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El adolescente

Los estudios sobre el desarrollo humano siempre han mostrado la tendencia a


segmentar el curso de nuestro crecimiento en etapas, desde el nacimiento hasta la
vejez, cultura y sociedad también han realizado este trabajo asignando roles y
tareas a cada etapa de nuestro ciclo de vida.
En general podemos decir que nuestro desarrollo comprende tres aspectos
importantes, el orden biológico, psíquico y social, a medida que nuestros cuerpos
se desarrollan, nuestra estructura psíquica también lo hace, digamos que el
crecimiento biológico, impulsa cambios en la estructura psíquica y en nuestro modo
de relacionarnos, según la edad que tenemos. (Erikson, 1988)
Así que, en función de lo anterior, podemos identificar las etapas de desarrollo por
los atributos físicos y características psicológicas de cada grupo de edad.
Una de las etapas que representa más retos y cambios en nuestros cuerpos y
mentes, es la adolescencia, comúnmente llamada pubertad, así que empecemos
por diferenciar ambos conceptos, según Blos, el termino pubertad hace referencia
a los cambios corporales que se tienen al ingresar en el periodo de la maduración
sexual, mientras que el termino adolescencia a los procesos psíquicos impulsados
por la pubertad. (Blos, 1980)
La integración psicosexual y psicosocial de esta etapa tiene la función de la
formación de la identidad personal en los siguientes aspectos: a) identidad
psicosexual por el ejercicio del sentimiento de confianza y lealtad con quien pueda
compartir amor, como compañeros de vida; b) la identificación ideológica por la
asunción de un conjunto de valores, que son expresados en un sistema ideológico
o en un sistema político; c) la identidad psicosocial por la inserción en movimientos
o asociaciones de tipo social; d) la identidad profesional por la selección de una
profesión en la cual poder dedicar sus energías y capacidades de trabajo y crecer
profesionalmente; y e) la identidad cultural y religiosa en la que se consolida su
experiencia cultural y religiosa, además de fortalecer el sentido espiritual de la vida.
La fuerza distónica es la confusión de identidad, de roles, la inseguridad y la
incertidumbre en la formación de la identidad. La relación social significativa es la
formación de grupo de iguales, por el cual el adolescente busca la sintonía e
identificación afectiva, cognitiva y comportamental con aquellos con los cuales
puede establecer relaciones autodefinitorias; superar la confusión de roles;
establecer relaciones de confianza, estabilidad y fidelidad; consolidar las formas
ideológicas o las doctrinas totalitarias y enfrentar la realidad de la industrialización
y globalización. La fuerza específica que nace de la constancia en la construcción
de la identidad es la fidelidad y la fe. La fidelidad es la solidificación y asunción de
los contenidos y proceso de su identidad, una vez establecida como proyecto de
vida. (Erikson, 1988)
Principales problemáticas del adolescente
Algunas de las problemáticas fundamentales por las que pasa un adolescente,
propuestas por Aberastury, y que debemos tener presentes son:
a) Búsqueda de sí mismo y de la identidad
Al estar frente a un adolescente no debemos perder de vista que, aparte del
desarrollo físico, otro de los retos propios de la etapa será conocerse a sí mismo y
aceptarse en una renovada identidad.
b) Tendencia grupal
La observación del tipo de grupos a los que pertenece es indispensable para el
entendimiento global del adolescente, el sentido de pertenencia es fundamental
para una sana adolescencia, es un factor de riesgo el observar complicaciones con
este punto.
c) Necesidad de intelectualizar y fantasear
Los conflictos de la adolescencia se suelen resolver por la vía de la
intelectualización y la fantasía, así que conocer el mundo interno de cada
adolescente es vital para comprender como vive las cosas.
d) Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo
La adquisición de nuevas responsabilidades, la proximidad con la vida adulta, sus
relaciones sociales y amorosas, etc., promueven una serie de alteraciones
anímicas, a las que el adolescente busca, mecanismos de adaptación
Los puntos anteriores corresponden con las vivencias naturales del adolescente, es
importante conocerlos para determinar las fuentes conflicto y plantear estrategias
de apoyo en la resolución conflictos. (Aberastury & Knobel, 2004)
