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Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines

son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

Prefacio de
FRANZ BOAS

BUENOS AIRES
EN SAMOA
MARGARET MEAD

EDITORIAL PAIDÓS
Y CULTURA
ADOLESCENCIA
son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

Título del original inglés


COMING OF AGE IN SAMOA
Traducción
ELENA DUKELSKI YOFFE
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ÍNDICE
Impreso en la Argentina — Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que previene la ley Nº 11.723 Prefacio a la edición de 1939 ................................................. 7
1925-1939.................................................................................... 10
Expresiones, de agradecimiento ............................................. 28
Prefacio de Franz Boas............................................................ 31

ADOLESCENCIA Y CULTURA EN SAMOA


8a. reimpresión, 1981 Introducción .............................................................................. 37
I Un día en Samoa .................................................... 48
II La educación del niño samoano ............................. 54
III. La familia samoana ................................................. 70
IV. La niña y su grupo de edad .................................... 88
V. La joven en la comunidad ........................................ 101
VI Relaciones sexuales formales ................................ 112
La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier
forma que sea, idéntica o modificada, escrita a máquina, VIL El papel de la danza.................................................... 133
por el sistema “Multigraph”, mimeógrafo, impreso, etc., no VIII. La actitud respecto a la personalidad ..................... 144
autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cual- IX Experiencia e individualidad de la joven ............. 152
quier utilización debe ser previamente solicitada.
X La joven en conflicto ............................................ 176
XI. Madurez y ancianidad .............................................. 199
XII. Nuestros problemas educativos considerados a la
luz de la experiencia samoana ............................ 207
© XIII. Educación para la elección ...................................... 241
Copyright de todas las ediciones en castellano by
APÉNDICES
EDITORIAL PAIDÓS Apéndice I ......................................................................... 257
S.A.I.C.F. Apéndice II ............................................................................ 268
Apéndice III............................................................................ 276
Apéndice IV ........................................................................ 290
Defensa 599. 1er piso Buenos Aires Apéndice V ........................................................................ 291
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CAPÍTULO XII

NUESTROS PROBLEMAS EDUCATIVOS


CONSIDERADOS A LA LUZ DE LA
EXPERIENCIA SAMOANA

A través de muchos capítulos hemos seguido la vida


de jóvenes samoanas, las hemos observado al trans-
formarse de niñas en cuidadoras de niños, aprender a
encender el horno y tejer esteras finas, abandonar la
vida de la pandilla para trocarse en miembros más
activos de la familia, diferir el matrimonio para po-
der pasar tantos años en amores ocasionales como fue-
ra posible, y finalmente, casarse y dedicarse a criar
hijos que, a su vez, repetirán el mismo ciclo. En la
medida en que nuestro material lo permitía, hemos
realizado un experimento para tratar de descubrir có-
mo ocurre el proceso del desarrollo en una sociedad
muy distinta de la nuestra. Debido a que la duración de
la vida humana y la complejidad de nuestra sociedad
no nos permitieron efectuar aquí nuestro experimento,
eligiendo un grupo de niñas para llevarlas a la ma-
durez bajo condiciones establecidas especialmente, se
hizo necesario trasladarse a otro medio en el cual la
historia hubiera preparado un escenario adecuado a
tal fin. Allí encontramos niñas que cumplían el mismo
proceso de desarrollo físico que nuestras jóvenes: su
dentición seguía los mismos ciclos, crecían altas y des-
garbadas, llegaban a la pubertad con su primera mens-
truación, alcanzaban gradualmente la madurez física
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y se hallaban preparadas para dar origen a la próxima sicas, que será mucho mayor que la causada por la
generación. Era posible decir: “He aquí las condicio- pubertad. La joven alta y fuerte será aislada de sus
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nes adecuadas para un experimento; la adolescencia compañeras, obligada a realizar tareas más prolonga-
es un factor constante en Estados Unidos y en Samoa; das y propias de una adulta, se la hará sentir tímida
la civilización de Estados Unidos y la de Samoa son mediante un cambio de vestimenta, mientras su prima,
diferentes. En el curso del desarrollo durante el proce- más lenta en su desarrollo, será tratada aún como una
so de crecimiento por el cual la niña se convierte en niña y tendrá que resolver sólo los problemas algo
adulta, ¿los cambios corporales repentinos y eviden- menos importantes de la infancia. El procedimiento de
tes que tienen lugar en la pubertad se ven acompaña- nuestros educadores al recomendar tácticas especiales
dos por formas espasmódicas de desarrollo, con conte- en el trato con las adolescentes, se traduciría así en
nido emotivo y por un sentido religioso naciente, un términos samoanos: las niñas altas son diferentes de
florecimiento del idealismo, un deseo inmenso dé afir- las bajas, para una misma edad; debemos adoptar un
mar el yo contra la autoridad o bien carecen de tal método diferente para educarlas.
concomitancia psicológica? ¿Constituye la adolescencia Pero con contestar la pregunta que nos hemos plan-
un período de angustia mental y emotiva para la jo- teado, no hemos agotado el problema. Una nueva pre-
ven en edad de crecimiento de modo tan inevitable gunta se presenta. Si se prueba que la adolescencia
como la dentición es causa de un período de infelicidad no constituye necesariamente un período especialmen-
para el niño? ¿Podemos pensar en la adolescencia te difícil en la vida de una joven —para lo cual basta
como en una época de la vida de cada niña que implica hallar cualquier sociedad en la cual ocurra así— en-
síntomas de conflicto y zozobra, al tiempo que se pro- tonces ¿cómo se explica la presencia de la conmoción
duce un cambio en su cuerpo? y la tensión en las adolescentes norteamericanas? En
Siguiendo a las jóvenes samoanas a lo largo de todos primer lugar, podemos decir simplemente que debe
los aspectos de su vida hemos procurado hallar res- haber algún factor en las dos civilizaciones que expli-
puesta a esta pregunta, descubriendo que ella debía que la diferencia. Si el mismo adquiere una forma di-
ser negativa en todos los puntos. La adolescente en ferente en ambientes distintos, no podemos explicar
Samoa difería de su hermana que no había llegado a nada en función del proceso, pues éste es idéntico en
la pubertad, en un aspecto esencial: en la muchacha ambos casos. Pero el ambiente social es muy diferente
mayor se presentaban ciertos cambios corporales au- y es allí donde debemos buscar una explicación. ¿Qué
sentes en la más joven. No había otras diferencias se da en Samoa que falte en Estados Unidos, qué en
notables que permitieran separar el grupo que pasaba Estados Unidos que falte en Samoa, como para expli-
por el período de la adolescencia del que llegaría a car esa diferencia?
ella dos años después o del que la había alcanzado Tal pregunta encierra implícitamente cuestiones
dos años antes. muy amplias y complejas, y cualquier tentativa de res-
Si una joven que ya ha pasado la pubertad es de puesta estará sujeta a múltiples posibilidades de error.
estatura menor que la normal, mientras su prima es Pero si reducimos nuestra pregunta, investigando las
alta y puede realizar tareas más pesadas, habrá una diferencias entre aquellos aspectos de la sociedad sa-
diferencia entre ellas debido a sus distintas dotes fí- moana que afectan la vida de la adolescente y los que
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ejercen influencias sobre las jóvenes en edad de cre- Así como podemos observar que Occidente condena
cimiento en nuestra cultura, es posible procurar con- a esos infortunados que nacen con tendencia a la
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testarla. meditación y un completo desagrado hacia la activi-


