Bernart de Ventadorn
TANT AI MO COR PLE DE JOYA
I
Tant ai mo cor ple de joya,
tot me desnatura.
Flor blancha, vermelh’e groya
me par la frejura,
cab lo ven et ab la ploya
me creis l’aventura,
per que mos pretz mont’e poya
e mos chans melhura.
Tant ai al cor d’amor
de joi e de doussor
per que l gels me sembla flor
e la neus verdura.
II
Anar posc ses vestidura
nutz en ma chamiza,
car fin’amors m’asegura
de la freja biza.
Mas es fols qui ‘s desmezura,
e no’s te de guiza,
per qu’eu ai pres de me cura,
deis qu’agui enquiza
la plus bela d’amor,
don aten tan d’onor,
car en loc de sa ricor
non volh aver Piza.
III
De s’amistat me reciza!
mas be n’ai fiansa,
que sivals eu n’ai conquiza
la bela semblansa;
et ai ne a ma deviza
tan de benanansa
que j’al jorn quel’aurai viza,
non aurai pesanza.
Mo cor ai pres d’Amor,
que l’esperitz lai cor,
mas lo cors es sai, alhor,
lonh de leis, en França.
IV
Eu n’ai la bon’esperansa.
Mas petit m’aonda,
C’atressi·m ten en balansa
Tengo mi corazoó n tan lleno de alegríóa,
[que] todo me lo transfigura.
flor blanca, roja y amarilla,
me parece el fríóo,
pues con el viento y con la lluvia
me crece la ventura;
por lo que mi meó rtio aumenta y sube
y mi canto mejora.
Tanto amor tengo en el corazoó n,
[tanta] alegríóa y dulzura,
que el hielo me parece flor
y la nieve verdor.
Puedo ir sin vestido,
desnudo en mi camisa,
pues leal amor me inmuniza
contra la fríóa brisa.
Pero es loco el que se desmesura,
y no se mantiene de modo conveniente
por ello tomeó co¡uidado conmigo mismo,
desde que hube requerido
a la maó s bella de amor,
de la que espero tanto onor,
que en lugar de su riqueza
no quiero tener a Pisa.
Me aparta de su querer;
pero tengo confianza,
porque por lo menos he conquistado
el hermoso semblante;
y al separarme de ella siento
tanta felicidad,
que el díóa en que la vea,
no sentireó pesadumbre.
Mi corazoó n estaó cerca de Amor,
y mi espíóritu corre hacia eó l;
pero el cuerpo estaó aquíó, en otra parte,
Lejos de ella, en Francia.
Tengo buena esperanza.
Pero de poco me sirve,
pues asíó me balancea
 com la naus en l’onda.
Del mal pes que·m desenansa,
no sai on m’esconda.
Tota noih me vir’e·m lansa
desobre l’esponda:
plus trac pena d’amor
de Tristan, l’amador,
que·n sofri manhta dolor
per Izeut la blonda.
V
Ai Deus! Car no sui ironda,
que voles per l’aire,
e vengues de noih prionda
lai dins so repaire?
Bona domna jauzionda,
mor se·l vostr’amaire!
Paor ai que·l cors me fonda,
s’aissi·m dura gaire.
Domna, per vostr’amor
jonh las mas et ador!
Gens cors ab frescha color,
gran mal me faitz traire!
VI
Qu’el mon non a nul afaire,
don eu tan cossire,
can de leis au re retraire,
que mo cor no i vire,
e mo semblan no·m n’esclaire,
que que·m n’aujatz dire,
sic’ades vos er vejaire
c’ai talan de rire.
Tan l’am de bon ‘amor
que manhtas vetz en plor
per o que melhor sabor
m’en an li sospire.
VII
Messatgers, vai e cor
e di·m a la gensor
la pena e la dolor
que·n trac, e·l martire.
como la nave en la ola
De la pesadilla que me desazona,
no seó doó nde refugiarme.
Me da vueltas toda la noche
y me sacude al borde la cama
padezco ma´s pena de amor
que Tristaó n, el enamorado,
que sufrioó tanto dolor
por la rubia Iseut.
¡Ay, Dios! ¿Por queó no sereó golondrina
que volase por el aire,
y fuese, de noche profunda
allíó, dentro de su morada?
Excelente senñ ora placentera,
¡se muere vuestro enamorado!
Tengo miedo de que se me funda el corazoó n,
si todo ello me dura mucho.
Senñ ora, por vuestro amor
Junto las manos y adoro.
¡Cuerpo gentil de fresco color,
queó dolor me haceó is sufrir!
Nada existe en el mundo
que me preocupe tanto que,
cuando oigo decir algo de ella,
el corazoó n no me deó un vuelco
y el semblante no se me ilumine;
cualquiera cosa que me oigaó is decir
os pareceraó siempre
que tengo ganas de risa.
Tanto la quiero de buen amor,
que muchas veces lloro,
porque mejor sabor
tienen para míó los suspiros.
