto debían
presentar el título de propiedad de la vivienda afectada y en menos de 20 días la misma
era reparada o en 30, reconstruida. De las 1.300 viviendas afectadas, en total, con los
bonos del proyecto RECONSTRUYE se repararon 58 viviendas y se reconstruyeron 132.

La asistencia internacional colapsó el sistema aduanero Manteño. Un caso emblemático


fueron las 7 plantas potabilizadoras donadas por la ONG española “Sociedad
Humanitaria”, quien demoró 33 días en poder ingresar las plantas potabilizadoras al
territorio Manteño porque el decreto decía que solo se solicitaba agua y no plantas
potabilizadoras de agua. Además, los voluntarios humanitarios expertos en la gestión de
las plantas tuvieron que regresar a su país por no contar con la visa exigida por la ley de
migración. Dado que los servicios consulares se enfocaron estrictamente en la recolección
de insumos, los voluntarios demoraron 44 días más que las plantas en llegar a la RM, es
decir luego 77 días las plantas y los técnicos estaba en territorio Manteño. Finalmente, a
los 80 días de ocurrido el terremoto se puso en operación las plantas potabilizadoras. Una
de las plantas fue instalada en el refugio en la loma Xipixapa.

La familia Koaque Ozorio se asentó en el refugio Xipixapa. Durante los primeros diez
días recibieron alimentos por parte del gobierno nacional. Luego, el gobierno nacional,
con el objetivo de contar con lugares seguros y que cumplan con los parámetros del
proyecto Esfera y la Carta Humanitaria, adecuó albergues en el estadio municipal. El
gobierno dispuso que todas las personas afectadas por el desastre y que no puedan retornar
a sus casas sean ubicadas en el albergue. Exclusivamente, en el albergue se entregaba
alimentación, se brindada apoyo médico y psicológico a las víctimas. Además, se les
concedía microcréditos para recuperar sus medios de vida luego del desastre. Las
personas que no estaban en los albergues, como los miembros de la familia Koaque
Ozorio, no recibían estos beneficios.

En los días posteriores al terremoto, las hermanas Toa y Wayra preparaban los alimentos
para todas las personas que permanecía en Xipixapa. Luego de un mes, las hermanas
Koaque Osorio presentaron graves problemas de salud. Dado que las brigadas médicas
del ministerio de salud no acudían al refugio, tuvieron que esperar los médicos voluntarios
de Fundación Francesa Salud, Fuerza y Unión (SFU) las evaluaran, esto ocurrió el 10 de
agosto de 2004. Luego de los exámenes pertinentes, se identificó que Toa y Wayra tenían
cólera dado que el agua que tomaban y con la cual preparaban los alimentos, provenía de
una fuente que había sido contaminada con aguas servidas provenientes del sistema de
alcantarillado local, el cual había colapsado en el sismo. Las hermanas Koaque Ozorio
hervían el agua previa a la preparación de alimentos o colocaban gotas de cloro como les
había indicado un señor de una iglesia que llegó a la zona al día siguiente del desastre.
Sin embargo, durante la preparación de los alimentos, ellas tomaban el agua sin aplicar
estas medidas de precaución. Por esta enfermedad, Wayra perdió la vida.

El 18 de octubre de 2004, los dos hermanos: Auki y Yaku, decidieron unirse a las filas de
las FRC. Emisarios de las FRC visitaban los refugios en Jaboncillo, entregaban víveres a
las familias y ofrecían trabajo en su organización a los hombres. Los emisarios de las
FRC, Auki y Yaku, obligaron a Wawa a unirse a las FRC, le dijeron: “aquí no tienes
futuro. Te llevamos porque es lo mejor para ti”.

La familia Koaque Ozorio no se pudo beneficiar del plan de reconstrucción porque no


tenía el título de propiedad del terreno donde se encontraba su casa. Esas tierras eran
consideradas ancestrales. Luego de desastre, en base a varios estudios científicos y con el
objetivo de proteger la vida, dicho lugar fue declarado como zona de alto riesgo y no
habitable por el Ministerio de Gestión de Riesgos y Cambio Climático. Por ello y por la
cercanía con sus medios de vida, la familia Koaque Ozorio decidió permanecer en las
laderas del Xipixapa. Donde la Fundación SFU construyó, entre julio y agosto de 2004,
una vivienda emergente a cada una de las 15 familias que aún residen en Xipixapa.

El 6 diciembre de 2004, el Municipio de Jaboncillo emitió una orden de desalojo para


estas 15 familias. La organización SFU presentó una acción de amparo para proteger el
derecho a la vivienda y el derecho a la propiedad ancestral de estas 15 familias. El juez
falló a favor de las familias, por lo que se suspendió el operativo de la Armada Nacional
para desalojarlas.

El 16 de octubre de 2010, Toa presentó un habeas corpus en contra del gobierno de la


RM. En la audiencia los delegados de la RM informaron que no conocían el paradero de
los hermanos Koaque Ozorio; sin embargo, por informes de inteligencia se sabía que ellos
eran parte de las FRC. En consecuencia, el 4 de noviembre de 2010, el juez negó el habeas
corpus.

Paralelamente, Toa junto con varias organizaciones de derechos humanos presentaron


una denuncia ante la Fiscalía Pública de la RM, para que se investigue la muerte de su
padre, Carán, y de su hermana, Wayra. En la denuncia también se solicitó que se
investigue la desaparición y el reclutamiento de sus hermanos Auki, Yaku y Wawa por
parte de las FRC. Además, el día que presentó la denuncia, Toa hizo otra denuncia ante
el Fiscal y ante los medios de comunicación. Toa denunció que el guardacostas Zarrón y
el alférez Benal, miembros de la Armada Nacional, le violaron en el campamento
instalado en noviembre de 2004 en Xipixapa. La Fiscalía Única de Jaboncillo inició la
indagación previa No. 12358-13-MM-2010. El 6 de diciembre de 2010, el Fiscal señaló
“han transcurrido más de 5 años de los presuntos hechos, por lo que cualquier acción
penal ha prescrito”.