El sustrato de estas diferencias es amplio y con dos dad, podemos decir también que Samoa es bondadosa
componentes importantes: uno se debe a características para aquellos que asimilaron la lección de no preocu-
que son propias de Samoa, el otro a características que parse y severa con los pocos que no la han aprendido.
son primitivas. Lola, Mala y la pequeña Siva, la hermana de Lola,
El factor que hace del crecimiento, en Samoa, un todas eran jóvenes de una capacidad para la emoción
asunto tan fácil y sencillo, es el predominio de un cli- mayor que la de sus compañeras. Y Lola y Mala, que
ma de complaciente indiferencia que penetra toda la deseaban apasionadamente afecto y expresaban vio-
sociedad. Porque Samoa es un lugar en que nadie lentamente a la humanidad su desilusión por la falta
arriesga mucho, nadie paga precios muy elevados, de él, eran ambas delincuentes, míseras inadaptadas
nadie sufre por sus convicciones o pelea hasta la muer- en una sociedad que brinda todas sus recompensas a
te por objetivos especiales. Los desacuerdos entre los que toman la derrota con ligereza y se dirigen
padres e hijos se resuelven cruzando el niño la calle; hacia algún otro fin con una sonrisa en los labios.
entre un hombre y su aldea, mudándose aquél a otra: En esta actitud indiferente hacia la vida, en esta ten-
entre un esposo y el seductor de su esposa, con unas dencia a esquivar el conflicto, las situaciones acerbas,
cuantas esteras finas. Ni la pobreza ni grandes desas- Samoa contrasta profundamente no sólo con Estados
tres amenazan a la gente para que ésta se aferre a Unidos sino también con las civilizaciones más pri-
su vida y tiemble por la continuidad de su existencia. mitivas. Y por más que deploremos tal actitud y sin-
No existen dioses implacables, prestos a la ira y se- tamos que en una sociedad tan superficial no nacen
veros en el castigo, que perturben el curso uniforme personalidades importantes ni se da un gran arte, de-
de sus días. Las guerras y el canibalismo han desapa- bemos admitir que reside aquí un factor vigoroso
recido hace mucho tiempo y en la actualidad la máxi- que influye en el pasaje indoloro de la niñez a la con-
ma causa de dolor con excepción de la muerte misma, dición de mujer. Dado que nadie experimenta senti-
la constituye el viaje de un pariente a otra isla. A mientos muy fuertes, la adolescente no será torturada
nadie se le apura en la vida ni se le castiga áspera- por situaciones hirientes. No hay elecciones catastró-
mente por su lentitud en el desarrollo. Por el contra- ficas como las que debían afrontar jóvenes que sentían
rio, el capaz, el precoz, son demorados hasta que los que el servicio de Dios les exigía abjurar del mundo
más lentos hayan alcanzado su paso. Y en las relacio- para siempre, como durante la Edad Media, o cortar-
nes personales, la preocupación es igualmente leve. se un dedo a modo de ofrenda religiosa, como entre
Odio y amor, celos y rencor, pena y duelo, son asunto los indios de las llanuras. Así. en primer lugar,
de semanas. Desde los primeros meses de su vida, en nuestra lista de explicaciones debemos colocar la
cuando la niña pasa descuidadamente de las manos de falta de sentimientos hondos, que los samoanos han
una mujer a las de otra, se aprende la lección de no hecho convencional hasta el punto que constituye la
preocuparse demasiado por una persona ni depositar armazón de todas sus actitudes hacia la vida.
graneles esperanzas en cualquier relación. Luego está el aspecto tan sorprendente en que toda
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civilización primitiva aislada y muchas modernas di- tas, les informan acerca de violaciones colectivas de
fieren de la nuestra: el número de elecciones que se todos los códigos, violaciones que no marchan bajo
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permiten a cada individuo. Nuestros niños se encuen- ninguna bandera de reforma social.
tran con un mundo de elecciones que deslumbran a El niño samoano no afronta tal dilema. Lo sexual
sus ojos no habituados. En cuanto a religión pueden ser es algo natural y placentero: la libertad de que puede
católicos, protestantes, adeptos de la Christian. Science, gozar está limitada sólo por una consideración: la
espiritualistas, agnósticos, ateos o aun no prestar aten- situación social (social slatus). Las hijas y esposas de
ción en absoluto a la religión. Ésta es una situación jefes no deben entregarse a experiencias extra-marita-
inconcebible en cualquier sociedad primitiva no ex- les. Los adultos responsables, jefes de familias, y las
puesta a influencias extrañas, en la que hay un con- madres tienen cuestiones demasiado importantes entre
junto de dioses, una práctica religiosa aceptada, y si manos que no les dejan mucho tiempo para casuales
un hombre no cree, su único recurso reside en creer aventuras amorosas. Todos en la comunidad coinciden
menos que sus compañeros. Puede ridiculizar la vieja en el tema: los únicos disidentes son los misioneros;
religión, pero no dispone de ninguna nueva fe a la pero tan en vano que sus protestas resultan insignifi-
cual dirigirse. Hoy Manu’a se aproxima a esta condi- cantes. Tan pronto como se graven suficientemente
ción, todos son cristianos de la misma secta. No existe las actitudes de los misiones con su patrón europeo de
conflicto en cuestiones de creencias, aunque hay dife- conducta sexual, entrará en la sociedad samoana la ne-
rencias en la práctica entre los miembros de la Igle- cesidad de elegir, precursora de conflictos.
sia y los que no lo son. Y podía observarse, como ya Nuestros jóvenes se hallan frente a una serie de gru-
se dijo, que en el caso de varias de las jóvenes en pos diferentes que tienen creencias distintas y procla-
edad de crecimiento, la necesidad de elección entre man prácticas diversas; a cada uno de ellos puede
las dos prácticas podría llegar a producir un conflicto pertenecer algún amigo o pariente de confianza. Así,
alguna vez. Pero actualmente la Iglesia exige muy po- el padre de una muchacha puede ser presbiteriano,
co a sus miembros solteros jóvenes como para forzar imperialista, vegetariano, abstemio con una fuerte pre-
al adolescente a tomar cualquier decisión. ferencia literaria por Edmund Burke, partidario de la
Análogamente, nuestros niños se enfrentan con di- libertad de trabajo y las tarifas altas, creer que el sitio
versos códigos morales: el sistema de normas sexuales, de la mujer es el hogar, que las jóvenes deben usar
una para los hombres y la otra para las mujeres, o el faja, no arrollarse las medias, no fumar ni ir de pa-
de una sola norma para ambos sexos y diferentes in- seo con muchachos por la noche. Pero el padre de su
terpretaciones acerca de ésta, pues hay grupos que madre puede ser un episcopal opuesto al ritualismo,
proclaman que la única norma debe ser la libertad, creer en el epicureismo, ser gran defensor del federa-
mientras otros sostienen que debe serlo la monogamia lismo y de la doctrina de Monroe, leer a Rabelais, ser
absoluta. Matrimonio de ensayo, matrimonio de com- aficionado a los espectáculos musicales y a las carreras
pañía, matrimonio contractual: todas estas posibles de caballos. Su tía es agnóstica, ardiente defensora de
soluciones de un atolladero social desfilan ante los ni- los derechos femeninos, internacionalista que deposita
ños en desarrollo, mientras las condiciones reales de todas sus esperanzas en el esperanto, admiradora de
las comunidades en que viven, las películas y las revis- Bernard Shaw, y dedica sus ratos de ocio a realizar
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campañas contra la vivisección. Su hermano mayor, a con su padre o con su tío, problema franco y directo
quien ella admira extremadamente, acaba de pasar dos que no introduce interrogantes éticos ni cuestiones
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años en Oxford. Es anglocatólico, entusiasta de todo lo de lógica impersonal. Su elección no será tomada como
que concierne al medioevo, escribe poesías místicas, asunto personal, tal como podría ser interpretada por
lee a Chesterton y desea consagrar su vida a buscar el los demás parientes la adhesión de la joven estadouni-
secreto perdido de los vitrales medievales. dense a los puntos de vista de un familiar. Los samoa-
El hermano de su madre es ingeniero materialista nos estarán seguros de que eligió una residencia en vez
estricto, que nunca se repuso de la lectura de Haeckel, de otra por razones perfectamente valederas: la comida
realizada en su juventud: se burla del arte, cree que era mejor, tenía un amante en esa aldea o se había
la ciencia salvará al mundo, se mofa de todo lo que se peleado con uno que residía en la otra. En cada caso
decía y pensaba antes del siglo XIX y arruina su salud existía la posibilidad de elecciones concretas dentro de
con experimentos sobre la eliminación científica del una pauta de conducta reconocida. Nunca se le exhor-
sueño. Su madre es de una estructura mental quietista, taba a hacer elecciones que implicaran un verdadero
muy interesada en la filosofía hindú, pacifista, estricta- rechazo de las normas de su grupo social, tales como
mente fatalista en la vida, y a pesar del cariño que le las que debe realizar en nuestra sociedad la hija de
profesa su hija no dará ningún paso para atraer su padres puritanos que permite caricias a discreción.
fervor. Todo esto puede ocurrir dentro de la casa de Y no sólo nuestros adolescentes chocan con una serie
la joven. Añádanse a ello los grupos representados y de grupos defensores de formas distintas que se exclu-
