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Los martirios de Colón es una obra teatral que ha cosechado éxitos entre el público
venezolano desde su estreno el 11 de noviembre de 1993. La se basa en los textos
satíricos Los martirios de Colón, fragmento de un diario escrito por el famoso erudito
Mamerto Ñáñez Pinzón e Importancia y Protección de la Ñema de Colón, del
libro Humor y Amor del periodista y humorista venezolano Aquiles Nazoa.
Nazoa creía en la educación no sólo como un medio para la ascensión social, sino
que también la veía como el enriquecimiento cultural y espiritual que revela el valor
de cada individuo. Para Guillén (2005) en Nazoa “se manifiesta el discurso de la
ironía conduciendo a la reflexión. Poniendo en cuestionamiento el sentido y dándole
lugar al pensamiento crítico y social se logra un significado real, verdadero”. (pág.
27)
Vale destacar del primer acto al rey desempleado, que viene como excusa de la
reina para no pagar las embarcaciones, y responde a una realidad histórica: las
arcas de Castilla estaban bastante mermadas como consecuencia de la
Reconquista de la península ibérica y las guerras entre los distintos reinos en torno.
La ironía también recae en que la dirección del reinado estuvo a cargo de Isabel de
Catilla, dejando a Fernando de Aragón en el cómico papel que puede visualizarse
en la obra teatral: un rey que está disfrutando de su realeza, sin ejercerla realmente.
El uso de música sinfónica de la obra es coincidente con el tiempo histórico que
pretende reflejar, que es el tiempo renacentista, ya que durante este periodo se
gesta la polifonía, el canto en simultáneo de varias voces en ritmos desiguales.
Asimismo, se presencia la música renacentista por medio de villancicos (un cuartillo
es un cuartillo, dos cuartillos medio real, tres cuartillos…) cuyo efecto pretende, al
igual que las rimas, retener la atención de la memoria. Sin embargo, entre otros
anacronismos, las intervenciones de salsa (en el diálogo entre Isabel y el jorobado,
en el simpático Colón –Colón, Colón–) buscan darle soltura al desenvolvimiento de
los diálogos, aprovechando que están escritos en rimas estiladas según la época,
además de proveer mayor actualidad a la obra.
El primer acto concluye con la aparición de la pareja de la gallina real, una parodia
de los reyes de Castilla y Aragón, que en lugar de empollar un huevo pone un
mamón. Esto bien refiere a lo inesperado del descubrimiento de América: si en
España se creyó encontrar las Indias Orientales, se esperaría un huevo (¿de oro?),
sin embargo, el resultado es un mamón, un fruto típico del continente americano,
que quizá responde al descubrimiento único del proceso de colonización: la
verdadera riqueza de América no yace bajo el suelo en forma mineral, sino que
reposa en la superficie, en las mucho más amplias formas y variedades de frutas y
usos medicinales que tienen las plantas autóctonas del continente. Así se entiende
entonces que el uso de gallinas para esta representación teatral no es una
casualidad, pues también recuerda al famoso huevo de Colón (otro anacronismo),
que es una solución inesperadamente sencilla para un problema en apariencia
irresoluble. Nótese entonces la ironía en el cierre del primer acto que finaliza con el
coro de voces repitiendo: “si no es por aquella ñema no soltamos el guayuco.”
El segundo acto sugiere muchos más anacronismos (el teléfono, la laptop, los
binoculares, la ponchera, usados todos por Colón; las pistolas y ametralladoras
empuñadas por la tripulación amotinada) que atienden mayormente a la diversión
del público contemporáneo. En música, destaca la presencia de la zarzuela, típica
de las Islas Canarias. Este acto final responde al título de la obra, pues se evidencia
el martirio que sucedió a Colón en alta mar durante su viaje hacia lo desconocido.
Al tratarse sobre el viaje a través de una ruta desconocida, el temor imperaba sobre
la tripulación y la amenaza de motín era constante. El segundo acto finaliza con la
enigmática irrupción de indígenas desde el público, dando a entender que los
martirios de Colón apenas empiezan.
REFERENCIAS