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Holanda recordó hoy en una ceremonia las inundaciones más trágicas de su guerra

contra el agua, cuando en 1953 los fuertes vientos y la alta marea rompieron los diques del
mar, en el sur del país, lo que provocó la muerte de 1.836 personas.

La princesa Margarita, como presidenta honoraria de la Cruz Roja, junto con autoridades del
Gobierno holandés, estuvieron presentes en la conmemoración del 65 aniversario de las
inundaciones que destruyeron gran parte de Zelanda, las islas del sur de Holanda y el Oeste de
Brabante.

En el acto, celebrado en Ouwerkerk (Zelanda), se dejaron siete coronas junto al monumento


que recuerda las inundaciones y 1.836 flores blancas para las víctimas.

Otras ciudades del país también celebraron ceremonias y eventos de conmemoración junto a
supervivientes de las inundaciones.

"Era como si estuviésemos presenciando el fin del mundo. De repente, nuestra balsa se rompió
y todos caímos al agua. Escuchaba cómo mi vecino se despedía de su familia, mientras yo me
hundía entre pedazos de madera y otros objetos", dijo hoy un superviviente a la televisión
holandesa NOS.

La noche del 1 de febrero de 1953, los diques que frenan el agua empezaron a romperse
debido a una combinación de tormenta violenta y marea alta, lo que desbordó cientos de
miles de hectáreas de terreno en un país situado por debajo del nivel del mar.

Más de 70.000 residentes fueron evacuados, unos 30.000 animales de granja se ahogaron
durante el desastre y alrededor de 100.000 personas perdieron sus hogares.

Esa tragedia llevó al Gobierno holandés a desarrollar el Plan Delta de prevención de


inundaciones, un complejo masivo de diques y compuertas a lo largo de la costa sur de los
Países Bajos, una barrera contra el mar que sobrevive a las tormentas desde hace más de
medio siglo.

Holanda, la lucha constante contra el mar

A lo largo de los siglos holanda ha sabido defenderse en la lucha contra la naturaleza, a pesar
de las dificultades el país a avanzado gracias a la inventiva y tenacidad de su gente. Pero el
enemigo esta avanzando como nunca lo había hecho.

Resistir el envite del mar del norte exige desarrollar ingeniosas técnicas de construcción,
planes inteligentes y una complicada gestión de los recursos.

Holanda es un tesoro hundido en el mar del norte, durante ocho siglos el jardín de la Europa
del norte ha desafiado valientemente a la naturaleza y ha ido prosperando. Una tercera parte
del país reposa inquieta por debajo del nivel del mar, gracias a un efectivo pero anticuado
sistema de diques.
El agua a convertido a Holanda en una gran potencia marítima, a lo largo de la historia el mar a
demostrado ser el mayor aliado del país, pero en ocasiones su enemigo mas traicionero.

En Holanda todo el mundo sabe que el uno de febrero de 1953, fue el día de la traición del
mar. La tormenta del siglo golpeo con toda su furia en medio de la noche, el fuerte oleaje
destrozo cientos de diques, el mar del norte penetro en los pueblos costeros atrapando a sus
habitantes en sus casas. Casi 2000 personas se ahogaron esa noche. Holanda no había sufrido
una tragedia mayor desde la segunda guerra mundial

Los holandeses llevan 2000 años construyendo diques, convirtiendo las vegas y marismas en
unas de las tierras mas fértiles del mundo.

El molino de viento hizo un poco mas fácil la vida de los granjeros y agricultores, la energía
eólica era una forma de enfrentar a dos fuerzas de la naturaleza, el aire contra el agua. Todavía
hoy se mantienen muchos abiertos y en funcionamiento. Finalmente las máquinas de vapor
sustituyeron a los viejos molinos de viento, pero estas curiosas estructuras siguen siendo una
gran atracción turística.

En los años 70 Holanda emprendió un programa llamado plan delta, un gigantesco proyecto
con un plazo de ejecución de cincuenta años que le declaraba la guerra al mar.

Explotando al máximo la tecnología se intentan conservar las fronteras del país

Entre los grandes logros de Holanda esta la barrera "Eastern Scheldt Barrier", una fortaleza de
cemento y acero de 3 kms de largo. La barrera permanece medio abierta y el mar pasa por
debajo durante el buen tiempo, pero cuando empeora 62 compuertas de tubos de acero se
sumergen en agua sellando la zona en aproximadamente una hora, esta barrera protege la
zona del suroeste de holanda comprendida entre la provincia de Zeelanda y el mar del norte,
se necesitaron 250 ingenieros para construirla.

Convertir el lodo de la zona en unos cimientos sólidos requirió la intervención de un barco


único, un navío pontón especializado en la compactación del suelo llamado maitilus provisto
con cuatro gigantescos rodillos vibradores con los que se estuvo machacando la arena del
fondo ños.

El lecho oceánico necesitaba un nuevo colchón, asi que los ingenieros inventaron un acolchado
especial que fabricaron en una nave provisional, el manto se enrolló en un cilindro flotante del
tamaño de tres camiones de gran tonelaje, luego se traslado al pontón con la ayuda de la
corriente y otro barco especial amarrado al pontón lo fue colocando, toda la operación exigía
una gran precisión pues la instalación se tenia que hacer con la marea baja. Un sumergible
equipado con cinco cámaras revisaba el trabajo.