defendidos por sus amigos, sus maestros, y los libros yen mutuamente, sino que se les presenta un problema
que lee accidentalmente, y entonces la lista de aficiones mucho más intrincado. Dado que nuestra civilización
posibles, de fidelidades sugeridas que son incompati- está entretejida con hebras tan diversas, se encontrará
bles entre sí, se torna de pasmosa amplitud. que las ideas que acepta cualquier grupo contienen
Las elecciones que se presentan a la joven samoana numerosas contradicciones. Por tanto, aunque la joven
son completamente distintas. Su padre es miembro de se haya adherido calurosamente a algún grupo, acep-
la Iglesia, lo mismo que su tío. Su padre vive en una tando de buena fe las aseveraciones de que sólo ellos
aldea donde la pesca es abundante, su tío en una aldea tienen razón y las demás filosofías de la vida son en-
donde hay bastantes cangrejos de cocoteros. Su padre gaños del Anticristo y pasibles de anatema, sus congo-
es un pescador hábil y en su casa hay suficiente comida; jas no han terminado aún. Mientras la menos medita-
su tío es un jefe hablante y sus frecuentes obsequios tiva sufre los peores choques al descubrir que el padre
de tela de corteza proveen excelentes vestidos de baile. piensa que algo está bien y el abuelo que está mal, y
Su abuela paterna, que vive con su tío, sabe enseñarle que las cosas que se permiten en casa son proscritas en
muchos secretos curativos: su abuela materna, que vive la escuela, para la más reflexiva hay reservadas dificul-
con su madre, es una experta tejedora de abanicos. tades más sutiles. Si ha aceptado filosóficamente el he-
Los muchachos de la aldea de su tío son admitidos más cho de que existen varias normas entre las que debe
jóvenes en la Aumaga y no resultan muy divertidos elegir, puede aún conservar una fe infantil en la cohe-
cuando vienen de visita: pero hay tres muchachos en su rencia de la filosofía que ha adoptado. Más allá de la
aldea que le gustan mucho. Y su gran dilema es vivir elección inmediata, que era tan desconcertante y difícil,
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que quizá involucraba molestar o alejar a sus amigos, minar aquellos factores operantes en la primera edu-
ella espera la paz. Pero no ha calculado que cada una cación de los niños samoanos, que los han adaptado
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de las filosofías que aborda no es en sí sino el fruto a un desarrollo normal y protegido de la neurosis. Los
semimaduro del compromiso. Si acepta el cristianismo, descubrimientos de los conductistas y psicoanalistas a
se siente en seguida confundida entre la doctrina del la par, ponen el acento sobre el importante papel des-
evangelio referente a la paz y el valor de la vida hu- empeñado por el ambiente en que se vive durante los
mana y la cordial aceptación de la guerra por parte de primeros años. Se observa que niños, cuando son víc-
la Iglesia. El compromiso concertado hace diecisiete timas de un comienzo inadecuado, a menudo se com-
siglos entre la filosofía romana de guerra y dominación portan mal con posterioridad o cuando deben afrontar
y la primitiva doctrina eclesiástica de paz y humildad, elecciones importantes. Sabemos que cuanto más seve-
está aún presente para confundir a la niña de hoy. Si ra se representa la elección, más numerosos son los
acepta las premisas filosóficas sobre las cuales se basó conflictos; cuanto más aspereza se adjudica a las exi-
la Declaración de Independencia de los Estados Uni- gencias impuestas al individuo, aparecen más casos de
dos, se encuentra frente a la necesidad de reconciliar neurosis. La historia, en el caso de la última guerra,
la creencia en la igualdad del hombre y nuestras pro- brindó una estupenda ilustración acerca del gran nú-
mesas institucionales de igualdad en la oportunidad con mero de individuos mutilados e impedidos cuyos defec-
nuestro trato a los negros y orientales. La diversidad tos se revelaban sólo bajo una tensión muy especial, y
de formas que se da en la sociedad actual es tan im- terrible. Sin la guerra, no hay razón para creer que
presionante que hasta el más obtuso, el más indiferen- muchos de estos individuos con neurosis de guerra no
te, no puede dejar de notarla. Y esta diversidad es tan hubieran pasado por la vida inadvertidos; el mal co-
antigua, tan englobada en semisoluciones, en esos com- mienzo, las fobias, los complejos, el condicionamiento
promisos entre filosofías diferentes que llamamos cris- inadecuado en la primera infancia, nunca habrían
tianismo, democracia o humanitarismo, que frustra al producido resultados suficientes como para atraer la
más inteligente, curioso y de espíritu más analítico. atención de la sociedad.
Así, pues, para explicarnos la ausencia de sufrimien- Las cuestiones implícitas en esta observación son do-
tos en las elecciones que realizan las adolescentes de bles. La ausencia de situaciones difíciles en Samoa,
Samoa, debemos atender al carácter de dicha civiliza- elecciones antagónicas, situaciones en que el miedo, el
ción, que desestima los sentimientos profundos. Pero dolor o la angustia se van aguzando, probablemente
para explicarnos la ausencia de conflictos, debemos explique en gran parte la carencia de inadaptación
atender principalmente a la diferencia entre una civili- psicológica. Así como un imbécil incurable no se frus-
zación primitiva, simple y homogénea, que cambia tan traría definitivamente en Samoa, mientras constituiría
lentamente que para cada generación aparece como es- una carga pública en una gran ciudad norteamericana,
tática, y una civilización moderna, heterogénea variada, los individuos con una ligera inestabilidad nerviosa
diversa. tienen oportunidades de vida mucho más favorables
Al trazar el paralelo surge una tercera consideración: en Samoa que en los Estados Unidos. Además, el gra-
la falta de neuróticos entre los samoanos frente al gran do de individualización, la zona de variaciones, es mu-
número de ellos que existe entre nosotros. Debemos exa- cho más reducido en Samoa. Dentro de nuestros lími-
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tes más amplios de desviación, se hallan inevitablemen- casi todos los casos, muchas de las situaciones especia-
te temperamentos débiles y de poca resistencia. Así les que se consideran como productoras de tendencias
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como en nuestra sociedad se manifiesta un mayor des- emotivas indeseables. El hijo menor, el mayor, el úni-
arrollo de la personalidad, aparece también una pro- co, apenas pueden darse, a causa del gran número de
porción mayor de individuos que han sucumbido ante niños que viven en una casa, todos los cuales reciben
las complicadas exigencias de la vida moderna. el mismo trato. Pocos niños son cargados de respon-
No obstante, es posible que haya factores que se sabilidad o se vuelven tiránicos y despóticos, como
den en el primer ambiente del niño samoano y sean sucede a menudo con los hijos mayores, o viven aisla-
particularmente favorables al establecimiento de la dos, condenados a la convivencia con adultos y sus-
estabilidad nerviosa. Así como puede suponerse que un traídos al efecto socializante del contacto con otros
niño que vive en un mejor ambiente hogareño en nues- niños, como sucede a menudo con los hijos únicos.
tra civilización tendrá más posibilidades en todas las Ningún niño es mimado y echado a perder al punto de
circunstancias, es concebible que el niño samoano no que la perspectiva de sus merecimientos se deforme
sólo sea tratado más suavemente por su medio, sino de modo irremediable tal como sucede a menudo con
que también esté pertrechado para enfrentar las difi- el hijo menor. Pero en los pocos casos en que la vida
cultades que se le presenten. de la familia samoana se aproxima realmente a la
Tal suposición se ve reforzada por el hecho de que nuestra, tienden a desarrollarse las actitudes especiales
los niñitos samoanos pasan evidentemente ilesos por derivadas del orden del nacimiento y de los estrechos
experiencias que a menudo tienen graves repercusio- lazos afectivos existentes entre padres e hijos.
nes sobre el desarrollo individual en nuestra civiliza- La relación íntima entre los padres y el hijo, de in-
ción. La historia de nuestras vidas está llena de casos fluencia tan decisiva en muchos casos, en nuestra civi-
en que aparecen dificultades posteriores que pueden lización, en que el sometimiento o el desafío a los
remontarse a alguna experiencia temprana de conteni- padres puede convertirse en la estructura dominante
do sexual o relativa al nacimiento o a la muerte. Y sin de la vida entera, no se encuentra en Samoa. Los niños
embargo, los niños samoanos están familiarizados a criados en casas donde existen media docena de mu-
una edad temprana, y sin consecuencias desastrosas, jeres adultas para cuidarlos y secar sus lágrimas y
con los tres temas mencionados. Es muy posible que media docena de varones adultos, todos los cuales re-
haya aspectos de la vida del niño en Samoa que lo presentan autoridades constituidas, no distinguen a sus
equipen particularmente bien para atravesar la vida sin padres tan netamente como nuestros niños. La imagen
sufrir una inestabilidad nerviosa. de la madre protectora y amante o el padre digno de
Con esta hipótesis in mente, vale la pena considerar admiración, que puede servir para determinar eleccio-
más en detalle qué aspectos del ambiente social del nes afectivas en la vida posterior, se forma aquí por
