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LOS MARTIRIOS DE COLÓN

Los martirios de Colón es una obra teatral que ha cosechado éxitos entre el público
venezolano desde su estreno el 11 de noviembre de 1993. La se basa en los textos
satíricos Los martirios de Colón, fragmento de un diario escrito por el famoso erudito
Mamerto Ñáñez Pinzón e Importancia y Protección de la Ñema de Colón, del
libro Humor y Amor del periodista y humorista venezolano Aquiles Nazoa.

Aquiles Nazoa nació en Caracas, el 17 de mayo de 1920, en la barriada caraqueña


de El Guarataro, del sector El Cementerio. Desde los doce (12) años colabora con
los gastos de su sencillo hogar desempeñándose en varios trabajos, tales como
empleado de una bodega, telefonista, botones de un hotel lujoso en Caracas, entre
otros. Fue un autodidacta que aprendió francés e inglés, lo que le permitió trabajar
en el museo de Bellas Artes como guía turístico. En 1938 concluye su formación
inicial en la Escuela Federal Ezequiel Zamora (conocida más tarde como 19 de
abril).

Inicia su carrera periodística en El Universal, como empaquetador. Poco a poco


asciende de puesto hasta llegar a corresponsal en Puerto Cabello y convertirse en
colaborador del diario El Verbo Democrático. En 1940, durante el gobierno de López
Contreras, es apresado por un artículo en el que criticó la ineptitud del gobierno para
erradicar la malaria. Luego de ser excarcelado, entra al equipo de Últimas Noticias
donde escribe poemas de corte humorístico bajo el seudónimo Lancero. Sin
embargo, la crítica en sus poemas le envía constantemente a prisión. En 1943
ingresa a El Nacional y colabora con varias revistas humorísticas. La dictadura de
Marcos Pérez Jiménez complica aún más la situación política y obliga a Nazoa a
exiliarse en Bolivia, entre 1955 y 1958. Más adelante, bajo el gobierno de Rómulo
Betancourt, Aquiles Nazoa regresa al país y funda y colabora con numerosas
revistas de humor enfocadas en la crítica social. Sin embargo, la tensión política
permanece. Cada una de las publicaciones es perseguida o interrumpida por el
disgusto que despertaba su enfoque en las altas esferas del gobierno. Pese a ello,
Nazoa multiplicó su producción e incursionó en otros géneros, como el teatro, para
alcanzar la cultura hasta quienes más requerían de ella. Por estas actitudes, el
público lo reconocía como un escritor digno de leerse. En 1970 publica Humor y
amor de Aquiles Nazoa, una recopilación de sus poemas más celebrados.

Nazoa creía en la educación no sólo como un medio para la ascensión social, sino
que también la veía como el enriquecimiento cultural y espiritual que revela el valor
de cada individuo. Para Guillén (2005) en Nazoa “se manifiesta el discurso de la
ironía conduciendo a la reflexión. Poniendo en cuestionamiento el sentido y dándole
lugar al pensamiento crítico y social se logra un significado real, verdadero”. (pág.
27)

Aquiles Nazoa muere el 25 de abril de 1976, a la edad de 55 años, en la Autopista


Caracas–Valencia en un accidente de tránsito. Después de su muerte, sus seres
queridos han conmemorado su vida con la divulgación de sus obras. Entre estas
obras, destaca Los martirios de Colón. Las funciones más recientes de la obra
teatral han sido dirigidas por el maestro Federico Ruiz, que fue un amigo cercano a
Nazoa.

En la puesta en escena de 2008, Angelo Pagliuca dirige la orquesta sinfónica. Mairin


Rodríguez, vestida como directora de orquesta, es la narradora de las cuitas de
Colón; Betzabeth Talavera figura como la reina Isabel; y Roberto Leal actúa en el
rol protagónico del explorador genovés. La obra está dividida en dos actos: el primer
acto trata sobre la audiencia entre Colón y la reina Isabel con motivo de los fondos
para pagar el viaje, y el segundo acto trata sobre la tensa situación en alta mar
cuando la tripulación inculpa a Colón por desesperación.

