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La sexualidad en los adultos mayores

Erotismo en la vejez, motivo de bienestar para muchos

Un porcentaje considerable rompen mitos y disfrutan de la vida en esta área

Pareja baila danzón, durante una celebración para adultos mayores en el DFFoto Cristina
Rodríguez /archivo

Una pareja observa una obra en una exposición en el Palacio de Cultura Banamex, del
centro de la ciudad de MéxicoFoto Cristina Rodríguez /archivo
Ariane Díaz
Periódico La Jornada
Jueves 18 de agosto de 2011, p. 2

El ejercicio de la sexualidad durante la vejez se enfrenta al estereotipo de que las


expresiones sexuales o eróticas son propias de la juventud, lo que las cancela en automático
para otros sectores de la población. Sondeos a escala internacional indican que 53 por
ciento de los hombres y 21 por ciento de las mujeres de entre 70 y 80 años tiene relaciones
sexuales en activo.

Mientras culturas como la china consideraban hace miles de años que la relación sexual era
obligatoria hasta los 70 años, tanto para mujeres como para hombres, porque pensaban que
el sexo era favorable para la salud, actualmente prevalecen mitos como que los ancianos no
tienen deseo sexual ni capacidad para hacer el amor, que son frágiles y propensos a
lastimarse si intentan el coito, que son poco atractivos e indeseables, o que si se involucran
en actividades sexuales son perversos, entre otros, explica Julieta Jiménez, educadora
sexual de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, AC (Amssac), en su ensayo a
propósito de la sexualidad en el adulto mayor.

Eusebio Rubio-Aurioles, director general de dicha asociación, refiere que la actividad


sexual en adultos mayores ocurre en porcentajes muy altos e incluso sigue conservando
relevancia para quienes la ejercen, además de que la calidad y frecuencia de la misma no es
muy distinta de cuando se es más joven.

Estudios recientes en la materia revelan que en México alrededor de 79 por ciento de las
personas de entre 40 y 80 años de edad considera que su vida sexual es importante y que 85
por ciento afirma que la calidad de vida en ese plano es motivo de conversación con su
pareja.

De acuerdo con diversos especialistas, el Estudio Global de Actitudes y Comportamientos


Sexuales realizado por la farmacéutica Pfizer –que consultó a más de 26 mil hombres y
mujeres en 29 países de todas las regiones del mundo– es un referente que da cuenta del
ejercicio y el interés de esa población en su vida sexual.

Para Yolanda Falcón, sicoterapeuta corporal, la vejez es la última oportunidad de disfrutar


de la vida en todos los sentidos, incluida la sexualidad.

En realidad, coinciden los especialistas, existe una continuidad de dichas expresiones


eróticas, si bien hay una serie de condicionantes que las modulan, como el estado de salud
de cada persona y la presencia o no de una pareja sexual.

Ignacio Flores, ginecólogo adscrito al área de Biología de la Reproducción del Centro


Médico Nacional 20 de Noviembre del Issste, explica que la menopausia genera cambios
orgánicos importantes y afecta la esfera emocional, lo que redunda en una disminución del
deseo sexual y la frecuencia en los encuentros de este tipo.
No obstante, asegura Rubio-Aurioles, eso no significa que la capacidad de gozo y el deseo
sexual no puedan volverse a activar.

Otras causas que determinan el ejercicio de la vida sexual son la presencia de enfermedades
agresivas como diabetes o cáncer; o bien, el tratamiento para combatirlas.

Arturo Manzanilla, jefe del servicio de Urología del Hospital General de México, explica
que los efectos colaterales de tratamientos para padecimientos prostáticos (que afectan a 50
por ciento de los hombres mayores de 50 años y que aumenta en porcentaje conforme
avanza la edad), ya sean farmacológicos o quirúrgicos, van desde la disminución de la
libido hasta secuelas permanentes de disfunción eréctil.

Debido a estos cambios la sexualidad en el anciano debe considerarse en una forma amplia
e integral y eso incluye disminución en el número de coitos y aumento proporcional de
otras actividades sexuales, como aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad
emocional o masturbaciones, indica Jiménez.

Lucía Vázquez Campero, sicóloga adscrita al área de Capacitación del Instituto Nacional de
las Personas Adultas Mayores (Inapam), explica que la información juega un papel
fundamental para el ejercicio pleno de la vida erótica: Hay un desconocimiento de los
cambios fisiológicos y mitos en torno a las enfermedades. Lo ideal es acudir a un médico.

Rubio-Aurioles refiere una investigación realizada en el Reino Unido, la cual demostró –


luego de estudiar los hábitos sexuales de hombres mayores de 60 años por espacio de dos
décadas– que aquellos con una vida sexual activa (es decir, con encuentros sexuales una o
dos veces por semana) enfermaban menos del sistema cardiovascular y morían menos por
esa causa.

Para el director de Amssac, la vida erótica en la tercera edad sigue siendo importante para
ellos y tiene íntimas conexiones con el estado de bienestar, además de un efecto protector
sobre la calidad de vida.

Los factores sicosociales también juegan un papel importante. La soledad y la dificultad


para superarla debido a los prejuicios que existen en torno a encontrar una nueva pareja, en
el caso de personas viudas o separadas, es una gran barrera para la vida sexual plena a esta
edad.

El derecho a la privacidad del anciano es algo que casi no se dice. Los hijos se hacen cargo
de sus padres a costa de su propia privacidad y capacidad de gozo. La misma sociedad les
cancela la oportunidad de tener una vida íntima, considera Rubio-Aurioles.

La instructora del Inapam considera fundamental reconocer que las personas mayores
tienen las mismas necesidades interpersonales que los jóvenes y adultos.
En el caso de las parejas que permanecen unidas, Falcón refiere que la buena o mala
sexualidad depende de la armonía en la relación. Cuando hay resentimientos acumulados
por uno o ambos miembros de la pareja, la sexualidad será mediocre o dejará de existir.

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