niño son los más notablemente distintos de los nues- la superposición de varias tías, primas, hermanas mayo-
tros. Casi todos ellos giran alrededor de la situación res y abuelas: del jefe, el padre, tíos, hermanos y pri-
familiar, el ambiente que impresiona más temprano mos. En vez de aprender como primera lección que
y más intensamente en la conciencia del niño. La orga- hay aquí una madre bondadosa cuya preocupación es-
nización de una rasa samoana elimina de una vez, en pecial y fundamental es su bienestar, y un padre cuya
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autoridad ha de ser acatada, el chiquillo samoano a quien ella quiere, o desagradables, dominadores co-
aprende que su mundo está compuesto por una jerar- mo un hermano con quien anda siempre en malos
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quía de adultos masculinos y femeninos, en todos los términos. La preferencia por el aspecto físico, por el
cuales puede confiar y a quienes debe obedecer. temperamento y el carácter, desarrolla y forma los ci-
La falta de sentimiento especializado que deriva de mientos de una actitud adulta muy diferente, en la cual
esta difusión del afecto en el hogar, es reforzada por la afinidad electiva desempeña un vivido papel. La
la separación del muchacho y las jóvenes, de manera joven samoana nunca saborea las recompensas del amor
que un niño mira a las personas del sexo opuesto como romántico tal como lo conocemos nosotros, ni sufre
parientes-tabú o como enemigos actuales y futuros como la solterona que no ha atraído a ningún aman-
amantes, prescindiendo en ambos casos de la individua- te ni hallado uno que la atraiga o como la esposa
lidad. La sustitución de la afinidad electiva por el frustrada en un matrimonio que no ha satisfecho sus
parentesco en la formación de amistades, completa la elevadas exigencias.
obra. En la época en que alcanza la pubertad, la joven Habiendo aprendido algo acerca del arte de disci-
samoana ha aprendido a subordinar la selección de plinar el apetito sexual en cauces especiales aprobados
amigas o amantes a una observancia de ciertas cate- por la personalidad íntegra, nos sentiremos inclinados
gorías. Los amigos deben ser parientes de igual sexo; a juzgar nuestra solución superior a la de los samoanos.
los amantes no deben ser parientes. Toda aspiración Para poder alcanzar lo que consideramos un nivel más
a ejercer atracción personal o simpatía entre parientes digno en las relaciones personales estamos dispuestos
de sexo opuesto debe ser reprobada. Todo esto signifi- a sufrir la pena de la frigidez en el matrimonio y con-
ca que las relaciones sexuales fortuitas no implican templar la inmensa multitud de mujeres solteras, esté-
la responsabilidad de un vínculo sólido, que el matri- riles, que marchan en interminable procesión por la
monio de conveniencia dictado por consideraciones escena norteamericana e inglesa. Pero si bien se concede
económicas y sociales se tolera fácilmente y se rompe que sea deseable este desarrollo de respuestas sensi-
accidentalmente sin gran emoción. bles y discriminadoras de la personalidad, como mejor
Nada puede presentar un contraste más vivo con el base para la existencia de vidas humanas dignas, que
hogar estadounidense medio, con su número reducido de la de una respuesta automática e indiferenciada a la
hijos, el lazo íntimo, teóricamente permanente, entre atracción sexual, podemos, sin embargo, a la luz de
los padres, el drama de la aparición en escena de ca- las soluciones samoanas, estimar como excesivamente
da nuevo hijo y el nacimiento del último niño. Aquí la caro el precio de nuestros métodos.
joven adolescente aprende a depender de unos cuantos La estricta separación de muchachos y niñas que
individuos, a esperar que las recompensas en la vida son parientes, la establecida hostilidad entre preadoles-
provengan de cierta clase de personalidades. Con su centes de sexo opuesto en Samoa, son rasgos culturales
primera tendencia a la afinidad selectiva en las rela- con los que no simpatizamos en absoluto. Tratamos de
ciones personales, crece jugando con niños y niñas, sustituir los vestigios de tales actitudes, encarnados
aprendiendo a conocer bien a hermanos, primos y con- en nuestras escuelas para un solo sexo, por medio de
discípulos. No piensa en los muchachos como una cla- la educación mixta, acostumbrando suficientemente
se sino como individuos, tan buenos como el hermano un sexo a otro, de modo que las diferencias sexuales
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se pierdan de vista ante las más importantes y notables enérgicamente sostenidos, y la enorme influencia de los
de la personalidad. No hay ventajas admisibles en el individuos sobre la vida de sus hijos que se dan en
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sistema samoano del tabú y la separación, de la reac- nuestro país, facilitan la producción de situaciones
ción frente a un grupo más bien que frente a un indi- llenas de emoción y dolor para ambos. En Samoa, el
viduo. Pero cuando destacamos el otro factor dife- hecho de que el padre de una joven sea una persona
rencial la conclusión no resulta tan segura. ¿Cuál es dominadora, dogmática, el de su prima un hombre
el beneficio resultante de la pequeña familia biológica gentil y razonable y el de otra prima sea vivaz, excén-
que crece por dentro y opone su cerrado círculo de trico, brillante, influirá sobre las tres niñas en un solo
afecto a un mundo que la rechaza, de los fuertes lazos aspecto: la elección de residencia, si cualquiera de
entre padres e hijos, que implican una relación perso- los tres padres es jefe de una casa. Pero las actitudes
nal activa desde el nacimiento hasta la muerte? Se de las tres niñas hacia lo sexual y la religión no se
produce la especialización del afecto, es verdad, pero verán afectadas por los distintos temperamentos de
a estos precios: muchos individuos conservan durante los padres, pues éstos desempeñan un papel demasiado
toda su vida actitudes de niños dependientes; los lazos precario en sus vidas. Son aleccionadas no por un
entre padres e hijos sofocan con éxito las tentativas de individuo sino por un ejército de parientes en una
éstos por realizar otras adaptaciones; elecciones nece- conformidad general, posición sobre la cual la perso-
sarias se tornan innecesariamente acerbas porque pa- nalidad de sus padres ejerce muy leve influencia. Y
san a constituir problemas dentro de un parentesco a través de un interminable encadenamiento de causa
emotivo intenso. Quizá éstos sean precios demasiado y efecto, las diferencias individuales de norma no se
caros para pagar por una especialización de la emo- perpetúan mediante la adhesión de los hijos a la po-
ción que podría suscitarse en otra forma, fundamen- sición de los padres, ni los hijos son impulsados a
talmente mediante la educación de ambos sexos. Y con actitudes raras y anormales, que podrían constituir la
tal interrogante en el espíritu es interesante recalcar base del alejamiento y el cambio. Es posible que
que una comunidad familiar más grande, en la cual mientras nuestra cultura obligue a elegir de manera
hay varios adultos, hombres y mujeres, parece prote- tan inevitable, sea deseable mitigar, por lo menos en
ger al niño contra el desarrollo de las actitudes muti- alguna pequeña medida, el inmenso papel que los pa-
lantes que conocemos como complejos de Edipo, com- dres desempeñan en la vida de sus hijos, anulando así
plejos de Electra, etc. uno de los factores accidentales más poderosos que
El cuadro samoano muestra que no es necesario en- pesan en las elecciones que afronta todo individuo.
cauzar tan profundamente el afecto de un niño hacia El padre samoano rechazaría por inoportuno y odio-
sus padres y revela que si bien podríamos rechazar so el argumento ético que se formule a un niño en fun-
la parte del esquema samoano que no acarrea ninguna ción del afecto personal. “Sé bueno para complacer a
ventaja, como ser la separación de los sexos antes de mamá.” “Ve a la iglesia por tu padre.” “No seas tan
la pubertad, podemos empero aprender algo de una desagradable con tu hermana, eso hace desdichado a pa-
cultura en la que el hogar no domina ni deforma la pá. Donde hay una norma de conducta y sólo una, tan
vida del niño. indigna confusión de ética y afecto está por fortuna
La presencia de muchos puntos de vista opuestos, eliminada. Pero donde hay muchas normas y todos los
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adultos se esfuerzan desesperadamente por atar a sus que deploramos los casos de vidas inadaptadas y frus-
hijos a los rumbos particulares que ellos mismos han tradas, precio que debemos pagar por la mayor espe-
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escogido, se recurre a medios tortuosos y nada esti- cialización sexual en nuestra sociedad, no obstante apo-
mables. Las creencias, prácticas, métodos de acción yamos el desarrollo de respuestas especializadas, como
presionan sobre el niño en nombre de la lealtad filial. una conquista a la que no podemos renunciar. Pero
En nuestro cuadro ideal de la libertad del individuo un examen de estos tres factores causales sugiere que
y la dignidad de las relaciones humanas no es grato podríamos realizar nuestro deseo objetivo, consistente
advertir que hemos desarrollado una forma de organi- en el desarrollo de una conciencia de la personalidad
zación familiar que a menudo mutila la vida emotiva a través de la educación mixta y del fomento de amis-