Vale destacar del primer acto al rey desempleado, que viene como excusa de la
reina para no pagar las embarcaciones, y responde a una realidad histórica: las
arcas de Castilla estaban bastante mermadas como consecuencia de la
Reconquista de la península ibérica y las guerras entre los distintos reinos en torno.
La ironía también recae en que la dirección del reinado estuvo a cargo de Isabel de
Catilla, dejando a Fernando de Aragón en el cómico papel que puede visualizarse
en la obra teatral: un rey que está disfrutando de su realeza, sin ejercerla realmente.
El uso de música sinfónica de la obra es coincidente con el tiempo histórico que
pretende reflejar, que es el tiempo renacentista, ya que durante este periodo se
gesta la polifonía, el canto en simultáneo de varias voces en ritmos desiguales.
Asimismo, se presencia la música renacentista por medio de villancicos (un cuartillo
es un cuartillo, dos cuartillos medio real, tres cuartillos…) cuyo efecto pretende, al
igual que las rimas, retener la atención de la memoria. Sin embargo, entre otros
anacronismos, las intervenciones de salsa (en el diálogo entre Isabel y el jorobado,
en el simpático Colón –Colón, Colón–) buscan darle soltura al desenvolvimiento de
los diálogos, aprovechando que están escritos en rimas estiladas según la época,
además de proveer mayor actualidad a la obra.

Vale mencionar la serie de cambios que ocurren en la narradora, Mairin Rodríguez,


vestida como una directora de orquesta. Al principio de la obra ostenta un sombrero
de copa, después aparece con un gorro frigio, más adelante se presenta con el
sombrero típico de Napoleón, y ya cerca del final del primer acto aparece sin
sombrero (con sombrero de graduado en la mano tras la espalda que se coloca
cuando aparecen en escena los sabios). Luego en el segundo acto se presenta con
un sombrero de almirante, ya que el segundo acto trata sobre el viaje de Colón por
alta mar.

El primer acto concluye con la aparición de la pareja de la gallina real, una parodia
de los reyes de Castilla y Aragón, que en lugar de empollar un huevo pone un
mamón. Esto bien refiere a lo inesperado del descubrimiento de América: si en
España se creyó encontrar las Indias Orientales, se esperaría un huevo (¿de oro?),
sin embargo, el resultado es un mamón, un fruto típico del continente americano,
que quizá responde al descubrimiento único del proceso de colonización: la
verdadera riqueza de América no yace bajo el suelo en forma mineral, sino que
reposa en la superficie, en las mucho más amplias formas y variedades de frutas y
usos medicinales que tienen las plantas autóctonas del continente. Así se entiende
entonces que el uso de gallinas para esta representación teatral no es una
casualidad, pues también recuerda al famoso huevo de Colón (otro anacronismo),
que es una solución inesperadamente sencilla para un problema en apariencia
irresoluble. Nótese entonces la ironía en el cierre del primer acto que finaliza con el
coro de voces repitiendo: “si no es por aquella ñema no soltamos el guayuco.”

El segundo acto sugiere muchos más anacronismos (el teléfono, la laptop, los
binoculares, la ponchera, usados todos por Colón; las pistolas y ametralladoras
empuñadas por la tripulación amotinada) que atienden mayormente a la diversión
del público contemporáneo. En música, destaca la presencia de la zarzuela, típica
de las Islas Canarias. Este acto final responde al título de la obra, pues se evidencia
el martirio que sucedió a Colón en alta mar durante su viaje hacia lo desconocido.
Al tratarse sobre el viaje a través de una ruta desconocida, el temor imperaba sobre
la tripulación y la amenaza de motín era constante. El segundo acto finaliza con la
enigmática irrupción de indígenas desde el público, dando a entender que los
martirios de Colón apenas empiezan.

REFERENCIAS

Guillén, J. (2005) Vida y obra de Aquiles Nazoa: el compromiso de la poesía popular.


Academia. Vol. 4 (Núm. 7) pp. 26-27. Recuperado de:
http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/academia/article/view/5968/5772 [Consulta:
6 de abril de 2018]

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