Toa también presentó una demanda civil en contra del Gobierno Central del Estado
Manteño. El 24 de diciembre de 2010, el juez civil señaló que “de conformidad con la ley
de gobernanza territorial, los municipios son los responsables de la gestión de desastres”.
Por ello, Toa inició nuevo un proceso civil contra el municipio. Hasta la presente fecha,
el caso continúa en la etapa de prueba. El Código de Procesos Civiles, con el fin de
garantizar la verdad, no establece un plazo para la etapa de prueba.

Además, Toa inició un proceso administrativo para ser incluida en el proyecto de


reconstrucción. El 31 de diciembre de 2010, el tribunal administrativo señaló que la
familia Koaque Ozorio carecía de título de propiedad por lo que no podía beneficiarse del
programa.

El 1 de enero de 2011, Toa, a nombre propio y en representación de sus familiares (Carán


Koaque, Dalila Ozorio, Auki Koaque, Wayra Koaque, Yaku Koaque y Wawa Koaque) ,
presentó una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH o
Comisión) por la violaciones a los derechos a: la vida, la integridad personal, prohibición
de esclavitud, la libertad personal, garantías judiciales, protección a la familia, los
derechos del niño, a la propiedad y protección judicial, en conexión con los artículos 1.1
y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

La petición fue abierta a trámite y trasladada a la RM el 2 de febrero de 2011. Durante la


etapa de admisibilidad, el Estado alegó la falta de agotamiento de los recursos internos.
Asimismo, argumentó la falta de competencia ratione loci “debido a que varias de las
presuntas víctimas no estaban bajo su jurisdicción”.

El 7 de julio de 2017, la Comisión emitió su informe de admisibilidad en el cual desechó


los planteamientos de la RM. El informe de admisibilidad fue notificado a las partes el 8
de agosto de 2017 y publicado en la página de la Comisión. Entre agosto de 2017 y abril
2018, la CIDH se puso a disposición de las partes para lograr una solución amistosa en el
asunto. Sin embargo, no se llegó a acuerdo alguno; por lo que la CIDH continuó con el
trámite de fondo del caso. La CIDH ha convocado a una audiencia sobre el caso para su
próximo periodo de sesiones, el cual se realizará en Lambayeque (Perú) el 6 de Junio del
2018.

3. ANÁLISIS LEGAL DEL CASO

3.1. Cuestiones de Admisibilidad

3.1.1. Falta de agotamiento de recursos internos

De conformidad con lo dispuesto por los artículos 46.1(a) de la Convención Americana


sobre derechos Humanos, el Estado reafirma la excepción preliminar referida a la falta de
agotamiento de recursos internos. En efecto, en ejercicio de su derecho a interponer el
presente recurso y en tanto fue presentado oportunamente(1), el Estado indicará a
continuación los recursos internos que aún no han sido agotados por los peticionarios y,
asimismo, demostrará que son adecuados y efectivos en los términos establecidos por la
Corte.

En el presente caso se ha acreditado que dentro del ordenamiento del Estado se dispone
de los recursos de amparo y habeas corpus, los mismos que cumplen con las exigencias
de la Convención, puesto que son recursos adecuados y efectivos. Lo primero, en tanto
se constituyen como un medio eficaz y suficiente para alcanzar el resultado ansiado por
el solicitante(2) al estar dirigidos, en el caso del habeas corpus, a garantizar la no
afectación indebida de la libertad física de las personas(3). En tal sentido, conforme surge
de los hechos del caso el habeas corpus fue conocido por un juez competente. Sobre el
particular, tanto la Corte como la Comisión han señalado expresamente que, para ser
efectivo, un recurso judicial no tiene necesariamente que producir un resultado favorable
a las pretensiones de quien lo ha interpuesto(4), sino que ello se garantiza en tanto las
instancias judiciales admitan a trámite y resuelvan con regularidad los recursos(5).

En tal sentido, si los peticionarios hubiesen considerado violados sus derechos, debieron
cuestionarla en el mismo proceso mediante la interposición de un recurso, de apelación y
como ha señalado la Corte, al no haber acudido oportunamente al procedimiento
apropiado, no puede considerarse agotada la vía interna(6). A ello se suma que, en el marco
del Proceso civil entablado en contra del municipio Jaboncillo, este se encuentra en la
etapa de prueba, por lo que no puede considerarse un agotamiento de la vía interna.

3.1.2. Falta de Competencia Ratione loci

En Forma subsidiaria el Estado interpone la segunda Excepción Preliminar, es decir la


falta de Competencia en Razón al Lugar, conocida también como Ratione loci, en lo
atinente a las presuntas víctimas, Auki Koaque Ozorio, Yaku Koaque Ozorio y Wawa
Koaque Ozorio, hermanos de Toa Koaque Ozorio, puesto que no se encuentran bajo la
jurisdicción de la Republica Manteña. dado que, de acuerdo con el artículo 1 de la
Convención, los Estados partes en la Convención se comprometen a respetar los derechos
en ella reconocidos y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta
a su jurisdicción. En tal sentido, y entendiendo que surge de los hechos del presente caso
que los hermanos decidieron libre y voluntariamente pertenecer a las Fuerzas
Revolucionarias Colorada, el Estado o la Republica Manteña no tiene jurisdicción sobre
éstas presuntas víctimas.

