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Kenneth J. Arrow
Es incontrovertible que el incremento en el ingreso per cápita no pueda ser explicado simplemente
por incrementos en la relación capital-labor. Anqué indudablemente ningún economista podría
haber negado el rol del avance tecnológico en el crecimiento económico, su abrumadora
importancia relativa con la formación de capital quizás solo ha sido completamente tomada en
cuenta por los importantes estudios empíricos de Abramovitz1 y Solow2. Estos resultados no
contradicen directamente el punto de vista neo-clásico de la función de la producción como una
expresión del conocimiento tecnológico. Todo lo tiene que ser agregado es el hecho obvio de que
el conocimiento está creciendo con el tiempo. Sin embargo, un punto de vista del crecimiento
económico que fuertemente depende de una variable exógena, mucho menos uno tan difícil de
medir como la cantidad de conocimiento, es difícilmente satisfactorio intelectualmente. Por un
punto de vista empírico y cuantificable, nos quedamos con el tiempo como variable explicativa. Las
proyecciones de tendencias, sin embargo deben necesariamente estar en práctica, son básicamente
confesiones de ignorancia, y, lo que es peor de un punto de vista práctico, no son variables políticas.
Me gustaría sugerir una teoría endógena de los cambios del conocimiento que subrayan los cambios
atemporales e intencionales en las funciones de producción. La adquisición de conocimiento es
llamada usualmente “aprendizaje” y tal vez debemos tomar algunas pistas de los muchos psicólogos
que han estudiado éste fenómeno (para un punto de vista conveniente, vea Hilgard)3. No pienso
que la imagen del cambio técnico como un proceso vasto y prolongado del aprendizaje acerca del
ambiente en el que operamos es de ninguna manera una analogía improbable; exactamente el
mismo fenómeno del mejoramiento en el desempeño con el tiempo está envuelto.
Desde luego, los psicólogos no están más de acuerdo que los economistas, y hay marcadas
diferencias de opinión acerca del proceso de aprendizaje. Pero una generalización empírica es tan
clara que todas las escuelas del pensamiento deben aceptarla, aunque la interpreten de diferentes
formas: El aprendizaje es el producto de la experiencia. El aprendizaje solamente puede darse
mediante el intento de resolver un problema y por lo tanto solamente toma lugar durante la
actividad. Incluso la escuela de Gestalt y otros teóricos del campo, quienes destacaron el rol de la
perspicacia en la solución de problemas (Las famosas manzanas de Köhler), tienen que asignar un
significativo rol a las experiencias previas en la modificación de la precepción del individuo.
1
Abramovitz, M., “Resorce and Output Trends in the United States Since 1870” (Mayo de 1956)
2
Solow, R. M., “Technical Change and the Aggregate Production Function”
3
Hilgard, E. R., “Theories of Learning”
Una segunda generalización que puede ser recogida de muchos de los clásicos experimentos de
aprendizaje es que el aprendizaje asociado con la repetición de esencialmente el mismo problema
está sujeto a una disminución drástica de los rendimientos. Hay un patrón de respuesta equilibrada
para cualquier estimulo dado, hacia el que el comportamiento del aprendiz tiende con la repetición.
Para tener un desempeño continuamente en crecimiento, entonces, implica que las situaciones
estímulo deben de estar evolucionando continuamente en lugar de simplemente repetitivas.
El rol de la experiencia en incrementar la productividad no ha sido pasado por alto, aunque ésta
relación tiene todavía que ser absorbida dentro del cuerpo principal de la teoría económica. Fue
visto con anterioridad por ingenieros aeronáuticos, particularmente T. P. Wright4, que el número de
horas de trabajo utilizadas en la producción de una estructura de aeronave es una función
decreciente del número total de estructuras de avión del mismo tipo producidas con anterioridad.
Esta relación se ha vuelto básica en la producción y planificación de costos de la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos de América. Hirsch5 ha mostrado la existencia de algún tipo de “curva de
aprendizaje” o “razón de progreso”, como es denominada diversamente, en la producción de otras
máquinas, aunque la razón de aprendizaje no es la misma que para las aeronaves.
Muestro aquí la hipótesis de que el cambio tecnológico en general puede ser adscrito a la
experiencia, que es la mera actividad de la producción que da lugar a problemas de los cuales
respuestas favorables son seleccionadas a través del tiempo. La evidencia hasta ahora citada, ya sea
de literatura psicológica o económica es, sin lugar a duda, solo sugestiva. El objetivo de este trabajo
es formular con mayor precisión la hipótesis y sacar de ella un número de implicaciones
tecnológicas. Esto debe permitir a la hipótesis y sus consecuencias, el ser confrontadas con mayor
facilidad desde un medio empírico.
4
Wright, T. P., “Factors Affecting the Cost of Airplanes”
5
Hirsh, W. Z., “Firm Progress Radios”
6
Verdoorn, P. J., “Complementary and Long.-Range Projections”
7
Lundberg, E. “Produktivitet och räntabilitet