y tuerce y trastorna el desarrollo del poder que existe tades libres y no regimentadas, y acabar quizá con
en muchos individuos para vivir sus vidas consciente- los males inherentes a la organización familiar dema-
mente. siado íntima, eliminando de tal modo una parte de los
El tercer elemento de la estructura samoana en cuan- factores de inadaptación sin sacrificio ninguno de
to a la falta de relaciones personales y de afecto espe- los beneficios adquiridos a precio tan elevado.
cializado, se da en el caso de la amistad. Aquí, sobre La otra diferencia notable entre Samoa y nuestra
todo, los individuos se ordenan en categorías y la cultura, a la cual puede atribuirse la menor produc-
reacción se da a las categorías: pariente, esposa del ción de individuos inadaptados, es la que existe en
jefe hablante, de mi esposo, hijo del jefe hablante de la actitud hacia lo sexual y la educación de los niños
mi madre o hija del jefe hablante de mi padre. Las con- en cuestiones pertinentes al nacimiento y la muerte.
sideraciones de simpatía, de afinidad espiritual, des- Ninguno de los factores relativos al sexo o al naci-
aparecen frente a las asociaciones regimentadas. Tales miento son considerados como inadecuados para los
actitudes, desde luego, serían totalmente rechazadas niños; ningún niño tiene que ocultar su conocimiento
por nosotros. por miedo a recibir castigos o meditar arduamente
Reuniendo todos los hilos de este tema particular, sobre sucesos poco comprendidos. El secreto, la igno-
podemos decir que una diferencia notable entre la so- rancia, el conocimiento culpable, las especulaciones
ciedad samoana y la nuestra reside en la falta de és- erróneas que derivan en concepciones grotescas, que
pecialización del sentimiento —particularmente del pueden tener resultados de largo alcance, el conocimien-
sentimiento sexual—, que se da entre los samoanos. to de los meros hechos físicos del sexo sin un paralelo
A esta diferencia se debe indudablemente una parte de la excitación correlativa, el nacimiento sin los do-
de la ausencia de dificultad en las adaptaciones con- lores del parto, de la muerte sin el fenómeno de la
yugales de un matrimonio de conveniencia, y la au- corrupción —fallas principales en nuestra fatal filoso-
sencia de frigidez o impotencia física. Esta falta de fía de no proporcionar a los niños un conocimiento
especialización del sentimiento debe ser atribuida a la de la terrible verdad—, todo ello está ausente en Sa-
existencia de una familia numerosa y heterogénea, a moa. Además, el niño samoano que participa íntima-
la separación de los sexos antes de la adolescencia mente en la vida de una multitud de parientes, posee
y a la regimentación de la amistad, que sigue sobre muchas y variadas experiencias sobre las que puede
todo lineamiento de parentesco. Y sin embargo, aun- basar sus actitudes emocionales. Nuestros niños, en-
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cerrados dentro do un circulo familiar, y tal encierro rientes que inspiran en el niño actitudes emotivas
se vuelve cada vez más frecuente con el crecimiento de complejas, puede producir una cantidad de suposicio-
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las ciudades y la sustitución de un vecindario de pro- nes falsas. Nuestros informes sobre niños inadaptados
pietarios por casas de departamentos con una pobla- están llenos de casos en que se ha interpretado mal la
ción transitoria, a menudo deben su única experiencia naturaleza del acto sexual, creyéndolo una lucha colé-
acerca de nacimientos o muertes al nacimiento de un rica o un castigo, y se ha retrocedido con terror ante
hermano o hermana menor o a la muerte del padre o una experiencia altamente cargada. Por tanto, nuestros
un abuelo. El conocimiento del sexo, aparte de las ha- niños dependen de lo accidental para su experiencia
blillas de los niños, proviene de una accidental ojeada de la vida y la muerte; y esas experiencias que les son
a la actividad paterna. Esto acarrea varias desventajas permitidas, se hallan dentro del círculo familiar íntimo
muy obvias. En primer lugar, el niño depende, para y constituyen la peor manera posible de conocer he-
su conocimiento, de los casos de nacimiento y muerte chos generales sobre los cuales es importante no ad-
que ocurren en su casa: el hijo menor de una familia quirir actitudes especiales, tergiversadas. Una muerte,
en que no se den casos de muerte puede llegar a la dos nacimientos, una experiencia sexual, constituyen
vida adulta sin haber tenido jamás conocimiento di- un generoso total para el niño educado en condiciones
recto de un embarazo, experiencia con niños pequeños de vida que juzgamos concordes con una norma de
o contacto con la muerte. vida norteamericana. Y considerando el número de
Una cantidad de concepciones de la vida y la muer- ejemplos que nos parece indispensable a fin de ense-
te fragmentarias y mal asimiladas, infectará la mente ñar a calcular la cantidad de metros cuadrados de
ignorante e inexperta y proveerá un campo fértil para papel necesarios para empapelar una habitación de
el ulterior desarrollo de actitudes desdichadas. En se- ocho metros por doce y catorce, o a analizar grama-
gundo lugar, tales niños extraen sus experiencias de un ticalmente una proposición, éste resulta un nivel de
campo cuyo tono es demasiado emotivo: un nacimien- ejemplificación bajo. Podría sostenerse que se trata de
to puede ser el único con el cual entren en estrecho experiencias de tan elevado tono emotivo que no
contacto durante los primeros veinte años de su vida. es menester la repetición. Podría también argumen-
Y de los aspectos accidentales de este nacimiento de- tarse que si un niño fuera severamente castigado an-
terminado depende toda su actitud. Si se trata de un tes de aprender a calcular la cantidad de papel ne-
hijo menor que usurpa el lugar del mayor, si la ma- cesaria para una habitación y, como secuela de la
dre muere en el parto o si el niño que nace es deforme, explicación, viera a su padre golpear a la madre con
el nacimiento puede parecer una cosa horrible, lleno el atizador, recordaría siempre esa lección de arit-
tan sólo de consecuencias desagradables. Si el único mética. Pero dudamos acerca de qué sabría sobre
lecho mortal que han observado es el de la madre, el la verdadera naturaleza de los cálculos implicados
mero hecho de la muerte puede encerrar toda la emo- en el empapelamiento. En una, o dos experiencias no
ción que ese duelo despertó, contener para siempre se dan al niño perspectivas ni oportunidades para
un efecto sin proporción alguna con las muertes par- relegar a su lugar adecuado, los grotescos y descono-
ticulares enfrentadas en la vida posterior. Y un acto cidos detalles físicos del proceso vital. Las impresio-
sexual visto sólo una o dos veces, ocurrido entre pa- nes falsas, parciales, la repulsión, las náuseas, el ho-
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rror, emergen de algún hecho experimentado una blemente la actitud espiritual con que sus mayores
sola vez bajo una fuerte tensión emotiva y en una consideran el asunto sea aún más influyente que los
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atmósfera desfavorable para que el niño logre una hechos que le son presentados tan copiosamente. Para
verdadera comprensión del mismo. ellos, nacimiento, sexo y muerte forman la estructura
Una norma que establece reticencias, prohibiendo natural e inevitable de la existencia, de una existen-
al niño toda clase de comentarios acerca de sus com- cia que esperan compartan sus hijos menores. Nues-
probaciones, contribuye a mantener la persistencia de tro tan repetido comentario de que “no es natural”
esas impresiones falsas y actitudes emotivas frustrato- que se permita a los chicos observar la muerte les
rias, y a que preguntas como: “¿Por qué estaban tan parecería a ellos tan incongruente como si dijéramos
azules los labios de abuela?”, sean prestamente acalla- que no es natural que los chicos vean comer o dor-
das. En Samoa, donde la descomposición comienza mir a otras personas. Y esta aceptación serena y rea-
casi en seguida, una franca e ingenua repugnancia a lista de la presencia de los niños envuelve a éstos
los olores de la corrupción por parte de todos los par- en una atmósfera protectora, les ahorra choques y
ticipantes del funeral despoja al aspecto físico de la los ata aún más estrechamente a la emoción común
muerte de todo significado especial. Así, según nues- que tan dignamente se les concede.
tras disposiciones, al niño no se le permite repetir Como en todos los casos, es aquí imposible separar
sus experiencias, ni discutir las que ha tenido ni co- la actitud teórica de la práctica y decir qué es lo
rregir sus errores. primario. La distinción es sólo válida para aplicarla
Con el niño samoano ocurre algo profundamente a otra civilización. Ciertos padres norteamericanos,
distinto. El acto sexual, la preñez, el parto, la muerte, que creen en una práctica semejante a la samoana y
son todos sucesos conocidos. El niño samoano no los permiten a sus niños ver cuerpos humanos adultos
experimenta en la forma ordenada que nosotros con- y obtener una experiencia más amplia del funciona-
sideraríamos esencial, si decidiéramos ampliar el cam- miento del organismo que la que comúnmente se
po experimental del niño. En una civilización que permite en nuestra civilización, construyen sobre are-
desconfía de la intimidad, los niños de los vecinos na. Porque el niño, tan pronto como deja el círculo