Para colocar los pilares utilizaron un sistema francés llamado "menellie". El enorme tamaño de
los pilares obligo a que se fabricasen cerca del lugar, tenían 13 pisos de altura y se hundían 30
metros por debajo de la superficie, después de dedicar 3 semanas a inundar las dársenas, los
pilares huecos fueron trasladados a su destino y se rellenaron de arena para su estabilidad.
Cada uno de estos pilares tardo mas de un año en construirse. Fue necesario recoger rocas de
toda europa para reforzar los pilares.

Un barco pontón y una plataforma elevadora transportaron las compuertas cada una de ellas
tan pesada como 3 locomotoras de un tren , y una grúa flotante las instalo. Uno de los últimos
trabajo fue crear una carrera por encima de la barrera.

En 1986, después de 10 años finalizo oficialmente el proyecto, pero las obras nunca se
detuvieron.

Por décadas Cartagena ha encarado el problema de las inundaciones con soluciones tibias,
como el ensanchamiento de los canales y obras gregarias de protección costera, y para todo
ello ha seguido empleando la misma ingeniería de los años 60 y 70 del siglo pasado.
Ese marco de referencia histórica lo hace Mauro Maza Chamorro, profesor del Programa de
Ingeniería Civil de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB).
Considera que el problema de las inundaciones en el Distrito ha sido históricamente mal
entendido, en todo su sistema combinado de cuencas hidrográficas con la Bahía de Cartagena,
Ciénaga de La Virgen, caños, lagos y canales.
“Y además ha sido mal manejado, con criterio de corto plazo y empleando soluciones que no
han llegado al centro de un problema, que es de mayor escala tanto en el espacio como en el
tiempo, y que compromete la vida de la ciudad por los próximos 50, 100 y hasta 200 años”,
explica el ingeniero civil Maza Chamorro.
Aporte holandés
Seis estudiantes de Ingeniería Civil y Maestría de la holandesa Universidad Tecnológica de
Delft, de las más importantes de los Países Bajos y con más prestigio de Europa y el mundo,
estuvieron con la UTB en Cartagena desde noviembre de 2016 y durante 5 meses, estudiando
el descontrolado problema de las inundaciones, al lado de los profesores Mauro Maza y Milton
Guerrero.
Realizaron y le legaron a la ciudad un estudio que ahora está en manos de la Tecnológica, y
que desenmaraña la dinámica de las inundaciones en Cartagena.
Exploraron tres ámbitos geográficos y determinaron que es nulo el control a los niveles del
agua, lo que se logra con un manejo integrado de las cuencas.
Esos escenarios son: Ciénaga de la Virgen, que recibe agua de un vasto territorio que se
extiende desde los límites con Bayunca y la cuenca de Turbaco, con corrientes naturales como
la del Arroyo Matute.
También la costa abierta y Bahía Interior de Cartagena, de las que dijeron hay muchos espacios
abiertos en los frentes costeros de las avenidas Santander y Malecón, “con pocas estructuras
de defensa costera, que no están bien diseñadas para soportar las condiciones presentes ni
futuras de los fenómenos atmosféricos”, explica Maza.
Y el tercero es la Zona Industrial de Mamonal, históricamente susceptible a fuertes
inundaciones.
“Acá ocurre mucho que las empresas están manejando el nivel de los terrenos con rellenos
para levantar sus predios, pero eso desencadena otros problemas, porque al controlar
localmente los niveles del agua, están alterando el curso de las escorrentías, entonces el agua
va a ser empujada hacia atrás y a los lados, y esas áreas aledañas al obstáculo se vuelven
vulnerables a inundaciones”, agrega el profesional.
Aplicaciones
Adicional a las rutinarias obras de protección ejecutadas contra las inundaciones en Cartagena,
existe una estrategia integral de manejo territorial de cuencas hidrográficas para retener el
agua y es mediante embalses, humedales, vegetación, zonas verdes, tejados verdes y usando
el mismo terreno para la infiltración del líquido.
Los embalses en la cuenca de Turbaco, cumplirían una clara función hidráulica de retención de
agua y disminución de los caudales que finamente bajen, clave para la defensa ante las
anegaciones en el amplio entorno de la Ciénaga de la Virgen. “Allí hay posibilidades tremendas
de reúso del agua en verano para riego, recreación y usos múltiples, y bien hechos estos lagos
pueden tener también un valor paisajístico muy importante, y ser un atractivo”.
“Esto se complementa con una gran barrera en la parte sur de la Ciénaga, para controlar sus
niveles de agua”, dice el profesional.
Y para el área de Mamonal, es importante suavizar el alineamiento de los canales, evitando
abruptas curvas de 90 grados.
Respecto a la protección costera, el estudio propone barreras con cerramientos, y hay más
alternativas, pero se deben analizar involucrando a gremios, administración local y nacional, y
a la sociedad civil, para determinar las más convenientes para la ciudad.
“No todo puede limitarse a obras para incrementar la capacidad de los canales”, concluye el
ingeniero Mauro Maza.

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