El consumo de sustancias en el adolescente
Gonzáles Guerras indica tres puntos para la comprensión del consumo de
sustancias en el adolescente:
1 Causas del deseo de consumir droga
De lo neurobiológico
Para que se desarrolle la adicción se requiere la exposición crónica a la sustancia
e implica interacciones complejas entre los factores biológicos y ambientales, lo que
podría explicar porque unos individuos se vuelven adictos y otros no, así como el
fracaso de modelos puramente biológicos o puramente ambientales a la hora de
intentar comprender estos trastornos.
La actualización de los conocimientos neurobiológicos de las adicciones plantea
que tras el uso crónico de sustancias se producen unas modificaciones a nivel
cerebral de larga duración que explicarían gran parte de las conductas asociadas a
la adicción, como la compulsividad en el consumo, o la concentración del interés en
torno al consumo con el abandono de otras áreas.
La intolerancia a los afectos
La preferencia por una droga supone algún grado de especificidad
psicofarmacológica. Los opiáceos atenúan los sentimientos de cólera o violencia, el
alcohol y los depresores del SNC alivian los sentimientos de aislamiento, vacío y
ansiedad y los estimulantes (anfetaminas, cocaína, etc.) mejoran la hipotonía,
alivian la depresión o contrarrestan la hiperactividad y los deficits de atención
La conducta adictiva sirve para restaurar un sentimiento de potencia contra la
vivencia de impotencia / indefensión. También sugiere que las adicciones son
formaciones / soluciones de compromiso idénticas a las compulsiones. Por medio
de la conducta adictiva se restaura un sentimiento de poder como reemplazo a la
reafirmación de poder en el mundo real.
2 Valor simbólico de la droga y significación de la experiencia con la droga
La conducta adictiva se convierte en una forma de gratificación oral o de un
“sustituto del pezón” por la leche inconscientemente deseada representada en el
objeto causa de la adicción. La droga imaginariamente, representa para el adicto la
conquista de la madre fusional, de acuerdo al modelo del yo ideal del narcisismo
primario. La censura no se presenta, no existe o, simplemente, no se acepta. El
deseo vehemente y sobre todo repetitivo de intoxicación compulsiva constituye para
Freud la sustitución del acto masturbatorio, en la medida en que es un impulso, al
que aún cuando se quiere reprimir se le impone al sujeto de una manera compulsiva.
Así Freud encuentra un vínculo entre la sexualidad y el consumo imperativo de
drogas. Cualquier estado de modorra producido por las drogas es similar al estado
que produce la tetada de la madre a su niño de pecho.
Para el adolescente la droga es un “objeto simbólicamente ideal” que adquiere
particular intensidad entre aquellos individuos que se encuentran fijados a su objeto
primario de los tres primeros meses de vida, representado en el “pecho bueno –
pecho malo” de la posición esquizoparanoide. En esta posición el estado del Yo es
esquizoide: débil, frágil y desorganizado. Es así que la droga puede simbolizar tanto
el pecho bueno como el pecho malo. En el primero de los casos el adicto la utiliza
para producir estados de modorra que conducen al sueño. En el segundo la droga
simboliza una identificación con los objetos malos, destructivos y persecutorios, la
droga pasa a formar parte de aquellos estados de agresión, de enfado y de
insatisfacción en los adictos. (Gonzáles Guerras, 2008)
En resumen, la sustancias que el adolescente consume, son una vía a la
satisfacción de demandas inconscientes relacionadas con el placer/displacer, que
tienen como propósito resolver imaginariamente un conflicto psíquico al que
conscientemente no se puede acceder, se convierten pues (las drogas), en un
sustito de los objetos amorosos y sus funciones, la conducta adictiva representa la
búsqueda de estos, y su camino a la destrucción los fuertes sentimientos culpigenos
provocados en el desarrollo de la posición depresiva.

Bibliografía
Aberastury, A., & Knobel, M. (2004). La adolescencia normal, un enfoque
psicoanalítico. México: Paidos.
Blos, P. (1980). Psicoanálisis de la adolescencia. México: Editorial Joaquín Mortiz .
Erikson, E. H. (1988). El ciclo vital completado. México: Paidos .
Gonzáles Guerras, J. (2008). Psicoanálisis y Toxicomanía. Revista de
Psicoanálisis, Psicoterapia y Salud Mental, 146-164.

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