(1) Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Excepciones Preliminares, § 88; Corte IDH, Caso Godínez
Cruz vs. Honduras, Excepciones Preliminares (26 de junio de 1987), Serie C número 3, § 90.
(2) Véase Corte IDH, Caso Godínez Cruz vs. Honduras, Excepciones Preliminares.
(3) Véase Corte IDH, Garantías judiciales en estados de emergencia (artículos 27.2, 25 y 8 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 (6 de octubre de 1987), Serie A número 9, § 20.
(4) Véase Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Fondo, § 67; CIDH, Informe 27/93, Caso 11.092,
Decisión de la Comisión respecto a la admisibilidad, Canadá (6 de octubre de 1993), § 68.
(5) Véase Corte IDH, Caso Fermín Ramírez vs. Guatelama, Fondo, Reparaciones y Costas (20 de junio de 2005),
Serie C número 126, § 83.
(6) Véase Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Fondo, § 67; Corte IDH, Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales vs. Honduras, Fondo, § 92.
3.2. Alegatos sobre el Fondo

El estado hace un llamado a que esta honorable corte tome en cuenta el compromiso que
se ha mantenido durante estos últimos treinta años con el reconocimiento la promoción y
el respeto de los DDHH(7). Las presuntas violaciones que se alegan ante este tribunal
tienen su génesis en un contexto caótico producto de una fuerza mayor impredecible
propio de los azotes de la naturaleza que, sumado a un latente brote de violencia por parte
de las Fuerzas Revolucionarias Coloradas (FRC) exigieron un actuar excepcional del
estado, encaminado a la inmediata salvaguarda de las personas dentro de su territorio.

Con relación al fondo del asunto, debe observarse que las acciones del Estado se han
limitado exclusivamente a dar cumplimiento a las obligaciones contraídas en virtud de la
convención, puesto que, por un lado, ha respetado los derechos y libertades fundamentales
reconocidos en dicho instrumento y, por otro, pues su actuar se ha dirigido únicamente a
garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos de toda persona sujeta a su
jurisdicción, entendiendo que tal obligación impone al Estado el deber de prevenir,
investigar , sancionar y reparar toda violación de los derechos reconocidos en la
convención(8).

En ese orden de ideas y dado que el cumplimiento de tal obligación debe ser realizado
con la debida diligencia y de forma tal que se respeten las demás disposiciones de la
Convención(9), a efectos de demostrar su observancia, el Estado hace referencia a
continuación a cada uno de los derechos alegados por la comisión , con el propósito de
evidenciar que en tanto no ha violado las disposiciones de dicho instrumento, no cabe
atribuirle responsabilidad internacional, máxime cuando su actuar se ha limitado
exclusivamente al cumplimiento de un deber.

(7) Véase el párrafo 1 del caso Hipotético.


(8) Véase Corte IDH, Caso Velázquez Rodríguez vs Honduras, Fondo, párrafo 165ss.
(9) Véase Corte IDH, Caso Carpio Nicolle y otros vs Guatemala, Fondo, reparaciones y costas.
El estado no violo el artículo 4 (derecho a la vida) y el artículo 5(derecho a la
integridad) en relación a los artículos 1.1 y 2 de la convención.

La comisión pretende imputar la violación de estos derechos que en base a los hechos que
se desprenden del caso serían, la lamentable muerte del señor Carán Koaque a causa del
tsunami y la muerte de su hija Wayra Koaque Ozorio que pese a haber sobrevivir a los
acontecimientos del día 14 de junio murió meses después por contagio del Cólera.
Creemos que merece un análisis conjunto de estos dos derechos ya que como estipula la
convención, el derecho a la vida no solo implica que nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente, sino también, el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones
que le garanticen una existencia digna(10); lo que implica la obligación de crear las
condiciones que se requieran para que no se produzcan violaciones de ese derecho
inalienable(11).

De otra parte, el Estado entiende que el derecho a la integridad personal, se manifiesta en


tres dimensiones, física, psíquica y moral y, esta última implica el derecho de cada ser
humano a desarrollar vida de acuerdo a sus convicciones(12).

En el caso, el derecho a la vida y a la integridad personal se manifiesta en el deber del


Estado de proteger y garantizar la vida de sus ciudadanos, mereciendo un análisis en dos
tiempos, así el primero lo relacionado a los lamentables sucesos del día 16 de junio del
2004 (terremoto y posterior tsunami) antes de haberse decretado el estado de excepción
y el segundo a los hechos posteriores a la emisión de dicho decreto.

Una de las obligaciones que ineludiblemente debe asumir el Estado en su posición de


garante, con el objetivo de proteger y garantizar el derecho a la vida, es la de generar las
condiciones de vida mínimas compatibles con la dignidad de la persona humana y a no
producir condiciones que la dificulten o impidan. En este sentido, el Estado tiene el de
adoptar medidas positivas, concretas y orientadas a la satisfacción del derecho a una vida
digna, en especial cuando se trata de personas en situación de vulnerabilidad y riesgo,
cuya atención se vuelve prioritaria(13).