constituirán espectadores accidentales y nada emoti- protector de su hogar, es sacudido por la valoración
vos cuando en una casa el jefe de la familia está mu- que juzga fea y antinatural tal experiencia en los ni-
riendo o la esposa abortando. La patología de los ños. Probablemente, la tentativa individual de los pa-
procesos vitales es tan bien conocida como lo normal. dres habrá causado al niño más daño que beneficio,
Una impresión corrige otra anterior hasta que, ya ado- pues falta la necesaria actitud social que la sustenta.
lescentes, son capaces de pensar en la vida, la muerte Es éste un nuevo ejemplo de las posibilidades de in-
y la emoción sin una indebida preocupación por los adaptación inherentes a una sociedad en que cada
detalles puramente físicos. hogar difiere de otro; pues es el hecho de la dife-
No debe suponerse, sin embargo, que la mera ac- rencia, antes que en la naturaleza de la misma, donde
ción de exponer a los niños frente a escenas de na- reside la tensión.
cimiento y muerte constituye una garantía suficiente Sobre esta tranquila aceptación de los hechos físicos
contra el desarrollo de actitudes indeseables. Proba- de la vida, los samoanos erigen, a medida que crecen,
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su aceptación de lo sexual. Aquí otra vez es preciso ante la excelente técnica de algún joven libertino,
determinar qué aspectos de su práctica parecen pro- está más cerca de admitir el sexo como una fuerza
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ducir resultados que nosotros, por cierto, desaproba- impersonal sin validez intrínseca alguna, que la am-
mos, y cuáles producen resultados que nos parecen parada joven norteamericana que se enamora del pri-
deseables. Es posible analizar la práctica sexual sa- mer hombre que la besa. De la familiaridad que tiene
moana desde el punto de vista del desarrollo de las con los reflejos que acompañan a la excitación se-
relaciones personales, por una parte, y del allana- xual proviene este reconocimiento de la atracción
miento de dificultades específicas, por otra. sexual que bien podemos envidiarles; de la práctica
Hemos visto que los samoanos tienen un bajo nivel demasiado débil, demasiado casual, proviene la subes-
de apreciación de las diferencias de personalidad y timación de la personalidad que nos parece tan des-
una pobre concepción de las relaciones personales. agradable.
A tal actitud contribuye indudablemente la acepta- La forma en que la práctica sexual de los samoa-
ción de la promiscuidad. La simultaneidad de varias nos reduce las posibilidades de neurosis ya ha sido
experiencias, su breve duración, la definida renuen- discutida. No aplicando a las prácticas nuestra cali-
cia de crear vínculos afectivos, la alegre aceptación ficación de perversión y reservándola en cambio para
de los dictados de una ocasión favorable, como en el el perverso psíquico ocasional, eliminan todo un cam-
caso de la expectativa de infidelidad en toda mujer po de posibilidades neuróticas. El onanismo, el homo-
cuyo esposo falta del hogar, todo sirve para hacer sexualismo, formas estadísticamente excepcionales de
del sexo más bien un fin que un medio, algo que es la actividad heterosexual, no son proscritas ni tam-
valorado por si mismo y rechazado en tanto tiende a poco reconocidas socialmente. La esfera más amplia
atar un individuo a otro. Es dudoso que tal subesti- que brindan estas prácticas impide el desarrollo de
mación de las relaciones personales sea completa- obsesiones de culpabilidad, que constituyen una causa
mente contingente con respecto a los hábitos sexuales tan frecuente de inadaptaciones entre nosotros. Las
de los individuos. Probablemente es también un refle- variadas prácticas heterosexualmente permitidas evitan
jo de una actitud cultural más general, según la cual que cualquier individuo sea castigado por acondicio-
se desprecia hondamente la personalidad. Pero hay namientos especiales. El aceptar como normal una
un aspecto en el que estas mismas prácticas posibili- esfera más amplia, proporciona una atmósfera, cultural
tan un reconocimiento de la personalidad a menudo en la cual la frigidez y la impotencia psíquica no
negado a muchos en nuestra civilización, porque, ocurren y donde puede establecerse siempre una adap-
basados en el conocimiento completo que poseen los tación sexual satisfactoria en el matrimonio. La acep-
samoanos acerca de las posibilidades y ventajas que tación de tal actitud sin que ello implique en modo
acarrea lo sexual, están en condiciones de apreciarlo alguno la aprobación de la promiscuidad, contribuiría
en su verdadero valor. Y si no tienen preferencia por en gran manera a resolver muchas dificultades matri-
clasificar la actividad sexual dentro de las relaciones moniales y a desocupar los bancos de nuestros parques
importantes, tampoco consideran tales dichas relacio- y nuestros prostíbulos.
nes tan sólo porque sean motivo de satisfacción se- Entre los factores que integran el plan de vida sa-
xual. La joven samoana que se encoge de hombros moano. contribuyendo a producir individuos equili-
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brados, bien adaptados y robustos, son, sin duda, los continuación de lo usual. También desalienta al hom-
más importantes la organización de la familia y la bre más capaz, de manera que su contribución social
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actitud hacia lo sexual. Pero es necesario destacar resulta más floja de lo que podría serlo de otra forma.
también el concepto educativo general que desaprueba Lentamente nos abrimos camino hacia una solución
la precocidad y mima al lento, al perezoso, al inepto. de este problema, al menos en el caso de la educación
En una sociedad en que el ritmo de vida es más rápido, formal. Hasta época muy reciente nuestro sistema edu-
mayores las recompensas y la cantidad de energía cativo ofrecía sólo dos soluciones muy parciales a las
empleada, los niños inteligentes pueden evidenciar sín- dificultades implícitas en la gran discrepancia exis-
tomas de aburrimiento. Pero la marcha lenta dictada tente entre niños de capacidad y grados de desarrollo
por el clima, la sociedad complaciente y tranquila y la diferentes. Una solución era adjudicar tiempo sufi-
compensación de la danza, en su vocinglero y precoz ciente a cada paso educativo a fin de que casi todos
despliegue de individualidad que apacigua en algo el los débiles mentales pudieran triunfar, método similar
descontento que siente el niño inteligente, impiden que al samoano, sin su pista de danza compensatoria. El
llegue a aburrirse demasiado. El torpe no es aguijo- niño inteligente, refrenado, destinado a tareas intole-
neado y empujado para que rinda más de lo que es rablemente aburridas, a menos que fuera bastante afor-
capaz, hasta que, cansado de realizar un esfuerzo impo- tunado y encontrara otra salida para aplicar su energía
sible, se da por vencido irremisiblemente. Esta táctica no utilizada, probablemente la gastaría en actos de
educativa tiende también a atenuar las diferencias indi- briba y delincuencia en general. Nuestra única alter-
viduales y anular los celos, la rivalidad, la emulación, nativa consistía en hacerlo saltear, confiando en que
esas actitudes sociales que se originan en las diferen- su inteligencia superior llenaría los vacíos. Constituía
cias de talento y son de tan perdurables efectos sobre éste un método grato al entusiasmo norteamericano
la personalidad adulta. por las carreras meteóricas: de botero y campesino a
Constituye éste un modo de resolver el problema la Casa Blanca. Sus desventajas, al dar al niño un
creado por las diferencias entre los individuos y un fondo fragmentario y discontinuo, al alejarlo de su
método de solución excesivamente afín con un mundo grupo de edad, han sido enumeradas repetidas veces
adulto estricto. Cuanto más tiempo se mantenga al para que necesitemos repetirlas aquí. Pero vale la
niño en un estado de sometimiento, falto de iniciativa, pena destacar que a pesar de una valoración de la
habrá más posibilidades de que asimile la “actitud cul- capacidad individual muy diferente a la que sustenta-
tural general, y menos de que se convierta en un ele- mos de la sociedad samoana, hace años que venimos
mento perturbador. Además, si se les da tiempo, los empleando una solución similar y menos, satisfactoria
tardos llegan a aprender lo suficiente como para pro- que la de ellos, en nuestros ensayos educativos formales.
veer un voluminoso cuerpo de conservadores sobre Los métodos con que los educadores experimentales
cuyos hombros puede reposar a salvo el peso de la sustituyen estas soluciones insatisfactorias, planes como
civilización. Otorgar títulos a hombres jóvenes favo- el Dalton o las clases móviles, en las que un grupo de
recería a los excepcionales; otorgarlos a hombres de niños puede avanzar con un ritmo veloz y uniforme,
cuarenta años, que por lo menos han adquirido bas- sin perjudicarse ni dañar a sus compañeros menos
tante instrucción como para merecerlos, asegura la inteligentes, es un ejemplo notable de los resultados
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que se logran aplicando la razón a las instituciones de durante el cual cumplen sus actividades o se hallan
nuestra sociedad. La vieja “escuelita roja”1 era casi libres, sino más bien en la diferencia de actitud. Con
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un fenómeno tan accidental y fortuito como la pista la profesionalización de la educación y la especializa-