Mensajero, ve y corre,
y di de mi parte a la maó s gentil
la pena y el dolor
que sufro, y el martirio.
Guilhem de Peitieu
AB LA DOLCHOR DEL TEMPS NOVEL
I
Ab la dolchor del temps novel
foillo li bosc, e li aucel
chanton, chascus en lor lati,
segon lo vers del novel chan:
adonc esta ben c’om s’aisi
d’acho dont hom a plus talan.
II
De lai don plus m’es bon e bel
no vei mesager ni sagel.
per que mos cors non dorm ni ri
ni no m’aus traire adenan
tro qu’eu sacha ben de la fi,
s’el’es aissi com eu deman.
III
La nostr’amor va enaissi
com la brancha de l’albespi,
qu’esta sobre l’arbr’en creman,
la nuoit, ab la ploi’ez al gel,
tro l’endeman, que·l sols s’espan,
per la fueilla vert el ramel.
IV
Enquer me menbra d’un mati
que nos fezem de guerra fi
e que·m donet un don tan gran:
sa drudari’e son anel.
Enquer me lais Dieus viure tan
qu’aia mas mans soz son mantel!
V
Qu’eu non ai soing d’estraing lati
que·m parta de mon Bon Vezi;
qu’eu sai de paraulas com van,
ab un breu sermon que s’espel:
que tal se van d’amor gaban,
nos n’avem la pessa e·l coutel.
Con la dulzura del tiempo nuevo
los bosques se llenan de hojas, y los paó jaros
cantan, cada uno en su latíón,
seguó n el verso del nuevo canto.
Entonces conviene que cada cual
se provea de aquello que maó s anhela.
Del lugar que considero maó s bueno y bello
no veo [llegar] mensajero ni misiva.
por lo que mi corazoó n no duerme ni ríóe
y no me atrevo a seguir adelante
hasta que sepa bien si el resultado
seraó tal como lo quiero.
A nuestro amor le ocurre
como a la rama del blancoespino,
que estaó en el aó rbol temblando,
en la noche, por la lluvia y el hielo,
hasta que al díóa siguiente el sol se extiende
por las hojas verdes en el ramaje.
Auó n me acuerdo de una manñ ana
en que dimos fin a la guerra,
y que me otorgoó una gran daó diva:
su amor y su anillo.
¡Ojalaó Dios me deje vivir
Hasta que ponga las manos bajo su manto!
No me preocupa queó extranñ o latíón
me separe de mi Buen Vecino,
porque seó el alcance que tienen las palabras
que se difunden en un breve discurso.
Vayan otros envanecieó ndose se su amor:
Nosotros tenemos la pieza y el cuchillo.
Peire Vidal
AB L’ALEN TIR VAS ME L’AIRE
I
Ab l’alen tir vas me l’aire
qu’ieu sen venir de Proensa;
Tot quant es de lai m’agensa,
si que, quan n’aug ben retraire,
ieu m’o escout en rizen
e·n deman per un mot cen:
tan m’es bel quan n’aug ben dire.
II
Qu’om no sap tan dous repaire
cum de Roser tro c’a Vensa,
si cum clau mars e Durensa,
ni on tant fins jois s’esclaire.
Per qu’entre la franca gen
ai laissat mon cor jauzen
ab lieis que fa·ls iratz rire.
III
Qu’om no pot lo jorn mal traire
qu’aja de lieis sovinensa,
qu’en liei nais jois e comensa.
E qui qu’en sia lauzaire,
de ben qu’en diga, no i men;
que·l mielher es ses conten
e·l genser qu’el mon se mire.
IV
E s’ieu sai ren dir ni faire,
Ilh n’aia·l grat, que sciensa
m’a donat e conoissensa,
per qu’ieu sui gais e chantaire.
E tot quan fauc d’avinen
ai del sieu bell cors plazen
neis quan de bon cor consire.
Con el aliento aspiro el aire
que siento venir de Provenza.
Me gusta todo lo que es de allíó,
de modo que, cuando oigo elogiarla,
lo escucho sonriendo
y por cada palabra pido ciento:
tanto me agrada oíór hablar bien de allíó.
No se conoce tan dulce morada
como [la que se extiende] del Roó dano hasta Vensa
y que cierran el mar y Durensa,
ni donde resplandezca tan pura alegríóa.
Asíó que entre la franca gente
he dejado mi gozoso corazoó n
con aquella que hace sonreíór a los afligidos.
Nadie puede penar el díóa
que la recuerde,
pues en ella nace y empieza la alegríóa.
Quienquiera que la alabe,
por bien que diga de ella no miente,
pues, sin disputa, es la mejor
y la maó s gentil que se mira en el mundo.
Y si yo seó decir y hacer algo,
sea el meó rito para ella, que ciencia
me ha dado y conocimiento,
gracias a lo que soy alegre y cantador.
Y todo lo bueno que hago
lo debo a su hermoso cuerpo lleno de gracia
incluso cuando medito con buen corazoó n.