(10) Caso Villagrán Morales y otros vs Guatemala, Sentencia de 19 de noviembre de 1999, párr. 144.
(11) Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, Sentencia de 29 de marzo de 2006, párr.150.
(12) Guzmán, José Miguel. El derecho a la integridad personal, Centro de salud mental y derechos humanos,
CINTRAS, Chile, 2007, p.1.
(13) Caso Comunidad indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Año 2005
En el caso de los desastres naturales por tratarse de una fuerza mayor impredecible lo
razonablemente exigible al estado respecto de estas situaciones es una mínima política de
prevención ya que de no ser así este tendría responsabilidad por omisión. El estado en el
marco de sus políticas promulgo dos leyes atendiendo a la inminente producción de este
tipo de eventos, pero al mismo tiempo impredecible, la Ley de Seguridad del año 1990
que en su artículo 5 establece el deber de prestar apoyo a la población civil en caso de
desastres no obstante que su principal tarea en virtud también de esta ley es la seguridad
marítima contra amenaza interna o externa. Así mismo la Ley de Gobernanza Territorial
del año 2001 que dedica el Capítulo 3 en sus artículos 35, 36 y 37 la gestión de Riesgo de
desastres haciendo amplio hincapié en la inmediata protección de sus ciudadanos así
tenemos que

en su artículo 35 establece que: “las personas víctimas de desastres naturales o


antropogénicos recibirán atención prioritaria y especializada en los ámbitos público y
privado” así también en su artículo 37 establece que “los municipio son los responsables
por la gestión de riesgo de desastres”(14).Es en virtud de esa organización legal que: 1)
Existe una entidad nacional encargada de emitir alerta en caso de tsunami producto de un
terremoto, el Servicio Meteorológico Nacional 2) Existe presencia mínima del Estado
siendo que las fuerzas Armadas tienen presencia permanente en la zona de Jaboncillo 3)
Existe políticas de prevención y gestión para dar respuesta a los desastres a nivel
municipal.

De los hechos del caso se desprende que la alerta se emitió, no obstante, por las caídas de
las comunicaciones producto del terremoto esta alerta no llego a la Capitanía de la costa
de Jaboncillo, motivo por el cual el comandante dispuso que sus 20 uniformados
priorizaran garantizar la seguridad de la ciudad. Al cortarse esa comunicación la alerta no
se transmitió, el estado reconoce que esta podría haber salvado la vida de alrededor de
3000 personas incluyendo la del señor Caran Koaque que en el supuesto haber sido
emitida (la alerta) su empleador que “obligo” a él y 80 personas más a quedarse en sus
labores habría evidentemente violado ,siendo que es un particular igual de imputarle
responsabilidad, los mandatos de la convención y que el estado en cumplimiento de estas
está obligado a sancionar y no dejar impune.

El estado no agota su calidad de garante en el cumplimiento formal de la emisión de leyes


que se adecuen a una política pública de prevención ya que en el momento de los trágicos

sucesos estas se aplicaron no así dando los resultados por la naturaleza misma de la doble
catástrofe más no por omisión de su deber como Estado.

Respecto del decreto de estado de excepción, actos posteriores y los derechos


presuntamente violados. Es obligación del Estado determinar las razones y motivos que
llevan a las autoridades internas a declarar un estado de emergencia y corresponde a éstas
_____________________________________________________________________
(14) Ver caso Hipoteco, párrafo 14
ejercer el adecuado y efectivo control de esa situación y que la suspensión declarada se
encuentre, conforme a la Convención, “en la medida y por el tiempo estrictamente
limitados a las exigencias de la situación”(15). La corte hace notar que en determinados
estados de emergencia o en situaciones de alteración del orden público, los Estados
utilizan las Fuerzas Armadas para controlar la situación. Al respecto, la Corte estima
absolutamente necesario enfatizar en el extremo cuidado que los Estados deben observar
al utilizar las Fuerzas Armadas como elemento de control de la protesta social,
disturbios internos, violencia interna, situaciones excepcionales y criminalidad común(16)

En el caso el presidente de la RM en completo uso de sus facultades y respondiendo a una


situación completamente legitima, y actuando bajo el amparo del artículo 27 de la
convención, decretó el estado de excepción suspendiendo los derechos textualmente
mencionados(17), siendo que ninguno de los suspendidos es de los pertenecientes al
catálogo que la convención prohíbe junto con las garantías judiciales indispensables su
suspensión.

En ese orden de ideas la ejecución de leyes y políticas públicas en general destinadas a


velar por los derechos presuntamente violados no solo continuaron sino como es natural
se intensificaron por la magnitud de las consecuencias del terremoto y post tsunami siendo
así que se delegó de inmediato las coordinaciones para una respuesta al Ministerio de
defensa atendiendo a la particularidad de que la zona afectada (Jaboncillo) limita con la
zona en conflicto armado no internación de la RC.

En los días siguientes el Estado a través de su vicepresidente solicitó ayuda internacional


la cual se hizo efectiva atendiendo al cumplimiento de los requisitos legales
correspondientes que no merecen ser desconocidos aun en este estado de cosas, y se
crearon programas como para velar por la inmediata reubicación de la población que
había perdido sus viviendas, en el caso los Koaque Ozorio se asentaron en el refugio
ubicado en la loma de Xipixapa a pesar de que el estado proporcionó otro medio más
seguro a las afueras de Jaboncillo, es en este lugar es que por negligencia y no por
desconocimiento como se advierte de los hechos del caso, la mayor de las hijas Wayra
Osorio(18años) lamentablemente falleció.

El estado reconoce que Las afectaciones especiales del derecho a la salud, e íntimamente
vinculadas con él, las del derecho a la alimentación y el acceso al agua limpia impactan
de manera aguda el derecho a una existencia digna y las condiciones básicas para el
ejercicio de otros derechos humanos, como el derecho a la educación o el derecho a la
identidad cultural(18) y la vida misma. No obstante, no le es atribuible al estado la fatal
consecuencia dado que si se garantizó las condiciones mínimas que en virtud de la nefasta
situación eran exigibles.