de danza samoana. Era una institución que se había ción de las tareas industriales, que han quitado al
desarrollado respondiendo a una necesidad vagamente hogar individual su antigua variedad de actividades,
sentida, no analizada. Sus métodos eran análogos a sucede que a nuestros niños no se les hace sentir que
los usados por pueblos primitivos, es decir, consistían el tiempo que dedican a una actividad fiscalizada está
en soluciones no racionalizadas de problemas apremian- funcionalmente relacionado con el mundo de la acti-
tes. Pero el establecimiento de métodos de educación vidad adulta. Aunque esta falta de conexión es más
diferentes para niños de capacidad y grados de des- aparente que real, resulta sin embargo suficientemente
arrollo distinto, no se parece a nada de lo que halla- vivida como para ser un determinante poderoso de la
mos en Samoa o en cualquier otra sociedad primitiva. actitud del niño. La joven samoana que cuida chiqui-
Es la dirección consciente e inteligente de las institu- llos, trae agua y barre el piso, o el muchachito que
ciones en respuesta a necesidades humanas observadas. cava la tierra en busca de lombrices o recoge cocos,
Otro factor importante en la educación samoana que no enfrentan tal dificultad. La naturaleza necesaria
conduce a actitudes distintas es el papel del trabajo y de sus tareas es obvia. La práctica de adjudicar a un
del juego en la vida de los niños. Los niños samoanos niño una tarea que puede realizar bien y no permitir
no aprenden a trabajar aprendiendo a jugar, como nunca una intervención pueril e ineficaz en el aparato
los de pueblos muy primitivos. No gozan de un período de los adultos, tal como la que nosotros permitimos a
de falta de responsabilidad como el que gozan nues- nuestros niños, que golpean sin objeto y destructiva-
tros niños. Desde los cuatro o cinco años de edad mente las máquinas de escribir de sus padres, origina
ejecutan tareas definidas, graduadas de acuerdo con una actitud diferente hacia el trabajo. Los niños norte-
su fuerza e inteligencia, que no obstante tienen un sen- americanos pasan horas en las escuelas aprendiendo
tido en la estructura de la sociedad entera. Esto no tareas cuya relación visible con las actividades del
significa que dispongan de menos tiempo para el juego padre y la madre es a menudo absolutamente imposi-
que los niños norteamericanos, encerrados en las escue- ble de reconocer. Su participación en las actividades
las desde las nueve hasta las quince horas todos los de los adultos se establece basada en juguetes, juegos
días. Con anterioridad a que la introducción de escuelas de té, muñecas y automóviles de juguete o a un inútil
complicara la metódica rutina de sus vidas, el tiempo y peligroso manipuleo del sistema de luz eléctrica.
que el niño samoano empleaba en llevar recados, barrer (Debe comprenderse que aquí, como siempre, cuando
la casa, traer agua, y cuidar de verdad al más chico, digo norteamericano, no me refiero a esos norteame-
era posiblemente menor que el que el escolar norte- ricanos recién llegados de Europa, que aún presentan
americano dedica a sus estudios. una tradición educativa diferente. Tal grupo sería el
La diferencia reside no en la proporción de tiempo constituido por los italianos meridionales, que todavía
operan de sus hijos un trabajo productivo.)
1 Alusión a la famosa escuelita construida en Sterling Así, pues, nuestros niños construyen un falso con-
(Massachusetts) en 1798 y atendida por Mary Sawijer. (E.) junto de categorías: trabajo, juego y escuela; trabajo
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para los adultos, juego para placer de los niños y la bien, que no es en absoluto el resultado del trabajo
escuela como una molestia inexplicable con ciertas arduo o la acumulación de capital, sino meramente
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compensaciones. Estas falsas distinciones se prestan fruto de un clima benigno, una población reducida,
para producir toda clase de actitudes extrañas, una un sistema social equilibrado y de la carencia de mo-
posición de apatía frente a una escuela que no guarda tivos para gastos espectaculares. Divertirse es lo que
relación conocida con la vida, una falsa dicotomía uno hace en el tiempo libre de trabajos; una manera
entre el trabajo y el juego, que puede causar miedo al de llenar los amplios espacios vacíos en una estructura
trabajo al creer que implica una responsabilidad te- de trabajo fastidioso.
diosa, o un posterior desprecio hacia el juego, por La diversión incluye el baile, el canto, los deportes,
considerarlo pueril. el tejido de guirnaldas de flores, coqueterías, discre-
Tal dicotomía se produce en forma diferente en el teos, todas las formas de actividad sexual. Y hay insti-
niño samoano. El trabajo consiste en esas tareas nece- tuciones sociales, como la ceremonial visita interaldea-
sarias que hacen marchar la vida social; plantar, cose- na, que participa tanto de las características del trabajo
char, preparar la comida, pescar, construir casas, tejer como de la diversión. Pero evidentemente faltan las
esteras, atender nenes, acumular bienes para legalizar distinciones entre el trabajo como algo que uno debe
casamientos y nacimientos, heredar títulos, agasajar hacer aunque le disguste y la diversión como algo que
a los forasteros; tales son las actividades necesarias de uno quiere hacer; entre el trabajo como ocupa-
la vida, en las que todo miembro de la comunidad, ción principal de los adultos y la diversión como pri-
hasta el niño más pequeño, desempeña un papel. El vilegio principal de los niños. La diversión de los
trabajo no es un modo de alcanzar el ocio; donde cada niños se parece a la de los adultos, por su esencia,
casa de familia produce su comida, ropas y muebles, interés y la proporción que guarda con el trabajo.
y no existe una gran cantidad de capital fijo, caracte- El niño samoano no desea trocar las actividades adul-
rizándose las casas de alta jerarquía simplemente por tas en diversión, trasladar una esfera a la otra. Ya
una laboriosidad mayor en el desempeño de obliga- tenía una caja de pipas de arcilla blanca para soplar
ciones también mayores; todo nuestro cuadro de aho- burbujas de jabón. Los niños conocían las burbujas
rros, inversiones, de disfrute postergado está comple- de jabón, pero su método nativo de producirlas era
tamente ausente. (No hay siquiera temporadas de muy inferior al del uso de pipas de arcilla. Después
cosecha claramente definidas, lo cual originaría una de deleitarse unos minutos con el insólito tamaño y
especial abundancia de alimentos y los banquetes con- belleza de las burbujas de jabón, una niñita tras otra
siguientes. El alimento abunda siempre, excepto en me preguntaron si por favor podían llevar la pipa a
alguna aldea determinada donde unas cuantas semanas su madre, porque era para fumar, no para jugar. Las
de escasez pueden seguir a un período de pródigos muñecas extranjeras no les interesaban y tampoco po-
festines.) Antes bien, el trabajo es algo que subsiste seían muñecas propias, aunque los niños de otras
durante todo el tiempo para todos; nadie se exime, islas las tejían con hojas de palmera, las mismas hojas
pocos trabajan en exceso. Hay recompensa social para con que los niños samoanos tejían pelotas. Nunca
el diligente y tolerancia para el hombre que apenas hacían casas, teatros, ni barcos a vela de juguete.
trabaja. Y hay siempre holganza; una holganza, nótese Los chicos subían a una auténtica canoa, con flotador
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lateral, y practicaban remo dentro del recinto seguro exacta en que el tabú debe ser observado se deja siem-
de la laguna. Esta actitud daba a su vida una cohe- pre librada al niño menor. Cuando alcance un estado
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rencia mayor que la que a menudo deparamos a la de de comprensión, por sí mismo se sentirá avergonzado
nuestros niños. y creará la barrera formal que durará hasta la vejez.
La inteligibilidad de la vida de un niño entre nos- Asimismo nunca se instiga a los jóvenes hacia la acti-
otros se mide sólo en función de la conducta de otros vidad sexual, ni se les obliga a casarse a una edad
niños. Si todos los demás van a la escuela, el chico temprana. Donde las posibilidades de desviación de
que no va se siente discordante con ellos. Si la niñita la norma aceptada son tan leves, unos cuantos años
de al lado toma lecciones de música, ¿por qué no a la deriva no implican amenaza para la sociedad. El
Mary? o, ¿por qué debe tomar Mary lecciones de niño que llega a discernir más tarde el tabú del her-
música, si la otra niñita no las toma? Pero tan agudo mano y la hermana en realidad no hace peligrar nada.
es nuestro sentido de la diferencia entre los intereses La actitud tolerante ha sido trasladada a la Iglesia
de los niños y los de los adultos, que aquéllos no apren- cristiana samoana. El samoano no comprende la razón
den a juzgar su propia conducta en relación con la por la cual los jóvenes solteros deben ser obligados a
vida de éstos. Por tanto, a menudo se acostumbran a tomar decisiones trascendentales que estropearían par-
considerar la diversión como algo esencialmente poco te de su alegría en la vida. Había bastante tiempo para
serio, y cuando adultos pierden lastimosamente sus ocuparse de asuntos tan graves después que se casaran,
pocos momentos de ocio. Pero el niño samoano mide o más tarde aún, cuando estuvieran completamente
sus actos de trabajo o de diversión en función de toda seguros de los pasos que daban y corrieran menos
su comunidad; cada aspecto de la conducta es honra- riesgo de caer en pecado cada mes o algo por el estilo.
do en razón de su relación verificada con el único Las autoridades misioneras, comprendiendo la virtud
modelo que conoce: la vida de una aldea samoana. del avanzar con parsimonia y sumamente preocupadas
Una sociedad tan completa y estratificada como la por reconciliar la ética sexual samoana con un código
nuestra no puede confiar en desarrollar espontánea- europeo occidental, advirtieron las grandes desventajas
mente un plan de educación tan simple. De nuevo nos que había en contar con miembros solteros de la iglesia
pondremos a idear con ahínco modos de participa- que no estuvieran enclaustrados en escuelas eclesiás-
ción para los niños, y los medios de coordinar su vida ticas. Consecuentemente, lejos de presionar a la ado-
escolar con el resto de la existencia les conferirían la lescente para que medite en su alma, el pastor nativo
misma dignidad que Samoa ofrece a sus niños. le aconseja esperar hasta que sea mayor, cosa que ella
La última de las diferencias culturales que pueden cumple de buena gana.
influir sobre la estabilidad emotiva del niño es la falta Pero especialmente en el caso de nuestras Iglesias
de presión en sus elecciones importantes. Los niños protestantes, existe una marcada preferencia por el
son exhortados a aprender, a obrar, a trabajar, pero llamamiento a la juventud. La Reforma, al poner su
no a apresurarse en las elecciones que realizan. El acento sobre la elección individual, no estaba dispuesta
primer aspecto en que se hace sentir esta actitud es en a aceptar la tácita y habitual función de miembro de
la cuestión del tabú del hermano y la hermana, punto la Iglesia que constituía la norma católica, función
cardinal de modestia y decencia. Sin embargo, la etapa caracterizada por dones sacramentales adicionales, pero
son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial correspondiente.