(15) Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo 2006


(16) Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo 2006
(17) Vease caso Hipotetico , párrafo 15
(18) caso Comunidad indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Sentencia de fondo
El estado no violó el artículo 6 (prohibición la esclavitud y servidumbre) de la
convención.
El Art. 6 prohíbe la práctica de la esclavitud y/o servidumbre. La Convención sobre la
Esclavitud de 1926 la define como el estado o condición de un individuo sobre el cual se
ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos. Así, la esclavitud
resulta en una condición que se caracteriza por la pérdida del libre albedrío, y en virtud
de la cual una persona sometida a la violencia o a la amenaza de la violencia se ve obligada
a renunciar a su capacidad de vender libremente su propia fuerza de trabajo(19).

El trabajo forzoso ha sido definido por el Convenio 29 de la OIT como “todo trabajo o
servicio exigido a un individuo bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual
dicho individuo no se ofrece voluntariamente”. De lo anterior se desprende que los
elementos fundamentales del trabajo forzado, la servidumbre y esclavitud son i) la
ausencia de voluntad por parte del trabajador y la ii) existencia de una amenaza o castigo,
es decir la relación que se establece entre una persona y un “empleador”(20). Por
consiguiente, el trabajo forzoso no es equivalente a remuneraciones escasas o malas
condiciones de trabajo ni designa situaciones de pura necesidad económica, debido a la
falta real o supuesta de alternativas de empleo(21). Aún más, cuando el TEDH ha tratado
cuestiones de esclavitud y trabajo forzado, más allá de analizar la carga o jornada laboral
y la voluntariedad del trabajo, para poder determinar una violación a este derecho tuvo
que comprobar que efectivamente existía un sentimiento de amenaza por parte del
individuo(22).

En el caso , se aprecia que el negocio (primera fuente de ingreso del PIB de la RM)
camaronero y las relaciones laborales producto de esta industria eran específicamente eso
, relaciones , vínculos empleado-empleador, siendo así que el señor Caran Koaque era
empleado de la camaronera Rey Salomón S.A en donde en virtud de ese contrato no se
puede alegar la existencia de trabajo forzado y aun en los hechos donde se aprecia la
obligatoriedad del empleador para reparar las compuertas después del terremoto no se
pude presumir que se realizó con la finalidad de dar muerte a estos empleados dado que
por motivos de fuerza mayor la alarma no se emitió conduciendo a los empleadores a una
inmediata protección de la infraestructura en virtud del existente vinculo laborar que estos
habían contraído.

(19) CIDH. Comunidades Cautivas: Situación Del Pueblo Indígena Guaraní Y Formas Contemporáneas De
Esclavitud En El Chaco De Bolivia
(20) OIT. Folleto N° 3. Trabajo forzoso, trata de personas, y pueblos indígenas y tribales
(21) OIT. Informe Global 2009, El Costo de la Coacción, párr. 23
(22) ECHR, Siliadin v. Francia, Application No.73316/01, Judgement of July 26 of 2005
Esta Corte debe reconocer que, en el presente caso, ninguno de los hechos constituye la
figura de trabajo forzado, servidumbre, esclavitud o cualquiera análoga, lo que impide
realizar un pronunciamiento en relación con el Artículo 6 de la CADH. Si los
peticionarios llegaran a considerar que existen causales para la recisión de la relación
laboral, dicha situación deberá ser controvertida y resuelta por los tribunales internos
competentes, máxime cuando la corte ha establecido que, para constituir una violación
del artículo 6.2

de la Convención Americana, es necesario que la presunta violación sea atribuible a


agentes del Estado, en el presente caso ha quedado demostrado la no participación y
aquiescencia(23).

El estado no violo el artículo 7 (derecho a la libertad personal) de la convención.


El estado rechaza la presunta violación del derecho a la libertad personal, contenido en el
artículo 7 de la convención, por cuanto ha dado estricto cumplimiento a las disposiciones
de dicho instrumento internacional. El artículo 7 de la Convención tiene como contenido
esencial la protección de la libertad individual de toda persona contra la interferencia
arbitraria o ilegal del Estado, siendo, a su vez, la garantía del derecho de defensa del
individuo detenido(24). Sin embargo, esta Corte ha señalado que la libertad personal no es
un derecho absoluto, pues de cumplirse con las exigencias para su restricción, esta medida
es plenamente legítima(25). Ahora bien, dado que cualquier violación de los numerales 2
al 7 del artículo 7 de la CADH acarreará necesariamente la violación del artículo 7.1 de
la misma(26).

Siendo así se desprende de los hechos del caso que con respecto a los numerales 2 a 5 y
7 carecen de sustento las alegadas violaciones dado que no se ha privado arbitrariamente
la libertad de ninguno de los actores consignados por la comisión, por el contrario, el
Estado cuenta con un sistema legal que garantiza el cumplimiento de este derecho. Siendo
así es necesario manifestarse respecto del inciso 6 en cuyas últimas líneas establece: “el
derecho a recurrir a un juez competente a fin de que decida la legalidad de alguna
detención en base a recursos, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido”. Es
necesario recordar en este orden de ideas que el Estado, si bien es cierto por motivos de
fuerza mayor decreto estado de excepción el día 17 de junio, este decreto fue dado en
virtud del artículo 27 de la convención y se suspendieron ciertos derechos, dentro de los
cuales no estuvo en ningún momento las garantías judiciales.

(23) Véase Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de fondo 2006


(24) Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, Fondo, Reparaciones y Costas (30 de mayo de
1999), Serie C número 52, § 108; Corte IDH, Caso Maritza Urrutia vs. Guatemala, § 66.
(25) Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas (21 de noviembre de 2007)
(26) Corte IDH, Caso Yvon Neptune vs. Haití, Fondo, Reparaciones y Costas (6 de mayo de 2008)
Por último, en alusión al artículo bajo análisis (7.6 de la Convención), el Estado quisiera
referirse al recurso de habeas corpus presentado por Toa Koaque Ozorio el día 16 de
octubre del 2010 a favor de sus hermanos Auki, Yaku y Wawa Koaque Ozorio. La
peticionaria (Toa) tuvo acceso al recurso y este fue tramitado, fue programada y ejecutada
audiencia no obstante que el juez negó el habeas corpus por razones que debemos
presumir jurídicamente válidas salvo prueba en contrario.

Por las razones expuestas, se solicita a esta Corte que concluya y declare que el Estado
no violó el artículo 7 de la convención.

El estado no violó el artículo 8 (derecho a las garantías judiciales) de la convención.


El estado controvierte la alegada violación del artículo 8 de la convención, pues en virtud
de los siguientes argumentos se evidencia el cumplimiento por parte del estado de las
disposiciones de las mismas. En cuanto al contenido del artículo 8.1, referido al principio
de la tutela efectiva, que se traduce en la garantía de la libre entrada a los tribunales para
la defensa de los derechos e intereses frente al poder público(27), se constata que el estado
no ha impedido, en modo alguno, el acceso a la jurisdicción de la peticionaria, sino que,
por el contrario, ha cumplido con garantizarlo. Prueba de ello es el habeas corpus
presentado por la peticionaria a favor de sus hermanos Koaque Ozorio a fin de determinar
su exacta ubicación. Vale decir en virtud de lo hasta aquí argumentado que la peticionaria
ha ejercido en más casos su derecho dado que i) junto a varias organizaciones de derechos
humanos presentó una denuncia ante la Fiscalía de la RM para que investigue la muerte
de su padre Carán y su hermana Wayra asimismo la desaparición y el reclutamiento de
sus hermanos Auqui Yaku y Wawa ii) hizo otra denuncia ante el Fiscal por presunta
violación la cual en virtud del cumplimiento de los plazos establecidos por mandato
imperativo de la ley ,fue declarada prescrita iii) también presentó demanda civil contra
el Gobierno Central de la RM siendo en el camino del proceso re direccionada hacia el
legítimo en responderla :el municipio de jaboncillo iv) por ultimo inicio un proceso
administrativo el cual fue resuelto con sentencia debidamente motivada pues el tribunal
administrativo no la acogió.

Con relación a la imparcialidad e independencia de las autoridades judiciales, el Estado


hace notar que no existe razón alguna para dudar de que los jueces que vean o vieron sus
procesos posean tales características, máxime cuando “la imparcialidad personal (del
juez) se debe presumir hasta que exista prueba de lo contrario”(28).

(21) CIDH, Informe 36/96, Caso 10.843, Chile (15 de octubre de 1996), párrafos 62-63.
(22) Véase TEDH, Piersack V. Belgium, 1 de octubre de 1982, párrafo 30.
Respecto a la duración del proceso, debe considerarse que, de conformidad con la
jurisprudencia de la Corte, la razonabilidad del plazo tiene directa relación con la
complejidad del caso o con la conducta de las partes en el mismo(29). No es posible que
en abstracto se establezca un único plazo a partir del cual la duración del proceso judicial
pueda reputarse como irrazonable, ya que ello implicaría asignar a los procesos una
uniformidad objetiva e incontrovertida(30). En tal sentido a efectos de determinar la
razonabilidad el plazo, la Corte se ha valido de ciertos criterios, desarrollados por el
Tribunal Europeo(31). Así pues, con relación al comportamiento procesal de los
interesados, debe considerase que, si bien no se acredita que estos hubieran tenido una
conducta inadecuada, no puede desconocerse que no existe tampoco prueba alguna que
acredite que la conducta de las autoridades judiciales o cualquier otra autoridad del Estado
haya obstaculizado los diversos procesos.

Ahora bien, en lo que se refiere a la complejidad del caso, resulta claro que los asuntos
bajo análisis judicial son por demás complejo teniendo en cuenta que respecto de las
investigaciones en la fiscalía , para determinar responsabilidades es necesaria la acción
probatoria que por las circunstancias del hecho fatal (terremoto -tsunami) y sus
consecuencias se ve por lo menos dificultada, respecto de los demás casos ha existido un
pronunciamiento célere, con la salvedad que el proceso civil presenta una cláusula para
la etapa probatoria en dicho proceso, norma establecida en el Código de Procesos Civiles.

En virtud de las consideraciones antes expuestas, el Estado solicita a esta ilustre corte que
declare que no se violó el artículo 8 de la convención.

(29) Véase Corte IDH, Caso Ricardo Canese vs. Paraguay, Fondo, Reparaciones y Costas (31 de agosto de
2004).
(30) Véase CIDH, Informe 2/97, párrafos 18-20
(31) Véase Corte IDH, Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, Fondo, Reparaciones y Costas (29 de enero de
1997)
El estado no violo el artículo 25 (protección judicial) de la convención.
El estado rechaza la alegada violación al artículo 25 de la convención toda vez que ha
cumplido con las obligaciones a que se comprometió en dicho instrumento, por lo que no
cabe atribuirle responsabilidad internacional. Al ser un Estado respetuoso de los derechos
recogidos en esta carta y otros instrumentos, este reconoce que la existencia de un recurso
sencillo y rápido que permita alcanzar en su caso, la protección judicial requerida “es una
garantía fundamental que jamás puede ser minimizada y que constituye uno de los pilares
básicos en una sociedad democrática (...)”(32) . Al respecto, la corte ha manifestado que
los recursos deben presentar características que permitan considerarlos como un remedio
a la situación jurídica infringida(33), las cuales implican la obligación a cargo del Estado
de suministrar tales recursos judiciales de modo que no solo existan formalmente, sino
que también sean adecuados y efectivos(34).