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que no exigía una conversión brusca ni una renova-


ción del sentimiento religioso. La solución protestante
Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines

consiste en postergar la elección sólo durante el tiempo


necesario, y efectuar un profundo y dramático llama-
miento en el momento en que el niño alcanza una época
que puede ser llamada “la edad de la discreción”. Este
llamamiento se ve reforzado por la presión paterna y
social; se ordena al niño que elija ahora y con juicio.
Si bien tal posición en las Iglesias, que arranca de la
Reforma y de la atención que ésta prestó a la elección
individual, era históricamente inevitable, es lamentable
que la convención haya durado tanto. Hasta ha sido
tomada por grupos reformistas no sectarios, que con-
sideran a la adolescente como el campo más legítimo
de actividad.
En todas estas comparaciones entre la cultura sa-
moana y la norteamericana aparecen muchos puntos
útiles sólo en cuanto arrojan luz sobre nuestras pro-
pias soluciones, mientras que en otros es posible hallar
sugestiones para realizar un cambio. Envidiemos o no
una de sus soluciones a otros pueblos la actitud hacia
las nuestras debe ampliarse y ahondarse profunda-
mente mediante una consideración de la forma en que
otras culturas han enfocado los mismos problemas.
Comprendiendo que nuestras formas no son humana-
mente inevitables ni decretadas por Dios, sino que son
el fruto de una historia larga y tempestuosa, bien pode-
mos examinar a la vez todas nuestras instituciones,
puestas de relieve ante la historia de otras civilizacio-
nes, y pesarlas en la balanza, sin temer encontrarlas
defectuosas.

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