De los hechos del caso se desprende que el ordenamiento de la RM dispone de cuanto


menos el recurso de habeas corpus los mismos que tal como se ha demostrado –son
adecuados y efectivos. Al respecto debe tenerse en cuenta que para que un recurso judicial
cumpla con tales exigencias no tiene necesariamente que producir el resultado
favorablemente a las pretensiones de quien lo ha interpuesto(35), sino que, en tanto las
instancias judiciales lo admitan a trámite y resuelvan con regularidad los recurso, se
considera que el Estado ha cumplido con tal obligación(36)(30). Tal es que de los hechos
del caso se desprende que la acción de habeas corpus interpuesta por la peticionaria, la
cual fue admitida por el juez competente quien al analizar el fondo y e debida audiencia
determino la denegación del recurso. Ello no puede sin duda ser interpretado como una
violación a las disposiciones de la Convención, por cuanto es en atención a razones
estrictamente jurídicas que, por no asistir la razón a la peticionaria, el juez denegó el
recurso interpuesto.

Poe otro lado es estado enfatiza en base a los hechos que la sentencia de primera instancia
del proceso de habeas corpus no fue apelada por las presuntas víctimas, a pesar de no
estar impedidas de hacerlo; con el agregado que en un caso se dejó transcurrir el plazo
para hacer valer sus derechos(37), de lo cual no puede derivarse la errónea conclusión de
que el estado haya incumplido las obligaciones contenidas en la convención, sino que
estas fueron cumplidas al prever su ordenamiento los recursos adecuados y efectivos y,
no obstante ello, estos no fueron utilizados por las supuestas víctimas.

(32) Corte IDH, Caso Durand y Ugarte vs. Perú, párrafo 101.
(33) Véase Faúndez Ledesma, Héctor, ob.cit., p. 303.
(34) Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras.
(35) CIDH, Informe 27/93.
(36) Vease Corte IDH, Caso Fermin Ramirez vs Guatemala, párrafo 83.
(37) Ver caso Hipotetico, párrafo 28.
En conclusión, en tanto es claro que un estado no puede suplir la voluntad de las partes
en la reclamación de sus derechos en se judicial ni puede por tanto verse perjudicado por
el desinterés de estas al haberse evidenciado que el ordenamiento jurídico de la RM
provee de recursos adecuados y efectivos, el estado ha cumplido con lo dispuesto por la
convención, por lo que corresponde que la Corte declare que no violó el artículo 25 de la
convención.

El estado no violo el artículo 19(derecho del niño) y el artículo 21(derecho a la


familia) de la convención.
El estado argumentara la no violación del artículo 19 y su conexión con el artículo 21. La
Corte reitera que revisten especial gravedad los casos en los cuales las víctimas
de violaciones a los derechos humanos son niños y niñas, quienes son titulares de
los derechos establecidos en la Convención Americana, además de contar con
las medidas especiales de protección contempladas en su artículo 19, las cuales deben ser
definidas según las circunstancias particulares de cada caso concreto(38).

En los hechos del caso el Estado otorga protección de la población civil teniendo en
cuenta que el conflicto armado es una situación que no es propia dentro de la RM aun
cuando el sitio del hecho fatal es limítrofe con la mencionada zona en conflicto y control
de las FRC, en particular el estado reconoce que especialmente son los niños y niñas,
quienes se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad y riesgo de ver afectados
sus derechos.

Por el contrario, en el presente caso los agentes estatales actuaron de forma oportuna y
planificada al ejecutar a través de las estructuras e instalaciones del Estado los medios
necesarios para la protección de estos derechos así: en los hechos el estado encargo el
cuidado especial de la zona a la Armada Nacional en coordinación con el ministerio de
defensa además de solicitar la ayuda internacional inmediata y poner en ejecución
programas de reconstrucción.

Es en esta línea de argumentación es que el artículo 17 de la Convención Americana


reconoce que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y el Estado. Asimismo, ha afirmado que implica el
derecho de toda persona a recibir protección contra injerencias arbitrarias o ilegales en su
familia, así como también que los Estados tienen obligaciones positivas a favor del
respeto efectivo de la vida familiar. La Corte también ha reconocido que el disfrute mutuo
de la convivencia entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida de
familia. El Tribunal también ha establecido que la separación de niños de su familia
constituye, bajo ciertas condiciones, una violación de su derecho a la familia reconocido
en el artículo 17 de la Convención Americana.(39).

(38) Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia


(39)Vease caso Masacres de El Mozote y Lugares Aledaños Vs. El Salvador
Así en el caso los al momento de producida la alegada violación Auki de 19 años, y Yaku
de 14 decidieron separarse del núcleo familiar a pesar que el estado garantizo en la medida
de sus posibilidades dada la situación ,la conservación de este a través de la creación de
albergues donde todos los miembros de la familia era recibidos sin distinción, al contrario
atendiendo a la Ley de Gobernanza Territorial se otorgaba prioridad a las personas más
vulnerables punto aparte merece el caso de Wawa que con 12 años de edad por
obligatoriedad de los dos primeros hermanos fue llevado hacia las presuntas ofertas
laborales que hacían los emisarios de las FRC que se infiltraron aprovechando la
necesidad de ayuda internacional, el estado lamenta esta decisión ya que está demostrado
que garantizo las condiciones de supervivencia inmediata y a futuro no obstante recalca
que la decisión de los dos primeros hermanos fue voluntaria dejando a su madre y
hermanas.

Por lo argumentado en los párrafos precedentes el estado solicita que se declare la no


responsabilidad internacional al no haber vulnerado los artículos 19 y 21 de la
convención.

El estado no violo el artículo 21 (derecho a la propiedad privada) de la convención.


La Corte ha desarrollado un concepto amplio de propiedad(40) que abarca, entre otros, el
uso y goce de los bienes, definidos como cosas materiales apropiables, así como todo
derecho que pueda formar parte del patrimonio de una persona. Dicho concepto
comprende todos los muebles e inmuebles, los elementos corporales e incorporales y
cualquier otro objeto inmaterial susceptible de valor(41).
Para analizar tal derecho no pueden obviarse sus particularidades, pues hay diferencias
radicales en la estructura entre los derechos patrimoniales y los derechos fundamentales.
Éstos son indisponibles, inalienables, inviolables, intransigibles, personalísimos. En
cambio, los derechos patrimoniales son disponibles por su naturaleza, negociables y
alienables. Por otra parte, los derechos fundamentales son universales, mientras que los
patrimoniales son singulares, en la medida en que pueden ser objeto de cambio en la
esfera del mercado además de resultar, como lo prevé la convención, susceptibles de
expropiación por causa de utilidad pública(42). En este sentido, la Corte ha señalado que
el derecho a la propiedad privada no es absoluto, debiendo ser entendido dentro del
contexto de una sociedad democrática, donde la función social de la propiedad es un
elemento fundamental para el funcionamiento de la misma(43).

(40) Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador, Sentencia de 21 de noviembre de 2007, Serie C,
No. 170, párr. 174.
(41) Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua, Op. Cit. Supra nota 6, párr.
(42) 9 Ferrajoli, Luigi, Los Fundamentos de los derechos fundamentales, Ed. Trotta, Madrid, 2009, págs.
30-32
(43) Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador, Sentencia de 6 de mayo de 2008, Serie C, No. 179, párr.
Es por ello que el Estado, a fin de garantizar otros derechos de vital relevancia para su
sociedad, decidió limitar el derecho a la propiedad de los habitantes de Jaboncillo. Es así
que Luego del terremoto y tsunami (y de haberse decretado estado de excepción), en base
a varios estudios científicos y con el objeto de proteger la vida las tierras que
antiguamente eran ocupadas por los ancestrales Koaques fueron declaradas como zona de
alto riesgo y no habitable por el Ministerio de Gestión de Riesgos y Cambio Climático,
incluyendo las tierras que la familia Koaque Ozorio habitaba. En ese orden de ideas la
limitación es legítima y responde a la protección de sus ciudadanos.
Como último punto para abordar esta el que la familia Koaque Ozorio no pueda ser
beneficiada con el programa de reconstrucción por parte del estado. Para efectos del
presente caso, debe tenerse en cuenta que por la magnitud de la catástrofe el estado no se
encontraba en capacidad económica de reconstruir o repara la totalidad de las viviendas
estableciendo para ello una distinción objetiva la cual consistía en acreditar el título de
propiedad evitando, de ese modo, que sean beneficiarios aquellos posibles invasores que
aprovechándose de la coyuntura del momento intenten obtener provecho ilegitimo.

Por los argumentos presentados se solicita a esta honorable corte no declarar


responsabilidad internacional por la presunta violación del artículo 21 de la convención.

PETITORIO
El Estado solicita a esta Ilustre Corte que, en virtud de los hechos probados y argumentos
legales expuestos en el presente memorial, admita las excepciones propuestas y,
subsidiariamente, declare que no violó en perjuicio de la señora Toa Koaque Ozorio y sus
familiares derecho a la vida (artículo 4), a la integridad personal (artículo 5), a la libertad
personal (artículo 7), a garantías judiciales (artículo 8), a reunión (artículo 15), a igualdad
ante la ley (artículo 24) y a la protección judicial (artículo 25); así como tampoco violó la
obligación general contenida en el artículo 1.1 y 2 de la Convención .
Bibliografía

Faúndez Ledesma, Héctor (2004). El sistema interamericano de protección de los


derechos humanos, tercera edición, revisada y puesta al día, San José: Instituto
Interamericano de Derechos Humanos.

Salmón, Elizabeth (2004). Introducción al derecho internacional humanitario, Lima:


Fondo Editorial PUCP.

Convención Americana sobre Derechos Humanos, «Pacto de San José», suscrita en la


Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos (B-32), San José,
Costa Rica, 7-22 de noviembre 1969.

Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Excepciones Preliminares, § 88;
Corte IDH, Caso Godínez Cruz vs. Honduras, Excepciones Preliminares (26 de junio de
1987), Serie C número 3, § 90

Corte IDH, Garantías judiciales en estados de emergencia (artículos 27.2, 25 y 8


Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 (6 de
octubre de 1987), Serie A número 9, § 20.

Corte IDH, Caso Carpio Nicolle y otros vs Guatemala, Fondo, reparaciones y costas.

Corte IDH, Caso Fermín Ramírez vs. Guatelama, Fondo, Reparaciones y Costas (20 de
junio de 2005), Serie C número 126, § 83. Corte IDH; Corte IDH, Caso Fairén Garbi y
Solís Corrales vs. Honduras, Fondo, § 92.

CIDH, Informe 36/96, Caso 10.843, Chile (15 de octubre de 1996), párrafos 62-63.

Caso Comunidad indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Sentencia de fondo.

Corte IDH, Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, Fondo, Reparaciones y Costas (29 de enero
de 1997)

Corte IDH, Caso Durand y Ugarte vs. Perú, párrafo 101.

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